Juan Manuel
El Conde Lucanor

Anteprologo

Este libro fizo don Johan, fijo del muy noble infante don Manuel, deseando que los omnes fiziessen en este mundo tales obras que les fuessen aprovechosas de las onras et de las faziendas et de sus estados, et fuessen mas allegados a la carrera porque pudiessen salvar las almas. Et puso en él los enxiemplos mas aprovechosos que él sopo de las cosas que acaesçieron, porque los omnes puedan fazer esto que dicho es. Et seria maravilla si de cualquier cosa que acaezca a cualquier omne, non fallare en este libro su semejança que acaesçio a otro.

Et porque don Johan vio et sabe que en los libros contesçe muchos yerros en los trasladar, porque las letras semejan unas a otras, cuidando por la una letra que es otra, en escriviéndolo, mudasse toda la razon et por aventura confondesse, et los que después fallan aquello escripto ponen la culpa al que fizo el libro; et porque don Johan se reçelo desto, ruega a los que leyeren cualquier libro que fuere trasladado del que él compuso, o de los libros que él fizo, que si fallaren alguna palabra mal puesta, que non pongan la culpa a él, fasta que bean el libro mismo que don Johan fizo, que es emendado, en muchos logares, de su letra. Et los libros que él fizo son éstos, que él a fecho fasta aqui: la Cronica abreviada, el Libro de los sabios, el Libro de la cavalleria, el Libro del infante, el Libro del cavallero et del escudero, el Libro del Conde, el Libro de la caça, el Libro de los engeños, el Libro de los cantares. Et estos libros estan en el monesterio de los fraires predicadores que él fizo en Peñafiel. Pero, desque vieren los libros que él fizo, por las menguas que en ellos fallaren, non pongan la culpa a la su entençion, mas ponganla a la mengua del su entendimiento, porque se atrevio a se entremeter a fablar en tales cosas. Pero Dios sabe que lo fizo por entençion que se aprovechassen de lo que él diria las gentes que non fuessen muy letrados nin muy sabidores. Et por ende, fizo todos los sus libros en romançe, et esto es señal çierto que los fizo para los legos et de non muy grand saber como lo él es. Et de aqui adelante, comiença el prologo del Libro de los Enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio.

Prologo

En el nombre de Dios: amén. Entre muchas cosas estrañas et marabillosas que nuestro Señor Dios fizo, tovo por bien de fazer una muy marabillosa; ésta es que de cuantos omnes en el mundo son, non a uno que semeje a otro en la cara; ca como quier que todos los omnes an essas mismas cosas en la cara los unos que los otros, pero las caras en si mismas non semejan las unas a las otras. Et pues en las caras, que son tan pequeñas cosas, ha en ellas tan grant departimiento, menor marabilla es que aya departimiento en las voluntades et en las entenciones de los omnes. Et assi fallaredes que ningun omne non se semeja del todo en la voluntad nin en la entençion con otro. Et fazervos he algunos enxiemplos porque lo entendades mejor.

Todos los que quieren et desean servir a Dios, todos quieren una cosa, pero non lo sirven todos en una manera; que unos le sirven en una manera et otros en otra. Otrosi, los que sirven a los señores, todos los sirven, mas non los sirven todos en una manera. Et los que labran et crian et trebejan et caçan et fazen todas las otras cosas, todos las fazen, mas non las entienden nin las fazen todos en una manera. Et asi, por este exienplo, et por otros que serién muy luengos de dezir, podedes entender que, como quier que los omnes todos sean omnes et todos ayan voluntades et entençiones, que atan poco como se semejan en las caras, tan poco se semejan en las entençiones et en las voluntades; pero todos se semejan en tanto que todos usan et quieren et aprenden mejor aquellas cosas de que se mas pagan que las otras. Et porque cada omne aprende mejor aquello de que se mas paga, por ende el que alguna cosa quiere mostrar a otro, dévegelo mostrar en la manera que entendiere que sera mas pagado el que la ha de aprender. Et porque a muchos omnes las cosas sotiles non les caben en los entendimientos, porque non las entienden bien, non toman plazer en leer aquellos libros, nin aprender lo que es escripto en ellos. Et porque non toman plazer en ello, non lo pueden aprender nin saber asi como a ellos cumplia.

Por ende, yo, don Johan, fijo del infante don Manuel, adelantado mayor de la frontera et del regno de Murçia, fiz este libro compuesto de las mas apuestas palabras que yo pude, et entre las palabras entremeti algunos exiemplos de que se podrian aprovechar los que los oyeren. Et esto fiz segund la manera que fazen los fisicos, que quando quieren fazer alguna melizina que aproveche al figado, por razon que naturalmente el figado se paga de las cosas dulçes, mezclan con aquella melezina que quieren melezinar el figado açucar o miel o alguna cosa dulçe; et por el pagamiento que el figado a de la cosa dulçe, en tirandola para si, lieva con ella la melezina quel' a de aprovechar. Et esso mismo fazen a cualquier miembro que aya mester alguna melezina, que sienpre la dan con alguna cosa que naturalmente aquel mienbro la aya de tirar a si. Et a esta semejança, con la merçed de Dios, sera fecho este libro, et los que lo leyeren si por su voluntad tomaren plazer de las cosas provechosas que ý fallaren, sera bien; et aun los que lo tan bien non entendieren, non podran escusar que, en leyendo el libro, por las palabras falagueras et apuestas que en él fallaran, que non ayan a leer las cosas aprovechosas que son ý mezcladas, et aunque ellos non lo deseen aprovecharse an dellas, asi como el figado et los otros miembros dichos se aprovechan de las melezinas que son mezcladas con las cosas de que se ellos pagan. Et Dios, que es complido et complidor de todos los buenos fechos, por la su merçed et por la su piadat, quiera que los que este libro leyeren, que se aprovechen de'l a serviçio de Dios et para salvamiento de sus almas et aprovechamiento de sus cuerpos; asi como El sabe que yo, don Johan, lo digo a essa entencion. Et lo que ý fallaren que non es tan bien dicho, non pongan la culpa a la mi entençion, mas ponganla a la mengua del mio entendimiento. Et si alguna cosa fallaren bien dicha o aprovechosa, gradéscanlo a Dios, ca El es aquél por quien todos los buenos dichos et fechos se dizen et se fazen.

Et pues el prologo es acabado, de aqui adelante començaré la manera del libro, en manera de un grand señor que fablava con un su consegero. Et dizian al señor conde Lucanor, et al consegero, Patronio.

Exemplo I

De lo que contesçio a un rey con un su privado

Acaescio una vez que el conde Lucanor estava fablando en su poridat con Patronio, su consegero, et dixol':

-Patronio, a mi acaesçio que un muy grande omne et mucho onrado, et muy poderoso, et que da a entender que es ya cuanto mio amigo, que me dixo pocos dias ha, en muy grant poridat, que por algunas cosas quel'acaesçieran, que era su voluntad de se partir desta tierra et non tornar a ella en ninguna manera, et que por el amor et grant fiança que en mi avia, que me queria dexar toda su tierra: lo uno vendido, et lo al, comendado. Et pues esto quiere, seméjame muy grand onra et grant aprovechamiento para mi; et vos dezitme et consejadme lo que vos paresce en este fecho.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, vien entiendo que el mio consejo non vos faze grant mengua, pero vuestra voluntad es que vos diga lo que en esto entiendo, et vos conseje sobre ello, fazerlo he luego. Primeramente, vos digo que esto que aquél que cuidades que es vuestro amigo vos dixo, que non lo fizo sinon por vos provar. Et paresçe que vos conteçio con él como contençio a un rey con un su privado.

El conde Lucanor le rogo quel' dixiese como fuera aquello.

-Señor -dixo Patronio-, un rey era que avia un privado en que fiava mucho. Et porque non puede seer que los omnes que alguna buena andança an que algunos otros non ayan envidia dellos, por la privança et bien andança que aquel su privado avia, otros privados daquel rey avian muy grant envidia et trabajavanse del' buscar mal con el rey, su señor. Et como quier que muchas razones le dixieron, nunca pudieron guisar con el rey quel' fiziese ningun mal, nin aun que tomase sospecha nin dubda de'l, nin de su serviçio. Et de que vieron que por otra manera non pudieron acabar lo que querian fazer, fizieron entender al rey que aquel su privado que se trabajava de guisar porque él muriese, et que un fijo pequeño que el rey avia, que fin-case en su poder, et de que él fuese apoderado de la tierra que guissaria como muriese el mozo et que fincaria él señor de la tierra. Et como quier que fasta entonce non pudieran poner en ninguna dubda al rey contra aquel su privado, de que esto le dixieron, non lo pudo sofrir el coraçon que non tomase de'l reçelo. Ca en las cosas en que tan grant mal ha, que se non pueden cobrar si se fazen, ningun omne cuerdo non deve esperar ende la prueva. Et por ende, desque el rey fue caido en esta dubda et sospecha, estava con grant reçelo, pero non se quiso mover en ninguna cosa contra aquel su privado fasta que desto sopiese alguna verdat.

Et aquellos otros que buscavan mal a aquel su privado dixiéronle una manera muy engañosa en como podria provar que era verdat aquello que ellos dizian, et enformaron bien al rey en una manera engañosa, segund adelante oidredes, como fablase con aquel su privado. Et el rey puso en su coraçon de lo fazer, et fizolo.

Et estando a cabo de algunos dias el rey fablando con aquel su privado, entre otras razones muchas que fablaron, començol' un poco a dar a entender que se despagava mucho de la vida deste mundo et quel' paresçia que todo era vanidat. Et entonçe non le dixo mas. Et después, a cabo de algunos dias, fablando otra vez con el aquel su privado, dandol' a entender que sobre otra razon començava aquella fabla, tornol' a dezir que cada dia se pagava me-nos de la vida deste mundo et de las maneras que en él veia. Et esta razon le dixo tantos dias et tantas vegadas, fasta que el privado entendio que el rey non tomava ningun plazer en las onras deste mundo, nin en las riquezas, nin en ninguna cosa de los vienes nin de los plazeres que en este mundo avié. Et desque el rey entendio que aquel su privado era vien caido en aquella entençion, dixol' un dia que avia pensado de dexar el mundo et irse desterrar a tierra do non fuesse conosçido, et catar algun lugar extraño et muy apartado en que fiziese penitençia de sus pecados. Et que por aquella manera, pensava que le avria Dios merced de'l et podria aver la su gracia porque ganase la gloria del Paraiso.

Cuando el privado del rey esto le oyo dezir, estrañogelo mucho, deziéndol' muchas maneras porque lo non devia fazer. Et entre las otras, dixol' que si esto fiziese, que faria muy grant deserviçio a Dios en dexar tantas gentes como avia en el su regno, que tenia él vien mantenidas en paz et en justiçia, et que era çierto que luego que él dende se partiese, que avria entrellos muy gran bolliçio et muy grandes contiendas, de que tomaria Dios muy grant deserviçio et la tierra muy grant dapño, et cuando por todo esto non lo dexase, que lo devia dexar por la reina, su muger, et por un fijo muy pequeñuelo que dexava: que era çierto que serian en muy grant aventura, tanbién de los cuerpos, como de las faziendas.

A esto respondio el rey que, ante que él pusiesse en toda guisa en su voluntad de se partir de aquella tierra, penso él la manera en como dexaria recabdo en su tierra porque su muger et su fijo fuessen servidos et toda su tierra guardada; et que la manera era ésta: que vien sabia él que el rey le avia criado et le avia fecho mucho bien et quel' fallara sienpre muy leal, et quel' serviera muy bien et muy derechamente, et que por estas razones, fiava en él mas que en omne del mundo, et que tenia por bien del' dexar la muger et el fijo en su poder, et entergarle et apoderarle en todas las fortalezas et logares del regno, porque ninguno non pudiese fazer ninguna cosa que fuese deserviçio de su fijo; et si el rey tornase en algun tiempo, que era çierto que fallaria muy buen recabdo en todo lo que dexase en su poder; et si por aventura muriese, que era çierto que serviria muy bien a la reina, su muger, et que criaria muy bien a su fijo, et quel' ternia muy bien guardado el su regno fasta que fuese de tiempo que lo pudiese muy bien governar; et asi, por esta manera, tenia que dexava recabdo en toda su fazienda.

Cuando el privado oyo dezir al rey que queria dexar en su poder el reino et el fijo, como quier que lo non dio a entender, plogol' mucho en su coraçon, entendiendo que pues todo fincava en su poder, que podria obrar en ello como quisiese.

Este privado avia en su casa un su cativo que era muy sabio omne et muy grant filosofo. Et todas las cosas que aquel privado del rey avia de fazer, et los consejos que'l avia a dar, todo lo fazia por consejo de aquel su cativo que tenia en casa.

Et luego que el privado se partio del rey, fuese para aquel su cativo, et contol' todo lo quel' conteçiera con el rey, dandol' a entender, con muy grant plazer et muy grand alegria, cuanto de buena ventura era, pues el rey le queria dexar todo el reino et su fijo et su poder.

Cuando el filosofo que estava cativo oyo dezir a su señor todo lo que avia pasado con el rey, et como el rey entendiera que queria él tomar en poder a su fijo et al regno, entendio que era caido en grant yerro, et començolo a maltraer muy fieramente, et dixol' que fuese çierto que era en muy grant peligro del cuerpo et de toda su fazienda, ca todo aquello que'l rey le dixiera, non fuera porque el rey oviese voluntad de lo fazer, sinon que algunos quel' querian mal avian puesto al rey quel' dixiese aquellas razones por le provar, et pues entendiera el rey quel' plazia, que fuesse çierto que tenia el cuerpo et su fazienda en muy grant peligro.

Cuando el privado del rey oyo aquellas razones, fue en muy gran cuita, ca entendio verdaderamente que todo era asi como aquel su cativo le avia dicho. Et desque aquel sabio que tenia en su casa le vio en tan grand cuita, consejol' que tomase una manera como podrié escusar de aquel peligro en que estava.

Et la manera fue ésta: luego, aquella noche, fuese raer la cabeça et la barba, et cato una vestidura muy mala et toda apedaçada, tal cual suelen traer estos omnes que andan pidiendo las limosnas andando en sus romerias, et un vordon et unos çapatos rotos et bien ferrados, et metio entre las costuras de aquellos pedaços de su vestidura una grant cuantia de doblas. Et ante que amaniçiese, fuese para la puerta del rey, et dixo a un portero que ý fallo que dixiese al rey que se levantase porque se pudiesen ir ante que la gente despertasse, ca él alli estava esperando; et mandol' que lo dixiese al rey en grant poridat. Et el portero fue muy marabillado cuandol' vio venir en tal manera, et entro al rey et dixogelo asi como aquel su privado le mandara. Desto se marabillo el rey, et mando quel' dexase entrar.

Desque lo vio como vinia, preguntol' por qué fiziera aquello. El privado le dixo que bien sabia comol' dixiera que se queria ir desterrar, et pues él asi lo queria fazer, que nunca quisiese Dios que él desconosçiesse cuanto bien le feziera; et que asi como de la onra et del bien que el rey obiera tomara muy grant parte, que asi era muy grant razon que de la lazeria et del desterramiento que el rey queria tomar, que él otrosi tomase ende su parte. Et pues el rey non se dolia de su muger et de su fijo et del regno et de lo que aca dexava, que non era razon que se doliese él de lo suyo, et que iria con él, et le serviria en manera que ningun omne non gelo pudiese entender, et que aun él levava tanto aver metido en aquella su vestidura, que les avondaria asaz en toda su vida, et que, pues que a irse avian, que se fuesen ante que pudiesen ser conosçidos.

Cuando el rey entendio todas aquellas cosas que aquel su privado le dizia, tovo que gelo dizia todo con lealtad, et gradeçiogelo mucho, et contol' toda la manera en como oviera a seer engañado et que todo aquello le fiziera el rey por le provar. Et asi oviera a seer aquel privado engañado por mala cobdiçia, et quisol' Dios guardar, et fue guardado por consejo del sabio que tenia cativo en su casa.

Et vos, señor conde Lucanor, a menester que vos guardedes que non seades engañado déste que tenedes por amigo; ca çierto sed que esto que vos dixo que non lo fizo sinon por provar qué es lo que tiene en vos. Et conviene que en tal manera fabledes con él, que entienda que queredes toda su pro et su onra, et que non avedes cobdiçia de ninguna cosa de lo suyo; ca si omne estas dos cosas non guarda a su amigo, non puede durar entre ellos el amor luengamente.

El conde se fallo por bien aconsejado del consejo de Patronio, su consejero, et fizolo como él le consejara, et fallose ende bien.

Et entendiendo don Johan que estos exiemplos eran muy buenos, fizolos escribir en este libro, et fizo estos viesos en que se pone la sentençia de los exiemplos. Et los viessos dizen assi:

Non vos engañedes, nin creades que, endonado, faze ningun omne por otro su daño de grado.

Et los otros dizen assi:

Por la piadat de Dios et por buen consejo, sale omne de coita et cunple su deseo.

Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo II

De lo que contesçio a un omne bueno con su fijo

Otra vez acaesçio que el conde Lucanor fablava con Patronio, su consejero, et dixol' como estava en grant coidado et en grand quexa de un fecho que queria fazer, ca, si por aventura lo fiziese, sabia que muchas gentes le travarian en ello; et otrosi, si non lo fiziese, que él mismo entendié quel' podrian travar en ello con razon. Et dixole cual era el fecho et él rogol' quel' consejase lo que entendia que devia fazer sobre ello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, bien sé yo que vos fallaredes muchos que vos podrian consejar mejor que yo, et a vos dio Dios muy buen entendimiento, que sé que mi consejo que vos faze muy pequeña mengua; mas pues lo queredes, dezirvos he lo que ende entiendo. Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, mucho me plazeria que parasedes mientes a un exiemplo de una cosa que acaesçio una vegada a un omne bueno con su fijo.

El conde le rogo quel' dixiese que como fuera aquello. Et Patronio dixo:

-Señor, assi contesçio que un omne bueno avia un fijo; como quier que era moço segund sus dias, era asaz de sotil entendimiento. Et cada que el padre alguna cosa queria fazer, porque pocas son las cosas en que algun contrallo non puede acaesçer, dizial' el fijo que en aquello que él queria fazer, que veia él que podria acaesçer el contrario. Et por esta manera le partia de fazer algunas cosas quel' complian para su fazienda. Et vien cred que cuanto los moços son mas sotiles de entendimiento, tanto son mas aparejados para fazer grandes yerros para sus faziendas; ca an entendimiento para començar la cosa, mas non saben la manera como se puede acabar, et por esto caen en grandes yerros, si non an qui los guarde dello. Et asi, aquel moço, por la sotileza que avia del entendimiento et quel' menguava la manera de saber fazer la obra complidamente, enbargava a su padre en muchas cosas que avié de facer. Et de que el padre passo grant tiempo esta vida con su fijo, lo uno por el daño que se le seguia de las cosas que se le enbargavan de fazer, et lo al, por el enojo que tomava de aquellas cosas que su fijo le dizia, et señaladamente lo mas, por castigar a su fijo et darle exiemplo como fiziese en las cosas quel' acaesçiesen adelante, tomo esta manera segund aqui oiredes:

El omne bueno et su fijo eran labradores et moravan çerca de una villa. Et un dia que fazian ý mercado, dixo a su fijo que fuesen amos alla para comprar algunas cosas que avian mester; et acordaron de levar una vestia en que lo traxiesen. Et yendo amos a mercado, levavan la vestia sin ninguna carga et ivan amos de pie et encontraron unos omnes que vinian daquella villa do ellos ivan. Et de que fablaron en uno et se partieron los unos de los otros, aquellos omnes que encontraron conmençaron a departir ellos entre si et dizian que non les paresçian de buen recabdo aquel omne et su fijo, pues levavan la vestia descargada et ir entre amos de pie. El omne bueno, después que aquello oyo, pregunto a su fijo que quel' paresçia daquello que dizian. Et el fijo dixo que le parescia que dizian verdat, que pues la vestia iba descargada, que non era buen seso ir entre amos de pie. Et entonçe mando el omne bueno a su fijo que subiese en la vestia.

Et yendo asi por el camino, fallaron otros omnes, et de que se partieron dellos, conmençaron a dezir que lo errara mucho aquel omne bueno, porque iva él de pie, que era viejo et cansado, et el moço, que podria sofrir lazeria, iva en la vestia. Pregunto entonçe el omne bueno a su fijo que quel' paresçia de lo que aquellos dizian; et él dixol' quel' paresçia que dizian razon. Entonçes mando a su fijo que diciese de la vestia et subio él en ella.

Et a poca pieça toparon con otros, et dixieron que fazia muy desaguisado dexar el moço, que era tierno et non podria sofrir lazeria, ir de pie, et ir el omne bueno, que era usado de pararse a las lazerias, en la vestia. Estonçe pregunto el omne bueno a su fijo que quél' paresçié desto que estos dizian. Et el moço dixol' que, segund él cuidava, quel' dizian verdat. Estonce mando el omne bueno a su fijo que subiese en la vestia porque non fuese ninguno dellos de pie.

Et yendo asi, encontraron otros omnes et començaron a dezir que aquella vestia en que ivan era tan flaca que abés podria andar bien por el camino, et pues asi era, que fazian muy grant yerro ir entramos en la vestia. Et el omne bueno pregunto al su fijo que quél' semejava daquello que aquellos omnes buenos dizian; et el moço dixo a su padre quel' semejava verdat aquello. Estonçe el padre respondio a su fijo en esta manera:

-Fijo, bien sabes que cuando saliemos de nuestra casa, que amos veniamos de pie et traiamos la vestia sin carga ninguna, et tu dizias que te semejava que era bien. Et después, fallamos omnes en el camino que nos dixieron que non era bien, et mandéte yo sobir en la vestia et finqué de pie; et tu dixiste que era bien. Et después fallamos otros omnes que dixieron que aquello non era bien, et por ende desçendiste tu et subi yo en la vestia, et tu dixiste que era aquello lo mejor. Et porque los otros que fallamos dixieron que non era bien, mandéte subir en la vestia conmigo; et tu dixiste que era mejor que non fincar tu de pie et ir yo en la vestia. Et agora, estos que fallamos dizen que fazemos yerro en ir entre amos en la vestia; et tu tienes que dizen verdat. Et pues que assi es, ruégote que me digas qué es lo que podemos fazer en que las gentes non puedan travar; ca ya fuemos entramos de pie, et dixieron que non faziamos bien; et fu yo de pie et tu en la vestia, et dixieron que erravamos; et fu yo en la vestia et tu de pie, et dixieron que era yerro; et agora imos amos en la vestia, et dizen que fazemos mal. Pues en ninguna guisa non puede ser que alguna destas cosas non fagamos, et ya todas las fiziemos, et todos dizen que son yerro; et esto fiz yo porque to-masses exiemplo de las cosas que te acaesçiessen en tu fazienda; ca çierto sey que nunca faras cosa de que todos digan bien: ca si fuere buena la cosa, los malos et aquellos que se les non sigue pro de aquella cosa, diran mal della; et si fuere la cosa mala, los buenos, que se pagan del bien, non podrian decir que es bien el mal que tu feziste. Et por ende, si tu quieres fazer lo mejor et mas a tu pro, cata que fagas lo mejor et lo que entendieres que te cumple mas, et sol que non sea mal, non dexes de lo fazer por reçelo de dicho de las gentes; ca çierto es que las gentes a lo demas siempre fablan en las cosas a su voluntad, et non catan lo que es mas a su pro.

-Et vos, conde Lucanor, señor, en esto que me dezides que queredes fazer et que reçelades que vos travaran las gentes en ello, et si non lo fazedes, que esso mismo faran, pues me mandades que vos conseje en ello, el mi consejo es éste: que ante que començedes el fecho, que cuidedes toda la pro

o el dapño que se vos puede ende seguir, et que non vos fiedes en vuestro seso et que vos guardedes que vos non engañe la voluntad, et que vos consejedes con los que entendiéredes que son de buen entendimiento et leales et de buena poridat. Et si tal consejero non fallaredes, guardat que vos non arrebatedes a lo que oviéredes a fazer, a lo menos fasta que passe un dia et una noche, si fuere cosa que se non pierda por tiempo. Et de que estas cosas guardaredes en lo que oviéredes de fazer, et lo fallaredes que es bien et vuestra pro, conséjovos yo que nunca lo dexedes de fazer por reçelo de lo que las gentes podrian dello dezir.

El conde tovo por buen consejo lo que Patronio le consejava. El fizolo assi, et fallose ende bien.

Et cuando don Johan fallo este exiemplo, mandolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos en que esta avreviadamente toda la sentençia deste exiemplo. Et los viessos dizen asi:

Por dicho de las gentes, sol que non sea mal,

al pro tenet las mientes, et non fagades al.

Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo tercero

Del salto que fizo el rey Richalte de Inglaterra en la mar contra los moros

Un dia se aparto el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et dixol' asi:

-Patronio, yo fio mucho en el vuestro entendimiento, et sé que lo que vos non entendiéredes, o a lo que non pudiéredes dar consejo, que non a ningun otro omne que lo pudiese açertar; por ende, vos ruego que me consejedes lo mejor que vés entendiérdes en lo que agora vos diré:

Vos sabedes muy bien que yo non so ya muy mançebo, et acaesçiome assi: que desde que fui nasçido fasta agora, que siempre me crié et visqué en muy grandes guerras, a vezes con cristianos et a vezes con moros, et lo demas sienpre lo ove con reys, mis señores et mis vezinos. Et cuando lo ove con cristianos, como quier que sienpre me guardé que nunca se levantase ninguna guerra a mi culpa, pero non se podia escusar de tomar muy grant daño muchos que lo non meresçieron. Et lo uno por esto, et por otros yerros que yo fiz contra nuestro señor Dios, et otrosi, porque veo que por omne del mundo, nin por ninguna manera, non puedo un dia solo ser seguro de la muerte, et so çierto que naturalmente, segund la mi edat, non puedo vevir muy luengamente, et sé que he de ir ante Dios, que es tal juez de que non me puedo escusar por palabras nin por otra manera, nin puedo ser jubgado sinon por las buenas obras o malas que oviere fecho; et sé que si por mi desaventura fuere fallado en cosa por que Dios con derecho aya de ser contra mi, sé çierto que en ninguna manera non pudié escusar de ir a las penas del Infierno en que sin fin avré a fincar, et cosa del mundo non me podia ý tener pro, et si Dios me fiziere tanta merçed porque El falle en mi tal meresçimiento, porque me deva escoger para ser compañero de los sus siervos et ganar el Paraiso, sé por çierto que a este bien et a este plazer et a esta gloria, non se puede comparar ningun otro plazer del mundo. Et pues este bien et este mal tan grande non se cobra sinon por las obras, ruégovos que, segund el estado que yo tengo, que cuidedes et me consejedes la manera mejor que entendiéredes porque pueda fazer emienda a Dios de los yerros que contra El fiz, et pueda aver la su gracia.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, mucho me plaze de todas estas razones que avedes dicho, et señaladamente porque me dixiestes que en todo esto vos consejase segund el estado que vos tenedes, ca si de otra guisa me lo dixiéredes, bien cuidaria que lo dixiéredes por me provar segund la prueva que el rey fezo a su privado que vos conté el otro dia en el exiemplo que vos dixe; mas plazeme mucho porque dezides que queredes fazer emienda a Dios de los yerros que fiziestes, guardando vuestro estado et vuestra onra; ca çiertamente, señor conde Lucanor, si vos quisiéredes dexar vuestro estado et tomar vida de orden o de otro apartamiento, non podriades escusar que vos non acaesciesçen dos cosas: la primera, que seriades muy mal judgado de todas las gentes, ca todos dirian que lo faziades con mengua de coraçon et vos despagavades de bevir entre los buenos; et la otra es que seria muy grant marabilia si pudiésedes sofrir las asperezas de la orden, et si después la oviésedes a dexar o bevir en ella, non la guardando como deviades, seervos ia muy grant daño para'l alma et grant verguença et grant denuesto para'l cuerpo et para el alma et para la fama. Mas pues este bien queredes fazer, plazerme ia que sopiésedes lo que mostro Dios a un hermitaño muy sancto de lo que avia de conteçer a él et al rey Richalte de Englaterra.

El conde Lucanor le rogo quel' dixiese que como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, un hermitaño era omne de muy buena vida, et fazia mucho bien, et sufria grandes trabajos por ganar la gracia de Dios. Et por ende, fizol' Dios tanta merçed quel' prometio et le aseguro que avria la gloria de Paraiso. El hermitaño gradesçio esto mucho a Dios; et seyendo ya desto seguro, pidio a Dios por merçed quel' mostrasse quién avia de seer su compañero en Paraiso. Et como quier que el Nuestro Señor le enviase dezir algunas vezes con el angel que non fazia bien en le demandar tal cosa, pero tanto se afinco en su petiçion, que tovo por bien nuestro señor Dios del' responder, et enviole dezir por su angel que el rey Richalte de Inglaterra et él serian compañones en Paraiso.

Desta razon non plogo mucho el hermitaño, ca él conosçia muy bien al rey et sabia que era omne muy guerrero et que avia muertos et robados et deseredados muchas gentes, et sienpre le viera fazer vida muy contralla de la suya, et aun, que paresçia muy alongado de la carrera de salvacion; et por esto estava el hermitaño de muy mal talante.

Et desque nuestro señor Dios lo vio asi estar, enviol' dezir con el su angel que non se quexase nin se marabillase de lo quel' dixiera, ca çierto fuesse que mas serviçio fiziera a Dios et mas meresçiera el rey Richalte en un salto que saltara, que el hermitaño en cuantas buenas obras fiziera en su vida.

El hermitaño se marabillo ende mucho, et preguntol' como podia esto seer.

Et el angel le dixo que sopiese que el rey de Françia et el rey de Inglaterra et el rey de Navarra pasaron a Ultramar. Et el dia que llegaron al puerto, yendo todos armados para tomar tierra, bieron en la ribera tanta muchedumbre de moros, que tomaron dubda si podrian salir a tierra. Estonçe el rey de Françia envio dezir al rey de Inglaterra que viniese a aquella nave a do él estava et que acordarian como avian de fazer. Et el rey de Inglaterra, que estava en su cavallo, cuando esto oyo, dixo al mandadero del rey de Françia quel' dixiese de su parte que bien sabia que él avia fecho a Dios muchos enojos et muchos pesares en este mundo et que sienpre le pidiera merçed quel' traxiese a tiempo quel' fiziese emienda por el su cuerpo, et que, loado a Dios, que veia el dia que él deseava mucho; ca si alli muriese, pues avia fecho la emienda que pudiera ante que de su tierra se partiesse, et estava en verdadera penitencia, que era çierto quel' avria Dios merced al alma, et que si los moros fuessen vençidos, que tomaria Dios mucho serviçio, et serian todos muy de buena ventura.

Et de que esta razon ovo dicha, acomendo el cuerpo et el alma a Dios et pidiol' merçed quel' acorriesse, et signose del signo de la sancta Cruz et mando a los suyos quel' ayudassen. Et luego dio de las espuelas al cavallo et salto en la mar contra la ribera do estavan los moros. Et como quiera que estavan cerca del puerto, non era la mar tan vaxa que el rey et el cavallo non se metiessen todos so el agua en guisa que non paresçio dellos ninguna cosa; pero Dios, asi como señor tan piadoso et de tan grant poder, et acordandose de lo que dixo en el Evangelio, que non quiere la muerte del pecador sinon que se convierta et viva, acorrio entonçe al rey de Inglaterra, librol' de muerte para este mundo et diol' vida perdurable para sienpre, et escapol' de aquel peligro del agua; et endereço a los moros.

Et cuando los ingleses vieron fazer esto a su señor, saltaron todos en la mar en pos dél et endereçaron todos a los moros. Cuando los françeses vieron esto, tovieron que les era mengua grande, lo que ellos nunca solian sofrir, et saltaron luego todos en la mar contra los moros. Et desque los vieron venir contra si, et vieron que non dubdavan la muerte, et que vinian contra ellos tan bravamente, non les osaron asperar, et dexaronles el puerto de la mar et començaron a fuir. Et desque los christianos llegaron al puerto, mataron muchos de los que pudieron alcançar et fueron muy bien andantes, et fizieron dese camino mucho serviçio a Dios. Et todo este vien vino por aquel salto que fizo el rey Richalte de Inglaterra.

Cuando el hermitaño esto oyo, plogol' ende muncho et entendio quel' fazia Dios muy grant merçed en querer que fuesse él compañero en Paraiso de omne que tal servicio fiziera a Dios, et tanto enxalçamiento en la fe catholica.

Et vos, señor conde Lucanor, si queredes servir a Dios et fazerle emienda de los enojos quel' avedes fecho, guisat que, ante que partades de vuestra tierra, emendedes lo que avedes fecho a aquellos que entendedes que feziestes algun daño. Et fazed penitençia de vuestros pecados, et non paredes mientes al hufana del mundo sin pro, et que es toda vanidat, nin creades a muchos que vos diran que fagades mucho por la valia. Et esta valia dizen ellos por mantener muchas gentes, et non catan si an de que lo pueden complir, et non paran mientes como acabaron o cuantos fincaron de los que non cataron sinon por esta que ellos llaman grant valia o como son poblados los sus solares. Et vos, señor conde Lucanor, pues dezides que queredes servir a Dios et fazerle emienda de los enojos quel' feziestes, non querades seguir esta carrera que es de ufana et llena de vanidat. Mas, pues Dios vos poblo en tierra quel' podades servir contra los moros, tan bien por mar como por tierra, fazet vuestro poder porque seades seguro de lo que dexades en vuestra tierra. Et esto fincando seguro, et aviendo fecho emienda a Dios de los yerros que fiziestes, porque estedes en verdadera penitençia, porque de los bienes que fezierdes ayades de todos meresçimiento, et faziendo esto podedes dexar todo lo al, et estar sienpre en serviçio de Dios et acabar asi vuestra vida. Et faziendo esto, tengo que ésta es la mejor manera que vos podedes tomar para salvar el alma, guardando vuestro estado et vuestra onra. Et devedes crer que por estar en servicio de Dios non morredes ante, nin bivredes mas por estar en vuestra tierra. Et si muriéredes en serviçio de Dios, biviendo en la manera que vos yo he dicho, seredes martir et muy bien aventurado, et aunque non murades por armas, la buena voluntat et las buenas obras vos faran martir, et aun los que mal quisieren dezir, non podrian; ca ya todos veyen que non dexades nada de lo que devedes fazer de cavalleria, mas queredes seer cavallero de Dios et dexades de ser cavallero del diablo et de la ufana del mundo, que es falleçedera.

Agora, señor conde, vos he dicho el mio consejo segund me lo pidiestes, de lo que yo entiendo como podedes mejor salvar el alma segund el estado que tenedes. Et semejaredes a lo que fizo el rey Richalte de Inglaterra en el sancto et bien fecho que fizo.

Al conde Lucanor plogo mucho del consejo que Patronio le dio, et rogo a Dios quel' guisase que lo pueda fazer como él lo dizia et como el conde lo tenia en coraçon.

Et veyendo don Johan que este exiemplo era bueno, mandolo poner en este libro, et fizo estos viessos en que se entiende abreviadamente todo el enxienplo. Et los viesos dizen asi:

Qui por cavallero se toviere, mas deve desear este salto, que non si en la orden se metiere,

o se ençerrasse tras muro alto.

Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo IV

De lo que dixo un genovés a su alma, cuando se ovo de morir

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, et contaval' su fazienda en esta manera:

-Patronio, loado a Dios, yo tengo mi fazienda assaz en buen estado et en paz, et he todo lo que me cumple, segund mis vezinos et mis eguales, et por aventura mas.

Et algunos conséjanme que comiençe un fecho de muy grant aventura, et yo he grant voluntad de fazer aquello que me consejan; pero por la fiança que en vos he, non lo quise començar fasta que fablase conbusco et vos rogasse que me consejasedes lo que fiziese en ello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos fagades en este fecho lo que vos mas cunple, plazerme ia mucho que sopiésedes lo que conteçio a un genués.

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

Patronio le dixo:

-Señor conde Lucanor: un genués era muy rico et muy bien andante, segund sus vezinos. Et aquel genués adolesçio muy mal, et de que entendio que non podia escapar de la muerte, fizo llamar a sus parientes et a sus amigos; et desque todos fueron con él, envio por su muger et sus fijos; et assentosse en un palaçio muy bueno donde paresçia la mar et la tierra; et fizo traer ante si todo su tesoro et todas sus joyas, et de que todo lo tovo ante si, conmenço en manera de trebejo a fablar con su alma en esta guisa:

-Alma, yo beo que tu te quieres partir de mi, et non sé por qué lo fazes; ca si tu quieres muger et fijos, bien los vees aqui delante tales de que te deves tener por pagada; et si quisieres parientes et amigos, ves aqui muchos et muy buenos et mucho onrados; et si quieres muy grant tesoro de oro et de plata et de piedras preçiosas et de joyas et de paños et de merchandias, tu tienes aqui tanto dello que te non faze mengua aver mas; et si tu quieres naves et galeas que te ganen et te trayan muy grant aver et muy grant onra, veeslas aqui, o estan en la mar que paresçe deste mi palaçio; et si quieres muchas heredades et huertas, et muy fermosas et muy delectosas, véeslas o paresçen destas finiestras; et si quieres cavallos et mulas, et aves et canes para caçar et tomar plazer, et joglares para te fazer alegria et solaz, et muy buena posada, mucho apostada de camas et de estrados et de todas las otras cosas que son ý mester; de todas estas cosas a ti non te mengua nada; et pues tu as tanto bien et non te tienes ende por pagada nin puedes sofrir el bien que tienes, pues con todo esto non quieres fincar et quieres buscar lo que non sabes, de aqui adelante ve con la ira de Dios, et sera muy nesçio qui de ti se doliere por mal que te venga.

Et vos, señor conde Lucanor, pues, loado a Dios, estades en paz et con bien et con onra, tengo que non faredes buen recabdo en abenturar esto et començar lo que dezides que vos consejan; ca por aventura estos vuestros consejeros vos lo dizen porque saben que desque en tal fecho vos ovieren metido, que por fuerça abredes a fazer lo que ellos quisieren et que avredes a seguir su voluntad desque fuéredes en el grant mester, asi como siguen ellos la vuestra agora que estades en paz. Et por aventura cuidan que por el vuestro pleito endereçaran ellos sus faziendas, lo que se les non guisa en cuanto vos vivierdes en asusiego, et conteçervos ia lo que dezia el genués a la su alma; mas, por el mi consejo, en cuanto pudierdes aver paz et assossiego a vuestra onra, et sin vuestra mengua, non vos metades en cosa que lo ayades todo aventurar.

Al conde plogo mucho del consejo que Patronio le dava. Et fizolo asi, et fallose ende bien.

Et cuando don Johan fallo este exiemplo, tovolo por bueno et non quiso fazer viessos de nuebo, sinon que puso ý una palabra que dizen las viejas en Castiella. Et la palabra dize asi:

Quien bien se siede non se lieve. Et la istoria deste exemplo es ésta que se sigue:

Exemplo quinto

De lo que contesçio a un raposo con un cuervo que tenié un pedaço de queso en el pico

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et dixol' assi:

-Patronio, un omne que da a entender que es mi amigo, me començo a loar mucho, dandome a entender que avia en mi muchos complimientos de onra et de poder et de muchas vondades. Et de que con estas razones me falago cuanto pudo, moviome un pleito, que en la primera vista, segund lo que yo puedo entender, que paresçe que es mi pro.

Et conto el conde a Patronio cual era el pleito quel' movia; et como quier que paresçia el pleito aprovechoso, Patronio entendio el engaño que yazia ascondido so las palabras fremosas. Et por ende dixo al conde:

-Señor conde Lucanor, sabet que este omne vos quiere engañar, dandovos a entender que el vuestro poder et el vuestro estado es mayor de cuanto es la verdat. Et para que vos podades guardar deste engaño que vos quiere fazer, plazerme ia que sopiésedes lo que contesçio a un cuervo con un raposo.

Et el conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, el cuervo fallo una vegada un grant pedaço de queso et subio en un arbol porque pudiese comer el queso mas a su guisa et sin reçelo et sin enbargo de ninguno. Et en cuanto el cuervo assi estava, passo el raposo por el pie del arbol, et desque vio el queso que el cuervo tenia, començo a cuidar en cual manera lo podria levar de'l. Et por ende començo a fablar con él en esta guisa:

-Don Cuervo, muy gran tiempo ha que oi fablar de vos et de la vuestra nobleza, et de la vuestra apostura. Et como quiera que vos mucho busqué, non fue la voluntat de Dios, nin la mi ventura, que vos pudiesse fallar fasta agora, et agora que vos veo, entiendo que a mucho mas bien en vos de cuanto me dizian. Et porque veades que non vos lo digo por lesonja, también como vos diré las aposturas que en vos entiendo, también vos diré las cosas en que las gentes tienen que non sodes tan apuesto. Todas las gentes tienen que la color de las vuestras péñolas et de los ojos et del pico et de los pies et de las uñas, que todo es prieto, et por que la cosa prieta non es tan apuesta como la de otra color, et vos sodes todo prieto, tienen las gentes que es mengua de vuestra apostura, et non entienden como yerran en ello mucho; ca como quier que las vuestras péñolas son prietas, tan prieta e tan luzia es aquella pretura, que torna en india, como péñolas de pavon, que es la mas fremosa ave del mundo; et como quier que los vuestros ojos son prietos, cuanto para ojos, mucho son mas fremosos que otros ojos ningunos, ca la propriedat del ojo non es sinon ver, et porque toda cosa prieta conorta el viso, para los ojos, los prietos son los mejores, et por ende son mas loados los ojos de la ganzela, que son mas prietos que de ninguna otra animalia. Otrosi, el vuestro pico et las vuestras manos et uñas son fuertes mas que de ninguna ave tanmaña como vos. Otrosi, en el vuestro buelo avedes tan grant ligereza, que vos non enbarga el viento de ir contra él, por rezio que sea, lo que otra ave non puede fazer tan ligeramente como vos. Et bien tengo que, pues Dios todas las cosas faze con razon, que non consintria que, pues en todo sodes tan complido, que oviese en vos mengua de non cantar mejor que ninguna otra ave. Et pues Dios me fizo tanta merçet que vos veo, et sé que ha en vos mas bien de cuanto nunca de vos oi, si yo pudiesse oir de vos el vuestro canto, para siempre me ternia por de buena ventura.

Et señor conde Lucanor, parat mientes que maguer que la entençion del raposo era para engañar al cuervo, que sienpre las sus razones fueron con verdat. Et set çierto que los engaños et damños mortales siempre son los que se dizen con verdat engañosa.

Et desque el cuervo vio en cuantas maneras el raposo le alabava, et como le dizia verdat en todas creo que asil' dizia verdat en todo lo al, et tovo que era su amigo, et non sospecho que lo fazia por levar de'l el queso que tenia en el pico, et por las muchas buenas razones quel' avia oido, et por los falagos et ruegos quel' fiziera porque cantase, avrio el pico para cantar. Et desque el pico fue avierto para cantar, cayo el queso en tierra, et tomolo el raposo et fuese con él; et asi finco engañado el cuervo del raposo, creyendo que avia en si mas apostura et mas complimiento de cuanto era la verdat.

Et vos, señor conde Lucanor, como quier que Dios vos fizo assaz merçet en todo, pues beedes que aquel omne vos quiere fazer entender que avedes mayor poder et mayor onra o mas vondades de cuanto vos sabedes que es la verdat, entendet que lo faze por vos engañar, et guardat vos de'l et faredes como omne de buen recabdo.

Al conde plogo mucho de lo que Patronio le dixo, et fizolo assi. Et con su consejo fue él guardado de yerro.

Et porque entendio don Johan que este exiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos, en que se entiende avreviadamente la entencion de todo este exiemplo. Et los viessos dizen asi:

Qui te alaba con lo que non es en ti, sabe que quiere levar lo que as de ti.

Et la estoria deste enxemplo es ésta que se sigue:

Exemplo VI

De lo que contesçio a la golondrina con las otras aves cuando vio sembrar el lino

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et dixol':

-Patronio, a mi dizen que unos mis vezinos, que son mas poderosos que yo, se andan ayuntando et faziendo muchas maestrias et artes con que me puedan engañar et fazer mucho damno; et yo non lo creo, nin me reçelo ende; pero por el buen entendimiento que vos avedes, quiérovos preguntar que me digades si entendedes que devo fazer alguna cosa sobresto.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que en esto fagades lo que yo entiendo que vos cumple, plazerme ia mucho que sopiésedes lo que contesçio a la golondrina con las otras aves.

El conde Lucanor le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, la golondrina vido que un omne senbrava lino, et entendio, por el su buen entendimiento, que si aquel lino nasçiesse, podrian los omnes fazer redes et lazos para tomar las aves. Et luego fuesse para las aves et fizolas ayuntar, et dixoles en como el omne senbrava aquel lino et que fuesen çiertas que si aquel lino nasçiesse, que se les seguiria ende muy grant dampno et que les consejava que ante que el lino nasçiesse que fuessen alla et que lo arrincassen. Ca las cosas son ligeras de se desfazer en el comienço et después son muy mas graves de se desfazer. Et las aves tovieron esto en poco et non lo quisieron fazer. Et la golondrina les afinco desto muchas veces, fasta que vio que las aves non se sintian desto, nin davan por ello nada, et que el lino era ya tan cresçido que las aves non lo podrian arrancar con las manos nin con los picos. Et desque esto vieron las aves, que el lino era cresçido, et que non podian poner consejo al daño que se les ende seguiria, arripintiéronse ende mucho por que ante non avian ý puesto consejo. Pero el repintimiento fue a tiempo que non podian tener ya pro.

Et ante desto, cuando la golondrina vio que non querian poner recabdo las aves en aquel daño que les vinia, fuesse para'l omne, et metiosse en su poder et gano de'l segurança para si et para su linage. Et después aca biven las golondrinas en poder de los omnes et son seguras dellos. Et las otras aves que se non quisieron guardar, tomanlas cada dia con redes et con lazos.

-Et vos, señor conde Lucanor, si queredes ser guardado deste dampno que dezides que vos puede venir, apercebitvos et ponet ý recabdo, ante que el daño vos pueda acaesçer. Ca non es cuerdo el que vee la cosa desque es acaesçida, mas es cuerdo el que por una señaleja o por un movimiento cualquier entiende el daño quel' puede venir et pone ý consejo porque nol' acaezca.

Al conde plogo esto mucho, et fizolo segund Patronio le consejo et fallose ende bien.

Et porque entendio don Johan que este enxienplo era muy bueno fizole poner en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

En el comienço deve omne partir el daño que non le pueda venir.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo VII

De lo que contesçio a una muger quel' dizién doña Truhana

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio en esta guisa:

-Patronio, un omne me dixo una razon et amostrome la manera como podria seer. Et bien vos digo que tantas maneras de aprovechamiento ha en ella que, si Dios quiere que se faga assi como me él dixo, que seria mucho mi pro; ca tantas cosas son que nasçen las unas de las otras, que al cabo es muy grant fecho ademas.

Et conto a Patronio la manera como podria seer. Desque Patronio entendio aquellas razones, respondio al conde en esta manera:

-Señor conde Lucanor, siempre oi dezir que era buen seso atenerse omne a las cosas çiertas et non a las vanas fuzas, ca muchas vezes a los que se atienen a las fuzas, contésçeles lo que contesçio a doña Truana.

Et el conde pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, una muger fue que avié nombre doña Truana et era asaz mas pobre que rica, et un dia iva al mercado et levava una olla de miel en la cabeça. Et yendo por el camino, començo a cuidar que vendria aquella olla de miel et que compraria una partida de huevos, et de aquellos huevos nazçirian gallinas et depués, de aquellos dineros que valdrian, conpraria ovejas, et assi fue comprando de las ganancias que faria, fasta que fallose por mas rica que ninguna de sus vezinas.

Et con aquella riqueza que ella cuidava que avia, asmo como casaria sus fijos et sus fijas, et como iria aguardada por la calle con yernos et con nueras, et como dizian por ella como fuera de buena ventura en llegar a tan grant riqueza, seyendo tan pobre como solia seer.

Et pensando en esto començo a reir con grand plazer que avia de la su buena andança, et, en riendo, dio con la mano en su fruente, et entonçes cayol' la olla de la miel en tierra, et quebrose. Cuando vio la olla quebrada, començo a fazer muy grant duelo, toviendo que avia perdido todo lo que cuidava que avria si la olla non le quebrara. Et porque puso todo su pensamiento por fuza vana, non se fizo al cabo nada de lo que ella cuidava.

Et vos, señor conde, si queredes que lo que vos dixieren et lo que vos cuidardes sea todo cosa çierta, cred et cuidat sienpre todas cosas tales que sean aguisadas et non fuzas dubdosas et vanas. Et si las quisierdes provar, guardatvos que non aventuredes nin pongades de lo vuestro cosa de que vos sintades por fiuza de la pro de lo que non sodes çierto.

Al conde plogo de lo que Patronio le dixo, et fizolo assi et fallose ende bien.

Et porque don Johan se pago deste exienplo, fizolo poner en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

A las cosas çiertas vos comendat et las fuizas vanas dexat.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que sigue:

Exemplo VIII

De lo que contesçio a un omne que avian de alimpiar el figado

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, et dixole assi:

-Patronio, sabet que como quier que Dios me fizo mucha merced en muchas cosas, que esto agora mucho afincado de mengua de dineros. Et como quiera que me es tan grave de lo fazer como la muerte, tengo que avié a vender una de las heredades del mundo de que he mas duelo, o fazer otra cosa que me sera grand daño como esto. Et averlo he de fazer por salir agora desta lazeria et desta cuita en que esto. Et faziendo yo esto, que es tan grant mio daño, vienen a mi muchos omnes, que sé que lo pueden muy bien escusar, et demandanme, que les dé estos dineros que me cuestan tan caros.

Et por el buen entendimiento que Dios en vos puso, ruégovos que me digades lo que vos paresçe que devo fazer en esto.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, paresçe a mi que vos contesçe con estos omnes como contesçio a un omne que era muy mal doliente.

Et el conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un omne era muy mal doliente, assi quel' dixieron los fisicos que en ninguna guisa non podia guaresçer si non le feziessen una avertura por el costado, et quel' sacassen el figado por él, et que lo lavassen con unas melezinas que avia mester, et quel' alinpiassen de aquellas cosas porque el figado estava maltrecho. Estando él sufriendo este dolor et teniendo el fisico el figado en la mano, otro omne que estava ý çerca de'l començo de rogarle quel' diesse de aquel figado para un su gato.

Et vos, señor conde Lucanor, si queredes fazer muy grand vuestro daño por aver dineros et darlos do se deven escusar, digovos que lo podiedes fazer por vuestra voluntad, mas nunca lo faredes por el mi consejo.

Al conde plogo de aquello que Patronio dixo, et guardose ende dalli adelante, et fallose ende bien.

Et porque entendio don Johan que este exiemplo era bueno, mandolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi.

Si non sabedes qué devedes dar, a grand daño se vos podria tornar.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo IX

De lo que contesçio a los dos cavallos con el leon

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, grand tiempo ha que yo he un enemigo de que me vino mucho mal, et esso mismo ha él de mi, en guisa que, por las obras et por las voluntades, estamos muy mal en uno. Et agora acaesçio assi: que otro omne muy mas poderoso que nos entramos va començando algunas cosas de que cada uno de nos reçela quel' puede venir muy grand daño. Et agora aquel mio enemigo enviome dezir que nos aviniéssemos en uno, para nos defender daquel otro que quiere ser contra nos; ca si amos fuéremos ayuntados, es çierto que nos podremos defender; et si el uno de nos se desvaria del otro, es çierto que cualquier de nos que quiere estroir aquel de que nos reçelamos, que lo puede fazer ligeramente. Et de que el uno de nos fuere estroido, cualquier de nos que fincare seria muy ligero de estroir. Et yo agora esto en muy grand duda de este fecho: ca de una parte me temo mucho que aquel mi enemigo me querria engañar, et si él una vez en su poder me toviesse, non seria yo bien seguro de la vida; et si grant amor pusiéremos en uno, non se puede escusar de fiar yo en él, et él en mi. Et esto me faze estar en grand reçelo. De otra parte, entiendo que si non fuéremos amigos assi como me lo envia rogar, que nos puede venir muy grand daño por la manera que vos ya dixe. Et por la grant fiança que yo he en vos et en el vuestro buen entendimiento, ruégovos que me consejedes lo que faga en este fecho.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, este fecho es muy grande et muy peligroso, et para que mejor entendades lo que vos cumplia de fazer, plazerme ia que sopiéssedes lo que contesçio en Tunez a dos cavalleros que bivian con el infante don Enrique.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, dos cavalleros que vivian con el infante don Enrique en Tunes eran entramos muy amigos et posavan siempre en una posada. Et estos dos cavalleros non tenian mas de sendos cavallos, et assi como los cavalleros se querian muy grand bien, bien assi los cavallos se querian muy grand mal. Et los cavalleros non eran tan ricos que pudiessen mantener dos posadas, et por la malquerençia de los cavallos non podian posar en una posada, et por esto avian a vevir vida muy enojosa. Et de que esto les duro un tiempo et vieron que non lo podian mas sofrir, contaron su fazienda a don Enrique et pediéronle por merçed que echase aquellos cavallos a un leon que el rey de Tunez tenia.

Don Enrique les gradesçio lo que dezian muy mucho, et fablo con el rey de Tunez. Et fueron los cavallos muy bien pechados a los cavalleros, et metiéronlos en un corral do estava el leon. Cuando los cavallos se vieron en el corral, ante que el leon saliesse de la casa do yazia ençerrado, començaronse a matar lo mas bravamente del mundo. Et estando ellos en su pel-lea, abrieron la puerta de la casa en que estava el leon, et de que salio al corral et los cavallos lo vieron, començaron a tremer muy fieramente et poco a poco fuéronse legando el uno al otro. Et desque fueron entramos juntados en uno, estovieron asi una pieça, et endereçaron entramos al leon et pararonlo tal a muessos et a coçes que por fuerça se ovo de ençerrar en la casa donde saliera. Et fincaron los cavallos sanos, que les non fizo ningun mal el leon. Et después fueron aquellos cavallos tan bien avenidos en uno, que comién muy de grado en un pesebre et estavan en uno en casa muy pequeña. Et esta avenençia ovieron entre si por el grant reçelo que ovieron del leon.

-Et vos, señor conde Lucanor, si entendedes que aquel vuestro enemigo a tan grand reçelo de aquel otro de que se reçela, et a tan grand mester a vos porque forçadamente aya de olbidar cuanto mal passo entre vos et él, et entiende que sin vos non se puede bien defender, tengo que assi como los cavallos se fueron poco a poco ayuntando en uno fasta que perdieron el reçelo et fueron bien seguros el uno del otro, que assi devedes vos, poco a poco, tomar fiança et afazimiento con aquel vuestro enemigo. Et si fallardes en él sienpre buena obra et leal, en tal manera que seades bien çierto que en ningun tiempo, por bien quel' vaya, que nunca vos verna de'l daño, estonçe faredes bien et sera vuestra pro de vos ayudar porque otro omne estraño non vos conquiera nin vos estruya. Ca mucho deven los omnes fazer et sofrir a sus parientes et a sus vezinos porque non sean maltraidos de los otros estraños. Pero si vierdes que aquel vuestro enemigo es tal o de tal manera, que desque lo oviésedes ayudado en guisa que saliese por vos de aquel peliglo, que después que lo suyo fuesse en salvo, que seria contra vos et non podriades de'l ser seguro; si él tal fuer, fariades mal seso en le ayudar, ante tengo quel' devedes estrañar cuanto pudierdes; ca pues viestes que seyendo él en tan grand quexa, non quiso olvidar el mal talante que vos avia, et entendiestes que vos lo tenia guardado para cuando viesse su tiempo que vos lo podria fazer, bien entendedes vos que non vos dexa logar para fazer ninguna cosa porque salga por vos de aquel grand peliglo en que esta.

Al conde plogo desto que Patronio dixo, et tovo quel' dava muy buen consejo.

Et porque entendio don Johan que este exiemplo era bueno, mandolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Guardatvos de seer conquerido del estraño seyendo del vuestro bien guardado de daño.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo X

De lo que contesçio a un omne que por pobreza et mengua de otra vianda comia atramuzes

Otro dia fablava el conde Lucanor con Patronio en esta manera:

-Patronio, bien conosco a Dios que me a fecho muchas merçedes, mas quel' yo podria servir, et en todas las otras cosas entiendo que esta la mi fazienda asaz con bien et con onra; pero algunas vegadas me contesçe de estar tan afincado de pobreza que me paresçe que queria tanto la muerte como la vida. Et ruégovos que algun conorte me dedes para esto.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos conortedes cuando tal cosa vos acaesçiere, seria muy bien que sopiésedes lo que acaesçio a dos omnes que fueron muy ricos.

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, de estos dos omnes, el uno dellos llego a tan grand pobreza que non finco en el mundo cosa que pudiese comer. Et desque fizo mucho por buscar alguna cosa que comiesse, non pudo aver cosa del mundo sinon una escudiella de atramizes. Et acordandose de cuando rico era et solia ser, que agora con fambre et con mengua avia de comer los atramizes, que son tan amargos et de tan mal sabor, començo de llorar muy fieramente, pero con la grant fambre començo de comer de los atramizes, et en comiéndolos, estava llorando et echava las cortezas de los atramizes en pos si. Et él estando en este pesar et en esta coita, sintio que estava otro omne en pos de'l et bolbio la cabeça et vio un omne cabo de'l que estava comiendo las cortezas de los atramizes que él echava en pos de si, et era aquél de que vos fablé desuso.

Et cuando aquello vio el que comia los atramizes, pregunto a aquél que comia las cortezas que por qué fazia aquello. Et él dixo que sopiese que fuera muy mas rico que él, et que agora avia llegado a tan grand pobreza et en tan grand fanbre quel' plazia mucho cuando fallava aquellas cortezas que él dexava. Et cuando esto vio el que comia los atramizes, conortose, pues entendio que otro avia mas pobre que él, et que avia menos razon porque lo devie seer. Et con este conorte, esforçosse et ayudol' Dios, et cato manera en como saliesse de aquella pobreza, et salio della et fue muy bien andante.

Et, señor conde Lucanor, devedes saber que el mundo es tal, et aunque nuestro señor Dios lo tiene por bien, que ningun omne non aya complidamente todas las cosas. Mas, pues en todo lo al vos faze Dios merçed et estades con vien et con onra, si alguna vez vos menguare dineros o estudierdes en afincamiento, non desmayedes por ello, et cred por çierto que otros mas onrados et mas ricos que vos estaran tan afincados, que se ternién por pagados si pudiessen dar a sus gentes et les diessen aun muy menos de cuanto vos les dades a las vuestras.

Al conde plogo mucho desto que Patronio dixo, et conortose, et ayudose él, et ayudol' Dios, et salio muy bien de aquella quexa en que estava.

Et entendiendo don Johan que este exiemplo era muy bueno, fizolo poner en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Por pobreza nunca desmayedes, pues otros mas pobres que vos veredes.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XI

De lo que contesçio a un dean de Sanctiago con don Illan, el grand maestro de Toledo

Otro dia fablava el conde Lucanor con Patronio, et contaval' su fazienda en esta guisa:

-Patronio, un omne vino a me rogar quel' ayudasse en un fecho que avia mester mi ayuda, et prometiome que faria por mi todas las cosas que fuessen mi pro et mi onra. Et yo començél' a ayudar cuanto pude en aquel fecho. Et ante que el pleito fuesse acabado, teniendo él que ya el su pleito era librado, acaesçio una cosa en que cumplia que la fiziesse por mi, et roguél' que la fiziesse et él pusome escusa. Et después acaesçio otra cosa que pudiera fazer por mi, et pusome escusa como a la otra; et esto me fizo en todo lo quel' rogué que'l fiziesse por mi. Et aquel fecho porque él me rogo non es aun librado, nin se librara si yo non quisiere. Et por la fiuza que yo he en vos et en el vuestro entendimiento, ruégovos que me consejedes lo que faga en esto.

-Señor conde -dixo Patronio-, para que vos fagades en esto lo que vos devedes, mucho querria que sopiésedes lo que contesçio a un dean de Sanctiago con don Illan, el grand maestro que morava en Toledo.

Et el conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, en Sanctiago avia un dean que avia muy grant talante de saber el arte de la nigromançia, et oyo dezir que don Illan de Toledo sabia ende mas que ninguno que fuesse en aquella sazon; et por ende vinose para Toledo para aprender de aquella sciençia. Et el dia que llego a Toledo, adereço luego a casa de don Illan et fallolo que estava lleyendo en una camara muy apartada; et luego que lego a él, reçibiolo muy bien et dixol' que non queria quel' dixiesse ninguna cosa de lo porque venia fasta que oviese comido. Et penso muy bien de'l et fizol' dar muy buenas posadas et todo lo que ovo mester, et diol' a entender quel' plazia mucho con su venida.

Et después que ovieron comido, apartosse con él, et contol' la razon porque alli viniera, et rogol' muy afincadamente quel' mostrasse aquella sciençia que él avia muy grant talante de la aprender. Et don Illan dixol' que él era dean et omne de grand guisa et que podia llegar a grand estado -et los omnes que grant estado tienen, de que todo lo suyo an librado a su voluntad, olbidan mucho aina lo que otrie a fecho por ellos- et él que se reçelava que de que él oviesse aprendido de'l aquello que él queria saber, que non le faria tanto bien como él le prometia. Et el dean le prometio et le asseguro que de cualquier vien que él oviesse, que nunca faria sinon lo que él mandasse.

Et en estas fablas estudieron desque ovieron yantado fasta que fue ora de çena. De que su pleito fue bien assossegado entre ellos, dixo don Illan al dean que aquella sçiençia non se podia aprender sinon en lugar mucho apartado et que luego essa noche le queria amostrar do avian de estar fasta que oviesse aprendido aquello que él queria saber. Et tomol' por la mano et levol' a una camara. Et en apartandose de la otra gente, llamo a una mançeba de su casa et dixol' que toviesse perdizes para que çenassen essa noche, mas que non las pusiessen a assar fasta que él gelo mandasse.

Et desque esto ovo dicho, llamo al dean; et entraron entramos por una escalera de piedra muy bien labrada et fueron descendiendo por ella muy grand pieça, en guisa que paresçia que estavan tan vaxos que passaba el rio de Tajo por çima dellos. Et desque fueron en cabo del escalera, fallaron una possada muy buena, et una camara mucho apuesta que ý avia, o estavan los libros et el estudio en que avian de leer. De que se assentaron, estavan parando mientes en cuales libros avian de començar. Et estando ellos en esto, entraron dos omnes por la puerta et diéronle una carta quel' enviava el arçobispo, su tio, en quel' fazia saber que estava muy mal doliente et quel' enviava rogar que sil' queria veer vivo, que se fuesse luego para él. Al dean peso mucho con estas nuebas; lo uno, por la dolençia de su tio; et lo al, porque reçelo que avia de dexar su estudio que avia començado. Pero puso en su coraçon de non dexar aquel estudio tan aina, et fizo sus cartas de repuesta et enviolas al arçobispo, su tio.

Et dende a tres o cuatro dias llegaron otros omnes a pie que traian otras cartas al dean en quel' fazian saber que el arçobispo era finado, et que estavan todos los de la eglesia en su esleccion et que fiavan, por la merçed de Dios, que eslerian a él, et por esta razon que non se quexasse de ir a lla eglesia; ca mejor era para él en quel' esleciessen seyendo en otra parte que non estando en la eglesia.

Et dende a cabo de siete o de ocho dias, vinieron dos escuderos muy bien vestidos et muy bien aparejados, et cuando llegaron a él, vesaronle la mano et mostraronle las cartas en como le avian esleido por arçobispo. Cuando don Illan esto oyo, fue al electo et dixol' como gradescia mucho a Dios porque estas buenas nuebas le llegaran a su casa, et pues Dios tanto bien le fiziera, quel' pedia por merçed que el deanadgo que fincava vagado que lo diesse a un su fijo. Et el electo dixol' quel' rogava quel' quisiesse consentir que aquel deanadgo que lo oviesse un su hermano; mas que él le faria bien, en guisa que él fuesse pagado, et quel' rogava que fuesse con él para Sanctiago et que levasse aquel su fijo. Don Illan dixo que lo faria.

Fuéronse para Sanctiago. Cuando ý llegaron, fueron muy bien reçebidos et mucho onradamente. Et desque moraron ý un tiempo, un dia llegaron al arçobispo mandaderos del Papa con sus cartas en comol' dava el obispado de Tolosa, et quel fazia gracia que pudiesse dar el arçobispado a qui quisiesse. Cuando don Illan oyo esto, retrayéndol' mucho afincadamente lo que con él avia passado, pidiol' merçed quel' diesse a su fijo; et el arçobispo le rogo que consentiesse que lo oviesse un su tio, hermano de su padre. Et don Illan dixo que bien entendié quel' fazia gran tuerto, pero que esto que lo consintia en tal que fuesse seguro que gelo emendaria adelante. Et el obispo le prometio en toda guisa que lo faria assi, et rogol' que fuesse con él a Tolosa et que levasse su fijo.

Et desque llegaron a Tolosa, fueron muy bien reçebidos de condes et de cuantos omnes buenos avia en la tierra. Et desque ovieron ý morado fasta dos años, llegaron los mandaderos del Papa con sus cartas en como le fazia el Papa cardenal et quel' fazia gracia que diesse el obispado de Tolosa a qui quisiesse. Entonçe fue a él don Illan et dixol' que, pues tantas vezes le avia fallesçido de lo que con él pusiera, que ya aqui non avia logar del' poner escusa ninguna que non diesse algunas de aquellas dignidades a su fijo. Et el cardenal rogol' quel' consentiese que oviesse aquel obispado un su tio, hermano de su madre, que era omne bueno ançiano; mas que, pues él cardenal era, que se fuese con él para la Corte, que asaz avia en qué le fazer bien. Et don Illan quexosse ende mucho, pero consintio en lo que el cardenal quiso, et fuesse con él para la Corte.

Et desque ý llegaron, fueron bien reçebidos de los cardenales et de cuantos en la Corte eran, et moraron ý muy grand tiempo. Et don Illan afincando cada dia al cardenal quel' fiziesse alguna gracia a su fijo, et él ponial' sus escusas.

Et estando assi en la Corte, fino el Papa; et todos los cardenales esleyeron aquel cardenal por Papa. Estonçe fue a él don Illan et dixol' que ya non podia poner escusa de non conplir lo quel' avia prometido. El Papa le dixo que non lo afincasse tanto, que siempre avria lugar en quel' fiziesse merçed segund fuesse razon. Et don Illan se començo a quexar mucho, retrayéndol' cuantas cosas le prometiera et que nunca le avia complido ninguna, et diziéndol' que aquello reçelava en la primera vegada que con él fablara, et pues aquel estado era llegado et nol' cumplia lo quel' prometiera, que ya non le fincava logar en que atendiesse de'l bien ninguno. Deste aquexamiento se quexo mucho el Papa et començol' a maltraer diziéndol' que si mas le afincasse, quel' faria echar en una carçel, que era ereje et encantador, que bien sabia que non avia otra vida nin otro ofiçio en Toledo, do él moraba, sinon bivir por aquella arte de nigromançia.

Desque don Illan vio cuanto mal le gualardonava el Papa lo que por él avia fecho, espediose de'l, et solamente nol' quiso dar el Papa que comiese por el camino. Estonçe don Illan dixo al Papa que pues al non tenia de comer, que se avria de tornar a las perdizes que mandara assar aquella noche, et llamo a la muger et dixol' que assasse las perdizes.

Cuanto esto dixo don Illan, fallosse el Papa en Toledo, dean de Sanctiago, como lo era cuando ý bino, et tan grand fue la verguença que ovo, que non sopo quel' dezir. Et don Illan dixol' que fuesse en buena ventura et que assaz avia provado lo que tenia en él, et que ternia por muy mal enpleado si comiesse su parte de las perdizes.

Et vos, señor conde Lucanor, pues veedes que tanto fazedes por aquel omne que vos demanda ayuda et non vos da ende mejores gracias, tengo que non avedes por qué trabajar nin aventurarvos mucho por llegarlo a logar que vos dé tal galardon como el dean dio a don Illan.

El conde tovo esto por buen consejo, et fizolo assi, et fallosse ende bien.

Et porque entendio don Johan que era éste muy buen exiemplo, fizolo poner en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

34

Al que mucho ayudares et non te lo conosçiere, menos ayuda abras de'l desque en grand onra subiere.

Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XII

De lo que contesçio a un raposo con un gallo

El conde Lucanor fablava con Patronio, su consejero, una vez en esta guisa:

-Patronio, vos sabedes que, loado a Dios, la mi tierra es muy grande et non es toda ayuntada en uno. Et como quier que yo he muchos lugares que son muy fuertes, he algunos que lo non son tanto, et otrosi otros lugares que son ya cuanto apartados de la mi tierra en que yo he mayor poder. Et cuando he contienda con mios señores et con mios vezinos que an mayor poder que yo, muchos omnes que se me dan por amigos, et otros que se me fazen consejeros, métenme grandes miedos et grandes espantos et conséjanme que en ninguna guisa non esté en aquellos mios lugares apartados, sinon que me acoja et esté en los lugares mas fuertes et que son bien dentro en mi poder; et porque yo sé que vos sodes muy leal et sabedes mucho de tales cosas como éstas, ruégovos que me consejedes lo que vos semeja que me cumple de fazer en esto.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, en los grandes fechos et muy dubdosos son muy periglosos los consejos, ca en los mas de los consejos non puede omne fablar çiertamente, ca non es omne seguro a que pueden recodir las cosas; ca muchas vezes viemos que cuida omne una cosa et recude después a otra; ca lo que cuida omne que es mal, recude a las vegadas a bien, et lo que cuida omne que es vien, recude a las vegadas a mal; et por ende, el que a dar consejo, si es omne leal et de buena entençion, es en muy grand quexa cuando ha de consejar, ca si el consejo que da recude a bien, non ha otras gracias sinon que dizen que fizo su debdo en dar buen consejo; et si el consejo a bien non recude, sienpre finca el consejero con daño et con verguença. Et por ende, este consejo, en que ay muchas dubdas et muchos periglos, plazerme ia de coraçon si pudiese escusar de non lo dar, mas pues queredes que vos conseje, et non lo puedo escusar, digovos que querria mucho que sopiésedes como contescio a un gallo con un raposo.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un omne bueno avia una casa en la montaña, et entre las otras cosas que criava en su casa, criava siempre muchas gallinas et muchos gallos. Et acaesçio que uno de aquellos gallos andava un dia allongado de la casa por un campo, et andando él muy sin reçelo, violo el raposo et vino muy ascondidamente, cuidandolo tomar. Et el gallo sintiolo et subio en un arbol que estava ya cuanto alongado de los otros. Cuando el raposo entendio que el gallo estava en salvo, pesol' mucho porque nol' pudiera tomar et penso en cual manera podria guisar quel' tomasse. Et entonçe endereço al arbol, et començol' a rogar et a falagar et assegurar que descendiesse a andar por el campo como solia; et el gallo non lo quiso fazer. Et desque el raposo entendio que por ningun falago non le podia engañar, començol' amenaçar diziéndol' que, pues de'l non fiava, que él guisaria como se fallasse ende mal. Et el gallo, entendiendo que estava en su salvo, non dava nada por sus amenazas nin por sus seguranças.

Et de que el raposo entendio que por todas estas maneras non le podia engañar, endereço al arbol et començo a roer en él con los dientes et dar en él muy grandes colpes con la cola. Et el cativo del gallo tomo miedo sin razon, non parando mientes como aquel miedo que el raposo le ponia non le podia enpeçer, et espantose de valde et quiso foir a los otros arboles en que cuidava estar mas seguro, que non pudo llegar al monte, mas llego a otro arbol.

Et de que el raposo entendio que tomava miedo sin razon fue en pos él; et assi lo levo de arbol en arbor fasta que lo saco del monte et lo tomo, et lo comio.

Et vos, señor conde Lucanor, a menester que, pues tan grandes fechos avedes a pasar et vos avedes de partir a ello, que nunca tomedes miedo sin razon, nin vos espantedes de valde por amenazas, nin por dichos de ningunos, nin fiedes en cosa de que vos pueda venir grand daño, nin grand periglo, et puñad siempre en defender et en anparar los lugares mas postrimeros de la vuestra tierra; et non creades que tal omne como vos, teniendo gentes et vianda, que por non seer el lugar muy fuerte, podriedes tomar peligro ninguno. Et si con miedo o con reçelo valdio dexardes los lugares de cabo de vuestra tierra, seguro sed que assi vos iran levando de logar en logar fasta que vos sacassen de todo; ca cuanto vos et los vuestros mayor miedo et mayor desmayo mostrassedes en dexando los vuestros logares, tanto mas se esforçaran vuestros contrarios para vos tomar lo vuestro. Et cuando vos et los vuestros viéredes a los vuestros contrarios mas esforçados, tanto desmayaredes mas, et assi ira yendo el pleito fasta que non vos finque cosa en el mundo; mas si bien porfidiardes sobre lo primero, sodes seguro, como fuera el gallo si estudiera en el primero arbol; et aun tengo que cumpliria a todos los que tienen fortalezas, si sopiessen este exiemplo, ca non se espantarian sin razon cuando les metiessen miedo con engaños, o con cavas, o con castiellos de madera, o con otras tales cosas que nunca las farian sinon para espantar a los cercados. Et mayor cosa vos diré porque beades que vos digo verdat. Nunca logar se puede tomar sinon subiendo por el muro con escaleras o cavando el muro; pero si el muro es alto, non podran llegar alla las escaleras. Et para cavarlo, vien cred que an mester grand vagar los que lo an de cavar. Et assi, todos los lugares que se toman o es con miedo o por alguna mengua que an los cercados, et lo demas es por miedo sin razon. Et çiertamente, señor conde, los tales como vos, et aun los otros que non son de tan grand estado como vos, ante que comencedes la cosa, la devedes catar et ir a ella con grand acuerdo, et non lo pudiendo nin diviendo escusar. Mas, desque en el pleito fuéredes, non a mester que por cosa del mundo tomedes espanto nin miedo sin razon; siquier devédeslo fazer, porque es çierto que de los que son en los periglos, que muchos mas escapan de los que se defienden, et non de los que fuyen. Siquier parat mientes que si un perriello quel' quiera matar un grand alano, esta quedo et regaña los dientes, que muchas vezes escapa, et por grand perro que sea, si fuye, luego es tomado et muerto.

Al conde plogo mucho de todo esto que Patronio le dixo, et fizolo assi, et fallosse dello muy bien.

Et porque don Johan tovo este por buen exiemplo, fizolo poner en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Non te espantes por cosa sin razon, mas defiéndete bien como varon.

Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo trezeno

De lo que contesçio a un omne que tomava perdizes

Fablava otra vez el conde Lucanor con Patronio, su consegero, et dixole:

-Patronio, algunos omnes de grand guisa, et otros que lo non son tanto, me fazen a las vegadas enojos et daños en mi fazienda et en mis gentes, et cuando son ante mi, dan a entender que les pesa mucho porque lo ovieron a fazer, et que lo non fizieron sinon con muy grand mester et con muy grant cuita et non lo pudiendo escusar. Et porque yo querria saber lo que devo fazer cuando tales cosas me fizieren, ruégovos que me digades lo que entendedes en ello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, esto que vos dezides que a vos contesce, sobre que me demandades consejo, paresçe mucho a lo que contesçio a un omne que tomava perdizes.

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un omne paro sus redes a las perdizes; et desque las perdizes fueron caidas en la ret, aquel que las caçava llego a la ret en que yazian las perdizes; et assi como las iva tomando, matavalas et sacavalas de la red, et en matando las perdizes, daval' el viento en los ojos tan reçio quel' fazia llorar. Et una de las perdizes que estaba biva en la red començo a dezir a las otras:

-¡Vet, amigas, lo que faze este omne ! ¡Como quiera que nos mata, sabet que a grant duelo de nos, et por ende esta llorando !

Et otra perdiz que estava ý, mas sabidora que ella, et que con su sabiduria se guardara de caer en la red, respondiol' assi:

-Amiga, mucho gradesco a Dios porque me guardo, et ruego a Dios que guarde a mi et a todas mis amigas del que me quiere matar et fazer mal, et me da a entender quel' pesa del mio daño.

Et vos, señor conde Lucanor, siempre vos guardat del que vierdes que vos faze enojo et da a entender quel' pesa por ello porque lo faze; pero si alguno vos fizier enojo, non por vos fazer daño nin desonra, et el enojo non fuere cosa que vos mucho enpesca, et el omne fuer tal de que ayades tomado serviçio o ayuda, et lo fiziere con quexa o con mester en tales logares, conséjovos yo que çerredes el ojo en ello, pero en guisa que lo non faga tantas vezes, dende se vos siga daño nin verguença; mas si de otra manera lo fiziese contra vos, estrañadlo en tal manera porque vuestra fazienda et vuestra onra sienpre finque guardada.

El conde tovo por buen consejo éste que Patronio le dava et fizolo assi et fallosse ende bien.

Et entendiendo don Johan que este exiemplo era muy bueno, mandolo poner en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Quien te mal faz mostrando grand pesar, guisa como te puedas de'l guardar.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XIV

Del miraglo que fizo sancto Domingo cuando predico sobre el logrero

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio en su fazienda et dixole:

-Patronio, algunos omnes me consejan que ayunte el mayor tesoro que pudiere et que esto me cumple mas que otra cosa para que quier que me contezca. Et ruégovos que me digades lo que vos paresçe en ello.

-Señor conde -dixo Patronio-, como quier que a los grandes señores vos cumple de aver algun tesoro para muchas cosas, et señaladamente porque non dexedes, por mengua de aver, de fazer lo que vos cumplier; et pero non entendades que este tesoro devedes ayuntar en guisa que pongades tanto el talante en ayuntar grand tesoro porque dexedes de fazer lo que devedes a vuestras gentes et para guarda de vuestra onra et de vuestro estado, ca si lo fiziésedes podervos ia acaesçer lo que contesçio a un lonbardo en Bolonia.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, en Boloñia avia un lonbardo que ayunto muy grand tesoro et non catava si era de buena parte o non, sinon ayuntarlo en cualquier manera que pudiesse. El lonbardo adoleçio de dolençia mortal, et un su amigo que avia, desque lo vio en la muerte, consejol' que se confessase con sancto Domingo, que era estonçe en Bollonia. Et el lonbardo quisolo fazer.

Et cuando fueron por sancto Domingo, entendio sancto Domingo que non era voluntad de Dios que aquel mal omne non sufriesse la pena por el mal que avia fecho, et non quiso ir alla, mas mando a un fraire que fuesse alla.

Cuando los fijos del lonbardo sopieron que avia enviado por sancto Domingo, pesoles ende mucho, teniendo que sancto Domingo faria a su padre que diesse lo que avia por su alma, et que non fincaria nada a ellos. Et cuando el fraire vino, dixiéronle que suava su padre, mas cuando cumpliesse, que ellos enbiarian por él.

A poco rato perdio el lombardo la fabla, et murio, en guisa que non fizo nada de lo que avia mester para su alma. Otro dia, cuando lo levaron a enterrar, rogaron a sancto Domingo que predigasse sobre aquel lonbardo. Et sancto Domingo fizolo. Et cuando en la predigaçion ovo de fablar daquel omne, dixo una palabra que dize el Evangelio, que dize assi: « Ubi est tesaurus tuus, ibi est cor tuum ». Que quier dezir: « Do es el tu tesoro, ý es el tu coraçon ». Et cuando esto dixo, tornosse a las gentes et dixoles:

-Amigos, porque beades que la palabra del Evangelio es verdadera, fazet catar el coraçon a este omne et yo vos digo que non lo fallaran en el cuerpo suyo et fallarlo an en el arca que tenia el su tesoro.

Estonçe fueron catar el coraçon en el cuerpo et non lo fallaron ý, et fallaronlo en el arca como sancto Domingo dixo. Et estava lleno de gujanos et olia peor que ninguna cosa por mala nin por podrida que fuesse.

Et vos, señor conde Lucanor, como quier que el tesoro, como desuso es dicho, es bueno, guardad dos cosas: la una, en que el tesoro que ayuntaredes, que sea de buena parte; la otra, que non pongades tanto el coraçon en el tesoro porque fagades ninguna cosa que vos non caya de fazer; nin dexedes nada de vuestra onra, nin de lo que devedes fazer, por ayuntar grand tesoro de buenas obras, porque ayades la gracia de Dios et buena fama de las gentes.

Al conde plogo mucho deste consejo que Patronio le dio, et fizolo assi, et fallose ende bien.

Et teniendo don Johan que este exiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Gana el tesoro verdadero et guardate del falleçedero.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XV

De lo que contesçio a don Lorenço Suarez sobre la çerca de Sevilla

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, a mi acaesçio que ove un rey muy poderoso por enemigo; et desque mucho duro la contienda entre nos, fallamos entramos por nuestra pro de nos avenir. Et como quiera que agora estamos por avenidos et non ayamos guerra, siempre estamos a sospecha el uno del otro. Et algunos, también de los suyos como de los mios, métenme muchos miedos, et dizenme que quiere buschar achaque para ser contra mi; et por el buen entendimiento que avedes, ruégovos que me consejedes lo que faga en esta razon.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, éste es muy grave consejo de dar por muchas razones: lo primero, que todo omne que vos quiera meter en contienda ha muy grant aparejamiento para lo fazer, ca dando a entender que quiere vuestro servicio et vos desengaña, et vos apercibe et se duele de vuestro daño, vos dira siempre cosas para vos meter en sospecha; et por la sospecha, abredes a fazer tales aperçibimientos que seran comienço de contienda, et omne del mundo non podra dezir contra ellos; ca el que dixiere que non guardedes vuestro cuerpo, davos a entender que non quiere vuestra vida; et el que dixiere que non labredes et guardedes et bastescades vuestras fortalezas, da a entender que non quiere guardar vuestra heredat; et el que dixiere que non ayades muchos amigos et vassallos et les dedes mucho por los aver et los guardar, da a entender que non quiere vuestra onra, nin vuestro defendimiento; et todas estas cosas non se faziendo, seriades en grand periglo, et puédese fazer en guisa que sera comienço de roido; pero pues queredes que vos conseje lo que entiendo en esto, digovos que querria que sopiésedes lo que contesçio a un buen cavallero.

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, el sancto et bienaventurado rey don Ferrando tenia cercada a Sevilla; et entre muchos buenos que eran ý con él, avia ý tres cavalleros que tenian por los mejores tres cavalleros d'armas que entonçe avia en el mundo: et dizian al uno don Lorenço Suarez Gallinato, et al otro don Garcia Périz de Vargas, et del otro non me acuerdo del nombre. Et estos tres cavalleros ovieron un dia porfia entre si cual era el mejor cavallero d'armas. Et porque non se pudieron avenir en otra manera, acordaron todos tres que se armassen muy bien, et que llegassen fasta la puerta de Sevilla, en guisa que diessen con las lanças a la puerta.

Otro dia mañana, armaronse todos tres et endereçaron a lla Villa; et los moros que estavan por el muro et por las torres, desque vieron que non eran mas de tres cavalleros, cuidaron que vinian por mandaderos, et non salio ninguno a ellos, et los tres cavalleros passaron la cava et la barvacana, llegaron a lla puerta de la villa, et dieron de los cuentos de las lanças en ella; et desque ovieron fecho esto, volbieron las riendas a los cavallos et tornaronse para la hueste.

Et desque los moros vieron que non les dizian ninguna cosa, toviéronse por escarnidos et començaron a ir en pos ellos; et cuando ellos ovieron avierto la puerta de lla villa, los tres cavalleros que se tornavan su passo, eran ya cuanto alongados; et salieron en pos dellos mas de mil et quinientos omnes a cavallo, et mas de veinte mil a pie. Et desque los tres cavalleros vieron que vinian cerca dellos, bolbieron las riendas de los cavallos contra ellos et asperaronlos. Et cuando los moros fueron cerca dellos, aquel cavallero de que olbidé el nombre, endereço a ellos et fuelos ferir. Et don Lorenço Suarez et don Garcia Périz estudieron quedos; et desque los moros fueron mas cerca, don Garcia Périz de Vargas fuelos ferir; et don Lorenço Xuarez estudo quedo, et nunca fue a ellos fasta que los moros le fueron ferir; et desque començaron a ferir, metiose entrellos et començo a fazer cosas marabillosas d'armas.

Et cuando los del real vieron aquellos cavalleros entre los moros, fuéronles acorrer. Et como quier que ellos estavan en muy grand priessa et ellos fueron feridos, fue la merçed de Dios que non murio ninguno dellos. Et la pellea fue tan grande entre los christianos et los moros, que ovo de llegar ý el rey don Ferrando. Et fueron los christianos esse dia muy bien andantes. Et desque el rey se fue para su tienda, mandolos prender, diziendo que merescian muerte, pues que se aventuraron a fazer tan grant locura, lo uno en meter la hueste en rebato sin mandado del rey, et lo al, en fazer perder tan buenos tres cavalleros. Et desque los grandes omnes de la hueste pidieron merçed al rey por ellos, mandolos soltar.

Et desque el rey sopo que por la contienda que entrellos oviera fueron a fazer aquel fecho, mando llamar cuantos buenos omnes eran con él, para judgar cual dellos lo fiziera mejor. Et desque fueron ayuntados, ovo entrellos grand contienda: en los unos dizian que fuera mayor esfuerço el que primero los fuera ferir, et los otros que el segundo, et los otros que el terçero. Et cada unos dizian tantas buenas razones que paresçian que dizian razon derecha: et, en verdad, tan bueno era el fecho en si, que cualquier podria aver muchas buenas razones para lo alabar; pero, a la fin del pleito, el acuerdo fue éste: que si los moros que binian a ellos fueran tantos que se pudiessen vençer por esfuerço o por vondad que en aquellos cavalleros oviesse, que el primero que los fuesse a ferir, era el mejor cavallero, pues començava cosa que se podria acabar; mas, pues los moros eran tantos que por ninguna guisa non los podrian vencer, que el que iva a ellos non lo fazia por vençerlos, mas la verguença le fazia que non fuyesse; et pues non avia de foir, la quexa del coraçon, porque non podia sofrir el miedo, le fizo que les fuesse ferir. Et el segundo que les fue ferir et espero mas que el primero, tovieron por mejor, porque pudo sofrir mas el miedo. Mas don Lorenço Xuarez que sufrio todo el miedo et espero fasta que los moros le ferieron, aquél judgaron que fuera mejor cavallero.

Et vos, señor conde Lucanor, pues veedes que estos son miedos et espantos, et es contienda que, aunque la començedes, non la podedes acabar, cuanto mas sufriéredes estos miedos et estos espantos, tanto seredes mas esforçado, et demas, faredes mejor seso: ca pues vos tenedes recabdo en lo vuestro et non vos pueden fazer cosa arrebatadamente de que grand daño vos venga, conséjovos yo que non vos fuerçe la quexa del coraçon. Et pues grand colpe non podedes reçebir, esperat ante que vos feran, et por aventura veredes que estos miedos et espantos que vos ponen, que non son, con verdat, sinon lo que éstos vos dizen porque cumple a ellos, ca non an bien sinon en el mal. Et bien cred que estos tales, tanbién de vuestra parte como de la otra, que non querrian grand guerra nin grand paz, ca non son para se parar a la guerra, nin querrian paz complida; mas lo que ellos querrian seria un alboroço con que pudiessen ellos tomar et fazer mal en la tierra, et tener a vos et a la vuestra parte en premia para levar de vos lo que avedes et non avedes, et non aver reçelo que los castigaredes por cosa que fagan. Et por ende, aunque alguna cosa fagan contra vos, pues non vos pueden mucho enpeçer en sofrir que se mueba del otro la culpa, venirvos ha ende mucho bien: lo uno, que aviedes a Dios por vos, que es una ayuda que cumple mucho para tales cosas; et lo al, que todas las gentes ternan que fazedes derecho en lo que fizierdes. Et por aventura, que si non vos moviendo vos a fazer lo que non devedes, non se movra el otro contra vos; abredes paz et faredes serviçio a Dios, et pro de los buenos, et non faredes vuestro daño por fazer plazer a los que querrian guaresçer faziendo mal et se sintrian poco del daño que vos viniesse por esta razon.

Al conde plogo deste consejo que Patronio le dava, et fizolo assi, et fallosse ende bien.

Et porque don Johan tovo que este exiemplo que era muy bueno, mandolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Por quexa non vos fagan ferir, ca siempre vençe quien sabe sofrir.

Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XVI

De la repuesta que dio el conde Ferrant Gonsales a Muño Lainez, su pariente

El conde Lucanor fablava un dia con Patronio en esta guisa:

-Patronio, bien entendedes que non so yo ya muy mançebo, et sabedes que passé muchos trabajos fasta aqui. Et bien vos digo que querria de aqui adelante folgar et caçar, et escusar los trabajos et afanes; et porque yo sé que siempre me consejastes lo mejor, ruégovos que me consejedes lo que vierdes que me cae mas de fazer.

-Señor conde -dixo Patronio-, como quier que vos dezides bien et razon, pero plazerme ia que sopiéssedes lo que dixo una vez el conde Ferrant Gonsales a Muño Lainez.

El conde Lucanor le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, el conde Ferrant Gonsales era en Burgos et avia passados muchos trabajos por defender su tierra. Et una vez que estava ya como mas en assossiego et en paz, dixole Muño Lainez que seria bien que dalli adelante que non se metiesse en tantos roidos, et que folgasse él et dexasse folgar a sus gentes.

Et el conde respondiol' que a omne del mundo non plazdria mas que a él folgar et estar viçioso si pudiesse; mas que bien sabia que avian grand guerra con los moros et con los leoneses et con los navarros, et si quisiessen mucho folgar, que los sus contrarios que luego serian contra ellos; et si quisiessen andar a caça con buenas aves por Arlançon arriba et ayuso et en buenas mulas gordas, et dexar de defender la tierra, que bien lo podrian fazer, mas que les contesçeria como dezia el vierbo antigo: « Murio el onbre et murio el su nombre »; mas si quisiéremos o1bidar los viçios et fazer mucho por nos defender et levar nuestra onra adelante, diran por nos, depués que muriéremos: « Murio el omne, mas non murio el su nombre ». Et pues viziosos et lazdrados, todos avemos a morir, non me semeja que seria bueno si por viçio nin por la folgura dexaremos de fazer en guisa que depués que nos muriéremos, que nunca muera la buena fama de los nuestros fechos.

Et vos, señor conde, pues sabedes que avedes a morir, por el mi consejo, nunca por viçio nin por folgura dexaredes de fazer tales cosas, porque, aun desque vos murierdes, siempre finque viva la fama de los vuestros fechos.

Al conde plogo mucho desto que Patronio le consejo, et fizolo assi, et fallosse dello muy bien.

Et porque don Johan tovo este exiemplo por muy bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Si por viçio et por folgura la buena fama perdemos, la vida muy poco dura, denostados fincaremos.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XVII

De lo que contesçio a un omne que avia muy grant fambre, quel' convidaron otros muy floxamente a comer

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, et dixole assi:

-Patronio, un omne vino a mi et dixome que faria por mi una cosa que me cumplia a mi mucho; et como quier que me lo dixo, entendi en él que me lo dizia tan floxamente quel' plazdrié mucho escusasse de tomar del aquella ayuda. Et yo, de una parte, entiendo que me cumpliria mucho de fazer aquello que me él ruega, et de otra parte, he muy grant enbargo de tomar del aquel ayuda, pues veo que me lo dize tan floxamente. Et por el buen entendimiento que vos avedes, ruégovos que me digades lo que vos paresçe que devo fazer en esta razon.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, porque vos fagades en esto lo que me semeja que es vuestra pro, plazerme ia mucho que sopiésedes lo que contesçio a un omne con otro quel' conbido a comer.

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, un omne bueno era que avia seido muy rico et era llegado a muy grand pobreza et faziasele muy grand verguença de demandar nin envergoñarse a ninguno por lo que avia de comer; et por esta razon sufria muchas vezes muy grand fanbre et muy grand lazeria. Et un dia, yendo él muy cuitado, porque non podia aver ninguna cosa que comiesse, passo por una casa de un su conosçiente que estava comiendo; et cuando le vio passar por la puerta, preguntol' muy floxamente si queria comer; et él, por el grand mester que avia, començo a lavar las manos, et dixol':

-En buena fe, don Fulano, pues tanto me conjurastes et me afincastes que comiesse conbusco, non me paresçe que faria aguisado en contradezir tanto vuestra voluntad nin fazervos quebrantar vuestra jura.

Et assentosse a comer, et perdio aquella fambre et aquella quexa en que estava. En dende adelante, acorriol' Dios, et diol' manera como salio de aquella lazeria tan grande.

Et vos, señor conde Lucanor, pues entendedes que aquello que aquel omne vos ruega es grand vuestra pro, dalde a entender que llo fazedes por complir su ruego, et non paredes mientes a cuanto floxamente vos lo él ruega et non esperedes a que vos afinque mas por ello, sinon por aventura non vos fablara en ello mas, et seervos ia mas verguença si vos lo oviéssedes a rogar lo que él ruega a vos.

El conde tovo esto por bien et por buen consejo, et fizolo assi, et fallosse ende bien.

Et entendiendo don Johan que este exiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

En lo que tu pro pudieres fallar, nunca te fagas mucho por rogar.

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Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XVIII

De lo que contescio a don Pero Meléndez de Valdés cuando se le quebro la pierna

Fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, un dia, et dixole assi:

-Patronio, vos sabedes que yo he contienda con un mi vezino que es omne muy poderoso et muy onrado; et avemos entre nos postura de ir a una villa, et cualquier de nos que alla vaya primero cobraria la villa, et perderla ha el otro; et vos sabedes como tengo ya toda mi gente ayuntada; et bien fio, por la merçed de Dios, que si yo fuesse, que fincaria ende con grand onra et con grand pro. Et agora esto embargado, que lo non puedo fazer por esta ocasion que me contesçio: que non esto bien sano. Et como quier que me es grand pérdida en lo de lla villa, vien vos digo que me tengo por mas ocasionado por la mengua que tomo et por la onra que a él ende viene, que aun por la pérdida. Et por la fiança que yo en vos he, ruégovos que me digades lo que entendierdes que en esto se puede fazer.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, como quier que vos fazedes razon de vos quexar, para que en tales cosas como estas fiziésedes lo mejor siempre, plazerme ia que sopiésedes lo que contesçio a don Pero Meléndez de Valdés,

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, don Pero Meléndez de Valdés era un cavallero mucho onrado del reino de Leon, et avia por costumbre que cada quel' acaesçié algun enbargo, siempre dizia: « ¡Bendicho sea Dios, ca pues El lo faze, esto es lo mejor ! »

Et este don Pero Meléndez era consegero et muy privado del rey de Leon; et otros sus contrarios, por grand envidia quel' ovieron, assacaronle muy grand falsedat et buscaronle tanto mal con el rey, que acordo de lo mandar matar.

Et seyendo don Pero Meléndez en su casa, llegol' mandado del rey que enviava por él. Et los quel' avian a matar estavanle esperando a media legua de aquella su casa. Et queriendo cavalgar don Pero Meléndez para se ir para el rey, cayo de una escalera et quebrol' la pierna. Et cuando sus gentes que avian a ir con él vieron esta ocasion que acaesçiera, pesoles ende mucho, et començaronle a maltraer diziéndol':

-¡Ea !, don Pero Meléndez, vos que dezides que lo que Dios faze, esto es lo mejor, tenedvos agora este bien que Dios vos ha fecho.

Et él dixoles que ciertos fuessen que, como quier que ellos tomavan grand pesar desta ocasion quel' contesçiera que ellos verian que, pues Dios lo fiziera, que aquello era lo mejor. Et por cosa que fizieron nunca desta entençion le pudieron sacar.

Et los quel' estavan esperando por le matar por mandado del rey, desque vieron que non venia, et sopieron lo quel' avia acaesçido, tornaronse para'l rey et contaronle la razon porque non pudieran complir su mandado.

Et don Pero Meléndez estudo grand tiempo que non pudo cavalgar; et en cuanto él assi estava maltrecho, sopo el rey que aquello que avian asacado a don Pero Meléndez que fuera muy grant falsedat, et prendio a aquellos que ge lo avian dicho. Et fue veer a don Pero Meléndez, et contol' la falsedat que de'l le dixieron, et como le mandara él matar, et pediol' perdon por el yerro que contra él oviera de fazer et fizol' mucho bien et mucha onra por le fazer emienda. Et mando luego fazer muy grand justicia ante'l daquellos que aquella falsedat le assacaron.

Et assi libro Dios a don Pero Meléndez, porque era sin culpa et fue verdadera la palabra que él sienpre solia dezir: « Que todo lo que Dios faze, que aquello es lo mejor. »

Et vos, señor conde Lucanor, por este enbargo que vos agora vino, non vos quexedes, et tenet por çierto en vuestro coraçon que todo lo que Dios faze, que aquello es lo mejor; et si lo assi pensaredes, El vos lo sacara todo a bien. Pero devedes entender que las cosas que acaesçen son en dos maneras: la una es que si viene a omne algun enbargo en que se puede poner algun consejo; la otra es que si viene algun enbargo en que se non puede poner ningun consejo. Et en los enbargos que se puede poner algun consejo, deve fazer omne cuanto pudiere por lo poner ý et non lo deve dexar por atender que por voluntad de Dios o por aventura se endereçara, ca esto seria tentar a Dios; mas, pues el omne ha entendimiento et razon, todas las cosas que fazer pudiere por poner consejo en las cosas quel' acaesçieren, dévelo facer; mas en las cosas en que non puede poner ý ningun consejo, aquellas deve omne tener que pues se fazen por voluntad de Dios, que aquello es lo mejor. Et pues esto que a vos acaesçio es de las cosas que vienen por voluntad de Dios, et en que se non puede poner consejo, poned en vuestro talante que, pues Dios lo faze, que es lo mejor; et Dios lo guisara que se faga assi como lo vos tenedes en coraçon.

El conde tovo que Patronio le dezia la verdat et le dava buen consejo, et fizolo assi, et fallose ende bien.

Et porque don Johan tovo este por buen enxiemplo, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Non te quexes por lo que Dios fiziere, ca por tu bien seria cuando El quisiere.

Et la estoria deste exienplo es ésta que se sigue:

Exemplo XIX

De lo que contesçio a los cuervos con los buhos

Fablava un dia el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et dixol':

-Patronio, yo he contienda con un omne muy poderoso; et aquel mio enemigo avia en su casa un su pariente et su criado, et omne a quien avia fecho mucho bien. Et un dia, por cosas que acaesçieron entre ellos, aquel mio enemigo fizo mucho mal et muchas desonras aquel omne con quien avia tantos debdos. Et veyendo el mal que avia reçebido et queriendo catar manera como se vengasse, vinose para mi, et yo tengo que es muy grand mi pro, ca éste me puede desengañar et aperçebir en como pueda mas ligeramente fazer daño aquel mio enemigo. Pero, por la grand fiuza que yo he en vos et en el vuestro entendimiento, ruégovos que me consejedes lo que faga en este fecho.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, lo primero vos digo que este omne non vino a vos sinon por vos engañar; et para que sepades la manera del su engaño, plazerme ia que sopiéssedes lo que contesçio a los buhos et a los cuervos.

El conde le rogo aquel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, los cuervos et los buhos avian entre si grand contienda, pero los cuervos eran en mayor quexa. Et los buhos, porque es su costumbre de andar de noche, et de dia estar ascondidos en cuebas muy malas de fallar, vinian de noche a los arboles do los cuervos albergavan et matavan muchos dellos, et fazianles mucho mal. Et passando los cuerbos tanto daño, un cuervo que avia entrellos muy sabidor, que se dolia mucho del mal que avia reçevido de los buyos, sus enemigos, fablo con los cuervos sus parientes, et cato esta manera para se poder vengar.

Et la manera fue ésta: que los cuervos le messaron todo, salvo ende un poco de las alas, con que volava muy mal et muy poco. Et desque fue assi maltrecho, fuesse para los buhos et contoles el mal et el daño que los cuervos le fizieran, señaladamente porque les dizia que non quisiessen seer contra ellos; mas, pues tan mal lo avian fecho contra él, que si ellos quisiessen, que él les mostraria muchas maneras como se podrian vengar de los cuervos et fazerles mucho daño.

Cuando los buhos esto oyeron, plogoles mucho, et tovieron que por este cuervo que era con ellos era todo su fecho endereçado, et començaron a fazer mucho bien al cuervo et fiar en él todas sus faziendas et sus poridades.

Entre los otros buhos, avia ý uno que era muy biejo et avia passado por muchas cosas, et desque vio este fecho del cuervo, entendio el engaño con que el cuervo andava, et fuesse para'l mayoral de los buyos et dixol' quel' fuesse çierto que aquel cuervo non viniera a ellos sinon por su daño et por saber sus faziendas, et que lo echasse de su compaña. Mas este buho non fue creido de los otros buhos; et desque vio que non le querian creer, partiosse dellos et fue buscar tierra do los cuervos non le pudiessen fallar.

Et los otros buhos pensaron bien del cuervo. Et desque las péñolas le fueron eguadas, dixo a los buhos que, pues podia volar, que queria ir saber do estavan los cuervos et que vernia decirgelo porque pudiessen ayuntarse et ir a los estroir todos. A los buyos plogo mucho desto.

Et desque el cuervo fue con los otros cuervos, ayuntaronse muchos dellos, et sabiendo toda la fazienda de los buhos, fueron a ellos de dia cuando ellos non buellan et estavan seguros et sin reçelo, et mataron et destruyeron dellos tantos porque fincaron vençedores los cuervos de toda su guerra.

Et todo este mal vino a los buhos porque fiaron en el cuervo que naturalmente era su enemigo.

Et vos, señor conde Lucanor, pues sabedes que este omne que a vos vino es muy adebdado con aquel vuestro enemigo et naturalmente él et todo su linage son vuestros enemigos, conséjovos yo que en ninguna manera non lo trayades en vuestra compaña, ca çierto sed que non vino a vos sinon por engañar et por vos fazer algun daño. Pero si él vos quisiere servir seyendo alongado de vos, de guisa que vos non pueda enpesçer, nin saber nada de vuestra fazienda, et de fecho fiziere tanto mal et tales manzellamientos a aquel vuestro enemigo con quien él ha algunos debdos, que veades vos que non le finca logar para se poder nunca avenir con él, estonce podredes vos fiar en el, pero siempre fiat en él tanto de que vos non pueda venir daño.

El conde tovo este por buen consejo, et fizolo assi, et fallose dello muy bien.

Et porque don Johan entendio que este exiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Al que tu enemigo suel'seer, nunca quieras en él mucho creer.

Et la istoria deste exienplo es ésta que se sigue:

Exemplo XX

De lo que contesçio a un rey con un omne quel' dixo quel' faria alquimia

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, en esta manera:

-Patronio, un omne vino a mi et dixo que me faria cobrar muy grand pro et grand onra, et para esto que avia mester que catasse alguna cosa de lo mio con que se començasse aquel fecho; ca desque fuesse acabado, por un dinero avria diez. Et por el buen entendimiento que Dios en vos puso, ruégovos que me digades lo que vierdes que me cumple de fazer en ello.

-Señor conde, para que fagades en esto lo que fuete mas vuestra pro, plazerme ia que sopiéssedes lo que contesçio a un rey con un omne quel' dizia que sabia fazer alquimia.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, un omne era muy grand golfin et avia muy grand sabor de enrrequesçer et de salir de aquella mala vida que passava. Et aquel omne sopo que un rey que non era de muy buen recado se trabajava de fazer alquimia.

Et aquel golfin tomo çient doblas et limolas, et de aquellas limaduras fizo, con otras cosas que puso con ellas, çient pellas, et cada una de aquellas pellas pesava una dobla, et demas las otras cosas que él mezclo con las limaduras de las doblas. Et fuesse para una villa do era el rey, et vistiosse de paños muy assessegados et levo aquellas pellas et vendiolas a un espeçiero. Et el espeçiero pregunto que para qué eran aquellas pellas, et el golfin dixol' que para muchas cosas, et señaladamente, que sin aquella cosa, que se non podia fazer el alquimia, et vendiol' todas las cient pellas por cuantia de dos o tres doblas. Et el espeçiero preguntol' como avian nombre aquellas pellas, et el golfin dixol' que avian nombre tabardie.

Et aquel golfin moro un tiempo en aquella villa en manera de omne muy assessegado et fue diziendo a unos et a otros, en manera de poridat, que sabia fazer alquimia.

Et estas nuebas llegaron al rey, et envio por él et preguntol' si sabia fazer alquimia. Et el golfin, como quier quel' fizo muestra que se queria encobrir et que lo non sabia, al cabo diol' a entender que lo sabia; pero dixo al rey quel' consejava que deste fecho non fiasse de omne del mundo nin aventurasse mucho de su aver, pero si quisiesse, que provaria ante'l un poco et quel' amostraria lo que ende sabia. Esto le gradesçio el rey mucho, et paresçiol' que, segund estas palabras, que non podia aver ý ningun engaño. Estonçe fizo traer las cosas que quiso, et eran cosas que se podian fallar et entre las otras mando traer una pella de tabardie. Et todas las cosas que mando traer non costaban mas de dos o tres dineros. Desque las traxieron et las fundieron ante'l rey salio peso de una dobla de oro fino. Et desque el rey vio que de cosa que costaba dos o tres dineros salia una dobla, fue muy alegre et tovose por el mas bien andante del mundo, et dixo al golfin que esto fazia, que cuidava el rey que era muy buen omne, que fiziesse mas.

Et el golfin respondiol', como si non sopiesse mas daquello:

-Señor, cuanto yo desto sabia, todo vos lo he mostrado, et daqui adelante vos lo faredes tan bien como yo; pero conviene que sepades una cosa: que cualquier destas cosas que mengue non se podria fazer este oro.

Et desque esto ovo dicho, espediose del rey et fuesse para su casa.

El rey probo sin aquel maestro de fazer el oro, et doblo la reçepta, et salio peso de dos doblas de oro. Otra vez doblo la reçepta, et salio peso de cuatro doblas; et assi como fue cresçiendo la recepta, assi salio pesso de doblas. Desque el rey vio que él podia fazer cuanto oro quisiese, mando traer tanto daquellas cosas para que pudiese fazer mill doblas. Et fallaron todas las otras cosas, mas non fallaron el tabardie. Desque el rey vio que pues men-guava el tabardie, que se non podia fazer el oro, envio por aquel que gelo mostrara fazer, et dixol' que non podia fazer el oro como solia. Et él preguntol' si tenia todas las cosas que él le diera por escripto. Et el rey dixol' que si, mas quel' menguava el tabardie.

Estonçe le dixo el golfin que por cualquier cosa que menguasse que non se podia fazer el oro, et que assi lo abia él dicho el primero dia.

Estonçe pregunto el rey si sabia él do avia este tabardie; et el golfin le dixo que si.

Entonce le mando el rey que, pues él sabia do era, que fuesse él por ello et troxiesse tanto porque pudiesse fazer tanto cuanto oro quisiesse.

El golfin le dixo que como quier que esto podria fazer otri tan bien o mejor que él, si el rey lo fallasse por su serviçio, que iria por ello: que en su tierra fallaria ende asaz. Estonçe conto el rey lo que podria costar la compra et la despensa et monto muy grand aver.

Et desque el golfin lo tovo en su poder, fuesse su carrera et nunca torno al rey. Et assi finco el rey engañado por su mal recabdo. Et desque vio que tardava mas de cuanto devia, envio el rey a su casa por saber si sabian de'l algunas nuebas. Et non fallaron en su casa cosa del mundo, sinon un arca cerrada; et desque la avrieron, fallaron ý un escripto que dizia assi:

« Bien creed que non a en el mundo tabardie; mas sabet que vos he engañado, et cuando yo vos dizia que vos faria rico, deviérades me dezir que lo feziesse primero a mi et que me creeriedes. »

A cabo de algunos dias, unos omnes estavan riendo et trebejando et escribian todos los omnes que ellos conosçian, cada uno de cual manera era, et dizian: « Los ardides son fulano et fulano; et los ricos, fulano et fulano; et los cuerdos, fulano et fulano ». Et assi de todas las otras cosas buenas o contrarias. Et cuando ovieron a escrivir los omnes de mal recado, escrivieron ý el rey. Et cuando el rey lo sopo, envio por ellos et asseguroles que les non faria ningun mal por ello, et dixoles que por quél' escrivieran por omne de mal recabdo. Et ellos dixiéronlo: que por razon que diera tan grand aver a omne estraño et de quien non tenia ningun recabdo.

Et el rey les dixo que avian errado, et que si viniesse aquel que avia levado el aver que non fincaria él por omne de mal recabdo. Et ellos le dixieron que ellos non perdian nada de su cuenta, ca si el otro viniesse, que sacarian al rey del escripto et que pornian a él.

Et vos, señor conde Lucanor, si queredes que non vos tengan por omne de mal recabdo, non aventuredes por cosa que non sea çierta tanto de lo vuestro, que vos arrepintades si lo perdierdes por fuza de aver grand pro, seyendo en dubda.

Al conde plogo deste consejo, et fizolo assi, et fallose dello bien.

Et beyendo don Johan que este exiemplo era bueno, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Non aventuredes mucho la tu riqueza, por consejo del que a grand pobreza.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXI

De lo que contesçio a un rey moço con un muy grant filosofo a qui lo acomendara su padre

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, assi acaesçio que yo avia un pariente a qui amava mucho, et aquel mi pariente fino et dexo un fijo muy pequenuelo, et este moço criolo yo. Et por el grand debdo et grand amor que avia a su padre, et otrosi, por la grand ayuda que yo atiendo de'l desque sea en tiempo para me la fazer, sabe Dios quel' amo como si fuesse mi fijo. Et como quier que el moço ha buen entendimiento et fio por Dios que seria muy buen omne, pero porque la moçedat engaña muchas vezes a los moços et non les dexa fazer todo lo que les cumpliria mas, plazerme ia si la moçedat non engañasse tanto a este moço.

Et por el buen entendimiento que vos avedes, ruégovos que me digades en qué manera podria yo guisar que este moço fiziesse lo que fuesse mas aprovechoso para el cuerpo et para la su fazienda.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos fiziésedes en fazienda deste mozo lo que al mio cuidar seria mejor, mucho querria que sopiéssedes lo que contesçio a un muy grand filosofo con un rey moço, su criado.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, un rey avia un fijo et diolo a criar a un filosofo en que fiava mucho; et cuando el rey fino, finco el rey su fijo moço pequeño. Et criolo aquel filosofo fasta que passo por XV años. Mas luego que entro en la mancebia, començo a despreçiar el consejo daquel que lo criara et allegosse a otros consegeros de los mançebos et de los que non avian tan grand debdo con él porque mucho fiziessen por le guardar de daño. Et trayendo su fazienda en esta guisa, ante de poco tiempo llego su fecho a logar que también las maneras et costumbres del su cuerpo, como la su fazienda, era todo muy empeorado. Et fablavan todas las gentes muy mal de como perdia aquel rey moço el cuerpo et la fazienda. Yendo aquel pleito tan a mal, el filosofo que criara al rey et se sintia et le pessaba ende mucho, non sabia qué fazer, ca ya muchas vezes provara de lo castigar con ruego et con falago, et aun maltrayéndolo, et nunca pudo fazer ý nada, ca la moçedat lo estorvava todo. Et desque el filosofo vio que por otra manera non podia dar consejo en aquel fecho, penso esta manera que agora oiredes.

El filosofo començo poco a poco a dezir en casa del rey que él era el mayor agorero del mundo. Et tantos omnes oyeron esto que lo ovo de saber el rey moço; et desque lo sopo, pregunto el rey al filosofo si era verdat que sabia catar aguero tan bien como lo dizian.

Et el filosofo, comoquier quel' dio a entender que lo queria negar, pero al cabo dixol' que era verdat, mas que non era mester que omne del mundo lo sopiesse. Et como los moços son quexosos para saber et para fazer todas las cosas, el rey, que era moço, quexavase mucho por veer como catava los agueros el filosofo; et cuanto el filosofo mas lo alongava, tanto avia el rey moço mayor quexa de lo saber, et tanto afinco al filosofo, que puso con él de ir un dia de grand mañana con él a los catar en manera que non lo sopiesse ninguno.

Et madurgaron mucho; et el filosofo endereço por un valle en que avia pieça de aldeas yermas; et desque passaron por muchas, vieron una corneja que estava dando vozes en un arbol. Et el rey mostrola al filosofo, et él fizo contenente que la entendia.

Et otra corneja començo a dar vozes en otro arbol, et amas las cornejas estudieron assi dando vozes, a vezes la una et a vezes la otra. Et desque el filosofo escucho esto una pieça començo a llorar muy fieramente et ronpio sus paños, et fazia el mayor duelo del mundo.

Cuando el rey moço esto vio, fue muy espantado et pregunto al filosofo que por qué fazia aquello. Et el filosofo diol' a entender que gelo queria negar. Et desque lo afinco mucho, dixol' que mas queria seer muerto que bivo, ca non tan solamente los omnes, mas que aun las aves, entendian ya como, por su mal recabdo, era perdida toda su tierra et su fazienda et su cuerpo despreçiado. Et el rey moço preguntol' como era aquello.

Et él dixol' que aquellas dos cornejas avian puesto de casar el fijo de la una con la fija de la otra; et que aquella corneja que començara a fablar primero, que dezia a la otra que pues tanto avia que era puesto aquel casamiento, que era bien que los casassen. Et la otra corneja dixol' que verdat era que fuera puesto, mas que agora ella era mas rica que la otra, que, loado a Dios, después que este rey regnara, que eran yermas todas las aldeas de aquel valle, et que fallava ella en las casas yermas muchas culuebras et lagartos et sapos et otras tales cosas que se crian en los lugares yermos, porque avian muy mejor de comer que solia et por ende que non era estonçe el casamiento egual. Et cuando la otra corneja esto oyo, començo a reir et respondiol' que dizia poco seso si por esta razon queria alongar el casamiento, que sol' que Dios diesse vida a este rey, que muy aina seria ella mas rica que ella, ca muy aina seria yermo aquel valle otro do ella morava en que avia diez tantas aldeas que en el suyo, et que por esto non avia qué alongar el casamiento. Et por esto otorgaron amas las cornejas de ayuntar luego el casamiento.

Cuando el rey moço esto oyo, pesol' ende mucho, et començo a cuidar como era su mengua en ermar assi lo suyo. Et desque el filosofo vio el pesar et el cuidar que el rey moço tomava, et que habia sabor de cuidar en su fazienda, diol' muchos buenos consejos, en guisa que en poco tiempo fue su fazienda toda endereçada, también de su cuerpo, como de su regno.

Et vos, señor conde, pues criastes este moço, et querriades que se endereçasse su fazienda, catad alguna manera que por exiemplos o por palabras maestradas et falagueras le fagades entender su fazienda, mas por cosa del mundo non derrangedes con él castigandol' nin maltrayéndol', cuidandol' endereçar; ca la manera de los mas de los moços es tal, que luego aborreçen al que los castiga, et mayormente si es omne de grand guisa, ca liévanlo a manera de menospreçio, non entendiendo cuanto lo yerran; ca non an tan buen amigo en el mundo como el que castiga el moço porque non faga su daño, mas ellos non lo toman assi, sinon por la peor manera. Et por aventura caeria tal desamor entre vos et él, que ternia daño a entramos para adelante.

Al conde plogo mucho deste consejo que Patronio le dio, et fizolo assi, et fallose ende bien.

Et porque don Johan se pago mucho deste exiemplo, fizolo poner en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Non castigues moço maltrayéndol', mas dilo comol' vaya plaziéndol'.

Et la istoria deste exienplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXII

De lo que contesçio al leon et al toro

Fablava otra vez el conde Lucanor con Patronio, su consegero, et dixole assi:

-Patronio, yo he un amigo muy poderoso et muy onrado, et comoquier que fasta aqui nunca fallé en él sinon buenas obras, agora dizenme que me non ama tan derechamente como suele, et aun, que anda buscando maneras porque sea contra mi. Et yo esto agora en grandes dos cuidados: el uno es porque me he reçelo que si por aventura él contra mi quisiere seer, que me pueda venir grand daño; el otro es que me he reçelo que si él entiende que yo tomo del esta sospecha et que me vo guardando de'l, que él, otrosi, que fara esso mismo, et que assi ira cresçiendo la sospecha et el desamor poco a poco fasta que nos aviemos a desabenir. Et por la grant fiança que yo en vos he, ruégovos que me consejedes lo que bierdes que mas me cumple de fazer en esto.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que desto vos podades guardar, plazerme ia mucho que sopiésedes lo que contecio al leon et al toro.

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, el leon et el toro eran mucho amigos, et porque ellos son animalias muy fuertes et muy reçias, apoderavanse et enseñorgavan todas las otras animalias: ca el leon, con el ayuda del toro, apremiava todas las animalias que comen carne; et el toro, con el ayuda del leon, apremiava todas las animalias que pacen la yerva. Et desque todas las animalias entendieron que el leon et el toro les apremiavan por el ayuda que fazian el uno al otro, et vieron que por esto les vinia grand premia et grant daño, fablaron todos entre si qué manera podrian catar para salir desta premia. Et entendieron que si fiziesen desabenir al leon et al toro, que serian ellos fuera de la premia de que los traian apremiados el leon et el toro. Et porque el raposo et el carnero eran mas allegados a la privança del leon et del toro que las otras animalias, rogaronles todas las animalias que trabajassen cuanto pudiessen para meter desabenimiento entre ellos. Et el raposo et el carnero dixeron que se trabajarian cuanto pudiesen por fazer esto que las animalias querian.

Et el raposo, que era consegero del leon, dixo al osso, que es el mas esforçado et mas fuerte de todas las vestias que comen carne en pos el leon, quel' dixiesse que se reçelaba que el toro andava catando manera para le traer cuanto daño pudiesse, et que dias avié que gelo avian dicho esto, et como quier que por aventura esto non era verdat, pero que parasse mientes en ello.

Et esso mismo dixo el carnero, que era consejero del toro, al cavallo, que es el mas fuerte animal que a en esta tierra de las bestias que pacen yerva.

El osso et el cavallo cada uno dellos dixo esta razon al leon et al toro. Et como quier que el leon et el toro non creyeron esto del todo, aun tomaron alguna sospecha que aquellos que eran los mas onrados del su linage et de su compaña, que gelo dizian por meter mal entrellos, pero con todo esso ya cayeron en alguna sospecha. Et cada uno dellos fablaron con el raposo et con el carnero, sus privados.

Et ellos dixiéronles que como quier que por aventura el osso et el cavallo les dizian esto por alguna maestria engañosa, que con todo esso, que era bien que fuessen parando mientes en los dichos et en las obras que faria dalli adelante el leon et el toro, et segund que viessen, que assi podrian fazer.

Et ya con esto cayo mayor sospecha entre el leon et el toro. Et desque las animalias entendieron que el leon et el toro tomaron sospecha el uno del otro, començaronles a dar a entender mas descubiertamente que cada uno dellos se reçelava del otro et que esto non podria ser sinon por las malas voluntades que tenian escondidas en los coraçones.

Et el raposo et el carnero, como falsos consejeros, catando su pro et olbidando la lealtad que avian de tener a sus señores, en logar de los desengañar, engañaronlos; et tanto fizieron, fasta que el amor que solia seer entre el leon et el toro torno en muy grand desamor; et desque las animalias esto vieron, començaron a esforçar a aquellos sus mayorales fasta que les fizieron començar la contienda, et dando a entender cada uno dellos a su mayoral quel' guardava, et guardavanse los unos et los otros, et fazian tornar todo el daño sobre el leon et sobre el toro.

Et a la fin, el pleito vino a esto: que como quier que el leon fizo mas daño et mas mal al toro et abaxo mucho el su poder et la su onra, pero sienpre el leon finco tan desapoderado dalli adelante que nunca pudo enseñorar las otras vestias nin apoderarse dellas como solia, también de las del su linage como de las otras. Et assi, porque el leon et el toro non entendieron que por el amor et el ayuda que el uno tomava del otro, eran ellos onrados et apoderados de todas las otras animalias, et non guardaron el amor aprovechoso que avian entre si, et non se sopieron guardar de los malos consejos que les dieron para sallir de su premia et apremiar a ellos, fincaron el leon et el toro tan mal de aquel pleito, que assi como ellos eran ante apoderados de todos, asi fueron después todos apoderados dellos.

Et vos, señor conde Lucanor, guardatvos que estos que en esta sospecha vos ponen contra aquel vuestro amigo, que vos lo non fagan por traer a aquello que troxieron las animalias al leon et al toro. Et por ende, conséjovos yo que si aquel vuestro amigo es omne leal et fallastes en él sienpre buenas obras et leales et fiades en él como omne deve fiar del buen fijo o del buen hermano, que non creades cosa que vos digan contra él. Ante, vos consejo quel' digades lo que vos dixieren de'l, et él luego vos dira otrosi lo que dixieren a él de vos. Et fazed tan grant escarmiento en los que esta falsedat cuidaren ordir, porque nunca otros se atrevan a lo començar otra vegada. Pero si el amigo non fuere desta manera que es dicha, et fuere de los amigos que se aman por el tiempo, o por la ventura, o por el mester, a tal amigo como éste, sienpre guardat que nunca digades nin fagades cosa porque él pueda entender que de vos se mueva mala sospecha nin mala obra contra él, et dat passada a algunos de sus yerros; ca por ninguna manera non puede seer que tan grant daño vos venga a desora de que ante non veades alguna señal çierta, como seria el daño que vos vernia si vos desabiniésedes por tal engaño et maestria como desuso es dicho; pero al tal amigo sienpre le dat a entender en buena manera que, assi como cumple a vos la su ayuda, que assi cumple a él la vuestra; et lo uno faziéndol' buenas obras et mostrandol' buen talante et non tomando sospecha de'l sin razon, nin creyendo dicho de malos omnes et dando alguna passada a sus yerros; et lo al, monstrandol' que assi como cumple a vos la su ayuda, que assi cumple a él la vuestra. Por estas maneras durara el amor entre vos, et seredes guardados de non caer en el yerro que cayeron el leon et el toro.

Al conde plogo mucho deste consejo que Patronio le dio, et fizolo assi, et fallose ende bien.

Et entendiendo don Johan que este exiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Por falso dicho de omne mintroso non pierdas amigo aprovechoso.

Et la istoria deste exienplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXIII

De lo que fazen las formigas para se mantener

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, en esta manera:

-Patronio, loado a Dios, yo so assaz rico, et algunos conséjanme que pues lo puedo fazer, que non tome otro cuidado, sinon tomar plazer et comer et bever et folgar, que assaz he para mi vida, et aun, que dexe a mios fijos bien heredados. Et por el buen entendimiento que vos avedes, ruégovos que me consejedes lo que vos paresçe que devo fazer.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, como quier que el folgar et tomar plazer es bueno, para que vos fagades en esto lo que es mas aprovechoso, plazerme ia que sopiéssedes lo que faze la formiga para mantenimiento de su vida.

Et el conde le pregunto como era aquello, et Patronio le dixo:

-Señor conde Lucanor, ya vos veedes cuanto pequeña cosa es la formiga, et, segund razon, non devia aver muy grand aperçebimiento, pero fallaredes que cada año, al tiempo que los omnes cogen el pan, sallen ellas de sus formigueros et van a las eras et traen cuanto pan pueden para su mantenimiento, et métenlo en sus casas. Et a la primera agua que viene, sacanlo fuera; et las gentes dizen que lo sacan a enxugar, et non saben lo que dizen, ca non es assi la verdat; ca bien sabedes vos que cuando las formigas sacan la primera vez el pan fuera de sus formigueros, que estonçe es la primera agua et comiença el invierno, et pues si ellas, cada que lloviesse, oviessen de sacar el pan para lo enxugar, luenga lavor ternian, et demas que non podrian aver sol para lo enxugar, ca en el invierno non faze tantas vegadas sol que lo pudiessen enxugar.

Mas la verdat porque ellas lo sacan la primera vez que llueve es ésta: ellas meten cuanto pan pueden aver en sus casas una vez, et non catan por al, sinon por traer cuanto fallan. Et desque lo tienen ya en salvo, cuidan que tienen ya recabdo para su vida esse año. Et cuando viene la lluvia et se moja, el pan comiença de naçer; et ellas veen que si el pan naçe en los formigueros, que en logar de se gobernar dello, que su pan mismo las mataria, et serian ellas ocasion de su daño. Et entonçe sacanlo fuera et comen aquel coraçon que a en cada grano de que sale la semiente et dexan todo el grano entero. Et después, por lluvia que faga, non puede naçer, et goviérnanse de'l todo el año.

Et aun fallaredes que maguer que tengan cuanto pan les complia, que cada que buen tiempo faze, non dexan de acarrear cualesquier erbizuelas que fallan. Et esto fazen reçelando que les non cumplira aquello que tienen; et mientre an tiempo, non quieren estar de valde nin perder el tiempo que Dios les da, pues se pueden aprovechar de'l.

Et vos, señor conde, pues la formiga, que es tan mesquina cosa, ha tal entendimiento et faze tanto por se mantener, bien devedes cuidar que non es buena razon para ningun omne, et mayormente para los que an de mantener grand estado et governar a muchos, en querer sienpre comer de lo ganado; ca çierto sed que por grant aver que sea, onde sacan cada dia et non ponen ý nada, que non puede durar mucho, et demas paresçe muy grand amortiguamiento et grand mengua de coraçon. Mas el mio consejo es éste: que si queredes comer et folgar, que lo fagades sienpre manteniendo vuestro estado et guardando vuestra onra, et catando et aviendo cuidado como avredes de que lo cumplades, ca si mucho ovierdes et bueno quisierdes seer, assaz avredes logares en que lo despendades a vuestra onra.

Al conde plogo mucho deste consejo que Patronio le dio, et fizolo assi, et fallose ende bien.

Et porque don Johan se pago deste exiemplo, fizolo poner en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Non comas sienpre lo que as ganado; bive tal vida que mueras onrado.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXIV

De lo que contesçio a un rey que queria provar a tres sus fijos

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, et dixole assi:

-Patronio, en la mi casa se crian muchos moços, dellos omnes de grand guisa et dellos que lo non son tanto, et beo en ellos muchas maneras et muy estrañas. Et por el grand entendimiento que vos avedes, ruégovos que me digades, cuanto vos entendedes, en qué manera puedo yo conosçer cual moço recudra a seer mejor omne.

-Señor conde -dixo Patronio-, esto que me vos dezides es muy fuerte cosa de vos lo dezir ciertamente, ca non se puede saber çiertamente ninguna cosa de lo que es de venir; et esto que vos preguntades es por venir, et por ende non se puede saber ciertamente; mas lo que desto se puede saber es por señales que paresçen en los moços, también de dentro como de fuera; et las que paresçen de fuera son las figuras de la cara et el donaire et la color et el talle del cuerpo et de los miembros, ca por estas cosas paresçe la señal de la complision et de los miembros prinçipales, que son el coraçon et el meollo et el figado; como quier que estas son señales non se puede saber lo çierto; ca pocas vezes se acuerdan todas las señales a una cosa; ca si las unas señales muestran lo uno, muestran las otras el contrario; pero a lo mas, segund son estas señales, assi recuden las obras.

Et las mas çiertas señales son las de la cara, et señaladamente las de los ojos, et otrosi el donaire; ca muy pocas vezes fallesçen éstas. Et non tengades que el donarie se dize por seer omne fermoso en la cara nin feo, ca muchos omnes son pintados et fermosos, et non an donarie de omne; et otros paresçen feos, que an buen donario para seer omnes apuestos.

Et el talle del cuerpo et de los miembros muestran señal de la complision et paresçe si deve seer valiente o ligero, et las tales cosas. Mas el talle del cuerpo et de los miembros non muestran çiertamente cuales deven seer las obras. Et con todo esto, éstas son señales, et pues digo señales, digo cosa non çierta, ca la señal sienpre es cosa que paresce por ella lo que deve seer; mas non es cosa forçada que sea assi en toda guisa. Et éstas son las señales de fuera, que siempre son muy dubdosas para conosçer lo que vos me preguntades. Mas para conosçer los moços por las señales de dentro que son ya cuanto mas ciertas, plazerme ia que sopiésedes como provo una vez un rey moro a tres fijos que avia, por saber cual dellos seria mejor omne.

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, un rey moro avia tres fijos; et porque el padre puede fazer que regne cual fijo de los suyos él quisiere, después que el rey llego a la vegez, los omnes buenos de su tierra pidiéronle por merçed que les señalasse cual daquellos sus fijos queria que regnasse en pos él. Et el rey dixoles que dende a un mes gelo diria.

Et cuando vino a ocho o a dies dias, una tarde dixo al fijo mayor que otro dia grand mañana queria cavalgar et que fuesse con él. Otro dia, vino el infante mayor al rey, pero que non tan mañana como el rey, su padre, dixiera. Et desque llego, dixol' el rey que se queria vestir, quel' fiziesse traer los paños. El infante dixo al camarero que troxiesse los paños; el camarero pregunto que cuales paños queria. El infante torno al rey et preguntol' que cuales paños queria. El rey dixole que el aljuva; et él torno al camarero et dixole que el aljuva queria el rey. Et el camarero le pregunto que cual almexia queria, et el infante torno al rey a gelo preguntar. Et assi fizo por cada vestidura, que sienpre iva et vinia por cada pregunta, fasta que el rey tovo todos los paños. Et vino el camarero, et le vistio et lo calço.

Et desque fue vestido et calçado, mando el rey al infante que fiziesse traer el cavallo, et él dixo al que guardava los cavallos del rey quel' troxiesse el cavallo, et el que los guardava dixole que cual cavallo traeria; et el infante torno con esto al rey, et assi fizo por la siella et por el freno et por el espada et las espuellas; et por todo lo que avia mester para cavalgar, por cada cosa fue preguntar al rey.

Desque todo fue guisado, dixo el rey al infante que non podia cavalgar, et que fuesse él andar por la villa et que parasse mientes a las cosas que veria porque lo sopiesse retraer al rey.

El infante cavalgo et fueron con él todos los onrados omnes del rey et del regno, et ivan ý muchas trompas et tabales et otros strumentos. El infante andido una pieça por la villa, et desque torno al rey, preguntol' quél' paresçia de lo que viera. Et el infante dixole que bien le paresçia, sinon quel' fazian muy grand roido aquellos estrumentes.

Et a cabo de otros dias, mando el rey al fijo mediano que veniesse a él otro dia mañana, et el infante fizolo assi. Et el rey fizo todas las pruevas que fiziera al infante mayor, su hermano, et el infante fizolo, et dixo bien como el hermano mayor.

Et a cabo de otros dias, mando al infante menor, su fijo, que fuesse con él de grand mañana. Et el infante madurgo ante que el rey despertasse, et espero fasta que desperto el rey; et luego que fue espierto, entro el infante et omillosele con la reverençia que devia. Et el rey mandol' quel' fiziesse traer de bestir. Et el infante pregunto qué paños queria, et en una vez le pregunto por todo lo que avia de bestir et de callar, et fue por ello et traxogelo todo. Et non quiso que otro camarero lo vestiesse nin lo calçasse sinon él, dando a entender que se ternia por de buena ventura si el rey, su padre, tomasse plazer o serviçio de lo que él pudiesse fazer, et que pues su padre era, que razon et aguisado era de fazer cuantos serviçios et omildades pudiesse.

Et desque el rey fue vestido et calçado, mando al infante quel' fiziesse traer el cavallo. Et él preguntole cual cavallo queria, et con cual siella et con cual freno, et cual espada, et por todas las cosas que eran mester paral' cavalgar, et quién queria que cavalgasse con él, et assi por todo cuanto cumplia. Et desque todo lo fizo, non pregunto por ello mas de una vez, et traxolo et aguisolo como el rey lo avia mandado.

Et desque todo fue fecho, dixo el rey que non queria cavalgar, mas que cavalgasse él et quel' contasse lo que viesse. Et el infante cavalgo et fueron con él todos como fizieran con los otros sus hermanos; mas él nin ninguno de sus hermanos, nin omne del mundo, non sabié nada de la razon porque el rey fazia esto.

Et desque el infante cavalgo, mando quel' mostrassen toda la villa de dentro, et las calles et do tenia el rey sus tesoros, et cuantos podian seer, et las mezquitas et toda la nobleza de la villa de dentro et las gentes que ý moravan. Et después salio fuera et mando que saliessen alla todos los omnes de armas, et de cavallo et de pie, et mandoles que trebejassen et le mostrassen todos los juegos de armas et de trebejos, et vio los muros et las torres et las fortalezas de la villa. Et desque lo ovo visto, tornosse paral rey, su padre.

Et cuando torno era ya muy tarde. Et el rey le pregunto de las cosas que avia visto. Et el infante le dixo que si a él non pesasse, que él le diria lo quel' paresçia de lo que avia visto. Et el rey le mando, so pena de la su bendiçion, quel' dixiesse lo quel' paresçia. Et el infante le dixo que como quier que él era muy leal rey, quel' paresçia que non era tan bueno como devia, ca si lo fuesse, pues avia tan buena gente et tanta, et tan grand poder et tan grand aver, et que si por él non fincasse, que todo el mundo devia ser suyo.

Al rey plogo mucho deste denuesto que el infante le dixo.

Et cuando vino el plazo a que avia de dar respuesta a los de la tierra, dixoles que aquel fijo les dava por rey.

Et esto fizo por las señales que vio en los otros et por las que vio en éste. Et como quier que mas quisiera cualquier de los otros para rey, non tovo por aguisado de lo fazer por lo que vio en los unos et en el otro.

Et vos, señor conde, si queredes saber cual moço seria mejor, parat mientes a estas tales cosas, et assi podredes entender algo et por aventura lo mas dello que a de ser de los moços.

Al conde plogo mucho de lo que Patronio le dixo.

Et porque don Johan tovo este por buen exienplo, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Por obras et maneras podras conosçer a los moços cuales deven los mas seer.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXV

De lo que contesçio al conde de Provençia, como fue librado de la prision por el consejo que le dio Saladin

El conde Lucanor fablava una vez con Patronio, su consegero, en esta manera:

-Patronio, un mio vasallo me dixo el otro dia que queria casar una su parienta, et assi como él era tenudo de me consejar lo mejor que él pudiesse, que me pidia por merçed quel' consejasse en esto lo que entendia que era mas su pro, et dixome todos los casamientos quel' traian. Et porque éste es omne que yo querria que lo acertasse muy bien, et yo sé que vos sabedes mucho de tales cosas, ruégovos que me digades lo que entendedes en esto, porquel' yo pueda dar tal consejo que se falle él vien dello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que podades bien consejar a todo omne que aya de casar su parienta, plazerme ia mucho que sopiéssedes lo qué contesçio al conde de Provençia con Saladin, que era soldan de Babilonia.

El conde Lucanor le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, un conde ovo en Provençia que fue muy buen omne et deseava mucho fazer en guisa porquel' oviesse Dios merçed al alma et ganasse la gloria del Paraiso, faziendo tales obras que fuessen a grand su onra et del su estado. Et para que esto pudiesse complir, tomo muy grand gente consigo, et muy bien aguisada, et fuesse para la Tierra Sancta de Ultramar, poniendo en su coraçon que por quequier quel' pudiesse acaesçer, que siempre seria omne de buena ventura, pues le vinia estando él derechamente en serviçio de Dios. Et porque los juizios de Dios son muy marabillosos et muy ascondidos, et Nuestro Señor tiene por bien de tentar muchas vezes a los sus amigos, pero si aquella temptaçion saben sofrir, sienpre Nuestro Señor guisa que torne el pleito a onra et a pro de aquel a quien tienta; et por esta razon tovo Nuestro Señor por bien de temptar al conde de Provençia, et consentio que fuesse preso en poder del soldan.

Et como quier que estava preso, sabiendo Saladin la grand vondat del conde, faziale mucho bien et mucha onra, et todos los grandes fechos que avia de fazer, todos los fazia por su consejo. Et tan bien le consejava el conde et tanto fiava de'l el soldan que como quier que estava preso, que tan grand logar et tan grand poder avia, et tanto fazian por él en toda la tierra de Saladin, como farian en la suya misma.

Cuando el conde se partio de su tierra, dexo una fija muy pequeñuela. Et el conde estudo tan grand tiempo en la prision, que era ya su fija en tiempo para casar; et la condesa, su muger, et sus parientes enviaron dezir al conde cuantos fijos de reys et otros grandes omnes la demandavan por casamiento.

Et un dia, cuando Saladin vino a fablar con el conde, desque ovieron acordado aquello porque Saladin alli viniera, fablo con él el conde en esta manera:

-Señor, vos me fazedes a mi tanta merçed et tanta onra et fiades tanto de mi que me ternia por muy de buena ventura si vos lo pudiesse servir. Et pues vos, señor, tenedes por bien que vos conseje yo en todas las cosas que vos acaesçen, atreviéndome a la vuestra merçed et fiando del vuestro entendimiento, pidovos por merçed que me consejedes en una cosa que a mi acaesçio.

El soldan gradesçio esto mucho al conde, et dixol' quel' consejaria muy de grado; et aun, quel' ayudaria muy de buena mente en que quiera quel' cumpliesse.

Entonçe le dixo el conde de los casamientos quel' movian para aquella su fija et pidiol' por merced quel' consejasse con quién la casaria.

Et Saladin respondio assi:

-Conde, yo sé que tal es el vuestro entendimiento, que en pocas palabras que vos omne diga entendredes todo el fecho. Et por ende vos quiero consejar en este pleito segund lo yo entiendo. Yo non conosco todos estos que demandan vuestra fija, qué linage o qué poder an, o cuales son en los sus cuerpos o cuanta vezindat an convusco, o qué mejoria an los unos de los otros, et por ende que non vos puedo en esto consejar çiertamente; mas el mio consejo es éste: que casedes vuestra fija con omne.

El conde gelo tovo en merced, et entendio muy bien lo que aquello queria dezir. Et envio el conde dezir a la condessa, su muger, et a sus parientes el consejo que el soldan le diera, et que sopiesse de cuantos omnes fijos dalgo avia en todas sus comarcas, de qué maneras et de qué costumbres, et cuales eran en los sus cuerpos, et que non catassen por su riqueza nin por su poder, mas quel' enviassen por escripto dezir qué tales eran en si los fijos de los reyes et de los grandes señores que la demandavan et qué tales eran los otros omnes fijos dalgo que eran en las comarcas.

Et la condessa et los parientes del conde se marabillaron desto mucho, pero fizieron lo quel conde les envio mandar, et posieron por escripto todas las maneras et costumbres buenas et contrarias que avian todos los que demandavan la fija del conde, et todas las otras condiçiones que eran en ellos. Et otrosi, escrivieron cuales eran en si los otros omnes fijos dalgo que eran en las comarcas, et enviaronlo todo contar al conde.

Et desque el conde vio este escripto, mostrolo al soldan; et desque Saladin lo vio, como quier que todos eran muy buenos, fallo en todos los fijos de los reyes et de los grandes señores en cada uno algunas tachas: o de seer mal acostumbrados en comer o en vever, o en seer sañudos, o apartadizos,

o de mal reçebimiento a las gentes, et pagarse de malas compañas, o enbargados de su palabra, o alguna otra tacha de muchas que los omnes pueden aver. Et fallo que un fijo de un rico omne que non era de muy grand poder, que segund lo que paresçia del en aquel escripto, que era el mejor omne et el mas complido, et mas sin mala tacha de que él nunca oyera fablar. Et desque esto oyo el soldan, consejo al conde que casasse su fija con aquel omne, ca entendio que comoquier que aquellos otros eran mas onrados et mas fijos dalgo, que mejor casamiento era aquel et mejor casava el conde su fija con aquél que con ninguno de los otros en que oviesse una mala tacha, cuanto mas si oviesse muchas; et tovo que mas de preçiar era el omne por las sus obras que non por su riqueza, nin por nobleza de su linage.

El conde envio mandar a la condessa et a sus parientes que casassen su fija con aquel que Saladin le mandara. Et como quier que se marabillaron mucho ende, enviaron por aquel fijo de aquel rico omne et dixiéronle lo que el conde les envio mandar. Et él respondio que bien entendia que el conde era mas fijo dalgo et mas rico et mas onrado que él, pero que si él tan grant poder oviesse, que bien tenia que toda muger seria bien casada con él, et que esto que fablavan con él, si lo dizian por non lo fazer, que tenia que le fazian muy grand tuerto et quel' querian perder de balde. Et ellos dixieron que lo querian fazer en toda guisa, et contaronle la razon en como el soldan consejara al conde quel' diesse su fija ante que a ninguno de los fijos de los reyes nin de los otros grandes señores, señaladamente porquel' escogiera por omne. Desque él esto oyo, entendio que fablavan verdaderamente en el casamiento et tovo que, pues Saladin lo escogiera por omne et le fiziera allegar a tan grand onra, que non seria él omne si non fiziesse en este fecho lo que pertenesçia.

Et dixo luego a lla condessa et a los parientes del conde que si ellos querian que creyesse él que gelo dizian verdaderamente, quel' apoderasen luego de todo el condado et de todas las rendas, pero non les dixo ninguna cosa de lo que él avia pensado de fazer. A ellos plogo de lo que él les dizia, et apoderaronle luego de todo. Et él tomo muy grand aver, et en grand poridat, armo pieça de galeas et tovo muy grand aver guardado. Et desque esto fue fecho, mando guisar sus vodas para un dia señalado.

Et desque las vodas fueron fechas muy ricas et muy onradas, en la noche, cuando se ovo de ir para su casa do estava su muger, ante que se echassen en la cama, llamo a la condessa et a sus parientes et dixoles en grant poridat que bien sabién que el conde le escogiera entre otros muy mejores que él, et que lo fiziera porque el soldan le consejara que casasse su fija con omne et pues el soldan et el conde tanta onra le fizieran et lo escogieran por omne, que ternia él que non era omne si non fiziesse en esto lo que pertenesçia; et que se queria ir et que les dexava aquella donzella con qui él avia de casar, et el condado: que él fiava por Dios que él le endereçaria porque entendiessen las gentes que fazia fecho de omne.

Et luego que esto ovo dicho, cavalgo et fuesse en buena ventura. Et endereço al regno de Armenia, et moro ý tanto tiempo fasta que sopo muy bien el lenguaje et todas las maneras de la tierra. Et sopo como Saladin era muy caçador.

Et él tomo muchas buenas aves et muchos buenos canes, et fuesse para Saladin; et partio aquellas sus galeas et puso una en cada puerto, et mandoles que nunca se partiessen ende fasta quel gelo mandasse.

Et desque él llego al soldan, fue muy bien reçebido, pero non le beso la mano nin le fizo ninguna reverençia de las que omne deve fazer a su señor. Et Saladin mandol' dar todo lo que ovo mester, et él gradesçiogelo mucho, mas non quiso tomar del ninguna cosa et dixo que non viniera por tomar nada de'l; mas por cuanto bien oyera dezir de'l, que si él por bien toviesse, que queria bevir algun tiempo en la su casa por aprender alguna cosa de cuanto bien avia en él et en las sus gentes; et porque sabia que el soldan era muy caçador, que él traia muchas aves et muy buenas, et muchos canes, et si la su merçed fuesse, que tomasse ende lo que quisiesse, et con lo quel' fincaria a él, que andaria con él a caça, et le faria cuanto serviçio pudiesse en aquello et en al.

Esto le gradesçio mucho Saladin, et tomo lo que tovo por bien de lo que él traia, mas por ninguna guisa nunca pudo guisar que el otro tomasse de'l ninguna cosa, nin le dixiesse ninguna cosa de su fazienda, nin oviesse entrellos cosa porque él tomasse ninguna carga de Saladin porque fuesse tenido de lo guardar. Et assi andido en su casa un grand tiempo.

Et como Dios acarrea, cuando su voluntad es, las cosas que El quiere, guiso que alançaron los falcones a unas gruas. Et fueron matar la una de llas gruas a un puerto de la mar do estava la una de las galeas que el yerno del conde ý pusiera. Et el soldan, que iva en muy buen cavallo, et él en otro, alongaronse tanto de las gentes, que ninguno dellos non vio por do iva. Et cuando Saladin llego do los falcones estavan con la grua, descendio mucho aina por los acorrer. Et el yerno del conde que vinia con él, de quel' vio en tierra, llamo a los de la galea.

Et el soldan, que non parava mientes sinon por cevar sus falcones, cuando vio la gente de la galea en derredor de si, fue muy espantado. Et el yerno del conde metio mano a la espada et dio a entender quel queria ferir con ella. Et cuando Saladin esto vio, començosse a quexar mucho diziendo que esto era muy grand traiçion. Et el yerno del conde le dixo que non mandasse Dios, que bien sabia él que nunca él le tomara por señor, nin quisiera tomar nada de lo suyo, nin tomar de'l ningun encargo porque oviesse razon de lo guardar, mas que sopiesse que Saladin avia fecho todo aquello.

Et desque esto ovo dicho, tomolo et metiolo en la galea, et de que lo tovo dentro, contol' como él era el yerno del conde, et que era aquél que él escogiera, entre otros mejores que si, por omne; et pues él por omne lo escogiera, que bien entendia que non fuera él omne si esto non fiziera; et quel' pidia por merçed quel' diesse su suegro porque entendiesse que el consejo que él le diera que era bueno et verdadero, et que se fallava bien de'l.

Cuando Saladin esto oyo, gradesçio mucho a Dios, et plogol' mas porque açerto en el su consejo que sil' oviera acaesçido otra pro o otra onra por grande que fuesse. Et dixo al yerno del conde que gelo daria muy de buena mente.

Et el yerno del conde fio en el soldan, et sacolo luego de la galea et fuesse con él. Et mando a los de la galea que se alongassen del puerto tanto que non los pudiessen veer ningunos que ý llegassen.

Et el soldan et el yerno del conde cevaron muy bien sus falcones. Et cuando las gentes ý llegaron, fallaron a Saladin mucho alegre. Et nunca dixo a omne del mundo nada de cuanto le avia contesçido.

Et desque llegaron a lla villa, fue luego desçender a la casa do estava el conde preso et levo consigo al yerno del conde. Et desque vio al conde, començol' a dezir con muy grand alegria:

-Conde, mucho gradesco a Dios por la merçed que me fizo en acertar tan bien como acerté en el consejo que vos di en el casamiento de vuestra fija. Evad aqui vuestro yerno, que vos a sacado de presion.

Entonçe le conto todo lo que su yerno avia fecho, la lealdat et el grand esfuerço que fiziera en le prender et en fiar luego en él.

Et el soldan et el conde et cuantos esto sopieron, loaron mucho el entendimiento et el esfuerço et la lealdad del yerno del conde. Otrosi, loaron muncho las vondades de Saladin et del conde, et gradesçieron mucho a Dios porque quiso guisar de lo traer a tan buen acabamiento.

Entonçe dio el soldan muchos dones et muy ricos al conde et a su yerno; et por el enojo que el conde tomara en la prision, diol' dobladas todas las rentas que el conde pudiera levar de su tierra en cuanto estudo en la prision, et enviol' muy rico et muy honrado et muy bien andante para su tierra.

Et todo este bien vino al conde por el buen consejo que el soldan le dio que casasse su fija con omne.

Et vos, señor conde Lucanor, pues avedes a consejar aquel vuestro vasallo en razon del casamiento de aquella su parienta, consejalde que la prinçipal cosa que cate en el casamiento que sea aquél con quien la oviere de casar buen omne en si; ca si esto non fuere, por onra, nin por riqueza, nin por fidalguia que aya, nunca puede ser bien casada. Et devedes saber que el omne con vondad acreçenta la onra et alça su linage et acreçenta las riquezas. Et por seer muy fidalgo nin muy rico, si bueno non fuere, todo seria mucho aina perdido. Et desto vos podria dar muchas fazañas de muchos omnes de grand guisa que les dexaren sus padres et muy ricos et mucho onrados, et pues non fueron tan buenos como devian, fue en ellos perdido el linage et la riqueza; et otros de grand guisa et de pequeña que, por la grand vondad que ovieron en si, acresçentaron mucho en sus onras et en sus faziendas, en guisa que fueron muy mas loados et mas preçiados por lo que ellos fizieron et por lo que ganaron, que aun por todo su linage. Et assi entendet que todo el pro et todo el daño nasçe et viene de cual el omne es en si, de cualquier estado que sea. Et por ende, la primera cosa que se deve catar en el casamiento es cuales maneras et cuales costumbres et cual entendimiento et cuales obras a en si el omne o la muger que a de casar; et esto seyendo primero catado, dende en adelante, cuanto el linage es mas alto et la riqueza mayor et la apostura mas complida et la vezindat mas açerca et mas aprovechosa, tanto es el casamiento mejor.

Al conde plogo mucho destas razones que Patronio le dixo, et tovo que era verdat todo assi como él le dizia.

Et veyendo don Johan que este enxiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Qui omne es, faz todos los provechos; qui non lo es, mengua todos los fechos.

75

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXVI

De lo que contesçio al arvol de la Mentira

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et dixole asi:

-Patronio, sabet que esto en muy grand quexa et en grand roido con unos omnes que me non aman mucho; et estos omnes son tan reboltosos et tan mintrosos que nunca otra cosa fazen sinon mentir a mi et a todos los otros con quien an de fazer o de librar alguna cosa. Et las mentiras que dizen, sabenlas tan bien apostar et aprovéchanse tanto dellas, que me traen a muy grand daño, et ellos apodéranse mucho, et an gentes muy fieramente contra mi. Et aun creed que si yo quisiesse obrar por aquella manera, que por aventura lo sabria fazer tan bien como ellos; mas porque yo sé que la mentira es de mala manera, nunca me pagué della. Et agora, por el buen entendimiento que vos avedes, ruégovos que me consejedes qué manera tome con estos omnes.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos fagades en esto lo mejor et mas a vuestra pro, plazerme ia mucho que sopiéssedes lo que contesçio a la Verdat et a la Mentira.

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, la Mentira et la Verdat fizieron su compañia en uno, et de que ovieron estado assi un tiempo, la Mentira, que es mas acuçiosa, dixo a la Verdat que seria bien que pusiessen un arbol de que oviesen fructa et pudiessen estar a la su sonbra cuando fiziesse calentura. Et la Verdat, como es cosa llana et de buen talante, dixo quel' plazia.

Et de que el arbol fue puesto et començo a naçer, dixo la Mentira a la Verdat que tomasse cada una dellas su parte de aquel arbol. Et a la Verdat plogol' con esto. Et la Mentira, dandol' a entender con razones coloradas et apuestas que la raiz del arbol es la cosa que da la vida et la mantenençia al arbol, et que es mejor cosa et mas aprovechosa, consejo la Mentira a la Verdat que tomasse las raizes del arbol que estan so tierra et ella que se aventuraria a tomar aquellas ramiellas que avian a salir et estar sobre tierra, comoquier que era muy grand peligro porque estava a aventura de tajarlo o follarlo los omnes o roerlo las vestias o tajarlo las aves con las manos et con los picos o secarle la grand calentura o quemarle el grant yelo, et que de todos estos periglos non avia a sofrir ningunos la raiz.

Et cuando la Verdat oyo todas estas razones, porque non ay en ella muchas maestrias et es cosa de grand fiança et de grand creençia, fiosse en la Mentira, su compaña, et creo que era verdat lo quel' dizia, et tovo que la Mentira le consejava que tomasse muy buena parte, tomo la raiz del arbol et fue con aquella parte muy pagada. Et cuando la Mentira esto ovo acabado, fue mucho alegre por el engaño que avia fecho a su compañera diziéndol' mentiras fermosas et apostadas.

La Verdat metiosse so tierra para vevir o estavan las raizes que eran la su parte, et la Mentira finco sobre tierra do viven los omnes et andan las gentes et todas las otras cosas. Et como es ella muy fallaguera, en poco tiempo fueron todos muy pagados della. Et el su arbol començo a cresçer et echar muy grandes ramos et muy anchas fojas que fazian muy fermosa sonbra et paresçieron en él muy apuestas flores de muy fermosas colores et muy pagaderas a paresçencia.

Et desque las gentes vieron aquel arbol tan fermoso, ayuntavanse muy de buena mente a estar cabo de'l, et pagavanse mucho de la su sombra et de las sus flores tan bien coloradas, et estavan ý siempre las mas de las gentes; et aun los que se fallavan por los otros logares dizian los unos a los otros que si querian estar viçiosos et alegres, que fuessen estar a la sombra del arbol de la Mentira.

Et cuando las gentes eran ayuntadas so aquel arbol, como la Mentira es muy fallaguera et de grand sabiduria, fazia muchos plazeres a las gentes et amostravales de su sabiduria; et las gentes pagavanse de aprender de aquella su arte mucho. Et por esta manera tiro a si todas las mas gentes del mundo: ca mostrava a los unos mentiras senziellas, et a los otros mas sotiles, mentiras dobladas, et a otros, muy mas sabios, mentiras trebles.

Et devedes saber que la mentira senziella es cuando un omne dice a otro: « Don Fulano, yo faré tal cosa por vos », et él miente de aquello quel' dize. Et la mentira doble es cuando faze juras et omenages et rehenes et da otros por si que fagan todos aquellos pleitos, et en faziendo estos seguramientos, ha él ya pensado et sabe manera como todo esto tornara en mentira et en engaño. Mas la mentira treble, que es mortalmente engañosa, es la quel' miente et le engaña diziendo verdat.

Et desta sabiduria tal avia tanta en la Mentira et sabiala tan bien mostrar a los que se pagavan de estar a la sombra del su arbol, que les fazia acabar por aquella sabiduria lo mas de las cosas que ellos querian, et non fallavan ningun omne que aquella arte non sopiesse, que ellos non le troxiessen a fazer toda su voluntad. Et lo uno por la fermosura del arbol, et lo al con la grand arte que de la Mentira aprendian, deseavan mucho las gentes estar a aquella sombra et aprender lo que la Mentira les amostrava.

La Mentira estava mucho onrada et muy preçiada et mucho aconpañada de las gentes, et el que menos se llegava a ella et menos sabia de la su arte, menos le preçiavan todos, et aun él mismo se preçiava menos.

Et estando la Mentira tan bien andante, la lazdrada et despreçiada de la Verdat estava ascondida so tierra, et omne del mundo non sabia della parte, nin se pagava della, nin la queria buscar. Et ella, veyendo que non le avia fincado cosa en que se pudiesse mantener sinon aquellas raizes del arbol que era la parte quel' consejara tomar la Mentira, et con mengua de otra vianda, ovose a tornar a roer et a tajar et a governarse de las raizes del arbol de la Mentira. Et como quier que el arbol tenia muy buenas ramas et muy anchas fojas que fazian muy grand sombra et muchas flores de muy apuestas colores ante que pudiessen levar fructo fueron tajadas todas sus raizes, ca las ovo a comer la Verdat, pues non avia al de que se governar.

Et desque las raizes del arbol de la Mentira fueron todas tajadas, et estando la Mentira a la sombra del su arbol con todas las gentes que aprendian de la su arte, vino un viento et dio en el arbol, et porque las sus raizes eran todas tajadas, fue muy ligero de derribar et cayo sobre la Mentira et quebrantola de muy mala manera; et todos los que estavan aprendiendo de la su arte fueron todos muertos et muy mal feridos, et fincaron muy mal andantes.

Et por el lugar do estava el tronco del arbol salio la Verdat que estava escondida, et cuando fue sobre la tierra, fallo que la Mentira et todos los que a ella se allegaron eran muy mal andantes et se fallaron muy mal de cuanto aprendieron et usaron del arte que aprendieron de la Mentira.

Et vos, señor conde Lucanor, parad mientes que la mentira ha muy grandes ramos, et las sus flores, que son los sus dichos et los sus pensamientos et los sus fallagos, son muy plazenteros, et paganse mucho dellos las gentes, pero todo es sombra et nunca llega a buen fructo. Por ende, si aquellos vuestros contrarios usan de llas sabidurias et de los engaños de la mentira, guardatvos dellos cuanto pudierdes et non querades seer su conpañero en aquella arte, nin ayades envidia de la su buena andança que an por usar del arte de la mentira, ca cierto sed que poco les durara, et non pueden aver buena fin; et cuando cuidaren seer mas bien andantes, estonçe les fallecera assi como fallesçio el arbol de la Mentira a los que cuidavan estar muy bien andantes a su sombra; mas aunque la verdat sea menospreçiada, abraçatvos bien con ella et preciadla mucho, ca çierto seed que por ella seredes bien andante et abredes buen acabamiento et ganaredes la gracia de Dios porque vos dé en este mundo mucho bien et mucha onra para'l cuerpo et salvamiento para'l alma en el otro.

Al conde plogo mucho deste consejo que Patronio le dio, et fizolo assi et fallose ende bien.

Et entendiendo don Johan que este exiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Seguid verdad por la mentira foir, ca su mal cresçe quien usa de mentir.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXVII

De lo que contescio a un emperador et a don Alvar Hañez Minaya con sus mugeres

Fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, un dia et dixole assi:

-Patronio, dos hermanos que yo he son casados entramos et biven cada uno dellos muy desbariadamente el uno del otro; ca el uno ama tanto aquella dueña con qui es casado, que abés podemos guisar con él que se parta un dia del lugar onde ella es, et non faz cosa del mundo sinon lo que ella quiere, et si ante non gelo pregunta. Et el otro, en ninguna guisa non podemos con él que un dia la quiera veer de los ojos, nin entrar en casa do ella sea. Et porque yo he grand pesar desto, ruégovos que me digades alguna manera porque podamos ý poner consejo.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, segund esto que vos dezides entramos vuestros hermanos andan muy errados en sus faziendas; ca el uno nin el otro non devian mostrar tan grand amor nin tan grand desamor como muestran a aquellas dueñas con qui ellos son casados; mas como quier que lo ellos yerran, por aventura es por las maneras que an aquellas sus mugeres; et por ende querria que sopiésedes lo que contesçio al emperador Fradrique et a don Alvar Fañez Minaya con sus mugeres.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, porque estos exiemplos son dos et non vos los podria entramos dezir en uno, contarvos he primero lo que contesçio al emperador Fradrique, et después contarvos he lo que contesçio a don Alvar Hañez.

-Señor conde, el emperador Fradrique caso con una donzella de muy alta sangre, segund le pertenesçia; mas de tanto, non le acaesçio bien, que non sopo ante que casasse con aquélla las maneras que avia.

Et después que fueron casados, comoquier que ella era muy buena dueña et muy guardada en el su cuerpo, començo a seer la mas brava et la mas fuerte et la mas rebessada cosa del mundo. Assi que si el emperador queria comer, ella dizia que queria ayunar; et si el emperador queria dormir, queriese ella levantar; et si el emperador querié bien alguno, luego ella lo desamava. ¿:Qué vos diré mas ? Todas las cosas del mundo en que el emperador tomava plazer, en todas dava ella a entender que tomava pesar, et de todo lo que el emperador fazia, de todo fazia ella el contrario sienpre.

Et desque el emperador sufrio esto un tiempo, et vio que por ninguna guisa non la podia sacar desta entençion por cosa que él nin otros le dixiessen, nin por ruegos, nin por amenazas, nin por buen talante nin por malo quel' mostrasse, et vio que sin el pesar et la vida enojosa que avia de sofrir, quel' era tan grand daño para su fazienda et para las sus gentes, que non podia ý poner consejo; et de que esto vio, fuesse para'l Papa et contol' la su fazienda, también de la vida que passava, como del grand daño que binia a él et a toda la tierra por las maneras que avia la emperadriz; et quisiera muy de grado, si podria seer, que los partiesse el Papa. Mas vio que segund la ley de los christianos non se podian partir, et que en ninguna manera non podian bevir en uno por las malas maneras que la emperadriz avia, et sabia el Papa que esto era assi.

Et desque otro cobro no podieron fallar, dixo el Papa al emperador que este fecho que lo acomendava él al entendimiento et a la sotileza del emperador, ca él non podia dar penitençia ante que el pecado fuesse fecho.

Et el emperador partiose del Papa et fuesse para su casa, et trabajo por cuantas maneras pudo, por falagos et por amenazas et por consejos et por desengaños et por cuantas maneras él et todos los que con él bivian pudieron asmar para la sacar de aquella mala entençion, mas todo esto non tobo ý pro, que cuanto mas le dizian que se partiesse de aquella manera, tanto mas fazia ella cada dia todo lo revesado.

Et de que el emperador vio que por ninguna guisa esto non se podia endereçar, dixol' un dia que el queria ir a la caça de los çiervos et que levaria una partida de aquella yerva que ponen en las saetas con que matan los çiervos, et que dexaria lo al para otra vegada, cuando quisiesse ir a caça, et que se guardasse que por cosa del mundo non pusiesse de aquella yerva en sarna, nin en postiella, nin en lugar donde saliesse sangre; ca aquella yerva era tan fuerte, que non avia en el mundo cosa viva que non matasse. Et tomo de otro unguento muy bueno et muy aprovechoso para cualquier llaga et el emperador untosse con él ant'ella en algunos lugares que non estavan sanos. Et ella et cuantos ý estavan vieron que guaresçia luego con ello. Et dixole que si le fuesse mester, que de aquél pusiesse en cualquier llaga que oviesse. Et esto le dixo ante pieça de omnes et de mugeres. Et de que esto ovo dicho, tomo aquella yerva que avia menester para matar los çiervos et fuesse a su caça, assi como avia dicho.

Et luego que el emperador fue ido, començo ella a ensañarse et a enbraveçer, et començo a dezir:

-¡Veed el falso del emperador, lo que me fue dezir ! Porque él sabe que la sarna que yo he non es de tal manera como la suya, dixome que me untasse con aquel unguento que se él unto, porque sabe que non podria guaresçer con él, mas de aquel otro unguento bueno con que él sabe que guarescria, dixo que non tomasse de'l en guisa ninguna; mas por le fazer pesar, yo me untaré con él, et cuando él viniere, fallarme ha sana. Et so çierta que en ninguna cosa non le podria fazer mayor pesar, et por esto lo faré.

Los cavalleros et las dueñas que con ella estavan travaron mucho con ella que lo non fiziesse, et començaronle a pedir merçed, muy fieramente llorando, que se guardasse de lo fazer; ca çierta fuesse, si lo fiziesse, que luego seria muerta.

Et por todo esto non lo quiso dexar. Et tomo la yerva et unto con ella las llagas. Et a poco rato començol' a tomar la rabia de la muerte, et ella repintiérase si pudiera, mas ya non era tiempo en que se pudiesse fazer. Et murio por la manera que avia porfiosa et a su daño.

Mas a don Alvar Hañez contesçio el contrario desto, et porque lo sepades todo como fue, contarvos he como acaesçio.

Don Alvar Hañez era muy buen omne et muy onrado et poblo a Ixcar, et morava ý. Et el conde don Pero Ançurez poblo a Cuéllar et morava en ella. Et el conde don Pero Ançurez avia tres fijas.

Et un dia, estando sin sospecha ninguna, entro don Alvar Hañez por la puerta; et al conde don Pero Ançurez plogol' mucho con él. Et desque ovieron comido, preguntol' que por qué vinia tan sin sospecha. Et don Alvar Hañez dixol' que vinia por demandar una de sus fijas para con que casase, mas que queria que gelas mostrasse todas tres et quel' dexasse fablar con cada una dellas, et después que escogeria cual quisiesse. Et el conde, veyendo quel' fazia Dios mucho bien en ello, dixo quel' plazia mucho de fazer cuanto don Alvar Hañez le dizia.

Et don Alvar Hañez apartosse con la fija mayor et dixol' que si a ella ploguiesse, que queria casar con ella; pero ante que fablasse mas en el pleito, quel' queria contar algo de su fazienda. Que sopiesse, lo primero, que él non era muy mançebo et que por las muchas feridas que oviera en las lides que se acertara, quel' enflaqueçiera tanto la cabeça que por poco vino que viviesse, quel' fazié perder luego el entendimiento; et de que estava fuera de su seso, que se asañava tan fuerte que non catava lo que dizia; et que a las vegadas firia a los omnes en tal guisa, que se repentia mucho después que tornaba a su entendimiento; et aun, cuando se echava a dormir, desque yazia en la cama, que fazia ý muchas cosas que non enpeçeria nin migaja si mas linpias fuessen. Et destas cosas le dixo tantas, que toda muger quel entendimiento non oviesse muy maduro, se podria tener de'l por non muy bien casada.

Et de que esto le ovo dicho, respondiol' la fija del conde que este casamiento non estava en ella, sinon en su padre et en su madre.

Et con tanto, partiosse de don Alvar Hañez et fuesse para su padre.

Et de que el padre et la madre le preguntaron que era su voluntad de fazer, porque ella non fue de tan buen entendimiento como le era mester, dixo a su padre et a su madre que tales cosas le dixiera don Alvar Hañez, que ante queria seer muerta que casar con él.

Et el conde non lo quiso dezir esto a don Alvar Hañez, mas dixol' que su fija que non avia entonçe voluntad de casar.

Et fablo don Alvar Hañez con la fija mediana; et passaron entre él et ella bien assi como con el hermana mayor.

Et después fablo con el hermana menor et dixol' todas aquellas cosas que dixiera a las otras sus hermanas.

Et ella respondiol' que gradesçia mucho a Dios en que don Alvar Hañez queria casar con ella; et en lo quel' dizia quel' fazia mal el vino, que si, por aventura, alguna vez le cumpliesse por alguna cosa de estar apartado de las gentes por aquello quel' dizia o por al, que ella lo encubriria mejor que ninguna otra persona del mundo; et a lo que dizia que él era viejo, que cuanto por esto non partiria ella el casamiento, que cunpliale a ella del casamiento el bien et la onra que avia de ser casada con don Alvar Hañez; et de lo que dizia que era muy sañudo et que firia a las gentes, que cuanto por esto non fazia fuerça, ca nunca ella le faria por que la firiesse, et si lo fiziesse, que lo sabria muy bien sofrir.

Et a todas las cosas que don Alvar Hañez le dixo, a todas le sopo tan bien responder, que don Alvar Hañez fue muy pagado, et gradesçio mucho a Dios porque fallara muger de tan buen entendimiento.

Et dixo al conde don Pero Ançurez que con aquella queria casar. Al conde plogo mucho ende. Et fizieron ende sus vodas luego. Et fuesse con su muger luego en buena ventura. Et esta dueña avia nombre doña Vascuñana.

Et después que don Alvar Hañez levo a su muger a su casa, fue ella tan buena dueña et tan cuerda, que don Alvar Hañez se tovo por bien casado della et tenia por razon que se fiziesse todo lo que ella querié.

Et esto fazia él por dos razones: la primera, porquel' fizo Dios a ella tanto bien, que tanto amava a don Alvar Hañez et tanto presçiava el su entendimiento, que todo lo que don Alvar Hañez dizia et fazia, que todo tenia ella verdaderamente que era lo mejor; et plaziale mucho de cuanto dizia et de cuanto fazia, et nunca en toda su vida contrallo cosa que entendiesse que a él plazia. Et non entendades que fazia esto por le lisonjar, nin por le falagar por mejor estar con él, mas fazialo porque verdaderamente creia, et era su entençion, que todo lo que don Alvar Hañez queria et dizia et fazia, que en ninguna guisa non podria seer yerro, nin lo podria otro ninguno mejorar. Et lo uno por esto, que era el mayor bien que podria seer, et lo al porque ella era de tan buen entendimiento et de tan buenas obras, que siempre acertava en lo mejor. Et por estas cosas amavala et preçiavala tanto don Alvar Hañez que tenia por razon de fazer todo lo que ella querié, ca sienpre ella queria et le consejava lo que era su pro et su onra. Et nunca tovo mientes, por talante nin por voluntad que oviesse de ninguna cosa que fiziesse don Alvar Hañez, sinon lo que a él mas le pertenesçia, et que era mas su onra et su pro.

Et acaesçio que una vez, seyendo don Alvar Hañez en su casa, que vino a él un so sobrino que vivia en casa del rey, et plogol' mucho a don Alvar Hañez con él. Et desque ovo morado con don Alvar Hañez algunos dias, dixol' un dia que era muy buen omne et muy complido et que non podia poner en él ninguna tacha sinon una. Et don Alvar Hañez preguntol' que cual era. Et el sobrino dixol' que non fallava tacha quel' poner sinon que fazia mucho por su muger et la apoderava mucho en toda su fazienda. Et don Alvar Hañez respondiol' que a esto que dende a pocos dias le daria ende la repuesta.

Et ante que don Alvar Hañez viesse a doña Vascuñana, cavalgo et fuesse a otro lugar et andudo alla algunos dias et levo alla aquel su sobrino consigo. Et después envio por doña Vascuñana, et guiso assi don Alvar Hañez que se encontraron en el camino, pero que non fablaron ningunas razones entre si, nin ovo tiempo aunque lo quisiessen fazer.

Et don Alvar Hañez fuesse adelante, et iba con él su sobrino. Et doña Vascuñana vinia en pos dellos. Et desque ovieron andado assi una pieça don Alvar Hañez et su sobrino, fallaron una pieça de vacas. Et don Alvar Hañez començo a dezir:

-¿:Viestes, sobrino, qué fermosas yeguas ha en esta nuestra tierra ?

Cuando su sobrino esto oyo, maravillose ende mucho, et cuido que gelo dizia por trebejo et dixol' que como dizia tal cosa, que non eran sinon vacas.

Et don Alvar Hañez se començo mucho de maravillar et dezirle que reçelava que avia perdido el seso, ea bien beié que aquéllas yeguas eran.

Et de que el sobrino vio que don Alvar Hañez porfiava tanto sobresto, et que lo dizia a todo su seso, finco mucho espantado et cuido que don Alvar Hañez avia perdido el entendimiento.

Et don Alvar Hañez estido tanto adrede en aquella porfia, fasta que asomo doña Vascuñana que vinia por el camino. Et de que don Alvar Hañez la vio, dixo a su sobrino:

-Ea, don sobrino, fe aqui a doña Vascuñana que nos partira nuestra contienda.

Al sobrino plogo desto mucho; et desque doña Vascuñana llego, dixol' su cuñado:

-Señora, don Alvar Hañez et yo estamos en contienda, ca él dize por estas vacas, que son yeguas, et yo digo que son vacas; et tanto avemos porfiado, que él me tiene por loco, et yo tengo que él non esta bien en su seso. Et vos, señora, departidnos agora esta contienda.

Et cuando doña Vascuñana esto vio, como quier que ella tenia que aquéllas eran vacas, pero pues su cuñado le dixo que dizia don Alvar Hañez que eran yeguas, tovo verdaderamente ella, con todo su entendimiento, que ellos erravan, que las non conosçian, mas que don Alvar Hañez non erraria en ninguna manera en las conosçer; et pues dizia que eran yeguas, que en toda guisa del mundo, que yeguas eran et non vacas.

Et començo a dezir al cuñado et a cuantos ý estavan:

-Por Dios, cuñado, pésame mucho desto que dezides, et sabe Dios que quisiera que con mayor seso et con mayor pro nos viniéssedes agora de casa del rey, do tanto avedes morado; ca bien veedes vos que muy grand mengua de entendimiento et de vista es tener que las yeguas que son vacas.

Et començol' a mostrar, también por las colores, como por las façiones, como por otras cosas muchas, que eran yeguas et non vacas, et que era verdat lo que don Alvar Hañez dizia, que en ninguna manera el entendimiento et la palabra de don Alvar Hañez que nunca podria errar. Et tanto le afirmo esto, que ya, el cuñado et todos los otros començaron a dubdar que ellos erravan, et que don Alvar Hañez dizia verdat que las que ellos tenian por vacas, que eran yeguas. Et de que esto fue fecho, fuéronse don Alvar Hañez et su sobrino adelante et fallaron una gran pieça de yeguas.

Et don Alvar Hañez dixo a su sobrino:

-¡Aha, sobrino ! Estas son las vacas, que non las que vos diziades ante, que dizia yo que eran yeguas.

Cuando el sobrino esto oyo, dixo a su tio:

-Por Dios, don Alvar Hañez, si vos verdat dezides, el diablo me traxo a mi a esta tierra; ca çiertamente, si éstas son vacas, perdido he yo el entendimiento, ca, en toda guisa del mundo, éstas yeguas son et non vacas.

Don Alvar Hañez començo a porfiar muy fieramente que eran vacas. Et tanto duro esta porfia, fasta que llego doña Vascuñana. Et desque ella llego et le contaron lo que dizia don Alvar Hañez et dizia su sobrino, maguer a ella paresçia que el sobrino dizia verdat, non pudo creer por ninguna guisa que don Alvar Hañez pudiesse errar, nin que pudiesse seer verdat al sinon lo que él dizia. Et començo a catar razones para provar que era verdat lo que dizia don Alvar Hañez, et tantas razones et tan buenas dixo, que su cuñado et todos los otros tovieron que el su entendimiento, et la su vista, errava; mas lo que don Alvar Hañez dizia, que era verdat. Et aquesto finco assi.

Et fuéronse don Alvar Hañez et su sobrino adelante et andudieron tanto, fasta que llegaron a un rio en que avia pieça de molinos. Et dando del agua a las vestias en el rio, començo a dezir don Alvar Hañez que aquel rio que corria contra la parte onde nasçia, et aquellos molinos, que del otra parte les vinia el agua.

Et el sobrino de don Alvar Hañez se tovo por perdido cuando esto le oyo; ca tovo que assi como errara en el conosçimiento de las vacas et de las yeguas, que assi errava agora en cuidar que aquel rio vinia al revés de como dizia don Alvar Hañez. Pero porfiaron tanto sobresto, fasta que doña Vascuñana llego.

Et desquel' dixieron esta porfia en que estava don Alvar Hañez et su sobrino, pero que a ella paresçia que el sobrino dizia verdat, non creo al su entendimiento et tovo que era verdat lo que don Alvar Hañez dizia. Et por tantas maneras sopo ayudar a la su razon, que su cuñado et cuantos lo oyeron, creyeron todos que aquella era la verdat.

Et daquel dia aca, finco por fazaña que si el marido dize que corre el rio contra arriba, que la buena muger lo deve crer et deve dezir que es verdat.

Et desque el sobrino de don Alvar Hañez vio que por todas estas razones que doña Vascuñana dizia se provava que era verdat lo que dizia don Alvar Hañez, et que errava él en non conosçer las cosas assi como eran, tovose por muy maltrecho, cuidando que avia perdido el entendimiento.

Et de que andudieron assi una grand pieça por el camino, et don Alvar Hañez vio que su sobrino iva muy triste et en grand cuidado, dixole assi:

-Sobrino, agora vos he dado la repuesta a lo que en el otro dia me dixiestes que me davan las gentes por grand tacha porque tanto fazia por doña Vascuñana, mi muger; ca bien cred que todo esto que vos et yo avemos passado oy, todo lo fize porque entendiéssedes quién es ella, et que lo que yo por ella fago, que lo fago con razon; ca bien creed que entendia yo que las primeras vacas que nos fallamos, et que dizia yo que eran yeguas, que vacas eran, assi como vos diziades. Et desque doña Vascuñana llego et vos oyo que yo dizia que eran yeguas, bien çierto so que entendia que vos diziades verdat; mas que fio ella tanto en el mio entendimiento, que tien' que, por cosa del mundo, non podria errar, tovo que vos et ella erravades en non lo conosçer como era. Et por ende dixo tantas razones et tan buenas, que fizo entender a vos, et a cuantos alli estavan, que lo que yo dizia era verdat; et esso mismo fizo después en lo de las yeguas et del rio. Et bien vos digo verdat: que del dia que comigo caso, que nunca un dia le bi fazer nin dezir cosa en que yo pudiesse entender que queria nin tomava plazer sinon en aquello que yo quis'; nin le vi tomar enojo de ninguna cosa que yo fiziesse. Et sienpre tiene verdaderamente en su talante que cualquier cosa que yo faga, que aquello es lo mejor; et lo que ella a de fazer de suyo o le yo acomiendo que faga, sabelo muy bien fazer, et sienpre lo faze guardando toda mi onra et mi pro et queriendo que entiendan las gentes que yo so el señor, et que la mi voluntad et la mi onra se cumpla en todo; et non quiere para si otra pro, nin otra fama de todo el fecho, sinon que sepan que es mi pro, et tome yo plazer en ello. Et tengo que si un moro de allende el mar esto fiziesse, quel' devia yo mucho amar et presçiar yo et fazer yo mucho por el su consejo et demas seyendo casado con ella et seyendo ella tal et de tal linaje de que me tengo por muy bien casado. Et agora, sobrino, vos he dado repuesta a la tacha que el otro dia me dixiestes que avia.

Cuando el sobrino de don Alvar Hañez oyo estas razones, plogol' ende mucho, et entendio que pues doña Vascuñana tal era et avia tal entendimiento et tal entencion, que fazia muy grand derecho don Alvar Hañez de la amar et fiar en ella et fazer por ella cuanto fazia et aun muy mas, si mas fiziesse.

Et assi fueron muy contrarias la muger del enperador et la muger de don Alvar Hañez.

Et, señor conde Lucanor, si vuestros hermanos son tan desvariados, que el uno faze todo cuanto su muger quiere et el otro todo lo contrario, por aventura esto es porque sus mugeres fazen tal vida con ellos como fazia la emperadriz et doña Vascuñana. Et si ellas tales son, non devedes maravillarvos nin poner culpa a vuestros hermanos; mas si ellas non son tan buenas nin tan revesadas como estas dos de que vos he fablado, sin dubda vuestros hermanos non podrian seer sin grand culpa; ea como quier que aquel vuestro hermano que faze mucho por su muger faze bien, entendet que este bien, que se deve fazer con razon et non mas; ca si el omne, por aver grand amor a su muger, quiere estar con ella tanto por que se dexe de ir a los lug-ares o a los fechos en que puede fazer su pro et su onra, faze muy grand yerro; nin si por le plazer nin complir su talante dexa nada de lo que pertenesçe a su estado, nin a su onra, faze muy desaguisado; mas guardando estas cosas, todo buen talante et toda fiança que el marido pueda mostrar a su muger, todo le es fazedero et todo lo deve fazer et le pertenesçe muy bien que lo faga. Et otrosi, deve mucho guardar que por lo que a él mucho non cumple, nin le faze gran mengua, que non le faga pesar nin enojo e señaladamente en ninguna cosa en que pueda aver pecado, ca desto vienen muchos daños. Lo uno, el pecado e la maldad que el omne faze; e lo al que por fazerle enmienda o fazerle plazer porque pierda aquel enojo avra a fazer cosas que se tornaran en daño de la fazienda e de la fama. Otrosi el que por su fuerte bentura tal muger obiera como la del emperador, pues al comienço non pudo o non sopo poner ý consejo, non ay sinon pasar por su ventura como Dios gelo quisiere endereçar. Pero saved que para lo uno e para lo al cumple mucho que del primer dia que el omne casa deve dar a entender a su muger que él es señor e que le faga entender la vida que ha de pasar.

E vos, señor conde Lucanor, al mio cuidar, parando mientes a estas cosas podedes consejar a vuestros hermanos en qué manera bivan con sus mugeres.

E al conde plogo mucho destas cosas que Patronio le dixo e tovo que le dezia verdad e muy buen seso.

E entendiendo don Juan que estos enxemplos heran muy buenos, fizolos escrivir en este libro e fizo estos versos que dizen assi:

En el comienço deve omne mostrar a su muger como deve passar.

Exemplo XXVIII

De lo que contesçio a don Llorenço Suarez Gallinato

El conde Lucanor fablava un dia con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, un omne vino a mi por guarescer comigo e como quier que yo sé que él es en si buen omne, pero algunos dizenme que ha fecho algunas cosas desaguisadas; e por el buen entendimiento que vos avedes, ruégovos que me consegedes lo que vos parece en esta razon.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos fagades en esto lo que yo cuido que vos mas cumple, plazerme hia que supiésedes lo que contescio a don Llorenço Suarez Gallinato.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, don Llorenço Suarez bivia con el rey de Granada e desque vino a la merced del rey don Fernando, preguntole el rey un dia que pues él tanto deservicio avia fecho a Dios con los moros, que si cuidava que le avria Dios nunca merçed del alma; e él dixole que nunca fiziera cosa porque cuidase que le abria Dios merced del alma, sinon porque matara una vez un clérigo misacantano.

E esto tuvo el rey por muy estraño e preguntole como podria esto ser. E él dixole que biviendo con el rey de Granada, que el rey fiava de'l mucho e era guarda del su cuerpo; e yendo un dia con el rey que andava por la villa, oyo roido de omnes que davan bozes, e porque él hera guarda del rey, que diera de las espuelas al cavallo; e llego a do fazian aquel roido e fallo un clérigo que estava revestido.

E devedes saber que este clérigo fuera cristiano e tornarase moro, e un dia, por fazer plazer a los moros, dixoles que si quisiesen, que él les daria aquel Dios en que los cristianos fiavan e tenian por Dios. E los moros le rogaron que gelo diese. E entonces el clérigo traidor fizo unas vestimentas e fizo un altar e dixo una misa e consagro una hostia; e desque fue consagrada, diola a los moros, e los moros andavanla rastrando por el lodo e faziendol' muchos escarnios.

E cuando don Llorenço Suarez esto vio, como quier que él bivia con los moros, menbrandose como era cristiano e creyendo sin dubda que aquel era verdaderamente el cuerpo de Dios e que pues Christo muriera por redemir los nuestros pecados, que seria él de muy buena ventura si muriese él por le vengar e por le sacar de aquella desonra que aquella falsa gente cuidavan que le fazian; e por el gran duelo e pesar que desto ovo, endereço al traidor del clérigo e renegado que aquella traicion fazia, e cortole la cabeça. E decendio del cavallo e finco los hinojos en el suelo e adoro el cuerpo de Dios; e la hostia, que estava de'l alongada, salto del lodo donde estava en la falda de don Lorenço Suarez.

E cuando los moros esto vieron, ovieron ende grande pesar e metieron mano a las espadas e a palos e piedras e binieron contra don Llorenço Suarez por lo matar; e él metio mano a la espada con que descabeçara el mal clérigo, e començose a defender. E cuando el rey oyo este ruido e bio que querian matar a don Llorenço Suarez, mando que non le fiziesen ningun mal, e pregunto qué fuera aquello. E los moros, con muy gran quexa e braveza, dixéronle como pasara aquel fecho. E el rey se quexo e le peso desto mucho, e pregunto muy sañudamente a don Lorenço Suarez por qué lo fiziera; e don Lorenço Suarez le dixo que bien sabia que él non era de la su ley, enpero que el rey esto sabia que fiava del su cuerpo e que le escogiera para esto cuidando que hera leal, e que por miedo de muerte non dexaria de lo guardar; e pues si él lo tenia por tan leal, que cuidava que faria esto por él, que era moro, que parase mientes, si él leal hera, qué devia fazer si era cristiano por guardar el cuerpo de Dios, que es rey de los reyes e señor de los señores, e que si por esto le mandase matar, que nunca beria él mejor dia.

E cuando el rey esto oyo, plugole mucho de lo que don Llorenço Suarez fiziera e amole e preciole e fizo mucho mas de'l de alli adelante.

E vos, señor conde Lucanor, si sabedes que aquel omne que conbusco quiere guarecer es buen omne en si et podedes de'l fiar, cuanto por lo que vos dizen que fizo algunas cosas sin razon, non lo devedes por eso partir de vuestra compañia; ca por aventura aquello que los omnes cuidan que fue sin razon non lo fue, assi como cuido el rey que don Llorenço Suarez fiziera desaguisado en matar aquel clérigo, e don Lorenzo Suarez fizo el mejor fecho del mundo. Mas si bos sopiésedes que lo que él fizo es tan mal fecho, fariades bien de lo non querer para vuestra compañia.

E al conde plogo mucho desto que Patronio le dixo, e fizolo assi e fallose ende bien.

E entendiendo don Juan que este enxemplo hera muy bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Muchas cosas parescen sin razon, et qui las sabe, en si buenas son.

Et la istoria deste exienplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXIX

De lo que contesçio a un raposo que se echo en la calle et se fizo muerto

Otra ves fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, et dixole asi:

-Patronio, un mio pariente bive en una tierra do non ha tanto poder que pueda estrañar cuantas escatimas le fazen, et los que han poder en la tierra querrian muy de grado que fiziesse él alguna cosa porque oviessen achaque para seer contra él. Et aquel mio pariente tiene quel' es muy grave cosa de sofrir aquellas terrerias quel' fazen, et querria aventurarlo todo ante que sofrir tanto pesar de cada dia. Et porque yo querria que él acertasse en lo mejor, ruégovos que me digades en qué manera lo conseje porque passe lo mejor que pudiere en aquella tierra.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos le podades consejar en esto, plazerme ia que sopiéssedes lo que contesçio una vez a un raposo que se fezo muerto.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un raposo entro una noche en un corral do avia gallinas; et andando en roido con las gallinas, cuando él cuido que se podria ir, era ya de dia et las gentes andavan ya todos por las calles. Et desque él vio que non se podia asconder, salio escondidamente a la calle, et tendiosse assi como si fuesse muerto.

Cuando las gentes lo vieron, cuidaron que era muerto, et non cato ninguno por él.

A cabo de una pieça passo por ý un omne, et dixo que los cabellos de la fruente del raposo que eran buenos para poner en la fruente de los moços pequeños porque non les aojen. Et trasquilo con unas tiseras de los cabellos de la fruente del raposo.

Después vino otro, et dixo esso mismo de los cabellos del lomo; et otro, de las ijadas. Et tantos dixieron esto fasta que lo trasquilaron todo. Et por todo esto, nunca se movio el raposo, porque entendia que aquellos cabellos non le fazian daño en los perder.

Después vino otro et dixo que la uña del polgar del raposo que era buena para guaresçer de los panarizos; et sacogela. Et el raposo non se movio.

Et después vino otro que dixo que el diente del raposo era bueno para el dolor de los dientes; et sacogelo. Et el raposo non se movio.

Et después, a cabo de otra pieça, vino otro que dixo que el coraçon del raposo era bueno para'l dolor del coraçon, et metio mano a un cochiello para sacarle el coraçon. Et el raposo vio quel' querian sacar el coraçon et que si gelo sacassen non era cosa que se pudiesse cobrar, et que la vida era perdida et tovo que era mejor de se aventurar a quequier quel' pudiesse venir, que sofrir cosa porque se perdiesse todo. Et aventurose et puño en guaresçer et escapo muy bien.

Et vos, señor conde, consejad a aquel vuestro pariente que si Dios le echo en tierra do non puede estrañar lo quel' fazen como él querria o como le cumplia, que en cuanto las cosas quel' fizieren fueren atales que se puedan sofrir sin grand daño et sin grand mengua, que dé a entender que se non siente dello et que les dé passada; ca en cuanto da omne a entender que se non tiene por maltrecho de lo que contra él an fecho, non esta tan envergonçado; mas desque da a entender que se tiene por maltrecho de lo que ha reçebido, si dende adelante non faze todo lo que deve por non fincar menguado, non esta tan bien como ante. Et por ende, a las cosas passaderas, pues non se pueden estrañar como deven, es mejor de les dar passada, mas si llegare el fecho a alguna cosa que sea grand daño o grand mengua, estonçe se aventure et non le sufra, ca mejor es la pérdida o la muerte, defendiendo omne su derecho et su onra et su estado, que bevir passando en estas cosas mal et desonradamente.

El conde tovo éste por buen consejo.

Et don Johan fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Sufre las cosas en cuanto divieres, estraña las otras en cuanto pudieres.

Et la istoria deste exienplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXX

De lo que contesçio al rey Abenabet de Sevilla con Ramaiquia, su muger

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta manera:

-Patronio, a mi contesçe con un omne assi: que muchas vezes me ruega et me pide quel' ayude et le dé algo de lo mio; et comoquier que cuando fago aquello que él me ruega, da a entender que me lo gradesçe, luego que otra vez me pide alguna cosa, si lo non fago assi como él quiere, luego se ensaña et da a entender que non me lo gradesçe et que a olbidado todo lo que fiz por él. Et por el buen entendimiento que habedes, ruégovos que me consejedes en qué manera passe con este omne.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, a mi paresçe que vos contesçe con este omne segund contesçio al rey Abenabet de Sevilla con Ramaiquia, su muger.

El conde pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, el rey Abenabet era casado con Ramaiquia et amavala mas que cosa del mundo; et ella era muy buena muger et los moros an della muchos buenos exiemplos; pero avia una manera que non era muy buena: esto era que a las vezes tomava algunos antojos a su voluntad.

Et acaesçio que un dia, estando en Cordova en el mes de febrero, cayo una nieve; et cuando Ramaiquia la vio, començo a llorar. Et preguntol' el rey por qué llorava.

Et ella dixol' que por que nunca la dexava estar en tierra que viesse nieve.

Et el rey, por le fazer plazer, fizo poner almendrales por toda la xierra de Cordova; porque pues Cordova es tierra caliente et non nieva ý cada año, que en el febrero paresciessen los almendrales floridos, que semejan nieve, por le fazer perder el deseo de la nieve.

Otra vez, estando Ramaiquia en una camara sobre el rio, vio una muger descalça bolviendo lodo cerca el rio para fazer adobes; et cuando Ramaiquia lo vio, començo a llorar; et el rey preguntol' por qué llorava. Et ella dixol' que porque nunca podia estar a su guisa, siquier faziendo lo que fazia aquella muger.

Entonçe, por le fazer plazer, mando el rey fenchir de agua rosada aquella grand albuhera de Cordova en logar de agua, et en lugar de tierra, fizola fenchir de açucar et de canela et de gengibre et espic et clavos et musgo et ambra et algalina, et de todas buenas espeçias et buenos olores que pudian seer; et en lugar de paja, poner cañas de açucar. Et desque destas cosas fue llena el albuhera de tal lodo cual entendedes que podria seer, dixo el rey a Ramaiquia que se descalçase et que follasse aquel lodo et que fiziesse adobes del cuantos quisiesse.

Otro dia, por otra cosa que se le antojo, començo a llorar; et el rey preguntol' por qué lo fazia.

Et ella dixol' que como non lloraria, que nunca fiziera el rey cosa por le fazer plazer. Et el rey veyendo que, pues tanto avia fecho por le fazer plazer et conplir su talante, et que ya non sabia qué pudiesse fazer mas, dixol' una palabra que se dize en el algaravia desta guisa: « v. a. le mahar aten ? », et quiere dezir: « ¿:Et non el dia del lodo ? », como diziendo que pues las otras cosas olvidava, que non devia olvidar el lodo que fiziera por le fazer plazer.

Et vés, señor conde, si veedes que por cosa que por aquel omne fagades, que si non le fazedes todo lo al que vos dize, que luego olvida et desgradesçe todo lo que por él avedes fecho, conséjovos que non fagades por él tanto que se vos torne en grand daño de vuestra fazienda. Et a vos, otrosi, conséjovos que, si alguno fiziesse por vos alguna cosa que vos cumpla et después non fiziere todo lo que vos querriedes, que por esso nunca lo desconozcades el bien que vos vino de lo que por vos fizo.

El conde tovo este por buen consejo et fizolo assi et fallosse ende bien.

Et teniendo don Johan éste por buen enxiemplo, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Qui te desconosçe tu bien fecho, non dexes por él tu grand provecho.

Et la istoria deste exienplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXXI

Del juizio que dio un cardenal entre los clérigos de Paris et los fraires menores

Otro dia fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, un mio amigo et yo querriamos fazer una cosa que es pro et onra de amos; et yo podria fazer aquella cosa et non me atrevo a la fazer fasta que él llegue. Et por el buen entendimiento que Dios vos dio, ruégovos que me consejedes en esto.

-Señor conde -dixo Patronio-, para que fagades lo que me paresçe mas a vuestra pro, plazerme ia que sopiésedes lo que contesçio a los de la eglesia catedral et a los fraires menores en Paris.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, los de la eglesia dizian que pues ellos eran cabeça de la eglesia, que ellos devian tañer primero a las oras. Los fraires dizian que ellos avian de estudiar et de levantarse a matines et a las horas en guisa que non perdiessen su estudio, et demas que eran exentos et que non avian por qué esperar a ninguno.

Et sobresto fue muy grande la contienda, et costo muy grand aver a los avogados en el pleito a entramas las partes.

A cabo de muy grand tiempo, un Papa que vino acomendo este fecho a un cardenal et mandol' que lo librasse de una guisa o de otra.

El cardenal fizo traer ante si el proçesso, et era tan grande que todo omne se espantaria solamente de la vista. Et desque el cardenal tovo todos los scriptos ante si, pusoles plazo para que viniesen otro dia a oir sentençia.

Et cuando fueron ante'l fizo quemar todos los proçesos et dixoles assi: -Amigos, este pleito ha mucho durado, et avedes todos tomado grand costa et grand daño, et yo non vos quiero traer en pleito, mas dovos por sentençia que el que ante despertare, ante tanga.

Et vos, señor conde, si el pleito es provechoso para vos amos et vos lo podedes fazer, conséjovos yo que lo fagades et non le dedes vagar; ca muchas vezes se pierden las cosas que se podrian acabar por les dar vagar et después, cuando omne querria, o se pueden fazer o non.

El conde se tovo desto por bien aconsejado et fizolo assi, et fallose en ello muy bien.

Et entendiendo don Johan que este enxienplo era bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Si muy grand tu pro pudieres fazer, nol' des vagar que se pueda perder.

Et la istoria deste enxienplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXXII

De lo que contescio a un rey con los burladores que fizieron el paño

Fablava otra vez el conde Lucanor con Patronio, su consejero, et diziale:

-Patronio, un omne vino a mi et dixome muy grand fecho et dame a entender que seria muy grand mi pro; pero dizeme que lo non sepa omne del mundo por mucho que yo en él fie; et tanto me encaresçe que guarde esta poridat, fasta que dize que si a omne del mundo lo digo, que toda mi fazienda et aun la mi vida es en grand periglo. Et porque yo sé que omne non vos podria dezir cosa que vos non entendades si se dize por vien o por algun engaño, ruégovos que me digades lo que vos paresçe en esto.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos entendades, al mio cuidar, lo que vos mas cumple de fazer en esto, plazerme ia que sopiésedes lo que contescio a un rey con tres omnes burladores que vinieron a él.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, tres omnes burladores vinieron a un rey et dixiéronle que eran muy buenos maestros de fazer paños, et señaladamente que fazian un paño que todo omne que fuesse fijo daquel padre que todos dizian, que veria el paño; mas el que non fuesse fijo daquel padre que él tenia et que las gentes dizian, que non podria ver el paño.

Al rey plogo desto mucho, teniendo que por aquel paño podria saber cuales omnes de su regno eran fijos de aquellos que devian seer sus padres o cuales non, et que por esta manera podria acresçentar mucho lo suyo; ca los moros non heredan cosa de su padre si non son verdaderamente sus fijos. Et para esto mandoles dar un palaçio en que fiziessen aquel paño.

Et ellos dixiéronle que porque viesse que non le querian engañar, que les mandasse çerrar en aquel palaçio fasta que el paño fuesse fecho. Desto plogo mucho al rey. Et desque ovieron tomado para fazer el paño mucho oro et plata et seda et muy grand aver, para que lo fiziessen, entraron en aquel palaçio, et çerraronlos ý.

Et ellos pusieron sus telares et davan a entender que todo el dia texian en el paño. Et a cabo de algunos dias, fue el uno dellos dezir al rey que el paño era començado et que era la mas fermosa cosa del mundo; et dixol'a qué figuras et a qué labores lo començaban de fazer et que si fuesse la su merçet, que lo fuesse ver et que non entrasse con él omne del mundo. Desto plogo al rey mucho.

Et el rey queriendo provar aquello ante en otro, envio un su camarero que lo viesse, pero non le aperçibio quel' desengañasse.

Et desque el camarero vio los maestros et lo que dizian, non se atrevio a dezir que non lo viera. Cuando torno al rey, dixo que viera el paño. Et después envio otro, et dixol' esso mismo. Et desque todos los que el rey envio le dixieron que vieran el paño, fue el rey a lo veer.

Et cuando entro en el palaçio et vio los maestros que estavan texiendo et dizian: « Esto es tal labor, et esto es tal istoria, et esto es tal figura, et esto es tal color », et conçertavan todos en una cosa, et ellos non texian ninguna cosa, cuando el rey vio que ellos non texian et dizian de qué manera era el paño, et él, que non lo veia et que lo avian visto los otros, tovose por muerto; ca tovo que porque non era fijo del rey que él tenia por su padre, que por esso non podia ver el paño, et reçelo que si dixiesse que lo non veia, que perderia el regno. Et por ende començo a loar mucho el paño et aprendio muy bien la manera como dizian aquellos maestros que el paño era fecho.

Et desque fue en su casa con las gentes, començo a dezir maravillas de cuanto bueno et cuanto maravilloso era aquel paño, et dizia las figuras et las cosas que avia en el paño, pero que él estava con muy mala sospecha. A cabo de dos o de tres dias, mando a su alguazil que fuesse veer aquel paño. Et el rey contol' las maravillas et estrañezas que viera en aquel paño. El alguazil fue alla.

Et desque entro et vio los maestros que texian et dizian las figuras et las cosas que avia en el paño et oyo al rey como lo avia visto, et que él non lo veia, tovo que porque non era fijo daquel padre que él cuidava, que por eso non lo veia, et tovo que si gelo sopiessen, que perderia toda su onra. Et por ende començo a loar el paño tanto como el rey o mas.

Et desque torno al rey et le dixo que viera el paño et que era la mas noble et la mas apuesta cosa del mundo, tovose el rey aun mas por mal andante, pensando que, pues el alguazil viera el paño et él non lo viera, que ya non avia dubda que él non era fijo del rey que él cuidava. Et por ende començo mas de loar et de firmar mas la vondad et la nobleza del paño et de los maestros que tal cosa sabian fazer.

Et otro dia, envio el rey otro su privado et conteçiol' como al rey et a los otros. ¿:Qué vos diré mas ? Desta guisa, et por este reçelo, fueron engañados el rey et cuantos fueron en su tierra; ca ninguno non osava dezir que non veié el paño.

Et assi passo este pleito, fasta que vino una grand fiesta. Et dixieron todos al rey que vistiesse aquellos paños para la fiesta.

Et los maestros traxiéronlos enbueltos en muy buenas savanas, et dieron a entender que desbolvian el paño et preguntaron al rey qué queria que tajassen de aquel paño. Et el rey dixo cuales vestiduras queria. Et ellos davan a entender que tajavan et que median el talle que avian de aver las vestiduras et después que las coserian.

Cuando vino el dia de la fiesta, vinieron los maestros al rey, con sus paños tajados et cosidos, et fiziéronle entender quel' vistian et quel' allanavan los paños. Et assi lo fizieron fasta que el rey tovo que era vestido, ca él non se atrevia a dezir que él non veia el paño.

Et desque fue vestido tan bien como avedes oido, cavalgo para andar por la villa; mas de tanto le avino bien, que era verano.

Et desque las gentes lo vieron assi venir et sabian que el que non veia aquel paño que non era fijo daquel padre que cuidava, cuidava cada uno que los otros lo veian et que pues él non lo veia, que si lo dixiesse, que seria per-dido et desonrado. Et por esto finco aquella poridat guardada, que non se atrevié ninguno a lo descubrir, fasta que un negro que guardava el cavallo del rey, et que non avia que pudiesse perder, llego al rey et dixol':

-Señor, a mi non me enpeçe que me tengades por fijo de aquel padre que yo digo, nin de otro, et por ende, digovos que yo so çiego, o vos desnuyo ides.

El rey le començo a maltraer diziendo que porque non era fijo daquel padre que él cuidava, que por esso non veia los sus paños.

Desque el negro esto dixo, otro que lo oyo dixo esso mismo, et assi lo fueron diziendo fasta que el rey et todos los otros perdieron el reçelo de conosçer la verdat et entendieron el engaño que los burladores avian fecho. Et cuando los fueron buscar, non los fallaron, ca se fueran con lo que avian levado del rey por el engaño que avedes oido.

Et vos, señor conde Lucanor, pues aquel omne vos dize que non sepa ninguno de los en que vos fiades nada de lo que él vos dize, çierto seed que vos cuida engañar, ca bien devedes entender que non ha él razon de querer mas vuestra pro, que non ha convusco tanto debdo como todos los que conbusco biven, que an muchos debdos et bien fechos de vos, porque deven querer vuestra pro et vuestro serviçio.

101

El conde tovo éste por buen consejo et fizolo assi et fallose ende bien.

Et veyendo don Johan que éste era buen exiemplo, fizolo escrivir en este libro, et fezo estos viessos que dizen assi:

Quien te conseja encobrir de tus amigos, sabe que mas te quiere engañar que dos figos.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXXIII

De lo que contesçio a un falcon sacre del infante don Manuel con una aguila et con una garça

Fablava otra vez el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta manera:

-Patronio, a mi contesçio de aver muchas vezes contienda con muchos omnes; et después que la contienda es passada, algunos conséjanme que tome otra contienda con otros; et algunos conséjanme que fuelgue et esté en paz, et algunos conséjanme que comiençe guerra et contienda con los moros. Et porque yo sé que ninguno otro non me podria consejar mejor que vos, por ende vos ruego que me consejedes lo que faga en estas cosas.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos en esto acertedes en lo mejor, seria bien que sopiéssedes lo que contesçio a los muy buenos falcones garçeros et señaladamente lo que contesçio a un falcon sacre que era del infante don Manuel.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, el infante don Manuel andava un dia a caça cerca de Escalona, et lanço un falcon sacre a una garça, et montando el falçon con la garça, vino al falcon una aguila. El falcon, con miedo del aguila, dexo la garça et començo a foir; et el aguila desque vio que non podia tomar el falcon, fuesse. Et desque el falcon vio ida el aguila, torno a la garça et començo a andar muy bien con ella por la matar.

Et andando el falcon con la garça torno otra vez el aguila al falcon, et el falcon començo a foir como el otra vez; et el aguila fuesse, et torno el falcon a la garça. Et esto fue assi bien tres o cuatro vezes: que cada que el aguila se iva, luego el falcon tornava a la garça; et cada que el falcon tornaba a la garça, luego vinia el aguila por le matar.

Desque el falcon vio que el aguila non le queria dexar matar la garça, dexola, et monto sobre el aguila, et vino a ella tantas vezes, feriéndola, fasta que la fizo desterrar daquella tierra. Et desque la ovo desterrado, torno a la garça, et andando con ella muy alto, vino el aguila otra vez por lo ma-tar. Desque el falcon vio que non le valia cosa que feziesse, subio otra vez sobre el aguila et dexose venir a ella et diol' tan grant colpe, quel' quebranto el ala. Et desque ella vino caer, el ala quebrantada, torno el falcon a la garça et matola. Et esto fizo porque tenia que la su caça non la devia dexar, luego que fuesse desenbargado de aquella aguila que gela enbargaba.

Et vos, señor conde Lucanor, pues sabedes que la vuestra caça et la vuestra onra et todo vuestro bien paral cuerpo et paral alma es que fagades serviçio a Dios, et sabedes que en cosa del mundo, segund el vuestro estado que vos tenedes, non le podedes tanto servir como en aver guerra con los moros por ençalçar la sancta et verdadera fe catolica, conséjovos yo que luego que podades seer seguro de las otras partes, que ayades guerra con los moros. Et en esto faredes muchos bienes: lo primero, faredes servicio de Dios; lo al, faredes vuestra onra et obraredes en vuestro ofiçio et vuestro meester et non estaredes comiendo el pan de balde, que es una cosa que non paresçe bien a ningund grand señor: ca los señores, cuando estades sin ningund mester, non preciades las gentes tanto como devedes, nin fazedes por ellos todo lo que deviades fazer, et echadesvos a otras cosas que serian a las vezes muy bien de las escusar. Et pues a los señores vos es bueno et aprovechoso aver algund mester, çierto es que de los mesteres non podedes aver ninguno tan bueno et tan onrado et tan a pro del alma et del cuerpo, et tan sin daño, como la guerra de los moros. Et si quier, parat mientes al enxiemplo terçero que vos dixe en este libro, del salto que fizo el rey Richalte de Inglaterra, et cuanto gano por él; et pensat en vuestro coraçon que avedes a morir et que avedes fecho en vuestra vida muchos pesares a Dios, et que Dios es derechurero et de tan grand justiçia que non podedes salir sin pena de los males que avedes fecho; pero veed si sodes de buena ventura en fallar carrera para que en un punto podades aver perdon de todos vuestros pecados, ca si en la guerra de los moros morides, estando en verdadera penitençia, sodes martir et muy bienaventurado; et aunque por armas non murades, las buenas obras et la buena entençion vos salvara.

El conde tovo éste por buen enxiemplo et puso en su coraçon de lo fazer, et rogo a Dios que gelo guise como El sabe que lo él desea.

Et entendiendo don Johan que este enxiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Si Dios te guisare de aver sigurança, puña de ganar la complida bien andança.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXXIV

De lo que contesçio a un ciego que adestrava a otro

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, un mio pariente et amigo, de qui yo fio mucho et so çierto que me ama verdaderamente, me conseja que vaya a un logar de que me reçelo yo mucho. Et él dize que me non aya recelo, que ante tomaria él muerte que yo tome ningund daño. Et agora ruégovos que me consejedes en esto:

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para este consejo mucho querria que sopiésedes lo que contesçio a un çiego con otro.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un omne morava en una villa, et perdio la vista de los ojos et fue çiego. Et estando asi çiego et pobre, vino a él otro çiego que morava en aquella villa, et dixole que fuessen amos a otra villa çerca daquella et que pidrian por Dios et que avrian de qué se mantener et governar.

Et aquel çiego le dixo que él sabia aquel camino de aquella villa, que avia ý pozos et varrancos et muy fuertes passadas; et que se reçelava mucho daquella ida.

Et el otro çiego le dixo que non oviesse reçelo, ca él se iria con él et lo pornia en salvo. Et tanto le asseguro et tantas proes le mostro en la ida, que el çiego creyo al otro çiego; et fuéronse.

Et desque llegaron a los lugares fuertes et peligrosos, cayo el çiego que guiava al otro, et non dexo por esso de caer el çiego que reçelava el camino.

Et vos, señor conde, si reçelo avedes con razon et el fecho es peligroso, non vos metades en peligro por lo que vuestro pariente et amigo vos dize que ante morra que vos tomedes daño; ca muy poco vos aprovecharia a vos que él muriesse et vos tomassedes daño et muriéssedes.

El conde tovo éste por buen consejo et fizolo assi et fallose ende muy bien.

Et entendiendo don Johan que este enxiemplo era bueno, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Nunca te metas o puedas aver mal andança, aunque tu amigo te faga segurança.

Et la istoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXXV

De lo que contesçio a un mançebo que caso con una muger muy fuerte et muy brava

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, et dixole:

-Patronio, un mio criado me dixo quel' traian cassamiento con una muger muy rica et aun, que es mas onrada que él, et que es el casamiento muy bueno para él, sinon por un enbargo que ý ha, et el enbargo es éste: dixome quel' dixeran que aquella muger que era la mas fuerte et mas brava cosa del mundo. Et agora ruégovos que me consejedes si le mandaré que case con aquella muger, pues sabe de cual manera es, o sil' mandaré que lo non faga.

-Señor conde -dixo Patronio-, si él fuer tal como fue un fijo de un omne bueno que era moro, consejalde que case con ella, mas si non fuere tal, non gelo consejedes.

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

Patronio le dixo que en una villa avia un omne bueno que avia un fijo, el mejor mançebo que podia ser, mas non era tan rico que pudiesse complir tantos fechos et tan grandes como el su coraçon le dava a entender que devia complir. Et por esto era él en grand cuidado, ca avia la buena voluntat et non avia el poder.

En aquella villa misma, avia otro omne muy mas onrado et mas rico que su padre, et avia una fija non mas, et era muy contraria de aquel mançebo; ca cuanto aquel mançebo avia de buenas maneras, tanto las avia aquella fija del omne bueno malas et revesadas; et por ende omne del mundo non queria casar con aquel diablo.

Aquel tan buen mançebo vino un dia a su padre et dixole que bien sabia que él non era tan rico que pudiesse darle con que él pudiesse bevir a su onra, et que pues le convinia a fazer vida menguada et lazdrada o irse daquella tierra, que si él por bien tobiesse, quel' paresçia mejor seso de catar algun casamiento con que pudiesse aver alguna passada. Et el padre le dixo quel' plazria ende mucho si pudiesse fallar para él casamiento quel' cumpliesse.

Entonce le dixo el fijo que si él quisiesse, que podria guisar que aquel omne bueno que avia aquella fija que gela diesse para él. Cuando el padre esto oyo, fue muy maravillado, et dixol' que como cuidava en tal cosa: que non avia omne que la conosçiesse que, por pobre que fuese, quisiese casar con ella. El fijo le dixo quel' pidia por merçed quel' guisasse aquel casamiento. Et tanto lo afinco que como quier que el padre lo tovo por estraño, que gelo otorgo.

Et él fuesse luego para aquel omne bueno, et amos eran mucho amigos, et dixol' todo lo que passara con su fijo et rogol' que pues su fijo se atrevia a casar con su fija, quel' ploguiesse et que gela diesse para él. Cuando el omne bueno esto oyo aquel su amigo, dixole:

-Par Dios, amigo, si yo tal cosa fiziesse, seervos ia muy falso amigo, ca vos avedes muy buen fijo, et ternia que fazia muy grand maldat si yo consintiesse su mal nin su muerte; et so çierto que si con mi fija casase, que o seria muerto o le valdria mas la muerte que la vida. Et non entendades que vos digo esto por non complir vuestro talante, ca si la quisierdes, a mi mucho me plaze de la dar a vuestro fijo, o a quienquier que me la saque de casa.

El su amigo le dixo quel' gradesçia mucho cuanto le dizia, et que pues su fijo queria aquel casamiento, quel' rogava quel' ploguiesse.

El casamiento se fizo, et levaron la novia a casa de su marido. Et los moros an por costumbre que adovan de çena a los novios et ponenles la mesa et déxanlos en su casa fasta otro dia. Et fiziéronlo aquellos assi; pero estavan los padres et las madres et parientes del novio et de la novia con grand reçelo, cuidando que otro dia fallarian el novio muerto o muy maltrecho.

Luego que ellos fincaron solos en casa, assentaronse a la mesa, et ante que ella ubiasse a dezir cosa cato el novio en derredor de la mesa, et vio un perro et dixol' ya cuanto bravamente:

-¡Perro, danos agua a las manos !

El perro non lo fizo. Et él encomençosse a ensañar et dixol' mas bravamente que les diesse agua a las manos. Et el perro non lo fizo. Et desque vio que lo non fazia, levantose muy sañudo de la mesa et metio mano a la espada et endereço al perro. Cuando el perro lo vio venir contra si, començo a foir, et él en pos él, saltando amos por la ropa et por la mesa et por el fuego, et tanto andido en pos de'l fasta que lo alcanço, et cortol' la cabeça et las piernas et los braços, et fizolo todo pedaços et ensangrento toda la casa et toda la mesa et la ropa.

Et assi, muy sañudo et todo ensangrentado, tornose a sentar a la mesa et cato en derredor, et vio un gato et dixol' quel' diesse agua a manos; et porque non lo fizo, dixole:

-¡Como, don falso traidor !, ¿:et non vistes lo que fiz al perro porque non quiso fazer lo quel' mandé yo ? Prometo a Dios que si un punto nin mas conmigo porfias, que esso mismo faré a ti que al perro.

El gato non lo fizo, ca tampoco es su costumbre de dar agua a manos, como del perro. Et porque non lo fizo, levantose et tomol' por las piernas et dio con él a la pared et fizo de'l mas de çient pedaços, et mostrandol' muy mayor saña que contra el perro.

Et assi, bravo et sañudo et faziendo muy malos contenentes, tornose a la mesa et cato a todas partes. La muger, quel' vio esto fazer, tovo que estava loco o fuera de seso, et non dizia nada.

Et desque ovo catado a cada parte, et vio un su cavallo que estava en casa, et él non avia mas de aquél, et dixol' muy bravamente que les diesse agua a las manos; el cavallo non lo fizo. Desque vio que lo non fizo, dixol':

-¡Como, don cavallo !, ¿:cuidades que porque non he otro cavallo, que por esso vos dexaré si non fizierdes lo que yo vos mandare ? Dessa vos guardat, que si por vuestra mala ventura non faierdes lo que yo vos mandare, yo juro a Dios que tan mala muerte vos dé como a los otros; et non ha cosa viva en el mundo que non faga lo que yo mandare, que esso mismo non le faga.

El cavallo estudo quedo. Et desque vio que non fazia su mandado, fue a él et cortol' la cabeça con la mayor saña que podia mostrar, et despedaçolo todo.

Cuando la muger vio que matava el cavallo non aviendo otro et que dizia que esto faria a quiquier que su mandado non cumpliesse, tovo que esto ya non se fazia por juego, et ovo tan grand miedo, que non sabia si era muerta

o biva.

Et él assi, vravo et sañudo et ensangrentado, tornose a la mesa, jurando que si mil cavallos et omnes et mugeres oviesse en casa quel' saliessen de man-dado, que todos serian muertos. Et assentosse et cato a cada parte, teniendo la espada sangrienta en el regaço; et desque cato a una parte et a otra et non vio cosa viva, bolvio los ojos contra su muger muy bravamente et dixol' con grand saña, teniendo la espada en la mano:

-Levantadvos et datme agua a las manos.

La muger, que non esperava otra cosa sinon que la despedaçaria toda, levantose muy apriessa et diol' agua a las manos. Et dixole él:

-¡A !, ¡como gradesco a Dios porque fiziestes lo que vos mandé, ca de otra guisa, por el pesar que estos locos me fizieron, esso oviera fecho a vos que a ellos !

Después mandol' quel' diesse de comer; et ella fizolo. Et cada quel' dizia alguna cosa, tan bravamente gelo dizia et en tal son, que ella ya cuidava que la cabeça era ida del polvo.

Assi passo el fecho entrellos aquella noche, que nunca ella fablo, mas fazia lo quel' mandavan. Desque ovieron dormido una pieça, dixol' él:

-Con esta saña que ove esta noche, non pude bien dormir. Catad que non me despierte cras ninguno, et tenedme bien adobado de comer.

Cuando fue grand mañana, los padres et las madres et parientes llegaron a la puerta et porque non fablava ninguno, cuidaron que el novio estava muerto o ferido. Et desque vieron por entre las puertas a la novia et non al novio, cuidaronlo mas.

Cuando ella los vio a la puerta llego muy passo et con grand miedo, et començoles a dezir:

-¡Locos, traidores !, ¿:qué fazedes ? ¿:Como osades llegar a la puerta nin fablar ? ¡Callad, sinon todos, también vos como yo, todos somos muertos !

Cuando todos esto oyeron, fueron marabillados; et desque sopieron como pasaron en uno, presçiaron mucho el mançebo porque assi sopiera fazer lo quel' cumplia et castigar tan bien su casa.

Et daquel dia adelante, fue aquella su muger muy bien mandada et ovieron muy buena bida.

Et dende a pocos dias, su suegro quiso fazer assi como fiziera su yerno, et por aquella manera mato un gallo, et dixole su muger:

-A la fe, don fulan, tarde vos acordastes, ca ya non vos valdria nada si matassedes çient cavallos: que ante lo oviérades a començar, ca ya bien nos conosçemos.

Et vos, señor conde, si aquel vuestro criado quiere casar con tal muger, si fuere él tal como aquel mançebo, consejalde que case seguramente, ca él sabra como passa en su casa; mas si non fuere tal que entienda lo que deve fazer et lo quel' cumple, dexadle passe su ventura. Et aun consejo a vos que con todos los omnes que ovierdes a fazer, que siempre les dedes a entender en cual manera an de pasar conbusco.

El conde obo éste por buen consejo, et fizolo assi et fallose dello vien.

Et porque don Johan lo tovo por buen enxiemplo, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Si al comienço non muestras qui eres, nunca podras después cuando quisieres.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXXVI

De lo que contesçio a un mercadero cuando fallo su muger et su fijo durmiendo en uno

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio, estando muy sañudo por una cosa quel' dixieron, que tenia él que era muy grand su desonra, et dixole que queria fazer sobrello tan grand cosa et tan grand movimiento, que para siempre fincasse por fazaña.

Et cuando Patronio lo vio assi sañudo tan arrebatadamente, dixole:

-Señor conde, mucho querria que sopiéssedes lo que contesçio a un mercadero que fue un dia conprar sesos.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, en una villa morava un grand maestro que non avia otro ofiçio nin otro mester sinon vender sesos. Et aquel mercadero de que ya vos fablé por esto que oyo, un dia fue veer aquel maestro que vendia sesos et dixol' quel' vendiesse uno daquellos sesos. Et el maestro dixol' que de cual presçio lo queria, ca segund quisiesse el seso, que assi avia de dar el presçio por él. Et dixole el mercadero que queria seso de un maravedi. Et el maestro tomo el maravedi, et dixol':

-Amigo, cuando alguno vos convidare, si non sopiéredes los manjares que oviéredes a comer, fartadvos bien del primero que vos traxieren.

El mercadero le dixo que non le avia dicho muy grand seso. Et el maestro le dixo que él non le diera presçio que deviesse dar grand seso. El mercadero le dixo quel' diesse seso que valiesse una dobla, et diogela.

El maestro le dixo que, cuando fuesse muy sañudo et quisiese fazer alguna cosa arrebatadamente, que se non quexasse nin se arrebatasse fasta que sopiesse toda la verdat.

El mercadero tovo que aprendiendo tales fabliellas podria perder cuantas doblas traia, et non quiso comprar mas sesos, pero tovo este seso en el coraçon.

Et acaesçio que el mercadero que fue sobre mar a una tierra muy lueñe, et cuando se fue, dexo a su muger en çinta. El mercadero moro andando en su mercaduria tanto tiempo, fasta que el fijo que nasçiera de que fincara su muger en çinta avia mas de veinte años. Et la madre, porque non avia otro fijo et tenia que su marido non era vivo, conortavase con aquel fijo et amavalo como a fijo, et por el grand amor que avia a su padre, llamavalo marido. Et comia sienpre con ella et durmia con ella como cuando avia un año o dos, et assi passaba su vida como muy buena mujer, et con muy grand cuita porque non sabia nuebas de su marido.

Et acaesçio que el mercadero libro toda su mercaduria et torno muy bien andante. Et el dia que llego al puerto de aquella villa do morava, non dixo nada a ninguno, fuesse desconoçidamente para su casa et escondiose en un lugar encubierto por veer lo que se fazia en su casa.

Cuando fue contra la tarde, llego el fijo de la buena muger, et la madre preguntol':

-Di, marido, ¿:onde vienes ?

El mercadero, que oyo a su mujer llamar marido a aquel mançebo, pesol' mucho, ca bien tenia que era omne con quien fazia mal, o a lo mejor que era casada con él; et tovo mas: que fazia maldat que non que fuese casada, et porque el omne era tan moro. Quisiéralos matar luego, pero acordandose del seso que costara una dobla, non se arrebato.

Et desque llego la tarde assentaronse a comer. De que el mercadero los vio assi estar, fue aun mas movido por los matar, pero por el seso que conprara non se arrebato.

Mas cuando vino la noche et los vio echar en la cama, fizosele muy grave de sofrir et endereço a ellos por los matar. Et yendo assi muy sañudo, acordandose del seso que conprara, estido quedo.

Et ante que matassen la candela, començo la madre a dezir al fijo, llorando muy fuerte:

-¡Ay, marido et fijo ! Señor, dixiéronme que agora llegara una nabe al puerto et dizian que vinia daquella tierra do fue vuestro padre. Por amor de Dios, id alla cras de grand mañana, et por ventura querra Dios que sabredes algunas buenas nuebas de'l.

Cuando el mercadero aquello oyo, et se acordo como dexara en çinta a su muger, entendio que aquél era su fijo.

Et si ovo grand plazer, non vos marabilledes. Et otrosi, gradesçio mucho a Dios porque quiso guardar que los non mato como lo quisiera fazer, donde fincara muy malandante por tal ocasion, et tovo por bien enpleada la dobla que dio por aquel seso, de que se guardo et que se non arrebato por saña.

Et vos, señor conde, como quier que cuidades que vos es mengua de sofrir esto que dezides, esto seria verdat de que fuéssedes çierto de la cosa; mas fasta que ende seades çierto, conséjovos yo que por saña nin por rebato, que vos non rebatedes a fazer ninguna cosa (ca pues esto non es cosa que se pierda por tiempo en vos sofrir), fasta que sepades toda la verdat, et non perdedes nada, et del rebatamiento podervos iades muy aina repentir.

El conde tovo este por buen consejo et fizolo assi, et fallose ende bien.

Et teniéndolo don Johan por buen enxiemplo, fizol' escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Si con rebato grant cosa fazierdes, ten que es derecho si te arrepentieres.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXXVII

De la repuesta que dio el conde Ferrant Gonsales a sus gentes depués que ovo vençido la batalla de Façinas

Una vegada vinia el conde de una hueste muy cansado et muy lazdrado et pobre, et ante que huviasse folgar nin descansar, llegol' mandado muy apressurado de otro fecho que se movia de nuebo; et los mas de su gente consejarenle que folgasse algun tiempo et después que faria lo que se le guisase. Et el conde pregunto a Patronio lo que faria en aquel fecho. Et Patronio dixole:

-Señor, para que vos escojades en esto lo mejor, mucho querria que sopiéssedes la repuesta que dio una vez el conde Ferrant Gonsales a sus vassallos.

El conde pregunto a Patronio como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, cuando el conde Ferrant Gonsales vençio al Rey Almozerre en Façinas, murieron ý muchos de los suyos; et él et todos los mas que fincaron vivos fueron muy mal feridos; et ante que uviassen guaresçer, sopo quel' entrava el rey de Navarra por la tierra, et mando a los suyos que endereçassen a lidiar con los navarros. Et todos los suyos dixiéronle que tenian muy cansados los cavallos, et aun los cuerpos; et aunque por esto non lo dexasse, que lo devia dexar porque él et todos los suyos estavan muy mal feridos, et que esperasse fasta que fuessen guaridos él et ellos.

Cuando el conde vio que todos querian partir de aquel camino, sintiéndose mas de la onra que del cuerpo, dixoles:

-Amigos, por las feridas non lo dexemos, ca estas feridas nuebas que agora nos daran, nos faran que olvidemos las que nos dieron en la otra vatalla.

Desque los suyos vieron que se non dolia del cuerpo por defender su tierra et su onra, fueron con él. Et vençio la lid et fue muy bien andante.

Et vos, señor conde Lucanor, si queredes fazer lo que devierdes, cuando viéredes que cumple para defendimiento de lo vuestro et de los vuestros, et de vuestra onra, nunca vos sintades por lazeria, nin por travajo, nin por peligro; et fazet en guisa que el peligro et la lazeria nueba vos faga olvidar lo passado.

El conde tovo este por buen conseio, et fizolo assi et fallosse dello muy bien.

Et entendiendo don Johan que éste era muy buen enxienplo, fizolo poner en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Aquesto tenet çierto, que es verdat provada: que onra et grand vicio non an una morada.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXXVIII

De lo que contesçio a un omne que iva cargado de piedras preçiosas et se afogo en el rio

Un dia dixo el conde a Patronio que avia muy grand voluntad de estar en una tierra porquel' avian de dar ý una partida de dineros, et cuidava fazer ý mucho de su pro, pero que avia muy grand reçelo que si alli se detoviesse quel' podria venir muy grand periglo del cuerpo, et quel' rogava quel' consejasse qué faria en ello.

-Señor conde -dixo Patronio-, para que vos fagades en esto, al mio cuidar, lo que vos mas cumple, seria muy bien que sopiéssedes lo que contesçio a un omne que llevava una cosa muy presçiada en el cuello et passava un rio.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un omne levava muy grand pieça de piedras preçiosas a cuestas, et tantas eran que se le fazian muy pesadas de levar; et acaesçio que ovo de passar un grand rio; et como él levava grand carga, ç'afondava mas que si aquella carga non levasse; et cuando fue en medio del rio, començo a çafondar mucho.

Et un omne que estava a la oriella del rio començol' a dar vozes et dezir que si non echasse carga, que seria muerto. Et el mesquino loco non entendio que si muriesse en el rio, que perderia el cuerpo et la carga que levava; et si la echasse que, aunque perdiesse la carga, que non perderia el cuerpo. Et por la grant cobdiçia de lo que valian las piedras preçiosas que levava, non las quiso echar et murio en el rio, et perdio el cuerpo et perdio la carga que levava.

Et vos, señor conde Lucanor, comoquier que los dineros et lo al que podriades fazer de vuestra pro seria bien que lo fiziésedes, conséjovos yo que si peligro de buestro cuerpo fallades en la fincada, que non finquedes ý por cobdiçia de dineros nin de su semejante. Et aun vos consejo que nunca aventuredes el vuestro cuerpo si non fuere por cosa que sea vuestra onra o vos seria mengua si lo non fiziésedes: ca el que poco se presçia et por cobdiçia o por devaneo aventura su cuerpo, bien creed que non tiene mientes de fazer mucho con el su cuerpo; ca el que mucho presçia el su cuerpo, a menester que faga en guisa porque lo preçien mucho las gentes; et non es el omne preçiado por preciarse él mucho, mas es muy preçiado porque faga tales obras quel' preçien mucho las gentes. Et si él tal fuere, çierto seed que preciara mucho el su cuerpo et non lo aventurara por cobdiçia nin por cosa en que non aya grand onra; mas en lo que se deverié aventurar, seguro sed que non ha omne en el mundo que tan aina nin tan de buenamente aventure el cuerpo como el que vale mucho et se preçia mucho.

El conde tovo éste por buen enxienplo, et fizolo assi et fallose dello muy bien.

Et porque don Johan entendio que éste era muy buen enxiemplo, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Quien por grand cobdiçia de aver se aventura, sera maravilla que el bien muchol' dura.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XXXIX

De lo que contesçio a un omne con la golondrina et con el pardal

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, yo non puedo escusar en ninguna guisa de aver contienda con uno de dos vezinos que yo he, et contesce assi: que el mas mio vezino non es tan poderoso, et el que es mas poderoso, non es tanto mio vezino. Et agora ruégovos que me consejedes lo que faga en esto.

-Señor conde -dixo Patronio-, para que sepades para esto lo que vos mas cumple, seria bien que sopiésedes lo que contesçio a un omne con un par-dal et con una golondrina.

El conde le pregunto que como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio- un omne era flaco et tomava grand enojo con el roido de las vozes de las aves et rogo a un su amigo quel' diesse algun consejo; que non podia dormir por el roido quel' fazian los pardales et las golondrinas.

Et aquel su amigo le dixo que de todos non le podia desenbargar, mas que él sabia un escanto con que lo desenbargaria del uno dellos: o del pardal o de la golondrina.

Et aquel que estava flaco respondiol' que comoquier que la golondrina da mayores vozes, pero porque la golondrina va et viene et el pardal mora sienpre en casa, que antes se querria parar al roido de la golondrina, maguer que es mayor porque va et viene, que al del pardal, porque esta sienpre en casa.

Et vos señor conde, comoquier que aquel que mora mas lexos es mas poderoso conséjovos yo que ayades ante contienda con él, que non con el que vos esta mas cerca, aunque non sea tan poderoso.

El conde tovo esto por buen consejo, et fizolo assi et fallose ende bien.

Et porque don Johan se pago deste enxiemplo, fizolo poner en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Si en toda guisa, contienda ovieres de aver, toma la de mas lexos, aunque aya mas poder.

Et la istoria deste exienplo es ésta que se sigue:

Exemplo XL

De las razones porque perdio el alma un siniscal de Carcassona

Fablava otra ves el conde Lucanor con Patronio, et dixole:

-Patronio, porque yo sé que la muerte non se puede escusar, querria fazer en guisa que depués de mi muerte, que dexasse alguna cosa señalada que fincasse por mi alma et que fincasse para siempre, porque todos sopiessen que yo feziera aquella obra. Et ruégovos que me consejedes en qué manera lo podria fazer mejor.

-Señor conde -dixo Patronio-, comoquier que el vien fazer en cualquier guisa o por cualquier entencion que se faga sienpre el bien fazer es bien, pero para que vos sopiésedes como se deve fazer lo que omne faze por su alma et a cual entencion, plazerme ia mucho que sopiéssedes lo que contesçio a un senescal de Carcaxona.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un senescal de Carcassona adolesçio. Et desque entendio que non podia escapar, envio por el prior de los fraires predicadores et por el guardian de los fraires menores, et ordeno con ellos fazienda de su alma. Et mando que luego que él fuese muerto, que ellos cumpliesen todo aquello que él mandava.

Et ellos fiziéronlo assi. Et él avia mandado mucho por su alma. Et porque fue tan bien complido et tan aina, estavan los fraires muy pagados et en muy buena entencion et buena esperança de la su salvacion.

Acaesçio que dende a pocos dias, que fue una muger demoniada en la villa, et dizia muchas cosas marabillosas, porque el diablo, que fablava en ella, sabia todas las cosas fechas et aun las dichas.

Cuando los fraires en que dexara el senescal fecho de su alma sopieron las cosas que aquella muger dizia, tovieron que era bien de irla ver, por preguntarle si sabia alguna cosa del alma del senescal; et fiziéronlo. Et luego que entraron por la casa do estava la muger demoniada, ante que ellos le preguntassen ninguna cosa, dixoles ella que bien sabia por qué vinian, et que sopiessen que aquella alma porque ellos querian preguntar, que muy poco avia que se partiera della et la dexara en el Infierno.

Cuando los fraires esto oyeron, dixiéronle que mintia; ca çierto era que él fuera muy bien confessado et reçibiera los sacramentos de Sancta Eglesia, et pues la fe de los christianos era verdadera, que non podia seer que fuesse verdat lo que ella dizia.

Et ella dixoles que sin dubda la fe et la ley de los christianos toda era verdadera, et si él muriera et fiziera lo que deve fazer el que es verdadero christiano, que salva fuera la su alma; mas él non fizo como verdadero nin buen christiano, ca como quier que mucho mando fazer por su alma, non lo fizo como devia nin ovo buena entençion, ca él mando complir aquello después que fuesse muerto, et su entencion era que si muriesse, que lo cumpliessen; mas si visquiesse, que non fiziessen nada dello; et mandolo complir después que muriesse, cuando non lo podia tener nin levar consigo; et otrosi, dexavalo porque fincasse de'l fama para sienpre de lo que fiziera, porque oviesse fama de las gentes et del mundo. Et por ende, como quier que él fizo buena obra, non la fizo bien, ca Dios non galardona solamente las buenas obras, mas galardona las que se fazen bien. Et este bien fazer es en la entençion, et porque la entencion del senescal non fue buena, ca fue cuando non devia seer fecha, por ende non ovo della buen galardon.

Et vos, señor conde, pues me pedides consejo, digovos que al mio grado, que el bien que quisiéredes fazer, que lo fagades en vuestra vida. Et para que ayades dello buen galardon, conviene que, lo primero, que desfagades los tuertos que avedes fecho: ca poco valdria robar el carnero et dar los pies por amor de Dios. Et a vos poco vos valdria tener mucho robado et furtado a tuerto, et fazer limosnas de lo ageno. Et mas, para que la limosna sea buena, conviene que aya en ella estas çinco cosas: la una, que se faga de lo que omne oviere de buena parte; la otra, que la faga estando en verdadera penitençia; la otra, que sea tanta, que sienta omne alguna mengua por lo que da, et que sea cosa de que se duela omne; la otra, que la faga en su vida; la otra, que la faga omne simplemente por Dios et non por vana gloria nin por ufana del mundo. Et, señor, faziéndose estas çinco cosas, serian todas las buenas obras et limosnas bien complidas, et avria omne de todas muy grand galardon; pero vos nin otro ninguno que tan complidamente non las pudiesse fazer, non deve por esso dexar de fazer buenas obras, teniendo que pues non las faze en las çinco maneras que son dichas, que non le tiene pro de las fazer; ca ésta seria muy mala razon et seria como desesperamiento; ca çierto es que en cualquier manera que omne faga bien, que sienpre es bien; ca las buenas obras prestan al omne a salir de pecado et venir a penitençia et a la salut del cuerpo, et a que sea rico et onrado, et que aya buena fama de las gentes, et para todos los vienes temporales. Et assi, todo bien que omne faga a cualquier entencion sienpre es bueno, mas seria muy mejor para salvamiento et aprovechamiento del alma guardando las cinco cosas dichas.

El conde tovo que era verdat lo que Patronio le dizia et puso en su coraçon de lo fazer assi, et rogo a Dios quel' guisse que lo pueda fazer en la manera que Patronio le dizia.

Et entendiendo don Johan que este enxiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Faz bien et a buena entençion en tu vida, si quieres acabar la gloria conplida.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XLI

De lo que contesçio a un rey de Cordova quel'dizian Alhaquem

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, vos sabedes que yo so muy grand caçador et he fecho muchas caças nuevas que nunca fizo otro omne. Et aun he fecho et eñadido en las piuelas et en los capiellos algunas cosas muy aprovechosas que nunca fueron fechas. Et agora, los que quieren dezir mal de mi fablan en manera de escarnio, et cuando loan al Cid Roy Diaz o al conde Ferrant Gonzales de cuantas lides vençieron o al sancto et bien aventurado rey don Ferrando de cuantas buenas conquistas fizo, loan a mi diziendo que fiz muy buen fecho porque añadi aquello en los capiellos et en las pihuelas. Et porque yo entiendo que este alabamiento mas se me toma en denuesto que en alavamiento, ruégovos que me consejedes en qué manera faré porque non me escarnezcan por la buena obra que fiz.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos sepades lo que vos mas cumpliria de fazer en esto, plazerme ia que sopiéssedes lo que contesçio a un moro que fue rey de Cordova.

Et el conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, en Cordova ovo un rey que avia nombre Alhaquim. Como quier que mantenia assaz bien su regno, non se travajava de fazer otra cosa onrada nin de grand fama de las que suelen et deven fazer los buenos reys; ca non tan solamente son los reys tenidos de guardar sus regnos, mas los que buenos quieren seer, conviene que tales obras fagan porque con derecho acresçienten su regno et fagan en guisa que en su vida sean muy loados de las gentes, et después de su muerte finquen buenas fazañas de las buenas obras que ellos ovieren fechas. Et este rey non se trabajava desto, sinon de comer et folgar et estar en su casa viçioso.

Et acaesçio que estando un dia folgando, que tañian ante'l un estrumento de que se pagaran mucho los moros, que a nombre albogon. Et el rey paro mientes et entendio que non fazia tan buen son como era menester, et tomo el albogon et añadio en él un forado en la parte de yuso en derecho de los otros forados, et dende adelante faze el albogon muy mejor son que fasta entonçe fazia.

Et como quier que aquello era buen fecho para en aquella cosa, porque non era tan grand fecho como convinia de fazer a rey, las gentes, en manera de escarnio, començaron aquel fecho a loar et dizian cuando loavan a alguno:

« V.a. he de ziat Alhaquim », que quiere dezir: « Este es el añadimiento del rey Alhaquem. »

Et esta palabra fue sonada tanto por la tierra fasta que la ovo de oir el rey, et pregunto por qué dezian las gentes esta palabra. Et como quier que gelo quisieran encobrir, tanto los afinco, que gelo ovieron a dezir.

Et desque él esto oyo, tomo ende grand pesar, pero como era muy buen rey, non quiso fazer mal en los que dizian esta palabra, mas puso en su coraçon de fazer otro añadimiento de que por fuerça oviessen las gentes a loar el su fecho.

Entonçe, porque la mezquita de Cordoba non era acabada, añadio en ella aquel rey toda la labor que ý menguava et acabola.

Esta es la mayor et mas complida et mas noble mezquita que los moros avian en España, et loado a Dios, es agora eglesia et llamanla Sancta Maria de Cordova, et ofreçiola el sancto rey don Ferrando a Sancta Maria cuando gano a Cordova de los moros.

Et desque aquel rey ovo acabada la mezquita et fecho aquel tan buen añadimiento, dixo que pues fasta entonçe lo loavan escarniçiéndolo del añadimiento que fiziera en el albogon, que tenia que de alli adellante lo avian a loar con razon del añadimiento que fiziera en la mezquita de Cordova.

Et fue depués muy loado. Et el loamiento que fasta estonçe le fazian escarniçiéndolo, finco depués por loor; et oy en dia dizen los moros cuando quieren loar algun buen fecho: « Este es el añadimiento de Alhaquem ».

Et vos, señor conde, si tomades pesar o cuidades que vos loan por vos escarnecer del añadimiento que fiziestes en los capiellos et en las pihuelas et en las otras cosas de caça que vos fiziestes, guisad de fazer algunos fechos grandes et buenos et nobles, cuales pertenesçen de fazer a los grandes omnes. Et por fuerça las gentes avran de loar los vuestros buenos fechos, assi como loan agora por escarnio el añadimiento que fiziestes en las cosas de la caça.

El conde tovo éste por buen consejo, et fizolo assi, et fallose ende muy bien.

Et porque don Johan entendio que éste era buen enxiemplo, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Si algun bien fizieres que muy grande non fuere, faz grandes si pudieres, que el bien nunca muere.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XLII

De lo que contesçio a una falsa veguina

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, yo et otras muchas gentes estavamos fablando et preguntavamosnos que cual era la manera que un omne malo podria aver para fazer a todas las otras gentes cosa porque mas mal les veniesse. Et los unos dizian que por ser omne reboltoso, et los otros dizian que por seer omne muy peleador, et los otros dizian que por seer muy mal fechor en la tierra, et los otros dizian que la cosa porque el omne malo podria fazer mas mal a todas las otras gentes que era por seer de mala lengua et assacador. Et por el buen entendimiento que vos avedes, ruégovos que me digades de cual mal destos podria venir mas mal a todas las gentes.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos sepades esto, mucho querria que sopiésedes lo que contesçio al diablo con una muger destas que se fazen beguinas.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, en una villa avia un muy buen mancebo et era casado con una muger et fazian buena vida en uno, assi que nunca entre ellos avia desabenençia.

Et porque el diablo se despaga sienpre de las buenas cosas, ovo desto muy grand pesar, et pero que andido muy grand tiempo por meter mal entre ellos, nunca lo pudo guisar.

Et un dia, viniendo el diablo de aquel logar do fazian vida aquel omne et aquella muger, muy triste porque non podia poner ý ningun mal, topo con una veguina. Et desque se conoscieron, preguntol' que por qué vinia triste. Et él dixole que vinia de aquella villa do fazian vida aquel omne et aquella muger et que avia muy grand tiempo que andava por poner mal entrellos et nunca pudiera; et desque lo sopiera aquel su mayoral, quel' dixiera que pues tan grand tiempo avia que andava en aquello et pues non lo fazia, que sopiesse que era perdido con él; et que por esta razon vinia triste.

Et ella dixol' que se marabillava, pues tanto sabia, como non lo podia fazer, mas que si fiziesse lo que ella querié, que ella le pornia recabdo en esto.

Et el diablo le dixo que faria lo que ella quisiesse en tal que guisasse como pusiesse mal entre aquel omne et aquella muger.

Et de que el diablo et aquella beguina fueron a esto avenidos, fuesse la beguina para aquel logar do vivian aquel omne et aquella muger, et tanto fizo de dia en dia, fasta que se fizo conosçer con aquella muger de aquel mançebo et fizol' entender que era criada de su madre, et por este debdo que avia con ella, que era muy tenuda de la servir et que la serviria cuanto pudiesse.

Et la buena muger, fiando en esto, tovola en su casa et fiava della toda su fazienda, et esso mismo fazia su marido.

Et desque ella ovo morado muy grand tiempo en su casa et era privada de entramos, vino un dia muy triste et dixo a la muger, que fiava en ella:

-Fija, mucho me pesa desto que agora oi: que vuestro marido que se paga mas de otra muger que non de vos, et ruégovos quel' fagades mucha onra et mucho plazer porque él non se pague mas de otra muger que de vos, ca desto vos podria venir mas mal que de otra cosa ninguna.

Cuando la buena muger esto oyo, comoquier que non lo creia, tovo desto muy grand pesar et entristeçio muy fieramente. Et desque la mala beguina la vio estar triste, fuesse para en el logar pora do su marido avia de venir. Et de que se encontro con él, dixol' quel' pesava mucho de lo que fazié en tener tan buena muger como tenié et amar mas a otra que non a ella, et que esto, que ella lo sabia ya, et que tomara grand pesar et quel' dixiera que, pues él esto fazié, fiziéndol' ella tanto serviçio, que cataria otro que la amasse a ella tanto como él o mas, que por Dios, que guardasse que esto non lo sopiesse su muger, sinon que seria muerta.

Cuando el marido esto oyo, comoquier que lo non creyo, tomo ende grand pesar et finco muy triste.

Et desque la falsa beguina le dexo assi, fuesse adelante a su muger et dixol', amostrandol' muy grand pesar:

-Fija, non sé qué desaventura es ésta, que vuestro marido es muy despagado de vos; et porque lo entendades que es verdat, esto que yo vos digo, agora veredes como viene muy triste et muy sañudo, lo que él non solia fazer.

Et desque la dexo con este cuidado, fuesse para su marido et dixol' esso mismo. Et desque el marido llego a su casa et fallo a su muger triste, et de los plazeres que solian en uno aver que non avian ninguno, estavan cada uno con muy grand cuidado.

Et de que el marido fue a otra parte, dixo la mala beguina a la buena muger que si ella quisiesse, que buscaria algun omne muy sabidor quel' fiziesse alguna cosa con que su marido perdiesse aquel mal talante que avia contra ella.

Et la muger, queriendo aver muy buena vida con su marido, dixol' quel' plazia et que gelo gradesceria mucho.

Et a cabo de algunos dias, torno a ella et dixol' que avia fallado un omne muy sabidor et quel' dixiera que si oviesse unos pocos de cabellos de la varba de su marido de los que estan en la garganta, que faria con ellos una maestria que perdiesse el marido toda la saña que avia della, et que vivrian en buena vida como solian o por aventura mejor, et que a la ora que viniesse, que guisasse que se echasse a dormir en su regaço. Et diol' una nabaja con que cortasse los cabellos.

Et la buena muger, por el grand amor que avia a su marido, pesandol' mucho de la estrañeza que entrellos avia caido et cudiçiando mas que cosa del mundo tornar a la buena vida que en uno solian aver dixol' quel' plazia et que lo faria assi. Et tomo la navaja que la mala beguina traxo para lo fazer.

Et la beguina falsa torno al marido, et dixol' que avia muy grand duelo de la su muerte, et por ende que gelo non podia encobrir: que sopiesse que su muger le queria matar et irse con su amigo; et porque entendiesse quel' dizia verdat, que su muger et aquel su amigo avian acordado que lo matassen en esta manera: que luego que viniesse, que guisaria que el que se adormiesse en su regaço della, et desque fuesse adormido, quel' degollasse con una navaja que tenia paral' degollar.

Et cuando el marido esto oyo, fue mucho espantado, et como quier que ante estava con mal cuidado por las falsas palabras que la mala beguina le avia dicho, por esto que agora dixo fue muy cuitado et puso en su coraçon de se guardar et de lo provar; et fuesse para su casa.

Et luego que su muger lo vio, reçibiolo mejor que los otros dias de ante, et dixol' que sienpre andava travajando et que non queria folgar nin descansar, mas que se echasse alli cerca della et que pusiesse la cabeça en su regaço, et ella quel' espulgaria.

Cuando el marido esto oyo, tovo por çierto lo quel' dixiera la falsa beguina, et por provar lo que su muger faria, echosse a dormir en su regaço et començo de dar a entender que durmia. Et de que su muger tovo que era adormido bien, saco la navaja para le cortar los cabellos, segund la falsa beguina le avia dicho. Cuando el marido le vio la navaja en la mano cerca de la su garganta, teniendo que era verdat lo que la falsa beguina le dixiera, sacol' la navaja de las manos et degollola con ella.

Et al roido que se fizo cuando la degollava, recudieron el padre et los hermanos de la muger. Et cuando vieron que la muger era degollada et que nunca fasta aquel dia oyeron al su marido nin a otro omne ninguna cosa mala en ella, por el grand pesar que ovieron, endereçaron todos al marido et mataronlo.

Et a este roido recudieron los parientes del marido et mataron a aquellos que mataron a su pariente. Et en tal guisa se revolvio el pleito, que se mataron aquel dia la mayor parte de cuantos eran en aquella villa.

Et todo esto vino por las falsas palabras que sopo dezir aquella falsa beguina. Pero porque Dios nunca quiere que el que mal fecho faze que finque sin pena, nin aun, que el mal fecho sea encubierto, guiso que fuesse sabido que todo aquel mal viniera por aquella falsa beguina, et fizieron della muchas malas justicias, et diéronle muy mala muerte et muy cruel.

Et vos, señor conde Lucanor, si queredes saber cual es el pior omne del mundo et de que mas mal puede venir a las gentes, sabet que es el que se muestra por buen christiano et por omne bueno et leal, et la su entençion es falsa, et anda asacando falsedades et mentiras por meter mal entre llas gentes. Et conséjovos yo que siempre vos guardedes de los que vierdes que se fazen gatos religiosos, que los mas dellos sienpre andan con mal et con engaño, et para que los podades conosçer, tomad el consejo del Evangelio que dize: « A fructibus eorum coñosçetis eos » que quiere dezir « que por las sus obras los cognosçeredes ». Ca çierto sed que non a omne en el mundo que muy luengamente pueda encubrir las obras que tiene en la voluntad, ca bien las puede encobrir algun tiempo, mas non luengamente.

Et el conde tovo que era verdad esto que Patronio le dixo et puso en su coraçon de lo fazer assi. Rogo a Dios quel' guardasse a él et a todos sus amigos de tal omne.

Et entendiendo don Johan que este enxiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

127

Para mientes a las obras et non a la semejança, si cobdiçiares ser guardado de aver mala andança.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XLIII

De lo que contesçio al Bien et al Mal, et al cuerdo con el loco

El conde Lucanor fablava con Patronio, su consegero, en esta manera:

-Patronio, a mi contesçe que he dos vezinos: el uno es omne a qui yo amo mucho, et ha muchos buenos deubdos entre mi et él porquel' devo amar; et non sé qué pecado o qué ocasion es que muchas vezes me faze algunos yerros et algunas escatimas de que tomo muy grand enojo; et el otro non es omne con quien aya grandes debdos, nin grand amor, nin ay entre nos grand razon porquel' deva mucho amar; et éste, otrossi, a las vezes, fazeme algunas cosas de que yo non me pago. Et por el buen entendimiento que vos avedes, ruégovos que me consejedes en qué manera passe con aquellos dos omnes.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, esto que vos dezides non es una cosa, ante son dos, et muy revessadas la una de la otra. Et para que vos podades en esto obrar como vos cumple, plazerme ia que sopiéssedes dos cosas que acaesçieron; la una, lo que contesçio al Bien et al Mal; et la otra, lo que contesçio a un omne bueno con un loco.

El conde le pregunto como fuera aquello:

-Señor conde -dixo Patronio-, porque éstas son dos cosas et non vos las podria dezir en uno, decirvos he primero de lo que contesçio al Bien et al Mal, et dezirvos he después lo que contesçio al omne bueno con el loco.

Señor conde, el Bien et el Mal acordaron de fazer su compañia en uno. Et el Mal, que es mas acuçioso et sienpre anda con rebuelta e non puede folgar, sinon revolver algun engaño et algun mal, dixo al Bien que seria buen recabdo que oviessen algun ganado con que se pudiessen mantener. Al Bien plogo desto; et acordaron de aver ovejas.

Et luego que las ovejas fueron paridas, dixo el Mal al Bien que escogiesse en el esquimo daquellas ovejas.

El Bien, como es bueno et mesurado, non quiso escoger, et el Bien dixo al Mal que escogiesse él. Et el Mal, porque es malo et derranchado plogol' ende, et dixo que tomasse el Bien los corderuelos assi como nasçian, et él, que tomaria la leche et la lana de las ovejas. Et el Bien dio a entender que se pagava desta partiçion.

Et el Mal dixo que era bien que oviessen puercos; et al Bien plogo desto. Et desque parieron, dixo el Mal que pues el Bien tomara los fijos de las ovejas et él la leche et la lana, que tomasse agora la leche et la lana de las puercas, et que tomaria él los fijos. Et el Bien tomo aquella parte.

Después dixo el Mal que pusiessen alguna ortaliza; et pusieron nabos. Et desque nasçieron, dixo el Mal al Bien que non sabia qué cosa era lo que non veia, mas, porque el Bien viesse lo que tomava, que tomasse las fojas de los nabos que paresçian et estaban sobre tierra, et que tomaria él lo que estava so tierra; et el Bien tomo aquella parte.

Después pusieron colles; et desque nasçieron, dixo el Mal que pues el Bien tomara la otra vez de los nabos lo que estava sobre tierra, que tomasse agora de las colles lo que estava so tierra; et el Bien tomo aquella parte.

Después dixo el Mal al Bien que seria buen recabdo que oviessen una muger que los serviesse. Et al Bien plogo desto. Et desque la ovieron, dixo el Mal que tomasse el Bien de la çinta contra la cabeça, et que él que tomaria de la çinta contra los pies; et el Bien tomo aquella parte. Et fue assi: que la parte del Bien fazia lo que cumplia en casa, et la parte del Mal era casada con él et avia de dormir con su marido.

La muger fue en çinta et encaesçio de un fijo. Et desque nasçio, quiso la madre dar al fijo de mamar; et cuando el Bien esto vio, dixo que non lo fiziesse, ca la leche de la su parte era, et que non lo consintria en ninguna manera. Cuando el Mal vino alegre por veer el su fijo quel' nasçiera, fallo que estava llorando, et pregunto a su madre que por qué llorava. La madre le dixo que porque non mamava. Et dixol' el Mal quel' diesse a mamar. Et la muger le dixo que el Bien gelo defendiera diziendo que la leche era de su parte.

Cuando el Mal esto oyo, fue al Bien et dixol', riendo et burlando, que fiziesse dar la leche a su fijo. Et el Bien dixo que la leche era de su parte et que non lo faria. Et cuando el Mal esto oyo, començol' de afincar ende. Et desque el Bien vio la priessa en que estava el Mal dixol':

-Amigo, non cuides que yo tampoco sabia que non entendia cuales partes escogiestes vos sienpre et cuales diestes a mi; pero nunca vos demandé ya nada de las vuestras partes, et passé muy lazdradamiente con las partes que me vos davades, et vos nunca vos doliestes nin oviestes mensura contra mi, pues si agora Dios vos traxo a lugar que avedes mester algo de lo mio, non vos marabilledes si vos lo non quiero dar, et acordatvos de lo que me feziestes, et sofrid esto por lo al.

Cuando el Mal entendio que el Bien dizia verdat et que su fijo seria muerto por esta manera, fue muy mal cuitado et començo a rogar et pedir merçet al Bien que, por amor de Dios, oviesse piedat daquella criatura, et que non parasse mientes a las sus maldades, et que dalli adelante sienpre faria cuanto mandasse.

Desque el Bien esto vio, tovo quel' fiziera Dios mucho bien en traerlo a lugar que viesse el Mal que non podia guaresçer sinon por la vondat del Bien, et tovo que esto le era muy grand emienda, et dixo al Mal que si queria que consintiesse que diesse la muger leche a su fijo, que tomasse el moço a cuestas et que andudiesse por la villa pregonando en guisa que lo oyessen todos, et que dixiesse: « Amigos, sabet que con bien vençe el Vien al Mal »; et faziendo esto, que consintria quel' diesse la leche. Desto plogo mucho al Mal, et tovo que avia de muy buen mercado la vida de su fijo, et el Vien tovo que avia muy buena emienda. Et fizose assi, et sopieron todos que sienpre el Bien vençe con bien.

Mas al omne bueno contesçio de otra guisa con el loco, et fue assi:

Un omne vono avia un baño et el loco vinia al vaño cuando las gentes se vañavan et davales tantos colpes con los cubos et con piedras et con palos et con cuanto fallava, que ya omne del mundo non osava ir al vaño de aquel omne bueno. Et perdio su renta.

Cuando el omne bueno vio que aquel loco le fazia perder la renta del vaño, madrugo un dia et metiosse en el vaño ante que el loco viniesse. Et desnuyose et tomo un cubo de agua bien caliente et una grand maça de madero. Et cuando el loco que solia venir al vaño para ferir los que se vañassen llego, endereço al vaño como solia. Et cuando el omne bueno que estava atendiendo desnuyo le vio entrar, dexose ir a él muy bravo et muy sañudo, et diol' con el cubo del agua caliente por çima de la cabeça, et metio mano a la maça et diol' tantos et tales colpes con ella por la cabeça et por el cuerpo, que el loco cuido ser muerto, et cuido que aquel omne bueno que era loco. Et salio dando muy grandes vozes, et topo con un omne et preguntol' como vinia assi dando vozes, quexandose tanto; et el loco le dixo:

-Amigo, guardatvos, que sabet que otro loco a en el vaño.

Et vos, señor conde Lucanor, con estos vuestros vezinos passat assi: con el que avedes tales debdos que en toda guisa quered que sienpre seades amigos, et fazedle sienpre buenas obras, et aunque vos faga algunos enojos, datles passada et acorredle sienpre al su mester, pero siempre lo fazed dandol' a entender que lo fazedes por los debdos et por el amor quel' avedes, mas non por vençimiento; mas al otro, con quien non avedes tales debdos, en ninguna guisa non le sufrades cosa del mundo, mas datle bien a entender que por quequier que vos faga todo se aventurara sobrello. Ca bien cred que los malos amigos que mas guardan el amor por varata et por reçelo, que por otra buena voluntad.

El conde tovo éste por muy buen consejo et fizolo assi, et fallose ende muy bien.

Et porque don Johan tovo éstos por buenos enxiemplos, fizolos escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

Sienpre el Bien vençe con bien al Mal; sofrir al omne malo poco val.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XLIV

De lo que contesçio a don Pero Nuñez el Leal et a don Roy Gonzales de Cavallos et a don Gutier Roiz de Blaguiello con el conde don Rodrigo el Franco

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, et dixole:

-Patronio, a mi acaesçio de aver muy grandes guerras, en tal guisa que estava la mi fazienda en muy grand peligro. Et cuando yo estava en mayor mester, algunos de aquellos que yo crié et a quien fiziera mucho bien, dexaronme, et aun señalaronse mucho a me fazer mucho desserviçio. Et tales cosas fizieron ante mi aquéllos, que bien vos digo que me fizieron aver muy peor esperança de las gentes de cuanto avia ante que aquellos que assi errassen contra mi. Et por el buen seso que Dios vos dio, ruégovos que me consejedes lo que vos paresçe que devo fazer en esto.

-Señor conde -dixo Patronio-, si los que assi erraron contra vos fueran tales como fueron don Pero Nuñez de Fuente Almexir et don Roy Gonzales de çavallos et don Gutier Roiz de Blaguiello et sopieran lo que les contesçio, non fizieran lo que ficieron.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, el conde don Rodrigo el Franco fue casado con una dueña fija de don Gil Garcia de çagra, et fue muy buena dueña et el conde, su marido, asacol' falso testimonio. Et ella, quexandose desto, fizo su oraçion a Dios que si ella era culpada, que Dios mostrasse su miraglo en ella; et si el marido le assacara falso testimonio, que lo mostrasse en él.

Luego que la oracion fue acabada, por el miraglo de Dios, engafezio el conde, su marido, et ella partiosse de'l. Et luego que fueron partidos, envio el rey de Navarra sus mandaderos a la dueña et caso con ella, et fue reina de Navarra.

El conde, seyendo gafo, et veyendo que non podia guaresçer, fuesse para la Tierra Sancta en romeria para morir alla. Et como quier que él era muy onrado et avia muchos buenos vasallos, non fueron con él sinon estos tres cavalleros dichos, et moraron alla tanto tiempo que les non cumplio lo que levaron de su tierra et ovieron de venir a tan grand pobreza, que non avian cosa que dar al conde, su señor, para comer; et por la grand mengua, alquilavanse cada dia los dos en la plaça et el uno fincava con el conde, et de lo que ganavan de su alquilé governavan su señor et a si mismos. Et cada noche vañavan al conde et alinpiavanle las llagas de aquella gafedat.

Et acaesçio que en lavandole una noche los pies et las piernas, que, por aventura, ovieron mester de escopir, et escupieron. Cuando el conde vio que todos escupieron, cuidando que todos lo fazian por asco que de'l tomavan, començo a llorar et a quexarse del grand pesar et quebranto que daquello oviera.

Et porque el conde entendiesse que non avian asco de la su dolençia, tomaron con las manos daquella agua que estava llena de podre et de aquellas pustuellas que salian de las llagas de la gafedat que el conde avia, et bevieron della muy grand pieça. Et passando con el conde su señor tal vida, fincaron con él fasta que el conde murio.

Et porque ellos tovieron que les seria mengua de tornar a Castiella sin su señor, vivo o muerto, non quisieron venir sin él. Et como quier que les dizian quel' fiziessen cozer et que levassen los sus huesos, dixieron ellos que tampoco consintrian que ninguno pusiesse la mano en su señor seyendo muerto como si fuesse vivo. Et non consintieron quel' coxiessen, mas enterraronle et esperaron tanto tiempo fasta que fue toda la carne desfecha. Et metieron los huesos en una arqueta, et traienlo a veces a cuestas. Et assi vinian pidiendo las raçiones, trayendo a su señor a cuestas, pero traian testimonio de todo esto que les avia contesçido. Et viniendo ellos tan pobres, pero tan bien andantes, llegaron a tierra de Tolosa, et entrando por una villa, toparon con muy grand gente que levavan a quemar una dueña muy onrada porque la acusava un hermano de su marido. Et dizia que si algun cavallero non la salvasse, que cumpliessen en ella aquella justiçia, et non fallavan cavallero que la salvasse.

Cuando don Pero Nuñez, el leal et de buena ventura, entendio que, por mengua de cavallero, fazian aquella justiçia de aquella dueña, dixo a sus compañeros que si él sopiesse que la dueña era sin culpa, que él la salvaria.

Et fuesse luego para la dueña et preguntol' la verdat de aquel fecho. Et ella dixol' que ciertamente ella nunca fiziera aquel yerro de que la acusavan, mas que fuera su talante de lo fazer.

Et como quier que don Pero Nuñez entendio que pues ella de su talante quisiera fazer lo que non devia, que non podia seer que algun mal non le contesçiesse a él, que la queria salvar, pero pues lo avia començado et sabia que non fiziera todo el yerro de que la acusavan, dixo que él la salvaria.

Et como quier que los acusadores lo cuidaron desechar diziendo que non era cavallero, desque mostro el testimonio que traia, non lo podieron desechar. Et los parientes de la dueña diéronle cavallo et armas, et ante que entrasse en el campo, dixo a sus parientes que, con la merced de Dios, que él fincaria con onra et salvaria la dueña, mas que non podia seer que a él non le viniesse alguna ocasion por lo que la dueña quisiera fazer.

Desque entraron en el campo, ayudo Dios a don Pero Nuñez, et vencio la lid et salvo la dueña, pero perdio ý don Pero Nuñez el ojo, et assi se cumplio todo lo que don Pero Nuñez dixiera ante que entrasse en el campo.

La dueña et los parientes dieron tanto aver a don Pero Nuñez con que pudieron traer los huesos del conde su señor ya cuanto mas sin lazeria que ante.

Cuando las nuebas llegaron al rey de Castiella de como aquellos vien andantes cavalleros vinian et traian los huesos del conde, su señor, et como vinian tan vien andantes, plogole mucho ende et gradesçio mucho a Dios porque eran del su regno omnes que tal cosa fizieran. Et envioles mandar que viniessen de pie, assi mal vestidos como vinian. Et el dia que ovieron de entrar en el regno de Castilla, saliolos a reçebir el rey de pie bien çinco leguas ante que llegassen al su regno, et fizoles tanto bien que oy en dia son heredados los que vienen de los sus linages de lo que el rey les dio.

Et el rey, et todos cuantos eran con el, por fazer onra al conde, et señaladamente por lo fazer a los cavalleros, fueron con los huesos del conde fasta Osma, do lo enterraron. Et desque fue enterrado, fuéronse los cavalleros para sus casas.

Et el dia que don Roy Gonzales llego a su casa, cuando se assento a la mesa con su muger, desque la buena dueña vio la vianda ante si, alço las manos contra Dios, et dixo:

-¡Señor !, ¡vendito seas tu que me dexaste veer este dia, ca tu sabes que depués que don Roy Gonzales se partio desta tierra, que ésta es la primera carne que yo comi, et el primero vino que yo bevi !

A don Roy Gonzales peso por esto, et preguntol' por qué lo fiziera. Et ella dixol' que bien sabia él que cuando se fuera con el conde, quel' dixiera que él nunca tornaria sin el conde et ella que visquiesse como buena dueña, que nunca le menguaria pan et agua en su casa; et pues él esto le dixiera, que non era razon quel' saliese ella de mandado, et por esto nunca comiera nin biviera sinon pan et agua.

Otrosi, desque don Pero Nuñez llego a su casa, desque fincaron él et su muger et sus parientes sin otra conpaña, la buena dueña et sus parientes ovieron con él tan grand plazer, que alli començaron a reir. Et cuidando don Pero Nuñez que fazian escarnio de'l porque perdiera el ojo, cubrio el manto por la cabeça et echose muy triste en la cama. Et cuando la buena dueña lo vio assi ser triste, ovo ende muy grand pesar, et tanto le afinco fasta quel' ovo a dezir que se sintia mucho porquel' fazian escarnio por el ojo que perdiera.

Cuando la buena dueña esto oyo, diose con una aguja en el su ojo, et quebrolo, et dixo a don Pero Nuñez que aquello fiziera ella porque si alguna vez riesse, que nunca él cuidasse que reia por le fazer escarnio.

Et assi fizo Dios vien en todo aquellos buenos cavalleros por el bien que fizieron.

Et tengo que si los que tan bien non lo acertaron en vuestro serviçio fueran tales como éstos, et sopieran cuanto bien les vino por esto que fizieron, que non lo erraran como erraron; pero vos, señor conde, por vos fazer algun yerro algunos que lo non devian fazer, nunca vos por esso dexedes de fazer bien, ca los que vos yerran, mas yerran a si mismos que a vos. Et parad mientes que si algunos vos erraron, que muchos otros vos servieron; et mas vos cumplio el serviçio que aquéllos vos fizieron, que vos enpeçio nin vos tovo mengua los que vos erraron. Et non creades que de todos los que vos fazedes bien, que de todos tomaredes serviçio, mas un tal acaesçimiento vos podra acaesçer: que uno vos fara tal serviçio, que ternedes por bien enpleado cuanto bien fazedes a los otros.

El conde tovo éste por buen consejo et por verdadero.

Et entendiendo don Johan que este enxiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Maguer que algunos te ayan errado, nunca dexes de fazer aguisado.

Et la istoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XLV

De lo que contesçio a un omne que se fizo amigo et vasallo del Diablo

Fablava una vez el conde Lucanor con Patronio, su consejero, en esta guisa:

-Patronio, un omne me dize: que sabe muchas maneras, tanbién de agueros como de otras cosas, en como podré saber las cosas que son por venir et como podré fazer muchas arterias con que podré aprovechar mucho mi fazienda; pero en aquellas cosas tengo que non se puede escusar de aver ý pecado. Et por la fiança que de vos he, ruégovos que me consejedes lo que faga en esto.

-Séñor conde -dixo Patronio-, para que vos fagades en esto lo que vos mas cumple, plazerme ia que sepades lo que contesçio a un omne con el Diablo.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un omne fuera muy rico et llego a tan grand pobreza, que non avia cosa de que se mantener. Et porque non a en el mundo tan grand desventura como seer muy mal andante el que suele seer bien andante, por ende, aquel omne que fuera muy bien andante era llegado a tan grand mengua, que se sintia dello mucho. Et un dia, iva en su cabo solo por un monte, muy triste et cuidando muy fieramente et yendo assi tan coitado encontrosse con el Diablo.

Et como el Diablo sabe todas las cosas passadas et sabia el coidado en que vinia aquel omne, et preguntol' por qué vinia tan triste. Et el omne dixole que para que gelo diria, ca él non le podria dar consejo en la tristeza que él avia.

Et el Diablo dixole que si él quisiesse fazer lo que él le diria, que él le daria cobro para'l cuidado que avia; et porque entendiesse que lo podia fazer, quel' diria en lo que vinia cuidando et la razon porque estava tan triste. Estonçe le conto toda su fazienda et la razon de su tristeza, como aquel que la sabia muy bien. Et dixol' que si quisiesse fazer lo que él le diria, que él le sacaria de toda lazeria et lo faria mas rico que nunca fuera él nin omne de su linage; ca él era el Diablo, et avia poder de lo fazer.

Cuando el omne oyo dezir que era el Diablo, tomo ende muy grand reçelo, pero por la grand cuita et grand mengua en que estava, dixo al Diablo que si él le diesse manera como pudiesse ser rico, que faria cuanto él quisiesse.

Et bien cred que el Diablo sienpre cata tiempo para engañar a los omnes; cuando vee que estan en alguna quexa, o de mengua, o de miedo, o de querer complir su talante, estonçe libra él con ellos todo lo que quiere; et assi cato manera para engañar a aquel omne en el tiempo que estava en aquella coita.

Estonçe fizieron sus posturas en uno et el omne fue su vasallo. Et desque las avenençias fueron fechas, dixo el Diablo al omne que, dalli adellante, que fuesse a furtar, ca nunca fallaria puerta nin casa, por bien çerrada que fuesse, que él non gela abriesse luego, et si por aventura en alguna priesa se viesse o fuesse preso, que luego que lo llamasse et le dixiesse: « Acorredme, don Martin », que luego fuesse con él et lo libraria de aquel periglo en que estudiesse.

Las posturas fechas entre ellos, partiéronse.

Et el omne endereço a casa de un mercadero, de noche oscura: ca los que mal quieren fazer siempre aborrecen la lumbre. Et luego que lego a la puerta, el diablo avriogela, et esso mismo fizo a las arcas, en guisa que luego ovo ende muy grant aver.

Otro dia fizo otro furto muy grande, et después otro, fasta que fue tan rico que se non acordava de la pobreza que avia passado. Et el mal andante, non se teniendo por pagado de como era fuera de lazeria, començo a furtar aun mas; et tanto lo uso, fasta que fue preso.

Et luego que lo prendieron llamo a don Martin que lo acorriesse; et don Martin llego muy apriessa et librolo de la prision. Et desque el omne vio que don Martin le fuera tan verdadero, començo a furtar como de cabo, et fizo muchos furtos, en guisa que fue mas rico et fuera de lazeria.

Et usando a furtar, fue otra vez preso, et llamo a don Martin, mas don Martin non vino tan aina como él quisiera, et los alcaldes del lugar do fuera el furto començaron a fazer pesquisa sobre aquel furto. Et estando assi el pleito, llego don Martin; et el omne dixol':

-¡A, don Martin ! ¡qué grand miedo me pusiestes ! ¿:Por qué tanto tardavades ? Et don Martin le dixo que estava en otras grandes priessas et que por esso tardara; et sacolo luego de la prision.

El omne se torno a furtar, et sobre muchos furtos fue preso, et fecha la pesquisa dieron sentençia contra él. Et la sentençia dada, llego don Martin et sacolo.

Et él torno a furtar porque veia que siempre le acorria don Martin. Et otra vez fue preso, et llamo a don Martin, et non vino, et tardo tanto fasta que fue jubgado a muerte, et seyendo jubgado, llego don Martin et tomo alçada para casa del rey et librolo de la prision, et fue quito.

Después torno a furtar et fue preso, et llamo a don Martin, et non vino fasta que jubgaron quel' enforcassen. Et seyendo al pie de la forca, llego don Martin; et el omne le dixo:

-¡A, don Martin, sabet que esto non era juego, que vien vos digo que grand miedo he passado !

Et don Martin le dixo que él le traia quinientos maravedis en una limosnera et que los diesse al alcalde et que luego seria libre. El alcalde avia mandado ya que lo enforcassen, et non fallaban soga para lo enforcar. Et en cuanto buscavan la soga, llamo el omne al alcalde et diole la limosnera con los dineros. Cuando el alcalde cuido quel' dava los quinientos maravedis, dixo a las gentes que ý estavan:

-Amigos, ¡quién vio nunca que menguasse soga para enforcar omne ! Ciertamente este omne non es culpado, et Dios non quiere que muera et por esso nos mengua la soga; mas tengamoslo fasta cras, et veremos mas en este fecho; ca si culpado es, ý se finca para complir cras la justiçia.

Et esto fazia el alcalde por lo librar por los quinientos maravedis que cuidava que le avia dado. Et oviendo esto assi acordado, apartosse el alcalde et avrio la limosnera, et cuidando fallar los quinientos maravedis, non fallo los dineros, mas fallo una soga en la limosnera. Et luego que esto vio, mandol' enforcar.

Et puniéndolo en la forca, vino don Martin et el omne le dixo quel' acorriesse. Et don Martin le dixo que siempre él acorria a todos sus amigos fasta que los llegava a tal lugar.

Et assi perdio aquel omne el cuerpo et el alma, creyendo al Diablo et fiando de'l. Et çierto sed que nunca omne de'l creyo nin fio que non llegasse a aver mala postremeria; sinon, parad mientes a todos los agoreros o sorteros

o adevinos, o que fazen cercos o encantamientos et destas cosas cualesquier, et veredes que siempre ovieron malos acabamientos. Et si non me credes, acordat vos de Alvar Nuñez et de Garcilasso, que fueron los omnes del mundo que mas fiaron en agueros et en estas tales cosas, et veredes cual acabamiento ovieron.

Et vos, señor conde Lucanor, si bien queredes fazer vuestra fazienda paral cuerpo et para'l alma, fiat derechamente en Dios et ponet en El toda vuestra esperança et vos ayudatvos cuanto pudierdes, et Dios ayudarvos ha. Et non creades nin fiedes en agueros, nin en otro devaneo, ca çierto sed que de los pecados del mundo, el que a Dios mas pesa et en que omne mayor tuerto et mayor desconosçimiento faze a Dios, es en catar aguero et estas tales cosas.

El conde tovo éste por buen consejo, et fizolo assi et fallosse muy bien dello.

Et porque don Johan tovo este por buen exiemplo, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

El que en Dios non pone su esperança, morra mala muerte, abra mala andança.

Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XLVI

De lo que contesçio a un filosofo que por ocasion entro en una calle do moravan malas mugeres

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta manera:

-Patronio, vos sabedes que una de las cosas del mundo por que omne mas deve trabajar es por aver buena fama et por se guardar que ninguno non le pueda travar en ella. Et porque yo sé que en esto, nin en al, ninguno non me podria mejor consejar que vos, ruégovos que me consejedes en cual manera podré mejor encresçentar et levar adelante et guardar la mi fama.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, mucho me plaze desto que dezides, et para que vos mejor lo podades fazer, plazerme ia que sopiésedes lo que contesçio a un muy grand filosofo et mucho ançiano.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un muy grand filosofo morava en una villa del reino de Marruecos; et aquel filosofo avia una enfermedat: que cuandol' era mester de se desenbargar de las cosas sobejanas que fincavan de la vianda que avia reçebido, non lo podia fazer sinon con muy grant dolor et con muy grand pena, et tardava muy grand tiempo ante que pudiesse seer desenbargado.

Et por esta enfermedat que avia, mandavanle los fisicos que cada quel' to-masse talante de se desenbargar de aquellas cosas sobejanas, que lo provasse luego, et non lo tardasse; porque cuanto aquella manera mas se quemasse, mas se desecarié et mas endurescrié en guisa quel' serié grand pena et grand daño para la salud del cuerpo. Et porque esto le mandaron los fisicos, fazielo et fallavasse ende bien.

Et acaesçio que un dia, yendo por una calle de aquella villa do morava et do tenié muchos discipulos que aprendian del quel' tomo talante de se desenbargar como es dicho. Et por fazer lo que los fisicos le consejavan, et era su pro, entro en una calleja para fazer aquello que non pudié escusar.

Et atal fue su ventura, que en aquella calleja do él entro, que moravan ý las mugeres que publicamente biven en las villas fiziendo daño de sus almas et desonra de sus cuerpos. Et desto non sabia nada el filosofo que tales mugeres moravan en aquel lugar. Et por la manera de la enfermedat que él avia, et por el grant tiempo que se detovo en aquel lugar et por las semejanças que en él paresçieron cuando salio de aquel lugar do aquellas mugeres moravan, comoquier que él non sabia que tal compaña alli morava, con todo esso, cuando ende salio, todas las gentes cuidaron que entrara en aquel logar por otro fecho que era muy desbariado de la vida que él solia et devia fazer. Et porque paresçe muy peor et fablan muy mas et muy peor las gentes dello cuando algun omne de grand guisa faze alguna cosa quel' non pertenesçe et le esta peor, por pequeña que sea, que a otro que saben las gentes que es acostumbrado de non se guardar de fazer muchas cosas peores, por ende, fue muy fablado et muy tenido a mal, porque aquel filosofo tan onrado et tan ançiano entrava en aquel lugar quel' era tan dañoso paral alma et para'l cuerpo et para la fama.

Et cuando fue en su casa, vinieron a él sus discipulos et, con muy grand dolor de sus coraçones et con grand pesar, començaron a dezir qué desaventura o qué pecado fuera aquél porque en tal manera confondiera a si mismo et a ellos, et perdiera toda su fama que fata entonçe guardara mejor que omne del mundo.

Cuando el filosofo esto oyo, fue tanto espantado et preguntoles que por qué dizian esto o qué mal era éste que él fiziera o cuando o en qué lugar. Ellos le dixieron que por qué fablava assi en ello, que ya por su desabentura de'l et dellos, que non avia omne en la villa que non fablasse de lo que él fiziera cuando entrara en aquel lugar do aquellas talles mugeres moravan.

Cuando el filosofo esto oyo, ovo muy grand pesar, pero dixoles que les rogava que se non quexassen mucho desto, et que dende a ocho dias les daria ende repuesta.

Et metiosse luego en su estudio, et conpuso un librete pequeño et muy bueno et muy aprovechoso. Et entre muchas cosas buenas que en él se contienen, fabla ý de la buena bentura et de la desabentura, et como en manera de departimiento que departe con sus discipulos, dize assi:

-Fijos, en la buena ventura et en la desaventura contesçe assi: a las vegadas es fallada et buscada, et algunas vegadas es fallada et non buscada. La fallada et buscada es cuando algund omne faze bien, et por aquel buen fecho que faze, le biene alguna buena ventura; et esso mismo cuando por algun fecho malo que faze, le viene alguna mala ventura; esto tal es ventura, buena o mala, fallada et buscada, que él busca et faz porquel' venga aquel bien o aquel mal.

Otrosi, la fallada et non buscada es cuando un omne, non faziendo nada por ello, le viene alguna pro o algun bien: asi como si omne fuesse por algun lugar et fallasse muy grand aver o otra cosa muy aprovechosa por que él non oviesse nada fecho; et esso mismo, cuando un omne, non faziendo nada por ello, le viene algun mal o algun daño, assi como si omne fuesse por una calle et lançasse otro una piedra a un paxaro et descalabrasse a él en la cabeça: ésta es desabentura fallada et non buscada, ca él nunca fizo nin busco cosa porquel' deviesse venir aquella desaventura. Et, fijos, devedes saber que en la buena ventura o desabentura fallada et buscada ay meester dos cosas: la una, que se ayude el omne faziendo bien para aver bien o faziendo mal para aver mal; et la otra, que le galardone Dios segund las obras buenas et malas que el omne oviere fecho. Otrosi, en la ventura buena o mala, fallada et non buscada, ay meester otras dos cosas: la una, que se guarde omne cuanto pudiere de non fazer nin meterse en sospecha nin en semejança porquel' deva venir alguna desaventura o mala fama; la otra, es pedir merçed et rogar a Dios que, pues él se guarda cuanto puede porquel' nol' venga desaventura nin mala fama, quel' guarde Dios que non le venga ninguna desaventura como vino a mi el otro dia que entré en una calleja por fazer lo que non podia escusar para la salud del mi cuerpo et que era sin pecado et sin ninguna mala fama, et por mi desaventura moravan ý tales compañas, porque maguer yo era sin culpa, finqué mal enfamado.

Et vos, señor conde Lucanor, si queredes acrescentar et levar adelante vuestra buena fama, conviene que fagades tres cosas: la primera, que fagades muy buenas obras a plazer de Dios, et esto guardado, después, en lo que pudierdes, a plazer de las gentes, et guardando vuestra onra et vuestro estado, et que non cuidedes que por buena fama que ayades, que la non perderedes si dexasedes de fazer buenas obras et fiziéredes las contrarias; ca muchos omnes fizieron bien un tiempo et porque depués non lo levaron adelante, perdieron el bien que avian fecho et fincaron con la mala fama postrimera. La otra es que roguedes a Dios que vos endereçe que fagades tales cosas porque la vuestra buena fama se acresçiente et vaya sienpre adelante et que vos guarde de fazer nin de dezir cosa porque la perdades. La terçera cosa es que por fecho, nin por dicho, nin por semejança, nunca fagades cosa porque las gentes puedan tomar sospecha, porque la vuestra fama vos sea guardada como deve. Ca muchas vezes faze omne buenas obras et por algunas malas semejanças que faze, las gentes toman tal sospecha, que enpeeçe poco menos para'l mundo et para'l dicho de las gentes como si fiziesse la mala obra. Et devedes saber que en las cosas que tañen a la fama, que tanto aprovecha o enpeçe lo que las gentes tienen et dizen como lo que es verdat en si; mas cuanto para Dios et para'l alma non aprovecha nin enpeçe sinon las obras que el omne faze et a cual entencion son fechas.

Et el conde tovo éste por buen exiemplo et rogo a Dios quel' dexasse fazer tales obras cuales entendia que cumplen para salvamiento de su alma et para guarda de su fama et de su onra et de su estado.

Et porque don Johan tovo éste por muy buen enxiemplo, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Faz sienpre bien et guardate de sospecha, et siempre sera la tu fama derecha.

Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XLVII

De lo que contesçio a un moro con una su hermana que dava a entender que era muy medrosa

Un dia fablava el conde Lucanor con Patronio en esta guisa:

-Patronio, sabet que yo he un hermano que es mayor que yo, et somos fijos de un padre et de una madre et porque es mayor que yo, tengo que lo he de tener en logar de padre et seerle a mandado. Et él ha fama que es muy buen christiano et muy cuerdo, pero guisolo Dios assi: que so yo mas rico et mas poderoso que él; et como quier que él non lo da a entender, so çierto que a ende envidia, et cada que yo he mester su ayuda et que faga por mi alguna cosa, dame a entender que lo dexa de fazer porque seria pecado, et estrañamelo tanto fasta que lo parte por esta manera. Et algunas vezes que ha mester mi ayuda, dame a entender que aunque todo el mundo se perdiesse, que non devo dexar de aventurar el cuerpo et cuanto he porque se faga lo que a él cumple. Et porque yo passo con él en esta guisa, ruégovos que me consegedes lo que viéredes que devo en esto fazer et lo que me mas cumple.

-Señor conde -dixo Patronio-, a mi paresçe que la manera que este vuestro hermano trae conbusco semeja mucho a lo que dixo un moro a una su hermana.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un moro avia una hermana que era tan regalada, que de quequier que veié o la fazién, que de todo dava a entender que tomava reçelo et se espantava. Et tanto avia esta manera, que cuando bevia del agua en unas tarrazuelas que la suelen bever los moros, que suena el agua cuando beven, cuando aquella mora oia aquel sueno que fazia el agua en aquella tarraçuella, dava a entender que tan grant miedo avia daquel sueno que se queria amorteçer.

Et aquel su hermano era muy buen mançebo, mas era muy pobre, et porque la grant pobreza faz a omne fazer lo que non querria, non podia escusar aquel mançebo de buscar la vida muy vergonçosamente. Et fazialo assi: que cada que moria algun omne, iva de noche et tomavale la mortaja et lo que enterravan con él; et desto mantenia a si et a su hermana et a su compaña. Et su hermana sabia esto.

Et acaesçio que murio un omne muy rico, et enterraron con él muy ricos paños et otras cosas que valian mucho. Cuando la hermana esto sopo, dixo a su hermano que ella queria ir con él aquella noche para traer aquello con que aquel omne avian enterrado.

Desque la noche vino, fueron el mançebo et su hermana a la fuessa del muerto, et avriéronla, et cuando le cuidaron tirar aquellos paños muy preçiados que tenia vestidos, non pudieron sinon rompiendo los paños o crebando las cervizes del muerto.

Cuando la hermana vio que si non quebrantassen el pescueço del muerto, que avrian de ronper los paños et que perderian mucho de lo que valian, fue tomar con las manos, muy sin duelo et sin piedat, de la cabeça del muerto et descojuntolo todo, et saco los paños que tenia vestidos, et tomaron cuanto estava, et fuéronse con ello.

Et luego, otro dia, cuando se asentaron a comer, desque començaron a bever, cuando la tarrazuela començo a sonar, dio a entender que se queria amorteçer de miedo de aquel sueno que fazia la tarrazuela. Cuando el her-mano aquello vio, et se acordo cuanto sin miedo et sin duelo desconjuntara la cabeça del muerto, dixol' en algaravia:

-Aha ya ohti, tafza min bocu, bocu, va liz tafza min fotuh encu.

Et esto quiere decir: « Aha, hermana, despantadesvos del sueno de la tarrazuela que faze boc, boc, et non vos espantavades del desconjuntamiento del pescueço. »

Et este proberbio es agora muy retraido entre los moros.

Et vos, señor conde Lucanor, si aquel vuestro hermano mayor veedes que en lo que a vos cumple se escusa por la manera que avedes dicha, dando a entender que tiene por grand pecado lo que vos querriades que fiziesse por vos, non seyendo tanto como él dize, et tiene que es guisado, et dize que fagades vos lo que a él cumple, aunque sea mayor pecado et muy grand vuestro daño, entendet que es de la manera de la mora que se espantava del sueno de la tarrazuela et non se espantava de desconjuntar la cabeça del muerto. Et pues él quiere que fagades vos por él lo que seria vuestro daño si lo fiziésedes, fazet vos a él lo que él faze a vos: dezilde buenas palabras et mostradle muy buen talante; et en lo que vos non enpeesçiere, facet por él todo lo que cumpliere, mas en lo que fuer vuestro daño, partitlo siempre con la mas apuesta manera que pudiéredes, et en cabo, por una guisa o por otra, guardatvos de fazer vuestro daño.

El conde tovo éste por buen consejo et fizolo asi et fallosse ende muy bien.

Et teniendo don Johan este enxiemplo por bueno, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Por qui non quiere lo que te cumple fazer, tu non quieras lo tuyo por él perder.

Et la estoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XLVIII

De lo que contesçio a uno que provava sus amigos

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, en esta manera:

-Patronio, segunt el mio cuidar, yo he muchos amigos que me dan a entender que por miedo de perder los cuerpos nin lo que an, que non dexarian de fazer lo que me cumpliesse; que por cosa del mundo que pudiesse acaesçer non se parterian de mi. Et por el buen entendimiento que vos avedes, ruégovos que me digades en qué manera podré saber si estos mis amigos farian por mi tanto como dizen.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, los buenos amigos son la mejor cosa del mundo, et bien cred que cuando biene grand mester et la grand quexa, que falla omne muy menos de cuantos cuida; et otrosi, cuando el mester non es grande, es grave de provar cual seria amigo verdadero cuando la priessa veniesse; pero para que vos podades saber cual es el amigo verdadero, plazerme ia que sopiéssedes lo que contescio a un omne bueno con un su fijo que dizia que avia muchos amigos.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, un omne bueno avia un fijo, et entre las otras cosas quel' mandava et le consejava, dizial' sienpre que puñasse en aver muchos amigos et buenos. El fijo fizolo assi, et començo a acompañarse et a partir de lo que avia con muchos omnes por tal de los aver por amigos. Et todos aquellos dizian que eran sus amigos et que farian por él todo cuantol' cumpliesse, et que aventurarian por él los cuerpos et cuanto en el mundo oviessen cuandol' fuesse mester.

Un dia, estando aquel mançebo con su padre, preguntol' si avia fecho lo quel' mandara, et si avia ganado muchos amigos. Et el fijo dixole que si, que avia muchos, mas que señaladamente entre todos los otros avia fasta diez de que era çierto que por miedo de muerte, nin de ningun reçelo, que nunca le errarién por quexa, nin por mengua, nin por ocasion quel' acaesçiesse.

Cuando el padre esto oyo, dixol' que se marabillava ende mucho porque en tan poco tiempo pudiera aver tantos amigos et tales, ca él, que era mucho ançiano, nunca en toda su vida pudiera aver mas de un amigo et medio.

El fijo començo a porfiar diziendo que era verdat lo que él dizia de sus amigos. Desque el padre vio que tanto porfiava el fijo, dixo que los provasse en esta guisa: que matasse un puerco et que lo metiesse en un saco, et que se fuesse a casa de cada uno daquellos sus amigos, et que les dixiesse que aquél era un omne que él avia muerto, et que era çierto; et si aquello fuesse sabido, que non avia en el mundo cosa quel' pudiesse escapar de la muerte a él et a cuantos sopiessen que sabian daquel fecho; et que les rogasse, que pues sus amigos eran, quel' encubriessen aquel omne et, si mester le fuesse, que se parassen con él a lo defender.

El mançebo fizolo et fue provar sus amigos segund su padre le mandara. Et desque llego a casa de sus amigos et les dixo aquel fecho perigloso quel' acaesçiera, todos le dixieron que en otras cosas le ayudarién; mas que en esto, porque podrian perder los cuerpos et lo que avian, que non se atreverian a le ayudar et que, por amor de Dios, que guardasse que non sopiessen ningunos que avia ido a sus casas. Pero destos amigos, algunos le dixieron que non se atreverian a fazerle otra ayuda, mas que irian rogar por él; et otros le dixieron que cuando le levassen a la muerte, que non lo desanpararian fasta que oviessen conplido en él la justicia, et quel' farian onra al su enterramiento.

Desque el mançebo ovo provado assi todos sus amigos et non fallo cobro en ninguno, tornose para su padre et dixol' todo lo quel' acaesçiera. Cuando el padre asi lo vio venir, dixol' que bien podia ver ya que mas saben los que mucho an visto et provado, que los que nunca passaron por las cosas. Estonçe le dixo que él non avia mas de un amigo et medio, et que los fuesse provar.

El mancebo fue provar al que su padre tenia por medio amigo; et llego a su casa de noche et levava el puerco muerto a cuestas, et llamo a la puerta daquel medio amigo de su padre et contol' aquella desaventura quel' avia contesçido et lo que fallara en todos sus amigos, et rogol que por el amor que avia con su padre quel' acorriese en aquella cuita.

Cuando el medio amigo de su padre aquello vio dixol' que con él non avia amor nin afazimiento porque se deviesse tanto aventurar, mas que por el amor que avia con su padre, que gelo encubriria.

Entonçe tomo el saco con el puerco a cuestas, cuidando que era omne, et levolo a una su huerta et enterrolo en un sulco de coles; et puso las coles en el surco assi como ante estavan et envio el mançebo a buena bentura.

Et desque fue con su padre, contol' todo lo quel' contesçiera con aquel su medio amigo. El padre le mando que otro dia, cuando estudiessen en conçejo, que sobre cualquier razon que despartiessen, que començasse a porfiar con aquel su medio amigo, et, sobre la porfia, quel' diesse una puñada en el rostro, la mayor que pudiesse.

El mançebo fizo lo quel' mando su padre et cuando gela dio, catol' el omne bueno et dixol':

-A buena fe, fijo, mal feziste; mas digote que por éste nin por otro mayor tuerto non descubriré las coles del huerto.

Et desque el mançebo esto conto a su padre, mandol' que fuesse provar aquel que era su amigo complido. Et el fijo fizolo.

Et desque llego a casa del amigo de su padre et le conto todo lo que li avia conteçido, dixo el omne bueno, amigo de su padre, que él le guardaria de muerte et de daño.

Acaesçio, por aventura, que en aquel tiempo avian muerto un omne en aquella villa, et non podian saber quién lo matara. Et porque algunos vieron que aquel mançebo avia ido con aquel saco a cuestas muchas vezes de noche, tovieron que él lo avia muerto.

¿:Qué vos iré alongando ? El mançebo fue jubgado que lo matassen. Et el amigo de su padre avia fecho cuanto pudiera por lo escapar. Desque vio que en ninguna manera non lo pudiera librar de muerte, dixo a los alcaldes que non queria levar pecado de aquel mançebo, que sopiessen que aquel mançebo non matara el omne, mas que lo matara un su fijo solo que él avia. Et fizo al fijo que lo cognosçiesse; et el fijo otorgolo; et mataronlo. Et escapo de la muerte el fijo del omne bueno que era amigo de su padre.

Agora, señor conde Lucanor, vos he contado como se pruevan los amigos, et tengo que este enxiemplo es bueno para saber en este mundo cuales son los amigos, et que los deve provar ante que se meta en grant periglo por su fuza, et que sepa a cuanto se pararan por él sil' fuere mester. Ca çierto seet que algunos son buenos amigos, mas muchos, et por aventura los mas, son amigos de la ventura, que, assi como la ventura corre, assi son ellos amigos.

Otrosi, este enxiemplo se puede entender spiritualmente en esta manera: todos los omnes en este mundo tienen que an amigos, et cuando viene la muerte, anlos de provar en aquella quexa, et van a los seglares, et dizenlos que assaz an que fazer en si; van a los religiosos et dizenles que rogaran a Dios por ellos; van a la muger et a los fijos et dizenles que iran con ellos fasta la fuessa et que lis faran onra a su enterramiento; et assi pruevan a todos aquellos que ellos cuidavan que eran sus amigos. Et desque non fallan en ellos ningun cobro para escapar de la muerte, assi como torno el fijo, depués que non fallo cobro en ninguno daquellos que cuidava que eran sus amigos, tornanse a Dios, que es su padre, et Dios dizeles que prueven a los sanctos que son medios amigos. Et ellos fazenlo. Et tan grand es la vondat de los sanctos et sobre todos de sancta Maria, que non dexan de rogar a Dios por los pecadores; et sancta Maria muéstrale como fue su madre et cuanto trabajo tomo en lo tener et en lo criar, et los sanctos muéstranle las lazerias et las penas et los tormentos et las passiones que reçebieron por él; et todo esto fazen por encobrir los yerros de los pecadores. Et aunque ayan reçebido muchos enojos dellos, non le descubren, assi como non descubrio el medio amigo la puñada quel' dio el fijo del su amigo. Et desque el pecador vee spiritualmente que por todas estas cosas non puede escapar de la muerte del alma, tornasse a Dios, assi como torno el fijo al padre después que non fallo quien lo pudiesse escapar de la muerte. Et nuestro señor Dios, assi como padre et amigo verdadero, acordandose del amor que ha al omne, que es su criatura, fizo como el buen amigo, ca envio al su fijo Jhesu Christo que moriesse, non oviendo ninguna culpa et seyendo sin pecado, por desfazer las culpas et los pecados que los omnes meresçian. Et Jhesu Christo, como buen fijo, fue obediente a su padre et seyendo verdadero Dios et verdadero omne quiso reçebir, et reçebio, muerte, et redimio a los pecadores por la su sangre.

Et agora, señor conde, parat mientes cuales destos amigos son mejores et mas verdaderos, o por cuales devia omne fazer mas por los ganar por amigos.

Al conde plogo mucho con todas estas razones, et tovo que eran muy buenas.

Et entendiendo don Johan que este enxiemplo era muy bueno, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Nunca omne podria tan buen amigo fallar como Dios, que lo quiso por su sangre comprar.

Et la estoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo XLIX

De lo que contesçio al que echaron en la isla desnuyo cuandol' tomaron el señorio que tenié

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, et dixole:

-Patronio, muchos me dizen que, pues yo so tan onrado et tan poderoso, que faga cuanto pudiere por aver grand riqueza et grand poder et grand onra, ca esto es lo que me mas cumple et mas me pertenesçe. Et porque yo sé que siempre me consejades lo mejor et que lo faredes assi daqui adelante, ruégovos que me consejedes lo que vierdes que me mas cumple en esto.

-Señor conde -dixo Patronio-, este consejo que me vos demandades es grave de dar por dos razones: lo primero, que en este consejo que me vos demandades, avré a dezir contra vuestro talante; et lo otro, porque es muy grave de dezir contra el consejo que es dado a pro del señor. Et porque en este consejo ha estas dos cosas, esme muy grave de dezir contra él, pero, porque todo consejero, si leal es, non deve catar sinon por dar el mejor consejo et non catar su pro, nin su daño, nin si le plaze al señor, nin si le pesa, sinon dezirle lo mejor que omne viere, por ende, yo non dexaré de vos dezir en este consejo lo que entiendo que es mas vuestra pro et vos cumple mas. Et por ende, vos digo que los que esto vos dizen que, en parte, vos consejan bien, pero non es el consejo complido nin bueno para vos; mas para seer del todo complido et bueno, serié muy bien et plazerme ia mucho que sopiésedes lo que acaesçio a un omne quel' fizieron señor de una grand tierra.

El conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, en una tierra avian por costumbre que cada año fazian un señor. Et en cuanto durava aquel año, fazian todas las cosas que él mandava; et luego que el año era acabado, tomavanle cuanto avia et desnuyavanle et echavanle en una isla solo, que non fincava con él omne del mundo.

Et acaesçio que ovo una vez aquel señorio un omne que fue de mejor entendimiento et mas aperçebido que los que lo fueron ante. Et porque sabia que desque el año passase, quel' avian de fazer lo que a los otros, ante que se acabasse el año del su señorio, mando, en grand poridat, fazer en aquella isla, do sabia que lo avian de echar, una morada muy buena et muy conplida en que puso todas las cosas que eran mester para toda su vida. Et fizo la morada en lugar tan encubierto, que nunca gelo pudieron entender los de aquella tierra quel' dieron aquel señorio.

Et dexo algunos amigos en aquella tierra assi adebdados et castigados que si, por aventura, alguna cosa oviesse mester de las que él non se acordara de enviar adelante, que gelas enviassen ellos en guisa quel' non menguasse ninguna cosa.

Cuando el año fue complido et los de la tierra le tomaron el señorio et le echaron desnuyo en la isla, assi como a los otros fizieron que fueron ante que él, porque él fuera apercebido et abia fecho tal morada en que podia vevir muy biçioso et muy a plazer de si, fuesse para ella, et visco en ella muy bien andante.

Et vos, señor conde Lucanor, si queredes seer vien consejado, parad mientes que este tiempo que avedes de bevir en este mundo, pues sodes çierto quel' avedes a dexar et que vos avedes a parar desnuyo de'l et non avedes a levar del mundo sinon las obras que fizierdes, guisat que las fagades tales, porque cuando deste mundo salierdes, que tengades fecha tal morada en el otro, porque cuando vos echaren deste mundo desnuyo, que falledes buena morada para toda vuestra vida. Et sabet que la vida del alma non se cuenta por años, mas dura para siempre sin fin; ca el alma es cosa spiritual et non se puede corromper, ante dura et finca para siempre. Et sabet que las obras buenas o malas que el omne en este mundo faze, todas las tiene Dios guardadas para dar dellas galardon en el otro mundo, segund sus mereçimientos. Et por todas estas razones, conséjovos yo que fagades tales obras en este mundo porque cuando de'l ovierdes de salir, falledes buena posada en aquél do avedes a durar para sienpre, et que por los estados et honras deste mundo, que son vanas et falleçederas, que non querades perder aquello que es çierto que a de durar para siempre sin fin. Et estas buenas obras fazetlas sin ufana et sin vana gloria, que aunque las vuestras buenas obras sean sabidas, sienpre serian encubiertas, pues non las fazedes por ufana, nin por vana gloria. Otrosi, dexat aca tales amigos que lo que vos non pudierdes complir en vuestra vida, que lo cumplan ellos a pro de la vuestra alma. Pero seyendo estas cosas guardadas, todo lo que pudierdes fazer por levar vuestra onra et vuestro estado adelante, tengo que lo devedes fazer et es bien que lo fagades.

El conde tovo este por buen enxiemplo et por buen consejo et rogo a Dios quel' guisase que lo pudiesse assi fazer como Patronio dizia.

Et entendiendo don Johan que este enxiemplo era bueno, fizolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Por este mundo falleçedero, non pierdas el que es duradero.

Et la estoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo L

De lo que contesçio a Saladin con una dueña, muger de un su vasallo

Fablava el conde Lucanor un dia con Patronio, su consegero, en esta guisa:

-Patronio, bien sé yo çiertamente que vos avedes tal entendimiento que omne de los que son agora en esta tierra non podria dar tan buen recabdo a ninguna cosa quel' preguntassen como vos; et por ende vos ruego que me digades cual es la mejor cosa que omne puede aver en si. Et esto vos pregunto porque bien entiendo que muchas cosas a mester el omne para saber acertar en lo mejor et fazerlo, ca por entender omne la cosa et non obrar della bien, non tengo que mejora muncho en su facienda. Et porque las cosas son tantas, querria saber a lo menos una, porque siempre me acordasse della para la guardar.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, vos, por vuestra merçed, me loades mucho señaladamente et dizides que yo he muy grant entendimiento. Et, señor conde, yo reçelo que vos engañades en esto. Et bien cred que non a cosa en el mundo en que omne tanto nin tan de ligero se engañe como en cognoscer los omnes cuales son en si et cual entendimiento an. Et estas son dos cosas: la una, cual es el omne en si; la otra, qué entendimiento ha. Et para saber cual es en si, asse de mostrar en las obras que faze a Dios et al mundo; ca muchos parescen que fazen buenas obras, et non son buenas: que todo el su bien es para este mundo. Et creet que esta vondat quel' costara muy cara, ca por este vien que dura un dia, sufrira mucho mal sin fin. Et otros fazen buenas obras para serviçio de Dios et non cuidan en lo del mundo; et como quier que éstos escogen la mejor parte et la que nunca les sera tirada nin la perderan; pero los unos nin los otros non guardan entreamas las carreras, que son lo de Dios et del mundo.

Et para las guardar amas, ha mester muy buenas obras et muy grant entendimiento, que tan grand cosa es de fazer esto como meter la mano en el fuego et non sentir la su calentura; pero, ayudandole Dios, et ayudandosse el omne, todo se puede fazer; ca ya fueron muchos buenos reys et otros homnes sanctos; pues éstos, buenos fueron a Dios et al mundo. Otrosi, para saber cual ha buen entendimiento, ha mester muchas cosas; ca muchos dizen muy buenas palabras et grandes sesos et non fazen sus faziendas tan bien como les complia; mas otros traen muy bien sus faziendas et non saben o non quieren o non pueden dezir tres palabras a derechas. Otros fablan muy bien et fazen muy bien sus faziendas, mas son de malas entençiones, et como quier que obran bien para si, obran malas obras para las gentes. Et destos tales dize la Scriptura que son tales como el loco que tiene la espada en la mano, o como el mal principe que ha grant poder.

Mas para que vos et todos los omnes podades cognosçer cual es bueno a Dios et al mundo, et cual es de buen entendimiento et cual es de buena palabra et cual es de buena entençion, para lo escoger verdaderamente, conviene que non judguedes a ninguno sinon por las obras que fiziere luengamente et non poco tiempo, et por como viéredes que mejora o que peora su fazienda; ca en estas dos cosas se paresçe todo lo que desuso es dicho.

Et todas estas razones vos dixe agora porque vos loades mucho a mi et al mio entendimiento, et so çierto que desque a todas estas cosas cataredes, que me non loaredes tanto. Et a lo que me preguntastes que vos dixiesse cual era la mejor cosa que omne podia aver en si, para saber desto la verdat, querria mucho que sopiésedes lo que contesçio a Saladin con una muy buena dueña, muger de un cavallero, su vasallo.

Et el conde le pregunto como fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, Saladin era soldan de Babilonia et traia consigo sienpre muy grand gente; et un dia, porque todos non podian posar con él, fue posar a casa de un cavallero.

Et cuando el cavallero vio a su señor, que era tan onrado, en su casa, fizole cuanto serviçio et cuanto plazer pudo, et él et su muger et sus fijos et sus fijas servianle cuanto podian. Et el Diablo, que sienpre se trabaja en que faga el omne lo mas desaguisado, puso en el talante de Saladin que olbidasse todo lo que devia guardar et que amasse aquella dueña non como devia.

Et el amor fue tan grande, quel' ovo de traer a consejarse con un su mal consejero en qué manera podria complir lo que él queria. Et devedes saber que todos devian rogar a Dios que guardasse a su señor de querer fazer mal fecho, ca si el señor lo quiere, çierto seed que nunca menguara quien gelo conseje et quien lo ayude a lo complir.

Et assi contesçio a Saladin, que luego fallo quien lo consejo como pudiesse complir aquello que queria. Et aquel mal consejero consejol' que enviasse por su marido et quel' fiziesse mucho vien et quel' diesse muy grant gente de que fuesse mayoral; et a cabo de algunos dias, quel' enviasse a alguna tierra lueñe en su serviçio, et en cuanto el cavallero estudiesse alla, que podria él complir toda su voluntad.

Esto plogo a Saladin, et fizolo assi. Et desque el cavallero fue ido en su serviçio, cuidando que iba muy bien andante et muy amigo de su señor, fuesse Saladin para su casa. Desque la buena dueña sopo que Saladin vinia, porque tanta merçed avia fecho a su marido, reçibiolo muy bien et fizole mucho serviçio et cuanto plazer pudo ella et toda su compana. Desque la mesa fue alçada et Saladin entro en su camara, envio por la dueña. Et ella, teniendo que enviaba por al, fue a él. Et Saladin le dixo que la amava mucho. Et luego que ella esto oyo, entendiolo muy bien, pero dio a entender que non entendia aquella razon et dixol' quel' diesse Dios buena vida et que gelo gradesçié, ca bien sabié Dios que ella mucho deseava la su vida, et que siempre rogaria a Dios por él, como lo devia fazer, porque era su señor et, señaladamente, por cuanta merçed fazia a su marido et a ella.

Saladin le dixo que, sin todas aquellas razones, la amava mas que a muger del mundo. Et ella teniagelo en merçed, non dando a entender que entendia otra razon. ¿:Qué vos iré mas alongando ? Saladin le ovo a dezir como la amava. Cuando la buena dueña aquello oyo, como era muy buena et de muy buen entendimiento, respondio assi a Saladin:

-Señor, como quier que yo so assaz muger de pequeña guisa, pero vien sé que el amor non es en poder del omne, ante es el omne en poder del amor. Et bien sé yo que si vos tan grand amor me avedes como dezides, que podria ser verdat esto que me vos dezides, pero assi como esto sé bien, assi sé otra cosa: que cuando los omnes, et señaladamente los señores, vos pagades de alguna muger, dades a entender que faredes cuanto ella quisiere, et desque ella finca mal andante et escarnida, preçiadesla poco et, como es derecho, finca del todo mal. Et yo, señor, reçelo que conteçera assi a mi.

Saladin gelo començo a desfazer prometiéndole quel' faria cuanto ella quisiesse porque fincasse muy bien andante. Desque Saladin esto le dixo, repondiol' la buena dueña que si él le prometiesse de conplir lo que ella le pidria, ante quel' fiziesse fuerça nin escarnio, que ella le prometia que, luego que gelo oviesse complido, faria ella todo lo que él mandasse.

Saladin le dixo que reçelava quel' pidria que non le fablasse mas en aquel fecho. Et ella dixol' que non le demandaria esso nin cosa que él muy bien non pudiesse fazer. Saladin gelo prometio. La buena dueña le veso la mano et el pie et dixole que lo que de'l queria era quel' dixiesse cual era la mejor cosa que omne podia aver en si, et que era madre et cabeça de todas las vondades.

Cuando Saladin esto oyo, començo muy fieramente a cuidar, et non pudo fallar qué respondiesse a la buena dueña. Et porquel' avia prometido que non le faria fuerça nin escarnio fasta quel' cumpliesse lo quel' avia prometido, dixole que queria acordar sobresto. Et ella dixole que prometia que en cualquier tiempo que desto le diesse recado, que ella compliria todo lo que él mandasse.

Assi finco pleito puesto entrellos. Et Saladin fuesse para sus gentes; et, como por otra razon, pregunto a todos sus sabios por esto. Et unos dizian que la mejor cosa que omne podia aver era ser omne de buena alma. Et otros dizian que era verdat para el otro mundo, mas que por seer solamente de buena alma, que non seria muy bueno para este mundo. Otros dizian que lo mejor era seer omne muy leal. Otros dizian que, como quier que seer leal es muy buena cosa, que podria seer leal et seer muy cobarde, o muy escasso, o muy torpe, o mal acostumbrado, et assi que al avia mester, aunque fuesse muy leal. Et desta guisa fablavan en todas las cosas, et non podian acertar en lo que Saladin preguntava.

Desque Saladin non fallo qui le dixiesse et diesse recabdo a su pregunta en toda su tierra, traxo consigo dos jubglares, et esto fizo porque mejor pudiesse con éstos andar por el mundo. Et desconoçidamente passo la mar, et fue a la corte del Papa, do se ayuntan todos los christianos. Et preguntando por aquella razon, nunca fallo quien le diesse recabdo. Dende, fue a casa del rey de Françia et a todos los reyes et nunca fallo recabdo. Et en esto moro tanto tiempo que era ya repentido de lo que avia començado.

Et ya por la dueña non fiziera tanto; mas, porque él era tan buen omne, tenia quel' era mengua si dexasse de saber aquello que avia començado; ca, sin dubda, el grant omne grant mengua faze si dexa lo que una vez comiença, solamente que el fecho non sea malo o pecado; mas, si por miedo o trabajo lo dexa, non se podria de mengua escusar. Et por ende, Saladin non queria dexar de saber aquello porque saliera de su tierra.

Et acaesçio que un dia, andando por su camino con sus jubglares, que toparon con un escudero que vinia de correr monte et avia muerto un ciervo. Et el escudero casara poco tiempo avia, et abia un padre muy viejo que fuera el mejor cavallero que oviera en toda aquella tierra. Et por la grant vejez, non veia et non podia salir de su casa, pero avia el entendimiento tan bueno et tan complido, que non le menguava ninguna cosa por la vejez. El escudero, que venia de su caça muy alegre, pregunto aquellos omnes que donde vinian et qué omnes eran. Ellos le dixieron que eran joglares.

Cuando él esto oyo, plogol' ende mucho, et dixoles quel vinia muy alegre de su caça et para complir el alegria, que pues eran ellos muy buenos joglares, que fuessen con él essa noche. Et ellos le dixieron que ivan a muy grant priessa, que muy grant tiempo avia que se partieran de su tierra por saber una cosa et que non pudieron fallar della recabdo et que se querian tornar, et que por esso non podian ir con él essa noche.

El escudero les pregunto tanto, fasta quel' ovieron a dezir qué cosa era aquello que querian saber. Cuando el escudero esto oyo, dixoles que si su padre non les diesse consejo a esto, que non gelo daria omne del mundo, et contoles qué omne era su padre.

Cuando Saladin, a qui el escudero tenia por joglar, oyo esto, plogol' ende muncho. Et fuéronse con él.

Et desque llegaron a casa de su padre, et el escudero le conto como vinia mucho alegre porque caçara muy bien et aun, que avia mayor alegria porque traia consigo aquellos juglares; et dixo a su padre lo que andavan preguntando, et pidiol' por merçed que les dixiesse lo que desto entendia él, ca él les avia dicho que pues non fallavan quien les diesse desto recabdo, que si su padre non gelo diesse, que non fallarian omne que les diesse recabdo.

Cuando el cavallero ançiano esto oyo, entendio que aquél que esta pregunta fazia que non era juglar; et dixo a su fijo que depués que oviessen comido, que él les daria recabdo a esto que preguntavan.

Et el escudero dixo esto a Saladin, que él tenia por joglar, de que fue Saladin mucho alegre, et alongavasele ya mucho porque avia de atender fasta que oviesse comido.

Desque los manteles fueron levantados et los juglares ovieron fecho su mester, dixoles el cavallero ançiano quel' dixiera su fijo que ellos andavan faziendo una pregunta et que non fallavan omne que les diesse recabdo, et quel' dixiessen qué pregunta era aquélla, et él que les diria lo que entendia.

Entonçe, Saladin, que andava por juglar, dixol' que la pregunta era ésta: que cual era la mejor cosa que omne podia aver en si, et que era madre et cabeça de todas las vondades.

Cuando el cavallero ançiano oyo esta razon, entendiola muy bien; et otrosi, conosçio en la palabra que aquél era Saladin; ca él visquiera muy grand tiempo con él en su casa et reçibiera de'l mucho vien et mucha merçed, et dixole:

-Amigo, la primera cosa que vos respondo, digovos que çierto so que fasta el dia de oy que nunca tales juglares entraron en mi casa. Et sabet que si yo derecho fiziere, que vos debo cognosçer cuanto bien de vos tomé, pero desto non vos diré agora nada, fasta que fable conbusco en poridat, porque non sepa ninguno nada de vuestra fazienda. Pero, cuanto a la pregunta que fazedes, vos digo que la mejor cosa que omne puede aver en si, et que es madre et cabeça de todas las vondades, digovos que ésta es la verguença; et por verguença sufre omne la muerte, que es la mas grave cosa que puede seer; ca por verguença dexa de fazer omne todas las cosas que non le paresçen bien, por grand voluntat que aya de las fazer. Et assi, en la verguença an comienço et cabo todas las vondades, et la verguença es partimiento de todos los malos fechos.

Cuando Saladin esta razon oyo, entendio verdaderamente que era assi como el cavallero le dizia. Et pues entendio que avia fallado recabdo de la pregunta que fazia, ovo ende muy grant plazer et espidiose del cavallero et del escudero cuyos huéspedes avian seido. Mas ante que se partiessen de su casa, fablo con el cavallero ançiano, et le dixo como lo conosçia que era Saladin, et contol' cuanto bien de'l avia reçebido. Et él et su fijo fiziéronle cuanto serviçio pudieron, pero en guisa que non fuesse descubierto.

Et desque estas cosas fueron passadas, endereço Saladin para irse para su tierra cuanto mas aina pudo. Et desque llego a su tierra, ovieron las gentes con muy grand plazer et fizieron muy grant alegria por la su venida.

Et después que aquellas alegrias fueron passadas, fuesse Saladin para casa de aquella buena dueña quel' fiziera aquella pregunta. Et desque ella sopo que Saladin vinia a su casa, reçibiol' muy bien et fizol' cuanto serviçio pudo.

Et depués que Saladin ovo comido et entro en su camara, envio por la buena dueña; et ella vino a él. Et Saladin le dixo cuanto avia trabajado por fallar repuesta çierta de la pregunta quel' fiziera et que la avia fallado, et pues le podia dar repuesta complida, assi comol' avia prometido, que ella otrosi cumpliesse lo quel' prometiera. Et ella le dixo quel' pidia por merçed quel' guardasse lo quel' avia prometido et quel' dixiesse la repuesta a la pregunta quel' avia fecho, et que si fuesse tal que él mismo entendiesse que la repuesta era complida, que ella muy de grado compliria todo lo quel' avia prometido.

Estonçes le dixo Saladin quel' plazia desto que ella le dizia, et dixol' que la repuesta de la pregunta que ella fiziera que era ésta: que ella le preguntara cual era la mejor cosa que omne podia aver en si et que era madre et cabeça de todas las vondades, quel' respondia que la mejor cosa que omne podia aver en si et que es madre et cabeça de todas las vondades, que ésta es la verguença.

Cuando la buena dueña esta repuesta oyo, fue muy alegre, et dixol':

-Señor, agora conosco que dezides verdat, et que me avedes complido cuanto me prometiestes. Et pidovos por merçed que me digades, assi como rey deve dezir verdat, si cuidades que ha en el mundo mejor omne que vos.

Et Saladin le dixo que, como quier que se le fazia verguença de dezir, pero pues la avia a dezir verdat como rey, quel' dizia que mas cuidava que era él mejor que los otros, que non que avia otro mejor que él.

Cuando la buena dueña esto oyo, dexosse caer en tierra ante los sus pies, et dixol' assi, llorando muy fieramente:

-Señor, vos avedes aqui dicho muy grandes dos verdades: la una, que sodes vos el mejor omne del mundo; la otra, que la verguença es la mejor cosa que el omne puede aver en si. Et señor, pues vos esto conosçedes, et sodes el mejor omne del mundo, pidovos por merçed que querades en vos la mejor cosa del mundo, que es la verguença, et que ayades verguença de lo que me dezides.

Cuando Saladin todas estas buenas razones oyo et entendio como aquella buena dueña, con la su vondat et con el su buen entendimiento, sopiera aguisar que fuesse él guardado de tan grand yerro, gradesçiolo mucho a Dios. Et comoquier que la él amava ante de otro amor, amola muy mas dalli adelante de amor leal et verdadero, cual deve aver el buen señor et leal a todas sus gentes. Et señaladamente por la su vondat della, envio por su marido et fizoles tanta onra et tanta merçet porque ellos, et todos los 'que dellos vinieron, fueron muy bien andantes entre todos sus vezinos.

Et todo este bien acaesçio por la vondat daquella buena dueña, et porque ella guiso que fuesse sabido que la verguença es la mejor cosa que omne puede aver en si, et que es madre et cabeça de todas las vondades.

Et pues vos, señor conde Lucanor, me preguntades cual es la mejor cosa que omne puede aver en si, digovos que es la verguença. Ca la verguença faze a omne ser esforçado et franco et leal et de buenas costumbres et de buenas maneras, et fazer todos los vienes que faze. Ca bien cred que todas estas cosas faze omne mas con verguença que con talante que aya de lo fazer. Et otrosi, por verguença dexa omne de fazer todas las cosas desaguisadas que da la voluntad al omne de fazer. Et por ende, cuan buena cosa es aver el omne verguença de fazer lo que non deve et dexar de fazer lo que deve, tan mala et tan dañosa et tan fea cosa es el que pierde la verguença. Et devedes saber que yerra muy fieramente el que faze algun fecho vergonçoso et cuida que, pues que lo faze encubiertamente, que non deve aver ende verguença. Et cierto sed que non ha cosa, por encubierta que sea, que tarde o aina non sea sabida. Et aunque luego que la cosa vergonçosa se faga, non aya ende verguença, devrié omne cuidar qué verguença seria cuando fuere sabido. Et aunque desto non tomasse verguença, dévela tomar de si mismo, que entiende el pleito vergonçoso que faze. Et cuando en todo esto non cuidasse, deve entender cuanto sin ventura es (pues sabe que si un moço viesse lo que él faze, que lo dexaria por su verguença) en non lo dexar nin aver verguença nin miedo de Dios, que lo vee et lo sabe todo, et es çierto quel' dara por ello la pena que meresciere.

Agora, señor conde Lucanor, vos he respondido a esta pregunta que me feziestes et con esta repuesta vos he respondido a çincuenta preguntas que me avedes fecho. Et avedes estado en ello tanto tiempo, que so çierto que son ende enojados muchos de vuestras compañas, et señaladamente se enojan ende los que non an muy grand talante de oir nin de aprender las cosas de que se pueden mucho aprovechar. Et contésceles como a las vestias que van cargadas de oro, que sienten el peso que lievan a cuestas et non se aprovechan de la pro que ha en ello. Et ellos sienten el enojo de lo que oyen et non se aprovechan de las cosas buenas et aprovechosas que oyen. Et por ende, vos digo que lo uno por esto, et lo al por el trabajo que he tomado en las otras respuestas que vos di, que vos non quiero mas responder a otras preguntas que vos fagades, que en este enxiemplo et en otro que se sigue adelante deste vos quiero fazer fin a este libro.

El conde tovo éste por muy buen enxiemplo. Et cuanto de lo que Patronio dixo que non queria quel' feziessen mas preguntas, dixo que esto fincasse en como se pudiesse fazer.

Et porque don Johan tovo este enxiemplo por muy bueno, fizolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assi:

La verguença todos los males parte; por verguença faze omne bien sin arte.

Et la estoria deste enxiemplo es ésta que se sigue:

Exemplo LI

Lo que contesçio a un rey christiano que era muy poderoso et muy soberbioso

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, et dixole assi:

-Patronio, muchos omnes me dizen que una de las cosas porque el omne se puede ganar con Dios es por seer omildoso; otros me dizen que los omildosos son menospreçiados de las otras gentes et que son tenidos por omnes de poco esfuerço et de pequeño coraçon, et que el grand señor, quel' cumple et le aprovecha ser sobervio. Et porque yo sé que ningun omne non entiende mejor que vos lo que deve fazer el grand señor, ruégovos que me consejedes cual destas dos cosas me es mejor, o que yo devo mas fazer.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, para que vos entendades qué es en esto lo mejor et vos mas cumple de fazer, mucho me plazeria que sopiéssedes lo que conteçio a un rey christiano que era muy poderoso et muy sobervioso.

El conde le rogo quel' dixiesse como fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, en una tierra de que me non acuerdo el nombre, avia un rey muy mançebo et muy rico et muy poderoso, et era muy soberbio a grand maravilla; et a tanto llego la su sobervia, que una vez, oyendo aquel cantico de sancta Maria que dize: « Magnificat anima mea dominum », oyo en él un viesso que dize: « Deposuit potentes de sede et exaltavit humiles »; que quier decir: « Nuestro señor Dios tiro et abaxo los poderosos sobervios del su poderio et ensalço los omildosos. » Cuando esto oyo, pesol' mucho et mando por todo su regno que rayessen este viesso de los libros, et que pusiessen en aquel lugar: « Et exaltavit potentes in sede et humiles posuit in natus »; que quiere dezir: « Dios ensalço las siellas de los sobervios poderosos et derribo los omildosos. »

Esto peso mucho a Dios, et fue muy contrario de lo que dixo sancta Maria en este cantico mismo; ca desque vio que era madre del fijo de Dios que ella conçibio et pario, seyendo et fincando siempre virgen et sin ningun corrompimiento, et veyendo que era señora de los çielos et de la tierra, dixo de si misma, alabando la humildat sobre todas las virtudes: « Quia respexit humilitatem ancille sue ecce enim ex hoc benedictam me dicent omnes generationes »; que quiere dezir: « Porque cato el mi señor Dios la omildat de mi, que so su sierva, por esta razon me llamaran todas las gentes bien aventurada. » Et assi fue, que nunca ante nin después, pudo seer ninguna muger bien aventurada; ca por las vondades, et señaladamente por la su grand omildat, meresçio seer madre de Dios et reina de los çielos et de la tierra et seer Señora puesta sobre todos los choros de los angeles.

Mas al rey sobervioso conteçio muy contrario desto: ca un dia ovo talante de ir al vaño et fue alla muy argullosamente con su compaña. Et porque entro en el vaño, ovose a desnuyar et dexo todos sus paños fuera del vaño. Et estando él vañandose, envio nuestro señor Dios un angel al vaño, el cual, por la virtud et por la voluntad de Dios, tomo la semejança del rey et salio del vaño et vistiose los paños del rey et fuéronse todos con él para'l alcaçar. Et dexo a la puerta del vaño unos pañizuelos muy biles et muy rotos, como destos pobrezuelos que piden a las puertas.

El rey, que fincava en el vaño non sabiendo desto ninguna cosa, cuando entendio que era tiempo para salir del vaño, llamo a aquellos camareros et aquellos que estavan con él. Et por mucho que llos llamo, non respondio ninguno dellos, que eran idos todos, cuidando que ivan con el rey. Desque vio que non le respondio ninguno, tomol' tan grand saña, que fue muy grand marabilla, et començo a jurar que los faria matar a todos de muy crueles muertes.

Et teniéndose por muy escarnido, salio del vaño desnuyo, cuidando que fallaria algunos de sus omnes quel' diessen de vestir. Et desque llego do él cuido fallar algunos de los suyos, et non fallo ninguno, començo a catar del un cabo et del otro del vaño, et non fallo a omne del mundo a qui dezir una palabra.

Et andando assi muy coitado, et non sabiendo qué se fazer, vio aquellos pañiziellos viles et rotos que estavan a un rancon et penso de los vestir et que iria encubiertamente a su casa et que se vengaria muy cruelmente de todos los que tan grand escarnio le avian fecho. Et vistiosse los paños et fuesse muy encubiertamente al alcaçar, et cuando ý llego, vio estar a la puerta uno de los sus porteros que conosçia muy bien que era su portero, et uno de los que fueran con él al vaño, et llamol' muy passo et dixol' quel' avriesse la puerta et le metiesse en su casa muy encubiertamente, porque non entendiesse ninguno que tan envergonçadamente vinia.

El portero tenia muy buena espada al cuello et muy buena maça en la mano et preguntol' qué omne era que tales palabras dizia. Et el rey le dixo:

-¡A, traidor ! ¿:Non te cumple el escarnio que me feziste tu et los otros en me dexar solo en el vaño et venir tan envergonçado como vengo ? ¿:Non eres tu fulano, et non me conosçes como so yo el rey, vuestro señor, que dexastes en el vaño ? Abreme la puerta, ante que venga alguno que me pueda conoscer, et sinon seguro sey que yo te faré morir mala muerte et muy cruel.

Et el portero le dixo:

-¡Omne loco, mesquino !, ¿:qué estas diziendo ? Ve a buena ventura et non digas mas estas locuras, sinon yo te castigaré bien como a loco, ca el rey pieça ha que vino del vaño, et viniemos todos con él, et ha comido et es echado a dormir, et guardate que non fagas aqui roido por quel' despiertes.

Cuando el rey esto oyo, cuidando que gelo dizia faziendo escarnio, començo a rabiar de saña et de malenconia, et arremetiosse a él, cuidandol' tomar por los cabellos. Et de que el portero esto vio, non le quiso ferir con la maça, mas diol' muy grand colpe con el mango, en guisa quel' fizo salir sangre por muchos lugares. De que el rey se sintio ferido et vio que el portero tenié buena espada et buena maça et que él non tenié ninguna cosa con quel' pudiesse fazer mal, nin aun para se defender, cuidando que el portero era enloqueçido, et que si mas le dixiesse quel' mataria por aventura, penso de ir a casa del su mayordomo et de encobrirse ý fasta que fuesse guarido, et después que tomaria vengança de todos aquellos traidores que tan grant escarnio le avian traido.

Et desque llego a casa de su mayordomo, si mal le contesçiera en su casa con el portero, muy peor le acaesçio en casa de su mayordomo.

Et dende, fuesse lo mas encubiertamente que pudo para casa de la reina, su muger, teniendo çiertamente que todo este mal quel' vinia porque aquellas gentes non le conoscian; et tenié sin duda que cuando todo el mundo le desconosçiese, que non lo desconosçeria la reina, su muger. Et desque llego ante ella et le dixo cuanto mal le avian fecho et como él era el rey, la reina, reçellando que si el rey, que ella cuidava que estava en casa, sopiesse que ella oyé tal cosa, quel' pesaria ende, mandol' dar muchas palancadas, diziéndol' quel' echassen de casa aquel loco quel' dizia aquellas locuras.

El rey, desaventurado, de que se vio tan mal andante, non sopo qué fazer et fuesse echar en un ospital muy mal ferido et muy quebrantado, et estudo alli muchos dias. Et cuando le aquexaba la fanbre, iba demandando por las puertas, et diziéndol' las gentes, et fiziéndol' escarnio, que como andava tan lazdrado seyendo rey de aquella tierra. Et tantos omnes le dixieron esto et tantas vezes et en tantos logares, que ya él mismo cuidava que era loco et que con locura pensava que era rey de aquella tierra. Et desta guisa andudo muy grant tiempo, teniendo todos los quel' conosçian que era loco de una locura que contesçio a muchos, que cuidan por si mismo que son otra cosa o que son en otro estado.

Et estando aquel rey en tan grand mal estado, la vondat et la piadat de Dios -que siempre quiere [la] pro de los pecadores et los acarrea a la manera como se pueden salvar, si por grand su culpa non fuere-, obraron en tal guisa, que el cativo del rey, que por su sobervia era caido en tan grant perdimiento et a tan grand abaxamiento, començo a cuidar que este mal quel' viniera, que fuera por su pecado et por la grant sobervia que en él avia, et, señaladamente, todo que era por el viesso que mandara raer del cantico de sancta Maria que desuso es dicho, que mudara con grant sobervia et por tan grant locura. Et desque esto fue entendiendo, començo a aver atan grant dolor et tan grant repentimiento en su coraçon, que omne del mundo non lo podria dezir por la voca; et era en tal guisa, que mayor dolor et mayor pesar avia de los yerros que fiziera contra nuestro Señor, que del regno que avia perdido, et vio cuanto mal andante el su cuerpo estaba, et por ende, nunca al fazia sinon llorar et matarse et pedir merçed a nuestro señor Dios quel' perdonasse sus pecados et quel' oviesse merçed al alma. Et tan grant dolor avia de sus pecados, que solamente nunca se acordo nin puso en su talante de pedir merçed a nuestro señor Dios quel' tornasse en su regno nin en su onra; ca todo esto preçiava él nada, et non cobdiciava otra cosa sinon aver perdon de sus pecados et poder salvar el alma.

Et bien cred, señor conde, que cuantos fazen romerias et ayunos et limosnas et oraciones o otros bienes cualesquier porque Dios les dé o los guarde

o los acresçiente en la salud de los cuerpos o en la onra o en los vienes temporales, yo non digo que fazen mal, mas digo que si todas estas cosas fiziessen por aver perdon de todos sus pecados o por aver la gracia de Dios, la cual se gana por buenas obras et buenas entençiones sin ipocrisia et sin infinta que serié muy mejor, et sin dubda avrién perdon de sus pecados et abrian la gracia de Dios: ca la cosa que Dios mas quiere del pecador es el coraçon quebrantando et omillado et la entençion buena et derecha.

Et por ende, luego que por la merçed de Dios el rey se arrepentio de su pecado et Dios vio el su gran repentimiento et la su buena entencion, perdonol' luego. Et porque la voluntad de Dios es tamaña que non se puede medir, non tan solamente perdono todos sus pecados al rey tan pecador, mas ante le torno su regno et su onra mas complidamente que nunca la oviera, et fizolo por esta manera:

El angel que estava en logar de aquel rey et tenié la su figura llamo un su portero et dixol':

-Dizenme que anda aqui un omne loco que dize que fue rey de aquesta tierra, et dize otras muchas buenas locuras; que te vala Dios, ¿:qué omne es o qué cosas dize ?

Et acaesçio assi por aventura, que el portero era aquél que firiera al rey el dia que se demudo cuando salio del vaño. Et pues el angel, quel cuidava ser el rey, gelo preguntava, contol' todo lo quel' contesçiera con aquel loco, et contol' como andavan las gentes riendo et trebejando con él, oyendo las locuras que dizié. Et desque esto dixo el portero al rey, mandol' quel' fuesse llamar et gelo troxiesse. Et desque el rey que andava por loco vino ante el angel que estava en lugar de rey, apartosse con él et dixol':

-Amigo, a mi dizen que vos que dezides que sodes rey desta tierra, et que lo perdiestes non sé por cual mala ventura et por qué ocasion. Ruégovos, por la fe que devedes a Dios, que me digades todo como cuidades que es, et que non me encubrades ninguna cosa, et yo vos prometo a buena fe que nunca desto vos venga daño.

Cuando el cuitado del rey que andava por loco et tan mal andante oyo dezir aquellas cosas aquél que él cuidava que era rey, non sopo qué responder; ca de una parte ovo miedo que gelo preguntava por lo sosacar, et si dixiesse que era rey quel' mataria et le faria mas mal andante que cuanto era, et por ende començo a llorar muy fieramente et dixole, como omne que estava muy coitado:

-Señor, yo non sé lo que vos responder a esto que me dezides, pero porque entiendo que me seria ya tan buena la muerte como la vida (et sabe Dios que non tengo mientes por cosa de bien nin de onra en este mundo), non vos quiero encobrir ninguna cosa de como lo cuido en mi coraçon. Digovos, señor, que yo veo que so loco, et todas las gentes me tienen por tal et tales obras me fazen que yo por tal manera ando grand tiempo a en esta tierra. Et como quier que alguno errasse, non podria seer, si yo loco non fuesse, que todas las gentes, buenos et malos, et grandes et pequeños, et de grand entendimiento et de pequeño, todos me toviessen por loco; pero, como quier que yo esto veo et entiendo que es assi, çiertamente la mi entençion et la mi crençia es que yo fuy rey desta tierra et que perdi el regno et la gracia de Dios con grand derecho por mios pecados, et, señaladamente, por la grand sobervia et grand orgullo que en mi avia.

Et entonce conto, con muy grand cuita et con muchas lagrimas, todo lo quel' contesçiera, tanbién del viesso que fiziera mudar, como los otros pecados. Et pues el angel que Dios enviara tomar la su figura et estava por rey entendio que se dolia mas de los yerros en que cayera que del regno et de la onra que avia perdido, dixol' por mandado de Dios:

-Amigo, digovos que dezides en todo muy grand verdat, que vos fuestes rey desta tierra, et nuestro señor Dios tirovoslo por estas razones mismas que vos dezides, et envio a mi, que so su angel, que tomasse vuestra figura et estudiesse en vuestro lugar. Et porque la piadat de Dios es tan complida, et non quiere del pecador sinon que se arrepienta verdaderamente, este prodigio verdaderamente amostro dos cosas para seer el repentimiento verdadero: la una es que se arrepienta para nunca tornar aquel pecado; et la otra, que sea el repentimiento sin infinta. Et porque el nuestro señor Dios entendio que el vuestro repentimiento es tal, avos perdonado, et mando a mi que vos tornasse en vuestra figura et vos dexasse vuestro regno. Et ruégovos et conséjovos yo que entre todos los pecados vos guardedes del pecado de la sobervia; ca sabet que de los pecados en que, segund natura, los omnes caen, que es el que Dios mas aborreçe, ca es verdaderamente contra Dios et contra el su poder, et siempre que es muy aparejado para fazer perder el alma. Seed çierto que nunca fue tierra, nin linage, nin estado, nin persona en que este pecado regnasse, que non fuesse desfecho o muy mal derribado.

Cuando el rey que andava por loco oyo dezir estas palabras del angel, dexosse caer ante él llorando muy fieramente, et creyo todo lo quel' dizia et adorol' por reverençia de Dios, cuyo angel mensagero era, et pidiol' merçed que se non partiesse ende fasta que todas las gentes se ayuntassen porque publicasse este tan grand miraglo que nuestro señor Dios fiziera. Et el angel fizolo assi. Et desque todos fueron ayuntados, el rey predico et conto todo el pleito como passara. Et el angel, por voluntat de Dios, paresçio a todos manifiestamente et contoles esso mismo.

Entonçe el rey fizo cuantas emiendas pudo a nuestro señor Dios; et entre las otras cosas, mando que, por remembrança desto, que en todo su regno para siempre fuesse escripto aquel viesso que él revesara con letras de oro. Et oi dezir que oy en dia assi se guarda en aquel regno. Et esto acabado, fuesse el angel para nuestro señor Dios quel' enviara, et finco el rey con sus gentes muy alegres et muy bien andantes. Et dalli adelante fue el rey muy bueno para serviçio de Dios et pro del pueblo et fizo muchos buenos fechos porque ovo buena fama en este mundo et meresçio aver la gloria del Paraiso, la cual El nos quiera dar por la su merçed.

Et vos, señor conde Lucanor, si queredes aver la gracia de Dios et buena fama del mundo, fazet buenas obras, et sean bien fechas, sin infinta et sin ipocrisia, et entre todas las cosas del mundo vos guardat de sobervia et set omildoso sin begueneria et sin ipocrisia; pero la humildat, sea siempre guardando vuestro estado en guisa que seades omildoso, mas non omillado. Et los poderosos sobervios nunca fallen en vos humildat con mengua, nin con vençimiento, mas todos los que se vos omillaren fallen en vos siempre omildat de vida et de buenas obras complida.

Al conde plogo mucho con este consejo, et rogo a Dios quel' endereçasse por quel' pudiesse todo esto complir et guardar.

Et porque don Johan se pago mucho ademas deste enxiemplo, fizolo poner en este libro, et fizo estos viessos que dizen assi:

Los derechos omildosos Dios mucho los ensalça, a los que son sobervios fiérelos peor que maça.

Et la estoria deste enxiemplo es ésta que se sigue.

Segunda parte del Libro del Conde Lucanor et de Patronio

Razonamiento que face don Juan por amor de don Jaime, señor de Xérica

Después que yo, don Johan, fijo del muy noble infante don Manuel, adelantado mayor de la frontera et del regno de Murcia, ove acabado este libro del conde Lucanor et de Patronio que fabla de enxiemplos, et de la manera que avedes oido, segund paresce por el libro et por el prologo, fizlo en la manera que entendi que seria mas ligero de entender. Et esto fiz porque yo non so muy letrado et queriendo que non dexassen de se aprovechar de'l los que non fuessen muy letrados, assi como yo, por mengua de lo seer, fiz la razones et enxiemplos que en el libro se contienen assaz llanas et declaradas.

Et porque don Jaime, señor de Xérica, que es uno de los omnes del mundo que yo mas amo et por ventura non amo a otro tanto como a él, me dixo que querria que los mis libros fablassen mas oscuro, et me rogo que si algund libro feziesse, que non fuesse tan declarado. Et so çierto que esto me dixo porque él es tan sotil et tan de buen entendimiento, que tiene por mengua de sabiduria fablar en las cosas muy llana et declaradamente.

Et lo que yo fiz fasta agora, fizlo por las razones que desuso he dicho, et agora que yo so tenudo de complir en esto et en al cuanto yo pudiesse su voluntad, fablaré en este libro en las cosas que yo entiendo que los omnes se pueden aprovechar para salvamiento de las almas et aprovechamiento de sus cuerpos et mantenimiento de sus onras et de sus estados. Et como quier que estas cosas non son muy sotiles en si, assi como si yo fablasse de la sciençia de theologia, o metafisica, o filosofia natural, o aun moral, o otras sçiençias muy sotiles, tengo que me cae mas, et es mas aprovechoso segund el mio estado, fablar desta materia que de otra arte o sciençia. Et porque estas cosas de que yo cuido fablar non son en si muy sotiles, diré yo, con la merçed de Dios, lo que dixiere por palabras que los que fueran de tan buen entendimiento como don Jaime, que las entiendan muy bien, et los que non las entendieren non pongan la culpa a mi, ca yo non lo queria fazer sinon como fiz los otros libros, mas ponganla a don Jaime, que me lo fizo assi fazer, et a ellos, porque lo non pueden o non quieren entender.

Et pues el prologo es acabado en que se entiende la razon porque este libro cuido componer en esta guisa, daqui adelante començaré la manera del libro; et Dios por la su merçed et piadat quiera que sea a su serviçio et a pro de los que lo leyeren et lo oyeren, et guarde a mi de dezir cosa de que sea reprehendido. Et bien cuido que el que leyere este libro et los otros que yo fiz, que pocas cosas puedan acaesçer para las vidas et las faziendas de los omnes, que non fallen algo en ellos, ca yo non quis' poner en este libro nada de lo que es puesto en los otros, mas qui de todos fiziere un libro, fallarlo ha ý mas complido.

Et la manera del libro es que Patronio fabla con el Conde Lucanor segund adelante veredes.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, yo vos fablé fasta agora lo mas declaradamente que yo pude, et porque sé que lo queredes, fablarvos he daqui adelante essa misma manera, mas non por essa manera que en el otro libro ante déste.

Et pues el otro es acabado, este libro comiença assi: -En las cosas que ha muchas sentençias, non se puede dar regla general.

-El mas complido de los omnes es el que cognosce la verdat et la guarda.

-De mal seso es el que dexa et pierde lo que dura et non ha preçio, por lo que non puede aver término a la su poca durada.

-Non es de buen seso el que cuida entender por su entendimiento lo que es sobre todo entendimiento.

-De mal seso es el que cuida que contesçera a él lo que non contesçio a otri; de peor seso es si esto cuida porque non se guarda.

-¡O Dios, señor criador et complido !, ¡como me marabillo porque pusiestes vuestra semejança en omne nesçio, ca cuando fabla, yerra, cuando calla, muestra su mengua; cuando es rico, es orgulloso, cuando pobre, non lo preçia nada; si obra, non fara obra de recabdo; si esta de vagar, pierde lo que ha; es sobervio sobre el que ha poder, et vénçesse por el que mas puede; es ligero de forçar et malo de rogar; conbidase de grado, conbida mal et tarde; demanda quequier et con porfia; da tarde et amidos et con façerio; non se verguença por sus yerros, et aborreçe quil' castiga; el su falago es enojoso; la su saña, con denuesto; es sospechoso et de mala poridat; espantasse sin razon; toma esfuerço o non deve; do cuida fazer plazer, faze pesar; es flaco en los vienes et reçio en los males: non se castiga por cosa quel' digan contra su voluntad; en grave dia nasçio quien oyo el su castigo; si lo aconpañan non lo gradesçe et fazelos lazdrar; nunca conçierta en dicho nin en fecho, nin yerra en lo quel' non cumple; lo quel dize non se entiende, nin entiende lo quel' dizen; siempre anda desabenido de su compaña; non se mesura en sus plazeres, nin cata su mantenençia; non quiere perdonar et quiere quel' perdonen; es escarnidor, et él es el escarnido; querria engañar si lo sopiesse fazer; de todo lo que se pagaria tiene que es lo mejor, aunque lo non sea; querria folgar et que lazdrassen los otros. ¿:qué diré mas ? En los fechos et en los dichos, en todo yerra; et lo demas, en su vista paresçe que es nesçio, et muchos son nescios que non lo parescen, mas el que lo paresçe nunca yerra de lo seer.

-Todas las cosas an fin et duran poco et se mantienen con grand trabajo et se dexan con grand dolor et non finca otra cosa para sienpre sinon lo que se faze solamente por amor de Dios.

-Non es cuerdo el que solamente sabe ganar el aver, mas eslo el que se sabe

servir et onrar él del como deve. -Non es de buen seso el que se tiene por pagado de dar o dezir buenos sesos, mas eslo el que los dize et los faze.

-En las cosas de poca fuerça, cumplen las apuestas palabras; en las cosas de grand fuerça, cumplen los apuestos et provechosos fechos.

-Mas val al omne andar desnuyo que cubierto de malas obras. -Quien ha fijo de malas maneras et desvergonçado et non reçebidor de buen castigo, mucho le seria mejor nunca aver fijo.

-Mejor seria andar solo que mal acompañado. -Mas valdria seer omne soltero, que casar con mujer porfiosa. -Non se ayunta el aver de tortiçeria et si se ayunta, non dura. -Non es de crer en fazienda agena el que en la suya pone mal recabdo. -Unas cosas pueden seer acerca et otras alueñe pues dévese omne atener a

lo çierto.

-Por rebato et por pereza yerra omne muchas cosas; pues de grand seso es el que se sabe guardar de amas. -Sabio es el que sabe sofrir et guardar su estado en el tiempo que es turbio. -En grant cuita et periglo bive qui reçela que sus consejeros querrian mas

su pro que la suya. -Quien sembra sin tiempo non se marabille de non seer buena la cogida. -Todas las cosas paresçen bien et son buenas, et paresçen mal et son malas,

et paresçen bien et son malas, et paresçen mal et son buenas.

-En mejor esperança esta el que va por la carrera derecha et non falla lo que demanda, que el que va por la tuerta et se le faze lo que quiere. -Mas val alongarse omne del señor tortiçiero que seer mucho su privado.

-Quien desengaña con verdadero amor, ama; quien lesonia, aborreçe. -El que mas sigue la voluntat que la razon, trae el alma et el cuerpo en grand periglo.

-Usar mas de razon el deleite de la carne, mata el alma et destruye la fama et enflaqueçe el cuerpo et mengua el seso et las buenas maneras. -Todas las cosas yazen so la mesura; et la manera es el peso.

-Quien non ha amigos sinon por lo que les da, poco le duraran. -Aborreçida cosa es qui quiere estar solo, et mas quien quiere estar con malas compañas.

-El que quiere señorear los suyos por premia et non por buenas obras, los coraçones de los suyos demandan quien los señoree. -Como quier que contesçe, grave cosa es seer dessemejante a su linage. -Cual omne es, con tales se aconpaña.

-Mas vale seso que ventura, que riqueza, nin linage. -Cuidan que el seso et el esfuerço que son dessemejantes, et ellos son una cosa.

-Mejor es perder faziendo derecho, que ganar por fazer tuerto: ca el dere

cho ayuda al derecho. -Non deve omne fiar en la ventura, ca mudanse los tiempos et contiénense las venturas.

-Por riqueza, nin pobreza, nin buena andança, nin contraria, non deve omne pararse del amor de Dios. -Mas daño recibe omne del estorvador que provecho del quel' ayuda. -Non es sabio quien se puede esenbargar de su enemigo et lo aluenga.

-Qui a si mismo non endereça, non podria endereçar a otri. -El señor muy falaguero es despreciado; el bravo, aborrecido; el cuerdo, guardalo con la regla.

-Quien por poco aprovechamiento aventura grand cosa non es de muy buen

seso. -¡Como es aventurado qui sabe sofrir los espantos et non se quexa para fazer su daño !

-Si puede omne dezir o fazer su pro, fagalo, et sinon, guardese de dezir o fazer su daño. -Omildat con razon es alabada. -Cuanto es mayor el subimiento, tanto es peor la caida.

-Paresçe la vondat del señor en cuales obras faze et cuales leyes pone. -Por dexar el señor al pueblo lo que deve aver dellos, les tomara lo que non deve.

-Qui non faz buenas obras a los que las an mester, non le ayudaran cuando los ovier mester.

-Mas val sofrir fanbre que tragar bocado dañoso. -De los viles se sirve omne por premia; de los buenos et onrados, con amor et buenas obras.

-Ay verdat buena, et ay verdat mala.

-Tanto enpeeçe a vegadas la mala palabra como la mala obra. -Non se escusa de ser menguado qui por otri faze su mengua. -Qui ama mas de cuanto deve, por amor sera desamado. -La mayor desconosçençia es quien non conosçe a si; pues ¿:como conozcra

a otri ? -El que es sabio sabe ganar perdiendo, et sabe perder ganando. -El que sabe sabe que non sabe; el que non sabe cuida que sabe. -La escalera del galardon es el pensamiento, et los escalones son las obras. -Quien non cata las fines fara los comienços errados. -Qui quiere acabar lo que desea, desee lo que puede acabar. -Cuando se non puede fazer lo que omne quiere, quiera lo que se pueda

fazer. -El cuerdo sufre al loco, et non sufre el loco al cuerdo, ante le faz premia. -El rey rey reina; el rey non rey non reina, mas es reinado. -Muchos nombran a Dios et fablan en El, et pocos andan por las sus car

reras.

-Espantosa cosa es enseñar el mudo, guiar el çiego, saltar el contrecho; mas lo es dezir buenas palabras et fazer malas obras. -El que usa parar lazos en que cayan los omnes, paralos a otri et él caera en

ellos. -Despreçiado deve seer el castigamiento del que non bive vida alabada. -¡Cuantos nombran la verdat et non andan por sus carreras !

-Venturado et de buen seso es el que fizo caer a su contrario en el foyo que

fiziera para en que él cayesse. -Quien quiere que su casa esté firme, guarde los çimientos, los pilares et el techo.

-Usar la verdat, seer fiel, et non fablar en lo que non aprovecha, faz llegar a omne a grand estado.

-El mejor pedaço que ha en el omne es el coraçon; esse mismo es el peor. -Qui non esseña et castiga sus fijos ante del tiempo de la desobediençia, para siempre ha dellos pecado.

-La mejor cosa que omne puede escoger para este mundo es la paz sin mengua et sin verguença. -Del fablar biene mucho bien; del fablar biene mucho mal. -Del callar biene mucho bien; del callar biene mucho mal.

-El seso et la mesura et la razon departen et judgan las cosas. -¡Como seria cuerdo qui sabe que ha de andar grand camino et passar fuerte puerto si aliviasse la carga et amuchiguasse la vianda !

-Cuando el rey es de buen seso et de buen consejo et sabio [et] sin maliçia,

es bien del pueblo; et el contrario. -Qui por cobdiçia de aver dexa los non fieles en desobediençia de Dios, non es tuerto de seer su despagado.

-Al que Dios da vençimiento de su enemigo guardesse de lo porque fue

vençido. -Si el fecho faz grand fecho et buen fecho et bien fecho, non es grand fecho. El fecho es fecho cuando el fecho faze el fecho; es grand fecho et bien fecho si el non fecho faz grand fecho et bien fecho.

-Por naturales et vatalla campal se destruyen et se conquieren los grandes regnos.

-Guiamiento de la nave, vençimiento de lid, melezinamiento de enfermo, senbramiento de cualquier semiente, ayuntamiento de novios, non se pueden fazer sin seso de omne et voluntat et gracia speçial de Dios.

-Non sera omne alabado de complida fialdat fata que todos sus enemigos fien del sus cuerpos et sus fechos. Pues cate omne por cual es tenido si sus amigos non osan fiar de'l.

-Qui escoge morada en tierra do non es el señor derechudero et fiel et apremiador et fisico sabidor et complimiento de agua, mete a si et a su compaña en grant aventura.

-Todo omne es bueno, mas non para todas las cosas.

-Dios guarde a omne de fazer fecho malo, ca por lo encobrir abra de fazer otro o muchos malos fechos.

-Qui faze jurar al que bee que quiere mentir, ha parte en el pecado.

-El que faze buenas obras a los buenos et a los malos, recibe bien de los buenos et es guardado de los malos.

-Por omillarse al rey et obedeçer a los principes, et honrar a los mayores et fazer bien a los menores, et consejarse con los sus leales, sera omne seguro et non se arrepintra.

-Qui escarnece de la lision o mal que biene por obra de Dios, non es seguro de non acaesçer a él.

-Non deve omne alongar el bien, pues lo piensa, porque non le estorve la voluntat.

-Feo es ayunar con la voca sola et pecar con todo el cuerpo.

-Ante se deven escoger los amigos que omne mucho fie nin se aventure por ellos.

-Del que te alaba mas de cuanto es verdat, non te assegures de te denostar mas de cuanto es verdat.

Tercera parte del Libro del Conde Lucanor et de Patronio

Escusacion de Patronio al Conde Lucanor

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, después que el otro libro fue acabado, porque entendi que lo queriades vos, començé a fablar en este libro mas avreviado et mas oscuro que en el otro. Et como quier que en esto que vos he dicho en este libro ay menos palabras que en el otro, sabet que non es menos el aprovechamiento et el entendimiento deste que del otro, ante es muy mayor para quien lo estudiare et lo entendiere; ca en el otro ay cincuenta enxiemplos et en éste ay ciento. Et pues en el uno et en el otro ay tantos enxiemplos, que tengo que devedes tener por assaz, paresce que fariedes mesura si me dexasedes folgar daqui adelante.

-Patronio -dixo el conde Lucanor-, vos sabedes que naturalmente de tres cosas nunca los omnes se pueden tener por pagados et siempre querrian mas dellas: la una es saber, la otra es onra et preçiamiento, la otra es abastamiento para en su vida. Et porque el saber es tan buena cosa, tengo que non me devedes culpar por querer ende aver yo la mayor parte que pudiere, et porque sé que de ninguno non lo puedo mejor saber que de vos, creed que, en cuanto viva, nunca dexaré de vos afincar que me amostredes lo mas que yo pudiere aprender de lo que vos sabedes.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, pues veo que tan buena razon et tan buena entençion vos muebe a esto, digovos que tengo por razon de trabajar aun mas, et dezirvos he lo que entendiere de lo que aun fata aqui non vos dixe nada. Ca dezir una razon muchas vegadas, si non es por algun provecho señalado, o paresçe que cuida el que lo dize que aquel que lo ha de oir es tan boto que lo non puede entender sin lo oir muchas vezes, o paresçe que ha sabor de fenchir el libro non sabiendo qué poner en él. Et lo que daqui adelante vos he a dezir comiença assi:

-Lo caro es caro, cuesta caro, guardasse caro, acabalo caro; lo rehez es rehez, cuesta rehez, guardase rehez, acabalo rehez; lo caro es rehez, lo rehez es caro.

-Grant marabilla sera, si bien se falla, el que fia su fecho et faze mucho bien al que erro et se partio sin grand razon del con qui avia mayor debdo.

-Non deve omne crer que non se atrevera a él por esfuerço de otri el que se atreve a otri por esfuerço de'l.

-El que quiere enpeeçer a otri non deve cuidar que el otro non enpeçera a él.

-Por seso se mantiene el seso. El seso da seso al que non ha seso. Sin seso no se guarda el seso.

-Tal es Dios et los sus fechos que señal es que poco lo conosceran los que mucho fablan en El.

-De buen seso es el que non puede fazer al otro su amigo de non lo fazer su enemigo.

-Qui cuida aprender de los omnes todo lo que saben, yerra; qui aprende lo aprovechoso, açierta.

-El consejo, si es grand consejo, es buen consejo; faz buen consejo, da buen consejo; parasse al consejo qui de mal consejo faz buen consejo; el mal consejo de buen consejo faz mal consejo. A gran consejo a mester grand consejo. Grand bien es del que ha et quiere et cree buen consejo.

-El mayor dolor faz olvidar al que non es tan grande.

-Qui ha de fablar de muchas cosas ayuntadas es como el que desbuelve grand oviello que ha muchos cabos.

-Todas las cosas naçen pequeñas et creçen; el pesar nasçe grande et cada dia mengua.

-Por onra rejibe onra qui faz onra. La onra dévese fazer onra, guardandola. -El cuerdo de la bivora faz triaca; et el de mal seso de gallinas faz vegambre.

-Qui se desapodera non es seguro de tornar a su poder cuando quisiere. -Non es de buen seso qui mengua su onra por cresçer la agena. -Qui faz bien por reçebir bien non faz bien, porque el bien es carrera del

complido bien, se deve fazer el bien. -Aquello es bien que se faz bien. -Por fazer bien se ha el complido bien. -Usar malas viandas et malas maneras es carrera de traer el cuerpo et la

fazienda et la fama en peligro.

-Qui se duele mucho de la cosa perdida que se non puede cobrar, et desmaya por la ocasion de que non puede foir, non faze buen seso. -Muy caro cuesta reçebir don del escasso; cuanto mas pedir al avariento. -La razon es razon de razon. Por razon es el omne cosa de razon. La razon

da razon. La razon faz al omne seer omne; assi por razon es el omne: cuanto el omne a mas de razon, es mas omne; cuanto menos, menos. Pues el omne sin razon non es omne, mas es de las cosas en que non ha razon.

-El sofrido sufre cuanto deve et después cobrasse con bien et con plazer.

-Razon es de bevir mal a los que son dobles de coraçon et sueltos para complir los desaguisados deseos. -Los que non creen verdaderamente en Dios, razon es que non sean por él

defendidos.

-Si el omne es omne, cuanto es mas omne es mejor omne. Si el grand omne es bien omne, es buen omne et grand omne; cuanto el grand omne es menos omne, es peor omne; non es grand omne sinon el buen omne; si el grand omne non es buen omne, nin es grand omne nin buen omne; mejor le seria nunca seer omne.

-Largueza en mengua, astinençia en abondamiento, castidat en mançebia, omildat en grand onra fazen al omne martir sin escarnimiento de sangre.

-Qui demanda las cosas mas altas que si, et escodriña las mas fuertes, non faze buen recabdo.

-Razon es que reciba omne de sus fijos lo que su padre reçibio de'l.

-Lo mucho espara mucho; mucho sabe qui en lo mucho faz mucho por lo mucho, lo poco dexa por lo mucho; por mengua non pierde lo poco; endereça lo mucho. Siempre ten el coraçon en lo mucho.

-Cuanto es el omne mayor, si es verdadero omildoso, tanto fallara mas gracias ante Dios.

-Lo que Dios quiso asconder non es aprovechoso de lo veer omne con sus ojos.

-Por la bendiçion del padre se mantienen las casas de los fijos; por la maldiçion de la madre se derriban los cimientos de raiz.

-Si el poder es grand poder, el grand poder ha grand saber. Con grand saber es grand querer; teniendo que de Dios es todo el poder, et de su gracia aver poder, deve creçer su grand poder.

-Qui quiere onrar a si et a su estado, guise que sean seguros del los buenos et que se recelen del los malos.

-La dubda et la pregunta fazen llegar al omne a la verdat.

-Non deve omne aborreçer todos los omnes por alguna tacha, ca non puede seer ninguno guardado de todas las tachas.

-El yerro es yerro; del yerro nasçe yerro; del pequeño yerro nasçe grand yerro; por un yerro viene otro yerro; si bien biene del yerro, siempre torna en yerro; nunca del yerro puede venir non yerro.

-Qui contiende con el que se paga del derecho et de la verdat, et lo usa, non

es de buen seso. -Los cavalleros et el aver son ligeros de nombrar et de perder, et graves de ayuntar et mas de mantener.

-El cuerdo tiene los contrarios et el su poder por mas de cuanto es, et los

ayudadores et el su poder por menos de cuanto es. -Fuerça non fuerça a fuerça; fuerça desfaz con fuerça, a vezes mejor sin fuerça. Non se dize bien « Fuerça a vezes presta la fuerça. » Do se puede escusar, non es de provar fuerça.

-Cuerdo es quien se guia por lo que contesçio a los que passaron.

-Como cresçe el estado, assi cresçe el pensamiento; si mengua el estado, cresçe el cuidado. -Con dolor non guaresçe la gran dolençia mas con melezina sabrosa. -Amor creçe amor; si amor es buen amor, es amor; amor, mas de amor non

es amor; amor de grand amor faz desamor. -A cuidados que ensanchan et cuidados que encogen. -Mientre se puede fazer, mejor es manera que la fuerça. -Los leales dizen lo que es: los arteros lo que quieren. -Vida buena vida es; vida buena vida da. -Qui non a vida non da vida; qui es vida da vida. Non es vida la mala vida.

Vida sin vida, non es vida. Qui non puede aver vida, cate que aya complida vida.

Cuarta parte del Libro del Conde Lucanor et de Patronio

Razonamiento de Patronio al Conde Lucanor

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, porque entendi que era vuestra voluntat, et por el afincamiento que me fiziestes, porque entendi que vos moviades por buena entençion, trabajé de vos dezir algunas cosas mas de las que vos avia dicho en los enxiemplos que vos dixe en la primera parte deste libro en que ha çincuenta enxiemplos que son muy llanos et muy declarados; et pues en la segunda parte ha çient proverbios et algunos fueron ya cuanto oscuros et los mas, assaz declarados; et en esta tercera parte puse çincuenta proverbios, et son mas oscuros que los primeros çincuenta enxiemplos, nin los çient proverbios. Et assi, con enxiemplos et con los proverbios, hevos puesto en este libro dozientos entre proverbios et enxiemplos, et mas: ca en los çincuenta enxiemplos primeros, en contando el enxiemplo, fallaredes en muchos lugares algunos proverbios tan buenos et tan provechosos como en las otras partes deste libro en que son todos proverbios. Et bien vos digo que cualquier omne que todos estos proverbios et enxiemplos sopiesse, et los guardasse et se aprovechasse dellos, quel' cumplian assaz para salvar el alma et guardar su fazienda et su fama et su onra et su estado. Et pues tengo que en lo que vos he puesto en este libro ha tanto que cumple para estas cosas, tengo que si aguisado quisiéredes catar, que me deviedes ya dexar folgar.

-Patronio -dixo el conde-, ya vos he dicho que por tan buena cosa tengo el saber, et tanto querria de'l aver lo mas que pudiesse, que por ninguna guisa nunca he de partir manera de fazer todo mio poder por saber ende lo mas que yo pudiere. Et porque sé que non podria fallar otro de quien mas pueda saber que de vos, digovos que en toda la mi vida nunca dexaré de vos preguntar et afincar por saber de vos lo mas que yo pudiere.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, pues assi es, et assi lo queredes, yo dezirvos he algo segund lo entendiere de lo que fasta aqui non vos dixe, mas pues veo que lo que vos he dicho se vos faze muy ligero de entender, daqui adelante dezirvos he algunas cosas mas oscuras que fasta aqui et algunas assaz llanas. Et si mas me afincaredes, avervos he a fablar en tal manera que vos converna de aguzar el entendimiento para las entender.

-Patronio -dixo el conde-, bien entiendo que esto me dezides con saña et con enojo por el afincamiento que vos fago; pero como quier que segund el mio flaco saber querria mas que me fablassedes claro que oscuro, pero tanto tengo que me cumple lo que vos dezides, que querria ante que me fablassedes cuanto oscuro vos quisierdes, que non dexar de me mostrar algo de cuanto vos sabedes.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, pues assi lo queredes, daqui adellante parad bien mientes a lo que vos diré.

-En el presente muchas cosas grandes son un tiempo grandes et non parescen, et omne nada en el passado las tiene.

-Todos los omnes se engañan en sus fijos et en su apostura et en sus vondades et en su canto.

-De mengua seso es muy grande por los agenos grandes tener los yerros pequeños por los suyos.

-Del grand afazimiento nasçe menospreçio.

-En el medrosas deve señor idas primero et las apressuradas ser sin el que saliere lugar, enpero fata grand periglo que sea.

-Non deve omne fablar ante otro muy sueltamente fasta que entienda qué conparacion ha entre el su saber et el del otro.

-El mal porque toviere lo otro en que vee guardar en el que se non deve querer caya.

-Non se deve omne tener por sabio nin encobrir su saber mas de razon.

-Non la salut siente nin el bien, el siente se contrario.

-Non faze buen seso el señor que se quiere servir o se paga del omne que es maliçioso, nin mintroso.

-Con mas mansedumbre sabios sobervia, con que cosas fallago con braveza los acaban.

-De buen seso es qui se guarda de se desavenir con aquél sobre que ha poder, cuanto mas con el que lo ha mayor que él.

-Aponen que todo omne deve alongar de si el sabio, ca los faze con él mal los malos omnes.

-Qui toma contienda con el que mas puede, métese en grand periglo; qui la toma con su egual, métese en aventura; qui la toma con el que menos puede, métese en menospreçio; pues lo mejor es qui puede aver paz a su pro et su onra.

-El seso por que guia, non es su alabado et el que non fia mucho de su seso descubre poridat al de qui es flaco.

-Mas aprovechoso es a muchos omnes aver algun reçelo que muy grand paz sin ninguna contienda.

-Grand bien es al señor que non aya el coraçon esforçado et si oviere de seer de todo coraçon fuerte, cumplel' cuerpo assaz lo esforçado.

-El mas complido et alabado para consegero es el que guarda bien la poridat et es de muertas cobdiçias et de bivo entendimiento.

-Mas tiempos aprovecha para'l continuado deleite, que a la fazienda pensamiento et alegria.

-Por fuertes animos, por mengua de aver, por usar mucho mugeres, et bino et malos plazeres, por ser tortiçero et cruel, por aver muchos contrarios et pocos amigos se pierden los señorios o la vida.

-Errar para perdonar a de ligero da atrevimiento los omnes.

-El plazer faze sin sabor las viandas que lo non son, el pesar faze sabrosas las viandas.

-Grand vengança para menester luengo tiempo encobrir la madureza seso es.

-Assi es locura si el de muy grand seso se quier mostrar por non lo seer, como es poco seso si el cuerdo se muestra cuerdo algunas vezes.

-Por fuerte voluntat que sea contender con su enemigo luengo tiempo mas fuerte cosa es con su omne.

-Dizen por mal uso complir mester por su talante verdat de cuanto menos por fablar lo de los omnes es o por mas saber.

-De buen seso es qui non quiere fazer para gran obra lo que la ha non teniendo acabar mester aparejado.

-Mas fechos deve omne acomendar a un omne de a cuantos non puede poner recabdo.

-Luengos tiempos ha omne obrado dalli adelante que creer en cual manera obrar deven assi.

Quinta parte del Libro del Conde Lucanor et de Patronio

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, ya desuso vos dixe muchas vezes que tantos enxiemplos et proverbios, dellos muy declarados et dellos ya cuanto mas oscuros, vos avia puesto en este libro, que tenia que vos cumplia assaz, et por afincamiento que me feziestes ove de poner en estos postremeros treinta proverbios algunos tan oscuramente que sera marabilla si bien los pudierdes entender, si yo o alguno de aquellos a qui los yo mostré non vos los declarare; pero seet bien çierto que aquellos que parescen mas oscuros o mas sin razon que, desque los entendiéredes, que fallaredes que non son menos aprovechosos que cualesquier de los otros que son ligeros de entender. Et pues tantas cosas son escriptas en este libro sotiles et oscuras et abreviadas, por talante que don Johan ovo de complir talante de don Jaime, digovos que non quiero fablar ya en este libro de enxiemplos, nin de proverbios, mas fablar he un poco en otra cosa que es muy mas aprovechosa.

Vos, conde señor, sabedes que cuanto las cosas spirituales son mejores et mas nobles que las corporales, señaladamente porque las spirituales son duraderas et las corporales se an de corromper, tanto es mejor cosa et mas noble el alma que el cuerpo, ca el cuerpo es cosa corrutible et el alma cosa duradera; pues si el alma es mas noble et mejor cosa que el cuerpo, et la cosa mejor deve seer mas preçiada et mas guardada, por esta manera non puede ninguno negar que el alma non deve seer mas preçiada et mas guardada que el cuerpo.

Et para seer las almas guardadas ha mester muchas cosas, et entendet que en dezir guardar las almas, non quiere al dezir sinon fazer tales obras porque se salven las almas; ca por dezir guardar las almas, non se entiende que las metan en un castillo, nin en un arca en que estén guardadas, mas quiere dezir que por fazer omne malas obras van las almas al Infierno. Pues para las guardar que non vayan al Infierno, conviene que se guarde de las malas obras que son carrera para ir al Infierno, et guardandose destas malas obras se guarde del Infierno.

Pero devedes saber que para ganar la gloria del Paraiso, que ha guardarse omne de malas obras, que mester es de fazer buenas obras, et estas buenas obras para guardar las almas et guisar que vayan a Paraiso ha mester ý estas cuatro cosas: la primera, que aya omne et biva en ley de salvaçion; la segunda, que desque es en tiempo para lo entender, que crea toda su ley et todos sus articulos et que non dubde en ninguna cosa dello; la terçera, que faga buenas obras et a buena entençion porque gane el Paraiso; la cuarta, que se guarde de fazer malas obras porque sea guardada la su alma de ir al Infierno.

A la primera, que aya omne et biva en ley de salvaçion, a ésta vos digo que, segund verdad, la ley de salvaçion es la sancta fe catholica segund la tiene et la cree la sancta madre Ecclesia de Roma. Et bien creed que en aquella manera que lo tiene la begizuela que esta filando a su puerta al sol, que assi es verdaderamente; ca ella cree que Dios es Padre et Fijo et Espiritu Sancto, que son tres personas et un Dios; et cree que Jhesu-Christo es verdadero Dios et verdadero omne; et que fue fijo de Dios et que fue engendrado por el Spiritu Sancto en el vientre de la bien aventurada Virgo Sancta Maria; et que nasçio della Dios et omne verdadero, et que finco ella virgen cuando conçibio, et virgen seyendo preñada, et virgen después que pario; et que Jhesu-Christo se crio et cresçio como otro moço; et después, que predico, et que fue preso, et tormentado, et después puesto en la cruz, et que tomo ý muerte por redemir los pecadores, et que descendio a los infiernos, et que saco ende los Padres que sabian que avia de venir et esperavan la su venida, et que resusçito al terçer dia, et aparesçio a muchos, et que subio a los çielos en cuerpo et en alma, et que envio a los apostoles el Spiritu Sancto que los confirmo et los fizo saber las Scripturas et los lenguages, et los envio por el mundo a predigar el su Sancto Evangelio. Et cree que El ordeno los sacramentos de Sancta Eglesia, et que los son verdaderamente assi como El ordeno, et que ha de venir a nos judgar, et nos dara lo que cada uno meresçio, et que resusçitaremos, et que en cuerpo et en alma avremos después gloria o pena segund nuestros meresçimientos. Et ciertamente cualquier vegizuela cree esto, et esso mismo cree cualquier christiano.

Et, señor conde Lucanor, bien cred por cierto que todas estas cosas, bien assi como los christianos las creen, que bien assi son, mas los christianos que non son muy sabios, nin muy letrados, créenlas simplemente como las cree la Sancta Madre Eglesia et en esta fe et en esta creençia se salvan; mas, si lo quisierdes saver como es et como puede seer et como devia seer, fallarlo hedes mas declarado que por dicho et por seso de omne se puede dezir et entender en el libro que don Johan fizo a que llaman De los Estados, et tracta de como se prueva por razon que ninguno, christiano, nin pagano, nin ereje, nin judio, nin moro, nin omne del mundo, non pueda dezir con razon que el mundo non sea criatura de Dios, et que, de neçessidat, conviene que sea Dios fazedor et criador et obrador de todos, et en todas las cosas; et que ninguna non obra en El. Et otrosi, tracta como pudo ser et como et por cuales razones pudo ser et deve seer que Jhesu Christo fuesse verdadero Dios et verdadero omne; et como puede seer que los sacramentos de Sancta Ecclesia ayan aquella virtud que Sancta Eglesia dize et cree. Otrosi, tracta de como se prueva por razon que el omne es compuesto de alma et de cuerpo, et que las almas ante de la resurrection avran gloria o pena por las obras buenas o malas que ovieron fechas seyendo ayuntadas con los cuerpos, segund sus meresçimientos, et después de la resurrection que la avran ayuntadamente el alma et el cuerpo; et que assi como ayuntadamente fizieron el bien o el mal, que assi ayuntadamente ayan el galardon

o la pena.

Et, señor conde Lucanor, en esto que vos he dicho que fallaredes en aquel libro, vos digo assaz de las dos cosas primeras que convienen para salvamiento de las almas, que son: la primera, que aya omne et viva en ley de salvaçion; et la segunda, que crea toda su ley et todos sus articulos et que non dubde en ninguno dellos. Et porque las otras dos, que son: como puede omne et deve fazer buenas obras para salvar el alma et guardarse de fazer las malas por escusar las penas del Infierno, como quier que en aquel mismo libro tracta desto assaz conplidamente, pero, porque esto es tan mester de saber et cumple tanto, et porque por aventura algunos leeran este libro et non leeran el otro, quiero yo aqui fablar desto; pero sé çierto que non podria dezir complidamente todo lo que para esto seria mester. Diré ende, segund el mio poco saber, lo que Dios me endereçe a dezir, et quiera El, por la su piadat, que diga lo que fuere su serviçio et provechamiento de los que lo leyeren et lo oyeren.

Pero ante que fable en estas dos maneras -como se puede et deve omne guardar de fazer malas obras para escusar las penas del Infierno, et fazer las buenas para ganar la gloria del Paraiso- diré un poco como es et como puede seer que los Sacramentos sean verdaderamente assi como lo tiene la Sancta Eglesia de Roma. Et esto diré aqui, porque non fabla en ello tan declaradamente en el dicho libro que don Johan fizo.

Et fablaré primero en el sacramento del cuerpo de Dios, que es el sacramento de la hostia, que se consagra en el altar. Et comienço en éste porque es el mas grave de creer que todos los sacramentos; et probandose esto por buena et por derecha razon, todos los otros se pruevan. Et con la merçed de Dios, desque éste oviere provado, yo provaré tanto de los otros con buena razon, que todo omne, aunque non sea christiano, et aya en si razon et buen entendimiento, entendra que se prueva con razon; que para los christianos non cumple de catar razon, ca tenudos son de lo creer, pues es verdat, et lo cree Sancta Eglesia, et como quier que esto les cumplia assaz, pero non les enpesçe saber estas razones, que ya desuso en aquel libro se prueva por razon que forçadamente avemos a saber et creer que Dios es criador et fazedor de todas las cosas et que obra en todas las cosas et ninguna non obra en El.

Otrosi, es provado que Dios crio el omne et que non fue criado solamente por su naturaleza, mas que lo crio Dios de su propria voluntat. Otrosi, que lo crio compuesto de alma et de cuerpo, que es cosa corporal et cosa spiritual, et que es compuesto de cosa duradera et cosa que se ha de corromper; et éstas son el alma et el cuerpo, et que para éstas aver amas gloria o pena, convinia que Dios fuesse Dios et omne; et todo esto se muestra muy complidamente en aquel libro que dicho es.

Et pues es provado que Jhesu Christo fue et es verdaderamente Dios, et Dios es todo poder complido, non puede ninguno negar que el sacramento que El ordeno que lo non sea et que non aya aquella virtud que El en el sacramento puso; pero que si alguno dixiere que esto tañe en fe et que él non quiere aver fe sinon en cuanto se mostrare por razon, digo yo que demas de muchas razones que los sanctos et los doctores de sancta Eglesia ponen, que digo yo esta razon.

Cierto es que nuestro señor Jhesu Christo, verdadero Dios et verdadero omne, seyendo el jueves de la çena a la mesa con sus apostoles, sabiendo que otro dia devia seer fecho sacrifiçio del su cuerpo, et sabiendo que los omnes non podian seer salvos del poder del Diablo -en cuyo poder eran caidos por el pecado del primer omne- nin podian seer redemidos sinon por el sacrifiçio que de'l se avia de fazer, quiso, por la su grand bondat, sofrir tan grand pena como sufrio en la su passion, et por aquel sacrifiçio que fue fecho del su cuerpo, fueron redemidos todos los sanctos que eran en el Limbo, ca nunca ellos pudieran ir al Paraiso sinon por el sacrificio que se fizo del cuerpo de Jhesu Christo; et aun tienen los sanctos et los doctores de sancta Eglesia, et es verdat, que tan grande es el bien et la gloria del Paraiso, que nunca lo podria omne aver, nin alcançar, sinon por la passion de Jhesu Christo, por los meresçimientos de sancta Maria et de los otros sanctos. Et por aquella sancta et aprovechosa passion fueron salvos et redemidos todos los que fasta entonçe eran en el Limbo et seran redemidos todos los que murieren et acabaren derechamente en la sancta fe catholica. Et porque Jhesu Christo, segund omne, avia de morir et non podia fincar en el Mundo et El era el verdadero cuerpo porque los omnes avian a seer salvos, quisonos dexar el su cuerpo verdadero assi complido como lo El era, en que se salvassen todos los derechos et verdaderos christianos; et por esta razon, tomo el pan et bendixolo et partiolo et diolo a sus disçiplos et dixo: « Tornat et comet, ca éste es el mio cuerpo »; et después tomo el calix, dio gracias a Dios, et dixo: « Bevet todos éste, ca ésta es la mi sangre »; et alli ordeno el sacramento del su cuerpo. Et devedes saber que la razon porque dizen que tomo el pan et bendixolo et partiolo es ésta: cada que Jhesu Christo bendizia el pan, luego él era partido tan egual como si lo partiesse con el mas agudo cochiello que pudiesse seer. Et por esto dize en el Evangelio quel' conosçieron los apostoles después que resusçito en el partir del pan; ca por partir el pan en otra manera como todos lo parten, non avia la Sancta Escriptura por qué fazer mençion del partir del pan, mas fazelo porque Jhesu Christo partia sienpre el pan, mostrando como lo podia fazer tan marabillosamente.

Et otrosi, dexo este sancto sacramento porque fincasse en su remembrança. Et assi, pues se prueva que Jhesu Christo es verdadero Dios et assi como Dios pudo fazer todas las cosas, et es çierto que fizo et ordeno este sacramento, non puede dezir ninguno con razon que non lo devia ordenar assi como lo fizo; et que non ha complidamente aquella virtud que Jhesu Christo, verdadero Dios, en él puso.

Et el baptismo, otrossi, todo omne que buen entendimiento aya, por razon deve entender que este sacramento se devio fazer et era muy grand mester; ca bien entendedes vos que como quier que el casamiento sea fecho por mandado de Dios et sea uno, de los sacramentos, pero porque en la manera de la engendraçion non se puede escusar algun deleite, por ventura non tan ordenado como serié mester, por ende todos los que nasçieron et nasçeran por engendramiento de omne et de muger nunca fue nin sera ninguno escusado de nasçer en el pecado deste deleite. Et a este pecado llamo la Scriptura « pecado original », que quiere dezir, segund nuestro lenguaje, « pecado del nasçimiento »; et por que ningund omne que esté en pecado non puede ir a Paraiso, por ende, fue la merçed de Dios de dar manera como se alimpiasse este pecado; et para lo alimpiar, ordeno nuestro señor Dios, en la primera ley, la circunçision; et como quier que en cuanto duro aquella ley cumplian aquel sacramento, porque entendades que todo lo que en aquella ley fue ordenado, que todo fue por figura desta sancta ley que agora abemos, devédeslo entender señaladamente en este sacramento del baptismo, ca entonçe circunçidavan los omnes, et ya en ésta paresçe que era figura que de otra guisa avia de seer; ca vos entendedes que el sacramento complido egualmente se deve fazer, pues el circunçidar non se puede fazer sinon a los varones; pues si non se puede ninguno salvar del pecado original sinon por la çircunçision, çierto es que las mugeres que non pueden este sacramento aver, non pueden seer alimpiadas del pecado original. Et assi, entendet que la çircunçision que fue figura del alimpiamiento que se avia de ordenar en la sancta fe catholica que nuestro señor Jhesu Christo ordeno assi como Dios. Et cuando El ordeno este sancto sacramento, quisolo ordenar aviendo reçebido en si el sacramento de la çircunçision, et dixo que non viniera El por menguar nin por desfazer la ley, sinon por la complir, et cumplio la primera ley en la çircunçision, et la segunda, que El ordeno, reçibiendo baptismo de otro, como lo reçebio de sant Johan Baptista.

Et porque entendades que el sacramento que El ordeno del baptismo es derechamente ordenado para alimpiar el pecado original, parad en ello vien mientes et entendredes cuanto con razon es ordenado.

Ya desuso es dicho que en la manera del engendramiento non se puede escusar algun deleite; contra este deleite, do conviene de aver alguna cosa non muy limpia, es puesto uno de los elementos que es el mas limpio, et señaladamente para alimpiar, ca las mas de las cosas non limpias, todas se alimpian con el agua. Otrosi, en bapteando la criatura dizen: « Yo te bateo en el nombre del Padre et del Fijo et del Spiritu Sancto »; et métenlo en el agua. Pues veet si este sancto sacramento es fecho con razon, ca en diciendo: « Yo te bateo en el nombre del Padre et del Fijo et del Spiritu Sancto » ý mismo dize et nombra toda la Trinidat et muestra el poder del Padre et el saber del Fijo et la bondat del Spiritu Sancto; et dize que por estas tres cosas, que son Dios et en Dios, sea alimpiada aquella criatura de aquel pecado original en que nasçio; et la palabra llega al agua, que es elemento, et fazese sacramento. Et este ordenamiento deste sancto sacramento que Jhesu Christo ordeno es egual et complido, ca tan bien lo pueden reçebir, et lo reçiben, las mugeres como los omnes. Et assi, pues este sancto sacramento es tan mester, et fue ordenado tan con razon, et lo ordeno Jhesu Christo, que lo podia ordenar assi como verdadero Dios, non puede con razon dezir omne del mundo que este sancto sacramento non sea tal et tan complido como lo tiene la madre sancta Eglesia de Roma.

Et cuanto de los otros cinco sacramentos que son: penitençia, confirmacion, casamiento, orden, postrimera unçion, bien vos diria tantas et tan buenas razones en cada uno dellos, que vos entendiades que eran assaz; mas déxolo por dos cosas; la una, por non alongar mucho el libro; et lo al, porque sé que vos et quien quier que esto oya entendra que tan con razon se prueva lo al como esto.

Et pues esta razon es acabada assi como la yo pude acabar, tornaré a fablar de las dos maneras en como se puede omne, et deve, guardar de fazer malas obras para se guardar de ir a las penas del Infierno, et podra fazer et fara buenas obras para ganar la gloria del Paraiso.

Señor conde Lucanor, segund desuso es dicho, seria muy grave cosa de se poner por escripto todas las cosas que omne devia fazer para se guardar de ir a las penas del Infierno et para ganar la gloria del Paraiso; pero quien lo quisiesse dezir abreviadamente podria dezir que para esto non ha mester al sinon fazer bien et non fazer mal. Et esto seria verdat, mas porque esto seria, como algunos dizen, grand verdat et poco seso, por ende, conviene que, pues me atrevi a tan grand atrevimiento de fablar en fechos que cuido que me non pertenesçia segund la mengua del mio saber que declare mas como se pueden fazer estas dos cosas. Por ende, digo assi: que las obras que omne ha de fazer para que aya por ellas la gloria del Paraiso, lo primero, conviene que las faga estando en estado de salvacion. Et devedes saber que el estado de salvaçion es cuando el omne esta en verdadera penitencia, ca todos los vienes que omne faze non estando en verdadera penitencia, non gana omne por ellos la gloria del Paraiso; et razon et derecho es, ca el Paraiso, que es veer a Dios et es la mayor gloria que seer puede, non es razon nin derecho que la gane omne estando en pecado mortal, mas lo que omne gana por ellas es que aquellas buenas obras lo traen mas aina a verdadera penitencia, et esto es muy grand bien. Otrosi, le ayudan a los bienes deste mundo para aver salud et onra et riqueza et las otras bienandanças del mundo. Et estando en este bienaventurado estado, las obras que omne ha de fazer para aver la gloria de Paraiso son assi como limosna et ayuno et oraçion et romeria et todas obras de misericordia; pero todas estas buenas obras, para que omne por ellas aya la gloria de Paraiso, ha mester que se fagan en tres maneras: lo primero, que faga omne buena obra; lo segundo, que la faga bien; lo terçero, que la faga por escogimiento. Et, señor conde, como quier que esto se puede assaz bien entender, pero porque sea mas ligero aun, dezirvos lo he mas declarado.

Fazer omne buena obra es toda cosa que omne faze por Dios, mas es mester que se faga bien, et esto es que se faga a buena entençion, non por vana gloria, nin por ipocrisia, nin por otra entençion, sinon solamente por serviçio de Dios; otrosi, que lo faga por escogimiento; esto es, que cuando oviere de fazer alguna obra, que escoja en su talante si es aquélla buena obra o non, et desque viere que es buena obra, que escoja aquélla porque es buena et dexe la otra que él entiende et escoje que es mala. Et faziendo omne estas buenas obras, et en esta manera, fara las obras que omne deve fazer para aver la gloria de Paraiso; mas por fazer omne buena obra si la faz por vana gloria o por ipocrisia o por aver la fama del mundo, maguer que faz buena obra, non la faz bien nin la faz por escogimiento, ca el su entendimiento bien escoge que non es aquello lo mejor nin la derecha et verdadera entençion. Et a este tal contezera lo que contezçio al senescal de Carcassona, que maguer a su muerte fizo muchas buenas obras, porque non las fizo a buena nin a derecha entençion, non le prestaron para ir a Paraiso et fuesse para el Infierno. Et si quisiéredes saber como fue esto deste senescal, fallarlo hedes en este libro en el capitulo XL.

Otrosi, para se guardar omne de las obras que omne puede fazer para ir al Infierno, ha mester de se guardar ý [de] tres cosas: lo primero, que non faga omne mala obra; lo segundo, que la non faga mal; lo terçero, que la non faga por escogimiento; ca non puede omne fazer cosa que de todo en todo sea mal sinon faziéndose assi: que sea mala obra, et que se faga mal, et que se faga escogiendo en su entendimiento omne que es mala, et entendiendo que es tal, fazerla a sabiendas; ca non seyendo ý estas tres cosas, non seria la obra del todo mala; ca puesto que la obra fuesse en si mala, si non fuesse mal fecha, nin faziéndola escogiendo que era mala, non serie del todo mala; ca bien assi como non seria la obra buena por seer buena en si, si non fuesse bien fecha et por escogimiento, bien assi, aunque la obra fuesse en si mala, non lo seria del todo si non fuesse mal fecha et por escogimiento. Et assi como vos di por enxiemplo del senescal de Carcaxona que fizo buena obra, pero porque la non fizo bien, non meresçio aver nin ovo por ello galardon, assi vos daré otro enxienplo de un cavallero que fue ocasionado et mato a su señor et a su padre; como quier que fizo mala obra, porque la non fizo mal nin por escogimiento, non fizo mal nin meresçio aver por ello pena, nin la ovo. Et porque en este libro non esta escripto este enxiemplo, contarvos lo he aqui; et non escrivo aqui el enxiemplo del senescal porque esta escripto, como desuso es dicho.

-Assi acaesçio que un cavallero avia un fijo que era assaz buen escudero. Et porque aquel señor con quien su padre bivia non se guiso de fazer contra el escudero en guisa porque pudiesse fincar con él, ovo el escudero, entre tanto, de catar otro señor con quien visquiesse. Et por las vondades que en el escudero avia et por cuanto bien le servio, ante de poco tiempo fizol' cavallero. Et llego a muy buen estado. Et porque las maneras et los fechos del mundo duran poco en un estado, acaesçio assi: que ovo desabenençia entre aquellos dos señores con quien bivian el padre et el fijo, et fue en guisa que obieron de lidiar en uno.

Et el padre et el fijo, cada uno dellos estava con su señor; et como las aventuras acaesçen en las fides, acaesçio assi: que el cavallero, padre del otro, topo en la lit con aquel señor con quien el su señor lidiava, con quien bivia su fijo, et por servir a su señor, entendio que si aquel fuesse muerto o preso, que su señor seria muy bien andante et mucho onrado, fue travar de'l tan rezio, que cayeron entramos en tierra. Et estando sobre él por prenderle

o por matarle, su fijo, que andava aguardando a su señor et serviéndol' cuanto podia, et desque vio a su señor en tierra, conosçio que aquel quel' tenia era su padre.

Si ovo ende grand pesar, non lo devedes poner en dubda, pero doliéndose del mal de su señor, començo a dar muy grandes vozes a su padre et a dezirle, llamandol' por su nonbre, que dexasse a su señor, ca, como quier que él era su fijo, que era vasallo de aquel señor que él tenia de aquella guisa; que si non le dexasse, que fuesse çierto quel' mataria.

Et el padre, porque non lo oyo, o non lo quiso fazer, non lo dexo. Et desque el fijo vio a su señor en tal periglo et que su padre non lo queria dexar, menbrandose de la lea[l]tad que avia de fazer, olbido et echo tras las cuestas el debdo et la naturaleza de su padre, et entendio que si descendiesse del cavallo, que con la priessa de llos cavallos que estavan, que por aventura ante que él pudiesse acorrer, que su señor que seria muerto: llego assi de cavallo como estava, todavia dando vozes a su padre que dexasse a su señor, et nombrando a su padre et a si mismo. Et desque vio que en ninguna guisa non le queria dexar, tan grand fue la cuita, et el pesar et la saña que ovo por como vio que estava su señor, que dio tan grand ferida a su padre por las espaldas, que passo todas las armaduras et todo el cuerpo. Et aun tan grand fue aquel desaventurado colpe, que passo a su señor el cuerpo et las armas assi como a su padre, et murieron entramos de aquel colpe.

Otrosi, otro cavallero de parte de aquel señor que era muerto, ante que sopiesse de la muerte de su señor, avia muerto el señor de la otra parte. Et assi fue aquella lit de todas partes mala et ocasionada.

Et desque la lit fue passada et el cavallero sopo la desaventura quel' acaesçiera en matar por aquella ocasion a su señor et a su padre, endereço a casa de todos los reyes et grandes señores que avia en aquellas comarcas et, trayendo las manos atadas et una soga a la garganta, dizia a los reys et señores a que iva: que si ningun omne meresçia muerte de traidor por matar su señor et su padre, que la meresçia él; et que les pidia él por merçed que cumpliessen en él lo que fallassen que'l mereçia, pero si alguno dixiesse que lo matara por talante de fazer traicion, que él se salvaria ende como ellos fallassen que lo devia fazer.

Et desque los reyes et los otros señores sopieron como acaesçiera el fecho, todos tovieron que comoquier que él fuera muy mal ocasionado, que non fiziera cosa porque meresçiesse aver ninguna pena, ante lo preçiaron mucho et le fezieron mucho bien por la grand lea[l]tad que fiziera en ferir a su padre por escapar a su señor. Et todo esto fue porque, como quier que él fizo mala obra, non la fizo mal, nin por escogimiento de fazer mal.

Et assi, señor conde Lucanor, devedes entender por estos enxiemplos la razon porque las obras para que el omne vaya a Paraiso es mester que sean buenas, et bien fechas, et por escogimiento. Et las por que'l omne ha de ir al Infierno conviene que sean malas, et mal fechas, et por escogimiento; et esto que dize que sean bien fechas, o mal, et por escogimiento es en la entençion; ca si quier dixo el poeta: « Quicquid agant homines intençio judicat omnes », que quiere dezir: « Quequier que los omnes fagan todas seran judgadas por la entençion a que lo fizieren ».

Agora, señor conde Lucanor, vos he dicho las maneras porque yo entiendo que el omne puede guisar que vaya a la gloria del Paraiso et sea guardado de ir a las penas del Infierno. Et aun porque entendades cuanto engañado es el omne en fiar del mundo, nin tomar loçania, nin sobervia, nin poner grand esperança en su onra, nin en su linage, nin en su riqueza, nin en su mançebia, nin en ninguna buena andança que en el mundo pueda aver, fablarvos he un poco en dos cosas porque entendades que todo omne que buen entendimiento oviesse devia fazer esto que yo digo.

La primera, qué cosa es el omne en si; et quien en esto cuidare entendra que non se deve el omne mucho presciar; la otra, qué cosa es mundo et como passan los omnes en él, et qué galardon les da de lo que por él fazen.

Quien esto cuidare, si de buen entendimiento fuere, entendra que non debria fazer por él cosa porque perdiesse el otro, que dura sin fin.

La primera, qué cosa es el omne en si. Ciertamente esto tengo que seria muy grave de dezir todo, pero, con la merçed de Dios, dezirvos he yo tanto que cumpla assaz para que entendades lo que yo vos quiero dar a entender.

Bien creed, señor conde, que entre todas las animalias que Dios crio en el mundo, nin aun de las cosas corporales, non crio ninguna tan complida, nin tan menguada como el omne. Et el complimiento que Dios en él puso non es por al sinon porquel' dio entendimiento et razon et libre albedrio, [et] porque quiso que fuesse compuesto de alma et de cuerpo; mas, desta razon non vos fablaré mas, que es ya puesto en otros logares assaz complidamente en otros libros que don Johan fizo; mas fablarvos he en las menguas et bilezas que el omne ha en si, en cosas, tanto como en otras animalias; et en cosas, mas que en otra animalia ninguna.

Sin dubda, la primera bileza que el omne ha en si, es la manera de que se engendra, tan bien de parte del padre como de parte de la madre, et otrosi la manera como se engendra. Et porque este libro es fecho en romançe (que lo podrian leer muchas personas también omnes como mugeres que tomarian verguença en leerlo, et aun non ternian por muy guardado de torpedat al que lo mando escrivir), por ende non fablaré en ello tan declaradamente como podria, pero el que lo leyere, si muy menguado non fuere de entendimiento, assaz entendra lo que a esto cumple.

Otrosi, después que es engendrado en el vientre de su madre, non es el su govierno sinon de cosas tan sobejanas que naturalmente non pueden fincar en el cuerpo de la muger sinon en cuanto esta preñada. Et [por] esto quiso Dios que naturalmente oviessen las mugeres aquellos humores sobejanos en los cuerpos de que se governassen las criaturas. Otrosi, el logar en que estan es tan cercado de malas humidades et corrompidas, que sinon por una telliella muy delgada que crio Dios, que esta entre el cuerpo de la criatura et aquellas humidades, que non podria bevir en ninguna manera.

Otrosi, conviene que sufra muchos trabajos et muchas cuitas en cuanto esta en el vientre de su madre. Otrosi, porque a cabo de los siete meses es todo el omne complido et non le cumple el govierno de aquellos humores sobejanos de que se governava en cuanto non avia mester tanto de'l, por la mengua que siente del govierno, quéxasse; et si es tan rezio que pueda quebrantar aquellas telas de que esta cercado, non finca mas en el vientre de su madre. Et estos tales son los que nasçen a siete meses et pueden tan bien bevir como si nasciessen a nuebe meses; pero si entonçe non puede quebrantar aquellas telas de que esta cercado, finca cansado et como doliente del grant trabajo que levo, et finca todo el ochavo mes flaco et menguado de govierno. Et si en aquel ochavo mes nasçe, en ninguna guisa non puede bevir. Mas de que entra en el noveno mes, porque ha estado un mes complido, es ya descansado et cobrado en su fuerça, en cualquier tiempo que nasca en el noveno mes, cuanto por las razones dichas, non deve morir; pero cuanto mas tomare del noveno mes, tanto es mas sano et mas seguro de su vida; et aun dizen que puede tomar del dezeno mes fasta diez dias, et los que a este tiempo llegan son muy mas rezios et mas sanos, como quier que sean mas periglosos para sus madres. Et assi bien podedes entender que, por cualquier destas maneras, por fuerça ha de sofrir muchas lazerias et muchos enojos et muchos periglos.

Otrosi, el periglo et la cuita que passa en su nasçimiento, en esto non he por qué fablar, ca non ha omne que non sepa que es muy grande a marabilla. Otrosi, como quier que cuando la criatura nasçe non ha entendimiento porque lo sepa esse fazer por si mismo, pero nuestro señor Dios quiso que naturalmente todas las criaturas fagan tres cosas: la una es que lloran; la otra es que tremen; la otra es que tienen las manos çerradas. Por el llorar se entiende que viene a morada en que ha de bevir sienpre con pesar et con dolor, et que lo ha de dexar aun con mayor pesar et con mayor dolor. Por el tremer se entiende que biene a morada muy espantosa, en que sienpre ha de bivir con grandes espantos et con grandes reçelos, de que es çierto que ha de salir aun con mayor espanto. Por el cerrar de las manos se entiende que biene a morada en que ha de bivir siempre cobdiçiando mas de lo que puede aver, et que nunca puede en ella aver ningun complimiento acabado.

Otrosi, luego que el omne es nasçido, ha por fuerça de sofrir muchos enojos et mucha lazeria, ca aquellos paños con que los han de cobrir por los guardar del frio et de la calentura et del aire, a comparaçion del cuero del su cuerpo, non ha paño, nin cosa que a él legue, por blando que sea, que non le paresca tan aspero como si fuesse todo de spinas. Otrosi, porque ellos non han entendimiento, nin los sus miembros non son en estado, nin han complision porque puedan fazer sus obras como deven, non pueden dezir nin aun dar a entender lo que sienten. Et los que los guardan et los crian cuidan que lloran por una cosa, et por aventura ellos lloran por otra; et todo esto les es muy grand enojo et grand quexa. Otrosi, de que comiençan a querer fablar, passan muy fuerte vida, ca non pueden dezir nada de cuanto quieren nin les dexan complir ninguna cosa de su voluntad; assi que en todas las cosas an a passar a fuerça de si et contra su talante.

Otrosi, de que van entendiendo, porque el su entendimiento non es aun complido, cobdician et quieren sienpre lo que les non aprovecha, o por aventura que les es dañoso. Et los que los tienen en poder non gelo consienten, et fazenles fazer lo contrario de lo que ellos querrian. [Et] porque de llos enojos non ay ninguno mayor que el de la voluntad, por ende passan ellos muy grand enojo et grant pesar.

Otrosi, de que son omnes, et en su entendimiento complido, lo uno por las enfermedades, lo al por ocasiones et por pesares et por daños que les vienen, passan siempre grandes reçelos et grandes enojos. Et ponga cada uno la mano en su coraçon, si verdat quisiere dezir, bien fallara que nunca passo dia que non oviesse mas enojos et pesares que plazeres.

Otrosi, desque va entrando en la vegedat, ya esto non es de dezir, ca también del su cuerpo mismo como de todas las cosas que vee, de todas toma enojo, et por aventura todos los quel' veen toman enojo de'l. Et cuanto mas dura la vegez, tanto mas dura et cresçe esto, et en cabo de todo viene a la muerte, que se non puede escusar, et ella lo faze partir de si mismo et de todas las cosas que vien quiere, con grand pesar et con grand quebranto. Et desto non se puede ninguno escusar et nunca se puede fallar buen tiempo para la muerte; ca si muere el omne moço, o mançebo, o viejo, en cualquier tiempo le es la muerte muy cruel et muy fuerte para si mismo et para los quel' quieren bien. Et si muere pobre o lazrado, de amigos et de contrarios es despreçiado; et si muere rico et onrado, toman sus amigos grand quebranto, et sus contrarios grand plazer, que es tan mal como el quebranto de sus amigos. Et demas, al rico contesçe como dixo el poeta: « Dives diviçias », etc., que quiere dezir: « Que el rico ayunta las riquezas con grand trabajo, et posséelas con grand temor [et] déxalas con grand dolor ».

Et assi podedes entender que, por todas estas razones, todo omne de buen entendimiento que bien parasse mientes en todas sus condiçiones, devia entender que non son tales de que se diviesse mucho presçiar.

Demas desto, segund es dicho desuso, el omne es mas menguado que ninguna otra animalia; ca el omne no ha ninguna cosa de suyo con que pueda bevir, et las animalias todas son vestidas, o de cueros o de cabellos o de conchas o de péñolas, con que se pueden defender del frio et de la calentura et de los contrarios; mas el omne desto non ha ninguna cosa, nin podria bevir si de cosas agenas non fuesse cubierto et vestido.

Otrosi, todas las animalias ellas se goviernan, que non an mester que ninguno gelo apareçe, mas los omnes non se pueden governar sin ayuda d'otri nin pueden saber como pueden bevir si otri non gelo muestra. Et aun en la vida que fazen, non saben en ella guardar tan complidamente como las animalias lo que les cumple para pro et para salut de sus cuerpos.

Et assi, señor conde Lucanor, pues veedes manifiestamente que el omne ha en si todas estas menguas, parad mientes si faze muy desaguisado en tomar en si sobervia, nin loçania desaguisada.

La otra, que fabla del mundo, se parte en tres partes: la primera, qué cosa es el mundo; la segunda, como passan los omnes en él; la terçera, qué galardon les da de llo que por él fazen.

-çiertamente, señor conde, quien quisiesse fablar en estas tres maneras complidamente, avia manera assaz para fazer un libro; mas, porque he tanto fablado, tomo reçelo que vos et los que este libro leyeren me ternedes por muy fablador o tomaredes dello enojo, por ende non vos fablaré sinon lo menos que yo pudiere en esto, et fazervos he fin a este libro, et ruégovos que non me afinquedes mas, ca en ninguna manera non vos respondria mas a ello, nin vos diria otra razon mas de las que vos he dicho. Et lo que agora vos quiero dezir es esto: que la primera de las tres cosas, qué cosa es el mundo, çiertamente esto serié grand cosa de dezir, mas yo dezirvos he lo que entiendo lo mas brevemente que pudiere.

Este nombre del « mundo » tomasse de « movimiento » et de « mudamiento », porque el mundo sienpre se muebe et siempre se muda, et nunca esta en un estado, nin él, nin las cosas que estan en él son [quedas], et por esto ha este nombre. Et todas las cosas que son criadas son mundo, mas él es criatura de Dios et El lo crio cuando El tovo por bien et cual tovo por bien, et durara cuanto El tobiere por bien. Et Dios solo es el que sabe cuando se ha de acabar et qué sera después que se acabare.

La segunda, como passan en él los omnes; otrosi, sin dubda, seria muy grave de se dezir complidamente. Et los omnes todos passan en el mundo en tres maneras: la una es que algunos ponen todo su talante et su entendimiento en las cosas del mundo, como en riquezas et en onras et en deleites et en complir sus voluntades en cualquier manera que pueden, non catando a al si [non] a esto; assi que dizen que en este mundo passassen ellos bien, ca del otro nunca bieron ninguno que les dixiesse como passavan los que alla eran. La otra manera es que otros passan en el mundo cobdiçiando fazer tales obras porque oviessen la gloria del Paraiso, pero non pueden partirse del todo de fazer lo que les cumple para guardar sus faziendas et sus estados, et fazen por ello cuanto pueden, et, otrosi, guardan sus almas cuanto pueden. La terçera manera es que otros passan en este mundo teniéndose en él por estraños, et entendiendo que la principal razon para que el omne fue criado es para salvar el alma, et pues nascen en el mundo para esto, que non deven fazer al, sinon aquellas cosas porque mejor et mas seguramente pueden salvar las almas.

La primera manera, de los que ponen todo su talante et su entendimiento en las cosas del mundo, ciertamente éstos son tan engañados et fazen en ello tan sin razon et tan grand su daño et tan grand poco seso, que non ha omne en el mundo que complidamente lo pudiesse dezir; ca vos sabedes que non ha omne del mundo que diese por una cosa que valiesse diez marcos ciento, que todos non toviessen que era assaz de mal recabdo; pues el que da el alma, que es tan noble criatura de Dios, al Diablo que es enemigo de Dios, et dal' el alma por un plazer o por una onra que por aventura non le durara dos dias -et por mucho quel' dure a comparacion de la pena del Infierno en que siempre ha de durar non es tanto como un dia- demas, que aun en este mundo aquel plazer o aquella onra o aquel deleite porque todo esto quiere perder, es çierto quel' durara muy poco; ca non ha deleite por grande que sea, que de que es passado, que non tome enojo dél; nin ha plazer, por grande que sea, que mucho pueda durar et que se non aya a partir tardi o aina con grand pesar; nin onra, por grande que sea, que non cueste muy cara si omne quisiere parar mientes a los cuidados et trabajos et enojos que omne ha de soffir por la acresçentar e por la mantener. Et cate cada uno et acuérdesse lo quel' contesçio en cada una destas cosas; si quisiere dezir verdat, fallara que todo es assi como yo digo.

Otrosi, los que passan en el mundo cobdiçiando fazer porque salven las al-mas, pero non se pueden partir de guardar sus onras et sus estados, estos tales pueden errar et pueden açertar en lo mejor; ca si guardaren todas estas cosas que ellos quieren guardar, guardando todo lo que cumple para salvamiento de las almas, açiertan en lo mejor et puédenlo muy bien fazer; ca çierto es que muchos reys et grandes omnes et otros de muchos estados guardaron sus onras et mantenieron sus estados, et, faziéndolo todo, sopieron obrar en guisa que salvaron las almas et aun fueron sanctos; et tales como éstos non pudo engañar el mundo, nin les ovo a dar el galardon que el mundo suele dar a los que non ponen su esperança en al sinon en él; et éstos guardan las dos vidas que dizen activa et contemplativa.

Otrosi, los que passan en este mundo teniéndose en él por estraños et non ponen su talante en al sinon en las cosas porque mejor puedan salvar las almas, sin dubda éstos escogen la mejor carrera; et digo, et atrévome a dezir que, çierto, éstos escogen la mejor carrera, porque desta vida se dize en el Evangelio que Maria escogio la mejor parte la cual nuncal' seria tirada. Et si todas las gentes pudiessen mantener esta carrera, sin dubda ésta seria la mas segura et la mas aprovechosa para aquellos que lo guardassen; mas, porque si todos lo fiziessen seria desfazimiento del mundo, et Nuestro Señor non quiere del todo que el mundo sea de los omnes desanparado, por ende non [se] puede escusar que muchos omnes non passan en el mundo por estas tres maneras dichas.

Mas Dios, por la su merçed, quiera que passemos nos por la segunda o por la terçera destas tres maneras, et que vos guarde de passar por la primera; ca çierto es que nunca omne por ella quiso passar que non oviesse mal acabamiento. Et digovos que desde los reys fasta los omnes de menores estados, que nunca vi omne que por esta manera quisiesse passar que non oviesse mal acabamiento para'l su cuerpo et que non fuesse en sospecha de ir la su alma a mal logar. Et siempre el Diablo, que travaja cuanto puede en guisar que los omnes dexen la carrera de Dios por las cosas del mundo, guisa de les dar tal galardon -como [se] cuenta en este libro en el capitulo tal- que dio el Diablo a don Martin, que era mucho su amigo.

Agora, señor conde Lucanor, demas de los enxiemplos et proverbios que son en este libro, vos he dicho assaz a mi cuidar para poder guardar el alma et aun el cuerpo et la onra et la fazienda et el estado, et, loado a Dios, segund el mio flaco entendimiento, tengo que vos he complido et acabado todo lo que vos dixe.

Et pues assi es, en esto fago fin a este libro.

Et acabolo don Johan en Salmeron, lunes, XI dias de junio, era de mil et CCC et LXX et tres años.