Gullén de Castro y Bellvis
El narciso en su opinión

 
 

Personas que hablan en ella:

Don GUTIERRE
TADEO:, lacayo
Don GONZALO
El MARQUES
Doña BRIANDA
LUCIA, criada
Don PEDRO
Dos CRIADOS
Doña MENCIA
Un PAJE
Doña INES
Otro PAJE
Un ESCUDERO

JORNADA PRIMERA

¡Hasta las mulas, por Dios,
me miran con ojos claros!"
MARQUES: Donoso extremo, a fe mía;
graciosamente has contado
los milagros de su vida.
TADEO:         Quisiera ser un milagro
empleado en tu servicio,
mas cuéntame por tu esclavo.
MARQUES: Amigos hemos de ser;
adiós. (Moriré si falto             Aparte
sin ver mi gloria al salir.)
Vase
TADEO:         Por lo que me has escuchado
beso mil veces tus pies;
que parece que descanso
el cozarón cuando cuento
disparates de mi amo.
Sale LUCIA
LUCIA:  Apercíbete a pedir
albricias; que ya se apea
mi amo.
TADEO:         En buen hora sea;
mas tú volviste a salir
sólo por volverme a ver.
LUCIA:  A lo menos por oírte
solemnizarte y servirte.
TADEO:         ¡Qué buen gusto de mujer!
LUCIA:  ¿:Luego imaginas que estoy
perdida por tus amores?
TADEO:         Repito los borradores
de mi amo, necio soy.
LUCIA:   De la cabeza a los pies
eres bellaco.
TADEO:         Y por ello
ya tuyo.
LUCIA:  Veréme en ello,
adiós.
Vase LUCIA
TADEO:        Juguetona es.
Sale don PEDRO, y CRIADOS con él
CRIADO:        Quejábase aquel soldado
con razón.
PEDRO:         Ansí es verdad.
Provea su majestad
mi plaza; que estoy cansado
de ver ya las cosas tales,
que vienen a ser mejores
los billetes de señores
que fees de los generales;
que, como toda mi vida
serví en Flandes, en campaña,
sé lo que luce una hazaña
y lo que cuesta una herida;
y oféndeme el ver tan llano
valer con razón sucinta,
más que la sangre la tinta,
por venir de buena mano.
Con razón estos rigores
apuran muchas paciencias,
y no sé con qué conciencias
los grandes y los señores
les quitan a los soldados
mercedes y honras sin tasa,
para pagar de su casa
los servicios mal pagados.
Disculpados desatinos
dicen los soldados.
TADEO:         Voy.
PEDRO:         ¿:Quién eres?
TADEO:         Lacayo soy
común de tus dos sobrinos
que anoche llegaron.
PEDRO:            Ya
lo he sabido.
TADEO:         Yo busqué
su posada y no la hallé.
PEDRO:         Para que yo fuera allá;
del no venirse apear
a esta su casa me quejo.
TADEO:         Por no venir en bosquejo
se quisieron retocar;
mas por la falsa entraron
ahora, y ellos darán
su disculpa.
PEDRO:         Enmendarán
con su vida lo que erraron.
TADEO:         Mas no porque van llegando
perderé en esta ocasión
las albricias.
PEDRO:         Ni es razón.
TADEO:         Ya las pido.
PEDRO:         Yo las mando.
Salen don GUTIERRE y don GONZALO
GUTIERRE:      ¿:Si habrá ya llegado?
GONZALO:        El es.
PEDRO:         ¡Sobrinos!
GUTIERRE:      ¡Señor!
GONZALO:       ¡Señor!
PEDRO:         Hijos dijera mejor.
GUTIERRE:      Danos la mano.
GONZALO:        Y los pies,
para que así nos perdones
lo que tardamos.
PEDRO:         Llegad
el pecho y tomad, tomad
abrazos y bendiciones.
Llama a Brianda y Mencía,
vengan, vengan al momento;
que es muy grande este contento,
y repartirle querría.
Va un CRIADO
¿:Cómo venís?
GUTIERRE:      Los caminos
nos han tratado muy mal;
con fríos.
PEDRO:         ¿:Quién dice tal?
En tales años, sobrinos,
cuando se anima la edad
con el juvenil valor,
¿:tienen frío, ni calor
los hombres?
GONZALO:       Así es verdad;
y mi primo por sí habló,
porque yo no lo sentí.
GUTIERRE:      Aunque confieso que sí,
bien pude pasarle yo.
TADEO:         (Con el fieltro y mascarilla,  Aparte
que la tez le conservara,
porque piensa que es su cara
la flor de la maravilla,
y es un puro cordobán.)
PEDRO:         Galanes venís y buenos;
vos, don Gutierre, a lo menos,
tan del todo estáis galán,
que pueden pensar de vos
que así, calzado y vestido,
de la corte habéis nacido;
galán sois.
GUTIERRE:      Débolo a Dios;
y yo de serlo me precio
con particular cuidado.
PEDRO:         (Si este mozo es confïado          Aparte
y no es loco, será necio.)
Si así el acero os ponéis,
si así las armas jugáis,
como las galas lleváis,
gran caballero seréis.
GUTIERRE:      También sé blandir la espada
y sabré terciar la pica;
que a cualquiera cosa se aplica
mi persona ejercitada;
bien mis fuerzas acomodo
a todo.
PEDRO:         ¿:Así? Dios os guarde.
GONZALO:       No hay valenciano cobarde.
PEDRO:         (En todo el mundo hay de todo.)   Aparte
GONZALO:       (Ya el humor le ha conocido    Aparte
mi tío, pues le ha mirado
entre atento y admirado.)
TADEO:         (¡Qué falso está y qué engreído!) Aparte
Salen doña BRIANDO y doña MENCIA
PEDRO:         Brïanda, tus primos tienes
ya en tu casa, a verlos llega.
Mencía, tu hermano y primo
logran la esperanza nuestra.
BRIANDA:       Sean mis primos bien venidos.
MENCIA: Tan dichosamente vengan
como alegre los recibo.
GUTIERRE:      Señora, a tus pies merezca
tu mano.
BRIANDA:   ¡Primo, señor!
GONZALO:       ¡Prima!
MENCIA: ¡Primo!
GONZALO:       ¡Ah, quién pudiera
apretar más este abrazo!
MENCIA: Sirvan los ojos de lengua.
PEDRO:   De don Gutierre fue padre,
que Dios en el cielo tenga,
don Alonso, hermano mío,
cuyo mayorazgo hereda.
GONZALO:       Participe yo también
de tu mano.
BRIANDA:       Bueno fuera
no darte también los brazos.
GUTIERRE:      ¿:Hermana?
MENCIA: Hermano, ¿:que pueda
abrazarte? Aún no lo creo.
TADEO:         (Ya los ojos se le lleva          Aparte
su prima.
PEDRO:         Y de don Gonzalo
fue mi hermana doña Elena
madre y gran hermana mía,
que ya del cielo es estrella.
Sentémonos. ¡Hola, sillas!
Y luego quiero que sepan
mis sobrinos la ocasión
que los trujo de Valencia.
Siéntanse y todos hablan
aparte
BRIANDA:       Ya comienzan mis temores.
MENCIA: Ya mis recelos comienzan.
GONZALO:       En mi prima tengo el alma.
GUTIERRE:      ¡Qué soberana belleza!
BRIANDA:       ¡Qué afectado caballero!
GUTIERRE:      ¡Qué declarada, qué tierna,
sus ojos puso en los míos
con igual correspondencia!
Ya pica el pece, por Dios.
TADEO:         Sin duda mi amo piensa
que ya es suya, y atribuye
lo que es desaire a terneza.
PEDRO:         Yo, como sabéis, sobrinos,
aunque mayorazgo era
en la casa de mis padres,
pudieron sacarme de ella,
casi en pueriles años,
sin su gusto y con mi Estrella,
la inclinación de las armas
y el bullicio de la guerra.
Pasé a Flandes, y probé
tan dichosamente en ellas,
que fui añadiendo blasones
a mi heredada nobleza.
Llegué a ser maese de campo
con la misma ligereza
que yo tuve en dilatar
mi opinión y mi experiencia.
Por mi mujer merecí
a una señora flamenca,
tan principal como rica
y tan casta como bella;
pero llevósela el cielo,
habiendo sido en la tierra
tal, que solas sus memorias
hacen mis entrañas tiernas.
Dejóme a solo Brianda;
vine a la corte con ella,
habiendo servido en Flandes
pasan los años de treinta,
por lo cual su Majestad,
así en honras como en rentas,
me hizo grandes mercedes,
aunque mayores promesas,
después de hacerme también
de su consejo de guerra.
Recién llegado a Madrid,
porque sola no estuviera
Brïanda, vino Mencía,
por mi gusto, de Valencia,
que ha ya dos años y más
que le acompaña y consuela.
Y ahora, viendo mi edad
tanto a los tiempos sujeta,
que parece que los años
a la muerte lisonjean,
y queriendo disponer
con mi voluntad postrera
de mi alma, de mi hija,
de mi estado y de mi hacienda;
aunque a Brïanda me piden
con aplauso y competencia,
en la corte más señores
que su fama tiene lenguas;
temiendo en lo porvenir
que mi nombre se escurezca,
si no entre hazañas mayores,
entre mayores grandezas;
y previniendo también
que en mi patria no se pierdan
de mi casa los blasones,
aunque en la ajena florezcan,
quiero, tomando consejo
de mi madura experiencia
pues mi mayorazgo vale
más de doce mil de renta,
que se conserve en mi nombre
y que se logre en mi tierra,
volviendo a la sangre mía
lo que he comprado con ella;
y así, envíe por los dos,
en quien tan iguales pesan
las obligaciones mías,
para que mi hija pueda,
haciendo elección del uno,
unir en los dos mi herencia.
GUTIERRE:      (¿:Quién duda que seré yo       Aparte
el escogido por ella?)
MENCIA: (Ya está por mí prevenida.)        Aparte
GONZALO:       (Y cuando no lo estuviera,        Aparte
¿:hay humanos intereses
por quien yo olvide tus prendas?)
GUTIERRE:      (Ya con los ojos me nombra.)      Aparte
BRIANDA:       (Confusiones me rodean            Aparte
el alma.)
PEDRO:         ¿:Qué dices, hija?
BRIANDA:       ¿:Cómo con tanta presteza
señor, puedo resolverme?
Si gustas, dame licencia
para pensarlo mejor.
GUTIERRE:      (Ya me ofende, pues lo piensa.)   Aparte
Sale un PAJE del MARQUES
PAJE:          Para dar la bienvenida
a estos señores, licencia
pide el Marqués, mi señor.
PEDRO:         Entre el Marqués norabuena;
Saldréle yo a recibir.
PAJE:          No es menester; que ya entra.
Salen el MARQUES, un PAJE y CRIADOS
MARQUES: Esta poca cortesía
de no esperar el recado
perdone vueseñoría,
pues en mí se habrá fundado
sobre amistad.
PEDRO:         Honra es mía
el tratar mi casa así,
conozca a mis valencianos.
MARQUES: Por servirlos vine aquí.
GUTIERRE:      Para darme a mí las manos.
GONZALO:   Y darme los pies a mí.
TADEO:         Pues que somos.
TADEO:         ¿:Oiga voacé?
TADEO:         Criados a vela y remos,
coro aparte, murmuremos
de nuestros amos los dos.
PAJE:       ¿:Va de juego?
TADEO:         Va.
MARQUES:        Señora,
vuesa merced, ¿:cómo está?
BRIANDA:       La salud que tengo agora
siempre al servicio estará
de vueseñoría.
MARQUES: Y, ¿:mejora
de su gran melancolía
vuesa merced?
MENCIA: Con tal contento
estoy loca de alegría.
BRIANDA:       ¿:Cómo está vueseñoría?
MARQUES: Algo indispuesto me siento.
BRIANDA:       En el alma me pesó.
MARQUES: Ya tengo salud entera.
GUTIERRE:      Mil males tomara yo,
si para todos tuviera
el milagro que os sanó.
BRIANDA:       Hasta tenerlos, quejoso
no estéis, primo; aun es temprano.
PEDRO:         ¿:Sobrino?
GUTIERRE:      Yo soy dichoso.
PEDRO:     Como poco cortesano,
parece que estáis celoso.
GUTIERRE:      ¿:Yo celos? Ni aun de los cielos
no hayáis miedo que los pida;
mal conocéis mis desvelos,
un hombre soy que en mi vida
ni tuve envidia, ni celos;
porque siempre un hombre he sido
que infinitos los he dado,
mas nunca los he tenido.
BRIANDA:       (¡Qué necio tan confiado!)       Aparte
PEDRO:         (¡Qué bachiller tan corrido!)         Aparte
TADEO:         Sospecho que no se engaña
del todo mi amo, pues
como el Sol en la campaña,
los ojos pone el Marqués
en su prima.
lo que adora a esta mujer
y ella admite la esperanza.
TADEO:         ¡Qué bello decir y hacer
los crïados a la usanza
de este tiempo! Así han de ser,
pues deben al ser discretos
descubrir el primer lance
de sus amos los secretos.
GONZALO:       No hayas miedo que te alcance
la causa ni los efetos;
pues el propio valor
suyo perderá primero el oro
que yo deje de ser tuyo.
MENCIA: A lo mucho que te adoro
estas dichas atribuyo;
ya te doy mil parabienes.
GONZALO:       Deja ocasiones de quejas
y dame causas de bienes.
MENCIA: Muy sin recelo me dejas.
GONZALO:       Y muy seguro me tienes.
GUTIERRE:      Préciome yo de atrevido.
BRIANDA:       Tú en tener tales recelos,
es sin duda que lo has sido.
MARQUES: (¡Muero de envidia y de celos!)   Aparte
BRIANDA:       Al Marqués miró ofendido.
GUTIERRE:      Oye.
BRIANDA:       Sabrélo después,
pues tan poco va ni viene
en eso, señor Marqués,
en que agora se entretiene
mi señora doña Inés.
MARQUES: Mi hermana sólo en ser mía
tiene por gusto y deporte.
BRIANDA:       Rayos de quejas me envía.
PEDRO:         Dios la guarde, es en la Corte
lo que es el Sol para el día.
GUTIERRE:      ¡Qué hermana tiene tan bella!
MARQUES: Vendrá a besarte las manos.
GUTIERRE:      Mucho me holgara de vella.
BRIANDA:       Las tuyas beso.
PEDRO:         Honráranos
esta casa, pues en ella
le daremos ocasión
tan presto.
MARQUES: ¿:Cómo?
PEDRO:         Se casa
mi Brïanda.
MARQUES: (¡El corazón,             Aparte
desalado, se me abrasa!
PEDRO:         Porque sigue mi opinión,
con el uno de mis dos
sobrinos.
BRIANDA:       (Del todo muerto        Aparte
está mi Marqués. ¡Ay, Dios!)
MARQUES: Y ¿:está del todo el concierto
ya conclüido por vos?
PEDRO:         Es mía la voluntad;
sólo le falta escoger
a cuál quiere.
MARQUES: (¿:Hay tal crueldad? Aparte
¡Ay, mudable!)
BRIANDA:       ¿:Qué he de hacer?
¿:Diréle que no es verdad?
MARQUES: Será mil veces dichoso
el que quedare elegido
por ella.
GUTIERRE:      Más que glorioso
quedaré siendo escogido.
GONZALO:       Y yo quedaré envidioso.
Esto ha sido cumplimiento,
bien mío.
MENCIA: Con todo, agora
con toda el alma lo siento.
MARQUES: Vuesamerced, mi señora,
gozará de este contento
millares de años, contados
con los minutos los bienes.
BRIANDA:       Yo agradezco esos cuidados;
pero nunca parabienes
se admiten adelantados,
porque suele suceder
derribar las esperanzas
la Fortuna.
MARQUES: Puede ser,
pues que para hacer mudanzas,
hasta en el nombre es mujer;
y porque pienso que es tarde,
será bien daros lugar.
BRIANDA:       (¡Qué perdida, qué cobarde                 Aparte
me deja!)
PEDRO:         (Que sospechar          Aparte
me dejan.)
MARQUES: El cielo os guarde.
PEDRO:         Todos te acompañaremos.
MARQUES: No, por mi vida; ¿:por qué
usáis de tales extremos?
GUTIERRE:      Yo solo me quedaré.
MENCIA: Porque solas no quedemos.
MARQUES: Muerto voy.
GUTIERRE:      Seré despojos.
TADEO:         Como en su centro quedó.
BRIANDA:       ¿:Qué disparates? ¿:Qué antojos?
GUTIERRE:      Parece que me miró,
dándome el alma en los ojos.
PAJE:          Bravos ademanes son
los de tu amo he pensado...
TADEO:         Pienso que tienes razón.
PAJE:          ...que es un necio confïado.
TADEO:    Y un Narciso en su opinión.
Vanse unos por una puerta y otras por otra

JORNADA SEGUNDA


Salen don PEDRO y doña BRIANDA
PEDRO:         Brïanda, mal te aprovechas
del valor, porque me pones
con dudas en ocasiones
de recelos y sospechas.
No de tu honor, cuyo brío
estriba en tan buen cimiento,
sino de algún pensamiento
que se encuentra con el mío;
resuélvete en escoger
para esposo, de estos dos
el uno.
BRIANDA:       ¿:Tan presto? ¡Ay, Dios!
¿:Cómo, padre, puede ser?
Este ñudo indivisible
del casamiento, ¿:no es,
ciego en los cuerpos, después
para las almas terrible?
¿:No es tan crüel, no es tan fuerte,
que aunque la razón lo pida,
no le desata la vida,
sino le acaba la muerte?
Pues ¿:cómo, padre, al compás
de la prisa que hay en ti,
de dos hombres para mí
mirar el que vale más?
¿:Podréles ver, por momentos
tan llenos de pesadumbres,
el valor en las costumbres
y el alma en los pensamientos?
¿:Podré ver con tal presteza
de cuál se aplica el amor,
mi sangre con más calor,
mi gusto con más terneza?
Mira que es justo.
PEDRO:         No es justo
para quien echa de ver
que en elección de mujer
las más veces yerra el gusto,
y así, esposos escogidos
entre amorosos cuidados,
si no mueren descuidados,
padecen arrepentidos.
Pero cuando elige esposos
la paternal providencia,
en premio de su obediencia,
las más veces son dichosos.
Y tú, a ser más bien mirada,
más humilde, más sujeta,
más prudente, más discreta,
más dócil y más honrada,
porque de ti se tuviera
general satisfacción,
fïaras de mi elección
lo que de la tuya era.
BRIANDA:       Tú eres padre y dueño mío,
pero en la mujer ¿:no ves
que en esto sólo no es
la libertad desvarío?
De mi esposo...
PEDRO:         Di.
BRIANDA:        ...señor,
a ti no te ha de tocar,
si es flemático, el pesar;
si es colérico, el temor;
si es importuno, el enfado;
si es vicioso, la costumbre;
si es necio, la pesadumbre;
la afrenta, si no es honrado.
Y si el pecho le desama,
tú, señor...
PEDRO:         Di.
BRIANDA:      
has de partir con mi esposo
una mesa y una cama?
Pues si yo he de ser, ¿:por qué
quieres elegir por mí,
ni darme prisa?
PEDRO:         ¿:Así? ¿:Así?
Nunca tal imaginé;
mujer apenas, ¿:no veis
lo que entiende y lo que traza?
Atrevidilla rapaza,
¿:tanta libertad tenéis?
Pues porque no la tengáis,
elegir y obedecer
dentro de una hora ha de ser;
y advertid que si os tardáis,
haré yo vuestra elección,
con diligencias no malas,
para cortaros las alas
de tan libre corazón.
No repliquéis; ¿:hay tal cosa?
¡Hola, hola!, ¿:quién pensara
este extremo de esa cara
tan compuesta y vergonzosa?
Vase
BRIANDA:       Apenas tiene plumas el avecilla,
cuando pone en los vientos el cuidado;
el más menudo pez del mar salado
suele atraverse a su arenosa orilla.
Deja el monte la tierna cervatilla,
y aunque con su peligro, pace el prado,
las útiles defensas del ganado,
pierde tal vez la mansa corderilla.
Sube al aire la tierra más pesada,
sale de madre el más pequeño río,
el cobarde mayor saca la espada;
la menor esperanza finge brío,
¡y solamente la mujer honrada
tiene sin libertad el albedrío!
Salen LUCIA y el MARQUES
LUCIA:  Ya de sus negocios trata
el viejo, y puedes entrar.
MARQUES: Con quejas he de matar
a quien con celos me mata.
¿:Eso es posible, señora?
BRIANDA:       Marqués, ¡qué atrevimiento!
MARQUES: ¡Que tan mortal tormento
padezca quien te adora!
BRIANDA:       ¿:Eso dices? ¡Ay, cielos!
MARQUES: Mira mis ojos, que me abrasan celos.
BRIANDA:       Cuando, perdida y loca,
no hay bien que no me huya,
cuando por causa tuya
tengo el alma en la boca,
que sales tras mis quejas,
¿:de mí te ofendes y de mí te quejas?
Quéjate de mi suerte,
que impide tu esperanza
sin temer la mudanza
de quien pide a la muerte
la mayor aspereza que acredite
contigo mi firmeza.
MARQUES: Angel del alma hermoso,
¿:quién causa en ti ese extremo,
por quien mi muerte temo?
BRIANDA:       Un padre riguroso,
que pide, como injusto,
fuerza a la voluntad y ley al gusto.
Sólo una hora le ha dado
de término a mi muerte,
o con rigor más fuerte
resuelto y arrojado,
por esposo importuno
de mis dos primos quiere darme uno.
MARQUES: Desdichas inhumanas,
yo muero; mas, señora,
¿:en esta casa agora
no hay puertas, no hay ventanas?
Si por ellas no puedes,
derribaré a puñadas las paredes,
para que salgas de ella,
o abrasarála el fuego
de...
BRIANDA:       Oye, ten sosiego,
escucha.
MARQUES: ¡Ay, prenda bella!
BRIANDA:       Y eso en mí, ¿:qué sería?
Honra soy de mi padre.
MARQUES:       ¿:Y no a la mía?
Menos esta balanza
pesa en tu pensamiento
asida a tu belleza.
¿:Esto es fe? ¿:Esto valor? ¿:Esto firmeza?
BRIANDA:       Y tal, que en mis acciones
valerme de ella espero;
pero los medios quiero
de sus ejecuciones,
porque sean más buenos,
que de mi calidad desdigan menos.
MARQUES: Ya por ti los estimo,
ya saberlos quería.
BRIANDA:       Quiere a doña Mencía
don Gonzalo, mi primo,
tanto, que es cierta cosa
el ser su amante para ser su esposa.
Y si a mi padre engaño
y digo que a él le quiero,
de su fineza espero
suspensión en mi daño,
siendo de él no admitida;
pero al segundo lance soy perdida.
Porque mi padre, ciego
con sus vanos antojos,
con mayores enojos,
en don Gutierre luego
querrá darme un marido,
de mí, por confïado, aborrecido;
y quitarme la vida,
que en ti depositada
tengo, tan desdichada
como favorecida
de tu alma en mis ojos.
MARQUES: Pues ¿:qué haremos, mi bien?
BRIANDA:           Morir de enojos.
MARQUES: ¡Ay, gloria ya no mía,
ponme en tus brazos bellos,
para que muera en ellos!
BRIANDA:       ¿:Posible no sería
con algún modo extraño
sufrir la pena y suspender el daño?
MARQUES: ¿:Cómo, si está el sentido
muerto en el sentimiento?
Sale LUCIA
LUCIA:  Señora, pasos siento.
MARQUES: Vaste, y quedo perdido.
BRIANDA:       Vete, y sin alma quedo.
Vase
MARQUES: En piedra convertido, ¿:cómo puedo?
¿:Qué pasos darán los pies,
cuando pesan las desdichas
tanto en el alma, que apenas
dejan fuerzas en la vida?
¿:Qué valor habrá en el pecho,
donde las alas palpitan
de un corazón, por amante,
ya convertido en ceniza?
¿:Qué discursos puede hacer
una cabeza vacía,
sin seso por verse en mí,
por levantada, caída?
Sale TADEO
TADEO:         ¿:Señor Marqués?
MARQUES: ¡Oh, Tadeo!
TADEO:         Profunda melancolía
señalas, señor. ¿:Qué tienes?
MARQUES: Esta enfermedad maldita
no tiene causa.
TADEO:         ¡Oh, qué bien!
¿:Por qué de mí no la fías?
Ya he sabido tus cuidados.
MARQUES: ¿:Quién los sabe y los publica?
TADEO:         Quien los descubre en tus ojos;
y ¿:por qué te maravillas,
si las paredes los oyen,
de que las piedras los digan?
MARQUES: Aunque en humilde sujeto,
tu discreción me convida
a que por consuelo tenga
el contarte mi desdicha.
TADEO:         Tras las mercedes pasadas,
con ésta, señor, me obligas
a ser siempre esclavo tuyo.
MARQUES: ¡Ay, Tadeo!, aunque la estimas,
no la agradezcas; que son
tan grandes las penas mías,
que en mi corazón revientan,
y se salen ellas mismas
por la boca y por los ojos,
arrojadas de ofendidas.
Don Pedro, don Pedro--¡ay, cielo!--
quiere casar a su hija
con uno de sus sobrinos,
siendo el alma de esta vida;
de don Gonzalo ya sé
que solamente se inclina,
amante de muchos años,
a sólo doña Mencía;
y así, de él estoy seguro;
pero don Gutierre aspira
a ser su esposo, juntando
confïanzas y porfías,
hoy quiere casarla el viejo,
y yo muriendo querría,
aunque haya de ser, siquiera
suspenderlo algunos días,
y no sé el cómo, ¡ay de mí!
TADEO:         Linda traza, no te aflijas,
se me ha ofrecido en un punto.
MARQUES: Dila, amigo.
TADEO:         Escucha.
MARQUES:        Dila.
TADEO:         ¿:Tú no tienes una hermana
con tanta opinión de linda,
que es un extremo en la corte?
MARQUES: Es así.
TADEO:         Pues ¿:cómo harías
que don Gutierre la vea
y que piense que le mira
con terneza y con amor?
Pues por poco que lo finja,
pensará que por él muere;
que en los aires facilita
estas cosas su opinión,
engañándose ella misma;
y es tan vano y presumido,
que si la ve, y se encapricha
en alcanzarla, y tener
un cuñado Señoría,
que me maten si en un punto
no se ofende y no se olvida
de su prima y de su tío.
MARQUES: Cosa fuera peregrina;
mas está mi hermana ausente,
porque se fue con mi tía
a una de mis aldeas,
donde estará algunos días;
y aunque en Madrid estuviera,
¿:cómo a mi hermana podía
meterla yo en esas cosas?
Son diligencias perdidas
cuantas hago.
TADEO:         ¿:En eso topas?
Busca una hermana fingida,
pues no tienes en tu casa
la verdadera.
MARQUES: Averigua;
que del todo eres discreto;
pero ¿:qué mujer podría,
con discreción y hermosura
hacer lo que facilitas?
TADEO:         ¿:Quién? Ya lo sé; escucha, espera;
bien tus cosas se encaminan.
Esta crïada brïosa,
que entra, sale, bulle y brinca,
como las culebras sabia
y como las ascuas viva.
MARQUES: ¿:Quién dices?
TADEO:     Esta crïada,
que para esto fue nacida.
MARQUES: ¿:Es Lucía? Dices bien,
y para todo entendida.
¿:Vióla tu amo?
TADEO:         No pudo,
recién llegado de un día.
MARQUES: Pues ¿:cómo podrá salir
de esta casa?
TADEO:         No te impida;
eso a mi cargo lo deja,
ya corre por cuenta mía.
Vete, y espera en tu casa
a que yo, señor, te sirva
con industria y lealtad,
vete luego.
MARQUES: De ti fía
no menos que toda el alma,
quien parte agora sin vida.
Cosas soñadas parecen;
toma, amigo, esta sortija,
que dos mil ducados vale.
¡Oh, amor, tras qué fantasías,
tropezando con mis penas,
voy siguiendo mis desdichas?
TADEO:         Voto al sol, con bravo enredo
del marqués la justa queja
suspenderé; pero quedo,
que el lobo está en la conseja;
caerá en el lazo, si puedo.
Sale don GUTIERRE
GUTIERRE:      Cuando miro en mis pasadas
y venideras memorias,
tiernamente imaginadas
tan dulcemente las glorias
poseídas y esperadas,
aunque dudosa y segura
en mis partes mi opinión,
ni resuelve ni asegura
si las debo a la razón
o las hallo en la ventura.
TADEO:         Señor, ¿:de qué tan ufano?
GUTIERRE:      ¿:No he de estarlo pues me toca
en un serafín humano
el sí de tan dulce boca,
la fe de tan bella mano?
TADEO:         En eso dices verdad,
si de que a ti te eligió
tienes ya seguridad.
GUTIERRE:      ¿:Eso dices?
TADEO:         ¿:Por qué no?
GUTIERRE:      ¡Oh, qué gentil necedad!
TADEO:         Tu primo tiene esperanza
también.
GUTIERRE:      Con tal diferencia,
atrevido se abalanza,
¡qué agraviada competencia!
(Y ¡qué necia confïanza!)        Aparte
GUTIERRE:      Fuera de tenerme amor,
mi prima con gran ventaja
la merezco.
TADEO:         Sí, señor.
(Quien no corre la baraja,        Aparte
¡qué mal entiende la flor!)
GUTIERRE:      ¿:Qué dices?
TADEO:         Que eres dichoso,
pues que piensas que lo eres
en lo galán y en lo hermoso.
GUTIERRE:      Imán soy de las mujeres;
el confesarlo es forzoso.
TADEO:         Pues ¿:qué dirás en sabiendo...
GUTIERRE:      ¿:Qué, Tadeo?
TADEO:        ...alegre estás,
que algunas que van saliendo
muy alto, al olor no más,
van picando y van cayendo?
Fui en cas del Marqués y hablé...
GUTIERRE:     ¿:Con su hermana? Y yo he caído
en la cuenta.
TADEO:         Presto fue,
y como el gato habrá sido,
porque siempre cae en pie;
no morirás arrojado,
pues sabes caer tan bien.
GUTIERRE:      Sácame de este cuidado;
¿:es muy hermosa?
TADEO:         Es en quien
verás un cielo cifrado.
GUTIERRE:      Y ¿:qué te dijo?
TADEO:         Amorosa,
con un donaire encogido,
con una voz tan melosa,
como halagüeña al oído,
y en el alma cosquillosa,
me dijo, alzando una mano
de nieve--pienso que agora
la miro--, "Escuchad, hermano,
¿:del famoso valenciano
no sois criado?" "Sí, señora,"
respondo. "Notables son
las partes que Dios le ha dado."
Replico, "Pues con razón
en dos horas han ganado
muchos siglos de opinión
y en la corte por lo menos."
Y cuanto más en ti hablaba,
los ojos, de aplauso llenos,
me volvía, y me mostraba
más blandos y más serenos.
GUTIERRE:      ¡Notable ventura mía!
¿:Eso dijo?
TADEO:         Y añadió,
"Con el alma gustaría
de ver a tu amo yo."
GUTIERRE:      Antes que amanezca el día
--si no muero--he de ir a vella.
TADEO:         Haz tú visita al marqués,
mientras yo a su hermana bella
pongo plumas en los pies
para salir a tenella.
GUTIERRE:      Luego al momento ha de ser.
TADEO:         Allá voy. (Poco cuidado               Aparte
y jabón fue menester.)
GUTIERRE:      Galán seré celebrado
de tan hermosa mujer.
Vase TADEO: y sale doña MENCIA
MENCIA: Hermano, ¿:tan divertido?
Culparte puedo de ingrato,
pues siendo tan recién venido,
ni aún hablarte sólo un rato
ni has gustado ni he podido.
GUTIERRE:      ¡Oh, hermana!
MENCIA: (Quiero alaballe; Aparte
que así para mi intención
me importará granjealle.)
GUTIERRE:      Mis disculpas grandes son.
MENCIA: ¡Qué gentileza! ¡Qué talle!
En dos años que ha que juntos
no estamos, pienso que ha sido
el mejorarse por puntos;
y así en mi prima he tenido
de su estimación barruntos;
y pues tan en ello está,
no sé el cómo nuestro primo
contigo competirá.
GUTIERRE:      Yo lo agradezco y lo estimo;
pero, hermana, bueno está;
voyme, que si el alma das
con los ojos ocasiones,
tú con más culpa errarás,
si en el peligro te pones
que se han puesto los demás.
MENCIA: (Notable el capricho es        Aparte
con que se estima y se agrada.)
GUTIERRE:      (De la hermana del marqués       Aparte
la hermosura imaginada
me llena el alma en los pies.)
Vase don GUTIERRE. Sale don GONZALO
GONZALO:       ¿:Fuése ya?
MENCIA: Sí.
GONZALO:       ¡Prima amada!
MENCIA: ¡Primo, primo de mi vida!
GONZALO:       ¡Qué hora tan esperada!
MENCIA: ¡Qué pena tan bien perdida!
GONZALO:       ¡Qué gloria tan bien lograda,
si es que engaña el deseo!
¡Que la miro, que la toco,
que la alcanzo!
MENCIA: Yo la veo
con el sentido tan loco,
que la gozo y no la creo,
aunque el verla con recelos
la acredita.
GONZALO:       ¿:En qué razones
se fundan, mi bien?
MENCIA:      ¡Ay, cielos!
Tan precisas ocasiones
me causan mortales celos.
GONZALO:       Y ¿:quién, señora, os los dio?
MENCIA: La razón los justifica
con mi prima, que nació,
si no más vuestra, más rica
y más dichosa que yo.
Veo también a mi tío
con causa más inclinado
a vos que al hermano mío,
porque pasa, confïado,
la soberbia a desvarío;
y aunque prevengo estos daños
animosa, porque hallé
entre los dos sin engaños
un amor de tanta fe,
y una fe de tantos años,
con todo, vengo a quedar
temerosa de perder
lo que merecí ganar.
¡Ay, mi gloria, que el temer
es muy propio del amar!
GONZALO:       Supuesto que la belleza
vuestra competir podía,
mi bien, con mayor riqueza,
y en un alma vuestra y mía
es un monte la firmeza,
agravio fue semejante
en vos el haber dudado;
que con valor inconstante
pareciera interesado,
aunque nunca fuera amante.
Pues advertirlo mejor,
y pensad que aunque no fuese
en mí tan vuestro el valor,
por no mostrar interese,
fingiera el tener amor.
Tened mayor confïanza
de mi dicha, que es inmensa,
o creed que mi esperanza
que ha de pasar esta ofensa
de sentimiento a venganza.
Pero si dudas ponéis
en mi fe tal engaño,
llegad a verme, y veréis
--si es que en mis ojos os veis--
en mi alma el desengaño.
MENCIA: Como sin veros he estado,
casi muerta en vuestro olvido
mi esperanza, mi cuidado
está agora prevenido,
de entonces escarmentado;
y aunque presente os volví
a mi amor, recela el pecho
la desdicha en que me vi;
efeto propio, que en mí
tan grande escarmiento ha hecho.
GONZALO:       Si con ausentes desvelos
recelastes mis mudanzas,
dando quejas a los cielos,
culpando en mis esperanzas
descuidos de mis consuelos;
pues pasó vuestro disgusto,
ya de mi amor satisfecho,
el temer, prima, no es justo,
tan a costa de mi gusto,
que huya de mi provecho.
MENCIA: Señor, si estuve perdida
entre ausencias y rigores,
olvidada y ofendida,
tan cerca de mis temores
y tan lejos de mi vida,
cuando así a tenerla vengo,
que aún recelo que me engaño,
disculpa bastante tengo,
pues mi remedio prevengo
con el miedo de mi daño.
Yo me voy, señor, que es tarde,
y vendrá luego mi tío.
GONZALO:       ¿:Como estás?
MENCIA: Ya no cobarde.
GONZALO:       ¡Gloria mía!
MENCIA: ¡Señor mío!
GONZALO:       Mi alma os goce.
MENCIA: Mi fe os guarde.
Vanse y sale el MARQUES
MARQUES: Confuso y desesperado
por lo que mi suerte ordena,
tengo de hielo la pena,
con ser de fuego el cuidado,
................. [ -oso]
viendo en mi dolor mortal
que, sin duda, el mayor
mal es tener el bien dudoso.
Sale TADEO
TADEO:         Acá estamos ya.
MARQUES:  ¡Tadeo!
.................. [ -ido]
TADEO:         Todo hasta aquí lo he medido
con el compás del deseo.
Ya está en su puesto Lucía.
Y bien vestida y tocada,
en tu hermana transformada.
MARQUES: Y ¿:parece hermana mía?
TADEO:         Del Papa lo puede ser,
pues de suyo lo asegura,
y tresdobla la hermosura
el adorno en la mujer.
MARQUES: ¿:Cómo tan presto has podido
venir?
TADEO:         Valióme la mano
de aquel ángel soberano
con quien anduve atrevido.
Comuniquéle mi enredo;
al principio se espantó,
pero luego me creyó,
y de su mano, en un credo,
aunque incierta en el cuidado
de lo que hemos emprendido,
con un bizarro vestido
y bien compuesto un tocado,
trenzado el cabello y rizo,
sobre nieve y arrebol
hizo de Lucía un sol
que puede servir de hechizo;
y entrando, aunque claro el día,
en un coche cautamente,
a tu casa diligente
pude traerte a Lucía,
y entre tus dueñas de honor
está, a quien tú preveniste
de nuestro engaño.
MARQUES:    ¿:Y veniste
los dos solos?
TADEO:         Sí, señor.
MARQUES: ¿:Y Tadeo?
TADEO:         He procedido
limpiamente, te prometo.
MARQUES: Di verdad.
TADEO:         Tuve respeto
al tocado y al vestido.
Sale un PAJE
PAJE:          Don Gutierre, un caballero
que hoy viste...
TADEO:         A buen tiempo viene.
PAJE:          ...pide licencia.
MARQUES:    Y la tiene.
Di, volando, que le espero.
¿:Cómo agora dispondré
tu quimera?
TADEO:         Con dejarlla
a mi cargo; espera y calla,
pues voy a servirte.
MARQUES:      Ve.
Vase TADEO.  Sale don GUTIERRE
GUTIERRE:      Déme las manos.
MARQUES:    Señor,
presto las visitas paga
vuesa merced.
GUTIERRE:      Es la paga
tanto a la deuda inferior...
MARQUES: Sillas, hola.
GUTIERRE:      ...que supuesto
que es tan corto mi caudal,
y es cierto el pagarla mal,
es bien que la pague presto.
Reciba vueseñoría
sólo el deseo; señor.
MARQUES: Yo vengo a quedar deudor.
Desempeñarme querría;
mas esto agora dejemos
para cuando más importe.
¿:No es bello lugar la corte
para amorosos extremos?
GUTIERRE:      Como tan recién venido
mal pude juzgarlos yo,
mas su grandeza llegó,
si no a la vista, al oído.
Y así, que es lugar sospecho
donde muchas causas dan
para que pueda un galán
abrir animoso el pecho.
MARQUES: De hermosura y discreción
son sin número las damas,
y las lenguas de sus famas,
¿:no os han dicho cuáles son?
GUTIERRE:      Mi señora doña Inés,
por discreta y por hermosa,
es en la corte famosa
más que todas.
MARQUES: Sí lo es,
o es dicha que en tal se vea;
porque si dan en tener
por hermosa una mujer,
lo será aunque no lo sea.
GUTIERRE:      Mi hermana y prima me han dado,
para que dicho fuese,
un recado que la diese
de su parte.
MARQUES: Habránla honrado.
GUTIERRE:      Si es que tú gustas, señor,
que yo, aunque indigno de vella,
se lo dé...
MARQUES: Tendrálo ella
por muy notable favor. ¡Hola!
Sale un PAJE y habla al oído con el MARQUES
PAJE:          ¡Señor, [aquí está!]
Salen TADEO: y LUCIA, de dama.  Los dos hablan aparte
LUCIA:           ¿:Estoy bien?
TADEO:         ¡[Y] brava, por vida mía!
LUCIA:  ¿:Mereceré Señoría?
TADEO:         Y Paternidad también.
LUCIA:  ¿:sabes si he de poder
disimular y fingir
sin turbarme y sin reír?
TADEO:         Sería echarlo a perder.
Buen ánimo; que ya es hora.
LUCIA:  Santíguome.
TADEO:         A Bercebú
te encomienda; ve.
LUCIA:     ¡Ay, Jesú!
¿:Quién es?
MARQUES: Hermana, señora,
llegad.
LUCIA:  Creyendo, señor,
ver sólo a vueseñoría,
no tan compuesta venía,
que no pudiera mejor.
MARQUES: A bien tiempo habéis llegado
donde esta silla ocupéis;
y así, no os excusaréis
el llegar a vuestro estrado.
GUTIERRE:      Donde licencia tenía
para besaros las manos.
LUCIA:  ¿:Es de los dos valencianos
el uno?
MARQUES: Sí, hermana mía;
y ¿:en qué lo habéis conocido?
LUCIA:  Viéndole tan gentil hombre,
el crédito de su nombre
di por la vista al oído.
TADEO:     (¡Oh, hi de puta taimada!       Aparte
con esto remata el seso
de mi amo!)
GUTIERRE:      ¿:Cómo a eso
podrá mi lengua turbada
responder, sino callando?
Aparte todos
¡Qué soberanos despojos!
LUCIA:  Ya le mato con los ojos.
TADEO:         Ya va cayendo y picando.
MARQUES: Ya se tiene por dichoso.
LUCIA:   Ya elevado se traspasa.
GUTIERRE:      Ya dulcemente me abrasa
este serafín hermoso;
todo el bien me viene junto.
Ya se rinde.
Sale el PAJE
PAJE:           Aquel hidalgo...
MARQUES: Con vuestra licencia salgo,
para volver en un punto.
GUTIERRE:      Acompañaréos.
MARQUES: Dejad
de hacer tal, por vida mía.
TADEO y LUCIA hablan aparte
LUCIA:  ¿:Y agora?
TADEO:         Agora, Lucía,
veremos tu habilidad;
hazle favores mirlados.
LUCIA:  Y ¿:dónde están las razones?
TADEO:         Porque es todo afectaciones
en los necios confïados.
Don GUTIERRE ha acompañado al MARQUES hasta la puerta, que se fue se fue con su paje, y vuelve a sentarse en la silla
GUTIERRE:      ¡Qué dulce mirar! ¡Qué bella!
A LUCIA
TADEO:         Mira más recio.
A TADEO
LUCIA:  Sí haré.
GUTIERRE:      (¿:Por dónde comenzaré                      Aparte
a declararame con ella?)
LUCIA:  Parece que habéis quedado
suspenso.
GUTIERRE:      Estoy divertido,
a la dicha agradecido,
y con la fama enojado.
Con la fama, pues tomó
con vuestros luceros claros
tanta luz para pintaros,
y ciegamente os pintó,
pudiendo hacerse inmortal,
pues le dio en vuestra belleza
la sabia naturaleza
tan divino original;
y así, en vuestro agravio infiel,
mil maldiciones le ofrezco,
y a la dicha le agradezco
el darme mano y pincel
en la ocasión y en la palma,
de veros y contemplaros,
para poder trasladaros
con los ojos en el alma.
TADEO:         (Ea, Lucía, ¡Santïago,        Aparte
cierra España!)
LUCIA:  Aunque es antojo,
os agradezco ese enojo,
y esotra lisonja os pago,
aunque al oírme os asombre,
al verme tan atrevida,
con deciros que en mi vida
vi galán tan gentil hombre,
y que a la fama perdono
lo que juzgáis que en mí hizo
pues mi agravio satisfizo
lo que dijo en vuestro abono;
porque, si no os alabara,
el veros no apeteciera,
ni a Tadeo ocasión diera
de que en mi nombre os llamara.
TADEO:         (Como quien baja rodando,      Aparte
presto acabó de bajar.)
GUTIERRE:      ¡Quién pudiera imaginar
lo que os estoy escuchando!
¿:Quién vio tan dichoso día?
¿:Y a quién dio naturaleza,
como la vuestra, belleza,
ni dicha como la mía?
Y pues que mi gloria es
tal que por vuestro me toca,
después de besar mi boca
lo que pisan vuestros pies,
dadme, señora, la mano;
que como Reina os la pido.
LUCIA:  Primero estad advertido
que este favor tan temprano
no ha sido en mí liviandad;
pero vuestro casamiento,
hallando mi pensamiento
ya firme en mi voluntad,
dio a mi esperanza este brío,
y entre dudosa y cobarde
de que no llegara tarde
a vuestro cuidado el mío,
ligera de apasionada,
quise declararme luego.
TADEO:         (Bravamente cerró el pliego;          Aparte
es discreta y es taimada.)
GUTIERRE:      Muriera desesperado
si tarde hubiera venido
tal merced.  Milagro ha sido
porque me hallara casado
si tan presto no llegara,
que en tu hermosura la viera,
y tan bien no sucediera,
que tu hermano nos dejara.
LUCIA:  Eso algún misterio tiene.
TADEO:         (¡Y grande!)                       Aparte
GUTIERRE:      ¿:Cómo, señora?
TADEO:         (Ella le despeña agora.)              Aparte
LUCIA:  Así al marqués le conviene.
GUTIERRE:      Pues, ¿:qué pretende el marqués?
LUCIA:  Ser esposo de tu hermana;
y así, los pasos allana.
TADEO:         (Ya como si fueran pies           Aparte
le resbalan las razones.)
LUCIA:  (Por desvanecerle más            Aparte
lo dije.)
GUTIERRE:      En un bien me das
tan grandes obligaciones,
cielo divino, que al verlas,
como me miro al gozarlas
sin caudal para pagarlas,
vengo a sentir el deberlas.
Pero, ¿:qué digo, si en ti
merezco tales despojos,
que cuanto alcanzan tus ojos
son tesoros para mí?
Pues la tierra agradecida,
porque pague estos favores,
me consuela con sus flores,
con sus frutos me convida.
Danle en el cielo, a quien das
segunda causa a mis bienes,
a mi estrella parabienes,
envidiosas las demás,
el sol.
TADEO:         Quedo, el Marqués para.
GUTIERRE:       Quisiera,...
TADEO:         (Tomado había               Aparte
corriente de más de un día,
si el Marqués no la cortara.)
Sale el MARQUES
MARQUES: Perdonad el detenerme.
GUTIERRE:      Un minuto ha parecido.
MARQUES: Ocasiones he tenido
de tardarme y de perderme.
De vuestro tío un crïado
con mucha prisa, os espera;
venid, vamos.
GUTIERRE:      ¿:Salís fuera?
MARQUES: Apriétame otro cuidado;
quizá os querrá vuestro tío
alguna importante cosa.
Vase el MARQUES
LUCIA:  ¿:He de quedar recelosa?
GUTIERRE:      Dueño sois de mi albedrío.
LUCIA:  A aquellas señoras mías
beso mil veces las manos.
GUTIERRE:      ¡Ay, mis ojos soberanos!
Vase don GUTIERRE
LUCIA:  ¡Ay, luz de mis alegrías!
TADEO:         ¡Ay, majadero frisado,
por los aires persuadido!
LUCIA:  Lindamente he procedido.
.................... [ -ado]
................... [ -asas];
que es un demonio aquel viejo.
TADEO:         Quítate agora el pellejo,
y veremos lo que pasas
después en coche y desnuda
de esas ropas respetadas,
y las cortinas cerradas.
LUCIA:  Para no ponerlo en duda,
pondré un manto de dos suelas
en mi cabeza, y después
seré un viento, si en los pies
acomodo unas chinelas,
pues, ¿:qué pensaba?
TADEO:         ¡Oh, traidora!
LUCIA:  Mamóla; ¡qué poco sabe!
TADEO:         A lo menos a lo grave
me harás un favor agora,
como si fueras hermana
del Marqués, y señoría
te diré.
LUCIA:  Por cortesía
harélo de buena gana.
TADEO:         Vueseñoría una mano
me dé, que será una palma.
LUCIA:  La mano, y también el alma.
TADEO:         Ya la beso.
LUCIA:  Y yo la allano,
como asegures los pies.
TADEO:         Sabrosa con tantas veras
me supo, como si fueras
propia hermana del Marqués;
que los gustos persuadidos,
de los ojos engañados
suelen ser imaginados,
lo mismo que sucedidos.
LUCIA:  Por eso dichosas son
en tu amo las quimeras.
TADEO:         Por eso tantas veras
es Narciso en su opinión.
Vanse.  Sale don GONZALO
GONZALO:       El amor correspondido
es, a ser sin disonancia,
una dulce consonancia,
gloria al alma en el sentido.
Es un hijo de los cielos,
tanto más casto y mejor
cuanto es villano el amor
entre sospechas y celos;
y así yo, doña Mencía,
viendo en tan igual belleza
un ejemplo de firmeza,
tengo un siglo de alegría;
y concorde a mi cuidado
su mérito conocido.
Me da el ser agradecido
más glorias que el ser amado.
Sale don GUTIERRE
GUTIERRE:      ¡Pudo darme la Fortuna
más gustos y más contentos
que conformes casamientos,
y ¡qué dichosa fortuna!
Pues con mi hermana casado
el Marqués, yo con la suya,
es imposible que huya
de uno de los dos su estado.
GONZALO:       ¿:Qué tiene ese hombre, que está
hablando consigo mismo?
GUTIERRE:      ¡Notable dicha! Un abismo
de inmensas glorias será.
GONZALO:       Primo, primo, ¿:qué tenéis,
que tan alegre os gozáis?
GUTIERRE:      Llegad, primo, y si escucháis,
todas mis glorias sabréis,
y aun las vuestras, pues que ya
vuestra, para ser dichosa
pues yo merecí otra esposa,
doña Brïanda será.
Esta hermana del marqués,
esta mujer tan famosa,
es ya mía.
GONZALO:       ¡Extraña cosa!
GUTIERRE:      Y con segundo interés,
porque yo a doña Mencía
doy al marqués por mujer.
GONZALO:       (¿:Cómo, cómo puede ser?                    Aparte
¿:Es posible, siendo mía?)
Pienso que os habéis burlado.
GUTIERRE:      ¿:Burlado? Bueno.
GONZALO:       ¡Ah, traidora!
GUTIERRE:      De su casa vengo agora,
donde quedó concertado;
queríanse ya los dos.
GONZALO:       ¿:El marqués y vuestra hermana?
GUTIERRE:      Sí, y la suya soberana
sabiendo.
GONZALO:       (¡Válgame Dios!)       Aparte
GUTIERRE:      Sus buenas partes dispuso
con el marqués, y Mencía
lo que para gloria mía
tan por los aires compuso.
GONZALO:       Pienso que lo habéis soñado
como soléis divertido.
GUTIERRE:      No, por Dios.
GONZALO:       (Yo soy perdido.)    Aparte
GUTIERRE:      Pues, ¿:de qué os habéis turbado?
¿:Qué tenéis?
GONZALO:       Dejadme; ciego
estoy. (¡Ah, entrañas feroces!   Aparte
por ir publicando a voces,
pues me abraso, fuego, fuego,
hasta que alcance a Mencía
el que yo tengo en la boca.)
GUTIERRE:      (Que le incita, y le provoca,     Aparte
tendrá de la suerte mía
envidia, que entre los dos
nunca falta. Este es mi tío.
Sale don PEDRO
PEDRO:         ¿:Cómo os va, sobrino mío?
GUTIERRE:      Mi tío, ¿:como con vos?
Que no hay más que encarecer.
PEDRO:         Otra ocasión se os ofrece.
GUTIERRE:      ¿:Cómo, señor?
PEDRO:         Me parece
que mi Brïanda es mujer
y ha de escoger lo peor;
a vos os eligiera,
y no a don Gonzalo.
GUTIERRE:      Ya en ello estoy; mas, señor,
tengo yo...
PEDRO:         Decid, no es malo
el dudar.
GUTIERRE:      ...con otro intento
muy diverso, el pensamiento.
PEDRO:         ¿:Qué decís?
GUTIERRE:      Que en don Gonzalo,
porque de este gusto trate,
que aparece con más brío,
renuncio el derecho mío.
PEDRO:         ¡Oh, qué gentil disparate!
¿:Mi hija tenéis en poco?
¿:Mi hacienda? ¡Gran desatino!
Andad.  Del todo, sobrino,
o sois necio o estáis loco.
GUTIERRE:      ¡Señor!
PEDRO:         Dejadme, callad,
no repliquéis, que estoy ciego
de enojo; gentil, don Diego,
andad, salíos, caminad.
GUTIERRE:      Verá mi disculpa cuando
sepa las dichas mías.
Vase don GUTIERRE.  Sale doña BRIANDA
BRIANDA:       (¡Qué dudosas alegrías                     Aparte
voy perdiendo y esperando!
Enojado está, ¡ay de mí!
¿:Qué me mandas, señor?  (¿:Qué haré?) Aparte
PEDRO:     Brïanda, yo te llamé
por ver lo que tengo en ti:
la vejez que quieres darme,
lo que quieres complacerme
lo que huyes de ofenderme
y lo que gustas de honrarme.
Hasta agora que escogieras
el uno de mis sobrinos
te rogué, y los desatinos,
confïanzas y quimeras
de don Gutierre ofender
tan de veras me han podido,
que el dártele por marido,
aunque quieras, no ha de ser;
pero en don Gonzalo mira
mil partes que buenas son,
desnuda de pasïón
que te ciega y te retira;
y sé tú misma el juez
de esta causa, si te allanas
por mis venerables canas,
por mi cansada vejez,
a que logre mi única hija
...  con tan buena suerte
..................[ erte]
me consuele y no me aflija.
BRIANDA:       De don Gonzalo sin miedo
siempre estuve, y pues que soy
tan dichosa, que lo estoy
de don Gutierre, bien puedo
elegirle, y de este modo
a mi padre y a mi gusto
satisfaré, porque es justo
el obedecerte en todo.
El "sí" te ofrezco, empleado
en don Gonzalo.
PEDRO:         En abono
de lo que haces, te perdono
lo que en hacerlo has dudado.
Sale don GONZALO
GONZALO:       (Buscando voy sin sosiego       Aside
la crüel que me condena,
por matarla con mi pena
y abrasarla con mi fuego;
pero sabrá que he sabido
su mudanza y su traición,
y en el más hondo rincón
de la casa se ha escondido;
 pero aunque muera, conviene
mis penas disimular.)
PEDRO:         A saber y a celebrar
tal dicha, a buen tiempo viene
don Gonzalo.
GONZALO:       ¡Ay ciego Amor!
PEDRO:         Llegad; que ya sois dichoso,
ya sois de mi hija esposo.
Ya mi hijo, ya señor
de mi hacienda y ya escogido
de Brïanda.
GONZALO:        (El cielo agora,     Aparte
de Mencía que es traidora,
que me vengue habrá querido.)
PEDRO:         ¿:Con qué monte habéis topado?
¿:Qué os entretiene dudoso?
GONZALO:       Tan presto el ser tan dichoso,
¿:a quién no hubiera turbado?
Mas, pues logras mi esperanza,
déjame besar tus pies.
(No pudiera el interés                Aparte
lo que pudo la venganza.)
BRIANDA:       (¡Ay, triste!)                  Aparte
PEDRO:         De esta alegría
lograra en mi pensamiento,
de este gusto, este contento
quiero que alcance a Mencía.
Y luego, ¿:quién ha de haber
en mi casa para honrarla
sin saberla y celebrarla?
Loco me llena el placer.
Vase don PEDRO
BRIANDA:       (Hecha una brasa de hielo      Aparte
he quedado, he de morir.)
Primo, ¿:qué has hecho?
GONZALO:       Admitir
glorias que están en tu cielo.
BRIANDA:       Advierte que has admitido,
siendo crüel, siendo injusto,
en una mujer sin gusto,
una piedra sin sentido,
un gusto sin voluntad,
un seso sin elección,
un cuerpo sin corazón
y un alma sin libertad.
GONZALO:       Yo, señora, no sabía
sino que eras, siendo tal,
una mujer principal
y una honesta prima mía,
con valor y con belleza.
¿:Tu elección no me nombró
por tuyo?
BRIANDA:       Sí, pero yo
confié de tu firmeza,
sabiendo tus pensamientos,
en nuestra prima empleados.
GONZALO:       Es crüel, son sus cuidados
más veloces que los vientos.
Sale doña MENCIA
MENCIA: (¿:Mudable mi don Gonzalo       Aparte
y crüel doña Brianda?
No es posible, no lo creo,
aunque el dudarlo me mata.
Juntos están, ¡ay de mí!,
ciertas fueron mis desgracias.)
¡Falso amigo, ingrato amante!
¿:No es desdicha, no es infamia,
que con minutos las horas
averigüen tus mudanzas?
¿:Este fruto han producido
tus lisonjeras palabras?
Y cuando no me las dieras,
¿:en nuestro amor no bastara
el vernos en tu memoria
con iguales esperanzas,
nacidos para una cuna,
crüados en una casa,
para apoyar tu firmeza
entre obligaciones tantas?
Tú, prima, ¿:por qué me has muerto?
BRIANDA:       No me culpes, que me matas.
GONZALO:       ¿:Con qué corazón te quejas?
¿:Con qué vergüenza te agravias?
Tú, crüel, de estas desdichas,
¿:no fuiste primera causa?
En ti el mudarte fue ofensa,
no en mí el vengarme mudanza.
MENCIA: Yo, pues, ¿:en qué te ofendí?
¿:Qué dices?
GONZALO:       ¿:No estás casada
con el Marqués?
MENCIA: ¿:Quién lo dice?
GONZALO:       Don Gutierre.
BRIANDA:       ¡Hay tal desgracia!
MENCIA: El miente. ¿:Que tú tal digas?
Mas buena excusa te hallas
para disfrazar tus culpas
y para crecer mis ansias.
Sale el MARQUES
MARQUES: Ya sin humanos respetos,
el mongibel que me abrasa
ha de sacar por la boca
hecho pedazos el alma.
¡Ah, crüel!
BRIANDA:       ¡Oye, por Dios!
MARQUES: ¡Fingida, mudable, falsa,
espejo de mis injurias,
naufragio de mis borrascas!
BRIANDA:       ¡Escucha!
MARQUES: ¿:Qué he de escucharte?
¿:No rompiste tu palabra,
segundo "sí" de tu boca
no diste? Verá cortadas
sus dos manos quien la tuya
espera.
GONZALO:       A locuras tantas
respondo de esta manera.
Meten mano
BRIANDA:       ¡Oye, espera!
MENCIA: ¡Tente, aguarda!
Tiene doña MENCIA al MARQUES y doña BRIANDA a don GONZALO y sale don GUTIERRE
GUTIERRE:      ¿:Contra el Marqués, don Gonzalo?
GONZALO:       Sí, que se atreve a esta casa.
GUTIERRE:      Reportaos, primo, por Dios,
que bien puede con mi hermana
estar hablando el Marqués,
porque entre los dos se tratan
cosas para honestos fines.
GONZALO:       Vuestras locuras soñadas
en vos, como sucedidas,
estas desventuras causan.
GUTIERRE:      Sois descompuesto y sois loco.
MARQUES: Teneos, pues averiguarlas
es mejor en otra parte.
Sale TADEO
TADEO:         Envainad luego la espada,
que viene el señor don Pedro.
MENCIA: Confusa estoy.
BRIANDA:       Yo, turbada.
Sale don PEDRO
PEDRO:         ¿:Qué es esto? ¿:Espadas desnudas,
y sin color en las caras?
¿:Qué es esto? Marqués, sobrinos,
hija, decid. ¿:Todos callan?
Mil sospechas me enfurecen
y mil dudas me acobardan.
¡Por vida de, de..., por vida
del Rey, si saco la espada,
que de la sangre enemiga
aun le quedan rojas manchas,
que he de hacer un desatino!
MARQUES: Después sabréis lo que pasa;
que estáis colérico ahora.
Vase
GONZALO:       (Verá el Marqués si me espantan     Aparte
señorías.)
Vase
GUTIERRE:      (De mi primo          Aparte
castigaré la arrogancia.)
Vase
MENCIA: (Penando voy.)                    Aparte
Vase
BRIANDA:       (Yo, muriendo...)  Aparte
TADEO:         (Pues con las cabezas bajas       Aparte
te dejan con reverencias,
como una imagen te tratan.)
Vase
PEDRO:         Pondré remedio en mis cosas
con acuerdo y vigilancia;
que esta cordura les debo
a la plata de estas canas.


JORNADA TERCERA

Salen doña INES y un
PAJE
INES:   Dile a mi hermano el Marqués
que yo acabé de llegar
agora.
PAJE:          Voyle a buscar.
Vase el PAJE
INES:   ¡Qué mala, qué necia es
la vida de las aldeas,
donde, pasados tres días,
hermosas melancolías
hacen hermosuras feas!
Y así tan sólo ha de ser
para divertir antojos,
dando apetito a los ojos,
que aumenten el gusto al ver
de esta corte la grandeza,
de esta heroica majestad,
adonde la variedad
compite con la belleza.
¡Qué cansadas soledades!
¡Qué gustos tan enfadosos!
Con razón llaman dichosos
los que habitan las ciudades.
Salen un ESCUDERO viejo y don GUTIERRE
ESCUDERO:      ¿:Dónde vas?
GUTIERRE:       A mi señora
doña Inés.
ESCUDERO:      Y ¿:es bien tomarse
licencia, llegar y entrarse?
GUTIERRE:      Impórtame hablarla agora
y tengo licencia suya.
ESCUDERO:      Y ¿:es con azogue en los pies?
Espera.
GUTIERRE:      (Porque el marqués       Aparte
los casamientos concluya,
la avisaré del estado
en que mis cosas están,
y así mis ojos verán
mi firmeza en mi cuidado.)
INES:   ¿:Qué es esto?
GUTIERRE:      ¿:Señora mía?
INES:   ¿:Quién sois? ¿:Con qué atrevimiento
os metéis en mi aposento
GUTIERRE:      Ignorancia fue la mía
porque entendí hallar en él
quien mejor me recibiera.
INES:   Y ¿:quién en mi casa fuera
poco honesta y poco fiel?
GUTIERRE:      Mi señora doña Inés,
que me tiene honesto amor,
me recibiera mejor.
INES:   ¿:Quién?
GUTIERRE:      La hermana del Marqués.
INES:   Pues ¿:a quién estáis hablando?
¿:Venís en vos? ¿:Estáis ciego?
¿:Yo amor a vos?
GUTIERRE:      ¿:A qué llego?
INES:   ¿:Loco estáis?
GUTIERRE:      ¿:Qué estoy mirando?
¿:Tiene otra hermana el marqués?
¿:Sois vos?
INES:   ¿:Qué decís?
GUTIERRE:      ¡Señora!
¿:Sin la que el alma adora?
Mi señora doña Inés
hizo mi suerte dichosa,
hizo un mar de mi alegría,
soy tan suyo y es tan mía,
que trata de ser mi esposa.
INES:   ¡Jesús!
ESCUDERO:      Señora, ¿:qué tenéis?
INES:   La risa tener no puedo;
pero andad, que tengo miedo
de que en furioso no deis.
GUTIERRE:      (Ya me mira con igual          Aparte
enmienda de su desdén.)
Volved a mirarme bien,
trataréisme no tan mal.
INES:   (¡Buen humor!)                 Aparte
GUTIERRE:      Y a mi señora
doña Inés...
ESCUDERO:      (¡Cuento galano!)        Aparte
GUTIERRE:      ...le diréis que el valenciano
la espera.
ESCUDERO:      ¿:No os oye agora
mi señora doña Inés?
GUTIERRE:      (¡De confuso estoy perdido!)       Aparte
INES:   (Y parece bien nacido,            Aparte
supuesto que loco es.)
Sale el MARQUES
MARQUES: ¿:Qué es esto? ¡Suceso extraño!
(Mas prevenido, si puedo,         Aparte
dando lazos al enredo,
daré fuerzas al engaño.)
GUTIERRE:      ¡Oh, señor Marqués! ¿:Aquí?
MARQUES: ¡Señor mío! ¡Prima mía!
GUTIERRE:      Espero a vueseñoría.
INES:   ¿:Prima me llamáis a mí,
hermano?  ¡Válgame Dios!
MARQUES: ¿:Qué dudas? He sospechado
que mi prima habrá gustado
de entretenerse con vos.
Pero por mi hermana ve,
logrará vuestra esperanza,
con tu licencia, Costanza.
Vanse el ESCUDERO y el PAJE.  Hablan INES y el MAQUES aparte
INES:   ¿:Qué es esto?
MARQUES: Calla.
INES:        Sí, haré.
MARQUES: Conocerás entre tanto,
prima, al señor don Gutierre.
GUTIERRE:      Para que de mí destierre
esa confusión y espanto.
MARQUES: Vuestros intentos sabía
mi prima, y tuvo trazada
esta burla.
GUTIERRE:      Ya pesada
al alma le parecía.
INES:   Y la pasara adelante...
(Seguir quiero sus quimeras)      Aparte
si tú ayudarme quisieras
con estilo semejante.
GUTIERRE:      Cuando tú quisieras verme
de mis engaños gustando,
fuera el tratarme burlando,
de veras favorecerme.
INES:   Estimo tal cortesía.
Al oído
MARQUES: (Favorécele diciendo
que es gentil hombre.
INES:       Ya entiendo
lo que él callando decía.)
Lo que yo con veros quiero
es sólo haceros saber
que en vos me admiro
de ver un tan gentil caballero.
GUTIERRE:      Esa merced recibí
de muy contento, dudoso.
(Muchas veces soy dichoso;        Aparte
todas se mueren por mí.)
Salen el ESUDERO y el PAJE
ESCUDERO:      No está en casa mi señora
doña Inés.
GUTIERRE:      Pues ¿:dónde está?
MARQUES: Otro día lo estará.
GUTIERRE:    (Sospechoso quedo agora.)         Aparte
PAJE:          Don Gonzalo; un caballero...
GUTIERRE:      ¿:Es mi primo?
MARQUES: Espera un poco.
PAJE:          ...quiere hablarte.
MARQUES:  No te alteres.
GUTIERRE:      Quedaron entre nosotros
disgustos no averiguados;
que impedimentos forzosos,
cuando salimos los tres,
el poder hablarnos solos
estorbaron.
MARQUES: Es así;
pero no es razón tampoco
que os encontréis en mi casa.
GUTIERRE:      Ya al respeto me acomodo
que la debo.
MARQUES: Por aquí
te ve, pues con esto sólo
se excusa el inconveniente
de veros.
GUTIERRE:      Y yo le abono,
pues siempre el obedecerte
será en mí lance forzoso.
INES:   (¡Qué satisfecho me mira!)       Aparte
GUTIERRE:      (Tras mí se la van los ojos.)         Aparte
Vase don GUITERRE
INES:   ¿:Qué es esto, hermano?
MARQUES:           Después
lo sabrás; vete.
INES:   ¿:En qué locos
devaneos me has metido?
MARQUES: Daréte parte de todos;
vete agora.
INES:   Adiós.
MARQUES: Adiós.
INES:   (Enredos son amorosos.)           Aparte
Vase doña INES. Sale don GONZALO
GONZALO:       Señor marqués, ¿:has sabido
quién soy yo?
MARQUES: Ya te conozco
por principal caballero.
GONZALO:       Tan honrado como todos
cuantos al ceñir la espada
ponen la boca en el pomo.
MARQUES: Yo lo creo.
GONZALO:       Pues agora
sígueme, y podremos solos,
apurando las verdades,
desvanecer los antojos.
MARQUES: Que aquí las averigüemos
por más útil reconozco;
porque si al campo salimos
con públicos alborotos,
siendo yo el desafïado,
volvería vergonzoso
no sacando las espadas,
aunque sin causa, en mi abono;
y pesárame infinito,
aunque no por temeroso,
porque honestos pensamientos
amorosamente pongo
en mujer que es sangre tuya.
Lugar es secreto y solo
éste; declárame aquí
lo que te tiene quejoso;
y si conformes verdades
tú preguntas, yo respondo,
no quedando rastro alguno
de obligaciones ni enojos,
podremos quedar los dos,
y si no, en el campo solos,
con la ventura del uno
verán la muerte del otro.
GONZALO:       Dices muy bien; y así, digo
que descompuesto y furioso,
a la casa de mi tío
hoy le perdiste el decoro
y el respeto a una mujer
que es mi prima, y a mí y todo,
diciendo, presente yo,
arrogancias que me corro
de referirlas.
MARQUES: Escucha:
¿:disparates de un celoso
tienes por culpas, amigo,
teniendo disculpa un loco?
¿:A un amante se la niegas,
con celos lebrel rabioso,
tigre fiero, áspid pisado,
león pardo, bravo toro,
monte que levanta ofensas,
mina que revienta enojos,
volcán que fuego vomita,
centro que exhala demonios?
Si en tu prima, que es mi cielo
--cuyos amores adoro--
honrados servicios premio
y honestos favores gozo,
cuando la vi en casa tuya,
¿:fue mucho, atrevido y pronto
morder la razón el freno
y dar la rienda al enojo?
Y si tras aquel suceso,
con estilo milagroso,
me envió disculpas suyas,
tan del alma, que las lloro,
en su ofensa arrepentido,
¿:será mucho si conformo
tu voluntad con la mía,
y me sujeto y me postro
a ti, por ser primo suyo,
aunque sin razón quejoso,
pudiendo estarlo de ti,
cuya mudanza fue asombro,
pues ya de doña Mencía
siendo prometido esposo,
cuando, en esta confïanza,
aquella luz de estos ojos
te señaló para suyo,
suponiendo que piadoso
no la admitieras, y así
dejara a su padre en todo
satisfecho, y no ofendido,
tú, inconstante y engañoso,
lo admitiste acelerado,
dejando a un ángel hermoso
el peso de esta desdicha
en el alma y en los hombros?
GONZALO:       Jamás en mi pecho engaño
hubo, Marqués; oye, pongo
todo el cielo por testigo
verdadero y poderoso.
Yo adoro a doña Mencía,
como las parras al olmo,
como los indios al sol
y los avaros al oro;
mas díjome don Gutierre,
que de necio pasa a loco,
que tú casabas con ella,
y él con tu hermana, y yo formo
de esto con razón agravios,
y a vengarlos me dispongo,
tomando en doña Brïanda
un sí que fuera dichoso
a no haber en cuatro amantes
tan conocidos estorbos.
MARQUES: Vio a mi hermana don Gutierre,
que con ojos amorosos
debió mirarle al descuido,
y estos efectos y otros
fundarían en su idea
disparates tan costosos.
GONZALO:       Presto los he conocido.
MARQUES: Cuando no, el suceso propio
pudiera desengañarte;
con razón amigos somos.
GONZALO:       Y por tu gusto y por mí,
que a mis pensamientos torno,
de no ofender tus intentos
doy palabra.
MARQUES: Y yo la tomo.
GONZALO:       Procurando con mi tío
que no me sirva de estorbo
la palabra que le di.
MARQUES: Comuniquemos el cómo
con los nortes que nos guían.
GONZALO:       Vamos presto; que es forzoso
correr eso por mi cuenta.
MARQUES: Y por la del cielo y todo.
¡Ay, Brïanda de mi vida!
GONZALO:       ¡Ay, Mencía de mis ojos!
Vanse y salen doña BRIANDA y doña MENCIA
MENCIA: Yo quedo bien satisfecha
de lo que estuve quejosa.
BRIANDA:       Y yo muero temerosa,
con pesar y con sospecha
de lo que habrá sucedido
cuando salieron de aquí,
porque a todos tres los vi
del uno el otro ofendido.
MENCIA: Descuido notable fuera
ver daño en cualquiera; ¡ay, Dios!,
descuido fue de las dos
no enviar quien los siguiera.
BRIANDA:       Lucía se puso el manto
y fue a decirle al marqués
disculpas mías.
MENCIA: ¿:Y pues?
BRIANDA:       De lo que tarda me espanto.
¡Qué de males, prima mía,
causa el loco devaneo
de tu hermano!
MENCIA: Ya lo veo;
pero ¿:en qué lo fundaría?
BRIANDA:       En su ciega inclinación
de estrella tan peregrina,
que lo mismo a que le inclina,
da por hecho en su opinión.
MENCIA: ¡Qué de pesares nos dan
sus confusiones y engaños!
BRIANDA:       ¡Que a costa de nuestro
daños en terrible punto están!
MENCIA: Pues hasta aquí sus extremos
bien se pudieran sufrir;
en lo que está por venir
los temo.
BRIANDA:       ¡Ay, prima!, ¿:qué haremos?
MENCIA: Ya tengo determinado
de hablar claro con mi tío,
y de don Gonzalo y mío
contarle el amor pasado,
y dando fuerza al valor,
entre el llanto y las razones,
diré sus obligaciones,
que se atreven a mi honor;
que siendo tan justo y sabio,
si mis desventuras ve,
¿:cómo es posible que dé
libre camino a mi agravio?
BRIANDA:       Yo, aunque pierda el respeto,
no verá humana esperanza,
en mi firmeza mudanza,
ni en su voluntad efeto;
primero seré arrojada,
tras el rigor de mi estrella,
de esta casa, y cuando en ella
viese la puerta cerrada,
por las ventanas saldría
volando, que no son malas
de mi corazón las alas
para darle al alma mía;
y cuando no fuese así,
sus paredes ofendidas,
de mi llanto enternecidas,
derribaré sobre mí.
MENCIA: Basta, mi prima; no llores.
Buscaremos otros medios;
que no sirven de remedios
los llantos ni los temores;
y pues tan conformes son
tu propósito y el mío,
ya para hablar con mi tío
voy a esperar ocasión;
y no desconfíes, no,
de que ha de ser tu consuelo.
Vase doña MENCIA
BRIANDA:   Ve, prima, y détele el cielo,
como te lo diera yo.
Viendo en mi amorosa llama
tan constantes pareceres,
¿:quién no alaba las mujeres?
¿:Quién las mujeres infama?
Con pasión debe entenderlo
el que que no sabe entender
que es un monte una mujer
si se determina a serlo.
Sale LUCIA con manto
LUCIA:  Cansada vengo.
BRIANDA:       ¿:Qué has hecho,
Lucía, que te has tardado?
LUCIA:  Hablé al marqués, y ha quedado
de tu valor satisfecho,
y hasta dejarle en su casa
no le dejé de los ojos.
BRIANDA:       ¿:Hubo ocasiones de enojos?
LUCIA:  Oye, y sabrás lo que pasa.
Salen don GUTIERRE y TADEO
GUTIERRE:      Algo sospechoso quedo,
con venir desengañado.
TADEO:         (Esta es Lucía, yo he dado          Aparte
al través con el enredo.)
Pónesele la capa delante
GUTIERRE:      Quita, ¿:qué haces?
TADEO:         ¿:Señor?
LUCIA:  Don Gutierre; ¡ay cielo santo!
¿:Qué haremos?
BRIANDA:       Cúbrete el manto.
No te vayas; que es peor.
GUTIERRE:      ¿:Por qué la capa me pones
delante? Quita, ¿:estás loco?
TADEO:         (Si me escapo, no haré poco,          Aparte
de palos o mojicones.)
GUTIERRE:      ¿:Señora?
TADEO:         (Ayúdeme Dios.)      Aparte
BRIANDA:       Bien hace en hacerlo así,
pues quizá, viéndome a mí,
tiene vergüenza por vos.
GUTIERRE:      (Como se ve desprecïada,        Aparte
está ofendida. Y ¿:de qué
la he de tener? No lo sé.)
¡Pero señora embozada,
esperad!
Va a descubrirla
BRIANDA:       Estáis extraño;
¡qué cortesía tan poca
es la vuestra!
GUTIERRE:      Este me toca
para cierto desengaño.
Perdonadme.
BRIANDA:       Estad, por Dios.
TADEO:         ¡Qué mal conocéis su antojo!
Si le miran con un ojo,
hasta descubrir los dos,
es imposible parar,
o morir en la demanda.
LUCIA:  (Pues tan importuno anda          Aparte
otra vez lo he de engañar.)
Descúbrese el manto
TADEO:         (¡Perdido soy!)                 Aparte
GUTIERRE:      ¡Cielo Santo!
De confuso pierdo el seso.
BRIANDA:    (Gustara de tal suceso,           Aparte
si no me costara tanto.)
LUCIA:  Con causa estáis suspendido,
pues por la vuestra, señor,
ha llegado a estos extremos
mi honesta reputación,
medrosa y mal informada
de lo que pasastes hoy,
porque desnudos aceros
mudos pregoneros son.
Oyendo que procedía
vuestra indecisa cuestión
por causa de una mujer,
imaginé que era yo,
con razón, por haber visto
el marqués para con vos
en el alma y en mis ojos
tan grande demostración,
y sabiendo que venía
con enojo y con rigor
a mi presencia, temí
su indomable condición;
no por guardar esta vida,
que es vuestra, mas porque no
aventuréis el perderos,
que es la desdicha mayor.
De una crïada tomé
este vestido mejor,
para no ser conocida
de la gente que me vio;
volando por esas calles,
hasta llegar donde estoy,
a los pies de vuestra prima,
que es mi propio corazón.
Cuando entrastes, esperaba
más soledad y ocasión
de tener menos vergüenza;
pero ya que me obligó
el darme vos tanta prisa,
me descubrí, porque doy,
segura, tan buen lugar
a Tadeo en mi opinión,
que ha de quedar con los tres
el secreto de los dos.
Amparadme, pues que tiene
tanta disculpa mi amor,
en vos tan bien empleado,
como gentil hombre sois.
GUTIERRE:      No podrán, señora mía,
acompañando mi voz,
ni la tierra con sus plantas,
ni con sus rayos el sol,
ni el cielo con sus estrellas,
aunque el Supremo Hacedor
a todos les diera lenguas,
como les da admiración,
publicar mis alegrías,
y encarecer la razón
por quien, puesto a vuestros pies,
mil veces dichoso soy.
Cuando hallé que en vuestra casa
faltábades, ya me dio
mil pronósticos el alma,
entre regalo y temor.
Mi prima y amiga vuestra,
pues a su cargo tomó
el serviros y ampararos,
podrá hacerlo mientras voy
a dar cuenta de estas glorias
a mi tío; que pues son
tan honradas, que por mí
empleará su valor.
BRIANDA:       Esperad.
GUTIERRE:      Cosas tan grandes
no consienten dilación.
Vase don GUTIERRE
TADEO:         Loco está. ¡Jesús mil veces!
BRIANDA:       Y confusa quedo yo.
TADEO:         ¿:Trazarán muchos demonios
tan temeraria invención?
Vislumbre de rayo ha sido,
que en un punto nos dejó
atónitos y confusos.
BRIANDA:       Dirále cuánto pasó
a mi padre; ¿:en qué me pones?
LUCIA:  Salí de mi obligación
con sacaros de este aprieto;
lo demás hágalo Dios.
BRIANDA:       Probaré si cuerdamente
con nueva imaginación
suspenderé su esperanza.
Vase doña BRIANDA
LUCIA:  Locura, dirás mejor.
TADEO:         ¡En grande peligro estamos
Lucía!
LUCIA:  Pues di, ¿:qué haremos,
Tadeo?
TADEO:         Pereceremos,
Lucía, si no picamos;
mi amo me ha de moler,
si nuestros embustes sabe.
LUCIA:  No dudo yo que me acabe
mi viejo; mas ¡soy mujer!
¿:Adónde iré, siendo tal?
TADEO:         Donde yo vaya también;
que a fe que te quiero bien.
LUCIA:  Y yo no te quiero mal;
mas, ¿:dónde me llevarás?
TADEO:         Donde nos guíe una estrella.
LUCIA:  Advierte que soy doncella.
TADEO:         Pero en el nombre no más.
LUCIA:  Bueno es eso; en ocasión
que convenga a mi entereza
yo probaré mi limpieza
con bastante información.
TADEO:         ¿:Y,¿:será para tomar,
pasada la pesadumbre,
el hábito o la costumbre
tan fácil de profesar?
LUCIA:  ¿:Eso dices?
TADEO:         Eso digo,
porque poco satisface,
y una prueba que se hace
con sólo un falso testigo.
LUCIA:  Honrada soy.
TADEO:         ¿:Puede ser
aquí dos veces crïada?
LUCIA:  Donde quiera, si es honrada,
sabe serlo una mujer.
TADEO:         Luego, ¿:podrás serlo mía?
LUCIA:  Si puedo; y placiendo a Dios,
santos seremos los dos
que caeremos en un día.
Sale don GUTIERRE a la puerta
GUTIERRE:      Mientras mi tío ocupado.
TADEO:         Yo soy tuyo.
LUCIA:  Yo soy tuya.
Abrázanse TADEO y LUCIA
GUTIERRE:      ¿:Qué habrá que no me destruya?
TADEO:         Vamos.
Vanse TADEO y LUCIA
GUTIERRE:      ¡Sin alma he quedado!
¿:Qué he visto? ¡Ay cielo!  ¡Extrañas confusiones!
¿:Son cosas sucedidas, o soñadas?
¿:Cuerpos vivos? ¿:Fantásticas visiones,
burlas dudosas, veras apuradas,
seguros daños, vanas ilusiones
ya en mi locura por mí mal fundadas?
¿:Soy yo, yo, en mi ciega fantasía?
¿:Son las tinieblas luz? ¿:La noche es día?
Mas, ¿:por qué, deslumbrado y temeroso,
lo que vieron mis ojos pongo en duda?
No es dudosa la luz del sol hermoso,
ni se escurece la verdad desnuda.
Con gusto tan villano, y vergonzoso;
mujer es quien me afrenta y quien se muda.
¡Y yo en tan grande injuria, es lo más cierto
que por ser desdichado no estoy muerto!
¿:Quién vio en una mujer un apetito
tan vilmente a sus ojos empleado?
¿:Quién le ha visto soñado? ¿:Quién escrito?
¿:Y quién pudiera verle imaginado?
¿:Hará por mí la fama su delito
público al mundo en tiempo limitado,
para que no olvide con infausto lloro
las dos que amaron el Caballo y Toro?
¡Cielo! ¡En una mujer tan vil despojo!
Cuando prendada de mi amor venía,
¿:qué demonio infernal la dio el consejo?
¿:Hombre tan bajo en competencia mía?
¿:Si me engañó la luna del espejo?
¿:Fue imposible engañarse cada día
tantos espejos vivos? ¿:Tantos ojos
que me rindieron almas por despojos?
¿:No tuvieron por mí amantes desvelos
viudas, libres, casadas y doncellas?
Cielos, pues que miráis mis desconsuelos,
responded, respondedme a mis querellas.
¿:Para mirarme a mí no vistes, cielos,
lucir a mediodía las estrellas,
y darles su lugar el sol hermoso,
no sé si comedido o vergonzoso?
Pues, ¿:cómo una mujer, otra Lucrecia,
al parecer, en casta y bien nacida,
cuando tan bien mis partes mide y precia,
que se arroja tras mí ciega y perdida,
con un lacayo así lasciva y necia,
mi amor ofende y de quien es se olvida?
¿:Si todo fue ficción? Mas, cielo santo,
¿:cómo es posible que me engañe tanto?
¡Ah falsas! ¡Ah enemigas regaladas!
¡Ah, mujeres! ¿:A mí tales enojos,
a quien siempre adoró vuestras pisadas?
¿:A este pacto común de vuestros ojos,
todas en una con razón culpadas,
en vez de amantes célicos despojos,
esto le dais por tálamo en sus bodas?
¡Fuego, fuego crúel abrase a todas!
Loco estoy, ciego estuve. ¡Ay cielo mío!
¿:En qué vino a parar mi confïanza?
¿:Y dónde parará midesvarío
si no doy al agravio mi venganza?
Pues mi propio valor me infunde brío
para la ejecución de esta esperanza,
¡vive Dios que han de ver, pues peno y rabio,
primero mi venganza que mi agravio!
Sale TADEO, y don GUTIERRE saca la daga y cierra con él
TADEO:         La noche oscura espero solamente
para picar de casa con Lucía.
GUTIERRE:      ¡Infame, vil!
TADEO:         Señor, espera, tente.
GUTIERRE:      ¿:Tú a doña Inés, traidor? ¿:Tú a cosa mía
te atreves?
TADEO:         (El nos vio; que habrá que cuente Aparte
para...)
GUTIERRE:      Acaba, ¿:no dices?
TADEO:              Sí, diría.
Sí, ¿:Qué diré? Mas tu rigor me amaga,
y me vas a la lengua con la daga.
Sosiégate, oh cautela bien venida,
para volver en mí con pies de plomo
vea la daga yo queda y vestida,
y tú verás en mi verdad, el cómo
me matas sin razón.
GUTIERRE:      Ya te doy vida
por un rato no más.
TADEO:         Y yo la tomo,
como prestada de tu hidalgo pecho,
hasta dejarte en todo satisfecho.
Por aquellos resquicios una dueña
vio a doña Inés cuando conmigo hablaba,
de quien tuvo sospecha no pequeña;
que si la conocía la obligaba.
Hízome con los ojos una seña,
y viéndola que entonces acechaba,
quisimos dar con nuevo fingimiento
el disfraz del vestido al pensamiento.
Y así, para que oyera, y se engañara,
que era cosa tan mía, que mi esposa
la llamaba, lo hice, y cosa es clara
que una mujer tan principal y hermosa,
aunque fuera mi amante, no tratara
de ser esposa mía; y justa cosa
será que mi verdad de esto se arguya,
y más viniendo muerta a serlo tuya.
GUTIERRE:      Tienes razón, por Dios; ciego y turbado
me pude persuadir un imposible.
TADEO:         (¡Con qué facilidad le persúado!) Aparte
GUTIERRE:      ¡Que aún crédito no diera a lo visible,
si viera la grandeza de su estado!
Perdóname, Tadeo.
TADEO:         Eres terrible;
cuando yo por servirte, si me toca,
voy vomitando el alma por la boca.
GUTIERRE:      Vete; que viene mi tío.
TADEO:         No me hables de esto; el por qué
sabrás después.
GUTIERRE:      No podré
ser dueño de mi albedrío.
TADEO:         (De buena escapé; y si llego  Aparte
a ver fenecido el día,
procuraré con Lucía
tomar las de Villadiego.)
Vase TADEO.  Sale don PEDRO
PEDRO:         Don Gonzálo me dirá
de todo cuanto pasó
cuál fue la causa, aunque yo
pienso que la alcanzo ya.
GUTIERRE:      Del no haberte obedecido
escucha disculpas mías,
señor, y en mis alegrías
mira un sol recién nacido.
Ya la hermana del marqués,
esta mujer milagrosa,
es mi esposa.
PEDRO:         ¿:Vuestra esposa?
GUTIERRE:      Y luz de mis ojos es.
PEDRO:         ¿:Cómo, con tal brevedad?
GUTIERRE:      Dicha fue mía, señor,
y es como rayo el amor,
que abrasa la voluntad;
apenas recién venido,
tales, por mis dichas, son
mis partes, que mi opinión
pudo llegar a su oído.
Quiso verme, y sabedor
de esta dicha, vi a su hermano,
que, como gran cortesano,
me hizo tan gran favor,
que me dio luego lugar
de que la viera y hablara,
dando ocasión en su cara
para morir y matar.
Quedó prendada de mí,
y obró tanto su cuidado,
que con paso acelerado
vino a buscarme.
PEDRO:         ¿:Aquí?
GUTIERRE:      Aquí, donde espero tu favor,
pues tan poderoso es
contra el poder del marqués,
que en efecto es gran señor.
PEDRO:         Sobrino, estáisme contando
cosas, que por Dios, que entiendo
que yo las oigo durmiendo,
o vos las soñáis velando.
GUTIERRE:      Aunque este bien por extraño
parece incierto, yo soy
tan dichoso, que te doy
a la vista el desengaño.
Ven, y a doña Inés verás
que mi prima con cuidado,
en su pecho y a su lado
la guarda.
PEDRO:         No digas más;
¿:que en efecto no es locura?
GUTIERRE:      No es sino dicha.
PEDRO:         ¿:Eso pasa?
Todo el honor de esta casa
habéis puesto en aventura;
bien por Dios, buena querella
defendemos.
GUTIERRE:      ¿:No lo es?
PEDRO:         Favoréceos el marqués
en su casa, y vos en ella,
con amistad más traidora,
que os ciega vuestra pasión,
le habéis pagado; así son
las amistades de agora,
entrar amigablemente
en casa el mayor amigo
con entrañas de enemigo,
o el más cercano pariente,
y luego en ella poner
los ojos con fe liviana,
cuando menos en la hermana,
en la hija o la mujer.
Y el que sale satisfecho
de su amoroso interés,
publicándolo después,
se precia de haberlo hecho,
y con necia bizarría,
hace, y con vil corazón
de la villana traición
pomposa caballería,
sin mirar que la vileza
dislustra la calidad,
porque la fidelidad
es el sol de la nobleza.
GUTIERRE:      Señor, si las intenciones
tratos maridables son,
si es engaño, no es traición.
PEDRO:         Los engaños son traiciones;
fíase el otro de vos,
y el casaros sin su gusto
con su hermana, ¿:será justo,
siendo engaño? Bien, por Dios;
hacer falsas amistades,
¿:es cosa de caballeros?
Bien lucirán los aceros,
si escurecen las verdades.
¿:Por ventura el engañar
un caballero vilmente
es cosa perteneciente
al oficio militar?
¿:A qué famosa jornada
sirviendo a su rey se aplica?
¡Qué diestro trazar de pica!
¡Qué bravo blandir de espada!
GUTIERRE:      ¡Señor!
PEDRO:         Callad, y tened
vergüenza de un pensamiento
tan bajo, y en mi aposento
os retirad, y esconded
mientras yo pensando estoy
contra este daño algún modo
de proceder.
GUTIERRE:      Si no en todo,
en parte corrido estoy.
Vase don GUTIERRE
PEDRO:         ¡Oh edad dichosa, en quien de la esperanza
jamás se vio a la fe opuesta la duda,
porque era entonces la verdad desnuda
espejo de la humana confïanza!
¡Ni cuándo en la amistad hubo mudanza,
dejó la competencia puesta en duda,
ni tuvo el tiempo la paciencia muda,
mientras clamó el agravio a la venganza!
Ya agora el más repúblico y más grave
de lisonjas y engaños se previene,
para pagar las honras que recibe;
habla de ciencias el que no las sabe,
blasona de valor quien no le tiene,
y honras sustenta quien de afrentas vive.
Sale doña MENCIA
MENCIA: A tus pies vengo afligida,
tío, señor, aunque padre,
pues en las obras lo eres,
es más justo que te llame.
Impídeme la vergüenza.
¿:Si nos oyen? A esta parte
escucha mis desventuras,
perdona mis libertades.
Don Gonzálo y yo, señor,
como en casa de su madre
nos crïamos igualmente,
y en tal iguales edades,
fueron tan unos los gustos,
siendo tan una la sangre.
Tiernamente nos quisimos
con entrañas semejantes,
y crecieron con los años
obligaciones tan grandes,
que pasaron nuestro amor
a extremos tan importantes,
que pueden, señor, agora
suspenderme y obligarme
a que afligida los sienta,
y vergonzosa los calle.
Dióme palabra de esposo,
y niégamela, por darte
gusto a tí, que le has mandado
que con tu hija se case.
Señor, si es tu sangre mía,
mira mejor lo que haces,
pues también mi honor es tuyo,
y en tu nombre perderáse,
si yo quedase perdida.
Mi justicia Dios lo sabe,
y a don Gonzalo, que viene,
le pregunta estas verdades.
PEDRO:         ¿:Quién vio tales confusiones?
Pienso que serán bastantes
para acabarme una vida
ya tan cerca de acabarse.
Oíd, sobrino.
Sale don GONZALO
GONZALO:       Señor.
PEDRO:         ¿:Miráis entre los cristales
de estas lágrimas que veis
alguna cosa importante
a nuestro honor? Hablad claro
pues ellas tan claras salen.
GONZALO:       Ni yo desmentiros puedo,
ni es justo, señor, negarte
lo que le debo a mi prima;
mil créditos puedes darle.
PEDRO:         Y el no decírmelo a mí,
¿:no habrá sido disparate?
¿:Para qué le hiciera yo
deslumbrando de ignorante?
Sale el MARQUES
MARQUES: Solo, señor, con un hombre
de tu experiencia y tus partes
pudieran usar las mías
de llaneza semejante,
y a tu valor y a tus pies
atreverme, y humillarme,
dando el alma a los deseos
y la boca a las verdades.
Oyeme piadosamente,
sin ofenderte y turbarte;
que los yerros amorosos,
si no afrentan, aunque maten,
quien los siente los perdona,
pues los dora quien los hace.
Yo, señor, desde aquel día
tan dichosamente amable,
pues que pudo hacerle cielo
en esta tierra aquel Angel,
hija tuya y dueño mío,
y honor de las tres edades,
ha que adoro su hermosura,
a la del sol semejante.
Vila, vióme, y fue de suerte,
que pienso que en un instante
a recebirse en los ojos
salieron las voluntades.
Creció nuestro amor por puntos,
¡mira en dos años cabales,
y en dos tiernos corazones,
si habrá llegado a ser grande!
Y considera después,
más advertido, y más padre,
si es cosa, señor, que pueda
compadecerse y llevarse;
que tu hija, siendo mía,
ponga el gusto en otro amante,
en otra mano la palma,
y la dicha en otra parte.
A mí me le da, señor,
pues podré a tus nietos darles,
para crecer, tu valor,
lustre antigua y limpia sangre;
y mi hacienda y mis estados
ya es conocida, ya saben
su estimación y grandeza
del mundo en las cuatro partes.
Y si en los inconvenientes
que en otra ocasión topaste
reparas agora, yo
te ofrezco, porque se allanen,
de que en mi segundo hijo
será mayorazgo aparte,
el de tu estado y tu hacienda,
por quien podrá tu linaje
en tu nombre y en tu tierra
preferirse y dilatarse.
Y si Dios fuere servido
en doña Brïanda darme
un hijo no más, que sólo
nuestras casas heredase.
Ese pondrá tu apellido,
aunque es la mía más grande,
señor, en primer lugar.
Y si te fuese importante
que yo mude el nombre mío,
blasones y calidades,
el gusto, el alma, y el ser
por servirte y contentarte,
si es posible, lo haré yo;
pero en cambio de esto, dame
a tu hija, que es mi gloria,
o entre mis penas mortales
me verás muerto a tus pies,
que por ello he de besarte.
PEDRO:         Señor marqués, ya es correrme
tal género de obligarme.
(En punto están estas cosas,          Aparte
que me obligan a que allane
por este camino solo
las demás dificultades.)
Señor, no estoy tan caduco,
que no entienda que es honrarme
el emparentar conmigo
personas tan principales;
si lo excusé, ya la causa
sabréis, mas agora haráse
pues esos inconvenientes
gustáis los dos que se allanen.
Pero, con vuestra licencia,
quiero suplicaros antes,
perdonéis a don Gutierre
un atrevido dislate,
pues los yerros amorosos
ya vos los calificastes
por tan dignos de perdón.
MARQUES: Para todo seréis parte,
pues yo soy del todo vuestro.
PEDRO:         ¿:Sobrino?
Sale don GUTIERRE
GUTIERRE:      ¿:Señor?
PEDRO:         Besadle
la mano al marqués.
GUTIERRE:      La boca
pondré a sus pies.
MARQUES:    Abrazadme.
(¿:Qué puede haber sucedido?)          Aparte
GONZALO:       ¿:Qué es aquello?
MENCIA: Ellos lo saben.
PEDRO:         Y vos decidle a Brïanda
que salga, y consigo saque
mi señora doña Inés.
GUTIERRE:      Donde su nieve me abrase.
GONZALO:       Ya mi prima viene allí.
Sale doña BRIANDA y uno de los CRIADOS que salieron al principio con don PEDRO, que traen a TADEO y LUCIA,vestidos de camino ridículamente
CRIADO:        Con estos dos que escaparse
quisieron con tanto miedo,
que a traerlos me obligase.
LUCIA:  Perdidos somos, Tadeo,
alegraremos las calles.
TADEO:         Ya me parece que escucho,
"Quien tal hace, que tal pague."
GUTIERRE:      No hay que recelar, señora;
llegad, llegad, que ya sabe
vuestro hermano que sois mía.
PEDRO:         Sobrino, ¿:es burla, es donaire
de los vuestros?
GUTIERRE:      No, señor.
Mi señora,
PEDRO:         Andad, dejadme;
ridículas son, por Dios,
vuestras cosas, ¡qué os engañen
de esa suerte! ¿:No sabéis
que ésa que tenéis delante
es Lucigüela...
LUCIA:  ¡Ay de mí!
PEDRO:         ...mi crïada?
GUTIERRE:      (¡Duro trance!      Aparte
Rabiando estoy, de corrido;
mas, para después vengarme,
disimular quiero agora.)
TADEO:         (El me mira; mataráme.)             Aparte
MARQUES: (Apenas tengo la risa.)           Aparte
BRIANDA:       (Enojado está mi padre.)              Aparte
MENCIA: (Sentirá los desvaríos             Aparte
de mi hermano.)
GONZALO:       Dan pesares.
MARQUES: La que allí viene es mi hermana,
a quien, para que llegase
a tiempo, previne yo.
Sale doña INES y toda la compañía
PEDRO:         Como ser bien, no llega tarde.
BRIANDA:       Seas mil veces bien venida.
INES:   Mis señoras, perdonadme
el no hacer esto agora.
TADEO:         Lucía, ¿:si se olvidasen
de nosotros?
LUCIA:  Plegue a Dios.
INES:   (Ya se dispone a mirarme.)        Aparte
GUTIERRE:      (Pues me mira, cosa es cierta     Aparte
será de mí enamorarse,
y comenzarán las veras
porque las burlas se acaben.)
PEDRO:         Marqués, porque estos sucesos
en dichosos fINES paren,
don Gonzalo con su prima
a su tiempo casaráse.
GONZALO:       ¿:Vendrá la dispensación?
MENCIA: No menos que por los aires.
PEDRO:         Y vos honrad esta casa;
a doña Brïanda dadle
la mano y la fe de esposo.
MARQUES: Suma gloria.
BRIANDA:       Dicha grande.
LUCIA:  Y tú y yo, ¿:no nos casamos?
TADEO:         Ya lo estamos; toca, baste.
PEDRO:         Don Gutierre, pues tan ciego,
tan desvanecido y fácil,
de sí mismo se enamora,
con su parecer se case.
GUTIERRE:      No seré menos dichoso
por ello y con no casarme.
Del Narciso en su opinión
aquí la comedia acabe.

FIN DE LA COMEDIA