Pedro Calderón de la Barca
El mayor encanto, amor

Personas que hablan en ella:

                    ULISES. LIBIA .      
ANTISTES. IRIS.
ARQUELAO. CASIMIRA.
LEBREL. TISBE.
POLIDORO. SIRENE.
TIMANTES. [GALATEA.]
FLORO. [CLORI.]
CLARIN. [BRUTAMONTE.]
ARSIDAS. [DUEÑA.]
LISIDAS. [ENANO.]
CIRCE . [AQUILES.]
FLERIDA . [SOLDADO.]
ASTREA.

  Jornada I

Tocan un clarín y descúbrese un navío, y en él ULISES, ANTISTES, ARQUELAO, LEBREL, POLIDORO, TIMANTES, FLORO y CLARIN.

ANTISTES En vano forcejamos,
cuando rendidos a la suerte estamos
contra los elementos.
ARQUELAO Homicidas, los mares y los vientos
hoy serán nuestra ruina.

5

TIMANTES ¡Iza el trinquete!
POLIDORO                      ¡Larga la bolina!
FLORO Grande tormenta el huracán promete.
ANTISTES ¡Ola iza!
LEBREL            ¡A la escota!
CLARIN                            ¡Al chafaldete!
ULISES Júpiter soberano
que este golfo en espumas dejas cano:

10

yo voto a tu deidad aras y altares
si la cólera ablandas destos mares.
ANTISTES Sagrado dios Neptuno,
griegos ofendes a pesar de Juno.
ARQUELAO Causando está desmayos

15

el cielo con relámpagos y rayos.
CLARIN ¡Piedad, Baco divino,
no muera en agua el que ha vivido en vino!
LEBREL ¡Piedad, Momo sagrado,
no el que carne vivió muera pescado!

20

TIMANTES Monumentos de yelos
hoy serán estas ondas.
TODOS                              ¡Piedad cielos!
POLIDORO Parece que han oído
nuestro lamento y mísero gemido,
pues calmaron los vientos.

25

ARQUELAO Paces publican ya los elementos.
ANTISTES Y para más fortuna,
que la buena y la mala nunca es una,
ya en aqueste horizonte
tierra enseña la cima de aquel monte

30

corona de esa sierra.
TIMANTES Celajes se descubren.
TODOS                              ¡Tierra, tierra!
ULISES Pon en aquella punta
que el mar y el cielo, hecha bisagra, junta
la proa.
POLIDORO         Ya el espolón toca la playa.

35

ANTISTES ¡Vaya toda la gente a tierra!
TODOS                                   ¡Vaya!
ANTISTES Del mar cesó la guerra.
ULISES Vencimos el naufragio.
TODOS                              ¡A tierra, a tierra!

(Llega el bajel y desembarcan todos.)

ULISES Saluda el peregrino,
que en salado cristal abrió camino,

40

la tierra donde llega
cuando inconstante y náufrago se niega
del mar a la inconstancia procelosa.
ANTISTES ¡Salve y salve otra vez madre piadosa!
ARQUELAO Con rendidos despojos

45

los labios te apellidan y los ojos.
CLARIN Del mar vengo enfadado,
que no es gracioso el mar aunque es salado.
LEBREL No es aqueso forzoso,
que yo no soy salado y soy gracioso.

50

ULISES ¿:Qué tierra será esta?
TIMANTES ¿:Quién quieres que a tu duda dé respuesta
si siempre derrotados,
mares remotos, climas apartados,
habemos tantos años discurrido

55

el rumbo, el norte y el imán perdido?
POLIDORO Pues no nuestras desdichas han cesado,
que el monte donde ahora has arribado
no parece habitable
en lo inculto, intrincado y formidable.

60

ANTISTES En él las más pequeñas
ruinas de gente humanas no dan señas.
ARQUELAO Solo se ve de arroyos mil sulcado,
cuyo turbio cristal desentonado,
parece, a lo que creo,

65

desperdiciado aborto del Leteo.
LEBREL Que habemos dado, temo,
en otro mayor mal que Polifemo.
FLORO Quejas son, lastimosas y severas,
cuantas se escuchan de robustas fieras.

70

TIMANTES Y si las copas rústicas miramos
destos funestos ramos,
no pájaros süaves
vemos, nocturnas sí, agoreras aves.
ARQUELAO Y entre sus ramas, rotos y quebrados,

75

trofeos de guerra y caza están colgados.
POLIDORO Todo el sitio es rigor.
FLORO                              Todo espanto.
ANTISTES Todo horror.
ARQUELAO                 Todo asombro.
TIMANTES                                      Todo encanto.
LEBREL Absorto de mirar sus señas quedo.
¿:Creerasme una verdad? Que tengo miedo.

80

CLARIN Sí creeré, si es que arguyo
que por mi corazón se juzga el tuyo.

(Vanse, y quedan los dos.)

ULISES Pues los dos nos quedamos,
por esta parte penetrando vamos.
¿:Qué bosque es este, cielos soberanos?

85

CLARIN Y aun en eso no para
pues, del obscuro centro
suyo, miro salirnos al encuentro
un escuadrón de fieras,
bárbara, inculta güeste, que en hileras

90

mal formadas embiste
a los dos.
ULISES               Defendámonos, ¡ay triste!,
el uno al otro. Pero, ¿:cómo es esto?
No solo a nuestra ofensa se han dispuesto
más humildes: postrados y vencidos,

95

los pechos por la tierra están rendidos.

(Salen animales y hacen lo que se va diciendo.)

Y el rey de todos ellos,
el león, coronado de cabellos,
en pie puesto una vez hacia las peñas
y otra hacia el mar, cortés nos hace señas.

100

¡Oh, generoso bruto,
rey de tanta república absoluto!,
¿:qué me quieres decir cuando a la playa
señalas? ¿:que me vaya
y que no tale más el bosque donde

105

tienes tu imperio? A todo me responde,
inclinada la testa,
con halagos firmando la respuesta.
Creamos, pues, al hado;
que un bruto no mintiera coronado.

110

Convoca a gritos fieros
a nuestros compañeros
para que al mar volvamos
y agradecidos el peligro huyamos.
CLARIN Compañeros de Ulises

115

que discurrís los bárbaros países:
deste encantado monte
desamparad su bárbaro horizonte.
ULISES Al mar volved, al mar; que, tristemente,
con halago las fieras obediente,

120

cuando tus voces nuestras gentes llaman,
quieren quejarse y por quejarse braman.
CLARIN Todas con manso estruendo,
repitiendo las señas, van huyendo.
ULISES Mucho es mi asombro.
CLARIN                              Y mi tristeza es mucha.

125

(Sale huyendo ANTISTES.)

ANTISTES Dioses, ¿:qué tierra es esta?
                                     Atiende, escucha.
Entramos en ese monte,
Ulises, tus compañeros,
a examinar sus entrañas,
a solicitar su centro,

130

cuando a las varias fortunas
del mar pensamos que el cielo
nos había hallado amparo,
nos había dado puerto.
Mas, ¡ay triste!, que el peligro

135

es de mar y tierra dueño;
porque en la tierra y el mar
tiene el peligro su imperio.
Dígalo allí, coronado
de tantos naufragios ciertos,

140

y aquí lo diga, ceñido
de tantos precisos riesgos,
aunque ni el mar ni la tierra
no tienen la culpa dellos,
pues el hombre en tierra y mar

145

lleva el peligro en sí mesmo
por diversos laberintos
que labró, artífice diestro,
sin estudio y sin cuidado
el desaliño del tiempo.

150

Discurrimos ese monte
hasta que, hallándonos dentro,
vimos un rico palacio
tan vanamente soberbio
que, embarazando los aires

155

y los montes afligiendo,
era para aquellos nube
y peñascos para estos
porque se daban la mano
con uno y con otro extremo.

160

Pero aunque viciosos eran,
la virtud no estaba en medio,
saludamos sus umbrales
cortesanamente atentos,
y apenas de nuestras voces

165

la mitad nos hurtó el eco
cuando de ninfas hermosas
un tejido coro bello
las puertas abrió, mostrando
apacible y lisonjero,

170

que había de ser su agasajo
de nuestros males consuelo,
de nuestras penas alivio,
de nuestras tormentas puerto.
Mintió el deseo. Mas, ¿:cuándo

175

dijo verdad el deseo?
Detrás de todas venía,
bien como el dorado Febo
acompañado de estrellas
y cercado de luceros,

180

una mujer tan hermosa
que nos persuadimos, ciegos,
que era, a envidia de Dïana,
la diosa destos desiertos.
Esta, pues, nos preguntó

185

quiénes éramos; y habiendo
informádose de paso
de los infortunios nuestros,
cautelosamente humana
mandó servir al momento

190

a sus damas las bebidas
más generosas, haciendo
con urbanas ceremonias
político al cumplimiento.
Apenas de sus licores

195

el veneno admitió al pecho
cuando corrió al corazón;
y en un instante, un momento,
a delirar empezaron
de todos los que bebieron

200

los sentidos, tan mudados
de lo que fueron primero,
que no solo la embriaguez
entorpeció el sentimiento
del juicio, porción del alma,

205

sino también la del cuerpo.
Pues, poco a poco, extinguidos
los proporcionados miembros,
fueron mudando las formas.
¡Quién vio tan raro portento!

210

¡Quién vio tan extraño hechizo!
¡Quién vio prodigio tan nuevo!
¡Y quién vio que, siendo hermosa
una mujer con extremo,
para hacer los hombres brutos

215

usase de otros remedios,
pues destas transformaciones
es la hermosura el veneno!
Cuál era ya racional
bruto de pieles cubierto;

220

cuál, de manchas salpicado,
fiera con entendimiento.
Cuál sierpe armada de conchas;
cuál de agudas puntas lleno,
cuál animal más inmundo,

225

y todos al fin a un tiempo
articulaban gemidos
pensando que eran acentos.
La mágica entonces dijo:
«Hoy veréis, cobardes griegos,

230

de la manera que Circe
trata cuantos pasajeros
aquestos umbrales tocan».
Yo, que por ser el que haciendo
estaba la relación

235

de nuestros varios sujetos,
aún no había al labio dado
el vaso, el peligro viendo,
sin que reparara en mí
Circe, corrí; que en efeto

240

el que se sabe librar
de los venenos más fieros
de una hermosura es quien solo
niega los labios a ellos.
Esto, en fin, me ha sucedido;

245

y vengo a avisarte desto
porque desta esfinge huyamos.
Pero, ¿:dónde podrá el cielo
librarnos de una mujer
con hermosura e ingenio?

250

ULISES ¿:Cuándo vengada estarás,
¡oh injusta deidad de Venus!,
de Grecia? ¿:Cuándo tendrán
divinas cóleras medio?
ANTISTES No en lastimosos gemidos

255

la ocasión embaracemos
que tenemos de librarnos:
al mar volvamos huyendo.
ULISES ¿:Cómo habemos de dejar
así a nuestros compañeros?

260

CLARIN Perdernos, señor, nosotros
no es alivio para ellos.
ULISES Juno, si en desprecio tuyo
Venus ofende a los griegos,
¿:cómo tú no los defiendes

265

quejosa de tu desprecio?
Acuérdate que, ofendida
de Paris, a nuestro acero
le fïaste tu venganza.
Acuérdate que sangrientos

270

por ti abrasamos a Troya,
cuyo no apagado incendio
hoy en padrones de humo
está en cenizas ardiendo.
Si por haberte vengado

275

tantos males padecemos,
remédianos, Juno bella,
contra la deidad de Venus.

(Tocan chirimías, y sale en un arco, IRIS, ninfa, y canta la música.)

MUSICA Iris, ninfa de los aires,
el arco despliega bellos,

280

y mensajera de Juno
rasga los azules velos.
IRIS (Cantando.) Ya la obedezco; y batiendo
las alas rompe los vientos.
ULISES Línea de púrpura y nieve,

285

nube de rosa y de fuego,
verde, roja y amarilla
nos deslumbran sus reflejos.
ANTISTES Que hermoso rasgo corrido
en el papel de los cielos,

290

bandera es de paz.
ULISES                         Y en él
está la ninfa pendiendo,
embajatriz de las diosas,
reina de dos elementos.
Iris, bellísima ninfa,

295

si tu respuesta merezco,
¿:qué, dichosa, vas buscando?,
¿:qué, infelice, vas huyendo?
IRIS (Cantando.) A tus fortunas atenta,
¡oh nunca vencido griego!,

300

Juno tu amparo dispone
y yo de su parte vengo.
Este ramo que te traigo
de varias flores cubierto,
hoy contra Circe será

305

trïaca de sus venenos.
Toca con él sus hechizos:
(Deja caer un ramillete.)
desvaneceranse luego
como al amor no te rindas.
Que con avisarte desto

310

ya la obedezco; y batiendo
las alas rompo los vientos.
TODA LA MUSICA Y batiendo las alas rompo los vientos.

(Desaparece con chirimías el arco y la ninfa.)

ULISES Hermoso aliento de Juno,
no desvanezcas tan presto

315

tanto aparato de estrellas,
tanta pompa de luceros.
Espera, detente, aguarda
que te sacrifique el pecho
estas lágrimas, que lleves

320

en señal de rendimiento.
CLARIN Ya las esparcidas luces
va doblando y recogiendo
hasta perderse de vista
por las campañas del viento

325

ULISES Ya no hay que temer de Circe
los encantos, pues ya veo
tan de mi parte los hados,
tan en mi favor los cielos.
A sus palacios me guía;

330

verasme vencer en ellos
sus hechizos y librar
a todos mis compañeros.
ANTISTES No es menester que te guíe
a sus ojos; que ella, haciendo

335

salva a tus peligros, sale
al son de mil instrumentos.

(Sale CIRCE, ASTREA, LIBIA , CASIMIRA, TISBE, CLORI y todas las músicas y músicos. Trae ASTREA un vaso y salva, y LIBIA una toalla, y cantan.)

MUSICA En hora dichosa venga
a los palacios de Circe
el siempre invencible griego,

340

el nunca vencible Ulises.
CIRCE En hora dichosa venga
hoy a este palacio hermoso
el griego más generoso
que vio el sol, donde prevenga

345

blando albergue y donde tenga
dulce hospedaje; y atento
a sus fortunas, contento
pueda en la tierra triunfar
de la cólera del mar

350

y de la saña del viento.
Felice, pues, fuese el día
que estos piélagos sulcó;
felice fuese el que halló
abrigo en la patria mía;

355

y felice la osadía
con que ya vencer presuma
en tranquila paz, en suma
felicidad inmortal,
ese monstruo de cristal

360

siempre escamado de espuma.
Que yo, al cielo agradecida
pues ya mis venturas sé,
de tanto huésped daré
parabienes a mi vida.

365

Y así, a tus plantas rendida
con aplausos diferentes,
vengo a recibir tus gentes
hurtando en ecos süaves
las cláusulas de las aves,

370

los compases a las fuentes.
Y porque al que el mar vivió
lo que más en él le obliga
a sentir es la fatiga
de la sed que padeció

375

(¡quién sed en tanta agua vio!),
a traerte aquí se atreven
los aplausos que me mueven,
en señal de cuán piadoso
es mi afecto, el generoso

380

néctar que los dioses beben.
Bebe y sin pavor ninguno
brinda la gran majestad
de Júpiter, la beldad
de Venus, ciencias de Juno,

385

de Marte armas, de Neptuno
ondas, de Dïana honor,
flores de Flora, esplendor
de Apolo y, por varios modos,
porque en uno asisten todos,

390

bebe y brinda al dios de Amor.
ULISES Bellísima cazadora
que en este opaco horizonte,
siendo noche todo el monte,
todo el monte haces aurora,

395

pues no amaneció hasta ahora
que te vi la luz en él:
rendido admite, y fïel,
un peregrino del mar
que halló piadoso al pesar,

400

que halló a la dicha crüel.
Esa nave derrotada
que con tanta sed anhela,
pez que por las ondas vuela,
ave que en los aires nada,

405

a tu deidad consagrada
víctima ya sin ejemplo
de tus aras la contemplo,
pues aquí se ha de quedar
por trofeo de tu altar,

410

por despojo de tu templo.
El néctar con que has brindado
mi feliz venida aceto

(Llegan ASTREA y LIBIA.)

aunque temor y respeto
me han suspendido y turbado,

415

tanto que, de recatado,
no me atrevo a tus favores
sin que otros labios mejores
lisonjeen tus agravios;
y así, antes que con los labios,

420

haré la salva con flores.
(Moja el ramillete y sale fuego del vaso.)
ASTREA ¡En fuego el agua encendió!
LIBIA ¡Qué es lo que mis ojos ven!
CIRCE ¿:Quién, cielos airados, quién,
más ha sabido que yo?

425

ULISES Quien tus encantos venció
deidad superior ha sido;
y pues a tiempo ha venido
que a tantos vengar espero,
verás, mágica, este acero

430

en tu púrpura teñido.
CIRCE Aunque llego a merecer
la muerte, es bien que te asombre;
que no es vitoria de un hombre
el matar una mujer.

435

Valor tan hecho a vencer,
no ha de ser, no, mi homicida.
Rendida tienes mi vida:
luego de tu acero hoy
dos veces segura estoy,

440

por mujer y por rendida.
ULISES Por rendida y por mujer
darte la muerte no quiero.
Vida tienes, mas primero
que en la vaina vuelva a ver

445

la cuchilla, has de traer
mis compañeros aquí.
CIRCE Eso y más haré por ti.
Oíd, racionales fieras,
en vuestras formas primeras

450

trocad las formas que os di.

(Salen cada uno de por sí.)

TIMANTES ¿:Qué es lo que me ha sucedido
este rato que he soñado?
POLIDORO En un león transformado
mi letargo me ha tenido.

455

FLORO ¿:Qué ajeno de mi sentido
me ha usurpado un frenesí?
ARQUELAO ¡Gracias a Dios que te vi,
oh campo azul cristalino!
LEBREL Vive Dios que fui un cochino

460

y aún me soy lo que me fui.
CIRCE Ya libres tus gentes ves.
ULISES Y ya aquí no hay que esperar:
¡alto, amigos, a embarcar!
TIMANTES A todos nos da tus pies

465

por esta ventura.
CIRCE                      Pues
tan seguro estás de mí,
no te ausentes, no, de aquí
sin que llegue a saber yo
más despacio quién venció

470

mis encantos.
ULISES                    Oye.
CIRCE                            Di.
ULISES Si caben tantos sucesos
en el coro de unas voces:
la fértil Grecia es mi patria
y Ulises mi propio nombre.

475

Aunque inclinado a las letras,
militares escuadrones
seguí, que en mí se admiraron
espada y pluma conformes.
Cerqué a Troya y rendí a Troya,

480

no me permitas que torne
a la memoria sus ruinas;
basta que Venus las llore.
Heredero de las armas
de Aquiles fui, porque logren,

485

si dueño no tan valiente,
dueño a lo menos tan noble.
Al mar me entregué pensando
volver a mi patria, donde
trocara el bélico estruendo

490

a regalados favores.
Engañome mi esperanza,
mintiome mi amor, burlome
mi deseo. ¡Oh cuánto fácil
su dicha imagina el hombre!

495

Venus, del griego ofendida,
mis venturas descompone;
que es, aunque diosa, mujer
en quien duran los rencores.
La cárcel abrió a los vientos,

500

para mi agravio, veloces;
que para mis esperanzas
aun fueran los vientos torpes.
Ellos, que airados embisten,
la fértil armada rompen,

505

y yo, turbado, perdí
con la confusión el norte.
Huésped viví de Neptuno
seis años, y por salobres
campañas de agua sospecho

510

que he dado una vuelta al orbe.
Entre Caribdis y Escila
me vi, y a las dulces voces
del golfo de las sirenas
basilisco fui de bronce.

515

Llegué al pie del Lilibeo,
ese gigante que opone
al cielo sus puntas siendo
excelsa pira de flores,
donde fui de Polifemo

520

mísero cautivo, y donde
con su muerte rescaté
mi vida de sus prisiones,
el trágico fin vengando
de Acis , generoso joven,

525

y la hermosa Galatea,
hija de Tetis y Doris,
que, lágrimas de un peñasco,
al mar en dos fuentes corren,
cuando... Mas deber no quiero

530

tan poco a hazaña tan noble
que la desluzga en contarla
presumiendo que la ignores;
basta decir que, seguro
de sus castigos atroces,

535

tuvimos por agradables
de los vientos los rigores;
porque tan airados fueron
que nos trajeron adonde
el riesgo de una mujer

540

venciese al horror de un hombre,
pues venimos donde tú
mágicas transformaciones
usas: llorando lo digan
esas fieras y esos robles.

545

Y así, pues tan generosas
deidades más superiores
me aseguran, volveré,
huyendo de tus rigores,
a quebrantar los cristales

550

dese piélago que sobre
sus espaldas tantos años
huésped me admitió. Descoge,
¡oh surto delfín que vuelas,
varado neblí que corres!,

555

las alas porque otra vez
la plata del agua cortes,
o con la quilla la rices
o con el buco la entorches.
Torne, pues, al albedrío

560

de agua y mar la nave, y torne
a llevarme donde fuere
la voluntad de los dioses.
CIRCE Retórico griego, a quien
este escollo cristalino,

565

ese peñasco de nieve,
esa campaña de vidrio,
náufrago huésped le tuvo
tantos años: pues vencidos
los hados llegas trayendo

570

aquesas flores contigo,
que son antídoto hermoso,
que son conjuro divino
contra mortales venenos,
contra mágicos hechizos,

575

no tan presto a peinar vuelvas
al mar los cabellos rizos,
que canos y ajados son
hermosos con desaliño.
Deja descansar las ondas;

580

y ese bajel que al abrigo
de dos montes surto yace,
permite que, agradecido
a la piedad de los cielos,
de los hados al arbitrio,

585

blanda y no penosamente
bata las alas de lino
en tanto que te reparas
de aquel pasado peligro
que derrotado te trujo

590

a aquestos montes altivos.
Y para que sepas cuánto
asombro es el que has vencido,
darte relación de mí
este instante solicito:

595

esa luminar antorcha
que desde su plaustro rico
el cielo ilumina a rayos,
el mundo describe a giros.
Ese planeta que corre

600

siempre hermoso, siempre vivo,
llevándose tras sí el día
fue el luciente padre mío.
Prima nací de Medea
en Tesalia, donde fuimos

605

asombro de sus estudios
y de sus ciencias prodigio;
porque enseñadas las dos
de un gran mágico, nos hizo
docto escándalo del mundo,

610

sabio portento del siglo;
que, en fin, las mujeres, cuando
tal vez aplicar se han visto
a las letras o a las armas,
los hombres han excedido;

615

y así, ellos envidiosos,
viendo nuestro ánimo invicto,
viendo agudo nuestro ingenio,
porque no fuera el dominio
todo nuestro, nos vedaron

620

las espadas y los libros.
No te digo que estudié
con generoso motivo
Matemáticas, de quien
la Filosofía principio

625

fue; no te digo que al cielo
los dos movimientos mido,
natural y rapto, siendo
ambos a un tiempo continuos.
No te digo que del sol

630

los veloces cursos sigo
siendo cambiante cuaderno
de tornasoles y visos;
no que de la luna observo
los resplandores mendigos,

635

pues una dádiva suya
los hace pobres o ricos.
No te digo que los astros,
bien errantes o bien fijos,
en ese papel azul

640

son mis letras: solo digo
que esto, aunque es estudio noble,
fue para mi ingenio indigno,
pues pasando a más empeños
la ambición de mi albedrío,

645

el canto entiendo a las aves
y a las fieras los bramidos,
siendo para mí
agüeros o vaticinios.
Cuantos pájaros al aire

650

vuelan, ramilletes vivos,
dando a entender que se llevan
la primavera consigo,
renglones son para mí
ni señalados, ni escritos.

655

La armonía de las flores
que en hermosos laberintos
parece que es natural
sé yo bien que es artificio,
pues son en planta en que el cielo

660

estampa raros avisos.
Por las rayas de la mano
la quiromancia examino
cuando, en ajadas arrugas
de la piel, el [fin] admiro

665

del hombre; la geomancia
en la tierra cuando escribo
mis caracteres en ella;
y en ella también consigo
la piromancia cuando

670

de su centro, de su abismo,
hago abrirse las entrañas
y abortar a mis gemidos
los difuntos que responden
de mi conjuro oprimidos.

675

Mas, ¿:qué mucho, si al infierno
tal vez obediente he visto
temblar de mí, si tal vez
sus espíritus aflijo?
Pero, ¿:para qué te canso?

680

Pero, ¿:para qué repito
grandezas mías, si todas
en esta sola las cifro?
Para que mejor pudiese
entregarme a mis desinios,

685

a Trinacria vine, donde,
en este apartado sitio
del Etna y del Lilibeo,
estos palacios fabrico,
deleitosas selvas fundo

690

y montes incultos finjo.
Aquí, pues, siendo bandida,
emperatriz de sus riscos,
la vida cobro en tributo
de todos los peregrinos

695

que, náufragos en el mar,
a la ley de su destino,
cerrado puerto de nieve,
osaron abrir caminos.
Y porque fuese mi imperio

700

más raro y más exquisito,
esas fieras y esos troncos
todos son vasallos míos;
que los troncos y las fieras
viven aquí con instinto,

705

pues árboles racionales
son hombres vegetativos.
Esta soy, y con mirar
el sol a mi voz rendido,
la luna a mi acción atenta,

710

obediente a mi suspiro
toda la caterva hermosa
de los astros y los signos;
con saber que cuando quiero
el cielo empaño, que vibro

715

los rayos, que de las nubes
aborto piedra y granizo,
que hago estremecer los montes,
caducar los edificios,
titubear todo ese mar

720

y penetrar los abismos;
y, finalmente, trocarse
los hombres sin albedrío
en varias formas, teniendo
ya en las peñas obeliscos,

725

ya en las cortezas sepulcro
y ya en las grutas asilo:
hoy a tus plantas me postro,
hoy a tu valor me rindo
y como mujer te ruego,

730

como señora te pido,
como emperatriz te mando,
como sabia te suplico
no te ausentes hasta tanto
que hayas del hado vencido

735

el rigor con que te trajo
derrotado y perseguido
a inculcar aquestos mares.
Quédate unos días conmigo;
verás trocado mi extremo

740

de riguroso en benigno
con el gusto que te hospedo,
con la atención que te sirvo,
siendo el Flegra desde hoy,
no ya fiero, no ya esquivo

745

hospedaje de Saturno
siempre en roja sangre tinto;
selva sí, de Amor y Venus,
deleitoso paraíso
donde sea todo gusto,

750

todo aplausos, todo alivios,
todo paz, todo descanso.
Y no quieras más indicio
de mi piedad que ser hoy
el primero que ha venido

755

a aquestos montes a quien
con algún afecto miro,
con algún agrado escucho,
con algún cuidado asisto,
con algún gusto deseo

760

y con toda el alma estimo.
ULISES No fuera Ulises si, ya
que a estos montes he venido,
la libertad no trujera
a cuantos aquí cautivos

765

tiene el encanto. Hoy seré
de aquesta esfinge el Edipo.
ANTISTES Señor, no de sus lisonjas [7]
te creas, porque es fingido
su halago.
LEBREL               Huyamos de aquí.

770

CIRCE ¿:Qué dices, Ulises?
ULISES                            Digo
que no pudiera ser noble
quien no fuese agradecido;
y que conmigo he de ser
cruel por ser cortés contigo.

775

CASIMIRA ¡Ay de ti, porque no sabes
a lo que te has atrevido!
CIRCE Pídeme pues, en albricias,
una merced.
ULISES                 Solo pido
que estos dos árboles que hoy

780

a lástima me han movido
porque fue mi acero causa
de aumentarles su martirio,
en pago de aquesto, sean
a la luz restitüidos.

785

CIRCE Este árbol, Flérida, una
divina hermosura ha sido,
dama mía y mi privanza;
rindió al amor su albedrío
enamorada de un joven,

790

Lisidas es su apellido,
heredero de Toscana
que, de ese mar peregrino,
salió a tierra; y porque osados
profanaron el retiro

795

de mi palacio, así yacen
en árboles convertidos.
Porque aunque yo fiera y monstruo
tan dada soy a los vicios,
solos delitos de amor

800

fueron para mí delitos;
tanto que, Arsidas, valiente
joven y príncipe invicto
de Trinacria, a cuyo imperio
estos montes tiranizo,

805

con saber que enamorado
de mi hermosura ha venido,
no ha merecido tener
más favor que volver vivo.
Pero ya que es la primera

810

cosa que tú me has pedido,
Flérida y Lisidas rompan
las prisiones que han tenido.

(Abrense dos árboles y salen FLERIDA y LISIDAS.)

LISIDAS Torpe el discurso, atado el pensamiento,
la razón ciega, el ánimo oprimido,

815

sin uso el alma, el corazón rendido,
muda la voz y tímido el aliento.
Sin voluntad, memoria, entendimiento,
vivo cadáver deste tronco he sido.
Ya, pues, que me quitabas el sentido,

820

quitárasme también el sentimiento.
Si de amar, ¡ay de mí!, a Flérida bella
castigo fue esta forma, en vano quieres
que yo me olvide, porque vivo en ella.
Los troncos aman, luego mal infieres

825

que por ser tronco venceré mi estrella,
pues no la vences tú y más sabia eres.
FLERIDA Racional, vegetable y sensitiva
alma el cielo le dio al sujeto humano;
vegetable y sensible al bruto ufano,

830

[7v]
al tronco y a la flor vegetativa.
Tres almas son; si de las dos me priva
tu voz porque amo a Lisidas, en vano
solicitas mi olvido, pues es llano
que, aun tronco, alma me dejas con que viva.

835

No de todo mi amor tendrá la palma
la parte en que has querido conservarme;
de aquella sí, que permitió esta calma.
Luego mudarme en tronco no es mudarme,
porque si no me quitas toda el alma,

840

todo el amor no has de poder quitarme.
CIRCE Agradeced vuestras vidas
al huésped que me ha venido
y vivid los dos seguros
por él ya de mis castigos,

845

como de vuestros amores
no deis el más leve indicio.
LISIDAS Siempre Ulises me tendrás
a tus pies agradecido.
FLERIDA Y siempre confesaré

850

que por cuenta tuya vivo.
CIRCE Pues porque empiecen a ser
desde hoy aplausos festivos,
todo el monte, todo el valle,
todo el mar y todo el sitio,

855

volved a cantar y todos
con él volved y con migo.
MUSICA En hora dichosa venga
a los palacios de Circe
el rayo de los troyanos,

860

el discreto y fuerte Ulises.
En hora dichosa venga.

(Sale ARSIDAS.)

ARSIDAS No venga en hora dichosa
felice en desprecio mío,
ni el que fue sepulcro a tantos,

865

hoy a uno solo sea alivio.
Peligre en la tierra quien
por aquesos mares vino
en su sombra tropezando
de un peligro a otro peligro.

870

Ese acento armonioso
que le saluda benigno,
airado trueque en endechas
tristes, fúnebres caïstros,
las cláusulas porque sean

875

de sus tragedias aviso;
que no es justo, no, que un griego
extranjero, advenedizo,
de tanto usado rigor
venga a mudar el estilo.

880

¿:Desde cuándo, Circe bella,
con tanto aplauso festivo,
con tan alegre aparato,
tanto noble regocijo,
al forastero saludas,

885

recibes al peregrino,
sin que este mar o estas peñas
le sirvan de precipicio,
o ya convertido en fiera
o ya en árbol convertido

890

tenga en las peñas su estancia,
tenga en las grutas su asilo?
Príncipe soy de Trinacria;
no derrotado y perdido
llegué a este puerto, pues vine

895

de más afectos traído,
porque aun aquesto también
debieses a mi albedrío;
que no quiso, no, él: solo
porque le fue fuerza quiso;

900

ni es sacrificio no siendo
voluntario el sacrificio.
Y en cuanto tiempo estos montes
por solo mirarte vivo,
no he debido a tu rigor,

905

ni a tu crueldad he debido,
una acción a quien me muestre
gustoso ni agradecido,
tanto que aún de tus encantos
libre estos campos asisto,

910

porque en tantos sentimientos
no me faltasen sentidos.
Pues dos hombres solamente
los que nos libramos fuimos,
Ulises y yo, porque

915

todo hoy en desprecio mío
resulte; pues, si los dos
nos reservamos, ha sido
Ulises para gozarlo
y Arsidas para sentirlo.

920

ULISES Si de mi dicha envidioso,
si de mi suerte ofendido...
CIRCE Calla Arsidas , si conoces
que la vida te permito,
porque es la mayor venganza

925

que tomo, como tú has dicho,
dejarte vivir teniendo
sentimientos y sentidos.
Quejarte de mí es decirme
que lo que busco consigo;

930

y así, porque tú te quejes,
yo la causa no te quito.
Cantad, cantad; y tú ven,
Ulises, al lado mío.
LEBREL [Aparte.] No son muy malas las dos

935

Circecillas de a poquito.
No hay que volver a dar cartas,
que yo las tomo y no miro.
CIRCE [Aparte.] Habíanme dicho que eran
los griegos, feos y esquivos;

940

y ni esquivos son, ni feos,
tanto como me habían dicho.
LISIDAS Gracias a Amor que otra vez
Flérida hermosa te miro.
FLERIDA Gracias Lisidas a Amor,

945

que otra vez a amarte vivo.
CIRCE [Aparte.] Vencerale mi hermosura
pues mi ciencia no ha podido.
ULISES [Aparte.] Libraré de aquesta fiera
a Trinacria si amor finjo.

950

ARSIDAS [Aparte.] Solo celos me faltaban:
ya está todo el mal cumplido.
MUSICA En hora dichosa venga
[a los palacios de Circe
el siempre invencible griego,

955

el nunca vencible Ulises.

Jornada II

               

Descubre un palacio muy suntuoso, y van saliendo todas las damas por diferentes partes y llegan a la puerta, y sale CIRCE.

LIBIA                 Señora, ¿:qué llanto es este?
ASTREA ¿:Qué pena, señora, es esta?
CLORI ¿:Tú lágrimas en los ojos?
FLERIDA ¿:Tú suspiros y tú quejas?
TISBE ¿:Qué ocasión pudo moverte

5

a que sentimientos tengas?
CASIMIRA Los males comunicados
se alivian si no se vencen.
CIRCE Quien tiene de qué quejarse,
¡oh cuánto en quejarse yerra!;

10

que la justicia del llanto
hace apacibles las penas.
Yo así mi tristeza quiero
que tan poco no me deba,
que en repetirla procure

15

hacer menor mi tristeza.
Dejadme sola.

[Aparte LIBIA y ASTREA.]

ASTREA                       ¿:Oyes, Libia?
LIBIA Razonablemente, Astrea.
ASTREA ¡Plegue a Amor que estos extremos
lo que yo pienso no sean!

20

LIBIA ¡Plegue a Amor que sí! ¿:Acaso
qué es lo que plegamos piensas?
Pues si es amor la ocasión
dellos, y ella a ver se llega
enamorada, dará...

25

ASTREA ¿:Qué?
LIBIA         Libertad de conciencia.
ASTREA Holgareme de salir
de religión tan estrecha
como es el honor. Vestales
vírgenes Diana celebra

30

entre gentes; mas nosotras,
entre animales y fieras,
somos vírgenes bestiales.
LIBIA Calla porque no lo entienda.

(Vanse todas.)

CIRCE Flérida, tú no te ausentes:

35

sola conmigo te queda,
que tengo que hablarte sola.
FLERIDA [Aparte.] Sin duda, ¡cielos!, que intenta
darme castigo mayor
que el que en la dura corteza

40

tuve porque hablé esta tarde
a Lisidas.
CIRCE               Oye atenta.
Este Ulises, este griego
que esa marítima bestia
subió sin duda en el mar

45

para escupirle en la tierra;
este que a la discreción
de los vientos, con deshecha
fortuna, tan derrotado
llegó a tocar estas selvas;

50

este que trujo deidad
superior en su defensa,
pues burlando mis encantos
les tiraniza la fuerza;
este, pues, que mi hospedaje

55

cortesanamente aceta,
adonde hoy tan divertido
vive olvidado de Grecia:
como si fuera mi vida
Troya, ha introducido en ella

60

tanto fuego, que en cenizas
no dudo que se resuelva.
Y con razón, porque ya,
en callado fuego envuelto,
cada aliento es un volcán,

65

cada suspiro es un Etna.
Quisiera... «Quisiera» dije:
mal empecé, pues si es fuerza
querer, Flérida, y ya quiero,
me erré en decir que quisiera.

70

Quiero, digo; pero quiero
tanto a mi ambición atenta,
que quiero a Ulises y no
quiero que Ulises lo entienda.
Agora te admirarás

75

de que yo, que tan soberbia
tu amor reñí, te fíe el mío;
pero admiraraste necia,
porque la causa mayor,
porque la ocasión más cierta

80

de incurrir en una culpa
es haber dicho mal della.
Y porque el contar delitos
a quien es cómplice cuesta
menos vergüenza, yo quise

85

regatear esta vergüenza
y, porque me cueste menos,
decirlos a quien los sepa.
Yo amo, en fin, Flérida mía:
vengada estás de mi ofensa.

90

Pluguiera a Júpiter santo
tú transformarme pudieras
a mí en insensible planta,
que yo te lo agradeciera;
porque si supiera entonces

95

lo que es amor, más quisiera
verte enamorada y viva
que no enamorada y muerta.
Enamorada, en efeto,
llego, y pues tú a saber llegas

100

qué es amor, de ti pretendo
ayudar una cautela;
y es que, para poder yo
hablar con él sin que él sepa
que soy yo la que le habla,

105

tú con ruegos y finezas
le has de enamorar de día,
y diciéndole que venga
de noche a hablarte, estaré
yo, con tu nombre encubierta,

110

donde mi altivez, mi honor,
mi vanidad, mi soberbia,
mi respeto, mi decoro
no se rindan y...
FLERIDA                      Oye, espera,
que quieres hacer en mí

115

dos costosas experiencias.
Yo amo a Lisidas, y tú,
cruel señora, me ordenas
que disimule el amarle;
yo no amo a Ulises y intentas

120

que amarle finja; pues, ¿:cómo,
a dos afectos atenta,
quieres que olvide a quien quiero
y que a quien olvido quiera?
Damas tienes con quien hoy

125

partir los afectos puedas;
a un alma basta un cuidado.
CIRCE Y aun la misma causa es esa.
Yo sé que quien llega a estar
enamorada no deja

130

lugar para otro cuidado
en el alma; luego acierta
quien a ella el suyo le fía,
pues que no peligra en ella
el riesgo de enamorarse,

135

pues ya lo está; de manera
que tú no me darás celos,
y otra sí, cuando te vea
con Ulises, pues tu amor
sanea la contingencia.

140

Esto ha de ser en efeto.
Mas, ¿:qué ruido es ese?
FLERIDA                                 Llegan
dos crïados aquí, y traen
sin duda alguna pendencia.
CIRCE Retírate, que no quiero

145

que a todas horas me vean,
y escuchemos desde aquí
lo que tratan en mi ausencia.

(Retíranse, y salen LEBREL y CLARIN.)

LEBREL Digo que es la mejor vida
que tuve en mi vida aquesta.

150

CLARIN ¿:Eso dices?
LEBREL                 Esto digo,
y que en el mundo no hay tierra
como Trinacria , y que Circe
es un ángel en belleza
y condición.
CLARIN                 Estás loco.

155

LEBREL Dime, ¿:ella no nos hospeda
como a unos reyes?
CLARIN                         Es cierto;
mas mucho mejor nos fuera
que en sus palacios estar
en un bodegón de Grecia.

160

LEBREL ¿:No comemos lindamente?
CLARIN No; que no hay comida buena
adonde no doy bocado
que no piense que me deja
hecho un cochino.
LEBREL                         No es

165

tan malo como tú piensas,
que yo lo fui y no me hallaba eso
mal con serlo; de manera
que a cuantos cochinos hay
sin aliño y sin limpieza

170

disculpo, porque se ahorran
de muchas impertinencias.
Y al caso: ¿:dónde hallarás
una cama tan compuesta?
CLARIN No está el descanso en la cama,

175

ni hay pícaro que no duerma
sin penas en un pajar
mejor que un señor con ellas
en un cama dorada.
LEBREL ¿:Dónde estos jardines vieras?

180

CLARIN ¿:Para qué quiero jardines?
LEBREL Cogite: ¿:dónde tuvieras
dos mozas de tan buen aire
como son Libia y Astrea?
CLARIN Dareme por conclüido

185

en tocándome esa tecla,
pero no confesaré
que Circe no es una fiera
nigromántica, encantadora,
energúmena, hechicera

190

súcuba, íncuba; y en fin,
es por acabar el tema,
con los demonios demonia
como con los duendes duenda.
CIRCE [Aparte, a FLERIDA.]
No puedo sufrir ya más

195

el escuchar mis ofensas.
FLERIDA No te des por entendida.
CLARIN Y es Circe...
CIRCE                 ¿:Qué es?
CLARIN                              ...una reina;
y a quien dijere otra cosa
le daré, porque no mienta,

200

dos mil palos como uno;
y a ti, porque no te atrevas
a hablar mal de las señoras
doñas Circes en su ausencia,
yo te haré...
LEBREL                 Pues, ¿:quién hablaba

205

mal sino tú?
CLARIN                 Buena es esta;
¡a mí por los filos!
CIRCE                         Basta.
LEBREL Yo...
CIRCE          Bien está.
CLARIN [Aparte.]           El cielo quiera
que no oyese lo demás.
LEBREL ¡Que tan gran mentira creas!

210

CIRCE Yo sé bien lo que es verdad.
Vós os salid allá fuera;
que yo haré que mi castigo
hoy escarmiente la lengua
que habló mal de mí.
CLARIN                              Y será

215

muy justo.
LEBREL                 ¡Que esto suceda!

(Vase LEBREL.)

CIRCE A ti, en pago de que así
hoy mis acciones defiendas,
te quiero dar un tesoro
con que rico a Grecia vuelvas.

220

De ese monte en lo intrincado
llamarás con voces fieras
tres veces a Brutamonte,
que él te dará la respuesta.
CLARIN Mil veces tus plantas beso.

225

¡Que bien tu gran valor muestras!
A toda ley hablar bien.
¡Que haya hombres de mala lengua!

(Vase CLARIN.)

FLERIDA ¿:Cómo castigas, señora,
al que te defiende y premias

230

al que te ofende?
CIRCE                      A su tiempo
verás el premio que lleva.

(Sale ASTREA.)

ASTREA Ulises desde su cuarto
al tuyo pasa.
CIRCE                 Aquí empieza
del amor y el altivez

235

la más cautelosa guerra,
pues no he de dar por vencida
la que quiero que se venza.

(Salen ULISES y compañeros.)

ULISES [Aparte.] Temeroso vengo, ¡ay triste!,
a ver a Circe, si es fuerza

240

que como sabia la admire
y la admire como bella.
¡Quién no se hubiera fïado
tanto de sí! ¡Quién no hubiera
hecho cautela el quedarse!

245

Pues ya contra su cautela
es imposible olvidarla
y es imposible quererla.
CIRCE En este hermoso jardín,
adonde la primavera

250

llamó las flores a Cortes
para jurar por su reina
a la rosa, que teñida
en sangre de Venus bella
púrpura viste real,

255

generoso honor de Grecia,
en tanto que de una caza
boreal el término llega,
que será luego que el sol
vaya perdiendo la fuerza,

260

con músicas y festines
te espero, porque la ausencia
y memorias de tu patria
entretenido diviertas.
ULISES Bellísima Circe, en quien

265

por lo hermoso y lo discreto
o está de más el ingenio
o está de más la belleza,
no es menester que mi vida
tantas lisonjas te deba

300

para que rendido siempre
a tus plantas la agradezca;
que merecer adorar
tu hermosura...
CIRCE                       Aguarda, espera;
que este cortés cumplimiento

305

no quiero, Ulises, que sea
carta de favor con que
a mi respeto te atrevas;
que una cosa es hospedarte
agradecido a tus prendas,

310

y otra es escucharte amores.
ULISES Ni yo, Circe, me atreviera
a decirlos; que una cosa
es cortesana fineza
y otra, fineza amorosa.

315

CIRCE Pluguiera a Dios que lo fuera.
En esta tejida alfombra
que de colores diversas
labró el abril, a quien sirve
de dosel la copa amena

320

de un laurel, al sol hagamos
apacible resistencia:
vayan tomando lugares
todos, y tú aquí te asienta.
ULISES Temo enojarte otra vez.

325

CIRCE [Aparte, a FLERIDA.]
Flérida: a entablar empieza
lo que has de fingir.

(Van tomando lugares las damas y los galanes, y ULISES se sienta en medio de CIRCE y FLERIDA.)

FLERIDA                            Aquí
me siento porque quisiera
daros a entender, Ulises,
lo que me debéis.
LISIDAS [Aparte.]            ¡Qué llegan

330

a ver mis ojos, ay cielos!
Flérida al lado se sienta
de Ulises, y con él habla;
denme los cielos paciencia.
ANTISTES [Aparte.] Infelices de nosotros

335

si a estas lisonjas se entrega
Ulises, pues tarde o nunca
daremos la vuelta a Grecia. (Vase.)
MUSICA Solo el silencio testigo
ha de ser de mi tormento,

340

y aun no cabe lo que siento.
en todo lo que no digo.

(Sale ARSIDAS.)

ARSIDAS Si para ver sus desdichas
siempre ha tenido licencia
un triste, porque el pesar

345

a nadie cerró las puertas,
no te admires que la tome
yo y que a tus jardines venga,
pues he de mirar mis celos,
a mirarlos de más cerca.

350

CIRCE Yo no doy satisfaciones,
pero huélgome que seas
testigo desto porque
sin que yo las dé las tengas.
ARSIDAS Pues siendo así, y que ya Ulises

355

está a la mano derecha
como escogido, yo tomo,
como dejado, la izquierda.
CIRCE Pues habemos de pasar
aquí el ardor de la siesta,

360

porque una aguda cuestión
más a todos entretenga,
haz Flérida una pregunta
y cada uno la defienda.
FLERIDA Diré lo que a mí me pasa

365

porque Lisidas lo entienda:
Danteo ama a Lisis bella,
y Lisis manda a Danteo
disimular su deseo.
Silvio olvida a Clorida, y ella

370

manda que finja querella.
Danteo amando ha de callar;
Silvio no amando mostrar
que ama, siendo esto forzoso.
¿:Cuál es más dificultoso,

375

fingir o disimular?
ULISES Disimular, el que amó,
lo más difícil ha sido.
ARSIDAS Fingir, el que no ha querido,
más difícil juzgo yo.

380

CASIMIRA Esta opinión me agradó.
ARQUELAO Yo estotra pienso seguir.
CLARIN ¿:Quién disimula el sentir?
LISIDAS Y, ¿:quién fingirá el amar?
LEBREL Lo más es disimular.

385

ARSIDAS Lo menos es el fingir.
ULISES El hombre que enamorado
está (quien lo está no ignora
que esto es así) a cualquier hora
trae consigo su cuidado;

390

el que finge no olvidado
puede estar hasta llegar
de fingir tiempo y lugar;
luego si a su afecto es juez,
una siempre, otro tal vez,

395

más cuesta el disimular.
ARSIDAS La misma razón ha sido
la que da la vitoria.
Consigo trae su memoria
quien ama; quien finge, olvido.

300

Luego el que ama no ha podido
olvidarse de sentir;
quien finge sí, pues ha de ir
tras la ocasión que se pierde
sin que nadie se lo acuerde:

305

luego más cuesta el fingir.
ULISES El fingir se trae consigo
un cuidado también, pues
batalla es fingir, mas es
batalla sin enemigo;

310

la del que ama, no: testigo
es uno y otro pesar.
Este tiene que triunfar
de muchos afectos ciego,
aquel de uno solo: luego

315

más es el disimular.
ARSIDAS Mayores afectos miente
que el que siente un mal crüel
y le disimula, aquel
que le dice y no le siente.

320

Pruébase esto claramente
si un representante a oír
vamos, porque persuadir
nos hace entonces que amó,
y a un enamorado no:

325

luego más es el fingir.
ULISES Yo siento esto.
ARSIDAS                       Estotro yo.
CIRCE ¿:Qué es esto? Pues, ¿:cómo así
habláis delante de mí?
Duelos del ingenio no

330

el acero los lidió.
Y así, para que salgamos
de la cuestión en que estamos,
desde el empuñado acero
hoy a la experiencia quiero

335

que la duda remitamos.
Ulises no ama, y defiende
que es más celar un ardor.
Arsidas ama en rigor,
y que es más fingirle entiende.

340

Y así mi ingenio pretende
la cuestión averiguar:
los dos la habéis de mostrar
hoy conmigo, y sin reñir:
tú, Ulises, has de fingir;

345

tú, Arsidas, desimular.
Y el que en la experiencia hiciere
primera demonstración,
por premio de la cuestión
una rica joya espere.

350

ARSIDAS Mi amor acetar no quiere
el partido, pues la llama
ha de ocultar que le inflama;
y Ulises no ha de fingir,
pues nada finge en decir

355

que te ama, si te ama.
CIRCE Sospechas son de tus celos,
y esto ha de ser.
ULISES                      Desde aquí
finjo ser tu amante.
CIRCE [Aparte.]              Así
abran camino los cielos

360

para explicar mis desvelos.
ARSIDAS Yo disimulo que no
te quiero, pues me obligó
tu precepto.
CIRCE [Aparte.]   Desta suerte
al uno y el otro advierte

365

mi amor lo que deseó.
FLERIDA [Aparte, a CIRCE.] Si le das a cada uno
un cuidado, ¿:cómo, ¡ay Dios!,
quieres que yo tenga dos?
Pues en mal tan importuno

370

son muchos cuidados uno.
CIRCE [Aparte, a FLERIDA.]
Si ambos los has de tener,
¿:quién te metió, di, en saber
cuál de los dos en rigor
era cuidado mayor,

375

pues no habías de escoger?
ARSIDAS [Aparte.] Circe se va, ingrata y bella;
y aunque su ausencia sentí,
no la seguiré, que así
disimularé el querella.

380

ULISES [Aparte.] Circe se ausenta. Tras ella
iré, aunque mi mal infiero
por mostrarla que la quiero.
CIRCE ¿:Dónde, Ulises, vas?
ULISES                              Tras ti,
que eres el sol de quien fui

385

girasol; vida no espero,
ausente tu rosicler;
y así tus reflejos sigo.
CIRCE Arsidas, ven tú conmigo.
ARSIDAS Tengo otra cosa que hacer;

390

perdona, no puede ser. (Vase.)
CIRCE Bien a los dos considero
en el embate primero.
[Aparte.] ¡Oh si este amor, si este olvido,
uno no fuera fingido

395

y otro fuera verdadero!

(Vanse todos, y FLERIDA detiene a ULISES.)

FLERIDA Oye, Ulises.
ULISES                 ¿:Qué me quieres?
FLERIDA Estoy tan agradecida
a la deuda de mi vida
que, hasta decirte que eres

400

quien hoy en ella prefieres
sus sentidos, no tendré
sosiego en ellos; porque
es el agradecimiento
el más preciso argumento

405

para probar una fe.
ULISES De tus penas obligado,
decir puedo, y afligido,
antes de haberlas sabido
ya me había lastimado.

410

No debes a mi cuidado
lo que por ti no hice allí
cuando a la luz te volví,
porque tú no tienes, no,
que agradecer lo que yo

415

no supe que hacía por ti.
Ahora sí que debieras
mi deseo agradecer,
pues almas quisiera ser
para que tú las tuvieras.

420

FLERIDA Aunque acciones lisonjeras,
agradezca su trofeo
con mis brazos mi deseo.

(Abrázanse; y salen por dos puertas CIRCE y LISIDAS.)

[Aparte.] Yo misma de mí me admiro.
LISIDAS [Aparte.] ¡Qué es esto, cielos, que miro!

425

CIRCE [Aparte.] ¡Qué esto, dioses, que veo!
LISIDAS [Aparte.] El griego Ulises es quien*
darme vida y muerte espera.
CIRCE [Aparte.] Bien que fingiese quisiera;
no que fingiese tan bien.

430

LISIDAS [Aparte.] Muerte mis celos me den.
CIRCE [Aparte.] Mas, ¿:de qué debo quejarme?
LISIDAS [Aparte.] La vida intenta quitarme
que me ha dado, Ulises, ¡cielos!;
porque darme vida y celos

435

no deja de ser matarme.
FLERIDA [A ULISES.] Estaré, como te digo,
de noche en ese jardín
que cae sobre el mar, a fin
de que él solo sea testigo

440

del afecto a que me obligo.
ULISES Flérida, no es grosería
que responda la voz mía
que no te ha de obedecer,
pues es más desaire ser

445

amada por cortesía.
Yo he de fingir ser amante
de Circe, y no lo fingiera
si otro favor admitiera
tan poco firme y constante.

450

No el desengaño te espante;
que aunque de mi pensamiento
otro haya sido el intento,
cesó; que en el mal que sigo
solo el silencio testigo

455

ha de ser de mi tormento. (Vase.)
FLERIDA [Aparte.] No pudiera responder
más a mi contento nada,
pues de verme despreciada
soy la primera mujer

460

que gusto llevo a tener.
LISIDAS [Aparte.] ¿:Qué espero? Mas, ¡ay de mí!;
que está Circe ingrata allí.
Ocasión esperaré
de quejarme, si podré.

465

FLERIDA ¿:Aquí estás señora?
CIRCE                            Sí.
FLERIDA Luego ya bien entablado
lo que me has mandado habrás
visto.
CIRCE         Sí Flérida; y más
de lo que te había mandado.

470

FLERIDA ¡Encarecí mi cuidado
con afecto, ay de mí, cuanto
supe!
CIRCE          Deja afecto atento,
Flérida, que amando muero,
y bien que lo finjas quiero

475

mas no que lo finjas tanto.
Demás, que si en los primeros
lances pierdo los sentidos,
no quiero celos fingidos
que sepan a verdaderos.

480

Tus afectos lisonjeros
cesen, pues que su castigo
fingido fue tal conmigo
que no digo su tormento;
y aun no cabe lo que siento

485

en todo lo que no digo. (Vase.)
FLERIDA ¿:Quién más necio extremo vio?
¿:Hay más penas que por mí
pasen este instante?
LISIDAS                            Sí,
que aun agora falto yo.

490

No, Flérida hermosa, no
porque a quejarme me obligo,
porque para mi castigo,
que esto hable, que esto vea,
no quiero más de que sea

495

solo el silencio testigo.
FLERIDA Lisidas, si has escuchado
lo que a Ulises dije aquí,
también lo que Circe a mí
es fuerza que hayas notado.

500

No lince para el cuidado
y ciego para el contento
estés; que este fingimiento
si fue causa de mi engaño,
también, también desengaño

505

ha de ser de mi tormento.
LISIDAS De un triste el rigor es tal
que, aunque mal y bien estén
iguales, duda del bien
el crédito que da al mal.

510

Uno y otro en mí es mortal;
y así, al bien y al mal atento,
Flérida, ausentarme intento
de aqueste monte crüel
que, con ser tan grande, en él

515

aun no cabe lo que siento. (Vase.)
FLERIDA Oye, escucha... Mas, ¡ay cielos!,
¿:con qué podrán mis enojos
detenerle, si los ojos
no pueden, que en sus desvelos

520

rémoras son de los celos?
En vano, ¡ay de mí!, le sigo;
no a explicar mi mal me obligo,
pues que no sabe, no ignoro
aún nada de lo que lloro

525

en todo lo que no digo.

(Vase, y sale CLARIN.)

CLARIN Engañada Circe bella,
que en efeto las mujeres
que saben más en el mundo
se engañan más fácilmente,

530

agradecida me dijo
que a este monte me viniese
y que en hallándome solo
a Brutamonte le diese
voces; que al instante el tal

535

Brutamonte, sea quien fuere,
me trairía un gran tesoro.
Solo estoy, ya no hay que espere.
¡Brutamonte! No responde.
¡Brutamonte! No me entiende.

540

A tres irá la vencida:
¡Brutamonte!

(Sale un gigante.)

BRUTAMONTE                    ¿:Qué me quieres?
CLARIN Nada, si fuere posible,
es cuanto puedo quererte.
BRUTAMONTE Ya me has llamado, y ya sé

545

a lo que vengo, que es este
recado que traigo.

(Sacan una arca dos animales.)

CLARIN                      ¿:Y no
la señora Circe tiene
otros pajecicos más
mañeros que la trujesen?

550

Porque para mí bastaran
menor seis varas o siete.
BRUTAMONTE De mí se sirve, que soy
de cíclopes descendiente,
por más majestad; y espero,

555

antes que de aquí se ausenten
los griegos, vengar en todos
de Polifemo la muerte.
CLARIN Poco hay que vengar en mí;
que yo no le toqué y siempre

560

le tuve, ¡viven los cielos!,
tanto miedo como este,
que otro hipérbole no sé
con que más encarecerle.
BRUTAMONTE Toma esta caja que traigo

565

para ti.
CLARIN         Bien.
BRUTAMONTE                    Y agradece
a Circe que su obediencia
atadas mis manos tiene
para que no te arrebate
de un brazo y contigo diese

570

de esotra parte del mar.
CLARIN Lindo saque fuera ese;
pero aunque hiciera buen vote,
¿:quién de allá había de volverme?
BRUTAMONTE Y si esto no hiciera, hiciera

575

otra cosa.
CLARIN               ¿:Cuál?
BRUTAMONTE                         Comerte
de un bocado.
CLARIN                    Y aún no hubiera
harto para untar un diente.
BRUTAMONTE ¡Oh, llegue el día en que tenga
esta licencia!
CLARIN                    ¡Oh, no llegue

580

nunca, sino despeado
en el camino se quede!
BRUTAMONTE Toma la caja, y en ella
hallarás más que quisieres.
CLARIN Un modo de despedirte

585

quisiera hallar solamente.
BRUTAMONTE Pues yo me voy.
CLARIN                      Haces bien;
que gigantes tan corteses
en esta tierra se usan,
que poquito se detienen

590

en conversaciones donde
estorban.
BRUTAMONTE            Y cuantas veces
me nombrares...
CLARIN                      ¿:Qué?
BRUTAMONTE                                 ...vendré
a estos países a verte.
CLARIN Yo le ahorraré ese trabajo

595

cuantas veces yo pudiere.
¿:Fuese? Parece que sí,
aunque aquí no lo parece.
Pero, ¿:de qué tengo miedo
si es, humilde y obediente,

600

un novicio de gigantes?
Y pues el tesoro viene,
¿:quién me mete en discurrir?
Traígale quien le trujere.
¡Alto pues! La caja abro,

605

que la llave en ella tiene.
¿:Quién duda que habrá diamantes
como el puño, como nueces
perlas y como las bolas
de los bolos, los claveques?

610

(Abre la caja y sale una DUEÑA.)
Mas, ¿:qué es lo que miro?
DUEÑA                                   Miras
a una mísera sirviente
que para servir de escucha
y parlar cuanto dijeres
de Circe, me manda que ande

615

contigo acechando siempre.
Por eso en traje de dueña
me envía para que aceche.
CLARIN Lindo tesoro de chismes
en la tal arca me viene.

620

¿:Yo dueña, tras un gigante?
Aquí falta solamente
para que el triunfigurato
de caballeros noveles
esté cabal, un enano.

625

DUEÑA Pues no faltará, si es ese
el defeto, Brunelillo.

(Sale un ENANO.)

ENANO ¿:Doña Brïanda?
CLARIN                      ¿:De dónde
sales, átomo viviente?
ENANO De mi casa, que lo es

630

esta caja donde siempre
a cuestas me has de traer.
CLARIN Pues, ¿:cómo aquí caber puede
un enano y una dueña,
si cualquiera dellos suele

635

no caber en todo el mundo?
DUEÑA Brunelillo , gente viene
y no es justo que nos vean.
[A CLARIN.] Oye, dóblenos y cierre
la caja.
ENANO         Circe le manda

640

que siempre al hombro nos lleve,
y lo que dijere oigamos.
DUEÑA Y aún más de lo que dijere.

(Métense en la caja y cierran.)

CLARIN Señores, ¿:qué es lo que pasa
por mí? ¿:Qué tesoro es este?

645

Vive Júpiter que juntos
a su cáscara se vuelven.
Aquí hay trampa, ¡vive Dios!;
mas no, en la caja no tiene
por dónde haberse salido.

650

¿:Qué haré en confusión tan fuerte?
Si de Circe no obedezco
el castigo que me ofrece,
otro mayor me dará,
si es que otro ser mayor puede.

655

Llevarle la caja, pues.
Ahora veo claramente
por qué el gigante la trujo
y los animales fuertes:
porque cosa tan pesada

660

como una dueña, no puede
sufrirla sino un gigante,
quien compra dueñas y enanos
como peines y alfileres.

(Sale LEBREL.)

LEBREL ([Para sí.] ¡Que tal pensase de mí

665

Circe, y que a Clarín creyese!
Huyendo vengo a este monte
donde a los dioses pluguiese
que al castigo que me espera
hallara donde esconderme.

670

Pondré que aquesta es la hora
que está tratando de hacerme
sabandija destos montes,
gusarapo destas fuentes.
Este es Clarín, y aquí dél

675

será razón que me vengue.)
Huélgome de haberte hallado,
Clarín.
CLARIN         Por más que te huelgues,
no tanto como me pesa.
LEBREL Que vengo a darte la muerte.

680

CLARIN Yo vengo a darte la vida.
LEBREL ¿:De qué suerte?
CLARIN                      Desta suerte:
Circe, obligada de mí,
en esta caja me ofrece
un tesoro, y yo con él

685

pretendo satisfacerte;
porque si del bien hablar
el premio, Lebrel, es este,
con dártele a ti tendrás
el premio tú que mereces.

690

¿:Puedes obligarme a más
de que todo te le entregue?
Toma la caja.
LEBREL                    No quiero
que todo a dármele llegues
sino, pues me desenojas,

695

que partamos igualmente.
CLARIN Pues llevaraste la dueña
y yo el enano.
LEBREL                    ¿:Qué quieres
decir en eso?
CLARIN                 No sé;
tú lo verás si la abrieres.

700

(Ponen la caja en otra parte, y ábrelo LEBREL.)

LEBREL Ponla aquí; ya abierta está.
¡Qué joyas tan excelentes!
CLARIN [Aparte.] Son muy excelentes joyas
para el diablo que las lleve.
LEBREL (Va sacando todo lo que dice.)
Aquesta cadena escojo

705

y esta para ti se quede.
CLARIN ¿:Ca... qué?
LEBREL                 Cadena; y ahora
de diamantes este fénix
para mí y esta sirena
toda de esmeraldas verdes

710

te dejo.
CLARIN [Aparte.] Viven los cielos
que es imposible que hubiese
diamantes donde hubo dueñas.
LEBREL Yo no quiero parecerte
codicioso: este me basta;

715

lo demás es bien te deje.
¿:Quién no se desenojara
con tesoro como este?
A buscar a Libia voy
y a darla cuanto quisiere. (Vase.)

720

CLARIN Yo estoy borracha o yo
sueño cosas diferentes
o perdido mi jüicio
o tengo un grande accidente
u de Circe he hablado mal.

725

¡Que joyas hallar pudiese
donde yo dueñas y enanos!
Mas yo las vi claramente;
y supuesto que las hay,
tomaré las que pudiere.

730

(Sale la DUEÑA no más que el medio cuerpo.)

DUEÑA Señor, diga a Brunelillo
vuesa merced que me deje
hacer mi labor.

(Sale el ENANO.)

ENANO                       Señor,
dígala usted que no llegue
a lamerme la merienda.

735

DUEÑA Tú mientes.
ENANO                 Tú eres quien mientes.

(Aporreando se hunden.)

CLARIN ¿:Qué es lo que pasa por mí?
¡Valedme dioses, valedme!
Esto trujo Brutamonte.

(Sale BRUTAMONTE.)

BRUTAMONTE ¿:Qué me mandas?
CLARIN         ([Aparte.] ¡Qué obediente

740

es toda aquesta familia!
¡Con la presteza que vienen
en llamándolos!) Señor
Brutamonte, a quien prospere
Júpiter con la salud

745

que su gigantez merece:
yo he visto la caja, y yo
le ruego que se la lleve;
quédese para señores
esto de trastos vivientes,

750

que no he menester alhajas
que coman y no aprovechen.
BRUTAMONTE ¿:Para eso se llama un hombre
como yo? Estoy por hacerle...
CLARIN Por deshacerme dirá.

755

BRUTAMONTE ...piezas; y si le sucede
llamarme otra vez...,
CLARIN                            No hará.
BRUTAMONTE ...por Júpiter que le eche
tan alto de un puntapié
que cuando a los cielos llegue,

760

ya llegue muerto de hambre,
y cuando vuelva, si vuelve,
de los pájaros comido. (Vase.)
CLARIN Puntapié bien excelente.
¿:Dónde la hacen puntapiés?

765

No sé, vive Dios, qué hacerme
entre los tres enemigos
del cuerpo.

(Salen ASTREA y LIBIA y LEBREL.)

LEBREL                 Un instante breve
habrá que le dejé aquí
con las joyas.
ASTREA                    Tiempo es este

770

de buscarle, que está rico;
ven Libia con migo a verle.
LIBIA Aquí esta. Clarín, ¿:qué hay?
LEBREL ¿:De qué suspiras?
ASTREA                      ¿:Qué tienes?
CLARIN Tengo dueña, tengo enano

775

y tengo gigante.
ASTREA                      Vuelve
y dinos qué es esto.
CLARIN                         Es
la dueña que me atormenta,
el enano que me valga
y el gigante que me lleve.

780

ASTREA Estás loco.
CLARIN                 ¡A Dios pluguiera!
ASTREA ¿:Qué modo de hablarme es este?
De otra manera Lebrel
a Libia habla, adora y quiere,
pues una joya le ha dado

785

y tú ninguna me ofreces
de tantas.
CLARIN            Déjame Astrea
y no de joya me tientes,
que me harás desesperar.
[VOCES] (Dentro.) Por acá, por acá.
CIRCE [Dentro.]                         Sube,

790

remontada garza, a hacerte
estrella viva de pluma.
ASTREA Circe es esta que aquí viene;
yo no quiero que me vea.
LEBREL ¡A Júpiter para siempre!

795

(Vanse las dos mujeres y sale CIRCE.)

CIRCE Por ver si Ulises me sigue
me he perdido de mi gente,
y dejando a un tronco atado
ese céfiro obediente
que fatigué, he de esperar

800

entre estos álamos verdes.
¿:Quién está aquí?
CLARIN                      Un mentecato,
un sucio, un impertinente,
un necio, un loco, un menguado
y un cuanto usted quisïere.

805

Sáqueme, por Dios, de dueñas,
de hombres largos y hombres breves,
aunque me convierta en mona.
CIRCE Yo lo haré, si eso pretendes.
CLARIN No me tome la palabra

810

tan presto si la parece.
CIRCE Y porque me debas más
que otros que mi voz convierte,
haré que tengas tu voz
y tu entendimiento. Vete

815

de aquí.
CLARIN         No lo dije yo
por tanto.
CIRCE               Un punto no esperes
hasta mirarte a un espejo.
[Aparte.] Ya en su forma no ha de verse.
CLARIN Si es que mona me has de hacer,

820

solo quiero merecerte
que sea mona de lo caro,
más que dormilona, alegre.
¡Hombres-monas!, presto habrá
otro más de vuestra especie. (Vase.)

825

(Sale ULISES.)

ULISES Por más que te he seguido,
corto el aliento de ese bruto ha sido,
si bien con harto rastro te seguía
pues llevabas por señas todo el día.
CIRCE De la caza, cansada,

830

a este apacible sitio retirada
me vine. ¿:Qué has volado?
ULISES Un deseo, ¡ay de mí!, tan remontado
que osó con harto vuelo
calarse entre las nubes de algún cielo,

835

donde, al fuego vecino,
con ligereza suma,
abrasada la pluma,
subió deseo y mariposa vino.
CIRCE De la caza pregunto qué has volado.

840

ULISES En ella te respondo que un cuidado.
CIRCE Pues, ¿:cómo a mí en sentido
equívoco respondes atrevido?
ULISES Como pienso que sabes que esta culpa
anticipada tiene la disculpa.

845

CIRCE Así no me acobardaba...
ULISES [Aparte.]                      Yo estoy loco.
CIRCE ...de la porfía de hoy.
ULISES                              Ni yo tampoco.
CIRCE ¿:Qué dices?
ULISES                 Que por ella me atrevía.
CIRCE ¿:Por ella?
ULISES               Sí.
CIRCE    ([Aparte.] ¡Oh, mal haya la porfía!)
Mas, pues fingidos son esos extremos,

850

hablemos en la caza sola.
ULISES                                    Hablemos.
Luego que tú te retiraste, de una
guarnecida laguna
espejo de la hermosa primavera,
se remontó una garza que, altanera,

855

tanto a los cielos sube
que fue a un tiempo aquí pájaro, allí nube.
Y entre el fuego y el viento,
árbitro igual, ¡oh, válgame su aliento!,
de suerte se interpuso, que las alas

860

en la diáfana esfera, en la suprema,
o las yela o las quema
cuando las enarbola o las abate;
tan a compás entre las dos las bate,
que, aquí elevadas e inclinadas luego,

865

aquí dan en el aire, allí en el fuego.
Jeroglífico era
la garza entre la una y otra esfera
de alguno que aquí osado, allí cobarde,
se yela a un tiempo y arde,

880

y entre el aire y el fuego se embaraza.
CIRCE Eso no es de la caza.
ULISES Es de la pena mía,
que es en parte también volatería.
CIRCE Hubiérame ofendido

885

si no supiera, Ulises, que es fingido.
ULISES [Aparte.] ¡A Júpiter pluguiera!
CIRCE ([Aparte.] Pluguiera al cielo, ¡ay Dios!, que no lo fuera.)
Y pues que solo estás aquí conmigo,
no finjas y prosigue.
ULISES                            Ya prosigo.

890

Atomo ya la garza apenas era
cuando, desenhetrada la cimera
que el capirote enlaza,
mi mano un gerifalte desembraza,
a quien, porque en prisión no se presuma,

895

la pluma le halagaba con la pluma,
y él, como hambriento estaba,
duro el latón del cascabel picaba.
Apenas a la luz restitüidos
se vieron otro y él cuando, atrevidos,

900

cuanta estación vacía
palestra es de los átomos del día,
corren los dos por páramos del viento,
y en una y otra punta,
esta se aleja cuando aquel se junta;

905

y el bajel ceniciento
(que bajel ceniciento entonces era
la garza que, velera,
los piélagos surcó de otro elemento),
librarse determina diligente,

910

aunque navega sola,
hechos remos los pies, proa la frente,
la vela el ala y el timón la cola.
«Mísera garza -dije- combatida
de dos contrarios: bien, bien de mi vida

915

imagen eres, pues sitiar la veo
de uno y otro deseo».
CIRCE Ahora disculparme no has podido,
pues yerras si es fingido o no es fingido.
ULISES Sí puedo; ser tu amante no fingiera

920

si a la primera vez te obedeciera.
A uno, pues, y otro embate,
coge las alas o las velas bate,
y poniendo debajo de la una
la cabeza, se deja a su fortuna

925

venir a pique, cuando
nos pareció caer revoleteando
una encarnada estrella,
y los dos gerifaltes siempre en ella.
Si ejemplo eres, ¡oh tú!, a mi pensamiento,

930

sé también escarmiento
y no me ofrezcas esperanza alguna
si ha de desengañarme tu fortuna.
CIRCE Aunque sea fingido todavía,
es ya en ofensa mía;

935

pues si te había mandado
fingir antes de ahora tu cuidado,
también te mandé ahora
a solas no fingirle.
ULISES                         Pues, señora,
si tu castigo espero

940

siendo fingido y siendo verdadero:
de verdadero ya el castigo pido,
pues solo esto es fingido en ser fingido.
CIRCE ¿:Cómo, di, tan osado
respondes?
ULISES                 Como estoy desesperado.

945

CIRCE ¿:Cómo tan atrevido
te desvaneces...
ULISES                       Como estoy perdido.
CIRCE ...a hablarme desa suerte?
ULISES Como finjo quererte.
CIRCE ¿:Luego aqueso es fingido todavía?

950

ULISES No, señora.
CIRCE    ([Aparte.] ¡Oh, bien haya la porfía!)
Ulises, aunque fuera
justo que de escarmiento te sirviera
tu osadía, conviene
disimular, porque la gente viene

955

que hasta aquí me ha seguido.
En su fuerza se queje lo fingido.

(Salen todos.)

ARSIDAS ([Aparte.] Aunque en tantos desvelos
mis agravios se valgan de mis celos,
no darme intentaré por entendido.

960

Mas, ¿:cómo disimula un ofendido?
Volverme es ya mostrar mi sentimiento:
despejo quiero hacer de mi tormento.)
Siguiéndote, señora, con tu gente,
por la florida margen desta fuente

965

vine, que ella, pautada de colores,
las señas de tu pie daba con flores.
CIRCE Hacia esta parte vine
porque es donde la cena ahora previne.
LEBREL ¡Qué bien, qué bien me suena

970

esta palabra 'cena'!
Mas no veo entre ramas ni entre flores
mesas ni aparadores,
ni ocupado en doméstico trabajo
a la familia de escalera abajo

975

cruzar muy diligente.
CIRCE Todos os id sentando brevemente
porque en el campo todos
cenemos juntos hoy; y de varios modos
se sirvan las vïandas:

980

¡hola!, ¡la mesa!
LEBREL                      Dime a quién lo mandas.
CIRCE A quien ya me ha entendido.
LEBREL ¡Linda mesa, pardiez, nos ha venido!
¿:No me dirás, si desto no te pesa,
cuánto habrá que sembraron esta mesa?

985

(De debajo del tablado sale una mesa muy compuesta y con luces, y siéntanse ULISES y CIRCE y ARSIDAS, y las demás en el suelo.)

CIRCE ¡Hola, cantad, cantad! Y divertido
uno y otro sentido*
esté con las vïandas y las voces
que suenen en los céfiros veloces.
MUSICA Olvidado de su patria,

990

en los palacios de Circe,
vive el más valiente griego
si quien vive amando vive.

(Cajas dentro, y sale LIBIA.)

LIBIA Pero, ¿:qué es esto que escucho?
ULISES Pero, ¿:qué es esto que oigo?

995

FLERIDA ¡Qué es esto, cielos, que veo!
ARSIDAS ¡Qué es esto, cielos, que noto!
CIRCE ¿:Qué bélico estruendo, qué
marcial ruido, qué alboroto
deja la luz del sol ciega

1000

y el eco del aire sordo?
LIBIA Ese fiero Brutamonte,
ese gigante furioso
que preso, señora, tienes
por guarda de tus hermosos

1005

jardines, porque no robe
nadie sus manzanas de oro,
ofendido que a los griegos,
blanda paz, süave ocio
en tus palacios divierta

1010

olvidados de sí propios,
habiendo sido homicidas
de Polifemo, que asombro
era monstro de los hombres
y era hombre de los monstruos,

1015

comunero de tu imperio,
para vengarse de todos,
convocó del Lilibeo
cuantos cíclopes famosos,
espurios hijos del sol,

1020

hoy viven de darle enojos;
y dándoles paso al Flegra
Brutamonte cauteloso,
vienen contra ti en escuadras;
mas ordenadas de modo

1025

que, viendo vagar los riscos,
discurrir los promontorios,
parece que aquestos montes
descienden unos de otros,
a cuyo estrépido, a cuyas

1030

voces y suspiros roncos,
el sol se turba y del cielo
caducan los ejes rotos.
CIRCE ¡Ay de mí! ¡En qué gran peligro
estoy, en qué grande ahogo!

1035

ULISES Dadme mis armas, que yo
saldré a recibirlos solo.
ARSIDAS No temas, que yo a tu lado
te defenderé de todo.
ULISES Porque para mi valor

1040

son tantos cíclopes pocos.

(ULISES va hacia la puerta y ARSIDAS acude a CIRCE.)

ARSIDAS Porque no quiero más vida,
no, que morir a tus ojos...
LEBREL Como y cordelejo dicen
que es en el mundo uno propio;

1045

mas la cena que esperaba
es cordelejo, y no como.
CIRCE Deteneos, deteneos,
que este aparato ruidoso
solo ha sido una experiencia,

1050

examen ha sido solo,
para ver cuál de los dos
en un peligro notorio
acudía a sus afectos
más noble y más generoso.

1055

Y así, en campañas del aire,
fantásticas huestes formo.
ARSIDAS Pues si ha sido esto experiencia
yo soy el que me corono
vencedor y el que merezco,

1060

Circe, tu favor hermoso;
pues, Ulises, acudiendo
a sus armas tan heroico,
dejó de mostrarse amante,
pues en riesgo tan forzoso

1065

no acudió luego a su dama,
que en un amante es impropio.
ULISES Que acudí a las armas mías
no niego, pero tampoco
niego que de amante ha sido

1070

el efecto más forzoso:
pues que si tomo mis armas,
para defensa las tomo
suya.
ARSIDAS          Nunca en un acaso
está el discurso tan prompto

1075

que espere a causa segunda;
lo primero es lo más propio.
A las armas fuiste, luego
ya perdiste.
ULISES                 Dese modo
tú también, pues si me acusas

1080

de poco amante, de poco
fino, porque no acudí
a Circe, con eso propio
te convenzo, pues que tú
acudiste a sus enojos

1085

y ya te mostraste amante.
ARSIDAS Si las nobles leyes noto
de caballería, acudir
a las damas es forzoso,
y así, como caballero,

1090

no como amante, socorro
a Circe.
ULISES            En las de milicia
es ley siempre que arma oigo
acudir a tomar armas;
y así, con valor heroico,

1095

yo, soldado y caballero
y amante, he acudido a todo.
ARSIDAS Ya sé que por la elocuencia
has de quedar siempre airoso;
que no heredaras de Aquiles

1100

el grabado arnés de oro
si por el valor hubiera
de dársele a Telamonio.
ULISES El valor le mereció
y ahora verás si es forzoso,

1105

pues desa voz en ofensa
el Flegra volará en polvo.
ARSIDAS Primero arderá en cenizas
con el fuego de mis ojos,
porque a los dos de Trinacria,

1110

volcanes, se añadan otros.
CIRCE Pues, ¿:qué es esto? ¿:En mi presencia
sacáis el acero? ¿:Cómo?
ARSIDAS Tu respeto me perdone.
ULISES Perdóneme tu decoro.

1115

ARSIDAS Que no hay respeto con celos.
ULISES Ni decoro con oprobios.
LEBREL En mi vida me hallé en cena
que no parase en lo propio.
ULISES ¡Aquí, de Grecia!
ARSIDAS                      ¡Y aquí,

1120

de Trinacria! Que aunque solo
me ves, mis vasallos son
estos brutos y estos troncos.
¡Fieras de Trinacria humanas,
dad a vuestro rey socorro!

1125

(Salen todas las fieras y pónense al lado de ARSIDAS, y los griegos al lado de ULISES.)

ULISES Aunque a tus voces se muevan
mejor que al eco sonoro
de Orfeo, en troncos y fieras,
haciendo en ellas destrozo,
apuraré estas montañas

1130

bruto a bruto y tronco a tronco.

(Riñen, y sale CLARIN de mona.)

CLARIN Entre griegos y animales
mal trabadas lides noto;
no sé a cuál debo acudir
porque, obligado de todos,

1135

soy por una parte griego
y por otra parte mono.
CIRCE Pues no puedo reportaros
con mis voces, con mi asombro
podré. Los aires cubiertos

1140

de vapor caliginoso,
segunda noche parezca,
ya tanto fracaso absortos
del embrión de las nubes
sean los rayos abortos;

1145

y el sol y la luna hoy,
viéndose vivir tan poco,
piensen que el camino erraron
de sus celestiales tornos,
o que yo desde la tierra

1150

apagué la luz de un soplo.

(Truenos y granizo, y escurécese el tablado, y riñen a escuras.)

ARSIDAS ¿:Adónde, Ulises estás?
ULISES Con mi acero te respondo.

(Pelean a escuras.)

FLERIDA ¡Qué pena!
CASIMIRA                 ¡Qué ciego abismo!
ARQUELAO ¡Qué llanto!
CLORI                 ¡Qué triste enojo!

1155

ANTISTES ¡Qué escura noche!
CLARIN                            ¡Ah, señores!
¿:Somos griegos o qué somos?
LEBREL En tanto que todos andan
tropezando unos con otros...
CLARIN En tanto que cada uno

1160

busca de escaparse modo...
LEBREL ...yo a la mesa me remito.
CLARIN Y yo a la cena me acojo.

(Suben sobre la mesa y abrázanse uno con otro.)

LEBREL Pero, ¿:qué es esto? Un león
dio conmigo.
CLARIN                    Mas, ¿:qué toco?

1165

Conmigo ha dado un gigante.
CIRCE ¡Húndase este suelo todo
y ponga paz la distancia!
CLARIN ¡Todo se hunde con nosotros!

(Húndese la mesa y los dos graciosos sobre ella, y con la batalla, a escuras, se van todos.)

  Jornada III

       

Cuadro I

Suenan instrumentos músicos en una parte y, en habiendo representado y cantado sus versos, suenan en otra cajas destempladas y dice dentro MARIENE los suyos. Y luego, en medio, suenan algunos tiros y chirimías y salen al tablado OCTAVIANO, CAPITAN y SOLDADOS.

       
VOCES                 ¡Viva Octaviano!
MUSICA                       ¡Viva!
VOCES Y en los campos de Oriente...
MUSICA Y en los campos de Oriente...
VOCES ...ciñan su augusta frente...

2430

MUSICA ...ciñan su augusta frente...
VOCES ...sacro el laurel, pacífica la oliva.
MUSICA ...sacro el laurel, pacífica la oliva.

(La caja.)

MARIENE La aclamación festiva,
convertida en lamento

2435

de mísero concento,
diga de otra manera
que muera yo donde mi esposo muera.
OTROS [Dentro.] ¡A tierra, a tierra!

(La salva.)

CAPITAN                         Marche,
herido el bronce y castigado el parche,

2440

a la ciudad en orden nuestra gente.

(La salva y salen OCTAVIANO, CAPITAN y SOLDADOS.)

OCTAVIANO ¡Salve, oh tú, gran metrópoli de Oriente,
Jerusalén divina!
¡Salve, oh tú, emperatriz de Palestina
y del Asia señora,

2445

que en el rosado imperio del aurora,
con luciente voz muda
el sol en su primera edad saluda!
¡Salve otra vez, y admite
tu César, cuyo nombre, que compite

2450

al tiempo y al olvido,
dos veces al laurel restituido,
pisa tu arena: una
a favor del valor y la fortuna;
y otra, por más blasones,

2455

a pesar de traidoras sediciones;
pues cuando presumías
que del romano yugo sacudías
la cerviz, con haber hoy enviado
a Aristóbolo en tanto leño alado

2460

a librar tu Tetrarca,
yo como, en fin, caudillo de la Parca,
habiéndole encontrado en el camino,
y a fuerza del destino
dejádole su armada

2465

en las costas de Jafa derrotada,
llego a ti, donde intento
que el primer escarmiento
que tu muralla vea,
de tu Tetrarca la cabeza sea;

2470

a cuyo fin, por más infeliz suerte,
su vida dilaté porque su muerte
le dé terror más fiero,
y más al filo de este infausto acero,

(Trae ceñido el puñal.)

desagraviando de camino aquélla

2475

que profanó, difunta beldad bella.
De ese, pues, bajel, donde
más le sepulta el buque que le esconde,
a tierra le sacad con el criado,
que también, por haberme a mí engañado,

2480

ha de morir.

(Vanse los SOLDADOS. La música y las cajas.)

                   Mas ¿:qué confuso ruido
de músicas en una
parte se escucha cuando, en otra, alguna
sedición cajas toca destempladas,
repitiendo encontradas,

2485

allí con voz altiva...
MUSICA Y VOCES ¡Viva Octaviano, viva!
OCTAVIANO ...y allí con voz severa...?
MARIENE Y muera yo donde mi esposo muera.
CAPITAN De la ciudad abiertas

2490

a tu salva, señor, miro dos puertas
que de aquí se divisan,
y varias de un extremo en otro avisan;
que por una de hombres el festivo
vulgo, aclamando tu renombre altivo,

2495

a recibirte sale;
y, porque el llanto al regocijo iguale,
por otra, negros lutos arrastrando,
y haciendo las mujeres otro bando,
salen también, diciendo

2500

en ambos coros uno y otro estruendo...

(Música.)

TODOS Y MUSICA ¡Viva Octaviano, viva!
Y en los campos de Oriente
ciñan su augusta frente
sacro el laurel, pacífica la oliva!

2505

(Cajas.)

MARIENE La aclamación festiva,
convertida en lamento
de mísero concento,
diga de otra manera
que muera yo donde mi esposo muera.

2510

(Con esta repetición salen al tablado, por una parte los MUSICOS, y TOLOMEO con una fuente, y en ella unas llaves, y FILIPO con otra, y en ella un laurel; y por la otra parte, MARIENE, vestida de luto, con un velo en el rostro, y las MUJERES que puedan.)

TOLOMEO Pues más defensa la ciudad no tiene
que ofrecerse rendida, hacer conviene
virtud la fuerza.
FILIPO                    Llega
como su capitán y haz tú la entrega.
TOLOMEO En parabién, señor, de glorias tantas,

2515

la gran Jerusalén, puesta a tus plantas,
sus llaves rinde.
FILIPO                 Y su laurel, y oliva.
LOS DOS Diciendo a voces...
TODOS                       ¡Octaviano viva!
MARIENE A tus pies infelice
llega también quien afligida dice,

2520

bien que en cláusula menos lisonjera,
que muera yo donde mi esposo muera.
OCTAVIANO [A los hombres.] En extremos tan raros
-que agradeceros tengo y estimaros
a vosotros; [A MARIENE.] mas no que agradeceros

2525

ni estimaros a vos, llegando a veros
con señas tan funestas
de mis aplausos perturbar las fiestas-,
[A los SOLDADOS.] marche el campo.

(Volviéndola las espaldas y ella le detiene.)

MARIENE                         Primero
me has de escuchar.
OCTAVIANO                              Si enternecer no espero

2530

mis iras, ¿:para qué con ellas luchas?
MARIENE ¿:Para qué tú gobiernas si no escuchas?
OCTAVIANO Dices bien, oírte debo; mas no ignoro
que tampoco es respeto ni decoro
que tapada escucharte haya, sin verte.

2535

MARIENE También tú dices bien. Ahora advierte.

(Descúbrese.)

OCTAVIANO [Aparte.] ¡Cielos! ¿:Qué es lo que veo?
¿:De cuándo acá cuerpo cobró el deseo?
MARIENE [Aparte.] ¡Cielos! ¿:De qué me admiro?
Que toda el alma al corazón retiro

2540

al verle, en su presencia descubierta.
OCTAVIANO [Aparte.] ¿:No es esta la beldad que adoré muerta?
MARIENE [Aparte.] Muda y suspensa quedo.
OCTAVIANO [Aparte.] Al mirarla, ni creer ni dudar puedo.
TOLOMEO [Aparte.] ¿:Qué extremo es este? ¡Ay infeliz! Sin duda

2545

viene a que el César a vengarla acuda
de aquel rigor. ¿:No basta, pena mía,
presa a Libia tener desde aquel día,
sino querer ahora
descubrir su secreto?
FILIPO [Aparte.]                   Pues ignora

2550

a qué fue mi venida,
¿:qué hay que temer? Segura está mi vida.
MARIENE [Aparte.] Mal, cobarde, me aliento.
OCTAVIANO [Aparte.] Mal, osado, me animo.
MARIENE [Aparte.] Mas, ¿:por qué me reprimo?

2555

OCTAVIANO [Aparte.] Pero, ¿:por qué lo que he de estimar siento?
Mujer, ¿:qué quieres?
MARIENE                         Que me estés atento.
OCTAVIANO ¿:Qué aguardas, pues?
MARIENE                              Escucha.
[Aparte.] Mucha es mi turbación.
OCTAVIANO                                           Mi pena es mucha,
pues la muerta ceniza es viva llama.
MARIENE Inclito César, cuya heroica fama...
SOLDADO 1º Con el criado, aquí el Tetrarca viene.

(Salen los SOLDADOS y el TETRARCA y POLIDORO presos.)

TETRARCA [Aparte.] ¡Qué miro! ¿:Con el César Marïene?
¿:Pues no bastaba, ¡cielos!,
ir a morir, sino a morir de celos?

2565

POLIDORO [Aparte.] ¿:Qué son celos? ¡Al dios Baco pluguiera
que celos para mí también hubiera
y no hubiera un garrote
que anda desde la nuez hasta el cogote
ya haciéndome cosquillas!
OCTAVIANO                                 Su castigo

2570

diré después. Prosigue.
MARIENE                              Ya prosigo.
Inclito César, cuya heroica fama
al alcázar se eleva de la luna,
cuando con labios de metal te aclama
su Júpiter y dios de la fortuna:

2575

si, cuando él a relámpagos se inflama,
el iris le serena, en mi importuna
suerte, que eres mi Júpiter se vea,
y el iris de mi paz tu laurel sea.
Y pues tu nombre en láminas se escribe,

2580

que el tiempo que más vuela, que más corre,
ni con las torpes alas le derribe,
ni con las plantas trágicas le borre.
Vive piadoso, generoso vive
y, del sol coronada, la alta torre

2585

que al águila de Roma le dio nido,
verás triunfar del tiempo y del olvido.
Yo soy la desdichada Marïene...
dijera bien la desdichada esposa
de ése contra quien ya tu ceño tiene

2590

blandida la cuchilla rigurosa.
Si una línea de púrpura detiene
del más noble animal la más furiosa
acción, detén tú el paso a tus enojos,
pues son líneas de púrpura mis ojos.

2595

Mas, ¡ay!, que en vano a tus piedades pido
la vida que has de darme generoso;
que eres rey y has de ser compadecido;
que eres valiente y has de ser piadoso;
que eres discreto y ser has reducido;

2600

que eres tú y has de ser tan victorioso
que conozcas que alcanza menos gloria
el que con sangre mancha la victoria.
No, pues, el que te espera heroico asiento
en cadalso construyas duro y fuerte,

2605

no el triunfal carro en triste monumento,
no el fausto en ceremonias de la muerte,
no la música en mísero lamento,
no la felicidad en triste suerte,
la gala en luto, en pena la alegría.

2610

No eches a mal tan venturoso día.
Entra triunfando, pero no venciendo;
entra venciendo, pero no vengando;
que más aplauso has de ganar, entiendo,
perdonando, señor, que castigando.

2615

Halle piedad la que lloró pidiendo;
halle piedad la que pidió llorando;
y pues son dos, siquiera una reciba,
o que yo muera o que mi esposo viva.
TETRARCA [Aparte.] ¿:Quién de dos muertes sitiada

2620

vio su vida tan a un tiempo
que, negada o concedida,
de cualquiera suerte muero?
POLIDORO [Aparte.] ¿:Hay tal infamia? ¡Que llore
por su marido, pudiendo

2625

llorar por mí, que a estas horas
más de sentenciado tengo
la cara que él!
OCTAVIANO [Aparte.]            (Bien se deja
ver que Aristóbolo, al trueco
del criado, cuando estaba
yo en el retrato suspenso,

2630

fingiendo ser muerta, quiso
desvanecer mis afectos.
Por ella, por mí y por él
importa que satisfecho

2635

viva, pues ha de vivir.
¿:Adónde hallará el ingenio
disculpas para un marido,
que es plática de tal riesgo
que aun satisfaciendo agravia?

2640

Mas, no hablando con él, puedo
darle a él satisfacciones.)
[A MARIENE.] Alzad, señora, del suelo.
Una vida me pedís
y, aunque es verdad que lo siento,

2645

enmiende el pesar de oíros
el gusto de obedeceros.
Mas no me lo agradezcáis,
que si una vida os ofrezco,
es porque os debo una vida,

2650

sin saber a quién la debo.
Vuestro hermano, entre otras joyas,
perdió este retrato vuestro,
y sin saber cúyo fuese
-de que hago testigo al cielo

2655

y a cuantos dioses adoro-
sólo por ser tan perfecto,
mandé a un pintor que me hiciese
de él una imagen de Venus.
Esta, pues, constituida

2660

ya una vez en deidad, viendo
un peligro en que me hallaba
(decir cuál fuese no quiero,
porque olvidaré el perdón
si del peligro me acuerdo),

2665

de él me libró; de manera
que, aunque Venus fuese el dueño
del acaso, fuisteis vos
del acaso el instrumento.
Y así, en términos pagando

2670

el haberos interpuesto
entre otro acero y mi vida,
he de hacer con vos lo mesmo
el día en que os interponéis
entre otra vida y mi acero.

2675

Viva vuestro esposo, y no
solamente viva, pero
a su honor restituido.
Y por no poner a riesgo
vuestros ojos de que lloren

2680

otra vez, ni oíros ni veros
en mi vida (la voz miente,
no el alma), perdón concedo
a Aristóbolo y a cuantos
en este levantamiento

2685

cómplices fueron; y, en fin,
porque ni al llanto ni al ruego
les quede por hacer nada,
aun vuestro retrato os vuelvo.
Tomad, pues.
MARIENE                 ¡Vivas los siglos

2690

del fénix!
TETRARCA            Y tan eternos
como deseará esta vida,
que ya como tuya ofrezco,
porque el ser dádiva tuya
la crezca el merecimiento

2695

a la que, ejemplo de amor,
como de piedad ejemplo,
la sacrifico.
MARIENE            ¡Felice,
dulce esposo, amado dueño,
el día que vuelvo a verte

2700

en mis brazos! Quien en ellos...
[Aparte.] (Mas no, que el de mi decoro,
no es el de mi sentimiento.)
TETRARCA [Aparte.] ¡Qué dichosos desengaños
haber sabido, el primero,

2705

los acasos del retrato,
y el segundo, que encubierto
-supuesto que a Marïene
tantas lágrimas la debo-
halle el furor que fíe

2710

de Filipo y Tolomeo!
TOLOMEO [Aparte.] Ya no tengo que temer.
Pues anda tan fina, es cierto
que tener quiere su agravio
en la cárcel del silencio.

2715

¡Luego dirán que no hay
mujer que guarde secreto!
Así me sucedan bien
los medios que dejo puestos
en la libertad de Libia,

2720

de que avisada la tengo
con Astolfo, que ha ofrecido
dejarme hoy el paso abierto.
OCTAVIANO [Aparte.] No sé qué tienen acciones
nobles en heroicos pechos

2725

que, aunque se sienta el hacerlas,
se estima el haberlas hecho;
Pero esto no es para aquí.
Mi tienda armad; que no quiero
entrar en Jerusalén

2730

hasta que el recibimiento
de imperial triunfo aperciba.
[Aparte.] (Hermoso prodigio bello,
¿:qué me sirve haberte hallado,
si cuando te hallo te pierdo?)

2735

MARIENE Hasta dejarle en su tienda,
vamos todos.
TETRARCA                 Sea diciendo:
¡Viva Octaviano!
TODOS Y MUSICA                       ¡Viva!
Y en los campos de Oriente
ciñan su augusta frente

2740

sacro el laurel, pacífica la oliva.
¡Viva, Octaviano, viva!

Vanse. [Se quedan los SOLDADOS y POLIDORO.]

SOLDADO 1º ¿:Por qué vos, pues perdonado
estáis, en su seguimiento
no vais dándole con todos

2745

las gracias?
POLIDORO            Porque no quiero;
que tan gran superchería
como conmigo se ha hecho
no se hiciera, ¡vive Apolo!,
no digo yo con un negro,

2750

pero ni con un enano,
que es tan muchísimo menos
cuanto va desde ser hombre
a sólo empezar a serlo.
SOLDADO 1º ¿:Qué superchería?
POLIDORO                       ¿:No fuisteis

2755

vos quien me dijo, viniendo,
que a ser ahorcado venía?
SOLDADO 1º Yo lo dije.
POLIDORO            Pues, ¿:qué es de ello?
¿:Es bueno hacerme caer
en falta con todo un pueblo

2760

que estaba ya convidado
al plato de mi pescuezo?
¿:A mí perdonarme? ¿:Acaso
es juego de niños esto?
«¡Venga usted a ser ahorcado!»

2765

«¡Vaya usted, que ya está absuelto!»
¿:Qué ha de decirse de mí,
sino que soy un grosero
y que para ahorcado no
valgo cuatro cuartos, viendo

2770

que se los vale cualquiera
ladroncillo cicatero?
La costa que tenía hecha
de más de veinte mil gestos,
para escoger los que había

2775

de ir por el camino haciendo,
¿:qué he de hacer de ella? Y después,
¿:qué he de hacer sin el consuelo
de ser como un pino de oro,
en el plañido lamento

2780

de todas las verduleras?
¿:Cualquier ahorcado? ¿:Está el tiempo
para no ser pino de oro,
siquiera por un momento?
¿:Dejaré de mí la fama,

2785

de un garrotillo muriendo,
que dejare de morir
de un garrote todo entero?
Pues luego, ¿:es bobo el delito,
sino oír al pregonero:

2790

«¡esta es la justicia a este hombre
por príncipe contrahecho!»?
LOS DOS Vamos de aquí, que está loco.
POLIDORO Han de ahorcarme o, sobre eso,
para dar satisfacción

2795

hoy a todo el universo
de que no queda por mí,
a voces iré diciendo:
«¡Esta es la justicia a este hombre,
por príncipe contrahecho!» (Vanse.)

2800

Cuadro II

Salen con acompañamiento el TETRARCA y MARIENE.

TETRARCA Desde que en su tienda el César
dejamos, pálido el rostro,
torciendo las blancas manos
y humedeciendo los ojos,
a la sala hemos llegado

2805

que divide un cuarto de otro;
Y, no queriendo parar
en el más principal, noto,
no sin cuidado, que guías
al más oscuro y más hondo

2810

del palacio; esto, sin verme
ni hablarme. Mi cielo hermoso,
dulce esposa, amado dueño
mira que es rigor impropio
dar la vida con finezas

2815

y quitarla con enojos.
MARIENE ¿:Está el cuarto como dije?
SIRENE Sí, señora.
MARIENE                 ¿:Está del modo
que mandé, de aquella cuadra
que hoy es triste calabozo

2820

de Libia, ya asegurada
la puerta que vuelve a esotro
del Tetrarca?
SIRENE                    Sí estará,
pues se lo encargaste a Astolfo
que la cierre y la asegure.

2825

MARIENE Salíos allá fuera todos. (Vanse.)
Tú, en entrado yo, esa puerta
cierra en el instante propio.
SIRENE De mí fía. (Vase.)
TETRARCA            ¿:Qué misterios
son éstos?
MARIENE            ¿:Estamos solos?

2830

TETRARCA Sí, ¿:qué miras?
MARIENE                      El puñal
que del reloj presuroso
de mi vida fue el volante.
TETRARCA En peligro bien notorio
le perdí.
MARIENE            ¿:No está contigo?

2835

TETRARCA No.
MARIENE    Pues oye ahora.
TETRARCA                         Ya oigo.
MARIENE Bien pensarás, o fingido
amante o tirano esposo,
aleve, cruel, sangriento,
bárbaro, atrevido y loco,

2840

bien pensarás que el pedir
a aquel monarca famoso,
a aquel valiente romano,
a aquel capitán heroico,
tu vida, comprada a precio

2845

de gemidos y sozollos,
ha sido piedad y amor
de mi pecho generoso;
pues no, ni amor ni piedad
ha sido; afecto oneroso

2850

sí, de mis quejas, porque
no hay otro estilo, no hay otro
camino de castigar
un ingrato pecho como
correrle con beneficios

2855

cuando ofende con enojos;
que merced hecha a un tirano,
más que merced es oprobio.
Y no me diera venganza
verte morir cuando noto

2860

que es la muerte en las desdichas
el postrer último coto.
Verte vivir, sí, ofendido,
aborrecido y quejoso,
por creer que hallar no pude

2865

castigo más riguroso
para un ingrato que verse
olvidado de lo propio
que se vio amado. El que llega
a esto, ¿:cómo vive, cómo?

2870

Demás de que, por mí misma,
por mi honor, por mi decoro,
pedí tu vida, encubriendo
la causa de mis ahogos,
que saben todos quién soy,

2875

y quién eres, uno solo;
y no por ganar con uno,
había de perder con todos.
Tu vida, en fin, pedí, no
porque vivas, ni tampoco

2880

porque mueras consolado
de que dejaste, alevoso,
quien me matare, sino
porque sepas que no ignoro
que has vivido en esta ausencia

2885

de mi muerte deseoso.
Este papel, esta firma
te convenzan. ¡Con qué asombro
le miras, quedando al verle
confuso, helado y absorto!

2890

En mi mano está. No tienes
que discurrir estudioso
cómo a ella vino, que al fin
la tierra, viendo el adorno
y la hermosura que debe

2895

a ese cristalino globo
que parte la luna a giros,
que el sol ilumina a tornos,
le prometió no tenerle
nada oculto en su contorno,

2900

que aun los cielos, con ser cielos,
dan los favores a logro.
¿:Tú eres (¡aquí, de mi aliento
me desmayo al primer soplo,
con mis lágrimas me anego,

2905

con mis suspiros me ahogo!)
de Jerusalén Tetrarca?
Mas ¡ay! que no es grande abono
del mérito el conseguir
puestos, que bien reconozco

2910

que es el puesto el desdichado
cuando el hombre es el dichoso.
Tú lo digas, pues que siendo
bastarda rama del tronco
de Judá, un ascalonita,

2915

en cuyo nombre no toco
por no escandalizar, basten
las señas con que te nombro;
pues que siendo un idumeo,
otra vez a decir torno,

2920

y habiendo por tus fortunas
llegado a tan alto solio
como merecer mi mano,
que fue de todos el colmo,
no por aqueso dejaste

2925

los resabios afrentosos
de forajida nación,
baldón de nuestro abolorio,
pues, hidrópico de sangre,
no te bastó que en arroyos

2930

de inocentes vidas vieses
hecha la ciudad un golfo,
sino dejar en tu muerte
legado tan afrentoso.
¿:Quién sino tú vinculó

2935

la muerte por patrimonio?
¿:Qué fiera la más sañuda,
qué bruto el más riguroso,
qué pájaro el más aleve,
qué bárbaro el más ignoto

2940

mató muriendo, pues antes
de hombre, fieras y aves oigo
que mueren dando la vida?
Dígalo en gemidos roncos
la víbora que, royendo

2945

sus entrañas, poco a poco
se revienta por sacar
muchas vidas de un aborto.
Dígalo el ave que muestra
el pecho a su pico roto

2950

y, por darles vida, yace
desangrada entre sus pollos.
Dígalo el escita, pues
al tiro más peligroso
expuesto el pecho, a la espalda

2955

pone a su esposa y piadoso
se hace escudo de su vida
contra la pluma y el plomo.
Mas tú, más que todos fiero,
mas tú, más bruto que todos,

2960

mas tú, más barbaro, en fin,
no sólo amparas, no sólo
favoreces lo que amas,
pero, avaro de los gozos,
aun muriendo no los dejas.

2965

Bien como el que codicioso,
amante de sus riquezas,
porque no las goce otro,
manda que, después de muerto,
le entierren con su tesoro.

2970

Supongo que fue fineza
este despecho, supongo
que fueron celos, que nada
quiero dejar en tu abono.
¿:Qué hazaña de amor es esta,

2975

ni qué celos son tampoco,
los que sin ser culpa mía
son imaginado antojo
de bajo espíritu que,
neciamente escrupuloso,

2980

no estimando a su mujer,
se desestima a sí propio?
Y pues tan a costa mía
examino, miro y toco
que podrá vivir mi pecho

2985

más seguro y más dichoso
aborrecido que amado,
desde aquí a mi cargo tomo
el hacer que me aborrezcas;
que, aunque pudiera con otros

2990

medios huir de ti y vivir
en el clima más remoto
-donde el sol avaramente
dispensa sus rayos rojos
o donde pródigo abrasa

2995

doradas arenas de oro-
no lo he de hacer, que no tengo
de dar con nuestro divorcio
que decir al mundo; y pues,
sin llegar a escandaloso

3000

este apartamiento, puede
quedarse esto entre nosotros,
vivamos a morir juntos,
mas teniendo por forzoso
que en tu vida ni en mi vida

3005

me has de mirar sin enojos,
me has de hablar sin sentimientos,
me has de escuchar sin oprobios,
ver sin suspiros los labios
ni sin lágrimas los ojos.

3010

Y este negro velo, puesto
siempre delante del rostro,
hará que ni el sol me vea,
siendo mis reales adornos
eternamente este luto.

3015

Y pues fue, tirano, todo
tu deseo que yo muera,
del asesino, el soborno
te he de ahorrar, siendo este cuarto
de mi vida el mausoleo

3020

en que nunca a entrar te atrevas;
que por el gran Dios que adoro,
que de la más alta almena
me arroje al sepulcro undoso
del mar, donde, despeñada,

3025

dé número en breves trozos
a los átomos que son
jeroglíficos del ocio.
Porque con tanto temor
te miro, con tanto asombro, 3030
que creo que ya se cumple
de aquel judiciario docto
el hado; pues si él predijo
que tu acero prodigioso
o un monstruo me han de dar muerte, 3035
huyendo del uno al otro,
o me ha de matar tu acero,
o el mar, que es el mayor monstruo.

(Vase y cierran por de dentro la puerta.)

TETRARCA Oye, aguarda, escucha, espera.
Mas (¡ay infeliz!) qué pronto 3040
el impulso estaba a darme
con el postigo en los ojos!
Caiga, pues, al suelo. Pero
mal acuerdo (¡ay de mí!) tomo
en valerme de la fuerza, 3045
que es preciso el alboroto
haga pública la causa
si con violencia le rompo.
Mejor es, ya que Filipo
tan traidor tan alevoso, 3050
la dio el papel que traía
-mal la cólera reporto-
para Tolomeo, llevar
sus despechos de otro modo
y, acudiendo al rendimiento, 3055
al halago, al desenojo,
valerme de la común
disculpa de los celosos,
que es que nunca están más cuerdos
que cuando se ven más locos. 3060
¿:Qué pasión, ¡cielos!, es ésta,
de amor hija y madre de odio,
que es cuando más la padezco
cuando menos la conozco?
Pues si los celos definir hubiera, 3065
en un camaleón los retratara,
que del aire no más se alimentara
y a cada luz nuevo color tuviera.
Ojos de basilisco le pusiera,
que, con ser visto o ver, siempre matara; 3070
pies de topo, que en todo tropezara;
y alas de halcón, que todo lo corriera.
De la sirena, le añadiera el canto;
del áspid, las cautelas, los desvelos
del lince; y de la hiena, en fin, el llanto. 3075
Mas ¿:dónde vais? Parad, parad, recelos;
no forméis un compuesto de horror tanto
que el mayor monstruo hayan de ser los celos.
Y pues con aquel acuerdo
y este discurso propongo 3080
apelar, como ya dije,
al rendimiento, en apoyo
de que hay quien califique
por finezas los arrojos,
apele de ésta a la puerta 3085
(aquesta puerta alboroto:
el palacio a aquélla acuda),
que cae deste cuarto a esotro,
que, estando más retirada,
con más secreto es forzoso 3090
que pueda sin ruido abrirla.

(Llega a la otra puerta que estará como dicen los versos y él hace las acciones que significan.)

Mas no haré si reconozco
cuánto defendida está
de candados y cerrojos
por esta parte. Y ¿:quién duda 3095
por esotra sea lo propio?
¡Quién, sin fiarse de nadie,
pues cualquiera es sospechoso
el día que lo fue Filipo,
romperlos pudiera solo! 3100
Mas ¿:cómo ha de ser posible
sin que entre aparte el escoplo
con lo sutil del barreno
o de la lima lo sordo?
A fuerza, ¿:quién bastará, 3105
ni a mano...? Pero, piadosos
cielos, ¿:qué es esto? Las llaves
echadas en falso topo.
Abierta están, si no es
que, enternecido a mi lloro, 3110
un hierro en otro se ablanda.

(Abre la puerta y sale como a hurto LIBIA.)

LIBIA Pues ya por de fuera oigo
ruido en los pestillos, quite
los que por de dentro rotos
dejó Astolfo. ¿:Es Tolomeo? 3115
TETRARCA No es Tolomeo.
LIBIA                      ¡Qué ahogo!
¡Vuelva a encerrarme!
TETRARCA                              ¡Detente,
aguarda!
LIBIA            ¿:Qué miro? ¿:Cómo,
señor, tú aquí, si yo cuando...?
TETRARCA Pues ¿:de qué es, Libia, el asombro? 3120
¿:Puedes ignorar que puedo
estar aquí cuando todos
saben que he vuelto a palacio?
LIBIA Como esas cosas ignoro,
pues aun no sé de mí misma 3125
si viva o muerta me nombro
desde que esta oscura cárcel
habito, donde Favonio
a entrar no se atreve en vientos
como ni en luces Apolo. 3130
TETRARCA Cobra el aliento. ¿:Tú presa,
Libia, aquí?
LIBIA                 De ello te informo,
porque la verdad te mueva
a estar conmigo piadoso.
TETRARCA Pues ¿:qué ha habido?
LIBIA                              Tolomeo 3135
-¡qué mal las razones formo!
mas ¿:qué mucho, si las pierdo
cuando pienso que las cobro?-
Tolomeo (¡ay de mí triste!)
me servía para esposo. 3140
Nuestro amor Mariene supo,
no importa que sepas cómo,
pues basta que no le falten
aun al más lícito estorbos;
a él desterró de palacio; 3145
y en mí, que en efecto somos
más culpadas las mujeres
de su ofendido decoro,
vengó la saña, encerrada
aquí donde me ve sólo 3150
una esclava que me trae
lo que bebo y lo que como.
Astolfo que de este alcázar,
alcaide hizo, o por piadoso
o por deudo, o por amigo, 3155
o por granjeado, o por todo,
viniendo a doblar las llaves,
no sé a qué fin, cuidadoso
hoy más que otros días, me dijo:
«Libia, librarte dispongo; 3160
está advertida de que
Tolomeo...»

(Dentro ruido.)

TETRARCA                       Pasos oigo.
Vuelve Libia a retirarte
-que verte aquí es sospechoso
y más conmigo-, segura 3165
que no sólo te perdono,
mas te agradezco el delito
de tu amor.
LIBIA            A tus pies pongo
mi vida y mi honor.
TETRARCA                         Palabra
te doy de poner en cobro 3170
tu honor y vida.
LIBIA [Aparte.]             Fortuna,
¿:hasta cuándo tus antojos
han de traer mis desdichas
a dar de un peligro en otro? (Vase.)
TETRARCA Veré quién es; que, después 3175
que vuelva a quedarme solo,
entraré donde a la esclava
espere. Con el socorro,
ya más mío que de Libia,
hoy lograré el desenojo 3180
de Marïene, si es
que con lágrimas le compro;

(Sale TOLOMEO.)

TOLOMEO [Aparte.] Veré si Astolfo ha cumplido
la palabra que me da.
Pero aquí el Tetrarca está. 3185
¡Cielos!, ¿:qué habrá sucedido?
¿:Mariene haberse escondido?
¿:El haberse retirado?
¿:Yo, la ocasión mal logrado?
Disimule.
TETRARCA            Tolomeo. 3190
TOLOMEO Señor.
TETRARCA               ¿:Dónde está, deseo
saber, Filipo?

(Sale FILIPO.)

FILIPO            Postrado
a tus pies donde, señor,
en albricias de tu vida...
TETRARCA .... verás la tuya perdida 3195
a manos de mi furor.

(Pónese en medio TOLOMEO.)

FILIPO ¿:En qué te ofendí?
TETRARCA                         ¡Traidor!
¡Poco leal, menos fiel!
TOLOMEO ¡Tente!
TETRARCA            ¿:Qué hiciste un papel
que te di?
TOLOMEO            Mis penas creo. 3200
FILIPO ¿:No era para Tolomeo?
TETRARCA Sí.
FILIPO    Pues él te dirá de él.
TOLOMEO [Aparte.] ¡Qué poco duró, ay de mí,
el secreto en la mujer!
TETRARCA ¿:Diótele a ti?
TOLOMEO [Aparte.]        (¿:Qué he de hacer?) 3205
Sí, señor.
TETRARCA            ¿:Qué hiciste, di,
de el tú?
TOLOMEO [Aparte.] (La verdad aquí
es la disculpa mejor.)
Una dama...
TETRARCA [A TOLOMEO.]        Di.
TOLOMEO [Aparte.]                        ¡Qué horror!)
... a quien sirvo para esposa... 3210
TETRARCA Ya lo sé.
TOLOMEO            ...de mí celosa
-necios delitos de amor-
me le quitó de la mano
a cuyo tiempo llegó
tu esposa.
TETRARCA                 ¡Castigue yo... 3215
FILIPO ¡Tente, señor!

(Ponése en medio FILIPO. Vase huyendo TOLOMEO, el TETRARCA tras él y vuelven por la otra parte.)

TETRARCA            ...tan tirano
yerro!
TOLOMEO [Aparte.]       Esperar es en vano.
La fuga mi vida guarde. (Vase.)
FILIPO ¡Huye, Tolomeo!
TETRARCA                      ¡Cobarde!
Si al mismo cielo te subes, 3220
las murallas de sus nubes
te ampararán mal o tarde.

(Sale TOLOMEO atravesando el tablado.)

TOLOMEO [Aparte.] ¿:Adónde estaré seguro
si furioso me ha seguido?
Habiendo hasta el mar salido 3225
por la surtida del muro,
de aquella tienda procuro
valerme. (Vase.)
FILIPO            En la tienda ha entrado
del César.
TETRARCA                 Ese sagrado
y otro empeño aún más crüel 3230
me fuerzan a volver de él,
ofendido y no vengado. (Vase.)

Cuadro III

Vuelve TOLOMEO a salir por otra parte, retirándose de OCTAVIANO. Sale OCTAVIANO.

OCTAVIANO Hombre que tan atrevido,
robado el color y puesta
la mano en la espada, osas 3235
haber entrado en mi tienda
-cuando he mandado que todos
solo me dejen en ella
con mis pesares-, si acaso
alguna traición intentas, 3240
buena ocasión has hallado.
¿:Qué aguardas?
TOLOMEO                       Detente, espera;
que es lealtad, y no traición,
la que a este trance me fuerza.
OCTAVIANO ¿:Quién eres?
TOLOMEO                    Soy un soldado, 3245
hijo infeliz de la guerra,
que llegué por mis servicios
a ser capitán en ella
de las guardias del Tetrarca,
y de Sión, en su ausencia, 3250
gobernador.
OCTAVIANO               ¿:Qué pretendes?
TOLOMEO No mi vida, aunque pudiera;
la de Marïene, sí;
que es mi señora y mi reina.
OCTAVIANO Buenas cartas de favor 3255
traes. Di y lo que fuere sea.
TOLOMEO [Aparte.] (¡Oh, Libia, cuánto el empeño
de tu libertad me arriesga,
pues, por ti, de una verdad
he de hacer una cautela!) 3260
El Tetrarca, enamorado
tanto de su esposa bella
vivió, que intentó pasar
a la práctica experiencia
de que amores y privanzas, 3265
cuando a sumo aumento llegan,
es de su felicidad
declinación la tragedia.
Viendo, pues, que de su muerte
declarada la sentencia 3270
estaba; y viendo que tú,
enamorado de verla
en un retrato la amabas
-que todo aquesto me cuenta
quien trajo una carta-, aleve 3275
dispuso mandarme en ella
que yo, como quien aquí
la asistía de más cerca,
la atosigase a un veneno;
cuyos celos de manera, 3280
al verla hoy viva y contigo,
crecieron con la sospecha
de que por ella habías dado
a Jerusalén la vuelta
que, en vez de que agradecido 3285
de que su vida pidiera
con tantas ansias, llegó
con ella a palacio apenas
cuando en un oscuro cuarto
la encerró; y con saña fiera 3290
conmigo embistió a matarme,
por no haberla hallado muerta.
De él es de quien vengo huyendo
a darte la infeliz nueva
de que Marïene está 3295
por ti en tanto riesgo puesta
que no tiene de su vida
seguridad; pues es fuerza,
quien en ausencia lo manda,
que lo ejecute en presencia. 3300
Pues eres César, señor,
y tan generoso César
que, para victorias tuyas,
faltan plumas, faltan lenguas,
del poder deste tirano 3305
la saca, porque te deba
el sol su mejor aurora,
la aurora su mejor perla,
la tierra su mejor flor,
el cielo su...
OCTAVIANO                       Cesa, cesa, 3310
no prosigas, no prosigas;
no en la persuasión me ofendas.
¿:Expuesta Marïene, (¡cielos!)
y por mi ocasión expuesta
a tanto riesgo? ¿:Qué aguardo? 3315
[Aparte.] (Pero con más advertencia
lo he de mirar, que no es bien
que la información primera
me lleve tras sí; y más cuando
no es cobarde la sospecha 3320
de todos estos.) Soldado,
mira si verdad me cuentas.
TOLOMEO Tanto, que a la misma torre
adonde encerrada, presa
y afligida está, señor, 3325
te llevaré a que la veas,
luego que baje la noche
de pardas sombras cubierta.
OCTAVIANO ¿:A la misma torre?
TOLOMEO                         Sí,
porque yo tengo...
OCTAVIANO                         Di apriesa. 3330
TOLOMEO [Aparte.] (¡Para qué de cosas hoy
sirvió mi amor!)... llave maestra
de sus jardines. Si acaso
de mi lealtad te recelas,
lleva tus guardas contigo 3335
para que, llegando a verla,
como he dicho, en su socorro
asegures tus defensas.
[Aparte.] (Y yo la vida de Libia,
pues que no dudo que, fuera 3340
del palacio Marïene,
podré mejor socorrerla.)
OCTAVIANO Tan a los reparos sales,
que ya nada dudo. Y sea
lealtad o traición, por sólo 3345
verte iré, Mariene bella;
y si es a darte la vida,
quiera amor que lo agradezcas. [Vanse.]

Cuadro IV

Sale SIRENE con luces y las DAMAS que puedan con azafates y luego MARIENE.

MARIENE ¡Dejadme morir!
SIRENE                         Advierte
que esa pena, ese dolor, 3350
más que tristeza es furor;
y más que furor es muerte.
MARIENE Es tan fuerte
mi mal que, por riguroso,
no mata de puro fiel; 3355
sin ver él
que, ser conmigo piadoso,
no es dejar de ser crüel.
DAMA 1ª Ya que, aborreciendo el lecho,
en el jardín has estado 3360
hasta ahora, dé el cuidado
blandas treguas al despecho.
MARIENE Mal sospecho
que pueda el sueño aliviar
mi pesar; 3365
pero, porque no paguéis
la culpa que no tenéis,
empezadme a destocar.

(Van recogiendo en los azafates los más adornos que pueda quitarse.)

SIRENE ¿:Quieres, mientras desafía
al sol esplendor tan bello, 3370
desmarañando el cabello
de las prisiones del día,
la voz mía
algo te divierta?
MARIENE                      No,
porque yo 3375
no juzgo que me mejore
quien cante sino quien llore.
SIRENE Filósofo hubo, que dio
causa en la naturaleza,
para aumentar la armonía, 3380
al alegre la alegría
como al triste la tristeza.
MARIENE Pues empieza,
con condición que al dolor
hagas mayor. 3385
SIRENE Con una letra será,
que, aunque es antigua, podrá
aconsejar lo mejor.

(Cantan.)

Si te quisiera matar
algún enemigo fiero, 3390
madruga y mata primero.
MARIENE ¡Ay de quien ha de esperar
a morir y no matar!
Y más cuando considero
cuánto se acerca el severo 3395
hado, contra quien no sé
en mi defensa qué haré.
SIRENE (Canta.)
Madruga y mata primero.

(Salen TOLOMEO y OCTAVIANO.)

TOLOMEO Pisando las negras sombras
en el silencio nocturno, 3400
el jardín has penetrado
a tiempo que al cuarto suyo
se va retirando ella.
OCTAVIANO [Aparte a TOLOMEO.]
Ya tus verdades no dudo,
ni su aflicción; pues tan sola 3405
está y vestida de luto
todavía. Tú a esa puerta,
pues menos ruido hará uno,
me espera.
TOLOMEO                 Sí haré, teniendo
la gente que has traído a punto 3410
para cualquier accidente. (Vase.)
OCTAVIANO [Aparte.] Tanto de verla me turbo,
que no sabré discurrir
si esto es ya pesar o gusto.
MARIENE Vuelve, Sirene, pues es 3415
tan a mi intento el asunto.
Tú, Arminda, cierra esas puertas.
SIRENE Obedecerte procuro.
[Canta.] Si te quisiere matar...
DAMA 1ª Y yo también, pues acudo 3420
las puertas a cerrar.

(Ve a OCTAVIANO. Deja caer el azafate y vuelve huyendo.)

OCTAVIANO                         No.
lo intentes, que es dolor sumo,
sin luz y sol, quedar ciego
dos veces.
DAMA 1ª                 ¿:Qué veo y escucho?
¡Ay infelice!
MARIENE            ¿:Qué es eso? 3425
DAMA 1ª El mal embozado bulto
de un hombre que hasta aquí ha entrado.
MARIENE ¿:Hombre aquí?
OCTAVIANO [Aparte.]             Ya hablar no excuso.
MARIENE ¡Dad voces!
SIRENE                 Yo no podré,
que aun cómo respire dudo. 3430

(Vanse huyendo dejando los azafates caer.)

DAMA 1ª Ni yo, que apenas aliento. (Vase.)
DAMA 2ª Ni yo, que tímida huyo. (Vase.)
MARIENE Huya yo también.

(Desembózase OCTAVIANO, detienela.)

OCTAVIANO                         Teneos
vos y reparad el susto;
pues, más que para enojaros, 3435
para serviros os busco.
MARIENE ¡Vos, señor! Pues... cómo... si...
aquí... yo... cuándo...
OCTAVIANO                              Quien pudo
antes de veros amaros,
después de veros, no dudo 3440
que dejar de amaros pueda.
MARIENE No son de un César Augusto
tales acciones.
OCTAVIANO                      Sí son,
pues más a veros me trujo
vuestro daño que mi afecto, 3445
vuestro riesgo que mi gusto.
Yo he sabido que, en poder
de tirano dueño injusto,
estáis expuesta al peligro
de tan sacrílego insulto 3450
como que obre por su mano
lo que por otra dispuso.
A poner en salvo vengo
vuestra vida.
MARIENE                    El labio mudo
quedó al veros; y al oíros 3455
su aliento le restituyo
animada para sólo
deciros que algún perjuro,
aleve traidor, en tanto
malquisto concepto os puso. 3460
Mi esposo es mi esposo, a quien
amo, amado con tan puro
amor que en los cuerpos somos
dos, pero en las almas uno.
Y suponiendo imposibles 3465
que con vergüenza pronuncio,
cuando fuera, que lo niego,
que me mate un error suyo,
no ha de matarme mi error,
y lo será si de él huyo. 3470
Con que viene a importar menos
morir inocente, juzgo,
que vivir culpada a vista
de las malicias del vulgo.
Y así, si alguna fineza 3475
he de deberos, presumo
que la mayor es volveros.
OCTAVIANO Sí haré, si vuestro discurso,
como salva mi primero
motivo, salva el segundo. 3480
Un retrato tenía vuestro,
a cuyo hermoso dibujo,
sin saber el dueño, daba
mi humana adoración culto.
Por sanear sospechas (ya 3485
lo visteis) sabiendo cúyo
fuese, os le di; y pues en vuestro
decoro sirvió, no dudo
que con justicia le pido.
MARIENE No hacéis; que tenerle es uno 3490
por despojo y otro es,
por dádiva; y a este puro
fuego abrasará esta mano,
si en ella el menor impulso
reconociera de que 3495
para volvérosle tuvo.

(Va a poner la mano en la luz. El se la toma y ella, retirándola, le saca el puñal de la cinta.)

OCTAVIANO No hiciérades, que impidiera
yo llegar al ardor suyo,
estorbando así la acción.
MARIENE Es atrevimiento injusto. 3500
OCTAVIANO No es, sino justo deseo.
MARIENE Antes a los cielos juro
que con vuestro mismo acero,
que ya en mi mano desnudo
está, me atraviese el pecho. 3505
OCTAVIANO Tente, mujer; que confundo
mis sentidos al mirar
no sé qué fatal trasunto
que vi otra vez. (Retírase.)
MARIENE                       De ese pasmo,
de ese pavor que os infundo, 3510
el contratiempo gozando,
huiré, siempre este agudo
filo al pecho. Mas ¿:qué veo?
¿:No es el que fiero y sañudo
me amenaza? Con más causa 3515
ya de dos contrarios huyo.
OCTAVIANO ¡Oye!
MARIENE ¿:Suelta?

(Deja caer el puñal y vase y OCTAVIANO tras ella y sale el TETRARCA por otra parte.)

TETRARCA                       ¿:Quién, ladrón
del mismo tesoro suyo,
dentro de su misma casa
gozó sus bienes por hurto? 3520
Hasta ahora la esclava no
abrió. Y yo, triste, discurro
el cuarto a la media luz
de escaso esplendor nocturno
que allí horrores late; y más 3525
si a sus reflejos descubro,
de mujeriles adornos,
ajadamente difusos,
sembrado el suelo. ¿:Qué es esto?
No me propongas, discurso, 3530
que, bajel que echa la ropa
al mar, padece infortunios;
que, casa que se despoja
de las alhajas que tuvo,
estragos de fuego corre; 3535
pues ni la tormenta dudo
ni el incendio ignoro cuando
entre dos aguas fluctúo,
entre dos fuegos me hielo,
viendo que me embisten juntos, 3540
para zozobrar, suspiros,
para hacerme llorar, humo.
Estas arrojadas señas,
¿:no son de nobles, de augustos
faustos despojos? ¿:Y aquéste 3545
no es el fiero puñal duro
que, registro de los astros,
en aguja de sus rumbos?
¿:No es éste el que yo a Octaviano
dejé? ¡Sí! Pues ¿:quién le trujo 3550
aquí entre arrastradas pompas?
Pero ¿:para qué lo apuro,
si es de los desconfiados
la imaginación verdugo?
¡Tarde hemos llegado, celos, 3555
y bien tarde! Pues no dudo
que quien arrastra despojos
habrá celebrado triunfos.
Si es dichoso el desdichado
que, siéndolo, no lo supo, 3560
desdichado del dichoso
que, no siéndolo, lo tuvo
por cierto; y, pues se me vuelven
mis agorados anuncios
tan a la mano, a ellos muera 3565
antes que...
OCTAVIANO [Dentro.] ¡Tente!
TETRARCA                         ¿:Qué escucho?

(Vuelven huyendo MARIENE y OCTAVIANO tras ella y da en brazos del TETRARCA tropezando.)

OCTAVIANO Bello prodigio.
MARIENE                 Es en vano.
Mas, ¡ay de mí, cielos justos!
OCTAVIANO ¿:Qué es lo que miro?
TETRARCA                              Turbado
he quedado.
OCTAVIANO                 Yo confuso. 3570
MARIENE Yo confusa, yo turbada,
pues, entre dos daños, de uno
doy en otro, y ya no sé
cuál dejo, ni cuál procuro,
pues siempre tengo peligro, 3575
cuando caigo y cuando huyo.
OCTAVIANO No temas, que de tu vida
este pecho será escudo.
TETRARCA Vista tu fuga, a tu honor
este pecho será muro. 3580

(Riñen los dos y ella mata las luces.)

OCTAVIANO Cumple, pues, lo que prometes.
TETRARCA Así verás si lo cumplo.
MARIENE Y yo si así lo embarazo.
TETRARCA ¿:Adónde, César perjuro,
te escondes?
OCTAVIANO            Yo no me escondo. 3585
Aquí estoy.
TETRARCA         Ya yo te busco.
Y pues a brazos llegamos,
en ellos muere.
MARIENE                       ¡Oh injustos
hados, que inocente muero
protesto al cielo!
LOS DOS                            ¡Qué escucho! 3590
TOLOMEO [Dentro.] Entrad todos, que de voces
y armas es grande el tumulto.

(Salen todos.)

SIRENE Llegad todas.
LIBIA                 A tan grande
estruendo, salir no excuso
de mi prisión.
TODOS               ¿:Qué es aquesto? 3595
POLIDORO No haber gozado el indulto
Marïene, me parece.
OCTAVIANO Dar muerte al hombre más bruto,
más bárbaro y más sangriento
que ha eclipsado el sol más puro. 3600
TETRARCA Yo no la he dado la muerte.
TODOS Pues ¿:quién?
TETRARCA                    El destino suyo,
ya que, muriendo a mis celos
y a mi puñal, ejecuto
que mató a lo que más quise 3605
el mayor monstruo de mundo.
Y porque de su venganza
no logre el lauro ninguno,
yo la vengaré de mí
arrojado de este muro 3610
al mar. (Vase.)
OCTAVIANO         Primero a mi mano...
CAPITAN Será en vano, que sañudo
se arrojó.
OCTAVIANO            Con que en tragedias
pararon todos mis triunfos.
TOLOMEO Sígueme, Libia, y huyamos 3615
de ver tan mísero asunto.
LIBIA ¡Qué lástima!
SIRENE                 ¡Qué desdicha!
FILIPO ¡Qué horror!
CAPITAN                 ¡Qué asombro!
POLIDORO                                   ¡Y qué abuso
no ahorcarme a mí y degollarla
a ella!
OCTAVIANO          Hermoso sol caduco, 3620
pues que no puedo vengarte,
yo haré eterna a los futuros
siglos tu fama, diciendo
la inscripción de tu sepulcro:
«la inocente Marïene 3625
dio fin, cumpliendo su influjo
injustos celos, que son
el mayor monstruo del mundo.»
POLIDORO Como le escribió su autor;
no como la imprimió el hurto, 3630
de quien es su estudio echar
a perder otros estudios.