Antonio Mira de Amescua
La vida y la muerte
de la monja de Portugal


Personas que hablan en ella:
  • Don JUAN de Almeida
  • Don DIEGO de Castro
  • Don LUIS
  • Don PEDRO
  • ALBERTO, viejo, padre de don Juan
  • El duque de VISEO
  • La DUQUESA
  • El DUQUE de Medina Sidonia
  • El Duque de BERGANZA
  • TABACO, criado
  • VALLEJO, criado
  • Doña MARIA
  • Doña JUANA, monja dominicana
  • TERESA, criada
  • LUZBEL
  • La LISONJA
  • La VANAGLORIA
  • La ADULACION
  • El DELEITE
  • El DESENGAÑO
  • Tres PESCADORES
  • MUSICOS
  • Un NIÑO Jesús


    ACTO PRIMERO

[Salen don JUAN, don DIEGO, don LUIS y don PEDRO, con espadas desnudas]

DIEGO: La suerte fue bien juzgada.
JUAN: Miente quien lo dice.
DIEGO:                      ¡ Muera !
¡ Apartaos ! ¡ Dejadme !
JUAN:                      ¡ Fuera !
Y si punta de mi espada 5
no quieren que pase el pecho
al primero que llegare,
téngase afuera, y repare
en mi razón.

Salen acuchillándose

LUIS:                      Fue mal hecho,
y bastaba estar aquí 10
dos caballeros diciendo
la verdad.
PEDRO:                     Y yo me ofendo
de que se pierdan así
el respeto; que en mi casa
ha sido poca prudencia 15
por el juego esta pendencia,
y ya los límites pasa
de desvergüenza, ¡ por Dios !
LUIS: Ha sido muy mal mirado.
PEDRO: Vuelvo a decir que han andado 20
muy descorteses los dos.
LUIS: Señor don Pedro, ya he visto
que se pudiera excusar
daros aqueste pesar.

[Salen don DIEGO y don JUAN]

DIEGO: ¡ Mal el enojo resisto ! 25
¡ Vive Dios, que de afrentado
apenas a hablar acierto.
JUAN: Aspid no verá encubierto
entre la hierba pisado
el cazador más furioso 30
que yo para la venganza.
DIEGO: Lograr pienso mi esperanza
aunque aquí será forzoso
disimular.
LUIS:                      Las espadas,
caballeros, no están bien 35
desnudas.
JUAN:      (Sólo un desdén Aparte
en razones mal fundadas
parte ha sido y, ¡ por los cielos !,
que tomé por ocasión
el juego; que el corazón 40
es el que [s]e abrasa en celos.
¿: Cuándo tan dichoso día
veré que de mi esperanza
coja el fruto ? ¿: Hay tal mudanza
que me dé doña María 45
favores y que a don Diego
trate con tanto rigor ?)
DIEGO: (No el juego, celos y amor Aparte
causan mi desasosiego).

[Sale] ALBERTO, viejo

ALBERTO: Caballeros, por mi vida, 50
se me diga la ocasión
de este disgusto. Pasión
de padre os lo pide. Impida
este silencio mi ruego,
que don Juan, me ha parecido 55
que tiene el color perdido.
LUIS: Disgustóse con don Diego
y las espadas sacaron.
ALBERTO: Saber la ocasión gustara.
PEDRO: Sobre el juego.
ALBERTO:                      Cosa es clara 60
que entre pechos que se hallaron
términos de cortesía,
el juego viniera a ser
quien les hiciese perder.
Don Diego, por vida mía, 65
me dad la mano de amigo.
Mirad que os lo ruego yo.
DIEGO: Aunque descortés habló,
señor, vuestro gusto sigo.
ALBERTO: Sus mocedades livianas 70
aquí perdonar podréis.
Esto os suplico pues veis
a vuestras plantas mis canas.
DIEGO: (Vive el cielo, que ha venido Aparte
mi padre en esta ocasión 75
para más indignación).
ALBERTO: Aquesto os suplico y pido.
DIEGO: No solamente la mano
pero los brazos os doy.
ALBERTO: Digo que obligado estoy 80
a es[te hi]jo tan cortesano.
DIEGO: Quédese vuestra merced
con Dios.
ALBERTO:                     El vaya con vos.
Acompañadle los dos.
PEDRO: Señor Alberto, creed 85
que le somos muy amigos
a don Juan.
ALBERTO:                      Créolo así.

Vanse don PEDRO, don LUIS y don DIEGO]

JUAN: (Mi padre me ofende a mí. Aparte
Los cielos me son testigos).
ALBERTO: Don Juan, ¿: es bueno que andéis 90
dándome a mí pesadumbres ?
Vuestras antiguas costumbres
ya es razón que las dejéis.
¿: No hay mil entretenimientos
[par]a un caball[er]o tal ? 95
Noble sois en Portugal.
Levantad los pensamientos.
La espada negra podéis
jugar, ejercicio honrado.
JUAN: ¿: Señor ?
ALBERTO:      Estoy enojado 100
de ver lo que vos hacéis.
Alborotáis a Lisboa
a cada instante. Yo quiero
ver, pues que soy caballero,
si dejáis más nombre o loa, 105
don Juan, en la tierra extraña.
Edad y valor tenéis.
Quiero que a España dejéis.
No habéis de estar en España.
El gran duque de Medina 110
va con valor inmortal
por capitán general
de esta armada peregrina.
Yo os alcanzaré favor 115
para que de vos le acuerde.
Reparad en que se pierde
el tiempo, y será mejor
hacer [una heroica] guerra
a devaneos y a vicios 120
por honrados ejercicios
y servir siempre en la [tierra.]
Con mi sangre y con mi espada
me hizo el emperador
capitán, dándome honor. 125
JUAN: Si mi disculpa te agrada,
oye...
ALBERTO:                      La ciudad inquieta.
De cierto sé que améis.
Más en mi casa no entréis
que os tiraré una escopeta. 130

Vase [don ALBERTO]

JUAN: Cuando la luz entendí
gozar de aquella hermosura,
la noche triste y oscura
vino. ¿: Qué [pasó] ? ¡ Ay de mí !
Ya, hermosa doña María, 135
te pierdo por esta ausencia,
pues la forzosa obediencia
de tanto bien me desvía.

[Sale] LUZBEL, de galán

LUZBEL: De mi estancia tenebrosa,
pues ya saben lo que valgo, 140
[a hacer guerra] al cielo salgo,
tan reñida y espantosa
que no esté de mí segura
el alma, pues mi rigor,
pues que no puede al Criador, 145
ha de coger la criatura.
Y sé que mi diligencia
igualará a mi desgracia;
que aunque he perdido la gracia,
infusa tengo la ciencia. 150
Y tiemble todo de mí
pues es tan justo te asombre
que no ha de gozar el hombre
la sala que yo perdí.
Pues no, aunque fuerte y bizarro, 155
es bien si no lo permite
que a un ángel de ella le quite
y ponga un poco de barro.
JUAN: ¿: Pasáis de camino, hidalgo,
que parecéis forastero ? 160
LUZBEL: A que me mandéis espero,
si os puedo servir en algo
que parece que estáis triste.
JUAN: Tengo bastante ocasión.
LUZBEL: Que me digáis la razón 165
me holgará, y en qué consiste.
JUAN: Pártome de la ciudad
cuando empezaba a tener
favores de una mujer
que es un ángel en beldad, 170
y es forzoso hacer ausencia.
Si queréis venir conmigo,
en mí tendréis un amigo;
que vuestro rostro y presencia
dicen que sois principal. 175
¿: Habéis estudiado ?
LUZBEL:                      Sí.
No hay oculta para mí
cosa alguna natural.
Mi saber comprehende hasta hoy
del mundo el primero ser, 180
y si queréis entender
lo que puedo, aquesto soy:
De la Alemania más alta
soy, y mi naturaleza
es la más noble que hizo 185
quien formó cielos y tierra.
De aquesta eminente patria
contarte las excelencias
quisiera, sin ser prolijo,
como allá Agustín lo cuenta 190
en Civita[s] Dei, don Juan.
JUAN: Gusto que mi nombre sepas,
donde infiero me conoces.
LUZBEL: Y sé mucho más que piensas.
Aquesta ilustre ciudad 195
se ilustra con once puertas,
de labor imprehensible,
que la adornan y hermosean.
En la primera da luz
con cuerpo opaco una densa 200
antorcha de cera blanca
a las tinieblas opuesta.
En la cuarta otra bizarra,
que doce casas pasea,
y a las plantas con sus rayos 205
las vivifica y engendra.
En la octava hay tantas luces
que la astronómica ciencia
de mil y veintidós trata,
porque en las demás no hay cuenta. 210
Después otra de cristal
que a no estar donde está puesta
las once se penetraran,
y el palacio real se viera. 215
Luego se ve otra movible
y ésta da cada año vuelta,
por un espíritu a todas
por divina providencia.
Aquí, pues, tuve mi ser 220
y con tan rara belleza
que al que me crió me opuse
y quise en civiles guerras
intentarlo, mas fue en vano;
que a mi arrogante altiveza 225
cual Faetón desvanecido,
lo derribó la soberbia.
Bandos, disensiones puse,
confusión, discordias, guerras,
y con trémulo rumor 230
se tocó una arma tremenda.
El Rey a un alférez suyo
da su poder y éste enseña
su valor, diciendo en alto
quien como él y sin fuerzas 235
los de mi bando quedaron,
y asientos cándidos dejan;
mas si puede haber consuelo,
aunque ninguno me queda,
es ver que el arrepentimiento 240
no es de mi naturaleza.
Y ver que con mi poder
pude derribar la tercia
parte, que cayó conmigo
sin que de ello se arrepienta. 245
Tremulando tengo al aire
en el orbe mis banderas.
Más gente la sigue al día
y se alista que allá en treinta.
De la región más hermosa, 250
más pura, cándida y bella,
he caído, donde en fin
tengo por luz las tinieblas.
Esta, don Juan, es mi historia
y sólo quiero que entiendas 255
que so un amigo del alma
y la sirvo muy de veras.
Bien sé que a doña María
adoras, y te desvela
su hermosura, y que don Diego 260
estima sus altas prendas.
Mira si sé pensamientos.
Y agora quiero que entiendas
otro secreto, que tú
es imposible lo adviertas. 265
Religiosa la has de ver
y si es que no lo remedias,
tus pensamientos verás,
don Juan, echados por tierra.
JUAN: De tu prodigiosa historia 270
puedo decir que me pena,
aunque apenas la he entendido.
LUZBEL: Pues yo me entiendo con penas.

Sale TABACO, gracioso con un papel

TABACO: Presumo que es excusado
pedirte de tales nuevas 275
las albricias.
JUAN:                      ¿: De qué forma ?
TABACO: Pienso que traigo respuesta
muy a tu gusto.
JUAN:                      Tabaco,
premiaré tu diligencia
con esta sortija.
TABACO:                      Vivas, 280
si es que disgusto se llevan,
más que una suegra de un yerno,
y más si heredas, es pena
que el deseo inmortaliza.
LUZBEL: Agrádame la estafeta. 285
Oigame, señor hidalgo,
galán de calceta y cuera.
TABACO: ¿: Qué me quiere ?
LUZBEL:                      Por mi vida,
que en buen oficio se emplea.
No está la sortija mala. 290
¿: Quiéreme feriar la piedra ?
TABACO: Pondréle la de un molino,
si me enojo, en la cabeza.
LUZBEL: ¿: Cómo llamas a este oficio
de llevar billetes ? ¡ Ea, 295
no se ha de enojar !
TABACO:                      Hidalgo,
¡ vive Cristo que me pesa
que dé tan curioso pique !
LUZBEL: Dejemos burlas afuera
y déme la mano.
TABACO:                      Tome. 300
¡ Cuerpo de Dios, suelta, suelta !
¡ Qué me abraso !
LUZBEL:                      ¿: De tan poco,
señor Tabaco, se queja ?
JUAN: ¡ Cielos ! ¿: Es ésta ilusión ?
¡ Loco el contento me lleva ! 305
¡ Oh, esperanza bien lograda,
pues tuvo en favor sentencia !
¿: Sabéis mi casa, hidalgo ?
LUZBEL: Muy bien la sé.
JUAN:                      Pues en ella
aquesta tarde os aguardo. 310
LUZBEL: Iré sin falta.
TABACO:                      A Teresa
doy un abrazo de a cuatro.
LUZBEL: Pues yo sé cierto que queda
con Vallejo en este punto. 315
TABACO: ¿: Con Vallejo ?
LUZBEL:                      Es cosa cierta.
TABACO: ¿: Cómo desde aquí lo sabes ?
LUZBEL: Son prodigiosas mis letras.
TABACO: Sin duda habla en ti el demonio.
LUZBEL: Vaya, y verále con ella. 320
TABACO: ¿: Teresa y Vallejo ? ¡ Celos !
¡ Toca al arma ! ¡ Guerra, guerra !

Vanse y salen doña MARIA, dama, y TERESA, criada, don DIEGO y VALLEJO, criado

MARIA: No imagino que es prudencia
amar viendo el desengaño.
DIEGO: ¡ No vi rigor más extraño 325
ni tan crüel resistencia !
MARIA: Ya digo, señor don Diego,
que me pesa que os canséis.
DIEGO: Más de esa suerte encendéis
mi amor y aumentáis mi fuego. 330
VALLEJO: Y voacé, señora mía
¿: tiene condición tan dura ?
TERESA: ¡ Oigale, señor figura !
VALLEJO: Esa es poca cortesía.
DIEGO: Icaro seré, señora, 335
que con amoroso celo
quiero volar a este cielo
donde mi bien se atesora;
mas como al sol igualáis
en belleza y resplandor, 340
temo que con el rigor
las alas no deshagáis,
y dejando esta presencia
como necio inadvertido
caiga en el mar del olvido 345
donde anegue la paciencia.
MARIA: Estimo, como es razón
tanto amor y voluntad.
DIEGO: Pues, ¿: cómo con tal crueldad
dais el premio a mi afición ? 350
¿: Os confesáis obligada
y no pagáis ?
MARIA:                      Es así;
mas quiero entendáis de mí
que yo estoy enamorada.
VALLEJO: ¿: Es Tabaco más galán ? 355
Diga, señora Teresa.
TERESA: Eso, ¿: quién no lo confiesa ?
VALLEJO: Conformes los dos están.
DIEGO: A Anajarte en piedra dura
los dioses la convirtieron 360
por ingrata, y en fin dieron
tal pago a tanta hermosura;
mas cuando en vos otro tanto
quieran, viendo mi sentir,
¿: en qué os han de convertir 365
si ya sois piedra a mi llanto ?
MARIA: No tuvo Anajarte amor
a ninguno, y yo le tengo.
Y si a desengañaros vengo,
no es bien tengáis rigor. 370
Decís que quiero a don Juan
de Almeida.
DIEGO:                      ¡ Viven los cielos
que rabio de amor y celos !
¿: Es bizarro ? ¿: Es galán ?
MARIA: Es a quien yo quiero bien, 375
que basta.
DIEGO:                      Bien empleáis
vuestro amor, discreta andáis.
(Muerte me dio este desdén. Aparte
Aunque es bien evite el daño.
Yo gustaba del rigor 380
que camina en fuego amor
y por hielo el desengaño.
No me quiero dar agora
de aquesto por entendido).
VALLEJO: Yo imagino que ha perdido 385
la vergüenza mi señora.
TERESA: ¿: Yo ? Ni sé qué color tiene.
VALLEJO: Colorada dicen que es.
TERESA: Yo me informaré después.
VALLEJO: ¿: Tan poca vergüenza tiene ? 390
DIEGO: En fin, entre doce y una...
MARIA: Entonces mi amor espera.
DIEGO: No entendí, señora, fuera
tan dichosa mi fortuna.
MARIA: Porque se vaya de aquí 395
digo que esta noche vuelva.
VALLEJO: ¿: Posible es que se resuelva
dama melindrosa así ?
¿: No pondrá su condición
algo de madurativo ? 400
DIEGO: Ya con esperanza vivo
de alcanzar mi pretensión.
VALLEJO: ¿: Qué tenemos, que te veo
un poquito más templado ?
DIEGO: Tomó puerto mi cuidado. 405
Lograráse mi deseo.
Aquesta noche me dice
que la vea por la reja.
VALLEJO: No es razón que formes queja.
¿: Hay amante más felice ? 410
¡ Agora sí que encajaban
cuatro o seis exclamaciones
poéticas !
DIEGO:                      Tus razones
sentido y vida me acaban. 415
VALLEJO: Refiere los disparates
de "Apresura sol, tu coche,
venga la enlutada noche
porque mi bien no dilates",
y otras cosas de esta suerte 420
al vulgo tan enfadosas
por necedades odiosas.
TERESA: Señor Vallejo, ¿: no advierte
que yo también gustaré ?
Acompañe a su señor 425
donde veré si su amor
es constante y tiene fe.
VALLEJO: Fe, esperanza y caridad
en mi pecho junto viene.
TERESA: Pues sólo con eso tiene 430
rendida mi voluntad.
MARIA: Id con Dios.
DIEGO:                      Esclavo estoy
de vos por más triunfo y palma
que como acá queda el alma
con vos quedo aunque me voy. 435
VALLEJO: Yo otro tanto decir puedo,
Teresa, pues tuyo soy.
TERESA: ¿: Vaste ?
VALLEJO:      Sí, aunque me voy
lléveme el diablo si quedo.

Vanse [VALLEJO y don DIEGO]

MARIA: ¿: Fuéronse ya ?
TERESA:                      Mi señora, 440
no vi amante más pesado.
MARIA: Fingido un favor le he dado
si bien pienso que lo ignora,
y él venga esta noche a verme
por el balcón del jardín, 445
todo con intento y fin
de que se fuera.
TERESA:                      No duerme.
¿: Qué es esta noche ? ¿: En doscientas ?
MARIA: ¿: Si dio Tabaco el papel
a don Juan ?
TERESA:                      Sí, pues con él 450
su amor y esperanza aumentas.
Y yo, por disimular
conociéndote, cedí
esperanza de que aquí
Vallejo me venga a hablar. 455
MARIA: O es que lo forma el deseo,
Teresa, o veo a don Juan.
TERESA: Ciertos impulsos te dan
y aun yo entiendo que le veo.
Mira tú si le han traído 460
las razones del papel.
MARIA: Ya sé de cierto que en él
mi amor está agradecido.

Salen don JUAN y TABACO

JUAN: Aunque es verdad que es razón,
señora, el pedir licencia 465
para entrar, desengaño
me ha dado franca la puerta.
Y más donde una deidad
asiste y naturaleza
puso con pródiga mano 470
el "plus ultra" en tales prendas.
Perdonad si me he tardado,
señora, que yo quisiera
en cosas de vuestro gusto
mostrar mayor diligencia. 475
MARIA: Don Juan, mi bien, ¿: qué es aquesto ?
¿: Cómo con tanta tibieza
vos a esta casa venís ?
No sé el alma qué recela.
Alce del suelo los ojos. 480
¿: Qué tenéis que os da pena ?
Que yo no sé de mi parte
que ningún disgusto os venga.
JUAN: Ya, hermosa doña María,
diciendo verdad empieza 485
la lengua en llamarla hermosa.
¡ Ay de mí !
MARIA:                      No hay quien te entienda.
TERESA: Mas, ¿: qué hay celados duelos ?
MARIA: ¿: Celos ? ¡ Qué viles sospechas !
¿: De un amor tan obediente ? 490
TERESA: ¿: Mas que tenemos mareta ?
TABACO: Y aun tormenta conocida.
TERESA: Luego, ¿: también él se queja ?
TABACO: Para todo habrá lugar.
MARIA: No des al alma más penas. 495
¿: Qué es la causa de tu enojo ?
JUAN: Apenas el alba enseña
por el oriente su luz
y el sol sus caballos muestra,
cuando por mayor castigo 500
se opone una nube negra
volviéndola en caos confuso.
MARIA: Don Juan, entender te deja.
JUAN: Apenas mostró sus flores
la agradable primavera 505
cuando el cierzo de un disgusto
las abrasa, tala y quema,
cuando la pobre barquilla
fluctüando por tormentas
no bien al puerto ha llegado, 510
cuando huracanes la anegan.
Mas, ¿: de qué sirven discursos ?
¿: De qué el sentir aprovecha
si todo, en fin, es mudable 515
nada hay firme, todo rueda ?
Los cielos no están parados.
Jamás su armonía cesa.
Al mar caminan los ríos.
Nunca sus aguas se quietan. 520
Por el zodíaco hermoso
da su ordinaria carrera
el sol, la luna le sigue.
Movibles son las estrellas.
Desnuda el invierno helado 525
los troncos y los renueva
al tiempo de hojas y fruto.
MARIA: ¿: Qué intención es la que llevas ?
¿: Tú quieres que desespere ?
JUAN: Si todo es mudable, necia 530
petición fuera la mía
que firme mujer hubiera.
A tu centro natural
te volviste. ¡ No aprovechan
fingidas satisfacciones ! 535
MARIA: Pues, aunque inútiles sean,
las quiero dar por mi gusto.
JUAN: ¿: Qué puedes dar por respuesta
si aqueste papel conoces ?
MARIA: Mía es la firma y la letra, 540
que no lo puedo negar.
JUAN: Y aquí, ¿: quién duda viniera
don Diego de Castro a verte
por otra, pues a la puerta
le encontré cuando yo entraba ? 545
MARIA: ¿: Y todas esas quimeras
de mar, primavera, nave,
cielos, zodíaco, estrellas,
invierno, troncos y fruto
vienen a dar en aquesa 550
fantasía o frenesí ?
¡ Ah, don Juan, que cosa es cierta
que el que sabe que es querido
está de grosero cerca !
Por la puerta de los celos 555
entráis. Mirad que esa puerta
ha de estar eternamente
cerrada, que hay diferencia
de quien soy a quien pensáis,
y porque es bien se agradezca 560
a su tiempo el desengaño,
ni vuestros ojos me vean
ni vengáis eternamente.
JUAN: (¡ Por Dios, que al alma le pesa Aparte
de haberla dado disgusto !) 565
MARIA: (Ya mi corazón se anega Aparte
en llanto. ¡ Ay, si está enojado
porque la vida me lleva !)
TABACO: Esto acabó. ¡ juro a Cristo !
No hay que replicar, Teresa. 570
¿: Más falsas lágrimas ?
Bronce soy, no soy manteca,
¡ oh falsa ! ¿: Tú con Vallejo ?
TERESA: Si tan sin causa te alteras,
no sé, Tabaco, qué diga. 575
TABACO: Pues, ¿: por un lacayo dejas
este talle y este brío ?
Por dicha, ¿: en la plaza entra
cuando hay toros, cuando hay cañas,
nadie que los ojos lleva 580
del vulgo más que Tabaco ?
Pues si a mí el toro se acerca,
dejando solo a mi amo,
busco la mejor taberna.
Pues si saco la de Juanes, 585
¿: no pongo yo en la pendencia
delante cinco o seis calles ?
¿: Qué Rodamonte lo hiciera ?
JUAN: Dadme licencia, señora.
MARIA: Vos os tenéis la licencia. 590
JUAN: (Importa mostrar valor). Aparte
MARIA: (Muerta soy si va de veras). Aparte
TERESA: ¿: No se va, señor lacayo ?
TABACO: Iránse; que no son bestias.
Adiós, ninfa de cocina, 595
de las de escoba y espuerta.

Vanse [don JUAN y TABACO]

MARIA: ¿: Fuéronse ya ?
TERESA:                      ¿: Esto preguntas ?
Muy melancólica quedas.
MARIA: ¿: Qué quieres ? Llévame el alma.
¿: Qué quieres ? ¿: Dejarme muerta ? 600
Llámale, así Dios te guarde.

Entra LUZBEL, de marinero

LUZBEL: ¿: El señor don Juan de Almeida
está en casa ?
MARIA:                      No, señor,
porque su casa no es ésta.
Mas, ¿: para qué le buscáis ? 605
LUZBEL: Quieren ya tirar la pieza
de leva y se va la nave.
MARIA: ¿: Qué nave ?
LUZBEL:                      La que le lleva
a Sevilla; que se casa
con la más rara belleza 610
que tiene el Andalucía.
MARIA: (Aquí es bien el juicio pierda). Aparte
¿: Que a casarse va don Juan ?
LUZBEL: Sí, y ya quieren dar las velas 615
al viento.
MARIA:                      ¡ Ruego al cielo
que tu vil sepulcro sea
el centro frío del mar
en sus pálidas arenas !
¡ Júpiter rayos despida 620
que esta fábrica soberbia
desde la gavia a la quilla
la deje en cenizas hecha !
¡ Derrotados huracanes
y cerúleos montes vengan 625
que en pedazos la dividan
sobre las espumas crespas !
¡ Infernal rémora estorbe,
ingrato, el rumbo que llevas
y falte un delfín piadoso 630
que en hombros te saque a tierra !
¡ Aguarda, tirano, ingrato,
desagradecido ! ¡ Espera
aunque es verdad que no más
de pensamiento me llevas ! 635
Teresa, un manto me da.
TERESA: ¿: Señora ?
MARIA:                      No me detengas,
que amor y celos me abrasan
el alma y me la atormentan.

Vase

TERESA: Desesperada la miro. 640
Sin duda que aquestas nuevas
las ha traído el demonio,
que otro no.

[Vase]

LUZBEL:                      (Ignorando aciertas). Aparte
Tiran a un perro con violenta mano
piedra, en castigo de que rabia o muerde, 645
si bien huye el rigor no el tiempo pierde
el diestro brazo sin tirarla en vano.
Mas viendo, al fin, el animal villano
que a quien se la tiró no coge, en verde
espuma el canto masca, que recuerde 650
es justo del dolor fiero inhumano.
Piedra es el hombre, si por él desmedra
de la gracia de Dios, y los lucientes
coros muralla de su débil hiedra.
Y así, yo con mortales accidentes, 655
tengo, si cojo esta arrojada piedra,
[de] hacer menuda arena con los dientes.

Vase. Salen el DUQUE de Viseo y la DUQUESA, de camino, y tres PESCADORES

PESCADOR 1: ¡ Hermosa y fresca mañana !
Al mar sopla vendaval
levantando espuma cana, 660
y en la tumba occidental
sepulta el carro Diana.
Y del oriental farol
se ve luz y haciendo salva
las aves a su arrebol, 665
pide la camisa al alba
para levantarse el sol.
PESCADOR 3: Parece, hermosa señora,
que con sus lenguas el mar
la bienvenida os da agora, 670
y respira blanco azar
en aquestos campos Flora;
que aqueste jardín procura
con su amorosa frescura
decirlo en voces süaves 675
y en simple solfa las aves
celebran vuestra hermosura.
DUQUESA: Dios os guarde, que mostráis
el amor que me tenéis.
PESCADOR 2: Vos en todo nos honráis 680
y así servida seréis
en lo que aquí nos mandáis.
PESCADOR 1: ¿: Qué causa, señora, ha sido
de que el duque mi señor
a Belén haya venido ? 685
DUQUESA: De una novena el amor
presumo que le ha traído.
DUQUE: Nueve días estaremos
en este convento santo.
PESCADOR 3: En este tiempo os haremos 690
lisonja, aunque me adelanto
con la barca y con los remos;
que esta mañana en el mar,
señores, la red echamos
y espero en Dios de sacar 695
pescado con que os sirvamos
ya que no os podemos dar
otra cosa.
DUQUE:                      ¿: Qué queréis
por el lance que saquéis
primero ?
PESCADOR 3:                     Habéisme afrentado, 700
que todo el mar dilatado,
a ser mío, bien podéis
entender que mi deseo
lo pusiera a vuestras plantas
por más insigne trofeo, 705
sin pagar mercedes tantas;
que siempre nos hacéis.
DUQUESA:                      Creo
que te ha levantado el mar
un poco.
PESCADOR 1:      Señora, sí,
la esfera quiere tocar 710
y el elemento turquí
quiere en las olas frisar.
DUQUE: Fortuna corre un bajel
si no me engaño.
PESCADOR 1:                      Y la mar 715
está bramando por él.
PESCADOR 2: No sé si podrá librar
la gente que viene en él.
DUQUESA: Dios te libre y dé favor.
Pésame de haber salido 720
a la ribera.
PESCADOR 1:                      Señor,
yo pienso que sumergido
le tiene el mar.
DUQUESA:                      ¡ Qué rigor !
PESCADOR 3: En nuestras redes ha dado
fondo, y a pique se fue. 725
DUQUE: Tirad, tirad con cuidado,
amigos.
PESCADOR 2:      Bien cierto sé
que no traeremos pescado,
mas por lo que se ofreciere,
compañeros, ¡ venga, venga ! 730
¡ Y venga lo que viniere !
PESCADOR 3: No he visto qué peso tenga.
DUQUE: Yo os mando, por lo que fuere,
para un barco mil escudos.
PESCADOR 2: En tu alabanza los mudos 735
pueden hablar, gran señor.
PESCADOR 3: Ya la red pasó el rigor
de aquestos peñascos rudos,
y en el arena la vemos.
PESCADOR 1: Pienso que un bulto traemos 740
con que el cuidado se abona.
PESCADOR 2: ¡ Vive el cielo, que es persona
que del mar librado habemos !
PESCADOR 3: Si no me engaño, es mujer
de bizarro parecer, 745
suelto el cabello, desnuda.
DUQUE: ¡ Digo que es mujer ! ¡ No hay duda !

Sacan a doña MARIA, desmayada

DUQUESA: Dejádmela, amigos, ver.
¡ Eso es sin duda ! No vi
rostro con tanta hermosura. 750
PESCADOR 2: ¿: Levantarémosla ?
DUQUE:                      Sí.
pues Dios la dio tal ventura
casi anegada.
MARIA:                      ¡ Ay de mí !
DUQUE: El cielo santo es testigo
que en extremo lo he estimado. 755
DUQUESA: ¡ Prodigioso lance !
PESCADOR 1:                      Digo
que lo es. En sí ha tornado.
¿: Señora ?
MARIA:                      Dios sea conmigo.
DUQUESA: Ponedla esta ferreruelo
para que se abrigue.
MARIA:                      El cielo 760
os pague esta diligencia.
DUQUESA: ¡ Qué hermosura ! ¡ Qué presencia !
DUQUE: Tomad, señora, consuelo;
pues de la muerte os habéis
librado y con vida os veis. 765
MARIA: Ya saber quién sois deseo.
DUQUE: Es el duque de Viseo
el que presente tenéis,
y la que veis a mi lado
mi esposa. Y si os ha dejado 770
aliento el mar, nos decid
aqueste suceso.
MARIA:                      Oíd
si no os canso o no os enfado.
Nací, príncipes excelsos,
de gente ilustre en Lisboa 775
espantándose de mí
la naturaleza propia;
porque entendió que nacía
una mujer y dio forma
a una fiera, a un basilisco 780
de la Libia ponzoñosa.
Mi madre murió del parto
y cual víbora me arroja
a sus pies casi sin vida
y la suya Atropos corta. 785
Nací a catorce de Marzo,
crítico al fin cuando toman,
si es que hay hados, las desdichas
y fortuna rigurosas.
Aquella noche temblaron 790
estos montes y estas rocas
y las naves de este mar
se abrieron unas con otras.
Oyeron tristes aullidos
de animales en las bocas 795
de la cuevas de estos riscos,
luces a modo de antorchas,
de mil lóbregos nublados
el cielo su espacio entolda
y relámpagos y truenos 800
todo este horizonte azotan.
Y a media noche un cometa
cuyos efectos asombra
a España y Ingalaterra,
dicho por personas doctas. 805
A tres amas arranqué
el pecho, no habiendo en toda
Lisboa quien me criase
sino una cabra piadosa,
que quitándole el hijuelo 810
su pezón puso en mi boca,
alimentando un sujeto
de tantos buenos deshonra.
Llegué a edad de dar cuidado 815
y a pasiones amorosas
rendí mi libre albedrío
porque el tiempo a nada estorba.
Pretendida de galanes
más que Zaida, Lamia y Flora 820
he sido, a quien los antiguos
celebraban tanto en Roma.
Por mí ha habido mil pendencias,
escándalos y deshonras,
alborotos, muertes, siendo 825
principal causa de todas.
Puso los ojos en mí
un mancebo, y cuando llora
por él el alma, me dicen
--no sé si es pasión celosa-- 830
que va a casarse a Sevilla,
y yo entregando a las olas
mi vida y mis esperanzas,
tomé la misma derrota.
Alteróse el mar cual veis 835
y visité las alcobas
del alcázar de Neptuno
entre bascas y congojas.
Y cayendo en estas redes,
sacada he sido a la roja 840
arena, a pesar del viento
y desenfrenado Bóreas.
Y ya al cielo agradecida
si bien que tanto me importa,
prometo ser de Domingo, 845
aunque indigna, religiosa.
De Santo Domingo quiero
el hábito, gran señora,
y pues siempre el hacer bien
es en vos acción tan propia, 850
amparad una mujer
que humilde a vuestros pies llora
por afligida y por triste,
por desdichada y por sola.
DUQUE: ¿: Y cómo os llamáis ?
MARIA:                      María. 855
DUQUE: Gustaré que correspondan
con el nombre vuestros hechos.
DUQUESA: Mi prima doña Victoria
es en el Consolación,
según me han dicho, priora. 860
Yo os daré para ella cartas.
MARIA: Ya pongo a esos pies mi boca.
DUQUE: En fin, ¿: monja queréis ser ?
MARIA: Si el cielo no me lo estorba.
DUQUE: Divino es aqueste impulso, 865
que a una grande pecadora
Dios puso en su apostolado.
PESCADOR 1: ¿: Viose suerte más dichosa ?
PESCADOR 2: Turbado estoy y confuso.
PESCADOR 3: ¡ De nuevo el mar se alborota ! 870
DUQUE: Vamos.
DUQUESA:      Ruego a Dios, María,
que por santa os llame Europa
la monja de Portugal.
DUQUE: Dios os haga buena monja.


ACTO SEGUNDO

Salen don DIEGO y TABACO
DIEGO: En fin, ¿: que su padre fue 875
quien a Madrid le envió ?
TABACO: Y también dicen partió
a Nápoles, o quedó
en esta insigne ciudad,
que es octava maravilla 880
y a quien el orbe se humilla
en grandeza y majestad.
¿: Cómo vienes de salud ?
DIEGO: Gracias a Dios, salud tengo;
mas con un disgusto vengo 885
que causa al alma inquietud.
TABACO: ¿: No saliste con el pleito ?
DIEGO: Sentencia tengo en favor.
TABACO: Huye de un pleito el rigor,
que yo en la paz me deleito. 890
Más que por los tribunales
dejando aparte el dinero
de uno en otro consejero
presentando memoriales.
DIEGO: Mas esto aparte dejando, 895
¿: cómo está doña María ?
TABACO: Gentil pregunta, a fe mía,
aunque la estaba aguardando.
DIEGO: ¿: Podré verla ?
TABACO:                      Lindo cuento.
No tiene la religión 900
monja con tal perfección.
Es blasón de su convento.
En dos años que de ausencia
has hecho de esta ciudad,
hallarás tal novedad 905
tal mudanza y diferencia
que te admires y te espantes.
DIEGO: ¿: Qué dices ?
TABACO:                      Es una santa.
Da ejemplo que al mundo espanta.
DIEGO: Huélgome que te adelantes 910
en contar un imposible
para aumentar mi deseo.
TABACO: ¿: No lo crees ?
DIEGO:                      Si lo creo
aunque parece increíble. 915
TABACO: Y a tanto con Dios se aplica
que ven, y es negocio llano,
como al Serafín Humano
sus llagas le comunica
en manos, costado y pies, 920
y están impresas de suerte
que sólo podrá la muerte
borrarlas.
DIEGO:                      De que me des
tales nuevas no me pesa
aunque en el siglo me holgara 925
hallarla.
TABACO:                      Eso es cosa clara.
DIEGO: Servirla mi amor profesa.
TABACO: ¿: Qué dices ?
DIEGO:                      No fuera amor
a no emprender imposibles.
TABACO: Son pensamientos terribles. 930
Mira qué intentas, señor.
DIEGO: ¿: Y Teresa ?
TABACO:                      ¡ Pesia a tal,
y qué tecla que has tocado !
Es mi amor, es mi cuidado,
y pienso será inmortal 935
en mi memoria aunque tiene
el hábito y profesó.
Que esto es lo que siento yo.
DIEGO: Pues a los dos nos conviene,
si eres Ulises astuto, 940
para logar nuestro intento
que hoy entres en el convento.
TABACO: ¿: Estás loco ? ¡ Guarda puto !
No prosigas, vive Dios,
que aunque perdidos estamos 945
de amor, si tal intentamos
que estamos ciegos los dos
porque está tan recogida
que pienso el sol no la ve.
Mira tú, ¿: si yo podré, 950
aunque nuestro amor lo pida,
hacer tal temeridad ?
Porque es tal su fama y loa
que no ha quedado en Lisboa
persona de calidad, 955
ni en Portugal que por verla
diligencias no haya hecho
y son todas sin provecho.
DIEGO: Pues yo no pienso perderla.
TABACO: Es admiración del mundo. 960
DIEGO: ¿: Que en tanta opinión está ?
TABACO: A verla dicen vendrá
el gran Filipo segundo
y el gran duque de Medina
Sidonia, general Marte, 965
viene con el estandarte
que ya por guión camina
de esta Armada y con razón
pues todos han dicho ya
que buen suceso tendrá 970
si lleva su bendición.
Mas, aunque disimulando
estoy mi amor, y te confiesa
que me muero por Teresa,
y estoy aquí suspirando... 975
DIEGO: Pues si llevas un papel
y con la respuesta vienes,
cincuenta ducados tienes.
TABACO: Iré volando con él.
Digo que seré Sinón. 980
En todo te serviré,
y por tu gusto entraré
en Troya el Paladión.
DIEGO: Ya sabes que da la huerta
del convento con mi casa. 985
TABACO: Ya lo sé.
DIEGO:                     Si amor te abrasa
demás que la entrada es cierta
verás a Teresa.
TABACO:                      Aplaco
con su nombre mi penar.
Así la hiciese tomar 990
un polvito de tabaco.

Vanse y salen doña MARIA, doña JUANA y TERESA, de monjas dominicanas

JUANA: Echeme su bendición,
señora doña María,
pues vemos que el cielo envía
por su amor y perfección 995
tanto bien a este convento
y con donde le regala.
MARIA: No hay en él cosa tan mala,
esto digo y esto siento.
Vuestra merced se levante. 1000
No esté delante de mí
de esta suerte.
TERESA:                      (No entendí Aparte
que esto pasara adelante.
Sin pensar he profesado.
Mi libertad cautivé. 1005
Ya, pobre de mí, ¿: qué haré ?
¿: Qué demonio me ha engañado ?
Yo, que en aquesta ciudad
era la mayor buscona,
y no dejaba persona 1010
de estado ni calidad
que no estafaba y pedía
hasta el paje y el cochero,
escudero y despensero,
y cuando a casa venía 1015
las mangas y faltriqueras
las traía reventando,
y agora, ¿: me estén mandando
estas urracas parleras ?
Pues, ¿: qué diré de un crüel, 1020
ingrato, inconsiderado
que aun al torno no ha llegado
a recibir un papel ?
Pero ya tendrá Tabaco
por allá otra tabaquera. 1025
¡ Ay de la que desespera
entre el ayuno y el saco) !
JUANA: Mil gracias doy al Señor
por ver tan alto milagro.
MARIA: Alma y vida le consagro 1030
por tan inmenso favor.
JUANA: Quiero, por lo que interesa
mi amor, que hicieses agora...
MARIA: Diga, señora Priora;
que no me mande me pesa. 1035
JUANA: Doña Margarita, hermana
de don Pedro, mi cuñado,
en un papel un recado
me ha enviado esta mañana
diciendo este lienzo llegue 1040
al pecho en que está la llaga.
MARIA: Razón es que satisfaga
su petición.
JUANA:                      No me niegue
tanto bien, que está a la muerte
y con don tan singular 1045
tendrá por cierto el sanar.
TERESA: (¿: Quién no mira, quién no advierte Aparte
en maravilla tan grande ?
Todo el lienzo ensangrentado
le ha sacado del costado.) 1050
MARIA: Tome y gustaré me mande
en cuanto fuere servida.
JUANA: ¡ Oh, inmenso Dios, que así pagas
a tus criaturas ! Las llagas
nos dan señal conocida 1055
que al hermano Serafín
igualas. ¡ Oh Gran Señor,
en la caridad y amor
porque ese rojo carmín
y ese encendido clavel, 1060
que tenéis en pies y manos
son testigos soberanos
de que divino vergel
os hizo, pues lo ha sembrado
flores de oro tan precioso 1065
vuestro amante, vuestro esposo
rendido y enamorado.
MARIA: Gustaré que sola un rato
me deje vuesa merced,
que tengo que orar.
JUANA:                      Creed 1070
que de vuestro gusto trato.
Rogadle a Dios que me haga
sierva tuya.
MARIA:                      Yo lo haré
pues que tenemos por fe
que del corazón se paga. 1075
JUANA: Vámonos de aquí, Teresa,
pues la ocasión nos obliga.
TERESA: De que a la calle no diga
sabe Dios lo que me pesa.
JUANA: ¿: Posible es que no te inclines 1080
a la virtud ?
TERESA:                      ¡ Gentil cuenta !
¿: Cómo tengo de ir contenta
sin cenar a los maitines ?

Vanse

MARIA: ¿: Con qué desvanecido pensamiento
un imposible intento ? 1085
¿: Qué atrevimiento altivo
es éste ? Pues con él a escuras vivo,
¿: en qué me fundo ? ¿: Cómo
tan errado camino y senda tomo ?
Que fluctúe en el mar veloz nave. 1090
¿: Qué mucho ? Pues se sabe
que impelida del viento
levanta crespa espuma al movimiento,
y camina ligera
la artificiosa estancia de madera. 1095
El avecilla simple se sustenta
del campo y se alimenta
en la región del viento,
y se puede decir tiene su asiento,
La fiera el monte habita 1100
que vidas roba y esperanzas quita.
La concha nacarada perlas cría,
la mina el oro envía,
si bien rústicamente.
El sol cada mañana en el oriente 1105
nos muestra su luz pura,
desterrando la noche triste, oscura.
Todo tiene principio, origen tuvo,
mas no sé dónde hubo
intento como el mío 1110
ni tan desatinado desvarío
pues quiero en el convento
me den de santa venerado asiento.
Santa pretendo parecer a todos 1115
por diabólicos modos.
La vanagloria ha sido
quien me venció y está tan recibido
que del ocaso a oriente
ha pasado la voz de gente en gente. 1120
Con un rojo barniz las llagas pinto.
¡ Oh, extraño laberinto !
Y pico mi cabeza
con un hierro sutil cuya agudeza
me forma la corona 1125
propia de espinas que mi frente abona.
Y cuando comunico del costado
la sangre --¡ vil cuidado !--
la tengo en una esponja.
¡ Faltando santa cuando sobro monja ! 1130
¡ Qué intentos temerarios !
¿: Dónde caminan mis discursos varios ?

Sale LUZBEL

LUZBEL: Aquí de mi saber no se arrepienta
con los discursos que en su mente alienta.
No pierda la victoria 1135
que de ella me alcanzó mi vanagloria.
Invisible la asisto.
MARIA: Un imposible conseguir conquisto.

Al oído

LUZBEL: ¿: De qué este sentimiento es de provecho
si en pies, manos y pecho 1140
las llagas te acreditan,
de suerte tal que las sospechas quitan
al más sutil sentido ?
MARIA: No sé qué aliento mi consuelo ha sido.
Venció la vanidad, que hay en mí tanta 1145
que ofendo a Dios porque me llamen santa.
LUZBEL: Desde el septentrión al mediodía,
y de la Scitia fría
al Etiope adusto
tu fama ha de volar.
MARIA:                      ¡ Qué inmenso gusto 1150
regala a mi memoria
con el recuerdo de su vanagloria !
Parece que en lo dulce de su estruendo
el sueño los sentidos va [...iendo].
Descanse un rato del afán penoso 1155
que inquieta la virtud con el reposo.
Que después en mis llagas cautelosas
pondré las superficies mentirosas.

Recuéstase a dormir en unas almohadas

LUZBEL: Entre varias ideas batallando
y en las llagas pensando 1160
se ha quedado dormida.
Hállese, pues, de mi amistad servida;
que así su intento loco satisfago
y después le daré su justo pago.
Venid presto, pintores, 1165
las llagas le poned con sus colores.
Ven tú con los pinceles, Vanagloria,
que de eterna memoria
dé este prodigio al mundo
suceso a los mortales sin segundo. 1170
Adulación, Lisonja,
parezca santa esta engañosa monja.
Respétela el convento
y tú, Deleite, saca el instrumento.

Salen la VANAGLORIA, la LISONJA, la ADULACION, y el DELEITE, demonios galanes, con tablas y pinceles, y el DELEITE trae una vihuela

VANAGLORIA: Aquí a tu gusto nos tienes. 1175
Mira, príncipe, qué mandas.
LUZBEL: Que a esta falsa religiosa
pongáis de nuevo las llagas,
pues cuando ella se las pone
de vosotros se acompaña, 1180
pues os tiene en su memoria
invisibles su arrogancia.
VANAGLORIA: Aquí traigo la color
que la refina y realza
la sangre que vertió Amor 1185
en el convite.
LUZBEL:                      Es bizarra.
Yo estaba en la mesa entonces.
LISONJA: La que yo traigo es de tanta
que vertieron en Siquén
los hijos de Jacob.
LUZBEL:                      Basta. 1190
A Dina incité y creyóme.
VANAGLORIA: Y mi tabla es de las tablas
que Moisés rompió en el monte,
viendo desvergüenza tanta
por adorar el Becerro. 1195
LUZBEL: Fuertemente se enojaba
el tartamudo, pues siendo
de piedra, sobre las tablas
del Sinaí, piezas las hizo.
Deleite, ¿: cómo no cantas ? 1200
Di alguna cosa de gusto.
DELEITE: Vaya por el tuyo.
LUZBEL:                      ¡ Vaya !
Y vosotros entre tanto
haced que pintáis las llagas.

Canta el DELEITE

DELEITE: "Quien no se estima en el mundo 1205
no le estima el mundo en nada,
y el humilde nunca deja
que pueda decir la fama".
LUZBEL: No prosigas, que ya vienen
a mi pesar, de dar gracias 1210
al que a mí me las quitó,
las religiosas.
LISONJA:                      Pintadas
están ya como mandaste.

Salen doña JUANA y TERESA con linterna

JUANA: No sé qué recela el alma 1215
de esta religiosa y vengo
maliciosa a examinarla.
TERESA: También yo a lo mismo vengo.
JUANA: Siempre de quedarse trata
sola, pero ahora la puerta 1220
sin cerrar dejó olvidada.
LUZBEL: A examinar su virtud
han venido doña Juana
y Teresa. Mi cautela
quedará así acreditada. 1225
Suspenderéla en el aire
formando algunas palabras
que en sus oídos parezcan
que son de ella pronunciadas,
con que creerán su virtud. 1230

En las almohadas, como está dormida, se levanta a una elevación y habla como en sueños

MARIA: ¡ Oh, grandeza soberana !
JUANA: Hablando está y no podemos
ver con quién es.
TERESA:                      ¿: Qué más clara
su santidad se ha de ver ?
¿: No la ve que está elevada 1235
en el cielo ?
JUANA:                      ¡ Oh, maravillas
de su piedad sacrosanta !
De mi intento arrepentida
pediré a sus pies postrada
perdón.
LUZBEL:      Pues ya se ha logrado 1240
mi intento, a tierra bajadla,
porque despierte y su engaño
acredite mi esperanza.

Va bajando

JUANA: Inmenso Dios, a tu poder alabe
cuanto hay criado: el ave 1245
con rústica armonía
y simple solfa, cuando salga el día,
os consagre alabanzas
pues que vieron el fin mis esperanzas.

En acabando de bajar, despierta y salen las monjas al tablado

MARIA: ¡ Qué dulce rato ! ¡ Qué apacible sueño 1250
de mi memoria ha sido feliz dueño !
JUANA: Dichosa he visto cuanto con Dios gana
vuestra merced.
MARIA:                      Señora doña Juana,
¿: ya han salido del coro ?
Soy una pecadora, no lo ignoro, 1255
si por poco cuidado
esta noche maitines no he rezado.
JUANA: ¿: Qué maitines, señora, si en el cielo
por vuestro amor y celo
estáis con Dios hablando ? 1260
MARIA: Ya sé que me reñís con pecho blando
mi mucha insuficiencia.
TERESA: (Yo no creyera tal en mi conciencia). Aparte
MARIA: Descuido grande ha sido,
mas que me perdonéis humilde os pido. 1265
JUANA: Callemos las grandezas que hemos visto
pues ella disimula.
TERESA:                      (Mal resisto Aparte
el placer que en el pecho
apenas caber puede).
JUANA:                      Yo sospecho
que el duque habrá llegado. 1270
MARIA: Yo también le esperaba con cuidado.
Señora doña Juana, pienso es hora
de ir a rezar al coro.
JUANA:                      Sí, señora,
bien es volver al templo.
¡ Tal santidad no he visto y tal ejemplo ! 1275

Vanse

LUZBEL: Aun burlando me mata.
¡ Que trate de virtudes esta ingrata !
VANAGLORIA: ¡ Notablemente la tienes
a esta religiosa falsa,
príncipe, en prisión por ser 1280
vanagloriosa y liviana !
LUZBEL: Yo daré presto con ella,
si puedo, en eternas llamas.
LISONJA: Todo te es posible a ti.
Sólo te faltó la gracia. 1285

Sale por arriba TABACO arrebozado con una manta

TABACO: Como gato por enero
que por los tejados anda,
vengo sin saber por dónde.
LUZBEL: Ya está Tabaco en la trampa.
TABACO: ¿: Quién Tabaco ha nombrado ? 1290
¡ Válgame Santa Pelagia,
pues de su vida sabemos
fue también enamorada !
Quiero descolgarme agora.
No me hará daño la manta 1295
que junto a la noria hallé.
Aquí abajo quiero echarla
porque no dé el golpe en duro,
que podrá ser que de manta
aquesta noche me sirva. 1300
LUZBEL: ¡ Qué contento el necio baja !
TABACO: ¡ Ah, Teresa, en qué me pones !
LUZBEL: ¡ Ea, dadle en las espaldas,
ministros, la colación
por el desacato !
TODOS:                      ¡ Vaya ! 1305

Danle

TABACO: ¡ Válgame Dios ! ¿: Qué es aquesto ?
¡ Un Flor Santo [a mí me] valga !
No quiero andar por menudo
con los santos y las santas.
LUZBEL: Dadle otra vez.

Danle

TABACO:                      ¿: Qué es aquesto ? 1310
Si Dios de aquesta me saca,
¡ nunca más ! Pero al molino
como dicen. ¿: Quién me manda
por una monja gallega 1315
que pienso tiene dos varas
de cintura, a verme en esto ?
¡ Oh, hazaña desatinada !
No sé donde pongo el pie.
¡ Oscuridad tan extraña 1320
pienso que no vi en mi vida !
Parece que curan sarna
aquí porque huele a azufre.
¡ Ah, licor de Ribadavia,
quién agora se estuviera 1325
metiéndote en sus entrañas !
LUZBEL: Haced lo que os he mandado.
TABACO: ¡ Válgame el cielo ! ¿: Quién habla
que me ve y yo no le veo ?
¡ Tirando están de la manta ! 1330
Díganme quién son, señores,
si una cortesía hidalga
algo puede.
LUZBEL:                      Los demonios.
TABACO: ¡ Justicia, guarda la gamba !
LUZBEL: Por tener atrevimiento 1335
de haber escalado casa
adonde el culto divino
se celebra y le dan gracias
a su dueño, os castigamos.
TABACO: Señor diablo, ya que es tanta 1340
mi desdicha, que no sé
quién está aquí, ni quién habla,
enséñeme alguna puerta
o algún postigo que salga
a la calle o campo.
LUZBEL:                      ¡ Bueno ! 1345
Conozco que tiene gana,
mas yo no.
TABACO:                      ¿: Por qué, señor ?
LUZBEL: Porque lleve lo que falta.
TABACO: ¿: Qué falta ?
LUZBEL:                      No se apresure.
TABACO: ¡ De los dos brazos me agarran, 1350
y tienden como sarmiento !
LUZBEL: ¡ Ea, salid !
TABACO:                      ¿: A quién llama,
señor demonio de bien ?
¡ Así la Virgen me valga !
¡ Que se apiade de mí ! 1355
LUZBEL: ¡ A compás !
TABACO:                     ¿: Qué es compás ?
TODOS:                      ¡ Vaya !
TABACO: ¿: Vaya ? ¿: Qué es aquesto ? ¡ Ay triste !
En los aires me levantan.
Mantear a un hombre honrado,
¡ vive Cristo !, que es infamia. 1360
Señores diablos, ¡ por Dios !,
les suplico que me hagan
merced que [ya] descansemos.
LUZBEL: Aquí cantando descansan.
Dejadle.
TABACO:                     ¡ Sí, por su vida ! 1365
Siendo Tabaco, me para
de esta suerte. ¿: Y [está] con éstas
tan recibido en España ?
LUZBEL: Estálo en gente perdida
de la her[ej]ía y de ignorancia, 1370
añadiendo vicio al vicio
y disimulando faltas.
Váyase, que ya es de día,
que aunque está oscura esta cuadra,
el sol esos montes dora. 1375
TABACO: ¿: Por dónde ?
LUZBEL:                      Esa es puerta falsa.
Tome su manta y camine.
TABACO: Sobre esta manta una albarda
merezco yo por querer
a la monja o la pintada. 1380

Vase

LUZBEL: El va como ha merecido.
VANAGLORIA: Las religiosas aguardan
con el estandarte al duque,
César décimo en la fama.
LUZBEL: Esta armada es contra mí. 1385
Yo defenderé mi causa
inquietando el mar de suerte
que al cielo toquen sus aguas.
Derrotaré los bajeles.
No quedará vela o jarcia 1390
que malograda no vean
entre las espumas canas.
Verán cerúleos olimpos.
Haré a Neptuno que salga
de entre sus pálidas ovas 1395
de su marítimo alcázar.

Vanse, tocando música de chirimías o clarines y salen por un palenque el DUQUE de Medina [Sidonia], el de VISEO y el de BERGANZA. El [DUQUE] de Medina armado con una estandarte en que vaya pintado un Cristo y las armas reales. Por encima del tablado en una capilla las monjas y abajo un altar con dos velas ardiendo

BERGANZA: A vueselencia, señor,
aumente el cielo la vida
para ejemplo y para amparo
de la cristiana milicia 1400
pues vemos en tal sujeto
un animoso Leonidas,
un Alejandro guerrero,
un Julio César, que a Amiclas
dijo en la barca, "No temas, 1405
aunque en las estrellas frisan
las olas, que va contigo
mi fortuna." Y dando envidia
al orbe, asunto a la fama,
la heroica empresa lo diga 1410
cuando el buen Alonso Pérez
de Guzmán al moro envía
el puñal para su hijo
desde el muro de Tarifa, 1415
hazaña que dando ejemplo
en bronce ha quedado escrita.
DUQUE: Señor duque de Berganza,
no he deseado en mi vida
si no es hoy, culto lenguaje. 1420
La ignorancia desanima.
Y así vuestras alabanzas
dejo que el tiempo las diga
y la fama en lo futuro,
de ser eternas tan dignas. 1425
Que vuestros méritos viendo,
blasones que inmortalizan,
estirpe tan generosa
y que a los reyes se arrima.
Hable el alma, no la lengua 1430
porque se siente encogida
de turbada, no el deseo,
pues el corazón le anima.
VISEO: En todo vueselencia
como tan copiosa mina 1435
da valor, y honras promete;
pues ven que las aguas mismas
de la Barra de Sanlúcar
con sus lenguas lo acreditan.
DUQUE: Señor duque de Viseo, 1440
como se ven tan propicias
en vos todas las virtudes,
¿: qué sirve que yo las diga ?
No digo más de que viene
hoy el Duque de Medina 1445
a decir que le mandéis.
BERGANZA: ¡ Gran señor !
VISEO:                      ¡ Mil años vivas !
TABACO: Ya la reverenda monja
que era ayer doña María,
ha quitado el velo al rostro 1450
escaseando la vista.
DUQUE: Santa mujer, que en el cielo
estás, y con Dios habitas
por obras, que es imposible
que humana lengua las diga, 1455
el católico Filipo,
Salomón segundo, aspira
a la extirpación y muerte
de la proterva herejía.
Piadoso celo le mueve, 1460
cristiano celo le inspira,
santo fervor le alimenta,
católico ser le incita.
La proterva Ingalaterra,
con otras rebeldes islas 1465
que están al septentrión
y el norte en sus hielos mira,
con gran parte de Alemania,
con fines de Escocia y Frisia,
siguen al demonio, dando 1470
sacrificios y primicias.
Parado cual ha juntado
una armada cuya vista
causa con horror amor
a quien piadoso la mira. 1475
Querer aquí referir
la religiosa milicia,
los bajeles que en el mar
tiene el contrario a la vista,
cuyas alentadas proas 1480
y bien alentadas quillas
abren surco donde siembre
el grano la fe divina,
era contar las estrellas
que en el firmamento habitan, 1485
olas y arenas del mar,
cuando entraran las de Libia.
Y así este santo estandarte
aquesta devota insignia
sobre aqueste altar le pongo 1490
a intento que le bendigas.
Tu bendición le acompaña
que, si con él camina,
felice suceso espero
y buen fin le pronostican. 1495
MARIA: Dios le haga venturoso.
DUQUE: Con eso llevo la dicha
segura.
BERGANZA:      La gente vaya
marchando hacia la marina.
DUQUE: Ya empiezan a disparar 1500
las naves la artillería.

Disparan. Tocan música y vanse

TERESA: Oyeme, señor hidalgo.
TABACO: ¿: Quién llama ?
TERESA:                      La humildad mía,
y la que ha dejado el siglo
por la ausencia de esa vista. 1505
TABACO: ¿: Es mi señora Teresa ?
TERESA: Dijera que era la misma
a no estar tan macilenta
del ayuno y disciplina.
Ya soy en este convento 1510
una santa, una bendita.
No como si no lo masco.
TABACO: ¡ Válgame Santa Cecilia !
¡ Y qué lástima tan grande ! 1515
TERESA: Oigame una cosa.
TABACO:                      Diga.
TERESA: ¿: Es verdad que va a la guerra ?
TABACO: Pues si soy la valentía
misma, ¿: tengo de quedarme ?
TERESA: ¿: Por motín se precipita ? 1520
¡ Jesús, y qué necio es !
En poco el vivir estima.
¿: Qué me ha de traer de allá ?
TABACO: ¿: El pedir no se le olvida,
siendo santa ?
TERESA:                      Siendo monja, 1525
¿: cómo puedo ?
TABACO:                      Santa mía,
si Dios a España me vuelve,
la traeré cosa de risa:
dos franceses empanados,
tres ingleses en cecina. 1530
Y, porque alentado vaya,
écheme una banda o cifra.
TERESA: Daréle dos bofetadas,
que amor también se confirma.
TABACO: Si con tal pieza de leva 1535
a Ingalaterra me envías,
quédate para fregona.
TERESA: Vete, lacayo.
TABACO:                      Adiós, piltra.

Vanse. Sale doña MARIA con una bujía encendida y unas Horas en la mano

MARIA: ¿: Qué me quieres, pensamiento,
si de efecto no ha de ser ? 1540
¿: De qué te sirve querer
hacer en el alma asiento ?
Bien es verdad que el contento
me falta, mas el quejarme
ya es en balde, y consolarme 1545
imposible. ¿: Dónde voy
con Horas ? Que aun tal estoy
que no acierto a persignarme.
¿: Toscos y negros chapines
he de romper y sufrir, 1550
y a media noche acudir
desvelada a los maitines ?
Cuando telas y espolines
a la vista el siglo enseña,
¿: estoy en celda pequeña, 1555
pobre, y en la religión
mis mayores galas son
dos túnicas de estameña ?
¿: Quién aquí me cautivó
en tan miserable vida ? 1560
Sea monja una impedida
no una mujer como yo.
Ya es sin duda que llegó
el justo conocimiento.
Quiero dejar el convento. 1565
Mis años quiero gozar;
que es imposible pasar
tal disgusto y tal tormento.
¡ Oh, si aquel don Juan, mi amante,
a quien por seguirle yo 1570
este despecho causó,
supiese mi amor constante !
¡ Que en desdicha semejante
me haya entregado al olvido
quien fue de mí tan querido ! 1575

Sale LUZBEL y mata la luz

Mas ya la luz se me ha muerto.
No rezaré aunque no acierto
ya por estar sin sentido.
Parece que pasos siento.
¿: Quién ha entrado aquí ?
LUZBEL:                      Yo soy 1580
don Juan, que contigo estoy
oyendo tu sentimiento.
MARIA: ¡ Válgame Dios, qué portento !
¿: Es ilusión tu venida ?
LUZBEL: No hay cosa que a amor impida, 1585
pues solamente por verte
puse en brazos de la muerte
la esperanza de la vida.
Cuanto ha pasado he sabido
desde que en mi busca fuiste. 1590
Y del modo que saliste
del mar fiero y atrevido.
Mis industrias han podido
facilitar este intento.
Las paredes del convento 1595
salté. A tu celda llegué,
donde dichoso escuché
tu amoroso pensamiento.
MARIA: Con mi temor--¡ ay de mí !--
lucha a un tiempo mi recato. 1600
LUZBEL: Sólo de servirte trato.
No receles. Si de aquí
te quieres salir, en mí
hallarás favor, que estoy
rendido a ti.
MARIA:                      Ya te doy 1605
crédito. Mira qué quieres.
Llévame donde quisieres
pues sabes que tuya soy.
LUZBEL: A Italia, Francia o Flandes
te llevaré por tu gusto. 1610
Tenle en todo que no es justo
que entre miserias tan grandes
estés.
MARIA:      Digo que me mandes.
LUZBEL: [................. -ura]. 1615
Determinarte procura.
Desecha todo el pesar
que ninguna he de igualar
a tus galas y hermosura.
MARIA: Ya de Amor en la cadena 1620
estoy rendida y amante.
LUZBEL: Y ya en mí el amor constante
de mí mismo me enajena.
MARIA: De mi voluntad ordena.
LUZBEL: ¡ Ay de mí ! Que por mi daño, 1625
aunque de la luz extraño
como jamás la deseo,
rompiendo los aires veo
con su luz al Desengaño.
¿: A darla luz viene, cuando 1630
la tengo yo en mi prisión ?
MARIA: ¡ Cielos ! ¿: Qué hermosa ilusión
viene mi celda ilustrando ?

Baja el DESENGAÑO con una hacha encendida de lo alto

LUZBEL: Mira que te estás cansando
y en balde tu luz porfía. 1635
¡ Y El que con ella te envía !
Di, ¿: qué propósito tienes ?
Vuélvete por donde vienes
pues ves que esta prenda es mía.
DESENGAÑO:      Mujer, huye las tinieblas.
Mira que te está llamando 1640
para tu bien, dando voces
con su luz el Desengaño.
Mira que un soplo es la vida
y es quien procura tu engaño
el demonio, que los vicios 1645
te han puesto en tan triste estado.
¡ Hola ! ¡ Hau ! Ave perdida,
mira que te está llamando
el divino cazador
como le costaste tanto. 1650
Pasará la primavera
de tus juveniles años
y luego con su rigor
vendrá el invierno agostado.
No aguardes a que el cabello 1655
que iguala del sol los rayos
en blanca nieve le veas.
MARIA: ¡ Válgame el cielo ! Temblando
estoy, que éste es el demonio !
¡ Jesús !
LUZBEL:                     Es cansarte en vano 1660
que la tengo en mi poder.
DESENGAÑO: Mientes, soberbio tirano,
que yo la daré mi luz,
pues para aqueso la traigo.
Vuelve en ti, mujer, no aguardes 1665
que el transparente alabastro
de esa frente apetecida
se convierta en nogal pardo.
El nácar de estas mejillas,
bellos ojos, cerca en arco, 1670
no aguardes que en verde gualda
las vuelva el tiempo volando.
Las perlas de aquesos dientes,
el clavel de aquesos labios,
se ha de acabar, que esta vida 1675
es un sueño momentáneo.

MARIA esté llorando

Verás en ébano triste
el marfil de aquesas manos
si a las de Dios no te acoges
que te está su amor llamando. 1680
Cuando en gustos y deleites
goces fiestas y saraos,
tocará la muerte al arma
que es poderoso contrario.
LUZBEL: Vete y déjala.
DESENGAÑO:                      No quiero, 1685
que en esto mi oficio hago;
pues Dios me ha dado esta empresa
y está acabarla a mi cargo.
MARIA: ¡ Clemencia, mi Dios, clemencia !
LUZBEL: ¡ No la verás !
DESENGAÑO:                      Pues, dejando 1690
aquí mi luz, la ha de ver.

Hinca el hacha en el tablado y sube el apariencia con el DESENGAÑO

LUZBEL: Fuése, y su luz la ha dejado.
Perdido soy. Ya reniego
de cuanto en el estrellado
globo asiste.
MARIA:                      A esta luz veo 1695
cuán feo que es el pecado.
¡ Valedme, Jesús !
LUZBEL:                      Ya es tarde.
El cielo te ha condenado.
Faltó la misericordia
de esperarte.
MARIA:                      Llorando 1700
lágrimas el corazón,
pido, Señor, vuestro amparo.
Señor, pequé.
LUZBEL:                      ¡ Pesia al cielo,
el inventor de los psalmos
con otro tanto alcanzó 1705
perdón de injustos agravios !
MARIA: Déjame tomar la luz,
que pues Dios me quiere tanto,
quiero serle agradecida.
LUZBEL: ¡ No has de llegar !
MARIA:                      ¡ Suelta, falso ! 1710
LUZBEL: ¿: Cómo ya de mí te olvidas ?
MARIA: Fui engañada con tus lazos
y llegó el conocimiento
con la luz del Desengaño. 1715

Coge MARIA el hacha. Entrase MARIA por una puerta, y el demonio por otra y dase fin a la segunda jornada


ACTO TERCERO

Salen ALBERTO y don JUAN

ALBERTO: Mira que bastan, don Juan,
de reclusión quince días.
JUAN: Para mis melancolías
no entiendo que bastarán.
Ya he probado a consolarme, 1720
y presumo es imposible.
ALBERTO: ¡ Caso, por Dios, increíble !
JUAN: Y será mejor dejarme.
ALBERTO: Pues, ¿: no dirás la ocasión
y la causa de este efeto ? 1725
JUAN: A saberla, te prometo,
tuviera poca razón
en negártela, pues eres
mi padre.
ALBERTO:                     Dices verdad.
JUAN: Esta es una enfermedad 1730
que cuando saber quisieres,
por diligencia curiosa,
la causa, la medicina
nada en esta determina
por ser tan dificultosa; 1735
que es amor con que nacemos
y cuando empieza a reinar,
sufrir, morir y callar,
que aquestos son sus extremos.
ALBERTO: Diviértete con amigos. 1740
Galas y caballos tienes.
Di, ¿: con qué disgusto vienes ?
Que los cielos son testigos
que la gente principal
de esta ciudad te desea. 1745
Sal donde el vulgo te vea.
JUAN: No hay a mi desdicha igual.
(¿: Posible es que la ocasión Aparte
que a Lisboa me ha traído
monja es ? Pierdo el sentido 1750
de pena. ¡ Qué confusión !)
¿: Tan grande es la que me ha dado
que alegrarme es imposible ?
ALBERTO: Ya, don Juan, estás terrible
y me tienes con cuidado. 1755
¿: Estuviste en Roma ?
JUAN:                      Sí,
cuando a Nápoles pasé.
En Génova me embarqué
y fondo en San Angel di.
Tomamos tres caballeros 1760
la posta; a verle salimos
y a España juntos venimos.
ALBERTO: ¿: No te faltaron dineros ?
JUAN: No, que en entrando en España
con don Rodrigo encontré, 1765
y al Perol con él llegué,
puerto ilustre que el mar baña
de la Coruña, y de allí
salió la infeliz armada,
vistosa cuan desdichada 1770
y a Ingalaterra partí
con el duque.
ALBERTO:                      ¡ Por mi fe
que es mucho lo que perdió
España !
JUAN:                     ¡ Mal sucedió !
En todo, señor, me hallé. 1775
La desgracia ha sido mucha.
ALBERTO: Holgárame de saber
la causa. Hazme este placer.
Cuéntamelo todo.
JUAN:                      Escucha.
Esta armada poderosa 1780
que a Ingalaterra envió
el rey, toda ser perdió.
No hay que decir otra cosa;
ni sé si por tiempo airado
o gobierno...,--¿: atento estás ?--, 1785
y no puedo decir más.
ALBERTO: Brevemente lo has contado.
JUAN: ¿: Qué querías ? ¿: Que estuviese
dándote prolija cuenta
pintándote una tormenta 1790
y larga relación diese ?
¡ No faltará un coronista
que escriba aquesta verdad !
¡ Si bien no es necesidad
aunque testigo de vista ! 1795
Que más me importa saber,
señor, de doña María.
ALBERTO: ¡ Por Dios, donosa porfía !
Pues, ¿: no acabas de creer
que la tiene el Santo Oficio 1800
reclusa que el sol no ve ?
JUAN: ¡ Ay mi adorada ! No sé
cómo no pierdo el jüicio.
ALBERTO: Embustera la han hallado.
Ya su altiva presunción 1805
castigó la Inquisición.
JUAN: Brevemente lo has contado.
ALBERTO: ¿: Qué querías ? ¿: Que estuviera
cansándome en disparates ?
Más de esa mujer no trates. 1810
En tu pensamiento muera.
Déjala, que don Alberto
de Austria, Gobernador,
General Inquisidor, 1815
su embuste supo tan cierto
que castigada la tiene
y no con poca aspereza.
JUAN: ¿: Es posible tal belleza
rigor tanto a pasar viene ? 1820
ALBERTO: Y a ti también. Imagino
que será mejor dejarte.

Vase

JUAN: No ha de ser el tiempo parte
--¡ Oh sujeto peregrino !--
para dejar de quererte, 1825
y que, por mayor victoria,
no estés siempre en mi memoria
a pesar de olvido y muerte.

Sale TABACO

TABACO: ¿: Dura siempre la tristeza ?
JUAN: Y la tendré eternamente 1830
mientras que viviere ausente
de la singular belleza
de doña María.
TABACO:                      ¡ Bueno !
¿: La vida estimas en poco
o quieres volverte loco ? 1835
JUAN: Tabaco, por ella peno.
Mientras más dificultad
hay de verla, mi deseo
más se enciende.
TABACO:                      Yo te creo;
mas es grande necedad 1840
que a mujer tan embustera,
tan falsa, tan mentirosa
y ya al vulgo tan odiosa
por diabólica hechicera,
y a quien le dio el Santo Oficio 1845
tal castigo y penitencia
quieras.
JUAN:                     No hace resistencia
lo que dices.
TABACO:                      Das indicio
de que te tiene hechizado.
JUAN: Dices verdad. ¡ Su hermosura ! 1850
TABACO: Del pensamiento procura
echarla y será acertado.

Sale LUZBEL

LUZBEL: Si en mí cupiera temor,
dijera que le tenía.
¡ Oh, pesia la luz del día ! 1855
¡ Que pase con tanto amor
doña María la pena
que en tan triste prisión tiene
y a ganar el cielo viene
ya cautiva en mi cadena ! 1860
¿: Sois vos el señor don Juan ?
JUAN: Yo lo soy. ¿: Qué me queréis ?
LUZBEL: No en balde opinión tenéis
de bizarro y de galán.
Esta mañana llegué 1865
aquí al torno de un convento
a parlar...
JUAN:                      Es pensamiento
que entre curiosos se ve.
LUZBEL: ... y me dio una religiosa
este papel para vos. 1870
JUAN: Dádmele acá, ¡ vive Dios !,
que el corazón no reposa
hasta saber qué será;
que disparate sería
decir que a doña María 1875
largas la prisión la da,
si la tienen en clausura
donde apenas el sol ve.
TABACO: Gusto mucho que voacé
en tal oficio procura 1880
emplearse; que promete
ser hombre de agilidad.
Y si va a decir verdad
toca un punto en alcahuete.
LUZBEL: Si vuesarcé mira en puntos 1885
¿: cómo está tan consolado
si presente ya le han dado ?
TABACO: ¿: A mí, qué ?
LUZBEL:                      Mil palos juntos.
TABACO: ¿: Dónde o cómo ?
LUZBEL:                      En un convento
que por las tapias entró. 1890
TABACO: ¡ Ya no de los palos, no !
De que lo sepan me afrento.
LUZBEL: ¿: Y no tuvieron razón ?
TABACO: ¿: De qué ?
LUZBEL:                     No faltan testigos
que le dieron siendo amigos 1895
a oscuras la colación.
Diabólica fue la traza.
¿: Fue conserva de membrillo,
berenjena o limoncillo ?
TABACO: No fue sino calabaza. 1900
LUZBEL: [Hay] calabazas también
me han dicho a mí. Claro hablo.
TABACO: (Sin duda habla en éste el diablo.) Aparte
JUAN: No sé yo en el mundo quién
tuviera mayor ventura. 1905
Doña María me dice
que... ¡ tendré suerte felice !
¡ Y en mí vive su hermosura !
...que del convento la saque.
¿: Quién vio de amor tanta prueba ? 1910
No pudo venirme nueva
que más mi tristeza aplaque.
LUZBEL: Por el gusto que mostráis
entiendo que os he servido. 1915
JUAN: Estoy muy agradecido
y así ved qué me mandáis.
Llegaos acá. Aquí me envía
a decir mi religiosa,
la criatura más hermosa... 1920
LUZBEL: Sé lo que es doña María.
JUAN: ...que vos me habéis de enseñar
el lugar.
LUZBEL:                     Dice muy bien
porque en el mundo no hay quién
como yo os pueda ayudar. 1925
JUAN: Esta pobre cadenilla
tomad por hacerme gusto.
TABACO: Sí hará, que no será justo,
sino grande maravilla
no ser cortés en tomar 1930
quien de su trabajo vive.
JUAN: Quien este favor recibe,
¿: ya qué tiene que aguardar ?
¿: Dónde queréis esperarme ?
Que me voy a prevenir. 1935
LUZBEL: Adonde habéis de acudir
y con el silencio hallarme
es a la esquina que tiene
el ciprés, junto a la fuente.
JUAN: Allí acudo diligente. 1940

Vase

TABACO: ¿: Esta estafeta nos viene ?
LUZBEL: Sírvase el señor Tabaco
de hablar; que su amigo soy.
TABACO: El que dijere que estoy
afrentado es un bellaco. 1945
Y a entender dado me habéis
con muy claro testimonio
o que habláis con el demonio
o la mágica sabéis;
mas, pues el agravio traza 1950
que riña y me desenoje,
pues no hay guante que os arroje,
os arrojo esta almohaza.
¡ Mas, no !
LUZBEL:                      ¿: Por qué si con ella
remedias agravios tales ? 1955
TABACO: Porque me costó dos reales
y me quedaré sin ella.

Vase

LUZBEL: Veneno voy repartiendo
de lo que en el pecho crío.
Y, pues por oprobio mío, 1960
de mis prisiones huyendo
esta monja, y ya esta santa,
se ha librado por mejor,
[debo] quitarla el honor.
¡ Si a mí, con ser yo, me espanta 1965
viendo que estando los dos
con tan amorosos lazos
de mis cautelosos brazos
se ha pasado a los de Dios !

[Sale] don DIEGO

DIEGO: No quiero entienda don Juan 1970
que dura el enojo en mí.
LUZBEL: Aquéste es don Diego. Así
buenos mis intentos van.
DIEGO: ¿: Sois de casa, caballero ?
LUZBEL: No, señor, que en ella entré 1975
a preguntar, que no sé
al fin como forastero,
si por ventura vivía
don Diego de Castro aquí.
DIEGO: Yo soy don Diego.
LUZBEL:                      ¿: Vos ?
DIEGO:                      Sí. 1980
¿: Qué, vuesa merced quería ?
LUZBEL: El cuidado de buscaros
de esa suerte me excusáis.
DIEGO: Mirad lo que me mandáis
que en todo pienso agradaros. 1985
LUZBEL: Aquí en la Consolación
me ha dado una religiosa
un recado..--Esto no es cosa
nueva ni da admiración--
..para vos, porque sería 1990
melindre el no conceder
al ruego de una mujer.
DIEGO: ¿: Y quién es ?
LUZBEL:                      Doña María
me dijo que se llamaba.
DIEGO: ¿: Vístela vos ?
LUZBEL:                      Sí, señor, 1995
y aun pienso que os tiene amor.
DIEGO: Hoy mi desdicha se acaba.
¿: Qué es el recado ?
LUZBEL:                      Un papel.
DIEGO: ¿: Y ella le dio por su mano ?
LUZBEL: Si le traigo caso es llano. 2000
DIEGO: Ya mi boca pongo en él.
Más besos que letras tiene
le quiero dar. ¿: Es posible
que aquesta suerte invencible
a darse a mis ruegos viene ? 2005
Quiero leer, si me deja
el placer que he recibido.
LUZBEL: (Notable industria ha sido. Aparte
Tendrá remedio mi queja.
No me puede Dios hacer 2010
más pesar del que me ha hecho.
Y así pienso a su despecho
imposibles emprender
aunque venga el desengaño
con sus luces o quimeras, 2015
rompiendo las once esferas
por mi oprobio y por mi daño.)
DIEGO: Ya he leído, y no sé cómo
loco no estoy de contento;
mas entrar en el convento, 2020
¿: cómo ha de ser ?
LUZBEL:                      Pues yo tomo
a mi cargo ese cuidado.
[Entrar al punto podréis]
si acaso gusto tenéis.
DIEGO: Estoy tan enamorado 2025
que por gozar su hermosura
perdiera el alma y la vida.
Mirad si es de mí querida.
Mas dicen que está en clausura
tan grande que es imposible 2030
aun el día pueda ver.
LUZBEL: Yo quiero, señor, hacer
ese imposible posible;
que donde la luz del día
no entra, puedo yo entrar. 2035
DIEGO: ¡ Que en fin la tengo de hablar !
¿: Cómo está doña María ?
LUZBEL: ¿: Has visto hermosa azucena
que las hojas quiere abrir
o quiere el alba reír 2040
después de noche serena ?
¿: Has visto almendro florido,
que escapando del rigor
de marzo, muestra la flor
elevación del sentido ? 2045
Pues alba, azucena, almendro,
no tienen tal bizarría
como esta doña María.
DIEGO: De nuevo en mi pecho engendro
amor, deseo y cuidado. 2050
Este diamante tomad
y el ser pobre perdonad.
LUZBEL: Conozco estoy obligado.
DIEGO: ¿: Cuándo iremos ?
LUZBEL:                      A la una
de la noche.
DIEGO:                      Decís bien. 2055
LUZBEL: Yo os pondré con ella.
DIEGO:                      ¿: Quien
tuvo en amor mi fortuna ?

Vanse y sale doña MARIA de penitente

MARIA: Si aquí, ¡ ay, mi Dios !, satisfago,
como es razón, las ofensas
que os he hecho, ¿: qué más dicha, 2060
ni qué ventura más buena ?
¡ Qué piadoso sois, Señor !
Pues permitís que la tierra
no se abra y que me sepulte,
si bien soy indigna de ella. 2065
En aquesta oscuridad
oculta, vivo contenta,
teniendo el suelo por cama,
por cabecera una piedra.
No he visto la luz del día 2070
desde que en aquesta cueva
estoy, todo es noche oscura
y tenebrosas tinieblas.
Penitenciada me tiene
aquí el Santo Oficio. Sea 2075
por Dios. Lo que debo pago.
Sólo de mí formo quejas.
Pienso que las religiosas
vienen, pues siempre con ellas
traen luz, y ya la diviso 2080
por el umbral de la puerta.
Quisiera no ser nacida
por no pasar esta afrenta,
aunque a todo estoy conforme
y ruego a Dios que así sea, 2085
que mis pecados son tantos
que exceden a las arenas
del mar; mas tengo consuelo
que aunque más culpas y ofensas
os haga, sé que es mayor 2090
la misericordia vuestra.

Doña JUANA y TERESA, con linterna y un vaso de agua y un poco de pan encima

JUANA: ¡ Doña María !
MARIA:                      Aquí estoy.
Muy en hora buena vengan,
señoras, vuesas mercedes.
JUANA: Mas ¡ qué humilde y qué compuesta 2095
aquí la señora está !
¡ La imagen de la soberbia !
Tome el pan y tome el agua,
que no lo merece advierta.
(Sino que a lástima obliga Aparte 2100
el verla en tanta miseria !)
¡ Acabe ! ¿: Cómo está así ?
¿: Cómo no se pone en tierra ?
¿: Cómo ha de estar ? ¿: Qué es aquesto ?
¡ Vil, desvanecida, necia, 2105
la de las llagas fingidas !
¿: Que tuvo tanta clemencia
la Inquisición ? Mas es Dios
quien allí se representa,
pues que [son] sus atributos, 2110
sin ninguna diferencia,
justicia y misericordia.
TERESA: ¿: Habrá quien aquesto crea ?
JUANA: Sin duda que es mal nacida, 2115
que la infame sangre engendra
pensamientos afrentosos,
y no dudo que lo sea.
MARIA: Dígame más, doña Juana.
JUANA: ¡ Oigase ! ¡ Tenga vergüenza ! 2120
¡ Cómo habla !
MARIA:                      ¡ Diga, diga !
¡ Qué bien estas voces suenan !
¡ Ay, si fuera aquesto parte,
mi Dios, para que yo os viera
desenojado conmigo ! 2125
TERESA: El corazón se me quiebra
de pesar viéndola así;
que en fin en el siglo era
señora a quien yo serví.
JUANA: (En verdad que queda buena.) Aparte 2130
Nuestra religión, señora,
muy lindo blasón le deja,
y podrá bien igualarse
al que nos vino de Siena.
Muriendo estoy de pesar. 2135
¡ Por mi vida que quisiera
que para mayor castigo
fuera en público esta afrenta !
Ya sabe que han de pisarla,
por eso tenga paciencia 2140
quien fue tan desvanecida.
MARIA: Ya estoy a todo dispuesta.
¡ Písenme bien, pisen, pisen !
Que ajustada con la tierra
tengo la boca y los ojos, 2145
y crean que estoy contenta.
JUANA: ¡ Ea, quédese con Dios !

Vanse

MARIA: Pues, ¿: cómo sin luz me dejan
siquiera para comer ?
Aquí se aumentan mis penas. 2150
No siento el sustento tanto
como de la luz la ausencia,
que en efecto es compañía.
Y si en la paz y en la tierra
tanto se siente, ¿: qué hará 2155
donde habrá eternas tinieblas
mientras que Dios fuese Dios,
sin ver la divina esencia
el alma ? ¡ Qué gran desdicha !

Sale LUZBEL

LUZBEL: (De mis oscuras cavernas Aparte 2160
otra vez vuelvo a incitarla
si es que industrias aprovechan.
¿: No soy quien al mismo Dios
tentó una vez con las piedras,
atrevido, y en la torre 2165
segunda vez, y tercera
en el pináculo altivo ?
Pues no me hará resistencia
una mujercilla flaca
y puesta en tanta miseria. 2170
El agua y el pan la quiero
apartar porque no tenga
qué comer, y de esta suerte
fácil saldré con la empresa.)
MARIA: Desmayo es el que me ha dado. 2175
Imagino que es flaqueza
de no comer. Por aquí
el pan y el agua me dejan;
mas no acierto adonde está.
No puedo hallarlo. ¡ Paciencia, 2180
señor cuerpo ! No hay comer
hasta que otra vez le vengan
con más agua y con más pan.
Y en tanto que aquesto sea,
beberé la de mis ojos, 2185
y ruego a Dios la merezca.
LUZBEL: ¡ Doña María !
MARIA:                      ¿: Quién llama ?
LUZBEL: Quien es razón que se duela
de ver en tal desventura
malograr tanta belleza. 2190
Yo te sacaré de aquí.
MARIA: ¡ Ah, traidor ! ¡ Que aun aquí intentas
inquietarme ! ¡ Dios me valga !
¡ Señor, vuestra ayuda venga !

Vase

LUZBEL: Para más confusión mía 2195
a la parte de la cueva
más lóbrega se ha tornado.
¡ Que tan poco pueda ! ¡ Oh, pesia
al cielo y cuanto hay criado
en la tierra y las esferas ! 2200
Juro por el Flegetonte
y la laguna Letea,
por el Lago Estigio, donde
condenadas almas tiemblan,
de no desistir un punto 2205
hasta verla en mi cadena.
Doña Juana vuelve acá.
Importará que me vea
para proponer mi intento
y dar a mi embuste fuerzas. 2210

Sale doña JUANA

JUANA: Aunque es verdad que su culpa
como escala tiene puesta,
el natural sentimiento
quiere a consolarla venga. 2215
[Parece que hay gente aquí,]
que la luz de la linterna
me lo dice. ¡ Jesús mío !
¿: Qué novedad es aquesta ?
¿: Quién eres, hombre ?
LUZBEL:                      Yo soy 2220
el que servirte desea,
y en cosas que a Dios agradan.
JUANA: Harás que el sentido pierda.
¡ Religiosas del convento,
acudid presto !
LUZBEL:                      La lengua 2225
suspende; que Dios me envía
a darte de un caso cuenta,
para que el remedio pongas.
JUANA: ¡ Ay de mí !
LUZBEL:                      Sosiega, espera.
¿: Ves aquesta religiosa 2230
que encerrada en esta cueva
penitente y recogida
pasa vida tan estrecha ?
No está olvidada del siglo;
mas de los vicios se acuerda, 2235
pues en tan mísero estado
dos galanes la festejan.
con sensüal apetito.
Cada noche están con ella
asaltando con escalas 2240
las paredes de la huerta.
Dios manda darte este aviso
y si quieres la experiencia
ver, yo haré que el desengaño
de los que digo parezca. 2245
(Yo me voy por donde vine.) Aparte

Vase

JUANA: Temblando quedo y suspensa
el alma, y un sudor frío
tiene impedidas las venas.
No en balde está en la prisión 2250
doña María contenta.
Y dice que se conforma
con Dios. Yo te haré, embustera
que se te aumente el castigo.
Voy al coro que la media 2255
ha dado para la una.
Quien del principio no es buena
tarde se vio reducida
o nunca propone enmienda.

Vase y baja don JUAN por una escala

JUAN: Sin duda que la estancia donde habita 2260
y la que solicita
mi amor y mi deseo,
si no vengo engañado, es la que veo.
¡ Oh, insaciable apetito,
pues que tal imposible solicito ! 2265
Un hombre junto a mí vi. Me ayudaba,
y que la escala echaba
al muro de esta huerta
ofreciéndome entrada libre y cierta.
En fin, verla quisiera 2270
mas imagino se quedó allá fuera.
Aunque me dijo estaba rodeada
de hiedra y enramada
la boca de la cueva
que como imán a mis sentidos lleva 2275
el silencio me ayuda
ofreciendo saber la noche muda,
que tenebrosa que se ofrece y triste,
de negras nubes viste
las cándidas estrellas 2280
sin que muestre su luz ninguna de ellas,
y la vista se atreve
a la luz del relámpago, aunque breve.
Temerosos aullidos de animales
en tonos desiguales 2285
he oído, imagino
que seguir esta empresa es desatino;
ya hazaña al cielo odiosa
incitar a una oculta religiosa.
Mas ya el conocimiento es sin provecho; 2290
pues abrasado el pecho
de amor, la busca y quiere,
y ha siglos mil que por su vista muere.
Aquí, ¿: quién me acobarda ?
Esta es la puerta. Romperéla.

Dentro

[VOZ]: ¡ Guarda ! 2295
JUAN: ¡ Válgame Dios ! ¡ Qué voz tan temerosa,
horrible y espantosa !
Me dijo "guarda," y veo
una espada de fuego. Agora creo
que esto es hechizo todo. 2300
A no dejar la empresa me acomodo.
Al pie de este laurel, árbol ingrato
al amoroso trato
del dios Apolo, espero
la ocasión aguardar. Aunque primero 2305
me importa ver si gente
es quien salta las tapias libremente.

[Sale] don DIEGO por otra escala

DIEGO: ¡ Hola, buen hombre ! Fuése y me ha dejado.
¡ Vive Dios, que a mi lado
agora le tenía 2310
y que me echó la escala que traía !
Confuso y triste quedo;
mas es la noche tal que causa miedo.
No te llaman en balde encubridora 2315
de insultos, pues agora
me ofreces lugar tanto,
dando ayuda a mi amor tu negro manto.
Por las señas que tengo
éstas las ramas son. No en balde vengo. 2320
Siente el pez en el agua el fuego ardiente
del amor inclemente.
En su región el ave
canta [amor] al amor con voz süave.
La fiera más horrible 2325
conoce del amor el mal terrible.
Si todo de amor siente cruel efeto,
¿: qué delito cometo
en querer la hermosura
mayor que el mundo tiene si ventura 2330
aquí me da la mano ?
JUAN: Digo que es hombre. No sospecho en vano
que ya la noche pienso que declina
y el alba se avecina,
y de este modo veo 2335
la sospecha que más saber deseo.
DIEGO: ¡ Aquí mi amor ! ¿: Qué tarda
si tengo la ocasión delante ?

Dentro

[VOZ]: ¡ Guarda !
DIEGO: ¡ Guarda, me han dicho [ya] ! El cielo defiende
y mi intento suspende 2340
pues vi sobre su puerta
una espada de fuego. Cosa es cierta
que es grave mi delito,
si inquietar una monja solicito.
Detrás de aquel laurel, si no me engaño, 2345
un hombre veo. ¡ Qué extraño
suceso, vive el cielo !
Sí, un hombre es, ¡ vive Dios ! Y ya recelo
la espada ilusión era
de esta santa fingida y hechicera. 2350
Hasta que el sol enseñe en el oriente
su luz resplandeciente
entre rosados velos,
aquí tengo de estar. Veré mis celos
si ilusiones han sido.
JUAN:                      Escondido 2355
estaré [yo].
DIEGO:                      [Aquí yo] estaré escondido.

Sale MARIA

MARIA: Aprovechemos el tiempo,
mi Dios, que si el tiempo pasa
hallaré tiempo sin tiempo,
porque el tiempo que se pasa 2360
sin vos, no es buen pasatiempo.
Si la gloria te asegura
el llanto, alma, procura
tu salvación, pues que vienes
a ver que en las manos tienes 2365
tiempo, lugar y ventura.
Ventura, tiempo y lugar
tengo, Señor, y me atrevo
con mis lágrimas llegar
a vos cual Icaro nuevo, 2370
sol divino, mar de amar.
Tiempo y lugar conocido
veo, y quiero así buscaros,
Señor, con pecho atrevido
porque la gloria de amaros 2375
muchas hay que la han tenido.
No quiero por el dolor
mis deseos malograr,
dígalo el alma, Señor,
y vos, pues queréis mostrar 2380
la quinta esencia de amor.
David viéndose perdido
a un pequé se ha reducido,
y aunque le ven perdonado
muchos la gloria han buscado 2385
pero pocos han sabido.
Pocos son, pues imaginan
que con deleites y vicios,
Señor, al cielo caminan
y a los torpes ejercicios 2390
más que a la virtud se inclinan.
Si el descanso le asegura,
Señor, al que por vos muere,
vuestro amor, ¿: qué bien procura ?
¡ Qué ciego está el que no quiere 2395
gozar de la coyuntura !
JUAN: Si no me engaño, he oído
la voz de doña María
desde esta rama escondido.
DIEGO: A gozar la luz del día 2400
ya de la cueva ha salido.
JUAN: ¿: Cómo dicen que el amor
siempre infunde atrevimiento,
y a mí me pone temor ?
DIEGO: Aquí turbado me siento 2405
y el corazón sin valor.
Yo que tanto he deseado
ver esta ocasión, ¿: qué tengo ?
Siento el pecho desmayado.
JUAN: ¿: Qué es esto ? ¿: Cómo a estar vengo 2410
tan triste y desconfiado ?
MARIA: ¡ Ay de mí ! ¿: Qué dirán
si de la cueva he salido ?
La prisión me doblarán. 2415
Ya el sol de luz ha vestido
los árboles que aquí están.
No he visto la luz del día
desde que en la cueva entré,
y como sin luz vivía 2420
en ellas siempre apliqué
la vista a la fantasía.
Por la falta de sustento
que tengo en esta prisión
de la muerte el rigor siento. 2425
¡ Si ya en aquesta ocasión
de lágrimas me alimento !
Quiero volverme, --¡ ay de mí !--
porque si me ven aquí
con razón se han de enojar. 2430
JUAN: Necedad es no llegar
pues que lo más emprendí.
Esperad, doña María.
MARIA: ¿: Quién me ha nombrado ?
JUAN:                      Don Juan.
MARIA: ¿: Qué ilusión, qué fantasía 2435
es ésta ?
JUAN:                     Tus ojos dan
ocasión al alma mía.
MARIA: ¿: Por dónde entraste ?
JUAN:                      ¿: Por dónde ?
A amor nada se le esconde
y que muero por ti advierte. 2440
MARIA: No tengo que responderte
si el cielo por mí responde.
DIEGO: Hablando con un galán
está. ¡ Vive Dios ! Yo llego
pues descuidados están. 2445
MARIA: ¡ Ay de mí !
JUAN:                      ¿: Quién es ?
DIEGO:                      Don Diego.
¿: Quién lo pregunta ?
JUAN:                      Don Juan.
MARIA: Señores, ¿: no conocéis
el sacrilegio que hacéis
en escalar un convento ? 2450
Decid, ¿: con qué pensamiento
entráis si en prisión me veis
ya en los brazos de la muerte ?
Con este sayal vestida
¿: qué me queréis ? ¿: Quién no advierte 2455
que es un sueño aquesta vida ?
DIEGO: Quien tanto pena por verte.
JUAN: Yo por ti he sido llamado.
DIEGO: Yo por ti llamado he sido.
MARIA: El demonio os ha engañado. 2460
JUAN: Yo un papel he recibido
tuyo.
DIEGO:      Y otro a mí me han dado
que es el que presente tengo.
MARIA: Ya la paciencia prevengo.
De turbada miro y callo. 2465
JUAN: Porque no puedas negallo
por el testigo [yo] vengo.
DIEGO: Mostrad, si negocio es llano,
quien su embuste no penetra.
No hay qué decir. Caso es llano; 2470
que son de una misma letra
y los escribió una mano.
JUAN: ¿: Qué dices, monja fingida,
embustera religiosa ?
DIEGO: No hay quien la verdad impida. 2475
Bien mereces, mentirosa,
estar en tan triste vida.
JUAN: Pues, ¿: cómo a dos caballeros
traes engañados así ?
DIEGO: No seremos los primeros. 2480
MARIA: Señor, responded por mí,
que mi honor quiero ofreceros.

[Salen] el duque de VISEO, el de BERGANZA, LUZBEL y las MONJAS

BERGANZA: El señor cardenal Alberto de Austria,
gobernador de Portugal, y siendo
general, por sus méritos dignísimos, 2485
en la Suprema Inquisición nos manda
hacer la diligencia a que venimos.
VISEO: Vuesa merced, señora doña Juana,
entienda que es forzosa diligencia.
JUANA: Haga lo que mandare vueselencia. 2490
Las religiosas recogidas tengo
que no pudo ser menos.
VISEO:                      Justo acuerdo.
BERGANZA: ¿: Con dos hombres decís ?
LUZBEL:                      Y fácilmente
el desengaño se verá presente.
Y mira vueselencia lo que digo 2495
como quien es de vista buen testigo.
BERGANZA: ¡ Por vida de mi rey ! Que son dos hombres
los que con ella están. ¿: Qué desvergüenza
es ésta ? ¿: Qué es aquesto ? Este es delito
que merecen les corten las cabezas 2500
por sacrilegio tal.
VISEO:                      Don Juan, don Diego,
¿: qué desacato es éste ? Deudos míos
entrambos son, señor.
DIEGO:                      Estoy turbado.
JUAN: Yo, de afrentado, a responder no acierto.
LUZBEL: (Con mis industrias la quité la honra Aparte 2505
ya que en la vida dispensar no puedo
y a su pesar con la victoria quedo.)
JUANA: Doña María, ¿: es bueno aqueste ejemplo ?
¿: Así el castigo en vos ha aprovechado
la humilde en prisión ?
TERESA:                      ¿: Quién tal creyera ? 2510
De la que mala ha sido, ¿: qué se espera ?
BERGANZA: Llévenlos a una torre con diez guardas
hasta que se les mande lo que fuere
justo en castigo de este atrevimiento. 2515
DIEGO: Yo obedezco, señor.
JUAN:                      Yo estoy contento.
BERGANZA: Y a esta mujer la doblen las prisiones,
y quiten la mitad de la comida,
por sus delitos pena merecida.
MARIA: Mi Dios, misericordia, que ya el alma 2520
quiere al cuerpo dejar. Perdón os pido.
TERESA: En tierra desmayado se ha caído.

Tocan chirimías y aparécese en lo alto un NIÑO Jesús en la cruz con alas de serafín. Pónese MARIA de rodillas al pie de la plana

NIÑO:      María.
MARIA:                      ¿: Señor divino ?
NIÑO: Ven, que tu esposo te llama
y ya los brazos abiertos
para recibirte aguarda. 2525
MARIA: Ya voy, Señor de mi vida,
luz y consuelo del alma,
que vuestra vista enamora.
JUANA: ¡ Qué maravilla tan rara !
NIÑO: Ven a mí.
MARIA:                      Ya voy, Señor, 2530
que siguiendo esas pisadas
es imposible perderme,
pues con vos se alegra el alma.
NIÑO: Los trabajos que has tenido,
los disgustos, y las ansias 2535
y penitencias que has hecho
hacen volverte a mi gracia.
La noche oscura pasó;
llegó la alegre mañana
y tras el invierno triste 2540
la primavera gallarda.
En mi corte gozarás
el mismo premio que alcanzan
Magdalena penitente,
pues con María Egipciaca 2545
estarás también, María.
MARIA: Los ángeles os den gracias
por maravillas tan grandes;
porque como andáis a caza
de almas, [...] divino 2550
en manos y pies las alas
mostráis, alegrando al mundo;
mas ya el aliento me falta.
NIÑO: Valor, esposa.
MARIA:                      Señor,
esta pecadora aguarda 2555
que su espíritu amparéis.
A Vos le encomiendo.
VISEO:                      ¡ Rara
maravilla ! Ya expiró.
LUZBEL: ¡ Que tanto lágrimas valgan !
Quiero, afrentado y corrido, 2560
irme a mis eternas llamas.

Húndese con fuego

BERGANZA: El demonio era sin duda
que perseguía esta santa.
VISEO: El desengaño se ha visto.
BERGANZA: Y aquí, señores, acaba 2565
la monja de Portugal,
tan conocida en España.


FIN DE LA COMEDIA