CHAPTER 12
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12
She put the letter into her pocket and
offered her visitor a smile of welcome, exhibiting no trace of
discomposure and half surprised at her coolness.
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Isabel se guardó la carta en el bolsillo y dirigió a su
visitante una suave sonrisa de bienvenida, sin mostrar la menor alteración
y sorprendiéndose a sí misma por su propia frialdad. ar
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"They told me you were out here," said
Lord Warburton; "and as there was no one in the drawing-room and it′s
really you that I wish to see, I came out with no more ado."
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Lord Warburton habló así: -Me dijeron que estaba usted aquí y,
como no había un alma en el salón y era precisamente usted a quien me
interesaba ver, me dirigí aquí sin más.
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Isabel had got up; she felt a wish, for
the moment, that he should not sit down beside her. "I was just going
indoors."
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Isabel se puso en pie, pues parecía sentir en su interior un
vago deseo de que él no se sentara a su lado. -Ya me disponía a entrar
-dijo.
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"Please don′t do that; it′s much jollier
here; I′ve ridden over from Lockleigh; it′s a lovely day." His smile was
peculiarly friendly and pleasing, and his whole person seemed to emit that
radiance of good-feeling and good fare which had formed the charm of the
girl′s first impression of him. It surrounded him like a zone of fine June
weather.
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-No se vaya, por favor. Se está mucho mejor aquí fuera. He
venido a caballo desde Lockleigh y puedo asegurarle que hace un día
espléndido. La sonrisa con que acompañara las anteriores palabras era
especialmente amistosa y agradable, mientras que parecía desprenderse de
toda su persona ese aura de bondad y amabilidad que tanto encantara a la
joven desde el momento en que le vio por vez primera; aura que le rodeaba
como el resplandor de un deleitoso d u237ía del mes de junio.
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"We ′ll walk about a little then," said
Isabel, who could not divest herself of the sense of an intention on the
part of her visitor and who wished both to elude the intention and to
satisfy her curiosity about it. It had flashed upon her vision once
before, and it had given her on that occasion, as we know, a certain
alarm. This alarm was composed of several elements, not all of which were
disagreeable; she had indeed spent some days in analyzing them and had
succeeded in separating the pleasant part of the idea of Lord Warburton′s
"making up" to her from the painful. It may appear to some readers that
the young lady was both precipitate and unduly fastidious; but the latter
of these facts, if the charge be true, may serve to exonerate her from the
discredit of the former. She was not eager to convince herself that a
territorial magnate, as she had heard Lord Warburton called, was smitten
with her charms; the fact of a declaration from such a source carrying
with it real ly more questions than it would answer. She had received a
strong impression of his being a "personage," and she had occupied herself
in examining the image so conveyed. At the risk of adding to the evidence
of her self-sufficiency it must be said that there had been moments when
this possibility of admiration by a personage represented to her an
aggression almost to the degree of an affront, quite to the degree of an
inconvenience. She had never yet known a personage; there had been no
personages, in this sense, in her life; there were probably none such at
all in her native land. When she had thought of individual eminence she
had thought of it on the basis of character and wit --of what one might
like in a gentleman′s mind and in his talk. She herself was a character
--she couldn′t help being aware of that; and hitherto her visions of a
completed consciousness had connected themselves largely with moral images
--things as to which the question would be whether the y pleased her
sublime soul. Lord Warburton loomed up before her, largely and brightly,
as a collection of attributes and powers which were not to be measured by
this simple rule, but which demanded a different sort of appreciation --an
appreciation that the girl, with her habit of judging quickly and freely,
felt she lacked patience to bestow. He appeared to demand of her something
that no one else, as it were, had presumed to do. What she felt was that a
territorial, a political, a social magnate had conceived the design of
drawing her into the system in which he rather invidiously lived and
moved. A certain instinct, not imperious, but persuasive, told her to
resist --murmured to her that virtually she had a system and an orbit of
her own. It told her other things besides --things which both contradicted
and confirmed each other; that a girl might do much worse than trust
herself to such a man and that it would be very interesting to see
something of his system fro m his own point of view; that on the other
hand, however, there was evidently a great deal of it which she should
regard only as a complication of every hour, and that even in the whole
there was something stiff and stupid which would make it a burden.
Furthermore there was a young man lately come from America who had no
system at all, but who had a character of which it was useless for her to
try to persuade herself that the impression on her mind had been light.
The letter she carried in her pocket all sufficiently reminded her of the
contrary. Smile not, however, I venture to repeat, at this simple young
woman from Albany who debated whether she should accept an English peer
before he had offered himself and who was disposed to believe that on the
whole she could do better. She was a person of great good faith, and if
there was a great deal of folly in her wisdom those who judge her severely
may have the satisfaction of finding that, later, she became consistently
w ise only at the cost of an amount of folly which will constitute almost
a direct appeal to charity.
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-Entonces daremos una vuelta -dijo Isabel, que a su pesar
intuía la intención de la visita de su acompañante y que deseaba a un
tiempo eludir aquella intención y satisfacer su curiosidad. Ya otra vez
había vislumbrado ese designio con la fugacidad de un relámpago y, como ya
sabernos, le produjo gran alarma; una alarma cuyos elementos no eran del
todo desagradables. Por lo pronto llevaba varios días analizándolos,
habiendo al fin logrado separar la parte agradable de la idea de que lord
Warburton la estaba cortejando, de la parte de esta idea que la resultaba
desagradable. A muchos de nuestros lectores ha de antojárseles que la
joven era a la vez precipitada e indebidamente exigente; pero este último
reproche, caso de ser justo, puede contribuir a disculparla del descrédito
que el primero entraña. Isabel no sentía el menor deseo de convencerse a
sí misma de que un poderoso terrateniente, como había oído llamar a lord
Warburton, estaba prendado de sus encantos, pues el hecho de una
declaración procedente de él comportaría más interrogantes de los que
podría contestar. A ella le había impresionado mucho el hecho de que él
fuese un gran «personaje», y se había dedicado a examinar la imagen que
ese hecho le presentaba. Cabe decir, a riesgo de abundar aún más en la
prueba de su autosuficiencia, que en determinados momentos la posibilidad
de que tal personaje le tributara tanta admiración le parecía una
agresión rayana en afrenta, casi una inconveniencia. Hasta entonces
no había conocido a ningún verdadero personaje, no los había habido antes
en su vida, y acaso tampoco existieran en su país de origen. Cuando e lla
había pensado que alguien pudiera ser eminente, lo hacía en razón de su
carácter y de su ingenio... en razón de lo que a una pudiera gustarle en
la inteligencia y en la conversación de un caballero. Por su parte, ella
misma era todo un carácter, y de eso estaba perfectamente convencida. Y
hasta entonces su imagen de una conciencia plena tenía relación con
cuestiones morales... cosas respecto a las cuales la pregunta sería si a
su alma sublime le resultaban gratas. Así, pues, lord Warburton fulgía
ante sus ojos intensa y brillantemente como un conjunto de atributos y
poderes que no se medían por esa sencilla norma, sino que requerían una
clase de apreciación totalmente distinta... una apreciación que la joven,
acostumbrada a juzgar las cosas con gran celeridad y suma libertad, se
sentía falta de paciencia para poder otorgar. Era como si él fuese a
pedirle algo que ningún otro había pensado pedirle. Ella sentía que un
gran magnate terrateniente, social y político, había concebido el designio
de arrastrarla a un sistema en el cual él vivía y actuaba de un modo un
tanto ofensivo. Y un cierto instinto persuasivo, si bien nada categórico,
le decía que resistiera... murmurándole que ella tenía ya su propio
sistema y su propia órbita. Le decía además, muchas otras cosas... cosas
que a la vez se contradecían y confirmaban mutuamente; como que una
muchacha podría sin duda hacer algo mucho peor que confiarse a semejante
hombre, y que resultaría de veras interesante conocer su sistema desde el
punto de vista de él; que, sin embargo, mucho de aquel sistema constituía
para ella una constante complicación y que, incluso tomado en conjunto,
tení′92a algo de rígido y de inflexible que lo convertía en una verdadera
carga. Por si eso fuera poco, he aquí que acababa de llegar de América
cierto joven que carecía en absoluto de ninguna clase de sistema, pero que
estaba dotado de un carácter respecto del cual le era inútil tratar de
convencerse de que le había producido poca impresión. La carta que en el
bolsillo tenía probaba precisamente lo contrario. Sin embargo me atrevería
a repetirle al lector que no sonriera ante esta sencilla muchacha de
Albany que se atormentaba pensando en si debía aceptar a un par inglés
antes de que él se le declarase y que, por otra parte, estaba convencida
de que podía encontrar un candidato mejor. Como se ve, era una persona de
inmensa buena fe, y si en realidad había mucho de insensatez en su juicio,
quienes hayan de juzgarla severamente pueden tener la satisf acción de
comprobar que con el tiempo se tornó juiciosa, aunque a costa de una
enormidad de insensateces, que casi constituirían una apelación directa a
la caridad.
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Lord Warburton seemed quite ready to walk,
to sit or to do anything that Isabel should propose, and he gave her this
assurance with his usual air of being particularly pleased to exercise a
social virtue. But he was, nevertheless, not in command of his emotions,
and as he strolled beside her for a moment, in silence, looking at her
without letting her know it, there was something embarrassed in his glance
and his misdirected laughter. Yes, assuredly --as we have touched on the
point, we may return to it for a moment again --the English are the most
romantic people in the world and Lord Warburton was about to give an
example of it. He was about to take a step which would astonish all his
friends and displease a great many of them, and which had superficially
nothing to recommend it. The young lady wh o trod the turf beside him had
come from a queer country across the sea which he knew a good deal about;
her antecedents, her associations were very vague to his mind except in so
far as they were generic, and in this sense they showed as distinct and
unimportant. Miss Archer had neither a fortune nor the sort of beauty that
justifies a man to the multitude, and he calculated that he had spent
about twenty-six hours in her company. He had summed up all this --the
perversity of the impulse, which had declined to avail itself of the most
liberal opportunities to subside, and the judgement of mankind, as
exemplified particularly in the more quickly-judging half of it: he had
looked these things well in the face and then had dismissed them from his
thoughts. He cared no more for them than for the rosebud in his
buttonhole. It is the good fortune of a man who for the greater part of a
lifetime has abstained without effort from making himself disagreeable to
his friends, th at when the need comes for such a course it is not
discredited by irritating associations.
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Lord Warburton parecía estar dispuesto a pasear, a sentarse o
hacer lo que a Isabel se la antojara proponer, y así se lo aseguró con su
aire habitual de complacencia en el ejercicio de una virtud social. Pero,
a pesar de todo, no era dueño de sus emociones y, mientras caminaba a su
lado en silencio durante un momento, y la miraba sin que ella se diese
cuenta, había algo azorado en su mirada y en su risa a destiempo. Sí,
ciertamente... ya que he tratado antes este punto, podemos volver ahora
sobre él... los ingleses son la gente más romántica del mundo, y lord
Warburton estaba a punto de brindar un ejemplo de ello. Estaba al borde de
dar un paso que habría de asombr ar a todos sus amigos, desagradando a no
pocos de ellos, y que visto superficialmente no tenía nada positivo. La
joven que iba a su lado hollando el césped procedía de un país extraño de
allende los mares, país que él conocía bastante; los antecedentes y las
relaciones de la muchacha se le aparecían muy vagos salvo en la medida en
que eran genéricos, pero en tal sentido se le antojaban claros y sin
importancia. La señorita Archer no poseía fortuna ni esa clase de belleza
que justifica a un hombre ante la multitud y él calculaba que había pasado
ya como unas veintiséis horas en su compañía. El lo había sopesado todo:
la contumacia de su propio impulso, que rehusara aprovechar las mejores
oportunidades que se le ofrecían para apaciguarse, y el juicio del género
humano, ejemplificado particularmente por la mitad más rápida a la hora de
juzgar; después de mirar todas estas cosas cara a cara, en el acto las
desalojó de su pensamiento, no preocupándose de ellas más de lo que habría
podido preocuparse del capullo de rosa que llevaba prendido del ojal. La
suerte del hombre que durante la mayor parte de su vida no ha necesitado
realizar grandes esfuerzos para no desagradar a sus amigos, consiste en
que no hay recuerdos molestos que lo desacrediten cuando deba tomar el
camino contrario.
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"I hope you had a pleasant ride," said
Isabel, who observed her companion′s hesitancy.
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Isabel, que estaba observando la indecisión de su amigo, acabó
por decirle: -Celebraré que le haya resultado agradable el paseo.
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"It would have been pleasant if for
nothing else than that it brought me here."
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-Sólo por el hecho de conducirme hasta aquí tenía que ser de
lo más grato.
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"Are you so fond of Gardencourt?" the girl
asked, more and more sure that he meant to make some appeal to her;
wishing not to challenge him if he hesitated, and yet to keep all the
quietness of her reason if he proceeded. It suddenly came upon her that
her situation was one which a few weeks ago she would have deemed deeply
romantic: the park of an old English country-house, with the foreground
embellished by a "great" (as she supposed) nobleman in the act of making
love to a young lady who, on careful inspection, should be found to
present remarkable analogies with herself. But if she was now the heroine
of the situation she succee ded scarcely the less in looking at it from
the outside.
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-¿Tanto le gusta a usted Gardencourt? -preguntó la muchacha,
cada vez más segura d e que acabaría por pedirle algo y deseosa de no
forzarle, caso de que él titubeara y, al mismo tiempo, de conservar toda
su tranquilidad y lucidez mental por si se decidía. De pronto pensó que su
actual situación era de las que unas semanas antes no habría dudado en
calificar de romántica, a saber: el parque de una vieja y prestigiosa
mansión señorial en Inglaterra y, en primer plano, uno de los «grandes»
aristócratas del país (según creía ella) a punto de declarar su amor a una
preciosa y joven dama que, luego de bien observada, acusaba notable
parecido con Isabel misma. No obstante, al ser ella en aquel momento la
heroína de semejante situación, no lograba mirarla serenamente.
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"I care nothing for Gardencourt," said her
companion. "I care only for you."
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-Gardencourt me tiene absolutamente sin cuidado -contestó el
acompañante-. Lo que me interesa es usted. r
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"You′ve known me too short a time to have
a right to say that, and I can′t believe you′re serious."
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-Me conoce todavía demasiado poco para tener derecho a decir
semejante cosa, y no puedo creer que hable en serio.
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These words of Isabel′s were not perfectly
sincere, for she had no doubt whatever that he himself was. They were
simply a tribute to the fact, of which she was perfectly aware, that those
he had just uttered would have excited surprise on the part of a vulgar
world. And, moreover, if anything beside the sense she had already
acquired that Lord Warburton was not a loose thinker had been needed to
convince her, the tone in which he replied would quite have served the
purpose.
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No eran del todo sinceras las palabras de Isabel, pues no le
cabía duda de que él lo era. Las dijo simplemente para rendir un tributo
al hecho, del cual era muy consciente, de que la afirmación de él habría
causado gran sorpresa en el vulgo. Y si, por añadidura, hubiese habido
algo capaz de convencerla, además de su presentimiento de que lord
Warburton no era ligero de cascos, habría bastado para ello el tono con
que él le respondió:
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"One′s right in such a matter is not
measured by the time, Miss Archer; it′s measured by the feeling itself. If
I were to wait three months it would make no difference; I shall not be
more sure of what I mean than I am to-day. Of course I′ve seen you very
little, but my impression dates from the very first hour we met. I lost no
time, I fell in love with you then. It was at first sight, as the novels
say; I know now that′s not a fancy-phrase, and I shall think better of
novels for evermore. Those two days I spent here settled it; I don′t know
whether you suspected I was doing so, but I paid --mentally speaking I
mean --the greatest possible attention to you. Nothing you said, nothing
you did, was lost upon me. When you came to Lockleigh the other day --or
rather when you went away --I was perfectly sure. Nevertheless I made up
my mind to think it over and to question myself narrowly. I′ve done so;
all these days I′ve done nothing else. I don′t make mistakes about such
things; I′m a very judicious animal. I don′t go off easily, but when I′m
touched, it′s for life. It′s for life, Miss Archer, it′s for life," Lord
Wa rburton repeated in the kindest, tenderest, pleasantest voice Isabel
had ever heard, and looking at her with eyes charged with the light of a
passion that had sifted itself clear of the baser parts of emotion --the
heat, the violence, the unreason --and that burned as steadily as a lamp
in a windless place.
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-Ese derecho no puede medirse por el tiempo, señorita Árcher,
sino por el sentimiento. Dentro de tres meses no estaré más convencido que
ahora de lo que siento. Es cierto que la he visto muy poco, pero mi
impresión arra nca del momento mismo en que nos conocimos. No perdí el
tiempo, pues me enamoré de usted entonces. Como dicen las novelas, fue un
flechazo. Ahora comprendo que tal frase no es pura fantasía y en adelante
tendré mejor opinión de ese género literario. Los dos días que aquí pasé
acabaron de arraigar mis ideas y mi decisión. Ignoro si usted se dio
cuenta de lo que yo estaba haciendo, pero el hecho es que le consagré la
mayor atención posible. No se me escapó nada de cuanto hizo, ni una sola
de sus palabras. El otro día, cuando usted se dignó ir a Lockleigh...
mejor dicho, cuando se marchó... ya estaba completamente seguro. No
obstante, tomé la resolución de pensarlo seriamente de nuevo y de
interrogar mi ánimo con profundidad. Ya lo hice. En realidad, durante
todos estos días no he hecho otra cosa. Y no suelo cometer errores en
cosas de ese calibre, soy un animal muy sensato. No me salgo fácilmente de
mis casillas, pero cuando me siento tocado es para toda la vida... Para
toda la vida, señorita Árcher, es para toda la vida -repitió lord
Warburton con la voz más grata, tierna y amable que Isabel oyera jamás, al
tiempo que la miraba con ojos llenos de una pasión desprovista de las
partes impuras de la emoción (ardor, desvarío, violencia) y que parecía
brillar con llama tan potente como la de una antorcha en un lugar
resguardado del viento.
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By tacit consent, as he talked, they had
walked more and more slowly, and at last they stopped and he took her
hand. "Ah, Lord Warburton, how little you know me!" Isabel said very
gently. Gently too she drew her hand away.
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De común y tácito acuerdo siguieron andando cada vez más
despacio mientras él hablaba, hasta que, al fin, se detuvieron y él le
tomó una mano. Isabel dijo entonces suavemente: -¡Ah! ¡Qué mal me conoce
usted, lord Warburton! -Y con gran delicadeza retiró su mano de la mano
del aristócrata.
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"Don′t taunt me with that; that I don′t
know you better makes me unhappy enough already; it′s all my loss. But
that′s what I want, and it seems to me I′m taking the best way. If you′ll
be my wife, then I shall know you, and when I tell you all the good I
think of you you′ll not be able to say it′s from ignorance."
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-No me lo reproche, por favor; bastante desdichado soy por no
conocerla mejor. Pero eso es lo que pretendo, y creo que estoy en el buen
camino. Si consiente en ser mi esposa llegaré a conocerla y, cuando luego
le comunique todo lo bueno que de usted pienso, no podrá en modo alguno
decir que es por ignorancia.
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"If you know me littl e I know you even
less," said Isabel.
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Isabel respondió: -Si usted me conoce a mí poco, menos le
conozco yo a usted.
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"You mean that, unlike yourself, I may not
improve on acquaintance? Ah, of course that′s very possible. But think, to
speak to you as I do, how determined I must be to try and give
satisfaction! You do like me rather, don′t you?"
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-Tal vez crea usted que, a diferencia suya, quizá yo no mejore
cuando me conozca. Sin embargo, piense usted en lo resuelto que estoy a
complacerla cuando me arriesgo a decirle lo que acaba de oír. Le gusto un
poco, ¿no es cierto?
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"I like you very much, Lord Warburton,"
she answered; and at this moment she liked him immensely.
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-Me gusta usted muchísimo, lord Warburton -contestó la joven;
y era cierto que en aquel preciso instante le gustaba enormemente.
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"I thank you for saying that; it shows you
don′t regard me as a stranger. I really believe I′ve filled all the other
relations of life very creditably, and I don′t see why I shouldn′t fill
this one --in which I offer myself to you --seeing that I care so much
more about it. Ask the people who know me well; I′ve friends who′ll speak
for me."
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-Le agradezco en el alma que me lo diga. Eso prueba que no me
considera ya un extraño. Creo, en realidad, que hasta el presente he
cumplido a plena satisfacción con todas las obligaciones de la vida, y no
veo por qué no habría de cumplir con ésta... en la que me ofrezco a mí
mismo... cuando es precisamente la que más me importa. Pregunte usted a
los que bien me conocen y ellos responderán por mí.
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"I don′t need the recommendation of your
friends," said Isabel.
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-Yo no preciso recomendaciones de sus amigos -contestó Isabel.
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"Ah now, that′s delightful of you. You
believe in me yourself."
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-Es verdaderamente encantador de su parte. Usted se basta para
creer en mí...
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"Completely," Isabel declared. She quite
glowed there, inwardly, with the pleasure of feeling she did.
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-Por completo -dijo Isabel; y el placer de sentir lo que decía
pareció iluminarla con una luz interior.
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The light in her companion′s eyes turned
into a smile, and he gave a long exhalation of joy. "If you′re mistaken,
Miss Archer, let me lose all I possess!"
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La luz se tornó sonrisa en las pupilas de su compañero, que
prorrumpió en esta excla mación de alegría: -¡Que yo pierda cuanto tengo,
si usted se equivoca, señorita Archer!
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She wondered whether he meant this for a
reminder that he was rich, and, on the instant, felt sure that he didn′t.
He was sinking that, as he would have said himself; and indeed he might
safely leave it to the memory of any interlocutor, especially of one to
whom he was offering his hand. Isabel had prayed that she might not be
agitated, and her mind was tranquil enough, even while she listened and
asked herself what it was best she should say, to indulge in this
incidental criticism. What she should say, had she asked herself? Her
foremost wish was to say something if possible not less kind than what he
had said to her. His words had car ried perfect conviction with them; she
felt she did, all so mysteriously, matter to him. "I thank you more than I
can say for your offer," she returned at last. "It does me great honour."
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Pensó ella si acaso lo había dicho para hacerle recordar su
riqueza, pero al instante estuvo segura de que no. Eso él lo guardaba bajo
llave, como él mismo habría dicho, y lo confiaba a la memoria de su
interlocutor, en especial a la de una mujer a quien estaba proponiendo
matrimonio. Isabel había rogado al cielo no sentirse desazonada mientras
le escuchaba y se preguntaba qué era lo mejor que podría decir. ¿Qué debía
contestar? Su mayor anhelo era decir algo tan exquisito cuando menos como
lo que acababan de decirle. En las palabras de su compañero había una
convicción irresistible y ella se dio cuenta de que, por misterioso que
fuera este hecho, lord Warburton la quería. Por fin contestó: -No teng o
palabras con que agradecerle su ofrecimiento. Con él me ha hecho un gran
honor.
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"Ah, don′t say that!" he broke out. "I was
afraid you′d say something like that. I don′t see what you′ve to do with
that sort of thing. I don′t see why you should thank me --it′s I who ought
to thank you for listening to me: a man you know so little coming down to
you with such a thumper! Of course it′s a great question; I must tell you
that I′d rather ask it than have it to answer myself. But the way you′ve
listened --or at least your having listened at all --gives me some hope."
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-Por favor, no diga semejante cosa -prorrumpió lord
Warburton-. Me estaba temiendo que dijese algo por el estilo. No le va a
usted esta clase de respuesta. No se me alcanza por qué ha de agradecerme
nada. Yo soy quien tiene que agradecer a usted que haya querido oírme y
aguantar que un hombre a quien apenas conoce la haya acometido así de
sopetón. Sin duda alguna se trata de una pregunta muy seria y no tengo el
menor empacho en confesarle que antes prefiero hacerla que contestarla yo
mismo... Sin embargo, la manera como la ha escuchado... el mero hecho de
que haya querido escucharme... me permite concebir alguna esperanza.
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"Don′t hope too much," Isabel said.
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-No tenga demasiadas esperanzas -dijo amablemente Isabel.
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"Oh, Miss Archer!" her companion murmured,
smiling again, in his seriousness, as if such a warning might perhaps be
taken but as the play of high spirits, the exuberance of elat ion.
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-Por favor, señorita Archer -murmuró su compañero s onriendo
amablemente en medio de su seriedad, como si esa advertencia pudiera
considerarse fruto de un estado de ánimo alegre o de un exceso de júbilo.
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"Should you be greatly surprised if I were
to beg you not to hope at all?" Isabel asked.
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Isabel preguntó: -¿Le sorprendería a usted mucho si le pidiese
que no abrigase ninguna esperanza?
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"Surprised? I don′t know what you mean by
surprise. It wouldn′t be that; it would be a feeling very much worse."
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-¿Si me sorprendería? Ignoro lo que quiere usted decir con eso
de la sorpresa. No es cuestión de sorpresa, sería un sentimiento muchísimo
peor.
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Isabel walked on again; she was silent for
some minutes. "I′m very sure that, highly as I already think of you, my
opinion of you, if I should know you well, would only rise. But I′m by no
means sure that you wouldn′t be disappointed. And I say that not in the
least out of conventional modesty; it′s perfectly sincere."
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Isabel se puso a andar de nuevo en silencio durante un rato.
Dijo: -Tengo la completa seguridad de que la buena opinión que tengo de
usted mejorará sin ninguna duda cuando le conozca mejor. De lo que no
estoy tan segura es de que usted no pueda quedar decepcionado. Y no lo
digo por falsa modestia, sino porque realmente lo creo así, con toda
sinceridad.
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"I′m willing to risk it, Miss Archer," her
companion replied.
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Su compañero replicó: -No obstante, estoy dispuesto a
arriesgarme, señorita Archer.
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"It′s a great question, as you say. It′s a
very difficult question."
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-Como usted bien dice, es una pregunta seria, una pregunta
difícil.
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"I don′t expect you of course to answer it
outright. Think it over as long as may be necessary. If I can gain by
waiting I′ll gladly wait a long time. Only remem ber that in the end my
dearest happiness depends on your answer."
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-Por supuesto, no pretendo que usted la conteste en el acto.
Puede pensarla todo el tiempo que crea necesario. Si con la espera he de
salir ganando, estaré encantado de tener que aguardar durante largo
tiempo. Solamente, no olvide que, en último término, mi mayor felicidad
depende de su respuesta.
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"I should be very sorry to keep you in
suspense," said Isabel.
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-Sentiría mucho tenerle en esa ansiedad -dijo Isabel.
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"Oh, don′t mind. I′d much rather have a
good answer six months hence than a bad one to-day."
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-No se preocupe por ello. Antes prefiero recibir dentro de
seis meses una respuesta favorable que una desfavorable en este momento.
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"But it′s very probable that even six
months hence I shouldn′t be able to give you one that you′d think good."
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-Pero es muy posible que tampoco dentro de seis meses pueda
darle una que la parezca buena.
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"Why not, since you really like me?"
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-¿Por qué no, si es cierto que le gusto?
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"Ah, you must never doubt that," said
Isabel.
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-De eso no debe tener la menor duda -dijo Isabel.
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"Well then, I don′t see what more you
ask!"
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-Pues, entonces, no veo qué más pide usted.
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"It′s not what I ask; it′s what I can
give. I don′t think I should suit you; I really don′t think I should."
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-No se trata de lo que pido, sino de lo que pueda dar. Creo
que yo no le convengo a usted, de veras creo que no.
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"You needn′t worry about that. That′s my
affair. You needn′t be a better royalist than the king."
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-No tiene que preocuparse de semejante cosa. Eso es cosa mía.
No ha de ser usted más papista que el papa.
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"It′s not only that," said Isabel; "but
I′m not sure I wish to mar ry any one."
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Isabel dijo: -Pero no es solamente eso. Es que no estoy segura
de querer casarme nunca con nadie.
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"Very likely you don′t. I′ve no doubt a
great many women begin that way," said his lordship, who, be it averred,
did not in the least believe in the axiom he thus beguiled his anxiety by
uttering. "But they′re frequently persuaded."
|
-Es muy posible. No cabe duda de que muchas grandes mujeres
empiezan diciendo lo mismo -manifestó el lord, de quien se puede afirmar
que no creía en ti absoluto en el axioma con que intentaba engañar su
propia ansiedad-. Pero casi siempre se las convence.
|
"Ah, that′s because they want to be!" And
Isabel lightly laughed.
|
-Porque suele ser lo que están deseando -replicó Isabel riendo
alegremente.
|
Her suitor′s countenance fell, and he
looked at her for a while in silence. "I′m afraid it′s my being an
Englishman that makes you hesitate," he said presently. "I know your uncle
thinks you ought to marry in your own country."
|
Su compañero pareció desconcertado, y durante un momento se
quedó mirándola en silencio. Luego dijo: -Me temo que sea mi condición de
inglés lo que la haga dudar. Al parecer, su tío piensa que debe usted
casarse en su país.
|
Isabel listened to this assertion with
some interest; it had never occurred to her that Mr. Touchett was likely
to discuss her matrimonial prospects with Lord Warburton. "Has he told you
that?"
|
Isabel prestó gran atención a aquellas palabras, pues nunca se
le había ocurrido que al señor Touchett se le ocurriera hablar con lord
Warburton de las posibilidades matrimoniales. -¿Le ha dicho él eso?
-preguntó.
|
"I remember his making the remark. He
spoke perhaps of Americans generally."
|
-Recuerdo que hizo esa observación. Acaso hablara de los
americanos en general.
|
"He appears him self to have found it very
pleasant to live in England." Isabel spoke in a manner that might have
seemed a little perverse, but which expressed both her constant perception
of her uncle′s outward felicity and her general disposition to elude any
obligation to take a restricted view.
|
-Sin embargo, parece que a él le ha resultado muy grato vivir
en Inglaterra. Las palabras de Isabel, aunque pudieron parecer un tanto
perversas, expres aban a un tiempo su certeza constante de la felicidad
externa y material de su tío y su propia renuencia a adoptar un punto de
vista limitado.
|
It gave her companion hope, and he
immediately cried with warmth: "Ah, my dear Miss Archer, old England′s a
very good sort of country, you know! And it will be still better when
we′ve furbished it up a little."
|
Con lo cual dio en cierto modo alguna esperanza a su amigo,
quien exclamó inmediatamente con entusiasmo: -¡Ah, señorita Archer! Usted
sabe muy bien que Inglaterra es un gran país; y será todavía mejor cuando
lo hayamos acicalado un poquito.
|
"Oh, don′t furbish it, Lord Warburton;
leave it alone. I like it this way.
|
-Por favor, no lo acicalen ustedes, lord Warburton, déjenlo
tal como es. A mí me encanta así.
|
"Well then, if you like it, I′m more and
more unable to see your objection to what I propose."
|
-Pues, si eso es verdad, cada vez comprendo menos los
inconvenientes que pone a mi proposición.
|
"I′m afraid I can′t make you understand."
|
-Temo que no va usted a poder comprenderme.
|
"You ought at least to try. I′ve a fair
intelligence. Are you afraid --afraid of the climate? We can easily live
elsewhere, you know. You can pick ou t your climate, the whole world
over."
|
-Haga lo posible por lograrlo. Afortunadamente, poseo una
buena inteligencia. ¿Es que tiene usted miedo?..., ¿qu u233é teme, el
clima? Entonces, ya sabe que podríamos vivir fuera, en otro país. Puede
usted escoger el clima del mundo que más le convenga.
|
These words were uttered with a breadth of
candour that was like the embrace of strong arms --that was like the
fragrance straight in her face, and by his clean, breathing lips, of she
knew not what strange gardens, what charged airs. She would have given her
little finger at that moment to feel strongly and simply the impulse to
answer: "Lord Warburton, it′s impossible for me to do better in this
wonderful world, I think, than commit myself, very gratefully, to your
loyalty." But though she was lost in admiration of her opportunity she
managed to move back into the deepest shade of it, even as some wild,
caught creature in a vast cage. The "splendid" security so offered her was
NOT the greatest she could conceive. What she finally bethought herself of
saying was something very different --something that deferred the need of
really facing her crisis. "Don′t think me unkind if I ask you to say n o
more about this to-day."
|
Dijo estas palabras con un cándido ardor que era como el cerco
amoroso de unos brazos fuertes... como una exquisita fragancia que, a
través de los labios de él, limpios y anhelantes, le acariciaba el rostro
desde unos extraños jardines y en alas de un desconocido céfiro. Habría
dado su dedo meñique por sentir el impulso fuerte y sencillo de decirle:
Lord Warburton, nada me sería más provechoso en este mundo que confiarme
agradecida su lealtad». Pero a pesar de la admiración que sentía por la
oportunidad que se le brindaba, consiguió retirarse a la zona más oscura
de ese sentimiento, como un animal salvaje encerrado en una gran jaula. Lo
más extraordinario que ella podía concebir no era precisamente la
«espléndida» seguridad que se le ofrecía. Y lo último que se decidió a
decir fue algo muy distinto... y que posponía la necesidad de encarar
aquella crisis. -No me considere dura si le ruego que no hable hoy más de
este asunto.
|
"Certainly, certainly!" her companion
cried. "I wouldn′t bore you for the world."
|
Y él exclamó: -¡No faltaba más, desde luego! Por nada del
mundo me permitiría yo molestarla.
|
"You′ve given me a great deal to think
about, and I promise you to do it justice."
|
-Me ha dado usted ya mucho en que pensar, y le juro que lo
haré como la cosa se merece.
|
"That′s all I ask of you, of course --and
that you′ll remember how absolutely my happiness is in your hands."
|
-Eso es lo único que pido por ahora... y no olvide hasta qué
punto tiene mi total felicidad en sus manos.
|
Isabel listened with extreme respect to
this admonition, but she said after a minute: "I must tell you that what I
shall think about is some way of letting you know that what you ask is
impossible --letting you know it without making you miserable."
|
Isabel prestó la más respetuosa atención a estas palabras de
advertencia, pero al cabo de un instante dijo: -Debo confesarle que en lo
que vo y a pensar es en la manera de decirle que es imposible lo que
pide... haciéndoselo saber sin causarle pena.
|
"There′s no way to do that, Miss Archer. I
won′t say that if you refuse me you′ll kill me; I shall not die of it. But
I shall do worse; I shall live to no purpose."
|
-No existe modo alguno de hacerlo, señorita Archer. No diré
que con su negativa vaya usted a matarme, seguramente no moriré por ello;
pero será algo peor, porque mi vida carecerá de objeto.
|
"You′ll live to marry a better woman than
I."
|
-Acabará casándose con una mujer mejor que yo.
|
"Don′t say that, please," said Lord Wa
rburton very gravely. "That′s fair to neither of us."
|
-No diga eso, se lo ruego -exclamó seriamente lord Warburton-.
No es justo para ninguno de los dos.
|
"To marry a worse one then."
|
-¡Diré, entonces, que se casará con una peor!
|
"If there are better women than you I
prefer the bad ones. That′s all I can say," he went on with the same
earnestness. "There′s no accounting for tastes."
|
-Todo lo que puedo decir es que, si hay mujeres mejores que
usted, prefiero las malas. Y prosiguió con gran seriedad-: Es cuanto puedo
decir. Sobre gustos no hay discusión posible.
|
His gravity made her feel equally grave,
and she showed it by again requesting him to drop the subject for the
present. "I′ll speak to you myself --very soon. Perhaps I shall write to
you."
|
Su seriedad se contagióó a la muchacha, que lo demostró al
rogarle de nuevo que dejase de hablar de tal asunto por el momento. Y
añadió: -Yo misma le hablaré muy pronto, tal vez le escriba sobre ello.
|
"At your convenience, yes," he replied.
"Whatever time you take, it must seem to me long, and I suppose I must
make the best of that."
|
-Como usted guste -replicó lord Warburton-. Cualquier tiempo
que usted se tome habrá de parecerme largo, pero supongo que tendré que
resignarme.
|
"I shall not keep you in suspense; I only
want to collect my mind a little."
|
-No le mantendré en vilo; pero tengo necesidad de tranquilizar
mi espíritu.
|
He gave a melancholy sigh and stood
looking at her a moment, with his hands behind him, giving short nervous
shakes to his hunting-crop. "Do you know I′m very much afraid of it -- of
that remarkable mind of yours?"
|
Suspiró él tristemente y permaneció mirándola un instante, las
manos a la espalda y dándose pequeños y nerviosos golpes con su fusta.
-¡Si supiera usted el miedo que tengo... de ese admirable espíritu suyo!
|
Our heroine′s biographer can scarcely tell
why, but the question made her start and brought a conscious blush to her
cheek. She returned his look a moment, and then with a note in her voice
that might almost have appealed to his compassion, "So am I, my lord!" she
oddly exclaimed.
|
El biógrafo de nuestra heroína ignora por qué, pero esa
exclamación conmovió hondame nte a la muchacha y cubrió de rubor sus
mejillas. Le devolvió la mirada y, con un acento que casi podía haberle
movido a compasión, exclamó extrañamente: -No mayor que el mío, milord.
|
His compassion was not stirred, however;
all he possessed of the faculty of pity was needed at home. "Ah! be
merciful, be merciful," he murmured.
|
Pero estas palabras no excitaron la compasión de lord
Warburton, que necesitaba para sí mismo toda su facultad de sentir piedad.
-¡Ah! Sea misericordiosa, sea benigna-murmuró.
|
"I think you had better go," said Isabel.
"I′ll write to you."
|
-Será mejor que se vaya --dijo ella-. Yo le escribiré.
|
"Very good; but whatever you write I′ll
come and see you, you know." And then he stood reflecting, his eyes fixed
on the observant countenance of Bunchie, who had the air of having
understood all that had been said and of pretending to carry off the
indiscretion by a simulated fit of curiosity as to the roots of an ancient
oak. "There′s one thing more ," he went on. "You know, if you don′t like
Lockleigh --if you think it′s damp or anything of that sort --you need
never go within fifty miles of it. It′s not damp, by the way; I′ve had the
house thoroughly examined; it′s perfectly safe and right. But if you
shouldn′t fancy it you needn′t dream of living in it. There′s no
difficulty whatever about that; there are plenty of houses. I thought I′d
just mention it; some people don′t like a moat, you know. Good-bye."
|
-Como guste; pero ya sabe que, escriba lo que es criba,
volveré para verla. -Y permaneció allí pensativo con los ojos fijos en la
cara vigilante de Bunchie, que parecía haber comprendido todo lo que se
había dicho y que pretendía ocultar su indiscreción simulando una
repentina indiferencia y un súbito interéés por las raíces centenarias de
un roble próximo. El lord añadió-: Hay algo más. Ya sabe que si no le
gusta Lockleigh... si usted cree que es húmedo o algo por el estilo... no
tendrá necesidad de acercarse a cincuenta millas a la redonda de allí. No
tiene nada de húmedo, desde luego. He hecho revisar la mansión con todo
cuidado y está en perfectas condiciones de seguridad y salubridad. Pero,
si a : usted no le apetece, no tiene por qué pensar
siquiera en vivir en ella. En eso no habría dificultad de ningún género,
pues lo que sobra son casas, como creo haberle dicho. Hay mucha gente a
quien no le hacen gracia los fosos. Adiós.
|
"I adore a moat," said Isabel. "Good-bye."
|
-A mí me encantan los fosos. Adiós -dijo Isabel.
|
He held out his hand, and she gave him
hers a moment --a moment long enough for him to bend his handsome bared
head and kiss it. Then, still agitating, in his mastered emotion, his
implement of the chase, he walked rapidly away. He was evidently much
upset.
|
Él le tendió la mano Y ella le entregó la suya un momento muy
bre ve... pero lo suficientemente largo para que él, inclinando su hermosa
cabeza descubierta, la besase. Luego, agitando de nuevo la fusta, llevado
de su contenida emoción, se marchó a toda prisa. No había duda de que
estaba profundamente conmovido.
|
Isabel herself was upset, but she had not
been affected as she would have imagined. What she felt was not a great
responsibility, a great difficulty of choice; it appeared to her there had
been no choice in the question. She couldn′t marry Lord Warburton; the
idea failed to support any enlightened prejudice in favour of the free
exploration of life that she had hitherto entertained or was now capable
of entertaining. She must write this to him, she must convince him, and
that duty was comparatively simple. But what disturbed her, in the sense
that it struck her with wonderment, was this very fact that it cost her so
little to refuse a magnificent "chance." With whatever qualifications one
would, Lord Warburton had offered her a great opportunity; the situation
might have discomforts, might contain oppressive, might contain narrowing
elements, might prove really but a stupefying anodyne; but she did her sex
no injustice in believing that nineteen women out of twenty would have
accommodated themselves to it without a pang. Why then upon her also
should it not irresistibly impose it self? Who was she, what was she, that
she should hold herself superior? What view of life, what design upon
fate, what conception of happiness, had she that pretended to be larger
than these large, these fabulous occasions? If she wouldn′t do such a
thing as that then she must do great things, she must do something
greater. Poor Isabel found ground to remind herself from time to time that
she must not be too proud, and nothing could be more sincere than her
prayer to be delivered from such a danger: the isolation and loneliness of
pride had for her mind the horror of a desert place. If it had been pride
that interfered with her accepting Lord Warburton such a betise was
singularly misplaced; and she was so conscious of liking him that she
ventured to assure herself it was the very softness, and the fine
intelligence, of sympathy. She liked him too much to marry him, that was
the truth; something assured her there was a fallacy somewhere in the
glowing logic of the pr oposition --as HE saw it --even though she
mightn′t put her very finest finger-point on it; and to inflict upon a man
who offered so much a wife with a tendency to criticise would be a
peculiarly discreditable act. She had promised him she would consider his
question, and when, after he had left her, she wandered back to the bench
where he had found her and lost herself in meditation, it might have
seemed that she was keeping her vow. But this was not the case; she was
wondering if she were not a cold, hard, priggish person, and, on her at
last getting up and going rather quickly back to the house, felt, as she
had said to her friend, really frightened at herself.
|
Isabel se sentía también conmovida, pero no había quedado tan
afectada como ella se habría imaginado. Lo que sentía no era precisamente
una enorme responsabilidad, una gran dificultad de elección, pues se le
antojaba que en aquel caso no existía posibilidad de elección. No podía
casarse con lord Warburton; la idea de esa boda no favorecía la culta
ambición de explorar libremente la vi-, da que ella acariciara hasta
entonces, o que ahora era capaz de acariciar. Se lo escribiría así a lord
Warburton, llegaría a convencerle, lo cual constituía una tarea
relativamente sencilla. Pero lo que más la perturbaba, llegando a causarle
verdadero asombro, era la facilidad c que había rehusado una oferta
tan extraordinaria. Por, encima de todo, era indiscutible que lord
Warburton le había ofrecido una gran oportunidad. Aun suponiendo que
la futura situación estuviese preñada de posibles in- comodidades,
de opresiones, de elementos restrictivos que resultara pesada y anodina,
aun suponiéndolo así, no era menoscabar a su sexo el creer que diecinueve
de cada veinte mujeres, por lo menos, habrían aceptado muy dichosas
situación semejante sin proferir la menor queja. ¿Por qué, pues, a ella no
le parecía una propuesta irresistible?. ¿Quién y qué era ella para
considerarse tan superior? ¿Qué plan de vida, qué designios superiores al
hado, qué conceptos de la dicha tenía ella que fuesen superiores a
semejantes oportunidades, tan valiosas e incluso fabulosas? Si no se
prestaba a hacer una cosa como aquélla, entonces tenía el deber de
realizar otras más grandes, debía llevar a cabo algo muy superior. La
pobre Isabel había tenido razones para acordarse de vez en cuando de que
no debía ser demasiado orgullosa y, en realidad, ponía insuperable
sinceridad en el fervor con que rogaba se le alejara de tal peligro. El
aislamiento y la soledad de la soberbia tenían a su juicio el horror de un
paraje desierto. Si era el orgullo lo que le había impedido aceptar la
oferta de lord Warburton, nada tan fuera de lugar como semejante necedad;
y, por otra parte, estaba tan segura de que él le gustaba que se atrevió a
definir ese sentimiento como una dulce y comprensiva simpatía. Lo cierto
era que le gustaba demasiado para casarse con él. Algo le susurraba al
oído que se escondía una falacia en la brillante lógica de la propuesta
-tal como él la veía-, aun cuando ella no atinase a definir nada concreto;
y el infligirle pesar a un hombre que tanto ofrecía a una esposa con una
propensión irrefrenable a la crítica habría constituido un acto
verdaderamente ignominioso. Ella le había prometido que reflexionaría
sobre su proposición; y cuando, una vez que él la hubo dejado, Isabel fue
a sentarse en el banco donde al principio la halló entregada a su
meditación, pareció como si empezase ya a cumplir su promesa. Pero no era
tal el caso. Por lo contrario, se preguntaba si no sería ella un ser frío,
duro, presuntuoso. De tal suerte, al levantarse y encaminarse
presurosamente hacía la casa, sintió, como antes le dijera a su amigo,
que, en verdad, tenía miedo de sí misma.
|
CHAPTER 13
|
13
It was this feeling and not the wish to
ask advice --she had no desire whatever for that --that led her to speak
to her uncle of what had taken place. She wished to speak to some one; she
should feel more natural, more human, and her uncle, for this purpose,
presented himself in a more attractive light than either her aunt or her
friend Henrietta. Her cousin of course was a possible confidant; but she
would have had to do herself violence to air this special secret to Ralph.
So the next day, after breakfast, she sought her occasion. Her uncle never
left his apartment till the afternoon, but he received his cronies, as he
said, in his dressing-room. Isabel had quite taken her place in the class
so designated, which, for the rest, included the old man′s son, his
physician, his personal servant, and even Miss Stackpole. Mrs. Touchett
did not figure in the list, and this was an obstacle the less to Isabel′s
finding her host alone. He sat in a complicated mechanical chair, at the
open window of his room, looking westward over the park and the river,
with his newspapers and letters piled up beside him, his toilet freshly
and minutely made, and his smooth, speculative face composed to benevolent
expectation.
|
Era precisamente tal sentimiento y no el deseo de pedir un
consejo que no había menester en absoluto, lo que impulsó a Isabel a ir en
busca de su tío para referirle cuanto acababa de pasar. Experimentaba la
necesidad de hablar con alguien y, para ello, le pareció que confiarse a
su tío era más adecuado que comentarlo con su tía o incluso con su amiga
Henrietta. Su primo podía ser también, desde luego, su confidente, pero
para comunicarle ese secreto especial a Ralph tendría que violentarse a sí
misma. Así, pues, buscó una oportunidad al día siguiente, después del
desayuno. Su tío no abandonaba jamás sus habitaciones hasta entrada la
tarde, pero recibía a sus compinches, como él acostumbraba a decir, en su
vestidor. Isabel había llegado a ser uno de ellos, entre los que, además,
figuraban el hijo del anciano, su médico, su ayuda de cámara y hasta la
señorita Stackpole. No figuraba la señora Touchett en tal lista, lo que
suponía ya un obstáculo de menos para que Isabel encontrase a su tío solo.
Estaba él a la sazón sentado en uno de esos sillones adaptables de
complicada mecánica, junto al balcón abierto de su cuarto, contemplando
tranquilamente el parque y el río, con los periódicos y las cartas
amontonados en una mesita adjunta, el rostro fresco y cuidadosamente
rasurado y todo él predispuesto a la mayor benevolencia.
|
She approached her point directly. "I
think I ought to let you know that Lord Warburton has asked me to marry
him. I suppose I ought to tell my aunt; but it seems best to tell you
first."
|
No se anduvo Isabel con rodeos y le disparó la siguiente
noticia: -Creo mi deber decirle que lord Warburton me ha pedido que me
case con él. Me figuro que debo decírselo a mi tía, pero me pareció mejor
decírselo antes a usted.
|
The old man expressed no surprise, but
thanked her for the confidence she showed him. "Do you mind telling me
whether you accepted him?" he then enquired.
|
El anciano no mostró la menor sorpresa y se limitó a agradecer
la confianza de que le acababa de dar muestra. Luego preguntó: -¿Deseas
que yo te diga si debes aceptarlo?
|
"I′ve not answered him definitely yet;
I′ve taken a little time to think of it, because that seems more
respectful. But I shall not accept him."
|
-No le he contestado todavía definitivamente; he querido
tomarme un poco de tiempo para pensarlo porque se trata de un asunto
serio. Pero no aceptaré.
|
Mr. Touchett made no comment upon this; he
had the air of thinking that, whatever interest he might take in the
matter from the point of view of sociability, he had no active voice in
it. "Well, I told you you′d be a success over here. Americans are highly
appreciated."
|
El señor Touchett no hizo el menor comentario sobre estas
últimas palabras. Parecía estar pensando que, por mucho que pudiera
interesarle el caso desde el punto de vista social, no tenía voz ni voto
en ello. Y dijo: -¿Lo ves? ¿No te dije que ibas a tener aquí un éxito
tremendo? A las americanas se las aprecia aquí enormemente.
|
"Very highly indeed," said Isabel. "But at
the cost of seeming both tasteless and ungrateful, I don′t think I can
marry Lord Warburton."
|
-¡Sin duda! -replicó Isabel-. Pero, a pesar de que pueda
aparecer desagradecida y de mal gusto, no creo poder casarme con lord
Warburton.
|
"Well," her uncle went on, "of course an
old man can′t judge for a young lady. I′m glad you didn′t ask me before
you made up your mind. I suppose I ought to tell you," he added slowly,
but as it were not of much consequence, "that I′ve known all about it
these three days."
|
-Está bien -dijo el tío, y añadió-: Desde luego, un anciano no
está en condiciones de ponerse en el lugar de una joven y juzgar. Me
alegro de que no me lo hayas preguntado antes de tomar tu decisión. -Hizo
una breve pausa y continuó diciendo lentamente, como si fuera cosa sin la
menor importancia-: Yo también creo mi deber decirte que desde hace tres
días sé todo lo que al asunto se refiere.
|
"About Lord Warburton′s state of mind?"
|
-¿Sobre el propósito de lord Warburton?
|
"About his intentions, as they say here.
He wrote me a very pleasant letter, telling me all about them. Should you
like to see his letter?" the old man obligingly asked.
|
-Sobre sus intenciones, como aquí se dice. El mismo me ha
escrito una carta contándome todo lo relativo al caso. -Y el anciano
preguntó amablemente-: ¿Deseas ver la carta?
|
"Thank you; I don′t think I care about
that. But I′m glad he wrote to you; it was right that he should, and he
would be certain to do what was right."
|
-No, gracias; no creo que me interese. Pero, de todas maneras,
me alegro de que le escribiese a usted. Lo correcto era que lo hiciese, y
era seguro que él haría lo correcto.
|
"Ah well, I guess you do like him!" Mr.
Touchett declared. "You needn′t pretend you don′t."
|
El señor Touchett declaró con suavidad: -Bien, bien. Tengo una
ligera sospecha de que lord Warburton te gusta. No tienes necesidad de
negarlo.
|
"I like him extremely; I′m very free to
admit that. But I don′t wish to marry any one just now."
|
-No tengo inconveniente en admitirlo; me gusta
extraordinariamente. Pero, precisamente ahora no quiero casarme.
|
"You think some one may come along whom
you may like better. Well, that′s very likely," said Mr. Touchett, who
appeared to wish to show his kindness to the girl by easing off her
decision, as it were, and finding cheerful reasons for it.
|
-Acaso piensas que pueda llegar de allá alguien que te guste
más. Bueno, eso no tendría nada de particular -añadió el señor Touchett,
que parecía querer mostrarse amable con la muchacha tratando de
facilitarle su decisión y buscando razones alegres para ello.
|
"I don′t care if I don′t meet any one
else. I like Lord Warburton quite well enough." She fell into that
appearance of a sudden change of point of view with which she sometimes
startled and even displeased her interlocutors.
|
-No tengo interés en ver a ningún otro. Lord Warburton me
gusta y basta. -Con lo que pareció cambiar súbitamente de opinión, actitud
que a veces asombraba e incluso desagradaba a sus interlocutores.
|
Her uncle, however, seemed proof against
either of these impressions. "He′s a very fine man," he resumed in a tone
which might have passed for that of encouragement. "His letter was one of
the pleasantest I′ve received for some weeks. I suppose one of the reasons
I liked it was that it was all about you; that is all except the part that
was about himself. I suppose he told you all that."
|
No obstante, su tío parecía ser impermeable a tales
impresiones. Así, dijo con un tono que se habría podido considerar de
aliento: -Es un hombre verdaderamente admirable. Su carta es una de las
más amenas que he recibido desde hace mucho tiempo. Creo que una de las
razones por las que me ha gustado tanto es porque está por entero
consagrada a ti, excepto, naturalmente, la parte referente a él mismo. Me
figuro que te lo habrá contado todo.
|
"He would have told me everything I wished
to ask him," Isabel said.
|
-Me lo habría contado, sin duda, si yo hubiese querido
preguntárselo -contestó Isabel.
|
"But you didn′t feel curious?"
|
-¿No sentiste siquiera curiosidad?
|
"My curiosity would have been idle --once
I had determined to decline his offer."
|
-Mi curiosidad habría sido completamente inútil... toda vez
que estaba decidida a no aceptar su proposición.
|
"You didn′t find it sufficiently
attractive?" Mr. Touchett enquired.
|
-¿Es que no te pareció suficientemente interesante ni
atrayente? -preguntó el señor Touchett.
|
She was silent a little. "I suppose it was
that," she presently admitted. "But I don′t know why."
|
Isabel permaneció callada un momento y luego contestó: -Creo
que fue eso, aunque la razón la ignoro.
|
"Fortunately ladies are not obliged to
give reasons," said her uncle. "There′s a great deal that′s attractive
about such an idea; but I don′t see why the English should want to entice
us away from our native land. I know that we try to attract them over
there, but that′s because our population is insufficient. Here, you know,
they′re rather crowded. However, I presume there′s room for charming young
ladies everywhere."
|
El tío dijo sonriendo: -Por fortuna las damas no tienen
obligación de dar razones. Sin duda hay algo muy grato acerca de esta idea
y no veo por qué han de empeñarse los ingleses en atraernos, sacándonos de
nuestro país de origen. Yo me explico perfectamente que procuremos
atraerles allá, dada nuestra escasa densidad de población, pero aquí, como
todo el mundo sabe, hay un exceso de habitantes. Por lo demás, me imagino
que en todas partes ha de haber siempre un huequecito para ciertas jóvenes
encantadoras.
|
"There seems to have been room here for
you," said Isabel, whose eyes had been wandering over the large
pleasure-spaces of the park.
|
-También parece que ha habido aquí un hueco para usted -dijo
Isabel cuya mirada había estado vagando por los dilatados espacios de
juego y los paseos del parque.
|
Mr. Touchett gave a shrewd, conscious
smile. "There′s room everywhere, my dear, if you′ll pay for it. I
sometimes think I′ve paid too much for this. Perhaps you also might have
to pay too much."
|
El señor Touchett contestó con sonrisa ladina y consciente:
-En todas partes encontrarás siempre un hueco si estás dispuesta a pagar
lo necesario por él. A veces, pienso que hube de pagar demasiado por
éste... y acaso tú también tengas que pagar demasiado...
|
"Perhaps I might," the girl replied.
|
-Tal vez -replicó Isabel pausadamente.
|
That suggestion gave her something more
definite to rest on than she had found in her own thoughts, and the fact
of this association of her uncle′s mild acuteness with her dilemma seemed
to prove that she was concerned with the natural and reasonable emotions
of life and not altogether a victim to intellectual eagerness and vague
ambitions --ambitions reaching beyond Lord Warburton′s beautiful appeal,
reaching to something indefinable and possibly not commendable. In so far
as the indefinable had an influence upon Isabel′s behaviour at this
juncture, it was not the conception, even unformulated, of a union with
Caspar Goodwood; for however she might have resisted conquest at her
English suitor′s large quiet hands she was at least as far removed from
the disposition to let the young man from Boston take positive possession
of her. The sentiment in which she sought refuge after reading his letter
was a critical view of his having come abroad; for it was part of the
influence he had upon her that he seemed to deprive her of the sense of
freedom. There was a disagreeably strong push, a kind of hardness of
presence, in his way of rising before her. She had been haunted at moments
by the image, by the danger, of his disapproval and had wondered --a
consideration she had never paid in equal degree to any one else --whether
he would like what she did. The difficulty was that more than any man she
had ever known, more than poor Lord Warburton (she had begun now to give
his lordship the benefit of this epithet), Caspar Goodwood expressed for
her an energy --and she had already felt it as a power --that was of his
very nature. It was in no degree a matter of his "advantages" --it was a
matter of the spirit that sat in his clear-burning eyes like some tireless
watcher at a window. She might like it or not, but he insisted, ever, with
his whole weight and force: even in one′s usual contact with him one had
to reckon with that. The idea of a diminished liberty was particularly
disagreeable to her at present, since she had just given a sort of
personal accent to her independence by looking so straight at Lord
Warburton′s big bribe and yet turning away from it. Sometimes Caspar
Goodwood had seemed to range himself on the side of her destiny, to be the
stubbornest fact she knew; she said to herself at such moments that she
might evade him for a time, but that she must make terms with him at last
--terms which would be certain to be favourable to himself. Her impulse
had been to avail herself of the things that helped her to resist such an
obligation; and this impulse had been much concerned in her eager
acceptance of her aunt′s invitation, which had come to her at an hour when
she expected from day to day to see Mr. Goodwood and when she was glad to
have an answer ready for something she was sure he would say to her. When
she had told him at Albany, on the evening of Mrs. Touchett′s visit, that
she couldn′t then discuss difficult questions, dazzled as she was by the
great immediate opening of her aunt′s offer of "Europe," he declared that
this was no answer at all; and it was now to obtain a better one that he
was following her across the sea. To say to herself that he was a kind of
grim fate was well enough for a fanciful young woman who was able to take
much for granted in him; but the reader has a right to a nearer and a
clearer view.
|
Semejante insinuación le proporcionó fuerza para afianzarse en
lo que le habían aconsejado sus propios pensamientos, y el hecho de que la
amable intuición de su tío casara tan bien con su dilema parecía probar
irrefutablemente que se sentía inspirada únicamente por las emociones
razonables y naturales de la vida y que no era una víctima de la
vehemencia intelectual y de las vagas ambiciones... ambiciones que iban
más allá de la maravillosa propuesta de lord Warburton y que aspiraban a
algo indefinido y tal vez no recomendable. En cuanto a la influencia que
ese algo indefinido pudiera tener en aquel momento sobre la actitud de
Isabel, hay que descartar en absoluto la idea, aún no expresada, de un
posible enlace con Caspar Goodwood. Se había resistido a dejarse
aprisionar por las anchas manos tranquilas de su pretendiente inglés, y
estaba muy lejos de sentirse dispuesta a permitir que el joven de Boston
se apoderase de ella. El único sentimiento que la lectura de su carta le
había inspirado fue el de censura por haber hecho el viaje, pues parte de
la influencia que él ejercía sobre ella se debía a que parecía privarla en
aquel momento de su propia libertad. Reconocía un impulso
desagradablemente fuerte, una especie de presencia violenta, en la manera
en que él había aparecido ante ella. En más de una ocasión la había
atormentado la imagen, el peligro de que él la desaprobase en algo, y se
había preguntado... consideración que jamás tributara en grado semejante a
ninguna otra persona... si le agradaba lo que ella hacía. Estribaba la
dificultad en que más que ningún otro hombre, mucho más que el pobre lord
Warburton (pues había empezado ya a dignarse a dar tal epíteto al
distinguido aristócrata), Caspar Goodwood mostraba hacia ella una energía
-que Isabel sentía como un poder- que emergía del fondo de su ser. No era
en absoluto cuestión de sus «prerrogativas», sino del espíritu que
brillaba en aquellos ardientes y claros ojos como un infatigable vigía en
la cofa del mástil de un barco. Le gustara ella o no, el hecho es que el
insistía siempre con todo su peso y su fuerza, con los que había uno de
contar siempre, aun en el trato usual con él. Y semejante idea de
cercenamiento de su libertad le resultaba profundamente desagradable a
Isabel, sobre todo en un momento como aquél, cuando acababa de afirmar su
independencia con un acento tan personal como el de haber mirado frente a
frente aquel formidable intento de soborno que suponía la propuesta de
lord Warburton, y no haberse dejado sobornar. A veces le parecía que
Caspar Goodwood se cruzaba con el destino de ella encarnando el más tozudo
de los factores; y en tales momentos llegó Isabel a pensar que podía
zafarse de él durante algún tiempo, pero que, al final, no quedaría otro
remedio que fijar determinadas condiciones entre los dos... las cuales no
podrían por menos de favorecerle a él. Su empeño había, pues, consistido
en hacerse con cuantos medios estuvieran a su alcance para poder ofrecer
resistencia a semejante obligación; y tal empeño había influido no poco en
la vehemente prontitud con que había aceptado la invitación de su tía,
pues le llegó cuando esperaba que el señor Goodwood se presentase el día
menos pensado y en el momento en que se habría alegrado de tener a flor de
labio una respuesta para lo que él iba sin duda a decirle. Cuando ella le
dijo en Albany, la noche de la visita de la señora Touchett, que no podía
entonces discutir cuestiones difíciles, deslumbrada todavía por el
ofrecimiento que su tía acababa de hacerle de un viaje a Europa, él había
declarado que aquello no era una respuesta, y con el fin de obtener una
mejor se había hecho a la mar en pos de ella. Que Isabel se dijese a sí
misma que él era una especie de hado torvo era algo que estaba bien en una
joven imaginativa dispuesta a atribuirle grandes cosas, pero el lector
tiene derecho a poseer una visión más exacta y clara del asunto.
|
He was the son of a proprietor of
well-known cotton-mills in Massachusetts --a gentleman who had accumulated
a considerable fortune in the exercise of this industry. Caspar at present
managed the works, and with a judgement and a temper which, in spite of
keen competition and languid years, had kept their prosperity from
dwindling. He had received the better part of his education at Harvard
College, where, however, he had gained renown rather as a gymnast and an
oarsman than as a gleaner of more dispersed knowledge. Later on he had
learned that the finer intelligence too could vault and pull and strain
--might even, breaking the record, treat itself to rare exploits. He had
thus discovered in himself a sharp eye for the mystery of mechanics, and
had invented an improvement in the cotton-spinning process which was now
largely used and was known by his name. You might have seen it in the
newspapers in connection [sic}"> with this fruitful contrivance;
assurance of which he had given to Isabel by showing her in the columns of
the New York _Interviewer_ an exhaustive article on the Goodwood patent
--an article not prepared by Miss Stackpole, friendly as she had proved
herself to his more sentimental interests. There were intricate, bristling
things he rejoiced in; he liked to organise, to contend, to administer; he
could make people work his will, believe in him, march before him and
justify him. This was the art, as they said, of managing men --which
rested, in him, further, on a bold though brooding ambition. It struck
those who knew him well that he might do greater things than carry on a
cotton-factory; there was nothing cottony about Caspar Goodwood, and his
friends took for granted that he would somehow and somewhere write himself
in bigger letters. But it was as if something large and confused,
something dark and ugly, would have to call upon him: he was not after all
in harmony with mere smug peace and greed and gain, an order of things of
which the vital breath was ubiquitous advertisement. It pleased Isabel to
believe that he might have ridden, on a plunging steed, the whirlwind of a
great war --a war like the Civil strife that had overdarkened her
conscious childhood and his ripening youth.
|
Era Caspar Goodwood hijo del propietario de una conocida
fábrica de hilados de algodón en el estado de Massachusetts, el cual había
logrado amasar con su industria una gran fortuna. En aquel entonces Caspar
era el gerente de la fábrica y, gracias a su buen juicio y a su
temperamento, había logrado, pese a toda la competencia y a los malos
años, preservar la prosperidad de la empresa. Recibió parte de su
educación en la Universidad de Harvard, donde se hizo famoso más bien por
sus condiciones de gimnasta y remero que por acaparador de otros y más
diversos conocimientos. Luego había aprendido que las inteligencias más
cultivadas podían también saltar, arrastrarse y esforzarse... incluso
batir marcas anteriores y lanzarse a grandes hazañas. De tal suerte,
descubrió que gozaba de una visión penetrante para los misterios de la
mecánica y llegó a inventar una mejora en el procedimiento del hilado del
algodón, que llevaba su nombre y se utilizaba en todas las grandes
fábricas. De ello habían hablado todos los periódicos y revistas
especializados en tan fructífera industria; y él había dado la prueba
irrefutable a Isabel mostrándole en el Interviewer de Nueva York un
elogioso artículo relativo a la patente Goodwood... artículo no debido a
la señorita Stackpole, por más que ella, como se ha visto, se había
mostrado dispuesta a intervenir amistosamente en los intereses
sentimentales del joven. A éste le atraían las cosas complicadas y
difíciles, le gustaba organizar, discutir, administrar, podía hacer
trabajar a la gente con arreglo a su voluntad, hacerla creer en él,
marchar delante de él y justificar todo lo que él hacía. Como suele
decirse, en eso consiste el arte de manejar a los hombres... y que en él
se basaba en una ambición osada aunque reflexiva. Quienes le conocían
abrigaban el convencimiento de que podía realizar cosas mucho más
importantes que dirigir una fábrica de hilados de algodón, pues él no
tenía nada de algodonoso, y sus amigos aseguraban que llegaría un día en
que su nombre figuraría en algún sitio con letras grandes. Pero parecía
como si algo enorme y confuso, feo y tenebroso le retuviera. En último
término, no se avenía a vivir en una paz relamida, dedicado tan sólo a la
voracidad y la ganancia, sentimiento cuyo aliento vital era una
desenfrenada y ubicua publicidad. A Isabel le agradaba creer que podría
haber galopado en otros tiempos en un brioso corcel en medio del
torbellino de una gran guerra... parecida a aquella guerra civil que
ensombreciera los días de su consciente niñez y de la florida adolescencia
de Caspar.
|
She liked at any rate this idea of his
being by character and in fact a mover of men --liked it much better than
some other points in his nature and aspect. She cared nothing for his
cotton-mill --the Goodwood patent left her imagination absolutely cold.
She wished him no ounce less of his manhood, but she sometimes thought he
would be rather nicer if he looked, for instance, a little differently.
His jaw was too square and set and his figure too straight and stiff:
these things suggested a want of easy consonance with the deeper rhythms
of life. Then she viewed with reserve a habit he had of dressing always in
the same manner; it was not apparently that he wore the same clothes
continually, for, on the contrary, his garments had a way of looking
rather too new. But they all seemed of the same piece; the figure, the
stuff, was so drearily usual. She had reminded herself more than once that
this was a frivolous objection to a person of his importance; and then she
had amended the rebuke by saying that it would be a frivolous objection
only if she were in love with him. She was not in love with him and
therefore might criticise his small defects as well as his great --which
latter consisted in the collective reproach of his being too serious, or,
rather, not of his being so, since one could never be, but certainly of
his seeming so. He showed his appetites and designs too simply and
artlessly; when one was alone with him he talked too much about the same
subject, and when other people were present he talked too little about
anything. And yet he was of supremely strong, clean make --which was so
much: she saw the different fitted parts of him as she had seen, in
museums and portraits, the different fitted parts of armoured warriors
--in plates of steel handsomely inlaid with gold. It was very strange:
where, ever, was any tangible link between her impression and her act?
Caspar Goodwood had never corresponded to her idea of a delightful person,
and she supposed that this was why he left her so harshly critical. When,
however, Lord Warburton, who not only did correspond with it, but gave an
extension to the term, appealed to her approval, she found herself still
unsatisfied. It was certainly strange.
|
Le gustaba sobre todo la idea de Caspar de que él llegaría a
ser, por su carácter y sus hechos, una especie de conductor de hombres...
idea que le agradaba infinitamente más que otros aspectos de su manera de
ser. A Isabel le tenía completamente sin cuidado la fábrica de tejidos, y
la patente Goodwood la dejaba más fría que el hielo. Físicamente, no
habría querido que Caspar tuviera una onza de menos, pero a veces se le
ocurría pensar que habría sido más apuesto si tuviera un aspecto un poco
distinto. Su mandíbula era demasiado cuadrada y prominente y su figura
demasiado rígida y estirada, cualidades que suponen una falta de
consonancia con los ritmos más armoniosos y profundos de la vida. Además,
ella consideraba con cierto recelo su modo de vestir tan uniforme; no es
que pareciese llevar siempre la misma ropa, ya que, por lo contrario, sus
trajes daban la impresión de ser demasiado nuevos, sino que se diría que
eran todos de la misma pieza, y, por desgracia, de una hechura y tela de
lo más corriente. Más de una vez se dijo a sí misma que aquello no pasaba
de ser un reproche insustancial a un hombre de su importancia, diciéndose
a renglón seguido, y como para enmendar su repulsa, que habría sido un
reproche frívolo únicamente en el caso de que ella le quisiera. Y, como no
le amaba, podía criticar sus pequeños y grandes defectos... consistiendo
los últimos principalmente en el que todos le achacaban, el de ser
excesivamente serio, o más bien, no tanto de serio, puesto que nadie puede
serlo demasiado, sino de aparentar indudablemente serlo. Mostraba sus
designios y apetitos con una sencillez y un candor excesivos. Cuando
estaba solo con ella hablaba demasiado del mismo asunto y, cuando había
otras personas, no hablaba apenas de nada. No obstante, era de
constitución extraordinariamente fuerte y bien definida, es decir, que
Isabel veía sus distintos y bien formados miembros como había visto en los
museos y en los cuadros los distintos miembros de guerreros de armadura...
con coraza de acero incrustada de oro. Era una cosa verdaderamente
extraña: ¿existía alguna relación entre sus impresiones y sus actos?
Caspar Goodwood no respondió jamás a su idea de una persona agradable, y
ella creía que era eso lo que la había tornado tan duramente crítica. Y,
sin embargo, cuando lord Warburton, que no sólo respondía a su idea sino
que incluso la sobrepasaba, requirió su aprobación, se encontró con que
tampoco estaba satisfecha. Era una cosa verdaderamente extraña.
|
The sense of her incoherence was not a
help to answering Mr. Goodwood′s letter, and Isabel determined to leave it
a while unhonoured. If he had determined to persecute her he must take the
consequences; foremost among which was his being left to perceive how
little it charmed her that he should come down to Gardencourt. She was
already liable to the incursions of one suitor at this place, and though
it might be pleasant to be appreciated in opposite quarters there was a
kind of grossness in entertaining two such passionate pleaders at once,
even in a case where the entertainment should consist of dismissing them.
She made no reply to Mr. Goodwood; but at the end of three days she wrote
to Lord Warburton, and the letter belongs to our history.
|
Aquella certeza de su propia incoherencia no la ayudaba a
contestar la carta de Caspar Goodwood, por lo cual decidió dejarla
entonces sin respuesta. Si él había decidido hostigarla, tendría que
atenerse a las consecuencias, entre las más notables de las cuales estaba
la de hacerle comprender cuán poco le agradaría a ella verle volver por
Gardencourt. Ella se había expuesto ya allí a las visitas de uno de los
pretendientes y, aunque era cosa grata sentirse igualmente apreciada en
campos opuestos, mostraría una especie de desvergüenza el entretener
simultáneamente a dos pretendientes tan enamorados, aun en el caso en que
el entretenimiento pudiera consistir en rechazarlos. Así, no contestó a la
carta del señor Goodwood, pero, al cabo de tres días, se decidió a
escribir a lord Warburton; y la misiva que le mandó forma parte de nuestra
historia. Decía así:
|
DEAR LORD WARBURTON --A great deal of
earnest thought has not led me to change my mind about the suggestion you
were so kind as to make me the other day. I am not, I am really and truly
not, able to regard you in the light of a companion for life; or to think
of your home --your various homes --as the settled seat of my existence.
These things cannot be reasoned about, and I very earnestly entreat you
not to return to the subject we discussed so exhaustively. We see our
lives from our own point of view; that is the privilege of the weakest and
humblest of us; and I shall never be able to see mine in the manner you
proposed. Kindly let this suffice you, and do me the justice to believe
that I have given your proposal the deeply respectful consideration it
deserves. It is with this very great regard that I remain sincerely yours,
|
Querido lord Warburton: El haber pensado mucho y
seriamente en ello no ha logrado alterar mi opinión acerca de la
propuesta que usted se dignó hacerme el otro día. No me es posible,
verdadera y realmente no me es posible, considerarle a usted bajo el
aspecto de un compañero para toda la vida, o considerar su hogar... sus
varios hogares... como el asiento fijo de mi existencia. Éstas son cosas
que no se pueden razonar, y le ruego encarecidamente que no insista sobre
un asunto que ya tuvimos que discutir tan minuciosamente. Cada uno ve su
vida desde su propio punto de vista, privilegio de que gozamos hasta los
más débiles y los más humildes; y a mí no me sería jamás posible
contemplar la mía de la manera como usted propuso. Que esto sea
suficiente, por favor; y le ruego que crea que he meditado en su propuesta
con la más profunda consideración y el respeto que se merece. Con mi mayor
estimación, sinceramente suya,
|
ISABEL ARCHER.
|
ISABEL ARCHER
|
While the author of this missive was
making up her mind to despatch it Henrietta Stackpole formed a resolve
which was accompanied by no demur. She invited Ralph Touchett to take a
walk with her in the garden, and when he had assented with that alacrity
which seemed constantly to testify to his high expectations, she informed
him that she had a favour to ask of him. It may be admitted that at this
information the young man flinched; for we know that Miss Stackpole had
struck him as apt to push an advantage. The alarm was unreasoned, however;
for he was clear about the area of her indiscretion as little as advised
of its vertical depth, and he made a very civil profession of the desire
to serve her. He was afraid of her and presently told her so. "When you
look at me in a certain way my knees knock together, my faculties desert
me; I′m filled with trepidation and I ask only for strength to execute
your commands. You′ve an address that I′ve never encountered in any
woman."
|
Mientras la autora de esta misiva estaba pensando en enviarla,
Henrietta Stackpole tomó una determinación a la que no se opuso objeción
alguna. Invitó a Ralph Touchett a dar un paseo por el jardín, y cuando él
aceptó con la presteza que parecía atestiguar su disposición a hacer
siempre lo que de él se esperaba, ella le dijo que debía pedirle un gran
favor. Bueno será admitir que, al oír tal cosa, el joven vaciló, pues ya
sabemos que la señorita Stackpole le había impresionado como mujer capaz
de aprovechar cualquier ventaja. Sin embargo, su alarma de entonces no
estaba muy meditada, pues aunque él conocía bien el alcance de la
indiscreción de su amiga, no tenía idea de su profundidad, y había formado
ya el propósito cortés de querer servirla en todo. Pero tenía miedo de
ella, y así se lo manifestó, diciéndole: -Cuando me mira usted de cierta
manera, mis rodillas comienzan a temblar, a chocar la una con la otra, y
pierdo la cabeza. Me siento trastornado y lo único que deseo es tener
fuerza bastante para poder cumplir sus órdenes. Tiene usted una autoridad
que no había visto hasta ahora en ninguna otra mujer.
|
"Well," Henrietta replied good-humouredly,
"if I had not known before that you were trying somehow to abash me I
should know it now. Of course I′m easy game --I was brought up with such
different customs and ideas. I′m not used to your arbitrary standards, and
I′ve never been spoken to in America as you have spoken to me. If a
gentleman conversing with me over there were to speak to me like that I
shouldn′t know what to make of it. We take everything more naturally over
there, and, after all, we′re a great deal more simple. I admit that; I′m
very simple myself. Of course if you choose to laugh at me for it you′re
very welcome; but I think on the whole I would rather be myself than you.
I′m quite content to be myself; I don′t want to change. There are plenty
of people that appreciate me just as I am. It′s true they′re nice fresh
free-born Americans!" Henrietta had lately taken up the tone of helpless
innocence and large concession. "I want you to assist me a little," she
went on. "I don′t care in the least whether I amuse you while you do so;
or, rather, I′m perfectly willing your amusement should be your reward. I
want you to help me about Isabel."
|
-Está bien -replicó Henrietta-. Si yo no hubiese sabido de
antemano que usted pretendía de alguna manera avergonzarme, me convencería
de ello ahora. Conmigo es fácil lograrlo, porque me crié con ideas y
costumbres completamente distintas; no me he habituado todavía a sus
normas arbitrarias y nunca me han hablado en América como usted me habla.
Si allí un caballero me dijera las cosas que usted me dice, yo no
entendería nada. Nosotros tomamos allí las cosas con mucha mayor
naturalidad y, desde luego, somos infinitamente más sencillos. Confieso
que yo soy de lo más sencilla que puede imaginarse. De manera que si por
eso se le ocurre a usted burlarse de mí, haga lo que quiera, pero creo que
más me gusta ser como soy que como usted, y no tengo el menor deseo de
cambiar. Hay muchísimas personas que me aprecian. por mí misma, tal como
soy y por lo que soy! Naturalmente, se trata de americanos buenos y puros,
nacidos en la libertad... -Henrietta había adoptado un tono de indefenso
candor y gran condescendencia. Añadió-: Necesito que me ayude usted un
poco. Me tiene sin cuidado que se divierta mientras lo hace; o mejor
dicho, estoy dispuesta a que su diversión sea su recompensa. Necesito su
ayuda con respecto a Isabel.
|
"Has she injured you?" Ralph asked.
|
-¿Es que ella la ha ofendido? -preguntó él.
|
"If she had I shouldn′t mind, and I should
never tell you. What I′m afraid of is that she′ll injure herself."
|
-Si lo hubiera hecho, yo no lo habría tomado en cuenta y no se
lo habría dicho a usted nunca. De lo que tengo miedo es de que se
perjudique a sí misma.
|
"I think that′s very possible," said
Ralph.
|
-Me parece que eso, sin duda, cabe dentro de lo posible.
|
His companion stopped in the garden-walk,
fixing on him perhaps the very gaze that unnerved him. "That too would
amuse you, I suppose. The way you do say things! I never heard any one so
indifferent."
|
Su compañera detuvo sus pasos y le clavó aquella mirada que
tanto le enervaba, diciendo: -Puede que también eso le divierta a usted.
La verdad, ¡tiene usted una manera de decir las cosas! En mi vida he oído
a nadie tan indiferente.
|
"To Isabel? Ah, not that!"
|
-¿Con respecto a Isabel? ¡Ah! ¡Eso sí que no!
|
"Well, you′re not in love with her, I
hope."
|
-Bueno, supongo que no estará usted enamorado de ella.
|
"How can that be, when I′m in love with
Another?"
|
-¿Cómo podría estarlo si estoy enamorado de otra?
|
"You′re in love with yourself, that′s the
Other!" Miss Stackpole declared. "Much good may it do you! But if you wish
to be serious once in your life here′s a chance; and if you really care
for your cousin here′s an opportunity to prove it. I don′t expect you to
understand her; that′s too much to ask. But you needn′t do that to grant
my favour. I′ll supply the necessary intelligence."
|
-De quien está enamorado es de usted mismo, no hay más otra
que ésta -declaró la señorita Stackpole-. ¡Con su pan se lo coma, buen
provecho le haga! Pero si por una sola vez en su vida, quiere ser serio,
éste es el momento de intentarlo; y si verdaderamente tiene algún interés
por su prima, ahora tendrá la oportunidad de probarlo. No voy a pretender
que usted la comprenda, sería pedir demasiado. Tampoco necesita hacerlo
para congraciarse conmigo. Yo proporcionaré la inteligencia necesaria.
|
"I shall enjoy that immensely!" Ralph
exclaimed. "I′ll be Caliban and you shall be Ariel."
|
Ralph exclamó: -¡Espléndido! Me encantará enormemente hacerlo.
Yo seré el Calibán y usted el Ariel del asunto.
|
"You′re not at all like Caliban, because
you′re sophisticated, and Caliban was not. But I′m not talking about
imaginary characters; I′m talking about Isabel. Isabel′s intensely real.
What I wish to tell you is that I find her fearfully changed."
|
-Usted no tiene absolutamente nada de Calibán porque es
demasiado sofisticado, cosa que Calibán no era. Pero yo no me refiero a
personajes imaginarios, sino que estoy hablando de Isabel, que es un ser
verdadero e intensamente real. Lo que tenía que decirle a usted es que la
encuentro terriblemente cambiada.
|
"Since you came, do you mean?"
|
-¿Quiere decir desde que usted llegó?
|
"Since I came and before I came. She′s not
the same as she once so beautifully was."
|
-Desde que llegué y antes de llegar. No es la misma que era
antes.
|
"As she was in America?"
|
-¿En América?
|
"Yes, in America. I suppose you know she
comes from there. She can′t help it, but she does."
|
-Sí, señor, en América. Me imagino que ya sabe usted que
proviene de allí. Es así y ella no lo puede remediar.
|
"Do you want to change her back again?"
|
-¿Y usted quiere que sea de nuevo como era antes?
|
"Of course I do, and I want you to help
me."
|
-Ni más ni menos; y además quiero que usted me ayude a ello.
|
"Ah," said Ralph, "I′m only Caliban; I′m
not Prospero."
|
-Ah, vamos. Entonces soy Calibán solamente, no Próspero -dijo
Ralph.
|
"You were Prospero enough to make her what
she has become. You′ve acted on Isabel Archer since she came here, Mr.
Touchett."
|
-Ya ha sido lo bastante Próspero para convertirla en una
persona diferente. Señor Touchett, desde que Isabel Archer llegó aquí, ha
estado usted ejerciendo su influencia en ella.
|
"I, my dear Miss Stackpole? Never in the
world. Isabel Archer has acted on me --yes; she acts on every one. But
I′ve been absolutely passive."
|
-¿Yo, querida señorita Stackpole? Nada de eso, en absoluto.
Ella es precisamente quien ha estado influyendo en mí, como influye en
todos. Pero yo me he mantenido pasivo por completo.
|
"You′re too passive then. You had better
stir yourself and be careful. Isabel′s changing every day; she′s drifting
away --right out to sea. I′ve watched her and I can see it. She′s not the
bright American girl she was. She′s taking different views, a different
colour, and turning away from her old ideals. I want to save those ideals,
Mr. Touchett, and that′s where you come in."
|
-Pues, entonces, es usted demasiado pasivo. Más le valdría
sacudirse un poco y tener cuidado. Isabel cambia cada día, va como
arrastrada por la corriente hacia el mar. La he estado observando con
cuidado y he podido verlo. Ya no es la brillante muchacha americana que
era antes. Adopta puntos de vista diferentes, un matiz distinto, olvida
sus antiguos ideales. Yo quiero salvar esos ideales, señor Touchett, y
para eso es para lo que usted ha de actuar.
|
"Not surely as an ideal?"
|
-No como un ideal, por supuesto.
|
"Well, I hope not," Henrietta replied
promptly. "I′ve got a fear in my heart that she′s going to marry one of
these fell Europeans, and I want to prevent it."
|
Henrietta replicó con vivacidad: -Desde luego que no. No sé
por qué me da el corazón que quiere casarse con uno de esos decadentes
europeos, y quiero a toda costa evitar semejante desgracia.
|
"Ah, I see," cried Ralph; "and to prevent
it you want me to step in and marry her?"
|
-¡Ah, vamos, ya caigo! -exclamó Ralph-. Usted quiere evitarlo,
y para evitarlo quiere que yo me case con ella.
|
"Not quite; that remedy would be as bad as
the disease, for you′re the typical, the fell European from whom I wish to
rescue her. No; I wish you to take an interest in another person --a young
man to whom she once gave great encouragement and whom she now doesn′t
seem to think good enough. He′s a thoroughly grand man and a very dear
friend of mine, and I wish very much you would invite him to pay a visit
here."
|
-Nada de eso. El remedio sería peor que la enfermedad, puesto
que usted es uno de esos europeos típicamente débiles de quienes quiero
rescatarla. No. Lo que yo quiero es que usted se interese por otra
persona, por un joven al que antes ella dio grandes esperanzas y que
ahora, por lo visto, no le parece bastante. Es, en verdad, gran hombre y
un buen amigo mío, y yo quisiera que usted le invitase a venir aquí.
|
Ralph was puzzled by this appeal, and it
is perhaps not to the credit of his purity of mind that he failed to look
at it at first in the simplest light. It wore, to his eyes, a tortuous
air, and his fault was that he was not quite sure that anything in the
world could really be as candid as this request of Miss Stackpole′s
appeared. That a young woman should demand that a gentleman whom she
described as her very dear friend should be furnished with an opportunity
to make himself agreeable to another young woman, a young woman whose
attention had wandered and whose charms were greater --this was an anomaly
which for the moment challenged all his ingenuity of interpretation. To
read between the lines was easier than to follow the text, and to suppose
that Miss Stackpole wished the gentleman invited to Gardencourt on her own
account was the sign not so much of a vulgar as of an embarrassed mind.
Even from this venial act of vulgarity, however, Ralph was saved, and
saved by a force that I can only speak of as inspiration. With no more
outward light on the subject than he already possessed he suddenly
acquired the conviction that it would be a sovereign injustice to the
correspondent of the _Interviewer_ to assign a dishonourable motive to any
act of hers. This conviction passed into his mind with extreme rapidity;
it was perhaps kindled by the pure radiance of the young lady′s
imperturbable gaze. He returned this challenge a moment, consciously,
resisting an inclination to frown as one frowns in the presence of larger
luminaries. "Who′s the gentleman you speak of?"
|
Ralph se quedó sumamente perplejo ame tal petición y tal vez
no diga mucho en favor de su pureza de espíritu el hecho de que en el
primer momento no la vio en toda su sencillez. Le pareció que presentaba
un aspecto algo tortuoso, y el fallo de Ralph consistía en que no tenía la
seguridad de que nada en el mundo pudiera ser tan inocente como la
petición de la señorita Stackpole. Eso de que una muchacha exija que a un
joven, al que califica de querido amigo, se le proporcione la oportunidad
de hacerse grato a otra muchacha, cuya atención se ha desplazado y que
posee mayores encantos... eso era una anomalía que ponía en cuestión toda
su capacidad de interpretación. Más fácil resultaba leer entre líneas que
atenerse al texto y, por otra parte, el suponer que la señorita Stackpole
deseaba que se invitara por iniciativa suya al desconocido señor a
Gardencourt era indicio de un espíritu mucho más perturbado que vulgar.
Sin embargo, Ralph logró salvarse de tal pecado venial de vulgaridad
gracias a una fuerza que merece se la califique de inspiración. Sin más
luz sobre el asunto que la acabada de adquirir, Ralph se convenció en el
acto de que sería hacerle una soberana injusticia a la corresponsal del
Inteiviewer atribuir a cualquiera de sus actos un motivo deshonroso.
Semejante convencimiento invadió su mente con extrema rapidez, lo que tal
vez se debió al puro brillo de la imperturbable mirada de la muchacha allí
presente. La resistió él durante un momento sin pestañear, como aceptando
el desafío y resistiéndose con todas sus fuerzas al deseo de fruncir el
entrecejo, como se ve obligado a hacer quien no puede soportar la
presencia de una luz más fuerte. Luego, preguntó: -¿Quién es ese caballero
de quien habla?
|
"Mr. Caspar Goodwood --of Boston. He has
been extremely attentive to Isabel --just as devoted to her as he can
live. He has followed her out here and he′s at present in London. I don′t
know his address, but I guess I can obtain it."
|
-El señor Caspar Goodwood, de Boston. El se ha mostrado muy
atento con Isabel... está entregado a ella en cuerpo y alma. Ha venido en
pos de ella a Europa y actualmente está en Londres, ignoro su dirección
pero sospecho que podré procurármela.
|
"I′ve never heard of him," said Ralph.
|
-No lo he oído nombrar en mi vida -replicó Ralph.
|
"Well, I suppose you haven′t heard of
every one. I don′t believe he has ever heard of you; but that′s no reason
why Isabel shouldn′t marry him."
|
-Supongo que no habrá usted oído hablar de todo el mundo. No
creo tampoco que él haya oído hablar de usted, pero eso no es una razón
para que Isabel no haya de casarse con él.
|
Ralph gave a mild ambiguous laugh. "What a
rage you have for marrying people! Do you remember how you wanted to marry
ME the other day?"
|
Ralph soltó una carcajada y dijo: -Hay que ver qué furia
emplea usted en querer casar a la gente. ¿No se acuerda del empeño que
puso el otro día en querer casarme también a mí?
|
"I′ve got over that. You don′t know how to
take such ideas. Mr. Goodwood does, however; and that′s what I like about
him. He′s a splendid man and a perfect gentleman, and Isabel knows it."
|
-Ya se me pasó. Usted no sabe cómo hacerse a esas ideas, pero
el señor Goodwood sí sabe, y eso es lo que me gusta tanto de él. Es un
hombre espléndido, un perfecto caballero y eso lo sabe Isabel
perfectamente.
|
"Is she very fond of him?"
|
-¿Está enamorada de él?
|
"If she isn′t she ought to be. He′s simply
wrapped up in her."
|
-Si no lo está, debería estarlo. Él está sencillamente
hechizado por ella.
|
"And you wish me to ask him here," said
Ralph reflectively.
|
-¿Y quiere usted que yo le invite a venir? -preguntó Ralph
después de una breve reflexión.
|
"It would be an act of true hospitality."
|
-Sería un acto de verdadera hospitalidad.
|
"Caspar Goodwood," Ralph continued --"it′s
rather a striking name."
|
-Caspar Goodwood. Es un nombre verdaderamente raro.
|
"I don′t care anything about his name. It
might be Ezekiel Jenkins, and I should say the same. He′s the only man I
have ever seen whom I think worthy of Isabel."
|
-Eso me tiene sin cuidado. Lo mismo podría llamarse Ezekiel
Jenkins, que me daría igual. Es el único hombre que conozco que sea digno
de Isabel.
|
"You′re a very devoted friend," said
Ralph.
|
-No hay duda de que es usted buena amiga suya -dijo Ralph.
|
"Of course I am. If you say that to pour
scorn on me I don′t care."
|
-A mucha honra. Si lo dice usted por burlarse de mí, me tiene
sin cuidado.
|
"I don′t say it to pour scorn on you; I′m
very much struck with it."
|
-No lo digo por burlarme de usted, sino porque me llama mucho
la atención.
|
"You′re more satiric than ever, but I
advise you not to laugh at Mr. Goodwood."
|
-Se pone usted todavía más satírico; pero le aconsejo que no
pretenda reírse del señor Goodwood.
|
"I assure you I′m very serious; you ought
to understand that," said Ralph.
|
Ralph contestó: -Le aseguro que soy muy serio. Usted debería
comprenderlo.
|
In a moment his companion understood it.
"I believe you are; now you′re too serious."
|
Ella lo comprendió, en efecto, en un segundo, y dijo: -Creo
que sí lo es usted, incluso creo que ahora es demasiado serio.
|
"You′re difficult to please."
|
-Verdaderamente es difícil complacerla.
|
"Oh, you′re very serious indeed. You won′t
invite Mr. Goodwood."
|
-Oh, se ha puesto usted muy serio. No quiere invitar al señor
Goodwood.
|
"I don′t know," said Ralph. "I′m capable
of strange things. Tell me a little about Mr. Goodwood. What′s he like?"
|
-No lo sé todavía -dijo Ralph-. Soy capaz de las cosas más
raras. Dígame algo del señor Goodwood. ¿Cómo es?
|
"He′s just the opposite of you. He′s at
the head of a cotton-factory; a very fine one."
|
-Todo lo contrario de usted. Está al frente de una fábrica de
hilados, una gran fábrica.
|
"Has he pleasant manners?" asked Ralph.
|
-¿Tiene buenos modales? -preguntó Ralph.
|
"Splendid manners --in the American
style."
|
-Espléndidos... al estilo americano.
|
"Would he be an agreeable member of our
little circle?"
|
-¿Resultaría un miembro agradable de nuestro pequeño círculo?
|
"I don′t think he′d care much about our
little circle. He′d concentrate on Isabel."
|
-No creo que le interesase gran cosa nuestro pequeño círculo.
Se concentraría por completo en Isabel.
|
"And how would my cousin like that?"
|
-¿Le gustaría tal cosa a mi prima?
|
"Very possibly not at all. But it will be
good for her. It will call back her thoughts."
|
-Es muy posible que no le gustase en absoluto, pero sería una
buena cosa para ella. Haría que sus antiguas ideas regresaran.
|
"Call them back --from where?"
|
-¿De dónde?
|
"From foreign parts and other unnatural
places. Three months ago she gave Mr. Goodwood every reason to suppose he
was acceptable to her, and it′s not worthy of Isabel to go back on a real
friend simply because she has changed the scene. I′ve changed the scene
too, and the effect of it has been to make me care more for my old
associations than ever. It′s my belief that the sooner Isabel changes it
back again the better. I know her well enough to know that she would never
be truly happy over here, and I wish her to form some strong American tie
that will act as a preservative."
|
-De sitios foráneos y otros lugares extraños. Hace tres meses
le dejó suponer al señor Goodwood que le parecía aceptable, y no es digno
de Isabel volverse atrás de lo dicho a un verdadero amigo por la sencilla
razón de haber cambiado de ambiente. También yo he cambiado de ambiente y
el efecto que ello me ha producido ha sido hacerme pensar en mis antiguas
amistades más que nunca. Yo creo que cuanto antes vuelva Isabel a su
antiguo lugar, mejor para ella. La conozco de sobra para saber que no
sería nunca completamente feliz aquí, y yo quisiera que contrajese algún
fuerte vínculo americano que la defendiese como una coraza.
|
"Aren′t you perhaps a little too much in a
hurry?" Ralph enquired. "Don′t you think you ought to give her more of a
chance in poor old England?"
|
Ralph preguntó: -¿No le parece a usted que tal vez tiene
demasiada prisa? ¿No cree que debía dejarle más ocasiones de probar suerte
en esta desgraciada Inglaterra?
|
"A chance to ruin her bright young life?
One′s never too much in a hurry to save a precious human creature from
drowning."
|
-¿La ocasión de echar a perder su brillante juventud? Nunca es
demasiado pronto para evitar que se ahogue una criatura humana de valía.
|
"As I understand it then," said Ralph,
"you wish me to push Mr. Goodwood overboard after her. Do you know," he
added, "that I′ve never heard her mention his name?"
|
-Por lo que veo -replicó Ralph-, usted pretende que yo ice al
señor Goodwood por encima de la borda del barco para que la salve. -Y
añadió-: Por si usted lo ignora, debo decirle que jamás he oído a mi prima
mencionar el nombre de esa persona.
|
Henrietta gave a brilliant smile. "I′m
delighted to hear that; it proves how much she thinks of him."
|
Henrietta sonrió triunfalmente y exclamó: -Estoy encantada de
oírle decir eso, porque prueba lo mucho que ella piensa en él.
|
Ralph appeared to allow that there was a
good deal in this, and he surrendered to thought while his companion
watched him askance. "If I should invite Mr. Goodwood," he finally said,
"it would be to quarrel with him."
|
Ralph aparentó admitir que había mucho de verdad en ello e
hizo como que sopesaba tal idea mientras su compañera le observaba con
gran atención. -Si yo le invitase -dijo por fin-, sería para disputar con
él.
|
"Don′t do that; he′d prove the better
man."
|
-No se le ocurra hacerlo. Le demostraría su superioridad.
|
"You certainly are doing your best to make
me hate him! I really don′t think I can ask him. I should be afraid of
being rude to him."
|
-Está usted haciendo lo posible para lograr que lo deteste.
Verdaderamente no creo que pueda invitarle. Tengo miedo de ser descortés
con él.
|
"It′s just as you please," Henrietta
returned. "I had no idea you were in love with her yourself."
|
-Haga lo que le parezca. No tenía la menor idea de que usted
estuviese enamorado de Isabel.
|
"Do you really believe that?" the young
man asked with lifted eyebrows.
|
-¿Lo cree usted de veras? -preguntó Ralph enarcando las cejas.
|
"That′s the most natural speech I′ve ever
heard you make! Of course I believe it," Miss Stackpole ingeniously said.
|
La señorita Stackpole contestó ingeniosamente: -Éstas son las
palabras más naturales que he oído de sus labios hasta ahora. Claro que lo
creo.
|
"Well," Ralph concluded, "to prove to you
that you′re wrong I′ll invite him. It must be of course as a friend of
yours."
|
-Entonces -concluyó él-, para demostrarle que está
completamente equivocada, le invitaré... Pero como amigo de usted, por
supuesto.
|
"It will not be as a friend of mine that
he′ll come; and it will not be to prove to me that I′m wrong that you′ll
ask him --but to prove it to yourself!"
|
-Pero él no vendrá como amigo mío, y usted no le invitará para
probarme que yo estaba en un error, sino para probárselo a sí mismo.
|
These last words of Miss Stackpole′s (on
which the two presently separated) contained an amount of truth which
Ralph Touchett was obliged to recognise; but it so far took the edge from
too sharp a recognition that, in spite of his suspecting it would be
rather more indiscreet to keep than to break his promise, he wrote Mr.
Goodwood a note of six lines, expressing the pleasure it would give Mr.
Touchett the elder that he should join a little party at Gardencourt, of
which Miss Stackpole was a valued member. Having sent his letter (to the
care of a banker whom Henrietta suggested) he waited in some suspense. He
had heard this fresh formidable figure named for the first time; for when
his mother had mentioned on her arrival that there was a story about the
girl′s having an "admirer" at home, the idea had seemed deficient in
reality and he had taken no pains to ask questions the answers to which
would involve only the vague or the disagreeable. Now, however, the native
admiration of which his cousin was the object had become more concrete; it
took the form of a young man who had followed her to London, who was
interested in a cotton-mill and had manners in the most splendid of the
American styles. Ralph had two theories about this intervener. Either his
passion was a sentimental fiction of Miss Stackpole′s (there was always a
sort of tacit understanding among women, born of the solidarity of the
sex, that they should discover or invent lovers for each other), in which
case he was not to be feared and would probably not accept the invitation;
or else he would accept the invitation and in this event prove himself a
creature too irrational to demand further consideration. The latter clause
of Ralph′s argument might have seemed incoherent; but it embodied his
conviction that if Mr. Goodwood were interested in Isabel in the serious
manner described by Miss Stackpole he would not care to present himself at
Gardencourt on a summons from the latter lady. "On this supposition," said
Ralph, "he must regard her as a thorn on the stem of his rose; as an
intercessor he must find her wanting in tact."
|
Dicho esto, se separaron. Las últimas palabras de la señorita
Stackpole contenían una gran parte de verdad, cosa que Ralph no tuvo más
remedio que reconocer; pero tan ligeramente rozó semejante reconocimiento
que, aun sospechando que sería más imprudente mantener la promesa que
retraerse de ella, se decidió a escribir al señor Goodwood una breve
esquela de seis líneas manifestándole el placer que le causaría al anciano
señor Touchett recibirle en Gardencourt junto con un grupo de personas en
el que figuraba la señorita Stackpole como uno de sus miembros más
distinguidos. Después de enviar tal carta por intermedio del banco que
Henrietta le había indicado, permaneció a la expectativa. Por primera vez
había oído nombrar a aquella nueva y formidable figura, ya que, cuando el
día de su llegada su madre hizo referencia al hecho de que la muchacha
tenía un «admirador» en su país, tal idea no había llegado a adquirir la
suficiente presencia y él no se tomó la molestia de hacer unas preguntas
cuyas respuestas sólo podían contener vaguedades y provocarle desagrado.
Ahora, en cambio, esa admiración tributada a su prima por alguien de
allende los mares, parecía haberse concretado cada vez más hasta adquirir
la forma corpórea de un joven que había cruzado el mar en pos de ella,
siguiéndola hasta Londres, que estaba al frente de una industria
algodonera y que tenía una espléndida educación al estilo americano. Ralph
se había forjado dos teorías distintas acerca del sujeto en cuestión: o
bien tal amor no era más que una pura ficción sentimental de la señorita
Stackpole (sabido es que existe siempre una especie de tácita
confabulación entre las mujeres, nacida de la solidaridad del sexo, y en
cuya virtud se encuentran o descubren en todo momento recíprocamente
enamorados las unas a las otras) y, en tal caso, no era de temer y era muy
posible que no aceptase la invitación; o bien la aceptaría, en cuyo caso
demostraría ser lo suficientemente insensato como para que no se le
guardase consideración alguna. La segunda parte del argumento de Ralph
parecía a todas luces incoherente, pero contenía la convicción de que, si
el señor Goodwood estaba realmente interesado por Isabel de aquella manera
descrita por Henrietta, no habría esperado para presentarse en Gardencourt
a recibir la carta inspirada por la joven periodista. «Y suponiendo que
así fuese -se dijo Ralph-, tendrá por fuerza que considerarla como una
espina en el tallo de la rosa, como un intermediario falto por completo de
tacto.»
|
Two days after he had sent his invitation
he received a very short note from Caspar Goodwood, thanking him for it,
regretting that other engagements made a visit to Gardencourt impossible
and presenting many compliments to Miss Stackpole. Ralph handed the note
to Henrietta, who, when she had read it, exclaimed: "Well, I never have
heard of anything so stiff!"
|
Dos días después de haber enviado su invitación, Ralph recibió
una nota de Caspar Goodwood dándole las gracias y deplorando que
compromisos anteriores le impidiesen hacer una visita a Gardencourt,
rogándole al mismo tiempo que tuviese la bondad de ofrecer sus respetos a
la señorita Stackpole. Ralph se limitó a mostrarle la nota a Henrietta,
que, al leerla, no pudo por menos de exclamar: -¡Hay qué ver! En mí vida
he oído nada más seco.
|
"I′m afraid he doesn′t care so much about
my cousin as you suppose," Ralph observed.
|
Ralph, por su parte, hizo la observación siguiente: -No sé por
qué me da la impresión de que no le interesa mi prima tanto como usted
suponía.
|
"No, it′s not that; it′s some subtler
motive. His nature′s very deep. But I′m determined to fathom it, and I
shall write to him to know what he means."
|
-No es eso; debe de haber algún motivo más recóndito. Es un
hombre de una naturaleza muy profunda, pero yo estoy dispuesta a rastrear
en el fondo de ella, y le escribiré para averiguar qué piensa.
|
His refusal of Ralph′s overtures was
vaguely disconcerting; from the moment he declined to come to Gardencourt
our friend began to think him of importance. He asked himself what it
signified to him whether Isabel′s admirers should be desperadoes or
laggards; they were not rivals of his and were perfectly welcome to act
out their genius. Nevertheless he felt much curiosity as to the result of
Miss Stackpole′s promised enquiry into the causes of Mr. Goodwood′s
stiffness --a curiosity for the present ungratified, inasmuch as when he
asked her three days later if she had written to London she was obliged to
confess she had written in vain. Mr. Goodwood had not replied.
|
Su negativa a la invitación de Ralph no dejaba de resultarle a
éste asaz desconcertante. El mero hecho de que no se dignase ir a
Gardencourt hizo que nuestro amigo empezase a considerarlo un personaje
importante. Se preguntaba qué le importaba a él que los admiradores de
Isabel fuesen unos bribones o unos perezosos, dado que no eran rivales
suyos y, por lo tanto, podían hacer de su capa un sayo y obrar como su
humor les aconsejara. No obstante, sintió una gran curiosidad por saber el
resultado de la prometida investigación de las causas de la sequedad del
señor Goodwood, que la señorita Stackpole debía llevar a cabo...,
curiosidad por el momento insatisfecha, pues, cuando tres días después le
preguntó si había escrito ya a Londres, ella no tuvo más remedio que
confesar que lo había hecho en vano, pues el señor Goodwood había dado la
callada por respuesta.
|
"I suppose he′s thinking it over," she
said; "he thinks everything over; he′s not REALLY at all impetuous. But
I′m accustomed to having my letters answered the same day." She presently
proposed to Isabel, at all events, that they should make an excursion to
London together. "If I must tell the truth," she observed, "I′m not seeing
much at this place, and I shouldn′t think you were either. I′ve not even
seen that aristocrat --what′s his name? --Lord Washburton. He seems to let
you severely alone."
|
La señorita Stackpole supo hallar el medio de decir: -Me
figuro que lo estará pensando, porque no es «realmente» lo que se dice un
impetuoso. Sin embargo, yo estoy acostumbrada a que se conteste a mis
cartas el mismo día. Y se le ocurrió proponerle a Isabel hacer las dos una
excursión a Londres, observando para justificarse: -Si he de decir la
verdad, hasta ahora no he visto gran cosa en este sitio, y creo que tú
tampoco. Ni siquiera he visto a ese aristócrata..., ¿cómo se llama?...,
ah, sí, lord Warburton.
|
"Lord Warburton′s coming to-morrow, I
happen to know," replied her friend, who had received a note from the
master of Lockleigh in answer to her own letter. "You′ll have every
opportunity of turning him inside out."
|
-Acabo de enterarme de que lord Warburton llega mañana -repuso
Isabel, pues había recibido una carta del señor de Lockleigh en respuesta
a la que ella le enviara-. Ahora tendrás una buena ocasión de devolverle
del revés y ver todo lo que tiene dentro.
|
"Well, he may do for one letter, but
what′s one letter when you want to write fifty? I′ve described all the
scenery in this vicinity and raved about all the old women and donkeys.
You may say what you please, scenery doesn′t make a vital letter. I must
go back to London and get some impressions of real life. I was there but
three days before I came away, and that′s hardly time to get in touch."
|
-¡Bah! Acaso proporcione material para una crónica, pero ¿qué
importa una cuando se han de escribir cincuenta? Ya he descrito todo el
escenario de estos alrededores y he disparatado lo habido y por haber a
propósito de las viejas de por aquí y hasta de los pollinos, y, dígase lo
que se quiera, la simple descripción del ambiente no da verdadera vida a
una crónica. Tengo que volver a Londres para recibir allí verdaderas
impresiones de la vida. En los tres días que estuve antes de venir a este
sitio no tuve tiempo siquiera de entrar en contacto con ella.
|
As Isabel, on her journey from New York to
Gardencourt, had seen even less of the British capital than this, it
appeared a happy suggestion of Henrietta′s that the two should go thither
on a visit of pleasure. The idea struck Isabel as charming; she was
curious of the thick detail of London, which had always loomed large and
rich to her. They turned over their schemes together and indulged in
visions of romantic hours. They would stay at some picturesque old inn
--one of the inns described by Dickens --and drive over the town in those
delightful hansoms. Henrietta was a literary woman, and the great
advantage of being a literary woman was that you could go everywhere and
do everything. They would dine at a coffee-house and go afterwards to the
play; they would frequent the Abbey and the British Museum and find out
where Doctor Johnson had lived, and Goldsmith and Addison. Isabel grew
eager and presently unveiled the bright vision to Ralph, who burst into a
fit of laughter which scarce expressed the sympathy she had desired.
|
Y, como Isabel, durante su viaje de Nueva York a Gardencourt
había visto aún menos que la otra de la capital inglesa, le pareció una
magnífica ocurrencia que las dos hicieran una excursión de placer a la
gran ciudad. Le pareció una idea soberbia, pues tenía gran curiosidad por
conocer en todos sus pormenores esa ciudad de Londres que siempre había
resplandecido ante su ardiente imaginación como fabulosamente grande y
próspera. Se pusieron, pues, a trazar planes juntas y se complacieron en
la esperanza de las románticas horas que vivirían. Buscarían alojamiento
en cualquiera de aquellos pequeños y pintorescos hostales descritos por
Dickens, y pasearían por la ciudad en uno de aquellos lindos carruajes de
pescante trasero. Henrietta era escritora, y su profesión le proporcionaba
la gran ventaja de poder meterse por todas partes y hacer lo que quisiera.
Cenarían en los cafés y luego irían a los teatros, visitarían la Abadía de
Westminster y el Museo Británico y verían los lugares donde vivieron el
doctor Johnson, Goldsmith y Addison. Isabel se entusiasmó muchísimo con la
idea y reveló aquella su brillante visión a su primo Ralph, quien, al
oírla, soltó una jocunda carcajada que distaba mucho de destilar la
simpatía que ella esperaba.
|
"It′s a delightful plan," he said. "I
advise you to go to the Duke′s Head in Covent Garden, an easy, informal,
old-fashioned place, and I′ll have you put down at my club."
|
-Me parece un plan admirable -dijo Ralph-. Os aconsejo que
vayáis al Duke′s Flead de Covent Garden, que es un sitio alegre, sin
etiqueta y de los más antiguos, y yo os inscribiré en mi club.
|
"Do you mean it′s improper?" Isabel asked.
"Dear me, isn′t anything proper here? With Henrietta surely I may go
anywhere; she isn′t hampered in that way. She has travelled over the whole
American continent and can at least find her way about this minute
island."
|
-¿Es que ese sitio es... indecente? Pero ¡infeliz de mí!,
¿acaso hay aquí nada decente? De todas formas, con Henrietta tengo la
seguridad de poder ir a todas partes; ella no se arredra ante nada.
Después de haber viajado por todo el continente americano, no hay duda de
que sabrá desenvolverse de maravilla por estas islitas de nada.
|
"Ah then," said Ralph, "let me take
advantage of her protection to go up to town as well. I may never have a
chance to travel so safely!"
|
-Además, mira -dijo Ralph-, también yo quiero disfrutar de la
ventaja de su protección e ir allá al mismo tiempo. Tal vez no vuelva a
tener nunca la suerte de viajar con tanta seguridad.
|
CHAPTER 14
|
14
Miss Stackpole would have prepared to
start immediately; but Isabel, as we have seen, had been notified that
Lord Warburton would come again to Gardencourt, and she believed it her
duty to remain there and see him. For four or five days he had made no
response to her letter; then he had written, very briefly, to say he would
come to luncheon two days later. There was something in these delays and
postponements that touched the girl and renewed her sense of his desire to
be considerate and patient, not to appear to urge her too grossly; a
consideration the more studied that she was so sure he "really liked" her.
Isabel told her uncle she had written to him, mentioning also his
intention of coming; and the old man, in consequence, left his room
earlier than usual and made his appearance at the two o′clock repast. This
was by no means an act of vigilance on his part, but the fruit of a
benevolent be lief that his being of the company might help to cover any
conjoined straying away in case Isabel should give their noble visitor
another hearing. That personage drove over from Lockleigh and brought the
elder of his sisters with him, a measure presumably dictated by reflexions
of the same order as Mr. Touchett′s. The two visitors were introduced to
Miss Stackpole, who, at luncheon, occupied a seat adjoining Lord
Warburton′s. Isabel, who was nervous and had no relish for the prospect of
again arguing the question he had so prematurely opened, could not help
admiring his good-humoured self-possession, which quite disguised the
symptoms of that preoccupation with her presence it was natural she should
suppose him to feel. He neither looked at her nor spoke to her, and the
only sign of his emotion was that he avoided meeting her eyes. He had
plenty of talk for the others, however, and he appeared to eat his
luncheon with discrimination and appetite. Miss Molyneux, who h ad a
smooth, nun-like forehead and wore a large silver cross suspended from her
neck, was evidently preoccupied with Henrietta Stackpole, upon whom her
eyes constantly rested in a manner suggesting a conflict between deep
alienation and yearning wonder. Of the two ladies from Lockleigh she was
the one Isabel had liked best; there was such a world of hereditary quiet
in her. Isabel was sure moreover that her mild forehead and silver cross
referred to some weird Anglican mystery --some delightful reinstitution
perhaps of the quaint office of the canoness. She wondered what Miss
Molyneux would think of her if she knew Miss Archer had refused her
brother; and then she felt sure that Miss Molyneux would never know --that
Lord Warburton never told her such things. He was fond of her and kind to
her, but on the whole he told her little. Such, at least, was Isabel′s
theory; when, at table, she was not occupied in conversation she was
usually occupied in forming theories abou t her neighbours. According to
Isabel, if Miss Molyneux should ever learn what had passed between Miss
Archer and Lord Warburton she would probably be shocked at such a girl′s
failure to rise; or no, rather (this was our heroine′s last position) she
would impute to the young American but a due consciousness of inequality.
|
La señorita Stackpole habría estado dispuesta a partir en el
acto, pero, como ya hemos visto, Isabel había recibido la noticia de que
lord Warburton iba a hacer una nueva visita a Gardencourt y le parecía su
deber quedarse allí y verle. Dejó él pasar tres o cuatro días sin
contestar la carta de Isabel, pero luego escribió para decir que dos días
después iría a almorzar con ella. Algo parecía haber ciertamente en estos
aplazamientos y demoras que lograron impresionar a la joven y afirmaron en
ella la sensación del deseo por él manifestado de mostrarse respetuoso y
paciente y no querer acuciarla; actitud que ella analizaba con mayor
interés po r estar convencida de que «la quería de veras». Dijo Isabel a
su tío que había escrito a lord Warburton y, al propio tiempo, le notificó
la intención del otro de venir a almorzar con ella. En vista de lo cual,
el anciano salió de su aposento antes de lo acostumbrado y no apareció
hasta las dos, hora del refrigerio. Con ello no quería realizar un acto de
vigilancia, sino simplemente ceder a su benévola idea de que, al estar con
ellos, su presencia evitaría cualquier malentendido que pudiera producirse
si Isabel prestaba de nuevo oídos a su noble visitante. Éste trajo consigo
desde Lockleigh a su hermana mayor, coincidiendo tal vez con las amables
presunciones del señor Touchett. Los dos visitantes fueron presentados a
la señorita Stackpole, que ocupó en la mesa el asiento contiguo al de lord
Warburton. Isabel, que estaba en verdad algo ne rviosa y no tenía deseos
de discutir nuevamente el asunto que él había con tanta premura planteado,
no pudo por menos de admirar el buen humor con que el aristócrata ejercía
el completo dominio de sí mismo, ocultando por completo hasta el menor
síntoma de una preocupación que ella creía natural que sintiese al verla.
El no la miró ni le habló, y la única prueba de su emoción consistía en
evitar cruzar con ella la mirada. Estuvo muy hablador con los demás y
comió con buen apetito, sabiendo escoger lo más delicado. La señorita
Molyneux, que tenía una tersa frente monjil y llevaba suspendida del
cuello una gran cruz de plata cincelada, estaba a todas luces absorta en
Henrietta Stackpole, a la que no quitaba ojo de encima, dando a entender
que era presa de un grave conflicto entre la profunda repulsa y la
anhelante admiraci u243ón que la americana le inspiraba. Era, de las dos
hermanas, la que más en gracia le había caído a Isabel por la enorme calma
hereditaria que en ella suponía. Nuestra heroína estaba segura de que
aquella frente de religiosa y aquella cruz argentina tenían relación con
algún fantástico misterio anglicano..., acaso con el delicioso
restablecimiento del curioso cargo de canonesa. Se preguntaba a sí misma
qué pensaría de ella la señorita Molyneux si supiera que había rechazado
el ofrecimiento de su hermano, pero se tranquilizó al pensar que lord
Warburton no le diría jamás semejante cosa y que, por tanto, no llegaría a
saberla nunca. El la quería mucho y era muy bueno con ella, pero le
hablaba muy poco de sus cosas. Eso era, por lo menos, lo que suponía
Isabel, quien durante el almuerzo, cuando no hablaba, se en tretenía en
forjar sus habituales teorías acerca de los demás comensales. Así, se
imaginaba que si la señorita Molyneux hubiese sabido lo pasado entre ella
y su hermano, era probable que le hubiera impresionado tristemente su
incapacidad para medrar en la vida; o no, más bien (y ésta fue la
conclusión final de nuestra heroína) atribuiría a la joven americana una
conciencia clara de la desigualdad.
|
Whatever Isabel might have made of her
opportunities, at all events, Henrietta Stackpole was by no means disposed
to neglect those in which she now found herself immersed. "Do you know
you′re the first lord I′ve ever seen?" she said very promptly to her
neighbour. "I suppose you think I′m awfully benighted."
|
Hiciese Isabel lo que hiciese de las oportunidades que se le
presentaran, lo innegable era que Henrietta Stackpole no estaba en
absoluto dispuesta a desaprovechar aquéllas en las que ya se veía inmersa.
-¿Sabe usted que es el primer lord que he visto en mi vida? -le espetó a
su vecino-. Me imagino que creerá que me siento tremendamente azorada.
|
"You′ve escaped seeing some very ugly
men," Lord Warburton answered, looking a trifle absently about the table.
|
-Pues se ha librado usted de ver a no pocos hombres b ien feos
-replicó lord Warburton, mirando como un poco abstraído en derredor.
|
"Are they very ugly? They try to make us
believe in America that they′re all handsome and magnificent and that t
hey wear wonderful robes and crowns."
|
-¿De veras son tan feos? Pues en América se pretende hacernos
creer que todos son apuestos y magníficos, que llevan ropas suntuosas y
coronas.
|
"Ah, the robes and crowns are gone out of
fashion," said Lord Warburton, "like your tomahawks and revolvers."
|
-¡Bah! Las ropas suntuosas de corte y las coronas están ya
pasadas de moda -dijo lord Warburton-, lo mismo que los revólveres y las
hachas de guerra de ustedes.
|
"I′m sorry for that; I think an
aristocracy ought to be splendid," Henrietta declared. "If it′s not that,
what is it?"
|
-Pues lo siento -declaró Henrietta-, porque creo que la
aristocracia debe ser algo espléndido. Si no, ¿qué es entonces?
|
"Oh, you know, it isn′t much, at the
best," her neighbour allowed. "Won′t you have a potato?"
|
-¡Oh!, en el mejor de los casos, bien poca cosa, ¿sabe usted?
¿Quiere una patata?
|
"I don′t care much for these European
potatoes. I shouldn′t know you from an ordinary American gentleman."
|
-No me gustan mucho estas patatas europeas. Yo le habría
tomado a usted por un caballero americano corriente.
|
"Do talk to me as if I WERE one," said
Lord Warburton. "I don′t see how you manage to get on without potatoes;
you must find so few things to eat over here."
|
A lo que lord Warburton contestó: -Pues hábleme usted como si
lo fuera. No me explico cómo se las va a arreglar usted aquí sin patatas,
pues no encontrará muchas cosas que comer por estos pagos.
|
Henrietta was silent a little; there was a
chance he was not sincere. "I′ve had hardly any appetite since I′ve been
here," she went on at last; "so it doesn′t much matter. I don′t a pprove
of YOU, you know; I feel as if I ought to tell you that."
|
Henrietta se quedó callada un momento; tal vez lord Warburton
no fuese sincero. -Desde que llegué no tengo apenas apetito -dijo tras una
pausa-, de manera que no tiene la menor importancia. ¿Sabe que yo no le
acepto a usted? Mi conciencia me dicta que se lo diga.
|
"Don′t approve of me?"
|
-¿Que no me acepta?
|
"Yes; I don′t suppose any one ever said
such a thing to you before, did they? I don′t approve of lords as an
institution. I think the world has got beyond them --far beyond."
|
-Exactamente. Me figuro que nadie se lo ha dicho hasta ahora,
¿no es cierto? Lo que yo no acepto es al lord como institución. Creo que
el mundo les ha dejado atrás..., muy atrás.
|
"Oh, so do I. I don′t approve of myself in
the least. Sometimes it comes over me --how I should object to myself if I
were not myself, don′t you know? But that′s rather good, by the way --not
to be vainglorious."
|
-¡Oh, estoy de acuerdo! Después de todo, tampoco me admito yo
a mí mismo. Pero ¿sabe una cosa?, a veces me hago esta reflexión: ¿cómo
podría rechazarme a mí mismo si no fuese yo? Por lo demás, es preferible
no ser presuntuoso.
|
"Why don′t you give it up then?" Miss
Stackpole enquired.
|
-Entonces, ¿por qué no renuncia? -preguntó la señorita
Stackpole.
|
"Give up --a --?" asked Lord Warburton,
meeting her harsh inflexion with a very mellow one.
|
-Renunciar... ¿a qué? -preguntó lord Warburton poniendo en su
acento tanta suavidad como dureza había puesto ella.
|
"Give up being a lord."
|
-A ser lord.
|
"Oh, I′m so little of one! One would
really forget all about it if you wretched Americans were not constantly
reminding one. However, I do think o f giving it up, the little there is
left of it, one of these days."
|
-¡Oh, para lo poco que de ello tengo! Lo cierto es que uno
acabaría verdaderamente por olvidarse de ello si ustedes, los americanos,
no se lo estuvieran recordando a cada instante. De todas maneras tengo la
intención de despojarme de ello, de lo poco que ya va quedando.
|
"I should like to see you do it!"
Henrietta exclaimed rather grimly.
|
-¡Me gustaría verlo! -exclamó Henrietta con cierta aspereza.
|
"I′ll invite you to the ceremony; we′ll
have a supper and a dance."
|
-Ese día la invitaré a usted a la ceremonia. Habrá una gran
cena y después baile.
|
"Well," said Miss Stackpole, "I like to
see all sides. I don′t approve of a privileged class, but I like to hear
what they have to say for themselves."
|
-Bueno, a mí me gusta conocer todos los puntos de vista. No
acepto la existencia de clases privilegiadas, pero me gusta escucharlo que
éstas dicen en defensa propia.
|
"Mighty little, as you see!"
|
-Bien poca cosa, como acaba de ver.
|
"I should like to draw you out a little
more," Henrietta continued. "But you′re always looking away. You′re afraid
of meeting my eye. I see you want to escape me."
|
-Quisiera sonsacarle un poco más todavía -dijo Henrietta-,
pero tiene usted siempre la mirada ausente, como si tuviera miedo de
encontrarse con la mía. Me doy perfecta cuenta de que intenta
escabullirse.
|
"No, I′m only looking for those despised
potatoes."
|
-Nada de eso. Me limito a contemplar esas pobres patatas
desdeñadas.
|
"Please explain about that young lady
--your sister --then. I don′t understand about her. Is she a Lady?"
|
-¿Quiere, entonces, hacer el favor de explicarme la situación
de esta señorita, su hermana? Ignoro qué es ella con relación a usted.
91¿Es una lady?
|
"She′s a capital good girl."
|
-Es, fundamentalmente, una buena muchacha.
|
"I don′t like the way you say that --as if
you wanted to change the subject. Is her position inferior to yours?"
|
-No me agrada la manera en que lo dice, como si quisiera
cambiar de tema. ¿Es su posición inferior a la de usted?
|
"We neither of us have any position to
speak of; but she′s better off than I, because she has none of the
bother."
|
-En realidad, ninguno de los dos tenemos posición, pero ella
sale mejor librada que yo del asunto porque no tiene quebraderos de
cabeza.
|
"Yes, she doesn′t look as if she had much
bother. I wish I had as little bother as that. You do produce quiet people
over here, whatever else you may do."
|
-Cierto. Verdaderamente no parece que tenga muchos quebraderos
de cabeza. ¡Ojalá tuviera yo tan pocos! Aunque no hagan ustedes otra cosa,
aquí por lo menos producen gente tranquila.
|
"Ah, you see one takes life easily, on the
whole," said Lord Warburton. "And then you know we′re very dull. Ah, we
can be dull when we try!"
|
-Sí, ya ve usted que, por lo general, nos tomamos la vida con
calma. Y además somos muy sosos. ¡Ah!, cuando nos lo proponemos, no hay
quien nos gane a insípidos.
|
"I should advise you to try something
else. I shouldn′t know what to talk to your sister about; she looks so
different. Is that silver cross a badge?"
|
-Pues les aconsejaría que no se lo propusieran. A su hermana,
la ver dad, no sé de qué hablarle. ¡Parece tan distinta! ¿Es un símbolo
esa cruz?
|
"A badge?"
|
¿Cómo? ¿Un símbolo?
|
"A sign of rank."
|
-Una insignia de nobleza.
|
Lord Warburton′s glance had wandered a
good deal, but at this it met t he gaze of his neighbour. "Oh yes," he
answered in a moment; "the women go in for those things. The silver cross
is worn by the eldest daughters of Viscounts." Which was his harmless
revenge for having occasionally had his credulity too easily engaged in
America. After luncheon he proposed to Isabel to come into the gallery and
look at the pictures; and though she knew he had seen the pictures twenty
times she complied without criticizing this pretext. Her conscience now
was very easy; ever since she sent him her letter she had felt
particularly light of spirit. He walked slowly to the end of the gallery,
staring at its contents and saying nothing; and then he suddenly broke
out: "I hoped you wouldn′t write to me that way."
|
La mirada de lord Warburton, que había vagado un rato, al oír
tal pregunta se fijó en la de Henrietta. -¡Oh!, desde luego -se apresuró a
contestar-. Las mujeres se toman estas cosas muy en serio. La cruz de
plata la llevan las hijas mayores de los vizcondes. Se trataba de una
venganza, aunque inofensiva, por haber pecado tanto de credulidad respecto
a Norteamérica. Después del almuerzo le propuso a Isabel ir a la galería
para ver los cuadros y, aunque ella sabía que los había visto más de
veinte veces, no puso el menor reparo en acceder a su deseo. Tenía
la joven la conciencia pe rfectamente tranquila y nunca se había sentido
tan ligera ′ de espíritu como desde que le había escrito la carta. El fue
andando despacio hasta el final de la galería, contemplando las obras de
arte en silencio, hasta que, de pronto, dijo: -No esperaba que me
escribiese usted de ese modo.
|
"It was the only way, Lord Warburton,"
said the girl. "Do try and believe that."
|
-Era el único modo de hacerlo, lord Warburton -replicó ella-.
Le ruego que así lo crea.
|
"If I could believe it of course I should
let you alone. But we can′t believe by willing it; and I confess I don′t
understand. I could understand your disliking me; that I could understand
well. But that you should admit you do --"
|
-Si fuera cuestión de querer, no dude que la creería y dejaría
de molestarla. Pero no basta querer creer para creer; confieso francamente
que no lo comprendo. Puedo comprender y comprendería perfectamente que yo
no le gustara. Pero usted ya reconoce lo que debería reconocer...
|
"What have I admitted?" Isabel
interrupted, turning slightly pale.
|
Isabel le interrumpió, poniéndose intensamente pálida: -¿Qué
es lo que yo he reconocido?
|
"That you think me a good fellow; isn′t
that it?" She said nothing, and he went on: "You don′t seem to have any
reason, and that gives me a sense of injustice."
|
-Que soy una buena persona, ¿no es cierto? -Ella no replicó y
él siguió diciendo-: Usted no parece tener razón alguna para obrar así y
eso me produce una sensación de injusticia.
|
"I have a reason, Lord Warburton." She
said it in a tone that made his heart contract.
|
-Tengo una razón, lord Warburton -dijo en un tono que a él le
puso el corazón en un puño.
|
"I should like very much to know it."
|
Me gustaría mucho conocerla.
|
"I′ll tell you some day when there′s more
to show for it."
|
-Se la diré algún día, cuando pueda mostrársela mejor.
|
"Excuse my saying that in the mean time I
must doubt of it."
|
-Pues perdóneme si, mientras tanto, le digo que he de dudar de
ella.
|
"You make me very unhappy," said Isabel.
|
Isabel se limitó a replicar: -Me está usted haciendo
sufrir.
|
"I′m not sorry for that; it may help you
to know how I feel. Will you kindly answer me a question?" Isabel made no
audible assent, but he apparently saw in her eyes something that gave him
courage to go on. "Do you prefer some one else?"
|
-No puedo deplorarlo. Así se dará cuenta de lo que yo estoy
pasando. ¿Quiere, por favor, contestarme a un a pregunta? Isabel no
expresó su asentimiento, pero a él se le antojó ver en los ojos de ella
algo que le alentaba a continuar y preguntó: -¿Siente interés por otro?
|
"That′s a question I′d rather not
answer."
|
-Es una pregunta a la que preferiría no contestar.
|
"Ah, you DO then!" her suitor murmured
with bitterness.
|
Y él dijo amargamente, como murmurando: -Entonces es que sí.
|
The bitterness touched her, and she cried
out: "You′re mistaken! I don′t."
|
Aquella patente amargura conmovió a Isabel, que exclamó: -Está
usted en un error. No hay tal cosa.
|
He sat down on a bench, unceremoniously,
doggedly, like a man in trouble; leaning his elbows on his knees and
staring at the floor. "I can′t even be glad of that," he said at last,
throwing himself back against the wall; "for that would be an excuse."
|
Olvidando toda ceremonia, él se sentó en un banco como sumido
en un hondo pesar, apoyó los codos en las rodillas y clavó los ojos en el
suelo. Por fin, echándose hacia atrás para apoyar la espalda dijo:
-Tampoco eso puede alegrarme, porque debe de ser una excusa.
|
She raised her eyebrows in surprise. "An
excuse? Must I excuse myself?"
|
Ella alzó las cejas en señal de so rpresa y repuso: -¿Una
excusa? ¿Tengo yo que excusarme de algo?
|
He paid, however, no answer to the
question. Another idea had come into his head. "Is it my political
opinions? Do you think I go too far?"
|
Pero él no contestó a tal pregunta, pues le rondaba ya otra
idea por la cabeza: -¿Es por mis opiniones políticas? ¿Las considera
demasiado avanzadas?
|
"I can′t o bject to your political
opinions, because I don′t understand them."
|
-No tengo nada que reprochar a sus ideas políticas por la
sencilla razón de que no las comprendo.
|
"You don′t care what I think!" he cried,
getting up. "It′s all the same to you."
|
-Claro, lo que yo piense le tiene a usted sin cuidado, le da
lo mismo.
|
Isabel walked to the other side of the
gallery and stood there showing him her charming back, her light slim
figure, the length of her white neck as she bent her head, and the density
of her dark braids. She stopped in front of a small picture as if for the
purpose of examining it; and there was something so young and free in her
movement that her very pliancy seemed to mock at him. Her eyes, however,
saw nothing; they had suddenly been suffused with tears. In a moment he
followed her, and by this time she had brushed her tears away; but when
she turned round her face was pale and the expression of her eyes strange.
"That reason that I wouldn′t tell you --I′ll tell it you after all. It′s
that I can′t escape my fate."
|
Isabel se apartó hacia el otro lado de la galería y allí
permaneció un momento volviéndole la espalda, que era en extremo
encantadora; él contempló su leve y esbelta figura, la esbeltez de su
blanco cuello al inclinar ella la cabeza y el espesor de sus oscuras
trenzas. Se detuvo ella ante un pequeño cuadro como si lo estuviese
examinando, y había un no sé qué tan lleno de juventud y agilidad en su
movimiento que, con aquella su flexibilidad, parecía estar burlándose de
él. Sin embargo, nada veían sus ojos, que se habían cubierto súbitamente
de lágrimas. Al poco él se acercó, pero Isabel había enjugado ya su
llanto. Al volverse de nuevo, su cara estaba profundamente pálida y sus
ojos tenían una rara expresión. -La razón que no quería exponerle...
-dijo-, voy, después de todo, a exponérsela. Es que no puedo escapar a mi
destino.
|
" Your fate?"
|
-¿Su destino?
|
"I should try to escape it if I were to
marry you."
|
-Casarme con usted sería un intento de huida.
|
"I don′t understand. Why should not THAT
be your fate as well as anything else?"
|
-No la comprendo. ¿Y por qué no habría de ser su destino éste,
como cualquier otro?
|
"Because it′s not," said Isabel
femininely. "I know it′s not. It′s not my fate to give up --I know it
can′t be."
|
-Porque no lo es -replicó Isabel con suave feminidad-. Yo sé
que no lo es. Mi destino no es abandonar..., yo sé perfectamente que no
puede serlo.
|
Poor Lord Warburton stared, an
interrogative point in either eye. "Do you call marrying ME giving up?"
|
El pobre lord Warburton se quedó profundamente asombrado, con
una interrogación en los ojos: -¿Llama usted abandonar a casarse conmigo?
|
"Not in the usual sense. It′s getting
--getting --getting a great deal. But it′s giving up other chances."
|
-Desde luego, no en el sentido corriente. Sé que es
recibir..., recibir... enormemente... Pero, al mismo tiempo, supone
prescindir de otras oportunidades.
|
"Other chances for what?"
|
¿Otras oportunidades de qué?
|
"I don′t mean chances to marry," said
Isabel, her colour quickly coming back to her. And then she stopped,
looking down with a deep frown, as if it were hopeless to attempt to make
her meaning clear.
|
-No me refiero al matrimonio -replicó Isabel, que ya iba
recobrando el color. Y se detuvo, mirando hacia abajo con el entrecejo
fruncido, como si le resultase poco menos que imposible tratar de
expresarse con claridad.
|
"I don′t think it presumptuous in me to
suggest tha t you′ll gain more than you′ll lose," her companion observed.
|
Su compañero se decidió a susurrar: -No creo que sea una
presunción por mi parte sugerir que ganaría mucho más de lo que perdería.
|
"I can′t escape unhappiness," said
Isabel. "In marrying you I shall be trying to."
|
-A lo que no puedo escapar es a la desgracia -dijo Isabel-. Y,
casándome con usted, intentaría lograrlo.
|
"I don′t know whether you′d try to, but
you certainly would: that I must in candour admit!" he exclaimed with an
anxious laugh.
|
Y él exclamó prorrumpiendo en una risa de ansiedad: -No sé si
lo intentaría, pero no me cabe duda de que lo lograría, se lo digo con
toda franqueza.
|
"I mustn′t --I can′t!" cried the girl.
|
-¡Pero es que no debo..., no puedo! -exclamó la joven.
|
"Well, if you′re bent on being miserable
I don′t see why you should make ME so. Whatever charms a life of misery
may have for you, it has none for me."
|
-De todos modos, si usted está resuelta a ser desgraciada, no
veo por qué ha de empeñarse en que yo también lo sea. Si para usted la
desgracia está llena de encantos, para mí le aseguro que no tiene ninguno.
|
"I′m not bent on a life of misery," said
Isabel. "I′ve always been intensely determined to be happy, and I′ve often
believed I should be. I′ve told people that; you can ask them. But it
comes over me every now and then that I can never be happy in any
extraordinary way; not by turning away, by separating myself."
|
-Yo no estoy resuelta a vivir una vida desgraciada -dijo
Isabel-. Al contrario, siempre he estado firmeme nte decidida a ser
dichosa, incluso con frecuencia he creído que llegaría a serlo. Pero de
vez en cuando se me ocurre que no podré ser feliz por ningún procedimiento
extraordinario, huyendo, separándome...
|
"By separating yourself from what?"
|
-¿Separándose de qué?
|
"From life. From the usual chances and
dangers, from what most people know and suffer."
|
-De la vida, de sus peligros y oportunidades corrientes, por
los que la mayoría de la gente pena y que tantos conocen.
|
Lord Warburton broke into a smile that
almost denoted hope. "Why, my dear Miss Archer," he began to explain with
the most considerate eagerness, "I don′t offer you any exoneration from
life or from any chances or dangers whatever. I wish I could; depend upon
it I would! For what do you take me, pray? Heaven help me, I′m not the
Emperor of China! All I offer you is the chance of taking the common lot
in a comfortable sort of way. The common lot? Why, I′m devoted to the
common lot! Strike an alliance with me, and I promise you that you shall
have plenty of it. You shall separate from nothing whatever --not even
from your friend Miss Stackpole."
|
Lord Warburton esbozó una sonrisa que pareció delatar un si es
no es de esperanza. -Mi querida señorita Archer -comenzó a explicar con
respetuoso anhelo-, yo no le ofrezco a usted ninguna renuncia a la vida,
ni a peligros u oportunidades de ninguna clase. ¡Ojalá pudiese! ¡Tenga
usted por seguro que lo haría! Por favor, ¿por quién me toma? A Dios
gracias, no soy el emperador de la China. Lo que yo le ofrezco es, en
resumen, que participe de las comunes angustias de la vida de una manera
en cierto modo cómoda. ¡Las angustias comunes de la vida! Yo soy uno de
sus más devotos. Concierte usted una alianza conmigo y le aseguro que no
le habrán de faltar. Por lo demás, no tendrá que separarse de nada, ni
siquiera de su amiga la señorita Stackpole.
|
"She′d never approve of it," said Isabel,
trying to smile and take advantage of this side-issue; despising herself
too, not a little, for doing so.
|
-Ella no lo aprobaría jamás -dijo Isabel tratando de sonreír y
aprovechando esta salida, no sin despreciarse bastante a sí misma por
hacerlo.
|
"Are we speaking of Miss Stackpole?" his
lordship asked impatiently. "I never saw a person judge things on such
theoretic grounds."
|
-¿Hablamos de la señorita Stackpole? -preguntó impaciente el
lord-. En mi vida he visto una persona que juzgue las cosas de un modo tan
exclusivamente teórico.
|
"Now I suppose you′re speaking of me,"
said Isabel with humility; and she turned away again, for she saw Miss
Molyneux enter the gallery, accompanied by Henrietta and by Ralph.
|
-Creo que ahora habla usted de mí -replicó Isabel, y se apartó
de nuevo al ver que por el extremo opuesto de la galería acababan de
entrar la señorita Molyneux, Henrietta y Ralph.
|
Lord Warburton′s sister addressed him
with a certain timidity and reminded him she ought to return home in time
for tea, as she was expecting company to partake of it. He made no answer
--apparently not having heard her; he was preoccupied, and with good
reason. Miss Molyneux --as if he had been Royalty --stood like a
lady-in-waiting.
|
La hermana de lord Warburton se dirigió a él con cierta
timidez para recordarle que debía estar en casa a la hora del té, pues
había invitado a algunas personas para tomarlo con ella. Él no le
contestó, al parecer por no haberla oído; tenía entonces muchas otras
cosas que con harta razón le preocupaban. Y la señorita Molyneux, como si
él fuera un soberano, permaneció a la espera en actitud de camarera mayor.
|
"Well, I never, Miss Molyneux!" said
Henrietta Stackpole. "If I wanted to go he′d have to go. If I wanted my
brother to do a thing he′d have to do it."
|
Al verlo, Henrietta Stackpole exclamó: -¡Eso si que no,
señorita Molyneux! ¡Si yo tuviese que irme, él tendría que irse! ¡Si yo
necesitara que mi hermano hiciese algo, tendría que hacerlo!
|
"Oh, Warburton doe s everything one
wants," Miss Molyneux answered with a quick, shy laugh. "How very many
pictures you have!" she went on, turning to Ralph.
|
-¡Oh! Warbu rton hace siempre lo que se le pide -contestó la
señorita Molyneux con una pronta y tímida risita. Y, volviéndose hacia
Ralph, prosiguió-: ¡Cuántos cuadros tienen ustedes!
|
"They look a good many, because they′re
all put together," said Ralph. "But it′s really a bad way."
|
-Parecen muchos porque están todos juntos -dijo Ralph-. Pero
no es un modo apropiado de colocarlos.
|
"Oh, I think it′s so nice. I wish we had
a gallery at Lockleigh. I′m so very fond of pictures," Miss Molyneux went
on, persistently, to Ralph, as if she were afraid Miss Stackpole would
address her again. Henrietta appeared at once to fascinate and to frighten
her.
|
-A mí me parece muy hermoso. Me gustaría enormemente que
hubiera una galería de pinturas en Lockleigh. Los cuadros me gustan
muchísimo -continuó diciendo la señorita Molyneux sin detenerse para
evitar que la interpelase de nuevo Henrietta, que parecía a la vez
fascinarla y asustarla.
|
"Ah yes, pictures are very convenient,"
said Ralph, who appeared to know better what style of reflexion was
acceptable to her.
|
-Me lo explico; los cuadros son muy conveniente: -dijo Ralph,
que se daba cuenta de la clase de reflexiones convenientes para ella.
|
"They′re so very pleasant when it rains,"
the young lady continued. "It has rained of late so very often."
|
Y la joven dama continuó: -¡Cuand o llueve, resultan tan
agradables...! En este último tiempo ha llovido con mucha frecuencia.
|
"I′m sorry you′re going away, Lord
Warburton," said Henrietta. "I wanted to get a great deal more out of
you."
|
-Siento mucho que se vaya usted, lord Warburton -intervino
Henrietta-. Necesitaba sonsacarle todavía algo más.
|
"I′m not going away," Lord Warburton
answered.
|
-No me voy todavía -repuso lord Warburton.
|
"Your sister says you must. In America
the gentlemen obey the ladies."
|
-Dice su hermana que debe irse. En Norteamérica los hombres
obedecen a las damas.
|
"I′m afraid we have some people to tea,"
said Miss Molyneux, looking at her brother.
|
La señorita Molyneux dijo suavemente, mirando a su hermano:
-Me temo que tendremos invitados a tomar el té.
|
"Very good, my dear. We′ll go."
|
-Está bien, querida. Entonces nos iremos.
|
"I hoped you would resist!" Henrietta
exclaimed. "I wanted to see what Miss Molyneux would do."
|
-Creí que iba usted a resistirse -exclamó Henrietta-. Me
habría gustado ver lo que hubiese hecho la señorita Molyneux.
|
"I never do anything," said this young
lady.
|
-Yo no hago nunca nada -replicó ésta.
|
"I suppose in your position it′s
sufficient for you to exist!" Miss Stackpole returned. "I should like very
much to see you at home."
|
-Me imagino que, dada su posición, le bastará con vivir. Me
gustaría mucho verla en su casa.
|
"You must come to Lockleigh again," said
Miss Molyneux, very sweetly, to Isabel, ignoring this remark of Isabel′s
friend.
|
-Tiene que ir otra vez a Lockleigh -dijo dulcemente la
señorita Molyneux dirigiéndose a Isabel, como si no hubiese oído aquella
observación de la periodista.
|
Isabel looked into her quiet eyes a
moment, and for that moment seemed to see in their grey depths the
reflexion of everything she had rejected in rejecting Lord Warburton --the
peace, the kindness, the honour, the possessions, a deep security and a
great exclusion. She kissed Miss Molyneux and then she said: "I′m afraid I
can never come again."
|
Isabel contempló un instante sus tranquilos ojos y en aquel
mismo instante le pareció ver en el fondo gris de ellos el reflejo de todo
lo que había rechazado al rechazar a lord Warburton: la paz, la bondad, el
honor, las propiedades, una gran seguridad e intimidad. Besó a la señorita
Molyneux y le dijo: -Me parece que no voy a poder volver por allí.
|
"Never again?"
|
No Translation
|
"I′m afraid I′m going away."
|
No Translation
|
"Oh, I′m so very sorry," said Miss
Molyneux. "I think that′s so very wrong of you."
|
-Lo siento en el alma -replicó la señorita Molyneux-. Creo que
hace usted muy mal con ello.
|
Lord Warburton watched this little
passage; then he turned away and stared at a picture. Ralph, leaning
against the rail before the picture with his hands in his pockets, had for
the moment been watching him.
|
Lord Warburton prestó atención a lo que las dos jóvenes decían
y luego se volvió hacia uno de los cuadros. Ralph, con las manos en los
bolsillos y apoyado en la barandilla de delante del cuadro, estuvo
observándole un momento.
|
"I should like to see you at home," said
Henrietta, whom Lord Warburton found beside him. "I should like an hour′s
talk with you; there are a great many questions I wish to ask you."
|
Henrietta se acercó a lord Warburton para decirle: -Quisiera
verle en su casa. Me gustaría charlar una hora con usted, pues tengo que
hacerle infinidad de preguntas.
|
"I shall be delighted to see you," the
proprietor of Lockleigh answered; "but I′m certain not to be able to
answer many of your questions. When will you come?"
|
El dueño de Lockleigh contestó: -Será para mí un gran placer
verla allí, pero estoy seguro de que no podré contestar a muchas de sus
preguntas. ¿Cuándo piensa usted venir?
|
"Whenever Miss Archer will take me. We′re
thinking of going to London, but we′ll go and see you first. I′m
determined to get some satisfaction out of you."
|
-En cuanto la señorita Archer quiera llevarme. Pensamos ir a
Londres, pero antes iremos a verle. Estoy decidida a que usted satisfaga
mi curiosidad.
|
"If it depends upon Miss Archer I′m
afraid you won′t get much. She won′t come to Lockleigh; she doesn′t like
the place."
|
-Pues si depende de la señorita Archer, me temo ′ ° que no va
usted a satisfacerla, porque ella no irá a Lockleigh. No le gusta nada el
sitio.
|
"She told me it was lovely!" said
Henrietta.
|
-¿Cómo? ¡Si me ha asegurado que es encantador! -exclamó
Henrietta.
|
Lord Warburton hesitated. "She won′t
come, all the same. You had better come alone," he added.
|
Lord Warburton dudó un segundo y luego dijo: -A pesar de todo,
no irá. Más vale que vaya usted sola.
|
Henrietta straightened herself, and her
large eyes expanded. "Would you make that remark to an English lady?" she
enquired with soft asperity.
|
Henrietta se irguió, abrió desmesuradamente los ojos y en un
tono bastante áspero preguntó: -¿Le diría usted eso a una dama inglesa?
|
Lord Warburton stared. "Yes, if I liked
her enough."
|
Lord Warburton se quedó sorprendido. -Según -dijo al fin-; si
me gustase lo suficiente, sí.
|
"You′d be careful not to like her enough.
If Miss Archer won′t visit your place again it′s because she doesn′t want
to take me. I know what she thinks of me, and I suppose you think the same
--that I oughtn′t to bring in individuals." Lord Warburton was at a loss;
he had not been made acquainted with Miss Stackpole′s professional
character and failed to catch her allusion. "Miss Archer has been warning
you!" she therefore went on.
|
-Pues procure que no le guste lo bastante. Si la señorita
Archer no quiere volver a su casa es porque no d esea llevarme. Sé
perfectamente lo que ella piensa de mí... y supongo que usted pensará lo
mismo: que no debo sacar a relucir a personas concretas. -Lord Warburton
estaba en la luna. No le habían dicho nada de la personalidad profesional
de la señorita Stackpole y no captó la alusión-. Tengo la seguridad de que
la señorita Archer le ha prevenido -añadió Henrietta.
|
"Warning me?"
|
-¿Que me ha prevenido?
|
"Isn′t that why she came off alone with
you here --to put you on your guard?"
|
-¿Para qué, si no para ponerle en guardia respecto a mí, vino
aquí sólita con usted?
|
"Oh dear, no," said Lord Warburton
brazenly; "our talk had no such solemn character as that." ‘
|
-Oh, no, nada de eso, mi distinguida amiga -replicó lord
Warburton con desenvoltura-.Nuestra conversación no ha tenido tanta
solemnidad.
|
"Well, you′ve been on your guard
--intensely. I suppose it′s natural to you; that′s just what I wanted to
observe. And so, too, Miss Molyneux --she wouldn′t commit herself. YOU
have been warned, anyway," Henrietta continued, addressing this young
lady; "but for you it wasn′t nec essary."
|
-Pues lo cierto es que usted ha estado constantemente en
guardia..., ¡y de qué manera! Ya me im agino que en usted ha de ser lo
natural, y eso es precisamente lo que quería observar. Y lo mismo la
señorita Molyneux..., tampoco ha querido soltar prenda, También usted ha
sido prevenida, aunque en su caso no era necesario -dijo Henrietta
dirigiéndose a la hermana del lord.
|
"I hope not," said Miss Molyneux vaguely.
|
-Más vale así -contestó ésta con cierta vaguedad.
|
"Miss Stackpole takes notes," Ralph
soothingly explained. "She′s a great satirist; she sees through us all and
she works us up."
|
Ralph intervino para explicar amablemente: -He de decirles que
la señorita Stackpole escribe y toma notas. Es una gran satírica.
Escudriña en nuestro interior y luego nos lo presenta según su modo de
ver.
|
"Well, I must say I never have had such a
collection of bad material!" Henrietta declared, looking from Isabel to
Lord Warburton and from this nobleman to his sister and to Ralph. "There′s
something the matter with you all; you′re as dismal as if you had got a
bad cable."
|
-Pues, la verdad, debo confesar que nunca he tenido tan mala
suerte con mi material, ni un material tan malo -declaró Henrietta
paseando la vista de Isabel a lord Warburton y del aristócrata a su
hermana y a Ralph-. A todos ustedes les ocurre algo; están todos tan
alicaídos como si hubiesen recibido un cable con malas noticias.
|
"You do see through us, Miss Stackpole,"
said Ralph in a low tone, giving her a little intelligent nod as he led
the party out of the gallery. "There′s something the matter with us all."
|
-Usted ve bien en nuestro interior, señorita Stackpole -dijo
Ralph, haciendo un leve movimiento de cabeza afirmativo al tiempo que les
conducía fuera de la galería-. A todos nosotros nos ocurre algo.
|
Isabel came behind these two; Miss
Molyneux, who decidedly liked her immensely, had taken her arm, to walk
beside her over the polished floor. Lord Warburton strolled on the o ther
side with his hands behind him and his eyes lowered. For some moments he
said nothing; and then, "Is it true you′re going to London?" he asked.
|
Detrás de ellos dos iba Isabel. La señorita Molyneux, que le
profesaba ya gran simpatía, la había tomado del brazo para caminar a su
lado por aquel piso tan encerado. Al otro lado iba lord Warburton, con las
manos en los bolsillos y la mirada gacha. Permaneció callado un momento y
luego preguntó: -¿Es cierto que va usted a ir a Londres?
|
"I believe it has been arranged."
|
-Creo que ya es cosa decidida.
|
"And when shall you come back?"
|
¿Y cuándo piensa volver?
|
"In a few days; but probably for a very
short time. I′m going to Paris with my aunt."
|
-Dentro de unos días. Pero ser u225á por poco tiempo, porque
tengo que ir a París con mi tía.
|
"When, then, shall I see you again?"
|
-Entonces, ¿cuándo volveré a verla?
|
"Not for a good while," said Isabel. "But
some day or other, I hope."
|
-No por una temporada -contestó Isabel-, aunque espero que un
día u otro suceda.
|
"Do you really hope it?"
|
¿De veras lo espera?
|
"Very much."
|
Muy de veras.
|
He went a few steps in silence; then he
stopped and put out his hand. "Good-bye."
|
Él dio unos cuantos pasos más en silencio; luego se detuvo y,
tendiéndole la mano, dijo: -Adiós.
|
"Good-bye," said Isabel.
|
Adiós -contestó Isabel.
|
Miss Molyneux kissed her again, and she
let the two depart. After it, without rejoining Henrietta and Ralph, she
retreated to her own room; in which ap artment, before dinner, she was
found by Mrs. Touchett, who had stopped on her way to the saloon. "I may
as well tell you," said that lady, "that your uncle has informed me of
your relations with Lord Warburton."
|
La señorita Molyneux volvió a besarla y ella les miró marchar
juntos. Después, en lugar de reunirse con Henrietta y Ralph, se fue
directamente a su habitación. Antes de la hora de la cena, la señora
Touchett entró a verla aprovechando que se dirigía al salón. -Debo
comunicarte -le dijo- que tu tío me ha informado de tus relaciones con
lord Warburton,
|
Isabel considered. "Relations? They′re
hardly relations. That′s the strange part of it: he has seen me but three
or four times."
|
«¿Relaciones? -pensó Isabel- Apenas si las hay ¡Qué cosa tan
extraña! Si no me ha visto más que tres o cuatro veces».
|
"Why did you tell your uncle rather than
me?" Mrs. Touchett dispassionately asked.
|
La señora Touchett preguntó en tono desapasionado: -¿Por qué
se lo dijiste a tu tío en vez de decírmelo a mí?
|
Again the girl hesitated. "Because he
knows Lord Warburton better."
|
La joven volvió a dudar y respondió: -Porque él conoce mejor a
lord Warburton.
|
"Yes, but I know you better."
|
-Cierto. Pero, en cambio, yo te conozco mejor a ti.
|
"I′m not sure of that," said Isabel,
smiling.
|
-No estoy muy segura de ello -contestó Isabel sonriendo.
|
"Neither am I, after all; especially when
you give me that rather conceited look. One would think you were awfully
pleased with yourself and had carried off a prize! I suppose that when you
refuse an offer like Lord Warburton′s it′s beca use you expect to do
something better."
|
-Ni yo tampoco, después de todo, especialmente cuando me miras
de ese modo tan presuntuoso. Cualquier a diría que estás encantada de ti
misma y que te has llevado un premio. Me imagino que, cuando has rechazado
una proposición como la de lord Warburton es porque tienes a la vista algo
mejor.
|
"Ah, my uncle didn′t say that!" cried
Isabel, smiling still.
|
Isabel sonrió otra vez y dijo: -¡Seguro que mi tío no ha dicho
eso!
|
CHAPTER 15 |
15
It had been arranged that the two young
ladies should proceed to London under Ralph′s escort, though Mrs. Touchett
looked with little favour on the plan. It was just the sort of plan, she
said, that Miss Stackpole would be sure to suggest, and she enquired if
the correspondent of the _Interviewer_ was to take the party to stay at
her favourite boarding-house.
|
Se había acordado que las dos jóvenes fuesen a Londres
escoltadas por Ralph, aunque a la señora Touchett no le hacía gracia
semejante plan al hablar de él, dijo que era el que sin duda se le habría
ocurrido a la señorita Stackpole sugerir, y preguntó si a la corresponsal
del Interviewer se le iba a ocurrir también llevarles a su casa de hué
espedes favorita.
|
"I don′t care where she takes us to stay,
so long as there′s local colour," said Isabel. "That′s what we′re going to
London for."
|
-Me tiene sin cuidado adonde quiera llevarnos -contestó
Isabel-, con tal de que sea un sitio con color local. Para eso es
precisamente para lo que vamos a Londres.
|
"I suppose that after a girl has refused
an English lord she may do anything," her aunt rejoined. "After that one
needn′t stand on trifles."
|
-Ya me imagino -replicó su tía- que cuando una muchacha ha
rechazado a un lord inglés puede permitírselo todo. Después de eso, no
vale la pena pararse en bagatelas.
|
"Should you have liked me to marry Lord
Warburton?" Isabel enquired.
|
-¿Le habría gustado que me hubiese casado con lord Warburton?
-preguntó Isabel.
|
"Of course I should."
|
Naturalmente que sí.
|
"I thought you disliked the English so
much."
|
-Creía que detestaba a los ingleses.
|
"So I do; but it′s all the greater reason
for making use of them."
|
-Y los detesto; pero eso es el mejor motivo para utilizarlos.
|
"Is that your idea of marriage?" And
Isabel ventured to add that her aunt appeared to her to have made very
little use of Mr. Touchett.
|
-¿Es ésa la idea que tiene usted del matrimonio? -E Isabel se
atrevió a añadir que, a su entender, su tía había utilizado bien poco al
señor Touchett.
|
"Your uncle′s not an English nobleman,"
said Mrs. Touchett, "though even if he had been I should still probably
have taken up my residence in Florence."
|
-Tu tío no es un aristócrata inglés -repuso la señora
Touchett-. Y aunque lo hubiera sido, tal vez me habría ido igualmente a
vivir a Florencia.
|
"Do you think Lord Warburton could make
me any better than I am?" the girl asked with some animation. "I don′t
mean I′m too good to improve. I mean --I mean that I don′t love Lord
Warburton enough to marry him."
|
-¿Cree usted que lord Warburton puede hacerme mejor de lo que
soy? -preguntó la joven algo excitada-. No quiero decir que me considere
demasiado buena y que no desee mejorar, sino que no amo a lord Warburton
lo bastante como para casarme con él.
|
"You did right to refuse him then," said
Mrs. Touchett in her smallest, sparest voice. "Only, the next great offer
you get, I hope you′ll manage to come up to your standard."
|
-Entonces has hecho muy bien en rechazarlo -dijo la señora
Touchett con su voz más baja y sobria-. Ahora espero que, a la próxima
gran oferta que se te haga, sepas estar a la misma altura.
|
"We had better wait till the offer comes
before we talk about it. I hope very much I may have no more offers for
the present. They upset me completely."
|
-Más vale que esperemos hasta que se presente, en vez de
hablar de ello. Lo que deseo con toda mi alma es que no me hagan por ahora
ofrecimientos de ninguna clase. Acaban por perturbarme completamente.
|
"You probably won′t be troubled with them
if you adopt permanently the Bohemian manner of life. However, I′ve
promised Ralph not to criticise."
|
-Si adoptas definitivamente la vida bohemia, puedes tener la
seguridad de que no te molestarán mucho con ellos. De todos modos, le he
prometido a Ralph que no criticaría...
|
"I′ll do whatever Ralph says is right,"
Isabel returned. "I′ve unbounded confidence in Ralph."
|
-Haré lo que Ralph diga -respondió Isabel-. Tengo en él una
ilimitada confianza.
|
"His mother′s much obliged to you!" this
lady dryly laughed.
|
-Su madre se siente muy agradecida -repuso la señora Touchett,
riendo con sequedad.
|
"It seems to me indeed she ought to feel
it!" Isabel irrepressibly answered.
|
Isabel, sin poder contenerse, replicó: -Es lo que me parece
que debe sentirse.
|
Ralph had assured her that there would be
no violation of decency in their paying a visit --the little party of
three --to the sights of the metropolis; but Mrs. Touchett took a
different view. Like many ladies of her country who had lived a long time
in Europe, she had completely lost her native tact on such points, and in
her reaction, not in itself deplorable, against the liberty allowed to
young persons beyond the seas, had fallen into gratuitous and exaggerated
scruples. Ralph accompanied their visitors to town and established them at
a quiet inn in a street that ran at right angles to Piccadilly. His first
idea had been to take them to his father′s house in Winchester Square, a
large, dull mansion which at this period of the year was shrouded in
silence and brown holland; but he bethought himself that, the cook being
at Gardencourt, there was no one in the house to get them their meals, and
Pratt′s Hotel accordingly became their resting-place. Ralph, on his side,
found quarters in Winchester Square, having a "den" there of which he was
very fond and being familiar with deeper fears than that of a cold
kitchen. He avail ed himself largely indeed of the resources of Pratt′s
Hotel, beginning his day with an early visit to his fellow travellers, who
had Mr. Pratt in person, in a large bulging white waistcoat, to remove
their dish-covers. Ralph turned up, as he said, after breakfast, and the
little party made out a scheme of entertainment for the day. As London
wears in the month of September a face blank but for its smears of prior
service, the young man, who occasionally took an apologetic tone, was
obliged to remind his companion, to Miss Stackpole′s high derision, that
there wasn′t a creature in town.
|
Ralph había dicho que no iba en absoluto contra las
conveniencias sociales que los tres hicieran juntos una excursión para ver
las cosas más interesantes de la metrópoli; pero la señora Touchett no lo
consideraba así. Como muchas otra s señoras de su país que habían vivido
largo tiempo en Europa, había olvidado su manera nativa de pensar acerca
de muchos puntos, produciéndose en ella una reacción contra la excesiva
libertad concedida a los jóvenes de allende los mares, no injustificada en
sí misma, pero cargada de escrúpulos tan exagerados como gratuitos. Ralph
acompañó a las jóvenes a Londres y las albergó en una fonda tranquila de
una calle que hacía esquina con Piccadilly. Al principio pensó instalarlas
en la casa de su padre, en Winchester Square, una enorme y triste mansión
que en tal época del año se hallaba envuelta en la mortaja del más
profundo silencio y de las fundas de holanda cruda; pero cayó en la cuenta
de que, estando el cocinero en Gardencourt, no había nadie en la casa que
pudiese encargarse de hacer la comida, por l o que finalmente fue el hotel
Pratt su paradero. Por su parte, Ralph se instaló en la mansión de
Winchester Square, donde tenía un escondrijo que a él le encantaba y donde
podía abrigar temores de mucha peor catadura que el de una cocina apagada.
Lo cierto es que se proponía utilizar en gran medida los recursos del
hotel Pratt, y a estos efectos empezó al día siguiente por hacer una
visita a sus compañeras de viaje. Allí tuvo la satisfacción de que el
señor Pratt en persona, enfundado en un amplio blusón blanco, acudiese a
levantar la tapadera de los platos del desayuno. Después de lo cual,
Ralph, ya otro hombre como él mismo dijo, trazó con sus compañeras el plan
para los vagares del día en curso. Como en el mes de septiembre Londres
tendría un semblante completamente blanco si no fuese por las salpicaduras
y manchas del tráfago anterior, Ralph, que para tal ocasión creyó prudente
adoptar un tono solemne, se consideró obligado a decir a sus compañeras,
excitando con ello los crueles sarcasmos de la señorita Stackpole, que en
la ciudad no había en esos momentos ni un alma.
|
"I suppose you mean the aristocracy are
absent," Henrietta answered; "but I don′t think you could have a better
proof that if they were absent altogether they wouldn′t be missed. It
seems to me the place is about as full as it can be. There′s no one here,
of course, but three or four millions of peo ple. What is it you call them
--the lower-middle class? They′re only the population of London, and
that′s of no consequence."
|
-Supongo que se refiere usted a la aristocracia -replicó
Henrietta-, pero no creo que pueda tener prueba mejor de que no se la
echaría de menos si estuviese por completo ausente. A mí me parece que la
ciudad está de gente hasta los topes. No hay un alma, no; sólo tres o
cuatro millones. Pero pertenecen a..., ¿cómo lo llama usted?..., a la
clase media. Y ésas, que componen toda la población de Londres, no tienen,
por lo visto, la menor importancia.
|
Ralph declared that for him the
aristocracy left no void that Miss Stackpole herself didn′t fill, and that
a more contented man was nowhere at that moment to be found. In this he
spoke the truth, for the stale September days, in the huge half-empty
town, had a charm wrapped in them as a coloured gem might be wrapped in a
dusty cloth. When he went home at night to the empty house in Winchester
Square, after a chain of hours with his comparatively ardent friends, he
wandered into the big dusky dining-room, where the candle he took from the
hall-table, after letting himself in, constituted the only illumination.
The square was still, the house was still; when he raised one of the
windows of the dining-room to let in the air he heard the slow creak of
the boots of a lone constable. His own step, in the empty place, se emed
loud and sonorous; some of the carpets had been raised, and whenever he
moved he roused a melancholy echo. He sat down in one of the armchairs;
the big dark dining table twinkled here and there in the small
candle-light; the pictures on the wall, all of them very brown, looked
vague and incoherent. There was a ghostly presence as of dinners long
since digested, of table-talk that had lost its actuality. This hint of
the supernatural perhaps had something to do with the fact that his
imagination took a flight and that he remained in his chair a long time
beyond the hour at which he should have been in bed; doing nothing, not
even reading the evening paper. I say he did nothing, and I maintain the
phrase in the face of the fact that he thought at these moments of Isabel.
To think of Isabel could only be for him an idle pursuit, leading to
nothing and profiting little to any one. His cousin had not yet seemed to
him so charming as during these days spent in soundin g, tourist-fashion,
the deeps and shallows of the metropolitan element. Isabel was full of
premises, conclusions, emotions; if she had come in search of local colour
she found it everywhere. She asked more questions than he could answer,
and launched brave theories, as to historic cause and social effect, that
he was equally unable to accept or to refute. The party went more than
once to the British Museum and to that brighter palace of art which
reclaims for antique variety so large an area of a monotonous suburb; they
spent a morning in the Abbey and went on a penny-steamer to the Tower;
they looked at pictures both in public and private collections and sat on
various occasions beneath the great trees in Kensington Gardens. Henrietta
proved an indestructible sight-seer and a more lenient judge than Ralph
had ventured to hope. She had indeed many disappointments, and London at
large suffered from her vivid remembrance of the strong points of the
American civic idea; but she made the best of its dingy dignities and only
heaved an occasional sigh and uttered a desultory "Well!" which led no
further and lost itself in retrospect. The truth was that, as she said
herself, she was not in her element. "I′ve not a sympathy with inanimate
objects," she remarked to Isabel at the National Gallery; and she
continued to suffer from the meagreness of the glimpse that had as yet
been vouchsafed to her of the inner life. Landscapes by Turner and
Assyrian bulls were a poor substitute for the literary dinner-parties at
which she had hoped to meet the genius and renown of Great Britain.
|
Ralph declaró que no había vacío dejado por la aristocracia
que e lla con su presencia no llenara y que en aquel momento no había
hombre tan contento como él. En lo cual le
asistía perfecta razón, pues el tedioso septiembre en la ciudad inmensa y
medio vacía encerraba un encanto como de piedra preciosa de vividos
colores envuelta en un paño sucio. Cuando Ralph se retiraba por la noche a
la vacía mansión de Winchester Square tras las horas pasadas con sus
compañeras, tan ardientes si con él se las comparaba, se ponía a vagar por
el enorme y oscuro comedor, donde no había más luz que la del candelabro
que él tomaba de la mesa del vestíbulo al entrar.
La plaza se hallaba sumida en el mayor silencio, silenciosa estaba
igualmente la triste mansión, y, cuando abría uno de los anchos ventanales
del comedor para dejar entrar el aire fresco, sólo oía el pausado rechinar
de las pesadas botas del policía que estaba de guardia. En aquel I lugar
tan vacío, sus propios pasos resonaban fuertes y sonoros, pues habían
retirado algunas de las gruesas alfombras y, cada vez que se movía,
levantaba y esparcía un eco melancólico. Sentado en uno de los sillones,
observaba la enorme y oscura mesa que brillaba en ciertas partes a la
débil luz de las bujías del candelabro, y los cuadros de las paredes,
todos muy oscuros, que parecían dotados de un alma vaga e incoherente. Se
diría que flotaba en el ambiente el fantasma de cenas tiempo ha digeridas,
de festivas conversaciones de sobremesa que habían perdido vigencia. Acaso
tal presentimiento de lo sobrenatural tuviese que ver con el hecho de que
él dejase volar libremente su añorante imaginación, permaneciendo en aquel
sillón hasta mucho más tarde de lo que tenía por costumbre acostarse...,
de que se quedase sin hacer absolutamente nada, sin tan siquiera leer el
diario de la noche. Digo y sostengo que no hacía nada, pues en tales
momentos se limitaba a pensar en Isabel, y pensar en ella no podía ser
para él más que una vaga y perezosa ocupación que a nada conducía y a
nadie podía servir de gran cosa. Su prima no le había parecido jamás tan
encantadora como en aquellos días empleados en bucear a la manera
turística por las profundidades y oquedades de la vida metropolitana.
Tenía Isabel la cabeza llena de elementos lógicos -premisas, conclusiones-
y de emociones; y, si lo que había ido buscando era color local, podía
darse por satisfecha, porque lo encontraba en todas partes. Le hacía ella
más preguntas de las que él estaba en condiciones de contestar, y se
lanzaba a improvisar nuevas y osadas teor_37ías acerca de las causas
históricas y sus repercusiones sociales, que él tampoco sabía refutar y
que ignoraba si debía aceptar. Fueron más de una vez al Museo Británico y
a aquel otro palacio del arte aún más brillante que, por su antigua
variedad, exige que se le consagre un espacio tan extenso por lo menos
como el de un monótono barrio; pasaron una mañana en la Abadía y se
embarcaron en uno de los vaporcitos que por el precio de un penique llevan
a los visitantes hasta la Torre de Londres. Contemplaron los cuadros de
las colecciones públicas y privadas, y más de una vez hubieron de sentarse
en los bancos de los jardines de Kensington bajo los árboles centenarios.
Henrietta demostró tener una inagotable curiosidad y ser un juez mucho
menos benigno de lo que Isabel habría creído. Como era de esperar, se
llevó no pocos deseng años y, en conjunto, Londres hubo de sufrir no poco
en la apasionada comparación de su vida con los puntos fuertes de la idea
norteamericana de civismo; no obstante, sacaba el máximo de sus empañadas
dignidades y sólo se permitía de vez en cuando algún que otro suspiro
acompañado de un desalentado «Bien», que no iba más allá y se perdía en el
abismo de lo retrospectivo. La pura verdad era que no se hallaba en su
elemento. Un día, en la Galería Nacional, le dijo a Isabel: «Yo no
simpatizo con los objetos inanimados», y siguió sufriendo ponla pobreza de
su visión de la vida interior con que la naturaleza la había dotado. Los
paisajes de Turner y los toros asirios eran una compensación bien pobre
por la falta de esas cenas literarias en las que había esperado conocer el
genio y el renombre de Gran Bre taña.
|
"Where are your public men, where are
your men and women of intellect?" she enquired of Ralph, standing in the
middle of Trafalgar Square as if she had supposed this to be a place where
she would naturally meet a few. "That′s one of them on the top of the
column, you say --Lord Nelson? Was he a lord too? Wasn′t he high enough,
that they had to stick him a hundred feet in the air? That′s the past --I
don′t care about the past; I want to see some of the leading minds of the
present. I won′t say of the future, because I don′t believe much in your
future." Poor Ralph had few leading minds among his acquaintance and
rarely enjoyed the pleasure of button-holing a celebrity; a state of
things which appeared to Miss Stackpole to indicate a deplorable want of
enterprise. "If I were on the other side I should call," she said, "and
tell the gentleman, whoever he might be, that I had heard a great deal
about him and had come to see for myself. But I gather from what you say
that this is not the custom here. You seem to have plenty of meaningless
customs, but none of those that would help along. We ARE in advance,
certainly. I suppose I shall have to give up the social side altogether";
and H enrietta, though she went about with her guidebook and pencil and
wrote a letter to the _Interviewer_ about the Tower (in which she
described the execution of Lady Jane Grey), had a sad sense of falling
below her mission.
|
«¿Dónde están sus hombres públicos, sus grandes hombres y
mujeres intelectuales? -le preguntó un día a Ralph, parándose en mitad de
Trafalgar Square, como si creyera que aquél era el sitio idóneo para darse
de narices con algunos-. ¿Acaso es uno de ellos ese que está allá en lo
alto de la columna? ¿Cómo le llaman ustedes...? ¿Lord Nelson? ¿También era
lord? ¿No era bastante alto de por si para que hayan tenido que colocarlo
a cien pies del suelo? Eso es el pasado..., y a mí el pasado no me
interesa. Lo que yo quiero es ver a las mentes conductoras del presente; y
no digo del futuro porque creo muy poco en él». El pobre Ralph contaba
entre sus relaciones con muy pocas de aquellas mentes conductoras, y muy
rara vez podía permitirse el placer de asae tear con sus preguntas a un
individuo célebre; lo que, a juicio de la señorita Stackpole, acusaba una
lamentable falta de espíritu de empresa. Así, solía decir: «Si yo
estuviera allende el mar, me iría derecha a casa de un gran hombre,
llamaría tranquilamente a su puerta, fuera quien fuese, y le diría:
"Señor, he oído hablar mucho acerca de usted y vengo a ver yo misma qué
hay en todo ello". Pero, por lo que deduzco, no es ésa la costumbre aquí.
Ustedes tienen sin duda infinidad de costumbres que me parecen insensatas,
pero ninguna que pueda servir para algo. Indudablemente, nosotros estamos
más adelantados. De todos modos, no tengo más remedio que escribir acerca
de la vida social en su conjunto». Henrietta, que llevaba siempre encima
su guía turística y su lápiz, escribió para el Interviewer u na crónica
describiendo la Torre de Londres (incluido el relato de la ejecución en
ella de lady Jane Gray); pero, después de haberla escrito, tuvo el
convencimiento de no estar a la altura de la misión que se le había
confiado.
|
The incident that had preceded Isabel′s
departure from Gardencourt left a painful trace in our young woman′s mind:
when she felt again in her face, as from a recurrent wave, the cold breath
of her last suitor′s surprise, she could only muffle her head till the air
cleared. She could not have done less than what she did; this was
certainly true. But her necessity, all the same, had been as graceless as
some physical act in a strained attitude, and she felt no desire to take
credit for her conduct. Mixed with this imperfect pride, nevertheless, was
a feeling of freedom which in itself was sweet and which, as she wandered
through the great city with her ill-matched comp anions, occasionally
throbbed into odd demonstrations. When she walked in Kensington Gardens
she stopped the children (mainly of the poorer sort) whom she saw playing
on the grass; she asked them their names and gave them sixpence and, when
they were pretty, kissed them. Ralph noticed these quaint charities; he
noticed everything she did. One afternoon, that his companions might pass
the time, he invited them to tea in Winchester Square, and he had the
house set in order as much as possible for their visit. There was another
guest to meet them, an amiable bachelor, an old friend of Ralph′s who
happened to be in town and for whom prompt commerce with Miss Stackpole
appeared to have neither difficulty nor dread. Mr. Bantling, a stout,
sleek, smiling man of forty, wonderfully dressed, universally informed and
incoherently amused, laughed immoderately at everything Henrietta said,
gave her several cups of tea, examined in her society the bric-a-brac, of
which Ralph had a considerable collection, and afterwards, when the host
proposed they should go out into the square and pretend it was a
fete-champetre, walked round the limited enclosure several times with her
and, at a dozen turns of their talk, bounded responsive --as with a
positive passion for argument --to her remarks upon the inner life.
|
El incidente que precedió a la partida de Isabel de
Gardencourt había dejado una dolorosa huella en el ánimo de nuestra joven
heroína; y, cuando volvía a sentir en su rostro, como una ráfaga
recurrente, el aliento frío de la sorpresa de su último pretendiente, su
único recurso era taparse bien la cabeza hasta que el viento amainara. La
verdad es que no podía hacer más de lo que hacía. Pero la manera en que lo
llevaba a cabo tenía tan poca gracia como cualquier movimiento puramente
físico realizado en una actitud forzada, lo cual alejaba de ella el menor
deseo de enorgu llecerse de su conducta. No obstante, ello se mezclaba con
una sensación de libre albedrío que le era sumamente grata en sí misma y
que, mientras vagaba por la inmensa ciudad en compañía de sus dispares
compañeros, exteriorizaba mediante demostraciones estrafalarias. Así
acontecía que, cuando, por ejemplo, paseaban por los jardines de
Kensington, se detenía a conversar con los rapaces que jugaban en la
hierba, especialmente con los más pobres; les preguntaba sus nombres, les
daba unas monedas de cobre y a los más graciosos los besaba. Ralph tomaba
nota de todas esas raras salidas, como de todo lo que ella hacía. Un día,
para hacer pasar un rato a sus compañeras, las invitó a J tomar el té en
su casa de Winchester Square y, a tal efecto, hizo que la arreglaran y
pusieran lo más posible en orden para recibir la visita. Había all_37í
otro invitado, un simpático soltero, antiguo amigo de Ralph, que se
hallaba casualmente de paso en la ciudad, y para quien entrar en inmediato
trato con la señorita Stackpole no parecía entrañar la menor dificultad ni
despertarle el más leve temor. El señor Bantling, hombre de unos cuarenta
años, fornido, atildado, admirablemente vestido, conocedor de todo y
extravagantemente divertido, se rió a mandíbula batiente con todas las
cosas que Henrietta dijo, le ofreció varias tazas de té, examinó con ella
la nada desdeñable colección de curiosidades de Ralph y, luego, cuando el
anfitrión les propuso salir a la plaza diciendo que les ofrecía una
fete-champétre, dio unas cuantas vueltas con ella por el recinto,
mostrando una gran pasión, charlando como si experimentase un enorme
interés por el asunto discutido, ante las r eflexiones de ella acerca de
la vida interior.
|
"Oh, I see; I dare say you found it very
quiet at Gardencourt. Naturally there′s not much going on there when
there′s such a lot of illness about. Touchett′s very bad, you know; the
doctors have forbidden his being in England at all, and he has only come
back to take care of his father. The old man, I believe, has half a dozen
things the matter with him. They call it gout, but to my certain knowledge
he has organic disease so developed that you may depend upon it he′ll go,
some day soon, quite quickly. Of course that sort of thing makes a
dreadfully dull house; I wonder they have people when they can do so
little for them. Then I believe Mr. Touchett′s always squabbling with his
wife; she lives away from her husband, you know, in that extraordinary
American way of yours. If you want a house where there′s always something
going on, I recommend you to go down and stay with my sister, Lady Pensil,
in Bedfordshire. I′ll write to her to-morrow and I′m sure she′ll be
delighted to ask you. I know just what you want --you want a house where
they go in for theatricals and picnics and that sort of thing. My sister′s
just that sort of woman; she′s always getting up something or other and
she′s always glad to have the sort of people who help her. I′m sure she′ll
ask you down by return of post: she′s tremendously fond of distinguished
people and writers. She writes herself, you know; but I haven′t read
everything she has written. It′s usually poetry, and I don′t go in much
for poetry --unless it′s Byron. I suppose you think a great deal of Byron
in Ameri ca," Mr. Bantling continued, expanding in the stimulating air of
Miss Stackpole′s attention, bringing up his sequences promptly and
changing his topic with an easy turn of hand. Yet he none the less
gracefully kept in sight of the idea, dazzling to Henrietta, of her going
to stay with Lady Pensil in Bedfordshire. "I understand what you want; you
want to see some genuine English sport. The Touchetts aren′t English at
all, you know; they have their own habits, their own language, their own
food --some odd religion even, I believe, of their own. The old man thinks
it′s wicked to hunt, I′m told. You must get down to my sister′s in time
for the theatricals, and I′m sure she′ll be glad to give you a part. I′m
sure you act well; I know you′re very clever. My sister′s forty years old
and has seven children, but she′s going to play the principal part. Plain
as she is she makes up awfully well --I WILL say for her. Of course you
needn′t act if you don′t want to."
|
-Ya me doy cuenta. Me atrevería a decir que Gardencourt le ha
parecido a usted de una quietud desesperante. Naturalmente, no puede haber
mucho ajetreo en un sitio cuando se está tan enfermo. Touchett está muy
mal, ya sabe. Los médicos le han prohibido terminantemente que esté en
Inglaterra, pero él ha venido para cuidar a su padre. Y el pobre viejo,
según creo, tiene por lo menos media docena de achaques. Dicen que es la
gota, i pero yo tengo entendido que se trata de una enfermedad orgánica
tan avanzada que puede usted tener por seguro que desaparecerá a la
carrera el día menos pensado. Naturalmente, todas estas circunstancias
hacen tremendamente triste cualquier casa; lo que me asombra es que les
guste recibir gente cuando pueden hacer tan poca cosa para obsequiarla.
Además, me imagino que el señor Touchett estará discutiendo constantemente
con su mujer. Como usted sabe, viven separados siguiendo esa curiosa
costumbre de los americanos. Si usted quiere ver una casa donde siempre
pasan cosas, le recomiendo que pase unos días con mi hermana, lady Pensil,
en Bedfordshire. Mañana mismo le escribiré y tengo la plena seguridad de
que la invitará enseguida. Ya me hago cargo de lo que usted precisa: una
casa donde la gente sea aficionada al teatro, las merendolas y cosas por
el estilo. Pues mi hermana es precisamente una mujer que ni pintada para
todo ello; se pasa la vida organizando una u otra fiesta y le encanta
tener gente que pueda ayudarla. Estoy seguro de que la invitará a vuelta
de correo, pues le gustan a rabiar los escritores y toda clase de gente
distinguida. Ella escribe también, ¿sabe usted?, pero no he leído nada
suyo. Por lo general escribe versos, y yo no soy un gran aficionado a la
poe sía..., a no ser la de Byron. Me figuro que admirarán mucho a Byron en
Norteamérica... -prosiguió el señor Bantling, excitando la estimulada
atención de la señorita Stackpole, sacando extrañas conclusiones con una
extraordinaria facilidad y cambiando de tema como quien hace un trabajo de
prestidigitación. Y con aquella versatilidad tan sugestiva, insistió en la
idea, cautivadora y fascinante para Henrietta, de hacerle ir a pasar unos
días en casa de lady Pensil, en Bedfordshire-. Sé perfectamente lo que
usted quiere; lo que quiere es ver y disfrutar de algún pasatiempo
genuinamente inglés. Los Touchett, como sabe, no tienen nada de ingleses.
Tienen sus propias costumbres, su propia manera de hablar, sus comidas
especiales..., incluso creo que profesan una extraña religión particular.
Según dicen, el anciano considera la caza un pecado. Debería usted ir a
casa de mi hermana durante los –preparativos para la función teatral;
seguro que le dará un papel y no me cabe la menor duda de que lo hará
usted muy bien, pues veo que es muy inteligente. Mi hermana tiene ya
cuarenta años y siete hijos, pero va a interpretar el papel principal. A
pesar de lo sencilla que es, se maquilla muy bien..., dadas sus
condiciones, por supuesto. Ni que decir tiene que, si no desea actuar, no
está obligada a hacerlo.
|
In this manner Mr. Bantling delivered
himself while they strolled over the grass in Winchester Square, which,
although it had been peppered by the London soot, invited the tread to
linger. Henrietta thought her blooming, easy-voiced bachelor, with his
impressibility to feminine merit and his splendid range of suggestion, a
very agreeable man, and she valued the opportunity he offered her. "I
don′t know but I WOULD go, if your sister should ask me. I think it would
be my duty. What do you call her name?"
|
De tal suerte iba expresándose el señor Bantling mientras
caminaban lentamente por el césped, que, aunque salpicado del hollín de
las chimeneas londinenses, invitaba a estirar las piernas. Aquel solterón
gallardo y elocuente, tan impresionable ante las altas cualidades
femeninas y con sugerencias tan interesantes, le pareció a Henrietta un
hombre verdaderamente grato y apreció e n lo mucho que para ella valían
las oportunidades que le brindaba. -Si su hermana me invitase, desde luego
que iría -le dijo-. Creo que es mi deber. ¿Cómo dice usted que se
apellida?
|
"Pensil. It′s an odd name, but it isn′t a
bad one."
|
-Pensil. Un apellido raro, pero nada malo.
|
"I think one name′s as good as another.
But what′s her rank?"
|
-Para mí lo mismo da uno que otro. Pero ¿cuál es su rango
social?
|
"Oh, she′s a baron′s wife; a convenient
sort of rank. You′re fine enough and you′re not too fine."
|
-Es esposa de un barón; una posición bastante aceptable.
Refinada, pero no demasiado.
|
"I don′t know but what she′d be too fine
for me. What do yo u call the place she lives in --Bedfordshire?"
|
-Seguro que demasiado refinada para mí. ¿Cómo dice usted que
se llama- el sitio donde vive? ¿Bedfordshire?
|
"She lives away in the northern corner of
it. It′s a tiresome country, but I dare say you won′t mind it. I′ll try
and run down while you′re there."
|
-Vive en la parte norte del condado. Es un paraje aburrido,
pero no creo que a usted le importe. Por mi parte, yo trataré de ir allá
mientras usted esté.
|
All this was very pleasant to Miss
Stackpole, and she was sorry to be obliged to separate from Lady Pensil′s
obliging brother. But it happened that she had met the day before, in
Piccadilly, some friends whom she had not seen for a year: the Miss
Climbers, two ladies from Wilmington, Delaware, who had been travelling on
the Continent and were now preparing to re-embark. Henrietta had had a
long interview with them on the Piccadilly pavement, and though the three
ladies all talked at once they had not exhausted their store. It had been
agreed therefore that Henrietta should come and dine with them in their
lodgings in Jermyn Street at six o′clock on the morrow, and she now
bethought herself of this engagement. She prepared to st art for Jermyn
Street, taking leave first of Ralph Touchett and Isabel, who, seated on
garden chairs in another part of the enclosure, were occupied --if the
term may be used --with an exchange of amenities less pointed than the
practical colloquy of Miss Stackpole and Mr. Bantling. When it had been
settled between Isabel and her friend that they should be reunited at some
reputable hour at Pratt′s Hotel, Ralph remarked that the latter must have
a cab. She couldn′t walk all the way to Jermyn Street.
|
La señorita Stackpole estaba en cantada con todo lo que le
decía el hermano de lady Pensil, pero, muy a pesar suyo, no tenía más
remedio que dejarle porque la estaban esperando unas amigas que encontró
en Piccadilly el día antes y a las que no había visto desde hacía más de
un año: las señoritas Climbers, dos damas de Wilmington, del estado de
Delaware, que tras haber viajado por todo el continente se preparaban para
regresar a su país. Henrietta había sostenido con ellas una larga
conversación en pleno Piccadilly, pero, aun cuando las tres hablaban al
mismo tiempo, les quedaron muchas cosas en el tintero. Así pues, acordaron
que Henrietta iría a cenar con ellas en su alojamiento de Jermyn Street a
las seis de la tarde del día siguiente; y acababa de acordarse entonces de
tal compromiso. Por consiguiente, se dispuso a ir a la mencionada callé,
despidiéndose pri mero de Ralph e Isabel, que, sentados en un banco en
otro lado de la plaza, se hallaban ocupados -si así puede decirse- en
intercambiar amenidades a buen seguro menos provechosas que las que habían
compartido Henrietta y el señor Bantling. Una vez de acuerdo Isabel y su
amiga en que se encontrarían después a una hora respetable en el hotel
Pratt, Ralph señaló que la periodista debía tomar un coche, pues no podía
ir a pie hasta Jermyn Street.
|
"I suppose you mean it′s improper for me
to walk alone!" Henrietta exclaimed. "Merciful powers, have I come to
this?"
|
-Me figuro que lo que quiere decir es que no está bien que
vaya sola por la calle. ¡Santo cielo! -exclamó Henrietta- ¿Y para esto he
venido yo aquí?
|
"There′s not the slightest need of your
walking alone," Mr. Bantling gaily interposed. "I should be greatly
pleased to go with you."
|
-No es en absoluto necesario que vaya usted a pie sola -dijo
alegremente el señor Bantling-. Será un gran placer para mí acompañarla.
|
"I simply meant that you′d be late for
dinner," Ralph returned. "Those poor ladies may easily believe that we
refuse, at the last, to spare you."
|
-Lo que quise decir -re plicó Ralph- es que llegará tarde a la
cena y las pobres señoras podrían creer que al final nos hemos resistido a
privarnos de su presencia.
|
"You had better have a hansom,
Henrietta," said Isabel.
|
-Me parece que lo mejor es que tomes un coche, Henrietta -dijo
Isabel.
|
"I′ll get you a hansom if you′ll trust
me," Mr. Bantling went on. "We might walk a little till we meet one."
|
-Si no desconfía de mí, yo le conseguiré uno -ve ofreció el
señor Bantling-. Caminaremos un poco hasta dar con él.
|
"I don′t see why I shouldn′t trust him,
do YOU?" Henrietta enquired of Isabel.
|
-No veo motivo para no fiarme de él, ¿y tú? -le preguntó
Henrietta a Isabel.
|
"I don′t see what Mr. Bantling could do
to you," Isabel obligingly answered; "but, if you like, we′ll walk with
you till you find your cab."
|
-No ve me ocurre qué podría hacerte el señor Bantling
-respondió cortésmente Isabel-. Pero, vi quieres, iremos con vosotros
hasta que encuentres el carruaje.
|
"Never mind; we′ll go alone. Come on, Mr.
Bantling, and take care you get me a good one."
|
-No os molestéis, iremos solos. Vamos, señor Bantling, y a ver
vi me consigue uno de los buenos. R
|
Mr. Bantling promised to do his best, and
the two took their departure, leaving the girl and her cousin together in
the square, over which a clear September twilight had now begun to gather.
It was perfectly still; the wide quadrangle of dusky houses showed lights
in none of the windows, where the shutters and blinds were c losed; the
pavements were a vacant expanse, and, putting aside two small children
from a neighbouring slum, who, attracted by symptoms of abnormal animation
in the interior, poked their faces between the rusty rails of the
enclosure, the most vivid object within sight was the big red pillar-post
on the southeast corner.
|
Se comprometió el señor Bantling a hacer todo lo que pudiera y
ambos ve marcharon dejando a la muchacha y a su primo juntos en Winchester
Square, que la luz del suave crepúsculo septembrino comenzaba a embrujar.
Reinaba allí la más absoluta calma. El ancho cuadrilátero de casas de la
oscura plaza no mostraba todavía ninguna luz en sus ventanas, cuyas
celosías y persianas estaban cerradas; el pavimento era una superficie
totalmente despejada y, a no ver por dos chiquillos de una de las
callejuelas próximas que, atraídos por la inusitada animación en el
interior de la plaza, metían la cabeza por entre los barrotes de la verja,
el objeto más vivo a la vista habría sido la roja columna del ángulo
sudeste.
|
"Henrietta will ask him to get into the
cab and go with her to Jermyn Street," Ralph observed. He always spoke of
Miss Stackpole as Henrietta.
|
-Henrietta le pedirá que suba al coche y la acompañe hasta la
calle Jermyn, estoy segur o -dijo Ralph al cabo de un momento. Al hablar
de la señorita Stackpole decía siempre simplemente Henrietta.
|
"Very possibly," said his companion.
|
-Es muy posible -respondió su compañera.
|
"Or rather, no, she won′t," he went on.
"But Bantling will ask leave to get in."
|
-Aunque tal vez no ve lo pida, y entonces verá Bantling quien
lo haga.
|
"Very likely again. I′m very glad they′re
such good friends."
|
-También es muy posible. Me alegro mucho de que hayan
congeniado tanto.
|
"She has made a conquest. He thinks her a
brilliant woman. It may go far," said Ralph.
|
-Ella ha hecho una conquista. Bantling la convidera una mujer
brillante. Esto puede llegar lejos.
|
Isabel was briefly silent. "I call
Henrietta a very brilliant wo man, but I don′t think it will go far. They
would never really know each other. He has not the least idea what she
really is, and she has no just comprehension of Mr. Bantling."
|
-Yo también considero a Henrietta una mujer brillante -dijo
Isabel tras un breve silencio-, pero no creo que esto pueda ir lejos. No
llegarían nunca a conocerse de veras. Ni él tiene la menor idea de lo que
ella es, ni ella la acertada comprensión del señor Bantling.
|
"There′s no more usual basis of union
than a mutual misunderstanding. But it ought not to be so difficult to
understand Bob Bantling," Ralph added. "He is a very simple organism."
|
-La base más frecuente de una unión suele ser la falta de
entendimiento recíproco -dijo su primo-. Sin embargo -añadió-, no debe de
ver tarea difícil comprender a Bantling, porque es un espíritu sencillo.
|
"Yes, but Henrietta′s a simpler one
still. And, pray, what am I to do?" Isabel asked, looking about her
through the fading light, in which the limited landscape-gardening of the
square took on a large and effective appearance. "I don′t imagine that
you′ll propose that you and I, for our amusement, shall drive about London
in a hansom."
|
-De acuerdo, pero Henrietta lo es más todavía. En fin, ¿qué
podemos hacer? -preguntó Isabel mirando a través de la luz evanescente,
bajo la cual el limitado paisaje ajardinado de la plaza adquirió una
apariencia de auténtica amplitud-. No creo que ve te ocurra proponer que,
para divertirnos, nos vayamos en un coche a dar vueltas por las calles de
Londres.
|
"There′s no reason we shouldn′t stay here
--if you don′t dislike it. It′s very warm; there will be half an hour yet
before dark; and if you permit it I′ll light a cigarette."
|
-No hay razón para que no permanezcamos aquí..., a no ver que
no te agrade. Hace una agradable temperatura, falta todavía cosa de media
hora para que sea completamente oscuro y..., vi me lo permites, encenderé
un cigarrillo.
|
"You may do what you please," said
Isabel, "if you′ll amuse me till seven o′clock. I propose at that hour to
go back and partake of a simple and solitary repast --two poached eggs and
a muffin --at Pratt′s Hotel."
|
-Puedes hacer lo que quieras -dijo Isabel- con tal que me
entretengas hasta las siete. A esa hora me iré al hotel Pratt y me sentaré
sólita a ingerir mi cena: dos huevos pasados por agua y un panecillo.
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"Mayn′t I dine with you?" Ralph asked.
|
-¿Me permites cenar contigo? -preguntó Ralph.
|
"No, you′ll dine at your club."
|
-No; tú cenaras en tu club.
|
They had wandered back to their chairs in
the centre of the square again, and Ralph had lighted his cigarette. It
would have given him extreme pleasure to be present in person at the
modest little feast she had sketched; but in default of this he liked even
being forbidden. For the moment, however, he liked immensely being alone
with her, in the thickening dusk, in the centre of the multitudinous town;
it made her seem to depend upon him and to be in his power. This power he
could exert but vaguely; the best exercise of it was to accept her
decisions submissively --which indeed there was already an emotion in
doing. "Why won′t you let me dine with you?" he demanded after a pause.
|
Habían vuelto a sus asientos en el centro de la plaza y Ralph
encendió su cigarrillo. Sin duda le habría agradado enormemente haber
tomado parte en el modestísimo festín que ella acababa de describir, pero,
en su defecto, le encantaba que se lo prohibiera. En aquel instante lo que
le gustaba extraordinariamente era estar a solas con ella, en la oscuridad
que iba poco a poco adensándose en medio de la enorme ciudad
multitudinaria, imaginar que dependía de él y estaba bajo su poder. Sin
embargo, no podía ejerc itar semejante poder sino muy vagamente, y la
mejor manera que de hacerlo tenía era acatando sumisamente toda decisión
de ella. Así, después de una pausa, preguntó: -¿Por qué no me permites
cenar contigo?
|
"Because I don′t care for it."
|
Porque no me interesa.
|
"I suppose you′re tired of me."
|
-Me figuro que estarás cansada de mí.
|
"I shall be an hour hence. You see I have
the gift of foreknowledge."
|
-Lo estaré dentro de una hora. Como ves, tengo el don de
prever las cosas.
|
"Oh, I shall be delightful meanwhile,"
said Ralph. But he said nothing more, and as she made no rejoinder they
sat sometime in a stillness which seemed to contradict his promise of
entertainment. It seemed to him she was preoccupied, and he wondered what
she was thinking about; there were two or three very possible subjects. At
last he spoke again. "Is your objection to my society this evening caused
by your expectation of another visitor?"
|
-Te prometo que de ahora en adelante seré entretenido -aseguró
Ralph. Pero no se le ocurrió decir nada más y, como ella no le replicó
tampoco, continuaron durante algún tiempo sentados y en una calma que
parecía una flagrante contradicción a la promesa de entretenimiento que él
acababa de formular. Se le antojó que estaba preocupada, y se preguntaba a
sí mismo en qué estaría pensando, pues tenía dos o tres motivos de
cavilación. Por fin, preguntó de nuevo-: ¿El negarte a que te acompañe a
cenar esta noche es porque esperas a algún otro visitante?
|
She turned her head with a glance of her
clear, fair eyes. "Another visitor? What visitor should I have?"
|
Ella se volvió, le miró con sus ojos claros y serenos, y dijo:
-¿Otro visitante? ¿Qué otro visitante quieres que tenga?
|
He had none to sugges t; which made his
question seem to himself silly as well as brutal. "You′ve a great many
friends that I don′t know. You′ve a whole past from which I was perversely
excluded."
|
Y, en efecto, no tenía a quién sugerir, lo que hizo que su
pregunta le pareciese a él mismo tan tonta como brutal. -Tienes muchos
amigos que yo no conozco -se atrevió finalmente a insinuar-. Posees todo
un pasado del que he sido deliberada y perversamente excluido.
|
"You were reserved for my future. You
must remember that my past is over there across the water. There′s none of
it here in London."
|
-Porque estabas reservado para mi futuro. No debes olvidar que
mi pasado quedó al otro lado del mar y que no hay nada de él en Londres.
|
"Very good, then, since your future is
seated beside you. Capital thing to have your future so handy." And Ralph
lighted another cigarette and reflected that Isabel probably meant she had
received news that Mr. Caspar Goodwood had crossed to Paris. After he had
lighted his cigarette he puffed it a while, and then he resumed. "I
promised just now to be very amusing; but you see I don′t come up to the
mark, and the fact is there′s a good deal of temerity in one′s undertaking
to amuse a person like you. What do you care for my feeble attempts?
You′ve grand ideas --you′ve a high standard in such matters. I ough t at
least to bring in a band of music or a company of mountebanks."
|
-Perfectamente. Entonces el futuro que te concierne se halla
sentado a tu lado. Es estupendo tener el futuro tan a mano. -Ralph
encendió otro cigarrillo pensando si tal vez Isabel habría querido decir
que tenía noticias de que Caspar Goodwood estaba en París. Después exhaló
una bocanada de humo y añadió, resumiendo-: Hace un momento te prometí que
iba a ser entretenido, pero ya ves que no me salgo con la mía, y es porque
resulta una gran temeridad intentar entretener a una persona como tú.
¿Cómo van a interesarte mis pobres esfuerzos? Tú acaricias grandes
ideas..., tienes pensamientos muy elevados sobre muchos asuntos, mientras
que yo he de limitarme a meter en mis habitaciones una pequeña orquesta o
una compañía de saltimbanquis.
|
"One mountebank′s enough, and you do very
well. Pray go on, and in another ten minutes I shall begin to laugh."
|
-Con un saltimbanqui basta, y tú lo haces muy bien. Vamos,
sigue, que dentro de diez minutos soltaré la carcajada.
|
"I assure you I′m very serious," said
Ralph. "You do really ask a great deal."
|
-Te advierto que hablo en serio -contestó Ralph-. De veras,
pides demasiado.
|
"I don′t know what you mean. I ask
nothing!"
|
-No sé lo que quieres decir. Yo no pido absolutamente nada.
|
"You accept nothing," said Ralph. She
coloured, and now suddenly it seemed to her that she guessed his meaning.
But why should he speak to her of such things? He hesitated a little and
then he continued: "There′s something I should like very much to say to
you. It′s a question I wish to ask. It seems to me I′ve a right to ask it,
because I′ve a kind of interest in the answer."
|
-Di mejor que no aceptas nada. Se ruborizó ella mucho y le
pareció adivinar de pronto adonde quería él ir a parar. Pero ¿a santo de
qué tenía que hablarle de semejante cosa? Ralph se detuvo un instante como
dudando y luego prosiguió: -Me agradaría mucho decirte una cosa. Es algo
que quisiera preguntarte y creo que tengo derecho a hacerlo porque la
respuesta me interesa enormemente.
|
"Ask what you will," Isabel replied
gently, "and I′ll try to satisfy you."
|
-Pregunta lo que quieras -contestó Isabel con amabilidad-.
Trataré de complacerte.
|
"Well then, I hope you won′t mind m y
saying that Warburton has told me of something that has passed between
you."
|
-Bien. Supongo, entonces, que no te molestará que te di ga que
Warburton me ha hecho saber algo que ha sucedido entre vosotros dos.
|
Isabel suppressed a start; she sat
looking at her open fan. "Very good; I suppose it was natural he should
tell you."
|
Isabel reprimió su primer impulso y permaneció sentada mirando
con calma su abanico, que tenía abierto. -Era natural que te hiciese algún
comentario al respecto.
|
"I have his leave to let you know he has
done so. He has some hope still," said Ralph.
|
-Tengo su autorización para decirte que lo hizo -dijo Ralph-.
Él tiene todavía esperanzas...
|
"Still?"
|
¿Todavía?
|
"He had it a few days ago."
|
-Por lo menos, hace unos pocos días aún las tenía.
|
"I don′t believe he has any now," said
the girl.
|
-Pues ahora no creo que tenga ya ninguna -replicó ella.
|
"I′m very sorry for him then; he′s such
an honest man."
|
-Entonces lo siento de veras por él. Es una buena persona.
|
"Pray, did he ask you to talk to me?"
|
-Dime, por favor, ¿te pidió él que me hablases?
|
"No, not that. But he told me because he
couldn′t help it. We′re old friends, and he was greatly disappointed. He
sent me a line asking me to come and see him, and I drove over to
Lockleigh the day before he and his sister lunched with us. He was very
heavy-hearted; he had just got a letter from y ou."
|
-No, eso no; pero me lo cont_243ó porque el pobre no pudo
remediarlo. Somos buenos y viejos amigos, y el infeliz estaba
profundamente decepcionado. Me mandó unas líneas pidiéndome que fuese a
verlo y fui en el coche a Lockleigh el día antes de que él y su hermana
vinieran a almorzar con nosotros. Estaba tan triste... Acababa de recibir
una carta tuya.
|
"Did he show you the letter?" asked
Isabel with momentary loftiness.
|
-¿Te enseñó la carta? -preguntó Isabel en un instante de
momentánea altivez.
|
"By no means. But he told me it was a
neat refusal. I was very sorry for him," Ralph repeated.
|
-No, pero me dijo que era una negativa categórica. Yo lo sentí
verdaderamente mucho por él -volvió a decir Ralph.
|
For some moments Isabel said nothing;
then at last, "Do you know how often he had seen me?" she enquired. "Five
or six times."
|
Isabel permaneció en silencio un momento, y luego preguntó:
-¿Sabes cuántas veces me ha visto en total? No más de cinco o seis.
|
"That′s to your glory."
|
-Eso redunda en honor tuyo.
|
"It′s not for that I say it."
|
-No l o digo por eso.
|
"What then do you say it for? Not to
prove that poor Warburton′s state of mind′s superficial, because I′m
pretty sure you don′t think that."
|
-¿Por qué, entonces? No será para demostrar que el pobre
Warburton tiene un espíritu superficial, porque estoy completamente,
seguro de que no piensas semejante cosa.
|
Isabel certainly was unable to say she
thought it; but presently she said something else. "If you′ve not been
requested by Lord Warburton to argue with me, then you′re doing it
disinterestedly --or for the love of argument."
|
Indudablemente, Isabel no podía afirmar que lo pensase, pero
se abstuvo de decir nada en contra de ello. -Si lord Warburton no te ha
pedido que discutas el asunto conmigo, es que lo haces desinteresadamente
o... por ganas de discutir.
|
"I′ve no wish to argue with y ou at all.
I only wish to leave you alone. I′m simply greatly interested in your own
sentiments."
|
-No tengo ningunas ganas de discutir contigo. Lo único que
quiero es dejarte tranquila. Pero tus sentimientos despiertan en mí un
profundo interés.
|
"I′m greatly obliged to you!" cried
Isabel with a slightly nervous laugh.
|
-Te quedo sumamente agradecida -replicó Isabel con una risita
un tanto nerviosa.
|
"Of course you mean that I′m meddling in
what doesn′t concern me. But why shouldn′t I speak to you of this matter
without annoying you or embarrassing myself? What′s the use of being your
cousin if I can′t have a few privileges? What′s the use of adoring you
without hope of a reward if I can′t have a few compensations? What′s the
use of being ill and disabled and restricted to mere spectatorship at the
game of life if I really can′t see the show when I′ve paid so much for my
ticket? Tell me this," Ralph went on while she listened to him with
quickened attention. "What had you in mind when you refused Lord
Warburton?"
|
-Ya veo, con eso quieres decirme que estoy metiéndome en lo
que no me importa. Pero ¿por qué no he de poder hablarte de ello sin que
te moleste o sin comprometerme a mí mismo? Si ser tu primo no me confiere
ciertos privilegios, entonces, ¿para qué lo soy? ¿De qué ha de servirme
adorarte sin la menor esperanza jamás de una recompensa, por
insignificante que sea? ¿De qué sirve estar enfermo, inútil y reducido al
papel de mero espectador del interesante juego de la vida, si no se me ha
de permitir siquiera ver la función después de haber pagado tan cara la
entrada? Dime la verdad -prosiguió Ralph mientras ella le escuchaba con
atención creciente-, ¿en qué estabas pensando en el momento de rechazar a
lord Warburton?
|
"What had I in mind?"
|
-¿Cómo que en qué estaba pensando?
|
"What was the logic --the view o f your
situation --that dictated so remarkable an act?"
|
-Sí. ¿Con qué lógica..., qué visión de tu situación futura te
aconsejó acto tan incomprensible?
|
"I didn′t wish to marry him --if that′s
logic."
|
-La lógica... de que no quería casarme con él.
|
"No, that′s not logic --and I knew that
before. It′s really nothing, you know. What was it you SAID to yourself?
You certainly said more than that."
|
-No, eso no es una cosa lógica..., eso ya lo sabía yo. La
verdad es que no fue nada, y tú lo sabes perfectamente. ¿Qué te dijiste a
ti misma? Seguro que hubo de ser algo más que eso.
|
Isabel reflected a moment, then answered
with a question of her own. "Why do you call it a remarkable act? That′s
what your mother thinks too."
|
Isabel reflexionó un instante y replicó preguntando a su vez:
-¿Por qué calificas de «tan incomprensible» mi acto? Es lo mismo que opina
tu madre.
|
"Warburton′s such a thorough good sort;
as a man, I consider he has hardly a fault. And then he′s what they call
here no end of a swell. He has immense possessions, and his wife would be
thought a superior being. He unites the intrinsic and the extrinsic
advantages."
|
-Porque Warburton es verdaderamente un buen partido. Como
hombre, creo que no tiene apenas faltas que echarle en cara. Además, no es
nada pretencioso. Posee grandes propiedades y su esposa sería seguramente
considerada un ser superior. Reúne todas las ventajas materiales y
morales.
|
Isabel watched her cousin as to see how
far he would go. "I refused him because he was too perfect then. I′m not
perfect myself, and he′s too good for me. Besides, his perfection w ould
irritate me."
|
Contempló Isabel a su primo como tratando de adivinar hasta
dónde pretendía llegar. Luego declaró: -Lo rechacé porque entonces me
pareció demasiado perfecto. Yo no tengo nada de perfecta y es demasiado
para mí. Además, estoy segura de que tanta perfección acabaría por
exasperarme.
|
"That′s ingenious rather than candid,"
said Ralph. "As a fact you think nothing in the world too perfect for
you."
|
-Mucho más ingenioso que sincero es eso que acabas de decir
-observó Ralph-. Para empezar, tú no crees que haya en el mundo nada
demasiado perfecto para ti.
|
"Do you think I′m so good?"
|
-¿Tanto crees que me figuro que valgo?
|
"No, but you′re exacting, all the same,
without the excuse of thinking yourself good. Nineteen women out of
twenty, however, even of the most exacting sort, would have managed to do
with Warburton. Perhaps you don′t know how he has been stalked."
|
-No, pero, aun sin creerte demasiado buena tú misma, eres en
extremo exigente. Diecinueve mujeres de cada veinte, aun de las más
exigentes, sin duda se las habrían arreglado para pescar a Warburton. ¡Si
supieras cuántas y de qué modo han tratado d e cazarle!
|
"I don′t wish to know. But it seems to
me," said Isabel, "that one day when we talked of him you mentioned odd
things in him."
|
-No me importa ni quiero saberlo -dijo Isabel-. Sin embargo,
recuerdo que un día, al hablar de él, me dijiste que tenía rarezas.
|
Ralph smokingly considered. "I hope that
what I said then had no weight with you; for they were not faults, the
things I spoke of: they were simply peculiarities of his position. If I
had known he wished to marry you I′d never have alluded to them. I think I
said that as regards that position he was rather a sceptic. It would have
been in your power to make him a believer."
|
Ralph dio una larga chupada al cigarrillo y reflexionó. -Tengo
la seguridad de que lo que entonces dije no podía afectarte, porque las
cosas a que me refería no eran precisamente faltas, sino meras
singularidades de su situación. Y, si hubiera imaginado que pensaba
casarse contigo, jamás habría aludido a ellas. Creo haber dicho que era un
escéptico con respecto a su posición.
|
"I think not. I don′t understand the
matter, and I′m not conscious of any mission of that sort. You′re
evidently disappointed," Isabel added, looking at her cousin with rueful
gentleness. "You′d have liked me to make such a marriage."
|
Tal vez habría estado en tu mano convertirle de escéptico en
creyente. -No lo creo. No entiendo de esos asuntos y tengo el
convencimiento de que no estoy destinada a desempeñar ninguna misión de
esa índole. -Luego, contemplando a su primo con tris te amabilidad,
añadió-: ¿Te habría gustado que yo contrajera ese matrimonio?
|
"Not in the least. I′m absolutely without
a wish on the subject. I don′t pretend to advise you, and I content myself
with watching you --with the deepest interest."
|
-De ninguna manera. No tengo arte ni parte en el asunto. No
pretendo aconsejarte; me contento con observarte... con el más profundo
interés.
|
She gave rather a conscious sigh. "I wish
I could be as interesting to myself as I am to you!"
|
-¡Ojalá me inspirase yo a mí misma tanto interés como te lo
inspiro a ti! -exclamó Isabel exhalando un profundo suspiro.
|
"There you′re not candid again; you′re
extremely interesting to yourself. Do you know, however," said Ralph,
"that if you′ve really given Warburton his final answer I′m rather glad it
has been what it was. I don′t mean I′m glad for you, and still less of
course for him. I ′m glad for myself."
|
-Tampoco ahora eres sincera. Tú te interesas enormemente en ti
misma. -Y añadió, animándose-: ¿Sabes que, si verdaderamente le has dado a
Warburton una respuesta definitiva, estoy por alegrarme de que haya sido
la que ha sido? Esto no significa que me alegre por ti, y mucho menos por
él, sino por mí mismo.
|
"Are YOU thinking of proposing to me?"
|
-¿Es que te propones hacerme una declaración?
|
"By no means. From the point of view I
speak of that would be fatal; I should kill the goose that supplies me
with the material of my inimitable omelettes. I use that animal as the
symbol of my insane illusions. What I mean is that I shall have the thrill
of seeing what a young lady does who won′t marry Lord Warburton."
|
-De ningún modo. Desde el punto de vista que estoy hablando,
sería fatal para mí. Sería matar la gallina que me proporciona los huevos
para mis incomparables tortillas, y ése es un animal que yo utilizo como
símbolo de mis locas ilusiones. Quiero dar a entender que debo disfrutar
de la emoción de observar qué se le ocurre hacer a una muchacha que
desdeña casarse con lord Warburton.
|
"That′s what your mother counts upon
too," said Isabel.
|
-Eso es lo que espera también tu madre.
|
"Ah, there will be plenty of spectators!
We shall hang on the rest of your career. I shall not see all of it, but I
shall probably see the most interesting years. Of course if you were to
marry our friend you′d still have a career --a very decent, in fact a very
brilliant one. But relatively speaking it would be a little prosaic. It
would be definitely marked out in advance; it would be wanting in the
unexpected. You know I′m extremely fond of the unexpected, and now that
you′ve kept the game in your hands I depend on your giving us some grand
example of it."
|
-¡Ah! ¡No te quepa la menor duda de que habrá innumerables
espectadores! Todos estaremos pendientes del desarrollo de tu carrera.
Seguramente yo no podré observarla toda, pero sí tal vez sus años más
interesantes. Desde luego, casándote con nuestro amigo también harías
carrera..., muy decente y brillante, por cierto, au nque un tanto
prosaica, establecida de antemano, carente por completo de improvisación y
de elementos inesperados. Ya sabes cómo me gusta a mí lo inesperado, y
ahora que tú te has lanzado a la empresa, confío en que nos des un ejemplo
formidable de ello.
|
"I don′t understand you very well," said
Isabel, "but I do so well enough to be able to say that if you look for
grand examples of anything from me I shall disappoint you."
|
-Creo que no te comprendo del todo, pero sí lo suficiente para
decir que, si esperas de mí ejemplos sorprendentes, me temo que te
decepcionaré.
|
"You′ll do so only by disappointing
yourself --and that will go hard with you!"
|
-Eso sólo sucederá si te decepcionas a ti misma..., ¡y te
resultará muy difícil!
|
To this she made no direct reply; there
was an amount of truth in it that would bear consideration. At last she
said abruptly: "I don′t see what harm there is in my wishing not to tie
myself. I don′t want to begin life by marrying. There are other things a
woman can do."
|
Isabel no contestó directamente, pues había en ello no poco de
verdad que merecía la reflexión más profunda. Por fin dijo malhumorada:
-No veo qué puede haber de malo en no querer atarme. No quiero empezar la
vida casándome. Hay otras mil cosas que una muje r puede hacer.
|
"There′s nothing she can do so well. But
you′re of course so many-sided."
|
-Ninguna tan bien como ésa. Pero tú tienes múltiples facetas.
|
"If one′s two-sided it′s enough," said
Isabel.
|
-Con tener dos, ya basta -repuso Isabel.
|
"You′re the most charming of po lygons!"
her companion broke out. At a glance from his companion, however, he
became grave, and to prove it went on: "You want to see life --you′ll be
hanged if you don′t, as the young men say."
|
-Tú tienes más; eres el más delicioso de los poliedros
-exclamó su compañero, que se puso serio al ver que ella le miraba
fijamente. Para probar su seriedad se le ocurrió añadir-: Quieres ver la
vida... ¡y que te ahorquen si no lo consigues!, como dicen los muchachos.
|
"I don′t think I want to see it as the
young men want to see it. But I do want to look about me."
|
-No creo que desee verla como los jóvenes la quieren ver. Pero
sí echar un vistazo a mi alrededor.
|
"You want to drain the cup of
experience."
|
-Ya comprendo, quieres apurar la copa de la experiencia.
|
"No, I don′t wish to touch the cup of
experience. It′s a poisoned drink! I only want to see for myself."
|
-Nada de eso; no entra en mis cálculos apurar la copa de la
experiencia, que es una bebida envenenada. Lo que deseo es ver con mis
propios ojos.
|
"You want to see, but not to feel," Ralph
remarked.
|
-Naturalmente, lo que tú quieres es ver, no sentir -observó
Ralph.
|
"I don′t think that if one′s a sentient
being one can make the distinction. I′m a good deal like Henrietta. The
other day when I asked her if she wished to marry she said: ′Not till I′ve
seen Europe!′ I too don′t wish to marry till I′ve seen Europe."
|
-No comprendo cómo, siendo una criatura sensible, se pueda
hacer tal distinción. Pienso, en gran parte, como Henrietta. El otro día,
cuando le pregunté si deseaba casarse, me contestó: Pues bueno; lo mismo
digo yo; no quiero casarme hasta que haya visto Europa.
|
"You evidently expect a crowned head will
be struck with you." r
|
-Indudablemente, esperas encontrar alguna testa coronada que
se dé de bruces contigo y quede a merced tuya.
|
"No, that would be worse than marrying
Lord Warburton. But it′s getting very dark," Isabel continued, "and I must
go home." She rose from her place, but Ralph only sat still and looked at
her. As he remained there she stopped, and they exchanged a gaze that was
full on either side, but especially on Ralph′s, of utterances too vague
for words.
|
-Eso sería peor que casarme con lord Warburton. -Hizo una
breve pausa y añadió-: Está oscureciendo y tengo que ir a casa. Isabel se
levantó, pero Ralph se quedó sentado mirándola. Como él no se moviera,
Isabel se detuvo, le miró, y entre los dos se cruzaron unas miradas
llenas, especialmente la de Ra lph, de declaraciones demasiado vagas para
expresarlas con palabras.
|
"You′ve answered my question," he said at
last. "You′ve told me what I wanted. I′m greatly obliged to you."
|
-Ya has contestado a mi pregunta -dijo por fin Ralph-. Ya me
has dicho lo que quería saber. Te lo agradezco en el alma.
|
"It seems to me I′ve told you very
little."
|
-Me parece que te he dicho bien pocas cosas.
|
"You′ve told me the great thing: that the
world interests you and that you want to throw yourself into it."
|
-Me has dicho la más grande de todas: que te interesa el mundo
y que quieres lanzarte de lleno a él.
|
Her silvery eyes shone a moment in the
dusk. "I never said that."
|
Los ojos de ella fulgieron un instante en la oscuridad. -Nunca
he dicho semejante cosa -declaró.
|
"I think you meant it. Don′t repudiate
it. It′s so fine!"
|
-Me pareció que querías decir eso. No te arrepientas. ¡Es tan
hermoso!
|
"I don′t know what you′re trying to
fasten upon me, for I′m not in the least an adventurous spirit. Women are
not like men."
|
-No sé qué idea estás tratando de forjarte de mí, porque, a
fin de cuentas, no tengo un espíritu aventurero. Las mujeres no somos como
los hombres.
|
Ralph slowly rose from his seat and they
walked together to the gate of the square. "No," he said; "women rarely
boast of their courage. Men do so with a certain frequency."
|
Ralph acabó por levantar se y fueron andando lentamente hacia
la salida de la plaza. -No -dijo-, las mujeres no suelen alardear de su
valor; en cambio, los hombres lo hacen con harta frecuencia.
|
"Men have it to boast of!"
|
-Los hombres pueden presumir de él.
|
"Women have it too. You′ve a great deal."
|
-También las mujeres. Tú, por ejemplo, enormemente.
|
"Enough to go home in a cab to Pratt′s
Hotel, but not more."
|
-Ahora no tengo más que el suficiente para irme en un coche de
alquiler al hotel Pratt.
|
Ralph unlocked the gate, and after they
had passed out he fastened it. "We′ll find your cab," he said; and as they
turned toward a neighbouring street in which this quest might avail he
asked her again if he mightn′t see her safely to the inn.
|
Ralph abrió la cancela y, una vez que hubieron salido, volvió
a cerrarla y dijo: -Bueno, vamos a buscar ese coche. Y, al dar la vuelta a
la esquina de la calle próxima, donde esperaban encontrar uno, volvió a
preguntar si le permitía verla tranquilamente en su hotel.
|
"By no means," she answered; "you′re very
tired; you must go home and go to bed."
|
-De ninguna manera -contestó Isabel-. Estás muy cansado; debes
irte a casa y meterte en la cama.
|
The cab was found, and he helped her into
it, standing a moment at the door. "W hen people forget I′m a poor
creature I′m often incommoded," he said. "But it′s worse when they
remember it!"
|
Enco ntraron el coche, la ayudó él a subir y, al cerrar la
portezuela, dijo: -Cuando la gente se olvida de que soy un desgraciado, me
siento muy molesto; pero aún es peor cuando se acuerda.
|
CHAPTER 16 |
16
She had had no hidden motive in wishing
him not to take her home; it simply struck her that for some days past she
had consumed an inordinate quantity of his time, and the independent
spirit of the American girl whom extravagance of aid places in an attitude
that she ends by finding "affected" had made her decide that for these few
hours she must suffice to herself. She had moreover a great fondness for
intervals of solitude, which since her arrival in England had been but
meagrely met. It was a luxury she could always command at home and she had
wittingly missed it. That evening, however, an incident occurred which
--had there been a critic to note it --would have taken all colour from
the theory that the wish to be quite by herself had caused her to dispense
with her cousin′s attendance. Seated toward nine o′clock in the dim
illumination of Pratt ′s Hotel and trying with the aid of two tall candles
to lose herself in a volume she had brought from Gardencourt, she
succeeded only to the extent of reading other words than those printed on
the page --words that Ralph had spoken to her that afternoon. Suddenly the
well-muffled knuckle of the waiter was applied to the door, which
presently gave way to his exhibition, even as a glorious trophy, of the
card of a visitor. When this memento had offered to her fixed sight the
name of Mr. Caspar Goodwood she let the man stand before her without
signifying her wishes.
|
No es que ella tuviera motivos ocultos para no querer que la
acompañase al hotel. Era sencillamente que durante aquellos días había
estado robándole sin orden ni concierto una enorme cantidad de tiempo a su
compañero, y su espíritu independiente de muchacha americana, a quien la
excesiva ayuda acaba por hacerla considerarse «afectada», la había
impulsado a decidirse a permanecer en casa y encerrarse en sí′92 misma
durante unas cuantas horas. Gustaba, además, de saborear de vez en cuando
grandes ratos de soledad, y desde su llegada a Inglaterra no había tenido
ocasión de proporcionárselos. Ese era un regalo que podía permitirse en su
patria cada vez que le venía en gana y que a sabiendas había ido
abandonando. No obstante, aquella noche ocurrió un incidente que, de haber
habido algún crítico que tomase nota de él, habría desvanecido por
completo la teoría de que su deseo de quedarse sola era lo que la había
impulsado a deshacerse de su primo. A eso de las nueve de la noche,
sentada en medio de la sombría iluminación del hotel Pratt y tratando de
enfrascarse, a la luz de dos velas, en la lectura de un libro que había
llevado consigo desde Gardencourt, le ocurrió que le parecía estar leyendo
unas palabras distintas de las im presas en la página que ante los ojos
tenía..., palabras que Ralph le había dicho aquella tarde. De pronto, unos
quedos golpes sonaron en su puerta, la cual se abrió apareciendo en ella
la figura de un sirviente que, a modo I de glorioso trofeo, presentaba una
tarjeta de visita. Cuando aquel pedazo de blanca cartulina presentó a los
ojos de Isabel el nombre de Gaspar Goodwood, ella le dejó clavado allí de
pie durante un rato sin comunicarle sus deseos.
|
"Shall I show the gentleman up, ma′am?"
he asked with a slightly encouraging inflexion.
|
El criado, poniendo en su voz cierto acento de insinuación
afirmativa, preguntó: -Señora, ¿puedo hacer pasar al caballero?
|
Isabel hesitated still and while she
hesitated glanced at the mirror. "He may come in," she said at last; and
waited for him not so much smoothing her hair as girding her spirit.
|
Isabel siguió en su incertidumbre y, mientras dudaba, se miró
al espejo. -Puede hacerle pasar -dijo al fin y se dispuso a esperarle,
abstraída no tanto en alisar sus cabellos como en acerarse el ánimo.
|
Caspar Goodwood was accordingly the next
moment shaking hands with her, but saying nothing till the servant had
left the room. "Why didn′t you answer my letter?" he then asked in a
quick, full, slightly peremptory tone --the tone of a man whose questions
were habitually pointed and who was capable of much insistence.
|
Al cabo de un momento, Gaspar Goodwood estaba en la habitación
estrechándole la mano, pero no pronunció ni una palabra hasta que el
criado hubo salido. -¿Por qué no contestó usted a mi carta? -inquirió de
pronto en un tono breve, cortante, rotundo, un tanto perentorio.,., el
tono de un hombre cuyas preguntas tenían habitualmente determinada
intención y que era capaz de una gran insistencia.
|
She answered by a ready question, "How
did you know I was here?"
|
A lo que ella contestó con otra pregunta no menos rápida:
-¿Cómo se ha enterado usted de que yo estaba aquí?
|
"Miss Stackpole let me know," said Caspar
Goodwood. "She told me you would probably be at home alone this evening
and would be willing to see me."
|
-Por la señorita Stackpole -respondió él-. Ella me ha dicho
que usted estaría probablemente sola aquí esta noche y que le gustaría
verme.
|
"Where did she see you --to tell you
that?"
|
-¿Dónde le ha visto ella para decirle tal cosa?
|
"She didn′t see me; she wrote to me."
|
-No me ha visto, me ha escrito diciéndomelo.
|
Isabel was silent; neither had sat down;
they stood there with an air of defiance, or at least of contention.
"Henrietta never told me she was writing to you," she said at last. "This
is not kind of her."
|
Isabel se quedó silenciosa. Ninguno de los dos se había
sentado. Estaban allí el uno frente a la otra como en actitud de desafío
o, cuando menos, de expectativa. -Henrietta no me dijo que pensara
escribirle -dijo por fin ella-. Ése no es su procedimiento.
|
"Is it so disagreeable to you to see me?"
asked the young man.
|
-¿Tan desagradable le resulta verme? -preguntó entonces el
joven.
|
"I didn′t expect it. I don′t like such
surprises."
|
-No esperaba tal cosa. Y no me gusta esta clase de sorpresas.
|
"But you knew I was in town; it was
natural we should meet."
|
-Pero usted sabía que yo estaba aquí. Era natural que
acabáramos por encontrarnos.
|
"Do you call this meeting? I hoped I
shouldn′t see you. In so big a place as London it seemed very possible."
|
-¿A eso le llama usted encontramos? Yo esperaba no
encontrarle..., cosa que en una ciudad tan enorme como Londres se me
antoja bien fácil.
|
"It was apparently repugnant to you even
to write to me," her visitor went on.
|
-Por lo visto, hasta le repugnaba escribirme -prosiguió él.
|
Isabel made no reply; the sense of
Henrietta Stackpole′s treachery, as she momentarily qualified it, was
strong within her. "Henrietta′s certainly not a model of all the
delicacies!" she exclaimed with bitterness. "It was a great liberty to
take."
|
Isabel no contestó. La idea de la traición de Henrietta
Stackpole, como ella calificaba su intromisión, la atormentaba hondamente.
Por fin pudo comentar, aunque con amargura: -Al parecer, Henrietta no es
en todo un modelo de delicadeza. Era una libertad demasiado grande para
poder tomársela.
|
"I suppose I′m not a model either --of
those virtues or of any others. The fault′s mine as much as hers."
|
-Me imagino que tampoco yo soy un modelo... de semejantes
virtudes ni de ninguna otra. La culpa es tanto mía como suya.
|
As Isabel looked at him it seemed to her
that his jaw had never been more square. This might have displeased her,
but she took a different turn. "No, it′s not your fault so much as hers.
What you′ve done was inevitable, I suppose, for YOU."
|
Le miró Isabel y le pareció que su mandíbula era entonces más
cuadrada que nunca. Tal sensación pudo haberla desagradado, pero actuó en
otro sentido. -La culpa no es tanto suya como de ella. Me imagino que lo
que ha hecho era inevitable... para usted.
|
"It was indeed!" cried Caspar Goodwood
with a voluntary laugh. "And now that I′ve come, at any rate, mayn′t I
stay?"
|
Caspar Goodwood soltó una pequeña carcajada de sat isfacción y
replicó: -Naturalmente que lo era... Y, ahora que ya estoy aquí, ¿puedo
quedarme?
|
"You may sit down, certainly."
|
-¿Cómo no? Siéntese.
|
She went back to her chair again, while
her visitor took the first place that offered, in the manner of a man
accustomed to pay little thought to that sort of furtherance. "I′ve been
hoping every day for an answer to my letter. You might have written me a
few lines."
|
Ella volvió a su sillón mientras su visitante se sentaba sin
cumplidos en la primera silla que encontró a mano, al modo de los hombres
acostumbrados a no conceder la menor importancia a tal clase de
convenciones. Luego creyó oportuno decir: -He estado esperando días y días
que contestase a mi carta. Podía, cuando menos, haberme escrito unas
líneas.
|
"It wasn′t the trouble of writing that
prevented me; I could as easily have written you four pages as one. But my
silence was an intention," Isabel said. "I thought it the best thing."
|
-No era la molestia de escribirle lo que me lo impedía, pues
lo mismo podía haberle escrito cuatro páginas que una. Mi silencio era
intencionado. Me pareció lo más indicado.
|
He sat with his [sic}"> eyes fixed
on hers while sh e spoke; then he lowered them and attached them to a spot
in the carpet as if he were making a strong effort to say nothing but what
he ought. He was a strong man in the wrong, and he was acute enough to see
that an uncompromising exhibition of his strength would only throw the
falsity of his position into relief. Isabel was not incapable of tasting
any advantage of position over a person of this quality, and though little
desirous to flaunt it in his face she could enjoy being able to say "You
know you oughtn′t to have written to me yourself!" and to say it with an
air of triumph.
|
Tenía él clavados los ojos en ella, mientra s hablaba. Luego
los fue bajando hasta fijarlos en una mancha de la alfombra, como si
estuviese realizando un enorme esfuerzo para no decir más de lo debido.
Era terco en el error y lo bastante avisado para comprender que una
demostración innecesaria de su fuerza sólo conseguiría poner de relieve la
falsedad de su situación. Por su parte, Isabel tenía capacidad más que
sobrada para sacar partido, en tal situación, de una persona en las
condiciones de su pretendiente y, aunque no sintiera la comezón de hacerlo
patente a los ojos del otro, podía cuando menos darse el gusto de decirle
con aire triunfal: -Usted sabe perfectamente que no debía haberme escrito.
|
Caspar Goodwood raised his eyes to her
own again; they seemed to shine through the [sic}"> vizard of a
helmet. He had a strong sense of justice and was ready any day in the year
--over and above this --to argue the question of his rights. "You said you
hoped never to hear from me again; I know that. But I never accepted any
such rule as my own. I warned you that y ou should hear very soon."
|
Alzó Gaspar Goodwood los ojos de la mancha de la alfombra,
miró a Isabel y su mirada pareció fulgir intensamente como a través de la
visera de un casco de armadura. Pose u237ía un exacto sentido de la
justicia y estaba dispuesto a discutir en el momento y en el día que fuere
la cuestión de sus derechos acerca del asunto que allí le traía.
-Reconozco que usted me dijo que esperaba no volver a saber nunca más de
mí, es cierto -confesó-. Sin embargo, yo no acepté jamás semejante
decisión como una regla inflexible relativa a mí persona, y le advertí que
tendría noticias mías muy pronto.
|
"I didn′t say I hoped NEVER to hear from
you," said Isabel.
|
-Yo no dije que no quería volver a saber nunca más de usted
-rectificó ella.
|
"Not for five years then; for ten years;
twenty years. It′s the same thing."
|
-Bueno, dijo durante cinco, diez o veinte años. ¿Acaso no es
lo mismo?
|
"Do you find it so? It seems to me
there′s a great difference. I can imagine that at the end of ten years we
might have a very pleasant correspondence. I shall have matured my
epistolary style."
|
-¿Usted cree? Pues, para mí, hay una enorme diferencia. Me
parece que, al cabo de diez años, podríamos sostener una agradable
correspondenci a. Para entonces yo podría haber mejorado mucho mi estilo
epistolar.
|
She looked away while she spoke these
words, knowing them of so much less earnest a cast than the countenance of
her listener. Her eyes, however, at last came back to him, just as he said
very irrelevantly: "Are you enjoying your visit to your uncle?"
|
Miró a lo lejos mientras decía estas palabras, sabedora de que
su expresión no mostraba tanta seriedad como el semblante de su
interlocutor. Por fin posó en él los ojos, en el momento en que él
formulaba una pregunta totalmente fuera de lugar: -¿Lo pasa usted bien en
casa de su tío?
|
"Very much indeed." She dropped, but then
she broke out. "What good do you expect to get by insisting?"
|
-Admirablemente, por supuesto. -Y tras una breve pausa,
prorrumpió-: ¿Qué espera usted con su insistencia?
|
"The good of not losing you."
|
-Espero, por lo pronto, no perderla.
|
"You′ve no r ight to talk of losing
what′s not yours. And even from your own point of view," Isabel added,
"you ought to know when to let one alone."
|
-No tiene derecho a aspirar a no perder lo que no le
pertenece. Y, aun creyendo lo contrario -añadió-, debe tener el tacto de
saber cuándo hay que dejar a alguien en paz.
|
"I disgust you very much," said Caspar
Goodwood gloomily; not as if to provoke her to compassion for a man
conscious of this blighting fact, but as if to set it well before himself,
so that he might endeavour to act with his eyes on it.
|
-Veo que la desagrado enormemente -dijo Gaspar G oodwood
tristemente, aunque no con la intención de inspirar compasión por un
hombre perfectamente consciente de tan descorazonadora realidad, sino para
colocarla bien enfrente de él a fin de poder mirarla cara a cara y obrar
en consecuencia.
|
"Yes, you don′t at all delight me, you
don′t fit in, not in any way, just now, and the worst is that your putting
it to the proof in this manner is quite unnecessary." It wasn′t certainly
as if his nature had been soft, so that pin-pricks would draw blood from
it; and from the first of her acquaintance with him, and of her having to
defend herself against a certain air that he had of knowing better what
was good for her than she knew herself, she had recognised the fact that
perfect frankness was her best weapon. To attempt to spare his sensibilit
y or to escape from him edgewise, as one might do from a man who had
barred the way less sturdily --this, in dealing with Caspar Goodwood, who
would grasp at everything of every sort that one might give him, was
wasted agility. It was not that he had not susceptibilities, but his
passive surface, as well as his active, was large and hard, and he might
always be trusted to dress his wounds, so far as they required it,
himself. She came back, even for her measure of possible pangs and aches
in him, to her old sense that he was naturally plated and steeled, armed
essentially for aggression.
|
-En efecto, no me complace usted en esta ocasión. Ahora no
está en absoluto en condiciones de serme grato, y lo peor es que resulta
completamente inútil ponerlo a prueba en las presentes circunstancias. No
podía ciertamente decirse que el organismo de su interlocutor presentase
aquel estado de calma del que se siente como si le hubieran extraído
sangre con una aguja; pero lo innegable era que, desde el momento en que
le conoció, y en cuantas ocasiones tuvo incluso que defenderse contra
aquel aire suyo de aparentar saber mejor que ella lo que le convenía,
Isabel se dio cuenta de que la mejor arma contra él era la fr anqueza.
Tratar de no herir su susceptibilidad o escaparse de su cerco, como podría
haberlo hecho del de un hombre que hubiese interceptado su camino menos
porfiadamente, era cosa que, tratándose de Gaspar Goodwood, hombre que se
aferraba tenazmente a cuanto se le ofrecía, resultaba una picardía
completamente *inútil. No es que careciese de susceptibilidad, ni mucho
menos, sino que el campo de su actividad y el de su pasividad eran
espaciosos, y podía tenerse la seguridad de que, en la medida de lo
necesario, sería perfectamente capaz de curarse él solo sus heridas. Así,
ella experimentó su antigua sensación, al pensar en sus posibles penas y
dolores, de que era un hombre de acero, forjado de una pieza, y todo él
esencialmente armado para la agresión.
|
"I can′t reconcile myself to that," he
simply said. There was a dangerous liberality about it; for she felt how
open it was to him to make the point that he had not always disgusted her.
|
-No puedo acostumbrarme a esa idea -se limitó a decir él. Habí
92a en ello una peligrosa convicción, e Isabel advirtió que él quería
dejar sentado el hecho de que no le había desagradado siempre.
|
"I can′t reconcile myself to it either,
and it′s not the state of things that ought to exist between us. If yo u′d
only try to banish me from your mind for a few months we should be on good
terms again."
|
-Tampoco yo puedo acostumbrarme, y no es ciertamente así como
debemos llevarnos. Si usted logra alejarme de su pensamiento durante unos
cuantos meses, puede que, al cabo de ellos, volvamos a estar en buenos
términos.
|
"I see. If I should cease to think of you
at all for a prescribed time, I should find I could keep it up
indefinitely."
|
-Comprendo. Si consigo realmente dejar de pensar en usted
durante unos meses, me daré cuenta de que puedo continuar así
indefinidamente.
|
"Indefinitely is more than I ask. It′s
more even than I should like."
|
-Indefinidamente es más de lo que yo pido, incluso más de lo
que yo quisiera.
|
"You know that what you ask is
impossible," said the young man, taking his adjective for granted in a
manner she found irritating.
|
-Usted sabe muy bien que lo que pide es imposible -dijo el
joven Gaspar, dando a este adjetivo un valor de cosa irrefutable que no
pudo por menos de exasperarla.
|
"Aren′t you capable of making a
calculated effort?" she demanded. "You′re strong for everything else; why
shouldn′t you be strong for that?"
|
-¿Le es a uste d completamente imposible realizar ningún
esfuerzo calculado? Ya que tan fuerte es para tantas otras cosas, ¿por qué
no lo ha de ser también para ésta?
|
"An effort calculated for what?" And then
as she hung fire, "I′m capable of nothing with regard to you," he went on,
"but just of being infernally in love with you. If one′s strong one loves
only the more strongly."
|
-Un esfuerzo calculado, ¿para qué? -E inmediatamente, como si
ella hubiese errado el tiro, añadió-: De nada soy capaz respecto a usted,
salvo de estar endemoniadamente enamorado. Y cuanto más fuerte es uno, con
más fuerza quiere.
|
"There′s a good deal in that"; and indeed
ou r young lady felt the force of it --felt it thrown off, into the vast
of truth and poetry, as practically a bait to her imagination. But she
promptly came round. "Think of me or not, as you find most possible; only
leave me alone."
|
-Eso es mucho por sí solo... -Y, en efecto, la joven no pudo
dejar de percibir la verdadera fuerza que en ello había..., la percibió
como arrojada al azar en medio de la grandeza de la verdad y la poesía y
como una especie de cebo para su imaginación. Pero no tardó en recuperar
el control de sí misma y replicó-: Piense en mí o no piense, como le sea
posible. Lo que deseo es que me d eje en paz.
|
"Until when?"
|
-¿Por cuánto tiempo?
|
"Well, for a year or two."
|
-Por uno o dos años.
|
"Which do you mean? Between one year and
two there′s all the difference in the world."
|
-¿Cómo dice usted? Entre uno y dos años hay una diferencia
formidable.
|
"Call it two then," said Isabel with a
studied effect of eagerness.
|
-Entonces, pongamos dos -contestó Isabel, afectando una
estudiada vehemencia.
|
"And what shall I gain by that?" her
friend asked with no sign of wincing.
|
-¿Y qué ganaré yo con ello? -preguntó su amigo, que no daba
señales de intentar retroceder.
|
"You′ll have obliged me greatly."
|
-Suscitar mi gran agradecimiento.
|
"And what will be my reward?"
|
-¿Cuál sería entonces mi recompensa?
|
"Do you need a reward for an act of
generosity?"
|
-Ah, ¿es que usted necesita forzosamente una recompensa por un
acto de generosidad?
|
"Yes, when it involves a great
sacrifice."
|
-Cuando ese acto entraña un gran sacrificio, sí.
|
"There′s no generosity without some sa
crifice. Men don′t understand such things. If you make the sacrifice
you′ll have all my admiration."
|
-No hay generosidad sin algo de sacrificio. Ha y muchas cosas
que los hombres no comprenden. Si usted realiza ese sacrificio, contará
con toda mi admiración.
|
"I don′t care a cent for your admiration
--not one straw, with nothing to show for it. When will you marry me?
That′s the only question."
|
-Su admiración me importa un bledo, sin algo a cambio de ella.
La cuestión es ésta y no otra: ¿cuándo se casará usted conmigo?
|
"Never --if you go on making me feel only
as I feel at present."
|
-Si sigue haciéndome sentir como ahora, jamás.
|
"What do I gain then by not trying to
make you feel otherwise?"
|
-¿Y qué ganaré si no trato de hacer que se sienta de otro
modo?
|
"You′ll gain quite as much as by worrying
me to death!" Caspar Goodwood bent his eyes again and gazed a while into
the crown of his hat. A deep flush overspread his face; she could see her
sharpness had at last penetrated. This immediately had a value --classic,
romantic, redeeming, what did she know? --for her; "the strong man in
pain" was one of the categories of the human appeal, little charm as he
might exert in the given case. "Why do you make me say such things to
you?" she cried in a trembling vo ice. "I only want to be gentle --to be
thoroughly kind. It′s not delightful to me to feel people care for me and
yet to have to try and reason them out of it. I think others also ought to
be considerate; we have each to judge for ourselves. I know you′re
considerate, as much as you can be; you′ve good reasons for what you do.
But I really don′t want to marry, or to talk about it at all now. I shall
probably never do it --no, never. I′ve a perfect right to feel that way,
and it′s no kindness to a woman to press her so hard, to urge her against
her will. If I give you pain I can only say I′m very sorry. It′s not my
fault; I can′t marry you simply to please you. I won′t say that I shall
always remain your friend, because when women say that, in these
situations, it passes, I believe, for a sort of mockery. But try me some
day."
|
-Lo mismo que ganaría matándome a fuerza de aburrimiento.
Caspar Goodwood bajó nuevamente la vista y contempló un momento el forro
de su sombrero. De pronto, su rostro se cubrió de un intenso rubor y ella
se percató de que su dureza había llegado a herirle, lo que inmediatamente
cobró a sus ojos el valor de algo clásico, tal vez romá 7ntico, redentor,
¿qué sabía ella qué? Para ella, lo del «dolor del hombre fuerte» era una
de las categorías de la impetración humana, por poco que fuese el encanto
que él pudiera aportar al caso presente. De suerte que Isabel no pudo
evitar decir con voz temblorosa: -¿Por qué me obliga a decirle ciertas
cosas cuando yo me proponía ser amable, verdaderamente buena con usted? Le
aseguro que para mí no tiene nada de agradable ver que hay personas
interesadas en mí y tener que razonar para convencerles de que me dejen en
paz. Yo creo que los demás deben ser también considerados; cada uno debe
juzgar por sí mismo. Ya sé que usted es todo lo considerado que le es
posible y que tiene razones de peso para hacer lo que hace. Pero, por
encima de todo, yo no quiero casarme por ahora, ni oír hablar de ello. Es
muy probable que no llegue a casarme nunca... no, jamás. Tengo perfecto
derecho a pensar así y no está bien acosar de tal manera a una mujer,
acuciarla contra su voluntad. Si le causo a usted dolor, lo único que
puedo decirle es que lo siento sinceramente. No es culpa mía, y no puedo
casarme con usted simplemente por darle gusto. No quiero decir que seguiré
siendo siempre amiga suya, porque, cuando las mujeres lo dicen en
ocasiones como ésta, se me antoja que eso tiene un aire de burla. Pero
trate de comprobarlo algún día.
|
Caspar Goodwood, during this speech, had
kept his eyes fixed upon the name of his hatter, and it was not until some
time after she had ceased speaking that he raised them. When he did so the
sight of a rosy, lovely eagerness in Isabel′s face threw some confusion
into his attempt to analyse her words. "I′ll go home --I′ll go to-morrow
--I′ll leave you alone," he brought out at last. "Only," he heavily said,
"I hate to lose sight of you!"
|
Durante toda esta larga parrafada, Gaspar Goodwood había
permanecido con los ojos fijos en el nombre del fabricante de su sombrero
y no los levantó hasta un buen rato después de que ella dejara de hablar.
Al levantarlos vio el rostro de Isabel cubierto de una sonrosada y amable
ansiedad, lo que le sumió en un mar de confusiones respecto a l a
interpretación que debía dar a sus palabras. Por último atinó a decir:
-Volveré a nuestro país..., me iré mañana mismo..., la dejaré en paz. -Y
añadió tristemente-; La verdad, detesto la idea de tener que perderla de
vista.
|
"Never fear. I shall do no harm."
|
-No tema. No le hará daño.
|
"You′ll marry some one else, as sure as I
sit here," Caspar Goodwood declared.
|
-Tan seguro como que estoy sentado aquí -declaró Caspar
Goodwood-, que usted se va a casar con otro.
|
"Do you think that a generous charge?"
|
-¿.Cree que eso es una carga deseable?
|
"Why not? Plenty of men will try to make
you."
|
-¿Por qué no ha de serlo? Habrá infinidad de hombres que
tratarán de conseguirla.
|
"I told you just now that I don′t wish to
marry and that I almost certainly never shall."
|
-Hace un momento le he dicho que no quiero casarme, y estoy
casi segura de que nunca me casaré.
|
"I know you did, and I like your ′almost
certainly′! I put no faith in what you say."
|
-Ya lo he oído y me ha gustado muchísimo su « 7casi segura»,
porque no tengo fe en lo que acaba de decir.
|
"Thank you very much. Do you accuse me of
lying to shake you off? You say very delicate things."
|
-Muchas gracias por su amabilidad. ¿Me acusa usted de estar
mintiendo con el propósito de zafarme? Verdaderamente dice usted cosas de
una gran delicadeza.
|
"Why should I not say that? You′ve given
me no pledge of anything at all."
|
-¿Y por qué no habría de decirlo? Usted no me ha prometido
nada.
|
"No, that′s all that would be wanting!"
|
-¡Vamos, hasta ahí podíamos llegar!
|
"You may perhaps even believe you′re safe
--from wishing to be. But you′re not," the young man went on as if
preparing himself for the worst.
|
-Puede que usted llegue incluso a creer que está a salvo
de... querer hacerlo. Pero sepa que no lo está -declaró el joven como si
tratara de prepararse para lo peor.
|
"Very well then. We′ll put it that I′m
not safe. Have it as you please."
|
-Bien, pongamos que no estoy segura; tómelo como le plazca.
|
"I don′t know, however," said Caspar
Goodwood, "that my keeping you in sight would prevent it."
|
-De todos modos -replicó Caspar Goodwood-, no sé ya si, aun no
perdiéndola de vista, podría evitarlo.
|
"Don′t you indeed? I′m after all very
much afraid of you. Do you think I′m so very easily pleased?" she asked
suddenly, changing her tone.
|
-¿De veras? En fin de cuentas, lo cierto es que me da usted
mucho miedo. -Y, cambiando de tono, preguntó bruscamente-: ¿Cree que es
tan fácil agradarme?
|
"No --I don′t; I shall try to console
myself with that. But there are a certain number of very dazzling men in
the world, no dou bt; and if there were only one it would be enough. The
most dazzling of all will make straight for you. You′ll be sure to take no
one who isn′t dazzling."
|
-No, nada de eso; no lo creo, y por eso trataré de consolarme.
Pero no olvide que hay muchos hombres extraordinariamente brillantes en el
mundo, y con que hubiera sólo uno bastaría. El más deslumbrador de todos
tratará de ir derecho a apoderarse de usted. Y es indiscutible que usted
no aceptará uno que no lo sea.
|
"If you mean by dazzling brilliantly
clever," Isabel said --"and I can′t imagine what else you mean --I don′t
need the aid of a clever man to teach me how to live. I can find it out
for myself."
|
-Si por deslumbrador entiende usted que sea de inteligencia
brillante..., pues no puedo creer que quiera usted significar otra
cosa..., le diré que no necesito que ningún hombre inteligente me enseñe a
vivir. Puedo aprender yo por mí misma.
|
"Find out how to live alone? I wish that,
when you have, you′d teach ME!"
|
-¿Aprender a vivir sola? Yo quisiera que, cuando aprendiese ,
se dignara a enseñarme.
|
She looked at him a moment; then with a
quick smile, "Oh, YOU ought to marry!" she said.
|
Isabel le miró un instante y, luego, con una pronta sonrisa,
dijo: -¡Oh, usted sí que debería casarse!
|
He might be pardoned if for an instant
this exclamation seemed to him to sound the infernal note, and it is not
on record that her motive for discharging such a shaft had been of the
clearest. He oughtn′t to stride about lean and hungry, however --she
certainly felt THAT for him. "God forgive you!" he murmured between his
teeth as he turned away.
|
No se le debe culpar porque, durante un momento, semejante
exclamación de su amiga resonara en sus oídos como un trompetazo infernal,
y no consta tampoco en ningún sitio que estuviera muy claro el motivo para
clavarle semejante dardo. Pero él acabó por comprender, en su propio
beneficio, que no debía continuar persiguiéndola como si estuviese
depauperado y hambriento. Así pues, se rehizo, murmuró entre dientes un
«Dios la ampare» y se apartó unos pasos.
|
Her accent had put her slightly in the
wrong, and after a moment she felt the need to right herself. The easiest
way to do it was to place him where she had been. "You do me great
injustice --you say what you don′t know!" she broke out. "I shouldn′t be
an easy victim --I′ve proved it."
|
El acento de Isabel le había hecho interpretar mal sus
palabras y, al cabo de un momento, comprendió ella que necesitaba
rectificar. Su instinto le dijo que la mejor manera de conseguirlo era
ponerle en su sitio. -Usted es sumamente injusto conmigo..., dice lo que
no sabe... Yo no seré nunca una víctima tan fácil..., me parece que ya lo
tengo probado.
|
"Oh, to me, perfectly."
|
-Conmigo, desde luego, no hay duda. Perfectamente probado.
|
"I′ve proved it to others as well." And
she paused a moment. "I refused a proposal of marriage last week; what
they call --no doubt --a dazzling one."
|
-También se lo he probado a otros. -Tras una pausa, declaró-:
La semana pasada rechacé una oferta de matrimonio... de esas que sin duda
alguna pueden llamarse... deslumbradoras.
|
"I′m very glad to hear it," said the
young man gravely.
|
-Me alegro mucho de saberlo -repuso él muy serio.
|
"It was a proposal many girls would have
accepted; it had everything to recommend it." Isabel had not proposed to
herself to tell this story, but, now she had begun, the satisfaction of
speaking it out and doing herself justice took possession of her. "I was
offered a great position and a great fortune --by a person whom I like
extremely."
|
-Era una oferta que la mayoría de las muchachas se habría
apresurado a aceptar, porque todo parecía recomendarla. -A decir verdad,
Isabel no se había propuesto sacar este hecho a colación, pero, una vez
empezado, se apoderó de ella la satisfacción de hablar del asunto y de
justificarse a sus propios ojos-. Una persona que me gusta
extraordinariamente me ofreció una alta posición social y una gran
fortuna.
|
Caspar watched her with intense interest.
"Is he an Englishman?"
|
Caspar la miró con enorme interés y preguntó: -¿Un inglés?
|
"He′s an English nobleman," said Isabel.
|
-Un aristócrata inglés.
|
Her visitor received this announcement at
first in silence, but at last said: "I′m glad he′s disappointed."
|
Su visitante quedó un instante en silencio ante tal
revelación. -Me alegro de que se haya llevado un desengaño -dijo por fin.
|
"Well then, as you have companions in
misfortune, make the best of it."
|
-Entonces, ya que tiene compañero de infortunio, confórmese lo
mejor que pueda.
|
"I don′t call him a companion," said
Caspar grimly.
|
-No puedo llamarle compañero de infortunio -respondió Gaspar
frunciendo el entrecejo.
|
"Why not --since I declined his offer
absolutely?"
|
-¿Por qué no, si rechacé indeclinablemente su ofrecimiento?
|
"That doesn′t make him my companion.
Besides, he′s an Englishman."
|
-Eso no basta para convertirlo en mi compa_41ñero. Además, es
inglés.
|
"And pray isn′t an Englishman a human
being?" Isabel asked.
|
-Por favor, ¿acaso los ingleses no son también seres humanos?
|
"Oh, those people? They′re not of MY
humanity, and I don′t care what becomes of them."
|
-¿Quién, esa gente? No pertenecen a mi humanidad y no me
importa lo que pueda ocurrirles.
|
"You′re very angry," said the girl.
"We′ve discussed this matter quite enough."
|
-Está usted demasiado enojado -declaró la muchacha-. Ya hemos
discutido sobradamente este asunto.
|
"Oh yes, I′m very angry. I plead guilty
to that!"
|
-De que estoy enojadísimo no hay la menor duda. Confieso mi
culpa.
|
She turned away from him, walked to the
open window and stood a moment looking into the dusky void of the street,
where a turbid gaslight alone represented social animation. For some time
neither of these young persons spoke; Caspar lingered near the
chimney-piece with eyes gloomily attached. She had virtually requested him
to go --he knew that; but at the risk of making himself odious he kept his
ground. She was too nursed a need to be easily renounced, and he had
crossed the sea all to wring from her some scrap of a vow. Presently she
left the window and stood again before him. "You do me very little justice
--after my telling you what I told you just now. I′m sorry I told you
--since it matters so little to you."
|
Se apartó ella de su visitante, se acercó a la ventana abierta
y estuvo allí de pie un momento contemplando la tenebrosa oquedad de la
calle, en la que una vacilante farola de gas representaba toda la
animación social del triste lugar. Los dos permanecieron silenciosas unos
instantes. Gaspar se apoyó en el antepecho de la chimenea, los tristes
ojos fijos en ella. Se hací 92a perfectamente cargo de que, con su
actitud, Isabel le estaba pidiendo que se marchase, pero, a riesgo de
llegar a hacerse odioso, permaneció allí, como clavado al suelo. La joven
era, en realidad, una aspiración demasiado acariciada como para renunciar
a ella sin más, y él había cruzado el océano con el solo fin de arrancarle
aunque no fuera más que una leve señal de compromiso. Se apartó ella de la
ventana, volvió frente a él y dijo: -Veo que me hace usted muy poca
justicia..., después de haberle dicho lo que ha oído. Ya que, por lo
visto, le importa tan poco, siento habérselo dicho.
|
"Ah," cried the young man, "if you were
thinking of ME when you did it!" And th en he paused with the fear that
she might contradict so happy a thought.
|
-¡Ah! ¡Si por lo menos, al -decirlo, hubiera pensado usted en
mil -exclamó el joven. Pero se detuvo en el acto, como temeroso de que
ella pudiera negar una sospecha que tan feliz le hacía.
|
"I was thinking of you a little," said
Isabel.
|
Isabel dijo sencillamente: -Y pensé un poco en usted.
|
"A little? I don′t understand. If the
knowledge of what I feel for you had any weight with you at all, calling
it a ′little′ is a poor account of it."
|
-¿Un poco? Confieso que no lo comprendo. Si el saber lo que yo
siento por usted no pesa más que para hacerla pensar un poco, es gran cosa
para tenerla en cuenta.
|
Isabel shook her head as if to carry off
a blunder. "I′ve refused a most kind, noble gentleman. Make the most of
that."
|
Isabel meneó un tanto violentamente la cabeza, como quien
trata de desechar una mala idea. -Ya le he dicho que he rechazado a un
caballero aristócrata y de lo más grato que pueda haber. Confórmese con
eso.
|
"I thank you then," said Caspar Goodwood
gravely. "I thank you immensely."
|
-Mil gracias, entonces -replicó Gaspar Goodwood-. Se lo
agradezco de veras.
|
"And now you had better go home."
|
-Y ahora, más vale que se marche.
|
"May I not see you again?" he asked.
|
Él se atrevió a preguntar: -¿Podré volver a verla?
|
"I think it′s better not. You′ll be sure
to talk of this, and you see it leads to nothing."
|
-Es mejor que no. Seguramente volvería usted a hablar de esto,
y ya ve que no conduce a n ada.
|
"I promise you not to say a word that
will annoy you."
|
-Le juro que no diré una sola palabra que pueda molestarla.
|
Isabel reflected and then answered: "I
return in a day or two to my uncle′s, and I can′t propose to you to come
there. It would be too inconsistent."
|
Isabel reflexionó un instante y dijo: -Dentro de uno o dos
días volveré a casa de mi tío y no puedo proponerle que vaya a verme allí;
estaría por demás injustificado.
|
Caspar Goodwood, on his side, considered.
"You must do me justice too. I received an invitation to your uncle′s more
than a week ago, and I declined it."
|
Gaspar Goodwood replicó entonces: -Usted debe también ser
justa conmigo. Hace más de una semana que recibí una invitación de su tío
y decliné el aceptarla.
|
She betrayed surprise. "From whom was
your invitation?"
|
Isabel expresó su sorpresa: -¿De quién era la invitación?
|
"From Mr. Ralph Touchett, whom I suppose
to be your cousin. I declined it because I had not your authorization to
accept it. The suggestion that Mr. Touchett should invite me appeared to
have come from Miss Stackpole."
|
-De Ralph Touchett, que supongo será su primo. Decliné el
aceptarla porque no tenía la autorización de usted para ello. Parece ser
que fue la señorita Stackpole quien le sugirió la idea al se ñor Touchett.
|
"It certainly never did from me.
Henrietta really goes very far," Isabel added.
|
-Desde luego no fui yo quien se lo sugirió. La verdad es que
Henrietta ha ido demasiado lejos.
|
"Don′t be too hard on her --that touches
ME."
|
-No sea tan dura con ella..., esto es cosa mía.
|
"No; if you declined you did quite right,
and I thank you for it." And she gave a little shudder of dismay at the
thought that Lord Warburton and Mr. Goodwood might hav e met at
Gardencourt: it would have been so awkward for Lord Warburton.
|
-Si declinó la invitación, hizo perfectamente y se lo
agradezco infinito. Y por su cuerpo corrió un breve escalofrío, como si
temiera que lord Warburton y el señor Goodwood se hubiesen encontrado en
Gardencourt, lo que habría resultado verdaderamente embarazoso para lord
Warburton.
|
"When you leave your uncle where do you
go?" her companion asked.
|
-Cuando deje a su tío, ¿a dónde piensa ir?
|
"I go abroad with my aunt --to Florence
and other places."
|
-Con mi tía, al extranjero. A Florencia y a algunos otros
sitios.
|
The serenity of this announcement struck
a chill to the young man′s heart; he seemed to see her whirled away into
circles from which he was inexorably excluded. Nevertheless he went on
quickly with his questions. "And when shall you come back to America?"
|
La tranquilidad con que ella lo dijo hizo que al joven se le
encogiera el corazón, pues le pareció que la arrastraban a una _3órbita de
la que él quedaba despiadadamente alejado. Sin embargo, halló fuerzas para
seguir preguntando: -¿Cuándo piensa volver a América?
|
"Perhaps not for a long time. I′m very
happy here."
|
-Tal vez tarde mucho tiempo. Me siento muy feliz aquí.
|
"Do you mean to give up your country?"
|
-Supongo que no pensará abandonar su país.
|
"Don′t be an infant!"
|
-¡No sea criatura!
|
"Well, you′ll be out of my sight indeed!"
said Caspar Goodwood.
|
-Bueno, lo cierto es que la perderé de vista.
|
"I don′t know," she answered rather
grandly. "The world --with all these places so arranged and so touching
each other --comes to s trike one as rather small."
|
Ella respondió con aires de grandeza: -Tal vez no. A pesar de
lo inmenso que es el mundo, tal como se están acercando todos estos
lugares parece cada día más pequeño.
|
"It′s a sight too big for ME!" Caspar
exclaimed with a simplicity our young lady might have found touching if
her face had not been set against concessions.
|
-Ésa es una visión demasiado grande para mí --exclamó Gaspar
Goodwood con una sencillez que ella habría podido considerar
verdaderamente conmovedora si no hubiese estado dispuesta a no hacer
concesión de ninguna clase.
|
This attitude was part of a system, a
theory, that she had lately embraced, and to be thorough she said after a
moment: "Don′t think me unkind if I say it′s just THAT --being out of your
sight --that I like. If you were in the same place I should feel you were
watching me, and I don′t like that --I like my liberty too much. If
there′s a thing in the world I′m fond of," she went on with a slight
recurrence of grandeur, "it′s my personal independence."
|
Su actitud formaba parte de un sistema, parecía obedecer a una
teoría que Isabel se había forjado últimamente. Y, para ser fiel a ella,
se vio obligada a decir tras una breve pausa: -No me considere dura si le
digo que lo que me agrada es precisamente..., estar lejos de su vista. Si
usted estuviese en el mismo lugar que yo, no dejaría de vigilarme y eso no
me gusta absolutamente nada. Amo demasiado mi libertad. Si algo hay en el
mundo de lo que estoy verdaderamente enamorada es de mi independencia
personal -concluyó con un pequeño ademán de grandeza.
|
But whatever there might be of the too
superior in this speech moved Caspar Goodwood′s admiration; there was
nothing he winced at in the large air of it. He had never supposed she
hadn′t wings and the need of beautiful free movements --he wasn′t , with
his own long arms and strides, afraid of any force in her. Isabel′s words,
if they had been meant to shock him, failed of the mark and only made him
smile with the sense that here was common ground. "Who would wish less to
curtail your liberty than I? What can give me greater pleasure than to see
you perfectly independent --doing whatever you like? It′s to make you
independent that I want to marry you."
|
Cuanto de verdaderamente superior pudiera haber en las
anteriores frases elocuentes de Isabel suscitó la admiración de Gaspar, y
nada había en su magnificencia ante lo cual debiera él retroceder. Jamás
se le había ocurrido pensar que ella hubiese de carecer de alas y que no
necesitaba una absoluta libertad de movimientos; y, al contemplarse a sí
mismo en posesión de aquellos largos ′ brazos y piernas poderosas, no
tenía por qué recelar de que residiese también en ella una fuerza
verdadera. De suerte que, si Isabel había abrigado la intención de
molestarle o herirle con sus palabras, erró por completo el blanco, pues
sólo consiguió hacerle sonreír con la seguridad de que estaban de completo
acuerdo en la cuestión. -¿Hay acaso alguien que quiera menos que yo
coartar su libertad? ¿Qué podría darme a mí mayor satisfacción que verla a
usted completamente independiente... y haciendo lo que le agradase?
Precisamente para hacerla independiente es para lo que quiero casarme con
usted.
|
"That′s a beautiful sophism," said the
girl with a smile more beautiful still.
|
-Hermoso sofisma -arguyó ella con una deliciosa sonrisa.
|
"An unmarried woman --a girl of your age
--isn′t independent. There are all sorts of things she can′t do. She′s
hampered at every step."
|
-Una mujer soltera..., una muchacha de su edad... no es
independiente -replicó Gaspar-, hay muchas cosas que no puede hacer, todo
son obstáculos en su camino.
|
"That′s as she looks at the question,"
Isabel answered with much spirit. "I′m not in my first youth --I can do
what I choose --I belong quite to the independent class. I′ve neither
father nor mother; I′m poor and of a serious disposition; I′m not pretty.
I therefore am not bound to be timid and conventional; indeed I can′t
afford such luxuries. Besides, I try to judge things for myself; to judge
wrong, I think, is more honourable than not to judge at all. I don′t wish
to be a mere sheep in the flock; I wish to choose my fate and know
something of human affairs beyond what other people think it compatible
with propriety to tell me." She paused a moment, but not long enough for
her companion to reply. He was apparently on the point of doing so when
she went on: "Let me say this to you, Mr. Goodwood. You′re so kind as to
speak of being afraid of my marrying. If you should hear a rumour that I′m
on the point of doing so --girls are liable to have such things said about
them --remember what I have told you about my love of liberty and venture
to doubt it."
|
-Eso será según se considere la cuestión -dijo Isabel con gran
agudeza-. Yo no estoy ya en mi primera juventud..., puedo hacer lo que me
parezca..., de modo que pertenezco por completo a la categoría de personas
independientes. No tengo padre ni madre, soy pobre y juiciosa y no soy
bonita. Por lo tanto, no tengo por qué ser ni tímida ni convencional,
aparte de que no puedo permitirme semejantes lujos. Por otra parte, hago
lo posible por juzgar las cosas con arreglo a mi propio criterio, y
sostengo que es mucho más honroso equivocarse al juzgarlas que no
juzgarlas en absoluto. No quiero ser una oveja más del rebaño; q uiero
escoger mi propio destino y conocer de las cosas humanas más allá de lo
que algunos consideran compatible con la corrección poder decirme. -Se
detuvo un instante, sí bien no lo bastante para darle a él tiempo de
replicar. Ya estaba a punto de hacerlo cuando prosiguió-: Permítame
decirle una cosa, señor Goodwood: es usted muy bueno al manifestar su
temor de que llegue a casarme. Si alguna vez oye rumores de que voy a
hacerlo..., cosa a que estamos naturalmente expuestos..., acuérdese de
cuanto acabo de decirle de mi amor a la libertad y opte por ponerlo en
duda.
|
There was something passionately positive
in the tone in which she gave him this advice, and h e saw a shining
candour in her eyes that helped him to believe her. On the whole he felt
reassured, and you might have perceived it by the manner in which he said,
quite eagerly: "You want simply to travel for two years? I′m quite willing
to wait two years, and you may do what you like in the interval. If that′s
all you want, pray say so. I don′t want you to be conventional; do I
strike you as conventional myself? Do you want to improve your mind? Your
mind′s quite good enough for me; but if it interests you to wander about a
while and see different countries I shall be delighted to help you in any
way in my power."
|
Indudablemente había algo apasionadamente sincero en el tono
con que Isabel dio ese consejo, y el candor que en sus ojos brillaba le
convenció al mismo tiempo de que debía creer cuanto estaba diciendo. Bien
pensado, podía tranquilizarse, y así pareció mostrarlo con la ansiedad que
puso en sus palabras al preguntar: -Entonces, ¿lo que usted quiere es
simplemente viajar un par de años? Yo no tengo inconveniente en esperar
esos dos años y, mientras tanto, usted podrá hacer lo que quiera, Si eso
es todo lo que necesita, dígalo, por favor. No quiero que sea insincera
conmigo, ¿se lo parezco yo acaso? ¿Desea usted cultivar aún más su
inteligencia, perfeccionar su espíritu? Los dos son, tal cual,
sobradamente buenos para mí, pero si a usted le interesa vagar un poco por
el mundo y ver países distintos, será para mí un placer ayudarla del modo
que esté en, mi mano.
|
"You′re very generous; that′s nothing new
to me. The best way to help me will be to put as many hundred miles of sea
between us as possible."
|
-Es usted muy generoso, no es una novedad para mí; pero la
mejor manera que tiene de ayudarme es poner entre los dos la mayor
cantidad posible de millas marinas.
|
"One would think you were going to commit
some atrocity!" said Caspar Goodwood.
|
-Cualquiera diría que va usted a cometer una atrocidad -dijo
Caspar Goodwood.
|
"Perhaps I am. I wish to be free even to
do that if the fancy takes me."
|
-Quién sabe. Y quiero ser libre incluso para poder hacerlo, si
me da la ventolera.
|
"Well then," he said slowly, "I′ll go
home." And he put out his hand, trying to look contented and confident.
|
-Está bien -replicó Caspar pausadamente-. Entonces regresaré a
nuestro país. Y le tendió la mano tratando de parecer contento y confiado.
|
Isabel′s confidence in him, however, was
greater than any he could feel in her. Not that he thought her capable of
committing an atrocity; but, turn it over as he would, there was something
ominous in the way she reserved her option. As she took his hand she felt
a great respect for him; she knew how much he cared for her and she
thought him magnanimous. They stood so for a moment, looking at each
other, united by a hand-clasp which was not merely passive on her side.
"That′s right," she said very kindly, almost tenderly. "You′ll lose
nothing by being a reasonable man."
|
La confianza que Isabel tenía en él era, desde luego, muy
superior a la de él respecto a ella, lo cual no quiere decir que la
creyese capaz de cometer una atrocidad; pero, pensándolo a su modo, como
él debía hacer, no podía por menos de sentir que había algo de fatal en la
manera en que ella quería reservarse el derecho a toda opción ante la
vida. Sintió la muchacha, al darle la mano, un gran respeto por él, porque
pensó en su verdadera magnanimidad y en la gran preocupación que por ella
sentía. Permanecieron así durante un momento, mirándose mutuamente y
unidos por aquel apretón de manos que dejó de ser puramente pasivo por
parte de ella. Por fin Isabel atinó a decir con amabilidad, casi con
ternura: -Está bien. Con ser razonable no tendrá nada que perder.
|
"But I′ll come back, wherever you are,
two years hence," he returned with characteristic grimness.
|
-Pero volveré dentro de dos años, esté usted donde esté
-replicó él con su característica impetuosidad.
|
We have seen that our young lad y was
inconsequent, and at this she suddenly changed her note. "Ah, remember, I
promise nothing --absolutely nothing!" Then more softly, as if to help him
to leave her: "And remember too that I shall not be an easy victim!"
|
Ya se ha visto la inconsecuencia del carácter de la joven. Por
lo cual no es de extrañar que, al oír aquello, cambiara inmediatamente del
todo para decir: -¡Ah! Pero no olvide que no prometo nada...,
absolutamente nada. -Y, a renglón seguido, como
tratan- f do de ayudarle a que la dejase sola,
añadió con mayor dulzura-: Y acuérdese también de que no seré una víctima
fácil.
|
"You′ll get very sick of your
independence."
|
-Acabará usted por cansarse de su independencia.
|
"Perhaps I shall; it′s even very
probable. When that day comes I shall be very glad to see you."
|
-No digo que no; incluso es bastante probable. El día que eso
ocurra, me alegraré mucho de volver a verle.
|
She had laid her hand on the knob of the
door that led into her room, and she waited a moment to see whether her
visitor would not take his departure. But he appeared unable to move;
there was still an immense unwillingness in his attitude and a sore
remonstrance in his eyes. "I must leave you now," said Isabel; and she
opened the door and passed into the other room.
|
Puso ella la mano en el tirador de la puerta que conducía a su
habitación y esperó un instante a que él se dispusiera a marcharse. Pero
el joven Goodwood parecía incapaz de moverse, mostrando en toda su actitud
una inmensa desgana de abandonarla y en sus ojos un triste reproche. Al
fin, Isabel hubo de decir: -Tengo que dejarle ya. -Acto seguido, abrí la
puerta y entró en la habitación contigua.
|
This apartment was dark, but the darkness
was tempered by a vague radiance sent up through the window from the court
of the hotel, and Isabel could make out the masses of the furniture, the
dim shining of the mirror and the looming of the big four-posted bed. She
stood still a moment, listening, and at last she heard Caspar Goodwood
walk out of the sitting-room and close the door behind him. She stood
still a little longer, and then, by an irresistible impulse, dropped on
her knees before her bed and hid her face in her arms.
|
La habitación estaba a oscuras, si bien atenuada su oscuridad
por la vaga luz que provenía del patio del hotel, de suerte que Isabel
podía distinguir las siluetas de los muebles, el oscuro brillo del espejo
y la masa del lecho con cuatro columnas macizas. Se quedó allí un momento
inmóvil, escuchando, hasta que oyó los pasos de Gaspar Goodwood saliendo
del saloncito y el ruido de la puerta al cerrarse. Todavía permaneció un
instante en aquella actitud y, luego, sin poder dominarse más, cayó
desplomada de rodillas ante la cama y hundió en ella la cabeza escondida
entre sus manos.
|
CHAPTER 17 |
17
She was not praying; she was trembling
--trembling all over. Vibration was easy to her, was in fact too constant
with her, and she found herself now humming like a smitten harp. She only
asked, however, to put on the cover, to case herself again in brown
holland, but she wished to resist her excitement, and the attitude of
devotion, which she kept for some time, seemed to help her to be still.
She intensely rejoiced that Caspar Goodwood was gone; there was something
in having thus got rid of him that was like the payment, for a stamped
receipt, of some debt too long on her mind. As she felt the glad relief
she bowed her head a little lower; the sense was there, throbbing in her
heart; it was part of her emotion, but it was a thing to be ashamed of
--it was profane and out of place. It was not for some ten minutes that
she rose from her knees, and e ven when she came back to the sitting-room
her tremor had not quite subsided. It had had, verily, two causes: part of
it was to be accounted for by her long discussion with Mr. Goodwood, but
it might be feared that the rest was simply the enjoyment she found in the
exercise of her power. She sat down in the same chair again and took up
her book, but without going through the form of opening the volume. She
leaned back, with that low, soft, aspiring murmur with which she often
uttered her response to accidents of which the brighter side was not
superficially obvious, and yielded to the satisfaction of having refused
two ardent suitors in a fortnight. That love of liberty of which she had
given Caspar Goodwood so bold a sketch was as yet almost exclusively
theoretic; she had not been able to indulge it on a large scale. But it
appeared to her she had done something; she had tasted of the delight, if
not of battle, at least of victory; she had done what was truest to he r
plan. In the glow of this consciousness the image of Mr. Goodwood taking
his sad walk homeward through the dingy town presented itself with a
certain reproachful force; so that, as at the same moment the door of the
room was opened, she rose with an apprehension that he had come back. But
it was only Henrietta Stackpole returning from her dinner.
|
No estaba Isabel rezando, sino temblando, temblando de pies a
cabeza. La vibración era en ella un fenómeno que se daba con frecuencia y
facilidad, y en esos momentos se sentía susurrar con sonido quedo como
arpa recién pulsada. Parecía pedir únicamente que la cubrieran con la
funda, que la tapasen con el oscuro dril. Hizo cuanto pudo por resistir a
su actual excitación y aquella genuflexa actitud que adoptó hubo de
tranquilizarla un poco. Se alegró infinito de que Gaspar Goodwood se
hubiese marchado. En la forma en que, por fin, había logrado deshacerse de
él había algo parecido al pago de una antigua deuda que le había sido
posible cancelar y ponerle el sello de «pagado». Al sentirse liberada de
aquel peso, inclinó un poco más la cabeza y se dio cuenta de que la
sensación estaba más abajo, latiendo c on fuerza en su corazón; formaba
parte de su emoción, pero se le antojó algo de lo que debiera sentirse
avergonzada..., algo profano y completamente fuera de lugar. Permaneció
diez minutos más arrodillada y, aun después de haber vuelto al saloncito,
seguía con un leve temblor que obedecía a dos causas: una, la prolongada
discusión que había sostenido con Gaspar Goodwood, si bien era de temer
que la otra no fuese más que la satisfacción por ella sentida en el
ejercicio de su poder. Se sentó de nuevo en el sillón de antes y tomó otra
vez el libro, aunque sin hacer nada por abrirlo. Apoyó la cabeza en el
respaldo y prorrumpió en aquel murmullo suave, casi imperceptible y
aspirante que solía exhalar para responder a los accidentes que le
sobrevenían y cuya parte más brillante no era fácilmente apreciable; y a
cabó recreándose en la inmensa satisfacción de decirse que había rechazado
a dos pretendientes en un par de semanas. Ese acendrado amor a la
libertad, de que tan patente muestra diera a Caspar Goodwood, era casi del
todo puramente teórico, toda vez que aún no había podido ponerlo a prueba
en mayor y más real escala. Pero le parecía que acababa de hacer algo, que
había saboreado, si no el gusto de la batalla, sí seguramente el de la
victoria, realizando por fin lo que más se avenía a su plan. A la luz
tenue de su conciencia, aquella imagen del señor Goodwood caminando hacia
su casa a través de la ciudad neblinosa se le presentaba con cierta fuerza
acusadora. Así que cuando oyó que la puerta se abría, se levantó con miedo
de que hubiese vuelto. Sin embargo, era Henrietta que regresaba de cenar
con sus amigas.
|
Miss Stackpole immediately saw that our
young lady had been "through" something, and indeed the discovery demanded
no great penetration. She went straight up to her friend, who received her
without a greeting. Isabel′s elation in having sent Caspar Goodwood back
to America presupposed her being in a manner glad he had come to see her;
but at the same time she perfectly remembered Henrietta had had no right
to set a trap for her. "Has he been here, dear?" the latter yearningly
asked.
|
La señorita Stackpole se dio cuenta inmediatamente de que algo
le había ocurrido a la muchacha, descubrimiento que, por lo demás, no
exigía una extraordinaria perspicacia. Y se fue derecha a su amiga, que la
recibió sin ninguna demostración de contento. La satisfacción de Isabel
por haber hecho regresar a América a Caspar Goodwood presuponía alegrarse
en cierto modo de haberlo visto; pero, al mismo tiempo, recordó que
Henrietta no tenía derecho alguno a tenderle una trampa.
|
Isabel turned away and for some moments
answered noth ing. "You acted very wrongly," she declared at last.
|
De suerte que, cuando la periodista inquirió ansiosamente si
él había estado allí, Isabel se alejó de ella y estuvo un momento sin
contestar. Luego declaró fríamente: -Has hecho muy mal.
|
"I acted for the best. I only hope you
acted as well."
|
-Lo hice pensando en lo mejor. Ojalá tú hayas hecho lo mismo.
|
"You′re not the judge. I can′t trust
you," said Isabel.
|
-Tú no eres juez en este caso. Ya no puedo confiar en ti.
|
This declaration was unflattering, but
Henrietta was much too unselfish to heed the charge it conveyed; she cared
only for what it intimated with regard to her friend. "Isabel Archer," she
observed with equal abruptness and solemnity, "if you marry one of these
people I′ll never speak to you again!"
|
Semejante declaración no sonó precisamente agradable, pero
Henrietta era demasiado desprendida para apropiarse del reproche que
encerraba y únicamente se preocupó de lo concerniente al bien de su amiga.
-Isabel Archer -declaró en tono duro y solemne-, si te casas con un
individuo de éstos, no volveré a dirigirte la palabra en toda mi vida.
|
"Before making so terrible a threat you
had better wait till I′m asked," Isabel replied. Never having said a word
to Miss Stackpole about Lord Warburton′s overtures, she had now no impulse
whatever to justify herself to Henrietta by telling her that she had
refused that nobleman.
|
-Antes de proferir semejante terrible amenaza -contestó
Isabel-, espera a que me lo pidan. Era el caso que, como no había dicho
una sola palabra a la señorita Stackpole de la declaración de lord
Warburton, no sentía el menor deseo de justificarse ahora comunicándole
haber rechazado, al aristócrata.
|
"Oh, you′ll be asked quick enough, once
you get off on the Continent. Annie Climber w as asked three times in
Italy --poor plain little Annie."
|
-Oh, ya verás. En cuanto vayas al continente, veráás cómo te
lo piden. A Annie Climber, la pobre y sencilla Annie, se lo pidieron tres
veces sólo en Italia.
|
"Well, if Annie Climber wasn′t captured
why should I be?"
|
-Pues si ella no se dejó pescar, ¿por qué habré de dejarme yo?
|
"I don′t believe Annie was pressed; but
you′ll be."
|
-Porque no creo que a ella la acuciasen; pero estoy segura de
que a ti te van a perseguir de lo lindo.
|
"That′s a flattering conviction," said
Isabel without alarm.
|
-Esa convicción me halaga -dijo Isabel tranquilamente.
|
"I don′t flatter you, Isabel, I tell you
the truth!" cried her friend. "I hope you don′t mean to tell me that you
didn′t give Mr. Goodwood some hope."
|
-Yo no te halago ni tengo por qué, Isabel; me limito a decirte
la verdad -exclamó su amiga-. Espero que no me digas que dejaste marchar
al señor Goodwood sin darle ninguna esperanza.
|
"I don′t see why I should tell you
anything; as I said to you just now, I can′t trust you. But since you′re
so much interested in Mr. Goodwood I won′t conceal from you that he
returns immediately to America."
|
-No veo por qué he de decirte nada. Te repito que no me fío de
ti. Pero ya que te interesas tanto por el señor Goodwood, te comunico que
vuelve de inmediato a América.
|
"You don′t mean to say you′ve sent him
off?" Henrietta almost shrieked.
|
Henriett a dijo casi gritando: -¡No irás a decirme que le has
despedido!
|
"I asked him to leave me alone; and I ask
you the same, Henrietta." Miss Stackpole glittered for an instant with
dismay and then passed to the mirror over the chimney-piece and took off
her bonnet. "I hope you′ve enjoyed your dinner," Isabel went on.
|
-Le pedí que me dejara en paz..., y lo mismo te pido a ti,
Henrietta. La señorita Stackpole pareció quedarse un instante con la
mirada apagada, se dirigió al espejo situado sobre la chimenea y,
mirándose en él, se quitó el sombrero. -Celebraré que lo hayas pasado bien
en la cena.
|
But her companion was not to be diverted
by frivolous propositions. "Do you know where you′re going, Isabel
Archer?"
|
Pero su compañera no estaba en aquel preciso instante para
bromas. -¿Te das cuenta de adonde vas a parar, Isabel Archer? -dijo.
|
"Just now I′m going to bed," said Isabel
with persistent frivolity.
|
-Por lo pronto, a la cama -contestó la joven en el mismo tono
frívolo.
|
"Do you know where you′re drifting?"
Henrietta pursued, holding out her bonnet delicately.
|
-¿Te das cuenta de a dónde te diriges? -insistió Henrietta
sosteniendo con delicadeza su sombrero.
|
"No, I haven′t the least idea, and I find
it very pleasant not to know. A swift carriage, of a dark night, rattling
with four horses over roads that one can′t see --that′s my idea of
happiness."
|
-No tengo la menor idea y me parece encantador no saberlo. Un
carruaje bien rápido, rodando a distancia en la noche oscura y tirado !por
cuatro briosos caballos por caminos invisibles, ésa es mi idea de la
felicidad.
|
"Mr. Goodwood certainly didn′t teach you
to say such things as that --like the heroine of an immoral novel," said
Miss Stackpole. "You′re drifting to some great mistake."
|
-Estoy segura de que el señor Goodwood no te ha enseñado a
decir esas cosas..., como - si fueras la heroína de una novela inmoral
-repuso la señorita Stackpole-. Esta carrera te llevará a caer en un gran
error.
|
Isabel was irritated by her friend′s
interf erence, yet she still tried to think what truth this declaration
could represent. She could think of nothing that diverted her from saying:
"You must be very fond of me, Henrietta, to be willing to be so
aggressive."
|
Isabel estaba enojada por la, intromisión de su amiga, mas se
daba cuenta de la verdad que tal declaración pudiera contener. Y no se le
ocurrió nada que le impidiera decir: -Henrietta, debes de estar- muy
encariñada conmigo cuando tan agresiva te muestras.
|
"I love you intensely, Isabel," said Miss
Stackpole with feeling.
|
-Cierto, te quiero enormemente, Isabel -respondió la señorita
Stackpole con sinceridad.
|
"Well, if you love me intensely let me as
intensely alone. I asked that of Mr. Goodwood, and I must also ask it of
you."
|
-Bueno, pues si me quieres enormemente, déjame enormemente en
paz. Es lo que le pedí al señor Cowntul y lo que tengo que pedirte también
a ti.
|
"Take care you′re not let alone too
much."
|
-Ten cuidado, no te dejemos demasiado sola.
|
"That′s what Mr. Goodwood said to me. I
told him I must take the risks."
|
-Eso mismo me dijo el señor Goodwood. Y yo le contesté que
debo correr el riesgo.
|
"You′re a creature of risks --you make me
shudder!" cried Henrietta. "When does Mr. Goodwood return to America?"
|
-Eres una criatura idónea para correrlo, y me estremezco de
sólo pensarlo -exclamó Henrietta-. ¿Cuándo vuelve a América el señor
Goodwood?
|
"I don′t know --he didn′t tell me."
|
-No lo sé..., no me lo dijo.
|
"Perhaps you didn′t enquire," said
Henrietta with the note of righteous irony.
|
-Tal vez no se lo preguntaste -replicó Henrietta con la ironía
de quien se siente cargado de razón.
|
"I gave him too little satisfaction to
have the right to ask questions of him."
|
-Fui tan poco amable con él que no me consideré con derecho a
hacerlo.
|
This assertion seemed to Miss Stackpole
for a moment to bid defiance to comment; but at last she exclaimed: "Well,
Isabel, if I didn′t know you I might think you were heartless!"
|
Se le antojó a Henrietta que semejante afirmaci_43ón suponía
un desafío a cualquier comentario y exclamó: -Está bien, Isabel. La
verdad, si no te conociese como te conozco, me inclinaría a creer que no
tienes corazón.
|
"Take care," said Isabel; "you′re
spoiling me."
|
-Mucho ojo, me estás haciendo daño -dijo Isabel.
|
"I′m afraid I′ve done that already. I
hope, at least," Miss Stackpole added, "that he may cross with Annie
Climber!"
|
-Me temo que el daño ya está hecho -contestó Henrietta, y
añadió-: Espero que, por lo menos, el señor Goodwood pueda hacer el viaje
de vuelta con Anita Climber.
|
Isabel learned from her the next morning
that she had determined not to return to Gardencourt (where old Mr.
Touchett had promised her a renewed welcome), but to await in London the
arrival of the invitation that Mr. Bantling had promised her from his
sister Lady Pensil. Miss Stackpole related very freely her conversation
with Ralph Touchett′s sociable friend and declared to Isabel that she
really believed she had now got hold of so mething that would lead to
something. On the receipt of Lady Pensil′s letter --Mr. Bantling had
virtually guaranteed the arrival of this document --she would immediately
depart for Bedfordshire, and if Isabel cared to look out for her
impressions in the _Interviewer_ she would certainly find them. Henrietta
was evidently going to see something of the inner life this time.
|
A la mañana siguiente Isabel se enteró de que su compañera no
pensaba volver a Gardencourt (adonde el anciano señor Touchett se había
ofrecido a recibirla de nuevo con gran contento). Prefería esperar en
Londres la invitación que el señor Bantling le había prometido que le
enviaría su hermana, lady Pensil. La señ 6orita Stackpole refirió sin
remilgos la conversación que había tenido con el simpático amigo del señor
Touchett y confesó que creía estar segura de haberle echado al fin el
guante a una cosa que seguramente la conduciría a algo. En cuanto
recibiera la carta de lady Pensil -documento cuya pronta llegada casi le
había garantizado el amable señor Banding-, iría a Bedfordshire y, si
Isabel tenía algún interés en conocer sus impresiones, con toda seguridad
las encontraría en el Interviewer. Sin duda alguna, esta vez Henrietta
podría contar algo de la vida íntima del país.
|
"Do you know where you′re drifting,
Henrietta Stackpole?" Isabel asked, imitating the tone in which her friend
had spoken the night before.
|
-Henrietta Stackpole, ¿te das cuenta de adonde vas a parar?
-preguntó Isabel imitando el tono en que le había hablado su amiga la
noche anterior.
|
"I′m drifting to a big position --that of
the Queen of American Journalism. If my next letter isn′t copied all over
the West I′ll swallow my penwiper!"
|
-Voy a parar a una gran situacióón: la de reina del periodismo
norteamericano. Si mi próxima crónica no la reproducen en todo el país, me
trago el limpiaplumas.
|
She had arranged with her friend Miss
Annie Climber, the young lady of the continental offers, that they should
go together to make those purchases which were to constitute Miss
Climber′s farewell to a hemisphere in which she at l east had been
appreciated; and she presently repaired to Jermyn Street to pick up her
companion. Shortly after her departure Ralph Touchett was announced, and
as soon as he came in Isabel saw he had something on his mind. He very
soon took his cousin into his confidence. He had received from his mother
a telegram to the effect that his father had had a sharp attack of his old
malady, that she was much alarmed and that she begged he would instantly
return to Gardencourt. On this occasion at least Mrs. Touchett′s devotion
to the electric wire was not open to criticism.
|
Henrietta había acordado con su amiga Annie Climber, la de las
tres propuestas continentales de matrimonio, salir juntas de compras, lo
cual constituía la despedida de la señorita Climber de un continente donde
había sido tan apreciada. Así pues, se dirigió a la calle Jermyn en busca
de su compañera. Poco después de que ella se hubo marchado, anunciaron a
Isabel la visita de Ralph Touchett y, nada más verlo, la joven comprendió
que algo extraordinario le preocupaba. No tardó éste en hacerle sus
confidencias y decirle que acababa de recibir un telegrama de su madre
comunicándole que su padre había sufrido un fuerte ataque, que ella estaba
muy alarmada y le suplicaba que se apresur ase a volver a Gardencourt.
Esta vez, por lo menos, la afición de la señora Touchett al telégrafo no
merecía censura alguna.
|
"I′ve judged it best to see the great
doctor, Sir Matthew Hope, first," Ralph said; "by great good luck he′s in
town. He′s to see me at half-past twelve, and I shall make sure of his
coming down to Gardencourt --which he will do the more readily as he has
already seen my father several times, both there and in London. There′s an
express at two-forty-five, which I shall take; a nd you′ll come back with
me or remain here a few days longer, exactly as you prefer."
|
-Me ha parecido aconsejable consultar primero al eminente
doctor sir Matthew Hope. Por fortuna está en la ciudad. He de verle a las
doce y media y trataré de conseguir que vaya a Gardencourt, cosa que hará
con gusto, pues ya ha visitado varias veces a mi padre tanto allí como
aquí, en Londres. A las dos cuarenta y cinco hay un tren expreso, que yo
tomaré; tú puedes volver conmigo o, si lo prefieres, quedarte aquí unos
cuantos días más.
|
"I shall certainly go with you," Isabel
returned. "I don′t suppose I can be of any use to my uncle, but if he′s
ill I shall like to be near him."
|
-Desde luego, me iré contigo -contestó Isabel-. No creo que
pueda serle útil a mi tío en nada, pero, si se halla verdaderamente
enfermo, quisiera estar a su lado.
|
"I think you′re fond of him," said Ralph
with a certain shy pleasure in his face. "You appreciate him, which all
the world hasn′t done. The quality′s too fine."
|
-Creo que le has tomado g ran afecto y que le aprecias de
veras -dijo Ralph con un tímido placer plasmado en el semblante-, cosa que
no hace todo el mundo. Es un hombre de una cualidad exquisita.
|
"I quite adore him," Isabel after a
moment said.
|
-Más que quererle, le adoro -dijo Isabel tras un instante.
|
"That′s very well. After his son he′s
your greatest admirer."
|
-Eso me parece admirable, porque, después de su hijo, él es tu
mayor admirador.
|
She welcomed this assurance, but she gave
secretly a small sigh of relief at the thought that Mr. Touchett was one
of those admirers who couldn′t propose to marry her. This, however, was
not what she spoke; she went on to inform Ralph that there were other
reasons for her not remaining in London. She was tired of it and wished to
le ave it; and then Henrietta was going away --going to stay in
Bedfordshire.
|
A Isabel le agradó infinito saber que era objeto de semejante
admiración, pero exhaló un profundo suspiro de satisfacción al pensar que,
por lo menos, tal admirador era de los que no pretenderían casarse con
ella. Sin embargo, se abstuvo de decir tal cosa y, en cambio, comunicó a
Ralph que tenía otras razones para no permanecer en Londres. Ya estaba
cansada de la gran ciudad, deseaba abandonarla de una vez y, además,
Henrietta iba a marcharse una temporadita a Bedfordshire.
|
"In Bedfordshire?"
|
¿A Bedfordshire?
|
"With Lady Pensil, the sister of Mr.
Bantling, who has answered for an invitation."
|
-Sí. Con lady Pensil, la hermana del señor Bantling, quien le
ha prometido que la hará invitar.
|
Ralph was feeling anxious, but at this he
broke into a laugh. Suddenly, none the less, his gravity returned.
"Bantling′s a man of courage. But if the invitation should get lost on the
way?"
|
Ralph estaba verdaderamente intranquilo, pero, al oír esto,
soltó una sonora carcajada. Sin embargo, no tardó en ponerse serio otra
vez. Verdaderamente ese Bantling es un hombre de valor-dijo-. Pero ¿qué
ocurriría si la invitación se perdiera en el camino?
|
"I thought the British post-office was
impeccable."
|
-Yo tenía entendido que el servicio de correos en Inglaterra
es perfecto.
|
"The good Homer sometimes nods," said
Ralph. "However," he went on more brightly, "the good Bantling never does,
and, whatever happens, he′ll take care of Henrietta."
|
-Sí, pero el buen Homero también echa un sueñe o de vez en
cuando. En cualquier caso -añadió, más jovial-, el bueno de Bantling no se
duerme nunca y, suceda lo que suceda, cuidará de Henrietta.
|
Ralph went to keep his appointment with
Sir Matthew Hope, and Isabel made her arrangements for quitting Pratt′s
Hotel. Her uncle′s danger touched her nearly, and while she stood before
her open trunk, looking about her vaguely f or what she should put into
it, the tears suddenly rose to her eyes. It was perhaps for this reason
that when Ralph came back at two o′clock to take her to the station she
was not yet ready. He found Miss Stackpole, however, in the sitting-room,
where she had just risen from her luncheon, and this lady immediately
expressed her regret at his father′s illness.
|
Se marchó Ralph a ver al doctor sir Matthew Hope, según lo
convenido, e Isabel se puso a hacer los preparativos para dejar el hotel
Pratt. El peligro que su tío corría la había afectado sobremanera y las
lágrimas comenzaron a fluir lentamente de sus ojos mientras permanecía
ante el baúl abierto sin saber qué meter primero en él. Por eso, cuando
Ralph volvió a las dos para buscarla y llevarla a la estación, no estaba
lista todavía. Al pasar, encontró a la señorita Stackpole en el saloncito
donde acababa de almorzar, la cual declaró sentirse muy afligida por el
empeoramiento del padre de su amigo.
|
"He′s a grand old man," she said; "he′s
faithful to the last. If it′s really to be the last --pardon my alluding
to it, but you must often have thought of the possibility --I′m sorry that
I shall not be at Gardencourt."
|
No Translation
|
"You′ll amuse yourself much more in
Bedfordshire."
|
-Se divertirá usted mucho en Bedfordshire.
|
"I shall be sorry to amuse myself at such
a time," said Henrietta with much propriety. But she immediately added: "I
should like so to commemorate the closing scene."
|
-Estaré demasiado afligida, por lo de su padre, para poder
divertirme -replicó Henrie tta con gran delicadeza. E inmediatamente
añadió-: De todos modos me gustaría conmemorar sus últimos momentos.
|
"My father may live a long time," said
Ralph simply. Then, adverting to topics more cheerful, he interrogated
Miss Stackpole as to her own future.
|
-Todavía puede mi padre vivir largos años -dijo Ralph con la
mayor sencillez. Y, luego, poniéndose a hablar de cosas más alegres, le
preguntó qué planes tenía para el futuro.
|
Now that Ralph was in trouble she
addressed him in a tone of larger allowance and told him that she was much
indebted to him for having made her acquainted with Mr. Bantling. "He has
told me just the things I want to know," she said; "all the society-items
and all about the royal family. I can′t make out that what he tells me
about the royal family is much to their credit; but he says that′s only my
peculiar way of looking at it. Well, all I want is that he should give me
the facts; I can put them together quick enough, once I′ve got them." And
she added that Mr. Bantling had been so good as to promise to come and
take her out that afternoon.
|
Al ver a Ralph tan apenado se puso a hablarle con más
condescendencia y dijo que le estaba muy agradecida por haberle presentado
al señor Bantling. -Me ha contado precisamente las cosas que yo quería
saber: los chismes de la sociedad y todo lo referente a la familia real.
Tengo para mí que cuanto de la familia real me ha contado no es cosa para
acreditarla mucho, pero él dice que eso es efecto de mi especial punto de
vista. Lo que yo quiero son hechos, conocer las realidades, que, una vez
las sepa, sabr_3é aderezarlas sin demora. Y añadió que el señor Bantling
había tenido la bondad de prometerle que vendría a buscarla para salir con
ella por la tarde.
|
"To take you where?" Ralph ventured to
enquire.
|
-¿Para llevarla adonde? -se atrevió a preguntar Ralph.
|
"To Buckingham Palace. He′s going to show
me over it, so that I may get some idea how they live."
|
-Al palacio de Buckingham. Va a enseñármelo todo para que yo
pueda hacerme una idea de la vida que llevan allí dentro.
|
"Ah," said Ralph, "we leave you in
good hands. The first thing we shall hear is that you′re invited to
Windsor Castle."
|
-Vaya, pues -dijo Ralph-. La dejamos en buenas manos. Lo
primero que sabremos de usted es que la han invitado oficialmente al
castillo de Windsor.
|
"If they ask me, I shall certainly go.
Once I get started I′m not afraid. But for all that," Henrietta added in a
moment, "I′m not satisfied; I′m not at peace about Isabel."
|
-Si me lo piden, no le quepa la menor duda de que iré. Una vez
que me pongo en marcha no tengo miedo de nada. Pero nada de esto podrá
satisfacerme porque no estaré tranquila acerca de Isabel.
|
"What is her last misdemeanour?"
|
-¿Cuál ha sido su última fechoría?
|
"Well, I′ve told you before, and I
suppose there′s no harm in my going on. I always finish a subject that I
take up. Mr. Goodwood was here last night."
|
-Bueno, ya que le dije algo en otra ocasión, no creo que haya
inconveniente en comunicarle el resto. Cuando empiezo con un asunto, me
gusta llegar hasta el final. El señor Caspar Goodwood estuvo aquí anoche.
|
Ralph opened his eyes; he even blushed a
little --his blush being the sign of an emotion somewhat acute. He
remembered that Isabel, in separating from him in Winchester Square, had
repudiated his suggestion that her motive in doing so was the expectation
of a visitor at Pratt′s Hotel, and it was a new pang to him to have to
suspect her of duplicity. On the other hand, he quickly said to himself,
what concern was it of his that she should have made an appointment with a
lover? Had it not been thought graceful in every age that young ladies
should make a mystery of such appointments? Ralph gave Miss Stackpole a
diplomatic answer. "I should have thought that, with the views you
expressed to me the other day, this would satisfy you perfectly."
|
Ralph abrió los ojos con asombro e incluso se ruborizó un
poco..., rubor que acusaba una emoción bastante te profunda. Recordó que,
al separarse de él en Winchester Square, la muchacha había rechazado su
hipótesis de que tal vez prefería dejarle porque esperaba a otro visitante
en el hotel Pratt, y la sola sospecha de creerla capaz de doblez le
causaba hondo pesar. Por otra parte, se decía a sí mismo que nada tenía
que importarle que ella tuviera una cita con algún enamorado, ya que
siempre había sido considerado cosa corriente y exquisita que las jóvenes
guardasen en el ma yor secreto la existencia de semejantes citas. -Yo
creía, después de lo que usted me dijo hace poco, que eso la satisfaría
plenamente -comentó Ralph con gran diplomacia.
|
"That he should come to see her? That was
very well, as far as it went. It was a little plot of mine; I let him know
that we were in London, and when it had been arranged that I should spend
the evening out I sent him a word --the word we just utter to the ′wise.′
I hoped he would find her alone; I won′t pretend I didn′t hope that you′d
be out of the way. He came to see her, but he might as well have stayed
away."
|
-¿Qué? ¿Que él la viera? Todo salió a pedir de boca, y fue una
trama mía. Le hice saber que estábamos en Londres y, cuando acordé con mis
amigas que pasaría la velada con ellas, le envié unas palabras..., las
palabras que se acostumbra decir a la gente sensata: que esperaba que la
encontraría sola. No voy a pretender que no confiaba en que estuviera
usted ausente. El vino a verla y estuvo con ella un buen rato, pero para
el caso es como si no hubiese estado.
|
"Isabel was cruel?" --and Ralph′s face
lighted with the relief of his cousin′s not having shown duplicity.
|
-¿Le trató duramente Isabel? -Y el semblante de Ralph se
iluminó con la satisfacción de pensar que su prima no había obrado con
doble z y falsedad.
|
"I don′t exactly know what passed between
them. But she gave him no satisfaction --she sent him back to America."
|
-Ignoro en absoluto lo que ocurrió entre ellos. Pero de lo que
estoy segura es de que no le dio satisfacción... y le dijo que regresara a
América.
|
"Poor Mr. Goodwood!" Ralph sighed.
|
¡Pobre señor Goodwood! -suspiró Ralph.
|
"Her only idea seems to be to get rid of
him," Henrietta went on.
|
No Translation
|
"Poor Mr. Goodwood!" Ralph repeated. The
exclamation, it must be confessed, was automatic; it failed exactly to
express his thoughts, which were taking another line.
|
Hay que ser sinceros y confesar que semejante exclamación fue
puramente automática y que no expresó fielmente el pensamiento de Ralph,
que estaba tomando ya otro sesgo.
|
"You don′t say that as if you felt it. I
don′t believe you care."
|
-No dice usted eso como si de veras lo sintiese. No creo que
le importe nada.
|
"Ah," said Ralph, "you must remember that
I don′t know this interesting young man --that I′ve never seen him."
|
-¡Ah! Debe usted tener presente que no conozco a ese joven,
que ni siquiera lo he visto en mi vida.
|
"Well, I shall see him, and I shall tell
him not to give up. If I didn′t believe Isabel would come round," Miss
Stackpole added --"well, I′d give up myself. I mean I′d give HER up!"
|
-Bueno. Yo le veré y le aconsejaré que no la deje. Si no
creyese que Isabel volverá al buen camino -añ 96adió la señorita
Stackpole-, entonces quien se quitaría de en medio sería yo. Es decir,
prescindiría de ella. air
|
CHAPTER 18 |
18
It had occurred to Ralph that, in the
conditions, Isabel′s parting with her friend might be of a slightly
embarrassed nature, and he went down to the door of the hotel in advance
of his cousin, who, after a slight delay, followed with the traces of an
unaccepted remonstrance, as he thought, in her eyes. The two made the
journey to Gardencourt in almost unbroken silence, and the servant who met
them at the station had no better news to give them of Mr. Touchett --a
fact which caused Ralph to congratulate himself afresh on Sir Matthew
Hope′s having promised to come down in the five o′clock train and spend
the night. Mrs. Touchett, he learned, on reaching home, had been
constantly with the old man and wa s with him at that moment; and this
fact made Ralph say to himself that, after all, what his mother wanted was
just easy occasion. The finer natures were those that shone at the larger
times. Isabel went to her own room, noting throughout the house that
perceptible hush which precedes a crisis. At the end of an hour, however,
she came downstairs in search of her aunt, whom she wished to ask about
Mr. Touchett. She went into the library, but Mrs. Touchett was not there,
and as the weather, which had been damp and chill, was now altogether
spoiled, it was not probable she had gone for her usual walk in the
grounds. Isabel was on the point of ringing to send a question to her
room, when this purpose quickly yielded to an unexpected sound --the sound
of low music proceeding apparently from the saloon. She knew her aunt
never touched the piano, and the musician was therefore probably Ralph,
who played for his own amusement. That he should have resorted to this
recreation at the present time indicated apparently that his anxiety about
his father had been relieved; so that the girl took her way, almost with
restored cheer, toward the source of the harmony. The drawing-room at
Gardencourt was an apartment of great distances, and, as the piano was
placed at the end of it furthest removed from the door at which she
entered, her arrival was not noticed by the person seated before the
instrument. This person was neither Ralph nor his mother; it was a lady
whom Isabel immediately saw to be a stranger to herself, though her back
was presented to the door. This back --an ample and well-dressed one
--Isabel viewed for some moments with surprise. The lady was of course a
visitor who had arrived during her absence and who had not been mentioned
by either of the servants --one of them her aunt′s maid --of whom she had
had speech since her return. Isabel had already learned, however, with
what treasures of reserve the function of receiving orders may be
accompanied, and she was particularly conscious of having been treated
with dryness by her aunt′s maid, through whose hands she had slipped
perhaps a little too mistrustfully and with an effect of plumage but the
more lustrous. The advent of a guest was in itself far from disconcerting;
she had not yet divested herself of a young faith that each new
acquaintance would exert some momentous influence on her life. By the time
she had made these reflexions she became aware that the lady at the piano
played remarkably well. She was playing something of Schubert′s --Isabel
knew not what, but recognised Schubert --and she touched the piano with a
discretion of her own. It showed skill, it showed feeling; Isabel sat down
noiselessly on the nearest chair and waited till the end of the piece.
When it was finished she felt a strong desire to thank the player, and
rose from her seat to do so, while at the same time the stranger turned
quickly round, as if but just aware of he r presence.
|
Ralph pensó que, en tales circunstancias, la despedida entre
Isabel y su amiga había de ser de índole un tanto molesta y salió a la
puerta del hotel a esperar a su prima, quien no tardó en aparecer
mostrando en sus ojos la expresión de una reconvención no aceptada.
Hicieron el viaje a Gardencourt casi sin abrir la boca ninguno de los dos
durante todo el trayecto. El criado que estaba esperán doles en la
estación no pudo darles buenas noticias acerca del estado del anciano
señor Touchett, lo que hizo a Ralph alegrarse de haber conseguido que el
doctor Hope prometiera ir a la mansión en el tren de las cinco para
quedarse a pasar allí la noche. Al llegar a la casa, se enteró de que la
señora Touchett había permanecido constantemente junto a su esposo y
estaba acompañándole en aquel instante. Esto le hizo pensar en que lo
único que a su madre le había faltado siempre era la ocasión propicia. Los
caracteres mejores eran los que brillaban a intervalos más distantes.
Isabel se marchó a su habitación percibiendo en toda la casa ese tímido
silencio que precede a las tristes crisis. Al cabo de una hora bajó en
busca de su tía para preguntar noticias del anciano. Fue a buscarla a la
biblioteca, pero la señora Touchett no se encontraba allí y, como el
tiempo, que había estado húmedo y frío, acabó de estropearse del todo,
supuso que no habría salido a dar su acostumbrado paseo al aire libre.
Isabel iba a llamar para pedir a alguien que fuese a las habitaciones de
la señora Touchett a preguntar, cuando a sus oídos llegó otro sonido
completamente inesperado, el de una melodía quedamente interpretada
procedente del salón. Como sabía que su tía no tocaba jamás el piano, se
le ocurrió que tal vez Ralph estaba tocando para distraerse; lo cual
permitía suponer que ya se había calmado su ansiedad por el estado de su
padre. De tal suerte, la muchacha, tranquilizada a su vez, se dirigió
hacia el lugar de donde le llegaba aquella dulce melodía. El salón de
Gardencourt era una habitación de vastas proporciones y, como el piano
estab a colocado en el extremo más distante de la puerta por la que ella
entrara, la persona sentada ante el teclado no advirtió su presencia. Tal
persona no era ciertamente Ralph ni tampoco su madre; era una dama, en
quien Isabel vio en el acto una desconocida para ella, si bien estaba de
espaldas a la puerta. Isabel Y contempló con gran sorpresa
durante algunos instantes aquella espalda ancha y bien vestida. La
dama era, por ° tanto, una invitada que había llegado durante su ausencia
y a la que no había mencionado ninguno de los sirvientes -entre ellos la
doncella de la señora Touchett, con quienes intercambió algunas palabras
desde su regreso. De todos modos, Isabel había tenido ya ocasión de
aprender las reservas que pueden a veces tenerse al recibir órdenes, y se
había dado exacta cuenta de la sequedad con que la había tratado la
doncella de su tía, entre cuyas manos se había escurrido tal vez con
excesiva desconfianza y con aires de poseer un plumaje de brillantes
colores. Precisamente la llegada de un nuevo huésped no tenía en sí nada
de desconcertante en aquel lugar. Pero ella no había logrado aún
despojarse de la juvenil superstición de que todo nuevo conocido tenía que
ejercer cierta momentánea influencia en su propia vida. Mientras estaba
haciéndose estas reflexiones, se dio cuenta de que la dama que tocaba el
piano lo hacía admirablemente. Interpretaba en aquel momento algo de
Schubert -no sabía Isabel a punto fijo qué obra, pero algo de Schubert sin
duda- y lo expresaba de una manera muy personal que acusaba gran habilidad
técnica y hondo sentimiento. Se sentó Isabel sin hacer el menor ruido y se
quedó inmóvil hasta el final de la pieza. Una vez terminada, experimentó
un irresistible deseo de dar las gracias a la intérprete y se levantó de
su asiento para hacerlo. Al mismo tiempo, la forastera se volvió
rápidamente, como si hubiese percibido la presencia de alguien.
|
"That′s very beautiful, and your playing
makes it more beautiful still," said Isabel with all the young radiance
with which she usually uttered a truthful rapture.
|
-Es una obra muy bella y su manera de interpretarla la
embellece más todavía -dijo Isabel con la misma juvenil expansión con que
solía expresarse cuando se sentía verdaderamente arrebatada.
|
"You don′t think I disturbed Mr. Touchett
then?" the musician answered as sweetly as this compliment deserved. "The
house is so large and his room so far away that I thought I might venture,
especially as I played just --just du bout des doigts."
|
-¿No cree usted entonces que moleste al señor Touchett?
-contestó la pianista con la suavidad que a la exquisitez del cumplido
correspondía. Y añadió-: La casa es tan inmensa, y esta habitación está
tan retirada, que pensé que podría atreverme, sobre todo tocando, como lo
estaba haciendo... du bout des doigts.
|
"She′s a Frenchwoman," Isabel said to
herself; "she says that as if she were French." And this supposition made
the visitor more interesting to our speculative heroine. "I hope my
uncle′s doing well," Isabel added. "I should think that to hear such
lovely music as that would really make him feel better."
|
«Es francesa -pensó Isabel-. Habla como si lo fuera». Y esa
hipótesis realzó el interés de la artista a los ojos de nuestra curiosa
heroína. -Espero que mi tío se encuentre mejor -dijo-. Me inclino a pensar
que oír esa deliciosa música le reconfortará.
|
The lady smiled and discriminated. "I′m
afraid there are moments in life when even Schubert has no thing to say to
us. We must admit, however, that they are our worst."
|
-Me temo que hay momentos en la vida en que ni el mismo
Schubert tiene nada que decirnos -observó la dama, aunque sonriendo-.
Naturalmente, hemos de reconocer que tales momentos son los peores que
podemos pasar.
|
"I′m not in that state now then," said
Isabel. "On the contrary I should be so glad if you would play something
more."
|
-Por fortuna no me siento en uno de ellos -dijo Isabel-. Al
contrario, me agradaría infinito oírle tocar algo más.
|
"If it will give you pleasure
--delighted." And this obliging person took her place again and struck a
few chords, while Isabel sat down nearer the instrument. Suddenly the
new-comer stopped with her hands on the keys, half-turning and looking
over her shoulder. She was forty years old and not pretty, though her
expression charmed. "Pardon me," she said; "but are you the niece --the
young American?"
|
-Si de veras le interesa..., por mí, encantada. Y la amable
persona se sentó de nuevo al piano y tocó unos cuantos acordes mientras
Isabel se acercaba más al instrumento. De pronto, la nueva visitante se
detuvo sin levantar las manos del teclado y se volvió, mirando por encima
del hombro. Era una mujer como de unos cuarenta años, no hermosa, aunque
de expresión sumamente interesante. -Perdone -dijo-, ¿no es usted la
sobrina..., la joven americana?
|
"I′m my aunt′s niece," Isabel replied
with simplicity.
|
Isabel replicó sencillamente: -Sí, soy su sobrina.
|
The lady at the piano sat still a moment
longer, casting her air of interest over her shoulder. "That′s very well;
we′re compatriots." And then she began to play.
|
La dama del piano siguió un momento en la misma posición,
mirando con interés por encima del hombro. -Está muy bien; somos
compatriotas -dijo al fin, y comenzó de nuevo a tocar.
|
"Ah then she′s not French," Isabel
murmured; and as the opposite supposition had made her romantic it might
have seemed that this revelation would have marked a drop. But such was
not the fact; rarer even than to be French seemed it to be American on
such interesting terms.
|
-Entonces no es francesa -murmuró Isabel. Y, como su anterior
hipótesis la tornara romántica, era de suponer que tal revelación le
provocara un desencanto. Mas no hubo tal cosa, pues mas raro aún que ser
francesa parecía ser americana y tan singularmente interesante.
|
The lady played in the same manner as
before, softly and solemnly, and while she played the shadows deepened in
the room. The autumn twilight gathered in, and from her place Isabel could
see the rain, which had now begun in earnest, washing the cold-looking
lawn and the wind shaking the great trees. At last, when the music had
ceased, her companion got up and, coming nearer with a smile, before
Isabel had time to thank her again, said: "I′m very glad you′ve come back;
I′ve heard a great deal about you."
|
Tocó la dama a la manera de antes, con igual suavidad y
solemnidad, y mientras lo hacía empezaron a adensarse las sombras en el
salón. El crepúsculo otoñal iba deslizándose dentro de aquel recinto en
tanto que Isabel, desde su sitio, contemplaba cómo la lluvia comenzaba a
caer ya fuertemente, inundando el verde césped, y el viento agitaba con
furia los frondosos árboles. Por último, al terminar la música, la artista
se levantó, se acercó a ella y, antes de que Isabel tuviese tiempo de
darle nuevamente las gracias, dijo: -Me alegro mucho de que haya vuelto.
He oído hablar mucho de usted.
|
Isabel thought her a very attractive
person, but nevertheless spoke with a certain abruptness in reply to this
speech. "From whom have you heard about me?"
|
Isabel pensó que era una persona muy simpática, pero, a pesar
de ello, no pudo por menos de preguntar con cierta brusquedad en respuesta
a las palabras de la otra: -¿Quién le ha hablado a us ted de mí?
|
The stranger hesitated a single moment
and then, "From your uncle," she answered. "I′ve been here three days, and
the first day he let me come and pay him a visit in his room. Then he
talked constantly of you."
|
-Su tío -dijo la extraña mujer tras dudar un instante-. Llevo
aquí tres días, y el primero me hizo ir a verle a su habitación y me
estuvo hablando de usted todo el tiempo.
|
"As you didn′t know me that must rather
have bored you."
|
-Teniendo en cuenta que no me conocía, debió de aburrirse
mucho.
|
"It made me want to know you. All the
more that since then --your aunt being so much with Mr. Touchett --I′ve
been quite alone and have got rather tired of my own society. I′ve not
chosen a good moment for my visit."
|
-No. Me entraron ganas de conocerla. Sobre todo porque desde
entonces..., como la señora Touchett está tanto con su marido..., me he
pasado sola casi todo el tiempo y ya estoy cansada de mi propia compañía.
Verdaderamente no he escogido un buen momento para mi visita.
|
A servant had come in with lamps and was
presently followed by another bearing the tea-tray. On the appearance of
this repast Mrs. Touchett had apparently been notified, for she now
arrived and addressed herself to the tea-pot. Her greeting to her niece
did not differ materially from her manner of raising the lid of this
receptacle in order to glance at the contents: in neither act was it
becoming to make a show of avidity. Questioned about her husband she was
unable to say he was better; but the local doctor was with him, and much
light was expected from this gentleman′s consultation with Sir Matthew
Hope.
|
En aquel instante entró un criado con unos candelabros,
seguido por otro portador del servicio de té. La señora Touchett debió de
haber sido avisada de aquel refrigerio, porque al instante hizo acto de
presencia y s e dirigió sin más a la tetera. Su manera de dar la
bienvenida a su sobrina no se diferenció absolutamente en nada de su
manera de levantar la tapadera del recipiente para ver cómo estaba el
contenido; en ninguno de los dos actos apareció la menor señal de
ansiedad. Al preguntársele por su marido, no pudo decir que le encontraba
mejor, pero el médico de la localidad estaba ahora con él y podía
esperarse mucho de la consulta que luego tendría lugar entre él y el
doctor sir Matthew Hope.
|
"I suppose you two ladies have made
acquaintance," she pursued. "If you haven′t I recommend you to do so; for
so long as we continue --Ralph and I --to cluster about Mr. Touchett′s bed
you′re not likely to have much society but each other."
|
-Supongo que ya habrán entablado conocimiento -prosiguió la
señora Touchett-. Si aún no lo han hecho, les recomiendo que lo hagan,
pues mientras Ralph y yo tengamos que seguir junto a la cabecera del señor
Touchett, deberán conformarse exclusivamente con su mutua compañía.
|
"I know nothing about you but that you′re
a great musician," Isabel said to the visitor.
|
- Lo único que hasta ahora sé de usted es que es una gran
pianista -dijo Isabel a la visitante.
|
"There′s a good deal more than that to
know," Mrs. Touchett affirmed in her little dry tone.
|
-Pues hay muchas otras cosas que saber de ella -apostilló la
señora Touchett en su acostumbrado tono seco.
|
"A very little of it, I am sure, will
content Miss Archer!" the lady exclaimed with a light laugh. "I′m an old
friend of your aunt′s. I′ve lived much in Florence. I′m Madame Merle." She
made this last announcem ent as if she were referring to a person of
tolerably distinct identity. For Isabel, however, it represented little;
she could only continue to feel that Madame Merle had as charming a manner
as any she had ever encountered.
|
-De todo ello habrá muy poco que pueda interesar a la señorita
Archer -comentó la pianista riendo suavemente-. Soy una antigua amiga de
su tía y he vivido mucho tiempo en Florencia. Soy madame Merle. Dio a
conocer su nombre como si estuviera hablando de una persona distante y
completamente distinta de ella. Todo lo cual era, en realidad, bien poca
cosa para Isabel. Lo único que de madame Merle la impresionaba era que
tenía los modales más encantadores y distinguidos que hasta entonces había
visto.
|
"She′s not a foreigner in spite of her
name," said Mrs. Touchett. "She was born --I always forget where you were
born."
|
-A pesar de su nombre -dijo la señora Touchett-, no es
extranjera, pues nació... , siempre olvido su lugar de nacimiento.
|
"It′s hardly worth while then I should
tell you."
|
-Entonces casi no vale la pena que se lo diga.
|
"On the contrary," said Mrs. Touchett,
who rarely missed a logical point; "if I remembered your telling me would
be quite superfluous."
|
-Todo lo contrario -replicó la señora Touchett, que jamás
dejaba pasar por alto la menor falta de lógica-. Si me acordara, sería
completamente innecesario que usted me lo dijera.
|
Madame Merle glanced at Isabel with a
sort of world-wide smile, a thing that over-reached frontiers. "I was born
under the shadow of the national banner."
|
Madame Merle sonrió a Isabel con una de esas son risas de
índole mundial que de inmediato atraviesan toda suerte de fronteras, y
dijo: -Nací a la sombra de nuestra bandera nacional.
|
"She′s too fond of mystery," said Mrs.
Touchett; "that′s her great fault."
|
La señora Touchett interrumpió para decir: -Le entusiasma todo
lo misterioso; ése es su gran defecto.
|
"Ah," exclaimed Madame Merle, "I′ve great
faul ts, but I don′t think that′s one of them; it certainly isn′t the
greatest. I came into the world in the Brooklyn navy-yard. My father was a
high officer in the United States Navy, and had a post --a post of
responsibility --in that establishment at the time. I suppose I ought to
love the sea, but I hate it. That′s why I don′t return to America. I love
the land; the great thing is to love something."
|
-Desde luego, tengo muchos defectos -admitió madame Merle-,
pero no creo que ése sea uno de ellos. Por lo menos, no el mayor de todos.
Vine al mundo en el arsenal de Brooklyn. Mi padre e ra un oficial de alta
graduación de la Marina de Estados Unidos y en aquel entonces desempeñaba
un cargo de gran responsabilidad en el astillero. Así pues, lo natural
sería que me gustara mucho el mar, pero en cambio lo detesto, y ésa es la
razón por la que no he vuelto a América. Amo la tierra, y lo
verdaderamente grande es amar algo.
|
Isabel, as a dispassionate witness, had
not been struck with the force of Mrs. Touchett′s characterisation of her
visitor, who had an expressive, communicative, responsive face, by no
means of the sort which, to Isabel′s mind, suggested a secretive
disposition. It was a face that told of an amplitude of nature and of
quick and free motions and, though it had no regular beauty, was in the
highest degree engaging and attaching. Madame Merle was a tall, fair,
smooth woman; everything in her person was round and replete, though
without those accumulations which suggest heaviness. Her features were
thick but in perfect proportion and harmony, and her complexion had a
healthy clearness. Her grey eyes were small but full of light and
incapable of stupidity --incapable, according to some people, even of
tears; she had a liberal, full-rimmed mouth which when she smiled drew
itself upward to the left side in a manner that most people thought very
odd, some very affected and a few very graceful. Isabel inclined to range
herself in the last category. Madame Merle had thick, fair hair, arranged
somehow "classically" and as if she were a Bust, Isabel judged --a Juno or
a Niobe; and large white hands, of a perfect shape, a shape so perfect
that their possessor, preferring to leave them unadorned, wore no jewelled
rings. Isabel had taken her at first, as we have seen, for a Frenchwoman;
but extended observation might have ranked her as a German --a German of
high degree, perhaps an Austrian, a baroness, a coun tess, a princess. It
would never have been supposed she had come into the world in Brooklyn
--though one could doubtless not have carried through any argument that
the air of distinction marking her in so eminent a degree was inconsistent
with such a birth. It was true that the national banner had floated
immediately over her cradle, and the breezy freedom of the stars and
stripes might have shed an influence upon the attitude she there took
towards life. And yet she had evidently nothing of the fluttered, flapping
quality of a morsel of bunting in the wind; her manner expressed the
repose and confidence which come from a large experience. Experience,
however, had not quenched her youth; it had simply made her sympathetic
and supple. She was in a word a woman of strong impulses kept in admirable
order. This commended itself to Isabel as an ideal combination.
|
En su calidad de testigo desapasionado, Isabel no se había
sentido impresionada por la breve descripción que su tía acababa de hacer
de la nueva visitante, quien tenía un rostro expresivo, abierto a la
comunicación, simpático y completamente distinto de lo que a Isabel se le
antojaba debían ser los de personas reservadas y en exceso recónditas. Era
un rostro que denotaba gran amplitud de espíritu, emociones prontas y
espontáneas y, aunque no poseía una belleza regular, era en grado sumo
atrayente y acogedor. Madame Merle era una mujer alta, rubia y bien
proporcionada. En ella todo era curvo y lleno, aunque sin esas
acumulaciones que denotan la pesadez. Sus rasgos eran marcados, pero en
debida proporción y armonía, y su semblante denotaba buena salud. Tenía
los ojos grises, pequeños, pero llenos de luz e incapaces de toda
tontería..., incluso, al decir de muchos, incapaces de verter lágrimas;
grande y bien dibujada era su boca, cuya comisura izquierda se elevaba un
poco al sonreír de un modo que la mayoría de la gente consideraba exótico,
algunos afectado, y sólo unos cuantos gracioso. Isabel entró a formar
parte del grupo de los últimos. Madame Merle tenía una cabellera espesa,
rubia, peinada un poco a la manera clásica, como si quisiera representar
un busto que a Isabel se le antojaba pudiera ser el de Juno o el de una
Nio be; unas manos grandes y blancas de corte y forma perfectos, tan
perfectos que su dueña prefería dejarlas completamente desnudas, por lo
que no llevaba ningún anillo. Como ya vimos, Isabel la tomó al pronto por
francesa, pero una observación más detenida podía haberla clasificado como
alemana, de clase alta, tal vez austríaca, baronesa, condesa, incluso
princesa. Nunca se habría sospechado que había venido al mundo en
Brooklyn... aunque en verdad nadie podía sostener que el aire de suprema
distinción que su persona irradiaba fuera incompatible con el hecho de
haber nacido en el lugar mencionado. Bien es cierto que sobre su cuna
había flotado la bandera nacional y que la brisa de libertad que agitaba
el pedazo de tela tachonado de estrellas y surcado de barras horizontales
acaso tuvo una influencia decisiva en la actitud que ella tomó frente a la
vida. Y, sin e mbargo, no tenía absolutamente nada del gallardete agitado
y sacudido por el viento, sino que, por el contrario, sus modales,
ademanes y movimientos denotaban la calma y la confianza que se adquieren
en una larga experiencia. La experiencia, empero, no había apagado su
juventud, sólo le había otorgado tolerancia y simpatía. En resumidas
cuentas, puede decirse que era una mujer de grandes impulsos, mantenidos
en un orden admirable. Lo que a los ojos de Isabel aparecía como una
combinación ideal.
|
The girl made these reflexions while the
th ree ladies sat at their tea, but that ceremony was interrupted before
long by the arrival of the great doctor from London, who had been
immediately ushered into the drawing-room. Mrs. Touchett took him off to
the library for a private talk; and then Madame Merle and Isabel parted,
to meet again at dinner. The idea of seeing more of this interesting woman
did much to mitigate Isabel′s sense of the sadness now settling on
Gardencourt.
|
La muchacha se hacía todas estas reflexiones mientras las tres
damas tomaban el té, ceremonia que no tardó en quedar interrumpida por la
llegada del gran doctor de Londres, a quien inmediatamente se hizo pasar
al salón. La señora Touchett se lo llevó a la biblioteca para hablar allí
a solas con él, y madame Merle e Isabel se separar on para volver a
reunirse a la hora de la cena. La idea de ir conociendo a mujer tan
interesante contribuyó a mitigar un tanto en Isabel aquel sentimiento de
tristeza que parecía difundido por toda la enorme mansión de Gardencourt.
|
When she came into the drawing-room
before dinner she found the place empty; but in the course of a moment
Ralph arrived. His anxiety about his father had been lightened; Sir
Matthew Hope′s view of his condition was less depressed than his own had
been. The doctor recommended that the nurse alone should remain with the
old man for the next three or four hours; so that Ralph, his mother and
the great physician himself were free to dine at table. Mrs. Touchett and
Sir Matthew appeared; Madame Merle was the last.
|
Cuando volvió al salón antes de la cena, lo encontró vacío,
pero al cabo de un instante llegó Ralph. Su angustia por el estado de su
padre parecía haberse calmado un tanto, pues la opinión del doctor Hope
acerca del paciente era menos pesimista de la que el hijo abrigaba. El
doctor recomendó que durante las tres o cuatro horas siguientes solo se
quedase la enfermera acompañando al paciente; de modo que Ralph, su madre
y el doctor pudieron acudir a la mesa para comer. A su debido tiempo
aparecieron la señora Touchett y el doctor y, por último, madame Merle.
|
Before she came Isabel spoke of her to
Ralph, who was standing before the fireplace. "Pray who is this Madame
Merle?"
|
Antes de que llegar a, Isabel, acercándose a Ralph, que estaba
de pie junto a la chimenea, le preguntó: -Por favor, dime, ¿quién es esa
señora Merle?
|
"The cleverest woman I know, not
excepting yourself," said Ralph.
|
-La mujer más inteligente que he conocido en mi vida, sin
excluirte a ti -contestó Ralph.
|
"I thought she seemed very pleasant."
|
-Me ha parecido verdaderamente agradable.
|
"I was sure you′d think her very
pleasant."
|
-Estaba seguro de que habría de parecértelo.
|
"Is that why you invited her?"
|
¿La invitaste por eso?
|
"I didn′t invite her, and when we came
back from London I didn′t know she was here. No one invited her. She′s a
friend of my mother′s, and just after you and I went to town my mother got
a note from her. She had arrived in England (she usually lives abroad,
though she has first and last spent a good deal of time here), and asked
leave to come down for a few days. She′s a woman who can make such
proposals with perfect confidence; she′s so welcome wherever she goes. And
with my mother there could be no question of hesitating; she′s the one
person in the world whom my mother very much admires. If she were not
herself (which she after all much prefers), she would like to be Madame
Merle. It would indeed be a great change."
|
-No la invité yo y, a nuestro regreso de Londres, no sabía
siquiera que estuviese aquí. No la ha invitado nadie. Es una amiga de mi
madre; y cuando tú y yo acabábamos de irnos a Londres, mi madre recibió
unas líneas de ella. Había llegado a Inglaterra (actualmente vive en el
extranjero, aunque antes solía vivir la mayor parte del tiempo aquí). En
ellas le pedía su consentimiento para venir a pasar unos días a casa. Es
una mujer que puede permitirse tales confianzas, pues siempre es
admirablemente recibida dondequiera que va. Con mi madre no tenía por qué
andarse con cumplidos, porque es precisamente la única persona del mundo a
quien mi madre admira. Si mi madre no fuera quien es, (que, después de
todo, es lo que prefiere) le gustaría ser madame Merle. Eso supondría,
naturalmente, un cambio enorme, como puedes figurarte.
|
"Well, she′s very charming," said Isabel.
"And she plays beautifully."
|
-Es un encanto -dijo Isabel-. Además, toca admirablemente.
|
"She does everything beautifully. She′s
complete."
|
-Lo hace todo admirablemente. Es una mujer completa.
|
Isabel looked at her cousin a moment.
"You don′t like her."
|
Isabel miró a su primo y dijo: -A ti no te gusta.
|
"On the contrary, I was once in love with
her."
|
-Al contrario, hubo un tiempo en que estuve enamorado de ella.
|
"And she didn′t care for you, and that′s
why you don′t like her."
|
-Y no te hizo caso y por eso no te gusta. ine
|
"How can we have discussed such things?
Monsieur Merle was then living."
|
-¿Cómo se iba a plantear tal cosa si monsieur Merle vivía
entonces?
|
"Is he dead now?"
|
¿Murió?
|
"So she says."
|
Eso dice ella.
|
"Don′t you believe her?"
|
¿No lo crees?
|
"Yes, because the statement agrees with
the probabilities. The husband of Madame Merle would be likely to pass
away."
|
-Sí, porque la declaración concuerda con todas las
probabilidades. El marido de madame Merle era lógico que muriera.
|
Isabel gazed at her cousin again. "I
don′t know what you mean. You mean something --that you don′t mean. What
was Monsieur Merle?"
|
Isabel miró a su primo nuevamente y dijo: -No sé lo que
quieres decir. Quieres decir algo... que no piensas. ¿Quién era el señor
Merle?
|
"The husband of Madame."
|
El marido de madame.
|
"You′re very odious. Has she any
children?"
|
Eres insoportable. ¿Tuvieron hijos?
|
"Not the least little child
--fortunately."
|
-Ni la más mínima criatura... por fortuna.
|
"Fortunately?"
|
¿Por fortuna?
|
"I mean fortunately for the child. She′d
be sure to spoil it."
|
-Digo por fort una... para el hijo. Seguramente ella lo habría
echado a perder.
|
Isabel was apparently on the point of
assuring her cousin for the third time that he was odious; but the
discussion was interrupted by the arrival of the lady who was the topic of
it. She came rustling in quickly, apologising for being late, fastening a
bracelet, dressed in dark blue satin, which exposed a white bosom that was
ineffectually covered by a curious silver necklace. Ralph offered her his
arm with the exagge rated alertness of a man who was no longer a lover.
|
Isabel estaba a punto de decirle por tercera vez que era
insoportable, cuando la discusión fue interrumpida por la entrada de la
dama de quien estaban hablando. Llegó ésta apresuradamente, pidiendo
disculpas por su tardanza, cerrándose una pulsera y vestida con un traje
de satén azul oscuro que dejaba ver un blanco busto apenas cubierto por un
curioso collar de plata cincelada. Ralph se apresuró a ofrecerle el brazo
con la cortés premura del hombre que ha dejado de estar enamorado.
|
Even if this had still been his
condition, however, Ralph had other things to think about. The great
doctor spent the night at Gardencourt and, returning to London on the
morrow, after another consultation with Mr. Touchett′s own medical
adviser, concurred in Ralph′s desire that he should see the patient again
on the day following. On the day following Sir Matthew Hope reappeared at
Gardencourt, and now took a less encouraging view of the old man, who had
grown worse in the twenty-four hours. His feebleness was extreme, and to
his son, who constantly sat by his bedside, it often seemed that his end
must be at hand. The local doctor, a very sagacious man, in whom Ralph had
secretly more confidence than in his distinguished colleague, was
constantly in attendance, and Sir Matthew Hope came back several times.
Mr. Touchett was much of the time unconscious; he slept a great deal; he
rarely spoke. Isabel had a great desire to be useful to him and was
allowed to watch with him at hours when his other attendants (of whom Mrs.
Touchett was not the least regular) went to take rest. He never seemed to
know her, and she always said to herself, "Suppose he should die while I′m
sitting here"; an idea which excited her and kept her awake. Once he
opened his eyes for a while and fixed them upon her intelligently, but
when she went to him, hoping he would recognise her, he closed them and
relapsed into stupor. The day after this, however, he revived for a longer
time; but on this occasion Ralph only was with him. The old man began to
talk, much to his son′s satisfaction, who assured him that they should
presently have him sitting up.
|
Sin embargo, aun cuando hubiese sido aquélla su condición,
Ralph tenía en aquel momento otras preocupaciones. El doctor pasó la noche
en Gardencourt y, al volver a Londres por la mañana después de otra
consulta con el médico de cabecera del señor Touchett, accedió al deseo de
Ralph de volver a verle al día siguiente. Así pues, al siguiente día se
presentó de nuevo el doctor y su opinión fue entonces menos favorable que
la primera vez, pues el enfermo había empeorado en las últimas
veinticuatro horas. Su debilidad era tan extrema que a su hijo, que no se
apartaba de la cabecera de la cama, le parecía que el final estaba
próximo. El médico local, hombre sumamente sagaz en quien Ralph tenía más
confianza que en el célebre doctor de la capital, apenas se separaba del
enfermo, y el doctor sir Matthew Hope volvió a visitarle varias veces. El
señor Touchett se pasaba la mayor parte del tiempo sin sentido, durmiendo
mucho y hablando muy rara vez. Isabel ardía en deseos de serle útil en
algo, y le permitían acompañarle durante las horas en que sus otros
enfermeros (entre los cuales la señora Touchett no era la menos asidua) se
iban a descansar. El enfermo parecía no reconocerla nunca y ella se decía
a sí misma: «Si se muriese mientras yo estoy sentada aquí ...». Esta idea
la tenía siempre espabilada y despierta. Una vez abrió él los ojos y los
fijó en ella como si la reconociese, pero cuando Isabel fue a acercársela,
creyendo que la reconocería, los cerró y cayó de nuevo en el sopor. Al día
siguiente pareció revivir durante un largo rato. Se hallaba en tal momento
solo con Ralph, y el anciano comenzó a hablar, con gran satisfacción por
parte del hijo, que le aseguraba que no tardarían en verle otra vez
sentado.
|
"No, my boy," said Mr. Touchett, "not
unless you bury me in a sitting posture, as some of the ancients --was it
the ancients? --used to do."
|
-No, hijo mío -dijo el señor Touchett-, a menos que me hagas
enterrar sentado, como hacían algunos antiguos... ¿eran los antiguos?
|
"Ah, daddy, don′t talk about that," Ra
lph murmured. "You mustn′t deny that you′re getting better."
|
-Vamos, papá; no digas esas cosas -murmuró Ralph-. No vas a
negar que estás mejor.
|
"There will be no need of my denying it
if you don′t say it," the old man answered. "Why should we prevaricate
just at the last? We never prevaricated before. I′ve got to die some time,
and it′s better to die when one′s sick than when one′s well. I′m very sick
--as sick as I shall ever be. I hope you don′t want to prove that I shall
ever be worse than this? That would be too bad. You don′t? Well then."
|
-No tendría por qué negarlo si tú no lo dijeras -contestó el
anciano-. ¿Por qué hemos de engañarnos precisamente al final? Antes no nos
engañábamos. Alguna vez me he de morir, y más vale morirse cuando uno está
enfermo que cuando se está bueno. Estoy muy enfermo... como nunca estuve.
¿No vas a querer demostrarme que aún puedo verme peor que ahora? Eso
estaría demasiado mal. No lo harás, ¿eh? Bien, entonces.
|
Having made this excellent point he
became quiet; but the next time that Ralph was with him he again addressed
himself to conversation. The nurse had gone to her supper and Ralph was
alone in charge, having just relieved Mrs. Touchett, who had been on guard
since dinner. The room was lighted only by the flickering fire, which of
late had become necessary, and Ralph′s tall shadow was projected over wall
and ceiling with an outline constantly var ying but always grotesque.
|
Y después de haber establecido su opinión se quedó tranquilo.
Pero en la siguiente ocasión que el hijo se quedó solo con él entabló de
nuevo la conversac ión. La enfermera se había marchado a cenar y Ralph
hacía solo su turno, reemplazando a la señora Touchett, que había
permanecido a la cabecera del enfermo desde la hora de la comida. La
habitación estaba solamente iluminada por el chisporroteante fuego de la
chimenea, que era indispensable mantener, y la sombra de Ralph se
proyectaba muy alargada, ya sobre la pared, ya contra el techo, siempre
variante y siempre igualmente grotesca.
|
"Who′s that with me --is it my son?" the
old man asked.
|
El anciano preguntó: -¿Quién está conmigo... es mi hijo?
|
"Yes, it′s your son, daddy."
|
-Sí, es tu hijo, papá.
|
"And is there no one else?"
|
¿No hay nadie más?
|
"No one else."
|
Nadie más.
|
Mr. Touchett said nothing for a while;
and then, "I want to talk a little," he went on.
|
El viejo señor Touchett permaneció un momento en silencio.
Luego dijo: -Quiero que hablemos un poco.
|
"Won′t it tire you?" Ralph demurred.
|
Ralph quiso oponers e diciendo: -Te vas a cansar, papá.
|
"It won′t matter if it does. I shall have
a long rest. I want to talk about YOU."
|
-No importa si me canso. Por fin voy a tener un largo
descanso. Quiero hablarte de ti.
|
Ralph had drawn nearer to the bed; he sat
leaning forward with his hand on his father′s. "You had better select a
brighter topic."
|
Ralph se había aproximado más al lecho y, sentándose, adelantó
la mano para tomar la de su padre. -Podrías haber escogido otro tema más
brillante -dijo.
|
"You were always bright; I used to be
proud of your brightness. I should like so much to think you′d do
something."
|
-Tú has sido siempre brillante. Recuerdo que me enorgullecía
de tu brillantez. Me gustaría pensar que vas a hacer algo.
|
"If you leave us," said Ralph, "I shall
do nothing but miss you."
|
-Si nos dejas, lo único que podré hacer es echarte de menos
-contestó su hijo.
|
"That′s just what I don′t want; it′s
what I want to talk about. You must get a new interest."
|
-Precisamente eso es lo que yo no quiero, y de eso deseo
hablar. Debes tomarte nuevo interés por algo.
|
"I don′t want a new interest, daddy. I
have more old ones than I know what to do with."
|
-No quiero interesarme por nada, papá. Tengo demasiados viejos
intereses y no sé qué hacer con ellos.
|
The old man lay there looking at his son;
his face was the face of the dying, but his eyes were the eyes of Daniel
Touchett. He seemed to be reckoning over Ralph′s interests. "Of course you
have your mother," he said at last. "You′ll take care of her."
|
El anciano clavó la mirada en el hijo; su rostro era el de un
moribundo, pero los ojos eran los de Daniel Touchett. Parecía que estaba
reflexionando sobre los intereses de Ralph. Al final dijo: -Por lo pronto
tienes a tu madre. Tendrás que cuidar de ella.
|
"My mother will always take care of
herself," Ralph returned.
|
-Ella se las arreglará siempre sola.
|
"Well," said his father, "perhaps as she
grows older she′ll need a little help."
|
El anciano contestó: -Tal vez, a medida que se vaya haciendo
más vieja, tendrá necesidad de ayuda.
|
"I shall not see that. She′ll outlive
me."
|
-Yo no llegaré a verlo. Seguramente ella vivirá más que yo.
|
"Very likely she will; but that′s no
reason --!" Mr. Touchett let his phrase die away in a helpless but not
quite querulous sigh and remained silent again.
|
-Es muy posible que así sea, pero eso no es una razón... -El
señor Touchett exhaló esta frase junto con un tenue suspiro y volvió a
quedarse callado.
|
"Don′t trouble yours elf about us," said
his son. "My mother and I get on very well together, you know."
|
-No te preocupes por nosotros -dijo Ralph-. Ya sabes que mi
madre y yo nos llev amos perfectamente.
|
"You get on by always being apart; that′s
not natural."
|
-Sí, a fuerza de no estar juntos, y eso no es lo natural.
|
"If you leave us we shall probably see
more of each other."
|
-Si nos dejas, tal vez nos veremos más.
|
"Well," the old man observed with
wandering irrelevance, "it can′t be said that my death will make much
difference in your mother′s life."
|
El viejo observó con divagante incoherencia: -La verdad, no
cabe decir que mi muerte haya de cambiar gran cosa la vida de tu madre.
|
"It will probably make more than you
think."
|
-Tal vez más de lo que tú piensas.
|
"Well, she′ll have more money," said Mr.
Touchett. "I′ve left her a good wife′s portion, just as if she had been a
good wife."
|
-Tendrá, por lo pronto, más dinero -comentó el anciano-. Le he
dejado una buena viudedad, como si hubiera sido una buena esposa.
|
"She has been one, daddy, according to
her own theory. She has never troubled you."
|
-Y lo ha sido, papá... con arreglo a sus ideas. Nunca te
molestó.
|
"Ah, some troubles are pleasant," Mr.
Touchett murmured. "Those you′ve given me for instance. But your mother
has been less --less --what shall I call it? less out of the way since
I′ve been ill. I presume she kn ows I′ve noticed it."
|
El señor Touchett murmuró: -¡Ah! Algunas molestias resultan
agradables; por ejemplo, las que tú me has proporcionado. Pero las de tu
madre han sido menos... menos... ¿c_43ómo las llamaré?... menos fuera de
lugar desde que estoy tan enfermo. Me imagino que ella sabe que me he dado
cuenta.
|
"I shall certainly tell her so; I′m so
glad you mention it."
|
-Yo se lo diré; y me alegro con toda el alma de que lo
comentes.
|
"It won′t make any difference to her; she
doesn′t do it to please me. She does it to please --to please --" And he
lay a while trying to think why she did it. "She does it because it suits
her. But that′s not what I want to talk about," he added. "It′s about YOU.
You′ll be very well off."
|
-Eso la tendrá sin cuidado, porque no lo hace por serme útil.
Lo hace por agradar... por agradar... -Y se recostó un rato tratando de
pensar en por qué lo hacía ella. Al fin, añadió-: Lo hace porque le va
bien. Pero no era de eso de lo que quería hablar. Es de ti mismo. Tú
quedarás en una situación muy acomodada.
|
"Yes," said Ralph, "I know that. But I
hope you′ve not forgotten the talk we had a year ago --when I told you
exactly what money I should need and begged you to make some good use of
the rest."
|
-Ya lo sé; pero supongo que no te habrás olvidado de lo que
hablamos hace un año cuando te dije exactamente el dinero que precisaba, y
te pedí que hicieras algo de provecho con el resto.
|
"Yes, yes, I remember. I made a new will
--in a few days. I suppose it was the first time such a thing had happened
--a young man trying to get a will made against him."
|
-Sí, es cierto, me acuerdo. A los pocos días hice otro
testamento. Me pareció que era la primera vez que ocurría eso, que un
joven procurase que se hiciera un testamento que le
perjudicara.
|
"It is not against me," said Ralph. "It
would be against me to have a large property to tak e care of. It′s
impossible for a man in my state of health to spend much money, and enough
is as good as a feast."
|
-No me perjudica -replicó Ralph-. Lo que me perjudicaría sería
tener grandes propiedades que administrar. A un hombre de mi precario
estado de salud le es imposible gastar mucho dinero, y con lo necesario
basta y sobra.
|
"Well, you′ll have enough --and something
over. There will be more than enough for one --there will be enough for
two."
|
-Bien, pues tendrás lo suficiente... y algo añadido. Quiero
decir que habrá más que suficiente para uno... y bastante para dos.
|
"That′s too much," said Ralph.
|
Es demasiado -dijo Ralph.
|
"Ah, don′t say that. The best thing you
can do, when I′m gone, will be to marry."
|
-No digas eso. Lo mejor que puedes hacer, una vez que yo me
haya ido, es casarte.
|
Ralph had foreseen what his father was
coming to, and this suggestion was by no means fresh. It had long been Mr.
Touchett′s most ingenious way of taking the cheerful view of his son′s
possible duration. Ralph had usually treated it facetiously; but present
circumstances proscribed the facetious. He simply fell back in his chair
and returned his father′s appealing gaze.
|
Ralph había barruntado adonde quería llegar su padre, de modo
que tal insinuación no le resultó del todo nueva. Era para su padre la más
ingeniosa manera de mantener una visión optimista sobre la duración de su
hijo. Ralph la había tomado siempre a broma, pero en aquellas
circunstancias no era cuestión de seguir bromeando. Se apoyó, pues, en el
respaldo de su silla y devolvió con su afectuosa mirada la angustiosa de
su padre.
|
"If I, with a wife who hasn′t been very
fond of me, have had a very happy life," said the old man, carrying his
ingenuity fu rther still, "what a life mightn′t you have if you should
marry a person different from Mrs. Touchett. There are more different from
her than there are like her." Ralph still said nothing; and after a pause
his father resumed softly: "What do you think of your cousin?"
|
-Si yo, con una esposa que no me ha querido, he podido tener
una vida dichosa -dijo suavemente el anciano, llevando aún más allá su
inventiva-, ¿qué vida no podrás tener tú casándote con una persona
distinta de la señora Touchett? Hay muchas más mujeres distintas de ella
que parecidas a ella. -Ralph continuó sin decir palabra, y, al cabo de un
instante, el padre resumió cariñosamente-: ¿Qué piensas de tu prima para
eso?
|
At this Ralph started, meeting the
question with a strained smile. "Do I understand you to propose that I
should marry Isabel?"
|
Ralph se sobresaltó al oír tal pregunta, y contestó con una
sonrisa forzada: -¿Me quieres con eso insinuar que debería casarme con
Isabel?
|
"Well, that′s what it comes to in the
end. Don′t you like Isabel?"
|
-A ello quería ir a parar después de todo. ¿Es que no te gusta
Isabel?
|
"Yes, very much." And Ralph got up from
his chair and wandered over to the fire. He stood before it an instant and
then he stooped and stirred it mechanically. "I like Isabel very much," he
repeated.
|
-Muchísimo. -Ralph se levantó de la silla donde estaba sentado
y se acercó a la chimenea. Estuvo un instante inmóvil ante ella y luego se
puso a atizar el fuego mecánicamente. Por fin repitió-: Isabel me gusta
muchísimo.
|
"Well," said his father, "I know she
likes you. She has told me how much she likes you."
|
Su padre dijo entonces: -Yo sé que también tú le gustas a
ella. Ella me ha dicho que te quiere mucho.
|
"Did she remark that she would like to
marry me?"
|
-¿Pero te especificó alguna vez que le gustaría casarse
conmigo?
|
"No, but she can′t have anything against
you. And she′s the most charming young lady I′ve ever seen. And she would
be good to you. I have thought a great deal about it."
|
-No, pero no puede tener nada contra ti, y no he visto en mi
vida mujer tan deliciosa como ella. Seguramente sería muy buena para ti.
No sabes cuánto llevo pensado en ello.
|
"So have I," said Ralph, coming back to
the bedside again. "I don′t mind telling you that."
|
Ralph volvió nuevamente al lado de la cama y contestó:
-También yo; no tengo inconveniente en confesarlo.
|
"You ARE in love with her then? I should
think you would be. It′s as if she came over on purpose."
|
-Di. ¿Estás enamorado de ella? He creído que lo estabas.
Parece como si hubiera llegado a propósito.
|
"No, I′m not in love with her; but I
should be if --if certain things were different."
|
-Enamorado de ella, no, no lo estoy; pero lo estaría si
algunas cosas fuesen distintas de lo que son.
|
"Ah, things are always different from
what they might be," said the old man. "If you wait for them to change
you′ll never do anything. I don′t know whether you know," he went on; "but
I suppose there′s no harm in my alluding to it at such an hour as this:
there was some one wanted to marry Isabel the other day, and she wouldn′t
have him."
|
-¡Ah! Por desgracia, las′ cosas son siempre distintas de lo
que deben ser -exclamó el anciano-. Si piensas esperar a que cambien, no
harás nunca nada. Ignoro si tú lo sabes, pero me imagino que en un momento
así no hago mal en mencionarlo: hace unos días, una persona ha propuesto a
Isabel casarse con ella y ha sido recha zado.
|
"I know she refused Warburton: he told me
himself." r
|
-Ya sé que ha rechazado a Warburton. El mismo me lo dijo.
|
"Well, that proves there′s a chance for
somebody else."
|
-Pues eso prueba, por lo pronto, que hay probabilidades para
algún otro.
|
"Somebody else took his chance the other
day in London --and got nothing by it."
|
-También hubo otro en Londres hace tres días que corrió el
mismo riesgo... con idéntico resultado.
|
"Was it you?" Mr. Touchett eagerly asked.
|
El anciano señor Touchett preguntó ansiosamente: -¿Tú?
|
"No, it was an older friend; a poor
gentleman who came over from America to see about it."
|
-No; fue un antiguo amigo de ella. Un pobre hombre que cruzó
el mar y vino de América para volverse de vacío.
|
"Well, I′m sorry for him, whoever he was.
But it only proves what I say --that the way′s open to you."
|
-Pues lo siento por él, sea quien fuere. Todo eso no prueba
más que una cosa: que tienes expedito el camino.
|
"If it is, dear father, it′s all the
greater pity that I′m unable to tread it. I haven′t many convictions; but
I have three or four that I hold strongly. One is that people, on the
whole, had better not marry their cousins. Another is that people in an
advanced stage of pulmonary disorder had better not marry at all."
|
-Pero, querido papá, la cuestión es que yo no estoy en
condiciones de poder andarlo. Soy hombre de pocas convicciones, pero las
que t engo están bien arraigadas en mi alma. Una de ellas es que lo mejor
de todo es no casarse con parientes, especialmente entre primos. Otra, que
los individuos que padecen de una afección pulmonar en estado avanzado no
deben casarse en absoluto.
|
The old man raised his weak hand and
moved it to and fro before his face. "What do you me an by that? You look
at things in a way that would make everything wrong. What sort of a
[sic}"> cousin is a cousin that you had never seen for more than
twenty years of her life? We′re all each other′s cousins, and if we
stopped at that the human race would die out. It′s just the same with your
bad lung. You′re a great deal better than you used to be. All you want is
to lead a natural life. It is a great deal more natural to marry a pretty
young lady that you′re in love with than it is to remain single on false
principles."
|
El viejo señor Touchett levantó la mano, la movió dos o tres
veces de un lado para otro y dijo: -¿Qué clase de preocupaciones son ésas?
Miras las cosas de una manera que todo tiene que salirte al revés. ¿Qué
clase de prima es una a la que no has visto hasta después de que haya
cumplido los veinte años? A decir verdad, todos somos primos entre
nosotros y, si nos parásemos en escrúpulos como ése, hace tiempo que la
humanidad habría desaparecido. Lo mismo digo de tu dichosa afección
pulmonar. Ahora estás mucho mejor que antes. Lo único que necesita s,
pues, es llevar una vida normal, natural. Es mucho más natural casarse con
una hermosa muchacha a la que se ama que permanecer soltero por atenerse a
falsos principios.
|
"I′m not in love with Isabel," said
Ralph.
|
-Pero yo no estoy enamorado de Isabel -protestó Ralph.
|
"You said just now that you would be if
you didn′t think it wrong. I want to prove to you that it isn′t wrong."
|
-Hace un momento has dicho que lo estarías si no creyeses que
eso estaba mal. Y voy a probarte que no está mal en absoluto.
|
"It will only tire you, dear daddy," said
Ralph, who marvelled at his father′s tenacity and at his finding strength
to insist. "Then where shall we all be?"
|
-Pero papá, no vas a conseguir más que fatigarte -dijo Ralph,
que estaba admirado de la tenacidad de su padre y de cómo lograba sacar
fuerzas de flaquezas para insistir-. ¿A dónde iremos a parar, entonces?
|
"Wher e shall you be if I don′t provide
for you? You won′t have anything to do with the bank, and you won′t have
me to take care of. You say you′ve so many interests; but I can′t make
them out."
|
-¿A dónde irías a parar tú si yo no hubiese ya dispuesto lo
necesario? No quieres tener nada que ver con el banco y no me tendrás a mí
para ocuparme de esas cosas. Dices que tienes muchos i ntereses, pero yo
no los veo.
|
Ralph leaned back in his chair with
folded arms; his eyes were fixed for some time in meditation. At last,
with the air of a man fairly mustering courage, "I take a great interest
in my cousin," he said, "but not the sort of interest you desire. I shall
not live many years; but I hope I shall live long enough to see what she
does with herself. She′s entirely independent of me; I can exercise very
little influence upon her life. But I should like to do something for
her."
|
Ralph se apoyó en el respaldo de su silla con los brazos
cruzados y durante un momento fijó los ojos en el suelo, meditando. Por
fin, con actitud de quien se reviste de coraje, dijo: -Yo siento un enorme
interés por mi prima, pero no un interés de la clase que tú deseas.
Seguramente no viviré muchos años, pero tengo la esperanza de vivir lo
bastante para ver qué va a hacer ella consigo misma. Isabel es por
completo independiente de mí, no puedo ejercer sino escasísima influencia
en su vida; pero me agradaría poder hacer algo por ella.
|
"What should you like to do?"
|
-¿Qué es lo que te gustaría hacer?
|
"I should like to put a little wind in
her sails."
|
-Algo como... darles un poco de viento a sus velas.
|
"What do you mean by that?"
|
-¿Qué quieres decir con eso?
|
"I should like to put it into her power
to do some of the things she wants. She wants to see the world for
instance. I should like to put money in her purse."
|
-Que me gustarí 92a facilitarle los medios para que hiciese
algunas de las cosas que anhela. Por ejemplo, ella quiere ver el mundo, y
me gustaría meterle en los bolsillos el dinero necesario para ello.
|
"Ah, I′m glad you′ve thought of that,"
said the old man. "But I′ve thought of it too. I′ve left her a legacy
--five thousand pounds."
|
El anciano dijo: -Me alegro de que hayas pensado en eso. Por
lo pronto, yo también había pensado. En mí testamento le dejo un legado de
cinco mil libras.
|
"That′s capital; it′s very kind of you.
But I should like to do a little more."
|
-Eso es lo principal, y has sido muy generoso al hacerlo; pero
yo quería hacer algo más aún.
|
Something of that veiled acuteness with
which it had been on Daniel Touchett′s part the habit of a lifetime to
listen to a financial proposition still lingered in the face in which the
invalid had not obliterated the man of business. "I shall be happy to
consider it," he said softly.
|
Algo de aquella velada agudeza con que el anciano había
acostumbrado durante toda la vida a escuchar una propuesta financiera
remoloneaba todavía en su semblante, en el que el enfermo no había borrado
al hombre de negocios. Calló, pues, un instante y luego dijo: -Será para
mí un placer examinar detenidamente el asunto.
|
"Isabel′s poor then. My mother tells me
that she has but a few hundred dollars a year. I should like to make her
rich."
|
-Isabel es pobre. Mi madre me ha dicho que sólo dispone de
unos cuantos cientos de dólares al año y yo quisiera hacerla rica.
|
"What do you mean by rich?"
|
-¿Qué entiendes tú por ser rico?
|
"I call people rich when they′re able to
m eet the requirements of their imagination. Isabel has a great deal of
imagination."
|
-A mí me parece que es rico el que cuenta con los medios para
satisfacer las exigencias de su imaginación. Ya sabes que Isabel tiene
mucha imaginación.
|
"So have you, my son," said Mr. Touchett,
listening very attentively but a little confusedly.
|
-También tú la tienes, hijo mío -dijo el señor Touchett
escuchando con atención, si bien un tanto confuso.
|
"You tell me I shall have money enough
for two. What I want is that you should kindly relieve me of my
superfluity and make it over to Isabel. Divide my inheritance into two
equal halves and give her the second."
|
-Me has dicho que voy a tener dinero bastante para dos.
Entonces, lo que quiero es que me retires lo que ha de ser superfluo para
mí y se lo dejes a Isabel. Divide mi herencia en dos mitades iguales y
déjale una a ella.
|
"To do what she likes with?"
|
-¿Para hacer lo que ella quiera?
|
"Absolutely what she likes."
|
-Absoluta mente lo que le parezca.
|
"And without an equivalent?"
|
¿Y sin ninguna contrapartida?
|
"What equivalent could there be?"
|
-¿Qué contrapartida quieres que haya?
|
"The one I′ve already mentioned."
|
La que antes dije.
|
"Her marrying --some one or other? It′s
just to do away with anything of that sort that I make my suggestion. If
she has an easy income she′ll never have to marry for a support. That′s
what I want cannily to pr event. She wishes to be free, and your bequest
will make her free."
|
-¿El que se case con alguien? Precisamente, te hago esta
sugerencia para evitar que tenga que caer en ello. Si disfruta de una
renta suficiente, no se verá obligada a casarse con uno que pueda
mantenerla en- buenas condiciones. Eso es lo que yo quisiera evitar a toda
costa. Ella quiere ser libre y tu legado le daría la libertad que apetece.
|
"Well, you seem to have thought it out,"
said Mr. Touchett. "But I don′t see why you appeal to me. The money will
be yours, and you can easily give it to her yourself."
|
-Bien; a la vista está que has pensado ya en ello -dijo el
viejo señor Touchett-. Pero, la verdad, no sé por qué recurres a mí. El
dinero ha de ser tuyo, y puedes dárselo tú mismo.
|
Ralph openly stared. "Ah, dear father, i
can′t offer Isabel money!"
|
Ralph le miró boquiabierto. -Por favor, padre; yo no puedo
ofrecerle dinero a Isabel.
|
The old man gave a groan. "Don′t tell me
you′re not in love with her! Do you want ME to have the credit of it?"
|
El anciano emitió un gemido. -¡No me digas que no estás
enamorado de ella! ¿Quieres, entonces, que yo me encargue por completo del
asunto?
|
"Entirely. I should like it simply to be
a clause in your will, without the slightest reference to me."
|
-Por completo. Lo único que quiero es que incluyas una nueva
cláusula en el testamento, pero sin hacer ninguna referencia a mi deseo.
|
"Do you want me to make a new will then?"
|
-¿Y quieres que haga otro testamento?
|
"A few words will do it; you can attend
to it the next time you feel a little lively."
|
-Nada de eso, con unas cuantas palabras bastará. En cuanto te
sientas un poco mejor podrás hacerlo.
|
"You must telegraph to Mr. Hilary then.
I′ll do nothing without my solicitor."
|
-Entonces, telegrafía al señor Hilary No quiero hacer nada sin
consultarle.
|
"You shall see Mr. H ilary to-morrow."
|
Mañana mismo lo verás.
|
"He′ll think we′ve quarrelled, you and
I," said the old man.
|
-Va a pensar que nos hemos peleado -comentó el señor Touchett.
|
"Very probably; I shall like him to think
it," said Ralph, smiling; "and, to carry out the idea, I give you notice
that I shall be very sharp, quite horrid and strange, with you."
|
-Es lo má 7s probable -dijo Ralph sonriendo-. Prefiero que
piense eso y, para remachar la idea, te prevengo que me mostraré lo más
antipático, duro y horrendo contigo.
|
The humour of this appeared to touch his
father, who lay a little while taking it in. "I′ll do anything you like,"
Mr. Touchett said at last; "but I′m not sure it′s right. You say you want
to put wind in her sails; but aren′t you afraid of putting too much?"
|
Al señor Touchett pareció atraerle el humor de aquella farsa,
y estuvo reflexionando sobre ello en silencio. Por fin dijo: -Como
quieras, haré lo que digas. Pero te confieso que no sé si haremos bien. Tú
dices que quieres insuflarle viento en sus velas, pero cuidado, no sea que
soples demasiado.
|
"I should like to see her going before
the breeze!" Ralph answered.
|
-Me gustaría verla impulsada por una brisa.
|
"You speak as if it were for your mere
amusement."
|
-Hablas como si para ti fuese cosa de diversión.
|
"So it is, a good deal."
|
-Y, en gran parte, lo es.
|
"Well, I don′t think I understand," said
Mr. Touchett with a sigh. "Young men are very different from what I was.
When I cared for a girl --when I was young --I wanted to do more than look
at her. You′ve scruples that I shouldn′t have had, and you′ve ideas that I
shouldn′t have had either. You say Isabel wants to be free, and that her
being rich will keep her from marrying for money. Do you think that she′s
a girl to do that?"
|
-Pues no sé si te entiendo -dijo suspirando el señor Touchett
. Verdaderamente, los jóvenes de hoy son bien distintos de lo que yo era.
Cuando en mis tiempos m e gustaba una muchacha, no me contentaba con
mirarla. Tú tienes unos escrúpulos que yo no habría tenido, ideas que
tampoco habría tenido. ¿Dices que Isabel quiere ser libre y que el serlo
le evitará tener que casarse por dinero? ¿Crees que ella es mujer capaz de
semejante cosa?
|
"By no means. But she has less money than
she has ever had before. Her father then gave her everything, because he
used to spend his capital. She has nothing but the crumbs of that feast to
live on, and she doesn′t really know how meagre they are --she has yet to
learn it. My mother has told me all about it. Isabel will learn it when
she′s really thrown upon the world, and it would be very painful to me to
think of her coming to the consciousness of a lot of wants she should be
unable to satisfy."
|
-En absoluto. Pero es que ahora tiene menos dinero que nunca.
Su padre le proporcionaba antes todo, porque se comía el capital. Ahora a
Isabel no le quedan para vivir más que las migajas del festín, y no se da
cuenta de lo escasas que son... no ha podido enterarse todavía. Mi madre
me lo ha contado todo, Isabel se enterará cuando se vea arrojada al
torbellino del mundo, y me sería muy doloroso pensar que no pudiera
satisfacer muchas de sus necesidades.
|
"I′ve left her five thousand pounds. She
can satisfy a good many wants with that."
|
-Con las cinco mil libras que le dejo puede satisfacer muchas
necesidades. par
|
"She can indeed. But sh e would probably
spend it in two or three years."
|
-Sin duda, pero es muy probable que se las gaste en dos o tres
años.
|
"You think she′d be extravagant then?"
|
-¿Entonces piensas que será una derrochadora?
|
"Most certainly," said Ralph, smiling
serenely.
|
-No me cabe la menor duda -dijo Ralph sonriendo
tranquilamente.
|
Poor Mr. Touchett′s acuteness was rapidly
giving place to pure confusion. "It would merely be a question of time
then, her spending the larger sum?"
|
La agudeza del anciano señor Touchett estaba siendo
rápidamente reemplazada por una visible confusión. -Entonces el que dé fin
a la cantidad mayor que pueda recibir será sólo cuestión de tiempo.
|
"No --though at first I think she′d
plunge into that pretty freely: she′d probably make over a part of it to
each of her sisters. But after that she′d come to her senses, remember she
has still a lifetime before her, and live within her means."
|
-No lo creo, aunque me temo que, al principio, empiece a tirar
la casa por la ventana. También es muy probable que dé una parte a sus
hermanas. Pero, en cuanto recapacite y recobre el dominio de sí misma, se
acordará de que tiene toda una vida ante sí y de que ha de vivir con sus
propios medios.
|
"Well, you HAVE worked it out," said the
old man helplessly. "You do take an interest in her, certainly."
|
El viejo dijo como resignado: -Vamos, se ve que lo tienes todo
bien pensado. No hay duda de que te inspira un enorme interés.
|
"You can′t consistently say I go too far.
You wished me to go further."
|
-En realidad, no puedes decir que voy demasiado lejos. Tú
querías que fuera más lejos todavía.
|
"Well, I don′t know," Mr. Touchett
answered. "I don′t think I enter into your spirit. It seems to me
immoral."
|
El señor Touchett replicó: -La verdad, no sé. Creo que no lo
veo igual que tú. Me parece un poco inmoral.
|
"Immoral, dear daddy?"
|
¿Cómo, inmoral, querido papá?
|
"Well, I don′t know that it′s right to
make everything so easy for a person."
|
-Bueno, no creo que esté bien facilitarle tanto las cosas a
nadie.
|
"It surely depends upon the person. When
the person′s good, your making things easy is all to the credit of virtue.
To facilitate the execution of good impulses, what can be a nobler act?"
|
-Depende de quién sea. Cuando se trata de una buena persona,
el facilitar las cosas es rendir crédito a la virtud. ¿Puede haber acto
más noble que facilitar la realización de los buenos impulsos?
|
This was a little difficult to follow,
and Mr. Touchett considered it for a while. At last he said: "Isabel′s a
sweet young thing; but do you think she′s so good as that?"
|
Al señor Touchett le resultaba dif_7ícil seguir aquel
razonamiento y se detuvo un instante. Al cabo del cual, dijo:
-Verdaderamente Isabel es un encanto, pero, ¿la crees tan buena como todo
eso?
|
"She′s as good as her best
opportunities," Ralph returned.
|
-Será tan buena como lo sean sus mejores oportunidades
-replicó Ralph.
|
"Well," Mr. Touchett declared, "she ought
to get a great many opportunities for sixty thousand pounds."
|
Y el viejo señor Touchett declaró: -Pues con sesenta mil
libras no le van a faltar buenas oportunidades.
|
"I′ve no doubt she will."
|
-No me cabe duda de que sabrá aprovecharlas.
|
"Of course I′ll do what you wan t," said
the old man. "I only want to understand it a little."
|
-Desde luego, yo haré lo que tú quieras únicamente quería
entenderlo un poco.
|
"Well, dear daddy, don′t you understand
it now?" his son caressingly asked. "If you don′t we won′t take any more
trouble about it. We′ll leave it alone."
|
-Pero ¿no lo entiendes ya, querido papá? -preguntó Ralph con
voz acariciante-. Si te parece, no nos preocupemos más del asunto.
Dejémoslo ya.
|
Mr. Touchett lay a long time still. Ralph
supposed he had given up the attempt to follow. But at last, quite
lucidly, he began again. "Tell me this first. Doesn′t it occur to you that
a young lady with sixty thousand pounds may fall a victim to the
fortune-hunters?"
|
El señor Touchett se quedó callado durante largo rato, y su
hijo se i maginó que había abandonado ya el deseo de seguir dándole
vueltas. Pero luego el viejo comenzó de nuevo a hablar con gran lucidez:
-Antes de todo, dime: ¿no te parece que una muchacha con sesenta mil
libras podría ser víctima de los cazadores de dotes?
|
"She′ll hardly fall a victim to more than
one."
|
-Le será difícil ser la víctima de más de uno.
|
"Well, one′s too many."
|
-Uno me parece ya demasiado.
|
"Decidedly. That′s a risk, and it has
entered into my calculation. I think it′s appreciable, but I think it′s
small, and I′m prepared to take it."
|
-No hay que retroceder. Ese es uno de los riesgos, y ya lo he
calculado. Lo considero un riesgo apreciable, aunque pequeño, y estoy
dispuesto a aceptarlo.
|
Poor Mr. Touchett′s acuteness had passed
into perplexity, and his perplexity now passed into admira tion. "Well,
you HAVE gone into it!" he repeated. "But I don′t see what good you′re to
get of it."
|
El anciano señor Touchett fue pasando del estado de agudeza
mental al de perplejidad y de la perplejidad a la admiración. Y dijo:
-Bien, ya te has metido en ello; pero no veo qué fruto puedas sacar de
todo ese embrollo.
|
Ralph leaned over his father′s pillows
and gently smoothed them; he was aware their talk had been unduly
prolonged. "I shall get just the good I said a few moments ago I wished to
put into Isabel′s reach --that of having met the requirements of my
imagination. But it′s scandalous, the way I′ve taken advantage of
you!"
|
Ralph se in clinó sobre las almohadas de su padre y las ahuecó
con suavidad, temeroso de haber prolongado con exceso la conversación. No
obstante, dijo: -Sacaré lo que hace un momento te dije que quería poner al
alcance de Isabel... el haber satisfecho las exigencias de mi
imaginación... Y reconozco que es un verdadero escándalo la manera cómo me
he aprovechado de ti para lograrlo.
|
CHAPTER 19 |
19
As Mrs. Touchett had foretold, Isabel and
Madame Merle were thrown much together during the illness of their host,
so that if they had not become intimate it would have been almost a breach
of good manners. Their manners were of the best, but in addition to this
they happened to please each other. It is perhaps too much to say that
they swore an eternal friendship, but tacitly at least they called the
future to witness. Isabel did so with a perfectly good conscience, though
she would have hesitated to admit she was intimate with her new friend in
the high sense she privately attached to this term. She often wondered
indeed if she ever had been, or ever could be, intimate with any one. She
had an ideal of friendship as well as of several other sentiments, which
it failed to seem to her in this case --it had not seemed to her in other
cases --that th e actual completely expressed. But she often reminded
herself that there were essential reasons why one′s ideal could never
become concrete. It was a thing to believe in, not to see --a matter of
faith, not of experience. Experience, however, might supply us with very
creditable imitations of it, and the part of wisdom was to make the best
of these. Certainly, on the whole, Isabel had never encountered a more
agreeable and interesting figure than Madame Merle; she had never met a
person having less of that fault which is the principal obstacle to
friendship --the air of reproducing the more tiresome, the stale, the
too-familiar parts of one′s own character. The gates of the girl′s
confidence were opened wider than they had ever been; she said things to
this amiable auditress that she had not yet said to any one. Sometimes she
took alarm at her candour: it was as if she had given to a comparative
stranger the key to her cabinet of jewels. These spiritual gems were the
only ones of any magnitude that Isabel possessed, but there was all the
greater reason for their being carefully guarded. Afterwards, however, she
always remembered that one should never regret a generous error and that
if Madame Merle had not the merits she attributed to her, so much the
worse for Madame Merle. There was no doubt she had great merits --she was
charming, sympathetic, intelligent, cultivated. More than this (for it had
not been Isabel′s ill-fortune to go through life without meeting in her
own sex several persons of whom no less could fairly be said), she was
rare, superior and preeminent. There are many amiable people in the world,
and Madame Merle was far from being vulgarly good-natured and restlessly
witty. She knew how to think --an accomplishment rare in women; and she
had thought to very good purpose. Of course, too, she knew how to feel;
Isabel couldn′t have spent a week with her without being sure of that.
This was indeed Madame Merle′s grea t talent, her most perfect gift. Life
had told upon her; she had felt it strongly, and it was part of the
satisfaction to be taken in her society that when the girl talked of what
she was pleased to call serious matters this lady understood her so easily
and quickly. Emotion, it is true, had become with her rather historic; she
made no secret of the fact that the fount of passion, thanks to having
been rather violently tapped at one period, didn′t flow quite so freely as
of yore. She proposed moreover, as well as expected, to cease feeling; she
freely admitted that of old she had been a little mad, and now she
pretended to be perfectly sane.
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Como había anticipado la señora Touchett, madame Merle e Isabe
l hubieron de verse con tal asiduidad durante la enfermedad del anciano
que casi habría constituido una falta de cortesía el no llegar a ser
íntimas amigas. Aparte de que la cortesía de ambas era exquisita, se
agradaban mucho recíprocamente. Sería acaso excesivo decir que se juraron
una amistad eterna, pero por lo menos tácitamente pusieron al tiempo por
testigo. Isabel lo hizo con la conciencia limpia, si bien vacilaba ante la
idea de admitir que era íntima amiga de la otra en el alto sentido que en
su interior atribuía a semejante calificativo. A veces, incluso se
preguntaba si era capaz de ser íntima de nadie. Tenía su ideal propio de
la amistad, como de algunos otros sentimientos, aunque en este caso no
dejaba de parecerle... (cosa que no le había ocurrido en los otros casos)
que su ideal no estaba plenamente expresado. Sin embargo, con frecuencia
pensaba que existí 2an razones especiales para que una no pudiera
concretar nunca su ideal. Era algo en que había que creer, aun sin ver...
no era cuestión de experiencia sino de fe. Sin duda alguna, la experiencia
podía proporcionar imitaciones muy apropiadas de ello y lo verdaderamente
sensato consistía en sacar el mejor partido posible. A decir verdad,
Isabel no se había tropezado jamás con una figura tan interesante y
agradable como madame Merle, ni conocía persona alguna que tuviese menos
que ella ese defecto que constituye el principal obstáculo a la amistad y
que consiste en reproducir los aspectos más fatigantes, anticuados y
excesivamente íntimos del propio carácter. La muchacha había abierto de
par en par y más que nunca las puertas de su confianza a madame Merle, y
llegó a decirle cosas que jamás había dicho a ninguna otra persona. A
veces llegaba incl uso a alarmarle su propia franqueza, pues parecía como
si entregase a algún extraño la llave del joyero de sus alhajas. En
realidad, esas joyas espirituales eran las únicas de cierta importancia
que ella poseía, pero por eso mismo debía poner mucho más cuidado en
guardarlas celosamente. Por lo demás, tenía siempre presente que una no
debe jamás lamentar el haber cometido un error generoso y que, si madame
Merle no tenía todos los méritos que ella le atribuía, tanto peor para
madame Merle. De que los tenía no cabía dudan era inteligente, culta,
simpática, encantadora. Y lo que es más todavía (pues Isabel no había
tenido la mala fortuna de pasar por la vida sin encontrar personas de su
propio sexo de las que no pudiera decirse otro tanto), madame Merle era
singular, preeminente, de veras superior. En el mundo hay muchas per sonas
simpáticas y madame Merle distaba mucho de ser vulgarmente bondadosa y
perpetuamente ocurrente. Sabía cómo pensar... virtud rara en la mujer... y
su pensamiento siempre había esta do dirigido a unos propósitos adecuados.
Además, sabía también cómo debía sentir, e Isabel no llevaba una se mana
en su compañía cuando ya se dio perfecta cuenta de ello. En eso consistía
el gran talento y el don más admirable de madame Merle. Se veían en ella
los efectos de la vida; la había sentido con intensidad, y parte de la
satisfacción que deparaba su compañía residía en la comprensión que la
dama mostraba cuando Isabel se ponía a hablar de los que se complacía en
llamar asuntos verdaderamente serios. Cierto que para madame Merle la
emoción era algo que más bien pertenecía a l a historia; y no se recataba
en decir que el manantial inagotable de la pasión, por haber sido harto
explotado en otros tiempos, no fluía ya con la misma abundancia y
facilidad que antaño. Y, como era de esperar, se había propuesto acabar
con sus sentimentalismos, reconociendo que había estado verdaderamente
chiflada anteriormente a causa de ellos, pero que actualmente estaba
curada por completo.
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"I judge more than I used to," she said
to Isabel, "but it seems to me one has earned the right. One can′t judge
till one′s forty; before that we′re too eager, too hard, too cruel, and in
addition much too ignorant. I′m sorry for you; it will be a long time
before you′re f orty. But every gain′s a loss of some kind; I often think
that after forty one CAN′T really feel. The freshness, the quickness have
certainly gone. You′ll keep them longer than most people; it will be a
great satisfaction to me to see you some years hence. I want to see what
life makes of you. One thing′s certain --it can′t spoil you. It may pull
you about horribly, but I defy it to break you up."
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A veces decía a Isabel: «Yo juzgo ahora más de lo que solía, y
es que me parece que con el tiempo me he ganado el derecho a hacerlo.
Hasta los cuarenta no tiene una la suficiente ecuanimidad para juzgar;
hasta esa edad somos ansiosas, duras, crueles y, por añadidura, ignorantes
en demasía. Lo siento por usted, porque aún le falta mucho para los
cuarenta. En realidad, cada ganancia supone una cierta pérdida. A veces se
me ocurre pensar que, despu233és de los cuarenta, ya no puede una sentir
de veras, porque ya han desaparecido la frescura y la viveza. Estoy segura
de que usted las conservará durante más tiempo que la mayoría, y sería
para mí una verdadera satisfacción verla a usted dentro de unos cuantos
años; me agradaría saber lo que de usted hará la vida. Tengo la seguridad
de que no la echará a perder. Acaso la empuje a cosas horribles, pero
estoy convencida de que no la doblegará».
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Isabel received this assurance as a young
soldier, still panting from a slight skirmish in which he has come off
with honour, might receive a pat on the shoulder from his colonel. Like
such a recognition of merit it seemed to come with authority. How could
the lightest word do less on the part of a person who was prepared to say,
of almost everything Isabel told her, "Oh, I′ve been in that, my dear; it
passes, like everything else." On many of her interlocutors Madame Merle
might have produced an irritating effect; it was disconcertingly difficult
to surprise her. But Isabel, though by no means incapable of desiring to
be effective, had not at present this impulse. She was too sincere, too
interested in her judicious companion. And then moreover Madame Merle
never said such things in the tone of triumph or of boastfulness; they
dropped from her like cold confessions.
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Recibió Isabel esta manifestación de confianza en ella como el
soldado bisoño que, todavía jadeante de una escaramuza de la que ha salido
con honor, recibe una palmada de satisfacción de la mano de su coronel.
Este reconocimiento de su mérito iba acompañado de autoridad; porque no
podía sino influir en Isabel la opinión de quien con testaba a casi todos
sus comentarios: «Querida mía, también yo me he visto en situaciones
iguales, y pasaron como pasa todo lo demás». Madame Merle habría podido
producir una verdadera irritación en muchos de sus interlocutores, porque
se hacía harto difícil llegar a sorprenderla. Sin embargo, Isabel, aunque
deseaba impresionar a su nueva amiga, no sentía semejante impulso. Era
demasiado sincera y se interesaba de veras por su sensata compañera. A eso
había que sumar el hecho de que madame Merle no decía jamás aquellas cosas
en son de triunfo ni de jactancia, y sólo las traía a colación como meras
confesiones hechas en frío.
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A period of bad weather had settled upon
Gardencourt; the days grew shorter and there was an end to the pretty
tea-parties on the lawn. But our young woman had long indoor conversations
with her fellow visitor, and in spite of the rain the two ladies often
sallied forth for a walk, equipped with the defensive apparatus which the
English climate and the English genius have between them brought to such
perfection. Madame Merle liked almost everything, including the English
rain. "There′s always a little of it and never too much at once," she
said; "and it never wets you and it alw ays smells good." She declared
that in England the pleasures of smell were great --that in this
inimitable island there was a certain mixture of fog and beer and soot
which, however odd it might sound, was the national aroma, and was most
agreeable to the nostril; and she used to lift the sleeve of her British
overcoat and bury her nose in it, inhaling the clear, fine scent of the
wool. Poor Ralph Touchett, as soon as the autumn had begun to define
itself, became almost a prisoner; in bad weather he was unable to step out
of the house, and he used sometimes to stand at one of the windows with
his hands in his pockets and, from a countenance half-rueful,
half-critical, watch Isabel and Madame Merle as they walked down the
avenue under a pair of umbrellas. The roads about Gardencourt were so
firm, even in the worst weather, that the two ladies always came back with
a healthy glow in their cheeks, looking at the soles of their neat, stout
boots and declaring that their wa lk had done them inexpressible good.
Before luncheon, always, Madame Merle was engaged; Isabel admired and
envied her rigid possession of her morning. Our heroine had always passed
for a person of resources and had taken a certain pride in being one; but
she wandered, as by the wrong side of the wall of a private garden, round
the enclosed talents, accomplishments, aptitudes of Madame Merle. She
found herself desiring to emulate them, and in twenty such ways this lady
presented herself as a model. "I should like awfully to be SO!" Isabel
secretly exclaimed, more than once, as one after another of her friend′s
fine aspects caught the light, and before long she knew that she had
learned a lesson from a high authority. It took no great time indeed for
her to feel herself, as the phrase is, under an influence. "What′s the
harm," she wondered, "so long as it′s a good one? The more one′s under a
good influence the better. The only thing is to see our steps as we take
them --to understand them as we go. That, no doubt, I shall always do. I
needn′t be afraid of becoming too pliable; isn′t it my fault that I′m not
pliable enough?" It is said that imitation is the sincerest flattery; and
if Isabel was sometimes moved to gape at her friend aspiringly and
despairingly it was not so much because she desired herself to shine as
because she wished to hold up the lamp for Madame Merle. She liked her
extremely, but was even more dazzled than attracted. She sometimes asked
herself what Henrietta Stackpole would say to her thinking so much of this
perverted product of their common soil, and had a conviction that it would
be severely judged. Henrietta would not at all subscribe to Madame Merle;
for reasons she could not have defined this truth came home to the girl.
On the other hand she was equally sure that, should the occasion offer,
her new friend would strike off some happy view of her old: Madame Merle
was too humorous, too observant, not to do justice to Henrietta, and on
becoming acquainted with her would probably give the measure of a tact
which Miss Stackpole couldn′t hope to emulate. She appeared to have in her
experience a touchstone for everything, and somewhere in the capacious
pocket of her genial memory she would find the key to Henrietta′s value.
"That′s the great thing," Isabel solemnly pondered; "that′s the supreme
good fortune: to be in a better position for appreciating people than they
are for appreciating you." And she added that such, when one considered
it, was simply the essence of the aristocratic situation. In this light,
if in none other, one should aim at the aristocratic situation.
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Gardencourt estaba ahora bajo la maldición del mal tiempo. Los
días se acortaban, y ya no había meriendas ni tés al aire libre en el
césped frente a la casa. Ello no obstaba para que nuestra joven heroína
mantuviera en el interior de la casa prolongadas conversaciones con su
amiga, y ambas salían a veces de paseo a pesar de la lluvia, provistas de
ese aparato defensivo que el clima de Inglaterra y el genio inglés han
llevado, conjuntamente a tal grado de perfección. A madame Merle, a quien
le gustaba casi todo, le gustaba también la lluvia inglesa, de la cual
solía decir: «Siempre cae un poco y nunca demasiado de golpe, nunca moja
mucho y siempre huele bien». Declaraba, además, que en Inglaterra los
placeres del olfato eran grandes... ya que en tan inimitable isla se
mezclaban los olores de la niebla, de la cerveza y del hollín, llegando a
producir una especie de aroma nacional que era una verdadera delicia para
el olfato; y, para probarlo, acostumbraba a hundir la nariz en la manga de
su abrigo aspirando el grato y suave olor de la lana. El pobre Ralph
Touchett, en cuanto el otoño hizo su aparición, se convirtió en un
resignado prisionero, pues el mal tiempo le impedía salir y se pasaba a
veces largos ratos pegado a una ventana con las manos en los bolsillos,
contemplando con triste mirada de reproche a Isabel y a madame Merle que
se paseaban fuera, bajo la lluvia, cobijadas por sendos paraguas. Las
carreteras próximas a Gardencourt eran tan firmes en toda época que las
dos damas retornaban siempre de sus húmedas excursiones con el rostro
radiante y lleno de animación, mirando las suelas de sus inmaculadas y
fuertes botas de goma y declarando que su paseo les había producido
inmensa satisfacción. Antes del almuerzo, madame Merle estaba
indefectiblemente ocupada, e Isabel admiraba y envidiaba aquella
distribución admirable de las horas de la mañana. Ella, que pasaba por ser
una mujer de mú ltiples aptitudes, de lo cual se enorgullecía justamente,
iba vagando, como si estuviera al acecho del otro lado de las tapias de un
jardín, en torno a los talentos, aptitudes y realizaciones de madame
Merle. Y llegó a desear emular aquellas cualidades excepcionales y a tomar
por modelo en muchos sentidos a tan notable dama. «¡Cómo me gustaría ser
así!», exclamaba a veces cuando descubría algún nuevo aspecto de la
capacidad de su amiga; y no tardó mucho en darse cuenta de que estaba
aprendiendo una gran lección de una encumbrada autoridad. Y tampoco pasó
mucho tiempo sin que se diese cuenta de que, como suele decirse, estaba
bajo una gran influencia. Pero ella lo admitía, diciendo para sí: «¿Qué
peligro puede haber en ello desde el momento en que es una influencia
sana? Cuanto más pueda una estar bajo una buena i nfluencia, tanto mejor
para una. Lo único que se debe hacer es ver a dónde encaminamos nuestros
pasos y... comprenderlos mientras vamos marchando. Esto es indudablemente
lo que haré yo siempre. No tengo por qué tener miedo de llegar a ser
demasiado maleable, tal vez sea culpa mía si no soy bastante flexible».
Sabido es que a veces la imitación es la forma más sincera de la
adulación; y si en muchas ocasiones Isabel se sentía impulsada a quedarse
boquiabierta en presencia de su amiga con aspiración y desesperación, no
era porque quisiese poder brillar ella, sino porque quería mantener en
alto la lámpara para alumbrar a madame Merle, la cual le agradaba aunque
le suscitaba más bien deslumbramiento que atracción. A veces se preguntaba
qué diría Henrietta Stackpole al ver su admiración por aquel adulterado
producto de su tie rra común, y tenía el convencimiento de que la juzgaría
con gran severidad. Henrietta no daría su visto bueno a la manera de ser
de madame Merle; Isabel no sabía por qué, pero lo veía como una verdad
indiscutible. Por otra parte, tenía el convencimiento de que, de
presentarse ocasión favorable, su nueva amiga no dejaría de formarse una
opinión favorable de la antigua; madame Merle poseía bastante sentido del
humor y dotes de observación para hacer justicia a Henrietta y, al
conocerla, no dejaría de mostrar su exquisito tacto, que la señorita
Stackpole no podría esperar emular. Parecía que en el fondo de su
experiencia guardaba la piedra de toque para probar la autenticidad de
todo, y no había duda de que en el hueco de su memoria genial encontraría
la llave de la valía de Henrietta. «Eso es lo verdaderamen te grande, la
suprema dicha -se dijo Isabel solemnemente-: estar en mejores condiciones
para apreciar a los demás, de las que ellos están para apreciarla a una».
Y añadió, siempre para sí, que «cuando bien se piensa en ello, se ve que
en eso radica el privilegio de la posición aristocrática, y en tal sentido
y no en otro debe una aspirar a hallarse en una posición aristocrática».
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I may not count over all the links in the
chain which led Isabel to think of Madame Merle′s situation as
aristocratic --a view of it never expressed in any reference made to it by
that lady herself. She had known great things and great people, but she
had never played a great part. She was one of the small ones of the earth;
she had not been born to honours; she knew the world too well to nourish
fatuous illusions on the article of her own place in it. She had
encountered many of the fortunate few and was perfectly aware of those
points at which their fortune differed from hers. But if by her informed
measure she was no figure for a high scene, she had yet to Isabel′s
imagination a sort of greatness. To be so cultivated and civilised, so
wise and so easy, and still make so light of it --that was really to be a
great lady, especially when one so carried and presented one′s self. It
was as if somehow she had all society under contribution, and all the arts
and graces it practised --or was the effect rather that of charming uses
found FOR her, even from a distance, subtle service rendered by her to a
clamorous world wherever she might be? After breakfast she wrote a
succession of letter s, as those arriving for her appeared innumerable:
her correspondence was a source of surprise to Isabel when they sometimes
walked together to the village post-office to deposit Madame Merle′s
offering to the mail. She knew more people, as she told Isabel, than she
knew what to do with, and something was always turning up to be written
about. Of painting she was devotedly fond, and made no more of brushing in
a sketch than of pulling off her gloves. At Gardencourt she was
perpetually taking advantage of an hour′s sunshine to go out with a
camp-stool and a box of water-colours. That she was a brave musician we
have already perceived, and it was evidence of the fact that when she
seated herself at the piano, as she always did in the evening, her
listeners resigned themselves without a murmur to losing the grace of her
talk. Isabel, since she had known her, felt ashamed of her own facility,
which she now looked upon as basely inferior; and indeed, though she had
been t hought rather a prodigy at home, the loss to society when, in
taking her place upon the music-stool, she turned her back to the room,
was usually deemed greater than the gain. When Madame Merle was neither
writing, nor painting, nor touching the piano, she was usually employed
upon wonderful tasks of rich embroidery, cushions, curtains, decorations
for the chimney-piece; an art in which her bold, free invention was as
noted as the agility of her needle. She was never idle, for when engaged
in none of the ways I have mentioned she was either reading (she appeared
to Isabel to read "everything important"), or walking out, or playing
patience with the cards, or talking with her fellow inmates. And with all
this she had always the social quality, was never rudely absent and yet
never too seated. She laid down her pastimes as easily as she took them
up; she worked and talked at the same time, and appeared to impute scant
worth to anything she did. She gave away her sketch es and tapestries; she
rose from the piano or remained there, according to the convenience of her
auditors, which she always unerringly divined. She was in short the most
comfortable, profitable, amenable person to live with. If for Isabel she
had a fault it was that she was not natural; by which the girl meant, not
that she was either affected or pretentious, since from these vulgar vices
no woman could have been more exempt, but that her nature had been too
much overlaid by custom and her angles too much rubbed away. She had
become too flexible, too useful, was too ripe and too final. She was in a
word too perfectly the social animal that man and woman are supposed to
have been intended to be; and she had rid herself of every remnant of that
tonic wildness which we may assume to have belonged even to the most
amiable persons in the ages before country-house life was the fashion.
Isabel found it difficult to think of her in any detachment or privacy,
she existed onl y in her relations, direct or indirect, with her fellow
mortals. One might wonder what commerce she could possibly hold with her
own spirit. One always ended, however, by feeling that a charming surface
doesn′t necessarily prove one superficial; this was an illusion in which,
in one′s youth, one had but just escaped being nourished. Madame Merle was
not superficial --not she. She was deep, and her nature spoke none the
less in her behaviour because it spoke a conventional tongue. "What′s
language at all but a convention?" said Isabel. "She has the good taste
not to pretend, like some people I′ve met, to express herself by original
signs."
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Imposible sería ir contando los eslabones de la cadena que
arrastró a Isabel a considerar aristocrática la posición de madame
Merle... punto al que jamás había hecho la menor referencia la propia
interesada, que a pesar de haber visto grandes cosas y conocido a
personajes de lo más encumbrados, nunca había desempeñado un papel
importante. Pensaba de sí misma que era una partícula infin itesimal de la
tierra, que no estaba hecha para los honores, y conocía el mundo demasiado
bien para hacerse una exagerada ilusión acerca del lugar que en él debía
ocupar. Había tenido oportunidad de conocer a algunos de los elegidos de
la Tierra y sabía perfectamente en qué puntos difería su propia fortuna de
la de ellos. No obstante, si bien por su consciente sentido de la medida
no estaba hecha para figurar entre las grandes figuras del retablo
mundial, a la imaginación de Isabel se presentaba siempre con una especie
de extraordinaria grandeza. Ser tan culta y civilizada, tan sensata y
sencilla y aun así, darse tan poca importancia, eso era ser una verdadera
gran dama, sobre todo teniendo en cuenta su porte y su presencia. ¿Era
acaso porque en cierto modo tuviera la sociedad a su servicio junto con
todas las artes y gracias que ésta practicaba... o sería más bien efecto
de los agradables usos para ella encontrados, incluso desde remota
distancia, y transformados luego en sutiles servicios que prestaba a un
mundo clamoroso dondequiera que se hallase? Después del almuerzo, madame
Merle se entregaba a despachar su voluminosa correspondencia, pues las
cartas que a diario le llegaban eran innumerables. Esa correspondencia
resultaba ser una fuente inagotable de sorpresas para Isabel cuando a
veces iban juntas a la oficina de correos del pueblo, a depositar las
cartas de madame Merle. Como había dicho a Isabel, conocía a mucha más
gente de la que podría complacer, y nunca le faltaba asunto acerca del
cual escribir. Era muy aficionada a la pintura y en un dos por tres hacía
un dibujo o un boceto con la misma facilidad de quien se quita los
guantes. En Gardencourt aprovechaba la más breve hora de sol para salir
con un taburete plegable y una caja de acuarelas. Ya hemos tenido oc asión
de ver lo buena música que era y, cuando por las noches se sentaba al
piano, sus oyentes se resignaban sin murmurar a verse privados del placer
de su conversación para saborear el de su interpretación. Desde que la
conocía, Isabel se avergonzaba de su propia facilidad, a la que ahora
consideraba de índole decididamente inferior; y, aunque en su ciudad natal
se la tenía casi por un prodigio, lo cierto es que, cuando sentada en el
taburete volvía la espalda a su auditorio, el público salía perdiendo más
que ganando. Cuando madame Merle no pintaba, no escribía o no tocaba el
piano, se ocupaba en hacer primorosos bordados, como almohadones,
cortinas, mantelillos para chimenea y centros de mesa, arte en el cual
sobresalía tanto por la fantasía de sus creaciones como por la agilidad de
su manos. Jamás se quedaba sin hacer nada, pues, cuando no estaba e
ntretenida con algo de lo dicho, se ponía a leer (le pareció a Isabel que
sólo leía «cosas importantes», y de éstas todo lo que aparecía), paseaba,
o hacía solitarios o charlaba con sus íntimos. Además de todo lo cual,
tenía siempre esa exquisita cualidad de dama de la sociedad, consistente
en no parecer jamás bruscamente ausente y tampoco demasiado ocupada.
Dejaba sus pasatiempos con la misma facilidad que a ellos se entregaba,
hablaba mientras trabajaba y no parecía darle la menor importancia a nada
de lo que hacía. Regalaba sus bocetos o bordados, se levantaba del piano o
seguía ante el teclado según la conveniencia de sus oyentes, que en todo
momento adivinaba. En resumen, era la persona más cómoda, servicial y
tratable con que podía vivirse. Si algún defecto tenía para Isabel es que
no era nat ural; entendía con eso no ya que fuese afectada o pretenciosa
(ya que no existía mujer a quien menos se le pudiera reprochar tales
vicios), sino que la costumbre había ido modelando demasiado su
temperamento y redondeando sus aristas, al extremo de convertirla en
demasiado flexible, demasiado servicial, demasiado acabada y demasiado
definitiva. En una palabra, era el animal social más perfecto que jamás
haya aspirado a ser cualquier hombre o mujer; y, además, se había
desembarazado de esa vivificante rudeza que podemos suponer característica
de las personas, incluso de las más amables, antes de que se pusiera de
moda la vida en las casas de campo. A Isabel le costaba trabajo
imaginársela viviendo aislada, pues existía solamente en razón de sus
relaciones, directas o indirectas, con el resto de los mortales. Cabía
preguntarse qué comercio podía ella man tener con su propio espíritu. Pero
siempre se acababa pensando que una superficie encantadora no implica
forzosamente que se sea superficial, ilusión que ella había tenido la
suerte de no llegar a alimentar en su juventud. Madame Merle no era una
mujer superficial, ella no. Era una mujer profunda, y esa cualidad se
transparentaba a pesar de que utilizaba un lenguaje convencional. Isabel
se decía a veces: «Después de todo, ¿qué es el lenguaje sino puro
convencionalismo? Ella tiene el buen gusto de no pretender expresarse,
como otros que he conocido, por medio de signos originales».
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"I′m afraid you′ve suffered much," she
once found occasion to say to her friend in response to some allusion that
had appeared to reach far.
|
Una vez, en respuesta a una alusión que parecía haberla
afectado, Isabel aprovechó la oportunidad para decir a su amiga: -Se me
antoja que usted ha debido de sufrir mucho.
|
"What makes you think that?" Madame Merle
asked with the amused smile of a person seated at a game of guesses. "I
hope I haven′t too much the droop of the misunderstood."
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-¿Qué le hace pensar eso? -le preguntó madame Merle con la
sonrisa del que parece entretenerse con un luego de adivinanzas. Y
añadió-: Me parece que no tengo el aspecto de una persona desdichada.
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"No; but you sometimes say things that I
think people who have always been happy wouldn′t have found out."
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-Ciertamente que no, pero a veces dice usted cosas que me
imagino no son capaces de pensar los que fueron siempre dichosos.
|
"I haven′t always been happy," said
Madame Merle, smiling still, but with a mock gravity, as if she were
telling a child a secret. "Such a wonderful thing!"
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-Yo no he sido siempre dichosa -contestó madame Merle
sonriendo con burlona gravedad y como si le estuviese confiando un secreto
a un niño-: ¡No hay que maravillarse de ello!
|
But Isabel rose to the irony. "A great
many people give me the impression of never having for a moment felt
anything."
|
Pero Isabel supo recoger la ironía y replicó: -Mucha gente me
da la impresión de que nunca ha sentido nada en ningún momento.
|
"It′s very true; there are many more iron
pots certainly than porcelain. But you may depend on it that every one
bears some mark; even the hardest iron pots have a little bruise, a little
hole somewhere. I flatter myself that I′m rather stout, but if I must tell
you the truth I′ve been shockingly chipped and cracked. I do very well for
service yet, because I′ve been cleverly mended; and I try to remain in the
cupboard --the quiet, dusky cupboard where there′s an odour of stale
spices --as much as I can. But when I′ve to come out and into a strong
light --then, my dear, I′m a horror!"
|
-Y así es. Hay muchas más ollas de hierro que de porcelana;
pero puede tener la seguridad de que todas ellas tienen algún fallo, hasta
las ollas más resistentes de hierro muestran un dim inuto agujero o una
abolladura o un arañazo. Yo me enorgullezco de ser robusta, pero, para
serle sincera, le diré que he sufrido espantosos desconchones y
abolladuras y, si todavía sirvo para algo, es porque me han reparado
hábilmente, y ahora me limito a permanecer todo lo que puedo en la
alacena, en la tranquila y oscura alacena que huele a especias rancias. Y
cuando por fuerza tengo que mostrarme a plena luz... créame usted, soy un
verdadero horror.
|
I know not whether it was on this
occasion or on some other that when the conversation had taken the turn I
have just indicated she said to Isabel that she would some day a tale
unfold. Isabel assured her she should delight to listen to one, and
reminded her more than once of this engagement. Madame Merle, however,
begged repeatedly for a respite, and at last frankly told her young
companion that they must wait till they knew each other better. This would
be sure to happen; a long friendship so visibly lay before them. Isabel
assented, but at the same time enquired if she mightn′t be trusted --if
she appeared capable of a betrayal of confidence.
|
Ignoro si fue en tal ocasión, o en alguna otra en que la
conversación tomó el giro que acabamos de indicar, cuando madame Merle
dijo a Isabel que, al llegar el momento oportuno, le contaría una
historia. Isabel contestó que le encantaría escucharla y luego hubo de
recordarle más de una vez el compromiso contraído. Pero madame Merle pedía
siempre que se le concediera un respiro, y acab ó por decir a su amiga que
tendría que esperar a que se conociesen un poco mejor. Lo cual no podría
por menos de llegar a producirse, ya que parecía que habría de ligarlas
una larga amistad. Isabel asintió, pero preguntó si no inspiraba confianza
suficiente... si podía temerse que traicionara la confianza en ella
depositada.
|
"It′s not that I′m afraid of your
repeating what I say," her fellow v isitor answered; "I′m afraid, on the
contrary, of your taking it too much to yourself. You′d judge me too
harshly; you′re of the cruel age." She preferred for the present to talk
to Isabel of Isabel, and exhibited the greatest interest in our heroine′s
history, sentiments, opinions, prospects. She made her chatter and
listened to her chatter with infinite good nature. This flattered and
quickened the girl, who was struck with all the distinguished people her
friend had known and with her having lived, as Mrs. Touchett said, in the
best company in Europe. Isabel thought the better of herself for enjoying
the favour of a person who had so large a field of comparison; and it was
perhaps partly to gratify the sense of profiting by comparison that she
often appealed to these stores of reminiscence. Madame Merle had been a
dweller in many lands and had social ties in a dozen different countries.
"I don′t pretend to be educated," she would say, "but I think I know my
Europe" ; and she spoke one day of going to Sweden to stay with an old
friend, and another of proceeding to Malta to follow up a new
acquaintance. With England, where she had often dwelt, she was thoroughly
familiar, and for Isabel′s benefit threw a great deal of light upon the
customs of the country and the character of the people, who "after all,"
as she was fond of saying, were the most convenient in the world to live
with.
|
Su compañera contestó: -De lo que tengo miedo no es de que
usted pueda repetir lo que yo diga, sino de todo lo contrario, de que se
lo tome demasiado a pecho, porque llegaría a juzgarme muy duramente; está
usted todavía en la edad cruel. Por el momento, prefería hablar a Isabel
de Isabel misma, mostrando el mayor interés por conocer la vida de nuestra
heroína, sus sentimientos, esperanzas y propósitos. La hacía hablar y
escuchaba su parloteo con la mayor condescendencia. E llo halagaba y
espoleaba a la muchacha, que estaba impresionada por toda aquella gente
distinguida que su amiga había conocido y porque ésta había vivido, según
decía la señora Touchett, en los mejores ambientes de Europa. Isabel se
consideraba enaltecida por disfrutar del favor de una persona que disponía
de un campo de comparación tan vasto; y acaso fuera por salir beneficiada
de la comparación por lo que a menudo apelaba a aquellas reminiscencias.
Madame Merle había vivido en varios países y tenía relaciones en una
docena de ellos. Así solía decir: «Yo no presumo de ser instruida, pero lo
cierto es que me sé mi Europa de memoria», y un día hablaba de ir a Suecia
para pasar una temporadita con una amiga, y otras veces de dirigirse a
Malta para cultivar una amistad reciente. Inglaterra, donde había vivido
en varí 2as ocasiones, le era completamente familiar y, para provecho de
Isabel, dijo algunas cosas que arrojaron bastante luz sobre las costumbres
del país y el carácter de sus gentes, las que, «después de todo», como le
gustaba repetir, eran las mejores del mundo para la convivencia.
|
"You mustn′t think it strange her
remaining here at such a time as this, when Mr. Touchett′s passing away,"
that gentleman′s wife remarked to her niece. "She is incapable of a
mistake; she′s the most tactful woman I know. It′s a favour to me that she
stays; she′s putting off a lot of visits at great houses," said Mrs.
Touchett, who never forgot that when she herself was in England her social
value sank two or three degrees in the scale. "She has her pick of places;
she′s not in want of a shelter. But I′ve asked her to put in this time
because I wish you to know her. I think it will be a good thing for you.
Serena Merle hasn′t a fault."
|
-No debes extrañarte de que permanezca aquí precisamente en
este momento, cuando el señor Touchett está a punto de morir -dijo un día
a su sobrina la esposa del mencionado caballero-. Es una mujer incapaz de
cometer un error y la de más tacto que he conocido en toda mi vida. Me
hace un enorme favor con quedarse aquí, y para ello ha tenido que
renunciar a ir a visitar muchas otras grandes mansiones -añadió la señora
Touchett, que no podía olvidar que, al hallarse en Inglaterra, descendía
dos o tres grados en la esfera social-. Puede e scoger el sitio que más le
guste; no son techos que la cobijen lo que le falta. Pero yo le he rogado
que permanezca con nosotros porque quiero que la conozcas a fondo, pues
tengo la seguridad de que te hará mucho bien. Serena Merle es una mujer
sin defectos.
|
"If I didn′t already like her very much
that description might alarm me," Isabel returned.
|
-Si no me gustara tanto, esa descripción llegaría
a a alarmarme -replicó Isabel.
|
"She′s never the least little bit ′off.′
I′ve brought you out here and I wish to do the best for you. Your sister
Lily told me she hoped I would give you plenty of opportunities. I give
you one in putting you in relation with Madame Merle. She′s one of the
most brilliant women in Europe."
|
-Ella no está jamás ni un milímetro fuera de lugar. Yo te he
traído aquí y deseo hacer por ti todo lo que me sea posible. Tu hermana
Lily me dijo que esperaba que te proporcionase muchas oportunidades. Y yo
te las doy poniéndote en contacto de madame Merle, que es una de las
mujeres más brillantes de toda Europa.
|
"I like her better than I like your
description of her," Isabel persisted in saying.
|
-Me gusta más ella que la descripción que usted hace de su
persona. -Isabel persistía en su comentario.
|
"Do you flatter yourself that you′ll ever
feel her open to criticism? I hope you′ll let me know when you do."
|
-¿Presumes que la vas a encontrar alguna vez digna de crítica?
Cuando te ocurra, no dejes de comunicármelo.
|
"That will be cruel --to you," said
Isabel.
|
-Eso sería una crueldad para con usted –replicó Isabel.
|
"You needn′t mind me. You won′t discover
a fault in her."
|
-No te preocupes por mí. Estoy segura de que no le encontrarás
un solo defecto.
|
"Perhaps not. But I dare say I shan′t
miss it."
|
-Tal vez, no. Pero si lo tiene, no se me escapará.
|
"She knows absolutely everything on earth
there is to know," said Mrs. Touchett.
|
-Serena sabe todo cuando hay que saber en este mundo -dijo la
señora Touchett.
|
Isabel after this observed to their
companion that she hoped she knew Mrs. Touchett considered she hadn′t a
speck on her perfection. On which "I′m obliged to you," Madame Merle
replied, "but I′m afraid your aunt imagines, or at least alludes to, no
aberrations that the clock-face doesn′t register."
|
Después de tal conversación, Isabel le comentó a madame Merle
que la suponía al tanto de que la señora Touchett la consideraba una mujer
sin tacha. Madame Merle contestó, diciendo: -Le agradezco infinito que me
lo diga, pero me temo que su tía únicamente piensa o, cuando menos alude,
a las aber raciones que el espejo del reloj pone de manifiesto.
|
"So that you mean you′ve a wild side
that′s unknown to her?"
|
-Eso quiere decir que tiene usted un lado rebelde que ella
desconoce.
|
"Ah no, I fear my darkest sides are my
tamest. I mean that having no faults, for your aunt, means that one′s
never late for dinner --that is for HER dinner. I was not late, by the
way, the other day, when you came back from London; the clock was just at
eight when I came into the drawing-room; it was the rest of you that were
befor e the time. It means that one answers a letter the day one gets it
and that when one comes to stay with her one doesn′t bring too much
luggage and is careful not to be taken ill. For Mrs. Touchett those things
constitute virtue; it′s a blessing to be able to reduce it to its
elements."
|
-¡Ah, eso no! Me temo que mis facetas desconocidas son las más
inofensivas. Lo que quiero decir es que para su tía el no tener defectos
supone el no llegar nunca tarde a la hora de la cena... de sus cenas, por
supuesto. Por cierto que el otro día, cuando regresaron ustedes de
Londres, no es que yo llegase tarde: la hora de la cena era a las ocho, y
a las ocho en punto llegué yo; lo que pasó es que ustedes habían llegado
con anticipación. Supone que una contesta a una carta suya el mismo día
que la recibe y que, cuando una va a pasar unos días con ella, no ha de
llevar mucho equipaje y ha de tener buen cuidado de no caer-enferma. Estas
cosas representan la virtud a los ojos de la señora Touchett... y es un a
verdadera bendición el poder reducirla a elementos tan simples.
|
Madame Merle′s own conversation, it will
be perceived, was enriched with bold, free touches of criticism, which,
even when they had a restrictive effect, never struck Isabel as
ill-natured. It couldn′t occur to the girl for instance that Mrs.
Touchett′s accomplished guest was abusing her; and this for very good
reasons. In the first place Isabel rose eagerly to the sense of her
shades; in the second Madame Merle implied that there was a great deal
more to say; and it was clear in the third that for a person to speak to
one without ceremony of one′s near relations was an agreeable sign of that
person′s intimacy with one′s self. These signs of de ep communion
multiplied as the days elapsed, and there was none of which Isabel was
more sensible than of her companion′s preference for making Miss Archer
herself a topic. Though she referred frequently to the incidents of her
own career she never lingered upon them; she was as little of a gross
egotist as she was of a flat gossip.
|
La conversación de la señora Merle, como acaba de verse,
estaba salpicada de audaces y francos toques de crítica que ni siquiera
cuando tenían un efecto restrictivo le parecían a Isabel antinaturales. A
la joven no se le ocurría, por ejemplo, que la talentosa amiga de su tía
estuviera denigrándola, y ello por varias razones: la primera, Isabel
compartía el sentido de aquellos reparos; la segunda, madame Merle dejaba
suponer que aún quedaba mucho por decir; y la tercera, estaba claro que el
que una persona te hablara sin remilgos de tus parientes próximos era una
grata señal de la intimidad que tenía contigo. A medida que fueron pasando
los días, fueron también aumentando las señales de profunda comunión de
ideas que entre ambas se esta blecía, y a nada se mostraba Isabel tan
sensible como al hecho de que madame Merle la escogiera con frecuencia a
ella como tema de conversación. Aunque a menudo se refería a los
incidentes de su propia carrera, nunca se detenía en ellos, pues tenía muy
poco de egoísta y absolutamente nada de chismosa.
|
"I′m old and stale and faded," she said
more than once; "I′m of no more interest than last week′s newspaper.
You′re young and fresh and of to-day; you′ve the great thing --you′ve
actuality. I once had it --we all have it for an hour. You, however, will
have it for longer. Let us talk about you then; you can say nothing I
shall not care to hear. It′s a sign that I′m growing old --that I like to
talk with younger people. I think it′s a very pretty compensation. If we
can′t have youth within us we can have it outside, and I really think we
see it and feel it better that way. Of course we must be in sympathy with
it --that I shall always be. I don′t know that I shall ever be ill-natured
with old people --I hope not; there are certainly some old people I adore.
But I shall never be anything but abject with the young; they touch me and
appeal to me too much. I give you carte blanche then; you can even be
impertinent if you like; I shall let it pass and horribly spoil you. I
speak as if I were a hundred years old, you say? Well, I am, if you
please; I was born before the French Revolution. Ah, my dear, je viens de
loin; I belong to the old, old world. But it′s not of that I want to talk;
I want to talk about the new. You must tell me more about America; you
never tell me enough. Here I′ve been since I was brought here as a
helpless child, and it′s ridiculous, or rather it′s scandalous, how little
I know about that splendid, dreadful, funny country --surely the greatest
and drollest of them all. There are a great many of us like that in these
parts, and I must say I think we′re a wretched set of people. You should
live in your own land; whatever it may be you have your natural place
there. If we′re not good Americans we′re certainly poor Europeans; we′ve
no natural place here. We′re mere parasites, crawling over the surface; we
haven′t our feet in the soil. At least one can know it and not have
illusions. A woman perhaps can get on; a woman, it seems to me, has no
natural place anywhere; wherever she finds herself she has to remain on
the surface and, more or less, to crawl. You protest, my dear? you′re
horrified? you declare you′ll never crawl? It′s very true that I don′t see
you crawling; you stand more upright than a good many poor creatures. Very
good; on the whole, I don′t think you′ll crawl. But the men, the
Americans; je vous demande un peu, what do they make of it over here? I
don′t envy them trying to arrange themselves. Look at poor Ralph Touchett:
[sic}"> what sort of a figure do you call that? Fortunately he has
a consumption; I s ay fortunately, because it gives him something to do.
His consumption′s his carriere; it′s a kind of position. You can say: ′Oh
Mr. Touchett, he takes care of his lungs, he knows a great deal about
climates.′ But without that who would he be, what would he represent? ′Mr.
Ralph Touchett: an American who lives in Europe.′ That signifies
absolutely nothing --it′s impossible anything should signify less. ′He′s
very cultivated,′ they say: ′he has a very pretty collection of old
snuff-boxes.′ The collection is all that′s wanted to make it pitiful. I′m
tired of the sound of the word; I think it′s grotesque. With the poor old
father it′s different; he has his identity, and it′s rather a massive one.
He represents a great financial house, and that, in our day, is as good as
anything else. For an American, at any rate, that will do very well. But I
persist in thinking your cousin very lucky to have a chronic malady so
long as he doesn′t die of it. It′s much better than the snuf f-boxes. If
he weren′t ill, you say, he′d do something? --he′d take his father′s place
in the house. My poor child, I doubt it; I don′t think he′s at all fond of
the house. However, you know him better than I, though I used to know him
rather well, and he may have the benefit of the doubt. The worst case, I
think, is a friend of mine, a countryman of ours, who lives in Italy
(where he also was brought before he knew better), and who is one of the
most delightful men I know. Some day you must know him. I′ll bring you
together and then you′ll see what I mean. He′s Gilbert Osmond --he lives
in Italy; that′s all one can say about him or make of him. He′s
exceedingly clever, a man made to be distinguished; but, as I tell you,
you exhaust the description when you say he′s Mr. Osmond who lives tout
betement in Italy. No career, no name, no position, no fortune, no past,
no future, no anything. Oh yes, he paints, if you please --paints in
water-colours; like me, only better than I. His painting′s pretty bad; on
the whole I′m rather glad of that. Fortunately he′s very indolent, so
indolent that it amounts to a sort of position. He can say, ′Oh, I do
nothing; I′m too deadly lazy. You can do nothing to-day unless you get up
at five o′clock in the morning.′ In that way he becomes a sort of
exception; you feel he might do something if he′d only rise early. He
never speaks of his painting --to people at large; he′s too clever for
that. But he has a little girl --a dear little girl; he does speak of HER.
He′s devoted to her, and if it were a career to be an excellent father
he′d be very distinguished. But I′m afraid that′s no better than the
snuff-boxes; perhaps not even so good. Tell me what they do in America,"
pursued Madame Merle, who, it must be observed parenthetically, did not
deliver herself all at once of these reflexions, which are presented in a
cluster for the convenience of the reader. She talked of Florence, where
Mr. Osmond live d and where Mrs. Touchett occupied a mediaeval palace; she
talked of Rome, where she herself had a little pied-a-terre with some
rather good old damask. She talked of places, of people and even, as the
phrase is, of "subjects"; and from time to time she talked of their kind
old host and of the prospect of his recovery. From the first she had
thought this prospect small, and Isabel had been struck with the positive,
discriminating, competent way in which she took the measure of his
remainder of life. One evening she announced definitely that he wouldn′t
live.
|
-Ya estoy vieja, agotada y descolorida -solía decir-, y no
ofrezco más interés que un diario atrasado. Usted es joven y fresca y
tiene lo más importante... está de actualidad. También lo estuve yo en mis
tiempos, todos tenemos nuestro cuarto de hora. Pero a usted es muy posible
que le dure mucho. Hablemos, pues, de usted, que nada de lo que diga
dejará de tener un gran interés para mí. Eso de que me guste hablar con
gente mucho más joven que yo demuestra que ya voy para vieja. Sin embargo,
lo considero una compensaci243ón admirable. Si no podemos ya sentir la
juventud dentro de nosotros mismos, podemos sentirla fuera y, en verdad,
me parece que la vemos y la sentimos mejor de tal modo. Desde luego,
debemos ser benevolentes con ella... y yo lo seré siempre. Ignoro si me
mostraré impaciente con la gente de edad... creo que no, y hay personas
ancianas a las que adoro. Pero con la juventud solo puedo ser servil,
porque despierta en mí una gran simpatía y me emociona mucho. De modo que
le doy a usted «carta blanca», incluso, si le cuadra, puede ser
impertinente, yo se lo permitiré, con lo que la echaré terriblemente a
perder. Dirá usted que estoy hablando como si tuviera cien años. Es que
los tengo, si vamos a eso, nací antes de la Revolución francesa. ¡Ay,
amiga mía! La verdad es queje viens de loro, que pertenezco a lo pasado,
al mundo del ayer. Pero no es de ése del que quiero hablar sino del nuevo.
Tiene que contarme más cosas de América; nunca me parecen bastantes las
que me cuenta. Aquí he vivido siempre, desde que me trajeron a Europa de
pequeñita, y es en verdad ridículo, mejor dicho escandaloso, lo poco que
conozco de aquel país terrible, espléndido y divertido... y seguramente el
mayor y más estrafalario de todos. Por aquí hay mucha gente como yo y debo
decir que a veces pienso que somos unos pobres diablos. Uno debe vivir en
su propia tierra, donde, pase lo que pase, cada uno tiene su lugar
correspondiente. Si no somos buenos americanos, aquí no podemos ser más
que unos europeos mediocres; nuestro sitio natural no es éste. Aquí somos
meros parásitos arrastrándonos sobre la tierra, no tenemos los pies
firmemente hundidos en el suelo. Por lo menos, una puede saberlo y no
hacerse ilusiones. Las mujeres p ueden tal vez defenderse mejor, porque me
parece que la mujer no tiene en ninguna parte su sido natural; dondequiera
que esté habrá de permanecer en la superficie y arrastrarse de una manera
o de otra. ¿Protesta usted, querida amiga? ¿Se horroriza usted? ¿Declara
usted que nunca se arrastrará? En verdad, no podría yo decir que la veo a
usted arrastrándose, usted permanece más erguida que la mayoría de las
criaturas. Está bien, yo soy la primera en creer que no se arrastrará.
Pero los hombres, los americanos, dígame por favor, je vous demande un
peu, ¿qué demonios hacen por estos pagos? La verdad, no es cosa de
envidiarles al verles tratando de amoldarse a esto. Ahí tiene, un ejemplo,
a Ralph Touchett, ¿cómo se le puede llamar? Afortunadamente para él padece
de tisis, y digo afortunadamente porque así tiene algo en qué ocuparse. Su
tisis es su carrera, algo así como una posición. Uno puede referirse a él
diciendo: ¡Ah, el señor Touchett! El hombre cuida sus pulmones y sabe todo
cuanto hay que saber sobre los distintos climas. Pero, si le quitan eso,
¿qué es, en realidad, qué representa? Solamente el señor Ralph Touchett,
es decir un americano que vive en Europa, y pare usted de contar. Eso no
significa nada... no puede haber nada que signifique menos que eso. Dirán
que es muy culto y que tiene una linda colección de cajas de rapé. Lo
único precisamente que le faltaba para que se le compadeciera. Ya estoy
cansada de oír el sonido de la palabra compasión, que ha terminado por
parecerme sencillamente grotesco. Ahora, el padre ya es otra cosa; tiene
su propia personalidad, toda de una pieza. Representa a una gran
institución financiera, y esto, en nu estro tiempo, vale tanto como
cualquier otra cosa. De todos modos, para un americano es suficiente. Pero
sigo pensando que para su primo es una suerte padecer una enfermedad
crónica, siempre que no muera de ella; mucho mejor por descontado que las
cajitas para rapé. Si no estuviera enfermo, haría algo, ocuparía el puesto
de su padre en la empresa, pero no sé por qué se me antoja que al pobre no
le entusiasma gran cosa la empresa. De todas formas, usted lo conoce mejor
que yo, aunque le conocí en otros tiempos bastante bien, por más que él
pueda ponerlo en duda. Pero yo creo que el caso peor de todos es el de un
amigo mío, un compatriota nuestro también, que vive en Italia (a donde
igualmente le llevaron antes de que pudiese conocer nada mejor) y que es
uno de los hombres más deliciosos que he conocido. Algún día tendrá usted
que conocerlo, yo procurar233é ponerles en contacto y verá que es verdad
lo que digo. Se llama Gilbert Osmond, vive en Italia... y eso es todo lo
que se puede decir o saber de él. Es inteligente en grado sumo, un hombre
nacido para distinguirse, pero, como le digo, su descripción se agota con
decir: es el señor Osmond que vive tout bétement en Italia. Sin carrera,
sin nombre, sin posición, sin fortuna, sin pasado ni futuro, sin nada en
fin. Pinta, es cierto, si así puede decirse... hace acuarelas como yo, aun
que mejores que las mías. Su pintura es bastante mala, cosa que, lejos de
entristecerme, a decir verdad, me alegra. Afortunadamente para él, es muy
perezoso, tan indolente que eso es como una especie de posición suya. Así,
puede permitirse el lujo de decir: «¡Oh, yo no hago nada, soy demasiado
perezoso. Uno no puede hacer hoy nada si no se levanta a las cinco de la
mañana87». Y así viene a ser como una especie de excepción, pues uno llega
a creer que en realidad podría llevar algo a cabo si se levantase a la
hora del alba. No habla jamás de su pintura... a todo el mundo por lo
menos... es demasiado listo para eso; pero tiene una hijita... encantadora
por cierto, y de ella sí habla. Siente un gran cariño por ella y, si el
ser buen padre fuese una carrera, se habría distinguido grandemente en la
suya. Pero mucho me temo que eso no valga más que las cajitas para rapé, a
lo mejor ni eso. »Dígame, por favor, qué hacen en América -prosiguió
madame Merle, que, dicho sea entre paréntesis, no expresó de una vez tales
reflexiones, que aparecen aquí arracimadas para mayor conveniencia del
lector. Habló de Florencia, donde vivía la señora Touchett ocupando un
palacio de la Edad Med ia; habló de Roma, donde ella tenía un pequeño
pied-á-terre con buenos damascos antiguos. Habló de otros muchos lugares,
de las gentes, y hasta, como suele decirse, de «temas», y de cuando en
cuando se refería a su anciano y amable anfitrión y a las probabilidades
de su mejoría. A decir verdad, no tenía, desde el primer momento, gran fe
en ella, e Isabel se quedó admirada ante la manera positiva, competente y
analítica con que ella calibraba lo que le quedaba de vida.
|
"Sir Matthew Hope told me so as plainly
as was proper," she said; "standing there, near the fire, before dinner.
He makes himself very agreeable, the great doctor. I don′t mean his saying
that has anything to do with it. But he says such things with great tact.
I had told him I f elt ill at my ease, staying here at such a time; it
seemed to me so indiscreet --it wasn′t as if I could nurse. ′You must
remain, you must remain,′ he answered; ′your office will come later.′
Wasn′t that a very delicate way of saying both that poor Mr. Touchett
would go and that I might be of some use as a consoler? In fact, however,
I shall not be of the slightest use. Your aunt will console herself; she,
and she alone, knows just how much consolation she′ll require. It would be
a very delicate matter for another person to undertake to administer the
dose. With your cousin it will be different; he′ll miss his father
immensely. But I should never presume to condole with Mr. Ralph; we′re not
on those terms." Madame Merle had alluded more than once to some undefined
incongruity in her relations with Ralph Touchett; so Isabel took this
occasion of asking her if they were not good friends.
|
Una noche le anunció categóricamente: -Sir Matthew Hope me lo
ha dicho con toda la claridad que permite el decoro, ahí mismo, de pie
delante del fuego. Es un hombre muy agradable el tal doctor. No se refirió
claramente al asunto, pero sabe decir las cosas con un tacto exquisito.
Cuando le manifesté que yo me sentía incó 97moda por estar aquí en estos
instantes y que creía indiscreto seguir... porque tampoco soy capaz de
asistir al enfermo, me contestó: «Usted debe quedarse, no se vaya, que su
tarea comenzará después». Lo cual era, a mi modo de ver, una delicada
manera de decirme que el señor Touchett estaba camino del otro mundo y que
yo resultaría luego útil para dar consuelo a los demás. Cuando de hecho mi
utilidad va a ser nula. Su tía se consolará sola, y únicamente ella sabe
cuánto consuelo precisará. Sería tarea mucho más delicada para otra
persona ponerse a administrarle la dosis del consuelo. Con su primo de
usted la cuestión es del todo distinta; echará enormemente de menos a su
padre, pero no puedo pretender acompañarle en su dolor pues no estamos en
términos que a ello se presten. Madame Merle hab7ía aludido más de una vez
a cierta incongruencia en sus relaciones con Ralph Touchett. Isabel supo,
pues, aprovechar la ocasión para preguntar si eran buenos amigos, a lo
cual contestó su amiga:
|
"Perfectly, but he doesn′t like m e."
|
-Sí, lo somos, pero no le agrado.
|
"What have you done to him?"
|
-¿Qué le ha hecho usted?
|
"Nothing whatever. But one has no need of
a reason for that."
|
-Nada, pero para eso no hacen falta razones.
|
"For not liking you? I think one has need
of a very good reason."
|
-Para no quererla a usted, sí. Para eso creo que habrá que
tener alguna razón aceptable.
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"You′re very kind. Be sure you have one
ready for the day you begin."
|
-Es usted muy amable, pero asegúrese de tener una lista para
el día que usted empiece.
|
"Begin to dislike you? I shall never
begin."
|
-¿A no quererla? No pienso empezar nunca.
|
"I hope not; because if you do you′ll
never end. That′s the way with your cousin; he doesn′t get over it. It′s
an antipathy of nature --if I can call it that when it′s all on his side.
I′ve nothing whatever against him and don′t bear him the least little
grudge for not doing me justice. Justice is all I want. However, one feels
that he′s a gentleman and would never say anything underhand about one.
Cartes sur table," Madame Merle subjoined in a moment, "I′m not afraid of
him."
|
-Espero que no, porque el día que empiece ya no se detendrá.
Así ocurre con su primo. Es una incompatibilidad de caracteres... si pu
ede darse este nombre a algo completamente unilateral. Yo no tengo
absolutamente nada contra él ni le guardo rencor por ser injusto conmigo.
Todo lo que yo preciso es justicia y nada más que justicia. De todos
modos, está claro que es un perfecto caballero y jamás hablará mal de
nadie a sus espaldas. -Hizo una pausa y a renglón seguido añadió-: Cartes
sur table. No le tengo miedo.
|
"I hope not indeed," said Isa bel, who
added something about his being the kindest creature living. She
remembered, however, that on her first asking him about Madame Merle he
had answered her in a manner which this lady might have thought injurious
without being explicit. There was something between them, Isabel said to
herself, but she said nothing more than this. If it were something of
importance it should inspire respect; if it were not it was not worth her
curiosity. With all her love of knowledge she had a natural shrinking from
raising curtains and looking into unlighted corners. The love of knowledge
coexisted in her mind with the finest capacity for ignorance.
|
-Ya lo supongo -contestó Isabel que añadió algo referente a
que era el mejor hombre del mundo. Sin embargo, recordó que, cuando le
preguntó a él por madame . Merle, contestó de manera que la dama podría
haber considerado injuriosa sin ser explícita. Isabel pensó para sí que
entre los dos había sin duda algo, pero no pasó de ahí. Pensó que, si
fuera cosa de importancia, merecerí 92a todo respeto, y, si no lo era, no
valía la pena sentir curiosidad. A pesar de su afición al saber, sentía
una natural repulsión a levantar cortinas para escudriñar rincones
escondidos. En su espíritu coexistían en la armonía más perfecta el deseo
de conocimiento y la mejor disposición a la ignorancia.
|
But Madame Merle sometimes said things
that startled her, made her raise her clear eyebrows at the time and think
of the words afterwards. "I′d give a great deal to be your age again," she
broke out once with a bitterness which, though diluted in her customary
amplitude of ease, was imperfectly disguised by i t. "If I could only
begin again --if I could have my life before me!"
|
De vez en cuando madame Merle decía cosas que la
sobresaltaban, la hacían enarcar las claras cejas y después rumiar las
palabras oídas. -Yo daría cualquier cosa por volver a tener la edad de
usted -dijo una vez su compañera, con una amargura que, sí bien diluida en
su acostumbrada amplitud verbal, no quedaba del todo disipada. Y añadió-:
Si pudiera volver a empezar de nuevo... si pudiera tener toda la vida por
delante...
|
"Your life′s before you yet," Isabel
answered gently, for she was vaguely awe-struck.
|
Isabel, que había quedado un tant o anonadada por lo que
acababa de oír, contestó: -Usted tiene todavía la vida por delante.
|
"No; the best part′s gone, and gone for
nothing."
|
-No; la mejor parte ha pasado ya... y por nada.
|
"Surely not for nothing," said Isabel.
|
-Seguramente que no habrá sido por nada -dijo Isabel.
|
"Why not --what have I got? Neither
husband, nor child, nor fortune, nor position, nor the traces of a beauty
that I never had."
|
-¿Por qué no... qué es lo que me ha dado? Ni marido, ni hijos,
ni fortuna, ni posición, ni siquiera huellas de una belleza que no tuve
jamás.
|
"You have many friends, dear lady."
|
-Pero, mi querida señora, tiene usted numerosos amigos.
|
"I′m not so sure!" cried Madame Merle.
|
-Tampoco estoy segura de ello -exclamó madame Merle.
|
"Ah, you′re wrong. You have memories,
graces, talents --"
|
-Me parece que está usted en un gran error; tiene usted
recuerdos, encantos, aptitudes...
|
But Madame Merle interrupted her. "What
have my talents brought me? Nothing but the need of using them still, to
get through the hours, the years, to cheat myself with some pretence of
movement, of unconsciousness. As for my graces and memories the less said
about them the better. You′ll be my friend till you find a better use for
your friendship."
|
Madame Merle la interrumpió para decir: -¡Aptitudes! ¿Qué me
han proporcionado mis aptitudes? Apenas la necesidad de utilizarlas para
consumir mis horas, mis años, para engañarme a mí misma con falsos
movimientos, en la inconsciencia más completa. Y, por lo que hace a mis
encantos y recuerdos, cuanto menos se hable de ellos, mejor. Usted será
amiga mía hasta que encuentre alguien mejor en quien depositar su amistad.
|
"It will be for you to see that I don′t
then," said Isabel.
|
-De usted dependerá que así no sea -replicó Isabel.
|
"Yes; I would make an effort to keep
you." And her companion looked at her gravely. "When I say I should like
to be your age I mean with your qualities --frank, generous, sincere like
you. In that case I should have made something better of my life."
|
-Cierto. Y haré un esfuerzo por conservarla. -Hizo un alto y
luego prosiguió-: Cuando digo que quisiera tener la edad de usted, quiero
decir con sus cualidades... siendo franca, generosa y sincera como usted.
En tal caso, yo haría de mi vida algo mejor de lo que he hecho.
|
"What should you have liked to do that
you′ve not done?"
|
-¿Qué habría usted querido realizar que no haya realizado?
|
Madame Merle took a sheet of music --she
was seated at the piano and had abruptly wheeled about on the stool when
she first spoke --and mechanically turned the leaves. "I′m very
ambitious!" she at last replied.
|
Madame Merle tomó un cuaderno de música... Había estado
sentada al piano mientras hablaban y de pronto se volvió en el taburete y
empezó a pasar las hojas. Por último dijo: -Soy muy ambiciosa.
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"And your ambitions have not been
satisfied? They must have been great."
|
-Pues si no ha logrado satisfacer sus ambiciones, han debido
de ser extraordinariamente grandes.
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"They WERE great. I should make myself
ridiculous by talking of th em."
|
-Y lo fueron. Me pondría en ridículo si hablara de ellas.
|
Isabel wondered what they could have been
--whether Madame Merle had aspired to wear a crown. "I don′t know what
your idea of success may be, but you seem to me to have been successful.
To me indeed you′re a vivid image of success."
|
Isabel se preguntó cuáles habrían sido, si madame Merle habría
pretendido ceñirse una corona. -No sé cuál será su idea acerca del éxito
-dijo-, pero se me antoja que usted lo ha conseguido. Por lo menos, a mis
ojos es usted la viva imagen del éxito.
|
Madame Merle tossed away the music with a
smile. "What′s YOUR idea of success?"
|
Madame Merle dejó a un lado la partitura con una sonrisa
triste y preguntó: -¿Y la suya, cuál es su idea del éxito?
|
"You evidently think it must be a very
tame one. It′s to see some dream of one′s youth come true."
|
Evidentemente, piensa usted que debe de ser muy modesta. A mí
me parece que consiste en ver materializarse un sueño de la juventud.
|
"Ah," Madame Merle exclaimed, "that I′ve
never seen! But my dreams were so great --so preposterous. Heaven forgive
me, I′m dreaming now!" And she turned back to the piano and began grandly
to play. On the morrow she said to Isabel that her definition of success
had been very pretty, yet frightfully sad. Measured in that way, who had
ever succeeded? The dreams of one′s youth, why they were enchanting, they
were divine! Who had ever seen such things co me to pass?
|
-¡Ah! -exclamó madame Merle-, yo no he visto jamás semejante
cosa. Pero mis sueños eran tan extraordinarios... tan absurdos. Que el
ciclo me perdone, estoy soñando ahora. -Se volvió hacia el piano y se puso
a tocar arrebatadamente. A la mañana siguiente, le dijo a Isabel que su
definición del éxito era muy linda, pero espantosamente triste. Si se
medía por ese baremo, ¿quién habría verdaderamente triunfado? Los sueños
de la juventud eran encantadores y, por lo mismo, divinos. ¿Quién los
había visto realizarse?
|
"I myself --a few of them," Isabel
ventured to answer.
|
-Yo misma... algunos de ellos -Isabel se atrevió a decir.
|
"Already? They must have been dreams of
yesterday."
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-¿Tan pronto?... Sueños de ayer mismo, sin duda.
|
"I began to dream very young," Isabel
smiled.
|
-Empecé a soñar de muy niña -replicó Isabel sonriendo.
|
"Ah, if you mean the aspirations of your
childhood --that of having a pink sash and a doll that could close her
eyes."
|
-¡Ah! Si se refiere a las aspiraciones de su infancia...
cuando se sueña con un cinturón rojo y una muñeca que abre y cierra los
ojos...
|
"No, I don′t mean that."
|
-No me refiero a eso.
|
"Or a young man with a fine moustache
going down on his knees to you."
|
-O con un joven de lindo bigote arrastrándose a los pies de
una...
|
"No, nor that either," Isabel declared
with still more emphasis.
|
-No, tampoco es eso -contestó Isabel con aún mayor énfasis.
|
Madame Merle appeared to note this
eagerness. "I suspect that′s what you do mean. We′ve all had the young man
with the moustache. He′s the inevitable young man; he doesn′t count."
|
Madame Merle pareció darse cuenta de la vehemencia de su amiga
y dijo: -Sospecho que sí se refiere a eso. Todas hemos tenido nuestro
joven del lindo bigote, el inevitable joven; pero eso no cuenta.
|
Isabel was silent a little but then spoke
with extreme and characteristic inconsequence. "Why shouldn′t he count ?
There are young men and young men."
|
Isabel permaneció callada un instante y luego dijo con
especial inconsecuencia: -¿Por qué no ha de contar? Hay jóvenes y jóvenes.
|
"And yours was a paragon --is that what
you mean?" asked her friend with a laugh. "If you′ve had the identical
young man you dreamed of, then that was success, and I congratulate you
with all my heart. Only in that case why didn′t you fly with him to his
castle in the Apennines?"
|
-Y el suyo era una maravilla, ¿es eso lo que quiere decir?
-preguntó riendo de buena gana su amiga. Y prosiguió-: Si usted logró
tener al joven de sus sueños, eso fue un verdadero éxito y la felicito con
toda el alma. Pero en ese caso, ¿por qué no huyó con él a su castillo de
los Apeninos?
|
"He has no castle in the Apennines."
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-No tiene ningún castillo en los Apeninos.
|
"What has he? An ugly brick house in
Fortieth Street? Don′t tell me that; I refuse to recognise that as an
ideal."
|
-¿Qué tiene entonces... una sórdida casa de ladrillos en la
calle Cuarenta? Por favor, no me lo diga. Me niego en absoluto a aceptarlo
como ideal.
|
"I don′t care anything about his house,"
said Isabel.
|
-Su casa me tiene sin cuidado -dijo Isabel.
|
"That′s very crude of you. When you′ve
lived as long as I you′ll see that every human being has his shell and
that you must take the shell into account. By the shell I mean the whole
envelope of circumstances. There′s no such thing as an isolated man or
woman; we′re each of us made up of some cluster of appurtenances. What
shall w e call our ′self′? Where does it begin? where does it end? It
overflows into everything that belongs to us --and then it flows back
again. I know a large part of myself is in the clothes I choose to wear.
I′ve a great respect for THINGS! One′s self --for other people --is one′s
expression of one′s self; and one′s house, one′s furniture, one′s
garments, the books one reads, the company one keeps --these things are
all expressive."
|
-Eso es muy cruel por su parte. Cuando tenga usted mis años,
verá que todo ser h umano tiene su cascarón y que hay que tener en cuenta
tal cascarón. Al hablar del cascarón, me refiero al conjunto de las
circunstancias que lo envuelven. No existen el hombre ni la mujer
totalmente aislados, y cada uno de nosotros está constituido por un puñado
de pertenencias. ¿Qué constituye nuestro propio yo? ¿Dónde empieza y dónde
acaba? Parece desbordarse en todo lo que nos pertenece y luego volver a
retraerse. Yo sé que gran parte de mí misma está en los vestidos que me
gusta ponerme. Siento un gran respeto por las cosas. Para los demás, el
propio yo es cuanto una expresa; la propia casa, el mobiliario, la
decoración, los libros que lee y los amigos que tiene... todo esto expresa
la personalidad de una.
|
This was very metaphysical; not more so,
however, than several observations Madame Merle had already made. Isabel
was fond of metaphysics, but was unable to accompany her friend into this
bold analysis of the human personality. "I don′t agree with you. I think
just the other way. I don′t know whether I succeed in expressing myself,
but I know that nothing else expresses me. Nothing that belongs to me is
any measure of me; everything′s on the contrary a limit, a barrier, and a
perfectly arbitrary one. Certainly the clot hes which, as you say, I
choose to wear, don′t express me; and heaven forbid they should!"
|
Todo ello era harto metafísico, aunque no más que muchas de
las observaciones hechas por madame Mer le. A Isabel le gustaba mucho la
metafísica, pero no podía, a pesar de ello, lanzarse al intrincado
análisis de la personalidad humana, que tan fácil parecía ser para su
amiga. No estoy de acuerdo con usted -dijo-, pienso Precisamente todo lo
contrario. No sé si lograré expresarme bien a mí misma, pero creo que
ninguna otra cosa puede hacerlo. Nada de cuanto me pertenece da la medida
de mí misma, sino que todo constituye una limitación, una barrera, muchas
veces completamente arbitraria. Es indudable que los vestidos que me gusta
ponerme, como usted dice, ni me expresan ni quiera Dios que puedan llegar
a expresarme.
|
"You dress very well," Madame Merle
lightly interposed.
|
-Pues usted sabe vestirse muy bien -interpuso a la ligera
madame Merle.
|
"Possibly; but I don′t care to be judged
by that. My clothes may express the dressmaker, but they don′t express me.
To begin with it′s not my own choice that I wear them; they′re imposed
upon me by society."
|
-Es posible. Pero me resisto a que se me juzgue por eso. Mis
vestidos pueden, a lo sumo, expresar a la modista o al sastre, pero de
ninguna manera a mí. Por lo pronto, no soy yo quien los elige, sino la
sociedad que me impone que los lleve.
|
"Should you prefer to go without them?"
Madame Merle enquired in a tone which virtually terminated the discussion.
|
-¿Preferiría usted andar sin ellos? -preguntó madame Merle con
un tono que de hecho ponía punto final a la discusión.
|
I am bound to confess, though it may cast
some discredit on the sketch I have given of the youthful loyalty
practiced by our heroine toward this accomplished woman, that Isabel had
said nothing whatever to her about Lord Warburton and had been equally
reticent on the subject of Caspar Goodwood. She had not, however,
concealed the fact that she had had opportunities of marrying and had even
let her friend know of how advantageous a kind they had been. Lord
Warburton had left Lockleigh and was gone to Scotland, taking his sisters
with him; and though he had written to Ralph more than once to ask about
Mr. Touchett′s health the girl was not liable to the embarrassment of such
enquiries as, had he still been in the neighbourhood, he would probably
have felt bound to make in person. He had excellent ways, but she felt
sure that if he had come to Gardencourt he would have seen Madame Merle,
and that if he had seen her he would have liked her and betrayed to her
that he was in love with her young friend. It so happened that during this
lady′s previous visits to Gardencourt --each of them much shorter than the
present --he had either not been at Lockleigh or had not called at Mr.
Touchett′s. Therefore, though she knew him by name as the great man of
that county, she had no cause to suspect him as a suitor of Mrs.
Touchett′s freshly-imported niece.
|
Aunque pueda entrañar cierto descrédito para la descripción
que he hecho de la juvenil lealtad de nuestra heroína hacia aquella
distinguida dama, debo confesar que Isabel no le había dicho nada sobre
lord Warburton y se había mostrado igualmente callada en lo que a Caspar
Goodwood se refería. Sin embargo, no le había ocultado que había recibido
vanas propuestas matrimoniales ni pasó por alto el hecho de que algunas
eran muy ventajosas. Lord Warburton se había marchado de Lockleigh
dirigiéndose a Escocia con sus hermanas. De vez en cuando escribía a Ralph
int eresándose por la salud del anciano, de suerte que la joven se veía
libre del azaramiento consiguiente a las indagaciones que el lord habría
querido hacer personalmente si se hubiese hallado en las cercanías de la
mansión de los Touchett. Aunque el lord era hombre de procedimientos
exquisitos, Isabel estaba segura de que si él hubiera visitado
Gardencourt, habría trabado conocimiento con madame Merle, hubieran sin
duda simpatizado, y el aristócrata no habría tardado en comunicar a la
distinguida visitante el secreto de su amor por la joven. La casualidad
había hecho que durante las anteriores visitas de la dama a Gardencourt
(ambas fueron mucho más cortas que la actual) lord Warburton no estuviera
en Lockleigh o no fuera a visitar a sus amigos de Gardencourt. De modo
que, si bien madame Merle le conocía de oídas como la personalidad más
importante de toda la c omarca, no tenía motivos para sospechar que fuese
pretendiente de la recién importada sobrina del señor Touchett.
|
"You′ve plenty of time," she had said to
Isabel in return for the mutilated confidences which our young woman made
her and which didn′t pretend to be perfect, though we have seen that at
moments the girl had compunctions at having said so much. "I′m glad you′ve
done nothing yet --that you have it still to do. It′s a very good thing
for a girl to have refused a few good offers --so long of course as they
are not the best she′s likely to have. Pardon me if my tone seems horribly
corrupt; one must take the worldly view sometimes. Only don′t keep on
refusing for the sake of refusing. It′s a pleasant exercise of power; but
accepting′s after all an exercise of power as well. There′s always the
danger of refusing once too often. It was not the one I fell into --I
didn′t refuse often enough. You′re an exquisite creature, and I should
like to see you married to a prime minister. But speaking strictly, you
know, you′re not what is t echnically called a parti. You′re extremely
good-looking and extremely clever; in yourself you′re quite exceptional.
You appear to have the vaguest ideas about your earthly possessions; but
from what I can make out you′re not embarrassed with an income. I wish you
had a little money."
|
-Todavía tiene usted mucho tiempo por delante -solía decir a
Isabel en respuesta a las parciales confidencias que le hacía la joven y
que no eran completas a pesar de que a veces la muchacha sentía el temor
de haber dicho demasiado-. Me alegro mucho de que no haya hecho aún
nada... de que deje la cosa esperar. Es algo magnífico para una muchacha
el haber rechazado algunas propuestas... siempre y cuando no sean las
mejores que se le puedan hacer en su vida. Disculpe si mis palabras le
parecen corruptas, pero es que a veces hay que adoptar los puntos de vista
mundanos. Ahora bien, no se le ocurra seguir rechazando las proposiciones
de matrimonio sólo por darse el gusto de rechazarlas. Es un admirable
ejercicio de poder, pero después de todo tam bién el aceptar implica un
ejercicio de poder. Se corre siempre peligro de rechazar demasiado,
peligro que no es precisamente en el que yo incurrí... porque no rechacé
lo bastante. Usted es una muchacha deliciosa y me gustaría verla casada
con un primer ministro; pero, hablando en puridad, usted sabe muy bien que
no es lo que suele llamarse técnicamente un parti. Es usted
extraordinariamente agraciada e inteligente, sin duda una mujer
excepcional. Usted se me antoja una persona que no tiene si no una idea
muy vaga de sus bienes terrenales y, por lo que me parece haber deducido,
no posee una renta. Sin embargo, me gustaría que tuviese algún dinero.
|
"I wish I had!" said Isabel, simply,
apparently forgetting for the moment that her poverty had been a venial
fault for two gallant gentlemen.
|
-¡Qué más quisiera yo! -dijo Isabel, pareciendo haber olvidado
que la pobreza había representado tan sólo un pecado venial para dos
galantes pretendientes.
|
In spite of Sir Matthew Hope′s benevolent
recommendation Madame Merle did not remain to the end, as the issue of
poor Mr. Touchett′s malady had now come frankly to be designated. She was
under pledges to other people which had at last to be redeemed, and she
left Gardencourt with the understanding that she should in any event see
Mrs. Touchett there again, or else in town, before quitting England. Her
parting with Isabel was even more like the beginning of a friend ship than
their meeting had been. "I′m going to six places in succession, but I
shall see no one I like so well as you. They′ll all be old friends,
however; one doesn′t make new friends at my age. I′ve made a great
exception for you. You must remember that and must think as well of me as
possible. You must reward me by believing in me."
|
A pesar de la ben u233évola recomendación del doctor Hope,
madame Merle no pudo quedarse hasta el fin, ya que el desenlace de la
enfermedad del señor Touchett había sido predicho con claridad. Tenía
varios compromisos con otras personas, que le era imposible eludir, y
abandonó Gardencourt no sin antes convenir que de todos modos volvería a
ver a la señora Touchett, allí mismo o en la ciudad, antes de su partida
de Inglaterra. Su despedida de Isabel fue, todavía más que su encuentro,
el comienzo de una verdadera amistad. Madame Merle le dijo al despedirse:
-Voy a visitar seis casas distintas una detrás de otra, pero no veré en
ellas a ninguna persona que me guste tanto como usted. Todas ellas son,
sin embargo, antiguas amistades, pues a mi edad no suelen hacerse amigos
nuevos. Con usted he hecho una gran excepción. No lo olvide y piense de mí
lo mejor que le sea posible. De be recompensarme creyendo en mí.
|
By way of answer Isabel kissed her, and,
though some women kiss with facility, there are kisses and kisses, and
this embrace was satisfactory to Madame Merle. Our young lady, after this,
was much alone; she saw her aunt and cousin only at meals, and discovered
that of the hours during which Mrs. Touchett was invisible only a minor
portion was now devoted to nursing her husband. She spent the rest in her
own apartments, to which access was not allowed even to her niece,
apparently occupied there with mysterious and inscrutable exercises. At
table she was grave and silent; but her solemnity was no t an attitude
--Isabel could see it was a conviction. She wondered if her aunt repented
of having taken her own way so much; but there was no visible evidence of
this --no tears, no sighs, no exaggeration of a zeal always to its own
sense adequate. Mrs. Touchett seemed simply to feel the need of thinking
things over and summing them up; she had a little moral account-book
--with columns unerringly ruled and a sharp steel clasp --which she kept
with exemplary neatness. Uttered reflection had with her ever, at any
rate, a practical ring. "If I had foreseen this I′d not have proposed your
coming abroad now," she said to Isabel after Madame Merle had left the
house. "I′d have waited and sent for you next year."
|
En respuesta, Isabel le dio un beso y, aunque es sabido que
las mujeres besan con facilidad, no lo es menos que hay besos y besos, y
el de Isabel fue completamente grato a madame Merle. Después de marcharse
ésta, nuestra joven heroína se quedó verdaderamente sola, apenas sí veía a
su tía y a su primo a las horas de las comidas, y llegó a descubrir que,
de las horas en que la señora Touchett estaba invisible, sólo dedicaba una
pequeña parte de ellas a cuidar de su esposo. Se pasaba la tía la mayor
parte del tiempo recluida en sus habitaciones, ocupada, por lo visto, en
ejercicios misteriosos e inescrutables, puesto que a nadie le era
permitida la entrada, ni siquiera a su misma sobrina. En la mesa se
mantenía siempre solemne y grave, si bien Isabel comprobó que esa gravedad
no era en absoluto afectada sino una verdadera convicción. Se preguntaba
si su tía estaría arrepentida de haber obrado antes a su propio antojo,
pero no había indicio alguno de ello... ni lágrimas, ni suspiros, ni
exceso de un celo siempre apropiado. La señora Touchett parecía
experimentar la irresistible necesidad de pensar en las cosas para luego
resumirlas. Tenía un «libro moral» de contabilidad... -con columnas
inflexiblemente dispuestas y un fuerte cierre de acero...- libro que
llevaba con infalible exactitud. De cualquier modo, en ella la reflexión
formulada tenía siempre resonancias prácticas. Así, dijo a su sobrina una
vez que madame Merle se hubo ido: -Si yo hubiese sabido esto, no te habría
propuesto que vinieras ahora conmigo a Europa; habría esperado y te
hubiera hecho venir el año próximo.
|
"So that perhaps I should never have
known my uncle? It′s a great happiness to me to have come now."
|
-Sí, pero entonces no habría tenido la suerte de conocer a mi
tío. Para mí ha sido una verdadera dicha haber venido ahora.
|
"That′s very well. But it was not that
you might know your uncle that I brough t you to Europe." A perfectly
veracious speech; but, as Isabel thought, not as perfectly timed. She had
leisure to think of this and other matters. She took a solitary walk every
day and spent vague hours in turning over books in the library. Among the
subjects that engaged her attention were the adventures of her friend Miss
Stackpole, with whom she was in regular correspondence. Isabel liked her
friend′s private epistolary style better than her public; that is she felt
her public letters would have been excellent if they had not been printed.
Henrietta′s career, however, was not so successful, as might have been
wished even in the interest of her private felicity; that view of the
inner life of Great Britain which she was so eager to take appeared to
dance before her like an ignis fatuus. The invitation from Lady Pensil,
for mysterious reasons, had never arrived; and poor Mr. Bantling himself,
with all his friendly ingenuity, had been unable to explain so grave a de
reliction on the part of a missive that had obviously been sent. He had
evidently taken Henrietta′s affairs much to heart, and believed that he
owed her a set-off to this illusory visit to Bedfordshire. "He says he
should think I would go to the Continent," Henrietta wrote; "and as he
thinks of going there himself I suppose his advice is sincere. He wants to
know why I don′t take a view of French life; and it′s a fact that I want
very much to see the new Republic. Mr. Bantling doesn′t care much about
the Republic, but he thinks of going over to Paris anyway. I must say he′s
quite as attentive as I could wish, and at least I shall have seen one
polite Englishman. I keep telling Mr. Bantling that he ought to have been
an American, and you should see how that pleases him. Whenever I say so he
always breaks out with the same exclamation --′Ah, but really, come now!′"
A few days later she wrote that she had decided to go to Paris at the end
of the week and that Mr. Bantli ng had promised to see her off --perhaps
even would go as far as Dover with her. She would wait in Paris till
Isabel should arrive, Henrietta added; speaking quite as if Isabel were to
start on her continental journey alone and making no allusion to Mrs.
Touchett. Bearing in mind his interest in their late companion, our
heroine communicated several passages from this correspondence to Ralph,
who followed with an emotion akin to suspense the career of the
representative of the _Interviewer_.
|
-Eso está muy bien. Pero yo no te traje a Europa para que
conocieses a tu tío. Era una verdad irrefutable, pero fuera de lugar, a
juicio de Isabel. Ésta tenía ahora tiempo sobrado para pensar en este y en
otros asuntos. Se dedicó a dar un paseo sola todos los días y a pasarse
las horas muertas en la biblioteca revolviendo y hojeando libros. Uno de
los temas que la mantenían ocupada era las aventuras de su amiga la
señorita Stackpole, con la que estaba en constante correspondencia. A
Isabel le gustaba más el estilo epistolar que el periodístico de su amiga,
hasta el extremo de creer que sus crónicas habrían sido admirables si no
las hubieran publicado. Henrietta estaba muy lejos de obtener en su
carrera un u233éxito tan notable como sería de desear, pensando en su
felicidad personal. Aquella visión de la vida inglesa que tanto ansiaba
ella reproducir en sus crónicas parecía estar danzando ante sus ojos como
un fuego fatuo. Debido a camas misteriosas, la invitación de lady Pensil
no llegó nunca a sus manos; y el consternado señor Bantling, con toda su
amistosa inventiva, no fue capaz de explicar aquella desatención tan grave
hacia una carta que él había enviado. No cabía duda de que estaba tomando
muy a pecho las cosas de Henrietta y pensaba que le debía una compensación
por su desengaño respecto a lo de Bedfordshire. Henrietta escribió en una
de sus cartas a Isabel: «El señor Bantling dice que cree que debo ir al
continente, y como él piensa ir pronto allá, pienso que me aconseja
sinceramente. Quiere saber por qué e no me decido a estudiar la vida
francesa, y lo cierto es que tengo un vivo deseo de conocer la nueva
República. Al señor Bantling no le interesa demasiado eso de la República,
pero de todos modos piensa ir a París. Debo confesar que conmigo es todo
lo atento que se puede ser, y luego podré, por lo menos, decir que he
tratado a un inglés verdaderamente bien educado. De vez en cuando digo al
señor Bantling que debería haber sido americano, y no puedes imaginarte
cuánto le gusta esta idea. Cada vez que se lo digo prorrumpe en la misma
exclamación: "¡Vamos, qué cosas tiene!"». Pocos días después, Henrietta
escribió diciendo que había por fin decidido ir a París a fines de la
semana siguiente y que el señor Bantling le había prometido despedirla...
acompañándola quizás hasta Dover p ara embarcarla. Añadía que esperaría en
París hasta que Isabel llegara, y lo decía como si creyese que Isabel
fuera a emprender sola la excursión por el continente y sin hacer alusión
alguna a la señora Touchett. Isabel, pensando en el interés que Ralph
sentía por su compañera, le leyó algunos párrafos de la carta ya que éste
seguía con una emoción casi anhelante la carrera de la corresponsal del
Interviewer.
|
"It seems to me she′s doing very well,"
he said, "going over to Paris with an ex-Lancer! If she wants something to
write about she has only to describe that episode."
|
-Me parece que hace muy bien yendo a París con un ex lancero
-comentó Ralph-. Si quiere algo interesante para describir, con este
episodio ya tiene suficiente.
|
"It′s not conventional, certainly,"
Isabel answered; "but if you mean that --as far as Henrietta is concerned
--it′s not perfectly innocent, you′re very much mistaken. You′ll never
understand Henrietta."
|
-Acaso no sea una cosa convencional -contestó Isabel-, pero si
quieres dar a entender que, por lo que respecta a Henrietta, no es algo
inocente, te equivocas de medio a medio. Tú no llegará′87s nunca a
comprender a Henrietta.
|
"Pardon me , I understand her perfectly.
I didn′t at all at first, but now I′ve the point of view. I′m afraid,
however, that Bantling hasn′t; he may have some surprises. Oh, I
understand Henrietta as well as if I had made her!"
|
-Perdona, pero la conozco perfectamente. Al principio no
llegué a comprenderla, pero ahora ya sé a qué atenerme. De todos modos,
temo que Bantling no comparta mi manera de pensar; puede prepararle alguna
sorpresa. Te aseguro que comprendo a Henrietta tan bien como si la hubiese
hecho con mis propias manos.
|
Isabel was by no means sure of this, but
she abstained from expressing further doubt, for she was disposed in these
days to extend a great charity to her cousin. One afternoon less than a
week after Madame Merle′s departure she was seated in the library with a
volume to which her attention was not fastened. She had placed herself in
a deep window-bench, from which she looked out into the dull, damp park;
and as the library stood at right angles to the entrance-front of the
house she could see the doctor′s brougham, which had been waiting for the
last two hours before the door. She was struck with his remaining so long,
but at last she saw him appear in the portico, stand a moment slowly
drawing on his gloves and l ooking at the knees of his horse, and then get
into the vehicle and roll away. Isabel kept her place for half an hour;
there was a great stillness in the house. It was so great that when she at
last heard a soft, slow step on the deep carpet of the room she was almost
startled by the sound. She turned quickly away from the window and saw
Ralph Touchett standing there with his hands still in his pockets, but
with a face absolutely void of its usual latent smile. She got up and her
movement and glance were a question.
|
No estaba Isabel muy segura de ello, pero no lo dejó
traslucir, pues estaba dispuesta por entonces a tratar a su primo con la
mayor comprensión. Una tarde, a la semana de la partida de madame Merle,
Isabel estaba instalada en la biblioteca sosteniendo un libro en cuya
lectura no fijaba la menor atención. Se había sentado junto al alféizar de
uno de los amplios ventanales, desde el cual se veía el parque, triste y
húmedo. Y, como la biblioteca estaba en ángulo recto con la entrada de la
c asa, Isabel podía ver desde su sitio la berlina del doctor, que llevaba
dos horas esperando ante la puerta. A Isabel le llamó la atención que
estuviera tanto tiempo en la casa, pero al fin le vio aparecer en el
pórtico, permanecer allí un momento mientras se ponía los guantes, mirar
las patas de su caballo y, por último, subir al coche, que se puso en
movimiento. Isabel siguió en su sitio durante una media hora. En la casa
reinaba un gran silencio, tan profundo que al oír ella unos pasos lentos y
suaves sobre la mullida alfombra de la biblioteca casi se sobresaltó. Al
volverse vio ante sí a Ralph que, con las manos en los bolsillos, como
siempre, no mostraba en el rostro su sonrisa habitual. Isabel se levantó,
y en su ademán y en su mirada palpitaba una angustiosa pregunta.
|
"It′s all over," said Ralph.
|
-Todo se acabó -dijo Ralph con sencillez. par
|
"Do you mean that my uncle --?" And
Isabel stopped.
|
-Cómo, ¿quieres decir que mi tío...? -Isabel se detuvo.
|
"My dear father died an hour ago."
|
-Hace una hora que mi padre ha muerto.
|
"Ah, my poor Ralph!" she gently wailed,
putting out her two hands to him.
|
Ella suspiró, realmente apenada, le tendió ambas manos y
exclamó: -¡Ah, mi pobre Ralph!
|
CHAPTER 20 |
20
Some fortnight after this Madame Merle
drove up in a hansom cab to the house in Winchester Square. As she
descended from her vehicle she observed, suspended between the dining-room
windows, a large, neat, wooden tablet, on whose fresh black ground were
inscribed in white paint the words --"This noble freehold mansion to be
sold"; with the name of the agent to whom application should be made.
"They certainly lose no time," said the visitor as, after sounding the big
brass knocker, she waited to be admitted; "it′s a practical country!" And
within the house, as she ascended to the drawing-room, she perceived
numerous signs of abdication; pictures removed from the walls and placed
upon sofas, windows undraped and floors laid bare. Mrs. Touchett presently
received her and intimated in a few words that condolences might be taken
for granted.
|
Un par de semanas después de tal suceso madame Merle llegó en
un coche de alquiler a la casa de la plaza Winchester. Al bajar de él, lo
primero que vieron sus ojos fue una ancha y pulida tabla de madera,
suspendida ent re las ventanas del comedor, y sobre cuyo negro fondo
campeaban pintadas en blanco estas palabras: «Casa señorial en venta» y,
debajo, la dirección del agente. «No pierden el tiempo, por lo visto», se
dijo a sí misma la visitante al empuñar el llamador de bronce, añadiendo
mientras esperaba que acudiesen a abrir: «Es gente práctica». Una vez
dentro de la casa, subió al salón, en el que advirtió no pocas señales de
abandono: los cuadros descolgados de las paredes descansando sobre los
sofás, las ventanas desguarnecidas, los pisos desnudos de alfombras. La
señora Touchett la recibió y, antes de que hablase, dijo que daba el
pésame por recibido.
|
"I know what you′re going to say --he was
a very good man. But I know it better than any one, because I gave him
more chance to show it. In that I think I was a good wife." Mrs. Touchett
added that at the end her husband apparently recognised this fact. "He has
treated me most liberally," she said; "I won′t say more liberally than I
expected, because I didn′t expect. You know that as a general thing I
don′t expect. But he chose, I presume, to recognise the fact that though I
lived much abroad and mingled --you may say freely --in foreign life, I
never exhibited the smallest preference for any one else."
|
-Sé perfectamente lo que va usted a decirme... que era un
hombre verdaderamente bueno. Eso lo sé yo mejor que nadie porque fui qu
ien le dio más oportunidades de demostrarlo, por lo cual creo que fui para
él una buena esposa. -Y añadió que, al final, él pareció reconocerlo así-.
Me ha tratado con gran generosidad. No diré que con más de la que me
esperaba, puesto que no esperaba ninguna. Ya sabe usted que, por regla
general, yo espero poco o nada. Pero, por lo visto, tuvo a bien reconocer
el hecho de que, si bien yo vivía casi siempre en el extranjero y me
integraba, libremente, si usted quiere, en esa vida foránea, jamás mostré
la menor preferencia por ninguna otra persona.
|
"For any one but yourself," Madame Merle
mentally observed; but the reflexion was perfectly inaudible.
|
«Por ninguna otra, excepto por usted misma», contestó
mentalmente madame Merle; pero, como lo hizo mentalmente, nadie lo oyó.
|
"I never sacrificed my husband to
another," Mrs. Touchett continued with her stout curtness.
|
La señora Touchett prosiguió su discurso con aquella manera
tajante de hablar: -Nunca sacrifi qué mi marido a ningún otro.
|
"Oh no," thought Madame Merle; "you never
did anything for another! "
|
Y madame Merle volvió a pensar otra vez para sí: «Conformes;
usted no ha hecho jamás nada por nadie».
|
There was a certain cynicism in these
mute comments which demands an explanation; the more so as they are not in
accord either with the view --somewhat superficial perhaps --that we have
hitherto enjoyed of Madame Merle′s character or with the literal facts of
Mrs. Touchett′s history; the more so, too, as Madame Merle had a
well-founded conviction that her friend′s last remark was not in the least
to be construed as a side-thrust at herself. The truth is that the moment
she had crossed the threshold she received an impression that Mr.
Touchett′s death had had subtle consequences and that these consequences
had been profitable to a little circle of persons among whom she was not
numbered. Of course it was an event which would naturally have
consequences; her imagination had more than once rested upon this fact
during her stay at Gardencourt. But it had been one thing to foresee such
a matter mentally and another to stand among its massiv e records. The
idea of a distribution of property --she would almost have said of spoils
--just now pressed upon her senses and irritated her with a sense of
exclusion. I am far from wishing to picture her as one of the hungry
mouths or envious hearts of the general herd, but we have already learned
of her having desires that had never been satisfied. If she had been
questioned, she would of course have admitted --with a fine proud smile
--that she had not the faintest claim to a share in Mr. Touchett′s relics.
"There was never anything in the world between us," she would have said.
"There was never that, poor man!" --with a fillip of her thumb and her
third finger. I hasten to add, moreover, that if she couldn′t at the
present moment keep from quite perversely yearning she was careful not to
betray herself. She had after all as much sympathy for Mrs. Touchett′s
gain as for her losses.
|
En tales mudos comentarios había indudablemente un tanto de
cinismo que requiere una explicación. Sobre todo, porque no parecen estar
de acuerdo con la imagen -acaso algo superficial- que nos hemos formado
del carácter de madame Merle, ni con los hechos reales de la vida de la
señora Touchett; y, más todavía, porque madame Merle tenía el firme
convencimiento de que la última observación de su amiga no podía
interpretarse como una estocada dirigida contra ella. Lo cierto es que, en
cuanto hubo traspasado el umbral, tuvo la impresión de que la muerte del
señor Touchett había acarreado sutiles consecuencias, algunas de las cua
les habían sido provechosas para un reducido círculo de personas, entre
las que no estaba ella incluida. Desde luego, era un acontecimiento que no
podía por menos de llevar aparejadas consecuencias, y su imaginación no
había dejado de ponderarlas durante su reciente estancia en Gardencourt.
Pero una cosa era barruntar los hechos mentalmente y otra bien distinta
hallarse ante sus corpóreas, macizas realidades. La idea del reparto de
los bienes casi diría ella de los despojos- le embotó de repente el juicio
y la irritó al hacerla sentir su exclusión. Nada más lejos de mi propósito
que el describirla como una de esas bocas hambrientas o esos corazones
envidiosos del común de los mortales, pero ya hemos visto que ella había
acariciado anhelos que no vio jamás realizados. Si se le hubiese
preguntado, habría desde luego admitido -con su más d istinguida y
orgullosa sonrisa-, que ella no tenía el menor derecho a participar en el
reparto de los bienes del señor Touchett, y habría dicho: Debo añadir que,
si en aquel momento no podía evitar sentir una codicia perversa, tuvo buen
cuidado de no dejarlo traslucir. Al fin y al cabo, se alegraba tanto por
las ganancias de la señora Touchett como por sus pérdidas.
|
"He has left me this house," the
newly-made widow said; " but of course I shall not live in it; I′ve a much
better one in Florence. The will was opened only three days since, but
I′ve already offered the house for sale. I′ve also a share in the bank;
but I don′t yet understand if I′m obliged to leave it there. If not I
shall certainly take it out. Ralph, of course, has Gardencourt; but I′m
not sure that he′ll have means to keep up the place. He′s naturally left
very well off, but his father has given away an immense deal of money;
there are bequests to a string of third cousins in Vermont. Ralph,
however, is very fond of Gardencourt and would be quite capable of living
there --in summer --with a maid-of-all-work and a gardener′s boy. There′s
one remarkable clause in my husband′s will," Mrs. Touchett added. "He has
left my niece a fortune."
|
-Me ha dejado esta casa -dijo la reciente viuda-; desde luego,
no voy a vivir en ella, tengo en Florencia una mucho mejor. Sólo hace tres
días que se abrió el testamento, pero ya habíamos puesto el anuncio de la
venta. Tengo también una participación en el banco, pero no sé si con la
obligación de dejarla allí. Si no es así, seguro que la retiraré. Desde
luego, a Ralph le ha dejado Gardencourt, pero no creo que él cuente con
medios para poder conservar la posesión. Ha quedado muy bien, ni qué decir
tiene, pero su padre ha repartido una enorme cantidad de dinero; hay
legados hasta para ciertos primos en tercer grado del estado de Vermont. A
Ralph le encanta Gardencourt y se las arreglará para vivir allí los meses
de verano con una criada para todo y un ayudante de jardinero. -Y la
señora Touchett añadió-: La única cláusula verdaderamente notable del
testamento de mi marido es que le ha dejado una fortuna a mi sobrina.
|
"A fortune!" Madame Merle softly
repeated.
|
-Una fortuna -repitió quedamente madame Merle.
|
"Isabel steps into something like seventy
thousand pounds."
|
-Parece ser que Isabel va a percibir unas sesenta mil libras.
|
Madame Merle′s hands were clasped in
her lap; at this she raised them, still clasped, and held them a moment
against her bosom while her eyes, a little dilated, fixed themselves on
those of her friend. "Ah," she cried, "the clever creature!"
|
Madame Merle tenía las manos cruzadas en el regazo; al oír
aquello las levantó y sin descruzarlas se oprimió el pecho, con los ojos
un tanto dilatados y fijos en los de su a miga. -¡Ah! -exclamó-, ¡Qué
criatura tan inteligente!
|
Mrs. Touchett gave her a quick look.
"What do you mean by that?"
|
}"> La señora Touchett le dirigió una rápida ojeada.
-¿Qué quiere decir con esas palabras?
|
For an instant Madame Merle′s colour rose
and she dropped her eyes. "It certainly is clever to achieve such results
--without an effort!"
|
Madame Merle se ruborizó súbitamente y bajó los ojos,
respondiendo: -No hay duda de que es preciso ser inteligente para lograr
semejante triunfo... sin ningún esfuerzo.
|
"There assuredly was no effort. Don′t
call it an achievement."
|
-Ah, de eso, de que no hubo esfuerzo no cabe la menor duda. No
lo llame, pues, triunfo.
|
Madame Merle was seldom guilty of the
awkwardness of retracting what she had said; her wisdom was shown rather
in maintaining it and placing it in a favourable light. "My dear friend,
Isabel would certainly not have had seventy thousand pounds left her if
she had not been the most charming girl in the world. Her charm includes
great cleverness."
|
Rara vez incurría madame Merle en la torpeza de retractarse de
sus afirmaciones. Por lo general tenía el acierto de mantenerlas y
presentarlas en su aspecto más favorable. Así supo decir: -Mi querida
amiga, es indudable que Isabel no habría recibido una herencia de sesenta
mil libras si no hubiese si do la muchacha más encantadora del mundo; y
entre sus principales encantos se encuentra el de su gran inteligencia.
|
"She never dreamed, I′m sure, of my
husband′s doing anything for her; and I never dreamed of it either, for he
never spoke to me of his intention," Mrs. Touchett said. "She had no claim
upon him whatever; it was no great recommendation to him that she was my
niece. Whatever she achieved she achieved unconsciously."
|
-Estoy segura de que nunca soñó en que mi marido fuera a hacer
nada por ella, ni yo me imaginé tal cosa, porque él nunca me dijo que
tuviera esa intención. Ella no tenía ningún derecho legal a la fortuna de
mi marido, y el ser sobrina mía no podía constituir una gran
recomendación. Si ha logrado algo, ha sido inconscientemente.
|
"Ah," rejoined Madame Merle, "those are
the greatest strokes!"
|
-¡Ah, ésos son los grandes golpes! exclamó madame Merle.
|
Mrs. Touchett reserved her opinion. "The
girl′s fortunate; I don′t deny that. But for the present she′s simply
stupefied."
|
-Ciertamente, la muchacha ha tenido una suerte extraordinaria
-dijo la señora Touchett reservándose su opinión-, no lo niego. Por el
momento se ha quedado estupefacta.
|
"Do you mean that she doesn′t know what
to do with the money?"
|
-¿Quiere decir que no sabe qué hacer con el dinero?
|
"That, I think, she has hardly
considered. She doesn′t know what to think about the matter at all. It has
been as if a big gun were suddenly fired off behind her; she′s feeling
herself to see if she be hurt. It′s but three days since she received a
visit from the principal exec utor, who came in person, very gallantly, to
notify her. He told me afterwards that when he had made his little speech
she suddenly burst into tears. The money′s to remain in the affairs of the
bank, and she′s to draw the interest."
|
-Me imagino que apenas ha meditado en tal cosa. No sabe qué
pensar de todo ello. Es como si, de golpe, hubiesen disparado una escopeta
a su espalda; está palpándose para ver si no está herida. Hace tres días
recibió la visita del principal de los albaceas, que vino galantemente en
persona para notificárselo él mismo. Luego él me contó que, cuando Isabel
hubo escuchado su pequeña disertación, se echó a llorar. El dinero ha de
quedarse en el banco y ella percibirá los intereses.
|
Madame Merle shook her head with a wise
and now quite benignant smile. "How very delicious! After she has done
that two or three times she′ll get used to it." Then after a silence,
"What does your son think of it?" she abruptly asked.
|
Madame Merle movió la cabeza con sensata y ahora benigna
sonrisa, diciendo: -¡Verdaderamente delicioso! En cuanto lo haga un par de
veces acabará por acostumbrarse. -Después de un silencio, preguntó
bruscamente-: ¿Qué dice de todo eso su hijo Ralph?
|
"He left England before the will was read
--used up by his fatigue and anxiety and hurrying off to the south. He′s
on his way to the Riviera and I′ve not yet heard from him. But it′s not
likely he′ll ever object to anything done by his father."
|
-Se marchó de Inglaterra antes de que se abriera el
testamento. Estaba el pobre agotado por la fatiga y la ansiedad y se dio
prisa en irse al sur. Fue a la Riviera y todavía no sé nada de él. Pero no
es probable que se oponga a la última voluntad de su padre.
|
"Didn′t you say his own share had been
cut down?"
|
-¿No ha dicho usted antes que la parte de su hijo había
quedado disminuida?
|
"Only at his wish. I know that he urged
his father to do something for the people in America. He′s not in the
least addicted to looking after number one."
|
-Por su propio deseo. Me consta que pidió a su padre que
hiciera algo por sus lejanos parientes de América. No es hombre que se
preocupe de la persona número uno.
|
"It depends upon whom he regards as
number one!" said Madame Merle. And she remained thoughtful a moment, her
eyes bent on the floor. "Am I not to see your happy niece?" she asked at
last as she raised them.
|
-Eso depende de a quién considere el número uno -dijo madame
Merle, que clavó los ojos en el suelo durante un rato. Por último, al
levantarlos, preguntó-: ¿No podría ver a su afortunada sobrina?
|
"You may see her; but you′ll not be
struck with her being happy. She has looked as solemn, these three days,
as a Cimabue Madonna!" And Mrs. Touchett rang for a servant.
|
-¡ No faltaba más! Puede verla, pero no crea que va a verla
muy contenta. Estos tres últimos días ha estado tan solemne ,que parecía
una Dolorosa -dijo la señora Touchett, y tiró del cordón llamando a un
criado.
|
Isabel came in shortly after the footman
had been sent to call her; and Madame Merle thought, as she appeared, that
Mrs. Touchett′s comparison had its force. The girl was pale and grave --an
effect not mitigated by her deeper mourning; but the smile of her
brightest moments came into her face as she saw Madame Merle, who went
forward, laid her hand on our heroine′s shoulder and, after looking at her
a moment, kissed her as if she were returning the kiss she had recei ved
from her at Gardencourt. This was the only allusion the visitor, in her
great good taste, made for the present to her young friend′s inheritance.
|
Isabel llegó pocos instantes después de que fueran a buscarla.
Al verla, se percató madame Merle de que la comparación de la señora
Touchett no carecía de fuerza ni de originalidad. La joven estaba pálida y
seria, y su vestido de riguroso luto no contribuía a disminuir ese efecto
tristón. Pero su rostro quedó iluminado por su mas brillante y graciosa
sonrisa en cuanto vio a madame Merle, la cual se adelantó hacia ella, puso
la mano en el hombro de nuestra heroína y, después de contemplarla un
instante, la besó como si aquel beso fuera devolución del que Isabel le
diera al marcharse ella de Gardencourt. Y ésa fue la única alusión que el
buen gusto de la visitante hizo por el momento a la herencia de su joven
amiga.
|
Mrs. Touchett had no purpose of awaiting
in London the sale of her house. After selecting from among its furniture
the objects she wished to transport to her other abode, she left the rest
of its contents to be disposed of by the auctioneer and took her departure
for the Continent. She was of course accompanied on this journey by her
niece, who now had plenty of leisure to measure and weigh and otherwise
handle the windfall on which Madame Merle had covertly congratulated her.
Isabel thought very often of the fact of her accession of means, looking
at it in a dozen different lights; but we shall not now attempt to follow
her train of thought or to explain exactly why her new consciousness was
at first oppressive. This failure to rise to immediate joy was indeed but
brief; the girl pre sently made up her mind that to be rich was a virtue
because it was to be able to DO, and that to do could only be sweet. It
was the graceful contrary of the stupid side of weakness --especially the
feminine variety. To be weak was, for a delicate young person, rather
graceful, but, after all, as Isabel said to herself, there was a larger
grace than that. Just now, it is true, there was not much to do --once she
had sent off a cheque to Lily, and another to poor Edith; but she was
thankful for the quiet months which her mourning robes and her aunt′s
fresh widowhood compelled them to spend together. The acquisition of power
made her serious; she scrutinised her power with a kind of tender
ferocity, but was not eager to exercise it. She began to do so during a
stay of some weeks which she eventually made with her aunt in Paris,
though in ways that will inevitably present themselves as trivial. They
were the ways most naturally imposed in a city in which the shops are t he
admiration of the world, and that were prescribed unreservedly by the
guidance of Mrs. Touchett, who took a rigidly practical view of the
transformation of her niece from a poor girl to a rich one. "Now that
you′re a young woman of fortune you must know how to play the part --I
mean to play it well," she said to Isabel once for all; and she added that
the girl′s first duty was to have everything handsome. "You don′t know how
to take care of your things, but you must learn," she went on; this was
Isabel′s second duty. Isabel submitted, but for the present her
imagination was not kindled; she longed for opportunities, but these were
not the opportunities she meant.
|
La señora Touchett no tenía intención de esperar en Londres
hasta la conclusión de la venta de la casa. Después de haber escogido
entre el mobiliario los objetos que más le interesaba transportar a su
otra vivienda, dejó el resto para que fuera vendido en pública subasta y
marchó al continente. La acompañó, desde luego, su sobrina, que ahora
disfrutaba del ocio suficiente para medir, sopesar e incluso disponer de
la ganga de cuya posesión la había en secreto felicitado madame Merle.
Isabel había reflexionado ya más de una docena de veces acerca de su
entrada en posesión de aquellos abundantes recursos, considerándolos desde
distintos puntos de vista; pero no trataremos ahora de desentrañar el
dédalo de sus pensamientos ni de explicar por qué en los primeros
instantes su estado de ánimo era más bien de decaimiento. Sin embargo, tal
falta de capacidad para experimentar una inmediata alegría fue, en verdad,
breve. La muchacha acabó por hacerse a la idea de que el ser rica era una
virtud, porque representaba ser capaz de actuar, y eso debía de ser cosa
sumamente agradable. Era precisamente el aspecto contrario de la estúpida
debilidad... sobre todo de índole femenina. Si bien se miraba, el ser
débil era hasta cierto punto una gracia en una joven delicada, pero, en
definitiva, como la propia Isabel se decía a sí misma, existía una gracia
muy superior a aquélla. Por el momento, no tenía gran cosa que hacer
después de haber enviado dos cheques, uno a Lily y otro a la pobre Edith;
pero agradecía los varios meses de tranquilidad a que por ahora habían de
condenarla sus vestidos de luto y la reciente viudedad de su tía. La
conciencia de tener poder la tornó seria. Analizó ese poder con una
especie de cariñosa ferocidad, pero no sintió ansiedad por ejercitarlo.
Empezó a hacerlo durante la estadía de varios meses que hubo de pasar con
su tía en París, si bien lo hizo por procedimientos que podrían
considerarse triviales. Semejantes procedimientos eran los que
naturalmente habían de adoptarse en una ciudad como París, cuyas tiendas
son la admiración del mundo y cuya frecuentación le aconsejaba sin reserva
la señora Touchett, que se impuso la femenina y práctica tarea de
transformar a su sobrina de muchacha pobre en muchacha rica. Así le dijo
de una vez por todas: -Ahora que eres una joven con fortuna, debes saber
cómo desempeñar tu papel... es decir, desempeñarlo bien. La primera
obligación de una muchacha rica es que todo lo suyo sea hermoso. Tú no
sabes todavía cómo cuidar de tus cosas, y tienes que aprenderlo. Ésta es
tu segunda obligación. Isabel admitió cuanto su tía le dijo, pero, en
aquel entonces, su imaginación no se sentía aún enardecida. Estaba, en
verdad, aguardando unas oportunidades que no eran precisamente de la
índole de las indicadas por su tía.
|
Mrs. Touchett rarely changed her plans,
and, having intended before her husband′s death to spend a part of the
winter in Paris, saw no reason to deprive herself --still less to deprive
her companion --of this advantage. Though t hey would live in great
retirement she might still present her niece, informally, to the little
circle of her fellow countrymen dwelling upon the skirts of the Champs
Elysees. With many of these amiable colonists Mrs. Touchett was intimate;
she shared their expatriation, their convictions, their pastimes, their
ennui. Isabel saw them arrive with a good deal of assiduity at her aunt′s
hotel, and pronounced on them with a trenchancy doubtless to be accounted
for by the temporary exaltation of her sense of human duty. She made up
her mind that their lives were, though luxurious, inane, and incurred some
disfavour by expressing this view on bright Sunday afternoons, when the
American absentees were engaged in calling on each other. Though her
listeners passed for people kept exemplarily genial by their cooks and
dressmakers, two or three of them thought her cleverness, which was
generally admitted, inferior to that of the new theatrical pieces. "You
all live here this way, but what does it lead to?" she was pleased to ask.
"It doesn′t seem to lead to anything, and I should think you′d get very
tired of it."
|
Era muy raro que la señora Touchett alterase sus planes y,
como antes de la muerte de su esposo se había propuesto pasar gran parte
del invierno en París, no veía razón para privarse -y menos aún para
privar a su sobrina- de las ventajas que eso comportaba. Aunque iban a
llevar una vida reti rada, podía permitirse el presentar sin ceremonia su
sobrina a un reducido círculo de compatriotas que habitaban en los
alrededores de los Campos Elíseos. La señora Touchett era íntima de
algunos de ellos y compartía su expatriación, sus pasatiempos, sus ideas,
incluso su aburrimiento. Isabel vio llegar asiduamente aquellas amistades
de su tía a la mansión en la que se alojaban y no tardó en juzgarlas de
una manera tajante que, sin duda, podría explicarse por su exaltado y
temporal concepto del deber humano. Estaba convencida de que la vida de
aquellas gentes, por regalada que fuese, resultaba del todo inane, y acabó
despertando una cierta antipatía al manifestar su franca opinión en las
brillantes tardes de domingo, cuando los expatriados americanos
acostumbraban a visitarse unos a otros. Aunque sus oyentes eran individuos
afables gracias a los cuidados de su s cocineros, sastres y modistas, dos
o tres de ellos consideraron que su brillantez de espíritu, por todos
reconocida, era inferior a la de la obra teatral en boga. Isabel se
complacía en preguntar: -¿Qué persiguen ustedes viviendo aquí de esta
manera? Se me antoja que esto no conduce a nada y me inclino a creer que
acabarán por cansarse pronto.
|
Mrs. Touchett thought the question worthy
of Henrietta Stackpole. The two ladies had found Henrietta in Paris, and
Isabel constantly saw her; so that Mrs. Touchett had some reason for
saying to herself that if her niece were not clever enough to originate
almost anything, she might be suspected of having borrowed that style of
remark from her journalistic friend. The first occasion on which Isabel
had spoken was that of a visit paid by the two ladies to Mrs. Luce, an old
friend of Mrs. Touchett′s and the only person in Paris she now went to
see. Mrs. Luce had been living in Paris since the days of Louis Philippe;
she used to say jocosely that she was one of the generation of 1830 --a
joke of which the point was not always taken. When it failed Mrs. Luce
used to explain --"Oh yes, I′m one of the romantics"; her French had never
become quite perfect. She was always at home on Sunday afternoons and
surrounded by sympathetic compatriots, usually the same. In fact she was
at home at all times, and reproduced with wondrous truth in her
well-cushioned little corner of the brilliant city, the domestic tone of
her native Baltimore. This reduced Mr. Luce, her worthy husband, a tall,
lean, grizzled, well-brushed gentleman who wore a gold eye-glass and
carried his hat a little too much on the back of his head, to mere
platonic praise of the "distractions" of Paris --they were his great word
--since you would never have guessed from what cares he escaped to them.
One of them was that he went every day to the American banker′s, where he
found a post-office that was almost as sociable and colloquial an
institution as in an American country town. He passed an hour (in fine
weather) in a chair in the [sic}"> Champs Elysees, and he dined
uncommonly well at his own t able, seated above a waxed floor which it was
Mrs. Luce′s happiness to believe had a finer polish than any other in the
French capital. Occasionally he dined with a friend or two at the Cafe
Anglais, where his talent for ordering a dinner was a source of felicity
to his companions and an object of admiration even to the headwaiter of
the establishment. These were his only known pastimes, but they had
beguiled his hours for upwards of half a century, and they doubtless
justified his frequent declaration that there was no place like Paris. In
no other place, on these terms, could Mr. Luce flatter himself that he was
enjoying life. There was nothing like Paris, but it must be confessed that
Mr. Luce thought less highly of this scene of his dissipations than in
earlier days. In the list of his resources his political reflections
should not be omitted, for they were doubtless the animating principle of
many hours that superficially seemed vacant. Like many of his fellow c
olonists Mr. Luce was a high --or rather a deep --conservative, and gave
no countenance to the government lately established in France. He had no
faith in its duration and would assure you from year to year that its end
was close at hand. "They want to be kept down, sir, to be kept down;
nothing but the strong hand --the iron heel --will do for them," he would
frequently say of the French people; and his ideal of a fine showy clever
rule was that of the superseded Empire. "Paris is much less attractive
than in the days of the Emperor; HE knew how to make a city pleasant," Mr.
Luce had often remarked to Mrs. Touchett, who was quite of his own way of
thinking and wished to know what one had crossed that odious Atlantic for
but to get away from republics.
|
A la señora Touchett le parecía una pregunta digna sde
Henrietta Stackpole. Se habían encontrado a la periodista en París e
Isabel la veía constantemente; de suerte que, si la señora Touchett no
estuviera convencida de que su sobrina tenía sobrada capacidad para
discurrir por sí sola, habría creído que imitaba el estilo de las
observaciones de la amiga periodista. La primera ocasión en que Isabel
habló de tal forma fue durante una visita que hicieron a la señora Luce,
una antigua amiga de la señora Touchett y la única a quien entonces iba a
ver. La señora Luce había vivido en París desde los tiempos de Luis Felipe
y acostumbraba a decir que era de la generación de 1830... una alusión
cuyo sentido sus oyentes no siempre captaban, por lo que ella se explicaba
diciendo: «¡Oh, sí! Yo soy una de las románticas». No había llegado
todavía a dominar bien el francés. Todos los domingos por la tarde se
quedaba en casa, rodeada de compatriotas que compartían sus puntos de
vista y que eran siempre los mismos. En realidad, se pasaba la vida en
casa y en aquel cómodo rincón de la brillante ciudad reproducía con
extraordinaria fidelidad el aspecto doméstico de su nativa ciudad de
Baltimore. Lo cual constreñía a su digno esposo, el señor Luce -un
caballero alto, delgado, de grises cabellos y siempre impecablemente
cepillado, que gastaba lentes de oro y llevaba el sombrero un si es no es
demasiado echado hacia atrás- a entonar alabanzas meramente platónicas de
las «distracciones» de París (así las llamaba), de las que intentaba
zafarse con un celo que nadie podría jamás adivinar. Una de esas sus
distracciones era ir a diario al banco americano, donde había una oficina
postal cuyo ambiente era casi tan relajado y familiar como el de cualquier
pequeña ciudad americana de provincias. Cuando hacía buen tiempo se pasaba
una hora sentado en una silla en los Campos Elíseos, y siempre cenaba
admirablemente en su propia casa, en un comedor de piso tan bien encerado
que constituía el orgullo de la señora Luce, quien se sentía completamente
feliz al creer que su encerador era el mejo r de la capital francesa.
Alguna que otra vez cenaba el señor Luce con uno o dos amigos en el café
Inglés, donde su talento para encargar una buena cena constituía un
manantial de deliras Para sus compañeros de mesa e incluso para el mismo
jefe de comedor. Tales eran sus únicos pasatiempos conocidos, pero éstos
le habían entretenido durante más de medio siglo y sin duda alguna
justificaba su insistente declaración de que no existía lugar comparable a
París. En ningún otro sitio y con esas mismas distracciones hubiera podido
el señor Luce presumir, como presumía, de que estaba disfrutando de las
delicias de la vida. No había nada como París, pero debemos confesar que
el señor Luce tenía un concepto menos elogioso de la actual escena de su
disipación que en sus tiempos ya remotos. No hay que omitir en la lista de
su s recursos sus consideraciones políticas, pues constituían
indudablemente el principio que animaba muchas horas suyas, que sin ello
podrían haber parecido superficialmente vacuas. Al igual que muchos de sus
compatriotas de la colonia americana, él era un gran o, mejor dicho, un
profundo conservador, y no aprobaba el gobierno entonces constituido en
Francia. No tenía fe en su duración, y era cosa de verle asegurando año
tras año que de aquél no pasaba: «Le digo a usted, señor, que necesitan
que se les sujete, que se les domine bien, con mano de hierro, y
únicamente así se les podrá contener». De ese modo solía expresarse acerca
del pueblo francés, y su ideal de un gobierno inteligente y eficiente era
el del ya fenecido Imperio. «París es hoy mucho menos agradable que
durante los días del emperador, que sabí a perfectamente cómo hacer
atrayente la ciudad», solía comentar el señor Luce a la señora Touchett,
que compartía la mayor parte de sus opiniones y se preguntaba por qué
habría cruzado la gente el odioso Atlántico si no fuera para escapar de
aquellas repúblicas de allende el mar.
|
"Why, madam, sitting in the Champs
Elysees, opposite to the Palace of Industry, I′ve seen the court-carriages
from the Tuileries pass up and down as many as seven times a day. I
remember one occasion when they went as high as nine. What do you see now?
It′s no use talking, the style′s all gone. Napoleon knew what the French
people want, and there′ll be a dark cloud over Paris, OUR Paris, till they
get the Empire back again."
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-Vea usted, señora -decía el señor Luce-. Recuerdo que,
sentado en los Campos Elíseos frente al Palacio de la Industria, llegué a
ver las carrozas de la corte pasar arriba o abajo hasta siete veces al
día, y algunos hasta nueve veces. Ahora, en cambio, ¿qué es lo que uno ve?
No es cosa de discutirlo, se perdió el estilo. Napoleón sabía
perfectamente lo que el pueblo francés necesitaba y París, nuestro París,
parecerá seguir estando cubierto por u na negra nube hasta que vuelvan a
alumbrarlo los días del Imperio.
|
Among Mrs. Luce′s visitors on Sunday
afternoons was a young man with whom Isabel had had a good deal of
conversation and whom she found full of valuable knowledge. Mr. Edward
Rosier --Ned Rosier as he was called --was native to New York and had been
brought up in Paris, living there under the eye of his father who, as it
happened, had been an early and intimate friend of the late Mr. Archer.
Edward Rosier remembered Isabel as a little girl; it had been his father
who came to the rescue of the small Archers at the inn at Neufchatel (he
was travelling that way with the boy and had stopped at the hotel by
chance), after their bonne had gone off with the Russian prince and when
Mr. Archer′s whereabouts remained for some days a mystery. Isabel
remembered perfectly the neat little male child whose hair smelt of a
delicious cosmetic and who had a bonne all his own, warranted to lose
sight of him under no provocation. Isabel took a walk with the pair beside
the lake and thought little Edward as pretty as an angel --a comparison by
no means conventional in her mind, for she had a very definite conception
of a type of features which she supposed to be angelic and which her new
friend perfectly illustrated. A small pink face surmounted by a blue
velvet bonnet and set off by a stiff embroidered collar had become the
countenance of her childish dreams; and she had firmly believed for some
time afterwards that the heavenly hosts conversed among themselves in a
queer little dialect of French-English, expressing the properest
sentiments, as when Edward told her that he was "defended" by his bonne to
go near the edge of the lake, and that one must always obey to one′s
bonne. Ned Rosier′s English had improved; at least it exhibited in a less
degree the French variation. His father was dead and his bonne dismissed,
but the young man still conformed to the spirit of their teaching --he
never went to the edge of the lake. There was still something agreeable to
the nostrils about him and something not offensive to nobler organs. He
was a very gentle and gracious youth, with what are called cultivated
tastes --an acquaintance with old china, with good wine, with the bindings
of books, with the _Almanach de Gotha_, with the best shops, the best
hotels, the hours of railway-trains. He could order a dinner almost as
well as Mr. Luce, and it was probable that as his experience accumulated
he would be a worthy successor to that gentleman, whose rather grim
politics he also advocated in a soft and innocent voice. He had some
charming rooms in Paris, decorated with old Spanish altar-lac e, the envy
of his female friends, who declared that his chimney-piece was better
draped than the high shoulders of many a duchess. He usually, however,
spent a part of every winter at Pau, and had once passed a couple of
months in the United States.
|
Entre los visitantes que acudían a casa de la señora Luce los
domingos por la tarde, había un joven con quien Isabel había entablado
largas conversaciones y a quien consideraba enriquecido con valiosos
conocimientos. Edward Rosier -Ned Rosier, como todos le llamaban era
oriundo de Nueva York, pero había sido criado en París bajo la vigilancia
de su padre que, daba la casualidad, había sido amigo íntimo del difunto
señor Archer. Edward Rosier se acordaba de Isabel, niña. Fue su propio
padre quien se apresuró a ayudar a las niñas Archer en la fonda de
Neufchatel (viajaba por casualidad con el hijo por aquel país y había ido
a parar al mismo hotel que ellas) cuando la criada francesa se escapó con
el príncipe ruso, precisamente en unos dí as en que las actividades del
señor Archer permanecían en el más absoluto misterio. Isabel se acordaba,
por su parte, del pulcro muchachito cuyos cabellos olían deliciosamente a
cosmético y que tenía una criada para él solo, comprometida a no perderle
de vista bajo ningún pretexto. Recordaba Isabel haber dado un paseo con
los dos alrededor de un lago y que el pequeño Edward le pareció entonces
tan lindo como un ángel, comparación que para ella no era nada
convencional, pues tenía un concepto bien definido del tipo de rasgos que
conforman un semblante angelical, y su nuevo amiguito era un perfecto
exponente de ello. Una carita sonrosada, rematada por una gorrita de
terciopelo azul y emergiendo de una tiesa gorguera bordada, había sido el
sostén de sus sueños de niña; y durante un tiempo creyó que los moradores
de las regiones cele stes hablaban una rara jerga franco-inglesa con la
que expresaban sus más bellos sentimientos; como, por ejemplo, cuando
Edward le había dicho que su criada le «defendía» acercarse al borde del
lago y que uno debe obedecer a su criada. El inglés de Ned Rosier había
mejorado y ya ofrecía menos interpolaciones de francés. Cuando el padre
falleció la criada fue despedida, pero el joven, fiel a los principios
antes aprendidos, no se acercó nunca a la orilla del lago. Algo había en
él que resultaba placentero al olfato y no desagradable a los sentidos más
nobles. Era un joven simpático y agraciado, con lo que suele llamarse
gustos cultivados... conocedor de la porcelana antigua, de los buenos
vinos, de las ricas encuadernaciones, del Almanaque de Gotha, de las
mejores tiendas y los mejores hoteles, incluso de los horarios de los
trenes. Era tan competente pa ra pedir una buena comida como el mismo
señor Luce y, a medida que crecía en experiencia, parecía ser digno
sucesor de aquel caballero cuyas torvas opiniones políticas también
defendía, aunque haciéndolo en voz baja e inocente. Algunas de las
habitaciones de su casa de París estaban decoradas con antiguos encajes
españoles de iglesia que eran la envidia de sus amigas, quienes decían que
sus repisas de chimenea estaban mejor adornadas que los hombros de muchas
duquesas. Por lo general, pasaba gran parte de los inviernos en Pau y en
una ocasión estuvo dos meses en Estados Unidos.
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He took a great interest in Isabel and
remembered perfectly the walk at Neufchatel, when she would persist in
going so near the edge. He seemed to recognise this same tendency in the
subversive enquiry that I quoted a moment ago, and set himself to answer
our heroine′s question with greater urbanity than it perhaps deserved.
"What does it lead to, Miss Archer? Why Paris leads everywhere. You can′t
go anywhere unless you come here first. Every one that comes to Europe has
got to pass through. You don′t mean it in that sense so much? You mean
what good it does you? Well, how can you penetrate futurity? How can you
tell what lies ahead? If it′s a pleasant road I don′t care where it leads.
I like the road, Miss Archer; I like the dear old asphalte. You can′t get
tired of it --you can′t if you try. You think you would, but you wouldn′t;
there′s always something new and fresh. Take the Hotel Drouot, now; they
sometimes have three and four sales a week. Where can you get such things
as you can here? In spite of all they say I maintain they′re cheaper too,
if you know the right places. I know plenty of places, but I keep them to
myself. I′ll tell you, if you like, as a particular favour; only you
mustn′t tell any one else. Don′t you go anywhere without asking me first;
I want you to promise me that. As a general thing avoid the Boulevards;
there′s very little to be done on the Boulevards. Speaking conscientiously
--sans blague --I don′t believe any one knows Paris better than I. You and
Mrs. Touchett must come and breakfast with me some day, and I′ll show you
my things; je ne vous dis que ca! There has been a great deal of talk
about London of l ate; it′s the fashion to cry up London. But there′s
nothing in it --you can′t do anything in London. No Louis Quinze --nothing
of the First Empire; nothing but their eternal Queen Anne. It′s good for
one′s bed-room, Queen Anne --for one′s washing-room; but it isn′t proper
for a salon. Do I spend my life at the auctioneer′s?" Mr. Rosier pursued
in answer to another question of Isabel′s. "Oh no; I haven′t the means. I
wish I had. You think I′m a mere trifler; I can tell by the expression of
your face --you′ve got a wonderfully expressive face. I hope you don′t
mind my saying that; I mean it as a kind of warning. You think I ought to
do something, and so do I, so long as you leave it vague. But when you
come to the point you see you have to stop. I can′t go home and be a
shopkeeper. You think I′m very well fitted? Ah, Miss Archer, you overrate
me. I can buy very well, but I can′t sell; you should see when I sometimes
try to get rid of my things. It takes much more abili ty to make other
people buy than to buy yourself. When I think how clever they must be, the
people who make ME buy! Ah no; I couldn′t be a shopkeeper. I can′t be a
doctor; it′s a repulsive business. I can′t be a clergyman; I haven′t got
convictions. And then I can′t pronounce the names right in the Bible.
They′re very difficult, in the Old Testament particularly. I can′t be a
lawyer; I don′t understand --how do you call it? --the American procedure.
Is there anything else? There′s nothing for a gentleman in America. I
should like to be a diplomatist; but American diplomacy --that′s not for
gentlemen either. I′m sure if you had seen the last min --"
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Edward se interesó mucho por Isabel y se acordaba
perfectamente de su paseo en Neufchatel, cuando ella se empeñó en
acercarse a la orilla del lago. Le pareció a él observar aquella misma
propensión infantil en el interrogatorio casi s ubversivo de que ya se ha
hecho mención y se dispuso a contestar a las preguntas de nuestra heroína
con una cortesía tal vez superior a la que eran acreedoras. Así, dijo:
-¿Cómo que a dónde conduce, señorita Archer? París conduce a todo y a
todas partes. Usted no puede ir a ninguna parte sin antes haber pasado por
París. Todo el que viene a Europa tiene que pasar por aquí. ¿No lo dice
sólo en este sentido? ¿Pregunta qué bien le puede hacer? ¿Cómo puede
penetrar en el futuro? ¿Cómo puede usted predecir lo que hay más allá?
¿Qué importa adonde pueda conducir, con tal de que sea agradable el
camino? A mí me gusta ese camino, señorita Archer, el viejo y querido
asfalto. No puede uno llegar a cansarse de él... no puede aunque uno se
empeñe. Usted se figura que podría, pero no es así, porque hay siempre
algo nuevo y fresco. Ahí tiene, por ejemplo, el hotel Drouot. Cada semana
celebran dos o tres subastas. ¿Dónde puede usted obtener tantas cosas como
aquí? A pesar de todo lo que dicen, sostengo que, cuando se conocen los
sitios que hay que conocer, es también más barato. Yo conozco muchos
sitios, pero me guardo el secreto. Si quiere, se lo revelaré a usted, pero
sólo como un favor personal y a condición de que no ha de decírselo a
nadie más. No vaya a ninguna parte sin preguntarme a mí antes, quiero que
me lo prometa. Como regla general, evite los bulevares lo más posible, hay
muy poco que hacer allí. Sinceramente hablando sans blague- no creo que
haya nadie que conozca París tan bien como yo. Usted y la señora Touchett
deben venir a almorzar algún día conmigo y les ense u241ñaré mis cosas; je
ne vous dis que ça. Últimamente se ha hablado mucho de Londres, está de
moda poner Londres por las nubes, pero la verdad es que en Londres no hay
nada... que uno no puede hacer nada en Londres. No hay estilo Luis XV...
ni nada del Primer Imperio, y, en cambio, el eterno Reina Ana, que está
muy bien para la alcoba, para el cuarto de aseo, si usted quiere, pero no
para un salón... ¿Que si me paso la vida en las subastas? -prosiguió el
señor Rosier en respuesta a una de las preguntas que le hiciera Isabel-.
¡Oh, no! Nada de eso, no tengo los medios para ello. ¡Ojalá pudiera! Usted
se figura que soy un frívolo, lo estoy viendo en la expresión de su
cara..., tiene usted un rostro maravillosamente expresivo. Espero que no
le importe que lo diga, es una especie de advertencia. Usted cree que debo
hacer algo y yo opino lo mismo, siempre y cua ndo no se quiera especificar
demasiado, porque cuando se llega al punto concreto hay que pararse en
seco. Yo no puedo volver a nuestro país y ser un tendero. Usted cree que
tengo grandes condiciones para ello, pero, mi querida señorita Archer, me
sobreestima usted enormemente. Yo soy un excelente comprador, sé comprar
muy bien, no hay duda, pero no puedo vender; tendría usted que verlo
cuando quiero deshacerme de alguna de mis cosas. Se precisa mucha más
habilidad para hacer comprar a los demás que para comprar uno mismo.
Cuando pienso en ello, me admiro de lo inteligentes que son los que
consiguen hacerme comprar algo. ¡Ah, no! Yo no podría de ninguna manera
ser un tendero. Tampoco puedo ser doctor, porque la medicina es una cosa
repulsiva. No puedo ser clérigo, porque no tengo fe ni vocación; y,
además, no puedo pronunciar bien los nombres de la Biblia. Son enormemente
difí ciles, sobre todo los del Antiguo Testamento. No puedo ser tampoco
abogado, porque no comprendo eso de... ¿cómo lo llaman?... el sistema
procesal de América. ¿Qué otra cosa hay? Nada. Para un caballero, no hay
nada que hacer en América. Me agradaría ser diplomático, pero la
diplomacia americana no es tampoco para caballeros. Tengo la seguridad de
que, si hubiera usted visto la última mi...
|
Henrietta Stackpole, who was often with
her friend when Mr. Rosier, coming to pay his compliments late in the
afternoon, expressed himself after the fashion I have sketched, usually
interrupted the young man at this point and read him a lecture on the
duties of the American citizen. She thought him most unnatural; he was
worse than poor Ralph Touchett. Henrietta, however, was at this time more
than ever addicted to fine criticism, for her conscience had been freshly
alarmed as regards Isabel. She had not congratulated this young lady on
her augmentations and begged to be excused from doing so.
|
Henrietta Stackpole, que solía estar con su amiga cuando el
señor Rosier iba a visitarla a última hora de la tarde, estaba también
aquel día y, al oírle hablar de la manera que he descrito, interrumpió al
joven al llegar a ese punto y le echó un sermón sobre los deberes del
ciudadano americano. En su opinión Edward era un tipo extraño, peor aún
que el pobre Ralph Touchett. Henrietta se sent u237ía en aquel entonces
más propensa que nunca a la crítica, porque se le había removido la
conciencia por lo que respectaba a Isabel. Ni siquiera felicitó a la joven
por su cambio de fortuna, y le pidió que la excusara por no hacerlo.
|
"If Mr. Touchett had consulted me about
leaving you the money," she frankly asserted, "I′d have said to him
′Never!′ "
|
-Si el señor Touchett me hubiera consultado sobre si debía
dejarte tanto dinero, yo le habría dicho: ¡jamás!
|
"I see," Isabel had answered. "You think
it will prove a curse in disguise. Perhaps it will."
|
-Ya sé -contestó Isabel-. Piensas que, en cierto modo, esto
constituye para mí una maldición disfrazada. Tal vez lo sea.
|
"Leave it to some one you care less for
--that′s what I should have said."
|
-Déjeselo a otra persona que le interese menos... eso es lo
que yo le habría dicho.
|
"To yourself for instance?" Isabel
suggested jocosely. And then, "Do you really believe it will ruin me?" she
asked in quite another tone.
|
-¿A ti misma, por ejemplo? -respondió Isabel bromeando. Luego
preguntó, ya en serio-: ¿De veras crees que esto me echará a perder?
|
"I hope it won′t ruin you; b ut it will
certainly confirm your dangerous tendencies."
|
-Me alegraré de que no te eche a perder, pero sin duda alguna
favorecerá tus peligrosas inclinaciones.
|
"Do you mean the love of luxury --of
extravagance?"
|
-¿Como, por ejemplo, el amor al lujo... al derroche?
|
"No, no," said Henrietta; "I mean your
exposure on the moral side. I approve of luxury; I think we ought to be as
elegant as possible. Look at the luxury of our western cities; I′ve seen
nothing over here to compare with it. I hope you′ll never become grossly
sensual; but I′m not afraid of that. The peril for you is that you live
too much in the world of your own dreams. You′re not enough in contact
with reality --with the toiling, striving, suffering, I may even say
sinning, world that surrounds you. You′re too fastidious; you′ve too many
graceful illusions. Your newly-acquired thousands will shut you up more
and more to the society of a few selfish and heartless people who will be
interested in keeping them up."
|
-No, no, no es nada de eso; a lo que me refiero es al peligro
que correrás en el sentido moral. Yo no abomino del lujo, lo apruebo y
creo que debemos ser lo más elegantes posible. Fíjate en el lujo de
nuestras ciudades del Oeste. No he visto aquí nada que pueda parangonarse
con ellas. Confío en que no acabarás volviéndote toscamente sensual, no
temo tal cosa. El peligro reside en que vives demasiado en el mundo de tus
sueños, en que no mantienes suficiente contacto con la realidad, con el
mundo que te rodea... con el mundo que trabaja, que lucha, que sufre,
incluso que peca. Eres demasiado refinada, tienes la cabeza llena de
ilusiones de elegancia. Tu f ortuna recientemente adquirida te obligará
cada vez más a limitarte al trato de unos cuantos seres egoístas y sin
corazón que sólo se interesarán por conservar lo que tienen.
|
Isabel′s eyes expanded as she gazed at
this lurid scene. "What are my illusions?" she asked. "I try so hard not
to have any."
|
Isabel abrió unos ojos como platos ante esa escena tan
terrible. Y preguntó: -¿Cuáles son mis ilusiones? Yo hago cuanto puedo por
no tenerlas.
|
"Well," said Henrietta, "you think you
can lead a romantic life, that you can live by pleasing yourself and
pleasing others. You′ll find you′re mistaken. Whatever life you lead you
must put your soul in it --to make any sort of success of it; and from the
moment you do that it ceases to be romance, I assure you: it becomes grim
reality! And you can′t always please yourself; you must sometimes please
other people. That, I admit, you′re very ready to do; but there′s another
thing that′s still more important --you must often DISplease others. You
must always be ready for that --you must never shrink from it. That
doesn′t suit you at all --you′re too fond of admiration, you like to be
thought well of. You think we can escape disagreeable duties by taking
romantic views --that′s your great illusion, my dear. But we can′t. You
must be prepared on many occasions in life to please n o one at all --not
even yourself."
|
-Verás -contestó Henrietta-. Crees que puedes llevar una vida
romántica, que puedes dedicarte solamente a darte gusto a ti misma y a
complacer a los demás. Al final te convencerás de que estás equivocada.
Sea cual fuere la vida que lleves, debes poner toda el alma en ella... si
quieres hacer algo de provecho; y, en cuanto encaras la vida de esta
forma, deja de ser novelesca, puedes estar segura, y se convierte en
triste realidad. Además, no puede una hacer siempre lo que quiere, a veces
hay que complacer a los demás. Reconozco que estás dispuesta a hacerlo,
pero hay algo todavía mucho más importante... y es que, a veces, tendrás
que desagradar a los demás. Debes estar siempre dispuesta a ello... no
debes tratar de rehuirlo. Ya sé que esto no te gusta... te „ agrada que te
admiren, que tengan buen concepto de ti. Crees que uno puede zafarse de
sus obligaciones desagradables con sólo adoptar teorías románticas... es
tu gran ilusión, mi querida amiga. Pero no podemos. Debes tener previsto
que en muchas ocasiones no agradarás a nadie... ni a ti misma.
|
Isabel shook her head sadly; she looked
troubled and frightened. "This, for you, Henrietta," she said, "must be
one of those occasions!"
|
Isabel movió tristemente la cabeza. Parecía turbada y
asustada. -Me parece, Henrietta, que ésta de ahora es, para ti, una de
esas ocasiones.
|
It was certainly true that Miss
Stackpole, during her visit to Paris, which had been professionally more
remunerative than her English sojourn, had not been living in the world of
dreams. Mr. Bantling, who had now returned to England, was her companion
for the first four weeks of her stay; and about Mr. Bantling there was
nothing dreamy. Isabel learned from her friend that the two had led a life
of great personal intimacy and that this had been a peculiar advantage to
Henrietta, owing to the gentleman′s remarkable knowledge of Paris. He had
explained everything, shown her everything, been her constant guide and
interpreter. They had breakfasted together, dined together, gone to the
theatre together, supped together, real ly in a manner quite lived
together. He was a true friend, Henrietta more than once assured our
heroine; and she had never supposed that she could like any Englishman so
well. Isabel could not have told you why, but she found something that
ministered to mirth in the alliance the correspondent of the _Interviewer_
had struck with Lady Pensil′s brother; her amusement moreover subsisted in
face of the fact that she thought it a credit to each of them. Isabel
couldn′t rid herself of a suspicion that they were playing somehow at
cross-purposes --that the simplicity of each had been entrapped. But this
simplicity was on either side none the less honourable. It was as graceful
on Henrietta′s part to believe that Mr. Bantling took an interest in the
diffusion of lively journalism and in consolidating the position of
lady-correspondents as it was on the part of his companion to suppose that
the cause of the _Interviewer_ --a periodical of which he never formed a
very definit e conception --was, if subtly analysed (a task to which Mr.
Bantling felt himself quite equal), but the cause of Miss Stackpole′s need
of demonstrative affection. Each of these groping celibates supplied at
any rate a want of which the other was impatiently conscious. Mr.
Bantling, who was of rather a slow and a discursive habit, relished a
prompt, keen, positive woman, who charmed him by the influence of a
shining, challenging eye and a kind of bandbox freshness, and who kindled
a perception of raciness in a mind to which the usual fare of life seemed
unsalted. Henrietta, on the other hand, enjoyed the society of a gentleman
who appeared somehow, in his way, made, by expensive, roundabout, almost
"quaint" processes, for her use, and whose leisured state, though
generally indefensible, was a decided boon to a breathless mate, and who
was furnished with an easy, traditional, though by no means exhaustive,
answer to almost any social or practical question that could co me up. She
often found Mr. Bantling′s answers very convenient, and in the press of
catching the American post would largely and showily address them to
publicity. It was to be feared that she was indeed drifting toward those
abysses of sophistication as to which Isabel, wishing for a good-humoured
retort, had warned her. There might be danger in store for Isabel; but it
was scarcely to be hoped that Miss Stackpole, on her side, would find
permanent rest in any adoption of the views of a class pledged to all the
old abuses. Isabel continued to warn her good-humouredly; Lady Pensil′s
obliging brother was sometimes, on our heroine′s lips, an object of
irreverent and facetious allusion. Nothing, however, could exceed
Henrietta′s amiability on this point; she used to abound in the sense of
Isabel′s irony and to enumerate with elation the hours she had spent with
this perfect man of the world --a term that had ceased to make with her,
as previously, for opprobrium. Then, a few moments later, she would forget
that they had been talking jocosely and would mention with impulsive
earnestness some expedition she had enjoyed in his company. She would say:
"Oh, I know all about Versailles; I went there with Mr. Bantling. I was
bound to see it thoroughly --I warned him when we went out there that I
was thorough: so we spent three days at the hotel and wandered all over
the place. It was lovely weather --a kind of Indian summer, only not so
good. We just lived in that park. Oh yes; you can′t tell me anything about
Versailles." Henrietta appeared to have made arrangements to meet her
gallant friend during the spring in Italy.
|
Era indiscutiblemente verdad que la señorita Stac kpole,
durante su estadía en París, que, desde el punto de vista profesional
había sido mucho más remunerativa para ella que su estadía en Inglaterra,
no había vivido en la región de los sueños. El señor Bantling, de regreso
ya en Inglaterra, había sido su compañero durante las cuatro primeras
semanas de su permanencia allí, y el señor Bantling no tenía en absoluto
nada de soñador. Isabel supo por boca de su amiga que los dos habían
llevado una vida de gran intimidad, lo que había redundado en gran
beneficio para Henrietta, debido al gran conocimiento que de París tenía
su amigo. Él se lo explicó todo, le mostró todos los lugares, fue su guía
y su intérprete constantemente. Habían desayunado juntos, comido juntos,
habían asistido al teatro, habían cenado junt os, y hasta cierto punto
casi habían vivido juntos. Más de una vez Henrietta le aseguró a nuestra
heroína que era un verdadero amigo, y que nunca hubiera creído que un
inglés le gustaría tanto como él. Por su parte, Isabel, sin poder decir
por qué, encontraba algo que provocaba su hilaridad en aquella alianza
establecida entre la corresponsal del Interviewer y el hermano de lady
Pensil; algo que subsistía aun frente al hecho de que esa alianza les
honraba a los dos. Isabel no lograba librarse de la sospecha de que
estaban hasta cierto punto jugando a los despropósitos... y que la
sencillez de ambos había caído en la trampa; sencillez que tanto en uno
como en otro era perfectamente sincera. Tan amable era por parte de
Henrietta el creer que el señor Bantling se interesaba profundamente por
la difusión del periodismo eficaz y dinámico y consolida r la situación de
las corresponsales, como amable era por parte de su compañero el suponer
que la causa del Interviewer-publicación periódica sobre la cual no se
formara nunca idea bien definida- era, si sutilmente se la analizaba
(objeto para el que se consideraba perfectamente capaz el señor Bantling),
la causa de la necesidad de demostraciones de afecto por parte de la
señorita Stackpole. Cada uno de esos dos perplejos célibes satisfacía en
todo momento una necesidad que el otro sentía con impaciente certeza. El
señor Bantling, que era de índole más lenta y razonadora, saboreaba el
atractivo de una mujer dispuesta, aguda, positiva, que le encantaba por el
señuelo de una mirada brillante y desafiadora y una singular frescura, y
avivaba la percepción de lo picante en un espíritu al cual el menú
corriente de la vida le parecía insí 92pido. Por otra parte, Henrietta
disfrutaba de la compañía de un caballero que en cierto modo parecía hecho
-gracias a procesos costosos, indirectos y casi raros- a propósito para
ella y cuya condición ociosa, si bien por lo general censurable, resultaba
ser un verdadero regalo para una infatigable camarada, y que tenía siempre
pronta una respuesta tranquila y tradicional aunque de ningún modo
exhaustiva, para casi todas las preguntas de carácter social o práctico
que pudieran surgir. Las respuestas del señor Bantling, le parecían a
menudo muy convenientes y, en su apresuramiento por no perder el correo
americano, las reseñaba en sus escritos lanzándolas extensiva y
aparatosamente a la publicidad. Era de temer que en efecto estuviera
deslizándose hacia esos abismos de adulteración contra los que una vez,
buscando una réplica graciosa, la había puesto en guardia Isabel. Para
Isabel tal vez hubiera graves peligros al acecho pero, por lo que a la
señorita Stackpole respectaba, no era de esperar que hallara una quietud
permanente por el hecho de adoptar los puntos de vista de una clase
comprometida en todos los viejos abusos. Isabel continuó previniéndola con
buen humor, y el hermano de lady Pensil era más de una vez, en boca de
nuestra heroína, objeto de alusiones irrespetuosas y festivas. Sin
embargo, nada lograba superar la afabilidad de Henrietta a tal respecto,
pues acostumbraba a unirse al punto de vista de Isabel y a referir en tono
jocoso las horas que había pasado en compañía de aquel perfecto hombre de
mundo... término que ya había dejado de tener para ella un sentido
oprobioso. Momentos después se olvidaba de que habían estado departiendo
en broma y relataba con irrefrenable entusiasmo una de las excu rsiones
realizadas en su compañía. -Oh, Versalles, me lo sé de memoria. He estado
allá con el señor Bantling. Tenía yo gran empeño en verlo a fondo, de modo
que nos quedamos tres días allí en el hotel y no dejamos rincón sin
visitar. Hacía un tiempo hermosísimo... algo así como un veranillo de San
Martín, aunque no tan agradable. Nos pasamos la vida en aquel parque
delicioso. Oh, te aseguro que a mí no hay quien pueda decirme nada acerca
de Versalles... Al parecer, Henrietta había tomado ya las disposiciones
precisas para encontrarse después en Italia con su galante amigo.
|
CHAPTER 21 |
21
Mrs. Touchett, before arriving in Paris,
had fixed the day for her departure and by the middle of February had
begun to travel southward. She interrupted her journey to pay a visit to
her son, who at San Remo, on the Italian shore of the Mediterranean, had
been spending a dull, bright winter beneath a slow-moving white umbrella.
Isabel went with her aunt as a matter of course, though Mrs. Touchett,
with homely, customary logic, had laid before her a pair of alternatives.
|
Aun antes de haber llegado a París, la señora Touchett había
ya fijado el día de su partida, y a mediado s de febrero comenzó de nuevo
a viajar hacia el sur. Hizo un alto en su excursión para visitar a su
hijo, que se había pasado un aburrido aunque soleado invierno bajo una
blanca sombrilla en San Remo, en la costa italiana del Mediterráneo.
Isabel acompañó a su tía como cosa de rutina, si bien la señora Touchett,
con su habitual lógica llena de sencillez, le presentó antes un par de
alternativas.
|
"Now, of course, you′re completely your
own mistress and are as free as the bird on the bough. I don′t mean you
were not so before, but you′re at present on a different footing
--property erects a kind of barrier. You can do a great many things if
you′re rich which would be severely criticised if you were poor. You can
go and come, you can travel alone, you c an have your own establishment: I
mean of course if you′ll take a companion --some decayed gentlewoman, with
a darned cashmere and dyed hair, who paints on velvet. You don′t think
you′d like that? Of course you can do as you please; I only want you to
understand how much you′re at liberty. You might take Miss Stackpole as
your dame de compagnie; she′d keep people off very well. I think, however,
that it′s a great deal better you should remain with me, in spite of there
being no obligation. It′s better for several reasons, quite apart from
your liking it. I shouldn′t think you′d like it, but I recommend you to
make the sacrifice. Of course whatever novelty there may have been at
first in my society has quite passed away, and you see me as I am --a
dull, obstinate, narrow-minded old woman."
|
-Ahora ya eres, naturalmente, dueña absoluta de ti misma, tan
libre como el pájaro en la rama. No quiero decir que no lo fueses también
antes, pero ahora estás en distinta situación... pues los bienes levantan
una especie de valla. Ahora que eres rica, puedes hacer muchas cosas que
levantarían severas críticas si fueses pobre. Puedes ir y venir, viajar
sola y establecerte donde te agrade. Puedes tomar incluso una com
pañera... una dama venida a menos, con un abrigo raído, el pelo teñido y
que sepa bordar arabescos en terciopelo. ¿No crees que fuera a gustarte?
Desde luego, puedes hacer lo que quieras. Lo único que deseo es que te des
cuenta de la libertad de que puedes disfrutar. Podrías tomar a la señorita
Stackpole como dame de compagnie, la cual te serviría como nadie para
alejar de ti a los importunos. De todos modos, creo que más que nada te
conviene quedarte conmigo, a pesar de que no tienes obligación ninguna de
hacerlo; y es mejor por varias razones, dejando aparte que no te guste. Me
imagino que no habrá de gustarte, pero te recomiendo que hagas el
sacrificio. Desde luego, el efecto de novedad que, al principio, pudiera
haberte producido mi compañía, ha desaparecido ya por completo, y me
vuelves a ver como soy: una anciana aburrida, terca y de miras estrechas.
|
"I don′t think you′re at all dull,"
Isabel had replied to this.
|
-Yo no creo en absoluto que usted sea aburrida -replicó
Isabel.
|
"But you do think I′m obstinate and
narrow-m inded? I told you so!" said Mrs. Touchett with much elation at
being justified.
|
-Pero ¿crees que soy terca y estrecha de miras? ¡Te lo dije!
-exclamó la señora Touchett con júbilo al sentirse justificada.
|
Isabel remained for the present with her
aunt, because, in spite of eccentric impulses, she had a great regard for
what was usually deemed decent, and a young gentlewoman without visible
relations had always struck her as a flower without foliage. It was true
that Mrs. Touchett′s conversation had never again appeared so brilliant as
that first afternoon in Albany, when she sat in her damp waterproof and
sketched the opportunities that Europe would offer to a young person of
taste. This, however, was in a great measure the girl′s own fault; she had
got a glimpse of her aunt′s experience, and her imagination constantly
anticipated the judgements and emotions of a woman who had very little of
the same faculty. Apart from this, Mrs. Touchett had a great merit; she
was as honest as a pair of compasses. There was a comfort in her stiffness
and firmness; you knew exactly w here to find her and were never liable to
chance encounters and concussions. On her own ground she was perfectly
present, but was never over-inquisitive as regards the territory of her
neighbour. Isabel came at last to have a kind of undemonstrable pity for
her; there seemed something so dreary in the condition of a person whose
nature had, as it were, so little surface --offered so limited a face to
the accretions of human contact. Nothing tender, nothing sympathetic, had
ever had a chance to fasten upon it --no wind-sown blossom, no familiar
softening moss. Her offered, her passive extent, in other words, was about
that of a knife-edge. Isabel had reason to believe none the less that as
she advanced in life she made more of those concessions to the sense of
something obscurely distinct from convenience --more of them than she
independently exacted. She was learning to sacrifice consistency to
considerations of that inferior order for which the excuse must be found
in the particular case. It was not to the credit of her absolute rectitude
that she should have gone the longest way round to Florence in order to
spend a few weeks with her invalid son; since in former years it had been
one of her most definite convictions that when Ralph wished to see her he
was at liberty to remember that Palazzo Crescentini contained a large
apartment known as the quarter of the signorino.
|
Isabel se quedó de momento con su tía porque, a pesar de sus
impulsos excéntricos, sentía un gran respeto i por lo que generalmente se
consideraba decente, y una joven sin parientes le había parecido siempre
una flor sin follaje. Cierto era que la conversación de la señora Touchett
no le había vuelto nunca a parecer tan brillante como la tarde de aquel
primer día en Albany, cuando, sentada y envuelta en su impermeable, ésta
le describiera todas las oportunidades que un viaje a Europa podía
ofrecerle a una joven de buen gusto. Pero ello era en gran parte culpa de
la muchacha, que con sólo vislumbrar la experiencia de su tía, adivinaba
cuáles iban a ser los juicios y las emociones de una mujer tan desprovista
de imaginación. Aparte de eso, la señora Touchett tenía a su favor que era
recta como un huso; su firmeza y rigidez resultaban en cieno modo
confortables; pues se sabía exactamente dónde encontrarla y no eran de
temer tropiezos ni obstáculos. En su propio terreno estaba muy presente,
pero nunca mostraba una curiosidad excesiva respecto del terreno del
vecino. Isabel llegó a concebir por ella una especie de lástima secreta.
Había algo desolado en la condición de una persona que, por su modo de ser
tan limitado, dejaba tan poco espacio a las posibilidades del contacto
humano. Nada tierno ni amable había tenido jamás oportunidad de arraigar
en ella: ni la simiente arrastrada por el viento, ni el suave musgo
familiar. En ot ras palabras, la superficie pasiva que ofrecía a los demás
tenía la anchura del filo de un cuchillo. Isabel tenía sin embargo motivos
para pensar que, a medida que avanzaba en edad, su tía iba haciendo más
concesiones a algo confuso que era distinto a la conveniencia... y más de
las que ella por su cuenta exigía. Estaba aprendiendo a sacrificar la
firmeza a las consideraciones de orden inferior, para las que debe
hallarse una excusa precisa en cada caso particular. No encajaba con su
inflexible rectitud el hecho de que diera un rodeo hasta Florencia para
pasar unas cuantas semanas con su hijo inválido, ya que una de las más
arraigadas convicciones de la señora Touchett era que, cuando su hijo
quisiera verla, no tenía sino que acordarse de que en el palacio
Crescentini había siempre un gran. departamento conocido como el
departamento del señorito.
|
"I want to ask you something," Isabel
said to this young man the day after her arrival at San Remo --"something
I′ve thought more than once of asking you by letter, but that I′ve
hesitated on the whole to write about. Face to face, nevertheless, my
question seems easy enough. Did you know your father intended to leave me
so much money?"
|
-Quisiera preguntarte una cosa -dijo Isabel a su joven primo
el día siguiente al de su llegada a San Remo-. Es algo que más de una vez
pensé preguntarte por carta, pero que no me he atrevido a escribir. Ahora
que estamos frente a frente, me parece más fácil hacer la pregunta:
¿sabías tú que tu padre pensaba dejarme tanto dinero?
|
Ralph stretched his legs a little further
than usual and gazed a little more fixedly at the Mediterranean. "What
does it matter, my dear Isabel, whether I knew? My father was very
obstinate."
|
Ralph estiró las piernas más que de costumbre y clavó la vista
sobre la apacible superficie del Mediterráneo azul. -Mi querida Isabel
-contestó-, ¿qué importancia tiene que yo lo supiera? Ya sabes lo terco
que era mi padre.
|
"So," said the girl, "you did know."
|
-¿De manera que lo sabías? -preguntó Isabel.
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"Yes; he told me. We even talked it over
a little."
|
-Sí, él me lo dijo. Hablamos de eso unos momentos.
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"What did he do it for?" asked Isabel
abruptly.
|
-¿Para qué 8e lo hizo? -le espetó de pronto Isabel.
|
"Why, as a kind of compliment."
|
-Supongo que para tributarte una especie de homenaje.
|
"A compliment on what?" -¿Homenaje a qué?
|
"On your so beautifully existing."
|
-A la belleza de tu existencia.
|
"He liked me too much," she presently
declared.
|
-Me quería demasiado -declaró ella.
|
"That′s a way we all have." -Todos caemos
en eso.
|
"If I believed that I should be very
unhappy. Fortunately I don′t believe it. I want to be treated with
justice; I want nothing but that."
|
-Si yo creyera tal cosa, sería muy desgraciada.
Afortunadamente no lo creo. Quiero que se me trate con justicia. Es lo
único que pido.
|
"Very good. But you must remember that
justice to a lovely being is after all a florid sort of sentiment."
|
-De acuerdo. Pero no olvides que la justicia respecto a un ser
adorable es algo así como un sentimiento retórico.
|
"I′m not a lovely being. How can you say
that, at the very moment when I′m asking such odious questions? I must
seem to you delicate!"
|
-Yo no soy un ser adorable. ¿Cómo puedes decirlo en el
instante mismo en que estoy haciéndote estas preguntas odiosas? ¡Debo de
parecerte muy delicada!
|
"You seem to me troubled," said Ralph.
|
-L o que me pareces ahora es simplemente turbada.
|
"I am troubled."
|
-Y lo estoy.
|
"About what?"
|
-¿Por qué razón?
|
For a moment she answered nothing; then
she broke out: "Do you think it good for me suddenly to be made so rich?
Henrietta doesn′t."
|
Isabel se quedó callada un momento, luego irrumpió: -¿De veras
crees que me conviene verme rica así tan de repente? Henrietta no lo cree.
|
"Oh, hang Henrietta!" said Ralph
coarsely. "If you ask ME I′m delighted at it."
|
-¡Bah! Al cuerno con Henrietta -dijo Ralph con ordinariez-. Si
me lo preguntas a mí, te diré que yo estoy encantado.
|
"Is that why your father did it --for
your amusement?"
|
-¿Lo hizo tu padre para eso... para proporcionarte una
distracción?
|
"I differ with Miss Stackpole," Ralph
went on more gravely. "I think it very good for you to have means."
|
-Opino de distinta manera que la señorita Stackpole -continuó
él en tono más serio-, y creo que te conviene mucho contar con abundantes
recursos.
|
Isabel looked at him with serious eyes.
"I wonder whether you know what′s good for me --or whether you care."
|
Isabel le miró con ojos llenos de curiosidad y dijo: -Me
pregunto si sabes lo que me conviene.. . y si te importa siquiera.
|
"If I know depend upon it I care. Shall I
tell you what it is? Not to torment yourself."
|
-Lo sé y te aseguro que me importa. ¿Quieres que te diga lo
que has de hacer? Pues, no atormentarte más.
|
"Not to torment you, I suppose you mean."
|
-Que no te atormente a ti, supongo que quieres decir.
|
"You can′t do that; I′m proof. Take
things more easily. Don′t ask yourself so much whether this or that is
good for you. Don′t question your conscience so much --it will get out of
tune like a strummed piano. Keep it for great occasions. Don′t try so much
to form your character --it′s like trying to pull open a tight, tender
young rose. Live as you like best, and your character will take care of
itself. Most things are good for you; the exceptions are very rare, and a
comfortable income′s not one of them." Ralph paused, smiling; Isabel had
listened quickly. "You′ve too much power of thought --above all too much
conscience," Ralph added. "It′s out of all reason, the number of things
you think wrong. Put back your watch. Diet your fever. Spread your wings;
rise above the ground. It′s never wrong to do that."
|
-Tú no puedes hacerlo, estoy hecho a prueba de tormentos. Toma
las cosas con calma. No interrogues tanto a tu conciencia... acabará por
desafinarse como un piano mal tocado. Resérvalo para las grandes
ocasiones. No te esfuerces de esa manera por forjarte un carácter. Es como
querer que se abra por fuerza un tierno capullo de rosa. Vive como más te
agrade, que tu carácter se irá forjando él sólito. Hay infinidad de cosas
que te convienen, las excepciones son pocas y entre ellas no se encuentra
el poseer una buena renta. -Ralph hizo un alto y sonrió a Isabel que le
escuchaba con atención ; luego prosiguió-: Tienes demasiada capacidad para
pensar y, sobre todo, demasiada conciencia. Es increíble la cantidad de
cosas que te parecen mal. No analices tanto. Purga tu fiebre, abre tus
alas, elévate sobre la tierra, que en ello no hay mal.
|
She had listened eagerly, as I say; and
it was her nature to understand quickly. "I wonder if you appreciate what
yo u say. If you do, you take a great responsibility."
|
Como ya he dicho, Isabel había estado escuchando con toda
atención, y una de sus cualidades era la rapidez de comprensión. -No sé si
te das cuenta exacta de lo que me dices -respondió-. Si te la das,
contraes una responsabilidad enorme.
|
"You frighten me a little, but I think
I′m right," said Ralph, persisting in cheer.
|
-Me asustas un poco, pero creo que estoy en lo cierto -replicó
Ralph tratando de conservar el buen humor.
|
"All the same what you say is very true,"
Isabel pursued. "You could say nothing more true. I′m absorbed in myself
--I look at life too much as a doctor′s prescription. Why indeed should we
perpetually be thinking whether things are good for us, as if we were
patients lying in a hospital? Why should I be so afraid of not doing
right? As if it mattered to the world whether I do right or wrong!"
|
-De todos modos -Isabel continuó-, reconozco que cuanto has
dicho es verdad. No podías haber dicho nada más cierto. Estoy demasiado
ensimismada... vivo como si siguiera un régimen impuesto por el m
u233édico. ¿Por qué tenemos que estar siempre preguntándonos si las cosas
nos convienen o dejan de convenirnos, como si fuéramos enfermos internados
en un hospital? En verdad, ¿por qué habré de tener miedo de no obrar
bien?... ¡Cómo si al mundo le importase algo el que yo no me condujese
como es debido!
|
"You′re a capital person to advise," said
Ralph; "you take the wind out of MY sails!"
|
-Eres una persona extraordinaria para recibir consejos;
resulta que me estás robando mis propios argumentos.
|
She looked at him as if she had not heard
him --though she was following out the train of reflexion which he himself
had kindled. "I try to care more about the world than about myself --but I
always come back to mys elf. It′s because I′m afraid." She stopped; her
voice had trembled a little. "Yes, I′m afraid; I can′t tell you. A large
fortune means freedom, and I′m afraid of that. It′s such a fine thing, and
one should make such a good use of it. If one shouldn′t one would be
ashamed. And one must keep thinking; it′s a constant effort. I′m not sure
it′s not a greater happiness to be powerless."
|
Ella le miró como si no le hubiese oído, si bien seguía la
trayectoria de los pensamientos que él había encendido. -Me preocupo más
de la gente que de mí misma... pero siempre retorno a mí, porque tengo
miedo. -Se detuvo un instante; y en su voz se notaba un ligero temblor-.
Es verdad, sí, me da miedo, te lo aseguro. Una gran fortuna significa
libertad completa, y eso es lo que me da miedo. Es una cosa admirable, y
una podría emplearla admirablemente. Y, si no lo hiciese, acabaría por
avergonzarse. No hay más remedio que pensar constantemente en ello, en un
esfuerzo incesante. No estoy segura de que la falta de ese poder no
constituya una dicha superior.
|
"For weak people I′ve no doubt it′s a
greater happiness. For weak people the effort not to be contemptible must
be great."
|
-No cabe duda de que para la gente débil constituye una
felicidad mucho mayor -respondió él-. Esa gente tiene que realizar un
esfuerzo verdaderamente grande para no merecer el desdén.
|
"And how do you know I′m not weak?"
Isabel asked.
|
-¿Cómo sabes que no soy débil? -preguntó Isabel.
|
"Ah," Ralph answered with a flush that
the girl noticed, "if you are I′m awfully sold!"
|
Ralph contestó con un rubor que ella no pudo por menos de
notar: -¡Ah! Si lo fueras, me habría equivocado de medio a medio.
|
The charm of the Mediterranean coast only
deepened for our heroine on acquaintance, for it was the threshold of
Italy, the gate of admirations. Italy, as yet imperfectly seen and felt,
stretched before her a s a land of promise, a land in which a love of the
beautiful might be comforted by endless knowledge. Whenever she strolled
upon the shore with her cousin --and she was the companion of his daily
walk --she looked across the sea, with longing eyes, to where she knew
that Genoa lay. She was glad to pause, however, on the edge of this larger
adventure; there was such a thrill even in the preliminary hovering. It
affected her moreover as a peaceful interlude, as a hush of the drum and
fife in a career which she had little warrant as yet for regarding as
agitated, but which nevertheless she was constantly picturing to herself
by the light of her hopes, her fears, her fancies, her ambitions, her
predilections, and which reflected these subjective accidents in a manner
sufficiently dramatic. Madame Merle had predicted to Mrs. Touchett that
after their young friend had put her hand into her pocket half a dozen
times she would be reconciled to the idea that it had been filled by a
munificent uncle; and the event justified, as it had so often justified
before, that lady′s perspicacity. Ralph Touchett had praised his cousin
for being morally inflammable, that is for being quick to take a hint that
was meant as good advice. His advice had perhaps helped the matter; she
had at any rate before leaving San Remo grown used to feeling rich. The
consciousness in question found a proper place in rather a dense little
group of ideas that she had about herself, and often it was by no means
the least agreeable. It took perpetually for granted a thousand good
intentions. She lost herself in a maze of visions; the fine things to be
done by a rich, independent, generous girl who took a large human view of
occasions and obligations were sublime in the mass. Her fortune therefore
became to her mind a part of her better self; it gave her importance, gave
her even, to her own imagination, a certain ideal beauty. What it did for
her in the imagination of oth ers is another affair, and on this point we
must also touch in time. The visions I have just spoken of were mixed with
other debates. Isabel liked better to think of the future than of the
past; but at times, as she listened to the murmur of the Mediterranean
waves, her glance took a backward flight. It rested upon two figures
which, in spite of increasing distance, were still sufficiently salient;
they were recognisable without difficulty as those of Caspar Goodwood and
Lord Warburton. It was strange how quickly these images of energy had
fallen into the background of our young lady′s life. It was in her
disposition at all times to lose faith in the reality of absent things;
she could summon back her faith, in case of need, with an effort, but the
effort was often painful even when the reality had been pleasant. The past
was apt to look dead and its revival rather to show the livid light of a
judgement-day. The girl moreover was not prone to take for granted that sh
e herself lived in the mind of others --she had not the fatuity to believe
she left indelible traces. She was capable of being wounded by the
discovery that she had been forgotten; but of all liberties the one she
herself found sweetest was the liberty to forget. She had not given her
last shilling, sentimentally speaking, either to Caspar Goodwood or to
Lord Warburton, and yet couldn′t but feel them appreciably in debt to her.
She had of course reminded herself that she was to hear from Mr. Goodwood
again; but this was not to be for another year and a half, and in that
time a great many things might happen. She had indeed failed to say to
herself that her American suitor might find some other girl more
comfortable to woo; because, though it was certain many other girls would
prove so, she had not the smallest belief that this merit would attract
him. But she reflected that she herself might know the humiliation of
change, might really, for that matter, come to the e nd of the things that
were not Caspar (even though there appeared so many of them), and find
rest in those very elements of his presence which struck her now as
impediments to the finer respiration. It was conceivable that these
impediments should some day prove a sort of blessing in disguise --a clear
and quiet harbour enclosed by a brave granite breakwater. But that day
could only come in its order, and she couldn′t wait for it with folded
hands. That Lord Warburton should continue to cherish her image seemed to
her more than a noble humility or an enlightened pride ought to wish to
reckon with. She had so definitely undertaken to preserve no record of
what had passed between them that a corresponding effort on his own part
would be eminently just. This was not, as it may seem, merely a theory
tinged with sarcasm. Isabel candidly believed that his lordship would, in
the usual phrase, get over his disappointment. He had been deeply affected
--this she believed, and she was still capable of deriving pleasure from
the belief; but it was absurd that a man both so intelligent and so
honourably dealt with should cultivate a scar out of proportion to any
wound. Englishmen liked moreover to be comfortable, said Isabel, and there
could be little comfort for Lord Warburton, in the long run, in brooding
over a self-sufficient American girl who had been but a casual
acquaintance. She flattered herself that, should she hear from one day to
another that he had married some young woman of his own country who had
done more to deserve him, she should receive the news without a pang even
of surprise. It would have proved that he believed she was firm --which
was what she wished to seem to him. That alone was grateful to her pride.
|
El encanto del Mediterráneo se iba apoderando más y más del al
ma de nuestra heroína a medida que lo contemplaba, porque era el umbral de
Italia, como la puerta dorada tras la cual están esperando admirables
tesoros. Italia, todavía tan escasamente vista y sentida, extendíase ante
ella como una verdadera tierra de promisión, una tierra en que el amor de
la belleza podía ser satisfecho hasta lo infinito por el conocimiento
ilimitado. Cuando ella paseaba por la playa con su primo -lo acompañaba en
su paseo todos los días- miraba anhelante a lo lejos, donde sabía que
estaba situada Génova. Al verse a sí misma al borde de esta gran aventura,
se sentía satisfecha de hacer un alto, pues incluso aquella espera le
resultaba emocionante. Representaba para ella un apacible intermedio, como
un distante sonido de pífanos y tambores en una carrera que no tenía aún
motivos para considerar agitada, pero que imaginaba a través del prisma de
sus esperanzas, sus temores, sus fantasías, sus ambiciones y
predilecciones, que reflejaban de manera harto dramática todos esos
accidentes subjetivos. Madame Merle había predicho a la señora Touchett
que, en cuanto su sobrina se metiera una docena de veces la mano en el
bolsillo, aceptaría el hecho de que se lo había llenado la mano generosa
de un tío próvido; y la realidad justificaba ya, como antes la había
justificado, la perspicacia de tan distinguida dama. Ralph Touchett
elogiaba en su prima esa propensión a sentirse moralmente arrebatada, su
diligencia en aceptar una sugerencia dada a modo de buen consejo. Y el
consejo de él tal vez la hubiera ayudado. El hecho es que, antes de dejar
San Remo, ya Isabel se había hecho a la idea de que era una mujer rica. El
reconocimiento de tal realidad halló su lugar en un denso grupo de ideas
que ella te nía acerca de sí misma y, por lo general, no le resultó en
absoluto desagradable. Siempre daba por sentado un sinfín de buenas
intenciones. Isabel se sumergió en un laberinto de visiones: las cosas
admirables que podía hacer una muchacha generosa, rica e independiente,
dotada de una visión amplia y humana de las obligaciones y las ocasiones
que, en su conjunto, resultaban algo sublime. Su fortuna empezó a
aparecérsele como una parte integrante de lo mejor de su propio ser, pues
le prestaba gran importancia e incluso, gracias a la imaginación, cierta
belleza ideal. Ahora bien, lo que respecto a ella eso les sugería a los
demás era cosa bien distinta y que a su debido tiempo no dejaremos de
considerar. Las visiones extraordinarias que acabo de referir estaban
entremezcladas en su espíritu con otros debates. A ella le agradaba más
pensar en lo futuro que en lo pa sado; pero, cuando a veces escuchaba el
murmullo del Mediterráneo, sus pensamientos regresaban al pasado. Con los
ojos del alma contemplaba entonces a dos personales que, a pesar de la
gran distancia que de ella les separaba, cobraban singular relieve,
figuras que sin la menor dificultad reconocía como pertenecientes a Caspar
Goodwood y a lord Warburton. Era extraño pensar con cuánta facilidad
aquellas dos enérgicas figuras habían pasado al último plano en la vida de
nuestra joven heroína, Había sido siempre una rara predisposición de su
espíritu el perder la fe en la realidad de las cosas o de los seres
ausentes. Ciertamente le cabía el recurso, en caso preciso, de reavivar la
fe con un esfuerzo de voluntad, pero tal esfuerzo resultaba con frecuencia
harto penoso, incluso cuando la realidad había sido grata. Lo pasado
tendía a parecer muerto y al reavivarlo su rgía envuelto en la lívida luz
del día del Juicio Final. Además, la joven no acostumbraba a creerse que
vivía en la imaginación de los demás... y no tenía la fatuidad de
figurarse que dejaba indelebles huellas de su persona dondequiera que
hubiese pasado. Sin embargo, no le era difícil sentirse herida al saber
que se la había olvidado; pero de todas las libertades, la que más
apreciable y grata le parecía era la de poder olvidar. Sentimentalmente
hablando, no había dado ni un chelín de su propia persona a Caspar
Goodwood ni a lord Warburton, lo cual no le impedía considerar que éstos
debían sentirse grandemente en deuda con ella. Se acordaba perfectamente
de que Caspar Goodwood se proponía dar de nuevo señales de vida, pero aún
faltaba un año y medio para ello, y en tal lapso de tiempo podrían suc
eder muchas otras cosas. No había atinado a pensar que su pretendiente
americano podía hallar otra muchacha más fácil de cortejar, pues, aun
cuando era indudable que habría muchas otras en tales condiciones, ella
daba por seguro que esa circunstancia no bastaría para atraerle. Sin
embargo, sus reflexiones le decían que ella misma podía llegar a conocer
la humillación de un cambio: podía realmente llegar a agotar todas las
cosas que no eran Caspar (aunque se le antojaba que eran muchísimas), y
encontrar un verdadero descanso en aquellos elementos de su presencia que
hoy parecían constituir verdaderos impedimentos a su más amplio respirar.
Acaso estos impedimentos llegasen a ser algún día una bendición
disfrazada... un tranquilo y límpido puerto de salvación resguardado por
un ancho rompeolas de granito. Pero tal día sóólo llegaría a su debido
tiempo, y ella no podía estarse esperándolo con los brazos cruzados. La
posibilidad de que lord Warburton continuase adorando su imagen le parecía
una idea que una noble humildad o un orgullo clarividente no podían
cultivar. Ella había tan definitivamente procurado no guardar constancia.
alguna de lo que entre ambos ocurriera que le parecía más que justificado
que por su parte ese caballero hiciera otro tanto. Aunque así pudiera
parecer, esto no era en absoluto una mera teoría envuelta en sarcasmo.
Isabel creía ingenuamente que el lord acabaría, como suele decirse, por
olvidar su desengaño. Que eso lo había afectado, eso sí lo creía ella y
todavía hallaba placer en creerlo; pero resultaba absurdo que un hombre
tan inteligente y que había recibido un trato tan honrado guardase una
cicatriz tan despropor cionada con la herida. Isabel se decía a sí misma
que a los ingleses les gustaba vivir con comodidad, y poco podría darle a
lord Warburton, a la larga, el seguir cavilando sobre una muchacha
norteamericana en exceso independiente que sólo había sido una amistad
ocasional. Se hacía la ilusión de que, si el día menos pensado le dijeran
que se había casado con una muchacha de su país que hubiese hecho más que
ella por merecerle, tal noticia no le produciría la menor sensación de
dolor, ni aun de sorpresa. Habría demostrado que él la creía una mujer
fuerte... lo que ella había querido parecer. Y con esto se satisfacía su
propio orgullo.
|
CHAPTER 22 |
22
On one of the first days of May, some six
months after old Mr. Touchett′s death, a small group that might have been
described by a painter as composing well was gathered in one of the many
rooms of an ancient villa crowning an olive-muffled hill outside of the
Roman gate of Florence. The villa was a long, rather blank-looking
structure, with the far-projecting roof which Tuscany loves and which, on
the hills that encircle Florence, when considered from a distance, make so
harmonious a rectangle with the straight, dark, definite cypresses that
usually rise in groups of three or four beside it. The house had a front
upon a little grassy, empty, rural piazza which occupied a part of the
hill-top; and this front, pierced with a few windows in irregular
relations and furnished with a stone bench lengthily adjusted to the base
of the structure and useful as a lounging-place to one or two persons
wearing more or less of that air of undervalued merit which in Italy, for
some reason or other, always gracefully invests any one who confidently
assumes a perfectly passive attitude --this antique, solid, weather-worn,
yet imposing front had a somewhat incommunicative character. It was the
mask, not the face of the house. It had heavy lids, but no eyes; the house
in reality looked another way --looked off behind, into splendid openness
and the range of the afternoon light. In that quarter the villa overhung
the slope of its hill and the long valley of the Arno, hazy with Italian
colour. It had a narrow garden, in the manner of a terrace, productive
chiefly of tangles of wild roses and other old stone benches, mossy and
sun-warmed. The parapet of the terrace was just the height to lean upon,
and beneath it the ground declined into the vagueness of olive-crops and
vineyards. It is not, however, with the outside of the place that we are
concerned; on this bright morning of ripened spring its tenants had reason
to prefer the shady side of the wall. The windows of the ground-floor, as
you saw them from the piazza, were, in their noble proportions, extremely
architectural; but their function seemed less to offer communication with
the world than to defy the world to look in. They were massively
cross-barred, and placed at such a height that curiosity, even on tiptoe,
expired before it reached them. In an apartment lighted by a row of three
of these jealous apertures --one of the several distinct apartments into
which the villa was divided and which were mainly occupied by foreigners
of random race long resident in Florence --a gentleman was seated in
company with a young girl and two good sisters from a religious house. The
room was, however, less sombre than our indications may have represented,
for it had a wide, high door, which now stood open into the tangled garden
behind; and the tall iron lattices admitted on occasion more than enough
of the Italian sunshine. It was moreover a seat of ease, indeed of luxury,
telling of arrangements subtly studied and refinements frankly proclaimed,
and containing a variety of those faded hangings of damask and tapestry,
those chests and cabinets of carved and time-polished oak, those angular
specimens of pictorial art in frames as pedantically primitive, those
perverse-looking relics of mediaeval brass and pottery, of which Italy has
long been the not quite exhausted storehouse. These things kept terms with
articles of modern furniture in which large allowance had been made for a
lounging generation; it was to be noticed that all the chairs were deep
and well padded and that much space was occupied by a writing-table of
which the ingenious perfection bore the stamp of London and the nineteenth
century. There were books in profusion and magazines and newspapers, and a
few small, odd, elaborate pictures, chiefly in water-colour. One of these
productions stood on a drawing-room easel before which, at the moment we
begin to be concerned with her, the young girl I have mentioned had placed
herself. She was looking at the picture in silence.
|
A los seis meses de la muerte del señor Touchett, en uno de
los primeros días del mes de mayo y en una de las muchas habitaciones de
una antigua villa que coronaba una colina plantada de olivos en las
afueras de la Puerta de Roma de Florencia, se había formado un pequeño
grupo de personas que, a los ojos de un pintor, habría parecido
armoniosamente compuesto. La villa era un edificio largo y compacto, con
uno de esos tejados de ancho alero que tanto gustan en la Toscana y que,
vistos desde lejos, forman en las deliciosas colinas que rodean Florencia
armoniosos rectángulos con los cipreses oscuros, rectos y bien perfilados,
que se alzan junto a las casas. La fachada del edificio en cuestión daba a
una plaza diminuta y vacía, cubierta de hierba, que ocupaba parte de la
cumbre del cerro; en ella se abrían aquí y allá unas cuantas ventanas y a
lo largo de su base se extendía un banco de piedra, adecuado para el
descanso de una o dos personas reconocibles por ese aire de mérito
ignorado que en Italia suele atribuirse, por cualquier razón, a quienes
asumen una actitud pasiva... sin embargo, aquella fachada da tan sólida,
antigua y pulida por la intemperie tenía un aspecto poco comunicativo.
Pero era la máscara, no el rostro de la casa. Sus párpados eran pesados;
mas carecía de ojos. En realidad, la casa miraba hacia otra parte, hacia
la inmensa extensión y hacia la matizada luz vespertina. Por ese lado, la
villa dominaba la falda de la colina y el largo valle del río Arno,
envuelto en una densa niebla teñida del color del paisaje italiano. A
manera de terraza tenía un pequeño jardín cubierto de una maraña de
escaramujos y salpicado de más bancos de piedra casi cubiertos de musgo y
calentados por el sol. El parapeto de la terraza tenía la altura justa
para apoyarse en él y debajo de él comenzaba el declive poblado de viñas y
olivares. Mas no es el exterior del edificio lo que nos interesa; en esta
brillante mañana de esplendorosa primavera, los habitantes de la casa
tenían motivos para preferir la parte sombreada del muro del edificio.
Vistas desde la plaza, las ventanas de la planta baja guardaban dignas
proporciones arquitectónicas y eran de gran nobleza, pero su misión
parecía consistir menos en brindar comunicación con el mundo que en
impedir que el mundo se asomase. Estaban defendidas por gruesos barrotes
de hierro y colocadas a tal altura que la curiosidad, incluso aunque se
aupara de puntillas, expiraba antes de alcanzarlas. En una estancia
iluminada por una fila de tres de aquellas celosas ventanas (uno de las
numerosos apartamentos en que se dividía la gran mansión y que por lo
general ocupaban extranjeros de diversa estirpe residentes en Florencia)
se hallaban sentados un caballero, en compañía de una joven y dos
religiosas. La habitación era, en realidad, menos sombría de lo que mi
descripción haya podido insinuar, pues tenía una puerta ancha y alta que
daba al pequeño jardín y que en aquel momento permanecía abierta. Por otra
parte, las altas celosías de hierro dejaban pasar cantidades más que
suficientes del sol de Italia. Era un lugar cómodo y lujoso, que revelaba
una cuidadosa decoración y un refinamiento esmerado, y que exhibía un
despliegue de esas colgaduras descoloridas de gastados damascos y
desvaídos tapices, de esos cofres y estuches de tallado roble patinado por
el tiempo, de esos angulosos ejemplares del arte pictórico encerrados en
sus marcos pedantemente primitivos, de esas reliquias medievales de bronce
y de cerámica de perverso aspecto, de los que Italia ha sido la proveedora
casi inagotable durante tanto tiempo. Sin embargo, estas cosas armonizaban
con las distintas piezas de mobiliario moderno en cuyo diseño se había
tenido muy en cuenta los gustos de una generación dada a la holganza, como
así lo demostraban las butacas grandes y bien tapizadas y el gran espacio
ocupado por el enorme escritorio cuya perfección ingeniosa llevaba el
sello de Londres y del siglo diecinueve. Había abundancia de libros,
revistas ilustradas y diarios, sin contar algunos pequeños cuadros, raros
y complicados, casi todos pintados a la acuarela. Uno de tales productos
del arte estaba colocado en un caballete de salón y ante él se hallaba, en
el momento en que empezamos a cobrar interés por ella, la muchacha que he
mencionado contemplando silenciosa el cuadro.
|
Silence --absolute silence --had not
fallen upon her companions; but their talk had an appearance of
embarrassed continuity. The two good sisters had not settled themselves in
their respective chairs; their attitude expressed a final reserve and
their faces showed the glaze of prudence. They were plain, ample,
mild-featured women, with a kind of business-like modesty to which the
impersonal aspect of their stiffened linen and of the serge that draped
them as if nailed on frames gave an advantage. One of them, a person of a
certain age, in spectacles, with a fresh complexion and a full cheek, had
a more discriminating manner than her colleague, as well as the
responsibility of their errand, which apparently related to the young
girl. This object of interest wore her hat --an ornament of extreme
simplicity and not at variance with her plain muslin gown, too short for
her years, though it must already have been "let out." The gentleman who
might have been supposed to be entertaining the two nuns was perhaps
conscious of the difficulties of his function, it being in its way as
arduous to converse with the very meek as with the very mighty. At the
same time he was clearly much occupied with their quiet charge, and while
she turned her back to him his eyes rested gravely on her slim, small
figure. He was a man of forty, with a high but well-shaped head, on which
the hair, still dense, but prematurely grizzled, had been cropped close.
He had a fine, narrow, extremely modelled and composed face, of which the
only fault was just this effect of its running a trifle too much to
points; an appearance to which the shape of the beard contributed not a
little. This beard, cut in the manner of the portraits of the sixteenth
century and surmounted by a fair moustache, of which the ends had a
romantic upward flourish, gave its wearer a foreign, traditionary look and
suggested that he was a gentleman who studied style. His conscious,
curious eyes, however, eyes at once vague and penetrating, intelligent and
hard, expressive of the observer as well as of the dreamer, would have
assured you that he studied it only within well-chosen limits, and that in
so far as he sought it he found it. You would have been much at a loss to
determine his original clime and country; he had none of the superficial
signs that usually render the answer to this question an insipidly easy
one. If he had English blood in his veins it had probably received some
French or Italian commixture; but he suggested, fine gold coin as he was,
no stamp nor emblem of the common mintage that provides for general
circulation; he was the elegant complicated medal struck off for a special
occasion. He had a light, lean, rather languid-looking figure, and was
apparently neither tall nor short. He was dressed as a man dresses who
takes little other trouble about it than to have no vulgar things.
|
Sus compañeros no guardaban un silencio absoluto, pero su
conversación tenía una continuidad forzada. Las dos religiosas no se
habían acomodado a sus anchas en sus sillones; sus actitudes respectivas
denotaban una total reserva y en sus rostros había un barniz de prudencia.
Eran dos mujeres corpulentas, de facciones corrientes y benignas, con una
especie de eficiente modestia que realzaban ventajosamente la tiesura
impersonal de las albas tocas y sus hábitos de estameña que parecían
claveteados en un marco. Una de ellas, la de más edad, con anteojos, de
tez lozana y mejillas tersas, hablaba con mayor circunspección que su
compañera y parecía la responsable de su común cometido, que sin duda
alguna se refería a la joven. Este objeto de su interés llevaba
sombrero... ornamento de suma sencillez al igual que su vestido de percal,
demasiado corto para su edad, aunque seguramente ya se lo habrían
alargado. El caballero que presuntamente debiera entretener a las monjas,
tal vez era consciente de las dificultades de su empeño, pues tan arduo
resulta conversar con los humildes como con los poderosos. Al mismo
tiempo, estaba muy atento observando al callado objeto de la tutela de las
monjas y, como la joven le volvía la espalda, se entretenía en admirar su
esbelta figura. Era un hombre de unos cuarenta años, con una frente alta y
una cabeza bien formada, cuyos cabellos abundantes se habían tornado
prematuramente grises y que él llevaba muy cortos. Su cara refinada,
enjuta, perfectamente modelada y de expresión serena, tenía el único
defecto de parecer quizá demasiado angulosa, efecto a que contribuía
grandemente el corte de su barba. Tal barba, recortada a la manera del
siglo dieciséis y rematada por un rubio bigote cuyas guías se curvaban
graciosamente hacia arriba, daba a su portador un aspecto extranjero y
tradicional y hacía pensar que era un caballero de esos que cuidan el
estilo. Sin embargo, sus ojos avispados, a un tiempo vagos y penetrantes,
duros e inteligentes y tan propios del observador como del soñador, os
habrían dado la seguridad de que estudiaba su estilo dentro de ciertos
limites y que en la medida en que lo buscaba lo encontraba. Vana habría
sido la tarea de quien pretendiese averiguar su país y su clima
originales, pues no tenía ninguno de esos signos externos que suelen hacer
tan insípidamente fácil la respuesta a semejante pregunta. Si acaso tenía
algo de sangre inglesa en las venas sería, sin duda, con algunas gotas de
francesa o italiana; pero en la fina moneda de oro que era aquel hombre no
se advertía sello ni emblema de la acuñación corriente que asegura la
circulación general. Era una k medalla de elegante y complicado troquel,
hecha especialmente para una ocasión especial. Su figura era liviana,
delgada, más bien lánguida, y no se le veía ni alto ni bajo. Vestía como
suele vestir todo hombre que sólo se ocupa de su guardarropa para evitar
que haya en él cosas vulgares.
|
"Well, my dear, what do you think of it?"
he asked the young girl. He used the Italian tongue, and used it with
perfect ease; but this would not have convinced you he was Italian.
|
-Bien, querida, ¿qué te parece? -preguntó a la joven. Se
expresaba en italiano con gran facilidad, pero ello no habría bastado para
convencer a nadie de que era italiano de origen.
|
The child turned her head earnestly to
one side and the other. "It′s very pretty, papa. Did you make it
yourself?"
|
Meneó la muchacha la cabeza hacia uno y otro lado y respondió:
[[-Me parece muy hermoso, papá. ¿Lo has hecho tú?
|
"Certainly I made it. Don′t you think I′m
clever?"
|
-Claro que sí. ¿Qué?, ¿te parece que soy hábil?
|
"Yes, papa, very clever; I also have
learned to make pictures." And she turned round and showed a small, fair
face painted with a fixed and intensely sweet smile.
|
-Sí, muy hábil, papá. También yo he aprendido a pintar-dijo, y
se volvió dejando ver una linda cara donde se dibujaba una sonrisa
extraordinariamente suave.
|
"You should have brought me a specimen of
your powers."
|
-Has debido traerme algunas pruebas de tus habilidades.
|
"I′ve brought a great many; they′re in my
trunk."
|
-He traído muchas. Están en mi baúl.
|
"She draws very --very carefully," the
elder of the nuns remarked, speaking in French.
|
La mayor de las monjas observó, hablando en francés:
-Dibuja con mucho, mucho esmero.
|
"I′m glad to hear it. Is it you who have
instructed her?"
|
-Me alegro de saberlo. ¿Es usted quien le ha enseñado?
|
"Happily no," said the good sister,
blushing a little. "Ce n′est pas ma partie. I teach nothing; I leave that
to those who are wiser. We′ve an excellent drawing-master, Mr. --Mr.
--what is his name?" she asked of her companion.
|
Se sonrojó un tanto la buena religiosa y replicó:
-Felizmente no. Ce n′est pas ma partie. Yo no enseño nada. Dejo eso
para las que saben más. Tenemos un admirable maestro de dibujo, el
señor... el señor... ¿cómo se llama? -preguntó a su compañera.
|
Her companion looked about at the carpet.
"It′s a German name," she said in Italian, as if it needed to be
translated.
|
Ésta clavó la mirada en la alfombra durante un momento y
contestó en italiano, como si su respuesta hubiera menester traducción:
-Es un nombre alemán.
|
"Yes," the other went on. "he′s a German,
and we′ve had him many years."
|
-Sí, es un alemán -corroboró la otra-, lleva con nosotras
muchos años.
|
The young girl, who was not heeding the
conversation, had wandered away to the open door of the large room and
stood looking into the garden. "And you, my sister, are French," said the
gentleman.
|
La muchacha, que se había desentendido de la conversación de
los otros tres, se aproximó a la puerta abierta de la amplia habitación y
se puso a mirar al jardín. El caballero preguntó: -¿Usted, madre, es
francesa?
|
"Yes, sir," the visitor gently replied.
"I speak to the pupils in my own tongue. I know no other. But we have
sisters of other countries --English, German, Irish. They all speak their
proper language."
|
-Sí, señor -respondió amablemente la interrogada-. A mis
discípulas les hablo en mi propio idioma, pues no conozco ningún otro.
Pero tenemos madres de muchos otros países... inglesas, alemanas,
irlandesas. Cada una de ellas habla su propia lengua.
|
The gentleman gave a smile. "Has my
daughter been under the care of one of the Irish ladies?" And then, as he
saw that his visitors suspected a joke, though failing to understand it,
"You′re very complete," he instantly added.
|
El caballero sonrió. -¿Ha estado mi hija al cuidado de alguna
de las damas irlandesas? -Y como viera que sus interlocutoras recelaban
alguna broma, aunque sin comprenderla, añadió-: Son ustedes muy completas.
|
"Oh, yes, we′re complete. We′ve
everything, and everything′s of the best."
|
-¡Oh, sí! Tenemos de todo y, de todo, lo mejor.
|
"We have gymnastics," the Italian sister
ventured to remark. "But not dangerous."
|
La hermanita italiana se arriesgó a decir: -Hasta gimnasio
tenemos... pero no es peligroso.
|
"I hope not. Is that YOUR branch?" A
question which provoked much candid hilarity on the part of the two
ladies; on the subsidence of which their entertainer, glancing at his
daughter, remarked that she had grown.
|
-Ya me figuro que no. ¿Es ésa su ocupación? Semejante pregunta
provocó risas ingenuas en ambas religiosas; cuando su hilaridad remitió,
el caballero, echando un vistazo a su hija, comentó que había crecido.
|
"Yes, but I think she has finished.
She′ll remain --not big," said the French sister.
|
La monja francesa replicó: -Sí, pero yo creo que ya ha
terminado de crecer... no será muy alta.
|
"I′m not sorry. I prefer women like books
--very good and not too long. But I know," the gentleman said, "no
particular reason why my child should be short."
|
-No lo lamento -dijo el caballero-. Opino de las mujeres como
de los libros... prefiero que sean buenos y no demasiado largos. Pero, por
lo demás, no veo por qué mi hija ha de ser baja.
|
The nun gave a temperate shrug, as if to
intimate that such things might be beyond our knowledge. "She′s in very
good health; that′s the best thing."
|
La monjita alzó mansamente los hombros, como para dar a
entender que esas cosas están más allá de nuestro entendimiento, y dijo:
-Lo importante es que tenga buena salud, y la tiene excelente.
|
"Yes, she looks sound." And the young
girl′s father watched her a moment. "What do you see in the garden?" he
asked in French.
|
-En efecto, parece sana. -El padre se quedó mirándola un
instante, luego le preguntó en francés-: ¿Qué ves en el jardín?
|
"I see many flowers," she replied in a
sweet, small voice and with an accent as good as his own.
|
-Veo muchas flores -le contestó ella con una vocecita dulce y
con un acento tan puro como el de él.
|
"Yes, but not many good ones. However,
such as they are, go out and gather some for ces dames."
|
-Sí, pero no muy delicadas. Sin embargo, anda, corta unas
cuantas de ésas para ces dames.
|
The child turned to him with her smile
heightened by pleasure. "May I truly?"
|
La muchacha se volvió a él y preguntó con una sonrisa todavía
más encantadora: -¿Lo dices de veras?
|
"Ah, when I tell you," said her father.
|
-Te lo estoy diciendo -contestó su padre.
|
The girl glanced at the elder of the
nuns. "May I, truly, ma mere?"
|
-¿Puedo hacerlo, ma mére? La muchacha miró a la mayor de las
monjitas y preguntó:
|
"Obey monsieur your father, my child,"
said the sister, blushing again.
|
-Obedece a tu señor padre, hija mía –respondió la religiosa
ruborizándose de nuevo¿
|
The child, satisfied with this
authorization, descended from the threshold and was presently lost to
sight. "You don′t spoil them," said her father gaily.
|
La muchacha, satisfecha con semejante autorización,
desapareció del umbral y enseguida se perdió de vista. -Ya veo que no las
tienen consentidas –comentó alegremente el padre.
|
"For everything they must ask leave.
That′s our system. Leave is freely granted, but they must ask it."
|
-Deben pedir permiso para todo. Ese es nuestro método. El
permiso se concede sin la menor dificultad, pero es indispensable pedirlo.
|
"Oh, I don′t quarrel with your system;
I′ve no doubt it′s excellent. I sent you my daughter to see what you′d
make of her. I had faith."
|
-No discuto su sistema, ni dudo de que sea excelente. Les he
confiado a mi hija para ver qué podían hacer de ella. Tenía plena
confianza.
|
"One must have faith," the sister blandly
rejoined, gazing through her spectacles.
|
-Hay que tener fe -respondió blandamente la religiosa mirando
a través de sus anteojos.
|
"Well, has my faith been rewarded? What
have you made of her?"
|
-¿Puedo creer que mi fe ha obtenido su debida recompensa? ¿Qué
han hecho ustedes de ella?
|
The sister dropped her eyes a moment. "A
good Christian, monsieur."
|
La monja bajó sus ojos y replicó: -Una buena cristiana, señor.
|
Her host dropped his eyes as well; but it
was probable that the movement had in each case a different spring. "Yes,
and what else?"
|
También bajó él los suyos, pero acabó aquel movimiento
obedeciera a dos impulsos completamente distintos. -Está bien. ¿Y qué más?
|
He watched the lady from the convent,
probably thinking she would say that a good Christian was everything; but
for all her simplicity she was not so crude as that. "A charming young
lady --a real little woman --a daughter in whom you will have nothing but
contentment."
|
Miró a la dama del convento, pensando que probablemente iba a
decir que bastaba con ser buena cristiana, pero, por mucha que fuera su
sencillez de espíritu, ella no era tan simple. Así, ella añadió: -Una
encantadora damita... una verdadera señorita... una hija que no ha de
proporcionarle a usted sino satisfacciones.
|
"She seems to me very gentille," said the
father. "She′s really pretty."
|
-Verdaderamente me parece muy gentille. Es realmente bonita
-dijo el padre.
|
"She′s perfect. She has no faults."
|
-Es perfecta. No tiene defectos.
|
"She never had any as a child, and I′m
glad you have given her none."
|
-De niña no los tuvo. Celebro que ustedes no le hayan sembrado
ninguno.
|
"We love her too much," said the
spectacled sister with dignity. "And as for faults, how can we give what
we have not? Le couvent n′est pas comme le monde, monsieur. She′s our
daughter, as you may say. We′ve had her since she was so small."
|
La religiosa de los anteojos dijo con gran dignidad: -Nosotras
la queremos mucho. En cuanto a los defectos, ¿cómo podríamos
proporcionarle lo que nosotras no tenemos? Le couvent n′est pas comme le
monde, monsieur. Podría decirse que es nuestra hija, la hemos tenido desde
que era tan pequeña...
|
"Of all those we shall lose this year
she′s the one we shall miss most," the younger woman murmured
deferentially.
|
-De todas las que vamos a perder este año, ella es la que
echaremos más de menos -murmuró con deferencia la monja más joven.
|
"Ah, yes, we shall talk long of her,"
said the other. "We shall hold her up to the new ones." And at this the
good sister appeared to find her spectacles dim; while her companion,
after fumbling a moment, presently drew forth a pocket-handkerchief of
durable texture.
|
-Oh, seguramente -dijo la otra-. No dejaremos de recordarla
con frecuencia. La pondremos como ejemplo a las nuevas. En este punto
pareció percatarse de que se habían empañado sus anteojos; inmediatamente
su compañera, después de rebuscar en sus bolsillos, acabó por sacar un
pañuelo de duradera textura.
|
"It′s not certain you′ll lose her;
nothing′s settled yet," their host rejoined quickly; not as if to
anticipate their tears, but in the tone of a man saying what was most
agreeable to himself.
|
-No es seguro que hayan de perderla definitivamente -declaró
amablemente su anfitrión, no con intención de anticiparse a las lagrimitas
de las otras, sino con el tono de quien dice lo que le resulta más grato.
|
"We should be very happy to believe that.
Fifteen is very young to leave us."
|
-Nos agradaría mucho poder creerlo así. Quince años son muy
pocos para dejarnos.
|
"Oh," exclaimed the gentleman with more
vivacity than he had yet used, "it is not I who wish to take her away. I
wish you could keep her always!"
|
El caballero replicó con más vivacidad de la que hasta aquel
momento había mostrado: -¡Oh! No soy yo el que quiere llevársela. Yo
quisiera que se quedara siempre con ustedes.
|
"Ah, monsieur," said the elder sister,
smiling and getting up, "good as she is, she′s made for the world. Le
monde y gagnera."
|
La mayor de las monjitas, sonriendo y levantándose, dijo: -Ah,
monsieur, aunque es tan buena, está hecha para el mundo. Le monde y
gagnerá.
|
"If all the good people were hidden away
in convents how would the world get on?" her companion softly enquired,
rising also.
|
Y su compañera, levantándose a su vez, añadió suavemente: -Si
toda la buena gente se recluyera en conventos, ¿qué sería del mundo?
|
This was a question of a wider bearing
than the good woman apparently supposed; and the lady in spectacles took a
harmonizing view by saying comfortably: "Fortunately there are good people
everywhere."
|
Era aquélla una pregunta de mucha más enjundia de la que la
buena mujer suponía. De manera que la religiosa de los anteojos creyó
prudente adoptar un punto de vista conciliador diciendo: -Por fortuna hay
personas buenas en todas partes.
|
"If you′re going there will be two less
here," her host remarked gallantly.
|
Y el caballero replicó galantemente: -Al marcharse ustedes,
habrá dos menos en esta casa.
|
For this extravagant sally his simple
visitors had no answer, and they simply looked at each other in decent
deprecation; but their confusion was speedily covered by the return of the
young girl with two large bunches of roses --one of them all white, the
other red.
|
Para aquella extravagante salida no tenían respuesta sus
sencillas visitantes, y se limitaron a mirarse la una a la otra con
decorosa desaprobación. Su confusión quedó en el acto disipada por la
llegada de la joven, que volvía del jardín con dos grandes ramos de flores
blancas las de uno y las del otro, rojas.
|
"I give you your choice, mamman
Catherine," said the child. "It′s only the colour that′s different, mamman
Justine; there are just as many roses in one bunch as in the other."
|
-Escoja usted, madre Catherine -dijo la muchacha-. Sólo se
diferencian en el color, pero hay las mismas rosas en un ramo que en otro.
|
The two sisters turned to each other,
smiling and hesitating, with "Which will you take?" and "No, it′s for you
to choose."
|
Las dos religiosas se volvieron la una a la otra sonriendo y
dudando, con aquello de «¿Cuál prefiere usted, hermana?», «No, escoja
usted primero».
|
"I′ll take the red, thank you," said
mother Catherine in the spectacles. "I′m so red myself. They′ll comfort us
on our way back to Rome."
|
La madre Catherine, mirando por debajo de sus lentes, dijo:
-MI gracias; entonces tomaré las rojas, porque también yo soy
coloradita... Nos servirán de consuelo en nuestro viaje de regreso a Roma.
|
"Ah, they won′t last," cried the young
girl. "I wish I could give you something that would last!"
|
-Pero no durarán -exclamó la niña-. Quisiera darles algo que
durase mucho tiempo.
|
"You′ve given us a good memory of
yourself, my daughter. That will last!"
|
-Nos has dado un buen recuerdo tuyo, hija mía. Eso, sin duda,
durará.
|
"I wish nuns could wear pretty things. I
would give you my blue beads," the child went on.
|
-Si las monjitas pudiesen llevar cosas lindas -siguió diciendo
la muchacha-, les daría mi collar de cuentas azules.
|
"And do you go back to Rome to-night?"
her father enquired.
|
-¿Regresan a Roma esta misma noche? -preguntó el padre.
|
"Yes, we take the train again. We′ve so
much to do la-bas."
|
-Sí, otra vez vamos a tomar el tren. Tenemos mucho que hacer
allá.
|
"Are you not tired?"
|
-¿Y no están ustedes cansadas?
|
"We are never tired."
|
-Nosotras no estamos cansadas nunca.
|
"Ah, my sister, sometimes," murmured the
junior votaress.
|
-A veces, sí, madre -murmuró la más joven.
|
"Not to-day, at any rate. We have rested
too well here. Que Dieu vous garde, ma fille."
|
-En todo caso, hoy no lo estamos, pues hemos descansado
muy bien aquí. Que Dieu vous garde, ma filie -dijo la madre Catherine.
|
Their host, while they exchanged kisses
with his daughter, went forward to open the door through which they were
to pass; but as he did so he gave a slight exclamation, and stood looking
beyond. The door opened into a vaulted ante-chamber, as high as a chapel
and paved with red tiles; and into this ante-chamber a lady had just been
admitted by a servant, a lad in shabby livery, who was now ushering her
toward the apartment in which our friends were grouped. The gentleman at
the door, after dropping his exclamation, remained silent; in silence too
the lady advanced. He gave her no further audible greeting and offered her
no hand, but stood aside to let her pass into the saloon. At the threshold
she hesitated. "Is there any one?" she asked.
|
Mientras ellas intercambiaban besos con su hija, el caballero
fue a abrir la puerta por donde debían salir; pero, al hacerlo, prorrumpió
en una breve exclamación y se quedó mirando al otro lado. La puerta daba a
una especie de vestíbulo abovedado, alto como una capilla y pavimentado
con losas rojas, en el cual acababa de entrar una dama, precedida por un
criado de librea raída que la conducía hacia la gran habitación donde se
hallaban reunidos nuestros amigos. El caballero permaneció en silencio en
la puerta, e igualmente en silencio avanzó la dama. Él no le dirigió
ningún saludo audible ni tampoco le tendió la mano, sino que se limitó a
apartarse para dejarla pasar al salón. En el umbral, ella dudó un momento
y preguntó: -¿Hay alguien ahí dentro?
|
"Some one you may see."
|
-Alguien a quien usted puede ver.
|
She went in and found herself confronted
with the two nuns and their pupil, who was coming forward, between them,
with a hand in the arm of each. At the sight of the new visitor they all
paused, and the lady, who had also stopped, stood looking at them. The
young girl gave a little soft cry: "Ah, Madame Merle!"
|
Entró la dama y se vio frente a las monjitas y su alumna, que
se acercaba entre las dos dándole el brazo a una y otra. Al ver a la nueva
visitante, se detuvieron, y la dama, que también se había detenido, se
quedó mirándolas. La jovencita lanzó un gritito ahogado de alegría y
exclamó: -¡Ah, madame Merle!
|
The visitor had been slightly startled,
but her manner the next instant was none the less gracious. "Yes, it′s
Madame Merle, come to welcome you home." And she held out two hands to the
girl, who immediately came up to her, presenting her forehead to be
kissed. Madame Merle saluted this portion of her charming little person
and then stood smiling at the two nuns. They acknowledged her smile with a
decent obeisance, but permitted themselves no direct scrutiny of this
imposing, brilliant woman, who seemed to bring in with her something of
the radiance of the outer world.
|
La visitante había experimentado un leve sobresalto, pero sus
modales no perdieron nada de su gracia e inmediatamente dijo: -Sí, es
madame Merle que viene a darte la bienvenida en tu casa. Tendió ambas
manos a la muchacha, que se adelantó a ella y le dio su frente a besar.
Madame Merle imprimió su saludo en aquella pequeña porción de la
encantadora joven y luego miró sonriendo a las dos monjitas.
Correspondieron ellas a su sonrisa con una reverencia, pero no se
permitieron escrutar a aquella imponente y distinguida dama que parecía
llevar consigo algo de la claridad del mundo exterior.
|
"These ladies have brought my daughter
home, and now they return to the convent," the gentleman explained.
|
-Estas señoras han traído a mi hija a casa y ahora se vuelven
para su convento explicó el caballero.
|
"Ah, you go back to Rome? I′ve lately
come from there. It′s very lovely now," said Madame Merle.
|
-¡Ah! ¿Van ustedes para Roma? Yo he llegado hace poco de allí.
Ahora hace un tiempo delicioso en la ciudad -dijo madame Merle.
|
The good sisters, standing with their
hands folded into their sleeves, accepted this statement uncritically; and
the master of the house asked his new visitor how long it was since she
had left Rome. "She came to see me at the convent," said the young girl
before the lady addressed had time to reply.
|
Las dos religiosas permanecieron de pie con las manos ocultas
en las mangas y aceptaron esa declaración sin rechistar. El caballero
preguntó entonces cuánto tiempo hacía que había abandonado Roma. Y la
muchacha, sin darle tiempo a madame Merle a contestar, dijo:
|
"I′ve been more than once, Pansy," Madame
Merle declared. "Am I not your great friend in Rome?"
|
-Vino a verme al convento. -Pansy, estuve más de una vez
-manifestó madame Merle-. ¿Acaso no soy en Roma tu mejor amiga?
|
"I remember the last time best," said
Pansy, "because you told me I should come away."
|
-La vez que más recuerdo es la última, porque me dijo que iba
a salir del convento -contestó Pansy.
|
"Did you tell her that?" the child′s
father asked.
|
-¿Le dijo usted tal cosa? -preguntó el padre.
|
"I hardly remember. I told her what I
thought would please her. I′ve been in Florence a week. I hoped you would
come to see me."
|
-No recuerdo bien. Le dije lo que creía que le iba a agradar.
Llevo ya una semana en Florencia. Esperaba que fuera usted a verme.
|
"I should have done so if I had known you
were there. One doesn′t know such things by inspiration --though I suppose
one ought. You had better sit down."
|
-Así lo habría hecho, si lo hubiera sabido. Uno no sabe las
cosas por ciencia infusa... aunque supongo que debería saberlas. Haga el
favor de sentarse.
|
These two speeches were made in a
particular tone of voice --a tone half-lowered and carefully quiet, but as
from habit rather than from any definite need. Madame Merle looked about
her, choosing her seat. "You′re going to the door with these women? Let me
of course not interrupt the ceremony. Je vous salue, mesdames," she added,
in French, to the nuns, as if to dismiss them.
|
Estos dos breves parlamentos fueron dichos en un tono especial
de voz... particularmente tranquilo y bastante quedo, no por una necesidad
concreta sino por obra de la costumbre. Madame Merle miró en derredor suyo
para escoger su asiento y dijo: -¿Iba usted a acompañarlas a la puerta?
Hágalo, no quiero interrumpir la ceremonia. -Y, dirigiéndose en francés a
las religiosas, añadió como para despedirlas-: Je vous salue, mesdames.
|
"This lady′s a great friend of ours; you
will have seen her at the convent," said their entertainer. "We′ve much
faith in her judgement, and she′ll help me to decide whether my daughter
shall return to you at the end of the holidays."
|
-Esta señora es una gran amiga nuestra -dijo el anfitrión-,
ustedes ya la habrán visto en el convento. Tenemos una gran confianza en
su opinión y ella me ayudará a decidir si mi hija ha de volver con ustedes
o no después de las vacaciones.
|
"I hope you′ll decide in our favour,
madame," the sister in spectacles ventured to remark.
|
-Espero que usted decidirá a favor nuestro, señora -se atrevió
a decir la monjita de los lentes.
|
"That′s Mr. Osmond′s pleasantry; I decide
nothing," said Madame Merle, but also as in pleasantry. "I believe you′ve
a very good school, but Miss Osmond′s friends must remember that she′s
very naturally meant for the world."
|
Madame Merle dijo, como si estuviera de chanza también: -Eso
es una broma del señor Osmond, porque yo no decido absolutamente nada.
Creo que el colegio de ustedes es admirable, pero los amigos de la
señorita Osmond deben recordar que ella está naturalmente destinada a
vivir en el mundo.
|
"That′s what I′ve told monsieur," sister
Catherine answered. "It′s precisely to fit her for the world," she
murmured, glancing at Pansy, who stood, at a little distance, attentive to
Madame Merle′s elegant apparel.
|
-Eso es lo que le decía yo al señor. Se trata de prepararla
para el mundo -explicó la madre Catherine mirando a Pansy, que estaba
abstraída contemplando el elegante atuendo de madame Merle.
|
"Do you hear that, Pansy? You′re very
naturally meant for the world," said Pansy′s father.
|
El padre de Pansy dijo entonces a su hija: -¿Has oído, Pansy?
Estás hecha para vivir en el mundo.
|
The child fixed him an instant with her
pure young eyes. "Am I not meant for you, papa?"
|
La muchachita fijó en él sus claros y puros ojos. -¿No para
vivir contigo, papá?
|
Papa gave a quick, light laugh. "That
doesn′t prevent it! I′m of the world, Pansy."
|
El padre soltó una carcajada breve y ligera. -Lo uno no quita
lo otro, hijita. También yo vivo en el mundo.
|
"Kindly permit us to retire," said sister
Catherine. "Be good and wise and happy in any case, my daughter."
|
-Con su permiso, nos retiramos -manifestó la madre Catherine-.
De todas maneras, procura ser siempre buena y feliz, hija mía.
|
"I shall certainly come back and see
you," Pansy returned, recommencing her embraces, which were presently
interrupted by Madame Merle.
|
-No duden de que iré a verlas -dijo Pansy despidiéndose con
nuevos abrazos que enseguida fueron in- ,
terrumpidos por la intervención de madame Merle.
|
"Stay with me, dear child," she said,
"while your father takes the good ladies to the door."
|
-Quédate aquí conmigo, hijita, y deja que tu padre acompañe
hasta la puerta a esas señoras. -¿No puedo ayudar a la madre Catherine a
subir al coche?
|
Pansy stared, disappointed, yet not
protesting. She was evidently impregnated with the idea of submission,
which was due to any one who took the tone of authority; and she was a
passive spectator of the operation of her fate. "May I not see Mamman
Catherine get into the carriage?" she nevertheless asked very gently.
|
Pansy, decepcionada, se quedó mirándola con los ojos muy
abiertos, aunque sin protestar. No cabía duda de que le habían inculcado
la idea de la sumisión debida a cualquiera que le hablase en tono de
autoridad, y era una espectadora pasiva de los designios de su destino. No
obstante, preguntó con gran dulzura:
|
"It would please me better if you′d
remain with me," said Madame Merle, while Mr. Osmond and his companions,
who had bowed low again to the other visitor, passed into the
ante-chamber.
|
-Me gustaría más que te quedases aquí conmigo -contestó madame
Merle mientras el señor Osmond y sus compañeras, que habían hecho un nuevo
y reverencioso saludo a la dama, pasaban a la antecámara.
|
"Oh yes, I′ll stay," Pansy answered; and
she stood near Madame Merle, surrendering her little hand, which this lady
took. She stared out of the window; her eyes had filled with tears.
|
-Sí, me quedaré -accedió Pansy acercándose a madame Merle y
dejando que ésta la tomara de la mano. Miró a través de la ventana y sus
lindos ojos se llenaron de lágrimas.
|
"I′m glad they′ve taught you to obey,"
said Madame Merle. "That′s what good little girls should do."
|
-Me alegro de que te hayan enseñado a obedecer -dijo madame
Merle-. Eso es lo que las niñas deben hacer.
|
"Oh yes, I obey very well," cried Pansy
with soft eagerness, almost with boastfulness, as if she had been speaking
of her piano-playing. And then she gave a faint, just audible sigh.
|
-Yo obedezco muy bien -exclamó Pansy con suave complacencia,
casi con jactancia, como si hubiese estado hablando de su facilidad para
tocar el piano. Y exhaló un débil y casi imperceptible suspiro.
|
Madame Merle, holding her hand, drew it
across her own fine palm and looked at it. The gaze was critical, but it
found nothing to deprecate; the child′s small hand was delicate and fair.
"I hope they always see that you wear gloves," she said in a moment.
"Little girls usually dislike them."
|
Madame Merle, sin soltar la mano de la muchachita, la posó
sobre la fina palma de la suya y la miró atentamente con mirada crítica,
si bien no halló nada digno de censura, pues la mano de la joven era
blanca y delicada. Al cabo de un instante, dijo: -Supongo que te harán
llevar siempre guantes. Por lo general a las jovencitas no les gusta
ponérselos.
|
"I used to dislike them, but I like them
now," the child made answer.
|
-Antes no me gustaba ponérmelos –comentó Pansy-, pero ya me he
acostumbrado y ahora me gusta.
|
"Very good, I′ll make you a present of a
dozen."
|
-Entonces te regalaré una docena de pares.
|
"I thank you very much. What colours will
they be?" Pansy demanded with interest.
|
-Muchísimas gracias. ¿De qué color? –preguntó la jovencita con
gran interés.
|
Madame Merle meditated. "Useful colours."
|
-De colores prácticos -declaró madame Merle después de pensar
un momento.
|
"But very pretty?" |
-Pero bonitos, ¿verdad?
|
"Are you very fond of pretty things?"
|
-¿Te gustan mucho las cosas bonitas?
|
"Yes; but --but not too fond," said Pansy
with a trace of asceticism.
|
-Me gustan... pero no demasiado -dijo Pansy con un atisbo de
ascetismo.
|
"Well, they won′t be too pretty," Madame
Merle returned with a laugh. She took the child′s other hand and drew her
nearer; after which, looking at her a moment, "Shall you miss mother
Catherine?" she went on.
|
-En tal caso, no serán demasiado bonitos -afirmó madame Merle
echándose a reír. Tomó la otra mano de la jovencita y la atrajo hacia sí.
Una vez que la tuvo bien cerca, preguntó-: ¿Vas a echar mucho de menos a
la madre Catherine?
|
"Yes --when I think of her."
|
-Mucho... cuando piense en ella.
|
"Try then not to think of her. Perhaps
some day," added Madame Merle, "you′ll have another mother."
|
-Pues procura no pensar en ella. -Y añadió-: Tal vez algún día
tengas otra madre.
|
"I don′t think that′s necessary," Pansy
said, repeating her little soft conciliatory sigh. "I had more than thirty
mothers at the convent."
|
-No creo que sea necesario -dijo Pansy exhalando de nuevo un
dulce suspiro conciliador. Tenía más de treinta madres en el convento.
|
Her father′s step sounded again in the
ante-chamber, and Madame Merle got up, releasing the child. Mr. Osmond
came in and closed the door; then, without looking at Madame Merle, he
pushed one or two chairs back into their places. His visitor waited a
moment for him to speak, watching him as he moved about. Then at last she
said: "I hoped you′d have come to Rome. I thought it possible you′d have
wished yourself to fetch Pansy away."
|
Los pasos del padre resonaron nuevamente en la habitación
contigua, y madame Merle dejó a la muchachita y se levantó. El señor
Osmond entró y cerró la puerta y, sin mirar siquiera a madame Merle,
reintegró un par de butacas a su sitio. La visitante observó sus
movimientos, esperando que hablara, pero por fin ella misma dijo: -Yo
esperaba que iría usted a Roma. Supuse que iría usted mismo a sacar a
Pansy del convento.
|
"That was a natural supposition; but I′m
afraid it′s not the first time I′ve acted in defiance of your
calculations."
|
-Era una suposición de lo más natural; pero me figuro que no
ha sido la primera vez que mis hechos han defraudado sus cálculos.
|
"Yes," said Madame Merle, "I think you
very perverse."
|
-Cierto; por eso le creo tan malvado -contestó madame Merle.
|
Mr. Osmond busied himself for a moment in
the room --there was plenty of space in it to move about --in the fashion
of a man mechanically seeking pretexts for not giving an attention which
may be embarrassing. Presently, however, he had exhausted his pretexts;
there was nothing left for him --unless he took up a book --but to stand
with his hands behind him looking at Pansy. "Why didn′t you come and see
the last of Mamman Catherine?" he asked of her abruptly in French.
|
El señor Osmond se atareó unos momentos por la habitación
-donde había mucho espacio para moverse como quien busca pretextos para no
prestar una atención que puede resultarle molesta. Pero una vez agotados
todos los pretextos no le quedó nada por hacer (a menos que tomara un
libro) sino quedarse allí plantado con las manos a la espalda y mirando
fijamente a Pansy. Luego preguntó bruscamente y en francés a la jovencita:
-¿Por qué no saliste a despedir hasta el coche a la madre Catherine?
|
Pansy hesitated a moment, glancing at
Madame Merle. "I asked her to stay with me," said this lady, who had
seated herself again in another place.
|
Pansy dudó un instante, mirando a madame Merle, que contestó:
-Porque yo le pedí que se quedase conmigo. -Y se sentó en otro sitio.
|
"Ah, that was better," Osmond conceded.
With which he dropped into a chair and sat looking at Madame Merle; bent
forward a little, his elbows on the edge of the arms and his hands
interlocked.
|
-Ah, bien -condescendió el señor Osmond; con lo cual se dejó
caer en un sillón y, apoyando los codos en los brazos del asiento, se
inclinó hacia delante y cruzó las manos mientras miraba a madame Merle.
|
"She′s going to give me some gloves,"
said Pansy.
|
-Madame Merle me va a regalar unos guantes -dijo Pansy.
|
"You needn′t tell that to every one, my
dear," Madame Merle observed.
|
-No hace falta que se lo digas a todo el mundo -observó madame
Merle.
|
"You′re very kind to her," said Osmond.
"She′s supposed to have everything she needs."
|
-Es usted muy buena con ella -comentó el señor Osmond-, pero
es de esperar que no le haga falta nada.
|
"I should think she had had enough of the
nuns."
|
-Me parece que ya tiene bastante de monjitas.
|
"If we′re going to discuss that matter
she had better go out of the room."
|
-Si vamos a hablar de esa cuestión, más vale que estemos
solos.
|
"Let her stay," said Madame Merle. "We′ll
talk of something else."
|
-No, que se quede. Hablaremos de otra cosa -replicó madame
Merle.
|
"If you like I won′t listen," Pansy
suggested with an appearance of candour which imposed conviction.
|
Pansy dijo con una ingenuidad que casi era convincente: -Si
quieren, no escucharé.
|
"You may listen, charming child, because
you won′t understand," her father replied. The child sat down,
deferentially, near the open door, within sight of the garden, into which
she directed her innocent, wistful eyes; and Mr. Osmond went on
irrelevantly, addressing himself to his other companion. "You′re looking
particularly well."
|
-Puedes escuchar, hijita, porque de todos modos no vas a
comprender -contestó su padre. La muchacha se sentó respetuosamente cerca
de la puerta abierta desde la que se divisaba el jardín, que contempló con
sus ojos inocentes y despiertos. Su padre prosiguió abruptamente,
dirigiéndose a su visitante-: Tiene usted un aspecto estupendo.
|
"I think I always look the same," said
Madame Merle.
|
-Me parece que siempre tengo el mismo -respondió madame Merle.
|
"You always ARE the same. You don′t vary.
You′re a wonderful woman."
|
-Usted es siempre la misma, no cambia nunca. Es usted una
mujer admirable.
|
"Yes, I think I am."
|
-En efecto, yo también lo creo.
|
"You sometimes change your mind, however.
You told me on your return from England that you wouldn′t leave Rome again
for the present."
|
-Sin embargo, a veces cambia de idea. A su regreso de
Inglaterra me dijo que por ahora no pensaba abandonar Roma.
|
"I′m pleased that you remember so well
what I say. That was my intention. But I′ve come to Florence to meet some
friends who have lately arrived and as to whose movements I was at that
time uncertain."
|
-Me encanta ver que recuerda usted tan bien todo lo que digo.
Ésa era, en efecto, mi intención, pero he venido a Florencia a ver algunas
amigas que han llegado últimamente y de cuyos planes no estoy muy
enterada.
|
"That reason′s characteristic. You′re
always doing something for your friends."
|
-Una razón muy típica. Siempre está usted haciendo algo por
sus amistades.
|
Madame Merle smiled straight at her host.
"It′s less characteristic than your comment upon it --which is perfectly
insincere. I don′t, however, make a crime of that," she added, "because if
you don′t believe what you say there′s no reason WHY you should. I don′t
ruin myself for my friends; I don′t deserve your praise. I care greatly
for myself."
|
Madame Merle le sonrió amablemente y dijo: -Es mucho menos
característica que su comentario, que está falto por completo de
sinceridad. Por lo demás, no se lo recrimino, porque si usted no cree lo
que dice, tampoco tiene motivos para creerlo. Puede estar seguro de que no
me arruino por mis amistades y, por lo tanto, no merezco esos elogios. Sé
tener buen cuidado de mí misma.
|
"Exactly; but yourself includes so many
other selves --so much of every one else and of everything. I never knew a
person whose life touched so many other lives."
|
-Exacto; pero su ser incluye a muchas otras personas, a una
gran parte de las demás y de todo lo existente. No he conocido jamás una
persona cuya vida incluyese tantas otras vidas.
|
"What do you call one′s life?" asked
Madame Merle. "One′s appearance, one′s movements, one′s engagements, one′s
society?"
|
-¿Qué entiende usted por la vida de uno? -preguntó madame
Merle-. ¿La apariencia de uno, sus movimientos, sus compromisos, sus
compañías?
|
"I call YOUR life your ambitions," said
Osmond.
|
-A su vida de usted yo la llamo su ambición -contestó el señor
Osmond.
|
Madame Merle looked a moment at Pansy. "I
wonder if she understands that," she murmured.
|
Madame Merle miró a Pansy y murmuró: -Me pregunto si será
capaz de comprender tal cosa.
|
"You see she can′t stay with us!" And
Pansy′s father gave rather a joyless smile. "Go into the garden, mignonne,
and pluck a flower or two for Madame Merle," he went on in French.
|
-Ya ve que no puede quedarse con nosotros. -El padre de Pansy
sonrió con visible tristeza y le dijo a la jovencita en francés-: Ve al
jardín, ma petite mignonne, y corta una o dos flores para madame Merle.
|
"That′s just what I wanted to do," Pansy
exclaimed, rising with promptness and noiselessly departing. Her father
followed her to the open door, stood a moment watching her, and then came
back, but remained standing, or rather strolling to and fro, as if to
cultivate a sense of freedom which in another attitude might be wanting.
|
-Eso es lo que estaba pensando -respondió Pansy, que se
levanto prestamente y se fue sin hacer el menor, ruido. Su padre la siguió
hasta la puerta abierta, la observó durante unos momentos y luego volvió
pero permaneció de pie, o, más bien, se puso a andar de un lado a otro,
como para disfrutar de una libertad que otra actitud no le habría
proporcionado.
|
"My ambitions are principally for you,"
said Madame Merle, looking up at him with a certain courage.
|
-Mis ambiciones se refieren sobre todo a usted -dijo madame
Merle mirándole con valor.
|
"That comes back to what I say. I′m part
of your life --I and a thousand others. You′re not selfish --I can′t admit
that. If you were selfish, what should I be? What epithet would properly
describe me?"
|
-Volvamos a lo que estaba diciendo: yo formo parte de su
vida... como miles de otras personas. Tengo que reconocer que usted no es
egoísta. Si lo fuera, ¿qué sería yo? ¿Con qué epíteto podría
calificárseme?
|
"You′re indolent. For me that′s your
worst fault."
|
-Con el de indolente. Para mí, ése es su mayor defecto.
|
"I′m afraid it′s really my best."
|
-Me temo que en el fondo sea el menor. -
|
"You don′t care," said Madame Merle
gravely.
|
-A usted le tiene sin cuidado -dijo madame Merle con seriedad.
|
"No; I don′t think I care much. What sort
of a fault do you call that? My indolence, at any rate, was one of the
reasons I didn′t go to Rome. But it was only one of them."
|
-Hasta cierto punto; la verdad. Por lo pronto, esa indolencia
mía fue una de las razones por las que no hice el viaje a Roma; pero sólo
fue una de ellas.
|
"It′s not of importance --to me at least
--that you didn′t go; though I should have been glad to see you. I′m glad
you′re not in Rome now --which you might be, would probably be, if you had
gone there a month ago. There′s something I should like you to do at
present in Florence."
|
-No tiene la menor importancia... para mí por lo menos... el
que usted no fuera, aunque me habría gustado mucho verle. Me alegro de que
ahora no esté usted en Roma, donde podría estar todavía sí no hubiese ido
hace un mes. Prefiero que esté aquí, porque en estos momentos hay algo que
me gustaría que hiciera aquí, en Florencia.
|
"Please remember my indolence," said
Osmond.
|
-Por favor, no olvide mi indolencia -dijo el señor Osmond.
|
"I do remember it; but I beg you to
forget it. In that way you′ll have both the virtue and the reward. This is
not a great labour, and it may prove a real interest. How long is it since
you made a new acquaintance?"
|
-La tengo presente, pero le ruego que la olvide. De ese modo,
alcanzará al mismo tiempo la virtud y la recompensa. No se trata de un
trabajo arduo, y pudiera encerrar verdadero interés. ¿Hace mucho que no ha
hecho ninguna nueva amistad?
|
"I don′t think I′ve made any since I made
yours."
|
-No recuerdo haber hecho otra desde la suya.
|
"It′s time then you should make another.
There′s a friend of mine I want you to know."
|
-Pues ya es hora de que haga otra. Hay una amiga mía que
quiero que conozca.
|
Mr. Osmond, in his walk, had gone back to
the open door again and was looking at his daughter as she moved about in
the intense sunshine. "What good will it do me?" he asked with a sort of
genial crudity.
|
En sus idas y venidas, el señor Osmond llegó hasta la puerta
abierta y se puso a contemplar las andanzas de su hija bajo el intenso
sol. -¿Para qué va a servirme? -preguntó con jovial brusquedad.
|
Madame Merle waited. "It will amuse you."
There was nothing crude in this rejoinder; it had been thoroughly well
considered.
|
-Por lo pronto, para entretenerse -contestó al cabo de un
momento madame Merle, y en su respuesta no había nada brusco, pues la
había meditado.
|
"If you say that, you know, I believe
it," said Osmond, coming toward her. "There are some points in which my
confidence in you is complete. I′m perfectly aware, for instance, that you
know good society from bad."
|
-Si usted lo dice, ya sabe que la creo -declaró el señor
Osmond acercándose a ella-. Respecto de algunas cosas mi confianza en
usted es absoluta. Por ejemplo, estoy convencido de que usted distingue a
maravilla la buena sociedad de la mala.
|
"Society is all bad." |
-Toda sociedad es mala.
|
"Pardon me. That isn′t --the knowledge I
impute to you --a common sort of wisdom. You′ve gained it in the right way
--experimentally; you′ve compared an immense number of more or less
impossible people with each other."
|
-Disculpe. El conocimiento que yo le atribuyo no es un saber
corriente. Usted lo ha adquirido como Dios manda, con la experiencia,
porque ha tenido la oportunidad de poder comparar entre sí a una infinidad
de individuos de lo más pintoresco.
|
"Well, I invite you to profit by my
knowledge."
|
-Bueno, pues le invito a usted a aprovecharse de mi ciencia.
|
"To profit? Are you very sure that I
shall?"
|
-¿Aprovecharme? ¿Está usted segura de que voy a conseguirlo?
|
"It′s what I hope. It will depend on
yourself. If I could only induce you to make an effort!"
|
-Así lo espero. Dependerá de usted mismo. Si, por lo menos,
pudiera lograr que se decidiese a realizar un esfuerzo...
|
"Ah, there you are! I knew something
tiresome was coming. What in the world --that′s likely to turn up here
--is worth an effort?" [sic}">
|
-¡Ah! ¡Al fin salió aquello! Ya sabía yo que algo fatigoso
estaría a la vista. ¿Qué hay en el mundo, qué hay que pueda darse por
estas latitudes que sea digno de un esfuerzo?
|
Madame Merle flushed as with a wounded
intention. "Don′t be foolish, Osmond. No one knows better than you what IS
worth an effort. Haven′t i seen you in old days?"
|
Madame Merle se ruborizó como si la hubiera herido. -No sea
necio, Osmond. Nadie sabe mejor que usted lo que es digno de esfuerzo.
¿Acaso no le he visto en otras épocas?
|
"I recognise some things. But they′re
none of them probable in this poor life."
|
-Sé reconocer algunas cosas, pero ninguna de ellas es probable
en esta desdichada vida.
|
"It′s the effort that makes them
probable," said Madame Merle.
|
-Sólo el esfuerzo puede hacerlas probables -respondió madame
Merle.
|
"There′s something in that. Who then is
your friend?"
|
-Algo oculto debe de haber en todo esto. ¿Quién es, pues, esa
amiga suya?
|
"The person I came to Florence to see.
She′s a niece of Mrs. Touchett, whom you′ll not have forgotten."
|
-La persona que he venido a ver a Florencia: una sobrina de la
señora Touchett, a la que supongo no habrá olvidado.
|
"A niece? The word niece suggests youth
and ignorance. I see what you′re coming to."
|
-¿Una sobrina? La palabra sugiere juventud e ignorancia. Ya
veo dónde quiere usted ir a parar.
|
"Yes, she′s young --twenty-three years
old. She′s a great friend of mine. I met her for the first time in
England, several months ago, and we struck up a grand alliance. I like her
immensely, and I do what I don′t do every day --I admire her. You′ll do
the same."
|
-Sí. Es joven, tiene sólo veintitrés años, y es una gran amiga
mía. La conocí en Inglaterra hace unos meses y sellamos enseguida una
estrecha alianza. Me gusta extraordinariamente y, cosa que no suelo hacer
con todo el mundo, la admiro. Estoy segura de que lo mismo le ocurrirá a
usted.
|
"Not if I can help it."
|
-Si me es posible evitarlo, lo evitaré.
|
"Precisely. But you won′t be able to help
it."
|
-Precisamente; pero le será imposible evitarlo.
|
"Is she beautiful, clever, rich,
splendid, universally intelligent and unprecedentedly virtuous? It′s only
on those conditions that I care to make her acquaintance. You know I asked
you some time ago never to speak to me of a creature who shouldn′t
correspond to that description. I know plenty of dingy people; I don′t
want to know any more."
|
-¿Es bella, ingeniosa, rica, universalmente inteligente e
insuperablemente virtuosa? Únicamente con tales condiciones podrá
interesarme conocerla. Ya sabe que hace un tiempo le pedí que no me
hablara de ninguna criatura que no corresponda a tal descripción. Ya
conozco demasiada gente anodina. No quiero conocer más.
|
"Miss Archer isn′t dingy; she′s as bright
as the morning. She corresponds to your description; it′s for that I wish
you to know her. She fills all your requirements."
|
-La señorita Archer no tiene nada de anodina, sino que es
radiante como el amanecer. Se adapta perfectamente a su descripción, y por
eso quiero que usted la conozca. Satisface todos los requisitos.
|
"More or less, of course."
|
-Más o menos, claro está.
|
"No; quite literally. She′s beautiful,
accomplished, generous and, for an American, well-born. She′s also very
clever and very amiable, and she has a handsome fortune."
|
-No, señor; por completo. Es hermosa, cultivada, generosa y,
para una norteamericana, hasta de buena familia. Además, es muy
inteligente y afable y, por añadidura, posee una bonita fortuna.
|
Mr. Osmond listened to this in silence,
appearing to turn it over in his mind with his eyes on his informant.
"What do you want to do with her?" he asked at last.
|
El señor Osmond escuchaba todo esto en silencio; diríase que
lo estaba sopesando mentalmente, sin apartar los ojos de su interlocutora.
Por último se decidió a preguntar: -¿Qué se propone hacer con ella?
|
"What you see. Put her in your way."
|
-Ya lo ve. Ponérsela en su camino.
|
"Isn′t she meant for something better
than that?"
|
-¿No estará destinada a algo mucho mejor?
|
"I don′t pretend to know what people are
meant for," said Madame Merle. "I only know what I can do with them."
|
-No tengo la pretensión de saber a qué están destinados los
seres -dijo madame Merle-. Lo único que sé es lo que puedo hacer con
ellos.
|
"I′m sorry for Miss Archer!" Osmond
declared.
|
-Pues lo siento por la señorita Archer -declaró Osmond.
|
Madame Merle got up. "If that′s a
beginning of interest in her I take note of it."
|
Madame Merle se levantó. -Si esto es un comienzo de interés
por ella, tomo buena nota.
|
The two stood there face to face; she
settled her mantilla, looking down at it as she did so. "You′re looking
very well," Osmond repeated still less relevantly than before. "You have
some idea. You′re never so well as when you′ve got an idea; they′re always
becoming to you."
|
Los dos estaban frente a frente. Ella se colocó la mantilla
manteniendo los ojos bajos. -Tiene usted muy buen aspecto -repitió Osmond
aún más incongruentemente que antes-. Se trae algo entre manos. Nunca
tiene tan buen aspecto como cuando se trae algo entre manos. Le sienta
admirablemente.
|
In the manner and tone of these two
persons, on first meeting at any juncture, and especially when they met in
the presence of others, was something indirect and circumspect, as if they
had approached each other obliquely and addressed each other by
implication. The effect of each appeared to be to intensify to an
appreciable degree the self-consciousness of the other. Madame Merle of
course carried off any embarrassment better than her friend; but even
Madame Merle had not on this occasion the form she would have liked to
have --the perfect self-possession she would have wished to wear for her
host. The point to be made is, however, that at a certain moment the
element between them, whatever it was, always levelled itself and left
them more closely face to face than either ever was with any one else.
This was what had happened now. They stood there knowing each other well
and each on the whole willing to accept the satisfaction of knowing as a
compensation for the inconvenience --whatever it might be --of being
known. "I wish very much you were not so heartless," Madame Merle quietly
said. "It has always been against you, and it will be against you now."
|
En los modales y el tono de estas dos personas, cuando se
encontraban en cada nueva ocasión, sobre todo cuando lo hacían en
presencia de otros, había siempre algo indirecto y circunspecto, como si
hubiesen llegado a reunirse por caminos oblicuos y se comunicaran por
sobreentendidos. El efecto mutuo que se producían parecía ser el de
aumentar la cautela del otro. Desde luego, madame Merle sobrellevaba mejor
que su amigo las situaciones embarazosas, pero en la presente ocasión no
logró mantener la actitud que le hubiese agradado... es decir, la perfecta
posesión de sí misma que le habría gustado lucir ante su anfitrión. Sin
embargo, lo que nos interesa es que llegado un momento aquello que se
alzaba entre los dos, fuere de la índole que fuere, acababa por allanarse
dejándolos en un frente a frente más íntimo del que ninguno de ambos
disfrutara con otra persona. Eso acababa de suceder. Allí estaban; se
conocían bien y en definitiva ambos estaban por igual dispuestos a aceptar
la satisfacción de conocer, a cambio del inconveniente -fuere cual fuere-
de ser conocido. Madame Merle acabó diciendo tranquilamente: -Quisiera con
toda mi alma que no fuese usted tan despiadado. Eso le ha perjudicado y
seguirá perjudicándole siempre.
|
"I′m not so heartless as you think. Every
now and then something touches me --as for instance your saying just now
that your ambitions are for me. I don′t understand it; I don′t see how or
why they should be. But it touches me, all the same."
|
-No soy tan despiadado como cree. De vez en cuando hay algo
que me conmueve... como, por ejemplo, lo que acaba de decir: que su
ambición es por mí. No lo comprendo, porque no veo cómo o por qué ha de
ser así. Pero la verdad es que me conmueve, y mucho.
|
"You′ll probably understand it even less
as time goes on. There are some things you′ll never understand. There′s no
particular need you should."
|
-Es muy probable que lo entienda menos todavía a medida que el
tiempo pasa. Hay cosas que usted no comprenderá nunca; ni tampoco es
absolutamente necesario que llegue a comprenderlas.
|
"You, after all, are the most remarkable
of women," said Osmond. "You have more in you than almost any one. I don′t
see why you think Mrs. Touchett′s niece should matter very much to me,
when --when --" But he paused a moment.
|
-Después de todo -dijo Osmond-, no hay mujer tan
extraordinaria como usted. Tiene muchas más cosas dentro que todas las
demás personas. No veo por qué piensa que la sobrina de la señora Touchett
pueda llegar a interesarme tanto:.. cuando... cuando... -Y se detuvo un
instante.
|
"When I myself have mattered so little?"
|
-¿Cuando yo he llegado a importar tan poco, no es cierto?
|
"That of course is not what I meant to
say. When I′ve known and appreciated such a woman as you."
|
-No es eso, desde luego, lo que he querido decir, sino: cuando
ya he conocido y apreciado a una mujer como usted.
|
"Isabel Archer′s better than I," said
Madame Merle.
|
-Isabel Archer vale más que yo -confesó madame Merle.
|
Her companion gave a laugh. "How little
you must think of her to say that!"
|
Su compañero rió francamente y dijo: -¡Qué poco debe
considerarla para decir eso!
|
"Do you suppose I′m capable of jealousy?
Please answer me that."
|
-¿Me cree usted capaz de tener celos? Contésteme, por favor.
|
"With regard to me? No; on the whole I
don′t."
|
-¿De mí? Desde luego, no; no lo creo, en general.
|
"Come and see me then, two days hence.
I′m staying at Mrs. Touchett′s --Palazzo Crescentini --and the girl will
be there."
|
-Pues vaya a verme dentro de un par de días. Me alojo en casa
de la señora Touchett, en el Palazzo Crescentini, y la joven estará
presente.
|
"Why didn′t you ask me that at first
simply, without speaking of the girl?" said Osmond. "You could have had
her there at any rate."
|
-¿Pero por qué no me pidió al comienzo simplemente que fuera,
sin necesidad de hablarme de la muchacha? Ella estará allí de todas
maneras.
|
Madame Merle looked at him in the manner
of a woman whom no question he could ever put would find unprepared. "Do
you wish to know why? Because I′ve spoken of you to her."
|
Madame Merle le miró como si ninguna pregunta que él le
hiciera pudiera pillarla desprevenida: -¿Quiere saber por qué? Pues porque
ya le he hablado a ella de usted.
|
Osmond frowned and turned away. "I′d
rather not know that." Then in a moment he pointed out the easel
supporting the little water-colour drawing. "Have you seen what′s there
--my last?"
|
Osmond frunció el entrecejo y miró para otro lado. -Más me
hubiera gustado no saberlo. -Luego, pasado un instante, señaló el
caballete que sostenía la pequeña acuarela y preguntó-: ¿Ha visto usted
eso? Es mi última obra.
|
Madame Merle drew near and considered.
"Is it the Venetian Alps --one of your last year′s sketches?"
|
Madame Merle se aproximó y la contempló detenidamente: -De los
Alpes Vénetos, ¿no? ¿Un apunte del año pasado?
|
"Yes --but how you guess everything!"
|
-¡Sí: hay que ver cómo lo adivina usted todo!
|
She looked a moment longer, then turned
away. "You know I don′t care for your drawings."
|
Ella siguió contemplando la acuarela y dijo: -Ya sabe que sus
pinturas no me interesan.
|
"I know it, yet I′m always surprised at
it. They′re really so much better than most people′s."
|
-Lo sé, y es cosa que siempre me sorprende, porque, la verdad,
son mejores que las de la mayoría de los pintores.
|
"That may very well be. But as the only
thing you do --well, it′s so little. I should have liked you to do so many
other things: those were my ambitions."
|
-No digo que no. Pero para ser lo único que usted hace... le
diré que es bien poco. Lo que yo quisiera es verle haciendo muchas otras
cosas; ésa fue siempre mi ambición.
|
"Yes; you′ve told me many times --things
that were impossible."
|
-Sí, ya me lo ha dicho varias veces... cosas que eran
imposibles.
|
"Things that were impossible," said
Madame Merle. And then in quite a different tone: "In itself your little
picture′s very good." She looked about the room --at the old cabinets,
pictures, tapestries, surfaces of faded silk. "Your rooms at least are
perfect. I′m struck with that afresh whenever I come back; I know none
better anywhere. You understand this sort of thing as nobody anywhere
does. You′ve such adorable taste."
|
-Cosas que eran imposibles -repitió madame Merle; luego
prosiguió, en tono bien distinto-: En sí el cuadrito está muy bien. -Paseó
la mirada por la estancia: por los cofrecillos tallados, los tapices, los
cuadros, las superficies de apagada seda-, Por lo menos, el arreglo de sus
habitaciones es perfecto. Cada vez que vengo me maravillo, le aseguro que
no las conozco mejores. De esto sabe usted más que nadie. Tiene un gusto
exquisito.
|
"I′m sick of my adorable taste," said
Gilbert Osmond.
|
-¡Bah! Ya estoy harto de mi gusto exquisito -replicó Gilbert
Osmond.
|
"You must nevertheless let Miss Archer
come and see it. I′ve told her about it."
|
-De todos modos, debe invitar aquí a la señorita Archer para
que las vea.
|
"I don′t object to showing my things
--when people are not idiots."
|
-No tengo inconveniente en mostrar mis cosas a la gente...
siempre y cuando no sea gente imbécil.
|
"You do it delightfully. As cicerone of
your museum you appear to particular advantage."
|
-Usted lo hace admirablemente. Como «cicerone» de su propio
museo, no tiene rival.
|
Mr. Osmond, in return for this
compliment, simply looked at once colder and more attentive. "Did you say
she was rich?"
|
En respuesta a este cálido elogio, el señor Osmond adoptó un
talante más frío y atento. -¿Ha dicho que es rica?
|
"She has seventy thousand pounds." |
-Tiene sesenta mil libras.
|
"En ecus bien comptes?" |
-En écus bien comptés?
|
"There′s no doubt whatever about her
fortune. I′ve seen it, as I may say."
|
-No cabe duda alguna. Puedo decir que he visto su fortuna.
|
"Satisfactory woman! --I mean YOU. And if
I go to see her shall I see the mother?"
|
-¡Admirable mujer!... Me refiero a usted. Dígame, si voy a
verla, ¿tendré que ver a la madre?
|
"The mother? She has none --nor father
either."
|
-¿Qué madre? No tiene padre ni madre.
|
"The aunt then --whom did you say? --Mrs.
Touchett."
|
-Entonces, la tía... esa señora... ¿cómo la llama usted?... la
señora Touchett, ¿no?
|
"I can easily keep her out of the way."
|
-Puedo mantenerla alejada.
|
"I don′t object to her," said Osmond; "I
rather like Mrs. Touchett. She has a sort of old-fashioned character
that′s passing away --a vivid identity. But that long jackanapes the son
--is he about the place?"
|
-No tengo nada contra ella. Más bien me gusta. Tiene una
manera anticuada de ser que acusa una viva personalidad. Pero, ese memo
zanquilargo de su hijo... ¿está también con ellas?
|
"He′s there, but he won′t trouble you."
|
-También está, pero no les molestará en nada.
|
"He′s a good deal of a donkey." |
++-Es un verdadero asno.
|
"I think you′re mistaken. He′s a very
clever man. But he′s not fond of being about when I′m there, because he
doesn′t like me."
|
-Nada de eso, está usted equivocado. Es un hombre muy
inteligente, pero suele evitarme cuando yo me hallo en la casa, porque no
le gusto.
|
"What could be more asinine than that?
Did you say she has looks?" Osmond went on.
|
-Eso demuestra lo burro que es. ¿Dice usted que ella es guapa?
-siguió inquiriendo Osmond.
|
"Yes; but I won′t say it again, lest you
should be disappointed in them. Come and make a beginning; that′s all I
ask of you."
|
-Eso he dicho; pero no lo voy a repetir, no sea que luego lo
decepcione. Lo único que le pido es que vaya. Todas las cosas requieren
principio.
|
"A beginning of what?" |
++-¿Principio de qué?
|
Madame Merle was silent a little. "I want
you of course to marry her."
|
Madame Merle permaneció callada un instante y luego dijo: -Por
supuesto, lo que quiero es que se case usted con ella.
|
"The beginning of the end? Well, I′ll see
for myself. Have you told her that?"
|
-Eso sería el comienzo del fin. Bueno. Iré a verla por mí
mismo. ¿Le ha expuesto a ella su idea?
|
"For what do you take me? She′s not so
coarse a piece of machinery --nor am I."
|
-¿Por quién me toma usted? No es una pieza tosca de
maquinaria... ni tampoco lo soy yo.
|
"Really," said Osmond after some
meditation, "I don′t understand your ambitions."
|
-Verdaderamente -dijo Osmond tras cierta reflexión-, no
comprendo sus ambiciones.
|
"I think you′ll understand this one after
you′ve seen Miss Archer. Suspend your judgement." Madame Merle, as she
spoke, had drawn near the open door of the garden, where she stood a
moment looking out. "Pansy has really grown pretty," she presently added.
|
-Estoy segura de que ésta la comprenderá en cuanto haya visto
a la señorita Archer. Hasta entonces, aplace su juicio. -Se había acercado
a la puerta que daba al jardín y permaneció unos momentos mirando al
exterior-. Pansy se ha puesto preciosa -comentó.
|
"So it seemed to me." |
++-Eso mismo creo yo.
|
"But she has had enough of the convent."
|
-Pero ya ha estado bastante en el convento.
|
"I don′t know," said Osmond. "I like what
they′ve made of her. It′s very charming."
|
-No sé -replicó Osmond-. No me disgusta cómo la han modelado.
Es encantadora.
|
"That′s not the convent. It′s the child′s
nature."
|
-Eso no es obra del convento. Es la naturaleza misma de la
muchacha.
|
"It′s the combination, I think. She′s as
pure as a pearl."
|
-Creo que es la combinación de ambas cosas. Pansy es pura como
una perla.
|
"Why doesn′t she come back with my
flowers then?" Madame Merle asked. "She′s not in a hurry."
|
-Entonces, ¿por qué no me trae las flores? -preguntó madame
Merle-. Por lo visto, no se da prisa.
|
"We′ll go and get them."
|
-Pues vamos nosotros a buscarlas.
|
"She doesn′t like me," the visitor
murmured as she raised her parasol and they passed into the garden.
|
-La niña no me quiere -dijo la dama al tiempo que abría su
sombrilla y ambos salían al jardín.
|
CHAPTER 23 |
23
Madame Merle, who had come to Florence on
Mrs. Touchett′s arrival at the invitation of this lady --Mrs. Touchett
offering her for a month the hospitality of Palazzo Crescentini --the
judicious Madame Merle spoke to Isabel afresh about Gilbert Osmond and
expressed the hope she might know him; making, however, no such point of
the matter as we have seen her do in recommending the girl herself to Mr.
Osmond′s attention. The reason of this was perhaps that Isabel offered no
resistance whatever to Madame Merle′s proposal. In Italy, as in England,
the lady had a multitude of friends, both among the natives of the country
and its heterogeneous visitors. She had mentioned to Isabel most of the
people the girl would find it well to "meet" --of course, she said, Isabel
could know whomever in the wide world she would --and had placed Mr.
Osmond near the top o f the list. He was an old friend of her own; she had
known him these dozen years; he was one of the cleverest and most
agreeable men --well, in Europe simply. He was altogether above the
respectable average; quite another affair. He wasn′t a professional
charmer --far from it, and the effect he produced depended a good deal on
the state of his nerves and his spirits. When not in the right mood he
could fall as low as any one, saved only by his looking at such hours
rather like a demoralised prince in exile. But if he cared or was
interested or rightly challenged --just exactly rightly it had to be
--then one felt his cleverness and his distinction. Those qualities didn′t
depend, in him, as in so many people, on his not committing or exposing
himself. He had his perversities --which indeed Isabel would find to be
the case with all the men really worth knowing --and didn′t cause his
light to shine equally for all persons. Madame Merle, however, thought she
could undert ake that for Isabel he would be brilliant. He was easily
bored, too easily, and dull people always put him out; but a quick and
cultivated girl like Isabel would give him a stimulus which was too absent
from his life. At any rate he was a person not to miss. One shouldn′t
attempt to live in Italy without making a friend of Gilbert Osmond, who
knew more about the country than any one except two or three German
professors. And if they had more knowledge than he it was he who had most
perception and taste --being artistic through and through. Isabel
remembered that her friend had spoken of him during their plunge, at
Gardencourt, into the deeps of talk, and wondered a little what was the
nature of the tie binding these superior spirits. She felt that Madame
Merle′s ties always somehow had histories, and such an impression was part
of the interest created by this inordinate woman. As regards her relations
with Mr. Osmond, however, she hinted at nothing but a long-establi shed
calm friendship. Isabel said she should be happy to know a person who had
enjoyed so high a confidence for so many years. "You ought to see a great
many men," Madame Merle remarked; "you ought to see as many as possible,
so as to get used to them."
|
Madame Merle, llegada a Florencia poco después de la señora
Touchett y por invitación de ésta, que le había ofrecido la hospitalidad
del Palazzo Crescentini, volvió a hablar a Isabel de Gilbert Osmond,
manifestando su deseo de que llegasen a conocerse, sin hacer en ello tanto
to hincapié como la hemos visto hacer al recomendar tan calurosamente la
muchacha a la atención del señor Osmond. mond. Se debía esto a que Isabel
no opuso resistencia a la propuesta de madame Merle. En Italia, lo mismo
que en Inglaterra, la distinguida dama tenía un gran número de amistades,
tanto entre los nativos del país como entre sus heterogéneos visitantes.
Había nombrado ya a su amiga muchas de las personas a quienes le convenía
conocer (aunque dijo que Isabel, desde luego, podría tratar a quien se le
antojase), y a la cabeza de las personas de calidad colocó al señor
Osmond. Era éste un antiguo amigo suyo, al que conoció hacía una docena de
años, y al que consideraba uno de los hombres más brillantes y agradables
de toda Europa. Se hallaba en todo muy por encima de la media de personas
respetables; era otra cosa. Por lo demás, no era uno de esos cautivadores
profesionales, y el efecto que producía en los demás dependía siempre del
estado de sus nervios y de su ánimo. En sus momentos de decaimiento podía
caer tan bajo como el que más, si bien en tales ocasiones le salvaba su
aspecto de príncipe desterrado. Pero si el caso le interesaba, le picaba,
presentaba el justo de safío... -tenía que ser exactamente el punto justo
de desafío- entonces había que rendirse a la evidencia de su gran talento
y distinción. Semejantes cualidades no dependían en él, como en muchos
otros individuos, de que hiciera o dejara de hacer esto o aquello. Tenía,
desde luego, sus manías -como ya Isabel vería que tenían todos los hombres
que valía la pena conocer- y no brillaba con la misma luz ante los ojos de
todos. Pero madame Merle creía poder conseguir que a los ojos de Isabel
apareciese, brillante. Se aburría con facilidad y la gente sosa le
enojaba; pero era indudable que una joven avispada y culta como Isabel
podría proporcionarle un estímulo del que con harta frecuencia carecía su
vida. De todas suertes, era una persona a la que no debía dejar de
conocer. Nadie debería pretender vivir en Italia sin hacer ami stad con
Gilbert Osmond, que conocía el país mejor que nadie, a excepción de un par
de catedráticos alemanes. Y si ellos poseían mayores conocimientos, él
tenía una comprensión más acertada y mejor gusto, pues era en todo y por
todo un verdadero artista. Isabel recordaba que su amiga le había hablado
de él durante aquellos sus interminables coloquios de Gardencourt y se
preguntaba, un si es no es intrigada, qué clase de vínculo debía de unir a
aquellos dos espíritus superiores. Intuía ella que en el fondo de todas
las íntimas relaciones de madame Merle había alguna historia, y esa
impresión formaba parte del interés suscitado por aquella mujer que en
todo era excesiva. Sin embargo, en lo tocante a sus relaciones con el
señor Osmond no daba indicios sino de una amistad tranquila y sedimentada.
Isabel dijo a su amiga que tendría mucho gusto en conocer a una persona
que había disfrutado de su privilegiada confianza durante tantos años.
-Tiene usted que conocer a muchos hombres -señaló madame Merle-, al mayor
número posible, para irse acostumbrando a ellos.
|
"Used to them?" Isabel repeated with that
solemn stare which sometimes seemed to proclaim her deficient in the sense
of comedy. "Why, I′m not afraid of them --I′m as used to them as the cook
to the butcher-boys."
|
-¿Acostumbrarme a ellos? -repitió Isabel con aquella solemne
mirada que a veces parecía denotar su deficiente sentido de lo cómico-.
¿Acaso cree que les tengo go miedo? Estoy tan acostumbrada a ellos como
una cocinera al chico del carnicero.
|
"Used to them, I mean, so as to despise
them. That′s what one comes to with most of them. You′ll pick out, for
your society, the few whom you don′t despise."
|
-Acostumbrarse a ellos, quiero decir... para despreciarlos,
que es lo que se acaba por hacer con la mayoría. Y usted escogerá para su
círculo a los pocos a quienes no desprecie.
|
This was a note of cynicism that Madame
Merle didn′t often allow herself to sound; but Isabel was not alarmed, for
she had never supposed that as one saw more of the world the sentiment of
respect became the most active of one′s emotions. It was excited, none the
less, by the beautiful city of Florence, which pleased her not less than
Madame Merle had promised; and if her unassisted perception had not been
able to gauge its charms she had clever companions as priests to the
mystery. She was in no want indeed of aesthetic illumination, for Ralph
found it a joy that renewed his own early passion to act as cicerone to
his eager young kinswoman. Madame Merle remained at home; she had seen the
treasures of Florence again and again and had always something else to do.
But she talked of all things with remarkable vividness of memory --she
recalled the right-hand corner of the large Perugino and the position of
the hands of the Saint Elizabeth in the picture next to it. She had her
opinions as to the character of many famous works of art, differing often
from Ralph with great sharpness and defending her interpretations with as
much ingenuity as good-humour. Isabel listened to the discussions taking
place between the two wit h a sense that she might derive much benefit
from them and that they were among the advantages she couldn′t have
enjoyed for instance in Albany. In the clear May mornings before the
formal breakfast --this repast at Mrs. Touchett′s was served at twelve
o′clock --she wandered with her cousin through the narrow and sombre
Florentine streets, resting a while in the thicker dusk of some historic
church or the vaulted chambers of some dispeopled convent. She went to the
galleries and palaces; she looked at the pictures and statues that had
hitherto been great names to her, and exchanged for a knowledge which was
sometimes a limitation a presentiment which proved usually to have been a
blank. She performed all those acts of mental prostration in which, on a
first visit to Italy, youth and enthusiasm so freely indulge; she felt her
heart beat in the presence of immortal genius and knew the sweetness of
rising tears in eyes to which faded fresco and darkened marble grew dim.
But the return, every day, was even pleasanter than the going forth; the
return into the wide, monumental court of the great house in which Mrs.
Touchett, many years before, had established herself, and into the high,
cool rooms where the carven rafters and pompous frescoes of the sixteenth
century looked down on the familiar commodities of the age of
advertisement. Mrs. Touchett inhabited an historic building in a narrow
street whose very name recalled the strife of mediaeval factions; and
found compensation for the darkness of her frontage in the modicity of her
rent and the brightness of a garden where nature itself looked as archaic
as the rugged architecture of the palace and which cleared and scented the
rooms in regular use. To live in such a place was, for Isabel, to hold to
her ear all day a shell of the sea of the past. This vague eternal rumour
kept her imagination awake.
|
Madame Merle no solía entregarse a semejantes notas de
cinismo; pero Isabel no se sintió alarma da, porque nunca había supuesto
que, a medida que uno iba conociendo mejor el mundo, viniera a ser el
sentimiento de respeto la más activa de las emociones; sí se lo había
causado, sin embargo, la ciudad de Florencia, que le había gustado tanto
como madame Merle le pronosticara; y, si por su percepción desasistida no
hubiese acertado a calibrar sus encantos, contaba con inteligentes
compañeros que oficiarían de sacerdotes de aquel misterio. En efecto, no
le faltaba esclarecimiento artístico, porque para su primo Ralph el servir
de «cicerone» a su joven y ávida parienta constituía un placer que
renovaba su pasión temprana. Madame Merle solía permanecer en casa, pues
había visto ya los tesoros de Florencia una y mil veces, y siempre tenía
algo interesante que hacer. Pero hablaba de las cosas con una
extraordinaria retentiva de la memoria, acordándose de todo: del ángulo
derecho del gran cuadro del Perugino o de las maravillosas manos de santa
Isabel en el cuadro contiguo. Tenía su propio criterio acerca del carácter
de muchas obras maestras, disintiendo a menudo de Ralph con mucho brío y
defendiendo sus opiniones con tanta inventiva como buen humor. Isabel
escuchaba las discusiones que se entablaban entre los dos, con la
sensación de que podrían serle de provecho y de que constituían una de las
ventajas de que no habría podido disfrutar en Albany. En las claras
mañanas del mes de mayo, antes de la hora del almuerzo, que en casa de la
señora Touchett se servía a las doce en punto, Isabel deambulaba con su
primo por las sombrías callejuelas de la ciudad, parándose a descansar en
la densa penumbra de alguna histórica iglesia o en las abovedadas cámaras
de algún convento de shabitado. Visitaba pinacotecas y palacios,
contemplaba cuadros y estatuas que hasta entonces fueron para ella grandes
nombres, y trocaba un presentimiento que había demostrado ser una hoja en
blanco por un conocimiento que a veces era una limitación. Realizó todos
los actos de voluntaria humillación mental en que con tanta frecuencia
suele incurrir el entusiasmo y la juventud. Sintió latir su corazón en
presencia del genio inmortal y conoció la dulzura de las lágrimas que le
empañaban la visión de los frescos descoloridos y los mármoles
oscurecidos. Pero la vuelta a casa, cada día, le resultaba más agradable
que la salida; le gustaba regresar al amplio y monumental patio de la
enorme casa en que la señora Touchett estableciera muchos años atrás su
residencia, y a las altas y frescas estancias donde las vigas talladas y
los pomposos frescos del siglo dieciséis parecían despreciar las
domésticas comodidades de la era de la publicidad. Habitaba la señora
Touchett en un histórico edificio de una estrecha calle cuyo nombre
recordaba las numerosas refriegas que allí tuvieron lugar durante la Edad
Media, y veía compensado lo oscuro de su fachada por la baratura del
alquiler y la exuberancia de un jardín donde la naturaleza misma parecía
tan arcaica como la tosca arquitectura del palacio, y que iluminaba y
perfumaba las habitaciones de la casa. Para Isabel, el vivir en aquel
sitio era tanto como tener pegado el oído en la caracola del pasado; aquel
rumor vago y eterno mantenía despierta su imaginación.
|
Gilbert Osmond came to see Madame Merle,
who presente d him to the young lady lurking at the other side of the
room. Isabel took on this occasion little part in the talk; she scarcely
even smiled when the others turned to her invitingly; she sat there as if
she had been at the play and had paid even a large sum for her place. Mrs.
Touchett was not present, and these two had it, for the effect of
brilliancy, all their own way. They talked of the Florentine, the Roman,
the cosmopolite world, and might have been distinguished performers
figuring for a charity. It all had the rich readiness that would have come
from rehearsal. Madame Merle appealed to her as if she had been on the
stage, but she could ignore any learnt cue without spoiling the scene
--though of course she thus put dreadfully in the wrong the friend who had
told Mr. Osmond she could be depended on. This was no matter for once;
even if more had been involved she could have made no attempt to shine.
There was something in the visitor that checked her and held h er in
suspense --made it more important she should get an impression of him than
that she should produce one herself. Besides, she had little skill in
producing an impression which she knew to be expected: nothing could be
happier, in general, than to seem dazzling, but she had a perverse
unwillingness to glitter by arrangement. Mr. Osmond, to do him justice,
had a well-bred air of expecting nothing, a quiet ease that covered
everything, even the first show of his own wit. This was the more grateful
as his face, his head, was sensitive; he was not handsome, but he was
fine, as fine as one of the drawings in the long gallery above the bridge
of the Uffizi. And his very voice was fine --the more strangely that, with
its clearness, it yet somehow wasn′t sweet. This had had really to do with
making her abstain from interference. His utterance was the vibration of
glass, and if she had put out her finger she might have changed the pitch
and spoiled the concert. Yet before h e went she had to speak.
|
Gilbert Osmond fue a visitar a madame Merle, quien le presentó
a la joven que acechaba al otro extremo del salón. En aquella oportunidad
Isabel casi no tomó parte en la co nversación y apenas sonreía cuando los
otros se volvían hacia ella en un gesto de solícita invitación. Permanecía
sentada como si asistiera a una representación teatral y hubiese pagado un
alto precio por su localidad. La señora Touchett no estuvo presente, de
suerte que los otros dos tuvieron vía libre para hacer gala de su
brillantez intelectual. Hablaban de los florentinos, de los romanos y del
mundo cosmopolita y, al oírles, podrían haber sido distinguidos actores de
una función benéfica. Todo tenía esa perfecta soltura procedente de un
ensayo. Madame Merle le dio la impresión de estar en un escenario; pero
Isabel era capaz de hacer oídos sordos a cualquier pie convenido sin
estropear la escena, aunque así dejara en mal lugar a la amiga que la
había avalado ante el señor Osmond. Por una sola vez no importaba; incluso
si se hubiera tratado de algo de mayor importancia, ella no habría
intentado destacarse. Había algo en aquel visitante que la contenía y la
mantenía en suspenso, haciéndola comprender que era mucho más importante
para ella recibir una adecuada impresión de él que tratar de producírsela.
Además, carecía de la suficiente habilidad para causar una impresión que
sabía esperada: nada tan satisfactorio como resultar deslumbrante, pero
Isabel sentía una irresistible repugnancia a tener que brillar por
encargo. Par ser justos, diremos que el señor Osmond tenía la reserva
educada de quien no espera nada, una tranquilidad agradable que parecía
cubrirlo todo, incluso la primera exhibición de su propio ingenio. Y era
cosa tanto más grata cuanto que tenía un semblante sumamente sensible. No
era hermoso, pero sí distin guido, con la distinción de aquellos
personajes que figuraban en las telas de la galería degli Uffizi. También
su voz era distinguida..., cosa de extrañar, pues, a pesar de su claridad,
no era dulce. Ése había sido en parte el motivo de que ella se abstuviera
de mezclarse en la conversación. La dicción de Osmond era como la
vibración del cristal y, si ella hubiese posado el dedo, acaso habría
alterado el diapasón y echado a perder el concierto. Sin embargo, tuvo que
hablar antes de que él se marchara.
|
"Madame Merle," he said, "consents to
come up to my hill-top some day next week and drink tea in my garden. It
would give me much pleasure if you would come with her. It′s thought
rather pretty --there′s what they call a general view. My daughter too
would be so glad --or rather, for she′s too young to have strong emotions,
i should be so glad --so very glad." And Mr. Osmond paused with a slight
air of embarrassment, leaving his sentence unfinished. "I should be so
happy if you could know my daughter," he went on a moment afterwards.
|
-Madame Merle -dijo él- ha consentido subir a mi atalaya un
día de la próxima semana para tomar el té en mi jardín. Sería para mí un
placer que usted se dignara acompañarla. Dicen que el sitio es bonito...
se disfruta de lo que llaman una vista panorámica. Mi hija también se
alegraría... aunque es todavía demasiado jovencita para experimentar
fuertes emociones; yo me alegraría mucho... muchísimo... -El señor Osmond
se detuvo con un ligero azoramiento sin acabar su frase, y añadió-: Sería
para mí una gran satisfacción que usted conociese a mi hija.
|
Isabel replied that she should be
delighted to see Miss Osmond and that if Madame Merle would show her the
way to the hill-top she should be very grateful. Upon this assurance the
visitor took his leave; after which Isabel fully expected her friend would
scold her for having been so stupid. But to her surprise that lady, who
indeed nev er fell into the mere matter-of-course, said to her in a few
moments: "You were charming, my dear; you were just as one would have
wished you. You′re never disappointing."
|
Isabel contestó que le encantaría conocer a la señorita Osmond
y, si madame Merle la llevaba a lo alto de la colina, le quedaría muy
agradecida. Con esta garantía el visitante se despidió, e Isabel creyó que
su amiga iba a regañarla por haberse mostrado tan sosa. Pero ante su
sorpresa madame Merle, que en verdad no incurría jamás en lo consabido, le
dijo al cabo de un momento: -Ha estado usted encantadora, querida; no se
habría podido pedir más. Usted nunca decepciona.
|
A rebuke might possibly have been
irritating, though it is much more probable that Isabel would have taken
it in good part; but, strange to say, the words that Madame Merle actually
used caused her the first feeling of displeasure she had known this ally
to excite. "That′s more than I intended," she answered coldly. "I′m under
no obligation that I know of to charm Mr. Osmond."
|
Un regaño habría sido quizás irritante, aunque era mucho más
probable que Isabel lo hubiese asumido bien. Pero, por extraño que
parezca, las palabras pronunciadas por madame Merle fueron las primeras
que le produjeron a Isabel cierto desagrado en boca de su aliada. -Es más
de lo que yo pretendía -contestó Isabel fríamente-. Que yo sepa, no tengo
obligación ninguna de agradar al señor Osmond.
|
Madame Merle perceptibly flushed, but we
know it was not her habit to retract. "My dear child, I didn′t speak for
him, poor man; I spoke for yourself. It′s not of course a question as to
his liking you; it matters little whether he likes you or not! But I
thought you liked HIM."
|
Madame Merle se sonrojó visiblemente, pero ya se ha visto que
no acostumbraba retractarse. -Hijita -dijo-, no hablaba para él, pobre
hombre, sino para usted. Desde luego, no se trata de que usted le guste a
él, eso no tiene la menor importancia; pero me pareció que él le gustaba a
usted.
|
"I did," said Isabel honestly. "But I
don′t see what that matters eith er."
|
-Así es -declaró Isabel con franqueza-. Pero tampoco veo qué
importancia pu eda tener eso.
|
"Everything that concerns you matters to
me," Madame Merle returned with her weary nobleness; "especially when at
the same time another old friend′s concerned."
|
-Para mí, sí. Todo lo que le concierne a usted tiene suma
importancia para mí -dijo madame Merle con su aire de cansada nobleza-;
sobre todo cuando concierne al mismo tiempo a otro buen amigo.
|
Whatever Isabel′s obligations may have
been to Mr. Osmond, it must be admitted that she found them sufficient to
lead her to put to Ralph sundry questions about him. She thought Ralph′s
judgements distorted by his trials, but she flattered herself she had
learned to make allowance for that.
|
Fueran cuales fueran los deberes de gratitud de Isabel hacia
el señor Osmond, hemos de confesar que le parecieron motivo suficiente
para hacerle unas preguntas a Ralph. Pensaba que los juicios de Ralph
estaban alterados por sus propios padecimientos, pero creía haber
aprendido a aplicarles las correcciones oportunas.
|
"Do I know him?" said her cousin. "Oh,
yes, I ′know′ him; not well, but on the whole enough. I′ve never
cultivated his society, and he apparently has never found mine
indispensable to his happiness. Who is he, what is he? He′s a vague,
unexplained American who has been living these thirty years, or less, in
Italy. Why do I call him unexplained? Only as a cover for my ignorance; I
don′t know his antecedents, his family, his origi n. For all I do know he
may be a prince in disguise; he rather looks like one, by the way --like a
prince who has abdicated in a fit of fastidiousness and has been in a
state of disgust ever since. He used to live in Rome; but of late years he
has taken up his abode here; I remember hearing him say that Rome has
grown vulgar. He has a great dread of vulgarity; that′s his special line;
he hasn′t any other that I know of. He lives on his income, which I
suspect of not being vulgarly large. He′s a poor but honest gentleman
--that′s what he calls himself. He married young and lost his wife, and I
believe he has a daughter. He also has a sister, who′s married to some
small Count or other, of these parts; I remember meeting her of old. She′s
nicer than he, I should think, but rather impossible. I remember there
used to be some stories about her. I don′t think I recommend you to know
her. But why don′t you ask Madame Merle about these people? She knows them
all much better t han I."
|
-¿Si le conozco? -dijo su primo-. Claro que le conozco, aunque
no muy bien desde luego, pero, en conjunto, lo suficiente. No puedo decir
que haya cultivado mucho su trato, y, por lo visto, tampoco él ha
considerado el mío absolutamente indispensable para su felicidad. ¿Que
quién es y qué es? Un americano difuso, indefinido, que ha estado viviendo
estos últimos treinta años en Italia. ¿Que por qué le llamo indefinido?
Únicamente para disimular mi ignorancia a su respecto, pues no conozco sus
antecedentes, su familia ni su origen. Por cuanto sé de él, lo mismo puede
ser un príncipe de incógnito, y de hecho lo parece, un príncipe que ha
abdicado en un momento de hastío y desde entonces está siempre fastidiado.
Antes solía vivir en Roma, pero desde hace unos años ha fijado su
residencia aquí; recuerdo haberle oído decir que Roma se había puesto muy
vulgar. Él aborrece la vulgaridad, y ése es el aspecto más notable de su
carácter, por lo menos el único que yo conozco. Vive de sus rentas, que no
creo sean vulgarmente cuantiosas, y es un caballero pobre pero honrado,
según dice él mismo. Se casó joven, enviudó joven y me parece que tiene
una hija. Tiene también una hermana, casada con no sé qué conde o algo por
el estilo de esta parte del país. Tengo entendido que ella es más
agradable que él, pero bastante loca. Recuerdo que circulan acerca de ella
no pocas historias, y no te recomendaría que la conocieras. Pero, ¿por qué
no le preguntas a madame Merle, que sabe de esa gente mucho más que yo?
|
"I ask you because I want your opinion as
well as hers," said Isabel.
|
-Si te pregunto a ti es porque necesito tu opinión tanto como
la suya -dijo Isabel.
|
"A fig for my opinion! If you fall in
love with Mr. Osmond what will you care for that?"
|
-¡Mi opinión no cuenta! Si te enamoras del señor Osmond,
valiente cosa va a importarte mi opinión.
|
"Not much, probably. But meanwhile it has
a certain importance. The more information one has about one′s dangers the
better."
|
-Es probable; pero entretanto tiene su importancia. Cuanto más
informada esté una sobre los peligros que pueda correr, tanto mejor.
|
"I don′t agree to that --it may make them
dangers. We know too much about people in these days; we hear too much.
Our ears, our minds, our mouths, are stuffed with personalities. Don′t
mind anything any one tells you about any one else. Judge every one and
everything for yourself."
|
-No estoy de acuerdo contigo... eso hace surgir otros
peligros. Vivimos en una época en que oímos demasiadas cosas acerca de la
gente. Nuestros oídos, nuestros ojos, nuestras bocas están ahítos de
personalidades. No hagas caso de lo que unos te digan de otros. Piensa y
juzga de todos y de todo por ti misma.
|
"That′s what I try to do," said Isabel;
"but when you do that people call you conceited."
|
-Eso es lo que estoy tratando de hacer -dijo Isabel-, pero
entonces la gente te cree engreída.
|
"You′re not to mind them --that′s
precisely my argument; not to mind what they say about yourself any more
than what they say about your frien d or your enemy."
|
-Tampoco tienes que hacer caso de eso... ahí está la fuerza de
mi tesis. No hacer caso de lo que digan los demás de uno mismo y, menos
aún, de lo que digan de tu amigo o de tu enemigo.
|
Isabel considered. "I think you′re right;
but there are some things I can′t help minding: for instance when my
friend′s attacked or when I myself am praised."
|
Isabel reflexionó un momento y dijo: -Creo que tienes razón,
pero hay algunas cosas de las que no tengo más remedio que hacer caso; por
ejemplo, cuando atacan a un am igo mío o cuando me alaban de mí.
|
"Of course you′re always at liberty to
judge the critic. Judge people as critics, however," Ralph added, "and
you′ll condemn them all!"
|
-Por supuesto que debes tener la libertad de juzgar al
crítico. De todos modos, juzga a la gente como los críticos hacen y
acabarás condenándolos a todos -concluyó Ralph.
|
"I shall see Mr. Osmond for myself," said
Isabel. "I′ve promised to pay him a visit."
|
-Estudiaré al señor Osmond yo misma. He prometido ir a
visitarle -dijo Isabel.
|
"To pay him a visit?"
|
-¿A visitarle?
|
"To go and see his view, his pictures,
his daughter --I don′t know exactly what. Madame Merle′s to take me; she
tells me a great many ladies call on him."
|
-Es decir, ir allá arriba a ver sus cuadros, su vista
panorámica, su hija y no sé qué otras cosas. Madame Merle va a llevarme.
Dice que muchas damas van a visitarle.
|
"Ah, with Madame Merle you may go
anywhere, de confiance," said Ralph. "She knows none but the best people."
|
-¡Ah! Si es con madame Merle, puedes ir con toda confianza
-declaró Ralph-. Ella no conoce más que a gente de alto copete.
|
Isabel said no more about Mr. Osmond, but
she presently remarked to her cousin that she was not satisfied with his
tone about Madame Merle. "It seems to me you insinuate things about her. I
don′t know what you mean, but if you′ve any grounds for disliking her I
think you should either mention them frankly or else say nothing at all."
|
Isabel no dijo más sobre el señor Osmond, pero al poco señal ó
a su primo que no la satisfacía mucho el tono que empleaba al hablar de
madame Merle. - Parece como si quisieras insinuar algo acerca de ella. No
sé lo que quieres decir, pero si tienes algún motivo para no quererla
bien, hay siempre dos caminos: o decir las cosas francamente o no decir
nada en absoluto.
|
Ralph, however, resented this charge with
more apparent earnestness than he commonly used. "I speak of Madame Merle
exactly as I speak TO her: with an even exaggerated respect."
|
Ralph acogió tal censura con mayor seriedad de la que de
ordinario solía mostrar. -Hablo de madame Merle exactamente de la misma
forma en que le hablo a ella: con un respeto incluso exagerado.
|
"Exaggerated, precisely. That′s what I
complain of."
|
-Precisamente, exagerado. De eso es de lo que me quejo.
|
"I do so because Madame Merle′s merits
are exaggerated."
|
-Si lo hago así es porque exageran los méritos de madame
Merle.
|
"By whom, pray? By me? If so I do her a
poor service."
|
-¿Quién? Vamos a ver, dímelo. ¿Yo? Si soy yo, le hago un flaco
servicio.
|
"No, no; by herself."
|
-No, no; es ella misma.
|
"Ah, I protest!" Isabel earnestly cried.
"If ever there was a woman who made small claims --!"
|
-¡Eso sí que no! ¡Protesto! -exclamó Isabel con ardor-. ¡Si ha
habido jamás una mujer con menos pretensiones... !
|
"You put your finger on it," Ralph
interrupted. "Her modesty′s exaggerated. She has no bus iness with small
claims --she has a perfect right to make large ones."
|
-Has puesto el dedo en la llaga -la interrumpió Ralph-. Su
modestia es exagerada. No abriga pretensiones pequeñas... está en su
derecho de tenerlas grandes.
|
"Her merits are large then. You
contradict yourself."
|
-Entonces es que sus méritos son grandes. ¿No ves que te
contradices?
|
"Her merits are immense," said Ralph.
"She′s indescribably blameless; a pathless desert of virtue; the only
woman I know who never gives one a chance."
|
-Sus méritos son inmensos. Es indescriptiblemente intachable,
un desierto de virtud sin senda alguna, la única mujer que no concede la
menor posibilidad.
|
"A chance for what?" -¿Posibilidad de
qué?
|
"Well, say to call her a fool! She′s the
only woman I know who has but that one little fault."
|
-Pues, de llamarla necia. Es la única mujer que conozco que
sólo tiene ese defecto.
|
Isabel turned away with impatience. "I
don′t understand you; you′re too paradoxical for my plain mind."
|
Isabel se volvió con un gesto de impaciencia. -No te
comprendo. Eres demasiado paradójico para mi pobre intelecto.
|
"Let me explain. When I say she
exaggerates I don′t mean it in the vulgar sense --that she boasts,
overstates, gives too fine an account of herself. I mean literally that
she pushes the search for perfection too far --that her merits are in
themselves overstrained. She′s too good, too kind, too clever, too
learned, too accompl ished, too everything. She′s too complete, in a word.
I confess to you that she acts on my nerves and that I feel about her a
good deal as that intensely human Athenian felt about Aristides the Just."
|
-Pues te lo voy a explicar. Cuando digo que ella exagera, no
quiero decir que lo hace en el sentido vulgar de la palabra: es decir, que
fanfarronea, que desorbita, que habla demasiado bien de sí misma. Lo que
quiero decir es que lleva tan lejos el anhelo de perfección que... acaba
por sobrepasar sus propios méritos. Es demasiado buena, excesivamente
generosa, inteligente en demasía, demasiado cumplida, demasiado... todo.
En una palabra, es demasiado completa. Te confieso que me ataca los
nervios y que siento por ella algo parecido- a lo que aquel ateniense
humanísimo sentía por Arístides el Justo.
|
Isabel looked hard at her cousin; but the
mocking spirit, if it lurked in his words, failed on this occasion to peep
from his face. "Do you wish Madame Merle to be banished?"
|
Isabel miró intrigada a su primo; pero el espíritu burlón, si
anidaba en las palabras de Ralph, por esta vez no se asomaba a su rostro.
-¿Querrías dester rar a madame Merle? -preguntó.
|
"By no means. She′s much too good
company. I delight in Madame Merle," said Ralph Touchett simply.
|
-De ningún modo -contestó Ralph-. Es una compañía demasiado
buena. A mí, por lo menos, me deleita.
|
"You′re very odious, sir!" Isabel
exclaimed. And then she asked him if he knew anything that was not to the
honour of her brilliant friend.
|
-¡Eres de lo más odioso! -exclamó ella. Luego le preguntó si
sabía algo que no hablase en honor de su brillante amiga.
|
"Nothing whatever. Don′t you see that′s
just what I mean? On the character of every one else you may find some
little black speck; if I were to take half an hour to it, some day, I′ve
no doubt I should be able to find one on yours. For my own, of cou rse,
I′m spotted like a leopard. But on Madame Merle′s nothing, nothing,
nothing!"
|
-Absolutamente nada -dijo Ralph-. ¿No ves que eso es lo que te
estoy diciendo? Podrás encontrar un puntito negro en el carácter de
cualquiera otra persona. Tengo la seguridad de que también podría
encontrártelo a ti si le dedicara media hora de tiempo. Por mi parte, yo
tengo más manchas que un leopardo. Pero, en madame Merle, ni una; ¡nada,
nada, nada!
|
"That′s just what I think!" said Isabel
with a toss of her head. "That is why I like her so much."
|
-Eso es justamente lo que yo creo -afirmó Isabel con un
enérgico cabeceo-. Y por eso la quiero tanto.
|
"She′s a capital person for you to know.
Since you wish to see the world you couldn′t have a better guide."
|
-Para ti, es una persona extraordinaria. Ya que quieres ver
mundo, no puedes encontrar mejor guía que ella.
|
"I suppose you mean by that that she′s
worldly?"
|
-Supongo que con eso querrás decir que es una mujer de mundo.
|
"Worldly? No," said Ralph, "she′s the
great round world itself!"
|
-¿De mundo? Nada de eso -dijo Ralph-. ¡Es el globo del mundo
en persona!
|
It had certainly not, as Isabel for the
moment took it into her head to believe, been a refinement of malice in
him to say that he delighted in Madame Merle. Ralph Touchett took his
refreshment wherever he could find it, and he would not have forgiven
himself if he had been left wholly unbeguiled by such a mistress of the
social art. There are deep-lying sympathies and antipathies, and it may
have been that, in spite of the administ ered justice she enjoyed at his
hands, her absence from his mother′s house would not have made life barren
to him. But Ralph Touchett had learned more or less inscrutably to attend,
and there could have been nothing so "sustained" to attend to as the
general performance of Madame Merle. He tasted her in sips, he let her
stand, with an opportuneness she herself could not have surpassed. There
were moments when he felt almost sorry for her; and these, oddly enough,
were the moments when his kindness was least demonstrative. He was sure
she had been yearningly ambitious and that what she had visibly
accomplished was far below her secret measure. She had got herself into
perfect training, but had won none of the prizes. She was always plain
Madame Merle, the widow of a Swiss negociant, with a small income and a
large acquaintance, who stayed with people a great deal and was almost as
universally "liked" as some new volume of smooth twaddle. The contrast
between this posi tion and any one of some half-dozen others that he
supposed to have at various moments engaged her hope had an element of the
tragical. His mother thought he got on beautifully with their genial
guest; to Mrs. Touchett′s sense two persons who dealt so largely in
too-ingenious theories of conduct --that is of their own --would have much
in common. He had given due consideration to Isabel′s intimacy with her
eminent friend, having long since made up his mind that he could not,
without opposition, keep his cousin to himself; and he made the best of
it, as he had done of worse things. He believed it would take care of
itself; it wouldn′t last forever. Neither of these two superior persons
knew the other as well as she supposed, and when each had made an
important discovery or two there would be, if not a rupture, at least a
relaxation. Meanwhile he was quite willing to admit that the conversation
of the elder lady was an advantage to the younger, who had a great deal to
learn and would doubtless learn it better from Madame Merle than from some
other instructors of the young. It was not probable that Isabel would be
injured.
|
No se trataba, como Isabel había querido al principio creer,
de un refinamiento de la malicia por parte de Ralph decir que le deleitaba
madame Merle. Ralph Touchett tomaba su placer donde lo hallaba y no se
habría perdonado a sí mismo una indiferencia total a los hechizos de
aquella maestra del arte social. Hay, sin duda, simpatías y antipatías
profundas, y podía haber sucedido que, a pesar de la justicia con que él
juzgaba a madame Merle, la ausencia de ésta de casa de su madre no hubiera
convertido la vida de Ralp h en un erial. Pero Ralph Touchett había
aprendido a observar más o menos inescrutablemente, y no existía nada tan
«sostenido» como presenciar la actuación global de madame Merle. Él la
degustaba a pequeños sorbos, le permitía actuar, con un sentido de la
oportunidad que ni ella misma habría podido superar. En algunos momentos
sentía lástima por ella y, cosa extraña, era en tales ocasiones cuando se
mostraba menos generoso. Estaba seguro de que madame Merle había sido
enormemente ambiciosa y de que lo por ella logrado quedaba muy por debajo
de su secreta medida. A pesar de haberse entrenado a la perfección, su
amiga no había alcanzado ninguno de los premios. Seguía siendo nada más
que madame Merle, viuda de un negociant suizo, con una pequeña renta y
numerosas relaciones, una señora que iba a pasar muchas temporad as en
casa de unos y otros, era querida por todo el mundo y a todos «gustaba»,
como el último libro de habladurías amenas. Había algo trágico en el
contraste entre su situación verdadera y la otra media docena de
situaciones que a juicio de él suscitaban la esperanza de la dama. La
madre de Ralph estaba convencida de que se llevaba muy bien con su amiga.
Para la señora Touchett, dos personas que seguían de tal manera dos líneas
de conducta tan ingeniosas, tan enteramente personales, por fuerza
tendrían mucho en común. Ralph había prestado la debida consideración a la
intimidad de Isabel con su eminente compañera, y hacía ya tiempo que en su
fuero interno había resuelto que no podía, sin hallar oposición, guardarse
a su prima para él solo; y se conformó con sacar el mejor partido de ello,
como hab237ía hecho con cosas peores. Creía que todo acabaría por
arreglarse, y que no podía durar eternamente. Ninguna de esas dos personas
superiores conocía tan bien a la otra como se figuraba, y cuando una de
ellas hubiera hecho un par de descubrimientos importantes habría, si no
una verdadera ruptura, cuando menos un enfriamiento en sus relaciones.
Entretanto, él no tenía inconveniente en admitir que la conversación de la
dama de más edad era ventajosa para la más joven, pues ésta tenía no poco
que aprender, y no cabía duda de que lo aprendería mejor de madame Merle
que de cualquier otro maestro de la juventud. En tal caso, no era probable
que Isabel sufriese perjuicio alguno.
|
CHAPTER 24 |
24
It would certainly have been hard to see
what injury could arise to her from the visit she presently paid to Mr.
Osmond′s hill-top. Nothing could have been more charming than this
occasion --a soft afternoon in the full maturity of the Tuscan spring. The
companions drove out of the Roman Gate, beneath the enormous blank
superstructure which crowns the fine clear arch of that portal and makes
it nakedly impressive, and wound between high-walled lanes into which the
wealth of blossoming orchards overdrooped and flung a fragrance, until
they reached the small superurban piazza, of crooked shape, where the long
brown wall of the villa occupied in part by Mr. Osmond formed a principal,
or at least a very imposing, object. Isabel went with her friend through a
wide, high court, where a clear shadow rested below and a pair of
light-arched galleries, facin g each other above, caught the upper
sunshine upon their slim columns and the flowering plants in which they
were dressed. There was something grave and strong in the place; it looked
somehow as if, once you were in, you would need an act of energy to get
out. For Isabel, however, there was of course as yet no thought of getting
out, but only of advancing. Mr. Osmond met her in the cold ante-chamber
--it was cold even in the month of May --and ushered her, with her
conductress, into the apartment to which we have already been introduced.
Madame Merle was in front, and while Isabel lingered a little, talking
with him, she went forward familiarly and greeted two persons who were
seated in the saloon. One of these was little Pansy, on whom she bestowed
a kiss; the other was a lady whom Mr. Osmond indicated to Isabel as his
sister, the Countess Gemini. "And that′s my little girl," he said, "who
has just come out of her convent."
|
Ciertamente habría sido difícil discernir qué perjuicio
pudiera ocasionarle a Isabel su visita a lo alto de la colina del señor
Osmond. Nada tan encantador como aquella ocasión... una deliciosa tarde de
la primavera toscana en plena sazón. El coche que llevaba a las dos
visitantes franqueó la Puerta Romana, pasando por debajo de la enorme y
lisa construcción que corona el claro y hermoso arco de aquel portal y le
vuelve tan extraordinariame nte grandioso, y serpenteó entre plantíos.
cercados de altas tapias, detrás de las que la exuberancia de los huertos
en flor se desbordaba vertiendo su fragancia, hasta llegar a la diminuta
plaza de lo alto de la ciudad, plazuela de curvada traza donde la fachada
larga y oscura de la villa ocupada parcialmente por el señor Osmond
constituía un elemento imponente. Isabel y su amiga cruzaron un patio
amplio, donde una leve penumbra descansaba en la parte baja, mientras que
en lo alto el sol acariciaba dos galerías de arcos enfrentadas,
deslizándose sobre las esbeltas columnas y las floridas enredaderas que en
ellas se enroscaban. Había algo fuerte y grave en aquel lugar y, al
contemplarlo, daba cierta sensación de que, una vez dentro, haría falta un
acto de energía para salir. Pero en aquel momento, para Isabel no era
cuestión de abandonarlo, sino de seguir avanzando. El seññor Osmond salió
a recibirlas al fresco vestíbulo -incluso en el mes de mayo resultaba
fresco- y las hizo pasar al apartamento que ya conocemos. Madame Merle iba
delante y, -mientras Isabel se demoraba un poco hablando con él, ella se
adelantó para saludar familiarmente a otras dos personas que estaban
sentadas en el salón. Una de ellas era Pansy, a la que besó, y la otra una
dama, la hermana del señor Osmond según éste indicó a Isabel, la condesa
Gemini. -Y ésta es mi hijita -dijo-, que acaba de salir del convento.
|
Pansy had on a sc ant white dress, and
her fair hair was neatly arranged in a net; she wore her small shoes tied
sandal-fashion about her ankles. She made Isabel a little conventual
curtsey and then came to be kissed. The Countess Gemini simply nodded
without getting up: Isabel could see she was a woman of high fashion. She
was thin and dark and not at all pretty, having features that suggested
some tropical bird --a long beak-like nose, small, quickly-moving eyes and
a mouth and chin that receded extremely. Her expression, however, thanks
to various intensities of emphasis and wonder, of horror and joy, was not
inhuman, and, as regards her appearance, it was plain she understood
herself and made the most of her points. Her attire, voluminous and
delicate, bristling with elegance, had the look of shimmering plumage, and
her attitudes were as light and sudden as those of a creature who perched
upon twigs. She had a great deal of manner; Isabel, who had never known
any one with so much m anner, immediately classed her as the most affected
of women. She remembered that Ralph had not recommended her as an
acquaintance; but she was ready to acknowledge that to a casual view the
Countess Gemini revealed no depths. Her demonstrations suggested the
violent waving of some flag of general truce --white silk with fluttering
streamers.
|
Llevaba Pansy un vestido corto y blanco, y la rubia cabellera
cuidadosamente recogida en una redecilla y los zapatitos atados a los
tobillos, a modo de sandalias. Hizo a Isabel una pequeña reverencia
conventual y luego se acercó para dejarse besar. La condesa Gemini se
limitó a saludar con la cabeza sin levantarse; Isabel observó que se
trataba de una mujer de mucho postín. Era delgada, morena, nada hermosa y
con facciones que hacían pensar en algún pájaro tropical... nariz larga y
picuda, ojos pequeños y vivaces, boca y barbilla notablemente hundidas.
Sin embargo, su expresión, gracias a diversas intensidades de énfasis y
asombro, de horror y de alegría, no resultaba falta de humanidad; y, por
lo que a su apariencia atañía, se veía a las claras que se conocía bien y
sabía sacarse partido. Su atuendo, que era voluminoso pero delicado y de
llamativa elegancia, tenía destellos de plumaje, y sus actitudes eran tan
súbitas y versátiles como la del animal que vive posado en la rama. Tenía
mucho estilo, e Isabel, que no había conocido a nadie con tanta clase, la
clasificó como el colmo de la afectación. Recordó que Ralph no se la había
recomendado como relación deseable, pero se sentía dispuesta a reconocer
que, a primera vista, la condesa Gemini no parecía tener grandes
profundidades. Sus demostraciones sugerían el violento ondear de una
bandera de armisticio general... seda blanca y flameantes gallardetes.
|
"You′ll believe I′m glad to see you when
I tell you it′s only because I knew you were to be here that I came
myself. I don′t come and see my brother --I make him come and see me. This
hill of his is impossible --I don′t see what possesses him. Really,
Osmond, you′ll be the ruin of my horses some day, and if it hurts them
you′ll have to give me another pair. I heard them wheezing to-day; I
assure you I did. It′s very disagreeable to hear one′s horses wheezing
when one′s sitting in the carriage; it sounds too as if they weren′t what
they should be. But I′ve always had good horses; whatever else I may have
lacked I′ve always managed that. My husband doesn′t know much, but I think
he knows a horse. In general Italians don′t, but my husband goes in,
according to his poor light, for everything English. My horses are English
--so it′s all the greater pity they should be ruined. I must tell you,"
she went on, directly addressing Isabel, "that Osmond doesn′t often invite
me; I don′t think he likes to have me. It was quite my own idea, coming
to-day. I like to see new people, and I′m sure you′re very new. But don′t
sit there; that chair′s not what it looks. There are some very good seats
here, but there are also some horrors."
|
-Creerá lo mucho que me alegro de verla si le digo que he
venido porque sabía que usted iba a estar aquí. Yo no vengo nunca a ver a
mi hermano; hago que baje él a visitarme. Esta colina suya es atroz, no sé
qué gracia le encuentra. De veras, Osmond, vas a ser la ruina de mis
caballos el día menos pensado y si les pasa algo no tendrás más remedio
que regalarme otro tronco. Hoy los he oído resollar como no tienes idea,
te aseguro que es verdad. Es muy desagradable oír jadear a los caballos
cuando una está en el coch e; parece como si no fuesen lo que deben ser.
Yo he procurado tener siempre buenos caballos. Podrá faltarme cualquier
otra cosa, pero eso siempre lo he tenido. Mi marido no sabe de muchas
cosas, pero en cuestión de caballos es un genio. Por lo general, los
italianos no entienden de caballos, pero mi marido está, según sus escasas
luces, a favor de todo lo inglés. Y, como mis caballos son ingleses, sería
una verdadera lástima que se echaran a perder. -Y dirigiéndose
directamente a Isabel, prosiguió-: Debo decirle a usted que Osmond no me
invita con frecuencia; creo que no le gusta tenerme por aquí. Lo de venir
hoy ha sido una idea enteramente mía. Me gusta ver caras nuevas, y seguro
que es usted novísima. Pero no se siente usted ahí, que ese sillón no es
lo que parece. Hay aquí asientos muy buenos, pero otros son horrorosos.
|
These remarks were delivered with a
series of little jerks and pecks, of roulades of shrillness, and in an
accent that was as some fond recall of good English, or rather of good
American, in adversity.
|
Formuló estas observaciones con toda suerte de respingos y
picotazos, de gorgoritos estridentes, y con un acento que tenía un
divertido sabor a buen inglés, o mejor dicho a buen hablar de americano en
desgracia.
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"I don′t like to have you, my dear?" said
her brother. "I′m sure you′re invaluable ."
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-¿Que no me gusta tenerte, querida? -dijo su hermano-, ¡pero
si eres inapreciable!
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"I don′t see any horrors anywhere,"
Isabel returned, looking about her. "Everything seems to me beautiful and
precious."
|
-Pues yo no veo tales horrores -dijo Isabel, mirando en torno
suyo-. A mí me parece todo lo que veo bello y precioso de veras.
|
"I′ve a few good things," Mr. Osmond
allowed; "indeed I′ve nothing very bad. But I′ve not what I should have
liked."
|
-Sin duda tengo algunas cosas buenas -convino el señor Osmond-
y, desde luego, lo que no tengo es nada muy malo. Pero tampoco tengo lo
que me gustaría.
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He stood there a little awkwardly,
smiling and glancing about; his manner was an odd mixture of the detached
and the involved. He seemed to hint that nothing but the right "values"
was of any consequence. Isabel made a rapid induction: perfect simplicity
was not the badge of his family. Even the little girl from the convent,
who, in her prim white dress, with her small submissive face and her hands
locked before her, stood there as if she were about to partake of her
first communion, even Mr. Osmond′s diminutive daughter had a kind of
finish that was not entirely artless.
|
Permanecía allí de pie con cierta torpeza, sonriendo y mirando
en derredor suyo; su actitud era una extraña mezcla de despego e interés.
Parecía dar a entender que nada, salvo los « valores» correctos, tenía
importancia. Isabel sacó rápidamente la conclusión de que la verdadera
sencillez no constituía la divisa de la familia. Hasta la jovencita recién
salida del convento que, con su relamido vestidito blanco, con su carita
humilde y obediente y sus manos cruzadas delante de ella, estaba allí como
en actitud de ir a tomar la primera comunión, hasta esa diminuta hija del
señor Osmond, tenía algo de pulido y acabado que no carecía totalmente de
artificio.
|
"You′d have liked a few things from the
Uff izi and the Pitti --that′s what you′d have liked," said Madame Merle.
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-Lo que usted habría querido tener-dijo madame Merle-, es
algunas cosas de las galerías Uffizi y Pitti; eso es lo que le habría
gustado de veras.
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"Poor Osmond, with his old curtains and
crucifixes!" the Countess Gemini exclaimed: [sic}"> she appeared to
call her brother only by his family-name. Her ejaculation had no
particular object; she smiled at Isabel as she made it and looked at her
from head to foot.
|
-¡El pobre Osmond, siempre a vueltas con sus cortinajes y sus
crucifijos! -exclamó la condesa Gemini, que al parecer sólo llamaba a su
hermano por el apellid o. En realidad, su exclamación no tenía un objetivo
concreto; sonrió a Isabel al hacerla y la miró de arriba abajo.
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Her brother had not heard her; he seemed
to be thinking what he could say to Isabel. "Won′t you have some tea?
--you must be very tired," he at last bethought himself of remarking.
|
Su hermano no la había oído y aparentaba estar pensando lo que
podría decir a Isabel. Por fin, se le ocurrió observar: -Pero usted querrá
tomar el té. Debe de estar muy cansada.
|
"No indeed, I′m not tired; what have I
done to tire me?" Isabel felt a certain need of being very direct, of
pretending to nothing; there was something in the air, in her general
impression of things --she could hardly have said what it was --that
deprived her of all disposition to put herself forward. The place, the
occasion, the combination of people, signified more than lay on the
surface; she would try to understand --she would not simply utter graceful
platitudes. Poor Isabel was doubtless not aware that many women would have
uttered graceful platitudes to cover the working of their observation. It
must be confessed that her pride was a trifle alarmed. A man she had heard
spoken of in terms that excited interest and who was evidently capable of
distinguishing himself, had invited her, a young lady not lavish of her
favours, to come to his house. Now that she had done so the burden of the
entertainment rested naturally on his wit. Isabel was not rendered less
observant, and for the moment, we judge, she was not rendered more
indulgent, by perceiving that Mr. Osmond carried his burden less
complacently than might have been expected. "What a fool I was to have let
myself so needlessly in --!" she could fancy his exclaiming to himself.
|
-No; no estoy cansada. ¿Qué he hecho para cansarme?
Experimentaba Isabel cierta necesidad de mostrarse muy directa y de no
alardear de nada. Le parecía que algo flotaba en el aire -tal era su
impresión general, aunque no sabría decir en qué consistía-, algo que le
impedía hacerse notar. Aquella casa, la ocasión, la mezcla de personas
allí congregadas, significaban mucho más de lo que a simple vista
aparecía. Se proponía tratar de comprende r y no limitarse a decir
insustanciales bagatelas. La pobre sin duda no se daba cuenta de que
muchas mujeres habrían soltado banalidades de buen tono para encubrir el
juego de su observación. La verdad era que se sentía un poco alarmada en
su orgullo: un hombre del que oyera hablar en términos que despertaban
interés y dotado de cualidades que le permitían sobresalir la había
invitado a ella, una joven que no prodigaba sus favores, a ir a su casa.
Ahora que la tenía allí, era él quien debía hacerles grata la estancia a
sus invitadas mediante su ingenio. Pero Isabel no se sintió menos
observadora y, a nuestro juicio, tampoco indulgente, al darse cuenta de
que el señor Osmond llevaba a cabo aquel empeño con mucho menor
complacencia de la que hubiera podido esperarse. Se figuraba que él se
estaría diciendo: «¡Qué estú cpido he sido al meterme sin necesidad en
esto!».
|
"You′ll be tired when you go home, if he
shows you all his bibelots and gives you a lec ture on each," said the
Countess Gemini.
|
-Estará cansada cuando vuelva a casa, si Osmond le enseña
todos sus «bibelots» y le da una conferencia sobre cada uno -dijo la
condesa Gemini.
|
"I′m not afraid of that; but if I′m tired
I shall at least have learned something."
|
-Yo no tengo ese temor; pero si me canso, por lo menos habré
aprendido algo.
|
"Very little, I suspect. But my sister′s
dreadfully afraid of learning anything," said Mr. Osmond.
|
-No será mucho, desde luego -dijo el señor Osmond-. En cambio,
a mi hermana le espanta aprender.
|
"Oh, I confess to that; I don′t want to
know anything more --I know too much already. The more you know the more
unhappy you are."
|
-¡Oh! No tengo inconveniente en confesarlo. No quiero saber
nada más... sé ya demasiadas cosas. Cuanto más sabe una, más desgraciada
es.
|
"You should not undervalue knowledge
before Pansy, who has not finished her education," Madame Merle interposed
with a smile.
|
-No debe usted rebajar el prestigio de la cultura delante de
Pansy, que aún no ha terminado su educación -terció madame Merle con una
sonrisa.
|
"Pansy will never know any harm," said
the child′s father. "Pansy′s a little convent-flower."
|
-¡Oh! Pansy está por encima del mal -dijo el padre de la
niña-. Es una florecilla de convento.
|
"Oh, the convents, the convents!" cried
the Countess with a flutter of her ruffles. "Speak to me of the convents!
You may learn anything there; I′m a convent-flower myself. I don′t pretend
to be good, but the nuns do. Don′t you see what I mean? " she went on,
appealing to Isabel.
|
La condesa exclamó, agitando todos sus volantes: -¡Ah,
conventos, dichosos conventos! Que no me vengan a mí con conventos. Allí
se aprende de todo. También yo fui una florecilla de convento. Yo no tengo
la pretensión de ser buena, pero las monjas, sí. ¿Comprende usted lo que
quiero decir? -terminó dirigiéndose a Isabel.
|
Isabel was not sure she saw, and she
answered that she was very bad at following arguments. The Countess then
declared that she herself detested arguments, but that this was her
brother′s taste --he would always discuss. "For me," she said, "one should
like a thing or one shouldn′t; one can′t like everything, of course. But
one shouldn′t attempt to reason it out --you never know where it may lead
you. There are some very good feelings that may have bad reasons, don′t
you know? And then there are very bad feelings, sometimes, that have good
reasons. Don′t you see what I mean? I don′t care anything about reasons,
but I know what I like."
|
Isabel no estaba muy segura de haberla entendido y se excusó
diciendo que no era muy hábil para seguir una discusión. La condesa
manifestó entonces que por su parte detestaba también discutir, pero que
era gusto de su hermano... que a todo le buscaba las vueltas. -Para mí
-dijo- una cosa gusta o no gusta; desde luego, todo no puede gustar. Pero
lo que no se puede es tratar de explic225árselo... porque nunca se sabe
adonde se va a parar. A veces, hay buenos sentimientos que vienen de muy
malas razones, ¿no es cierto? Como también sentimientos muy malos pueden
venir de buenas razones. ¿Comprende ahora? A mí no me importan las
razones, pero sé lo que me gusta.
|
"Ah, that′s the great thing," said
Isabel, smiling and suspecting that her acquaintance with this
lightly-flitting personage would not lead to intellectual repose. If the
Countess objected to argument Isabel at this moment had as little taste
for it, and she put out her hand to Pansy with a pleasant sense that such
a gesture committed her to nothing that would admit of a divergence of
views. Gilbert Osmond apparently took a rather hopeless view of his
sister′s tone; he turned the conversation to another topic. He presently
sat down on the other side of his daughter, who had shyly brushed Isabel′s
fingers with her own; but he ended by drawing her out of her chair and
making her stand between his knees, leaning against him while he passed
his arm round her slimness. The child fixed her eyes on Isabel with a
still, disinterested gaze which seemed void of an intention, yet conscious
of an attraction. Mr. Osmond talked of many things; Madame Merle had said
he could be agreeable when he chose, and to-day, after a little, he
appeared not only to have chosen but to have determined. Madame Merle and
the Countess Gemini sat a little apart, conversing in the effortless
manner of persons who knew each other well enough t o take their ease; but
every now and then Isabel heard the Countess, at something said by her
companion, plunge into the latter′s lucidity as a poodle splashes after a
thrown stick. It was as if Madame Merle were seeing how far she would go.
Mr. Osmond talked of Florence, of Italy, of the pleasure of living in that
country and of the abatements to the pleasure. There were both
satisfactions and drawbacks; the drawbacks were numerous; strangers were
too apt to see such a world as all romantic. It met the case soothingly
for the human, for the social failure --by which he meant the people who
couldn′t "realise," as they said, on their sensibility: they could keep it
about them there, in their poverty, without ridicule, as you might keep an
heirloom or an inconvenient entailed place that brought you in nothing.
Thus there were advantages in living in the country which contained the
greatest sum of beauty. Certain impressions you could get only there.
Others, favourable to life, you never got, and you got some that were very
bad. But from time to time you got one of a quality that made up for
everything. Italy, all the same, had spoiled a great many people; he was
even fatuous enough to believe at times that he himself might have been a
better man if he had spent less of his life there. It made one idle and
dilettantish and second-rate; it had no discipline for the character,
didn′t cultivate in you, otherwise expressed, the successful social and
other "cheek" that flourished in Paris and London. "We′re sweetly
provincial," said Mr. Osmond, "and I′m perfectly aware that I myself am as
rusty as a key that has no lock to fit it. It polishes me up a little to
talk with you --not that I venture to pretend I can turn that very
complicated lock I suspect your intellect of being! But you′ll be going
away before I′ve seen you three times, and I shall perhaps never see you
after that. That′s what it is to live in a country that people come t o.
When they′re disagreeable here it′s bad enough; when they′re agreeable
it′s still worse. As soon as you like them they′re off again! I′ve been
deceived too often; I′ve ceased to form attachments, to permit myself to
feel attractions. You mean to stay --to settle? That would be really
comfortable. Ah yes, your aunt′s a sort of guarantee; I believe she may be
depended on. Oh, she′s an old Florentine; I mean literally an old one; not
a modern outsider. She′s a contemporary of the Medici; she must have been
present at the burning of Savonarola, and I′m not sure she didn′t throw a
handful of chips into the flame. Her face is very much like some faces in
the early pictures; little, dry, definite faces that must have had a good
deal of expression, but almost always the same one. Indeed I can show you
her portrait in a fresco of Ghirlandaio′s. I hope you don′t object to my
speaking that way of your aunt, eh? I′ve an idea you don′t. Perhaps you
think that′s even worse. I ass ure you there′s no want of respect in it,
to either of you. You know I′m a particular admirer of Mrs. Touchett."
|
-¡Ah, eso es lo importante! -dijo Isabel sonriendo y pensando
para sí que el trato con aquella leve y fugaz persona no iba a aportarle
ningún reposo intelectual. Si a la condesa le molestaba discutir, tampoco
a Isabel le apetecía en aquel momento, y tendió la mano a Pansy con la
agradable certeza de que tal ademán no la comprometía a nada que diera pie
a una divergencia de opiniones. Gilbert Osmond parecía tener por
irremediable el tono de su hermana y orientó la conversación hacia otro
tema. Fue a sentarse junto a su hijita, que habíía rozado tímidamente los
dedos de Isabel con los suyos; pero acabó por hacerla levantar y colocarla
de pie entre sus rodillas, apoyándola contra él y rodeándole con el brazo
el leve talle. La muchachita fijó en Isabel una mirada desprovista de
interés y, al parecer, vacía de toda intención, pero que parecía a la vez
consciente de una atracción. El señor Osmond habló de muchas cosas. Madame
Merle había dicho de él que sabía ser agradable cuando se lo proponía y
hoy, al final, parecía no solamente habérselo propuesto sino estar
resuelto a serlo. Madame Merle y la condesa estaban sentadas un poco
aparte, conversando con esa soltura de quienes se conocen perfectamente y
no andan con cumplidos. De vez en cuando, Isabel oía que la condesa,
queriendo seguir los lúcidos comentarios de su amiga, se lanzaba t ras
ellos como se lanza un perro en pos del palo que se le ha arrojado.
Parecía como si madame Merle estuviera tanteando hasta dónde podía llegar.
El señor Osmond hablaba de Florencia, de Italia, del inmenso placer de
vivir en ese país y de las cortapisas a este placer. Había, a la vez,
satisfacciones e inconvenientes; los últimos eran muy numerosos. Los
extranjeros se sentían inclinados a creer que en este país todo era
romántico. Era un reducto acogedor para los que habían fracasado humana o
socialmente... con lo cual se refería a los que no podían sobreponerse a
su sensibilidad. Aquí podían conservarla, en su pobreza y sin caer en el
ridículo, como se conserva un legado o un mayorazgo incómodo que no renta
nada. Así que había ventajas en vivir en un país que contenía la mayor
suma de bellezas del mundo, y ciertas impresiones sólo se podían obtener
en él. Aunque otras, favorables a la ′vida, no se obtenían nunca, y se
recibían algunas pésimas. Pero de vez en cuando había una impresión de tal
calidad que compensaba todo lo demás. De todos modos, lo cierto era que
Italia había echado a perder a mucha gente, y él mismo tenía algunas veces
la fatuidad de creer que, si no hubiese pasado allí tantos años de su
vida, habría sido un hombre mejor de lo que era. Italia le hacía a uno
perezoso, diletante y mediocre; no fomentaba la disciplina del carácter,
ni le impulsaba a uno a cultivar la habilidad social y otros «descaros»
que a tal punto florecían en París y en Londres. -Somos deliciosamente
provincianos -dijo el señor Osmond-. Por mi parte, comprendo que estoy tan
herrumbroso como una llave que no e ncuentra cerradura. El hablar con
usted me afina un poco... y no es que presuma de poder abrir esa
complicada cerradura que me imagino ha de ser su intelecto. Pero usted se
irá de aquí antes de que la haya visto tres veces, y acaso no vuelva a
verla después. Este es el inconveniente de vivir en un país donde la gente
está sólo de paso. Si los individuos que vienen son agradables, malo; si
son desagradables, mucho peor. Cuando uno empieza a cobrarles afecto o
simpatía ya se han ido. Yo me he llevado muchas decepciones, de modo que
no me he permitido contraer nuevos afectos, ni experimentar ciertas
atracciones. ¿Piensa usted quedarse aquí... establecerse? Eso sería un
gran alivio. Ah, sin duda, su tía es una especie de garantía, con ella
puede contarse. Es una veterana de Florencia... lo digo en el sentido
literal de la palabra: una veterana, no como esos advenedizos actuales. E
s una verdadera contemporánea de los Medici, debió de estar presente en la
cremación de Savonarola y tengo para mí que echó algún manojo de astillas
a la pira. Su cara parece la de un cuadro primitivo: diminuta, seca,
definida, con una expresión que quizá fuera muy intensa, pero siempre la
misma. Estoy seguro de que puedo mostrarle su retrato en uno de los
frescos del Ghirlandaio. Bueno, me imagino que no le molestará que le
hable así de su tía, ¿verdad? Se me antoja que no. Tal vez a usted le
parezca peor todavía. Le aseguro que en esto no hay falta alguna de
respeto hacia ninguna de las dos. Ya sabe que soy un verdadero admirador
de madame Touchett.
|
While Isabel′s host exerted himself to
entertain her in this somewhat confidential fashion she looked
occasionally at Madame Merle, who met her eyes with an inattentive smile
in which, on this occasion, there was no infelicitous intimation that our
heroine appeared to advantage. Madame Merle eventually proposed to the
Countess Gemini that they should go into the garden, and the Countess,
rising and shaking out her feathers, began to rustle toward the door.
"Poor Miss Archer!" she exclaimed, surveying the other group with
expressive compassion. "She has been brought quite into the family."
|
Mientras su anfitrión procuraba entretener a Isabel de esta
manera un tanto confidencial, ella miraba de vez en cuando a madame Merle,
quien en una ocasión le devolvió la mirada con una sonrisa vaga en la que
no parecía patente ninguna insinuación de que nuestra heroína estuviera
luciéndose. Al cabo, madame Merle propuso a la condesa de Gemini salir al
jardín, y la condesa se levantó, se sacudió el abundante plumaje y se
encaminó hacia la puerta. -¡Pobre señorita Archer! -exclamó mirando al
grupo con expresión compasiva-. La han metido de lleno en la familia.
|
"Miss Archer can certainly have nothing
but sympathy for a family to which you belong," Mr. Osmond answered, with
a laugh which, though it had something of a mocking ring, had also a finer
patience.
|
-La señorita Archer no puede sino sentir simpatía por una
familia a la que tú perteneces -respondió el señor Osmond con una risa
que, si bien tenía no poco de ironía, manifestaba también una refinada
paciencia.
|
"I don′t know what you mean by that! I′m
sure she′ll see no harm in me but what you tell her. I′m better than he
says, Miss Archer," the Countess went on. "I′m only rather an idiot and a
bore. Is that all he has said? Ah then, you keep him in good-humour. Has
he opened on one of his favourite subjects? I give you notice that there
are two or three that he treats a fond. In that case you had better take
off your bonnet."
|
-Ignoro lo que quieres decir con eso. Tengo la seguridad de
que ella no verá en mí nada de malo fuera de lo que tú le cuente s. No le
crea, señorita Archer, soy mucho mejor de lo que él dice. -Se calló un
segundo y prosiguió en el acto-: Bastante necia y aburrida. ¿No le ha
dicho nada más? Ah, entonces es que le tiene usted de buen humor. ¿Ha
empezado ya a hablar de sus temas favoritos? Le advierto que son dos o
tres los que trata á fond. Si se pone en ello, ya puede usted ir
quitándose el sombrero.
|
"I don′t think I know what Mr. Osmond′s
favourite subjects are," said Isabel, who had risen to her feet.
|
Isabel, que se había puesto de pie, replicó: -Me parece que
todavía no sé cuáles son los temas favoritos del señor Osmond.
|
The Countess assumed for an instant an
attitude of intense meditation, pressing one of her hands, with the
finger-tips gathered together, to her forehead. "I′ll tell you in a
moment. One′s Machiavelli; the other′s Vittoria Colonna; the next is
Metastasio."
|
La condesa fingió sumirse en una intensa meditación,
oprimiéndose la frente con las yemas de los dedos. -Voy a decírselo ahora
mismo. Uno de ellos es Maquiavelo; el otro Victoria Colonna, y por fin,
Metastasio.
|
"Ah, with me," said Madame Merle, passing
her arm into the Co untess Gemini′s as if to guide her course to the
garden, "Mr. Osmond′s never so historical."
|
-Vamos, venga conmigo -dijo madame Merle, pasando el brazo en
derredor del talle de la condesa Gemini, como para conducirla al jardín-.
El señor Osmond no se pone nunca tan histórico.
|
"Oh you," the Countess answered as they
moved away, "you yourself are Machiavelli --you yourself are Vittoria
Colonna!"
|
-Bueno, usted sí que es un verdadero Maquiavelo -observó la
condesa mientras ambas se alejaban-, una verdadera Victoria Colonna.
|
"We shall hear next that poor Madame
Merle is Metastasio!" Gilbert Osmond resignedly sighed.
|
-No tardaremos en oír que la pobre madame Merle es Metastasio
en persona -suspiró con resignación Gilbert Osmond.
|
Isabel had got up on the assumption that
they too were to go into the garden; but her host stood there with no
apparent inclination to leave the room, his hands in the pockets of his
jacket and his daughter, who had now locked her arm into one of his own,
clinging to him and looking up while her eyes moved from his own face to
Isabel′s. Isabel waited, with a certain unuttered contentedness, to have
her movements directed; she liked Mr. Osmond′s talk, his company: she had
what always gave her a very private thrill, the consciousness of a new
relation. Through the open doors of the gre at room she saw Madame Merle
and the Countess stroll across the fine grass of the garden; then she
turned, and her eyes wandered over the things scattered about her. The
understanding had been that Mr. Osmond should show her his treasures; his
pictures and cabinets all looked like treasures. Isabel after a moment
went toward one of the pictures to see it better; but just as she had done
so he said to her abruptly: "Miss Archer, what do you think of my sister?"
|
Isabel se había puesto de pie, por creer que también ellos
iban a pasar al jardín, pero su anfitrión no parecía inclinado a abandonar
la estancia, sino que seguía allí, con las manos en los bolsillos de la
chaqueta, mientras su hija, colgada de su brazo, alzaba los ojos para
contemplar alternativamente la cara de su padre y la de su visitante.
Isabel esperó, con una latente satisfacción, que le dirigieran los
movimientos. Le gustaba la conversación del señor Osmond, su compañía, y
tenía en aquel momento lo que siempre le produjera una viva emoción: la
seguridad de estar haciendo una nueva amistad. Por las puertas abiertas
del gran salón vio a madame Merle y a la condesa pasear sobre el fino
césped del jardín; se volvió después y recorrió con la mirada las cosas
que la rodeaban. Lo acordado había sido que el señor Osmond le mostrara
sus tesoros: sus cuadros, sus tallas, que allí parecían verdaderos
tesoros. Pasado un momento, Isabel se dirigió a uno de los cuadros para
verlo mejor, y, mientras lo hacía, él le preguntó bruscamente: -Señorita
Archer, ¿qué opina usted de mi hermana? Ella se volvió a mirarle con
cierta sorpresa. r
|
She faced him with some surprise. "Ah,
don′t ask me that --I′ve seen your sister too little."
|
-Ah, por favor, no me lo pregunte... apenas si la he visto
unos instantes.
|
"Yes, you′ve seen her very little; but
you must have observed that there is not a great deal of her to see. What
do you think of our family tone?" he went on with his cool smile. "I
should like to know how it strikes a fresh, unprejudiced mind. I know what
you′re going to say --you′ve had almost no observation of it. Of course
this is only a glimpse. But just take n otice, in future, if you have a
chance. I sometimes think we′ve got into a rather bad way, living off here
among things and people not our own, without responsibilities or
attachments, with nothing to hold us together or keep us up; marrying
foreigners, forming artificial tastes, playing tricks with our natural
mission. Let me add, though, that I say that much more for myself than for
my sister. She′s a very honest lady --more so than she seems. She′s rather
unhappy, and as she′s not of a serious turn she doesn′t tend to show it
tragically: she shows it comically instead. She has got a horrid husband,
though I′m not sure she makes the best of him. Of course, however, a
horrid husband′s an awkward thing. Madame Merle gives her excellent
advice, but it′s a good deal like giving a child a dictionary to learn a
language with. He can look out the words, but he can′t put them together.
My sister needs a grammar, but unfortunately she′s not grammatical. Pardon
my troubling you with these details; my sister was very right in saying
you′ve been taken into the family. Let me take down that picture; you want
more light."
|
-Cierto, apenas la ha visto... pero habrá observado que
tampoco hay gran cosa que ver. ¿Qué piensa usted del tono general de
nuestra familia? -prosiguió él con su fría sonrisa-. Me gustaría saber de
qué manera impresiona a una mente fresca y libre de prejuicios. Ya sé lo
que va usted a decirme, que apenas ha tenido tiempo de observarla. Ni que
decir tiene que ha sido sólo un primer vistazo. Pero, en lo sucesivo, si
la ocasión vuelve a presentársele, no deje de observar. A veces pienso que
nos hemos aventurado por un camino errado, al vivir aquí entre cosas y
gentes que no son las nuestras, sin responsabilidades ni ataduras, sin
cohesión ni apoyo; casándonos con extranjeros, forjándonos gustos
artificiales, hacié ndole trampas a nuestra misión natural. De todos
modos, permítame añadir que todo esto lo digo mucho más por mí que por mi
hermana. Ella es una dama muy honesta, mucho más de lo que parece. Es
bastante desgraciada y, como no es de carácter muy serio, no tiende a
manifestarlo por lo trágico, sino que prefiere explotar el lado cómico de
la cosa. La pobre tiene un marido insoportable, aunque no estoy seguro de
que sepa manejarlo. Indudablemente un marido insoportable es algo muy
incómodo. Madame Merle le da de vez en cuando sabios consejos a mi
hermana, pero viene a ser lo mismo que darle a un niño un diccionario para
que aprenda un idioma: podrá el niño leer las palabras, pero no sabrá cómo
unirlas. Mi hermana precisa una gramática, pero desgraciadamente no es una
persona gramatical. Disculpe usted que la haya aburrido con estos
detalles. Raz3ón tenía mi hermana al decir que ya la habíamos metido en la
familia. Voy a bajar este cuadro; necesita más luz para verlo.
|
He took down the picture, carried it
toward the window, related some curious facts about it. She looked at the
other works of art, and he gave her such further information as might
appear most acceptable to a young lady making a call on a summer
afternoon. His pictures, his medallions and tapestries were interesting;
but after a while Isabel felt the owner much more so, and independently of
them, thickly as they seemed to overhang him. He resembled no one she had
ever seen; most of the people she knew might be divided into groups of
half a dozen specimens. There were one or two exceptions to this; she
could think for instance of no group that would contain her aunt Lydia.
There were other people who were, relatively speaking, original
--original, as one might say, by courtesy --such as Mr. Goodwood, as her
cousin Ralph, as Henrietta Stackpole, as Lord Warburton, as Madame Merle.
But in essentials, when one came to look at them, these individuals
belonged to types already present to her mind. Her mind contained no class
offering a natural place to Mr. Osmond --he was a specimen apart. It was
not that she recognised all these truths at the hour, but they were
falling into order before her. For the moment she only said to herself
that this "new relation" would perhaps prove her very most distinguished.
Madame Merle had had that note of rarity, but what quite other power it
immediately gained when sounded by a man! It was not so much what he said
and did, but rather what he withheld, that marked him for her as by one of
those signs of the highly curious that he was showing her on the underside
of old plates and in the corner of sixteenth-century drawings: he indulged
in no striking deflections from common usage, he was an original without
bei ng an eccentric. She had never met a person of so fine a grain. The
peculiarity was physical, to begin with, and it extended to
impalpabilities. His dense, delicate hair, his overdrawn, retouched
features, his clear complexion, ripe without being coarse, the very
evenness of the growth of his beard, and that light, smooth slenderness of
structure which made the movement of a single one of his fingers produce
the effect of an expressive gesture --these personal points struck our
sensitive young woman as signs of quality, of intensity, somehow as
promises of interest. He was certainly fastidious and critical; he was
probably irritable. His sensibility had governed him --possibly governed
him too much; it had made him impatient of vulgar troubles and had led him
to live by himself, in a sorted, sifted, arranged world, thinking about
art and beauty and history. He had consulted his taste in everything --his
taste alone perhaps, as a sick man consciously incurable consults at last
only his lawyer: that was what made him so different from every one else.
Ralph had something of this same quality, this appearance of thinking that
life was a matter of connoisseurship; but in Ralph it was an anomaly, a
kind of humorous excrescence, whereas in Mr. Osmond it was the keynote,
and everything was in harmony with it. She was certainly far from
understanding him completely; his meaning was not at all times obvious. It
was hard to see what he meant for instance by speaking of his provincial
side --which was exactly the side she would have taken him most to lack.
Was it a harmless paradox, intended to puzzle her? or was it the last
refinement of high culture? She trusted she should learn in time; it would
be very interesting to learn. If it was provincial to have that harmony,
what then was the finish of the capital? And she could put this question
in spite of so feeling her host a shy personage; since such shyness as his
--the shyness of ticklish nerves and fine perceptions --was perfectly
consistent with the best breeding. Indeed it was almost a proof of
standards and touchstones other than the vulgar: he must be so sure the
vulgar would be first on the ground. He wasn′t a man of easy assurance,
who chatted and gossiped with the fluency of a superficial nature; he was
critical of himself as well as of others, and, exacting a good deal of
others, to think them agreeable, probably took a rather ironical view of
what he himself offered: a proof into the bargain that he was not grossly
conceited. If he had not been shy he wouldn′t have effected that gradual,
subtle, successful conversion of it to which she owed both what pleased
her in him and what mystified her. If he had suddenly asked her what she
thought of the Countess Gemini, that was doubtless a proof that he was
interested in her; it could scarcely be as a help to knowledge of his own
sister. That he should be so interested showed an enquiring mind; but it
was a little singular he should sacrifice his fraternal feeling to his
curiosity. This was the most eccentric thing he had done.
|
Descolgó el cuadro, lo llevó cerca de la ventana y refirió
algunos datos sobre él. Isabel contempló las otras obras de arte y él le
fue ampliando la información, como parecía oportuno hacer con una joven
que había ido de visita en una tarde de verano. Sus cuadros, medallones y
tapices eran sumamente interesantes; pero, al cabo de un rato, Isabel se
percató de que su dueño lo era mucho más todavía, e independientemente de
ellos, por mucho que parecieran pesar en su vida. No se parecía a nadie
que ella hubiera visto. La mayoría de las personas que ella conocía podía
dividirse en grupos de media docena de ejemplares. Había un par de
excepciones, pues, a decir verdad, no acertaba a imaginar ningún 4o
( $ de incluir a su tía Lydia. Otros individuos podían considerarse,
hablando en términos relativos, originales -originales, digamos, por pura
cortesía-, como, por ejemplo, el señor Goodwood, su primo Ralph, Henrietta
Stackpole, lord Warburton y madame Merle. No obstante, en lo esencial, si
los miraba atentamente, comprendía que pertenecían a ciertas categorías
que ya estaban presentes en su imaginación. En cambio, su imaginación no
tenía sitio apropiado para colocar al señor Osmond... que era, en verdad,
un caso aparte. No era que Isabel reconociera todas estas verdades de
inmediato, pero sí iban ordenándose ante ella. De momento, sólo se dijo a
sí misma que aquella «nueva relación» podría llegar a parecerle la más
distinguida de todas. Madame Merle había hecho sonar, ciertamente, esa
nota de exquisita rareza, pero ¡de qué distinta manera sonaba cuando el
que la emitía era un hombre! No era tanto lo que él decía o hacía, sino lo
que guardaba para sí, lo que a los ojos de Isabel le imprimía al señor
Osmond esa marca de singularidad, como la que él le mostraba en el dorso
de los platos antiguos y en el ángulo de los bocetos del siglo dieciséis.
No se esforzaba él en tratar de distinguirse de lo corriente, y era
original sin ser excéntrico. Nunca se había Isabel tropezado con un hombre
de calidad tan elevada. Para empezar, su singularidad era, ante todo,
física y se iba extendiendo a lo impalpable. Su cabello delicado y espeso,
sus facciones perfectamente dibujadas, casi retocadas, su piel clara,
saludable sin tosquedad, su barba perfectamente recortada y aquella
constitución ágil y armónica que hacía que el movimiento de uno solo de
sus dedos produjera el efecto de un gesto expresivo... todos estos
detalles personales le parecían a nuestra sensible heroína signos
indiscutibles de calidad e intensidad, y en cierto modo susceptibles de
despertar interés. Sin duda alguna era exigente y crítico, y tal vez
fácilmente irascible; un hombre a merced de su sensibilidad, acaso
excesivamente dominado por ella, sensibilidad que le había llevado a
gastar poca paciencia con las perturbaciones vulgares y a vivir para sí en
un mundo seleccionado, tamizado y arreglado a su manera, donde entregarse
de lleno a la meditación artística, a la belleza y a la historia. Para
todo había consultado únicamente su propio gusto y nada más, como el
enfermo que se sabe condenado consulta sólo a su abogado; todo eso era lo
que le distinguí a tan extraordinariamente de los demás. Ralph poseía
también algo de esa rara cualidad, esa apariencia de creer que la vida era
un asunto para connaisseurs, pero en Ralph era una anomalía, una especie
de excrecencia humorística, mientras que en el señor Osmond era la tónica,
a la que se ajustaba toda su vida. Isabel estaba lejos de comprenderle por
completo; el sentido de sus palabras no siempre era obvio. Por ejemplo,
resultaba difícil saber qué quería decir al hablar de su propio lado
provinciano, que era precisamente el lado que en opinión de Isabel le
faltaba. Y se preguntaba si sería una paradoja dicha por él con el
propósito de desconcertarla, o si sería el producto más refinado de una
cultura exquisita. Confiaba en esclarecerlo con el tiempo, pues sería cosa
sumamente interesante. Si era provinciano el disponer de aquella armonía,
¿en qué estribaba la superioridad de la capital? Creyó Isabel que podría
hacerle tal pregunta, a pesar de sentir que su anfitrión era un hombre
tímido, ya que una timidez como la suya -la de los nervios a flor de piel
y de la fina percepción- era perfectamente compatible con la mejor
educación. De hecho, era casi señal de unas pautas y unos cánones fuera de
lo vulgar; sin duda estaba seguro de que el estar en primera línea de
acción era cosa de gente ordinaria. No era hombre que gozara de un gran
aplomo, de esos que charlan y hablan por los codos con esa fluidez propia
de los caracteres superficiales; era crítico consigo mismo, como también
con los demás y, al exigir mucho a los demás para considerarlos
agradables, probablemente contemplaba con ironía lo que él mismo podía
ofrecer; algo que demostraba que no era un presuntuoso. De no haber sido
tímido, no habría podido realizar aquella conversión sutil, gradual y
triunfante de su condición, que constituía todo lo que a la joven le
agradaba y la desconcertaba. El preguntarle de improviso qué opinaba de la
condesa Gemini era una prueba indiscutible de que sentía interés por
Isabel, ya que de sobra conocía a su hermana y de nada le hubiera servido
la opinión ajena. Y el hecho de que demostrase tal interés denotaba un
espíritu curioso, si bien era un poco singular, que sacrificara el
sentimiento fraternal a su curiosidad. Eso era lo más excéntrico de cuanto
había hecho.
|
There were two other rooms, beyond the
one in which she had been received, equally full of romantic objects, and
in these apartments Isabel spent a quarter of an hour. Everything was in
the last degree curious and precious, and Mr. Osmond continued to be the
kindest of ciceroni as he led her from one fine piece to another and still
held his little girl by the hand. His kindness almost surprised our young
friend, who wondered why he should take so much trouble for her; and she
was oppressed at last with the accumulation of beauty and knowledge to
which she found herself introduced. There was enough for the present; she
had ceased to attend to what he said; she listened to him with attentive
eyes, but was not thinking of what he told her. He probably thought her
quicker, cleverer in every way, more prepared, than she was. Madame Merle
would have pleasantly exaggerated; which was a pity, because in the end he
would be sure to find out, and then perhaps even her real intelligence
wouldn′t reconcile him to his mistake. A part of Isabel′s fatigue came
from the effort to appear as intelligent as she believed Madame Merle had
described her, and from the fear (very unusual with her) of exposing --not
her ignorance; for that she cared comparatively little --but her possible
grossness of perception. It would have annoyed her to express a liking for
something he, in his superior enlightenment, would think she oughtn′t to
like; or to pass by something at which the truly initiated mind would
arrest itself. She had no wish to fall into that grotesqueness --in which
she had seen women (and it was a warning) serenely, yet ignobly, flounder.
She was very careful therefore as to what she said, as to what she noticed
or failed to notice; more careful than she had ever been before.
|
Más allá de aquella habitación en donde la había recibido, se
hallaban otras dos, llenas asimismo de objetos románticos, en las que
Isabel pasó otro cuarto de hora. Todo l o que contenían era sumamente
precioso y raro, y el señor Osmond continuó mostrándose un «cicerone» de
lo más amable y la condujo de una a otra habitación, llevando todavía a su
hija de la mano. Aquella amabilidad casi sorprendía a la joven, que se
preguntaba por qué se tomaba el señor Osmond tantas molestias por ella; y
al final, aquella acumulación de belleza y saber en que se veía inmersa
acabó por abrumarla. Ya era bastante por aquella vez. Había dejado de
escuchar lo que él le decía, y aunque lo miraba con atención no pensaba en
sus palabras. Probablemente, él la consideraba mucho más avispada, más
inteligente y mejor preparada de lo que en realidad era. Acaso madame
Merle había exagerado afablemente; lo cual sería una lástima porque, al
final, él no dejaríía de descubrirlo; y en tal caso, ni aun la gran
inteligencia de la joven conseguiría que él se perdonase su propio error.
Parte del cansancio de Isabel provenía del esfuerzo que hacía para parecer
tan inteligente como se imaginaba que madame Merle la había descrito, y
del temor (muy insólito en ella) de revelar, no ya su ignorancia -cosa que
le importaba bastante poco- sino su posible falta de finura en la
comprensión. Nada la habría atormentado tanto como dar a entender que le
gustaba algo que él, dado sus superiores conocimientos, pensase que no
debía gustarle, o no fijarse en algo que una inteligencia cultivada nunca
habría pasado por alto. No experimentaba el menor deseo de incurrir en la
actitud grotesca en que había visto a algunas mujeres (y eso era una
advertencia) zozobrar con tanta serenidad como desdoro. Por ello tenía
sumo cuidado con lo que decí 2a, así como con lo que observaba o dejaba de
observar, infinitamente más cuidado del que tuviera hasta entonces.
|
They came back into the first of the
rooms, where the tea had been served; but as the two other ladies were
still on the terrace, and as Isabel had not yet been made acquainted with
the view, the paramount distinction of the place, Mr. Osmond directed her
steps into the garden without more delay. Madame Merle and the Countess
had had chairs brought out, and as the afternoon was lovely the Countess
proposed they should take their tea in the open air. Pansy therefore was
sent to bid the servant bring out the preparations. The sun had got low,
the golden light took a deeper tone, and on the mountains and the plain
that stretched beneath them the masses of purple shadow glowed as richly
as the places that were still exposed. The scene had an extraordinary
charm. The air was almost solemnly still, and the large expanse of the
landscape, with its gardenlike culture and nobleness of outline, its
teeming valley and delicately-fretted hills, its peculiarly human-looking
touches of habitation, lay there in splendid harmony and classic grace.
"You seem so well pleased that I think you can be trusted to come back,"
Osmond said as he led his companion to one of the angles of the terrace.
|
Después de ese recorrido por las dos habitaciones, volvieron a
la primera, donde ya estaba servido el té, pero como las otras damas
seguían en la terraza, y dado que Isabel no había tenido aún ocasión de
contemplar la vista panorámica -atracción principal de la casa del señor
Osmond-, éste la condujo sin demora al jardín. Madame Merle y la condesa
habían hecho sacar asientos y, como era una tarde deliciosa, la condesa
propuso que tomasen el té al aire libre. Encargaron a Pansy que avisara al
criado para que hiciese lo necesario. El sol había ido descendiendo, su
luz dorada tenía un tono más intenso, y sobre las montañas y la llanura
que se extendían ante la vista se acumula ban sombras purpúreas que
resplandecían con la misma brillantez que los lugares todavía iluminados.
Un indefinible encanto parecía flotar sobre el panorama. Había en el aire
una quietud casi solemne, y la anchura del paisaje, con su cultura
ajardinada y su nobleza de diseño, con su fértil valle y sus desgastadas
colinas, sus toques de población tan peculiarmente humanos, era toda
armonía y gracia clásica. Osmond condujo a Isabel hasta uno de los ángulos
de la terraza y allí observó: -Parece usted tan complacida que casi me
atrevo a confiar en que se dignará volver.
|
"I shall certainly come back," she
returned, "in spite of what you say about its being bad to live in Italy.
What was that you said about one′s natural mission? I wonder if I should
forsake my natural mission if I were to settle in Florence."
|
-Seguro que volveré -contestó ella-, aunque usted pretenda que
es contraproducente vivir en Italia. ¿Qué era eso que decía acerca de la
misión natural de cada uno? No sé si yo faltaría a mi misión natural al
establecerme en Florencia.
|
"A woman′s natural mission is to be where
she′s most appreciated."
|
-La misión natural de una mujer es quedarse donde más se la
estime.
|
"The point′s to find out where that is."
|
-El problema está en averiguar qué sitio es ése.
|
"Very true --she often wastes a great
deal of time in the enquiry. People ought to make it very plain to her."
|
-Sin duda... y a veces ella pierde mucho tiempo en esta
indagación. Hay que hacérselo comprender.
|
"Such a matter would have to be made very
plain to me, " smiled Isabel.
|
-Por lo menos, a mí habrá que demostrármelo con claridad -dijo
Isabel sonriendo.
|
"I′m glad, at any rate, to hear you talk
of settling. Madame Merle had given me an idea that you were of a rather
roving disposition. I thought she spoke of your having some plan of going
round the world."
|
-Yo celebro, en todo caso, que hable de establecerse aquí.
Madame Merle me había hecho pensar que tenía usted un espíritu andariego.
Creo que me habló de que usted tenía el proyecto de dar la vuelta al
mundo.
|
"I′m rather ashamed of my plans; I make a
new one every day."
|
-La verdad es que me avergüenzo de mis proyectos, porque hago
uno nuevo cada día.
|
"I don′t see why you should be ashamed;
it′s the greatest of pleasures."
|
-N o veo por qué habría usted de avergonzarse. No hay placer
comparable a ése.
|
"It seems frivolous, I think," said
Isabel. "One ought to choose something very deliberately, and be faithful
to that."
|
-A mí entender, parece una frivolidad. Una debe decidirse por
algo definido, después de pensarlo bien, y ser fiel a ello.
|
"By that rule then, I′ve not been
frivolous."
|
-Según esta regla, yo no he sido frívolo.
|
"Have you never made plans?"
|
-¿Usted nunca ha hecho planes?
|
"Yes, I made one years ago, and I′m
acting on it to-day."
|
-Sí. Años atrás hice uno, y hasta el día de hoy sigo
realizándolo.
|
"It must have been a very pleasant one,"
Isabel permitted herself to observe.
|
-Debió de ser un plan muy agradable -se permitió observar
Isabel.
|
"It was very simple. It was to be as quie
t as possible."
|
-Era muy sencillo. Vivir tan tranquilo como me fuera posible.
|
"As quiet?" the girl repeated.
-¿Tranquilo? -repitió la joven.
|
"Not to worry --not to strive nor
struggle. To resign myself. To be content with little." He spoke these
sentences slowly, with short pauses between, and his intelligent regard
was fixed on his visitor′s with the conscious air of a man who has brought
himself to confess something.
|
-Sí. No preocuparme... no ambicionar, no luchar. Resignarme,
contentarme con poco. -Dijo esas frases lentamente, espaciándolas con
breves pausas, y fijando sus ojos llenos de inteligencia en los de su
visitante, con la plena conciencia del hombre que se decide a confesar
algo.
|
"Do you call that simple?" she asked with
mild irony.
|
-¿Y a eso le llama usted sencillo? -preguntó ella con suave
ironía.
|
"Yes, because it′s negative."
|
-Sí, porque es negativo.
|
"Has your life been negative?"
|
-¿Entonces su vida ha sido negativa?
|
"Call it affirmative if you like. Only it
has affirmed my indifference. Mind you, not my natural indifference --I
HAD none. But my studied, my wilful renunciation."
|
-Llámela positiva, si le agrada. Aunque sólo ha logrado
afirmar mi indiferencia. Pero fíjese bien; no mi indiferencia natural, de
la cual carecía, sino mi renunciación voluntaria, estudiada a conciencia.
|
She scarcely understood him; it seemed a
question whether he were joking or not. Why should a man who struck her as
having a great fund of reserve suddenly bring him self to be so
confidential? This was his affair, however, and his confidences were
interesting. "I don′t see why you should have renounced," she said in a
moment.
|
Isabel apenas le entendía. Debía desentrañar si hablaba en
broma o en serio. ¿Cómo era posible que un hombre, que a sus ojos poseía
tantas reservas mentales, se mostrara de pronto tan confi dencial? Sin
embargo, eso era asunto de él, y sus confidencias eran realmente
interesantes. -La verdad, no veo por qué tenía que renunciar -dijo pasado
un momento.
|
"Because I could do nothing. I had no
prospects, I was poor, and I was not a man of genius. I had no talents
even; I took my measure early in life. I was simply the most fastidious
young gentleman living. There were two or three people in the world I
envied --the Emperor of Russia, for instance, and the Sultan of Turkey!
There were even moments when I envied the Pope of Rome --for the
consideration he enjoys. I should have been delighted to be considered to
that extent; but since that couldn′t be I didn′t care for anything less,
and I made up my mind not to go in for honours. The leanest gentleman can
always consider himself, and fortunately I WAS, though lean, a gentleman.
I could do nothing in Italy --I couldn′t even be an Italian patriot. To do
that I should have had to get out of the country; and I was too fond of it
to leave it, to say nothing of my being too well satisfied with it, on the
whole, as it then was, to wish it altered. So I′ve passed a great many
years here on that quiet plan I spoke of. I′ve not been at all unhappy. I
don′t mean to say I′ve cared for nothing; but the things I′ve cared for
have been definite --limited. The events of my life have been absolutely
unperceived by any one save myself; getting an old silver crucifix at a
bargain (I′ve never bought anything dear, of course), or discovering, as I
once did, a sketch by Correggio on a panel daubed over by some inspired
idiot."
|
-Porque no podía hacer nada. No tenía grandes perspectivas.
Era pobre y no era un genio, ni siquiera tenía grandes cualidades; supe
valorarme desde muy joven. Era, sencillamente, el jovencito más
descontentadizo de la Tierra. Había dos o tres individuos en el mundo a
quienes envidiaba, como el zar de Rusia y el sultán de Turquía. E incluso
en ciertos momentos envidiaba al papa de Roma... nada más que por el
respeto de que disfruta. Me hubiera agradado gozar de tanta consideración;
pero, como eso era imposible tampoco quise conformarme con menos, y
resolví no aspirar a honores de ninguna clase. El más menesteroso de los
caballeros puede respetarse siempre a sí mism o, y yo, aunque menguado,
era por fortuna un caballero. En Italia no podía hacer nada... ni siquiera
ser un patriota italiano. Para serlo habría tenido que marcharme del país,
y estaba demasiado encariñado con él para abandonarlo; aparte de que me
satisfacía demasiado, hablando en términos generales, tal como era
entonces, para querer cambiarlo. De manera que me he pasado muchísimos
años aquí, en perfecta calma, realizando el plan de que antes le hablé; y
puedo decir que no he sido desgraciado del todo. Esto no implica que no me
haya interesado por nada, sino que las cosas que me han interesado han
sido siempre definidas, limitadas. Los acontecimientos de mi vida han
pasado completamente inadvertidos para todos, excepto para mí mismo:
adquirir un antiguo crucifijo de plata a precio de ganga (nunca he
comprado nada caro, desde luego), o descubrir, como descubrí una vez , un
boceto de Correggio en una tabla que un idiota inspirado había
emborronado.
|
This would have been rather a dry account
of Mr. Osmond′s career if Isabel had fully believed it; but her
imagination supplied the human element which she was sure had not been
wanting. His life had been mingled with other lives more than he admitted;
naturally she couldn′t expect him to enter into this. For the present she
abstained from provoking further revelations; to intimate that he had not
told her everything would be more familiar and less considerate than she
now desired to be --would in fact be uproariously vulgar. He had certainly
told her quite enough. It was her present inclination, however, to express
a measured sympathy for the success with which he had preserved his
independence. "That′s a very pleasant life," she said, "to renounce
everything but Correggio!"
|
Habría sido un recuento bastante árido de la carrera del señor
Osmond si Isabel lo hubiera creído a pie juntillas; pero la imaginación de
la joven suplió el elemento humano que a buen seguro no había faltado. La
vida de Osmond se había mezclado con otras vidas mucho más de lo que él
confesaba, aunque, naturalmente, ella no esperaba que entrase en ese tema.
Por el momento, Isabel se abstuvo de provocar otras revelaciones; insinuar
que él no lo había dicho todo habría sido mostrarse más familiar y menos
considerada de lo que ella deseaba mostrarse... habría sido de una
vulgaridad escandalosa. Ciertamente él le había dicho ya bastante. Pero,
en aquel momento, ella se sentía inclinada a expresarle su enhorabuena por
haber logrado conservar su independencia. -Indudablemente, es una vida muy
grata renunciar a todo... menos a Correggio.
|
"Oh, I′ve made in my way a good thing of
it. Don′t imagine I′m whining about it. It′s one′s own fault if one isn′t
happy."
|
-¡Oh! A mi manera le he sacado partido. No crea que me
lamento. Si uno no es feliz, la culpa es suya.
|
This was large; she kept down to
something smaller. "Have you lived here always?"
|
Éste era un pensamiento elevado y ella permaneció en un plano
más terrestre. -¿Ha vivido siempre aquí? -preguntó.
|
"No, not always. I lived a long time at
Naples, and many years in Rome. But I′ve been here a good while. Perhaps I
shall have to change, however; to do something else. I′ve no l onger
myself to think of. My daughter′s growing up and may very possibly not
care so much for the Correggios and crucifixes as I. I shall have to do
what′s best for Pansy."
|
-No siempre. Viví mucho tiempo en Nápoles y algunos años en
Roma, pero aquí llevo ya bastante tiempo. Acaso tenga que cambiar; hacer
algo distinto. Ya no puedo pensar sólo en mí. Mi hija está creciendo y es
muy posible que los crucifijos y los Correggios le interesen mucho menos
que a mí. Tendré que hacer lo que sea más conveniente para ella.
|
"Yes, do that," said Isabel. "She′s such
a dear little girl."
|
-Sí, eso es lo que debe hacer. Es un a criatura encantadora
-dijo Isabel.
|
"Ah," cried Gilbert Osmond beautifully,
"she′s a little saint of heaven! She is my great happiness!"
|
-¡Ah! ¡Es una santa bajada del cielo, mi verdadera felicidad!
-exclamó Gilbert Osmond.
|
CHAPTER 25 |
25
While this sufficiently intimate colloquy
(prolonged for some time after we cease to follow it) went forward Madame
Merle and her companion, breaking a silence of some duration, had begun to
exchange remarks. They were sitting in an attitude of unexpressed
expectancy; an attitude especially marked on the part of the Countess
Gemini, who, being of a more nervous temperament than her friend,
practised with less success the art of disguising impatience. What these
ladies were waiting for would not have been apparent and was perhaps not
very definite to their own minds. Madame Merle waited for Osmond to
release their young friend from her tete-a-tete, and the Countess waited
because Madame Merle did. The Countess, moreover, by waiting, found the
time ripe for one of her pretty perversities. She might have desired for
some minutes to place it. Her brother wandered with Isabel to the end of
the garden, to which point her eyes followed them.
|
Mientras continuaba este coloquio bastante íntimo (que se
prolongó más allá del punto en que lo hemos dejado), madame Merle y su
compañera, poniendo fin a su silencio de cierta dur ación, comenzaron a
intercambiar comentarios. Estaban sentadas en una actitud de silenciosa
expectativa, sobre todo la condesa Gemini que, de temperamento mucho más
nervioso, no tenía tanta habilidad como su amiga para disimular la
impaciencia. Lo que ambas estaban esperando no era cosa fácil de adivinar
y tal vez ellas mismas no lo tuvieran muy definido. Madame Merle esperaba
a que el señor Osmond liberase a su joven amiga de aquel prolongado
téte-á-téte, y la condesa esperaba porque eso hacía madame Merle. No
obstante, la condesa, quizás a fuerza de esperar, vio llegado el momento
de soltar una de sus lindas perversidades. Quizá llevara unos minutos
queriendo colocarla. Mientras su hermano se alejaba con Isabel hasta el
extremo del jardín, ella les siguió con la vista y dijo:
|
"My dear," she then observed to her
companion, "you′ll excuse me if I don′t congratulate you!"
|
-Querida, me disculpará si no la felicito. par
|
"Very willingly, for I don′t in the least
know why you should."
|
-¡De muy buen grado, porque no tengo idea de por qué habría
usted de felicitarme!
|
"Haven′t you a little plan that you think
rather well of?" And the Countess nodded at the sequestered couple.
|
La condesa, indicando con un movimiento de cabeza a la
distante pareja, preguntó: -¿No tiene usted un pequeño plan que le parece
muy grato?
|
Madame Merle′s eyes took the same
direction; then she looked serenely at her neighbour. "You know I never
understand you very well," she smiled.
|
Los ojos de madame Merle tomaron la misma dirección y, luego,
miró serenamente a su vecina. -Ya sabe usted que nunca la comprendo bien
del todo -contestó con una sonrisa.
|
"No one can understand better than you
when you wish. I see that just now you DON′T wish."
|
-Sin embargo, cuando quiere, no hay quien comprenda mejor.
Pero veo que ahora no quiere.
|
"You say things to me that no one else
does," said Madame Merle gravely, yet without bitterness.
|
-Me dice usted unas cosas que nadie me ha dicho nunca -observó
madame Merle con una seriedad desprovista de amargura.
|
"You mean things you don′t like? Doesn′t
Osmond sometimes say such things?"
|
-¿Cosas que no le agradan? ¿No dice Osmond muchas veces cosas
por el estilo?
|
"Wha t your brother says has a point."
|
-Pero tod o lo que dice su hermano tiene una finalidad.
|
"Yes, a poisoned one sometimes. If you
mean that I′m not so clever as he you mustn′t think I shall suffer from
your sense of our difference. But it will be much better that you should
understand me."
|
-Sí, a veces llena de veneno. Si usted quiere dar a entender
que no soy tan inteligente como él, no piense que esa apreciación suya va
a causarme desazón; pero será mejor que me entienda.
|
"Why so?" asked Madame Merle. "To what
will it conduce?"
|
-¿Por qué? ¿A qué nos conduciría eso? -preguntó madame Merle.
|
"If I don′t approve of your plan you
ought to know it in order to appreciate the danger of my interfering with
it."
|
-Si yo no apruebo su plan, usted debería saberlo para poder
medir el peligro que mi intervención podría suponer.
|
Madame Merle looked as if she were ready
to admit that there might be something in this; but in a moment she said
quietly: "You think me more calculating than I am."
|
Madame Merle la miró como si estuviera dispuesta a admitir que
en eso podía haber algo de verdad; pero, al cabo de un instante, contestó
con toda calma: -Usted me cree mucho más calculadora de lo que soy.
|
"It′s not your calculating I think ill
of; it′s your calculating wrong. You′ve done so in this case."
|
-No es de que haga cálculos de lo que me quejo; es que creo
que ha calculado usted mal. Por lo menos, en este caso.
|
"You must have made extensive
calculations yourself to discover that."
|
-Mucho tiene que haber calculado usted misma para descubrirlo.
|
"No, I′ve not had time. I′ve seen the
girl but this once," said the Countess, "and the conviction has suddenly
come to me. I like her very much."
|
-No, por cierto, porque no he tenido tiempo -dijo la condesa-.
Ésta es la única vez que he visto a la muchacha, y he adquirido de pronto
ese convencimiento. Me gusta mucho.
|
"So do I," Madame Merle mentioned.
|
-También a mí -dijo con toda sencillez madame Merle.
|
"You′ve a strange way of showing it."
|
-Pues tiene usted una extraña manera de demostrarlo.
|
"Surely I′ve given her the advantage of
making your acquaintance."
|
-No me negará que le he hecho un favor a esa chica al
presentársela a usted.
|
"That indeed," piped the Countess, "is
perhaps the best thing that could happen to her!"
|
La condesa soltó uno de sus desafinados grititos, diciendo:
-Esa es una de la mejores cosas que podrían sucederle.
|
Madame Merle said nothing for some time.
The Countess′s manner was odious, was really low; but it was an old story,
and with her eyes upon the violet slope of Monte Morello she gave herself
up to reflection. "My dear lady," she finally resumed, "I advise you not
to agitate yourself. The matter you allude to concerns three persons much
stronger of purpose than yourself."
|
Madame Merle guardó silencio durante un rato. La actitud de la
condesa le parecía repulsiva, verdade ramente rastrera, pero eso provenía
de una antigua historia; y, fijando los ojos en la ladera color violeta
del monte Morello, hizo suavemente esta reflexión: -Le aconsejo que no se
agite. El asunto en cuestión concierne a tres personas de voluntad mucho
más fuerte que la suya.
|
"Three persons? You and Osmond of course.
But is Miss Archer also very strong of purpose?"
|
-¿Tres personas? Usted y Osmond, desde luego. Pero ¿también la
señorita Archer es voluntariosa?
|
"Quite as much so as we."
|
-Tanto como nosotros.
|
"Ah then," said the Countess radiantly,
"if I convince her it′s her interest to resist you she′ll do so
successfully!"
|
-¡Ah! En ese caso -dijo radiante la condesa-, si llego a
convencerla de que debe resistir, lo hará admirablemente.
|
"Resist us? Why do you express yourself
so coarsely? She′s not exposed to compulsion or deception."
|
-¿Resistir? ¿Por qué se expresa usted de manera tan burda?
Isabel no está expuesta a coacciones ni engaños.
|
"I′m not sure of that. You′re capable of
anything, you and Osmond. I don′t mean Osmond by himself, and I don′t mean
you by yourself. But together you′re dangerous --like some chemical
combination."
|
-No estoy segura. Usted y Osmond son capaces de todo. No digo
Osmond solo, ni tampoco usted sol a. Pero la. verdad, juntos son
peligrosos, como una terrible combinación química.
|
"You had better leave us alone then,"
smiled Madame Merle.
|
-En este caso, más valdrá que nos deje usted tranquilos
-advirtió sonriendo madame Merle.
|
"I don′t mean to touch you --but I shall
talk to that girl."
|
-No pienso meterme con ustedes..., pero hablaré con esa joven.
|
"My poor Amy," Madame Merle murmured, "I
don′t see what has got into your head."
|
-Mi pobre Amy -murmuró madame Merle-, no sé qué se le ha
metido en la cabeza.
|
"I take an interest in her --that′s what
has got into my head. I like her."
|
-Me intereso por la joven. Eso es lo que se me ha metido en la
cabeza. Me gusta la muchacha.
|
Madame Merle hesitated a moment. "I don′t
th ink she likes you."
|
-Pues no creo que usted le guste a ella -dijo madame Merle
tras dudar un breve instante.
|
The Countess′s bright little eyes
expanded and her face was set in a grimace. "Ah, you ARE dangerous --even
by yourself!"
|
La condesa abrió de par en par sus brillantes ojillos y en su
rostro se perfiló una mueca. -¡Ah! Hasta sola es usted peligrosa.
|
"If you want her to like you don′t abuse
your brother to her," said Madame Merle.
|
-Si usted quiere gustarle, no le hable mal de su herm ano -le
aconsejó madame Merle.
|
"I don′t suppose you pretend she has
fallen in love with him in two interviews."
|
-No pretenderá decirme que Isabel se ha enamorado de él en
sólo dos encuentros.
|
Madame Merle looked a moment at Isabel
and at the master of the house. He was leaning against the parapet, facing
her, his arms folded; and she at present was evidently not lost in the
mere impersonal view, persistently as she gazed at it. As Madame Merle
watched her she lowered her eyes; she was listening, possibly with a
certain embarrassment, while she pressed the point of her parasol into the
path. Madame Merle rose from her chair. "Yes, I think so!" she pronounced.
|
Madame Merle contempló un momento a Isabel y al dueño de la
casa. Él estaba apoyado contra el parapeto, con los brazos cruzados y de
frente a ella; y era evidente que la joven no estaba absorta en el mero
panorama impersonal, a pesar de mirarlo con persistencia. Mientras madame
Merle la contemplaba, bajó los ojos. Acaso estuviera escuchando con cierta
turbación, hincando en la tierra del camino la contera de su sombrilla.
Madame Merle se levantó del sillón. -¡Sí, eso creo! -declaró.
|
The shabby footboy, summoned by Pansy
--he might, tarnished as to liver y and quaint as to type, have issued
from some stray sketch of old-time manners, been "put in" by the brush of
a Longhi or a Goya --had come out with a small table and placed it on the
grass, and then had gone back and fetched the tea-tray; after which he had
again disappeared, to return with a couple of chairs. Pansy had watched
these proceedings with the deepest interest, standing with her small hands
folded together upon the front of her scanty frock; but she had not
presumed to offer assistance. When the tea-table had been arranged,
however, she gently approached her aunt.
|
Convocado por Pansy, el raído lacayo -que, por lo deslustrado
de su librea y su aspecto estrafalario, parecía escapado de algún boceto
extraviado de antiguas usa nzas, «retocado» por el pincel de un Longhi o
de un Goyallegó, al fin,, con una mesita que dejó sobre el césped para
volver a buscar el servicio del té, después de lo cual desapareció otra
vez y regresó con otras dos sillas. Pansy había observado con interés
todas estas idas y venidas, las manos cruzadas delante de su corto
vestido; pero no se le había ocurrido proponer su ayuda. No obstante, una
vez todo dispuesto, se acercó a su tía para preguntarle:
|
"Do you think papa would object to my
making the tea?"
|
-Tía, ¿ crees que papá me dejará preparar el té?
|
The Countess looked at her with a
deliberately critical gaze and without answering her question. "My poor
niece," she said, "is that your best frock?"
|
La condesa la contempló de arriba abajo con una mirada
voluntariamente crítica. -Pero sobrinita querida, ¿es éste tu mejor
vestido?
|
"Ah no," Pansy answered, "it′s just a
little toilette for common occasions."
|
-¡Oh, no, tía!; es una «toile tte» para las ocasiones
corrientes.
|
"Do you call i t a common occasion when I
come to see you? --to say nothing of Madame Merle and the pretty lady
yonder."
|
-¿Y te parece corriente la ocasión cuando yo vengo a verte...
por no hablar de madame Merle y de esa señorita tan guapa?
|
Pansy reflected a moment, turning gravely
from one of the persons mentioned to the other. Then her face broke into
its perfect smile. "I have a pretty dress, but even that one′s very
simple. Why should I expose it beside your beautiful things?"
|
Pansy reflexionó un momento, pasando su mirada grave de una a
otra de las dos damas. Después apareció en su rostro su sonrisa perfecta.
-Tengo un vestido bonito, pero es también muy sencillo. ¿Para qué lo voy a
mostrar al lado de estas cosas tan elegantes que llevan ustedes?
|
"Because it′s the prettiest you have; for
me you must always wear the prettiest. Please put it on the next time. It
seems to me they don′t dress you so well as they might."
|
-Porque es el más bonito que tienes; para mí debes ponerte
siempre lo más bonito. No dejes de ponértelo la próxima vez. Ya veo que no
te visten todo lo bien que debieran.
|
The child sparingly stroked down her
antiquated skirt. "It′s a good little dress to make tea --don′t you think?
Don′t you believe papa would allow me?"
|
La niña se alisó brevemente la anticuada falda. -¿No te parece
un vestido a propósito para servir el t u233é? ¿Crees que papá me dejará
hacerlo?
|
"Impossible for me to say, my child,"
said the Countess. "For me, your father′s ideas are unfathomable. Madame
Merle understands them better. Ask HER."
|
-Me es imposible decírtelo, hijita -dijo la condesa-. Las
ideas de tu padre me resultan insondables... Madame Merle las comprende
mejor. Pregúntale a ella.
|
Madame Merle smiled with her usual grace.
"It′s a weighty question --let me think. It seems to me it would please
your father to see a careful little daughter making his tea. It′s the
proper duty of the daughter of the house --when she grows up."
|
Madame Merle sonrió con su gracia habitual. -Es una cuestión
muy grave...; déjame pensar. Me parece que a tu papá le agradaría que su
hacendosa hijita le preparara el té. Es la obligación de la hija de la
casa..., cuando ya es mayor.
|
"So it seems to me, Madame Merle!" Pansy
cried. "You shall see how well I′ll make it. A spoonful for each." And she
began to busy herself at the table.
|
-¡Eso me parecía a mí, madame Merle! -exclamó Pansy-. Ya verá
lo bien que lo hago; una cucharadita por cabeza... -Y empezó a ajetrearse
con las cosas de la merienda.
|
"Two spoonfuls for me," said the
Countess, who, with Madame Merle, remained for some moments watching her.
"Listen to me, Pansy," the Countess resumed at last. "I should like to
know what you think of your visitor."
|
-Para mí dos cucharaditas -dijo la condesa que, junto con
madame Merle, estuvo observándola unos m omentos-. Dime, Pansy -añadió por
fin-, ¿qué te parece la señorita que ha venido a visitarte?
|
"Ah, she′s not mine --she′s papa′s,"
Pansy objected.
|
-No ha venido a visitarme a mí, sino a papá -contestó Pansy.
|
"Miss Archer came to see you as well,"
said Madame Merle.
|
-A ti también -dijo madame Merle, persuasiva.
|
"I′m very happy to hear that. She has
been very polite to me."
|
-Me alegro mucho de saberlo. Ha sido muy amable conmigo.
|
"Do you like her then?" the Countess
asked. par
|
-¿Te gusta, entonces? -preguntó la condesa.
|
"She′s charming --charming," Pansy
repeated in her little neat conversational tone. "She pleases me
thoroughly."
|
-Es encantadora, encantadora -repitió Pansy con su pulcro
tonillo conversacional-. Me gusta enormemente.
|
"And how do you think she pleases your
father?"
|
-¿Te parece que le gusta también a tu papá?
|
"Ah really, Countess!" murmured Madame
Merle dissuasively. "Go and call them to tea," she went on to the child.
|
-Por favor, condesa -murmuró madame Merle con acento
disuasorio-. Anda, avísales que ya está listo el té -añadió dirigiéndose a
la muchachita.
|
"You′ll see if they don′t like it!" Pansy
declared; and departed to summon the others, who had still lingered at the
end of the terrace.
|
-Ya verá cómo les gusta -declaró Pansy, corriendo a avisar a
los otros dos, que seguían conversando al extremo del jardín.
|
"If Miss Archer′s to become her mother
it′s surely interesting to know if the child likes her," said the
Countess.
|
-Si la señorita Archer va a ser su madre, es interesante saber
si a la niña le agrada -manifestó la condesa.
|
"If your brother marries again it won′t
be for Pansy′s sake," Madame Merle replied. "She′ll soon be sixteen, and
after that she′ll begin to need a husband rather than a stepmother."
|
-Si su hermano vuelve a casarse -repuso madame Merle-, no será
por darle gusto a su hija. La muchacha va a cumplir dieciséis años, y
pronto le hará más falta un marido que una madrastra.
|
"And will you provide the husband as
well?"
|
-¿Se encargará usted de buscarle también marido?
|
"I shall certainly take an interes t in
her marrying fortunately. I imagine you′ll do the same."
|
-Sin duda, pondré el mayor interés en que contraiga un
matrimonio acertado. Me imagino que usted hará otro tanto.
|
"Indeed I shan′t!" cried the Countess.
"Why should I, of all women, set such a price on a husband?"
|
-¡Desde luego que no! -exclamó la condesa-. ¿Por qué 8e voy a
ser yo, precisamente, quien conceda tanto valor a un marido?
|
"You didn′t marry fortunately; that′s
what I′m speaking of. When I say a husband I mean a good one."
|
-Usted no ha tenido suerte en su matrimonio, a eso me refiero.
Cuando digo un marido, quiero decir un buen marido.
|
"There are no good ones. Osmond won′t be
a good one."
|
-No ¡os hay buenos; y Osmond no lo será.
|
Madame Merle closed her eyes a moment.
"You′re irritated just now; I don′t know why," she presently said. "I
don′t think you′ll really object either to your brother′s or to your
niece′s marrying when the time comes for them to do so; and as regards
Pansy I′m confident that we shall some day have the pleasure of looking
for a husband for her together. Your large acquaintance will be a great
help."
|
Madame Merle cerró los ojos un instante. -Usted está irritada
-dijo al poco-, no sé por qué. Estoy segura de que en el fondo no se opone
a que se casen su hermano o su sobrina, cuando llegue el momento. Por lo
que a Pansy respecta, yo confío en que un día tendremos el placer de
buscarle marido las dos juntas. Las muchas relaciones que usted tiene
serían de gran utilidad.
|
"Yes, I′m irritated," the Countess
answered. "You often irritate me. Your own coolness is fabulous. You′re a
strange woman ."
|
-La verdad, sí, estoy irritada. Usted me irrita a menudo. En
cambio, esa frialdad suya es formidable. ¡Qué mujer tan extraña es usted!
|
"It′s much better that we should always
act together," Madame Merle went on.
|
Madame Merle, como si no la hubiese oído, prosiguió: -Como
digo, será mucho mejor que actuemos juntas.
|
"Do you mean that as a threat?" asked the
Countess rising.
|
-¿Lo dice como amenaza? -preguntó la condesa, poniéndose en
pie.
|
Madame Merle shook her head as for quiet
amusement. "No indeed, you′ve not my coolness!"
|
Madame Merle meneó la cabeza, como si esa pregunta la
divirtiera. -¡No, desde luego! ¡No tiene usted la misma frialdad que yo!
|
Isabel and Mr. Osmond were now slowly
coming toward them and Isabel had taken Pansy by the hand. "Do you pretend
to believe he′d make her happy?" the Countess demanded.
|
Isabel y el señor Osmond se acercaban despacio hacia ellas;
Isabel había tomado a Pansy de la mano. -¿No me dirá que cree que Osmond
la haría feliz?
|
"If he should marry Miss Archer I suppose
he′d behave like a gentleman."
|
-Estoy segura de que, si se casara con la señorita Archer, se
conduciría como todo un caballero.
|
The Countess jerked herself into a
succession of attitudes. "Do you mean as most gentlemen behave? That would
be much to be thankful for! Of course Osmond′s a gentleman; his own sister
needn′t be reminded of that. But does he think he can marry any girl he
happens to pick out? Osmond′s a gentleman, of course; but I must say I′ve
NEVER, no, no, never, seen any one of Osmond′s pretensions! What they′re
all founded on is more than I can say. I′m his own sister; I might be
supposed to know. Who is he, if you please? What has he ever done? If
there had been anything particularly grand in his origin --if he were made
of some superior clay --I presume I should have got some inkling of it. If
there had been any great honours or splendours in the family I should
certainly have made the most of them: they would have been quite in my
line. But there′s nothing, nothing, nothing. One′s parents were charming
people of course; but so were yours, I′ve no doubt. Every one′s a charming
person now-a-days. Even I′m a charming person; don′t laugh, it has
literally been said. As for Osmond, he has always appeared to believe that
he′s descended from the gods."
|
La condesa adoptó una serie de poses: -¿Quiere usted decir
como se conducen la mayoría de los caballeros? ¡ 1Pues sí que sería de
agradecer! Por descontado, Osmond es un caballero; no hace falta que se lo
recordemos a su hermana. ¿Pero acaso él cree que puede casarse con la
primera muchacha en quien ponga los ojos? Que Osmond es un caballero, de
eso no hay la menor duda; pero le aseguro que en la vida he visto a nadie
con las pretensiones que tiene Osmond. Lo que no sé es en qué se fundan.
Soy su hermana y debería saberlo. Pues confieso que estoy aún en ayunas.
Dígame, ¿quién es, qué ha hecho en su vida? Si en sus orígenes hubiera
algo verdaderamente extraordinario, si estuviera fabricado de alguna
arcilla especial, me imagino que algo de ello me habría tocado a mí. Si en
nuestra familia hubiese habido cosas de gran honor o de esplendor
deslumbrante, es seguro que yo habría sacado el mejor partido de ellas y
que se habrían exteriorizado mejor a través de mí. Pero el caso es que no
hay nada, absolutamente nada de eso, nada de nada. Nuestros padres eran
gente encantadora, como lo éramos también nosotros. Todo el mundo es hoy
gente encantadora; hasta lo soy yo misma.... no se ría usted, lo digo tal
como lo siento. Por su parte, Osmond ha actuado siempre como si
descendiera de los mismos dioses del olimpo.
|
"You may say what you please," said
Madame Merle, who had listened to this quick outbreak none the less
attentively, w e may believe, because her eye wandered away from the
speaker and her hands busied themselves with adjusting the knots of ribbon
on her dress. "You Osmonds are a fine race --your blood must flow from
some very pure source. Your brother, like an intelligent man, has had the
conviction of it if he has not had the proofs. You′re modest about it, but
you yourself are extremely distinguished. What do you say about your
niece? The child′s a little princess. Nevertheless," Madame Merle added,
"it won′t be an easy matter for Osmond to marry Miss Archer. Yet he can
try."
|
-Usted podrá decir lo que se le antoje -contestó madame Merle,
de quien cabía creer que no había prestado menos atención a aquella salida
de la condesa pese a haber apartado sus oídos de ella y haberse
entretenido en arreglar los lazos de las cintas de su vestido-. Ustedes,
los Osmond, son gente de una raza fina, su sangre debe de fluir de una
fuente muy pura. Su hermano, con lo inteligente que es, ha abrigado
siempre esa convicción aunque no tenga en qué fundamentarla. Usted se
muestra harto modesta sobre ello, pero también es sumamente distinguida. Y
de su sobrina, ¿qué me dice? Parece una princesita de cuento de hadas. -Se
calló un breve instante y prosiguió-: De todas maneras, no crea usted que
va a ser cosa tan fácil para Osmond casarse con la señorita Archer. Que
pruebe, a ver.
|
"I hope she′ll refuse him. It will take
him down a little."
|
-Espero que ella lo rechace. Eso le hará bajar un poco de su
pedestal.
|
"We mustn′t forget that he is one of the
cleverest of men."
|
-Sin embargo, no olvide que es uno de los hombres más
brillantes que existen.
|
"I′ve heard you say that before, but I
haven′t yet discovered what he has done."
|
-Ya se lo he oído decir más de una vez, pero el caso es que yo
no he podido descubrir lo que hasta ahora ha hecho.
|
"What he has done? He has done nothing
that has had to be undone. And he has known how to wait."
|
-¿Qué ha hecho? Pues no hacer nada que no debiera y saber
esperar.
|
"To wait for Miss Archer′s money? How
much of it is there?"
|
-¿Esperar qué, el dinero de la señorita Archer? En resumidas
cuentas, ¿cuánto tiene?
|
"That′s not what I mean," said Madame
Merle. "Miss Archer has seventy thousand pounds."
|
-No era eso lo que yo quería decir -contestó madame Merle-.
Por lo demás, la señorita Archer tiene sesenta mil libras.
|
"Well, it′s a pity she′s so charming,"
the Countess declared. "To be sacrificed, any girl would do. She needn′t
be superior."
|
Al oír tal suma, la condesa declaró: -Es una verdadera lástima
que sea tan atractiva. Para ser sacrificada, cualquier otra habría estado
bien. No tiene por qué ser una mujer superior.
|
"If she weren′t superior your brother
would never look at her. He must have the best."
|
-Si no fuese una mujer superior, su hermano no se dignaría
siquiera mirarle a la cara. Él merece llevarse lo mejor.
|
"Yes," returned the Countess as they went
forward a little to meet the others, "he′s very hard to satisfy. That
makes me tremble for her happiness!"
|
Se adelantaron al encuentro de los otros madame Merle y la
condesa, y ésta concluyó, diciendo: -Sí, es muy difícil de contentar. Eso
es precisamente lo que me hace temer por su felicidad.
|
CHAPTER 26 |
26
Gilbert Osmond came to see Isabel again;
that is he came to Palazzo Crescentini. He had other friends there as
well, and to Mrs. Touchett and Madame Merle he was always impartially
civil; but the former of these ladies noted the fact that in the course of
a fortnight he called five times, and compared it with another fact that
she found no difficulty in remembering. Two visits a year had hitherto
constituted his regular tribute to Mrs. Touchett′s worth, and she had
never observed him select for such visits those moments, of almost
periodical recurrence, when Madame Merle was under her roof. It was not
for Madame Merle that he came; these two were old friends and he never put
himself out for her. He was not fond of Ralph --Ralph had told her so
--and it was not supposable that Mr. Osmond had suddenly taken a fancy to
her son. Ralph was imperturbab le --Ralph had a kind of loose-fitting
urbanity that wrapped him about like an ill-made overcoat, but of which he
never divested himself; he thought Mr. Osmond very good company and was
willing at any time to look at him in the light of hospitality. But he
didn′t flatter himself that the desire to repair a past injustice was the
motive of their visitor′s calls; he read the situation more clearly.
Isabel was the attraction, and in all conscience a sufficient one. Osmond
was a critic, a student of the exquisite, and it was natural he should be
curious of so rare an apparition. So when his mother observed to him that
it was plain what Mr. Osmond was thinking of, Ralph replied that he was
quite of her opinion. Mrs. Touchett had from far back found a place on her
scant list for this gentleman, though wondering dimly by what art and what
process --so negative and so wise as they were --he had everywhere
effectively imposed himself. As he had never been an importunate visit or
he had had no chance to be offensive, and he was recommended to her by his
appearance of being as well able to do without her as she was to do
without him --a quality that always, oddly enough, affected her as
providing ground for a relation with her. It gave her no satisfaction,
however, to think that he had taken it into his head to marry her niece.
Such an alliance, on Isabel′s part, would have an air of almost morbid
perversity. Mrs. Touchett easily remembered that the girl had refused an
English peer; and that a young lady with whom Lord Warburton had not
successfully wrestled should content herself with an obscure American
dilettante, a middle-aged widower with an uncanny child and an ambiguous
income, this answered to nothing in Mrs. Touchett′s conception of success.
She took, it will be observed, not the sentimental, but the political,
view of matrimony --a view which has always had much to recommend it. "I
trust she won′t have the folly to listen to him," she said to her son; to
which Ralph replied that Isabel′s listening was one thing and Isabel′s
answering quite another. He knew she had listened to several parties, as
his father would have said, but had made them listen in return; and he
found much entertainment in the idea that in these few months of his
knowing her he should observe a fresh suitor at her gate. She had wanted
to see life, and fortune was serving her to her taste; a succession of
fine gentlemen going down on their knees to her would do as well as
anything else. Ralph looked forward to a fourth, a fifth, a tenth
besieger; he had no conviction she would stop at a third. She would keep
the gate ajar and open a parley; she would certainly not allow number
three to come in. He expressed this view, somewhat after this fashion, to
his mother, who looked at him as if he had been dancing a jig. He had such
a fanciful, pictorial way of saying things that he might as well address
her in the deaf-mute′s alphabet.
|
Gilbert Osmond fue a ver de nuevo a Isabel, es decir, fue al
Palazzo Crescentini. Tenía allí, desde luego, otros amigos, y tanto con la
señora Touchett como con madame Merle se comportaba siempre con exquisita
e imparcial cortesía. La primera de estas dos damas observó que en el
transcurso de dos semanas había ido de visita al palacio cinco veces y
recordaba que el año anterior, durante todo el tiempo de su estadía en
Florencia, no le había hecho más que dos visitas, y no le pareció que
precisamente escogiera para hacerlas los momentos en que madame Merle se
hallase bajo su techo. Seguramente no iba por madame Merle, pues eran
viejos amigos y él no salía exclusivamente para verla. En cuanto a su
hijo, la verdad es que no sentía una gran inclinación por él -el mismo
Ralph se lo había confesado-, y no era de suponer que, de la noche a la
mañana, hubiera cambiado del todo y sintiera ahora un gran interés por el
joven enfermo. Por lo demás, Ralph se mantenía imperturbable en su
aparentemente perezosa cortesía, que le envolvía como un abrigo mal hecho
pero del que nunca se despojaba. Creía que el señor Osmond era un
excelente compañero de conversación y no le desagradaba verle de vez en
cuando, de modo que lo acogía con hospitalidad. No quería ello decir que
se hiciese la ilusión de que el señor Osmon d quisiera reparar su error
del año anterior menudeando ahora las visitas; veía con claridad lo que
ocurría. La verdadera atracción la constituía Isabel, y eso bastaba como
motivo para las visitas. Como Osmond era un crítico, un curioso
investigador de todo lo exquisito, nada de extraño tenía que experimentase
la natural curiosidad por aquella extraña aparición. De manera que, cuando
su madre le dijo que estaba claro como el agua lo que al señor Osmond le
interesaba, Ralph contestó que él era de la misma opinión. Desde hacía
mucho tiempo, la señora Touchett había reservado un lugar en la lista de
sus relaciones para ese caballero, a pesar de barruntar oscuramente
mediante qué artes y procedimientos -tan negativos e ingeniosos ambos-
había llegado a imponerse dondequiera que se presentara. Como jamás había
sido un visitante importuno, no había tenido tiempo ni ocasión de resultar
ofensivo y, a sus ojos, destacaba grandemente el hecho de que él podía
prescindir de ella, lo mismo que ella podía prescindir por completo de él,
cualidad que, por extraña que parezca, era la mejor de todas las que
podían aprovecharse para entablar con la señora Touchett una agradable
relación. No obstante, no le agradó pensar que se le hubiese metido en la
cabeza el casarse con su sobrina. Se le antojaba que, por parte de Isabel,
semejante unión parecería el efecto de una perversidad morbosa. La señora
Touchett se acordaba perfectamente de que la joven había rechazado a un
par inglés; y el hecho de que una muchacha con la que en balde había
luchado lord Warburton fuera a contentarse ahora con un oscuro dilettante
americano de edad ya madura, con una hija incauta y una renta
insuficiente, era algo que no respondía a su idea del éxito en la vida.
Como se verá, por lo que al matrimonio concernía, ella no consideraba el
asunto desde el punto de vista sentimental, sino político, punto de vista
que tiene siempre no poco a su favor. Así, al hablar de ello, le dijo a
Ralph: «No creo que Isabel vaya a cometer la locura de escucharle». A lo
que el hijo contestó diciendo que una cosa era que Isabel escuchase y otra
que respondiera. De sobra sabía él que su prima había escuchado ya varios
partidos, como su padre se complacía en decir, pero les había hecho a su
vez escucharla; y le divertía grandemente la idea de que en los pocos
meses que la conocía hubiese ya otro pretendiente rondándola. Lo que ella
necesitaba era conocer la vida, y el hecho de poseer una fortuna le
brindaba tal posibilidad y serví 92a su gusto. Unos cuantos pretendientes
arrastrándose de rodillas ante ella podrían hacerle tanto bien como
cualquier otra cosa. Ralph pensaba ya en el cuarto, en el quinto, quizás
en el décimo pretendiente, pues no creía que su prima pudiese hacer alto
en el tercero. Mantendría ella siempre su puerta de par en par abierta y
se mostraría dispuesta a parlamentar, pero era seguro que no dejaría
entrar al número tres para que se quedase. Poco más o menos, éstas fueron
las palabras con que Ralph expresó su opinión a su madre, quien parecía
mirarle como si le estuviese viendo bailar la jiga. Tenía una manera tan
fantástica y pintoresca de decir las cosas que lo mismo hubiera podido
dirigirse a ella con el alfabeto de los sordomudos.
|
"I don′t think I know what you mean," she
said; "you use too many figures of speech; I could never understand
allegories. The two words in the language I most respect are Yes and No.
If Isabel wants to marry Mr. Osmond she′ll do so in spite of all your
comparisons. Let her alone to find a fine one herself for anything she
undertakes. I know very little about the young man in America; I don′t
think she spends much of her time in thinking of him, and I suspect he has
got tired of waiting for her. There′s nothing in life to prevent her
marrying Mr. Osmond if she only looks at him in a certain way. That′s all
very well; no one approves more than I of one′s pleasing one′s self. But
she takes her pleasure in such odd things; she′s capable of marrying Mr.
Osmond for the beauty of his opinions or for his autograph of Michael
Angelo. She wants to be disinterested: as if she were the only person
who′s in danger of not being so! Will HE be so disinterested when he has
the spending of her money? That was her idea before your father′s death,
and it has acquired new charms for her since. She ought to marry some one
of whose disinterestedness she shall herself be sure; and there would be
no such proof of that as his having a fortune of his own."
|
Al cabo de un momento, ésta dijo: -Me parece que no te
entiendo; empleas dema siadas figuras al hablar y yo nunca he podido
comprender las alegorías. Para mí las dos únicas palabras del lenguaje
dignas de respeto son: sí y no. Y si a Isabel se le mete en la cabeza
casarse con el señor Osmond, lo hará pese a todas las imágenes que se te
ocurran, a pesar de todas tus comparaciones. Por lo menos, que encuentre
por sí sola a la persona apropiada para cada una de las cosas que
emprenda. Sé muy poco del joven pretendiente de América, y no creo que
ella pierda mucho tiempo pensando en él, por lo que me figuro que se habrá
cansado ya de esperarla. Si ella considera deseable a Osmond desde cierto
punto de vista, no habrá nada en el mundo capaz de impedirle que se case
con él. Me parece perfecto. No hay quien apruebe de mejor grado que yo eso
de que una haga lo que le gusta; pero el caso es que a ella le gustan
cosas muy raras. Isabel es capaz de casarse con el señor Osmond nada más
que por la brillantez de sus ideas o porque posee un autógrafo de Miguel
Ángel. Quiere ser absolutamente desinteresada..., como si ella fuese la
única persona que estuviera en peligro de no serlo. ¿Lo será tanto él
cuando se halle en condiciones de disponer de su dinero? Ésa era la idea
de Isabel antes de la muerte de tu padre, y tal idea ha adquirido desde
entonces nuevos encantos para ella. Es seguro que no querrá casarse más
que con alguien de cuyo desinterés esté perfectamente convencida; y para
eso la prueba mejor es que el pretendiente posea también fortuna propia.
|
"My dear mother, I′m not afraid," Ralph
answered. "She′s making fools of us all. She′ll please herself, of course;
but she′ll do so by studying human nature at close quarters and yet
retaining her liberty. She has started on an exploring expedition, and I
don′t think she′ll change her course, at the outset, at a signal from
Gilbert Osmond. She may have slackened speed for an hour, but before we
know it she′ll be steaming away again. Excuse another metaphor."
|
-Mamá, yo no comparto ninguno de tus temores -contestó Ralph-.
Me parece que lo que está haciendo es sencillamente burlarse de nosotros.
Que pretende darse gusto, es indudable; pero puedes estar segura de que lo
hará estudiando bien de cerca la naturaleza humana y, al mismo tiempo,
conservando su libertad. Ha emprendido una expedición de exploradora y no
creo que, antes de emprenderla de lleno, se vuelva atrás a una simple seña
del señor Osmond. Puede que durante una hora o dos le falte el vapor, pero
no tengas la menor duda de que, antes de que nos demos cuenta, ya se habrá
puesto en marcha otra vez a toda velocidad. Y perdóname esta otra
metáfora.
|
Mrs. Touchett excused it perhaps, but was
not so much reassured as to withhold from Madame Merle the expression of
her fears. "You who know everything," she said, "you must know this:
whether that curious creature′s really making love to my niece."
|
Puede que la señora Touchett no tuviera inconveniente alguno
en excusarla, pero no se sentía tan tranquila como para no comunicar sus
temores a madame Merle. -Usted que lo sabe todo -le dijo-, debe saber
también eso. ¿Es que, de veras, ese hombre tan curioso le está haciendo la
corte a mi sobrina?
|
"Gilbert Osmond?" Madame Merle widened
her clear eyes and, with a full intelligence, "Heaven help us," she
exclaimed, "that′s an idea!"
|
Madame Merle abrió de par en par los ojos y con perfecta
conciencia de lo que decía, exclamó: -Gilbert Osmond. ¡El cielo nos
ampare! ¡Qué ocurrencia!
|
"Hadn′t it occurred to you?"
|
-¿No se le había ocurrido?
|
"You make me feel an idiot, but I confess
it hadn′t. I wonder," she added, "if it has occurred to Isabel."
|
-Verdaderamente, me está usted haciendo ver lo estúpida que
soy, pero′ debo confesar que no se me había ocurrido. Lo que me pregunto
es si se le habrá ocurrido a Isabel.
|
"Oh, I shall now ask her," said Mrs.
Touchett.
|
-Voy a preguntárselo -dijo la señora Touchett.
|
Madame Merle reflected. "Don′t put it
into her head. The thing would be to ask Mr. Osmond."
|
Tras un instante de reflexión, madame Merle exclamó: -No vaya
usted a metérselo ahora en la cabeza. Lo mejor sería preguntarle al señor
Osmond.
|
"I can′t do that," said Mrs. Touchett. "I
won′t have him enquire of me --as he perfectly may with that air of his,
giv en Isabel′s situation --what business it is of mine."
|
-No puedo hacer semejante cosa. No quiero exponerme a que me
responda, con ese aire suyo tan altivo y en vista de la situación de
Isabel, que eso no es cosa mía.
|
"I′ll ask him myself," Madame Merle
bravely declared.
|
-Pues entonces se lo preguntaré yo misma -declaró con decisión
madame Merle.
|
"But what business --for HIM --is it of
yours?"
|
-Pero él pensará lo mismo..., que tampoco es cosa de usted.
|
"It′s being none whatever is just why I
can afford to speak. It′s so much less my business than any one′s else
that he can put me off with anything he chooses. But it will be by the way
he does this that I shall know."
|
-Justamente, ésa es la razón que puedo aducir para atreverme a
hablarle. Y a mí me importa mucho menos que a nadie que pueda salir con lo
que se le antoje. Pero, según él proceda, podré darme cabal cuenta de todo
y conocer su pensamiento.
|
"Pray let me hear then," said Mrs.
Touchett, "of the fruits of your penetration. If I can′t speak to him,
however, at least I can speak to Isabel."
|
-Entonces -dijo la señora Touchett-, no deje de comunicarme el
resultado de su penetración. Por mi parte, aunque no pueda hablar con él,
podré hablar con Isabel.
|
Her companion sounded at this the note of
warning. "Don′t be too quick with her. Don′t inflame her imagination."
|
Al oír tal propósito, madame Merle creyó conveniente hacer una
advertencia. -No vaya demasiado lejos con ella. Mire que se expone a
inflamarle la imaginación.
|
"I never did anything in my life to any
one′s imagination. But I′m always sure of her doing something --well, not
of MY kind."
|
-Yo no le he hecho jamás nada a la imaginación de nadie. De lo
que estoy segura es de que ella no hará..., no hará..., bueno, nada de lo
que yo haría.
|
"No, you wouldn′t li ke this," Madame
Merle observed without the point of interrogation.
|
-Desde luego, no es precisamente esto lo que a usted le
gustaría.
|
"Why in the world should I, pray? Mr.
Osmond has nothing the least solid to offer."
|
-¿Y por qué habría de gustarme, quiere decírmelo, por favor?
El señor Osmond no tiene, en realidad, nada sólido que ofrecer.
|
Again Madame Merle was silent while her
thoughtful smile drew up her mouth even more charmingly than usual toward
the left corner. "Let us distinguish. Gilbert Osmond′s certainly not the
first comer. He′s a man who in favourable conditions might very well make
a great impression. He has made a great impression, to my knowledge, more
than once."
|
Madame Merle permaneció callada, al tiempo que su inteligente
sonrisa le elevaba la boca con mayor encanto que de. costumbre hacia la
comisura izquierda. -No confundamos -dijo al fin-. Gilbert Osmond no es ni
mucho menos cualquiera. Es un hombre que, en condiciones favorables, puede
causar una impresión extraordinaria. Por lo que yo sé, no es la primera
vez que la causa.
|
"Don′t tell me about his probably quite
cold-blooded love-affairs; they′re nothing to me!" Mrs. Touchett cried.
"What you say′s precisely why I wish he would cease his visits. He has
nothing in the world that I know of but a dozen or two of early masters
and a more or less pert little daughter."
|
-No me diga nada acerca de sus enredos amorosos puramente
carnales; son cosa que no me interesa en absoluto -exclamó la señora
Touchett-. Por eso que usted dice es por lo que quisiera que dejase de
frecuentar esta casa. Lo único que tiene en el mundo, que yo sepa, es una
o dos docenas de tiernos infantes y una hijita más o menos petulante.
|
"The early masters are now worth a good
deal of money," said Madame Merle, "and the daughter′s a very young and
very innocent and very harmless person."
|
-Los tiernos infantes -replicó madame Merle valen hoy en día
una enorme suma de dinero. Y respecto a la hijita, es una persona muy
joven, inocente y totalmente inofensiva.
|
"In other words she′s an insipid little
chit. Is that what you mean? Having no fortune she can′t hope to marry as
they marry here; so that Isabel will have to furnish her either with a
maintenance or with a dowry."
|
-Dicho de otras palabras: una chiquilla insípida. ¿No es eso
lo que quiere usted decir? Y, como no tiene fortuna, no puede confiar en
casarse como en este país se casan. De manera que Isabel tendría que
mantenerla o dotarla.
|
"Isabel probably wouldn′t object to being
kind to her. I think she likes the poor child."
|
-Me parece que Isabel no tendría inconveniente en mostrarse
generosa con ella. Se ve que le ha tomado afecto a la pobre muchachita.
|
"Another reason then for Mr. Osmond′s
stopping at home! Otherwise, a week hence, we shall have my niece arriving
at the conviction that her mission in life′s to prove that a stepmother
may sacrifice herself --and that, to prove it, she must first become one."
|
-Ahí tiene otra razón para que el señor Osmond se quede
tranquilo en su casa. De lo contrario, a lo mejor dentro de una semana nos
encontraremos de pronto con que mi sobrina se ha convencido de que su
misión en la vida es demostrar que una madrastra puede sacrificarse... y
que, para probarlo, debe antes convertirse ella en tal cosa.
|
"She would make a charming stepmother,"
smiled Madame Merle; "but I quite agree with you that she had better not
decide upon her mission too hastily. Changing the form of one′s mission′s
almost as difficult as chan ging the shape of one′s nose: there they are,
each, in the middle of one′s face and one′s character --one has to begin
too far back. But I′ll investigate and report to you."
|
Madame Merle sonrió. -No hay duda de que sería una madrastra
deliciosa; pero estamos de acuerdo, no debe darse prisa en decidir acerca
de la misión que le incumbe. Eso de alterar la misión de una es tan
difícil como cambiar la forma de su nariz; ambas están ahí plantadas, una
ante la cara y la otra en el carácter..., y hay que empezar desde muy
atrás para ello. De todos modos, averiguaré lo que haya y la tendré al
corriente.
|
All this went on quite over Isabel′s
head; she had no suspicions that her relations with Mr. Osmond were being
discussed. Madame Merle had said nothing to put her on her guard; she
alluded no more pointedly to him than to the other gentlemen of Florence,
native and foreign, who now arrived in considerable numbers to pay their
respects to Miss Archer′s aunt. Isabel thought him interesting --she came
back to that; she liked so to think of him. She had carried away an image
from her visit to his hill-top which her subsequent knowledge of him did
nothing to efface and which put on for her a particular harmony with other
supposed and divined things, histories within histories: the image of a
quiet, clever, sensitive, distinguished man, strolling on a moss-grown
terrace abo ve the sweet Val d′Arno and holding by the hand a little girl
whose bell-like clearness gave a new grace to childhood. The picture had
no flourishes, but she liked its lowness of tone and the atmosphere of
summer twilight that pervaded it. It spoke of the kind of personal issue
that touched her most nearly; of the choice between objects, subjects,
contacts --what might she call them? --of a thin and those of a rich
association; of a lonely, studious life in a lovely land; of an old sorrow
that sometimes ached to-day; of a feeling of pride that was perhaps
exaggerated, but that had an element of nobleness; of a care for beauty
and perfection so natural and so cultivated together that the career
appeared to stretch beneath it in the disposed vistas and with the ranges
of steps and terraces and fountains of a formal Italian garden --allowing
only for arid places freshened by the natural dews of a quaint
half-anxious, half-helpless fatherhood. At Palazzo Crescentini Mr.
Osmond′s manner remained the same; diffident at first --oh self-conscious
beyond doubt! and full of the effort (visible only to a sympathetic eye)
to overcome this disadvantage; an effort which usually resulted in a great
deal of easy, lively, very positive, rather aggressive, always suggestive
talk. Mr. Osmond′s talk was not injured by the indication of an eagerness
to shine; Isabel found no difficulty in believing that a person was
sincere who had so many of the signs of strong conviction --as for
instance an explicit and graceful appreciation of anything that might be
said on his own side of the question, said perhaps by Miss Archer in
especial. What continued to please this young woman was that while he
talked so for amusement he didn′t talk, as she had heard people, for
"effect." He uttered his ideas as if, odd as they often appeared, he were
used to them and had lived with them; old polished knobs and heads and
handles, of precious substance, that could be fitt ed if necessary to new
walking-sticks --not switches plucked in destitution from the common tree
and then too elegantly waved about. One day he brought his small daughter
with him, and she rejoiced to renew acquaintance with the child, who, as
she presented her forehead to be kissed by every member of the circle,
reminded her vividly of an ingenue in a French play. Isabel had never seen
a little person of this pattern; American girls were very different
--different too were the maidens of England. Pansy was so formed and
finished for her tiny place in the world, and yet in imagination, as one
could see, so innocent and infantine. She sat on the sofa by Isabel; she
wore a small grenadine mantle and a pair of the useful gloves that Madame
Merle had given her --little grey gloves with a single button. She was
like a sheet of blank paper --the ideal jeune fille of foreign fiction.
Isabel hoped that so fair and smooth a page would be covered with an
edifying text.
|
Ocurría todo esto sin que la sobrina tuviese la menor noticia,
sin que llegase ni remotamente a sospechar que sus relaciones con el señor
Osmond estaban sobre el tapete. Madame Merle no había dicho nada que
pudiese ponerla en guardia, procurando no aludir a él con mas interés que
a cualquiera de los restantes distinguidos caballeros de Florencia, tanto
nativos como extranjeros, que acudían cada vez en mayor número a ofrecer
sus respetos a la tía de la señorita Archer. A Isabel le parecía un hombre
interesante y volvía con frecuencia sobre el tema. Decididamente le
gustaba pensar en él en tal forma. De su visita a la casa de la colina
había guardado una imagen que los sucesivos encuentros con él no lograban
borrar y que a juicio suyo establecía una especial armonía con otras cosas
supuestas y adivinada s, historias íntimas dentro de otras historias. Nada
borraba la imagen de aquel inteligente, tranquilo, sensible y distinguido
caballero, que se paseaba en su digna soledad sobre la tierna grama de su
terraza allá en lo alto del suave valle del Arno, llevando de la mano a
una muchachita cuya timbrada voz añadía un encanto más a su inocencia. El
cuadro que en su imaginación se pintaba carecía de rasgos sobresalientes,
de adornos, pero le gustaba precisamente por esa suavidad de tonos y
aquella atmósfera de atardecer de estío que parecía envolverla. Un cuadro
que le hablaba al espíritu de aquella especie de cuestión personal que más
pudiera impresionarla; de la consciente selección entre la gran variedad
de objetos, sujetos, contactos..., ¿cómo debería llamarlos?, sujetos a
finas y nobles asociaciones; de una vida de estudio en un paíís admirable;
de una antigua tristeza que, de vez en cuando, volvía a hacerse sentir; de
un sentimiento de orgullo que, si a veces era exagerado, no por ello
dejaba de tener una gran nobleza; de una constante preocupación por la
belleza, tan natural y al propio tiempo cultivada como las vistas
ordenadas, las escalinatas, las terrazas y las fuentes de un jardín
italiano..., lugares áridos refrescados por el rocío de una rara
paternidad, un tanto intranquila y descorazonada. En el Palazzo
Crescentini, el señor Osmond conservaba su misma manera de ser; un tanto
desconfiada al comienzo aunque, sin duda alguna, consciente de todo y
actuando bajo el esfuerzo, tan sólo perceptible a las miradas
simpatizantes, por sobreponerse a tal desventaja, esfuerzo que casi
siempre se resolvía con acrecentamiento de su facilidad de palabra, en una
conversación, vivida, amena, positiva, agresiva a veces y siempre ext
raordinariamente sugestiva..., y sin que en ella apareciese el menor
intento del señor Osmond de querer brillar por encima de los demás. No le
fue difícil a Isabel creer que era sincera toda persona que presentaba los
signos aparentes de una firme convicción, como, por ejemplo, la
apreciación explícita y gratuita de algo que manifestaran a favor de lo
por él defendido..., tal vez dicho especialmente por la misma señorita
Archer. Y lo que más agradaba a la joven era ver que, al hablar de tal
manera, por el simple placer de departir y entretener a los demás, no lo
hacía, como era en tantos otros costumbre, por producir efecto. Exponía él
sus ideas como si, por raras que a veces pudieran parecer, estuviese de
siempre habituado a ellas y hubiera vivido siempre con ellas; como si
fuesen algo así como viejos puños, pulidas bolas o cabezas de rara y
preciosa m ateria susceptibles de ser adaptados al extremo de nuevos
bastones..., no varas caídas del árbol corriente y exhibidas luego
pretenciosamente como objetos de elegancia suma. Uno de los días en que
fue a visitarla, llevó consigo a su hijita. Isabel se alegró mucho de ver
de nuevo a la muchacha, quien presentó la frente a todos los allí reunidos
para que la besaran, lo que hizo a Isabel acordarse de un ingenuo
personaje en una comedia francesa. La joven no había visto jamás una
muchachita con tal manera de ser. Las jovencitas americanas eran muy
distintas de ella, como igualmente lo eran las inglesas. Pansy estaba
perfectamente formada y preparada para el insignificante lugar que habría
de tocarle en el mundo y, por lo que a la vista saltaba, era inocente e
infantil a más no poder. La muchachita se sentó en el sofá al lado de
Isabel. Llevaba un pequeño abrigo de color granate y unos guantes de los
varios pares que madame Merle le regalara, guantes grises abrochados con
un solo botón. De tal suerte, parecía una verdadera hoja de papel en
blanco..., la jovencita ideal de las novelas rosa. Isabel deseó para sus
adentros que tal hoja de papel, tan usa y limpia, encontrase una mano que
la supiera llenar de hermosas y nobles palabras.
|
The Countess Gemini also came to call
upon her, but the Countess was quite another affair. She was by no means a
blank sheet; she had been written over in a variety of hands, and Mrs.
Touchett, who felt by no means honoured by her visit, pronounced that a
number of unmistakeable blots were to be seen upon her surface. The
Countess gave rise indeed to some discussion between the mistress of the
house and the visitor from Rome, in which Madame Merle (who was not such a
fool as to irritate people by always agreeing with them) availed herself
felicitously enough of that large licence [sic}"> of dissent which
her hostess permitted as freely as she practised it. Mrs. Touchett had
declared it a piece of audacity that this highly compromised character
should have presented herself at such a time of day at the door of a house
in which she was esteem ed so little as she must long have known herself
to be at Palazzo Crescentini. Isabel had been made acquainted with the
estimate prevailing under that roof: it represented Mr. Osmond′s sister as
a lady who had so mismanaged her improprieties that they had ceased to
hang together at all --which was at the least what one asked of such
matters --and had become the mere floating fragments of a wrecked renown,
incommoding social circulation. She had been married by her mother --a
more administrative person, with an appreciation of foreign titles which
the daughter, to do her justice, had probably by this time thrown off --to
an Italian nobleman who had perhaps given her some excuse for attempting
to quench the consciousness of outrage. The Countess, however, had
consoled herself outrageously, and the list of her excuses had now lost
itself in the labyrinth of her adventures. Mrs. Touchett had never
consented to receive her, though the Countess had made overtures of old.
Fl orence was not an austere city; but, as Mrs. Touchett said, she had to
draw the line somewhere.
|
También la condesa Gemini fue a visitarla, pero eso era harina
de otro costal. Ésta no tenía absolutamente nada de hoja en blanco; por lo
contrario, eran muchas las manos que en ella habían ya escrito. Y la
señora Touchett, que no se sintió honrada con tal visita, pensó que estaba
visiblemente salpicada de numerosas manchas. La condesa provocó una
discusión entre la dueña de la casa y su amiga venida de Roma, discusión
en la que madame Merle (que no cometía la estupidez de resultar cargante a
la gente mostrándose siempre de acuerdo con ella) se aprovechó con toda
soltura y maña de la autorización de disconformidad que la señora Touchett
sabía permitir a los demás tanto como tomársela ella. La señora Touchett
había declarado que era de una audacia inaudita eso de que un personaje
tan controvertido se hubiera presentado a tal hora del día a la puerta de
una casa donde se le estimaba tan poco, como seguramente debía de saber
era su caso en el Palazzo Crescentini. Isabel se había enterado ya de la
existencia de tal manera de sentir en la casa bajo cuyo techo se
albergaba. La opinión allí corriente presentaba a la hermana del señor
Osmond como una señora que había llevado a cabo tantas fechorías que ya no
se las tenía en cuenta -que es por lo general lo que se busca-, y no eran
sino los desperdicios, los restos flotantes de un naufragio, algo así como
un tema molesto de conversación en sociedad. La había casado su madre
-mujer admirablemente administrativa que sentía por los títulos
nobiliarios una estimación que su hija parecía haber arrojado por la
borda- con un aristócrata italiano que tal vez le diera motivos para
intentar sofocar su conciencia del desvarío. Por lo demás, la condesa se
había consolado desaforadamente y, con el tiempo, la lista infinita de sus
excusas llegó a quedar perdida en el laberinto de sus aventuras. Aunque,
desde hacía mucho tiempo, la condesa había hecho todo lo posible por
lograrlo, la señora Touchett no consintió jamás en recibirla. Si Florencia
no tenía mucho de ciudad austera, la señora Touchett, como ella solía
decir, debía trazar esa ray a de la que no se pasa.
|
Madame Merle defended the luckless lady
with a great deal of zeal and wit. She couldn′t see why Mrs. Touchett
should make a scapegoat of a woman who had really done no harm, who had
only done good in the wrong way. One must certainly draw the line, but
while one was about it one should draw it straight: it was a very crooked
chalk-mark that would exclude the Countess Gemini. In that case Mrs.
Touchett had better shut up her house; this perhaps would be the best
course so long as she remained in Florence. One must be fair and not make
arbitrary differences: the Countess had doubtless been imprudent, she had
not been so clever as other women. She was a good creature, not clever at
all; but since when had that been a ground of exclusion from the best
society? For ever so long now one had heard nothing about her, and there
could be no b etter proof of her having renounced the error of her ways
than her desire to become a member of Mrs. Touchett′s circle. Isabel could
contribute nothing to this interesting dispute, not even a patient
attention; she contented herself with having given a friendly welcome to
the unfortunate lady, who, whatever her defects, had at least the merit of
being Mr. Osmond′s sister. As she liked the brother Isabel thought it
proper to try and like the sister: in spite of the growing complexity of
things she was still capable of these primitive sequences. She had not
received the happiest impression of the Countess on meeting her at the
villa, but was thankful for an opportunity to repair the accident. Had not
Mr. Osmond remarked that she was a respectable person? To have proceeded
from Gilbert Osmond this was a crude proposition, but Madame Merle
bestowed upon it a certain improving polish. She told Isabel more about
the poor Countess than Mr. Osmond had done, and related the h istory of
her marriage and its consequences. The Count was a member of an ancient
Tuscan family, but of such small estate that he had been glad to accept
Amy Osmond, in spite of the questionable beauty which had yet not hampered
her career, with the modest dowry her mother was able to offer --a sum
about equivalent to that which had already formed her brother′s share of
their patrimony. Count Gemini since then, however, had inherited money,
and now they were well enough off, as Italians went, though Amy was
horribly extravagant. The Count was a low-lived brute; he had given his
wife every pretext. She had no children; she had lost three within a year
of their birth. Her mother, who had bristled with pretensions to elegant
learning and published descriptive poems and corresponded on Italian
subjects with the English weekly journals, her mother had died three years
after the Countess′s marriage, the father, lost in the grey American dawn
of the situation, but reputed o riginally rich and wild, having died much
earlier. One could see this in Gilbert Osmond, Madame Merle held --see
that he had been brought up by a woman; though, to do him justice, one
would suppose it had been by a more sensible woman than the American
Corinne, as Mrs. Osmond had liked to be called. She had brought her
children to Italy after her husband′s death, and Mrs. Touchett remembered
her during the year that followed her arrival. She thought her a horrible
snob; but this was an irregularity of judgement on Mrs. Touchett′s part,
for she, like Mrs. Osmond, approved of political marriages. The Countess
was very good company and not really the featherhead she seemed; all one
had to do with her was to observe the simple condition of not believing a
word she said. Madame Merle had always made the best of her for her
brother′s sake; he appreciated any kindness shown to Amy, because (if it
had to be confessed for him) he rather felt she let down their common
name. Na turally he couldn′t like her style, her shrillness, her egotism,
her violations of taste and above all of truth: she acted badly on his
nerves, she was not HIS sort of woman. What was his sort of woman? Oh, the
very opposite of the Countess, a woman to whom the truth should be
habitually sacred. Isabel was unable to estimate the number of times her
visitor had, in half an hour, profaned it: the Countess indeed had given
her an impression of rather silly sincerity. She had talked almost
exclusively about herself; how much she should like to know Miss Archer;
how thankful she should be for a real friend; how base the people in
Florence were; how tired she was of the place; how much she should like to
live somewhere else --in Paris, in London, in Washington; how impossible
it was to get anything nice to wear in Italy except a little old lace; how
dear the world was growing everywhere; what a life of suffering and
privation she had led. Madame Merle listened with interes t to Isabel′s
account of this passage, but she had not needed it to feel exempt from
anxiety. On the whole she was not afraid of the Countess, and she could
afford to do what was altogether best --not to appear so.
|
Madame Merle se dio a la tarea de defender a la infeliz
condesa con mucho empeño y no menor ingenio. No comprendía cómo la señora
Touchett quería convertir en víctima propiciatoria a una mujer que, en
realidad, no había causado perjuicio a nadie y sólo se dedicó a hacer el
bien, aunque de equivocada manera. Indudablemente, una estaba en su
derecho de trazar la raya, pero al hacerlo debía procurar que fuese bien
recta, y no cabía duda que sería del todo torcida esa raya de tiza que
pretendiese dejar fuera a la condesa Gemini. Para proceder así, lo mejor
que podía hacer la señora Touchett era cerrar su casa a todo el mundo. Tal
vez fuera eso lo mejor mientras permaneciese en Florencia. Había que ser
justos y no establecer diferencias arbitrarias. Era indudable que a la
condesa podían imp utársele imprudencias; no tenía la suerte de haber sido
tan lista como otras mujeres. La pobre era una buena mujer, aunque no
inteligente. Por lo demás, ¿desde cuándo era tal cosa un motivo de
exclusión de nadie en la más encopetada sociedad? Hacía ya mucho tiempo
que no se sabía nada de ella, lo cual permitía pensar que había renunciado
a sus antiguos desvaríos..., y la mejor prueba de ello era que deseaba
entrar a formar parte del círculo de amigos de la señora Touchett. Por su
parte, Isabel no se mezcló para nada en tan interesante discusión,
limitándose a recibir con toda amabilidad a la infeliz señora, que, a
pesar de todos sus defectos, tenía para ella la gran cualidad de ser
hermana del señor Osmond. Como su hermano le gustaba tanto, Isabel creyó
lo más natural del mundo que también le gustase la hermana; y, a pesar de
la complicación cada día mayor de las cosas, era todavía capaz de
persistir en esa su consecuente manera de obrar. Cierto, no le había
causado muy buena impresión la condesa cuanto la vio por primera vez en la
villa de la colina, pero agradecía la oportunidad que se le presentaba de
poder corregir su juicio. ¿Acaso no había dicho el señor Osmond que era
una mujer respetable? Tal afirmación por parte del señor Osmond pudiera
haber parecido descarada, pero madame Merle supo aderezarla de manera
conveniente. Así pues, se complació en referir a Isabel mucho más de lo
que el señor Osmond le dijera y le contó la historia del casamiento de la
hermana y las consecuencias lamentables que del acto se derivaron. El tal
conde pertenecía a una antigua familia toscana, pero con bienes tan
escasos que hubo de consi derarse dichoso de poder aceptar a Amy Osmond a
despecho de su ya discutible belleza, que aún no había entorpecido su
carrera, y con la novia la modesta dote que la madre pudo ofrecerle, una
suma equivalente a lo que constituía la parte del hermano en el patrimonio
familiar. Después de ello, la condesa Gemini recibió alguna que otra
herencia y ahora, para ser italianos, estaban bastante bien, aunque Amy
era tremendamente manirrota. El conde era un bruto de la peor especie, que
había dado a su mujer toda clase de motivos que justificaban su
comportamiento. No tenía hijos, pues los tres que tuviera los perdió antes
de haber cumplido un año. Su madre, que se las daba de mujer de gran
saber, escribía poemas descriptivos y enviaba crónicas sobre temas
italianos a las revistas semanales inglesas, murió tres años después de la
boda de la condesa; en cuanto al padre, perdido en el gris amanecer
americano de la actual situación y a quien se tenía allí por hombre rico y
fuerte, murió mucho antes. Esto era fácilmente apreciable en Gilbert,
sostuvo madame Merle. Se podía apreciar que había sido criado y educado
por una mujer, aunque, para ser justos con él, cabría suponer que lo
educara una mujer más sensata que aquella Corina americana, como se
complacía en llamarse a sí misma la señora Osmond. Ésta había traído a sus
dos hijos a Italia al año de la muerte del padre, y la señora Touchett se
acordaba perfectamente de cómo era al año de su llegada; la consideraba
una terrible snob, pero ése era un juicio equivocado de la señora
Touchett, porque ella, igual que la señora Osmond, prestaba toda su
aprobación a los matrimonios políticos. La conde sa era una buena
compañera, y no la mujer superficial que parecía; todo lo que con ella
debía hacerse era guardar la mayor incredulidad respecto a cualquier cosa
que se le ocurriese decir. Madame Merle había hecho siempre por ella todo
lo posible en consideración al hermano, y éste apreciaba grandemente
cualquier gentileza que con ella se tuviese, porque, para decir la verdad,
pensaba que había desprestigiado un tanto su común apellido. No cabía duda
de que a él no podía en modo alguno gustarle su estilo, sus chillidos, su
terrible egocentrismo, sus violaciones del buen gusto y sobre todo de la
verdad; le sacaba de sus casillas, no era su tipo. Ahora bien, ¿cuál era
su tipo? Precisamente todo lo contrario de la condesa; la mujer para quien
la verdad es siempre cosa sagrada. Isabel había perdido la cuenta de las
veces que en media hora la profanara su visitante; la condesa le había
dejado más bien la impresión de proceder con una estúpida sinceridad. En
todo el tiempo no hizo otra cosa que hablar casi exclusivamente de sí
misma; de cuánto le gustaría tratar a la señorita Archer; de que le
encantaría tener una amiga de veras; de lo despreciable que era la gente
en Florencia; de lo cansada que estaba ya de tal ciudad; de lo mucho que
le gustaría vivir en otro sitio cualquiera como París, Londres o
Washington; de lo difícil que era conseguir algo adecuado que ponerse en
Italia, con excepción de hermosos encajes antiguos; de lo agradable que en
todas partes se estaba volviendo el mundo y de la triste vida que a ella
le había tocado llevar. Madame Merle escuchó con gran atención lo referido
por Isabel de esta parte de su conversación con la condesa y se dio
perfecta cuenta de que había caus ado gran angustia en su amiga. En
conjunto, no experimentaba el menor temor por la condesa y podía hacer lo
que más conveniente le parecía, que era no aparentarlo.
|
Isabel had meanwhile another visitor,
whom it was not, even behind her back, so easy a matter to patronise.
Henrietta Stackpole, who had left Paris after Mrs. Touchett′s departure
for San Remo and had worked her way down, as she said, through the cities
of North Italy, reached the banks of the Arno about the middle of May.
Madame Merle surveyed her with a single glance, took her in from head to
foot, and after a pang of despair determined to endure her. She determined
indeed to delight in her. She mightn′t be inhaled as a rose, but she might
be grasped as a nettle. Madame Merle genially squeezed her into insignific
ance, and Isabel felt that in foreseeing this liberality she had done
justice to her friend′s intelligence. Henrietta′s arrival had been
announced by Mr. Bantling, who, coming down from Nice while she was at
Venice, and expecting to find her in Florence, which she had not yet
reached, called at Palazzo Crescentini to express his disappointment.
Henrietta′s own advent occurred two days later and produced in Mr.
Bantling an emotion amply accounted for by the fact that he had not seen
her since the termination of the episode at Versailles. The humorous view
of his situation was generally taken, but it was uttered only by Ralph
Touchett, who, in the privacy of his own apartment, when Bantling smoked a
cigar there, indulged in goodness knew what strong comedy on the subject
of the all-judging one and her British backer. This gentleman took the
joke in perfectly good part and candidly confessed that he regarded the
affair as a positive intellectual adventure. He liked Miss S tackpole
extremely; he thought she had a wonderful head on her shoulders, and found
great comfort in the society of a woman who was not perpetually thinking
about what would be said and how what she did, how what THEY did --and
they had done things! --would look. Miss Stackpole never cared how
anything looked, and, if she didn′t care, pray why should he? But his
curiosity had been roused; he wanted awfully to see if she ever WOULD
care. He was prepared to go as far as she --he didn′t see why he should
break down first.
|
Mientras tanto, Isabel había recibido la visita de otra
persona a quien no era tan fácil, ni aun sin saberlo ella, proteger:
Henrietta Stackpole. Ésta había dejado París tras la partida de la señora
Touchett para San Remo, y camino del sur, como ella decía, había pasado
por las ciudades del norte de Italia hasta llegar a orillas del Arno a
mediados del mes de mayo. Madame Merle la examinó con una sola ojeada de
los pies a la cabeza y, con todo el sentimiento de su alma, se decidió a
soportarla. Estaba, pues, dispuesta a chancearse de ella. Ciertamente no
era posible aspirarla como a una rosa; habría, pues, que agarrarla como a
una ortiga. Con gran ingenio, madame Merle s upo sumirla en la
insignificancia, e Isabel sintió que, al adivinar tal posibilidad, había
hecho estricta justicia a la superior inteligencia de su amiga. La llegada
de Henrietta la había anunciado el señor Bantling, quien había llegado
allí desde Niza mientras ella permanecía en Venecia y habiendo creído que
la hallaría en Florencia (cosa que no ocurrió), fue al Palazzo Crescentini
para mostrar su decepción ante aquel retraso. La llegada de Henrietta tuvo
lugar dos días después, y puede calcularse la emoción que produjo en el
señor Bantling si se tiene en cuenta que no había vuelto a verla desde el
romántico episodio de Versalles. Todos se hicieron perfectamente cargo del
lado humorístico del caso, pero el único que a ello se refirió fue Ralph
Touchett cuando, a solas con él y fumando un magnífico habano, el señor
Bantling se enteró de la comedia que los otros representaban al juzgar a
la periodista y a su protector británico. El caballero inglés tomó también
la cosa por el lado bueno y confesó ingenuamente que en todo ello no había
de positivo más que una aventura puramente intelectual. La señorita
Stackpole le gustaba extraordinariamente, no lo negaba; creía que tenía
una cabeza admirablemente asentada sobre los hombros y se complacía
grandemente en andar con una mujer que no estaba a todas horas pendiente
del qué dirán, de cómo tomarían lo que ella había hecho y de cómo hacían
los demás las cosas que hacían. A la señorita Stackpole le tenía
completamente sin cuidado cómo podría parecer o dejar de parecer una cosa;
y, si a ella no le importaba, ¿por qué razón le había de importar a él? De
modo que estaba decidido a llegar tan lejos como ella llegase, y no veía
por qué motivo tendría que darse él por vencido.
|
Henrietta showed no signs of breaking
down. Her prospects had brightened on her leaving England, and she was now
in the full enjoyment of her copious resources. She had indeed been
obliged to sacrifice her hopes with regard to the inner life; the social
question, on the Continent, bristled with difficulties even more numerous
than those she had encountered in England. But on the Continent there was
the ou ter life, which was palpable and visible at every turn, and more
easily convertible to literary uses than the customs of those opaque
islanders. Out of doors in foreign lands, as she ingeniously remarked, one
seemed to see the right side of the tapestry; out of doors in England one
seemed to see the wrong side, which gave one no notion of the figure. The
admission costs her historian a pang, but Henrietta, despairing of more
occult things, was now paying much attention to the outer life. She had
been studying it for two months at Venice, from which city she sent to the
_Interviewer_ a conscientious account of the gondolas, the Piazza, the
Bridge of Sighs, the pigeons and the young boatman who chanted Tasso. The
_Interviewer_ was perhaps disappointed, but Henrietta was at least seeing
Europe. Her present purpose was to get down to Rome before the malaria
should come on --she apparently supposed that it began on a fixed day; and
with this design she was to spend at pre sent but few days in Florence.
Mr. Bantling was to go with her to Rome, and she pointed out to Isabel
that as he had been there before, as he was a military man and as he had
had a classical education --he had been bred at Eton, where they study
nothing but Latin and Whyte-Melville, said Miss Stackpole --he would be a
most useful companion in the city of the Caesars. At this juncture Ralph
had the happy idea of proposing to Isabel that she also, under his own
escort, should make a pilgrimage to Rome. She expected to pass a portion
of the next winter there --that was very well; but meantime there was no
harm in surveying the field. There were ten days left of the beautiful
month of May --the most precious month of all to the true Rome lover.
Isabel would become a Rome-lover; that was a foregone conclusion. She was
provided with a trusty companion of her own sex, whose society, thanks to
the fact of other calls on this lady′s attention, would probably not be
oppressive . Madame Merle would remain with Mrs. Touchett; she had left
Rome for the summer and wouldn′t care to return. She professed herself
delighted to be left at peace in Florence; she had locked up her apartment
and sent her cook home to Palestrina. She urged Isabel, however, to assent
to Ralph′s proposal, and assured her that a good introduction to Rome was
not a thing to be despised. Isabel in truth needed no urging, and the
party of four arranged its little journey. Mrs. Touchett, on this
occasion, had resigned herself to the absence of a duenna; we have seen
that she now inclined to the belief that her niece should stand alone. One
of Isabel′s preparations consisted of her seeing Gilbert Osmond before she
started and mentioning her intention to him.
|
Por su parte, Henrietta no daba tampoco señal alguna de darse
por vencida. Sus perspectivas habían mejorado al abandonar Inglaterra y
ahora se hallaba en pleno disfrute de abundantes recursos económicos. Ni
que decir tiene que se había visto forzada a renunciar a sus deseos de
penetrar en la vida íntima de las gentes. La vida de sociedad le
presentaba en el continente dificultades todavía mayores de las que había
hallado en Inglaterra. Pero, en compensación de ello, en el continente
existía la vida exterior, palpable y visible por doquier y mucho más
fácilmente transformable en materia literaria que las costumbres de los
opacos isle ños británicos. En los demás países, como ella decía con harto
ingenio, si se contempla la vida externa, parece que una está viendo el
lado derecho del tapiz, mientras que en Inglaterra parece que esté una
viendo el revés y con ello adquiere una falsa idea de las figuras. No poca
pena hubo de costarle a su historiadora tener que reconocerlo; mas
Henrietta, descorazonada por otras cosas más ocultas, consagraba ya mayor
atención a la vida externa. En Venecia había estado estudiándola durante
dos meses y desde allí envió al Interviewer una serie de brillantes
crónicas acerca de las góndolas, de la Piazza, del puente de los Suspiros,
de las palomas de San Marcos y del bello gondolero cantando, mientas rema,
poemas de Tasso. Tal vez el Interviewer sufriera con ello una decepción,
pero, por lo pronto, ella estaba conociendo Europa. Su actual p royecto
era ir a Roma antes de que comenzase allí la temporada de la malaria -por
lo visto se imaginaba que debía comenzar un día determinado-, y, gracias a
tal proyecto, había pasado por Florencia, donde pensaba detenerse unos
días. Iría a Roma acompañada del señor Bantling, y le hizo saber a Isabel
que, como éste conocía la gran urbe, era militar y había recibido una
formación clásica -lo educaron en Eton, donde no se estudiaba más que
latín y White-Melville, según dijo ella-, podría serle sumamente útil en
la ciudad de los césares. Se le ocurrió entonces a Ralph proponer a Isabel
que ella, a quien él tendría mucho gusto en servir de guía, hiciese
también un viaje a Roma aprovechando tal coyuntura. Pensaba su prima pasar
en la ciudad santa gran parte del invierno, cosa que a éél le parecía muy
bien pero eso no impedía que hicieran una breve excursión anticipada.
Quedaban todavía diez días del mes de mayo, el más hermoso de todos los
meses para el verdadero amante de las cosas de Roma. Era indudable, así lo
creían ellos, que Isabel se convertiría inmediatamente en una entusiasta
de Roma. Podía, además, contar con la compañía de una persona de confianza
y de su propio sexo, que, dadas las otras atenciones que sobre ella
pesaban, no habría de resultarle en exceso molesta. Madame Merle se
quedaría con la señora Touchett, puesto que había dejado definitivamente
Roma durante los meses de verano y no tenía pensamiento de volver allí por
ahora. Su casa estaba ya cerrada y la cocinera en Palestrina, su pueblo de
la campiña romana. Madame Merle aconsejó a Isabel que aceptara la propue
sta de Ralph, asegurándole que no era cosa de despreciar un buen guía en
su primera visita a la espléndida ciudad. No precisaba Isabel que se la
instase mucho a acceder, de suerte que los miembros integrantes de la
expedición empezaron a hacer los preparativos para llevarla a cabo. Se
resignó la señora Touchett en tal ocasión a la idea de no hacer acompañar
a la sobrina por una «dueña», pues ya hemos visto que había acabado por
adaptarse al hecho de que su sobrina se las arreglara sola. Uno de los
preliminares del viaje, por lo que a Isabel atañía, consistió en ver a
Gilbert Osmond y comunicarle su proyecto.
|
"I should like to be in Rome with you,"
he commented. "I should like to see you on that wonderful ground."
|
Al oírlo, se limitó Osmond a contestar: -Me agradaría infinito
estar en Roma con usted; me encantaría verla en esa tierra maravillosa.
|
She scarcely faltered. "You might come
then."
|
-No tiene más que venir -replicó ella, casi titubeando.
|
"But you′ll have a lot of people with
you."
|
-Habrá mucha gente con usted.
|
"Ah," Isabel admitted, "of course I shall
not be alone."
|
-Desde luego, sola no voy a estar -admitió Isabel.
|
For a moment he said nothing more.
"You′ll like it," he went on at last. "They′ve spoiled it, but you′ll rave
about it."
|
Él permaneció callado un instante y, al fin,
dijo: -Le gustará enormemente. A pesar de lo mucho
que la han echado a perder, quedará usted embrujada por la ciudad.
|
"Ought I to dislike it because, poor old
dear --the Niobe of Nations, you know --it has been spoiled?" she asked.
|
-¿Dejaría acaso de gustarme por el hecho de que a la pobre,
esa Niobe de las naciones, como usted sabe, la hayan echado a perder?
|
"No, I think not. It has been spoiled so
often," he smiled. "If I were to go, what should I do with my little
girl?"
|
-No lo creo. ¡Tantas veces la han echado a perder en épocas
sucesivas! Pero si me decidiese a ir, ¿qué haría con mi hijita?
|
"Can′t you leave her at the villa?"
|
-¿No puede dejarla en la villa?
|
"I don′t know that I like that --though
there′s a very good old woman who looks after her. I can′t afford a
governess."
|
-No sé hasta qué punto me agradaría hacerlo..., por m_225ás
que hay una buena mujer, de edad respetable, que la cuida; mis medios no
me permiten tener una institutriz.
|
"Bring her with you then," said Isabel
promptly.
|
-¡Pues entonces, llévela con usted! -replicó Isabel con gran
vivacidad.
|
Mr. Osmo nd looked grave. "She has been
in Rome all winter, at her convent; and she′s too young to make journeys
of pleasure."
|
El pareció pensar seriamente el asunto y contestó: -Ha estado
todo el invierno en el convento, y es todavía demasiado joven para hacer
viajes de placer.
|
"You don′t like bringing her forward?"
Isabel enquired.
|
-¿No le gusta hacerle ver el mundo? -preguntó Isabel.
|
"No, I think young girls should be kept
out of the world."
|
-No. Me parece que a las jovencitas hay que mantenerlas
alejadas de él.
|
"I was brought up on a different system."
|
-A mí me criaron de un modo completamente distinto.
|
"You? Oh, with you it succeeded, because
you --you were exceptional."
|
-¿A usted? Bueno, con usted dio buen resultado porque usted es
excepcional.
|
"I don′t see why," said Isabel, who,
however, was not sure there was not some truth in the speech.
|
-No sé en qué -dijo Isabel, quien, a pesar de ello, no estaba
segura de que su amigo no hubiese dicho una verdad.
|
Mr. Osmond didn′t explain; he simply went
on: "If I thought it would make her resemble you to join a social group in
Rome I′d take her there to-morrow."
|
El señor Osmond, sin pararse a explicar sus palabras,
continuó: -Si yo creyese que ponerla en contacto con determinado grupo
social en Roma le iba a hacer parecerse a usted, mañana mismo la llevaba.
|
"Don′t make her resemble me," said
Isabel. "Keep her like herself."
|
-No quiero que se parezca a mí. Consérvela tal como es.
|
"I might send her to my sister," Mr.
Osmond observed. He had almost the air of asking advice ; he seemed to
like to talk over his domestic matters with Miss Archer.
|
-Podría también confiársela a mi hermana -dijo el señor Osmond
como quien pide consejo. Se diría que experimentaba placer al hablar de
estos pequeños asuntos domésticos con la señorita Archer.
|
"Yes," she concurred; "I think that
wouldn′t do much towards making her resemble me!"
|
Isabel coincidió con él, y añadió: -Sí. Creo que, dejándola
con ella, no llegará a parecerse mucho a mí.
|
After she had left Florence Gilbert
Osmond met Madame Merle at the Countess Gemini′s. There were other people
present; the Countess′s drawing-room was usually well filled, and the talk
had been general, but after a while Osmond left his place and came and sat
on an ottoman half-behind, half-beside Madame Merle′s chair. "She wants me
to go to Rome with her," he remarked in a low voice.
|
Después de que ella se hubo marchado de Florencia, Gilbert
Osmond se encontró un día con madame Merle en casa de la condesa Gemini.
Había allí varias personas más, pues el salón de la condesa Gemini estaba
siempre bastante concurrido. Como la conversación era general, el señor
Osmond aprovechó la circunstancia para acercarse a madame Merle y sentarse
en una otomana próxima, un poco detrás del sillón por ella ocupado. Una
vez allí, le dijo en voz baja: -Quiere que vaya a Roma con ella.
|
"To go with her?"
|
-¿Que vayas con ella?
|
"To be there while she′s there. She
proposed it."
|
-Es decir, que esté allí mientras ella esté.
|
"I suppose you mean that you proposed it
and she assented."
|
-¿No querrás decir que se lo propusiste y ella aceptó?
|
"Of course I gave her a chance. But she′s
encouraging --she′s very encouraging."
|
-Desde luego, yo di pie. Pero, la verdad, ella se muestra muy
alentadora..., verdaderamente alentadora.
|
"I rejoice to hear it --bu t don′t cry
victory too soon. Of course you′ll go to Rome."
|
-Me alegro mucho de o u237ír lo que dices. De todos modos, no
cantes victoria demasiado pronto. De momento, lo que debes hacer es ir a
Roma.
|
"Ah," said Osmond, "it makes one work,
this idea of yours!"
|
-Hay que ver el trabajo que le da a uno esa idea -comentó
Osmond.
|
"Don′t pretend you don′t enjoy it
--you′re very ungrateful. You′ve not been so well occupied these many
years."
|
-No trates de hacerme creer que no te gusta..., eres un
ingrato. En todos estos años no has tenido ninguna ocupación tan
agradable.
|
"The way you take it′s beautiful," said
Osmond. "I ought to be grateful for that."
|
-Es admirable la manera en que te lo tomas. Ahora resulta que
tengo que estarte agradecido por esto.
|
"Not too much so, however," Madame Merle
answered. She talked with her usual smile, leaning back in her chair and
looking round the room. "You′ve made a very good impression, and I′ve seen
for myself that you′ve received one. You′ve not come to Mrs. Touchett′s
seven times to oblige me."
|
-Pero no demasiado, por supuesto -replicó madame Merle.
Hablaba con su habitual sonrisa, apoyándose en el respaldo del sillón y
mirando en todas direcciones-. Has causado muy buena impresión -dijo-, y
con mis propios ojos he visto que la recibida por ti no ha sido menos
buena. Estoy segura de que no has ido siete veces al Palazzo Crescentini
con el solo objeto de serme agradable a mí′92.
|
"The girl′s not disagreeable," Osmond
quietly conceded.
|
-La muchacha no es antipática -declaró tranquilamente Osmond.
|
Madame Merle dropped her eye on him a
moment, during which her lips closed with a certain firmness. "Is that all
you can find to say about tha t fine creature?"
|
Madame Merle le miró fijamente un instante, apretó los labios
con dureza y preguntó: -¿Eso es todo lo que se te ocurre decir de esa
encantadora criatura?
|
"All? Isn′t it enough? Of how many people
have you heard me say more?"
|
-¿Cómo todo? ¿No te parece bastante? ¿De cuántos me has oído
decir eso ni muchísimo menos?
|
She made no answer to this, but still
presented her talkative grace to the room. "You′re unfathomable," she
murmured at last. "I′m frightened at the abyss into which I shall have
cast her."
|
Madame Merle no respondió a tales palabras y volvió su
agradable rostro al resto de la concurrencia. -Eres verdaderamente
fantástico -dijo al cabo de unos instantes-. Me da miedo pensar en el
abismo a que la he precipitado.
|
He took it almost gaily. "You can′t draw
back --you′ve gone too far."
|
Pareció que a él la cosa le divertía, y dijo: -Ya no puedes
volverte atrás..., has ido demasiado lejos.
|
"Very good; but you must do the rest
yourself."
|
-Está bien. Pues, entonces, haz tú el resto.
|
"I shall do it," said Gilbert Osmond.
|
-Lo haré -afirmó Gilbert Osmond.
|
Madame Merle remained silent and he
changed his place again; but when she rose to go he also took leave. Mrs.
Touchett′s victoria was awaiting her guest in the court, and after he had
helped his friend into it he stood there detaining her. "You′re very
indiscreet," she said rather wearily; "you shouldn′t have moved when I
did."
|
Madame Merle se calló y él volvió a cambiar de sitio; pero,
cuando ella se levantó para marcharse, también él se despidió. La berlina
de la señora Touchett estaba esperando a su amiga en el patio y él,
después de ayudarla a subir, permaneció allí deteniéndola. -Has sido muy
indiscreto -le dijo madame Merle con cierto enojo-. No has debido moverte
al marcharme yo.
|
He had taken off his ha t; he passed his
hand over his forehead. "I always forget; I′m out of the habit."
|
El se había quitado el sombrero. Se pasó la mano por la frente
y dijo casi confuso: -Siempre lo olvido. He perdido ya la costumbre.
|
"You′re quite unfathomable," she
repeated, glancing up at the windows of the house, a modern structure in
the new part of the town.
|
-Eres verdaderamente fantástico -repitió ella mirando hacia
las ventanas de la casa, que era uno de los recientes e dificios de la
parte nueva de la ciudad.
|
He paid no heed to this remark, but spoke
in his own sense. "She′s really very charming. I′ve scarcely known any one
more graceful."
|
Él pareció no darse cuenta de aquella observación y dijo como
si hablase para sí: -Verdaderamente, es encantadora. No he conocido jamás
una criatura tan agradable.
|
"It does me good to hear you say that.
The better you like her the better for me."
|
-No sabes cómo me gusta oírte decir eso. Cuanto más te guste a
ti, mejor para mí.
|
"I like her very much. She′s all you
described her, and into the bargain capable, I feel, of great devotion.
She has only one fault."
|
-Me gusta extraordinariamente. Es exactamente tal cual la
describiste y, por añadidura, capaz, por lo menos así me lo parece, de
gran afecto. No tiene más que un defecto.
|
"What′s that?"
|
-¿Puede saberse cuál?
|
"Too many ideas."
|
-Demasiadas ideas.
|
"I warned you she was clever."
|
-Ya te advertí que era una mujer muy inteligente.
|
"Fortunately they′re very bad ones," said
Osmond.
|
-Por suerte, son muy malas -replicó Osmond.
|
"Why is that fortunate?"
|
-¿En qué consiste entonces la suerte?
|
"Dame, if they must be sacrificed!"
|
-¡Diantre! ¡Si hay que sacrificarlas, más vale que sean malas!
|
Madame Merle leaned back, looking
straight before her; then she spoke to the coachman. But her friend again
detained her. "If I go to Rome what shall I do with Pansy?"
|
Madame Merle se apoyó en el respaldo y fijó la vista delante
para dar órdenes al cochero. Antes de que lo hiciese, su amigo la detuvo
nuevamente. -¿Qué voy a hacer con Pansy, en caso de que vaya a Roma?
-preguntó.
|
"I′ll go and see her," said Madame Merle.
|
-Yo me ocuparé de eso -contestó madame Merle-. Iré a verla.
|
CHAPTER 27 |
27
I may not attempt to report in its
fulness our young woman′s response to the deep appeal of Rome, to analyse
her feelings as she trod the pavement of the Forum or to number her
pulsations as she crossed the threshold of Saint Peter′s. It is enough to
say that her impression was such as might have been expected of a person
of her freshness and her eagerness. She had always been fond of history,
and here was history in the stones of the street and the atoms of the
sunshine. She had an imagination that kindled at the mention of great
deeds, and wherever she turned some great deed had been acted. These
things strongly moved her, but moved her all inwardly. It seemed to her
companions that she talked less than usual, and Ralph Touchett, when he
appeared to be looking listlessly and awkwardly over her head, was really
dropping on her an intensity of ob servation. By her own measure she was
very happy; she would even have been willing to take these hours for the
happiest she was ever to know. The sense of the terrible human past was
heavy to her, but that of something altogether contemporary would suddenly
give it wings that it could wave in the blue. Her consciousness was so
mixed that she scarcely knew where the different parts of it would lead
her, and she went about in a repressed ecstasy of contemplation, seeing
often in the things she looked at a great deal more than was there, and
yet not seeing many of the items enumerated in her Murray. Rome, as Ralph
said, confessed to the psychological moment. The herd of reechoing
tourists had departed and most of the solemn places had relapsed into
solemnity. The sky was a blaze of blue, and the plash of the fountains in
their mossy niches had lost its chill and doubled its music. On the
corners of the warm, bright streets one stumbled on bundles of flowers.
Our friends had gone one afternoon --it was the third of their stay --to
look at the latest excavations in the Forum, these labours having been for
some time previous largely extended. They had descended from the modern
street to the level of the Sacred Way, along which they wandered with a
reverence of step which was not the same on the part of each. Henrietta
Stackpole was struck with the fact that ancient Rome had been paved a good
deal like New York, and even found an analogy between the deep
chariot-ruts traceable in the antique street and the overjangled iron
grooves which express the intensity of American life. The sun had begun to
sink, the air was a golden haze, and the long shadows of broken column and
vague pedestal leaned across the field of ruin. Henrietta wandered away
with Mr. Bantling, whom it was apparently delightful to her to hear speak
of Julius Caesar as a "cheeky old boy," and Ralph addressed such
elucidations as he was prepared to offer to the attentive e ar of our
heroine. One of the humble archaeologists who hover about the place had
put himself at the disposal of the two, and repeated his lesson with a
fluency which the decline of the season had done nothing to impair. A
process of digging was on view in a remote corner of the Forum, and he
presently remarked that if it should please the signori to go and watch it
a little they might see something of interest. The proposal commended
itself more to Ralph than to Isabel, weary with much wandering; so that
she admonished her companion to satisfy his curiosity while she patiently
awaited his return. The hour and the place were much to her taste --she
should enjoy being briefly alone. Ralph accordingly went off with the
cicerone while Isabel sat down on a prostrate column near the foundations
of the Capitol. She wanted a short solitude, but she was not long to enjoy
it. Keen as was her interest in the rugged relics of the Roman past that
lay scattered about her and in whi ch the corrosion of centuries had still
left so much of individual life, her thoughts, after resting a while on
these things, had wandered, by a concatenation of stages it might require
some subtlety to trace, to regions and objects charged with a more active
appeal. From the Roman past to Isabel Archer′s future was a long stride,
but her imagination had taken it in a single flight and now hovered in
slow circles over the nearer and richer field. She was so absorbed in her
thoughts, as she bent her eyes upon a row of cracked but not dislocated
slabs covering the ground at her feet, that she had not heard the sound of
approaching footsteps before a shadow was thrown across the line of her
vision. She looked up and saw a gentleman --a gentleman who was not Ralph
come back to say that the excavations were a bore. This personage was
startled as she was startled; he stood there baring his head to her
perceptibly pale surprise.
|
Lejos de mí intentar describir la profunda impresión que Roma
produjo en nuestra joven heroína, analizar sus sentimientos mientras
pisaba las losas del Foro o contar sus pulsaciones cuando desembocó en la
plaza de San Pedro ante el Vaticano. Baste, pues, decir que su impresión
fue la que no podía por menos de esperarse de una persona de su frescura y
entusiasmo. La historia le había interesado siempre extraordinariamente, y
he aquí que tenía ante sus ojos la historia viva, por dondequiera que
fuese, en las piedras de la ciudad y hasta en los átomos de la misma luz
del sol. Poseía una imaginación que se inflamaba ante la simple relación
de los grandes hechos, y de aquí que dondequiera que se volviese hallaba
vestigios de hechos sublimes que allí se realizaran. Todo cuanto veía la
conmovía, pero sólo en su interior. Sus compañeros se figuraban que
hablaba menos que de costumbre y, cuando Ralph Touchett parecía estar
mirando torpe e indiferentemente por encima de su cabeza, lo que hacía era
observarla con gran intensidad. Ella se sentía por sí sola sumamente
feliz, incluso se forjaba la idea de que aquellas horas eran las más
felices que en toda su vida disfrutara. Si bien pesaba en su ánimo el
terrible pasado de la humanidad, tenía el presentimiento de que algo
totalmente contemporáneo podría prestarle de nuevo las alas que lo
hicieran volar otra vez al empíreo azul. El acervo de sus conocimientos se
le antojaba ahora tan embrollado que no podía saber adonde acabarían por
arrastrarla las diferentes partes que lo componían; y andaba de un lado
para otro de la ciudad como en continuo éxtasis contenido, en ese éxtasis
de contemplación que hace ver en las cosas admiradas mucho más de lo que
en realidad hay en ellas, éxtasis que, por otra parte, no le dejaba tiempo
para ver todas las otras cosas que su guía Murray recomendaba. Como Ralph
decía, Roma se entregaba de lleno al momento psicol ógico. Por fortuna,
habían ya desaparecido los rebaños de turistas, y los lugares más solemnes
de la ciudad se revestían de nuevo de su augusta solemnidad. El cielo era
todo un inmenso fulgor azul y el chapoteo de las innumerables fuentes en
sus tazas musgosas de mármol había perdido su frialdad y redoblado la
sugestión de su música incesante. En las esquinas de las templadas y
rumorosas calles y en las escalinatas de ciertas plazas tenía uno que
andar entre montones de flores. Una de aquellas tardes, la tercera después
de su llegada, habían ido nuestros amigos a presenciar las excavaciones
del Foro Romano, que entonces comenzaban a cobrar gran importancia, y
habían bajado desde la calle moderna al nivel de la Vía Sacra, por la que
caminaron algunos de ellos con paso respetuoso que no todos supieron
adoptar. A Henrietta Stackpole le llamó profundament e la atención el
hecho de que Roma estuviese en gran parte pavimentada como Nueva York, e
incluso creía ver cierta analogía entre las hondas rodadas de los
históricos carros en las antiguas calles legendarias y las chillonas
planchas de hierro de las calles neoyorquinas que denotan la intensidad de
la vida norteamericana. Era el momento en que el sol había empezado a
descender, en que el aire era como una exquisita bruma transparente de
oro, y las alargadas sombras de las columnas truncas y de los inmóviles
pedestales yacían en el centro del campo de las ruinas. Henrietta vagaba
en compañía del señor Bantling, a todas luces encantada de oírle tachar a
Julio César de sinvergonzón, y, por su parte, Ralph prodigaba a nuestra
heroína todos los esclarecimientos que para su uso particular había
preparado. Un modesto arqueólogo de los que suelen vagar por aquellos
lugares se puso a disposición de los dos y repitió la lección aprendida
con una extraordinaria fluidez de palabra que en nada había mermado, por
lo visto, lo avanzado de la estación. En uno de los extremos del Foro
estaban llevando a cabo una excavación, y el arqueólogo sugirió a los
signori que fuesen allá, pues tal vez pudieran ver algo de gran interés.
La insinuación fue mucho mejor acogida por Ralph que por Isabel, ya harto
fatigada de tanto vagar y meditar. De tal suerte, le rogó que fuera a
satisfacer su curiosidad mientras ella aguardaba tranquilamente a que
volviese. La hora y el lugar eran muy de su gusto, de manera que habría de
proporcionarle gran placer quedarse sola unos instantes. Ralph se alejó en
compañía del cicerone, e Isabel se sentó en una de las caídas columnas que
había cerca de los cim ientos del Capitolio. Necesitaba aunque sólo fuera
unos instantes de soledad, pero no pudo saborearlos mucho tiempo. Por
grande que fuese su interés en las maltrechas reliquias del pasado romano
que yacían desperdigadas cerca de ella, y en las que el paso corrosivo de
los siglos no lograba borrar por completo la vida, sus pensamientos,
después de recrearse un instante en tales cosas, habían ido elevándose,
por una concatenación de causas que requeriría gran sutileza poder
definir, a las regiones y los objetos dotados de atracción más humana y
activa. Desde aquel prestigioso pasado romano hasta el futuro de esta
Isabel Archer había un trecho bien largo y, sin embargo, su poderosa
imaginación, que había logrado salvarlo de un solo vuelo, parecía
revolotear ahora en círculos cada vez más cerrados sobre campos más
próximos y próóvidos. Tan absorta estaba en sus propios pensamientos que,
mientras contemplaba una hilera de losas hendidas, aunque no desunidas,
que a sus pies había, no oyó los pasos que a ella iban acercándose hasta
que una determinada sombra apareció en el cercano campo de su visión. Alzó
los ojos y vio a un caballero..., que no era precisamente Ralph y que
volvía de las excavaciones proclamando que eran un verdadero aburrimiento.
El personaje se quedó verdaderamente sobrecogido al ver el susto que la
joven se había llevado y, deteniéndose, se quitó el sombrero.
|
"Lord Warburton!" Isabel exclaimed as she
rose.
|
-¡Lord Warburton! -exclamó Isabel levantándose al instante.
|
"I had no idea it was you. I turned that
corner and came upon you."
|
-No tenía la menor idea de que fuese usted. Al dar la vuelta
por esa esquina he venido a su encuentro sin saberlo.
|
She looked about her to explain. "I′m
alone, but my companions have just left me. My cousin′s gone to look at
the work over there."
|
Ella miró a su alrededor como tr atando de explicarse. -Estoy
en este instante sola -dijo-, mis compañeros acaban de abandonarme un
momento. Mi primo ha ido a presenciar los trabajos de excavación, allí
donde está aquella gente.
|
"Ah yes; I see." And Lord Warburton′s
eyes wandered vaguely in the direction she had indicated. He stood firmly
before her now; he had recovered his balance and seemed to wish to show
it, though very kindly. "Don′t let me disturb you," he went on, looking at
her dejected pillar. "I′m afraid you′re tired."
|
-¡Ah! Sí, ya lo veo erijo lord Warburton mirando en la
dirección que ella le indicaba y permaneciendo firmemente en su puesto,
pues ya había recobrado el aplomo y deseaba demostrarlo, si bien con toda
gentileza-. No quisiera molestarla -añadió-. Me parece que está usted algo
cansada.
|
"Yes, I′m rather tired." She hesitated a
moment, but sat down again. "Don′t let me interrupt YOU," she added.
|
-Sí, estoy más bien fatigada. -Dudó un segundo, se sentó de
nuevo, y dijo-: Pero, por favor, no quisiera interrumpir su visita al
Foro.
|
"Oh dear, I′m quite alone, I′ve nothing
on earth to do. I had no idea you were in Rome. I′ve just come from the
East. I′m only passing through."
|
-¡Oh! Mi querida amiga, estoy completamente solo. No tengo
absolutamente nada que hacer en el mundo. No tenía la menor idea de que
estuviese us ted en Roma. Acabo de llegar de Oriente y estoy solamente de
paso.
|
"You′ve been making a long journey," said
Isabel, who had learned from Ralph that Lord Warburton was absent from
England.
|
-Parece que ha estado usted haciendo un largo viaje -dijo
Isabel, que por su primo Ralph se había enterado de la ausencia de lord
Warburton de Inglaterra.
|
"Yes, I came abroad for six months --soon
after I saw you last. I′ve been in Turkey and Asia Minor; I came the other
day from Athens." He managed not to be awkward, but he wasn′t easy, and
after a longer look at the girl he came down to nature. "Do you wish me to
leave you, or will you let me stay a little?"
|
-En efecto, partí para el extranjero por seis meses, algo
después de la última vez que la vi. He estado vagando un poco por Turquía
y Asia Menor, y he llegado de Atenas hace unos días. -Hacía lo posible por
no parecer azorado, pero no estaba tampoco tranquilo; y, después de
mirarla con mayor detenimiento, adoptó un tono más humano, preguntando-:
¿Quiere usted que la deje, o me permite que la acompañe un momento?
|
She took it all humanely. "I don′t wish
you to leave me, Lord Warburton; I′m very glad to see you."
|
Ella reaccionó del mejor modo posible. -No quiero que me deje
usted, lord Warburton, y me alegro mucho de haberle visto.
|
"Thank you for saying that. May I sit
down?"
|
-Mu chas gracias por haberlo dicho. ¿Me permite que me siente?
|
The fluted shaft on which she had taken
her seat would have afforded a resting-place to several persons, and the
re was plenty of room even for a highly-developed Englishman. This fine
specimen of that great class seated himself near our young lady, and in
the course of five minutes he had asked her several questions, taken
rather at random and to which, as he put some of them twice over, he
apparently somewhat missed catching the answer; had given her too some
information about himself which was not wasted upon her calmer feminine
sense. He repeated more than once that he had not expected to meet her,
and it was evident that the encounter touched him in a way that would have
made preparation advisable. He began abruptly to pass from the impunity of
things to their solemnity, and from their being delightful to their being
impossible. He was splendidly sunburnt; even his multitudinous beard had
been burnished by the fire of Asia. He was dressed in the loose-fitting,
heterogeneous garments in which the English traveller in foreign lands is
wont to consult his comfort and affirm h is nationality; and with his
pleasant steady eyes, his bronzed complexion, fresh beneath its seasoning,
his manly figure, his minimizing manner and his general air of being a
gentleman and an explorer, he was such a representative of the British
race as need not in any clime have been disavowed by those who have a
kindness for it. Isabel noted these things and was glad she had always
liked him. He had kept, evidently in spite of shocks, every one of his
merits --properties these partaking of the essence of great decent houses,
as one might put it; resembling their innermost fixtures and ornaments,
not subject to vulgar shifting and removable only by some whole break-up.
They talked of the matters naturally in order; her uncle′s death, Ralph′s
state of health, the way she had passed her winter, her visit to Rome, her
return to Florence, her plans for the summer, the hotel she was staying
at; and then of Lord Warburton′s own adventures, movements, intentions,
impressions and present domicile. At last there was a silence, and it said
so much more than either had said that it scarce needed his final words.
"I′ve written to you several times."
|
El acanalado fuste de la columna donde ella estaba sentada
ofrecía más que sobrado sitio de descanso para varias personas, de suerte
que también debía de haberlo para un inglés bien desarrollado. Y aquel
selecto ejemplar de la clase privilegiada se sentó junto a nuestra joven
amiga, y al cabo de cinco minutos le había hecho ya varías preguntas,
algunas escogidas al azar y cuyas respuestas pareció no haber oído, toda
vez que varias de ellas hubo de hacerlas más de una vez; por su parte, le
había proporcionado toda la información precisa respecto a su propia
persona, información que ella, con su superior sentido femenino de la
tranquilidad, no echó en saco roto. Reiteró lo ya dicho: que no esperaba
en absoluto encontrarla en semejante sitio, de lo que r esultaba evidente
que era un encuentro para el cual habría él necesitado hallarse bien
preparado. De pronto, empezó a pasar de la impunidad de las cosas a su
solemnidad, de su deliciosa manera de ser a su manera de ser insoportable.
Estaba completamente tostado por el sol, incluso su bien poblada barba
estaba requemada por el sol de Asia. Vestía esa indumentaria suelta y
heterogénea que el inglés que viaja por países extraños se complace en
ponerse para su propia comodidad y afirmar, de paso, su altiva
nacionalidad. De tal suerte, con sus ojos agradables y serenos, su rostro
bronceado, fresco aunque ya maduro, su figura varonil, sus modales
acomodaticios y su aspecto general de ser un caballero y un explorador,
era una representación tan genuina de la raza británica que nadie habría
dejado de reconocerle como tal en los países que por ella sienten algún
afecto. Isabe l observó todas estas condiciones y se consideró encantada
de que siempre le hubiese gustado. Él había conservado, sin duda, a pesar
de los muchos contratiempos, todas sus cualidades meritorias...,
propiedades que en parte constituyen la esencia de las grandes cosas
prestigiosas, como todos afirman, que se asemejan a sus ornamentos y
utensilios más íntimos y que sólo es posible arrancar de ellas mediante
una demolición total. Como es natural, procedieron a hablar de los asuntos
por turno riguroso; a saber, la muerte de su tío, la salud de su primo
Ralph, cómo había pasado ella el invierno, su excursión a Roma, su retorno
a Florencia, sus proyectos para el próximo verano, el hotel donde se
alojaba, e inmediatamente después los acontecimientos presenciados por
lord Warburton en todo aquel tiempo, sus aventuras, movimientos,
impresiones y domicilio en aquel entonc es. Y, como remate de todo ello,
un silencio mucho más elocuente que cuantas palabras hubiesen podido
decirse el uno al otro y tras el cual lord Warburton tuvo a bien decir:
-Le he escrito a usted varias veces.
|
"Written to me? I′ve never had your
letters."
|
-¿Que me ha escrito? Jamás recibí carta suya.
|
"I never sent them. I burned them up."
|
-No las eché al correo. Las quemé todas.
|
"Ah," laughed Isabel, "it was better that
you should do that than I!"
|
-¡Ah! -exclamó riendo Isabel, y añadió-: Más vale que haya
sido usted y no yo quien lo haya hecho.
|
"I thought you wouldn′t care for them,"
he went on with a simplicity that touched her. "It seemed to me that after
all I had no right to trouble you with letters."
|
-Pensé que no le interesarían -prosiguió él con una sencillez
tan natural que casi la conmovió-. Me pareció que, después de todo, no
tenía ningún derecho a molestarla con cartas.
|
"I should have been very glad to have
news of you. You know how I hoped that --that --" But she stopped; there
would be such a flatness in the utterance of her thought.
|
-Pues me habría gustado mucho tener noticias suyas. Ya sabe
cuánto esperaba yo que ..., que... -Y se quedó callada, temiendo no decir
más que una insustancialidad.
|
"I know what you′re going to say. You
hoped we should always remain good friends." This formula, as Lord
Warburton uttered it, was certainly flat enough; but then he was
interested in making it appear so.
|
-Sé perfectamente lo que iba usted a decir: que esperaba que
continuáramos siendo siempre buenos amigos. Ciertamente, tal y como
acababa de expresarla, semejante fórmula no pasaba de ser igualmente una
insustancialidad; pero tenía gran interés en hacerla parecer así a los
ojos de Isabel.
|
She found herself reduced simply to
"Please don′t talk of all that"; a speech which hardly struck her as
improvement on the other.
|
-No hablemos de eso, por favor -fue lo más interesante que
ella acertó a decir, frase que, como se ve, no era muy superior en ingenio
a la por él dicha.
|
"It′s a small consolation to allow me!"
her companion exclaimed with force.
|
-¡Vaya un consuelo para mí! -exclamó él con cierta energía.
|
"I can′t pretend to console you," said
the girl, who, all still as she sat there, threw herself back with a sort
of inward triumph on the answer that had satisfied him so little six
months before. He was pleasant, he was powerful, he was gallant; there was
no better man than he. But her answer remained.
|
-No pretendo consolarle -dijo la joven, que, sentada como
estaba, se echó hacia atrás como irguiéndose por la interna satisf acción
del triunfo que para ella suponía la respuesta que le dio hacía seis meses
y de la que tan poco satisfecho quedara él. A pesar de lo agradable,
galante y poderoso que era, a pesar de que no había hombre mejor que él,
la respuesta seguía en pie.
|
"It′s very well you don′t try to console
me; it wouldn′t be in your power," she heard him say through the medium of
her strange elation.
|
-Es perfectamente natural que no pretenda consolarme, puesto
que no es cosa que esté en su mano -oyó ella que decía su compañero como
cortándole su extraño júbilo.
|
"I hoped we should meet again, because I
had no fear you would attempt to ma ke me feel I had wronged you. But when
you do that --the pain′s greater than the pleasure." And she got up with a
small conscious majesty, looking for her companions.
|
-Yo deseaba que volviéramos a vernos porque no creía que usted
intentara hacerme ver que le había herido. Pero, tal como se comporta...,
es mayor la pena que el placer. -Y se levantó con una especie de
majestuosa altivez buscando con la vista a sus compañeros.
|
"I don′t want to make you feel that; of
course I can′t say that. I only just want you to know one or two things
--in fairness to myself, as it were. I won′t return to the subject again.
I felt very strongly what I expressed to you last year; I couldn′t think
of anything else. I tried to forget --energetically, systematically. I
tried to take an interest in somebody else. I tell you this because I want
you to know I did my duty. I didn′t succeed. It was for the same purpose I
went abroad --as far away as possible. They say travelling distracts the
mind, but it didn′t distract mine. I′ve thought of you perpetually, ever
since I last saw you. I′m exactly the same. I love you just as much, and
everything I said to you then is just as true. This instant at which I
speak to you shows me again exactly how, to my great misfortune, you just
insuperably CHARM me. There --I can′t say less. I don′t mean, however, to
insist; it′s only for a moment. I may add that when I came upon you a few
minutes since, without the smallest idea of seeing you, I was, upon my
honour, in the very act of wishing I knew where you were." He had
recovered his self-control, and while he spoke it became complete. He
might have been addressing a small committee --making all quietly and
clearly a statement of importance; aided by an occasional look at a paper
of notes concealed in his hat, which he had not again put on. And the
committee, assuredly, would have felt the point proved.
|
-No quisiera que sintiese eso, que, por lo pronto, no puedo
decir. Lo único que quisiera es que supiese un par de cosas... para mi
propia tranquilidad. Puede tener la seguridad de que no he de volver a
hablarle más del asunto. Lo que le dije el año pasado lo sentía con toda
el alma en aquel momento y me era del todo imposible pensar en nada
distinto. Hice lo posible por olvidar... sistemáticamente y con todas mis
fuerzas. Hice también lo posible y lo imposible por interesarme por otras
cosas y por las demás personas. Se lo digo porque quiero que sepa que
cumplí con mi deber. Pero fracasé rotundamente en mi empeño. Ésa fue
también la razón de mi largo viaje al extranjero..., y lo más lejos
posible. Dicen que viajar aleja las penas y procura distracción, pero yo
no he logrado distraerme. Pienso constantemente en usted desde la última
vez que la vi. Soy el mismo de siempre, la amo a usted exactamente igual
que an tes, y todo cuanto digo ahora es exactamente tan verdad como lo que
antes dije. Este mismo instante sirve para hacerme ver de qué manera, para
mi gran desgracia, siento el insuperable encanto de su persona. Ya
sabe..., no puedo decir nada menos. Puede estar tranquila, porque no
pienso en absoluto insistir, ha sido sólo un momento. Y debo añadir que,
cuando hace unos minutos la encontré, no tenía ni la más remota idea de
que había de encontrarla, y le doy mi palabra de honor de que en tal
instante estaba deseando saber dónde pudiera hallarse. Lord Warburton
había recobrado, al fin, el completo dominio de sí mismo mientras hablaba.
Tan completo era que habló con la misma seguridad que si se dirigiese a
una junta de hombre de negocios..., para hacer una declaración de gran
importancia con toda claridad y absoluta calma; incluso como si, de vez en
cuando, hubiese tenido la ocasi u243ón de echar una mirada furtiva a las
notas de su discurso escritas en un papel que llevara dentro del sombrero.
No cabe duda de que la junta estimaría el asunto perfectamente discutido y
lo habría aprobado.
|
"I′ve often thought of you, Lord
Warburton," Isabel answered. "You may be sure I shall always do that." And
she added in a tone of which she tried to keep up the kindness and keep
down the meaning: "There ′s no harm in that on either side."
|
-Yo también he pensado a veces en usted, lord Warburton
-declaró a su vez Isabel-. Puede estar seguro de que lo haré siempre. -Y
añadió en un tono que, sin dejar de ser amable, no fuera alentador-: No
creo que en ello haya peligro alguno para ninguna de las dos partes.
|
They walked along together, and she was
prompt to ask about his sisters and request him to let them know she had
done so. He made for the moment no further reference to their great
question, but dipped again into shallower and safer waters. But he wished
to know when she was to leave Rome, and on her mentioning the limit of her
stay declared he was glad it was still so distant.
|
Comenzaron a andar el uno junto a la otra, y ella se sentía ya
con deseo de preguntarle por sus hermanas y pedirle les hiciera saber que
lo había hecho. Por el momento, no volvió él a hacer alusión alguna a la
gran cuestión, pero se zambulló en unas aguas todavía más profundas y
seguras, tratando de saber cuáánto tiempo pensaba ella permanecer en Roma.
Al enterarse por la respuesta d Babel del límite temporal de su estadía,
dijo estar encantado de que aún se hallase tan lejos, lo cual motivó que
ella preguntara con cierta ansiedad:
|
"Why do you say that if you yourself are
only passing through?" she enquired with some anxiety.
|
-¿Por qué dice usted tal cosa si hace un rato me ha
manifestado que está aquí sólo de paso?
|
"Ah, when I said I was passing through I
didn′t mean that one would treat Rome as if it were Clapham Junction. To
pass through Rome is to stop a week or two."
|
-¡Ah! Es cierto, pero, al decir que estaba de paso, no quería
hacer creer que podía hacer en Roma lo mismo que si me hallara en el
empalme de Clapham. Estar de paso en Roma supone detenerse, cuando menos,
una o dos semanas.
|
"Say frankly that you mean to stay as
long as I do!"
|
-Diga con franqueza que piensa quedarse aquí mientras yo esté.
|
His flushed smile, for a little, seemed
to sound her. "You won′t like that. You′re afraid you′ll see too much of
me."
|
Sonrió él ruborizándose levemente y dijo, como sondeándola:
-Supongo que eso no le acomodaría. Ti ene usted miedo de verme demasiado.
|
"It doesn′t matter what I like. I
certainly can′t expect you to leave this delightful place on my account.
But I confess I′m afraid of you."
|
-No se trata de que me acomode o no. Desde luego no puedo
pretender que abandone esta deliciosa ciudad por causa mía. Pero confieso
que le tengo miedo.
|
"Afraid I′ll begin again? I promise to be
very careful."
|
-¿Miedo de que empiece otra vez? Le prometo que llevaré mucho
cuidado.
|
They had gradually stopped and they stood
a moment face to face. "Poor Lord Warburton!" she said with a compassion
intended to be good for both of them.
|
Sin darse cuenta se habían detenido y se quedaron mirándose
fijamente el uno al otro. Al final dijo ella en un tono de compasión que
tanto parecía ir dirigida a él como a ella: -¡Pobre lord Warburton!
|
"Poor Lord Warburton indeed! But I′ll be
careful."
|
-En efecto. ¡Pobre lord Warburton! Pero llevaré cuidado.
|
"You may be unhappy, but you shall not
make ME so. That I can′t allow."
|
-Usted podrá ser desgraciado, pero no logrará que yo lo sea.
Eso no lo permitiré.
|
"If I believed I could make you unhappy I
think I should try it." At this she walked in advance and he also
proceeded. "I′ll never say a word to displease you."
|
-Si creyese que podía hacerla desgraciada, creo que lo
intentaría. -Al oí r semejante declaración, Isabel reanudó la marcha-. De
todas formas -prosiguió él-, no diré jamás una palabra que pueda
desagradarle.
|
"Very good. If you do, our friendship′s
at an end."
|
-Perfectamente. Si la dice, ya sabe, se acabó nuestra amistad.
|
"Perhaps some day --after a while -
-you′ll give me leave."
|
-Tal vez algún día..., pasado un tiempo..., me conceda usted
permiso...
|
"Give you leave to make me unhappy?"
|
-¿Permiso para hacerme desdichada?
|
He hesitated. "To tell you again --" But
he checked himself. "I′ll keep it down. I′ll keep it down always."
|
-Para volver a decirle... -comenzó a responder él tras un
instante de titubeo. Pero se contuvo y añadió-: Me lo guardaré para mí. Me
lo guardaré siempre para mí.
|
Ralph Touchett had been joined in his
visit to the excavation by Miss Stackpole and her attendant, and these
three now emerged from among the mounds of earth and stone collected round
the aperture and came into sight of Isabel and her companion. Poor Ralph
hailed his friend with joy qualified by wonder, and Henrietta exclaimed in
a high voice "Gracious, there′s that lord!" Ralph and his English
neighbour greeted with the austerity with which, after long separation,
English neighbours greet, and Miss Stackpole rested her large intellectual
gaze upon the sunburnt traveller. But she soon established her relation to
the crisis. "I don′t suppose you remember me, sir."
|
Henrietta Stackpole y su escolta se habían unido a Ralph en la
visita a las excavaciones y, al cabo de un momento, vieron aproximarse a
Isabel y su acompañante. El pobre Ralph acogió a su amigo con demos
traciones de alegría mezcladas de extrañeza y Henrietta exclamó casi
gritando: «¡Diantre, si está aquí el lord!». Ralph y su compañero inglés
le saludaron con esa sobriedad con que se saludan los amigos ingleses
después de una larga separación; por su parte, Henrietta contempló
intensamente al aristócrata tostado por el sol. E inmediatamente
estableció la relación entre la crisis ocurrida y lo que a ella
personalmente concernía. De suerte que se aventuró a decir: -Me figuro que
no se acordará usted de mí, señor.
|
"Indeed I do re member you," said Lord
Warburton. "I asked you to come and see me, and you never came."
|
-¿Cómo que no? -contestó lord Warburton-. Recuerdo
perfectamente que la invité a que fuera a verme y que usted no lo hizo.
|
"I don′t go everywhere I′m asked," Miss
Stackpole answered coldly.
|
-Yo no voy a todos los lugares a los que se me invita -replicó
con frialdad la señorita Stackpole.
|
"Ah well, I won′t ask you again," laughed
the master of Lockleigh.
|
-En tal caso -contestó riendo el dueño de Lockleigh-, no
volveré a invitarla.
|
"If you do I′ll go; so be sure!"
|
-Pues tenga la seguridad de que, si lo hace, iré.
|
Lord Warburton, for all his hilarity,
seemed sure enough. Mr. Bantling had stood by without claiming a
recognition, but he now took occasion to nod to his lordship, who answered
him with a friendly "Oh, you here, Bantling?" and a hand-shake.
|
Por lo mucho que de tal salida se rió, lord Warburton parecía
estar plenamente seguro de lo que acababa de oír. El señor Bantling había
permanecido un poco aparte, sin hacerse el encontradizo, pero aprovechó
aquella oportunidad para saludar con una ligera inclinación de cabeza al
noble par, que al reconocerle exclamó, tendiéndole la mano: -¿Cómo, usted
aquí, Bantling?
|
"Well," said Henrietta, "I didn′t know
you knew him!"
|
-No sabía que se conocieran -dijo Henrietta.
|
"I guess you don′t know every one I
know," Mr. Bantling rejoined facetiously.
|
-Me imagino que usted no sabe a cuántas personas conozco
-repuso el señor Bantling en un tonillo ligerament e burlón.
|
"I thought that when an Englishman knew a
lord he always told you."
|
-Yo pensaba que, cuando un inglés conoce a un lord, lo primero
que hace es decirlo.
|
"Ah, I′m afraid Bantling was asham ed of
me," Lord Warburton laughed again. Isabel took pleasure in that note; she
gave a small sigh of relief as they kept their course homeward.
|
Lord Warburton se echó a reír nuevamente y dijo: -Debe de
haberlo ocultado porque se avergonzaba de mí. Aquella réplica fue muy del
gusto de Isabel. Exhaló, pues, un ligero suspiro de alivio, y todos
emprendieron el regreso.
|
The next day was Sunday; she spent her
morning over two long letters --one to her sister Lily, the other to
Madame Merle; but in neither of these epistles did she mention the fact
that a rejected suitor had threatened her with another appeal. Of a Sunday
afternoon all good Romans (and the best Romans are often the northern
barbarians) follow the custom of going to vespers at Saint Peter′s; and it
had been agreed among our friends that they would drive together to the
great church. After lunch, an hour before the carriage came, Lord
Warburton presented himself at the Hotel de Paris and paid a visit to the
two ladies, Ralph Touchett and Mr. Bantling having gone out together. The
visitor seemed to have wished to give Isabel a proof of his intention to
keep the promise made her the evening before; he was both discreet and
frank --not even dumbly importunate or remotely intense. He thus left her
to judge what a mere good friend he could be. He talked about his travels,
about Persia, about Turkey, and when Miss Stackpole asked him whether it
would "pay" for her to visit those countries assured her they offered a
great field to female enterprise. Isabel did him justice, but she wondered
what his purpose was and what he expected to gain even by proving the
superior strain of his sincerity. If he expected to melt her by showing
what a good fellow he was, he might spare himself the trouble. She knew
the superior strain of everything about him, and nothing he could now do
was required to light the view. Moreover his being in Rome at all affected
her as a complication of the wrong sort --she liked so complications of
the right. Nevertheless, when, on bringing his call to a close, he said he
too should be at Saint Peter′s and should look out for her and her
friends, she wa s obliged to reply that he must follow his convenience.
|
Al día siguiente era domingo, y ella se pasó toda la mañana
ocupada en escribir dos largar cartas: una a su hermana Lily y la otra a
madame Merle, mas no mencionó en ninguna de ellas el hecho de que un
pretendiente rechazado la amenazara con un nuevo requerimiento. Los
domingos por la tarde, todo buen romano (los mejores son a veces los
bárbaros del norte) va a rezar las vísperas a la basílica de San Pedro.
Nuestros amigos, por su parte, habían d ecidido acudir juntos a semejante
acto religioso en la inmensa catedral. Después del almuerzo, lord
Warburton se presentó en el Hotel de París e hizo una visita a las dos
damas, pues Ralph Touchett y el señor Bantling habían salido juntos poco
antes. Pareció el visitante esforzarse en demostrar a Isabel que era capaz
de cumplir la promesa que el día antes le hiciera, y supo mostrarse
discreto y franco..., ni calladamente importuno, ni remotamente
concentrado. De tal suerte, le hizo comprender cuán buen amigo suyo era
capaz de ser. Habló de sus viajes por Persia y Turquía, y cuando la
señorita Stackpole le preguntó si podría ser provechoso para ella visitar
tales países, le aseguró que ofrecían un campo de ilimitadas perspectivas
a las empresas femeninas. Isabel le hizo la debida justicia, pero se
preguntaba qué se proponía y qu_233é esperaba ganar demostrando la fuerza
superior de su sinceridad. Si esperaba ablandarla probándole lo buen amigo
que era, no valía la pena que se tomara tal molestia. Ella conocía
sobradamente la fuerza superior que había en cuanto le rodeaba, y nada de
lo que él pudiera hacer serviría para iluminar con más intensidad el
panorama. Por lo demás, el hecho de hallarse en Roma era para ella una
complicación de la mala suerte, y únicamente le agradaban las
complicaciones que eran para bien. Así es que, al despedirse él y decir
que también pensaba acudir a San Pedro y que trataría de encontrarle allí,
a ella y a sus amigos, Isabel no tuvo más remedio que decirle que podía
hacer como gustara.
|
In the church, as she strolled over its
tesselated acres, he was the first person she encountered. She had not
been one of the superior tourists who are "disappointed" in Saint Peter′s
and find it smaller than its fame; the first time she passed beneath the
huge leathern curtain that strains and bangs at the entrance, the first
time she found herself beneath the far-arching dome and saw the light
drizzle down through the air thickened with incense and with the
reflections of marble and gilt, of mosaic and bronze, her conception of
greatness rose and dizzily rose. After this it never lacked space to soar.
She gazed and wondered like a child or a peasant, she paid her silent
tribute to the seated sublime. Lord Warburton walked beside her and talked
of Saint Sophia of Constantinople; she feared for instance that he would
end by calling attention to his exemplary conduct. T he service had not
yet begun, but at Saint Peter′s there is much to observe, and as there is
something almost profane in the vastness of the place, which seems meant
as much for physical as for spiritual exercise, the different figures and
groups, the mingled worshippers and spectators, may follow their various
intentions without conflict or scandal. In that splendid immensity
individual indiscretion carries but a short distance. Isabel and her
companions, however, were guilty of none; for though Henrietta was obliged
in candour to declare that Michael Angelo′s dome suffered by comparison
with that of the Capitol at Washington, she addressed her protest chiefly
to Mr. Bantling′s ear and reserved it in its more accentuated form for the
columns of the _Interviewer_. Isabel made the circuit of the church with
his lordship, and as they drew near the choir on the left of the entrance
the voices of the Pope′s singers were borne to them over the heads of the
large number of persons clustered outside the doors. They paused a while
on the skirts of this crowd, composed in equal measure of Roman cockneys
and inquisitive strangers, and while they stood there the sacred concert
went forward. Ralph, with Henrietta and Mr. Bantling, was apparently
within, where Isabel, looking beyond the dense group in front of her, saw
the afternoon light, silvered by clouds of incense that seemed to mingle
with the splendid chant, slope through the embossed recesses of high
windows. After a while the singing stopped and then Lord Warburton seemed
disposed to move off with her. Isabel could only accompany him; whereupon
she found herself confronted with Gilbert Osmond, who appeared to have
been standing at a short distance behind her. He now approached with all
the forms --he appeared to have multiplied them on this occasion to suit
the place.
|
En la basílica, mientras ella caminaba sobre la inmensa
taracea de mosaico del pavimento, a la primera persona que vio fue a lord
Warburton. No era nuestra heroína uno de tantos turistas que dicen sentir
una decepción ante el templo de San Pedro al no encontrarlo merecedor de
tanta fama. La primera vez que pasó por entre las pesadas cortinas de
cuero que se mueven y golpetean en la entrada, la primera vez que se vio
bajo la altísima bóveda y contempló la luz filtrándose hacia ella a través
del aire denso de las nubes de incienso y de los reflejos de mármoles y
dorados, de mosaicos y bronces, su concepto de la grandeza y de la
grandiosidad se elevó a una altura vertiginosa. Después de aquello, no
podía faltar nunca espacio para elevarse y remontar el vuelo. Isabel
miraba a todas partes, de todo se admiraba como un niño o un campesino, y
rendía su tributo silencioso a lo sublime del lugar. Lord Warburton
caminaba al lado de ella, 1 hablaba de Santa Sofía de Const antinopla, y
ella temía que acabara haciéndole observar su conducta ejemplar. Aún no
había comenzado el acto religioso, pero en San Pedro hay mucho que ver y
admirar, se diría que hay algo profano en aquella vastedad que parece
imaginada tanto para el ejercicio físico como para el espiritual. Los
distintos grupos, los simples curiosos y espectadores, confundidos con los
devotos creyentes, pueden satisfacer la propia inclinación sin por ello
causar molestia ni producir escándalo en el vecino o provocar conflicto.
En semejante maravillosa vastedad las indiscreciones individuales no
llegan muy lejos, Pero ni Isabel ni sus compañeros pecaron de ello, pues,
aunque Henrietta se consideró ingenuamente obligada a declarar que la
cúpula de Miguel Ángel era una bagatela en comparación con la del
Capitolio de Washington, vertió aquella observación al oído del señor
Bantling, reservándose el exponerla más cruda y brillantemente en las
columnas del Interviewer. Isabel dio la vuelta a toda la iglesia en
compañía de lord Warburton y, al ir aproximándose al coro, cerca del lado
izquierdo de la entrada, llegaron a sus oídos las voces de los cantores
del papa por encima de las cabezas de la inmensa muchedumbre que se
agolpaba fuera. Se detuvieron un instante al borde de aquella multitud
compuesta de genuinos romanos y extranjeros curiosos, y mientras
permanecían allí dio comienzo el concierto sacro. Ralph, Henrietta y
Bantling estaban en el interior, e Isabel, mirando por encima del nutrido
grupo que delante de ella se apiñaba, pudo contemplar la luz del atardecer
suspendida entre las nubes de incienso, y mezcladas con ellas las
espléndidas notas del canto que parecían volar a recogerse entre los
tallados marcos de los altos ventana les. Al cesar el canto, lord
Warburton se dispuso a seguir andando con ella, y he aquí que, a los pocos
pasos, Isabel se halló frente a Gilbert Osmond, que, por lo visto, había
estado escuchando también a corta distancia de ella. Se acercó él con toda
suerte de modales respetuosos..., que parecía querer aumentar en respeto y
consideración al lugar y la oportunidad del momento.
|
"So you decided to come?" she said as she
put out her hand.
|
Isabel le tendió la mano y dijo: -¿Por fin se decidió a venir?
|
"Yes, I came last night and called this
afternoon at your hotel. They told me you had come here, and I looked
about for you."
|
-Llegué anoche y esta misma tarde fui a visitarla al hotel.
Allí me dijeron que iba a venir a San Pedro y estaba tratando de ver si la
encontraba.
|
"The others are inside," she decided to
say.
|
-Los otros están dentro -se decidió a decir Isabel.
|
"I didn′t come for the others," he
promptly returned.
|
-No he venido precisamente por los otros -replicó él con
vivacidad.
|
She looked away; Lord Warburton was
watching them; perhaps he had heard this. Suddenly she remembered it to be
just what he had said to her the morning he came to Gardencourt to ask her
to marry him. Mr. Osmond′s words had brought the colour to her cheek, and
this reminiscence had not the effect of dispelling it. She repaired any
betrayal by mentioning to each companion the name of the other, and
fortunately at this moment Mr. Bantling emerged from the choir, cleaving
the crowd with British valour and followed by Miss Stackpole and Ralph
Touchett. I say fortunately, but this is perhaps a superficial view of the
matter; since on perceiving the gentleman from Florence Ralph Touchett
appeared to take the case as not committing him to joy. He didn′t hang
back, however, from civility, and presently observed to Isabel, with due
benevolence, that she would soon have all her friends about her. Miss
Stackpole had met Mr. Osmond in Florence, but she had already found
occasion to say to Isabel that she liked him no better than her other
admirers --than Mr. Touchett and Lord Warburton, and even than little Mr.
Rosier in Paris. "I don′t know what it′s in you," she had been pleased to
remark, "but for a nice girl you do attract the most unnatural people. Mr.
Goodwood′s the only one I′ve any respect for, and he′s just the one you
don′t appreciate."
|
Dirigió ella la mirada en torno y vio a lord Warburton, que
estaba contemplándolos y que tal vez hubiera oído la última frase. De
pronto se acordó de que eso era precisamente lo que él le había dicho el
día que fue a Gardencourt a proponerle que se casara con él. Las palabras
del señor Osmond la habían ruborizado un poco, y semejante recuerdo no
logró disipar el leve rubor. Para evitar traicionarse a sí misma, presentó
a aquellos dos caballeros; por fortuna, en aquel instante el señor
Bantling salió del coro, hendiendo la muchedumbre con británica apostura y
seguido por la señorita Stackpole y Ralph Touchett. Si digo «por fortuna»
es simplemente una manera de expresarnos tal vez harto superficial, pues,
en cuanto Ralph Touchett divisó al caballero de Florencia, pareció no
hacerle el he cho gracia alguna. Sin embargo, no por eso se mostró menos
cortés, y con toda amabilidad dijo a su prima que, de seguir así, no
tardaría en tener a su alrededor a todos sus amigos. La señorita Stackpole
había tenido oportunidad de conocer al señor Osmond en Florencia y también
de decir a Isabel que no le parecía mejor que ninguno de sus otros
admiradores..., es decir, que el señor Touchett, lord Warburton e incluso
el pequeño señor Rosier de París. «La verdad, no sé lo que te ocurre -se
había complacido en declarar-, pero, para ser una muchacha tan agradable,
atraes a la gente más rara del mundo. El señor Goodwood es el único que me
inspira algún interés y es precisamente el único que a ti no te interesa».
|
"What′s your opinion of Saint Peter′s?"
Mr. Osmond was meanwhile enquiring of our young lady.
|
El señor Osmond, mientras tanto, había comenzado a interrogar
a Isabel acerca de sus impresiones de Roma. -¿Qué le parece a usted San
Pedro?
|
"It′s very large and very bright," she
contented herself with replying. r
|
-Inmenso, y tan brillante como inmenso -se limitó a contestar
ella.
|
"It′s too large; it makes one feel like
an atom."
|
-Demasiado grande. Le hace a uno sentirse como un verdadero
átomo.
|
"Isn′t that the right way to feel in the
greatest of human temples?" she asked with rather a liking for her phrase.
|
-¿No es así como debe una sentirse en el más grande de todos
los templos del mundo? -Y, después de dicha, le pareció que su frase había
estado acertada.
|
"I suppose it′s the right way to feel
everywhere, when one IS nobody. But I like it in a church as little as
anywhere else."
|
-A mí me parece que es como debe uno sentirse en todas partes
cuando no es nadie. A mi me gusta sentirme así lo mismo en una ermita que
en cualquier otra parte.
|
"You ought indeed to be a Pope!" Isabel
exclaimed, remembering something he had referred to in Florence.
|
-Sin embargo, a usted le habría gustado ser el Papa -dijo
Isabel acordándose de algo que él le había declarado al principio de
conocerse.
|
"Ah, I should have enjoyed that!" said
Gilbert Osmond.
|
-¡Ah! ¡Eso sí que me habría gustado! -exclamo Gilbert Osmond.
|
Lord Warburton meanwhile had joined Ralph
Touchett, and the two strolled away together. "Who′s the fellow speaking
to Miss Archer?" his lordship demanded.
|
Lord Warburton se había reunido con Ralph Touchett y ambos se
pusieron a andar juntos. -¿Quién es ese individuo que está hablando con la
señorita Archer? -preguntó el lord.
|
"His name′s Gilbert Osmond --he lives in
Florence," Ralph said.
|
-Se llama Gilbert Osmond y vive en Florencia.
|
"What is he besides?"
|
-¿Y qué más?
|
"Nothing at all. Oh yes, he′s an America
n; but one forgets that --he′s so little of one."
|
-Nada más. ¡Ah, sí! Es americano, pero le hace a uno olvidar
que lo es porque, en realidad, lo es bien poco.
|
"Has he known Miss Archer long?"
|
-¿Hace mucho que conoce a la señorita Archer?
|
"Three or four weeks."
|
-Tres o cuatro semanas.
|
"Does she like him?"
|
-¿Le gusta a ella?
|
"She′s trying to find out."
|
-Eso es lo que ella está tratando de averiguar.
|
"And will she?"
|
-¿Y lo conseguirá?
|
"Find out --?" Ralph asked.
|
-¿Qué, averiguarlo...?-preguntó Ralph.
|
"Will she like him?"
|
-Que le guste.
|
"Do you mean will she accept him?"
|
-¿Quieres decir si le aceptará?
|
"Yes," said Lord Warburton after an
instant; "I suppose that′s what I horribly mean."
|
-Sí erijo lord Warburton tras dudar un instante-. Ésa es la
horrible cosa que quiero decir.
|
"Perhaps not if one does nothing to
prevent it," Ralph replied.
|
-Tal vez no, si nadie trata de evitarlo –replicó Ralph.
|
His lordship stared a moment, but
apprehended. "Then we must be perfectly quiet?"
|
El lord se quedó un momento sorprendido, pero pareció
comprender perfectamente y dijo; -Entonces, debemos permanecer
absolutamente tranquilos.
|
"As quiet as the grave. And only on the
chance!" Ralph added.
|
-Tan tranquilos como serios. Y confiar sólo en la suerte -dijo
Ralph.
|
"The chance she may?"
|
-¿En la suerte de que pueda...?
|
"The chance she may not?"
|
-En la suerte de que pueda no...
|
Lord Warburton took this at first in
silence, but he spoke again. "Is he awfully clever?"
|
Lord Warburton se quedó un segundo preocupado y luego
preguntó: -¿Es por ventura extraordinariamente inteligente?.
|
"Awfully," said Ralph.
|
-Extraordinariamente -respondió Ralph.
|
His companion thought. "And what else?"
|
El lord volvió a reflexionar otro poco y dijo: -¿Y qué más?
|
"What more do you want?" Ralph groaned.
|
-¿Qué más quieres? -refunfuñó Ralph.
|
"Do you mean what more does SHE?"
|
-Querrás decir qué más quiere ella.
|
Ralph took him by the arm to turn him:
they had to rejoin the others. "She wants nothing that WE can give her."
|
Ralph le tomó del brazo para conducirle hacia donde estaban
los demás y añadió con toda calma: -Ella no quiere nada que nosotros
podamos darle.
|
"Ah well, if she won′t have You --!" said
his lordship handsomely as they went.
|
-¡Pues si no te quiere a ti...! -exclamó el aristócrata
graciosamente mientras ambos avanzaban cogidos del brazo...
|
CHAPTER 28 |
28
On the morrow, in the evening, Lord
Warburton went again to see his friends at their hotel, and at this
establishment he learned that they had gone to the opera. He drove to the
opera with the idea of paying them a visit in their box after the easy
Italian fashion; and when he had obtained his admittance --it was one of
the secondary theatres --looked about the large, bare, ill-lighted house.
An act had just terminated and he was at liberty to pursue his quest.
After scanning two or three tiers of boxes he perceived in one of the
largest of these receptacles a lady whom he easily recognised. Miss Archer
was seated facing the stage and partly screened by the curtain of the box;
and beside her, leaning back in his chair, was Mr. Gilbert Osmond. They
appeared to have the place to themselves, and Warburton supposed their
companions had taken advantage of the recess to enjoy the relative
coolness of the lobby. He stood a while with his eyes on the interesting
pair; he asked himself if he should go up and interrupt the harmony. At
last he judged that Isabel had seen him, and this accident determined him.
There should be no marked holding off. He took his way to the upper
regions and on the staircase met Ralph Touchett slowly descending, his hat
at the inclination of ennui and his hands where they usually were.
|
Al día siguiente lord Warburton se presentó en el hotel de sus
amigos para verles, pero le dijeron que habían ido a la función de la
ópera. Fue, pues, allí con el propósito de visitarles en su palco, como
era en aquel entonces la moda en la sociedad italiana; y, una vez en el
teatro -que era uno de los de segunda categoría- paseó la vista en torno
suyo por aquella sala mal iluminada y tan vasta como desnuda de adornos.
Acabado el acto, podía buscar a sus anchas y tratar de localizar a sus
amigos. Después de mirar atentamente dos o tres pisos donde había tales
receptáculos, divisó en uno de ellos a una dama a quien al punto
reconoció. La joven estaba sentada de frente al escenario y cas i oculta
por la cortina del palco. A su lado, y recostado en el respaldo del
sillón, estaba Gilbert Osmond. Parecía como si el palco fuera sólo de
ellos, y lord Warburton supuso que sus compañeros estarían fuera tomando
el relativo fresco de que en el vestíbulo se disfrutaba. Permaneció un
momento con los ojos clavados en aquella interesante pareja, preguntándose
si debía entrar e interrumpirles o abstenerse de hacerlo. Por último se le
antojó que Isabel le había visto y semejante accidente le decidió. No
existía indicación alguna de que se prohibiera el acceso, de suerte que se
encaminó a los pisos superiores y en la escalera casi se dio de bruces con
su amigo Ralph Touchett, que bajaba con el sombrero ladeado, como
aburrido, y las manos donde era su costumbre llevarlas.
|
"I saw you below a moment since and was
going down to you. I feel lonely and want company," was Ralph′s greeting.
|
A guisa de saludo, Ralph le dijo: -Hace u n instante te vi
desde arriba y bajaba en tu busca. Me siento solo y necesito compañía.
|
"You′ve some that′s very good which
you′ve yet deserted."
|
-Pues tenías una incomparable y acabas de abandonarla.
|
"Do you mean my cousin? Oh, she has a
visitor and doesn′t want me. Then Miss Stackpole and Bantling have gone ou
t to a cafe to eat an ice --Miss Stackpole delights in an ice. I didn′t
think THEY wanted me either. The opera′s very bad; the women look like
laundresses and sing like peacocks. I feel very low."
|
-Si te refieres a mi prima, tiene ya compañero y no me precisa
para nada. Y la señorita Stackpole y el señor Bantling han ido al café a
tomar un helado..., porque a ella le encantan los helados. Pensé que
tampoco ellos me precisaban para nada. La ópera que están dando es muy
mala; las mujeres parecen lavanderas y cantan como loros. Me siento muy
deprimido.
|
"You had better go home," Lord Warburton
said without affectation.
|
-Entonces, más te valdría irte a casa -repuso lord Warburton
con afabilidad.
|
"And leave my young lady in this sad
place? Ah no, I must watch over her."
|
-¿Y dejar a mi damita en este sitio tan desolado? Eso, de
ningún modo. Tengo que velar por ella.
|
"She seems to have plenty of friends."
|
-¿Por qué? Parece que tiene amigo s en abundancia.
|
"Yes, that′s why I must watch," said
Ralph with the same large mock-melancholy.
|
-Precisamente por eso debo velar -contestó Ralph con
melancolía un tanto socarrona.
|
"If she doesn′t want you it′s probable
she doesn′t want me."
|
-Pues, si no te precisa a ti, es muy probable que tampoco me
precise a mí.
|
"No, you′re different. Go to the box and
stay there while I walk about."
|
-No. Tú eres distinto. Ve al palco y quédate allí mientras yo
estiro un poco las piernas.
|
Lord Warburton went to the box, where
Isabel′s welcome was as to a friend so honourably old that he vaguely
asked himself what queer temporal province she was annexing. He exchanged
greetings with Mr. Osmond, to whom he had been introduced the day before
and who, after he came in, sat blandly apart and silent, as if repudiating
competence in the subjects of allusion now probable. It struck her second
visitor that Miss Archer had, in operatic conditions, a radiance, even a
slight exaltation; as she was, however, at all times a keenly-glancing,
quickly-moving, completely animated young woman, he may have been mistaken
on this point. Her talk with him moreover pointed to presence of mind; it
expressed a kindness so ingenious and deliberate as to indicate that she
was in undisturbed possession of her faculties. Poor Lord Warburton had
moments of bewilderment. She had discouraged him, formally, as much as a
woman could; what business had she then with such arts and such
felicities, above all with such tones of reparation --preparation? Her
voice had tricks of sweetness, but why play them on HIM? The others came
back; the bare, familiar, trivial opera began again. T he box was large,
and there was room for him to remain if he would sit a little behind and
in the dark. He did so for half an hour, while Mr. Osmond remained in
front, leaning forward, his elbows on his knees, just behind Isabel. Lord
Warburton heard nothing, and from his gloomy corner saw nothing but the
clear profile of this young lady defined against the dim illumination of
the house. When there was another interval no one moved. Mr. Osmond talked
to Isabel, and Lord Warburton kept his corner. He did so but for a short
time, however; after which he got up and bade good-night to the ladies.
Isabel said nothing to detain him, but it didn′t prevent his being puzzled
again. Why should she mark so one of his values --quite the wrong one
--when she would have nothing to do with another, which was quite the
right? He was angry with himself for being puzzled, and then angry for
being angry. Verdi′s music did little to comfort him, and he left the
theatre and walked homewa rd, without knowing his way, through the
tortuous, tragic streets of Rome, where heavier sorrows than his had been
carried under the stars.
|
Lord Warburton se dirigió pues al palco, donde Isabel le
recibió como a un amigo tan honorablemente antiguo que él se preguntaba
atónito qué estrambótica provincia de dominio temporal creía ella haberse
anexionado. Cambió un cortés saludo con el señor Osmond, al que había
conocido el día antes y que, desde el momento en que él entrara,
permaneció en silencio y un poco aparte, como quien no acepta la
competencia en la probable dilucida ción de asuntos extraños. Al segundo
visitante le llamó poderosamente la atención ver que en aquella
oportunidad la señorita Archer parecía como rodeada de una aureola,
transfigurada por inefable exaltación. Sin embargo, siendo como era una
joven de mirada vivaz, de actitudes rápidamente cambiantes, de muy animada
conversación, nada de extraño tendría que se hubiera equivocado al
imaginársela de la anterior suerte. En su conversación con él se complació
ella en mostrarse perfectamente dueña de su espíritu, patentizando una
afabilidad tan deliberada e ingeniosa que no dejaba lugar a dudas acerca
del completo dominio que ejercía sobre sus propias facultades. El pobre
lord Warburton tuvo momentos de verdadero azoramiento. Ella le había hecho
perder la esperanza hasta el punto de ser casi cruel. ¿Qué se propon ía,
pues, con aquellas artes y amabilidades, sobre todo con semejante tono de
reparación..., de preparación acaso? Su voz tenía matices de gran dulzura
que le alteraban profundamente. Regresaron los demás compañeros de palco,
y dio comienzo otro acto de la ópera trivial, triste y familiar. Como el
palco era espacioso, quedaba sitio para que lord Warburton pudiese
permanecer allí si se sentaba atrás y un poco en la sombra. Y así lo hizo
él durante una media hora, mientras el señor Osmond se quedó delante, los
codos apoyados en las rodillas. Detrás del asiento de Isabel, lord
Warburton no oía absolutamente nada y, desde su oscuro rincón, se dedicó a
contemplar el nítido perfil de aquella exquisita joven destacando sobre la
parca iluminación de la sala. Al llegar el otro entreacto nadie salió del
palco. El señ 6or Osmond se puso a hablar con Isabel y lord Warburton se
quedó en su rincón, si bien no mucho tiempo. Se levantó, se despidió y dio
las buenas noches a las damas. Isabel no dijo nada susceptible de hacerle
quedar, pero ello no impidió que de nuevo le intrigara hondamente. ¿Por
qué se empeñaba en destacar uno de sus valores -precisamente el menos
oportuno-, toda vez que se desentendía de otros más estimables? Estaba
furioso consigo mismo por sentirse de tal modo perplejo, y enojado por
estar furioso. De poco consuelo había de servirle en tal estado de ánimo
la música de Verdi. Abandonó, pues, el teatro y se fue caminando hacia su
hotel, sin saber qué camino seguir por aquellas tortuosas y trágicas
callejuelas de Roma, donde desde hacía tantos siglos tenían lugar a la luz
de las estrellas situaciones bastante más tristes y desoladoras que la
suya.
|
"What′s the character of that gentleman?"
Osmond asked of Isabel after he had retired.
|
Después que se hubo marchado, Osmond preguntó a Isabel: -¿Qué
carácter tiene ese caballero?
|
"Irreproachable --don′t you see it?"
|
-Irreprochable..., ¿no acaba usted de verlo?
|
"He owns about half England; that′s his
character," Henrietta remarked. "That′s what they call a free country!"
|
-Es dueño de casi media Inglaterra; ése es su carácter
-intervino Henrietta Stackpole, como molesta-. Eso es lo que llaman un
país libre.
|
"Ah, he′s a great proprietor? Happy man!"
said Gilbert Osmond.
|
-¡Ah! ¿Es un gran propietario? ¡Dichoso él! -exclamó Gilbert
Osmond.
|
"Do you call that happiness --the
ownership of wretched human beings?" cried Miss Stackpole. "He owns his
tenants and has thousands of them. It′s pleasant to own something, but
inanimate objects are enough for me. I don′t insist on flesh and blood and
minds and consciences."
|
-¿Llama usted dicha... a ser propietario de infelices
criaturas humanas? Él es amo de sus colonos y los cuenta por miles. Es,
sin duda, agradable tener propiedades, pero yo me conformo con poseer
objetos inanimados. Yo no actúo sobre la carne y la sangre, el pensamiento
y la conciencia. .
|
"I t seems to me you own a human being or
two," Mr. Bantling suggested jocosely. "I wonder if Warburton orders his
tenants about as you do me."
|
-Tengo para mí que usted posee, por lo menos, la propiedad de
uno o dos seres humanos -repuso en tono de broma el señor Osmond-. Dudo
mucho de que Warburton maneje a sus súbditos como usted me maneja a mí.
|
"Lord Warburton′s a great radical,"
Isabel said. "He has very advanced opinions."
|
-Lord Warburton es un gran radical -creyó oportuno decir
Isabel-. Tiene opiniones muy avanzadas.
|
"He has very advanced stone walls. His
park′s enclosed by a gigantic iron fence, some thirty miles round,"
Henrietta announced for the information of Mr. Osmond. "I should like him
to converse with a few of our Boston radicals."
|
-Lo que son muy avanzados son sus muros de piedra. Su parque
está rodeado treinta millas en derredor por una gigantesca verja de
hierro. -Y como para informar al señor Osmond, Henrietta añadió-: Ya
quisiera yo verle discutiendo con algunos de nuestros radicales de Boston.
|
"Don′t they approve of iron fences?"
asked Mr. Bantling.
|
-Que no aprobarían nuestras verjas de hierro, me figuro -dijo
el señor Bantling.
|
"Only to shut up wicked conservatives. I
always feel as if I were talking to YOU over something with a neat
top-finish of broken glass."
|
-Sí. Para encerrar dentro de ellas a los malvados
conservadores. Cada vez que hablo con usted, me parece esta r hablando de
algo que tuviera el filo cortante de un vidrio roto.
|
"Do you know him well, this unreformed
reformer?" Osmond went on, questioning Isabel.
|
-¿Conoce usted bien a ese reformador no reformado? -siguió
preguntando Osmond a Isabel.
|
"Well enough for all the use I have for
him."
|
-Lo bastante para el uso que de él hago.
|
"And how much of a use is that?"
|
-¿Y en qué consiste tal uso?
|
"Well, I like to like him."
|
-Pues, en que me agrada que me guste.
|
" ′Liking to like′ --why, it makes a
passion!" said Osmond.
|
-Gustarle a uno que otro le guste... es casi tanto como una
pasión.
|
"No" --she considered --"keep that for
liking to DISlike."
|
-No -arguyó Isabel-, entienda usted por gustarle a uno no
tenerle aversión.
|
"Do you wish to provoke me then," Osmond
laughed, "to a passion for HIM?"
|
Osmond se echó a reír. -¿Se propone usted hacerme concebir un
gran afecto por él?
|
She said nothing for a moment, but then
met the light question with a disproportionate gravity. "No, Mr. Osmond; I
don′t think I should ever dare to provoke you. Lord Warburton, at any
rate," she more easily added, "is a very nice man."
|
No contestó ella nada en aquel instante, pero un poco después
respondió a tal pregunta con excesiva gravedad. -No, señor Osmo nd -dijo-.
Creo que no me atrevería nuca a provocarle a usted. -Luego, un poco-más
tranquila , añadió-: De todos modos, lord Warburton es un hombre muy
gentil.
|
"Of great ability?" her friend enquired.
|
-¿De gran capacidad? -preguntó su amigo.
|
"Of excellent ability, and as good as he
looks."
|
-De excelente capacidad, y tan bueno como parece.
|
"As good as he′s good-looking do you
mean? He′s very good-looking. How detestably fortunate! --to be a great
English magnate, to be clever and handsome into the barga in, and, by way
of finishing off, to enjoy your high favour! That′s a man I could envy."
|
-Como bien parecido, querrá usted decir. Sin duda es muy bien
parecido. ¡Qué afortunado! ¡Ser un gran magnate inglés, apuesto e
inteligente por añadidura, y, para colmo de venturas, gozar de los altos
favores de usted! He ahí un hombre al que yo podría envidiar.
|
Isabel considered him with interest. "You
seem to me to be always envying some one. Yesterday it was the Pope;
to-day it′s poor Lord Warburton."
|
Isabel le miró con interés, y dijo: -Me parece que usted está
siempre envidiando a alguien. Ayer era al papa; hoy, al pobre lord
Warburton.
|
"My envy′s not dangerous; it wouldn′t
hurt a mouse. I don′t want to destroy the people --I only want to BE them.
You see it would destroy only myself."
|
-Mi envidia no es dañina; no har_7ía mal ni a un infeliz
ratoncillo. Yo no quiero destruir a la gente..., lo único que quiero es
ser ella. Ya ve usted que esto no me llevaría más que a destruirme a mí
mismo.
|
"You′d like to be the Pope?" said Isabel.
|
-¿De veras le habría gustado ser el papa?
|
"I should love it --but I should have
gone in for it earlier. But why" --Osmond reverted --"do you speak of your
friend as poor?"
|
-Mucho..., pero tenía que haber sido antes. Pero dígame
-preguntó tras un segundo de reflexión-, ¿por qué habla usted de su amigo
llamándole el pobre lord Warburton?
|
"Women --when they are very, very good
--sometimes pity men after they′ve hurt them; that′s their great way of
showing kindness," said Ralph, joining in the conversation for the first
time and with a cynicism so transparently ingenious as to be virtually
innocent.
|
-Cuando las mujeres son buenas..., verdaderamente muy buenas,
suelen compadecer a los hombres a quienes han hecho daño; es el gran
procedimiento para mostrar su bondad -dijo Ralph, tomando por primera vez
parte en la conversación y haciéndolo con un cinismo tan claramente
ingenioso como inocente en apariencia.
|
"Pray, have I hurt Lord Warburton?"
Isabel asked, raising her eyebrows as if the idea were perfectly fresh.
|
-Por favor, ¿acaso he herido yo a lord Warburton? -preguntó
Isabel levantando las cejas como si aquella idea fuera gran novedad.
|
"It serves him right if you have," said
Henrietta while the curtain rose for the ballet.
|
-Pues, si lo ha hecho, bien merecido se lo tiene -dijo
Henrietta al tiempo que se alzaba el telón para dar paso al ballet.
|
Isabel saw no more of her attributive
victim for the next twenty-four hours, but on the second day after the
visit to the opera she encountered him in the gallery of the Capitol,
where he stood before the lion of the collection, the statue of the Dying
Gladiator. She had come in with her companions, among whom, on this
occasion again, Gilbert Osmond had his place, and the party, having
ascended the staircase, entered the first and finest of the rooms. Lord
Warburton addressed her alertly enough, but said in a moment that he was
leaving the gallery. "And I′m leaving Rome," he added. "I must bid you
good-bye." Isabel, inconsequently enough, was now sorry to hear it. This
was perhaps because she had ceased to be afraid of his renewing his suit;
she was thinking of something else. She was on the point of naming her
regret, but she checked herself and simply wished him a happy journey;
which made him look at her rather unlightedly. "I′m afraid you′ll think me
very ′volatile.′ I told you the other day I wanted so much to stop."
|
Isabel estuvo veinticuatro horas sin ver a su víctima
propiciatoria, pero al segundo día le encontró en la galería del
Capitolio, donde él estaba contemplando la pieza más notable de la
colección: el Gladiador Moribundo. Isabel había ido allí con sus
habituales compañeros, entre los que se hallaba también en tal ocasión
Gilbert Osmond, y el grupo acababa de entrar en el primero y mejor de los
salones cuando ella divisó al otro visitante. Lord Warburton se dirigió a
nuestra heroína con bastante soltura y le comunicó que se disponía a
marcharse en aqu el momento. -Me marcho también de Roma -añadió-, de
manera que debo decirle adiós. Por inconsecuente que pueda parecer, Isabel
se sintió triste al oírlo. Lo cual se debía tal vez a que ya no temía que
él la molestara con su renovada pretensión y pensaba en otra cosa. Estaba
a punto de decirle que lo sentía, pero logró contenerse y se limitó a
desearle un feliz viaje, lo que le hacía parecer a sus ojos hombre de poca
importancia. -Me imagino que me considerará usted muy voluble, porque el
otro día le dije que pensaba estar aquí una temporadita.
|
"Oh no; you could easily change your
mind."
|
-Nada de eso; puede cambiar de idea.
|
"That′s what I have done."
|
-Eso es precisamente lo que he hecho.
|
"Bon voyage then."
|
-Entonces, bon voyage.
|
"You′re in a great hurry to get rid of
me," said his lordship quite dismally.
|
-Parece que tiene usted una gran prisa en perderme de vist a
-comentó el aristócrata.
|
"Not in the least. But I hate partings."
|
-No hay tal; es que me molestan las despedidas.
|
"You don′t care what I do," he went on
pitifully.
|
-¡Qué poco le importa a usted lo que yo haga! -insistió él.
|
Isabel looked at him a moment. "Ah," she
said, "you′re not keeping your promise!"
|
-Cuidado, está quebrantando su promesa -dijo Isabel después de
mirarle amablemente un momento.
|
He coloured like a boy of fifteen. "If
I′m not, then it′s because I can′t; and that′s why I′m going."
|
Se ruborizó él como un muchacho de quince abriles y replicó:
-Si no la mantengo es porque materialmente no puedo. Precisamente por eso
me marcho.
|
"Good-bye then."
|
-Adiós, entonces.
|
"Good-bye." He lingered still, however.
"When shall I see you again?"
|
-Adiós. -Siguió sin moverse y luego preguntó-: ¿Cuándo volveré
a verla?
|
Isabel hesitated, but soon, as if she had
had a happy inspiration: "Some day after you′re married."
|
Isabel dudó un segundo, pero, como su tuviera una súbita
inspiración, contestó en el acto: -Cualquier día después de que se haya
usted casado.
|
"That will never be. It will be after you
are."
|
-Eso sólo sucederá después de que usted lo haya hecho.
|
"That will do as well," she smiled.
|
Ella sonrió y dijo: -Para el caso, es lo mismo.
|
"Yes, quite as well. Good-bye."
|
-En efecto. Completamente lo mismo. Adiós.
|
They shook hands, and he left her alone
in the glorious room, among the shining antique marbles. She sat down in
the centre of the circle of these presences, regarding them vaguely,
resting her eyes on their beautiful blank faces; listening, as it were, to
their eternal silence. It is impossible, in Rome at least, to look long at
a great company of Greek sculptures without feeling the effect of their
noble quietude; which, as with a high door closed for the ceremony, slowly
drops on the spirit the large white mantle of peace. I say in Rome
especially, because the Roman air is an exquisite medium for such
impressions. The golden sunshine mingles with them, the deep stillness of
the past, so vivid yet, though it is nothing but a void full of names,
seems to throw a solemn spell upon them. The blinds were partly closed in
the windows of the Capitol, and a clear, warm shadow rested on the figures
and made them more mildly human. Isabel sat there a long time, under the
charm of their motionless grace, wondering to what, of their experience,
their absent eyes were open, and how, to our ears, their alien lips would
sound. The dark red walls of the room threw them into relief;
[sic}"> the polished marble floor reflected their beauty. She had
seen them all before, but her enjoyment repeated itself, and it was all
the greater because she was glad again, for the time, to be alone. At
last, however, her attention lapsed, drawn off by a deeper t ide of life.
An occasional tourist came in, stopped and stared a moment at the Dying
Gladiator, and then passed out of the other door, creaking over the smooth
pavement. At the end of half an hour Gilbert Osmond reappeared, apparently
in advance of his companions. He strolled toward her slowly, with his
hands behind him and his usual enquiring, yet not quite appealing smile.
"I′m surprised to find you alone, I thought you had company."
|
Se dieron la mano y él la dejó sola en aquella gloriosa sala
en medio de tantos maravillosos mármoles antiguos. Isabel se sentó en el
centro de las inmóviles presencias marmóreas y se puso a mirarlas
distraídamente, posando su mirada en aquellos hermosos rostros vacíos de
expresión que parecían estar escuchando el silencio eterno. Es de todo
punto imposible, en Roma por lo menos, contemplar durante largo tiempo un
gran número de esculturas griegas sin sentir el efecto de su quietud
majestuosa, que, a la manera de una elevada puerta cerrada para sacra
ceremonia, d eja caer suavemente sobre el espíritu el amplio manto de la
paz. Digo que especialmente sucede así en Roma porque el aire romano
constituye un medio exquisito para semejantes impresiones. Se mezcla con
ellas la luz dorada del sol, y la calma profunda del pasado, tan vivida
aún -si bien ya no es más que un inmenso vacío poblado de nombres
ilustres-, parece hechizarlas con un supremo encamo. Las celosías de las
ventanas del Capitolio estaban entornadas y la suave penumbra que envolvía
a las estatuas parecía hacerlas más graciosamente humanas. Isabel
permaneció sentada allí largo rato, cautivada por el encanto de tanta
belleza inmóvil, pensando a cuál de sus antiguas experiencias estarían
aquellos ojos abiertos y cómo a nuestros oídos extraños podrían aquellos
labios hablar. La pared de color rojo oscuro prestaba relieve a las figur
as haciendo que los pulidos mármoles del pavimento reflejaran su
hermosura. Aunque ya las había visto antes, se renovaba ahora en ella el
placer estético, incrementado porque se sentía contenta de estar sola. Por
fin, fatigada ya su atención, la arrastró el interés s t otra urda de la
marea de la vida. Un turista pasó por allí, se detuvo un segundo ante el
Gladiador Moribundo y salió por la otra puerta haciendo oír sus pasos
sobre el brillante piso. Al cabo de una media hora reapareció Gilbert
Osmond, adelantado, al parecer, al resto de sus compañeros. Avanzó hacia
ella lentamente con las manos en la espalda y con su acostumbrada sonrisa,
siempre curiosa si bien no siempre suplicante. -Me sorprende verla sola
-dijo-. Creí que tenía compañía.
|
"So I have --the best." And she glanced
at the Antinous and the Faun.
|
-La tengo..., no la hay mejor -repuso ella mirando las figu
ras del Fauno y de Antinoo.
|
"Do you call them better company than an
English peer?"
|
-¿Le parecen a usted mejor compañía que todo un par inglés?
|
"Ah, my English peer left me some time
ago." She got up, speaking with intention a little dryly.
|
-Ah, mi par inglés se marchó hace ya un buen rato -contestó la
joven con deliberada sequedad, al tiempo que se levantaba.
|
Mr. Osmond noted her dryness, which
contributed for him to the interest of his question. "I′m afraid that what
I heard the other evening is true: you′re rathe r cruel to that nobleman."
|
No le pasó inadvertida aquella sequedad al señor Osmond, pero,
lejos de molestarle, pareció que añadía más interés a su pregunta. -Me
temo que sea verdad lo que oí decir la otra tarde; que es usted cruel con
ese aristócrata -declaró.
|
Isabel looked a moment at the vanquished
Gladiator. "It′s not true. I′m scrupulously kind."
|
Isabel miró un instante hacia la estatua del Gladiador
Moribundo.--No es cierto -dijo-. Yo soy escrupulosamente buena.
|
"That′s exactly what I mean!" Gilbert
Osmond returned, and with such happy hilarity that his joke needs to be
explained. We know that he was fond of originals, of rarities, of the
superior and the exquisite; and now that he had seen Lord Warburton, whom
he thought a very fine example of his race and order, he perceived a new
attraction in the idea of taking to himself a young lady who had qualified
herself to figure in his collection of choice objects by declining so
noble a hand. Gilbert Osmond had a high appreciation of this particular
patriciate; not so much for its distinction, which he thought easily
surpassable, as for its solid actuality. He had never forgiven his star
for not appointing him to an English dukedom, and he could measure the
unexpectedness of such conduct as Isabel′s. It would be proper that the
woman he might marry should have done something of that sort.
|
-Esto es lo que quiero decir -replicó Gilbert Osmond con tan
satisfecha sonrisa que su chiste no precisaba explicació′97n. Sabido es
que le gustaba todo lo original, raro, superior y exquisito; y ahora, que
había visto a lord Warburton, a quien consideraba un raro ejemplar de su
raza y su casta, le resultaba singularmente atrayente adueñarse de una
joven que había merecido figurar en su colección de objetos raros y que se
había permitido rechazar tan noble mano. Gilbert Osmond sentía un
extraordinario aprecio por aquel especial patricio, no ya a causa de sus
cualidades, que consideraba fácilmente superables, sino por su sólida
posición. Nunca le había perdonado a su estrella que no le hubiese
favorecido con un ducado inglés; por lo cual estaba en insuperables
condiciones para justipreciar una actitud tan inesperada como la de
Isabel. Era natural que la mujer con quien se casara hubiese hecho algo
por el estilo.
|
CHAPTER 29 |
29
Ralph Touchett, in talk with his excellent
friend, had rather markedly qualified, as we know, his recognition of
Gilbert Osmond′s personal merits; but he might really have felt himself
illiberal in the light of that gentleman′s conduct during the rest of the
visit to Rome. Osmond spent a portion of each day with Isabel and her
companions, and ended by affecting them as the easiest of men to live
with. Who wouldn′t have seen that he could command, as it were, both tact
and gaiety? --which perhaps was exactly why Ralph had made his old-time
look of superficial sociability a reproach to him. Even Isabel′s invidious
kinsman was obliged to admit that he was just now a delightful associate.
His good-humour was imperturbable, his knowledge of the right fact, his
production of the right word, as convenient as the friendly flicker of a
match for your cigare tte. Clearly he was amused --as amused as a man
could be who was so little ever surprised, and that made him almost
applausive. It was not that his spirits were visibly high --he would
never, in the concert of pleasure, touch the big drum by so much as a
knuckle: he had a mortal dislike to the high, ragged note, to what he
called random ravings. He thought Miss Archer sometimes of too precipitate
a readiness. It was pity she had that fault, because if she had not had it
she would really have had none; she would have been as smooth to his
general need of her as handled ivory to the palm. If he was not personally
loud, however, he was deep, and during these closing days of the Roman May
he knew a complacency that matched with slow irregular walks under the
pines of the Villa Borghese, among the small sweet meadow-flowers and the
mossy marbles. He was pleased with everything; he had never before been
pleased with so many things at once. Old impressions, old enjoyments,
renewed themselves; one evening, going home to his room at the inn, he
wrote down a little sonnet to which he prefixed the title of "Rome
Revisited." A day or two later he showed this piece of correct and
ingenious verse to Isabel, explaining to her that it was an Italian
fashion to commemorate the occasions of life by a tribute to the muse.
|
En su conversación con su buen amigo, Ralph Touchett no había
dejado de reconocer en alto grado las cualidades y los méritos personales
de Gilbert Osmond; pero, ante la conducta de tal caballero durante el
resto de su visita a Roma, quizá sintiera que no había sido del todo
justo. Osmond pasaba la mayor parte del día con Isabel y sus compañeros y
acabó por infundirles la idea de que no había hombre de tan agradable
trato. ¿A quién se le escapaba el hecho de que era en todo momento
perfectamente dueño de sí y de que se comportaba con exquisito tacto o
alegría según los casos? Esa era precisamente la razón por la que Ralph le
reprochaba su antigua superficialidad en el trato social. Hasta el injusto
pariente de Isabel no tenía más remedio que rec onocer que era un
compañero encantador. Su buen humor era constante, su conocimiento del
hecho, exacto, su expresión con la palabra, precisa, y todo ello tan
adecuado como su amable premura al prender el fósforo para que uno de los
demás encendiese el cigarrillo. No cabía la menor duda de que estaba
divirtiéndose..., divirtiéndose a la manera en que podría hacerlo quien no
puede ser apenas sorprendido y sabe hacerse casi aplaudir interiormente.
No es que se mostrase excesivamente alegre, pues era de los que en el
concierto del placer nunca habría tocado el tambor sino con las yemas o
los nudillos de los dedos, ya que detestaba toda nota estridente o
chillona, cosa que solía denominar los desvaríos del azar. Creía que la
señorita Archer se mostraba a veces de una presteza harto premurosa y
consideraba una lástima que tuviese tal defecto, porque, de no haberlo te
nido, no habría, en realidad, tenido ninguno y habría sido tan adaptable a
sus necesidades generales como el puño de marfil de un bastón a la palma
de la mano. Si, personalmente, él no era vonciglero, sí era, en cambio,
profundo, y durante aquellos últimos días de mayo no había para él placer
comparable al de caminar lentamente bajo los pinos de la Villa Borghese,
sobre prados floridos y entre mármoles cubiertos de verdín. Todo le
gustaba; nunca hasta entonces le habían gustado tantas cosas al mismo
tiempo. Se renovaban en su espíritu impresiones antiguas, viejos placeres
del espíritu. Una noche, al retirarse a su habitación del hotel, escribió
un soneto que tituló «Roma revisitada». Dos días después mostró a Isabel
aquel ejemplar único de un trabajo literario perfecto y le explic 243ó que
era una antigua costumbre italiana conmemorar los faustos acontecimientos
de la vida rindiendo un tributo a las musas.
|
He took his pleasures in general singly; he
was too often --he would have admitted that --too sorely aware of
something wrong, something ugly; the fertilising dew of a conceivable
felicity too seldom descended on his spirit. But at present he was happy
--happier than he had perhaps ever been in his life, and the feeling had a
large foundation. This was simply the sense of success --the most
agreeable emotion of the human heart. Osmond had never had too much of it;
in this respect he had the irritation of satiety, as he knew perfectly
well and often reminded him self. "Ah no, I′ve not been spoiled; certainly
I′ve not been spoiled," he used inwardly to repeat. "If I do succeed
before I die I shall thoroughly have earned it." He was too apt to reason
as if "earning" this boon consisted above all of covertly aching for it
and might be confined to that exercise. Absolutely void of it, also, his
career had not been; he might indeed have suggested to a spectator here
and there that he was resting on vague laurels. But his triumphs were,
some of them, now too old; others had been too easy. The present one had
been less arduous than might have been expected, but had been easy --that
is had been rapid --only because he had made an altogether exceptional
effort, a greater effort than he had believed it in him to make. The
desire to have something or other to show for his "parts" --to show
somehow or other --had been the dream of his youth; but as the years went
on the conditions attached to any marked proof of rarity had affected him
more and more as gross and detestable; like the swallowing of mugs of beer
to advertise what one could "stand." If an anonymous drawing on a museum
wall had been conscious and watchful it might have known this peculiar
pleasure of being at last and all of a sudden identified --as from the
hand of a great master --by the so high and so unnoticed fact of style.
His "style" was what the girl had discovered with a little help; and now,
beside herself enjoying it, she should publish it to the world without his
having any of the trouble. She should do the thing FOR him, and he would
not have waited in vain.
|
Por lo general, gustaba de experimentar tales placeres solo.
Con frecuencia excesiva -era el primero en reconocerlo- se daba amarga
cuenta de lo malo, de lo feo, y, por el contrario, era muy rara la vez que
sobre su espíritu llegaba a descender el fértil rocío de una felicidad
imaginable. Sin embargo, en aquel momento sentíase feliz..., acaso mucho
más de lo que jamás lo fuera, y semejante sentimiento tenía un sólida
razón de ser. Era lisa y llanamente el convencimiento del propio éxito, la
emoción sin duda más grata al corazón humano. A decir verdad, Osmond no la
había experimentado nunca en demasía; en tal sentido había experimentado
una sorda irritación contra la ajena sacieda d, como él bien sabía y de
sobra tenía presente. «La verdad es que la suerte no me ha mimado -solía
decir-, no me ha mimado en absoluto. Si llego a triunfar antes de morir,
me lo tendré bien ganado». Tenía una gran predisposición a considerar que
ganarse esta especie de festín consistía sobre todo en sufrir secretamente
por él, y hubo de reducirse a semejante ejercicio. Para ser exactos, hay
que decir que su carrera no había estado totalmente desprovista de éxitos,
de tal modo que podía hacer creer a algún espectador que se dedicaba a
dormir sobre vagos laureles. Pero algunos de sus triunfos eran ya
demasiado antiguos y otros habían sido demasiado fáciles. El de ahora
había resultado menos arduo de lo que cabía esperar; pero había sido fácil
-es decir, rápido- por la sola razón de q ue había realizado un esfuerzo
verdaderamente excepcional, mucho mayor de lo que él mismo hubiera creído
poder llevar a cabo. El sueño de su juventud había sido tener algo que
mostrar en prueba de su valía, cualquier cosa; pero, con el discurrir del
tiempo, las condiciones que toda prueba imponía cada vez le habían
parecido más groseras, y detestables, como echarse al coleto, una tras
otra, varias jarras de cerveza para demostrar el aguante. Si una anónima
obra de arte colgada en la pared de un museo fuese consciente y cauta,
podría experimentar al placer de verse, al fin, súbitamente identificada
-como obra de gran maestro- por el simple hecho de tener un estilo
determinado. Ese «estilo» fue, pues, lo que la joven descubrió en él sin
gran dificultad; y ahora, además de poder disfrutar de él, nadie tan
calificado como ella para p roclamarlo ante el mundo sin que el agraciado
tuviera que tomarse molestia alguna. Eso es lo que ella haría por él. De
tal suerte, no habría esperado en vano.
|
Shortly before the time fixed in advance for
her departure this young lady received from Mrs. Touchett a telegram
running as follows: "Leave Florence 4th June for Bellaggio, and take you
if you have not other views. But can′t wait if you dawdle in Rome." [sic:
no new paragraph}">The dawdling in Rome was very pleasant, but Isabel
had different views, and she let her aunt know she would immediately join
her. She told Gilbert Osmond that she had done so, and he replied that,
spending many of his summers as well as his winters in Italy, he himself
would loiter a little longer in the cool shadow of Saint Peter′s. He would
not return to Florence for ten days more, and in that time she would have
started for Bellaggio. It might be months in this case before he should
see her again. This exchange took place in the large decorated
sitting-room occupied by our friends at the hotel; it was late in the
evening, and Ralph Touchett was to take his cousin back to Florence on the
morrow. Osmond had found the girl alone; Miss Stackpole had contracted a
friendship with a delightful American family on the fourth floor and had
mounted the interminable staircase to pay them a visit. Henrietta
contracted friendships, in travelling, with great freedom, and had formed
in railway- carriages several that were among her most valued ties. Ralph
was making arrangements for the morrow′s journey, and Isabel sat alone in
a wilderness of yellow upholstery. The chairs and sofas were orange; the
walls and windows were draped in purple and gilt. The mirrors, the
pictures had great flamboyant frames; the ceiling was deeply vaulted and
painted over with naked muses and cherubs. For Osmond the place was ugly
to distress; the false colours, the sham splendour were like vulgar,
bragging, lying talk. Isabel had taken in hand a volume of Ampere,
presented, on their arrival in Rome, by Ralph; but though she held it in
her lap with her finger vaguely kept in the place she was not impatient to
pursue her study. A lamp covered with a drooping veil of pink tissue-paper
burned on the table beside her and diffused a strange pale rosiness over
the scene.
|
Poco antes del momento fijado para su partida de Roma, la
joven recibió de la señora Touchett un telegrama redactado en estos
términos: «Dejo Florencia cuatro junio hacia Bellaggio, llevándote conmigo
si no tienes otros proyectos. Pero no puedo esperar si continúas vagando
en Roma». Ese vaguear en Roma tenía indudablemente sus encantos, pero
Isabel había trazado otros planes e hizo saber a su tía que estaba
dispuesta a ir inmediatamente con ella. Se lo comunicó asimismo a Gilbert
Osmond, quien dijo que, dado que pasaba en Italia la mayor parte de sus
inviernos y veranos, se quedaría a holgazanear un poquito más a la fresca
sombra de los muros de San Pedro. V olvería a Florencia pasados unos diez
días y para tal fecha ya estaría ella en Bellaggio. De modo que pasarían
meses antes de que volviera a verla. Tenía lugar esta conversación en el
amplio salón privado de nuestros amigos en el hotel donde se hospedaban.
Era de noche, ya algo tarde, y Ralph Touchett debía llevar a su prima a la
mañana siguiente a Florencia. Osmond halló sola a nuestra heroína, pues la
señorita Stackpole, que había hecho íntima amistad con una familia
americana alojada en el cuarto piso, había subido a visitarla. Henrietta
era especialista en entablar amistades en los viajes con suma facilidad, y
en el ferrocarril había hecho ya algunas que se contaban entre las más
valiosas de que disponía. Por su parte, Ralph estaba haciendo los arreglos
precisos para el día siguiente, mientras que Isabel se hallaba s ola,
sentada entre un verdadero bosque de amarilla tapicería. De color naranja
eran sillas, sillones y sofá; rojo oro las paredes; y oro y rojo los
cortinajes de las ventanas. Los espejos y los cuadros estaban encerrados
en grandes y vistosos marcos, y en el abovedado techo divertíanse en
abigarrada mezcla musas desnudas e inocentes querubines. A Osmond le
resultaba feo aquel lugar hasta la desesperación. Aquellos falsos colores
y aquel fingido esplendor eran como vulgares, falsas y pretenciosas
palabras. Isabel tenía entre las manos un libro de Ampére que le había
regalado Ralph a su llegada a Roma, pero el libro yacía como olvidado
sobre su falda, si bien su dedo índice lo hendía entre dos páginas cuya
lectura, por lo visto, no sentía extrema impaciencia en reanudar. Una
lámpara, cubierta con un colgante velo de papel vitela rojo, estaba
encendida cerca de ella en la mesa y esparcía en torno una extraña y suave
palidez rosada.
|
"You say you′ll come back; but who knows?"
Gilbert Osmond said. "I think you′re much more likely to start on your
voyage round the world. You′re under no obligation to come back; you can
do exactly what you choose; you can roam through space."
|
-Usted dice que volverá, pero ¿quién sabe? -dijo Gilbert
Osmond-. No sé por qué se me antoja que más bien ha de sentirse dispuesta
a emprender su viaje alrededor del mundo No tiene ninguna obligación de
volver, puede hacer lo que más le agrade, incluso errar de un lado a otro
por el espacio.
|
"Well, Italy′s a part of space," Isabel
answered. "I can take it on the way."
|
-Cierto -repuso Isabel-. Pero, según creo, Italia forma
también parte del espacio y puedo incluirla en mi itinerario.
|
"On the way round the world? No, don′t do
that. Don′t put us in a parenthesis --give us a chapter to ourselves. I
don′t want to see you on your travels. I′d rather see you when they′re
over. I should like to see you when you′re tired and satiated," Osmond
added in a moment. "I shall prefer you in that state."
|
-Es decir, en su recorrido alrededor del mundo. Por favor, no
haga tal cosa. No nos coloque usted en un paréntesis. Concédanos, cuando
menos, todo un capítulo. Yo no quiero verla viajando. Prefiero verla
cuando haya terminado de viajar. Quisiera verla cuando esté ya ahíta y
cansada... - Hizo una pausa y reafirmó-: Sí, preferiría verla en tal
estado.
|
Isabel, with her eyes bent, fingered the pages
of M. Ampere. "You turn things into ridicule without seeming to do it,
though not, I think, without intending it. You′ve no respect for my
travels --you think them ridiculous."
|
Isabel, con la mirada gacha y el índice hendiendo otras
páginas del libro de Ampére, contestó: -Usted ridiculiza las cosas sin
parecer querer hacerlo, aunque no, según creo, sin pretenderlo. No siente
el menor respeto por mis viajes..., los ridiculiza.
|
"Where do you find that?"
|
-¿De dónde saca usted semejante cosa?
|
She went on in the same tone, fretting the
edge of her book with the paper-knife. "You see my ignorance, my blunders,
the way I wander about as if the world belonged to me, simply because
--because it has been put into my power to do so. You don′t think a woman
ought to do that. You think it bold and ungraceful."
|
Ella continuó en igual tono, rozando el lomo del libro con un
abrecartas. -Usted ve perfectamente mi ignorancia, mis errores, me ve ir
de un lado a otro como si el mundo fuese mío, por la sencilla razón...,
simplemente porque me han proporcionado los medios de poder hacerlo. Usted
no cree que una mujer deba hacer semejante cosa; piensa que es un
comportamiento pretencioso y torpe.
|
"I think it beautiful," said Osmond. "You know
my opinions --I′ve treated you to enough of them. Don′t you remember my
telling you that one ought to make one′s life a work of art? You looked
rather shocked at first; but then I told you that it was exactly what you
seemed to me to be trying to do with your own."
|
-Al contrario -repuso Osmond-, creo que es algo hermoso. Ya
conoce mis ideas; la he puesto a usted bastante en contacto con ellas.
¿Acaso no recuerda lo que yo mismo le he dicho, que uno debe hacer de su
propia vida una obra de arte? Al principio, eso pareció chocarla, pero
entonces fue cuando le dije que era precisamente lo que se me antojaba que
estaba usted tratando de hacer con la suya.
|
She looked up from her book. "What you despise
most in the world is bad, is stupid art."
|
Isabel levantó los ojos del libro. -Lo que usted desprecia más
en el mundo es el arte malo, el arte estúpido.
|
"Possibly. But yours seem to me very clear and
very good."
|
-No digo que no. Pero el de usted me parece excelente y
diáfano.
|
"If I were to go to Japan next winter you
would laugh at me," she went on.
|
-Estoy segura de que, si se me ocurriera ir al Japón el
invierno próximo, se reiría de mí.
|
Osmond gave a smile --a keen one, but not a
laugh, for the tone of their conversation was not jocose. Isabel had in
fact her solemnity; he had seen it before. "You have an imagination that
startles one!"
|
Osmond sonrió, con afabilidad pero sin llegar a soltar la
carcajada, ya que el tono de la conversación que sostenía no era jocoso.
Isabel se mostraba de vez en cuando solemne, cosa que él ya había
observado. Así, dijo: -Tiene usted una imaginación desconcertante.
|
"That′s exactly what I say. You think such an
idea absurd."
|
-Eso es precisamente lo que quiero decir. Usted cree que tal
idea es absurda.
|
"I would give my little finger to go to Japan;
it′s one of the countries I want most to see. Can′t you believe that, with
my taste for old lacquer?"
|
-Está equivocada. Yo daría mi dedo meñique por ir al Japón,
uno de los pocos países que quisiera de verdad conocer. ¿No lo cree usted,
a pesar de mi gran afición a las buenas lacas antiguas?
|
"I haven′t a taste for old lacquer to excuse
me," said Isabel.
|
-Pero yo no tengo la excusa de ser aficionada a las lacas
antiguas -contestó Isabel.
|
"You′ve a better excuse --the means of going.
You′re quite wrong in your theory that I laugh at you. I don′t know what
has put it into your head."
|
-Usted tiene una excusa mejor todavía: los medios para ir
allá. Está completamente equivocada en su creencia de que me río de usted.
No sé qué ha podido hacérselo creer así.
|
"It wouldn′t be remarkable if you did think it
ridiculous that I should have the means to travel when you′ve not; for you
know everything, and I know nothing."
|
-No se ría nada extraordinario que a usted le pareciera
ridículo que yo tenga medios para hacer el viaje y usted no, porque usted
lo sabe todo y yo no sé nada.
|
"The more reason why you should travel and
learn," smiled Osmond. "Besides," he added as if it were a point to be
made, "I don′t know everything."
|
-Razón de más para que viaje y aprenda -dijo Osmond
sonriendo-. Por lo demás... -añadió, como para dejar bien sentado un punto
de importancia-, yo no lo sé todo.
|
Isabel was not struck with the oddity of his
saying this gravely; she was thinking that the pleasantest incident of her
life --so it pleased her to qualify these too few days in Rome, which she
might musingly have likened to the figure of some small princess of one of
the ages of dress overmuffled in a mantle of state and dragging a train
that it took pages or historians to hold up --that this felicity was
coming to an end. That most of the interest of the time had been owing to
Mr. Osmond was a reflexion she was not just now at pains to make; she had
already done the point abundant justice. But she said to herself that if
there were a danger they should never meet again, perhaps after all it
would be as well. Happy things don′t repeat themselves, and her adventure
wore already the ch anged, the seaward face of some romantic island from
which, after feasting on purple grapes, she was putting off while the
breeze rose. She might come back to Italy and find him different --this
strange man who pleased her just as he was; and it would be better not to
come than run the risk of that. But if she was not to come the greater the
pity that the chapter was closed; she felt for a moment a pang that
touched the source of tears. The sensation kept her silent, and Gilbert
Osmond was silent too; he was looking at her. "Go everywhere," he said at
last, in a low, kind voice; "do everything; get everything out of life. Be
happy --be triumphant."
|
No le llamó a Isabel la atención el hecho de que él dijera
aquello con suma gravedad. Pensaba que el incidente más agradable de su
vida -así complacíase ella en calificar aquellos breves días en Roma, que
podía haber comparado con la figura de una princesita de una de las épocas
del buen vestir, agobiada bajo un manto de ceremonia y arrastrando una
cola sostenida por pajes o historiadores-, que toda aquella felicidad
estaba tocando a su fin. Que al señor O smond se debía la mayor parte del
interés suscitado por la estadía en la ciudad era lo de menos; en esos
momentos, ya había hecho la debida justicia respecto a tal punto. Y se
dijo a si misma que, si hubiese algún peligro de que no llegaran a volver
a verse, tal -,,vez sería lo mejor. Las cosas y los hechos felices no se
repiten, y su aventura cobraba ya el aspecto cambiante y marinero de una
isla romántica donde, tras un sabroso festín de rojos racimos, se estaba
ya aparejando para abandonarla a favor de la fresca y dorada brisa del
amanecer. Podía volver a Italia y encontrar cambiado a aquel hombre...,
aquel hombre tan extraño que tanto le gustaba tal como era..., de modo que
no volver era preferible a exponerse al riesgo que ello supondría. Pero,
si no había de volver, aún le causaba mayor pena dar por finalizado el
capítulo. Durante unos momentos sinti3ó un dolor tan intenso que casi
estuvo a punto de provocarle las lágrimas. Tal sensación la hizo
permanecer callada, y Gilbert Osmond siguió igualmente silencioso,
mirándola intensamente. Al fin, dijo en voz baja y amable: -Vaya usted a
donde le agrade; haga cuanto quiera, obtenga de la vida todo lo que pueda.
Sea dichosa..., triunfe de verdad.
|
"What do you mean by being triumphant?"
|
-¿Qué quiere decir con lo de triunfar?
|
"Well, doing what you like."
|
-Pues... hacer lo que a uno le gusta.
|
"To triumph, then, it seems to me, is to fail!
Doing all the vain things one likes is often very tiresome."
|
-Entonces, para mí, triunfar ha de ser fracasar. A veces,
hacer todas las cosas insustanciales que una quiere es enormemente
agotador.
|
"Exactly," said Osmond with his quiet
quickness. "As I intimated just now, you′ll be tired some day." He paused
a moment and then he went on: "I don′t know whether I had better not wait
till then for something I want to say to you."
|
-Exacto -replicó Osmond con tranquila presteza-. Como no hace
mucho le dije, día llegará en que se sentirá cansada. -Hizo una breve
pausa y luego prosiguió-: la verdad, no sé si sería mejo r esperar hasta
entonces para decirle algo de lo que deseo hacerla partícipe.
|
"Ah, I can′t advise you without knowing what
it is. But I′m horrid when I′m tired," Isabel added with due
inconsequence.
|
-Pues yo no puedo aconsejarle sin saber de qué se trata. Ahora
que, cuando me siento cansada, me comporto de un modo horrible -añadió con
una insospechada inconsecuencia.
|
"I don′t believe that. You′re angry, sometimes
--that I can believe, though I′ve never seen it. But I′m sure you′re never
′cross.′ "
|
-No lo creo; lo que sí puede ocurrir es que a veces se enoje,
aunque nunca la he visto así; pero tengo la seguridad de que nunca se pone
impertinente.
|
"Not even when I lose my temper?"
|
-¿Ni aun cuando pierdo los estribos?
|
"You don′t lose it --you find it, and that
must be beautiful." Osmond spoke with a noble earnestness. "They must be
great moments to see."
|
-Usted no los pierde nunca..., al contrario, los encuentra, y
debe de ser muy hermoso -dijo Osmond con noble seriedad-. Ha de haber
grandes momentos en que valga la pena verla.
|
"If I could only find it now!" Isabel
nervously cried.
|
-¡Si por lo menos pudiera encontrarlos ahora! -exclamó Isabel
algo nerviosa.
|
"I′m not afraid; I should fold my arms and
admire you. I′m speaking very seriously." He lea ned forward, a hand on
each knee; for some moments he bent his eyes on the floor. "What I wish to
say to you," he went on at last, looking up, "is that I find I′m in love
with you."
|
-Yo no siento temor alguno. Voy a cruzarme de brazos y a
admirarla. Le advierto que estoy hablando en serio. -Se adelantó un poco,
colocó ambas manos sobre las rodillas, bajó los ojos y tras alzarlos de
nuevo, añadió-: Lo que quiero decirle es que he llegado al convencimiento
de que estoy enamorado de usted.
|
She instantly rose. "Ah, keep that till I AM
tired!"
|
Isabel se levantó instantáneamente y exclamó:
|
"Tired of hearing it from others?" He sat
there raising his eyes to her. "No, you may heed it now or never, as you
please. But after all I must say it now." She had turned away, but in the
movement she had stopped herself and dropped her gaze upon him. The two
remained a while in this situation, exchanging a long look --the large,
conscious look of the critical hours of life. Then he got up and came near
her, deeply respectful, as if he were afraid he had been too familiar.
"I′m absolutely in love with you."
|
-¡Olvide eso hasta que esté cansada! -¿Cansada de qué, de
oírselo decir a los demás? -Siguió él sentado, mirándola-. No, es
necesario que lo diga usted ahora; o nunca, como quiera. Pero, en
cualquier caso, yo no tengo más remedio que decírselo ahora. Se apañó
ella, pero al hacerlo se detuvo un instante y lo miró intensamente. Los
dos permanecieron mirándose durante largo rato, con esa mirada detenida,
consciente y reflexiva de los momentos críticos de la vida. Por fin, él se
levantó, se aproximó y, respetuosamente, como temiendo obrar con excesiva
confianza, declaró: -Estoy perdidamente enamorado de usted.
|
He had repeated the announcement in a tone of
almost impersonal discretion, like a man who expected very little from it
but who spoke for his own needed relief. The tears came into her eyes:
this time they obeyed the sharpness of the pang that suggested to her
somehow the slipping of a fine bolt --backward, forward, she couldn′t have
said which. The words he had uttered made him, as he stood there,
beautiful and generous, invested him as with the golden air of early
autumn; but, morally speaking, she retreated before them --facing him
still --as she had retreated in the other cases before a like encounter.
"Oh don′t say that, please," she answered with an intensity that expressed
the dread of having, in this case too, to choose and decide. What made her
dread great was precisely the force which, as it would seem, ought to have
banished all dread --the sense of something within herself, deep down,
that she supposed to be inspired and trustful passion. It was there like a
large sum stored in a bank --which there was a terror in having to begin
to spend. If she touched it, it would all come out. r
|
Dijo las anteriores palabras en un tono de discreción casi
impersonal, como quien espera bien poca cosa de ello y necesita decirlo
para desahogarse y quedarse tranquilo. Se le llenaron a Isabel de lágrimas
los ojos, pero en esa ocasión producíalas la intensidad de un dolor que le
sugería algo así como el correr y descorrer de un hermoso cerrojo..., algo
que no sabía qué era ni en qué consistía. Las palabras que acababa de
pronunciar hacían de Osmond, que no se había movido de donde estaba, un
ser generoso y gallardo, le envolvían en una especie de manto sutil como
el aire dorado del temprano otoño. Sin emba rgo, moralmente, hacían
retroceder a la muchacha, que no dejaba de mirarle amorosamente, de igual
modo que se había retirado antes, en ocasiones similares. -Por favor, no
diga eso -murmuró con una intensidad en la súplica que delataba también
ahora su miedo a verse obligada a escoger y decidir. Lo que acrecentaba
aún más su temor era precisamente aquella fuerza que, al parecer, debió de
desvanecer todos los temores, la sensación de que había algo dentro de
ella, allá en lo más hondo de su ser, que se le antojaba una inesperada y
sincera pasión. Era como si tuviese una cuantiosa suma depositada en un
banco y experimentase un miedo insuperable de empezar a gastarla. Porque,
una vez que la hubiera tocado, toda ella se disiparía enseguida.
|
"I haven′t the idea that it will matter much
to you," said Osmond. "I′ve too little to offer you. What I have --it′s
enough for me; but it′s not enough for you. I′ve neither fortune, nor
fame, nor extrinsic advantages of any kind. So I offer nothing. I only
tell you because I think it can′t offend you, and some day or other it may
give you pleasure. It gives me pleasure, I assure you," he went on,
standing there before her, considerately inclined to her, turning his hat,
which he had taken up, slowly round with a movement which had all the
decent tremor of awkwardness and none of its oddity, and presenting to her
his firm, refined, slightly ravaged face. "It gives me no pain, because
it′s perfectly simple. For me you′ll always be the most important woman in
the world."
|
Osmond dijo por fin, suavemente: -Supongo que no le importará
mucho lo que acabo de decirle. Lo que puedo ofrecerle es demasiado poco.
Lo que yo tengo es bastante para mí..., pero no para usted. Ni tengo
fortuna, ni renombre, ni ninguna otra de esas ventajas externas que tanto
se aprecian. De manera que no le ofrezco nada. Se lo digo porque no creo
que con ello la ofenda y porque se me antoja que llegará el día en que le
agrade. Por mi parte, le aseguro que a mí me proporciona gran placer
decírselo. -Continuó de pie ante ella, un poco inclinado hacia delante
como en espera de sus palabras, y dándole lentas vueltas al sombrero que
acababa de tomar con todo el recatado temor de la torpeza y sin
extravagancia, presentando a los ojos de ella su rostro firme, refinado y
un tanto demacrado-. A mí no me causa dolor alguno decirle esto porque es
de lo más sencillo -añadió-. Para mí será usted siempre la mujer más
importante del mundo.
|
Isabel looked at herself in this character
--looked intently, thinking she filled it with a c ertain grace. But what
she said was not an expression of any such complacency. "You don′t offend
me; but you ought to remember that, without being offended, one may be
incommoded, troubled." "Incommoded:" [sic}">she heard herself saying
that, and it struck her as a ridiculous word. But it was what stupidly
came to her.
|
Isabel se consideró a sí misma en tal aspecto, y pensó que le
sentaba bien. Sin embargo, lo que dijo no expresaba en modo alguno
semejante complacencia propia. -Usted no me ofende, pero no olvide que,
sin sentirse ofendida, puede una sentirse incomodada y turbada. Se oyó a
sí misma decir la palabra «incomodada» y le pareció ridícula. No sabía de
qué estúpida manera pudo habérsele ocurrido.
|
"I remember perfectly. Of course you′re
surprised and startled. But if it′s nothing but that, it will pass away.
And it will perhaps leave something that I may not be ashamed of."
|
-No lo olvidaré. Por lo pronto, se ha quedado usted
sorprendida y azorada. Pero, si no es más que eso, no tardará en pasar. Y
tal vez deje alguna huella de la que yo no tenga por qué avergonzarme.
|
"I don′t know what it may leave. You see at
all events that I′m not overwhelmed," said Isabel with rather a pale
smile. "I′m not too troubled to think. And I think that I′m glad we′re
separating --that I leave Rome to-morrow."
|
-Ignoro lo que pueda dejar. De todas formas, puede usted ver
por sí mismo que no estoy abatida-dijo Isabel con pálida sonrisa-. No
estoy tan turbada como para no po der pensar. Y pienso que me alegro de
que hayamos de separarnos y de tener que marcharme mañana de Roma.
|
"Of course I don′t agree with you there."
|
-Siento decirle que no estamos de acuerdo en eso.
|
"I don′t at all KNOW you," she added abruptly;
and then she coloured as she heard herself saying what she had said almost
a year before to Lord Warburton.
|
-Yo no le conozco a usted en absoluto -replicó Isabel
bruscamente, y se ruborizó al oírse diciendo lo que ya dijera hacía un año
a lord Warburton.
|
"If you were not going away you′d know me
better."
|
-Si no se marchara, no por eso me conocería mejor.
|
"I shall do that some other time."
|
-Puede que alguna vez lo logre.
|
"I hope so. I′m very easy to know."
|
-Así lo deseo. Soy bien fácil de conocer.
|
"No, no," she emphatically answered --"there
you′re not sincere. You′re not easy to know; no one could be less so."
|
Ella contestó con gran énfasis: -No, no; en eso no es sincero.
Usted no es nada fácil de conocer. Es imposible serlo menos.
|
"Well," he laughed, "I said that because I
know myself. It may be a boast, but I do."
|
-Bueno -repuso él riendo-, si digo eso es porque me conozco
bien a mí mismo. Pudiera parecer una fanfarrone ría, pero así es.
|
"Very likely; but you′re very wise."
|
-Es muy posible. Pero es porque usted es muy sensato.
|
"So are you, Miss Archer!" Osmond exclaimed.
|
-También lo es usted, señorita Archer -exclamó Osmond.
|
"I don′t feel so just now. Still, I′m wise
enough to think you had better go. Good-night."
|
-No creo que lo sea en este momento, aunque sí lo bastante
para pensar que será mejor que se vaya. Buenas noches.
|
"God bless you!" said Gilbert Osmond, taking
the hand which she failed to surrender. After which he added: "If we meet
again you′ll find me as you leave me. If we don′t I shall be so all the
same."
|
-Dios la bendiga -dijo Gilbert Osmond tomándole la mano que
ella se olvidara de tenderle. Después de lo cual, añadió-: Si volvemos
alguna vez a vernos, me encontrará usted igual que me deja. Y, si no nos
vemos más, yo seguiré siendo siempre el mismo.
|
"Thank you very much. Good-bye."
|
-Se lo agradezco infinito. Adiós.
|
There was something quietly firm about
Isabel′s visitor; he might go of his own movement, but wouldn′t be
dismissed. "There′s one thing more. I haven′t asked anything of you --not
even a thought in the future; you must do me that justice. But there′s a
little service I should like to ask. I shall not return home for several
days; Rome′s delightful, and it′s a good place for a man in my state of
mind. Oh, I know you′re sorry to leave it; but you′re right to do what
your aunt wishes."
|
Había algo tranquilamente decidido en el visitante de Isabel
que le impulsaba a querer marcharse por su propia voluntad, no despedido.
-Hay algo má 87s que debo decirle. Yo no le he pedido nada..., ni siquiera
que tenga un pensamiento para mí en el futuro; justicia que espero sabrá
usted hacerme. Sin embargo, quisiera pedirle un favor insignificante. No
pienso regresar a mi casa en unos cuantos días. Roma está deliciosa en
estos momentos y es lugar harto apropiado para un hombre en mi estado de
ánimo. ¡Ah! Yo sé que usted siente dejarla, pero me parece bien que haga
lo que su tía desea.
|
"She doesn′t even wish it!" Isabel broke out
strangely.
|
-Ni desea tal cosa ni exige nada -replicó Isabel.
|
Osmond was apparently on the point of saying
something that would match these words, but he changed his mind and
rejoined simply: "Ah well, it′s proper you should go with her, very
proper. Do everything that′s proper; I go in for that. Excuse my being so
pa tronising. You say you don′t know me, but when you do you′ll discover
what a worship I have for propriety."
|
Osmond estuvo a punto de decir algo que respondiera bien a
tales palabras, pero cambió de idea y se limitó a comentar: -Está bien; de
todos modos es correcto que vaya usted con ella, muy correcto. Haga
siempre lo correcto; ésa es mi norma. Perdone que la aconseje tanto. Usted
dice que no me conoce, pero, cuando de veras m e conozca, verá el gran
culto que profeso a la corrección.
|
"You′re not conventional?" Isabel gravely
asked.
|
-Pero usted no es un hombre convencional, ¿no es cierto?
-preguntó Isabel con gravedad.
|
"I like the way you utter that word! No, I′m
not conventional: I′m convention itself. You don′t understand that?" And
he paused a moment, smiling. "I should like to explain it." Then with a
sudden, quick, bright naturalness, "Do come back again," he pleaded.
"There are so many things we might talk about."
|
-Me gusta la manera en que dice usted esa palabra. No, no es
que sea convencional, es que soy la convención social personificada. ¿No
lo comprende usted? -Y se detuvo un instante, sonriendo-. Me gustaría
poder explicárselo. -De pronto, en una salida llena de naturalidad,
presteza y brillantez, exclamó-: ¡No deje de volver! ¡Tenemos aún tantas
cosas de qué hablar!
|
She stood there with lowered eyes. "What
service did you speak of just now?"
|
Ella permanecía con la mirada gacha.
|
"Go and see my little daughter before you
leave Florence. She′s alone at the villa; I decided not to send her to my
sister, who hasn′t at all my ideas. Tell her she must love her poor father
very much," said Gilbert Osmond gently.
|
-¿De qué favor quería usted hablarme hace un momento? -se
limitó a preguntar. -Que antes de abandonar Florencia vaya a ver a mi
hijita. Está sola en la vill a; me decidí a no enviarla a casa de mi
hermana porque ésta no comparte precisamente mis ideas. Dígale usted que
debe querer mucho a su pobre papaíto -terminó diciendo amablemente Osmond.
|
"It will be a great pleasure to me to go,"
Isabel answered. "I′ll tell her what you say. Once more good-bye."
|
-Tendré un verdadero placer en ir a verla-dijo Isabel en el
mismo tono- y le diré lo que usted me pide. Adiós otra vez.
|
On this he took a rapid, respectful leave.
When he had gone she stood a moment looking about her and seated herself
slowly and with an air of deliberation. She sat there till her companions
came back, with folded hands, gazing at the ugly carpet. Her agitation
--for it had not diminished --was very still, very deep. What had happened
was something that for a week past her imagination had been going forward
to meet; but here, when it came, she stopped --that sublime principle
somehow broke down. The working of this young lady′s spirit was strange,
and I can only give it to you as I see it, not hoping to make it seem
altogether natural. Her imagination, as I say, now hung back: there was a
last vague space it couldn′t cross --a dusky, uncertain tract which looked
ambiguous and even slightly treacherous, like a moorland seen in the
winter twilight. But she was to cross it yet.
|
Se despidió él rápida y respetuosamente. Una vez que hubo
desaparecido, Isabel se quedó pensando profundamente en sí misma y acabó
sentándose poco a poco con aire de suma preocupación. Así permaneció,
sentada, con las manos cruzadas y la vista clavada en la horrenda
alfombra, hasta que volvieron sus compañeros. Su agitación, que no había
en nada decrecido, era todavía muy intensa. Lo que acababa de ocurrir era
algo para lo que estaba ment almente preparada desde hacía un mes; pero,
cuando llegó el momento, se detuvo... y aquel principio sublime que la
inspiraba se vino en cierto modo abajo. Extraña era la manera de proceder
del espíritu de nuestra heroína, y yo no puedo presentarla más que como la
veo, sin pretender en absoluto hacerla aparecer como la cosa más natural
del mundo. Como ya he dicho, su imaginación retrocedió. Le quedaba todavía
un último y vago espacio que no podía cruzar..., algo como un camino
oscuro e incierto con no poca apariencia de ambiguo y un si es no es de
traicionero, como un espeso matorral visto a la luz del oscurecer. Pero no
le quedaba más remedio que atravesarlo.
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CHAPTER 30
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30
She returned on the morrow to Florence, under
her cousin′s escort, and Ralph Touchett, though usually restive under
railway discipline, thought very well of the successive hours passed in
the train that hurried his companion away from the city now distinguished
by Gilbert Osmond′s preference --hours that were to form the first stage
in a larger scheme of travel. Miss Stackpole had remained behind; she was
planning a little trip to Naples, to be carried out with Mr. Bantling′s
aid. Isabel was to have three days in Florence before the 4th of June, the
date of Mrs. Touchett′s departure, and she determined to devote the last
of these to her promise to call on Pansy Osmond. Her plan, however, seemed
for a moment likely to modify itself in deference to an idea of Madame
Merle′s. This lady was still at Casa Touchett; but she too was on the
point of leaving Flo rence, her next station being an ancient castle in
the mountains of Tuscany, the residence of a noble family of that country,
whose acquaintance (she had known them, as she said, "forever") seemed to
Isabel, in the light of certain photographs of their immense crenellated
dwelling which her friend was able to show her, a precious privilege. She
mentioned to this fortunate woman that Mr. Osmond had asked her to take a
look at his daughter, but didn′t mention that he had also made her a
declaration of love.
|
A la mañana siguiente Isabel regresó a Florencia en compañía
de su primo, quien, aunque contrario a la disciplina del ferrocarril,
consideró de todo punto admirables aquellas horas pasadas en el tren, ya
que con ellas se alejaba su compañera de la ciudad a la que ahora cabía el
honor de ser la preferida de Gilbert Osmond, unas horas que tal vez
empezaban a delinearse como la primera etapa de un extenso proyecto de
viajes. La señorita Stackpole se había quedado en Roma, pues planeaba
hacer una pequeña excursión a Nápoles con la ayuda y bajo la guía del
señor Bantling. Isabel debía pasar aún tres días en Florencia antes de la
partida de la señora Touchett, fijada para el día 4 de junio, y resolvió
dedicar el último de ellos a cumplir la promesa que hiciera a Osmond de ir
a visitar a su hijita. Sin embargo, tal proyecto estuvo a punto de sufrir
una leve alteración por deferencia a una idea de madame Merle. Continuaba
todavía esta señora en casa de la señora Touchett, pero estaba también en
vísperas de abandonar Florencia para trasladarse a un antiguo castillo
situado en las montañas de la Toscana y residencia de una aristocrática
familia del país, cuya amistad (como ella decía, los conocía de toda la
vida) se le antojaba a Isabel, a juzgar por ciertas fotografías del
inmenso y almenado edificio que su amiga tuvo a bien mostrarle, un
extraordinario privilegio. Refirió, pues, a tan privilegiada mujer el
hecho de que el señor Osmond le había pedido que fuese a ver a su hijita,
pero sin decirle que antes le hiciera una declaración de amor.
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"Ah, comme cela se trouve!" Madame Merle
exclaimed. "I myself have been thinking it would be a kindness to pay the
child a little visit before I go off."
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Madame Merle exclamó: -Ab, comme ce la se trouve!
Precisamente, yo también estaba pensando en ir a ver a la chiquilla antes
de marcharme.
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"We can go together then," Isabel reasonably
said: "reasonably" because the proposal was not uttered in the spirit of
enthusiasm. She had prefigured her small pilgrimage as made in solitude;
she should like it better so. She was n evertheless prepared to sacrifice
this mystic sentiment to her great consideration for her friend.
|
A lo cual respondió Isabel sensatamente: -Podemos ir juntas si
le parece. Digo «sensatamente» porque no fue una proposición hecha con
verdadero entusiasmo. Se había hecho ella la ilusión de realizar aquella
corta peregrinación a solas, cosa que le habría gustado seguramente más.
No obstante, estaba gentilmente dispuesta a sacrificar tal sentimiento un
tanto místico a la consideración que por su amiga sentía.
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That personage finely meditated. "After all,
why should we both go; having, each of us, so much to do during these last
hours?"
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Sin embargo, después de pensarlo detenidamente, la importante
dama dijo: -¿Para qué vamos a ir las dos, teniendo como tenemos tantas
cosas que hacer ambas en estas últimas horas?
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"Very good; I can easily go alone."
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-Bueno; en tal caso puedo ir yo sola. par
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"I don′t know about your going alone --to the
house of a handsome bachelor. He has been married --but so long ago!"
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-No sé hasta qué punto está bien que vaya usted sola... a casa
de un apuesto soltero. Estuvo casado, como sabe.,., pero hace ya tanto
tiempo...
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Isabel stared. "When Mr. Osmond′s away what
does it matter?"
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-Pero, si se halla ausente, ¿qué importancia tiene eso?
-repuso Isabel, turbada.
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"They don′t know he′s away, you see."
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-Tenga en cuenta que ellos no saben que se encuentra ausente.
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"They? Whom do you mean?"
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-¿Quiénes son ellos? ¿A quiénes se refiere usted?
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"Every one. But perhaps it doesn′t signify."
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-A todo el mundo. Aunque, a lo mejor, no tiene la menor
importancia.
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"If you were going why shouldn′t I?" Isabel
asked.
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-Si usted puede ir, ¿por qué no he de poder ir yo también?
-preguntó Isabel.
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"Because I′m an old frump and you′re a
beautiful young woman."
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-Porque yo soy una vieja cascarrabias y usted es una joven
hermosa.
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"Granting all that, you′ ve not promised."
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-Admitido todo eso, usted no ha hecho ninguna promesa de ir.
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"How much you think of your promises!" said
the elder woman in mild mockery.
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-¡¡Cuánto le preocupan a usted sus promesas! -exclamó la dama
con acento levemente burlón.
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"I think a great deal of my promises. Does
that surprise you?"
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-Me preocupan mucho. ¿Le llama eso la atención?
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"You′re right," Madame Merle audibly
reflected. "I really think you wish to be kind to the child."
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-Tiene usted razón -murmuró madame Merle-. De veras, creo que
debe portarse bien con la muchachita, ser buena con ella.
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"I wish very much to be kind to her."
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-Tengo un gran deseo de serlo.
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"Go and see her then; no one will be the
wiser. And tell her I′d have come if you hadn′t. Or rather," Madame Merle
added, "DON′T tell her. She won′t care."
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-Entonces, vaya a verla; nadie podría ser más prudente que
usted. Y dígale que, si usted no hubiera ido, habría ido yo. O mejor
-añadió madame Merle-, no se lo diga; va a importarle un comino.
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As Isabel drove, in the publicity of an open
vehicle, along the winding way which led to Mr. Osmond′s hill-top, she
wondered what her friend had meant by no one′s being the wiser. Once in a
[sic}">while, at large intervals, this lady, whose voyaging
discretion, as a general thing, was rather of the open sea than of the
risky channel, dropped a remark of ambiguous q uality, struck a note that
sounded false. What cared Isabel Archer for the vulgar judgements of
obscure people? and did Madame Merle suppose that she was capable of doing
a thing at all if it had to be sneakingly done? Of course not: she must
have meant something else --something which in the press of the hours that
preceded her departure she had not had time to explain. Isabel would
return to this some day; there were sorts of things as to which she liked
to be clear. She heard Pansy strumming at the piano in another place as
she herself was ushered into Mr. Osmond′s drawing-room; the little girl
was "practising," and Isabel was pleased to think she performed this duty
with rigour. She immediately came in, smoothing down her frock, and did
the honours of her father′s house with a wide-eyed earnestness of
courtesy. Isabel sat there half an hour, and Pansy rose to the occasion as
the small, winged fairy in the pantomime soars by the aid of the
dissimulated wire --not chattering, but conversing, and showing the same
respectful interest in Isabel′s affairs that Isabel was so good to take in
hers. Isabel wondered at her; she had never had so directly presented to
her nose the white flower of cultivated sweetness. How well the child had
been taught, said our admiring young woman; how prettily she had been
directed and fashioned; and yet how simple, how natural, how innocent she
had been kept! Isabel was fond, ever, of the question of character and
quality, of sounding, as who should say, the deep personal mystery, and it
had pleased her, up to this time, to be in doubt as to whether this tender
slip were not really all-knowing. Was the extremity of her candour but the
perfection of self-consciousness? Was it put on to please her father′s
visitor, or was it the direct expression of an unspotted nature? The hour
that Isabel spent in Mr. Osmond′s beautiful empty, dusky rooms --the
windows had been half-darkened, to keep out the heat, an d here and there,
through an easy crevice, the splendid summer day peeped in, lighting a
gleam of faded colour or tarnished gilt in the rich gloom --her interview
with the daughter of the house, I say, effectually settled this question.
Pansy was really a blank page, a pure white surface, successfully kept so;
she had neither art, nor guile, nor temper, nor talent --only two or three
small exquisite instincts: for knowing a friend, for avoiding a mistake,
for taking care of an old toy or a new frock. Yet to be so tender was to
be touching withal, and she could be felt as an easy victim of fate. She
would have no will, no power to resist, no sense of her own importance;
she would easily be mystified, easily crushed: her force would be all in
knowing when and where to cling. She moved about the place with her
visitor, who had asked leave to walk through the other rooms again, where
Pansy gave her judgement on several works of art. She spoke of her
prospects, her occupati ons, her father′s intentions; she was not
egotistical, but felt the propriety of supplying the information so
distinguished a guest would naturally expect.
|
Mientras Isabel se dirigía públicamente en coche abierto por
el empinado camino hacia la villa del señor Osmond, iba pensando en qué
habría querido decir madame Merle con aquello de que nadie podría se r más
prudente. El hecho era que, de vez en cuando, aquella dama cuya discreción
viajera parecía por lo general más avezada a los embates del mar abierto
que a los riesgos de los canales ocultos, dejaba caer una frase de índole
ambigua o hacía sonar una nota falsa. ¿Qué le importaba Isabel Archer el
juicio vulgar de la gente insignificante? ¿Cómo podía imaginar madame
Merle que ella era capaz de hacer las cosas a hurtadillas? No era eso,
seguramente. Debía de haber algo más..., algo que, en el apresuramiento de
las horas que preceden a la partida, no había tenido tiempo de explicar.
Isabel tendría que volver sobre ello algún día, porque había cosas en las
que deseaba actuar siempre con toda claridad. Al llegar a la villa, oyó a
Pansy aporreando el piano en una habitación distinta de aquella donde la
introdujer on en su primera visita al salón del señor Osmond. La
muchachita estaba «practicando», e Isabel tuvo la satisfacción de notar
que ponía en ello todo su empeño. La jovencita acudió enseguida su
encuentro alisándose el trajecito e hizo los honores de la casa de su
padre con gran desenvoltura y exquisita cortesía. Isabel permaneció
sentada allí durante una media hora, y Pansy supo encumbrarse a sus ojos
en tal ocasión como el hada diminuta y alada de la pantomima que se eleva
por medio de hilos invisibles, sin ponerse a chismorrear sino a conversar,
mostrando por las cosas de Isabel el mismo interés respetuoso que la otra
se dignaba mostrar por las de ella. Isabel la miraba con arrobamiento;
jamás había tenido ante los ojos la flor blanca de la afabilidad tan
minuciosamente cultivada. Nuestra joven admiradora manifestó su
complacencia al v er lo bien enseñada que estaba la jovencita, lo
inteligentemente que la habían ido formando y modelando y, pese a ello, lo
sencilla, natural e inocente que hasta entonces se había conservado. Le
gustaba mucho a Isabel conocer el carácter y la calidad de las personas,
bucear, como quien dice, en las profundidades misteriosas de las almas,
pero hasta entonces .le había agradado dudar si aquel tierno pimpollo lo
sabría ya todo. Se preguntaba si su extrema ingenuidad era un disfraz de
la perfecta conciencia de sí misma que empleaba para agradar a una
conocida de su padre, o si era la manifestación pura y sincera de una
naturaleza todavía inmaculada. La hora que Isabel pasó en las hermosas
salas vacías y penumbrosas -pues las ventanas estaban medio entornadas
para evitar el calor y la luz del espléndido día casi estival que se
filtraba a través de algunas rendijas p rendiendo un fulgor de color
desvaído, o de oro apagado, en la rica oscuridad-, tal hora en
conversación con la muchachita le proporcionó la solución del inquietante
problema que la atormentaba. Se convenció, pues, de que Pansy era una hoja
en blanco, una superficie alba y pura, por fortuna conservada
cuidadosamente en tal estado. Carecía de artificio, de estratagema, de
temperamento, de talento..., y sólo poseía dos o tres instintos
exquisitos, si bien insignificantes: el de conocer al amigo, el de evitar
un error, el de cuidar una vieja muñeca o un nuevo vestido. Sin embargo,
siendo tan tierna tenía que ser además conmovedora, y daba la impresión de
que sería una víctima fácil del destino. No tendría jamás voluntad ni
fuerza para resistir, ni el sentido de su propia importancia; se prestaría
fácilmente al engaño y no costaría trabajo amilanarla; su única fuerza
consistiría en saber cómo y cuándo tendría que adherirse a algo. Acompañó
a su visitante por las habitaciones de la casa, que la otra había deseado
ver de nuevo, y supo exponer su opinión personal respecto a algunas de las
obras de arte en ellas contenidas. Habló igualmente de sus proyectos, de
sus ocupaciones, de los propósitos de su padre. No se mostró excesivamente
egocéntrica, pero se consideró en el deber de ofrecer a aquella
distinguida amiga de su padre toda la información que pudiera necesitar.
|
"Please tell me," she said, "did papa, in
Rome, go to see Madame Catherine? He told me he would if he had time.
Perhaps he had not time. Papa likes a great deal of time. He wished to
speak about my education; it isn′t finished yet, you know. I don′t know
what they can do with me more; but it appears it′s far from finished. Papa
told me one day he thought he would finish it himself; for the last year
or two, at the convent, the masters that teach the tall girls are so very
dear. Papa′s not rich, and I should be very sorry if he were to pay much
money for me, because I don′t think I′m worth it. I don′t learn quickly
enough, and I have no memory. For what I′m told, yes --especially when
it′s pleasant; but not f or what I learn in a book. There was a young girl
who was my best friend, and they took her away from the convent, when she
was fourteen, to make --how do you say it in English? --to make a _dot_.
You don′t say it in English? I hope it isn′t wrong; I only mean they
wished to keep the money to marry her. I don′t know whether it is for that
that papa wishes to keep the money --to marry ME. It costs so much to
marry!" Pansy went on with a sigh; "I think papa might make that economy.
At any rate I′m too young to think about it yet, and I don′t care for any
gentleman; I mean for any but him. If he were not my papa I should like to
marry him; I would rather be his daughter than the wife of --of some
strange person. I miss him very much, but not so much as you might think,
for I′ve been so much away from him. Papa has always been principally for
holidays. I miss Madame Catherine almost more; but you must not tell him
that. You shall not see him again? I′m very sorry, and he ′ll be sorry
too. Of everyone who comes here I like you the best. That′s not a great
compliment, for there are not many people. It was very kind of you to come
to-day --so far from your house; for I′m really as yet only a child. Oh,
yes, I′ve only the occupations of a child. When did YOU give them up, the
occupations of a child? I should like to know how old you are, but I don′t
know whether it′s right to ask. At the convent they told us that we must
never ask the age. I don′t like to do anything that′s not expected; it
looks as if one had not been properly taught. I myself --I should never
like to be taken by surprise. Papa left directions for everything. I go to
bed very early. When the sun goes off that side I go into the garden. Papa
left strict orders that I was not to get scorched. I always enjoy the
view; the mountains are so graceful. In Rome, from the convent, we saw
nothing but roofs and bell-towers. I practise three hours. I don′t play
very well. You play yourself? I wish very much you′d play something for
me; papa has the idea that I should hear good music. Madame Merle has
played for me several times; that′s what I like best about Madame Merle;
she has great facility. I shall never have facility. And I′ve no voice
--just a small sound like the squeak of a slate-pencil making flourishes."
|
-Dígame, por favor, ¿sabe si, en Roma, mi papá fue ver a la
madre Catherine? -preguntó-. El me dijo que lo haría, pero tal vez no haya
tenido tiempo. Creo que quería hablarle sobre el asunto de mi educación.
Un d ía, papá me dijo que tendría que terminarla él mismo porque el último
o los dos últimos años los profesores que enseñan en el convento son muy
caros. Papá no es rico, y yo sentiría mucho que tuviese que pagar tanto
dinero por mí, porque creo que no lo valgo. No soy muy lista para
aprender, no tengo memoria suficiente. Para lo que me cuentan sí la tengo,
sobre todo si es algo divertido; pero no para las cosas que se aprenden en
los libros. Había una muchacha que era mi mejor amiga, y la retiraron del
convento a los catorce años para hacerle..., ¿cómo se dice en inglés?...,
para hacerle una dot . ¿No se dice también así en inglés? A mí no me
parece mal. Yo creo que no está mal. Bueno, lo que quiero decir es que
querían guardar el dinero para poder casarla. Yo no sé si es para eso para
lo que papá quiere también ahorrar dinero..., para casarme. Debe de costar
mucho dinero casarse. -Pansy se detuvo un instante, suspiró y prosiguió-:
Me parece que papá quiere ahorrarse ese gasto del convento. De todas
formas, yo soy todavía demasiado joven y no me importan nada los señores;
el único que me interesa es papá. Si no fuera mi papá, me gustaría casarme
con él, pero, siendo así, prefiero ser su hija que la esposa... de un
extraño. Lo echo mucho de menos, aunque no tanto como usted podría creer,
porque he estado lejos de él mucho tiempo. Con papá he pasado, sobre todo,
las vacaciones. También echo mucho de menos a la madre Catherine, pero no
se l o diga a él. ¿No va a volver a verle? Pues lo siento mucho, y estoy
segura de que él también lo sentirá. De todas las personas que vienen
aquí, la que más me gusta es usted. No es un gran cumplido, porque la
verdad es que viene muy poca gente. Ha sido usted muy buena viniendo
hoy..., con lo lejos que estamos de su casa, porque, después de todo, yo
no soy todavía más que una niña. Hasta ahora no tengo más entretenimientos
que los de las niñas. ¿Cuándo dejó usted de tener esos entretenimientos de
niña? Me gustaría saber la edad que tiene, pero no es correcto
preguntarlo. En el convento nos enseñaron que no debíamos preguntar nunca
la edad a los demás. A mí no me gusta hacer nada que no se espere, porque
parece que no le han enseñado a una como es debido. Tampoco me gustaría
que me pil laran por sorpresa. Papá me dio instrucciones para todo. Me
acuesto muy temprano. Cuando el sol da de ese lado, me voy al jardín. Papá
me dio órdenes muy estrictas de que no dejara que el sol me quemase la
piel. La vista desde aquí me encanta cada vez más, y las montañas son cada
día más hermosas. En Roma, desde el convento, no se ven más que techos de
casas y campanarios. Todos los días practico piano tres horas, pero no
toco muy bien. ¿Toca usted también? Me gustaría mucho que tocase algo para
mí. Madame Merle ha tocado varias veces para mí sola, y eso es lo que más
me gusta de ella. A papá le gusta que oiga buena música. Madame Merle
tiene una facilidad enorme, pero yo no tendré nunca verdadera facilidad.
Además, no tengo voz..., mi voz es como el chirrido de un pizarrin cuando
se garabatea en é el.
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Isabel gratified this respectful wish, drew
off her gloves and sat down to the piano, while Pansy, standing beside
her, watched her white hands move quickly over the keys. When she stopped
she kissed the child good-bye, held her close, looked at her long. "Be
very good," she said; "give pleasure to your father."
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Isabel satisfizo aquel respetuoso deseo; se quitó los guantes
y se sentó al piano, teniendo a su lado a Pansy, que admiraba sus blancas
y finas manos deslizándose ligeramente sobre el teclado. Cuando terminó,
dio a la niña un beso de despedida, la estrechó contra su corazón, la miró
durante un rato y le dijo: -Procura ser muy buena y dar gusto a tu padre.
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"I think that′s what I live for," Pansy
answered. "He has not much pleasure; he′s rather a sad man."
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-Creo que es precisamente para eso para lo que vivo -repuso
Pansy-. El pobre no lo pasa muy bien; es más que nada un hombre triste.
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Isabel listened to this assertion with an
interest which she felt it almost a torment to be obliged to conceal. It
was her pride that obliged her, and a certain sense of decency; there were
still other things in her head which she felt a strong impulse, instantly
checked, to say to Pansy about her father; there were things it would have
given her pleasure to hear the child, to make the child, say. But she no
sooner became conscious of these things than her imagination was hushed
with horror at the idea of taking advantage of the little girl --it was of
this she would have accused herself --and of exhaling into that air where
he might still have a subtle sense for it any breath of her charmed state.
She had come --she had come; but she had stayed only an hour. She rose
quickly from the music-stool; even then, however, she lingered a moment,
still holding her small companion, drawing the child′s sweet slimness
closer and looking down at her almost in envy. She was obliged to confess
it to herself --she would have taken a passionate pleasure in talking of
Gilbert Osmond to this innocent, diminutive creature who was so near him.
But she said no other word; she only kissed Pansy once again. They went
together through the vestibule, to the door that opened on the court; and
there her young hostess stopped, looking rather wistfully beyond. "I may
go no further. I′ve promised papa not to pass this door."
|
Isabel escuchó semejante declaración con un interés tal que le
pareció un) tormento la sola idea de querer ocultarlo. La detenían su
orgullo y un indiscutible sentimiento de la conveniencia, pues eran muchas
otras las cosas que le rondaban por la cabeza y que ella sentía irrefren
able impulso de hacerle decir a Pansy acerca de su padre; impulso que, sin
embargo, lograba contener. Muchas cosas le habría gustado oír de boca de
la muchachita, pero, en cuanto se dio cuenta de su malsano deseo, desechó
con horror la idea de aprovecharse de la joven -toda su vida habría tenido
que estar arrepintiéndose de ello- y de dejar flotando en aquel ambiente,
donde él podía luego tener la sensación de estar respirándolo, el aroma de
su encantada persona. Ella había ido..., había ido, pero sólo para
permanecer una hora. Isabel se levantó rápidamente del taburete del piano,
pero permaneció allí un poco más todavía, enlazando cada vez con más
afecto el tierno busto de la muchachita y mirándola casi con envidia. No
podía por menos de confesarse a sí misma que habría experimentado un i
nmenso placer en hablarle de Gilbert Osmond a aquella diminuta criatura
que tan unida estaba a él por los lazos de la sangre. Pero no dijo una
palabra más y se limitó a besarla otra vez. Fueron juntas por el vestíbulo
hasta la puerta que daba al patio. La muchachita se detuvo allí y dijo
mirando con anhelo hacía fuera: -No puedo ir más allá; le prometí a papá
que no pasaría de esta puerta.
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"You′re right to obey him; he′ll never ask
you anything unreasonable."
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-Haces muy bien en obedecerle, porque nunca te pedirá nada que
no sea razonable.
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"I shall always obey him. But when will you
come again?"
|
-Yo le obedeceré siempre. Pero ¿cuándo volverá usted?
|
"Not for a long time, I′m afraid."
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-Me temo que tardaré bastante.
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"As soon as you can, I hope. I′m only a
little girl," said Pansy, "but I shall always expect you." And the small
figure stood in the high, dark doorway, watching Isabel cross the clear,
grey court and disappear into the brightness beyond the big portone, which
gave a wider dazzle as it opened.
|
-Espero que sea cuanto antes -dijo Pansy-. Yo no soy más que
una chiquilla, pero la esperaré siempre. Y la pequeña silueta de la joven
cita quedó recortada en el alto y oscuro umbral mientras Isabel atravesaba
el ancho y claro patio y desaparecía en la gloriosa luz de la tarde por el
portone, que, al abrirse, dio paso a una claridad más intensa.
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CHAPTER 31
|
31
Isabel came back to Florence, but only after
several months; an i sufficiently replete with incident. It is not,
however, during this interval that we are closely concerned with her; our
attention is engaged again on a certain day in the late spring-time,
shortly after her return to Palazzo Crescentini and a year from the date
of the incidents just narrated. She was alone on this occasion, in one of
the smaller of the numerous rooms devoted by Mrs. Touchett to social uses,
and there was that in her expression and attitude which would have
suggested that she was expecting a visitor. The tall window was open, and
though its green shutters were partly drawn the bright air of the garden
had come in through a broad interstice and filled the room with warmth and
perfume. Our young woman stood near it for some time, her hands clasped
behind her; she ga zed abroad with the vagueness of unrest. Too troubled
for attention she moved in a vain circle. Yet it could not be in her
thought to catch a glimpse of her visitor before he should pass into the
house, since the entrance to the palace was not through the garden, in
which stillness and privacy always reigned. She wished rather to forestall
his arrival by a process of conjecture, and to judge by the expression of
her face this attempt gave her plenty to do. Grave she found herself, and
positively more weighted, as by the experience of the lapse of the year
she had spent in seeing the world. She had ranged, she would have said,
through space and surveyed much of mankind, and was therefore now, in her
own eyes, a very different person from the frivolous young woman from
Albany who had begun to take the measure of Europe on the lawn at
Gardencourt a couple of years before. She flattered herself she had
harvested wisdom and learned a great deal more of life than this ligh
t-minded creature had even suspected. If her thoughts just now had
inclined themselves to retrospect, instead of fluttering their wings
nervously about the present, they would have evoked a multitude of
interesting pictures. These pictures would have been both landscapes and
figure-pieces; the latter, however, would have been the more numerous.
With several of the images that might have been projected on such a field
we are already acquainted. There would be for instance the conciliatory
Lily, our heroine′s sister and Edmund Ludlow′s wife, who had come out from
New York to spend five months with her relative. She had left her husband
behind her, but had brought her children, to whom Isabel now played with
equal munificence and tenderness the part of maiden-aunt. Mr. Ludlow,
toward the last, had been able to snatch a few weeks from his forensic
triumphs and, crossing the ocean with extreme rapidity, had spent a month
with the two ladies in Paris before taking his wife home. The little
Ludlows had not yet, even from the American point of view, reached the
proper tourist-age; so that while her sister was with her Isabel had
confined her movements to a narrow circle. Lily and the babies had joined
her in Switzerland in the month of July, and they had spent a summer of
fine weather in an Alpine valley where the flowers were thick in the
meadows and the shade of great chestnuts made a resting-place for such
upward wanderings as might be undertaken by ladies and children on warm
afternoons. They had afterwards reached the French capital, which was
worshipped, and with costly ceremonies, by Lily, but thought of as noisily
vacant by Isabel, who in these days made use of her memory of Rome as she
might have done, in a hot and crowded room, of a phial of something
pungent hidden in her handkerchief.
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Isabel no volvió a Florencia hasta pasados unos cuantos meses,
intervalo de su vida cargado de incidentes. Sin embargo, no es lo sucedido
en tal intervalo lo que de ella nos interesa. Nuestra atención se
concentra de nuevo en el Palazzo Crescentini, en cierto día del final de
la primavera y justamente un año después de los acontecimientos de que
acabamos de dar cuenta. En aquel instante se encontraba Isabel sola en uno
de los diver sos salones dedicados por la señora Touchett a las atenciones
sociales, y por su actitud se podría creer que esperaba a algún visitante.
La gran ventana de la habitación estaba abierta y, aunque sus verdes
celosías quedaban entornadas, el aire del jardín penetraba en la estancia
llenándola de su inefable aroma y su tibieza. Nuestra heroína permaneció
junto a ella durante algún tiempo con las manos cruzadas detrás de la
espalda y mirando hacia el exterior con cierta inquietud. Incapaz de
centrar su atención, se movía en un círculo de escaso radio. Sin embargo,
no podía esperar divisar al visitante cuando llegara a la casa, porque la
entrada del palacio no daba precisamente al jardín, en el que reinaban la
calma y la intimidad más completas. Intentaba más bien adivinar su llegada
haciendo conjeturas y, a juzgar por la expresió′97n de su semblante, era
cosa que le costaba no poco esfuerzo. Se veía ahora a sí misma más seria y
mucho más serena gracias a la experiencia de todo un año pasado viajando.
Como ella decía, había recorrido mucho espacio y observado a gran parte de
la humanidad, y a sus propios ojos se sentía una persona bien distinta de
la frívola joven de Albany que, dos años antes, se había dedicado,
empezando por la mansión de Gardencourt, a tomarle medida al mundo.
Enorgullecíase con razón de haber atesorado mucha más sabiduría y de haber
conocido de la vida mucho más de lo que nunca hubiera sospechado. Si sus
ideas se hubiesen complacido en llevarla hacia atrás en vez de agitar sus
nerviosas alas en torno a lo presente, habrían evocado en ella un gran
número de interesantes cuadros, unos de meros paisajes, los otros de fi
guras y estos últimos mucho más numerosos que los primeros. Ya conocemos
sobradamente a muchas de las figuras susceptibles de ser proyectadas en
ese campo visual. Por ejemplo, no podría faltar allí la acomodaticia Lily,
hermana de nuestra heroína y esposa de Edmund Ludlow, que había llegado de
Nueva York para pasar cinco meses con Isabel. La hermana había dejado a su
marido en América, pero se había llevado a sus hijos, con los que Isabel
desempeñaba con igual generosidad que ternura el simpático papel de tía
soltera. Hacia el final de la estancia de Lily en Europa, el señor Ludlow
logró concederse unas pocas semanas de asueto en sus triunfos forenses y,
después de atravesar con gran celeridad el océano, pasó todo un mes con
las dos damas en París antes de volver con su mujer a su casa de América.
Los pequeños Ludlow no estaban todavía en edad turística ni siquiera con
arreglo al criterio americano, de manera que, mientras su hermana estuvo
con ella, Isabel hubo de restringir sus actividades a un pequeño círculo.
Lily y los niños se habían reunido con ella en Suiza durante el mes de
julio, y pasaron un delicioso período estival en un valle alpino donde las
praderas rebosaban de flores y las frondosas copas de los castaños
brindaban con la hospitalidad de su fresca sombra un exquisito lugar de
reposo para las fatigosas excursiones que pudieran emprender montaña
arriba niños y señoras en las calientes tardes veraniegas. Después de
Suiza habían ido a la capital francesa, a la que Lily rindió tributo en el
acto con ceremonias altamente costosas, pero que Isabel consideraba tan
ruidosamente vacía que en tal tiempo echó mano de sus recuerdos de Roma,
como p odía haber echado mano en una habitación abarrotada de gente, e
insoportable por el calor, de un frasco de sales oculto en su pañuelo.
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Mrs. Ludlow sacrificed, as I say, to Paris,
yet had doubts and wonderments not allayed a t that altar; and after her
husband had joined her found further chagrin in his failure to throw
himself into these speculations. They all had Isabel for subject; but
Edmund Ludlow, as he had always done before, declined to be surprised, or
distressed, or mystified, or elated, at anything his sister-in-law might
have done or have failed to do. Mrs. Ludlow′s mental motions were
sufficiently various. At one moment she thought it would be so natural for
that young woman to come home and take a house in New York --the
Rossiters′, for instance, which had an elegant conservatory and was just
round the corner from her own; at another she couldn′t conceal her
surprise at the girl′s not marrying some member of one of the great
aristocracies. On the whole, as I have said, she had fallen from high
communion with the probabilities. She had taken more satisfaction in
Isabel′s accession of fortune than if the money had been left to herself;
it had seemed to her to offer just the p roper setting for her sister′s
slightly meagre, but scarce the less eminent figure. Isabel had developed
less, however, than Lily had thought likely --development, to Lily′s
understanding, being somehow mysteriously connected with morning-calls and
evening-parties. Intellectually, doubtless, she had made immense strides;
but she appeared to have achieved few of those social conquests of which
Mrs. Ludlow had expected to admire the trophies. Lily′s conception of such
achievements was extremely vague; but this was exactly what she had
expected of Isabel --to give it form and body. Isabel could have done as
well as she had done in New York; and Mrs. Ludlow appealed to her husband
to know whether there was any privilege she enjoyed in Europe which the
society of that city might not offer her. We know ourselves that Isabel
had made conquests --whether inferior or not to those she might have
effected in her native land it would be a delicate matter to decide; and
it is not a ltogether with a feeling of complacency that I again mention
that she had not rendered these honourable victories public. She had not
told her sister the history of Lord Warburton, nor had she given her a
hint of Mr. Osmond′s state of mind; and she had had no better reason for
her silence than that she didn′t wish to speak. It was more romantic to
say nothing, and, drinking deep, in secret, of romance, she was as little
disposed to ask poor Lily′s advice as she would have been to close that
rare volume forever. But Lily knew nothing of these discriminations, and
could only pronounce her sister′s career a strange anti-climax --an
impression confirmed by the fact that Isabel′s silence about Mr. Osmond,
for instance, was in direct proportion to the frequency with which he
occupied her thoughts. As this happened very often it sometimes appeared
to Mrs. Ludlow that she had lost her courage. So uncanny a result of so
exhilarating an incident as inheriting a fortune was of course perplexing
to the cheerful Lily; it added to her general sense that Isabel was not at
all like other people.
|
Como ya queda dicho, la señora Ludlow presentó su ofrenda a
París, pero tuvo dudas y asombros imposibles de aliviar en semejante
altar; y, una vez que su marido se reunió con ella, experimentó todavía
más pena al ver la incapacidad de éste para entregarse de lleno a tales
especulaciones que tenían siempre a Isabel como tema del máximo interés.
Como había hecho siempre hasta entonces, no se prestó a mostrarse
sorprendido, o apenado, o defraudado, o entusiasmado, por nada de lo que
pudiera hacer o dejar de hacer su cuñada. Las nociones mentales de la
señora Ludlow eran de lo más variadas. Unas veces pensaba que su joven
hermana debía volver a su paí′92s y tomar una casa en Nueva York, como por
ejemplo la de los Rossiter, que tenía un precioso invernadero y estaba
cerca de la de ellos, a la vuelta de la esquina; en cambio, otras no podía
por menos de manifestar su gran sorpresa por que la muchacha no estuviera
ya casada con uno de los personajes más distinguidos de las grandes
familias. Como ya se ha dicho, no había logrado establecer contacto con
las probabilidades. Experimentaba más satisfacción corla prosperidad de
Isabel que con la idea de que le hubiesen dejado a ella todo aquel dinero;
le parecía que proporcionaba el merecido reposo a la figura un tanto
endeble, pero no por ello menos eminente, de su hermana. Sin embargo,
Isabel había progresado menos de lo que su hermana esperaba, consistiendo
para Lily aquel progreso en algo misterioso relacionado con las visitas de
la mañana y las reuniones de la tarde y de la noche. No le cabí a duda de
que intelectualmente había avanzado a pasos de gigante, pero en cuanto a
lo social no parecía haber realizado las numerosas conquistas cuyos
trofeos ella esperaba haber podido admirar. La idea que Lily se había
forjado de tales conquistas era sumamente vaga, pero eso era precisamente
lo que ella esperaba de su hermana, que les diese cuerpo y forma
palpables. Sin duda alguna, Isabel podía haber logrado todo aquello en
Nueva York, y la señora Ludlow apeló a su marido para que le dijera si
había un privilegio de cualquier índole del que su hermana disfrutase en
Europa y que no pudiera ofrecerle la sociedad de Nueva York. Ya sabemos
que Isabel había hecho conquistas; si eran superiores o inferiores a las
que habría logrado realizar en su propio país, es cosa que no nos incumbe
definir en este momento. Y es para nosotros un gran placer volver a
declarar que se abstuvo de dar publ icidad a tales victorias. Así, no
había dicho una sola palabra a su hermana sobre la historia de lord
Warburton, ni tampoco sobre el estado de ánimo del señor Osmond, aunque no
tenía más motivos para querer guardar silencio que para querer hablar,
salvo que era mucho más romántico no mencionar tales asuntos. Y, como
estaba saboreando profundamente y en el mayor secreto aquella novela de su
vida, se sentía tan poco dispuesta a pedir consejo a su hermana Lily como
lo habría estado a cerrar para siempre aquel delicioso volumen. Pero Lily
no podía comprender todos esos distingos y lo único que estaba a su
alcance era sentenciar que la carrera de su hermana parecía una extraña
contra culminación, impresión confirmada por el hecho de que su silencio
respecto al señor Osmond, por ejemplo, estuviera en proporción directa con
la frecuenci a con que éste ocupaba su pensamiento. Dado que ello sucedía
con harta frecuencia, lo menos que la señora Ludlow llegó a pensar es que
su hermana había perdido su anterior ánimo. Resultado tan insólito de un
hecho tan extraordinario como el haber heredado una fortuna llovida del
cielo no podía menos de sumir en honda perplejidad a la ingenua y alegre
Lily, y la ratificaba en su idea de que Isabel no era como el resto de la
gente.
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Our young lady′s courage, however, might have
been taken as reaching its height after her relations had gone home. She
could imagine braver things than spending the winter in Paris --Paris had
sides by which it so resembled New York, Paris was like smart, neat prose
--and her close correspondence with Madame Merle did much to stimulate
such flights. She had never had a keener sense of freedom, of the absolute
boldness and wantonness of liberty, than when she turned away from the
platform at the Euston Station on one of the last days of November, after
the departure of the train that was to convey poor Lily, her husband and
her children to their ship at Liverpool. It had been good for her to
regale; she was very conscious of that; she was very obse rvant, as we
know, of what was good for her, and her effort was constantly to find
something that was good enough. To profit by the present advantage till
the latest moment she had made the journey from Paris with the unenvied
travellers. She would have accompanied them to Liverpool as well, only
Edmund Ludlow had asked her, as a favour, not to do so; it made Lily so
fidgety and she asked such impossible questions. Isabel watched the train
move away; she kissed her hand to the elder of her small nephews, a
demonstrative child who leaned dangerously far out of the window of the
carriage and made separation an occasion of violent hilarity, and then she
walked back into the foggy London street. The world lay before her --she
could do whatever she chose. There was a deep thrill in it all, but for
the present her choice was tolerably discreet; she chose simply to walk
back from Euston Square to her hotel. The early dusk of a November
afternoon had already closed in; the s treet-lamps, in the thick, brown
air, looked weak and red; our heroine was unattended and Euston Square was
a long way from Piccadilly. But Isabel performed the journey with a
positive enjoyment of its dangers and lost her way almost on purpose, in
order to get more sensations, so that she was disappointed when an
obliging policeman easily set her right again. She was so fond of the
spectacle of human life that she enjoyed even the aspect of gathering dusk
in the London streets --the moving crowds, the hurrying cabs, the lighted
shops, the flaring stalls, the dark, shining dampness of everything. That
evening, at her hotel, she wrote to Madame Merle that she should start in
a day or two for Rome. She made her way down to Rome without touching at
Florence --having gone first to Venice and then proceeded southward by
Ancona. She accomplished this journey without other assistance than that
of her servant, for her natural protectors were not now on the ground.
Ralph Touc hett was spending the winter at Corfu, and Miss Stackpole, in
the September previous, had been recalled to America by a telegram from
the _Interviewer_. This journal offered its brilliant correspondent a
fresher field for her genius than the mouldering cities of Europe, and
Henrietta was cheered on her way by a promise from Mr. Bantling that he
would soon come over to see her. Isabel wrote to Mrs. Touchett to
apologise for not presenting herself just yet in Florence, and her aunt
replied characteristically enough. Apologies, Mrs. Touchett intimated,
were of no more use to her than bubbles, and she herself never dealt in
such articles. One either did the thing or one didn′t, and what one
"would" have done belonged to the sphere of the irrelevant, like the idea
of a future life or of the origin of things. Her letter was frank, but (a
rare case with Mrs. Touchett) not so frank as it pretended. She easily
forgave her niece for not stopping at Florence, because she took it for a
sign that Gilbert Osmond was less in question there than formerly. She
watched of course to see if he would now find a pretext for going to Rome,
and derived some comfort from learning that he had not been guilty of an
absence.
|
Sin embargo, se habría dicho que el ánimo de nuestra heroína
llegaba a su cénit una vez que sus parientes regresaron a su país.
Indudablemente, era capaz de imaginar cosas de mayor envergadura que pasar
el invierno en París -por lo pronto, París tenía muchos puntos en común
con Nueva York, era como una atildada y minuciosa prosa-, y su
correspondencia ininterrumpida con madame Merle hizo no poco por estimular
aquellas pretensiones. Nunca había experimentado una sensación tan exacta
de la liberación, del denuedo y regocijo que la libertad proporciona, como
el día en que dejó atrás el andén de la estación de Euston, uno de los
últimos días del mes de noviembre, después de la salida del tren que
conducía a Lily y los suyos hacía el vapor que debía retornarles a Nueva
York desde Liverpool. Había complacido a Isabel el ser espléndida y
hacerles dichosos; se daba perfecta cuenta de ello. Era muy observadora de
lo que le resultaba conveniente y vivía en-un constante esfuerzo por
hallar cosas que resultaran buenas. Y, a fin de poder disfrutar de tales
ventajas, había hecho el viaje desde París con los no envidiados viajeros.
Lo mismo podría haberles acompañado hasta Liverpool, pero Ludlow le
suplicó que no lo hiciera; Lily se ponía muy nerviosa y hacía las más
extrañas preguntas. Isabel estuvo allí contemplando cómo el tren se movía
lentamente, besó la mano al mayor de sus sobrinitos, un chiquillo muy
efusivo que provocó gran hilaridad con la escena de la separación y que
sacaba todo el cuerpo por la ventanilla del vagón, y luego salió de la
estación y se perdió en las brumosas calles londinenses. Ante ella se
abría el mundo. Podía hacer lo que quisiese. Había indudablemente en ello
una profunda emoción llena de posibilidades; pero, por el momento, a lo
único que se decidió fue a regresar tranquilamente al hotel. El pronto
anochecer de la tarde de noviembre había adensado ya las sombras. Las
farolas brillaban con un débil luz rojiza en el aire espeso y oscuro,
nadie esperaba a nuestra heroína y la estación de Euston estaba a buena
distancia de Piccadilly. Isabel realizaba el trayecto con perfecta
conciencia de los peligros que la amenazaban y se perdió casi
deliberadamente dos o tres veces con el propósito de experimentar
sensaciones para ella desconocidas; por eso se sintió defraudada cuando un
policía la puso de nuevo amablemente en el buen camino. Tanto la atraía el
espectáculo de la vida humana que hasta le encantaba el aspecto del
anochecer en las calles de Londres: la multitud fluida, los presurosos
carruajes, las tiendas iluminadas, los escaparates refulgentes, la humedad
oscura y brillante de todas las cosas. Aquella noche, una vez en el hotel,
escribió una carta a madame Merle anunciándole su partida para Roma dos o
tres días más tarde. Fue a Roma sin pasar por Florencia, sino por Venecia
y luego por Ancona. Realizó todo el via je sin más compañía que la de su
doncella, pues sus protectores naturales no se hallaban entonces en el
país. Por su parte, Ralph Touchett estaba pasando el invierno en Corfú y
la señorita Stackpole había sido reclamada el pasado mes de septiembre por
el Interviewer, que ofrecía a la brillante cronista un campo más propicio
para su genio que el de las decadentes ciudades de Europa. Henrietta tuvo
cuando menos el consuelo, en el momento de partir, de oírle prometer al
señor Bantling que no tardaría en ir a América a reunirse con ella. Isabel
escribió a la señora Touchett excusándose por detenerse en Florencia, pero
su tía le contestó en la forma que le era peculiar. Las excusas tenían
para ella, decía la señora Touchett, la misma utilidad que las burbujas, y
ella era de las que jamás incurrí 2an en necedades semejantes. O se hacía
una cosa o no se hacía, y lo que uno «habría» hecho pertenecía a la
categoría de lo desatinado, como la idea de la vida futura o del origen de
las cosas. Su carta era franca, pero (caso bien raro tratándose de la
señora Touchett) mucho menos franca de lo que pretendía ser. La tía no
tardó en perdonar a la sobrina por no haberse detenido en Florencia,
porque con ello creyó adivinar que el asunto Gilbert Osmond estaba
perdiendo terreno. Trató, además, de enterarse de si él hallaba algún
pretexto para ir a Roma y, al ver que no había incidido en culpabilidad
por ausencia, se quedó mucho más tranquila.
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Isabel, on her side, had not been a fortnight
in Rome before she proposed to Madame Merle that they should make a little
pilgrimage to the East. Madame Merle remarked that her friend was
restless, but she added that she herself had always been consumed with the
desire to visit Athens and Constantinople. The two ladies accordingly
embarked on this expedition, and spent three months in Greece, in Turkey,
in Egypt. Isabel found much to interest her in these countries, though
Madame Merle continued to remark that even among the most classic sites,
the scenes most calculated to suggest repose and reflexion, a certain
incoherence prevailed in her. Isabel travelled rapidly and re cklessly;
she was like a thirsty person draining cup after cup. Madame Merle
meanwhile, as lady-in-waiting to a princess circulating incognita, panted
a little in her rear. It was on Isabel′s invitation she had come, and she
imparted all due dignity to the girl′s uncountenanced state. She played
her part with the tact that might have been expected of her, effacing
herself and accepting the position of a companion whose expenses were
profusely paid. The situation, however, had no hardships, and people who
met this reserved though striking pair on their travels would not have
been able to tell you which was patroness and which client. To say that
Madame Merle improved on acquaintance states meagrely the impression she
made on her friend, who had found her from the first so ample and so easy.
At the end of an intimacy of three months Isabel felt she knew her better;
her character had revealed itself, and the admirable woman had also at
last redeemed her promise of relat ing her history from her own point of
view --a consummation the more desirable as Isabel had already heard it
related from the point of view of others. This history was so sad a one
(in so far as it concerned the late M. Merle, a positive adventurer, she
might say, though originally so plausible, who had taken advantage, years
before, of her youth and of an inexperience in which doubtless those who
knew her only now would find it difficult to believe); it abounded so in
startling and lamentable incidents that her companion wondered a person so
eprouvee could have kept so much of her freshness, her interest in life.
Into this freshness of Madame Merle′s she obtained a considerable insight;
she seemed to see it as professional, as slightly mechanical, carried
about in its case like the fiddle of the virtuoso, or blanketed and
bridled like the "favourite" of the jockey. She liked her as much as ever,
but there was a corner of the curtain that never was lifted; it was as if
she had remained after all something of a public performer, condemned to
emerge only in character and in costume. She had once said that she came
from a distance, that she belonged to the "old, old" world, and Isabel
never lost the impression that she was the product of a different moral or
social clime from her own, that she had grown up under other stars.
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Por su parte, Isabel llevaba tan sólo dos semanas en Roma
cuando le propuso a madame Merle hacer juntas un viaje al este. Madame
Merle coment u243ó a su amiga que estaba como azogada, pero añadió que
había tenido siempre el deseo de visitar Atenas y Constantinopla. Así
pues, las dos damas iniciaron la expedición y permanecieron tres meses en
Grecia, Turquía y Egipto. Isabel se interesó enormemente por las cosas de
tales países, si bien madame Merle continuó observando que, aun en los
sitios de mayor prestigio clásico y en medio de los escenarios de la
naturaleza que más pudieran sugerir el reposo y la meditación, parecía
persistir en el espíritu de Isabel cierta incoherencia. Isabel viajaba con
celeridad y sin descanso, como una persona que bebe ávidamente copa tras
copa. Y madame Merle, cual la dama de compañía de una princesa que viajase
de incógnito, la seguía jadeante. Había accedido a acompañar a Isabel,
invitada por ella, y con su pres encia y prestancia rodeaba de la debida
dignidad aquella irrefrenable ansiedad de la muchacha. Madame Merle
desempeñaba su papel con el tacto que de ella cabía esperar, sabiendo no
destacar cuando era conveniente y aceptando su situación de compañera
cuyos gastos son con extraordinaria liberalidad sufragados. Sin embargo,
la situación era por ambas partes mantenida con una delicadeza exquisita,
sin que jamás se produjera el menor roce, hasta el punto que la gente que
se encontraba en los viajes con aquella curiosa pareja no podía decir
quién era la acompañada y quién la acompañante. Afirmar que madame Merle
ganaba con el trato supondría ignorar la impresión que producía en su
amiga, quien desde el primer momento la encontrara tan amplia de miras y
tan condescendiente. Al cabo de tres meses de intimidad Isabel creía
conocerla mejor, pues su carác ter se había revelado en toda su verdad. Ya
no había por qué continuar con misterios, y la admirable mujer se creía en
la obligación de referir su historia desde su propio punto de vista,
necesidad que se hacía sentir cada vez más dado que Isabel ya la había
oído desde el punto de vista de los demás. Tal historia era tan triste
(por cuanto concernía al difunto monsieur Merle -un verdadero aventurero,
bien podía ella decirlo, aunque al principio pareciera digno de todo
elogio-, que años atrás se había aprovechado de su juventud y de una
inexperiencia en la que a las personas que la conocían les resultaba
inverosímil), estaba tan repleta de conmovedores y lamentables incidentes
que su compañera se hacía cruces al ver cómo una persona tan eprouvée era
capaz de conservar todavía aquella frescura y aque l interés por la vida.
Buceó ella con el mayor empeño en esa frescura de madame Merle y llegó a
considerarla algo profesional y un tanto mecánica, llevada con la misma
desenvoltura que el virtuoso lleva a todas partes su violín, o alisada y
cepillada como el «favorito» del jockey. Y, después de verla así, la
quería y le gustaba tanto como antes, pero aún quedaba un extremo del velo
por levantar. Era como si, después de todo, siguiera siendo un personaje
condenado a no aparecer más que caracterizado y vestido para representar.
Una vez había dicho que ella venía de muy lejos, que pertenecía al mundo
«antiguo», e Isabel siempre tuvo la impresión de que aquella mujer era
algo así como el producto de un clima moral y social distinto del suyo, de
que había crecido y se había desarrollado bajo otr as constelaciones.
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She believed then that at bottom she had a
different morality. Of course the morality of civilised persons has always
much in common; but our young woman had a sense in her of values gone
wrong or, as they said at the shops, marked down. She considered, with the
presumption of youth, that a morality differing from her own must be
inferior to it; and this conviction was an aid to detecting an occasional
flash of cruelty, an occasional lapse from candour, in the conversation of
a person who had raised delicate kindness to an art an d whose pride was
too high for the narrow ways of deception. Her conception of human motives
might, in certain lights, have been acquired at the court of some kingdom
in decadence, and there were several in her list of which our heroine had
not even heard. She had not heard of everything, that was very plain; and
there were evidently things in the world of which it was not advantageous
to hear. She had once or twice had a positive scare; since it so affected
her to have to exclaim, of her friend, "Heaven forgive her, she doesn′t
understand me!" Absurd as it may seem this discovery operated as a shock,
left her with a vague dismay in which there was even an element of
foreboding. The dismay of course subsided, in the light of some sudden
proof of Madame Merle′s remarkable intelligence; but it stood for a
high-water-mark in the ebb and flow of confidence. Madame Merle had once
declared her belief that when a friendship ceases to grow it immediately
begins to decline -- there being no point of equilibrium between liking
more and liking less. A stationary affection, in other words, was
impossible --it must move one way or the other. However that might be, the
girl had in these days a thousand uses for her sense of the romantic,
which was more active than it had ever been. I do not allude to the
impulse it received as she gazed at the Pyramids in the course of an
excursion from Cairo, or as she stood among the broken columns of the
Acropolis and fixed her eyes upon the point designated to her as the
Strait of Salamis; deep and memorable as these emotions had remained. She
came back by the last of March from Egypt and Greece and made another stay
in Rome. A few days after her arrival Gilbert Osmond descended from
Florence and remained three weeks, during which the fact of her being with
his old friend Madame Merle, in whose house she had gone to lodge, made it
virtually inevitable that he should see her every day. When the last of
Apri l came she wrote to Mrs. Touchett that she should now rejoice to
accept an invitation given long before, and went to pay a visit at Palazzo
Crescentini, Madame Merle on this occasion remaining in Rome. She found
her aunt alone; her cousin was still at Corfu. Ralph, however, was
expected in Florence from day to day, and Isabel, who had not seen him for
upwards of a year, was prepared to give him the most affectionate welcome.
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Creía, desde luego, que en el fondo tenía una moral distinta.
Como es natural, todas las personas civilizadas tienen una moral muy
parecida; pero a los ojos de nuestra heroína la de madame Merle era una
moral de valores un tanto falsos o, como suele decirse en lenguaje
comercial, rebajada de precio. Con la vanidad y presunción propias de la
juventud, pensaba ella que toda moral que no fuera exactamente como la
suya tenía que ser inferior; convencimiento que la ayudaba a descubrir
todo rasgo accidental de crueldad, todo ocasional olvido de la ingenuidad
en una persona que había hecho de la bondad un arte exquisito y cuya
soberbia era demasiado altiva para dejar sitio en su ánimo a la decepción.
Tal vez su opinión sobre los motivos humanos determinantes de la acción, a
juzgar por ciertos detalles, fuera producto de la convivencia en una corte
dec adente, y en su lista figuraban varios de los que nuestra heroína ni
siquiera tenía noticia. No lo sabía todo, eso era indiscutible, y lo era
también que en el mundo había infinidad de cosas que era preferible no
saber. Una o dos veces llegó a llevarse un verdadero susto, pues el hecho
le había afectado tanto que no pudo por menos de exclamar: «¡Dios la
perdone, no me comprende!». Y, por absurdo que pudiera parecer, tal
descubrimiento actuaba en ella como una verdadera conmoción, le producía
un vago desaliento en el que había una especie de corazonada. Pero
semejantes desalientos se diluían súbitamente en inmediatas pruebas de la
extraordinaria inteligencia de madame Merle, lo que no impedía que aquel
momento de perplejidad quedara como la marca del nivel alcanzado por el
agua en el flujo y reflujo de la confianza. Madame Merle había exp uesto
más de una vez su creencia de que, cuando una amistad cesa de aumentar,
comienza a decrecer, sin que haya un punto de equilibrio entre el querer
más y el querer menos. Dicho de otro modo, era absolutamente imposible la
existencia de un afecto estable, siempre el mismo; tenía que oscilar
forzosamente en un sentido o en otro. Fuera como fuese, la joven tenía en
aquel momento más que sobrada materia para dar rienda suelta a su espíritu
romántico, ahora más fuerte en ella que nunca hasta entonces. No tratamos
de eludir con esto al extraordinario impulso que ese espíritu recibió al
contemplar Isabel las Pirámides en su excursión desde El Cairo, ni estando
entre las acanaladas columnas del Partenón con la vista fija en el punto
señalado como el estrecho de Salamina, aunque tales emociones quedaron
honda y perdurablemente grabadas en ella. A fines de marzo volv ió de su
excursión a Egipto y Grecia y pasó unos cuantos días en Roma. Pocos
después de su llegada, Gilbert Osmond fue allá desde Florencia y
permaneció tres semanas en la Ciudad Santa; y, como se alojaba en casa de
madame Merle, su antigua amiga, era inevitable que viera a Isabel a
diario. A fines de abril ésta escribió a su tía aceptando la invitación
que tiempo atrás le había hecho, y marcho a Florencia a pasar una
temporada en el Pallazo Crescentini, en tanto que madame Merle permanecía
en Roma. Isabel encontró a su tía sola, pues su primo seguía en Corfú. Sin
embargo, se le esperaba de un día para otro en Florencia, e Isabel, que no
le había visto desde hacía más de un año, estaba dispuesta a darle la
bienvenida más afectuosa.
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CHAPTER 32
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32
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It was not of him, nevertheless, that she
was thinking while she stood at the window near which we found her a while
ago, and it was not of any of the matters I have rapidly sketched. She was
not turned to the past, but to the immediate, impending hour. She had
reason to expect a scene, and she was not fond of scenes. She was not
asking herself what she should say to her visitor; this question had
already been answered. What he would say to her --that was the interesting
issue. It could be nothing in the least soothing --she had warrant for
this, and the conviction doubtless showed in the cloud on her brow. For
the rest, however, all clearness reigned in her; she had put away her
mourning and she walk ed in no small shimmering splendour. She only felt
older --ever so much, and as if she were "worth more" for it, like some
curious piece in an antiquary′s collection. She was not at any rate left
indefinitely to her apprehensions, for a servant at last stood before her
with a card on his tray. "Let the gentleman come in," she said, and
continued to gaze out of the window after the footman had retired. It was
only when she had heard the door close behind the person who presently
entered that she looked round.
|
Pero no era en él precisamente en quien estaba Isabel
pensando mientras permanecía junto a la ventana donde la encontramos hace
un rato, ni tampoco en ninguno de los asuntos que con tanta rapidez acabo
de describir. Tenía toda la razón en esperar una escena, y ella era de lo
más reacia a toda clase de escenas. No se preguntaba tampoco lo que le
diría a su visitante, interrogante despejado hacía ya tiempo. Lo que le
preocupaba era lo que él pudiese decirle. Seguramente no sería nada
amable, de eso estaba harto convencida, convicción que se mostraba bien
claramente en un fruncimiento de entrecejo. Por lo demás, en su espíritu
reinaba la más diáfana cl aridad. Se había quitado ya el luto por su tío,
y luciendo un vestido claro, se movía con una gracia llena de s ave
esplendor. Se sentía con más años, muchos más, y le parecía que ello la
revalorizaba, como a una curiosa moneda o una medalla sin par en la
colección de un anticuario o un numismático. Pero no pudo permanecer por
mucho tiempo entregada a sus vacilaciones, pues en aquel momento vio ante
sí a un criado que le presentaba en una bandeja una tarjeta de visita.
-Haga pasar a ese caballero -dijo, y continuó mirando por la ventana aun
después que el criado se hubo retirado. No se volvió hasta que oyó el
ruido de la puerta al cerrarse detrás de la persona a la que habían dejado
paso.
|
Caspar Goodwood stood there --stood and
received a moment, from head to foot, the bright, dry gaze with which she
rather withheld than offered a greeting. Whether his sense of maturity had
kept pace with Isabel′s we shall perhaps presently ascertain; let me say
meanwhile that to her critical glance he showed nothing of the injury of
time. Straight, strong and hard, there was nothing in his appearance that
spoke positively either of youth or of age; if he had neither innocence
nor weakness, so he had no practical philosophy. His jaw showed the same
voluntary cast as in earlier days; but a crisis like the present had in it
of course something grim. He had the air of a man who had travelled hard;
he said nothing at first, as if he had been out of breath. This gave
Isabel time to make a reflexion: "Poor fellow, what great things he′s
capable of, and what a pity he should waste so dreadfully his splendid
force! What a pity too that one can′t satisfy everybody!" It gave her time
to do more --to say at the end of a minute: "I can′t tell you how I hoped
you wouldn′t come!"
|
Quien estaba allí de pie era Caspar Goodwood, que por un
instante sintió sobre sí, recorrié endole de pies a cabeza, la mirada
seca, fulgente y acerada con que ella, más que brindarle un saludo, se lo
negaba. Si la sensación de mayor madurez en él corría pareja con la de
Isabel, es cosa que probablemente no tardemos en averiguar. Sin embargo,
dicho sea en honor a la verdad, la mirada de Isabel no advirtió en él daño
alguno inferido por el tiempo. Como antes, erguido, fuerte y recio, no
había en su apariencia nada que expresase positivamente ni juventud ni
edad madura, y, de igual suerte que carecía de inocencia y debilidad,
carecía de toda filosofía práctica. Su mandíbula denotaba el mismo
carácter voluntarioso de siempre, pero era inevitable que una crisis como
aquella por la que estaba pasando se manifestara en un aspecto ceñudo.
Tenía el aire de un hombre que ha viajado a costa de muchos esfuerzos. Al
principio no dijo nada, como s i le faltara el aliento, silencio que
aprovechó Isabel para decirse: «¡Pobre hombre! ¡De cuántas cosas es capaz
y qué lástima que derroche tan inútilmente su admirable fuerza! ¡Y qué
lastima también que una no pueda contentar a todo el mundo!». Y, como el
silencio duró un minuto entero, tuvo tiempo de decirle: -No se imagina
hasta qué punto habría preferido que no viniera.
|
"I′ve no doubt of that." And he looked
about him for a seat. Not only had he come, but he meant to settle.
|
-No lo dudo -repuso él, y miró a su alrededor buscando un
asiento. Acababa de llegar y ya quería sentarse.
|
"You must be very tired," said Isabel,
seating herself, and generously, as she thought, to give him his
opportunity.
|
-Debe de estar muy cansado -dijo Isabel al tiempo que se
sentaba, pensando generosamente en darle una oportunidad.
|
"No, I′m not at all tired. Did you ever
know me to be tired?"
|
-No, no estoy cansado, en absoluto. ¿Cuándo me ha visto usted
cansado?
|
"Never; I wish I had! When did you
arrive?"
|
-Nunca. ¡Ojalá le hubi era visto! ¿Cuándo llegó?
|
"Last night, very late; in a kind of
snail-train they call the express. These Italian trains go at about the
rate of an American funeral."
|
-Anoche, ya muy tarde, en un tren tortuga. Estos trenes
italianos marchan al paso de los funerales americanos.
|
"That′s in keeping --you must have felt
as if you were coming to bury me!" And she forced a smile of encouragement
to an easy view of their situation. She had reasoned the matter well out,
making it perfectly clear that she broke no faith and falsified no
contract; but for all this she was afraid of her visitor. She was ashamed
of her fear; but she was devoutly thankful there was nothing else to be
ashamed of. He looked at her with his stiff insistence, an insistence in
which there was such a want of tact; especially when the dull dark beam in
his eye rested on her as a physical weight.
|
-Al tener que soportar esa marcha..., se habrá sentido como
si viniera a enterrarme. Isabel sonrió forzadamente, como para alentarle a
que afrontara la situación. Ya había expuesto anteriormente con claridad
el asunto, de modo que tenía claro que no quebrantaba fe dada ni
falsificaba contrato suscrito, pero aun así sentía miedo ante él. Y se
avergonzaba de experimentar aquel miedo, si bien le consolaba la idea de
que no había ninguna otra cosa de la cual tuviera que avergonzarse. Él le
dirigió una mirada dura e insistente carente por completo de tacto, una
mirada que caía sobre ella con un peso casi físico.
|
"No, I didn′t feel that; I couldn′t think
of you as dead. I wish I could!" he candidly declared.
|
-No, no he se ntido semejante cosa -declaró él ingenuamente-.
¡Ojalá hubiese podido sentirla!
|
"I thank you immensely."
|
-Le agradezco infinito su buen deseo.
|
"I′d rather think of you as dead than as
married to another man."
|
-Más quisiera pensar en usted muerta que casada con otro.
|
"That′s very selfish of you!" she
returned with the ardour of a real conviction. "If you′re not happy
yourself others have yet a right to be."
|
-Eso es una prueba de su enorme egoísmo -replicó ella como
enardecida por una firme convicción-. Si usted no es feliz, los demás
tienen derecho a serlo.
|
"Very likely it′s selfish; but I don′t in
the least mind your saying so. I don′t mind anything you can say now --I
don′t feel it. The cruellest things you could think of would be mere
pin-pricks. After what you′ve done I shall never feel anything --I mean
anything but that. That I shall feel all my life."
|
-Sí, es muy posible que sea egoísmo por mi parte, pero no me
importa que lo diga. No me importa nada de lo que usted pueda decirme
ahora..., no lo siento. Las cosas más crueles que usted fuera capaz de
idear y decirme no pasarían de ser meros alfilerazos. Después de lo que ha
hecho usted, no sentiré nunca nada..., quiero decir, nada más que eso. Eso
lo sentiré toda mi vida.
|
Mr. Goodwood made these detached
assertions with dry deliberateness, in his hard, slow American tone, which
flung no atmospheric colour over propositions intrinsically crude. The
tone made Isabel angry rather than touched her; but her anger perhaps was
fortunate, inasmuch as it gave her a further reason for controlling
herself. It was under the pressure of this control that she became, after
a little, irrelevant. "When did you leave New York?"
|
El señor Goodwood profirió estas afirmaciones con una seca
determinación, con el duro y grave acento americano absolutamente
desprovisto de suavidad incluso al pronunciar palabras tan crudas. Aquel
tono exasperó a Isabel en lugar de emocionarla; pero su enojo fue tal vez
acertado por cuanto le proporcionó una razón de más para dominarse a sí
misma. Gracias a tal dominio, pudo permitirse mostrar cierta ligereza:
-¿Cuándo salió usted de Nueva York?
|
He threw up his head as if calculating.
"Seventeen days ago."
|
El levantó la cabeza como si estuviera calculando y contestó:
-Hace diecisiete días.
|
"You must have travelled fast in spite of
your slow trains."
|
-Por lo visto, ha viajado de prisa a pesar de la lentitud de
los trenes.
|
"I came as fast as I could. I′d have come
five days ago if I had been able."
|
-Vine todo lo de prisa que pude. Si hubiera podido, hace
cinco días que habría llegado.
|
"It wouldn′t have made any difference,
Mr. Goodwood," she coldly smiled.
|
-Habría sido exacta mente igual, señor Goodwood -dijo ella
sonriendo.
|
"Not to you --no. But to me."
|
-Para usted, sí; pero no para mí.
|
"You gain nothing that I see."
|
-Nada gana usted con ello.
|
"That′s for me to judge!"
|
-Eso nadie puede juzgarlo más que yo.
|
"Of course. To me it seems that you only
torment yourself." And then, to change the subject, she asked him if he
had seen Henrietta Stackpole. He looked as if he had not come from Boston
to Florence to talk of Henrietta Stackpole; but he answered, distinctly
enough, that this young lady had been with him just before he left
America. "She came to see you?" Isabel then demanded.
|
-Por supuesto, pero me parece que se está usted atormentando
en vano. Luego, por cambiar de tema, le preguntó si había visto a
Henrietta Stackpole. Él pareció asombrado, como dando a entender que no
había ido desde Boston a Florencia por el mero placer de hablar de
Henrietta Stackpole; pero, de todos modos, contestó con toda claridad
diciendo que la señorita en cuestión había estado con él justamente poco
antes de su partida de América.. Al oírlo, Isabel preguntó: -¿Fue ella a
verle?
|
"Yes, she was in Boston, and she called
at my office. It was the day I had got your letter."
|
-Sí, estaba en Boston y fue a ve rme a mi oficina
precisamente el día que recibí su carta.
|
"Did you tell her?" Isabel asked with a
certain anxiety.
|
-¿Se lo dijo usted? -preguntó Isabel con cierta ansiedad.
|
"Oh [sic] no," said Caspar Goodwood simply; "I didn′t want to do
that. She′ll hear it quick enough; she hears everything."
|
-Oh, no, nada de eso -respondió sencillamente Caspar-. No
quise hacerlo; pero no tardará en enterarse, porque se entera de todo.
|
"I shall write to her, and then she′ll
write to me and scold me," Isabel declared, trying to smile again.
|
-Le escribiré, y ella me contestará para regañarme -dijo
Isabel intentando sonreír de nuevo.
|
Caspar, however, remained sternly grave.
"I guess she′ll come right out," he said.
|
Caspar permaneció sumamente grave y declaró: -Me parece que
no tardará en volver.
|
"On purpose to scold me?"
|
-¿Para qué, para regañarme acaso?
|
"I don′t know. She seemed to think she
had not seen Eur ope thoroughly."
|
-Lo ignoro. Parece ser que no ha conocido Europa lo bastante
a fondo.
|
"I′m glad you tell me that," Isabel said.
"I must prepare for her."
|
-Me alegro de que me lo diga. Me prepararé para recibirla
como es debido.
|
Mr. Goodwood fixed his eyes for a moment
on the floor; then at last, raising them, "Does she know Mr. Osmond?" he
enquired.
|
El señ 96or Goodwood clavó por un momento los ojos en el
suelo; por fin los levantó y preguntó: -¿Conoce ella al señor Osmond?
|
"A little. And she doesn′t like him. But
of course I don′t marry to please Henrietta," she added. It would have
been better for poor Caspar if she had tried a little more to gratify Miss
Stackpole; but he didn′t say so; he only asked, presently, when her
marriage would take place. To which she made answer that she didn′t know
yet. "I can only say it will be soon. I′ve told no one but yourself and
one other person --an old friend of Mr. Osmond′s."
|
-No mucho. Y no le gusta. Pero, como es natural, yo no tengo
que casarme a gusto de Henrietta. Habría sido mejor para el pobre señor
Goodwood si hubiese tratado de favorecer a Henrietta, pero se abstuvo de
hacerlo y limitóse a preguntar cuándo tendría lugar la boda, a lo que ella
contestó que aún no lo sabía. -Lo único que sé es que será pronto
-añadió-. No se lo he dicho todavía a nadie más que a usted y a otra
persona..., un antiguo amigo del señor Osmond.
|
"Is it a marriage your friends won′t
like?" he demanded.
|
Él siguió preguntando: -¿Acaso no estarán sus amigos de
acuerdo con ese matrimonio?
|
"I really haven′t an idea. As I say, I
don′t marry for my friends."
|
-No tengo la m enor idea de ello; pero, como antes le dije,
no me caso para dar satisfacción a mis amigos.
|
He went on, making no exclam ation, no
comment, only asking questions, doing it quite without delicacy. "Who and
what then is Mr. Gilbert Osmond?"
|
Caspar Goodwood se abstuvo de hacer ningún comentario o
proferir exclamación de ninguna clase, pero′ continuó preguntando sin la
menor delicadeza:
|
"Who and what? Nobody and nothing but a
very good and very honourable man. He′s not in business," said Isabel.
"He′s not rich; he′s not known for anything in particular."
|
-¿Qué y quién es ese señor Osmond? -¿Quién y qué? Pues, nadie
y nada, a no ser un caballero muy bueno y honrado. No se dedica a los
negocios. No es rico, y no es conocido por ninguna otra particularidad.
|
She disliked Mr. Goodwood′s questions,
but she said to herself that she owed it to him to satisfy him as far as
possible. The satisfaction poor Caspar exhibited was, however, small; he
sat very upright, gazing at her. "Where does he come from? Where does he
belong?"
|
Aunque no le gustaban las preguntas del señor Goodwood, se
dijo que le debía una mínima satisfacción. Pero la satisfacción que el
pobre Caspar mostraba era poca; permanecía allí inmóvil, tieso, sin saber
qué decir. -¿De dónde ha salido, a qué país pertenec e? -insistió.
|
She had never been so little pleased with
the way he said "belawng." "He comes from nowhere. He has spent most of
his life in Italy."
|
Nunca le había agradado a Isabel la manera en que él
utilizaba el verbo pertenecer. Así, le contestó: -No ha salido de ninguna
parte y ha vivido en Italia casi toda su vida.
|
"You said in your letter he was American.
Hasn′t he a native place?"
|
-En su carta decía usted que es americano. ¿No tiene lugar de
nacimiento?
|
"Yes, but he has forgotten it. He left it
as a small boy."
|
-Lo ha olvidado. Partió de él cuando era muy niño.
|
"Has he never gone back?"
|
-¿Y no ha vuelto nunca?
|
"Why should he go back?" Isabel asked,
flushing all defensively. "He has no profession."
|
-¿Para qué había de volver? -preguntó Isabel enardecida, a la
defensiva-. No tiene profesión.
|
"He might have gone back for his
pleasure. Doesn′t he like the United States?"
|
-Podía haber vuelto por gusto. ¿Es que no le gusta Estados
Unidos?
|
"He doesn′t know them. Then he′s very
quiet and very simple --he contents himself with Italy."
|
-No lo conoce. Y, como es muy tranquilo y muy sencillo..., se
contenta con Italia.
|
"With Italy and with you," said Mr.
Goodwood with gloomy plainness and no appearance of trying to make an
epigram. "What has he ever done?" he added abruptly.
|
-Con Italia y con usted -dijo Goodwood con crudeza, sin la
menor intención de parecer ingenioso-. ¿Qué ha hecho, entonces? -añadió
bruscamente.
|
"That I should marry him? Nothing at
all," Isabel replied while her patience helped itself by turning a little
to hardness. "If he had done great things would you forgive me any better?
Give me up, Mr. Goodwood; I′m marrying a perfect nonentity. Don′t try to
take an interest in him. You can′t."
|
-¿Para que me case con él? Nada en absoluto -replicó Isabel,
a quien se le estaba agotando la paciencia-. ¿Me disculparía usted más si
él hubiera hecho grandes cosas? Déjelo ya, señor Goodwood. Voy a casarme
con un don nadie. No se esfuerce en interesarse por él, porque no puede.
|
"I can′t appreciate him; that′s what you
mean. And you don′t mean in the least that he′s a perfect nonentity. You
think he′s grand, you think he′s great, though no one else thinks so."
|
-Ya entiendo. Lo que usted quiere decir es que no puedo
apreciarlo. Además, no diga que es un don nadie, porque está usted
pensando todo lo contrario. Lo que usted piensa es que es un hombre
extraordinario, un gran hombre, aunque los demás no lo crean así.
|
Isabel′s colour deepened; she felt this
really acute of her companion, and it was certainly a proof of the aid
that passion might render perceptions she had never taken for fine. "Why
do you always come back to what others think? I can′t discuss Mr. Osmond
with you."
|
Isabel se puso colorada, pues comprendió que aquellas
palabras ence rraban una apreciación exacta de los hechos y constituían
una prueba flagrante de cómo la pasión puede aguzar la percepción de la
realidad en una persona que ella no creyó jamás la tuviese muy fina. Pero
se sobrepuso al instante y preguntó: -¿Por qué ha de salir siempre con lo
que piensan los otros? Yo no puedo discutir con usted sobre la
personalidad del señor Osmond.
|
"Of course not," said Caspar reasonably.
And he sat there with his air of stiff helplessness, as if not only this
were true, but there were nothing else that they might discuss.
|
-Lo reconozco -admitió Caspar Goodwood. Y se quedó sentado
con su aire de desvalimiento, como si no sólo fuese verdad lo que acababa
de oír sino como si, además, no hubiese ninguna otra cosa de la que
pudiera seguir departiendo.
|
"You see how little you gain," she
accordingly broke out --"how little comfort or satisfaction I can give
you."
|
Ella, dueña de la situación, dijo ensañándose: -Ya ve usted
mismo lo poco que tiene que ganar..., el escaso consuelo y la poca o
ninguna satisfacción q ue está en mi mano darle.
|
"I didn′t expect you to give me much."
|
-No esperaba tampoco que fuera a darme mucha.
|
"I don′t understand then why you came."
|
-Entonces no comprendo cómo se le ocurrió venir.
|
"I came because I wanted to see you once
more --even just as you are."
|
-Porque deseaba, por lo menos, verla a usted de nuevo...
exactamente tal como es todavía.
|
"I appreciate that; but if you had waited
a while, sooner or later we should have been sure to meet, and our meeting
would have been pleasanter for each of us than this."
|
-Se lo agradezco en lo que vale; pero, si hubiese usted
esperado, seguro que más tarde o más temprano habríamos vuelto a vemos, y
nuestro encuentro habría sido mucho más agradable para los dos que éste de
ahora.
|
"Waited till after you′re married? That′s
just what I didn′t want to do. You′ll be different then."
|
-¿Esperar hasta que estuviese usted casada? Eso es
precisamente lo que yo no quería. Entonces será usted otra.
|
"Not very. I shall still be a great
friend of yours. You′ll see."
|
-No lo creo. Seguiré siendo siempre una gran amiga suya. Ya
lo verá.
|
"That will make it all the worse," said
Mr. Goodwood grimly.
|
-Eso sería peor aún -dijo torvamente C aspar.
|
"Ah, you′re unaccommodating! I can′t
promise to dislike you in order to help you to resign yourself."
|
-Es usted muy difícil de contentar. Pero yo no puedo
detestarle para ayudarle de tal forma a que se resigne.
|
"I shouldn′t care if you did!"
|
-No me importaría que lo hiciera.
|
Isabel got up with a movement of
repressed impatience and walked to the window, where she remained a moment
looking out. When she turned round her visitor was still motionless in his
place . She came toward him again and stopped, resting her hand on the
back of the chair she had just quitted. "Do you mean you came simply to
look at me? That′s better for you perhaps than for me."
|
Isabel se levantó impacientemente y se dirigió a la ventana,
junto a la que permaneció un rato mirando hacia fuera. Cuando se volvió,
su visitante seguía inmóvil en el mismo sitio. Se acercó a él y apoyó una
mano en el respaldo del sillón que acababa de abandonar. -¿De veras quiere
usted decir que vino sólo para verme? Puede que eso sea mejor para usted
que para mí.
|
"I wished to hear the sound of your
voice," he said.
|
-Quería oír una última vez el sonido de su voz.
|
"You′ve heard it, and you see it says
nothing very sweet."
|
-Ya la ha oído, y ha podido comprobar que no dice nada que a
usted le parezca grato.
|
"It gives me pleasure, all the same." And
with this he got up.
|
-De todas maneras, me ha proporcionado un gran placer. Tras
estas palabras, se puso en pie.
|
She had felt pain and displeasure on
receiving early that day the news he was in Florence and by her leave
would come within an hour to see her. She had been vexed and distressed,
though she had sent back word by his messenger that he might come when he
would. She had not been better pleased when she saw him; his being there
at all was so full of heavy implications. It implied things she could
never assent to --rights, reproaches, remonstrance, rebuke, the
expectation of making her change her purp ose. These things, however, if
implied, had not been expressed; and now our young lady, strangely enough,
began to resent her visitor′s remarkable self-control. There was a dumb
misery about him that irritated her; there was a manly staying of his hand
that made her heart beat faster. She felt her agitation rising, and she
said to herself that she was angry in the way a woman is angry when she
has been in the wrong. She was not in the wrong; she had fortunately not
that bitterness to swallow; but, all the same, she wished he would
denounce her a little. She had wished his visit would be short; it had no
purpose, no propriety; yet now that he seemed to be turning away she felt
a sudden horror of his leaving her without uttering a word that would give
her an opportunity to defend herself more than she had done in writing to
him a month before, in a few carefully chosen words, to announce her
engagement. If she were not in the wrong, however, why should she desire
to de fend herself? It was an excess of generosity on Isabel′s part to
desire that Mr. Goodwood should be angry. And if he had not meanwhile held
himself hard it might have made him so to hear the tone in which she
suddenly exclaimed, as if she were accusing him of having accused her:
"I′ve not deceived you! I was perfectly free!"
|
Ella se había sentido apenada y molesta al saber que Caspar
estaba en Florencia y que iría a verla una hora más tarde. Le había
contrariado, a pesar de lo cual respondió a través del mensajero que podía
ir cuando lo estimase oportuno. Y, al verlo, no experimentó mayor
satisfacción, pues su presencia allí suponía un cúmulo de desagradables
incidentes, entrañaba derechos, reproches, rechazo, la esperanza de
hacerla cambiar de propósito y otras molestias. Todo lo cual, si bien
implícito, no había llegado a ser directamente expresado. Y he aquí que,
ahora, a la joven empezaba a molestarle aquel admirable dominio de sí
mismo de que él estaba dando fehaciente prueba. Tal silenciosa infelicidad
era lo que más la irritaba, tal varonil contención de su mano lo que
precipitaba los latidos de su corazón. Se daba cuenta de que su agitación
iba en aumento y decíase a sí misma que estaba enojada como puede estarlo
una mujer cuando ha cometido un error. Ella no lo había cometido, sin
embargo; afortunadamente, no tenía que tragarse tal píldora, pero, de
todas formas, habría preferido que él la acusase de algo. Habría deseado
que la visita fuese corta, puesto que carecía de todo objeto y no era en
absoluto adecuada. Y, no obstante, ahora que él se disponía a alejarse,
experimentaba un súbito horror de que la dejase sin decir una sola palabra
que le proporcionase la oportunidad de defenderse mejor de lo que lo había
hecho en la carta escrita un mes antes, con unas cuantas palabras
escogidas anunciándole su compromiso. Pero, sí 2 era cierto que no se
sentía culpable, ¿por qué deseaba defenderse? Eso de desear que el señor
Caspar Goodwood se enojara, constituía un exceso de generosidad por parte
de Isabel. Y, si hasta aquel momento él no hubiera puesto todo su empeño
en contenerse, tal vez habría surtido ese efecto el tono en que ella
exclamó, como si le echase en cara haberla acusado: -¡Yo no le he
engañado! ¡Era completamente libre!
|
"Yes, I know that," said Caspar.
|
-Sí, lo sé -se limitó a decir él.
|
"I gave you full warning that I′d do as I
chose."
|
-Además, le advertí bien claramente que haría lo que me
pareciera bien.
|
"You said you′d probably never marry, and
you said it with such a manner that I pretty well believed it."
|
-Usted dijo que tal vez no se casaría nunca, y lo dijo de tal
manera que lo creí a ciegas.
|
She considered this an instant. "No one
can be more surprised than myself at my present intention."
|
Reflexionó ella un instante y replicó: -La primera
sorprendida por mi actual decisión soy yo misma.
|
"You told me that if I heard you were
engaged I was not to believe it," Caspar went on. "I heard it twenty days
ago from yourself, but I remembered what you had said. I thought there
might be some mistake, and th at′s partly why I came."
|
-Usted me dijo que, si oía decir que estaba comprometida, no
lo creyese -prosiguió Caspar-. Hace veinte días lo supe por usted misma y,
al recordar aquellas palabras, supuse que debía de haber algún error. Esa
es, en parte, la razón por la que he venido.
|
"If you wish me to repeat it by word of
mouth, that′s soon done. There′s no mistake whatever."
|
-Si quiere que se lo repita de viva voz, nada más fácil. No
ha habido ni hay error alguno.
|
"I saw that as soon as I came into the
room."
|
-Ya me di perfecta cuenta de ello al entrar en esta
habitación.
|
"What good would it do you that I
shouldn′t marry?" she asked with a certain fierceness.
|
Isabel preguntó en un tono de descontento: -¿Qué bien habría
de representar para usted el que yo no me casara?
|
"I should like it better than this."
|
-Para mí habría sido preferible a esto.
|
"You′re very selfish, as I said before."
|
-Repito que es usted muy egoísta.
|
"I know that. I′m selfish as iron."
|
-Lo sé. Soy egoísta como el hierro.
|
"Even iron sometimes melts! If you′ll be
reasonable I′ll see you again."
|
-Hasta el hierro se ablanda a veces. Si es usted razonable,
no tendré inconveniente en volver a verle.
|
"Don′t you call me reasonable now?"
|
-¿La parece que ahora no lo soy?
|
"I don′t know what to say to you," she
answered with sudden humility.
|
-No sé qué decirle -contestó ella con inesperada humildad.
|
"I shan′t trouble you for a long time,"
the young man went on. He made a step towards the door, but he stopped.
"Another reason why I came was that I wanted to hear wh at you would say
in explanation of your having changed your mind."
|
-No la molestaré mucho más. -El joven se adelantó hacia la
puerta, pero se detuvo para añadir-: Otra de las razones por las que vine
fue para ver qué explicación daba usted de su cambio de actitud.
|
Her humbleness as suddenly deserted her.
"In explanation? Do you think I′m bound to explain?"
|
La humildad se desvaneció en el acto al oír aquello. -¿Ha
dicho usted explicación? ¿Acaso tengo yo el deber de dar explicación de
ninguna clase?
|
He gave her one of his long dumb looks.
"You were very positive. I did believe it."
|
Él la miró silenciosamente un momento y contestó: -Pare cía
usted muy convencida, de modo que así lo creí.
|
"So did I. Do you think I could explain
if I would?"
|
-Yo también, pero ¿cree usted por ventura que podría
explicarlo aunque quisiera?
|
"No, I suppose not. Well," he added,
"I′ve done what I wished. I′ve seen you."
|
-No, supongo que no... Bueno, ya he hecho lo que quería:
verla a usted.
|
"How little you make of these terrible
journeys," she felt the poverty of her presently replying.
|
-Ya ve lo poco que ha sacado de días tan terribles como los
que acaba de pasar. -Y en el acto se dio cuenta de la insignificancia de
la contestación que había dado.
|
"If you′re afraid I′m knocked up --in any
such way as that --you may be at your ease about it." He turned away, this
time in earnest, and no hand-shake, no sign of parting, was exchanged
between them. At the door he stopped with his hand on the knob. "I shall
leave Florence to-morrow," he said without a quaver.
|
-Si teme que no sea capaz de resistir... este tipo de
cosas..., puede tranquilizarse. -Se volvió inmediatamente y, sin darle la
mano ni decir frase alguna de despedida, se dirigió a la puerta. La abrió
y, con la mano en el tirador, añadió sin la menor emoción en la voz-:
Mañana mismo me iré de Florencia.
|
"I′m delighted to hear it!" she answered
passionately. Five minutes after he had gone out she burst into tears.
|
-Encantada de oírlo -replicó ella con firmeza. A los cinco
minutos escasos de haberse marchado Caspar,Isabel rompía en amargo llanto.
|
CHAPTER 33
|
33
|
Her fit of weeping, however, was soon
smothered, and the signs of it had vanished when, an hour later, she broke
the news to her aunt. I use this expression because she had been sure Mrs.
Touchett would not be pleased; Isabel had only waited to tell her till she
had seen Mr. Goodwood. She had an odd impression that it would not be
honourable to make the fact public before she should have heard what Mr.
Goodwood would say about it. He had said rather less than she expected,
and she now had a somewhat angry sense of having lost time. But she would
lose no more; she waited till Mrs. Touchett came into the drawing-room
before the mid-day breakfast, and then she began. "Aunt Lydia, I′ve
something to tell you."
|
Toda huella de llanto había desaparecido y las lágrimas
estaban ya olvidadas cuando, una hora después, Isabel le espetó la noticia
a su tía. Empleo esta expresión porque Isabel daba por seguro que a la
señora Touchett iba a desagradarle sobremanera. La joven había esperado
para decírselo hasta ver al señor Goodwood. Se le antojaba que no era
honesto dar publicidad al propósito antes de haber oído lo que el señor
Goodwood tuviera que decir al respecto. En realidad, había dicho mucho
menos de lo que ella esperaba, y en aquel momento la joven tenía la
sensación de haber perdido el tiempo. Pero no lo perdería más en lo
sucesivo. Esperó, pues, a que la señora Touchett llegase al comedor para
el almuerzo y empezó de esta forma: -Tía Lydia, tengo que decirle una
cosa.
|
Mrs. Touchett gave a little jump and looked
at her almost fiercely: "You needn′t tell me; I know what it is."
|
La señora Touchett dio un breve respingo, la miró casi
enfurecida y contestó: -No necesitas decírmelo. Ya sé lo que es.
|
"I don′t know how you know."
|
-No ¡he explico cómo puede usted saberlo.
|
"The same way that I know when the window′s
open --by feeling a draught. You′re going to marry that man."
|
-Igual que sé que la ventana está abierta al... notar la
corriente de air e. Vas a casarte con ese hombre.
|
"What man do you mean?" Isabel enquired with
great dignity.
|
-¿A qué hombre se refiere usted? -preguntó Isabel con altiva
dignidad.
|
"Madame Merle′s friend --Mr. Osmond."
|
-Al amigo de madame Merle..., al señor Osmond.
|
"I don′t know why you call him Madame Merle′s
friend. Is that the principal thing he′s known by?"
|
-No sé por qué le llama usted el amigo de madame Merle, como
si no tuviera otro título mejor con qué. designarle.
|
"If he′s not her friend he ought to be
--after what she has done for him!" cried Mrs. Touchett. "I shouldn′t have
expected it of her; I′m disappointed."
|
-Si no es amigo de ella, debería serlo... después de todo lo
que ha hecho por él -exclamó la señora Touchett-. Nunca me habría esperado
semejante cosa de ella. Ha sido un gran desengaño para mí.
|
"If you mean that Madame Merle has had
anything to do with my engagement you′re greatly mistaken," Isabel
declared with a sort of ardent coldness.
|
-Si con eso quiere usted decir que madame Merle ha tenido algo
que ver con mi compromiso, está usted equivocada del todo -declaró Isabel
con enérgica frialdad.
|
"You mean that your attractions were
sufficient, without the gentleman′s having had to be lashed up? You′re
quite right. They′re immense, your attractions, and he would never have
presumed to think of you if she hadn′t put him up to it. He has a very
good opinion of himself, but he was not a man to take trouble. Madame
Merle took the trouble FOR him."
|
-O sea, que han bastado tus atractiv os, que no ha habido
necesidad de espolearlo. Sí, sin duda tienes razón. Tus atractivos son
extraordinarios. Pero seguro que nunca se le habría ocurrido pensar en ti
si ella no se lo hubiera metido en la cabeza. Tiene demasiada buena
opinión de sí mismo, y no es capaz de tomarse tales molestias. Madame
Merle se las ha tomado por él.
|
"He has taken a great deal for himself!"
cried Isabel with a voluntary laugh.
|
-Pues le aseguro a usted que sí se ha esforzado, y mucho
-exclamó Isabel riendo de buena gana.
|
Mrs. Touchett gave a sharp nod. "I think he
must, after all, to have made you like him so much."
|
La señora Touchett movió bruscamente la cabeza y dijo: -En
realidad, tiene que haberlo hecho para lograr que te guste tanto.
|
"I thought he even pleased YOU."
|
-Creí que a usted también le gustaba.
|
"He did, at one time; and that′s why I′m
angry with him."
|
-Hubo un tiempo en que sí. Por eso estoy enojada con él.
|
"Be angry with me, not with him," said the
girl.
|
-Pues entonces enójese usted conmigo y no con él-replicóó la
muchacha.
|
"Oh, I′m always angry with you; that′s no
satisfaction! Was it for this that you refused Lord Warburton?"
|
-¡Bah! Contigo lo estoy siempre. ¡Valiente satisfacción! ¿Por
eso fue por lo que rechazaste a lord Warburton?
|
"Plea se don′t go back to that. Why shouldn′t
I like Mr. Osmond, since others have done so?"
|
-Por favor, no volvamos a eso. ¿Por qué no habría de gustarme
a mí el señor Osmond cuando ha gustado a tantas otras?
|
"Others, at their wildest moments, never
wanted to marry him. There′s nothing OF him," Mrs. Touchett explained.
|
-Pero esas otras no quisieron jamás casarse con él, ni
siquiera en sus momentos de mayor ofuscación. Porque ese hombre no es nada
-añadió la señora Touchett a guisa de explicación.
|
"Then he can′t hurt me," said Isabel.
-Entonces no puede herirme.
|
"Do you think you′re going to be happy? No
one′s happy, in such doings, you should know."
|
-¿Crees que vas a ser dichosa? Deberías saber que nadie lo es
en estos asuntos.
|
"I shall set the fashion then. What does one
marry for?"
|
-Entonces yo lo pondré de moda. ¿Para qué se casa la gente?
|
"What YOU will marry for, heaven only knows.
People usually marry as they go into partnership --to set up a house. But
in your partnership you′ll bring everything."
|
-Sólo Di os sabe para qué te vas a casar tú. Por lo general,
la gente se casa por lo mismo que se asocia: para fundar una casa. Pero,
en vuestra asociación, tú vas a aportarlo casi todo.
|
"Is it that Mr. Osmond isn′t rich? Is that
what you′re talking about?" Isabel asked.
|
-¿Se refiere usted a que el señor Osmond no es rico? ¿Es por
ventura de eso de lo que está usted hablando?
|
"He has no money; he has no name; he has no
importance. I value such things and I have the courage to say it; I think
they′re very precious. Many ot her people think the same, and they show
it. But they give some other reason."
|
-Ni tiene dinero, ni apellido, ni prestigio. Yo valoro como es
debido esas cosas y me atrevo a decirlo. Creo que son de un gran valor.
Muchos otros piensan lo mismo y también lo demuestran, aunque dan razones
distintas.
|
Isabel hesitated a little. "I think I value
everything that′s valuable. I care very much for money, and that′s why I
wish Mr. Osmond to have a little."
|
Isabel dudó un instante y replicó: -Yo creo que le doy su
valor a todo cuanto lo tiene. El dinero me importa enormemente, y por eso
quiero que el señor Osmond disponga de un poco.
|
"Give it to him then; but marry some one
else."
|
-Dáselo, entonces; pero cásate con cualquier otro.
|
"His name′s good enough for me," the girl
went on. "It′s a very pretty name. Have I such a fine one myself?"
|
-Su apellido me basta. Por cierto, es muy bonito. ¿Acaso tengo
yo uno tan ilustre?
|
"All the more reason you should improve on
it. There are only a dozen American names. Do you marry him out of
charity?"
|
-Razón de más para que trates de elevarlo. No hay más que una
docena de apellidos americanos que cuenten. ¿Te casas con él para hacer
una obra de caridad?
|
"It was my duty to tell you, Aunt Lydia, but
I don′t think it′s my duty to explain to you. Even if it were I shouldn′t
be able. So please don′t remonstrate; in talking about it you have me at a
disadvantage. I can′t talk about it."
|
-Tía Lydia, considero que era mi deber decírselo, pero no creo
que lo sea también explicárselo. Aun cuando lo fuera, no podría hacerlo.
De manera que no me reprenda, por favor. Me encuentro en posición
desventajosa respecto a usted, porque yo no puedo hablar del asumo.
|
"I don′t remonstrate, I simply answer you: I
must give some sign of i ntelligence. I saw it coming, and I said nothing.
I never meddle."
|
-No te reprendo ni te reconvengo. Lo único que hago es
contestarte, porque debo demostrar que tengo la cabeza sobre los hombros.
Estaba viendo venir la cosa y no decía nada, porque no me gusta meterme en
asuntos ajenos.
|
"You never do, and I′m greatly obliged to
you. You′ve been very considerate."
|
-Es cierto, no lo hace nunca; le estoy muy agradecida por
ello. Ha sido usted verdaderamente considerada conmigo.
|
"It was not considerate --it was convenient,"
said Mrs. Touchett. "But I shall talk to Madame Merle."
|
-No era por consideración sino por conveniencia... -dijo la
señora Touchett-. Pero ya hablaré yo con madame Merle.
|
"I don′t see why you keep bringing her in.
She has been a very good friend to me."
|
-No comprendo por qué se empeña usted en mezclarla en esto. Se
ha portado como una buena amiga conmigo.
|
"Possibly; but she has been a poor one to
me."
|
-Es posible. Pero menos buena conmigo.
|
"What has she done to you?"
|
-¿Qué le ha hecho a usted?
|
"She has deceived me. She had as good as
promised me to prevent your engagement."
|
-Me ha defraudado. Su amistad conmigo era tan buena que me
había prometido impedir ese compromiso.
|
"She couldn′t have prevented it."
|
-Pero ella no habría podido evitarlo.
|
"She can do anything; that′s what I′ve always
liked her for. I knew she could play any part; but I understood that she
played them one by one. I didn′t understand that she would play two at the
same time." par
|
-Para ella todo es posible. Por eso siempre la he admirado.
Sabía que es capaz de representar cualquier papel, pero suponía que
representaba uno después de otro. L o que jamás supuse es que hiciera dos
al mismo tiempo.
|
"I don′t know what part she may have played
to you," Isabel said; "that′s between yourselves. To me she has been
honest and kind and devoted."
|
-Ignoro qué papel ha representado ante usted; eso es cosa
suya. Conmigo se ha portado como una mujer honesta, buena y abnegada.
|
"Devoted, of course; she wished you to marry
her candidate. She told me she was watching you only in order to
interpose."
|
-Abnegada, no hay duda, puesto que quería casarte con su
candidato. A mí me dijo que te vigilaba para interponerse.
|
"She said that to please you," the girl
answered; conscious, however, of the inadequacy of the explanation.
|
-Si lo dijo fue por complacerla -replicó la joven, si bien
dándose cuenta de la impropiedad de tal explicación.
|
"To please me by deceiving me? She knows me
better. Am I pleased to-day?"
|
-¿Para complacerme defraudándome? No me conoce tan mal. ¿Estoy
acaso contenta ahora?
|
"I don′t think you′re ever much pleased,"
Isabel was obliged to reply. "If Madame Merle knew you would learn the
truth what had she to gain by insincerity?"
|
-Me parece que usted no lo está nunca mucho -se vio Isabel
obligada a observar-. Si madame Merle sabía que usted acabaría por conocer
la verdad, ¿qué ganaba con su falta de sinceridad?
|
"She gained time, as you see. While I waited
for her to interfere you were marching away, and she was really beating
the drum."
|
-Ya lo has visto; ganaba, por lo pronto, tiempo. Mientras yo
esperaba que interviniera, tú empezabas a desfilar y ella iba delante
abriendo camino.
|
"That′s very well. But by your own admission
you saw I was marching , and even if she had given the alarm you wouldn′t
have tried to stop me."
|
-Supongamos que así sea. Pero usted misma ha admitido que me
estaba viendo desfilar y que, aun cuando ella hubiese dado la voz de
alarma, usted no habría tratado de detenerme.
|
"No, but some one else would."
|
-Yo no, pero algún otro tal vez sí.
|
"Whom do you mean?" Isabel asked, looking
very hard at her aunt.
|
-¿A quién se refiere usted? -preguntó Isabel mirando a su tía
duramente.
|
Mrs. Touchett′s little bright eyes, active as
they usually were, sustained her gaze rather than returned it. "Would you
have listened to Ralph?"
|
Los diminutos ojos de la señora Touchett, con su acostumbrada
movilidad, más que devolver, sostuvieron la mirada de Isabel. -¿Habrías
escuchado el consejo de Ralph?
|
"Not if he had abused Mr. Osmond."
|
-Si hubiera insultado al señor Osmond, no.
|
"Ralph doesn′t abuse people; you know that
perfectly. He cares very much for you."
|
-Ralph es incapaz de insultar a nadie, lo sabes perfectamente.
Te quiere de veras.
|
"I know he does," said Isabel; "and I shall
feel the value of it now, for he knows that whatever I do I do with
reason."
|
-Ya lo sé -dijo Isabel-. Ahora es cuando podré apreciar su
afecto en todo lo que vale, porque él sabe que tengo mis razones para
hacer todo lo que hago.
|
"He never believed you would do this. I told
him you were capable of it, and he argued the other way."
|
-Nunca creyó que hicieras esto. Yo le dije que eras
perfectamente capaz de ello, y sostuvo lo contrario.
|
"He did it for the sake of argument," the
girl smiled. "You don′t accuse him of having deceived you ; why should you
accuse Madame Merle?"
|
-Por el placer de discutir, nada más -dijo la muchacha
sonriendo-. Si no le acusa usted a él de haberla defraudado, ¿por qué
acusa de ello a madame Merle?
|
"He never pretended he′d prevent it."
|
-Porque él jamás dijo que lo evitaría.
|
"I′m glad of that!" cried Isabel gaily. "I
wish very much," she presently added, "that when he comes you′d tell him
first of my engagement."
|
-Celebro saberlo -repuso Isabel alegremente-. Cuando vuelva,
me gustaría que fuese usted la primera en anunciarle mi compromiso.
|
"Of course I′ll mention it," said Mrs.
Touchett. "I shall say nothing more to you about it, but I give you notice
I shall talk to others."
|
-Desde luego que lo haré. A ti no volveré a decirte ni una
palabra del asunto, pero te advierto que hablaré de ello a los demás.
|
"That′s as you please. I only meant that it′s
rather better the announcement should come from you than from me."
|
-Haga lo que te parezca. Yo únicamente me refería a que me
parece preferible que sea usted quien se lo anuncie.
|
"I quite agree with you; it′s much more
proper!" And on this the aunt and the niece went to breakfast, where Mrs.
Touchett, as good as her word, made no allusion to Gilbert Osmond. After
an interval of silence, however, she asked her companion from whom she had
received a visit an hour before.
|
-Estoy de acuerdo contigo. Es lo más apropiado. Terminada así
la pequeña discusión, se pusieron tía y sobrina a almorzar, sin que
durante el almuerzo, cumplidora de su palabra, la señora Touchett hiciese
la menor alusión al señor Osmond. Después de un silencio bastante
prolongado, preguntó a su sobrina quién había ido a visitarla una hora
antes.
|
"From an old friend --an American gentleman,"
Isabel s aid with a colour in her cheek.
|
-Un antiguo amigo..., un caballero americano -contestó Isabel
ruborizándose un poco.
|
"An American gentleman of course. It′s only
an American gentleman who calls at ten o′clock in the morning."
|
-Americano tenía que ser. Sólo a un americano puede
ocurrírsele hacer visitas a las diez de la mañana.
|
"It was half-past ten; he was in a great
hurry; he goes away this evening."
|
-Eran ya las diez y media, y tenía mucha prisa porque se va
esta misma noche.
|
"Couldn′t he have come yesterday, at the
usual time?"
|
-Podía haber venido ayer a una hora más apropiada.
|
"He only arrived last night." -Llegó anoche.
|
"He spends but twenty-four hours in
Florence?" Mrs. Touchett cried. "He′s an American gentleman truly."
|
-¿No va a pasar más que veinticuatro horas en Florencia?
-exclamó la señora Touchett-. No hay duda de que es un caballero
americano.
|
"He is indeed," said Isabel, thinking with
perverse admiration of what Caspar Goodwood had done for her.
|
-Ciertamente lo es -replicó Isabel, que en aquel instante
pensaba con profunda admiración en lo que Caspar Goodwood había hecho por
ella.
|
Two days afterward Ralph arrived; but though
Isabel was sure that Mrs. Touchett had lost no time in imparting to him
the great fact, he showed at first no open knowledge of it. Their prompted
talk was naturally of his health; Isabel had many questions to ask about
Corfu. She had been shocked by his appearance when he came into the room;
she had forgotten how ill he looked. In spite of Corfu he looked very ill
to-day, and she wondered if he were really worse or if she were simply
disaccustomed to living with an invalid. Poor Ralph made no nearer
approach to conventional beauty as he advanced in life, and the now
apparently complete loss of his health had done little to mitigate the
natural oddity of his person. Blighted and battered, but still responsive
and still ironic, his face was like a lighted lantern patched with paper
and unsteadily held; his thin whisker languished upon a lean cheek; the
exorbitant curve of his nose defined itself more sharply. Lean he was
altogether, lean and long and loose-jointed; an accidental cohesion of
relaxed angles. His brown velvet jacket had become perennial; his hands
had fixed themselves in his pockets; he shambled and stumbled and shuffled
in a manner that denoted great physical helplessness. It was pe rhaps this
whimsical gait that helped to mark his character more than ever as that of
the humorous invalid --the invalid for whom even his own disabilities are
part of the general joke. They might well indeed with Ralph have been the
chief cause of the want of seriousness marking his view of a world in
which the reason for his own continued presence was past finding out.
Isabel had grown fond of his ugliness; his awkwardness had become dear to
her. They had been sweetened by association; they struck her as the very
terms on which it had been given him to be charming. He was so charming
that her sense of his being ill had hitherto had a sort of comfort in it;
the state of his health had seemed not a limitation, but a kind of
intellectual advantage; it absolved him from all professional and official
emotions and left him the luxury of being exclusively personal. The
personality so resulting was delightful; he had remained proof against the
staleness of disease; he had had to consent to be deplorably ill, yet had
somehow escaped being formally sick. Such had been the girl′s impression
of her cousin; and when she had pitied him it was only on reflection. As
she reflected a good deal she had allowed him a certain amount of
compassion; but she always had a dread of wasting that essence --a
precious article, worth more to the giver than to any one else. Now,
however, it took no great sensibility to feel that poor Ralph′s tenure of
life was less elastic than it should be. He was a bright, free, generous
spirit, he had all the illumination of wisdom and none of its pedantry,
and yet he was distressfully dying.
|
Ralph llegó dos días después; y, aun cuando Isabel estaba
absolutamente segura de que la señora Touchett se había apresurado a
comunicarle la gran noticia, él pareció al principio no saber nada del
asunto. De lo primero que hablaron fue, naturalmente, de l a salud. Isabel
deseaba, además, hacerle varias preguntas acerca de Corfú. Se había
quedado bastante sorprendida al verle aparecer, pues ya no recordaba su
aspecto enfermizo. A pesar de su estancia en Corfú parecía muy enfermo en
aquel momento, y ella se preguntaba si realmente estaba peor o si era que
no tenía ya la costumbre de vivir con un inválido. Con la edad, el pobre
Ralph no se acercaba precisamente a los cánones oficiales de belleza, y su
actual completa pérdida de la salud hacía bien poca cosa por atenuar la
natural extravagancia de su persona. Marchito y exhausto, pero todavía
irónico, su semblante parecía un desvencijado farol de papel. Sus ralas
patillas le lamían los enjutos carrillos, y el arco ya prominente de su
nariz había aumentado extraordinariamente su curva. Estaba más delgado que
nunca; flaco, largo y desmadejado: una espe cie de reunión fortuita de
ángulos descoyuntados. Su oscura chaqueta de pana parecía eterna, pues no
se la quitaba de encima, y diríase que sus manos estaban ya incrustadas en
los bolsillos. Andaba a tropezones, vacilando y arrastrando los pies, cosa
que revelaba su estado de gran decadencia física. Tal vez se debiera a su
continente tan estrafalario el que su carácter se acercara cada vez más al
de un inválido de humor sarcástico para quien hasta sus propios achaques
constituyen motivo de burla. A ello se debía acaso también su falta de
seriedad ante las cosas de un mundo en el ′que su existencia no tenía ya
razón alguna de ser. A Isabel le había gustado su fealdad, y su aspecto
estrafalario le resultaba sumamente simpático, de manera que apenas notaba
tales imperfecciones, gracias al continuo trato, y eran para ella unos
rasgos característico s que le hacían encantador. Y tanto lo era para su
prima que la sensación que a ésta le producía su enfermedad venía a ser
una especie de consuelo, toda vez que semejante estado de salud tan
precario parecía no sufrir limitación en el sentido intelectual, sino
incluso favorecer tal actividad, al haberle relevado de toda clase de
emociones profesionales y oficiales y permitiéndole el lujo de vivir
exclusivamente en personal. De tal modo, la personalidad de ello
resultante era en verdad deliciosa. Él constituía una prueba fehaciente
del triunfo sobre la ranciedad de la dolencia y, si bien no tenía más
remedio que resignarse a estar lamentablemente enfermo, había logrado en
cierto modo librarse de ser un enfermo importante y solemne. Tal era la
impresión de Isabel sobre la enfermedad de su primo; si alguna vez llegaba
a compadecerle, lo hacía por pura refl exión. Y, como gustaba tanto de la
reflexión, por fuerza debía compadecerle grandemente, pero tenía siempre
un verdadero temor de perder aquella esencia..., aquel algo precioso y
mucho más valioso para ella que para todos 1-os demás. Ahora no necesitaba
una gran sensibilidad para darse cuenta de que el hilo que sostenía la
vida del pobre Ralph era menos elástico de lo que debiera. Sabía que su
primo era un espíritu brillante, generoso y libre, con todas las luces de
la sabiduría y sin el menor asomo de pedantería, y con sus propios ojos lo
veía encaminarse derecho a la muerte.
|
Isabel noted afresh that life was certainly
hard for some people, and she felt a delicate glow of shame as she thought
how easy it now promised to become for herself. She was prepared to learn
that Ralph was not pleased with her engageme nt; but she was not prepared,
in spite of her affection for him, to let this fact spoil the situation.
She was not even prepared, or so she thought, to resent his want of
sympathy; for it would be his privilege --it would be indeed his natural
line --to find fault with any step she might take toward marriage. One′s
cousin always pretended to hate one′s husband; that was traditional,
classical; it was a [sic}">part of one′s cousin′s always pretending to
adore one. Ralph was nothing if not critical; and though she would
certainly, other things being equal, have been as glad to marry to please
him as to please any one, it would be absurd to regard as important that
her choice should square with his views. What were his views after all? He
had pretended to believe she had better have married Lord Warburton; but
this was only because she had refused that excellent man. If she had
accepted him Ralph would certainly have taken another tone; he always took
the opposite. You cou ld criticise any marriage; it was the essence of a
marriage to be open to criticism. How well she herself, should she only
give her mind to it, might criticise this union of her own! She had other
employment, however, and Ralph was welcome to relieve her of the care.
Isabel was prepared to be most patient and most indulgent. He must have
seen that, and this made it the more odd he should say nothing. After
three days had elapsed without his speaking our young woman wearied of
waiting; dislike it as he would, he might at least go through the form.
We, who know more about poor Ralph than his cousin, may easily believe
that during the hours that followed his arrival at Palazzo Crescentini he
had privately gone through many forms. His mother had literally greeted
him with the great news, which had been even more sensibly chilling than
Mrs. Touchett′s maternal kiss. Ralph was shocked and humiliated; his
calculations had been false and the person in the world in whom he wa s
most interested was lost. He drifted about the house like a rudderless
vessel in a rocky stream, or sat in the garden of the palace on a great
cane chair, his long legs extended, his head thrown back and his hat
pulled over his eyes. He felt cold about the heart; he had never liked
anything less. What could he do, what could he say? If the girl were
irreclaimable could he pretend to like it? To attempt to reclaim her was
permissible only if the attempt should succeed. To try to persuade her of
anything sordid or sinister in the man to whose deep art she had succumbed
would be decently discreet only in the event of her being persuaded.
Otherwise he should simply have damned himself. It cost him an equal
effort to speak his thought and to dissemble; he could neither assent with
sincerity nor protest with hope. Meanwhile he knew --or rather he supposed
--that the affianced pair were daily renewing their mutual vows. Osmond at
this moment showed himself little at Palaz zo Crescentini; but Isabel met
him every day elsewhere, as she was free to do after their engagement had
been made public. She had taken a carriage by the month, so as not to be
indebted to her aunt for the means of pursuing a course of which Mrs.
Touchett disapproved, and she drove in the morning to the Cascine. This
suburban wilderness, during the early hours, was void of all intruders,
and our young lady, joined by her lover in its quietest part, strolled
with him a while through the grey Italian shade and listened to the
nightingales.
|
Isabel pensó de nuevo en cuán ardua era la vida para algunos
seres y sintió cierto cosquilleo de vergüenza al ver hasta qué punto se
presentaba prometedora de dichas para ella. Se había preparado para oír
decir que a Ralph no le agradaba su compromiso, pera, a pesar del afecto
que le profesaba, no se sentía dispuesta a permitir que tal desagrado
echase a perder la situación. Tampoco estaba dispuesta, al menos así lo
creía, a molestarse por su disconformidad, ya que era no sólo privilegio
suyo, sino incluso natural en él, encontrar defectos a cualquier
determinación que ella pudiera tomar respecto al matrimonio. Que el primo
de una mujer detestase a su marido era lo tradicional y clásico; formaba
parte de la común creencia de que el primo debe adorar siempre a su prima.
Ralph era por encima de todo un crítico encarnizado. Y aunque, aparte de
otras consideraciones, habría sido para ella un placer contentar a él y a
los demás con un matrimonio a gusto de todos, era absurdo pretender que su
decisión tuviera que acomodarse al punto de vista de su primo. Después de
todo, ¿en qué consistía tal punto de vista? Hubo un momento en que dio a
entender que habría sido mejor para ella casarse con lord Warburton, pero
fue debido al hecho de que Isabel hubiese rechazado a personaje tan
importante. Y es seguro que, si le hubiera aceptado, Ralph habría adoptado
otro tono, pues le gustaba llevar siempre la contraria. Todo matrimonio
era susceptible de crítica, ya que lo esencial de semejante unión es
precisamente prestarse a toda suerte de críticas. Si le diese la
ventolera, ¿quién se hallaba en mejores condiciones que ella misma para
criticar su matrimonio? Pero tenía otras cosas de que ocuparse y Ralph
venía como agua de mayo para relevarla de tal cuidado. Estaba Isabel
predispuesta a mostrar la paciencia más grande y una indulgencia
insuperable. Ralph debía haberse dado cuenta de ello y por eso resultaba
tanto más extra_41ño que no dijera una sola palabra. Después de tres días
sin que él hubiese hablado para nada del asunto, Isabel se cansó de
esperar; aunque le desagradase, pensaba ella, no podía dejar de hacerlo.
Nosotros, que le conocemos bastante mejor que su prima, tenemos motivos
para pensar que, durante las horas que siguieron a su llegada al Palazzo
Crescentini, había investigado en silencio y habíase entregado a múltiples
actos. Su madre le recibió dándole la noticia a bocajarro, lo cual le
resultó más escalofriante que el beso maternal. Ralph se sintió defraudado
y humillado; sus cálculos habían resultado fallidos y la persona a quien
él más quería estaba irremisiblemente perdida. Se dio a vagar por la casa
como un bajel abandonado en mar proceloso cerca de la costa roqueña. A
veces se sentaba en el jardín, en el a mplio sillón de mimbre, y estiraba
las piernas cuan largas eran, apoyaba la cabeza en el respaldo y se bajaba
el sombrero sobre el rostro tapándose los ojos. Sentía frío en el corazón,
jamás tuvo menos gusto ni inclinación por nada. ¿Qué podía entonces decir,
qué hacer? El intento de reclamar no era aceptable más que en el caso de
que produjese un resultado satisfactorio. Tratar de convencerla de que
había algo sórdido o siniestro en los propósitos del hombre a cuyo arte
mágico había llegado a sucumbir sólo sería hasta cierto punto discreto en
el caso de que lograra convencerla. De lo contrario corría el riesgo de
perjudicarse simplemente a sí mismo. Costaba exactamente lo mismo decir lo
que pensaba que disentir; ni le era posible prestar asentimiento
sinceramente, ni protestar con fundada esperanza. E ntretanto, sabía -o
tal vez suponía- que los novios renovaban a diario sus juramentos de amor.
El señor Osmond no se dejaba ver ahora muy a menudo por el Palazzo
Crescentini, pero Isabel lo veía todos los días en otra parte, como tenía
absoluta libertad de hacer una vez que se había dado publicidad a su
compromiso. A tal efecto, había ella alquilado por meses un coche, para no
tener que deberle a su tía los medios de proseguir unas relaciones que
desaprobaba, y en tal coche se iba todas las mañanas a las Cascine.
Durante las primeras horas del día aquel parque suburbano estaba
completamente vacío, y allí reuníanse ambos enamorados, en la parte más
tranquila de su arbolado, paseaban bajo la rumorosa fronda por las anchas
avenidas italianas y dejaban que cautivara sus oídos el canto de los
ruiseñores.
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CHAPTER 34
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34
One morning, on her return from her drive,
some half-hour before luncheon, she quitted her vehicle in the court of
the palace and, instead of ascending the great staircase, crossed the
court, passed beneath another archway and entered the garden. A sweeter
spot at this moment could not have been imagined. The stillness of
noontide hung over it, and the warm shade, enclosed and still, made bowers
like spacious caves. Ralph was sitting there in the clear gloom, at the
base of a statue of Terpsichore --a dancing nymph with taper fingers and
inflated draperies in the manner of Bernini; the extreme relaxation of his
attitude suggested at first to Isabel that he was asleep. Her light
footstep on the grass had not roused him, and before turning away she
stood for a moment looking at him. During this instant he opened his eyes;
upon which she sat down on a rustic chair that matched with his own.
Though in her irritation she had accused him of indifference she was not
blind to the fact that he had visibly had something to brood over. But she
had explained his air of absence partly by the languor of his increased
weakness, partly by worries connected with the property inherited from his
father --the fruit of eccentric arrangements of which Mrs. Touchett
disapproved and which, as she had told Isabel, now encountered opposition
from the other partners in the bank. He ought to have gone to England, his
mother said, instead of coming to Florence; he had not been there for
months, and took no more interest in the bank than in the state of
Patagonia.
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Una mañana, a su vuelta del paseo, como media hora antes del
almuerzo, bajó Isabel del coche en el patio del palacio y, en lugar de
subir hasta el piso de arriba por la grande y solemne escalera, cruzó el
patio y fue derecha al jardín. No era posible imaginar en aquel instante
lugar más deleitoso. Flotaba en él la calma imperturbable del mediodía y
la templada penumbra, cerrada y quieta, que hacía de los cenadores
espaciosas cuevas. Ralph estaba sentado en un claro, al pie de una estatua
de Terpsícore, ninfa danzante con crótalos en los dedos y flotantes velos,
a la manera de Bernini. El gran abandono del cuerpo de Ralph hizo al punto
creer a Isabel que estaba dormido. Sus ligeros pasos sobre la hierba no le
habían hecho incorporarse y, antes de irse de allí, la joven se detuvo un
moho para contemplarlo. Abrió él los ojos y entonces ella se sentó en una
silla rústica que había cerca. Aunque en su enojo pudiera Isabel acusarle
de indiferencia, no dejaba de ver que estaba cociendo en su interior algo
que poder decirle. Se había ella explicado aquel aire ausente por la
debilidad cada vez mayor que de él se iba apoderando y, en parte también,
por las preocupaciones que le causaban los bienes heredados de su padre,
cuyos excéntricos arreglos hacíanse acreedores a las más acerbas censuras
de la señora Touchett y, como ésta había comunicado a Isabel, encontraban
gran oposición en los otros socios de la casa bancaria. Decía su madre
que, en vez de ir a Florencia, debía haber ido a Inglaterra, donde no
había estado desde hacía muchos meses. Le dedicaba el mismo interés a los
asuntos del banco que el que le habría podido dedicar a las cosas de la
lejana Patagonia.
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"I′m sorry I waked you," Isabel said; "you
look too tired."
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-Siento haberte despertado -dijo Isabel-. Pareces algo
cansado.
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"I feel too tired. But I was not asleep. I
was thinking of you."
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-No algo, sino mucho. No dormía. Estaba pensando en ti.
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"Are you tired of that?"
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¿Y eso te cansa?
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"Very much so. It leads to nothing. The
road′s long and I never arrive."
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-Mucho. No conduce a nada. El camino es largo y no llego
nunca.
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"What do you wish to arrive at?" she put to
him, closing her parasol.
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-¿A dónde quieres llegar? -preguntó ella cerrando la
sombrilla.
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"At the point of expressing to myself
properly what I think of your engagement."
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-A expresarme apropiadamente a mí mismo lo que pienso acerca
de tu compromiso.
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"Don′t think too much of it," she lightly
returned.
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-No pienses demasiado en eso -le contestó Isabel con dulzura.
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"Do you mean that it′s none of my business?"
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-¿Quieres decir que es asunto que no me concierne?
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"Beyond a certain point, yes."
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-Hasta cierto punto, sí.
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"That′s the point I want to fix. I had an
idea you may have found me wanting in good manners. I′ve never
congratulated you."
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-Ése es precisamente el punto que quiero aclarar. Se me antoja
que has debido de encontrarme un tanto grosero por no haberte felicitado.
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"Of course I′ve noticed that. I wondered why
you were silent."
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-La verdad, lo he echado en falta, y me preguntaba por qué
permanecías tan callado.
|
"There have been a good many reasons. I′ll
tell you now," Ralph said. He pulled off his hat and laid it on the
ground; then he sat looking at her. He leaned back under the protection of
Bernini, his head against his marble pedestal, his arms dropped on either
side of him, his hands laid upon the rests of his wide chair. He looked
awkward, uncomfortable; he hesitated long. Isabel said nothing; when
people were embarrassed she was usually sorry for them, but she was
determined not to help Ralph to utter a word that should not be to the
honour of her high decision. "I think I′ve hardly got over my surprise,"
he went on at last. "You were the last person I expected to see caught."
|
-Tenía mis razones para ello y voy a exponértelas -dijo Ralph
quitándose el sombrero y dejándolo en el suelo. Luego se incorporó y la
miró fijamente, se echó hacia atrás protegido por Bernini, apoyó la cabeza
en el pedestal de mármol, dejó caer los brazos a ambos lados del sillón y
empezó a acariciar con las manos el mimbre. Parecía molesto, azorado, y
estuvo dudando largo tiempo. Isabel no decía nada. Solía compadecer a la
gente cuando estaba en un trance apurado, pero no quería ayudar a Ralph a
proferir una sola palabra y dejó a su elección que se dignara hacerlo
cuando le pareciese bien. Finalmente él dijo-: No me he repuesto todavía
de mi sorpresa. Tú eras la última persona que creía que se dejaría
atrapar.
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"I don′t know why you call it caught."
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-No sé lo que quieres decir con eso de atrapar.
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"Because you′re going to be put into a cage."
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-Que te van a meter en una jaula.
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"If I like my cage, that needn′t trouble
you," she answered.
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-Si la jaula es de mi gusto, no debes preocuparte por ello.
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"That′s what I wonder at; that′s what I′ve
been thinking of."
|
-Eso es precisamente lo que me admira; y por eso es por lo que
he estado pensando.
|
"If you′ve been thinking you may imagine how
I′ve thought! I′m satisfied that I′m doing well."
|
-Pues, si tú has estado pensando, imagínate lo que no habré
pensado yo. Y tengo la satisfacción de ver que me sienta admirablemente.
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"You must have changed immensely. A year ago
you valued your liberty beyond everything. You wanted only to see life."
|
-Por lo visto, has cambiado enormemente. Hace un año ponías tu
libertad por encima de cualquier otra cosa. Sólo querías contemplar la
vida.
|
"I′ve seen it," said Isabel. "It doesn′t look
to me now, I admit, such an inviting expanse."
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-Ya la he visto -contestó Isabel-. Y, la verdad, convengo en
que no me parece ahora tan extraordinaria.
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"I don′t pretend it is; only I had an idea
that you took a genial view of it and wanted to survey the whole field."
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-Ni yo pretendo decir que lo sea. Lo que creía es que tú
pensabas formarte una idea de ella y seguir contemplándola desde lo alto.
|
"I′ve seen that one can′t do anything so
general. One must choose a corner and cultivate that."
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-Pero he llegado a convencerme de que no se puede tener esa
visión tan general. Hay que limitarse a escoger el rincón que mejor le
parezca a cada cual y cultivarlo con cuidado.
|
"That′s what I think. And one must choose as
good a corner as possible. I had no idea, all winter, while I read your
delightful letters, that you were choosing. You said nothing about it, and
your silence put me off my guard."
|
-Eso es justamente lo que yo creo. Cada uno debe escoger el
mejor rincón que le sea posible. Durante todo el invierno, mientras leía
tus deliciosas cartas, no me pasó ni por un momento por la imaginación que
estuvieses dedicándote a escoger. No decías nada de ello, tu silencio me
engañó y no pude ponerme en guardia.
|
"It was not a matter I was likely to write to
you about. Besides, I knew nothing of the future. It has all come lately.
If you had been on your guard, however," Isabel asked, "what would you
have done?"
|
-Era un asunto del que no me gustaba hablarte por carta.
Además, no sabía nada del porvenir. Eso llegó después. -Calló un instante,
pareció reflexionar y luego añadió-: ¿Qué habrías hecho si hubieses estado
en guardia, como dices?
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"I should have said ′Wait a little longer.′ "
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-Habría dicho, sencillamente: espera un poco más.
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"Wait for what?"
|
¿Esperar qué?
|
"Well, for a little more light," said Ralph
with rather an absurd smile, while his hands found their way into his
pockets.
|
-Un poco más de claridad, de luz -dijo Ralph con una sonrisa
más bien absurda mientras sus manos buscaban sus bolsillos.
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"Where should my light have come from? From
you?"
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-¿De dónde tenía que haberme venido esa luz..., de ti?
|
"I might have struck a spark or two."
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-Yo podría haber producido unos pocos destellos.
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Isabel had drawn off her gloves; she smoothed
them out as they lay upon her knee. The mildness of this movement was
accidental, for her expression was not conciliatory. "You′re beating about
the bush, Ralph. You wish to say you don′t like Mr. Osmond, and yet you′re
afraid."
|
Isabel se quitó los guantes y los alisó contra su rodilla. La
suavidad de aquel movimiento exquisito fue puramente usual, pues su
expresión no tenía nada de conciliadora. -Ralph -dijo-, estás dando palos
de ciego. Quieres decir que no te gusta el señor Osmond y no te atreves.
|
" ′Willing to wound and yet afraid to
strike′? I′m willing to wound HIM, yes --but not to wound you. I′m afraid
of you, not of him. If you marry him it won′t be a fortunate way for me to
have spoken."
|
-«Deseoso de herir y temeroso de asestar el golpe.» Que quiero
herirle a él, eso sí es cierto..., pero a ti no. Tengo miedo de ti, no de
él. Y, si te casas con él, no habrá sido una satisfacción para mí el haber
hablado.
|
"IF I marry him! Have you had any expectation
of dissuading me?"
|
-¿Si me caso con él? ¿Confías en llegar a disuadirme?
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"Of course that seems to you too fatuous."
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-Supongo que te parecerá una fatuidad por mi parte.
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"No," said Isabel after a little; "it seems
to me too touching."
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Tras un instante de vacilación, Isabel dijo: -No es eso; lo
que me parece es sumamente enternecedor.
|
"That′s the same thing. It makes me so
ridiculous that you pity me."
|
-Es lo mismo. Me pone tan en ridículo que te doy lástima.
Isabel alisó nuevamente sus guantes con unos leves golpecitos.
|
She stroked out her long gloves again. "I
know you′ve a great affection for me. I can′t get rid of that."
|
-Ya sé que me tienes un gran cariño -dijo-. No puedo zafarme
de ello.
|
"For heaven′s sake don′t try. Keep that well
in sight. It will convince you how intensely I want you to do well."
|
-Ni lo intentes, por favor. No lo pierdas nunca de vista. Él
te convencerá de hasta qué punto deseo tu bien.
|
"And how little you trust me!"
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-Ya veo la poca confianza que en mí tienes.
|
There was a moment′s silence; the warm
noontide [sic}">seemed to listen. "I trust you, but I don′t trust
him," said Ralph.
|
Hubo un momento de profundo silencio. La copa azul y cóncava
del cielo de mediodía parecía estar escuchando, recogiendo el sonido de
sus voces. -Confío en ti, pero no en él.
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She raised her eyes and gave him a wide, deep
look. "You′ve said it now, and I′m glad you′ve made it so clear. But
you′ll suffer by it."
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Isabel alzó la vista y le dirigió una mirada larga y profunda.
-Me alegro de que hayas dicho eso tan claramente. Te pesará.
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"Not if you′re just." |
Si eres justa, no.
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"I′m very just," said Isabel. "What better
proof of it can there be than that I′m not angry with you? I don′t know
what′s the matter with me, but I′m not. I was when you began, but it has
passed away. Perhaps I ought to be angry, but Mr. Osmond wouldn′t think
so. He wants me to know everything; that′s what I like him for. You′ve
nothing to gain, I know that. I′ve never been so nice to you, as a girl,
that you should have much reason for wishing me to remain one. You give
very good advice; you′ve often done so. No, I′m very quiet; I′ve always
believed in your wisdom," she went on, boasting of her quietness, yet
speaking with a kind of contained exaltation. It was her passionate desire
to be just; it touched Ralph to the heart, affected him like a caress from
a creature he had injured. He wished to interrupt, to reassure her; for a
moment he was absurdly inconsistent; he would have retracted what he had
said. But she gave him no chance; she went on, having caught a glimpse, as
she thought, of the heroic line and desiring to advance in that direction.
"I see you′ve some special idea; I should like very much to hear it. I′m
sure it′s disinterested; I feel that. It seems a strange thing to argue
about, and of course I ought to tell you definitely that if you expect to
dissuade me you may give it up. You′ll not move me an inch; it′s too late.
As you say, I′m caught. Certainly it won′t be pleasant for you to remember
this, but your pain will be in your own thoughts. I shall never reproach
you."
|
-Soy justa, muy justa -repuso Isabel-. ¿Qué mayor prueba
quieres de que lo soy que el no enojarme contigo? No sé qué me ocurre,
pero el hecho es que no me enojo. Tal vez debería hacerlo, pero estoy
segura de que el señor Osmond pensaría de otra manera. El quiere que yo lo
sepa todo; por eso me gusta tanto. Yo sé que tú no tienes nada que ganar.
Nunca he sido tan buena contigo, de soltera, como para que quieras que
siga siéndolo. Sabes dar muy buenos consejos y lo haces con gran
frecuencia. Por mi parte, estoy absolutamente tranquila porque he creído
siempre en tu buen juicio. -Continuó presumiendo altivamente de su gran
tranquilidad y, al mismo tiempo, hablando como con exaltación contenida.
La exaltaba su apasionado deseo de ser justa, lo cual le llegó a Ralph
hasta el mismo corazón y le afectó como si le estuviese acariciando una
criatura a la que acababa de herir. Le entraron ganas de interrumpir
aquella conversación, de tranquilizarla del todo; y, durante unos
instantes, sintió su propia inconsistencia hasta el punto de que de buena
gana se habría retractado de cuanto acababa de decir. Pero ella no le dio
oportunidad de hacerlo; prosiguió, pues se había ya lanzado a ello, y le
pareció vislumbrar un destello de la heroica línea de acción que le estaba
destinada y en cuya dirección le era forzoso seguir-. Ya sé que tienes una
idea y me gustaría mucho conocerla, porque tengo la seguridad de que es
completamente desinteresada, me doy perfectamente cuenta de ello. Parece
una cosa extraña, por lo demás, para hablar de ella. Por lo pronto, lo
primero que debo decirte es que, si crees poder disuadirme, pierdes el
tiempo. No me harás mover ni una sola pulgada de mi sitio; ya es demasiado
tarde. Como bien has dicho, estoy atrapada. Seguramente, para ti no será
nada grato acordarte de esto, pero no tendrás más dolor que el de tus
pensamientos. Yo no te lo echaré en cara jamás.
|
"I don′t think you ever will," said Ralph.
"It′s not in the least the sort of marriage I thought you′d make."
|
-No creo que lo hagas -dijo Ralph-. En cualquier caso, no es
la clase de matrimonio que pensé que fueras a hacer.
|
"What sort of marriage was that, pray?"
|
-¿Qué clase de matrimonio esperabas de mí? Dímelo, por favor.
|
"Well, I can hardly say. I hadn′t exactly a
positive view of it, but I had a negative. I didn′t think you′d decide for
--well, for THAT type."
|
-Bueno, no sé qué decirte, porque no tengo una opinión
positiva de ello sino puramente negativa. Nunca pensé que te decidieras
por..., por ese tipo de persona.
|
"What′s the matter with Mr. Osmond′s type, if
it be one? His being so independent, so individual, is what i most see in
him," the girl declared. "What do you know against him? You know him
scarcely at all."
|
-¿Puede saberse qué tiene de malo el señor Osmond, si es que
hay algo? Lo que yo veo sobre todo en él es su manera de ser tan
independiente, tan distinta -dijo firmemente la joven-. ¿Tienes algo en
contra suya? Tú mismo confiesas que apenas le conoces.
|
"Yes," Ralph said, "I know him very little,
and I confess I haven′t facts and items to prove him a villain. But all
the same I can′t help feeling that you′re running a grave risk."
|
-Cierto -dijo Ralph-. Le conozco muy poco y confieso que no
estoy en posesión de datos ni de hechos que puedan acusarle de villanía.
Pero, de todos modos, no puedo por menos de pensar que vas a correr un
gran riesgo.
|
"Marriage is always a grave risk, and his
risk′s as grave as mine."
|
-El matrimonio es siempre un gran riesgo, y tanto va a
correrlo él como yo.
|
"That′s his affair! If he′s afraid, let him
back out. I wish to God he would."
|
-Eso es cosa suya. Si le da miedo, que abandone. ¡Ojalá
quisiera Dios que lo hiciese!
|
Isabel reclined in her chair, folding her
arms and gazing a while at her cousin. "I don′t think I understand you,"
she said at last coldly. "I don′t know what you′re talking about."
|
Isabel se reclinó en su sillón y, cruzando los brazos y
mirando fijamente a su primo durante un momento, declaró con frialdad:
-Creo que no te comprendo. No sé de qué estás hablando.
|
"I believed you′d marry a man of more
importance."
|
-Siempre pensé que te casarías con un hombre de más
importancia.
|
Cold, I say, her tone had been, but at this a
colour like a flame leaped into her face. "Of more importance to whom? It
seems to me enough that one′s husband should be of importance to one′s
self!"
|
Si hacía un momento ella le había replicado con frialdad,
ahora el rubor le cubrió intensamente el rostro, y exclamó: -De más
importancia, ¿para quién? Me parece que para quien debe tener importancia
un marido es para su mujer.
|
Ralph blushed as well; his attitude
embarrassed him. Physically speaking he proceeded to change it; he
straightened himself, then leaned forward, resting a hand on each knee. He
fixed his eyes on the ground; he had an air of the most respectful
deliberation. "I′ll tell you in a moment what I mean," he presently said.
He felt agitated, intensely eager; now that he had opened the discussion
he wished to discharge his mind. But he wished also to be superlatively
gentle.
|
Ralph se ruborizó también. Se sentía molesto por la actitud
que había adoptado. Trató de hallarle un remedio, físico por lo pronto; y
se estiró, se inclinó luego hacia delante y, apoyando una mano en cada
rodilla, clavó los ojos en el suelo, pareciendo meditar hondamente. Al
cabo de un instante de reflexión, dijo: -Voy a exponerte lo que pienso.
Parecía agitado, presa de gran ansiedad, pero, ya que había dado comienzo
a la discusión del asunto, quería decir cuanto pensaba y descargar su
conciencia. Al mismo tiempo, quería comportarse lo más amablemente
posible.
|
Isabel waited a little --then she went on
with majesty. "In everything that makes one care for people Mr. Osmond is
pre-eminent. There may be nobler natures, but I′ve never had the pleasure
of meeting one. Mr. Osmond′s is the finest I know; he′s good enough for
me, and interesting enough, and clever enough. I′m far more struck with
what he has and what he represents than with what he may lack."
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Isabel esperó un instante y luego tomó la palabra con
majestad: -En todo cuanto puede hacerle a una interesarse por la gente, el
señor Osmond ocupa enseguida un lugar de indiscutible preeminencia. Puede
que haya almas más nobles que la suya, pero yo no he tenido hasta ahora la
dicha de conocer a ninguna. El señor Osmond es el ser más bueno que
conozco hasta hoy. Para mí es todo lo bueno, interesante e inteligente que
es preciso. Me llama mucho la atención, infinitamente más lo que tiene y
representa que lo que pueda faltarle.
|
"I had treated myself to a charming vision of
your future," Ralph observed without answering this; "I had amused myself
with planning out a high destiny for you. There was to be nothing of this
sort in it. You were not to come down so easily or so soon."
|
-Yo había llegado a hacerme grandes ilusiones sobre ti -dijo
Ralph sin contestar a las últimas palabras de su prima-, a forjarme una
encantadora visión de tu porvenir en la que no había nada de este estilo.
En mi visión, tú no descendías tan fácilmente ni tan pronto.
|
"Come down, you say?"
|
¿Has dicho descender?
|
"Well, that renders my sense of what has
happened to you. You seemed to me to be soaring far up in the blue --to
be, sailing in the bright light, over the heads of men. Suddenly some one
tosses up a faded rosebud --a missile that should never have reached you
--and straight you drop to the ground. It hurts me," said Ralph
audaciously, "hurts me as if I had fallen myself!"
|
-Bueno, eso es lo que a mí me parece que te ha sucedido. Yo te
imaginaba volando en lo azul del cielo..., desplegando tus alas a la
radiante luz del día, flotando por encima de los hombres. Y de aquí que de
pronto alguien arroja al aire un capullo de rosa marchito..., proyectil
que jamás debió alcanzarte..., y en el acto caes, precipitándote hacia el
suelo. -Se detuvo un instante y prosiguió, armándose de valor-: Te aseguro
que me ha dolido, que me ha dolido tanto como si hubiese caído yo mismo.
|
The look of pain and bewilderment deepened in
his companion′s face. "I don′t understand you in the least," she repeated.
"You say you amused yourself with a project for my career --I don′t
understand that. Don′t amuse yourself too much, or I shall think you′re
doing it at my expense."
|
Ella le envolvió en una mirada de compasión y asombro. -No te
comprendo en absoluto. Dices que te entretenías forjando proyectos acerca
de mi posible carrera futura..., pues no lo entiendo. Procura no
entretenerte, no divertirte demasiado con ello, porque no tendré más
remedio que pensar que estás divirtiéndote a mi costa.
|
Ralph shook his head. "I′m not afraid of your
not believing that I′ve had great ideas for you."
|
Ralph meneó tristemente la cabeza y replicó: -Tengo la
seguridad de que en ningún momento has pensado que yo no abrigara grandes
ideas respecto a ti.
|
"What do you mean by my soaring and sailing?"
she pursued. "I′ve never moved on a higher plane than I′m moving on now.
There′s nothing higher for a girl than to marry a --a person she likes,"
said poor Isabel, wandering into the didactic.
|
-¿Qué has querido decir con esa imagen de volar en el azul y
desplegar las alas? Por lo que a mí respecta, jamás me he movido en un
plano superior a aquel en el que ahora me estoy moviendo. Para una
muchacha no puede haber y no hay nada más elevado que casarse con la
persona a quien quiere -concluyó la infeliz Isabel, perdiéndose en el
camino de lo didáctico.
|
"It′s your liking the person we speak of that
I venture to criticise, my dear cousin. I should have said that the man
for you would have been a more active, larger, freer sort of nature."
Ralph hesitated, then added: "I can′t get over the sense that Osmond is
somehow --well, small." He had uttered the last word with no great
assurance; he was afraid she would flash out again. But to his surprise
she was quiet; she had the air of considering.
|
-Mi querida primita, precisamente lo que yo me atrevo a
criticar es que hayas llegado a querer a la persona de que se trata. Lo
que yo quiero decir es que me hubiese gustado que el hombre elegido por ti
fuera más activo, más amplío, de espíritu más libre. -Dudó un segundo y
añadió-: No puedo avenirme a la idea de no pensar que Osmond es..., bueno,
lo diré..., es poca cosa. Pronunció estas dos últimas palabras con escasa
seguridad, temeroso de que ella montase nuevamente en cólera, pero, con
gran sorpresa por su parte, permaneció tranquila, aparentando considerar
el hecho concienzudamente.
|
"Small?" She made it sound immense.
|
-¿Poca cosa? -repitió Isabel, dando a aquellas palabras una
sonoridad de gran resonancia.
|
"I think he′s narrow, selfish. He takes
himself so seriously!"
|
-Se me antoja que es un hombre estrecho de miras, egoísta...,
que se toma muy en serio a sí mismo.
|
"He has a great respect for himself; I don′t
blame him for that," said Isabel. "It makes one more sure to respect
others."
|
-Que se tiene un gran respeto a sí mismo, es cierto; y no seré
yo quien le censure por ello. Eso le hace a uno respetar más a los otros.
|
Ralph for a moment felt almost reassured by
her reasonable tone. "Yes, but everything is relative; one ought to feel
one′s relation to things --to others. I don′t think Mr. Osmond does that."
|
Ralph se sintió tranquilizado al oírla expresarse en aquel
tono de gran mesura. -En efecto-dijo-. Pero todo es relativo. Uno debe
sentirse a sí mismo en relación con las cosas que le rodean..., con los
demás; y yo no creo que el señor Osmond lo haga.
|
"I′ve chiefly to do with his relation to me.
In that he′s excellent."
|
-Lo que me interesa a mí es, ante todo, su relación conmigo. Y
en eso, no puedo por menos de decir que es excelente.
|
"He′s the incarnation of taste," Ralph went
on, thinking hard how he could best express Gilbert Osmond′s sinister
attributes without putting himself in the wrong by seeming to describe him
coarsely. He wished to describe him impersonally, scientifically. "He
judges and measures, approves and condemns, altogether by that."
|
-Es la encarnación del gusto-prosiguió Ralph, pensando con
empeño cómo podría manifestar que Gilbert Osmond era hombre de siniestras
cualidades sin ponerse a sí mismo en evidencia por parecer describirle
rudamente. Quería tratar de describirlo de manera impersonal,
científicamente-. Todo lo reduce a eso: juzga, mide, aprueba o condena en
todo y por todo con arreglo al gusto.
|
"It′s a happy thing then that his taste
should be exquisite."
|
-Pues me parece admirable, toda vez que su gusto es exquisito.
|
"It′s exquisite, indeed, since it has led him
to select you as his bride. But have you ever seen such a taste --a really
exquisite one --ruffled?"
|
-Teniendo en cuenta que le ha conducido a escogerte por
esposa, no hay duda alguna dé qué su gusto es exquisito. Pero ¿por ventura
has visto tú a semejante buen gusto..., un gusto verdaderamente
exquisito..., enojado?
|
"I hope it may never be my fortune to fail to
gratify my husband′s."
|
-Espero tener la suerte de no desagradar jamás al dé mi
marido.
|
At these words a sudden passion leaped to
Ralph′s lips. "Ah, that′s wilful, that′s unworthy of you! You were not
meant to be measured in that way --you were meant for something better
than to keep guard over the sensibilities of a sterile dilettante!"
|
Al oír tales palabras, Ralph sé encendió de pasión incontenida
y exclamó: -¡Ah! ¡Eso es ya testarudez por parte tuya, cosa indigna de ti!
Tú no has nacido para que sé té mida con ése rasero..., tú has nacido para
algo más y mejor qué montar guardia a la puerta dé la sensibilidad de un
dilettante estéril.
|
Isabel rose quickly and he did the same, so
that they stood for a moment looking at each other as if he had flung down
a defiance or an insult. But "You go too far," she simply breathed.
|
Isabel sé levantó como accionada por un resorte, y lo mismo
hizo Ralph. Se quedaron mirándose fijamente él uno al otro, como si él
hubiera lanzado un desafío o un insulto a la cara dé ella; pero la joven
sé contentó con exclamar casi suspirando: -¡Té estás propasando!
|
"I′ve said what I had on my mind --and I′ve
said it because I love you!"
|
-No he hecho más qué decirte lo qué pienso..., y lo he dicho
porqué te amo.
|
Isabel turned pale: was he too on that
tiresome list? She had a sudden wish to strike him off. "Ah then, you′re
not disinterested!"
|
Isabel palideció al oírlo. ¿También él figuraba en la lista de
enamorados? Le dieron ganas de golpearle, pero sé contuvo. -¡Ah! ¡Entonces
no hablas desinteresadamente! -exclamó.
|
"I love you, but I love without hope," said
Ralph quickly, forcing a smile and feeling that in that last declaration
he had expressed more than he intended.
|
-Yo té amo, pero té amo sin esperanza-replicó Ralph en el
acto, sonriendo forzadamente y sintiendo que con aquella declaración había
dicho infinitamente más de lo que hubiese querido.
|
Isabel moved away and stood looking into the
sunny stillness of the garden; but after a little she turned back to him.
"I′m afraid your talk then is the wildness of despair! I don′t understand
it --but it doesn′t matter. I′m not arguing with you; it′s impossible I
should; I′ve only tried to listen to you. I′m much obliged to you for
attempting to explain," she said gently, as if the anger with which she
had just sprung up had already subsided. "It′s very good of you to try to
warn me, if you′re really alarmed; but I won′t promise to think of what
you′ve said: I shall forget it as soon as possible. Try and forget it
yourself; you′ve done your duty, and no man can do more. I can′t explain
to you what I feel, what I believe, and I wouldn′t if I could." She paused
a moment and then went on with an inconsequence that Ralph observed even
in the midst of his eagerness to discover some symptom of concession. "I
can′t enter into your idea of Mr. Osmond; I can′t do it justice, because I
see him in quite another way. He′s not important --no, he′s not important;
he′s a man to whom importance is supremely indifferent. If that′s what you
mean when you call him ′small,′ then he′s as small as you please. I call
that large --it′s the largest thing I know. I won′t pretend to argue with
you about a person I′m going to marry," Isabel repeated. "I′m not in the
least concerned to defend Mr. Osmond; he′s not so weak as to need my
defence. I should think it would seem strange even to yourself that I
should talk of him so quietly and coldly, as if he were any one else. I
wouldn′t talk of him at all to any one but you; and you, after what you′ve
said --I may just answer you once for all. Pray, would you wish me to make
a mercenary marriage --what they call a marriage of ambition? I′ve only
one ambition --to be free to follow out a good feeling. I had others once,
but they′ve passed away. Do you complain of Mr. Osmond because he′s not
rich? That′s just what I like him for. I′ve fortunately money enough; I′ve
never felt so thankful for it as to-day. There have been moments when I
should like to go and kneel down by your father′s grave: he did perhaps a
better thing than he knew when he put it into my power to marry a poor man
--a man who has borne his poverty with such dignity, with such
indifference. Mr. Osmond has never scrambled nor struggled --he has cared
for no worldly prize. If that′s to be narrow, if that′s to be selfish,
then it′s very well. I′m not frightened by such words, I′m not even
displeased; I′m only sorry that you should make a mistake. Others might
have done so, but I′m surprised that YOU should. You might know a
gentleman when you see one --you might know a fine mind. Mr. Osmond makes
no mistakes! He knows everything, he understands everything, he has the
kindest, gentlest, highest spirit. You′ve got hold of some false idea.
It′s a pity, but I can′t help it; it regards you more than me." Isabel
paused a moment, looking at her cousin with an eye illumined by a
sentiment which contradicted the careful calmness of her manner --a
mingled sentiment, to which the angry pain excited by his words and the
wounded pride of having needed to justify a choice of which she felt only
the nobleness and purity, equally contributed. Though she paused Ralph
said nothing; he saw she had more to say. She was grand, but she was
highly solicitous; she was indifferent, but she was all in a passion.
"What sort of a person should you have liked me to marry?" she asked
suddenly. "You talk about one′s soaring and sailing, but if one marries at
all one touches the earth. One has human feelings and needs, one has a
heart in one′s bosom, and one must marry a particular individual. Your
mother has never forgiven me for not having come to a better understanding
with Lord Warburton, and she′s horrified at my contenting myself with a
person who has none of his great advantages --no property, no title, no
honours, no houses, nor lands, nor position, nor reputation, nor brilliant
belongings of any sort. It′s the total absence of all these things that
pleases me. Mr. Osmond′s simply a very lonely, a very cultivated and a
very honest man --he′s not a prodigious proprietor."
|
Isabel se separó un poco y sé quedó con la mirada extraviada
en la quietud del jardín iluminado por el sol. Tras un instante, volvió
hacia él y dijo: -Me temo que tus palabras estén dictadas por la rabia de
la desesperación. No lo comprendo, pero no importa. No quiero discutir
contigo, me sería imposible hacerlo. Lo único que he hecho ha sido tratar
dé escucharte, y te quedó muy agradecida por haber procurado
explicarte.-Puso en sus palabras gran dulzura, como si se hubiera disipado
por completo la cólera que al principio sé había apoderado de ella-. Si
verdaderamente estás alarmado reconozco qué es una buena obra por tu parte
tratar dé prevenirme, pero no quiero prometerte qué pensaré en lo qué me
has dicho; lo qué haré será olvidarlo lo antes posible, y es lo qué debes
hacer tú también: procurar olvidar. Tú has cumplido con tu deber y no hay
quién pueda hacer más qué eso No me es posible explicarte ahora lo que
pienso y lo qué siento, y tampoco lo haría si pudiese.-Se quedó callada un
instante y luego prosiguió con una inconsecuencia qué hizo concebir a
Ralph, en su gran ansiedad, la posibilidad dé una concesión por pequeña
qué fuese-. No voy a discutir la opinión qué té has formado del señor
Osmond. No puedo tomarla en consideración porqué yo le veo de una manera
muy distinta. No es un hombre importante..., desde luego, no lo es. Al
contrario, es una persona a quien la importancia le tiene soberanamente
sin cuidado. Si eso es lo qué quieres expresar cuando dices dé él qué es
«poca cosa», entonces, de acuerdo, es todo lo «poca cosa» qué te parezca.
Yo, en cambio, llamo a eso grandeza..., y no conozco nada de mayor
grandeza. No puedo discutir contigo sobré la persona con quién me voy a
casar, como ya té he dicho. Ni tampoco tengo él menor interés en defender
a Osmond, porqué no es tan débil qué haya menester dé mi defensa. Ya me
imagino qué té parecerá extraño qué hablé de él con tanta frialdad y tanta
calma, como si sé tratase de una persona cualquiera. Pero es qué no
hablaría dé él con ninguna otra persona, sólo contigo lo hago, y, después
de lo que has dicho, creo que debo contestarte de una vez por todas. Dime,
por favor, ¿te gustaría verme en un matrimonio de conveniencia, como un
mercenario..., que me casara, como suele decirse, por ambición? Yo tengo
una sola ambición: la de ser libre de seguir un impulso noble. Si otras
tuve antes, ya son cosa pasada. ¿Te parece mal lo del señor Osmond porque
no es rico? Pues por eso es precisamente por lo que me gusta. Por suerte,
yo ahora tengo suficiente dinero y nunca he agradecido tanto como ahora el
tenerlo. Hay momentos en que me dan ganas de ir a arrodillarme ante la
tumba de tu padre. Tal vez hizo una cosa mejor de lo que creía al
proporcionarme los medios para poder casarme con un hombre pobre... que ha
sabido llevar su pobreza con tanta dignidad e indiferencia. El señor
Osmond no ha querido trepar nunca, no ha luchado..., no se ha preocupado
por conseguir ninguna recompensa mundana. Si esto merece calificarse de
estrechez de miras, de egoísmo, entonces estamos de acuerdo; las palabras
no me asustan, ni siquiera me molestan. Lo único que siento es que hayas
incurrido precisamente tú en error tan grande. Que otros lo hayan hecho,
bueno; pero me sorprende en tu caso. Tú debes conocer a un caballero a
simple vista..., sobre todo cuando es un caballero distinguido. El, el
señor Osmond, no comete tales errores, porque lo sabe todo, lo comprende
todo y tiene el alma más buena, afable y generosa que pueda existir. Tú te
has forjado una idea falsa. Es lástima que así sea, pero no puedo
remediarlo porque es cosa tuya y no mía. Isabel se quedó un instante en
silencio, mirando a su primo con ojos en los que brillaba un sentimiento
que estaba en flagrante contradicción con la irreprochable calma de que
acababa de hacer gala..., un sentimiento extraño, mezcla del enojo que las
palabras de él provocaran y de su orgullo herido al verse obligada a
justificar una elección que para ella sólo encerraba nobleza y pureza.
Ralph no la interrumpió al verla hacer aquella pausa porque comprendió que
aún tenía más que decir. La veía altiva, pero sumamente solícita;
indiferente y, al mismo tiempo, apasionada. De pronto, ella preguntó:
-¿Con qué clase de persona te hubiese gustado verme casada? Hablas de
volar por lo alto, pero para casarse hay que pisar tierra firme. Tenemos
sentimientos humanos y necesidades, un corazón dentro del pecho, y debemos
casarnos con una persona concreta. Tu madre no me ha perdonado todavía que
no llegara a entenderme con lord Warburton y se horroriza ante la idea de
que me contente con un hombre que no posee ninguna de las condiciones que
el otro tenía: ni grandes propiedades, ni títulos nobiliarios, ni honores,
ni casas, ni campos, ni posición, ni fama, ni ninguna otra de las
brillantes cualidades que se aprecian. Pues precisamente lo que a mí me
agrada es la ausencia total de todas esas cosas. El señor Osmond es un
hombre muy solo, muy culto y muy honrado..., y no un terrateniente
extraordinario.
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Ralph had listened with great attention, as
if everything she said merited deep consideration; but in truth he was
only half thinking of the things she said, he was for the rest simply
accommodating himself to the weight of his total impression --the
impression of her ardent good faith. She was wrong, but she believed; she
was deluded, but she was dismally consistent. It was wonderfully
characteristic of her that, having invented a fine theory about Gilbert
Osmond, she loved him not for what he really possessed, but for his very
poverties dressed out as honours. Ralph remembered what he had said to his
father about wishing to put it into her power to meet the requirements of
her imagination. He had done so, and the girl had taken full advantage of
the luxury. Poor Ralph felt sick; he felt ashamed. Isabel had uttered her
last words with a low solemnity of conviction which virtually terminated
the discussion, and she closed it formally by turning away and walking
back to the house. Ralph walked beside her, and they passed into the court
together and reached the big staircase. Here he stopped and Isabel paused,
turning on him a face of elation --absolutely and perversely of gratitude.
His opposition had made her own conception of her conduct clearer to her.
"Shall you not come up to breakfast?" she asked.
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Ralph la escuchó con la mayor atención, como si cada una de
las cosas por ella dichas mereciesen ser profundamente consideradas. Pero,
en realidad, sólo pensaba a medias en esas cosas y, en cuanto a lo demás,
ateníase únicamente a la impresión por él experimentada, la impresión de
la ardiente fe de su prima. A su juicio, ésta se había equivocado, pero
tenía fe; estaba decepcionada, pero seguía firme en su empeño. Era
admirablemente característico en ella, después de haber inventado una
admirable teoría sobre Gilbert Osmond, que le amase no por lo que poseía
sino precisamente por su pobreza, elevada a la categoría de honor. Y Ralph
recordó entOnces lo que le había dicho a su padre: que quería que le
proporcionase a Isabel los recursos para satisfacer los anhelos de su
imaginación. Su padre lo hizo, y ella sabía aprovechar todas las ventajas
de semejante lujo. El pobre Ralph se sintió desfallecido y avergonzado.
Isabel había pronunciado las últimas palabras en un tono bajo y solemne,
con la solemnidad de la convicción, poniendo punto final a aquella larga
discusión y acabando definitivamente con ella al apartarse de allí y
dirigirse hacia la casa. Ralph echó a andar a su lado; juntos atravesaron
el jardín y juntos llegaron al pie de la amplia y suntuosa escalera. Se
detuvo él, e Isabel hizo una breve pausa, mirándole con cara de
alborozo..., de una gratitud completa y perversa. La oposición de su primo
le había dado una idea más clara todavía de la conducta que debía seguir.
-¿No subes a almorzar? -preguntó.
|
"No; I want no breakfast; I′m not hungry."
|
-No, no necesito almorzar, no tengo hambre.
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"You ought to eat," said the girl; "you live
on air."
|
-Pero debes comer, parece que estés viviendo del aire.
|
"I do, very much, and I shall go back into
the garden and take another mouthful. I came thus far simply to say this.
I told you last year that if you were to get into trouble I should feel
terribly sold. That′s how I feel to-day."
|
-Es mi mejor alimento, de modo que vuelvo al jardín a tomar
otro bocado. Te he acompañado hasta aquí solamente para decirte una cosa.
El año pasado te dije que, si te veía en algún triste aprieto, entonces yo
estaría lastimosamente acabado. Pues bien: es lo que siento que me está
pasando ahora.
|
"Do you think I′m in trouble?"
|
-¿Crees acaso que estoy en algún grave aprieto?
|
"One′s in trouble when one′s in error."
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-Cuando se está cometiendo un error se está en grave aprieto.
|
"Very well," said Isabel; "I shall never
complain of my trouble to you!" And she moved up the staircase.
|
-Muy bien. No acudiré nunca a ti a quejarme cuando me vea en
alguno de importancia. -Y comenzó a subir la escalera.
|
Ralph, standing there with his hands in his
pockets, followed her with his eyes; then the lurking chill of the
high-walled court struck him and made him shiver, so that he returned to
the garden to breakfast on the Florentine sunshine.
|
Ralph se quedó abajo, con las manos en los bolsillos, viéndola
subir. El fresco del patio de altos muros le hizo estremecer, y retornó al
jardín para almorzar unos cuantos bocados de sol florentino.
|
CHAPTER 35
|
35
Isabel, when she strolled in the Cascine with
her lover, felt no impulse to tell him how little he was approved at
Palazzo Crescentini. The discreet opposition offered to her marriage by
her aunt and her cousin made on the whole no great impression upon her;
the moral of it was simply that they disliked Gilbert Osmond. This dislike
was not alarming to Isabel; she scarcely even regretted it; for it served
mainly to throw into higher relief the fact, in every way so honourable,
that she married to please herself. One did other things to please other
people; one did this for a more personal satisfaction; and Isabel′s
satisfaction was confirmed by her lover′s admirable good conduct. Gilbert
Osmond was in love, and he had never deserved less than during these
still, bright days, each of them numbered, which preceded the fulfilment
of his hopes, the harsh cr iticism passed upon him by Ralph Touchett. The
chief impression produced on Isabel′s spirit by this criticism was that
the passion of love separated its victim terribly from every one but the
loved object. She felt herself disjoined from every one she had ever known
before --from her two sisters, who wrote to express a dutiful hope that
she would be happy, and a surprise, somewhat more vague, at her not having
chosen a consort who was the hero of a richer accumulation of anecdote;
from Henrietta, who, she was sure, would come out, too late, on purpose to
remonstrate; from Lord Warburton, who would certainly console himself, and
from Caspar Goodwood, who perhaps would not; from her aunt, who had cold,
shallow ideas about marriage, for which she was not sorry to display her
contempt; and from Ralph, whose talk about having great views for her was
surely but a whimsical cover for a personal disappointment. Ralph
apparently wished her not to marry at all --that was what it really meant
--because he was amused with the spectacle of her adventures [sic}">as
a single woman. His disappointment made him say angry things about the man
she had preferred even to him: Isabel flattered herself that she believed
Ralph had been angry. It was the more easy for her to believe this
because, as I say, she had now little free or unemployed emotion for minor
needs, and accepted as an incident, in fact quite as an ornament, of her
lot the idea that to prefer Gilbert Osmond as she preferred him was
perforce to break all other ties. She tasted of the sweets of this
preference, and they made her conscious, almost with awe, of the invidious
and remorseless tide of the charmed and possessed condition, great as was
the traditional honour and imputed virtue of being in love. It was the
tragic part of happiness; one′s right was always made of the wrong of some
one else.
|
Cuando al día siguiente Isabel fue a las Cascine a pasear con
su prometido, no sintió el menor deseo de comunicarle la escasa aprobación
que su matrimonio hallaba en el Palazzo Crescentini. A decir verdad, no le
causaba gran impresión la oposición que discretamente ofrecían su tía y su
primo; la moraleja de todo ello era que no tenían más razón sino que él no
les gustaba. Tal desafección no resultaba alarmante para Isabel y apenas
si la de ploraba, ya que para lo único que servía era para poner en
evidencia el hecho, desde todo punto de vista altamente ′ honroso, de que
se casaba porque así le placía. Unos hacían cosas por complacer a los
demás; otros para su propia y personal satisfacción; pero la de Isabel se
fundaba en la conducta admirable de su enamorado. Que Gilbert Osmond
estaba enamorado era un hecho irrefutable, como también lo era el que
nunca merecía menos que entonces la crítica acerba que de él hiciera Ralph
Touchett; nunca menos que en aquellos días tranquilos y brillantes,
contados uno tras otro, que precedieron a la realización de sus
esperanzas. La impresión más profunda que en el espíritu de Isabel
produjera tal crítica fue que la pasión amorosa distanciaba a su víctima
de todos, menos del objeto amado. Así, ella se sentía alejada de cuantos
hasta entonces había conocido: de sus hermanas, que le escribieron para
expresarle sus augurios de una felicidad en la que parecían no creer
demasiado y manifestarle la sorpresa un tanto vaga de que no hubiese
elegido a una persona que contara en su haber con anécdotas más
interesantes; de Henrietta, de quien estaba segura que antes o después
saldría con sus reproches; de lord Warburton, que acabaría seguramente por
consolarse; de Caspar Goodwood, que tal vez no lo consiguiera; de su tía,
que tenía sobre el matrimonio no pocas ideas, todas ellas huecas, y no se
tomaba la molestia de disimular su desprecio por el matrimonio; y de
Ralph, cuya afirmación acerca de las ambiciosas perspectivas que para ella
imaginaba era seguramente una caprichosa manera de ocultar su decepción
personal. Ralph parecía no querer que ella se casara porque se divertía
con s us aventuras de mujer soltera; eso y no otra cosa era lo que, en
realidad, quería él decir. Su desengaño era lo que le hacía decir todas
aquellas cosas desagradables acerca del hombre que ella había elegido,
anteponiéndolo incluso a él; e Isabel se enorgullecía al pensar que Ralph
se había sentido tremendamente enojado. Le resultaba infinitamente más
fácil pensar de tal manera sobre ello porque, como ya se ha dicho, en
aquellos días su ánimo no albergaba pensamientos menores y consideraba un
accidente, incluso un verdadero ornamento de su actuación, el hecho de que
preferir a Gilbert Osmond como ella le prefería supusiera forzosamente
romper los lazos anteriores. Complacíase en paladear el dulzor de tal
preferencia y dábase casi con verdadero asombro exacta cuenta del carácter
malévolo e hiriente de estar poseído y embrujado, por mas que
tradicionalmente se imputara todos los honores y virtudes a enamorarse.
Esa era la parte trágica de la felicidad: que el bien de unos se fraguase
con el mal de otros.
|
The el ation of success, which surely now
flamed high in Osmond, emitted meanwhile very little smoke for so
brilliant a blaze. Contentment, on his part, took no vulgar form;
excitement, in the most self-conscious of men, was a kind of ecstasy of
self-control. This disposition, however, made him an admirable lover; it
gave him a constant view of the smitten and dedicated state. He never
forgot himself, as I say; and so he never forgot to be graceful and
tender, to wear the appearance --which presented indeed no difficulty --of
stirred senses and deep intentions. He was immensely pleased with his
young lady; Madame Merle had made him a present of incalculable value.
What could be a finer thing to live with than a high spirit attuned to
softness? For would not the softness be all for one′s self, and the
strenuousness for society, which admired the air of superiority? What
could be a happier gift in a companion than a quick, fanciful mind which
saved one repetitions and reflected one′s thought on a polished, elegant
surface? Osmond hated to see his thought reproduced literally --that made
it look stale and stupid; he preferred it to be freshened in the
reproduction even as "words" by music. His egotism had never taken the
crude form of desiring a dull wife; this lady′s intelligence was to be a
silver plate, not an earthen one --a plate that he might heap up with ripe
fruits, to which it would give a decorative value, so that talk might
become for him a sort of served dessert. He found the silver quality in
this perfection in Isabel; he could tap her imagination with his knuckle
and make it ring. He knew perfectly, though he had not been told, that
their union enjoyed little favour with the girl′s relations; but he had
always treated her so completely as an independent person that it hardly
seemed necessary to express regret for the attitude of her family.
Nevertheless, one morning, he made an abrupt allusion to it. "It′s the
difference in our fortune they don′t like," he said. "They think I′m in
love with your money."
|
El júbilo del triunfo que, sin duda alguna, debía de inflamar
el ánimo de Osmond, desprendía muy poco humo en relación con la brillante
llama en que se consumía. Su contento no adoptó forma vulgar alguna. En la
mayoría de los hombres conscientes, la excitación era una especie de
éxtasis de autodominio. Y esta disposición de su ánimo le convertía en un
enamorado perfecto, dándole una visión constante del estado de
encantamiento y dedicación. Como ya hemos dicho, jamás se olvidaba a sí
mismo y, de tal suerte, no se olvidaba jamás de ser tierno y agradecido,
de adoptar la apariencia -cosa que no le ofrecía dificultad alguna- de
mantener los sentidos siempre alerta y mostrar siempre hondas intenciones.
Se sentía sobremanera complacido con la joven. Madame Merle le había hecho
un regalo de incalculable valor, pues no podía haber dicha comparable a la
de vivir con un espíritu elevado, perfectamente armonizado con la dulzura.
¿Acaso no seria aquella suavidad toda para él, y la energía para los
otros, que admiraban los aires de superioridad? ¿Qué don podría ser más
apreciado en una compañera que el de poseer un espíritu despierto y
fantástico que le ahorrase a uno toda clase de repeticiones y reflejara
los propios pensamientos en una elegante y pulida superficie? A Osmond le
desagradaba profundamente ver sus pensamientos e ideas reproducidos
literalmente, cosa que los hacía aparecer necios e insípidos; prefería que
adquiriesen f rescura en la reproducción, como las «palabras» mediante la
magia de la música. Su egolatría no llegaba hasta el extremo de desear una
esposa triste y aburrida. La inteligencia de la dama de sus sueños debía
ser como una bandeja de plata cincelada, no de barro, una magnífica
bandeja que él pudiese llenar a su gusto de frutos maduros y sabrosos, a
los que ya se encargaría de dar un valor decorativo a fin de que la
conversación se convirtiese para él en una especie de postre del festín. Y
halló tal cualidad de plata cincelada en la perfección de Isabel, pues no
tenía más que apelar levemente a su imaginación para que aquélla emitiera
en el acto la correspondiente sonoridad argentina. Aunque nadie se lo
dijera, él sabía perfectamente que su unión no gozaba de gran favor entre
los parientes de la joven , pero la había tratado siempre como a una
persona tan por completo independiente de ellos que no le parecía del
menor interés manifestar su contrariedad por la actitud de su familia. No
obstante, una mañana hizo una súbita alusión a ello. -Lo que les molesta
es la diferencia de nuestras fortunas, porque se imaginan que de lo que
estoy enamorado es de tu dinero -dijo.
|
"Are you speaking of my aunt --of my cousin?"
Isabel asked. "How do you know what they think?"
|
-¿Te refieres a mí tía y a mi primo? -preguntó Isabel-. ¿Cómo
sabes lo que piensan?
|
"You′ve not told me they′re pleased, and when
I wrote to Mrs. Touchett the other day she never answered my note. If they
had been delighted I should have had some sign of it, and the fact of my
being poor and you rich is the most obvious explanation of their reserve.
But of course when a poor man marries a rich girl he must be prepared for
imputations. I don′t mind them; I only care for one thing --for your not
having the shadow of a doubt. I don′t care what people of whom I ask
nothing think --I′m not even capable perhaps of wanting to know. I′ve
never so concerned myself, God forgive me, and why should I begin to-day,
when I have taken to myself a compensati on for everything? I won′t
pretend I′m sorry you′re rich; I′m delighted. I delight in everything
that′s yours --whether it be money or virtue. Money′s a horrid thing to
follow, but a charming thing to meet. It seems to me, however, that I′ve
sufficiently proved the limits of my itch for it: I never in my life tried
to earn a penny, and I ought to be less subject to suspicion than most of
the people one sees grubbing and grabbing. I suppose it′s their business
to suspect --that of your family; it′s proper on the whole they should.
They′ll like me better some day; so will you, for that matter. Meanwhile
my business is not to make myself bad blood, but simply to be thankful for
life and love." "It has made me better, loving you," he said on another
occasion; "it has made me wiser and easier and --I won′t pretend to deny
--brighter and nicer and even stronger. I used to want a great many things
before and to be angry I didn′t have them. Theoretically I was satisfied,
as I once told you. I flattered myself I had limited my wants. But I was
subject to irritation; I used to have morbid, sterile, hateful fits of
hunger, of desire. Now I′m really satisfied, because I can′t think of
anything better. It′s just as when one has been trying to spell out a book
in the twilight and suddenly the lamp comes in. I had been putting out my
eyes over the book of life and finding nothing to reward me for my pains;
but now that I can read it properly I see it′s a delightful story. My dear
girl, I can′t tell you how life seems to stretch there before us --what a
long summer afternoon awaits us. It′s the latter half of an Italian day
--with a golden haze, and the shadows just lengthening, and that divine
delicacy in the light, the air, the landscape, which I have loved all my
life and which you love to-day. Upon my honour, I don′t see why we
shouldn′t get on. We′ve got what we like --to say nothing of having each
other. We′ve the faculty of admiration and several capital convictions.
We′re not stupid, we′re not mean, we′re not under bonds to any kind of
ignorance or dreariness. You′re remarkably fresh, and I′m remarkably
well-seasoned. We′ve my poor child to amuse us; we′ll try and make up some
little life for her. It′s all soft and mellow --it has the Italian
colouring."
|
-¿No me has dicho tú misma el placer que les causó cuando el
otro día escribí a la señora Touchett, no contestar a mi carta? Si les
hubiera agradado, habrían dado alguna muestra de ello, y el hecho de que
yo sea pobre y tú rica es la explicación más razonable de la reserva que
me muestran. Des de luego, todo hombre pobre que se casa con una mujer
rica debe estar preparado para esperar semejantes imputaciones. Por
fortuna, a mí me tienen sin cuidado. Lo único que me interesa es que tú no
tengas ni la menor sombra de duda. A mí no me importa nada lo que puedan
pensar individuos a quienes nada pregunto-, ni siquiera me siento capaz de
desear saberlo. Jamás me he tomado tantas molestias, Dios me lo perdone;
entonces, ¿por qué habría de comenzar ahora que pretendo recompensarme a
mí mismo por todo? Decir que deploro el que seas rica sería faltar a la
verdad; estoy encantado de que lo seas, porque me encanta todo cuanto
contigo se relaciona, lo mismo la fortuna que la virtud. El dinero es una
cosa horrenda cuando uno anda tras él y una cosa encantadora cuando se lo
encuentra. Me parece que yo tengo más que de sobra probado lo poco que me
desazona. No me he preocupado en toda mi vida de ganar un solo penique,
por lo que soy menos susceptible de tal sospecha que la mayoría de la
gente que se pasa la vida escarbando donde hay y apoderándose de lo que
encuentra. Me imagino que es cosa de la familia eso de abrigar semejante
sospecha, y en el fondo me parece natural que lo hagan. Algún día me
apreciarán más, y también tú. Mientras tanto, no tengo por qué hacerme
mala sangre;. debo limitarme a sentirme agradecido a la vida y al amor. En
otra ocasión Gilbert Osmond le dijo: -El amarte me ha hecho mucho más
bueno; me ha hecho más sensato y afable, e incluso, no cabe negarlo, más
brillante y más fuerte. Antes quería muchas cosas y me disgustaba no
poseerlas. Me sentía satisfecho en teoría y, creo habértelo dicho al
principio, me enorgullecía de haber sabido limitar mis necesidades. Pero
tambi_33én es verdad que solía ser víctima de accesos de cólera; solían
darme ataques morbosos, estériles y denigrantes de hambre, de deseo. Ahora
me siento totalmente satisfecho porque no me es posible concebir nada
mejor. Es como cuando uno trata de leer a la débil luz del crepúsculo y,
de pronto, se encienden las luces. Hasta ahora yo había estado tratando de
ver en el libro de la vida sin hallar en él nada que recompensase mis
esfuerzos, pero ahora puedo leerlo con la máxima facilidad... y veo que se
trata de una historia maravillosa. Amor mío, no sé cómo decirte que la
vida se ofrece ahora ante nosotros como una interminable tarde de estío,
una de estas tardes de Italia, con esa especie de flotante neblina dorada
y las sombras que comienzan a invadirlo todo con la divina delicadeza del
aire y del paisaje que tanto he amado toda mi vida, y que ahora tú
comienzas a amar igualmente. Mi palabra de honor, no veo por qué razón no
habríamos de gustar de todas estas delicias juntos. Tenemos lo que
queremos, además de tenernos el uno al otro. Tenemos la capacidad de saber
admirar, amén de muchas otras importantes convicciones. No somos tontos,
ni mezquinos, ni estamos sujetos por lazos de ninguna especie a la
ignorancia o al miedo. Tú eres admirablemente fresca y yo soy
admirablemente maduro. Para que nos solace, tenemos a mi hijita, a la que
trataremos de hacerle un hueco en la vida. Todo es dulce y suave..., y
tiene el color de las cosas de Italia.
|
They made a good many plans, but they left
themselves also a good deal of latitude; it was a matter of course,
however, that they should live for the present in Italy. It was in Italy
that they had met, Italy had been a party to their first impressions of
each other, and Italy should be a party to their happiness. Osmond had the
attachment of old acquaintance and Isabel the stimulus of new, which
seemed to assure her a future at a high level of consciousness of the
beautiful. The desire for unlimited expansion had been succeeded in her so
ul by the sense that life was vacant without some private duty that might
gather one′s energies to a point. She had told Ralph she had "seen life"
in a year or two and that she was already tired, not of the act of living,
but of that of observing. What had become of all her ardours, her
aspirations, her theories, her high estimate of her independence and her
incipient conviction that she should never marry? These things had been
absorbed in a more primitive need --a need the answer to which brushed
away numberless questions, yet gratified infinite desires. It simplified
the situation at a stroke, it came down from above like the light of the
stars, and it needed no explanation. There was explanation enough in the
fact that he was her lover, her own, and that she should be able to be of
use to him. She could surrender to him with a kind of humility, she could
marry him with a kind of pride; she was not only taking, she was giving.
|
Ni que decir tiene que hicieron juntos muchos planes, pero se
dejaron también un amplio margen. Desde luego, era cosa convenida que, de
momento, vivirían en Italia. Allí se habían conocido, Italia les había
proporcionado las primeras sensaciones comunes e Italia d ebería, por
tanto, proporcionarles la mejor parte de su felicidad. Osmond sentía el
apego a las cosas de antaño conocidas, y ella el estímulo de las nuevas,
que parecía asegurarle el porvenir con un alto grado de conocimiento y
disfrute de lo bello. Su deseo por la expansión sin límite y sin fin había
dejado paso en el ánimo de la joven a la sensación de que la vida
resultaba completamente vacía sin alguna obligación de carácter privado
que pudiera reunir todas las energía en un punto dado y en un determinado
momento. Le había dicho a Ralph que había «visto la vida» en uno o dos
años y que ya estaba cansada, no tanto de vivir como de observar. ¿Qué
quedaba, pues, de todos aquellos ardores, aspiraciones y teorías, de su
alta estimación de la independencia y sus incipientes convicciones de qu e
nunca llegaría a casarse? Todos estos movimientos del espíritu habían sido
totalmente absorbidos por una necesidad más primitiva: la necesidad de
responder a lo que desvanecía muchas preguntas al satisfacer numerosos
deseos. Era algo que simplificaba de golpe todas las situaciones, que
descendía de lo alto como la luz de las estrellas y que no requería
explicación alguna. Ya había más que sobrada explicación en el hecho real
de que él estuviese enamorado de Isabel y de que ella estuviera en
condiciones de serle útil. Ella podía rendírsele con una sensación de
humildad, podía casarse con él con una sensación de verdadero orgullo, con
lo cual no sólo daba sino que también recibía.
|
He brought Pansy with him two or three times
to the Cascine --Pansy who was very little taller than a year before, and
not much older. That she would always be a child was the conviction
expressed by her father, who held her by the hand when she was in her
sixteenth year and told her to go and play while he sat down a little with
the pretty lady. Pansy wore a short dress and a long coat; her hat always
seemed too big for her. She found pleasure in walking off, with quick,
short steps, to the end of the alley, and then in walking back with a
smile that seemed an appeal for approbation. Isabel approved in abundance,
and the abundance had the personal touch that the child′s affectionate
nature craved. She watched her indications as if for herself also much
depended on them --Pansy already so represented part of the service she
could render, part of the responsibility she could face. Her father took
so the childish view of her that he had not yet explained to her the new
relation in which he stood to the elegant Miss Archer. "She doesn′t know,"
he said to Isabel; "she doesn′t guess; she thinks it perfectly natural
that you and I should come and walk here together simply as good friends.
There seems to me something enchantingly innocent in that; it′s the way I
like her to be. No, I′m not a failure, as I used to think; I′ve succeeded
in two things. I′m to marry the woman I adore, and I′ve brought up my
child, as I wished, in the old way."
|
Dos o tres veces llevó él consigo a las Cascine a Pansy, que,
si bien un p oco más alta que el año anterior, aún no había madurado
mucho. Su padre manifestaba la convicción de que seguía siendo tan niña
como antes. La llevaba todavía de la mano y le decía que fuera a jugar
mientras él se sentaba con la linda joven. Llevaba Pansy un traje corto y
un abrigo largo, y el sombrero parecía quedarle siempre demasiado grande.
Le producía un gran placer caminar de prisa, con pasos cortos y rápidos,
hasta el final de la avenida y regresar de la misma manera, sonriendo
alegremente como pidiendo aprobación por su hazaña. Isabel aprobaba con
largueza, y aquella largueza y aquella magnanimidad surtían el efecto que
la naturaleza afectiva de la muchacha precisaba. Se esmeraba en todas las
indicaciones que le hacía, como si fueran muy importantes para ella misma.
En realidad, Pansy formaba ya parte del servicio que la joven di sponíase
a ofrecer, de la responsabilidad que se preparaba para asumir. Su padre
atribuía a su manera infantil de ser el hecho de no haberle explicado
todavía la relación que mantenía con la elegante señorita Archer. -No sabe
todavía y no adivina -le dijo a Isabel-. Le parece perfectamente natural
que tú y yo vengamos aquí tranquilamente a conversar y pasear como simples
buenos amigos. Se me antoja que en eso hay algo encantadoramente inocente,
y así es como yo deseo que sea. Por tanto, no tengo razón para
considerarme un fracasado, como antes solía considerarme a mí mismo. No lo
soy, porque voy a casarme con la mujer que adoro y he criado a mí hija a
la antigua usanza, como era mi deseo.
|
He was very fond, in all things, of the "old
way"; that had struck Isabel as one of his fine, quiet, sincere notes. "It
occurs to me that you′ll not know whether you′ve succeeded until you′ve
told her," she said. "You must see how she takes your news. She may be
horrified --she may be jealous."
|
Era un admirador, en todos los sentidos, de la antigua usanza,
cosa que había impresionado a Isabel como una de sus notas
caracterí′92sticas más finas, tranquilas y sinceras. -Me parece que hasta
que se lo digas no podrás estar seguro de si has fracasado o no -repuso
ella-. Debes ver cuál es su reacción ante la noticia, cuando se la des.
Tal vez se horrorice..., tal vez sienta celos.
|
"I′m not afraid of that; she′s too fond of
you on her own account. I should like to leave her in th e dark a little
longer --to see if it will come into her head that if we′re not engaged we
ought to be."
|
-No tengo el menor temor de ello; por lo que a eso respecta,
te quiere ya demasiado. Me parece que la dejaré todavía un poco más de
tiempo en ayunas a ver si a ella misma se le ocurre que, si no estamos
comprometidos, deberíamos estarlo.
|
Isabel was impressed by Osmond′s artistic,
the plastic view, as it somehow appeared, of Pansy′s innocence --her own
appreciation of it being more anxiously moral. She was perhaps not the
less pleased when he told her a few days later that he had communicated
the fact to his daughter, who had made such a pretty little speech --"Oh,
then I shall have a beautiful sister!" She was neither surprised nor
alarmed; she had not cried, as he expected.
|
Isabel quedó grandemente impresionada por la visión artística,
casi plástica que, al parecer, tenía Osmond de la inocencia de Pansy; su
propia apreciación era más ardientemente moral. Así, pocos días después
quedó sumamente complacida cuando él le comunicó q ue ya se lo había dicho
a su hija, cuya respuesta fue: «¡Oh! Entonces voy a tener una hermana muy
guapa». Y, contra lo que él esperaba, no se había sorprendido ni alarmado,
y tampoco se había echado a llorar.
|
"Perhaps she had guessed it," said Isabel.
|
-A lo mejor ya lo había adivinado -dijo Isabel.
|
"Don′t say that; I should be disgusted if I
believed that. I thought it would be just a little shock; but the way she
took it proves that her good manners are paramount. That′s also what I
wished. You shall see for yourself; to-morrow she shall make you her
congratulations in person."
|
-No digas eso; me habría disgustado mucho que así fuera. Lo
que yo esperaba es que le hubiera chocado un poco, pero se ve que prima
sobre todo su urbanidad. Eso es precisamente lo que yo deseaba. Ya lo
verás tú misma. Mañana te felicitará personalmente.
|
The meeting, on the morrow, took place at the
Countess Gemini′s, whither Pansy had been conducted by her father, who
knew that Isabel was to come in the afternoon to return a visit made her
by the Countess on learning that they were to become sisters-in-law.
Calling at Casa Touchett the visitor had not found Isabel at home; but
after our young woman had been ushered into the Countess′s drawing-room
Pansy arrived to say that her aunt would presently appear. Pansy was
spending the day with that lady, who thought her of an age to begin to
learn how to carry herself in company. It was Isabel′s view that the
little girl might have given lessons in deportment to her relative, and
nothing could have justified this conviction more than the manner in which
Pansy acquitted herself while they waited together for the Countess. Her
father′s decision, the year before, had finally been to send her back to
the convent to receive the last graces, and Madame Catherine ha d
evidently carried out her theory that Pansy was to be fitted for the great
world.
|
El encuentro tuvo lugar al día siguiente en casa de la condesa
Gemini, adonde la llevó su padre, conocedor de que Isabel iría a devolver
la visita que aquélla le hiciera al saber que iban a ser cuñadas. Al
presentarse en casa d e la señora Touchett, la visitante no había
encontrado a Isabel. Pero, cuando la joven llegó a la casa de la condesa y
entró en el salón, Pansy acudió a su encuentro para decirle que su tía
saldría enseguida a recibirla. La muchacha estaba pasando el día en casa
de la condesa, quien opinaba que la jovencita estaba ya en edad de empezar
a aprender cómo comportarse en sociedad. Isabel era de la opinión de que
era la sobrina quien podía dar lecciones de buena educación a su tía, y la
confirmó en tal creencia la conversación que ambas sostuvieron mientras
esperaban que apareciese la condesa. La decisión adoptada por su padre el
año anterior había sido finalmente enviarla de nuevo al convento para que
recibiera los últimos toques en su educación, y la madre Catherina se
había encargado de poner en pr_25áctica su teoría de que era preciso
preparar a la muchachita para la vida del gran mundo.
|
"Papa has told me that you′ve kindly
consented to marry him," said this excellent woman′s pupil. "It′s very
delightful; I think you′ll suit very well."
|
-Papá me ha dicho que usted se ha dignado acceder a casarse
con él -dijo, pues, la discípula de la eficiente monja-. Es maravilloso.
Creo que es muy apropiada para él.
|
"You think I shall suit YOU?"
|
-¿Crees que también seré apropiada para ti?
|
"You′ll suit me beautifully; but what I mean
is that you and papa will suit each other. You′re both so quiet and so
serious. You′re not so quiet as he --or even as Madame Merle; but you′re
more quiet than many others. He should not for instance have a wife like
my aunt. She′s always in motion, in agitation --to-day especially; you′ll
see when she comes in. They told us at the convent it was wrong to judge
our elders, but I suppose there′s no harm if we judge them favourably.
You′ll be a delightful companion for papa."
|
-Para mí será perfecta; pero lo que quiero decir es que usted
y papá hacen una pareja magnífica. Los dos son personas tranquilas y
serias. Usted no es tan tranquila como él..., ni como madame Merle, pero
es más tranquila que muchas otras personas. A él no le conviene una esposa
como mi tía, por ejemplo, que está a todas horas agitándose, moviéndose,
hoy sobre todo; ya lo verá cuando venga. En el convento nos decían que no
está bien eso de criticar a las personas mayores, pero no creo que tenga
nada de malo si las juzgamos favorablemente. Estoy segura de que usted
será una compañera deliciosa para papá.
|
"For you too, I hope," Isabel said.
|
-Espero que también para ti -dijo Isabel.
|
"I speak first of him on purpose. I′ve told
you already what I myself think of you; I liked you from the first. I
admire you so much that I think it will be a good fortune to have you
always before me. You′ll be my model; I shall try to imitate you though
I′m afraid it will be very feeble. I′m very glad for papa --he needed
something more than me. Without you I don′t see how he could have got it.
You′ll be my stepmother, but we mustn′t use that word. They′re always said
to be cruel; but I don′t think you′ll ever so much as pinch or even push
me. I′m not afraid at all."
|
-He hablado primero de él a propósito. Ya le he dicho lo que
pienso de usted; desde el primer día me gustó muchísimo. La admiro tanto
que me parece una gran suerte poder tenerla siempre delante. Usted será mi
modelo. Trataré de imitarla, aunque me temo que no tendré bastante
habilidad para ello. Me alegro mucho por papá; necesitaba a alguien además
de mí. Sin usted, no sé cómo se las habría arreglado. Usted será mi
madrastra, pero no emplearemos esa palabra porque, según todos, las
madrastras suelen ser crueles y no creo que usted lo sea nunca hasta el
extremo de pellizcarme ni de empujarme. No tengo miedo de nada de eso con
usted.
|
"My good little Pansy," said Isabel gently,
"I shall be ever so kind to you." A vague, inconsequent vision of her
coming in some odd way to need it had intervened with the effect of a
chill.
|
-Querida Pansy, yo seré siempre buena contigo -dijo Isabel, y
en ese momento tuvo como una visión inconsecuente y vaga de que la
muchachita se aproximaba a ella de extraña manera, como necesitando su
protección, y ello le produjo un leve escalofrío.
|
"Very well then, I′ve nothing to fear," the
child returned with her note of prepared promptitude. What teaching she
had had, it seemed t o suggest --or what penalties for non-performance she
dreaded!
|
-Bueno, entonces no tengo nada que temer -replicó Pansy con
notable presteza, como quien lo dice como una lección aprendida... o por
temor de un severo castigo en caso de no cumplir bien su cometido.
|
Her description of her aunt had not been
incorrect; the Countess Gemini was further than ever from having folded
her wings. She entered the room with a flutter through the air and kissed
Isabel first on the forehead and then on each cheek as if according to
some ancient prescribed rite. She drew the visitor to a sofa and, looking
at her with a variety of turns of the head, began to talk very much as if,
seated brush in hand before an easel, she were applying a series of
considered touches to a composition of figures already sketched in. "If
you expect me to congratulate you I must beg you to excuse me. I don′t
suppose you care if I do or not; I believe you′re supposed not to care
--through being so clever --for all sorts of ordinary things. But I care
myself if I tell fibs; I never tell them unless there′s something rather
good to be gained. I don′t see what′s to be gained with you --especially
as you wouldn′t believe me. I don′t make professions any more than I make
paper flowers or flouncey lampshades --I don′t know how. My lampshades
would be sure to take fire, my roses and my fibs to be larger than life.
I′m very glad for my own sake that you′re to marry Osmond; but I won′t
pretend I′m glad for yours. You′re very brilliant --you know that′s the
way you′re always spoken of; you′re an heiress and very good-looking and
original, not _banal_; so it′s a good thing to have you in the family. Our
family′s very good, you know; Osmond will have told you that; and my
mother was rather distinguished --she was called the American Corinne. But
we′re dreadfully fallen, I think, and perhaps you′ll pick us up. I′ve
great confidence in you; there are ever so many things I want to talk to
you about. I never congratulate any girl on marrying; I think they ought
to make it somehow not quite so awful a steel trap. I suppose Pansy
oughtn′t to hear all this; but that′s what she has come to me for --to
acquire the tone of society. There′s no harm in her knowing what horrors
she may be in for. When first I got an idea that my brother had designs on
you I thought of writing to you, to recommend you, in the strongest terms,
not to listen to him. Then I thought it would be disloyal, and I hate
anything of that kind. Besides, as I say, I was enchanted for myself; and
after all I′m very selfish. By the way, you won′t respect me, not one
little mite, and we shall never be intimate. I should like it, but you
won′t. Some day, all the same, we shall be better friends than you will
believe at first. My husband will come and see you, though, as you
probably know, he′s on no sort of terms with Osmond. He′s very fond of
going to see pretty women, but I′m not afraid of you. In the first place I
don′t care what he does. In the second, you won′t care a straw for him; he
won′t be a bit, at any time, your affair, and, stupid as he is, he′ll see
you′re not his. Some day, if you can stand it, I′ll tell you all about
him. Do you think my niece ought to go out of the room? Pansy, go and
practise a little in my boudoir."
|
La descripción que de su tía hiciera no pecaba de inexacta,
pues la condesa estaba más lejos que nunca de haber plegado las alas. Se
presentó la condesa en el salón agitando el aire como un verdadero
remolino y besó a Isabel prime ro en la frente y luego en cada una de las
mejillas, por lo visto, con arreglo a un antiguo rito de ella conocido. A
continuación condujo a la visitante al sofá y, observándola con rápidos
movimientos de cabeza, empezó a hablar mucho y muy versátilmente, como si,
sentada ante el caballete, paleta y pinceles en mano, diera rápidas
pinceladas a algunas figuras previamente dibujadas. -Si espera usted que
la felicite, tiene que perdonarme que no lo haga. Ya me figuro que le
importará un comino que me abstenga; debo suponer que a usted, siendo tan
inteligente como es, no le preocupan las cosas corrientes. Pero yo me
guardo mucho de decir embustes. Jamás los digo, a no ser que con ello gane
algo. Y no veo qué podría ganar en su caso, entre otras cosas porque no me
creería. No hago declaraciones, del mismo modo que no hago pantallas
fruncidas ni flores de papel; no sé c_43ómo se hacen. Mis pantallas se
quemarían enseguida y mis rosas y mis embustes resultarían demasiado
grandes. Por lo que a mí respecta, estoy contentísima de que se case usted
con Osmond, pero no puedo decir lo mismo por lo que respecta a usted.
Usted es una mujer brillante... ya sabe que así se expresan todos cuando
hablan de usted; es una rica heredera, muy bien parecida y original, sin
nada que la haga parecer banal; de suerte que es una gran cosa tenerla en
la familia. Nosotros somos de muy buena familia, supongo que Osmond se lo
habrá dicho ya. Mi madre era una mujer muy distinguida; la llamaban la
Corina americana. Pero ahora estamos en una decadencia tremenda y puede
que usted nos devuelva nuestro rango. Tengo gran confianza en usted y
muchas cosas importantes de que hablarle. Nunca felicito a ninguna
muchacha por el hecho de casarse; pienso que habría que hacer algo para
que el matrimonio no fuese una trampa de acero. Quizá Pansy no debería
escuchar estas cosas. Pero para eso viene a verme, para ir adquiriendo el
tono de la buena sociedad. No le perjudicará ir aprendiendo los males que
pueden esperarla. La primera vez que me di cuenta de que mi hermano tenía
ciertas ideas acerca de usted, estuve tentada de escribirle para
recomendar le que no le hiciese ningún caso. Pero luego pensé que eso
sería obrar deslealmente, y yo detesto todo lo que sea obrar de tal modo.
Además, como ya le he dicho, por mi parte estaba verdaderamente
encantada... y, después de todo, soy una egoísta. Estoy segura de que
usted no sentirá el menor respeto hacia mí y de que no llegaremos a ser
íntimas jamás. A mí me gustaría, pero a usted no. Sin embargo, día llegará
en que seremos mucho mejores amigas de lo que usted habría creído en un p
rincipio. Mi marido irá a verles, aunque, como tal vez ya sepa, no está en
muy buenos términos con Osmond. Se pirra por ver mujeres bonitas, pero en
ese aspecto usted no me da ningún miedo. En primer lugar, porque me tiene
sin cuidado lo que él haga; y en segundo lugar, porque a usted no le
interesará lo más mínimo. Jamás será persona para usted; por su parte, y a
pesar de lo idiota que es, se convencerá enseguida de que tampoco usted es
para él. Algún día, si tiene el valor de resistirlo, le contaré todo lo
referente a él. ¿No le parece que mi sobrina debería salir del salón?
Pansy, ve y practica un poco en mi boudoir.
|
"Let her stay, please," said Isabel. "I would
rather hear nothing that Pansy may not!"
|
-Deje que se quede, por favor -dijo Isabel-. Prefiero no oír
yo tampoco nada que ella no pueda oír.
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CHAPTER 36
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36
One afternoon of the autumn of 1876, toward
dusk, a young man of pleasing appearance rang at the door of a small
apartment on the third floor of an old Roman house. On its being opened he
enquired for Madame Merle; whereupon the servant, a neat, plain woman,
with a French face and a lady′s maid′s manner, ushered him into a
diminutive drawing-room and requested the favour of his name. "Mr. Edward
Rosier," said the young man, who sat down to wait till his hostess should
appear.
|
Una tarde de otoño del año 1876, a eso del anochece r, tiraba
de la campanilla de un departamento del tercer piso de una casa de Roma un
joven de agradable presencia. Cuando le abrieron la puerta, preguntó por
madame Merle; y, en el acto, la criada, una limpia y sencilla mujer con
cara de francesa y modales de doncella de una gran dama, le introdujo en
un diminuto salón, pidiéndole que tuviera a bien darle su nombre. -Edward
Rosier -dijo el joven, y se sentó en espera de que la señora de la casa
saliese a recibirlo.
|
The reader will perhaps not have forgotten
that Mr. Rosier was an ornament of the American circle in Paris, but it
may also be remembered that he sometimes vanished from its horizon. He had
spent a portion of several winters at Pau, and as he was a gentleman of
constituted habits he might have continued for years to pay his annual
visit to this charming resort. In the summer of 1876, however, an incident
befell him which changed the current not only of his thoughts, but of his
customary sequences. He passed a month in the Upper Engadine and
encountered at Saint Moritz a charming young girl. To this little person
he began to pay, on the spot, particular attention: she struck him as
exactly the household angel he had long been looking for. He was never
precipitate, he was nothing if not discreet, so he forbore for the present
to declare his passion; but it seemed to him when they parted --the young
lady to go down into Italy and her admirer to proceed to Geneva, where he
was under bonds to join other friends --that he should be romantically
wretched if he were not to see her again. The simplest way to do so was to
go in the autumn to Rome, where Miss Osmond was domiciled with her fa
mily. Mr. Rosier started on his pilgrimage to the Italian capital and
reached it on the first of November. It was a pleasant thing to do, but
for the young man there was a strain of the heroic in the enterprise. He
might expose himself, unseasoned, to the poison of the Roman air, which in
November lay, notoriously, much in wait. Fortune, however, favours the
brave; and this adventurer, who took three grains of quinine a day, had at
the end of a month no cause to deplore his temerity. He had made to a
certain extent good use of his time; he had devoted it in vain to finding
a flaw in Pansy Osmond′s composition. She was admirably finished; she had
had the last touch; she was really a consummate piece. He thought of her
in amorous meditation a good deal as he might have thought of a
Dresden-china shepherdess. Miss Osmond, indeed, in the bloom of her
juvenility, had a hint of the rococo which Rosier, whose taste was
predominantly for that manner, could not fail to apprec iate. That he
esteemed the productions of comparatively frivolous periods would have
been apparent from the attention he bestowed upon Madame Merle′s
drawing-room, which, although furnished with specimens of every style, was
especially rich in articles of the last two centuries. He had immediately
put a glass into one eye and looked round; and then "By Jove, she has some
jolly good things!" he had yearningly murmured. The room was small and
densely filled with furniture; it gave an impression of faded silk and
little statuettes which might totter if one moved. Rosier got up and
wandered about with his careful tread, bending over the tables charged
with knick-knacks and the cushions embossed with princely arms. When
Madame Merle came in she found him standing before the fireplace with his
nose very close to the great lace flounce attached to the damask cover of
the mantel. He had lifted it delicately, as if he were smelling it.
|
Acaso no haya olvidado el lector que el señor Rosier era uno
de los elementos decorativos del círculo norteamericano de París en aquel
entonces, pero cabe recordar que a veces durante un tiempo desaparecía de
ese horizonte. Había pasado muchos inviernos en Pau y, como era hombre de
inveteradas costumbres, podría haber repetido durante años y años su
visita invernal a ese lugar e ncantador. Sin embargo, en el verano de 1876
le ocurrió un incidente que determinó un cambio radical, no sólo en sus
ideas sino también en sus costumbres de siempre. Pasó un mes en la Alta
Engadina, y en Saint Moritz trabó conocimiento con una joven encantadora.
De inmediato, comenzó a dedicarle una asidua atención, pues le parecía
exactamente aquel ángel del hogar que llevaba tanto tiempo buscando. El
señor Rosier no se precipitaba jamás, era en todo de lo más discreto, por
lo que de momento se abstuvo de declarar su pasión; pero sintió, cuando se
despidieron -ella para ir a Italia y él a Ginebra, donde se había
comprometido a reunirse con algunos amigos...- que sería terriblemente
desgraciado si no la volvía a ver. La manera más sencilla de verla sería
ir a Roma en otoño, donde la seño rita Osmond residía con su familia. Así
pues, el señor Rosier emprendió su peregrinación a la capital italiana,
donde llegó en el mes de noviembre. Era en sí una empresa agradable, pero
al joven se le antojó que entrañaba un elemento de heroísmo. Podía
exponerse, sin estar habituado a ello, al aire malsano de Roma que, sobre
todo en el mes de noviembre, representaba una amenaza. Pero la fortuna
favorece al valiente, y nuestro aventurero, que ingería tres granos de
quinina diarios, al cabo de un mes no tenía motivos para deplorar su
temeridad. Hasta cierto punto había hecho buen uso de su tiempo tratando
en vano de hallar algún defecto en la composición de Pansy Osmond. La
muchacha tenía un acabado perfecto; le habían dado hasta el último toque;
era una consumada pieza de arte. El señor Rosier se sumía e n amorosas
meditaciones, pensando en ella como en una pastorcilla de porcelana de
Dresde. En verdad que la señorita Osmond, con su esplendor juvenil, tenía
algo de rococó que el joven Rosier, cuyos gustos se inclinaban hacía este
género, no podía por menos de apreciar. Fácil era suponer que estimaba las
obras de épocas comparativamente frívolas al ver la atención que concedió
al salón de madame Merle, que, si bien adornado con muestras de varios
estilos, era especialmente rico en artículos de los dos últimos siglos. De
inmediato se colocó una lente en un ojo y miró a su alrededor murmurando:
«¡Por Júpiter, madame Merle tiene cosas verdaderamente admirables!». El
salón era pequeño y estaba lleno de muebles, produciendo al visitante la
impresión de que las sedas descoloridas y las estatuillas de varios
estilos podrían tambalearse si uno se movía. Por lo cual, el señor Rosier
avanzó con gran cuidado entre todos aquellos objetos, inclinándose sobre
las meses cubiertas de chucherías y los cojines con bordados de escudos
principescos. Al entrar en el salón madame Merle le encontró ante la
chimenea, con la nariz casi pegada a un chal de encaje adherido al damasco
que cubría la repisa, y que él había levantado con delicadeza, como para
olerlo.
|
"It′s old Venet ian," she said; "it′s rather
good."
|
-Encaje antiguo de Venecia -dijo ella al verle-; es bastante
bueno.
|
"It′s too good for this; you ought to wear
it."
|
-Demasiado bueno para darle este destino; debería usted
llevarlo puesto.
|
"They tell me you have some better in Paris,
in the same situation."
|
-Pues, según me han dicho, usted tiene en París algunos
mejores y en la misma situación que éste.
|
"Ah, but I can′t wear mine," smiled the
visitor.
|
-Es que yo no puedo ponérmelos -dijo sonriendo el visitante.
|
"I don′t see why you shouldn′t! I′ve better
lace than that to wear."
|
-No veo por qué. Tengo encajes todavía mejores que éste para
vestir.
|
His eyes wandered, lingeringly, round the
room again. "You′ve some very good things."
|
Los ojos del señor Rosier recorrieron complacidos la
habitación. -Tiene algunas cosas magníficas -comentó.
|
"Yes, but I hate them."
|
Sí, pero las detesto.
|
"Do you want to get rid of them?" the young
man quickly asked.
|
-¿Es que quiere deshacerse de ellas? -preguntó rápidamente el
joven.
|
"No, it′s good to have something to hate: one
works it off!"
|
-No. Es conveniente tener algo que odiar; así se desahoga una.
|
"I love my things," said Mr. Rosier as he sat
there flushed with all his recognitions. "But it′s not about them, nor
about yours, that I came to talk to you." He paused a moment and then,
with greater softness: "I care more for Miss Osmond than for all the
bibelots in Europe!"
|
-Pues yo, en cambio, adoro mis cosas -dijo el señor Rosier, ya
sentado y ruborizándose al hacer tal confesión-. Pero no he venido a verla
a usted para hablarle de ellas, ni de las suyas. -Hizo una breve pausa y
luego prosiguió más suavemente-: Me interesa mucho más la señorita Osmond
q ue todos los bibelots de Europa.
|
Madame Merle opened wide eyes. "Did you come
to tell me that?"
|
Madame Merle abrió de par en par los ojos y preguntó: -¿Y para
decirme eso ha venido usted a verme?
|
"I came to ask your advice."
|
Para pedirle consejo.
|
She looked at him with a friendly frown,
stroking her chin with her large white hand. "A man in love, you know,
doesn′t ask advice."
|
Ella lo miró complacida, se acarició la barbilla con su mano
ancha y blanca y contestó: -Hombre enamorado no pide consejo.
|
"Why not, if he′s in a difficult position?
That′s often the case with a man in love. I′ve been in love before, and I
know. But never so much as this time --really never so much. I should like
particularly to know what you think of my prospects. I′m afraid that for
Mr. Osmond I′m not --well, a real collector′s piece."
|
-¿Por qué no, si se halla en situación difícil? Ese suele ser
el caso del hombre enamorado. Yo he estado enamorado ya otras veces y lo
sé, Pero, la verdad, nunca lo he estado tanto como ahora. Me interesa
sobre todo la opinión que le merece mi propósito. Mucho me temo que para
el señor Osmond yo no soy... bueno, no soy una pieza de coleccionista.
|
"Do you wish me to intercede?" Madame Merle
asked with her fine arms folded and her handsome mouth drawn up to the
left.
|
-¿Y quiere usted que yo interceda? -preguntó madame Merle
cruzando los hermosos brazos y levantando la comisura izquierda de su
bonita boca.
|
"If you could say a good word for me I should
be greatly obliged. There will be no use in my troubling Miss Osmond
unless I have good reason to believe her father will consent."
|
-Le quedaría eternamente agradecido si pudiera usted decir
algo en favor mío. Sería inútil molestar a la señorita Osmond hasta tener
buenas razones para creer que su padre va a aceptarme.
|
"You′re very considerate; that′s in your
favour. But you assume in rather an off-hand way that i think you a
prize."
|
-Es usted muy considerado y eso dice no poco en su favor. Pero
supone usted un tanto a la ligera que yo sí le tengo por un buen partido.
|
"You′ve been very kind to me," said the young
man. "That′s why I came."
|
-Usted siempre me ha tratado bien. Por eso he venido a verla
-respondió el joven.
|
"I′m always kind to people who have good
Louis Quatorze. It′s very rare now, and there′s no telling what one may
get by it." With which the left-hand corner of Madame Merle′s mouth gave
expression to the joke.
|
-Yo siempre trato bien a la gente que tiene buenos objetos
Luis XIV; hoy son verdaderamente raros y no se sabe lo que pueden valer
-dijo madame Merle subrayando la broma con un gesto todavía más
pronunciado de la comisura de la boca.
|
But he looked, in spite of it, literally
apprehensive and consistently strenuous. "Ah, I thought you liked me for
myself!"
|
A pesar de lo cual, él mantuvo su actitud aprensiva y te naz.
-¡Ah! Yo creía que usted me apreciaba por mí mismo.
|
"I like you very much; but, if you please, we
won′t analyse. Pardon me if I seem patronising, but I think you a perfect
little gentleman. I must tell you, however, that I′ve not the marrying of
Pansy Osmond."
|
-Yo le aprecio mucho. Pero, por favor, no analicemos. Disculpe
si le parezco paternalista, pero es porque le creo un perfecto caballero.
De todos modos, debo decirle que la boda de Pansy Osmond no depende de mí.
|
"I didn′t suppose that. But you′ve seemed to
me intimate with her family, and I thought you might have influence."
|
-No he pensado tal cosa, pero me pareció que usted era íntima
de su familia y pensé que podría tener alguna influencia. Madame Merle
reflexionó.
|
Madame Merle considered. "Whom do you call
her family?"
|
-¿Qué entiende usted por su familia?
|
"Why, her father; and --how do you say it in
English? --her belle-mere."
|
-¿Quién ha de ser? Su padre y su... ¿cómo dicen ustedes en
inglés... su belle-mére?
|
"Mr. Osmond′s her father, certainly; but his
wife can scarcely be termed a member of her family. Mrs. Osmond has
nothing to do with marrying her."
|
-Su padre, el señor Osmond, ciertamente lo es, pero su mujer
no puede decirse que sea miembro de la familia de la muchacha. La señora
Osmond n o tiene nada que ver con la boda de Pansy.
|
"I′m sorry for that," said Rosier with an
amiable sigh of good faith. "I think Mrs. Osmond would favour me."
|
-Lo lamento -dijo Rosier con un hondo suspiro de buena fe-.
Creí que la señora Osmond me favorecería.
|
"Very likely --if her husband doesn′t."
|
-Es muy probable... si el padre se opusiera.
|
He raised his eyebrows. "Does she take the
opposite line from him?"
|
-¿Es que le lleva la contraria? -preguntó él enarcando las
cejas.
|
"In everything. They think quite
differently."
|
-En todo y por todo. Piensan de un modo muy distinto.
|
"Well," said Rosier, "I′m sorry for that; but
it′s none of my business. She′s very fond of Pansy."
|
-Lo siento de veras -contestó el señor Rosier-, aunque es cosa
que no me incumbe. Lo cierto es que ella quiere mucho a Pansy.
|
"Yes, she′s very fond of Pansy."
|
-Sí, la quiere mucho.
|
"And Pansy has a great affection for her. She
has told me how she loves her as if she were her own mother."
|
-También Pansy a ella. La misma Pansy me ha dicho que la
quiere tanto como si fuese su verdadera madre.
|
"You must, after all, have had some very
intimate talk with the poor child," said Madame Merle. "Have you declared
your sentiments?"
|
-Ya veo que, después de todo, ha tenido alguna conversación
íntim a con la pobre niña. ¿Le ha declarado usted sus sentimientos?
|
"Never!" cried Rosier, lifting his
neatly-gloved hand. "Never till I′ve assured myself of those of the
parents."
|
-Jamás -contestó Rosier levantando su mano finamente
enguantada-. Ni lo haré hasta que conozca los de sus padres.
|
"You always wait for that? You′ve excellent
principles; you observe the proprieties."
|
-¿Siempre espera a saber eso? Se ve que tiene muy buenos
principios y que observa las conveniencias.
|
"I think you′re laughing at me," the young
man murmured, dropping back in his chair and feeling his small moustache.
"I didn′t expect that of you, Madame Merle."
|
-Me parece que se está usted burlando de mí -dijo el joven
recostándose en el sillón y acariciándose el bigotito-. No esperaba
semejante cosa de usted, madame Merle.
|
She shook her head calmly, like a person who
saw things as she saw them. "You don′t do me justice. I think your conduct
in excellent taste and the best you could adopt. Yes, that′s what I
think."
|
Movió ella lentamente la cabeza, como persona que veía las
cosas muy claras. -Es usted injusto conmigo. Creo que su conducta acredita
su buen gusto y es la mejor que podría adoptar. Ésta es mi opinión.
|
"I wouldn′t agitate her --only to agitate
her; I love her too much for that," said Ned Rosier.
|
-Yo no querría turbar a Pansy por el simple placer de tu
rbarla. La quiero demasiado para eso -dijo Ned Rosier.
|
"I′m glad, after all, that you′ve told me,"
Madame Merle went on. "Leave it to me a little; I think I can help you."
|
-En el fondo, me alegro de que me lo haya dicho -prosiguió
madame Merle-. Déjelo un poco de mi cuenta. Creo que podré ayudarle.
|
"I said you were the person to come to!" her
visitor cried with prompt elation.
|
Su visitante exclamó con incontenible júbilo: -¡Ya sabía yo
que usted era la persona a quien había que acudir!
|
"You were very clever," Madame Merle returned
more dryly. "When I say I can help you I mean once assuming your cause to
be good. Let us think a little if it is."
|
A lo que madame Merle contestó algo secamente: -Es usted muy
agudo. Si le digo que puedo ayudarle es partiendo de la base de que su
causa lo merezca. Examinemos si es así.
|
"I′m awfully decent, you know," said Rosier
earnestly. "I won′t say I′ve no faults, but I′ll say I′ve no vices."
|
-Ya sabe usted que soy una persona formal -dijo Rosier con
seriedad-. No diré que no tenga defectos, pero sí que no tengo vicios.
|
"All that′s negative, and it always depends,
also, on what people call vices. What′s the positive side? What′s the
virtuous? What have you got besides your Spanish lace and your Dresden
teacups?"
|
-Todo eso es puramente negativo, y, además, depende de lo que
la gente considere como vicios. ¿Cuál es su lado positivo ? ¿Cuál el
virtuoso? ¿Qué posee usted además de sus encajes españoles y sus tazas de
porcelana de Sajonia?
|
"I′ve a comfortable little fortune --about
forty thousand francs a year. With the talent I have for arranging, we can
live beautifully on such an income."
|
-Tengo una fortunita desahogada... unos cuarenta mil francos
de renta anuales. Y dado mi talento para la administración, podemos vivir
espléndidamente con esos ingresos.
|
"Beautifully, no. Sufficiently, yes. Even
that depends on where you live."
|
-Espléndidamente no, pasablemente sí. Y eso dependerá de dónde
vivan.
|
"Well, in Paris. I would undertake it in
Paris."
|
-En París, desde luego. Me establecería en París.
|
Madame Merle′s mouth rose to the left. "It
wouldn′t be famous; you′d have to make use of the teacups, and they′d get
broken."
|
Madame Merle levantó la comisura izquierda de la boca. -No
sería muy famoso el asunto; tendrían ustedes que usar las tazas de Sajonia
y acabarían por romperse.
|
"We don′t want to be famous. If Miss Osmond
should have everything pretty it would be enough. When one′s as pretty as
she one can afford --well, quite cheap faience. She ought never to wear
anything but muslin --without the sprig," said Rosier reflectively.
|
-No queremos ser famosos. Bastaría con que la señorita Osmond
lo tuviera todo bonito. Cuando se es tan hermosa c omo ella se puede hasta
usar... ¿cómo decirlo?... en fin, hasta faience barata. No debería vestir
más que muselinas, y sin adornos -dijo Rosier reflexivamente.
|
"Wouldn′t you even allow her the sprig? She′d
be much obliged to you at any rate for that theory."
|
-¿Ni los adornos le permitiría usted? Pues le quedaría
agradecida por semejante teoría.
|
"It′s the correct one, I assure you; and I′m
sure she′d enter into it. She understands all that; that′s why I love
her."
|
-Es la correcta, se lo aseguro, y no dudo de que ella también
la aceptará, porque lo comprende todo. Por eso la quiero.
|
"She′s a very good little girl, and most tidy
--also extremely graceful. But her father, to the best of my belief, can
give her nothing."
|
-Es una muchachita muy buena, muy ordenada y agraciada. Pero,
por lo que sé, su padre no puede darle nada.
|
Rosier scarce demurred. "I don′t in the least
desire that he should. But I may remark, all the same, that he lives like
a rich man."
|
-Ni yo deseo que lo haga -afirmó Rosier sin inmutarse-. Pero
me permito señalarle que vive como un hombre muy acaudalado.
|
"The money′s his wife′s; she brought him a
large fortune."
|
-El dinero es de su mujer, que aportó una gran fortuna.
|
"Mrs. Osmond then is very fond of her
stepdaughter; she may do something."
|
-Entonces, como la señora Osmond qu iere mucho a su hijastra,
podrá hacer algo por ella.
|
"For a love-sick swain you have your eyes
about you!" Madame Merle exclaimed with a laugh.
|
-¡Para ser un zagal enamorado, no se le escapa nada! -exclamó
madame Merle echándose a reír.
|
"I esteem a _dot_ very much. I can do without
it, but I esteem it."
|
-Yo estimo mucho una dote. Puedo pasarme sin ella, pero la
estimo.
|
"Mrs. Osmond," Madame Merle went on, "will
probably prefer to keep her money for her own children."
|
-Es muy probable que la señora Osmond trate de conservar su
dinero para sus propios hijos -observó madame Merle.
|
"Her own children? Surely she has none. "
|
-¿Para sus hijos? ¡Si no los tiene!
|
"She may have yet. She had a poor little boy,
who died two years ago, six months after his birth. Others therefore may
come."
|
-Pero puede tenerlos. Ya tuvo un hijito hace dos años, y el
pobrecillo murió a los seis meses de, nacer. Pueden venir otros más.
|
"I hope they will, if it will make her happy.
She′s a splendid woman."
|
-Si han de hacerla feliz, ojalá los tenga. Lo merece porque es
una mujer espléndida.
|
Madame Merle failed to burst into speech.
"Ah, about her there′s much to be said. Splendid as you like! We′ve not
exactly made out that you′re a parti. The absence of vices is hardly a
source of income."
|
Madame Merle tardó un poco en contestar. -¡Ah! De ella hay
mucho que decir . Todo lo espléndida que usted quiera. Pero aún no hemos
establecido que sea usted un buen partido. La ausencia de vicios no suele
ser una fuente de ingresos.
|
"Pardon me, I think it may be," said Rosier
quite lucidly.
|
-Perdone, yo creo que puede serlo -dijo Rosier con harta
lucidez.
|
"You′ll be a touching couple, living on your
innocence!"
|
-Formarán ustedes una pareja deliciosa, viviendo de su
inocencia.
|
"I think you underrate me."
|
-Creo que usted me subestima.
|
"You′re not so innocent as that? Seriously,"
said Madame Merle, "of course forty thousand francs a year and a nice
character are a combination to be considered. I don′t say it′s to be
jumped at, but there might be a worse offer. Mr. Osmond, however, will
probably incline to believe he can do better."
|
-¿Acaso no es tan inocente como todo eso? ¿De veras no lo es?
-dijo madame Merle-. Por supuesto, cuarenta mil francos al año y un buen
carácter son una combinación digna de tomarse en cuenta. No diré que
irresistible, pero podría haber ofertas peores. De todas suertes, es muy
posible que el señor Osmond crea que puede conseguir algo mejor.
|
"HE can do so perhaps; but what can his
daughter do? She can′t do better than marry the man she loves. For she
does, you know," Rosier added eagerly.
|
-Tal vez pueda. Pero ¿y su hija? ¿Qué puede ella hacer mejor
que casarse con el hombre a quien ama? Porque sepa usted que me ama -dijo
Rosier con orgullo.
|
"She does --I know it."
|
-Cierto, le ama... lo sé perfectamente.
|
"Ah," cried the young man, "I said you were
the person to come to."
|
-¡Ah! -exclamó el joven-. Ya decía yo que era usted la persona
a quien debía acudir.
|
"But I don′t know how YOU know it, if you
haven′t asked her," Madame Merle went on.
|
-Pero lo que no comprendo -dijo madame Merle- es cómo lo sabe
usted si no se lo ha preguntado.
|
"In such a case there′s no need of asking and
telling; as you say, we′re an innocent couple. How did YOU know it?"
|
-En un caso así no hacen falta preguntas ni respuestas; como
usted dice, somos una pareja inocente. ¿Cómo lo sabía usted?
|
"I who am not innocent? By being very crafty.
Leave it to me; I′ll find out for you."
|
-¿Yo que no soy inocente? Pues, siendo astuta. Déjelo de mi
cuenta. Ya lo averiguaré por usted.
|
Rosier got up and stood smoothing his hat.
"You say that rather coldly. Don′t simply find out how it is, but try to
make it as it should be."
|
Rosier se levantó y, alisando el sombrero, dijo: -Lo dice con
cierta frialdad. No se trata sólo de saber cómo está el asunto, sino de
hacer que sea como debe ser.
|
"I′ll do my best. I′l l try to make the most
of your advantages."
|
-Haré cuanto me sea posible. Trataré de sacar ventaja de los
méritos de usted.
|
"Thank you so very much. Meanwhile then I′ll
say a word to Mrs. Osmond."
|
-Se lo agradezco en el alma. Mientras tanto, yo le diré algo a
la señora Osmond.
|
"Gardez-vous-en bien!" And Madame Merle was
on her feet. "Don′t set her going, or you′ll spoil everything."
|
-Gardez-vous-en-bien -dijo madame Merle poniéndose en pie-. Si
la mezcla usted en el asunto, lo echará todo a perder.
|
Rosier gazed into his hat; he wondered
whether his hostess HAD been after all the right person to come to. "I
don′t think I understand you. I′m an old friend of Mrs. Osmond, and I
think she would like me to succeed."
|
Rosier se quedó contemplando el interior de su sombrero,
preguntándose si su anfitriona sería de veras la persona a quien acudir.
-La verdad, no la comprendo a usted. Soy un antiguo amigo de la señora
Osmond y creo que se alegraría de que yo tuviera éxito.
|
"Be an old friend as much as you like; the
more old friends she has the better, for she doesn′t get on very well with
some of her new. But don′t for the present try to make her take up the
cudgels for you. Her husband may have other views, and, as a person who
wishes her well, I advise you not to multiply points of difference between
them."
|
-Puede ser todo lo antiguo amigo que quiera. Cuantos más
antiguos amigos tenga, mejor para ella, pues no se lleva muy bien con los
nuevos. Pero por ahora no le ha ga romper lanzas por usted. Su marido
puede tener un punto de vista distinto, y, como la quiero bien, le
aconsejo a usted que no multiplique los motivos de fricción entre los dos.
|
Poor Rosier′s face assumed an expression of
alarm; a suit for the hand of Pansy Osmond was even a more complicated
business than his taste for proper transitions had allowed. But the
extreme good sense which he concealed under a surface suggesting that of a
careful owner′s "best set" came to his assistance. "I don′t see that I′m
bound to consider Mr. Osmond so very much!" he exclaimed.
|
El pobre Rosier pareció alarmarse mucho; aspirar a la mano de
Pansy Osmond era asunto todavía más complicado de lo que había previsto su
gusto por las transacciones correctas. Pero el extremado buen sentido que
poseía oculto bajo una apariencia de cuidadosa elegancia vino en su ayuda.
-No veo por qué tengo que preocuparme tanto del señor Osmond -exclamó.
|
"No, but you should consider HER. You say
you′re an old friend. Would you make her suffer?"
|
-Si no de él, de ella sí. Dice usted ser un antiguo amigo.
¿Querría hacerla sufrir?
|
"Not for the world."
|
¡Por nada del mundo!
|
"Then be very careful, and let the matter
alone till I′ve taken a few soundings."
|
-Entonces, ándese con mucho tiento y deje las cosas como están
hasta que yo haya sondeado ...
|
"Let the matter alone, dear Madame Merle?
Remember that I′m in love."
|
-¡Dejar las cosas como están! Pero, querida madame Merle, no
olvide que estoy enamorado.
|
"Oh, you won′t burn up! Why did you come to
me, if you′re not to heed what I say?"
|
-¡Ah, vaya! ¡No se irá usted a morir por eso! ¿Para qué ha
acudido a mí, si no es para hacer caso de lo que yo le diga?
|
"You′re very kind; I′ll be very good," the
young man promised. "But I′m afraid Mr. Osmond′s pretty hard," he added in
his mild vo ice as he went to the door.
|
-Es usted muy amable; me portaré muy bien -prometió el joven-.
Pero me temo que el señor Osmond es un hombre bastante duro -añadió a
medía voz mientras se dirigía hacia la puerta.
|
Madame Merle gave a short laugh. "It has been
said before. But his wife isn′t easy either."
|
Madame Merle soltó una pequeña carcajada y dijo: -Ya es
cosa sabida, pero tampoco su mujer es fácil de manejar.
|
"Ah, she′s a splendid woman!" Ned Rosier
repeated, for departure.
|
-¡Ah, es una mujer espléndida! -comentó Ned a modo de
despedida.
|
He resolved that his conduct should be worthy
of an aspirant who was already a model of discretion; but he saw nothing
in any pledge he had given Madame Merle that made it improper he should
keep himself in spirits by an occasional visit to Miss Osmond′s home. He
reflected constantly on what his adviser had said to him, and turned over
in his mind the impression of her rather circumspect tone. He had gone to
her de confiance, as they put it in Paris; but it was possible he had been
precipitate. He found difficulty in thinking of himself as rash --he had
incurred this reproach so rarely; but it certainly was true that he had
known Madame Merle only for the last month, and that his thinking her a
delightful woman was not, when one came to look into it, a reason for
assuming that she would be eager to push Pansy Osmond into his arms,
gracefully arranged as these members might be to receive her. She had
indeed shown him benevolence, and she was a person of consideration among
the girl′s people, where she had a rather striking appearance (Rosier had
more than once wondered how she managed it) of being intimate without
being familiar. But possibly he had exaggerated these advantages. There
was no particular reason why she should take trouble for him; a charming
woman was charming to every one, and Rosier felt rather a fool when he
thought of his having appealed to her on the ground that she had
distinguished him. Very likely --though she had appeared to say it in joke
--she was really only thinking of his bibelots. Had it come into her head
that he might offer her two or three of the gems of his collection? If she
would only help him to marry Miss Osmond he would present h er with his
whole museum. He could hardly say so to her outright; it would seem too
gross a bribe. But he should like her to believe it.
|
Decidió que su conducta fuese digna de un pretendiente co mo
él, que hasta la fecha había sido un modelo de discreción. Sin embargo, en
las promesas que hiciera a madame Merle no le pareció ver nada que le
desautorizara a mantenerse en buen ánimo haciendo una visita ocasional a
la señorita Osmond. No dejaba de pensar en las advertencias de su
consejera y le daba vueltas a aquel tono bastante circunspecto. Como solía
decirse en París, había acudido a ella de confiance, pero tal vez hubiese
obrado con precipitación. Le costaba trabajo tildarse de temerario, pues
raras veces se había expuesto a tal reproche. Sin embargo, lo cierto era
que sólo hacía un mes que conocía a madame Merle y que el mero hecho de
considerarla una mujer encantadora no le daba motivo para creer que había
de estar deseosa de arrojar a Pansy en sus brazos, por muy dispuestos que
estuvieran estos miembros a recibirla. Por otra parte, madame M erle se
había mostrado afable con él y parecía gozar de toda la estimación de los
parientes de la joven, en relación con los cuales producía un efecto
notable (Rosier se había preguntado más de una vez cómo lo conseguía) de
intimidad exenta de familiaridades. Pero posiblemente hubiera él exagerado
esas ventajas. A decir verdad, no veía razón alguna para que madame Merle
tuviese que molestarse por él. Una mujer encantadora lo era generalmente
con todo el mundo, por lo que Rosier se sentía un poco tonto al pensar que
se había dirigido a ella convencido de que lo había distinguido con su
afabilidad. Era posible -aunque parecía haberlo dicho en broma que ella no
pensara más que en los bibelots que él poseía. ¿Acaso se le había ocurrido
que él podría regalarle dos o tres de las j oyas de su colección? Si ella
le ayudaba a casarse con la señorita Osmond, él estaba dispuesto a
regalarle el museo entero. Naturalmente, no le diría tal cosa, porque
parecería un soborno demasiado grosero, pero le gustaría que ella lo
creyera.
|
It was with these thoughts that he went again
to Mrs. Osmond′s, Mrs. Osmond having an "evening" --she had taken the
Thursday of each week --when his presence could be accounted for on
general principles of civility. The object of Mr. Rosier′s well-regulated
affection dwelt in a high house in the very heart of Rome; a dark and
massive structure overlooking a sunny piazzetta in the neighbourhood of
the Farnese Palace. In a palace, too, little Pansy lived --a palace by
Roman measure, but a dungeon to poor Rosier′s apprehensive mind. It seemed
to him of evil omen that the young lady he wished to marry, and whose
fastidious father he doubted of his ability to conciliate, should be
immured in a kind of domestic fortress, a pile which bore a stern old
Roman name, which smelt of historic deeds, of crime and cr aft and
violence, which was mentioned in "Murray" and visited by tourists who
looked, on a vague survey, disappointed and depressed, and which had
frescoes by Caravaggio in the piano nobile and a row of mutilated statues
and dusty urns in the wide, nobly-arched loggia overhanging the damp court
where a fountain gushed out of a mossy niche. In a less preoccupied frame
of mind he could have done justice to the Palazzo Roccanera; he could have
entered into the sentiment of Mrs. Osmond, who had once told him that on
settling themselves in Rome she and her husband had chosen this habitation
for the love of local colour. It had local colour enough, and though he
knew less about architecture than about Limoges enamels he could see that
the proportions of the windows and even the details of the cornice had
quite the grand air. But Rosier was haunted by the conviction that at
picturesque periods young girls had been shut up there to keep them from
their true loves, and then, under the threat of being thrown into
convents, had been forced into unholy marriages. There was one point,
however, to which he always did justice when once he found himself in Mrs.
Osmond′s warm, rich-looking reception-rooms, which were on the second
floor. He acknowledged that these people were very strong in "good
things." It was a taste of Osmond′s own --not at all of hers; this she had
told him the first time he came to the house, when, after asking himself
for a quarter of an hour whether they had even better "French" than he in
Paris, he was obliged on the spot to admit that they had, very much, and
vanquished his envy, as a gentleman should, to the point of expressing to
his hostess his pure admiration of her treasures. He learned from Mrs.
Osmond that her husband had made a large collection before their marriage
and that, though he had annexed a number of fine pieces within the last
three years, he had achieved his greatest finds at a time when he had not
the advantage of her advice. Rosier interpreted this information according
to principles of his own. For "advice" read "cash," he said to himself;
and the fact that Gilbert Osmond had landed his highest prizes during his
impecunious season confirmed his most cherished doctrine --the doctrine
that a collector may freely be poor if he be only patient. In general,
when Rosier presented himself on a Thursday evening, his first recognition
was for the walls of the saloon; there were three or four objects his eyes
really yearned for. But after his talk with Madame Merle he felt the
extreme seriousness of his position; and now, when he came in, he looked
about for the daughter of the house with such eagerness as might be
permitted a gentleman whose smile, as he crossed a threshold, always took
everything comfortable for granted.
|
Con esos pensamientos, se dirigió de nuevo a casa de la señora
Osmond en una de las tardes en que ella «recibía» -los jueves de cada
semana-, cuando no cabía atribuir a su visita otro objetivo que el de
cumplir con un deber de cortesía. El objeto del afecto mesurado del señor
Rosier moraba en una de las casas altas del centro de Roma, un edificio
oscuro y macizo que daba a una soleada plazuela cerca del Palazzo
Farnesio. También vivía en un palacio la pequeña Pansy... un palacio para
los cánones de Roma, pero una mazmorra para el espíritu aprensivo de l
pobre Rosier. Le parecía de mal agüero que la joven con quien quería
casarse y a cuyo hosco padre dudaba mucho poder conquistar estuviese
encerrada en una especie de fortaleza doméstica, un edificio que ostentaba
un antiguo y austero nombre romano, que olía a hechos históricos, a
crímenes, tretas y violencias; que figuraba en la guía Murray y era
visitado por los turistas que, después de echarle una ojeada, parecían
decepcionados y deprimidos; que poseía frescos del Caravaggio en el piano
nobile y una hilera de estatuas mutiladas y polvorientas hornacinas en la
amplia loggia de nobles arcos que daba al húmedo y fresco patio, donde una
fuente manaba de un nicho musgoso. En un estado de ánimo más tranquilo
habría apreciado en su justa medida el palacio Roccanera; habría podido
comprender el sentir de la señora Osmond, quien le habí 92a dicho una vez
que al establecerse en Roma con su esposo habían escogido aquella morada
por su afición al color local. Indudablemente, color local no le faltaba
y, aunque el señor Rosier entendía menos de arquitectura que de esmaltes
de Limoges, se daba cuenta de que las proporciones de las ventanas e
incluso los detalles de la cornisa tenían un gran estilo. Pero a Rosier le
atormentaba la convicción de que en los tiempos pintorescos de la ciudad
se encerraba allí a las muchachas para apartarlas de sus enamorados y,
luego, bajo amenaza de recluirlas para siempre en los conventos, se les
obligaba a contraer matrimonios impíos. Sin embargo, había un aspecto que
jamás dejaba de reconocer cada vez que recorría los cálidos y opulentos
salones de la señora Osmond, situados en el segundo piso. Admitía que
aquellas gentes eran especialistas en «cosas buenas ». Todo era del gusto
de Osmond, no de ella; así se lo había dicho ella misma la primera vez que
él visitó la casa, cuando, tras un cuarto de hora de preguntarse si
tendrían allí mejores cosas «francesas» que él en París, se vio obligado a
confesarse al momento que sí lo tenían, y dominó su envidia, como cumplía
a un caballero, hasta el extremo de manifestar a su anfitriona su profunda
admiración por los tesoros allí reunidos. Por la señora Osmond supo que,
ya antes del matrimonio, su marido había reunido una colección extensa y
que, aunque había añadido algunas piezas de gran valor en los tres últimos
años, sus mejores adquisiciones las realizó Osmond cuando todavía no
contaba con su consejo. Rosier interpretó aquellas palabras a su manera,
sustituyendo la p alabra «consejo» por la palabra «dinero». Pero el hecho
de que Osmond hubiese conseguido sus mejores piezas durante su período de
vacas flacas venía a confirmar su teoría más preciada, la de que se puede
ser un gran coleccionista siendo pobre, a condición de tener mucha
paciencia. Por lo general, cuando Rosier iba a visitarlos los jueves por
la tarde, su primer saludo era para las paredes del salón, en las que
colgaban dos o tres objetos que le quitaban el sueño. Pero, después de su
conversación con madame Merle, se dio cuenta de la seriedad de su
situación; y ahora entraba buscando la figura de la hija de la casa con
toda la avidez que podía permitirse un caballero cuya sonrisa, cada vez
que cruzaba un umbral, denotaba su confianza en todas las comodidades de
la vida.
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CHAPTER 37
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37
Pansy was not in the first of the rooms, a
large apartment with a concave ceiling and walls covered with old red
damask; it was here Mrs. Osmond usually sat --though she was not in her
most customary place to-night --and that a circle of more special
intimates gathered about the fire. The room was flushed with subdued,
diffused brightness; it contained the larger things and --almost always
--an odour of flowers. Pansy on this occasion was presumably in the next
of the series, the resort of younger visitors, where tea was served.
Osmond stood before the chimney, leaning back with his hands behind him;
he had one foot up and was warming the sole. Half a dozen persons,
scattered near him, were talking toge ther; but he was not in the
conversation; his eyes had an expression, frequent with them, that seemed
to represent them as engaged with objects more worth their while than the
appearances actually thrust upon them. Rosier, coming in unannounced,
failed to attract his attention; but the young man, who was very
punctilious, though he was even exceptionally conscious that it was the
wife, not the husband, he had come to see, went up to shake hands with
him. Osmond put out his left hand, without changing his attitude.
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No se hallaba Pansy en el pr imero de los salones, una amplia
estancia de techo cóncavo y paredes tapizadas de rojo damasco antiguo; era
allí donde solía sentarse la señora Osmond -si bien no estaba allí aquella
tarde- rodeada del círculo de sus más íntimos amigos, frente al fuego del
hogar. El salón, iluminado por una claridad leve y difusa, contenía las
cosas de mayor tamaño y casi siempre estaba perfumado por una suave
fragancia de flores. Aquel día Pansy debía de hallarse en uno de los
salones próximos, refugio de los visitantes más jóvenes y donde se servía
el té. Osmond se hallaba ante la chimenea con las manos a la espalda;
tenía un pie levantado, para calentarse la suela. Agrupadas a su
alrededor, media docena de personas charlaban entre sí; pero él no atendía
a la conversación; sus ojos tenían aquella expresión, frecuente en ellos,
de estar contemplando objetos más dignos de consideración que las
apariencias que se ofrecían ante su vista. Como Rosier no había sido
anunciado, no atrajo su atención; pero el joven, siempre amante de las
buenas formas, aun siendo excepcionalmente consciente de que su visita era
para la esposa y no para él, se le acercó para darle la mano. Osmond, sin
cambiar de postura, le tendió la mano izquierda.
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"How d′ ye do? My wife′s somewhere about."
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-¿Cómo le va? -dijo-. Mi mujer anda por ahí, no sé dónde.
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"Never fear; I shall find her," said Rosier
cheerfully.
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-No se moleste, ya la encontraré -dijo alegremente Rosier.
|
Osmond, however, took him in; he had never in
his life felt himself so efficiently looked at. "Madame Merle has told
him, and he doesn′t like it," he privately reasoned. He had hoped Madame
Merle would be there, but she was not in sight; perhaps she was in one of
the other rooms o r would come later. He had never especially delighted in
Gilbert Osmond, having a fancy he gave himself airs. But Rosier was not
quickly resentful, and where politeness was concerned had ever a strong
need of being quite in the right. He looked round him and smiled, all
without help, and then in a moment, "I saw a jolly good piece of Capo di
Monte to-day," he said.
|
Sin embargo, Osmond le retuvo, mirándole de arriba abajo;
Rosier nunca se había sentido tan eficazmente calibrado. «Madame Merle se
lo ha dicho, y no le gusta», razonó para sus adentros . Había esperado
encontrar allí a madame Merle, pero no la veía por ninguna parte; acaso
estuviese en otro salón, o llegara más tarde. Nunca le había hecho mucha
gracia Osmond, que a su juicio se daba mucho tono; pero él no era
quisquilloso y, en materia de cortesía, experimentaba la necesidad
imperiosa de hacer siempre lo correcto. Miró a su alrededor y sonrió, todo
eso sin ayuda, y luego dijo: -Hoy he visto una magnífica pieza de
Capodimonte.
|
Osmond answered nothing at first; but
presently, while he warmed his boot-sole, "I don′t care a fig for Capo di
Monte!" he returned.
|
-Osmond no contestó, pero al cabo de un momento y mientras
seguía calentándose la suela, dijo: -Me importan un rábano las
Capodimonte.
|
"I hope you′re not losing your interest?"
|
-¿Cómo? No creo que hayan dejado ya de interesarle.
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"In old pots and plates? Yes, I′m losing my
interest."
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-¿Qué, las fuentes y los cacharros? Sí, han dejado ya de
interesarme.
|
Rosier for an instant forgot the delicacy of
his position. "You′re not thinking of parting with a --a piece or two?"
|
Rosier olvidó por un instante lo delicado de su posición. -¿No
estará pensando en desprenderse de algunas cositas? -preguntó.
|
"No, I′m not thinking of parting with
anything at all, Mr. Rosier," said Osmond, with his eyes still on the eyes
of his visitor. ar
|
-No, no pienso desprenderme absolutamente de nada, señor
Rosier-dijo Osmond con los ojos aún fijos en los de su visitante.
|
"Ah, you want to keep, but not to add,"
Rosier remarked brightly.
|
-Ah, vamos; quiere conservar, pero no añadir -comentó Rosier
con animación.
|
"Exactly. I′ve nothing I wish to match."
|
-Exacto. No tengo nada que quiera emparejar.
|
Poor Rosier was aware he had blushed; he was
distressed at his want of assurance. "Ah, well, i have!" was all he could
murmur; and he knew his murmur was partly lost as he turned away. He took
his course to the adjoining room and met Mrs. Osmond coming out of the
deep doorway. She was dressed in black velvet; she looked high and
splendid, as he had said, and yet oh so radiantly gentle! We know what Mr.
Rosier thought of her and the terms in which, to Madame Merle, he had
expressed his admiration. Like his appreciation of her dear little
stepdaughter it was based partly on his eye for decorative character, his
instinct for authenticity; but also on a sense for uncatalogued values,
for that secret of a "lustre" beyond any recorded losing or rediscovering,
which his devotion to brittle wares had still not disqualified him to
recognise. Mrs. Osmond, at present, might well have gratified such tastes.
The years had touched her only to enrich her; the flower of her youth had
not faded, it only hung more quietly on its stem. She had lost something
of that quick eagerness to which her husband had privately taken exception
--she had more the air of being able to wait. Now, at all events, framed
in the gilded doorway, she struck our young man as the picture of a
gracious lady. "You see I′m very regular," he said. "But who should be if
I′m not?"
|
El pobre Rosier notó que se ponía colorado y se avergonzó de
su falta de aplomo. -¡Ah!, yo sí -fue todo lo que pudo murmurar; y supo
que al alejarse se perdía parte de su murmullo. Se dirigió al salón
contiguo y en el profundo umbral se topó con la señora Osmond, que salía.
Iba vestida de terciopelo negro y en aquel moment o era una mujer
imponente y espléndida, tal como él había dicho, y sin embargo, ¡tan
radiante de dulzura! Ya sabemos lo que de ella pensaba el señor Rosier y
en qué términos había expresado su admiración al hablar con madame Merle.
Al igual que su apreciación de la pequeña hijastra de Isabel, la
admiración de Rosier estaba en parte basada en su buen ojo para el aspecto
decorativo, en su instinto de lo auténtico; pero también en una fina
intuición para los valores no catalogados y para el secreto del «lustre»
que se mantiene a salvo de pérdidas o nuevos descubrimientos y que su
afición a los géneros quebradizos no le impedía reconocer. En aquel
momento la señora Osmond habría podido gratificar ampliamente aquella
clase de gustos. Los años sólo la habían rozado para en riquecerla, pues
la flor de su juventud no se había deslucido, tan sólo se erguía más
serena en el erecto tallo. Había perdido algo de aquella pronta vehemencia
que su marido había criticado privadamente, y ahora tenía más el aspecto
de poder esperar. En cualquier caso, ahora, enmarcada por el dorado
quicio, le pareció a nuestro joven la imagen de una distinguida dama. -Ya
ve usted que soy asiduo. Pero si yo no lo fuera, ¿quién lo iba a ser?
|
"Yes, I′ve known you longer than any one
here. But we mustn′t indulge in tender reminiscences. I want to introduce
you to a young lady."
|
-Cierto, a usted le conozco desde hace más tiempo que a
ninguno de los presentes. Pero no es cosa de abandonarnos ahora a los
recuerdos. Quiero presentarle a una señorita.
|
"Ah, please, what young lady?" Rosier was
immensely obliging; but this was not what he had come for.
|
-¿A qué señorita, por favor? -Rosier era inmensamente
complaciente, pero no era a eso a lo que había venido.
|
"She sits there by the fire in pink and has
no one to speak to ."
|
-A la que va vestida de rosa, y que se encuentra sentada cerca
del fuego, que no tiene con quién hablar.
|
Rosier hesitated a moment. "Can′t Mr. Osmond
speak to her? He′s within six feet of her."
|
Rosier dudó un momento. -¿Cómo que no tiene? ¿No puede hablar
con ella el señor Osmond? La tiene a menos de seis pies.
|
Mrs. Osmond also hesitated. "She′s not very
lively, and he doesn′t like dull people."
|
La señora Osmond titubeó a su vez. -Es que no es muy animada y
a él no le gusta la gente sosa.
|
"But she′s good enough for me? Ah now, that′s
hard!"
|
-Pero ¿para mí sí está bien? ¡Vaya! Eso es duro de aceptar.
|
"I only mean that you′ve ideas for two. And
then you′re so obliging."
|
-Lo que quiero decir es que a usted le sobran temas de
conversación... y es además tan amable.
|
"So is your husband."
|
-También lo es su marido.
|
"No, he′s not --to me." And Mrs. Osmond
vaguely smiled.
|
-No, no conmigo. -La señora Osmond, sonrió vagamente.
|
"That′s a sign he should be doubly so to
other women."
|
-Por consiguiente, debería serlo el doble con otras mujeres.
|
"So I tell him," she said, still smiling.
|
- Eso es lo que yo le digo -replicó ella, aún sonriendo.
|
"You see I want some tea," Rosier went on,
looking wistfully beyond.
|
-Es que yo querría tomar un poco de té -contestó Rosier
mirando hacia dentro con cierta añoranza.
|
"That′s perfect. Go and give some to my young
lady."
|
-Perfecto. Vaya a ofrecerle una taza a mi joven amiga.
|
"Very good; but after that I′ll abandon her
to her fate. The simple truth i s I′m dying to have a little talk with
Miss Osmond."
|
-Lo haré, pero después la abandonaré a su suerte. La verdad
monda y lironda es que me estoy muriendo por charlar un poquito con la
señorita Osmond.
|
"Ah," said Isabel, turning away, "I can′t
help you there!"
|
-¡Ah!, en eso no puedo ayudarle -dijo Isabel al tiempo que se
alejaba.
|
Five minutes later, while he handed a tea-cup
to the damsel in pink, whom he had conducted into the other room, he
wondered whether, in making to Mrs. Osmond the profession I have just
quoted, he had broken the spirit of his promise to Madame Merle. Such a
question was capable of occupying this young man′s mind for a considerable
time. At last, however, he became --comparatively speaking --reckless; he
cared little what promises he might break. The fate to which he had
threatened to abandon the damsel in pink proved to be none so terrible;
for Pansy Osmond, who had given him the tea for his companion --Pansy was
as fond as ever of making tea --presently came and talked to her. Into
this mild colloquy Edward Rosier entered little; he sat by moodily,
watching his small sweetheart. If we look at her now through his eyes we
shall at first not see much to remind us of the obedient little girl who,
at Florence, three years before, was sent to walk short distances in the
Cascine while her father and Miss Archer talked together of matters sacred
to elder people. But after a moment we shall perceive that if at nineteen
Pansy has become a young lady she doesn′t really fill out the part; that
if she has grown very pretty she lacks in a deplorable degree the quality
known and esteemed in the appearance of females as style; and that if she
is dressed with great freshness she wears her smart attire with an
undisguised appearance of saving it --very much as if it were lent her for
the occasion. Edward Rosier, it would seem, would have been just the man
to note these defects; and in point of fact there was not a quality of
this young lady, of any sort, that he had not noted. Only he called her
qualities by names of his own --some of which indeed were happy enough.
"No, she′s unique --she′s absolutely unique," he used to say to himself;
and you may be sure that not for an instant would he have admitted to you
that she was wanting in style. Style? Why, she had the style of a little
princess; if you couldn′t see it you had no eye. It was not modern, it was
not conscious, it would produce no impression in Broadway; the small,
serious damsel, in her stiff little dress, only looked like an Infanta of
Velasquez. This was enough for Edward Rosier, who thought her delightfully
old-fashioned. Her anxious eyes, her charming lips, her slip of a figure,
were as touching as a childish prayer. He had now an acute desire to know
just to what point she liked him --a desire which made him fidget as he
sat in his chair. It made him feel hot, so that he had to pat his forehead
with his handkerchief; he had never been so uncomfortable. She was such a
perfect jeune fille, and one couldn′t make of a jeune fille the enquiry
requisite for throwing light on such a point. A jeune fille was what
Rosier had always dreamed of --a jeune fille who should yet not be French,
for he had felt that this nationality would complicate the question. He
was sure Pansy had never looked at a newspaper and that, in the way of
novels, if she had read Sir Walter Scott it was the very most. An American
jeune fille --what could be better than that? She would be frank and gay,
and yet would not have walked alone, nor have received letters from men,
nor have been taken to the theatre to see the comedy of manners. Rosier
could not deny that, as the matter stood, it would be a breach of
hospitality to appeal directly to this unsophisticated creature; but he
was now in imminent danger of asking himself if hospitality were the most
sacred thing in the world. Was not the sentiment that he entertained for
Miss Osmond of infinitely greater importance? Of greater importance to him
--yes; but not probably to the master of the house. There was one comfort;
e ven if this gentleman had been placed on his guard by Madame Merle he
would not have extended the warning to Pansy; it would not have been part
of his policy to let her know that a prepossessing young man was in love
with her. But he WAS in love with her, the prepossessing young man; and
all these restrictions of circumstance had ended by irritating him. What
had Gilbert Osmond meant by giving him two fingers of his left hand? If
Osmond was rude, surely he himself might be bold. He felt extremely bold
after the dull girl in so vain a disguise of rose-colour had responded to
the call of her mother, who came in to say, with a significant simper at
Rosier, that she must carry her off to other triumphs. The mother and
daughter departed together, and now it depended only upon him that he
should be virtually alone with Pansy. He had never been alone with her
before; he had never been alone with a jeune fille. It was a great moment;
poor Rosier began to pat his forehead aga in. There was another room
beyond the one in which they stood --a small room that had been thrown
open and lighted, but that, the company not being numerous, had remained
empty all the evening. It was empty yet; it was upholstered in pale
yellow; there were several lamps; through the open door it looked the very
temple of authorised love. Rosier gazed a moment through this aperture; he
was afraid that Pansy would run away, and felt almost capable of
stretching out a hand to detain her. But she lingered where the other
maiden had left them, making no motion to join a knot of visitors on the
far side of the room. For a little it occurred to him that she was
frightened --too frightened perhaps to move; but a second glance assured
him she was not, and he then reflected that she was too innocent indeed
for that. After a supreme hesitation he asked her if he might go and look
at the yellow room, which seemed so attractive yet so virginal. He had
been there already with Osm ond, to inspect the furniture, which was of
the First French Empire, and especially to admire the clock (which he
didn′t really admire), an immense classic structure of that period. He
therefore felt that he had now begun to manoeuvre.
|
Cinco minutos más tarde, mientras Rosier servía una taza de té
a la damisela vestida de rosa, a la que había conducido al otro salón,
éste se preguntaba si al hacerle a la señora Osmond la confesión que acabo
de citar no habría quebrantado el espííritu de la promesa que antes
hiciera a madame Merle. Una cuestión de esta índole podía ocupar la mente
de nuestro joven durante largo rato. Sin embargo, acabó decidiéndose
-hablando en términos relativos- por la osadía: le importaba poco las
promesas que pudiera romper. La suerte a la que había amenazado con
abandonar a la damisela de rosa resultó no ser tan terrible, pues Pansy
Osmond, que le había dado el té para su acompañante -Pansy seguía con la
misma afición a preparar el té-, se le había acercado y estaba charlando
con ella. Edward Rosier no tomó gran parte en aquel coloquio y se limitó a
permanecer sentado mirando pensativo a su amada. Si nosotros la miramos
ahora a través de los ojos del joven Rosier, al pronto no veremos mucho
que nos recuerde a la sumisa jovencita a quien tres años antes se enviaba
a pasear en la Cascine de Florencia mientras su padre y la señorita Isabel
Archer hablaban de temas reservados a las personas mayores. Sin embargo,
al cabo de un momento advertiremos que si a los diecinueve años Pansy era
toda una señorita, no cumplía en verdad su cometido; que, si bien había
embellecido mucho, carecía deplorablemente de esa cualidad que en la
apariencia de las mujeres se conoce y estima con el nombre de estilo; y
que, si bien vestía con mucha gracia, lucía sus galas con no disimulado
cuidado, como si se las hubieran prestado para aquella oportunidad. Se
diría que Edward Rosier era el hombre más indicado para notar tales
defectos; y de hecho no había en aquella joven cualidad alguna que él no
hubiese observado. Pero a esas cualidades les ponía Rosier nombres de su
cosecha, algunos realmente acertados. Así, solía decirse: «No cab e duda,
es única... absolutamente única» y podríamos estar seguros de que ni por
un instante habría admitido que ella carecía de estilo. ¿Estilo? Si ella
tenía el estilo de una princesa, y el que no lo viera no tenía ojos en la
cara. No era un estilo moderno ni consciente, seguro que no produciría
impresión en Broadway. Lo único que parecía aquella seria y linda
damisela, con su vestidito almidonado, era una infanta de Velázquez. Y eso
satisfacía el gusto de Rosier, que la encontraba deliciosamente anticuada.
Sus ojos anhelantes, sus labios encantadores, su figura delgadita eran tan
conmovedores como una plegaria infantil. Rosier sentía la comezón
irresistible de averiguar hasta qué punto él le gustaba, una comezón que
le hacía removerse en su asiento. Se sofocaba, y tuvo que enjugarse la
frente con el pa ñuelo; nunca se había sentido tan incómodo. Pansy era una
perfecta jeune filie, y a una jeune filie no se le podía plantear la
pregunta indispensable para arrojar luz sobre tal punto. Rosier había
soñado siempre con la perfecta jeune falle... pero una jeune filie que no
fuese francesa, porque pensaba él que si fuera de tal nacionalidad podrían
complicarse las cosas. Estaba seguro de que Pansy no había hojeado nunca
un periódico, y de que, en lo referente a novelas, todo lo más habría
leído a sir Walter Scott. ¿Qué podía haber en el mundo mejor que una jeune
falle americana? Sería franca y alegre, pero no saldría a pasear sola, ni
recibiría cartas de los hombres, ni la llevarían al teatro a ver comedias
de costumbres. Rosier no podía negar que, tal como estaban las cosas,
sería una afrenta a la hosp italidad el apelar directamente a aquella
inocente criatura; pero ahora corría el peligro inminente de preguntarse
si la hospitalidad era la cosa más sagrada del mundo. ¿Por ventura no era
infinitamente más importante el sentimiento que le inspiraba la señorita
Osmond? Para él sí, desde luego... pero tal vez no para el dueño de la
casa. Le quedaba un consuelo: aun en el caso de que ese caballero hubiese
sido alertado por madame Merle, seguramente él no le habría dicho nada a
Pansy, pues no formaría parte de su táctica el hacerle saber que un joven
atractivo estaba enamorado de ella. Sin embargo, era cierto que el joven
atractivo estaba enamorado de ella, y todas aquellas restricciones
circunstanciales habían acabado por irritarle. ¿Qué es lo que había
pretendido Gilbert Osmond al tenderle sólo dos dedos de la mano izquierda?
Si Osmond s e mostraba grosero, bien podía él mostrarse audaz. Y se sintió
tremendamente audaz cuando la aburrida joven, tan inútilmente vestida de
color de rosa respondió a la llamada de su madre que entró para decir, con
una tonta sonrisa significativa hacia Rosier, que iba a conducirla a
nuevos triunfos. Madre e hija partieron juntas, y ahora sólo dependía de
él quedarse a solas con Pansy. Hasta entonces nunca había estado a solas
con ella ni con ninguna otra jeune falle. Era por tanto un gran momento y
el pobre Rosier comenzó a enjugarse de nuevo la frente con su pañuelo.
Había otro salón más allá de aquel que ahora ocupaban, un salón cito que
había sido abierto e iluminado pero que, como la concurrencia no era muy
numerosa, permanecía vacío. Estaba tapizado de color amarillo pálido y lo
alumbraban varias lá 87mparas. Visto a través de la puerta, semejaba el
mismísimo templo para el amor autorizado. Rosier atisbo un instante por
aquella abertura; temió que Pansy se escapara, y casi se sentía capaz de
extender el brazo para retenerla. Pero ella se demoraba allí donde la otra
muchacha la había dejado, sin hacer ademán de reunirse con el grupo de
visitantes que se hallaba en el extremo opuesto del salón. Durante unos
instantes, a Rosier se le ocurrió que estaba asustada, tal vez tan
asustada que no se atrevía a moverse, pero una segunda ojeada le convenció
de que no, y se dijo que era demasiado inocente para estarlo. Tras un
momento de suprema vacilación, Rosier le preguntó a la muchacha si le
permitía ir a ver el salón amarillo, que parecía tan atrayente como
virginal. En realidad, ya había estado en él con Osmond para examinar el
mobi liario, que era del Primer Imperio francés, y sobre todo para admirar
el reloj (que a decir verdad él no admiró), una inmensa y clásica obra de
arte de esa época. Por ello ahora Rosier tuvo el convencimiento de que
estaba empezando a maniobrar.
|
"Certainly, you may go," said Pansy; "and if
you like I′ll show you." She was not in the least frightened.
|
-Puede usted ir, no faltaba más -dijo Pansy-, y si quiere, yo
se lo mostraré. No estaba nada asustada.
|
"That′s just what I hoped you′d say; you′re
so very kind," Rosier murmured.
|
-Es lo que estaba deseando que me dijera; es usted muy amable
-murmuró Rosier.
|
They went in together; Rosier really thought
the room very ugly, and it seemed cold. The same idea appeared to have
struck Pansy. "It′s not for winter evenings; it′s more for summer," she
said. "It′s papa′s taste; he has so much."
|
Entraron juntos en aquel otro salón, que a Rosier se le antojó
feísimo y muy frío. Lo mismo pareció sentir Pansy, que comentó: -No es
para las tardes de invierno, sino más bien para el verano. Todo está según
el gusto de papá, que tiene mucho.
|
He had a good deal, Rosier thought; but some
of it was very bad. He looked about him; he hardly knew what to say in
such a situation. "Doesn′t Mrs. Osmond care how her rooms are done? Has
she no taste?" he asked.
|
Rosier pensó que tendría mucho, pe ro en parte muy malo. Miró
en derredor; no sabía qué decir en semejante situación. -¿La señora Osmond
no se interesa por la decoración de sus salones? -preguntó-. ¿Es que no
tiene gusto?
|
"Oh yes, a great deal; but it′s more for
literature," said Pansy --"and for conversation. But papa cares also for
those things. I think he knows everything."
|
-¡Oh, ya lo creo! ¡Y mucho! -dijo Pansy-, sobre todo para la
literatura y la conversación. Pero a papá también le interesan esas cosas;
yo creo que lo sabe todo.
|
Rosier was silent a little. "There′s one
thing I′m sure he knows!" he broke out presently. "He knows that when I
come here it′s, with all respect to him, with all respect to Mrs. Osmond,
who′s so charming --it′s really," said the young man, "to see you!"
|
Rosier se quedó un instante silencioso. -¡Hay una cosa que
estoy seguro que sabe! -exclamó-, y es que, cuando vengo aquí, con todos
los respetos hacia él y con todos los respetos hacia la señora Osmond, que
es encantadora... es, en realidad, para verla a usted.
|
"To see me?" And Pansy raised her
vaguely-troubled eyes.
|
-¿Para verme a mí? -dijo Pansy elevando hacia él los ojos,
vagamente turbados.
|
"To see you; that′s what I come for," Rosier
repeated, feeling the intoxication of a rupture with authority.
|
-Sí, para verla a usted. Para eso nada más -repitió Rosier
sintiendo la embriaguez de una ruptura con la autoridad.
|
Pansy stood looking at him, simply, intently,
openly; a blush was not needed to make her face more modest. "I thought it
was for that."
|
Pansy se le quedó mirando con fijeza, atenta y francamente; no
hacía falta rubor para dar mayor modestia a su expresión. -Ya me figuraba
yo que era por eso -dijo.
|
"And it was not disagreeable to you?"
|
¿Y no le desagradaba?
|
"I couldn′t tell; I didn′t know. You never
told me," said Pansy.
|
-No habría podido decirlo; no lo sabía. Usted no me dijo nunca
nada.
|
"I was afraid of offending you."
|
-Porque tenía miedo de ofenderla.
|
"You don′t offend me," the young girl
murmured, smiling as if an angel had kissed her.
|
-Usted no me ofende -murmuró la jovencita sonriendo como si un
ángel acabase de besarla.
|
"You like me then, Pansy?" Rosier asked very
gently, feeling very happy.
|
-Entonces, ¿le gusto a usted, Pansy? -preguntó Rosier
dulcemente, sintiendo una gran dicha en su interior.
|
"Yes --I like you."
|
Sí, me gusta.
|
They had walked to the chimney-piece where
the big cold Empire clock was perched; they were well within the room and
beyond observation from without. The tone in which she had said these four
words seemed to him the very breath of nature, and his only answer could
be to take her hand and hold it a moment. Then he raised it to his lips.
She submitted, still with her pure, trusting smile, in which there was
something ineffably passive. She liked him --she had liked him all the
while; now anything might happen! She was ready --she had been ready
always, waiting f or him to speak. If he had not spoken she would have
waited for ever; but when the word came she dropped like the peach from
the shaken tree. Rosier felt that if he should draw her toward him and
hold her to his heart she would submit without a murmur, would rest there
without a question. It was true that this would be a rash experiment in a
yellow Empire salottino. She had known it was for her he came, and yet
like what a perfect little lady she had carried it off!
|
Se habían acercado hasta la chimenea, donde estaba posado el
frío y enorme reloj estilo Imperio. Se hallaban en el fondo del salón,
ocultos a la observación desde fuera. El tono en que ella había
pronunciado esas tres palabras le pareció a Rosier el propio hálito de la
naturaleza, y su reacción no pudo ser otra que tomarle la mano y retenerla
un momento. Después se la llevó a los labios. Ella accedió con su sonrisa
pura y confiada, en la que había algo inefablemente pasivo. El le gustaba,
le había gustado siempre; ¡ahora podría suceder cualquier cosa! Pansy
estaba pronta -lo había estado siempre-, en espera de que él hablase. Si
él no hubiese hablado, habría esperado eternamente; pero cuando oyó
pronunciar la palabra, cayó como cae del árbol la fruta madura. Rosier
pensó que si la atra jera hacía sí y la estrechara contra su corazón, ella
se sometería sin un murmullo, reposaría allí sin preguntar nada. Cierto
que eso constituiría un experimento temerario en un salottino Imperio de
color amarillo. Pansy había sabido que él venía sólo por verla y, no
obstante, se había portado como una verdadera damita.
|
"You′re very dear to me," he murmured, trying
to believe that there was after all such a thing as hospitality.
|
-Me es usted muy querida -murmuró él, procurando creer que,
después de todo, existía una cosa llamada hospitalidad.
|
She looked a moment at her hand, where he had
kissed it. "Did you say papa knows?"
|
Ella se miró un instante la mano que él acababa de besarle y
preguntó: -¿Dice usted que papá lo sabe?
|
"You told me just now he knows everything."
|
-Usted misma me ha dicho que lo sabe todo.
|
"I think you must make sure," said Pansy.
|
-Pero debería usted asegurarse -dijo Pansy.
|
"Ah, my dear, when once I′m sure of YOU!"
Rosier murmured in her ear; whereupon she turned back to the other rooms
with a little air of consistency which seemed to imply that their appeal
should be immediate.
|
-¡ c1Ah, querida mía, mientras yo esté seguro de usted! -le
murmuró Rosier al oído, con lo que ella se encaminó a los otros salones
con aire decidido que dejaba suponer que la consulta debía ser inmediata.
|
The other rooms meanwhile had become
conscious of the arrival of Madame Merle, who, wherever she went, produced
an impression when she entered. How she did it the most attentive
spectator could not have told you, for she neither spoke loud, nor laughed
profusely, nor moved rapidly, nor dressed with splendour, nor appealed in
any appreciable manner to the audience. Large, fair, smiling, serene,
there was something in her very tranquillity that diffused itself, and
when people looked around it was because of a sudden quiet. On this
occasion she had done the quietest thing she could do; after embracing
Mrs. Osmond, which was more striking, she had sat down on a small sofa to
commune with the master of the house. There was a brief exchange of
commonplaces between these two --they always paid, in public, a certain
formal tribu te to the commonplace --and then Madame Merle, whose eyes had
been wandering, asked if little Mr. Rosier had come this evening.
|
Entretanto, en las restantes estancias se había tomado
conciencia de la llegada de madame Merle, que dondequiera que fuese
producía sensación al entrar. Ni el más atento espectador habría sabido
decir cómo lo conseguía, porque ni hablaba en voz alta, ni reía con
algazara, ni se movía con excesiva soltura, ni vestía con esplendor, ni
apelaba al auditorio de una manera especial. Fuerte, rubia, sonriente,
serena, había algo de su propio reposo que se esparcía a su alrededor, y,
cuando los demás volvían la cabeza para mirar, era porque se había
producido un súbito silencio . En esta oportunidad había actuado del modo
más discreto que le era posible: después de besar a la señora Osmond, que
fue lo más llamativo, se sentó en un pequeño sofá a charlar con el dueño
de la casa. Hubo entre ellos un breve intercambio de tópicos -siempre
rendían, en público, cierto tributo formal al tópico- y luego madame
Merle, que había dejado errar la mirada, preguntó si el señor Rosier había
ido aquella tarde.
|
"He came nearly an hour ago --but he has
disappeared," Osmond said.
|
-Llegó hace cosa de una hora, pero ha desaparecido -dijo
Osmond.
|
"And where′s Pansy?"
|
Y Pansy, ¿dónde está?
|
"In the other room. There are several people
there."
|
-En el salón de al lado. Hay allí otras personas.
|
"He′s probably among them," said Madame
Merle.
|
-Puede que él esté entre ellas -sugirió madame Merle.
|
"Do you wish to see him?" Osmond asked in a
provokingly pointless tone.
|
-¿Qu iere usted verle? -preguntó Osmond con un tono
provocativamente falto de interés.
|
Madame Merle looked at him a moment; she knew
each of his tones to the eighth of a note. "Yes, I should like to say to
him that I′ve told you what he wants, and that it interests you but
feebly."
|
Madame Merle le miró un momento; conocía perfectamente toda la
gama de sus tonos. -Sí -respondió Quisiera decirle que le he dicho a usted
lo que él quiere y que usted no siente el menor interés por el asunto.
|
"Don′t tell him that. He′ll try to interest
me more --which is exactly what I don′t want. Tell him I hate his
proposal."
|
-No se lo diga. Trataría de interesarme, que es precisamente
lo que yo no quiero. Dígale que detesto su propuesta.
|
"But you don′t hate it."
|
-Pero no es verdad, no la detesta usted.
|
"It doesn′t signify; I don′t love it. I let
him see that, myself, this evening; I was rude to him on purpose. That
sort of thing′s a great bore. There′s no hurry."
|
-Para el caso es lo mismo; no me gusta. Yo mismo se lo he dado
a entender esta tarde. Me mostré grosero con él adrede. Esta clase de
cosas son un fastidio. No hay ninguna prisa.
|
"I′ll tell him that you′ll take time and
think it over."
|
-Entonces le diré que usted quiere tomarse un tiempo para
pensarlo:
|
"No, don′t do that. He′ll hang on."
|
-No, por f avor, no lo haga. Insistirá.
|
"If I discourage him he′ll do the same."
|
-También lo hará si lo desanimo.
|
"Yes, but in the one case he′ll try to talk
and explain --which would be exceedingly tiresome. In the other he′ll
probably hold his tongue and go in for some deeper game. That will leave
me quiet. I hate talking with a donkey."
|
-Sí, pero en uno de los casos tratará de hablar y dar
explicaciones... lo que resultaría enormemente enojoso; en el otro caso,
lo más probable es que se calle y busque una estrategia mejor. Lo cual me
dejaría tranquilo. Me molesta hablar con un asno.
|
"Is that what you call poor Mr. Rosier?"
|
-¿Así califica al pobre señor Rosier?
|
"Oh, he′s a nuisance --with his eternal
majolica."
|
-¡Oh! No hay quien le aguante con su eterna porcelana.
|
Madame Merle dropped her eyes; she had a
faint smile. "He′s a gentleman, he has a charming temper; and, after all,
an income of forty thousand francs!"
|
Madame Merle bajó los ojos y sonrió imperceptiblemente. -Es
todo un caballero, de muy buen carácter y, además, tiene una renta de
cuarenta mil francos.
|
"It′s misery --′genteel′ misery," Osmond
broke in. "It′s not what I′ve dreamed of for Pansy."
|
-Es un pelmazo... un pelmazo educado -la atajó Osmond-. No es
lo que yo he soñado para Pansy. par
|
"Very good then. He has promised me not to
speak to her."
|
-Está bien. Él me ha prometido que no le diría nada a Pansy.
|
"Do you believe him?" Osmond asked
absent-mindedly.
|
-¿Y usted le cree? -preguntó Osmond como distraído.
|
"Perfectly. Pansy has thought a great deal
about him; but I don′t suppose you consider that that matters."
|
-Claro que le creo. Pansy piensa mucho en él, pero supongo que
usted no concederá a eso mucha importancia.
|
"I don′t consider it matters at all; but
neither do I believe she has thought of him."
|
-No le concedo absolutamente ninguna. Ni creo que ella piense
mucho en él.
|
"That opinion′s more convenient," said Madame
Merle quietly.
|
-Esa opinión resulta más cómoda -contestó tranquilamente
madame Merle.
|
"Has she told you she′s in love with him?"
|
-¿Le ha dicho ella que está enamorada de él?
|
"For what do you take her? And for what do
you take me?" Madame Merle added in a moment.
|
-¿Por quién la toma usted? -Y al instante añadió-: ¿Y por
quién me toma a mí?
|
Osmond had raised his foot and was resting
his slim ankle on the other knee; he clasped his ankle in his hand
familiarly --his long, fine forefinger and thumb could make a ring for it
--and gazed a while before him. "This kind of thing doesn′t find me
unprepared. It′s what I educated her for. It was all for this --that when
such a case should come up she should do what I prefer."
|
Osmond había levantado el pie y apoyado el fino tobillo en la
rodilla de la ot ra pierna. Se agarró familiarmente el tobillo -con el
índice y el pulgar podía abarcarlo con facilidad- y permaneció un rato
mirando al frente. -Estas cosas no me toman desprevenido. Para esto
precisamente la he educado. Todo, absolutamente, fue para que, cuando se
presentara el caso, ella hiciese lo que yo prefiero.
|
"I′m not afraid that she′ll not do it."
|
-Y yo no temo que deje de hacerlo.
|
"Well then, where′s the hitch?"
|
-Entonces, ¿dónde está el problema?
|
"I don′t see any. But, all the same, I
recommend you not to get rid of Mr. Rosier. Keep him on hand; he may be
useful."
|
-No veo ninguno. De todos modos, le recomiendo que no ponga en
fuga al señor Rosier. Consérvelo a mano, pudiera ser útil.
|
"I can′t keep him. Keep him yourself."
|
-Yo no puedo conservarlo. Consérvelo usted.
|
"Very good; I′ll put him into a corner and
allow him so much a day." Madame Merle had, for the most part, while they
talked, been glancing about her; it was her habit in this situation, just
as it was her habit to interpose a good many blank-looking pauses. A long
drop followed the last words I have quoted; and before it had ended she
saw Pansy come out of the adjoining room, followed by Edward Rosier. The
girl advanced a few steps and then stopped and stood looking at Madame
Merle and at her father.
|
-Está bien. Le pondré en un rincón y le daré su ración cada
día. Mientras hablaban, madame Merle había estado casi todo el tiempo
mirando en derredor suyo. Era ésa su costumbre en semejantes situaciones,
como era su costumbre interponer frecuentes pausas vacías de expresión.
Una de éstas, prolongada, siguió a las últimas palabras que acabo de
mencionar. Antes de ponerle fin vio a Pansy salir del salón contiguo
seguida por Rosier. La muchacha dio unos pasos y se detuvo, mirando a su
padre y a madame Merle.
|
"He has spoken to her," Madame Merle went on
to Osmond.
|
-Rosier ya le ha hablado -prosiguió madame Merle dirigiéndose
a Osmond.
|
Her companion never turned his head. "So much
for your belief in his promises. He ought to be horse-whipped."
|
Su compañero ni siquiera volvió la cabeza. -Para que se fíe
usted de promesas. Merecería que lo azotaran.
|
"He intends to confess, poor little man!"
|
El pobrecillo quiere confesarse.
|
Osmond got up; he had now taken a sharp look
at his daughter. "It doesn′t matter," he murmured, turning away.
|
Osmond se levantó; había dirigido a su hija una mirada
penetrante. -No importa -murmuró alejándose.
|
Pansy after a moment came up to Madame Merle
with her little manner of unfamiliar politeness. This lady′s reception of
her was not more intimate; she simply, as she rose from the sofa, gave her
a friendly smile.
|
Al cabo de un momento, Pansy se dirigió a madame Merle con sus
aprendidos modales de cortesía exenta de familiaridad. La recepción que la
otra dama le dispensó no fue más íntima. Se limitó a dirigirle una amable
sonrisa, al tiempo que se levantaba del sofá.
|
"You′re very late," the young creature gently
said.
|
-Llega usted muy tarde -dijo suavemente la joven.
|
"My dear child, I′m never later than I intend
to be."
|
-Hijita mía, no llego nunca más tarde de lo que me propongo.
|
Madame Merle h ad not got up to be gracious
to Pansy; she moved toward Edward Rosier. He came to meet her and, very
quickly, as if to get it off his mind, "I′ve spoken to her!" he whispered.
|
Madame Merle no se había levantado en atención a Pansy; se
adelantó hacía Rosier. Él se acercó a saludarla y susurró con presteza,
como para quitarse un peso del alma: -Ya le he hablado.
|
"I know it, Mr. Rosier."
|
Lo sé, señor Rosier.
|
"Did she tell you?"
|
-¿Se lo ha dicho ella?
|
"Yes, she told me. Behave properly for the
rest of the evening, and come and see me to-morrow at a quarter past
five." She was severe, and in the manner in which she turned her back to
him there was a degree of contempt which caused him to mutter a decent
imprecation.
|
-Acaba de decírmelo. Compórte se convenientemente durante el
resto de la visita y vaya a verme mañana a las cinco y cuarto. -Habló en
tono severo, y en su manera de volverle la espalda había un grado de
desprecio que le hizo farfullar una imprecación decorosa.
|
He had no intention of speaking to Osmond; it
was neither the time nor the place. But he instinctively wandered toward
Isabel, who sat talking with an old lady. He sat down on the other side of
her; the old lady was Italian, and Rosier took for granted she understood
no English. "You said just now you wouldn′t help me," he began to Mrs.
Osmond. "Perhaps you′ll feel differently when y ou know --when you know
--!
|
Rosier no tenía la menor intención de hablar con Osmond; no
era la ocasión ni el lugar propicios. Pero instintivamente se dirigió
hacia Isabel, que estaba conversando con una señora de edad. Él se sentó
al otro lado y, como la vieja dama era italiana, dio por sentado que no
entendería el inglés. -Hace poco ha dicho usted que no me prestaría su
ayuda -le comentó a Isabel-. Tal vez cambie usted de idea cuando sepa...
cuando sepa...
|
Isabel met his hesitation. "When I know
what?"
|
-¿Cuándo sepa qué? -preguntó Isabel saliendo al paso de su
indecisión.
|
"That she′s all right."
|
-Que todo va bien con respecto a su hijastra.
|
"What do you mean by that?"
|
-¿Qué quiere usted decir con eso?
|
"Well, that we′ve come to an understanding."
|
-Pues... que hemos llegado a un entendimiento.
|
"She′s all wrong," said Isabel. "It won′t
do."
|
-Entonces todo va mal dijo Isabel-. No puede ser.
|
Poor Rosier gazed at her half-pleadingly,
half-angrily; a sudden flush testified to his sense of injury. "I′ve never
been treated so," he said. "What is there against me, after all? That′s
not the way I′m usually considered. I could have married twenty times."
|
El pobre Rosier se la quedó mirando medio implorante y medio
colérico, y el súbito rubor que le cubrió el rostro puso de manifiesto que
se había sentido herido. -Nunca se me ha tratado de manera semejante
-dijo- ¿Qué es, después de todo, lo que tienen contra mí? No es ésta la
consideración que se me suele dar. Yo podía haberme casado ya veinte veces
si hubiera querido.
|
"It′s a pity you didn′t. I don′t mean twenty
times, but once, comfortably," Isabel added, smiling kindly. "You′re not
rich enough for Pansy."
|
-Es una lástima que no lo haya hecho. No veinte veces sino
una, y felizmente -dijo Isabel sonriendo amablemente-. No es usted
bastante rico para Pansy.
|
"She doesn′t care a straw for one′s money."
|
-A ella no le importa el dinero.
|
"No, but her father does."
|
-Pero a su padre sí le importa.
|
"Ah yes, he has proved that!" cried the young
man.
|
-¡Ah, eso sí! ¡Bien lo ha demostrado! -exclamó el joven
Rosier.
|
Isabel got up, turning away from him, leaving
her old lady without ceremony; and he occupied himself for the next ten
minutes in pretending to look at Gilbert Osmond′s collection of
miniatures, which were neatly arranged on a series of small velvet
screens. But he looked without seeing; his cheek burned; he was too full
of his sense of injury. It was certain that he had never been treated that
way before; he was not used to being thought not good enough. He knew how
good he was, and if such a fallacy had not been so pernicious he could
have laughed at it. He searched again for Pansy, but she had disappeared,
and his main desire was now to get out of the house. Before doing so he
spoke once more to Isabel; it was not agreeable to him to reflect that he
had just said a rude thing to her --the only point that would now justify
a low view of him.
|
Isabel se levantó y se alejó de él dejando, sin más cumplidos,
a la vieja señora con quien estaba departiendo. Durante los diez minutos
siguientes Rosier fingió contemplar la colección de miniaturas de Gilbert
Osmond, que estaban cuidadosamente colocadas en sus estuches de
terciopelo. Pero miraba sin ver. Tenía las mejillas encendidas, la
sensación de ofensa le quemaba el pecho. Era cierto que nunca le habían
tratado de aquel modo, y no estaba acostumbrado a que nadie le dijera que
no valía lo bastante. Él sabía bien cuánto valía y, si semejante falacia
no hubiera sido ta n perjudicial para él, se habría echado a reír de buena
gana. Buscó con la vista a Pansy, pero había desaparecido; ahora su mayor
deseo era marcharse de la casa. Antes volvió a hablar a Isabel. No le
resultaba agradable pensar que él acababa de decirle una cosa descortés...
lo único que podría justificar que tuviera mala opinión de él.
|
"I referred to Mr. Osmond as I shouldn′t have
done, a while ago," he began. "But you must remember my situation."
|
-Hace un momento me he referido al señor Osmond de un modo
equivocado. Pero supongo tendrá usted en cuenta mi situación.
|
"I don′t remember what you said," she
answered coldly.
|
-No recuerdo ya lo que ha dicho -repuso ella fríamente.
|
"Ah, you′re offended, and now you′ll never
help me."
|
-Ah, comprendo que está usted ofendida; ahora nunca me
ayudará.
|
She was silent an instant, and then with a
change of tone: "It′s not that I won′t; I simply can′t!" Her manner was
almost passionate.
|
Isabel guardó silencio un instante y luego, cambiando de tono,
exclamó casi con pasión: -No es que no quiera. Es sencil lamente que no
puedo.
|
"If you COULD, just a little, I′d never again
speak of your husband save as an angel."
|
-Si usted pudiese, por poco que fuera, yo no volvería a hablar
de su esposo más que para decir que es un ángel.
|
"The inducement′s great," said Isabel gravely
--inscrutably, as he afterwards, to himself, called it; and she gave him,
straight in the eyes, a look which was also inscrutable. It made him
remember somehow that he had known her as a child; and yet it was keener
than he liked, and he took himself off.
|
-El incentivo es grande -contestó Isabel con voz grave,..,
inescrutable, como él más tarde se diría, para sí; y le lanzó a los ojos
una mirada que también era inescrutable, que le hizo recordar que la había
conocido en la infancia; pero era demasiado penetrante para su gusto, y
Rosier optó por marcharse.
|
CHAPTER 38
|
38
He went to see Madame Merle on the morrow,
and to his surprise she let him off rather easily. But she made him
promise that he would stop there till something should have been decided.
Mr. Osmond had had higher expectations; it was very true that as he had no
intention of giving his daughter a portion such expectations were open to
criticism or even, if one would, to ridicule. But she would advise Mr.
Rosier not to take that tone; if he would possess his soul in patience he
might arrive at his felicity. Mr. Osmond was not favourable to his suit,
but it wouldn′t be a miracle if he should gradually come round. Pansy
would never defy her father, he might depend on that; so nothing was to be
gained by precipitation. Mr. Osmond needed to accustom his mind to an
offer of a sort that he had not hitherto entertained, and this result must
come of itself --it wa s useless to try to force it. Rosier remarked that
his own situation would be in the meanwhile the most uncomfortable in the
world, and Madame Merle assured him that she felt for him. But, as she
justly declared, one couldn′t have everything one wanted; she had learned
that lesson for herself. There would be no use in his writing to Gilbert
Osmond, who had charged her to tell him as much. He wished the matter
dropped for a few weeks and would himself write when he should have
anything to communicate that it might please Mr. Rosier to hear.
|
Al día siguiente fue a ver a madame Merle, y ella, para su
sorpresa, estuvo bastante suave, pero le hizo prometer que no daría un
paso más en tanto no hubiera algo decidido. El señor Osmond se había
forjado grandes expectativas. Sin embargo, no teniendo él intención de dar
una dote a su hija, tales expectativas se prestaban a la crítica, o
incluso le ponían en ridículo. Pero ella le aconsejó al señor Rosi er que
no adoptase ese tono, pues si sabía tener paciencia, sin duda alcanzaría
la felicidad anhelada. El señor Osmond no se mostraba favorable a su
propósito, pero no sería un milagro que poco a poco cambiara de parecer.
Pansy no se atrevería jamás a desafiar a su padre, de eso podía estar
seguro, de suerte que nada se ganaría con la precipitación. El señor
Osmond tenía que acostumbrarse a considerar un tipo de oferta con el que
hasta entonces no había contado, y el resultado se produciría por sí solo,
por lo que era completamente inútil tratar de forzarlo. Rosier hizo notar
que entretanto su situación iba a ser de lo más violenta, y madame Merle
le aseguró que lo sentía por él. Pero, como declaró con acierto, no se
podía tener todo lo que se deseaba; lección que ella sabía de corrido por
experiencia propia. Por lo tanto, sería de todo punto inútil escribirle a
Gilbert Osmond, el cual le había encomendado que se lo dijese. Era su
deseo que no se tratara del asunto durante unas semanas, y él mismo
escribiría al señor Rosier cuando tuviera algo agradable que comunicarle.
|
"He doesn′t like your having spoken to Pansy.
Ah, he doesn′t like it at all," said Madame Merle.
|
-No le ha gustado que usted hablara con Pansy; ¡no le ha
gustado absolutamente nada! -dijo madame Merle.
|
"I′m perfectly willing to give him a chance
to tell me so!"
|
-Estoy dispuesto a facilitarle la ocasión para que me lo diga.
|
"If you do that he′ll tell you more than you
care to hear. Go to the house, for the next month, as little as possible,
and leave the rest to me."
|
-Si lo hace, le dirá más cosas de las que le agradaría oír.
Procure ir lo menos posible por la casa durante el ames próximo y deje el
asunto en mis manos.
|
"As little as possible? Wh o′s to measure the
possibility?"
|
-¿Lo menos posible? ¿Quién va a medir la posibilidad?
|
"Let me measure it. Go on Thursday evenings
with the rest of the world, but don′t go at all at odd times, and don′t
fret about Pansy. I′ll see that she understands everything. She′s a calm
little nature; she′ll take it quietly."
|
-Yo, con su permiso. Vaya usted los jueves por la tarde,
cuando todo el mundo, pero no a otras horas, y no se preocupe demasiado de
Pansy. Yo me encargaré de que ella lo comprenda; por fortuna tiene un
carácter tranquilo y sabrá tomar las cosas con calina.
|
Edward Rosier fretted about Pansy a good
deal, but he did as he was advised, and awaited another Thursday evening
before returning to Palazzo Roccanera. There had been a party at dinner,
so that though he went early the company was already tolerably numerous.
Osmond, as usual, was in the first room, near the fire, staring straight
at the door, so that, not to be distinctly uncivil, Rosier had to go and
speak to him.
|
Edward Rosier se preocupó mucho de Pansy, pero hizo lo que le
habían aconsejado y no volvió al Palazzo Roccanera hasta el siguiente
jueves por la tarde. Como a la hora (le comer había habido varios
invitados, la concurrencia era todavía bastante numerosa. Copio de
costumbre, Osmond estaba en el primer salón, cerca del fuego y mirando
hacia la puerta; de suerte que, para no mostrarse deliberadamente
descortés, Rosier no tuvo más remedio que acercarse a él y hablarle.
|
"I′m glad that you can take a hint," Pansy′s
father said, slightly closing his keen, conscious eyes.
|
-Celebro que sea capaz de recoger una indirecta -dijo el padre
(le Pansy entrecerrando los acerados y perspicaces ojos.
|
"I take no hints. But I took a message, as I
supposed it to be." ar
|
-No recojo indirectas. Lo que recogí fue un mensaje, o algo
que interpreté como tal.
|
"You took it? Where did you take it?"
|
-¿Que recogió usted un mensaje? ¿Dónde lo recogió?
|
It seemed to poor Rosier he was being
insulted, and he waited a moment, asking himself how much a true lover
ought to submit to. "Madame Merle gave me, as I understood it, a message
from you --to the effect that you declined to give me the opportunity I
desire, the opportunity to explain my wishes to you." And he flattered
himself he spoke rather sternly.
|
Le pareció a Rosier que aquello era un insulto y meditó hasta
qué punto debía aguantar un enamorado fiel. Y contestó: -Madame Merle me
dio -o así lo interpreté- un mensaje de usted en el sentido de que usted
declinaba darme la oportunidad que deseo, la ocasión de explicar-′ le mis
intenciones. Y se hizo la ilusión de haber hablado con bastante severidad.
|
"I don′t see what Madame Merle has to do with
it. Why did you apply to Madame Merle?"
|
-No entiendo qué tiene que ver madame Merle en este asunto.
¿Por qué se dirigió usted a ella?
|
"I asked her for an opinion --for nothing
more. I did so because she had seemed to me to know you very well."
|
-Lo hice tan sólo para pedirle su opinión, y nada más. Y, si
lo hice, fue porqu e me pareció que le conoce a usted muy bien.
|
"She doesn′t know me so well as she thinks,"
said Osmond.
|
-Mucho menos de lo que ella se cree -dijo Osmond.
|
"I′m sorry for that, because she has given me
some little ground for hope."
|
-Lo siento, porque me ha dado algún motivo de esperanza.
Osmond contempló fijamente el fuego.
|
Osmond stared into the fire a moment. "I set
a great price on my daughter."
|
-Yo valoro en mucho a mi hija.
|
"You can′t set a higher one than I do. Don′t
I prove it by wishing to marry her?"
|
-No la valorará más que yo. ¿No se lo demuestro queriendo
casarme con ella?
|
"I wish to marry her very well," Osmond went
on with a dry impertinence which, in another mood, poor Rosier would have
admired.
|
-Yo quiero casarla muy bien -replicó Osmond con una seca
impertinencia que, en otra tesitura, sin duda habría admirado al pobre
Rosier.
|
"Of course I pretend she′d marry well in
marrying me. She couldn′t marry a man who loves her more --or whom, I may
venture to add, she loves more."
|
-Yo pretendo, desde luego, que al casarse conmigo ella se
casaría muy bien. No podría casarse con un hombre que la amase más, ni a
quien... me atrevería a decir, ella amase más.
|
"I′m not bound to accept your theories as to
whom my daughter loves" --and [sic}">Osmond looked up with a quick,
cold smile.
|
-Yo no tengo por qué aceptar sus teorías ac erca de a quién mi
hija pueda amar-dijo Osmond con una sonrisa breve y fría.
|
"I′m not theorising. Your daughter has
spoken."
|
-No se trata de teorías. Su hija ha hablado.
|
"Not to me," Osmond continued, now bending
forward a little and dropping his eyes to his boot-toes.
|
-Conmigo, no -continuó Osmond, inclinándose un tanto hacia
adelante y mirándose las puntas de las botas.
|
"I have her promise, sir!" cried Rosier with
the sharpness of exasperation.
|
-¡Tengo su promesa, señor! -exclamó Rosier con la acritud de
la exasperación.
|
As their voices had been pitched very low
before, such a note attracted some attention from the company. Osmond
waited till this little movement had subsided; then he said, all
undisturbed: "I think she has no recollection of having given it."
|
Como hasta entonces habían hablado en voz muy queda, la
exclamación de Rosier despertó cierta atención entre la concurrencia.
Osmond esperó, a que se desvaneciera aquel movimiento de curiosidad y
luego dijo: -Me parece que ella ya no recuerda haber hecho promesa alguna.
|
They had been standing with their faces to
the fire, and after he had uttered these last words the master of the
house turned round again to the room. Before Rosier had time to reply he
perceived that a gentleman --a stranger --had just come in, unannounced,
according to the Roman custom, and was about to present himself to his
host. The latter smiled blandly, but somewhat blankly; the visitor had a
handsome face and a large, fair beard, and was evidently an Englishman.
|
Ambos estaban de pie y de cara al fuego, pero pronunciadas
estas palabras, el dueño de la casa se volvió nuevamente hacia el salón.
Antes de que Rosier tuviese tiempo de replicarle, observó que un
caballero, un desconocido, acababa de entrar sin ser anunciado, según la
costumbre romana, y venía a presentarse a su anfitrión. Este sonrió
suavemente, pero un poco perdido. El visitante, de hermosas facciones y
una barba rubia y poblada, era evidentemente un inglés.
|
"You apparently don′t recognise me," he said
with a smile that expressed more than Osmond′s.
|
-Al parecer, no me reconoce usted -dijo con una sonrisa que
expresaba mucho más que la de Osmond.
|
"Ah yes, now I do. I expected so little to
see you."
|
-¡Ah, sí! Ahora caigo. Lo que menos me esperaba era verle por
aquí; por eso no le reconocí.
|
Rosier departed and went in direct pursuit of
Pansy. He sought her, as usual, in t he neighbouring room, but he again
encountered Mrs. Osmond in his path. He gave his hostess no greeting --he
was too righteously indignant, but said to her crudely: "Your husband′s
awfully cold-blooded."
|
Rosier se apartó y fue directamente en busca de Pansy. Como de
costumbre, la buscó en el salón contiguo, pero de nuevo volvió a
tropezarse en su camino con la señora Osmond. No la saludó siquiera, pues
estaba ta n indignado que sólo atinó a decirle bruscamente: -Su marido
tiene una sangre fría increíble.
|
She gave the same mystical smile he had
noticed before. "You can′t expect every one to be as hot as yourself."
|
Ella le dirigió la misma sonrisa mística que ya advirtiera él
antes. -No esperará que todos sean tan ardientes como usted.
|
"I don′t pretend to be cold, but I′m cool.
What has he been doing to his daughter?"
|
-Yo no presumo de frío, pero estoy sereno. ¿Qué le ha hecho él
a su hija?
|
"I′ve no idea."
|
-No tengo la menor idea.
|
"Don′t you take any interest?" Rosier
demanded with his sense that she too was irritating.
|
-¿Es que no le interesa saberlo? -preguntó Rosier dándose
cuenta de que también ella empezaba a irritarle.
|
For a moment she answered nothing; then,
"No!" she said abruptly and with a quickened light in her eyes which
directly contradicted the word.
|
Isabel de momento no le contestó; luego exclamó: -¡No! -Pero
en su mirada asomaba un brillo que contradecía de plano esa palabra.
|
"Pardon me if I don′t believe that. Where′s
Miss Osmond?"
|
-Perdóneme si no me lo creo. ¿Dónde está Pansy? par
|
"In the corner, making tea. Please leave her
there."
|
-En el fondo, preparando el té. Por favor, déjela donde está.
|
Rosier i nstantly discovered his friend, who
had been hidden by intervening groups. He watched her, but her own
attention was entirely given to her occupation. "What on earth has he done
to her?" he asked again imploringly. "He declares to me she has given me
up."
|
Rosier descubrió en el acto a su amiga, que los corrillos
interpuestos le habían ocultado. La contempló un momento, pero ella estaba
completamente absorta en su tarea. -Pero, ¿qué es lo que le ha hecho ese
hombre? -volvió a preguntar en tono implorante-. Acaba de decirme que ella
ha renunciado a mí.
|
"She has not given you up," Isabel said in a
low tone and without looking at him.
|
-No es cierto, no ha renunciado a usted -dijo Isabel en voz
baja y sin mirarle de frente.
|
"Ah, thank you for that! Now I′ll leave her
alone as long as you think proper!"
|
-¡Ah! Gracias por decírmelo. Ahora la dejaré tranquila todo el
tiempo que usted quiera.
|
He had hardly spoken when he saw her change
colour, and became aware that Osmond was coming toward her accompanied by
the gentleman who had just entered. He judged the latter, in spite of the
advantage of good looks and evident social experience, a little
embarrassed. "Isabel," said her husband, "I bring you an old friend."
|
Apenas acababa de hablar cuando vio que Isabel cambiaba de
color y reparó en que Osmond venía hacia ella acompañado por el caballero
recién llegado. Y le pareció que este último, a pesar de su admirable
prestancia y su clara desenvoltura social, estaba un poco azorado. -Isabel
-dijo el marido-, te traigo a un viejo amigo. A pesar de su sonrisa, la
expresión de la señora Osmond no parecía más tranquila que la de su
antiguo amigo.
|
Mrs. Osmond′s face, though it wore a smile,
was, like her old friend′s, not perfectly confident. "I′m very happy t o
see Lord Warburton," she said. Rosier turned away and, now that his talk
with her had been interrupted, felt absolved from the little pledge he had
just taken. He had a quick impression that Mrs. Osmond wouldn′t notice
what he did.
|
-Me alegro mucho de ver a lord Warburton -dijo. Rosier se
apartó y, ahora que su conversación con ella había sido interrumpida, se
consideró relevado de la pequeña promesa que acababa de hacer. Además, se
le antojó que la señora Osmond no iba a fijarse en lo que él hiciera.
|
Isabel in fact, to do him justice, for some
time quite ceased to observe him. She had been startled; she hardly knew
if she felt a pleasure or a pain. Lord Warburton, however, now that he was
face to face with her, was plainly quite sure of his own sense of the
matter; though his grey eyes had still their fine original property of
keeping recognition and attestation strictly sincere. He was "heavier"
than of yore and looked older; he stood there very solidly and sensibly.
|
Para ser justos con él diremos que, en efecto, durante un rato
Isabel dejó de observarle. Se había sobresaltado, y no sabía a ciencia
cierta si sentía placer o dolor. En cambio lord Warburton, ahora que se
veía frente a ella, estaba muy seguro de la sensación que a él le producía
el encuentro, aunque sus ojos grises conservaban su hermosa y original
propiedad de reflejar con sinceridad todo reconocimiento y toda
declaración. Estaba mas «lleno» que antaño y parecía más viejo, pero ahí
se encontraba, todo él solidez, todo él cordura.
|
"I suppose you didn′t expect to see me," he
said; "I′ve but just arrived. Literally, I only got here this evening. You
see I′ve lost no time in coming to pay you my respects. I knew you were at
home on Thursdays ."
|
-Supongo que no esperaba verme -dijo-. Acabo de llegar, como
quien dice. Esta misma tarde he arribado a Roma, y ya ve que no he perdido
tiempo en venir a presentarle mis respetos. Sabía que los jueves recibía
usted en casa.
|
"You see the fame of your Thursdays has
spread to England," Osmond remarked to his wife.
|
-Ya ves que la fama de tus jueves ha llegado hasta Inglaterra
-hizo observar Osmond a su esposa.
|
"It′s very kind of Lord Warburton to come so
soon; we′re greatly flattered," Isabel said.
|
-Es muy amable por parte de lord Warburton venir tan pronto a
vernos. Nos sentimos muy honrados -dijo Isabel.
|
"Ah well, it′s better than stopping in one of
those horrible inns," Osmond went on.
|
-Bueno, siempre es mejor que quedarse en una de esas horribles
hosterías -comentó Osmond.
|
"The hotel seems very good; I think it′s the
same at which I saw you four years since. You know it was here in Rome
that we first met; it′s a long time ago. Do you remember where I bade you
good-bye?" his lordship asked of his hostess. "It was in the Capitol, in
the first room."
|
-El hotel parece muy bueno. Creo que es el mismo donde lo vi a
usted hace cuatro años. Recordará que nos conocimos aquí en Roma, ¡cuánto
hace ya de eso! ¿Se acuerda de dónde me despedí de usted? -preguntó su
señoría a su anfitriona-. Fue en el Capitol, en el primer salón.
|
"I remember that myself," said Osmond. "I was
there at the time."
|
-También yo me acuerdo -dijo Osmond-. Yo andaba por allí.
|
"Yes, I remember you there. I was very sorry
to leave Rome --so sorry that, somehow or other, it became almost a dismal
memory, and I′ve never cared to come back till to-day. But I knew you were
living here, " her old friend went on to Isabel, "and I assure you I′ve
often thought of you. It must be a charming place to live in," he added
with a look, round him, at her established home, in which she might have
caught the dim ghost of his old ruefulness.
|
-En efecto, lo recuerdo. Sentí muchísimo marcharme de Roma
entonces... tanto que, no sé por qué, guardo un recuerdo casi triste y
hasta ahora no he tenido ganas de volver. -Y, dirigiéndose a Isabel,
continuó-: Sabía que vivía usted aquí y le aseguro que la he recordado m
uchas veces. Debe de ser muy agradable vivir aquí-agregó con una ojeada
circular a aquel hogar de ella, una mirada en la que ella podía haber
vislumbrado al pálido fantasma de su antigua tristeza.
|
"We should have been glad to see you at any
time," Osmond observed with propriety.
|
-Nos habría alegrado verle en cualquier momento -señaló Osmond
con urbanidad.
|
"Thank you very much. I haven′t been out of
England since then. Till a month ago I really supposed my travels over."
|
-Muy agradecido. Desde entonces no he abandonado Inglaterra.
Hasta hace cosa de un mes creí que mis viajes se habían acabado para
siempre.
|
"I′ve heard of you from time to time," said
Isabel, who had already, with her rare capacity for such inward feats,
taken the measure of what meeting him again meant for her.
|
-He sabido de usted de tiempo en tiempo -dijo Isabel, que ya,
con su rara capacidad para las proezas interiores, había calibrado lo que
significaba para ella volver a verle.
|
"I hope you′ve heard no harm. My life has
been a remarkably complete blank."
|
-Supongo que no habrá oído nada malo. Mi vida ha sido un
paréntesis total.
|
"Like the good reigns in history," Osmond
suggested. He appeared to think his duties as a host now terminated --he
had performed them so conscientiously . Nothing could have been more
adequate, more nicely measured, than his courtesy to his wife′s old
friend. It was punctilious, it was explicit, it was everything but natural
--a deficiency which Lord Warburton, who, himself, had on the whole a good
deal of nature, may be supposed to have perceived. "I′ll leave you and
Mrs. Osmond together," he added. "You have reminiscences into which I
don′t enter."
|
-Como los buenos reinados de la historia -apuntó Osmond.
Pareci ó dar por terminados sus deberes de anfitrión... convencido de que
los había llevado a cabo a conciencia. No cabía nada más propio, más
ajustado, que su cortesía con el viejo amigo de su esposa. Era etiquetera,
explícita, cualquier cosa menos natural... deficiencia que el mismo lord
Warburton, que por lo general era bastante natural en sus actos, debió de
haber advertido. Osmond añadió-: Y ahora, con su permiso, le dejo a solas
con la señora Osmond. Ustedes dos tienen recuerdos en los que yo no
participo.
|
"I′m afraid you lose a good deal!" Lord
Warburton called after him, as he moved away, in a tone which perhaps
betrayed overmuch an appreciation of his generosity. Then the visitor
turned on Isabel the deeper, the deepest, consciousness of his look, which
gradually became more serious. "I′m really very glad to see you."
|
-¡Me temo que sea mucho lo que se pierde! -le despidió lord
Warburton según se alejaba, en un tono que acaso traicionaba un exceso de
agradecimiento por aquella generosidad. Luego el visitante se volvió a
Isabel y la contempló con una honda consciencia en la mirada, que
paulatinamente se hizo más ser ia-. Me alegro infinito de volver a verla.
|
"It′s very pleasant. You′re very kind."
|
-Me complace. Es usted muy amable.
|
"Do you know that you′re changed --a little?"
|
-¿Sabe usted que está un poquito cambiada?
|
She just hesitated. "Yes --a good deal."
|
Ella dudó un instante y dijo: -No un poquito; mucho.
|
"I d on′t mean for the worse, of course; and
yet how can I say for the better?"
|
-No quiero decir que para peor, por supuesto. Y, sin embargo,
¿como le voy a decir que para mejor?
|
"I think I shall have no scruple in saying
that to YOU," she bravely returned.
|
-Creo que yo no tendría escrúpulo en decirle eso a usted.
|
"Ah well, for me --it′s a long time. It would
be a pity there shouldn′t be something to show for it." They sat down and
she asked him about his sisters, with other enquiries of a somewhat
perfunctory kind. He answered her questions as if they interested him, and
in a few moments she saw --or believed she saw --that he would press with
less of his whole weight than of yore. Time had breathed upon his heart
and, without chilling it, given it a relieved sense of having taken the
air. Isabel felt her usual esteem for Time rise at a bound. Her friend′s
manner was certainly that of a contented man, one who would rather like
people, or like her at least, to know him for such. "There′s something I
must tell you without more delay," he resumed. "I′ve brought Ralph
Touchett with me."
|
-¡Ah! Bueno, yo... ha pasado mucho tiempo. Sería una lástima
que no se me notara en nada. Tomaron asiento, y ella le preguntó por sus
hermanas, junto con otras interrogaciones de rigor. El respondía a sus
preguntas como si le interesasen, y ella no tardó en ver, o creyó ver, que
su señoría no iba a presionarla con la fuerza de antaño. El t iempo había
soplado sobre el fuego del corazón de lord Warburton y, sin llegar a
helarlo, le había proporcionado la sensación reparadora de haber tomado el
aire. Isabel sintió crecer de golpe su estima acostumbrada por el Tiempo.
La actitud de su amigo era sin duda la de un hombre contento, que quisiera
que los demás, al menos ella, le vieran como tal. -Hay una cosa que quiero
decirle sin más demora -dijo el caballero-. He traído conmigo a Ralph
Touchett.
|
"Brought him with you?" Isabel′s surprise was
great.
|
-¿Que lo ha traído con usted? -La sorpresa de Isabel fue
extraordinaria.
|
"He′s at the hotel; he was too tired to come
out and has gone to bed."
|
-Sí. Está en el hotel. Estaba demasiado cansado para salir y
se ha metido en la cama.
|
"I′ll go to see him," she immediately said.
|
-Pues iré yo a verle inmediatamente -dijo ella.
|
"That′s exactly what I hoped you′d do. I had
an idea you hadn′t seen much of him since your marriage, that in fact your
relations were a --a little more formal. That′s why I hesitated --like an
awkward Briton."
|
-Eso es lo que yo esperaba que hiciese. Tenía la idea de que
desde su matrimonio le ha bía visto usted muy poco... de que las
relaciones entre ustedes eran... algo distantes. Por eso he titubeado...
como corresponde a un torpe británico.
|
"I′m as fond of Ralph as ever," Isabel
answered. "But why has he come to Rome?" The declaration was very gentle,
the question a little sharp.
|
-Yo sigo teniéndole a Ralph el mismo cariño de siempre
-contestó Isabel-. Pero ¿por qué ha venido a Roma? -Su declaración fue muy
dulce; su pregunta, un tanto brusca.
|
"Because he′s very far gone, Mrs. Osmond."
|
-Pues porque-está muy enfermo, señora Osmond.
|
"Rome then is no place for him. I heard from
him that he had determined to give up his custom of wintering abroad and
to remain in England, indoors, in what he called an artificial climate."
|
-Pero Roma no es el sitio indicado para él. Él mismo me
comunicó que había decidido abandonar su costumbre de invernar en el
extranjero y que pensaba permanecer en Inglaterra, sin salir de casa, en
lo que él llama un clima artificial.
|
"Poor fellow, he doesn′t succeed with the
artificial! I went to see him three weeks ago, at Gardencourt, and found
him thoroughly ill. He has been getting worse every year, and now he has
no strength left. He smokes no more cigarettes! He had got up an
artificial climate indeed; the house was as hot as Calcutta. Nevertheless
he had suddenly taken it into his head to start for Sicily. I didn′t
believe in it --neither did the doctors, nor any of his friends. His
mother, as I suppose you know, is in America, so there was no one to
prevent him. He stuck to his idea that it would be the saving of him to
spend the winter at Catania. He said he could take servants and furniture,
could make himself comfortable, but in point of fact he hasn′t brought
anything. I wanted him at least to go by sea, to save fatigue; but he said
he hated the sea and wished to stop at Rome. After that, though I thought
it all rubbish, I made up my mind to come with him. I′m acting as --what
do you call it in America? --a kind of moderator. Poor Ralph′s very
moderate now. We left England a fortnight ago, and he has been very bad on
the way. He can′t keep warm, and the further south we come the more he
feels the cold. He has got rather a good man, but I′m afraid he′s beyond
human help. I wanted him to take with him some clever fellow --I mean some
sharp young doctor; but he wouldn′t hear of it. If you don′t mind my
saying so, I think it was a most extraordinary time for Mrs. Touchett to
decide on going to America."
|
-Al pobre no le sienta bien lo artificial. Hace tres semanas
fui a verle a Gardencourt y lo encontré muy mal. Ha ido empeorando de añ
96o en año, y ya no le quedan fuerzas. Ya ni siquiera fuma. Es verdad que
se ha creado un clima artificial; en la casa hacía tanto calor como en la
misma Calcuta. Sin embargo, se le había metido en la cabeza irse a
Sicilia. Yo no lo creí conveniente..., ni tampoco los médicos, ni ninguno
de sus amigos. Ya sabrá usted que su madre está en América, de manera que
no había nadie que le parase los pies. Estaba empeñado en que lo único que
podía salvarle era pasar el invierno en Catania. Decía que se llevaría
consigo muebles y servidumbre, todo lo preciso para estar cómodo, pero lo
cierto es que no ha traído nada de eso. Yo quería que, por lo menos,
hiciera el viaje por mar para que no se fatigara, pero me dijo que
detestaba el mar y quería detenerse en Roma. Visto lo cual, y a pesar de
que todo el asunto me parecía una insensa tez, me decidí a venir con él.
De modo que estoy haciendo de... ¿cómo dicen ustedes en América?... de una
especie de moderador. El pobre Ralph está ya muy moderado. Hace dos
semanas que partimos de Inglaterra y ha estado muy enfermo durante todo el
viaje. No puede entrar en calor y, cuanto más hacia el Sur vamos yendo,
más frío va sintiendo él. Aunque le acompaña un criado bastante eficiente,
temo que no tenga ya remedio. Yo quería que se trajera a alguien
competente, es decir, algún médico joven y despierto, pero no quiso ni oír
hablar del asunto. No lo tome usted a mal, pero creo que la señora
Touchett no ha podido escoger peor momento para irse a América.
|
Isabel had listened eagerly; her face was
full of pain and wonder. "My aunt does that at fixed periods and lets
nothing turn her aside. When the date comes round she starts; I think
she′d have started if Ralph had been dying."
|
Isabel le había escuchado ávidamente; su semblante reflejaba
dolor y asombro. -Mi tía tiene sus fechas fijas par a irse, y nada es
capaz de detenerla. Cuando llega el día se pone en marcha, suceda lo que
suceda; yo creo que lo mismo habría partido aunque Ralph se estuviera
muriendo.
|
"I sometimes think he IS dying," Lord
Warburton said.
|
-A veces yo también pienso que sí se está muriendo -contestó
lord Warburton.
|
Isabel sprang up. "I′ll go to him then now."
|
Isabel se levantó como movida por un resorte. -Iré a verle
ahora mismo.
|
He checked her; he was a little disconcerted
at the quick effect of his words. "I don′t mean I thought so to-night. On
the contrary, to-day, in the train, he seemed particularly well; the idea
of our reaching Rome --he′s very fond of Rome, you know --gave him
strength. An hour ago, when I bade him good-night, he told me he was very
tired, but very happy. Go to him in the morning; that′s all I mean. I
didn′t tell him I was coming here; I didn′t decide to till after we had
separated. Then I remembered he had told me you had an evening, and that
it was this very Thursday. It occurred to me to come in and tell you he′s
here, and let you know you had perhaps better not wait for him to call. I
think he said he hadn′t written to you." There was no need of Isabel′s
declaring that she would act upon Lord Warburton′s information; she
looked, as she sat there, like a winged creature held back. "Let alone
that I wanted to see you for myself," her vi sitor gallantly added.
|
Lord Warburton la contuvo. Estaba un poco desconcertado por el
rápido efecto de sus palabras. -No he querido decir que fuera ésta mi
impresión de esta noche. Al contrario, hoy, en el tren, parecía hallarse
mucho mejor. El pensar que estábamos llegando a Roma -ya sabe usted cómo
le gusta esta ciudad- le daba nuevas fuerzas. Hace una hora, cuando le di
las buenas noches, me dijo que se sentía muy cansado, pero muy dichoso.
Vaya usted a verle mañ 6ana por la mañana, no pretendo más. Al separarnos,
no le dije que iba a venir aquí. Luego recordé que, según me había dicho,
usted recibía los jueves, y se me ocurrió venir y decirle a usted que está
aquí, y advertirle que no espere a que él venga a visitarla. Creo que me
dijo no le había escrito a usted. No era necesario que Isabel se declarase
dispuesta a actuar de acuerdo con la información que Warburton le daba;
allí sentada, parecía un ser alado al que se le impide echarse a volar.
-Además, yo también quería verla -añadió su visitante con galantería.
|
"I don′t understand Ralph′s plan; it seems to
me very wild," she said. "I was glad to think of him between those thick
walls at Gardencourt."
|
-No comprendo el plan de Ralph. Me parece una locura. Me
tranquilizaba imaginarlo entre los muros de Gardencourt.
|
"He was completely alone there; the thick
walls were his only company."
|
-El pobre estaba allí completamente solo, sin más compañ ía
que la de sus gruesas paredes.
|
"You went to see him; you′ve been extremely
kind."
|
-Fue usted muy bueno al ir a verle.
|
"Oh dear, I had nothing to do," said Lord
Warburton.
|
-Bueno, no tenía nada que hacer.
|
"We hear, on the contrary, that you′re doing
great things. Every one speaks of you as a great statesman, and I′m
perpetually seeing your name in the _Times_, which, by the way, doesn′t
appear to hold it in reverence. You′re apparently as wild a radical as
ever."
|
-Al contrario, oímos decir que está usted haciendo grandes
cosas. Todo el mundo habla de usted como de un gran estadista y su nombre
aparece constantemente en las columnas del Times, donde por cierto no
parece que lo quieran mucho. Por lo visto, sigue usted siendo el mismo
radical feroz.
|
"I don′t feel nearly so wild; you know the
world has come round to me. Touchett and I have kept up a sort of
parliamentary debate all the way from London. I tell him he′s the last of
the Tories, and he calls me the King o f the Goths --says I have, down to
the details of my personal appearance, every sign of the brute. So you see
there′s life in him yet."
|
-Yo no me siento tan feroz; ya sabe que el mundo me va dando
la razón. Durante todo el camino, desde Londres, Touchett y yo venimos
sosteniendo una especie de debate parlamentario. Yo le digo que es el
último de los tories y él me llama «el rey de los godos»... porque dice
que hasta en el último detalle de mi apariencia personal se adivina la
marca de la barbarie. Ya ve usted que todaví′92a conserva los ánimos.
|
Isabel had many questions to ask about Ralph,
but she abstained from asking them all. She would see for herself on the
morrow. She perceived that after a little Lord Warburton would tire of
that subject --he had a conception of other possible topics. She was more
and more able to say to herself that he had recovered, and, what is more
to the point, she was able to say it without bitterness. He had been for
her, of old, such an image of urgency, of insistence, of something to be
resisted and reasoned with, that his reappearance at first menaced her
with a new trouble. But she was now reassured; she could see he only
wished to live with her on good terms, that she was to understand he had
forgiven her and was incapable of the bad taste of making pointed
allusions. This was not a form of revenge, of course; she had no suspicion
of his wishing to punish her by an exhibition of disillusionment; she did
him the justice to believe it had simply occurred to him that she would
now take a good-natured interest in knowing he was resigned. It was the
resignation of a healthy, manly nature, in which sentimental wounds could
never fester. British politics had cured him; she had known they would.
She gave an envious thought to the happier lot of men, who are always free
to plunge into the healing waters of action. Lord Warburton of course
spoke of the past, but he spoke of it without implications; he even went
so far as to allude to their former meeting in Rome as a very jolly time.
And he told her he had been immensely interested in hearing of her
marriage and that it was a great pleasure for him to make Mr. Osmond′s
acquaintance --since he could hardly be said to have made it on the other
occasion. He had not written to her at the time of that passage in her
history, but he didn ′t apologise to her for this. The only thing he
implied was that they were old friends, intimate friends. It was very much
as an intimate friend that he said to her, suddenly, after a short pause
which he had occupied in smiling, as he looked about him, like a person
amused, at a provincial entertainment, by some innocent game of guesses --
|
Isabel tenía muchas preguntas que hacerle acerca de Ralph,
pero se abstuvo; ya se enteraría por sí misma a la mañana siguiente. Se
daba cuenta de que, al cabo de un rato, lord Warburton se cansaría de
hablar de ese asunto; y tenía otros posibles temas de conversación. Cada
vez se sentía más capaz de decirse a sí misma que su señoría se había
recobrado y... cosa aún más importante... de decírselo sin amargura.
Tiempo atrás lord Warburton había sido para ella la imagen viviente del
apremio, de la insistencia, de una fuerza con la que era preciso luchar y
razonar; y al principio su aparición la había amenazado con nuevas
complicaciones. Pero ahora se sentía completamente tranquila, pues veía
que sólo quería estar en buenas relaciones con ella, que le daba a
entender que la había ya perdonado y que nunca tendría el mal gusto de
hacer alusiones intencionadas. Por supuesto, no era aquello una forma de
vengarse; no albergaba ella la sospecha de que quisiese castigarla
mostrando su desengaño, y fue justa con él al creer que se le había
ocurrido que a ella le agradaría saber que estaba resignado. Era la
resignación de un temperamento sano y varonil, en el que las heridas
sentimentales no llegarían nunca a enconarse. La política inglesa le había
curado, como ella había pensado que ocurriría. Y pensó con envidia en la
suerte de los hombres, que siempre pueden zambullirse en las aguas
curativas de la acción. Lord Warburton hablaba, como no, del pasado, pero
sin segundas; incluso llegó a aludir a su anterior encuentro en Roma como
a un episodio feliz. Y le dijo que le habí a interesado mucho la noticia
de su matrimonio y que le resultaba un gran placer conocer al señor
Osmond... ya que no podía decirse que lo hubiera conocido en aquella otra
ocasión. No había escrito a Isabel por la época de aquel pasaje de su
vida, pero no le pidió disculpas por ello. Lo único que se traslucía de su
actitud era que eran viejos amigos, amigos íntimos. Muy de amigo íntimo
fue el tono con el que le dijo de súbito, después de una breve pausa que
llenó con su sonrisa mientras miraba a su alrededor como el que se
entretiene, en una reunión provinciana, con un juego de adivinanzas...
|
"Well now, I suppose you′re very happy and
all that sort of thing?"
|
-Bien, supongo que ahora será usted dichosa... y todo lo que
suele decirse.
|
Isabel answered with a quick laugh; the tone
of his remark struck her almost as the accent of comedy. "Do you suppose
if I were not I′d tell you?"
|
Isabel respondió con una carcajada: su entonación le había
hecho tanta gracia como un acento de comedia. -¿Se imagina que, si no lo
fuera, se lo iba a decir?
|
"Well, I don′t know. I don′t see why not."
|
-Pues no lo sé. No veo por qué no.
|
"I do then. Fortunately, however, I′m very
happy."
|
-Pues, sí, se lo diré. Afortunadamente, soy feliz.
|
"You′ve got an awfully good house."
|
-Tienen ustedes una casa espléndida.
|
"Yes, it′s very pleasant. But that′s not my
merit --it′s my husband′s."
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-Cierto, es muy agradable. Pero el mérito no es mío, sino de
mi marido.
|
"You mean he has arran ged it?"
|
-¿Quiere decir que la ha puesto él?
|
"Yes, it was nothing when we came."
|
-Sólo él. Cuando llegamos no valía nada.
|
"He must be very clever."
|
-Debe de ser un hombre de talento.
|
"He has a genius for upholstery," said
Isabel.
|
-Es un genio para las tapicerías -dijo Isabel.
|
"There′s a great rage for that sort of thing
now. But you must have a taste of your own."
|
-Ahora se ha puesto de moda ese tipo de cosas -observó lord
Warburton-. Pero usted tendrá su propio gusto.
|
"I enjoy things when they′re done, but I′ve
no ideas. I can never propose anything."
|
-Soy capaz de disfrutar de las cosas cua ndo las veo ya
instaladas, pero no tengo ideas. Nunca se me ocurre proponer nada.
|
"Do you mean you accept what others propose?"
|
-O sea, que acepta lo que otros proponen.
|
"Very willingly, for the most part."
|
-De muy buen grado, casi siempre.
|
"That′s a good thing to know. I shall propose
to you something."
|
-Me alegro de saberlo. Yo le propondré algo.
|
"It will be very kind. I must say, however,
that I′ve in a few small ways a certain initiative. I should like for
instance to introduce you to some of these people."
|
-Será muy amable por su parte. De todos modos, debo confesar
que para algunas cosas pequeñas tengo cierta iniciativa. Por ejemplo, me
gustaría presentarle a algunas de estas personas.
|
"Oh, please don′t; I prefer sitting here.
Unless it be to that young lady in the blue dress. She has a c harming
face."
|
-No, por favor, no lo haga. Prefiero seguir aquí sentado. A
menos que quiera presentarme a esa señorita de azul; tiene una expresión
encantadora.
|
"The one talking to the rosy young man?
That′s my husband′s daughter."
|
-¿La que está hablando con ese joven rubicundo? Es la hija de
mi marido.
|
"Lucky man, your husband. What a dear little
maid!"
|
-¡Dichoso él! ¡Qué criatura tan encantadora!
|
"You must make her acquaintance." |
-Venga a conocerla.
|
"In a moment --with pleasure. I like looking
at her from here." He ceased to look at her, however, very soon; his eyes
constantly reverted to Mrs. Osmond. "Do you know I was wrong just now in
saying you had changed?" he presently went on. "You seem to me, after all,
very much the same."
|
-Dentro de un instante, por favor. Me gusta contemplarla desde
aquí. -Pero pronto dejó de mirarla, sus ojos volvían constantemente a la
señora Osmond-. ¿Sabe usted que me equivocaba hace un momento al decirle
que ha cambiado? -prosiguió al fin-. Después de todo, me parece usted la
misma.
|
"And yet I find it a great change to be
married," said Isabel with mild gaiety.
|
-Sin embargo, a mí me parece un gran cambio estar casada -dijo
Isabel con suave jovialidad.
|
"It affects most people more than it has
affected you. You see I haven′t gone in for that."
|
-A casi todo el mundo le afecta más de lo que la ha afectado a
usted. Ya ve, yo no me he decidido.
|
"It rather surprises me."
|
-Y no deja de sorprenderme.
|
"You ought to understand it, Mrs. Osmond. But
I do want to marry," he added more simply. r
|
-Debería usted comprenderlo, señora Osmond. Pero es verdad que
quiero casarme -añadió con mayor sencillez.
|
"It ought to be very easy," Isabel said,
rising --after which she reflected, with a pang perhaps too visible, that
she was hardly the person to say this. It was perhaps because Lord
Warburton divined the pang that he generously forbore to call her
attention to her not having contributed then to the facility.
|
-Debería serle fácil -dijo Isabel levant u225ándose. Pero en
el acto pensó, con pena tal vez harto visible, que ella no era la persona
más indicada para decir semejante cosa. Y, como quizás adivinó ese dolor,
lord Warburton se abstuvo de recordarle que, en su momento, ella no había
contribuido precisamente a esta facilidad.
|
Edward Rosier had meanwhile seated himself on
an ottoman beside Pansy′s tea-table. He pretended at first to talk to her
about trifles, and she asked him who was the new gentleman conversing with
her stepmother.
|
Edward Rosier se había sentado entretanto en una otomana junto
a la mesa donde Pansy hacía el té. Al principio simuló querer hablar de
naderías y ella le preguntó quién era el caballero desconocido que
conversaba con su madrastra.
|
"He′s an English lord," said Rosier. "I don′t
know more."
|
-Es un lord inglés. No sé más dije Roser.
|
"I wonder if he′ll have some tea. The English
are so fond of tea."
|
-Puede que quiera tomar una taza de té. A los ingleses les
gusta mucho el té.
|
"Never mind that; I′ve something particular
to say to you."
|
-No se preocupe de eso. Tengo algo muy importante que decirle.
|
"Don′t speak so loud --every one will hear,"
said Pansy.
|
-No hable tan alto, todo el mundo le va a oír -dijo Pansy.
|
"They won′t hear if you continue to l ook
that way; as if your only thought in life was the wish the kettle would
boil."
|
-Seguro que no oirán nada si continúa usted con ese gesto como
si su única preocupación en la vida fuera que el calentador llegara a
hervir.
|
"It has just been filled; the servants never
know!" --and she sighed with the weight of her responsibility.
|
-Acaban de llenarlo, los criados no saben nunca su obligación
-dijo la jovencita con un hondo suspiro, como abrumada por el enorme peso
de su responsabilidad.
|
"Do you know what your father said to me just
now? That you didn′t mean what you said a week ago."
|
-¿Sabe lo que me acaba de decir su padre? Que no decía usted
en serio lo que me dijo la semana pasada.
|
"I don′t mean everything I say. How can a
young girl do that? But I mean what I say to YOU."
|
-Yo no hablo siempre en serio. ¿Qué muchacha joven puede hacer
semejante cosa? Pero con usted habló en serio.
|
"He told me you had forgotten me."
|
-Él dice que usted ya me ha olvidado.
|
"Ah no, I don′t forget," said Pansy, showing
her pretty teeth in a fixed smile.
|
-Eso sí que no, yo no olvido tan fácilmente -dijo Pansy
mostrando sus bonitos dientes en una sonrisa fija.
|
"Then everything′s just the very same?"
|
-Entonces, ¿todo sigue exactamente igual?
|
"Ah no, not the very same. Papa has been
terribly severe."
|
-¡Ah! No, ni mucho menos. Papá ha estado muy severo conmigo.
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"What has he done to you?"
|
-¿Qué le ha hecho a usted?
|
"He asked me what YOU had done to me, and I
told him everything. Then he forbade me to marry yo u."
|
-Me ha preguntado qué me había dicho usted y yo se lo he
contado todo. Me ha prohibido que me case con usted.
|
"You needn′t mind that."
|
-Pero de eso no hay que hacer caso.
|
"Oh yes, I must indeed. I can′t disobey
papa."
|
-Ah, sí. Tengo que hacerlo. No puedo desobedecer a papá.
|
"Not for one who loves you as I do, and whom
you pretend to love?"
|
-¿Ni siquiera por alguien que la quiere como yo, y a quien
usted dice querer?
|
She raised the lid of the tea-pot, gazing
into this vessel for a moment; then she dropped six words into its
aromatic depths. "I love you just as much."
|
La jovencita levantó la tapa del recipiente y atisbo en su
interior. Después dejó caer seis palabras en sus aromáticas profundidades.
-Yo le quiero a usted igual.
|
"What good will that do me?"
|
-¿ c0Y eso de qué me va a servir?
|
"Ah," said Pansy, raising her sweet, vague
eyes, "I don′t know that."
|
-Ah, no lo sé -dijo Pansy alzando su mirada dulce e inocente.
|
"You disappoint me," groaned poor Rosier.
|
-Me decepciona usted -gimió el pobre Rosier.
|
She was silent a little; she handed a tea-cup
to a servant. "Please don′t talk any more."
|
Calló ella un instante, y dio una taza de té al criado
diciendo por lo bajo: -Por favor, no siga hablando.
|
"Is this to be all my satisfaction?"
|
-¿Con esto debo darme por satisfecho?
|
"Papa said I was not to talk with you."
|
-Papá ha dicho que no debo hablar con usted.
|
"Do you sacrifice me like that? Ah, it′s too
much!"
|
-¿Y usted me sacrifica de esa manera? ¡Vamos, esto es
demasiado!
|
"I wish you′d wait a little," said the girl
in a voice just distinct enough to betray a quaver.
|
-Debe esperar un poco -dijo la joven, en voz apenas lo
bastante perceptible para que se advirtiera un temblor.
|
"Of course I′ll wait if you′ll give me hope.
But you take my life away."
|
-Si me diera alguna esperanza, claro que esperaría. Pero me
quita usted la vida.
|
"I′ll not give you up --oh no!" Pansy went
on.
|
-Nunca renunciaré a usted... ¡eso no! -siguió diciendo Pansy.
|
"He′ll try and make you marry some one else."
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-Pero él tratará de que se case con otro.
|
"I′ll never do that."
|
-Yo no haré nunca semejante cosa.
|
"What then are we to wait for?"
|
¿A qué esperamos, entonces?
|
She hesitated again. "I′ll speak to Mrs.
Osmond and she′ll help us." It was in this manner that she for the most
part designated her stepmother.
|
La joven titubeó nuevamente. -Yo hablaré con la señora Osmond
y ella nos ayudará. -Era así como casi siempre llamaba a su madrastra.
|
"She won′t help us much. She′s afraid."
|
-No nos ayudará gran cosa, porque tiene miedo.
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"Afraid of what?"
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¿Miedo, de qué?
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"Of your father, I suppose."
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De su padre, supongo.
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Pansy shook her little head. "She′s not
afraid of any one. We must have patience."
|
Pansy meneó la cabecita en señal de negación. -Ella no tiene
miedo de nada. Tenemos que tener paciencia.
|
"Ah, that′s an awful word," Rosier groa ned;
he was deeply disconcerted. Oblivious of the customs of good society, he
dropped his head into his hands and, supporting it with a melancholy
grace, sat staring at the carpet. Presently he became aware of a good deal
of movement about him and, as he looked up, saw Pansy making a curtsey
--it was still her little curtsey of the convent --to the English lord
whom Mrs. Osmond had introduced.
|
-¡Ah, qué palabra tan horrible! -gimió Rosier, profundamente
desconcertado. Olvidándos e de las regías de la buena sociedad, sepultó la
cabeza entre las manos y, sosteniéndola con elegante melancolía, se quedó
mirando fijamente a la alfombra. Al rato notó mucho movimiento a su
alrededor y, al alzar los ojos, vio que Pansy saludaba con una reverencia
-la pequeña reverencia aprendida en el convento- al lord inglés a quien su
madrastra la estaba presentando.
|
CHAPTER 39
|
39
It will probably not surprise the reflective
reader that Ralph Touchett should have seen less of his cousin since her
marriage than he had done before that event --an event of which he took
such a view as could hardly prove a confirmation of intimacy. He had
uttered his thought, as we know, and after this had held his peace, Isabel
not having invited him to resume a discussion which marked an era in their
relations. That discussion had made a difference --the difference he
feared rather than the one he hoped. It had not chilled the girl′s zeal in
carrying out her engagement, but it had come dangerously near to spoiling
a friendship. No reference was ever again made between them to Ralph′s
opinion of Gilbert Osmond, and by surrounding this topic with a sacred
silence they managed to preserve a semblance of reciprocal frankness. But
there was a differe nce, as Ralph often said to himself --there was a
difference. She had not forgiven him, she never would forgive him: that
was all he had gained. She thought she had forgiven him; she believed she
didn′t care; and as she was both very generous and very proud these
convictions represented a certain reality. But whether or no the event
should justify him he would virtually have done her a wrong, and the wrong
was of the sort that women remember best. As Osmond′s wife she could never
again be his friend. If in this character she should enjoy the felicity
she expected, she would have nothing but contempt for the man who had
attempted, in advance, to undermine a blessing so dear; and if on the
other hand his warning should be justified the vow she had taken that he
should never know it would lay upon her spirit such a burden as to make
her hate him. So dismal had been, during the year that followed his
cousin′s marriage, Ralph′s prevision of the future; and if his meditati
ons appear morbid we must remember he was not in the bloom of health. He
consoled himself as he might by behaving (as he deemed) beautifully, and
was present at the ceremony by which Isabel was united to Mr. Osmond, and
which was performed in Florence in the month of June. He learned from his
mother that Isabel at first had thought of celebrating her nuptials in her
native land, but that as simplicity was what she chiefly desired to secure
she had finally decided, in spite of Osmond′s professed willingness to
make a journey of any length, that this characteristic would be best
embodied in their being married by the nearest clergyman in the shortest
time. The thing was done therefore at the little American chapel, on a
very hot day, in the presence only of Mrs. Touchett and her son, of Pansy
Osmond and the Countess Gemini. That severity in the proceedings of which
I just spoke was in part the result of the absence of two persons who
might have been looked for on the o ccasion and who would have lent it a
certain richness. Madame Merle had been invited, but Madame Merle, who was
unable to leave Rome, had written a gracious letter of excuses. Henrietta
Stackpole had not been invited, as her departure from America, announced
to Isabel by Mr. Goodwood, was in fact frustrated by the duties of her
profession; but she had sent a letter, less gracious than Madame Merle′s,
intimating that, had she been able to cross the Atlantic, she would have
been present not only as a witness but as a critic. Her return to Europe
had taken place somewhat later, and she had effected a meeting with Isabel
in the autumn, in Paris, when she had indulged --perhaps a trifle too
freely --her critical genius. Poor Osmond, who was chiefly the subject of
it, had protested so sharply that Henrietta was obliged to declare to
Isabel that she had taken a step which put a barrier between them. "It
isn′t in the least that you′ve married --it is that you have married HI
M," she had deemed it her duty to remark; agreeing, it will be seen, much
more with Ralph Touchett than she suspected, though she had few of his
hesitations and compunctions. Henrietta′s second visit to Europe, however,
was not apparently to have been made in vain; for just at the moment when
Osmond had declared to Isabel that he really must object to that
newspaper-woman, and Isabel had answered that it seemed to her he took
Henrietta too hard, the good Mr. Bantling had appeared upon the scene and
proposed that they should take a run down to Spain. Henrietta′s letters
from Spain had proved the most acceptable she had yet published, and there
had been one in especial, dated from the Alhambra and entitled ′Moors and
Moonlight,′ [sic}">which generally passed for her masterpiece. Isabel
had been secretly disappointed at her husband′s not seeing his way simply
to take the poor girl for funny. She even wondered if his sense of fun, or
of the funny --which would be his sens e of humour, wouldn′t it? --were by
chance defective. Of course she herself looked at the matter as a person
whose present happiness had nothing to grudge to Henrietta′s violated
conscience. Osmond had thought their alliance a kind of monstrosity; he
couldn′t imagine what they had in common. For him, Mr. Bantling′s fellow
tourist was simply the most vulgar of women, and he had also pronounced
her the most abandoned. Against this latter clause of the verdict Isabel
had appealed with an ardour that had made him wonder afresh at the oddity
of some of his wife′s tastes. Isabel could explain it only by saying that
she liked to know people who were as different as possible from herself.
"Why then don′t you make the acquaintance of your washerwoman?" Osmond had
enquired; to which Isabel had answered that she was afraid her washerwoman
wouldn′t care for her. Now Henrietta cared so much.
|
Al lector reflexivo no le sorprenderá demasiado el hecho de
que Ralph Touchett hubiese visto mucho menos a su prima después de su boda
de lo que solía verla antes de tal acontecimiento... acontecimiento que a
sus ojos revestía un carácter que difícilmente confirmaba la intimidad
entre ellos dos. Como ya sabemos, había formulado su pensamiento y luego
había callado, toda vez que ella no le había invitado a reanudar una
discusión que había marcado un hito en sus relaciones. Esa discusión había
instaurado una diferencia -diferencia que él temía más que esperaba-. No
había enfriado el celo de la joven por llevar adelante su compromiso, y sí
había estado a punto de echar a pique una gran amistad. Jamás s e volvió a
aludir entre ellos a lo que Ralph opinaba acerca de Gilbert Osmond, de
modo que, rodeando ese tema de un silencio sagrado, lograron ambos
conservar una apariencia de recíproca franqueza. Pero había una
diferencia, como Ralph acostumbraba a decirse en sus soliloquios... había
una diferencia. Y era que ella no le había perdonado, que no le perdonaría
jamás... y eso era todo lo que él había ganado. Isabel creía haberle
perdonado, creía no dar importancia al asunto, y se sentía a la vez
generosa y ufana de que tales convicciones representaran una cierta
realidad. Pero, aun en el caso de que el tiempo llegara a darle la razón a
Ralph Touchett, lo cierto era que él la había agraviado, y ese agravio era
de los que las mujeres olvidan rara vez. En su calidad de esposa de Osmond
ella no podía volver a ser su amiga. Si en esa condición llegaba a gozar
de la dicha que esperaba, entonces no experimentaría sino desprecio por el
hombre que de antemano había querido socavar semejante dicha; y, si, por
el contrarío, la advertencia de Ralph resultaba justificada, la promesa
que ella se hiciera a sí misma de que él jamás lo sabría sería una carga
tan pesada sobre su ánimo que la obligaría a odiarlo. Así de fúnebre había
sido, durante el año que siguió a la boda de su prima, la previsión del
futuro que Ralph se hacía; y si sus meditaciones nos parecen mórbidas,
preciso es recordar que su salud no era floreciente. Ralph se consoló como
Dios le dio a entender, y obrando (como se lo había propuesto) con
hidalguía, estuvo presente en la ceremonia que unió a Isabel en matrimonio
con Osmond, la cual tuvo lugar en Florencia durante el mes de ju nio. Su
madre le había dicho que Isabel pensó en un principio celebrar la boda en
su país natal, pero, como lo que más le interesaba era la sencillez del
acto, acabó por resolver, a pesar de las declaraciones de Osmond de estar
dispuesto a viajar adonde hiciera falta, que lo que mejor encarnaba ese
principio era casarse ante el clérigo más próximo y en el tiempo más
breve. Así pues, la ceremonia tuvo lugar en la pequeña capilla americana,
en un día tremendamente caluroso y con la única presencia de la señora
Touchett y de su hijo, de la condesa Gemini y Pansy. Esa sencillez de
actuación que acabo de referir fue en parte resultado de la ausencia de
dos personas que habrían podido asistir al acto y lo hubieran sin duda
realzado. Madame Merle había sido invitada, pero, al no poder abandonar
Roma, escribió una deliciosa carta de exc usas. Henrietta Stackpole, en
cambio, no había sido invitada, pues su partida de América, que el señor
Goodwood anunciara a Isabel, se había visto frustrada por deberes de su
profesión; pero había enviado una carta, menos gentil que la de madame
Merle, haciendo saber que, si le hubiese sido posible cruzar el océano,
habría asistido a la boda, no sólo en calidad de testigo sino también en
la de crítico. Su vuelta a Europa se produjo algo más tarde, y durante el
otoño tuvo un encuentro con Isabel en París, en cuya ocasión dio rienda
suelta, acaso con excesiva libertad, a su ingenio crítico. El pobre
Osmond, que constituía el objeto de tan acerbas censuras, había protestado
con tanta viveza que Henrietta tuvo que comunicar a Isabel que el paso que
ésta había dado era una barrera alzada entre las dos. «No s e trata de que
te hayas casado, sino de que te hayas casado con él», se creyó Henrietta
en el deber de declarar; en lo cual, sin ella sospecharlo, venía a estar
de acuerdo con Ralph Touchett, aunque sin las vacilaciones y los
arrepentimientos de éste. De todos modos, la segunda visita de Henrietta a
Europa no había sido en vano, pues en el preciso momento en que Osmond
declaraba ante Isabel que no podía por menos de poner reparos a la
periodista, y en que Isabel replicaba que era demasiado duro con ella,
había entrado de pronto en escena el bueno del señor Bantling proponiendo
un viaje a España. Las crónicas de Henrietta desde España resultarían ser
las más celebradas de cuantas publicara hasta entonces, sobre todo una,
enviada desde la Alhambra de Granada y titulada «Los moros y la luna», que
en la opinión general quedó como su obra maestra. Isabel se había llevado
una secreta decepción al ver que su marido no sabía optar por el sencillo
recurso de tomarse a broma a la pobre chica. Y llegó a preguntarse si su
sentido de la diversión, o de lo divertido –que sería su sentido del
humor, ¿no?- no sería acaso deficiente. Huelga decir que, por su parte,
Isabel contemplaba la cuestión como persona en cuya actual felicidad no
podía hacer mella la conciencia ofendida de Henrietta Stackpole. Osmond
había considerado la alianza entre ellas algo así como una terrible
monstruosidad, y no le cabía en la cabeza que pudiesen tener nada de
común. A sus ojos, la compañera turística del señor Bantling era la mujer
más vulgar del mundo, y a esa calificación había añadido otra: la de que
era de costumbres muy relajadas. Isabel protestó′97 contra la última
cláusula del veredicto con un ardor que le hizo asombrarse, una vez más,
de lo extraños que eran algunos gustos de su esposa. Isabel no tenía otra
explicación del caso que la de que le gustaba conocer a personas lo más
diferentes posible de sí misma. «Entonces ¿por qué no haces amistad con tu
lavandera?», había inquirido su marido. Isabel le contestó que temía que
su lavandera no la quisiera. Henrietta sí la quería, y mucho.
|
Ralph had seen nothing of her for t he
greater part of the two years that had followed her marriage; the winter
that formed the beginning of her residence in Rome he had spent again at
San Remo, where he had been joined in the spring by his mother, who
afterwards had gone with him to England, to see what they were doing at
the bank --an operation she couldn′t induce him to perform. Ralph had
taken a lease of his house at San Remo, a small villa which he had
occupied still another winter; but late in the month of April of this
second year he had come down to Rome. It was the first time since her
marriage that he had stood face to face with Isabel; his desire to see her
again was then of the keenest. She had written to him from time to time,
but her letters told him nothing he wanted to know. He had asked his
mother what she was making of her life, and his mother had simply answered
that she supposed she was making the best of it. Mrs. Touchett had not the
imagination that communes with the unseen, and she now pretended to no
intimacy with her niece, whom she rarely encountered. This young woman
appeared to be living in a sufficiently honourable way, but Mrs. Touchett
still remained of the opinion that her marriage had been a shabby affair.
It had given her no pleasure to think of Isabel′s establishment, which she
was sure was a very lame business. From time to time, in Florence, she
rubbed against the Countess Gemini, doing her best always to minimise the
contact; and the Countess reminded her of Osmond, who made her think of
Isabel. The Countess was less talked of in these days; but Mrs. Touchett
augured no good of that: it only proved how she had been talked of before.
There was a more direct suggestion of Isabel in the person of Madame
Merle; but Madame Merle′s relations with Mrs. Touchett had undergone a
perceptible change. Isabel′s aunt had told her, without circumlocution,
that she had played too ingenious a part; and Madame Merle, who never
quarrelled with any one, who appeared to think no one worth it, and who
had performed the miracle of living, more or less, for several years with
Mrs. Touchett and showing no symptom of irritation --Madame Merle now took
a very high tone and declared that this was an accusation from which she
couldn′t stoop to defend herself. She added, however (without stooping),
that her behaviour had been only too simple, that she had believed only
what she saw, that she saw Isabel was not eager to marry and Osmond not
eager to please (his repeated visits had been nothing; he was boring
himself to death on his hill-top and he came merely for amusement). Isabel
had kept her sentiments to herself, and her journey to Greece and Egypt
had effectually thrown dust in her companion′s eyes. Madame Merle accepted
the event --she was unprepared to think of it as a scandal; but that she
had played any part in it, double or single, was an imputation against
which she proudly protested. It was doubtless in conse quence of Mrs.
Touchett′s attitude, and of the injury it offered to habits consecrated by
many charming seasons, that Madame Merle had, after this, chosen to pass
many months in England, where her credit was quite unimpaired. Mrs.
Touchett had done her a wrong; there are some things that can′t be
forgiven. But Madame Merle suffered in silence; there was always something
exquisite in her dignity.
|
Ralph no la había visto durante los dos años siguientes a su
matrimonio. El invierno que marcó el comienzo de la residencia de ella en
Roma lo pasó él nuevamente en San Remo, donde en la primavera se unió su
madre; después marchó con él a Inglaterra, a ver qué hacían en el banco..
.. operación que ella no había conseguido inducirle a realizar. Ralph
había alquilado una casa en San Remo, una pequeña villa que siguió
habitando otro invierno más, pero a fines de abril de ese segundo año fue
a Roma. Era la primera vez desde la boda de Isabel que se encontraba
frente a frente con ella, y su deseo de volver a verla se había hecho
agudísimo. Isabel había seguido su costumbre de escribirle de vez en
cuando, mas sus cartas no le decían nada de lo que deseaba saber. Había
preguntado a su madre qué hacía Isabel con su vida, y su madre se limitó a
contestarle que suponía que estaba sacándole el f mejor partido posible.
La imaginación de la señora Touchett no era de las que se comunican con lo
invisible, y ahora no presumía de intimidad con su sobrina, a la que rara
vez veía. Esta joven daba l a impresión de llevar una existencia harto
honorable, si bien la señora Touchett seguía opinando que ese matrimonio
había sido un desastre. Tampoco le resultaba agradable pensar en la
situación de Isabel, que consideraba lamentable. De vez en cuando, en
Florencia, se topaba con la condesa Gemini, y hacía todo lo posible por
reducir al mínimo el contacto, pero, por su parte, la condesa le recordaba
a Osmond, lo que la llevaba a pensar en Isabel. Era cierto que en los
últimos tiempos se hablaba menos de la condesa, pero eso le daba mala
espina a la señora Touchett; sólo venía a demostrar lo mucho que antes se
había hablado de ella. Había sugerencias más directas de Isabel en la
persona ′ de madame Merle, pero las relaciones de ésta con Lydia Touchett
habían sufrido un sensible cambio. La tía de Isabel le había dicho, sin
rodeos, qu e había desempeñado un papel demasiado ingenioso en el asunto
de la boda de la sobrina; y madame Merle, que jamás reñía con nadie, pues
al parecer no consideraba que nadie lo valiera, y que había realizado el
milagro de vivir varios años con la señora Touchett sin mostrar señales de
irritación... madame Merle adoptó entonces un tono muy altanero y proclamó
que aquélla era una acusación que no iba a rebajarse a rebatir. Y añadió,
no obstante (sin rebajarse), que en todo caso su comportamiento había sido
demasiado simple, puesto que se había limitado a creer lo que veía, o sea
que Isabel no mostraba impaciencia alguna por casarse ni Osmond por
agradar (a pesar de sus reiteradas visitas, que nada suponían, a no ser
que el pobre se moría de aburrimiento en lo alto de su colina y la
visitaba tan sólo po r entretenerse). Isabel había guardado sus
sentimientos para sí misma, pero el viaje a Grecia y a Egipto había sido
una cortina de humo para su compañera. Madame Merle aceptó el evento... no
tenía por qué parecerle escandaloso. Pero el que ella hubiese tenido parte
alguna, doble o sencilla, era una imputación que rechazaba con orgullo.
Debido sin duda a esa actitud de la señora Touchett y a la ofensa que
entrañaba para las costumbres consagradas por tantas y tan gratas
temporadas, madame Merle decidió pasar muchos meses seguidos en
Inglaterra, donde su prestigio continuaba incólume. La señora Touchett la
había ofendido, y hay cosas que no se pueden perdonar. Sin embargo, madame
Merle sufría en silencio; siempre había algo de exquisito en su austera
dignidad.
|
Ralph, as I say, had wished to see for
himself; but while engaged in this pursuit he had yet felt afresh what a
fool he had been to put the girl on her guard. He had played the wrong
card, and now he had lost the game. He should see nothing, he should learn
nothing; for him she would always wear a mask. His true line would have
been to profess delight in her union, so that later, when, as Ralph
phrased it, the bottom should fall out of it, she might have the pleasure
of saying to him that he had been a goose. He would gladly have consented
to pas s for a goose in order to know Isabel′s real situation. At present,
however, she neither taunted him with his fallacies nor pretended that her
own confidence was justified; if she wore a mask it completely covered her
face. There was something fixed and mechanical in the serenity painted on
it; this was not an expression, Ralph said --it was a representation, it
was even an advertisement. She had lost her child; that was a sorrow, but
it was a sorrow she scarcely spoke of; there was more to say about it than
she could say to Ralph. It belonged to the past, moreover; it had occurred
six months before and she had already laid aside the tokens of mourning.
She appeared to be leading the life of the world; Ralph heard her spoken
of as having a "charming position." He observed that she produced the
impression of being peculiarly enviable, that it was supposed, among many
people, to be a privilege even to know her. Her house was not open to
every one, and she had an evenin g in the week to which people were not
invited as a matter of course. She lived with a certain magnificence, but
you needed to be a member of her circle to perceive it; for there was
nothing to gape at, nothing to criticise, nothing even to admire, in the
daily proceedings of Mr. and Mrs. Osmond. Ralph, in all this, recognised
the hand of the master; for he knew that Isabel had no faculty for
producing studied impressions. She struck him as having a great love of
movement, of gaiety, of late hours, of long rides, of fatigue; an
eagerness to be entertained, to be interested, even to be bored, to make
acquaintances, to see people who were talked about, to explore the
neighbourhood of Rome, to enter into relation with certain of the mustiest
relics of its old society. In all this there was much less discrimination
than in that desire for comprehensiveness of development on which he had
been used to exercise his wit. There was a kind of violence in some of her
impulses, of crudity in some of her experiments, which took him by
surprise: it seemed to him that she even spoke faster, moved faster,
breathed faster, than before her marriage. Certainly she had fallen into
exaggerations --she who used to care so much for the pure truth; and
whereas of old she had a great delight in good-humoured argument, in
intellectual play (she never looked so charming as when in the genial heat
of discussion she received a crushing blow full in the face and brushed it
away as a feather), she appeared now to think there was nothing worth
people′s either differing about or agreeing upon. Of old she had been
curious, and now she was indifferent, and yet in spite of her indifference
her activity was greater than ever. Slender still, but lovelier than
before, she had gained no great maturity of aspect; yet there was an
amplitude and a brilliancy in her personal arrangements that gave a touch
of insolence to her beauty. Poor human-hearted Isabel, what perversit y
had bitten her? Her light step drew a mass of drapery behind it; her
intelligent head sustained a majesty of ornament. The free, keen girl had
become quite another person; what he saw was the fine lady who was
supposed to represent something. What did Isabel represent? Ralph asked
himself; and he could only answer by saying that she represented Gilbert
Osmond. "Good heavens, what a function!" [sic}">he then woefully
exclaimed. He was lost in wonder at the mystery of things.
|
Como ya he dicho, Ralph había querido ver la verda d por sí
mismo, pero al intentarlo había vuelto a percatarse de lo necio que había
sido al poner en guardia a su prima. Había jugado la carta equivocada, y
ahora tenía perdida la partida. Ya no iba a ver ni a saber nada, pues ella
llevaría siempre una máscara para él. El acierto habría consistido en
mostrarse encantado con la boda, y así después, cuando, como Ralph decía,
la cosa hiciera agua, ella podría haberse dado el gusto de decirle que
había sido un necio. De buena gana hubiera él pasado por mentecato con tal
de conocer la verdadera situación de Isabel. Ahora, en cambio, ella no le
reprochaba sus falacias, ni tampoco presumía de haber acertado al
depositar su propia confianza. Si llevaba una máscara, era de las que
cubrían por completo el rostro. La serenidad que en su semblante se
pintaba era algo fijo y mecá 87nico; no era una expresión, se decía Ralph,
sino una representación, incluso una especie de anuncio. Isabel había
perdido a su hijo, lo cual era un motivo de dolor, un dolor del que apenas
hablaba; había más cosas que decir respecto de las que ella podía decirle
a Ralph. Además, eso pertenecía al pasado, había ocurrido seis meses
atrás, y ella se había quitado ya la ropa de luto. Al parecer, ella
llevaba una vida mundana. Ralph oyó decir que su posición social era
«extraordinaria». Por su parte, él observó que su prima producía la
impresión de ser peculiarmente digna de envidia, incluso que suponía un
gran privilegio llegar a conocerla. En efecto, su casa no se abría a todo
e! mundo y tenía cada semana una tarde de recibo a la que no invitaba así
como así. Vivía Is abel con cierta magnificencia, pero había que ser
miembro de su círculo para advertirlo, pues en la vida ordinaria del señor
Osmond y de su esposa no había nada que mirar boquiabierto, nada que
criticar, nada siquiera que admirar. Ralph reconocía en todo ello la mano
del maestro, pues sabía que Isabel no tenía la facultad de producir unas
impresiones estudiadas. Le pareció que su prima mostraba una gran afición
al movimiento, a la alegría, al trasnoche, a las largas correrías a
caballo, a la fatiga; un anhelo insaciable de entretenerse, de
interesarse, incluso de aburrirse, de entablar conocimientos, de ver a
gente nombrada y de explorar los alrededores de Roma, de entrar en
relación con algunas de las reliquias más fosilizadas de su vieja
sociedad. En todo eso había mucha menos selección que en aquel deseo de
una madurez que todo lo abarcara, aquel des eo que tantas veces había
servido para Ralph de blanco de su ingenio. En algunos de los impulsos de
Isabel había una especie de violencia, en algunos de sus experimentos
había cierta tosquedad, que a Ralph le causaron honda sorpresa; y hasta le
pareció que ella hablaba más deprisa, se movía más deprisa, incluso comía
más deprisa que antes de casarse. Era indudable que Isabel había incurrido
en exageraciones..., ella, a la que antes tanto preocupaba la verdad, y,
si en otro tiempo hallaba un verdadero deleite en la polémica
bienhumorada, en el juego del intelecto (nunca parecía tan encantadora
como cuando, en el calor de la discusión, recibía un tremendo golpe
espiritual en pleno rostro, golpe que ella se apartaba como si fuera una
pluma), ahora diríase que todo le daba igual y que no atribuía importancia
ni a estar de acuerdo con los demá 87s ni a disentir de ellos. Si antes
había sido curiosa, parecía ahora indiferente, y, sin embargo, a pesar de
su indiferencia, su actividad resultaba mayor que nunca. Delgada siempre,
aunque más seductora que antes, no presentaba un aspecto más maduro, pero
había en su arreglo personal un cuidado y un esplendor que ponían en su
belleza un toque de insolencia. Pobre Isabel, de corazón tan humano ¿qué
extraña perversidad la había picado? Se diría que su paso leve arrastraba
en pos de sí metros y metros de tela, que su inteligente cabeza sostenía
una majestuosa diadema. Aquella muchacha libre y vehemente se había
trocado en una persona muy distinta; y lo que veía él era la dama elegante
que, al parecer, representaba algo. ¿Y qué era lo que Isabel
representaba?, se preguntó Ralph, y lo único que se le ocurri u243ó
responderse fue que representaba a Gilbert Osmond. «¡Dios santo, qué
papel!», exclamó apenado. Estaba sumido en el asombro ante el misterio
insondable de las cosas.
|
He recognised Osmond, as I say; he recognised
him at every turn. He saw how he kept all things within limits; how he
adjusted, regulated, animated their manner of life. Osmond was in his
element; at last he had material to work with. He always had an eye to
effect, and his effects were deeply calculated. They were produced by no
vulgar means, but the motive was as vulgar as the art was great. To
surround his interior with a sort of invidious sanctity, to tantalise
society with a sense of exclusion, to make people believe his house was
different from every other, to impart to the face that he presented to the
world a cold originality --this was the ingenious effort of the personage
to whom Isabel had attributed a superior morality. "He works with superior
material," Ralph said to himself; "it′s rich abundance compared with his
former resources." Ralph was a clever man; but Ralph had never --to his
own sense --been so clever as when he observed, in petto, that under the
guise of caring only for intrinsic values Osmond lived exclusively for the
world. Far from being its master as he pretended to be, he was its very
humble servant, and the degree of its attention was his only measure of
success. He lived with his eye on it from morning till night, and the
world was so stupid it never suspected the trick. Everything he did was
_pose_ --_pose_ so subtly considered that if one were not on the lookout
one mistook it for impulse. Ralph had never met a man who lived so much in
the land of consideration. His tastes, his studies, his accomplishments,
his collections, were all for a purpose. His life on his hill-top at
Florence had been the conscious attitude of years. His solitude, his
ennui, his love for his daughter, his good manners, his bad manners, were
so many features of a mental image constantly present to him as a model of
impertinence and mystification. His ambition was not to please the world,
but to please himself by exciting the world′s curiosity and then declining
to satisfy it. It had made him feel great, ever, to play the world a
trick. The thing he had done in his life most directly to please himself
was his marrying Miss Archer; though in this case indeed the gullible
world was in a manner embodied in poor Isabel, who had been mystified to
the top of her bent. Ralph of course found a fitness in being consistent;
he had embraced a creed, and as he ha d suffered for it he could not in
honour forsake it. I give this little sketch of its articles for what they
may at the time have been worth. It was certain that he was very skilful
in fitting the facts to his theory --even the fact that during the month
he spent in Rome at this period the husband of the woman he loved appeared
to regard him not in the least as an enemy.
|
Como acabo de decir, notaba la mano de Osmond, la reconocía a
cada paso. Veía cómo aquel hombre lo contenía todo dentro de ciertos
límites, cómo ajustaba, regulaba y animaba el modo de vivir de los dos.
Osmond se hallaba en su elemento; por fin tenía material con que trabajar.
Poseía buena vista para los efectos, y esos efectos eran siempre
minuciosamente calculados. No los producía por medios vulgares, pero el
motivo solía ser tan vulgar como grande era el arte. Rodear el interior de
su casa con una especie de aureola de odiosa santidad, atormentar a la
sociedad con un sentimiento de exclusión, hacer creer que su mansión era
distinta de todas las demás, prestar al rostro que ofrecía al mundo una
fría originalidad... en eso consistía el ingenioso esfuerzo del individuo
a quien Isabel había atribuido una moral superior. «Indudablemente ese
hombre trabaja con un material superior -se decía Ralph-; es una
abundancia, una opulencia comparado con sus anteriores recursos». Ralph
era un hombre perspicaz, pero nunca lo había sido tanto, a su propio
juicio, como cuando observó, para su coleto, que, aunque aparentaba
interesarse sólo por los valores intrínsecos, Osmond vivía exclusivamente
para el mundo. Lejos de ser el dueño del mundo, como pretendía ser, era su
humilde siervo, cifrando la medida de su éxito en el grado de atención que
el mundo le concedía. Vivía atento a él de la mañana a la noche, y el
mundo era tan necio que no se daba cuenta del truco. Todo, absolutamente
todo lo que hacía era pura pose... una pose tan perfectamente estudiada
que había que estar ojo avizor para no tomarla por impulso. Ralph no se
había tropezado jamás con un hombre que viviera hasta tal punto en el país
de la consideración. Sus gustos, sus estudios, sus logros, sus
colecciones, todo era intencionado. Su vida en lo alto de la colina de
Florencia había sido una actitud consciente durante años y años. Su
soledad, su aburrimiento, su amor por su hijita, sus modales corteses, sus
modales descorteses, eran otros tantos elementos de una imagen mental que
tenía siempre ante los ojos como un modelo de mistificación e
impertinencia. Su ambición no consistía en complacer, al mundo, sino a sí
mismo, excitando la curiosidad de los demás para luego negarse a
satisfacerla. Siempre le había hecho sentirse important e conseguir
embaucar al mundo. Lo que en toda su vida había hecho más directamente por
darse gusto a sí mismo era casarse con la señorita Archer, si bien en ese
caso el mundo crédulo estaba encarnado por la pobre Isabel, que se había
dejado embaucar hasta el fondo. Ralph, desde luego, se encontraba más a
gusto siendo coherente. Había abrazado un credo y, como por él había
sufrido, no podía apostatar honrosamente. Doy ese ligero esbozo de los
artículos de su credo por lo que a la sazón pudieran valer. Indudablemente
era en extremo habilidoso para adaptar los hechos a su teoría... incluso
el hecho de que, durante el mes que en aquel entonces pasó en Roma, el
marido de la mujer a quien amaba parecía no considerarle en absoluto un
enemigo.
|
For Gilbert Osmond Ralph had not now that
importance. It was not that he had the importance of a friend; it was
rather that he had none at all. He was Isabel′s cousin and he was rather
unpleasantly ill --it was on this basis that Osmond treated with him. He
made the proper enquiries, asked about his health, about Mrs. Touchett,
about his opinion of winter climates, whether he were comfortable at his
hotel. He addressed him, on the few occasions of their meeting, not a word
that was not necessary; but his manner had always the urbanity pr oper to
conscious success in the presence of conscious failure. For all this,
Ralph had had, toward the end, a sharp inward vision of Osmond′s making it
of small ease to his wife that she should continue to receive Mr.
Touchett. He was not jealous --he had not that excuse; no one could be
jealous of Ralph. But he made Isabel pay for her old-time kindness, of
which so much was still left; and as Ralph had no idea of her paying too
much, so when his suspicion had become sharp, he had taken himself off. In
doing so he had deprived Isabel of a very interesting occupation: she had
been constantly wondering what fine principle was keeping him alive. She
had decided that it was his love of conversation; his conversation had
been better than ever. He had given up walking; he was no longer a
humorous stroller. He sat all day in a chair --almost any chair would
serve, and was so dependent on what you would do for him that, had not his
talk been highly contemplative, you might have thought he was blind. The
reader already knows more about him than Isabel was ever to know, and the
reader may therefore be given the key to the mystery. What kept Ralph
alive was simply the fact that he had not yet seen enough of the person in
the world in whom he was most interested: he was not yet satisfied. There
was more to come; he couldn′t make up his mind to lose that. He wanted to
see what she would make of her husband --or what her husband would make of
her. This was only the first act of the drama, and he was determined to
sit out the performance. His determination had held good; it had kept him
going some eighteen months more, till the time of his return to Rome with
Lord Warburton. It had given him indeed such an air of intending to live
indefinitely that Mrs. Touchett, though more accessible to confusions of
thought in the matter of this strange, unremunerative --and unremunerated
--son of hers than she had ever been before, had, as we have learned , not
scrupled to embark for a distant land. If Ralph had been kept alive by
suspense it was with a good deal of the same emotion --the excitement of
wondering in what state she should find him --that Isabel mounted to his
apartment the day after Lord Warburton had notified her of his arrival in
Rome.
|
Para Gilbert Osmond, Ralph no tenía ahora importancia. No era
que tuvies e la importancia de un amigo, sino que no tenía importancia de
ninguna clase. Era el primo de Isabel y estaba enfermo de un modo más bien
desagradable... ésa era la base sobre la cual Osmond le trató. Hizo las
inquisiciones de rigor, le preguntó por su salud, por la señora Touchett,
su opinión sobre los climas de invierno, si estaba cómodo en su hotel. En
las contadas ocasiones en que se vieron no le dirigió ni una sola palabra
que no fuera necesaria, pero sus modales mostraron siempre la cortesía
propia del éxito consciente ante el fracaso también consciente. Pese a
todo lo cual Ralph tuvo, ya hacia el final, ¡a aguda impresión íntima de
que Osmond daba pocas facilidades a su esposa para que siguiera recibiendo
al señor Touchett. No era que estuviese celoso... tenía esa excusa, pues
nadie podía estar celoso de Ralph, pero hac_37ía pagar a Isabel su cariño
de antaño, del que todavía quedaba tanto. Y como Ralph no quería que
Isabel pagase demasiado, una vez que su sospecha se hizo aguda, se quitó
de en medio. Con ello privó a Isabel de una ocupación interesante, que era
la de averiguar por qué admirable principio su primo se mantenía en vida.
Isabel había decidido que no era otro que el de su amor a la conversación,
que ahora era más brillante que nunca. Ralph había abandonado sus paseos,
no era el caminante divertido de antaño. Permanecía sentado todo el santo
día en un sillón... casi cualquier asiento servía, y dependía tanto de lo
que uno pudiera hacer por él que, de no haber sido su conversación
altamente contemplativa, cualquiera habría pensado que estaba ciego. El
lector ya sabe acerca de él mucho má′87s de lo que Isabel llegaría a saber
nunca, y por lo tanto puede proporcionársele la clave de semejante
misterio. Lo que mantenía en vida a Ralph era sencillamente el hecho de
que todavía no había visto bastante de la persona que más le interesaba en
el mundo; todavía no se sentía satisfecho. Aún faltaban cosas, no podía
hacerse a la idea de perdérselas. Quería ver lo que Isabel hacía con su
marido... o lo que su marido hacía con ella. Eso constituía sólo el primer
acto de la obra, y estaba decidido a quedarse hasta el final de la
representación. Su determinación había resistido; le había mantenido en
pie durante dieciocho meses más, hasta su regreso a Roma con lord
Warburton. Le había dado, de hecho, una apariencia tal de querer vivir
indefinidamente que la señora Touchett, aunque máás proclive que nunca a
toda suerte de confusiones mentales respecto a aquel extraño, poco
remunerador y poco remunerado hijo, no había tenido escrúpulos, como ya
hemos sabido, en embarcarse para tierras lejanas. Si a Ralph le había
mantenido en vida la incertidumbre, fue con muy parecida emoción -la
excitación de pensar en qué estado habría de encontrarle- como Isabel
subió a las habitaciones de su primo al día siguiente de que lord
Warburton le comunicara la llegada de éste a Roma.
|
She spent an hour with him; it was the first
of several visits. Gilbert Osmond called on him punctually, and on their
sending their carriage for him Ralph came more than once to Palazzo
Roccanera. A fortnight elapsed, at the end of which Ralph announced to
Lord Warburton that he thought after all he wouldn′t go to Sicily. The two
men had been dining together after a day spent by the latter in ranging
about the Campagna. They had left the table, and Warburton, before the
chimney, was lighting a cigar, which he instantly removed from his lips.
|
Pasó una hora con él; fue la primera de varias visitas.
Gilbert Osmond fue a verle puntualmente, y el propio Ralph, como se
enviara el coche a buscarle, acudió más de una vez al Palazzo Roccanera.
Al cabo de dos semanas, Ralph anunció a su amigo lord Warburton que ya no
pensaba ir a Sicilia. Los dos habían cenado juntos despu és de una jornada
que el último había pasado vagando por la campiña romana. Se habían
levantado de la mesa, y lord Warburton, delante de la chimenea, estaba
encendiendo un cigarro que enseguida apartó de sus labios.
|
"Won′t go to Sicily? Where then will you go?"
|
-Cómo, ¿ya no piensas ir a Sicilia? -preguntó-. ¿Adonde
quieres ir, entonces?
|
"Well, I guess I won′t go anywhere," said
Ralph, from the sofa, all shamelessly.
|
-Me parece que no voy a ir a ninguna parte -dijo Ralph desde
el sofá sin la menor vergüenza.
|
"Do you mean you′ll return to England?"
|
-Qué piensas entonces, ¿regresar a Inglaterra?
|
"Oh dear no; I′ll stay in Rome."
|
-Oh, nada de eso, amigo mío: quedarme tranquilamente en Roma.
|
"Rome won′t do for you. Rome′s not warm
enough."
|
-Pero no va a sentarte bien. Roma no es un sitio bastante
cálido.
|
"It will have to do. I′ll make it do. See how
well I′ve been."
|
-Pues tendrá que convenirme. Yo haré que me convenga. Tú mismo
puedes ver lo bien que me ha se ntado.
|
Lord Warburton looked at him a while, puffing
a cigar and as if trying to see it. "You′ve been better than you were on
the journey, certainly. I wonder how you lived through that. But I don′t
understand your condition. I recommend you to try Sicily."
|
Lord Warburton se le quedó mirando, dando chupadas al cigarro
y como si intentara comprender. -Estás mejor que durante el viaje, es
cierto. Todavía me pregunto cómo has podido aguantarlo. Pero la verdad, yo
no entiendo de tu estado. Te recomiendo que intentes ir a Sicilia.
|
"I can′t try," said poor Ralph. "I′ve done
trying. I can′t move further. I can′t face that journey. Fancy me between
Scylla and Charybdis! I don′t want to die on the Sicilian plains --to be
snatched away, like Proserpine in the same locality, to the Plutonian
shades." ar
|
-No puedo intentarlo -dijo el pobre Ralph-. Ya no puedo seguir
intentando. No soy capaz de continuar. No puedo arriesgarme a hacer ese
viaje. Imagíname entre Escila y Caribdis. No quiero morir en las llanuras
sicilianas y ser arrebatado, como Proserpina en la misma localidad, hacia
las regiones oscuras del averno.
|
"What the deuce then did you come for?" his
lordship enquired.
|
-¿Para qué demonios has venido entonces? -preguntó el ilustre
lord.
|
"Because the idea took me. I see it won′t do.
It really doesn′t matter where I am now. I′ve exhausted all remedies, I′ve
swallowed all climates. As I′m here I′ll stay. I haven′t a single cousin
in Sicily --much less a married one."
|
-Porque me dio por ahí. Sé que no va a salir bien. Lo mismo da
que esté en un sitio o en otro. Ya he agotado tod os los remedios, he
aguantado todos los climas. Ya que estoy aquí, aquí me quedo. En Sicilia
no tengo prima ninguna, y mucho menos, casada.
|
"Your cousin′s certainly an inducement. But
what does the doctor say?"
|
-Indudablemente, tu prima es un incentivo. Pero ¿qué dice a
todo eso el médico?
|
"I haven′t asked him, and I don′t care a fig.
If I die here Mrs. Osmond will bury me. But I shall not die here."
|
-No se lo he preguntado, y me importa un comino. Si muero
aquí, la señora Osmond se encargará de enterrarme. Pero estoy seguro de
que no moriré aquí.
|
"I hope not." Lord Warburton continued to
smoke reflectively. "Well, I must say," he resumed, "for myself I′m very
glad you don′t insist on Sicily. I had a horror of that journey."
|
-Así lo espero -dijo lord Warburton, que continuaba fumando,
meditabundo-. En fin -añadió-, por mi parte, estoy encantado de que no
insistas en ir a Sicilia. Me daba horror ese viaje.
|
"Ah, but for you it needn′t have mattered. I
had no idea of dragging you in my train."
|
-Pero a ti no te afectaba. Yo no tenía la menor intención de
arrastrarte conmigo.
|
"I certainly didn′t mean to let you go alo
ne."
|
-Y yo no pensaba dejarte ir solo.
|
"My dear Warburton, I never expected you to
come further than this," Ralph cried.
|
-Mi querido Warbur ton, nunca he contado con que me siguieras
más allá de Roma -exclamó Ralph.
|
"I should have gone with you and seen you
settled," said Lord Warburton.
|
-Pero yo habría ido contigo y te habría dejado instalado -dijo
lord Warburton.
|
"You′re a very good Christian. You′re a very
kind man."
|
-Eres un buen cristiano... y un hombre bueno.
|
"Then I should have come back here."
|
-Y luego habría vuelto aquí.
|
"And then you′d have gone to England."
|
Y después a Inglaterra.
|
"No, no; I should have stayed."
|
-No, no; me habría quedado aquí.
|
"Well," said Ralph, "if that′s what we are
both up to, I don′t see where Sicily comes in!"
|
-Entonces, si los dos estamos en lo mismo -dijo Ralph-, ¡no sé
qué pinta Sicilia!
|
His companion was silent; he sat staring at
the fire. At last, looking up, "I say, tell me this," he broke out; "did
you really mean to go to Sicily when we started?"
|
Su compañero guardó silencio; sentado, miraba fijamente el
fuego. Levantó, al fin, los ojos y preguntó: -Dime la verdad; cuando
salimos, ¿pensabas de veras llegar a Sicilia?
|
"Ah, vous m′en demandez trop! Let me put a
question first. Did you come with me quite --platonically?"
|
-¡Ah! Vous m′en demandez trop! 3082 Antes, permíteme hacerte
otra pregunta, Al venir conmigo, ¿lo hacías del todo platónicamente?
|
"I don′t know what you m ean by that. I
wanted to come abroad."
|
-No sé lo que quieres decir con eso. Quería ir al extranjero.
|
"I suspect we′ve each been playing our little
game."
|
-Sospecho que cada uno de nosotros ha estado haciendo su
pequeño juego.
|
"Speak for yourself. I made no secret
whatever of my desiring to be here a while."
|
-Habla por cuenta propia. Yo no tengo por qué ocultar que
deseaba permanecer aquí una temporada.
|
"Yes, I remember you said you wished to see
the Minister of Foreign Affairs."
|
-Cierto, ahora recuerdo que dijiste que deseabas ver al
ministro de Relaciones Exteriores.
|
"I′ve seen him three times. He′s very
amusing."
|
-Lo he visto ya tres veces. Es muy divertido.
|
"I think you′ve forgotten what you came for,"
said Ralph.
|
-Me parece que ya has olvidado lo que te traía aquí -dijo
Ralph.
|
"Perhaps I have," his companion answered
rather gravely.
|
-Tal vez -contestó con seriedad su compañero.
|
These two were gentlemen of a race which is
not distinguished by the absence of reserve, and they had travelled
together from London to Rome without an allusion to matters that were
uppermost in the mind of each. There was an old subject they had once
discussed, but it had lost its recognised place in their attention, and
even after their arrival in Rome, where many things led ba ck to it, they
had kept the same half-diffident, half-confident silence.
|
Estos dos caballeros, pertenecientes a una raza que no se d
istingue por su falta de reserva, habían viajado juntos desde Londres
hasta Roma sin hacer la menor alusión a cosas que estaban muy presentes en
el ánimo de ambos. Había una cuestión ya vieja que alguna vez habían
discutido, pero a la que ya no prestaban tanta atención, e incluso después
de su llegada a Roma, en donde tantas otras cosas les remitían a ella,
habían guardado el mismo silencio medio receloso, medio confiado.
|
"I recommend you to get the doctor′s consent,
all the same," Lord Warburton went on, abruptly, after an interval.
|
Después de una larga pausa, lord Warburton dijo de pronto: -De
todos modos, mi consejo es que pidas permiso al médico.
|
"The doctor′s consent will spoil it. I never
have it when I can help it."
|
-Ese permiso le quitaría la gracia. Procuro prescindir de él
siempre que puedo.
|
"What then does Mrs. Osmond think?" Ralph′s
friend demanded.
|
-¿Qué piensa de ello la señora Osmond? -preguntó el amigo de
Ralph.
|
"I′ve not told her. She′ll probably say that
Rome′s too cold and even offer to go with me to Catania. She′s capable of
that."
|
-No se lo he dicho... Ta l vez diga que Roma es demasiado fría
y se ofrezca a acompañarme a Catania. Es capaz de ello.
|
"In your place I should like it."
|
-A mí, si estuviera en tu lugar, eso me gustaría.
|
"Her husband won′t like it."
|
-Pero a su marido no le gustará.
|
"Ah well, I can fancy that; though it seems
to me you′re not bound to mind his likings. They′re his affair."
|
-Me lo imagino, aunque no creo que debas preocuparte por lo
que le guste o no al marido. Eso es cosa de él.
|
"I don′t want to make any more trouble
between them," said Ralph.
|
-No quiero crear discordia entre ellos -dijo Ralph.
|
"Is there so much already?"
|
¿Tanta hay ya?
|
"There′s complete preparation for it. Her
going off with me would make the explosion. Osmond isn′t fond of his
wife′s cousin."
|
-Por lo menos, todo está preparado para que la haya. Si Isabel
se fuera conmigo provocaría la explosión. A Osmond no le hace ninguna
gracia el primo de su mujer.
|
"Then of course he′d make a row. But won′t he
make a row if you stop here?"
|
-Entonces es claro que armaría un alboroto. Pero ¿no lo armará
igualmente si te quedas aquí?
|
"That′s what I want to see. He made one the
last time I was in Rome, and then I thought it my duty to disappear. Now I
think it′s my duty to stop and defend her."
|
-Esto es lo que quiero ver. L o armó la última vez que estuve
en Roma, y entonces consideré que era mi deber desaparecer. En cambio,
ahora pienso que mi deber es precisamente quedarme y tratar de defenderla.
|
"My dear Touchett, your defensive powers --!"
Lord Warburton began with a smile. But he saw something in his companion′s
face that checked him. "Your duty, in these premises, seems to me rather a
nice question," he observed instead.
|
-Mi querido Touchett... ¡lo que son tus poderes defensivos...!
-empezó diciendo sonriente lord Warburton. Pero algo que vio en el rostro
de su amigo le contuvo, de modo que continuó, más en serio-: Tu deber, en
estas circunstancias, me parece una cuestión sutil.
|
Ralph for a short time answered nothing.
"It′s true that my defensive powers are small," he returned at last; "but
as my aggressive ones are still smaller Osmond may after all not think me
worth his gunpowder. At any rate," he added, "there are things I′m curious
to see."
|
Ralph estuvo un rato sin decir palabra. -Es verdad que mis
poderes defensivos son modestos -respondió al fin-, pero como mi fuerza
agresiva es todavía menor, es posible que Osmond piense que no valgo
siquiera lo que vale la pólvora de su pistola. De todos modos, hay cosas
que tengo curiosidad por ver.
|
"You′re sacrificing your health to your
curiosity then?"
|
-Es decir, que vas a sacrificar tu salud a tu curiosidad. r
|
"I′m not much interested in my health, and
I′m deeply interested in Mrs. Osmond."
|
-Mi salud no me interesa demasiado, y la señora Osmond me
interesa muchísimo.
|
"So am I. But not as I once was," Lord
Warburton added quickly. This was one of the allusions he had not hitherto
found occasion to make.
|
-También a mí. Pero no como antaño -se apresuró a añadir lord
Warburton. Ésta era una alusión que no había tenido oportunidad de hacer
hasta aquel momento.
|
"Does she strike you as very happy?" Ralph
enquired, emboldened by this confidence.
|
-¿Tú crees que es muy feliz? -preguntó Ralph, envalentonado
por esa confidencia.
|
"Well, I don′t know; I′ve hardly thought. She
told me the other night she was happy."
|
-No sé qué decirte. Apenas he pensado en ello. La otra noche
me dijo que era feliz.
|
"Ah, she told YOU, of course," Ralph
exclaimed, smiling.
|
-Naturalmente, a ti tenía que decirte eso -exclamó Ralph
sonriendo.
|
"I don′t know that. It seems to me I was
rather the sort of person she might have complained to."
|
-No veo por qué. Me parece más bien que yo soy la persona a
quien ella podría quejarse.
|
"Complained? She′ll never complain. She has
done it --what she HAS done --and she knows it. She′ll complain to you
least of all. She′s very careful."
|
-¿Quejarse? Ella no se quejará nunca. Ha hecho... lo q ue ha
hecho... y lo sabe. Serías el último a quien ella se quejaría. Tiene mucho
cuidado con lo que hace.
|
"She needn′t be. I don′t mean to make love to
her again."
|
-Pues no tiene por qué. No pienso volver a cortejarla.
|
"I′m delighted to hear it. There can be no
doubt at least of YOUR duty."
|
-Me encanta oírtelo decir. Al menos, no cabe duda de cuál es
tu obligación.
|
"Ah no," said Lord Warburton gravely; "none!"
|
-¡Ah, no! Ninguna, desde luego -dijo seriamente lord
Warburton.
|
"Permit me to ask," Ralph went on, "whether
it′s to bring out the fact that you don′t mean to make love to her that
you′re so very civil to the little girl?"
|
-¿Me permites una pregunta? ¿Es para dejar en claro que no
piensas volver a cortejarla por lo que te muestras tan amable con la
jovencita?
|
Lord Warburton gave a slight start; he got up
and stood before the fire, looking at it hard. "Does that strike you as
very ridiculous?"
|
Lord Warburton dio un respingo, se levantó y se detuvo delante
del fuego, mirándolo fijamente. -¿Te parece muy ridículo?
|
"Ridiculous? Not in the least, if you really
like her."
|
-¿Ridículo? En absoluto. Si de verdad te gusta la muchacha.
|
"I think her a delightful little person. I
don′t know when a girl of that age has pleased me more."
|
-Me parece una criatura deliciosa. No recuerdo a ninguna joven
de su edad que me haya gustado tanto.
|
"She′s a charming creature. Ah, she at least
is genuine."
|
-Es una muchacha encantadora. Ah, por lo menos, ella es
auténtica.
|
"Of course there′s the difference in our ages
- -more than twenty years."
|
-Claro que hay que pensar en la diferencia de edad... más de
veinte años.
|
"My dear Warburton," said Ralph, "are you
serious?"
|
-Mi querido Warburton, ¿hablas en serio? -preguntó Ralph.
|
"Perfectly serious --as far as I′ve got."
|
-Totalmente en serio..., hasta ahora.
|
"I′m very glad. And, heaven help us," cried
Ralph, "how cheered-up old Osmond will be!"
|
-Me alegro mucho -exclamó Ralph-. ¡Cielo santo! ¡Habrá que ver
lo contento que va a ponerse el bueno de Osmond!
|
His companion frowned. "I say, don′t spoil
it. I shouldn′t propose for his daughter to please HIM."
|
-Oye, no lo estropees -dijo su compañero frunciendo el ceño-.
No tengo la menor intención de pedir la mano de su hija para agradarle a
él.
|
"He′ll have the perversity to be pleased all
the same."
|
-Pero él tendrá la perversidad de sentirse halagado de todos
modos.
|
"He′s not so fond of me as that," said his
lordship.
|
-No creo, no me aprecia hasta ese punto -dijo el aristócrata.
|
"As that? My dear Warburton, the drawback of
your position is that people needn′t be fond of you at all to wish to be
connected with you. Now, with me in such a case, I should have the happy
confidence that they loved me."
|
-¿Hasta qué punto? Mi querido Warburton, lo malo de tu
posición es que no hace falta apreciarte para querer emparentar contigo.
En cambio yo, en tu caso, tendría la grata certeza de ser apreciado.
|
Lord Warburton seemed scarcely in the mood
for doing justice to general axioms --he was thinking of a special case.
"Do you judge she′ll be pleased?"
|
Pero lord Warburton no parecía muy inclinado a considerar
axiomas generales..., estaba pensando en un caso particular. -¿Crees que a
ella le halagará? -preguntó.
|
"The girl herself? Delighted, surely."
|
-¿Te refieres a la muchacha? Le encantará, tenlo por seguro.
|
"No, no; I mean Mrs. Osmond."
|
-No, no; me refiero a la señora Osmond.
|
Ralph looked at him a moment. "My dear
fellow, what has she to do with it?"
|
Ralph le miró fijamente un momento. -Mi querido amigo, ¿qué
tiene que ver ella con eso?
|
"Whatever she chooses. She′s very fond of
Pansy."
|
-Tiene muchísimo que ver. Quiere mucho a Pansy.
|
"Very true --very true." And Ralph slowly got
up. "It′s an interesting question --how far her fondness for Pansy will
carry her." He stood there a moment with his hands in his pockets and
rather a clouded brow. "I hope, you know, that you′re very --very sure.
The deuce!" he broke off. "I don′t know how to say it."
|
-Eso es cieno, es cierto -dijo Ralph poniéndose en pie
lentamente-. He ahí una cuestión interesante... hasta dónde la llevará su
cariño por Pansy. -Se detuvo con las manos en los bolsillos y el ceño
fruncido. Luego exclamó-: Supongo que, en fin... que estás muy... muy
seguro... ¡Demonio!... No sé cómo decirlo.
|
"Yes, you do; you know how to say
everything."
|
-Sí que sabes. Sabes decirlo todo.
|
"Well, it′s awkward. I hope you′re sure that
among Miss Osmond′s merits her being --a --so near her stepmother isn′t a
leading one?"
|
-Es que... resulta embarazoso... ¿Estás seguro de que entre
los méritos de la señorita Osmond no es el principal el de estar...,
eh..., tan cerca de su madrastra?
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"Good heavens, Touchett!" cried Lord
Warburton an grily, "for what do you take me?"
|
-¡Por Dios, Touchett! ¿Por quién me tomas? -exclamó lord
Warburton en tono airado.
|
CHAPTER 40
|
40
Isabel had not seen much of Madame Merle
since her marriage, this lady having indulged in frequent absences from
Rome. At one time she had spent six months in England; at another she had
passed a portion of a winter in Paris. She had made numerous visits to
distant friends and gave countenance to the idea that for the future she
should be a less inveterate Roman than in the past. As she had been
inveterate in the past only in the sense of constantly having an apartment
in one of the sunniest niches of the Pincian --an apartment which often
stood empty --this suggested a prospect of almost constant absence; a
danger which Isabel at one period had been much inclined to deplore.
Familiarity had modified in some degree her first impression of Madame
Merle, but it had not essentially altered it; there was still much wonder
of admiration in it. T hat personage was armed at all points; it was a
pleasure to see a character so completely equipped for the social battle.
She carried her flag discreetly, but her weapons were polished steel, and
she used them with a skill which struck Isabel as more and more that of a
veteran. She was never weary, never overcome with disgust; she never
appeared to need rest or consolation. She had her own ideas; she had of
old exposed a great many of them to Isabel, who knew also that under an
appearance of extreme self-control her highly-cultivated friend concealed
a rich sensibility. But her will was mistress of her life; there was
something gallant in the way she kept going. It was as if she had learned
the secret of it --as if the art of life were some clever trick she had
guessed. Isabel, as she herself grew older, became acquainted with
revulsions, with disgusts; there were days when the world looked black and
she asked herself with some sharpness what it was that she was pret ending
to live for. Her old habit had been to live by enthusiasm, to fall in love
with suddenly-perceived possibilities, with the idea of some new
adventure. As a younger person she had been used to proceed from one
little exaltation to the other: there were scarcely any dull places
between. But Madame Merle had suppressed enthusiasm; she fell in love
now-a-days with nothing; she lived entirely by reason and by wisdom. There
were hours when Isabel would have given anything for lessons in this art;
if her brilliant friend had been near she would have made an appeal to
her. She had become aware more than before of the advantage of being like
that --of having made one′s self a firm surface, a sort of corselet of
silver.
|
Desde su matrimonio, Isabel no había visto mucho a madame
Merle, porque esta dama se ausentaba con frecuencia de Roma. Una vez pasó
seis meses seguidos en Inglaterra, y otra, gran parte del invierno en
París. Había hecho numerosas visitas a amigos distantes y daba pie a
sospechar que en el futuro sería una romana menos inveterada que en el
pasado. Como hasta ahora había sido una habitante inveterada de Roma sólo
en el sentido de tener constantemente un pisito en uno de los más soleados
rincones del Pincio..., pisito que a menudo permanecía deshabitado... ello
parecía sugerir la posibilidad de una ausencia ca si constante; peligro
que en cierta época Isabel se había sentido inclinada a deplorar. La
familiaridad había ido modificando en cierto grado su primera impresión de
madame Merle, pero no la había alterado esencialmente. Todavía le
despertaba una asombrada admiración. El personaje estaba armado por los
cuatro costados. Era un placer ver un carácter tan admirablemente
pertrechado para la batalla social. Enarbolaba discretamente su bandera,
pero sus armas eran del mejor acero, y las usaba con una destreza que a
Isabel le parecía cada vez más la de un veterano. No daba nunca la
impresión de estar fatigada, ni embargada por algún disgusto; nunca
parecía necesitar descanso ni consuelo. Tenía sus ideas propias; muchas
las había expuesto en otro tiempo ante Isabel, que sabía también que, bajo
la apar iencia de un extraordinario dominio de sí misma, su cultísima
amiga ocultaba una exquisita sensibilidad. Sin embargo, su voluntad era
dueña de su vida, y había algo aguerrido en su manera de seguir siempre
adelante. Era como si hubiera descubierto el secreto, como si el arte de
la vida fuese un astuto truco que hubiese adivinado. Isabel, a medida que
iba creciendo en años, conocía los disgustos, las rebeldías, hasta el
extremo de que algunos días el mundo se le aparecía negro y se preguntaba
con cierta acritud para qué pretendía vivir. Su antigua costumbre había
sido vivir gracias al entusiasmo, enamorarse de las posibilidades
súbitamente percibidas, de la idea de alguna nueva aventura. Cuando era
más joven, solía pasar de una exaltación a otra, sin que entre ellas se
produjeran intervalos de aburrimi ento. Pero madame Merle había suprimido
el entusiasmo, ya no se enamoraba de nada y vivía enteramente guiada por
la razón y por la sabiduría. Había momentos en que Isabel hubiera dado
cualquier cosa por unas cuantas lecciones de aquel arte, y, si su ilustre
amiga hubiese estado cerca, habría acudido a ella. Se daba cuenta mucho
más que antes de las ventajas que proporciona el ser así... el haberse
convertido en una superficie lisa, en una especie de coraza de plata.
|
But, as I say, it was not till the winter
during which we lately renewed acquaintance with our heroine that the
personage in question made again a continuous stay in Rome. Isabel now saw
more of her than she had done since her marriage; but by this time
Isabel′s needs and inclinations had considerably changed. It was not at
present to Madame Merle that she would have applied for instruction; she
had lost the desire to know this lady′s clever trick. If she had troubles
she must keep them to herself, and if life was difficult it would not make
it easier to confess herself beaten. Madame Merle was doubtless of great
use to herself and an ornament to any circle; but was she --would she be
--of use to others in periods of refined embarrassment? The best way to
profit by her friend --this indeed Isabel had always thought --was to
imitate her, to be as firm and bright as she. She recognised no
embarrassments, and Isabel, considering this fact, determined for the
fiftieth time to brush aside her own. It seemed to her too, on the renewal
of an intercourse which had virtually been interrupted, that her old ally
was different, was almost detached --pushing to the extreme a certain
rather artificial fear of being indiscreet. Ralph Touchett, we know, had
been of the opinion that she was prone to exaggeration, to forcing the
note --was apt, in the vulgar phrase, to overdo it. Isabel had never
admitted this charge --had never indeed quite understood it; Madame
Merle′s conduct, to her perception, always bore the stamp of good taste,
was always "quiet." But in this matter of not wishing to intrude upon the
inner life of the Osmond family it at last occurred to our young woman
that she overdid a little. That of course was not the best taste; that was
rather violent. She remembered too much that Isabel was married; that she
had now other interests; that though she, Madame Merle, had known Gilbert
Osmond and his little Pansy very well, better almost than any one, she was
not after all of the inner circle. She was on her guard; she never spoke
of their affairs till she was asked, even pressed --as when her opinion
was wanted; she had a dread of seeming t o meddle. Madame Merle was as
candid as we know, and one day she candidly expressed this dread to
Isabel.
|
Mas, como digo, hasta el invierno en que últimamente renovamos
el contacto con nuestra heroína, no había vuelto el personaje en cuestión
a pasar una larga temporada en Roma. Isabel la veía ahora mucho más de lo
que la había visto desde su boda; pero a estas alturas las necesidades y
aficione s de nuestra heroína habían cambiado sensiblemente. A la sazón no
era a madame Merle a quien habría acudido en busca de instrucción, pues ya
no experimentaba el deseo de conocer el truco clarividente de esa dama.
Ahora pensaba que si tenía penas, debía callárselas, y, si la vida le
resultaba difícil, no facilitaría las cosas el confesarse derrotada. Sin
duda alguna madame Merle era de gran utilidad para sí misma y un ornato en
cualquier círculo social; pero ¿era -seria- igualmente útil para los demás
en momentos de sutil apuro? La mejor manera, pues, de aprovecharse de la
sabiduría de su amiga -y eso era lo que Isabel había pensado siempre- era
imitarla, ser tan firme y brillante como ella. Madame Merle no confesaba
sus apuros e Isabel, considerando este hecho, decidió 7 por enésima vez
deshacerse de los suyos. Le pareció además, al reanudar unas relaciones
que prácticamente se habían truncado, que su antigua aliada se mostraba
diferente, casi despegada... llevando al extremo un cierto temor más bien
artificial de ser indiscreta. Ralph Touchett, como ya sabemos, había sido
de la opinión que aquella dama tendía a exagerar, a forzar la nota... que,
como vulgarmente se dice, se pasaba de la raya. Isabel no había admitido
jamás semejante acusación..., de hecho nunca la había entendido del todo.
A su parecer, la conducta de madame Merle llevaba siempre el sello del
buen gusto, era siempre «apacible». Sin embargo, en aquello de no querer
mezclarse en la vida íntima de la familia Osmond, pensaba nuestra heroína
que exageraba un poco. Eso no era, naturalmente, del m ejor gusto, eso era
un tanto violento. Madame Merle se acordaba demasiado de que Isabel estaba
casada, de que ahora tenía otras inquietudes; de que aunque ella, madame
Merle, había conocido a Gilbert Osmond y a la pequeña Pansy muy bien, casi
mejor que nadie, en fin de cuentas no formaba parte de su círculo
familiar. Estaba siempre en guardia y no hablaba nunca de sus asuntos a
menos que se le preguntara, que se la presionara incluso..., como cuando
se requería su opinión; tenía pavor a parecer entrometida. Madame Merle
era tan sincera como ya sabemos y un día expresó sinceramente ese pavor
ante Isabel.
|
"I MUST be on my guard," she said; "I might
so easily, without suspecting it, offend you. You would be right to be
offended, even if my intention should have been of the purest. I must not
forget that I knew your husband long before you did; I must not let that
betray me. If you were a silly woman you might be jealous. You′re not a
silly woman; I know that perfectly. But neither am I; therefore I′m
determined not to get into trouble. A little harm′s very soon done; a
mistake′s made before one knows it. Of course if I had wished to make love
to your husband I had ten years to do it in, and nothing to prevent; so it
isn′t likely I shall begin to-day, when I′m so much less attractive than I
was. But if I were to annoy you by seeming to take a place that doesn′t
belong to me, you wouldn′t make that reflection; [si c}">you′d simply
say I was forgetting certain differences. I′m determined not to forget
them. Certainly a good friend isn′t always thinking of that; one doesn′t
suspect one′s friends of injustice. I don′t suspect you, my dear, in the
least; but I suspect human nature. Don′t think I make myself
uncomfortable; I′m not always watching myself. I think I sufficiently
prove it in talking to you as I do now. All I wish to say is, however,
that if you were to be jealous --that′s the form it would take --I should
be sure to think it was a little my fault. It certainly wouldn′t be your
husband′s."
|
-No tengo más remedio que estar en guardia, porque, a lo
mejor, sin sospecharlo, podría ofenderla. Tendría usted razón al
ofenderse, aunque mis intenciones fueran de lo más puro. Yo no debo
olvidar que conocí a su esposo mucho antes que usted, no debo consentir
que eso me delate. Si usted fuese una mujer tonta, podría sentirse celosa;
afortunadamente usted no es tonta, eso lo sé perfectamente. Tampoco yo lo
soy, y por lo tanto estoy decidida a no meterme en líos. Un poco de daño
se hace sin querer, y un error se comete, aun sin querer, antes de que una
pueda darse cuenta. Desde luego, si yo hubiese querido enamorar a su
marido, habría tenido diez años para hacerlo sin ningún impedimento; de
modo que no sería lógico que empezase ahora, cuando soy mucho menos
atractiva que entonces. Pero, si yo la molestase a usted pareciendo querer
ocupar un sitio que no me pertenece, usted no se haría tal reflexión, sino
que me culparía de olvidar ciertas diferencias... Y yo estoy resuelta a no
olvidarlas. Indudab lemente, una buena amiga no está siempre pensando en
estas cosas, nadie sospecha que sus amigos obren injustamente. Yo no
sospecho en absoluto de usted, querida, pero sospecho de la naturaleza
humana. No piense que me siento siempre incómoda, pues no me dedico a
vigilarme todo el tiempo. Creo que se lo estoy demostrando suficientemente
por el hecho de hablarle como le hablo. Lo único que le quiero decir, en
fin, es que si usted llegara a sentirse celosa... ya que ésa sería la
forma que adoptaría el caso... yo a la fuerza pensaría que era un poco por
mi culpa. Desde luego que no sería por culpa de su marido.
|
Isabel had had three years to think over Mrs.
Touchett′s theory that Madame Merle had made Gilbert Osmond′s marriage. We
know how she had at first received it. Madame Merle might have made
Gilbert Osmond′s marriage, but she certainly had not made Isabel Archer′s.
That was the work of --Isabel scarcely knew what: of nature, providenc e,
fortune, of the eternal mystery of things. It was true her aunt′s
complaint had been not so much of Madame Merle′s activity as of her
duplicity: she had brought about the strange event and then she had denied
her guilt. Such [sic}">guilt would not have been great, to Isabel′s
mind; she couldn′t make a crime of Madame Merle′s having been the
producing cause of the most important friendship she had ever formed. This
had occurred to her just before her marriage, after her little discussion
with her aunt and at a time when she was still capable of that large
inward reference, the tone almost of the philosophic historian, to her
scant young annals. If Madame Merle had desired her change of state she
could only say it had been a very happy thought. With her, moreover, she
had been perfectly straightforward; she had never concealed her high
opinion of Gilbert Osmond. After their union Isabel discovered that her
husband took a less convenient view of the matter; he seldom consented to
finger, in talk, this roundest and smoothest bead of their social rosary.
|
Isabel había tenido tres años para meditar sobre aquella
teoría de la señora Touchett de que madame Merle había arreglado el
matrimonio de Gilbert Osmond. Y ya sabemos cóómo la había recibido en un
principio. Era muy posible que madame Merle hubiese compuesto la boda de
Gilbert Osmond, pero en absoluto la de Isabel Archer. Ésta había sido obra
de... Isabel apenas sabía de qué: de la naturaleza, del azar, de la
providencia, del eterno misterio de todas las cosas. Bien es cierto que la
queja de su tía no se refería tanto a la actividad de madame Merle cuanto
a su duplicidad; ella había provocado el extraño acontecimiento y después
había negado su culpa. Esa culpa no habría sido grande, a juicio de
Isabel, pues no′ podía ver delito en que madame Merle hubiese sido el
agente causal de la amistad más importante que había hecho en su vida.
Esto se le había ocurrido justo en vísperas de su matrimonio, tras un
pequeño altercado con su t 37ía y en una época en que era todavía capaz de
aquella amplia introspección, hecha con el tono del historiador
filosófico, en sus anales todavía incipientes. Si madame Merle había
deseado su cambio de estado, lo único que cabía decir es que había sido
una idea feliz. Con ella, además, había actuado con total franqueza, no
ocultando jamás su alta opinión de Gilbert Osmond. Después de su boda,
Isabel descubrió que su marido abrigaba una opinión menos cómoda del
asunto, y raras veces consentía, durante sus conversaciones, en pasar
entre los dedos aquella cuenta, la más suave y redonda del rosario social
de los dos.
|
"Don′t you like Madame Merle?" Isabel had
once said to him. "She thinks a great deal of you."
|
-¿No te gusta madame Merle? -le había preguntado una vez
Isabel-. Pues ella tiene muy buena opini 43ón de ti.
|
"I′ll tell you once for all," Osmond had
answered. "I liked her once better than I do to-day. I′m tired of her, and
I′m rather ashamed of it. She′s so almost unnaturally good! I′m glad she′s
not in Italy; it makes for relaxation --for a sort of moral detente. Don′t
talk of her too much; it seems to bring her back. She′ll come back in
plenty of time."
|
-Te lo diré de una vez por todas -había contestado Osmond-.
Antes me gustaba más que ahora. Ya estoy cansado de ella, aunque me
avergüenza decirlo. ¡Es tan antinaturalmente buena! Me alegro de que no
esté en Italia; se encuentra uno más relajado... es una especie de deténte
moral. No hables mucho de ella, sería como hacerla volver. Ya volverá a su
debido tiempo, pierde cuidado.
|
Madame Merle, in fact, had come back before
it was too late --too late, I mean, to recover whatever advantage she
might have lost. But meantime, if, as I have said, she was sensibly
different, Isabel′s feelings were also not quite the same. Her
consciousness of the situation was as acute as of old, but it was much
less satisfying. A di ssatisfied mind, whatever else it may miss, is
rarely in want of reasons; they bloom as thick as buttercups in June. The
fact of Madame Merle′s having had a hand in Gilbert Osmond′s marriage
ceased to be one of her titles to consideration; it might have been
written, after all, that there was not so much to thank her for. As time
went on there was less and less, and Isabel once said to herself that
perhaps without her these things would not have been. That reflection
indeed was instantly stifled; she knew an immediate horror at having made
it. "Whatever happens to me let me not be unjust," she said; "let me bear
my burdens myself and not shift them upon others!" This disposition was
tested, eventually, by that ingenious apology for her present conduct
which Madame Merle saw fit to make and of which I have given a sketch; for
there was something irritating --there was almost an air of mockery --in
her neat discriminations and clear convictions. In Isabel′s mind to-day
there was nothing clear; there was a confusion of regrets, a complication
of fears. She felt helpless as she turned away from her friend, who had
just made the statements I have quoted: Madame Merle knew so little what
she was thinking of! She was herself moreover so unable to explain.
Jealous of her --jealous of her with Gilbert? The idea just then suggested
no near reality. She almost wished jealousy had been possible; it would
have made in a manner for refreshment. Wasn′t it in a manner one of the
symptoms of happiness? Madame Merle, however, was wise, so wise that she
might have been pretending to know Isabel better than Isabel knew herself.
This young woman had always been fertile in resolutions --many of them of
an elevated character; but at no period had they flourished (in the
privacy of her heart) more richly than to-day. It is true that they all
had a family likeness; they might have been summed up in the determination
that if she was to be unhappy it shou ld not be by a fault of her own. Her
poor winged spirit had always had a great desire to do its best, and it
had not as yet been seriously discouraged. It wished, therefore, to hold
fast to justice --not to pay itself by petty revenges. To associate Madame
Merle with its disappointment would be a petty revenge --especially as the
pleasure to be derived from that would be perfectly insincere. It might
feed her sense of bitterness, but it would not loosen her bonds. It was
impossible to pretend that she had not acted with her eyes open; if ever a
girl was a free agent she had been. A girl in love was doubtless not a
free agent; but the sole source of her mistake had been within herself.
There had been no plot, no snare; she had looked and considered and
chosen. When a woman had made such a mistake, there was only one way to
repair it --just immensely (oh, with the highest grandeur!) to accept it.
One folly was enough, especially when it was to last for ever; a second on
e would not much set it off. In this vow of reticence there was a certain
nobleness which kept Isabel going; but Madame Merle had been right, for
all that, in taking her precautions.
|
En efecto, madame Merle volvió antes de que fuera demasiado
tarde... es decir, demasiado tarde para recobrar las ventajas que hubiese
podido perder. Entretanto, si, como ya he dicho, se mostraba sensiblemente
distinta, tampoco la manera de sentir de Isabel era la misma. Su
consciencia de la situación era tan aguda como antes, pero mucho menos
satisfactoria. Un espíritu insatisfecho, por muchas c osas que eche de
menos, nunca se halla escaso de razones: florecen como los ranúnculos en
el mes de junio. El hecho de que madame Merle hubiera tenido parte en el
matrimonio de Gilbert Osmond dejó de ser uno de sus títulos honoríficos; a
fin de cuentas, podría haberse escrito que no era tanto lo que había que
agradecerle. Con el paso del tiempo, cada vez había menos que agradecerle,
e Isabel acabó por decirse que tal vez sin la intervención de su amiga
esas cosas no habrían sucedido. Cierto que tal reflexión fue sofocada al
instante; Isabel se horrorizó de inmediato por habérsela hecho. «Me pase
lo que me pase -Isabel se dijo entonces-, no debo ser nunca injusta; mi
deber es soportar mi carga y no traspasársela a los demás». Semejante
disposición de ánimo fue puesta a prueba más adelante por aquella
ingeniosa apología de su conducta presente que madame Merle tuvo a bien
hacer, y de la cual he dado un esbozo; porque había algo sin duda
irritante..., casi un aire de burla, en sus claras convicciones y sus
nítidas distinciones. En la mente de Isabel nada estaba claro a aquellas
alturas; había una confusión de pesares y un enredo de temores. Parecía
sentirse desamparada al separarse de su amiga, que acababa de hacer las
declaraciones que he citado. ¡Madame Merle sabía tan poco de lo que ella
estaba pensando! Isabel, además, se sentía incapaz de explicarlo. ¿Cómo,
celos de su amiga... celos de ella con Gilbert? Tal idea no le sugería en
absoluto una realidad próxima. Ojalá hubiese sido posible concebir celos,
habrían constituido una es pecie de refrigerio. ¿No eran, en cierto modo,
uno de los síntomas de la felicidad? Madame Merle, sin embargo, era sabia,
tanto que podía pretender conocer a Isabel mejor aún de lo que Isabel se
conocía a sí misma. Esta joven había sido siempre fecunda en decisiones...
muchas de ellas de elevado carácter; pero en ningún otro período de su
vida habían florecido con tanta fuerza como ahora en lo recóndito de su
corazón. A decir verdad, todas ellas tenían un aire de familia y podían
resumirse en la determinación de que, si tenía que ser desgraciada, no
sería por su propia culpa. Su pobre espíritu alado había tenido siempre un
vivo deseo de obrar lo mejor posible, y hasta el presente no había
recibido serios desalientos. Deseaba, por lo tanto, aferrarse a l a
justicia, y no resarcirse con venganzas mezquinas. Asociar a madame Merme
con su desengaño habría constituido una venganza mezquina... sobre todo
porque el placer que ello le reportase habría sido del todo insincero.
Habría podido alimentar su sensación de amargura, pero no podía aflojar
sus cadenas. Era imposible tratar de convencerse de que no había obrado
con los ojos abiertos, pues si una joven había actuado alguna vez con
entera libertad, fue ella. Bien era cierto que una muchacha enamorada no
era un ser libre, pero la única fuente de su error había sido ella misma.
No había existido conjura ni trampa de ninguna clase; ella y sólo ella
había mirado, considerado y resuelto. Cuando una mujer cometía semejante
error, no había más que un modo de repararlo..., reparación inmensa (¡a h,
y con la mayor grandeza!): aceptarlo. Una locura era bastante, sobre todo
si iba a durar para siempre, y una segunda no la corregiría apenas. En
este voto de reticencia había cierta nobleza que sostenía a Isabel; pero a
pesar de todo madame Merle había hecho bien en tomar las precauciones
debidas.
|
One day about a month after Ralph Touchett′s
arrival in Rome Isabel came back from a walk with Pansy. It was not only a
part of her general determination to be just that she was at present very
thankful for Pansy --it was also a part of her tenderness for things that
were pure and weak. Pansy was dear to her, and there was nothing else in
her life that had the rightness of the young creature′s attachment or the
sweetness of her own clearness about it. It was like a soft presence
--like a small hand in her own; on Pansy′s part it was more than an
affection --it was a kind of ardent coercive faith. On her own side her
sense of the girl′s dependence was more than a pleasure; it operated as a
definite reason when motives threatened to fail her. She had said to
herself that we must take our duty where we find it, and that we must look
for it as much as possible. Pansy′s sympathy was a direct admonition; it
seemed to say that here was an opportunity, not eminent perhaps, but
unmistakeable. Yet an opportunity for what Isabel could hardly have said;
in general, to be more for the child than the child was able to be for
herself. Isabel could have smiled, in these days, to remember that her
little companion had once been ambiguous, for she now perceived that
Pansy′s ambiguities were simply her own grossness of vision. She had been
unable to believe any one could care so much --so extraordinarily much
--to please. But since then she had seen this delicate faculty in
operation, and now she knew what to think of it. It was the whole creature
--it was a sort of genius. Pansy had no pride to interfere with it, and
though she was constantly extending her conquests she took no credit for
them. The two were co nstantly together; Mrs. Osmond was rarely seen
without her stepdaughter. Isabel liked her company; it had the effect of
one′s carrying a nosegay composed all of the same flower. And then not to
neglect Pansy, not under any provocation to neglect her --this she had
made an article of religion. The young girl had every appearance of being
happier in Isabel′s society than in that of any one save her father, whom
she admired with an intensity justified by the fact that, as paternity was
an exquisite pleasure to Gilbert Osmond, he had always been luxuriously
mild. Isabel knew how Pansy liked to be with her and how she studied the
means of pleasing her. She had decided that the best way of pleasing her
was negative, and consisted in not giving her trouble --a conviction which
certainly could have had no reference to trouble already existing. She was
therefore ingeniously passive and almost imaginatively docile; she was
careful even to moderate the eagerness with which she assented to Isabel′s
propositions and which might have implied that she could have thought
otherwise. She never interrupted, never asked social questions, and though
she delighted in approbation, to the point of turning pale when it came to
her, never held out her hand for it. She only looked toward it wistfully
--an attitude which, as she grew older, made her eyes the prettiest in the
world. When during the second winter at Palazzo Roccanera she began to go
to parties, to dances, she always, at a reasonable hour, lest Mrs. Osmond
should be tired, was the first to propose departure. Isabel appreciated
the sacrifice of the late dances, for she knew her little companion had a
passionate pleasure in this exercise, taking her steps to the music like a
conscientious fairy. Society, moreover, had no drawbacks for her; she
liked even the tiresome parts --the heat of ball-rooms, the dulness of
dinners, the crush at the door, the awkward waiting for the carriage.
During the d ay, in this vehicle, beside her stepmother, she sat in a
small fixed, appreciative posture, bending forward and faintly smiling, as
if she had been taken to drive for the first time.
|
Un día, aproximadamente un mes después de que Ralph Touchett
llegara a Roma, Isabel volvía de dar un paseo con Pansy. El mostrarse tan
afable con Pansy no era tan sólo parte de su decisión de ser justa, sino
que obedecía también a su ternura por todo lo que era puro y débil. Quería
de veras a Pansy, y en su vida no había nada que tuviese la rectitud del
afecto de aquella criatura ni la dulzura de su propia clarividencia
respecto de semejante sentimiento. Era como una suave presencia... como
una mano diminuta d entro de la suya; y por parte de Pansy era más que un
afecto, era una especie de fe ardiente y coercitiva. Del lado de Isabel,
la sensación de aquella dependencia de la jovencita era más que un placer,
operaba como una razón concreta cuando otras determinaciones amenazaban
abandonarla. Se había dicho a sí misma que hay que asumir el deber allí
donde se lo encuentre, y buscarlo en la medida de lo posible. El afecto de
Pansy era una exhortación directa, parecía como si le advirtiera de que
ahí había una oportunidad, acaso no extraordinaria, pero sí inconfundible.
Oportunidad de qué, Isabel apenas lo habría podido decir; en general, de
ser para la muchacha más de lo que la muchacha pudiese ser para sí misma.
Isabel acaso se habría sonreído al recordar que su pequeña compañ era se
había mostrado en cierta época algo ambigua, pues ahora comprendía que
aquello que le pareció ambigüedad no era sino su propia tosquedad de
visión. Isabel no había podido creer que nadie pudiera tener tanto
empeño... tantísimo empeño:.. en agradar. Pero desde entonces había visto
esa delicada facultad en acción, y sabía ya qué pensar de ella. Constituía
todo el ser de la criatura... era una especie de genialidad. Pansy no
tenía orgullo que la estorbase, y, aunque iba extendiendo de día en día
sus conquistas, no se envanecía. Las dos estaban constantemente juntas.
Rara vez se veía a la señora Osmond sin su hijastra. A Isabel le agradaba
su compañía; hacía el mismo efecto de llevar un ramillete compuesto todo
de la misma flor. Había c onvertido en un artículo de su religión el
propósito de no desatender a Pansy, no desatenderla en ninguna
circunstancia. Por su parte, la joven daba todas las muestras de estar más
a gusto en compañía de Isabel que en la de ninguna otra persona, excepto
su padre, al que admiraba con una intensidad justificada por el hecho de
que, como la paternidad constituía un placer exquisito para Osmond, éste
había sido siempre un padre deleitosamente blando. Isabel se daba cuenta
de cuánto le gustaba a Pansy estar con ella y hasta qué punto estudiaba la
joven la manera de complacerla. Pansy había decidido que la mejor manera
de agradarle era la negativa, que consistía en no ocasionarle molestias...
convicción que desde luego no podía hacer referencia a las molestias ya
existentes. Se mostraba, por lo tanto, ingeniosamente pasiva y casi
imaginativamente dócil; ponía el mayor cuidado hasta en moderar el ímpetu
con que asentía a las proposiciones de Isabel, y que pudiera haber
implicado la posibilidad de que ella deseara otra cosa. Jamás interrumpía,
no hacía jamás preguntas por pura fórmula, y aunque la aprobación la
encantaba hasta el punto de hacerla palidecer, no tendía jamás la mano
para pedirla. Se limitaba a esperar con anhelo..., con un gesto que, a
medida que fue creciendo, hizo de sus ojos los más hermosos del mundo.
Cuando, durante el segundo invierno que pasaron en al Palazzo Roccanera,
empezó la muchacha a asistir a fiestas y bailes, era siempre la primera en
proponer que se marchasen a casa a una hora razonable, no fuera que la
señora Osmond llegara a can′5fsarse. Isabel apreciaba ese sacrificio de
los últimos bailes, pues le constaba que su pequeña compañera
experimentaba una auténtica pasión por ese ejercicio, ajustando sus pasos
a la música como un hada escrupulosa. Además, la vida de sociedad no
encerraba para ella inconvenientes; le gustaba hasta en lo que tenía de
fatigoso... el calor a veces sofocante de los salones de baile, el
aburrimiento de las cenas, los apretujones en las puertas, la aburrida
espera del carruaje. Durante el día, en ese vehículo, iba sentada al lado
de su madrastra, con una postura rígida y atenta, un poco inclinada hacia
delante y vagamente sonriente, como si fuera la primera vez que la sacaran
de paseo.
|
On the day I speak of they had been driven
out of one of the gates of the city and at the end of half an hour had
left the carriage to await them by the roadside while they walked away
over the short grass of the Campagna, which even in the winter months is
sprinkled with delicate flowers. This was almost a daily habit with
Isabel, who was fond of a walk and had a swift length of step, though not
so swift a one as on her first coming to Europe. It was not the form of
exercise that Pansy loved best, but she liked it, because she liked
everything; and she moved with a shorter undulation beside her father′s
wife, who afterwards, on their return to Rome, paid a tribute to her
preferences by making the circuit of the Pincian or the Villa Borghese.
She had gathered a handful of flowers in a sunny hollow, far from the
walls of Rome, and on reaching Palazzo Roccanera she went straight to her
room, to put them into water. Isabel passed into the drawing-room, the one
she herself usually occupied, the second in order from the large
ante-chamber which was entered from the staircase and in which even
Gilbert Osmond′s rich devices had not been able to correct a look of
rather grand nudity. Just beyond the threshold of the drawing-room she
stopped short, the reason for her doing so being that she had received an
impression. The impression had, in strictness, nothing unprecedented; but
she felt it as something new, and the soundlessness of her step gave her
time to take in the scene before she interrupted it. Madame Merle was
there in her bonnet, and Gilbert Osmond was talking to her; for a minute
they were unaware she had come in. Isabel had often seen that before, cert
ainly; but what she had not seen, or at least had not noticed, was that
their colloquy had for the moment converted itself into a sort of familiar
silence, from which she instantly perceived that her entrance would
startle them. Madame Merle was standing on the rug, a little way from the
fire; Osmond was in a deep chair, leaning back and looking at her. Her
head was erect, as usual, but her eyes were bent on his. What struck
Isabel first was that he was sitting while Madame Merle stood; there was
an anomaly in this that arrested her. Then she perceived that they had
arrived at a desultory pause in their exchange of ideas and were musing,
face to face, with the freedom of old friends who sometimes exchange ideas
without uttering them. There was nothing to shock in this; they were old
friends in fact. But the thing made an image, lasting only a moment, like
a sudden flicker of light. Their relative positions, their absorbed mutual
gaze, struck her as something detected . But it was all over by the time
she had fairly seen it. Madame Merle had seen her and had welcomed her
without moving; her husband, on the other hand, had instantly jumped up.
He presently murmured something about wanting a walk and, after having
asked their visitor to excuse him, left the room.
|
En el día de que hablo habían salido por una de las puertas de
la ciudad, y al cabo de media hora dejaron el coche esperándolas junto a
la carretera mientras daban un paseo sobre la corta yerba de la campiña
romana, que hasta en los meses de invierno está salpicada de florecillas.
Era casi un hábito cotidiano de Isabel, que era muy aficionada a caminar y
que lo hacía con paso largo y ligero, aunque no tan ligero como cuando
llegó a Europa. Si bien no era la forma de ejercicio que Pansy prefería,
le gustaba, porque le gustaba todo; de suerte que avanzaba con una
ondulación más corta al lado de la esposa de su padre, que después, al
regresar a Roma, accedía a sus gustos haciendo que el coche volviese por
el Pincio o por Villa Borhese. Pansy había recogido unas cuantas flores en
un rincón soleado, lejos de las murallas de Roma, y al llegar al Palazzo
Roccanera fue directamente a su habitacióón para ponerlas en un búcaro.
Isabel pasó por el salón que ella ocupaba de ordinario, el segundo a
partir del amplio vestíbulo al que se accedía desde la escalera, y en el
que ni siquiera los lujosos arreglos de Gilbert Osmond habían logrado
corregir un aspecto de majestuosa desnudez. Apenas traspasado el umbral
del salón, Isabel se detuvo en seco, y lo hizo motivada por una fuerte
impresión. La impresión no tenía, en realidad, nada de insólito, pero ella
la sintió como algo nuevo, pues lo apagado de sus pasos le dio tiempo a
contemplar la escena antes de interrumpirla. Madame Merle estaba allí, con
el sombrero puesto, y Osmond conversaba con ella; durante cosa de un
minuto no se dieron cuenta de su presencia. No era la primera vez que
Isabel veía una escena parecida, pero lo que lamas había vist o, o cuando
menos observado, era que su coloquio se hubiese convenido en una especie
de silencio familiar, del que, como advirtió de inmediato, su entrada iba
a sacarles con un sobresalto. Madame Merle estaba de pie en la alfombra,
un poco apartada del fuego, mientras que Gilbert Osmond permanecía sentado
en un sillón, con la cabeza apoyada en el respaldo y mirándola fijamente.
Madame Merle tenía, como de costumbre, la cabeza erguida, pero bajaba los
ojos para fijarlos en él. Lo que primero chocó a Isabel fue que madame
Merle estuviese de pie y él sentado; había en eso una anomalía que la
impresionó. Luego se percató de que en su intercambio de ideas habían
llegado a una pausa espontánea y que estaban meditando frente a frente,
con esa libertad de los viejos amigos que intercambia n a veces ideas sin
necesidad de expresarlas verbalmente. No había en eso nada de que
escandalizarse, ya que eran viejos amigos. Pero la escena se plasmó en una
imagen que sólo duró un instante, como un súbito fogonazo. Sus posturas
respectivas, su mirada mutuamente absorta, le dieron la sensación de haber
detectado algo. Pero cuando empezaba a asumirlo, se acabó: madame Merle la
había visto y saludado sin moverse de su sitio, en cambio su marido se
había puesto en píe de un brinco. Enseguida murmuró algo sobre salir a
estirar las piernas, y, después de rogar a su visitante que le excusara,
abandonó la habitación.
|
"I came to see you, thinking you would have
come in; and as you hadn′t I waited for you," Madame Merle said.
|
-Vine a verla, suponiendo que estaría ya en casa, pero como no
había llegado, me quedé a esperarla -dijo madame Merle.
|
"Didn′t he ask you to sit down?" Isabel asked
with a smile.
|
-¿Gilbert no le pidió que se sentara? -preguntó Isabel con una
sonrisa.
|
Madame Merle looked about her. "Ah, it′s very
true; I was going away."
|
Madame Merle miró en derredor suyo y dijo: -Ah, es cierto; es
que estaba a punto de marcharme.
|
"You must stay now."
|
-Pero ahora se quedará, supongo.
|
"Certainly. I came for a reason; I′ve
something on my mind."
|
-Naturalmente. He venido por un motivo especial. Tengo algo
que decirle.
|
"I′ve told you that before," Isabel said
--"that it takes something extraordinary to bring you to this house."
|
-Como ya le he dicho en otras ocasiones, hace falta algo
extraordinario para traerla a usted a esta casa.
|
"And you know what I ′ve told YOU; that
whether I come or whether I stay away, I′ve always the same motive --the
affection I bear you."
|
-Y sabe también lo que yo le he dicho a usted, que tanto si
vengo como si no, mis motivos son siempre los mismos... el afecto que le
profeso.
|
"Yes, you′ve told me that."
|
-Cierto, me lo ha dicho usted.
|
"You look just now as if you didn′t believe
it," said Madame Merle.
|
-Pues ahora parece como si usted no lo creyera -dijo madame
Merle.
|
"Ah," Isabel answered, "the profundity of
your motives, that′s the last thing I doubt!"
|
-¡Ah! -respondió Isabel-. Lo último que yo pondría en duda
sería la profundidad de sus motivos.
|
"You doubt sooner of the sincerity of my
words."
|
-Antes dudaría usted de la sinceridad de mis palabras.
|
Isabel shook her head gravely. "I know you′ve
always been kind to me."
|
Isabel movió la cabeza con un gesto grave. -Usted se ha
portado siempre bien conmigo.
|
"As often as you would let me. You don′t
always take it; then one has to let you alone. It′s not to do you a
kindness, however, that I′ve come to-day; it′s quite another affair. I′ve
come to get rid of a trouble of my own --to make it over to you. I′ve been
talking to your husband about it."
|
-Cada vez que usted me lo permite. Pero a veces no lo acepta,
y entonces hay que dejarla tranquila. Pero hoy no he venido para ser buena
con usted, sino para otro asunto bien distinto. He venido para
desembarazarme de un problema mío y pasárselo a usted. De eso estaba
hablando con su marido.
|
"I′m surprised at that; he doesn′t like
troubles."
|
-Me sorprende; usted sabe que a él no le gustan los problemas.
|
"Especially other people′s; I know very
well. But neither do you, I suppose. At any rate, whether you do or not,
you must help me. It′s about poor Mr. Rosier."
|
-Sobre todo los de los demás, lo sé perfectamente. Ni a usted
tampoco, supongo. De todas maneras, le gusten a usted o no, tiene que
ayudarme. Se trata del pobre Rosier.
|
"Ah," said Isabel reflectively, "it′s his
trouble then, not yours."
|
-¡Ah! -dijo Isabel con aire pensativo-. Entonces el problema
es de él, no de usted.
|
"He has succeeded in saddling me with it. He
comes to see me ten times a week, to talk about Pansy."
|
-Ha conseguido cargarlo sobre mis espaldas. Viene a verme diez
veces por semana para hablarme de Pansy.
|
"Yes, he wants to marry her. I know all about
it."
|
-Sí, estoy al tanto. Quiere casarse con ella. Madame Merle
vaciló.
|
Madame Merle hesitated. "I gathered from your
husband that perhaps you didn′t."
|
-Me ha parecido, por lo que su esposo me ha dicho, que usted
no lo sabía.
|
"How should he know what I know? He has never
spoken to me of the matter."
|
-¿Cómo sabe él lo que yo sé? Él no me ha hablado jamás del
asunto.
|
"It′s probably because he doesn′t know how to
speak of it."
|
-Será porque no sabe cómo hablar del tema.
|
"It′s nevertheless the sort of question in
which he′s rarely at fault."
|
-Sin embargo, es ésa una cuestión que no le suele
desconcertar.
|
"Yes, because as a general thing he knows
perfectly well what to think. To-day he doesn′ t."
|
-Sí, porque por regla general sabe perfectamente qué pensar.
Pero aho ra, no.
|
"Haven′t you been telling him?" Isabel asked.
|
-¿No se lo ha dicho a usted? -preguntó Isabel.
|
Madame Merle gave a bright, voluntary smile.
"Do you know you′re a little dry?"
|
Madame Merle le dirigió una sonrisa radiante y algo forzada.
-¿No cree que está siendo un poco adusta?
|
"Yes; I can′t help it. Mr. Rosier has also
talked to me."
|
-Sí. No puedo remediarlo. Rosier ha hablado también conmigo.
|
"In that there′s some reason. You′re so near
the child."
|
-En eso ha obrado con buen criterio. Está usted tan próxima a
la muchacha.
|
"Ah," said Isabel, "for all the comfort I′ve
given him! If you think me dry, I wonder what HE thinks."
|
-¡Ah! -dijo Isabel-. Pues no le he dado mucho consuelo. Si a
usted le parece que soy adusta, ¿qué le pareceré a él?
|
"I believe he thinks you can do more than you
have done."
|
-Lo que le parece, creo yo, es que usted podría hacer más de
lo que ha hecho.
|
"I can do nothing."
|
-Yo no puedo hacer nada.
|
"You can do more at least than I. I don′t
know what mysterious connection he may have discovered between me and
Pansy; but he came to me from the first, as if I held his fortune in my
hand. Now he keeps coming back, to spur me up, to know what hope there is,
to pour out his feelings."
|
-En todo caso podrá hacer más que yo. Yo no sé qué′8e
misteriosa conexión habrá podido descubrir entre Pansy y yo; pero desde el
principio, acudió a mí como si yo tuviese su suerte en mis manos. Ahora
sigue viniendo para acuciarme, para saber qué esperanzas puede tener, para
desahogar sus sentimientos.
|
"He′s very much in love," said Isabel.
|
-Parece muy enamorado -dijo Isabel.
|
"Very much --for him."
|
-Mucho... para lo que es él.
|
"Very much for Pansy, you might say as well."
|
-Mucho para lo que es Pansy, podría usted decir.
|
Madame Merle dropped her eyes a moment.
"Don′t you think she′s attractive?"
|
Madame Merle bajó un momento los ojos. -¿No la cree usted
atractiva? -preguntó.
|
"The dearest little person possible --but
very limited."
|
-La criatura más deliciosa que existe... pero muy limitada.
|
"She ought to be all the easier for Mr.
Rosier to love. Mr. Rosier′s not unlimited."
|
-Razón de más para que la quiera el señor Rosier. Tampoco él
es ilimitado.
|
"No," said Isabel, "he has about the extent
of one′s pocket-handkerchief --the small ones with lace borders." Her
humour had lately turned a good deal to sarcasm, but in a moment she was
ashamed of exercising it on so innocent an object as Pansy′s suitor. "He′s
very kind, very honest," she presently added; "and he′s not such a fool as
he seems."
|
-No -dijo Isabel-. Tiene aproximadamente las dimensione s de
un pañuelo, de esos pequeños con borde de encaje. -Su humor se había ido
conviniendo en sarcasmo, pero se avergonzó de ejercitarlo contra un objeto
tan inocente como el pretendiente de Pansy-. Es muy bueno y muy formal
-añadió enseguida-, y no tan tonto como parece.
|
"He assures me that she delights in him,"
said Madame Merle.
|
-Me asegura que ella está ilusionadísima con él -afirmó madame
Merle.
|
"I don′t know; I′ve not asked her."
|
-Lo ignoro; no se lo he preguntado.
|
"You′ve never sounded her a little?"
|
-¿Nunca la ha sondeado usted un poquito?
|
"It′s not my place; it′s her father′s."
|
-Eso no me corresponde a mí, sino a su padre.
|
"Ah, you′re too literal!" said Madame Merle.
|
-¡Ah! Es usted demasiado estricta -suspiró madame Merle.
|
"I must judge for myself."
|
-Tengo que atenerme a mi propio criterio.
|
Madame Merle gave her smile again. "It isn′t
easy to help you."
|
Madame Merle volvió a dirigirle su sonrisa. -No es cosa
fá′87cil ayudarla a usted.
|
"To help me?" said Isabel very seriously.
"What do you mean?"
|
-¿A mí? -dijo Isabel muy seriamente-. ¿Qué quiere usted decir?
|
"It′s easy to displease you. Don′t you see
how wise I am to be careful? I notify you, at any rate, as I notified
Osmond, that I wash my hands of the love-affairs of Miss Pansy and Mr.
Edward Rosier. Je n′y peux rien, moi! I can′t talk to Pansy about him.
Especially," added Madame Merle, "as I don′t think him a paragon of
husbands."
|
-Es fácil incomodarla. ¿No ve como hago bien en andarme con
cuidado? Por lo pronto, le comunico, como acabo de comunicar a Osmond, que
me lavo las manos en el asunto de los amores de Pansy con el señor Edward
Rosier. Je n y peux rien, moi! No puedo hablarle a Pansy acerca de él,
sobre todo porque no lo considero un marido ideal.
|
Isabel reflected a little; after which, with
a smile, "You don′t wash your hands then!" she said. After which again she
added in another tone: "You can′t --you′re too much interested."
|
Isabel se quedó unos instantes pensativa y luego sonrió.
-Entonces, no se lava usted las manos -dijo. Y añadió en distinto tono-:
Ya no puede usted hacerlo... se ha tomado demasiado interés.
|
Madame Merle slowly rose; she had given
Isabel a look as rapid as the intimation that had gleamed before our
heroine a few moments before. Only this time the latter saw nothing. "Ask
him the next time, and you′ll see."
|
Madame Merle se levantó despacio; había lanzado a Isabel una
ojeada tan rápida com o la insinuación que unos momentos antes vislumbrara
nuestra heroína. Sólo que en esta ocasión Isabel no la captó.
-Pregúnteselo la próxima vez, y lo verá.
|
"I can′t ask him; he has ceased to come to
the house. Gilbert has let him know that he′s not welcome."
|
-No puedo preguntárselo; ha dejado de venir por esta casa.
Gilbert le dio a entender que no es bien recibido.
|
"Ah yes," said Madame Merle, "I forgot that
--though it′s the burden of his lamentation. He says Osmond has insulted
him. All the same," she went on, "Osmond doesn′t dislike him so much as he
thinks." She had got up as if to close the conversation, but she lingered,
looking about her, and had evidently more to say. Isabel perceived this
and even saw the point she had in view; but Isabel also had her own
reasons for not opening the way.
|
-Ah, es cierto -dijo madame Merle-. Ya lo había olvidado... y
eso que es el tema central de sus lamentaciones. Dice que Osmond le ha
insultado. De todos modos, a Osmond no le desagrada tanto como él se
figura. Se había levantado como para dar por terminada la conversación,
pero se demoraba, mirando acá y allá; era evidente que le quedaba algo por
decir. Isabel se dio cuenta de ello e incluso adivinó a dónde quería ir a
parar, pero también ella tenía sus ra zones para no dar el primer paso.
|
"That must have pleased him, if you′ve told
him," she answer ed, smiling.
|
-Eso le habrá complacido, si es que usted se lo ha dicho
-respondió Isabel sonriendo.
|
"Certainly I′ve told him; as far as that goes
I′ve encouraged him. I′ve preached patience, have said that his case isn′t
desperate if he′ll only hold his tongue and be quiet. Unfortunately he has
taken it into his head to be jealous."
|
-Ya lo creo que se lo he dicho; en ese aspecto le he dado
ánimos. Le he recomendado que tenga paciencia y le he dicho que su caso no
es del todo desesperado con tal de que mantenga la boca cerrada y esté
tranquilo. Pero, por desgracia, se le ha metido en la cabeza sentir celos.
|
"Jealous?"
|
¿Celos?
|
"Jealous of Lord Warburton, who, he says, is
always here."
|
-Sí, de lord Warburton, que según él se pasa aquí la vida.
|
Isabel, who was tired, had remained sitting;
but at this she also rose. "Ah!" she exclaimed simply, moving slowly to
the fireplace. Madame Merle observed her as she passed and while she stood
a moment before the mantel-glass and pushed into its place a wandering
tress of hair.
|
Isabel, que estaba cansada, había permanecido sentada, pero al
oír esto se levantó también. ¡Ah! -se limitó en exclamar, dirigiéndose
despacio hacia la chimenea, Madame Merle la observó 7 avanzar y detenerse
un momento ante el espejo de encima de la chimenea para retocarse un
mechón de cabello.
|
"Poor Mr. Rosier keeps saying there′s nothing
impossible in Lord Warburton′s falling in love with Pansy," Madame Merle
went on.
|
-El pobre Rosier cree que no es imposible que lord Warburton
se enamore de Pansy -prosiguió madame Merle.
|
Isabel was silent a little; she turned away
from the glass. "It′s true --there′s nothing impossi ble," she returned at
last, gravely and more gently.
|
Isabel guardó silencio; después se apartó del espejo.
-Cierto... no hay nada imposible -contestó por fin, en un tono más serio y
amable.
|
"So I′ve had to admit to Mr. Rosier. So, too,
your husband thinks."
|
-Es lo que he tenido que reconocer yo ante Rosier. Y lo mismo
piensa su marido.
|
"That I don′t know."
|
Eso lo ignoro.
|
"Ask him and you′ll see."
|
Pregúntele y verá.
|
"I shall not ask him," said Isabel.
|
-No le pienso preguntar -dijo Isabel.
|
"Pardon me; I forgot you had pointed that
out. Of course," Madame Merle added, "you′ve had infinitely more
observation of Lord Warburton′s behaviour than I."
|
-Discúlpeme, olvidaba que ya me lo ha señalado... Claro está
-añadió madame Merle- que usted ha tenido mucha más ocasión que yo d e
observar la actitud de lord Warburton.
|
"I see no reason why I shouldn′t tell you
that he likes my stepdaughter very much."
|
-No tengo por qué ocultarle que mi hijastra le gusta mucho.
|
Madame Merle gave one of her quick looks
again. "Likes her, you mean --as Mr. Rosier means?"
|
Madame Merle volvió a lanzarle otra de sus rápidas ojeadas.
-¿Que le gusta... quiere decir... del mismo modo que le gusta al señor
Rosier?
|
"I don′t know how Mr. Rosier means; but Lord
Warburton has let me know that he′s charmed with Pansy."
|
-Yo no sé lo que siente el señor Rosier; pero lord Warburton
me ha dado a entender que está encantado con Pansy.
|
"And you′ve never told Osmond?" This
observation was immediate, precipitate; it almost burst fr om Madame
Merle′s lips.
|
-¿Y usted no se lo ha dicho a Osmond? -Esta observación fue
inmediata, precipitada, casi un estallido en los labios de madame Merle.
|
Isabel′s eyes rested on her. "I suppose he′ll
know in time; Lord Warburton has a tongue and knows how to express
himself."
|
Isabel posó los ojos en ella. -Me imagino que lo sabrá a su
debido tiempo. Lord Warburton tiene lengua para hablar y sabe cómo
expresarse.
|
Madame Merle instantly became conscious that
she had spoken more quickly than usual, and the reflection brought the
colour to her cheek. She gave the treacherous impulse time to subside and
then said as if she had been thinking it over a little: "That would be
better than marrying poor Mr. Rosier."
|
Madame Merle se dio cuenta en el acto de que se hab ía
precipitado al hablar, cosa que no era habitual en ella, y esa reflexión
la hizo ruborizarse un poco. Esperó a que se calmara aquel impulso
traicionero, y luego dijo como si lo hubiera estado meditando: -Eso sería
mucho mejor que casarse con el pobre Rosier.
|
"Much better, I think."
|
-Mucho mejor, en mi opinión.
|
"It would be very delightful; it would be a
great marriage. It′s really very kind of him."
|
-Resultaría delicioso. Sería una boda sonada. Es
verdaderamente generoso por parte de él.
|
"Very kind of him?"
|
¿El qué es generoso?
|
"To drop his eyes on a simple little girl."
|
-El haber posado los ojos en una muchachita tan sencilla como
ella.
|
"I don′t see that."
|
-No lo veo yo así.
|
"It′s very good of you. But after all, Pansy
Osmond --"
|
-Es usted muy buena. Pero la verdad es que Pansy Osmond...
|
"After all, Pansy Osmond′s the mo st
attractive person he has ever known!" Isabel exclaimed.
|
-¡La verdad es que Pansy Osmond es la persona más atractiva
que él ha conocido! -exclamó Isabel. par
|
Madame Merle stared, and indeed she was
justly bewildered. "Ah, a moment ago I thought you seemed rather to
disparage her."
|
Madame Merle la miró fijamente, y de hecho tenía buenas
razones para asombrarse. -Pues hace un instante parecía usted restarle
valor.
|
"I said she was limited. And so she is. And
so′s Lord Warburton."
|
-He dicho que era limitada, y lo es. También lo es lord
Warburton.
|
"So are we all, if you come to that. If it′s
no more than Pansy deserves, all the better. But if she fixes her
affections on Mr. Rosier I won′t admit that she deserves it. That will be
too perverse."
|
-Si a eso vamos, todos los somos. Si no es más de lo que Pansy
merece, mejor que mejor. Pero si ella entrega su afecto al señor Rosier,
no admitiré que eso es lo que ella se merece. Sería demasiada perversidad.
|
"Mr. Rosier′s a nuisance!" Isabel cried
abruptly.
|
-El señor Rosier es un engorro -exclamó de sopetón Isabel.
|
"I quite agree with you, and I′m delighted to
know that I′m not expected to feed his flame. For the future, when he
calls on me, my door shall be closed to him." And gathering her mantle
together Madame Merle prepared to depart. She was checked, however, on her
progress to the door, by an inconsequent request from Isabel.
|
-Estamos de acuerdo, y me encanta que no se me pida que atice
la llama de su amor. A partir de ahora, la puerta de mi casa estará
cerrada para él. -Madame Merle, recogiéndose la capa, se dispuso a partir.
Pero en su camino hacia la puerta, la detuvo una petición incongruente de
Isabel.
|
"All the same, you know, be kind to him."
|
-De todos modos, sea amable con él.
|
She lifted her shoulders and eyebrows and
stood looking at her friend. "I don′t understand your contradictions!
Decidedly I shan′t be kind to him, for it will be a false kindness. I want
to see her married to Lord Warburton."
|
Alzó madame Merle los hombros y las cejas y se quedó mirando a
su amiga. -No entiendo sus contradicciones! Estoy decidida a no ser amable
con él, porque sería una falsa amabilidad. Quiero ver a Pansy casada con
lord Warburton.
|
"You had better wait till he asks her."
|
-Debería usted esperar a que él la pida.
|
"If what you say′s true, he′ll ask her.
Especially," said Madame Merle in a moment, "if you make him."
|
-Si lo que usted dice es cierto, la pedirá. Sobre todo -añadió
pasado un instante- si usted le empuja.
|
"If I make him?"
|
¿Empujarle yo?
|
"It′s quite in your power. You′ve great
influence with him."
|
-En su mano está. Usted tiene una gran influencia sobre él.
|
Isabel frowned a little. "Where did you learn
that?"
|
Isabel frunció el entrecejo. -¿De dónde ha sacado ust ed eso?
|
"Mrs. Touchett told me. Not you --never!"
said Madame Merle, smiling.
|
-Me lo dijo la señora Touchett... Desde luego... usted nunca
me lo dijo -recalcó madame Merle sonriendo.
|
"I certainly never told you anything of the
sort."
|
-Cierto, nunca le dije a usted nada por el estilo.
|
"You MIGHT have done so --so far as
opportunity went --when we were by way o f being confidential with each
other. But you really told me very little; I′ve often thought so since."
|
-Sin embargo, podía haberlo hecho, porque no le faltó ocasión,
cuando nos hacíamos algunas confidencias. Pero la verdad es que usted me
contaba muy pocas cosas; más de una vez lo he pensado.
|
Isabel had thought so too, and sometimes with
a certain satisfaction. But she didn′t admit it now --perhaps because she
wished not to appear to exult in it. "You seem to have had an excellent
informant in my aunt," she simply returned.
|
También Isabel lo había pensado, y a veces con cierta
satisfacción. Pero ahora no lo quiso reconocer, acaso por no dar la
impresión que se felicitaba por ello. -Parece ser que en mi tía ha tenido
usted una magnífica fuente de información -se limitó a decir.
|
"She let me know you had declined an offer of
marriage from Lord Warburton, because she was greatly vexed and was full
of the subject. Of course I think you′ve done better in doing as you did.
But if you wouldn′t marry Lord Warburton yourself, make him the reparation
of helping him to marry some one else."
|
-Su tía me comentó que usted había rechazado una propuesta de
matrimonio de lord Warburton; me lo dijo porque estaba muy disgustada y no
podía callárselo. Por lo demás, yo considero que usted supo escoger mejor.
Pero, ya que no quiso casarse con lord Warburton, déle cuando menos la
compensación de ayudarle a casarse con otra.
|
Isabel listened to this with a face that
persisted in not reflecting the bright expressiveness of Madame Merle′s.
But in a moment she said, reasonably and gently enough: "I should be very
glad indeed if, as regards Pansy, it could be arranged." Up on which her
companion, who seemed to regard this as a speech of good omen, embraced
her more tenderly than might have been expected and triumphantly withdrew.
|
Isabel había escuchado todas esas palabras con un semblante
que persistía en no reflejar la radiante expresividad del de madame Merle.
Sin embargo, al cabo de un momento dijo, muy razonable y gentilmente: -Por
mi parte, me alegraría muchísimo de que, en lo que a Pansy respecta,
pudiera arreglarse satisfactoriamente. Tras de lo cual su interlocutora,
que pareció tomarlo como discurso de buen augurio, la abrazó más
tiernamente de lo que hubiera sido de esperar y se retiró con aire
triunfal.
|
CHAPTER 41 |
41
Osmond touched on this matter that
evening for the first time; coming very late into the drawing-room, where
she was sitting alone. They had spent the evening at home, and Pansy had
gone to bed; he himself had been sitting since dinner in a small apartment
in which he had arranged his books and which he called his study. At ten
o′clock Lord Warburton had come in, as he always did when he knew from
Isabel that she was to be at home; he was going somewhere else and he sat
for half an hour. Isabel, after asking him for news of Ralph, said very
little to him, on purpose; she wished him to talk with her stepdaughter.
She pretended to read; she even went after a little to the piano; she
asked herself if she mightn′t leave the room. She had come little by
little to think well of the idea of Pansy′s becoming the wife of the
master of beautiful Lockleigh, tho ugh at first it had not presented
itself in a manner to excite her enthusiasm. Madame Merle, that afternoon,
had applied the match to an accumulation of inflammable material. When
Isabel was unhappy she always looked about her --partly from impulse and
partly by theory --for some form of positive exertion. She could never rid
herself of the sense that unhappiness was a state of disease --of
suffering as opposed to doing. To "do" --it hardly mattered what --would
therefore be an escape, perhaps in some degree a remedy. Besides, she
wished to convince herself that she had done everything possible to
content her husband; she was determined not to be haunted by visions of
his wife′s limpness under appeal. It would please him greatly to see Pansy
married to an English nobleman, and justly please him, since this nobleman
was so sound a character. It seemed to Isabel that if she could make it
her duty to bring about such an event she should play the part of a good
wife. She wanted to be that; she wanted to be able to believe sincerely,
and with proof of it, that she had been that. Then such an undertaking had
other recommendations. It would occupy her, and she desired occupation. It
would even amuse her, and if she could really amuse herself she perhaps
might be saved. Lastly, it would be a service to Lord Warburton, who
evidently pleased himself greatly with the charming girl. It was a little
"weird" he should --being what he was; but there was no accounting for
such impressions. Pansy might captivate any one --any one at least but
Lord Warburton. Isabel would have thought her too small, too slight,
perhaps even too artificial for that. There was always a little of the
doll about her, and that was not what he had been looking for. Still,
[sic}"> who could say what men ever were looking for? They looked
for what they found; they knew what pleased them only when they saw it. No
theory was valid in such matters, and nothing was more unacco untable or
more natural than anything else. If he had cared for HER it might seem odd
he should care for Pansy, who was so different; but he had not cared for
her so much as he had supposed. Or if he had, he had completely got over
it, and it was natural that, as that affair had failed, he should think
something of quite another sort might succeed. Enthusiasm, as I say, had
not come at first to Isabel, but it came to-day and made her feel almost
happy. It was astonishing what happiness she could still find in the idea
of procuring a pleasure for her husband. It was a pity, however, that
Edward Rosier had crossed their path!
|
Aquella noche, Osmond tocó el tema por primera vez, entrando
muy tarde en el salón, donde Isabel se hallaba sentada a solas. Habían
pasado la velada en casa y Pansy se había ido ya a la cama. El propio
Osmond se había recluido después de cenar en una pequeña habitación donde
tenía sus libros y a la que llamaba su despacho. Lord Warburton se había
presentado a las diez, como hacía siempre que sabía por Isabel que la
encontraría en casa. Como se dirigía a algún otro sitio, sólo se detuvo
media hora. Después de pedirle noticias de Ralph, ella apenas le dirigió
la palabra, porque deseaba que h ablase con su hijastra. Así, fingió leer,
y al cabo de un rato se sentó al piano, incluso se preguntó si no sería
mejor marcharse del salón. Poco a poco había llegado a ver con buenos ojos
la idea de que Pansy se convirtiera en la esposa del propietario de la
hermosa mansión de Lockleigh, si bien al principio esa perspectiva no le
había suscitado un gran entusiasmo. Madame Merle, aquella tarde, había
aplicado un fósforo a un montón de materia inflamable. Cada vez que Isabel
se sentía desgraciada, miraba en torno suyo -en parte por impulso y en
parte por teoría- en busca de alguna forma de esfuerzo positivo. No podía
desprenderse de la noción de que la desdicha era un estado de enfermedad:
el sufrir como opuesto al hacer. Hacer..., fuere lo que fuese, sería por
lo tanto una salida, acaso en cie rto grado un remedio. Además, quería
convencerse de haber hecho todo lo posible por contentar a su esposo, y
estaba firmemente decidida a no dejarse atormentar por el terror de ser
una esposa débil, incapaz de prestar la ayuda que se le pedía. Era
evidente que a él le agradaría mucho ver a Pansy casada con un aristócrata
inglés, y le agradaría con razón, ya que ese aristócrata era una persona
muy formal. Parecíale a Isabel que si ella lograba imponerse el deber de
hacer realidad ese acontecimiento, desempeñaría el cometido de una buena
esposa. Quería ser una buena esposa; quería poder creer sinceramente, y
con pruebas, que lo había sido. Además, la empresa tenía otros alicientes.
La mantendría ocupada, y ella anhelaba ocuparse en algo. Incluso la distr
aería, y, si verdaderamente conseguía distraerse, quizás entonces estaría
salvada. Por último sería hacerle un favor a lord Warburton, quien
evidentemente se sentía a gusto en compañía de la encantadora muchachita.
A decir verdad, eso era un poco «raro» -siendo él quien era-, pero no
cabía explicar semejantes impresiones. Indudablemente Pansy podía cautivar
a cualquiera... por lo menos a cualquiera que no fuese lord Warburton.
Isabel la consideraba demasiado insignificante, demasiado poca cosa,
incluso tal vez demasiado artificial para eso. Todo lo suyo tenía algo de
muñeca, y no era eso lo que lord Warburton había estado buscando. Pero
¿quién sabría decir lo que buscaban los hombres? Buscaban lo que
encontraban, no sabían lo que les gustaba ha sta que lo habían visto. En
esos asuntos no valían teorías, ni había cosas más inexplicables o más
naturales que otras. Si lord Warburton se había interesado por ella, podía
parecer raro que se interesara por Pansy, que era tan distinta en todos
sentidos; pero, por lo visto, ella no le había interesado tanto como él se
imaginara. O, caso de que sí le hubiese interesado, ya lo había superado
del todo, y era natural que, viendo fracasado aquel proyecto, pensara
tener éxito en otro de muy distinta índole. Como digo, Isabel no acogió al
pronto tal idea con entusiasmo, pero en aquel momento sí, y eso la hizo
sentirse casi feliz. Era asombroso cuánta felicidad era aún capaz de
hallar en la idea de procurarle satisfacción a su marido. ¡Qué pena, sin
embargo, que Edward Rosier se hubiese cruzado en el camino!
|
At this reflection the light that had
suddenly gleamed upon that path lost something of its brightness. Isabel
was unfortunately as sure that Pansy thought Mr. Rosier the nicest of all
the young men --as sure as if she had held an interview with her on the
subject. It was very tires ome she should be so sure, when she had
carefully abstained from informing herself; almost as tiresome as that
poor Mr. Rosier should have taken it into his own head. He was certainly
very inferior to Lord Warburton. It was not the difference in fortune so
much as the difference in the men; the young American was really so light
a weight. He was much more of the type of the useless fine gentleman than
the English nobleman. It was true that there was no particular reason why
Pansy should marry a statesman; still, if a statesman admired her, that
was his affair, and she would make a perfect little pearl of a peeress.
|
Ante esa reflexión, la luz que de improviso había alumbrado
ese camino perdió algo de su fulgor. Por desgracia, Isabel estaba tan
segura de que a Pansy le parecía Rosier el más agradable de los jóvenes...
tan segura como si éste hubiese conversado con ella sobre dicho asunto. Y
era muy enojoso estar tan segura, cuando se había abstenido cuidadosamente
de informarse; casi tan enojoso como que al pobre Rosier se le hubiese
metido en la cabeza. Ciertamente, Rosier valía mucho menos que lord
Warburton. No era tanto la diferencia de fortunas cuanto la diferencia de
personas, ya que el joven americano, comparado con el otro, era de bien
poco pesó. Pertenecía, mucho más que el aristócrata inglés, a esa clase de
caballeros elegantes e inúti les. En verdad, no existían razones
particulares para que Pansy tuviese que casarse con un estadista. Pero si
un estadista la admiraba, eso era cosa de él, y Pansy sería una parejita
perfecta para un par de Inglaterra.
|
It may seem to the reader that Mrs.
Osmond had grown of a sudden strangely cynical, for she ended by saying to
herself that this difficulty could probably be arranged. An impediment
that was embodied in poor Rosier could not anyhow present itself as a
dangerous one; there were always means of levelling secondary obstacles.
Isabel was perfectly aware that she had not taken the measure of Pansy′s
tenacity, which might prove to be inconveniently great; but she inclined
to see her as rather letting go, under suggestion, than as clutching under
deprecation --since she had certainly the faculty of assent developed in a
very much higher degree than that of protest. She would cling, yes, she
would cling; but it really mattered to her very little what she clung to.
Lord Warburton would do as well as Mr. Rosier --especially as she seemed
quite to like him; she had expressed this sentiment to Isabel without a
single reservation; she had said she thought his conversation most
interesting --he had told her all about India. His manner to Pansy had
been of the rightest and easiest --Isabel noticed that for herself, as she
also observed that he talked to her not in the least in a patronising way,
reminding himself of her youth and simplicity, but quite as if she
understood his subjects with that suff iciency with which she followed
those of the fashionable operas. This went far enough for attention to the
music and the barytone. He was careful only to be kind --he was as kind as
he had been to another fluttered young chit at Gardencourt. A girl might
well be touched by that; she remembered how she herself had been touched,
and said to herself that if she had been as simple as Pansy the impression
would have been deeper still. She had not been simple when she refused
him; that operation had been as complicated as, later, her acceptance of
Osmond had been. Pansy, however, in spite of HER simplicity, really did
understand, and was glad that Lord Warburton should talk to her, not about
her partners and bouquets, but about the state of Italy, the condition of
the peasantry, the famous grist-tax, the pellagra, his impressions of
Roman society. She looked at him, as she drew her needle through her
tapestry, with sweet submissive eyes, and when she lowered them she gave
little quiet oblique glances at his person, his hands, his feet, his
clothes, as if she were considering him. Even his person, Isabel might
have reminded her, was better than Mr. Rosier′s. But Isabel contented
herself at such moments with wondering where this gentleman was; he came
no more at all to Palazzo Roccanera. It was surprising, as I say, the hold
it had taken of her --the idea of assisting her husband to be pleased.
|
Podrá parecerle al lector que la señora Osmond se había vuelto
de pronto extrañamente cínica, pues terminó diciéndose que esa dificultad
seguramente podría solventarse. En cualquier caso, el obstáculo
representado por el pobre Rosier no podría ser muy peligroso, y siempre
habría el modo de allanar los obstáculos de menor importancia. Isabel era
totalmente consciente de no haber medido la tenacidad de Pansy, que
pudiera llegar a ser un gran estorbo; aunque más se inclinaba a
considerarla dispuesta a ceder ante una sugerencia que a aferrarse ante
una desaprobació′97n... porque tenía mucho más desarrollada la facultad
del asentimiento que la de la protesta. Pero no, Pansy se aferraría, se
aferraría aunque de hecho le importaba poco a qué se aferraba. Lo mismo
serviría lord Warburton que el señor Rosier... sobre todo porque parecía
que aquél le gustaba bastante. La joven había expresado ese sentimiento a
Isabel sin la menor reserva; había dicho que su conversación le parecía de
lo más interesante, pues le había contado muchas cosas de la India. Lord
Warburton había empleado con Pansy sus maneras más correctas y afables...,
eso la propia Isabel lo había notado, como asimismo había observado que no
le hablaba con un tono paternalista por consideración a su juventud e
inexperiencia, sino como si ella comprendie73_se sus temas con la misma
eficiencia con que seguía los de las óperas de moda, y que le permitía
distinguir la música y la voz del barítono. Por su parte, él ponía cuidado
en ser sólo atento... tan atento como antaño lo fuera en Gardencourt con
otra jovencita emocionada. A una muchacha eso le impresionaba. Recordaba
cuan sensible había sido ella misma a semejante actitud, y pensaba que, si
hubiese sido tan ingenua como Pansy, la impresión por ella recogida sin
duda habría sido mucho más profunda. En cambio, cuando le rechazó, no
había sido nada ingenua ni sencilla, pues tal operación le había resultado
tan complicada como, más tarde, aceptar a Gilbert Osmond. A pesar de su
sencillez e ingenuidad, Pansy comprendía perfectamente y le agradaba que
lord Warburton no le hablase de sus compañeros de baile y de sus ramos de
flores sino de la situación de Italia, de la condición de los campesinos,
del impuesto sobre la molienda, de la pelagra y de sus impresiones sobre
la sociedad romana. Mientras bordaba minuciosamente el tapete que tenía
entre las manos, le miraba con ojos temerosos; y, cuando los bajaba,
dirigía furtivas miradas de reojo a sus manos, a sus pies, a su traje,
como si estuviera estudiándolo. Hasta su propio físico era mejor que el de
Rosier, podría haberle hecho observar Isabel. Pero en aquellos momentos la
señora Osmond se contentaba con preguntarse dónde estaría aquel caballero
y por qué motivo ya no se le veía por el Palazzo Roccanera. Era en verdad
sorprendente hasta qué punto la obsesionaba la idea de contribuir a que su
marido se sintiera complacido.
|
It was surprising for a variety of
reasons which I shall presently touch upon. On the evening I speak of,
while Lord Warburton sat there, she had been on the point of taking the
great step of going out of the room and leaving her companions alone. I
say the great step, because it was in this light that Gilbert Osmond would
have regarded it, and Isabel was trying as much as possible to take her
husband′s view. She succeeded after a fashion, but she fell short of the
point I mention. After all she couldn′t rise to it; something held her and
made this impossible. It was not exactly that it would be base or
insidious; for women as a general thing practise such manoeuvres with a
perfectly good conscience, and Isabel was instinctively much more true
than false to the common genius of her sex. There was a vague doubt that
interposed --a sense that she was not quite sure. So she remained in the
drawing-room, and after a while Lord Warburton went off to his party, of
which he promised to give Pansy a full account on the morrow. After he had
gone she wondered if she had prevented something which would have happened
if she had absented herself for a quarter of an hour; and then she
pronounced --always mentally --that when their distinguished visitor
should wish her to go away he would easily find means to let her know it.
Pansy said nothing whatever about him after he had gone, and Isabel
studiously said nothing, as she had taken a vow of reserve until aft er he
should have declared himself. He was a little longer in coming to this
than might seem to accord with the description he had given Isabel of his
feelings. Pansy went to bed, and Isabel had to admit that she could not
now guess what her stepdaughter was thinking of. Her transparent little
companion was for the moment not to be seen through.
|
Era sorprendente por varias razones que vamos a exponer de
pasada. La noche a la que hemos hecho referencia, mientras lord Warburton
estuvo allí sentado, había acudido a su mente la idea de dar un gran paso:
salir del salón y dejar solos a sus compañeros. Y nos atrevemos a llamarlo
gran paso porque estamos seguros de que así lo habría considerado Gilbert
Osmond, y ella trataba de acomodarse en todo a la manera de pensar de
éste. En cierto modo puede decirse que lo había logrado, pero, en cambio,
había fracasado en el punto en cuestión. Lo cierto es que no pudo
levantarse con tal propósito, pues algo parecía retenerla. No era, desde
luego, nada vulgar ni insidioso, ya que, por lo general, las mujeres
realizan semejantes maniobras con la conciencia absolutamente limpia, e
Isabel se mostraba siempre mucho más fiel que traidora al genio común de
su sexo... Lo que se interponía, al parecer, era una duda un tanto
vaga..., una extraña sensación de la que no estaba segura. De modo que
decidió quedarse en el salón, y poco después lord Warburton se marchó a su
reunión, de la que prometió informar a Pansy con todo detalle al día
siguiente. Una vez que él hubo partidlo, Isabel se preguntó si había
evitado algo que inevitablemente se habría producido en caso de que ella
se hubiese ausentado, por lo menos, un cuarto de, hora; pero no tardó en
decirse -siempre mentalmente, por supuesto- que si su aristocrático
visitante hubiera querido que ella saliera del salón habría hallado el
medio de hacérselo saber indirectamente. Después de que se marchara, Pansy
no dijo una sola palabra sobre él, lo mismo que Isabel, que dejó de
hacerlo intencionadamente, pues se había hecho a sí misma voto de absoluta
reserva hasta que él se dignara declararse. Si nos atenemos a la
descripción de sus sentimientos que a Isabel hiciera, no podremos por
menos de ver que en esta ocasión tardaba más de lo esperado. Pansy se fue
a la cama, e Isabel debió reconocer que no tenía la menor idea de lo que
su hijastra estaría pensando en aquel momento. Su pequeña y transparente
compañera parecía, por el momento, bastante opaca.
|
She remained alone, looking at the fire,
until, at the end of half an hour, her husband came in. He moved about a
while in silence and then sat down; he looked at the fire like herself.
But she now had transferred her eyes from the flickering flame in the
chimney to Osmond′s face, and she watched him while he kept his silence.
Covert observation had become a habit with her; an instinct, of which it
is not an exaggeration to say that it was allied to that of self-defence,
had made it habitual. She wished as much as possible to know his thoughts,
to know wh at he would say, beforehand, so that she might prepare her
answer. Preparing answers had not been her strong point of old; she had
rarely in this respect got further than thinking afterwards of clever
things she might have said. But she had learned caution --learned it in a
measure from her husband′s very countenance. It was the same face she had
looked into with eyes equally earnest perhaps, but less penetrating, on
the terrace of a Florentine villa; except that Osmond had grown slightly
stouter since his marriage. He still, however, might strike one as very
distinguished.
|
Se quedó, pues, completamente sola y con los ojos fijos en el
fuego hasta que, al cabo de una media hora, apareció su esposo. Llegó él
andando quedamente y, sin decir palabra, se sentó cerca de ella y cl avó
también los ojos, en el fuego. Isabel no tardó en llevar su mirada desde
el chisporroteante leño al rostro de su marido, y le estuvo observando
mientras él seguía callado. La observación muda se había convertido en una
costumbre en ella, en un instinto del que no sería exagerado decir que
estaba unido al de la propia defensa y que terminó por convertirse en
habitual. Deseaba ella, en cuanto fuera posible, conocer sus ideas, lo que
iba a decir, y saberlo por anticipado a fin de poder preparar su
respuesta. Desde tiempo atrás, su fuerte no era precisamente tener
respuestas preparadas; en tal sentido no había ido nunca más allá de
pensar posteriormente en las brillantes respuestas que habría podido dar.
Pero había aprendido a obrar con cautela, en la medida que lo exigía la
contención extraordinaria de su marido. Aquel rostro era el mismo que ella
mirara un día con ojos igualmente serios que ahora, si bien menos
penetrantes, en la terraza de una villa situada en lo alto de una colina
de Florencia, con la salvedad de que después de la boda su dueño había
engordado un poco. No obstante, Osmond podía llamar la atención de
cualquiera como hombre sumamente distinguido.
|
"Has Lord Warburton been here?" he
presently asked.
|
-¿Ha estado aquí lord Warburton? -preguntó éste.
|
"Yes, he stayed half an hour."
|
-Sí, estuvo como una media hora.
|
"Did he see Pansy?"
|
-¿Vio a Pansy?
|
"Yes; he sat on the sofa beside her."
|
-Se sentó en el sofá y allí permaneció con ella todo ese
tiempo.
|
"Did he talk with her much?"
|
-¿Habló mucho con ella?
|
"He talked almost only to her."
|
-Habló casi solame nte con ella.
|
"It seems to me he′s attentive. Isn′t
that what you call it?"
|
-Me parece un hombre muy atento. ¿No es así como llamas tú a
eso?
|
"I don′t call it anything," said Isabel;
"I′ve waited for you to give it a name."
|
-Yo no lo llamo de ninguna manera -contestó Isabel-. Estaba
esperando a que tú le dieras el nombre apropiado.
|
"That′s a consideration you don′t always
show," Osmond answered after a moment.
|
-No siempre muestras tanta consideración -comentó Osmond tras
una pausa.
|
"I′ve determined, this time, to try and
act as you′d like. I′ve so often failed of that."
|
-Esta vez he decidido tratar de actuar como a ti te agradaría
que lo hiciese. He fallado muchas veces en eso.
|
Osmond turned his head slowly, looking at
her. "Are you trying to quarrel with me?"
|
Osmond volvió lentamente la cabeza y se quedó mirándola.
-¿Estás intentando discutir?
|
"No, I′m trying to live at peace."
|
-Al contrario: vivir en paz.
|
"Nothing′s more easy; you know I don′t
quarrel myself."
|
-Pues nada más fácil. Ya sabes que, por mi parte, no hay nunca
riña.
|
"What do you call it when you try to make
me angry?" Isabel asked.
|
-Entonces, ¿cómo lla mas a lo que haces cuando tratas de
enojarme? -preguntó Isabel.
|
"I don′t try; if I′ve done so it has been
the most natural thing in the world. Moreover I′m not in the least trying
now."
|
-Nunca trato de hacerlo. Si alguna vez sucede, me sale como la
cosa más natural del mundo. Además, ahora no intento en absoluto hacerlo.
|
Isabel smiled. "It doesn′t matter. I′ve
determined never to be angry again."
|
Isabel sonrió y dijo: -No importa. Estoy decidida a no volver
a enojarme nunca más.
|
"That′s an excellent resolve. Your temper
isn′t good."
|
-Es una decisión admirable. Tu carácter no es muy bueno que
digamos.
|
"No --it′s not good." She pushed away the
book she had been reading and took up the band of tapestry Pansy had left
on the table.
|
-No..., no es muy bueno. La joven dejó el libro que había
estado leyendo y tomó el tapete que Pansy dejara sobre la mesa.
|
"That′s partly why I′ve not spoken to you
about this business of my daughter′s," Osmond said, designating Pansy in
the manner that was most frequent with him. "I was afraid I should
encounter opposition --that you too would have views on the subject. I′ve
sent little Rosier about his business."
|
-Por eso es por lo que, en parte, no te he hablado hasta ahora
del asunto de mi hija elijo Osmond, designando a Pansy de la manera que en
él era habitual-. Temía encontrar oposición..., que tú ta mbién te
hicieses alguna idea sobre la cuestión al ver que había despachado al
señor Rosier.
|
"You were afraid I′d plead for Mr.
Rosier? Haven′t you noticed that I′ve never spoken to you of him?"
|
-¿Temías que intercediese por el señor Rosier? ¿No te has dado
cuenta de que jamás te he hablado de él?
|
"I′ve never given you a chance. We′ve so
little conversation in these days. I know he was an old friend of yours."
|
-Porque nunca te di la oportunidad de hacerlo. Hemos hablado
muy poco últimamente, pero sé que es un antiguo amigo tuyo.
|
"Yes; he′s an old friend of mine." Isabel
cared little more for him than for the tapestry that she held in her hand;
but it was true that he was an old friend and that with her husband she
felt a desire not to extenuate such ties. He had a way of expressing
contempt for them which fortified her loyalty to them, even when, as in
the present case, they were in themselves insignificant. She sometimes
felt a sort of passion of tenderness for memories which had no other merit
than that they belonged to her unmarried life. "But as regards Pansy," she
added in a moment, "I′ve given him no encouragement."
|
-En efecto, es un antiguo amigo mío -admitió Isabel, aunque la
verdad era que le importaba menos aún que el tapete que tenía en las
manos. Sin embargo, sintió el deseo de no disminuir en nada ante su marido
los lazos que al otro la ligaban. Tenía Osmond una manera tal de mostrar
su desdén por los demás que no lograba sino acrecentar la lealtad que ella
les profesaba, aun cuando, c omo en el caso de ahora, se tratase de
personas insignificantes. A veces, la joven experimentaba grandes accesos
de cariño por ciertos recuerdos que no podían aducir más mérito que el de
pertenecer a su vida de soltera-. Pero, a pesar de nuestra amistad
-añadió-, por lo que a Pansy respecta no le he dado el menor aliento.
|
"That′s fortunate," Osmond observed.
|
-Ha sido una verdadera suerte -observó Osmond.
|
"Fortunate for me, I suppose you mean.
For him it matters little."
|
-Supongo que querrás decir una suerte para mí. A él le importa
un comino.
|
"There′s no use talking of him," Osmond
said. "As I tell you, I′ve turned him out."
|
-No vale la pena hablar de él -replicó Osmond-. Ya te he dicho
que lo he despachado.
|
"Yes; but a lover outside′s always a
lover. He′s sometimes even more of one. Mr. Rosier still has hope." par
|
-Sí, pero un enamorado despachado suele convertirse en
despechado, y no deja de estar enamorado; a veces, mucho más todavía. El
señor Rosier no ha perdido por comple to la esperanza.
|
"He′s welcome to the comfort of it! My
daughter has only to sit perfectly quiet to become Lady Warburton."
|
-Pues va a resultar una molestia. Por lo pronto, mi hija no
tiene más que sentarse tranquilamente y esperar hasta verse convertida en
lady Warburton.
|
"Should you like that?" Isabel asked with
a simplicity which was not so affected as it may appear. She was resolved
to assume nothing, for Osmond had a way of unexpectedly turning her
assumptions against her. The intensity with which he would like his
daughter to become Lady Warburton had been the very basis of her own
recent reflections. But that was for herself; she would recognise nothing
until Osmond should have put it into words; she would not take for granted
with him that he thought Lord Warburton a prize worth an amount of effort
that was unusual among the Osmonds. It was Gilbert′s constant intimation
that for him nothing in life was a prize; that he treated as from equal to
equal with the most distinguished people in the world, and that his
daughter had only to look about her to pick out a prince. It cost hi m
therefore a lapse from consistency to say explicitly that he yearned for
Lord Warburton and that if this nobleman should escape his equivalent
might not be found; with which moreover it was another of his customary
implications that he was never inconsistent. He would have liked his wife
to glide over the point. But strangely enough, now that she was face to
face with him and although an hour before she had almost invented a scheme
for pleasing him, Isabel was not accommodating, would not glide. And yet
she knew exactly the effect on his mind of her question: it would operate
as an humiliation. Never mind; he was terribly capable of humiliating HER
--all the more so that he was also capable of waiting for great
opportunities and of showing sometimes an almost unaccountable
indifference to small ones. Isabel perhaps took a small opportunity
because she would not have availed herself of a great one.
|
-¿Te gustaría que lo fuera? -preguntó Isabel con una sencillez
mucho menos afectada de lo que podría parecer. Estaba firmemente decidida
a no tomar ninguna determinación, pues Osmond tenía una especial manera de
volver en contra de ella todas las determinaciones que tomaba. La base de
todas sus últimas cavilaciones había sido la intensidad con que él quería
que su hija se convirtiera en lady Warburton. Pero eso se lo guardaba para
sí misma, y no reconocería absolutamente nada hasta que Osmond hubiera
hablado del asunto. No daría por supuesto que él consideraba a lord
Warburton digno de realizar un esfuerzo, cosa completamente desusada en la
familia Osmond. La advertencia constante de Gilbert Osmond era que nada en
la vida podía constituir para él recompensa suficiente de un esfuerzo, que
trataba de igual a igual a la gente más distinguida del mundo y que a su
hija le bastaba con tender displicentemente la vista en derredor para
tener en seguida un príncipe rendido a sus pies. No obstante, y aun cuando
otra de sus afirmaciones habituales era que siempre actuaba de forma
coherente, al cabo de un tiempo tuvo que apearse de su creencia y admitir
que deseaba a lord Warburton para su hija, y que, si tal aristócrata no
caía, seria difícil encontrar otro que pudiera comparársele. Le habría
gustado que su mujer aceptase sin más este punto. Pero, por extraño que
parezca, ahora que Isabel estaba frente a él y a pesar de que una hora
antes se había estado preguntando qué debería hacer para agradarle,
resultaba que no se sentía acomodaticia ni con ganas de aceptar las cosas
sin más. Sin embargo, sabía exactamente el efecto que en el ánimo de él
produciría su pregunta, cuyo resultado podría ser el de la humillación. No
importaba. El era perfectamente capaz de humillarla, aunque para ello
tuviese que aguardar una gran oportunidad y, en cambio, se mostrara
altivamente desdeñoso con las pequeñas. Y si Isabel no tenía más remedio
que echar mano de una oportunidad pequeña, era porque no se le había
presentado ninguna de las grandes.
|
Osmond at present acquitted himself very
honourably. "I should like it extremely; it would be a great marriage. And
then Lord Warburton has another advantage: he′s an old friend of yours. It
would be pleasant for him to come into the family. It′s very odd Pansy′s
admirers should all be your old friends."
|
Osmond supo salir muy bien del aprieto diciendo: -Me gustaría
infinito; sería una gran boda. Además, lord Warburton tiene otra ventaja:
es un antiguo amigo tuyo y le agradarí 2a entrar en la familia.
Verdaderamente es extraño que todos los pretendientes de Pansy sean
antiguos amigos tuyos.
|
"It′s natural that they should come to
see me. In coming to see me they see Pansy. Seeing her it′s natural they
should fall in love with her."
|
-Es natural que vengan a verme, y, al venir, vean a Pansy. Al
verla, es natural que se enamoren de ella.
|
"So I think. But you′re not bound to do
so."
|
-Eso creo yo; pero tú no tienes por qué creerlo.
|
"If she should marry Lord Warburton I
should be very glad," Isabel went on frankly. "He′s an excellent man. You
say, however, that she has only to sit perfectly still. Perhaps she won′t
sit perfectly still. If she loses Mr. Rosier she may jump up!"
|
-Me gustaría mucho que se casara con lord Warburton -dijo
Isabel con toda franqueza-. Es un hombre excelente desde todos los puntos
de vista. Tú dices que ella no tiene más que sentarse tranquilamente, pero
puede que no se siente tan tranquilamente como tú deseas. Si ve que va a
perder al señor Rosier, puede que salte de su asiento.
|
Osmond appeared to give no heed to this;
he sat gazing at the fire. "Pansy would like to be a great lady," he
remarked in a moment wit h a certain tenderness of tone. "She wishes above
all to please," he added.
|
Osmond hizo como si no hubiese oído tales palabras y continuó
sentado mirando al fuego. Al cabo de un momento, dijo con una voz en la qu
e se percibía cierta emoción de cariño: -A Pansy le gustaría ser una gran
dama; y, sobre todo, le gustaría agradar.
|
"To please Mr. Rosier, perhaps."
|
-Al señor Rosier, tal vez.
|
"No, to please me."
|
-No. Agradarme a mí.
|
"Me too a little, I think," said Isabel.
|
-Y un poco también a mí, creo yo -dijo Isabel.
|
"Yes, she has a great opinion of you. But
she′ll do what I like."
|
-Cierto, a ti también, porque tiene una gran opinión de ti.
Pero, en fin de cuentas, hará lo que yo quiera.
|
"If you′re sure of that, it′s very well,"
she went on.
|
-Si estás seguro de ello, entonces no hay ningún problema.
|
"Meantime," said Osmond, "I should like
our distinguished visitor to speak."
|
-Mientras tanto, sería conveniente que nuestro distinguido
visitante hablase de una vez.
|
"He has spoken --to me. He has told me it
would be a great pleasure to him to believe she could care for him."
|
-A mí ya me ha hablado. Me ha dicho que le causaría un gran
placer pensar que Pansy se interesa por él. r
|
Osmond turned his head quickly, but at
first he said nothing. Then, "Why didn′t you tell me that?" he asked
sharply.
|
Osmond volvió rápidamente la cabeza y la miró fijamente: -¿Por
qué no me lo habías dicho? -preguntó secamente.
|
"There was no opportunity. You know how
we live. I′ve taken the first chance that has offered."
|
-Porque no se había presentado la ocasión. Ya sabes cómo
vivimos. He aprovechado la primera oportunidad que se me ha presentado.
|
"Did you spea k to him of Rosier?"
|
-¿Le has hablado de Rosier?
|
"Oh yes, a little."
|
-Unas palabras tan sólo.
|
"That was hardly necessary."
|
-No era en absoluto necesario.
|
"I thought it best he should know, so
that, so that --" And Isabel paused.
|
-Me pareció que era mejor que lo supiera para que... para
que...
|
"So that what?"
|
-¿Para qué? Dilo de una vez.
|
"So that he might act accordingly."
|
-Pues, para que obrara en consonancia.
|
"So that he might back out, do you mean?"
|
-Para que se volviera atrás, sin duda.
|
"No, so that he might advance while
there′s yet time."
|
-Al contrario; para que se adelantara mientras había tiempo
para e llo.
|
"That′s not the effect it seems to have
had."
|
-Pues no parece ser ése el efecto producido.
|
"You should have patience," said Isabel.
"You know Englishmen are shy."
|
-Debes tener paciencia -repuso Isabel-. Ya sabes que los
ingleses son un poco tímidos.
|
"This one′s not. He was not when he made
love to YOU."
|
-Ese no lo es. No lo era, al menos, cuando te hizo la corte a
ti.
|
She had been afraid Osmond would speak of
that; it was disagreeable to her. "I beg your pardon; he was extremely
so," she returned.
|
Siempre había temido ella que Osmond tocase tal punto, porque
le resultaría muy desagradable. Así, replicó: -Perdona que te diga que
conmigo lo fue mucho.
|
He answered nothing for some time; he
took up a book and fingered the pages while she sat silent and occupied
herself with Pansy′s tapestry. "You must have a great deal of influence
with him," Osmond went on at last. "The moment you really wish it you can
bring him to the point."
|
Se quedó él un momento sin decir nada. Tomó un libro y estuvo
hojeándolo distraídamente, mientras que ella continuó sentada en silencio,
entreteniéndose en seguir el bordado de Pansy. Por fin, Osmond dijo: -Tú
tienes sin duda una gran influencia sobre él; en cuanto quieras, podrás
hacerle abordar el asunto.
|
This was more offensive still; but she
felt the great naturalness of his saying it, and it was after all
extremely like what she had said to herself. "Why should I have
influence?" she asked. "What have I ever done to put him under an
obligation to me?"
|
Aquello le .resultó más ofensivo todavía, pero se dio cuenta
de la gran naturalidad con que él lo dijera y pensó que, después de todo,
era algo muy parecido a lo que ella se había dicho a sí misma. -¿Por qué
he de tener tal influencia? ¿Acaso he hecho algo que le obligue a estarme
agradecido?
|
"You refused to marry him," said Osmond
with his eyes on his book.
|
-No quisiste casarte con él -contestó Osmond mirando el libro.
|
"I must not presume too much on that,"
she replied.
|
-No tengo por qué presumir gran cosa por ello.
|
He threw down the book presently and got
up, standing before the fire with his hands behind him. "Well, I hold that
it lies in your hands. I shall leave it there. With a little good-will you
may manage it. Think that over and remember how much I count on you." H e
waited a little, to give her time to answer; but she answered nothing, and
he presently strolled out of the room.
|
Osmond dejó el libro, se levantó y se puso delante de la
chimenea con las manos en la espalda. -Bien, por mi parte, dejo el asunto
completamente en tus manos. Te basta con un poquito de buena voluntad para
arreglarlo a satisfacción de todos. Piénsalo despacio y no olvides que
cuento conti go para llevarlo a buen término. Esperó Osmond un momento a
fin de dejarle tiempo para que le diese una respuesta, pero ella no
contestó absolutamente nada. Visto lo cual, salió despacio del salón, tal
como en él había entrado.
|
CHAPTER 42 |
42
She had answered nothing because his
words had put the situation before her and she was absorbed in looking at
it. There was something in them that suddenly made vibrations deep, so
that she had been afraid to trust herself to speak. After he had gone she
leaned back in her chair and closed her eyes; and for a long time, far
into the night and still further, she sat in the still drawing-room, given
up to her meditation. A servant came in to attend to the fire, and she
bade him bring fresh candles and then go to bed. Osmond had told her to
think of what he had said; and she did so indeed, and of many other
things. The suggestion from another that she had a definite influence on
Lord Warburton --this had given her the start that accompanies unexpected
recognition. Was it true that there was something still between them that
might be a handle to make him declare himself to Pansy --a susceptibility,
on his part, to approval, a desire to do what would please her? Isabel had
hitherto not asked herself the question, because she had not been forced;
but now that it was directly presented to her she saw the answer, and the
answer frightened her. Yes, there was something --something on Lord
Warburton′s part. When he had first come to Rome she believed the link
that united them to be completely snapped; but little by little she had
been reminded that it had yet a palpable existence. It was as thin as a
hair, but there were moments when she seemed to hear it vibrate. For
herself nothing was changed; what she once thought of him she always
thought; it was needless this feeling should change; it seemed to her in
fact a better feeling than ever. But he? had he still the idea that she
might be more to him than other women? Had he the wish to profit by the
memory of the few moments of intimacy through which they had once passed?
Isabel knew she had read some of the signs of such a disposition. But what
were his hopes, his pretensions, and in what strange way were they mingled
with his evidently very sincere appreciation of poor Pansy? Was he in love
with Gilbert Osmond′s wife, and if so what comfort did he expect to derive
from it? If he was in love with Pansy he was not in love with her
stepmother, and if he was in love with her stepmother he was not in love
with Pansy. Was she to cultivate the advantage she possessed in order to
make him commit himself to Pansy, knowing he would do so for her sake and
not for the small creature′s own --was this the service her husband had
asked of her? This at any rate was the duty with which she found herself
confronted --from the moment she admitted to herself that her old friend
had still an uneradicated predilection for her society. It was not an
agreeable task; it was in fact a repulsive one. She asked herself with
dismay whether Lord Warburton were pretending to be in love with Pansy in
order to cultivate another satisfaction and what might be called other
chances. Of this refinement of duplicity she presently acquitted him; she
preferred to believe him in perfect good faith. But if his admiration for
Pansy were a delusion this was scarcely better than its being an
affectation. Isabel wandered among these ugly possibilities until she had
completely lost her way; some of them, as she suddenly encountered them,
seemed ugly enough. Then she broke out of the labyrinth, rubbing her eyes,
and declared that her imagination surely did her little honour and that
her husband′s did him even less. Lord Warburton was as disinterested as he
need be, and she was no more to him than she need wish. She would rest
upon this till the contrary should be proved; proved more effectually than
by a cynical intimation of Osmond′s.
|
Si Isabel no contestó, fue porque las palabras de él le habían
planteado la cuestión escuetamente y estaba absorta en su contemplación.
Existía entre ellos algo que hacía que sus vibraciones fueran en el acto
muy hondas, tan profundas que le había dado miedo aventurarse a
contestarle. Una vez que él se hubo ido, reclinó la cabeza en el respaldo
del sillón, cerró los ojos y permaneció así sentada hasta altas horas de
la noche, pensando en lo que acababa de oír. Llegó un criado de la casa
para atender el fuego, y ella le ordenó que trajera otros candelabros y se
retirase a dormir. Osmond le había pedido que pensara en lo que él había
dicho. Y eso estaba haciendo: pensar en ello, y en muchas ,otras cosas. La
sugerencia de que ella tenía una influencia decisiva sobre lord Warburton
la sobrecogió con el impulso que acompaña al reconocimiento de un hecho
real. Indudablemente había entre ellos dos algo que podía hacer que lord
Warburton se declarase a Pansy, acaso una simple proclividad por parte de
él a aprobar sus deseos, un anhelo de complacerla haciendo lo que ella
quería. En realidad, Isabel no se preguntaba a sí misma qué podía haber de
cierto, pues no se había sentido forzada a ello en manera alguna; pero
ahora que el asunto se le presentaba clara y firmemente vio la respuesta,
y la respuesta la asustó. Sí, algo había... por parte de lord Warburton,
por supuesto. La primera vez que él fue a Roma, ella creyó roto por
completo el lazo que les uniera antes, pero poco a poco se había ido
convenciendo de que todavía existía palpablemente. Bien es verdad que era
delgado y quebradizo como un cabello, mas en ciertos momentos diríase que
ella lo oía vibrar. Por su parte, nada había cambiado. Lo que en otros
tiempos pensara de él, seguía pensándolo ahora; no era necesario que tal
manera de sentir cambiase, sobre todo porque ahora ella consideraba que
ese sentimiento era mejor. Pero ¿y él? ¿Seguía pensando que ella era más
que todas las demás mujeres? ¿Acaso quería evocar los momentos, si bien
escasos, de intimidad que ambos pasaran antes juntos? Isabel se daba
perfecta cuenta de que había visto en sus ojos señales de semejante
disposición de ánimo. Pero ¿qué esperanzas abrigaba, cuáles eran sus
pretensiones y de qué modo tan extraño habían llegado a mezclarse con
aquel sincero aprecio que parecía profesarle a la pobre Pansy? ¿Estaba
enamorado de la esposa de Gilbert Osmond? Y, si así era, ¿qué consuelo
esperaba obtener de todo ello? Una de dos: si estaba enamorado de Pansy,
no estaba enamorado de la madrastra; y si estaba enamorado de Isabel, no
lo estaba de la hijastra. ¿Debía ella aprovecharse de la ventaja de su
posición en el corazón del otro para inducirle a entregarse a Pansy,
sabiendo que lo haría sólo por ella y no por la jovencita?... ¿Y era ése
el favor que su marido le pidiera antes? Cuando menos, ése era el deber
que ella se veía en situación de afrontar, al no poder por menos de
reconocer que su antiguo amigo continuaba sintiendo una irremisible
predilección por su compañía. De todo lo cual sacaba en conclusión que su
cometido no era nada grato, sino bien repulsivo. Se preguntaba con
tristeza si, por desgracia, lord Warburton fingía estar enamorado de Pansy
a fin de cultivar otra satisfacción y algo más, que podría llamarse otras
oportunidades. Pero, después de pensarlo bien, le absolvió de semejante
refinamiento de duplicidad y prefirió considerar que actuaba de buena fe.
Aunque, si su enamoramiento de Pansy resultaba una desilusión, no era eso,
en verdad, mejor que si fuese una ficción. Isabel se perdió en el dédalo
de todas estas ingratas posibilidades, muchas de las cuales, al
enfrentarlas, le parecieron sumamente feas. Se frotó los ojos como para
salir de aquel laberinto, declarándose a sí misma que, si su imaginación
no la honraba grandemente, mucho menos la honraba todavía la de su señor
esposo. Lord Warburton se había desinteresado de ella tanto como era
necesario; Isabel no significaba para él más de lo que debía significar. Y
decidió aceptar esta manera de pensar hasta que no se demostrase lo
contrario mediante algo más eficaz que una cínica insinuación de Osmond.
|
Such a resolution, however, brought her
this evening but little peace, for her soul was haunted with terrors which
crowded to the foreground of thought as quickly as a place was made for
them. What had suddenly set them into livelier motion she hardly knew,
unless it were the strange impression she had received in the afternoon of
her husband′s being in more direct communication with Madame Merle than
she suspected. That impression came back to her from time to time, and now
she wondered it had never come before. Besides this, her short interview
with Osmond half an hour ago was a striking example of his faculty for
making everything wither that he touched, spoiling everything for her that
he looked at. It was very well to undertake to give him a proof of
loyalty; the real fact was that the knowledge of his expecting a thing
raised a presumption against it. It was as if he had had the evil eye; as
if his presence were a blight and his favour a misfortune. Was the fault
in himself, or only in the deep mistrust she had conceived for him? This
mistrust was now the clearest result of their short married life; a gulf
had opened between them over which they looked at each other with eyes
that were on either side a declaration of the deception suffered. It was a
strange opposition, of the like of which she had never dreamed --an
opposition in which the vital principle of the one was a thing of contempt
to the other. It was not her fault --she had practised no deception; she
had only admired and believed. She had taken all the first steps in the
purest confidence, and then she had suddenly found the infinite vista of a
multiplied life to be a dark, narrow alley with a dead wall at the end.
Instead of leading to the high places of happiness, from which the world
would seem to lie below one, so that one could look down with a sense of
exaltation and advantage, and judge and choose and pity, it led rather
downward and earthward, into realms of restriction and depression where
the sound of other lives, easier and freer, was heard as from above, and
where it served to deepen the feeling of failure. It was her deep distrust
of her husband --this was what darkened the world. That is a sentiment
easily indicated, but not so easily explained, and so composite in its
character that much time and still more suffering had been needed to bring
it to its actual perfection. Suffering, with Isabel, was an active
condition; it was not a chill, a stupor, a despair; it was a passion of
thought, of speculation, of response to every pressure. She flattered
herself that she had kept her failing faith to herself, however --that no
one suspected it but Osmond. Oh, he knew it, and there were times when she
thought he enjoyed it. It had come gradually --it was not till the first
year of their life together, so admirably intimate at first, had closed
that she had taken the alarm. Then the shadows had begun to gather; it was
as if Osmond deliberately, almost malignantly, had put the lights out one
by one. The dusk at first was vague and thin, and she could still see her
way in it. But it steadily deepened, and if now and again it had
occasionally lifted there were certain corners of her prospect that were
impenetrably black. These shadows were not an emanation from her own mind:
she was very sure of that; she had done her best to be just and temperate,
to see only the truth. They were a part, they were a kind of creation and
consequence, of her husband′s very presence. They were not his misdeeds,
his turpitudes; she accused him of nothing --that is but of one thing,
which was NOT a crime. She knew of no wrong he had done; he was not
violent, he was not cruel: she simply believed he hated her. That was all
she accused him of, and the miserable part of it was precisely that it was
not a crime, for against a crime she might have found redress. He had
discovered that she was so different, that she was not what he had
believed she would prove to be. He had thought at first he could change
her, and she had done her best to be what he would like. But she was,
after all, herself --she couldn′t help that; and now there was no use
pretending, wearing a mask or a dress, for he knew her and had made up his
mind. She was not afraid of him; she had no apprehension he would hurt
her; for the ill-will he bore her was not of that sort. He would if
possible never give her a pretext, never put himself in the wrong. Isabel,
scanning the future with dry, fixed eyes, saw that he would have the
better of her there. She would give him many pretexts, she would often put
herself in the wrong. There were times when she almost pitied him; for if
she had not deceived him in intention she understood how completely she
must have done so in fact. She had effaced herself when he first knew her;
she had made herself small, pretending there was less of her than there
really was. It was because she had been under the extraordinary charm that
he, on his side, had taken pains to put forth. He was not changed; he had
not disguised himself, during the year of his courtship, any more than
she. But she had seen only half his nature then, as one saw the disk of
the moon when it was partly masked by the shadow of the earth. She saw the
full moon now --she saw the whole man. She had kept still, as it were, so
that he should have a free field, and yet in spite of this she had
mistaken a part for the whole.
|
No obstante, tal decisión no le proporcionó la paz que su
espíritu había menester, dominado como estaba por terrores que se
adueñaban de su pensamiento en cuanto se les ofrecía el menor lugar para
asentarse allí. Apenas si llegaba a darse cuenta de lo que lo había
agitado, a no ser la impresión que aquella tarde recibiera al ver que su
marido mantenía con madame Merle una comunicación mucho más directa de lo
que ella hubiese podido jamás sospechar. Tal impresión se le presentaba,
volvía a presentársele y retornaba de nuevo a su mente, y se asombraba de
que no se le hubiese ocurrido antes. Aparte de ello, la conversación que
acababa de mantener con Osmond era una prueba flagrante de cómo llegaba él
a marchitar todo aquello en lo que ponía sus manos, de cómo echaba a
perder para ella aquello en lo que posaba sus ojos. Bien estaba lo de
tratar de ofrecerle una prueba de lealtad; lo malo era que el solo hecho
de saber que él esperaba algo de una era más que sobrado para suscitar una
presunción en contra suya. Era como si llevara consigo el mal de ojo, como
si su presencia produjera agotamiento y su favor resultara una desgracia.
Ahora bien, ¿radicaba en él semejante defecto o se debía a la profunda
desconfianza que había llegado a inspirarle? Semejante desconfianza se le
aparecía actualmente como el resultado más patente de su breve vida de
casados. Entre los dos se abría un profundo abismo por encima del cual
ambos se miraban uno a otro con ojos que eran como una irrebatible
declaración de la decepción recíprocamente sufrida. Era aquélla una
oposición en verdad extraña, que jamás hubiera Isabel soñado que llegase a
producirse y en la que el principio vital de cada uno era una especie de
desprecio por el otro. Ella no tenía la culpa, pues no había alimentado la
decepción; no había hecho más que admirarle y creer en él. Ella dio los
primeros pasos en el terreno de la confianza más pura, pero no tardó en
darse cuenta de que el panorama de la vida múltiple que a sus ojos se
ofrecía no era sino una estrecha y oscura avenida en cuyo final se elevaba
un muro impenetrable. En vez de elevarla a la cumbre de la felicidad para
que, desde allí, pudiera decir que el mundo yacía a sus pies hasta el
extremo de permitirle mirar hacia abajo con exaltación y prepotencia,
juzgar, decidir y compadecer a su antojo, aquella avenida conducía más
bien hacia abajo, hacia regiones de escasez y depresión donde el sonido de
las vibraciones de otras vidas más libres y sosegadas se escuchaba como
venido de arriba, no contribuyendo, por tanto, más que a ahondar el
sentimiento del fracaso. Lo que ante sus ojos oscurecía el mundo por
completo era, en resumidas cuentas, la profunda desconfianza que de su
esposo sentía. Tal sentimiento es fácil de mencionar, pero no tan fácil de
explicar, y tan complicado resultaba en su manera de ser que necesitó
largo tiempo y hondo sufrimiento para alcanzar su perfección de aquel
entonces. En Isabel el sufrimiento era una especie de condición activa; no
era un estremecimiento, ni una desesperación, ni un estupor, sino una
pasión por lo mental, lo especulativo, por responder a cualquier presión.
Se enorgullecía de haber guardado para sí misma el secreto del fracaso de
su fe, y el único que podía sospecharlo era Osmond. Seguramente éste lo
sabía de sobra, y había veces en que ella pensaba que le resultaba un
verdadero placer. Semejante realidad no se hizo patente de forma súbita,
sino que fue presentándose poco a poco, pues únicamente al final del
primer año de su vida en común, que tan admirablemente íntima pareciera al
principio, escuchó ella en su interior la voz de alarma. E inmediatamente
después, las nubes comenzaron a adensarse, como si deliberadamente, casi
perversamente, Osmond se hubiese complacido en ir apagando todas las luces
una tras otra. Al principio, la oscuridad era vaga y leve hasta el punto
de que ella podía seguir viendo su camino a través de ella; pero no tardó
en espesarse, y si de vez en cuando parecía aclararse en algunos puntos,
había siempre regiones de la perspectiva donde las sombras resultaban
impenetrables. No eran pura emanación de su intelecto tales sombras, de
eso estaba segura Isabel, que había hecho cuanto en su mano estaba por ser
justa y afable por no ver más que la verdad. Eran una parte, una especie
de creación y consecuencia de la presencia de su marido. No eran ni
desvaríos ni delitos suyos, de nada le acusaba... a no ser de algo que en
realidad no era un pecado, una falta, un crimen. No sabía ella de mala
acción alguna por él cometida; no era cruel ni violento. Lo único que
creía Isabel era que la detestaba. Eso y no otra cosa era lo que le
reprochaba, y lo más triste de todo era que aquello no constituía
precisamente un crimen, pues ante un crimen era indudable que habría
podido rebelarse. Osmond había descubierto que ella era muy diferente de
lo que él había creído que podía llegar a ser. Al principio pensó que
podría cambiarla, y, por su parte, ella trató de hacer lo que él quería.
Pero, después de todo, ella era ella..., no lo podía remediar, y ahora
resultaba completamente inútil fingir, poniéndose una máscara o un
disfraz, porque él la conocía ya perfectamente y se había hecho su
composición de lugar. Isabel no le temía, no tenía miedo de que la
hiriese, pues la mala voluntad que le profesaba no era de semejante
índole. A ser posible, él no le daría jamás el menor pretexto, ni
cometería el menor error. Había veces en que ella casi le compadecía,
porque si bien no había llegado a decepcionarle en la intención, se daba
cuenta perfectamente de hasta qué punto le había decepcionado en realidad.
Cuando se conocieron, ella quiso borrarse casi del todo, empequeñecerse,
incluso pretendiendo que era más pequeña de lo que realmente era. Ello se
debía a que sucumbió al encanto extraordinario que, por su parte, se había
esforzado él en mostrar. Osmond no había cambiado, y, durante el año que
duró su cortejo, no se distinguió en nada por encima de ella. Pero la
verdad es que ella no vio más, que no logró ver más que la mitad de su
verdadero carácter, como se ve el disco de la Luna cuando queda tapado en
parte, durante un eclipse, por la sombra de la Tierra. Ahora, en cambio,
veía toda la Luna, al hombre completo tal cual era. Sin embargo, había
permanecido en silencio a fin de dejarle el campo libre, y a pesar de ello
había tomado la parte por el todo.
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Ah, she had been immensely under the
charm! It had not passed away; it was there still: she still knew
perfectly what it was that made Osmond delightful when he chose to be. He
had wished to be when he made love to her, and as she had wished to be
charmed it was not wonderful he had succeeded. He had succeeded because he
had been sincere; it never occurred to her now to deny him that. He
admired her --he had told her why: because she was the most imaginative
woman he had known. It might very well have been true; for during those
months she had imagined a world of things that had no substance. She had
had a more wondrous vision of him, fed through charmed senses and oh such
a stirred fancy! --she had not read him right. A certain combination of
features had touched her, and in them she had seen the most striking of
figures. That he was poor and lonely and yet that somehow he was noble
--that was what had interested her and seemed to give her her opportunity.
There had been an indefinable beauty about him --in his situation, in his
mind, in his face. She had felt at the same time that he was helpless and
ineffectual, but the feeling had taken the form of a tenderness which was
the very flower of respect. He was like a sceptical voyager strolling on
the beach while he waited for the tide, looking seaward yet not putting to
sea. It was in all this she had found her occasion. She would launch his
boat for him; she would be his providence; it would be a good thing to
love him. And she had loved him, she had so anxiously and yet so ardently
given herself --a good deal for what she found in him, but a good deal
also for what she brought him and what might enrich the gift. As she
looked back at the passion of those full weeks she perceived in it a kind
of maternal strain --the happiness of a woman who felt that she was a
contributor, that she came with charged hands. But for her money, as she
saw to-day, she would never have done it. And then her mind wandered off
to poor Mr. Touchett, sleeping under English turf, the beneficent author
of infinite woe! For this was the fantastic fact. At bottom her money had
been a burden, had been on her mind, which was filled with the desire to
transfer the weight of it to some other conscience, to some more prepared
receptacle. What would lighten her own conscience more effectually than to
make it over to the man with the best taste in the world? Unless she
should have given it to a hospital there would have been nothing better
she could do with it; and there was no charitable institution in which she
had been as much interested as in Gilbert Osmond. He would use her fortune
in a way that would make her think better of it and rub off a certain
grossness attaching to the good luck of an unexpected inheritance. There
had been nothing very delicate in inheriting seventy thousand pounds; the
delicacy had been all in Mr. Touchett′s leaving them to her. But to marry
Gilbert Osmond and bring him such a portion --in that there would be
delicacy for her as well. There would be less for him --that was true; but
that was his affair, and if he loved her he wouldn′t object to her being
rich. Had he not had the courage to say he was glad she was rich?
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¡Ah! No cabía la menor duda de que había sucumbido al hechizo,
y éste no se había desvanecido, continuaba actuando. Ella sabía de sobra
qué era lo que hacía tan extraordinariamente delicioso a Osmond cuando a
él se le antojaba serlo. Se le antojó serlo cuando le hacía la corte, y,
como ella no deseaba sino que la encantaran, no era de extrañar que él lo
hubiese logrado. Y lo consiguió porque entonces fue sincero, y ahora jamás
se le ocurría a ella negar que lo hubiera sido. El la admiró y le explicó
el porqué de su admiración: porque era la mujer más imaginativa que había
conocido. Nada se oponía a que eso fuera la verdad, pues durante todos
aquellos meses su imaginación construyó cosas que parecían privadas de
sustancia real. Ella concibió una visión maravillosa de él, alimentada por
sensaciones sorprendentes y una fantasía exaltada, porque no leyó bien en
su alma. Le había llamado la atención una especial combinación de
elementos, en los cuales ella había querido verle como la más notable de
todas las figuras. El hecho de que fuera pobre y estuviese solo, y a pesar
de ello mantuviera una altiva dignidad, la interesó profundamente y
pareció ofrecerle la oportunidad anhelada. Diríase que todo parecía
rodearle con una belleza indefinible, belleza que no era sólo la de su
situación sino que incluso se extendía a su figura física, a su rostro, a
su inteligencia. Al mismo tiempo, Isabel se había dado cuenta de que él
carecía de protección y de eficacia, y el sentimiento que tal carencia le
inspiró se transformó en un cariño que era la forma misma del respeto. A
sus ojos, él era una especie de viajero escéptico que se paseara por la
playa esperando que subiera la marea, mirando al mar, pero sin atreverse a
lanzarse a él. Y he aquí donde ella veía la ocasión que le estaba
deparada. Ella botaría el barco que él necesitaba, sería su providencia. Y
pensó que debía de ser una gran cosa amarle de veras. Y le amó.
Ansiosamente le amó, ardientemente se le entregó, en gran parte por lo que
halló en él, pero en gran parte también por lo que ella le aportaba y que
podía enriquecer la dádiva. Cuando, en sus momentos de reflexión, volvía
la vista hacia aquellas semanas, le parecía ver en todo ello tina especie
de instinto materno, la felicidad que experimenta una mujer consciente de
que va a contribuir soberanamente a la felicidad del ser amado, de que va
hacia él con las manos llenas. Bien claro veía ahora que no lo habría
hecho de no ser por su dinero. Y al llegar a este punto su pensamiento
voló en pos del pobre señor Touchett, que dormía su sueño eterno allá
lejos, bajo el húmedo césped de la tierra inglesa, hacia el benéfico autor
de tantas y tantas angustias e infortunio. Porque esta y no otra era la
fantástica realidad. En el fondo, aquel dinero había constituido una
verdadera carga, había caído como una losa sobre ella, que experimentaba
el deseo de ceder su peso a otra conciencia, a otro receptáculo mejor
preparado. ¿Y qué podría descargarle la conciencia tan perfectamente como
el ceder aquel peso al hombre de mejor gusto del inundo? A menos que lo
hubiese donado a un hospital, no había cosa mejor en qué emplearlo, y no
existía institución caritativa de ninguna clase que le inspirara interés
tan profundo como Gilbert Osmond. El podría emplear su fortuna de modo que
la hiciese a ella pensar mejor sobre el echo de poseerla y la despojara de
ciertas prevenciones contra su buena suerte y su inesperada herencia. No
existía delicadeza alguna en el hecho de haber heredado sesenta mil
libras; la delicadeza estaba en el señor Touchett, que había tenido la
idea de dejárselas. Pero, en lo de casarse con Gilbert Osmond y aportarle
tan considerable suma de dinero..., en eso sí había delicadeza por parte
de ella. Por parte de él, desde luego, había mucha menos, era cierto; mas
eso era cosa exclusivamente suya, y, si la quería, no tendría por qué
hacer objeción alguna por el hecho de que fuese rica. En efecto, ¿no había
él tenido el valor de decirle que se alegraba de que lo fuese?
|
Isabel′s cheek burned when she asked
herself if she had really married on a factitious theory, in order to do
something finely appreciable with her money. But she was able to answer
quickly enough that this was only half the story. It was because a certain
ardour took possession of her --a sense of the earnestness of his
affection and a delight in his personal qualities. He was better than any
one else. This supreme conviction had filled her life for months, and
enough of it still remained to prove to her that she could not have done
otherwise. The finest --in the sense of being the subtlest --manly
organism she had ever known had become her property, and the recognition
of her having but to put out her hands and take it had been originally a
sort of act of devotion. She had not been mistaken about the beauty of his
mind; she knew that organ perfectly now. She had lived with it, she had
lived IN it almost --it appeared to have become her habitation. If she had
been captured it had taken a firm hand to seize her; that reflection
perhaps had some worth. A mind more ingenious, more pliant, more
cultivated, more trained to admirable exercises, she had not encountered;
and it was this exquisite instrument she had now to reckon with. She lost
herself in infinite dismay when she thought of the magnitude of HIS
deception. It was a wonder, perhaps, in view of this, that he didn′t hate
her more. She remembered perfectly the first sign he had given of it --it
had been like the bell that was to ring up the curtain upon the real drama
of their life. He said to her one day that she had too many ideas and that
she must get rid of them. He had told her that already, before their
marriage; but then she had not noticed it: it had come back to her only
afterwards. This time she might well have noticed it, because he had
really meant it. The words had been nothing superficially; but when in the
light of deepening experience she had looked into them they had then
appeared portentous. He had really meant it --he would have liked her to
have nothing of her own but her pretty appearance. She had known she had
too many ideas; she had more even than he had supposed, many more than she
had expressed to him when he had asked her to marry him. Yes, she HAD been
hypocritical; she had liked him so much. She had too many ideas for
herself; but that was just what one married for, to share them with some
one else. One couldn′t pluck them up by the roots, though of course one
might suppress them, be careful not to utter them. It had not been this,
however, his objecting to her opinions; this had been nothing. She had no
opinions --none that she would not have been eager to sacrifice in the
satisfaction of feeling herself loved for it. What he had meant had been
the whole thing --her character, the way she felt, the way she judged.
This was what she had kept in reserve; this was what he had not known
until he had found himself --with the door closed behind, as it were --set
down face to face with it. She had a certain way of looking at life which
he took as a personal offence. Heaven knew that now at least it was a very
humble, accommodating way! The strange thing was that she should not have
suspected from the first that his own had been so different. She had
thought it so large, so enlightened, so perfectly that of an honest man
and a gentleman. Hadn′t he assured her that he had no superstitions, no
dull limitations, no prejudices that had lost their freshness? Hadn′t he
all the appearance of a man living in the open air of the world,
indifferent to small considerations, caring only for truth and knowledge
and believing that two intelligent people ought to look for them together
and, whether they found them or not, find at least some happiness in the
search? He had told her he loved the conventional; [sic}"> but
there was a sense in which this seemed a noble declaration. In that sense,
that of the love of harmony and order and decency and of all the stately
offices of life, she went with him freely, and his warning had contained
nothing ominous. But when, as the months had elapsed, she had followed him
further and he had led her into the mansion of his own habitation, then,
THEN she had seen where she really was.
|
Isabel sintió que el calor le quemaba las mejillas al pensar y
preguntarse si, en realidad, había contraído matrimonio sobre la base de
una falsa creencia, pensando poder hacer algo verdaderamente digno de
aprecio con su dinero. A lo cual podía en el acto contestarse que aquello
no era sino la mitad del cuento. Lo cierto es que se había adueñado de
ella una especie de ardor, una sensación de la seriedad de su cariño y de
deleite por las cualidades personales del futuro esposo, que le parecía
mejor que todos los demás. Este supremo convencimiento de tal superioridad
le llenó por completo el espíritu durante meses y meses, y aún le quedaba
de sobra para hacerle comprender que, cuando así lo hizo, no podía obrar
de otra manera. El mejor de todos los organismos -en el sentido de la
sutileza- había llegado a pertenecerle, y para ella, en aquel entonces,
llegó casi a constituir un acto de devoción el mero hecho de alargar la
mano y sentir su contacto. Por lo que respecta a la belleza extraordinaria
de la inteligencia de su amado, no había sentido jamás la menor decepción;
conocía perfectamente aquella facultad. Con ella había vivido, casi
parecía que dentro de ella, como si hubiese sido su propia morada. Si
había sido capturada, había hecho falta una mano poderosa, reflexión que a
sus ojos entrañaba cierto mérito por su parte. No había encontrado hasta
la fecha entendimiento más ingenioso, flexible, cultivado y acostumbrado a
los ejercicios admirables; y era precisamente con instrumento espiritual
tan exquisito con el que debía ella actuar en lo sucesivo. Así, cayó en un
desaliento profundo cuando pensó en la magnitud de la decepción por él
experimentada. Por ello era hasta casi milagroso que no la detestase más
todavía. Acordábase perfectamente de la primera señal que diera él de
semejante actitud y que fue como el timbre que hizo levantar el telón
antes de la representación del drama de su vida. Un día le dijo que tenía
demasiadas ideas y que debía deshacerse de ellas, cosa que ya le dijera
también antes del matrimonio y a la que entonces ella no prestara
atención, pero a la que había vuelto después a la carga. Cuando se lo dijo
una vez casados, ella hubo de tomarlo en consideración porque vio que él
pensaba lo que decía y decía lo que quería. Superficialmente consideradas,
aquellas palabras no eran en realidad gran cosa; pero, vistas luego a la
luz de la profunda experiencia, le parecieron portentosas. Es decir, que
si él decía lo que pensaba, lo que quería era que no tuviese de sí misma
más que su linda apariencia externa. De tal suerte, Isabel había sabido
que tenía demasiadas ideas; pero el caso es que tenía aún más de las que
él suponía, muchas más de las que ella le había mostrado cuando le pidió
que se casaran. Cierto, había sido hipócrita, pero era porque le gustaba
tanto... Sin duda tenía muchas ideas propias, pero precisamente para eso
se casaba una, para compartirlas con otra persona. En último término, una
o podía arrancarlas de cuajo, si bien podía suprimirlas, procurar no
proclamarlas. Lo de menos había sido lo que él dijera de sus opiniones;
nada, en verdad. Ella no tenía realmente opiniones; ninguna, desde luego,
que no hubiese estado pronta a sacrificar por la satisfacción de sentirse
amada. Lo que él había querido significar era el conjunto, es decir su
carácter, su manera de sentir, su propio juicio. Eso era lo que ella se
había reservado y lo que él no había conocido hasta que se encontró cara a
cara frente a ello y como con la puerta cerrada a su espalda. Ella tenía
una manera de considerar la vida que a él le parecía una ofensa personal.
¡Sabía Dios que, por lo menos ahora, era una manera muy adaptable y
humilde! Lo extraño es que, al principio, jamás habría Isabel sospechado
que la manera de él fuese tan diametralmente opuesta. Había creído que era
tan amplia, ilustrada y perfecta como correspondía a un hombre honrado y a
un caballero. ¿Acaso no le había dicho él que no tenía supersticiones de
ninguna especie, que carecía de tristes limitaciones, que todos sus
anteriores prejuicios habían fenecido? ¿Acaso no tenía la apariencia de un
hombre que vive independiente del mundo, ajeno a toda preocupación de
segundo orden, exclusivamente preocupado por la verdad y el saber,
convencido de que dos seres inteligentes deben darse a la tarea de
buscarlos juntos y sentirse felices con su búsqueda, los encuentren o no
los encuentren? Le había él declarado que le gustaba lo convencional, pero
eso tenía en cierto sentido los visos de una declaración bien noble. En
tal sentido -el de la armonía, el orden y la conveniencia en todas las
cuestiones ya establecidas en la vida- ella aceptó de buen grado sus
puntos de vista, y todas su admoniciones no contenían para ella nada de
humillante. Pero cuando, al cabo de los meses, le siguió hasta llegar a su
morada, se dio cuenta exactamente del lugar donde verdaderamente estaba.
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She could live it over again, the
incredulous terror with which she had taken the measure of her dwelling.
Between those four walls she had lived ever since; they were to surround
her for the rest of her life. It was the house of darkness, the house of
dumbness, the house of suffocation. Osmond′s beautiful mind gave it
neither light nor air; Osmond′s beautiful mind indeed seemed to peep down
from a small high window and mock at her. Of course it had not been
physical suffering; for physical suffering there might have been a remedy.
She could come and go; she had her liberty; her husband was perfectly
polite. He took himself so seriously; it was something appalling. Under
all his culture, his cleverness, his amenity, under his good-nature, his
facility, his knowledge of life, his egotism lay hidden like a serpent in
a bank of flowers. She had taken him seriously, but she had not taken him
so seriously as that. How could she --especially when she had known him
better? She was to think of him as he thought of himself --as the first
gentleman in Europe. So it was that she had thought of him at first, and
that indeed was the reason she had married him. But when she began to see
what it implied she drew back; there was more in the bond than she had
meant to put her name to. It implied a sovereign contempt for every one
but some three or four very exalted people whom he envied, and for
everything in the world but half a dozen ideas of his own. That was very
well; she would have gone with him even there a long distance; for he
pointed out to her so much of the baseness and shabbiness of life, opened
her eyes so wide to the stupidity, the depravity, the ignorance of
mankind, that she had been properly impressed with the infinite vulgarity
of things and of the virtue of keeping one′s self unspotted by it. But
this base, ignoble world, it appeared, was after all what one was to live
for; one was to keep it for ever in one′s eye, in order not to enlighten
or convert or redeem it, but to extract from it some recognition of one′s
own superiority. On the one hand it was despicable, but on the other it
afforded a standard. Osmond had talked to Isabel about his renunciation,
his indifference, the ease with which he dispensed with the usual aids to
success; and all this had seemed to her admirable. She had thought it a
grand indifference, an exquisite independence. But indifference was really
the last of his qualities; she had never seen any one who thought so much
of others. For herself, avowedly, the world had always interested her and
the study of her fellow creatures been her constant passion. She would
have been willing, however, to renounce all her curiosities and sympathies
for the sake of a personal life, if the person concerned had only been
able to make her believe it was a gain! This at least was her present
conviction; and the thing certainly would have been easier than to care
for society as Osmond cared for it.
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En su imaginación revivió aquellos instantes, el incrédulo
terror que se había adueñado de ella y con el que afrontó su nueva morada.
Desde entonces había vivido entre las cuatro paredes de aquella mansión, y
entre ellas le parecía que debía pasar el resto de su vida. Era una morada
de oscuridad, de sordera, de sofocación. La maravillosa mente de Osmond no
le proporcionaba luz ni aire; en todo caso, parecía mirar hacia abajo por
una alta claraboya y burlarse de ella. No había habido sufrimiento físico
de ninguna clase, por supuesto; a tales sufrimientos se les halla remedio
eficaz bien pronto. Tenía libertad completa; podía entrar y salir como le
pluguiese, y su marido era siempre perfectamente cortés con ella. Pero se
tomaba tan en serio a sí mismo que casi resultaba espantoso. Bajo su
aspecto de gran cultura, de ingeniosidad, amenidad, buen carácter,
facilidad para todo, conocimiento de la vida, bajo todo eso yacía su
tremendo egocentrismo, oculto como una serpiente en un macizo de flores.
Por su parte, ella le había tomado también en serio, mas no hasta tal
extremo. ¿Cómo podía ser de tal suerte, sobre todo cuando le había
conocido siendo mucho mejor? Debía verle como él se veía a sí mismo: como
el hombre más grande de Europa. Así es como lo consideró al principio; y
ésa fue, desde luego, la razón por la que se casó con él. Pero, en cuanto
empezó a darse cuenta de lo que todo ello suponía, fue haciéndose atrás.
Había mucho más en aquel compromiso de lo que ella estaba dispuesta a
aceptar. Suponía un desprecio soberano por todo el mundo, excepto tres o
cuatro personas sumamente eximias a las que Osmond envidiaba, y un no
menor desprecio por todo lo del mundo salvo media docena de ideas suyas.
Todo lo cual estaba muy bien e incluso se sentía capaz de acompañarle en
tal manera de ser más lejos todavía, pues le mostraba con tanta fuerza la
bajeza y suciedad de vida, le abría hasta tal punto los ojos ante la
estupidez ajena, la depravación y la ignorancia de la humanidad, que había
quedado profundamente impresionada por la vulgaridad infinita de las cosas
y por la virtud de conservarse incontaminado. Pero, después de todo, para
tal mundo innoble era para el que uno tenía que vivir, el que había de
contemplar constantemente con sus propios ojos, no ya con el deseo de
ilustrarlo, convertirlo o redimirlo, sino para extraer de él algún
reconocimiento de la propia superioridad. Si por una parte podía decirse
que tal cosa era despreciable, por la otra proporcionaba un baremo. Osmond
le había hablado a Isabel de sus renuncias, su indiferencia, la facilidad
con que desdeñaba los concursos ajenos en el logro del éxito; todo lo cual
era verdaderamente admirable a los ojos de ella, que consideraba tal
manera de ser como una gran indiferencia, como una independencia
exquisita. Sin embargo, la indiferencia era la última de sus cualidades,
pues ella no recordaba haber visto jamás a ninguna otra persona que
viviera tan pendiente de los demás. En cambio, Isabel podía decir sin
ambages de ninguna especie que lo que más le interesaba siempre era el
mundo, y que nada le apasionaba tanto como el estudio de los demás seres
humanos. No obstante, habría estado dispuesta a renunciar a todas sus
curiosidades y simpatías por una vida personal, a condición de que la
persona interesada le hiciese creer que con ello obtenía un verdadero
beneficio. Tal era, cuando menos, su actual convicción, y habría sido sin
duda alguna mucho más sencillo que preocuparse por la sociedad hasta el
extremo que Osmond se preocupaba.
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He was unable to live without it, and she
saw that he had never really done so; he had looked at it out of his
window even when he appeared to be most detached from it. He had his
ideal, just as she had tried to have hers; only it was strange that people
should seek for justice in such different quarters. His ideal was a
conception of high prosperity and propriety, of the aristocratic life,
which she now saw that he deemed himself always, in essence at least, to
have led. He had never lapsed from it for an hour; he would never have
recovered from the shame of doing so. That again was very well; here too
she would have agreed; but they attached such different ideas, such
different associations and desires, to the same formulas. Her notion of
the aristocratic life was simply the union of great knowledge with great
liberty; the knowledge would give one a sense of duty and the liberty a
sense of enjoyment. But for Osmond it was altogether a thing of forms, a
conscious, calculated attitude. He was fond of the old, the consecrated,
the transmitted; so was she, but she pretended to do what she chose with
it. He had an immense esteem for tradition; he had told her once that the
best thing in the world was to have it, but that if one was so unfortunate
as not to have it one must immediately proceed to make it. She knew that
he meant by this that she hadn′t it, but that he was better off; though
from what source he had derived his traditions she never learned. He had a
very large collection of them, however; that was very certain, and after a
little she began to see. The great thing was to act in accordance with
them; the great thing not only for him but for her. Isabel had an
undefined conviction that to serve for another person than their
proprietor traditions must be of a thoroughly superior kind; but she
nevertheless assented to this intimation that she too must march to the
stately music that floated down from unknown periods in her husband′s
past; she who of old had been so free of step, so desultory, so devious,
so much the reverse of processional. There were certain things they must
do, a certain posture they must take, certain people they must know and
not know. When she saw this rigid system close about her, draped though it
was in pictured tapestries, that sense of darkness and suffocation of
which I have spoken took possession of her; she seemed shut up with an
odour of mould and decay. She had resisted of course; at first very
humorously, ironically, tenderly; then, as the situation grew more
serious, eagerly, passionately, pleadingly. She had pleaded the cause of
freedom, of doing as they chose, of not caring for the aspect and
denomination of their life --the cause of other instincts and longings, of
quite another ideal.
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No le era posible vivir sin ella, e Isabel constataba que
nunca hasta entonces lo había hecho, pues siempre estaba contemplándola
desde la ventana, incluso cuando más indiferente parecía. Acariciaba él su
propio ideal, de igual manera que ella había tratado de lograr el suyo;
mas era verdaderamente extraño ver de qué distinto modo buscaban dos
personas la realización de la justicia. Consistía el ideal de Osmond en
una gran prosperidad y en la posesión de cuantiosa riqueza, en llevar una
vida aristocrática que él creía, según Isabel veía ahora con claridad
meridiana, haber llevado siempre, al menos en lo esencial. Ni un solo
instante dejaba él de pensar en ello, nunca se habría repuesto de la
vergüenza que le hubiese causado haber pensado en algo distinto. Pero no
era eso lo censurable; le parecía a ella perfectamente, y se mostraba de
acuerdo con tal manera de ser; el escollo estaba en que los dos aplicaban,
a la realización de un posible único ideal, procedimientos e ideas, deseos
y asociaciones completamente distintos. La noción que Isabel tenía de la
vida aristocrática era sencillamente la unión de una gran cultura con una
gran libertad, correspondiendo a la cultura infundir la sensación del
deber, y a la libertad, la sensación del posible disfrute. Para Osmond, en
cambio, todo era una actitud perfectamente estudiada y consciente,
cuestión de puras formas. Él prefería lo antiguo, lo consagrado, lo
transmitido de generación en generación; también a ella le gustaba
infinito todo eso, pero se reservaba el derecho de utilizarlo como mejor
le pareciese. Profesaba él un culto extraordinario a la tradición, y una
vez llegó a decirle que lo mejor del mundo era tenerla, y que, si alguien
era tan desgraciado que no la tenía, su obligación era hacer en el acto
cuanto le fuera posible para obtenerla. Isabel se daba perfecta cuenta de
que con tales palabras quería darle a entender que ella carecía de
semejante tradición y que, por tanto, él era superior, pese a lo cual
jamás llegó a saber de dónde arrancaban las tradiciones de que él parecía
blasonar. Por descontado, tenía una gran colección de ellas, y su esposa
no tardó en comenzar a verlo. Lo esencial, al parecer, era conducirse de
acuerdo con ellas..., lo esencial no sólo para él sino también para su
mujer. Isabel estaba vagamente convencida de que las tradiciones debían
ser algo de calidad extraordinariamente superior para poder servir al que
las poseyera, de suerte que nunca se prestó a su exigencia de marchar al
son de una música antigua que parecía venir de los períodos ignotos del
pasado de su marido; imposible habría de ser prestarse a eso, siendo, como
ella era, persona de tan libre porte, tan desviado, variable y rebelde a
cuanto significara rigidez procesional. Había cosas que debían
forzosamente hacer, personas que debían conocer y otras que no debían
conocer, actitudes fijas que debían adoptar. Cuando ella se percató de que
semejante rígido sistema se cerraba en torno suyo, por envuelto que
estuviera en pintados tapices, apoderóse de su ánimo la sensación de
sofoco, ahogo y oscuridad a la que ya nos hemos referido, y antojósele que
tenía que callar envuelta en un olor a moho y a cosa periclitada. Ni que
decir tiene que se resistió a ello; al principio, lo hizo de manera
irónica, humorística, afectuosa; luego, a medida que la situación se
tornaba más seria, de manera apasionada, con ansiedad, suplicando. Había
abogado en defensa de su mutua libertad de acción, de obrar como mejor les
pareciera, de no preocuparse por el aspecto ni la clasificación ajena de
su vida conjunta..., en favor de otros instintos y anhelos, de un ideal
diferente.
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Then it was that her husband′s
personality, touched as it never had been, stepped forth and stood erect.
The things she had said were answered only by his scorn, and she could see
he was ineffably ashamed of her. What did he think of her --that she was
base, vulgar, ignoble? He at least knew now that she had no traditions! It
had not been in his prevision of things that she should reveal such
flatness; her sentiments were worthy of a radical newspaper or a Unitarian
preacher. The real offence, as she ultimately perceived, was her having a
mind of her own at all. Her mind was to be his --attached to his own like
a small garden-plot to a deer-park. He would rake the soil gently and
water the flowers; he would weed the beds and gather an occasional
nosegay. It would be a pretty piece of property for a proprietor already
far-reaching. He didn′t wish her to be stupid. On the contrary, it was
because she was clever that she had pleased him. But he expected her
intelligence to operate altogether in his favour, and so far from desiring
her mind to be a blank he had flattered himself that it would be richly
receptive. He had expected his wife to feel with him and for him, to enter
into his opinions, his ambitions, his preferences; and Isabel was obliged
to confess that this was no great insolence on the part of a man so
accomplished and a husband originally at least so tender. But there were
certain things she could never take in. To begin with, they were hideously
unclean. She was not a daughter of the Puritans, but for all that she
believed in such a thing as chastity and even as decency. It would appear
that Osmond was far from doing anything of the sort; some of his
traditions made her push back her skirts. Did all women have lovers? Did
they all lie and even the best have their price? Were there only three or
four that didn′t deceive their husbands? When Isabel heard such things she
felt a greater scorn for them than for the gossip of a village parlour --a
scorn that kept its freshness in a very tainted air. There was the taint
of her sister-in-law: did her husband judge only by the Countess Gemini?
This lady very often lied, and she had [sic}"> practised deceptions
that were not simply verbal. It was enough to find these facts assumed
among Osmond′s traditions --it was enough without giving them such a
general extension. It was her scorn of his assumptions, it was this that
made him draw himself up. He had plenty of contempt, and it was proper his
wife should be as well furnished; but that she should turn the hot light
of her disdain upon his own conception of things --this was a danger he
had not allowed for. He believed he should have regulated her emotions
before she came to it; and Isabel could easily imagine how his ears had
scorched on his discovering he had been too confident. When one had a wife
who gave one that sensation there was nothing left but to hate her.
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Entonces fue cuando la personalidad de su esposo, revestida
como nunca antes lo estuviera, se irguió con firmeza. Lo que Isabel se
aventuraba a decir no merecía más que sarcasmo por respuesta, y al fin
llegó a comprender que su marido se sentía inefablemente avergonzado de
ella. ¿Acaso la consideraba baja, innoble y vulgar? Cuando menos, ahora
sabía que carecía de tradiciones. En su minuciosa previsión de las cosas y
acontecimientos no figuraba el que ella revelase semejante falta de
altura; a su juicio, los sentimientos de Isabel eran, a lo sumo, dignos de
un diario radical o de un predicador unitario. Como ella descubrió
finalmente, el verdadero pecado consistía en tener una inteligencia
independiente. Su inteligencia tenía que pertenecerle a él, estar adherida
a la suya como un jardincillo a un gran coto de caza mayor. El se
encargaría de remover suavemente la tierra y de regar las flores, él
dispondría los macizos y de vez en cuando prepararía un ramo florido.
Sería una diminuta y grata propiedad para un propietario harto distante.
No quería él que ella fuese tonta. Al contrario, si por algo le gustó fue
porque era en extremo inteligente. Pero esperaba que aquella inteligencia
actuase a su favor y, lejos de desear que el entendimiento de su esposa
fuese nulo, se enorgullecía de que fuera tan admirablemente receptivo.
Había confiado que su esposa sintiera con él y para él, que compartiera
todas sus opiniones, ambiciones y preferencias. E Isabel no tenía más
remedio que decirse a sí misma que, después de todo, no representaba una
extraordinaria insolencia por parte de un marido tan completo y, en un
principio, tan cariñoso. No obstante, había muchas cosas que no podía en
modo alguno aceptar. Por lo pronto, eran escandalosamente sucias. Si bien
ella no era hija de puritanos, creía en ciertos sentimientos y virtudes
como los de la castidad e incluso la decencia, por los que, al parecer, no
tenía Osmond la menor consideración; y algunas de tales tradiciones le
hacían rechazar los líos de faldas. ¿Tenían, por ventura, amantes todas
las mujeres? ¿Acaso todas mentían y obtenían de ello buena recompensa?
¿Era cierto que no existían sino dos o tres que no engañasen a sus
maridos? Cuando Isabel le oyó decir tales cosas, sintió por ellas todavía
más desdén que por los comadres de pueblo, desdén que logró conservar con
toda su frescura aun en una atmósfera sumamente viciada. ¿Viciada tal vez
por su hermana política? ¿Es que su marido no juzgaba más que por la
actitud de la condesa Gemini? Tal dama no sólo mentía descaradamente, sino
que incluso ponía de manifiesto que el engaño no era cosa simplemente
verbal. Ya resultaba, pues, bastante que tales hechos estuviesen admitidos
por las tradiciones de Osmond, ya era más que bastante sin darles una
extensión más general. El sarcasmo por ella mostrado ante tal admisión fue
lo que hizo a Osmond estirarse, erguirse orgullosamente. Atesoraba él
desprecio para dar y vender, y era justo que su esposa recibiese la parte
alícuota que le correspondía. En cambio, lo que no podía en modo alguno
admitir era que ella se permitiese enfocar con la linterna de su desdén
aquella concepción de las cosas por él mantenida. Creyó Osmond que debía
haber moldeado las emociones de ella antes de que se hubiera producido tal
estado de cosas, e Isabel podía fácilmente columbrar hasta qué punto debió
de quedarse sorprendido al descubrir que se había confiado en exceso. Y
cuando un hombre tiene una esposa que le produce semejante sensación, no
le queda más remedio que aborrecerla.
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She was morally certain now that this
feeling of hatred, which at first had been a refuge and a refreshment, had
become the occupation and comfort of his life. The feeling was deep,
because it was sincere; he had had the revelation that she could after all
dispense with him. If to herself the idea was startling, if it presented
itself at first as a kind of infidelity, a capacity for pollution, what
infinite effect might it not be expected to have had upon HIM? It was very
simple; he despised her; she had no traditions and the moral horizon of a
Unitarian minister. Poor Isabel, who had never been able to understand
Unitarianism! This was the certitude she had been living with now for a
time that she had ceased to measure. What was coming --what was before
them? That was her constant question. What would he do --what ought SHE to
do? When a man hated his wife what did it lead to? She didn′t hate him,
that she was sure of, for every little while she felt a passionate wish to
give him a pleasant surprise. Very often, however, she felt afraid, and it
used to come over her, as I have intimated, that she had deceived him at
the very first. They were strangely married, at all events, and it was a
horrible life. Until that morning he had scarcely spoken to her for a
week; his manner was as dry as a burned-out fire. She knew there was a
special reason; he was displeased at Ralph Touchett′s staying on in Rome.
He thought she saw too much of her cousin --he had told her a week before
it was indecent she should go to him at his hotel. He would have said more
than this if Ralph′s invalid state had not appeared to make it brutal to
denounce him; but having had to contain himself had only deepened his
disgust. Isabel read all this as she would have read the hour on the
clock-face; she was as perfectly aware that the sight of her interest in
her cousin stirred her husband′s rage as if Osmond had locked her into her
room --which she was sure was what he wanted to do. It was her honest
belief that on the whole she was not defiant, but she certainly couldn′t
pretend to be indifferent to Ralph. She believed he was dying at last and
that she should never see him again, and this gave her a tenderness for
him that she had never known before. Nothing was a pleasure to her now;
how could anything be a pleasure to a woman who knew that she had thrown
away her life? There was an everlasting weight on her heart --there was a
livid light on everything. But Ralph′s little visit was a lamp in the
darkness; for the hour that she sat with him her ache for herself became
somehow her ache for HIM. She felt to-day as if he had been her brother.
She had never had a brother, but if she had and she were in trouble and he
were dying, he would be dear to her as Ralph was. Ah yes, if Gilbert was
jealous of her there was perhaps some reason; it didn′t make Gilbert look
better to sit for half an hour with Ralph. It was not that they talked of
him --it was not that she complained. His name was never uttered between
them. It was simply that Ralph was generous and that her husband was not.
There was something in Ralph′s talk, in his smile, in the mere fact of his
being in Rome, that made the blasted circle round which she walked more
spacious. He made her feel the good of the world; he made her feel what
might have been. He was after all as intelligent as Osmond --quite apart
from his being better. And thus it seemed to her an act of devotion to
conceal her misery from him. She concealed it elaborately; she was
perpetually, in their talk, hanging out curtains and arranging screens. It
lived before her again --it had never had time to die --that morning in
the garden at Florence when he had warned her against Osmond. She had only
to close her eyes to see the place, to hear his voice, to feel the warm,
sweet air. How could he have known? What a mystery, what a wonder of
wisdom! As intelligent as Gilbert? He was much more intelligent --to
arrive at such a judgement as that. Gilbert had never been so deep, so
just. She had told him then that from her at least he should never know if
he was right; and this was what she was taking care of now. It gave her
plenty to do; there was passion, exaltation, religion in it. Women find
their religion sometimes in strange exercises, and Isabel at present, in
playing a part before her cousin, had an idea that she was doing him a
kindness. It would have been a kindness perhaps if he had been for a
single instant a dupe. As it was, the kindness consisted mainly in trying
to make him believe that he had once wounded her greatly and that the
event had put him to shame, but that, as she was very generous and he was
so ill, she bore him no grudge and even considerately forbore to flaunt
her happiness in his face. Ralph smiled to himself, as he lay on his sofa,
at this extraordinary form of consideration; but he forgave her for having
forgiven him. She didn′t wish him to have the pain of knowing she was
unhappy: that was the great thing, and it didn′t matter that such
knowledge would rather have righted him.
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Isabel estaba ya absolutamente convencida de que tal
sentimiento de odio, que en un comienzo constituyó un refugio y un mero
solaz, había acabado por convertirse en una verdadera ocupación y en el
consuelo de su vida. Tal sentimiento era profundo porque era sincero, y
Osmond llegó a tener la revelación clarísima de que ella podría, después
de todo, prescindir de él. Si a los mismos ojos de ella semejante obra
resultaba abrumadora, si llegaba a antojársele a Isabel una especie de
infidelidad, una capacidad para la corrupción posible, ¿qué efecto
desolador y formidable no había de causarle a él? La cosa era bien
sencilla: él la despreciaba profundamente porque carecía de tradiciones y
tenía la moral de un pastor protestante unitario. ¡Y la verdad es que la
pobre Isabel jamás había entendido la teoría de la secta unitaria! Con tal
certidumbre había estado viviendo durante un tiempo del que ya había
perdido la noción. ¿Qué vendría luego, qué le aguardaba en el horizonte de
la vida conyugal? Esta era la pregunta que ahora se hacía constantemente.
¿Qué iba a hacer él, qué iba a hacer ella? ¿A dónde podía llegarse cuando
un hombre odiaba a su esposa? En cambio, ella tenía el convencimiento de
que no le aborrecía, pues muy a menudo sentía la imperiosa necesidad de
ofrecerle una pequeña demostración de su deseo de agradarle, alguna
delicada sorpresa. Sin embargo, con frecuencia sentía miedo cuando le
venía a las mientes, como ya hemos dicho, el recuerdo de haberle engañado
al principio. Estaban, en verdad, extrañamente casados y su vida en común
era realmente horrible. Durante la última semana apenas le había dirigido
la palabra y su actitud con ella era tan seca como una hoguera consumida.
Isabel sabía cuál era la razón de tal actitud: que Ralph Touchett estaba
en Roma. Le parecía que veía demasiado a su primo; la semana anterior, sin
ir más lejos, le había dicho que consideraba indecente que fuese a verlo a
su hotel. Seguro que habría dicho más todavía si no le hubiese puesto en
evidencia el estado de completa invalidez del pobre Ralph; pero el haber
tenido que contenerse por tal consideración había ahondado aún más el
abismo entre ellos existente y aumentado aún más su disgusto. Isabel veía
todo aquello con la misma claridad con que veía la hora en el reloj de
enfrente, y era tan consciente de la rabia que en Osmond suscitaba el
interés por ella demostrado hacia su primo como si la hubiese encerrado en
su habitación, que estaba segura de que era lo que habría querido hacer.
Pensaba Isabel honradamente que su actitud no era en absoluto desafiante,
pero no podía fingir que Ralph le era indiferente. Creía sinceramente que
estaba muriéndose y que no volvería a verle más, lo que le infundía hacia
su primo un cariño que jamás sintiera antes en tal forma. Nada le
proporcionaba ya el menor placer. ¿Cómo podría algo causar placer a quien,
como ella, sabía perfectamente que había desperdiciado por completo su
vida? Su corazón soportaba un peso constante y todo parecía alumbrado con
una luz mortecina. De tal suerte, la visita de Ralph vino a ser como una
claridad en las tinieblas, pues durante la hora que solían pasar juntos,
la tortura del dolor que por ella misma experimentaba tornábase en dolor
sufrido por causa de él. Aquel día sintió ella como si Ralph fuera su
hermano. No había tenido ningún hermano, pero presentía que, si lo hubiera
tenido y si ella se hubiese hallado en el estado de desasosiego en que
ahora se hallaba y él moribundo, lo habría querido de igual forma que
entonces quería a Ralph. Cierto, si Osmond estaba celoso de ella, tal vez
tenía sus razones, porque Isabel lo veía con un aspecto realmente
deplorable tras pasar media hora en compañía de Ralph. No era necesario
que hablasen de él, ni siquiera que lo mencionaran. Su nombre no era jamás
pronunciado entre los dos. La única razón de ello consistía en que Ralph
era un hombre generoso y su marido no lo era en absoluto. Había algo en la
conversación de Ralph, en su sonrisa, en el hecho de su permanencia en
Roma, que hacía que el maldito círculo en que ella se movía ensanchara de
pronto su diámetro. Su primo le hacía ver y sentir la bondad del mundo, lo
que podía haber sido. Después de todo, Ralph era tan inteligente como
Osmond, amén de ser infinitamente más bueno. De tal suerte, le parecía a
ella una demostración de afecto hacia él no hacerle partícipe de su
desgracia. Por eso la ocultaba cuidadosamente, hasta el extremo de que
diríase que, en su conversación, estaba todo el tiempo corriendo cortinas
y colocando biombos aquí y allá. Aún tenía viva en la imaginación -jamás
llegó a morir en ella- aquella mañana en el jardín de Florencia, cuando él
la había prevenido contra Osmond. No tenía más que cerrar los ojos para
ver inmediatamente el lugar, oír su voz, sentir la palpitación suave y
acariciadora del aire. Y se preguntaba cómo podía él haberlo adivinado. Le
parecía un verdadero milagro semejante capacidad de visión. ¿Era, pues,
tan inteligente como Osmond? No tanto, sino mucho más tenía que serlo para
haber llegado a concebir semejante juicio. Nunca había sido Gilbert ni tan
profundo ni tan justo. Isabel le había dicho entonces que, por lo menos en
cuanto de ella dependía, nunca sabría él si hacía bien o mal; y eso era
precisamente lo que procuraba en esos momentos. Le resultaba un poco
trabajoso, ya que en lograrlo ponía su pasión, su exaltación, incluso su
religión. Las mujeres practican a veces la religión de muy extraña manera,
con raros ejercicios, e Isabel, al representar el papel que ante su primo
estaba representando, creía firmemente estar haciendo una buena obra. En
realidad, lo habría sido si por un solo instante hubiese logrado
engañarle. En la situación actual, la buena obra consistía principalmente
en hacerle creer que una vez él la hirió gravemente, lo que redundaba en
desdoro suyo; pero, como era generosa y él estaba enfermo, ella no le
guardaba rencor e incluso no dudaba en hacer ostentación de su propia
dicha en la cara del otro. Ralph sonrió en el sofá donde estaba tendido al
oír que era objeto de semejante consideración, y la perdonó, complacido
por el hecho de que ella le hubiese perdonado a él. Isabel no quería
causarle el dolor de hacerle saber que era desgraciada. Eso era lo
esencial, y no importaba que semejante conocimiento le hubiese dado la
razón.
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For herself, she lingered in the
soundless saloon long after the fire had gone out. There was no danger of
her feeling the cold; she was in a fever. She heard the small hours
strike, and then the great ones, but her vigil took no heed of time. Her
mind, assailed by visions, was in a state of extraordinary activity, and
her visions might as well come to her there, where she sat up to meet
them, as on her pillow, to make a mockery of rest. As I have said, she
believed she was not defiant, and what could be a better proof of it than
that she should linger there half the night, trying to persuade herself
that there was no reason why Pansy shouldn′t be married as you would put a
letter in the post-office? When the clock struck four she got up; she was
going to bed at last, for the lamp had long since gone out and the candles
burned down to their sockets. But even then she stopped again in the
middle of the room and stood there gazing at a remembered vision --that of
her husband and Madame Merle unconsciously and familiarly associated.
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Isabel permaneció largo tiempo en el salón después de que el
fuego se hubo apagado. No era de temer que sintiera frío, pues se hallaba
en un estado febril. Oyó sonar las horas una tras otra, pero en su vigilia
no hizo caso del tiempo. Su mente, asaltada por varias visiones,
funcionaba con actividad extraordinaria; y las visiones podían bailar
mejor su ronda en torno a ella en aquel lugar, donde estaba sentada, que
en otro, sí tuviera la cabeza en la almohada y quisieran perturbar su
sueño. Como ya hemos dicho, no creía ella que su actitud fuese desafiante.
¿Qué mejor prueba de ello que el haberse pasado allí media noche, tratando
de convencerse a sí misma de que no había más razón para que Pansy no se
casase que para que una no echase una carta al correo, por ejemplo? Cuando
sonaron las cuatro en el gran reloj, Isabel se levantó, disponiéndose a
irse a la cama, pues hacía ya tiempo que la lámpara se había apagado y las
velas se habían consumido. Antes de abandonar el salón, se detuvo y de
nuevo acudió a su mente la escena allí vista, con su esposo y madame Merle
departiendo sin preocuparse de nada y en franca asociación familiar.
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CHAPTER 43
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43
Three nights after this she took Pansy to a
great party, to which Osmond, who never went to dances, did not accompany
them. Pansy was as ready for a dance as ever; she was not of a
generalising turn and had not extended to other pleasures the interdict
she had seen placed on those of love. If she was biding her time or hoping
to circumvent her father she must have had a prevision of success. Isabel
thought this unlikely; it was much more likely that Pansy had simply
determined to be a good girl. She had never had such a chance, and she had
a proper esteem for chances. She carried herself no less attentively than
usual and kept no less anxious an eye upon her vaporous skirts; she held
her bouquet very tight and counted over the flowers for the twentieth
time. She made Isabel feel old; it seemed so long since she had been in a
flutter about a ball. Pansy, who was greatly admired, was never in want of
partners, and very soon after their arrival she gave Isabel, who was not
dancing, her bouquet to hold. Isabel had rendered her this service for
some minutes when she became aware of the near presence of Edward Rosier.
He stood before her; he had lost his affable smile and wore a look of
almost military resolution. The change in his appearance would have made
Isabel smile if she had not felt his case to be at bottom a hard one: he
had always smelt so much more of heliotrope than of gunpowder. He looked
at her a moment somewhat fiercely, as if to notify her he was dangerous,
and then dropped his eyes on her bouquet. After he had inspected it his
glance softened and he said quickly: "It′s all pansies; it must be hers!"
|
Tres noches después, Isabel llevó a Pansy a una gran fiesta, a
la que Osmond, enemigo de ir a bailes, no las acompañó. Pansy estaba tan
dispuesta a bailar como de costumbre. No tenía por norma generalizar, de
suerte que no aplicaba a los demás placeres aquella severa prohibición que
veía impuesta sobre los del amor. Que estuviese tomándose el tiempo
necesario o que tratara de embaucar a su padre era cosa que habría acusado
en ella cierta previsión del éxito posible. Isabel no creía que hubiera
nada de semejante intención y pensaba que Pansy se había limitado a ser
una buena muchacha. Nunca había tenido ocasión tan propicia y ella
estimaba grandemente las buenas ocasiones. Consagró, pues, a su persona la
atención acostumbrada y contempló con la misma ansiedad de siempre su
vaporoso vestido; asió con firmeza su ramo y contó las flores por lo menos
veinte veces. A su lado, Isabel se sentía vieja. Le parecía que hacía un
tiempo infinito desde que ella sintiera agitación al ir a un baile. Pansy,
que gozaba de la admiración general, poco después de llegar tenía ya todos
los bailes comprometidos y confió inmediatamente su ramo a Isabel, que no
bailaba, para que se lo guardase. Hacía algunos minutos que Isabel lo
sostenía cuando reparó en la presencia cercana de Edward Rosier, que
estaba de pie ante ella; su amable sonrisa se había desvanecido y su
mirada acusaba una decisión casi militar. Si Isabel no hubiese pensado que
la situación de su amigo estaba a punto de ser verdaderamente desesperada,
no habría podido por menos de sonreír al ver aquella adusta apariencia en
quien siempre había olido más a heliotropo que a pólvora. El la miró un
instante con cierto enojo, como para hacerle saber que era hombre
peligroso, y luego se fijó en el ramo. Tras haberlo examinado a
satisfacción, suavizó la fiereza de su mirada y dijo precipitadamente:
-Son pensamientos[2], ¡debe de ser de ella!
|
Isabel smiled kindly. "Yes, it′s hers; she
gave it to me to hold."
|
Isabel sonrió amablemente. -Sí, es su ramo -contestó-. Me ha
encargado que se lo guarde.
|
"May I hold it a little, Mrs. Osmond?" the
poor young man asked.
|
-¿Puede dejármelo un momento, señora Osmond?
|
"No, I can′t trust you; I′m afraid you
wouldn′t give it back."
|
-No, no puedo. Tengo miedo de que quiera quedárselo.
|
"I′m not sure that I should; I should leave
the house with it instantly. But may I not at least have a single flower?"
|
-No estoy seguro de que no intentase hacerlo. Tal vez me
marcharía enseguida con él. Pero ¿no puedo, por lo menos, quedarme una de
sus flores?
|
Isabel hesitated a moment, and then, smiling
still, held out the bouquet. "Choose one yourself. It′s frightful what I′m
doing for you."
|
Dudó Isabel un instante, y, luego, tendiendo el ramo, dijo:
-Escójala usted mismo. Es una temeridad lo que estoy haciendo por usted.
|
"Ah, if you do no more than this, Mrs.
Osmond!" Rosier exclaimed with his glass in one eye, carefully choosing
his flower.
|
-¡Ah, si no hace usted más que esto, señora Osmond! -exclamó
Rosier poniéndose el monóculo para escoger una florecilla.
|
"Don′t put it into your button-hole," she
said. "Don′t for the world!"
|
-No se la ponga en el ojal -le pidió Isabel-. No lo haga por
los demás.
|
"I should like her to see it. She has refused
to dance with me, but I wish to show her that I believe in her still."
|
-Quisiera que ella lo viese. Se ha negado a bailar conmigo,
pero me gustaría hacerle ver que aún sigo creyendo en ella.
|
"It′s very well to show it to her, but it′s
out of place to show it to others. Her father has told her not to dance
with you."
|
-Está muy bien eso de hacérselo ver a ella, pero fuera de
lugar el hacérselo ver a los demás. Su padre le ha prohibido que baile con
usted.
|
"And is that all YOU can do for me? I
expected more from you, Mrs. Osmond," said the young man in a tone of fine
general reference. "You know our acquaintance goes back very far --quite
into the days of our innocent childhood."
|
-¿Eso es todo lo que puede hacer usted por mí? La verdad,
esperaba mucho más de usted, señora Osmond -exclamó el joven sin entrar en
detalles-. Ya sabe que somos viejos amigos..., desde el tiempo de nuestra
inocente infancia.
|
"Don′t make me out too old," Isabel patiently
answered. "You come back to that very often, and I′ve never denied it. But
I must tell you that, old friends as we are, if you had done me the honour
to ask me to marry you I should have refused you on the spot."
|
-No me envejezca demasiado -repuso Isabel con amable
paciencia-. Siempre está usted con lo mismo, y yo no lo niego nunca. Pero,
por dejos amigos que seamos, debo decirle que, si usted me hubiese pedido
que nos casáramos, me habría negado en el acto.
|
"Ah, you don′t esteem me then. Say at once
that you think me a mere Parisian trifler!"
|
-¡Ah! Ya veo que usted no siente aprecio por mí. Diga de una
vez que me considera un parisiense frívolo.
|
"I esteem you very much, but I′m not in love
with you. What I mean by that, of course, is that I′m not in love with you
for Pansy."
|
-Le aprecio de veras, pero no estoy enamorada de usted. Desde
luego, lo que quiero decir es que no estoy enamorada de usted para Pansy.
|
"Very good; I see. You pity me --that′s all."
And Edward Rosier looked all round, inconsequently, with his single glass.
It was a revelation to him that people shouldn′t be more pleased; but he
was at least too proud to show that the deficiency struck him as general.
|
-Está bien..., comprendo. Usted me compadece..., eso es todo.
Edward Rosier miró a su alrededor, muy apenado, a través de su brillante
monóculo. Para él resultaba una verdadera revelación que la gente no se
mostrase complacida a su respecto, pero, al fin y al cabo, era demasiado
orgulloso para demostrar que tal deficiencia le afectaba hondamente.
|
Isabel for a moment said nothing. His manner
and appearance had not the dignity of the deepest tragedy; his little
glass, among other things, was against that. But she suddenly felt
touched; her own unhappiness, after all, had something in common with his,
and it came over her, more than before, that here, in recognisable, if not
in romantic form, was the most affecting thing in the world --young love
struggling with adversity. "Would you really be very kind to her?" she
finally asked in a low tone.
|
Isabel permaneció callada un instante. La actitud y apariencia
de su amigo no tenían la dignidad de la honda tragedia, pues lo primero
que a ella le impedía pensar era aquel monóculo reluciente. Pero, de
pronto, se sintió conmovida. Después de todo, su desdicha tenía algo en
común con la del otro, y cayó en la cuenta de que, más que nunca -de forma
reconocible, si bien no romántica-, aquello era lo más emotivo del mundo:
el amor joven en lucha contra la adversidad. Así, al cabo de un momento le
preguntó afablemente: -¿Sería usted verdaderamente bueno con ella?
|
He dropped his eyes devoutly and raised the
little flower that he held in his fingers to his lips. Then he looked at
her. "You pity me; but don′t you pity HER a little?"
|
Bajó él mansamente los ojos, llevó a sus labios la florecilla
que tenía entre los dedos y, mirándola, dijo: -Usted me compadece a mí,
pero ¿por qué no siente también un poco de lástima por ella?
|
"I don′t know; I′m not sure. She′ll always
enjoy life."
|
-No sé por qué, no estoy segura. Ella disfrutará siempre de la
vida.
|
"It will depend on what you call life!" Mr.
Rosier effectively said. "She won′t enjoy being tortured."
|
A lo que el señor Rosier contestó acertadamente: -Eso depende
de lo que usted considere vida. Puede tener la seguridad de que no la hará
disfrutar el que la torturen.
|
"There′ll be nothing of that."
|
-Eso no sucederá.
|
"I′m glad to hear it. She knows what she′s
about. You′ll see."
|
-Me alegro infinito de oírlo. Ella sabe lo que le interesa. Ya
lo verá.
|
"I think she does, and she′ll never disobey
her father. But she′s coming back to me," Isabel added, "and I must beg
you to go away."
|
-Pienso que lo sabe, y que no desobedecerá nunca a su padre.
Pero veo que viene hacia mí -añadió Isabel, rápida y cautelosa-. Por
favor, le ruego que se retire.
|
Rosier lingered a moment till Pansy came in
sight on the arm of her cavalier; he stood just long enough to look her in
the face. Then he walked away, holding up his head; and the manner in
which he achieved this sacrifice to expediency convinced Isabel he was
very much in love.
|
El señor Rosier se apartó lo suficiente para ver acercarse a
Pansy del brazo de su acompañante y se situó a distancia conveniente para
poder mirarla cara a cara. Acto seguido se retiró con la cabeza alta y de
tal manera que, al ver Isabel la forma en que aceptaba su sacrificio,
quedó convencida del gran amor que a su hijastra profesaba.
|
Pansy, who seldom got disarranged in dancing,
looking perfectly fresh and cool after this exercise, waited a moment and
then took back her bouquet. Isabel watched her and saw she was counting
the flowers; whereupon she said to herself that decidedly there were
deeper forces at play than she had recognised. Pansy had seen Rosier turn
away, but she said nothing to Isabel about him; she talked only of her
partner, after he had made his bow and retired; of the music, the floor,
the rare misfortune of having already torn her dress. Isabel was sure,
however, she had discovered her lover to have abstracted a flower; though
this knowledge was not needed to account for the dutiful grace with which
she responded to the appeal of her next partner. That perfect amenity
under acute constraint was part of a larger system. She was again led
forth by a flushed young man, this time carrying her bouquet; and she had
not been absent many minutes when Isabel saw Lord Warburton advancing
through the crowd. He presently drew near and bade her good-evening; she
had not seen him since the day before. He looked about him, and then
"Where′s the little maid?" he asked. It was in this manner that he had
formed the harmless habit of alluding to Miss Osmond.
|
Pansy, que rara vez se descomponía al bailar, aparentando una
deliciosa frescura después de tal ejercicio, esperó un momento y recogió
de nuevo su ramo de flores. Isabel la observó y vio que las estaba
contando, de lo que dedujo que, por lo visto, había en juego algunas
fuerzas que ella ignoraba que existiesen. Pansy había visto a Rosier
retirándose, pero no dijo a su madrastra nada de él. Limitóse a hablar de
su compañero del baile anterior, una vez que se hubo marchado después de
saludarla; habló también de la música, del piso del salón, de la
infrecuente desgracia de haberse desgarrado el vestido. Isabel tenía la
seguridad absoluta de que había descubierto ya la falta de la flor que su
enamorado se llevara, si bien disimuló tal descubrimiento con la exquisita
gracia con que respondió a la petición de su siguiente compañero de danza.
Aquella admirable amabilidad expresada con una contención extraordinaria,
con un perfecto disimulo, formaba parte de todo un complicado sistema. De
nuevo se alejó en brazos de un ruboroso joven, llevando el ramo consigo.
No hacía sino breves minutos que se había alejado, cuando he aquí que
Isabel vio a lord Warburton que avanzaba hendiendo la multitud, abriéndose
paso entre los bailarines. El joven se acercó a ella y, tras saludarla,
miró a su alrededor y preguntó: -¿Por dónde anda la doncellita? -Tal era
el modo en que había tomado por costumbre llamar a la hija del señor
Osmond.
|
"She′s dancing," said Isabel. "You′ll see her
somewhere."
|
-Por ahí anda bailando. No tardará usted en dar con ella.
|
He looked among the dancers and at last
caught Pansy′s eye. "She sees me, but she won′t notice me," he then
remarked. "Are you not dancing?"
|
Dirigió él la mirada a la multitud del salón y al momento
divisó a Pansy. -Me ha visto -dijo-, pero hace como si no me viera. Y
usted, ¿no baila? -añadió, volviéndose hacía Isabel.
|
"As you see, I′m a wall-flower."
|
-Como ve, estoy de mirona.
|
"Won′t you dance with me?"
|
-¿No quiere bailar conmigo?
|
"Thank you; I′d rather you should dance with
the little maid."
|
-Mil gracias. Prefiero que baile con la doncellita.
|
"One needn′t prevent the other --especially
as she′s engaged."
|
-Lo cortés no quita lo valiente. Además, parece que está
comprometida.
|
"She′s not engaged for everything, and you
can reserve yourself. She dances very hard, and you′ll be the fresher."
|
-Pero no para toda la noche; puede hablar con ella y reservar
su turno. Ella no para de bailar y usted entrará de refresco.
|
"She dances beautifully," said Lord
Warburton, following her with his eyes. "Ah, at last," he added, "she has
given me a smile." He stood there with his handsome, easy, important
physiognomy; and as Isabel observed him it came over her, as it had done
before, that it was strange a man of his mettle should take an interest in
a little maid. It struck her as a great incongruity; neither Pansy′s small
fascinations, nor his own kindness, his good-nature, not even his need for
amusement, which was extreme and constant, were sufficient to account for
it. "I should like to dance with you," he went on in a moment, turning
back to Isabel; "but I think I like even better to talk with you."
|
-Baila admirablemente -afirmó lord Warburton siguiéndola con
los ojos. Y enseguida añadió-: ¡Vaya, por fin! Se ha dignado sonreírme.
Permanecía él allí de pie, con su hermosa, fiable e importante figura, y a
Isabel, que le estaba observando, se le ocurrió preguntarse, como ya en
otra ocasión lo hiciera, cómo era posible que un hombre de su empuje se
interesara por una muchachita como aquélla. Eso le chocaba como una
soberana incongruencia. Ni los múltiples y pequeños atractivos de Pansy,
ni su propia bondad, ni su amable condescendencia, ni su deseo de
entretenerse, que era considerable y continuo, bastaban para justificar
semejante inclinación. Y, sin volverse de frente a Isabel, continuó: -Me
gustaría mucho bailar con usted, pero prefiero que hablemos.
|
"Yes, it′s better, and it′s more worthy of
your dignity. Great statesmen oughtn′t to waltz."
|
-Sí, es mejor, desde luego, y más apropiado para su dignidad.
A los grandes estadistas no les va bien eso del bailoteo.
|
"Don′t be cruel. Why did you recommend me
then to dance with Miss Osmond?"
|
-No sea cruel. Entonces, ¿por qué acaba de recomendarme que
baile con la señorita Osmond?
|
"Ah, that′s different. If you danced with her
it would look simply like a piece of kindness --as if you were doing it
for her amusement. If you dance with me you′ll look as if you were doing
it for your own."
|
-¡Ah! Eso es distinto. Si baila con ella, parecerá una simple
amabilidad, una condescendencia por su parte..., como si lo hiciera por
entretenerla. Si bailase conmigo, parecería que lo hace por divertirse.
|
"And pray haven′t I a right to amuse myself?"
|
-Diga, por favor, ¿acaso no tengo yo también derecho a
divertirme?
|
"No, not with the affairs of the British
Empire on your hands."
|
-No, cuando tiene los asuntos del Imperio británico en sus
manos.
|
"The British Empire be hanged! You′re always
laughing at it."
|
-¡Al cuerno el Imperio británico! No hace usted más que reírse
de eso.
|
"Amuse yourself with talking to me," said
Isabel.
|
-Pues diviértase usted hablándome -replicó Isabel.
|
"I′m not sure it′s really a recreation.
You′re too pointed; I′ve always to be defending myself. And you strike me
as more than usually dangerous to-night. Will you absolutely not dance?"
|
-No estoy seguro de que eso constituya un verdadero recreo.
Usted es demasiado puntillosa y tengo que estar constantemente
defendiéndome. Además, esta noche parece más agresiva conmigo que de
costumbre. ¿Definitivamente no quiere bailar conmigo?
|
"I can′t leave my place. Pansy must find me
here."
|
-No puedo abandonar este sitio; Pansy debe encontrarme aquí.
|
He was silent a little. "You′re wonderfully
good to her," he said suddenly.
|
Permaneció él callado un instante y, de pronto, dijo: -Es
usted admirablemente buena con ella.
|
Isabel stared a little and smiled. "Can you
imagine one′s not being?"
|
Isabel se azoró un poquito y sonrió. -¿Le cabe a usted en la
cabeza que alguien no lo sea?
|
"No indeed. I know how one is charmed with
her. But you must have done a great deal for her."
|
-No, ciertamente. Sé perfectamente hasta qué punto queda uno
subyugado por su encanto. Usted ha debido de tener gran parte en ello.
|
"I′ve taken her out with me," said Isabel,
smiling still. "And I′ve seen that she has proper clothes."
|
-Me he limitado a hacerla salir conmigo y a procurar que vaya
bien vestida.
|
"Your society must have been a great benefit
to her. You′ve talked to her, advised her, helped her to develop."
|
-Su compañía debe de haberle hecho mucho bien, hablándole,
aconsejándola, ayudándola a desenvolverse.
|
"Ah yes, if she isn′t the rose she has lived
near it."
|
Ah, desde luego; si no es la rosa misma, ha vivido muy cerca
de ella.
|
She laughed, and her companion did as much;
but there was a certain visible preoccupation in his face which interfered
with complete hilarity. "We all try to live as near it as we can," he said
after a moment′s hesitation.
|
Isabel rió y rió también su compañero, pero en la expresión de
éste, cierta preocupación le impedía que se abandonara a una total
hilaridad. -Todos intentamos vivir lo más cerca posible de ella -dijo tras
un momento de duda.
|
Isabel turned away; Pansy was about to be
restored to her, and she welcomed the diversion. We know how much she
liked Lord Warburton; she thought him pleasanter even than the sum of his
merits warranted; there was something in his friendship that appeared a
kind of resource in case of indefinite need; it was like having a large
balance at the bank. She felt happier when he was in the room; there was
something reassuring in his approach; the sound of his voice reminded her
of the beneficence of nature. Yet for all that it didn′t suit her that he
should be too near her, that he should take too much of her good-will for
granted. She was afraid of that; she averted herself from it; she wished
he wouldn′t. She felt that if he should come too near, as it were, it
might be in her to flash out and bid him keep his distance. Pansy came
back to Isabel with another rent in her skirt, which was the inevitable
consequence of the first and which she displayed to Isabel with serious
eyes. There were too many gentlemen in uniform; they wore those dreadful
spurs, which were fatal to the dresses of little maids. It hereupon became
apparent that the resources of women are innumerable. Isabel devoted
herself to Pansy′s desecrated drapery; she fumbled for a pin and repaired
the injury; she smiled and listened to her account of her adventures. Her
attention, her sympathy were immediate and active; and they were in direct
proportion to a sentiment with which they were in no way connected --a
lively conjecture as to whether Lord Warburton might be trying to make
love to her. It was not simply his words just then; it was others as well;
it was the reference and the continuity. This was what she thought about
while she pinned up Pansy′s dress. If it were so, as she feared, he was of
course unwitting; he himself had not taken account of his intention. But
this made it none the more auspicious, made the situation none the less
impossible. The sooner he should get back into right relations with things
the better. He immediately began to talk to Pansy --on whom it was
certainly mystifying to see that he dropped a smile of chastened devotion.
Pansy replied, as usual, with a little air of conscientious aspiration; he
had to bend toward her a good deal in conversation, and her eyes, as
usual, wandered up and down his robust person as if he had offered it to
her for exhibition. She always seemed a little frightened; yet her fright
was not of the painful character that suggests dislike; on the contrary,
she looked as if she knew that he knew she liked him. Isabel left them
together a little and wandered toward a friend whom she saw near and with
whom she talked till the music of the following dance began, for which she
knew Pansy to be also engaged. The girl joined her presently, with a
little fluttered flush, and Isabel, who scrupulously took Osmond′s view of
his daughter′s complete dependence, consigned her, as a precious and
momentary loan, to her appointed partner. About all this matter she had
her own imaginations, her own reserves; there were moments when Pansy′s
extreme adhesiveness made each of them, to her sense, look foolish. But
Osmond had given her a sort of tableau of her position as his daughter′s
duenna, which consisted of gracious alternations of concession and
contraction; and there were directions of his which she liked to think she
obeyed to the letter. Perhaps, as regards some of them, it was because her
doing so appeared to reduce them to the absurd.
|
Isabel se apartó un poco de él; Pansy estaba a punto de llegar
de nuevo, y ella estaba impaciente porque fuera cuanto antes. Ya es sabido
cuánto le gustaba lord Warburton, que le parecía mucho más agradable de lo
que justificaba la lista de sus numerosos méritos. En aquella amistad
había algo que venía a ser una fuente de recursos en caso de necesidad,
una especie de cuantiosa cuenta corriente en un banco. Sentíase ella más
feliz cuando él estaba en la habitación porque había algo tranquilizador
en su voz que le traía a la imaginación los beneficios de la naturaleza.
Por todo lo cual, no estaba bien que él permaneciese demasiado tiempo
cerca de ella, que considerase demasiado otorgada por anticipado su buena
voluntad. Sentía miedo de semejante posibilidad, se apartaba
voluntariamente de ella, y quería que él no estuviese cerca. Tenía el
presentimiento de que, si él se aproximaba demasiado, la haría estallar
como un trueno para pedirle que se alejara. Pansy se acercó de nuevo a
Isabel con otro desgarrón en el vestido, lógica consecuencia del primero y
que le mostró con expresión afligida. Había demasiados caballeros de
uniforme que calzaban aquellas terribles espuelas tan temibles para los
vestidos y las faldas de las jovencitas. No tardó en hacerse a todas luces
patente que los recursos de las mujeres son inagotables, pues Isabel se
consagró al vestido de la doncellita; consiguió un alfiler y reparó el
desaguisado. Después de lo cual, sonrió y escuchó el relato de la aventura
que la jovencita le hiciera. Su atención y su simpatía pusiéronse
inmediatamente en juego y en relación directa con un sentimiento con el
que no guardaba ningún nexo: la viva suposición de que lord Warburton
estaba haciéndole la corte, suposición que no derivaba de sus palabras de
entonces sino de otras muchas, de la referencia y la continuidad. Así
pensaba mientras reparaba con el alfiler el desperfecto del vestido de
Pansy. Si, como ella temía, era así, resultaba poco inteligente por parte
de él, que no debía de haberse dado verdadera cuenta de su intención. Mas
eso no presentaba el asunto bajo mejores auspicios ni tornaba la situación
menos imposible. De tal suerte, cuanto antes reanudara él sus relaciones
correctas con las cosas, tanto mejor. Lord Warburton comenzó enseguida a
hablar con Pansy, a la que sin duda estaba tratando de engañar
prodigándole sonrisas de casta admiración. Como de costumbre, Pansy le
contestaba con su aire de reflexiva aspiración. Al hablar, tenía él que
inclinarse no poco hacia ella, y, como de costumbre, la mirada de ella
subía y bajaba a lo largo de su robusto cuerpo como si él estuviese
exhibiéndolo. Pansy siempre parecía un poco asustada, pero tal temor no
era de la índole dolorosa de los que surgen del desagrado. Por el
contrario, le miraba como si supiera que él sabía que le gustaba. Isabel
les dejó un instante solos para reunirse con una amiga que había visto
allí cerca y con la que se puso a charlar hasta que dio comienzo el
siguiente baile, para el que le constaba que Pansy tenía ya compromiso. La
jovencita fue en su busca un tanto ruborosa y agitada, e Isabel, que
seguía al pie de la letra las instrucciones de Osmond relativas a su hija,
la consignó como quien entrega un precioso objeto en depósito a su nuevo
compañero de baile. Naturalmente, ella se forjaba sus propias ideas al
respecto, al igual que tenía sus propias reservas mentales; había momentos
en que la excesiva sumisión de Pansy las hacía parecer a ambas un tanto
desequilibradas. Pero Osmond le había dado unas cuantas instrucciones
relativas a sus funciones de dueña en relación con su hija, consistentes
en amables alternativas de condescendencia y rigor, y algunas de ellas
quería observarlas concienzudamente e imaginarse que las obedecía sin
quitar una tilde. Acaso lo hiciera así, porque, al pensar en algunas de
ellas y observarlas fielmente, se le antojaba que las reducía al absurdo.
|
After Pansy had been led away, she found Lord
Warburton drawing near her again. She rested her eyes on him steadily; she
wished she could sound his thoughts. But he had no appearance of
confusion. "She has promised to dance with me later," he said.
|
Una vez que Pansy se alejó, vio a lord Warburton que se
acercaba a ella nuevamente. Le miró de frente, como deseando que adivinara
sus pensamientos, pero él no dio la menor señal de confusión y dijo: -Me
ha prometido bailar conmigo más tarde.
|
"I′m glad of that. I suppose you′ve engaged
her for the cotillion."
|
-Me alegro mucho. Supongo que la habrá usted comprometido para
el cotillón.
|
At this he looked a little awkward. "No, I
didn′t ask her for that. It′s a quadrille."
|
Él pareció un poco azorado y replicó: -No. No le pedí eso. Le
pedí el rigodón.
|
"Ah, you′re not clever!" said Isabel almost
angrily. "I told her to keep the cotillion in case you should ask for it."
|
-¡Bah! No es usted muy inteligente que digamos. Le he dicho
que reserve el cotillón por si usted le pedía bailar con ella.
|
"Poor little maid, fancy that!" And Lord
Warburton laughed frankly. "Of course I will if you like."
|
-¡Pobre doncellita! ¡Imagínese usted! -Y lord Warburton se
echó a reír de buena gana-. Desde luego, si a usted le gusta, lo haré.
|
"If I like? Oh, if you dance with her only
because I like it --!"
|
-¿Si a mí me gusta? ¡Pues si ha de bailar con ella porque a mí
me guste...!
|
"I′m afraid I bore her. She seems to have a
lot of young fellows on her book."
|
-Tengo miedo de aburrirla. He visto que tiene apuntados a
muchos jóvenes en su carnet.
|
Isabel dropped her eyes, reflecting rapidly;
Lord Warburton stood there looking at her and she felt his eyes on her
face. She felt much inclined to ask him to remove them. She didn′t do so,
however; she only said to him, after a minute, with her own raised:
"Please let me understand."
|
Isabel bajó en el acto los ojos. Lord Warburton siguió
mirándola, y ella, al notar su mirada, experimentó un gran deseo de
decirle que le quitase la vista de encima. De todos modos, no se aventuró
a hacerlo y, al cabo de un minuto, elevado hacia él la suya, dijo: -Por
favor, ayúdeme a comprender.
|
"Understand what?"
|
-Comprender qué?
|
"You told me ten days ago that you′d like to
marry my stepdaughter. You′ve not forgotten it!"
|
-Hace diez días, si mal no recuerdo, me dijo usted que le
gustaría casarse con mi hijastra. ¿No lo habrá olvidado ya?
|
"Forgotten it? I wrote to Mr. Osmond about it
this morning."
|
-¿Olvidado? Precisamente esta misma mañana he escrito al señor
Osmond sobre esa cuestión.
|
"Ah," said Isabel, "he didn′t mention to me
that he had heard from you."
|
-¡Ah! Pues no me ha dicho que haya tenido noticias suyas
-comentó Isabel.
|
Lord Warburton stammered a little. "I --I
didn′t send my letter."
|
Lord Warburton titubeó un tanto y confesó: -Es que... no he
enviado la carta.
|
"Perhaps you forgot THAT."
|
-A lo mejor se le ha olvidado nada menos que eso.
|
"No, I wasn′t satisfied with it. It′s an
awkward sort of letter to write, you know. But I shall send it to-night."
|
-No. Lo que pasa es que no me sentía satisfecho de ella.
Resulta endiabladamente difícil escribir ese tipo de cartas. Pero la
enviaré esta noche.
|
"At three o′clock in the morning?"
|
-¿A las tres de la mañana?
|
"I mean later, in the course of the day."
|
-Quiero decir luego, en el transcurso del día.
|
"Very good. You still wish then to marry
her?"
|
-Perfecto. Entonces, ¿insiste usted en casarse con ella?
|
"Very much indeed."
|
-Desde luego.
|
"Aren′t you afraid that you′ll bore her?" And
as her companion stared at this enquiry Isabel added: "If she can′t dance
with you for half an hour how will she be able to dance with you for
life?"
|
-¿Y no tiene miedo de aburrirla? -Y, como su compañero
pareciera sorprenderse ante tal pregunta, añadió-: Si no puede bailar con
usted durante media hora, ¿cómo podrá hacerlo durante toda la vida?
|
"Ah," said Lord Warburton readily, "I′ll let
her dance with other people! About the cotillion, the fact is I thought
that you --that you --"
|
-¡Ah! -replicó lord Warburton con viveza-, la dejaré bailar
con otros. Por lo que respecta al cotillón..., la verdad es que usted...,
que usted...
|
"That I would do it with you? I told you I′d
do nothing."
|
-Debería bailarlo con usted, ¿no es eso? Ya le he dicho antes
que no.
|
"Exactly; so that while it′s going on I might
find some quiet corner where we may sit down and talk."
|
-Exacto; es lo mismo que yo pienso. De suerte que, mientras lo
bailan los demás, yo podría encontrar un rincón tranquilo donde sentarnos
y hablar.
|
"Oh," said Isabel gravely, "you′re much too
considerate of me."
|
-¡Oh! Es usted muy amable conmigo.
|
When the cotillion came Pansy was found to
have engaged herself, thinking, in perfect humility, that Lord Warburton
had no intentions. Isabel recommended him to seek another partner, but he
assured her that he would dance with no one but herself. As, however, she
had, in spite of the remonstrances of her hostess, declined other
invitations on the ground that she was not dancing at all, it was not
possible for her to make an exception in Lord Warburton′s favour.
|
Al llegar el cotillón, resultó que Pansy ya se había
comprometido, pues creía humildemente que lord Warburton no tenía
intención de bailarlo. Isabel le recomendó que buscara otra pareja, pero
él dijo que no bailaría con nadie si no era con ella. Mas, como ella, a
pesar de las reconvenciones de la anfitriona, no había querido aceptar
otras invitaciones so pretexto de que no era en absoluto aficionada al
baile, no le resultaba posible en modo alguno hacer una excepción en favor
de lord Warburton.
|
"After all I don′t care to dance," he said;
"it′s a barbarous amusement: I′d much rather talk." And he intimated that
he had discovered exactly the corner he had been looking for --a quiet
nook in one of the smaller rooms, where the music would come to them
faintly and not interfere with conversation. Isabel had decided to let him
carry out his idea; she wished to be satisfied. She wandered away from the
ball-room with him, though she knew her husband desired she should not
lose sight of his daughter. It was with his daughter′s pretendant,
however; that would make it right for Osmond. On her way out of the
ball-room she came upon Edward Rosier, who was standing in a doorway, with
folded arms, looking at the dance in the attitude of a young man without
illusions. She stopped a moment and asked him if he were not dancing.
|
-Después de todo, me da lo mismo no bailar -dijo él-. Es una
costumbre verdaderamente salvaje. Prefiero mil veces charlar con usted. Y
en el acto insinuó que ya había descubierto el rincón que buscaba, una
especie de escondrijo en uno de los salones más pequeños, adonde la música
llegaba débilmente y no les impediría conversar. Isabel había resuelto
dejarle llevar a cabo su idea, quería darse esa satisfacción. Así pues,
abandonaron juntos el salón de baile, aunque recordaba que su marido no
quería que perdiese de vista a su hija. Pero tenía la excusa de que estaba
con su pretendiente, lo que no podría por menos de parecerle bien a
Osmond. Al salir del salón de baile se encontró con Edward Rosier, que
estaba en una de las puertas mirando el baile, como hombre que ha perdido
ya todas sus ilusiones. Ella se detuvo un momento y le preguntó si no
bailaba.
|
"Certainly not, if I can′t dance with HER!"
he answered.
|
-Desde luego que no, si no puedo bailar con ella... -respondió
él.
|
"You had better go away then," said Isabel
with the manner of good counsel.
|
-Entonces, más vale que se marche -le dijo Isabel a guisa de
buen consejo.
|
"I shall not go till she does!" And he let
Lord Warburton pass without giving him a look.
|
-No me iré mientras ella esté aquí. -Y dejó paso a lord
Warburton sin dignarse siquiera mirarle.
|
This nobleman, however, had noticed the
melancholy youth, and he asked Isabel who her dismal friend was, remarking
that he had seen him somewhere before.
|
El aristócrata había observado a aquel triste joven y preguntó
a Isabel quién era su desconsolado amigo, haciéndole saber que ya le había
visto en alguna otra parte.
|
"It′s the young man I′ve told you about,
who′s in love with Pansy."
|
-Es el joven que le he dicho que está enamorado de Pansy.
|
"Ah yes, I remember. He looks rather bad."
|
-¡Ah! Sí, ya me acuerdo. No parece muy contento que digamos.
|
"He has reason. My husband won′t listen to
him."
|
-Sus motivos tiene. Mi marido no quiere saber nada de él.
|
"What′s the matter with him?" Lord Warburton
enquired. "He seems very harmless."
|
-¿Por qué? -preguntó lord Warburton-. ¿Qué le pasa? Parece un
muchacho inofensivo.
|
"He hasn′t money enough, and he isn′t very
clever."
|
-No tiene bastante dinero y no es muy brillante.
|
Lord Warburton listened with interest; he
seemed struck with this account of Edward Rosier. "Dear me; he looked a
well-set-up young fellow."
|
Lord Warburton escuchó con gran interés y pareció quedar un
tamo sorprendido por la descripción de Edward Rosier. -¡Caramba!
-exclamó-. A fe mía que parece un joven distinguido.
|
"So he is, but my husband′s very particular."
|
-Y lo es; pero mi esposo es muy especial.
|
"Oh, I see." And Lord Warburton paused a
moment. "How much money has he got?" he then ventured to ask.
|
-Sí, ya lo veo. -Lord Warburton se detuvo un momento y se
atrevió a preguntar-: ¿Cuánto dinero tiene?
|
"Some forty thousand francs a year."
|
-Unos cuarenta mil francos por año.
|
"Sixteen hundred pounds? Ah, but that′s very
good, you know."
|
-¿Dieciséis mil libras? Eso es una suma muy apreciable.
|
"So I think. My husband, however, has larger
ideas."
|
-Eso mismo creo yo; pero, por lo visto, mi esposo tiene ideas
más ambiciosas.
|
"Yes; I′ve noticed that your husband has very
large ideas. Is he really an idiot, the young man?"
|
-En efecto, ya he notado que su marido tiene ideas muy
ambiciosas. ¿Es que ese joven es verdaderamente tonto?
|
"An idiot? Not in the least; he′s charming.
When he was twelve years old I myself was in love with him."
|
-¿Tonto? Nada de eso. Al contrario, es muy simpático. Cuando
tenía doce años yo estaba locamente enamorada de él.
|
"He doesn′t look much more than twelve
to-day," Lord Warburton rejoined vaguely, looking about him. Then with
more point, "Don′t you think we might sit here?" he asked.
|
-Pues no parece que ahora tenga muchos más -contestó vagamente
lord Warburton mirándolo-. ¿Le parece bien que nos sentemos aquí? -añadió,
deteniéndose.
|
"Wherever you please." The room was a sort of
boudoir, pervaded by a subdued, rose-coloured light; a lady and gentleman
moved out of it as our friends came in. "It′s very kind of you to take
such an interest in Mr. Rosier," Isabel said.
|
-Donde usted quiera. Aquella habitación era una especie de
salita-tocador iluminada por una suave luz rosada. Al entrar allí nuestros
amigos, abandonaron la habitación una dama y un caballero que en ella
estaban. -Es muy gentil de su parte interesarse tanto por el señor Rosier
-dijo Isabel.
|
"He seems to me rather ill-treated. He had a
face a yard long. I wondered what ailed him."
|
-Me da la impresión de que se le trata excesivamente mal.
Tiene una expresión muy seria. Me preocupa lo que le hace sufrir de ese
modo.
|
"You′re a just man," said Isabel. "You′ve a
kind thought even for a rival."
|
-Es usted un hombre verdaderamente generoso. Hasta para un
rival suyo sabe tener un pensamiento amable.
|
Lord Warburton suddenly turned with a stare.
"A rival! Do you call him my rival?"
|
Lord Warburton se volvió súbitamente con extraña mirada y
preguntó: -¿Un rival mío? ¿Ha dicho usted que es mi rival?
|
"Surely --if you both wish to marry the same
person."
|
-Así parece..., desde el momento que los dos quieren casarse
con la misma persona...
|
"Yes --but since he has no chance!"
|
-Cierto..., pero si él no tiene posibilidades...
|
"I like you, however that may be, for putting
yourself in his place. It shows imagination."
|
-De cualquier forma, me gusta que se ponga en su lugar. Eso:
demuestra imaginación.
|
"You like me for it?" And Lord Warburton
looked at her with an uncertain eye. "I think you mean you′re laughing at
me for it."
|
-¿Le gusta? -Lord Warburton la miró con desconfianza-. No sé
por qué me da la sensación de que se está burlando de
mí.
|
"Yes, I′m laughing at you a little. But I
like you as somebody to laugh at."
|
-Así es, me estoy riendo un poco de usted. Pero es que me
gusta hacerlo.
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"Ah well, then, let me enter into his
situation a little more. What do you suppose one could do for him?"
|
-¡Ah! Déjeme pensar un poco más detenidamente en la situación
de ese joven. ¿Qué cree usted que podría hacer en favor suyo?
|
"Since I have been praising your imagination
I′ll leave you to imagine that yourself," Isabel said. "Pansy too would
like you for that."
|
-Ya que acabo de rendir tributo admirativo a su imaginación,
lo dejo por cuenta de ella -dijo Isabel-. A Pansy también le gustaría
usted por eso.
|
"Miss Osmond? Ah, she, I flatter myself,
likes me already."
|
-¿La señorita Osmond? ¡Ah! A ella, me enorgullezco de poder
decirlo, yo le gusto.
|
"Very much, I think."
|
-Mucho, según me parece.
|
He waited a little; he was still questioning
her face. "Well then, I don′t understand you. You don′t mean that she
cares for him?"
|
Detúvose él un instante y la miró fijamente, como queriendo
penetrar en su pensamiento. -Bueno, vamos a ver -dijo-, creo que no la
comprendo. Lo que usted quiere decir, ¿es que ella se interesa por él?
|
"Surely I′ve told you I thought she did."
|
-Ni más ni menos. Ya se lo he dicho: creo que a ella le
interesa.
|
A quick blush sprang to his brow. "You told
me she would have no wish apart from her father′s, and as I′ve gathered
that he would favour me --!" He paused a little and then suggested "Don′t
you see?" through his blush.
|
El se ruborizó un poco y frunció el entrecejo. -Lo que usted
me ha dicho es que ella no tiene más voluntad que la de su padre..., y
como he podido deducir que él estaría dispuesto a favorecerme... -Hizo una
pausa, se ruborizó otro poco y añadió-: ¿Comprende?
|
"Yes, I told you she has an immense wish to
please her father, and that it would probably take her very far."
|
-Sí. Le he dicho que ella siente un gran deseo de complacer a
su padre y que eso podría llevarla muy lejos.
|
"That seems to me a very proper feeling,"
said Lord Warburton.
|
-Me parece un sentimiento admirable -replicó lord Warburton.
|
"Certainly; it′s a very proper feeling."
Isabel remained silent for some moments; the room continued empty; the
sound of the music reached them with its richness softened by the
interposing apartments. Then at last she said: "But it hardly strikes me
as the sort of feeling to which a man would wish to be indebted for a
wife."
|
-Sin duda alguna lo es. -Isabel se quedó .callada un momento.
El saloncito seguía vacío y el sonido de la música llegaba hasta ellos
apagado por la distancia y el recorrido a través de las otras
habitaciones. Finalmente dijo-: Pero lo que me preocupa hondamente es la
clase de sentimiento que un hombre quisiera poder agradecer a su esposa.
|
"I don′t know; if the wife′s a good one and
he thinks she does well!"
|
-Lo ignoro. Si la esposa es buena y él cree que actúa
correctamente...
|
"Yes, of course you must think that."
|
-Desde luego, usted piensa de esa manera.
|
"I do; I can′t help it. You call that very
British, of course."
|
-En efecto. No puedo remediarlo. Pero supongo que usted dirá
que ésa es una manera netamente inglesa.
|
"No, I don′t. I think Pansy would do
wonderfully well to marry you, and I don′t know who should know it better
than you. But you′re not in love."
|
-No, no lo digo. Pienso que Pansy hará admirablemente en
casarse con usted, y no creo que haya nadie que lo sepa mejor que usted
mismo. Pero usted no está enamorado.
|
"Ah, yes I am, Mrs. Osmond!"
|
-Sí lo estoy, señora Osmond.
|
Isabel shook her head. "You like to think you
are while you sit here with me. But that′s not how you strike me."
|
Isabel movió pausadamente la cabeza y dijo: -A usted le agrada
pensar que efectivamente lo está mientras permanece sentado aquí conmigo,
pero no es ésa la impresión que a mí me da.
|
"I′m not like the young man in the doorway. I
admit that. But what makes it so unnatural? Could any one in the world be
more loveable than Miss Osmond?"
|
-Que no estoy como el joven aquel de la puerta es evidente, de
acuerdo. Pero ¿qué hay de malo en ello? ¿Puede haber en el mundo una mujer
tan adorable como la señorita Osmond?
|
"No one, possibly. But love has nothing to do
with good reasons."
|
-Es posible que ninguna. Pero el amor no tiene gran cosa que
ver con las razones, por buenas que sean.
|
"I don′t agree with you. I′m delighted to
have good reasons."
|
-No estoy de acuerdo con usted. A mí me encanta tener buenas
razones.
|
"Of course you are. If you were really in
love you wouldn′t care a straw for them."
|
-No niego que le encante. Pero si estuviera verdaderamente
enamorado, le importarían un comino.
|
"Ah, really in love --really in love!" Lord
Warburton exclaimed, folding his arms, leaning back his head and
stretching himself a little. "You must remember that I′m forty-two years
old. I won′t pretend I′m as I once was."
|
-¡Ah, verdaderamente enamorado..., verdaderamente enamorado!
Ésas son palabras mayores -exclamó lord Warburton cruzando los brazos,
apoyándose en el respaldo de la butaca y estirándose un poco-. No olvide
usted que tengo ya cuarenta y dos años. No puedo aspirar a estarlo tanto
como antes lo estuve.
|
"Well, if you′re sure," said Isabel, "it′s
all right."
|
-Bien; si está usted seguro, la cosa es perfecta -replicó
Isabel.
|
He answered nothing; he sat there, with his
head back, looking before him. Abruptly, however, he changed his position;
he turned quickly to his friend. "Why are you so unwilling, so sceptical?"
|
Él se abstuvo de contestar y permaneció como estaba, con la
cabeza echada hacia atrás y mirando al frente. Pero, de pronto, cambió de
postura y, volviéndose hacia su amiga, preguntó: -¿Por qué se muestra
usted de tan mala voluntad, tan escéptica?
|
She met his eyes, and for a moment they
looked straight at each other. If she wished to be satisfied she saw
something that satisfied her; she saw in his expression the gleam of an
idea that she was uneasy on her own account --that she was perhaps even in
fear. It showed a suspicion, not a hope, but such as it was it told her
what she wanted to know. Not for an instant should he suspect her of
detecting in his proposal of marrying her step-daughter an implication of
increased nearness to herself, or of thinking it, on such a betrayal,
ominous. In that brief, extremely personal gaze, however, deeper meanings
passed between them than they were conscious of at the moment.
|
Los ojos de ella se clavaron en los suyos y durante un momento
ambos permanecieron mirándose fijamente. Si lo que ella buscaba era una
confirmación, vio indudablemente algo que se la proporcionó; vio en su
expresión el fulgor de una idea que la intranquilizaba, que incluso le
inspiraba miedo, que delataba una sospecha, aunque no una esperanza, y
que, al manifestarse de tal modo, le decía cuanto deseaba saber. Ni por un
segundo llegó él a sospechar que ella detectase en su propósito de casarse
con su hijastra un deseo de estar más cerca de ella, ni que por tal causa
el hecho le pareciera vergonzoso. En aquella vivida, fúlgida, rápida y
recíproca mirada se cruzaron entre ellos hondos pensamientos, de los que
durante, un instante tuvieron ambos plena conciencia.
|
"My dear Lord Warburton," she said, smiling,
"you may do, as far as I′m concerned, whatever comes into your head."
|
-Mi querido lord Warburton -dijo ella al fin, sonriendo-, por
lo que a mí respecta, puede usted hacer lo que le pase por la cabeza.
|
And with this she got up and wandered into
the adjoining room, where, within her companion′s view, she was
immediately addressed by a pair of gentlemen, high personages in the Roman
world, who met her as if they had been looking for her. While she talked
with them she found herself regretting she had moved; it looked a little
like running away --all the more as Lord Warburton didn′t follow her. She
was glad of this, however, and at any rate she was satisfied. She was so
well satisfied that when, in passing back into the ball-room, she found
Edward Rosier still planted in the doorway, she stopped and spoke to him
again. "You did right not to go away. I′ve some comfort for you."
|
Acto seguido se levantó y se dirigió a la habitación contigua,
donde, en presencia de su compañero, fue inmediatamente abordada por dos
caballeros, personajes conspicuos de la alta sociedad romana que, al
parecer, andaban buscándola. Al ponerse a hablar con ellos, deploró
haberse movido de donde estaba, pues le pareció que había actuada; como si
se diera a la fuga, especialmente al ver que lord Warburton no la seguía.
De eso se alegró, sin embargo, y de todas formas se sentía satisfecha.
Hasta tal punto que, al pasar de nuevo al salón de baile y encontrar a
Edward Rosier, que no se había movido de donde antes lo viera, se detuvo y
le dijo: -Ha hecho usted bien en no marcharse. Tengo algo con que
consolarle un poco.
|
"I need it," the young man softly wailed,
"when I see you so awfully thick with HIM!"
|
-Bien lo necesito -suspiró blandamente el enamorado-, pues al
verla a usted tan terriblemente amigada con él...
|
"Don′t speak of him; I′ll do what I can for
you. I′m afraid it won′t be much, but what I can I′ll do."
|
-No lo mencione. Yo haré por usted lo que pueda. Temo que no
podrá ser gran cosa, pero, en todo caso, haré lo que pueda.
|
He looked at her with gloomy obliqueness.
"What has suddenly brought you round?"
|
Él la miró con torva tristeza y preguntó: -¿Qué le ha hecho a
usted venir aquí tan de repente?
|
"The sense that you are an inconvenience in
doorways!" she answered, smiling as she passed him. Half an hour later she
took leave, with Pansy, and at the foot of the staircase the two ladies,
with many other departing guests, waited a while for their carriage. Just
as it approached Lord Warburton came out of the house and assisted them to
reach their vehicle. He stood a moment at the door, asking Pansy if she
had amused herself; and she, having answered him, fell back with a little
air of fatigue. Then Isabel, at the window, detaining him by a movement of
her finger, murmured gently: "Don′t forget to send your letter to her
father!"
|
-La creencia de que es usted un estorbo en las puertas
-replicó ella, y se alejó. Media hora después Isabel y Pansy se
despidieron, y al pie de escalera las dos damas tuvieron que aguardar,
como tantos otros invitados, a que su coche fuera a buscarlas. Lord
Warburton, que salía en ese momento de la casa, se acercó a ellas y las
ayudó a buscar su coche. Una vez localizado, permaneció un instante junto
a la portezuela del vehículo, preguntando a Pansy si se había divertido;
tras contestar, ella se recostó en el asiento como si estuviera
cansadísima. Isabel le retuvo un instante más para decirle por lo bajo
antes de que se pusieran en marcha los caballos: -No se olvide de enviarle
la carta a su padre.
|
CHAPTER 44 |
44
The Countess Gemini was often extremely
bored --bored, in her own phrase, to extinction. She had not been
extinguished, however, and she struggled bravely enough with her destiny,
which had been to marry an unaccommodating Florentine who insisted upon
living in his native town, where he enjoyed such consideration as might
attach to a gentleman whose talent for losing at cards had not the merit
of being incidental to an obliging disposition. The Count Gemini was not
liked even by those who won from him; and he bore a name which, having a
measurable value in Florence, was, like the local coin of the old Italian
states, without currency in other parts of the peninsula. In Rome he was
simply a very dull Florentine, and it is not remarkable that he should not
have cared to pay frequent visits to a place where, to carry it off, his
dulness needed more explanation than was convenient. The Countess lived
with her eyes upon Rome, and it was the constant grievance of her life
that she had not an habitation there. She was ashamed to say how seldom
she had been allowed to visit that city; it scarcely made the matter
better that there were other members of the Florentine nobility who never
had been there at all. She went whenever she could; that was all she could
say. Or rather not all, but all she said she could say. In fact she had
much more to say about it, and had often set forth the reasons why she
hated Florence and wished to end her days in the shadow of Saint Peter′s.
They are reasons, however, that do not closely concern us, and were
usually summed up in the declaration that Rome, in short, was the Eternal
City and that Florence was simply a pretty little place like any other.
The Countess apparently needed to connect the idea of eternity with her
amusements. She was convinced that society was infinitely more interesting
in Rome, where you met celebrities all winter at evening parties. At
Florence there were no celebrities; none at least that one had heard of.
Since her brother′s marriage her impatience had greatly increased; she was
so sure his wife had a more brilliant life than herself. She was not so
intellectual as Isabel, but she was intellectual enough to do justice to
Rome --not to the ruins and the catacombs, not even perhaps to the
monuments and museums, the church ceremonies and the scenery; but
certainly to all the rest. She heard a great deal about her sister-in-law
and knew perfectly that Isabel was having a beautiful time. She had indeed
seen it for herself on the only occasion on which she had enjoyed the
hospitality of Palazzo Roccanera. She had spent a week there during the
first winter of her brother′s marriage, but she had not been encouraged to
renew this satisfaction. Osmond didn′t want her --that she was perfectly
aware of; but she would have gone all the same, for after all she didn′t
care two straws about Osmond. It was her husband who wouldn′t let her, and
the money question was always a trouble. Isabel had been very nice; the
Countess, who had liked her sister-in-law from the first, had not been
blinded by envy to Isabel′s personal merits. She had always observed that
she got on better with clever women than with silly ones like herself; the
silly ones could never understand her wisdom, whereas the clever ones
--the really clever ones --always understood her silliness. It appeared to
her that, different as they were in appearance and general style, Isabel
and she had somewhere a patch of common ground that they would set their
feet upon at last. It was not very large, but it was firm, and they should
both know it when once they had really touched it. And then she lived,
with Mrs. Osmond, under the influence of a pleasant surprise; she was
constantly expecting that Isabel would "look down" on her, and she as
constantly saw this operation postponed. She asked herself when it would
begin, like fire-works, or Lent, or the opera season; not that she cared
much, but she wondered what kept it in abeyance. Her sister-in-law
regarded her with none but level glances and expressed for the poor
Countess as little contempt as admiration. In reality Isabel would as soon
have thought of despising her as of passing a moral judgement on a
grasshopper. She was not indifferent to her husband′s sister, however; she
was rather a little afraid of her. She wondered at her; she thought her
very extraordinary. The Countess seemed to her to have no soul; she was
like a bright rare shell, with a polished surface and a remarkably pink
lip, in which something would rattle when you shook it. This rattle was
apparently the Countess′s spiritual principle, a little loose nut that
tumbled about inside of her. She was too odd for disdain, too anomalous
for comparisons. Isabel would have invited her again (there was no
question of inviting the Count); but Osmond, after his marriage, had not
scrupled to say frankly that Amy was a fool of the worst species --a fool
whose folly had the irrepressibility of genius. He said at another time
that she had no heart; and he added in a moment that she had given it all
away --in small pieces, like a frosted wedding-cake. The fact of not
having been asked was of course another obstacle to the Countess′s going
again to Rome; but at the period with which this history has now to deal
she was in receipt of an invitation to spend several weeks at Palazzo
Roccanera. The proposal had come from Osmond himself, who wrote to his
sister that she must be prepared to be very quiet. Whether or no she found
in this phrase all the meaning he had put into it I am unable to say; but
she accepted the invitation on any terms. She was curious, moreover; for
one of the impressions of her former visit had been that her brother had
found his match. Before the marriage she had been sorry for Isabel, so
sorry as to have had serious thoughts --if any of the Countess′s thoughts
were serious --of putting her on her guard. But she had let that pass, and
after a little she was reassured. Osmond was as lofty as ever, but his
wife would not be an easy victim. The Countess was not very exact at
measurements, but it seemed to her that if Isabel should draw herself up
she would be the taller spirit of the two. What she wanted to learn now
was whether Isabel had drawn herself up; it would give her immense
pleasure to see Osmond overtopped.
|
La condesa Gemini se sentía con frecuencia tremendamente
aburrida; según ella misma decía, se moría de aburrimiento. Sin embargo,
aún sobrevivía y luchaba a brazo partido con su destino, que era el de
haberse casado con un intolerante caballero de Florencia empecinado en
vivir en su ciudad natal, donde gozaba de todo el predicamento que suele
alcanzar una persona cuya habilidad para perder en los juegos de naipes no
tenía el mérito de obedecer a su deseo de agradar. Así pues, al conde
Gemini no le apreciaban ni aun aquellos que le ganaban en el juego. Su
apellido era de los que, teniendo gran valor en su propio terruño,
carecían-de valor en otras regiones de la península italiana. En Roma no
era más que un florentino aburrido, y así, no es de extrañar que no
hiciera visitas frecuentes a un lugar donde, para hacerle soportable,
había que dar explicaciones harto prolijas de su estolidez. La condesa
vivía siempre con los ojos puestos en Roma, y el gran rencor que contra su
esposo abrigaba era por no tener allí casa donde alojarse. Se avergonzaba
de decir las pocas veces que había visitado la gran urbe, sin que pudiera
servirle de consuelo el hecho de que hubiese muchas otras familias de la
nobleza florentina que jamás pusieron el pie en ella. Todo lo que podía
decir es que iba cada vez que podía. 0 eso era lo único que, según ella,
podía decir. En realidad, tenía no poco que decir, y más de una vez había
expuesto las razones por las que detestaba Florencia y deseaba terminar
sus días a la sombra de San Pedro. Muchas de tales razones carecen de
verdadero interés para nosotros y, por lo general, se resumían en la
declaración de que Roma era la Ciudad Eterna y Florencia una pequeña y
linda ciudad como tantas otras. Y, por lo visto, la condesa precisaba
relacionar la idea de eternidad con la de perennidad de sus diversiones.
Tenía el convencimiento de que la sociedad era infinitamente más′
interesante en Roma, donde, en invierno, se coincidía en todas las cenas
con las celebridades del momento. En Florencia, en cambio, no se
encontraban personalidades, por lo menos ninguna de la que se oyera
hablar. A raíz del matrimonio de su hermano, su impaciencia en tal sentido
había ido en aumento, porque tenía la convicción de que la esposa de
Osmond llevaba una vida social mucho más brillante que la suya. Aunque no
era tan intelectual como Isabel, su conocimiento bastaba para hacer
justicia a Roma, no ya en lo referente a sus ruinas y catacumbas, ni a sus
museos y monumentos, sino en lo relativo a todo lo demás. Oía hablar mucho
de su cuñada y sabía perfectamente que Isabel lo estaba pasando muy bien.
Por lo demás, había podido convencerse de ello por sí misma la única vez
que disfrutara de la hospitalidad del Palazzo Roccanera. Había pasado una
semana en él durante el primer invierno después de la boda de su hermano,
pero no se le había insistido para que renovara tal satisfacción. Osmond
no la quería ver, de eso estaba plenamente convencida; pero, de todos
modos, habría ido porque, a fin de cuentas, su señor hermano le importaba
un rábano. Quien no la dejaba era su marido, y la dificultad estribaba
siempre en la cuestión del dinero. Isabel se había portado muy
gentilmente. A la condesa, que había quedado encantada con su cuñada desde
el primer momento, no la había cegado la envidia hasta el extremo de
impedirle ver loa, verdaderos méritos de Isabel. Por el contrario, tenía
observado que se. llevaba infinitamente mejor con las mujeres inteligentes
que con las, tontas como ella; las tontas no llegaban a comprender su
clarividencia, y, en cambio, las inteligentes se daban cuenta enseguida de
su tontería. Le parecía que, a pesar de lo distintas que en realidad eran
en aspecto y estilo, Isabel y ella tenían una base común que, un día u
otro, acabaría por acercarlas. No era todavía muy ancha, pero sí bastante
firme, y ambas se darían perfecta cuenta de ello en el momento preciso.
Con la señora Osmond vivía bajo la promesa de una sorpresa agradable, de
suerte que esperaba constantemente que Isabel la requiriese y veía que tal
deseo se postergaba sin cesar. Se preguntaba cuándo empezaría, como si se
tratara de unos fuegos artificiales, de las comidas de vigilia o de las
funciones de ópera. No es que ello le importase gran cosa, pero le
intranquilizaba saber a qué se debía que siguiera aún en suspenso. Su
cuñada la miraba con poco interés y sentía por la pobre condesa tan escasa
admiración como poco desdén. En realidad, Isabel se preocupaba tan poco de
desdeñarla como de juzgar moralmente a un saltamontes. Sin embargo, la
hermana de su marido no le era indiferente y le tenía un poco de-miedo.
Algunas veces pensaba en ella y entonces la consideraba verdaderamente
extraordinaria, le parecía que la condesa no tenía alma. Su imagen se le
aparecía como un brillante y raro cascarón vacío de cuya superficie
cuidadosamente pulimentada emergieran unos labios exageradamente rojos,
por los cuales escapaba un extraño sonido, como de sonajero, cuando se la
sacudía. Lo que allí dentro tan extrañamente sonaba era, al parecer, el
principio espiritual de la condesa, que como una especie de pequeña
almendra se agitaba en el interior. Era demasiado estrambótica para
inspirar desdén y demasiado singular para las comparaciones. Isabel la
habría invitado gustosa otra vez (ni que decir que tiene que quedaba
descartado invitar al conde), pero, después de la boda, Osmond no había
tenido el menor recato en decir que su hermana era una loca de la peor
especie..., una loca cuya locura tenía la incontenible fuerza del genio.
Otra vez dijo de ella que no tenía corazón, añadiendo que lo había
repartido a pedacitos como un pastel de boda ya seco. El que no la
hubiesen invitado era otro de los obstáculos que se oponían a la visita de
la condesa a Roma. Sin embargo, en el momento de que estamos hablando
recibió una invitación en la que se le pedía que fuera a pasar unas
semanas al Palazzo Roccanera. La invitación provenía del mismo Osmond,
quien escribió a su hermana diciéndole que se preparase para estar bien
callada. Si ella fue o no capaz de adivinar el sentido oculto de tal
frase, es cosa que no podremos decir, pero el caso es que aceptó la
invitación con todas las condiciones que comportaba. Además, sentía gran
curiosidad, pues una de las impresiones que de su primera visita se llevó
fue la de que, al fin, su hermano había encontrado la persona que
precisaba. Antes de la boda había sentido gran pena por Isabel, hasta el
punto de que llegó a pensar seriamente -si es que cabía en su magín algún
pensamiento serio- ponerla en guardia. Pero dejó pasar aquel impulso y no
tardó en tranquilizarse. Osmond continuaba siendo tan altivo como siempre,
pero su esposa no sería una fácil víctima. Aunque la condesa no tenía un
sentido muy fino de la medida, se le antojó que si Isabel se erguía con
empeño sería, de los dos espíritus, el de más altura. Lo que ahora le
interesaba era saber si Isabel había logrado erguirse lo suficiente, pues
le habría proporcionado un placer sin límites ver a Osmond superado.
|
Several days before she was to start for
Rome a servant brought her the card of a visitor --a card with the simple
superscription "Henrietta C. Stackpole." The Countess pressed her
finger-tips to her forehead; she didn′t remember to have known any such
Henrietta as that. The servant then remarked that the lady had requested
him to say that if the Countess should not recognise her name she would
know her well enough on seeing her. By the time she appeared before her
visitor she had in fact reminded herself that there was once a literary
lady at Mrs. Touchett′s; the only woman of letters she had ever
encountered --that is the only modern one, since she was the daughter of a
defunct poetess. She recognised Miss Stackpole immediately, the more so
that Miss Stackpole seemed perfectly unchanged; and the Countess, who was
thoroughly good-natured, thought it rather fine to be called on by a
person of that sort of distinction. She wondered if Miss Stackpole had
come on account of her mother --whether she had heard of the American
Corinne. Her mother was not at all like Isabel′s friend; the Countess
could see at a glance that this lady was much more contemporary; and she
received an impression of the improvements that were taking place
--chiefly in distant countries --in the character (the professional
character) of literary ladies. Her mother had been used to wear a Roman
scarf thrown over a pair of shoulders timorously bared of their tight
black velvet (oh the old clothes!) and a gold laurel-wreath set upon a
multitude of glossy ringlets. She had spoken softly and vaguely, with the
accent of her "Creole" ancestors, as she always confessed; she sighed a
great deal and was not at all enterprising. But Henrietta, the Countess
could see, was always closely buttoned and compactly braided; there was
something brisk and business-like in her appearance; her manner was almost
conscientiously familiar. It was as impossible to imagine her ever vaguely
sighing as to imagine a letter posted without its address. The Countess
could not but feel that the correspondent of the _Interviewer_ was much
more in the movement than the American Corinne. She explained that she had
called on the Countess because she was the only person she knew in
Florence, and that when she visited a foreign city she liked to see
something more than superficial travellers. She knew Mrs. Touchett, but
Mrs. Touchett was in America, and even if she had been in Florence
Henrietta would not have put herself out for her, since Mrs. Touchett was
not one of her admirations.
|
Algunos días antes de partir para Roma, el criado le presentó
una tarjeta de visita en la que simplemente se leía: «Henrietta C.
Stackpole». La condesa se oprimió la sien con la yema del dedo índice,
pues no recordaba a nadie que se llamase de aquel modo, a ninguna
Henrietta. El criado informó a la condesa que la visitante le había dicho
que, si la señora no se acordaba de su nombre, la reconocería en cuanto la
viese. Pero antes de acudir a verla, recordó que una vez conoció a una
literata en casa de la señora Touchett, la única literata que había visto
en su vida..., es decir, la única en vida, ya que ella era hija de una
poetisa difunta. En cuanto vio a la señorita Stackpole, la reconoció,
sobre todo porque Henrietta estaba exactamente igual que antes,
aparentemente no había cambiado absolutamente en nada, y la condesa, que
era buena de naturaleza, consideró lo más natural del mundo que fuera a
visitarla una persona tan distinguida como la literata americana. Se
imaginó que tal vez la señorita Stackpole había ido a verla por algo
referente a su madre, pues sin duda habría oído hablar de la Corina
americana. Su madre no se parecía en absoluto a aquella amiga de Isabel,
de lo cual se dio cuenta en el acto la condesa al observar que ésta era
infinitamente más moderna en todos los sentidos; y se quedó impresionada
por los progresos que estaban en vías de realizarse -en los países lejanos
sobre todo- en lo referente al carácter (profesional, desde luego) de las
damas literatas. Recordaba que su madre solía llevar un leve chal romano
sobre los hombros, que tímidamente emergía de la prisión del terciopelo
negro del corpiño (oh, los deliciosos vestidos de antaño), y una áurea
diadema de laurel sobre una alborotada multitud de brillantes rizos. Su
manera de hablar era suave y vaga, con el acento de sus antepasados
«criollos», como solía confesar, por lo demás, suspiraba con harta
frecuencia y no tenía absolutamente nada de emprendedora. En cambio,
Henrietta, como bien podía observar la condesa, llevaba siempre los
ribeteados vestidos sólidamente abotonados y tenía el aspecto de una mujer
muy vivaracha, dispuesta para los negocios y de maneras casi
estudiadamente familiares. De forma que tenía tan poco sentido
imaginársela en un suspiro como poco sentido tenía echar al correo una
carta sin escribir en el sobre la correspondiente dirección. La condesa no
podía, pues, dejar de advertir que la corresponsal del Interviewer estaba
infinitamente más integrada en el movimiento moderno que la Corroa
americana. Henrietta manifestó que había ido a visitarla porque era la
única persona que conocía en Florencia, y, cuando iba a una ciudad, fuera
la que fuese, procuraba ver algo más que a los frívolos turistas. Conocía
también a la señora Touchett, pero ésta se hallaba en aquel entonces en
América, y aun cuando hubiese estado en Florencia, Henrietta no se habría
molestado en ir a verla porque tal señora no era santo de su devoción.
|
"Do you mean by that that I am?" the
Countess graciously asked.
|
-¿Quiere usted decir con eso que yo lo soy? -preguntó
ingenuamente la condesa.
|
"Well, I like you better than I do her,"
said Miss Stackpole. "I seem to remember that when I saw you before you
were very interesting. I don′t know whether it was an accident or whether
it′s your usual style. At any rate I was a good deal struck with what you
said. I made use of it afterwards in print."
|
-La verdad, usted me gusta más que ella -admitió la señorita
Stackpole-. Me parece recordar que, cuando la vi a usted por vez primera,
me pareció muy interesante. Ignoro si fue por casualidad o porque es en
usted lo habitual. Lo cierto es que me llamó la atención mucho de lo que
usted dijo. Y después, lo utilicé en parte en mis escritos,
|
"Dear me!" cried the Countess, staring
and half-alarmed; "I had no idea I ever said anything remarkable! I wish I
had known it at the time."
|
-¡Santo Dios! -exclamó la condesa, azorándose y casi
terriblemente alarmada-. No tenía la menor idea de haber dicho nada
notable. Me hubiera gustado saberlo con tiempo.
|
"It was about the position of woman in
this city," Miss Stackpole remarked. "You threw a good deal of light upon
it."
|
-Fue acerca de la situación de la mujer en esta ciudad
-recordó la señorita Stackpole-. Me pareció que′ lo dicho por usted
arrojaba mucha luz sobre el asunto.
|
"The position of woman′s very
uncomfortable. Is that what you mean? And you wrote it down and published
it?" the Countess went on. "Ah, do let me see it!"
|
-La situación de la mujer es muy incómoda. Supongo que sería
eso lo que usted me atribuyó. ¿Lo escribió y lo publicó así? ¡Ah! Déjemelo
ver.
|
"I′ll write to them to send you the paper
if you like," Henrietta said. "I didn′t mention your name; I only said a
lady of high rank. And then I quoted your views."
|
-Ya escribí a la redacción diciendo que le enviasen el
periódico -dijo Henrietta-. Por supuesto, me abstuve de mencionar su
nombre, limitándome a aludir a una dama de alto rango en la sociedad, y
luego expuse sus puntos de vista en la materia.
|
The Countess threw herself hastily
backward, tossing up her clasped hands. "Do you know I′m rather sorry you
didn′t mention my name? I should have rather liked to see my name in the
papers. I forget what my views were; I have so many! But I′m not ashamed
of them. I′m not at all like my brother --I suppose you know my brother?
He thinks it a kind of scandal to be put in the papers; if you were to
quote him he′d never forgive you."
|
La condesa se recostó en la butaca, agitando en lo alto las
manos cruzadas. -¿Sabe usted que casi lamento que no dijera mi nombre? Me
hubiese gustado verlo en los periódicos. Ya no me acuerdo de cuáles eran
mis opiniones entonces, pues tengo tantas... Pero no me avergüenzo de
ello. No me parezco a mi hermano..., supongo que usted le conocerá. El
cree que es poco menos que escandaloso verse citado en los periódicos. Si
alguna vez lo menciona usted, puede tener la seguridad de que no se lo
perdonará nunca.
|
"He needn′t be afraid; I shall never
refer to him," said Miss Stackpole with bland dryness. "That′s another
reason," she added, "why I wanted to come to see you. You know Mr. Osmond
married my dearest friend."
|
-No tiene nada que temer. No pienso nombrarle jamás -contestó
la señorita Stackpole con suave sequedad-. Ésa es otra de las razones por
las que deseaba verla. Usted sabe que el señor Osmond se casó con mi amiga
más querida.
|
"Ah, yes; you were a friend of Isabel′s.
I was trying to think what I knew about you."
|
-¡Ah! Sí, ahora caigo; estaba tratando de recordar qué sabía
acerca de usted.
|
"I′m quite willing to be known by that,"
Henrietta declared. "But that isn′t what your brother likes to know me by.
He has tried to break up my relations with Isabel."
|
-Para mí es un placer que se me conozca por eso -declaró
Henrietta-. Pero no es precisamente por eso por lo que a su hermano le
gusta conocerme. Él ha tratado de hacernos romper nuestra amistad.
|
"Don′t permit it," said the Countess.
|
-No lo consienta usted -dijo la condesa.
|
"That′s what I want to talk about. I′m
going to Rome."
|
-De eso es de lo que deseo hablarle. Voy a ir a Roma.
|
"So am I!" the Countess cried. "We′ll go
together."
|
-Yo también voy a ir -exclamó la condesa-. Podríamos ir
juntas.
|
"With great pleasure. And when I write
about my journey I′ll mention you by name as my companion."
|
-Con mucho gusto. Así, cuando describa mi viaje la citaré a
usted personalmente como compañera.
|
The Countess sprang from her chair and
came and sat on the sofa beside her visitor. "Ah, you must send me the
paper! My husband won′t like it, but he need never see it. Besides, he
doesn′t know how to read."
|
La condesa se levantó casi de un brinco de la butaca y fue a
sentarse en el sofá al lado de su visitante. -¡Ah! No deje de hacer que me
envíen el periódico. Seguramente a mi marido no le gustará nada, pero no
tiene por qué verlo. Además, no sabe leer.
|
Henrietta′s large eyes became immense.
"Doesn′t know how to read? May I put that into my letter?"
|
Henrietta abrió los ojos con sorpresa. -¿Cómo, no sabe leer?
¿Puedo escribir eso en mi carta?
|
"Into your letter?"
|
-¿En qué carta?
|
"In the _Interviewer_. That′s my paper."
|
-En mi crónica, en la carta que mando al Interviewer, el
periódico que represento.
|
"Oh yes, if you like; with his name. Are
you going to stay with Isabel?"
|
-Por supuesto, si usted lo cree conveniente; y con su nombre y
todo. ¿Se alojará en casa de Isabel en Roma?
|
Henrietta held up her head, gazing a
little in silence at her hostess. "She has not asked me. I wrote to her I
was coming, and she answered that she would engage a room for me at a
_pension_. She gave no reason."
|
Henrietta levantó la cabeza y se quedó un rato mirando en
silencio a su compañera. -No me lo ha pedido. Le escribí diciéndole que
iba para allá y contestó que me buscaría alojamiento en una pensión,
aunque no me explicó el porqué de esa medida.
|
The Countess listened with extreme
interest. "The reason′s Osmond," she pregnantly remarked.
|
La condesa escuchó con gran interés y declaró rotundamente:
-Eso es cosa de Osmond.
|
"Isabel ought to make a stand," said Miss
Stackpole. "I′m afraid she has changed a great deal. I told her she
would."
|
-Isabel tiene que ponerse en su sitio -dijo la señorita
Stackpole-. Me parece que ha cambiado enormemente. Ya le advertí yo que le
pasaría eso.
|
"I′m sorry to hear it; I hoped she would
have her own way. Why doesn′t my brother like you?" the Countess
ingenuously added.
|
-No sabe cuánto siento tener que oírlo. Yo habría querido que
ella se mantuviese firme. ¿Por qué mi hermano no la quiere a usted?
-preguntó ingenuamente la condesa.
|
"I don′t know and I don′t care. He′s
perfectly welcome not to like me; I don′t want every one to like me; I
should think less of myself if some people did. A journalist can′t hope to
do much good unless he gets a good deal hated; that′s the way he knows how
his work goes on. And it′s just the same for a lady. But I didn′t expect
it of Isabel."
|
-No lo sé, y me tiene completamente sin cuidado. Está en su
perfecto derecho de tenerme antipatía. No pretendo gustarle a todo el
mundo. Si así lo hicieran, pensaría yo menos en mí misma. Una periodista
no puede aspirar a hacer nada que valga la pena si no despierta grandes
odios. Así es como se entera de que su trabajo es apreciado. Lo mismo
ocurre con una verdadera dama. Pero yo no creí a Isabel capaz de eso.
|
"Do you mean that she hates you?" the
Countess enquired.
|
-¿Cree que la detesta? -preguntó la condesa.
|
"I don′t know; I want to see. That′s what
I′m going to Rome for."
|
-Lo ignoro, y eso es lo que deseo averiguar. Para eso
precisamente voy a Roma.
|
"Dear me, what a tiresome errand!" the
Countess exclaimed.
|
-¡Santo Dios, un viaje tan fatigoso para eso! -exclamó la
condesa.
|
"She doesn′t write to me in the same way;
it′s easy to see there′s a difference. If you know anything," Miss
Stackpole went on, "I should like to hear it beforehand, so as to decide
on the line I shall take."
|
-Ya no me escribe de la misma manera que antes; la diferencia
es bien visible. Si usted sabe algo a ese respecto, me gustaría conocerlo
de antemano para trazar mi línea de conducta -declaró resueltamente
Henrietta.
|
The Countess thrust out her under lip and
gave a gradual shrug. "I know very little; I see and hear very little of
Osmond. He doesn′t like me any better than he appears to like you."
|
La condesa adelantó el labio inferior y se encogió poco a poco
de hombros. -Por mi parte, sé bien poca cosa. Veo y oigo muy rara vez a
Osmond. Tampoco le gusto yo mucho más de lo que, al parecer, le gusta
usted.
|
"Yet you′re not a lady correspondent,"
said Henrietta pensively.
|
-Y eso que usted no es periodista -dijo Henrietta preocupada.
|
"Oh, he has plenty of reasons.
Nevertheless they′ve invited me --I′m to stay in the house!" And the
Countess smiled almost fiercely; her exultation, for the moment, took
little account of Miss Stackpole′s disappointment.
|
-Eso a él no le importa. Razones no le faltan, las tiene a
porrillo. Pero aun así me han invitado, y me alojaré en su casa. La
condesa sonrió casi con orgullo. Su satisfacción no tuvo en aquel instante
en cuenta para nada la decepción de la señorita Stackpole, quien consideró
el asunto tranquilamente y dijo:
|
This lady, however, regarded it very
placidly. "I shouldn′t have gone if she HAD asked me. That is I think I
shouldn′t; and I′m glad I hadn′t to make up my mind. It would have been a
very difficult question. I shouldn′t have liked to turn away from her, and
yet I shouldn′t have been happy under her roof. A _pension_ will suit me
very well. But that′s not all."
|
-De todas maneras, aunque me lo hubiese pedido, yo no habría
ido. Es decir, creo que no habría ido, y me alegro mucho de no tener que
tomar una decisión al respecto. Habría sido un asunto muy delicado. No me
habría gustado tener que irme de su casa, y sin embargo, no habría sido
feliz allí. Me parece mejor lo de la pensión. Pero no es eso todo.
|
"Rome′s very good just now," said the
Countess; "there are all sorts of brilliant people. Did you ever hear of
Lord Warburton?"
|
-Éste es un magnífico momento para ir a Roma -dijo la
condesa-. La ciudad está ahora repleta de gente ilustre. ¿No ha oído usted
hablar nunca de lord Warburton?
|
"Hear of him? I know him very well. Do
you consider him very brilliant?" Henrietta enquired.
|
-¿Si he oído hablar de él? Le conozco perfectamente ¿Le
considera usted tan brillante como dicen?
|
"I don′t know him, but I′m told he′s
extremely grand seigneur. He′s making love to Isabel."
|
-No lo conozco, pero he oído decir que es un verdadero grand
seigneur. Ahora le está haciendo la corte a Isabel.
|
"Making love to her?"
|
-¿Que le está haciendo la corte?
|
"So I′m told; I don′t know the details,"
said the Countess lightly. "But Isabel′s pretty safe."
|
-Por lo menos, eso he oído decir -respondió la condesa sin
darle gran importancia-. Pero Isabel está completamente segura.
|
Henrietta gazed earnestly at her
companion; for a moment she said nothing. "When do you go to Rome?" she
enquired abruptly.
|
Henrietta se quedó mirando muy seria a su compañera y estuvo
un momento sin decir palabra. Luego, preguntó bruscamente: -¿Cuándo sale
usted para Roma?
|
"Not for a week, I′m afraid."
|
-No creo que pueda ser antes de una semana.
|
"I shall go to-morrow," Henrietta said.
"I think I had better not wait."
|
-Yo saldré mañana. Me parece mejor no esperar.
|
"Dear me, I′m sorry; I′m having some
dresses made. I′m told Isabel receives immensely. But I shall see you
there; I shall call on you at your _pension_." Henrietta sat still --she
was lost in thought; and suddenly the Countess cried: "Ah, but if you
don′t go with me you can′t describe our journey!"
|
-Lo siento en el alma, querida. Tengo que hacerme varios
vestidos, pues he oído decir que Isabel recibe muchísimo. Pero la veré
allí, iré a buscarla a su pensión.
Henrietta continuó sentada, perdida en la tremenda confusión de sus
pensamientos. De pronto, la condesa exclamó: -Pero, si no vamos juntas, no
podrá usted hacer la descripción de nuestro viaje.
|
Miss Stackpole seemed unmoved by this
consideration; she was thinking of something else and presently expressed
it. "I′m not sure that I understand you about Lord Warburton."
|
La señorita Stackpole pareció no alterarse por semejante
observación, pues estaba pensando en otra cosa. -Creo que no he entendido
bien lo que ha dicho de lord Warburton.
|
"Understand me? I mean he′s very nice,
that′s all."
|
-¿Entendido? He querido decir que es muy gentil; eso es todo.
|
"Do you consider it nice to make love to
married women?" Henrietta enquired with unprecedented distinctness.
|
-¿Considera usted gentil hacerle la corte a una mujer casada?
-preguntó Henrietta con pausada claridad.
|
The Countess stared, and then with a
little violent laugh: "It′s certain all the nice men do it. Get married
and you′ll see!" she added.
|
La condesa se quedó un tanto sorprendida, abrió los ojos cuan
grandes eran, soltó una pequeña carcajada y respondió: -Es lo que hacen
todos los hombres verdaderamente gentiles. Cásese usted y lo sabrá por
experiencia.
|
"That idea would be enough to prevent
me," said Miss Stackpole. "I should want my own husband; I shouldn′t want
any one else′s. Do you mean that Isabel′s guilty --guilty --?" And she
paused a little, choosing her expression.
|
-Bastaría esa sola idea para impedirme hacerlo. Yo me
contentaría con mi marido y no querría ningún otro hombre... ¿Cree usted
que Isabel es culpable..., culpable de...? -Y se detuvo un instante como
buscando la palabra apropiada.
|
"Do I mean she′s guilty? Oh dear no, not
yet, I hope. I only mean that Osmond′s very tiresome and that Lord
Warburton, as I hear, is a great deal at the house. I′m afraid you′re
scandalised."
|
-¿Cómo que si la creo culpable?... No, querida, todavía no;
por lo menos, así lo espero. Lo único que quiero decir es que Osmond es
insoportable y que lord Warburton, según me han dicho, frecuenta bastante
la casa. Me temo que se ha escandalizado usted.
|
"No, I′m just anxious," Henrietta said.
|
-No -replicó Henrietta-. Simplemente estoy preocupada.
|
"Ah, you′re not very complimentary to
Isabel! You should have more confidence. I′ll tell you," the Countess
added quickly: "if it will be a comfort to you I engage to draw him off."
|
-No le hace usted mucho favor a Isabel. Debe tener más
confianza. Si ha de servirle de consuelo -añadió precipitadamente la
condesa-, me comprometo a quitárselo de encima, si usted quiere.
|
Miss Stackpole answered at first only
with the deeper solemnity of her gaze. "You don′t understand me," she said
after a while. "I haven′t the idea you seem to suppose. I′m not afraid for
Isabel --in that way. I′m only afraid she′s unhappy --that′s what I want
to get at."
|
La señorita Stackpole se limitó, al principio, a contestar con
la más profunda y solemne de sus miradas. -No me comprende usted -dijo al
cabo de un momento-. No tengo esa idea que supone. No temo por Isabel...
en ese sentido. Lo único que temo es que sea desgraciada... y por eso
quiero ir a verla.
|
The Countess gave a dozen turns of the
head; she looked impatient and sarcastic. "That may very well be; for my
part I should like to know whether Osmond is." Miss Stackpole had begun a
little to bore her.
|
La condesa hizo varios movimientos de cabeza. Parecía
impaciente y sarcástica, y es que la señorita Stackpole empezaba a
aburrirla. -Es muy posible -dijo-. Por mi parte, yo quisiera saber si
también lo es Osmond.
|
"If she′s really changed that must be at
the bottom of it," Henrietta went on.
|
Henrietta prosiguió: -Si verdaderamente Isabel ha cambiado,
ésa debe de ser la razón de fondo.
|
"You′ll see; she′ll tell you," said the
Countess.
|
-En fin, usted lo ha de ver. Ella se lo dirá -repuso la
condesa.
|
"Ah, she may NOT tell me --that′s what
I′m afraid of!"
|
-¡Ah! Tal vez no me lo diga..., ¡eso es lo que temo!
|
"Well, if Osmond isn′t amusing himself
--in his own old way --I flatter myself I shall discover it," the Countess
rejoined.
|
-Bueno, pues si Osmond no está divirtiéndose... a . su antigua
manera, me enorgullezco de decir que yo lo descubriré.
|
"I don′t care for that," said Henrietta.
|
-Eso a mí no me preocupa -dijo Henrietta.
|
"I do immensely! If Isabel′s unhappy I′m
very sorry for her, but I can′t help it. I might tell her something that
would make her worse, but I can′t tell her anything that would console
her. What did she go and marry him for? If she had listened to me she′d
have got rid of him. I′ll forgive her, however, if I find she has made
things hot for him! If she has simply allowed him to trample upon her I
don′t know that I shall even pity her. But I don′t think that′s very
likely. I count upon finding that if she′s miserable she has at least made
HIM so."
|
-A mí muchísimo -contestó la otra-. Si Isabel fuera
desgraciada, lo sentiría con toda el alma, pero no me sería posible
remediarlo. Yo podría decirle cosas que la harían sentirse todavía peor,
pero ninguna que le sirviera de consuelo. ¿Por qué se le ocurrió casarse
con él? Si me hubiera hecho caso a mí, lo habría mandado a paseo. De modo
que, si le ha dado su merecido, yo no tendré el menor reparo en
perdonarla. Sí, en cambio, se ha limitado a dejarse aplastar por él, no sé
si tendré siquiera ánimos para compadecerla. Pero no creo que haya
sucedido así. Cuando menos espero que, si ella es desgraciada, se habrá
tomado el desquite haciendo que él lo sea igualmente.
|
Henrietta got up; these seemed to her,
naturally, very dreadful expectations. She honestly believed she had no
desire to see Mr. Osmond unhappy; and indeed he could not be for her the
subject of a flight of fancy. She was on the whole rather disappointed in
the Countess, whose mind moved in a narrower circle than she had imagined,
though with a capacity for coarseness even there. "It will be better if
they love each other," she said for edification.
|
Henrietta se levantó. Semejante expectativa le parecía
sencillamente espantosa. Creyó sinceramente que no tenía el menor deseo de
ver desdichado al señor Osmond. Por lo demás, a sus ojos no podía aparecer
como el objeto de una simple fantasía. En conjunto, estaba decepcionada
con la condesa, cuya mente se movía en un círculo mucho más estrecho de lo
que al principio ella había creído, si bien conservaba su gran capacidad
para decir vulgaridades. Sin embargo, como para acabar de manera
edificante, exclamó: -Después de todo, lo mejor será que los dos se amen
de veras.
|
"They can′t. He can′t love any one."
|
-No es posible. Él no puede amar a nadie.
|
"I presumed that was the case. But it
only aggravates my fear for Isabel. I shall positively start to-morrow."
|
-Me figuré que así sería. Y eso no hace más que agravar el
asunto en relación con Isabel. Decididamente, tomaré el tren mañana mismo.
|
"Isabel certainly has devotees," said the
Countess, smiling very vividly. "I declare I don′t pity her."
|
-Indudablemente, Isabel tiene muchos amigos fieles -dijo la
condesa sonriendo con vivacidad-. Por mi parte, declaro que no la
compadezco.
|
"It may be I can′t assist her," Miss
Stackpole pursued, as if it were well not to have illusions.
|
-Tal vez yo pueda socorrerla -prosiguió la señorita Stackpole
como si ya no hubiera que hacerse ilusiones.
|
"You can have wanted to, at any rate;
that′s something. I believe that′s what you came from America for," the
Countess suddenly added.
|
-De todos modos, lo habrá intentado, y algo es algo. Me
imagino que para eso ha venido usted de América -añadió inopinadamente la
condesa.
|
"Yes, I wanted to look after her,"
Henrietta said serenely.
|
-Sí. Quería ofrecerle mi ayuda.
|
Her hostess stood there smiling at her
with small bright eyes and an eager-looking nose; with cheeks into each of
which a flush had come. "Ah, that′s very pretty --c′est bien gentil! Isn′t
it what they call friendship?"
|
Su compañera permaneció de pie sonriéndole con sus ojillos
brillantes, las aletas de la nariz palpitantes, las mejillas arreboladas y
dijo: -¡Ah! Eso sí que es verdaderamente hermoso..., c′est bien gentil!
¿No es eso lo que llaman verdadera amistad?
|
"I don′t know what they call it. I
thought I had better come."
|
-Ignoro lo que aquí entienden por ella. Yo pensé que hacía
bien en venir.
|
"She′s very happy --she′s very
fortunate," the Countess went on. "She has others besides." And then she
broke out passionately. "She′s more fortunate than I! I′m as unhappy as
she --I′ve a very bad husband; he′s a great deal worse than Osmond. And
I′ve no friends. I thought I had, but they′re gone. No one, man or woman,
would do for me what you′ve done for her."
|
-Isabel es muy feliz..., verdaderamente afortunada. Además,
tiene muchas otras cosas. -De pronto, exclamó con apasionamiento-: ¡Es mil
veces más dichosa que yo! Yo soy tan desgraciada como ella... porque tengo
un marido muy malo, mucho peor que Osmond. Y además, no tengo amigos. Creí
que los tenía, pero han desaparecido. Ningún hombre, ninguna mujer haría
por mí lo que usted ha hecho por ella.
|
Henrietta was touched; there was nature
in this bitter effusion. She gazed at her companion a moment, and then:
"Look here, Countess, I′ll do anything for you that you like. I′ll wait
over and travel with you."
|
Henrietta se sintió emocionada porque vio que aquella amarga
efusión era natural. Contempló a su compañera un momento y dijo: -Mire,
condesa, estoy dispuesta a hacer por usted todo lo que quiera. Esperaré
para que podamos viajar juntas.
|
"Never mind," the Countess answered with
a quick change of tone: "only describe me in the newspaper!"
|
La condesa cambió en el acto de tono y replicó:
-No se preocupe por mí. Lo que sí debe hacer es
describirme en su periódico.
|
Henrietta, before leaving her, however,
was obliged to make her understand that she could give no fictitious
representation of her journey to Rome. Miss Stackpole was a strictly
veracious reporter. On quitting her she took the way to the Lung′ Arno,
the sunny quay beside the yellow river where the bright-faced inns
familiar to tourists stand all in a row. She had learned her way before
this through the streets of Florence (she was very quick in such matters),
and was therefore able to turn with great decision of step out of the
little square which forms the approach to the bridge of the Holy Trinity.
She proceeded to the left, toward the Ponte Vecchio, and stopped in front
of one of the hotels which overlook that delightful structure. Here she
drew forth a small pocket-book, took from it a card and a pencil and,
after meditating a moment, wrote a few words. It is our privilege to look
over her shoulder, and if we exercise it we may read the brief query:
"Could I see you this evening for a few moments on a very important
matter?" Henrietta added that she should start on the morrow for Rome.
Armed with this little document she approached the porter, who now had
taken up his station in the doorway, and asked if Mr. Goodwood were at
home. The porter replied, as porters always reply, that he had gone out
about twenty minutes before; whereupon Henrietta presented her card and
begged it might be handed him on his return. She left the inn and pursued
her course along the quay to the severe portico of the Uffizi, through
which she presently reached the entrance of the famous gallery of
paintings. Making her way in, she ascended the high staircase which leads
to the upper chambers. The long corridor, glazed on one side and decorated
with antique busts, which gives admission to these apartments, presented
an empty vista in which the bright winter light twinkled upon the marble
floor. The gallery is very cold and during the midwinter weeks but
scantily visited. Miss Stackpole may appear more ardent in her quest of
artistic beauty than she has hitherto struck us as being, but she had
after all her preferences and admirations. One of the latter was the
little Correggio of the Tribune --the Virgin kneeling down before the
sacred infant, who lies in a litter of straw, and clapping her hands to
him while he delightedly laughs and crows. Henrietta had a special
devotion to this intimate scene --she thought it the most beautiful
picture in the world. On her way, at present, from New York to Rome, she
was spending but three days in Florence, and yet reminded herself that
they must not elapse without her paying another visit to her favourite
work of art. She had a great sense of beauty in all ways, and it involved
a good many intellectual obligations. She was about to turn into the
Tribune when a gentleman came out of it; whereupon she gave a little
exclamation and stood before Caspar Goodwood.
|
Antes de marcharse, Henrietta le hizo comprender que no haría
una descripción ficticia de su viaje a Roma, porque era una reportera
completamente veraz. Al salir de la casa, Henrietta siguió andando por el
Lung′Arno, la orilla soleada del amarillo río donde se alinean todos los
establecimientos de comer y beber con fachadas de brillantes colores, tan
conocidos por los turistas. Ya había aprendido a andar por las calles de
Florencia (tenía una especial capacidad de orientación) y, gracias a ello,
pudo dar la vuelta con gran decisión y salir de la plazuela que constituye
el acceso al puente de la Santa Trinidad. De allí tomó hacia la izquierda
en dirección al Ponte Vecchio y se detuvo ante uno de los hoteles situados
frente a aquella admirable construcción. Sacó de una cartera de bolsillo
una tarjetita y, tras meditar un momento, escribió en ella unas líneas. Ya
que es uno de nuestros privilegios poder mirar por encima del hombro de
quien escribe, diremos que, en tal tarjeta, pergeñó estas palabras:
«¿Puedo verle esta noche para un asunto de verdadera importancia?».
Después de esto, que era lo esencial, añadió que a la mañana siguiente
salía para Roma. Provista del pequeño documento se dirigió al portero, que
acababa de situarse ante la puerta del establecimiento, y preguntó si el
señor Goodwood se hallaba en el hotel. El portero replicó, como suelen
siempre hacer, que el señor había salido hacía veinte minutos, y entonces
la periodista le entregó la tarjeta para que se la dieran en cuanto
volviese. A continuación se alejó del hotel y prosiguió su paseo a lo
largo del muelle hasta llegar al severo pórtico de los Uffizzi, por donde
se adentró en la famosa galería de pinturas. Una vez dentro, subió la alta
escalera que conduce a las salas superiores. El largo corredor,
acristalado en uno de sus lados y adornado en el otro con profusión de
bustos antiguos alineados contra la pared, por el que se accede a dichas
salas, estaba completamente vacío, sin más animación que la pálida luz del
sol invernal que brillaba débilmente sobre el lustroso pavimento de
mármol. La galería es verdaderamente fría y, durante las semanas de pleno
invierno, son escasos los curiosos que la visitan. La señorita Stackpole
puede, tal vez, parecer más ardiente en su anhelo de belleza artística de
lo que hasta ahora había parecido, pero el caso es que, después de todo,
tenía también sus preferencias y admiraciones exclusivamente personales.
Una de éstas era el pequeño Correggio de la Tribuna, en el que se presenta
a la Virgen arrodillada ante el divino niño, quien reposa en su lecho de
paja, y haciéndole palmas al tiempo que él ríe y grita de contento.
Henrietta experimentaba una admiración sin límite por aquella íntima
escena familiar y creía que la pintura que la representaba era la mejor
obra de arte del mundo. En su viaje de Nueva York a Roma, sólo pasaría
tres días en Florencia y aun así recordó que no debía dejarlos transcurrir
sin ir a ver de nuevo su obra de arte favorita. Poseía un gran sentido de
la belleza en todas sus formas, lo que suponía no pocos desvelos de índole
intelectual. Estaba a punto de entrar en la Tribuna cuando vio a un
caballero que de ella salía y con el cual estuvo a punto de darse de
bruces. Y he aquí que tal caballero no era otro que su amigo Caspar
Goodwood.
|
"I′ve just been at your hotel," she said.
"I left a card for you."
|
-Acabo de estar en su hotel y le he dejado una tarjeta -dijo
Henrietta.
|
"I′m very much honoured," Caspar Goodwood
answered as if he really meant it.
|
A lo cual contestó Caspar Goodwood, como si realmente sintiera
lo que decía: -Es un gran honor para mí.
|
"It was not to honour you I did it; I′ve
called on you before and I know you don′t like it. It was to talk to you a
little about something."
|
-No ha sido para hacerle ningún honor para lo que he ido. Ya
fui a verle otra vez antes y sé que no le gusta. Era para hablarle acerca
de un asunto.
|
He looked for a moment at the buckle in
her hat. "I shall be very glad to hear what you wish to say."
|
Contempló él un momento la hebilla del sombrero de Henrietta y
declaró: -Tendré mucho gusto en oír lo que usted quiera decirme.
|
"You don′t like to talk with me," said
Henrietta. "But I don′t care for that; I don′t talk for your amusement. I
wrote a word to ask you to come and see me; but since I′ve met you here
this will do as well."
|
-A usted no le gusta hablar conmigo -dijo Henrietta-, pero eso
me tiene sin cuidado; yo no hablo para entretenerle. Le he escrito unas
líneas para pedirle que fuera a verme, pero, ya que le encuentro aquí,
aprovecharé la ocasión.
|
"I was just going away," Goodwood stated;
"but of course I′ll stop." He was civil, but not enthusiastic.
|
-Ya me iba -repuso Caspar-, pero, desde luego, esperaré lo que
sea necesario.
|
Henrietta, however, never looked for
great professions, and she was so much in earnest that she was thankful he
would listen to her on any terms. She asked him first, none the less, if
he had seen all the pictures.
|
Su actitud era cortés, aunque no entusiasta. Sin embargo,
Henrietta, que nunca buscaba cumplidos ni grandes demostraciones y que
estaba seriamente preocupada, le agradeció que estuviera dispuesto a
escucharla donde fuese. Con todo, empezó por preguntarle si había visto
todos los cuadros de la galería.
|
"All I want to. I′ve been here an hour."
|
-Todo los que deseaba. He estado aquí una hora.
|
"I wonder if you′ve seen my Correggio,"
said Henrietta. "I came up on purpose to have a look at it." She went into
the Tribune and he slowly accompanied her.
|
-Acaso no haya visto mi Correggio. He venido aquí ex profeso
para escribir un libro sobre él. Henrietta se dirigió a la Tribuna y él la
acompañó a paso lento.
|
"I suppose I′ve seen it, but I didn′t
know it was yours. I don′t remember pictures --especially that sort." She
had pointed out her favourite work, and he asked her if it was about
Correggio she wished to talk with him.
|
-Debo de haberlo visto, pero no sabía que fuera suyo. No tengo
buena memoria para los cuadros, sobre todo los de esa clase. Henrietta
señaló su cuadro favorito y Caspar le preguntó si quería hablarle de él.
|
"No," said Henrietta, it′s about
something less harmonious!" They had the small, brilliant room, a splendid
cabinet of treasures, to themselves; there was only a custode hovering
about the Medicean Venus. "I want you to do me a favour," Miss Stackpole
went on.
|
-No -respondió Henrietta-. Es sobre algo menos... armonioso.
-Tenían a su disposición toda aquella pequeña y brillante sala, que
guardaba tan preciosos y preciados tesoros. El único vigilante de tal
parte del edificio estaba vagando alrededor de la Venus de Mediéis.
Henrietta añadió-: Quisiera que me hiciese un favor.
|
Caspar Goodwood frowned a little, but he
expressed no embarrassment at the sense of not looking eager. His face was
that of a much older man than our earlier friend. "I′m sure it′s something
I shan′t like," he said rather loudly.
|
Caspar Goodwood frunció un poco el entrecejo, mas no dio
muestras de molestia alguna al no manifestar la menor inquietud. Su rostro
aparentaba muchos más años que cuando le vimos por primera vez.
|
"No, I don′t think you′ll like it. If you
did it would be no favour."
|
-Estoy seguro de que se trata de algo que no me agradará
-contestó, más bien de mal humor.
|
"Well, let′s hear it," he went on in the
tone of a man quite conscious of his patience.
|
-Tal vez; no creo que le agrade. Si le agradase, no habría
favor en ello.
|
"You may say there′s no particular reason
why you should do me a favour. Indeed I only know of one: the fact that if
you′d let me I′d gladly do YOU one." Her soft, exact tone, in which there
was no attempt at effect, had an extreme sincerity; and her companion,
though he presented rather a hard surface, couldn′t help being touched by
it. When he was touched he rarely showed it, however, by the usual signs;
he neither blushed, nor looked away, nor looked conscious. He only fixed
his attention more directly; he seemed to consider with added firmness.
Henrietta continued therefore disinterestedly, without the sense of an
advantage. "I may say now, indeed --it seems a good time --that if I′ve
ever annoyed you (and I think sometimes I have) it′s because I knew I was
willing to suffer annoyance for you. I′ve troubled you --doubtless. But
I′d TAKE trouble for you."
|
-Bien; veamos de qué se trata -dijo con el tono del hombre que
sabe perfectamente hasta dónde puede llegar su paciencia. -En realidad, no
hay ninguna razón concreta para que usted me haga un favor, aunque yo sé
de una. De manera que si usted me lo hace, le pagaré con otro. Henrietta
puso gran sinceridad en su tono, en el que no había el menor deseo de
producir efecto; y fue tan suave y preciso que su compañero, a pesar de
poner cara de vinagre, no pudo por menos de sentirse afectado por él.
Cuando algo le afectaba, Goodwood no presentaba ningún signo exterior de
tal estado de ánimo; ni parecía preocupado, ni miraba a otra parte, ni se
sonrojaba; se limitaba a mirar más fijamente y aparentaba considerar la
cuestión con más decisión. Así pues, Henrietta continuó desinteresadamente
y sin dejar ver la ventaja que al otro llevaba. -Puedo decirle, por lo
pronto..., me parece una buena ocasión para hacerlo..., que si alguna vez
le he molestado, y creo habrá sido más de una, es porque sabía que no
tenía reparo en sufrir contratiempos por su causa. Indudablemente, te he
molestado, pero es que yo estaría dispuesta a tomarme molestias por usted.
|
Goodwood hesitated. "You′re taking
trouble now."
|
Goodwood dudó un instante y dijo: -Como, al parecer, le está
ocurriendo ahora.
|
"Yes, I am --some. I want you to consider
whether it′s better on the whole that you should go to Rome."
|
-Así es..., un poco. Quisiera que pensase si, después de todo,
sería mejor que no fuese usted a Roma.
|
"I thought you were going to say that!"
he answered rather artlessly.
|
A lo que él replicó, sin gran ingenio: -Me figuraba que iba
usted a salir con ésas.
|
"You HAVE considered it then?"
|
-Entonces, ¿lo ha pensado bien?
|
"Of course I have, very carefully. I′ve
looked all round it. Otherwise I shouldn′t have come so far as this.
That′s what I stayed in Paris two months for. I was thinking it over."
|
-Naturalmente, con todo detenimiento. He considerado todos los
aspectos de la cuestión. De no ser así, no habría venido de tan lejos para
ello. Por eso me detuve dos meses completos en París, para pensarlo
detenidamente.
|
"I′m afraid you decided as you liked. You
decided it was best because you were so much attracted."
|
-Mucho me temo que, si lo hizo, fue porque le gustó. Si
decidió que era mejor quedarse allí tanto tiempo fue porque sintió que le
atraía.
|
"Best for whom, do you mean?" Goodwood
demanded.
|
-¿Mejor para quién? -preguntó Caspar.
|
"Well, for yourself first. For Mrs.
Osmond next."
|
-Bien, para usted en primer lugar, y luego para la señora
Osmond.
|
"Oh, it won′t do HER any good! I don′t
flatter myself that."
|
-Bah, no creo que ello pueda hacerle bien alguno.
|
"Won′t it do her some harm? --that′s the
question."
|
-Lo que interesa es saber si le ocasionará algún mal.
|
"I don′t see what it will matter to her.
I′m nothing to Mrs. Osmond. But if you want to know, I do want to see her
myself."
|
-No veo qué pueda importarle el que yo vaya. Ya no soy nada
para la señora Osmond. Pero, si desea que le diga la verdad, le diré que
quiero verla.
|
"Yes, and that′s why you go."
|
-Claro. Y para eso va usted.
|
"Of course it is. Could there be a better
reason?"
|
-Naturalmente. ¿Qué razón mejor que ésa?
|
"How will it help you? --that′s what I
want to know," said Miss Stackpole.
|
-Lo que yo me pregunto es: ¿a santo de qué..., qué bien puede
hacerle a usted tal cosa?
|
"That′s just what I can′t tell you. It′s
just what I was thinking about in Paris."
|
-Eso es precisamente lo que no puedo decirle a usted, y lo que
estuve meditando todo ese tiempo en París.
|
"It will make you more discontented."
|
-Lo único que sacará usted en claro será quedarse más
descontento.
|
"Why do you say ′more′ so?" Goodwood
asked rather sternly. "How do you know I′m discontented?"
|
-¿Por qué dice usted «más» de esa manera? -preguntó Goodwood
con cierta dureza-. ¿Cómo sabe usted que yo estoy descontento?
|
"Well," said Henrietta, hesitating a
little, "you seem never to have cared for another."
|
Henrietta dudó un instante y, al fin, dijo: -Pues porque...,
porque parece que nunca se ha interesado usted por ninguna otra.
|
"How do you know what I care for?" he
cried with a big blush. "Just now I care to go to Rome."
|
-¿Y cómo sabe usted por qué cosa puedo yo interesarme?
-exclamó él, sonrojándose levemente-. Lo que ahora me interesa, por lo
pronto, es ir a Roma.
|
Henrietta looked at him in silence, with
a sad yet luminous expression. "Well," she observed at last, "I only
wanted to tell you what I think; I had it on my mind. Of course you think
it′s none of my business. But nothing is any one′s business, on that
principle."
|
Henrietta le miró en silencio, con una expresión triste pero
clarividente. -Está bien. Lo que yo quería era únicamente decirle lo que
pienso, porque me estaba dando vueltas en la cabeza. Ya me imagino que
usted pensará que no me importa; pero, si a eso vamos, a nadie le importa
nada de nadie.
|
"It′s very kind of you; I′m greatly
obliged to you for your interest," said Caspar Goodwood. "I shall go to
Rome and I shan′t hurt Mrs. Osmond."
|
Caspar Goodwood no pudo por menos de contestar: -Es muy amable
por su parte y le agradezco infinito el interés que se toma. Iré a Roma y
sabré no herir en nada a la señora Osmond.
|
"You won′t hurt her, perhaps. But will
you help her? --that′s the real issue."
|
-Quizá no la mortifique, pero ¿podrá auxiliarla en algo? Ésa
es la cuestión.
|
"Is she in need of help?" he asked
slowly, with a penetrating look.
|
-¿Necesita acaso que la socorran? -preguntó Goodwood
lentamente, con intensa y penetrante mirada.
|
"Most women always are," said Henrietta,
with conscientious evasiveness and generalising less hopefully than usual.
"If you go to Rome," she added, "I hope you′ll be a true friend --not a
selfish one!" And she turned off and began to look at the pictures.
|
-La mayoría de las mujeres lo necesita -dijo Henrietta,
tratando de zafarse y de generalizar con menos esperanzas que de
costumbre. Y añadió-: Si va usted a Roma, confío en que se mostrará como
un verdadero amigo, no como un amigo egoísta. -Y se alejó un poco de él
para ponerse a mirar los cuadros.
|
Caspar Goodwood let her go and stood
watching her while she wandered round the room; but after a moment he
rejoined her. "You′ve heard something about her here," he then resumed. "I
should like to know what you′ve heard."
|
Caspar Goodwood la dejó ir y la estuvo observando mientras
ella admiraba algunas obras de arte. Luego se acercó y dijo ansiosamente:
-Usted ha debido de oír algo acerca de ella. Quisiera saber de qué se
trata.
|
Henrietta had never prevaricated in her
life, and, though on this occasion there might have been a fitness in
doing so, she decided, after thinking some minutes, to make no superficial
exception. "Yes, I′ve heard," she answered; "but as I don′t want you to go
to Rome I won′t tell you."
|
Henrietta siempre había tenido por norma de vida no faltar
jamás a la verdad y, aunque en aquella ocasión pudiera haber alguna buena
finalidad en intentarlo, decidió, después de pensar en ello un momento, no
hacer excepción alguna que pudiese parecer superficial. Así pues, contestó
francamente: -En efecto, he oído bastante; pero, como quiero que no vaya
usted a Roma, no se lo diré.
|
"Just as you please. I shall see for
myself," he said. Then inconsistently, for him, "You′ve heard she′s
unhappy!" he added.
|
-Como usted guste. Lo averiguaré yo mismo. -Luego con una
insistencia que en nada le favorecía, añadió-: Usted ha oído decir que es
desgraciada.
|
"Oh, you won′t see that!" Henrietta
exclaimed.
|
-Eso no podrá usted averiguarlo -repuso Henrietta.
|
"I hope not. When do you start?"
|
-Me figuro que no. ¿Cuándo parte usted?
|
"To-morrow, by the evening train. And
you?"
|
-Mañana, en el tren de la noche. ¿Y usted?
|
Goodwood hung back; he had no desire to
make his journey to Rome in Miss Stackpole′s company. His indifference to
this advantage was not of the same character as Gilbert Osmond′s, but it
had at this moment an equal distinctness. It was rather a tribute to Miss
Stackpole′s virtues than a reference to her faults. He thought her very
remarkable, very brilliant, and he had, in theory, no objection to the
class to which she belonged. Lady correspondents appeared to him a part of
the natural scheme of things in a progressive country, and though he never
read their letters he supposed that they ministered somehow to social
prosperity. But it was this very eminence of their position that made him
wish Miss Stackpole didn′t take so much for granted. She took for granted
that he was always ready for some allusion to Mrs. Osmond; she had done so
when they met in Paris, six weeks after his arrival in Europe, and she had
repeated the assumption with every successive opportunity. He had no wish
whatever to allude to Mrs. Osmond; he was NOT always thinking of her; he
was perfectly sure of that. He was the most reserved, the least colloquial
of men, and this enquiring authoress was constantly flashing her lantern
into the quiet darkness of his soul. He wished she didn′t care so much; he
even wished, though it might seem rather brutal of him, that she would
leave him alone. In spite of this, however, he just now made other
reflections --which show how widely different, in effect, his ill-humour
was from Gilbert Osmond′s. He desired to go immediately to Rome; he would
have liked to go alone, in the night-train. He hated the European
railway-carriages, in which one sat for hours in a vise, knee to knee and
nose to nose with a foreigner to whom one presently found one′s self
objecting with all the added vehemence of one′s wish to have the window
open; and if they were worse at night even than by day, at least at night
one could sleep and dream of an American saloon-car. But he couldn′t take
a night-train when Miss Stackpole was starting in the morning; it struck
him that this would be an insult to an unprotected woman. Nor could he
wait until after she had gone unless he should wait longer than he had
patience for. It wouldn′t do to start the next day. She worried him; she
oppressed him; the idea of spending the day in a European railway-carriage
with her offered a complication of irritations. Still, she was a lady
travelling alone; it was his duty to put himself out for her. There could
be no two questions about that; it was a perfectly clear necessity. He
looked extremely grave for some moments and then said, wholly without the
flourish of gallantry but in a tone of extreme distinctness, "Of course if
you′re going to-morrow I′ll go too, as I may be of assistance to you."
|
Caspar Goodwood se contuvo, pues no tenía el menor deseo de
hacer el viaje a Roma en compañía de la señorita Stackpole. Su
indiferencia ante tal privilegio no era de la misma índole que la de
Gilbert Osmond, pero en tal momento tenía la misma claridad, y consistía
más en un tributo a las cualidades de la señorita Stackpole que en un
reconocimiento de sus defectos. La consideraba él verdaderamente notable y
brillante, y, en teoría, no tenía el menor reparo que oponer a la clase de
donde provenía. Le parecía que las damas periodistas formaban parte
indispensable del sistema de progreso de un país que avanzaba a pasos de
gigante, y, aunque no leía jamás sus crónicas, suponía de buen grado que
contribuían no poco a la prosperidad social. Pero precisamente por esa
situación de eminencia que él no tenía por qué no reconocerle era por lo
que no quería que la señorita Stackpole lo diera todo por supuesto. Y ella
daba por supuesto que Goodwood estaba deseando hacer una alusión a la
señora Osmond. Así lo pensó cuando le vio en París seis semanas después de
su llegada, y se había reiterado a sí misma tal suposición en cada nueva
oportunidad. Sin embargo, él no experimentaba el menor deseo de aludir a
la señora Osmond, por la sencilla razón de que no pensaba constantemente
en ella..., y de eso estaba seguro. Era el más reservado y menos
parlanchín de los hombres, he aquí que aquella inquisitiva escritora no le
dejaba en paz dirigiendo constantemente la linterna de su investigación a
las ya tranquilas sombras de su alma. Habría él querido que ella no se
preocupara tanto, incluso, por brutal que ello pudiera parecer, que le
dejase completamente solo. No obstante todo ello, acababa de hacerse otras
reflexiones que ponen de manifiesto cuán distinto era, en sus efectos, su
mal humor del mal humor de Gilbert Osmond. Experimentó, pues, el deseo de
partir para Roma en el acto y hubiera querido poder ir solo en el tren
nocturno. Detestaba esos vagones de los trenes europeos en los que uno se
ve obligado a permanecer sentado durante horas y horas como atornillado,
casi pegado a las rodillas y a la nariz del pasajero de enfrente, con un
compañero de viaje que protesta acaloradamente si uno desea abrir la
ventana; y, si el viaje resulta peor aún durante la noche que durante el
día, por lo menos durante la noche puede uno dedicarse a dormir y a soñar
con el coche salón tipo americano. Pero él no podía tomar un tren distinto
al de la señorita Stackpole, se le antojó que eso iba a ser un insulto a
una mujer que carecía de protección. Ni podía tampoco esperar a que ella
se hubiese ido, a menos que esperase más de lo que su paciencia le
permitía. No bastaría, desde luego, con salir al día siguiente. Henrietta
le preocupaba, le oprimía, y la idea de pasarse todo el viaje con ella en
el vagón de un tren europeo presagiaba un sinfín de irritaciones. Pero el
caso era que Henrietta viajaba sola y era una dama, y, por tanto, él tenía
el deber de molestarse por ella. No había modo de escabullirse, se trataba
de una necesidad inexcusable. Así, Goodwood pareció sumamente preocupado
durante un largo momento y luego dijo sin el menor asomo de galantería,
sino con la mayor claridad: -Por supuesto, si usted parte mañana, yo
también partiré y podré servirle de algo, por si acaso me necesitara.
|
"Well, Mr. Goodwood, I should hope so!"
Henrietta returned imperturbably.
|
-Está bien, señor Goodwood -repuso Henrietta amablemente-. No
esperaba menos de usted.
|
CHAPTER 45 |
45
I have already had reason to say that
Isabel knew her husband to be displeased by the continuance of Ralph′s
visit to Rome. That knowledge was very present to her as she went to her
cousin′s hotel the day after she had invited Lord Warburton to give a
tangible proof of his sincerity; and at this moment, as at others, she had
a sufficient perception of the sources of Osmond′s opposition. He wished
her to have no freedom of mind, and he knew perfectly well that Ralph was
an apostle of freedom. It was just because he was this, Isabel said to
herself, that it was a refreshment to go and see him. It will be perceived
that she partook of this refreshment in spite of her husband′s aversion to
it, that is partook of it, as she flattered herself, discreetly. She had
not as yet undertaken to act in direct opposition to his wishes; he was
her appointed and insc ribed master; she gazed at moments with a sort of
incredulous blankness at this fact. It weighed upon her imagination,
however; constantly present to her mind were all the traditionary
decencies and sanctities of marriage. The idea of violating them filled
her with shame as well as with dread, for on giving herself away she had
lost sight of this contingency in the perfect belief that her husband′s
intentions were as generous as her own. She seemed to see, none the less,
the rapid approach of the day when she should have to take back something
she had solemnly bestown. Such a ceremony would be odious and monstrous;
she tried to shut her eyes to it meanwhile. Osmond would do nothing to
help it by beginning first; he would put that burden upon her to the end.
He had not yet formally forbidden her to call upon Ralph; but she felt
sure that unless Ralph should very soon depart this prohibition would
come. How could poor Ralph depart? The weather as yet made it impossible .
She could perfectly understand her husband′s wish for the event; she
didn′t, to be just, see how he COULD like her to be with her cousin. Ralph
never said a word against him, but Osmond′s sore, mute protest was none
the less founded. If he should positively interpose, if he should put
forth his authority, she would have to decide, and that wouldn′t be easy.
The prospect made her heart beat and her cheeks burn, as I say, in
advance; there were moments when, in her wish to avoid an open rupture,
she found herself wishing Ralph would start even at a risk. And it was of
no use that, when catching herself in this state of mind, she called
herself a feeble spirit, a coward. It was not that she loved Ralph less,
but that almost anything seemed preferable to repudiating the most serious
act --the single sacred act --of her life. That appeared to make the whole
future hideous. To break with Osmond once would be to break for ever; any
open acknowledgement of irreconcilable n eeds would be an admission that
their whole attempt had proved a failure. For them there could be no
condonement, no compromise, no easy forgetfulness, no formal readjustment.
They had attempted only one thing, but that one thing was to have been
exquisite. Once they missed it nothing else would do; there was no
conceivable substitute for that success. For the moment, Isabel went to
the Hotel de Paris as often as she thought well; the measure of propriety
was in the canon of taste, and there couldn′t have been a better proof
that morality was, so to speak, a matter of earnest appreciation. Isabel′s
application of that measure had been particularly free to-day, for in
addition to the general truth that she couldn′t leave Ralph to die alone
she had something important to ask of him. This indeed was Gilbert′s
business as well as her own.
|
He tenido razón al decir que Isabel sabía cómo y cuánto le
desagradaba a Gilbert Osmond que Ralph prolongara su estancia en Roma. Tal
convicción la tenía bien presente al dirigirse al hotel de su primo el
d237ía después de haber invitado a lord Warburton a que diese prueba
palpable de su sinceridad. En tal momento, como en otros muchos, se daba
perfecta cuenta de dónde provenía la oposición de Osmond. Este no quería
que su esposa tuviese libertad alguna de pensamiento, y le constaba que
Ralph era un apóstol incansable de semejante libertad. Por lo cual, Isabel
pensaba precisamente todo lo contrario y consideraba un verdadero alivio
para ella el ir a verle. Era evidente que estaba decidida a procurarse ese
alivio a pesar de la aversión de su marido, pero se lo procuraba
discretamente, o eso quería creer. En realidad, no estaba aún decidida a
obrar directamente contra la voluntad de su marido, en el que debía ver a
su dueño reconocido y consagrado, hecho que miraba más de una vez con una
especie de ausente incredulidad. Sin em 5fbargo, pesaba sobre su
imaginación; siempre tenía presentes en su ánimo las dignidades y las
santidades tradicionales del matrimonio. La simple idea de transgredirlas
la llenaba de vergüenza y de miedo, ya que al entregarse había perdido de
vista semejante posibilidad, en su creencia de que su marido no le iba a
la zaga en cuanto a generosidad de propósitos. No obstante, le parecía ver
aproximarse el día en que tendría que recuperar algo que había cedido
solemnemente. Semejante ceremonia sería abominable y monstruosa, y trataba
de cerrar los ojos para no verla. Desde luego, Osmond no se lo haría más
fácil dando el primer paso, echaría esa carga sobre los hombros de ella
hasta el final. Todavía no le había prohibido formalmente que fuera a
visitar a su primo, pero tenía la pl ena seguridad de que, si Ralph no se
marchaba pronto de Roma, la prohibición no tardaría en producirse. ¿Y cómo
iba a poder marcharse el pobre Ralph? El mal tiempo le impedía de momento
hacerlo. Isabel comprendía perfectamente las ganas que tenía su marido de
que se produjera ese acontecimiento y, para hablar con justicia, no se le
alcanzaba que a su esposo pudiera agradarle que estuviese con su primo.
Ralph no decía jamás nada contra él, pero no por eso era menos fundada la
protesta amarga y muda de Osmond. Si éste llegaba a interponerse
decididamente, si pretendía hacer valer su autoridad, ella tendría que
tomar partido, y no sería cosa fácil. La perspectiva de semejante
posibilidad le hacía latir el corazón y arder las mejillas, como dije por
anticipado. Momentos habí′92a en que, en su deseo sincero de evitar una
ruptura, se sorprendía deseando que Ralph partiera en el acto, incluso con
riesgo de su vida. De nada servía que, al sorprenderse a sí misma en ese
estado de ánimo, se reprochara su actitud llamándose débil de espíritu y
cobarde. No es que amara menos a Ralph, sino que casi todo le parecía
preferible a repudiar el acto más serio -el único acto sagrado- de su
vida. Con ello el futuro se le aparecía odioso. El romper con Osmond una
vez sería romper para siempre. Cualquier reconocimiento expreso de
necesidades irreconciliables conduciría a admitir el fracaso del intento
por los dos realizado. Para ellos no podía haber perdón, ni compromiso, ni
olvido fácil, ni reajuste formal. Habían perseguido tan sólo una cosa, y
ésta ten237ía que haber sido exquisita en todos sentidos. Una vez perdida,
ninguna otra haría sus veces, no existía sustituto posible para tal logro.
De momento, Isabel continuó yendo al Hotel de París con la frecuencia que
le parecía apropiada; la medida de lo que era apropiado residía en las
normas del buen gusto, y no cabía mejor prueba de que la moralidad era,
por así decirlo, cuestión de sabia apreciación. La aplicación que hacía
Isabel de tal medida había sido particularmente libre aquel día, porque,
aparte de la verdad general de que no podía dejar que Ralph muriera solo,
tenía algo importante que preguntarle; y ese algo se refería tanto a
Gilbert como a ella misma.
|
She came very soon to what she wished to
speak of. "I want you to ans wer me a question. It′s about Lord
Warburton."
|
No tardó, pues, en entrar en materia. -Quiero que me contestes
a una pregunta sobre lo rd Warburton.
|
"I think I guess your question," Ralph
answered from his arm-chair, out of which his thin legs protruded at
greater length than ever.
|
-Creo adivinarla -respondió Ralph desde su butaca, de la cual
salían sus piernas, más delgadas que nunca.
|
"Very possibly you guess it. Please then
answer it."
|
-Es posible que la adivines. Hazme, pues, el favor de
contestarla.
|
"Oh, I don′t say I can do that."
|
-¡Ah! No digo que me sea posible.
|
"You′re intimate with him," she said;
"you′ve a great deal of observation of him."
|
-Sois íntimos -dijo ella-, tienes muchas ocasiones de
observarle.
|
"Very true. But think how he must
dissimulate!"
|
-Pero, ¡imagínate cuánto tendrá que disimular!
|
"Why should he dissimulate? That′s not
his nature."
|
-¿A santo de qué tendría que disimular? Eso no cuadra con su
manera de ser.
|
"Ah, you must remember that the
circumstances are peculiar," said Ralph with an air of private amusement.
|
-Pero no debes olvidar que las circunstancias son
extraordinarias- contestó Ralph, como si eso le produjera una íntima
diversión.
|
"To a certain extent --yes. But is he
really in love?"
|
-Hasta cierto punto, sí... desde luego. Pero ¿está realmente
enamorado?
|
"Very much, I think. I can make that
out."
|
-Creo que mucho. Puedo asegurarlo.
|
"Ah!" said Isabel with a certain dryness.
|
-¡Ah! -dijo Isabel con cierta sequedad.
|
Ralph looked at her as if his mild
hilarity had been touched with mystification. "You say that as if you were
disappointed."
|
Ralph la miró con una expresión en la que la suave hilaridad
había dado paso al asombro. -Lo dices como si eso te decepcionara.
|
Isabel got up, slowly smoothing her
gloves and eyeing them thoughtfully. "It′s after all no business of mine."
|
Isabel se levantó, y alisó sus guantes observándolos con
detenimiento. -Después de todo -dijo-, no es cosa mía.
|
"You′re very philosophic," said her
cousin. And then in a moment: "May I enquire what you′re talking about?"
|
-Muy filosófica estás -comentó él. Y luego de un instante,
preguntó-: ¿Puedo saber de qué hablas?
|
Isabel stared. "I thought you knew. Lord
Warburton tells me he wants, of all things in the world, to marry Pansy.
I′ve told you that before, without eliciting a comment from you. You might
risk one this morning, I think. Is it your belief that he really cares for
her?"
|
Isabel le miró fijamente. -Creí que lo sabías. Lord Warburton
me dice que su mayor deseo en la vida es casarse con Pansy. Ya te lo he
dicho antes, sin sacarte el menor comentari o. Bien podrías aventurar uno
esta mañana, me parece. Di, ¿crees que de veras se interesa por ella?
|
"Ah, for Pansy, no!" cried Ralph very
positively.
|
-¡Ah, por Pansy, desde luego que no! -exclamó Ralph, muy
seguro.
|
"But you said just now he did."
|
-Pero si acabas de decir que sí.
|
Ralph waited a moment. "That he cared for
you, Mrs. Osmond."
|
Ralph esperó un momento. -Que le interesas tú, señora Osmond.
|
Isabel shook her head gravely. "That′s
nonsense, you know."
|
Isabel movió gravemente la cabeza. -Eso es un disparate.
|
"Of course it is. But the nonsense is
Warburton′s, not mine."
|
-Claro que lo es. Pero el disparate es de lord Warburton, no
mío.
|
"That would be very tiresome." She spoke,
as she flattered herself, with much subtlety.
|
-Sería mucha complicación -dijo Isabel, deseosa de creer que
se expresaba con mucha sutileza.
|
"I ought to tell you indeed," Ralph went
on, "that to me he has denied it."
|
-Aunque debo decirte que a mí me lo ha negado -prosiguió
Ralph.
|
"It′s very good of you to talk about it
together! Has he also told you that he′s in love with Pansy?"
|
-¡Me parece muy bonito que habléis los dos del tema! ¿Te ha
dicho también que está enamorado de Pansy?
|
"He has spoken very well of her --very
properly. He has let me know, of course, that he thinks she would do very
well at Lockleigh."
|
-Me ha hablado muy bien de ella... como resulta adecuado. Me
ha dado a entender, cómo no, que considera que ella haría muy buen papel
en Lockleigh.
|
"Does he really think it?"
|
-Pero ¿lo piensa de veras?
|
"Ah, what Warburton really thinks --!"
said Ralph.
|
-¡Ah! ¡Lo que lord Warburton piensa de veras... eso...!
|
Isabel fell to smoothing her gloves
again; they were long, loose gloves on which she could freely expend
herself. Soon, however, she looked up, and then, "Ah, Ralph, you give me
no help!" she cried abruptly and passionately.
|
Isabel volvió a alisarse los guantes: unos guantes largos,
holgados, con los que podía juguetear a gusto. Pronto, sin embargo,
levantó la vista y exclamó brusca y apasionadamente: -¡Ay, Ralph, no me
ayudas!
|
It was the first time she had alluded to
the need for help, and the words shook her cousin with their violence. He
gave a long murmur of relief, of pity, of tenderness; it seemed to him
that at last the gulf between them had been bridged. It was this that made
him exclaim in a moment: "How unhappy you must be!"
|
Era la primera vez que aludía a su necesidad de auxilio, y
aquellas palabras impresionaron a su primo por su violencia. Exhaló éste
un largo murmullo de ali vio, de compasión y de afecto; le pareció que por
fin se colmaba el abismo que había entre los dos. Eso fue lo que le hizo
exclamar, después de un momento: -¡Qué desdichada debes de ser!
|
He had no sooner spoken than she
recovered her self-possession, and the first use she made of it was to
pretend she had not heard him. "When I talk of your helping me I talk
great nonsense," she said with a quick smile. "The idea of my troubling
you with my domestic embarrassments! The matter′s very simple; Lord
Warburton must get on by himself. I can′t undertake to see him through."
|
No había terminado de hablar cuando ella recobró por completo
el dominio de sí misma, y el primer uso que hizo de él fue aparentar que
no le había oído. Así, sonrió prestamente y dijo: -Cuando hablo de ayuda
estoy diciendo una sandez. ¡Cómo voy a molestarte con mis contrariedades
de carácter doméstico! El asunto es sencillo: lord Warburton tendrá que
arreglárselas solo. Yo no puedo comprometerme a ayudarte a salir del paso.
|
"He ought to succeed easily," said Ralph.
|
-No creo que tenga la menor dificultad en lograr su deseo
-dijo Ralph.
|
Isabel debated. "Yes --but he has not
always succeeded."
|
-P uede. Pero ya sabes que... no siempre lo ha logrado.
|
"Very true. You know, however, how that
always surprised me. Is Miss Osmond capable of giving us a surprise?"
|
-Es verdad. Sin embargo, tú sabes lo mucho que eso me ha
sorprendido siempre. ¿Será la señorita Osmond capaz de darnos una
sorpresa?
|
"It will come from him, rather. I seem to
see that after all he′ll let the matter drop."
|
-Más bien vendría de parte de él. Me da la impresión de que,
al final, abandonará el caso.
|
"He′ll do nothing dishonourable," said
Ralph.
|
-No creo que haga nada deshonroso -dijo Ralph.
|
"I′m very sure of that. Nothing can be
more honourable than for him to leave the poor child alone. She cares for
another person, and it′s cruel to attempt to bribe her by magnificent
offers to give him up."
|
-Ni yo tampoco. Lo más honrado que podría hacer sería dejar
tranquila a la pobre muchacha. Ella quiere a otro y es una crueldad
deslumbrarla con maravillosos ofrecimientos para que renuncie.
|
"Cruel to the other person perhaps --the
one she cares for. But Warburton isn′t obliged to mind that."
|
-Una crueldad para la otra persona tal vez... para el hombre a
quien ella quiere; pero lord Warburton no está obligado a preocuparse de
eso.
|
"No, cruel to her," said Isabel. "She
would be very unhappy if she were to allow herself to be persuaded to
desert poor Mr. Rosier. That idea seems to amuse you; of course you′re not
in love with him. He has the merit --for Pansy --of being in love with
Pansy. She can see at a glance that Lord Warburton isn′t."
|
-No, seríía una crueldad para ella -afirmó Isabel-. Sería muy
desdichada si se dejara convencer para abandonar al señor Rosier. Parece
que esta idea te divierte, ¿verdad? Bien se ve que no estás enamorado.
Para Pansy, Rosier tiene el mérito inmenso de estar enamorado de ella, y a
Pansy le basta con mirar a lord Warburton para ver que no lo está.
|
"He′d be very good to her," said Ralph.
|
-Pero sería muy bueno con ella.
|
"He has been good to her already.
Fortunately, however, he has not said a word to disturb her. He could come
and bid her good-bye to-morrow with perfect propriety."
|
-Hasta ahora lo ha sido. Por fortuna, no le ha dicho una sola
palabra que la desasosiegue. Mañana mismo podría venir a decirle adiós sin
faltar a las normas de corrección.
|
"How would your husband like that?"
|
-¿Qué le parecería eso a tu mando?
|
"Not at all; and he may be right in not
liking it. Only he must obtain satisfaction himself."
|
-Muy mal. Y podría ser que en eso tuviera razón. Pero deberá
obtener la explicación por sí mismo.
|
"Has he commissioned you to obtain it?"
Ralph ventured to ask.
|
-¿Te ha encomendado a ti que se la proporciones? -se atrevió a
preguntar Ralph.
|
"It was natural that as an old friend of
Lord Warburton′s --an older friend, that is, than Gilbert --I should take
an interest in his intentions."
|
-Era natural que como antigua amiga de lord Warburton... más
antigua que Gilbert, quiero decir... me tomara cierto interés en lo que
respecta a sus intenciones.
|
"Take an interest in his renouncing them,
you mean?"
|
-¿Un interés por que renuncie a ellas, quieres decir?
|
Isabel hesitated, frowning a little. "Let
me understand. Are you pleading his cause?"
|
Isabel vaciló, arrugando el ceño. -Vamos a ver si lo entiendo.
¿Acaso estás defendiendo su causa?
|
"Not i n the least. I′m very glad he
shouldn′t become your stepdaughter′s husband. It makes such a very queer
relation to you!" said Ralph, smiling. "But I′m rather nervous lest your
husband should think you haven′t pushed him enough."
|
-En absoluto. Celebraré infinito que no llegue a ser el marido
de tu hijastra. ¡Sería un parentesco tan extraño contigo! -dijo Ralph
sonriendo-. Pero me inquieta un poco que tu marido crea que no le has
empujado todo lo que debías.
|
Isabel found herself able to smile as
well as he. "He knows me well enough not to have expected me to push. He
himself has no intention of pushing, I presume. I′m not afraid I shall not
be able to justify myself!" she said lightly.
|
Isabel se vio capaz de sonreír lo mismo que él. -Me conoce lo
bastante para no esperar que yo lo empuje. Además, él tampoco tiene
intención de empujarle. ¡No tengo miedo de no poder justificarme! -dijo
con cierta ligereza.
|
Her mask had dropped for an instant, but
she had put it on again, to Ralph′s infinite disappointment. He had caught
a glimpse of her natural face and he wished immensely to look into it. He
had an almost savage desire to hear her complain of her husband --hear her
say that she should be held accountable for Lord Warburton′s defection.
Ralph was certain that this was her situation; he knew by instinct, in
advance, the form that in such an event Osmond′s displeasure woul d take.
It could only take the meanest and cruellest. He would have liked to warn
Isabel of it --to let her see at least how he judged for her and how he
knew. It little mattered that Isabel would know much better; it was for
his own satisfaction more than for hers that he longed to show her he was
not deceived. He tried and tried again to make her betray Osmond; he felt
cold-blooded, cruel, dishonourable almost, in doing so. But it scarcely
mattered, for he only failed. What had she come for then, and why did she
seem almost to offer him a chance to violate their tacit convention? Why
did she ask him his advice if she gave him no liberty to answer her? How
could they talk of her domestic embarrassments, as it pleased her
humorously to designate them, if the principal factor was not to be
mentioned? These contradictions were themselves but an indication of her
trouble, and her cry for help, just before, was the only thing he was
bound to consider. "You′ll be decidedl y at variance, all the same," he
said in a moment. And as she answered nothing, looking as if she scarce
understood, "You′ll find yourselves thinking very differently," he
continued.
|
Por un instante se le había caído la máscara, pero se la había
vuelto a poner, ante el gran desencanto de Ralph. Éste había atisbado su
rostro al natural, y anhelaba intensamente observarlo de cerca. Sentía un
deseo casi salvaje de oírla quejarse de su marido... de oírla confesar que
éste la haría responsable a ella de la defección de lord Warburton. Ralph
estaba convencido de que era ésa la situación; conocía instintivamente y
por anticipado qué forma tomaría el disgusto de Osmond llegado e l caso.
No podría ser sino la más mezquina y cruel. Le habría gustado advertírselo
a Isabel... hacerle ver, cuando menos, hasta qué punto juzgaba por ella y
sabía lo que pasaba. Poco importaba que Isabel lo supiese mucho mejor. Si
anhelaba demostrarle que a él no se le engañaba, era más por su propia
satisfacción que por la de ella. Una y otra vez trataba de que ella
delatase a Osmond; el empeño le hacía sentirse inhumano, cruel, incluso
casi innoble. Pero eso no importaba, porque fracasaba siempre. Entonces,
¿a qué había venido Isabel y para qué parecía brindarle casi la
oportunidad de quebrantar su tácito convenio? ¿Por qué le pedía consejo si
no le daba libertad para contestar? ¿Cómo iban a hablar de sus
contrariedades domést icas, como ella humorísticamente había querido
llamarlas, si el principal factor no podía ser mencionado? Tales
contradicciones no eran sino una indicación del mal que la aquejaba, y su
anterior impetración de auxilio era, en realidad, lo único que él debía
tomar en consideración. -De todas formas, estaréis en desacuerdo -dijo. Y
como ella no contestó, mirándole como si apenas le entendiera, añadió-: Os
daréis cuenta de que pensáis de modo diametralmente opuesto.
|
"That may easily happen, among the most
united couples!" She took up her parasol; he saw she was nervous, afraid
of what he might say. "It′s a matter we can hardly quarrel about,
however," she added; "for almost all the interest is on his side. That′s
very natural. Pansy′s after all his daughter --not mine." And she put out
her hand to wish him good-bye.
|
-Eso puede suceder hasta en las parejas más unidas. -Recogió
ella su sombrilla, y él adivinó que tenía miedo de lo que pudiera
decirle-: En fin de cuentas -prosiguió Isabel-, es un asunto por el que
difícilmente podemos llegar a reñir, ya que el int erés radica en su lado
y no en el mío; después de todo, Pansy es hija suya y no mía. -Y le tendió
la mano para despedirse.
|
Ralph took an inward resolution that she
shouldn′t leave him without his letting her know that he knew everything:
it seemed too great an opportunity to lose. "Do you know what his interest
will make him say?" he asked as he took her hand. She shook her head,
rather dryly --not discouragingly --and he went on. "It will make him say
that your want of zeal is owing to jealousy." He stop ped a moment; her
face made him afraid.
|
Ralph adoptó en su interior la resolución de no dejarla
marchar sin darle a entender que lo sabía todo; parecía una oportunidad
demasiado buena para perderla. -¿Sabes lo que ese interés le va a hacer
decir? -preguntó tomándole la mano. Ella sacudió la cabeza secamente,
aunque con un gesto que no era disuasorio, y él prosiguió-: Pues le hará
decir que tu falta de empeño en el asunto se debe a los celos. -Se detuvo
al momento: el semblante de Isabel le daba miedo.
|
"To jealousy?"
|
-¿Los celos?
|
"To jealousy of his daughter."
|
-Exactamente; que estás celosa de su hija.
|
She blushed red and threw back her head.
"You′re not kind," she said in a voice that he had never heard on her
lips.
|
Ella enrojeció 7 hasta la raíz del cabello, echó atrás la
cabeza y exclamó con un tono que él jamás le había oído: -No eres amable.
|
"Be frank with me and you′ll see," he
answered.
|
-Vamos, sé franca conmigo y tú misma lo verás -respondió él.
|
But she made no reply; she only pulled
her hand out of his own, which he tried still to hold, and rapidly
withdrew from the room. She made up her mind to speak to Pansy, and she
took an occasion on the same day, going to the girl′s room before dinner.
Pansy was already dressed; she was always in advance of the time: it
seemed to illustrate her pretty patience and the graceful stillness with
which she could sit and wait. At present she was seated, in her fresh
array, before the bed-room fire; she had blown out her candles on the
completion of her toilet, in accordance with the economical hab its in
which she had been brought up and which she was now more careful than ever
to observe; so that the room was lighted only by a couple of logs. The
rooms in Palazzo Roccanera were as spacious as they were numerous, and
Pansy′s virginal bower was an immense chamber with a dark,
heavily-timbered ceiling. Its diminutive mistress, in the midst of it,
appeared but a speck of humanity, and as she got up, with quick deference,
to welcome Isabel, the latter was more than ever struck with her shy
sincerity. Isabel had a difficult task --the only thing was to perform it
as simply as possible. She felt bitter and angry, but she warned herself
against betraying this heat. She was afraid even of looking too grave, or
at least too stern; she was afraid of causing alarm. But Pansy seemed to
have guessed she had come more or less as a confessor; for after she had
moved the chair in which she had been sitting a little nearer to the fire
and Isabel had taken her place in it, she kn eeled down on a cushion in
front of her, looking up and resting her clasped hands on her stepmother′s
knees. What Isabel wished to do was to hear from her own lips that her
mind was not occupied with Lord Warburton; but if she desired the
assurance she felt herself by no means at liberty to provoke it. The
girl′s father would have qualified this as rank treachery; and indeed
Isabel knew that if Pansy should display the smallest germ of a
disposition to encourage Lord Warburton her own duty was to hold her
tongue. It was difficult to interrogate without appearing to suggest;
Pansy′s supreme simplicity, an innocence even more complete than Isabel
had yet judged it, gave to the most tentative enquiry something of the
effect of an admonition. As she knelt there in the vague firelight, with
her pretty dress dimly shining, her hands folded half in appeal and half
in submission, her soft eyes, raised and fixed, full of the seriousness of
the situation, she looked to Isabel like a childish martyr decked out for
sacrifice and scarcely presuming even to hope to avert it. When Isabel
said to her that she had never yet spoken to her of what might have been
going on in relation to her getting married, but that her silence had not
been indifference or ignorance, had only been the desire to leave her at
liberty, Pansy bent forward, raised her face nearer and nearer, and with a
little murmur which evidently expressed a deep longing, answered that she
had greatly wished her to speak and that she begged her to advise her now.
|
Isabel no replicó; se limitó a retirar de la mano de Ralph la
suya, que él todavía seguía aprisionando, y salió rápidamente del salón.
Decidió hablar con Pansy, y aquel mismo día encontró la ocasión yendo a la
habitación de la joven antes de cenar. Pansy estaba ya vestida, pues
siempre lo hacía con bastante anticipación; lo cual parecía corroborar su
inalterable paciencia y la graciosa quietud con que era capaz de sentarse
a esperar. En aquel momento estaba sentada, reci én compuesta, ante el
fuego de la chimenea de su alcoba. Había apagado las velas después de su
aseo, con arreglo a las leyes de sabia economía doméstica que le
infundieran las monjitas y que ahora tenía más cuidado que nunca en
observar; de suerte que la habitación estaba sólo alumbrada por un par de
leños que chisporroteaban en la chimenea. En el Palazzo Roccanera, las
habitaciones eran tan amplias como numerosas, y el virginal retiro de
Pansy era una inmensa cámara de tenebroso techo artesonado. En medio de
semejante vastedad, su diminuta ocupante parecía una mota de humanidad y,
cuando se levantó deferentemente para saludar a Isabel, a ésta la
impresionó más que nunca su tímida sinceridad. La misión de Isabel era
difícil de desempeñar... y no cabía sino cumplirla con la mayor sencillez
posible. Venía Isabel enojada y amargada, pero diciéndose que no debía
dejar traslucir su enojo. Tenía incluso miedo de aparecer demasiado seria,
o cuando menos demasiado severa, pues con ello podría suscitar alarma.
Pero Pansy pareció haber adivinado que venía más o menos como confesor,
pues una vez que hubo acercado más al fuego la butaquita en que había
estado sentada, y que Isabel hubo tomado asiento en ella, se arrodilló en
un cojín a su lado, alzando los ojos y apoyando las manos juntas en las
rodillas de su madrastra. Lo que Isabel quería era oír de sus labios que
no tenía el pensamiento puesto en lord Warburton; pero si deseaba esa
garantía, no se sentía con libertad suficiente para provocarla. El padre
de la joven lo habría sin duda calificado de vil traici u243ón; y bien
sabía Isabel que, si Pansy mostraba el menor indicio de estar dispuesta a
dar alientos a lord Warburton, ella tendría que mantener la boca cerrada.
La mayor dificultad estribaba en hacer preguntas sin aparentar sugerir las
respuestas. La extraordinaria sencillez de Pansy, cuya inocencia era
todavía mucho mayor de lo que Isabel había llegado a suponer, prestaba un
efecto de admonición al más leve sondeo. Pansy, arrodillada allí ante el
vago resplandor del fuego, con su lindo vestido reluciendo tenuemente, las
manos cruzadas en actitud medio suplicante y medio sumisa, los dulces ojos
alzados y fijos, conscientes de la gravedad del momento, miraba a Isabel,
un mártir infantil engalanado para el sacrificio y sin concederse apenas
esperanzas de escapar. Cuando Isabel le dijo que si no le había hablado
aún de lo que pudiera estar pasando en rel ación con su futuro matrimonio,
no era por indiferencia o ignorancia, sino por su deseo de dejarla en
libertad de decidir, Pansy elevó el rostro hacia Isabel acercándolo cada
vez más, y con un tenue murmullo que sin expresaba su incontenible anhelo,
contestó que había estado deseando que se decidiese a hablar y que la
rogaba la aconsejara en aquel momento.
|
"It′s difficult for me to advise you,"
Isabel returned. "I don′t know how I can undertake that. That′s for your
father; you must get his advice and, above all, you must act on it."
|
-Es muy difícil para mí aconsejarte -contestó Isabel-. No veo
cómo voy a poder hacerlo. Eso es cosa de tu padre; debes escuchar su
consejo y, sobre todo, obrar de acuerdo con lo que él te diga.
|
At this Pansy dropped her eyes; for a
moment she said nothing. "I think I should like your advice better than
papa′s," she presently remarked.
|
Al oír aquello, Pansy bajó los ojos y durante un momento no
dijo una sola palabra. Pero al fin, declaró: -Me parece que prefiero su
consejo al de papá.
|
" That′s not as it should be," said
Isabel coldly. "I love you very much, but your father loves you better."
|
-No es eso lo que debe ser -replic ó Isabel con frialdad-. Yo
te quiero mucho, es cierto, pero tu padre te quiere más todavía.
|
"It isn′t because you love me --it′s
because you′re a lady," Pansy answered with the air of saying something
very reasonable. "A lady can advise a young girl better than a man."
|
-No es porque usted me quiere, sino porque es una señora... y
una señora puede aconsejar .a una muchacha mejor que un hombre-dijo Pansy
como si su declaración fuera de lo más razonable.
|
"I advise you then to pay the greatest
respect to your father′s wishes."
|
-Entonces, mi deber es aconsejarte que acates con el mayor
respeto la voluntad de tu padre.
|
"Ah yes," said the child eagerly, "I must
do that."
|
-¡Ah, claro! -dijo la joven con vehemencia-. Tengo que
hacerlo.
|
"But if I speak to you now about your
getting married it′s not for your own sake, it′s for mine," Isabel went
on. "If I try to learn from you what you expect, what you desire, it′s
only that I may act accordingly."
|
-Pero si te hablo ahora del asunto de tu posible matrimonio
-continuó Isabel-, no lo hago por ti, sino por mí. Si procuro saber por ti
misma lo que esperas, lo que deseas, es únicamente para poder obrar en
consecuencia.
|
Pansy stared, and then very quickly,
"Will you do everything I want?" she asked.
|
Pansy la miró fijamente y con gran presteza preguntó: -¿Va
usted a hacer todo lo que yo le pida?
|
"Before I say yes I must know what such
things are."
|
-Antes de decir que sí, tengo que saber de qué se trata.
|
Pansy presently told he r that the only
thing she wanted in life was to marry Mr. Rosier. He had asked her and she
had told him she would do so if her papa would allow it. Now her papa
wouldn′t allow it.
|
Pansy le confesó que lo único que quería en la vida era
casarse con el señor Rosier. El se lo había pedido y ella le había
contestado que lo haría si su padre tenía a bien consentirlo. El caso era
que papá no lo consentía.
|
"Very well then, it′s impossible," Isabel
pronounced.
|
-Perfectamente. Entonces, es de todo punto imposible
-sentenció Isabel.
|
"Yes, it′s impossible," said Pansy
without a sigh and with the same extreme attention in her clear little
face.
|
-Sí, es imposible -dijo Pansy sin suspirar y con la misma
atención extraordinaria en su delicada carita.
|
"You must think of something else then,"
Isabel went on; but Pansy, sighing at this, told her that she had
attempted that feat without the least success.
|
-En ese caso, tienes que pensar en alguna otra cosa. Pansy,
suspirando esta vez al oírlo, confesó que ya lo había intentado sin el
menor éxito.
|
"You think of those who think of you,"
she said with a faint smile. "I know Mr. Rosier thinks of me."
|
-Una piensa en los que piensan en una -dijo sonriendo con
dulzura-, y yo sé que el señor Rosier piensa seriamente en mí.
|
"He ought not to," said Isabel loftily.
"Your father has expressly requested he shouldn′t."
|
-Pues no debes hacerlo -dijo Isabel enfáticamente-. Tu padre
le ha hecho saber claramente que debe abandonar esa idea.
|
"He can′t help it, because he knows I
think of HIM."
|
-Pero él no puede remediarlo porque sabe que yo pienso en él.
|
"You shouldn′t think of him. There′s some
excuse for him, perhaps; but there′s none for you."
|
-Es que tú no debes pensar en él. Para él quizás haya una
excusa, pero no la hay para ti.
|
"I wish you would try to find one," the
girl exclaimed as if she were praying to the Madonna.
|
-Yo quisiera que usted procurase encontrar una -exclamó la
joven como si estuviera elevando una plegaria a la Virgen.
|
"I should be very sorry to attempt it,"
said the Madonna with unusual frigidity. "If you knew some one else was
thinking of you, would you think of him?"
|
-Sentía tener que hacerlo -replicó la supuesta Virgen con una
frialdad en ella desacostumbrada-. Si sabes de algún otro que piense en
ti, 91¿pensarás en él?
|
"No one can think of me as Mr. Rosier
does; no one has the right."
|
-Nadie puede pensar en mi como piensa Rosier; nadie tiene el
derecho de hacerlo.
|
"Ah, but I don′t admit Mr. Rosier′s
right!" Isabel hypocritically cried.
|
-¡Ah! Es que yo no admito tal derecho del señor Rosier
-exclamó Isabel con cierta hipocresía.
|
Pansy only gazed at her, evidently much
puzzled; and Isabel, taking advantage of it, began to represent to her the
wretched consequences of disobeying her father. At this Pansy stopped her
with the assurance that she would never disobey him, would never marry
without his consent. And she announced, in the serenest, simplest tone,
that, though she might never marry Mr. Rosier, she would never ceas e to
think of him. She appeared to have accepted the idea of eternal
singleness; but Isabel of course was free to reflect that she had no
conception of its meaning. She was perfectly sincere; she was prepared to
give up her lover. This might seem an important step toward taking
another, but for Pansy, evidently, it failed to lead in that direction.
She felt no bitterness toward her father; there was no bitterness in her
heart; there was only the sweetness of fidelity to Edward Rosier, and a
strange, exquisite intimation that she could prove it better by remaining
single than even by marrying him.
|
Pansy la miró fijamente con evidente desconcierto. E Isabel,
aprovechándose de ello, procedió a exponerle las terribles consecuencias
que le acarrearía el hecho de desobedecer a su padre. Pansy la detuvo
asegurándole que no le desobedecería jamás, que nunca se casaría sin su
consentimiento. Pero añadió con su tono más afable y sereno que, .aunque
no se casara con el señor Rosier, no dejaría nunca de pensar en él.
Parecía haber aceptado de buen grado la idea de permanecer soltera toda la
vida, pero Isabel era libre de pensar que la joven no tenía idea de lo que
eso representaba. La muchacha era completamente sincera y estaba dispuesta
a abandonar a su enamorado. Eso podía parecer un paso muy importante para
aceptar a otro pretendiente, pero, evidentemente, no era por ahí por donde
iba Pansy. No sentía resquemor contra su padre, pues no lo había en su
tierno corazón, en el que sólo tenía cabida la dulzura de la fidelidad
hacia Rosier y una rara y exquisita insinuación de que tal vez valdría
más, en último término, quedarse soltera que casarse con nadie, incluso
con él.
|
"Your father would like you to make a
better marriage," said Isabel. "Mr. Rosier′s fortune is not at all large."
|
-Lo que quiere tu padre es que hagas una boda mejor -dijo
Isabel-. La fortuna del señor Rosier no es muy grande.
|
"How do you mean better --if that would
be good enough? And I have myself so little money; why should I look for a
fortune?"
|
-¿Cómo habla usted de una boda mejor... si ésa se_ría bastante
para mí? Además, yo tengo también muy poco dinero; ¿por qué me habría de
preocupar por poseer una gran fortuna?
|
"Your having so little is a reason for l
ooking for more." With which Isabel was grateful for the dimness of the
room; she felt as if her face were hideously insincere. It was what she
was doing for Osmond; it was what one had to do for Osmond! Pansy′s solemn
eyes, fixed on her own, almost embarrassed her; she was ashamed to think
she had made so light of the girl′s preference.
|
-Por lo mismo que tienes tan poco, debes tratar de tener más.
Al decir semejante cosa, Isabel sintió un gran alivio por la penumbra que
reinaba en el aposento virginal, pues sentía como si su rostro se hubiese
tornado horriblemente falso. Pensaba que estaba haciendo aquello por
Osmond, ¡y era aquello lo que debía hacer por él! Los ojos cándidos de
Pansy se fijaron solemnemente en los suyos y casi la turbaron, porque
estaba avergonzada de haber tratado con tan ligereza las preferencias
sentimentales de su linda hijastra.
|
"What should you like me to do?" her
companion softly demanded.
|
-¿Qué quiere usted que haga? -preguntó dulcemente su
compañera.
|
The question was a terrible one, and
Isabel took refuge in timorous vagueness. "To remember all the pleasure
it′s in your power to give your father."
|
La pregunta era, en verdad, terrible, Por lo que Isabel
consideró prudente refugiarse tras una respuesta vaga. -Que recuerdes la
satisfacción que está en tu mano proporcionarle a tu padre.
|
"To marry some one else, you mean --if he
should ask me?"
|
-¿Quiere usted decir que me case con otro... si el me lo pide?
|
For a moment Isabel′s answer caused
itself to be waited for; then she heard herself utter it in the stillness
that Pansy′s attention seemed to make. "Yes --to marry some one else."
|
Isabel tuvo que dejar pasar un momento antes de responder. Y
luego se oyó a sí misma decir en aquel silencio profundo, creado gracias a
la calma conque Pansy aguardaba su respuesta: -Eso... casarte con otro.
|
The child′s eyes grew more penetrating;
Isabel believed she was doubting her sincerity, and the impression took
force from her slowly getting up from her cushion. She stood there a
moment with her small hands unclasped and then quavered out: "Well, I hope
no one will ask me!"
|
La mirada de la joven se hizo más penetrante todavía. A Isabel
le pasó por las mientes la idea de que Pansy estuviera dudando de su
sinceridad y esa convicción se acentuó al ver que la muchacha se levantaba
pausadamente del cojín en que se había arrodillado. Esta per_maneció un
momento en pie con las manos desunidas y, con voz temblorosa, exclamó:
-Bueno. ¡Ojalá no haya nadie que pida mi mano!
|
"There has been a question of that. Some
one else would have been ready to ask you."
|
-Ya ha habido algo de eso. Por lo visto alguien ha estado
dispuesto a hacerlo.
|
"I don′t think he can have been ready,"
said Pansy.
|
-No creo que nadie pueda estar dispuesto -dijo la joven.
|
"It would appear so --if he had been sure
he′d succeed."
|
-Pues al parecer lo habría estado si tuviera la seguridad de
que no iba a fracasar.
|
"If he had been sure? Then he wasn′t
ready!"
|
-¿Si tuviese la seguridad? Entonces es que no está
verdaderamente dispuesto.
|
Isabel thought this rather sharp; she
also got up and stood a moment looking into the fire. "Lord Warburton has
shown you great attention," she resumed; "of course you know it′s of him I
speak." She found herself, against her expectation, almost placed in the
position of justifying herself; which led her to introduce this nobl eman
more crudely than she had intended.
|
Isabel no pudo por menos de pensar que semejante respuesta
denotaba bastante agudeza. Se levantó a su vez de la butaquita, se quedó
un instante mirando al fuego y luego dijo: -Lord Warburton se ha mostrado
muy atento contigo; desde luego, me imagino que sabes que he estado
hablándote de él. -Con tra lo que ella misma esperaba, se había visto en
la necesidad de justificarse, lo cual la obligó a mencionar al aristócrata
británico más claramente de lo que hubiese deseado.
|
"He has been very kind to me, and I like
him very much. But if you mean that he′ll propose for me I think you′re
mistaken."
|
-Lord Warburton ha sido muy amable conmigo y me resulta muy
simpático. Pero si cree que va a pedir mi mano, está usted completamente
equivocada.
|
"Perhaps I am. But your father would like
it extremely."
|
-Tal vez lo esté; pero a tu padre eso le gustaría mucho. Pansy
movió suavemente la cabeza con una ligera sonrisa.
|
Pansy shook her head with a little wise
smile. "Lord Warburton won′t propose simply to please papa."
|
-Lord Warburton no va a casarse precisamente para darle gusto
a papá.
|
"Your father would like you to encourage
him," Isabel went on mechanically.
|
-A tu padre le agradaría que tú le dieras alientos -contestó
mecánicamente Isabel.
|
"How can I encourage him?"
|
-¿Y cómo hacerlo?
|
"I don′t know. Your father must tell you
that."
|
-No sé. Es cosa de tu padre, él te lo dirá.
|
Pansy said nothing for a moment; she only
continued to smile as if she were in possession of a bright assurance.
"There′s no danger --no danger!" she declared at last.
|
Pansy se quedó callada un momento, pero su cándida sonrisa
daba a entender que conocía un secreto que le daba seguridad. -De todos
modos, ¡no hay peligro... no hay peligro! -declaró finalmente.
|
There was a conviction in the way she
said this, and a felicity in her believing it, which conduced to Isabel′s
awkwardness. She felt accused of dishonesty, and the idea was disgusting.
To repair her self-respect she was on the point of saying that Lord
Warburton had let her know that there WAS a danger. But she didn′t; she
only said --in her embarrassment rather wide of the mark --that he surely
had been most kind, most friendly.
|
Parecía haber tal convicción en su manera de decirlo y tanta
satisfacción en esa creencia, que Isabel sintió cierto embarazo. Intuía
que se la acusaba de falta de honradez en su proceder, y tal idea era
repugnante; para reparar su amor propio estuvo a punto de decir que lord
Warburton le había hecho saber que sí había peligro. Pero se contuvo; lo
único que dijo -arrastrada por la turbación bastante lejos del tema-, fue
que, desde luego, él se había mostrado de lo más amable y de lo m225ás
cordial.
|
"Yes, he has been very kind," Pansy
answered. "That′s what I like him for."
|
-Sí, ha sido muy amable conmigo; por eso le aprecio.
|
"Why then is the difficulty so great?"
|
-Bueno. Entonces, ¿dónde está esa dificultad tan grande?
|
"I′ve always felt sure of his knowing
that I don′t want --what did you say I should do? --to encourage him. He
knows I don′t want to marry, and he wants me to know that he therefore
won′t trouble me. That′s the meaning of his kindness. It′s as if he said
to me: ′I like you very much, but if it doesn′t please you I′ll never say
it again.′ I think that′s very kind, very noble," Pansy went on with
deepening positiveness. "That is all we′ve said to each o ther. And he
doesn′t care for me either. Ah no, there′s no danger."
|
-Yo he tenido siempre la seguridad de que él sabe que no
quiero... ¿cómo dice usted?... que no quiero darle alientos. Sabe que yo
no quiero casarme, y quiere darme a entender que en vista de eso no me va
a molestar. Eso es lo que significa su amabilidad. Es como si me dijera:
«Usted me gusta mucho, pero si no le agrada que se lo diga, no se lo diré
nunca más...». Y me parece que eso es muy amable y muy noble -prosiguió
Pansy con aplomo creciente-. Eso es todo lo que nos hemos dicho. Además,
yo no le intereso. No hay peligro, se lo aseguro.
|
Isabel was touched with wonder at the
depths of perception of which this submissive little person was capable;
she felt afraid of Pansy′s wisdom --began almost to retreat before it.
"You must tell your father that," she remarked reservedly.
|
Isabel se quedó maravillada de la profundidad de percepción de
que era capaz aquella jovencita tan sumisa; le dio miedo la clarividencia
de Pansy... y casi empezó a retroceder ante ella. -Creo que debes decirle
eso a tu padre -observó con reservas.
|
"I think I′d rather not," Pansy
unreservedly answered.
|
-Yo creo que será mejor no decírselo -respondió Pansy sin
reservas.
|
"You oughtn′t to let him have false
hopes."
|
-Pero no deberías dejar que conciba falsas esperanzas.
|
"Perhaps not; but it will be good for me
that he should. So long as he believes that Lord Warburton intends
anything of the kind you say, papa won′t propose any one else. And that
will be an advantage for me," said the child very lucidly.
|
-Quizá no. Pero para mí es bueno que las tenga. Mientras papá
siga creyendo que lord Warburton pretende hacer lo que usted dice, no
propondrá a ningún otro, y eso será una gran ventaja para mí -terminó
diciendo la muchacha con gran lucidez.
|
There was something brilliant in her
lucidity, and it made her companion draw a long breath. It relieved this
friend of a heavy responsibility. Pansy had a sufficient illumination of
her own, and Isabel felt that she herself just now had no light to spare
from her small stock. Nevertheless it still clung to her that she must be
loyal to Osmond, that she was on her honour in dealing with his daughter.
Under the influence of this sentiment she threw out another suggestion
before she retired --a suggestion with which it seemed to her that she
should have done her utmost. "Your father takes for granted at least that
you would like to marry a nobleman."
|
Había algo brillante en aquella lucidez, algo que hizo que su
compañera respirara hondo, porque sinti3ó que la relevaba de una grave
responsabilidad. Pansy tenía suficientes luces para guiarse por sí misma,
e Isabel intuyó que en aquel momento a ella no le sobraban luces de la
pequeña reserva que poseía. Sin embargo, sentía que debía continuar siendo
leal a Osmond, pues se jugaba el honor al tratar el asunto de su hija.
Inspirada por ese sentimiento, lanzó otra sugerencia antes de retirarse,
una sugerencia con la que le pareció haber hecho cuanto estaba en su mano.
-Tu padre da, cuando menos, por sentado que te gustaría casarte con un
aristócrata.
|
Pansy stood in the open doorway; she had
drawn back the curtain for Isabel to pass. "I think Mr. Rosier looks like
one!" she remarked very gravely.
|
Pansy estaba en la puerta y había levantado la cortina para
dar paso a Isabel. -¡Yo creo que el señor Rosier lo parece! -observó con
gran seriedad.
|
CHAPTER 46 |
46
Lord Warburton was not seen in Mrs.
Osmond′s drawing-room for several days, and Isabel couldn′t fail to
observe that her husband said nothing to her about having received a
letter from him. She couldn′t fail to observe, either, that Osmond was in
a state of expectancy and that, though it was not agreeable to him to
betray it, he thought their distinguished friend kept him waiting quite
too long. At the end of four days he alluded to his absence.
|
Lord Warburton no se dejó ver en varios días por los salones
de la señora Osmond, e Isabel no pudo dejar de observar que su marido no
le decía una palabra de si había recibido carta de él. Tampoco dejó de
notar que Osmond parecía hallarse a la expectativa y que, aunque no le
resultaba agradable dejarlo traslucir, pensaba que su distinguido amigo le
hacía esperar demasiado. Al cabo de cuatro días aludió a su ausencia.
|
"What has become of Warburton? What does
he mean by treating one like a tradesman with a bill?"
|
-¿ Qué ha sido de Warburton? ¿A qué viene eso de tratarnos
como si fuéramos el tendero que espera con la factura?
|
"I know nothing about him," Isabel said.
"I saw him last Friday at the German ball. He told me then that he meant
to write to you."
|
-No sé nada de él -contestó Isabel-. Le vi el viernes pasado
en el baile de los alemanes, y me dijo que pensaba escribirte.
|
"He has never written to me."
|
-Pues no me ha escrito.
|
"So I supposed, from your not having told
me."
|
-Ya me lo figuro, cuando no me lo has dicho.
|
"He′s an odd fish," said Osmond
comprehensively. And on Isabel′s making no rejoinder he went on to enquire
whether it took his lordship five days to indite a letter. "Does he form
his words with such difficulty?"
|
-Es un tipo raro -dijo Osmond para definirlo. Y, al no
contestar Isabel, pasó a preguntar si su señoría tardaba cinco días en
pergeñar una carta-. ¿Tanto le cuesta poner una palabra detrás de otra?
|
"I don′t know," Isabel was reduced to
replying. "I′ve never had a letter from him."
|
-No lo sé -se vio Isabel obligada a contestar-. Nunca he
recibido ninguna carta suya.
|
"Never had a letter? I had an idea that
you were at one time in intimate correspondence."
|
-¿Que no has recibido ninguna carta suya? Se me antojaba que
en un tie mpo mantuvisteis una íntima correspondencia.
|
She answered that this had not been the
case, and let the conversation drop. On the morrow, however, coming into
the drawing-room late in the afternoon, her husband took it up again.
|
Isabel respondió que no había sido así y dejó decaer la
conversación. Al día siguiente, sin embargo, entrando a última hora de la
tarde en el salón, su marido la reanudó.
|
"When Lord Warburton told you of his
intention of writing what did you say to him?" he asked.
|
-¿Qué le dijiste a lord Warburton cuando te manifestó su
intención de escribirme?
|
She just faltered. "I think I told him
not to forget it."
|
Ella vaciló un instante. -Creo que le dije que no se le
olvidara.
|
"Did you believe there was a danger of
that?"
|
-¿Pensabas que existía ese riesgo?
|
" As you say, he′s an odd fish."
|
-Tú mismo has dicho que es un tipo raro.
|
"Apparently he has forgotten it," said
Osmond. "Be so good as to remind him."
|
-Pues, por lo visto, lo ha olvidado -dijo Osmond-. Ten la
bondad de recordárselo.
|
"Should you like me to write to him?" she
demanded.
|
-¿Pretendes que le escriba? -inquirió Isabel.
|
"I′ve no objection whatever."
|
-No veo inconveniente.
|
"You expect too much of me."
|
-Me parece que esperas demasiado de mí.
|
"Ah yes, I expect a great deal of you."
|
-Cierto, espero muchísimo de ti.
|
"I′m afraid I shall disappoint you," said
Isabel.
|
-Temo que voy a decepcionarte.
|
"My expectations have survived a good
deal of disappointment."
|
-Mis expectativas han sobrevivido a muchísimas decepciones.
|
"Of course I know that. Think how I must
have disappointed myself! If you really wish hands laid on Lord Warburton
you must lay them yourself."
|
-Lo sé de sobra. Imagínate la decepción que me he causado a mí
misma. Si verdaderamente quieres echar el lazo a lord Warburton, tendrás
que echárselo tú mismo.
|
For a couple of minutes Osmond answered
nothing; then he said: "That won′t be easy, with you working against me."
|
Osmond permaneció callado un par de minutos, y luego dijo: -Si
tú actúas en contra mía, no será cosa fácil.
|
Isabel started; she felt herself
beginning to tremble. He had a way of looking a t her through half-closed
eyelids, as if he were thinking of her but scarcely saw her, which seemed
to her to have a wonderfully cruel intention. It appeared to recognise her
as a disagreeable necessity of thought, but to ignore her for the time as
a presence. That effect had never been so marked as now. "I think you
accuse me of something very base," she returned.
|
Isabel se sobresaltó, notó que comenzaba a temblar. Él tenía
una manera de mirarla con los párpados semicerrados, como si est uviera
pensando en ella pero apenas llegara a verla, que le pareció cargada de
una intención enormemente cruel. Parecía reconocerla como una necesidad
desagradable del pensamiento pero apartarla de su mente como presencia
real. Semejante efecto no había sido nunca tan marcado como ahora. -Me
parece que estás acusándome de algo muy bajo -replicó.
|
"I accuse you of not being trustworthy.
If he doesn′t after all come forward it will be because you′ve kept him
off. I don′t know that it′s base: it is the kind of thing a woman always
thinks she may do. I′ve no doubt you′ve the finest ideas about it."
|
-Te acuso de no ser de fiar. Si, al final, este hombre no se
decide, será porque tú se lo has quitado de la cabeza. Yo no sé si eso es
bajo, pero desde luego es cosa que una mujer siempre se cree autorizada a
hacer. No dudo de que a ti se te ocurren muy buenas ideas.
|
"I told you I would do what I could," she
went on.
|
-Ya te dije que haría cuanto me fuera posible -afirmó Isabel.
|
"Yes, that gained you time."
|
-Con lo cual ganabas tiempo.
|
It came over her, after he had said this,
that she had once thought him beautiful. "How much you must want to make
sure of him!" she exclaimed in a moment. r
|
Al oír aquella recriminación, Isabel recordó que en tiempos
ese hombre le había parecido perfecto. -¡Cuántas ganas debes de tener de
atraparlo! -exclamó al cabo de un instante.
|
She had no sooner spoken than she
perceived the full reach of her words, of which she had not been conscious
in uttering them. They made a comparison between Osmond and herself,
recalled the fact that she had once held this coveted treasure in her hand
and felt herself rich enough to let it fall. A momentary exultation took
possession of her --a horrible delight in having wounded him; for his face
instantly told her that none of the force of her exclamation was lost. He
expressed nothing otherwise, however; he only said quickly: "Yes, I want
it immensely."
|
No más decirlo, se dio cuenta del verdadero alcance de sus
palabras, pronunciadas sin pensar. Establecían automáticamente una
comparación entre ella y su esposo, y le recordaban que en otro tiempo
ella tuvo aquel codiciado tesoro entre las manos y se había sentido lo
bastante rica para dejarlo caer. Y un júbilo momentáneo se apoderó de
ella... el horrible deleite de haberlo herido, pues adivinó por su
expresión que la fuerza de aquella exclamación no se había perdido en el
vacío. Sin embargo, él no lo manifestó, y se limitó a decir con presteza:
-¡Oh, sí′92! Unas ganas inmensas.
|
At this moment a servant came in to usher
a visitor, and he was followed the next by Lord Warburton, who received a
visible check on seeing Osmond. He looked rapidly from the master of the
house to the mistress; a movement that seemed to denote a reluctance to
interrupt or even a perception of ominous conditions. Then he advanced,
with his English address, in which a vague shyness seemed to offer itself
as an element of good-breeding; in which the only defect was a difficulty
in achieving transitions. Osmond was embarrassed; he found nothing to say;
but Isabel remarked, promptly enough, that they had been in the act of
talking about their visitor. Upon this her husband added that they hadn′t
known what was become of him --they had been afraid he had gone away.
"No," he explained, smiling and looking at Osmond; "I′m only on the point
of going." And then he mentioned that he found himself suddenly recalled
to England: he should start on the morrow or the day after. "I′m awfully
sorry to leave poor Touchett!" he ended by exclaiming.
|
En aquel momento apareció un criado anunciando a una visita, y
tras él entró el propio lord Warburton, quien, al ver a Osmond, se quedó
visiblemente desconcertado. Miró rápida y alternativamente del dueño a la
dueña de la casa, como quien se siente molesto por haber interrumpido una
conversación o se da cuenta de que hay algo desagradable en el ambiente. Y
avanzó con su británica soltura, en la que cierta vaga timidez aparecía
como un elemento de la buena educación, cuyo único defecto consistía en la
dificultad de realizar transiciones. Osmond se azaró. No sabía qué decir,
pero Isabel declaró con presteza que precisamente estaban hablando de su
visitante. A esto agregó su esposo que no sabían qué había sido de él...
temían que se hubiera ido. -No -explicó él, sonriendo y mirando a Osmond-,
pero estoy con el pie en el estribo, como suele decirse. -A continuación
mencionó que le habían llamado urgentemente de Inglaterra y que partiría
al día siguiente o al otro. Y acabó exclamando-: ¡Siento en el alma tener
que abandonar al pobre Touchett!
|
For a moment neither of his companions
spoke; Osmond only leaned back in his chair, listening. Isabel didn′t look
at him; she could only fancy how he looked. Her eyes were on their
visitor′s face, where they were the more free to rest that those of his
lordship carefully avoided them. Y et Isabel was sure that had she met his
glance she would have found it expressive. "You had better take poor
Touchett with you," she heard her husband say, lightly enough, in a
moment.
|
Sus dos compañeros guardaron silencio durante un momento.
Osmond escuchaba, arrellanado en su asiento, e Isabel no le miraba; tenía
que imaginarse la expresión de su esposo. Ella mantenía los ojos clavados
en el rostro de su visitante, donde podían detenerse con toda libertad,
pues los de su señoría los esquivaban con cuidado. Pero Isabel estaba
segura de que, si sus miradas se hubieran cruzado, la de él habría sido
sumamente expresiva. Oyó que su marido decía con ligereza al cabo de un
momento: -Más valdría que se llevara usted al pobre Touchett.
|
"He had better wait for warmer weather,"
Lord Warburton answered. "I shouldn′t advise him to travel just now."
|
-Le conviene esperar a que el tiempo mejore y haga más calor
-respondió lord Warburton-. Por mi parte, yo no le aconsejaría que
emprendiese ahora el viaje.
|
He sat there a quarter of an hour,
talking as if he might not soon see them again --unless indeed they should
come to England, a course he strongly recommended. Why shouldn′t they come
to England in the autumn? --that struck him as a very happy thought. It
would give him such pleasure to do what he could for them --to have them
come and spend a month with him. Osmond, by his own admission, had been to
England but once; which was an absurd state of things for a man of his
leisure and intelligence. It was just the country for him --he would be
sure to get on well there. Then Lord Warburton asked Isabel if sh e
remembered what a good time she had had there and if she didn′t want to
try it again. Didn′t she want to see Gardencourt once more? Gardencourt
was really very good. Touchett didn′t take proper care of it, but it was
the sort of place you could hardly spoil by letting it alone. Why didn′t
they come and pay Touchett a visit? He surely must have asked them. Hadn′t
asked them? What an ill-mannered wretch! --and Lord Warburton promised to
give the master of Gardencourt a piece of his mind. Of course it was a
mere accident; he would be delighted to have them. Spending a month with
Touchett and a month with himself, and seeing all the rest of the people
they must know there, they really wouldn′t find it half bad. Lord
Warburton added that it would amuse Miss Osmond as well, who had told him
that she had never been to England and whom he had assured it was a
country she deserved to see. Of course she didn′t need to go to England to
be admired --that was her fate everywher e; but she would be an immense
success there, she certainly would, if that was any inducement. He asked
if she were not at home: couldn′t he say good-bye? Not that he liked
good-byes --he always funked them. When he left England the other day he
hadn′t said good-bye to a two-legged creature. He had had half a mind to
leave Rome without troubling Mrs. Osmond for a final interview. What could
be more dreary than final interviews? One never said the things one wanted
--one remembered them all an hour afterwards. On the other hand one
usually said a lot of things one shouldn′t, simply from a sense that one
had to say something. Such a sense was upsetting; it muddled one′s wits.
He had it at present, and that was the effect it produced on him. If Mrs.
Osmond didn′t think he spoke as he ought she must set it down to
agitation; it was no light thing to part with Mrs. Osmond. He was really
very sorry to be going. He had thought of writing to her instead of
calling --but he w ould write to her at any rate, to tell her a lot of
things that would be sure to occur to him as soon as he had left the
house. They must think seriously about coming to Lockleigh.
|
Lord Warburton permaneció un cuarto de hora allí sentado,
hablando como si tal vez no hubiera de volver a verles.., a menos que
ellos se decidieran a ir a Inglaterra, posibilidad que les recomendó
vivamente, sugiriéndoles que se dieran una vuelta por allá durante el
otoño... lo que le parecía una idea excelente. Para él seria un placer
atenderles en lo que pudiera... recibirles en su casa y que pasaran un mes
con él. Según él mismo confesara, Osmond no h abía estado más que una vez
en Inglaterra, cosa inadmisible en un hombre de su cultura y libre de
ocupaciones. Era el país ideal para él... donde sin duda se sentiría a
gusto. Después, lord Warburton preguntó a Isabel si se acordaba de lo bien
que lo había pasado allí y si no le gustaría volver a probar. ¿No le
apetecía volver a Gardencourt? Aquél era un lugar muy agradable. Touchett
no lo cuidaba como debía, pero era uno de esos sitios que no se echan a
perder por el hecho de tenerlo abandonado. ¿Porqué no le hacían una visita
a Touchett? Seguro que él se lo había pedido. ¿No se lo había pedido?
¡Había que ver qué mal educado!... Ya le tiraría él luego de las orejas.
Por supuesto que era un mero accidente: a Touchett le encantar237ía
tenerlos a su lado. Si se decidían a pasar un mes con Touchett y otro mes
con él y conocían a toda la gente que debían conocer allí, no lo pasarían
del todo mal. Lord Warburton añadió que también sería entretenido para la
señorita Osmond, que le había dicho que no conocía Inglaterra, y a quien
él había asegurado que era un país que ella merecía conocer. Por
descontado, no necesitaba ir a Inglaterra para ser admirada... cosa que
tenía que ocurrirle en todas partes, pero allí tendría un éxito inmenso, y
eso podría constituir un incentivo más para el viaje. Preguntó si Pansy
estaba en casa; ¿no podría despedirse de ella? No era que le gustasen las
despedidas, las detestaba con toda su alma. Prueba de ello er a que al
partir de Inglaterra no se había despedido de ningún ser humano. Y ahora
mismo, casi había estado a punto de abandonar Roma sin molestar a la
señora Osmond con una última visita. ¿Había nada más triste que un último
encuentro? Nunca decía uno las cosas que quería decir y sólo las recordaba
una hora después y en cambio uno decía muchas cosas que no debía decir,
por el hecho de sentirse obligado a decir algo... era una sensación muy
fastidiosa y que a uno le confundía las ideas. Él la tenía en ese momento
y le producía ese mismo efecto. Si a la señora Osmond no le parecía que
hablaba como era debido, tenía que achacarlo a los nervios, pues no era
cosa fácil despedirse de ella. La verdad, sentía en el alma tener que
marchars e. Había pensado escribirle a Isabel en vez de venir a
despedirse... de todos modos le escribiría para decirle un montón de cosas
que seguro que se le ocurrirían en cuanto saliera de la casa. Tenían que
pensar seriamente en lo de ir a Locldeigh.
|
If there was anything awkward in the
conditions of his visit or in the announcement of his departure it failed
to come to the surface. Lord Warburton talked about his agitation; but he
showed it in no other manner, and Isabel saw that since he had determined
on a retreat he was capable of executing it gallantly. She was very glad
for him; she liked him quite well enough to wish him to appear to carry a
thing off. He would do that on any occasion --not from impudence but
simply from the habit of success; and Isabel felt it out of her husband′s
power to frustrate this faculty. A complex operation, as she sat there,
went on in her mind. On one side she listened to their visitor; said what
was proper to him; read, more or less, between the lines of what he s aid
himself; and wondered how he would have spoken if he had found her alone.
On the other she had a perfect consciousness of Osmond′s emotion. She felt
almost sorry for him; he was condemned to the sharp pain of loss without
the relief of cursing. He had had a great hope, and now, as he saw it
vanish into smoke, he was obliged to sit and smile and twirl his thumbs.
Not that he troubled himself to smile very brightly; he treated their
friend on the whole to as vacant a countenance as so clever a man could
very well wear. It was indeed a part of Osmond′s cleverness that he could
look consummately uncompromised. His present appearance, however, was not
a confession of disappointment; it was simply a part of Osmond′s habitual
system, which was to be inexpressive exactly in proportion as he was
really intent. He had been intent on this prize from the first; but he had
never allowed his eagerness to irradiate his refined face. He had treated
his possible son-in-law as he treated every one --with an air of being
interested in him only for his own advantage, not for any profit to a
person already so generally, so perfectly provided as Gilbert Osmond. He
would give no sign now of an inward rage which was the result of a
vanished prospect of gain --not the faintest nor subtlest. Isabel could be
sure of that, if it was any satisfaction to her. Strangely, very
strangely, it was a satisfaction; she wished Lord Warburton to triumph
before her husband, and at the same time she wished her husband to be very
superior before Lord Warburton. Osmond, in his way, was admirable; he had,
like their visitor, the advantage of an acquired habit. It was not that of
succeeding, but it was something almost as good --that of not attempting.
As he leaned back in his place, listening but vaguely to the other′s
friendly offers and suppressed explanations --as if it were only proper to
assume that they were addressed essentially to his wife --he had at least
(s ince so little else was left him) the comfort of thinking how well he
personally had kept out of it, and how the air of indifference, which he
was now able to wear, had the added beauty of consistency. It was
something to be able to look as if the leave-taker′s movements had no
relation to his own mind. The latter did well, certainly; but Osmond′s
performance was in its very nature more finished. Lord Warburton′s
position was after all an easy one; there was no reason in the world why
he shouldn′t leave Rome. He had had beneficent inclinations, but they had
stopped short of fruition; he had never committed himself, and his honour
was safe. Osmond appeared to take but a moderate interest in the proposal
that they should go and stay with him and in his allusion to the success
Pansy might extract from their visit. He murmured a recognition, but left
Isabel to say that it was a matter requiring grave consideration. Isabel,
even while she made this remark, could see the gre at vista which had
suddenly opened out in her husband′s mind, with Pansy′s little figure
marching up the middle of it.
|
Si había algo embarazoso en las condiciones de su visita o en
el anuncio de su partida, nada afloró a la superficie. Lord Warburton
habló de su intranquilidad, pero no la mostró de ninguna otra manera, e
Isabel comprendió que, una vez decidido a emprender la retirada, sabría
llevarla a cabo con gallardía. Ella se alegraba mucho por él. Le apreciaba
lo bastante para desear verle salir airoso de un trance apurado. Y tenía
la seguridad de que él así lo haría en cualquier situación, y no por
descaro sino sencillamente por la costumbre de triunfar, y sentía Isabel
que no estaba al alcance de su marido el frustrar esa facultad. Mientras
permanecía allí sentada, en su mente se desarrollaba una complicada
operación. Por una parte escuchaba a su visitante, le decía lo que
consideraba oportuno, leía más o menos entre líneas lo que él quería
decir, y se preguntaba lo que habría dicho si la hubiese encontrado sola.
Por otra parte, tenía conciencia de la emoción de Osmond, y casi le daba
lástima, condenado como estaba a sufrir el dolor de la pérdida sin el
consuelo de poder maldecir. Había concebido una inmensa esperanza, y ahora
la veía desvanecerse sin poder hacer otra cosa que seguir sentado,
sonriendo y dando vueltas a los pulgares. No es que se molestara en
sonreír demasiado, se limitaba a volver hacia su común amigo un semblante
todo lo inexpresivo que podía admitirse en un hombre tan listo. Parte de
la listeza de Osmond consistía, en efecto, en saber aparentar una
indiferencia consumada. Su aspecto presente no era, sin embargo, una
confesión de desencanto, sino simplemente parte del sistema en él
habitual, consistente en aparecer tanto menos expresivo cuanto más estaba
al acecho. Y había estado al acecho de esta presa desde el primer momento,
pero nunca había dejado que la avidez se asomara a su refinado rostro.
Había tratado a su posible yerno como trataba a todos los demás... con
aire de interesarse por él sólo por su propio bien, no por el provecho que
de ello pudiera derivarse para una persona tan bien provista ya en todos
sentidos como Gilbert Osmond. No mostraría ahora la más leve señal de la
rabia inter ior que le consumía, resultado de que la perspectiva de
beneficio se disipaba... ni la más leve señal, ni la más sutil. De eso
Isabel podía estar segura, le diera o no alguna satisfacción. Por extraño,
por muy extraño que pudiera parecer, era una satisfacción. Quería que lord
Warburton triunfara delante de su marido y, al mismo tiempo, que su marido
apareciese superior a lord Warburton. A su manera, Osmond resultaba
verdaderamente admirable, pues, al igual que su visitante, contaba con la
ventaja de un hábito adquirido: no el de triunfar sino el de otro que casi
valía otro tanto... el de no esforzarse. Apoltronado en su asiento y
escuchando sin mucha atención los amistosos ofrecimientos y las medias
explicaciones del otro -como si lo correcto fuera considerar que se
dirigían esencialmente a su mujer-, tenía c uando menos (ya que le
quedaban tan pocas cosas) el consuelo de pensar en lo bien que había
sabido mantenerse ajeno al asunto y en que ese aire de indiferencia que
ahora podía adoptar poseía la belleza añadida de lo consecuente. Tenía su
mérito poder considerar que los movimientos de su visitante no guardaban
relación alguna con su propio pensamiento. La actuación del presunto
viajero era sin duda magnífica, pero la representación de Osmond era en sí
misma mucho más acabada. Después de todo, la situación de lord Warburton
era fácil, ya que no existía razón alguna que le impidiese marcharse de
Roma. Había tenido designios bien intencionados, pero éstos no habían
llegado a cumplirse; en ningún momento se había comprometido, y su honor
quedaba a sal fvo. Osmond pareció tomar un interés sólo modesto en la
propuesta de que fuera a su casa y en la alusión al éxito que Pansy podría
cosechar durante esa visita. Murmuró una expresión de agradecimiento, y
dejó que Isabel manifestara que el asunto requería una seria reflexión.
Incluso mientras hacía tal observación, Isabel veía el inmenso panorama
que de repente se abría ante la mente de su marido, en el que la figurita
de Pansy avanzaba por en medio.
|
Lord Warburton had asked leave to bid
good-bye to Pansy, but neither Isabel nor Osmond had made any motion to
send for her. He had the air of giving out that his visit must be short;
he sat on a small chair, as if it were only for a moment, keeping his hat
in his hand. But he stayed and stayed; Isabel wondered what he was waiting
for. She believed it was not to see Pansy; she had an impression that on
the whole he would rather not see Pansy. It was of course to see herself
alone --he had something to say to her. Isabel had no great wish to hear
it, for she was afraid it would be an explanation, and she could perfectly
dispense with explanations. Osmond, however, presently got up, like a man
of good taste to whom it had occurred that so inveterate a visitor might
wish to say just the last word of all to the ladies. "I′ve a letter to
write before dinner," he said; "you must excuse me. I′ll see if my
daughter′s disengaged, and if she is she shall know you′re here. Of course
when you come to Rome you′ll always look us up. Mrs. Osmond will talk to
you about the English expedition: she decides all those things."
|
Lord Warburton había solicitado permiso para despedirse de
Pansy, pero ni Isabel ni Osmond habían hecho ademán de mandar a buscarla.
Aquél parecía querer indicar que su visita iba a ser corta; se había
sentado en una silla bajita, como si sólo fuera a permanecer un
mo3_mento, y conservaba el sombrero en la mano. Pero allí seguía, y no se
marchaba. Isabel se preguntaba qué estaría esperando. Creía que él no
confiaba en ver a Pansy, y tenía la impresión de que, en fin de cuentas,
preferiría no verla. Lo que él deseaba era verla a ella a solas... Quería
decirle algo. Isabel no tenía muchas ganas de oírlo, porque temía que
fuera una explicación, y podía pasarse sin ella. Osmond, por su parte,
acabó por levantarse, como hombre de buen gusto a quien acababa de
ocurrírsele que tan asiduo visitante quizá desearía decir sus últimas
frases de despedida a las damas. -Le ruego que me disculpe -dijo-. Tengo
que escribir una carta antes de la cena. De paso veré si mi hija no está
ocupada y, si puede venir, l e diré que está usted aquí. Espero que, si
vuelve a Roma, no dejará de venir a vernos. La señora Osmond
hablará con usted acerca de esa excursión a tierra inglesa. Estas cosas
las decide ella solamente.
|
The nod with which, instead of a
hand-shake, he wound up this little speech was perhaps rather a meagre
form of salutation; but on the whole it was all the occasion demanded.
Isabel reflected that after he left the room Lord Warburton would have no
pretext for saying, "Your husband′s very angry"; which would have been
extremely disagreeable to her. Nevertheless, if he had done so, she would
have said: "Oh, don′t be anxious. He doesn′t hate YOU: it′s me that he
hates!"
|
La inclinación de cabeza con que, en lugar del apretón de
manos, remató esa pequeña alocución, fue tal vez una forma de salutación
un tanto exigua; pero, en realidad, era lo adecuado a la situación. Isabel
pensó que cuando Osmond hubiera salido de la habitación, lord Warburton no
tendría motivo para decir: «Su marido está muy enojado», cosa que le
habría resultado muy desagradable oír, y a la que habría tenido que
contestar: «Bah, no se preocupe, no es a usted a quien aborrece; a quien
detesta es a m7í».
|
It was only when they had been left alone
together that her friend showed a certain vague awkwardness --sitt ing
down in another chair, handling two or three of the objects that were near
him. "I hope he′ll make Miss Osmond come," he presently remarked. "I want
very much to see her."
|
Únicamente después de quedarse solos los dos su amigo mostró
cierto vago azoramiento... pues se sentó en otra silla y manoseó dos o
tres chucherías que tenía cerca. -Espero que haga venir a la señorita
Osmond -comentó al poco-. Tengo verdaderos deseos de verla.
|
"I′m glad it′s the last time," said
Isabel.
|
-Me alegro de que sea la última vez -respondió Isabel.
|
"So am I. She doesn′t care for me."
|
-También yo. Me he dado cuenta de que no le intereso.
|
"No, she doesn′t care for you."
|
-Verdad. No le interesa usted.
|
"I don′t wonder at it," he returned. Then
he added with inconsequence: "You′ll come to England, won′t you?"
|
-No me extraña -replicó él, y enseguida añadió con
inconsecuencia-: Por supuesto, irán ustedes a Inglaterra, ¿verdad?
|
"I think we had better not."
|
-Me parece que será mejor no ir.
|
"Ah, you owe me a visit. Don′t you
remember that you were to have come to Lockleigh once, and you never did?"
|
-Recuerde que me debe una visita. ¿Ha olvidado que tenía que
haber ido una vez a Lockleigh y que nunca fue?
|
"Everything′s changed since then," said
Isabel.
|
-Las cosas han cambiado desde entonces.
|
"Not changed for the worse, surely --as
far as we′re concerned. To see you under my roof" --and he hung fire but
an instant --"would be a great satisfaction."
|
-Espero que no para peor, en cuanto a nosotros se refiere.
Verla a usted en mi casa -y aquí hizo una breve pausa- sería una gran
satisfacción.
|
She ha d feared an explanation; but that
was the only one that occurred. They talked a little of Ralph, and in
another moment Pansy came in, already dressed for dinner and with a little
red spot in either cheek. She shook hands with Lord Warburton and stood
looking up into his face with a fixed smile --a smile that Isabel knew,
though his lordship probably never suspected it, to be near akin to a
burst of tears.
|
Ella había temido una explicación, pero aquélla fue la única.
Hablaron un poco de Ralph, y, al cabo de un momento, Pansy se presentó,
vestida ya para la cena y con las mejillas un tanto arreboladas. Tendió la
mano a lord Warburton y se quedó mirándole al rostro con aquella sonrisa
fija... una sonrisa que Isabel sabía, aunque su señoría a buen seguro
jamás llegaría a sospecharlo, que disimulaba un gran deseo de romper en
llanto.
|
"I′m going away," he said. "I want to bid
you good-bye."
|
-Me marcho -dijo lord Warburton-. Quería despedirme de usted.
|
"Good-bye, Lord Warburton." Her voice
perceptibly trembled.
|
-Adiós, lord Warburton. -Su voz temblaba de un modo
perceptible.
|
"And I want to tell you how much I wish
you may be very happy."
|
-Quiero, además, decirle que deseo de todo corazón que sea
feliz.
|
"Thank you, Lord Warburton," Pansy
answered.
|
-Gracias, lord Warburton -respondió Pansy.
|
He lingered a moment and gave a glance at
Isabel. "You ought to be very happy --you′ve got a guardian angel."
|
Él se demoró un instante y lanzó una mirada a Isabel. -Por
fuerza ha de ser feliz... tiene usted un verdadero ángel de la guarda.
|
"I′m sure I shall be happy," said Pansy
in the tone of a person who se certainties were always cheerful.
|
-Estoy segura de que lo seré -replicó Pansy con el tono de la
persona cuyas certidumbres son siempre alegres.
|
"Such a conviction as that will take you
a great way. But if it should ever fail you, remember --remember --" And
her interlocutor stammered a little. "Think of me sometimes, you know!" he
said with a vague laugh. Then he shook hands with Isabel in silence, and
presently he was gone.
|
-Ese convencimiento le ayudará mucho a serlo; pero si alguna
vez le faltara, recuerde que... que... -Titubeó un poco y, al fin, añadi3ó
con una vaga risa-: ¡Piense en mí, ya sabe! -Estrechó en silencio la mano
de Isabel y desapareció rápidamente.
|
When he had left the room she expected an
effusion of tears from her stepdaughter; but Pansy in fact treated her to
something very different.
|
Una vez que hubo dejado el salón, Isabel creyó que Pansy
rompería a llorar; pero, con gran sorpresa suya, su hijastra la obsequió
con algo muy distinto, pues exclamó con dulzura:
|
"I think you ARE my guardian angel!" she
exclaimed very sweetly.
|
-¡También yo creo que es usted mi ángel guardián!
|
Isabel shook her head. "I′m not an angel
of any kind. I′m at the most your good friend."
|
-No soy un ángel de ninguna clase -contestó Isabel-. Todo lo
más, una buena amiga.
|
"You′re a very good friend then --to have
asked papa to be gentle with me."
|
-Pues entonces, una amiga muy buena... por haberle pedido a
papá que me trate bien.
|
"I′ve asked your father nothing," said
Isabel, wondering.
|
-No le he pedido nada a tu padre -dijo Isabel, extrañada.
|
"He told me just now to come to the
drawin g-room, and then he gave me a very kind kiss."
|
-Acaba de decirme que viniera al saló 97n, y me ha dado un
beso muy cariñoso.
|
"Ah," said Isabel, "that was quite his
own idea!"
|
-¡Ah! Eso ha sido sólo idea suya.
|
She recognised the idea perfectly; it was
very characteristic, and she was to see a great deal more of it. Even with
Pansy he couldn′t put himself the least in the wrong. They were dining out
that day, and after their dinner they went to another entertainment; so
that it was not till late in the evening that Isabel saw him alone. When
Pansy kissed him before going to bed he returned her embrace with even
more than his usual munificence, and Isabel wondered if he meant it as a
hint that his daughter had been injured by the machinations of her
stepmother. It was a partial expression, at any rate, of what he continued
to expect of his wife. She was about to follow Pansy, but he remarked that
he wished she would remain; he had something to say to her. Then he walked
about the drawing-room a little, while she stood waiting in her cloak.
|
Ella reconocía perfectamente la idea; era muy característica
de él, y aún habría de verla en muchas otras ocasiones. Ni siquiera frente
a Pansy quería Osmond aparecer culpable. Aquel día cenaron fuera, y,
después de la cena, fueron a otra diversión, de suerte que Isabel no pudo
verlo a solas hasta altas horas de la noche. Cuando Pansy lo besó antes de
irse a acostar, Osmond correspondió a su abrazo con más afecto de lo que
tenía por costumbre, e Isabel se preguntó si sería una insinuación de que
su hija había sido perjudicada por las maquinaciones de su madrastra. Era
una expresión parcial, en cualquier caso, de lo que seguía espera ndo de
su esposa. Ésta se disponía a seguir a Pansy, pero él le señaló su deseo
de que se quedase, pues tenía algo que decirle. Luego dio unos cuantos
pasos por el salón, mientras ella aguardaba de pie, sin quitarse la capa.
|
"I don′t understand what you wish to do,"
he said in a moment. "I should like to know --so that I may know how to
act."
|
-No comprendo lo que quieres hacer -dijo al cabo de un
momento-. Me gustaría saberlo, para obrar en consecuencia.
|
"Just now I wish to go to bed. I′m very
tired."
|
-Ahora mismo, lo que quiero es irme a la cama. Estoy rendida.
|
"Sit down and rest; I shall not keep you
long. Not there --take a comfortable place." And he arranged a multitude
of cushions that were scattered in picturesque disorder upon a vast divan.
This was not, however, where she seated herself; she dropped into the
nearest chair. The fire had gone out; the lights in the great room were
few. She drew her cloak about her; she felt mortally cold. "I think you′re
trying to humiliate me," Osmond went on. "It′s a most absurd undertaking."
|
-Siéntate y descansa; no voy a detenerte mucho tiempo. No, ahí
no; donde estés cómoda. -Juntó unos cuantos cojines que yacían
desordenadamente esparcidos en un vasto diván; pero ella no se sentó en él
sino que se dejó caer en la butaca más próxima. El fuego se habí a
extinguido y las luces eran pocas para la gran estancia. Ella se arrebujó
en su capa; sentía un frío mortal-. Creo que estás tratando de humillarme
-continuó Osmond-. Es una empresa por demás absurda.
|
"I haven′t the least idea what you mean,"
she returned.
|
-No tengo la menor idea de a qué te refieres -replicó ella.
|
"You′ve played a very deep game; you′ve
managed it beautifully."
|
-Has estado jugando un juego difícil y lo has organizado bien.
|
"What is it that I′ve managed?"
|
-¿Qué es lo que he organizado?
|
"You′ve not quite settled it, however; we
shall see him again." And he stopped in front of her, with his hands in
his pockets, looking down at her thoughtfully, in his usual way, which
seemed meant to let her know that she was not an object, but only a rather
disagreeable incident, of thought.
|
-Pero no creas que lo has dejado zanjado. Volveremos a verle.
Y se detuvo ante ella con las manos en los bolsillos y mirándola
pensativamente, según su costumbre, con aquella mirada que parecía querer
decirle que ella no era el objeto sino un simple incidente, más bien
desagradable, de su pensamiento.
|
"If you mean that Lord Warburton′s under
an obligation to come back you′re wrong," Isabel said. "He′s under none
whatever."
|
-Si te refi eres a que lord Warburton tiene alguna obligación
de volver, estás completamente equivocado -dijo Isabel-. Nada le obliga.
|
"That′s just what I complain of. But when
I say he′ll come back I don′t mean he′ll come from a sense of duty."
|
-De eso es precisamente de lo que me quejo. Pero cuando digo
que volverá, no me refiero a que venga impulsado por su sentido del deber.
|
"There′s nothing else to make him. I
think he has quite exhausted Rome."
|
-Pues no creo que haya ningún otro motivo. Roma está ya
agotada para él.
|
"Ah no, that′s a shallow judgement.
Rome′s inexhaustible." And Osmond began to walk about again. "However,
about that perhaps there′s no hurry," he added. "It′s rather a good idea
of his that we should go to England. If it were not for the fear of
finding your cousin there I think I should try to persuade you."
|
-No lo creas; ése es un juicio superficial. Roma es
inagotable. -Comenzó de nuevo a andar de un lado para otro y añadió-: De
todos modos, sobre eso quizá no haya prisa. Ha tenido una buena idea con
lo de que vayamos a Inglaterra. Si no fuera por el temor de encontrar allí
a tu primo, creo que yo mismo trataría de convencerte de que fuéramos.
|
"It may be that you′ll not find my
cousin," said Isabel.
|
-Tal vez no encuentres a m i primo.
|
"I should like to be sure of it. However,
I shall be as sure as possible. At the same time I should like to see his
house, that you told me so much about at one time: what do you call it?
--Gardencourt. It must be a charming thing. And then, you know, I′ve a
devotion to the memory of your uncle: you made me take a great fancy to
him. I should like to see where he lived and died. That indeed is a
detail. Your friend was right. Pansy ought to see England."
|
-Quisiera estar seguro de ello. Pero me aseguraré lo más que
pueda. Por otra parte, me gustaría ver su casa, de la que tanto me has
hablado en otros tiempos... ¿cómo se llama?... Gardencourt, si mal no
recuerdo. Debe de ser un lugar encantador. Ya sabes que, además, tengo una
gran veneración por la memoria de tu tío; tú me hiciste tomarle mucho
cariño. Me gustaría ver dónde vivió y murió. Pero esto no es más que un
pequeño detalle. Tu amigo tenía razón: Pansy debe conocer Inglaterra.
|
"I′ve no doubt she would enjoy it," said
Isabel.
|
-No me cabe duda de que le gustará -dijo Isabel.
|
"But that′s a long time hence; next
autumn′s far off," Osmond continued; "and meantime there are things that
more nearly interest us. Do you think me so very proud?" he suddenly
asked.
|
-Pero de aquí al otoño hay un largo trecho -continuó Osmond-,
y entretanto hay otras cosas que nos tocan más de cerca. ¿De veras me
crees tan soberbio? -preguntó de súbito.
|
"I think you very strange."
|
-Me pareces muy extraño.
|
"You don′t understand me."
|
-Es que no me comprendes.
|
"No, not even when you insult me."
|
-No; ni siquiera cuando me insultas.
|
"I don′t insult you; I′m incapable of it.
I merely speak of certain facts, and if the allusion′s an injury to you
the fault′s not mine. It′s surely a fact that you have kept all this
matter quite in your own hands."
|
-Yo no te insulto. Soy incapaz de ello. Lo único que hago es
traer a colación algunos hechos, y si aludir a ellos te hace daño, no es
culpa mía. No hay la menor duda de que este asunto lo has manejado tú
sola.
|
"Are you going back to Lord Warburton?"
Isabel asked. "I′m very tired of his name."
|
-¿Vas a volver a lo de lord Warburton? -preguntó Isabel-. Ya
estoy harta de oír ese nombre.
|
"You shall hear it again before we′ve
done with it."
|
-Pues volverás a oírlo, porque todavía no hemos terminado con
este asunto.
|
She had spoken of his insulting her, but
it suddenly seemed to her that this ceased to be a pain. He was going down
--down; the vision of such a fall made her almost giddy: that was the only
pain. He was too strange, too different; he didn′t touch her. Still, the
working of his morbid passion was extraordinary, and she felt a rising
curiosity to know in what light he saw himself justified. "I might say to
you that I judge you′ve nothing to say to me that′s worth hearing," she
returned in a moment. "But I should perhaps be wrong. There′s a thing that
would be worth my hearing --to know in the plainest words of what it is
you accuse me."
|
Ella había dicho que él la insultaba, pero, de pronto, a
Isabel le pareció que eso no le causaba y a dolor. Él estaba cayendo...
cayendo, y la visión de un descenso así casi le producía vértigo; ése era
todo su dolor. Él era demasiado extraño, demasiado distinto, tanto que ya
no la rozaba. Sin embargo, el funcionamiento de la mórbida pasión de su
marido era extraordinario, y ella sentía una curiosidad creciente por
saber de qué manera se justificaba ante sus propios ojos. -Podría decirte
que creo que no tienes nada que decirme que merezca la pena escuchar
-replicó pasado un momento-. Sin embargo, tal vez esté equivocada; hay una
cosa que vale la pena que oiga... y es que me digas, con las palabras más
claras posible, de qué me acusas.
|
"Of having prevented Pansy′s marriage to
Warburton. Are those words plain enough?"
|
-De haber impedido que Pansy se casara con lord Warburton. ¿Te
parece suficiente claridad?
|
"On the contrary, I took a great interest
in it. I told you so; and when you told me that you counted on me --that I
think was what you said --I accepted the obligation. I was a fool to do
so, but I did it."
|
-Por el contrari o, he puesto mucho interés. Te lo dije; y
cuando me dijiste que contabas conmigo... creo que eso es lo que
dijiste... acepté la obligación. Fui una tonta al aceptarla, pero lo hice.
|
"You pretended to do it, and you even
pretended reluctance to make me more willing to trust you. Then you began
to use your ingenuity to get him out of the way."
|
-Fingiste aceptarla, e incluso fingiste no querer hacerlo para
que yo confiara más en ti. Luego comenzaste a emplear tu inventiva para
quitarle de en medio.
|
"I think I see what you mean," said
Isabel.
|
-Creo comprender lo que quieres decir.
|
"Where′s the letter you told me he had
written me?" her husband demanded.
|
-¿Dónde está la carta que me dijiste que me había escrito?
-preguntó su marido.
|
"I ha ven′t the least idea; I haven′t
asked him."
|
-No tengo la menor idea. No se lo he preguntado.
|
"You stopped it on the way," said Osmond.
|
-La interceptaste tú.
|
Isabel slowly got up; standing there in
her white cloak, which covered her to her feet, she might have represented
the angel of disdain, first cousin to that of pity. "Oh, Gilbert, for a
man who was so fine --!" she exclaimed in a long murmur.
|
Isabel se levantó poco a poco y permaneció un momento inmóvil;
envuelta en aquella capa blanca que la cubría hasta los pies, podía habe r
representado el ángel del desdén, pariente cercano de la compasión. -¡Oh,
Gilbert! Para un hombre que era tan exquisito... -exclamó en un largo
murmullo.
|
"I was never so fine as you. You′ve done
everything you wanted. You′ve got him out of the way without appearing to
do so, and you′ve placed me in the position in which you wished to see me
--that of a man who has tried to marry his daughter to a lord, but has
grotesquely failed."
|
-Nunca lo he sido tanto como tú. Has hecho todo lo que has
querido. Lo has quitado de en medio sin parecer hacerlo y me has colocado
en la situación en que querías verme... la del hombre que ha procurado
casar a su hija con un lord y ha fracasado grotescamente.
|
"Pansy doesn′t care for him. She′s very
glad he′s gone," Isabel said.
|
-Pansy no se interesa por él. Está muy contenta de que se
vaya.
|
"That has nothing to do with the matter."
|
-Eso no tiene nada que ver con la cuestión.
|
"And he doesn′t care for Pansy."
|
-Y a él no le interesa Pansy.
|
"That won′t do; you told me he did. I
don′t know why you wanted this particular satisfaction," Osmond continued;
"you might have taken some other. It doesn′t seem to me that I′ve been
presumptuous --that I have taken too much for granted. I′ve been very
modest about it, very quiet. The idea didn′t originate with me. He began
to show that he liked her before I ever thought of it. I left it all to
you."
|
-Eso no vale. Tú me dijiste que sí. No comprendo por qué
necesitabas esta satisfacción, podrías haberte pro3_curado cualquier
otra. Creo que no he sido presuntuoso... que no he dado demasiadas cosas
por supuestas. He sido muy modesto en todo ello, muy discreto. La idea no
partió de mí. Él comenzó a dar muestras de que la muchacha le gustaba
antes de que a mí se me hubiera pasado por la cabeza. Y yo te confié todo
el asunto.
|
"Yes, you were very glad to leave it to
me. After this you must attend to such things yourself."
|
-Bien que te agradó entonces dejarlo en mis manos. Pues en
adelante tendrás que ocuparte tú de estas cosas.
|
He looked at her a moment; then he turned
away. "I thought you were very fond of my daughter."
|
Él la miró un momento y luego se alejó. -Creí que estabas
encariñada con mi hija.
|
"I′ve never been more so than to-day."
|
-Nunca lo ha estado tanto como ahora.
|
"Your affection is attended with immense
limitations. However, that perhaps is natural."
|
-Por lo visto, tu afecto está lleno de inmensas limitaciones.
Es posible que eso sea lo natural.
|
"Is this all you wished to say to me?"
Isabel asked, taking a candle that stood on one of the tables.
|
Isabel tomó un candel abro que había sobre una de las mesas y
preguntó: -¿Es eso todo lo que querías decirme?
|
"Are you satisfied? Am I sufficiently
disappointed?"
|
-¿Estás satisfecha? ¿Me ves suficientemente defraudado?
|
"I don′t think that on the whole you′re
disappointed. You′ve had another opportunity to try to stupefy me."
|
-No creo que en el fondo estés tan decepcionado. Has tenido
una oportunidad más para intentar dejarme estupefacta.
|
"It′s not that. It′s proved that Pansy
can aim high."
|
-No es eso. Lo que se ha demostrado es que Pansy puede picar
más alto.
|
"Poor little Pansy!" said Isabel as she
turned away with her candle.
|
-¡Pobrecita Pansy! -dijo Isabel mientras se dirigía hacia la
puerta con el candelabro en la mano.
|
CHAPTER 47
|
47
It was from Henrietta Stackpole that she
learned how Caspar Goodwood had come to Rome; an event that took place
three days after Lord Warburton′s departure. This latter fact had been
preceded by an incident of some importance to Isabel --the temporary
absence, once again, of Madame Merle, who had gone to Naples to stay with
a friend, the happy possessor of a villa at Posilippo. Madame Merle had
ceased to minister to Isabel′s happiness, who found herself wondering
whether the most discreet of women might not also by chance be the most
dangerous. Sometimes, at night, she had strange visions; she seemed to see
her husband and her friend --his friend --in dim, indistinguishable
combination. It seemed to her that she had not done with her; this lady
had something in reserve. Isabel′s imagination applied itself actively to
this elusive point, but every now and then it was checked by a nameless
dread, so that when the charming woman was away from Rome she had almost a
consciousness of respite. She had already learned from Miss Stackpole that
Caspar Goodwood was in Europe, Henrietta having written to make it known
to her immediately after meeting him in Paris. He himself never wrote to
Isabel, and though he was in Europe she thought it very possible he might
not desire to see her. Their last interview, before her marriage, had had
quite the character of a complete rupture; if she remembered rightly he
had said he wished to take his last look at her. Since then he had been
the most discordant survival of her earlier time --the only one in fact
with which a permanent pain was associated. He had left her that morning
with a sense of the most superfluous of shocks: it was like a collision
between vessels in broad daylight. There had been no mist, no hidden
current to excuse it, and she herself had only wished to steer wide. He
had bumped against her prow, however, while her hand was on the tiller,
and --to complete the metaphor --had given the lighter vessel a strain
which still occasionally betrayed itself in a faint creaking. It had been
horrid to see him, because he represented the only serious harm that (to
her belief) she had ever done in the world: he was the only person with an
unsatisfied claim on her. She had made him unhappy, she couldn′t help it;
and his unhappiness was a grim reality. She had cried with rage, after he
had left her, at --she hardly knew what: she tried to think it had been at
his want of consideration. He had come to her with his unhappiness when
her own bliss was so perfect; he had done his best to darken the
brightness of those pure rays. He had not been violent, and yet there had
been a violence in the impression. There had been a violence at any rate
in something somewhere; perhaps it was only in her own fit of weeping and
in that after-sense of the same which had lasted three or four days.
|
Isabel supo por Henrietta Stackpole que Caspar Goodwood estaba
en Roma, lo que aconteció tres días después de la partida de lord
Warburton. Este incidente había l estado precedido por otro de cierta
importancia para Isabel: la ausencia temporal, una vez más, de madame
Merle, que había ido a pasar una corta temporada en Nápoles, invitada por
una amiga, afortunada propietaria de una villa en Posilippo. Madame Merle
había cesado de contribuir a la felicidad de Isabel, quien se quedó
preguntándose si la mujer más discreta del mundo no sería también la más
peligrosa. A veces, por la noche, tenía extrañas visiones. Le parecía
estar viendo a su marido y a su amiga... la amiga también de él...
formando una borrosa e indistinguible combinación. Se le antojaba que esa
señora no había terminado aún con ella, que todavía le reservaba algo. La
imaginación de Isabel se aplicaba activamente a este punto huidizo, pero
de vez en cuando la refrenaba un pavor sin nombre, de tal suerte que,
cuando la encantadora dama se hallaba ausente de Roma, tenía Isabel algo
así como una sensación de alivio. Ya antes había sabido por Henrietta
Stackpole que Caspar Goodwood estaba en Europa, pues la periodista se lo
había comunicado por escrito en cuanto se encontró con él en París. Por su
parte, él no escribía jamás a Isabel y ésta creyó que, a pesar de estar en
Europa, él no quería verla. La última entrevista, antes del matrimonio de
ella, había tenido todo el carácter de una ruptura definitiva; y, si no
recordaba mal, Caspar le había dicho que quería verla por última vez.
Desde aquel entonces, aquel hombre venía siendo la nota más discordante de
su etapa anterior..., la única, de hecho, que llevaba asociada un dolor
permanente. La mañana de su despedida la había dejado con la sensación del
más innecesario de los golpes, y la escena entre los dos sucedida se le
representaba como la colisión de dos barcos en pleno día. No había habido
niebla ni corrientes ocultas que la justificaran, y, por su parte, ella
trató de esquivarla. Pero él había chocado contra su proa, mientras ella
tenía la mano en el timón, y-para completar la metáfora- había causado en
el navío más ligero un daño que esporádicamente se delataba en un débil
crujido. Había sido horrible verle, ya que él representaba, a juicio de
Isabel, el único daño serio que ella ocasionara en toda su vida, la única
persona que tenía contra ella una reclamación no satisfecha. Le había
hecho desgraciado, no pudo evitarlo; y su infelicidad era una dura
realidad. Isabel había sollozado de rabia cuando él la dejara... no sabía
por qué, y quiso pensar que había sido por la falta de consideración de
Caspar. El se había presentado ante ella con su infelicidad justo cuando
la dicha de ella era más perfecta; había hecho lo posible por empañar el
fulgor de aquellos puros rayos. No se había mostrado violento, pero
produjo una impresión de violencia. Sea como fuere, en algo y en alguna
parte había existido violencia; acaso únicamente en el ataque de llanto de
Isabel y en el regusto que le quedó durante tres o cuatro días después de
la escena.
|
The effect of his final appeal had in short
faded away, and all the first year of her marriage he had dropped out of
her books. He was a thankless subject of reference; it was disagreeable to
have to think of a person who was sore and sombre about you and whom you
could yet do nothing to relieve. It would have been different if she had
been able to doubt, even a little, of his unreconciled state, as she
doubted of Lord Warburton′s; unfortunately it was beyond question, and
this aggressive, uncompromising look of it was just what made it
unattractive. She could never say to herself that here was a sufferer who
had compensations, as she was able to say in the case of her English
suitor. She had no faith in Mr. Goodwood′s compensations and no esteem for
them. A cotton-factory was not a compensation for anything --least of all
for having failed to marry Isabel Archer. And yet, beyond that, she hardly
knew what he had --save of course his intrinsic qualities. Oh, he was
intrinsic enough; she never thought of his even looking for artificial
aids. If he extended his business --that, to the best of her belief, was
the only form exertion could take with him --it would be because it was an
enterprising thing, or good for the business; not in the least because he
might hope it would overlay the past. This gave his figure a kind of
bareness and bleakness which made the accident of meeting it in memory or
in apprehension a peculiar concussion; it was deficient in the social
drapery commonly muffling, in an overcivilised [sic}">age, the
sharpness of human contacts. His perfect silence, moreover, the fact that
she never heard from him and very seldom heard any mention of him,
deepened this impression of his loneliness. She asked Lily for news of
him, from time to time; but Lily knew nothing of Boston --her imagination
was all bounded on the east by Madison Avenue. As time went on Isabel had
thought of him oftener, and with fewer restrictions; she had had more than
once the idea of writing to him. She had never told her husband about him
--never let Osmond know of his visits to her in Florence; a reserve not
dictated in the early period by a want of confidence in Osmond, but simply
by the consideration that the young man′s disappointment was not her
secret but his own. It would be wrong of her, she had believed, to convey
it to another, and Mr. Goodwood′s affairs could have, after all, little
interest for Gilbert. When it had come to the point she had never written
to him; it seemed to her that, considering his grievance, the least she
could do was to let him alone. Nevertheless she would have been glad to be
in some way nearer to him. It was not that it ever occurred to her that
she might have married him; even after the consequences of her actual
union had grown vivid to her that particular reflection, though she
indulged in so many, had not had the assurance to present itself. But on
finding herself in trouble he had become a member of that circle of things
with which she wished to set herself right. I have mentioned how
passionately she needed to feel that her unhappiness should not have come
to her through her own fault. She had no near prospect of dying, and yet
she wished to make her peace with the world --to put her spiritual affairs
in order. It came back to her from time to time that there was an account
still to be settled with Caspar, and she saw herself disposed or able to
settle it to-day on terms easier for him than ever before. Still, when she
learned he was coming to Rome she felt all afraid; it would be more
disagreeable for him than for any one else to make out --since he WOULD
make it out, as over a falsified balance-sheet or something of that sort
--the intimate disarray of her affairs. Deep in her breast she believed
that he had invested his all in her happiness, while the others had
invested only a part. He was one more person from whom she should have to
conceal her stress. She was reassured, however, after he arrived in Rome,
for he spent several days without coming to see her.
|
El efecto de aquella súplica final se había desvanecido y,
durante el primer año de matrimonio, Goodwood desapareció por completo de
su imaginación. Era un tema de referencia ingrato, y resultaba
desagradable pensar en un individuo que estaba dolido y resentido con una,
y a quien sin embargo no se podía ayudar. Otra cosa habría sido si ella
hubiese podido dudar, aun cuando sólo fuera un poco, de su desconsuelo,
como dudaba del de lord Warburton. Por desgracia, eso estaba fuera de
duda, y era precisamente aquel cariz agresivo, insobornable de la
situación lo que la hacía tan desagradable. Jamás podría ella decirse que
aquel hombre dolorido tuviera compensaciones, como podía decirse en el
caso del aristócrata inglés. Carecía de fe en las compensaciones de
Goodwood y no les concedía valor. Una fábrica de tejidos de algodón no era
una compensación por nada... y menos por no haber podido casarse con
Isabel Archer. Aparte de esto, ella no sabía apenas lo que él poseía salvo
sus cualidades intrínsecas. Oh, todo lo de Caspar era intrínseco; jamás se
le ocurrió pensar que buscara ayuda artificial de ninguna clase. Si
ampliaba su industria -lo cual, a juicio de ella, era la única forma que
podían tomar sus esfuerzos-, era porque eso suponía una actitud
emprendedora, un beneficio para su negocio, de ningún modo porque esperara
así encubrir el pasado. Eso le daba a su figura una especie de desolación
y desnudez que hacían que el hecho de recordarla o de tener que recordarla
constituyese una peculiar conmoción. Su figura carecía de esa pañería
social que en tiempos supercivilizados como los actuales amortigua la
dureza de los contactos humanos. Su absoluto silencio, el hecho de no
saber de él directamente y muy rara vez oírle nombrar, ahondaba aún más
esa impresión de soledad en que él vivía. De vez en cuando le pedía
noticias de él a su hermana Lily, pero Lily no sabía absolutamente nada de
Boston... su imaginación limitaba por el este con Madison Avenue. A medida
que el tiempo iba pasando, Isabel pensaba en él más a menudo y con menos
restricciones. Más de una vez estuvo tentada de escribirle y se contuvo.
Nunca había hablado de él a su marido... no le había informado de las
visitas que Caspar le hiciera en Florencia; reserva ésta que en los
primeros tiempos no venía dictada por falta de confianza en Osmond, sino
simplemente por creer que el secreto del desengaño del joven no le
pertenecía a ella sino a él. Habría sido un craso error por su parte -así
lo creía- comunicárselo a otro, ya que, después de todo, los asuntos de
Goodwood poco podían interesar a Gilbert. De suerte que, a la hora de
escribirle, nunca se decidió a hacerlo. Se le antojaba que, considerando
lo dolido que estaba Caspar, lo mejor que podría hacer era dejarle
tranquilo. Aun así, se habría alegrado de estar en cierta forma más cerca
de él. No es que se le ocurriera jamás que podía haberse casado con él. Ni
siquiera en los momentos en que las consecuencias de su actual unión se le
aparecían con más nitidez había esa reflexión pasado por su mente, a pesar
de las otras muchas que sí se le presentaban. Pero cuando Isabel se vio en
apuros, Caspar pasó a ser miembro de aquel círculo de seres y cosas con
quienes quería ponerse en regla. Ya he consignado con cuánta pasión
deseaba convencerse de que la desdicha que padecía no era fruto de sus
propios errores. No tenía previsión cercana de morir y, sin embargo,
quería quedar en paz con el mundo... poner en orden sus asuntos
espirituales. De tiempo en tiempo, se le ocurría pensar que tenía una
cuenta pendiente con Caspar, y ahora se veía capaz de saldarla y dispuesta
a hacerlo en términos más favorables para él que en ninguna otra ocasión.
No obstante, al enterarse de que se encaminaba a Roma, tuvo verdadero
miedo; sin duda sería más desagradable para él que para nadie averiguar
-porque seguro que averiguaría la verdad, como al repasar un balance
falseado o algo por el estilo- el íntimo desbarajuste de los asuntos de
Isabel. En lo más hondo de su corazón, ella creía que Caspar lo había
invertido todo en que fuera feliz, mientras que los demás sólo habían
invertido una parte. Era una persona más a quien tenía que ocultar su
angustia. Sin embargo, se tranquilizó después de que él llegara a Roma,
porque Caspar dejó transcurrir varios días sin ir a verla.
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Henrietta Stackpole, it may well be imagined,
was much more punctual, and Isabel was largely favoured with the society
of her friend. She threw herself into it, for now that she had made such a
point of keeping her conscience clear, that was one way of proving she had
not been superficial --the more so as the years, in their flight, had
rather enriched than blighted those peculiarities which had been
humorously criticised by persons less interested than Isabel, and which
were still marked enough to give loyalty a spice of heroism. Henrietta was
as keen and quick and fresh as ever, and as neat and bright and fair. Her
remarkably open eyes, lighted like great glazed railway-stations, had put
up no shutters; her attire had lost none of its crispness, her opinions
none of their national reference. She was by no means quite unchanged,
however; it struck Isabel she had grown vague. Of old she had never been
vague; though undertaking many enquiries at once, she had managed to be
entire and pointed about each. She had a reason for everything she did;
she fairly bristled with motives. Formerly, when she came to Europe it was
because she wished to see it, but now, having already seen it, she had no
such excuse. She didn′t for a moment pretend that the desire to examine
decaying civilisations had anything to do with her present enterprise; her
journey was rather an expression of her independence of the old world than
of a sense of further obligations to it. "It′s nothing to come to Europe,"
she said to Isabel; "it doesn′t seem to me one needs so many reasons for
that. It is something to stay at home; this is much more important." It
was not therefore with a sense of doing anything very important that she
treated herself to another pilgrimage to Rome; she had seen the place
before and carefully inspected it; her present act was simply a sign of
familiarity, of her knowing all about it, of her having as good a right as
any one else to be there. This was all very well, and Henrietta was
restless; she had a perfect right to be restless too, if one came to that.
But she had after all a better reason for coming to Rome than that she
cared for it so little. Her friend easily recognised it, and with it the
worth of the other′s fidelity. She had crossed the stormy ocean in
midwinter because she had guessed that Isabel was sad. Henrietta guessed a
great deal, but she had never guessed so happily as that. Isabel′s
satisfactions just now were few, but even if they had been more numerous
there would still have been something of individual joy in her sense of
being justified in having always thought highly of Henrietta. She had made
large concessions with regard to her, and had yet insisted that, with all
abatements, she was very valuable. It was not her own triumph, however,
that she found good; it was simply the relief of confessing to this
confidant, the first person to whom she had owned it, that she was not in
the least at her ease. Henrietta had herself approached this point with
the smallest possible delay, and had accused her to her face of being
wretched. She was a woman, she was a sister; [sic}">she was not Ralph,
nor Lord Warburton, nor Caspar Goodwood, and Isabel could speak.
|
Fácil es suponer que Henrietta Stackpole fue mucho más
puntual, e Isabel se vio grandemente favorecida con la compañía de su
antigua amiga. Se arrojó en brazos de tal amistad porque, ahora que estaba
decidida a tener limpia la conciencia, era ésa una manera de probar que no
había sido superficial... tanto más cuanto que los años, en su
transcurrir, habían enriquecido más que agostado aquellas singularidades
de Henrietta que fueran jocosamente criticadas por personas menos
interesadas que Isabel, unas peculiaridades que seguían siendo lo bastante
marcadas como para poner un punto de heroísmo en la lealtad de Isabel.
Henrietta se mostraba tan aguda, viva y fresca como siempre, e igual de
clara, sincera y brillante. Sus ojos extraordinariamente abiertos,
iluminados como grandes y acristaladas estaciones de ferrocarril, no
tenían postigos que los protegieran; su atavío no había perdido nada de su
tiesura, sus opiniones conservaban el perfume de la referencia nacional.
Sin embargo, no estaba en absoluto inalterada; Isabel creyó encontrar en
ella cierta vaguedad. Anteriormente nunca la había tenido, y aunque
acometiera muchas investigaciones a la vez, se las había compuesto para
estar entera e incisiva en cada una. Tenía siempre una razón para cada
cosa que hacía; disponía de una profusión de motivos. Antes, cuando vino a
Europa fue porque quería conocer ese continente, pero ahora que ya lo
conocía no podía aducir semejante excusa. No se le ocurrió ni por un
momento pretender que el deseo de estudiar las decadentes civilizaciones
tuviera nada que ver con su periplo actual; su excursión era más bien una
demostración de independencia respecto del viejo mundo que un
reconocimiento de deberes para con él. -Esto de venir a Europa no es nada
-le dijo a Isabel-, y no creo que hagan falta tantas razones para hacerlo.
Quedarse en su propio país no está mal, pero esto es mucho más importante.
No fue, pues, con la sensación de hacer nada de importante como se
concedió una nueva peregrinación a Roma. Ya había visto la ciudad y la
había estudiado a fondo, de modo que su visita de ahora constituía más
bien una muestra de familiaridad, de conocerla perfectamente, de tener
tanto derecho como el que más a estar allí. Todo esto estaba muy bien, y
Henrietta era una mujer inquieta; cosa que tenía también derecho a ser.
Pero en el fondo tenía para venir a Roma una razón mucho más poderosa que
la de la ciudad, la cual no le importaba nada. Su compatriota lo detectó
enseguida, y con ello apreció como nunca la fidelidad de la periodista.
Esta había cruzado el océano a mitad del invierno, la peor de las
estaciones, porque vislumbraba que su amiga estaba triste. Henrietta
adivinaba muchas cosas, pero nunca había tenido una intuición tan atinada.
Isabel gozaba por entonces de bien pocas satisfacciones, pero, aun cuando
hubiesen sido numerosas, aún habría habido algo de personal alegría en
aquel sentirse justificada por haber tenido siempre tan alto concepto de
Henrietta. Había hecho grandes concesiones a su respecto, pero insistía en
que, a pesar de los pesares, seguía siendo muy valiosa. Sin embargo, no
era su propio triunfo lo que la satisfacía, sino el alivio de confesar a
esta confidente, la primera persona ante quien lo reconocía, que no estaba
a gusto ni mucho menos. Henrietta tuvo la virtud de abordar el tema sin
perder tiempo, y acusó cara a cara a su amiga de ser desgraciada.
Henrietta era una mujer, una hermana; no era Ralph, ni lord Warburton, ni
Caspar Goodwood; por tanto, Isabel podía hablar.
|
"Yes, I′m wretched," she said very mildly.
She hated to hear herself say it; she tried to say it as judicially as
possible.
|
-Sí, soy desgraciada -dijo muy suavemente. Le desagradó
oírselo decir a sí misma, y trató de expresarlo lo más juiciosamente
posible.
|
"What does he do to you?" Henrietta asked,
frowning as if she were enquiring into the operations of a quack doctor.
|
-¿Qué te hace tu marido? -preguntó Henrietta frunciendo el
ceño como si estuviera investigando las operaciones de un médico
charlatán.
|
"He does nothing. But he doesn′t like me."
|
-No me hace nada. Pero no le gusto.
|
"He′s very hard to please!" cried Miss
Stackpole. "Why don′t you leave him?"
|
-¡Es difícil de contentar! -exclamó la señorita Stackpole-.
¿Por qué no lo dejas?
|
"I can′t change that way," Isabel said.
|
-No puedo cambiar de esa manera -contestó Isabel.
|
"Why not, I should like to know? You won′t
confess that you′ve made a mistake. You′re too proud."
|
-¿Por qué no, vamos a ver? Lo que ocurre es que no quieres
confesar que has cometido un error. Eres demasiado orgullosa.
|
"I don′t know whether I′m too proud. But I
can′t publish my mistake. I don′t think that′s decent. I′d much rather
die."
|
-Ignoro si lo soy, pero no puedo pregonar mi equivocación. Me
parece que eso no es decoroso. Preferiría morir.
|
"You won′t think so always," said Henrietta.
|
-No siempre pensarás así.
|
"I don′t know what great unhappiness might
bring me to; but it seems to me I shall always be ashamed. One must accept
one′s deeds. I married him before all the world; I was perfectly free; it
was impossible to do anything more deliberate. One can′t change that way,"
Isabel repeated.
|
-No sé a qué extremos me podría llevar el ser muy desdichada,
pero creo que siempre sentiría una gran vergüenza. Hay que aceptar las
propias acciones. Me casé con él ante el mundo; era libre de hacer mi
santa voluntad, era imposible hacer nada más meditado. No se puede cambiar
de ese modo -repitió Isabel.
|
"You HAVE changed, in spite of the
impossibility. I hope you don′t mean to say you like him."
|
-Por imposible que parezca, tú has cambiado. Espero que no me
vayas a decir que le quieres.
|
Isabel debated. "No, I don′t like him. I can
tell you, because I′m weary of my secret. But that′s enough; I can′t
announce it on the housetops."
|
Isabel dudó un momento. -No, no le quiero. A ti te lo puedo
decir porque estoy harta de guardar el secreto. Pero basta con esto. No
voy a pregonarlo por calles y plazas.
|
Henrietta gave a laugh. "Don′t you think
you′re rather too considerate?"
|
Henrietta se echó a reír. -¿No te parece que le guardas
demasiadas consideraciones?
|
"It′s not of him that I′m considerate --it′s
of myself!" Isabel answered.
|
-No se las guardo a él, sino a mí misma -respondió Isabel.
|
It was not surprising Gilbert Osmond should
not have taken comfort in Miss Stackpole; his instinct had naturally set
him in opposition to a young lady capable of advising his wife to withdraw
from the conjugal roof. When she arrived in Rome he had said to Isabel
that he hoped she would leave her friend the interviewer alone; and Isabel
had answered that he at least had nothing to fear from her. She said to
Henrietta that as Osmond didn′t like her she couldn′t invite her to dine,
but they could easily see each other in other ways. Isabel received Miss
Stackpole freely in her own sitting-room, and took her repeatedly to
drive, face to face with Pansy, who, bending a little forward, on the
opposite seat of the carriage, gazed at the celebrated authoress with a
respectful attention which Henrietta occasionally found irritating. She
complained to Isabel that Miss Osmond had a little look as if she should
remember everything one said. "I don′t want to be remembered that way,"
Miss Stackpole declared; "I consider that my conversation refers only to
the moment, like the morning papers. Your stepdaughter, as she sits there,
looks as if she kept all the back numbers and would bring them out some
day against me." She could not teach herself to think favourably of Pansy,
whose absence of initiative, of conversation, of personal claims, seemed
to her, in a girl of twenty, unnatural and even uncanny. Isabel presently
saw that Osmond would have liked her to urge a little the cause of her
friend, insist a little upon his receiving her, so that he might appear to
suffer for good manners′ sake. Her immediate acceptance of his objections
put him too much in the wrong --it being in effect one of the
disadvantages of expressing contempt that you cannot enjoy at the same
time the credit of expressing sympathy. Osmond held to his credit, and yet
he held to his objections --all of which were elements difficult to
reconcile. The right thing would have been that Miss Stackpole should come
to dine at Palazzo Roccanera once or twice, so that (in spite of his
superficial civility, always so great) she might judge for herself how
little pleasure it gave him. From the moment, however, that both the
ladies were so unaccommodating, there was nothing for Osmond but to wish
the lady from New York would take herself off. It was surprising how
little satisfaction he got from his wife′s friends; he took occasion to
call Isabel′s attention to it.
|
No era de extrañar que Gilbert Osmond no hubiese tomado
afición a Henrietta Stackpole. Su instinto le había colocado naturalmente
en oposición a una joven dama capaz de aconsejar a su esposa que
abandonase la morada conyugal. Al llegar ella a Roma, Osmond le dijo a
Isabel que esperaba que dejase en paz a su amiga la periodista, pero su
esposa le contestó que, para él al menos, no había nada que temer. A
Henrietta le comunicó que, como su marido le tenía antipatía, no podía
invitarla a cenar, pero que les sería fácil verse de otras maneras. Isabel
recibía en su salón particular y la llevó varías veces de paseo en su
coche sentada frente a Pansy, que, un poco inclinada hacia adelante,
contemplaba a la prestigiosa escritora con una atención respetuosa que en
ocasiones llegaba a irritar a la misma Henrietta. Esta se quejó a Isabel
de que la señorita Osmond la miraba de un modo como si quisiera recordar
todo lo que decía. -No quiero que se me recuerde de esa manera
-declaró la señorita Stackpole-. Entiendo que mi conversación se refiere
sólo al momento, como los diarios de la mañana. Tu hijastra, ahí sentada,
parece como si fuera guardando todos los números atrasados para poder
algún día sacarlos para contradecirme. Por más que lo intentaba, no podía
mirar con buenos ojos a Pansy, cuya ausencia de iniciativa, de
conversación, de anhelos personales le parecía algo poco natural e incluso
inquietante en una joven de veinte años. Isabel vio enseguida que a Osmond
le habría gustado que ella defendiera con más calor la causa de su amiga,
que insistiera para que él la recibiera, a fin de poder aparentar
soportarla en honor de los buenos modales. El que Isabel hubiera aceptado
sin rechistar las objeciones de su marido le dejaba a éste mal parado...
pues una de las desventajas de manifestar desprecio consiste en no poder
al mismo tiempo ganarse la aprobación ajena mostrando simpatía. Osmond no
renunciaba a esa aprobación, pero tampoco a sus objeciones, elementos
ambos difíciles de reconciliar. Lo bueno habría sido que la señorita
Stackpole fuera a cenar un par de veces al Palazzo Roccanera, a fin de que
(a pesar de la cortesía superficial, siempre extraordinaria, del
anfitrión) pudiera juzgar por sí misma lo poco que le agradaba al señor
Osmond. En vista, sin embargo, de que las dos damas eran tan poco
complacientes, no le quedaba sino desear que la dama de Nueva York se
marchase. Era sorprendente la poca satisfacción que a Osmond le daban las
amistades de su mujer; así se lo señaló a Isabel.
|
"You′re certainly not fortunate in your
intimates; I wish you might make a new collection," he said to her one
morning in reference to nothing visible at the moment, but in a tone of
ripe reflection which deprived the remark of all brutal abruptness. "It′s
as if you had taken the trouble to pick out the people in the world that I
have least in common with. Your cousin I have always thought a conceited
ass --besides his being the most ill-favoured animal I know. Then it′s
insufferably tiresome that one can′t tell him so; one must spare him on
account of his health. His health seems to me the best part of him; it
gives him privileges enjoyed by no one else. If he′s so desperately ill
there′s only one way to prove it; but he seems to have no mind for that. I
can′t say much more for the great Warburton. When one really thinks of it,
the cool insolence of that performance was something rare! He comes and
looks at one′s daughter as if she were a suite of apartments; he tries the
door-handles and looks out of the windows, raps on the walls and almost
thinks he′ll take the place. Will you be so good as to draw up a lease?
Then, on the whole, he decides that the rooms are too small; he doesn′t
think he could live on a third floor; he must look out for a piano nobile.
And he goes away after having got a month′s lodging in the poor little
apartment for nothing. Miss Stackpole, however, is your most wonderful
invention. She strikes me as a kind of monster. One hasn′t a nerve in
one′s body that she doesn′t set quivering. You know I never have admitted
that she′s a woman. Do you know what she reminds me of? Of a new steel pen
--the most odious thing in nature. She talks as a steel pen writes; aren′t
her letters, by the way, on ruled paper? She thinks and moves and walks
and looks exactly as she talks. You may say that she doesn′t hurt me,
inasmuch as I don′t see her. I don′t see her, but I hear her; I hear her
all day long. Her voice is in my ears; I can′t get rid of it. I know
exactly what she says, and every inflexion of the tone in which she says
it. She says charming things about me, and they give you great comfort. I
don′t like at all to think she talks about me --I feel as I should feel if
I knew the footman were wearing my hat."
|
-Desde luego no has tenido suerte con tus amigos íntimos;
ojalá pudieras hacerte otra colección -le dijo una mañana sin referirse a
nada visible en aquel momento, pero en un tono de madurada reflexión que
despojaba a ese comentario de toda brusquedad brutal-, Es como si te
hubieras tomado la molestia de escoger, entre todas las del mundo, a las
personas con quienes tengo menos en común. Tu primo me ha parecido siempre
un asno engreído... aparte de ser el animal menos agraciado que conozco.
Además, resulta insoportable no podérselo decir; hay que ahorrárselo en
atención a su salud. Yo diría que su salud es lo mejor que posee porque le
concede unos privilegios de que nadie puede disfrutar. Si tan gravemente
enfermo está no hay más que una manera de demostrarlo, pero no parece muy
dispuesto a ello. Tampoco cabe decir mucho más en favor del gran
Warburton. Pensándolo bien, la fría insolencia de su actuación ha sido
cosa digna de ver. El hombre llega y contempla a la hija de uno como si se
tratara de una casa de alquiler; prueba los tiradores, se asoma a las
ventanas, golpea las paredes y casi está a punto de arrendar el local..
¿Quiere usted hacer el favor de extender el contrato? Pero después se le
ocurre que las habitaciones son pequeñas, que no se acostumbraría a vivir
en un tercer piso, tiene que buscarse un piano nobile. Y se marcha tan
tranquilo después de haberse alojado gratis un mes entero en el pobre
pisito. La señorita Stackpole, ni que decir tiene, es tu hallazgo más
prodigioso. A mí me produce la impresión de estar viendo a un monstruo. No
hay nervio del organismo que ella no ponga en tensión. Ya sabes que no la
he considerado nunca una mujer. ¿Quieres saber a qué me recuerda? A una
pluma de acero nueva... la cosa mas odiosa del universo. Habla igual que
escriben las plumas de acero. ¿No vienen sus cartas, por cierto, en papel
rayado? Piensa, se agita, camina y mira exactamente igual que habla. Tú
dirás que no puede molestarme, porque no la veo. Cierto, no la veo, pero
la oigo, la oigo todo el día. Tengo su voz metida en los oídos, no lo
puede evitar. Sé exactamente lo que dice y conozco cada inflexión del tono
con que lo dice. Dice cosas encantadoras acerca de mí, que a ti te
proporcionan un gran consuelo. No me gusta nada pensar que habla de mí...
me produce la misma sensación que si supiera que uno de mis lacayos lleva
puesto mi sombrero.
|
Henrietta talked about Gilbert Osmond, as his
wife assured him, rather less than he suspected. She had plenty of other
subjects, in two of which the reader may be supposed to be especially
interested. She let her friend know that Caspar Goodwood had discovered
for himself that she was unhappy, though indeed her ingenuity was unable
to suggest what comfort he hoped to give her by coming to Rome and yet not
calling on her. They met him twice in the street, but he had no appearance
of seeing them; they were driving, and he had a habit of looking straight
in front of him, as if he proposed to take in but one object at a time.
Isabel could have fancied she had seen him the day before; it must have
been with just that face and step that he had walked out of Mrs.
Touchett′s door at the close of their last interview. He was dressed just
as he had been dressed on that day, Isabel remembered the colour of his
cravat; and yet in spite of this familiar look there was a strangeness in
his figure too, something that made her feel it afresh to be rather
terrible he should have come to Rome. He looked bigger and more
overtopping than of old, and in those days he certainly reached high
enough. She noticed that the people whom he passed looked back after him;
but he went straight forward, lifting above them a face like a February
sky.
|
Como Isabel le aseguró, Henrietta hablaba de Gilbert Osmond
mucho menos de lo que él presumía. Poseía multitud de otros temas de
conversación, por dos de los cuales cabe suponer que el lector sentirá
especial interés. La periodista comunicó a su amiga que Caspar Goodwood
había descubierto por sus propios medios que Isabel no era feliz, aunque
Henrietta, pese a su inventiva, no pudo explicarle qué clase de consuelo
pensaba él proporcionar a Isabel estando en Roma y no tratando de verla.
Le habían visto ya dos veces en la calle, pero él no pareció haberlas
divisado pues ellas iban en coche, y él tenía la costumbre de ir mirando
al frente, como si se propusiera no ver más que un objeto cada vez. Para
Isabel fue como si lo hubiera visto la víspera; debió de ser con la misma
cara e idéntico paso como saliera del portal de la señora Touchett después
de su última entrevista. Vestía igual que en aquel día, Isabel recordaba
el color de su corbata; y no obstante, a pesar de aquel aspecto para ella
familiar, había también algo extraño en su figura, algo que le hizo sentir
nuevamente que era terrible el hecho de que hubiese ido a Roma. Parecía
más grande y más descollante que antaño, y eso que en aquellos días
llegaba ya a buena altura. Ella observó que la gente, al pasar, se volvía
a mirarlo, pero él seguía imperturbable hacia delante, alzando por encima
de ellos un rostro que era como un cielo de febrero.
|
Miss Stackpole′s other topic was very
different; she gave Isabel the latest news about Mr. Bantling. He had been
out in the United States the year before, and she was happy to say she had
been able to show him considerable attention. She didn′t know how much he
had enjoyed it, but she would undertake to say it had done him good; he
wasn′t the same man when he left as he had been when he came. It had
opened his eyes and shown him that England wasn′t everything. He had been
very much liked in most places, and thought extremely simple --more simple
than the English were commonly supposed to be. There were people who had
thought him affected; she didn′t know whether they meant that his
simplicity was an affectation. Some of his questions were too
discouraging; he thought all the chambermaids were farmers′ daughters --or
all the farmers′ daughters were chambermaids --she couldn′t exactly
remember which. He hadn′t seemed able to grasp the great school system; it
had been really too much for him. On the whole he had behaved as if there
were too much of everything --as if he could only take in a small part.
The part he had chosen was the hotel system and the river navigation. He
had seemed really fascinated with the hotels; he had a photograph of every
one he had visited. But the river steamers were his principal interest; he
wanted to do nothing but sail on the big boats. They had travelled
together from New York to Milwaukee, stopping at the most interesting
cities on the route; and whenever they started afresh he had wanted to
know if they could go by the steamer. He seemed to have no idea of
geography --had an impression that Baltimore was a Western city and was
perpetually expecting to arrive at the Mississippi. He appeared never to
have heard of any river in America but the Mississippi and was unprepared
to recognise the existence of the Hudson, though obliged to confess at
last that it was fully equal to the Rhine. They had spent some pleasant
hours in the palace-cars; he was always ordering ice-cream from the
coloured man. He could never get used to that idea --that you could get
ice-cream in the cars. Of course you couldn′t, nor fans, nor candy, nor
anything in the English cars! He found the heat quite overwhelming, and
she had told him she indeed expected it was the biggest he had ever
experienced. He was now in England, hunting --"hunting round" Henrietta
called it. These amusements were those of the American red men; we had
left that behind long ago, the pleasures of the chase. It seemed to be
generally believed in England that we wore tomahawks and feathers; but
such a costume was more in keeping with English habits. Mr. Bantling would
not have time to join her in Italy, but when she should go to Paris again
he expected to come over. He wanted very much to see Versailles again; he
was very fond of the ancient _regime_. They didn′t agree about that, but
that was what she liked Versailles for, that you could see the ancient
_regime_ had been swept away. There were no dukes and marquises there now;
she remembered on the contrary one day when there were five American
families, walking all round. Mr. Bantling was very anxious that she should
take up the subject of England again, and he thought she might get on
better with it now; England had changed a good deal within two or three
years. He was determined that if she went there he should go to see his
sister, Lady Pensil, and that this time the invitation should come to her
straight. The mystery about that other one had never been explained.
|
El otro tema de conversación de la señorita Stackpole era del
todo distinto y se refería al señor Bantling, del que dio a Isabel las
últimas noticias que poseía. El año pasado él había ido a Estados Unidos y
Henrietta celebraba haber podido prestarle bastante atención. No podría
decir si lo había pasado muy bien, pero lo cierto es que la excursión le
sentó de maravilla, pues no era, al marcharse, el mismo hombre que al
llegar. Aquello le había abierto los ojos y le había demostrado que
Inglaterra no lo era todo. Había caído muy bien en casi todas partes y le
encontraron extraordinariamente sencillo... mucho más sencillo de lo que
allí se consideraba a los ingleses. No faltó quien le considerase
afectado; pero no sabía Henrietta si sería que tomaban su sencillez por
afectación. Hacía preguntas verdaderamente lamentables; creía que todas
las camareras eran hijas de agricultores o que todas las hijas de
agricultores eran camareras, ella no lo recordaba con exactitud. Al
parecer tampoco fue capaz de comprender el gran sistema escolar americano,
eso era demasiado para él. En conjunto, se había comportado como si todo
fuera demasiado, como si sólo pudiera digerir una pequeña parte. Lo que
más le había interesado era la organización de los hoteles y la navegación
fluvial. En realidad, se diría que estaba fascinado por los hoteles, y
había guardado una fotografía de cada uno de los que visitó. Pero lo que
más le interesó fueron los vapores fluviales. Nada le gustaba tanto como
navegar en aquellos grandes barcos. Habían viajado juntos de Nueva York a
Milwaukee deteniéndose en las principales ciudades del trayecto y, cada
vez que reanudaban la marcha, él preguntaba si podían ir en vapor. Era
como si no tuviese la menor idea de la geografía... creía que Baltimore
era una ciudad del Oeste y esperaba constantemente llegar al Mississipi.
Por lo visto el único río de América del que había oído hablar era el
Mississipi, y no se hallaba preparado para reconocer la existencia del
Hudson, aunque al cabo tuvo que admitir que era tan importante como el
Rin. Habían pasado horas muy gratas en los vagones de lujo de los trenes,
y él siempre estaba encargando helados al mozo de color. Nunca llegó a
acostumbrarse a la idea de que se pudiese pedir helados en un tren.
Naturalmente, en los trenes ingleses no los hay, ni tampoco ventiladores,
ni caramelos, ni nada de nada. El calor le pareció sofocante y ella le
dijo que esperaba que fuera el más intenso que él hubiera experimentado.
Ahora el señor Bantling estaba cazando, de coto en coto, como decía
Henrietta, diversión que era la que practicaban los pieles rojas de
América, y de la que nosotros habíamos prescindido hace ya muchos años. En
Inglaterra existía la creencia general de que llevábamos todavía el hacha
de los indios y sus plumas, pero semejante atuendo era más propio de las
costumbres inglesas. El señor Bantling no tenía ahora tiempo para venir a
verla a Italia, pero, cuando fuera a París, él iría a reunirse allí con
ella. Tenía muchos deseos de ver otra vez Versalles, pues era un gran
admirador del Antiguo Régimen. En eso no estaban de acuerdo; pues eso era
lo que a ella le gustaba tanto de Versalles; que allí se veía que el
Antiguo Régimen había sido barrido. Ya no había duques ni marquesas, y
Henrietta recordaba que un día había cinco familias americanas paseándose
tranquilamente por el parque. El señor Bantling le insistía mucho en que
ella volviese a abordar el tema de Inglaterra, porque pensaba que ahora
podría verla bajo mejor aspecto, pues Inglaterra había cambiado mucho en
los dos o tres últimos años. Ahora estaba decidido, si ella iba allá, a ir
en persona a ver a su hermana lady Pensil, y tenía la seguridad de que
esta vez la invitación le llegaría en el acto. Jamás había podido
explicarse el misterio de lo que pasara con la otra.
|
Caspar Goodwood came at last to Palazzo
Roccanera; he had written Isabel a note beforehand, to ask leave. This was
promptly granted; she would be at home at six o′clock that afternoon. She
spent the day wondering what he was coming for --what good he expected to
get of it. He had presented himself hitherto as a person destitute of the
faculty of compromise, who would take what he had asked for or take
nothing. Isabel′s hospitality, however, raised no questions, and she found
no great difficulty in appearing happy enough to deceive him. It was her
conviction at least that she deceived him, made him say to himself that he
had been misinformed. But she also saw, so she believed, that he was not
disappointed, as some other men, she was sure, would have been; he had not
come to Rome to look for an opportunity. She never found out what he had
come for; he offered her no explanation; there could be none but the very
simple one that he wanted to see her. In other words he had come for his
amusement. Isabel followed up this induction with a good deal of
eagerness, and was delighted to have found a formula that would lay the
ghost of this gentleman′s ancient grievance. If he had come to Rome for
his amusement this was exactly what she wanted; [sic}">for if he cared
for amusement he had got over his heartache. If he had got over his
heartache everything was as it should be and her responsibilities were at
an end. It was true that he took his recreation a little stiffly, but he
had never been loose and easy and she had every reason to believe he was
satisfied with what he saw. Henrietta was not in his confidence, though he
was in hers, and Isabel consequently received no side-light upon his state
of mind. He was open to little conversation on general topics; it came
back to her that she had said of him once, years before, "Mr. Goodwood
speaks a good deal, but he doesn′t talk." He spoke a good deal now, but he
talked perhaps as little as ever; considering, that is, how much there was
in Rome to talk about. His arrival was not calculated to simplify her
relations with her husband, for if Mr. Osmond didn′t like her friends Mr.
Goodwood had no claim upon his attention save as having been one of the
first of them. There was nothing for her to say of him but that he was the
very oldest; this rather meagre synthesis exhausted the facts. She had
been obliged to introduce him to Gilbert; it was impossible she should not
ask him to dinner, to her Thursday evenings, of which she had grown very
weary, but to which her husband still held for the sake not so much of
inviting people as of not inviting them.
|
Por fin, Caspar Goodwood fue al Palazzo Roccanera, no sin
antes haber escrito a Isabel unas líneas pidiéndole permiso para
visitarla, cosa que le fue inmediatamente concedida; Isabel estaría en
casa aquella tarde, a las seis. Pasó ella todo el día preguntándose a qué
vendría Caspar... qué provecho esperaba sacar. Hasta entonces, Goodwood se
había presentado como persona desprovista de la facultad de transigir, que
o se llevaba lo que pedía o no se llevaba nada. Isabel le acogió con una
hospitalidad desprovista de preguntas, y a ella no le fue difícil
aparentar ser lo bastante dichosa para engañarle. Al menos tuvo el
convencimiento de que le había engañado, de haberle hecho creer que estaba
mal informado. Pero vio también, o le pareció ver, que él no se sentía
defraudado, como seguramente a juicio de ella se habrían sentido muchos
otros. No había ido él a Roma en busca de una oportunidad. Nunca averiguó
Isabel para qué había ido, porque él no dio la menor explicación, y no
cabía otra cosa que la muy simple de que quería verla. En otras palabras,
había ido a Roma por placer. Isabel se aferró a tal suposición con avidez
y estuvo encantada de haber encontrado una fórmula que desvaneciera de una
vez el fantasma del antiguo agravio de ese caballero. Si había venido a
Roma por simple recreo, eso era precisamente lo que ella deseaba, porque
si le apetecía un placer era que ya tenía olvidada su antigua congoja; si
se le había quitado la pena, todo estaba como debía estar, y su propia
responsabilidad había terminado. Verdad era que Caspar se tomaba su
esparcimiento con cierta rigidez, pero nunca había sido desenvuelto ni
campechano, y ella tenía todos los motivos para creer que estaba
satisfecho con lo que veía. Henrietta no gozaba de su confianza, aunque él
sí de la de ella, de suerte que Isabel no recibió ninguna aclaración
indirecta acerca del estado de ánimo de su amigo. Por lo general,. él era
hombre poco dado a conversar sobre temas generales. Recordaba Isabel que
años antes había dicho de él que era hombre que hablaba mucho pero decía
poco. Ahora hablaba también mucho, pero decía quizá tan poco como antaño;
sobre todo, si se tenía en cuenta lo mucho que se podía decir de Roma. Su
llegada no contribuyó gran cosa a facilitar las relaciones de Isabel con
su esposo, pues si el señor Osmond no sentía la menor simpatía por sus
amigos, el señor Goodwood no podía aducir más mérito que el de haber sido
uno de los primeros. No tenía ella otra cosa que decir de él sino que era
el más antiguo; en esa síntesis bastante parca se agotaban los hechos.
Isabel se había visto obligada a presentárselo a Gilbert; era imposible
dejar de invitarle a cenar y a sus recepciones de los jueves, de las que
ya estaba cansada pero a las que Osmond seguía aferrándose, no tanto por
el placer de invitar a la gente cuanto por no invitarla.
|
To the Thursdays Mr. Goodwood came regularly,
solemnly, rather early; he appeared to regard them with a good deal of
gravity. Isabel every now and then had a moment of anger; there was
something so literal about him; she thought he might know that she didn′t
know what to do with him. But she couldn′t call him stupid; he was not
that in the least; he was only extraordinarily honest. To be as honest as
that made a man very different from most people; one had to be almost
equally honest with HIM. She made this latter reflection at the very time
she was flattering herself she had persuaded him that she was the most
light-hearted of women. He never threw any doubt on this point, never
asked her any personal questions. He got on much better with Osmond than
had seemed probable. Osmond had a great dislike to being counted on; in
such a case he had an irresistible need of disappointing you. It was in
virtue of this principle that he gave himself the entertainment of taking
a fancy to a perpendicular Bostonian whom he had been depended upon to
treat with coldness. He asked Isabel if Mr. Goodwood also had wanted to
marry her, and expressed surprise at her not having accepted him. It would
have been an excellent thing, like living under some tall belfry which
would strike all the hours and make a queer vibration in the upper air. He
declared he liked to talk with the great Goodwood; it wasn′t easy at
first, you had to climb up an interminable steep staircase, up to the top
of the tower; but when you got there you had a big view and felt a little
fresh breeze. Osmond, as we know, had delightful qualities, and he gave
Caspar Goodwood the benefit of them all. Isabel could see that Mr.
Goodwood thought better of her husband than he had ever wished to; he had
given her the impression that morning in Florence of being inaccessible to
a good impression. Gilbert asked him repeatedly to dinner, and Mr.
Goodwood smoked a cigar with him afterwards and even desired to be shown
his collections. Gilbert said to Isabel that he was very original; he was
as strong and of as good a style as an English portmanteau,[sic}">--he
had plenty of straps and buckles which would never wear out, and a capital
patent lock. Caspar Goodwood took to riding on the Campagna and devoted
much time to this exercise; it was therefore mainly in the evening that
Isabel saw him. She bethought herself of saying to him one day that if he
were willing he could render her a service. And then she added smiling:
|
El señor Goodwood acudía a las reuniones de los jueves de un
modo asiduo y solemne, llegando bastante pronto; parecía tomárselas con
mucha gravedad. Isabel de vez en cuando sentía un momento de ira ante
aquel hombre tan falto de imaginación. Se decía que ya podría haberse dado
cuenta de que ella no sabía qué hacer con él. Pero no podía llamarle
obtuso, porque no lo era en absoluto, sólo era extraordinariamente
sincero. Ser así lo hacía muy diferente de la mayoría de la gente y le
obligaba a una a ser igualmente sincera con él. Esta última reflexión se
la hizo al tiempo que se felicitaba por haberle hecho creer que era la más
despreocupada de las mujeres. Él nunca manifestó la menor duda acerca de
ese punto, ni le hizo jamás la menor pregunta personal. Con Osmond se
llevaba mucho mejor de lo que habría podido creerse. A Gilbert le
desagradaba profundamente que se contara con él, y en tal caso
experimentaba un irresistible deseo de defraudar a los demás. En virtud de
ese principio se concedió el entretenimiento de interesarse por aquel
bostomano perpendicular al que se esperaba que tratase con frialdad. Le
preguntó a Isabel si también Goodwood había pretendido casarse con ella, y
se mostró muy sorprendido de que no lo hubiera aceptado, pues habría sido
algo excelente, algo así como vivir al pie de un alto campanario que diera
todas las horas y produjese una extraña vibración en el aire. Declaró que
le gustaba hablar con el gran Goodwood; al principio no era fácil, pues
había que trepar por una escalera empinada e interminable hasta lo alto de
la torre; pero una vez allí se disfrutaba de un hermoso panorama y se
aspiraba una brisa tonificante. Como ya sabemos, Osmond poseía cualidades
muy gratas, y dejó que Goodwood disfrutara de todas ellas. Isabel veía que
Caspar miraba a su marido con más favor de lo que habría querido. Aquella
distante mañana de Florencia Caspar le había parecido impermeable a
cualquier buena impresión. Gilbert le invitó repetidas veces a cenar,
luego Goodwood fumaba con él un buen cigarro y hasta manifestaba el deseo
de que le enseñara sus colecciones de arte. Gilbert le comentó a Isabel
que su amigo era muy original; tan fuerte y de tan buen estilo como un
baúl inglés... lleno de correas y de hebillas que nunca se desgastarían y
una cerradura. Caspar se aficionó a pasear a caballo por la Campagna y
dedicaba a ese deporte mucho tiempo, así que era a última hora de la tarde
cuando veía a Isabel. Un día a ésta se le ocurrió decirle que, si él
quisiera, podría hacerle un gran favor. -En realidad, no sé con qué
derecho se lo pido-añadió sonriendo.
|
"I don′t know, however, what right I have to
ask a service of you."
|
????
|
"You′re the person in the world who has most
right," he answered. "I′ve given you assurances that I′ve never given any
one else."
|
-Si alguna persona en el mundo tiene derecho a pedírmelo es
usted -respondió él-. Yo le he dado garantías que no he dado a nadie más.
|
The service was that he should go and see her
cousin Ralph, who was ill at the Hotel de Paris, alone, and be as kind to
him as possible. Mr. Goodwood had never seen him, but he would know who
the poor fellow was; if she was not mistaken Ralph had once invited him to
Gardencourt. Caspar remembered the invitation perfectly, and, though he
was not supposed to be a man of imagination, had enough to put himself in
the place of a poor gentleman who lay dying at a Roman inn. He called at
the Hotel de Paris and, on being shown into the presence of the master of
Gardencourt, found Miss Stackpole sitting beside his sofa. A singular
change had in fact occurred in this lady′s relations with Ralph Touchett.
She had not been asked by Isabel to go and see him, but on hearing that he
was too ill to come out had immediately gone of her own motion. After this
she had paid him a daily visit --always under the conviction that they
were great enemies.
|
????
|
Oh yes, we′re intimate enemies," Ralph used
to say; and he accused her freely --as freely as the humour of it would
allow --of coming to worry him to death. In reality they became excellent
friends, Henrietta much wondering that she should never have liked him
before. Ralph liked her exactly as much as he had always done; he had
never doubted for a moment that she was an excellent fellow. They talked
about everything and always differed; about everything, that is, but
Isabel --a topic as to which Ralph always had a thin forefinger on his
lips. Mr. Bantling on the other hand proved a great resource; Ralph was
capable of discussing Mr. Bantling with Henrietta for hours.
Discussion was stimulated of course by their inevitable difference
of view --Ralph having amused himself with taking the ground that the
genial ex-guardsman was a regular Machiavelli. Caspar Goodwood could
contribute nothing to such a debate; but after he had been left alone with
his host he found there were various other matters they could take up. It
must be admitted that the lady who had just gone out was not one of these;
Caspar granted all Miss Stackpole′s merits in advance, but had no further
remark to make about her. Neither, after the first allusions, did the two
men expatiate upon Mrs. Osmond --a theme in which Goodwood perceived as
many dangers as Ralph. He felt very sorry for that unclassable personage;
he couldn′t bear to see a pleasant man, so pleasant for all his queerness,
so beyond anything to be done. There was always something to be done, for
Goodwood, and he did it in this case by repeating several times his visit
to the Hotel de Paris. It seemed to Isabel that she had been very clever;
she had artfully disposed of the superfluous Caspar. She had given him an
occupation; she had converted him into a caretaker of Ralph. She had a
plan of making him travel northward with her cousin as soon as the first
mild weather should allow it. Lord Warburton had brought Ralph to Rome and
Mr. Goodwood should take him away. There seemed a happy symmetry in this,
and she was now intensely eager that Ralph should depart. She had a
constant fear he would die there before her eyes and a horror of the
occurrence of this event at an inn, by her door, which he had so rarely
entered. Ralph must sink to his last rest in his own dear house, in one of
those deep, dim chambers of Gardencourt where the dark ivy would cluster
round the edges of the glimmering window. There seemed to Isabel in these
days something sacred in Gardencourt; no chapter of the past was more
perfectly irrecoverable. When she thought of the months she had spent
there the tears rose to her eyes. She flattered herself, as I say, upon
her ingenuity, but she had need of all she could muster; for several
events occurred which seemed to confront and defy her. The Countess Gemini
arrived from Florence --arrived with her trunks, her dresses, her chatter,
her falsehoods, her frivolity, the strange, the unholy legend of the
number of her lovers. Edward Rosier, who had been away somewhere --no one,
not even Pansy, knew where, --reappeared in Rome and began to write her
long letters, which she never answered. Madame Merle returned from Naples
and said to her with a strange smile: "What on earth did you do with Lord
Warburton?" As if it were any business of hers!
|
-¡Sí, somos enemigos íntimos! -decía Ralph, y la acusaba
francamente... todo lo francamente que el humor de la situación lo
permitía... de ir allí para matarle a disgustos. Resultó que se hicieron
muy amigos, y Henrietta se extrañaba de que aquel hombre nunca le gustara
hasta entonces. A Ralph ella le gustaba lo mismo que siempre, pues jamás
había dudado de que Henrietta fuese un excelente compañero. Hablaban de
todo, pero no estaban de acuerdo en nada; es decir, hablaban de todo menos
de Isabel, tema acerca del que Ralph parecía tener siempre el flaco índice
sobre los labios. En cambio, el señor Bantling resultó una mina, pues
Ralph era capaz de pasarse horas enteras conversando acerca de Bantling
con Henrietta. La conversación se veía estimulada, desde luego, por la
inevitable diferencia de puntos de vista. Ralph se divertía sosteniendo la
tesis de que el jovial ex oficial de la guardia era un verdadero
Maquiavelo. Caspar Goodwood no podía aportar nada a ese debate, pero
cuando se quedó a solas con el enfermo, descubrió que había otros posibles
asuntos que tratar. Hay que reconocer que la dama que acababa de dejarles
no era uno de ellos. Caspar admitía de antemano todos los méritos de la
señorita Stackpole, pero no tenía nada más que decir de ella. Ni tampoco,
después de las primeras alusiones, se explayaron los dos caballeros sobre
la señora Osmond... tema en el que Goodwood percibía tantos peligros como
el propio Ralph. Caspar sintió mucha lástima por aquel personaje tan
extraño. No podía soportar el ver a un hombre agradable, agradable a pesar
de todas sus rarezas, tan fuera del alcance de todo cuanto pudiera hacerse
por él. Pero para Goodwood siempre había algo que hacer, y en este caso lo
hizo repitiendo sus visitas al Hotel de París. A Isabel le parecía que
ella había obrado con mucha inteligencia, pues se había librado del
superfluo Caspar proporcionándole una ocupación al convertirle en el
cuidador de Ralph. Tenía incluso el proyecto de enviarle hacia el norte
tan pronto como el tiempo lo permitiese. De tal suerte, lord Warburton
habría traído a Ralph a Roma y Caspar Goodwood se lo llevaría. Parecía
haber en ello una fantástica simetría, e Isabel experimentaba un ansia
enorme de que Ralph mejorase y pudiese partir de una vez. Tenía un miedo
insuperable de que su primo pudiera morir allí, ante su vista, y el horror
de que ello ocurriese en un albergue y tuviesen que sacarle por aquella
puerta que él tan pocas veces había franqueado. A su juicio, Ralph debía
sumirse en el sueño eterno en su querida casa, en una de aquellas sombrías
habitaciones de Gardencourt, donde la oscura hiedra se adhiere a las
molduras exteriores de la ventana pálidamente iluminada. Para Isabel, en
aquel entonces, Gardencourt era como un lugar sagrado, donde no había
capítulo de lo pasado que fuera tan admirablemente irrecuperable. Cuando
se ponía a pensar en los meses que allí había pasado, los ojos se le
llenaban de lágrimas. Como ya se ha dicho, se ufanaba de su inventiva,
pero le hacía falta toda la que pudiera acopiar, pues se produjeron varios
acontecimientos que parecieron darse cita para afrontarla y desafiarla.
Uno de ellos fue la condesa Gemini, que llegó un buen día de Florencia...
con sus numerosos baúles, sus vestidos, su inagotable parloteo, su
falsedad, su frivolidad y la extraña y perversa leyenda de sus numerosos
amantes. El otro fue Edward Rosier, que había estado ausente en alguna
parte nadie, ni aun la misma Pansy, sabía dónde-, y que también un buen
día reapareció en Roma y comenzó a escribirle largas cartas que ella no
contestó. Y, por último, madame Merle, que regresó de Nápoles y le dijo
con una extraña sonrisa: «Pero ¿qué hizo usted de lord Warburton?». ¡Como
si eso fuera cosa que a ella le importase en absoluto!
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|
CHAPTER 48 |
48
One day, toward the end of February,
Ralph Touchett made up his mind to return to England. He had his own
reasons for this decision, which he was not bound to communicate; but
Henrietta Stackpole, to whom he mentioned his intention, flattered herself
that she guessed them. She forebore to express them, however; she only
said, after a moment, as she sat by his sofa: "I suppose you know you
can′t go alone?"
|
Un día de fines del mes de febrero, Ralph Touchett decidió
regresar a Inglaterra. Tenía poderosas razones para haberlo decidido así,
pero no quería comunicarlas a nadie. Sin embargo, Henrietta Stackpole, a
quien se las había participado, se enorgulleció de haberlas adivinado con
anterioridad. Pero se abstuvo de manifestar su previsión y se limitó a
decir tras un momento, acercándose más al sofá: -Supongo que se dará′87
cuenta de que no puede ir solo.
|
"I′ve no idea of doing that," Ralph
answered. "I shall have people with me."
|
-Ni pienso en ello -contestó Ralph-. Desde luego, tendré gente
que me acompañe.
|
"What do you mean by ′people′? Servants
whom you pay?"
|
-¿Qué quiere usted decir con eso de «gente»? ¿Sirvientes
mercenarios?
|
"Ah," said Ralph jocosely, "after all,
they′re human beings."
|
-¡Ah! -exclamó Ralph riendo-. Después de todo, son también
seres humanos.
|
"Are there any women among them?" Miss
Stackpole desired to know.
|
-¿Hay alguna mujer entre ellos? -quiso saber la señorita
Stackpole.
|
"You speak as if I had a dozen! No, I con
fess I haven′t a soubrette in my employment."
|
-Habla usted como si hubiese de haber una docena. Confieso que
no hay ni una sola pizpireta doncella a mis órdenes.
|
"Well," said Henrietta calmly, "you can′t
go to England that way. You must have a woman′s care."
|
-Bueno -dijo tranquilamente Henrietta-, usted no puede viajar
de tal modo hasta Inglaterra. Precisa los cuidados de una mujer.
|
"I′ve had so much of yours for the past
fortnight that it will last me a good while."
|
-Me ha prodigado usted tantos en estas dos ú ltimas semanas
que creo que me bastarán para una temporada.
|
"You′ve not had enough of it yet. I guess
I′ll go with you," said Henrietta.
|
-Todavía no le he prodigado bastantes. Me parece que voy a
acompañarle -dijo Henrietta.
|
"Go with me?" Ralph slowly raised himself
from his sofa.
|
-¿Acompañarme usted? -preguntó con asombro Ralph,
incorporándose poco a poco.
|
"Yes, I know you don′t like me, but I′ll
go with you all the same. It would be better for your health to lie down
again."
|
-Sí. Ya sé que no le gusto, pero iré de todos modos. Ande,
échese otra vez, que más le valdrá para su salud.
|
Ralph looked at her a little; then he
slowly relapsed. "I like you very much," he said in a moment.
|
Ralph la miró un instante y se tendió de nuevo. -Al contrario
-dijo al cabo de un momento-, usted me gusta mucho.
|
Miss Stackpole gave one of her infrequent
laughs. "You needn′t think that by saying that you can buy me off. I′ll go
with you, and what is more I′ll take care of you."
|
-No crea que va a conquistarme con tan poca cosa -dijo la
señorita Stackpole soltando una de sus raras carcajadas. Y añadió-: No
solamente iré con usted, sino que, además, le cuidaré lo mejor posible.
|
"You′re a very good woman," said Ralph.
|
-Es usted una mujer admirable -exclamó Ralph.
|
"Wait till I get you safely home before
you say that. It won′t be easy. But you had better go, all the same."
|
-Espere, para decirlo, a que le deje cómodamente instalado en
su casa. A decir verdad, no será tan fácil. Pero, de todos modos, creo
sinceramente que es lo mejor que puede usted hacer.
|
Before she left him, Ralph said to her:
"Do you really mean to take care of me?"
|
Antes de que ella se marchara, Ralph le preguntó: -¿De veras
está usted dispuesta a cuidarme?
|
"Well, I mean to try."
|
-Sí; estoy dispuesta, desde luego, a intentarlo.
|
"I notify you then that I submit. Oh, I
submit!" And it was perhaps a sign of submission that a few minutes after
she had left him alone he burst into a loud fit of laughter. It seemed to
him so inconsequent, such a conclusive proof of his having abdicated all
functions and renounced all exercise, that he should start on a journey
across Europe under the supervision of Miss Stackpole. And the great
oddity was that the prospect pleased him; he was gratefully, luxuriously
passive. He felt even impatient to start; and indeed he had an immense
longing to see his own house again. The end of everything wa s at hand; it
seemed to him he could stretch out his arm and touch the goal. But he
wanted to die at home; it was the only wish he had left --to extend
himself in the large quiet room where he had last seen his father lie, and
close his eyes upon the summer dawn.
|
-Entonces tengo el placer de comunicarle que acepto. ¡Oh,
acepto con toda el alma! Acaso fuera una patente prueba de su aceptación
sumisa el que minutos después de haberlo ella dejado estallara en una gran
carcajada. Hacer aquel largo viaje a través de toda Europa bajo la
cuidadosa vigilancia de la señorita Stackpol e se le aparecía en aquellos
momentos como una muestra concluyente de su abdicación de toda suerte de
actividades, de su renuncia a todo ejercicio. Y lo verdaderamente
estrafalario del asunto es que la idea le gustaba muchísimo pues le
convidaba a una suntuosa y grata pasividad. Así, pues, sentía impaciencia
por partir cuanto antes y experimentaba un incontenible anhelo de volver a
ver su casa. Tenía el fin de todo al alcance de la mano; le parecía que no
necesitaba sino tenderla para tocarlo. Quería morir en su propia casa. No
le quedaba ya más voluntad que ésa: tenderse tranquilamente en la amplia y
silenciosa habitación donde su padre había muerto, y cerrar para siempre
los ojos al comienzo del verano.
|
That same day Caspar Goodwood came to see
him, and he informed his visitor that Miss Stackpole had taken him up and
was to conduct him back to England. "Ah then," said Caspar, "I′m afraid I
shall be a fifth wheel to the coach. Mrs. Osmond has made ME promise to go
with you."
|
Aquel mismo día Caspar Goodwood fue a verle y Ralph le hizo
saber que la señorita S tackpole le había tomado a su cargo e iba a
acompañarlo a Inglaterra. -Entonces me temo que voy a ser la quinta rueda
del coche -dijo Goodwood al oír tal cosa-, porque la señora Osmond me ha
hecho prometerle que iré con usted.
|
"Good heavens --it′s the golden age!
You′re all too kind."
|
-¡Santo cielo, esto es la edad de oro! Son todos ustedes
demasiado amables.
|
"The kindness on my part is to her; it′s
hardly to you."
|
-Por mi parte, la amabilidad es hacia ella; escasamente hacia
usted.
|
"Granting that, SHE′S kind," smiled
Ralph.
|
-Pues siendo así -dijo Ralph sonriendo-, ella es
verdaderamente amable.
|
"To get people to go with you? Yes,
that′s a sort of kindness," Goodwood answered without lending himself to
the jo ke. "For myself, however," he added, "I′ll go as far as to say that
I would much rather travel with you and Miss Stackpole than with Miss
Stackpole alone."
|
-¿Por hacer que haya quien le acompañe? En cierto modo,
indudablemente, es una gran prueba de amabilidad -contestó Goodwood sin
tomarlo a broma ni por asomo-. Por lo que a mí respecta -añadió-, confieso
que prefiero mil veces viajar con usted y la señori ta Stackpole que con
la señorita Stackpole sola.
|
"And you′d rather stay here than do
either," said Ralph. "There′s really no need of your coming. Henrietta′s
extraordinarily efficient."
|
-Pero más que cualquiera de esas dos cosas, lo que le gustaría
es quedarse aquí -dijo Ralph-. En realidad, no es necesario que usted
venga. Henrietta se basta y sobra, es una mujer de gran disposición.
|
"I′m sure of that. But I′ve promised Mrs.
Osmond."
|
-No lo dudo. Pero se lo he prometido a la señora Osmond.
|
"You can easily get her to let you off."
|
-¡Bah! Nada le será a usted más fácil que hacer que le releve
de su compromiso.
|
"She wouldn′t let me off for the world.
She wants me to look after you, but that isn′t the principal thing. The
principal thing is that she wants me to leave Rome."
|
-Por nada del mundo me relevaría de él. Quiere que yo cuide de
usted; pero no es ése el principal motivo. La razón principal es que
quiere que me vaya de Roma.
|
"Ah, you see too much in it," Ralph
suggested.
|
-Usted interpreta su pensamiento -sugirió Ralph.
|
"I bore her," Goodwood went on; "she has
nothing to say to me, so she invented that."
|
-La verdad es que la aburro. No sabe qué decirme. Por eso ha
inve ntado lo de acompañarlo, para quitárseme de en medio.
|
"Oh then, if it′s a convenience to her I
certainly will take you with me. Though I don′t see why it should be a
convenience," Ralph added in a moment.
|
-Entonces, si es por conveniencia de ella, accedo a que usted
me acompañe. Aunque, a decir verdad -añadió tras un instante-, no veo en
qué pueda estribar tal conveniencia.
|
"Well," said Caspar Goodwood simply, "she
thinks I′m watching her."
|
-En que cree que la estoy vigilando -contestó Caspar sin
tapujos.
|
"Watching her?"
|
-¿Vigilándola?
|
"Trying to make out if she′s happy."
|
-Ni más ni menos; tratando de averiguar si es feliz.
|
"That′s easy to make out," said Ralph.
"She′s the most visibly happy woman I know."
|
-Eso es bien fácil de averiguar -replicó Ralph-. Aparentemente
es la mujer más dichosa que conozco.
|
"Exactly so; I′m satisfied," Goodwood
answered dryly. For all his dryness, however, he had more to say. "I′ve
been watching her; I was an old friend and it seemed to me I had the
right. She pretends to be happy; that was what she undertook to be; and I
thought I should like to see for myself what it amounts to. I′ve seen," he
continued with a harsh ring in his voice, "and I don′t want to see any
more. I′m now quite ready to go."
|
-Lo mismo creo, de modo que me doy por satisfecho -respondió
Goodwood secamente. Sin embargo, a pesar de aquella sequedad, añadió-: En
efecto, he estado observándola. Soy un viejo amigo suyo y me pareció que
tenía perfecto derecho a hacerlo. Ella finge ser feliz, eso es
precisamente lo que se proponía; y me pareció que debía averiguar por mí
mismo hasta qué punto era cierto. Ya lo he visto -continuó en tono
cortante- y no quiero ver más. Ahora estoy dispuesto para partir.
|
"Do you know it strikes me as about time
you should?" Ralph rejoined. And this was the only conversation these
gentlemen ha d about Isabel Osmond.
|
-¿Sabe que me llama profundamente la atención el tiempo que ha
necesitado para averiguarlo? -dijo Ralph. Y he aquí la única conversación
que acerca de la señora Osmond mantuvieron los dos caballeros.
|
Henrietta made her preparations for
departure, and among them she found it proper to say a few words to the
Countess Gemini, who returned at Miss Stackpole′s _pension_ the visit
which this lady had paid her in Florence.
|
Henrietta hizo todos los preparativos para la partida, entre
los cuales le pareció conveniente aclarar algunas cosas con la condesa
Gemini cuando ésta le devolvió en la casa de huéspedes de Roma la visita
que ella le había hecho en Florencia.
|
"You were very wrong about Lord
Warburton," she remarked to the Countess. "I think it right you should
know that."
|
-Estaba usted equivocada acerca de lord Warburton -le dijo-, y
considero mi deber informarla.
|
"About his making love to Isabel? My poor
lady, he was at her house three times a day. He has left traces of his
passage!" the Countess cried.
|
-¿Acerca de que estaba cortejando a Isabel? Pero, mi pobre
señora, ¡si iba a verla tres veces al día! -exclamó la condesa-. Le
aseguro que ha dejado bastantes huellas de su paso.
|
"He wished to marry your niece; that′s
why he came to the house."
|
-Lo que él quería era casarse con su sobrina. Por eso iba a la
casa.
|
The Countess stared, and then with an
inconsiderate laugh: "Is that the story that Isabel tells? It isn′t bad,
as such things go. If he wishes to marry my niece, pray why doesn′t he do
it? Perhaps he has gone to buy the wedding-ring and will come back with it
next month, after I′m gone."
|
La condesa se quedó mirándola fijamente y soltó una carcajada
insolente. -¡Ah! ¿Es eso lo que cuenta Isabel? No está mal, para como van
las cosas. Si quiere casarse con mi sobrina, dígame, por favor, ¿por qué
no lo hace? Puede que haya ido a comprar el anillo de boda y que vuelva el
mes próximo cuando yo ya no esté aquí.
|
"No, he′ll not come back. Miss Osmond
doesn′t wish to marry him."
|
-Volver no volverá, desde luego, porque la señorita Osmond no
quiere casarse con él.
|
"She′s very accommodating! I knew she was
fond of Isabel, but I didn′t know she carried it so far."
|
-Es formidablemente acomodaticia, por lo visto. Yo sabía que
quería mucho a Isabel, pero no creía que llevase su cariño hasta ese
extremo.
|
"I don′t understand you," said Henrietta
coldly, and reflecting that the Countess was unpleasantly perverse. "I
really must stick to my point --that Isabel never encouraged the
attentions of Lord Warburton."
|
Henrietta se percató de la perversidad de la condesa y
contestó fríamente: -No comprendo lo que quiere usted decir. Insisto en lo
mío: que Isabel no alentó jamás las atenciones de lord Warburton.
|
"My dear friend, what do you and I know
about it? All we know is that my brother′s capable of everything."
|
-Mi querida amiga, ¿qué sabemos usted y yo acerca de eso? Lo
único que sabemos es que mi hermano es capaz de cualquier cosa.
|
"I don′t know what your brother′s capable
of," said Henrietta with dignity.
|
-Yo no sé de qué es su hermano capaz -replicó Henrietta
dignamente.
|
"It′s not her encouraging Warburton that
I complain of; it′s her sending him away. I want particularly to see him.
Do you suppose she thought I would make him faithless?" the Countess
continued with audacious insistence. "However, she′s onl y keeping him,
one can feel that. The house is full of him there; he′s quite in the air.
Oh yes, he has left traces; I′m sure I shall see him yet."
|
-De lo que yo me quejo no es precisamente de que haya alentado
a Warburton, sino de que lo haya despachado. Tengo gran interés en verlo.
¿Cree que ella pensó que yo le haría ser desleal? -prosiguió la condesa
con una audacia y una insistencia increíbles- Lo que pasa es que quiere
retenerlo para ella, eso salta a la vista. Parece como si la casa
estuviera llena de su persona, como si su nombre flotase en el aire. No le
quepa duda de que ha dejado profunda huella. A buen seguro que lo veré.
|
"Well," said Henrietta after a little,
with one of those inspirations which had made the fortune of her letters
to the _Interviewer_, "perhaps he′ll be more successful with you than with
Isabel!"
|
Henrietta, con uno de aquellos golpes de inspiración que tanto
éxito habían proporcionado a sus crónicas en el Interviewer, exclamó:
-Bueno, puede que con usted tenga más éxito que con Isabel.
|
When she told her friend of the offer she
had made Ralph [sic}"> Isabel replied that she could have done
nothing that would have pleased her more. It had always been her faith
that at bottom Ralph and this young woman were made to understand each
other. "I don′t care whether he understands me or not," Henrietta
declared. "The great thing is that he shouldn′t die in the cars."
|
Cuando la periodista le habló a su amiga del ofrecimiento que
le había hecho a Ralph, Isabel contestó que no podía haber hecho ninguna
otra cosa que más le agradase. Siempre había confiado en que, a la postre,
Ralph y ella acabarían por entenderse. Al oír esto, Henrietta declaró: -A
mí me tiene sin cuidado que me entienda o deje de entenderme. Lo
importante es que no se muera en un vagón del tren.
|
"He won′t do that," Isabel said, shaking
her head with an extension of faith.
|
-No se morirá -dijo Isabel moviendo suavemente su cabeza, como
con súbita exaltación de ilimitada confianza.
|
"He won′t if I can help it. I see you
want us all to g o. I don′t know what you want to do."
|
-No se morirá, si yo puedo asistirle. Ya me doy cuenta de que
quieres vernos a todos lejos, aunque ignoro por completo con qué
propósito.
|
"I want to be alone," said Isabel.
|
-Porque quiero estar sola -contestó Isabel sencillamente.
|
"You won′t be that so long as you′ve so
much company at home."
|
-Con toda la gente que pulula a tu alrededor, te va a ser difí
cil.
|
"Ah, they′re part of the comedy. You
others are spectators."
|
-¡Bah! Ellos forman parte de la comedia; y vosotros sois
espectadores.
|
"Do you call it a comedy, Isabel Archer?"
Henrietta rather grimly asked.
|
-¿Y a esto lo llamas tú comedia, Isabel Archer? -preguntó
Henrietta con gravedad.
|
"The tragedy then if you like. You′re all
looking at me; it makes me uncomfortable."
|
-Llámalo tragedia, si te place. Lo cierto es que todos
vosotros me observáis y eso me hace sentirme desasosegada.
|
Henrietta engaged in this act for a
while. "You′re like the stricken deer, seeking the innermost shade. Oh,
you do give me such a sense of helplessness!" she broke out.
|
Henrietta consideró el asunto. -Pareces un ciervo herido
tratando de esconderse en lo más espeso del bosque -dijo tras unos
instantes. Y exclamó súbitamente-: ¡Qué sensación de inutilidad me
produces!
|
"I′m not at all helpless. There are many
things I mean to do."
|
-No soy inútil en absoluto. Me propongo hacer muchas cosas.
|
"It′s not you I′m speaking of; it′s
myself. It′s too much, having come on purpose, to leave you just as I find
you."
|
-No me refiero a ti, sino a mí misma. Verdaderamente, es
demasiado: ¡haber venido ex profeso para es fto y tener que marcharme
dejándote como te encontré!
|
"You don′t do that; you leave me much
refreshed," Isabel said.
|
-No es cierto, me dejas con una grata sensación de haberme
refrescado -dijo Isabel.
|
"Very mild refreshment --sour lemonade! I
want you to promise me something."
|
-Valiente refresco..., una limonada amarga. Quisiera que me
prometieses una cosa.
|
"I can′t do that. I shall never make
another promise. I made such a solemn one four years ago, and I′ve
succeeded so ill in keeping it."
|
-Eso sí que no. No volveré a hacer jamás otra promesa. Hace
cuatro años hice una muy solemne y mira lo mal que la he mantenido.
|
"You′ve had no encouragement. In this
case I should give you the greatest. Leave your husband before the worst
comes; that′s what I want you to promise."
|
-Porque no has tenido quien te alentara. Pues bien, yo quiero
hacerlo diciéndote que dejes de una vez a tu marido antes de que
sobrevenga lo peor. Eso es lo que quiero que me prometas.
|
"The worst? What do you call the worst?"
|
-¿Lo peor? ¿A qué llamas tú lo peor, Henrietta?
|
"Before your character gets spoiled."
|
-Déjalo antes de que eche a perder tu hermoso carácter.
|
"Do you mean my disposition? It won′t get
spoiled," Isabel answered, smiling. "I′m taking very good care of it. I′m
extremely struck," she added, turning away, "with the off-hand way in
which you speak of a woman′s leaving her husband. It′s easy to see you′ve
never had one!"
|
-191¿Quieres decir mi buena disposición de ánimo? Eso no hay
quien me lo pueda echar a perder -contestó Isabel sonriendo-. Tengo buen
cuidado de ello. Verdaderamente -añadió, apartándose un poco-, me lastima
ver con qué facilidad hablas de abandonar a un marido. Cómo se ve que
nunca lo has tenido.
|
"Well," said Henriett a as if she were
beginning an argument, "nothing is more common in our Western cities, and
it′s to them, after all, that we must look in the future." Her argument,
however, does not concern this history, which has too many other threads
to unwind. She announced to Ralph Touchett that she was ready to leave
Rome by any train he might designate, and Ralph immediately pulled himself
together for departure. Isabel went to see him at the last, and he made
the same remark that Henrietta had made. It struck him that Isabel was
uncommonly glad to get rid of them all.
|
-Bueno -dijo Henrietta como si se dispusiera a discutir los
pormenores de una interesante cuestión-, nada es tan corriente como eso en
las ciudades de nuestro país, y a ellas es adonde debemos volver la vista
en el futuro. Sin embargo, su argumento no afecta a esta historia, que
tiene muchos otros hilos que desenredar. Henrietta le anunció a Ralph que
estaba preparada para partir de Roma en el tren que él dispusiera, y Ralph
decidió que fuera inmediatamente. Isabel fue a verle en el último momento,
y 233él le hizo la misma observación que le hiciera Henrietta. Le llamaba
la atención el contento que experimentaba Isabel al verles marchar a todos
ellos.
|
For all answer to this she gently laid
her hand on his, and said in a low tone, with a quick smile: "My dear
Ralph --!"
|
Por toda respuesta a semejante observación, Isabel le puso la
mano afectuosamente en el hombro y dijo: -¡Mi querido Ralph...!
|
It was answer enough, and he was quite
contented. But he went on in the same way, jocosely, ingenuously: "I′ve
seen less of you than I might, but it′s better than nothing. And then I′ve
heard a great deal about you."
|
Era más que sobrada respuesta, y él se dio por satisfecho. No
obstante, añadió en su peculiar estilo ingenuo y jocoso: -En verdad, no
puedo decir que te haya visto tanto como podía haberte visto, pero más
vale algo que nada. Menos mal que he oído mucho acerca de ti.
|
"I don′t know from whom, leading the life
you′ve done."
|
-No sé a quién, llevando la vida que llevas.
|
"From the voices of the air! Oh, from no
one else; I never let other people speak of you. They always say you′re
′charming,′ and that′s so flat."
|
-A las voces del aire. A ninguna otra, desde luego, pues ya
sabes que no dejo que nadie me hable de ti. Siempre dice n que eres una
mujer encantadora, y eso es tan vulgar...
|
"I might have seen more of you
certainly," Isabel said. "But when one′s married one has so much
occupation."
|
-Ciertamente, podía haberte visto más -contestó Isabel-, pero
cuando luna está casada tiene tantas ocupaciones...
|
"Fortunately I′m not married. When you
come to see me in England I shall be able to entertain you with all the
freedom of a bachelor." He continued to talk as if they should certainly
meet again, and succeeded in making the assumption appear almost just. He
made no allusion to his term being near, to the probability that he should
not outlast the summer. If he preferred it so, Isabel was willing enough;
the reality was sufficiently distinct without their erecting finger-posts
in conversation. That had been well enough for the earlier time, though
about this, as about his other a ffairs, Ralph had never been egotistic.
Isabel spoke of his journey, of the stages into which he should divide it,
of the precautions he should take. "Henrietta′s my greatest precaution,"
he went on. "The conscience of that woman′s sublime."
|
-Por fortuna para mí, yo no estoy casado. Cuando vayas a verme
a Inglaterra, podré dedicarme a ti con toda la libertad de que dispone un
soltero. Ralph siguió hablando como si de veras hubiesen de volver a
encontrarse, y llegó hasta a hacerle creer en la posibilidad de tal
suposición. No hizo la menor alusión a su creencia de que el final
estuviese próximo, a la probabilidad de no durar más que el verano. Si así
lo prefería él, Isabel estaba de acuerdo en secundarle en su deseo. La
realidad era lo suficientemente diáfana para que no hubiera necesidad de
tener que ir señalándola con el dedo en el curso de la conversación. Eso
habría estado bien en los primeros tiempos, aunque acerca de ello, como
acerca de sus otros asuntos, Ralph no se mostró jamás egoísta. Habló
Isabel del viaje, de las etapas en que debía dividirlo, de las
precauciones que debía tomar; pero Ralph contestó: -La mayor de todas mis
precauciones es Henrietta. La conciencia de esa mujer es verdaderamente
sublime.
|
"Certainly she′ll be very conscientious."
|
-Seguro que lo hará todo a conciencia.
|
"Will be? She has been! It′s only because
she thinks it′s her duty that she goes with me. There′s a conception of
duty for you."
|
-¿Lo hará? Ya lo ha hecho. Si viene conmigo es porque
considera su deber hacerlo. Ahí tienes una concepción del deber digna de
considerar.
|
"Yes, it′s a generous one," said Isabel,
"and it makes me deeply ashamed. I ought to go with you, you know."
|
-Es verdaderamente generoso por su parte -dijo Isabel-. Me da
vergüenza pensar que soy yo quien debería acompa1ñarte y que no lo hago.
|
"Your husband wouldn′t like that."
|
-A tu marido no le gustaría.
|
"No, he wouldn′t like it. But I might go,
all the same."
|
-Seguro que no; pero, de todos modos, podría ir.
|
"I′m startled by the boldness of your
imagination. Fancy my being a cause of disagreement between a lady and her
husband!"
|
-Me asombra la osadía de tu imaginación. Imagíname a mí siendo
la manzana de la discordia entre tu marido y tú.
|
"That′s why I don′t go," said Is abel
simply --yet not very lucidly.
|
-Precisamente por eso es por lo que no voy -dijo Isabel tan
sencilla como misteriosamente.
|
Ralph understood well enough, however. "I
should think so, with all those occupations you speak of."
|
Ralph, sin embargo, la comprendió a la perfección. -No puedo
pensar de otro modo..., con todas esas ocupaciones de que hablas.
|
"It isn′t that. I′m afraid," said Isabel.
After a pause she repeated, as if to make herself, rather than him, hear
the words: "I′m afraid."
|
-No es eso. Es que tengo miedo -repuso Isabel. Y tras una
breve pausa, repitió como si quisiera oír ella misma sus propias palabras
más que hacérselas oír a él-: Tengo miedo.
|
Ralph could hardly tell what her tone
meant; it was so strangely deliberate --apparently so void of emotion. Did
she wish to do public penance for a fault of which she had not been
convicted? or were her words simply an attempt at enlightened
self-analysis? However this might be, Ralph could not resist so easy an
opportunity. "Afraid of your husband?"
|
Ralph no acertaba a c omprender exactamente lo que aquel tono
encerraba, pues parecía tan extrañamente meditado, tan vacío de emoción
que le dejó atónito. ¿Quería acaso hacer acto de pública contrición por un
pecado del que no se la acusaba? ¿O aquellas palabras representaban más
bien un esfuerzo de triste introspección? Fuera lo que fuere, Ralph
aprovechó la magnífica oportunidad que se le presentaba para decir:
-¿Miedo de tu marido?
|
"Afraid of myself!" she said, getting up.
She stood there a moment and then added: "If I were afraid of my husband
that would be simply my duty. That′s what women are expected to be."
|
-No. Miedo de mí misma -dijo ella levantándose. Permaneció un
momento en pie y luego añadió-: Si tuviese miedo de mi marido, no haría
más que cumplir con mi deber. Es lo que se espera de las mujeres.
|
"Ah ye s," laughed Ralph; "but to make up
for it there′s always some man awfully afraid of some woman!"
|
-¡Ah, sí! -exclamó riendo Ralph-. Pero, en c ompensación, no
falta nunca el hombre que tenga un miedo terrible de su mujer.
|
She gave no heed to this pleasantry, but
suddenly took a different turn. "With Henrietta at the head of your little
band," she exclaimed abruptly, "there will be nothing left for Mr.
Goodwood!"
|
Ella fingió no haber oído la broma y adoptó en el acto un tono
distinto. -Se me ocurre que, con Henrietta al frente de tu pequeña tropa,
el señor Goodwood no tendrá mucho que hacer.
|
"Ah, my dear Isabel," Ralph answered,
"he′s used to that. There IS nothing left for Mr. Goodwood."
|
-Mi querida Isabel, ya está acostumbrado -contestó Ralph-. El
señor Goodwood nunca ha tenido nada que hacer.
|
She coloured and then observed, quickly,
that she must leave him. They stood together a moment; both her hands were
in both of his. "You′ve been my best friend," she said.
|
Ella se ruborizó un tanto y dijo que no tenía más remedio que
dejarle. Permanecieron un instante de pie el uno frente al otro con las
manos entrelazadas. -Tú has sido siempre mi mejor amigo -confesó ella.
|
"It was for you that I wanted --that I
wanted to live. But I′m of no use to you."
|
-Era por ti por quien yo quería..., por quien quería vivir.
Pero ya no puedo se rvirte de nada.
|
Then it came over her more poignantly
that she should not see him again. She could not accept that; she could
not part with him that way. "If you should send for me I′d come," she said
at last.
|
Al pensamiento de ella acudió con más triste fuerza que nunca
la idea de que no volvería a verle. Y eso era algo que no podía en
absoluto aceptar. No podía despedirse de él de tal modo. Por lo cual no
pudo por menos que decir con toda sinceridad: -Si necesitas que vaya, iré.
|
"Your husband won′t consent to that."
|
-Pero tu marido no lo consentiría.
|
"Oh yes, I can arrange it."
|
-Oh, sí; yo lo arreglaría.
|
"I shall keep that for my last pleasure!"
said Ralph.
|
-Recordaré esto como mi última satisfacción -dijo Ralph.
|
In answer to which she simply kissed him.
It was a Thursday, and that evening Caspar Goodwood came to Palazzo
Roccanera. He was among the first to arrive, and he spent some time in
conversation with Gilbert Osmond, who almost always was present when his
wife received. They sat down together, and Osmond, talkative,
communicative, expansive, seemed possessed with a kind of intellectual
gaiety. He leaned back with his legs crossed, lounging and chatting, while
Goodwood, more restless, but not at all lively, shifted his position,
played with his hat, made the little sofa creak beneath him. Osmond′s face
wore a sharp, aggressive smile; he was as a man whose perceptions have
been quickened by good news. He remarked to Goodwood that he was sorry
they were to l ose him; he himself should particularly miss him. He saw so
few intelligent men --they were surprisingly scarce in Rome. He must be
sure to come back; there was something very refreshing, to an inveterate
Italian like himself, in talking with a genuine outsider.
|
Por toda respuesta, ella no supo hacer otra cosa que besarle.
Aquel día era jueves, y por la noche Caspar Goodwood fue al Palazzo
Roccanera, adonde llegó uno de los primeros. Así, pudo pasar un rato a
solas conversando con Gilbert Osmond, que estaba casi siempre presente en
las recepciones de su mujer. Se sentaron, pues, juntos, y Osmond,
comunicativo, hablador y expansivo, parecía presa de un júbilo
intelectual. Éste se arrellanó en el asiento, cruzó las piernas y comenzó
a charlar y a divagar mientras Goodwood, menos tranquilo y nada vivaz,
trataba de adoptar una postura cómoda, manoseaba su sombrero y hacía
crujir el pequeño sofá bajo el peso de su humanidad. Animaba el rostro de
Osmond una sonrisa agresiva y afilada, nacida al calor de las buenas
noticias que le habían proporcionado. Manifestó a Goodwood que sentía
mucho que fueran a perderle, y que él, por su parte, le echaría de menos.
Veía al cabo del año a tan pocos hombres inteligentes..., escaseaban tanto
en Roma que iba a notar enormemente su falta. Le gustaría estar seguro de
que pensaba volver. Había algo de vivificante para un italiano inveterado,
como él, en poder hablar con un genuino extranjero.
|
"I′m very fond of Rome, you know," Osmond
said; "but there′s nothing I like better than to meet people who haven′t
that superstition. The modern world′s after all very fine. Now you′re
thoroughly modern and yet are not at all common. So many of the moderns we
see are such very poor stuff. If they′re the children of the future we′re
willing to die young. Of course the ancients too are often very tiresome.
My wife and I like everything that′s really new --not the mere pretence of
it. There′s nothing new, unfortunately, in ignorance and stupidity. We see
plenty of that in forms that offer themselves as a revelation of progress,
of light. A revelation of vulgarity! There′ s a certain kind of vulgarity
which I believe is really new; I don′t think there ever was anything like
it before. Indeed I don′t find vulgarity, at all, before the present
century. You see a faint menace of it here and there in the last, but
to-day the air has grown so dense that delicate things are literally not
recognised. Now, we′ve LIKED YOU --!" With which he hesitated a moment,
laying his hand gently on Goodwood′s knee and smiling with a mixture of
assurance and embarrassment. "I′m going to say something extremely
offensive and patronising, but you must let me have the satisfaction of
it. We′ve liked you because --because you′ve reconciled us a little to the
future. If there are to be a certain number of people like you --a la
bonne heure! I′m talking for my wife as well as for myself, you see. She
speaks for me, my wife; why shouldn′t I speak for her? We′re as united,
you know, as the candlestick and the snuffers. Am I assuming too much when
I say that I thin k I′ve understood from you that your occupations have
been --a --commercial? There′s a danger in that, you know; but it′s the
way you have escaped that strikes us. Excuse me if my little compliment
seems in execrable taste; fortunately my wife doesn′t hear me. What I mean
is that you MIGHT HAVE BEEN --a --what I was mentioning just now. The
whole American world was in a conspiracy to make you so. But you resisted,
you′ve something about you that saved you. And yet you′re so modern, so
modern; the most modern man we know! We shall always be delighted to see
you again."
|
-Ya sabe usted que soy un entusiasta de Roma -dijo Osmond-,
pero lo que más me agrada es tratar con gente que no tiene tal
superstición. Después de todo, hay que confesar que el mundo moderno es
muy hermoso. Usted, por ejemplo, es verdaderamente moderno, y sin embargo,
no tiene nada de vulgar. Pero muchos de los individuos modernos que vemos
son de lo más insignificante que darse puede. Si ésos son los hombres de
mañana, la verdad, dan ganas de morirse. Eso no quiere decir que los
antiguos no sean verdaderamente aburridos. A mi mujer y a mí nos encanta
todo lo que sea verdaderamente nuevo..., no lo que tenga la mera
pretensión de serlo. Por desgracia, no hay nada nuevo en la ignorancia y
en la sandez. Mucho de ello puede verse en lo que nos ofrecen como
revelación del progreso, de la luz. En fin de cuentas, mera revelación de
la vulgaridad. En cambio, hay cierta revelación de la vulgaridad que no me
parece del todo nueva; no creo que haya habido jamás nada parecido hasta
la fecha. Por lo pronto, yo no veo absolutamente nada que sea vulgar antes
del presente siglo. Se ve indudablemente cierto conato de ella aquí y allá
en el siglo pasado, pero, lo que es hoy, el aire se ha vuelto ya tan denso
que resulta casi imposible reconocer las cosas. De modo que usted nos ha
resultado agradable... -Pareció dudar un instante, puso amablemente su
mano en la rodilla de Goodwood y, sonriendo con un si es no es de
azotamiento y confianza al mismo tiempo, continuó-: Voy a decir algo
sumamente ofensivo y condescendiente, pero supongo que me concederá usted
la satisfacción de hacerlo. Si nos ha resultado usted tan g rato, si nos
ha gustado, es porque..., porque nos ha reconciliado un poco con el
porvenir. Si en lo sucesivo ha de haber en abundancia personas como usted,
entonces... á la bonne heure. Por supuesto, hablo en nombre de mi mujer
tanto como en el propio, ya se lo figurará usted. Mi mujer habla por mí;
¿por qué no habría de hablar yo por ella? Estamos íntimamente unidos,
somos carne y uña. ¿Exagero acaso al decir que me parece haber comprendido
que sus actividades han sido..., en fin, comerciales? En ello hay un serio
peligro, pero lo que nos ha admirado es la manera en que ha sabido usted
no hacerlo ver. Perdóneme si este pequeño elogio le parece tal vez de un
gusto deplorable; afortunadamente mi mujer no me está oyendo. Lo que
quiero decir es que usted podía haber sido lo que..., lo que acabo de
mencionar, ya que toda la organización del mundo americano conspiraba para
hacer de usted tal cosa; pero se resistió porque en usted hay algo que le
ha salvado de caer en ello. ¡Y eso a pesar de lo moderno que es, de lo
moderno que parece, de ser el hombre más moderno que conocemos! Para
nosotros será siempre un gran placer verle.
|
I have said that Osmond was in good
humour, and these remarks will give ample evidence of the fact. They were
infinitely more personal than he usually cared to be, and if Caspar
Goodwood had attended to them more closely he might have thought that the
defence of delicacy was in rather odd hands. We may believe, however, that
Osmond knew very well what he was about, and that if he chose to use the
tone of patronage with a grossness not in his habits he had an excellent
reason for the escapade. Goodwood had only a vague sense that he was
laying it on somehow; he scarcely knew where the mixture was applied.
Indeed he scarcely knew what Osmond was talking about; he wanted to be
alone with Isabel, and that idea spoke louder to him than her husband′s
perfectly-pitched voice. He watched her talking with other people and
wondered when she would be at liberty and whether he might ask her to go
into one of the other rooms. His humour was not, like Osmond′s, of the
best; there was an element of dull rage in his consciousness of things. Up
to this time he had not disliked Osmond personally; he had only thought
him very well-informed and obliging and more than he had supposed like the
person whom Isabel Archer would naturally marry. His host had won in the
open field a great ad vantage over him, and Goodwood had too strong a
sense of fair play to have been moved to underrate him on that account. He
had not tried positively to think well of him; this was a flight of
sentimental benevolence of which, even in the days when he came nearest to
reconciling himself to what had happened, Goodwood was quite incapable. He
accepted him as rather a brilliant personage of the amateurish kind,
afflicted with a redundancy of leisure which it amused him to work off in
little refinements of conversation. But he only half trusted him; he could
never make out why the deuce Osmond should lavish refinements of any sort
upon HIM. It made him suspect that he found some private entertainment in
it, and it ministered to a general impression that his triumphant rival
had in his composition a streak of perversity. He knew indeed that Osmond
could have no reason to wish him evil; he had nothing to fear from him. He
had carried off a supreme advantage and could afford to be kind to a man
who had lost everything. It was true that Goodwood had at times grimly
wished he were dead and would have liked to kill him; but Osmond had no
means of knowing this, for practice had made the younger man perfect in
the art of appearing inaccessible to-day to any violent emotion. He
cultivated this art in order to deceive himself, but it was others that he
deceived first. He cultivated it, moreover, with very limited success; of
which there could be no better proof than the deep, dumb irritation that
reigned in his soul when he heard Osmond speak of his wife′s feelings as
if he were commissioned to answer for them.
|
Ya he dicho que Osmond estaba aquella noche de buen humor, y,
por si de ello cupiese duda alguna, las mencionadas observaciones lo
prueban más que sobradamente. Tales observaciones eran infinitamente más
personales de lo que, por lo general, solían ser, y si Caspar Goodwood las
hubiera escuchado con más atención tal vez habría pensado que la defensa
de la delicadeza estaba confiada a manos verdaderamente raras. Cabe, sin
embargo, creer que Osmond sabía perfectamente con quién se las entendía, y
que, si se ha bía arriesgado a emplear aquel tono protector con una
grosería en él no acostumbrada, era porque tenía excelentes razones para
permitírselo. Goodwood tenía la vaga sensación de que en cierto modo su
anfitrión estaba cargando las tintas, pero ignoraba en qué exactamente.
Por lo demás, comprendía a duras penas el galimatías de Osmond. Lo que
quería era estar a solas con Isabel, y tal idea resonaba con más fuerza en
su interior que la voz estudiadamente bien entonada de su marido. La vio
hablando con otras personas, y se preguntó cuándo quedaría libre para
poder pedirle que pasara a otro de los salones y hablar allí con ella. No
estaba de tan buen humor como Osmond, ni mucho menos; por el contrario, en
su comprensión de la realidad había un tanto de sorda rabia. Hasta aquel
momento no había llegado a sentir antipatía hacia Osmond personalmente; le
había considerado una persona muy instruida y cortés, y mucho más
semejante de lo que se habría imaginado al tipo de compañero que Isabel
Archer debía tener en calidad de esposo. Su anfitrión le había aventajado
grandemente en la liza, y Goodwood tenía demasiado desarrollado el sentido
del juego limpio para menospreciarle por tal causa. No se había propuesto
nunca pensar bien de él. Goodwood era absolutamente incapaz de un impulso
de benevolencia sentimental, ni aun en los días en que más a punto había
estado de resignarse a aceptar lo ocurrido. Le consideraba más bien un
personaje brillante, de temperamento de gran aficionado y con un exceso de
holganza que se dedicaba a rellenar artificiosamente con los refinamientos
de la conversac ión. Pero no se fiaba de él más que a medias; nunca había
podido explicarse a santo de qué Osmond se dignaba prodigar refinamientos
de ninguna clase con él. Y ello le hacía sospechar que se divertía con tal
cosa y le producía la impresión de que su victorioso rival realizaba
semejante tarea con una cierta perversidad. Sabía, desde luego, que Osmond
no podía tener motivos para quererle mal, pues no tenía nada que temer de
él. Después de haber logrado la ventaja suprema, bien podía mostrarse
generoso con un hombre que lo había perdido todo. Bien es verdad que en
algunos momentos Goodwood deseaba con toda el alma que el otro muriese, e
incluso le habría matado con sus propias manos; pero, por su parte, Osmond
carecía de medios de enterarse de ello, ya que, a fuerza de pr u225áctica,
el joven de Boston había perfeccionado el arte de parecer inaccesible a
toda emoción violenta. Cultivaba asiduamente tal arte con el fin de
engañarse a sí mismo, pero a quienes engañaba ante todo y sobre todo era a
los demás. Por otra parte, no lograba grandes éxitos en su cultivo, como
lo demostraba patentemente el hecho de la sorda irritación que en su
interior reinó al oír hablar a Osmond en nombre de su mujer y de sus
sentimientos como si fuera el encargado de responder por ellos.
|
That was all he had had an ear for in
what his host said to him this evening; he had been conscious that Osmond
made more of a point even than usual of referring to the conjugal harmony
prevailing at Palazzo Roccanera. He had been more careful than ever to
speak as if he and his wife had all things in sweet community and it were
as natural to each of them to say "we" as to say "I." In all this there
was an air of intention that had puzzled and angered our poor Bostonian,
who could only reflect for his comfort that Mrs. Osmond′s relations with
her husband were none of his business. He had no proof whatever that her
husband misrepresented her, and if he judged her by the surface of things
was bound to believe that she liked her life. She had never given him the
faintest sign of discontent. Miss Stackpole had told him that she had lost
her illusions, but writing for the papers had made Miss Stackpole
sensational. She was too fond of early news. Moreover, since her arrival
in Rome she had been much on her guard; she had pretty well ceased to
flash her lantern at him. This indeed, it may be said for her, would have
been quite against her conscience. She had now seen the reality of
Isabel′s situation, and it had inspired her with a just reserve. Whatever
could be done to improve it the most useful form of assistance would not
be to inflame her former lovers with a sense of her wrongs. Miss Stackpole
continued to take a deep interest in the state of Mr. Goodwood′s feelings,
but she showed it at present only by sending him choice extracts, humorous
and other, from the American journals, of which she received several by
every post and which she always perused with a pair of scissors in her
hand. The articles she cut out she placed in an envelope addressed to Mr.
Goodwood, which she left with her own hand at his hotel. He never asked
her a question about Isabel: hadn′t he come five thousand miles to see for
himself? He was thus not in the least authorised to think Mrs. Osmond
unhappy; but the very absence of authorisation operated as an irritant,
ministered to the harshness with which, in spite of his theory that he had
ceased to care, he now recognised that, so far as she was concerned, th e
future had nothing more for him. He had not even the satisfaction of
knowing the truth; apparently he could not even be trusted to respect her
if she WERE unhappy. He was hopeless, helpless, useless. To this last
character she had called his attention by her ingenious plan for making
him leave Rome. He had no objection whatever to doing what he could for
her cousin, but it made him grind his teeth to think that of all the
services she might have asked of him this was the one she had been eager
to select. There had been no danger of her choosing one that would have
kept him in Rome.
|
Esto era lo único a lo que había prestado oídos de todo cuanto
el otro le dijo aquella noche. Le pareció que Osmond había insistido más
de lo que sería lógico en referirse a la armonía conyugal reinante en el
Palazzo Roccanera. Había puesto más e smero que nunca en dar a entender
que él y su esposa consideraban todas las cosas en la más amigable
compañía, como si para ellos fuese igual de natural decir «nosotros» o
«yo». En todo ello había indudablemente una intención que desconcertaba y
enojaba grandemente al pobre joven de Boston, quien se consolaba pensando
que las relaciones entre la señora Osmond y su marido eran cosa que no le
incumbía en absoluto. Por lo demás, no tenía prueba alguna de que él las
falsease en nada y, a juzgar por las apariencias, no podía por menos de
reconocer que a ella le encantaba aquella vida. Por lo pronto, Isabel
nunca había dado la menor señal de descontento. La señorita Stackpole le
dijo que Isabel había perdido ya todas las ilusiones, pero sabido era que
la señorita Stackpole escrib7ía para los periódicos, y que eso la obligaba
a lo sensacional, por ser demasiado aficionada a las noticias frescas.
Además, desde que pusiera el pie en Roma se había comportado con gran
cautela y había dejado de enfocarle con su linterna; lo cual, dicho sea en
honor de ella, hubiera sido obrar contra su propia conciencia. Una vez que
se hubo convencido de la verdadera situación de Isabel, se impuso una
justa reserva. Tratar de incitar a sus antiguos enamorados exponiendo los
errores de Isabel era la peor manera de prestarle la ayuda que había
menester. Así pues, la señorita Stackpole continuó tomándose un gran
interés por los sentimientos del señor Goodwood, pero se limitaba a
demostrárselo enviándole recortes de noticias escogidas y cosas
humorísticas de los periódicos americanos, vari os de los cuales recibía
por correo y que leía siempre armada de sus tijeras. Los artículos que
recortaba los metía en un sobre destinado al señor Goodwood, sobre que
ella misma depositaba en el hotel de éste. Él no le hacía jamás ninguna
pregunta acerca de Isabel, ya que había hecho un viaje de cinco mil millas
con el objeto de averiguarlo por sí mismo. Así pues, nada parecía
autorizarle a considerar desdichada a la señora Osmond; pero esa misma
falta de autorización actuaba a modo de revulsivo administrado al mal
humor con que, pese a su creencia de que había perdido el interés,
reconocía, en lo concerniente ella, que nada le reservaba ya el porvenir.
Ni siquiera tenía la satisfacción de saber la verdad; al parecer, no se
confiaba en que la respetase en caso de saber que era verdaderam ente
desdichada. Se sentía, pues, un hombre totalmente inútil, abandonado y
desesperanzado. Y ella se lo había hecho ver con su ingenioso proyecto
para hacerle partir de Roma. En tal sentido, no tenía reparo que oponer y
estaba dispuesto a hacer cuanto fuese necesario en favor de su primo, pero
le hacía rechinar los dientes de rabia pensar que, de todos los favores
que podía haberle pedido, hubiese sido aquél el que con más empeño
escogiera. Podía haber escogido cualquier otro que no le obligara a
alejarse de Roma, en la seguridad de que no habría habido el menor peligro
en hacerlo así.
|
To-night what he was chiefly thinking of
was that he was to leave her to-morrow and that he had gained nothing by
coming but the knowledge that he was as little wanted as ever. About
herself he had gained no knowledge; she was imperturbable, inscrutable,
impenetrable. He felt the old bitterness, which he ha d tried so hard to
swallow, rise again in his throat, and he knew there are disappointments
that last as long as life. Osmond went on talking; Goodwood was vaguely
aware that he was touching again upon his perfect intimacy with his wife.
It seemed to him for a moment that the man had a kind of demonic
imagination; it was impossible that without malice he should have selected
so unusual a topic. But what did it matter, after all, whether he were
demonic or not, and whether she loved him or hated him? She might hate him
to the death without one′s gaining a straw one′s self. "You travel, by the
by, with Ralph Touchett," Osmond said. "I suppose that means you′ll move
slowly?"
|
Estaba él pensando aquella noche en que al día siguiente la
dejaría y en que lo único a que su visita a Italia le había conducido era
a convencerse de que hacía tan poca falta como siempre. Por lo que a ella
respectaba, bien poco lograra saber; continuaba siendo inescrutable,
imperturbable, impenetrable, impasible. Le pareció que aquella antigua
amargura que tratara de devorar en su interior le apretaba de nuevo la
garganta, y sabía perfectamente que hay desengaños que duran tanto como la
misma vida. Osmond continuaba hablando, pero Goodwood no se daba apenas
cuenta de que estaba tocando otra vez el punto de su intimidad con su
mujer. Le pareció por momentos que aquel hombre poseía una imaginación
endemoniada, pues no era posible que hubiese escogido semejante tema de
conversación sin una refinada malicia. Pero ¿qué importaba, en último
término, que fuese o no demoníaca su imaginación, y que Isabel le amara o
le aborreciese? Ella podía perfectamente odiarle c on toda su alma sin que
por eso hubiese uno de salir ganando absolutamente nada por tal causa.
-Parece que va usted a emprender el viaje con Ralph Touchett -dijo
Osmond-. Eso quiere decir que irán ustedes despacio.
|
"I don′t know. I shall do just as he
likes."
|
-Lo ignoro. Haré lo que él quiera.
|
"You′re very accommodating. We′re
immensely obliged to you; you must really let me say it. My wife has
probably expressed to you what we feel. Touchett has been on our m inds
all winter; it has [sic}"> looked more than once as if he would
never leave Rome. He ought never to have come; it′s worse than an
imprudence for people in that state to travel; it′s a kind of indelicacy.
I wouldn′t for the world be under such an obligation to Touchett as he has
been to --to my wife and me. Other people inevitably have to look after
him, and every one isn′t so generous as you."
|
-Es usted muy amable. Le estamos verdaderamente agradecidos,
permítame que se lo diga. Tal vez mi mujer le haya manifestado ya nuestra
manera de sentir. Nos hemos pasado todo el invierno pendientes del estado
de salud de Ralph Touchett; en más de una ocasión nos pareció que se
quedaría en Roma por toda la eternidad. La verdad es que no debió haber
venido. Es cometer algo mucho peor que una imprudencia el lanzarse a
viajar en un estado de salud tan extremadamente delicado. Por nada del
mundo querría yo tener que quedarle tan obligado a Touchet t como él ha
debido quedarnos a mi mujer y a mí. Forzosamente, los demás han de mirar
por él, pero todo el mundo no tiene tan buenos sentimientos como usted.
|
"I′ve nothing else to do," Caspar said
dryly.
|
-No tengo otra cosa que hacer:-contestó Caspar secamente.
|
Osmond looked at him a moment askance.
"You ought to marry, and then you′d have plenty to do! [sic}"> It′s
true that in that case you wouldn′t be quite so available for deeds of
mercy."
|
Osmond le miró de soslayo y dijo: -Procure casarse y entonces
tendrá bastante que hacer. Cierto que, en tal caso, no podrá estar
disponible para las obras inspiradas por la misericordia.
|
"Do you find that as a married man you′re
so much occupied?" the young man mechanically asked.
|
-¿Cree usted que, por su condición de hombre casado, está tan
cargado de ocupaciones? -preguntó Goodwood mecánicamente.
|
"Ah, you see, being married′s in itself
an occupation. It isn′t always active; it′s often passive; but that takes
even more attention. Then my wife and I do so many things together. We
read, we study, we make music, we walk, we drive --we talk even, as when
we first knew each other. I delight, to this hour, in my wife′s
conversation. If you′re ever bored take my advice and get married. Your
wife indeed may bore you, in that case; but you′ll never bore yourself.
You′ll always have something to say to yourself --always have a subject of
reflection."
|
-Verá, estar casado es ya en sí una verdadera ocupación, no
siempre activa y con frecuencia pasiva, pero esta segunda forma exige
mucha mayor atención. Mi mujer y yo hacemos infi nidad de cosas juntos.
Leemos, estudiamos, dedicamos largos ratos a la música, paseamos a pie y
en coche..., incluso hablamos como lo hacíamos en los primeros tiempos de
conocernos. Hoy, mi mayor delicia la constituye la conversación de mi
mujer. Si, por desgracia, está usted aburrido, siga mi consejo y cásese.
Es posible que, en tal caso, su mujer llegue a aburrirle, pero usted no se
aburrirá. Tendrá siempre algo que decirse a sí mismo, un tema de
reflexión.
|
"I′m not bored," said Goodwood. "I′ve
plenty to think about and to say to myself."
|
-Yo no me aburro nunca -contestó Goodwood-. Tengo mucho en que
pensar y que decirme a mí mismo.
|
"More than to say to others!" Osmond
exclaimed with a light laugh. "Where shall you go next? I mean after
you′ve consigned Touchett to his natural caretakers --I believe his
mother′s at last coming back to look after him. That little lady′s superb;
she neglects her duties with a finish --! Perhaps you′ll spend the summer
in England?"
|
-¡Más que a los demás! -exclamó Osmond con una leve risa-.
¿Adonde piensa ir después? Quiero decir, después de haber depositado a
Touchett en manos de quienes deben naturalmente cuidarle ..., pues creo
que su madre está de vuelta para atenderle. ¡La pequeña señora es
formidable! Hay que ver con qué tranquilidad pasa por alto sus deberes...
¿Piensa usted pasar el verano en Inglaterra?
|
"I don′t know. I′ve no plans."
|
-No lo sé. No tengo plan ninguno.
|
"Happy man! That′s a little bleak, but
it′s very free."
|
-¡Hombre feliz! La cosa parece un poco fría, pero muy libre.
|
"Oh yes, I′m very free."
|
-Sin duda; estoy totalmente libre.
|
"Free to come back to Rome I hope," said
Osmond as he saw a group of new visitors enter the room. "Remember that
when you do come we count on you!"
|
-Entonces lo estará para volver otra vez a Roma -dijo Osmond
levantándose al ver a un grupo de amistades que entraban en aquel momento
en el salón. Y añadió-: No olvide, cuando vuelva aquí, que contamos con
usted.
|
Goodwood had meant to go away early, but
the evening elapsed without his having a chance to speak to Isabel
otherwise than as one of several associated interlocutors. There was
something perverse in the inveteracy with which she avoided him; his
unquenchable rancour discovered an intention where there was certainly no
appearance of one. There was absolutely no appearance of one. She met his
eyes with her clear hospitable smile, which seemed almost to ask that he
would come and help her to entertain some of her visitors. To such
suggestions, however, he opposed but a stiff impatience. He wandered about
and waited; he talked to the few people he knew, who found him for the
first time rather self-contradictory. This was indeed rare with Caspar
Goodwood, though he often contradicted others. There was often music at
Palazzo Roccanera, and it was usually very good. Under cover of the music
he managed to contain himself; but toward the end, when he saw the people
beginning to go, he drew near to Isabel and asked her in a low tone if he
might not speak to her in one of the other rooms, which he had just
assured himself was empty. She smiled as if she wished to oblige him but
found herself absolutely prevented. "I′m afraid it′s impossible. People
are saying good-night, and I must be where they can see me."
|
Goodwood se había hecho el propósito de marcharse pronto, pero
la velada transcurrió sin que tuviese oportu nidad de hablar con Isabel
más que en presencia de otras personas. Se diría que había algo perverso
en la habilidad con que ella le esquivaba, y su rencor le hacía ver una
determinada intención donde, a decir verdad, no existía la menor en tal
sentido. Ella le miró con sus claros ojos serenos y su acogedora sonrisa
como si quisiera pedirle que la ayudase a atender a algunos de aquellos
visitantes. Pero él opuso a tal sugerencia no expresada una rígida
impaciencia. Vagó un poco por el salón y habló con las escasas personas
que conocía, quienes por primera vez le encontraron un tanto
contradictorio consigo mismo, cosa rara en él que, no obstante
acostumbraba a contradecir frecuentemente a los demás. En el Palazzo
Roccanera se solía interpretar música, y por lo general buena m250úsica.
Gracias a ella había logrado contenerse, pero al final, cuando vio que la
gente empezaba a marcharse, se acercó a Isabel y le preguntó por lo bajo
si podía hablar con ella unas palabras en alguno de los otros salones, que
había visto que estaban vacíos. Sonrió ella como queriendo agradecérselo,
pero se vio completamente imposibilitada de hacerlo. -Me parece que es del
todo imposible -dijo-. La gente se está despidiendo y no tengo más remedio
que estar donde me vean.
|
"I shall wait till they are all gone
then."
|
-Entonces esperaré hasta que todos se hayan ido.
|
She hesitated a moment. "Ah, that will be
delightful!" she exclaimed.
|
Isabel vaciló un momento. -¡Ah! -exclamó-. Eso será
verdaderamente delicioso.
|
And he waited, though it took a long time
yet. There were several people, at the end, who seemed tethered to the
carpet. The Countess Gemini, who was never herself till midnight, as she
said, displayed no consciousness that the entertainment was over; she had
still a little circle of gentlemen in front of the fire, who every now and
then broke into a united laugh. Osmond had disappeared --he never bade
good-bye to people; and as the Countess was extending her range, according
to her custom at this period of the evening, Isabel sent Pansy to bed.
Isabel sat a little apart; she too appeared to wish her sister-in-law
would sound a lower note and let the last loiterers depart in peace.
|
Y él se quedó esperando, aunque tuvo que hacerlo durante largo
tiempo. Algunas personas parecían atornilladas a la alfombra. La condesa
Gemini, que, según decía, no empezaba a ser ella sino después de
medianoche, no parecía darse cuenta de que la fiesta había tocado a su fin
y estaba de pie con unos cuantos caballeros delante de la chimenea,
haciéndoles soltar de vez en cuando a todos una carcajada unánime. Osmond
ya había desaparecido -nunca se molestaba en despedirse de la gente y la
condesa iba extendiendo el círculo de sus contertulios, de acuerdo con su
inveterada costumbre a tales horas de la noche. Isabel, que había mandado
a Pansy a acostarse, se sentó un poco aparte, al parecer con ganas de que
su cuñada tocase alguna nota menos aguda y dejara que los últimos
rezagados se marchasen en paz.
|
"May I not say a word to you now?"
Goodwood presently asked her.
|
Goodwood se acercó a ella y le preguntó: -¿Puedo hablar a hora
con usted?
|
She got up immediately, smiling.
"Certainly, we′ll go somewhere else if you like." They went together,
leaving the Countess with her little circle, and for a moment after they
had crossed the threshold neither of them spoke. Isabel would not sit
down; she stood in the middle of the room slowly fanning herself; she had
for him the same familiar grace. She seemed to wait for him to speak. Now
that he was alone with her all the passion he had never stifled surged
into his senses; it hummed in his eyes and made things swim round him. The
bright, empty room grew dim and blurred, and through the heaving veil he
felt her hover before him with gleaming eyes and parted lips. If he had
seen more distinctly he would have perceived her smile was fixed and a
trifle forced --that she was frightened at what she saw in his own face.
"I suppose you wish to bid me good-bye?" she said.
|
Isabel se levantó en el acto y respondió sonriendo: -¿Cómo no?
Vamos a otra parte, si quiere. Salieron juntos, dejando a la condesa con
su pequeño círculo, y ambos permanecieron un momento en silencio tras
haber cruzado el umbral. Isabel no se sentó, sino que se detuvo en medio
del otro salón abanicándose lentamente; para él tenía el mismo encanto de
siempre. Parecía esperar que el otro hablase. Y ahora que estaba solo con
ella, toda la pasión que Caspar jamás lograra sofocar embargó sus
sentidos, se agolpó en sus ojos y le nubló la vista. El salón brillante y
vacío se le antojó que se tornaba oscuro y borroso, y la vio como a través
de un espeso velo, flotando ante él con los ojos resplandecientes y lo s
labios entreabiertos. Si hubiera podido ver mejor, habría observado que la
sonrisa era un poco forzada y que ella tenía miedo de lo que veía en su
rostro. -Supongo que querrá usted despedirse de mí -dijo finalmente
Isabel.
|
"Yes --but I don′t like it. I don′t want
to leave Rome," he answered with almost plaintive honesty.
|
-Sí, pero no me gusta hacerlo. No me gusta marcharme de Roma
-contestó con una perfecta y casi suplicante honradez.
|
"I can well imagine. It′s wonderfully
good of you. I can′t tell you how kind I think you."
|
-Ya me lo imagino. Es usted admirablemente bueno. La verdad,
no sé cómo decirle lo bondadoso que me parece.
|
For a moment more he said nothing. "With
a few words like that you make me go."
|
Calló él un momento y luego repuso: -Con unas cuantas palabras
como ésas me obliga usted a irme.
|
"You must come back some day," she
brightly returned.
|
-Tiene que volver algún día -contestó ella en tono jovial.
|
"Some day? You mean as long a time hence
as possible."
|
-¿Algún día? ¿Quiere usted dec ir lo más tarde posible?
|
"Oh no; I don′t mean all that."
|
-No se me ha ocurrido semejante cosa.
|
"What DO you mean? I don′t understand!
But I said I′d go, and I′ll go," Goodwood added.
|
-Entonces ¿qué quiere decir? No comprendo absolutamente nada.
Pero he dicho que me iría, y me iré -añadió Goodwood.
|
"Come back whenever you like," said
Isabel with attempted lightness.
|
-Vuelva cuando quiera -dijo Isabel intentando no mostrarse
brusca.
|
"I don′t care a straw for your cousin!"
Caspar broke out.
|
-¡Su primo me importa un rábano! -estalló Caspar.
|
"Is that what you wished to tell me?"
|
-¿Era eso lo que quería decirme?
|
"No, no; I didn′t want to tell you
anything; I wanted to ask you --" he paused a moment, and then --"what
have you really made of your life?" he said, in a low, quick tone. He
paused again, as if for an answer; but she said nothing, and he went on:
"I can′t understand, I can′t penetrate you! What am I to believe --what do
you want me to think?" Still she s aid nothing; she only stood looking at
him, now quite without pretending to ease. "I′m told you′re unhappy, and
if you are I should like to know it. That would be something for me. But
you yourself say you′re happy, and you′re somehow so still, so smooth, so
hard. You′re completely changed. You conceal everything; I haven′t really
come near you."
|
-No, yo no quería decirle nada. Lo que quena era
preguntarle... -Se detuvo un momento y añadió en voz baja, con
precipitación-: ¿Qué ha hecho usted de su vida? -Hizo una pausa como
esperando respuesta, pero al ver que ella no decía nada prosiguió-: No
puedo comprenderlo, no puedo pe netrar en su pensamiento, ¿Qué debo
pensar...? ¿Qué quiere usted que piense? -Mas ella siguió sin contestar,
no haciendo otra cosa sino mirarle fijamente, incluso sin pretender
calmarle-. Me han dicho que es usted desgraciada y, si de veras lo fuese,
yo debería saberlo. Eso significaría algo para mí. Pero usted dice, en
cambio, que es feliz, y en cierto modo adopta una actitud tan callada, tan
afable, tan dura... Está completamente cambiada. Usted oculta algo. Es
como si yo no estuviese cerca de usted.
|
"You come very near," Isabel said gently,
but in a tone of warning.
|
Isabel contestó amablemente, pero en tono de advertencia:
-Usted está muy cerca de mí.
|
"And yet I don′t touch you! I want to
know the truth. Have you done well?"
|
-Sin embargo, no la alcanzo, no llego a tocarla. ¡Y yo
necesito saber la verdad! ′¿Ha actuado usted bien haciendo lo que ha
hecho?
|
"You ask a great deal."
|
-Pregunta usted dem asiado.
|
"Yes --I′ve always asked a great deal. Of
course you won′t tell me. I shall never know if you can help it. And then
it′s none of my business." He had spoken with a visible effort to control
himself, to give a considerate form to an inconsiderate state of mind. But
the sense that it was his last chance, that he loved her and had l ost
her, that she would think him a fool whatever he should say, suddenly gave
him a lash and added a deep vibration to his low voice. "You′re perfectly
inscrutable, and that′s what makes me think you′ve something to hide. I
tell you I don′t care a straw for your cousin, but I don′t mean that I
don′t like him. I mean that it isn′t because I like him that I go away
with him. I′d go if he were an idiot and you should have asked me. If you
should ask me I′d go to Siberia to-morrow. Why do you want me to leave the
place? You must have some reason for that; if you were as contented as you
pretend you are you wouldn′t care. I′d rather know the truth about you,
even if it′s damnable, than have come here for nothing. That isn′t what I
came for. I thought I shouldn′t care. I came because I wanted to assure
myself that I needn′t think of you any more. I haven′t thought of anything
else, and you′re quite right to wish me to go away. But if I must go,
there′s no harm in my letti ng myself out for a single moment, is there?
If you′re really hurt --if HE hurts you --nothing i say will hurt you.
When I tell you I love you it′s simply what I came for. I thought it was
for something else; but it was for that. I shouldn′t say it if I didn′t
believe I should never see you again. It′s the last time --let me pluck a
single flower! I′ve no right to say that, I know; and you′ve no right to
listen. But you don′t listen; you never listen, you′re always thinking of
something else. After this I must go, of course; so I shall at least have
a reason. Your asking me is no reason, not a real one. I can′t judge by
your husband," he went on irrelevantly, almost incoherently; "I don′t
understand him; he tells me you adore each other. Why does he tell me
that? What business is it of mine? When I say that to you, you look
strange. But you always look strange. Yes, you′ve something to hide. It′s
none of my business --very true. But I love you," said Caspar Goodwood.
|
-Ya sabe que siempre he preguntado mucho. Por supuesto, no me
lo dirá; no llegaré jamás a saberlo si usted puede remediarlo. Además, lo
sé perfectamente, es cosa que no me importa. -Goodwood hacía visibles
esfuerzos por dominarse, a fin de poder dar una forma sensata a un
insensato estado de ánimo; pero la sensación de que era su última
oportunidad, de que la quería y la había perdido, de que ella le creería
un necio dijera lo que dijese, le aguijoneó ferozmente y prestó una honda
vibración al tono quedo de su voz-. Usted se mantiene terriblemente
inescrutable -prosiguió-, y eso es lo que me obliga a pensar que oculta
algo. Y le he dicho que su primo me tiene sin cuidado, pero eso no quiere
decir que no le aprecie. Lo que quiero decir es que no es precisa mente
por apreciarlo por lo que me marcho con él. Iría igualmente si fuera un
verdadero idiota y usted me lo hubiese pedido. Si usted me lo pidiera,
iría hasta la misma Siberia mañana mismo. ¿Por qué quiere usted que me
marche de aquí? Debe de tener sus razones para ello. Si, en realidad,
estuviera usted tan contenta como pretende hacer creer, no le importaría
que me fuese o me quedase. Yo preferiría saber toda la verdad sobre usted,
aunque fuera algo perverso y condenable, antes que haber venido para nada.
Yo no he venido para esto. He venido porque tenía la imperiosa necesidad
de convencerme de que no tengo por qué seguir pensando en usted. No he
pensado en ninguna otra cosa, y usted está en su perfecto derecho de
desear que me vaya. Pero, si tengo que marcharme, no habrá nada malo en
que me desahogue un poco, ¿verdad? Si la maltratan..., si él la maltrata,
no le molestará nada de lo que yo pueda decirle. Si le digo que la amo con
toda mi alma, es porque he venido para eso. Yo creí honradamente que era
por otro motivo, pero la verdad es que era sólo por eso. Yo no le diría lo
que le estoy diciendo si no creyera que no la volveré a ver. Esta es la
última vez; déjeme, pues, arrancar una flor tan sólo. Sé perfectamente que
no tengo derecho a decir esto, y que usted está en su perfecto derecho de
no escucharlo. De todos modos, usted no escucha nunca, siempre está
pensando en otra cosa. Desde luego, después de esto, no me queda más que
marcharme; así tendré, cuando menos, alguna razón. El que usted me lo pida
no es una verdadera razón. Por lo que su marido dice, no me es posible
juzgar -continuó c asi incoherentemente, sin tino-: Yo no comprendo a ese
hombre. Me ha dicho que ustedes dos se adoran. ¿A santo de qué me ha dicho
semejante cosa? ¿Qué ha de importante a mí? Pone usted al oír esto una
cara muy extraña, pero siempre la pone. No hay duda de que oculta algo. Ya
sé que eso no es cosa mía, es cierto, pero no es menos cierto que la adoro
-concluyó Goodwood.
|
As he said, she looked strange. She
turned her eyes to the door by which they had entered and raised her fan
as if in warning. "You′ve behaved so well; don′t spoil it," she uttered
softly.
|
Verdaderamente, como él había declarado, Isabel tenía una
expresión extraña. Miró hacia la puerta del salón y levantó un poco el
abanico como para prevenirle. -Se ha comportado usted muy bien; no lo eche
todo a perder -dijo afablemente.
|
"No one hears me. It′s wonderful what you
tried to put me off with. I love you as I′ve never loved you."
|
-Nadie nos oye. Es increíble cómo ha tratado de desanimarme.
La quiero como nunca la ha querido.
|
"I know it. I knew it as soon as you
consented to go."
|
-Lo sé. Me di cuenta de ello al ver que se avenía a marcharse.
|
"You can′t help it --of course not. You
would if you could, but you can′t, unfortunately. Unfortunately for me, I
mean. I ask nothing --nothing, that is, I shouldn′t. But I do ask one sole
satisfaction: --that you tell me --that you tell me --!"
|
-De todos modos, no puede usted remediarlo. Lo remediaría si
pudiera, pero, por desgracia, no puede. Por desgracia para mí, por
supuesto... No pido nada..., nada. Es decir, no debería pedir nada, pero
pido una sola satisfacción... Que me diga usted..., que me diga...
|
"That I tell you what?"
|
-¿Que le diga qué?
|
"Whether I may pity you."
|
-Si puedo compadecerla.
|
"Should you like that?" Isabel asked,
trying to smile again.
|
-¿Le gustaría? -preguntó Isabel, tratando de sonreír
nuevamente.
|
"To pity you? Most assuredly! That at
least would be doing something. I′d give my life to it."
|
-¿Compadecerla? ¡Claro que sí! Por lo menos, sería hacer
algo... y daría mi vida por ello.
|
She raised her fan to her face, which it
covered all except her eyes. They rested a moment on his. "Don′t give your
life to it; but give a thought to it every now and then." And with that
she went back to the Countess Gemini.
|
Se cubrió ella el rostro con el abanico, dejando tan sólo sus
bellos ojos al descub ierto, que se posaron un instante en los de él. Al
fin, dijo: -No es preciso que dé su vida por ello, pero, de vez en cuando,
conságrele un pensamiento afectuoso. Tras estas palabras, regresó junto a
la condesa Gemini.
|
CHAPTER 49 |
49
Madame Merle had not made her appearance
at Palazzo Roccanera on the evening of that Thursday of which I have
narrated some of the incidents, and Isabel, though she observed her
absence, was not surprised by it. Things had passed between them which
added no stimulus to sociability, and to appreciate which we must glance a
little backward. It has been mentioned that Madame Merle returned from
Naples shortly after Lord Warburton had left Rome, and that on her first
meeting with Isabel (whom, to do her justice, she came immediately to see)
her first utterance had been an enquiry as to the whereabouts of this
nobleman, for whom she appeared to hold her dear friend accountable.
|
Madame Merle no había aparecido por el Palazzo Roccanera la
noche de ese jueves cuyas incidencias acabamos de narrar, e Isabel, aun
cuando notó su ausencia, no se mostró grandemente sorprendida. Entre ambas
habían pasado ciertas cosas que no eran precisamente un estímulo a la
sociabilidad; para apreciarlas convendría retroceder un poco en nuestra
historia. Ya se dijo que madame Merle había regresado de Nápoles poco
después de la partida de lord Warburton de Roma, y que en su primera
entrevista con Isabel (hay que hacerle la justicia de decir que fue
inmediatamente a verla) sus primeras palabras fueron para inquirir acerca
de la conducta de aquel aristócrata, de la que parecía hacer responsable a
su amiga.
|
"Please don′t talk of him," said Isabel
for answer; "we′ve heard so much of him of late."
|
Por toda respuesta, Isabel dijo: -Por favor, no lo mencione;
bastante hemos tenido que oír de él últimamente.
|
Madame Merle bent her head on one side a
little, protestingly, and smiled at the left corner of her mouth. "You′ve
heard, yes. But you must remember that I′ve not, in Naples. I hoped to
find him here and to be able to congratulate Pansy."
|
Madame Merle inclinó un poco la cabeza hacia un lado como
protestando, elevó un poco la boca, con su habitual sonrisa, hacia la
comisura izquierda y replicó: -Usted, sí; pero debe recordar que yo estaba
en Nápoles y no he oído hablar tanto de él. Al contrario, esperaba
encontrarlo aquí y poder felicitar a Pansy.
|
"You may congratulate Pansy still; but
not on marrying Lord Warburton."
|
-A Pansy puede, de todos modos, felicitarla, pero no
precisamente por casarse con lord Warburton.
|
"How you say that! Don′t you know I had
set my heart on it?" Madame Merle asked with a great deal of spirit, but
still with the intonation of good-humour.
|
-¿Cómo puede decir semejante cosa? ¿No sabe usted que yo había
puesto toda mi alma en ese empeño? -preguntó madame Merle con bastante
viveza, pero en un tono de indudable buen humor.
|
Isabel was discomposed, but she was
determined to be good-humoured too. "You shouldn′t have gone to Naples
then. You should have stayed here to watch the affair."
|
Isabel se quedó azorada, pero pareció disponerse también a dar
prueba de su buen humor. -Pues entonces -contestó-, no tenía que haberse
marchado a Nápoles. Debió quedarse aquí para no perder de vista el asunto.
|
"I had too much confidence in you. But do
you think it′s too late?"
|
-Tenía absoluta confianza en usted. ¿Cree que ya será
demasiado tarde?
|
"You had better ask Pansy," said Isabel.
|
-Más valdrá que se lo pregunte a Pansy -dijo Isabel.
|
"I shall ask her what you′ve said to
her."
|
-Tiene razón. Le preguntaré qué le dijo usted.
|
These words seemed to justify the impulse
of self-defence aroused on Isabel′s part by her perceiving that her
visitor′s attitude was a critical one. Madame Merle, as we know, had been
very discreet hitherto; she had never criticised; she had been markedly
afraid of intermeddling. But apparently she had only reserved herself for
this occasion, since she now had a dangerous quickness in her eye and an
air of irritation which even her admirable ease was not able to transmute.
She had suffered a disappointment which excited Isabel′s surprise --our
heroine having no knowledge of her zealous interest in Pansy′s marriage;
and she betrayed it in a manner which quickened Mrs. Osmond′s alarm. More
clearly than ever before Isabel heard a cold, mocking voice proceed from
she knew not where, in the dim void that surrounded her, and declare that
this bright, strong, definite, worldly woman, this incarnation of the pra
ctical, the personal, the immediate, was a powerful agent in her destiny.
She was nearer to her than Isabel had yet discovered, and her nearness was
not the charming accident she had so long supposed. The sense of accident
indeed had died within her that day when she happened to be struck with
the manner in which the wonderful lady and her own husband sat together in
private. No definite suspicion had as yet taken its place; but it was
enough to make her view this friend with a different eye, to have been led
to reflect that there was more intention in her past behaviour than she
had allowed for at the time. Ah yes, there had been intention, there had
been intention, Isabel said to herself; and she seemed to wake from a long
pernicious dream. What was it that brought home to her that Madame Merle′s
intention had not been good? Nothing but the mistrust which had lately
taken body and which married itself now to the fruitful wonder produced by
her visitor′s challenge o n behalf of poor Pansy. There was something in
this challenge which had at the very outset excited an answering defiance;
a nameless vitality which she could see to have been absent from her
friend′s professions of delicacy and caution. Madame Merle had been
unwilling to interfere, certainly, but only so long as there was nothing
to interfere with. It will perhaps seem to the reader that Isabel went
fast in casting doubt, on mere suspicion, on a sincerity proved by several
years of good offices. She moved quickly indeed, and with reason, for a
strange truth was filtering into her soul. Madame Merle′s interest was
identical with Osmond′s: that was enough. "I think Pansy will tell you
nothing that will make you more angry," she said in answer to her
companion′s last remark.
|
Tales palabras justificaban de sobra el impulso defensivo que
en Isabel suscitó la actitud crítica de su amiga. Como es sabido, madame
Merle se había abstenido hasta entonces de criticar nada, manteniéndose
constantemente discreta, temerosa de mezclarse en nada. Pero, por lo
visto, no había hecho sino reservarse para esta ocasión, a juzgar por la
viva y fulgurante mirada de sus ojos y su aire de irritación, que ni su
admirable capacidad de contención podía disimular del todo. Había, en
efecto, sufrido un profundo desengaño, que produjo honda sorpresa en
Isabel, ya que nuestra heroína no tení 92a la menor idea de su
extraordinario interés por la boda de Pansy, y lo puso de manifiesto de
manera tal que no pudo por menos de alarmar a la señora Osmond. Isabel oyó
entonces con más claridad que en ninguna otra ocasión una voz fría y
burlona que le llegaba no sabía de dónde y llenaba el tenebroso vacío que
la rodeaba por doquier, y cayó en la cuenta de que aquella mujer tan
fuerte, brillante, definitiva y mundana, aquella encarnación de lo
práctico, de lo personal y de lo inmediato constituía una poderosa fuerza
de acción en su destino. Estaba mucho más cerca de ella de lo que Isabel
hubiera jamás llegado a suponer, y tal proximidad le parecía ahora que no
era el accidente agradable que ella había imaginado durante tanto tiempo.
Por lo pronto, aquella sensación de la existencia de tal acci dente había
desaparecido para siempre el día en que sorprendió en insospechada
intimidad a la extraordinaria dama y a su esposo, sentados juntos y
hablando en privado. Sin embargo, ninguna sospecha había llegado a
definirse todavía, aunque era suficiente para obligarla a considerar a su
amiga de manera bien distinta, y para hacerle pensar que en toda su
conducta pasada había habido mucha más segunda intención de lo que ella
sospechara anteriormente. De que hubiese habido tal segunda intención no
cabía la menor duda, se dijo Isabel, pareciéndole que despertaba de un
prolongado y pernicioso sueño. ¿Qué era lo que le traía a la mente la idea
de que la intención de madame Merle pudiera haber sido maligna? Pues la
desconfianza que de ella se había apoderado y que venía a c orroborar
ahora el asombro extraordinario que le produjera aquel insospechado
desafío de su visitante por causa de Pansy. En tal desafío había sin duda
algo que al manifestarse, suscitó en respuesta una gran desconfianza; y
había también una extraña vitalidad que Isabel no había llegado a percibir
jamás en las manifestaciones de delicadeza y prudencia de su amiga. Cierto
era que madame Merle no manifestó nunca el menor deseo de intervenir, pero
fue únicamente mientras no se produjo nada que requiriese su intervención.
Al lector podrá tal vez parecerle que Isabel obraba precipitadamente al
concebir sospechas de una sinceridad puesta a prueba con los servicios
prestados durante varios años. Pero no podía por menos de actuar con
celeridad porque acababa de filtrarse en su ánimo una extrañ 6a verdad, a
saber: el interés de madame Merle parecía idéntico al de su marido, y eso
era ya bastante. Así, contestó a la última observación de su amiga
diciendo: -No creo que Pansy le diga a usted nada que pueda enojarla.
|
"I′m not in the least angry. I′ve only a
great desire to retrieve the situation. Do you consider that Warburt on
has left us for ever?"
|
-Yo no estoy enojada en absoluto. Lo único que deseo es ver si
todavía es posible deshacer el entuerto. ¿Cree usted que lord Warburton se
nos ha esfumado para siempre?
|
"I can′t tell you; I don′t understand
you. It′s all over; please let it rest. Osmond has talked to me a great
deal about it, and I′ve nothing more to say or to hear. I′ve no doubt,"
Isabel added, "that he′ll be very happy to discuss the subject with you."
|
-No puedo decírselo. No la comprendo. Creo que todo se acabó.
Por favor, dejemos el asunto. Osmond me ha hablado harto de ello y no
tengo nada más que decir ni oír al respecto. No me cabe la menor duda
-añadió de que a él le agradará discutir el caso con usted.
|
"I know what he thinks; he came to see me
last evening."
|
-Sé perfectamente lo que piensa. Anoche fue a verme.
|
"As soon as you had arrived? Then you
know all about it and you needn′t apply to me for information."
|
-¿En cuanto usted llegó? Pues, entonces, ya está al corriente
de todo y no necesita que yo le dé más detalles.
|
"It isn′t information I want. At bottom
it′s sympathy. I had set my heart on that marriage; the idea did what so
few things do --it satisfied the imagination."
|
-No son detalles lo que necesito sino cooperación. Yo había
puesto toda mi alma en esa boda. Era algo que lograba lo que muy pocas
cosas suelen lograr..., llenaba la imaginación.
|
"Your imagination, yes. But not that of
the persons concerned."
|
-La de usted tal vez, pero no la de las personas interesadas.
|
"You mean by that of course that I′m not
concerned. Of course not directly. But when one′s such an old friend one
can′t help having something at stake. You forget how long I′ve known
Pansy. You mean, of course," Madame Merle added, "that YOU are one of the
persons concerned."
|
-Por lo visto, usted cree que yo no figuro entre los
interesados. Por supuesto, no directamente; pero, cuando se es amiga tan
antigua como yo, no puede una por menos de poner algo de sí misma en ello.
No se olvide del tiempo que hace que conozco a Pansy. Y madame Merle
añadió-: Ya me doy cuenta, desde luego, de que cree que usted sí es una de
las personas interesadas.
|
"No; that′s the last thing I mean. I′m
very weary of it all."
|
- No, nada de eso; es la última cosa en que se me ocurriría
pensar. Estoy ya tan cansada de todo que no puedo más.
|
Madame Merle hesitated a little. "Ah yes,
your work′s done."
|
Madame Merle dudó un instante y dijo: -Claro, su trabajo ya
está terminado.
|
"Take care what you say," said Isabel
very gravely.
|
-Tenga cuidado con lo que dice -aconsejó Isabel gravemente.
|
"Oh, I take care; never perhaps more than
when it appears least. Your husband judges you severely."
|
-No se preocupe, que ya lo tengo, acaso más cuando menos lo
parece. Ha de saber que su marido la juzga severamente en este caso.
|
Isabel made for a moment no answer to
this; she felt choked with bitterness. It was not the insolence of Madame
Merle′s informing her that Osmond had been taking her into his confidence
as against his wife that struck her most; for she was not quick to believe
that this was meant for insolence. Madame Merle was very rarely insolent,
and only when it was exactly right. It was not right now, or at least it
was not right yet. What touched Isabel like a drop of corrosive acid upon
an open wound was the knowledge that Osmond dishonoured her in his words
as well as in his thoughts. "Should you like to know how I judge HIM?" she
asked at last.
|
Isabel permaneció un momento sin contestar; se sentía presa de
una profunda amargura. No era ciertamente la insolencia de que madame
Merle le comunicara que Osmond le había hecho confidencias desfavorables
acerca de su mujer lo que más le chocaba, pues no se le antojó que lo
dijera por insolencia. Madame Merle se mostraba muy rara vez insolente y
siempre en el momento oportuno. Pero aquél no lo era o, cuando menos, aún
no. Lo que a Isabel le dolía profundamente, como una gota de ácido
corrosivo en una herida, era que su marido la deshonrase de palabra tanto
como de pensamiento. -¿Quiere saber lo que pienso yo de él? -se arriesgó a
preguntar.
|
"No, because you′d never tell me. And it
would be painful for me to know."
|
-No, porque usted no me lo diría nunca. Además, me resultaría
doloroso saberlo.
|
There was a pause, and for the first time
since she had known her Isabel thought Madame Merle disagreeable. She
wished she would leave her. "Remember how attractive Pansy is, and don′t
despair," she said abruptly, with a desire that this should close their
interview.
|
Se produjo una pausa, y, por primera vez desde que Isabel la
conocía, madame Merle le pareció antipática. Estaba deseando que se fuera.
Por lo cual y como para poner fin a la entrevista dijo: -Tenga usted
presente lo encantadora que es Pansy y no pierda la esperanza.
|
But Madame Merle′s expansive presence
underwent no contraction. She only gathered her mantle about her and, with
the movement, scattered upon the air a faint, agreeable fragrance. "I
don′t despair; I feel encouraged. And I didn′t come to scold you; I came
if possible to learn the truth. I know you′ll tell it if I ask you. It′s
an immense blessing with you that one can count upon that. No, you won′t
believe what a comfort I take in it."
|
Pero la expansiva presencia de madame Merle pareció no darse
por enterada, pues la dama se limit3ó a recoger su capa y, al revuelo de
tal movimiento, esparció por el aire un suave y delicado perfume. -No sólo
no pierdo la esperanza, sino que me siento más reconfortada -dijo-.
Además, no he venido para regañarla sino, si es posible, para saber la
verdad, porque estoy segura de que, si se la pregunto, me la dirá. Es una
verdadera bendición del cielo tener la seguridad de que se puede contar
siempre con usted. No puede imaginarse el consuelo que eso supone para mí.
|
"What truth do you speak of?" Isabel
asked, wondering.
|
-¿A qué verdad se refiere? -preguntó Isabel extrañada.
|
"Just this: whether Lord Warburton
changed his mind quite of his own movement or because you recommended it.
To please himself I mean, or to please you. Think of the confidence I must
still have in you, in spite of having lost a little of it," Madame Merle
continued with a smile, "to ask such a question as that!" She sat looking
at her friend, to judge the effect of her words, and then went on: "Now
don′t be heroic, don′t be unreasonable, don′t take offence. It seems to me
I do you an honour in speaking so. I don′t know another woman to whom I
would do it. I haven′t the least idea that any other woman would tell me
the truth. And don′t you see how well it is that your husband should know
it? It′s true that he doesn′t appear to have had any tact what ever in
trying to extract it; he has indulged in gratuitous suppositions. But that
doesn′t alter the fact that it would make a difference in his view of his
daughter′s prospects to know distinctly what really occurred. If Lord
Warburton simply got tired of the poor child, that′s one thing, and it′s a
pity. If he gave her up to please you it′s another. That′s a pity too, but
in a different way. Then, in the latter case, you′d perhaps resign
yourself to not being pleased --to simply seeing your stepdaughter
married. Let him off --let us have him!"
|
-Simplemente a ésta: si lord Warburton cambió de idea por su
propio impulso o porque usted se lo aconsejó; por complacerse a sí mismo o
por complacerla a usted. Imagínese la confianza que tengo en usted ..., a
pesar de haber debido perder un poquitín de ella añadió madame Merle con
maliciosa sonrisa. Se sentó para ver el efecto que en su amiga producían
aquellas palabras y luego prosiguió-: No se le ocurra ahora dárselas de
heroica, ni ofenderse, ni dejar de ser razonable. A mi modo de ver, le
estoy haciendo un honor al hablarle de esta manera, porque no sé de
ninguna otra mujer a quien se me ocurriría hacérselo. No tengo la menor
constancia de que haya ninguna otra mujer capaz de decir la verdad en tal
caso. ¿Y no le parece que sería admirable que su marido la supiera? Cierto
que él no ha tenido, por lo visto, un tacto exquisito en su manera de
querer averiguarla y se ha permitido hacer suposiciones gratuitas. Sin
embargo, eso no altera el hecho de que habría significado una gran
diferencia en sus planes respecto a su hija el saber a ciencia cierta lo
que ocurría. Que lord Warburton se aburriera de la infeliz criatura, es
una cosa y una verdadera lástima. Si la abandonó para darle gusto a usted,
es otra muy distinta. Una lástima también, pero en otro sentido. En este
caso tal vez debió usted resignarse a no darse tal gusto..., y a ver
simplemente a su hijastra casada. Si se ha quedado fuera..., hay que hacer
que entre de nuevo.
|
Madame Merle had proceeded very
deliberately, watching her companion and apparently thinking she could
proceed safely. As she went on Isabel grew pale; she clasped her hands
more tightly in her lap. It was not that her visitor had at last thought
it the right time to be insolent; for this was not what was most apparent.
It was a worse horror than that. "Who are you --what are you?" Isabel mur
mured. "What have you to do with my husband?" It was strange that for the
moment she drew as near to him as if she had loved him.
|
Madame Merle había hablado con toda intención, observando a su
compañera y, al parecer, figurándose que podía seguir tranquila por tal
camino. Pero, a medida que hablaba, Isabel se ponía más pálida, cruzaba
con más fuerza las manos sobre el regazo. No era que su visitante se
hubiese propuesto ser insolente, no había apariencia de tal cosa. Era algo
mucho más horrible que eso; e Isabel no pudo por menos de murmurar:
-¿Quién es usted..., qué es usted? ¿Qué tiene usted que ver con mi marido?
Y pareció cosa extraña que en tal instante ella tratase de acercarse a él
como si, en realidad, le amara entrañablemente.
|
"Ah then, you take it heroically! I′m
very sorry. Don′t think, however, that I shall do so."
|
-Ah, ¿de modo que lo toma por la tremenda? Lo siento infinito.
Pero no piense ni por un momento que yo voy a hacer otro tanto.
|
"What have you to do with me?" Isabel
went on.
|
-¿Qué tiene usted que ver conmigo? -prosiguió Isabel.
|
Madame Merle slowly got up, stroking her
muff, but not removing her eyes from Isabel′s face. "Everything!" she
answered.
|
Madame Merle se levantó despacio, sacudió su manguito sin
apartar los ojos de los de ella y contestó: -Todo.
|
Isabel sat there looking up at her,
without rising; her face was almost a prayer to be enlightened. But the
light of this woman′s eyes seemed only a darkness. "Oh misery!" she
murmured at last; and she fell back, covering her face with her hands. It
had come over her like a high-surging wave that Mrs. Touchett was right.
Madame Merle had married her. Before she uncovered her face again that
lady had left the room.
|
Isabel se quedó sentada, mirando a la otra, y su rostro
parecía ser una especia de súplica de que le aclarasen todo aquello. Pero
lejos de proporcionarle l uz, los ojos de su compañera parecían ser la
oscuridad misma. -¡Oh, qué horror! -murmuró al fin con indefinible acento
de congoja, y se echó hacia atrás, tapándose la cara con las manos. De
improviso le había venido, como una gigantesca ola llegada de lo más
remoto del océano, la idea de que la señora Touchett tenía razón, de que
su casamiento había sido obra de madame Merle. Al cabo de un momento
retiró sus manos del rostro; pero madame Merle había abandonado ya el
salón.
|
Isabel took a drive alone that afternoon;
she wished to be far away, under the sky, where she could descend from her
carriage and tread upon the daisies. She had long before this taken old
Rome into her confidence, for in a world of ruins the ruin of her
happiness seemed a less unnatural catastrophe. She rested her weariness
upon things that had crumbled for centuries and yet still were upright;
she dropped her secret sadness into the silence of lonely places, where
its very modern quality detached itself and grew objective, so that as she
sat in a sun-warmed angle on a winter′s day, or stood in a mouldy church
to which no one came, she could almost smile at it and think of its
smallness. Small it was, in the large Roman record, and her haunting sense
of the continuity of the human lot easily carried her from the less to the
greater. She had become deeply, tenderly acquainted with Rome; it
interfused and moderated her passion. But she had grown to think of it
chiefly as the place where people had suffered. This was what came to her
in the starved churches, where the marble columns, transferred from pagan
ruins, seemed to offer her a companionship in endurance and the musty
incense to be a compound of long-unanswered prayers. There was no gentler
nor less consistent heretic than Isabel; the firmest of worshippers,
gazing at dark altar-pictures or clustered candles, could not have felt
more intimately the suggestiveness of these objects nor have been more
liable at such moments to a spiritual visitation. Pansy, as we know, was
almost always her companion, and of late the Countess Gemini, balancing a
pink parasol, had lent brilliancy to their equipage; but she still
occasionally found herself alone when it suited her mood and where it
suited the place. On such occasions she had several resorts; the most
accessible of which perhaps was a seat on the low parapet which edges the
wide grassy space before the high, cold front of Sa int John Lateran,
whence you look across the Campagna at the far-trailing outline of the
Alban Mount and at that mighty plain, between, which is still so full of
all that has passed from it. After the departure of her cousin and his
companions she roamed more than usual; she carried her sombre spirit from
one familiar shrine to the other. Even when Pansy and the Countess were
with her she felt the touch of a vanished world. The carriage, leaving the
walls of Rome behind, rolled through narrow lanes where the wild
honeysuckle had begun to tangle itself in the hedges, or waited for her in
quiet places where the fields lay near, while she strolled further and
further over the flower-freckled turf, or sat on a stone that had once had
a use and gazed through the veil of her personal sadness at the splendid
sadness of the scene --at the dense, warm light, the far gradations and
soft confusions of colour, the motionless shepherds in lonely attitudes,
the hills where the clou d-shadows had the lightness of a blush.
|
Aquella tarde Isabel salió a pasear sola en coche, porque
quería ir lejos, bajo el alto cielo azul, y dejar el carruaje donde le
pluguiese para caminar entre margaritas silvestres. Desde hacía mucho
tiempo había convenido a Roma en la confidente de sus pesares y tristezas,
por parecerle que en un mundo en ruinas no estaría desplazada, ni
semejaría una catástrofe incomprensible la ruina de su felicidad. Hacía
descansar su fatiga sobre cosas que ya se habían desmoronado desde luengos
siglos y que, sin embargo, permanecían erectas; vertía su tristeza en el
silencio de los lugares solitarios, donde la condición de extraordinaria
modernidad de tal sentimiento destacaba vigorosamente y se hacía meramente
objetiva, como cuando se sentaba los días de invierno en una esquina
caldeada por el sol, o cuando permanecía largo rato de pie en una vieja y
enmohecida iglesia sonriendo extáticamente y pensando en su pequeñez.
Pequeño era, en verdad, en medio de aquella inmensidad de la historia
romana; y la obsesiva conciencia que tenía Isabel de l a continuidad de la
suerte humana la elevaba sin dificultad de lo menor a lo mayor. Había
acabado por ser una profunda y amorosa conocedora de Roma, pues la
admirable ciudad calmaba y endulzaba su pasión. Pero pensaba en ella como
en un lugar donde las gentes habían sufrido de extraordinaria manera. Así
se le antojaba en las tambaleantes iglesias, donde las columnas de mármol
llevadas de ruinas paganas ofrendaban un sólido compañerismo en el
sufrimiento, y donde el incienso rancio semejaba una mezcla de
imprecaciones y plegarias no atendidas. En realidad, no había hereje más
contemporizador ni más amable que Isabel. Ni el más férvido devoto, al
contemplar las polícromas figuras de los venerados retablos o los
candelabros repujados de múltiples brazos, habría experimentado más í
92ntimamente la sugestión de tales objetos, ni habría sido tan susceptible
como ella en tal momento a las visiones espirituales. Como ya hemos dicho,
Pansy la acompañaba casi siempre, y en los últimos tiempos la condesa
Gemini, con su sombrilla de color rosa, añadía la prestancia de su extraña
figura a la brillantez del conjunto femenino; pero, cuando a su estado de
ánimo convenía y cuando el sitio la atraía, hallaba el medio de estar sola
consigo misma. En tales ocasiones tenía determinados sitios favoritos; el
más accesible de ellos era el bajo parapeto que limita el amplio espacio
cubierto de grama delante del alto y frío frontispicio de San Juan de
Letrán, desde donde se divisa a través de la campiña romana, allá a lo
lejos, la orgullosa silueta del monte Albano y la inme nsa llanura todavía
habitada por las acciones a que sirviera en otros tiempos de escenario.
Después de la partida de su primo y de su amiga de Roma, se dio a vagar
más que de costumbre, trasladando su triste y sombrío espíritu de un lugar
sagrado a otro. Incluso cuando la acompañaban Pansy y la condesa se sentía
en contacto con un mundo ya desaparecido. Su coche dejaba atrás los muros
de la gran urbe y se adentraba por estrechas veredas donde la madreselva
se desbordaba por encima de los tapiales de los huertos, o la esperaba en
sitios tranquilos a la linde de los campos, mientras ella seguía caminando
sobre la hierba florida o se sentaba en una piedra que antaño tuvo su
utilidad y, a través del velo de su tristeza personal, contemplaba la
espléndida tristeza del paisaje... a la luz cálida y densa, con la c asi
imperceptible graduación de suaves colores, con los inmóviles pastores en
actitud solitaria y las colinas donde las sombras de las nubes tenían la
liviandad de un rubor.
|
On the afternoon I began with speaking
of, she had taken a resolution not to think of Madame Merle; but the
resolution proved vain, and this lady′s image hovered constantly before
her. She asked herself, with an almost childlike horror of the
supposition, whether to this intimate friend of several years the great
historical epithet of WICKED were to be applied. She knew the idea only by
the Bible and other literary works; to the best of her belief she had had
no personal acquaintance with wickedness. She had desired a large
acquaintance with human life, and in spite of her having flattered herself
that she cultivated it with some success this elementary privilege had
been denied her. Perhaps it was not wicked --in the historic sense --to be
even deeply false; for that was what Madame Merle had been --deeply,
deeply, deeply. Isabel′s Aunt Lydia had made this discovery long before,
and had mentioned it to her niece; but Isabel had flattered herself at
this time that she had a much richer view of things, especially of the
spontaneity of her own career and the nobleness of her own
interpretations, than poor stiffly-reasoning Mrs. Touchett. Madame Merle
had done what she wanted; she had brought about the union of her two
friends; a reflection which could not fail to make it a matter of wonder
that she should so much have desired such an event. There were people who
had the match-making passion, like the votaries of art for art; but Madame
Merle, great artist as she was, was scarcely one of these. She thought too
ill of marriage, too ill even of life; she had desired that particular
marriage but had not desired others. She had therefore had a conception of
gain, and Isabel asked herself where she had found her profit. It took her
naturally a long time to discover, and even then her d iscovery was
imperfect. It came back to her that Madame Merle, though she had seemed to
like her from their first meeting at Gardencourt, had been doubly
affectionate after Mr. Touchett′s death and after learning that her young
friend had been subject to the good old man′s charity. She had found her
profit not in the gross device of borrowing money, but in the more refined
idea of introducing one of her intimates to the young woman′s fresh and
ingenuous fortune. She had naturally chosen her closest intimate, and it
was already vivid enough to Isabel that Gilbert occupied this position.
She found herself confronted in this manner with the conviction that the
man in the world whom she had supposed to be the least sordid had married
her, like a vulgar adventurer, for her money. Strange to say, it had never
before occurred to her; if she had thought a good deal of harm of Osmond
she had not done him this particular injury. This was the worst she could
think of, and she had been saying to herself that the worst was still to
come. A man might marry a woman for her money perfectly well; the thing
was often done. But at least he should let her know. She wondered whether,
since he had wanted her money, her money would now satisfy him. Would he
take her money and let her go? Ah, if Mr. Touchett′s great charity would
but help her to-day it would be blessed indeed! It was not slow to occur
to her that if Madame Merle had wished to do Gilbert a service his
recognition to her of the boon must have lost its warmth. What must be his
feelings to-day in regard to his too zealous benefactress, and what
expression must they have found on the part of such a master of irony? It
is a singular, but a characteristic, fact that before Isabel returned from
her silent drive she had broken its silence by the soft exclamation:
"Poor, poor Madame Merle!" r
|
La tarde de que hemos empezado a hablar Isabel adoptó la firme
resolución de no pensar más en madame Merle, pero en vano, pues la imagen
de la mencionada dama parecía flotar constantemente sobre ella. Se
preguntaba con terror casi infantil si a aquella íntima amiga de varios
años se le podía aplicar el gran epíteto histórico de perversa. La idea de
semejante personaje se había asentado en su cerebro a través de sus
lecturas de la Biblia y de ciertas obras literarias, pero personalmente
jamás había tenido el menor contacto con la perversidad. Su constante
anhelo fue siempre establecer un continuo contacto con la vida humana, y,
a pesar de que se enorgullecía de cultivarlo con éxito, lo cierto es que
nunca llegó a disfrutar de tan grato privilegio. Acaso no pudiera
calificarse de perverso -en el significado histórico del vocablo- el ser
profundamente falso; porque, en resumidas cuentas, eso es lo que había
sido madame Merle: falsa, constantemente falsa, constante y terriblemente
falsa. La tía de Isabel, Lydia, había realizado tal descubrimiento mucho
antes, y se lo comunicó a su sobrina; pero en aquel entonces Isabel se
enorgullecía de tener una apreciación más amplia de las cosas, sobre todo
la espontaneidad de su propia carrera y de la nobleza de sus propias
interpretaciones, que la señora Touchett, con su raquítica y tiesa manera
de razonar. Madame Merle había realizado lo que quería: l levar a cabo la
unión de sus dos amigos; y no podía por menos de llamar la atención que
hubiese puesto empeño tan tenaz en que esa unión fuera un día un hecho.
Había personas que tenían la obsesión casamentera como los partidarios del
arte la tenían por el arte; pero madame Merle, aunque gran artista, no era
de ese tipo. Pensaba con demasiada acritud del matrimonio, incluso de la
vida misma; si había sentido el deseo de ver realizada aquella boda, en
cambio, no había experimentado el de ver otras. Además, tenía un claro
concepto de la ganancia, e Isabel se preguntaba cómo y dónde podía haber
hallado con ello beneficio alguno. Necesitó mucho tiempo para realizar su
descubrimiento, e incluso, una vez realizado, fue de lo más imperfecto. Le
vino a la memoria el hecho de que, si bien madame Mer_le había aparentado
cobrarle gran afecto desde que la conoció en Gardencourt, se había
mostrado mucho más cariñosa con ella después de la muerte del señor
Touchett y de saber que su joven amiga había sido objeto de la caridad del
anciano señor. Ella había encontrado su beneficio, no en el grosero
sistema de pedir dinero prestado, sino en el infinitamente más refinado de
poner a uno de sus amigos íntimos en contacto con la fortuna todavía
fresca e ingenua de la joven heredera. Como era natural, había escogido
para ello a su amigo más íntimo, e Isabel veía ahora con claridad
meridiana que era Gilbert el que ocupaba tal posición. De tal suerte, se
encontró ante la triste convicción de que el hombre en quien menos habría
creído jamáás que hubiese algo de sordidez, se había casado con ella, como
el aventurero más vulgar, por el simple hecho de que tenía dinero. Por
extraño que pudiera parecer, jamás se le había ocurrido semejante cosa; si
había pensado no poco en contra de Osmond hasta aquel instante, nunca le
infirió tal ofensa. Aquella era lo último que podría ocurrírsele a ella, y
por algo había estado diciéndose reiteradamente que faltaba aún lo peor
por venir. Indudablemente, un hombre podía casarse con una mujer por su
dinero; ocurría con gran frecuencia. Pero, por lo menos, él debía
hacérselo saber. Se preguntaba si, puesto que lo que quería era su dinero,
se daría ahora por satisfecho con él. ¿Se quedaría con el dinero y la
dejaría marcharse de su vera? Ver daderamente, si la gran caridad hecha
por el señor Touchett sirviera al menos para ayudarla en semejante
ocasión, bendita mil veces. Isabel no tardó en pensar que, si madame Merle
había querido prestar a Gilbert aquel señalado servicio, su agradecimiento
hacia ella por la inesperada dádiva tenía que haber perdido ya mucho de su
primer calor. ¿Cuál sería, pues, su manera de sentir respecto a su celosa
bienhechora y con qué expresión habría llegado a concretarse en un hombre
que era tan consumado maestro en la ironía? El hecho singular pero
característico era que, antes de regresar de su paseo silencioso de
aquella tarde, Isabel interrumpió su silencio para exclamar: «¡Pobre
madame Merle!».
|
Her compassion would perhaps have been
justified if on this same afternoon she had been concealed behind one of
the valuable curtains of time-softened damask which dressed the
interesting little salon of the lady to whom it referred; the
carefully-arranged apartment to which we once paid a visit in company with
the discreet Mr. Rosier. In that apartment, towards six o′clock, Gilbert
Osmond was seated, and his hostess stood before him as Isabel had seen her
stand on an occasion commemorated in this history with an emphasis
appropriate not so much to its apparent as to its real importance.
|
Su compasión acaso se habría visto justificada si aquella
misma tarde hubiese podido esconderse detrás de alguna de las valiosas
cortinas de damasco antiguo que decoraban el interesante saloncito de la
dama en cuestión; el elegante aposento que ya visitamos una vez en
compañía del señor Rosier. Pues, a eso de las seis de la tarde de aquel
día, Gilbert Osmond estaba sentado y su amiga en pie delante de él, como
Isabel les había visto en la ocasión ya mencionada en esta historia con un
énfasis no tan propio de su importancia aparente como de su importancia
real.
|
"I don′t believe you′re unhappy; I
believe you like it," said Madame Merle.
|
Madame Merle decía: -No creo que seas desgraciado; creo que
esto te agrada.
|
"Did I say I was unhappy?" Osmond asked
with a face grave enough to suggest that he might have been.
|
-¿Acaso he dicho que sea desagraciado? -preguntó Osmond con
rostro lo bastante serio como para hacer creer que podía serlo.
|
"No, but you don′t say the contrary, as
you ought in common gratitude."
|
-No; pero no has dicho lo contrario, como era tu deber
elemental de gratitud.
|
"Don′t talk about g ratitude," he
returned dryly. "And don′t aggravate me," he added in a moment.
|
-No me hables de gratitud -replicó él secamente. Y al cabo de
un momento añadió-: Y no me exasperes.
|
Madame Merle slowly seated herself, with
her arms folded and her white hands arranged as a support to one of them
and an ornament, as it were, to the other. She looked exquisitely calm but
impressively sad. "On your side, don′t try to frighten me. I wonder if you
guess some of my thoughts."
|
Madame Merle se sentó lentamente con los brazos cruzados y las
manos dispuestas a modo de soporte de uno de ellos y bello ornato del
otro. Parecía exquisitamente tranquila, pero impresionantemente triste. -Y
tú no trates de asustarme. Me pregunto si me adivinas el pensamiento.
|
"I trouble about them no more than I can
help. I′ve quite enough of my own."
|
-Procuro dedicarle la mínima atención. De sobra tengo con el
mío.
|
"That′s because they′re so delightful."
|
-Será por lo delicioso que es.
|
Osmond rested his head against the back
of his chair and looked at his companion with a cynical directness which
seemed also partly an expression of fatigue. "You do aggravate me," he
remarked in a moment. "I′m very tired."
|
Osmond reclinó la cabeza en el respaldo del sillón que ocupaba
y dijo a su compañera, dirigiéndole una cínica mirada que parec ía al
propio tiempo expresión de una gran fatiga: -No me exasperes, te lo
repito. Estoy verdaderamente cansado.
|
"Eh moi donc!" cried Madame Merle.
|
-Et moi donc! -exclamó madame Merle.
|
"With you it′s because you fatigue
yourself. With me it′s not my o wn fault."
|
-Tú te fatigas a ti misma; en mi caso, el cansancio es
involuntario.
|
"When I fatigue myself it′s for you. I′ve
given you an interest. That′s a great gift."
|
-Si me fatigo es por ti. Te he proporcionado un objeto de
interés; es un gran regalo.
|
"Do you call it an interest?" Osmond
enquired with detachment.
|
-¿Cómo lo llamas, objeto de interés? -preguntó Osmond con
displicencia.
|
"Certainly, since it helps you to pass
your time."
|
-Indudablemente, puesto que te ayuda a pasar el tiempo.
|
"The time has never seemed longer to me
than this winter."
|
-Jamás me pareció el tiempo tan largo como este invierno.
|
"You′ve never looked better; you′ve never
been so agreeable, so brilliant."
|
-Pues nunca has tenido mejor aspecto; nunca has estado tan
agradable ni tan brillante.
|
"Damn my brilliancy!" he thoughtfully
murmured. "How little, after all, you know me!"
|
-¡Al cuerno mi brillantez! -murmuró pensativo, y añadió-:
Después de todo, hay que ver qué poco me conoces todavía.
|
"If I don′t know you I know nothing,"
smiled Madame Merle. "You′ve the feeling of complete success."
|
Madame Merle contestó sonriendo: -Pues si no te conozco a ti,
no conozco nada en el mundo. ¡Bah! Estás convencido de tu gran éxito.
|
"No, I shall not have that till I′ve made
you stop judging me."
|
-No; no estaré de veras convencido hasta que consiga que dejes
de juzgarme.
|
"I did that long ago. I speak from old
knowledge. But you express yourself more too."
|
-Hace tiempo que dejé de hacerlo. Hablo por lo que sé de
tiempos pasados. Aunque ahora te expresas bastante más.
|
Osmond ju st hung fire. "I wish you′d
express yourself less!"
|
-En cambio, quisiera que tú te expresaras bastante menos
-contestó Osmond sulfurado.
|
"You wish to condemn me to silence?
Remember that I′ve never been a chatterbox. At any rate there are three or
four things I should like to say to you first. Your wife doesn′t know what
to do with herself," she went on with a change of tone.
|
-¿Acaso te gustaría reducirme al silencio? Recuerda que no soy
ninguna charlatana. No obstante, hay dos o tres cosas que quiero decirte.
En primer lugar -prosiguió cambiando de tono-, tu esposa no sabe qué hacer
de sí misma.
|
"Pardon me; she knows perfectly. She has
a line sharply drawn. She means to carry out her ideas."
|
-Perdona, pero lo sabe perfectamente. Se ha fijado una línea
inflexible de conducta y se propone llevar a cabo sus ideas.
|
"Her ideas to-day must be remarkable."
|
-Sus ideas pueden ser en este momento verdaderamente notables.
|
"Certainly they are. She has more of them
than ever."
|
-Lo son. Y tiene más que nunca.
|
"She was unable to show me any this
morning," said Madame Merle. "She seemed in a very simple, almost in a
stupid, state of mind. She was completely bewildered."
|
-Pues esta mañana no ha podido mostrarme ni una sola de ellas.
Parecía hallarse en un estado de ánimo verdaderamente simple, casi de
estupidez. Estaba por completo aturdida.
|
"You had better say at once that she was
pathetic."
|
-Di de una vez que se sentía patética.
|
"Ah no, I don′t want to encourage you too
much."
|
-Ah, no; no quiero hacértelo creer demasiado.
|
He still had h is head against the
cushion behind him; the ankle of one foot rested on the other knee. So he
sat for a while. "I should like to know what′s the matter with you," he
said at last.
|
Continuó él sentado como estaba, echado hacia atrás, el
tobillo de un pie apoyado en la rodil la de la otra pierna. -Me gustaría
saber qué te ocurre -dijo al fin.
|
"The matter --the matter --!" And here
Madame Merle stopped. Then she went on with a sudden outbreak of passion,
a burst of summer thunder in a clear sky: "The matter is that I would give
my right hand to be able to weep, and that I can′t!"
|
-Lo que me ocurre..., lo que me ocurre... -Madame Merle hizo
una pausa. Luego prosiguió en un desahogo incontenible de la pasión, como
el estallido de un trueno durante una tempestad de verano-: Lo que me
ocurre es que daría mi mano derecha por romper a llorar..., ¡y no puedo!
|
"What good would it do you to weep?"
|
-¿A qué te conduciría llorar?
|
"It would make me feel as I felt before I
knew you."
|
-Me haría sentir como me sentía antes de conocerte.
|
"If I′ve dried your tears, that′s
something. But I′ve seen you shed them."
|
-Si sequé tus lágrimas, ya es algo; pero luego te he visto
derramarlas.
|
"Oh, I believe you′ll make me cry still.
I mean make me howl like a wolf. I′ve a great hope, I′ve a great need, of
that. I was vile this morning; I was horrid," she said.
|
-Oh, creo que tú serías capaz de hacerme llorar; mejor dicho,
aullar como un lobo. Tengo una gran ansia, una gran necesidad de hacerlo.
Esta mañana he sido vil, estuve horrenda.
|
"If Isabel was in the stupid state of
mind you mention she prob ably didn′t perceive it," Osmond answered.
|
-Si Isabel se hallaba en ese estado de estupidez que dices,
probablemente no se habrá dado cuenta.
|
"It was precisely my deviltry that
stupefied her. I couldn′t help it; I was full of something bad. Perhaps it
was something good; I don′t know. You′ve not only dried up my tears;
you′ve dried up my soul."
|
-Precisamente lo que la horrorizó fue mi perversidad. No pude
remediarlo, me sentía acuciada por algo verdaderamente maligno. Acaso
fuera algo bueno, cualquiera sabe. Lo que has secado tú no son mis
lágrimas, lo que has secado ha sido mi alma.
|
"It′s not I then that am responsible for
my wife′s condition," Osmond said. "It′s pleasant to think that I shall
get the benefit of your influence upon her. Don′t you know the soul is an
immortal principle? How can it suffer alteration?"
|
-De tal suerte, no soy yo el responsable del estado de ánimo
de mi esposa -dijo Osmond, y añadió-: Es agradable pensar que he de cargar
con el resultado de tu influencia sobre ella. ¿Acaso no sabes que el alma
es un ente inmortal? Y, si lo es, ¿cómo podría sufrir alteración de
ninguna clase?
|
"I don′t believe at all that it′s an
immortal principle. I believe it can perfectly be destroyed. That′s what
has happened to mine, which was a very good one to start with; and it′s
you I have to thank for it. You′re VERY bad," she added with gravity in
her emphasis.
|
-Yo no creo en absoluto que sea un ente inmortal; al
contrario, creo que se la puede destruir. Es lo que ha ocurrido c on la
mía, que en sus comienzos era admirable..., y a ti es a quien tengo que
agradecerlo. -Calló un segundo. Luego con énfasis y suma gravedad,
declaró-: Eres una mala persona.
|
"Is this the way we′re to end?" Osmond
asked with the same studied coldness.
|
-¿Es así como hemos de acabar? -preguntó Osmond con estudiada
frialdad.
|
"I don′ t know how we′re to end. I wish I
did! How do bad people end? --especially as to their COMMON crimes. You
have made me as bad as yourself."
|
-Ignoro cómo hemos de acabar. ¡Ojalá lo supiera! ¿Cómo acaba
la mala gente..., sobre todo cuando tiene crímenes comunes? Me has hecho
tan mala como tú.
|
"I don′t understand you. You seem to me
quite good enough," said Osmond, his conscious indifference giving an
extreme effect to the words.
|
Osmond replicó, haciendo que su indiferencia perfectamente
consciente proporcionase un gran efecto a las palabras: -No te comprendo.
A mí me parece que eres bastante buena.
|
Madame Merle′s self-possession tended on
the contrary to diminish, and she was nearer losing it than on any
occasion on which we have had the pleasure of meeting her. The glow of her
eye turned sombre; her smile betrayed a painful effort. "Good enough for
anything that I′ve done with myself? I suppose that′s what you mean."
|
El dominio de sí misma, tan constante en madame Merle, parecía
ir disminuyendo; estaba más a punto de perderlo q ue en ninguna otra de
las ocasiones en que hemos tenido el placer de encontrarla. Se tornó
sombrío el brillo de sus ojos y su sonrisa delató un penoso esfuerzo. -Me
imagino que quieres decir lo bastante buena para lo que he hecho de mí
misma.
|
"Good enough to be always charming!"
Osmond exclaimed, smiling too.
|
-¡Lo bastante buena para ser siempre encantadora! -exclamó
Osmond con generosa sonrisa.
|
"Oh God!" his companion murmured; and,
sitting there in her ripe freshness, she had recourse to the same gesture
she had provoked on Isabel′s part in the morning: she bent her face and
covered it with her hands.
|
-¡Dios mío! -murmuró su compañera; y, sentada como estaba, con
su inalterable frescura, recurrió al mismo gesto que ella había provocado
en Isabel por la mañana: inclinó la cabeza y se la cubrió con las manos.
|
"Are you going to weep after all?" Osmond
asked; and on her remaining motionless he went on: "Have I ever complained
to you?"
|
-¿Por fin vas a llorar? -preguntó Osmond. Y, al ver que ella
continuaba inmóvil, prosiguió-: ¿Me he quejado acaso alguna vez?
|
She dropped her hands quickly. "No,
you′ve taken your revenge otherwise --you have taken it on HER."
|
Ella apart u243ó rápidamente las manos del rostro y replicó:
-No, te has tomado la venganza de otra manera..., te la has tomado con
ella.
|
Osmond threw back his head further; he
looked a while at the ceiling and might have been supposed to be
appealing, in an informal way, to the heavenly powers. "Oh, the
imagination of women! It′s always vulgar, at bottom. You talk of revenge
like a third-rate novelist."
|
Osmond se echó más atrás todavía. Miró un momento al techo, se
diría que apelando, de manera informal, a los poderes del cielo. -¡Qué
imaginación la de las mujeres! -exclamó-. En el fondo, siempre vulgar.
Hablas de venganza como un novelista de tercera categoría.
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"Of course you haven′t complained. You′ve
enjoyed your triumph too much."
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-No te has quejado, por supuesto. Te has entregado al disfrute
de tu triunfo.
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"I′m rather curious to know what you call
my triumph."
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-Tengo verdadera curiosidad por saber a qué llamas mi triunfo.
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"You′ve made your wife afraid of you."
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-A haber conseguido que tu mujer te tenga miedo.
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Osmond changed his position; he leaned
forward, resting his elbows on his knees and looking a while at a bea
utiful old Persian rug, at his feet. He had an air of refusing to accept
any one′s valuation of anything, even of time, and of preferring to abide
by his own; a peculiarity which made him at moments an irritating person
to converse with. "Isabel′s not afraid of me, and it′s not what I wish,"
he said at last. "To what do you want to provoke me when you say such
things as that?"
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Osmond cambió de postura, apoyando los codos en las rodillas,
echándose hacia a delante y contemplando un instante la hermosa alfombra
persa que estaba a sus pies. Tenía el aire de quien se niega a aceptar de
ningún otro cualquier valoración de cualquier cosa, ni siquiera del
tiempo, prefiriendo hacerla siempre él mismo; una peculiaridad que a veces
le hacía odioso para los que conversaban con él. Por fin, dijo: -Isabel no
tiene miedo de mí, ni es eso lo que yo quiero. ¿Por qué tratas de
provocarme diciendo cosas por el estilo?
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"I′ve thought over all the harm you can
do me," Madame Merle answered. "Your wife was afraid of me this morning,
but in me it was really you she feared."
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-He estado pensando en todo el mal que puedes hacerme
-respondió madame Merle-. Tu mujer me tenía miedo esta mañana, pero yo
creo que es a ti a quien temía.
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"You may have said things that were in
very bad taste; I′m not responsible for that. I didn′t see the use of your
going to see her at all: you′re capable of acting without her. I′ve not
made YOU afraid of me that I can see," he went on; "how then should I have
made her? You′re at least as brave. I can′t think where you′ve picked up
such rubbish; one might suppose you knew me by this time." He got up as he
spoke and walked to the chimney, where he stood a moment bending his eye,
as if he had seen them for the first time, on the delicate specimens of
rare porcelain with which it was covered. He took up a small cup and held
it in his hand; then, still holding it and leaning his arm on the mantel,
he pursued: "You always see too much in everything; you overdo it; you
lose sight of the real. I′m much simpler than you think."
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-Tal vez has dicho cosas que han resultado de muy mal gusto,
pero yo no soy responsable de ello. No comprendo la utilidad de tu visita,
ya que eres perfectamente capaz de ac tuar sin ella. Por lo que veo, a ti
no te he inspirado miedo. ¿Cómo podría entonces habérselo inspirado a
ella? Sois tan valientes la una como la otra. No sé de dónde has sacado
semejante majadería; creí que habías llegado a conocerme. -Se levantó y
fue hacia la chimenea, frente a la cual se detuvo un instante, bajando los
ojos como si por primera vez hubiese visto las chucherías de rara
porcelana que en ella había. Tomó un tacita y, conservándola en la mano y
apoyándose en la repisa de la chimenea, continuó-: Quieres ver siempre
demasiado en todo, lo sobrepasas y llegas a perder de vista lo real. Yo
soy infinitamente más simple de lo que crees.
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"I think you′re very simple." And Madame
Merle kept her eye on her cup. "I′ve come to that with time. I judged you,
as I say, of old; but it′s only since your marriage that I′ve understood
you. I′ve seen better what you have been to your wife than I ever saw what
you were for me. Please be very careful of that precious object."
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-Yo creo que eres muy simple -dijo madame Merle sin quitarle
el ojo a la tacita-. He acabado por llegar a ese convencimient o. Te
juzgaba por lo de antes, pero, como he dicho, he comenzado a comprenderte
de verdad desde que te casaste. He visto infinitamente mejor lo que has
sido para tu mujer que lo que fuiste para mí. Por favor, lleva cuidado con
ese objeto precioso.
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"It already has a wee bit of a tiny
crack," said Osmond dryly as he put it down. "If you didn′t understand me
before I married it was cruelly rash of you to pu t me into such a box.
However, I took a fancy to my box myself; I thought it would be a
comfortable fit. I asked very little; I only asked that she should like
me."
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-Ya tiene una pequeña rajadura -dijo Osmond en tono seco,
dejando la taza en su sitio-. Si no me comprendías antes de casarme fue
tremendamente temerario por tu parte meterme en semejante celda. Sin
embargo, llegué a encapricharme con la celda, porque pensé que sería un
capricho cómodo. Lo que yo pedía era bien poco; simplemente que me
quisiera.
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"That she should like you so much!"
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-Que te quisiera mucho.
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"So much, of course; in such a case one
asks the maximum. That she should adore me, if you will. Oh yes, I wanted
that."
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-Naturalmente; mucho, no lo niego. En tales casos, puestos a
pedir, se pide el máximo. Pongamos, si te parece, que me adorase. La
verdad, sí, eso quer237ía.
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"I never adored you," said Madame Merle.
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-Yo no te adoré nunca -dijo madame Merle. –
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"Ah, but you pretended to!"
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Cierto, pero lo aparentabas.
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"It′s true that you never accused me of
being a comfortable fit," Madame Merle went on.
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-Y también es cierto que nunca me acusaste de ser un capricho
cómodo.
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"My wife has declined --declined to do
anything of the sort," said Osmond. "If you′re determined to make a
tragedy of that, the tragedy′s hardly for her."
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-Mi mujer se ha negado..., se ha negado a ser nada por el
estilo. Si te propones hacer una tragedia de eso, la tragedia no va a ser
para ella. -Ya lo sé, ¡la tragedia es para mí! -exclamó madame
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"The tragedy′s for me!" Madame Merle
exclaimed, rising with a long low sigh but having a glance at the same
time for the contents of her mante l-shelf. "It appears that I′m to be
severely taught the disadvantages of a false position."
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Merle levantándose y exhalando un hondo suspiro, aunque sin
quitarle el ojo a los preciosos objetos de la repisa de su chimenea-. Por
lo visto, tengo que aprender a costa de duras penas los inconvenientes de
una falsa situación.
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"You express yourself like a sentence in
a copy-book. We must look for our comfort where we can find it. If my wife
doesn′t like me, at least my child does. I shall look for compensations in
Pansy. Fortunately I haven′t a fault to find with her."
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-Te expresas como una frase de cuaderno de caligrafía. Debemos
buscar consuelo donde podamos encontr arlo. Si mi mujer no me quiere, por
lo menos me quiere mi hija. De modo que buscaré en Pansy las
compensaciones que he menester. Afortunadamente, no puedo encontrar en
ella defecto alguno.
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"Ah," she said softly, "if I had a child
--!"
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-¡Ah, si yo tuviera un hijo...! -dijo ella con desmayo.
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Osmond waited, and then, with a little
formal air, "The children of others may be a great interest!" he
announced.
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Osmond esperó un instante y luego, con aire un tanto solemne,
replicó: -Los hijos de los demás pueden inspirar un gran interés.
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"You′re more like a copy-book than I.
There′s something after all that holds us together."
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-Tú sí que pareces un cuaderno de caligrafía. Después de todo,
hay algo que nos mantiene fuertemente unidos.
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"Is it the idea of the harm I may do
you?" Osmond asked.
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-¿Acaso la idea del mal que puedo hacerte? -preguntó Osmond.
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"No; it′s the idea of the good I may do
for you. It′s that," Madame Merle pursued, "that made me so jealous of
Isabel. I want it to be MY work," she added, with her face, w hich had
grown hard and bitter, relaxing to its habit of smoothness.
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-No; la ida del bien que puedo hacerte yo. -Calló un segundo,
pero inmediatamente prosiguió-: Eso es lo que me vuelve tan celosa de Isa
bel. Quiero que sea mi obra -añadió, mientras su rostro, que se había
tornado hosco y duro, recobraba su habitual dulzura.
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Her friend took up his hat and his
umbrella, and after giving the former article two or three strokes with
his coat-cuff, "On the whole, I think," he said, "you had better leave it
to me."
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Osmond cogió el sombrero y el paraguas y, después de pasarle
al primero dos o tres veces por encima el puño de la manga de su chaqueta,
dijo: -En cualquier caso, creo que es preferible que dejes el asunto de
mis manos.
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After he had left her she went, the first
thing, and lifted from the mantel-shelf the attenuated coffee-cup in which
he had mentioned the existence of a crack; but she looked at it rather
abstractedly. "Have I been so vile all for nothing?" she vaguely wailed.
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En cuanto hubo salido, lo primero que ella hizo fue examinar
detenidamente la tacita de café en que Osmond dijera había una leve
rajadura y, contemplándola con actitud distraída, exclamó vagamente: -¿Y
he sido tan vil para nada?
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CHAPTER 50 |
50
As the Countess Gemini was not acquainted
with the ancient monuments Isabel occasionally offered to introduce her to
these interesting relics and to give their afternoon drive an antiquarian
aim. The Countess, who professed to think her sister-in-law a prodigy of
learning, never made an objection, and gazed at masses of Roman brickwork
as patiently as if they had been mounds of modern drapery. She had not the
historic sense, though she had in some directions the anecdotic, and as
regards herself the apologetic, but she was so delighted to be in Rome
that she only desired to float with the current. She would gladly have
passed an hour every day in the damp darkness of the Baths of Titus if it
had been a condition of her remaining at Palazzo Roccanera. Isabel,
however, was not a severe cicerone; she used to visit the ruins chiefly
because they offered an excuse for talking about other matters than the
love-affairs of the ladies of Florence, as to which her companion was
never weary of offering information. It must be added that during these
visits the Countess forbade herself every form of active research; her
preference was to sit in the carriage and exclaim that everything was most
interesting. It was in this manner that she had hitherto examined the
Coliseum, to the infinite regret of her niece, who --with all the respect
that she owed her --could not see why she should not descend from the
vehicle and enter the building. Pansy had so little chance to ramble that
her view of the case was not wholly disinterested; it may be divined that
she had a secret hope that, once inside, her parents′ guest might be
induced to climb to the upper tiers. There came a day when the Countess
announced her willingness to undertake this feat --a mild afternoon in
March when the windy month expressed itself in occasional puffs of s
pring. The three ladies went into the Coliseum together, but Isabel left
her companions to wander over the place. She had often ascended to those
desolate ledges from which the Roman crowd used to bellow applause and
where now the wild flowers (when they are allowed) bloom in the deep
crevices; and to-day she felt weary and disposed to sit in the despoiled
arena. It made an intermission too, for the Countess often asked more from
one′s attention than she gave in return; and Isabel believed that when she
was alone with her niece she let the dust gather for a moment on the
ancient scandals of the Arnide. She so remained below therefore, while
Pansy guided her undiscriminating aunt to the steep brick staircase at the
foot of which the custodian unlocks the tall wooden gate. The great
enclosure was half in shadow; the western sun brought out the pale red
tone of the great blocks of travertine --the latent colour that is the
only living element in the immense ruin. Here a nd there wandered a
peasant or a tourist, looking up at the far sky-line where, in the clear
stillness, a multitude of swallows kept circling and plunging. Isabel
presently became aware that one of the other visitors, planted in the
middle of the arena, had turned his attention to her own person and was
looking at her with a certain little poise of the head which she had some
weeks before perceived to be characteristic of baffled but indestructible
purpose. Such an attitude, to-day, could belong only to Mr. Edward Rosier;
and this gentleman proved in fact to have been considering the question of
speaking to her. When he had assured himself that she was unaccompanied he
drew near, remarking that though she would not answer his letters she
would perhaps not wholly close her ears to his spoken eloquence. She
replied that her stepdaughter was close at hand and that she could only
give him five minutes; whereupon he took out his watch and sat down upon a
broken block.
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La condesa Gemini estaba poco familiarizada, por no decir
nada, con los monumentos antiguos, por lo que Isabel creyó oportuno dar a
sus paseos vespertinos en coche un carácter de inspección de anticuario.
La condesa, que consideraba a su cuñada un prodigio de sabiduría, no ponía
el menor inconveniente a aquellos paseos arqueológicos y contemplaba las
masas imponentes de ladrillos romanos como si fuesen montones de telas
modernas. Carecía en absoluto de todo sentido histórico, si bien debemos
confesar que poseía en bastantes temas el anecdótico y por lo que a ella
respectaba el apologético; pero tan encantada se sentía de verse en Roma
que estaba dispuesta a dejarse arrastrar por la corriente. De tal suerte,
no habría puesto el menor reparo a pasarse una hora cada día en las Termas
de Tito, si ello hubiera sido condición sine qua non para seguir
disfrutando de la hospitalidad del Palazzo Roccanera. Por lo demás, Isabel
no se mostraba una «cicerone» intransigente, y si acostumbraba visitar las
ruinas de la gran urbe era para variar de tema y no oír hablar
continuamente de los amoríos de las damas de Florencia, de los que su
compañera, manantial inagotable, no se cansaba de proporcionarle
abundantísima información. A ello hay que añadir que, durante tales
visitas, la condesa se abstenía de llevar a cabo por sí misma la menor
investigación y se limitaba a decir, con abundancia de exclamaciones y
aspavientos, que todo aquello era interesantísimo. De tal mo do había
examinado hasta entonces el Coliseo, con gran sentimiento por parte de su
sobrina, que, a pesar del gran respeto que le profesaba, no comprendía por
qué se negaba a abandonar el coche y penetrar en el prestigioso recinto. A
la ingenua Pansy se le presentaban tan pocas oportunidades de corretear a
sus anchas que su expectación por tal visita no debía de ser del todo
desinteresada. Ella esperaba, en efecto, que una vez dentro del inmenso
circo sus parientes experimentasen el deseo de subir a lo más alto del
monumento, a las últimas gradas. Llegó, pues, el día en que la condesa se
declaró dispuesta a acometer la hazaña. Era una tarde deleitosa del mes de
marzo, en que ese mes ventoso se expresaba con caprichosas y suaves
ráfagas de brisa primaveral. Se adentraron en el gran Coliseo las tres
damas, pero Isabe l dejó que sus compañeras vagasen solas por el inmenso
recinto. Ella había subido ya reiteradamente a los desolados bancos de
piedra desde los que la muchedumbre romana se enardecía prodigando
aplausos y por entre cuyos profundos intersticios aparecían ahora
florecillas silvestres. Aquella tarde se sentía abatida y prefería
esperarlas sentada tranquilamente. Por lo demás, aquello representaría un
descanso, pues la condesa casi siempre exigía más atención de la que
ofrecía a cambio, e Isabel confiaba en que, una vez a solas con su
sobrina, podría ella olvidar por un instante los chismes y comadres
referentes a las damas de la alta sociedad florentina. De modo que
permaneció abajo mientras Pansy guiaba a su atolondrada tía hasta la
escalera de ladrillo a cuyos pies abría el guardiá′87n la maciza y pesada
puerta de madera. El inmenso espacio vacío del edificio se hallaba medio
sumido en la penumbra. El sol, de camino hacía el ocaso, destacaba el tono
rojo pálido de los enormes bloques de piedra calcárea, color que
constituye el único elemento vivo de aquellas ruinas inmensas. Unos pocos
campesinos y turistas vagaban por allí en aquel momento, alzando la cabeza
hacía el lejano cielo donde incontables golondrinas revoloteaban
vertiginosas en su embriaguez de luz y aire, trazando círculos y
zambulléndose alegres en el mar etéreo. Isabel salió un momento de su
abstracción al darse cuenta de que uno de aquellos visitantes la
contemplaba desde el centro de la arena, con una leve inclinación de
cabeza que varías semanas antes ella había percibido como característica
de una reso lución frustrada pero indestructible. Aquella actitud no podía
pertenecer más que a Edward Rosier. Este caballero, en efecto, había
estado meditando si debía o no dirigirse a ella. Una vez seguro de que
nadie la acompañaba, se acercó a Isabel confiando en que, si bien no se
había dignado contestar a sus cartas, tal vez ahora se dignase prestar
atención a sus elocuentes palabras. Así se lo hizo saber, a lo que ella
repuso que su hijastra andaba por allí cerca y que sólo podría concederle
cinco minutos. En vista de lo cual, sacó él su reloj de oro y se sentó en
un bloque de piedra partido.
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"It′s very soon told," said Edward
Rosier. "I′ve sold all my bibelots!" Isabel gave instinctively an
exclamation of horror; it was as if he had told her he had had all his
teeth drawn. "I′ve sold them by auction at the Hotel Drouot," he went on.
"The sale took place three days ago, and they′ve telegraphed me the
result. It′s magnificent."
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-Lo que tengo que decirle es muy breve. He vendido todos mis
bibelots -declaró Edward Rosier. Al oírlo, Isabel prorrumpió en una
exclamación de horror, como si le h ubiera dicho que se había hecho sacar
de golpe toda la dentadura. -La venta ha tenido lugar en pública subasta
en el hotel Druot hace tres días -continuó Rosier-, y acabo de recibir un
telegrama con el resultado obtenido, que ha sido espléndido.
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"I′m glad to hear it; but I wish you had
kept your pretty things."
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-Lo celebro, pero me habría gustado que conservara usted todas
aquellas cosas tan admirables.
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"I have the money instead --fifty
thousand dollars. Will Mr. Osmond think me rich enough now?"
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-En su lugar tengo el dinero que han producido, cincuenta mil
dólares. ¿Me considerará ahora suficientemente rico el señor Osmond?
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"Is it for that you did it?" Isabel asked
gently.
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-¿Lo hizo usted por eso? -preguntó Isabel amablemente.
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"For what else in the world could it be?
That′s the only thing I think of. I went to Paris and made my
arrangements. I couldn′t stop for the sale; I couldn′t have seen them
going off; I think it would have killed me. But I put them into good
hands, and they brought high prices. I should tell you I have kept my
enamels. Now I have the money in my pocket, and he can′t say I′m poor!"
the young man exclaimed defiantly.
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-¿Por qué otra cosa en el mundo cree usted que podría haberlo
hecho, si ésa es la única en que pienso a todas horas? Por eso fui a
Paríís, para hacer los arreglos y preparativos necesarios, aunque me sentí
incapaz de presenciar la venta. No habría podido soportar el ver que iba a
quedarme sin todo ello; creo que me hubiera muerto de pena. Pero los
confié a manos expertas y se han logrado altos precios. Debo decirle que
he conservado los esmaltes. Supongo que, ahora que tengo en mi poder el
dinero, no podrá el señor Osmond decir que soy un pobre -exclamó
desafiante el joven Rosier.
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"He′ll say now that you′re not wise,"
said Isabel, as if Gilbert Osmond had never said this before.
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-Pero dirá que es un necio -replicó Isabel, como si Gilbert
Osmond no hubiese dicho ya aquello repetidas veces.
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Rosier gave her a sharp look. "Do you
mean that without my bibelots I′m nothing? Do you mean they were the best
thing about me? That′s what they told me in Paris; oh they were very frank
about it. But they hadn′t seen HER!"
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-¿Quiere usted decir que ya no soy nada sin mis bibelots? ¿Que
eran lo que mejor me recomendaba? Eso mismo me decían en París; con toda
franqueza me lo dijeron... ¡Pero es que no la han visto a ella!
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"My dear friend, you deserve to succeed,"
said Isabel very kindly.
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-Amigo mío, creo que merece usted triunfar -dijo Isabel en un
tono de gran afabilidad.
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"You say that so sadly that it′s the same
as if you said I shouldn′t." And he questioned her eyes with the clear
trepidation of his own. He had the air of a man who knows he has been the
talk of Paris for a week and is full half a head taller in consequence,
but who also has a painful suspicion that in spite of this increase of
stature one or two persons still have the perversity to think him
diminutive. "I know what happened here while I was away," he went on.
"What does Mr. Osmond expect after she has refused Lord Warburton?"
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-Lo dice usted tan triste que parece como si supiera por
adelantado que no voy a lograrlo. Sus ojos se clavaron en los de ella con
una indecible ansiedad. Tenía Rosier la pose altiva de quien había sido
durante toda una semana la comidilla de París y se consideraba, por ello,
extraordinariamente crecido a sus propios ojos; pero, aun así, abrigaba la
sospecha de que, pese a aquel aumento de estatura, seguía habiendo una o
dos personas que todavía lo consideraban casi enano. -Estoy enterado de
cuanto ha sucedido aquí desde que estuve ausente -prosiguió-. ¿Qué espera
el señor Osmond toda vez que ella ha rechazado a lord Warburton?
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Isabel debated. "That she′ll marry
another nobleman."
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-Que se case con otro arist u243ócrata.
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"What other nobleman?"
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-¿Con qué otro aristócrata?
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"One that he′ll pick out."
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-Oh, él se encargará de buscarlo.
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Rosier slowly got up, putting his watch
into his waistcoat-pocket. "You′re laughing at some one, but this time I
don′t think it′s at me."
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Rosier se levantó despacio, se metió en el bolsillo el reloj y
dijo: -Usted se está riendo de alguien, pero creo que no es de mí.
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"I didn′t mean to laugh," said Isabel. "I
laugh very seldom. Now you had better go away."
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-No he pretendido reírme -replicó Isabel-. Río muy rara vez.
Bien, ahora creo que debe usted marcharse.
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"I feel very safe!" Rosier declared
without moving. This might be; but it evidently made him feel more so to
make the announcement in rather a loud voice, balancing himself a little
complacently on his toes and looking all round the Coliseum as if it were
filled with an audience. Suddenly Isabel saw him change colour; there was
more of an audience than he had suspected. She turned and perceived that
her two companions had returned from their excursion. "You must really go
away," she said quickly.
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Rosier no hizo movimiento alguno en tal sentido y observó: Me
siento perfectamente seguro. Lo cual podía ser cierto, mas lo que
mayormente contribuyó a infundirle entonces tal seguridad fue proclamarlo
en voz alta en medio de aquel prestigioso lugar, balanceando
orgullosamente un poco el cuerpo sobre las puntas de los pies y mirando en
derredor como si el Coliseo estuviera repl eto de una entusiasta
concurrencia dispuesta a oírle. Y he aquí que, de pronto, el rostro le
mudó de color porque, en efecto, el auditorio era mayor de lo que él
sospechara. Se volvió Isabel al ver aquel súbito cambio y divisó a sus dos
compañeras, que regresaban de la incursión. Se apresuró, pues, a decir:
-En verdad, debe usted marcharse enseguida.
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"Ah, my dear lady, pity me!" Edward
Rosier murmured in a voice strangely at variance with the announcement I
have just quoted. And then he added eagerly, like a man who in the midst
of his misery is seized by a happy thought: "Is that lady the Countess
Gemini? I′ve a great desire to be presented to her."
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-Compadézcame usted, mi querida señora -murmuró Edward Rosier
con una voz extrañamente distinta de la voz con que acababa de hacer su
fanfarrón anuncio. Y acto seguido añadió, como hombre que en medio de su
infortunio ve una tabla de salvación a la cual poder asirse-: ¿Es esa dama
la condesa Gemini? Precisamente tengo un gran deseo de ser presentado a
ella.
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Isabel looked at him a moment. "She has
no influence with her brother."
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Isabel le miró de frente un segundo y contestó: -Le advierto
que no tiene ninguna influencia con su hermano.
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"Ah, what a monster you make him out!"
And Rosier faced the Countess, who advanced, in front of Pansy, with an
animation partly due perhaps to the fac t that she perceived her
sister-in-law to be engaged in conversation with a very pretty young man.
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-La está usted haciendo aparecer como un verdadero monstruo
-dijo Rosier, y miró a la condesa, que avanzaba prestamente delante de
Pansy, muy animada al ver que su cuñada estaba conversando con un apuesto
joven.
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"I′m glad you′ve kept your enamels!"
Isabel called as she left him. She went straight to Pansy, who, on seeing
Edward Rosier, had stopped short, with lowered eyes. "We′ll go back to the
carriage," she said gently.
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-Me alegro de que haya conservado usted sus esmaltes -dijo
Isabel, dejándole. Y se dirigió inmediatamente a Pansy, que al ver a
Edward Rosier se detuvo en seco, bajando sus lindos ojos. Isabel le dijo
cariñosamente-: Vámonos al coche.
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"Yes, it′s getting late," Pansy returned
more gently still. And she went on without a murmur, without faltering or
glancing back.
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-Sí. Ya se está haciendo tarde -contestó Pansy más
cariñosamente todavía.
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Isabel, however, allowing herself this
last liberty, saw that a meeting had immediately taken place between the
Countess and Mr. Rosier. He had removed his hat and was bowing and
smiling; he had evidently introduced himself, while the Countess′s
expressive back displayed to Isabel′s eye a gracious inclination. These
facts, none the less, were presently lost to sight, for Isabel and Pansy
took their places again in the carriage. Pansy, who faced her stepmoth er,
at first kept her eyes fixed on her lap; then she raised them and rested
them on Isabel′s. There shone out of each of them a little melancholy ray
--a spark of timid passion which touched Isabel to the heart. At the same
time a wave of envy passed over her soul, as she compared the tremulous
longing, the definite ideal of the child with her own dry despair. "Poor
little Pansy!" she affectionately said.
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Y se marchó sin una sola frase de protesta, sin t itubear, sin
volver la vista atrás. Isabel pudo, en cambio, tomarse tal libertad, y vio
que la condesa y el señor Rosier habían trabado en el acto conocimiento.
El se había quitado el sombrero y la estaba saludando sonriente, mientras
a los ojos de Isabel apareció la espalda de la condesa moviéndose en una
leve inclinación hacia delante. Pero aquella visión apenas duró un
instante, pues Isabel tomó asiento enseguida en el coche con Pansy. La
jovencita tenía la mirada baja, clavada en sus manos, y éstas apoyadas en
el regazo; pero, al fin, la levantó y la fijó en la de Isabel. Los ojos de
ambas brillaron al mismo tiempo cual encendidos por un mismo secreto
pensamiento, un poco melancólicamente, y en los de la hijastra fulgió como
un tímido destello de pasión que le llegó 7 a la otra al alma. En aquel
instante, Isabel sintió como si una gran oleada de envidia la invadiera,
al comparar el tembloroso anhelo de amor de la linda jovencita con su
propia y triste desesperanza. Y dijo cariñosamente: -Pobrecita Pansy.
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"Oh never mind!" Pansy answered in the
tone of eager apology.
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-Oh, no se aflija usted -respondió Pansy como si tuviese que
pedir disculpas.
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And then there was a silence; the
Countess was a long time coming. "Did you show your aunt everything, and
did she enjoy it?" Isabel asked at last.
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Se produjo un largo silencio mientras esperaban a la condesa.
Al fin, Isabel creyó oportuno preguntar: -¿Se lo enseñaste todo a tu tía?
¿Le ha gustado?
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"Yes, I showed her everything. I think
she was very much pleased."
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-Sí, se lo enseñé todo, y creo que ha quedado muy contenta.
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"And you′re not tired, I hope."
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-Supongo que no estarás cansada.
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"Oh no, thank you, I′m not tired."
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-No, nada de eso; muchas gracias.
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The Countess still remained behind, so t
hat Isabel requested the footman to go into the Coliseum and tell her they
were waiting. He presently returned with the announcement that the Signora
Contessa begged them not to wait --she would come home in a cab!
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Como la condesa tardaba en volver, Isabel pidió al lacayo que
entrara en el Coliseo y le dijera que la estaban esperando en el coche. El
lacayo volvió poco después con el anuncio de que la signora contessa
rogaba que no la esperasen..., que volvería a casa en un coche de
alquiler.
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About a week after this lady′s quick
sympathies had enlisted themselves with Mr. Rosier, Isabel, going rather
late to dress for dinner, found Pansy sitting in her room. The girl seemed
to have been awaiting her; she got up from her low chair. "Pardon my
taking the liberty," she said in a small voice. "It will be the last --for
some time."
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Poco más o menos una semana después de tal entrevista, cuando
la condesa estaba ya por completo de parte del señor Rosier, al ir una
tarde Isabel a su habitación a vestirse para la cena se encontró a Pansy
allí, sentada y esperando. En cuanto la vio entrar, la muchacha se levantó
de la silla que ocupaba y dijo en voz queda: -Perdone que me haya tomado
esta libertad. Será la última... por algún tiempo.
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Her voice was strange, and her eyes,
widely opened, had an excited, frightened look. "You′re not going away!"
Isabel exclaimed.
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Su voz sonaba extraña y en sus ojos, muy abiertos, se
reflejaba un gran temor. -¿Es que quieres marcharte? -preguntó Isabel.
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"I′m going to the convent."
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-Vuelvo al convento.
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"To the convent?"
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-¿Al convento?
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Pansy drew nearer, till she was near
enough to put her arms round Isabel and rest her head on her shoulder. S
he stood this way a moment, perfectly still; but her companion could feel
her tremble. The quiver of her little body expressed everything she was
unable to say. Isabel nevertheless pressed her. "Why are you going to the
convent?"
|
Pansy se acercó más a ella, le echó los brazos al cuello y
apoyó su cabeza en el hombro de Isabel. Así permaneció un momento en
silencio, pero su compañera sentía el temblor que la agitaba. La vibración
de aquel pequeño cuerpo expresaba todo lo que ella no podía decir. Isabel
la estrechó afectuosamente y preguntó de nuevo: -¿Por qué vuelves al
convento?
|
"Because papa thinks it best. He says a
young girl′s better, every now and then, for making a little retreat. He
says the world, always the world, is very bad for a young girl. This is
just a chance for a little seclusion --a little reflexion." Pansy spoke in
short detached sentences, as if she could scarce trust herself; and then
she added with a triumph of self-control: "I think papa′s right; I′ve been
so much in the world this winter."
|
-Porque papá cree que es lo mejor. Dice que es conveniente que
las muchachas pasen de vez en cuando una temporada en el retiro, que el
mundo es siempre el mundo y mal lugar para una joven. Ésta es una pequeña
oportunidad para una temporadita de reclusión... y de reflexión. -Pansy di
jo lo anterior con frases breves, entrecortadas, como si ella misma no
quisiera darle crédito, y luego añadió como si conservara un admirable
dominio de sí misma-: Creo que papá tiene razón. He vivido demasiado en el
mundo todo este invierno.
|
Her announcement had a strange effect on
Isabel; it seemed to carry a larger meaning than the girl herself knew.
"When was this decided?" she asked. "I′ve heard nothing of it."
|
A Isabel le produjo un efecto verdaderamente extraño aquel
anuncio de la joven, que parecía perseguir un fin mucho más importante de
lo que la propia Pansy pensaba. -¿Cuándo se ha decidido tal cosa?
-preguntó-. No he oído comentar nada al respecto.
|
"Papa told me half an hour ago; he
thought it better it shouldn′t be too much talked about in advance. Madame
Catherine′s to come for me at a quarter past seven, and I′m only to take
two frocks. It′s only for a few weeks; I′m sure it will be very good. I
shall find all those ladies who used to be so kind to me, and I shall see
the little girls who are being educated. I′m very fond of little girls,"
said Pansy with an effect of diminutive grandeur. "And I′m also very fond
of Mother Catherine. I shall be very quiet and think a great deal."
|
-Hace una hora que papá me lo ha dicho. Él creía que era mejor
no hablar mucho de esto por anticipado. Madame Catherine vendrá a buscarme
a las siete y cuarto, y no llevaré conmigo más que dos vestidos. Es
solamente por unas semanas, y tengo la segurid ad de que será para bien.
Volveré a ver a las hermanitas, que se han portado siempre muy bien
conmigo, y a las nueve niñas que están educando ahora. Las niñas pequeñas
me gustan mucho -dijo Pansy con un efecto de grandeza diminuta-. También
quiero mucho a madame Catherine. Así estaré bien tranquila y podré
reflexionar a mis anchas.
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Isabel listened to her, holding her
breath; she was almost awe-struck. "Think of ME sometimes."
|
Isabel la escuchaba conteniendo el aliento, pues estaba
verdaderamente espantada. Piensa alguna vez en mí.
|
"Ah, come and see me soon!" cried Pansy;
and the cry was very different from the heroic remarks of which she had
just delivered herself.
|
-¡Ah, venga a verme pronto! -exclamó Pansy en un tono muy
distinto del de las heróicas observaciones que había hecho un momento
antes.
|
Isabel could say nothing more; she
understood nothing; she only felt how little she yet knew her husband. Her
answer to his daughter was a long, tender kiss.
|
Isabel no pudo decir nada más, ya que nada comprendía de todo
aquello. Lo único que se le ocurrió fue lo poco que conocía aún a su
marido. Y por toda respuesta dio a su hijastra un largo y cariñoso beso.
|
Half an hour later she learned from her
maid that Madame Catherine had arrived in a cab and had departed again
with the signorina. On going to the drawing-room before dinner she found
the Countess Gemini alone, and this lady characterised the incident by
exclaiming, with a wonderful toss of the head, "En voila, ma chere, une
pose!" But if it was an affectation she was at a loss to see what her
husband affected. She could only dimly perceive that he had more
traditions than she supposed. It had become her habit to be so careful as
to what she said to him that, strange as it may appear, she hesitated, for
several minutes after he had come in, to allude to his daughter′s sudden
departure: she spoke of it only after they were seated at table. But she
had forbidden herself ever to ask Osmond a question. All she could do was
to make a declaration, and there was one that came very naturally. "I
shall miss Pansy very much."
|
Media hora después se enteró por su doncella de que madame
Catherine había llegado en un coche de alquiler y se había marchado en el
acto con la señorita. Al ir al salón antes de la cena encontró sola a la
condesa Gemini, quien comentó el incidente exclamando, con un enérgico
movimiento de cabeza: -Et voilá, ma chére, une pose! Sin embargo, si todo
ello era simple afectación, no llegaba a comprender qué pretendía fingir
su marido. Lo único que pareció vislumbrar era que estaba mucho más
apegado a las tradiciones de lo que ella suponía. Isabel se había
acostumbrado a ser tan cautelosa en todo cuanto tenía que decirle q ue,
por extraño que pueda parecer, permaneció varios minutos dudando, sin
aludir a la marcha imprevista de su hijastra. No se decidió a hacerlo
hasta que se sentaron a la mesa. Pero se había impuesto a sí misma el
deber de no preguntarle nada a Osmond, de manera que se limitó a hacer una
declaración que sonara natural. -Voy a echar mucho de menos a Pansy -dijo.
|
He looked a while, with his head inclined
a little, at the basket of flowers in the middle of the table. "Ah yes,"
he said at last, "I had thought of that. You must go and see her, you
know; but not too often. I dare say you wonder why I sent her to the good
sisters; but I doubt if I can make you understand. It doesn′t matter;
don′t trouble yourself about it. That′s why I had not spoken of it. I
didn′t believe you would enter into it. But I′ve always had the idea; I′ve
always thought it a part of the education of one′s daughter. One′s
daughter should be fresh and fair; she should be innocent and gentle. With
the manners of the present time she is liable to become so dusty and
crumpled. Pansy′s a little dusty, a little dishevelled; she has knocked
about too much. This bustling, pushing rabble that calls itself society
--one should take her out of it occasionally. Convents are very quiet,
very convenient, very salutary. I like to think o f her there, in the old
garden, under the arcade, among those tranquil virtuous women. Many of
them are gentlewomen born; several of them are noble. She will have her
books and her drawing, she will have her piano. I′ve made the most liberal
arrangements. There is to be nothing ascetic; there′s just to be a certain
little sense of sequestration. She′ll have time to think, and there′s
something I want her to think about." Osmond spoke deliberately,
reasonably, still with his head on one side, as if he were looking at the
basket of flowers. His tone, however, was that of a man not so much
offering an explanation as putting a thing into words --almost into
pictures --to see, himself, how it would look. He considered a while the
picture he had evoked and seemed greatly pleased with it. And then he went
on: "The Catholics are very wise after all. The convent is a great
institution; we can′t do without it; it corresponds to an essential need
in families, in society. It′s a s chool of good manners; it′s a school of
repose. Oh, I don′t want to detach my daughter from the world," he added;
"I don′t want to make her fix her thoughts on any other. This one′s very
well, as SHE should take it, and she may think of it as much as she likes.
Only she must think of it in the right way."
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Se puso él a mirar con la cabeza un poco inclinada el centro
de flores que había en la mesa y, al fin, declaró: -Ah, sí, ya he pensado
en eso. Por lo pronto, debes ir a verla, aunque no con demasiada
frecuencia. Me atrevería a decir que te preguntas por qué la mando de
nuevo con las monjitas, pero temo no poder hacértelo comprender. No tiene
importancia, no te preocupes de ello. Por esa razón no he querido hablar
del asunto. C reí que no compartirías mi modo de ver. Pero yo he tenido
siempre esa idea, he creído siempre que forma parte de la educación de una
hija, que debe ser siempre fresca y alegre, inocente y amable. Y con los
modales al uso hoy en día corre el peligro de arrugarse y ensuciarse. De
vez en cuando conviene apartarla un poco de esa bulliciosa y avasalladora
plebe que se llama a sí misma sociedad. En cambio, los conventos son muy
tranquilos, convenientes y saludables. Me agrada pensar en ella allí, en
el viejo jardín o bajo las altas arcadas del claustro, en medio del
virtuosas y tranquilas mujeres, muchas de las cuales son de muy buena
familia e incluso algunas nobles. Allí podrá tener sus propios libros, su
dibujo, su piano. Ya lo he arreglado todo de la manera más conveniente y
agradable para ella. Desde luego, no habrá nada ascético, tan só 97lo una
mínima sensación de reclusión. Así tendrá tiempo para pensar, y yo quiero
que se dedique a pensar en algo. Osmond hablaba pausadamente, razonando
bien, con la cabeza todavía un poco ladeada, como si estuviese
contemplando el centro de flores. Su tono, sin embargo, era el de quien
más que explicar algo, lo describe con palabras, casi con imágenes, para
ver qué tal queda. De manera que contempló el cuadro que acababa de trazar
y pareció muy complacido del mismo, por lo que prosiguió diciendo: -Los
católicos son gente muy sensata, desde luego. El convento es, en verdad,
una magnífica institución, de la que no es posible prescindir y que
corresponde en la sociedad a una necesidad esencial de las familias. Es
una escuela sin par de buena educación y de reposo. -Calló un segundo y
luego añadió-: Por supuesto, nada más lejos de mí que el pretender apartar
a mi hija del mundo, ni que fije sus miradas en el otro. Éste está
perfectamente bien, y ella se quedará en él y podrá pensar en él cuanto le
plazca; sólo que de recta manera.
|
Isabel gave an extreme attention to this
little sketch; she found it indeed intensely interesting. It seemed to
show her how far her husband′s desire to be effective was capable of going
--to the point of playing theoretic tricks on the delicate organism of his
daughter. She could not understand his purpose, no --not wholly; but she
understood it better than he supposed or desired, inasmuch as she was
convinced that the whole proceeding was an elaborate mystification,
addressed to herself and destined to act upon her imagination. He had
wanted to do something sudden and arbitrary, something unexpected and
refined; to mark the diff erence between his sympathies and her own, and
show that if he regarded his daughter as a precious work of art it was
natural he should be more and more careful about the finishing touches. If
he wished to be effective he had succeeded; the incident struck a chill
into Isabel′s heart. Pansy had known the convent in her childhood and had
found a happy home there; she was fond of the good sisters, who were very
fond of her, and there was therefore for the moment no definite hardship
in her lot. But all the same the girl had taken fright; the impression her
father desired to make would evidently be sharp enough. The old Protestant
tradition had never faded from Isabel′s imagination, and as her thoughts
attached themselves to this striking example of her husband′s genius --she
sat looking, like him, at the basket of flowers --poor little Pansy became
the heroine of a tragedy. Osmond wished it to be known that he shrank from
nothing, and his wife found it hard to pretend to eat her dinner. There
was a certain relief presently, in hearing the high, strained voice of her
sister-in-law. The Countess too, apparently, had been thinking the thing
out, but had arrived at a different conclusion from Isabel.
|
Isabel escuchó con gran atención aquel breve bosquejo. Lo
encontró en extremo interesante y pareció mostrarle hasta la saciedad
hasta qué extremos era capaz de llegar su marido para prestar mayor
eficacia a sus deseos..., hasta el extremo de ensayar combinaciones
teóricas en el delicado organismo de su hija. Ella no llegaba a comprender
completamente su propósito, pero, de todas formas, lo comprendió mejor de
lo que él suponía o deseaba, toda vez que se dio perfecta cuenta de que to
do aquello no era sino una complicada mistificación preparada ex profeso
para impresionarla, y destinada exclusivamente a herir su imaginación. Con
lo que había hecho pretendía realizar algo imprevisto y arbitrario,
insospechado y de sutil refinamiento, sentando claramente la diferencia
entre las simpatías de él y las de ella, mostrando que, si consideraba a
su hija como una verdadera obra de arte, era harto natural que pusiera
cada vez más cuidado en los últimos toques. Si lo que se proponía era
producir efecto, ciertamente lo había logrado, pues consiguió provocar un
helado escalofrío en el corazón de Isabel. Pansy había estado en el
convento desde sus años de infancia y encontró en él un hogar agradable;
quería mucho a las hermanitas, que le pagaban con la misma mo neda, y por
el momento no había sospecha alguna de que se intentase tratarla con
dureza. Pero lo cierto era que la muchacha estaba asustada, y la impresión
que su padre quería producirle parecía bastante severa. Por otra parte, en
la imaginación de Isabel seguían viviendo las tradiciones protestantes y,
como sus pensamientos no podían por menos de concentrarse entonces en
aquel ejemplo sin igual del modo de ser de su marido -también estaba ella
sentada con los ojos fijos en el centro de flores-, la infeliz Pansy se le
antojaba poco menos que una heroína de tragedia. Osmond quiso dejar bien
sentado que él no se arredraba ante nada, e Isabel no logró tragar bocado.
De suerte que sintió un verdadero alivio al oír la voz chillona de su
cuñada. Por lo visto, la condesa había estado también pensando mientras su
herm ano hablaba, pero la conclusión a que había llegado era harto
distinta de la de Isabel.
|
"It′s very absurd, my dear Osmond," she
said, "to invent so many pretty reasons for poor Pansy′s banishment. Why
don′t you say at once that you want to get her out of my way? Haven′t you
discovered that I think very well of Mr. Rosier? I do indeed; he seems to
me simpaticissimo. He has made me believe in true love; I never did
before! Of course you′ve made up your mind that with those convictions I′m
dreadful company for Pansy."
|
Así, se arriesgó a decir: -Mi querido Osmond, es completamente
absurdo querer inventar tantas y tan bellas razones para desterrar a la
pobre Pansy. ¿Por qué no dices de una vez por todas que lo que quieres es
alejarla de mí? ¿Acaso no has descubierto que tengo al señor Rosier en el
mejor concepto? Pues no hay por qué ocultarlo; me parece un joven
simpatiquísimo, que ha llegado a hacerme creer en el amor, cosa en la que
nunca hasta ahora había creído. Es indudable que, con tales ideas, has
llegado a la conclusión de que soy una temible compañía para Pansy.
|
Osmond took a sip of a glass of wine; he
looked perfectly good-humoured. "My dear Amy," he answered, smiling as if
he were uttering a piece of gallantry, "I don′t know anything about your
convictions, but if I suspected that they interfere with mine it would be
much simpler to banish YOU."
|
Osmond tomó un sorbo de vino y pareció ponerse de buen humor.
Luego contestó sonrien te, como si fuera a decir una galantería: -Mi
querida Amy, yo no sé nada acerca de tus ideas, pero, si sospechase que
chocan con las mías, sería infinitamente más sencillo desterrarte a ti.
|
CHAPTER 51 |
51
The Countess was not banished, but she
felt the insecurity of her tenure of her brother′s hospitality. A week
after this incident Isabel received a telegram from England, dated from
Gardencourt and bearing the stamp of Mrs. Touchett′s authorship. "Ralph
cannot last many days," it ran, "and if convenient would like to see you.
Wishes me to say that you must come only if you′ve not other duties. Say,
for myself, that you used to talk a good deal about your duty and to
wonder what it was; shall be curious to see whether you′ve found it out.
Ralph is really dying, and there′s no other company." Isabel was prepared
for this news, having received from Henrietta Stackpole a detailed account
of her journey to England with her appreciative patient. Ralph had arrived
more dead than alive, but she had managed to convey him to Gardencourt,
where he had taken to his bed, which, as Miss Stackpole wrote, he
evidently would never leave again. She added that she had really had two
patients on her hands instead of one, inasmuch as Mr. Goodwood, who had
been of no earthly use, was quite as ailing, in a different way, as Mr.
Touchett. Afterwards she wrote that she had been obliged to surrender the
field to Mrs. Touchett, who had just returned from America and had
promptly given her to understand that she didn′t wish any interviewing at
Gardencourt. Isabel had written to her aunt shortly after Ralph came to
Rome, letting her know of his critical condition and suggesting that she
should lose no time in returning to Europe. Mrs. Touchett had telegraphed
an acknowledgement of this admonition, and the only further news Isabel
received from her was the second telegram I have just quoted.
|
La condesa no fue desterrada, pero ya no se sintió segura de
la continuidad hospitalaria de su hermano. Una semana después de aquel
acontecimiento Isabel recibió un telegrama de Inglaterra, fechado en
Gardencourt y con el sello inconfundible de la señora Touchett. Rezaba
así: «Ralph no durará ya muchos días, y si posible querría verte. Me
encarga te diga vengas si no tienes otros compromisos. Por mi parte añado
acostumbrabas hablar mucho de tus deberes y preguntarte cuáles eran;
siento curiosidad por ver qué averiguaste al respecto. Ralph está
realmente muriéndose y carece otra compañía». Isabel estaba de antemano
preparada para tal noticia por haber recibido ya de Henrietta Stackpole
una relación detallada de su viaje a Inglaterra con su agradecido
paciente. A decir verdad, Ralph había llegado más muerto que vivo, pero
ella se las compuso para llevarle hasta Gardencourt. En cuanto llegaron,
él se metió en la cama, de la que probablemente no volvería a levantarse.
Su amiga le había escrito que, en realidad, tenía que cuidar a dos
enfermos, pues el señor Goodwood, que no había sido de ninguna utilidad,
estaba en cierto modo, aunque de distinta forma, casi tan enfermo como el
señor Touchett. En otra carta escribió que había tenido, como quien dice,
que entregar la plaza a la señora Touchett, que acababa de llegar de
América y le había dado a entender en el acto que no quería nada de
entrevistas periodísticas en Gardencourt. Pocos días después de la llegada
de Ralph a Roma, Isabel había escrito a su tía participándole el estado de
salud verdaderamente crítico de Ralph y sugiriéndole que se diera prisa en
volver a Europa. La señora Touchett había telegrafiado agradeciendo tal
precaución, y la única noticia de ella que Isabel había recibido desde
entonces fue el telegrama que acabamos de mencionar.
|
Isabel stood a moment looking at the
latter missive; then, thrusting it into her pocket, she went straight to
the door of her husband′s study. Here she again paused an instant, after
which she opened the door and went in. Osmond was seated at the table near
the window with a folio volume before him, propped against a pile of
books. This volume was open at a page of small coloured plates, and Isabel
presently saw that he had been copying from it the drawing of an antique
coin. A box of water-colours and fine brushes lay before him, and he had
already transferred to a sheet of immaculate paper the delicate,
finely-tinted disk. His back was turned toward the door, but he recognised
his wife without looking round.
|
Isabel permaneció un rato inmóvil, con el telegrama en la
mano, contemplándolo. Luego se lo metió en el bolsillo y se fue derecha al
despacho de su marido. Se detuvo un instante ante la puerta, se decidió a
abrirla y entró. Osmond estaba sentado ante la mesa, cerca de la ventana,
contemplando un gran volumen infolio apoyado en un montón de libros. El
volumen estaba abierto por una página de pequeñas láminas coloreadas, e
Isabel observó que estaba copiando de la misma el dibujo de una medalla
antigua. Cerca de él tenía una caja de acuarelas y unos pinceles
finísimos, con los que acababa de reproducir en una hoja de impoluto papel
blanco el círculo tan delicadamente pintado. Estaba de espaldas a la
puerta, pero reconoció en el acto a su mujer sin necesidad de volverse.
|
"Excuse me for disturbing you," she said.
|
-Perdona que te moleste -dijo ella.
|
"When I come to your room I always
knock," he answered, going on with his work.
|
-Cuando yo voy a tu habitación, llamo siempre antes de entrar
-contestó él sin dejar su trabajo.
|
"I forgot; I had something else to think
of. My cousin′s dying."
|
-Lo olvidé porque tenía algo más importante en que pensar. Mi
primo se está muriendo.
|
"Ah, I don′t believe that," said Osmond,
looking at his drawing through a magnifying glass. "He was dying when we
married; he′ll outlive us all."
|
-No lo creo -contestó Osmond mientras contemplaba el dibujo a
través de una lente de aumento-. Cuando nos casamos también se estaba
muriendo. Ése nos enterrará a todos.
|
Isabel gave herself no time, no thought,
to appreciate the careful cynicism of this declaration; she simply went on
quickly, full of her own [sic}"> intention: "My aunt has
telegraphed for me; I must go to Gardencourt."
|
Isabel no se tomó el tiempo preciso para pensar y apreciar el
cauto cinismo de semejante declaración y se limitó a continuar
apresuradamente, guiada de su sana intención: -Mi tía me ha telegrafiado.
Tengo que ir a Gardencourt.
|
"Why must you go to Gardencourt?" Osmond
asked in the tone of impartial curiosity.
|
-¿Para qué precisas ir a Gardencourt? -preguntó él en tono
imparcial curiosidad.
|
"To see Ralph before he dies."
|
-Para ver a Ralph antes de que muera.
|
To this, for some time, he made no
rejoinder; he continued to give his chief attention to his work, which was
of a sort that would brook no negligence. "I don′t see the need of it," he
said at last. "He came to see you here. I didn′t like that; I thought his
being in Rome a great mistake. But I tolerated it because it was to be the
last time you should see him. Now you tell me it′s not to have been the
last. Ah, you′re not grateful!"
|
Osmond estuvo un momento sin replicar y continuó dedicado con
toda atención a su trabajo, que era de los que no se podía dejar una vez
empezados. -No veo la necesidad de ese viaje -dijo al fin-. El vino a
verte aquí, cosa que no me agradó y que me pareció un gran error; pero lo
toleré porque era la última vez que debías verle. Y ahora resulta que no
tenía que ser la última. No eres agradecida.
|
"What am I to be grateful for?"
|
-¿A qué tengo que estar agradecida?
|
Gilbert Osmond laid down his little
implements, blew a speck of dust from his drawing, slowly got up, and for
the first time looked at his wife. "For my not having interfered while he
was here."
|
Gilbert Osmond dejó a un lado sus útiles de trabajo, sopló una
de mota de polvo de su dibujo, se levantó lentamente y miró por primera
vez a su mujer.
|
"Oh yes, I am. I remember perfectly how
distinctly you let me know you didn′t like it. I was very glad when he
went away."
|
-A que yo no me metiera en nada mientras estaba él aquí.
-Cierto, lo estoy. Recuerdo perfectamente que me hiciste comprender bien
claro que eso no te gustaba. Por eso me alegré tanto cuando, al fin, se
marchó.
|
"Leave him alone then. Don′t run after
him."
|
-Entonces, déjale solo. No corras tras él.
|
Isabel turned her eyes away from him;
they rested upon his little drawing. "I must go to England," she said,
with a full consciousness that her tone might strike an irritable man of
taste as stupidly obstinate.
|
Isabel apartó sus ojos de él y los fijó en el pequeño dibujo.
-Debo ir a Inglaterra -dijo con plena conciencia de que su tono no podía
por menos de chocar a un hombre fácilmente irascible, de tan buen gusto
como neciamente obstinado.
|
"I shall not like it if you do," Osmond
remarked.
|
-Te advierto que no me agradaría que lo hicieras -observó
Osmond.
|
"Why should I mind that? You won′t like
it if I don′t. You like nothing I do or don′t do. You pretend to think I
lie."
|
-¿Y eso qué más da? Si no voy, tampoco te gustará. No te gusta
nada de lo que hago o dejo de hacer. Además, crees que estoy mintiendo.
|
Osmond turned slightly pale; he gave a
cold smile. "That′s why you must go then? Not to see your cousin, but to
take a revenge on me."
|
Osmond se puso algo pálido y sonrió fríamente. -¿De modo que
quieres ir para eso? No para ver a tu primo, sino para vengarte de mí.
|
"I know nothing about revenge."
|
-No sé absolutamente nada acerca de la venganza.
|
"I do," said Osmond. "Don′t give me an
occasion."
|
-Pues yo sí -contestó Osmond-. ¡Y te aconsejo que no me des
ocasión para ella!
|
"You′re only too eager to take one. You
wish immensely that I would commit some folly."
|
-Por lo visto, ardes en deseos de encontrarla. Lo que
quisieras con toda el alma es que yo cometiese alguna locura.
|
"I should be gratified in that case if
you disobeyed me."
|
-En tal caso, tendría que agradecer que me desobedecieras.
|
"If I disobeyed you?" said Isabel in a
low tone which had the effect of mildness.
|
-¿Qué te desobedeciera? -repuso Isabel en un tono quedo que
produjo el efecto de la mansedumbre.
|
"Let it be clear. If you leave Rome
to-day it will be a piece of the most deliberate, the most calculated,
opposition."
|
-Hablemos claro. Si te vas hoy a Roma, ello constituirá un
acto de oposición perfectamente meditado y calculado.
|
"How can you call it calculated? I
received my aunt′s telegram but three minutes ago."
|
-¿Cómo puedes llamarlo calculado si no hace más de tres
minutos que acabo de recibir el telegrama?
|
"You calculate rapidly; it′s a great
accomplishment. I don′t see why we should prolong our discussion; you know
my wish." And he stood there as if he expected to see her withdraw.
|
-Tú calculas rápidamente. Es admirable la facilidad que tienes
para hacerlo. Además, no veo la necesidad de que continuemos esta
discusión. Ya conoces mí voluntad.
|
But she never moved; she couldn′t move,
strange as it may seem; she still wished to justify herself; he had the
power, in an extraordinary degree, of making her feel this need. There was
something in her imagination he could always appeal to against her
judgement. "You′ve no reason for such a wish," said Isabel, "and I′ve
every reason for going. I can′t tell you how unjust you seem to me. But I
think you know. It′s your own opposition that′s calculated. It′s
malignant."
|
Osmond se quedó inmóvil como si esperase que ella se retirara
de la habitación. Pero Isabel no se movió. Por extraño que parezca, lo
cierto es que no podía siquiera moverse porque sentía la necesidad de
justificarse. Poseía él el extraordinario poder de hacerle sentir tal
necesidad. En la imaginación de Isabel había siempre algo a lo que él
podía apelar en contra del juicio de ella misma. -No tienes razón alguna
para que tu voluntad sea ésa; en cambio, yo tengo sobradas razones para
ir. Me es imposible decirte lo injusto que a mis ojos apareces, aunque me
imagino que ya lo sabes. Lo que es completamente calculado y
malintencionado es tu oposición.
|
She had never uttered her worst thought
to her husband before, and the sensation of hearing it was evidently new
to Osmond. But he showed no surprise, and his coolness was apparently a
proof that he had believed his wife would in fact be unable to resist for
ever his ingenious endeavour to draw her out. "It′s all the more intense
then," he answered. And he added almost as if he were giving her a
friendly counsel: "This is a very important matter." She recognised that;
she was fully conscious of the weight of the occasion; she knew that
between them they had arrived at a crisis. Its gravity made her careful;
she said nothing, and he went on. "You say I′ve no reason? I have the very
best. I dislike, from the bottom of my soul, what you intend to do. It′s
dishonourable; it′s indelicate; it′s indecent. Your cousin is nothing
whatever to me, and I′m under no obligation to make concessions to him.
I′ve already made the very handsomest. Your relations with him, while he
was here, kept me on pins and needles; but I let that pass, because from
week to week I expected him to go. I′ve never liked him and he has never
liked me. That′s why you like him --because he hates me," said Osmond with
a quick, barely audible tremor in his voice. "I′ve an ideal of what my
wife should do and should not do. She should not travel across Europe
alone, in defiance of my deepest desire, to sit at the bedside
[sic}"> of other men. Your cousin′s nothing to you; he′s nothing to
us. You smile most expressively when I talk about US, but I assure you
that WE, WE, Mrs. Osmond, is all I know. I take our marriage seriously;
you appear to have found a way of not doing so. I′m not aware that we′re
divorced or separated; for me we′re indissolubly united. You are nearer to
me than any human creature, and I′m nearer to you. It may be a
disagreeable proximity; it′s one, at any rate, of our own deliberate
making. You don′t like to be reminded of that, I know; but I′m perfectly
willing, because --because --" And he paused a moment, looking as if he
had something to say which would be very much to the point. "Because I
think we should accept the consequences of our actions, and what I value
most in life is the honour of a thing!"
|
Nunca hasta entonces se había arriesgado a expresar aquel
pensamiento tan denigrante en presencia de su esposo, e indudablemente a
él debió de producirle, al escucharlo, una sensación completamente nueva.
Sin embargo, no manifestó la menor sorpresa, y aquella frialdad constituía
una prueba evidente de su firme creencia de que su mujer no resistiría
perpetuamente a su ingenioso empeño de hacerla hablar. -De modo que,
por lo visto, las cosas van de mal en peor -dijo. Y añadió, como dándole
un consejo de amigo-: Te advierto que esto es una cuestión muy importante.
En efecto, ella reconocía que lo era, tenía perfecta conciencia de la
solemnidad de la ocasión y sabía que estaban ya al borde de la crisis. La
gravedad de ésta le hizo andarse con pies de plomo. Así pues, no dijo una
palabra, y él prosiguió: -¿Dices que no tengo ninguna razón? Pues tengo la
mejor de todas. Me desagrada profundamente, hasta lo más profundo de mi
alma, lo que pretendes hacer. Es deshonroso, falto de delicadeza,
indecoroso. Tu primo no es absolutamente nada mío y no estoy en el deber
de hacerle concesiones de ninguna especie. Ya le hice la más
extraordinaria que estaba en mi mano hacer. Tus relaciones con él,
mientras permaneció aquí, me tuvieron constantemente sobre ascuas, pero
hube de pasarlas por alto porque esperaba semana tras semana que se fuera
de una vez para siempre. Nunca he podido tragarle, ni él a mí tampoco. Por
eso le quieres tú..., ¡porque me aborrece! -exclamó Osmond con un intenso
y perceptible temblor en la voz-. Yo tengo una idea perfecta de lo que mi
mujer debe hacer y de lo que no debe hacer. Ella no debería viajar sola a
través de toda Europa, en contra de mi ferviente deseo y al lado de otros
hombres. Tu primo no es nada para ti, no significa nada para nosotros. Ya
veo que sonríes con exquisita expresión cuando hablo de «nosotros», pero
«nosotros», señora Osmond, «nosotros» lo es todo para mí. Yo me tomo muy
en serio nuestra unión, aunque, por lo visto, tú has encontrado el medio
de tomártela de otra manera_ Yo no puedo concebir que nos divorciemos ni
que nos separemos; para mí estamos eterna e indisolublemente unidos. Tú
estás más próxima a mí que ninguna otra criatura humana, y yo más próximo
a ti. Puede que te resulte una proximidad desagradable, pero, aun así, lo
ha sido por nuestra propia y libre voluntad. Ya sé que no te gusta que te
lo recuerden, pero yo quiero recordártelo porque..., porque... -Se detuvo
un segundo como sí considerase de la máxima importancia lo que iba a
decir-. Porque creo que debemos aceptar las consecuencias de nuestros
propios actos y lo que para mí tiene más valor en la vida es el honor
empeñado en algo.
|
He spoke gravely and almost gently; the
accent of sarcasm had dropped out of his tone. It had a gravity which
checked his wife′s quick emotion; the resolution with which she had
entered the room found itself caught in a mesh of fine threads. His last
words were not command, they constituted a kind of appeal; and, though she
felt that any expression of respect on his part could only be a refinement
of egotism, they represented something transcendent and absolute, like the
sign of the cross or the flag of one′s country. He spoke in the name of
something sacred and precious --the observance of a magnificent form. They
were as perfectly apart in feeling as two disillusioned lovers had ever
been; but they had never yet separated in act. Isabel had not changed; her
old passion for justice still abode within her; and now, in the very thick
of her sense of her husband′s blasphemous sophistry, it began to throb to
a tune which for a moment promised him the victory. It came over her that
in his wish to preserve appearances he was after all sincere, and that
this, as far as it went, was a merit. Ten minutes before she had felt all
the joy of irreflective action --a joy to which she had so long been a
stranger; but action had been suddenly changed to slow renunciation,
transformed by the blight of Osmond′s touch. If she must renounce,
however, she would let him know she was a victim rather than a dupe. "I
know you′re a master of the art of mockery," she said. "How can you speak
of an indissoluble union --how can you speak of your being contented?
Where′s our union when you accuse me of falsity? Where′s your contentment
when you have nothing but hideous suspicion in your heart?"
|
Había dicho lo anterior con acento grave y hasta cierto punto
amable, sin que asomase para nada el sarcasmo en sus palabras. Su gravedad
desvaneció la presta emoción de su esposa, y aquella resolución con la que
ésta se había arriesgado a traspasar el umbral de la puerta pareció quedar
envuelta en una malla de apretados hilos. Sus últimas palabras no
contenían un mandato, eran una especie de apelación, y, aunque ella
sintiese que todas las expresiones de respeto de su marido no eran síno
expresiones de un insuperable egoísmo, representaban sin duda algo
trascendental y absoluto, comparable al signo de la cruz o el emblema de
la patria. Había hablado en nombre de algo verdaderamente precioso y
sagrado, que era la observancia de una forma engrandecedora.
Sentimentalmente estaban tan distantes el uno del otro como jamás lo
estuvieran dos amantes desilusionados, pero nunca habían llegado a estarlo
de hecho. Isabel no había cambiado en su manera de pensar. Su antiguo
anhelo de justicia seguía viviendo férvidamente en el interior de su alma;
y sin embargo, en su clara visión de la blasfema adulteración de su
marido, parecía acompasarse a un sonido que tendía a darle a él la
victoria. Se le antojó que aquel deseo de Osmond de salvar las apariencias
era totalmente sincero y que, después de todo, había en él un verdadero
mérito. No hacía ni diez minutos se sentía presa de la alegría de la
acción irreflexiva, alegría que nunca antes se había apoderado de ella;
pero tal acción había ido convirtiéndose paulatinamente en una suave
renuncia ocasionada por el contacto del fuego de Osmond. De todas formas,
sí se veía impelida a renunciar, le haría ver que era una víctima y no una
incauta. Así, le dijo: -Sé que eres un maestro consumado en el arte del
sarcasmo. ¿Cómo puedes hablar de unión indisoluble ni decir que estás
contento? ¿En qué reside nuestra unión sí me estás acusando de falsía?
¿Dónde está tu contento sí sólo abrigas en tu corazón las sospechas más
odiosas?
|
"It is in our living decently together,
in spite of such drawbacks."
|
-En nuestra decorosa manera de vivir juntos, a pesar de esos
inconvenientes.
|
"We don′t live decently together!" cried
Isabel.
|
-¡Nosotros no vivimos juntos decorosamente! -exclamó Isabel.
|
"Indeed we don′t if you go to England."
|
-Sí te vas a Inglaterra, desde luego que no.
|
"That′s very little; that′s nothing. I
might do much more."
|
-Eso es muy poca cosa, no es nada.
|
He raised his eyebrows and even his
shoulders a little: he had lived long enough in Italy to catch this trick.
"Ah, if you′ve come to threaten me I prefer my drawing." And he walked
back to his table, where he took up the sheet of paper on which he had
been working and stood studying it.
|
Puedo hacer mucho más. Alzó él las cejas e incluso un poco los
hombros, pues había vivido ya más que sobradamente en Italia para hacer
caso de tales naderías. -Sí pretendes amenazarme -dijo-, prefiero volver a
mí dibujo. Acto seguido se dirigió hacía su mesa, de la cual tomó la hoja
de fino papel con la que estaba trabajando y se puso a examinarla
atentamente.
|
"I suppose that if I go you′ll not expect
me to come back," said Isabel.
|
-Supongo que ya te imaginarás que, si me voy, es para no
volver nunca más -declaró Isabel.
|
He turned quickly round, and she could
see this movement at least was not designed. He looked at her a little,
and then, "Are you out of your mind?" he enquired.
|
El se volvió rápidamente y ella se dio perfecta cuenta de que
tal movimiento, cuando menos, no era premeditado. La miró despacio un
momento y luego preguntó: -Pero ¿estás en tu sano juicio?
|
"How can it be anything but a rupture?"
she went on; "especially if all you say is true?" She was unable to see
how it could be anything but a rupture; she sincerely wished to know what
else it might be.
|
-¿Qué otra cosa podría ser sino una ruptura, sobre todo si es
cierto cuanto dices? No le cabía a ella en la cabeza que pudiese ser algo
distinto y deseaba sinceramente saber si había posibilidad de que fuese
otra cosa.
|
He sat down before his table. "I really
can′t argue with you on the hypothesis of your defying me," he said. And
he took up one of his little brushes again.
|
-No puedo, en verdad, discutir contigo sobre la base de que
pretendes desafiarme -dijo Osmond tras sentarse ante su mesa y tomar uno
de los delicados y pequeños pinceles.
|
She lingered but a moment longer; long
enough to embrace with her eye his whole deliberately indifferent yet most
expressive figure; after which she quickly left the room. Her faculties,
her energy, her passion, were all dispersed again; she felt as if a cold,
dark mist had suddenly encompassed her. Osmond possessed in a supreme
degree the art of eliciting any weakness. On her way back to her room she
found the Countess Gemini standing in the open doorway of a little parlour
in which a small collection of heterogeneous books had been arranged. The
Countess had an open volume in her hand; she appeared to have been
glancing down a page which failed to strike her as interesting. At the
sound of Isabel′s step she raised her head.
|
Isabel permaneció ex profeso un instante más en la habitación,
el tiempo suficiente para observar su rostro, en realidad sumamente
expresivo a pesar de que deliberadamente afectaba un aire de indiferencia.
Inmediatamente después salió del despacho de su marido. De pronto se dio
cuenta de que sus facultades, su apasionamiento y su energía la
abandonaban, y se sintió como envuelta en una niebla densa, oscura y fría.
Poseía Osmond un arte extraordinario para sonsacar a toda persona débil.
Al dirigirse a su habitación, Isabel se encontró con la condesa Gemini en
la puerta de un saloncito de paso, donde habían dispuesto una interesante
colección de libros de diversa índole. La condesa tenía abierto entre las
manos uno de aquellos libros, al parecer interesada en algo contenido en
una de sus páginas. Al oír los pasos de Isabel, que se aproximaba, levantó
la cabeza y dijo:
|
"Ah my dear," she said, "you, who are so
literary, do tell me some amusing book to read! Everything here′s of a
dreariness --! Do you think this would do me any good?"
|
-Querida, usted que es tan versada en cosas literarias, dígame
qué libro entretenido hay aquí que yo pueda leer. Todo lo que he visto es
de una tristeza tremenda... ¿Le parece que éste me distraería un poco?
|
Isabel glanced at the title of the volume
she held out, but without reading or understanding it. "I′m afraid I can′t
advise you. I′ve had bad news. My cousin, Ralph Touchett, is dying."
|
Isabel echó una mirada al librito que la otra elevaba hacia
ella, pero ni leyó ni comprendió nada de él. -Temo no poder aconsejarla
-contestó-. He recibido noticias muy malas. Mi primo Ralph Touchett se
está muriendo.
|
The Countess threw down her book. "Ah, he
was so simpatico. I′m awfully sorry for you."
|
La condesa dejó de lado el libro y exclamó: -¡Ah, qué pena!
Era tan simpático. Lo siento de veras por él.
|
"You would be sorrier still if you knew."
|
-Más lo sentiría si supiera...
|
"What is there to know? You look very
badly," the Countess added. "You must have been with Osmond."
|
-¿Si supiera qué? Tiene usted muy mala cara -añadió-. Seguro
que viene de hablar con Osmond.
|
Half an hour before Isabel would have
listened very coldly to an intimation that she should ever feel a desire
for the sympathy of her sister-in-law, and there can be no better proof of
her present embarrassment than the fact that she almost clutched at this
lady′s fluttering attention. "I′ve been with Osmond," she said, while the
Countess′s bright eyes glittered at her.
|
Apenas media hora antes, sin duda Isabel habría acogido con
suma frialdad la menor insinuación que le hubiesen hecho atribuyéndole el
deseo de contar con la simpatía de su cuñada, y no puede haber mejor
prueba del desorden de su espíritu que el hecho de verla asiéndose a la
inconsistente atención de mujer tan versátil como aquélla. Así respondió a
la condesa, que la contemplaba inquieta con los ojos como ascuas:
-Sí, he estado hablando con Osmond.
|
"I′m sure then he has been odious!" the
Countess cried. "Did he say he was glad poor Mr. Touchett′s dying?"
|
-Tengo la seguridad de que se ha portado odiosamente -exclamó
la otra-. ¿No le habrá dicho, por casualidad, que se alegra de que el
pobre señor Touchett esté muriéndose?
|
"He said it′s impossible I should go to
England."
|
-Lo que ha dicho es que es imposible que yo vaya a Inglaterra.
|
The Countess′s mind, when her interests
were concerned, was agile; she already foresaw the extinction of any
further brightness in her visit to Rome. Ralph Touchett would die, Isabel
would go into mourning, and then there would be no more dinner-parties.
Such a prospect produced for a moment in her countenance an expressive
grimace; but this rapid, picturesque play of feature was her only tribute
to disappointment. After all, she reflected, the game was almost played
out; she had already overstayed her invitation. And then she cared enough
for Isabel′s trouble to forget her own, and she saw that Isabel′s trouble
was deep. It seemed deeper than the mere death of a cousin, and the
Countess had no hesitation in connecting her exasperating brother with the
expression of her sister-in-law′s eyes. Her heart beat with an almost
joyous expectation, for if she had wished to see Osmond overtopped the
conditions looked favourable now. Of course if Isabel should go to England
she herself would immediately leave Palazzo Roccanera; nothing would
induce her to remain there with Osmond. Nevertheless she felt an immense
desire to hear that Isabel would go to England. "Nothing′s impossible for
you, my dear," she said caressingly. "Why else are you rich and clever and
good?"
|
Cuando algo afectaba a los intereses de la condesa, su mente
trabajaba con insospechable agilidad, de suerte que en el acto vislumbró
la desaparición de todo atractivo durante el resto de su estancia en Roma.
El pobre Ralph Touchett iba a morir, Isabel se pondría de luto, y adiós a
las cenas alegres. Semejante porvenir dibujó en su rostro una triste mueca
expresiva, pero aquella rápida y pintoresca comedia de su actitud fue la
única licencia que le permitió a su decepción. De todos modos, pensó, la
diversión tocaba definitivamente a su fin; ya había prolongado su estancia
más de lo convenido en la invitación. Además, se interesó por la
contrariedad de Isabel lo bastante para olvidar la propia, y comprendió
que la de su cuñada era de las verdaderamente profundas. Por lo pronto,
parecía más honda que la causada por el mero fallecimiento de un primo, y
a la condesa le resultó muy fácil relacionar la actitud de su insoportable
hermano con la expresión que brillaba en los ojos de su cuñada. Y el
corazón empezó a latirle con una esperanza casi fausta, pues si, como ella
deseaba, Osmond quedaba sometido, las condiciones se tornarían mucho más
favorables. Desde luego, ni que decir tiene que, si su cuñada partía para
Inglaterra, ella abandonaría en el acto el Palazzo Roccanera, donde por
nada del mundo se quedaría sola con su hermano. Sin embargo, experimentaba
un deseo acuciante de oírle decir a Isabel que iría a Inglaterra. -Nada
hay imposible para usted, querida -dijo en tono cariñoso-. ¿De qué le
serviría entonces el ser, como es, rica, inteligente y buena?
|
"Why indeed? I feel stupidly weak."
|
-Eso mismo digo yo, ¿de qué? El caso es que me siento
estúpidamente débil.
|
"Why does Osmond say it′s impossible?"
the Countess asked in a tone which sufficiently declared that she couldn′t
imagine.
|
-Pero ¿por qué dice Osmond que es imposible? -preguntó la
condesa en un tono que dejaba bien a las claras que no alcanzaba a
imaginar el motivo.
|
From the moment she thus began to
question her, however, Isabel drew back; she disengaged her hand, which
the Countess had affectionately taken. But she answered this enquiry with
frank bitterness. "Because we′re so happy together that we can′t separate
even for a fortnight."
|
Sin embargo, al darse cuenta de que su cuñada comenzaba a
inquirir la verdad, Isabel retrocedió. Retiró su mano de la mano de la
condesa, quien se la había tomado afectuosamente, y contestó con amarga
franqueza: -Porque somos tan felices juntos que, por lo visto, no podemos
separarnos por un par de semanas.
|
"Ah," cried the Countess while Isabel
turned away, "when I want to make a journey my husband simply tells me I
can have no money!"
|
-¡Ah! -exclamó la condesa al tiempo que Isabel se marchaba-.
Cuando yo quiero irme de viaje, lo único que mi marido me dice es que no
tendré dinero para hacerlo.
|
Isabel went to her room, where she walked
up and down for an hour. It may appear to some readers that she gave
herself much trouble, and it is certain that for a woman of a high spirit
she had allowed herself easily to be arrested. It seemed to her that only
now she fully measured the great undertaking of matrimony. Marriage meant
that in such a case as this, when one had to choose, one chose as a matter
of course for one′s husband. "I′m afraid --yes, I′m afraid," she said to
herself more than once, stopping short in her walk. But what she was
afraid of was not her husband --his displeasure, his hatred, his revenge;
it was not even her own later judgement of her conduct --a consideration
which had often held her in check; it was simply the violence there would
be in going when Osmond wished her to remain. A gulf of difference had
opened between them, but nevertheless it was his desire that she should
stay, it was a horror to him that she should go. She knew the nervous
fineness with which he could feel an objection. What he thought of her she
knew, what he was capable of saying to her she had felt; yet they were
married, for all that, and marriage meant that a woman should cleave to
the man with whom, uttering tremendous vows, she had stood at the altar.
She sank down on her sofa at last and buried her head in a pile of
cushions.
|
Isabel se fue a su habitación y estuvo allí paseando arriba y
abajo durante una hora. Algunos lectores pensarán que se preocupaba en
exceso por aquel contratiempo, e indudablemente, para una mujer de
espíritu tan elevado como el suyo, era aquél un motivo demasiado parco
para detenerla en su camino. Le parecía que hasta entonces no se había
dado cuenta de lo que en realidad significaba el matrimonio. Significaba
que, en casos apurados como el suyo, cuando a una le tocaba decidirse,
tenía que hacerlo en favor del interés del marido. Así, se detenía una y
otra vez en sus cortos paseos por la habitación para decirse: «Tengo
miedo..., sí, tengo miedo». Pero, en realidad, de lo que ella tenía miedo
no era de su marido..., de su resquemor, de su disgusto, de su venganza;
ni tampoco lo sentía del propio juicio sobre su conducta, cosa que más de
una vez la había detenido; era simplemente la violencia que tendría que
emplear para marcharse contra la voluntad de Osmond, cuando éste quería
que se quedara. Conocía perfectamente la exquisita fineza con que él era
capaz de acoger cualquier objeción. Sabía lo que de ella pensaba, había
sentido ya de lo que era capaz; sin embargo, estaban casados, y el
matrimonio implicaba que la mujer debía permanecer adherida al hombre de
cuyo brazo había ido ante el altar, ante el cual había proferido votos
tremendamente comprometedores. Y se dejó caer en el sofá, hundiendo la
cabeza en un montón de cojines.
|
When she raised her head again the
Countess Gemini hovered before her. She had come in all unperceived; she
had a strange smile on her thin lips and her whole face had grown in an
hour a shining intimation. She lived assuredly, it might be said, at the
window of her spirit, but now she was leaning far out. "I knocked," she
began, "but you didn′t answer me. So I ventured in. I′ve been looking at
you for the last five minutes. You′re very unhappy."
|
Cuando la levantó vio a la condesa Gemini, que estaba de pie
ante ella contemplándola. Había entrado sin hacerse oír; en sus labios, se
dibujaba una extraña sonrisa y toda su cara había sufrido una gran
transformación en el curso de una hora, apareciendo en aquel instante
alegremente iluminada. Era una mujer de quien bien podía decirse que vivía
asomada a la ventana de su alma, pero en aquel momento tenía todo el
cuerpo fuera. -He llamado pero como no me contestaba me he atrevido a
entrar. La he estado contemplando durante cinco minutos y comprendo que es
usted muy desgraciada.
|
"Yes; but I don′t think you can comfort
me."
|
-Lo soy, pero no creo que usted pueda proporcionarme ningún
consuelo.
|
"Will you give me leave to try?" And the
Countess sat down on the sofa beside her. She continued to smile, and
there was something communicative and exultant in her expression. She
appeared to have a deal to say, and it occurred to Isabel for the first
time that her sister-in-law might say something really human. She made
play with her glittering eyes, in which there was an unpleasant
fascination. "After all," she soon resumed, "I must tell you, to begin
with, that I don′t understand your state of mind. You seem to have so many
scruples, so many reasons, so many ties. When I discovered, ten years ago,
that my husband′s dearest wish was to make me miserable --of late he has
simply let me alone --ah, it was a wonderful simplification! My poor
Isabel, you′re not simple enough."
|
-¿Me permite que lo intente? -Y la condesa se sentó en el sofá
al lado de ella, continuó sonriendo, y pareció como si en su expresión se
trasluciese algo comunicativo y regocijante. Tenía, al parecer, no poco
que decir, y a Isabel se le antojó que tal vez su cuñada fuese capaz de
expresar por vez primera algo verdaderamente humano. La condesa jugaba con
sus ojos maliciosos, en los que había una fascinación tan cierta como
desagradable-. En fin de cuentas -prosiguió-, para empezar, debo decirle
que no comprendo en absoluto su manera de pensar, porque parece como si
tuviera infinitos escrúpulos, innumerables razones, incontables lazos que
la atasen. Hace diez años, cuando descubrí que el empeño mayor de mi
marido consistía en hacerme desgraciada..., últimamente se contenta con
dejarme en paz..., su actitud resultó ser una admirable simplificación
para mí. Y usted no es lo bastante simple para ciertas cosas, mi pobre
Isabel.
|
"No, I′m not simple enough," said Isabel.
|
-Cierto, no soy lo bastante simple -contestó ella.
|
"There′s something I want you to know,"
the Countess declared --"because I think you ought to know it. Perhaps you
do; perhaps you′ve guessed it. But if you have, all I can say is that I
understand still less why you shouldn′t do as you like."
|
-Quiero que sepa usted algo, porque considero necesario que lo
sepa. Tal vez ya lo sabe o lo ha adivinado. En caso de que así sea, le
confieso que entiendo mucho menos todavía por qué no hace lo que mejor le
parezca.
|
"What do you wish me to know?" Isabel
felt a foreboding that made her heart beat faster. The Countess was about
to justify herself, and this alone was portentous.
|
-¿Qué quiere usted que sepa? -preguntó Isabel, cuyo corazón se
puso a latir con mayor violencia al presentir algo de lo que iba a
escuchar. La condesa estaba a punto de justificarse, lo cual ya era de por
sí algo verdaderamente sin igual.
|
But she was nevertheless disposed to play
a little with her subject. "In your place I should have guessed it ages
ago. Have you never really suspected?"
|
Pero antes parecía dispuesta a divertirse un poco con el
asunto. -En su lugar, hace siglos que yo lo habría adivinado. ¿De verdad
no ha sospechado usted nunca nada?
|
"I′ve guessed nothing. What should I have
suspected? I don′t know what you mean."
|
-No he adivinado nada. ¿Qué es lo que debía haber sospechado?
No comprendo lo que quiere decir.
|
"That′s because you′ve such a beastly
pure mind. I never saw a woman with such a pure mind!" cried the Countess.
|
-Eso se debe a que tiene usted un espíritu incomprensiblemente
puro -exclamó la condesa, y añadió-: Confieso que no he conocido jamás una
mujer con un alma tan pura como la suya.
|
Isabel slowly got up. "You′re going to
tell me something horrible."
|
Isabel se levantó poco a poco y dijo casi temblando: -Usted va
a decirme algo verdaderamente terrible.
|
"You can call it by whatever name you
will!" And the Countess rose also, while her gathered perversity grew
vivid and dreadful. She stood a moment in a sort of glare of intention
and, as seemed to Isabel even then, of ugliness; after which she said: "My
first sister-in-law had no children."
|
-Llámelo como mejor le parezca -replicó la condesa
levantándose también, al tiempo que su innata perversidad se hacía más
palpitante y espantosa. Pareció reconcentrarse un instante como en una
mirada de fiereza de intención, que a Isabel le pareció de una
extraordinaria fealdad, y luego declaró-: Mi primera cuñada no tuvo hijos.
|
Isabel stared back at her; the
announcement was an anticlimax. "Your first sister-in-law?"
|
Isabel se quedó atónita mirándola, pues el anuncio resultaba
una convulsión total para ella. -¿Su primera cuñada? -preguntó.
|
"I suppose you know at least, if one may
mention it, that Osmond has been married before! I′ve never spoken to you
of his wife; I thought it mightn′t be decent or respectful. But others,
less particular, must have done so. The poor little woman lived hardly
three years and died childless. It wasn′t till after her death that Pansy
arrived."
|
-Debo, cuando menos, suponer que usted sabe que Osmond ha
estado ya casado antes. Si no le he hablado nunca de la anterior mujer de
Osmond es porque no me parecía respetuoso ni decoroso. Pero otros, menos
considerados que yo, tal vez lo hayan hecho. La pobre mujer vivió tres
años casada con él y murió sin tener hijos. Después de su muerte fue
cuando Pansy vino al mundo.
|
Isabel′s brow had contracted to a frown;
her lips were parted in pale, vague wonder. She was trying to follow;
there seemed so much more to follow than she could see. "Pansy′s not my
husband′s child then?"
|
Isabel frunció el entrecejo y sus labios se entreabrieron con
una vaga y pálida expresión. Trataba de seguir lo que su cuñada decía, y
pensaba que tendría que seguir mucho más de lo que podía ver. -Entonces,
¿Pansy no es hija de mi marido?
|
"Your husband′s --in perfection! But no
one else′s husband′s. Some one else′s wife′s. Ah, my good Isabel," cried
the Countess, "with you one must dot one′s i′s!"
|
-Lo es..., ¡y cabalmente! No es del marido de otra mujer, sino
de la mujer de otro marido. Mi buena Isabel, ¡a usted hay que decírselo
todo con pelos y señales, explicárselo de pe a pa! -exclamó la condesa.
|
"I don′t understand. Whose wife′s?"
Isabel asked.
|
-Pues sigo sin comprender. ¿De la mujer de quién? -preguntó
Isabel.
|
"The wife of a horrid little Swiss who
died --how long? --a dozen, more than fifteen, years ago. He never
recognised Miss Pansy, nor, knowing what he was about, would have anything
to say to her; and there was no reason why he should. Osmond did, and that
was better; though he had to fit on afterwards the whole rigmarole of his
own wife′s having died in childbirth, and of his having, in grief and
horror, banished the little girl from his sight for as long as possible
before taking her home from nurse. His wife had really died, you know, of
quite another matter and in quite another place: in the Piedmontese
mountains, where they had gone, one August, because her health appeared to
require the air, but where she was suddenly taken worse --fatally ill. The
story passed, sufficiently; it was covered by the appearances so long as
nobody heeded, as nobody cared to look into it. But of course i knew
--without researches," the Countess lucidly proceeded; "as also, you′ll
understand, without a word said between us --I mean between Osmond and me.
Don′t you see him looking at me, in silence, that way, to settle it?
--that is to settle ME if I should say anything. I said nothing, right or
left --never a word to a creature, if you can believe that of me: on my
honour, my dear, I speak of the thing to you now, after all this time, as
I′ve never, never spoken. It was to be enough for me, from the first, that
the child was my niece --from the moment she was my brother′s daughter. As
for her veritable mother --!" But with this Pansy′s wonderful aunt dropped
--as, involuntarily, from the impression of her sister-in-law′s face, out
of which more eyes might have seemed to look at her than she had ever had
to meet.
|
-De la esposa de un horrible e insignificante suizo que
murió..., ¿cuánto hace?..., acaso doce, no, más de quince años. Ni
reconoció a Pansy ni quiso saber nada de ella; de hecho, no había razón
alguna para que lo hiciera. En cambio, lo hizo Osmond, lo cual fue mucho
mejor, aunque luego tuvo que armar un lío de todos los demonios contando
que su mujer murió de parto y que él, resentido con la niña por ser la
causante de la muerte de su madre, la mantuvo los primeros años alejada,
en casa de una nodriza, hasta que se decidió a acogerla en la suya. Lo
cierto era que su esposa había muerto por causa bien distinta y en sitio
bien distante. Su muerte tuvo lugar en tina montaña del Piamonte, adonde
habían ido un verano en el mes de agosto porque, al parecer, ella
necesitaba aquel clima de altura y donde sucedió precisamente todo lo
contrario; que, de repente, empeoró y cayó fatalmente enferma. Así pudo
pasar la historia y se cubrieron las apariencias, toda vez que nadie oyó
hablar del asunto y a nadie le preocupó ponerse a averiguar la verdad.
Pero yo me enteré..., sin hacer averiguación de ninguna especie, desde
luego..., y, como puede usted fácilmente imaginarse, sin que mediara una
sola palabra sobre ello entre nosotros... es decir, entre Osmond y yo. ¿Se
lo imagina usted mirándome en silencio, a su manera, tratando de
aclararlo..., mejor dicho, de contenerme si yo decía algo? Pero yo no dije
jamás una sola palabra a ninguna otra persona, puede creerlo, se lo juro.
Le doy mi palabra de honor que hablo de este asunto por vez primera
después de tanto tiempo como ha pasado. Ya tenía yo bastante, al
principio, con que la niña fuera sobrina mía..., desde el momento en que
era hija de mi hermano. Y por lo que respecta a la verdadera madre... La
prodigiosa tía de Pansy se calló de repente, como involuntariamente
inducida a ello por la impresión causada en su cuñada, desde cuyo rostro
se diría que la miraban más ojos de los que nunca tuviera que soportar.
|
She had spoken no name, yet Isabel could
but check, on her own lips, an echo of the unspoken. She sank to her seat
again, hanging her head. "Why have you told me this?" she asked in a voice
the Countess hardly recognised.
|
Si bien no había pronunciado nombre alguno, Isabel apenas pudo
reprimir en sus propios labios un eco de lo impronunciado. Y se dejó caer
de nuevo en el sofá con la cabeza entre las manos. -¿Por qué me lo ha
dicho? -preguntó con una voz que a la condesa le costó reconocer.
|
"Because I′ve been so bored with your not
knowing. I′ve been bored, frankly, my dear, with not having told you; as
if, stupidly, all this time I couldn′t have managed! Ca me depasse, if you
don′t mind my saying so, the things, all round you, that you′ve appeared
to succeed in not knowing. It′s a sort of assistance --aid to innocent
ignorance --that I′ve always been a bad hand at rendering; and in this
connexion, that of keeping quiet for my brother, my virtue has at any rate
finally found itself exhausted. It′s not a black lie, moreover, you know,"
the Countess inimitably added. "The facts are exactly what I tell you."
|
-Porque ya estaba harta de ver que usted no lo sabía.
Francamente, hija mía, me sentía molesta por no habérselo dicho, ¡como si
durante todo este tiempo no pudiera haberlo hecho! La verdad, ¡a me
dépasse. Si no le importa que se lo diga, es inconcebible que no haya
logrado adivinarlo en cuanto la rodea. Yo no he sido nunca hábil para
prestar ayuda a la ignorancia inocente, y, en este caso, confieso que la
necesidad de permanecer callada en beneficio de mí hermano constituye una
virtud que me ha sido del todo imposible seguir practicando por más
tiempo. Por lo demás, lo que le he contado no es una baja mentira -añadió
de inimitable manera la condesa-. Los hechos son tal y como acabo de
exponerlos.
|
"I had no idea," said Isabel presently;
and looked up at her in a manner that doubtless matched the apparent
witlessness of this confession.
|
-No tenía la menor idea de ello -dijo Isabel, y levantó los
ojos hacia ella mirándola de un modo totalmente acorde con la candidez de
aquella confesión.
|
"So I believed --though it was hard to
believe. Had it never occurred to you that he was for six or seven years
her lover?"
|
-Eso me parecía a mí..., por difícil que resultase creerlo.
¿No se le ocurrió jamás pensar que él había sido durante unos años su
amante?
|
"I don′t know. Things HAVE occurred to
me, and perhaps that was what they all meant."
|
-No sé qué decir. Indudablemente se me han ocurrido varias
cosas..., y acaso era eso lo que todas ellas significaban.
|
"She has been wonderfully clever, she has
been magnificent, about Pansy!" the Countess, before all this view of it,
cried.
|
-Ella ha sido verdaderamente inteligente y magnífica en lo
relativo a Pansy -exclamó la condesa, como considerándolo a distancia.
|
"Oh, no idea, for me," Isabel went on,
"ever DEFINITELY took that form." She appeared to be making out to herself
what had been and what hadn′t. "And as it is --I don′t understand."
|
-No -insistió Isabel-, ninguna idea tomó en mí tal forma
definida. -Parecía como si tratase de dilucidar por sí misma lo que había
ocurrido y lo que no-. Pero, aun así-, no lo comprendo.
|
She spoke as one troubled and puzzled,
yet the poor Countess seemed to have seen her revelation fall below its
possibilities of effect. She had expected to kindle some responsive blaze,
but had barely extracted a spark. Isabel showed as scarce more impressed
than she might have been, as a young woman of approved imagination, with
some fine sinister passage of public history. "Don′t you recognise how the
child could never pass for HER husband′s? --that is with M. Merle
himself," her companion resumed. "They had been separated too long for
that, and he had gone to some far country --I think to South America. If
she had ever had children --which I′m not sure of --she had lost them. The
conditions happened to make it workable, under stress (I mean at so
awkward a pinch), that Osmond should acknowledge the little girl. His wife
was dead --very true; but she had not been dead too long to put a certain
accommodation of dates out of the question --from the moment, I mean, that
suspicion wasn′t started; which was what they had to take care of. What
was more natural than that poor Mrs. Osmond, at a distance and for a world
not troubling about trifles, should have left behind her, poverina, the
pledge of her brief happiness that had cost her her life? With the aid of
a change of residence --Osmond had been living with her at Naples at the
time of their stay in the Alps, and he in due course left it for ever
--the whole history was successfully set going. My poor sister-in-law, in
her grave, couldn′t help herself, and the real mother, to save HER skin,
renounced all visible property in the child."
|
Hablaba como sorprendida y desconcertada, si bien la pobre
condesa parecía considerar que su revelación no había producido, ni mucho
menos, el efecto que ella esperaba. Se imaginaba que iba a prender una
llamarada y apenas sí brotaba una insignificante chispa de fuego. Isabel
se mostraba mucho menos impresionada de lo que, sintiendo como era una
joven de reconocida imaginación, pudiera haberlo estado ante un hecho
siniestro cualquiera de la vida corriente. -¿Entiende por qué la criatura
no podía pasar como hija de su marido..., es decir, de monsieur Merle?
Llevaban separados demasiado tiempo, y él se había marchado a un país
lejano, creo que a Sudamérica. Si ella tuvo alguna vez hijos..., cosa de
la que no estoy segura..., los perdió. Tales condiciones hicieron
comprensible que bajo la fuerza de la realidad, es decir, en un aprieto de
tal dificultad, Osmond se decidiera a adoptar a la niña. Su mujer había
muerto ya, eso es cierto; pero no lo es menos que hacía tanto tiempo de su
muerte como para que no pudiesen relacionarse fechas ni surgir suspicacias
al respecto, que era de lo que había que tener cuidado. ¿Qué cosa más
natural que la infeliz señora Osmond, a una distancia considerable y para
un mundo que no se preocupaba de tales menudencias, hubiera dejado tras de
sí la prueba viva de aquella felicidad que le había costado la vida? Con
la complicidad de un cambio de residencia, porque Osmond había vivido con
ella en Nápoles en la época del viaje a los Alpes y luego abandonó
definitivamente esa ciudad, podía componerse admirablemente toda la
historia. Desde su sepultura, mi pobre, cuñada no lograría enmendar el
entuerto, y mientras tanto la verdadera madre, para salvar su reputación,
renunció a toda propiedad visible sobre la niña.
|
"Ah, poor, poor woman!" cried Isabel, who
herewith burst into tears. It was a long time since she had shed any; she
had suffered a high reaction from weeping. But now they flowed with an
abundance in which the Countess Gemini found only another discomfiture.
|
-¡Ah, pobre mujer! -exclamó Isabel rompiendo a llorar. Hacía
mucho tiempo que no vertía lágrimas, por haber experimentado una gran
reacción contra la facilidad del llanto. Pero en aquel instante fluyeron
con tal abundancia que la condesa Gemini no vio en ello sino otra
contrariedad.
|
"It′s very kind of you to pity her!" she
discordantly laughed. "Yes indeed, you have a way of your own --!"
|
-Es muy amable de su parte el compadecerla... -comentó, riendo
sin que viniera a cuento-. Verdaderamente, tiene usted una manera de ser
que...
|
"He must have been false to his wife
--and so very soon!" said Isabel with a sudden check.
|
-Por lo visto, fue muy falso con su mujer..., ¡y tan pronto!
-exclamó Isabel, conteniéndose súbitamente.
|
"That′s all that′s wanting --that you
should take up HER cause!" the Countess went on. "I quite agree with you,
however, that it was much too soon."
|
-¡No faltaba otra cosa sino que ahora saliera usted en su
defensa! -replicó la condesa-. Pero en que fue demasiado pronto estoy
completamente de acuerdo.
|
"But to me, to me --?" And Isabel
hesitated as if she had not heard; as if her question --though it was
sufficiently there in her eyes --were all for herself.
|
-¿Y conmigo, conmigo...? -Dudó como si no se hubiera oído a sí
misma, como si aquella pregunta..., que bien clara tenía ante los ojos...,
fuese tan sólo para ella.
|
"To you he has been faithful? Well, it
depends, my dear, on what you call faithful. When he married you he was no
longer the lover of another woman --SUCH a lover as he had been, cara mia,
between their risks and their precautions, while the thing lasted! That
state of affairs had passed away; the lady had repented, or at all events,
for reasons of her own, drawn back: she had always had, too, a worship of
appearances so intense that even Osmond himself had got bored with it. You
may therefore imagine what it was --when he couldn′t patch it on
conveniently to ANY of those he goes in for! But the whole past was
between them."
|
-¿Con usted? ¿Si le ha sido fiel a usted?... Depende, querida
mía, según a lo que llame usted fiel. Cuando se casó con usted, no era
amante de ninguna otra mujer..., amante como solía ser, cara mía, con
todos los riesgos y las infinitas precauciones que había de adoptar
mientras la cosa duraba. Eso se había acabado del todo. La dama estaba
arrepentida, o, cuando menos, por razones que son de su única incumbencia,
se retiró de la escena. Ella ha rendido siempre un culto a las apariencias
tan excesivo que el mismo Osmond acabó por aburrirse de tanta exageración.
Ya puede usted imaginarse lo que sería... ¡cuando ni él podía aguantar
todos esos formalismos que hoy lleva tan a punta de lanza! Pero el pasado
los une con todo su peso.
|
"Yes," Isabel mechanically echoed, "the
whole past is between them."
|
-Sí -dijo Isabel, como si fuera el eco de aquellas palabras-.
El pasado los une.
|
"Ah, this later past is nothing. But for
six or seven years, as I say, they had kept it up."
|
-¡Bah! El pasado reciente no es nada. Lo importante son los
seis o siete años que, como digo, duró lo otro.
|
She was silent a little. "Why then did
she want him to marry me?"
|
Isabel permaneció callada un instante y luego preguntó:
|
"Ah my dear, that′s her superiority!
Because you had money; and because she believed you would be good to
Pansy."
|
-Entonces, ¿por qué quiso que yo me casara con él?
|
"Poor woman --and Pansy who doesn′t like
her!" cried Isabel.
|
-¡Ah, amiga mía, en eso está su gran superioridad! Porque
usted tenía dinero y porque pensó que se portaría bien con Pansy.
|
"That′s the reason she wanted some one
whom Pansy would like. She knows it; she knows everything."
|
-¡Pobre mujer! ¡Y pensar que Pansy no la quiere! -exclamó
Isabel.
|
"Will she know that you′ve told me this?"
|
-Por eso precisamente buscaba alguien a quien Pansy pudiera
querer. Ella sabe eso, como todo lo demás, porque esa mujer lo sabe todo.
|
"That will depend upon whether you tell
her. She′s prepared for it, and do you know what she counts upon for her
defence? On your believing that I lie. Perhaps you do; don′t make yourself
uncomfortable to hide it. Only, as it happens this time, I don′t. I′ve
told plenty of little idiotic fibs, but they′ve never hurt any one but
myself."
|
-¿Sabrá entonces que usted me ha contado esto? -Dependerá de
que usted se lo diga o no. Ya está preparada para ello, ¿y sabe usted con
qué cuenta para defenderse? Conque usted crea que miento. Tal vez lo crea.
Por mí, no se moleste en ocultarlo. Pero da la casualidad de que en este
caso no lo he hecho. Yo he dicho con frecuencia bastantes mentiras
estúpidas, pero nunca para hacer daño a nadie, y la única que ha sufrido
las consecuencias he sido yo misma.
|
Isabel sat staring at her companion′s
story as at a bale of fantastic wares some strolling gypsy might have
unpacked on the carpet at her feet. "Why did Osmond never marry her?" she
finally asked.
|
Isabel adoptaba ante la historia de su compañera la misma
actitud de pasmo que si una gitanilla errante hubiera extendido sobre la
alfombra, a sus pies, una colección de fantásticas mercancías. -¿Por qué
no se casó Osmond con ella? -preguntó.
|
"Because she had no money." The Countess
had an answer for everything, and if she lied she lied well. "No one
knows, no one has ever known, what she lives on, or how she has got all
those beautiful things. I don′t believe Osmond himself knows. Besides, she
wouldn′t have married him."
|
-Muy sencillo: porque no tenía dinero. -La condesa tenía una
respuesta lista para cada cosa, y si mentía lo hacía muy bien-. Nadie sabe
ni ha sabido nunca de qué vive, ni cómo ha adquirido todos esos valiosos
objetos que tiene en su casa. Creo que ni el mismo Osmond lo sabe. Además,
tampoco ella se habría casado con él.
|
"How can she have loved him then?"
|
-Entonces, ¿cómo ha podido quererle?
|
"She doesn′t love him in that way. She
did at first, and then, I suppose, she would have married him; but at that
time her husband was living. By the time M. Merle had rejoined --I won′t
say his ancestors, because he never had any --her relations with Osmond
had changed, and she had grown more ambitious. Besides, she has never had,
about him," the Countess went on, leaving Isabel to wince for it so
tragically afterwards --"she HAD never had, what you might call any
illusions of INTELLIGENCE. She hoped she might marry a great man; that has
always been her idea. She has waited and watched and plotted and prayed;
but she has never succeeded. I don′t call Madame Merle a success, you
know. I don′t know what she may accomplish yet, but at present she has
very little to show. The only tangible result she has ever achieved
--except, of course, getting to know every one and staying with them free
of expense --has been her bringing you and Osmond together. Oh, she did
that, my dear; you needn′t look as if you doubted it. I′ve watched them
for years; I know everything --everything. I′m thought a great
scatterbrain, but I′ve had enough application of mind to follow up those
two. She hates me, and her way of showing it is to pretend to be for ever
defending me. When people say I′ve had fifteen lovers she looks horrified
and declares that quite half of them were never proved. She has been
afraid of me for years, and she has taken great comfort in the vile, false
things people have said about me. She has been afraid I′d expose her, and
she threatened me one day when Osmond began to pay his court to you. It
was at his house in Florence; do you remember that afternoon when she
brought you there and we had tea in the garden? She let me know then that
if I should tell tales two could play at that game. She pretends there′s a
good deal more to tell about me than about her. It would be an interesting
comparison! I don′t care a fig what she may say, simply because I know YOU
don′t care a fig. You can′t trouble your head about me less than you do
already. So she may take her revenge as she chooses; I don′t think she′ll
frighten you very much. Her great idea has been to be tremendously
irreproachable --a kind of full-blown lily --the incarnation of propriety.
She has always worshipped that god. There should be no scandal about
Caesar′s wife, you know; and, as I say, she has always hoped to marry
Caesar. That was one reason she wouldn′t marry Osmond; the fear that on
seeing her with Pansy people would put things together --would even see a
resemblance. She has had a terror lest the mother should betray herself.
She has been awfully careful; the mother has never done so."
|
-Es que no le quiere de esa manera. Así lo quiso al principio
y tengo la seguridad de que entonces se habría casado con él, pero su
marido vivía. Luego, cuando su marido fue a reunirse..., no diré que con
sus antepasados, porque es muy posible que no los haya tenido..., sus
relaciones con Osmond sufrieron un cambio radical y se volvió mucho más
ambiciosa. Por otra parte -prosiguió la condesa para que Isabel tuviera
con qué rumiar trágicamente en lo sucesivo-, ella no le había tenido nunca
por un gran intelecto. Había concebido la esperanza de casarse con un gran
hombre; ésa era su obsesión constante. Para ello supo esperar, observar,
intrigar y suplicar, pero siempre fracasó en su empeño. Yo, la verdad, no
considero a madame Merle una mujer de éxito. Ignoro lo que será capaz de
lograr de ahora en adelante, pero hasta la fecha tiene muy poco de que
presumir. El único resultado verdaderamente tangible que ha podido lograr,
aparte, desde luego, de conseguir conocer a todo el mundo y de vivir en
casa de todo el mundo sin que le cueste un penique, ha sido el de unirles
a usted y a Osmond. ¡Oh!, ella fue quien lo hizo, querida; no me mire como
si lo pusiera en duda. Yo les he estado observando durante años y sé todo
lo que les concierne, absolutamente todo. Muchos me creen una verdadera
atolondrada, y tal vez lo sea, pero de lo que puede estar segura es de que
a esos dos los he seguido paso a paso con el mayor cuidado. Ella me odia
con toda su alma, y su mejor manera de probarlo es pretender defenderme en
cada ocasión que se presenta. Cuando alguien dice que he tenido quince
amantes, se hace cruces, finge horrorizarse y declara que no se ha podido
demostrar de más de la mitad de ellos. Me ha tenido un miedo cerval
durante años, y lo único que la consolaba un poco era escuchar los
horrores que la gente iba diciendo de mí por todas partes. Tenía miedo de
que yo la pusiera en evidencia y hasta llegó a amenazarme un día, cuando
Osmond empezó a hacerle a usted la corte. Fue en casa de él, en Florencia.
¿Se acuerda de la tarde en que la llevó a usted allí y tomamos el té en el
jardín? Entonces me dijo que, si yo contaba historias, seríamos dos las
que entraríamos en la ronda. Cree que ella puede decir mucho más de mí que
yo de ella. Y le aseguro que sería una comparación interesante de verdad.
A mí me tiene sin cuidado lo que ella diga de mí, por la sencilla razón de
que a usted le tiene sin cuidado lo que yo haga o deje de hacer. Usted no
está para preocuparse más de lo que ya lo esta. i je modo y manera que
puede tomarse la revancha conmigo como mejor le plazca; no creo que usted
se asuste por eso. Su gran estrategia ha sido mostrarse siempre
tremendamente irreprochable..., una especie de blanca azucena
terriblemente hinchada..., la encarnación misma de la corrección. Ya sabe
usted lo de la mujer del César, eso de que no basta que sea honrada, sino
que tiene que parecerlo; y, como ya he dicho, su gran ilusión era casarse
con una especie de César. Por eso no le interesaba casarse con Osmond. Al
verlos juntos y con Pansy, la gente podría llamarse a hacer cábalas, a
unir cabos sueltos..., incluso a notar el parecido. Siempre tuvo un
verdadero terror de que la madre que en ella había pudiera llegar a
traicionarla. Ha puesto en ello un cuidado exquisito, y la madre no la ha
traicionado jamás.
|
"Yes, yes, the mother has done so," said
Isabel, who had listened to all this with a face more and more wan. "She
betrayed herself to me the other day, though I didn′t recognise her. There
appeared to have been a chance of Pansy′s making a great marriage, and in
her disappointment at its not coming off she almost dropped the mask."
|
-Sí, sí, la madre la ha delatado -contestó Isabel, cada vez
más pálida-. Ella misma se traicionó conmigo el otro día, aunque entonces
no me di cuenta. Fue cuando parecía que Pansy tenía la oportunidad de
hacer una gran boda y al ver que todo había quedado en agua de borrajas
estuvo a punto de caérsele la máscara.
|
"Ah, that′s where she′d dish herself!"
cried the Countess. "She has failed so dreadfully that she′s determined
her daughter shall make it up."
|
-¡Ah! Ahí es donde se salió de sus casillas -exclamó la
condesa-. Ha fracasado tan lastimosamente en sus propias aspiraciones que
está decidida a que su hija la compense de su fracaso.
|
Isabel started at the words "her
daughter," which her guest threw off so familiarly. "It seems very
wonderful," she murmured; and in this bewildering impression she had
almost lost her sense of being personally touched by the story.
|
Isabel se conmovió al oír las palabras «su hija», que su
compañera acababa de pronunciar con la mayor naturalidad del mundo.
-Parece increíble -murmuró; y, bajo el influjo de aquella sensación
desconcertante, casi perdió la noción de que la historia la afectaba de
cerca.
|
"Now don′t go and turn against the poor
innocent child!" the Countess went on. "She′s very nice, in spite of her
deplorable origin. I myself have liked Pansy; not, naturally, because she
was HERS, but because she had become yours."
|
-No vaya ahora a ocurrírsele a usted volverse en contra de la
infeliz criatura -prosiguió la condesa-. La pobrecilla es muy buena, a
pesar de su deplorable origen. Hasta yo misma he llegado a quererla, no
por ser de ella, naturalmente, sino porque ahora parecía de usted.
|
"Yes, she has become mine. And how the
poor woman must have suffered at seeing me --!" Isabel exclaimed while she
flushed at the thought.
|
-Cierto, ya es como si fuera mía. ¡Cómo debe de haber sufrido
la pobre mujer al verme...! -exclamó Isabel ruborizándose al pensar en lo
que estaba diciendo.
|
"I don′t believe she has suffered; on the
contrary, she has enjoyed. Osmond′s marriage has given his daughter a
great little lift. Before that she lived in a hole. And do you know what
the mother thought? That you might take such a fancy to the child that
you′d do something for her. Osmond of course could never give her a
portion. Osmond was really extremely poor; but of course you know all
about that. Ah, my dear," cried the Countess, "why did you ever inherit
money?" She stopped a moment as if she saw something singular in Isabel′s
face. "Don′t tell me now that you′ll give her a _dot_. You′re capable of
that, but I would refuse to believe it. Don′t try to be too good. Be a
little easy and natural and nasty; feel a little wicked, for the comfort
of it, once in your life!"
|
-No creo que haya sufrido nada con ello; al contrario, pienso
que ha debido de sentirse muy satisfecha, porque la boda de Osmond le ha
dado a su hija un gran impulso. Antes, la pobre vivía metida en un
agujero. ¿Y quiere saber lo que había llegado a pensar la madre? Que usted
se encapricharía de tal modo con la chiquilla que llegaría incluso a hacer
algo por ella. Osmond no podía darle nada, porque era de lo más pobre...
pero eso ya lo sabe usted de sobra. ¡Ay, hija mía! -exclamó la condesa-,
¿por qué tendría usted la ocasión de heredar tanto dinero? -Se detuvo un
momento, como si estuviese viendo algo extraño en el rostro de Isabel-. No
vaya a decirme ahora que piensa darle una dote. Usted es muy capaz de
hacerlo, pero me niego a creerlo. No pretenda pasarse de buena. Trate de
ser natural, espontánea y aviesa. Por su propio bien, trate de ser un poco
mala aunque sólo sea una vez en su vida.
|
"It′s very strange. I suppose I ought to
know, but I′m sorry," Isabel said. "I′m much obliged to you."
|
-Es extraño. Supongo que debo saberlo, y sin embargo, siento
haberlo sabido -dijo Isabel-. Le estoy agradecida de veras.
|
"Yes, you seem to be!" cried the Countess
with a mocking laugh. "Perhaps you are --perhaps you′re not. You don′t
take it as I should have thought."
|
-¡Pues nadie lo diría! -exclamó la condesa riendo
burlonamente-. Puede que lo esté o puede que no, pero, por lo pronto, no
parece habérselo tomado como yo esperaba.
|
"How should I take it?" Isabel asked.
|
-¿Cómo debería tomármelo?
|
"Well, I should say as a woman who has
been made use of." Isabel made no answer to this; she only listened, and
the Countess went on. "They′ve always been bound to each other; they
remained so even after she broke off --or HE did. But he has always been
more for her than she has been for him. When their little carnival was
over they made a bargain that each should give the other complete liberty,
but that each should also do everything possible to help the other on. You
may ask me how I know such a thing as that. I know it by the way they′ve
behaved. Now see how much better women are than men! She has found a wife
for Osmond, but Osmond has never lifted a little finger for HER. She has
worked for him, plotted for him, suffered for him; she has even more than
once found money for him; and the end of it is that he′s tired of her.
She′s an old habit; there are moments when he needs her, but on the whole
he wouldn′t miss her if she were removed. And, what′s more, to-day she
knows it. So you needn′t be jealous!" the Countess added humorously.
|
-No sé qué decirle, pero cabría pensar que como una mujer a la
que han utilizado -Isabel no contestó y siguió escuchando atentamente a la
condesa-. Ellos han seguido estando ligados aun después de haber roto, aun
después que ella rompió..., o de que rompió él, vaya usted a saber. Sin
embargo, lo cierto es que él ha significado para ella mucho más que ella
para él. Cuando se acabó su pequeño carnaval, se comprometieron a dejarse
libertad completa el uno al otro a condición de que el uno prestaría
siempre al otro la mayor ayuda posible. Quizá se pregunte cómo he llegado
a saber todo eso. Pues, lo he ido induciendo y deduciendo de la manera de
conducirse de ambos. Y ahora, vea usted cuánto mejor se portan las mujeres
con los hombres que viceversa. Ella ha llegado incluso a buscarle una
esposa a Osmond; en cambio, él no ha levantado jamás por ella ni el dedo
meñique. Esa mujer se ha afanado por él, intrigado a favor de él, padecido
por él, y al final de cuentas, él está cansado de ella. Para él, ella
representa un hábito, una vieja costumbre. Ciertamente hay momentos en que
la necesita, pero, en conjunto, si ella desapareciese no la echaría de
menos. Lo peor de todo es que ella ya está convencida de eso. ¡Bah!, no
tiene usted por qué sentirse celosa.
|
Isabel rose from her sofa again; she felt
bruised and scant of breath; her head was humming with new knowledge. "I′m
much obliged to you," she repeated. And then she added abruptly, in quite
a different tone: "How do you know all this?"
|
Isabel se levantó del sofá como movida por un resorte. Se
sentía herida y sin aliento; la acumulación de noticias le embotaba la
cabeza. -Le estoy agradecida de veras -repitió. Luego preguntó
bruscamente, en tono bien distinto-: ¿Cómo sabe usted todo eso?
|
This enquiry appeared to ruffle the
Countess more than Isabel′s expression of gratitude pleased her. She gave
her companion a bold stare, with which, "Let us assume that I′ve invented
it!" she cried. She too, however, suddenly changed her tone and, laying
her hand on Isabel′s arm, said with the penetration of her sharp bright
smile: "Now will you give up your journey?"
|
Semejante pregunta pareció irritar a la condesa mucho más de
lo que le agradaba la expresión reiterada de la gratitud de Isabel.
-Supongamos que me lo he inventado -dijo la condesa mirando a su compañera
con cinismo y descaro. Pero cambió de tono en el acto y, poniendo
afablemente su mano en el brazo de Isabel, añadió con una sonrisa
penetrante y tan inteligente como decidida-: Y ahora, ¿desistirá usted de
su viaje?
|
Isabel started a little; she turned away.
But she felt weak and in a moment had to lay her arm upon the mantel-shelf
for support. She stood a minute so, and then upon her arm she dropped her
dizzy head, with closed eyes and pale lips.
|
Isabel se sobrecogió un poco y se apañó; pero inmediatamente
se sintió tan débil y a punto de desfallecer que tuvo que apoyar un brazo
en la repisa de la chimenea para no caerse. Permaneció así un minuto, y
luego dejó caer sobre el brazo su aturdida cabeza, con los ojos cerrados y
los labios intensamente pálidos.
|
"I′ve done wrong to speak --I′ve made you
ill!" the Countess cried.
|
-¡He hecho mal en hablar! -exclamó la condesa-. Se ha puesto
usted enferma.
|
"Ah, I must see Ralph!" Isabel wailed;
not in resentment, not in the quick passion her companion had looked for;
but in a tone of far-reaching, infinite sadness.
|
-¡Ah! Tengo que ver a Ralph -dijo Isabel como en un suspiro.
No con resentimiento ni apasionamiento, como su compañera había esperado
que sería, sino en un tono de infinita melancolía.
|
CHAPTER 52 |
52
{T-4289}There was a train for Turin and Paris that evening;
and after the Countess had left her Isabel had a rapid and decisive
conference with her maid, who was discreet, devoted and active. After this
she thought (except of her journey) only of one thing. She must go and see
Pansy; from her she couldn′t turn away. She had not seen her yet, as
Osmond had given her to understand that it was too soon to begin. She
drove at five o′clock to a high door in a narrow street in the quarter of
the Piazza Navona, and was admitted by the portress of the convent, a
genial and obsequious person. Isabel had been at this institution before;
she had come with Pansy to see the sisters. She knew they were good women,
and she saw that the large rooms were clean and cheerful and that the
well-used garden had sun for winter and shade for spring. But she disliked
the place, which affronted and almost frightened her; not for the world
would she have spent a night there. It produced to-day more than before
the impression of a well-appointed prison; for it was not possible to
pretend Pansy was free to leave it. This innocent creature had been
presented to her in a new and violent light, but the secondary effect of
the revelation was to make her reach out a hand.
|
Aquella misma noche había
un tren para Turín y París. Una vez que la condesa dejó a Isabel, ésta
tuvo una conversación rápida y decisiva con su doncella, que era sumamente
discreta, activa y afecta a ella. Después de lo cual, pensó en una sola
cosa, además de su próximo viaje: en ir a ver a Pansy, a la que no quería
abandonar. No la había visto desde que dejara el Palazzo Roccanera, porque
Osmond le había indicado que era demasiado pronto. Así pues, a las cinco
de la tarde llegó en su coche ante el portón de un gran edificio, en una
estrecha calle de los alrededores de la plaza Navona, donde la recibió la
hermana portera del convento, amable y obsequiosa. Isabel conocía ya la
institución por haber ido allí alguna que otra vez a visitar a las
hermanas en compañía de Pansy. Le constaba que eran buenas mujeres, y vio
que las grandes estancias estaban limpias y bien iluminadas y que en el
jardín, excelentemente orientado, daba el sol durante el invierno y la
sombra en primavera. Pero le desagradaba tal lugar, que parecía querer
rechazarla y casi le infundía pavor, hasta el extremo de que por nada del
mundo habría pasado una noche en él. Aquel convento le producía más que
nunca la impresión de una cárcel bien frecuentada, pues no cabía pensar en
que Pansy tuviese libertad para abandonarla. La inocente criatura había
aparecido ante sus ojos bajo una luz completamente nueva e intensa, pero
el efecto de tal revelación fue impulsarla a tender una mano hacía
ella.
|
{T-4290}The portress left her to wait in the parlour of the
convent while she went to make it known that there was a visitor for the
dear young lady. The parlour was a vast, cold apartment, with new-looking
furniture; a large clean stove of white porcelain, unlighted, a collection
of wax flowers under glass, and a series of engravings from religious
pictures on the walls. On the other occasion Isabel had thought it less
like Rome than like Philadelphia, but to-day she made no reflexions; the
apartment only seemed to her very empty and very soundless. The portress
returned at the end of some five minutes, ushering in another person.
Isabel got up, expecting to see one of the ladies of the sisterhood, but
to her extreme surprise found herself confronted with Madame Merle. The
effect was strange, for Madame Merle was already so present to her vision
that her appearance in the flesh was like suddenly, and rather awfully,
seeing a painted picture move. Isabel had been thinking all day of her
falsity, her audacity, her ability, her probable suffering; and these dark
things seemed to flash with a sudden light as she entered the room. Her
being there at all had the character of ugly evidence, of handwritings, of
profaned relics, of grim things produced in court. It made Isabel feel
faint; if it had been necessary to speak on the spot she would have been
quite unable. But no such necessity was distinct to her; it seemed to her
indeed that she had absolutely nothing to say to Madame Merle. In one′s
relations with this lady, however, there were never any absolute
necessities; she had a manner which carried off not only her own
deficiencies but those of other people. But she was different from usual;
she came in slowly, behind the portress, and Isabel instantly perceived
that she was not likely to depend upon her habitual resources. For her too
the occasion was exceptional, and she had undertaken to treat it by the
light of the moment. This gave her a peculiar gravity; she pretended not
even to smile, and though Isabel saw that she was more than ever playing a
part it seemed to her that on the whole the wonderful woman had never been
so natural. She looked at her young friend from head to foot, but not
harshly nor defiantly; with a cold gentleness rather, and an absence of
any air of allusion to their last meeting. It was as if she had wished to
mark a distinction. She had been irritated then, she was reconciled now.
|
La portera la hizo
esperar en el vestíbulo del convento mientras iba a anunciar que la
señorita tenía una visita. El vestíbulo era una
habitación grande y fría con muebles nuevos, una gran estufa de porcelana
blanca, apagada, una colección de flores de cera bajo campanas de vidrio y
unos cuantos grabados de temas religiosos en las paredes. En otra de sus
visitas Isabel había pensado que parecía menos propio de Roma que de
Filadelfia, pero en aquel momento no se le ocurrió hacer ninguna clase de
reflexión. Simplemente le pareció que estaba muy vacío y silencioso. La
portera volvió al cabo de cinco minutos para introducir a otra persona.
Isabel se puso de pie creyendo que sería alguno de los miembros de la
hermandad, pero, para su gran sorpresa, se encontró con que era madame
Merle. El efecto que ello le produjo fue verdaderamente extraño, pues la
tenía tan presente en la imaginación que, al verla en persona, en carne y
hueso, se le antojó estar viendo a una figura de un cuadro, que avanzaba
hacia ella. Isabel se había pasado todo el santo día pensando en su
falsedad, su audacia, su habilidad y también en su probable dolor, y todas
aquellas cosas sombrías parecieron iluminarse cuando la otra hizo su
aparición en la sala de espera. Su presencia allí tenía el carácter de la
prueba acusatoria, del escrito delator, de las reliquias profanadas, de
las cosas horrendas exhibidas ante un tribunal de justicia. Todo lo cual
la hizo sentirse a punto de desfallecer. Si hubiese sido necesario hablar
de inmediato, habría carecido de fuerzas para hacerlo. Pero no experimentó
semejante necesidad; le pareció que no tenía absolutamente nada que
decirle a madame Merle. Sin embargo, en la relación con aquella dama no
había nunca necesidades absolutas; tenía una habilidad especial para hacer
disculpables no sólo sus propias deficiencias, sino también las de los
demás. Pero estaba distinta de lo acostumbrado. Mientras avanzaba despacio
detrás de la hermana portera, Isabel se dio cuenta de que probablemente no
utilizaría sus recursos habituales. La ocasión también era excepcional
para ella, y se había propuesto encararla a la luz de aquel momento
preciso. Eso le infundió una gravedad tal que ni siquiera intentó sonreír,
y, aunque Isabel se hizo cargo en el acto de que estaba representando como
otras veces su papel, se le antojó que, en conjunto, aquella admirable
mujer jamás había estado tan natural como entonces. Contempló ésta a su
joven amiga de pies a cabeza, pero no con dureza ni con actitud
desafiadora, sino más bien con fría amabilidad y sin querer hacer la más
leve alusión a su última entrevista. Al contrario, diríase que intentaba
establecer una clara distinción; si antes se había sentido irritada, ahora
se sentía reconciliada del todo.
|
{T-4291}"You can leave us alone," she said to the portress;
"in five minutes this lady will ring for you." And then she turned to
Isabel, who, after noting what has just been mentioned, had ceased to
notice and had let her eyes wander as far as the limits of the room would
allow. She wished never to look at Madame Merle again. "You′re surprised
to find me here, and I′m afraid you′re not pleased," this lady went on.
"You don′t see why I should have come; it′s as if I had anticipated you. I
confess I′ve been rather indiscreet --I ought to have asked your
permission." There was none of the oblique movement of irony in this; it
was said simply and mildly; but Isabel, far afloat on a sea of wonder and
pain, could not have told herself with what intention it was uttered. "But
I′ve not been sitting long," Madame Merle continued; "that is I′ve not
been long with Pansy. I came to see her because it occurred to me this
afternoon that she must be rather lonely and perhaps even a little
miserable. It may be good for a small girl; I know so little about small
girls; I can′t tell. At any rate it′s a little dismal. Therefore I came
--on the chance. I knew of course that you′d come, and her father as well;
still, I had not been told other visitors were forbidden. The good woman
--what′s her name? Madame Catherine --made no objection whatever. I stayed
twenty minutes with Pansy; she has a charming little room, not in the
least conventual, with a piano and flowers. She has arranged it
delightfully; she has so much taste. Of course it′s all none of my
business, but I feel happier since I′ve seen her. She may even have a maid
if she likes; but of course she has no occasion to dress. She wears a
little black frock; she looks so charming. I went afterwards to see Mother
Catherine, who has a very good room too; I assure you I don′t find the
poor sisters at all monastic. Mother Catherine has a most coquettish
little toilet-table, with something that looked uncommonly like a bottle
of eau-de-Cologne. She speaks delightfully of Pansy; says it′s a great
happiness for them to have her. She′s a little saint of heaven and a model
to the oldest of them. Just as I was leaving Madame Catherine the portress
came to say to her that there was a lady for the signorina. Of course I
knew it must be you, and I asked her to let me go and receive you in her
place. She demurred greatly --I must tell you that --and said it was her
duty to notify the Mother Superior; it was of such high importance that
you should be treated with respect. I requested her to let the Mother
Superior alone and asked her how she supposed I would treat you!"
|
Madame Merle miró a la
portera y dijo: -Puede usted dejarnos solas, hermana;
la señora la llamará con la campanilla dentro de unos cinco minutos.
A continuación se volvió hacia Isabel, que, tras haber observado la
escena, se había desentendido de ésta y dirigía su mirada lo más lejos que
le permitía la espaciosa sala, pues no quería mirar a madame
Merle. -Le sorprenderá verme aquí y me temo que no sea
de su agrado -prosiguió la dama-. No entiende por qué he venido; es como
si me hubiera adelantado a usted. Confieso que he sido indiscreta, pues
debía haberle pedido permiso. -Ciertamente no había nada de ironía en la
forma en que estas palabras fueron dichas; más bien las pronunció sencilla
y afablemente, pero Isabel, que parecía estar flotando en un mar de dolor
y asombro, no podía adivinar la intención con que las pronunciaba-. Pero
no he estado mucho tiempo con Pansy. Vine a verla porque esta tarde se me
ocurrió que debía de sentirse más bien sola y tal vez un tanto
desgraciada. Acaso sea bueno para una jovencita, no puedo decirlo porque
no entiendo de jovencitas. De todas maneras, es un poco triste. Por eso me
decidí a venir..., sin darle más vueltas. Desde luego, sabía que usted
vendría, y también su padre, pero no se me ha dicho que se le haya
prohibido recibir otras visitas. Esa santa mujer..., ¿cómo se llama, que
no me acuerdo?..., ¡ah!, sí!, madame Catherine..., no puso inconveniente
de ninguna clase. Pero sólo he estado unos veinte minutos con Pansy. Tiene
una habitacioncita encantadora, nada conventual, con un piano y flores en
abundancia. Ella misma la ha arreglado, y muy bien; tiene muy buen gusto.
Aunque no es cosa que me importe, ya lo sé, me parece que me siento más
feliz desde que la he visto. Si quiere, puede tener una doncella pero
sería completamente innecesario porque no tiene oportunidad de vestirse
con frecuencia. Lleva un sencillo vestidito negro y está encantadora.
Después fui a ver un momento a la madre Catherine, que también tiene una
habitación estupenda; le aseguro que este lugar no ofrece en absoluto un
aspecto de terrible severidad monacal. La madre Catherine tiene un tocador
muy coquetón en el que había algo extraordinariamente parecido a un frasco
de agua de colonia. Habla de Pansy que da gusto oírla, y dice que para
ellas es una gran dicha tenerla en su compañía; que es una verdadera santa
y un modelo para las niñas más mayores. Precisamente, cuando ya iba a
despedirme, la portera entró para anunciar que una dama había venido a ver
a la signorina. Desde luego, me imaginé en el acto que era usted y le
rogué que me dejara recibirla en su lugar. A decir verdad, puso no pocas
dificultades y adujo que debía pedir venia a la madre superiora, pues era
sumamente importante que se la tratase a usted con todos los respetos
debidos. Pero yo insistí en que dejara tranquila a la madre superiora y le
pregunté cómo suponía que iba a tratarla yo a usted.
|
{T-4292}So Madame Merle went on, with much of the brilliancy
of a woman who had long been a mistress of the art of conversation. But
there were phases and gradations in her speech, not one of which was lost
upon Isabel′s ear, though her eyes were absent from her companion′s face.
She had not proceeded far before Isabel noted a sudden break in her voice,
a lapse in her continuity, which was in itself a complete drama. This
subtle modulation marked a momentous discovery --the perception of an
entirely new attitude on the part of her listener. Madame Merle had
guessed in the space of an instant that everything was at end between
them, and in the space of another instant she had guessed the reason why.
The person who stood there was not the same one she had seen hitherto, but
was a very different person --a person who knew her secret. This discovery
was tremendous, and from the moment she made it the most accomplished of
women faltered and lost her courage. But only for that moment. Then the
conscious stream of her perfect manner gathered itself again and flowed on
as smoothly as might be to the end. But it was only because she had the
end in view that she was able to proceed. She had been touched with a
point that made her quiver, and she needed all the alertness of her will
to repress her agitation. Her only safety was in her not betraying
herself. She resisted this, but the startled quality of her voice refused
to improve --she couldn′t help it --while she heard herself say she hardly
knew what. The tide of her confidence ebbed, and she was able only just to
glide into port, faintly grazing the bottom.
|
Madame Merle continuó
hablando en el mismo tono, con la brillantez propia de una mujer que había
sido durante años una verdadera maestra en el arte de la conversación. Sin
embargo, en su profundo parlamento hubo ciertas fases y gradaciones que no
pasaron en absoluto inadvertidas para el oído de Isabel, pese a que sus
ojos se hallaban totalmente alejados del rostro de su interlocutora. No
había seguido mucho más cuando Isabel advirtió que la voz se le quebraba,
que se producían interrupciones en su relato, asumiendo todo ello la
apariencia de un verdadero drama. Tal sutil modulación marcaba un súbito
descubrimiento por parte de la que hablaba del cambio de actitud en la que
escuchaba. En un segundo, madame Merle se dio cuenta de que todo había
terminado entre ellas, y le bastó otro segundo para columbrar el porqué
del cambio. La mujer que estaba inmóvil en pie allí delante no era la
misma que tantas veces viera, sino una bien distinta... y que sabía su
secreto. El descubrimiento era, en verdad, terrible, y he aquí que, desde
que lo hizo, aquella mujer, que parecía la más inmutable y portentosa de
todas, empezó a titubear y a perder el valor. Sin embargo, no tardó en
recobrarse, y el suave fluir de su conversación se encauzó de nuevo tan
fácilmente como al principio, dirigiéndose ya tranquila hacia el final.
Pero únicamente porque tenía ya ese final a la vista le fue posible
proseguir, pues había sentido como si la tocasen con la punta de un
instrumento que la hiciera estremecerse, y hubo menester de toda su
perspicacia y fuerza de voluntad para reprimir su agitación. {} Su tabla
de salvación estaba en lograr no traicionarse. Resistió, pero la calidad
de su voz no adquiría el timbre acariciador de siempre -no le era posible
recobrarlo -y se oía decir cosas que le parecían irreconocibles. La marea
de su confianza en sí misma comenzó visiblemente a bajar, y a duras penas
pudo llegar a puerto rozando un poco el fondo.
|
{T-4293}Isabel saw it all as distinctly as if it had been
reflected in a large clear glass. It might have been a great moment for
her, for it might have been a moment of triumph. That Madame Merle had
lost her pluck and saw before her the phantom of exposure --this in itself
was a revenge, this in itself was almost the promise of a brighter day.
And for a moment during which she stood apparently looking out of the
window, with her back half-turned, Isabel enjoyed that knowledge. On the
other side of the window lay the garden of the convent; but this is not
what she saw; she saw nothing of the budding plants and the glowing
afternoon. She saw, in the crude light of that revelation which had
already become a part of experience and to which the very frailty of the
vessel in which it had been offered her only gave an intrinsic price, the
dry staring fact that she had been an applied handled hung-up tool, as
senseless and convenient as mere shaped wood and iron. All the bitterness
of this knowledge surged into her soul again; it was as if she felt on her
lips the taste of dishonour. There was a moment during which, if she had
turned and spoken, she would have said something that would hiss like a
lash. But she closed her eyes, and then the hideous vision dropped. What
remained was the cleverest woman in the world standing there within a few
feet of her and knowing as little what to think as the meanest. Isabel′s
only revenge was to be silent still --to leave Madame Merle in this
unprecedented situation. She left her there for a period that must have
seemed long to this lady, who at last seated herself with a movement which
was in itself a confession of helplessness. Then Isabel turned slow eyes,
looking down at her. Madame Merle was very pale; her own eyes covered
Isabel′s face. She might see what she would, but her danger was over.
Isabel would never accuse her, never reproach her; perhaps because she
never would give her the opportunity to defend herself.
|
Isabel vio todo aquel
rápido proceso con la misma claridad que si se hubiese reflejado
brillantemente en un espejo. Aquél pudo haber sido para ella un gran
momento, pues le traía aparejado el triunfo. El hecho de que madame Merle
hubiese perdido el aplomo y contemplase pasmada el fantasma del posible
escándalo, constituía ya de por sí una inicial venganza y era casi la
promesa de un día más brillante. E Isabel saboreó aquella incipiente
situación mientras, medio vuelta de espaldas, fingía mirar por la ventana.
Al otro lado quedaba el jardín del convento, mas no era eso lo que veían
sus ojos, cerrados a las plantas henchidas y a la tarde luminosa. Lo que
veían entonces con meridiana claridad, a la cruda luz de la revelación que
ya formaba parte de su experiencia y a la que daba un intrínseco valor la
fragilidad del vehículo por el que había llegado hasta ella..., lo único
que veían era que no había sino un mero instrumento enarbolado y manejado
sin el menor miramiento por los demás, y tan insensible y conveniente como
una herramienta de madera o de hierro. La inmensa amargura de tal
certidumbre le anegó el alma y afloró a sus labios con un regusto de
deshonra personal. Estaba segura de que, si en tal momento se hubiese
vuelto hacia la otra y hubiera hablado, sus palabras habrían silbado y
hendido el aire como un trallazo. Pero cerró los ojos, y la horrenda
visión se desvaneció. Y, sin ésta, lo que quedaba allí en pie, cerca de
ella, era simplemente la mujer más inteligente del mundo reducida, como si
fuera la más insignificante de todas, a no saber qué pensar ni decir. La
única venganza de Isabel consistió, pues, en permanecer callada..., en
dejar a madame Merle en la desairada situación en que se hallaba. Y la
dejó así por un lapso de tiempo que a la otra debió de parecerle demasiado
largo por cuanto no supo hacer otra cosa que sentarse, de tal manera que
parecía una confesión de su impotencia. Isabel volvió entonces lentamente
los ojos hacia madame Merle, mirándola desde arriba, y vio que estaba
intensamente pálida y que la miraba a su vez. Pero, viera lo que viese, su
peligro había pasado ya. Isabel no la acusaría jamás, no le haría nunca el
menor reproche, acaso porque tampoco le daría jamás la oportunidad de
defenderse.
|
{T-4294}"I′m come to bid Pansy good-bye," our young woman said
at last. "I go to England to-night."
|
La más joven de las dos
damas acabó por declarar: -He venido a decir adiós a Pansy. Parto para
Inglaterra esta noche.
|
{T-4295}"Go to England to-night!" Madame Merle repeated
sitting there and looking up at her.
|
-¿Se va a Inglaterra esta
noche? -repitió madame Merle quedándose sentada y mirándola
fijamente.
|
{T-4296}"I′m going to Gardencourt. Ralph Touchett′s dying."
|
-Voy a Gardencourt. Ralph
Touchett se está muriendo.
|
{T-4297}"Ah, you′ll feel that." Madame Merle recovered
herself; she had a chance to express sympathy. "Do you go alone?"
|
-Ah, usted lo sentirá de
veras. -Madame Merle se rehizo, aprovechando la oportunidad que se le
ofrecía de mostrar su pena-. ¿Va sola? -preguntó.
|
{T-4298}"Yes; without my husband."
|
-Sí, sin mi esposo.
|
{T-4299}Madame Merle gave a low vague murmur; a sort of
recognition of the general sadness of things. "Mr. Touchett never liked
me, but I′m sorry he′s dying. Shall you see his mother?"
|
Madame Merle murmuró unas
vagas palabras como refiriéndose a la triste suerte de las cosas. -El
señor Touchett no me tuvo nunca simpatía, pero siento en el alma que esté
muriéndose. ¿Verá usted a su madre?
|
{T-4300}"Yes; she has returned from America."
|
-Sí; ya ha regresado de
América.
|
{T-4301}"She used to be very kind to me; but she has changed.
Others too have changed," said Madame Merle with a quiet noble pathos. She
paused a moment, then added: "And you′ll see dear old Gardencourt again!"
|
-Ella sí fue siempre muy
buena conmigo, pero ha cambiado. También han cambiado otras personas
-añadió con una noble y tranquila emoción. Hizo una pausa y luego
prosiguió-: Volverá usted a ver aquella vieja y deliciosa morada de
Gardencourt.
|
{T-4302}"I shall not enjoy it much," Isabel answered.
|
-No podré disfrutar mucho
de ella -contestó Isabel.
|
{T-4303}"Naturally --in your grief. But it′s on the whole, of
all the houses I know, and I know many, the one I should have liked best
to live in. I don′t venture to send a message to the people," Madame Merle
added; "but I should like to give my love to the place."
|
-Es natural..., en medio
de su dolor. ¡Qué casa tan admirable! De todas las que conozco, y conozco
infinitas, ésa es la mansión donde más me gustaría vivir. No me atrevo a
enviarles un mensaje de condolencia -añadió madame Merle-, pero me
gustaría ver de nuevo aquel lugar.
|
{T-4304}Isabel turned away. "I had better go to Pansy. I′ve
not much time."
|
-Debo ir a ver a Pansy.
No me queda mucho tiempo -dijo Isabel.
|
{T-4305}While she looked about her for the proper egress, the
door opened and admitted one of the ladies of the house, who advanced with
a discreet smile, gently rubbing, under her long loose sleeves, a pair of
plump white hands. Isabel recognised Madame Catherine, whose acquaintance
she had already made, and begged that she would immediately let her see
Miss Osmond. Madame Catherine looked doubly discreet, but smiled very
blandly and said: "It will be good for her to see you. I′ll take you to
her myself." Then she directed her pleased guarded vision to Madame Merle.
|
Mientras buscaba la
salida, la puerta del fondo se abrió para dar paso a una de aquellas
recoletas damas, quien se adelantó hacia las otras dos con discreta
sonrisa y frotándose suavemente las blancas manos regordetas bajo unas
largas y anchas mangas de estameña azul. Isabel reconoció a madame
Catherine, a quien ya conocía de antes, y le rogó que le permitiese ir a
ver inmediatamente a la señorita Osmond. Madame Catherine, con su
discreción aún más acentuada, sonrió suavemente y dijo: -A ella le
agradará mucho verla. Yo misma la acompañaré. -Y dirigió su apacible
mirada a madame Merle.
|
{T-4306}"Will you let me remain a little?" this lady asked.
"It′s so good to be here."
|
-¿Me permite que me quede
un poquito más? -preguntó ésta-. ¡Se está tan bien aquí!
|
{T-4307}"You may remain always if you like!" And the good
sister gave a knowing laugh.
|
La hermana sonrió,
comprensiva, y replicó: -Puede quedarse
aquí toda la vida, si le place.
|
{T-4308}She led Isabel out of the room, through several
corridors, and up a long staircase. All these departments were solid and
bare, light and clean; so, thought Isabel, are the great penal
establishments. Madame Catherine gently pushed open the door of Pansy′s
room and ushered in the visitor; then stood smiling with folded hands
while the two others met and embraced.
|
La monjita condujo a
Isabel a lo largo de varios corredores y por una larga escalera. Todas las
estancias por las que iban pasando eran sólidas y estaban desnudas de
mobiliario, aunque llamaba la atención su pulcritud y claridad; e Isabel
pensó que el mismo aspecto presentaban los grandes establecimientos
penitenciarios. Madame Catherine empujó suavemente la puerta del cuarto de
Pansy y dejó entrar a la visitante. Se quedó luego sonriendo con las manos
cruzadas mientras las otras dos se besaban.
|
{T-4309}"She′s glad to see you," she repeated; "it will do her
good." And she placed the best chair carefully for Isabel. But she made no
movement to seat herself; she seemed ready to retire. "How does this dear
child look?" she asked of Isabel, lingering a moment.
|
-Está muy contenta de
verla -repitió-. Su visita le hará mucho bien. -Acercó solícitamente la
mejor silla para Isabel, pero ella no hizo ademán de tomar asiento. Antes
de retirarse, la monja preguntó-: ¿Qué aspecto le parece que tiene nuestra
querida niña?
|
{T-4310}"She looks pale," Isabel answered.
|
-Parece pálida -contestó
Isabel.
|
{T-4311}"That′s the pleasure of seeing you. She′s very happy.
Elle eclaire la maison," said the good sister.
|
-Es la emoción de verla a
usted. Pero se siente muy dichosa. -Y la monjita añadió-: Elle éclaire la
maison.
|
{T-4312} Pansy wore, as Madame Merle had said, a little black
dress; it was perhaps this that made her look pale. "They′re very good to
me --they think of everything!" she exclaimed with all her customary
eagerness to accommodate.
|
Como madame Merle había
dicho, Pansy llevaba un sencillo trajecito negro, a lo que tal vez se
debía que pareciera tan pálida. La joven exclamó con su habitual
propensión acomodaticia:
|
{T-4313}"We think of you always --you′re a precious charge,"
Madame Catherine remarked in the tone of a woman with whom benevolence was
a habit and whose conception of duty was the acceptance of every care. It
fell with a leaden weight on Isabel′s ears; it seemed to represent the
surrender of a personality, the authority of the Church.
|
-Son muy buenas
conmigo..., piensan en todo. -Pensamos siempre en ti..., eres para
nosotras una carga preciosa -observó madame Catherine en el tono de quien
tiene la benevolencia por hábito y cuyo concepto del deber se basa en la
aceptación de todos los cuidados a realizar. Pero aquella respuesta cayó
como un peso de plomo en los oídos de Isabel, porque representaba la
anulación de una personalidad, la autoridad de la Iglesia.
|
{T-4314}When Madame Catherine had left them together Pansy
kneeled down and hid her head in her stepmother′s lap. So she remained
some moments, while Isabel gently stroked her hair. Then she got up,
averting her face and looking about the room. "Don′t you think I′ve
arranged it well? I′ve everything I have at home."
|
Cuando madame Catherine
las dejó solas, Pansy se arrodilló y hundió la cabeza en el regazo de su
madrastra. Así permaneció unos segundos mientras Isabel le acariciaba
suavemente los cabellos. Luego se incorporó, miró en derredor y dijo: -¿Le
parece que lo he arreglado bien? Tengo lo mismo que en casa.
|
{T-4315}"It′s very pretty; you′re very comfortable." Isabel
scarcely knew what she could say to her. On the one hand she couldn′t let
her think she had come to pity her, and on the other it would be a dull
mockery to pretend to rejoice with her. So she simply added after a
moment: "I′ve come to bid you good-bye. I′m going to England."
|
-Está muy bonito, tienes
muchas comodidades. -Isabel no sabía lo que debía decir. No podía permitir
que pensara que había ido a compadecerla, y, al mismo tiempo, habría sido
una verdadera burla fingir que se alegraba de verla así. Al cabo de un
momento, declaró-: Vengo a despedirme de ti. Parto para Inglaterra.
|
{T-4316}Pansy′s white little face turned red. "To England! Not
to come back?"
|
El rostro de Pansy
enrojeció. -¡A Inglaterra! Pero ¿para no
volver?
|
{T-4317}"I don′t know when I shall come back."
|
-No sé cuándo
volveré.
|
{T-4318}"Ah, I′m sorry," Pansy breathed with faintness. She
spoke as if she had no right to criticise; but her tone expressed a depth
of disappointment.
|
-¡Cuánto lo siento! -dijo
Pansy, exhalando un suspiro de fallecimiento. Hablaba como si no tuviese
derecho a criticar, pero su tono expresaba una profunda decepción.
|
{T-4319} "My cousin, Mr. Touchett, is very ill; he′ll probably
die. I wish to see him," Isabel said.
|
-Mi primo, el señor
Touchett, está gravemente enfermo; es muy posible que muera, y quiero
verle antes -explicó Isabel.
|
{T-4320}"Ah yes; you told me he would die. Of course you must
go. And will papa go?"
|
-Ah, sí, ya recuerdo,
usted me dijo que moriría pronto. Naturalmente, debe usted ir. ¿Irá
también papá?
|
{T-4321}"No; I shall go alone."
|
-No, voy sola.
|
{T-4322}For a moment the girl said nothing. Isabel had often
wondered what she thought of the apparent relations of her father with his
wife; but never by a glance, by an intimation, had she let it be seen that
she deemed them deficient in an air of intimacy. She made her reflexions,
Isabel was sure; and she must have had a conviction that there were
husbands and wives who were more intimate than that. But Pansy was not
indiscreet even in thought; she would as little have ventured to judge her
gentle stepmother as to criticise her magnificent father. Her heart may
have stood almost as still as it would have done had she seen two of the
saints in the great picture in the convent-chapel turn their painted heads
and shake them at each other. But as in this latter case she would (for
very solemnity′s sake) never have mentioned the awful phenomenon, so she
put away all knowledge of the secrets of larger lives than her own.
"You′ll be very far away," she presently went on.
|
La muchacha permaneció un
momento callada. Isabel se había preguntado más de una vez qué pensaría de
la apariencia de las relaciones entre su padre y ella; pero la jovencita
jamás había manifestado ni con la mirada ni con la más leve insinuación
que le pareciese deficiente la intimidad que en ellas reinaba. Isabel
estaba segura de que no dejaría de hacerse sus reflexiones al respecto y
de que suponía que existirían matrimonios que tuvieran más intimidad de la
por ella presenciada. Pero Pansy no se permitía ser indiscreta ni siquiera
con el pensamiento, y habría puesto tanto esmero en no criticar a su
madrastra como en no censurar a su magnífico señor padre. Tal vez su
corazón permaneciese tan en suspenso como si estuviera contemplando a dos
de los santos del gran cuadro del convento volver sus pintadas cabezas el
uno al otro y darse la mano. Pero al igual que en tal caso, y respetuosa
de la solemnidad del lugar, no habría mencionado jamás tan extraordinario
fenómeno, de igual suerte dejó de lado cuanto pudiera saber acerca de la
vida de personas más importantes que ella.
|
{T-4323}"Yes; I shall be far away. But it will scarcely
matter," Isabel explained; "since so long as you′re here I can′t be called
near you."
|
-Va a estar usted muy
lejos. -Sí, estaré muy lejos; pero eso no importa, porque mientras esté
aquí, tampoco podré estar cerca de ti.
|
{T-4324}"Yes, but you can come and see me; though you′ve not
come very often."
|
-Sí, pero podrá venir a
verme cuando guste. No ha venido mucho, por cierto.
|
{T-4325}"I′ve not come because your father forbade it. To-day
I bring nothing with me. I can′t amuse you."
|
-Si no he venido mucho es
porque tu padre lo ha prohibido. Hoy no te traigo nada; no puedo
distraerte.
|
{T-4326} "I′m not to be amused. That′s not what papa wishes."
|
-No debo distraerme. Papá
no quiere.
|
{T-4327}"Then it hardly matters whether I′m in Rome or in
England."
|
-Entonces, lo mismo da
que esté en Italia que en Inglaterra.
|
{T-4328}"You′re not happy, Mrs. Osmond," said Pansy.
|
-Señora Osmond, usted no
es feliz -dijo Pansy.
|
{T-4329}"Not very. But it doesn′t matter."
|
-No gran cosa; pero eso
no tiene importancia.
|
{T-4330}"That′s what I say to myself. What does it matter? But
I should like to come out."
|
-Es lo que yo me digo.
¿Qué es lo que tiene importancia? Pero, la verdad, querría salir de aquí.
|
{T-4331}"I wish indeed you might."
|
-¡Ojalá pudieses!
|
{T-4332}"Don′t leave me here," Pansy went on gently.
|
-No me deje aquí -suplicó
Pansy amablemente.
|
{T-4333}Isabel said nothing for a minute; her heart beat fast.
"Will you come away with me now?" she asked.
|
Isabel se quedó callada
un instante, porque el corazón le latía violentamente. -¿Vendrías conmigo
ahora? -preguntó.
|
{T-4334}Pansy looked at her pleadingly. "Did papa tell you to
bring me?"
|
Pansy la miró como
esperanzada.
|
{T-4335}"No; it′s my own proposal."
|
-¿Le ha dicho papá que me
lleve?
|
{T-4336}"I think I had better wait then. Did papa send me no
message?"
|
-No. Soy yo quien lo
propone. -Entonces, creo que será mejor esperar. ¿No le dijo
papá nada para mí?
|
{T-4337}"I don′t think he knew I was coming."
|
-No creo que sepa que he
venido.
|
{T-4338}"He thinks I′ve not had enough," said Pansy. "But I
have. The ladies are very kind to me and the little girls come to see me.
There are some very little ones --such charming children. Then my room
--you can see for yourself. All that′s very delightful. But I′ve had
enough. Papa wished me to think a little --and I′ve thought a great deal."
|
-Él piensa que aún no he
tenido bastante de esto, pero ya tengo de sobra -se lamentó Pansy-. Las
hermanas se portan muy bien conmigo y las niñas vienen a verme. Hay
algunas que son una verdadera preciosidad. Y mi cuarto..., puede verlo
usted misma. Todo esto es verdaderamente delicioso, pero ya estoy harta.
Papá quería que reflexionase un poco... y he reflexionado ya mucho.
|
{T-4339}"What have you thought?"
|
-¿Y en qué has
pensado?
|
{T-4340}"Well, that I must never displease papa."
|
-Pues en que no debo contrariar a papá.
|
{T-4341}"You knew that before."
|
-Eso ya lo sabías
antes.
|
{T-4342}"Yes; but I know it better. I′ll do anything --I′ll do
anything," said Pansy. Then, as she heard her own words, a deep, pure
blush came into her face. Isabel read the meaning of it; she saw the poor
girl had been vanquished. It was well that Mr. Edward Rosier had kept his
enamels! Isabel looked into her eyes and saw there mainly a prayer to be
treated easily. She laid her hand on Pansy′s as if to let her know that
her look conveyed no diminution of esteem; for the collapse of the girl′s
momentary resistance (mute and modest thought [sic; emendation: though] it
had been) seemed only her tribute to the truth of things. She didn′t
presume to judge others, but she had judged herself; she had seen the
reality. She had no vocation for struggling with combinations; in the
solemnity of sequestration there was something that overwhelmed her. She
bowed her pretty head to authority and only asked of authority to be
merciful. Yes; it was very well that Edward Rosier had reserved a few
articles!
|
-Cierto; pero ahora lo sé
mejor. No haré nada..., no haré nada -dijo Pansy. Y se ruborizó intensa y
puramente.. Isabel comprendió el significado
de todo ello, es decir, que la pobre criatura había sido vencida. ¡Qué
bien había hecho el señor Rosier en conservar sus esmaltes! Isabel la miró
profundamente a los ojos y vio en ellos un ruego de que se la tratase con
ternura. Puso una mano en el hombro de la muchacha como para darle a
entender que su mirada no suponía disminución alguna de estima, ya que
aquel decaimiento en la resistencia momentánea por parte de la joven (por
mudo y modesto que pareciera) no era en realidad otra cosa que su homenaje
a la verdad de las cosas. No pretendía juzgar a los demás, pero se había
juzgado a sí misma y había visto la realidad. No tenía vocación para
luchar contra las combinaciones de la adversidad. Y en la solemnidad de
aquel secuestro había algo que la sobrecogía. Así pues, bajaba la cabeza
ante la autoridad, y lo único que le pedía era que fuese misericordiosa.
No había duda; era un acierto de Edward Rosier haber conservado algunos
objetos de arte.
|
{T-4343}Isabel got up; her time was rapidly shortening.
"Good-bye then. I leave Rome to-night."
|
Isabel se levantó, porque
le iba quedando poco tiempo, y dijo: -Adiós, pues; me voy de Roma
esta misma noche.
|
{T-4344}Pansy took hold of her dress; there was a sudden
change in the child′s face. "You look strange; you frighten me."
Pansy se agarró a su vestido y se le
mudó el color del rostro.
|
-Tiene usted un aire
extraño; me asusta -dijo.
|
{T-4345}"Oh, I′m very harmless," said Isabel.
|
-No hay por qué. Soy
completamente inofensiva.
|
{T-4346}"Perhaps you won′t come back?"
|
-Puede que no vuelva nunca.
|
{T-4347}"Perhaps not. I can′t tell."
|
-Tal vez. No podría decirlo.
|
{T-4348}"Ah, Mrs. Osmond, you won′t leave me!"
|
-¡Ah, señora Osmond, no
me deje!
|
{T-4349}Isabel now saw she had guessed everything. "My dear
child, what can I do for you?" she asked.
|
Isabel se dio cuenta de
que lo había adivinado todo y dijo: -Querida mía, ¿qué puedo hacer yo por
ti?
|
{T-4350}"I don′t know --but I′m happier when I think of you."
|
-No lo sé, pero cuando
pienso en usted soy más dichosa.
|
{T-4351}"You can always think of me."
|
-Siempre podrás pensar en
mí.
|
{T-4352}"Not when you′re so far. I′m a little afraid," said
Pansy.
|
-No si se va usted tan
lejos. Tengo miedo.
|
{T-4353} "What are you afraid of?"
|
-¿De qué?
|
{T-4354}"Of papa --a little. And of Madame Merle. She has just
been to see me."
|
-De papá... un poco. Y de madame Merle también. Acaba de venir
a verme.
|
{T-4355}"You must not say that," Isabel observed.
|
-No debes decir eso
-observó Isabel.
|
{T-4356}"Oh, I′ll do everything they want. Only if you′re here
I shall do it more easily."
|
-Oh, de todos modos, haré
lo que ellos quieran. Pero, si usted estuviese aquí, me costaría menos
hacerlo.
|
{T-4357}Isabel considered. "I won′t desert you," she said at
last. "Good-bye, my child."
|
Isabel meditó un segundo
y contestó para despedirse: -Yo no te abandonaré. Adiós, hija mía.
|
{T-4358}Then they held each other a moment in a silent
embrace, like two sisters; and afterwards Pansy walked along the corridor
with her visitor to the top of the staircase. "Madame Merle has been
here," she remarked as they went; and as Isabel answered nothing she added
abruptly: "I don′t like Madame Merle!"
|
Permanecieron abrazadas un
instante como dos hermanas. Luego Pansy acompañó a Isabel a lo largo del
corredor hasta el rellano de la escalera. -Madame Merle ha estado aquí
-dijo la muchacha mientras caminaban. Y, como Isabel no contestase nada,
añadió-: No me gusta madame Merle.
|
{T-4359}Isabel hesitated, then stopped. "You must never say
that --that you don′t like Madame Merle."
|
Isabel dudó un segundo y
se detuvo para observarle: -No debes decir nunca... que no te gusta madame
Merle.
|
{T-4360}Pansy looked at her in wonder; but wonder with Pansy
had never been a reason for non-compliance. "I never will again," she said
with exquisite gentleness. At the top of the staircase they had to
separate, as it appeared to be part of the mild but very definite
discipline under which Pansy lived that she should not go down. Isabel
descended, and when she reached the bottom the girl was standing above.
"You′ll come back?" she called out in a voice that Isabel remembered
afterwards.
|
Pansy la miró con
asombro, pero en ella el asombro {} no había sido jamás una razón para no
ceder. Así, contestó con exquisita amabilidad: -No lo volveré a decir. Se
separaron en lo alto de la escalera, pues era parte esencial de la
disciplina a que Pansy estaba sometida que no bajase de aquel piso. Isabel
descendió lentamente, y, cuando llegó abajo, la muchacha le preguntó desde
arriba con una voz que Isabel habría de recordar después: -¿Volverá?
|
{T-4361}"Yes --I′ll come back."
|
-Sí..., volveré.
|
{T-4362}Madame Catherine met Mrs. Osmond below and conducted
her to the door of the parlour, outside of which the two stood talking a
minute. "I won′t go in," said the good sister. "Madame Merle′s waiting for
you."
|
Madame Catherine salió al
encuentro de la señora Osmond y la condujo a la puerta de la sala de
espera. Al llegar allí, la monja dijo: -La dejo a usted. Madame
Merle está esperándola.
|
{T-4363} At this announcement Isabel stiffened; she was on the
point of asking if there were no other egress from the convent. But a
moment′s reflexion assured her that she would do well not to betray to the
worthy nun her desire to avoid Pansy′s other friend. Her companion grasped
her arm very gently and, fixing her a moment with wise, benevolent eyes,
said in French and almost familiarly: "Eh bien, chere Madame, qu′en
pensez-vous?"
|
Al oír tal anuncio,
Isabel se puso rígida y estuvo a punto de preguntar si no había por
ventura otra puerta de salida del convento. Pero le bastó un instante de
reflexión para comprender que no era conveniente hacerle ver a la monja
que quería esquivar a la otra amiga de Pansy. La buena mujer la tomó
afablemente del brazo y, mirándola un instante con bondad y comprensión,
le preguntó en francés en tono familiar: -Et bien, chère madame, qu′en
pensez vous?
|
{T-4364}"About my step-daughter? Oh, it would take long to
tell you."
|
-¿De su hijastra? Me
tomaría mucho tiempo decírselo.
|
{T-4365}"We think it′s enough," Madame Catherine distinctly
observed. And she pushed open the door of the parlour.
|
-Nosotras creemos que ya
es bastante -dijo con toda claridad madame Catherine; y abrió la puerta de
la sala de espera.
|
{T-4366}Madame Merle was sitting just as Isabel had left her,
like a woman so absorbed in thought that she had not moved a little
finger. As Madame Catherine closed the door she got up, and Isabel saw
that she had been thinking to some purpose. She had recovered her balance;
she was in full possession of her resources. "I found I wished to wait for
you," she said urbanely. "But it′s not to talk about Pansy."
|
Madame Merle permanecía
sentada en la misma postura en que Isabel la dejara. Se hubiera dicho que,
entregada por completo a sus pensamientos, no había siquiera movido un
dedo. Cuando madame Catherine cerró la puerta, se levantó, e Isabel se
percató en el acto de que había estado pensando en algo. Observó que ya
estaba de nuevo en completa posesión de sí misma. -Pensé que debía
esperarla; pero no es para hablar de Pansy -dijo madame Merle con gran
cortesía.
|
{T-4367}Isabel wondered what it could be to talk about, and in
spite of Madame Merle′s declaration she answered after a moment: "Madame
Catherine says it′s enough."
|
Isabel se preguntó de qué podría querer
hablarle y, a pesar de la declaración que la otra acababa de hacer,
observó: -Madame Catherine dice que ya es bastante.
|
{T-4368}"Yes; it also seems to me enough. I wanted to ask you
another word about poor Mr. Touchett," Madame Merle added. "Have you
reason to believe that he′s really at his last?"
|
-Eso mismo me parece a
mí. Quería preguntarle algo más del pobre señor Touchett. ¿ Le consta a
usted que está verdaderamente en las últimas?
|
{T-4369}"I′ve no information but a telegram. Unfortunately it
only confirms a probability."
|
-No tengo más noticias
que las recibidas mediante un telegrama. Y, por desgracia, no hacen sino
confirmar esa probabilidad.
|
{T-4370} "I′m going to ask you a strange question," said
Madame Merle. "Are you very fond of your cousin?" And she gave a smile as
strange as her utterance.
|
-Voy a hacerle una
pregunta muy rara -dijo madame Merle-. ¿Quiere usted mucho a su primo? -Y
acompañó sus palabras con una sonrisa tan rara como la pregunta.
|
{T-4371}"Yes, I′m very fond of him. But I don′t understand
you."
|
-Sí, le quiero mucho;
pero no comprendo a dónde pretende ir a parar.
|
{T-4372}She just hung fire. "It′s rather hard to explain.
Something has occurred to me which may not have occurred to you, and I
give you the benefit of my idea. Your cousin did you once a great service.
Have you never guessed it?"
|
Madame Merle pareció
animarse y contestó: -Resulta difícil de explicar. Se me ha ocurrido algo
que seguramente no se le ha ocurrido a usted, y le cedo el valor de mi
idea. Su primo le hizo en una ocasión un gran favor. ¿No lo ha
adivinado?
|
{T-4373}"He has done me many services."
|
-Me ha hecho no uno, sino
muchos favores.
|
{T-4374}"Yes; but one was much above the rest. He made you a
rich woman."
|
-Sí, pero uno sobre todos
los demás, y más importante que los otros. La hizo a usted rica.
|
{T-4375}"HE made me --?"
|
-¿Que él me hizo
rica...?
|
{T-4376}Madame Merle appearing to see herself successful, she
went on more triumphantly: "He imparted to you that extra lustre which was
required to make you a brilliant match. At bottom it′s him you′ve to
thank." She stopped; there was something in Isabel′s eyes.
|
Madame Merle,
considerándose de nuevo triunfante, prosiguió ya más segura de sí misma:
-Él fue quien le proporcionó ese lustre que le hacía falta para
convertirse en una persona tan brillante. En el fondo, a quien tiene usted
que agradecérselo es a él. Tras estas palabras se detuvo, pues le pareció
observar algo extraño en los ojos de Isabel.
|
{T-4377}"I don′t understand you. It was my uncle′s money."
|
-No la comprendo. El
dinero era de mi tío, que fue quien me lo dejó.
|
{T-4378}"Yes; it was your uncle′s money, but it was your
cousin′s idea. He brought his father over to it. Ah, my dear, the sum was
large!"
|
-Indiscutible. El dinero
era de su tío, pero la idea fue de su primo. Él fue quien se la inspiró a
su padre. Ah, bien podía hacerlo; lo que sobraba era dinero.
|
{T-4379}Isabel stood staring; she seemed to-day to live in a
world illumined by lurid flashes. "I don′t know why you say such things. I
don′t know what you know."
|
Isabel se quedó mirándola
de hito en hito. Se le antojaba que aquél era para ella un día iluminado
por torvos relámpagos. -No sé por qué dice usted
tales cosas, ni sé tampoco lo que usted pueda saber -replicó.
|
{T-4380}"I know nothing but what I′ve guessed. But I′ve
guessed that."
|
-No sé más que lo que he
adivinado; y he adivinado eso.
|
{T-4381}Isabel went to the door and, when she had opened it,
stood a moment with her hand on the latch. Then she said --it was her only
revenge: "I believed it was you I had to thank!"
|
Isabel se dirigió hacia
la puerta. Una vez allí, se quedó con la mano apoyada en el picaporte y se
volvió para decir, como si aquellas palabras fuesen su única venganza: -Me
parece que a quien tengo que darle las gracias es a usted.
|
{T-4382}Madame Merle dropped her eyes; she stood there in a
kind of proud penance. "You′re very unhappy, I know. But I′m more so."
|
Humilló madame Merle los
ojos, los mantuvo en tal actitud como a modo de impuesta penitencia, y
exclamó: -Usted es verdaderamente desgraciada, pero yo lo soy más
todavía.
|
{T-4383}"Yes; I can believe that. I think I should like never
to see you again."
|
-Lo creo. Y también creo
que no quiero volver a verla nunca más.
|
{T-4384}Madame Merle raised her eyes. "I shall go to America,"
she quietly remarked while Isabel passed out.
|
Madame Merle alzó
lentamente sus ojos y dijo con humildad, mientras Isabel desaparecía de su
vista: -Partiré para América.
|
CHAPTER 53 |
53
It was not with surprise, it was with a
feeling which in other circumstances would have had much of the effect of
joy, that as Isabel descended from the Paris Mail at Charing Cross she
stepped into the arms, as it were --or at any rate into the hands --of
Henrietta Stackpole. She had telegraphed to her friend from Turin, and
though she had not definitely said to herself that Henrietta would meet
her, she had felt her telegram would produce some helpful result. On her
long journey from Rome her mind had been given up to vagueness; she was
unable to question the future. She performed this journey with sightless
eyes and took little pleasure in the countries she traversed, decked out
though they were in the richest freshness of spring. Her thoughts followed
their course through other countries --strange-looking, dimly-lighted,
pathless lands, in which there was no change of seasons, but only, as it
seemed, a perpetual dreariness of winter. She had plenty to think about;
but it was neither reflexion nor conscious purpose that filled her mind.
Disconnected visions passed through it, and sudden gleams of memory, of
expectation. The past and the future came and went at their will, but she
saw them only in fitful images, which rose and fell by a logic of their
own. It was extraordinary the things she remembered. Now that she was in
the secret, now that she knew something that so much concerned her and the
eclipse of which had made life resemble an attempt to play whist with an
imperfect pack of cards, the truth of things, their mutual relations,
their meaning, and for the most part their horror, rose before her with a
kind of architectural vastness. She remembered a thousand trifles; they
started to life with the spontaneity of a shiver. She had thought them
trifles at the time; now she saw that they had been weighted with lead.
Yet even now they were trifles after all, for of what use was it to her to
understand them? Nothing seemed of use to her to-day. All purpose, all
intention, was suspended; all desire too save the single desire to reach
her much-embracing refuge. Gardencourt had been her starting-point, and to
those muffled chambers it was at least a temporary solution to return. She
had gone forth in her strength; she would come back in her weakness, and
if the place had been a rest to her before, it would be a sanctuary now.
She envied Ralph his dying, for if one were thinking of rest that was the
most perfect of all. To cease utterly, to give it all up and not know
anything more --this idea was as sweet as the vision of a cool bath in a
marble tank, in a darkened chamber, in a hot land.
|
No fue ciertamente una sorpresa, sino un sentimiento que en
otras circunstancias le hubiera producido verdadera alegría, lo que
experimentó Isabel al descender del tren correo de París en la estación
inglesa de Charing Cross y caer, si no en brazos, sí en manos de Henrietta
Stackpole. Había telegrafiado a su amiga desde la ciudad de Turín, y, aun
cuando no estaba totalmente convencida de que fuese a esperarla, pensaba
que su telegrama no podría por menos de producir alguna respuesta. En su
largo viaje desde Roma, su imaginación gozó de tiempo sobrado para vagar,
pero no podía barruntar su porvenir inmediato. Realizó la larga excursión
con ojos ciegos, sin disfrutar de los atractivos naturales de las comarcas
atravesadas, a pesar de que expandían sus mejores galas en el embriagador
marco de la primavera. Sus pensamientos parecían seguir su triste camino
por otros países de extraño aspecto, lóbregamente iluminados, de tierras
sin senderos y en los que no existía cambio alguno de estación, sino la
perpetua melancolía del invierno interminable. Tenía muchas cosas en que
pensar, mas lo que ocupaba por completo su pensamiento no era precisamente
ni un propósito deliberado ni la madura reflexión. En cambio, de él se
apoderaban ora visiones dispares e inconexas, ora repentinos y lóbregos
destellos del recuerdo, ora inquietudes de expectativa. Lo pasado y lo
futuro se juntaban en su espíritu a su antojo, pero ella los veía tan sólo
en falsas imágenes que aparecían y se esfumaban sin justificación, por la
lógica de su propia voluntad versátil. Era formidable la cantidad de cosas
que recordaba tan claramente. Ahora que estaba en el secreto de todo, que
sabía algo que le concernía tan directamente y cuyo eclipse había hecho
que la vida pareciese un conato de jugar a las cartas con baraja
incompleta, la verdad de todo lo acaecido, las relaciones recíprocas de
las cosas, su verdadero significado y, en gran parte, su espantoso horror,
se alzaban ante ella con grandiosidad arquitectónica. Recordaba multitud
de nimios detalles que cobraban vida con la espontaneidad de un
escalofrío. En otro tiempo llegó a considerarlos meras fruslerías, pero
ahora veía con toda claridad que pesaban como el plomo. Después de todo,
podía seguir teniéndolas por simples bagatelas, ya que de nada le servía
comprenderlas. Se diría que nada le era ya útil. Habían quedado en
suspenso en su espíritu los propósitos, las intenciones de toda índole,
incluso los deseos, con la única excepción del de llegar al refugio
acogedor que la esperaba. Gardencourt había sido su punto de partida, y la
solución, por lo menos temporal, de todos sus problemas era volver al
triste seno de aquellas estancias de muebles enfundados. De allí partiera
en la plenitud y el apogeo de sus energías, y allí volvería en la
decadencia de su debilidad, como si aquel lugar antes hubiese constituido
para ella un descanso y ahora fuese un santuario. Envidiaba a Ralph porque
iba a morir, pues, si una se daba a pensar en lo demás, se convencía de
que aquello era lo más perfecto de todo. Acabar por completo, abandonarlo
todo de una vez y no saber ya nada más se le antojaba tan grato como un
baño tibio en una bañera de pulido mármol, en la habitación en penumbra de
una tierra tórrida.
|
She had moments indeed in her journey
from Rome which were almost as good as being dead. She sat in her corner,
so motionless, so passive, simply with the sense of being carried, so
detached from hope and regret, that she recalled to herself one of those
Etruscan figures couched upon the receptacle of their ashes. There was
nothing to regret now --that was all over. Not only the time of her folly,
but the time of her repentance was far. The only thing to regret was that
Madame Merle had been so --well, so unimaginable. Just here her
intelligence dropped, from literal inability to say what it was that
Madame Merle had been. Whatever it was it was for Madame Merle herself to
regret it; and doubtless she would do so in America, where she had
announced she was going. It concerned Isabel no more; she only had an
impression that she should never again see Madame Merle. This impression
carried her into the future, of which from time to time she had a
mutilated glimpse. She saw herself, in the distant years, still in the
attitude of a woman who had her life to live, and these intimations
contradicted the spirit of the present hour. It might be desirable to get
quite away, really away, further away than little grey-green England, but
this privilege was evidently to be denied her. Deep in her soul --deeper
than any appetite for renunciation --was the sense that life would be her
business for a long time to come. And at moments there was something
inspiring, almost enlivening, in the conviction. It was a proof of
strength --it was a proof she should some day be happy again. It couldn′t
be she was to live only to suffer; she was still young, after all, and a
great many things might happen to her yet. To live only to suffer --only
to feel the injury of life repeated and enlarged --it seemed to her she
was too valuable, too capable, for that. Then she wondered if it were vain
and stupid to think so well of herself. When had it even [sic;
ever?}"> been a guarantee to be valuable? Wasn′t all history full
of the destruction of precious things? Wasn′t it much more probable that
if one were fine one would suffer? It involved then perhaps an admission
that one had a certain grossness; but Isabel recognised, as it passed
before her eyes, the quick vague shadow of a long future. She should never
escape; she should last to the end. Then the middle years wrapped her
about again and the grey curtain of her indifference closed her in.
|
En su viaje de Roma a Londres hubo momentos que le parecieron
tan deleitosos y exquisitos como la muerte misma. Sentada en su rincón del
vagón del tren, inmóvil e impasible, tenía la sensación de ser arrastrada,
completamente ajena a toda esperanza y a toda añoranza, y se comparaba a
aquellas grandes imágenes etruscas que yacen en el recipiente de sus
propios restos. No le quedaba nada que echar de menos..., todo había
terminado para ella; no sólo el tiempo de su locura sino incluso el de su
arrepentimiento se perdían en la lejanía. Lo único que se le ocurría
deplorar era que madame Merle hubiese sido tan.... ¿cómo decirlo?..., tan
inimaginable. Al llegar a este punto se consideraba falta de inteligencia,
literalmente incapaz de decir qué había sido en realidad madame Merle.
Fuera lo que fuese, la primera en deplorarlo habría de ser la misma
interesada, y no cabía duda de que eso le sucedería en América, adonde
había anunciado que estaba pronta a partir. Isabel ya estaba, pues, al
margen de ese asunto; únicamente tenía la impresión de que no volvería a
verla en su vida. Aquella idea la fue llevando como de la mano al tiempo
futuro, del que parecía haber recortado un trozo para examinarlo despacio.
Se veía al cabo de unos cuantos años en la situación de una mujer que
tiene la vida por delante, y tales intuiciones le conturbaban el espíritu
en aquel momento. Acaso fuera una buena cosa para ella irse lejos, mucho
más allá de la pequeña y perennemente verdeante Inglaterra, pero no le era
posible disfrutar de privilegio semejante. En su alma se arraigaba, más
hondamente que ninguna de sus ansias de renuncia, el convencimiento de que
la vida seguiría envolviéndola durante mucho tiempo en las fuertes mallas
de su tráfago. Lo cual constituía una prueba patente de su fuerza, de su
posibilidad de ser aún dichosa. No era posible que hubiese de vivir tan
sólo para penar; todavía era, joven y podían acontecerle muchas cosas. Le
parecía que era demasiado valiosa, demasiado capaz para sentir el inmenso
dolor de la vida aumentado y reiterado. Pero, de pronto, le asaltaba la
duda de si sería necio y vano pensar tan elogiosamente de sí misma. ¿Desde
cuándo era una garantía ser valioso? ¿Acaso no estaba la historia repleta
de ejemplos de destrucción de cosas preciosas? ¿No era por ventura
infinitamente más probable sufrir si se era refinado? Ello suponía admitir
que había en ella algo burdo. Porque Isabel reconocía, al verla pasar ante
sus ojos, la vaga y rápida imagen de un largo porvenir. Así pues, no
escaparía, duraría hasta el fin. Y, de nuevo, los años centrales de la
vida la envolvían y la cortina gris de su indiferencia se cerraba a su
alrededor.
|
Henrietta kissed her, as Henrietta
usually kissed, as if she were afraid she should be caught doing it; and
then Isabel stood there in the crowd, looking about her, looking for her
servant. She asked nothing; she wished to wait. She had a sudden
perception that she should be helped. She rejoiced Henrietta had come;
there was something terrible in an arrival in London. The dusky, smoky,
far-arching vault of the station, the strange, livid light, the dense,
dark, pushing crowd, filled her with a nervous fear and made her put her
arm into her friend′s. She remembered she had once liked these things;
they seemed part of a mighty spectacle in which there was something that
touched her. She remembered how she walked away from Euston, in the winter
dusk, in the crowded streets, five years before. She could not have done
that to-day, and the incident came before her as the deed of another
person.
|
Henrietta la besó como solía hacerlo, es decir, como con miedo
de que la sorprendiesen haciéndolo. Isabel se quedó un momento parada en
medio de la multitud, buscando con los ojos a su doncella. No preguntó
absolutamente nada; quería ante todo esperar. Tenía la sensación de que
iban a acudir en su auxilio. Y se alegró de que Henrietta hubiese estado
esperándola, porque era una cosa verdaderamente terrible llegar sola a
Londres. Aquella bóveda sombría, humeante y alta de la estación, aquella
luz extraña y lívida, aquella muchedumbre compacta, oscura y atosigante le
infundieron un temor nervioso y la impulsaron a asirse del brazo de su
amiga. Recordó que en otros tiempos todo esto la encantaba porque le
parecía parte de un formidable espectáculo en el que había algo que tenía
el poder de conmoverla. Recordó que, hacía cinco años, había ido a pie de
la estación de Euston al hotel envuelta en la densa oscuridad de un día
invernal, por las calles rebosantes de inmenso gentío. En este momento, no
se sentía capaz de hacer una cosa así, y aquel episodio le parecía llevado
a cabo por otra persona.
|
"It′s too beautiful that you should have
come," said Henrietta, looking at her as if she thought Isabel might be
prepared to challenge the proposition. "If you hadn′t --if you hadn′t;
well, I don′t know," remarked Miss Stackpole, hinting ominously at her
powers of disapproval.
|
-Es estupendo que hayas venido -dijo Henrietta mirando a
Isabel como si creyera que ésta se hallaba dispuesta a contradecirla-. Si
no hubieses venido..., si no hubieses venido, la verdad..., no sé...
-añadió la periodista como aludiendo a su gran poder de desaprobación.
|
Isabel looked about without seeing her
maid. Her eyes rested on another figure, however, which she felt she had
seen before; and in a moment she recognised the genial countenance of Mr.
Bantling. He stood a little apart, and it was not in the power of the
multitude that pressed about him to make him yield an inch of the ground
he had taken --that of abstracting himself discreetly while the two ladies
performed their embraces.
|
Isabel miraba a todas partes sin que sus ojos dieran con su
doncella. En cambio, tropezaron con otra figura que le parecía haber visto
antes y en la que en el acto reconoció la gallarda apostura del señor
Bantling. Se había quedado un poco apartado, y la densa muchedumbre, con
su impetuosa corriente, no tuvo fuerza bastante para moverle una sola
pulgada del lugar donde se había plantado y desde el que contemplaba la
escena del encuentro y los besos de las dos amigas.
|
"There′s Mr. Bantling," said Isabel,
gently, irrelevantly, scarcely caring much now whether she should find her
maid or not.
|
-Allí está el señor Bantling -dijo Isabel amablemente,
familiarmente, sin preocuparse ya de si encontraba o no a su doncella.
|
"Oh yes, he goes everywhere with me. Come
here, Mr. Bantling!" Henrietta exclaimed. Whereupon the gallant bachelor
advanced with a smile --a smile tempered, however, by the gravity of the
occasion. "Isn′t it lovely she has come?" Henrietta asked. "He knows all
about it," she added; "we had quite a discussion. He said you wouldn′t, I
said you would."
|
-Ah, sí. Va conmigo a todas partes. ¡Venga acá, señor
Bantling! -exclamó Henrietta. Oído lo cual, el simpático solterón avanzó
sonriendo..., con una sonrisa que atenuaba la gravedad de la situación-.
¿Verdad que es estupendo que haya venido? Él está al corriente de
todo-añadió a continuación-. Tuvimos casi una discusión porque él sostenía
que no vendrías y yo que sí.
|
"I thought you always agreed," Isabel
smiled in return. She felt she could smile now; she had seen in an
instant, in Mr. Bantling′s brave eyes, that he had good news for her. They
seemed to say he wished her to remember he was an old friend of her cousin
--that he understood, that it was all right. Isabel gave him her hand; she
thought of him, extravagantly, as a beautiful blameless knight.
|
-Creí que estaban siempre de acuerdo -dijo Isabel esbozando
una leve sonrisa. Tuvo la sensación de que podía sonreír, pues se le
antojó haber visto en la mirada del señor Bantling que tenía buenas
noticias para ella. Era como si sus ojos quisieran recordarle que era un
buen amigo de su primo..., que lo comprendía todo y que le parecía que
estaba muy bien. Isabel le tendió gentilmente la mano; lo veía como un
noble caballero sin miedo y sin tacha.
|
"Oh, I always agree," said Mr. Bantling.
"But she doesn′t, you know."
|
-¡Oh!, yo siempre estoy de acuerdo; pero ella no, ya la conoce
-contestó el señor Bantling.
|
"Didn′t I tell you that a maid was a
nuisance?" Henrietta enquired. "Your young lady has probably remained at
Calais."
|
-¿No te decía yo que una doncella es siempre un estorbo? A lo
mejor la tuya se ha quedado tranquilamente en Calais -comentó Henrietta.
|
"I don′t care," said Isabel, looking at
Mr. Bantling, whom she had never found so interesting.
|
-No me importa -dijo Isabel mirando al señor Bantling, a quien
encontró más interesante que nunca.
|
"Stay with her while I go and see,"
Henrietta commanded, leaving the two for a moment together.
|
-Quédese un instante con ella mientras yo voy a ver -dijo
Henrietta dejándoles solos un momento.
|
They stood there at first in silence, and
then Mr. Bantling asked Isabel how it had been on the Channel.
|
Permanecieron unos segundos callados, al cabo de los cuales el
señor Bantling preguntó a Isabel qué tal había ido la travesía del Canal.
|
"Very fine. No, I believe it was very
rough," she said, to her companion′s obvious surprise. After which she
added: "You′ve been to Gardencourt, I know."
|
-Perfectamente. No, creo que fue muy movida -respondió ella
con gran sorpresa de su compañero. Y añadió-: Usted ha estado en
Gardencourt, lo sé.
|
"Now how do you know that?" -¿Y cómo lo
sabe?
|
"I can′t tell you --except that you look
like a person who has been to Gardencourt."
|
-Bueno, en realidad lo único que sé es que tiene el aspecto de
alguien que ha estado en Gardencourt.
|
"Do you think I look awfully sad? It′s
awfully sad there, you know."
|
-¿Cree usted que tengo un aspecto tremendamente triste? Porque
debe saber que la situación allí no es nada alegre.
|
"I don′t believe you ever look awfully
sad. You look awfully kind," said Isabel with a breadth that cost her no
effort. It seemed to her she should never again feel a superficial
embarrassment.
|
-No creo que usted haya tenido jamás un aspecto tremendamente
triste. Tiene aspecto de ser extraordinariamente bueno -dijo Isabel en un
pronto que no le costó el menor esfuerzo. Y le pareció que en lo sucesivo
ya no experimentaría el menor azoramiento superficial.
|
Poor Mr. Bantling, however, was still in
this inferior stage. He blushed a good deal and laughed, he assured her
that he was often very blue, and that when he was blue he was awfully
fierce. "You can ask Miss Stackpole, you know. I was at Gardencourt two
days ago."
|
Sin embargo, el bueno del señor Bantling aún no había superado
esa etapa. Se sonrojó no poco, rió de buena gana, y dijo que a veces se
sentía muy alicaído, y que eso le hacía ponerse terriblemente agresivo.
-Si quiere convencerse, puede preguntárselo a la señorita Stackpole. En
cuanto a lo de Gardencourt, estuve allí hace dos días.
|
"Did you see my cousin?"
|
-¿Vio usted a mi primo?
|
"Only for a little. But he had been
seeing people; Warburton had been there the day before. Ralph was just the
same as usual, except that he was in bed and that he looks tremendously
ill and that he can′t speak," Mr. Bantling pursued. "He was awfully jolly
and funny all the same. He was just as clever as ever. It′s awfully
wretched."
|
-Sólo un momento. Pero había estado con otras personas.
Warburton le visitó el día anterior. Estaba como siempre, con la
diferencia de que no se levantaba de la cama, de que parecía
desesperadamente enfermo y de que no podía hablar. De todos modos, estaba
extraordinariamente alegre y divertido -prosiguió el señor Bantling-, y
tan ingenioso como de costumbre. El pobre está que da pena verle.
|
Even in the crowded, noisy station this
simple picture was vivid. "Was that late in the day?"
|
Aun en medio del estrépito de la ruidosa estación, la sencilla
descripción resultaba vívida y palpitante. -¿Fue a última hora del día?
-preguntó Isabel.
|
"Yes; I went on purpose. We thought you′d
like to know."
|
-Sí. Lo hice a propósito. Nos figuramos que le gustaría a
usted saber las últimas novedades.
|
"I′m greatly obliged to you. Can I go
down to-night?"
|
-Se lo agradezco con toda el alma. ¿Podría ir allí esta misma
noche?
|
"Ah, I don′t think SHE′LL let you go,"
said Mr. Bantling. "She wants you to stop with her. I made Touchett′s man
promise to telegraph me to-day, and I found the telegram an hour ago at my
club. ′Quiet and easy,′ that′s what it says, and it′s dated two o′clock.
So you see you can wait till to-morrow. You must be awfully tired."
|
-Ah, no creo que Henrietta la deje -contestó el señor
Bantling-. Quiere que usted se quede con ella esta noche. Por mi parte, yo
le hice prometer al mayordomo de Tonchett que me telegrafiaría hoy; hace
una hora encontré un telegrama en mi club en el que dice que el enfermo
sigue «tranquilo y callado», y el telegrama ha sido puesto a las dos de la
tarde. De manera que podrá esperar perfectamente hasta mañana. Además,
debe de estar usted terriblemente cansada.
|
"Yes, I′m awfully tired. And I thank you
again."
|
-Ah, sí, estoy cansadísima. Mil gracias de nuevo.
|
"Oh," said Mr. Bantling, "we were certain
you would like the last news." On which Isabel vaguely noted that he and
Henrietta seemed after all to agree. Miss Stackpole came back with
Isabel′s maid, whom she had caught in the act of proving her utility. This
excellent person, instead of losing herself in the crowd, had simply
attended to her mistress′s luggage, so that the latter was now at liberty
to leave the station. "You know you′re not to think of going to the
country to-night," Henrietta remarked to her. "It doesn′t matter whether
there′s a train or not. You′re to come straight to me in Wimpole Street.
There isn′t a corner to be had in London, but I′ve got you one all the
same. It isn′t a Roman palace, but it will do for a night."
|
-Desde luego, queda descartado ir esta noche al. campo. Lo
mismo da que haya tren o no lo haya. Ahora vendrás conmigo a mi
alojamiento de la calle Wimpole. No es el sitio más apropiado para ti,
pero, de todas maneras, te he reservado una habitación. No es un palacio
romano, que digamos, pero para pasar una noche cualquier cosa es buena.
|
"I′ll do whatever you wish," Isabel said.
|
-Haré lo que tú quieras -contestó Isabel.
|
"You′ll come and answer a few questions;
that′s what I wish."
|
-Todo lo que quiero es que vayamos allá y me contestes a unas
cuantas preguntas.
|
"She doesn′t say anything about dinner,
does she, Mrs. Osmond?" Mr. Bantling enquired jocosely.
|
El señor Bantling interrumpió bromeando: -¿Ha dicho algo
acerca de la cena? Parece que no, ¿verdad, señora Osmond?
|
Henrietta fixed him a moment with her
speculative gaze. "I see you′re in a great hurry to get your own. You′ll
be at the Paddington Station to-morrow morning at ten."
|
Henrietta le echó una mirada fulminante y dijo:-Se nota que
tiene prisa por la suya. Mañana, a las diez de la mañana, no deje de estar
en la estación de Paddington.
|
"Don′t come for my sake, Mr. Bantling,"
said Isabel.
|
-Si es por mí, no venga, señor Bantling -dijo Isabel.
|
"He′ll come for mine," Henrietta declared
as she ushered her friend into a cab. And later, in a large dusky parlour
in Wimpole Street --to do her justice there had been dinner enough --she
asked those questions to which she had alluded at the station. "Did your
husband make you a scene about your coming?" That was Miss Stackpole′s
first enquiry.
|
-Si no viene por ti, vendrá por mí -dijo Henrietta mientras
ayudaba a su amiga a subir a una berlina. Poco después, en una amplia y
sombría sala de la calle Wimpole -donde, seamos justos, hubo cena
sobrada-, empezó a hacer las preguntas a que había aludido en la estación.
-¿Te montó tu marido alguna escena con motivo de este viaje?
|
"No; I can′t say he made a scene."
|
-No. En realidad, no se puede decir que me montara una escena.
|
"He didn′t object then?"
|
-Entonces, ¿no puso reparos?
|
"Yes, he objected very much. But it was
not what you′d call a scene."
|
-Bastantes. Pero no fue, en resumen, lo que tú llamas una
escena.
|
"What was it then?"
|
-¿Qué fue entonces?
|
"It was a very quiet conversation."
|
-Una conversación muy tranquila.
|
Henrietta for a moment regarded her
guest. "It must have been hellish," she then remarked. And Isabel didn′t
deny that it had been hellish. But she confined herself to answering
Henrietta′s questions, which was easy, as they were tolerably definite.
For the present she offered her no new information. "Well," said Miss
Stackpole at last, "I′ve only one criticism to make. I don′t see why you
promised little Miss Osmond to go back."
|
Henrietta observó un momento a su amiga. -Debió de ser un
infierno -declaró, cosa que Isabel no negó en absoluto, limitándose a
contestar a las preguntas concretas que le hacía Henrietta. Así pues, de
momento no le proporcionó una información demasiado abundante. Por último,
la señorita Stackpole dijo: -No tengo más que una cosa que criticar. La
verdad, no acierto a comprender por qué prometiste a la señorita Osmond
que volverías.
|
"I′m not sure I myself see now," Isabel
replied. "But I did then."
|
-Ni yo misma lo sé ahora. Pero entonces lo prometí.
|
"If you′ve forgotten your reason perhaps
you won′t return."
|
-Pues si has olvidado ya la razón, es posible que no vuelvas.
|
Isabel waited a moment. "Perhaps I shall
find another."
|
-También es posible que encuentre otra -contestó Isabel tras
un momento.
|
"You′ll certainly never find a good one."
|
-Pero seguro que no será una legítima.
|
"In default of a better my having
promised will do," Isabel suggested.
|
-Sin embargo, a falta de una legítima, podría hacer sus veces
el haber hecho una promesa-sugirió Isabel.
|
"Yes; that′s why I hate it."
|
-Sí; por eso me parece odiosa.
|
"Don′t speak of it now. I′ve a little
time. Coming away was a complication, but what will going back be?"
|
-Bueno, no hablemos de eso ahora; no disponemos de mucho
tiempo para ello. Si partir ha resultado una complicación tan grande,
figúrate lo que será volver.
|
"You must remember, after all, that he
won′t make you a scene!" said Henrietta with much intention.
|
-Después de todo, debes recordar que él no te hará una escena
-dijo Henrietta con aviesa intención.
|
"He will, though," Isabel answered
gravely. "It won′t be the scene of a moment; it will be a scene of the
rest of my life."
|
-Sí, la hará -contestó Isabel gravemente; y añadió-: Aunque no
será una escena del momento, sino la del resto de mi vida.
|
For some minutes the two women sat and
considered this remainder, and then Miss Stackpole, to change the subject,
as Isabel had requested, announced abruptly: "I′ve been to stay with Lady
Pensil!"
|
Las dos mujeres se quedaron silenciosas un breve rato pensando
en tan desagradable perspectiva, y la señorita Stackpole, cambiando de
conversación, como la otra le había pedido, anunció de pronto: -Me
complazco en decirte que he estado unos días en casa de lady Pensil.
|
"Ah, the invitation came at last!"
|
-Vamos, por fin llegó la invitación. -Vamos, por fin llegó la
invitación.
|
"Yes; it took five years. But this time
she wanted to see me."
|
-Sí, al cabo de cinco años. Pero en esta ocasión ella
necesitaba verme.
|
"Naturally enough."
|
-Era bien natural.
|
"It was more natural than I think you
know," said Henrietta, who fixed her eyes on a distant point. And then she
added, turning suddenly: "Isabel Archer, I beg your pardon. You don′t know
why? Because I criticised you, and yet I′ve gone further than you. Mr.
Osmond, at least, was born on the other side!"
|
-Mucho más natural de lo que me parece que te figuras -dijo
Henrietta, con la mirada perdida en el vacío. Y, volviéndose súbitamente,
añadió-: Isabel Archer, tienes que perdonarme. ¿No sabes por qué? Pues
porque te critiqué y, a pesar de ello, he ido todavía más lejos que tú.
Por lo menos el señor Osmond nació al otro lado del Atlántico.
|
It was a moment before Isabel grasped her
meaning; this sense was so modestly, or at least so ingeniously, veiled.
Isabel′s mind was not possessed at present with the comicality of things;
but she greeted with a quick laugh the image that her companion had
raised. She immediately recovered herself, however, and with the right
excess of intensity, "Henrietta Stackpole," she asked, "are you going to
give up your country?"
|
Transcurrió un momento antes de que Isabel cayese en la cuenta
de lo que quería decir, pues el sentido de ello estaba velado con suma
modestia, con suma ingenuidad cuando menos. Isabel no se hallaba en
condiciones de ver el lado cómico de las cosas, pero acogió con una franca
risa la imagen de lo que su compañera había sugerido. No obstante, se
rehizo y, fingiendo gran intensidad en el reproche, preguntó:
|
"Yes, my poor Isabel, I am. I won′t
pretend to deny it; I look the fact in the face. I′m going to marry Mr.
Bantling and locate right here in London."
|
-¿Es posible? Henrietta Stackpole, ¿vas a desertar de tu país?
-Así parece, mi pobre Isabel. No puedo negarlo y no me queda mas remedio
que mirar las cosas cara a cara. Voy a casarme con el señor Bantling y a
establecerme definitivamente en Inglaterra.
|
"It seems very strange," said Isabel,
smiling now.
|
Isabel sonrió amablemente y dijo: -Parece verdaderamente
extraño.
|
"Well yes, I suppose it does. I′ve come
to it little by little. I think I know what I′m doing; but I don′t know as
I can explain."
|
-Sí, ya me lo figuro. La cosa se ha ido produciendo poco a
poco. Me parece que sé perfectamente lo que voy a hacer; lo que no sé es
cómo explicarlo.
|
"One can′t explain one′s marriage,"
Isabel answered. "And yours doesn′t need to be explained. Mr. Bantling
isn′t a riddle."
|
-Nadie puede explicar las razones por las que se casa. Y las
tuyas no requieren explicación. El señor Bantling no es ninguna
adivinanza.
|
"No, he isn′t a bad pun --or even a high
flight of American humour. He has a beautiful nature," Henrietta went on.
"I′ve studied him for many years and I see right through him. He′s as
clear as the style of a good prospectus. He′s not intellectual, but he
appreciates intellect. On the other hand he doesn′t exaggerate its claims.
I sometimes think we do in the United States."
|
-No, no es un chiste malo..., ni siquiera una insigne
manifestación del humor americano. Tiene un agradable carácter. Yo lo he
estudiado a conciencia durante años y veo perfectamente lo que ocurre en
su interior. Es tan diáfano como el estilo de un buen prospecto. No es
intelectual, pero aprecia grandemente el intelecto. Por lo demás, no
exagera su importancia. Creo que nosotros solemos hacerlo en Estados
Unidos.
|
"Ah," said Isabel, "you′re changed
indeed! It′s the first time I′ve ever heard you say anything against your
native land."
|
-Ya veo que estás muy cambiada-dijo Isabel-. Es la primera vez
que te oigo decir algo en contra de tu país natal.
|
"I only say that we′re too infatuated
with mere brain-power; that, after all, isn′t a vulgar fault. But I AM
changed; a woman has to change a good deal to marry."
|
-Lo único que digo es que estamos demasiado engreídos con
nuestra fuerza intelectual; lo cual, después de todo, no es un defecto
vulgar. Pero es verdad que he cambiado. Una mujer no puede por menos de
cambiar para casarse.
|
"I hope you′ll be very happy. You will at
last --over here --see something of the inner life."
|
-Deseo de todo corazón que seas muy feliz. Ahora podrás
observar al fin la vida íntima del país desde dentro.
|
Henrietta gave a little significant sigh.
"That′s the key to the mystery, I believe. I couldn′t endure to be kept
off. Now I′ve as good a right as any one!" she added with artless elation.
|
Henrietta exhaló un suspiro significativo y dijo: -Ahí está la
clave del misterio, me parece. Ya no podía resistir estar fuera. ¡Ahora
tengo tanto derecho como el que más!-añadió con mal disimulado júbilo.
|
Isabel was duly diverted, but there was a
certain melancholy in her view. Henrietta, after all, had confessed
herself human and feminine, Henrietta whom she had hitherto regarded as a
light keen flame, a disembodied voice. It was a disappointment to find she
had personal susceptibilities, that she was subject to common passions,
and that her intimacy with Mr. Bantling had not been completely original.
There was a want of originality in her marrying him --there was even a
kind of stupidity; and for a moment, to Isabel′s sense, the dreariness of
the world took on a deeper tinge. A little later indeed she reflected that
Mr. Bantling himself at least was original. But she didn′t see how
Henrietta could give up her country. She herself had relaxed her hold of
it, but it had never been her country as it had been Henrietta′s. She
presently asked her if she had enjoyed her visit to Lady Pensil.
|
Isabel estaba todo lo contenta que cabía esperar, pero en su
manera de ver las cosas había una intensa melancolía. Después de todo,
Henrietta se había revelado femenina y hondamente humana; precisamente
Henrietta, a la que en otros tiempos ella había considerado una llama
perennemente encendida, una voz incorpórea y desmaterializada. Para ella
resultaba una verdadera decepción descubrir que tenía susceptibilidades
personales como los demás, que estaba sujeta a las pasiones comunes y que
su intimidad con el señor Bantling carecía completamente de originalidad.
Pero lo que no comprendía es cómo podía Henrietta abandonar a su país. Si
bien era cierto que ella había hecho otro tanto, podía decirse que su país
no significaba para ella lo mismo que para su amiga. Isabel le preguntó si
lo había pasado bien en casa de lady Pensil.
|
"Oh yes," said Henrietta, "she didn′t
know what to make of me."
|
-Oh, sí-contestó Henrietta-. No sabía qué hacer conmigo.
|
"And was that very enjoyable?"
|
-Y eso te resultaba muy agradable.
|
"Very much so, because she′s supposed to
be a master mind. She thinks she knows everything; but she doesn′t
understand a woman of my modern type. It would be so much easier for her
if I were only a little better or a little worse. She′s so puzzled; I
believe she thinks it′s my duty to go and do something immoral. She thinks
it′s immoral that I should marry her brother; but, after all, that isn′t
immoral enough. And she′ll never understand my mixture --never!"
|
-Muchísimo, porque se le atribuye una gran capacidad
intelectual. Cree que lo sabe todo, pero no comprende en absoluto a la
mujer moderna. Para ella sería mucho más fácil que yo fuera un poco peor o
un poco mejor. Parece tan desconcertada que se me antoja que cree que
tengo el deber de hacer algo inmoral. Se imagina que es una inmoralidad
que yo me case con su hermano, pero, después de todo, no es tan inmoral
como todo eso. Por lo demás, nunca llegará a comprender mi
idiosincrasia..., nunca.
|
"She′s not so intelligent as her brother
then," said Isabel. "He appears to have understood."
|
-Por lo visto no es tan inteligente como su hermano-dijo
Isabel-. Por lo menos, él parece haberte comprendido.
|
"Oh no, he hasn′t!" cried Miss Stackpole
with decision. "I really believe that′s what he wants to marry me for
--just to find out the mystery and the proportions of it. That′s a fixed
idea --a kind of fascination."
|
La señorita Stackpole exclamó con firmeza: -No, él tampoco. En
realidad me figuro que es por eso por lo que quiere casarse conmigo...,
para tratar de descifrar el misterio y conocer sus proporciones. Es una
idea fija en él, una especie de fascinación que le domina.
|
"It′s very good in you to humour it."
|
-Pues es todo un detalle por tu parte seguirle el juego.
|
"Oh well," said Henrietta, "I′ve
something to find out too!" And Isabel saw that she had not renounced an
allegiance, but planned an attack. She was at last about to grapple in
earnest with England.
|
-Bueno-contestó Henrietta-, indudablemente yo también tengo
cosas que averiguar. E Isabel se percató de que su caso no era el de quien
renuncia a una fidelidad, sino el de quien prepara un ataque. Al fin iba a
entendérselas con la verdadera Inglaterra.
|
Isabel also perceived, however, on the
morrow, at the Paddington Station, where she found herself, at ten
o′clock, in the company both of Miss Stackpole and Mr. Bantling, that the
gentleman bore his perplexities lightly. If he had not found out
everything he had found out at least the great point --that Miss Stackpole
would not be wanting in initiative. It was evident that in the selection
of a wife he had been on his guard against this deficiency.
|
Isabel pudo asimismo darse cuenta al día siguiente en la
estación de Paddington, donde se encontraba a las diez en punto en
compañía de Henrietta y del señor Bantling, de que a éste no parecían
preocuparle gran cosa las perplejidades mencionadas por la otra. Si él no
lo había descubierto ya todo, por lo menos sí lo más interesante, a saber:
que no carecía de iniciativa. Era a todas luces evidente que, por lo que a
la elección de esposa respecta, había sabido estar siempre en guardia
contra semejante deficiencia.
|
"Henrietta has told me, and I′m very
glad," Isabel said as she gave him her hand.
|
Al darle la mano, Isabel le manifestó: -Henrietta me ha puesto
al corriente, y lo celebro de veras.
|
"I dare say you think it awfully odd,"
Mr. Bantling replied, resting on his neat umbrella.
|
El señor Bantling, apoyándose un poco en su fino paraguas,
replicó: -Estoy por decir que debe de parecerle muy extraño.
|
"Yes, I think it awfully odd."
|
-Cierto, me parece enormemente extraño.
|
"You can′t think it so awfully odd as I
do. But I′ve always rather liked striking out a line," said Mr. Bantling
serenely.
|
-No puede parecérselo tanto como a mí. Pero es que a mí
siempre me ha gustado actuar en esa línea -respondió tranquilamente el
señor Bantling.
|
CHAPTER 54 |
54
Isabel′s arrival at Gardencourt on this
second occasion was even quieter than it had been on the first. Ralph
Touchett kept but a small household, and to the new servants Mrs. Osmond
was a stranger; so that instead of being conducted to her own apartment
she was coldly shown into the drawing-room and left to wait while her name
was carried up to her aunt. She waited a long time; Mrs. Touchett appeared
in no hurry to come to her. She grew impatient at last; she grew nervous
and scared --as scared as if the objects about her had begun to show for
conscious things, watching her trouble with grotesque grimaces. The day
was dark and cold; the dusk was thick in the corners of the wide brown
rooms. The house was perfectly still --with a stillness that Isabel
remembered; it had filled all the place for days before the death of her
uncle. She left the drawing-room and wandered about --strolled into the
library and along the gallery of pictures, where, in the deep silence, her
footstep made an echo. Nothing was changed; she recognised everything she
had seen years before; it might have been only yesterday she had stood
there. She envied the security of valuable "pieces" which change by no
hair′s breadth, only grow in value, while their owners lose inch by inch
youth, happiness, beauty; and she became aware that she was walking about
as her aunt had done on the day she had come to see her in Albany. She was
changed enough since then --that had been the beginning. It suddenly
struck her that if her Aunt Lydia had not come that day in just that way
and found her alone, everything might have been different. She might have
had another life and she might have been a woman more blest. She stopped
in the gallery in front of a small picture --a charming and precious
Bonington --upon which her eyes rested a long time. But she was not
looking at the picture; she was wondering whether if her aunt had not come
that day in Albany she would have married Caspar Goodwood.
|
La llegada de Isabel en esta segunda ocasión fue más tranquila
todavía que en la primera. Ralph Touchett tenía un servicio más reducido y
la señora Osmond resultaba para los nuevos criados totalmente desconocida;
de suerte que, en vez de conducirla directamente a su habitación, la
hicieron pasar fría y ceremoniosamente al salón y esperar allí mientras
anunciaban su presencia a su tía. Y tuvo que esperar largo rato, porque la
señora Touchett no se dio prisa alguna en salir a recibirla. De manera que
no pudo por menos de impacientarse; se puso nerviosa y se asustó, como si
los objetos que la rodeaban hubieran comenzado a dar pruebas de ser cosas
conscientes que contemplasen con ridículas muecas su gran turbación. Era
un día oscuro y frío; la oscuridad se adensaba en los rincones de aquellos
inmensos aposentos sombríos. La casa estaba en la más completa calma, la
misma calma que Isabel recordaba y que la llenaba por completo en los días
inmediatamente anteriores a la muerte de su tío. Salió del salón y vagó un
poco por la casa; entró en la biblioteca y recorrió la galería de cuadros,
donde sus pasos resonaban, produciendo un eco que interrumpía el profundo
silencio de tal sitio. Todo estaba exactamente igual que la otra vez, y
reconoció, una por una, todas las cosas que había visto hacía unos años;
le parecía haber estado allí ayer mismo. Y envidió la seguridad de los
objetos valiosos, que no se alteran en absoluto sino que aumentan de valor
con el tiempo, mientras que sus dueños van poco a poco perdiendo dicha,
juventud, belleza. Se dio cuenta de que en aquel momento estaba merodeando
por allí igual que lo hiciera su tía el día en que fue a verla a Albany.
Desde aquella fecha había cambiado no poco..., aquello constituyó el
comienzo de todo lo demás. Y se le ocurrió que, si su tía Lydia no hubiese
llegado aquel día tal como llegó y no la hubiese encontrado sola, toda su
vida habría sido distinta. Podría haber seguido otra dirección, y ella
sería tal vez más feliz. Se detuvo en la galería enfrente de un pequeño
cuadro, un precioso y lindo Bonington que estuvo contemplando largo rato.
Pero, en realidad, no puede decirse que estuviese mirando la pintura;
estaba pensando en que, si su tía no hubiese ido aquel día a Albany, tal
vez se habría casado con Caspar Goodwood.
|
Mrs. Touchett appeared at last, just
after Isabel had returned to the big uninhabited drawing-room. She looked
a good deal older, but her eye was as bright as ever and her head as
erect; her thin lips seemed a repository of latent meanings. She wore a
little grey dress of the most undecorated fashion, and Isabel wondered, as
she had wondered the first time, if her remarkable kinswoman resembled
more a queen-regent or the matron of a gaol. Her lips felt very thin
indeed on Isabel′s hot cheek.
|
La señora Touchett apareció, por fin, en el momento en que
Isabel se hallaba otra vez de vuelta en el salón. Parecía muy avejentada,
pero sus ojos tenían el mismo brillo de siempre y su cabeza estaba tan
erguida como antaño, mientras que sus delgados labios eran como el
depósito de sus pensamientos latentes. Llevaba un sencillo traje gris sin
adornos de ninguna clase, e Isabel se preguntó, como hiciera la primera
vez, si aquella mujer tenía más el aspecto de una reina regente o el de la
gobernanta de una cárcel. Sus labios apenas rozaron la encendida mejilla
de Isabel.
|
"I′ve kept you waiting because I′ve been
sitting with Ralph," Mrs. Touchett said. "The nurse had gone to luncheon
and I had taken her place. He has a man who′s supposed to look after him,
but the man′s good for nothing; he′s always looking out of the window --as
if there were anything to see! I didn′t wish to move, because Ralph seemed
to be sleeping and I was afraid the sound would disturb him. I waited till
the nurse came back; I remembered you knew the house."
|
-Te he hecho esperar tanto rato porque estaba acompañando a
Ralph-dijo la señora Touchett-. La enfermera había ido a almorzar y yo
ocupé su puesto. Ralph tiene un mayordomo que se supone que también debe
atenderle, pero que no sirve para maldita la cosa porque se pasa el día
mirando por la ventana..., ¡como si hubiera algo que ver! No quise moverme
porque parecía que estaba durmiendo y temía que el ruido lo molestase. Así
que esperé hasta que volvió la enfermera. Además, me acordé de que
conocías perfectamente la casa y te hallarías en ella a tus anchas.
|
"I find I know it better even than I
thought; I′ve been walking everywhere," Isabel answered. And then she
asked if Ralph slept much.
|
-He podido convencerme en este rato de que la conozco mucho
mejor de lo que creía. Ya he dado una vuelta por ella -dijo Isabel, tras
lo cual preguntó si Ralph dormía mucho.
|
"He lies with his eyes closed; he doesn′t
move. But I′m not sure that it′s always sleep."
|
-Permanece acostado con los ojos cerrados y sin moverse en
absoluto, pero eso no quiere decir, a mi juicio, que esté siempre dormido.
|
"Will he see me? Can he speak to me?"
|
-¿Quiere verme? ¿Me podrá hablar?
|
Mrs. Touchett declined the office of
saying. "You can try him," was the limit of her extravagance. And then she
offered to conduct Isabel to her room. "I thought they had taken you
there; but it′s not my house, it′s Ralph′s; and I don′t know what they do.
They must at least have taken your luggage; I don′t suppose you′ve brought
much. Not that I care, however. I believe they′ve given you the same room
you had before; when Ralph heard you were coming he said you must have
that one."
|
La señora Touchett no creyó oportuno contestar directamente.
-Puedes intentarlo -fue todo lo que se dignó decir. A continuación se
ofreció a acompañar a Isabel a su aposento-. Creí que te habrían llevado
ya a tu habitación, pero ésta no es ya mi casa sino la de Ralph, y yo no
sé lo que hace aquí la gente. Me imagino que, por lo menos, habrán llevado
allí tu equipaje. No creo que hayas traído mucho, aunque no es que eso me
moleste, desde luego. Me parece que te han asignado el mismo cuarto que
ocupaste la otra vez. Cuando Ralph se enteró de que ibas a venir, dijo que
te lo preparasen.
|
"Did he say anything else?"
|
-¿Dijo algo más?
|
"Ah, my dear, he doesn′t chatter as he
used!" cried Mrs. Touchett as she preceded her niece up the staircase.
|
-¡Ay, hija mía! Ya no charla por los codos como solía
hacer-exclamó la señora Touchott mientras subía la escalera precediendo a
su sobrina.
|
It was the same room, and something told
Isabel it had not been slept in since she occupied it. Her luggage was
there and was not voluminous; Mrs. Touchett sat down a moment with her
eyes upon it. "Is there really no hope?" our young woman asked as she
stood before her.
|
Era la misma habitación, en efecto, y algo le decía a Isabel
que no la había ocupado nadie desde que ella la abandonó. Su equipaje, que
no tenía nada de voluminoso, estaba allí. La señora Touchett se sentó un
momento contemplándolo. Nuestra heroína, que estaba de pie delante de
ella, preguntó:
|
"None whatever. There never has been. It
has not been a successful life."
|
-¿No hay ninguna esperanza para Ralph? -Absolutamente ninguna.
Nunca la hubo. La suya ha sido una vida bien triste.
|
"No --it has only been a beautiful one."
Isabel found herself already contradicting her aunt; she was irritated by
her dryness.
|
-No..., ha sido muy hermosa. Isabel cayó en la cuenta de que
estaba contradiciendo a su tía, y era que tanta sequedad la sacaba de
quicio.
|
"I don′t know what you mean by that;
there′s no beauty without health. That is a very odd dress to travel in."
|
-No sé qué quieres decir con eso. Sin salud no hay hermosura
ninguna. Llevas un traje verdaderamente raro para viajar.
|
Isabel glanced at her garment. "I left
Rome at an hour′s notice; I took the first that came."
|
Isabel contempló su vestido y contestó:
|
"Your sisters, in America, wished to know
how you dress. That seemed to be their principal interest. I wasn′t able
to tell them --but they seemed to have the right idea: that you never wear
anything less than black brocade."
|
-Partí de Roma a toda prisa y me puse lo primero que encontré.
-Tus hermanas, en América, deseaban saber cómo te vistes. Parecía que eso
era lo que más les interesaba. No me fue posible decírselo, pero parece
que están en lo cierto..., que no llevas más que trajes de brocado negro.
|
"They think I′m more brilliant than I am;
I′m afraid to tell them the truth," said Isabel. "Lily wrote me you had
dined with her."
|
-Deben de figurarse que soy más brillante de lo que en
realidad soy. Y tengo miedo de decirles la verdad. Lily me escribió
diciéndome que usted había cenado con ella.
|
"She invited me four times, and I went
once. After the second time she should have let me alone. The dinner was
very good; it must have been expensive. Her husband has a very bad manner.
Did I enjoy my visit to America? Why should I have enjoyed it? I didn′t go
for my pleasure."
|
-En efecto, me invitó cuatro veces, pero sólo fui una. A
partir de la segunda seguro que no me habría hecho caso. La cena fue
verdaderamente buena; debieron de echar la casa por la ventana. Su marido
tiene muy malos modales. ¿Que si estaba disfrutando de mi viaje a América?
Y por qué razón habría de disfrutar? No había ido por placer.
|
These were interesting items, but Mrs.
Touchett soon left her niece, whom she was to meet in half an hour at the
midday meal. For this repast the two ladies faced each other at an
abbreviated table in the melancholy dining-room. Here, after a little,
Isabel saw her aunt not to be so dry as she appeared, and her old pity for
the poor woman′s inexpressiveness, her want of regret, of disappointment,
came back to her. Unmistakeably she would have found it a blessing to-day
to be able to feel a defeat, a mistake, even a shame or two. She wondered
if she were not even missing those enrichments of consciousness and
privately trying --reaching out for some aftertaste of life, dregs of the
banquet; the testimony of pain or the cold recreation of remorse. On the
other hand perhaps she was afraid; if she should begin to know remorse at
all it might take her too far. Isabel could perceive, however, how it had
come over her dimly that she had failed of something, that she saw herself
in the future as an old woman without memories. Her little sharp face
looked tragical. She told her niece that Ralph had as yet not moved, but
that he probably would be able to see her before dinner. And then in a
moment she added that he had seen Lord Warburton the day before; an
announcement which startled Isabel a little, as it seemed an intimation
that this personage was in the neighbourhood and that an accident might
bring them together. Such an accident would not be happy; she had not come
to England to struggle again with Lord Warburton. She none the less
presently said to her aunt that he had been very kind to Ralph; she had
seen something of that in Rome.
|
Aquellos temas de conversación eran bastante interesantes,
pero la señora Touchett no tardó en abandonar a su sobrina, a la que
volvería a ver media hora después, en el almuerzo. Hicieron las dos damas
aquella comida en una mesa acortada, en el melancólico y sombrío comedor.
Allí, al poco rato, Isabel vio que su tía estaba menos seca de lo que
aparentaba, y de nuevo experimentó su antigua compasión por la
inexpresividad de aquella pobre mujer, por su falta de añoranzas, su
carencia de decepciones. No cabía duda de que ahora consideraría una
bendición sentir una derrota cualquiera, un engaño, incluso uno o varios
motivos de vergüenza. Isabel se preguntó si no echaría de menos incluso
esos enriquecimientos del espíritu y estaría intentando en secreto...,
buscando como un regusto de la vida, como las migajas del banquete: el
testimonio del dolor o el frío solaz del remordimiento. Por otra parte,
era muy posible que tuviera miedo, y, si se entregaba al remordimiento,
Dios sabe hasta dónde podría llegar. Isabel se daba cuenta de hasta qué
punto, mirándose en aquel espejo, percibía oscuramente que había fracasado
en algo de suma importancia, y se veía en los días por venir como una
especie de mujer sin recuerdos. El pequeño y agudo rostro de su tía le
pareció verdaderamente trágico. Le dijo ésta que Ralph no se había movido
aún, pero que probablemente podría recibirla antes de la hora de la cena.
Luego declaró que el día antes había recibido a lord Warburton; referencia
que no pudo por menos de conmoverla un poco, por parecer una indicación de
que el mencionado personaje no se hallaba tan distante y de que una
casualidad cualquiera podría hacer que se encontraran de nuevo. Tal
casualidad no sería seguramente grata para ella, toda vez que no había ido
a Inglaterra para vérselas con lord Warburton. No obstante, no quiso
ocultarle a su tía que había sido muy bueno con Ralph en Roma, como ella
tuvo oportunidad de comprobar por sí misma.
|
"He has something else to think of now,"
Mrs. Touchett returned. And she paused with a gaze like a gimlet.
|
-¡Ahora tiene otras cosas importantes de que preocuparse!
-exclamó la señora Touchett. Y se quedó en silencio, dirigiéndole una
mirada penetrante como una barrena.
|
Isabel saw she meant something, and
instantly guessed what she meant. But her reply concealed her guess; her
heart beat faster and she wished to gain a moment. "Ah yes --the House of
Lords and all that."
|
Isabel intuyó que aquellas palabras significaban algo y en el
acto adivinó, además, de qué se trataba. Pero ocultó su pensamiento tras
su respuesta; el corazón le latía con fuerza y quería ganar tiempo.
|
"He′s not thinking of the Lords; he′s
thinking of the ladies. At least he′s thinking of one of them; he told
Ralph he′s engaged to be married."
|
-Sí, ya me figuro: la cámara de los lores... y todo lo demás.
[-Nada de cámara de lores ni cosas por el estilo; no piensa en nada de
eso. En lo que está pensando es en las damas..., por lo menos, en una
dama; le ha dicho a Ralph que está ya comprometido para casarse.
|
"Ah, to be married!" Isabel mildly
exclaimed.
|
-¡Ah, para casarse!-exclamó suavemente Isabel.
|
"Unless he breaks it off. He seemed to
think Ralph would like to know. Poor Ralph can′t go to the wedding, though
I believe it′s to take place very soon."
|
-A menos que rompa el compromiso. Debió de parecerle que a
Ralph le gustaría saberlo. Pero el pobre Ralph no podrá asistir a la boda,
que creo que se celebrará muy pronto.
|
"And who′s the young lady?"
|
-¿Y quién es la dama?
|
"A member of the aristocracy; Lady Flora,
Lady Felicia --something of that sort."
|
-Una de la nobleza. Lady Flora, lady Felicia... o algo así.
|
"I′m very glad," Isabel said. "It must be
a sudden decision."
|
-Lo celebro infinito-dijo Isabel-. Debe de haber sido una
decisión bien rápida.
|
"Sudden enough, I believe; a courtship of
three weeks. It has only just been made public."
|
-Bastante, según he oído decir: un noviazgo de unas tres
semanas. Hace muy poco que la cosa se ha hecho pública.
|
"I′m very glad," Isabel repeated with a
larger emphasis. She knew her aunt was watching her --looking for the
signs of some imputed soreness, and the desire to prevent her companion
from seeing anything of this kind enabled her to speak in the tone of
quick satisfaction, the tone almost of relief. Mrs. Touchett of course
followed the tradition that ladies, even married ones, regard the marriage
of their old lovers as an offence to themselves. Isabel′s first care
therefore was to show that however that might be in general she was not
offended now. But meanwhile, as I say, her heart beat faster; and if she
sat for some moments thoughtful --she presently forgot Mrs. Touchett′s
observation --it was not because she had lost an admirer. Her imagination
had traversed half Europe; it halted, panting, and even trembling a
little, in the city of Rome. She figured herself announcing to her husband
that Lord Warburton was to lead a bride to the altar, and she was of
course not aware how extremely wan she must have looked while she made
this intellectual effort. But at last she collected herself and said to
her aunt: "He was sure to do it some time or other."
|
-Pues lo celebro infinito -repitió Isabel con más énfasis que
la vez anterior. Sabía perfectamente que su tía la observaba tratando de
sorprender en ella cualquiera señal de tristeza, pero su deseo de no
mostrar nada que diera pábulo a algo por el estilo le permitió expresarse
en el tono de satisfacción ya visto, casi con cierto alivio. Ni que decir
tiene que la señora Touchett seguía fiel a la tradición según la cual las
damas, incluso una vez casadas, deben considerar como ofensa a ellas
inferida el que sus antiguos enamorados se casen. Por ello, el mayor
interés de Isabel era dejar claro que no tenía por qué sentirse ofendida.
Pero, entretanto, como acabamos de decir, el hecho era que su corazón
latía con fuerza en su pecho, y, si permaneció un momento sentada y
pensativa, no obstante haber olvidado ya la observación de la señora
Touchett, no era precisamente por la pérdida de su antiguo enamorado. Era
que su imaginación había atravesado media Europa y se había detenido,
jadeante y casi temblorosa, en la ciudad de Roma, donde se veía a sí misma
anunciando a su marido que lord Warburton iba a llevar a su novia al
altar, y no se le ocultaba el penoso aspecto que presentaría al tener que
realizar semejante esfuerzo intelectual. Pero no tardó en recobrarse y
dijo a su tía-: Era seguro que tendría que hacerlo un día u otro.
|
Mrs. Touchett was silent; then she gave a
sharp little shake of the head. "Ah, my dear, you′re beyond me!" she cried
suddenly. They went on with their luncheon in silence; Isabel felt as if
she had heard of Lord Warburton′s death. She had known him only as a
suitor, and now that was all over. He was dead for poor Pansy; by Pansy he
might have lived. A servant had been hovering about; at last Mrs. Touchett
requested him to leave them alone. She had finished her meal; she sat with
her hands folded on the edge of the table. "I should like to ask you three
questions," she observed when the servant had gone.
|
Se quedó callada la señora Tonchett y comenzó a hacer pequeños
y breves movimientos de cabeza; mas, de pronto, exclamó: -¡Ah, querida,
estás fuera de mi alcance! Las dos continuaron el almuerzo en silencio.
Isabel tenía la sensación de que le habían comunicado la muerte de lord
Warburton. Le había conocido como pretendiente tan sólo, y ahora aquello
había terminado. Estaba, además, muerto para la pobre Pansy, junto a la
cual podría haber continuado viviendo a sus ojos. Uno de los criados
merodeaba por el comedor, y la señora Touchett le indicó que las dejara
solas. Ya habían dado fin al almuerzo, y la tía de Isabel permaneció
sentada y con las manos juntas en el borde de la mesa. Después, al ver que
el criado había desaparecido, dijo: -Quisiera hacerte tres preguntas.
|
"Three are a great many."
|
-Tres preguntas son muchas preguntas.
|
"I can′t do with less; I′ve been
thinking. They′re all very good ones."
|
-No pueden ser menos, ya lo he pensado bien; pero las tres son
igualmente buenas.
|
"That′s what I′m afraid of. The best
questions are the worst," Isabel answered. Mrs. Touchett had pushed back
her chair, and as her niece left the table and walked, rather consciously,
to one of the deep windows, she felt herself followed by her eyes.
|
-De eso es de lo que tengo miedo. Las mejores preguntas suelen
ser las peores -respondió Isabel. La señora Touchett empujó hacia atrás su
silla, y su sobrina se dirigió lentamente hacia una de las profundas
ventanas del comedor, sintiendo instintivamente que los ojos de su tía la
seguían y estaban clavados en ella.
|
"Have you ever been sorry you didn′t
marry Lord Warburton?" Mrs. Touchett enquired.
|
-¿No te ha ocurrido nunca haber deplorado no ser la esposa de
lord Warburton? -preguntó la señora Tonchett.
|
Isabel shook her head slowly, but not
heavily. "No, dear aunt."
|
Isabel movió la cabeza lentamente, pero sin pesadez, y
replicó: -No, querida tía.
|
"Good. I ought to tell you that I propose
to believe what you say."
|
-Está bien. Te diré que estoy decidida a creer lo que dices.
|
"Your believing me′s an immense
temptation," she declared, smiling still.
|
-Eso de que usted me crea es una gran tentación -declaró
Isabel sonriendo.
|
"A temptation to lie? I don′t recommend
you to do that, for when I′m misinformed I′m as dangerous as a poisoned
rat. I don′t mean to crow over you."
|
-¿Una tentación... para mentir? Pues no te recomiendo que lo
hagas, porque cuando se me engaña me vuelvo tan peligrosa como una rata
envenenada. No me propongo cantar victoria en lo que a ti respecta.
|
"It′s my husband who doesn′t get on with
me," said Isabel.
|
-Es que mi marido no se entiende bien conmigo.
|
"I could have told him he wouldn′t. I
don′t call that crowing over YOU," Mrs. Touchett added. [sic}"> "Do
you still like Serena Merle?" she went on.
|
-Eso podría habértelo dicho yo desde el principio. Pero no es
a esto a lo que yo llamo cantar victoria. -Y añadió-: ¿Sigue gustándote
Serena Merle?
|
"Not as I once did. But it doesn′t
matter, for she′s going to America."
|
-No como en otros tiempos, pero eso no tiene ya la menor
importancia porque va a marcharse a América.
|
"To America? She must have done something
very bad."
|
-¿A América? Algo muy malo tiene que haber hecho.
|
"Yes --very bad."
|
-Sí..., muy malo.
|
"May I ask what it is?"
|
¿Puedo permitirme preguntar qué?
|
"She made a convenience of me."
|
-Se sirvió de mí.
|
"Ah," cried Mrs. Touchett, "so she did of
me! She does of every one."
|
Y la señora Touchett exclamó: -¡Ah, también de mí! Se sirve de
todo el mundo.
|
"She′ll make a convenience of America,"
said Isabel, smiling again and glad that her aunt′s questions were over.
|
-Entonces, se servirá también de América -dijo Isabel
sonriendo de nuevo y encantada de que ya se hubieran acabado las preguntas
de su tía.
|
It was not till the evening that she was
able to see Ralph. He had been dozing all day; at least he had been lying
unconscious. The doctor was there, but after a while went away --the local
doctor, who had attended his father and whom Ralph liked. He came three or
four times a day; he was deeply interested in his patient. Ralph had had
Sir Matthew Hope, but he had got tired of this celebrated man, to whom he
had asked his mother to send word he was now dead and was therefore
without further need of medical advice. Mrs. Touchett had simply written
to Sir Matthew that her son disliked him. On the day of Isabel′s arrival
Ralph gave no sign, as I have related, for many hours; but toward evening
he raised himself and said he knew that she had come. How he knew was not
apparent, inasmuch as for fear of exciting him no one had offered the
information. Isabel came in and sat by his bed in the dim light; there was
only a shaded candle in a corner of the room. She told the nurse she might
go --she herself would sit with him for the rest of the evening. He had
opened his eyes and recognised her, and had moved his hand, which lay
helpless beside him, so that she might take it. But he was unable to
speak; he closed his eyes again and remained perfectly still, only keeping
her hand in his own. She sat with him a long time --till the nurse came
back; but he gave no further sign. He might have passed away while she
looked at him; he was already the figure and pattern of death. She had
thought him far gone in Rome, and this was worse; there was but one change
possible now. There was a strange tranquillity in his face; it was as
still as the lid of a box. With this he was a mere lattice of bones; when
he opened his eyes to greet her it was as if she were looking into
immeasurable space. It was not till midnight that the nurse came back; but
the hours, to Isabel, had not seemed long; it was exactly what she had
come for. If she had come simply to wait she found ample occasion, for he
lay three days in a kind of grateful silence. He recognised her and at
moments seemed to wish to speak; but he found no voice. Then he closed his
eyes again, as if he too were waiting for something --for something that
certainly would come. He was so absolutely quiet that it seemed to her
what was coming had already arrived; and yet she never lost the sense that
they were still together. But they were not always together; there were
other hours that she passed in wandering through the empty house and
listening for a voice that was not poor Ralph′s. She had a constant fear;
she thought it possible her husband would write to her. But he remained
silent, and she only got a letter from Florence and from the Countess
Gemini. Ralph, however, spoke at last --on the evening of the third day.
|
Hasta aquella noche no pudo Isabel ver a Ralph. Había estado
todo el día dormitando y, por tanto, inconsciente. El médico de cabecera,
al que tanto. quería él y que había atendido a su padre, acababa de
marcharse. Este doctor iba a verle tres o cuatro veces al día, pues tenía
un gran interés por el estado de su enfermo. También le había visitado sir
Matthew Hope, pero Ralph estaba ya harto de aquel célebre caballero y le
pidió a su madre que le enviase un telegrama diciéndole que él había
muerto y no precisaba más atención médica. Pero la señora Touchett se
limitó a escribirle diciéndole que su hijo le tenía antipatía. El día de
la llegada de Isabel, Ralph, como ya hemos dicho, no dio señales de volver
en sí; pero hacia la hora del crepúsculo se incorporó y dijo que sabía que
ya había llegado. Parecía imposible saber cómo había logrado enterarse,
toda vez que, por miedo de impresionarle, nadie se había atrevido a
comunicárselo. Isabel fue a verle y se sentó junto al lecho en la parca
claridad que allí reinaba, pues no había sino una vela encendida en uno de
los rincones de la habitación. Dijo a la enfermera que podía retirarse,
pues ella se quedaría allí lo que restaba de tarde. Él abrió los ojos, la
reconoció y logró mover la mano que yacía inservible a su lado para que
ella pudiera tomarla. Pero no pudo hablar. Volvió a cerrar los ojos y
permaneció sumido en un profundo sopor, conservando en su mano la de ella.
Estuvo Isabel sentada a su lado durante largo tiempo, hasta que regresó la
enfermera, pero él no volvió a dar la menor señal de vida. Podía haber
expirado mientras ella estaba allí, a juzgar por su lívido rostro, que era
la verdadera imagen de la muerte. Ya en Roma le había creído en trance de
desaparecer, pero lo de ahora era mucho peor; sólo existía una
probabilidad. Cubría su faz una tranquilidad inmensa; estaba tan quieta
como la tapadera de una caja. Por lo demás era todo huesos y, cuando abrió
los ojos para darle a entender que la reconocía y le estaba agradecido, le
pareció a ella que estaba contemplando el espacio infinito. La enfermera
no llegó hasta medianoche; pero a Isabel no le habían parecido tan largas
aquellas horas, puesto que había ido sólo para eso. Si no hubiese ido más
que para esperar, habría tenido tiempo sobrado para ello, pues Ralph pasó
tres días en una especie de agradecido silencio. De vez en cuando la
reconocía, y se diría que quería hablarle, pero no tenía fuerzas para
emitir sonido alguno. Y cerraba otra vez los ojos como si también él
estuviese esperando algo..., algo que por fuerza tenía que suceder.
Permanecía tan absolutamente inmóvil que ella se daba a creer que ya había
llegado lo que se esperaba, pero no la abandonó un solo instante la
sensación de que estaban y habían estado juntos. Sin embargo, no lo
estaban siempre. Había otras horas en que ella vagaba por la casa vacía,
escuchando en el fondo de su alma otra voz que no era la del pobre Ralph.
Sentía un temor constante. Creía en la posibilidad de que su marido le
escribiese. Pero éste guardó absoluto silencio, y ella recibió solamente
una carta de Florencia, de la condesa Gemini. Por fin, al término del
tercer día, Ralph pudo hablar.
|
"I feel better to-night," he murmured,
abruptly, in the soundless dimness of her vigil; "I think I can say
something." She sank upon her knees beside his pillow; took his thin hand
in her own; begged him not to make an effort --not to tire himself. His
face was of necessity serious --it was incapable of the muscular play of a
smile; but its owner apparently had not lost a perception of
incongruities. "What does it matter if I′m tired when I′ve all eternity to
rest? There′s no harm in making an effort when it′s the very last of all.
Don′t people always feel better just before the end? I′ve often heard of
that; it′s what I was waiting for. Ever since you′ve been here I thought
it would come. I tried two or three times; I was afraid you′d get tired of
sitting there." He spoke slowly, with painful breaks and long pauses; his
voice seemed to come from a distance. When he ceased he lay with his face
turned to Isabel and his large unwinking eyes open into her own. "It was
very good of you to come," he went on. "I thought you would; but I wasn′t
sure."
|
De pronto, en la triste claridad de la habitación y la sorda
lobreguez de la vigilia de Isabel, murmuró: -Me siento mejor esta noche.
Creo que voy a poder decir algo. [Se hincó ella de rodillas junto a su
cabecera, tomó en la suya, suave y fina, la mano descarnada de él, y le
rogó que no se cansara, que no hiciera esfuerzos. El semblante de Ralph
estaba forzosamente serio, pues no era capaz de realizar el pliegue
muscular indispensable para producir la sonrisa; no obstante, parecía no
haber perdido el sentido del humor. -¿Qué importa que me canse cuando
tengo ante mí toda la eternidad para reposar? -replicó-. No hay peligro en
hacer un esfuerzo cuando ha de ser el último de todos. ¿No suele la gente
sentirse mejor cuando se acerca el final? Con frecuencia lo he oído decir;
y eso es lo que estaba precisamente esperando. Desde que viniste, supuse
que eso tenía que llegar. Y lo intenté dos o tres veces porque temía que
te cansaras de estar sentada ahí.-Hablaba despacio y quedo, respirando
difícilmente y haciendo pausas prolongadas, y su voz parecía venir desde
muy lejos. Cuando acababa, se quedaba con el rostro vuelto hacia Isabel, y
sus grandes e inmóviles ojos fijos en los de ella-. Has sido muy buena por
haber venido -añadió-. Suponía que vendrías, pero no estaba seguro.
|
"I was not sure either till I came," said
Isabel.
|
-Tampoco yo estaba segura hasta que vine -contestó Isabel con
suavidad.
|
"You′ve been like an angel beside my bed.
You know they talk about the angel of death. It′s the most beautiful of
all. You′ve been like that; as if you were waiting for me."
|
-Has sido como un ángel al lado de mi lecho. Ya sabes que se
habla del ángel de la muerte. Ése es el más hermoso de todos. Eso has sido
tú para mí, como si hubieses estado esperándome.
|
"I was not waiting for your death; I was
waiting for --for this. This is not death, dear Ralph."
|
-Yo no esperaba tu muerte... Esto -era lo que esperaba, esto.
Y esto no es la muerte, mi querido Ralph.
|
"Not for you --no. There′s nothing makes
us feel so much alive as to see others die. That′s the sensation of life
--the sense that we remain. I′ve had it --even I. But now I′m of no use
but to give it to others. With me it′s all over." And then he paused.
Isabel bowed her head further, till it rested on the two hands that were
clasped upon his own. She couldn′t see him now; but his far-away voice was
close to her ear. "Isabel," he went on suddenly, "I wish it were over for
you." She answered nothing; she had burst into sobs; she remained so, with
her buried face. He lay silent, listening to her sobs; at last he gave a
long groan. "Ah, what is it you have done for me?"
|
-Para ti, desde luego, no... Nada nos hace sentir tanto en
nosotros mismos la vida como el ver morir a los demás. Ésa es la sensación
de la vida..., el darnos cuenta de que nos quedamos. Hasta yo he llegado a
sentirla. Pero para lo único que puede servir ahora es para proporcionarla
a los demás. Todo ha terminado para mí. Ralph hizo una pausa. Isabel
inclinó todavía más la cabeza hasta que quedó reposando en sus manos, que
aprisionaban la de él. No podía ver a su primo, pero en sus oídos
continuaba estando su voz, venida de tan lejos. -Quisiera, por tu bien
-dijo él de pronto-, que todo hubiese terminado ya, Isabel.-Ella no
contestó, sollozó reiteradamente y siguió con la cabeza hundida en las
manos. Él permaneció silencioso, escuchando el intermitente sollozar de
ella, y, por último, prorrumpió en un largo gemido-: ¡Ah, si supieras lo
que has hecho por mí!
|
"What is it you did for me?" she cried,
her now extreme agitation half smothered by her attitude. She had lost all
her shame, all wish to hide things. Now he must know; she wished him to
know, for it brought them supremely together, and he was beyond the reach
of pain. "You did something once --you know it. O Ralph, you′ve been
everything! What have I done for you --what can I do to-day? I would die
if you could live. But I don′t wish you to live; I would die myself, not
to lose you." Her voice was as broken as his own and full of tears and
anguish.
|
-Si supieras lo que tú has hecho por mí -exclamó Isabel una
vez que su propia actitud había logrado calmar su gran agitación. Había
perdido toda sensación de vergüenza, toda voluntad de seguir ocultando las
cosas. Ya era hora de que él supiese. Ella quería que lo supiera en aquel
instante que los unía supremamente y en que ya estaba más allá del dolor.
Así, dijo, llevada de su profundo impulso-: Tú hiciste algo una vez, ya
sabes qué... ¡Oh, Ralph, tú lo has sido todo para mí! ¿Qué he hecho yo por
ti..., qué puedo hacer ahora? Si a costa de mi vida pudieras vivir, la
daría con gusto. Pero no quiero que vivas; lo que yo querría sería morir
también para no perderte. Y su voz pareció tan rota como la de él, llena
de lágrimas, tocada de inmensa aflicción.
|
"You won′t lose me --you′ll keep me. Keep
me in your heart; I shall be nearer to you than I′ve ever been. Dear
Isabel, life is better; for in life there′s love. Death is good --but
there′s no love."
|
-No me perderás sino que me conservarás. Guárdame en tu
corazón. Estaré más cerca de ti de ahora en adelante de lo que nunca lo
estuve. Mi querida Isabel, la vida es mejor porque en ella existe el amor.
La muerte es buena..., pero en ella no existe amor.
|
"I never thanked you --I never spoke --I
never was what I should be!" Isabel went on. She felt a passionate need to
cry out and accuse herself, to let her sorrow possess her. All her
troubles, for the moment, became single and melted together into this
present pain. "What must you have thought of me? Yet how could I know? I
never knew, and I only know to-day because there are people less stupid
than I."
|
-Yo no te di jamás las gracias..., no te hablé nunca de
ello..., no fui nunca lo que debía ser -prosiguió Isabel. Experimentaba
una aguda necesidad de llorar y de acusarse a sí misma, de abandonarse a
su inmenso dolor. Todas sus penas se convirtieron entonces en una sola y
se mezclaron en la de aquel instante-: ¿Qué has debido de pensar de mí?
Pero ¿cómo podía yo saberlo? Jamás lo supe, y si lo sé hoy es porque hay
otros menos necios que yo.
|
"Don′t mind people," said Ralph. "I think
I′m glad to leave people."
|
-No hables de los demás-dijo Ralph-. Creo que estoy contento
de tener que dejarlos.
|
She raised her head and her clasped
hands; she seemed for a moment to pray to him. "Is it true --is it true?"
she asked.
|
Alzó ella la cabeza y, al propio tiempo, sus manos unidas,
como implorante, y preguntó: -¿Es de veras..., es verdad?
|
"True that you′ve been stupid? Oh no,"
said Ralph with a sensible intention of wit.
|
-¿Verdad que has sido necia? Oh, no, nada de eso -contestó
Ralph con un deseo de ser todavía ingenioso.
|
"That you made me rich --that all I have
is yours?"
|
-Que fuiste tú quien me hizo rica..., que todo lo que tengo es
tuyo.
|
He turned away his head, and for some
time said nothing. Then at last: "Ah, don′t speak of that --that was not
happy." Slowly he moved his face toward her again, and they once more saw
each other. "But for that --but for that --!" And he paused. "I believe I
ruined you," he wailed.
|
Volvió él la cabeza hacia el otro lado y estuvo un momento sin
contestar. -No hables de eso-dijo al fin-, no ha sido una idea feliz.-De
nuevo volvió la cabeza hacia ella y se contemplaron otra vez el uno al
otro-. Lo que hice con eso... fue arruinar tu vida -terminó como en un
suspiro.
|
She was full of the sense that he was
beyond the reach of pain; he seemed already so little of this world. But
even if she had not had it she would still have spoken, for nothing
mattered now but the only knowledge that was not pure anguish --the
knowledge that they were looking at the truth together. "He married me for
the money," she said. She wished to say everything; she was afraid he
might die before she had done so.
|
Tenía ella plena conciencia de que Ralph estaba más allá del
dolor, de que nada significaba ya en este mundo. Pero, aun cuando no la
hubiera tenido, habría dicho lo mismo, ya que lo único que en tal momento
tenía importancia era el pleno conocimiento de que aquello no era una mera
angustia, el saber a ciencia cierta que ambos estaban mirando la verdad
cara a cara. -Se casó conmigo sólo por el dinero -declaró. Y es que quería
decirlo todo y tenía verdadero miedo de que él pudiera morir antes de que
se lo hubiese dicho.
|
He gazed at her a little, and for the
first time his fixed eyes lowered their lids. But he raised them in a
moment, and then, "He was greatly in love with you," he answered.
|
El la contempló un instante y por primera vez bajó los
párpados; pero volvió a levantarlos enseguida y murmuró:
|
"Yes, he was in love with me. But he
wouldn′t have married me if I had been poor. I don′t hurt you in saying
that. How can I? I only want you to understand. I always tried to keep you
from understanding; but that′s all over."
|
-Sí, lo estaba, pero no se habría casado conmigo si yo hubiera
sido pobre. No creo que te lastime diciéndote esto. No podría hacerlo. Lo
único que quiero es que comprendas. Hice siempre lo posible por que no
comprendieses, pero ahora ya no.
|
"I always understood," said Ralph.
|
-Lo comprendí siempre todo.
|
"I thought you did, and I didn′t like it.
But now I like it."
|
-Eso creía yo, y no me gustaba que así fuera; pero hoy me
alegro.
|
"You don′t hurt me --you make me very
happy." And as Ralph said this there was an extraordinary gladness in his
voice. She bent her head again, and pressed her lips to the back of his
hand. "I always understood," he continued, "though it was so strange --so
pitiful. You wanted to look at life for yourself --but you were not
allowed; you were punished for your wish. You were ground in the very mill
of the conventional!"
|
-Lejos de lastimarme..., me haces muy feliz diciéndolo.-Y
pareció como si una súbita y extraordinaria alegría se hiciera visible en
su voz. Inclinó ella otra vez la cabeza y oprimió sus labios contra el
dorso de la mano de él, que continuó diciendo-: Lo comprendí siempre
todo..., por más que fuera tan extraño..., tan lamentable. Tú querías
contemplar la vida por ti misma... y no se te ha permitido..., se te ha
castigado por haberlo querido. Te redujeron a simple polvo en el molino de
lo convencional.
|
"Oh yes, I′ve been punished," Isabel
sobbed.
|
-Cierto, bien se me ha castigado-dijo Isabel suspirando.
|
He listened to her a little, and then
continued: "Was he very bad about your coming?"
|
-¿Se portó muy mal contigo por lo del viaje?
|
"He made it very hard for me. But I don′t
care."
|
-Fue bastante duro, pero no me importa.
|
"It is all over then between you?"
|
-¿Ha terminado ya todo entre vosotros?
|
"Oh no; I don′t think anything′s over."
|
-Eso no; no creo que haya terminado todo.
|
"Are you going back to him?" Ralph
gasped.
|
-¿Piensas volver con él? -preguntó Ralph entrecortadamente.
|
"I don′t know --I can′t tell. I shall
stay here as long as I may. I don′t want to think --I needn′t think. I
don′t care for anything but you, and that′s enough for the present. It
will last a little yet. Here on my knees, with you dying in my arms, I′m
happier than I have been for a long time. And I want you to be happy --not
to think of anything sad; only to feel that I′m near you and I love you.
Why should there be pain? In such hours as this what have we to do with
pain? That′s not the deepest thing; there′s something deeper."
|
-No lo sé..., no sabría decirlo. Me quedaré aquí todo lo que
pueda. No quiero pensar, necesito no pensar. No me importa nada aparte de
ti, de tu persona. Eso me basta por el momento; y durará bastante. Aquí,
de rodillas, teniéndote moribundo en mis brazos, soy más dichosa de lo que
lo he sido desde hace mucho tiempo. Quiero que tú seas también dichoso...,
que no pienses en nada triste..., que pienses tan sólo en que yo estoy
cerca de ti y te quiero. ¿Cómo habría, pues, de haber dolor en ello? ¿Qué
tenemos que hacer con el dolor en momentos como éstos? Ésta no es la cosa
más profunda de todas, hay algo todavía más profundo.
|
Ralph evidently found from moment to
moment greater difficulty in speaking; he had to wait longer to collect
himself. At first he appeared to make no response to these last words; he
let a long time elapse. Then he murmured simply: "You must stay here."
|
A Ralph le costaba cada vez más hablar, por lo que tuvo que
esperar bastante hasta recobrar fuerzas. Por de pronto, pareció no dar
respuesta alguna a estas palabras y dejó transcurrir un rato. Luego
murmuró sencillamente:
|
"I should like to stay --as long as seems
right."
|
-Debes quedarte aquí. -Me gustaría estar... tanto como parezca
correcto.
|
"As seems right --as seems right?" He
repeated her words. "Yes, you think a great deal about that."
|
-¿Como parezca correcto..., como parezca correcto?-Repitió
lentamente sus palabras y añadió-: Me parece que piensas demasiado en eso.
|
"Of course one must. You′re very tired,"
said Isabel.
|
-No tiene una más remedio que pensar... Pero estás muy
fatigado-dijo Isabel.
|
"I′m very tired. You said just now that
pain′s not the deepest thing. No --no. But it′s very deep. If I could stay
--"
|
-Sí que lo estoy, pero acabas de decir con razón que el dolor
no es la más profunda de las cosas. No..., no. Pero es verdaderamente
profundo... ¡Si pudiese quedarme...!
|
"For me you′ll always be here," she
softly interrupted. It was easy to interrupt him.
|
-Para mí, tú seguirás estando siempre aquí... -le interrumpió
ella, ya que no era difícil hacerlo en las condiciones en las que se
hallaba.
|
But he went on, after a moment: "It
passes, after all; it′s passing now. But love remains. I don′t know why we
should suffer so much. Perhaps I shall find out. There are many things in
life. You′re very young."
|
Tras un momento, él prosiguió: -Pero después todo pasa, como
está pasando ahora. Lo único que queda es el amor. No sé por qué hemos de
sufrir tanto. Acaso llegue a averiguarlo. En la vida hay tantas cosas ...
Tú eres muy joven.
|
"I feel very old," said Isabel.
|
-Pero me siento muy vieja -replicó Isabel.
|
"You′ll grow young again. That′s how I
see you. I don′t believe --I don′t believe --" But he stopped again; his
strength failed him.
|
-Volverás a ser joven de nuevo. Así es como yo te veo. No creo
no creo... -Y se detuvo, porque las fuerzas le abandonaban.
|
She begged him to be quiet now. "We
needn′t speak to understand each other," she said.
|
Ella le rogó que se quedase callado y dijo: -Nosotros no
tenemos necesidad de hablar para entendernos.
|
"I don′t believe that such a generous
mistake as yours can hurt you for more than a little."
|
-No creo que un error tan generoso como el tuyo pueda
lastimarte ya mucho más tiempo.
|
"Oh Ralph, I′m very happy now," she cried
through her tears.
|
Ella exclamó, dando libre curso a sus lágrimas: -Oh, Ralph,
ahora me siento completamente dichosa.
|
"And remember this," he continued, "that
if you′ve been hated you′ve also been loved. Ah but, Isabel --ADORED!" he
just audibly and lingeringly breathed.
|
-Y acuérdate siempre de que, si bien te han odiado..., también
has sido muy amada... No sólo amada, Isabel, ¡sino adorada!-exclamó
exhalando un suspiro prolongado y apenas perceptible.
|
"Oh my brother!" she cried with a
movement of still deeper prostration.
|
Isabel prorrumpió en un sollozo, exclamando en un arrebato de
gran postración: -¡Oh, Ralph, hermano mío!
|
CHAPTER 55 |
55
He had told her, the first evening she
ever spent at Gardencourt, that if she should live to suffer enough she
might some day see the ghost with which the old house was duly provided.
She apparently had fulfilled the necessary condition; for the next
morning, in the cold, faint dawn, she knew that a spirit was standing by
her bed. She had lain down without undressing, it being her belief that
Ralph would not outlast the night. She had no inclination to sleep; she
was waiting, and such waiting was wakeful. But she closed her eyes; she
believed that as the night wore on she should hear a knock at her door.
She heard no knock, but at the time the darkness began vaguely to grow
grey she started up from her pillow as abruptly as if she had received a
summons. It seemed to her for an instant that he was standing there --a
vague, hovering figure in the vagueness of the room. She stared a moment;
she saw his white face --his kind eyes; then she saw there was nothing.
She was not afraid; she was only sure. She quitted the place and in her
certainty passed through dark corridors and down a flight of oaken steps
that shone in the vague light of a hall-window. Outside Ralph′s door she
stopped a moment, listening, but she seemed to hear only the hush that
filled it. She opened the door with a hand as gentle as if she were
lifting a veil from the face of the dead, and saw Mrs. Touchett sitting
motionless and upright beside the couch of her son, with one of his hands
in her own. The doctor was on the other side, with poor Ralph′s further
wrist resting in his professional fingers. The two nurses were at the foot
between them. Mrs. Touchett took no notice of Isabel, but the doctor
looked at her very hard; then he gently placed Ralph′s hand in a proper
position, close beside him. The nurse looked at her very hard too, and no
one said a word; but Isabel only looked at what she had come to see. It
was fairer than Ralph had ever been in life, and there was a strange
resemblance to the face of his father, which, six years before, she had
seen lying on the same pillow. She went to her aunt and put her arm around
her; and Mrs. Touchett, who as a general thing neither invited nor enjoyed
caresses, submitted for a moment to this one, rising, as might be, to take
it. But she was stiff and dry-eyed; her acute white face was terrible.
|
Ralph había dicho a Isabel la primera noche de su llegada a
Gardencourt, procedente de Estados Unidos, que, si llegaba a vivir lo
suficiente para sufrir en alto grado, tal vez pudiera ver un día el duende
que vagaba por aquella mansión. En el momento presente parece ser que ella
tenía más que sobradamente satisfechas las condiciones, ya que a la mañana
siguiente, a la hora de la débil y fría luz del alba, se dio cuenta de que
un espíritu estaba de pie junto a su cama. Se había echado vestida en la
cama en la creencia de que Ralph no sobreviviría a la noche. No sentía
gran deseo de dormir, estaba esperando, y aquella espera la mantenía en
constante duermevela. De. todos modos, se decidió a cerrar los ojos en la
seguridad de que en el transcurso de la noche oiría llamar a su puerta. No
oyó llamada alguna, pero en el momento en que las tinieblas comenzaban a
teñirse del gris pálido del alba se incorporó de pronto, alzando la cabeza
de la almohada como si hubiera recibido una premonición, y durante un
momento se imaginó que él estaba allí de pie, vagando como una incorpórea
figura en la recoleta penumbra de la habitación. Y se quedó mirándole
fijamente; vio su blanco rostro, sus ojos bondadosos y luego... nada. No
sentía miedo, pero estaba segura de lo acaecido. Salió de la habitación y,
con la seguridad que la acuciaba, atravesó corredores y bajó los pocos
escalones de madera de bien encerado roble que brillaba vagamente a la
escasa luz de la ventana próxima. Se detuvo un momento ante la puerta de
la habitación de Ralph para escuchar, mas le pareció que no oía sino el
denso silencio que por completo la llenaba. Abrió cautamente la puerta con
una sola mano, con igual levedad que si alzase el velo que cubriera la
cabeza del difunto, y vio a la señora Tonchett inmóvil, sentada junto a la
cabecera del lecho teniendo en la suya una mano de su hijo. Al otro lado
estaba el doctor, con el dedo índice de su mano derecha apoyado en el
reverso de la muñeca de Ralph, y las dos enfermeras al pie de la cama,
entre la madre y el médico. La señora Touchett no se dio por enterada de
la presencia de Isabel, pero el doctor la miró de manera bien
significativa y luego dejó reposar suavemente la mano de Ralph junto a su
cuerpo. La enfermera la miró igualmente de manera significativa, y nadie
dijo una sola palabra; pero Isabel contemplaba tan sólo aquello que había
ido a ver. Ralph estaba más hermoso de lo que jamás había estado en vida,
y había un extraordinario parecido entre él entonces y el rostro de su
padre que ella había visto seis años antes yaciendo en igual postura sobre
la misma almohada. Se acercó a su tía y la rodeó con un brazo. La señora
Touchot, que nunca solicitaba ni recibía a gusto las caricias, se sometió
durante unos segundos al placer de aquélla, levantándose de la silla para
recibirla mejor. No obstante, su rostro estaba completamente inalterado,
secos sus ojos, toda ella rígida y altiva.
|
"Dear Aunt Lydia," Isabel murmured.
|
-¡Mi querida tía Lydia! -se limitó a murmurar Isabel.
|
"Go and thank God you′ve no child," said
Mrs. Touchett, disengaging herself.
|
Y la señora Touchett, separándose blandamente de aquel abrazo,
contestó: -Ve a dar gracias a Dios por no tener hijos.
|
Three days after this a considerable
number of people found time, at the height of the London "season," to take
a morning train down to a quiet station in Berkshire and spend half an
hour in a small grey church which stood within an easy walk. It was in the
green burial-place of this edifice that Mrs. Touchett consigned her son to
earth. She stood herself at the edge of the grave, and Isabel stood beside
her; the sexton himself had not a more practical interest in the scene
than Mrs. Touchett. It was a solemn occasion, but neither a harsh nor a
heavy one; there was a certain geniality in the appearance of things. The
weather had changed to fair; the day, one of the last of the treacherous
May-time, was warm and windless, and the air had the brightness of the
hawthorn and the blackbird. If it was sad to think of poor Touchett, it
was not too sad, since death, for him, had had no violence. He had been
dying so long; he was so ready; everything had been so expected and
prepared. There were tears in Isabel′s eyes, but they were not tears that
blinded. She looked through them at the beauty of the day, the splendour
of nature, the sweetness of the old English churchyard, the bowed heads of
good friends. Lord Warburton was there, and a group of gentlemen all
unknown to her, several of whom, as she afterwards learned, were connected
with the bank; and there were others whom she knew. Miss Stackpole was
among the first, with honest Mr. Bantling beside her; and Caspar Goodwood,
lifting his head higher than the rest --bowing it rather less. During much
of the time Isabel was conscious of Mr. Goodwood′s gaze; he looked at her
somewhat harder than he usually looked in public, while the others had
fixed their eyes upon the churchyard turf. But she never let him see that
she saw him; she thought of him only to wonder that he was still in
England. She found she had taken for granted that after accompanying Ralph
to Gardencourt he had gone away; she remembered how little it was a
country that pleased him. He was there, however, very distinctly there;
and something in his attitude seemed to say that he was there with a
complex intention. She wouldn′t meet his eyes, though there was doubtless
sympathy in them; he made her rather uneasy. With the dispersal of the
little group he disappeared, and the only person who came to speak to her
--though several spoke to Mrs. Touchett --was Henrietta Stackpole.
Henrietta had been crying.
|
Tres días después de este acontecimiento, numerosas personas
hallaron tiempo, en plena «temporada» londinense, para tomar el tren de la
mañana hasta una tranquila estación en el Berkshire y pasar media hora en
una pequeña iglesia gris no muy distante de la estación. La señora
Touchett entregó para siempre a la tierra el cuerpo de su hijo, en el
verde y callado cementerio del diminuto templo. Permaneció ella al pie de
la sepultura e Isabel a su lado, y ni el mismo sepulturero parecía sentir
tanto interés práctico como la señora Touchett en escena semejante. Era
una ocasión verdaderamente solemne, pero no desagradable ni pesada, y
parecía como si las cosas se hubieran puesto de acuerdo para quitarle toda
aspereza. El tiempo había mejorado, y el día, uno de los últimos del mes
de mayo, a veces traicionero, era templado y sin viento, mientras que el
aire tenía la brillantez del espino y la suavidad del canto del mirlo. Era
triste pensar en el pobre Ralph, pero no en exceso, pues la muerte no
había tenido para él violencia alguna. Llevaba mucho tiempo muriéndose y
estaba perfectamente preparado para ello; todo había sido esperado y se
hallaba preparado para el caso. Las lágrimas que brotaron de los ojos de
Isabel no llegaron a cegarla. A través de ellas podía contemplar la
hermosura de aquel día, el esplendor de la naturaleza, la quietud del
pequeño cementerio, las cabezas inclinadas de los amigos de su primo. Allí
estaba lord Warburton, y un grupo de caballeros que le eran por completo
desconocidos y que pertenecían a la administración y gerencia del banco, y
varios otros que conocía. Entre éstos se hallaba la señorita Stackpole,
con el bueno del señor Bantling a su lado; y Caspar Goodwood, cuya cabeza
sobresalía por encima de las de los demás y, en cambio, se inclinaba
menos. Isabel fue consciente durante gran parte del tiempo de que Caspar
Goodwood no le quitaba ojo de encima mientras los demás asistentes tenían
los suyos fijos en el verde césped. Pero ella no le hizo comprender ni una
sola vez que le había visto, y se preguntaba por qué permanecía aún en
Inglaterra. Había dado por supuesto que, una vez que hubiese dejado a
Ralph instalado en Gardencourt, tomaría el primer vapor para América, pues
sabía lo poco que el país le agradaba. Pero a pesar de todo estaba allí,
bien tranquilo y erguido, y en su actitud había un no sé qué que parecía
patentizar su permanencia como obedeciendo a un complicado propósito.
Isabel no quería que sus ojos se encontraran con los de él, aunque en
ellos había sin duda verdadero sentimiento por el difunto; su presencia
acabó por hacerla sentirse molesta. Desapareció él junto con el pequeño
grupo de amigos, y la única persona que a ella se acercó -casi todas
fueron a ofrecer su pésame a la señora Touchett- fue Henrietta Stackpole,
que había estado llorando.
|
Ralph had said to Isabel that he hoped
she would remain at Gardencourt, and she made no immediate motion to leave
the place. She said to herself that it was but common charity to stay a
little with her aunt. It was fortunate she had so good a formula;
otherwise she might have been greatly in want of one. Her errand was over;
she had done what she had left her husband to do. She had a husband in a
foreign city, counting the hours of her absence; in such a case one needed
an excellent motive. He was not one of the best husbands, but that didn′t
alter the case. Certain obligations were involved in the very fact of
marriage, and were quite independent of the quantity of enjoyment
extracted from it. Isabel thought of her husband as little as might be;
but now that she was at a distance, beyond its spell, she thought with a
kind of spiritual shudder of Rome. There was a penetrating chill in the
image, and she drew back into the deepest shade of Gardencourt. She lived
from day to day, postponing, closing her eyes, trying not to think. She
knew she must decide, but she decided nothing; her coming itself had not
been a decision. On that occasion she had simply started. Osmond gave no
sound and now evidently would give none; he would leave it all to her.
From Pansy she heard nothing, but that was very simple: her father had
told her not to write.
|
Ralph le había manifestado a Isabel su deseo de que
permaneciese en Gardencourt, y ella no hizo movimiento alguno que mostrase
su intención de abandonar el lugar. Se justificaba a sí misma pensando que
era una obra de caridad permanecer, cuando menos, algunos días con su tía.
Y fue verdaderamente afortunado para ella haber encontrado tal fórmula,
porque, de lo contrario, habría tenido que preocuparse de buscar otra. Su
misión estaba ya terminada; había hecho aquello para lo que había dejado a
su marido. Tenía un esposo, allá en la ciudad distante, que contaba las
horas de su ausencia, y en tal caso se necesitaba un motivo harto poderoso
para prolongarla. Sin duda no era él uno de los mejores maridos que
existían, mas eso no cambiaba la realidad, no alteraba el resultado final.
En el matrimonio, como tal, había implícitamente ciertas obligaciones que
eran independientes de la satisfacción que aquél pudiera proporcionar.
Isabel procuraba pensar en su marido lo menos posible, pero ahora que
estaba lejos de él y sin sufrir su maligna influencia, pensaba en Roma con
una especie de estremecimiento espiritual. En aquella imagen había sin
duda algo de tremenda frialdad que la hacía recluirse en las más
tranquilas penumbras de la mansión de Gardencourt. De tal suerte, vivía
día tras día, postergando su partida, cerrando los ojos, tratando de no
pensar. Sabía perfectamente que debía decidir algo, pero no decidía
absolutamente nada. Su mismo viaje a Inglaterra no había sido fruto de una
decisión. Lo único que en tal oportunidad hizo fue partir. Osmond no daba
señales de vida y era evidente que no daría ninguna, dejándolo todo en
manos de ella. Tampoco sabía nada de Pansy, pero la explicación era bien
sencilla: su padre le había prohibido escribir.
|
Mrs. Touchett accepted Isabel′s company,
but offered her no assistance; she appeared to be absorbed in considering,
without enthusiasm but with perfect lucidity, the new conveniences of her
own situation. Mrs. Touchett was not an optimist, but even from painful
occurrences she managed to extract a certain utility. This consisted in
the reflexion that, after all, such things happened to other people and
not to herself. Death was disagreeable, but in this case it was her son′s
death, not her own; she had never flattered herself that her own would be
disagreeable to any one but Mrs. Touchett. She was better off than poor
Ralph, who had left all the commodities of life behind him, and indeed all
the security; since the worst of dying was, to Mrs. Touchett′s mind, that
it exposed one to be taken advantage of. For herself she was on the spot;
there was nothing so good as that. She made known to Isabel very
punctually --it was the evening her son was buried --several of Ralph′s
testamentary arrangements. He had told her everything, had consulted her
about everything. He left her no money; of course she had no need of
money. He left her the furniture of Gardencourt, exclusive of the pictures
and books and the use of the place for a year; after which it was to be
sold. The money produced by the sale was to constitute an endowment for a
hospital for poor persons suffering from the malady of which he died; and
of this portion of the will Lord Warburton was appointed executor. The
rest of his property, which was to be withdrawn from the bank, was
disposed of in various bequests, several of them to those cousins in
Vermont to whom his father had already been so bountiful. Then there were
a number of small legacies.
|
La señora Touchett aceptaba la compañía de Isabel, pero no le
prestaba ninguna ayuda; parecía absorta por completo -sin entusiasmo
alguno, aunque con gran lucidez- en las conveniencias de su nueva
situación. Si bien no era optimista, la señora Touchett sabía sacar
fuerzas de flaqueza y cierta utilidad de todas las ocasiones dolorosas.
Utilidad que consistía en pensar que, después de todo, tales hechos les
ocurrían a los demás y no a ella. Cierto que la muerte era algo
desagradable, pero en aquel caso se trataba de la muerte de su hijo, no de
la suya, y se vanagloriaba de pensar que la suya no le resultaría
desagradable absolutamente a nadie, a no ser a ella misma. Ella estaba
mucho mejor que el pobre Ralph, que había dejado tras de sí todas las
comodidades de la vida y, desde luego, la seguridad material; pues, a
juicio de la señora Touchett, lo peor de la muerte era que le exponía a
uno a privarlo de sus ventajas. Por lo que a ella respectaba, seguía en su
sitio, y no había cosa mejor que ésa. La noche misma del día del entierro
hizo saber a Isabel, con toda exactitud, algunas de las interesantes
disposiciones testamentarias de Ralph. Él se lo había contado todo, todo
se lo había consultado. No le dejaba a su madre dinero alguno, que ella,
por lo demás, no había menester. Le dejaba el mobiliario de Gardencourt,
excepto los cuadros y libros, y el uso de la mansión durante un año a
contar desde la fecha de su muerte, después de lo cual debía sacarse a la
venta. El dinero obtenido de ella se destinaría a financiar un hospital
para personas aquejadas de la enfermedad que le llevara a él al sepulcro,
quedando lord Warburton nombrado albacea y ejecutor de tal parte del
testamento. El resto de sus bienes, que deberían ser retirados del banco,
quedaba distribuido en varios legados, algunos de ellos para los primos de
Vermont, con quienes su padre se había mostrado ya muy generoso. A
continuación había una serie de legados de menor cuantía.
|
"Some of them are extremely peculiar,"
said Mrs. Touchett; "he has left considerable sums to persons I never
heard of. He gave me a list, and I asked then who some of them were, and
he told me they were people who at various times had seemed to like him.
Apparently he thought you didn′t like him, for he hasn′t left you a penny.
It was his opinion that you had been handsomely treated by his father,
which I′m bound to say I think you were --though I don′t mean that I ever
heard him complain of it. The pictures are to be dispersed; he has
distributed them about, one by one, as little keepsakes. The most valuable
of the collection goes to Lord Warburton. And what do you think he has
done with his library? It sounds like a practical joke. He has left it to
your friend Miss Stackpole --′in recognition of her services to
literature.′ Does he mean her following him up from Rome? Was that a
service to literature? It contains a great many rare and valuable books,
and as she can′t carry it about the world in her trunk he recommends her
to sell it at auction. She will sell it of course at Christie′s, and with
the proceeds she′ll set up a newspaper. Will that be a service to
literature?"
|
-Algunos de sus legados son verdaderamente curiosos -dijo la
señora Touchett-, pues ha dejado una gran suma de dinero a personas de las
que ni siquiera he oído hablar en mi vida. El me proporcionó una lista
completa de ellas, y me dijo que eran personas que en varías oportunidades
demostraron profesarle afecto. Por lo visto, debía de pensar que tú no le
querías, porque no te ha dejado un solo penique. Creía que su padre ya te
había tratado con esplendidez, opinión que yo comparto, si bien jamás le
oí la menor crítica al respecto. Los cuadros tomarán cada uno su camino,
pues los ha dejado a distintas personas a quienes pudiera agradar
tenerlos. Los de más valor de la colección se los deja a lord Warburton.
Lo que no puedes imaginarte es lo que hace con la biblioteca. Cualquiera
diría que se trata de una broma pesada. Se la deja a tu amiga la señorita
Stackpole, en reconocimiento a los servicios por ella prestados a la
literatura. ¿Se referirá a que le acompañó hasta aquí desde Roma?
¿Consideraba él semejante compañía un servicio a la literatura? La
biblioteca contiene algunos volúmenes muy raros y de gran valor, y, como
ella no puede llevarlos por todas partes en el fondo de su baúl, él mismo
le recomienda que los venda en pública subasta. Indudablemente los hará
vender en la casa Christie y con el producto fundará un periódico.
¿Consistirá acaso en eso el servicio a la literatura?
|
This question Isabel forbore to answer,
as it exceeded the little interrogatory to which she had deemed it
necessary to submit on her arrival. Besides, she had never been less
interested in literature than to-day, as she found when she occasionally
took down from the shelf one of the rare and valuable volumes of which
Mrs. Touchett had spoken. She was quite unable to read; her attention had
never been so little at her command. One afternoon, in the library, about
a week after the ceremony in the churchyard, she was trying to fix it for
an hour; but her eyes often wandered from the book in her hand to the open
window, which looked down the long avenue. It was in this way that she saw
a modest vehicle approach the door and perceived Lord Warburton sitting,
in rather an uncomfortable attitude, in a corner of it. He had always had
a high standard of courtesy, and it was therefore not remarkable, under
the circumstances, that he should have taken the trouble to come down from
London to call on Mrs. Touchett. It was of course Mrs. Touchett he had
come to see, and not Mrs. Osmond; and to prove to herself the validity of
this thesis Isabel presently stepped out of the house and wandered away
into the park. Since her arrival at Gardencourt she had been but little
out of doors, the weather being unfavourable for visiting the grounds.
This evening, however, was fine, and at first it struck her as a happy
thought to have come out. The theory I have just mentioned was plausible
enough, but it brought her little rest, and if you had seen her pacing
about you would have said she had a bad conscience. She was not pacified
when at the end of a quarter of an hour, finding herself in view of the
house, she saw Mrs. Touchett emerge from the portico accompanied by her
visitor. Her aunt had evidently proposed to Lord Warburton that they
should come in search of her. She was in no humour for visitors and, if
she had had a chance, would have drawn back behind one of the great trees.
But she saw she had been seen and that nothing was left her but to
advance. As the lawn at Gardencourt was a vast expanse this took some
time; during which she observed that, as he walked beside his hostess,
Lord Warburton kept his hands rather stiffly behind him and his eyes upon
the ground. Both persons apparently were silent; but Mrs. Touchett′s thin
little glance, as she directed it toward Isabel, had even at a distance an
expression. It seemed to say with cutting sharpness: "Here′s the eminently
amenable nobleman you might have married!" When Lord Warburton lifted his
own eyes, however, that was not what they said. They only said "This is
rather awkward, you know, and I depend upon you to help me." He was very
grave, very proper and, for the first time since Isabel had known him,
greeted her without a smile. Even in his days of distress he had always
begun with a smile. He looked extremely self-conscious.
|
Isabel consideró que no tenía por qué contestar a semejante
pregunta, ya que excedía al pequeño interrogatorio a que había accedido a
prestarse a su llegada a Gardencourt. Además, nunca había sentido tan poco
interés por la literatura como entonces, como se demostraba cuando
accidentalmente abría cualquiera de aquellos raros y preciosos libros de
que su tía le hablara. En realidad le era casi imposible leer, ya que
nunca le había resultado tan difícil como ahora centrar la atención. Una
tarde, la semana siguiente del entierro de Ralph, se había pasado más de
una hora en la biblioteca haciendo esfuerzos por concentrarse, pero
apartaba continuamente la mirada del libro y se ponía a mirar por la
ventana, frente a la cual se extendía la espaciosa y larga avenida. Y he
aquí que, mientras contemplaba la verde lejanía, vio un modesto cabriolé
que se acercaba a la puerta, y en él, en un rincón, sentado en postura
harto incómoda, a lord Warburton en persona. Grande había sido siempre su
sentido de la cortesía, por lo cual no era de extrañar que se tomara la
molestia de trasladarse a Londres para visitar a la señora Touchett. Desde
luego, era a la señora Touchett y no a la señora Osmond a quien él deseaba
ver; y, para demostrarse a sí misma la verdad de tal presunción, Isabel
salió de la casa y se fue a dar una vuelta por el parque. A causa del mal
tiempo, nada favorable para vagar por los alrededores, había salido poco
de la casa desde su llegada a Gardencourt. Pero aquélla era una tarde muy
agradable y se le antojó que sería una buena idea salir a dar un paseo. La
presunción a que antes nos hemos referido era en cierto modo acertada,
pero no le produjo, en fin de cuentas, gran beneficio, y no se necesitaba
una gran astucia para convencerse, con sólo verla, de que se hallaba en un
momento de gran inquietud. No había logrado todavía calmarse cuando, al
cabo de un cuarto de hora, al estar de nuevo ante la casa, vio a la señora
Touchett salir de ella acompañada de su visitante. Era evidente que su tía
había propuesto a lord Warburton ir juntos en su busca. Pero ella no
estaba de humor para visitas y, si le hubiera sido posible, de buena gana
se habría escondido detrás de uno de los añosos y corpulentos árboles.
Pero se convenció de que la habían visto y no le quedaba más remedio que
seguir avanzando. Y, como el prado de Gardencourt era de extensión
considerable, tardó algún tiempo en recorrerlo, tiempo que aprovechó para
observar que, mientras caminaba al lado de su anfitriona, lord Warburton
llevaba las manos rígidamente enlazadas tras la espalda y los ojos fijos
en el suelo. Una y otro parecían guardar silencio, pero la aguda y
penetrante mirada que la señora Touchett dirigía a Isabel parecía decir en
tono tajante: «Aquí tienes al extraordinariamente condescendiente y noble
caballero con quien debiste haberte casado». Sin embargo, cuando lord
Warburton alzó los ojos no fueron aquellas altisonantes palabras las que
éstos parecían pronunciar, sino otras mucho más sencillas, a saber: «Es
una cuestión bien peliaguda, como puede ver, y cuento con su ayuda». Su
aspecto era muy grave, muy adecuado a las circunstancias, y, por primera
vez desde que la conocía; saludó a Isabel sin una previa sonrisa. Incluso
en los días de su desgracia, siempre había comenzado con una sonrisa. Pero
ahora se diría que estaba sumamente preocupado.
|
"Lord Warburton has been so good as to
come out to see me," said Mrs. Touchett. "He tells me he didn′t know you
were still here. I know he′s an old friend of yours, and as I was told you
were not in the house I brought him out to see for himself."
|
-Lord Warburton ha tenido la amabilidad de venir a verme -dijo
la señora Touchett-. Dice que no sabía que estuvieras todavía aquí. Como
sé que sois buenos y viejos amigos y me han dicho que no estabas en la
casa, le he acompañado para que te viera.
|
"Oh, I saw there was a good train at
6:40, that would get me back in time for dinner," Mrs. Touchett′s
companion rather irrelevantly explained. "I′m so glad to find you′ve not
gone."
|
-Oh, he visto que hay un tren que pasa por la estación a las
seis cuarenta y que me permitirá estar de vuelta en casa para la hora de
la cena -dijo sin venir a cuento y a guisa de explicación el acompañante
de la señora Touchett. Y añadió-: Me alegro mucho de que no sé haya
marchado todavía.
|
"I′m not here for long, you know," Isabel
said with a certain eagerness.
|
-Pero no me quedaré mucho tiempo -replicó Isabel con cierta,
vehemencia.
|
"I suppose not; but I hope it′s for some
weeks. You came to England sooner than --a --than you thought?"
|
-Ya me lo imagino, aunque espero que sean algunas semanas
¿Acaso ha vuelto usted a Inglaterra antes de..., de... lo que pensaba?...
|
"Yes, I came very suddenly."
|
-Sí. Tuve que venir súbitamente, por lo de Ralph.
|
Mrs. Touchett turned away as if she were
looking at the condition of the grounds, which indeed was not what it
should be, while Lord Warburton hesitated a little. Isabel fancied he had
been on the point of asking about her husband --rather confusedly --and
then had checked himself. He continued immitigably grave, either because
he thought it becoming in a place over which death had just passed, or for
more personal reasons. If he was conscious of personal reasons it was very
fortunate that he had the cover of the former motive; he could make the
most of that. Isabel thought of all this. It was not that his face was
sad, for that was another matter; but it was strangely inexpressive.
|
La señora Touchett hizo como si se alejara un poco para
examinar el césped, que desde luego no estaba como debía estar, y lord
Warburton titubeó un poco. Isabel se figuró que había estado a punto de
preguntarle por su marido, a juzgar por su turbación, y que luego se había
contenido. Persistía en su inmutable actitud de gravedad, fuera por creer
que así convenía mostrarse en un lugar por donde había pasado la muerte,
fuera por razones de pura índole personal. Si, en verdad, tenía razones
puramente personales, era una suerte para él poder encubrirlas bajo otros
motivos. Isabel pensó en todo ello. No se trataba de que tuviese el
semblante triste, pues para ello había un motivo, sino que se observaba en
él una extraña falta de expresión.
|
"My sisters would have been so glad to
come if they had known you were still here --if they had thought you would
see them," Lord Warburton went on. "Do kindly let them see you before you
leave England."
|
-Mis hermanas habrían tenido mucho gusto en venir a verla si
hubiesen sabido que usted estaba todavía aquí... y que las recibiría
-dijo-. ¿Tendría usted la bondad de permitirles verla antes de abandonar
Inglaterra?
|
"It would give me great pleasure; I have
such a friendly recollection of them."
|
-Será para mí un placer, pues guardo de ellas el mejor
recuerdo.
|
"I don′t know whether you would come to
Lockleigh for a day or two? You know there′s always that old promise." And
his lordship coloured a little as he made this suggestion, which gave his
face a somewhat more familiar air. "Perhaps I′m not right in saying that
just now; of course you′re not thinking of visiting. But I meant what
would hardly be a visit. My sisters are to be at Lockleigh at Whitsuntide
for five days; and if you could come then --as you say you′re not to be
very long in England --I would see that there should be literally no one
else."
|
-No sé si a usted le agradaría ir a pasar uno o dos días a
Lockleigh, pues ya sabe que está aún pendiente su antigua promesa. -El
aristócrata se ruborizó un tanto al hacer tal sugerencia, que, a pesar de
ello, comunicó a su cara mayor expresión y familiaridad. Y se arriesgó a
añadir-: Acaso no hago bien en decírselo en estos momentos, pero no ha de
pensar usted en que va de visita, pues ésta no tendría carácter de′ tal.
Mis hermanas pasarán cinco días en Lockleigh durante la próxima Pascua de
Pentecostés; y si para entonces pudiese usted ir, ya que dice que no
estará mucho más tiempo en Inglaterra, yo me las arreglaría para que no
hubiese allí ninguna otra persona.
|
Isabel wondered if not even the young
lady he was to marry would be there with her mamma; but she did not
express this idea. "Thank you extremely," she contented herself with
saying; "I′m afraid I hardly know about Whitsuntide."
|
Isabel se preguntó si ni siquiera estaría allí la joven
aristócrata con quien debía casarse, acompañada de su mamá, pero no hizo
ninguna alusión al respecto. -Se lo agradezco infinito -se limitó a
contestar-. Pero no sé qué será de mí para la Pascua de Pentecostés.
|
"But I have your promise --haven′t I?
--for some other time."
|
-De todos modos tengo su promesa..., ¿no es cierto?..., para
otra ocasión.
|
There was an interrogation in this; but
Isabel let it pass. She looked at her interlocutor a moment, and the
result of her observation was that --as had happened before --she felt
sorry for him. "Take care you don′t miss your train," she said. And then
she added: "I wish you every happiness."
|
En tal respuesta se encerraba una verdadera pregunta, pero
Isabel hizo como si la pasara por alto. Ella lo contempló un instante y
como resultado de tal contemplación dedujo -como ya otra vez le
aconteciera -que sentía pena por él. -Tenga cuidado; no vaya a perder el
tren -dijo. Y luego añadió-: Le deseo toda clase de felicidad.
|
He blushed again, more than before, and
he looked at his watch. "Ah yes, 6.40; I haven′t much time, but I′ve a fly
at the door. Thank you very much." It was not apparent whether the thanks
applied to her having reminded him of his train or to the more sentimental
remark. "Good-bye, Mrs. Osmond; good-bye." He shook hands with her,
without meeting her eyes, and then he turned to Mrs. Touchett, who had
wandered back to them. With her his parting was equally brief; and in a
moment the two ladies saw him move with long steps across the lawn.
|
Él se ruborizó más todavía que antes y miró su reloj. -Las
seis y media; no me queda mucho tiempo, pero tengo un coche en la puerta.
Mil gracias. -Y el caso es que no sería fácil decir si aquella
manifestación de gratitud se debía a que le hubiera recordado la hora del
tren o al comentario más sentimental-. Adiós, señora Osmond, adiós. Le dio
la mano sin mirarla a los ojos y se volvió hacia la señora Touchett, que
iba un poco detrás de ellos. Se despidió de ella con idéntica premura y,
al cabo de un momento, las dos damas le vieron alejarse a grandes zancadas
por el prado..
|
"Are you very sure he′s to be married?"
Isabel asked of her aunt.
|
-¿Está usted segura de que se va a casar? -preguntó Isabel a
su tía.
|
"I can′t be surer than he; but he seems
sure. I congratulated him, and he accepted it."
|
-No puedo estar más segura que él, pero él parece estarlo. Lo
he felicitado por su próxima boda y ha aceptado la felicitación.
|
"Ah," said Isabel, "I give it up!"
--while her aunt returned to the house and to those avocations which the
visitor had interrupted.
|
Y, mientras su tía se internaba de nuevo en la casa para
entregarse a las ocupaciones que el visitante había interrumpido, Isabel
dijo: -¡Bah! Renuncio a entenderlo.
|
She gave it up, but she still thought of
it --thought of it while she strolled again under the great oaks whose
shadows were long upon the acres of turf. At the end of a few minutes she
found herself near a rustic bench, which, a moment after she had looked at
it, struck her as an object recognised. It was not simply that she had
seen it before, nor even that she had sat upon it; it was that on this
spot something important had happened to her --that the place had an air
of association. Then she remembered that she had been sitting there, six
years before, when a servant brought her from the house the letter in
which Caspar Goodwood informed her that he had followed her to Europe; and
that when she had read the letter she looked up to hear Lord Warburton
announcing that he should like to marry her. It was indeed an historical,
an interesting, bench; she stood and looked at it as if it might have
something to say to her. She wouldn′t sit down on it now --she felt rather
afraid of it. She only stood before it, and while she stood the past came
back to her in one of those rushing waves of emotion by which persons of
sensibility are visited at odd hours. The effect of this agitation was a
sudden sense of being very tired, under the influence of which she
overcame her scruples and sank into the rustic seat. I have said that she
was restless and unable to occupy herself; and whether or no, if you had
seen her there, you would have admired the justice of the former epithet,
you would at least have allowed that at this moment she was the image of a
victim of idleness. Her attitude had a singular absence of purpose; her
hands, hanging at her sides, lost themselves in the folds of her black
dress; her eyes gazed vaguely before her. There was nothing to recall her
to the house; the two ladies, in their seclusion, dined early and had tea
at an indefinite hour. How long she had sat in this position she could not
have told you; but the twilight had grown thick when she became aware that
she was not alone. She quickly straightened herself, glancing about, and
then saw what had become of her solitude. She was sharing it with Caspar
Goodwood, who stood looking at her, a few yards off, and whose footfall on
the unresonant turf, as he came near, she had not heard. It occurred to
her in the midst of this that it was just so Lord Warburton had surprised
her of old.
|
Renunciaba a entenderlo, es verdad, lo cual no evitó que
continuara pensando en tal cosa..., mientras volvía a pasar bajo los
grandes robles cuyas sombras se alargaban sobre el profuso y fresco
césped. Al cabo de unos minutos se encontró frente a un banco rústico que
la hizo detenerse; lo contempló despacio y le pareció un objeto conocido.
Pero no le resultaba conocido por el mero hecho de haberlo visto antes ni
de haberse sentado en él, sino porque precisamente en tal sitio le había
ocurrido algo importante, y, por ende, se le presentaba con un aire de
asociación propicia de ideas. Isabel recordó que, hacía seis años, estaba
sentada en aquel banco cuando un criado de la casa le entregó una carta en
la que Gaspar Goodwood le comunicaba que había ido a Europa en pos de
ella; y que, en cuanto acabó de leer la carta, vio a lord Warburton en pie
ante ella y le oyó pedirle que se casara con él. Por tanto, para ella era
un banco interesante; más todavía, histórico. Así pues, se detuvo al verlo
como si aquel asiento tuviera algo que decirle. No, ya no se volvería a
sentar en él..., parecía inspirarle miedo. De suerte que se quedó inmóvil
ante él, mientras el recuerdo del pasado acudía a su memoria en una de
esas oleadas que de vez en cuando parecen sepultar a personas de gran
sensibilidad en ciertos extraños momentos. El efecto que tal agitación le
produjo fue el de un intenso y súbito cansancio que la obligó a olvidar
sus escrúpulos y dejarse caer en el rústico asiento. Como ya se ha dicho,
se sentía desasosegada e incapaz de concentrarse en nada; y aun cuando,
por una u otra razón, pudiera considerarse justo o inapropiado el epíteto
con que acabamos de describirla, no se puede por menos de reconocer que en
tal momento era la viva imagen de la indolencia. En toda su actitud podía
adivinarse la carencia completa de propósito: sus manos languidecían
inactivas sobre la falda del negro vestido, y su mirada estaba absorta.
Nada había que le incitase a entrar de nuevo en la casa, pues las dos
damas, tan solas en la morada inmensa, solían cenar pronto y el té lo
tomaban a cualquier hora. Imposible sería decir cuánto tiempo permaneció
en actitud semejante. Lo cierto es que el crepúsculo había ido
adensándose, y entonces se dio cuenta de que no estaba sola. Volvió en sí,
enderezó su abandonado cuerpo y, esparciendo la mirada en derredor, vio
que estaba compartiendo su soledad con Gaspar Goodwood. Éste se hallaba de
pie a poca distancia de ella, que no había oído sus sordos pasos sobre el
césped blando, por cercanos que eran. Y, en medio de aquella rápida
visión, Isabel se acordó instantáneamente de que del mismo modo y en el
mismo sitio la había sorprendido lord b Warburton seis años antes.
|
She instantly rose, and as soon as
Goodwood saw he was seen he started forward. She had had time only to rise
when, with a motion that looked like violence, but felt like --she knew
not what, he grasped her by the wrist and made her sink again into the
seat. She closed her eyes; he had not hurt her; it was only a touch, which
she had obeyed. But there was something in his face that she wished not to
see. That was the way he had looked at her the other day in the
churchyard; only at present it was worse. He said nothing at first; she
only felt him close to her --beside her on the bench and pressingly turned
to her. It almost seemed to her that no one had ever been so close to her
as that. All this, however, took but an instant, at the end of which she
had disengaged her wrist, turning her eyes upon her visitant. "You′ve
frightened me," she said.
|
Isabel se levantó en el acto, y Goodwood, en cuanto se dio
cuenta de que le había visto, avanzó hacia ella. Apenas había tenido
tiempo Isabel de levantarse cuando, con un gesto que parecía de violencia
y, sin embargo, trascendía a no sabía ella qué otra cosa, él la asió de la
muñeca y la obligó a sentarse nuevamente en el banco. Cerró Isabel los
ojos y, pese a no sentir daño alguno, pues él apenas la había tocado,
obedeció aquel mudo mandato. Algo había, sin embargo, en el semblante de
Goodwood que habría preferido no haber visto: la misma expresión con que
días atrás la mirara en el pequeño cementerio..., sólo que en el momento
actual era mucho peor. Al principio, él no dijo palabra; sólo le sintió a
su vera, en el banco, con el rostro vuelto hacia ella. Le parecía que
nadie había estado jamás tan cerca de su cuerpo como en aquel instante lo
estaba Gaspar Goodwood, mas fue sólo un instante. -Me ha asustado usted
-dijo la dama, mirándole de frente y liberando la muñeca de la mano de él.
|
"I didn′t mean to," he answered, "but if
I did a little, no matter. I came from London a while ago by the train,
but I couldn′t come here directly. There was a man at the station who got
ahead of me. He took a fly that was there, and I heard him give the order
to drive here. I don′t know who he was, but I didn′t want to come with
him; I wanted to see you alone. So I′ve been waiting and walking about.
I′ve walked all over, and I was just coming to the house when I saw you
here. There was a keeper, or some one, who met me; but that was all right,
because I had made his acquaintance when I came here with your cousin. Is
that gentleman gone? Are you really alone? I want to speak to you."
Goodwood spoke very fast; he was as excited as when they had parted in
Rome. Isabel had hoped that condition would subside; and she shrank into
herself as she perceived that, on the contrary, he had only let out sail.
She had a new sensation; he had never produced it before; it was a feeling
of danger. There was indeed something really formidable in his resolution.
She gazed straight before her; he, with a hand on each knee, leaned
forward, looking deeply into her face. The twilight seemed to darken round
them. "I want to speak to you," he repeated; "I′ve something particular to
say. I don′t want to trouble you --as I did the other day in Rome. That
was of no use; it only distressed you. I couldn′t help it; I knew I was
wrong. But I′m not wrong now; please don′t think I am," he went on with
his hard, deep voice melting a moment into entreaty. "I came here to-day
for a purpose. It′s very different. It was vain for me to speak to you
then; but now I can help you."
|
-No ha sido ésa mi intención -contestó Goodwood sinceramente-,
pero si la asusté, no tiene importancia. Llegué hace un rato de Londres en
el tren, pero no pude venir enseguida porque en la estación había otro
hombre que se me adelantó; tomó un cabriolé que allí había y le oí dar la
orden de que le condujeran aquí. Ignoro quién era, pero no quise venir con
él porque quería verla a usted a solas. Por eso estuve esperando y
merodeando por aquí cerca, y ya me disponía a dirigirme a la casa cuando
la vi sentada aquí. Me encontré a un guarda, pero, como me conocía de
cuando vine acompañando a su primo, no me molestó para nada. ¿Se fue ya
ese caballero? ¿Está usted verdaderamente sola? Porque estoy decidido a
hablar con usted. Goodwood dijo todo esto muy deprisa, pues se sentía muy
excitado, como cuando se separaron en Roma. Isabel había estado esperando
que mejoraran las condiciones, pero vio que tenía que replegarse en sí
misma al darse cuenta de que el otro no había hecho sino empezar a largar
velas. Y experimentó una sensación que él no le había producido nunca
antes: le daba miedo, e indudablemente se debía al carácter extraordinario
de su resolución. Ella miró al frente con la vista fija en el vacío,
mientras él, con una mano sobre cada una de sus rodillas, se inclinaba
hacia delante mirándola con avidez al rostro. El crepúsculo comenzó a
oscurecerse cada vez más en torno a ellos, y entonces Goodwood repitió:
-Necesito hablar con usted; tengo algo muy importante que decirle. No
quiero molestarla... como hice en Roma en otra ocasión. Era completamente
inútil y no conseguí más que inquietarla. No pude remediarlo, a pesar de
que sabía que hacía mal. Pero ahora no hago mal; por favor, no vaya a
pensar que hago mal. -Calló un segundo y prosiguió con aquella voz
profunda y dura, con una mezcla de súplica-: Hoy he venido aquí con un
propósito perfectamente definido, lo cual es bien distinto. Entonces era
inútil que le hablase, pero ahora sé que puedo prestarle una valiosa
ayuda.
|
She couldn′t have told you whether it was
because she was afraid, or because such a voice in the darkness seemed of
necessity a boon; but she listened to him as she had never listened
before; his words dropped deep into her soul. They produced a sort of
stillness in all her being; and it was with an effort, in a moment, that
she answered him. "How can you help me?" she asked in a low tone, as if
she were taking what he had said seriously enough to make the enquiry in
confidence.
|
Imposible le habría sido a Isabel decir entonces si era miedo,
o que aquella voz en la oscuridad le parecía un verdadero regalo, pero lo
cierto es que le escuchó como no le había escuchado jamás y que sus
palabras fueron filtrándose lentamente hasta lo más profundo de su alma de
mujer, produciéndole una especie de sosiego, hasta el extremo de obligarla
a preguntarle: -¿Cómo puede usted prestarme ayuda? -Y lo preguntó en un
tono bajo, como si se tomara lo dicho por él lo suficientemente en serio
para hacer su pregunta confidencialmente.
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"By inducing you to trust me. Now I know
--to-day I know. Do you remember what I asked you in Rome? Then I was
quite in the dark. But to-day I know on good authority; everything′s clear
to me to-day. It was a good thing when you made me come away with your
cousin. He was a good man, a fine man, one of the best; he told me how the
case stands for you. He explained everything; he guessed my sentiments. He
was a member of your family and he left you --so long as you should be in
England --to my care," said Goodwood as if he were making a great point.
"Do you know what he said to me the last time I saw him --as he lay there
where he died? He said: ′Do everything you can for her; do everything
she′ll let you.′ "
|
-Convenciéndola de que confíe en mí. Ahora ya sé..., hoy ya
sé. ¿Se acuerda de lo que le pregunté en Roma? Entonces, yo estaba casi
por completo en las tinieblas. Pero hoy sé lo que sé de buena fuente, y
todo se me aparece con claridad meridiana. Fue una buena idea hacer que me
marchase de Roma acompañando a su primo. Era un buen hombre, un hombre
excelente. Y él me explicó la situación en que usted se halla. Me lo
explicó todo porque vislumbró mis verdaderos sentimientos. El era uno de
los miembros de su familia y la dejó a usted a mi cuidado durante el
tiempo que permaneciese en Inglaterra. -Diciendo esto, Goodwood parecía
querer dejar sentado un punto de la máxima importancia-. ¿ Sabe lo que me
dijo la última vez que le vi..., acostado en el mismo lecho donde murió?
Pues me dijo: haga por ella cuanto pueda, todo cuanto ella le permita
hacer.
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Isabel suddenly got up. "You had no
business to talk about me!"
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Isabel se levantó de pronto y dijo rotundamente: -No tenían
por qué hablar de mí.
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"Why not --why not, when we talked in
that way?" he demanded, following her fast. "And he was dying --when a
man′s dying it′s different." She checked the movement she had made to
leave him; she was listening more than ever; it was true that he was not
the same as that last time. That had been aimless, fruitless passion, but
at present he had an idea, which she scented in all her being. "But it
doesn′t matter!" he exclaimed, pressing her still harder, though now
without touching a hem of her garment. "If Touchett had never opened his
mouth I should have known all the same. I had only to look at you at your
cousin′s funeral to see what′s the matter with you. You can′t deceive me
any more; for God′s sake be honest with a man who′s so honest with you.
You′re the most unhappy of women, and your husband′s the deadliest of
fiends."
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-¿Por qué no, si lo hicimos de la manera que digo? -replicó él
rápidamente-. Además, el pobre estaba moribundo, y cuando un hombre se
está muriendo todo cambia. -Contuvo ella el movimiento que había iniciado
con intención de alejarse; prestaba más atención que nunca a lo que
entonces decía, pues tenía razón al afirmar que no era como la última vez.
Entonces era una pasión sin objeto, completamente infructuosa, mientras
que ahora él estaba como poseído de una idea fija que a ella le parecía
que estaba trascendiendo a todo su ser. -Pero no importa -exclamó él
acorralándola más todavía, aunque sin tocarle siquiera la ropa-. Si
Touchett no hubiese abierto la boca, yo lo habría sabido exactamente
igual. Me habría bastado con mirarla en el entierro de su primo para ver
claramente lo que le pasa. Usted no puede seguir engañándome por más
tiempo. ¡Por los clavos de Cristo, sea usted sincera con un hombre que es
completamente sincero con usted! Usted es la más infeliz de todas las
mujeres y su marido el más fatal de los malvados.
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She turned on him as if he had struck
her. "Are you mad?" she cried.
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Ella se revolvió contra él como si la hubiera golpeado y
exclamó: -¿Está usted loco?
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"I′ve never been so sane; I see the whole
thing. Don′t think it′s necessary to defend him. But I won′t say another
word against him; I′ll speak only of you," Goodwood added quickly. "How
can you pretend you′re not heart-broken? You don′t know what to do --you
don′t know where to turn. It′s too late to play a part; didn′t you leave
all that behind you in Rome? Touchett knew all about it, and I knew it too
--what it would cost you to come here. It will have cost you your life?
Say it will" --and he flared almost into anger: "give me one word of
truth! When I know such a horror as that, how can I keep myself from
wishing to save you? What would you think of me if I should stand still
and see you go back to your reward? ′It′s awful, what she′ll have to pay
for it!′ --that′s what Touchett said to me. I may tell you that, mayn′t I?
He was such a near relation!" cried Goodwood, making his queer grim point
again. "I′d sooner have been shot than let another man say those things to
me; but he was different; he seemed to me to have the right. It was after
he got home --when he saw he was dying, and when I saw it too. I
understand all about it: you′re afraid to go back. You′re perfectly alone;
you don′t know where to turn. You can′t turn anywhere; you know that
perfectly. Now it is therefore that I want you to think of ME."
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-Nunca he estado tan cuerdo como ahora. Ahora lo veo todo
claro. No hay que defenderle, pero no diré una sola palabra más en contra
de él. Hablaré sólo de usted. -Y añadió rápidamente-: ¿Pretende por
ventura decir que no tiene destrozado el corazón? No sabe qué hacer, ni
adonde ir. Ya es demasiado tarde para fingir, ha debido de dejar en Roma
ese método. Touchett estaba al corriente de todo... y yo también... sabía
lo que le costaría venir. ¿No le ha costado la vida misma?... Dígalo,
tenga el valor de decir que sí... -Y parecía que se encendía de rabia-.
Por favor, dígame la verdad, aunque sólo sea una palabra de verdad. ¿Cómo
no voy a querer salvarla sabiendo todo ese horror? ¿Qué pensaría de mí si
me quedara tan tranquilo viendo que vuelve a recibir su merecido? «¡ Es
horrible lo que tendrá que sufrir por ello!», me dijo Touchett. ¿Acaso no
puedo decirle esto? ¡Él era un pariente muy cercano! -exclamó Goodwood,
tratando de dejar bien sentado de nuevo ese estrambótico y siniestro
punto-. Habría preferido mil veces que me mataran antes de que otro hombre
me dijese una cosa semejante, pero él era distinto y me pareció que tenía
perfecto derecho a decirlo. Fue estando ya en su casa, cuando vio que
estaba muriéndose y yo también lo vi. Comprendo cuanto le ocurre. Usted
tiene miedo de volver allá. Está completamente sola y no sabe adonde ir.
No le es posible ir a ninguna parte, lo sabe perfectamente. Por eso quiero
que piense usted en mí.
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"To think of ′you′?" Isabel said,
standing before him in the dusk. The idea of which she had caught a
glimpse a few moments before now loomed large. She threw back her head a
little; she stared at it as if it had been a comet in the sky.
|
-¿Que piense en usted? -preguntó Isabel permaneciendo de pie
en la oscuridad cada vez mayor. La idea que le había parecido vislumbrar
hacía un instante brillaba ahora con toda fuerza. Echó la cabeza atrás y
le miró fijamente corno si estuviera contemplando un cometa que vagara por
el espacio.
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"You don′t know where to turn. Turn
straight to ME. I want to persuade you to trust me," Goodwood repeated.
And then he paused with his shining eyes. "Why should you go back --why
should you go through that ghastly form?"
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-Usted no sabe adonde ir -repitió Goodwood-. ¡Venga
directamente hacia mí! Quiero convencerla de que deposite su confianza en
mí. -Se detuvo un momento, con los ojos brillantes, y prosiguió-: ¿Para
qué va a volver allá..., para qué va a pasar por esa espantosa formalidad?
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"To get away from YOU!" she answered. But
this expressed only a little of what she felt. The rest was that she had
never been loved before. She had believed it, but this was different; this
was the hot wind of the desert, at the approach of which the others
dropped dead, like mere sweet airs of the garden. It wrapped her about; it
lifted her off her feet, while the very taste of it, as of something
potent, acrid and strange, forced open her set teeth.
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-Para alejarme de usted -respondió ella. Pero con tales
palabras no expresaba más que una parte de lo que sentía. El resto era que
nunca hasta entonces la habían amado de veras. Ella había creído que sí,
pero esto era cosa bien distinta; era como el viento abrasador del
desierto, que anula a todos los demás como si fuesen leves brisas de
jardín. Y aquel viento abrasador la envolvía, la elevaba, al tiempo que su
sabor, como algo extraño, poderoso y acre, penetraba entre sus dientes.
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At first, in rejoinder to what she had
said, it seemed to her that he would break out into greater violence. But
after an instant he was perfectly quiet; he wished to prove he was sane,
that he had reasoned it all out. "I want to prevent that, and I think I
may, if you′ll only for once listen to me. It′s too monstrous of you to
think of sinking back into that misery, of going to open your mouth to
that poisoned air. It′s you that are out of your mind. Trust me as if I
had the care of you. Why shouldn′t we be happy --when it′s here before us,
when it′s so easy? I′m yours for ever --for ever and ever. Here I stand;
I′m as firm as a rock. What have you to care about? You′ve no children;
that perhaps would be an obstacle. As it is you′ve nothing to consider.
You must save what you can of your life; you mustn′t lose it all simply
because you′ve lost a part. It would be an insult to you to assume that
you care for the look of the thing, for what people will say, for the
bottomless idiocy of the world. We′ve nothing to do with all that; we′re
quite out of it; we look at things as they are. You took the great step in
coming away; the next is nothing; it′s the natural one. I swear, as I
stand here, that a woman deliberately made to suffer is justified in
anything in life --in going down into the streets if that will help her! I
know how you suffer, and that′s why I′m here. We can do absolutely as we
please; to whom under the sun do we owe anything? What is it that holds
us, what is it that has the smallest right to interfere in such a question
as this? Such a question is between ourselves --and to say that is to
settle it! Were we born to rot in our misery --were we born to be afraid?
I never knew YOU afraid! If you′ll only trust me, how little you will be
disappointed! The world′s all before us --and the world′s very big. I know
something about that."
|
Isabel pensó que él contestaría a lo que acababa de decirle
con un estallido aún más violento. Pero, al cabo de un instante, él se
mostró completamente tranquilo, porque quería hacer ver que estaba en su
sano juicio y que todo lo dicho lo había razonado. -Yo quiero evitar todo
eso, y creo que podré conseguirlo si usted se aviene a escucharme una sola
vez. Es verdaderamente monstruoso que piense en volver a hundirse en
aquella desgracia, en volver a abrir la boca para respirar aquel aire
emponzoñado. Es usted quien no está en sus cabales. Confíe en mí como si
estuviera a mi cargo. ¿ Por qué no vamos a ser felices..., cuando la
felicidad está aquí ante nosotros y es tan fácil alcanzarla? Yo soy suyo
para siempre..., para siempre, por toda la eternidad. Aquí me tiene, firme
como una roca. ¿Qué puede retenerla? No tiene usted hijos, lo cual sería
acaso el Cínico obstáculo. Tal como están las cosas, no tiene usted nada
que pensar. Su deber es salvar del naufragio de su vida cuanto le sea
posible. No puede resignarse a perderlo todo por la simple razón de que ha
perdido ya una parte. Sería un insulto a sí misma pretender decir que lo
que la detiene es la mera apariencia de las cosas, el qué dirán, la
insondable estupidez de la sociedad. Nosotros no tenemos absolutamente
nada que ver con todo eso, usted está ya completamente fuera y por encima
de todo ello, y los dos miramos las cosas cara a cara, tal como son. El
primer gran paso ya lo dio usted marchándose, y el siguiente no es nada;
es el natural. Juro, como que estoy aquí de pie ante usted, que una mujer
a la que se hace sufrir intencionadamente tiene derecho a hacer cualquier
cosa..., incluso a lanzarse a la calle, si eso ha de servirle de algo. Yo
sé perfectamente cómo sufre usted, y por eso estoy aquí. Los dos podemos
hacer lo que nos agrade; no hay nadie en el mundo a quien le debamos
absolutamente nada. ¿Qué puede, pues, retenernos, qué puede tener el
derecho más insignificante de oponérsenos en una cuestión semejante? Esto
es un asunto entre usted y yo... Y el mero hecho de decirlo ya es
resolverlo. ¿Por ventura nacimos para pudrirnos en la desgracia, para
tener siempre miedo? Yo no he visto nunca que usted tuviera miedo. Si
confía en mí, no se llevará la menor decepción. Tenemos el mundo entero
por delante, y el mundo es inmenso. Yo sé algo de eso.
|
Isabel gave a long murmur, like a
creature in pain; it was as if he were pressing something that hurt her.
"The world′s very small," she said at random; she had an immense desire to
appear to resist. She said it at random, to hear herself say something;
but it was not what she meant. The world, in truth, had never seemed so
large; it seemed to open out, all round her, to take the form of a mighty
sea, where she floated in fathomless waters. She had wanted help, and here
was help; it had come in a rushing torrent. I know not whether she
believed everything he said; but she believed just then that to let him
take her in his arms would be the next best thing to her dying. This
belief, for a moment, was a kind of rapture, in which she felt herself
sink and sink. In the movement she seemed to beat with her feet, in order
to catch herself, to feel something to rest on.
|
-El mundo es muy pequeño -dijo al azar. Parecía
experimentar un gran deseo de resistir. Por eso contestó al azar, para
oírse a sí misma decir algo; pero no era aquello lo que, en realidad,
sentía. El mundo, a decir verdad, jamás le había parecido tan inmenso. La
envolvía como un mar poderoso en cuyas aguas insondables flotase. Quería
auxilio, y el auxilio había llegado hasta ella como un torrente
desbordado. Imposible sería saber si ella creía todo lo que él decía, pero
en aquel instante creyó que lo mejor que podía acontecerle, después de la
felicidad de la muerte, sería dejar que él la estrechase fuertemente en
sus brazos. Tal idea fue para ella durante un momento como una especie de
arrebato en el que le parecía hundirse cada vez más. Y en tal movimiento
se le antojaba estar agitando los pies para agarrarse a algo, para sentir
algo en lo que apoyarse. Isabel prorrumpió en un largo murmullo, como una
criatura en medio de su dolor, como si él estuviera oprimiéndole algo que
le hiciese daño.
|
"Ah, be mine as I′m yours!" she heard her
companion cry. He had suddenly given up argument, and his voice seemed to
come, harsh and terrible, through a confusion of vaguer sounds.
|
-¡Sea mía como yo soy suyo! -oyó exclamar a su compañero. Este
había prescindido súbitamente de toda clase de argumentos, y su voz
parecía llegar de lo hondo, áspera y terrible, en medio de la gran
confusión de otros sonidos más vagos.
|
This however, of course, was but a
subjective fact, as the metaphysicians say; the confusion, the noise of
waters, all the rest of it, were in her own swimming head. In an instant
she became aware of this. "Do me the greatest kindness of all," she
panted. "I beseech you to go away!"
|
Sin embargo, aquello no pasaba de ser un hecho meramente
subjetivo, como diría un metafísico. La confusión, el ruido de las aguas
enfurecidas, todo lo demás no existían más que en su cabeza, a la deriva.
Enseguida se dio cuenta de ello y con voz suspirante dijo: -Le suplico que
se vaya.
|
"Ah, don′t say that. Don′t kill me!" he
cried.
|
-Por favor, no diga eso; no quiera matarme -contestó él
enardecido.
|
She clasped her hands; her eyes were
streaming with tears. "As you love me, as you pity me, leave me alone!"
|
Juntó ella las manos, y sus ojos se anegaron en lágrimas
calientes. -Ya que me ama, ya que me compadece, déjeme sola.
|
He glared at her a moment through the
dusk, and the next instant she felt his arms about her and his lips on her
own lips. His kiss was like white lightning, a flash that spread, and
spread again, and stayed; and it was extraordinarily as if, while she took
it, she felt each thing in his hard manhood that had least pleased her,
each aggressive fact of his face, his figure, his presence, justified of
its intense identity and made one with this act of possession. So had she
heard of those wrecked and under water following a train of images before
they sink. But when darkness returned she was free. She never looked about
her; she only darted from the spot. There were lights in the windows of
the house; they shone far across the lawn. In an extraordinarily short
time --for the distance was considerable --she had moved through the
darkness (for she saw nothing) and reached the door. Here only she paused.
She looked all about her; she listened a little; then she put her hand on
the latch. She had not known where to turn; but she knew now. There was a
very straight path.
|
El la contempló un momento a través de la penumbra, y en el
acto ella sintió que sus brazos la estrechaban y que sus labios oprimían
los suyos. Aquel beso fue como un blanco relámpago que se extendía, se
extendía cada vez más y permanecía fijo. Y sucedió que, mientras ella lo
estaba recibiendo, le pareció sentir aquellas cosas de su implacable
virilidad que menos le agradaban, cada gesto agresivo de su rostro, su
figura, su presencia misma, que justificaban su profunda identidad y se
confundían con aquel acto de posesión. Recordó lo que había oído contar de
ciertos ahogados, que bajo el agua ven desfilar una serie de imágenes de
cosas vividas al tiempo que se van ahogando. Pero cuando las sombras se
adueñaron nuevamente de todo se sintió perfectamente libre. Ya no volvió a
mirar en derredor suyo lo único que hizo fue huir de aquel sitio. Había
luz en las ventanas de la casa, y alumbraba desde lejos el prado. En un
tiempo extraordinariamente breve, dada la gran distancia que de ella la
separaba, Isabel llegó a la puerta atravesando la negrura, pues no veía
absolutamente nada. Una vez allí se detuvo un instante y miró a su
alrededor; escuchó un instante y puso la mano sobre el picaporte. Tal como
él dijera, hasta entonces no había sabido adonde ir; pero ahora ya lo
sabía. Veía una senda bien recta ante ella.
|
Two days afterwards Caspar Goodwood
knocked at the door of the house in Wimpole Street in which Henrietta
Stackpole occupied furnished lodgings. He had [sic}"> hardly
removed his hand from the knocker when the door was opened and Miss
Stackpole herself stood before him. She had on her hat and jacket; she was
on the point of going out. "Oh, good-morning," he said, "I was in hopes I
should find Mrs. Osmond."
|
Dos días después Gaspar Goodwood llamó a la puerta de la casa
de la calle Wimpole, donde Henrietta ocupaba varias habitaciones
amuebladas. Apenas había apartado la mano del llamador cuando apareció la
señorita Stackpole en persona. Tenía el sombrero puesto y la chaqueta,
pues estaba preparándose para salir. -Buenos días -dijo el señor
Goodwood-. Esperaba encontrar a la señora Osmond.
|
Henrietta kept him waiting a moment for
her reply; but there was a good deal of expression about Miss Stackpole
even when she was silent. "Pray what led you to suppose she was here?"
|
Henrietta le hizo esperar un momento su respuesta, pero el
rostro de la señorita Stackpole era sumamente expresivo incluso cuando
ella permanecía en silencio. -Y qué le ha hecho suponer que estuviese
aquí?
|
"I went down to Gardencourt this morning,
and the servant told me she had come to London. He believed she was to
come to you."
|
-Esta mañana fui a Gardencourt y un criado me dijo que estaba
en Londres y que creía que venía a verla.
|
Again Miss Stackpole held him --with an
intention of perfect kindness --in suspense. "She came here yesterday, and
spent the night. But this morning she started for Rome."
|
La señorita Stackpole le tuvo de nuevo, a todas luces con
buena intención, en suspenso. -Vino ayer, es cierto, y ha pasado aquí la
noche. Pero esta misma mañana partió para Roma.
|
Caspar Goodwood was not looking at her;
his eyes were fastened on the doorstep. "Oh, she started --?" he
stammered. And without finishing his phrase or looking up he stiffly
averted himself. But he couldn′t otherwise move.
|
Gaspar Goodwood no la miraba, pues sus ojos estaban clavados
en los escalones de la puerta. -¡Ah! Partió... -consiguió balbucir. Y sin
terminar la frase ni levantar la vista, se apartó. Pero no pudo seguir
moviéndose.
|
Henrietta had come out, closing the door
behind her, and now she put out her hand and grasped his arm. "Look here,
Mr. Goodwood," she said; "just you wait!"
|
Henrietta ya había salido, cerrando la puerta tras de sí, y le
cogió del brazo. -Mire, señor Goodwood, lo que debe usted hacer es
esperar.
|
On which he looked up at her --but only
to guess, from her face, with a revulsion, that she simply meant he was
young. She stood shining at him with that cheap comfort, and it added, on
the spot, thirty years to his life. She walked him away with her, however,
as if she had given him now the key to patience.
|
Al oír esto, él la miró fijamente, pero no fue sino para
adivinar por su semblante, bien a su pesar, que lo único que había querido
decir es que todavía era joven. Ella sonreía al ofrecerle aquel pobre
consuelo, que en aquel mismo instante le echó treinta años encima. Y
empezó a caminar cogida de su brazo, como si creyera haberle proporcionado
la clave de la paciencia. | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | |