Don Quijote de la Mancha, I



L′ingénieux hidalgo Don Quichotte de la Manche

Prologue

Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado , antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu son grande parte para que las musas más estériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento. Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas, antes las juzga por discreciones y lindezas y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que, aunque parezco padre, soy padrastro de Don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en este mi hijo vieres; y ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío como el más pintado, y estás en tu casa, donde eres señor della, como el rey de sus alcabalas, y sabes lo que comúnmente se dice: que debajo de mi manto, al rey mato. Todo lo cual te esenta y hace libre de todo respecto y obligación; y así, puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calunien por el mal ni te premien por el bien que dijeres della. Lecteur inoccupé, tu me croiras bien, sans exiger de serment, si je te dis que je voudrais que ce livre, comme enfant de mon intelligence, fût le plus beau, le plus élégant et le plus spirituel qui se pût imaginer ; mais, hélas ! je n′ai pu contrevenir aux lois de la nature, qui veut que chaque être engendre son semblable. Ainsi, que pouvait engendrer un esprit stérile et mal cultivé comme le mien, sinon l′histoire d′un fils sec, maigre, rabougri, fantasque, plein de pensées étranges et que nul autre n′avait conçues, tel enfin qu′il pouvait s′engendrer dans une prison, où toute incommodité a son siège, où tout bruit sinistre fait sa demeure ? Le loisir et le repos, la paix du séjour, l′aménité des champs, la sérénité des cieux, le murmure des fontaines, le calme de l′esprit, toutes ces choses concourent à ce que les muses les plus stériles se montrent fécondes, et offrent au monde ravi des fruits merveilleux qui le comblent de satisfaction. Arrive-t-il qu′un père ait un fils laid et sans aucune grâce, l′amour qu′il porte à cet enfant lui met un bandeau sur les yeux pour qu′il ne voie pas ses défauts ; au contraire, il les prend pour des saillies, des gentillesses, et les conte à ses amis pour des traits charmants d′esprit et de malice. Mais moi, qui ne suis, quoique j′en paraisse le père véritable, que le père putatif2] de don Quichotte, je ne veux pas suivre le courant de l′usage, ni te supplier, presque les larmes aux yeux, comme d′autres font, très-cher lecteur, de pardonner ou d′excuser les défauts que tu verras en cet enfant, que je te présente pour le mien. Puisque tu n′es ni son parent ni son ami ; puisque tu as ton âme dans ton corps avec son libre arbitre, autant que le plus huppé ; puisque tu habites ta maison, dont tu es seigneur autant que le roi de ses tributs, et que tu sais bien le commun proverbe : « Sous mon manteau je tue le roi, » toutes choses qui t′exemptent à mon égard d′obligation et de respect, tu peux dire de l′histoire tout ce qui te semblera bon, sans crainte qu′on te punisse pour le mal, sans espoir qu′on te récompense pour le bien qu′il te plaira d′en dire.
Sólo quisiera dártela monda y desnuda, sin el ornato de prólogo, ni de la inumerabilidad y catálogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse. Porque te sé decir que, aunque me costó algún trabajo componerla, ninguno tuve por mayor que hacer esta prefación que vas leyendo. Muchas veces tomé la pluma para escribille, y muchas la dejé, por no saber lo que escribiría; y, estando una suspenso, con el papel delante, la pluma en la oreja, el codo en el bufete y la mano en la mejilla, pensando lo que diría, entró a deshora un amigo mío, gracioso y bien entendido, el cual, viéndome tan imaginativo, me preguntó la causa; y, no encubriéndosela yo, le dije que pensaba en el prólogo que había de hacer a la historia de don Quijote, y que me tenía de suerte que ni quería hacerle, ni menos sacar a luz las hazañas de tan noble caballero. Seulement, j′aurais voulu te la donner toute nue, sans l′ornement du prologue, sans l′accompagnement ordinaire de cet innombrable catalogue de sonnets, d′épigrammes, d′éloges, qu′on a l′habitude d′imprimer en tête des libre. Car je dois te dire que, bien que cette histoire m′ait coûté quelque travail à la composer, aucun ne m′a semblé plus grand que celui de faire cette préface que tu es à lire. Bien souvent j′ai pris la plume pour l′écrire, et je l′ai toujours posée, ne sachant ce que j′écrirais. Mais un jour que j′étais indécis, le papier devant moi, la plume sur l′oreille, le coude sur la table et la main sur la joue, pensant à ce que j′allais dire, voilà que tout à coup entre un de mes amis, homme d′intelligence et d′enjouement, lequel, me voyant si sombre et si rêveur, m′en demanda la cause. Comme je ne voulais pas la lui cacher, je lui répondis que je pensais au prologue qu′il fallait écrire pour l′histoire de don Quichotte, et que j′étais si découragé que j′avais résolu de ne pas le faire, et dès lors de ne pas mettre au jour les exploits d′un si noble chevalier.
-Porque, ¿cómo queréis vos que no me tenga confuso el qué dirá el antiguo legislador que llaman vulgo cuando vea que, al cabo de tantos años como ha que duermo en el silencio del olvido , salgo ahora, con todos mis años a cuestas, con una leyenda seca como un esparto, ajena de invención , menguada de estilo, pobre de concetos y falta de toda erudición y doctrina; sin acotaciones en las márgenes y sin anotaciones en el fin del libro, como veo que están otros libros, aunque sean fabulosos y profanos, tan llenos de sentencias de Aristóteles, de Platón y de toda la caterva de filósofos, que admiran a los leyentes y tienen a sus autores por hombres leídos, eruditos y elocuentes? ¿Pues qué, cuando citan la Divina Escritura? No dirán sino que son unos santos Tomases y otros doctores de la Iglesia; guardando en esto un decoro tan ingenioso, que en un renglón han pintado un enamorado destraído y en otro hacen un sermoncico cristiano, que es un contento y un regalo oílle o leelle. De todo esto ha de carecer mi libro, porque ni tengo qué acotar en el margen, ni qué anotar en el fin, ni menos sé qué autores sigo en él, para ponerlos al principio, como hacen todos, por las letras del A.B.C., comenzando en Aristóteles y acabando en Xenofonte y en Zoílo o Zeuxis, aunque fue maldiciente el uno y pintor el otro. También ha de carecer mi libro de sonetos al principio, a lo menos de sonetos cuyos autores sean duques, marqueses , condes, obispos, damas o poetas celebérrimos; aunque, si yo los pidiese a dos o tres oficiales amigos, yo sé que me los darían, y tales, que no les igualasen los de aquellos que tienen más nombre en nuestra España. En fin, señor y amigo mío -proseguí-, yo determino que el señor don Quijote se quede sepultado en sus archivos en la Mancha, hasta que el cielo depare quien le adorne de tantas cosas como le faltan; porque yo me hallo incapaz de remediarlas , por mi insuficiencia y pocas letras, y porque naturalmente soy poltrón y perezoso de andarme buscando autores que digan lo que yo me sé decir sin ellos. De aquí nace la suspensión y elevamiento, amigo, en que me hallastes; bastante causa para ponerme en ella la que de mí habéis oído. « Car enfin, lui dis-je, comment voudriez-vous que je ne fusse pas en souci de ce que va dire cet antique législateur qu′on appelle le public, quand il verra qu′au bout de tant d′années où je dormais dans l′oubli, je viens aujourd′hui me montrer au grand jour portant toute la charge de mon âge, avec une légende sèche comme du jonc, pauvre d′invention et de style, dépourvue de jeux d′esprit et de toute érudition, sans annotations en marge et sans commentaires à la fin du livre ; tandis que je vois d′autres ouvrages, même fabuleux et profanes, si remplis de sentences d′Aristote, de Platon et de toute la troupe des philosophes, qu′ils font l′admiration des lecteurs, lesquels en tiennent les auteurs pour hommes de grande lecture, érudits et éloquents ? Et qu′est-ce, bon Dieu ! quand ils citent la sainte Écriture ? ne dirait-on pas que ce sont autant de saints Thomas et de docteurs de l′Église, gardant en cela une si ingénieuse bienséance, qu′après avoir dépeint, dans une ligne, un amoureux dépravé, ils font, dans la ligne suivante, un petit sermon chrétien, si joli que c′est une joie de le lire ou de l′entendre ? De tout cela mon livre va manquer : car je n′ai rien à annoter en marge, rien à commenter à la fin, et je ne sais pas davantage quels auteurs j′y ai suivis, afin de citer leurs noms en tête du livre, comme font tous les autres, par les lettres de l′A B C, en commençant par Aristote et en finissant par Xénophon, ou par Zoïle ou Zeuxis, bien que l′un soit un critique envieux et le second un peintre. Mon livre va manquer encore de sonnets en guise d′introduction, au moins de sonnets dont les auteurs soient des ducs, des comtes, des marquis, des évêques, de grandes dames ou de célèbres poëtes ; bien que, si j′en demandais quelques-uns à deux ou trois amis, gens du métier, je sais qu′ils me les donneraient, et tels que ne les égaleraient point ceux des plus renommés en notre Espagne. Enfin, mon ami et seigneur, poursuivis-je, j′ai résolu que le seigneur don Quichotte restât enseveli dans ses archives de la Manche, jusqu′à ce que le ciel lui envoie quelqu′un qui l′orne de tant de choses dont il est dépourvu ; car je me sens incapable de les lui fournir, à cause de mon insuffisance et de ma chétive érudition, et parce que je suis naturellement paresseux d′aller à la quête d′auteurs qui disent pour moi ce que je sais bien dire sans eux. C′est de là que viennent l′indécision et la rêverie où vous me trouvâtes, cause bien suffisante, comme vous venez de l′entendre, pour m′y tenir plongé. »
Oyendo lo cual mi amigo, dándose una palmada en la frente y disparando en una carga de risa, me dijo. Quand mon ami eut écouté cette harangue, il se frappa le front du creux de la main, et, partant d′un grand éclat de rire :
-Por Dios, hermano, que agora me acabo de desengañar de un engaño en que he estado todo el mucho tiempo que ha que os conozco, en el cual siempre os he tenido por discreto y prudente en todas vuestras aciones. Pero agora veo que estáis tan lejos de serlo como lo está el cielo de la tierra. ¿Cómo que es posible que cosas de tan poco momento y tan fáciles de remediar puedan tener fuerzas de suspender y absortar un ingenio tan maduro como el vuestro, y tan hecho a romper y atropellar por otras dificultades mayores? A la fe, esto no nace de falta de habilidad, sino de sobra de pereza y penuria de discurso. ¿Queréis ver si es verdad lo que digo? Pues estadme atento y veréis cómo, en un abrir y cerrar de ojos, confundo todas vuestras dificultades y remedio todas las faltas que decís que os suspenden y acobardan para dejar de sacar a la luz del mundo la historia de vuestro famoso don Quijote, luz y espejo de toda la caballería andante. « Par Dieu, frère, s′écria-t-il, vous venez de me tirer d′une erreur où j′étais resté depuis le longtemps que je vous connais. Je vous avais toujours tenu pour un homme d′esprit sensé, et sage dans toutes vos actions ; mais je vois à présent que vous êtes aussi loin de cet homme que la terre l′est du ciel. Comment est-il possible que de semblables bagatelles, et de si facile rencontre, aient la force d′interdire et d′absorber un esprit aussi mûr que le vôtre, aussi accoutumé à aborder et à vaincre des difficultés bien autrement grandes ? En vérité, cela ne vient pas d′un manque de talent, mais d′un excès de paresse et d′une absence de réflexion. Voulez-vous éprouver si ce que je dis est vrai ? Eh bien ! soyez attentif, et vous allez voir comment, en un clin d′œil, je dissipe toutes ces difficultés et remédie à tous ces défauts qui vous embarrassent, dites-vous, et vous effrayent au point de vous faire renoncer à mettre au jour l′histoire de votre fameux don Quichotte, miroir et lumière de toute la chevalerie errante.
-Decid -le repliqué yo, oyendo lo que me decía-: ¿de qué modo pensáis llenar el vacío de mi temor y reducir a claridad el caos de mi confusión. – Voyons, répliquai-je à son offre ; de quelle manière pensez-vous remplir le vide qui fait mon effroi, et tirer à clair le chaos de ma confusion ? »
A lo cual él dijo. Il me répondit :
-Lo primero en que reparáis de los sonetos, epigramas o elogios que os faltan para el principio, y que sean de personajes graves y de título, se puede remediar en que vos mesmo toméis algún trabajo en hacerlos, y después los podéis bautizar y poner el nombre que quisiéredes, ahijándolos al Preste Juan de las Indias o al Emperador de Trapisonda, de quien yo sé que hay noticia que fueron famosos poetas; y cuando no lo hayan sido y hubiere algunos pedantes y bachilleres que por detrás os muerdan y murmuren desta verdad, no se os dé dos maravedís; porque, ya que os averigüen la mentira, no os han de cortar la mano con que lo escribistes. « À la première chose qui vous chagrine, c′est-à-dire le manque de sonnets, épigrammes et éloges à mettre en tête du livre, voici le remède que je propose : prenez la peine de les faire vous-même ; ensuite vous les pourrez baptiser et nommer comme il vous plaira, leur donnant pour parrains le Preste-Jean des Indes ou l′empereur de Trébizonde, desquels je sais que le bruit a couru qu′ils étaient d′excellents poëtes ; mais quand même ils ne l′eussent pas été, et que des pédants de bacheliers s′aviseraient de mordre sur vous par derrière à propos de cette assertion, n′en faites pas cas pour deux maravédis ; car, le mensonge fût-il avéré, on ne vous coupera pas la main qui l′aura écrit.
»En lo de citar en las márgenes los libros y autores de donde sacáredes las sentencias y dichos que pusiéredes en vuestra historia, no hay más sino hacer, de manera que venga a pelo, algunas sentencias o latines que vos sepáis de memoria, o, a lo menos, que os cuesten poco trabajo el buscalle ; como será poner, tratando de libertad y cautiverio: « Quant à citer en marge les livres et les auteurs où vous auriez pris les sentences et les maximes que vous placerez dans votre histoire, vous n′avez qu′à vous arranger de façon qu′il y vienne à propos quelque dicton latin, de ceux que vous saurez par cœur, ou qui ne vous coûteront pas grande peine à trouver. Par exemple, en parlant de liberté et d′esclavage, vous pourriez mettre :
Non bene pro toto libertas venditur auro .
Non bene pro toto libertas venditur aura,
Y luego, en el margen, citar a Horacio, o a quien lo dijo. Si tratáredes del poder de la muerte, acudir luego con. et citer en marge Horace, ou celui qui l′a dit. S′il est question du pouvoir de la mort, vous recourrez aussitôt au distique :
Pallida mors aequo pulsat pede
pauperum tabernas regumque turres.
Pallida mors aequo pulsat pede
pauperum tabernas Regumque turres.
Si de la amistad y amor que Dios manda que se tenga al enemigo, entraros luego al punto por la Escritura Divina , que lo podéis hacer con tantico de curiosidad, y decir las palabras, por lo menos, del mismo Dios: Ego autem dico vobis: diligite inimicos vestros. Si tratáredes de malos pensamientos, acudid con el Evangelio: De corde exeunt cogitationes malae . Si de la instabilidad de los amigos, ahí está Catón , que os dará su dístico. S′il s′agit de l′affection et de l′amour que Dieu commande d′avoir pour son ennemi, entrez aussitôt dans la divine Écriture, ce que vous pouvez faire avec tant soit peu d′attention, et citez pour le moins les paroles de Dieu même : « Ego autem dico vobis : Diligite inimicos vestros. » Si vous traitez des mauvaises pensées, invoquez l′Évangile : « De corde exeunt cogitationes malae ; » si de l′instabilité des amis, voilà Caton qui vous prêtera son distique :
Donec eris felix, multos numerabis amicos. tempora si fuerint nubila, solus eris.
Donec eris felix, multos numerabis amicos ;
Tempora si fuerint nubila, solus eris.
Y con estos latinicos y otros tales os tendrán siquiera por gramático, que el serlo no es de poca honra y provecho el día de hoy. Avec ces bouts de latin, et quelques autres de même étoffe, on vous tiendra du moins pour grammairien, ce qui, à l′heure qu′il est, n′est pas d′un petit honneur ni d′un mince profit.
»En lo que toca el poner anotaciones al fin del libro, seguramente lo podéis hacer desta manera: si nombráis algún gigante en vuestro libro, hacelde que sea el gigante Golías, y con sólo esto, que os costará casi nada, tenéis una grande anotación, pues podéis poner: El gigante Golías, o Goliat, fue un filisteo a quien el pastor David mató de una gran pedrada en el valle de Terebinto, según se cuenta en el Libro de los Reyes , en el capítulo que vos halláredes que se escribe. Tras esto, para mostraros hombre erudito en letras humanas y cosmógrafo, haced de modo como en vuestra historia se nombre el río Tajo, y veréisos luego con otra famosa anotación, poniendo: El río Tajo fue así dicho por un rey de las Españas; tiene su nacimiento en tal lugar y muere en el mar océano, besando los muros de la famosa ciudad de Lisboa; y es opinión que tiene las arenas de oro, etc. Si tratáredes de ladrones, yo os diré la historia de Caco, que la sé de coro; si de mujeres rameras, ahí está el obispo de Mondoñedo , que os prestará a Lamia, Laida y Flora, cuya anotación os dará gran crédito; si de crueles, Ovidio os entregará a Medea ; si de encantadores y hechiceras, Homero tiene a Calipso, y Virgilio a Circe ; si de capitanes valerosos, el mesmo Julio César os prestará a sí mismo en sus Comentarios, y Plutarco os dará mil Alejandros . Si tratáredes de amores, con dos onzas que sepáis de la lengua toscana, toparéis con León Hebreo , que os hincha las medidas. Y si no queréis andaros por tierras extrañas, en vuestra casa tenéis a Fonseca, Del amor de Dios , donde se cifra todo lo que vos y el más ingenioso acertare a desear en tal materia. En resolución, no hay más sino que vos procuréis nombrar estos nombres, o tocar estas historias en la vuestra, que aquí he dicho, y dejadme a mí el cargo de poner las anotaciones y acotaciones; que yo os voto a tal de llenaros las márgenes y de gastar cuatro pliegos en el fin del libro. « Pour ce qui est de mettre des notes et commentaires à la fin du livre, vous pouvez en toute sûreté le faire de cette façon : si vous avez à nommer quelque géant dans votre livre, faites en sorte que ce soit le géant Goliath, et vous avez, sans qu′il vous en coûte rien, une longue annotation toute prête ; car vous pourrez dire : « Le géant Golias, ou Goliath, fut un Philistin que le berger David tua d′un grand coup de fronde dans la vallée de Térébinthe, ainsi qu′il est conté dans le livre des Rois, au chapitre où vous en trouverez l′histoire. » Après cela, pour vous montrer homme érudit, versé dans les lettres humaines et la cosmographie, arrangez-vous de manière que le fleuve du Tage soit mentionné en quelque passage de votre livre, et vous voilà en possession d′un autre magnifique commentaire. Vous n′avez qu′à mettre : « Le fleuve du Tage fut ainsi appelé du nom d′un ancien roi des Espagnes ; il a sa source en tel endroit, et son embouchure dans l′Océan, où il se jette, après avoir baigné les murs de la fameuse cité de Lisbonne. Il passe pour rouler des sables d′or, etc. » Si vous avez à parler de larrons, je vous fournirai l′histoire de Cacus, que je sais par cœur ; si de femmes perdues, voilà l′évêque de Mondoñedoi vous prêtera Lamia, Layda et Flora, et la matière d′une note de grand crédit ; si de cruelles, Ovide vous fournira Médée ; si d′enchanteresses, Homère a Calypso, et Virgile, Circé ; si de vaillants capitaines, Jules César se prêtera lui-même dans ses Commentaires, et Plutarque vous donnera mille Alexandres. Avez-vous à parler d′amours ? pour peu que vous sachiez quatre mots de la langue italienne, vous trouverez dans Leone Hebreo de quoi remplir la mesure toute comble ; et s′il vous déplaît d′aller à la quête en pays étrangers, vous avez chez vous Fonseca et son Amour de Dieu, qui renferme tout ce que vous et le plus ingénieux puissiez désirer en semblable matière. En un mot, vous n′avez qu′à faire en sorte de citer les noms que je viens de dire, ou de mentionner ces histoires dans la vôtre, et laissez-moi le soin d′ajouter des notes marginales et finales : je m′engage, parbleu, à vous remplir les marges du livre et quatre feuilles à la fin.
»Vengamos ahora a la citación de los autores que los otros libros tienen, que en el vuestro os faltan. El remedio que esto tiene es muy fácil, porque no habéis de hacer otra cosa que buscar un libro que los acote todos, desde la A hasta la Z , como vos decís. Pues ese mismo abecedario pondréis vos en vuestro libro; que, puesto que a la clara se vea la mentira, por la poca necesidad que vos teníades de aprovecharos dellos, no importa nada; y quizá alguno habrá tan simple, que crea que de todos os habéis aprovechado en la simple y sencilla historia vuestra; y, cuando no sirva de otra cosa, por lo menos servirá aquel largo catálogo de autores a dar de improviso autoridad al libro . Y más, que no habrá quien se ponga a averiguar si los seguistes o no los seguistes, no yéndole nada en ello. Cuanto más que, si bien caigo en la cuenta, este vuestro libro no tiene necesidad de ninguna cosa de aquellas que vos decís que le falta, porque todo él es una invectiva contra los libros de caballerías, de quien nunca se acordó Aristóteles, ni dijo nada San Basilio, ni alcanzó Cicerón ; ni caen debajo de la cuenta de sus fabulosos disparates las puntualidades de la verdad, ni las observaciones de la astrología; ni le son de importancia las medidas geométricas, ni la confutación de los argumentos de quien se sirve la retórica; ni tiene para qué predicar a ninguno, mezclando lo humano con lo divino, que es un género de mezcla de quien no se ha de vestir ningún cristiano entendimiento. Sólo tiene que aprovecharse de la imitación en lo que fuere escribiendo; que, cuanto ella fuere más perfecta, tanto mejor será lo que se escribiere. Y, pues esta vuestra escritura no mira a más que a deshacer la autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen los libros de caballerías, no hay para qué andéis mendigando sentencias de filósofos, consejos de la Divina Escritura, fábulas de poetas, oraciones de retóricos, milagros de santos, sino procurar que a la llana, con palabras significantes, honestas y bien colocadas, salga vuestra oración y período sonoro y festivo; pintando, en todo lo que alcanzáredes y fuere posible, vuestra intención, dando a entender vuestros conceptos sin intricarlos y escurecerlos. Procurad también que, leyendo vuestra historia, el melancólico se mueva a risa, el risueño la acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la invención, el grave no la desprecie, ni el prudente deje de alabarla. En efecto, llevad la mira puesta a derribar la máquina mal fundada destos caballerescos libros, aborrecidos de tantos y alabados de muchos más; que si esto alcanzásedes, no habríades alcanzado poco. « Venons, maintenant, à la citation d′auteurs qu′ont les autres livres et dont le vôtre est dépourvu. Le remède est vraiment très-facile, car vous n′avez autre chose à faire que de chercher un ouvrage qui les ait tous cités depuis l′a jusqu′au z, comme vous dites fort bien ; et ce même abécédaire, vous le mettrez tout fait dans votre livre. Vît-on clairement le mensonge, à cause du peu d′utilité que ces auteurs pouvaient vous offrir, que vous importe ? il se trouvera peut-être encore quelque homme assez simple pour croire que vous les avez tous mis à contribution dans votre histoire ingénue et tout unie. Et, ne fût-il bon qu′à cela, ce long catalogue doit tout d′abord donner au livre quelque autorité. D′ailleurs, qui s′avisera, n′ayant à cela nul intérêt, de vérifier si vous y avez ou non suivi ces auteurs ? Mais il y a plus, et, si je ne me trompe, votre livre n′a pas le moindre besoin d′aucune de ces choses que vous dites lui manquer ; car enfin, il n′est tout au long qu′une invective contre les livres de chevalerie, dont Aristote n′entendit jamais parler, dont Cicéron n′eut pas la moindre idée, et dont saint Basile n′a pas dit un mot. Et, d′ailleurs, ses fabuleuses et extravagantes inventions ont-elles à démêler quelque chose avec les ponctuelles exigences de la vérité, ou les observations de l′astronomie ? Que lui importent les mesures géométriques ou l′observance des règles et arguments de la rhétorique ? A-t-il, enfin, à prêcher quelqu′un, en mêlant les choses humaines et divines, ce qui est une sorte de mélange que doit réprouver tout entendement chrétien ? L′imitation doit seulement lui servir pour le style, et plus celle-là sera parfaite, plus celui-ci s′approchera de la perfection. Ainsi donc, puisque votre ouvrage n′a d′autre but que de fermer l′accès et de détruire l′autorité qu′ont dans le monde et parmi le vulgaire les livres de chevalerie, qu′est-il besoin que vous alliez mendiant des sentences de philosophes, des conseils de la sainte Écriture, des fictions de poëtes, des oraisons de rhétoriciens et des miracles de bienheureux ? Mais tâchez que, tout uniment, et avec des paroles claires, honnêtes, bien disposées, votre période soit sonore et votre récit amusant, que vous peigniez tout ce que votre imagination conçoit, et que vous fassiez comprendre vos pensées sans les obscurcir et les embrouiller. Tâchez aussi qu′en lisant votre histoire, le mélancolique s′excite à rire, que le rieur augmente sa gaieté, que le simple ne se fâche pas, que l′habile admire l′invention, que le grave ne la méprise point, et que le sage se croie tenu de la louer. Surtout, visez continuellement à renverser de fond en comble cette machine mal assurée des livres de chevalerie, réprouvés de tant de gens, et vantés d′un bien plus grand nombre. Si vous en venez à bout, vous n′aurez pas fait une mince besogne. »
Con silencio grande estuve escuchando lo que mi amigo me decía, y de tal manera se imprimieron en mí sus razones que, sin ponerlas en disputa, las aprobé por buenas y de ellas mismas quise hacer este prólogo; en el cual verás, lector suave, la discreción de mi amigo, la buena ventura mía en hallar en tiempo tan necesitado tal consejero, y el alivio tuyo en hallar tan sincera y tan sin revueltas la historia del famoso don Quijote de la Mancha, de quien hay opinión, por todos los habitadores del distrito del campo de Montiel, que fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos. Yo no quiero encarecerte el servicio que te hago en darte a conocer tan noble y tan honrado caballero, pero quiero que me agradezcas el conocimiento que tendrás del famoso Sancho Panza, su escudero, en quien, a mi parecer, te doy cifradas todas las gracias escuderiles que en la caterva de los libros vanos de caballerías están esparcidas. Y con esto, Dios te dé salud, y a mí no olvide. Vale. J′avais écouté dans un grand silence tout ce que me disait mon ami, et ses propos se gravèrent si bien dans mon esprit, que, sans vouloir leur opposer la moindre dispute, je les tins pour sensés, leur donnai mon approbation, et voulus même en composer ce prologue, dans lequel tu verras, lecteur bénévole, la prudence et l′habileté de mon ami, le bonheur que j′eus de rencontrer en temps si opportun un tel conseiller, enfin le soulagement que tu goûteras toi-même en trouvant dans toute son ingénuité, sans mélange et sans détours, l′histoire du fameux don Quichotte de la Manche, duquel tous les habitants du district de la plaine de Montiel ont l′opinion qu′il fut le plus chaste amoureux et le plus vaillant chevalier que, de longues années, on ait vu dans ces parages. Je ne veux pas trop te vanter le service que je te rends en te faisant connaître un si digne et si notable chevalier ; mais je veux que tu me saches gré pourtant de la connaissance que je te ferai faire avec le célèbre Sancho Panza, son écuyer, dans lequel, à mon avis, je te donne rassemblées toutes les grâces du métier qui sont éparses à travers la foule innombrable et vaine des livres de chevalerie. Après cela, que Dieu te donne bonne santé, et qu′il ne m′oublie pas non plus. Vale.






I. Capítulo I Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo Don Quijote de la Mancha

Chapitre I Qui traite de la qualité et des occupations du fameux hidalgo don Quichotte de la Manche.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben; aunque, por conjeturas verosímiles, se deja entender que se llamaba Quejana. Pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad. Dans une bourgade de la Manche, dont je ne veux pas me rappeler le nom, vivait, il n′y a pas longtemps, un hidalgo, de ceux qui ont lance au râtelier, rondache antique, bidet maigre et lévrier de chasse. Un pot-au-feu, plus souvent de mouton que de bœuf, une vinaigrette presque tous les soirs, des abatis de bétail le samedi, le vendredi des lentilles, et le dimanche quelque pigeonneau outre l′ordinaire, consumaient les trois quarts de son revenu. Le reste se dépensait en un pourpoint de drap fin et des chausses de panne avec leurs pantoufles de même étoffe, pour les jours de fête, et un habit de la meilleure serge du pays, dont il se faisait honneur les jours de la semaine. Il avait chez lui une gouvernante qui passait les quarante ans, une nièce qui n′atteignait pas les vingt, et de plus un garçon de ville et de campagne, qui sellait le bidet aussi bien qu′il maniait la serpette. L′âge de notre hidalgo frisait la cinquantaine ; il était de complexion robuste, maigre de corps, sec de visage, fort matineux et grand ami de la chasse. On a dit qu′il avait le surnom de Quixada ou Quesada, car il y a sur ce point quelque divergence entre les auteurs qui en ont écrit, bien que les conjectures les plus vraisemblables fassent entendre qu′il s′appelait Quijana. Mais cela importe peu à notre histoire ; il suffit que, dans le récit des faits, on ne s′écarte pas d′un atome de la vérité.
Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda. Y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva, porque la claridad de su prosa y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito: La razón de la sinrazón que a mi razón se hace , de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura. Y también cuando leía: ... los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza. Or, il faut savoir que cet hidalgo, dans les moments où il restait oisif, c′est-à-dire à peu près toute l′année, s′adonnait à lire des livres de chevalerie, avec tant de goût et de plaisir, qu′il en oublia presque entièrement l′exercice de la chasse et même l′administration de son bien. Sa curiosité et son extravagance arrivèrent à ce point qu′il vendit plusieurs arpents de bonnes terres à labourer pour acheter des livres de chevalerie à lire. Aussi en amassa-t-il dans sa maison autant qu′il put s′en procurer. Mais, de tous ces livres, nul ne lui paraissait aussi parfait que ceux composés par le fameux Feliciano de Silva. En effet, l′extrême clarté de sa prose le ravissait, et ses propos si bien entortillés lui semblaient d′or ; surtout quand il venait à lire ces lettres de galanterie et de défi, où il trouvait écrit en plus d′un endroit « La raison de la déraison qu′à ma raison vous faites, affaiblit tellement ma raison, qu′avec raison je me plains de votre beauté ; » et de même quand il lisait « Les hauts cieux qui de votre divinité divinement par le secours des étoiles vous fortifient, et vous font méritante des mérites que mérite votre grandeur. »
Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para sólo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianís daba y recebía, porque se imaginaba que, por grandes maestros que le hubiesen curado , no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales . Pero, con todo, alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dalle fin al pie de la letra, como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran. Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar -que era hombre docto, graduado en Sigüenza -, sobre cuál había sido mejor caballero: Palmerín de Ingalaterra o Amadís de Gaula ; mas maese Nicolás , barbero del mesmo pueblo, decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo , y que si alguno se le podía comparar, era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula , porque tenía muy acomodada condición para todo; que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga. Avec ces propos et d′autres semblables, le pauvre gentilhomme perdait le jugement. Il passait les nuits et se donnait la torture pour les comprendre, pour les approfondir, pour leur tirer le sens des entrailles, ce qu′Aristote lui-même n′aurait pu faire, s′il fût ressuscité tout exprès pour cela. Il ne s′accommodait pas autant des blessures que don Bélianis donnait ou recevait, se figurant que, par quelques excellents docteurs qu′il fût pansé, il ne pouvait manquer d′avoir le corps couvert de cicatrices, et le visage de balafres. Mais, néanmoins, il louait dans l′auteur cette façon galante de terminer son livre par la promesse de cette interminable aventure ; souvent même il lui vint envie de prendre la plume, et de le finir au pied de la lettre, comme il y est annoncé. Sans doute il l′aurait fait, et s′en serait même tiré à son honneur, si d′autres pensées, plus continuelles et plus grandes, ne l′en eussent détourné. Maintes fois il avait discuté avec le curé du pays, homme docte et gradué à Sigüenza, sur la question de savoir lequel avait été meilleur chevalier, de Palmérin d′Angleterre ou d′Amadis de Gaule. Pour maître Nicolas, barbier du même village, il assurait que nul n′approchait du chevalier de Phébus, et que si quelqu′un pouvait lui être comparé, c′était le seul don Galaor, frère d′Amadis de Gaule ; car celui-là était propre à tout, sans minauderie, sans grimaces, non point un pleurnicheur comme son frère, et pour le courage, ne lui cédant pas d′un pouce.
En resolución, él se enfrascó tanto en su letura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. Decía él que el Cid Ruy Díaz había sido muy buen caballero, pero que no tenía que ver con el Caballero de la Ardiente Espada , que de sólo un revés había partido por medio dos fieros y descomunales gigantes. Mejor estaba con Bernardo del Carpio , porque en Roncesvalles había muerto a Roldán el encantado , valiéndose de la industria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo de la Tierra, entre los brazos. Decía mucho bien del gigante Morgante , porque, con ser de aquella generación gigantea, que todos son soberbios y descomedidos , él solo era afable y bien criado. Pero, sobre todos, estaba bien con Reinaldos de Montalbán , y más cuando le veía salir de su castillo y robar cuantos topaba, y cuando en allende robó aquel ídolo de Mahoma que era todo de oro, según dice su historia. Diera él, por dar una mano de coces al traidor de Galalón , al ama que tenía, y aun a su sobrina de añadidura. Enfin, notre hidalgo s′acharna tellement à sa lecture, que ses nuits se passaient en lisant du soir au matin, et ses jours, du matin au soir. Si bien qu′à force de dormir peu et de lire beaucoup, il se dessécha le cerveau, de manière qu′il vint à perdre l′esprit. Son imagination se remplit de tout ce qu′il avait lu dans les livres, enchantements, querelles, défis, batailles, blessures, galanteries, amours, tempêtes et extravagances impossibles ; et il se fourra si bien dans la tête que tout ce magasin d′inventions rêvées était la vérité pure, qu′il n′y eut pour lui nulle autre histoire plus certaine dans le monde. Il disait que le Cid Ruy Diaz avait sans doute été bon chevalier, mais qu′il n′approchait pas du chevalier de l′Ardente-Épée, lequel, d′un seul revers, avait coupé par la moitié deux farouches et démesurés géants. Il faisait plus de cas de Bernard del Carpio, parce que, dans la gorge de Roncevaux, il avait mis à mort Roland l′enchanté, s′aidant de l′adresse d′Hercule quand il étouffa Antée, le fils de la Terre, entre ses bras. Il disait grand bien du géant Morgant, qui, bien qu′issu de cette race géante, où tous sont arrogants et discourtois, était lui seul affable et bien élevé. Mais celui qu′il préférait à tous les autres, c′était Renaud de Montauban, surtout quand il le voyait sortir de son château, et détrousser autant de gens qu′il en rencontrait, ou voler, par delà le détroit, cette idole de Mahomet, qui était toute d′or, à ce que dit son histoire. Quant au traître Ganelon, pour lui administrer une volée de coups de pied dans les côtes, il aurait volontiers donné sa gouvernante et même sa nièce pardessus le marché.
En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo; y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo, por lo menos, del imperio de Trapisonda ; y así, con estos tan agradables pensamientos, llevado del estraño gusto que en ellos sentía, se dio priesa a poner en efeto lo que deseaba. Finalement, ayant perdu l′esprit sans ressource, il vint à donner dans la plus étrange pensée dont jamais fou se fût avisé dans le monde. Il lui parut convenable et nécessaire, aussi bien pour l′éclat de sa gloire que pour le service de son pays, de se faire chevalier errant, de s′en aller par le monde, avec son cheval et ses armes, chercher les aventures, et de pratiquer tout ce qu′il avait lu que pratiquaient les chevaliers errants, redressant toutes sortes de torts, et s′exposant à tant de rencontres, à tant de périls, qu′il acquît, en les surmontant, une éternelle renommée. Il s′imaginait déjà, le pauvre rêveur, voir couronner la valeur de son bras au moins par l′empire de Trébizonde. Ainsi emporté par de si douces pensées et par l′ineffable attrait qu′il y trouvait, il se hâta de mettre son désir en pratique.
Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que estaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas lo mejor que pudo, pero vio que tenían una gran falta, y era que no tenían celada de encaje, sino morrión simple; mas a esto suplió su industria, porque de cartones hizo un modo de media celada, que, encajada con el morrión, hacían una apariencia de celada entera. Es verdad que para probar si era fuerte y podía estar al riesgo de una cuchillada, sacó su espada y le dio dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en una semana; y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hecho pedazos, y, por asegurarse deste peligro, la tornó a hacer de nuevo, poniéndole unas barras de hierro por de dentro, de tal manera que él quedó satisfecho de su fortaleza; y, sin querer hacer nueva experiencia della, la diputó y tuvo por celada finísima de encaje. La première chose qu′il fit fut de nettoyer les pièces d′une armure qui avait appartenu à ses bisaïeux, et qui, moisie et rongée de rouille, gisait depuis des siècles oubliée dans un coin. Il les lava, les frotta, les raccommoda du mieux qu′il put. Mais il s′aperçut qu′il manquait à cette armure une chose importante, et qu′au lieu d′un heaume complet elle n′avait qu′un simple morion. Alors son industrie suppléa à ce défaut avec du carton, il fit une manière de demi-salade, qui, emboîtée avec le morion, formait une apparence de salade entière. Il est vrai que, pour essayer si elle était forte et à l′épreuve d′estoc et de taille, il tira son épée, et lui porta deux coups du tranchant, dont le premier détruisit en un instant l′ouvrage d′une semaine. Cette facilité de la mettre en pièces ne laissa pas de lui déplaire, et, pour s′assurer contre un tel péril il se mit à refaire son armet, le garnissant en dedans de légères bandes de fer, de façon qu′il demeurât satisfait de sa solidité ; et, sans vouloir faire sur lui de nouvelles expériences, il le tint pour un casque à visière de la plus fine trempe.
Fue luego a ver su rocín, y, aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis et ossa fuit, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría; porque, según se decía él a sí mesmo, no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y ansí, procuraba acomodársele de manera que declarase quién había sido, antes que fuese de caballero andante, y lo que era entonces; pues estaba muy puesto en razón que, mudando su señor estado, mudase él también el nombre, y le cobrase famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba. Y así, después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante nombre, a su parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo. Cela fait, il alla visiter sa monture ; et quoique l′animal eût plus de tares que de membres, et plus triste apparence que le cheval de Gonéla, qui tantum pellis et ossa fuit, il lui sembla que ni le Bucéphale d′Alexandre, ni le Babiéca du Cid, ne lui étaient comparables. Quatre jours se passèrent à ruminer dans sa tête quel nom il lui donnerait « Car, se disait-il, il n′est pas juste que cheval d′aussi fameux chevalier, et si bon par lui-même, reste sans nom connu. » Aussi essayait-il de lui en accommoder un qui désignât ce qu′il avait été avant d′entrer dans la chevalerie errante, et ce qu′il était alors. La raison voulait d′ailleurs que son maître changeant d′état, il changeât aussi de nom, et qu′il en prît un pompeux et éclatant, tel que l′exigeaient le nouvel ordre et la nouvelle profession qu′il embrassait. Ainsi, après une quantité de noms qu′il composa, effaça, rogna, augmenta, défit et refit dans sa mémoire et son imagination, à la fin il vint à l′appeler Rossinante, nom, à son idée, majestueux et sonore, qui signifiait ce qu′il avait été et ce qu′il était devenu, la première de toutes les rosses du monde.
Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote; de donde -como queda dicho- tomaron ocasión los autores desta tan verdadera historia que, sin duda, se debía de llamar Quijada, y no Quesada, como otros quisieron decir. Pero, acordándose que el valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por Hepila famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse don Quijote de la Mancha, con que, a su parecer, declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della. Ayant donné à son cheval un nom, et si à sa fantaisie, il voulut s′en donner un à lui-même ; et cette pensée lui prit huit autres jours, au bout desquels il décida de s′appeler don Quichotte. C′est de là, comme on l′a dit, que les auteurs de cette véridique histoire prirent occasion d′affirmer qu′il devait se nommer Quixada, et non Quesada comme d′autres ont voulu le faire accroire. Se rappelant alors que le valeureux Amadis ne s′était pas contenté de s′appeler Amadis tout court, mais qu′il avait ajouté à son nom celui de sa patrie, pour la rendre fameuse, et s′était appelé Amadis de Gaule, il voulut aussi, en bon chevalier, ajouter au sien le nom de la sienne, et s′appeler don Quichotte de la Manche, s′imaginant qu′il désignait clairement par là sa race et sa patrie, et qu′il honorait celle-ci en prenant d′elle son surnom.
Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma. Decíase él a sí. Ayant donc nettoyé ses armes, fait du morion une salade, donné un nom à son bidet et à lui-même la confirmation, il se persuada qu′il ne lui manquait plus rien, sinon de chercher une dame de qui tomber amoureux, car, pour lui, le chevalier errant sans amour était un arbre sans feuilles et sans fruits, un corps sans âme. Il se disait
-Si yo, por malos de mis pecados, o por mi buena suerte, me encuentro por ahí con algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le derribo de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o, finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quien enviarle presentado y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce señora, y diga con voz humilde y rendido ′′Yo, señora, soy el gigante Caraculiambro, señor de la ínsula Malindrania, a quien venció en singular batalla el jamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante vuestra merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante′′ ? ¡Oh, cómo se holgó nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso, y más cuando halló a quien dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo, ni le dio cata dello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a ésta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo, y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso, porque era natural del Toboso; nombre, a su parecer, músico y peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto. « Si, pour la punition de mes péchés, ou plutôt par faveur de ma bonne étoile, je rencontre par là quelque géant, comme il arrive d′ordinaire aux chevaliers errants, que je le renverse du premier choc ou que je le fende par le milieu du corps, qu′enfin je le vainque et le réduise à merci, ne serait-il pas bon d′avoir à qui l′envoyer en présent, pour qu′il entre et se mette à genoux devant ma douce maîtresse, et lui dise d′une voix humble et soumise « Je suis, madame, le géant Caraculiambro, seigneur de l′île Malindrania, qu′a vaincu en combat singulier le jamais dignement loué chevalier don Quichotte de la Manche, lequel m′a ordonné de me présenter devant Votre Grâce, pour que Votre Grandeur dispose de moi tout à son aise ? » Oh ! combien se réjouit notre bon chevalier quand il eut fait ce discours, et surtout quand il eut trouvé à qui donner le nom de sa dame ! Ce fut, à ce que l′on croit, une jeune paysanne de bonne mine, qui demeurait dans un village voisin du sien, et dont il avait été quelque temps amoureux, bien que la belle n′en eût jamais rien su, et ne s′en fût pas souciée davantage. Elle s′appelait Aldonza Lorenzo, et ce fut à elle qu′il lui sembla bon d′accorder le titre de dame suzeraine de ses pensées. Lui cherchant alors un nom qui ne s′écartât pas trop du sien, qui sentît et représentât la grande dame et la princesse, il vint à l′appeler Dulcinée du Toboso, parce qu′elle était native de ce village nom harmonieux à son avis, rare et distingué, et non moins expressif que tous ceux qu′il avait donnés à son équipage et à lui-même.






I. Capítulo II. Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso don Quijote

Chapitre II. Qui traite de la première sortie que fit de son pays l′ingénieux don Quichotte.

Hechas, pues, estas prevenciones , no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza , según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar , sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar , y deudas que satisfacer. Y así, sin dar parte a una de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día (que era uno de los calurosos del mes de julio) se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral salió al campo, con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo. Mas apenas se vio en el campo, cuando le asaltó un pensamiento terrible, y tal, que por poco le hiciera dejar la comenzada empresa; y fue que le vino a la memoria que no era armado caballero, y que, conforme a ley de caballería, ni podía ni debía tomar armas con ningún caballero; y puesto que lo fuera, había de llevar armas blancas como novel caballero, sin empresa en el escudo, hasta que por su esfuerzo la ganase. Estos pensamientos le hicieron titubear en su propósito; mas, pudiendo más su locura que otra razón alguna, propuso de hacerse armar caballero del primero que topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron , según él había leído en los libros que tal le tenían. En lo de las armas blancas pensaba limpiarlas de manera , en teniendo lugar, que lo fuesen más que un armiño; y con esto se quietó y prosiguió su camino, sin llevar otro que aquel que su caballo quería , creyendo que en aquello consistía la fuerza de las aventuras. Ayant donc achevé ses préparatifs, il ne voulut pas attendre davantage pour mettre à exécution son projet. Ce qui le pressait de la sorte, c′était la privation qu′il croyait faire au monde par son retard, tant il espérait venger d′offenses, redresser de torts, réparer d′injustices, corriger d′abus, acquitter de dettes. Ainsi, sans mettre âme qui vive dans la confidence de son intention, et sans que personne le vît, un beau matin, avant le jour, qui était un des plus brûlants du mois de juillet, il s′arma de toutes pièces, monta sur Rossinante, coiffa son espèce de salade, embrassa son écu, saisit sa lance, et, par la fausse porte d′une basse-cour, sortit dans la campagne, ne se sentant pas d′aise de voir avec quelle facilité il avait donné carrière à son noble désir. Mais à peine se vit-il en chemin qu′une pensée terrible l′assaillit, et telle, que peu s′en fallut qu′elle ne lui fît abandonner l′entreprise commencée. Il lui vint à la mémoire qu′il n′était pas armé chevalier ; qu′ainsi, d′après les lois de la chevalerie, il ne pouvait ni ne devait entrer en lice avec aucun chevalier ; et que, même le fût-il, il devait porter des armes blanches, comme chevalier novice, sans devise sur l′écu, jusqu′à ce qu′il l′eût gagnée par sa valeur. Ces pensées le firent hésiter dans son propos ; mais, sa folie l′emportant sur toute raison, il résolut de se faire armer chevalier par le premier qu′il rencontrerait, à l′imitation de beaucoup d′autres qui en agirent ainsi, comme il l′avait lu dans les livres qui l′avaient mis en cet état. Quant aux armes blanches, il pensait frotter si bien les siennes, à la première occasion, qu′elles devinssent plus blanches qu′une hermine. De cette manière, il se tranquillisa l′esprit, et continua son chemin, qui n′était autre que celui que voulait son cheval, car il croyait qu′en cela consistait l′essence des aventures.
Yendo, pues, caminando nuestro flamante aventurero, iba hablando consigo mismo y diciendo: "¿Quién duda, sino que en los venideros tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el sabio que los escribiere no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salida tan de mañana, desta manera? "Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora, que, dejando la blanda cama del celoso marido , por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel" . Y era la verdad que por él caminaba; y añadió diciendo: "¡Dichosa edad y siglo dichoso aquel adonde saldrán a luz las famosas hazañas mías, dignas de entallarse en bronces, esculpirse en mármoles y pintarse en tablas, para memoria en lo futuro! ¡Oh, tú, sabio encantador , quienquiera que seas, a quien ha de tocar el ser cronista desta peregrina historia, ruégote que no te olvides de mi buen Rocinante , compañero eterno mío en todos mis caminos y carreras!" Luego volvía diciendo, como si verdaderamente fuera enamorado: "¡Oh princesa Dulcinea, señora deste cautivo corazón!, mucho agravio me habedes fecho en despedirme y reprocharme con el riguroso afincamiento de mandarme no parecer ante la vuestra fermosura . Plégaos, señora, de membraros deste vuestro sujeto corazón, que tantas cuitas por vuestro amor padece." En cheminant ainsi, notre tout neuf aventurier se parlait à lui-même, et disait : « Qui peut douter que dans les temps à venir, quand se publiera la véridique histoire de mes exploits, le sage qui les écrira, venant à conter cette première sortie que je fais si matin, ne s′exprime de la sorte : « À peine le blond Phébus avait-il étendu sur la spacieuse face de la terre immense les tresses dorées de sa belle chevelure ; à peine les petits oiseaux nuancés de mille couleurs avaient-ils salué des harpes de leurs langues, dans une douce et mielleuse harmonie, la venue de l′aurore au teint de rose, qui, laissant la molle couche de son jaloux mari, se montre aux mortels du haut des balcons de l′horizon castillan, que le fameux chevalier don Quichotte de la Manche, abandonnant le duvet oisif, monta sur son fameux cheval Rossinante, et prit sa route à travers l′antique et célèbre plaine de Montiel. » En effet, c′était là qu′il cheminait ; puis il ajouta : « Heureux âge et siècle heureux, celui où paraîtront à la clarté du jour mes fameuses prouesses dignes d′être gravées dans le bronze, sculptées en marbre, et peintes sur bois, pour vivre éternellement dans la mémoire des âges futurs ! Ô toi, qui que tu sois, sage enchanteur, destiné à devenir le chroniqueur de cette merveilleuse histoire, je t′en prie, n′oublie pas mon bon Rossinante, éternel compagnon de toutes mes courses et de tous mes voyages. » Puis, se reprenant, il disait, comme s′il eût été réellement amoureux : « Ô princesse Dulcinée, dame de ce cœur captif ! une grande injure vous m′avez faite en me donnant congé, en m′imposant, par votre ordre, la rigoureuse contrainte de ne plus paraître en présence de votre beauté. Daignez, ô ma dame, avoir souvenance de ce cœur, votre sujet, qui souffre tant d′angoisses pour l′amour de vous. »
Con éstos iba ensartando otros disparates, todos al modo de los que sus libros le habían enseñado, imitando en cuanto podía su lenguaje; y con esto caminaba tan despacio, y el sol entraba tan apriesa y con ardor que fuera bastante a derretirle los sesos si algunos tuviera . À ces sottises, il en ajoutait cent autres, toutes à la manière de celles que ses livres lui avaient apprises, imitant de son mieux leur langage. Et cependant, il cheminait avec tant de lenteur, et le soleil, qui s′élevait, dardait des rayons si brûlants, que la chaleur aurait suffi pour lui fondre la cervelle s′il en eût conservé quelque peu.
Casi todo aquel día caminó sin acontecerle cosa que de contar fuese, de lo cual se desesperaba, porque quisiera topar luego luego con quien hacer experiencia del valor de su fuerte brazo. Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino fue la del Puerto Lápice , otros dicen que la de los molinos de viento; pero, lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los Anales de la Mancha, es que él anduvo todo aquel día, y al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados y muertos de hambre ; y que, mirando a todas partes por ver si descubriría algún castillo o alguna majada de pastores donde recogerse, y adonde pudiese remediar su mucha necesidad, vio no lejos del camino por donde iba una venta, que fue como si viera una estrella que, no a los portales, sino a los alcázares de redención le encaminaba . Diose priesa a caminar, y llegó a ella a tiempo que anochecía. Il marcha presque tout le jour sans qu′il lui arrivât rien qui fût digne d′être conté ; et il s′en désespérait, car il aurait voulu rencontrer tout aussitôt quelqu′un avec qui faire l′expérience de la valeur de son robuste bras. Des auteurs disent que la première aventure qui lui arriva fut celle du Port-Lapice ; d′autres, celle des moulins à vent. Mais ce que j′ai pu vérifier à ce sujet, et ce que j′ai trouvé consigné dans les annales de la Manche, c′est qu′il alla devant lui toute cette journée, et qu′au coucher du soleil, son bidet et lui se trouvèrent harassés et morts de faim. Alors regardant de toutes parts pour voir s′il ne découvrirait pas quelque château, quelque hutte de bergers, où il pût chercher un gîte et un remède à son extrême besoin, il aperçut non loin du chemin où il marchait une hôtellerie, ce fut comme s′il eût vu l′étoile qui le guidait aux portiques, si ce n′est au palais de sa rédemption. Il pressa le pas, si bien qu′il y arriva à la tombée de la nuit.
Estaban acaso a la puerta dos mujeres mozas, destas que llaman "del partido" , las cuales iban a Sevilla con unos arrieros, que en la venta aquella noche acertaron a hacer jornada; y como a nuestro aventurero todo cuanto pensaba, veía o imaginaba le parecía ser hecho y pasar al modo de lo que había leído, luego que vio la venta se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata , sin faltarle su puente levadizo y honda cava, con todos aquellos adherentes que semejantes castillos se pintan. Par hasard, il y avait sur la porte deux jeunes filles, de celles-là qu′on appelle de joie, lesquelles s′en allaient à Séville avec quelques muletiers qui s′étaient décidés à faire halte cette nuit dans l′hôtellerie. Et comme tout ce qui arrivait à notre aventurier, tout ce qu′il voyait ou pensait, lui semblait se faire ou venir à la manière de ce qu′il avait lu, dès qu′il vit l′hôtellerie, il s′imagina que c′était un château, avec ses quatre tourelles et ses chapiteaux d′argent bruni, auquel ne manquaient ni le pont-levis, ni les fossés, ni aucun des accessoires que de semblables châteaux ont toujours dans les descriptions.
Fuese llegando a la venta (que a él le parecía castillo), y a poco trecho della detuvo las riendas a Rocinante esperando que algún enano se pusiese entre las almenas a dar señal con alguna trompeta de que llegaba caballero al castillo . Pero, como vio que se tardaban, y que Rocinante se daba priesa por llegar a la caballeriza , se llegó a la puerta de la venta, y vio a las dos destraídas mozas que allí estaban, que a él le parecieron dos hermosas doncellas o dos graciosas damas, que delante de la puerta del castillo se estaban solazando . Il s′approcha de l′hôtellerie, qu′il prenait pour un château, et, à quelque distance, il retint la bride à Rossinante, attendant qu′un nain parût entre les créneaux pour donner avec son cor le signal qu′un chevalier arrivait au château. Mais voyant qu′on tardait, et que Rossinante avait hâte d′arriver à l′écurie, il s′approcha de la porte, et vit les deux filles perdues qui s′y trouvaient, lesquelles lui parurent deux belles damoiselles ou deux gracieuses dames qui, devant la porte du château, folâtraient et prenaient leurs ébats.
En esto sucedió acaso que un porquero, que andaba recogiendo de unos rastrojos una manada de puercos (que, sin perdón, así se llaman) , tocó un cuerno, a cuya señal ellos se recogen, y al instante se le representó a don Quijote lo que deseaba, que era que algún enano hacía señal de su venida, y así con extraño contento llegó a la venta y a las damas , las cuales, como vieron venir un hombre de aquella suerte armado, y con lanza y adarga, llenas de miedo se iban a entrar en la venta; pero don Quijote, coligiendo por su huida su miedo, descubriendo su seco y polvoroso rostro , con gentil talante y voz reposada les dijo. En ce moment il arriva, par hasard, qu′un porcher, qui rassemblait dans des chaumes un troupeau de cochons (sans pardon ils s′appellent ainsi), souffla dans une corne au son de laquelle ces animaux se réunissent. Aussitôt don Quichotte s′imagina, comme il le désirait, qu′un nain donnait le signal de sa venue. Ainsi donc, transporté de joie, il s′approcha de l′hôtellerie et des dames, lesquelles voyant venir un homme armé de la sorte, avec lance et bouclier, allaient, pleines d′effroi, rentrer dans la maison. Mais don Quichotte comprit à leur fuite la peur qu′elles avaient. Il leva sa visière de carton, et, découvrant son sec et poudreux visage, d′un air aimable et d′une voix posée, il leur dit :
-Non fuyan las vuestras mercedes , ni teman desaguisado alguno , ca a la orden de caballería que profeso non toca ni atañe facerle a ninguno, cuanto más a tan altas doncellas como vuestras presencias demuestran. « Que Vos Grâces ne prennent point la fuite, et ne craignent nulle discourtoise offense ; car, dans l′ordre de chevalerie que je professe, il n′appartient ni ne convient d′en faire à personne, et surtout à des damoiselles d′aussi haut parage que le démontrent vos présences. »
Mirábanle las mozas, y andaban con los ojos buscándole el rostro, que la mala visera le encubría; mas, como se oyeron llamar doncellas, cosa tan fuera de su profesión , no pudieron tener la risa, y fue de manera, que don Quijote vino a correrse y a decirles. Les filles le regardaient et cherchaient de tous leurs yeux son visage sous la mauvaise visière qui le couvrait. Mais quand elles s′entendirent appeler demoiselles, chose tellement hors de leur profession, elles ne purent s′empêcher d′éclater de rire, et ce fut de telle sorte que don Quichotte vint à se fâcher. Il leur dit gravement :
-Bien parece la mesura en las fermosas, y es mucha sandez, además, la risa que de leve causa procede, pero non vos lo digo porque os acuitedes ni mostredes mal talante, que el mío non es de al que de serviros . « La politesse sied à la beauté, et le rire qui procède d′une cause légère est une inconvenance ; mais je ne vous dis point cela pour vous causer de la peine, ni troubler votre belle humeur, la mienne n′étant autre que de vous servir. »
El lenguaje, no entendido de las señoras, y el mal talle de nuestro caballero, acrecentaban en ellas la risa, y en él el enojo ; y pasara muy adelante si a aquel punto no saliera el ventero, hombre que por ser muy gordo era muy pacífico, el cual, viendo aquella figura contrahecha, armada de armas tan desiguales, como eran la brida, lanza, adarga y coselete , no estuvo en nada en acompañar a las doncellas en las muestras de su contento. Mas, en efecto, temiendo la máquina de tantos pertrechos, determinó de hablarle comedidamente, y así le dijo. Ce langage, que ne comprenaient point les dames, et la mauvaise mine de notre chevalier augmentaient en elles le rire, et en lui le courroux, tellement que la chose eût mal tourné, si, dans ce moment même, n′eût paru l′hôtelier, gros homme que son embonpoint rendait pacifique ; lequel, voyant cette bizarre figure, accoutrée d′armes si dépareillées, comme étaient la bride, la lance, la rondache et le corselet, fut tout près d′accompagner les demoiselles dans l′effusion de leur joie. Mais cependant, effrayé de ce fantôme armé en guerre, il se ravisa et résolut de lui parler poliment :
-Si vuestra merced, señor caballero, busca posada, amén del lecho (porque en esta venta no hay ninguno), todo lo demás se hallará en ella en mucha abundancia. « Si Votre Grâce, seigneur chevalier, lui dit-il, vient chercher un gîte, sauf le lit, car il n′y en a pas un seul dans cette hôtellerie, tout le reste s′y trouvera en grande abondance. »
Viendo don Quijote la humildad del alcaide de la fortaleza (que tal le pareció a él el ventero y la venta), respondió. Don Quichotte voyant l′humilité du commandant de la forteresse, puisque tels lui paraissaient l′hôte et l′hôtellerie, lui répondit :
-Para mí, señor castellano, cualquiera cosa basta, porque mis arreos son las armas , mi descanso el pelear, etc. « Pour moi, seigneur châtelain, quoi que ce soit me suffit. Mes parures, ce sont les armes ; mon repos, c′est le combat, etc. »
Pensó el huésped que el haberle llamado castellano había sido por haberle parecido de los sanos de Castilla , aunque él era andaluz, y de los de la playa de Sanlúcar, no menos ladrón que Caco, ni menos maleante que estudiante o paje , y así le respondió. L′hôte pensa que l′étranger l′avait appelé châtelain parce qu′il lui semblait un échappé de Castille, quoiqu′il fût Andalous, et de la plage de San-Lucar, aussi voleur que Cacus, aussi goguenard qu′un étudiant ou un page. Il lui répondit donc :
-Según eso, las camas de vuestra merced serán duras peñas, y su dormir, siempre velar; y siendo así, bien se puede apear, con seguridad de hallar en esta choza ocasión y ocasiones para no dormir en todo un año, cuanto más en una noche. « À ce train-là, les lits de Votre Grâce sont des rochers durs, et son sommeil est toujours veiller. S′il en est ainsi, vous pouvez mettre pied à terre, bien assuré de trouver dans cette masure l′occasion et les occasions de ne pas dormir, non de la nuit, mais de l′année entière. »
Y diciendo esto, fue a tener el estribo a don Quijote; el cual se apeó con mucha dificultad y trabajo, como aquel que en todo aquel día no se había desayunado. Dijo luego al huésped que le tuviese mucho cuidado de su caballo, porque era la mejor pieza que comía pan en el mundo . Miróle el ventero, y no le pareció, tan bueno como don Quijote decía, ni aun la mitad; y acomodándole en la caballeriza, volvió a ver lo que su huésped mandaba; al cual estaban desarmando las doncellas, (que ya se habían reconciliado con él), las cuales, aunque la habían quitado el peto y el espaldar, jamás supieron ni pudieron desencajarle la gola, ni quitarle la contrahecha celada , que traía atada con unas cintas verdes y era menester cortarlas, por no poderse quitar los ñudos; mas él no lo quiso consentir en ninguna manera; y así, se quedó toda aquella noche con la celada puesta, que era la más graciosa y estraña figura que se pudiera pensar; y al desarmarle, como él se imaginaba que aquellas traídas y llevadas que le desarmaban eran algunas principales señoras y damas de aquel castillo, les dijo con mucho donaire. En disant cela, il fut tenir l′étrier à don Quichotte, lequel descendit de cheval avec beaucoup de peine et d′efforts, comme un homme qui n′avait pas rompu le jeûne de toute la journée. Il dit aussitôt à l′hôtelier d′avoir grand soin de son cheval, parce que c′était la meilleure bête qui portât selle au monde. L′autre la regarda, et ne la trouva pas si bonne que disait don Quichotte, pas même de moitié. Il l′arrangea pourtant dans l′écurie, et revint voir ce que voulait son hôte, que les demoiselles s′occupaient à désarmer, s′étant déjà réconciliées avec lui. Elles lui avaient bien ôté la cuirasse de poitrine et celle d′épaules ; mais jamais elles ne purent venir à bout de lui déboîter le hausse-col, ni de lui ôter l′informe salade que tenaient attachée des rubans verts. Il fallait couper ces rubans, dont on ne pouvait défaire les nœuds ; mais don Quichotte ne voulut y consentir en aucune façon, et préféra rester toute cette nuit la salade en tête, ce qui faisait la plus étrange et la plus gracieuse figure qui se pût imaginer ; et, pendant cette cérémonie, se persuadant que les coureuses qui le désarmaient étaient de grandes dames du château, il leur dit, avec une grâce parfaite, ces vers d′un vieux romance :
-Nunca fuera caballero.
de damas tan bien servido.
como fuera don Quijote, vcuando de su aldea vino.
doncellas curaban dél,
princesas del su rocin.
« Jamais ne fut chevalier
si bien servi des dames
que don Quichotte
quand il vint de son village ;
les damoiselles prenaient soin de lui,
et les princesses de son rossin »,
o Rocinante, que éste es el nombre señoras mías, de mi caballo, y don Quijote de la Mancha el mío; que puesto que no quisiera descubrirme fasta que las fazañas fechas en vuestro servicio y pro me descubrieran, la fuerza de acomodar al propósito presente este romance viejo de Lanzarote, ha sido causa que sepáis mi nombre antes de toda sazón; pero tiempo vendrá en que las vuestras señorías me manden y yo obedezca, y el valor de mi brazo descubra el deseo que tengo de serviros. ou Rossinante, car tel est, Mesdames, le nom de mon cheval, comme don Quichotte de la Manche est le mien ; et, bien que je ne voulusse pas me découvrir jusqu′à ce que m′eussent découvert les exploits faits en votre service et profit, leur besoin d′ajuster à l′occasion présente ce vieux romance de Lancelot a été cause que vous avez su mon nom avant la juste époque. Mais un temps viendra pour que Vos Seigneuries commandent et que j′obéisse, et pour que la valeur de mon bras témoigne du désir que j′ai de vous servir. »
Las mozas, que no estaban hechas a oír semejantes retóricas, no respondían palabra; sólo le preguntaron si quería comer alguna cosa. Les donzelles, qui n′étaient pas faites à de semblables rhétoriques, ne répondaient mot. Elles lui demandèrent s′il voulait manger quelque chose.
-Cualquiera yantaría yo , respondió don Quijote, porque, a lo que entiendo, me haría mucho al caso. « Quoi que ce fût, je m′en accommoderais, répondit don Quichotte ; car, si je ne me trompe, toute chose viendrait fort à point. »
A dicha acertó a ser viernes aquel día , y no había en toda la venta sino unas raciones de un pescado que en Castilla llaman abadejo, y en Andalucía bacalao, y en otras partes curadillo, y en otras truchuela. Preguntáronle si por ventura comería su merced truchuela, que no había otro pescado que darle a comer. Par bonheur, ce jour-là tombait un vendredi, et il n′y avait dans toute l′hôtellerie que des tronçons d′un poisson séché qu′on appelle, selon le pays, morue, merluche ou truitelle. On lui demanda si, par hasard, Sa Grâce mangerait de la truitelle, puisqu′il n′y avait pas d′autre poisson à lui servir.
-Como haya muchas truchuelas, respondió don Quijote, podrán servir de una trucha; porque eso se me da que me den ocho reales en sencillos, que una pieza de a ocho. Cuanto más que podría ser que fuesen truchuelas como la ternera, que es mejor que la vaca, y el cabrito, que el cabrón. Pero, sea lo que fuere, venga luego, que el trabajo y peso de las armas no se puede llevar sin el gobierno de las tripas. « Pourvu qu′il y ait plusieurs truitelles, répondit don Quichotte, elles pourront servir de truites, car il m′est égal qu′on me donne huit réaux en monnaie ou bien une pièce de huit réaux. D′ailleurs, il se pourrait qu′il en fût de ces truitelles comme du veau, qui est plus tendre que le bœuf, ou comme du chevreau, qui est plus tendre que le bouc. Mais, quoi que ce soit, apportez-le vite ; car la fatigue et le poids des armes ne se peuvent supporter sans l′assistance de l′estomac. »
Pusiéronle la mesa a la puerta de la venta, por el fresco, y trújole el huésped una porción del mal remojado y peor cocido bacalao, y un pan tan negro y mugriento como sus armas; pero era materia de grande risa verle comer , porque, como tenía puesta la celada y alzada la visera, no podía poner nada en la boca con sus manos si otro no se lo daba y ponía, y así una de aquellas señoras servía deste menester. Mas al darle de beber, no fue posible, ni lo fuera, si el ventero no horadara una caña, y puesto el un cabo en la boca, por el otro le iba echando el vino: y todo esto lo recebía en paciencia, a trueco de no romper las cintas de la celada . On lui dressa la table à la porte de l′hôtellerie, pour qu′il y fût au frais, et l′hôte lui apporta une ration de cette merluche mal détrempée et plus mal assaisonnée, avec du pain aussi noir et moisi que ses armes. C′était à mourir de rire que de le voir manger ; car, comme il avait la salade mise et la visière levée, il ne pouvait rien porter à la bouche avec ses mains. Il fallait qu′un autre l′embecquât ; si bien qu′une de ces dames servit à cet office. Quant à lui donner à boire, ce ne fut pas possible, et ce ne l′aurait jamais été si l′hôte ne se fût avisé de percer de part en part un jonc dont il lui mit l′un des bouts dans la bouche, tandis que par l′autre il lui versait du vin. À tout cela, le pauvre chevalier prenait patience, plutôt que de couper les rubans de son morion.
Estando en esto, llegó acaso a la venta un castrador de puercos, y así como llegó sonó su silbato de cañas cuatro o cinco veces, con lo cual acabó de confirmar don Quijote que estaba en algún famoso castillo, y que le servían con música, y que el abadejo eran truchas, el pan, candeal, y las rameras, damas, y el ventero, castellano del castillo; y con esto daba por bien empleada su determinación y salida. Mas lo que más le fatigaba, era el no verse armado caballero, por parecerle que no se podría poner legítimamente en aventura alguna sin recebir la orden de caballería. Sur ces entrefaites, un châtreur de porcs vint par hasard à l′hôtellerie, et se mit, en arrivant, à souffler cinq ou six fois dans son sifflet de jonc. Cela suffit pour confirmer don Quichotte dans la pensée qu′il était en quelque fameux château, qu′on lui servait un repas en musique, que la merluche était de la truite, le pain bis du pain blanc, les drôlesses des dames, et l′hôtelier le châtelain du château. Aussi donnait-il pour bien employées sa résolution et sa sortie. Pourtant, ce qui l′inquiétait le plus, c′était de ne pas se voir armé chevalier ; car il lui semblait qu′il ne pouvait légitimement s′engager dans aucune aventure sans avoir reçu l′ordre de chevalerie.






I. Capítulo III. Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo don Quijote en armarse caballero

Chapitre III, Où l′on raconte de quelle gracieuse manière don Quichotte se fit armer chevalier.

Y así, fatigado deste pensamiento, abrevió su venteril y limitada cena; la cual acabada, llamó al ventero, y encerrándose con él en la caballeriza , se hincó de rodillas ante él , diciéndole. Ainsi tourmenté de cette pensée, il dépêcha son maigre souper d′auberge ; puis, dès qu′il l′eut achevé, il appela l′hôte, et, le menant dans l′écurie, dont il ferma la porte, il se mit à genoux devant lui en disant
-No me levantaré jamás de donde estoy, valeroso caballero, fasta que la vuestra cortesía me otorgue un don que pedirle quiero, el cual redundará en alabanza vuestra y en pro del género humano. « Jamais je ne me lèverai d′où je suis, valeureux chevalier, avant que Votre Courtoisie m′octroie un don que je veux lui demander, lequel tournera à votre gloire et au service du genre humain. »
El ventero, que vio a su huésped a sus pies, y oyó semejantes razones, estaba confuso mirándole, sin saber qué hacerse ni decirle, y porfiaba con él que se levantase; y jamás quiso hasta que le hubo de decir que él otorgaba el don que le pedía. Quand il vit son hôte à ses pieds, et qu′il entendit de semblables raisons, l′hôtelier le regardait tout surpris, sans savoir que faire ni que dire, et s′opiniâtrait à le relever. Mais il ne put y parvenir, si ce n′est en lui disant qu′il lui octroyait le don demandé.
-No esperaba yo menos de la gran magnificencia vuestra, señor mío, respondió don Quijote; y así, os digo que el don que os he pedido y de vuestra liberalidad me ha sido otorgado , es que mañana en aquel día me habéis de armar caballero, y esta noche en la capilla deste vuestro castillo velaré las armas ; y mañana, como tengo dicho, se cumplirá lo que tanto deseo, para poder, como se debe, ir por todas las cuatro partes del mundo buscando las aventuras en pro de los menesterosos, como está a cargo de la caballería y de los caballeros andantes, como yo soy, cuyo deseo a semejantes fazañas es inclinado. « Je n′attendais pas moins, seigneur, de votre grande magnificence, répondit don Quichotte ; ainsi, je vous le déclare, ce don que je vous demande, et que votre libéralité m′octroie, c′est que demain matin vous m′armiez chevalier. Cette nuit, dans la chapelle de votre château, je passerai la veillée des armes, et demain, ainsi que je l′ai dit, s′accomplira ce que tant je désire, afin de pouvoir, comme il se doit, courir les quatre parties du monde, cherchant les aventures au profit des nécessiteux, selon le devoir de la chevalerie et des chevaliers errants comme moi, qu′à de semblables exploits porte leur inclination. »
El ventero, que, como está dicho, era un poco socarrón y ya tenía algunos barruntos de la falta de juicio de su huésped, acabó de creerlo cuando acabó de oírle semejantes razones; y, por tener qué reír aquella noche, determinó de seguirle el humor; y así le dijo que andaba muy acertado en lo que deseaba y pedía, y que tal prosupuesto era propio y natural de los caballeros tan principales como él parecía y como su gallarda presencia mostraba; y que él asimismo, en los años de su mocedad, se había dado a aquel honroso ejercicio, andando por diversas partes del mundo, buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los Percheles de Málaga , Islas de Riarán, Compás de Sevilla, Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, Playa de Sanlúcar, Potro de Córdoba y las Ventillas de Toledo, y otras diversas partes, donde había ejercitado la ligereza de sus pies y sutileza de sus manos, haciendo muchos tuertos , recuestando muchas viudas, deshaciendo algunas doncellas y engañando algunos pupilos, y, finalmente dándose a conocer por cuantas audiencias y tribunales hay casi en toda España; y que a, lo último, se había venido a recoger a aquel su castillo, donde vivía con su hacienda y con las ajenas, recogiendo en él a todos los caballeros andantes, de cualquiera calidad y condición que fuesen, sólo por la mucha afición que les tenía, y porque partiesen con él de sus haberes, en pago de su buen deseo. L′hôtelier, qui était passablement matois, comme on l′a dit, et qui avait déjà quelque soupçon du jugement fêlé de son hôte, acheva de s′en convaincre quand il lui entendit tenir de tels propos ; mais, pour s′apprêter de quoi rire cette nuit, il résolut de suivre son humeur, et lui répondit qu′il avait parfaitement raison d′avoir ce désir ; qu′une telle résolution était propre et naturelle aux gentilshommes de haute volée, comme il semblait être, et comme l′annonçait sa bonne mine. « Moi-même, ajouta-t-il, dans les années de ma jeunesse, je me suis adonné à cet honorable exercice ; j′ai parcouru diverses parties du monde, cherchant mes aventures, sans manquer à visiter le faubourg aux Perches de Malaga, les îles de Riaran, le compas de Séville, l′aqueduc de Ségovie, l′oliverie de Valence, les rondes de Grenade, la plage de San-Lucar, le haras de Cordoue, les guinguettes de Tolède, et d′autres endroits où j′ai pu exercer aussi bien la vitesse de mes pieds que la subtilité de mes mains, causant une foule de torts, courtisant des veuves, défaisant quelques demoiselles, et trompant beaucoup d′orphelins, finalement me rendant célèbre dans presque tous les tribunaux et cours que possède l′Espagne. À la fin je suis venu me retirer dans ce mien château, où je vis de ma fortune et de celle d′autrui, y recevant tous les chevaliers errants de quelque condition et qualité qu′ils soient, seulement pour la grande affection que je leur porte, et pourvu qu′ils partagent avec moi leurs finances en retour de mes bonnes intentions. »
Díjole también, que en aquel su castillo no había capilla alguna donde poder velar las armas, porque estaba derribada para hacerla de nuevo; pero que, en caso de necesidad, él sabía que se podían velar dondequiera, y que aquella noche las podría velar en un patio del castillo; que a la mañana siendo Dios servido, se harían las debidas ceremonias de manera que él quedase armado caballero, y tan caballero que no pudiese ser más en el mundo. Preguntóle si traía dineros; respondió don Quijote que no traía blanca, porque él nunca había leído en las historias de los caballeros andantes que ninguno los hubiese traído . L′hôtelier lui dit aussi qu′il n′y avait dans son château aucune chapelle où passer la veillée des armes, parce qu′on l′avait abattue pour en bâtir une neuve ; mais qu′il savait qu′en cas de nécessité, on pouvait passer cette veillée partout où bon semblait, et qu′il pourrait fort bien veiller cette nuit dans la cour du château ; que, le matin venu, s′il plaisait à Dieu, on ferait toutes les cérémonies voulues, de manière qu′il se trouvât armé chevalier, et aussi chevalier qu′on pût l′être au monde. Il lui demanda de plus s′il portait de l′argent. Don Quichotte répondit qu′il n′avait pas une obole, parce qu′il n′avait jamais lu dans les histoires des chevaliers errants qu′aucun d′eux s′en fût muni.
A esto dijo el ventero que se engañaba; que, puesto caso que en las historias no se escribía por haberles parecido a los autores dellas que no era menester escribir una cosa tan clara y tan necesaria de traerse, como eran dineros y camisas limpias , no por eso se había de creer que no los trujeron; y así, tuviese por cierto y averiguado que todos los caballeros andantes (de que tantos libros están llenos y atestados) llevaban bien herradas las bolsas por lo que pudiese sucederles; y que asimismo llevaban camisas y una arqueta pequeña llena de ungüentos para curar las heridas que recibían, porque no todas veces en los campos y desiertos donde se combatían y salían heridos había quien los curase, si ya no era que tenían algún sabio encantador por amigo que luego los socorría trayendo por el aire en alguna nube alguna doncella o enano con alguna redoma de agua de tal virtud, que, en gustando alguna gota della, luego al punto quedaban sanos de sus llagas y heridas, como si mal alguno hubiesen tenido ; mas que, en tanto que esto no hubiese, tuvieron los pasados caballeros por cosa acertada que sus escuderos fuesen proveídos de dineros y de otras cosas necesarias, como eran hilas y ungüentos para curarse; y cuando sucedía que los tales caballeros no tenían escuderos (que eran pocas y raras veces), ellos mismos lo llevaban todo en unas alforjas muy sutiles, que casi no se parecían, a las ancas del caballo, como que era otra cosa de más importancia que no caminase de allí adelante sin dineros y sin las prevenciones referidas , y que vería cuán bien se hallaba con ellas cuando menos se pensase. À cela l′hôte répliqua qu′il se trompait car, bien que les histoires n′en fissent pas mention, leurs auteurs n′ayant pas cru nécessaire d′écrire une chose aussi simple et naturelle que celle de porter de l′argent et des chemises blanches, il ne fallait pas croire pour cela que les chevaliers errants n′en portassent point avec eux ; qu′ainsi il tînt pour sûr et dûment vérifié que tous ceux dont tant de livres sont pleins et rendent témoignage portaient, à tout événement, la bourse bien garnie, ainsi que des chemises et un petit coffret plein d′onguents pour panser les blessures qu′ils recevaient. « En effet, ajoutait l′hôte, il ne se trouvait pas toujours dans les plaines et les déserts où se livraient leurs combats, où s′attrapaient leurs blessures, quelqu′un tout à point pour les panser, à moins qu′ils n′eussent pour ami quelque sage enchanteur qui vînt incontinent à leurs secours, amenant dans quelque nue, à travers les airs, quelque damoiselle ou nain avec quelque fiole d′une eau de telle vertu, que d′en avaler quelques gouttes les guérissait tout aussitôt de leurs blessures, comme s′ils n′eussent jamais eu le moindre mal ; mais, à défaut d′une telle assistance, les anciens chevaliers tinrent pour chose fort bien avisée que leurs écuyers fussent pourvus d′argent et d′autres provisions indispensables, comme de la charpie et des onguents pour les panser ; et s′il arrivait, par hasard, que les chevaliers n′eussent point d′écuyer, ce qui se voyait rarement, eux-mêmes portaient tout cela sur la croupe de leurs chevaux, dans une toute petite besace, comme si c′eût été autre chose de plus d′importance ; car, à moins de ce cas particulier, cet usage de porter besace ne fut pas très-suivi par les chevaliers errants. » En conséquence, il lui donnait le conseil, et l′ordre même au besoin, comme à son filleul d′armes, ou devant bientôt l′être, de ne plus se mettre désormais en route sans argent et sans provisions, et qu′il verrait, quand il y penserait le moins, comme il se trouverait bien de sa prévoyance.
Prometióle don Quijote de hacer lo que se le aconsejaba con toda puntualidad; y así se dio luego orden como velase las armas en un corral grande que a un lado de la venta estaba; y recogiéndolas don Quijote todas , las puso sobre una pila que junto a un pozo estaba, y embrazando su adarga asió de su lanza y con gentil continente se comenzó a pasear delante de la pila; y cuando comenzó el paseo comenzaba a cerrar la noche. Don Quichotte lui promit d′accomplir ponctuellement ce qu′il lui conseillait. Aussitôt tout fut mis en ordre pour qu′il fît la veillée des armes dans une grande basse-cour à côté de l′hôtellerie. Don Quichotte, ramassant toutes les siennes, les plaça sur une auge, à côté d′un puits ; ensuite il embrassa son écu, saisit sa lance, et, d′une contenance dégagée, se mit à passer et repasser devant l′abreuvoir. Quand il commença cette promenade, la nuit commençait à tomber.
Contó el ventero a todos cuantos estaban en la venta la locura de su huésped, la vela de las armas, y la armazón de caballería , que esperaba. Admiráronse de tan extraño género de locura; fuéronselo a mirar desde lejos, y vieron que con sosegado ademán unas veces se paseaba, otras, arrimado a su lanza, ponía los ojos en las armas, sin quitarlos por un buen espacio dellas. Acabó de cerrar la noche , pero con tanta claridad de la luna, que podía competir con el que se la prestaba, de manera que cuanto el novel caballero hacía era bien visto de todos. L′hôtelier avait conté à tous ceux qui se trouvaient dans l′hôtellerie la folie de son hôte, sa veillée des armes et la cérémonie qui devait se faire pour l′armer chevalier. Étonnés d′une si bizarre espèce de folie, ils allèrent le regarder de loin. Tantôt il se promenait d′un pas lent et mesuré ; tantôt, appuyé sur sa lance, il tenait fixement les yeux sur ses armes, et ne les en ôtait d′une heure entière. La nuit se ferma tout à fait ; mais la lune jetait tant de clarté, qu′elle pouvait le disputer à l′astre qui la lui prêtait, de façon que tout ce que faisait le chevalier novice était parfaitement vu de tout le monde.
Antojósele en esto a uno de los arrieros que estaban en la venta ir a dar agua a su recua, y fue menester quitar las armas de don Quijote, que estaban sobre la pila; el cual, viéndole llegar, en voz alta le dijo: En ce moment, il prit fantaisie à l′un des muletiers qui s′étaient hébergés dans la maison d′aller donner de l′eau à ses bêtes, et pour cela il fallait enlever de dessus l′auge les armes de don Quichotte ; lequel, voyant venir cet homme, lui dit à haute voix
-¡Oh tú, quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más valeroso andante que jamás se ciñó espada!, mira lo que haces, y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento. « Ô toi, qui que tu sois, téméraire chevalier, qui viens toucher les armes du plus valeureux chevalier errant qui ait jamais ceint l′épée, prends garde à ce que tu fais, et ne les touche point, si tu ne veux laisser ta vie pour prix de ton audace. »
No se curó el arriero destas razones (y fuera mejor que se curara, porque fuera curarse en salud) , antes trabando de las correas las arrojó gran trecho de sí. Lo cual visto por don Quijote, alzó los ojos al cielo, y puesto el pensamiento (a lo que pareció) en su señora Dulcinea , dijo . Le muletier n′eut cure de ces propos, et mal lui en prit, car il se fût épargné celle de sa santé ; au contraire, empoignant les courroies, il jeta le paquet loin de lui ; ce que voyant, don Quichotte tourna les yeux au ciel, et, élevant son âme, à ce qu′il parut, vers sa souveraine Dulcinée, il s′écria
-Acorredme, señora mía, en esta primera afrenta que a este vuestro avasallado pecho se le ofrece; no me desfallezca en este primero trance vuestro favor y amparo. « Secourez-moi, ma dame, en cette première offense qu′essuie ce cœur, votre vassal ; que votre aide et faveur ne me manquent point dans ce premier péril. »
Y diciendo estas y otras semejantes razones, soltando la adarga, alzó la lanza a dos manos, y dio con ella tan gran golpe al arriero en la cabeza, que le derribó en el suelo, tan maltrecho, que, si segundara con otro, no tuviera necesidad de maestro que le curara . Et tandis qu′il tenait ces propos et d′autres semblables, jetant sa rondache, il leva sa lance à deux mains, et en déchargea un si furieux coup sur la tête du muletier, qu′il le renversa par terre en si piteux état, qu′un second coup lui eût ôté tout besoin d′appeler un chirurgien.
Hecho esto, recogió sus armas, y tornó a pasearse con el mismo reposo que primero. Desde allí a poco, sin saberse lo que había pasado (porque aún estaba aturdido el arriero), llegó otro con la misma intención de dar agua a sus mulos, y llegando a quitar las armas para desembarazar la pila, sin hablar don Quijote palabra, y sin pedir favor a nadie, soltó otra vez la adarga, y alzó otra vez la lanza, y sin hacerla pedazos, hizo más de tres la cabeza del segundo arriero, porque se la abrió por cuatro . Al ruido acudió toda la gente de la venta, y, entre ellos, el ventero. Viendo esto don Quijote, embrazó su adarga, y puesta mano a su espada, dijo. Cela fait, il ramassa ses armes, et se remit à marcher de long en large avec autant de calme qu′auparavant. Peu de temps après, et sans savoir ce qui s′était passé, car le muletier gisait encore sans connaissance, un de ses camarades s′approcha dans la même intention d′abreuver ses mules. Mais, au moment où il enlevait les armes pour débarrasser l′auge, voilà que, sans dire mot et sans demander faveur à personne, don Quichotte jette de nouveau son écu, lève de nouveau sa lance, et, sans la mettre en pièces, en fait plus de trois de la tête du second muletier, car il la lui fend en quatre. Tous les gens de la maison accoururent au bruit, et l′hôtelier parmi eux. En les voyant, don Quichotte embrassa son écu, et, mettant l′épée à la main, il s′écria
-¡Oh señora de la fermosura, esfuerzo y vigor del debilitado corazón mío!, Ahora es tiempo que vuelvas los ojos de tu grandeza a este tu cautivo caballero, que tamaña aventura está atendiendo . « Ô dame de beauté, aide et réconfort de mon cœur défaillant, voici le moment de tourner les yeux de ta grandeur sur ce chevalier, ton esclave, que menace une si formidable aventure. »
Con esto cobró, a su parecer, tanto ánimo , que si le acometieran todos los arrieros del mundo, no volviera el pie atrás. Los compañeros de los heridos que tales los vieron, comenzaron desde lejos a llover piedras sobre don Quijote el cual lo mejor que podía se reparaba con su adarga, y no se osaba apartar de la pila, por no desamparar las armas. El ventero daba voces que le dejasen, porque ya les había dicho como era loco , y que por loco se libraría, aunque los matase a todos. También don Quijote las daba, mayores , llamándolos de alevosos y traidores, y que el señor del castillo era un follón y mal nacido caballero, pues de tal manera consentía que se tratasen los andantes caballeros , y que si él hubiera recebido la orden de caballería que él le diera a entender su alevosía; "Pero de vosotros, soez y baja canalla , no hago caso alguno; tirad, llegad, venid y ofendedme en cuanto pudiéredes, que vosotros veréis el pago que lleváis de vuestra sandez y demasía". Ces mots lui rendirent tant d′assurance, que, si tous les muletiers du monde l′eussent assailli, il n′aurait pas reculé d′un pas. Les camarades des blessés, qui les virent en cet état, commencèrent à faire pleuvoir de loin des pierres sur don Quichotte, lequel, du mieux qu′il pouvait, se couvrait avec son écu, et n′osait s′éloigner de l′auge, pour ne point abandonner ses armes. L′hôtelier criait qu′on le laissât tranquille, qu′il leur avait bien dit que c′était un fou, et qu′en qualité de fou il en sortirait quitte, les eût-il tués tous. De son côté, don Quichotte criait plus fort, les appelant traîtres et mécréants, et disant que le seigneur du château était un chevalier félon et malappris, puisqu′il permettait qu′on traitât de cette manière les chevaliers errants. « Si j′avais reçu, ajoutait-il, l′ordre de chevalerie, je lui ferais bien voir qu′il est un traître ; mais de vous, impure et vile canaille, je ne fais aucun cas. Jetez, approchez, venez et attaquez-moi de tout votre pouvoir, et vous verrez quel prix emportera votre folle audace. »
Decía esto con tanto brío y denuedo, que infundió un terrible temor en los que le acometían ; y así por esto, como por las persuasiones del ventero, le dejaron de tirar, y él dejó retirar a los heridos, y tornó a la vela de sus armas con la misma quietud y sosiego que primero. Il disait cela d′un air si résolu et d′un ton si hautain, qu′il glaça d′effroi les assaillants, tellement que, cédant à la peur et aux remontrances de l′hôtelier, ils cessèrent de lui jeter des pierres. Alors don Quichotte laissa emporter les deux blessés, et se remit à la veillée des armes avec le même calme et la même gravité qu′auparavant.
No le parecieron bien al ventero las burlas de su huésped, y determinó abreviar y darle la negra orden de caballería luego, antes que otra desgracia sucediese; y así, llegándose a él, se disculpó de la insolencia que aquella gente baja con él había usado, sin que él supiese cosa alguna; pero que bien castigados quedaban de su atrevimiento. Díjole como ya le había dicho que en aquel castillo no había capilla y para lo que restaba de hacer tampoco era necesaria: que todo el toque de quedar armado caballero consistía en la pescozada y en el espaldarazo , según él tenía noticia del ceremonial de la orden, y que aquello en mitad de un campo se podía hacer, y que ya había cumplido con lo que tocaba al velar de las armas, que con solas dos horas de vela se cumplía , cuanto más que él había estado más de cuatro. L′hôtelier cessa de trouver bonnes les plaisanteries de son hôte, et, pour y mettre fin, il résolut de lui donner bien vite son malencontreux ordre de chevalerie, avant qu′un autre malheur arrivât. S′approchant donc humblement, il s′excusa de l′insolence qu′avaient montrée ces gens de rien, sans qu′il en eût la moindre connaissance, lesquels, au surplus, étaient assez châtiés de leur audace. Il lui répéta qu′il n′y avait point de chapelle dans ce château ; mais que, pour ce qui restait à faire, elle n′était pas non plus indispensable, ajoutant que le point capital pour être armé chevalier consistait dans les deux coups sur la nuque et sur l′épaule, suivant la connaissance qu′il avait du cérémonial de l′ordre, et que cela pouvait se faire au milieu des champs ; qu′en ce qui touchait à la veillée des armes, il était bien en règle, puisque deux heures de veillée suffisaient, et qu′il en avait passé plus de quatre.
Todo se lo creyó don Quijote, y dijo que él estaba allí pronto para obedecerle, y que concluyese con la mayor brevedad que pudiese; porque si fuese otra vez acometido y se viese armado caballero, no pensaba dejar persona viva en el castillo, excepto aquellas que él le mandase, a quien, por su respeto, dejaría. Don Quichotte crut aisément tout cela ; il dit à l′hôtelier qu′il était prêt à lui obéir, et le pria d′achever avec toute la célérité possible. « Car, ajouta-t-il, si l′on m′attaquait une seconde fois, et que je me visse armé chevalier, je ne laisserais pas âme vivante dans le château, excepté toutefois celle qu′il vous plairait, et que j′épargnerais par amour de vous. »
Advertido y medroso desto el castellano, trujo luego un libro donde asentaba la paja y cebada que daba a los arrieros, y con un cabo de vela que le traía un muchacho, y con las dos ya dichas doncellas, se vino adonde don Quijote estaba, al cual mandó hincar de rodillas, y leyendo en su manual (como que decía alguna devota oración), en mitad de la leyenda alzó la mano, y diole sobre el cuello un buen golpe y tras él, con su misma espada, un gentil espaldarazo , siempre murmurando entre dientes, como que rezaba. Hecho esto, mandó a una de aquellas damas que le ciñese la espada , la cual lo hizo con mucha desenvoltura y discreción, porque no fue menester poca para no reventar de risa a cada punto de las ceremonias; pero las proezas que ya habían visto del novel caballero les tenía la risa a raya. Al ceñirle la espada, dijo la buena señora. Peu rassuré d′un tel avis, le châtelain s′en alla quérir un livre où il tenait note de la paille et de l′orge qu′il donnait aux muletiers. Bientôt, accompagné d′un petit garçon qui portait un bout de chandelle, et des deux demoiselles en question, il revint où l′attendait don Quichotte, auquel il ordonna de se mettre à genoux ; puis, lisant dans son manuel comme s′il eût récité quelque dévote oraison, au milieu de sa lecture, il leva la main, et lui en donna un grand coup sur le chignon ; ensuite, de sa propre épée, un autre coup sur l′épaule, toujours marmottant entre ses dents comme s′il eût dit des patenôtres. Cela fait, il commanda à l′une de ces dames de lui ceindre l′épée, ce qu′elle fit avec beaucoup de grâce et de retenue, car il n′en fallait pas une faible dose pour s′empêcher d′éclater de rire à chaque point des cérémonies. Mais les prouesses qu′on avait déjà vu faire au chevalier novice tenaient le rire en respect. En lui ceignant l′épée, la bonne dame lui dit
-Dios haga a vuestra merced muy venturoso caballero y le dé ventura en lides. « Que Dieu rende Votre Grâce très-heureux chevalier, et lui donne bonne chance dans les combats. »
Don Quijote le preguntó cómo se llamaba, porque él supiese de allí adelante a quién quedaba obligado por la merced recibida, porque pensaba darle alguna parte de la honra que alcanzase por el valor de su brazo. Ella respondió con mucha humildad que se llamaba la Tolosa, y que era hija de un remendón natural de Toledo, que vivía a las tendillas de Sancho Bienaya , y que dondequiera que ella estuviese le serviría y le tendría por señor. Don Quijote le replicó, que por su amor le hiciese merced que de allí adelante se pusiese don, y se llamase doña Tolosa. Ella se lo prometió, y la otra le calzó la espuela, con la cual le pasó casi el mismo coloquio que con la de la espada . Preguntóle su nombre, y dijo que se llamaba la Molinera, y que era hija de un honrado molinero de Antequera; a la cual también rogó don Quijote que se pusiese don, y se llamase doña Molinera , ofreciéndole nuevos servicios y mercedes . Don Quichotte lui demanda comment elle s′appelait, afin qu′il sût désormais à qui rester obligé de la faveur qu′elle lui avait faite ; car il pensait lui donner part à l′honneur qu′il acquerrait par la valeur de son bras. Elle répondit avec beaucoup d′humilité qu′elle s′appelait la Tolosa, qu′elle était fille d′un ravaudeur de Tolède, qui demeurait dans les échoppes de Sancho-Bienaya, et que, en quelque part qu′elle se trouvât, elle s′empresserait de le servir, et le tiendrait pour son seigneur. Don Quichotte, répliquant, la pria, par amour de lui, de vouloir bien désormais prendre le don, et s′appeler doña Tolosa ce qu′elle promit de faire. L′autre lui chaussa l′éperon, et il eut avec elle presque le même dialogue qu′avec celle qui avait ceint l′épée quand il lui demanda son nom, elle répondit qu′elle s′appelait la Meunière, et qu′elle était fille d′un honnête meunier d′Antéquéra. À celle-ci don Quichotte demanda de même qu′elle prît le don et s′appelât doña Molinera, lui répétant ses offres de service et de faveurs.
Hechas, pues, de galope y aprisa las hasta allí nunca vistas ceremonias , no vio la hora don Quijote de verse a caballo, y salir buscando las aventuras, y ensillando luego a Rocinante subió en él, y abrazando a su huésped le dijo cosas tan extrañas, agradeciéndole la merced de haberle armado caballero, que no es posible acertar a referirlas. El ventero, por verle ya fuera de la venta, con no menos retóricas, aunque con más breves palabras, respondió a las suyas, y sin pedirle la costa de la posada, le dejó ir a la buen hora . Ces cérémonies, comme on n′en avait jamais vu, ainsi faites au galop et en toute hâte, don Quichotte brûlait d′impatience de se voir à cheval, et de partir à la quête des aventures ; il sella Rossinante au plus vite, l′enfourcha, et, embrassant son hôte, il lui dit des choses si étranges, pour le remercier de la faveur qu′il lui avait faite en l′armant chevalier, qu′il est impossible de réussir à les rapporter fidèlement. Pour le voir au plus tôt hors de sa maison, l′hôtelier lui rendit, quoique en moins de paroles, la monnaie de ses compliments, et sans lui demander son écot, le laissa partir à la grâce de Dieu.






I. Capítulo IV. De lo que le sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta

Chapitre IV De ce qui arriva à notre chevalier quand il quitta l′hôtellerie

La del alba sería cuando don Quijote salió de la venta, tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo . Mas viniéndole a la memoria los consejos de su huésped cerca de las prevenciones tan necesarias que había de llevar consigo, especial la de los dineros y camisas , determinó volver a su casa y acomodarse de todo y de un escudero, haciendo cuenta de recibir a un labrador vecino suyo, que era pobre y con hijos, pero muy a propósito para el oficio escuderil de la caballería. Con este pensamiento guió a Rocinante hacia su aldea, el cual, casi conociendo la querencia , con tanta gana comenzó a caminar, que parecía que no ponía los pies en el suelo. L′aube du jour commençait à poindre quand don Quichotte sortit de l′hôtellerie, si content, si glorieux, si plein de ravissement de se voir armé chevalier, que sa joie en faisait tressaillir jusqu′aux sangles de son cheval. Toutefois, venant à se rappeler les conseils de son hôte au sujet des provisions si nécessaires dont il devait être pourvu, entre autres l′argent et les chemises, il résolut de s′en retourner chez lui pour s′y accommoder de tout ce bagage, et encore d′un écuyer, comptant prendre à son service un paysan, son voisin, pauvre et chargé d′enfants, mais très-propre à l′office d′écuyer dans la chevalerie errante. Cette résolution prise, il tourna Rossinante du côté de son village, et celui-ci, comme s′il eût reconnu le chemin de son gîte, se mit à détaler de si bon cœur, qu′il semblait que ses pieds ne touchaient pas à terre.
No había andado mucho, cuando le pareció que a su diestra mano, de la espesura de un bosque que allí estaba, salían unas voces delicadas, como de persona que se quejaba; y apenas las hubo oído, cuando dijo. Don Quichotte n′avait pas fait encore grand trajet, quand il crut s′apercevoir que, de l′épaisseur d′un bois qui se trouvait à sa droite, s′échappaient des cris plaintifs comme d′une personne qui se plaignait. À peine les eut-il entendus qu′il s′écria
-Gracias doy al cielo por la merced que me hace, pues tan presto me pone ocasiones delante donde yo pueda cumplir con lo que debo a mi profesión y donde pueda coger el fruto de mis buenos deseos. Estas voces, sin duda, son de algún menesteroso o menesterosa que ha menester mi favor y ayuda. « Grâces soient rendues au ciel pour la faveur qu′il m′accorde, puisqu′il m′envoie si promptement des occasions de remplir les devoirs de mon état et de recueillir le fruit de mes bons desseins. Ces cris, sans doute, sont ceux d′un nécessiteux ou d′une nécessiteuse qui nécessite mon secours et ma protection. »
Y volviendo las riendas, encaminó a Rocinante hacia donde le pareció que las voces salían . Y a pocos pasos que entró por el bosque, vio atada una yegua a una encina, y atado en otra a un muchacho , desnudo de medio cuerpo arriba, hasta de edad de quince años, que era el que las voces daba, y no sin causa, porque le estaba dando con una pretina muchos azotes un labrador de buen talle, y cada azote le acompañaba con una reprehensión y consejo, porque decía: "la lengua, queda y los ojos, listos". Y el muchacho respondía: "No lo haré otra vez, señor mío; por la pasión de Dios, que no lo haré otra vez, y yo prometo de tener de aquí adelante más cuidado con el hato". Aussitôt, tournant bride, il dirigea Rossinante vers l′endroit d′où les cris lui semblaient partir. Il n′avait pas fait vingt pas dans le bois, qu′il vit une jument attachée à un chêne, et, à un autre chêne, également attaché un jeune garçon de quinze ans au plus, nu de la tête à la ceinture. C′était lui qui jetait ces cris plaintifs, et non sans cause vraiment, car un vigoureux paysan lui administrait une correction à grand coups d′une ceinture de cuir, accompagnant chaque décharge d′une remontrance et d′un conseil. « La bouche close, lui disait-il, et les yeux éveillés ! » Le jeune garçon répondait « Je ne le ferai plus, mon seigneur ; par la passion de Dieu, je ne le ferai plus, et je promets d′avoir à l′avenir plus grand soin du troupeau. »
Y viendo don Quijote lo que pasaba, con voz airada dijo. En apercevant cette scène, don Quichotte s′écria d′une voix courroucée
-Descortés caballero, mal parece tomaros con quien defender no se puede. Subid sobre vuestro caballo, y tomad vuestra lanza (que también tenía una lanza arrimada a la encima adonde estaba arrendada la yegua) , que yo os haré conocer ser de cobardes lo que estáis haciendo. « Discourtois chevalier, il vous sied mal de vous attaquer à qui ne peut se défendre ; montez sur votre cheval, et prenez votre lance (car une lance était aussi appuyée contre l′arbre où la jument se trouvait attachée), et je vous ferai voir qu′il est d′un lâche de faire ce que vous faites à présent. »
El labrador, que vio sobre sí aquella figura llena de armas, blandiendo la lanza sobre su rostro, túvose por muerto, y con buenas palabras respondió. Le paysan, voyant tout à coup fondre sur lui ce fantôme couvert d′armes, qui lui brandissait sa lance sur la poitrine, se tint pour mort, et d′un ton patelin répondit
-Señor caballero, este muchacho que estoy castigando es un mi criado, que me sirve de guardar una manada de ovejas que tengo en estos contornos; el cual es tan descuidado, que cada día me falta una, y porque castigo su des cuido o bellaquería, dice que lo hago de miserable, por no pagalle la soldada que le debo, y en Dios y en mi ánima que miente. « Seigneur chevalier, ce garçon que vous me voyez châtier est un mien valet qui me sert à garder un troupeau de brebis dans ces environs ; mais il est si négligent, que chaque jour il en manque quelqu′une ; et parce que je châtie sa paresse, ou peut-être sa friponnerie, il dit que c′est par vilenie, et pour ne pas lui payer les gages que je lui dois. Mais, sur mon Dieu et sur mon âme, il en a menti.
-¿Miente, delante de mí, ruin villano? -dijo don Quijote-. Por el sol que nos alumbra, que estoy por pasaros de parte a parte con esta lanza: Pagadle luego sin más réplica; si no, por el Dios que nos rige, que os concluya y aniquile en este punto. Desatadlo luego. – Menti devant moi, méchant vilain ! reprit don Quichotte. Par le soleil qui nous éclaire, je ne sais qui me retient de vous passer ma lance à travers le corps. Payez-le sur-le-champ, et sans réplique ; sinon, je jure Dieu, que je vous extermine et vous anéantis sur le coup. Qu′on le détache. »
El labrador bajó la cabeza y, sin responder palabra, desató a su criado, al cual preguntó don Quijote que cuánto le debía su amo. Él dijo que nueve meses, a siete reales cada mes. Hizo la cuenta don Quijote y halló que montaban setenta y tres reales, y díjole al labrador que al momento los desembolsase, si no quería morir por ello. Respondió el medroso villano que para el paso en que estaba y juramento que había hecho (y aún no había jurado nada) que no eran tantos; porque se le habían de descontar y recibir en cuenta tres pares de zapatos que le había dado y un real de dos sangrías que le habían hecho estando enfermo. Le paysan baissa la tête, et, sans répondre mot, détacha son berger, auquel don Quichotte demanda combien lui devait son maître. « Neuf mois, dit-il, à sept réaux chaque. » Don Quichotte fit le compte, et, trouvant que la somme montait à soixante-trois réaux, il dit au laboureur de les débourser sur-le-champ, s′il ne voulait mourir. Le vilain répondit, tout tremblant, que, par le mauvais pas où il se trouvait, et, par le serment qu′il avait fait déjà (il n′avait encore rien juré), il affirmait que la somme n′était pas si forte ; qu′il fallait en rabattre et porter en ligne de compte trois paires de souliers qu′il avait fournies à son valet, et un réal pour deux saignées qu′on lui avait faites étant malade.
-Bien está todo eso, replicó don Quijote; pero quédense los zapatos y las sangrías por los azotes que, sin culpa, le habéis dado; que si él rompió el cuero de los zapatos que vos pagasteis, vos le habéis rompido el de su cuerpo; y si le sacó el barbero sangre estando enfermo, vos en sanidad se la habéis sacado; así que, por esta parte, no os debe nada. « Tout cela est bel et bon, répliqua don Quichotte ; mais que les souliers et la saignée restent pour les coups que vous lui avez donnés sans motif. S′il a déchiré le cuir des souliers que vous avez payés, vous avez déchiré celui de son corps ; et si le barbier lui a tiré du sang étant malade, vous lui en avez tiré en bonne santé. Partant, il ne vous doit rien.
-El daño está, señor caballero, en que no tengo aquí dineros; véngase Andrés conmigo a mi casa, que yo se los pagaré un real sobre otro. – Le malheur est, seigneur chevalier, que je n′ai pas d′argent ici ; mais qu′André s′en retourne à la maison avec moi, et je lui payerai son dû, un réal sur l′autre.
-¿Irme yo con él, dijo el muchacho, más? ¡Mal año! ; No, señor, ni por pienso, porque en viéndose solo, me desollará como a un San Bartolomé. – Que je m′en aille avec lui ! s′écria le jeune garçon ; ah bien oui, seigneur ; Dieu m′en préserve d′y penser ! S′il me tenait seul à seul, il m′écorcherait vif comme un saint Barthélemi.
-No hará tal, replicó don Quijote; basta que yo se lo mande para que me tenga respeto , y con que él me lo jure por la ley de caba llería que ha recebido , le dejaré ir libre y aseguraré la paga. – Non, non, il n′en fera rien, reprit don Quichotte. Il suffit que je le lui ordonne pour qu′il me garde respect ; et, pourvu qu′il me le jure par la loi de la chevalerie qu′il a reçue, je le laisse aller libre, et je réponds du payement.
-Mire vuestra merced, señor, lo que dice, dijo el muchacho, que este mi amo no es caballero, ni ha recibido orden de caballería alguna; que es Juan Haldudo, el rico, el vecino del Quintanar . – Que Votre Grâce, seigneur, prenne garde à ce qu′elle dit, reprit le jeune garçon ; mon maître que voici n′est point chevalier, et n′a jamais reçu d′ordre de chevalerie ; c′est Juan Haldudo le riche, bourgeois de Quintanar.
-Importa poco eso, respondió don Quijote, que Haldudos puede haber caballeros, cuanto más que cada uno es hijo de sus obras .-Así es verdad, dijo Andrés; pero este mi amo, ¿de qué obras es hijo, pues me niega mi soldada y mi sudor y trabajo. – Qu′importe ? répondit don Quichotte ; il peut y avoir des Haldudo chevaliers ; et d′ailleurs chacun est fils de ses œuvres. – C′est bien vrai, reprit André ; mais de quelles œuvres ce maître-là est-il fils, lui qui me refuse mes gages, le prix de ma sueur et de mon travail ?
-No niego, hermano Andrés, respondió el labrador, y hacedme placer de veniros conmigo, que yo juro por todas las órdenes que de caballerías hay en el mundo , de pagaros como tengo dicho, un real sobre otro, y aun sahumados. – Je ne refuse pas, André, mon ami, répondit le laboureur ; faites-moi le plaisir de venir avec moi, et je jure par tous les ordres de chevalerie qui existent dans le monde de vous payer, comme je l′ai dit, un réal sur l′autre, et même avec les intérêts.
-Del sahumerio os hago gracia , dijo don Quijote; dádselos en reales , que con eso me contento; y mirad que lo cumpláis como lo habéis jurado; si no, por el mismo juramento os juro de volver a buscaros y a castigaros, y que os tengo de hallar, aunque os escondáis más que una lagartija. Y si queréis saber quién os manda esto, para quedar con más veras obligado a cumplirlo, sabed que yo soy el valeroso don Quijote de la Mancha , el desfacedor de agravios y sinrazones; y a Dios quedad, y no se os parta de las mientes lo prometido y jurado, so pena de la pena pronunciada. – Des intérêts je vous fais grâce, reprit don Quichotte ; payez-le en bons deniers comptants, c′est tout ce que j′exige. Et prenez garde d′accomplir ce que vous venez de jurer ; sinon, et par le même serment, je jure de revenir vous chercher et vous châtier ; je saurai bien vous découvrir, fussiez-vous mieux caché qu′un lézard de muraille. Et si vous voulez savoir qui vous donne cet ordre, pour être plus sérieusement tenu de l′accomplir, sachez que je suis le valeureux don Quichotte de la Manche, le défaiseur de torts et le réparateur d′iniquités. Maintenant, que Dieu vous bénisse ! mais n′oubliez pas ce qui est promis et juré, sous peine de la peine prononcée. »
Y en diciendo esto picó a su Rocinante, y en breve espacio se apartó dellos. Siguióle el labrador con los ojos , y cuando vio que había traspuesto el bosque y que ya no parecía, volvióse a su criado Andrés y díjole. Disant cela, il piqua des deux à Rossinante, et disparut en un instant. Le laboureur le suivit des yeux, et quand il vit que don Quichotte avait traversé le bois et ne paraissait plus, il revint à son valet André
-Venid acá, hijo mío, que os quiero pagar lo que os debo como aquel deshacedor de agravios me dejó mandado. « Or çà, lui dit-il, venez ici, mon fils, je veux vous payer ce que je vous dois, comme ce défaiseur de torts m′en a laissé l′ordre.
-Eso juro yo, dijo Andrés, y cómo que andará vuestra merced acertado en cumplir el mandamiento de aquel buen caballero, que mil años viva, que según es de valeroso y de buen juez, ¡vive Roque, que si no me pagais que vuelva y ejecute lo que dijo!. – Je le jure bien, reprit André, et Votre Grâce fera sagement d′exécuter l′ordonnance de ce bon chevalier, auquel Dieu donne mille années de vie pour sa vaillance et sa bonne justice, et qui reviendra, par la vie de saint Roch, si vous ne me payez, exécuter ce qu′il a dit.
-También lo juro yo, dijo el labrador; pero por lo mucho que os quiero, quiero acrecentar la deuda por acrecentar la paga. Y asiéndole del brazo, le tornó a atar a la encina, donde le dio tantos azotes que le dejó por muerto. Llamad, señor Andrés, ahora, decía el labrador, al desfacedor de agravios, veréis cómo no desface aqueste, aunque creo que no está acabado de hacer, porque me viene gana de desollaros vivo como vos temíades. – Moi aussi, je le jure, reprit le laboureur ; mais, par le grand amour que je vous porte, je veux accroître la dette pour accroître le payement. » Et le prenant par le bras, il revint l′attacher au même chêne, où il lui donna tant de coups, qu′il le laissa pour mort. « Appelez maintenant, seigneur André, disait le laboureur, appelez le défaiseur de torts ; vous verrez s′il défait celui-ci ; quoique je croie pourtant qu′il n′est pas encore complètement fait, car il me prend envie de vous écorcher tout vif, comme vous en aviez peur. »
Pero al fin le desató y le dio licencia que fuese a buscar su juez, para que ejecutase la pronunciada sentencia. Andrés se partió algo mohíno, jurando de ir a buscar al valeroso don Quijote de la Mancha, y contarle punto por punto lo que había pasado, y que se lo había de pagar con las setenas ; pero con todo esto, él se partió llorando y su amo se quedó riendo. Y desta manera deshizo el agravio el valeroso don Quijote; el cual, contentísimo de lo sucedido, pareciéndole que había dado felicísimo y alto principio a sus caballerías, con gran satisfacción de sí mismo iba caminando hacia su aldea, diciendo a media voz. À la fin, il le détacha, et lui donna permission d′aller chercher son juge pour qu′il exécutât la sentence rendue. André partit tout éploré, jurant qu′il irait chercher le valeureux don Quichotte de la Manche, qu′il lui conterait de point en point ce qui s′était passé, et que son maître le lui payerait au quadruple. Mais avec tout cela, le pauvre garçon s′en alla pleurant, et son maître resta à rire ; et c′est ainsi que le tort fut redressé par le valeureux don Quichotte. Celui-ci, enchanté de l′aventure, qui lui semblait donner un heureux et magnifique début à ses prouesses de chevalerie, cheminait du côté de son village, disant à mi-voix
-Bien te puedes llamar dichosa sobre cuantas hoy viven en la tierra, ¡oh sobre las bellas bella Dulcinea del Toboso!, pues te cupo en suerte tener sujeto y rendido a toda tu voluntad e talante a un tan valiente y tan nombrado caballero como lo es y será don Quijote de la Mancha, el cual, como todo el mundo sabe, ayer recibió la orden de caballería, y hoy ha desfecho el mayor tuerto y agravio que formó la sinrazón y cometió la crueldad; hoy quitó el látigo de la mano a aquel despiadado enemigo, que tan sin ocasión vapulaba a aquel delicado infante. « Tu peux bien te nommer heureuse par-dessus toutes les femmes qui vivent aujourd′hui dans ce monde, ô par-dessus toutes les belles belle Dulcinée du Toboso, puisque le sort t′a fait la faveur d′avoir pour sujet et pour esclave de tes volontés un chevalier aussi vaillant et aussi renommé que l′est et le sera don Quichotte de la Manche, lequel, comme tout le monde le sait, reçut hier l′ordre de chevalerie, et dès aujourd′hui a redressé le plus énorme tort qu′ait inventé l′injustice et commis la cruauté, en ôtant le fouet de la main à cet impitoyable bourreau qui déchirait avec si peu de raison le corps de ce délicat enfant. »
En esto llegó a un camino que en cuatro se dividía , y luego se le vino a la imaginación las encrucijadas donde los caballeros andantes se ponían a pensar cuál camino de aquéllos tomarían; y, por imitarlos, estuvo un rato quedo; y al cabo de haberlo muy bien pensado, soltó la rienda a Rocinante, dejando a la voluntad del rocín la suya, el cual siguió su primer intento, que fue el irse camino de su caballeriza . Y habiendo andado como dos millas, descubrió don Quijote un gran tropel de gente, que como después se supo, eran unos mercaderes toledanos que iban a comprar seda a Murcia . Eran seis, y venían con sus quitasoles, con otros cuatro criados a caballo y tres mozos de mulas a pie. Apenas los divisó don Quijote, cuando se imaginó ser cosa de nueva aventura, y por imitar en todo cuanto a él le parecía posible, los pasos que había leído en sus libros, le pareció venir allí de molde uno que pensaba hacer . Y así, con gentil continente y denuedo, se afirmó bien en los estribos , apretó la lanza, llegó la adarga al pecho, y, puesto en la mitad del camino, estuvo esperando que aquellos caballeros andantes llegasen (que ya él por tales los tenía y juzgaba); y cuando llegaron a trecho que se pudieron ver y oír, levantó don Quijote la voz, y con ademán arrogante dijo. En disant cela, il arrivait à un chemin qui se divisait en quatre, et tout aussitôt lui vint à l′esprit le souvenir des carrefours où les chevaliers errants se mettaient à penser quel chemin ils choisiraient. Et, pour les imiter, il resta un moment immobile ; puis, après avoir bien réfléchi, il lâcha la bride à Rossinante, remettant sa volonté à celle du bidet, lequel suivit sa première idée, qui était de prendre le chemin de son écurie. Après avoir marché environ deux milles, don Quichotte découvrit une grande troupe de gens, que depuis l′on sut être des marchands de Tolède, qui allaient acheter de la soie à Murcie. Ils étaient six, portant leurs parasols, avec quatre valets à cheval et trois garçons de mules à pied. À peine don Quichotte les aperçut-il, qu′il s′imagina faire rencontre d′une nouvelle aventure, et, pour imiter autant qu′il lui semblait possible les passes d′armes qu′il avait lues dans ses livres, il crut trouver tout à propos l′occasion d′en faire une à laquelle il songeait. Ainsi, prenant l′air fier et la contenance assurée, il s′affermit bien sur ses étriers, empoigna sa lance, se couvrit la poitrine de son écu, et, campé au beau milieu du chemin, il attendit l′approche de ces chevaliers errants, puisqu′il les tenait et jugeait pour tels. Dès qu′ils furent arrivés à portée de voir et d′entendre, don Quichotte éleva la voix, et d′un ton arrogant leur cria :
-Todo el mundo se tenga, si todo el mundo no confiesa que no hay en el mundo todo doncella más hermosa que la emperatriz de la Mancha, la sin par Dulcinea del Toboso. « Que tout le monde s′arrête, si tout le monde ne confesse qu′il n′y a dans le monde entier demoiselle plus belle que l′impératrice de la Manche, la sans pareille Dulcinée du Toboso. »
Paráronse los mercaderes al son destas razones, y a ver la extraña figura del que las decía, y por la figura y por ellas luego echaron de ver la locura de su dueño; mas quisieron ver despacio en qué paraba aquella confesión que se les pedía; y uno dellos, que era un poco burlón y muy mucho discreto, le dijo. Les marchands s′arrêtèrent, au bruit de ces paroles, pour considérer l′étrange figure de celui qui les disait, et, par la figure et par les paroles, ils reconnurent aisément la folie du pauvre diable. Mais ils voulurent voir plus au long où pouvait tendre cette confession qu′il leur demandait, et l′un d′eux, qui était quelque peu goguenard et savait fort discrètement railler, lui répondit
-Señor caballero, nosotros no conocemos quién sea esa buena señora que decís; mostrádnosla, que si ella fuere de tanta hermosura como significáis, de buena gana y sin apremio alguno confesaremos la verdad que por parte vuestra nos es pedida. « Seigneur chevalier, nous ne connaissons pas cette belle dame dont vous parlez ; faites-nous-la voir, et, si elle est d′une beauté aussi incomparable que vous nous le signifiez, de bon cœur et sans nulle contrainte nous confesserons la vérité que votre bouche demande.
-Si os la mostrara, replicó don Quijote, ¿qué hiciéredes vosotros en confesar una verdad tan notoria? La importancia está en que sin verlo lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender ; donde no, conmigo sois en batalla, gente descomunal y soberbia ; que ora vengáis uno a uno como pide la orden de caballería, ora todos juntos, como es costumbre y mala usanza de los de vuestra ralea, aquí os aguardo y espero confiado en la razón que de mi parte tengo. – Si je vous la faisais voir, répliqua don Quichotte, quel beau mérite auriez-vous à confesser une vérité si manifeste ? L′important, c′est que, sans la voir, vous le croyiez, confessiez, affirmiez, juriez et souteniez les armes à la main. Sinon, en garde et en bataille, gens orgueilleux et démesurés ; que vous veniez un à un, comme l′exige l′ordre de chevalerie, ou bien tous ensemble, comme c′est l′usage et la vile habitude des gens de votre trempe, je vous attends ici, et je vous défie, confiant dans la raison que j′ai de mon côté.
-Señor, caballero, replicó el mercader, suplico a vuestra merced, en nombre de todos estos príncipes que aquí estamos , que porque no encarguemos nuestras conciencias confesando una cosa por nosotros jamás vista ni oída (y más siendo tan en perjuicio de las emperatrices y reinas del Alcarria y Extremadura), que vuestra merced sea servido de mostrarnos algún retrato de esa señora, aunque sea tamaño como un grano de trigo, que por el hilo se sacará el ovillo , y quedaremos con esto satisfechos y seguros, y vuestra merced quedará contento y pagado. Y aun creo que estamos ya tan de su parte, que aunque su retrato nos muestre que es tuerta de un ojo y que del otro le mana bermellón y piedra azufre, con todo eso, por complacer a vuestra merced, diremos en su favor todo lo que quisiere. – Seigneur chevalier, reprit le marchand, je supplie Votre Grâce, au nom de tous tant que nous sommes de princes ici, qu′afin de ne pas charger nos consciences en confessant une chose que nous n′avons jamais vue ni entendue, et qui est en outre si fort au détriment des impératrices et reines de la Castille et de l′Estrémadure, vous vouliez bien nous montrer quelque portrait de cette dame ; ne fût-il pas plus gros qu′un grain d′orge, par l′échantillon nous jugerons de la pièce, et tandis que nous garderons l′esprit en repos, Votre Grâce recevra pleine satisfaction. Et je crois même, tant nous sommes déjà portés en sa faveur, que son portrait nous fît-il voir qu′elle est borgne d′un œil, et que l′autre distille du soufre et du vermillon, malgré cela, pour complaire à Votre Grâce, nous dirions à sa louange tout ce qu′il vous plaira.
-No le mana, canalla infame, respondió don Quijote, encendido en cólera, no le mana, digo, eso que decís, sino ámbar y algalia entre algodones, y no es tuerta ni corcovada, sino más derecha que un huso de Guadarrama ; pero vosotros pagaréis la grande blasfemia que habéis dicho contra tamaña beldad como es la de mi señora. – Elle ne distille rien, canaille infâme, s′écria don Quichotte enflammé de colère ; elle ne distille rien, je le répète, de ce que vous venez de dire, mais bien du musc et de l′ambre ; elle n′est ni tordue, ni bossue, mais plus droite qu′un fuseau de Guadarrama. Et vous allez payer le blasphème énorme que vous avez proféré contre une beauté du calibre de celle de ma dame. »
Y en diciendo esto, arremetió con la lanza baja contra el que lo había dicho, con tanta furia y enojo, que si la buena suerte no hiciera que en la mitad del camino tropezara y cayera Rocinante, lo pasara mal el atrevido mercader. Cayó Rocinante, y fue rodando su amo una buena pieza por el campo, y queriéndose levantar jamás pudo: tal embarazo le causaban la lanza, adarga, espuelas y celada con el peso de las antiguas armas. Y entretanto que pugnaba por levantarse, y no podía, estaba diciendo. En disant cela, il se précipite, la lance baissée, contre celui qui avait porté la parole, avec tant d′ardeur et de furie, que, si quelque bonne étoile n′eût fait trébucher et tomber Rossinante au milieu de la course, mal en aurait pris à l′audacieux marchand. Rossinante tomba donc, et envoya rouler son maître à dix pas plus loin, lequel s′efforçait de se relever, sans en pouvoir venir à bout, tant le chargeaient et l′embarrassaient la lance, l′écu, les éperons, la salade et le poids de sa vieille armure ; et, au milieu des incroyables efforts qu′il faisait vainement pour se remettre sur pied, il ne cessait de dire
-Non fuyáis, gente cobarde, gente cautiva: atended , que no por culpa mía, sino de mi caballo , estoy aquí tendido. « Ne fuyez pas, race de poltrons, race d′esclaves ; ne fuyez pas. Prenez garde que ce n′est point par ma faute, mais par celle de mon cheval, que je suis étendu sur la terre. »
Un mozo de mulas de los que allí venían, que no debía de ser muy bien intencionado, oyendo decir al pobre caído tantas arrogancias, no lo pudo sufrir sin darle la respuesta en las costillas; y llegándose a él, tomó la lanza, y después de haberla hecho pedazos, con uno dellos comenzó a dar a nuestro don Quijote tantos palos, que, a despecho y pesar de sus armas, le molió como cibera . Dábanle voces sus amos que no le diese tanto, y que le dejase; pero estaba ya el mozo picado, y no quiso dejar el juego hasta envidar todo el resto de su cólera; y acudiendo por los demás trozos de la lanza, los acabó de deshacer sobre el miserable caído, que con toda aquella tempestad de palos que sobre él llovía , no cerraba la boca, amenazando al cielo y a la tierra y a los malandrines, que tal le parecían. Cansóse el mozo y los mercaderes siguieron su camino, llevando qué contar en todo él del pobre apaleado; el cual, después que se vio solo, tornó a probar si podía levantarse; pero si no lo pudo hacer cuando sano y bueno, ¿cómo lo haría molido y casi deshecho? Y aún se tenía por dichoso, pareciéndole que aquélla era propia desgracia de caballeros andantes , y toda la atribuía a la falta de su caballo; y no era posible levantarse, según tenía brumado todo el cuerpo . Un garçon muletier, de la suite des marchands, qui sans doute n′avait pas l′humeur fort endurante, ne put entendre proférer au pauvre chevalier tombé tant d′arrogances et de bravades, sans avoir envie de lui en donner la réponse sur les côtes. S′approchant de lui, il lui arracha sa lance, en fit trois ou quatre morceaux, et de l′un d′eux se mit à frapper si fort et si dru sur notre don Quichotte, qu′en dépit de ses armes il le moulut comme plâtre. Ses maîtres avaient beau lui crier de ne pas tant frapper, et de le laisser tranquille, le muletier avait pris goût au jeu, et ne voulut quitter la partie qu′après avoir ponté tout le reste de sa colère. Il ramassa les autres éclats de la lance, et acheva de les briser l′un après l′autre sur le corps du misérable abattu, lequel, tandis que cette grêle de coups lui pleuvait sur les épaules, ne cessait d′ouvrir la bouche pour menacer le ciel et la terre et les voleurs de grand chemin qui le traitaient ainsi. Enfin le muletier se fatigua, et les marchands continuèrent leur chemin, emportant de quoi conter pendant tout le voyage sur l′aventure du pauvre fou bâtonné. Celui-ci, dès qu′il se vit seul, essaya de nouveau de se relever ; mais s′il n′avait pu en venir à bout lorsqu′il était sain et bien portant, comment aurait-il mieux réussi étant moulu et presque anéanti ? Et pourtant il faisait contre fortune bon cœur, regardant sa disgrâce comme propre et commune aux chevaliers errants, et l′attribuant d′ailleurs il avait le corps meurtri et disloqué. tout entière à la faute de son cheval. Mais, quant à se lever, ce n′était pas possible, tant






I. Capítulo V. Donde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero

Chapitre V Où se continue le récit de la disgrâce de notre chevalier

Viendo, pues, que, en efecto, no podía menearse, acordó de acogerse a su ordinario remedio , que era pensar en algún paso de sus libros, y trújole su locura a la memoria aquel de Baldovinos y del marqués de Mantua , cuando Carloto le dejó herido en la montiña ; historia sabida de los niños , no ignorada de los mozos, celebrada y aun creída de los viejos, y con todo esto no más verdadera que los milagros de Mahoma. Ésta, pues, le pareció a él que le venía de molde para el paso en que se hallaba; y así, con muestras de grande sentimiento, se comenzó a volcar por la tierra y a decir con debilitado aliento lo mismo que dicen decía el herido caballero del bosque. Voyant donc qu′en effet il ne pouvait remuer, don Quichotte prit le parti de recourir à son remède ordinaire, qui était de songer à quelque passage de ses livres ; et sa folie lui remit aussitôt en mémoire l′aventure de Baudouin et du marquis de Mantoue, lorsque Charlot abandonna le premier, blessé dans la montagne : histoire sue des enfants, comme des jeunes gens, vantée et même crue des vieillards, et véritable avec tout cela, comme les miracles de Mahomet. Celle-là donc lui sembla venir tout exprès pour sa situation ; et, donnant les signes de la plus vive douleur, il commença à se rouler par terre, et à dire d′une voix affaiblie, justement ce que disait, disait-on, le chevalier blessé :
¿Donde estás, señora mía . que no te duele mi mal. O no lo sabes, señora. o eres falsa y desleal.
Y desta manera fue prosiguiendo el romance, hasta aquellos versos que dicen.
¡Oh noble marqués de Mantua. mi tío y señor carnal.
« Ô madame, où es-tu, que mon mal te touche si peu ? ou tu ne le sais pas, ou tu es fausse et déloyale. »
De la même manière, il continua de réciter le romance, et quand il fut aux vers qui disent
« Ô noble marquis de Mantoue, mon oncle et seigneur par le sang ».
Y quiso la suerte que, cuando llegó a este verso, acertó a pasar por allí un labrador de su mismo lugar y vecino suyo, que venía de llevar una carga de trigo al molino , el cual, viendo aquel hombre allí tendido, se llegó a él, y le preguntó que quién era, y qué mal sentía, que tan tristemente se quejaba. Don Quijote creyó, sin duda, que aquél era el Marqués de Mantua, su tío, y así no le respondió otra cosa si no fue proseguir en su romance, donde le daba cuenta de su desgracia y de los amores del hijo del Emperante con su esposa, todo de la misma manera que el romance lo canta. le hasard fit passer par là un laboureur de son propre village et demeurant tout près de sa maison, lequel venait de conduire une charge de blé au moulin. Voyant cet homme étendu, il s′approcha, et lui demanda qui il était, et quel mal il ressentait pour se plaindre si tristement. Don Quichotte crut sans doute que c′était son oncle le marquis de Mantoue ; aussi ne lui répondit-il pas autre chose que de continuer son romance, où Baudouin lui rendait compte de sa disgrâce, et des amours du fils de l′empereur avec sa femme, tout cela mot pour mot, comme on le chante dans le romance .
El labrador estaba admirado, oyendo aquellos disparates; y quitándole la visera, que ya estaba hecha pedazos de los palos, le limpió el rostro, que le tenía cubierto de polvo, y apenas le hubo limpiado , cuando le conoció y le dijo. Le laboureur écoutait tout surpris ces sottises, et lui ayant ôté la visière, que les coups de bâton avaient mise en pièces, il lui essuya le visage, qui était plein de poussière ; et dès qu′il l′eut un peu débarbouillé, il le reconnut.
-Señor Quijana (que así se debía de llamar cuando él tenía juicio y no había pasado de hidalgo sosegado a caballero andante), ¿quién ha puesto a vuestra merced desta suerte. « Eh, bon Dieu ! s′écria-t-il, seigneur Quijada (tel devait être son nom quand il était en bon sens, et qu′il ne s′était pas encore transformé, d′hidalgo paisible, en chevalier errant), qui vous a mis en cet état ? »
Pero él seguía con su romance a cuanto le preguntaba. Viendo esto el buen hombre, lo mejor que pudo le quitó el peto y espaldar para ver si tenía alguna herida; pero no vio sangre ni señal alguna. Procuró levantarle del suelo, y no con poco trabajo le subió sobre su jumento, por parecer caballería más sosegada. Recogió las armas, hasta las astillas de la lanza, y liólas sobre Rocinante, al cual tomó de la rienda y del cabestro al asno, y se encaminó hacia su pueblo bien pensativo de oír los disparates que don Quijote decía; y no menos iba don Quijote, que de puro molido y quebrantado no se podía tener sobre el borrico, y de cuando en cuando daba unos suspiros que los ponía en el cielo, de modo que de nuevo obligó a que el labrador le preguntase, le dijese, qué mal sentía .Y no parece sino que el diablo le traía a la memoria los cuentos acomodados a sus sucesos, porque en aquel punto, olvidándose de Baldovinos, se acordó del moro Abindarráez, cuando el alcaide de Antequera Rodrigo de Narváez , le prendió y llevó cautivo a su alcaidía; de suerte, que cuando el labrador le volvió a preguntar que cómo estaba y qué sentía, le respondió las mismas palabras y razones que el cautivo Abencerraje respondía a Rodrigo de Narváez, del mismo modo que él había leído la historia en La Diana, de Jorge de Montemayor, donde se escribe, aprovechándose della tan a propósito, que el labrador se iba dando al diablo de oír tanta máquina de necedades: por donde conoció que su vecino estaba loco; y dábale priesa a llegar al pueblo por excusar el enfado que don Quijote le causaba con su larga arenga. Al cabo de lo cual, dijo. Mais l′autre continuait son romance à toutes les questions qui lui étaient faites.Le pauvre homme, voyant cela, lui ôta du mieux qu′il put le corselet et l′épaulière, pour voir s′il n′avait pas quelque blessure ; mais il n′aperçut pas trace de sang. Alors il essaya de le lever de terre, et, non sans grande peine, il le hissa sur son âne, qui lui semblait une plus tranquille monture. Ensuite il ramassa les armes jusqu′aux éclats de la lance, et les mit en paquet sur Rossinante. Puis, prenant celui-ci par la bride, et l′âne par le licou, il s′achemina du côté de son village, tout préoccupé des mille extravagances que débitait don Quichotte. Et don Quichotte ne l′était pas moins, lui qui, brisé et moulu, ne pouvait se tenir sur la bourrique, et poussait de temps en temps des soupirs jusqu′au ciel. Si bien que le laboureur se vit obligé de lui demander encore quel mal il éprouvait. Mais le diable, à ce qu′il paraît, lui rappelait à la mémoire toutes les histoires accommodées à la sienne ; car, en cet instant, oubliant tout à coup Baudouin, il se souvint du More Aben-Darraez, quand le gouverneur d′Antéquéra, Rodrigo de Narvaez, le fit prisonnier et l′emmena dans son château fort. De sorte que, le laboureur lui ayant redemandé comment il se trouvait et ce qu′il avait, il lui répondit les mêmes paroles et les mêmes propos que l′Abencerrage captif à Rodrigo de Narvaez, tout comme il en avait lu l′histoire dans Diane de Montemayor, se l′appliquant si bien à propos, que le laboureur se donnait au diable d′entendre un tel fracas d′extravagances. Par là il reconnut que son voisin était décidément fou ; et il avait hâte d′arriver au village pour se délivrer du dépit que lui donnait don Quichotte avec son interminable harangue. Mais celui-ci ne l′eut pas achevée, qu′il ajouta
-Sepa vuestra merced, señor don Rodrigo de Narváez, que esta hermosa Jarifa que he dicho es ahora la linda Dulcinea del Toboso por quien yo he hecho, hago y haré los más famosos hechos de caballerías que se han visto, vean ni verán en el mundo . « Il faut que vous sachiez, don Rodrigo de Narvaez, que cette Xarifa, dont je viens de parler, est maintenant la charmante Dulcinée du Toboso, pour qui j′ai fait, je fais et je ferai les plus fameux exploits de chevalerie qu′on ait vus, qu′on voie et qu′on verra dans le monde.
A esto respondió el labrador. – Ah ! pécheur que je suis ! répondit le paysan ;
-Mire vuestra merced, señor, ¡pecador de mí!, que yo no soy don Rodrigo de Narváez ni el marqués de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino, ni vuestra merced es Baldovinos ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor Quijano. mais voyez donc, seigneur, que je ne suis ni Rodrigo de Narvaez, ni le marquis de Mantoue, mais bien Pierre Alonzo, votre voisin ; et que Votre Grâce n′est pas davantage Baudouin, ni Aben-Darraez, mais bien l′honnête hidalgo seigneur Quijada.
-Yo sé quién soy, respondió don Quijote, y sé que puedo ser no sólo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia y aun todos los Nueve de la Fama , pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron, se aventajarán las mías. – Je sais qui je suis, reprit don Quichotte, et je sais qui je puis être, non-seulement ceux que j′ai dits, mais encore les douze pairs de France, et les neuf chevaliers de la Renommée , puisque les exploits qu′ils ont faits, tous ensemble et chacun en particulier, n′approcheront jamais des miens. »
En estas pláticas y en otras semejantes llegaron al lugar a la hora que anochecía; pero el labrador aguardó a que fuese algo más noche, porque no viesen al molido hidalgo tan mal caballero . Llegada, pues, la hora que le pareció, entró en el pueblo y en la casa de don Quijote, la cual halló toda alborotada; y estaban en ella el cura y el barbero del lugar, que eran grandes amigos de don Quijote, que estaba diciéndoles su ama a voces . Ce dialogue et d′autres semblables les menèrent jusqu′au pays, où ils arrivèrent à la chute du jour. Mais le laboureur attendit que la nuit fût close, pour qu′on ne vît pas le disloqué gentilhomme si mal monté. L′heure venue, il entra au village et gagna la maison de don Quichotte, qu′il trouva pleine de trouble et de confusion, Le curé et le barbier du lieu, tous deux grands amis de don Quichotte, s′y étaient réunis, et la gouvernante leur disait, en se lamentant
-¿Qué le parece a vuestra merced, señor licenciado Pero Pérez (que así se llamaba el cura), de la desgracia de mi señor? Tres días ha que no parecen él ni el rocín , ni la adarga, ni la lanza ni las armas. ¡Desventurada de mí!, que me doy a entender, y así es ello la verdad, como nací para morir, que estos malditos libros de caballerías que él tiene y suele leer tan de ordinario, le han vuelto el juicio; que ahora me acuerdo haberle oído decir muchas veces hablando entre sí, que quería hacerse caballero andante e irse a buscar las aventuras por esos mundos. Encomendados sean a Satanás y a Barrabás tales libros, que así han echado a perder el más delicado entendimiento que había en toda la Mancha. « Que vous en semble, seigneur licencié Pero Perez (ainsi s′appelait le curé), et que pensez-vous de la disgrâce de mon seigneur ? Voilà six jours qu′il ne paraît plus, ni lui, ni le bidet, ni la rondache, ni la lance, ni les armes. Ah ! malheureuse que je suis ! je gagerais ma tête, et c′est aussi vrai que je suis née pour mourir, que ces maudits livres de chevalerie, qu′il a ramassés et qu′il lit du matin au soir, lui ont tourné l′esprit. Je me souviens maintenant de lui avoir entendu dire bien des fois, se parlant à lui-même, qu′il voulait se faire chevalier errant, et s′en aller par le monde chercher les aventures. Que Satan et Barabbas emportent tous ces livres, qui ont ainsi gâté le plus délicat entendement qui fût dans toute la Manche ! »
La sobrina decía lo mismo y aun decía más. La nièce, de son côté, disait la même chose, et plus encore :
-Sepa, señor maese Nicolás (que éste era el nombre del barbero), que muchas veces le aconteció a mi señor tío estarse leyendo en estos desalmados libros de desventuras dos días con sus noches, al cabo de los cuales arrojaba el libro de las manos y ponía mano a la espada, y andaba a cuchilladas con las paredes, y cuando estaba muy cansado, decía que había muerto a cuatro gigantes, como cuatro torres, y el sudor que sudaba del cansancio decía que era sangre de las feridas que había recibido en la batalla, y bebíase luego un gran jarro de agua fría, y quedaba sano y sosegado, diciendo que aquella agua era una preciosísima bebida que le había traído el sabio Esquife , un grande encantador y amigo suyo. Mas yo me tengo la culpa de todo, que no avisé a vuestras mercedes de los disparates de mi señor tío, para que lo remediaran antes de llegar a lo que ha llegado, y quemaran todos estos descomulgados libros: que tiene muchos que bien merecen ser abrasados como si fuesen de herejes. « Sachez, seigneur maître Nicolas, car c′était le nom du barbier, qu′il est souvent arrivé à mon seigneur oncle de passer à lire dans ces abominables livres de malheur deux jours avec leurs nuits, au bout desquels il jetait le livre tout à coup, empoignait son épée, et se mettait à escrimer contre les murailles. Et quand il était rendu de fatigue, il disait qu′il avait tué quatre géants grands comme quatre tours, et la sueur qui lui coulait de lassitude, il disait que c′était le sang des blessures qu′il avait reçues dans la bataille. Puis ensuite il buvait un grand pot d′eau froide, et il se trouvait guéri et reposé, disant que cette eau était un précieux breuvage que lui avait apporté le sage Esquife< , un grand enchanteur, son ami. Mais c′est à moi qu′en est toute la faute ; à moi, qui ne vous ai pas avisés des extravagances de mon seigneur oncle, pour que vous y portiez remède avant que le mal arrivât jusqu′où il est arrivé, pour que vous brûliez tous ces excommuniés de livres, et il en a beaucoup, qui méritent bien d′être grillés comme autant d′hérétiques.
-Esto digo yo también, dijo el cura, y a fe que no se pase el día de mañana sin que dellos no se haga auto público , y sean condenados al fuego, porque no den ocasión a quien los leyere de hacer lo que mi buen amigo debe de haber hecho. – Ma foi, j′en dis autant, reprit le curé, et le jour de demain ne se passera pas sans qu′on en fasse un auto-da-fé et qu′ils soient condamnés au feu, pour qu′ils ne donnent plus envie à ceux qui les liraient de faire ce qu′a fait mon pauvre ami. »
Todo esto estaban oyendo el labrador y don Quijote, con que acabó de entender el labrador la enfermedad de su vecino, y así, comenzó a decir a voces. Tous ces propos, don Quichotte et le laboureur les entendaient hors de la porte, si bien que celui-ci acheva de connaître la maladie de son voisin. Et il se mit à crier à tue-tête :
-Abran vuestras mercedes al señor Baldovinos y al señor marqués de Mantua, que viene malferido , y al señor moro Abindarráez, que trae cautivo al valeroso Rodrigo de Narváez, alcaide de Antequera. « Ouvrez, s′il vous plaît, au seigneur Baudouin, et au seigneur marquis de Mantoue, qui vient grièvement blessé, et au seigneur More Aben-Darraez, qu′amène prisonnier le valeureux Rodrigo de Narvaez, gouverneur d′Antéquéra. »
A estas voces salieron todos, y como conocieron los unos a su amigo, las otras a su amo y tío, que aún no se había apeado del jumento porque no podía, corrieron a abrazarle. Él dijo. Ils sortirent tous à ces cris, et, reconnaissant aussitôt, les uns leur ami, les autres leur oncle et leur maître, qui n′était pas encore descendu de l′âne, faute de le pouvoir, ils coururent à l′envi l′embrasser. Mais il leur dit :
-Ténganse todos, que vengo malferido por la culpa de mi caballo: Llévenme a mi lecho y llámese si fuere posible a la sabia Urganda que cure y cate de mis feridas . « Arrêtez-vous tous. Je viens grièvement blessé par la faute de mon cheval ; qu′on me porte à mon lit, et qu′on appelle, si c′est possible, la sage Urgande, pour qu′elle vienne panser mes blessures.
-¡Mirad, en hora mala, dijo a este punto el ama , si me decía a mí bien mi corazón del pie que cojeaba mi señor! Suba vuestra merced en buen hora, que sin que venga esa Urgada le sabremos aquí curar. ¡Malditos, digo, sean otra vez y otras ciento estos libros de caballerías que tal han parado a vuestra merced. – Hein ! s′écria aussitôt la gouvernante, qu′est-ce que j′ai dit ? est-ce que le cœur ne me disait pas bien de quel pied boitait mon maître ? Allons, montez, seigneur, et soyez le bienvenu, et, sans qu′on appelle cette Urgande, nous saurons bien vous panser. Maudits soient-ils, dis-je une autre et cent autres fois, ces livres de chevalerie qui ont mis Sa Grâce en si bel état ! »
Lleváronle luego a la cama, catándole las feridas, no le hallaron ninguna y él dijo que todo era molimiento por haber dado una gran caída con Rocinante, su caballo, combatiéndose con diez jayanes, los más desaforados y atrevidos que se pudieran fallar en gran parte de la tierra. On porta bien vite don Quichotte dans son lit ; mais quand on examina ses blessures, on n′en trouva aucune. Il leur dit alors : « Je n′ai que les contusions d′une chute, parce que Rossinante, mon cheval, s′est abattu sous moi tandis que je combattais contre dix géants, les plus démesurés et les plus formidables qui se puissent rencontrer sur la moitié de la terre.
-Ta, ta, dijo el cura: ¿Jayanes hay en la danza? Para mi santiguada que yo los queme mañana antes que llegue la noche. – Bah ! bah ! dit le curé, voici des géants en danse ! Par le saint dont je porte le nom, la nuit ne viendra pas demain que je ne les aie brûlés. »
Hiciéronle a don Quijote mil preguntas, y a ninguna quiso responder otra cosa sino que le diesen de comer y le dejasen dormir, que era lo que más le importaba. Hízose así, y el cura se informó muy a la larga del labrador del modo que había hallado a don Quijote. Él se lo contó todo, con los disparates que al hallarle y al traerle había dicho, que fue poner más deseo en el licenciado de hacer lo que otro día hizo, que fue llamar a su amigo el barbero maese Nicolás, con el cual se vino a casa de don Quijote. Ils firent ensuite mille questions à don Quichotte ; mais celui-ci ne voulut rien répondre, sinon qu′on lui donnât à manger, et qu′on le laissât dormir, deux choses dont il avait le plus besoin, On lui obéit. Le curé s′informa tout au long, près du paysan, de quelle manière il avait rencontré don Quichotte. L′autre raconta toute l′histoire, sans omettre les extravagances qu′en le trouvant et en le ramenant il lui avait entendu dire. C′était donner au licencié plus de désir encore de faire ce qu′en effet il fit le lendemain, à savoir d′aller appeler son ami le barbier maître Nicolas, et de s′en venir avec lui à la maison de don Quichotte…






I. Capítulo VI. Del donoso y grande escrutinio que el Cura y el Barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo

Chapitre VI De la grande et gracieuse enquête que firent le curé et le barbier dans la bibliothèque de notre ingénieux hidalgo

El cual aún todavía dormía. Pidió las llaves a la sobrina, del aposento donde estaban los libros, autores del daño, y ella se las dio de muy buena gana. Entraron dentro todos y la ama con ellos, y hallaron más de cien cuerpos de libros grandes muy bien encuadernados y otros pequeños; y así como el ama los vio, volvióse a salir del aposento con gran priesa, y tornó luego con una escudilla de agua bendita y un hisopo, y dijo. <…Lequel dormait encore. Le curé demanda à la nièce les clefs de la chambre où se trouvaient les livres auteurs du dommage, et de bon cœur elle les lui donna. Ils entrèrent tous, la gouvernante à leur suite, et ils trouvèrent plus de cent gros volumes fort bien reliés et quantité d′autres petits. Dès que la gouvernante les aperçut, elle sortit de la chambre en grande hâte, et revint bientôt, apportant une écuelle d′eau bénite avec un goupillon.
-Tome vuestra merced, señor licenciado, rocíe este aposento, no esté aquí algún encantador de los muchos que tienen estos libros, y nos encanten en pena de la que les queremos dar, echándolos del mundo. « Tenez, seigneur licencié, dit-elle, arrosez cette chambre, de peur qu′il n′y ait ici quelque enchanteur, de ceux dont les livres sont pleins, et qu′il ne nous enchante en punition de la peine que nous voulons leur infliger en les chassant de ce monde. »
Causó risa al licenciado la simplicidad del ama, y mandó al barbero que le fuese dando de aquellos libros uno a uno, para ver de qué trataban, pues podía ser hallar algunos que no mereciesen castigo de fuego. Le curé se mit à rire de la simplicité de la gouvernante, et dit au barbier de lui présenter ces livres un à un pour voir de quoi ils traitaient, parce qu′il pouvait s′en rencontrer quelques-uns, dans le nombre, qui ne méritassent pas le supplice du feu.
-No, dijo la sobrina, no hay para qué perdonar a ninguno, porque todos han sido los dañadores; mejor será arrojarlos por las ventanas al patio, hacer un rimero dellos y pegarles fuego, y si no llevarlos al corral, y allí se hará la hoguera, y no ofenderá el humo . « Non, non, s′écria la nièce, il n′en faut épargner aucun, car tous ont fait le mal. Il vaut mieux les jeter par la fenêtre dans la cour, en faire une pile, et y mettre le feu, ou bien les emporter dans la basse-cour, et là nous ferons le bûcher, pour que la fumée n′incommode point. »
Lo mismo dijo el ama: tal era la gana que las dos tenían de la muerte de aquellos inocentes; mas el cura no vino en ello sin primero leer siquiera los títulos. Y el primero que maese Nicolás le dio en las manos fue Los cuatro de Amadís de Gaula , y dijo el cura. La gouvernante fut du même avis, tant elles désiraient toutes deux la mort de ces pauvres innocents. Mais le curé ne voulut pas y consentir sans en avoir au moins lu les titres et le premier ouvrage que maître Nicolas lui remit dans les mains fut les quatre volumes d′Amadis de Gaule.
-Parece cosa de misterio ésta, porque, según he oído decir, este libro fue el primero de caballerías que se imprimió en España, y todos los demás han tomado principio y origen déste, y así me parece que, como a dogmatizador de una secta tan mala, le debemos sin escusa alguna condenar al fuego. « Il semble, dit le curé, qu′il y ait là-dessous quelque mystère ; car, selon ce que j′ai ouï dire, c′est là le premier livre de chevalerie qu′on ait imprimé en Espagne ; tous les autres ont pris de celui-là naissance et origine. Il me semble donc que, comme fondateur d′une si détestable secte, nous devons sans rémission le condamner au feu.
-No, señor, dijo el barbero, que también he oído decir que es el mejor de todos los libros que de este género se han compuesto, y así como a único en su arte se debe perdonar. – Non pas, seigneur, répondit le barbier ; car j′ai ouï dire aussi que c′est le meilleur de tous les livres de cette espèce qu′on ait composés, et, comme unique en son genre, il mérite qu′on lui pardonne.
-Así es verdad, dijo el cura, y por esa razón se le otorga la vida por ahora, veamos esotro que está junto a él. – C′est également vrai, dit le curé ; pour cette raison, nous lui faisons, quant à présent, grâce de la vie . Voyons cet autre qui est à côté de lui.
-Es, dijo el barbero, Las Sergas de Esplandián , hijo legítimo de Amadís de Gaula. – Ce sont, répondit le barbier, les Prouesses d′Esplandian, fils légitime d′Amadis de Gaule .
-Pues, en verdad, dijo el cura, que no le ha de valer al hijo la bondad del padre: tomad, señora ama, abrid esa ventana y echadle al corral, y dé principio al montón de la hoguera que se ha de hacer. – Pardieu ! dit le curé, il ne faut pas tenir compte au fils des mérites du père. Tenez, dame gouvernante, ouvrez la fenêtre, et jetez-le à la cour c′est lui qui commencera la pile du feu de joie que nous allons allumer. »
Hízolo así el ama con mucho contento, y el bueno de Esplandián fue volando al corral, esperando con toda paciencia el fuego que le amenazaba. a gouvernante ne se fit pas prier, et le brave Esplandian s′en alla, en volant, dans la cour, attendre avec résignation le feu qui le menaçait.
-Adelante, dijo el cura. « À un autre, dit le curé.
-Este que viene, dijo el barbero, es Amadís de Grecia , y aun todos los deste lado, a lo que creo, son del mismo linaje de Amadís . – Celui qui vient après, dit le barbier, c′est Amadis de Grèce, et tous ceux du même côté sont, à ce que je crois bien, du même lignage des Amadis .
-Pues vayan todos al corral dijo el cura, que a trueco de quemar a la reina Pintiquiniestra y al pastor Darinel y a sus églogas y a las endiabladas y revueltas razones de su autor, quemara con ellos al padre que me engendró si anduviera en figura de caballero andante. – Eh bien ! dit le curé, qu′ils aillent tous à la basse-cour ; car, plutôt que de ne pas brûler la reine Pintiquinestra et le berger Darinel, et ses églogues, et les propos alambiqués de leur auteur, je brûlerais avec eux le père qui m′a mis au monde, s′il apparaissait sous la figure du chevalier errant.
-De ese parecer soy yo, dijo el barbero. – C′est bien mon avis, dit le barbier.
-Y aun yo, añadió la sobrina. – Et le mien aussi, reprit la nièce.
-Pues así es, dijo el ama, vengan, al corral con ellos. – Ainsi donc, dit la gouvernante, passez-les, et qu′ils aillent à la basse-cour. »
Diéronselos, que eran muchos, y ella ahorró la escalera, y dio con ellos por la ventana abajo. On lui donna le paquet, car ils étaient nombreux, et, pour épargner la descente de l′escalier, elle les envoya par la fenêtre du haut en bas.
-¿Quién es ese tonel?, dijo el cura. « Quel est ce gros volume ? demanda le curé.
-Éste es, respondió el barbero, Don Olivante de Laura . – C′est, répondit le barbier, Don Olivante de Laura.
-El autor de ese libro, dijo el cura, fue el mismo que compuso a Jardín de flores, y en verdad que no sepa determinar cuál de los dos libros es más verdadero, o por decir mejor, menos mentiroso: sólo sé decir que éste irá al corral por disparatado y arrogante. – L′auteur de ce livre, reprit le curé, est le même qui a composé le Jardin des fleurs ; et, en vérité, je ne saurais guère décider lequel des deux livres est le plus véridique, ou plutôt le moins menteur. Mais ce que je sais dire, c′est que celui-ci ira à la basse-cour comme un extravagant et un présomptueux .
-Éste que se sigue es Florismarte de Hircaia , dijo el barbero. – Le suivant, dit le barbier, est Florismars d′Hircanie.
-¿Ahí está el señor Florismarte?, replicó el cura; pues a fe que ha de parar presto en el corral, a pesar de su extraño nacimiento y soñadas aventuras, que no da lugar a otra cosa la dureza y sequedad de su estilo: al corral con él y con esotro, señora ama. – Ah ! ah ! répliqua le curé, le seigneur Florismars se trouve ici ? Par ma foi, qu′il se dépêche de suivre les autres, en dépit de son étrange naissance et de ses aventures rêvées ; car la sécheresse et la dureté de son style ne méritent pas une autre fin à la basse-cour celui-là et cet autre encore, dame gouvernante.
-Que me place, señor mío, respondía ella, y con mucha alegría ejecutaba lo que le era mandado. – Très-volontiers, seigneur, » répondit-elle. Et déjà elle se mettait gaiement en devoir d′exécuter cet ordre.
-Éste es El Caballero Platir , dijo el barbero. « Celui-ci est le Chevalier Platir , dit le barbier.
-Antiguo libro es ése, dijo el cura, y no hallo en él cosa que merezca venia: acompañe a los demás sin réplica; y así fue hecho. – C′est un vieux livre, reprit le curé, mais je n′y trouve rien qui mérite grâce. Qu′il accompagne donc les autres sans réplique. »
Abrióse otro libro, y vieron que tenía por título El Caballero de la Cruz . Ainsi fut fait. On ouvrit un autre livre, et l′on vit qu′il avait pour titre le Chevalier de la Croix
-Por nombre tan santo como este libro tiene, se podía perdonar su ignorancia; mas también se suele decir: tras la cruz está el diablo; vaya al fuego. « Un nom aussi saint que ce livre le porte, dit le curé, mériterait qu′on fît grâce à son ignorance. Mais il ne faut pas oublier le proverbe derrière la croix se tient le diable. Qu′il aille au feu ! »
Tomando el barbero otro libro, dijo. Prenant un autre livre
-Éste es Espejo de caballerías . « Voici, dit le barbier, le Miroir de Chevalerie.
-Ya conozco a su merced, dijo el cura; ahí anda el señor Reinaldos de Montalbán con sus amigos y compañeros, más ladrones que Caco, y los doce Pares con el verdadero historiador Turpín ; y en verdad que estoy por condenarlos no más que a destierro perpetuo, siquiera porque tienen parte de la invención del famoso Mateo Boyardo , de donde también tejió su tela el cristiano poeta Ludovico Ariosto ; al cual, si aquí le hallo, y que habla en otra lengua que la suya, no le guardaré respeto alguno; pero si habla en su idioma, le pondré sobre mi cabeza. – Ah ! je connais déjà Sa Seigneurie, dit le curé. On y rencontre le seigneur Renaud de Montauban, avec ses amis et compagnons, tous plus voleurs que Cacus, et les douze pairs de France, et leur véridique historien Turpin. Je suis, par ma foi, d′avis de ne les condamner qu′à un bannissement perpétuel, et cela parce qu′ils ont eu quelque part dans l′invention du fameux Mateo Boyardo, d′où a tissé sa toile le poëte chrétien Ludovic Arioste< . Quant à ce dernier, si je le rencontre ici, et qu′il parle une autre langue que la sienne, je ne lui porterai nul respect ; mais s′il parle en sa langue, je l′élèverai, par vénération, au-dessus de ma tête.
-Pues yo le tengo en italiano, dijo el barbero, mas no le entiendo. – Moi, je l′ai en italien, dit le barbier, mais je ne l′entends pas.
-Ni aun fuera bien que vos le entendiérades , respondió el cura; y aquí le perdonáramos al señor Capitán , que no le hubiera traído a España y hecho castellano, que le quitó mucho de su natural valor, y lo mismo harán todos aquellos que los libros de verso quisieren volver en otra lengua; que por mucho cuidado que pongan y habili dad que muestren, jamás llegarán al punto que ellos tienen en su primer nacimiento. Digo, en efecto, que este libro y todos los que se hallaren que tratan destas cosas de Francia , se echen y depositen en un pozo seco, hasta que con más acuerdo se vea lo que se ha de hacer dellos, exceptuando a un Bernardo del Carpio , que anda por ahí y a otro llamado Roncesvalles , que éstos en llegando a mis manos, han de estar en las del ama, y dellas en las del fuego sin remisión alguna. – Il ne serait pas bon non plus que vous l′entendissiez, répondit le curé ; et mieux aurait valu que ne l′entendît pas davantage un certain capitaine , qui ne nous l′aurait pas apporté en Espagne pour le faire castillan, car il lui a bien enlevé de son prix. C′est au reste, ce que feront tous ceux qui voudront faire passer les ouvrages en vers dans une autre langue ; quelque soin qu′ils mettent, et quelque habileté qu′ils déploient, jamais ils ne les conduiront au point de leur première naissance. Mon avis est que ce livre et tous ceux qu′on trouvera parlant de ces affaires de France soient descendus et déposés dans un puits sec, jusqu′à ce qu′on décide, avec plus de réflexion, ce qu′il faut faire d′eux. J′excepte, toutefois, un certain Bernard del Carpio , qui doit se trouver par ici, et un autre encore appelé Roncevaux , lesquels, s′ils tombent dans mes mains, passeront aussitôt dans celles de la gouvernante, et de là, sans aucune rémission, dans celles du feu. »
Todo lo confirmó el barbero, y lo tuvo por bien y por cosa muy acertada, por entender que era el cura tan buen cristiano y tan amigo de la verdad, que no diría otra cosa por todas las del mundo. Y abriendo otro libro vio que era Palmerín de Oliva , y junto a él estaba otro que se llamaba Palmerín de Ingalaterra , lo cual visto por el licenciado, dijo. De tout cela, le barbier demeura d′accord, et trouva la sentence parfaitement juste, tenant son curé pour si bon chrétien et si amant de la vérité, qu′il n′aurait pas dit autre chose qu′elle pour toutes les richesses du monde. En ouvrant un autre volume, il vit que c′était Palmerin d′Olive, et, près de celui-là, s′en trouvait un autre qui s′appelait Palmerin d′Angleterre. À cette vue, le licencié s′écria
-Esa oliva se haga luego rajas y se queme, que aun no queden della las cenizas; y esa palma de Ingalaterra se guarde y se conserve como a cosa única, y se haga para ella otra caja como la que halló Alejandro en los despojos de Dario, que la diputó para guardar en ella las obras del poeta Homero . Este libro, señor compadre, tiene autoridad por dos cosas: la una porque él por sí es muy bueno, y la otra porque es fama que le compuso un discreto rey de Portugal. Todas las aventuras del castillo de Miraguarda son bonísimas y de grande artificio, las razones cortesanas y claras, que guardan y miran el decoro del que habla con mucha propiedad y entendimiento. Digo, pues, salvo vuestro buen parecer, señor maese Nicolás, que éste y Amadís de Gaula queden libres del fuego, y todos los demás, sin hacer más cala y cata, perezcan . « Cette olive, qu′on la broie et qu′on la brûle, et qu′il n′en reste pas même de cendres ; mais cette palme d′Angleterre, qu′on la conserve comme chose unique, et qu′on fasse pour elle une cassette aussi précieuse que celle qu′Alexandre trouva dans les dépouilles de Darius, et qu′il destina à renfermer les œuvres du poëte Homère. Ce livre-ci, seigneur compère, est considérable à deux titres d′abord parce qu′il est très-bon en lui-même ; ensuite, parce qu′il passe pour être l′ouvrage d′un spirituel et savant roi du Portugal. Toutes les aventures du château de Miraguarda sont excellentes et d′un heureux enlacement ; les propos sont clairs, sensés, de bon goût, et toujours appropriés au caractère de celui qui parle, avec beaucoup de justesse et d′intelligence . Je dis donc, sauf votre meilleur avis, seigneur maître Nicolas, que ce livre et l′Amadis de Gaule soient exemptés du feu, mais que tous les autres, sans plus de demandes et de réponses, périssent à l′instant.
-No, señor compadre, replicó el barbero, que éste que aquí tengo es el afamado Don Belianís . – Non, non, seigneur compère, répliqua le barbier, car celui que je tiens est le fameux Don Bélianis.
-Pues ése, replicó el cura, con la segunda, tercera y cuarta parte, tienen necesidad de un poco de ruibarbo para purgar la demasiada cólera suya, y es menester quitarles todo aquello del castillo de la Fama y otras impertinencias de más importancia, para lo cual se les da término ultramarino, y como se enmendaren, así se usará con ellos de misericordia o de justicia; y en tanto tenedlos vos, compadre, en vuestra casa, mas no los dejéis leer a ninguno. – Quant à celui-là, reprit le curé, ses deuxième, troisième et quatrième parties auraient besoin d′un peu de rhubarbe pour purger leur trop grande bile ; il faudrait en ôter aussi toute cette histoire du château de la Renommée, et quelques autres impertinences de même étoffe . Pour cela, on peut lui donner le délai d′outre-mer , et, s′il se corrige ou non, l′on usera envers lui de miséricorde ou de justice. En attendant, gardez-les chez vous, compère, et ne les laissez lire à personne.
-¡Que me place!, respondió el barbero, y sin querer cansarse más en leer libros de caballerías mandó al ama que tomase todos los grandes y diese con ellos en el corral. No se dijo a tonta ni a sorda, sino a quien tenía más gana de quemarlos que de echar una tela por grande y delgada que fuera, y asiendo casi ocho de una vez, los arrojó por la ventana. Por tomar muchos juntos se le cayó uno a los pies del barbero, que le tomó gana de ver de quién era y vio que decía: Historia del famoso caballero Tirante el Blanco . – J′y consens, » répondit le barbier. Et, sans se fatiguer davantage à feuilleter des livres de chevalerie, le curé dit à la gouvernante de prendre tous les grands volumes et de les jeter à la basse-cour. Il ne parlait ni à sot ni à sourd, mais bien à quelqu′un qui avait plus envie de les brûler que de donner une pièce de toile à faire au tisserand, quelque grande et fine qu′elle pût être. Elle en prit donc sept ou huit d′une seule brassée, et les lança par la fenêtre ; mais voulant trop en prendre à la fois, un d′eux était tombé aux pieds du barbier, qui le ramassa par envie de savoir ce que c′était, et lui trouva pour titre Histoire du fameux chevalier Tirant le Blanc.
-¡Válame Dios!, dijo el cura dando una gran voz, ¿Que aquí esté Tirante el Blanco? Dádmele acá, compadre, que hago cuenta que he hallado en él un tesoro de contento y una mina de pasatiempos. Aquí está don Quirieleisón de Montalbán, valeroso caballero, y su hermano Tomás de Montalbán y el caballero Fonseca , con la batalla que el valiente de Tirante hizo con el alano, y las agudezas de la doncella Placerdemivida, con los amores y embustes de la viuda Reposada , y la señora Emperatriz, enamorada de Hipólito su escudero . Dígoos verdad , se ñor compadre, que por su estilo es éste el mejor libro del mundo : aquí comen los caballeros y duermen y mueren en sus camas y hacen testamento antes de su muerte, con otras cosas de que todos los demás libros deste género carecen. Con todo eso, os digo que merecía el que le compuso, pues no hizo tantas necedades de industria, que le echaran a galeras por todos los días de su vida . Llevadle a casa y leedle, y veréis que es verdad cuanto dél os he dicho. « Bénédiction ! dit le curé en jetant un grand cri ; vous avez là Tirant le Blanc ! Donnez-le vite, compère, car je réponds bien d′avoir trouvé en lui un trésor d′allégresse et une mine de divertissements. C′est là que se rencontrent don Kyrie-Eleison de Montalban, un valeureux chevalier, et son frère Thomas de Montalban, et le chevalier de Fonséca, et la bataille que livra au dogue le valeureux Tirant, et les finesses de la demoiselle Plaisir-de-ma-vie, avec les amours et les ruses de la veuve Reposée , et Madame l′impératrice amoureuse d′Hippolyte, son écuyer. Je vous le dis en vérité, seigneur compère, pour le style, ce livre est le meilleur du monde. Les chevaliers y mangent, y dorment, y meurent dans leurs lits, y font leurs testaments avant de mourir, et l′on y conte mille autres choses qui manquent à tous les livres de la même espèce. Et pourtant je vous assure que celui qui l′a composé méritait, pour avoir dit tant de sottises sans y être forcé, qu′on l′envoyât ramer aux galères tout le reste de ses jours . Emportez le livre chez vous, et lisez-le, et vous verrez si tout ce que j′en dis n′est pas vrai.
-Así será, respondió el barbero; pero ¿qué haremos destos pequeños libros que quedan. – Vous serez obéi, répondit le barbier ; mais que ferons-nous de tous ces petits volumes qui restent ?
-Éstos, dijo el cura, no deben de ser de caballerías, sino de poesía; y abriendo uno vio que era La Diana, de Jorge de Montemayor , y dijo (creyendo que todos los demás eran del mismo género). – Ceux-là, dit le curé, ne doivent pas être des livres de chevalerie, mais de poésie. » Il en ouvrit un, et vit que c′était la Diane de Jorge de Montemayor . Croyant qu′ils étaient tous de la même espèce
-Éstos no merecen ser quemados como los demás, porque no hacen ni harán el daño que los de caballerías han hecho; que son libros de entretenimiento sin perjuicio de tercero. « Ceux-ci, dit-il, ne méritent pas d′être brûlés avec les autres ; car ils ne font ni ne feront jamais le mal qu′ont fait ceux de la chevalerie. Ce sont des livres d′innocente récréation, sans danger pour le prochain.
-¡Ay, señor!, dijo la sobrina, bien los puede vuestra merced mandar quemar como a los demás, porque no sería mucho que habiendo sanado mi señor tío de la enfermedad caballeresca, leyendo éstos se le antojase de hacerse pastor y andarse por los bosques y prados cantando y tañendo, y lo que sería peor, hacerse poeta, que según dicen es enfermedad incurable y pegadiza . – Ah ! bon Dieu ! monsieur le curé, s′écria la nièce, vous pouvez bien les envoyer rôtir avec le reste ; car si mon oncle guérit de la maladie de chevalerie errante, en lisant ceux-là il n′aurait qu′à s′imaginer de se faire berger, et de s′en aller par les prés et les bois, chantant et jouant de la musette ; ou bien de se faire poëte, ce qui serait pis encore, car c′est, à ce qu′on dit, une maladie incurable et contagieuse.
-Verdad dice esta doncella, dijo el cura, y será bien quitarle a nuestro amigo este tropiezo y ocasión delante. Y pues comenzamos por La Diana de Montemayor, soy de parecer que no se queme, sino que se le quite todo aquello que trata de la sabia Felicia y de la agua encantada, y casi todos los versos mayores , y quédesele en hora buena la prosa y la hora de ser primero en semejantes libros . – Cette jeune fille a raison, dit le curé, et nous ferons bien d′ôter à notre ami, si facile à broncher, cette occasion de rechute. Puisque nous commençons par la Diane de Montemayor, je suis d′avis qu′on ne la brûle point, mais qu′on en ôte tout ce qui traite de la sage Félicie et de l′Onde enchantée et presque tous les grands vers. Qu′elle reste, j′y consens de bon cœur, avec sa prose et l′honneur d′être le premier de ces sortes de livres.
-Éste que se sigue, dijo el barbero, es La Diana llamada segunda del Salmantino ; y éste otro que tiene el mismo nombre, cuyo autor es Gil Polo . – Celui qui vient après, dit le barbier, est la Diane appelée la seconde du Salmantin ; puis un autre portant le même titre, mais dont l′auteur est Gil Polo.
-Pues la del Salmantino, respondió el cura, acompañe y acreciente el número de los condenados al corral, y la de Gil Polo se guarde como si fuera del mismo Apolo; y pase adelante señor compadre, y démonos prisa, que se va haciendo tarde. – Pour celle du Salmantin< , répondit le curé, qu′elle aille augmenter le nombre des condamnés de la basse-cour ; et qu′on garde celle de Gil Polo comme si elle était d′Apollon lui-même. Mais passons outre, seigneur compère, et dépêchons-nous, car il se fait tard.
-Este libro es, dijo el barbero abriendo otro; Los diez libros de Fortuna de Amor, compuestos por Antonio de Lofraso , poeta sardo. – Celui-ci, dit le barbier, qui en ouvrait un autre, renferme les Dix livres de Fortune d′amour, composés par Antonio de Lofraso, poëte de Sardaigne .
-Por las órdenes que recebí, dijo el cura, que desde que Apolo fue Apolo, y las musas musas, y los poetas poetas, tan gracioso ni tan disparatado libro como ése no se ha compuesto, y que por su camino es el mejor y el más único de cuantos deste género han salido a la luz del mundo; y el que no le ha leído puede hacer cuenta que no ha leído jamás cosa de gusto. Dádmele acá, compadre, que precio más haberle hallado que si me dieran una sotana de raja de Florencia. – Par les ordres que j′ai reçus, s′écria le curé, depuis qu′Apollon est Apollon, les muses des muses et les poëtes des poëtes, jamais on n′a composé livre si gracieux et si extravagant. Dans son espèce, c′est le meilleur et l′unique de tous ceux qui ont paru à la clarté du jour, et qui ne l′a pas lu peut se vanter de n′avoir jamais rien lu d′amusant. Amenez ici, compère, car je fais plus de cas de l′avoir trouvé que d′avoir reçu en cadeau une soutane de taffetas de Florence. »
Púsolo aparte con grandísimo gusto; y el barbero prosiguió diciendo. Et il le mit à part avec une grande joie.
-Estos que se siguen son El Pastor de Iberia , Ninfas de Henares y Desengaños de celos . « Ceux qui suivent, continua le barbier, sont le Pasteur d′Ibérie , les Nymphes de Hénarès , et les Remèdes à la jalousie .
-Pues no hay más que hacer, dijo el cura, sino entregarlos al brazo seglar del ama, y no se me pregunte el porqué, que sería nunca acabar. – Il n′y a rien de mieux à faire, dit le curé, que de les livrer au bras séculier de la gouvernante, et qu′on ne me demande pas le pourquoi, car je n′aurais jamais fini.
-Este que viene es El Pastor de Fílida . – Voici maintenant le Berger de Philida .
-No es ése pastor, dijo el cura, sino muy discreto cortesano; guárdese como joya preciosa. – Ce n′est pas un berger, dit le curé, mais bien un sage et ingénieux courtisan. Qu′on le garde comme une relique.
-Este grande que aquí viene se intitula, dijo el barbero: Tesoro de varias poesías . – Ce grand-là qui vient ensuite, dit le barbier, s′intitule Trésor de poésies variées .
-Como ellas no fueran tantas, dijo el cura, fueran más estimadas: menester es que este libro se escarde y limpie de algunas bajezas que entre sus grandezas tiene: guárdese, porque su autor es amigo mío, y por respeto de otras más heroicas y levantadas obras que ha escrito. – Si elles étaient moins nombreuses, reprit le curé, elles n′en vaudraient que mieux. Il faut que ce livre soit sarclé, échardonné et débarrassé de quelques bassesses qui nuisent à ses grandeurs. Qu′on le garde pourtant, parce que son auteur est mon ami, et par respect pour ses autres œuvres, plus relevées et plus héroïques.
-Éste es, siguió el barbero, El Cancionero, de López Maldonado . – Celui-ci, continua le barbier, est le Chansonnier de Lopez Maldonado .
-También el autor de ese libro, replicó el cura, es grande amigo mío, y sus versos en su boca admiran a quien los oye, y tal es la suavidad de la voz con que los canta, que encanta: Algo largo es en las églogas, pero nunca lo bueno fue mucho; guárdese con los escogidos. Pero ¿qué libro es ese que está junto a él. – L′auteur de ce livre, répondit le curé, est encore un de mes bons amis. Dans sa bouche, ses vers ravissent ceux qui les entendent, et telle est la suavité de sa voix, que, lorsqu′il les chante, il enchante. Il est un peu long dans les églogues ; mais ce qui est bon n′est jamais de trop. Qu′on le mette avec les réservés. Mais quel est le livre qui est tout près ?
-La Galatea de Miguel de Cervantes, dijo el barbero. – C′est la Galatée de Miguel de Cervantès, répondit le barbier.
-Muchos años ha que es grande amigo mío ese Cervantes, y sé que es más versado en desdichas que en versos . Su libro tiene algo de buena invención, propone algo, y no concluye nada: es menester esperar la segunda parte que promete: quizá con la emienda alcanzará del todo la misericordia que ahora se le niega, y entre tanto que esto se ve, tenedle recluso en vuestra posada señor compadre. – Il y a bien des années, reprit le curé, que ce Cervantès est un de mes amis, et je sais qu′il est plus versé dans la connaissance des infortunes que dans celle de la poésie. Son livre ne manque pas d′heureuse invention ; mais il propose et ne conclut rien. Attendons la seconde partie qu′il promet ; peut-être qu′en se corrigeant il obtiendra tout à fait la miséricorde qu′on lui refuse aujourd′hui. En attendant, seigneur compère, gardez-le reclus en votre logis.
-Que me place, respondió el barbero, y aquí vienen tres, todos juntos: La Araucana, de don Alonso de Ercilla ; La Austríada, de Juan Rufo , jurado de Córdoba, y El Monserrate , de Cristóbal de Virués, poeta valenciano. – Très-volontiers, répondit maître Nicolas. En voici trois autres qui viennent ensemble. Ce sont l′Araucana de don Alonzo de Ercilla, l′Austriada de Juan Rufo, juré de Cordoue, et le Monserrate de Cristoval de Viruès, poëte valencien.
-Todos esos tres libros, dijo el cura, son los mejores que en verso heroico en lengua castellana están escritos , y pueden competir con los más famosos de Italia; guárdense como las más ricas prendas de poesía que tiene España. – Tous les trois, dit le curé, sont les meilleurs qu′on ait écrits en vers héroïques dans la langue espagnole, et ils peuvent le disputer aux plus fameux d′Italie. Qu′on les garde comme les plus précieux bijoux de poésie que possède l′Espagne.< »
Cansóse el cura de ver más libros, y así a carga cerrada quiso que todos los demás se quemasen; pero ya tenía abierto uno el barbero, que se llamaba Las lágrimas de Angélica . Enfin le curé se lassa de manier tant de livres et voulut que, sans plus d′interrogatoire, on jetât tout le reste au feu. Mais le barbier en tenait déjà un ouvert qui s′appelait les Larmes d′Angélique.
-Lloráralas yo, dijo el cura en oyendo el nombre, si tal libro hubiera mandado quemar, porque su autor fue uno de los famosos poetas del mundo, no sólo de España, y fue felicísimo en la tradución de algunas fábulas de Ovidio. « Ah ! je verserais les miennes, dit le curé, si j′avais fait brûler un tel livre, car son auteur fut un des fameux poëtes, non-seulement de l′Espagne, mais du monde entier, et il a merveilleusement réussi dans la traduction de quelques fables d′Ovide. »






I. Capítulo VII. De la segunda salida de nuestro buen caballero don Quijote de la Mancha

Chapitre VII De la seconde sortie de notre bon chevalier don Quichotte de la Manche

Estando en esto, comenzó a dar voces don Quijote, diciendo. On en était là, quand don Quichotte se mit à jeter de grands cris.
-Aquí, aquí, valerosos caballeros, aquí es menester mostrar la fuerza de vuestros valerosos brazos, que los cortesanos llevan lo mejor del torneo. « Ici, disait-il, ici, valeureux chevaliers, c′est ici qu′il faut montrer la force de vos bras invincibles, car les gens de la cour emportent tout l′avantage du tournoi. »
Por acudir a este ruido y estruendo, no se pasó adelante con el escrutinio de los demás libros que quedaban, y así, se cree que fueron al fuego sin ser vistos ni oídos, La Carolea y León de España , con Los Hechos del Emperador, compuestos por don Luis de Ávila , que, sin duda, debían de estar entre los que quedaban, y quizá si el cura los viera no pasaran por tan rigurosa sentencia. Cuando llegaron a don Quijote, ya él estaba levantado de la cama y proseguía en sus voces y en sus desatinos, dando cuchilladas y reveses a todas partes, estando tan despierto como si nunca hubiera dormido. Abrazáronse con él, y por fuerza le volvieron al lecho; y después que hubo sosegado un poco, volviéndose a hablar con el cura, le dijo. Pour accourir à ce tapage, on laissa là l′inventaire des livres qui restaient. Aussi croit-on que sans être entendus ni confrontés, la Caroléa et Léon d′Espagne s′en allèrent au feu avec les Gestes de l′empereur, composés par don Luis de Avila, car sans doute ils se trouvaient dans la bibliothèque ; et peut-être, si le curé les eût vus, n′auraient-ils point subi ce rigoureux arrêt. Quand ils arrivèrent auprès de don Quichotte, il avait quitté son lit, et continuait à la fois ses cris et ses extravagances, frappant de tous côtés, d′estoc et de taille, mais aussi éveillé que s′il n′eût jamais dormi. On le prit à bras-le-corps, et par force on le recoucha. Quand il se fut un peu calmé, il se tourna vers le curé pour lui adresser la parole, et lui dit
-Por cierto, señor arzobispo Turpín, que es gran mengua de los que nos llamamos doce Pares dejar tan sin más ni más llevar la victoria deste torneo a los caballeros cortesanos , habiendo nosotros los aventureros ganado el prez en los tres días antecedentes. « En vérité, seigneur archevêque Turpin, c′est une grande honte que ceux de nous qui nous appelons les douze pairs, nous laissions si bonnement remporter la victoire de ce tournoi aux chevaliers de la cour, après que nous autres, les chevaliers errants, en avons enlevé les prix ces trois jours passés.
-Calle vuestra merced, señor compadre , dijo el cura, que Dios será servido que la suerte se mude, y que lo que hoy se pierde, se gane mañana; y atienda vuestra merced a su salud por ahora, que me parece que debe de estar demasiadamente cansado, si ya no es que está malferido. – Faites silence, seigneur compère, répondit le curé ; s′il plaît à Dieu, la chance tournera, et ce qu′on perd aujourd′hui se peut gagner demain ; ne vous occupez, pour le moment, que de votre santé, car il me semble que vous devez être harassé et peut-être blessé grièvement.
-Ferido, no, dijo don Quijote; pero molido y quebrantado, no hay duda en ello, porque aquel bastardo de don Roldán me ha molido a palos con el tronco de una encina, y todo de envidia, porque ve que yo solo soy el opuesto de sus valentías; más no me llamaría yo Reinaldos de Montalbán si en levantándome deste lecho no me lo pagare a pesar de todos sus encantamientos: y por ahora tráiganme de yantar, que sé que es lo que más me hará al caso, y quédese lo del vengarme a mi cargo. – Blessé, non, reprit don Quichotte ; mais moulu et rompu, cela ne fait pas doute car ce bâtard de Roland m′a roué de coups avec le tronc d′un chêne, et tout cela de pure jalousie, parce qu′il voit que je suis le seul pour tenir tête à ses fanfaronnades. Mais je ne m′appellerais pas Renaud de Montauban, s′il ne me le payait, quand je sortirai de ce lit, en dépit de tous les enchantements qui le protègent. Quant à présent, qu′on me donne à manger ; car c′est ce qui peut me venir de plus à propos, et qu′on laisse à ma charge le soin de ma vengeance. »
Hiciéronlo así: diéronle de comer, y quedóse otra vez dormido, y ellos admirados de su locura. Aquella noche quemó y abrasó el ama cuantos libros había en el corral y en toda la casa, y tales debieron de arder que merecían guardarse en perpetuos archivos; mas no lo permitió su suerte y la pereza del escudriñador, y así se cumplió el refrán en ellos de que pagan a las veces justos por pecadores . Uno de los remedios que el cura y el barbero dieron por entonces para el mal de su amigo, fue que le murasen y tapiasen el aposento de los libros, porque cuando se levantase no los hallase (quizá quitando la causa cesaría el efecto), y que dijesen que un encantador se los había llevado y el aposento y todo; y así fue hecho con mucha presteza. On s′empressa d′obéir et de lui apporter à manger ; après quoi ils restèrent, lui, encore une fois endormi, et les autres, émerveillés de sa folie. Cette même nuit, la gouvernante brûla et calcina autant de livres qu′il s′en trouvait dans la basse-cour et dans toute la maison, et tels d′entre eux souffrirent la peine du feu, qui méritaient d′être conservés dans d′éternelles archives. Mais leur mauvais sort et la paresse de l′examinateur ne permirent point qu′ils en échappassent, et ainsi s′accomplit pour eux le proverbe, que souvent le juste paye pour le pécheur. Un des remèdes qu′imaginèrent pour le moment le curé et le barbier contre la maladie de leur ami, ce fut qu′on murât la porte du cabinet des livres, afin qu′il ne les trouvât plus quand il se lèverait (espérant qu′en ôtant la cause, l′effet cesserait aussi), et qu′on lui dît qu′un enchanteur les avaient emportés, le cabinet et tout ce qu′il y avait dedans ; ce qui fut exécuté avec beaucoup de diligence.
De allí a dos días se levantó don Quijote, y lo primero que hizo fue ir a ver sus libros, y como no hallaba el aposento donde le había dejado, andaba de una en otra parte buscándole. Llegaba adonde solía tener la puerta y tentábala con las manos , y volvía y revolvía los ojos por todo, sin decir palabra; pero al cabo de una buena pieza preguntó a su ama que hacia qué parte estaba el aposento de sus libros. El ama, que ya estaba bien advertida de lo que había de responder le dijo. Deux jours après, don Quichotte se leva, et la première chose qu′il fit fut d′aller voir ses livres. Mais ne trouvant plus le cabinet où il l′avait laissé, il s′en allait le cherchant à droite et à gauche, revenait sans cesse où il avait coutume de rencontrer la porte, en tâtait la place avec les mains, et, sans mot dire, tournait et retournait les yeux de tous côtés. Enfin, au bout d′un long espace de temps, il demanda à la gouvernante où se trouvait le cabinet des livres. La gouvernante, qui était bien stylée sur ce qu′elle devait répondre, lui dit
-¿Qué aposento o qué nada, busca vuestra merced? Ya no hay aposento ni libros en esta casa, porque todo se lo llevó el mismo diablo. « Quel cabinet ou quel rien du tout cherche Votre Grâce ? Il n′y a plus de cabinet ni de livres dans cette maison, car le diable lui-même a tout emporté.
-No era diablo, replicó la sobrina, sino un encantador que vino sobre una nube una noche después del día que vuestra merced de aquí se partió , y apeándose de una sierpe en que venía caballero, entró en el aposento y no sé lo que se hizo dentro, que a cabo de poca pieza salió volando por el tejado y dejó la casa llena de humo ; y cuando acordamos a mirar lo que dejaba hecho, no vimos ni libro ni aposento alguno; sólo se nos acuerda muy bien a mí y al ama, que al tiempo de partirse aquel mal viejo, dijo en altas voces, que por enemistad secreta que tenía al dueño de aquellos libros y aposento, dejaba hecho el daño en aquella casa que después se vería: dijo también que se llamaba el sabio Muñatón. – Ce n′était pas le diable, reprit la nièce, mais bien un enchanteur qui est venu sur une nuée, la nuit après que Votre Grâce est partie d′ici, et, mettant pied à terre d′un serpent sur lequel il était à cheval, il entra dans le cabinet, et je ne sais ce qu′il y fit, mais au bout d′un instant il sortit en s′envolant par la toiture, et laissa la maison toute pleine de fumée ; et quand nous voulûmes voir ce qu′il laissait de fait, nous ne vîmes plus ni livres, ni chambre. Seulement, nous nous souvenons bien, la gouvernante et moi, qu′au moment de s′envoler, ce méchant vieillard nous cria d′en haut que c′était par une secrète inimitié qu′il portait au maître des livres et du cabinet qu′il faisait dans cette maison le dégât qu′on verrait ensuite. Il ajouta aussi qu′il s′appelait le sage Mugnaton.
-Frestón diría, dijo don Quijote .-No sé, respondió el ama, si se llamaba Frestón o Fritón; sólo sé que acabó en "ton" su nombre. – Freston, il a dû dire, reprit don Quichotte. – Je ne sais, répliqua la gouvernante, s′il s′appelait Freston ou Friton, mais, en tout cas, c′est en ton que finit son nom.
-Así es, dijo don Quijote, que ése es un sabio encantador grande enemigo mío, que me tiene ojeriza, porque sabe por sus artes y letras que tengo de venir, andando los tiempos, a pelear en singular batalla con un caballero a quien él favorece, y le tengo de vencer sin que él lo pueda estorbar, y por esto procura hacerme to dos los sinsabores que puede: y mándole yo que mal podrá él contradecir ni evitar lo que por el cielo está ordenado. – En effet, continua don Quichotte, c′est un savant enchanteur, mon ennemi mortel, qui m′en veut parce qu′il sait, au moyen de son art et de son grimoire, que je dois, dans la suite des temps, me rencontrer en combat singulier avec un chevalier qu′il favorise, et que je dois aussi le vaincre, sans que sa science puisse en empêcher c′est pour cela qu′il s′efforce de me causer tous les déplaisirs qu′il peut ; mais je l′informe, moi, qu′il ne pourra ni contredire ni éviter ce qu′a ordonné le ciel.
-¿Quién duda de eso?, dijo la sobrina; pero ¿quién le mete a vuestra merced, señor tío, en esas pendencias? ¿No será mejor estarse pacífico en su casa y no irse por el mundo a buscar pan de trastrigo sin considerar que muchos van por lana y vuelven tresquilados?. – Qui peut en douter ? dit la nièce. Mais, mon seigneur oncle, pourquoi vous mêlez-vous à toutes ces querelles ? Ne vaudrait-il pas mieux rester pacifiquement dans sa maison que d′aller par le monde chercher du meilleur pain que celui de froment, sans considérer que bien des gens vont quérir de la laine qui reviennent tondus ?
-¡Oh, sobrina mía, respondió don Quijote, y cuán mal que estás en la cuenta! Primero que a mí me tresquilen, tendré peladas y quitadas las barbas a cuantos imaginaren tocarme en la punta de un solo cabello. – Ô ma nièce ! répondit don Quichotte, que vous êtes peu au courant des choses ! avant qu′on me tonde, moi, j′aurai rasé et arraché la barbe à tous ceux qui s′imagineraient me toucher à la pointe d′un seul cheveu. »
No quisieron las dos replicarle más, porque vieron que se le encendía la cólera. Es, pues, el caso, que él estuvo quince días en casa muy sosegado, sin dar muestras de querer segundar sus primeros devaneos ; en los cuales días pasó graciosísimos cuentos con sus dos compadres el cura y el barbero, sobre que él decía que la cosa de que más necesidad tenía el mundo era de caballeros andantes y de que en él se resucitase la caballería andantesca. El cura algunas veces le contradecía y otras concedía, porque si no guardaba este artificio, no había poder averiguarse con él. Toutes deux se turent, ne voulant pas répliquer davantage, car elles virent que la colère lui montait à la tête. Le fait est qu′il resta quinze jours dans sa maison, trèscalme et sans donner le moindre indice qu′il voulût recommencer ses premières escapades ; pendant lequel temps il eut de fort gracieux entretiens avec ses deux compères, le curé et le barbier, sur ce qu′il prétendait que la chose dont le monde avait le plus besoin c′était de chevaliers errants, et qu′il fallait y ressusciter la chevalerie errante. Quelquefois le curé le contredisait, quelquefois lui cédait aussi ; car, à moins d′employer cet artifice, il eût été impossible d′en avoir raison.
En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien (si es que este título se puede dar al que es pobre), pero de muy poca sal en la mollera. En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero. Decíale entre otras cosas don Quijote, que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez podía suceder aventura que ganase en quítame allá esas pajas alguna ínsula, y le dejase a él por gobernador della. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza (que así se llamaba el labrador) dejó su mujer e hijos y asentó por escudero de su vecino. Dans ce temps-là, don Quichotte sollicita secrètement un paysan, son voisin, homme de bien (si toutefois on peut donner ce titre à celui qui est pauvre), mais, comme on dit, de peu de plomb dans la cervelle. Finalement il lui conta, lui persuada et lui promit tant de choses, que le pauvre homme se décida à partir avec lui, et à lui servir d′écuyer. Entre autres choses, don Quichotte lui disait qu′il se disposât à le suivre de bonne volonté, parce qu′il pourrait lui arriver telle aventure qu′en un tour de main il gagnât quelque île, dont il le ferait gouverneur sa vie durant. Séduit par ces promesses et d′autres semblables, Sancho Panza (c′était le nom du paysan) planta là sa femme et ses enfants, et s′enrôla pour écuyer de son voisin.
Dio luego don Quijote orden en buscar dineros y vendiendo una cosa y empeñando otra y malbaratándolas todas, allegó una razonable cantidad. Acomodóse asimismo de una rodela , que pidió prestada a un su amigo, y, pertrechando su rota celada lo mejor que pudo , avisó a su escudero Sancho del día y la hora que pensaba ponerse en camino, para que él se acomodase de lo que viese que más le era menester; sobre todo le encargó que llevase alforjas. El dijo que sí llevaría, y que asimismo pensaba llevar un asno que tenía muy bueno, porque él no estaba ducho a andar mucho a pie. En lo del asno reparó un poco don Quijote, imaginando si se le acordaba si algún caballero andante había traído escudero caballero asnalmente; pero nunca le vino alguno a la memoria; mas con todo esto determinó que le llevase, con presupuesto de acomodarle de más honrada caballería en habiendo ocasión para ello, quitándole el caballo al primer descortés caballero que topase . Proveyóse de camisas y de las demás cosas que él pudo, conforme al consejo que el ventero le había dado.Todo lo cual hecho y cumplido , sin despedirse Panza de sus hijos y mujer, ni don Quijote de su ama y sobrina, una noche se salieron del lugar sin que persona los viese ; en la cual caminaron tanto, que al amanecer se tuvieron por seguros de que no los hallarían aunque los buscasen. Iba Sancho Panza sobre su jumento como un patriarca , con sus alforjas y su bota, y con mucho de seo de verse ya gobernador de la ínsula que su amo le había prometido. Acertó don Quijote a tomar la misma derrota y camino que él había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel, por el cual caminaba con menos pesadumbre que la vez pasada, porque por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigaban . Dijo en esto Sancho Panza a su amo. Don Quichotte se mit aussitôt en mesure de chercher de l′argent, et, vendant une chose, engageant l′autre, et gaspillant toutes ses affaires, il ramassa une raisonnable somme. Il se pourvut aussi d′une rondache de fer qu′il emprunta d′un de ses amis, et raccommoda du mieux qu′il put sa mauvaise salade brisée ; puis il avisa son écuyer Sancho du jour et de l′heure où il pensait se mettre en route, pour que celui-ci se munît également de ce qu′il jugerait le plus nécessaire. Surtout il lui recommanda d′emporter un bissac. L′autre promit qu′il n′y manquerait pas, et ajouta qu′il pensait aussi emmener un très-bon âne qu′il avait, parce qu′il ne se sentait pas fort habile sur l′exercice de la marche à pied. À ce propos de l′âne, don Quichotte réfléchit un peu, cherchant à se rappeler si, par hasard, quelque chevalier errant s′était fait suivre d′un écuyer monté comme au moulin. Mais jamais sa mémoire ne put lui en fournir un seul. Cependant il consentit à lui laisser emmener la bête, se proposant de l′accommoder d′une plus honorable monture dès qu′une occasion se présenterait, c′est-à-dire en enlevant le cheval au premier chevalier discourtois qui se trouverait sur son chemin. Il se pourvut aussi de chemises, et des autres choses qu′il put se procurer, suivant le conseil que lui avait donné l′hôtelier, son parrain. Tout cela fait et accompli, et, ne prenant congé, ni Panza de sa femme et de ses enfants, ni don Quichotte de sa gouvernante et de sa nièce, un beau soir ils sortirent du pays sans être vus de personne, et ils cheminèrent si bien toute la nuit, qu′au point du jour ils se tinrent pour certains de n′être plus attrapés, quand même on se mettrait à leurs trousses. Sancho Panza s′en allait sur son âne, comme un patriarche, avec son bissac, son outre, et, de plus, une grande envie de se voir déjà gouverneur de l′île que son maître lui avait promise. Don Quichotte prit justement la même direction et le même chemin qu′à sa première sortie, c′est-à-dire à travers la plaine de Montiel, où il cheminait avec moins d′incommodité que la fois passée, car il était fort grand matin, et les rayons du soleil, ne frappant que de biais, ne le gênaient point encore. Sancho Panza dit alors à son maître
-Mire vuestra merced, señor caballero andante, que no se le olvide lo que de la ínsula me tiene prometido, que yo la sabré gobernar por grande que sea. « Que Votre Grâce fasse bien attention, seigneur chevalier errant, de ne point oublier ce que vous m′avez promis au sujet d′une île, car, si grande qu′elle soit, je saurai bien la gouverner. »
A lo cual le respondió don Quijote. À quoi répondit don Quichotte
-Has de saber, amigo Sancho Panza, que fue costumbre muy usada de los caballeros andantes antiguos, hacer gobernadores a sus escuderos de las ínsulas y reinos que ganaban, y yo tengo determinado de que por mí no falte tan agradecida usanza; antes pienso aventajarme en ella, porque ellos algunas veces, y quizá las más, esperaban a que sus escuderos fuesen viejos, y ya después de hartos de servir y de llevar malos días y peores noches, les daban algún título de conde, o por lo mucho de marqués de algún valle o provincia de poco más a menos; pero, si tú vives y yo vivo, bien podría ser que antes de seis días ganase yo tal reino, que tuviese otros a él adherentes, que viniesen de molde para coronarte por rey de uno dellos. Y no lo tengas a mucho, que cosas y casos acontecen a los tales caballeros por modos tan nunca vistos ni pensados, que con facilidad te podría dar aún más de lo que te prometo. « Il faut que tu saches, ami Sancho Panza, que ce fut un usage très-suivi par les anciens chevaliers errants de faire leurs écuyers gouverneurs des îles ou royaumes qu′ils gagnaient, et je suis bien décidé à ce qu′une si louable coutume ne se perde point par ma faute. Je pense au contraire y surpasser tous les autres car maintes fois, et même le plus souvent, ces chevaliers attendaient que leurs écuyers fussent vieux ; c′est quand ceux-ci étaient rassasiés de servir et las de passer de mauvais jours et de plus mauvaises nuits, qu′on leur donnait quelque titre de comte ou pour le moins de marquis, avec quelque vallée ou quelque province à l′avenant ; mais si nous vivons, toi et moi, il peut bien se faire qu′avant six jours je gagne un royaume fait de telle sorte qu′il en dépende quelques autres, ce qui viendrait tout à point pour te couronner roi d′un de ceux-ci. Et que cela ne t′étonne pas, car il arrive à ces chevaliers des aventures si étranges, d′une façon si peu vue et si peu prévue, que je pourrais facilement te donner encore plus que je ne te promets.
-De esa manera, respondió Sancho Panza, si yo fuese rey por algún milagro de los que vuestra merced dice, por lo menos Juana Gutiérrez, mi oíslo vendría a ser reina y mis hijos infantes. – À ce train-là, répondit Sancho Panza, si, par un de ces miracles que raconte Votre Grâce, j′allais devenir roi, Juana Gutierrez, ma ménagère, ne deviendrait rien moins que reine, et mes enfants infants.
-¿Pues quién lo duda?, respondió don Quijote. – Qui en doute ? répondit don Quichotte.
-Yo lo dudo, replicó Sancho Panza, porque tengo para mí, que aunque lloviese Dios reinos sobre la tierra, ninguno asentaría bien sobre la cabeza de Mari Gutiérrez . Sepa, señor, que no vale dos maravedís para reina; condesa le caerá mejor, y aun Dios y ayuda. – Moi, j′en doute, répliqua Sancho ; car j′imagine que, quand même Dieu ferait pleuvoir des royaumes sur la terre, aucun ne s′ajusterait bien à la tête de Mari-Gutierrez. Sachez, seigneur, qu′elle ne vaut pas deux deniers pour être reine. Comtesse lui irait mieux ; encore serait-ce avec l′aide de Dieu.
-Encomiéndalo tú a Dios, Sancho, respondió don Quijote, que él dará lo que más le convenga; pero no apoques tu ánimo tanto que te vengas a contentar con menos que con ser adelantado . – Eh bien ! laisses-en le soin à Dieu, Sancho, répondit don Quichotte ; il lui donnera ce qui sera le plus à sa convenance, et ne te rapetisse pas l′esprit au point de venir à te contenter d′être moins que gouverneur de province.
-No lo haré, señor mío, respondió Sancho, y más teniendo tan principal amo en vuestra merced, que me sabrá dar todo aquello que me esté bien y yo pueda llevar. – Non, vraiment, mon seigneur, répondit Sancho, surtout ayant en Votre Grâce un si bon et si puissant maître, qui saura me donner ce qui me convient le mieux et ce que mes épaules pourront porter. »






I. Capítulo VIII. Del buen suceso que el valeroso Don Duijote tuvo en la espantable y jamas imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación

Chapitre VIII Du beau succès qu′eut le valeureux don Quichotte dans l′épouvantable et inimaginable aventure des moulins à vent, avec d′autres événements dignes d′heureuse souvenance

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero: En ce moment ils découvrirent trente ou quarante moulins à vent qu′il y a dans cette plaine, et, dès que don Quichotte les vit, il dit à son écuyer :
-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. « La fortune conduit nos affaires mieux que ne pourrait y réussir notre désir même. Regarde, ami Sancho ; voilà devant nous au moins trente démesurés géants, auxquels je pense livrer bataille et ôter la vie à tous tant qu′ils sont. Avec leurs dépouilles, nous commencerons à nous enrichir ; car c′est prise de bonne guerre, et c′est grandement servir Dieu que de faire disparaître si mauvaise engeance de la face de la terre.
-¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza. – Quels géants ? demanda Sancho Panza.
-Aquellos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas . – Ceux que tu vois là-bas, lui répondit son maître, avec leurs grands bras, car il y en a qui les ont de presque deux lieues de long.
-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino. – Prenez donc garde, répliqua Sancho ; ce que nous voyons là-bas ne sont pas des géants, mais des moulins à vent, et ce qui paraît leurs bras, ce sont leurs ailes, qui, tournées par le vent, font tourner à leur tour la meule du moulin.
-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. – On voit bien, répondit don Quichotte, que tu n′es pas expert en fait d′aventures ce sont des géants, te dis-je ; si tu as peur, ôte-toi de là, et va te mettre en oraison pendant que je leur livrerai une inégale et terrible bataille. »
Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas. En parlant ainsi, il donne de l′éperon à son cheval Rossinante, sans prendre garde aux avis de son écuyer Sancho, qui lui criait qu′à coup sûr c′étaient des moulins à vent et non des géants qu′il allait attaquer. Pour lui, il s′était si bien mis dans la tête que c′étaient des géants, que non-seulement il n′entendait point les cris de son écuyer Sancho, mais qu′il ne parvenait pas, même en approchant tout près, à reconnaître la vérité. Au contraire, et tout en courant, il disait à grands cris
-Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete . « Ne fuyez pas, lâches et viles créatures, c′est un seul chevalier qui vous attaque. »
Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo: Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo me lo habéis de pagar Y, en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre , arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y, dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia que hizo la lanza pedazos , llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante. Un peu de vent s′étant alors levé, les grandes ailes commencèrent à se mouvoir ; ce que voyant don Quichotte, il s′écria « Quand même vous remueriez plus de bras que le géant Briarée, vous allez me le payer. » En disant ces mots, il se recommande du profond de son cœur à sa dame Dulcinée, la priant de le secourir en un tel péril ; puis, bien couvert de son écu, et la lance en arrêt, il se précipite, au plus grand galop de Rossinante, contre le premier moulin qui se trouvait devant lui ; mais, au moment où il perçait l′aile d′un grand coup de lance, le vent la chasse avec tant de furie qu′elle met la lance en pièces, et qu′elle emporte après elle le cheval et le chevalier, qui s′en alla rouler sur la poussière en fort mauvais état. Sancho Panza accourut à son secours de tout le trot de son âne, et trouva, en arrivant près de lui, qu′il ne pouvait plus remuer, tant le coup et la chute avaient été rudes.
-¡Válame Dios! -dijo Sancho-. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza. « Miséricorde ! s′écria Sancho, n′avais-je pas bien dit à Votre Grâce qu′elle prît garde à ce qu′elle faisait, que ce n′était pas autre chose que des moulins à vent, et qu′il fallait, pour s′y tromper, en avoir d′autres dans la tête ?
-Calla, amigo Sancho -respondió don Quijote-, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más que yo pienso y es así verdad, que aquel sabio Frestón , que me robó el aposento y los libros, ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas, al cabo al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada. – Paix, paix ! ami Sancho, répondit don Quichotte les choses de la guerre sont plus que toute autre sujettes à des chances continuelles ; d′autant plus que je pense, et ce doit être la vérité, que ce sage Freston, qui m′a volé les livres et le cabinet, a changé ces géants en moulins pour m′enlever la gloire de les vaincre tant est grande l′inimitié qu′il me porte ! Mais en fin de compte son art maudit ne prévaudra pas contre la bonté de mon épée.
-Dios lo haga como puede -respondió Sancho Panza, y ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Y hablando en la pasada aventura siguieron el camino del Puerto Lápice , porque allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero; sino que iba muy pesaroso por haberle faltado la lanza; y, diciéndoselo a su escudero, le dijo. – Dieu le veuille, comme il le peut, » répondit Sancho Panza. Et il aida son maître à remonter sur Rossinante, qui avait les épaules à demi déboîtées. En conversant sur l′aventure, ils suivirent le chemin du Port-Lapice, parce que, disait don Quichotte, comme c′est un lieu de grand passage, on ne pouvait manquer d′y rencontrer toutes sortes d′aventures. Seulement, il s′en allait tout chagrin de ce que sa lance lui manquât et, faisant part de ce regret à son écuyer, il lui dit
-Yo me acuerdo haber leído que un caballero español, llamado Diego Pérez de Vargas, habiéndosele en una batalla roto la espada, desgajó de una encina un pesado ramo o tronco, y con él hizo tales cosas aquel día, y machacó tantos moros, que le quedó por sobrenombre Machuca, y así él como sus decendientes se llamaron, desde aquel día en adelante, Vargas y Machuca . Hete dicho esto, porque de la primera encina o roble que se me depare, pienso desgajar otro tronco , tal y tan bueno como aquél que me imagino, y pienso hacer con él tales hazañas, que tú te tengas por bien afortunado de haber merecido venir a verlas, y a ser testigo de cosas que apenas podrán ser creídas. « Je me souviens d′avoir lu qu′un chevalier espagnol nommé Diego Perez de Vargas, ayant eu son épée brisée dans une bataille, arracha d′un chêne une forte branche, ou peut-être le tronc, et, avec cette arme, fit de tels exploits, et assomma tant de Mores, qu′on lui donna le surnom d′assommoir, que lui et ses descendants ajoutèrent depuis au nom de Vargas . Je t′ai dit cela, parce que je pense arracher du premier chêne, gris ou vert, que je rencontre, une branche aussi forte que celle-là, avec laquelle j′imagine faire de telles prouesses, que tu te tiennes pour heureux d′en avoir mérité le spectacle et d′être témoin de merveilles qu′on aura peine à croire.
-A la mano de Dios -dijo Sancho-; yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de la caída. – À la volonté de Dieu, répondit Sancho ; je le crois tout comme vous le dites. Mais Votre Grâce ferait bien de se redresser un peu, car il me semble qu′elle se tient quelque peu de travers, et ce doit être l′effet des secousses de sa chute.
-Así es la verdad -respondió don Quijote-; y si no me quejo del dolor, es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna , aunque se le salgan las tripas por ella. – Aussi vrai que tu le dis, reprit don Quichotte ; et si je ne me plains pas de la douleur que j′endure, c′est parce qu′il est interdit aux chevaliers errants de se plaindre d′aucune blessure, quand même les entrailles leur sortiraient de la plaie .
-Si eso es así, no tengo yo qué replicar -respondió Sancho-, pero sabe Dios si yo me holgara que vuestra merced se quejara cuando alguna cosa le doliera. De mí sé decir que me he de quejar del más pequeño dolor que tenga, si ya no se entiende también con los escuderos de los caballeros andantes eso del no quejarse. – S′il en est ainsi, je n′ai rien à répondre, répliqua Sancho ; mais Dieu sait si je ne serais pas ravi de vous entendre plaindre, dès que quelque chose vous ferait mal. Pour moi, je puis dire que je me plaindrais au plus petit bobo, à moins toutefois que cette défense de se plaindre ne s′étende aux écuyers des chevaliers errants. »
No se dejó de reír don Quijote de la simplicidad de su escudero; y así, le declaró que podía muy bien quejarse, como y cuando quisiese, sin gana o con ella; que hasta entonces no había leído cosa en contrario en la orden de caballería. Díjole Sancho que mirase que era hora de comer. Respondióle su amo que por entonces no le hacía menester; que comiese él cuando se le antojase. Con esta licencia, se acomodó Sancho lo mejor que pudo sobre su jumento, y, sacando de las alforjas lo que en ellas había puesto, iba caminando y comiendo detrás de su amo muy de su espacio, y de cuando en cuando empinaba la bota, con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero de Málaga . Y, en tanto que él iba de aquella manera menudeando tragos, no se le acordaba de ninguna promesa que su amo le hubiese hecho, ni tenía por ningún trabajo, sino por mucho descanso, andar buscando las aventuras, por peligrosas que fuesen. Don Quichotte ne put s′empêcher de rire de la simplicité de son écuyer, et lui déclara qu′il pouvait fort bien se plaindre, quand et comme il lui plairait, avec ou sans envie, n′ayant jusque-là rien lu de contraire dans les lois de la chevalerie. Sancho lui fit remarquer alors qu′il était l′heure du dîner. Don Quichotte répondit qu′il ne se sentait point d′appétit pour le moment, mais que lui pouvait manger tout à sa fantaisie. Avec cette permission, Sancho s′arrangea du mieux qu′il put sur son âne, et, tirant de son bissac des provisions qu′il y avait mises, il s′en allait mangeant et cheminant au petit pas derrière son maître. De temps en temps il portait l′outre à sa bouche de si bonne grâce, qu′il aurait fait envie au plus galant cabaretier de Malaga. Et tandis qu′il marchait ainsi, avalant un coup sur l′autre, il ne se rappelait aucune des promesses que son maître lui avait faites, et regardait, non comme un rude métier, mais comme un vrai délassement, de s′en aller cherchant des aventures, si périlleuses qu′elles pussent être.
En resolución, aquella noche la pasaron entre unos árboles, y del uno dellos desgajó don Quijote un ramo seco que casi le podía servir de lanza, y puso en él el hierro que quitó de la que se le había quebrado. Toda aquella noche no durmió don Quijote, pensando en su señora Dulcinea, por acomodarse a lo que había leído en sus libros, cuando los caballeros pasaban sin dormir muchas noches en las florestas y despoblados, entretenidos con las memorias de sus señoras . No la pasó ansí Sancho Panza, que, como tenía el estómago lleno, y no de agua de chicoria, de un sueño se la llevó toda; y no fueran parte para despertarle, si su amo no lo llamara, los rayos del sol, que le daban en el rostro, ni el canto de las aves, que, muchas y muy regocijadamente, la venida del nuevo día saludaban . Al levantarse dio un tiento a la bota, y hallóla algo más flaca que la noche antes; y afligiósele el corazón, por parecerle que no llevaban camino de remediar tan presto su falta. No quiso desayunarse don Quijote, porque, como está di cho, dio en sustentarse de sabrosas memorias. Tornaron a su comenzado camino del Puerto Lápice, y a obra de las tres del día le descubrieron. Finalement, ils passèrent cette nuit sous un massif d′arbres, de l′un desquels don Quichotte rompit une branche sèche qui pouvait au besoin lui servir de lance, et y ajusta le fer de celle qui s′était brisée. Don Quichotte ne dormit pas de toute la nuit, pensant à sa dame Dulcinée, pour se conformer à ce qu′il avait lu dans ses livres, que les chevaliers errants passaient bien des nuits sans dormir au milieu des forêts et des déserts, s′entretenant du souvenir de leurs dames. Sancho Panza ne la passa point de même ; car, comme il avait l′estomac plein, et non d′eau de chicorée, il n′en fit d′un bout à l′autre qu′un somme. Au matin, il fallut la voix de son maître pour l′éveiller, ce que ne pouvaient faire ni les rayons du soleil, qui lui donnaient en plein sur le visage, ni le chant de mille oiseaux qui saluaient joyeusement la venue du nouveau jour. En se frottant les yeux, Sancho fit une caresse à son outre, et, la trouvant un peu plus maigre que la nuit d′avant, son cœur s′affligea, car il lui sembla qu′ils ne prenaient pas le chemin de remédier sitôt à sa disette. Don Quichotte ne se soucia point non plus de déjeuner, préférant, comme on l′a dit, se repaître de succulents souvenirs. Ils reprirent le chemin du Port-Lapice, et, vers trois heures de l′après-midi, ils en découvrirent l′entrée
-Aquí -dijo, en viéndole, don Quijote- podemos, hermano Sancho Panza, meter las manos hasta los codos en esto que llaman aventuras. Mas advierte que, aunque me veas en los mayores peligros del mundo, no has de poner mano a tu espada para defenderme, si ya no vieres que los que me ofenden es canalla y gente baja, que en tal caso bien puedes ayudarme; pero si fueren caballeros, en ninguna manera te es lícito ni concedido por las leyes de caballería que me ayudes, hasta que seas armado caballero. « C′est ici, dit à cette vue don Quichotte, que nous pouvons, ami Sancho, mettre les mains jusqu′aux coudes dans ce qu′on appelle aventures. Mais prends bien garde que, me visses-tu dans le plus grand péril du monde, tu ne dois pas mettre l′épée à la main pour me défendre, à moins que tu ne t′aperçoives que ceux qui m′attaquent sont de la canaille et des gens de rien, auquel cas tu peux me secourir ; mais si c′étaient des chevaliers, il ne t′est nullement permis ni concédé par les lois de la chevalerie de me porter secours, jusqu′à ce que tu sois toi-même armé chevalier.
-Por cierto, señor -respondió Sancho-, que vuestra merced sea muy bien obedicido en esto; y más, que yo de mío me soy pacífico y enemigo de meterme en ruidos ni pendencias. Bien es verdad que, en lo que tocare a defender mi persona, no tendré mucha cuenta con esas leyes, pues las divinas y humanas permiten que cada uno se defienda de quien quisiere agraviarle. – Par ma foi, seigneur, répondit Sancho, Votre Grâce en cela sera bien obéie, d′autant plus que de ma nature je suis pacifique, et fort ennemi de me fourrer dans le tapage et les querelles. Mais, à vrai dire, quand il s′agira de défendre ma personne, je ne tiendrai pas compte de ces lois ; car celles de Dieu et des hommes permettent à chacun de se défendre contre quiconque voudrait l′offenser.
-No digo yo menos -respondió don Quijote-; pero, en esto de ayudarme contra caballeros, has de tener a raya tus naturales ímpetus. – Je ne dis pas le contraire, répondit don Quichotte ; seulement, pour ce qui est de me secourir contre les chevaliers, tiens en bride tes mouvements naturels.
-Digo que así lo haré -respondió Sancho-, y que guardaré ese preceto tan bien como el día del domingo. – Je répète que je n′y manquerai pas, répondit Sancho, et que je garderai ce commandement aussi bien que celui de chômer le dimanche ».
Estando en estas razones, asomaron por el camino dos frailes de la orden de San Benito, caballeros sobre dos dromedarios , que no eran más pequeñas dos mulas en que venían. Traían sus antojos de camino y sus quitasoles. Detrás dellos venía un coche, con cuatro o cinco de a caballo que le acompañaban y dos mozos de mulas a pie. En devisant ainsi, ils découvrirent deux moines de l′ordre de Saint-Benoît, à cheval sur deux dromadaires, car les mules qu′ils montaient en avaient la taille, et portant leurs lunettes de voyage et leurs parasols. Derrière eux venait un carrosse entouré de quatre ou cinq hommes à cheval, et suivi de deux garçons de mules à pied. Dans ce carrosse était, comme on le sut depuis, une dame de Biscaye qui allait à Séville, où se trouvait son mari prêt à passer aux Indes avec un emploi considérable. Les moines ne venaient pas avec elle, mais suivaient le même chemin. À peine don Quichotte les eut-il aperçus, qu′il dit à son écuyer :
Venía en el coche, como después se supo, una señora vizcaína, que iba a Sevilla, donde estaba su marido, que pasaba a las Indias con un muy honroso cargo. No venían los frailes con ella, aunque iban el mismo camino; mas, apenas los divisó don Quijote, cuando dijo a su escudero. « Ou je suis bien trompé, ou nous tenons la plus fameuse aventure qui se soit jamais vue. Car ces masses noires qui se montrent là-bas doivent être, et sont, sans nul doute, des enchanteurs qui emmènent dans ce carrosse quelque princesse qu′ils ont enlevée ; il faut que je défasse ce tort à tout risque et de toute ma puissance.
-O yo me engaño, o ésta ha de ser la más famosa aventura que se haya visto; porque aquellos bultos negros que allí parecen deben de ser, y son sin duda, algunos encantadores que llevan hurtada alguna princesa en aquel coche, y es menester deshacer este tuerto a todo mi poderío. « Ou je suis bien trompé, ou nous tenons la plus fameuse aventure qui se soit jamais vue. Car ces masses noires qui se montrent là-bas doivent être, et sont, sans nul doute, des enchanteurs qui emmènent dans ce carrosse quelque princesse qu′ils ont enlevée ; il faut que je défasse ce tort à tout risque et de toute ma puissance.
-Peor será esto que los molinos de viento -dijo Sancho-. Mire, señor, que aquéllos son frailes de San Benito, y el coche debe de ser de alguna gente pasajera. Mire que digo que mire bien lo que hace, no sea el diablo que le engañe. – Ceci, répondit Sancho, m′a l′air d′être pire que les moulins à vent. Prenez garde, seigneur ; ce sont là des moines de Saint-Benoît, et le carrosse doit être à des gens qui voyagent. Prenez garde, je le répète, à ce que vous allez faire, et que le diable ne vous tente pas.
-Ya te he dicho, Sancho -respondió don Quijote-, que sabes poco de achaque de aventuras; lo que yo digo es verdad, y ahora lo verás. – Je t′ai déjà dit, Sancho, répliqua don Quichotte, que tu ne sais pas grand-chose en matière d′aventures. Ce que je te dis est la vérité, et tu le verras dans un instant. »
Y, diciendo esto, se adelantó y se puso en la mitad del camino por donde los frailes venían, y, en llegando tan cerca que a él le pareció que le podrían oír lo que dijese, en alta voz dijo: Tout en disant cela, il partit en avant, et alla se placer au milieu du chemin par où venaient les moines ; et dès que ceux-ci furent arrivés assez près pour qu′il crût pouvoir se faire entendre d′eux, il leur cria de toute sa voix :
-Gente endiablada, y descomunal, dejad luego al punto las altas princesas que en ese coche lleváis forzadas , si no, aparejaos a recebir presta muerte por justo castigo de vuestras malas artes. « Gens de l′autre monde, gens diaboliques, mettez sur-le-champ en liberté les hautes princesses que vous enlevez et gardez violemment dans ce carrosse ; sinon préparez-vous à recevoir prompte mort pour juste châtiment de vos mauvaises œuvres. »
Detuvieron los frailes las riendas , y quedaron admirados, así de la figura de don Quijote como de sus razones, a las cuales respondieron: Les moines retinrent la bride et s′arrêtèrent, aussi émerveillés de la figure de don Quichotte que de ses propos, auxquels ils répondirent
-Señor caballero, nosotros no somos endiablados ni descomunales, sino dos religiosos de San Benito que vamos nuestro camino, y no sabemos si en este coche vienen, o no, ningunas forzadas princesas. « Seigneur chevalier, nous ne sommes ni diaboliques ni de l′autre monde, mais bien des religieux de Saint-Benoît, qui suivons notre chemin, et nous ne savons si ce carrosse renferme ou non des princesses enlevées.
-Para conmigo no hay palabras blandas, que ya os conozco, fementida canalla , dijo don Quijote; y sin esperar más respuesta, picó a Rocinante, y la lanza baja, arremetió contra el primero fraile con tanta furia y denuedo, que si el fraile no se dejara caer de la mula, él le hiciera venir al suelo mal de su grado, y aun malferido, si no cayera muerto. El segundo religioso, que vio del modo que trataban a su compañero , puso piernas al castillo de su buena mula , y comenzó a correr por aquella campaña, más ligero que el mismo viento. Sancho Panza, que vio en el suelo al fraile, apeándose ligeramente de su asno, arremetió a él y le comenzó a quitar los hábitos. Llegaron en esto dos mozos de los frailes y preguntáronle que por qué le desnudaba. Respondióles Sancho que aquello le tocaba a él ligítimamente, como despojos de la batalla que su señor don Quijote había ganado. Los mozos, que no sabían de burlas, ni entendían aquello de despojos ni batallas, viendo que ya don Quijote estaba desviado de allí, hablando con las que en el coche venían, arremetieron con Sancho y dieron con él en el suelo; y, sin dejarle pelo en las barbas , le molieron a coces y le dejaron tendido en el suelo sin aliento ni sentido. Y, sin detenerse un punto, tornó a subir el fraile, todo temeroso y acobardado y sin color en el rostro; y, cuando se vio a caballo, picó tras su compañero, que un buen espacio de allí le estaba aguardando, y esperando en qué paraba aquel sobresalto; y, sin querer aguardar el fin de todo aquel comenzado suceso, siguieron su camino, haciéndose más cruces que si llevaran al diablo a las espaldas . Don Quijote estaba, como se ha dicho, hablando con la señora del coche, diciéndole. – Je ne me paye point de belles paroles, reprit don Quichotte, et je vous connais déjà, déloyale canaille. » Puis, sans attendre d′autre réponse, il pique Rossinante, et se précipite, la lance basse, contre le premier moine, avec tant de furie et d′intrépidité, que, si le bon père ne se fût laissé tomber de sa mule, il l′aurait envoyé malgré lui par terre, ou grièvement blessé, ou mort peut-être. Le second religieux, voyant traiter ainsi son compagnon, prit ses jambes au cou de sa bonne mule, et enfila la venelle, aussi léger que le vent. Sancho Panza, qui vit l′autre moine par terre, sauta légèrement de sa monture, et se jetant sur lui, se mit à lui ôter son froc et son capuce. Alors, deux valets qu′avaient les moines accoururent, et lui demandèrent pourquoi il déshabillait leur maître. Sancho leur répondit que ses habits lui appartenaient légitimement, comme dépouilles de la bataille qu′avait gagnée son seigneur don Quichotte. Les valets, qui n′entendaient pas raillerie et ne comprenaient rien à ces histoires de dépouilles et de bataille, voyant que don Quichotte s′était éloigné pour aller parler aux gens du carrosse, tombèrent sur Sancho, le jetèrent à la renverse, et, sans lui laisser poil de barbe au menton, le rouèrent si bien de coups, qu′ils le laissèrent étendu par terre, sans haleine et sans connaissance. Le religieux ne perdit pas un moment pour remonter sur sa mule, tremblant, épouvanté, et le visage tout blême de frayeur. Dès qu′il se vit à cheval, il piqua du côté de son compagnon, qui l′attendait assez loin de là, regardant comment finirait cette alarme ; et tous deux, sans vouloir attendre la fin de toute cette aventure, continuèrent en hâte leur chemin, faisant plus de signes de croix que s′ils eussent eu le diable lui-même à leurs trousses. Pour don Quichotte, il était allé, comme on l′a vu, parler à la dame du carrosse, et il lui disait
-La vuestra fermosura, señora mía, puede facer de su persona lo que más le viniere en talante, porque ya la soberbia de vuestros robadores yace por el suelo derribada por este mi fuerte brazo. Y porque no penéis por saber el nombre de vuestro libertador, sabed que yo me llamo don Quijote de la Mancha, caballero andante y aventurero, y cautivo de la sin par y hermosa doña Dulcinea del Toboso, y en pago del beneficio que de mí habéis recebido, no quiero otra cosa sino que volváis al Toboso, y que de mi parte os presentéis ante esta señora , y le digáis lo que por vuestra libertad he fecho. « Votre Beauté, madame, peut désormais faire de sa personne tout ce qui sera le plus de son goût ; car la superbe de vos ravisseurs gît maintenant à terre, abattue par ce bras redoutable. Afin que vous ne soyez pas en peine du nom de votre libérateur, sachez que je m′appelle don Quichotte de la Manche, chevalier errant, et captif de la belle sans pareille doña Dulcinée du Toboso. Et, pour prix du bienfait que vous avez reçu de moi, je ne vous demande qu′une chose c′est de retourner au Toboso, de vous présenter de ma part devant cette dame, et de lui raconter ce que j′ai fait pour votre liberté. »
Todo esto que don Quijote decía escuchaba un escudero de los que el coche acompañaban, que era vizcaíno; el cual, viendo que no quería dejar pasar el coche adelante, sino que decía que luego había de dar la vuelta al Toboso, se fue para don Quijote y, asiéndole de la lanza, le dijo, en mala lengua castellana y peor vizcaína, desta manera. Tout ce que disait don Quichotte était entendu par un des écuyers qui accompagnaient la voiture, lequel était Biscayen ; et celui-ci, voyant qu′il ne voulait pas laisser partir la voiture, mais qu′il prétendait, au contraire, la faire retourner au Toboso, s′approcha de don Quichotte, empoigna sa lance, et, dans une langue qui n′était pas plus du castillan que du biscayen, lui parla de la sorte
-Anda, caballero que mal andes; ¡por el Dios que crióme, que si no dejas coche, así te matas como estás ahí vizcaíno! . Entendióle muy bien don Quijote, y con mucho sosiego le respondió. « Va, chevalier, que mal ailles-tu ; par le Dieu qui créa moi, si le carrosse ne laisses, aussi bien mort tu es que Biscayen suis-je. » Don Quichotte le comprit très-bien, et lui répondit avec un merveilleux sang-froid
-Si fueras caballero, como no lo eres, ya yo hubiera castigado tu sandez y atrevimiento, cautiva criatura. « Si tu étais chevalier, aussi bien que tu ne l′es pas, chétive créature, j′aurais déjà châtié ton audace et ton insolence. »
A lo cual replicó el vizcaíno: À quoi le Biscayen répliqua
-¿Yo no caballero? Juro a Dios tan mientes como cristiano: si lanza arrojas y espada sacas, el agua cuán presto verás que al gato llevas ; vizcaíno por tierra, hidalgo por mar, hidalgo por el diablo, y mientes que mira si otra dices cosa. « Pas chevalier, moi ! je jure à Dieu, tant tu as menti comme chrétien. Si lance jettes et épée tires, à l′eau tu verras comme ton chat vite s′en va. Biscayen par terre, hidalgo par mer, hidalgo par le diable, et menti tu as si autre chose dis.
-¡Ahora lo veredes, don Agrajes , respondió don Quijote; y arrojando la lanza en el suelo, sacó su espada y em brazó su rodela, y arremetió al vizcaíno con determinación de quitarle la vida. El vizcaíno, que así le vio venir, aunque quisiera apearse de la mula, que por ser de las malas de alquiler no había que fiar en ella, no pudo hacer otra cosa sino sacar su espada; pero avínole bien que se halló junto al coche, de donde pudo tomar una almohada que le sirvió de escudo, y luego se fueron el uno para el otro, como si fueran dos mortales enemigos. La demás gente quisiera ponerlos en paz, mas no pudo, porque decía el vizcaíno en sus mal trabadas razones que si no le dejaban acabar su batalla, que él mismo había de matar a su ama y a toda la gente que se lo estorbase. La señora del coche, admirada y temerosa de lo que veía, hizo al cochero que se desviase de allí algún poco, y desde lejos se puso a mirar la rigurosa contienda, en el discurso de la cual dio el vizcaíno una gran cuchillada a don Quijote encima de un hombro, por encima de la rodela, que, a dársela sin defensa, le abriera hasta la cintura. Don Quijote, que sintió la pesadumbre de aquel desaforado golpe , dio una gran voz, diciendo: – C′est ce que nous allons voir, » répondit don Quichotte ; et, jetant sa lance à terre, il tire son épée, embrasse son écu, et s′élance avec fureur sur le Biscayen, résolu à lui ôter la vie. Le Biscayen, qui le vit ainsi venir, aurait bien désiré sauter en bas de sa mule, mauvaise bête de louage sur laquelle on ne pouvait compter ; mais il n′eut que le temps de tirer son épée, et bien lui prit de se trouver près du carrosse, d′où il saisit un coussin pour s′en faire un bouclier. Aussitôt ils se jetèrent l′un sur l′autre, comme s′ils eussent été de mortels ennemis. Les assistants auraient voulu mettre le holà ; mais ils ne purent en venir à bout, parce que le Biscayen jurait en son mauvais jargon que, si on ne lui laissait achever la bataille, il tuerait lui-même sa maîtresse et tous ceux qui s′y opposeraient. La dame du carrosse, surprise et effrayée de ce qu′elle voyait, fit signe au cocher de se détourner un peu, et, de quelque distance, se mit à regarder la formidable rencontre. En s′abordant, le Biscayen déchargea un si vigoureux coup de taille sur l′épaule de don Quichotte, que, si l′épée n′eût rencontré la rondache, elle ouvrait en deux notre chevalier jusqu′à la ceinture. Don Quichotte, qui ressentit la pesanteur de ce coup prodigieux, jeta un grand cri en disant
-¡Oh señora de mi alma, Dulcinea, flor de la fermosura, socorred a este vuestro caballero, que, por satisfacer a la vuestra mucha bondad, en este riguroso trance se halla. « Ô dame de mon âme, Dulcinée, fleur de beauté, secourez votre chevalier, qui, pour satisfaire à la bonté de votre cœur, se trouve en cette dure extrémité. »
El decir esto y el apretar la espada, y el cubrirse de su rodela , y el arremeter al vizcaíno, todo fue en un tiempo, llevando determinación de aventurarlo todo a la de un solo golpe . Dire ces mots, serrer son épée, se couvrir de son écu, et assaillir le Biscayen, tout cela fut l′affaire d′un moment ; il s′élança, déterminé à tout aventurer à la chance d′un seul coup.
El vizcaíno, que así le vio venir contra él, bien entendió por su denuedo su coraje , y determinó de hacer lo mismo que don Quijote; y así, le aguardó bien cubierto de su almohada, sin poder rodear la mula a una ni a otra parte; que ya, de puro cansada y no hecha a semejantes niñerías, no podía dar un paso. Le Biscayen, le voyant ainsi venir à sa rencontre, jugea de son emportement par sa contenance, et résolut de jouer le même jeu que don Quichotte. Il l′attendait de pied ferme, bien couvert de son coussin, mais sans pouvoir tourner ni bouger sa mule, qui, harassée de fatigue et peu faite à de pareils jeux d′enfants, ne voulait avancer ni reculer d′un pas.
Venía, pues, como se ha dicho, don Quijote contra el cauto vizcaíno, con la espada en alto, con determinación de abrirle por medio, y el vizcaíno le aguardaba ansimesmo levantada la espada y aforrado con su almohada, y todos los circunstantes estaban temerosos y colgados de lo que había de suceder de aquellos tamaños golpes con que se amenazaban; y la señora del coche y las demás criadas suyas estaban haciendo mil votos y ofrecimientos a todas las imágenes y casas de devoción de España, porque Dios librase a su escudero y a ellas de aquel tan grande peligro en que se hallaban. Ainsi donc, comme on l′a dit, don Quichotte s′élançait, l′épée haute, contre le prudent Biscayen, dans le dessein de le fendre par moitié, et le Biscayen l′attendait de même, l′épée en l′air, et abrité sous son coussin. Tous les assistants épouvantés attendaient avec anxiété l′issue des effroyables coups dont ils se menaçaient. La dame du carrosse offrait, avec ses femmes, mille vœux à tous les saints du paradis et mille cierges à toutes les chapelles d′Espagne, pour que Dieu délivrât leur écuyer et elles-mêmes du péril extrême qu′ils couraient.
Pero está el daño de todo esto, que en este punto y término deja pendiente el autor desta historia esta batalla, disculpándose que no halló más escrito destas hazañas de don Quijote de las que deja referidas. Bien es verdad, que el segundo autor desta obra no quiso creer que tan curiosa historia estuviese entregada a las leyes del olvido, ni que hubiesen sido tan poco curiosos los ingenios de la Mancha que no tuviesen en sus archivos o en sus escritorios algunos papeles que deste famoso caballero tratasen; y así, con esta imaginación, no se desesperó de hallar el fin desta apacible historia, el cual, siéndole el cielo favorable, le halló del modo que se contará en la segunda parte . Maisle mal de tout cela, c′est qu′en cet endroit même l′auteur de cette histoire laisse la bataille indécise et pendante, donnant pour excuse qu′il n′a rien trouvé d′écrit sur les exploits de don Quichotte, de plus qu′il n′en a déjà raconté. Il est vrai que le second auteur de cet ouvrage ne voulut pas croire qu′une si curieuse histoire fût ensevelie dans l′oubli, et que les beaux esprits de la Manche se fussent montrés si peu jaloux de sa gloire, qu′ils n′eussent conservé dans leurs archives ou leurs bibliothèques quelques manuscrits qui traitassent de ce fameux chevalier. Ainsi donc, dans cette supposition, il ne désespéra point de rencontrer la fin de cette intéressante histoire, qu′en effet, par la faveur du ciel, il trouva de la manière qui sera rapportée dans la seconde partie.






I. Capítulo IX. Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron

Chapitre IX Où se conclut et termine l′épouvantable bataille que se livrèrent le gaillard Biscayen et le vaillant Manchois

Dejamos en la primera parte desta historia al valeroso vizcaíno y al famoso don Quijote con las espadas altas y desnudas, en guisa de descargar dos furibundos fendientes , tales que, si en lleno se acertaban, por lo menos se dividirían y fenderían de arriba abajo y abrirían como una granada; y que en aquel punto tan dudoso paró y quedó destroncada tan sabrosa historia, sin que nos diese noticia su autor dónde se podría hallar lo que della faltaba. Causóme esto mucha pesadumbre, porque el gusto de haber leído tan poco se volvía en disgusto, de pensar el mal camino que se ofrecía para hallar lo mucho que, a mi parecer, faltaba de tan sabroso cuento. Parecióme cosa imposible y fuera de toda buena costumbre que a tan buen caballero le hubiese faltado algún sabio que tomara a cargo el escribir sus nunca vistas hazañas , cosa que no faltó a ninguno de los caballeros andantes de los que dicen las gentes que van a sus aventuras, porque cada uno dellos tenía uno o dos sabios, como de molde, que no solamente escribían sus hechos, sino que pintaban sus más mínimos pensamientos y niñerías, por más escondidas que fuesen; y no había de ser tan desdichado tan buen caballero, que le faltase a él lo que sobró a Platir y a otros semejantes. Y así, no podía inclinarme a creer que tan gallarda historia hubiese quedado manca y estropeada; y echaba la culpa a la malignidad del tiempo, devorador y consumidor de todas las cosas, el cual, o la tenía oculta o consumida. Nous avons laissé, dans la première partie de cette histoire, le valeureux Biscayen et le fameux don Quichotte, les épées nues et hautes, prêts à se décharger deux furieux coups de tranchant, tels que, s′ils eussent frappé en plein, ils ne se fussent rien moins que pourfendus de haut en bas, et ouverts en deux comme une grenade ; mais justement à cet endroit critique, on a vu cette savoureuse histoire rester en l′air et démembrée, sans que l′auteur nous fît connaître où l′on pourrait en trouver la suite. Cela me causa beaucoup de dépit, car le plaisir d′en avoir lu si peu se changeait en déplaisir, quand je songeais quelle faible chance s′offrait de trouver tout ce qui me semblait manquer d′un conte si délectable. Toutefois il me parut vraiment impossible, et hors de toute bonne coutume, qu′un si bon chevalier eût manqué de quelque sage qui prît à son compte le soin d′écrire ses prouesses inouïes, chose qui n′avait manqué à aucun de ces chevaliers errants desquels les gens disent qu′ils vont à leurs aventures ; car chacun d′eux avait toujours à point nommé un ou deux sages, qui non-seulement écrivaient leurs faits et gestes, mais qui enregistraient leurs plus petites et plus enfantines pensées, si cachées qu′elles pussent être. Et vraiment un si bon chevalier ne méritait pas d′être à ce point malheureux, qu′il manquât tout à fait de ce qu′un Platir et d′autres semblables avaient eu de reste. Aussi ne pouvais-je me décider à croire qu′une histoire si piquante fût restée incomplète et estropiée ; j′en attribuais la faute à la malignité du temps, qui dévore et consume toutes choses, supposant qu′il la tenait cachée, s′il ne l′avait détruite. D′un autre côté, je me disais :
Por otra parte, me parecía que, pues entre sus libros se habían hallado tan modernos como Desengaño de celos y Ninfas y Pastores de Henares, que también su historia debía de ser moderna; y que, ya que no estuviese escrita, estaría en la memoria de la gente de su aldea y de las a ella circunvecinas. Esta imaginación me traía confuso y deseoso de saber, real y verdaderamente, toda la vida y milagros de nuestro famoso español don Quijote de la Mancha, luz y espejo de la caballería manchega , y el primero que en nuestra edad y en estos tan calamitosos tiempos se puso al trabajo y ejercicio de las andantes armas y al desfacer agravios, socorrer viudas, amparar doncellas, de aquellas que andaban con sus azotes y palafrenes , y con toda su virginidad a cuestas, de monte en monte y de valle en valle; que, si no era que algún follón o algún villano de hacha y capellina o algún descomunal gigante las forzaba, doncella hubo en los pasados tiempos que, al cabo de ochenta años, que en todos ellos no durmió un día debajo de tejado, y se fue tan entera a la sepultura como la madre que la había parido . Digo, pues, que, por estos y otros muchos respetos, es digno nuestro gallardo Quijote de continuas y memorables alabanzas , y aun a mí no se me deben negar por el trabajo y diligencia que puse en buscar el fin desta agradable historia ; aunque bien sé, que si el cielo, el caso y la fortuna no me ayudan, el mundo quedará falto y sin el pasatiempo y gusto que bien casi dos horas , podrá tener el que con atención la leyere. Pasó, pues, el hallarla en esta manera. « Puisque, parmi les livres de notre héros, il s′en est trouvé d′aussi modernes que les Remèdes à la jalousie et les Nymphes de Hénarès, son histoire ne peut pas être fort ancienne, et, si elle n′a point été écrite, elle doit se retrouver encore dans la mémoire des gens de son village et des pays circonvoisins. » Cette imagination m′échauffait la tête et me donnait un grand désir de connaître d′un bout à l′autre la vie et les miracles de notre fameux Espagnol don Quichotte de la Manche, lumière et miroir de la chevalerie manchoise, et le premier qui, dans les temps calamiteux de notre âge, ait embrassé la profession des armes errantes ; le premier qui se soit mis à la besogne de défaire les torts, de secourir les veuves, de protéger les demoiselles, pauvres filles qui s′en allaient, le fouet à la main, sur leur palefrois, par monts et par vaux, portant la charge et l′embarras de leur virginité, avec si peu de souci, que si quelque chevalier félon, quelque vilain armé en guerre, ou quelque démesuré géant ne leur faisait violence, il s′est trouvé telle de ces demoiselles, dans les temps passés, qui, au bout de quatre-vingts ans, durant lesquels elle n′avait pas couché une nuit sous toiture de maison, s′en est allée à la sépulture aussi vierge que la mère qui l′avait mise au monde . Je dis donc que, sous ce rapport et sous bien d′autres, notre don Quichotte est digne de perpétuelles et mémorables louanges ; et vraiment, on ne doit pas me les refuser à moi-même pour la peine que j′ai prise et la diligence que j′ai faite dans le but de trouver la fin de cette histoire. Cependant je sais bien que si le ciel, le hasard et la fortune ne m′eussent aidé, le monde restait privé du passe-temps exquis que pourra goûter, presque deux heures durant, celui qui mettra quelque attention à la lire. Voici donc de quelle manière j′en fis la découverte
Estando yo un día en el Alcaná de Toledo , llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero ; y, como yo soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado desta mi natural inclinación, tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía, y vile con caracteres que conocí ser arábigos. Y, puesto que, aunque los conocía, no los sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado que los leyese; y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante, pues, aunque le buscara de otra mejor y más antigua lengua, le hallara . En fin, la suerte me deparó uno, que, diciéndole mi deseo y poniéndole el libro en las manos, le abrió por medio, y, leyendo un poco en él, se comenzó a reír. Me trouvant un jour à Tolède, au marché d′Alcana, je vis un jeune garçon qui venait vendre à un marchand de soieries de vieux cahiers de papier. Comme je me plais beaucoup à lire, et jusqu′aux bribes de papier qu′on jette à la rue, poussé par mon inclination naturelle, je pris un des cahiers que vendait l′enfant, et je vis que les caractères en étaient arabes. Et comme, bien que je les reconnusse, je ne les savais pas lire, je me mis à regarder si je n′apercevais point quelque Morisque espagnolisé qui pût les lire pour moi, et je n′eus pas grande peine à trouver un tel interprète ; car si je l′eusse cherché pour une langue plus sainte et plus ancienne, je l′aurais également trouvé . Enfin, le hasard m′en ayant amené un, je lui expliquai mon désir, et lui remis le livre entre les mains. Il l′ouvrit au milieu, et n′eut pas plutôt lu quelques lignes qu′il se mit à rire.
Preguntéle yo que de qué se reía, y respondióme que de una cosa que tenía aquel libro escrita en el margen por anotación. Díjele que me la dijese; y él, sin dejar la risa, dijo: Je lui demandai pourquoi il riait « C′est, me dit-il, d′une annotation qu′on a mise en marge de ce livre. » Je le priai de me la faire connaître, et lui, sans cesser de rire
-Está, como he dicho , aquí en el margen escrito esto: "Esta Dulcinea del Toboso, tantas veces en esta historia referida, dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha ". « Voilà, reprit-il, ce qui se trouve écrit en marge « Cette Dulcinée du Toboso, dont il est si souvent fait mention dans la présente histoire, eut, dit-on, pour saler les porcs, meilleure main qu′aucune autre femme de la Manche. »
Cuando yo oí decir "Dulcinea del Toboso", quedé atónito y suspenso, porque luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de don Quijote. Con esta imaginación, le di priesa que leyese el principio, y, haciéndolo ansí, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: "Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo ". Mucha discreción fue menester para disimular el contento que recebí cuando llegó a mis oídos el título del libro; y, salteándosele al sedero, compré al muchacho todos los papeles y cartapacios por medio real; que, si él tuviera discreción y supiera lo que yo los deseaba, bien se pudiera prometer y llevar más de seis reales de la compra. Apartéme luego con el morisco por el claustro de la iglesia mayor, y roguéle me volviese aquellos cartapacios, todos los que trataban de don Quijote, en lengua castellana, sin quitarles ni añadirles nada, ofreciéndole la paga que él quisiese. Contentóse con dos arrobas de pasas y dos fanegas de trigo, y prometió de traducirlos bien y fielmente y con mucha brevedad. Pero yo, por facilitar más el negocio y por no dejar de la mano tan buen hallazgo, le truje a mi casa, donde en poco más de mes y medio la tradujo toda del mismo modo que aquí se refiere. Quand j′entendis prononcer le nom de Dulcinée du Toboso, je demeurai surpris et stupéfait, parce qu′aussitôt je m′imaginai que ces paperasses contenaient l′histoire de don Quichotte. Dans cette pensée, je le pressai de lire l′intitulé, et le Morisque , traduisant aussitôt l′arabe en castillan, me dit qu′il était ainsi conçu Histoire de don Quichotte de la Manche, écrite par Cid Hamed Ben-Engéli, historien arabe. Il ne me fallut pas peu de discrétion pour dissimuler la joie que j′éprouvai quand le titre du livre parvint à mon oreille. L′arrachant des mains du marchand de soie, j′achetai au jeune garçon tous ces vieux cahiers pour un demi-réal ; mais s′il eût eu l′esprit de deviner quelle envie j′en avais, il pouvait bien se promettre d′emporter plus de six réaux du marché. M′éloignant bien vite avec le Morisque, je l′emmenai dans le cloître de la cathédrale, et le priai de me traduire en Castillan tous ces cahiers, du moins ceux qui traitaient de don Quichotte, sans rien mettre ni rien omettre, lui offrant d′avance le prix qu′il exigerait. Il se contenta de cinquante livres de raisin sec et de quatre boisseaux de froment, et me promit de les traduire avec autant de promptitude que de fidélité. Mais moi, pour faciliter encore l′affaire, et ne pas me dessaisir d′une si belle trouvaille, j′emmenai le Morisque chez moi, où, dans l′espace d′un peu plus de six semaines, il traduisit toute l′histoire de la manière dont elle est ici rapportée .
Estaba en el primero cartapacio, pintada muy al natural, la batalla de don Quijote con el vizcaíno , puestos en la misma postura que la historia cuenta, levantadas las espadas, el uno cubierto de su rodela, el otro de la almohada, y la mula del vizcaíno tan al vivo, que estaba mostrando ser de alquiler a tiro de ballesta. Tenía a los pies escrito el vizcaíno un título que decía: Don Sancho de Azpetia, que, sin duda, debía de ser su nombre, y a los pies de Rocinante estaba otro que decía: Don Quijote. Estaba Rocinante maravillosamente pintado, tan largo y tendido, tan atenuado y flaco, con tanto espinazo, tan hético confirmado, que mostraba bien al descubierto con cuánta advertencia y propriedad se le había puesto el nombre de Rocinante. Junto a él estaba Sancho Panza, que tenía del cabestro a su asno, a los pies del cual estaba otro rétulo que decía: Sancho Zancas, y debía de ser que tenía, a lo que mostraba la pintura, la barriga grande, el talle corto y las zancas largas; y por esto se le debió de poner nombre de Panza y de Zancas, que con estos dos sobrenombres le llama algunas veces la historia. Otras algunas menudencias había que advertir, pero todas son de poca importancia y que no hacen al caso a la verdadera relación de la historia; que ninguna es mala como sea verdadera. Dans le premier cahier on voyait, peinte au naturel, la bataille de don Quichotte avec le Biscayen ; tous deux dans la posture où l′histoire les avait laissés, les épées hautes, l′un couvert de sa redoutable rondache, l′autre de son coussin. La mule du Biscayen était si frappante qu′on reconnaissait qu′elle était de louage à une portée de mousquet. Le Biscayen avait à ses pieds un écriteau où on lisait Don Sancho de Azpeitia, c′était sans doute son nom ; et aux pieds de Rossinante il y en avait un autre qui disait Don Quichotte. Rossinante était merveilleusement représenté, si long et si roide, si mince et si maigre, avec une échine si saillante et un corps si étique, qu′il témoignait bien hautement avec quelle justesse et quel à-propos on lui avait donné le nom de Rossinante. Près de lui était Sancho Panza, qui tenait son âne par le licou, et au pied duquel on lisait sur un autre écriteau Sancho Zancas. Ce nom venait sans doute de ce qu′il avait, comme le montrait la peinture, le ventre gros, la taille courte, les jambes grêles et cagneuses. C′est de là que durent lui venir les surnoms de Panza et de Zancas, que l′histoire lui donne indifféremment, tantôt l′un, tantôt l′autre . Il y avait bien encore quelques menus détails à remarquer ; mais ils sont de peu d′importance et n′ajoutent rien à la vérité de cette histoire, de laquelle on peut dire que nulle n′est mauvaise, pourvu qu′elle soit véritable.
Si a ésta se le puede poner alguna objeción cerca de su verdad, no podrá ser otra sino haber sido su autor arábigo, siendo muy propio de los de aquella nación ser mentirosos; aunque, por ser tan nuestros enemigos , antes se puede entender haber quedado falto en ella que demasiado . Y ansí me parece a mí, pues, cuando pudiera y debiera estender la pluma en las alabanzas de tan buen caballero, parece que de industria las pasa en silencio . Cosa mal hecha y peor pensada, habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y no nada apasionados, y que ni el interés ni el miedo , el rancor ni la afición, no les hagan torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir . En ésta sé que se hallará todo lo que se acertare a desear en la más apacible; y si algo bueno en ella faltare, para mí tengo que fue por culpa del galgo de su autor , antes que por falta del sujeto. En fin, su segunda parte , siguiendo la tradución, comenzaba desta manera: Si l′on pouvait élever quelque objection contre la sincérité de celle-ci, ce serait uniquement que son auteur fût de race arabe, et qu′il est fort commun aux gens de cette nation d′être menteurs. Mais, d′une autre part, ils sont tellement nos ennemis, qu′on pourrait plutôt l′accuser d′être resté en deçà du vrai que d′avoir été au delà. C′est mon opinion car, lorsqu′il pourrait et devrait s′étendre en louanges sur le compte d′un si bon chevalier, on dirait qu′il les passe exprès sous silence, chose mal faite et plus mal pensée, puisque les historiens doivent être véridiques, ponctuels, jamais passionnés, sans que l′intérêt ni la crainte, la rancune ni l′affection, les fassent écarter du chemin de la vérité, dont la mère est l′histoire, émule du temps, dépôt des actions humaines, témoin du passé, exemple du présent, enseignement de l′avenir. Dans celle-ci, je sais qu′on trouvera tout ce que peut offrir la plus attrayante ; et s′il y manque quelque bonne chose, je crois, à part moi, que ce fut plutôt la faute du chien de l′auteur que celle du sujet . Enfin, suivant la traduction, la seconde partie commençait de la sorte
Puestas y levantadas en alto las cortadoras espadas de los dos valerosos y enojados combatientes, no parecía sino que estaban amenazando al cielo, a la tierra y al abismo ; tal era el denuedo y continente que tenían. Y el primero que fue a descargar el golpe fue el colérico vizcaíno, el cual fue dado con tanta fuerza y tanta furia que, a no volvérsele la espada en el camino, aquel solo golpe fuera bastante para dar fin a su rigurosa contienda y a todas las aventuras de nuestro caballero; mas la buena suerte, que para mayores cosas le tenía guardado, torció la espada de su contrario, de modo que, aunque le acertó en el hombro izquierdo, no le hizo otro daño que desarmarle todo aquel lado, llevándole de camino gran parte de la celada, con la mitad de la oreja; que todo ello con espantosa ruina vino al suelo, dejándole muy maltrecho. À voir lever en l′air les tranchantes épées des deux braves et courroucés combattants, à voir leur contenance et leur résolution, on eût dit qu′ils menaçaient le ciel, la terre et l′abîme. Le premier qui déchargea son coup fut le colérique Biscayen, et ce fut avec tant de force et de fureur, que, si l′épée en tombant ne lui eût tourné dans la main, ce seul coup suffisait pour mettre fin au terrible combat et à toutes les aventures de notre chevalier. Mais sa bonne étoile, qui le réservait pour de plus grandes choses, fit tourner l′épée de son ennemi de manière que, bien qu′elle lui frappât en plein sur l′épaule gauche, elle ne lui fit d′autre mal que de lui désarmer tout ce côté-là, lui emportant de compagnie la moitié de la salade et la moitié de l′oreille ; et tout cela s′écroula par terre avec un épouvantable fracas.
¡Válame Dios, y quién será aquel que buenamente pueda contar ahora la rabia que entró en el corazón de nuestro manchego, viéndose parar de aquella manera! No se diga más, sino que fue de manera que se alzó de nuevo en los estribos, y, apretando más la espada en las dos manos, con tal furia descargó sobre el vizcaíno, acertándole de lleno sobre la almohada y sobre la cabeza, que, sin ser parte tan buena defensa, como si cayera sobre él una montaña, comenzó a echar sangre por las narices, y por la boca y por los oídos, y a dar muestras de caer de la mula abajo, de donde cayera, sin duda, si no se abrazara con el cuello; pero, con todo eso, sacó los pies de los estribos y luego soltó los brazos; y la mula, espantada del terrible golpe, dio a correr por el campo, y a pocos corcovos dio con su dueño en tierra. Vive Dieu ! qui pourrait à cette heure bonnement raconter de quelle rage fut saisi le cœur de notre Manchois, quand il se vit traiter de la sorte ? On ne peut rien dire de plus, sinon qu′il se hissa de nouveau sur ses étriers, et, serrant son épée dans ses deux mains, il la déchargea sur le Biscayen avec une telle furie, en l′attrapant en plein sur le coussin et sur la tête, que, malgré cette bonne défense, et comme si une montagne se fût écroulée sur lui, celui-ci commença à jeter le sang par le nez, par la bouche et par les oreilles, faisant mine de tomber de la mule en bas, ce qui était infaillible s′il ne se fût accroché par les bras à son cou. Mais cependant ses pieds quittèrent les étriers, bientôt après ses bras s′étendirent, et la mule, épouvantée de ce terrible coup, se mettant à courir à travers les champs, en trois ou quatre bonds jeta son cavalier par terre.
Estábaselo con mucho sosiego mirando don Quijote, y, como lo vio caer, saltó de su caballo y con mucha ligereza se llegó a él, y, poniéndole la punta de la espada en los ojos , le dijo que se rindiese; si no, que le cortaría la cabeza. Estaba el vizcaíno tan turbado que no podía responder palabra, y él lo pasara mal, según estaba ciego don Quijote, si las señoras del coche, que hasta entonces con gran desmayo habían mirado la pendencia, no fueran adonde estaba y le pidieran con mucho encarecimiento les hiciese tan gran merced y favor de perdonar la vida a aquel su escudero. A lo cual don Quijote respondió, con mucho entono y gravedad. Don Quichotte le regardait avec un merveilleux sang-froid : dès qu′il le vit tomber, il sauta de cheval, accourut légèrement, et, lui mettant la pointe de l′épée entre les deux yeux, il lui cria de se rendre ou qu′il lui couperait la tête. Le Biscayen était trop étourdi pour pouvoir répondre un seul mot ; et son affaire était faite, tant la colère aveuglait don Quichotte, si les dames du carrosse, qui jusqu′alors avaient regardé le combat tout éperdues, ne fussent accourues auprès de lui, et ne l′eussent supplié de faire, par faveur insigne, grâce de la vie à leur écuyer. À cela, don Quichotte répondit avec beaucoup de gravité et de hauteur :
-Por cierto, fermosas señoras, yo soy muy contento de hacer lo que me pedís; mas ha de ser con una condición y concierto, y es que este caballero me ha de prometer de ir al lugar del Toboso y presentarse de mi parte ante la sin par doña Dulcinea, para que ella haga dél lo que más fuere de su voluntad. « Assurément, mes belles dames, je suis ravi de faire ce que vous me demandez ; mais c′est à une condition, et moyennant l′arrangement que voici : que ce chevalier me promette d′aller au village du Toboso, et de se présenter de ma part devant la sans pareille Dulcinée, pour qu′elle dispose de lui tout à sa guise. »
La temerosa y desconsolada señora, sin entrar en cuenta de lo que don Quijote pedía, y sin preguntar quién Dulcinea fuese, le prometió que el escudero haría todo aquello que de su parte le fuese mandado. Tremblantes et larmoyantes, ces dames promirent bien vite, sans se faire expliquer ce que demandait don Quichotte, et sans s′informer même de ce qu′était Dulcinée, que leur écuyer ferait ponctuellement tout ce qui lui serait ordonné.
-Pues en fe de esa palabra , yo no le haré más daño, puesto que me lo tenía bien merecido. « Eh bien ! reprit don Quichotte, sur la foi de cette parole, je consens à lui laisser la vie, bien qu′il ait mérité la mort. »







I. Capítulo X. De los graciosos razonamientos que pasaron entre don Quijote y Sancho Panza, su escudero

Chapitre X Du gracieux entretien qu′eurent don Quichotte et Sancho Panza, son écuyer

Ya en este tiempo se había levantado Sancho Panza, algo maltratado de los mozos de los frailes , y había estado atento a la batalla de su señor don Quijote, y rogaba a Dios en su corazón fuese servido de darle vitoria y que en ella ganase alguna ínsula de donde le hiciese gobernador, como se lo había prometido. Viendo, pues, ya acabada la pendencia, y que su amo volvía a subir sobre Rocinante, llegó a tenerle el estribo; y antes que subiese se hincó de rodillas delante dél, y, asiéndole de la mano, se la besó y le dijo: Il y avait déjà quelque temps que Sancho Panza s′était relevé, un peu maltraité par les valets des moines, et, spectateur attentif de la bataille que livrait son seigneur don Quichotte, il priait Dieu du fond de son cœur de vouloir bien donner à celui-ci la victoire pour qu′il y gagnât quelque île et l′en fît gouverneur suivant sa promesse formelle. Voyant donc le combat terminé, et son maître prêt à remonter sur Rossinante, il accourut lui tenir l′étrier ; mais avant de le laisser monter à cheval, il se mit à genoux devant lui, lui prit la main, la baisa, et lui dit :
-Sea vuestra merced servido, señor don Quijote mío, de darme el gobierno de la ínsula que en esta rigurosa pendencia se ha ganado; que, por grande que sea, yo me siento con fuerzas de saberla gobernar tal y tan bien como otro que haya gobernado ínsulas en el mundo. « Que Votre Grâce, mon bon seigneur don Quichotte, veuille bien me donner le gouvernement de l′île que vous avez gagnée dans cette formidable bataille ; car, si grande qu′elle puisse être, je me sens de force à la savoir gouverner aussi bien que quiconque s′est jamais mêlé de gouverner des îles en ce monde. »
A lo cual respondió don Quijote. À cela don Quichotte répondit
-Advertid, hermano Sancho , que esta aventura y las a ésta semejantes no son aventuras de ínsulas, sino de encrucijadas, en las cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza o una oreja menos. Tened paciencia, que aventuras se ofrecerán donde no solamente os pueda hacer gobernador, sino más adelante. « Prenez garde, mon frère Sancho, que cette aventure et celles qui lui ressemblent ne sont pas aventures d′îles, mais de croisières de grandes routes, où l′on ne gagne guère autre chose que s′en aller la tête cassée, ou avec une oreille de moins. Mais prenez patience, et d′autres aventures s′offriront où je pourrai vous faire non-seulement gouverneur, mais quelque chose de mieux encore. »
Agradecióselo mucho Sancho, y, besándole otra vez la mano y la falda de la loriga , le ayudó a subir sobre Rocinante; y él subió sobre su asno y comenzó a seguir a su señor, que, a paso tirado, sin despedirse ni hablar más con las del coche, se entró por un bosque que allí junto estaba. Seguíale Sancho a todo el trote de su jumento, pero caminaba tanto Rocinante que, viéndose quedar atrás, le fue forzoso dar voces a su amo que se aguardase. Hízolo así don Quijote, teniendo las riendas a Rocinante hasta que llegase su cansado escudero, el cual, en llegando, le dijo. Sancho se confondit en remerciements, et, après avoir encore une fois baisé la main de don Quichotte et le pan de sa cotte de mailles, il l′aida à monter sur Rossinante, puis il enjamba son âne, et se mit à suivre son maître, lequel, s′éloignant à grands pas, sans prendre congé des dames du carrosse, entra dans un bois qui se trouvait près de là. Sancho le suivait de tout le trot de sa bête ; mais Rossinante cheminait si lestement, que, se voyant en arrière, force lui fut de crier à son maître de l′attendre. Don Quichotte retint la bride à Rossinante, et s′arrêta jusqu′à ce que son traînard d′écuyer l′eût rejoint.
-Paréceme, señor, que sería acertado irnos a retraer a alguna iglesia; que, según quedó maltrecho aquel con quien os combatistes, no será mucho que den noticia del caso a la Santa Hermandad y nos prendan; y a fe que si lo hacen, que primero que salgamos de la cárcel que nos ha de sudar el hopo . « Il me semble, seigneur, dit ce dernier en arrivant, que nous ferions bien d′aller prendre asile dans quelque église ; car ces hommes contre qui vous avez combattu sont restés en si piteux état, qu′on pourrait bien donner vent de l′affaire à la Sainte-Hermandad , et nous mettre dedans. Et, par ma foi, s′il en était ainsi, avant de sortir de prison, nous aurions à faire feu des quatre pieds.
-Calla -dijo don Quijote-. Y ¿dónde has visto tú, o leído jamás, que caballero andante haya sido puesto ante la justicia, por más homicidios que hubiese cometido. – Tais-toi, reprit don Quichotte ; où donc as-tu jamais vu ou lu qu′un chevalier errant ait été traduit devant la justice, quelque nombre d′homicides qu′il eût commis ?
-Yo no sé nada de omecillos -respondió Sancho-, ni en mi vida le caté a ninguno ; sólo sé que la Santa Hermandad tiene que ver con los que pelean en el campo, y en esotro no me entremeto. – Je ne sais rien en fait d′homéciles, répondit Sancho et de ma vie ne l′ai essayé sur personne ; mais je sais bien que ceux qui se battent au milieu des champs ont affaire à la Sainte-Hermandad, et c′est de cela que je ne veux pas me mêler.
-Pues no tengas pena, amigo,respondió don Quijote, que yo te sacaré de las manos de los caldeos cuanto más de las de la Hermandad. Pero dime, por tu vida: ¿has visto más vale roso caballero que yo en todo lo descubierto de la tierra? ¿Has leído en historias otro que tenga ni haya tenido más brío en acometer, más aliento en el perseverar, más destreza en el herir, ni más maña en el derribar. – Eh bien ! ne te mets pas en peine, mon ami, répondit don Quichotte ; je te tirerai, s′il le faut, des mains des Philistins, à plus forte raison de celles de la Sainte-Hermandad. Mais, dis-moi, par ta vie ! as-tu vu plus vaillant chevalier que moi sur toute la surface de la terre ? As-tu lu dans les histoires qu′un autre ait eu plus d′intrépidité dans l′attaque, plus de résolution dans la défense, plus d′adresse à porter les coups, plus de promptitude à culbuter l′ennemi ?
-La verdad sea -respondió Sancho- que yo no he leído ninguna historia jamás, porque ni sé leer ni escrebir; mas lo que osaré apostar es que más atrevido amo que vuestra merced yo no le he servido en todos los días de mi vida, y quiera Dios que estos atrevimientos no se paguen donde tengo dicho. Lo que le ruego a vuestra merced es que se cure, que le va mucha sangre de esa oreja; que aquí traigo hilas y un poco de ungüento blanco en las alforjas. – La vérité est, répliqua Sancho, que je n′ai jamais lu d′histoire, car je ne sais ni lire ni écrire ; mais ce que j′oserai bien gager, c′est qu′en tous les jours de ma vie, je n′ai pas servi un maître plus hardi que Votre Grâce ; et Dieu veuille que ces hardiesses ne se payent pas comme j′ai déjà dit. Mais ce que je prie Votre Grâce de faire à cette heure, c′est de se panser, car elle perd bien du sang par cette oreille. J′ai dans le bissac de la charpie et un peu d′onguent blanc.
-Todo eso fuera bien escusado -respondió don Quijote- si a mí se me acordara de hacer una redoma del bálsamo de Fierabrás , que con sola una gota se ahorraran tiempo y medicinas. – Tout cela serait bien inutile, répondit don Quichotte, si je m′étais souvenu de faire une fiole du baume de Fierabras ; il n′en faudrait qu′une goutte pour épargner le temps et les remèdes.
-¿Qué redoma y qué bálsamo es ése? -dijo Sancho Panza. – Quelle fiole et quel baume est-ce là ? demanda Sancho.
-Es un bálsamo -respondió don Quijote- de quien tengo la receta en la memoria , con el cual no hay que tener temor a la muerte, ni hay pensar morir de ferida alguna. Y ansí, cuando yo le haga y te le dé, no tienes más que hacer sino que, cuando vieres que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo (como muchas veces suele acontecer) , bonitamente la parte del cuerpo que hubiere caído en el suelo, y con mucha sotileza, antes que la sangre se yele, la pondrás sobre la otra mitad que quedare en la silla, advirtiendo de encajallo igualmente y al justo . luego me darás a beber solos dos tragos del bálsamo que he dicho, y verásme quedar más sano que una manzana . – C′est un baume, répondit don Quichotte, dont je sais la recette par cœur, avec lequel il ne faut plus avoir peur de la mort, ni craindre de mourir d′aucune blessure. Aussi, quand je l′aurai composé et que je te le donnerai à tenir, tu n′auras rien de mieux à faire, si tu vois que, dans quelque bataille, on m′a fendu par le milieu du corps, comme il nous arrive maintes et maintes fois, que de ramasser bien proprement la partie du corps qui sera tombée par terre ; puis, avant que le sang soit gelé, tu la replaceras avec adresse sur l′autre moitié qui sera restée en selle, mais en prenant soin de les ajuster et de les emboîter bien exactement ; ensuite tu me donneras à boire seulement deux gorgées du baume, et tu me verras revenir plus sain et plus frais qu′une pomme de reinette.
-Si eso hay -dijo Panza-, yo renuncio desde aquí el gobierno de la prometida ínsula, y no quiero otra cosa, en pago de mis muchos y buenos servicios , sino que vuestra merced me dé la receta de ese estremado licor; que para mí tengo que valdrá la onza adondequiera más de a dos reales, y no he menester yo más para pasar esta vida honrada y descansadamente. Pero es de saber agora si tiene mucha costa el hacelle. – S′il en est ainsi, reprit Sancho, je renonce dès maintenant au gouvernement de l′île promise, et je ne veux pas autre chose pour payement de mes bons et nombreux services, sinon que Votre Grâce me donne la recette de cette merveilleuse liqueur ; car je m′imagine qu′en tout pays elle vaudra bien deux réaux l′once, et c′est tout ce qu′il me faut pour passer cette vie en repos et en joie. Mais il reste à savoir si la façon en est bien chère.
-Con menos de tres reales se pueden hacer tres azumbres -respondió don Quijote. – Pour moins de trois réaux, reprit don Quichotte, on en peut faire plus de trois pintes.
-Pecador de mí , replicó Sancho, ¿pues a qué aguarda vuestra merced a hacelle y a enseñármele. – Par la vie du Christ ! s′écria Sancho, qu′attend donc Votre Grâce, pour le faire et pour me l′apprendre ?
-Calla, amigo -respondió don Quijote-, que mayores secretos pienso enseñarte y mayores mercedes hacerte; y, por agora, curémonos, que la oreja me duele más de lo que yo quisiera. – Paix, paix, ami ! répondit don Quichotte ; je t′enseignerai, j′espère, de bien plus grands secrets, et te ferai de bien plus grandes faveurs ; mais pansons maintenant mon oreille, car elle me fait plus de mal que je ne voudrais. »
Sacó Sancho de las alforjas hilas y ungüento; mas, cuando don Quijote llegó a ver rota su celada, pensó perder el juicio, y puesta la mano en la espada , y alzando los ojos al cielo, dijo. Sancho tira du bissac de la charpie et de l′onguent. Mais quand don Quichotte vint à s′apercevoir que sa salade était brisée, peu s′en fallut qu′il ne perdît l′esprit. Portant la main à son épée et levant les yeux au ciel, il s′écria
-Yo hago juramento al Criador de todas las cosas y a los santos cuatro Evangelios, donde más largamente están escritos , de hacer la vida que hizo el grande marqués de Mantua cuando juró de vengar la muerte de su sobrino Valdovinos, que fue de no comer pan a manteles , ni con su mujer folgar, y otras cosas que, aunque dellas no me acuerdo, las doy aquí por expresadas, hasta tomar entera venganza del que tal desaguisado me fizo. « Je fais serment au Créateur de toutes choses, et sur les quatre saints Évangiles, de mener la vie que mena le grand marquis de Mantoue, lorsqu′il jura de venger la mort de son neveu Baudouin, c′est-à-dire de ne pas manger pain sur table, de ne pas folâtrer avec sa femme et de s′abstenir d′autres choses (lesquelles, bien que je ne m′en souvienne pas, je tiens pour comprises dans mon serment), jusqu′à ce que j′aie tiré pleine vengeance de celui qui m′a fait un tel préjudice. »
Oyendo esto Sancho, le dijo. Sancho, entendant cela, l′interrompit
-Advierta vuestra merced, señor don Quijote, que si el caballero cumplió lo que se le dejó ordenado de irse a presentar ante mi señora Dulcinea del Toboso, ya habrá cumplido con lo que debía, y no merece otra pena si no comete nuevo delito. « Que Votre Grâce fasse attention, dit-il, seigneur don Quichotte, que si le chevalier vaincu s′est acquitté de l′ordre qu′il a reçu, en allant se présenter devant ma dame Dulcinée du Toboso, il doit être quitte et déchargé, et ne mérite plus d′autre peine qu′il ne commette d′autre délit.
-Has hablado y apuntado muy bien -respondió don Quijote-; y así, anulo el juramento en cuanto lo que toca a tomar dél nueva venganza; pero hágole y confírmole de nuevo de hacer la vida que he dicho, hasta tanto que quite por fuerza otra celada tal y tan buena como ésta a algún caballero. Y no pienses, Sancho, que así a humo de pajas hago esto, que bien tengo a quien imitar en ello ; que esto mismo pasó, al pie de la letra, sobre el yelmo de Mambrino, que tan caro le costó a Sacripante . – Tu as parlé comme un oracle et touché le vrai point, répondit don Quichotte ; ainsi j′annule mon serment en ce qui touche la vengeance à tirer du coupable ; mais je le refais, le répète et le confirme de nouveau, quant à mener la vie que j′ai dite, jusqu′à ce que j′enlève par force, à quelque chevalier, une salade aussi belle et aussi bonne que celle-ci. Et ne t′avise pas de croire, Sancho, que je parle à l′étourdie ; car je ne suis pas sans modèle en ce que je fais, et c′est ce qui se passa au pied de la lettre à propos de l′armet de Mambrin, qui coûta si cher à Sacripant< .
-Que dé al diablo vuestra merced tales juramentos, señor mío -replicó Sancho-; que son muy en daño de la salud y muy en perjuicio de la conciencia. Si no, dígame ahora: si acaso en muchos días no topamos hombre armado con celada, ¿qué hemos de hacer? ¿Hase de cumplir el juramento, a despecho de tantos inconvenientes e incomodidades, como será el dormir vestido, y el no dormir en poblado , y otras mil penitencias que contenía el juramento de aquel loco viejo del marqués de Mantua, que vuestra merced quiere revalidar ahora? Mire vuestra merced bien, que por todos estos caminos no andan hombres armados, sino arrieros y carreteros, que no sólo no traen celadas, pero quizá no las han oído nombrar en todos los días de su vida. – Croyez-moi, monseigneur, répliqua Sancho, que Votre Grâce donne au diable de tels serments, qui nuisent à la santé autant qu′ils troublent la conscience. Sinon, dites-moi nous n′avons, par hasard, qu′à passer plusieurs jours sans rencontrer d′homme armé et coiffé de salade, que ferons-nous dans ce cas ? Faudra-t-il accomplir le serment malgré tant d′inconvénients et d′incommodités, comme de dormir tout vêtu, de ne pas coucher en lieu habité, et mille autres pénitences que contenait le serment de ce vieux fou de marquis de Mantoue, que Votre Grâce veut ratifier à présent ? Prenez donc garde qu′il ne passe pas d′hommes armés par ces chemins-ci, mais bien des muletiers et des charretiers, qui non-seulement ne portent pas de salades, mais peut-être n′en ont pas entendu seulement le nom en tous les jours de leur vie.
-Engáñaste en eso -dijo don Quijote-, porque no habremos estado dos horas por estas encrucijadas, cuando veamos más armados que los que vinieron sobre Albraca a la conquista de Angélica la Bella. – C′est en cela que tu te trompes, reprit don Quichotte ; car nous n′aurons pas cheminé deux heures par ces croisières de routes que nous y verrons plus de gens armés qu′il n′en vint devant la citadelle d′Albraque, à la conquête d′Angélique la Belle .
-Alto, pues; sea ansí -dijo Sancho-, y a Dios prazga que nos suceda bien, y que se llegue ya el tiempo de ganar esta ínsula que tan cara me cuest a, y muérame yo luego. – Paix donc, et ainsi soit-il ! répondit Sancho ; Dieu permette que tout aille bien, et que le temps vienne de gagner cette île qui me coûte déjà si cher, dussé-je en mourir de joie !
-Ya te he dicho, Sancho, que no te dé eso cuidado alguno; que, cuando faltare ínsula, ahí está el reino de Dinamarca o el de Sobradisa , que te vendrán como anillo al dedo; y más, que, por ser en tierra firme, te debes más alegrar. Pero dejemos esto para su tiempo, y mira si traes algo en esas alforjas que comamos, porque vamos luego en busca de algún castillo donde alojemos esta noche y hagamos el bálsamo que te he dicho; porque yo te voto a Dios que me va doliendo mucho la oreja. – Je t′ai déjà dit, Sancho, reprit don Quichotte, de ne pas te mettre en souci de cela. Si nous manquons d′îles, voici le royaume de Dinamarque ou celui de Sobradise , qui t′iront comme une bague au doigt, d′autant mieux qu′étant en terre ferme, ils doivent te convenir davantage. Mais laissons chaque chose à son temps, et regarde dans ce bissac si tu n′aurais rien à manger, afin d′aller ensuite à la recherche de quelque château où nous puissions loger cette nuit, et faire le baume dont je t′ai parlé ; car je jure Dieu que l′oreille me cuit cruellement.
-Aquí trayo una cebolla, y un poco de queso y no sé cuántos mendrugos de pan -dijo Sancho-, pero no son manjares que pertenecen a tan valiente caballero como vuestra merced. – J′ai bien ici, répondit Sancho, un oignon, un peu de fromage, et je ne sais combien de vieilles croûtes de pain ; mais ce ne sont pas des mets à l′usage d′un aussi vaillant chevalier que Votre Grâce.
-¡Qué mal lo entiendes! -respondió don Quijote-. Hágote saber, Sancho, que es honra de los caballeros andantes no comer en un mes; y, ya que coman, sea de aquello que hallaren más a mano; y esto se te hiciera cierto si hubieras leído tantas historias como yo; que, aunque han sido muchas, en todas ellas no he hallado hecha relación de que los caballeros andantes comiesen, si no era acaso y en algunos suntuosos banquetes que les hacían, y los demás días se los pasaban en flores . Y, aunque se deja entender que no podían pasar sin comer y sin hacer todos los otros menesteres naturales, porque, en efecto, eran hombres como nosotros, hase de entender también que, andando lo más del tiempo de su vida por las florestas y despoblados, y sin cocinero, que su más ordinaria comida sería de viandas rústicas, tales como las que tú ahora me ofreces. Así que, Sancho amigo, no te congoje lo que a mí me da gusto. Ni querrás tú hacer mundo nuevo, ni sacar la caballería andante de sus quicios. – Que tu entends mal les choses ! répondit don Quichotte. Apprends donc, Sancho, que c′est la gloire des chevaliers errants de ne pas manger d′un mois ; et, s′ils mangent, de prendre tout ce qui se trouve sous la main. De cela tu ne ferais aucun doute, si tu avais lu autant d′histoires que moi. Quel qu′en ait été le nombre, je n′y ai pas trouvé la moindre mention que les chevaliers errants mangeassent, si ce n′est par hasard et dans quelques somptueux banquets qu′on leur offrait ; mais, le reste du temps, ils vivaient de l′air qui court. Et, bien qu′il faille entendre qu′ils ne pouvaient passer la vie sans manger et sans satisfaire les autres nécessités naturelles, car, en effet, ils étaient hommes comme nous, il faut entendre aussi que, passant la vie presque entière dans les déserts et les forêts, sans cuisinier, bien entendu, leurs repas ordinaires devaient être des mets rustiques, comme ceux que tu m′offres à présent. Ainsi donc, ami Sancho, ne t′afflige pas de ce qui me fait plaisir, et n′essaye pas de rendre le monde neuf, ni d′ôter de ses gonds la chevalerie errante.
-Perdóneme vuestra merced -dijo Sancho-; que, como yo no sé leer ni escrebir, como otra vez he dicho, no sé ni he caído en las reglas de la profesión caballeresca; y, de aquí adelante, yo proveeré las alforjas de todo género de fruta seca para vuestra merced, que es caballero, y para mí las proveeré, pues no lo soy, de otras cosas volátiles y de más sustancia. – Excusez-moi, reprit Sancho ; car, ne sachant ni lire ni écrire, comme je l′ai déjà dit à Votre Grâce, je n′ai pas eu connaissance des règles de la profession chevaleresque ; mais, dorénavant, je pourvoirai le bissac de toutes espèces de fruits secs pour Votre Grâce, qui est chevalier ; et pour moi, qui ne le suis pas, je le pourvoirai d′autres objets volatiles et plus nourrissants.
-No digo yo, Sancho, replicó don Quijote, que sea forzoso a los caballeros andantes no comer otra cosa sino esas frutas que dices, sino que su más ordinario sustento debía de ser dellas, y de algunas yerbas que hallaban por los campos que ellos conocían y yo también conozco. – Je ne dis pas, Sancho, répliqua don Quichotte, qu′il soit obligatoire aux chevaliers errants de ne manger autre chose que les fruits dont tu parles ; mais que leurs aliments les plus ordinaires devaient être ces fruits et quelques herbes qu′ils trouvaient au milieu des champs, lesquelles herbes ils savaient reconnaître, ce que je sais aussi bien qu′eux.
-Virtud es -respondió Sancho- conocer esas yerbas; que, según yo me voy imaginando, algún día será menester usar de ese conocimiento. – C′est une grande vertu, répondit Sancho, que de connaître ces herbes ; car, à ce que je vais m′imaginant, nous aurons besoin quelque jour de mettre cette connaissance à profit. »
Y, sacando, en esto, lo que dijo que traía, comieron los dos en buena paz y compaña. Pero, deseosos de buscar donde alojar aquella noche, acabaron con mucha brevedad su pobre y seca comida. Subieron luego a caballo, y diéronse priesa por llegar a poblado antes que anocheciese; pero faltóles el sol, y la esperanza de alcanzar lo que deseaban, junto a unas chozas de unos cabreros, y así, determinaron de pasarla allí ; que cuanto fue de pesadumbre para Sancho no llegar a poblado, fue de contento para su amo dormirla al cielo descubierto, por parecerle que cada vez que esto le sucedía era hacer un acto posesivo que facilitaba la prueba de su caballería. Et, tirant en même temps du bissac ce qu′il avait dit y porter, ils se mirent à dîner tous deux en paisible et bonne compagnie. Mais désirant trouver un gîte pour la nuit, ils dépêchèrent promptement leur sec et pauvre repas. Ils remontèrent ensuite à cheval, et se donnèrent hâte pour arriver à quelque habitation avant la chute du jour ; mais le soleil leur manqua, et avec lui l′espérance d′atteindre ce qu′ils cherchaient, près de quelques huttes de chevriers. Ils se décidèrent donc à y passer la nuit ; et autant Sancho s′affligea de n′avoir pas trouvé l′abri d′une maison, autant son maître se réjouit de dormir à la belle étoile, parce qu′il lui semblait, chaque fois qu′il lui arrivait pareille chose, qu′il faisait un nouvel acte de possession, et justifiait d′une nouvelle preuve dans l′ordre de sa chevalerie.






I. Capítulo XI. De lo que le sucedió a Don Quijote con unos cabreros

Chapitre XI De ce qui arriva à don Quichotte avec des chevriers

Fue recogido de los cabreros con buen ánimo ; y, habiendo Sancho, lo mejor que pudo, acomodado a Rocinante y a su jumento, se fue tras el olor que despedían de sí ciertos tasajos de cabra que hirviendo al fuego en un caldero estaban; y, aunque él quisiera en aquel mesmo punto ver si estaban en sazón de trasladarlos del caldero al estómago, lo dejó de hacer, porque los cabreros los quitaron del fuego, y, tendiendo por el suelo unas pieles de ovejas, aderezaron con mucha priesa su rústica mesa y convidaron a los dos, con muestras de muy buena voluntad, con lo que tenían. Sentáronse a la redonda de las pieles seis dellos, que eran los que en la majada había, habiendo primero con groseras ceremonias rogado a don Quijote que se sentase sobre un dornajo que vuelto del revés le pusieron. Sentóse don Quijote, y quedábase Sancho en pie para servirle la copa, que era hecha de cuerno. Viéndole en pie su amo, le dijo: Notre héros reçut des chevriers un bon accueil ; et Sancho, ayant accommodé du mieux qu′il put pour la nuit Rossinante et son âne, flaira et découvrit, au fumet qu′ils répandaient, certains quartiers de chevreau qui bouillaient devant le feu dans une marmite. Il aurait voulu, à l′instant même, voir s′ils étaient cuits assez à point pour les transvaser de la marmite en son estomac ; mais les chevriers lui en épargnèrent la peine. Ils les tirèrent du feu ; puis, étendant sur la terre quelques peaux de moutons, ils dressèrent en diligence leur table rustique, et convièrent de bon cœur les deux étrangers à partager leurs provisions. Six d′entre eux, qui se trouvaient dans la bergerie, s′accroupirent à l′entour des peaux, après avoir prié don Quichotte, avec de grossières cérémonies, de s′asseoir sur une auge en bois qu′ils avaient renversées pour lui servir de siége. Don Quichotte s′assit, et Sancho resta debout pour lui servir à boire dans une coupe qui n′était pas de cristal, mais de corne. Son maître, le voyant debout, lui dit
-Porque veas, Sancho, el bien que en sí encierra la andante caballería, y cuán a pique están los que en cualquiera ministerio della se ejercitan de venir brevemente a ser honrados y estimados del mundo, quiero que aquí a mi lado y en compañía desta buena gente te sientes, y que seas una mesma cosa conmigo, que soy tu amo y natural señor; que comas en mi plato y bebas por donde yo bebiere; porque de la caballería andante se puede decir lo mesmo que del amor se dice: que todas las cosas iguala. « Pour que tu voies, Sancho, tout le bien qu′enferme en soi la chevalerie errante, et combien ceux qui en exercent quelque ministère que ce soit sont toujours sur le point d′être honorés et estimés dans le monde, je veux qu′ici, à mon côté, et en compagnie de ces braves gens, tu viennes t′asseoir, et que tu ne fasses qu′un avec moi, qui suis ton maître et seigneur naturel, que tu manges dans mon assiette, que tu boives dans ma coupe ; car on peut dire de la chevalerie errante précisément ce qu′on dit de l′amour, qu′elle égalise toutes choses.
-¡Gran merced! -dijo Sancho- ; pero sé decir a vuestra merced que, como yo tuviese bien de comer, tan bien y mejor me lo comería en pie y a mis solas como sentado a par de un emperador. Y aun, si va a decir verdad, mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón, sin melindres ni respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas donde me sea forzoso mascar despacio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornudar ni toser si me viene gana, ni hacer otras cosas que la soledad y la libertad traen consigo . Ansí que, señor mío, estas honras que vuestra merced quiere darme por ser ministro y adherente de la caballería andante , como lo soy siendo escudero de vuestra merced, conviértalas en otras cosas que me sean de más cómodo y provecho; que éstas, aunque las doy por bien recebidas, las renuncio para desde aquí al fin del mundo. – Grand merci ! répondit Sancho. Mais je puis dire à Votre Grâce que pourvu que j′aie de quoi bien manger, je m′en rassasie, debout et à part moi, aussi bien et mieux qu′assis de pair avec un empereur. Et même, s′il faut dire toute la vérité, je trouve bien plus de goût à ce que je mange dans mon coin, sans contrainte et sans façons, ne fût-ce qu′un oignon sur du pain, qu′aux dindons gras des autres tables où il faut mâcher doucement, boire à petits coups, s′essuyer à toute minute ; où l′on ne peut ni tousser, ni éternuer, quand l′envie vous en prend, ni faire autre chose enfin que permettent la solitude et la liberté. Ainsi donc, mon seigneur, ces honneurs que Votre Grâce veut me faire comme membre adhérent de la chevalerie errante, ayez la bonté de les changer en autres choses qui me soient plus à profit et à commodité ; car ces honneurs, quoique je les tienne pour bien reçus, j′y renonce pour d′ici à la fin du monde.
-Con todo eso, te has de sentar ; porque a quien se humilla, Dios le ensalza. – Avec tout cela, reprit don Quichotte, il faut que tu t′assoies, car celui qui s′humilie, Dieu l′élève. »
Y, asiéndole por el brazo, le forzó a que junto dél se sentase. Et, le prenant par le bras, il le fit asseoir, par force, à côté de lui.
No entendían los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes, y no hacían otra cosa que comer y callar, y mirar a sus huéspedes, que, con mucho donaire y gana, embaulaban tasajo como el puño . Acabado el servicio de carne, tendieron sobre las zaleas gran cantidad de bellotas avellanadas, y juntamente pusieron un medio queso, más duro que si fuera hecho de argamasa. No estaba, en esto, ocioso el cuerno, porque andaba a la redonda tan a menudo (ya lleno, ya vacío, como arcaduz de noria) que con facilidad vació un zaque de dos que estaban de manifiesto. Después que don Quijote hubo bien satisfecho su estómago, tomó un puño de bellotas en la mano, y, mirándolas atentamente, soltó la voz a semejantes razones. Les chevriers n′entendaient rien à ce jargon d′écuyers et de chevaliers errants, et ne faisaient autre chose que se taire, manger et regarder leurs hôtes, qui, d′aussi bonne grâce que de bon appétit, avalaient des morceaux gros comme le poing. Quand le service des viandes fut achevé, ils étalèrent sur les nappes de peaux une grande quantité de glands doux, et mirent au milieu un demi-fromage, aussi dur que s′il eût été fait de mortier. Pendant ce temps, la corne ne restait pas oisive ; car elle tournait si vite à la ronde, tantôt pleine, tantôt vide, comme les pots d′une roue à chapelet, qu′elle eut bientôt desséché une outre, de deux qui étaient en évidence. Après que don Quichotte eut pleinement satisfait son estomac, il prit une poignée de glands dans sa main, et, les regardant avec attention, il se mit à parler de la sorte
-Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario, para alcanzar su ordinario sustento, tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo. Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero, en trenza y en cabello , sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra; y no eran sus adornos de los que ahora se usan, a quien la púrpura de Tiro y la por tantos modos martirizada seda encarecen, sino de algunas hojas verdes de lampazos y yedra entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas como van agora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se decoraban los concetos amorosos del alma simple y sencillamente, del mesmo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso rodeo de palabras para encarecerlos. No había la fraude , el engaño ni la malicia mezcládose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus proprios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había qué juzgar, ni quién fuese juzgado. Las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequiera, solas y señeras , sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento le menoscabasen, y su perdición nacía de su gusto y propria voluntad. Y agora, en estos nuestros detestables siglos, no está segura ninguna, aunque la oculte y cierre otro nuevo laberinto como el de Creta ; porque allí, por los resquicios o por el aire, con el celo de la maldita solicitud, se les entra la amorosa pestilencia y les hace dar con todo su recogimiento al traste. Para cuya seguridad, andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes, para defender las doncellas , amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos. Desta orden soy yo, hermanos cabreros, a quien agradezco el gasaje y buen acogimiento que hacéis a mí y a mi escudero; que, aunque por ley natural están todos los que viven obligados a favorecer a los caballeros andantes, todavía, por saber que sin saber vosotros esta obligación me acogistes y regalastes, es razón que, con la voluntad a mí posible, os agradezca la vuestra. « Heureux âge, dit-il, et siècles heureux, ceux auxquels les anciens donnèrent le nom d′âge d′or, non point parce que ce métal, qui s′estime tant dans notre âge de fer, se recueillit sans aucune peine à cette époque fortunée, mais parce qu′alors ceux qui vivaient ignoraient ces deux mots, tien et mien ! En ce saint âge, toutes choses étaient communes. Pour se procurer l′ordinaire soutien de la vie, personne, parmi les hommes, n′avait d′autre peine à prendre que celle d′étendre la main, et de cueillir sa nourriture aux branches des robustes chênes, qui les conviaient libéralement au festin de leurs fruits doux et mûrs. Les claires fontaines et les fleuves rapides leur offraient en magnifique abondance des eaux limpides et délicieuses. Dans les fentes des rochers, et dans le creux des arbres, les diligentes abeilles établissaient leurs républiques, offrant sans nul intérêt, à la main du premier venu, la fertile moisson de leur doux labeur. Les liéges vigoureux se dépouillaient d′eux-mêmes, et par pure courtoisie, des larges écorces dont on commençait à couvrir les cabanes, élevées sur des poteaux rustiques, et seulement pour se garantir de l′inclémence du ciel. Tout alors était paix, amitié, concorde. Le soc aigu de la pesante charrue n′osait point encore ouvrir et déchirer les pieuses entrailles de notre première mère ; car, sans y être forcée, elle offrait, sur tous les points de son sein spacieux et fertile, ce qui pouvait alimenter, satisfaire et réjouir les enfants qu′elle y portait alors . Alors aussi les simples et folâtres bergerettes s′en allaient de vallée en vallée et de colline en colline, la tête nue, les cheveux tressés, sans autres vêtements que ceux qui sont nécessaires pour couvrir pudiquement ce que la pudeur veut et voulut toujours tenir couvert ; et leurs atours n′étaient pas de ceux dont on use à présent, où la soie de mille façons martyrisée se rehausse et s′enrichit de la pourpre de Tyr ; c′étaient des feuilles entrelacées de bardane et de lierre, avec lesquelles, peut-être, elles allaient aussi pompeuses et parées que le sont aujourd′hui nos dames de la cour avec les étranges et galantes inventions que leur a enseignées l′oisive curiosité. Alors les amoureux mouvements de l′âme se montraient avec ingénuité, comme elle les ressentait, et ne cherchaient pas, pour se faire valoir, d′artificieux détours de paroles. Il n′y avait point de fraude, point de mensonge, point de malice qui vinssent se mêler à la franchise, à la bonne foi. La justice seule faisait entendre sa voix, sans qu′osât la troubler celle de la faveur ou de l′intérêt, qui l′étouffent maintenant et l′oppriment. La loi du bon plaisir ne s′était pas encore emparée de l′esprit du juge, car il n′y avait alors ni chose ni personne à juger. Les jeunes filles et l′innocence marchaient de compagnie, comme je l′ai déjà dit, sans guide et sans défense, et sans avoir à craindre qu′une langue effrontée ou de criminels desseins les souillassent de leurs atteintes ; leur perdition naissait de leur seule et propre volonté. Et maintenant, en ces siècles détestables, aucune d′elles n′est en sûreté, fût-elle enfermée et cachée dans un nouveau labyrinthe de Crète car, à travers les moindres fentes, la sollicitude et la galanterie se font jour ; avec l′air pénètre la peste amoureuse, et tous les bons principes s′en vont à vau-l′eau. C′est pour remédier à ce mal que, dans la suite des temps, et la corruption croissant avec eux, on institua l′ordre des chevaliers errants, pour défendre les filles, protéger les veuves, favoriser les orphelins et secourir les malheureux . De cet ordre-là, je suis membre, mes frères chevriers, et je vous remercie du bon accueil que vous avez fait à moi et à mon écuyer ; car, bien que, par la loi naturelle, tous ceux qui vivent sur la terre soient tenus d′assister les chevaliers errants, toutefois, voyant que, sans connaître cette obligation, vous m′avez bien accueilli et bien traité, il est juste que ma bonne volonté réponde autant que possible à la vôtre. »
Toda esta larga arenga -que se pudiera muy bien escusar- dijo nuestro caballero porque las bellotas que le dieron le trujeron a la memoria la edad dorada y antojósele hacer aquel inútil razonamiento a los cabreros, que, sin respondelle palabra, embobados y suspensos, le estuvieron escuchando. Sancho, asimesmo, callaba y comía bellotas, y visitaba muy a menudo el segundo zaque, que, porque se enfriase el vino, le tenían colgado de un alcornoque. Toute cette longue harangue, dont il pouvait fort bien faire l′économie, notre chevalier l′avait débitée parce que les glands qu′on lui servit lui remirent l′âge d′or en mémoire, et lui donnèrent la fantaisie d′adresser ce beau discours aux chevriers, lesquels, sans lui répondre un mot, s′étaient tenus tout ébahis à l′écouter. Sancho se taisait aussi ; mais il avalait des glands doux, et faisait de fréquentes visites à la seconde outre, qu′on avait suspendue à un liége pour que le vin se tînt frais.
Más tardó en hablar don Quijote que en acabarse la cena; al fin de la cual, uno de los cabreros dijo . Don Quichotte avait été plus long à parler que le souper à finir, et dès qu′il eut cessé, un des chevriers lui dit
-Para que con más veras pueda vuestra merced decir, señor caballero andante, que le agasajamos con prompta y buena voluntad, queremos darle solaz y contento con hacer que cante un compañero nuestro que no tardará mucho en estar aquí; el cual es un zagal muy entendido y muy enamorado, y que, sobre todo, sabe leer y escrebir y es músico de un rabel, que no hay más que desear. « Pour que Votre Grâce, seigneur chevalier errant, puisse dire avec plus de raison que nous l′avons régalée de notre mieux, nous voulons lui donner encore plaisir et divertissement, en faisant chanter un de nos compagnons, qui ne peut tarder à revenir. C′est un garçon très-entendu et très-amoureux, qui sait lire et écrire par-dessus le marché, et de plus est musicien, jouant d′une viole à ravir les gens. »
Apenas había el cabrero acabado de decir esto, cuando llegó a sus oídos el son del rabel, y de allí a poco llegó el que le tañía, que era un mozo de hasta veinte y dos años, de muy buena gracia. Preguntáronle sus compañeros si había cenado, y, respondiendo que sí, el que había hecho los ofrecimientos le dijo. À peine le chevrier achevait ces mots, qu′on entendit le son de la viole, et bientôt on vit paraître celui qui en jouait, lequel était un jeune homme d′environ vingt-deux ans, et de fort bonne mine. Ses compagnons lui demandèrent s′il avait soupé ; il répondit que oui. Alors celui qui l′avait annoncé lui dit
-De esa manera, Antonio, bien podrás hacernos placer de cantar un poco, porque vea este señor huésped que tenemos quien; también por los montes y selvas hay quien sepa de música. Hémosle dicho tus buenas habilidades, y deseamos que las muestres y nos saques verdaderos; y así, te ruego por tu vida que te sientes y cantes el romance de tus amores que te compuso el beneficiado tu tío, que en el pueblo ha parecido muy bien. « De cette manière, Antonio, tu pourras bien nous faire le plaisir de chanter un peu, afin que ce seigneur, notre hôte, voie que, dans les montagnes et les forêts, on trouve aussi des gens qui savent la musique. Nous lui avons raconté tes talents, et nous désirons que tu les montres, afin de ne point passer pour menteurs. Ainsi, assieds-toi, je t′en prie, et chante-nous la chanson de tes amours, celle qu′a versifiée ton oncle le bénéficier, et que le village a trouvée si jolie.
-Que me place -respondió el mozo. – Très-volontiers, » répondit Antonio.
Y, sin hacerse más de rogar, se sentó en el tronco de una desmochada encina, y, templando su rabel , de allí a poco, con muy buena gracia, comenzó a cantar, diciendo desta manera. Et, sans se faire prier davantage, il s′assit sur une souche de chêne, accorda sa viole, et, un moment après, chanta de fort bonne grâce les couplets suivants
ANTONIO

-Yo sé, Olalla, que me adoras,
puesto que no me lo has dicho
ni aun con los ojos siquiera,
mudas lenguas de amoríos.
Porque sé que eres sabida,
en que me quieres me afirmo;
que nunca fue desdichado
amor que fue conocido.
Bien es verdad que tal vez,
Olalla, me has dado indicio
que tienes de bronce el alma
y el blanco pecho de risco.
Mas allá entre tus reproches
y honestísimos desvíos,
tal vez la esperanza muestra
la orilla de su vestido.
Abalánzase al señuelo
mi fe, que nunca ha podido,
ni menguar por no llamado,
ni crecer por escogido .
Si el amor es cortesía,
de la que tienes colijo
que el fin de mis esperanzas
ha de ser cual imagino.
Y si son servicios parte
de hacer un pecho benigno,
algunos de los que he hecho
fortalecen mi partido.
Porque si has mirado en ello,
más de una vez habrás visto
que me he vestido en los lunes
lo que me honraba el domingo.
Como el amor y la gala
andan un mesmo camino,
en todo tiempo a tus ojos
quise mostrarme polido.
Dejo el bailar por tu causa,
ni las músicas te pinto
que has escuchado a deshoras
y al canto del gallo primo .
No cuento las alabanzas
que de tu belleza he dicho;
que, aunque verdaderas, hacen
ser yo de algunas malquisto.
Teresa del Berrocal,
yo alabándote, me dijo:
′′Tal piensa que adora a un ángel,
y viene a adorar a un jimio;
merced a los muchos dijes
y a los cabellos postizos,
y a hipócritas hermosuras,
que engañan al Amor mismo′′.
Desmentíla y enojóse;
volvió por ella su primo:
desafióme, y ya sabes
lo que yo hice y él hizo.
No te quiero yo a montón,
ni te pretendo y te sirvo
por lo de barraganía ;
que más bueno es mi designio.
Coyundas tiene la Iglesia
que son lazadas de sirgo ;
pon tú el cuello en la gamella;
verás como pongo el mío.
Donde no, desde aquí juro,
por el santo más bendito,
de no salir destas sierras
sino para capuchino .

« Je sais, Olalla, que tu m′adores,
bien que tu ne m′en aies rien dit,
même avec les yeux,
ces langues muettes des amours.
Parce que je sais que tu m′as compris,
je me persuade que tu m′aimes, car jamais l′amour qui fut connu
n′est resté malheureux.
Il est vrai que maintes fois,
Olalla, tu m′as fait croire
que tu as l′âme de bronze,
et que ton sein blanc couvre un cœur de rocher.
Mais, à travers l′honnêteté de tes refus
et de tes reproches,
l′espérance laisse peut-être voir
le pan de sa robe.
Ma foi se jette sur l′amorce,
n′ayant jamais eu de motif,
ni de diminuer parce que j′étais refusé,
ni de grandir parce que j′étais choisi.
Si l′amour est courtoisie,
de celle que tu montres
je conclus que la fin de mes espérances
sera telle que je l′imagine.
Et si de bons offices
sont capables d′adoucir un cœur,
ceux que j′ai pu te rendre fortifient mon espoir.
Car, pour peu que tu aies pris garde,
tu auras vu plus d′une fois
que je me suis vêtu le lundi
de ce qui me faisait honneur le dimanche.
Comme l′amour et la parure
suivent toujours le même chemin,
en tout temps à tes yeux
j′ai voulu me montrer galant.
Je laisse la danse à cause de toi,
et je n′ai pas besoin de te rappeler les musiques
que tu as entendues, à la nuit close
ou au premier chant du coq.
Je ne compte pas toutes les louanges
que j′ai faites de ta beauté,
lesquelles, si vraies qu′elles soient,
m′ont mis très-mal avec quelques-unes de tes compagnes.
Teresa del Berrocal
me dit un jour que je te vantais :
« Tel pense adorer un ange
qui n′adore qu′un singe.
Grâce à de nombreux joyaux,
à des cheveux postiches,
et à d′hypocrites beautés
qui trompent l′amour même. »
Je lui donnai un démenti ; elle se fâcha ;
son cousin prit sa défense,
il me défia, et tu sais bien
ce qu′il a fait et ce que j′ai fait.
Je ne t′aime pas à l′étourdie,
et ne te fais pas une cour assidue pour que tu deviennes ma maîtresse ;
mon intention est plus honnête.
L′Église a de saints nœuds
qui sont des liens de soie ;
mets ta tête sous le joug,
tu verras comme j′y mettrai la mienne.
Si tu refuses, je jure ici,
par le saint le plus révéré,
de ne plus sortir de ces montagnes,
sinon pour me faire capucin. »
Con esto dio el cabrero fin a su canto; y, aunque don Quijote le rogó que algo más cantase, no lo consintió Sancho Panza, porque estaba más para dormir que para oír canciones. Y ansí, dijo a su amo: En cet endroit, le chevrier cessa de chanter ; et, quoique don Quichotte le priât de chanter encore quelque chose, Sancho Panza ne voulut pas y consentir, lui qui avait plus d′envie de dormir que d′entendre des chansons.
-Bien puede vuestra merced acomodarse desde luego adonde ha de posar esta noche, que el trabajo que estos buenos hombres tienen todo el día no permite que pasen las noches cantando. « Votre Grâce, dit-il à son maître, peut bien s′arranger dès à présent un gîte pour la nuit ; car le travail que se donnent ces bonnes gens toute la journée ne permet pas qu′ils passent la nuit à chanter.
-Ya te entiendo, Sancho , le respondió don Quijote, que bien se me trasluce que las visitas del zaque piden más recompensa de sueño que de música. – Je te comprends, Sancho, lui répondit don Quichotte, et je m′aperçois bien que tes visites à l′outre exigent en retour plus de sommeil que de musique.
-A todos nos sabe bien, bendito sea Dios -respondió Sancho. – Dieu soit loué ! répondit Sancho, personne n′en a fait le dégoûté.
-No lo niego -replicó don Quijote-, pero acomódate tú donde quisieres, que los de mi profesión mejor parecen velando que durmiendo. Pero, con todo esto, sería bien, Sancho, que me vuelvas a curar esta oreja, que me va doliendo más de lo que es menester. – J′en conviens, reprit don Quichotte, permis à toi de t′arranger à ta fantaisie ; mais aux gens de ma profession, il sied mieux de veiller que de dormir. Cependant, il sera bien, Sancho, que tu me panses encore une fois cette oreille, qui me fait vraiment plus de mal qu′il n′est besoin. »
Hizo Sancho lo que se le mandaba; y, viendo uno de los cabreros la herida, le dijo que no tuviese pena, que él pondría remedio con que fácilmente se sanase. Y, tomando algunas hojas de romero, de mucho que por allí había, las mascó y las mezcló con un poco de sal, y, aplicándoselas a la oreja, se la vendó muy bien, asegurándole que no había menester otra medicina; y así fue la verdad. Sancho se mit en devoir d′obéir ; mais un des chevriers, voyant la blessure, dit à don Quichotte de ne pas s′inquiéter, et qu′il allait employer un remède qui l′aurait bientôt guéri. Cueillant aussitôt quelques feuilles de romarin, qui était très-abondant en cet endroit, il les mâcha, les mêla d′un peu de sel, et lui appliquant cet emplâtre sur l′oreille, qu′il banda fortement, il l′assura qu′il n′était pas besoin d′un second médecin ; ce qui fut vrai.






I. Capítulo XII. De lo que contó un cabrero a los que estaban con Don Quijote

Chapitre XII De ce que raconta un chevrier à ceux qui étaient avec don Quichotte

Estando en esto, llegó otro mozo de los que les traían del aldea el bastimento , y dijo. Sur ces entrefaites, arriva un autre garçon, de ceux qui apportaient les provisions du village.
-¿Sabéis lo que pasa en el lugar, compañeros? « Compagnons, leur dit-il, savez-vous ce qui se passe au pays ?
-¿Cómo lo podemos saber? -respondió uno dellos. – Et comment pourrions-nous le savoir ? répondit l′un d′eux.
-Pues sabed -prosiguió el mozo- que murió esta mañana aquel famoso pastor estudiante llamado Grisóstomo, y se murmura que ha muerto de amores de aquella endiablada moza de Marcela, la hija de Guillermo el rico, aquélla que se anda en hábito de pastora por esos andurriales. – Eh bien ! sachez, reprit le nouveau venu, que, ce matin, est mort ce fameux Chrysostome, l′étudiant berger, et l′on murmure qu′il est mort d′amour pour cette endiablée de Marcelle, la fille de Guillaume le riche, celle qui se promène en habits de bergère à travers ces landes.
-Por Marcela dirás -dijo uno. – Pour Marcelle, dis-tu ? interrompit un chevrier.
-Por ésa digo -respondió el cabrero-. Y es lo bueno, que mandó en su testamento que le enterrasen en el campo, como si fuera moro, y que sea al pie de la peña donde está la fuente del alcornoque; porque, según es fama, y él dicen que lo dijo, aquel lugar es adonde él la vio la vez primera. Y también mandó otras cosas, tales, que los abades del pueblo dicen que no se han de cumplir, ni es bien que se cumplan, porque parecen de gentiles. A todo lo cual responde aquel gran su amigo Ambrosio, el estudiante, que también se vistió de pastor con él, que se ha de cumplir todo, sin faltar nada, como lo dejó mandado Grisóstomo, y sobre esto anda el pueblo alborotado; mas, a lo que se dice, en fin se hará lo que Ambrosio y todos los pastores sus amigos quieren; y mañana le vienen a enterrar con gran pompa adonde tengo dicho. Y tengo para mí que ha de ser cosa muy de ver; a lo menos, yo no dejaré de ir a verla, si supiese no volver mañana al lugar . – Pour elle-même, te dis-je ; et ce qu′il y a de bon, c′est qu′il a ordonné par son testament qu′on l′enterrât au milieu des champs, comme s′il était More, et précisément au pied de la roche d′où coule la fontaine du Liége ; car, à ce qu′on rapporte qu′il a dit, ce fut en cet endroit qu′il la vit pour la première fois. Et il a aussi ordonné d′autres choses telles que les marguilliers du pays disent qu′il ne faut pas les exécuter et que ce serait très-mal fait, parce qu′elles sentent le païen. À tout cela son grand ami Ambroise l′étudiant, qui s′est aussi déguisé en berger comme lui, répond qu′il faut tout accomplir, sans que rien y manque, de ce qu′a ordonné Chrysostome, et c′est là-dessus que le village s′est mis en émoi. Mais enfin, dit-on, il faudra faire ce que veulent Ambroise et tous les autres bergers ses amis. Demain on vient l′enterrer en grande pompe où je viens de vous dire ; et m′est avis que ce sera une belle chose à voir ; du moins je ne manquerais pas d′aller m′en régaler, si je savais n′avoir pas besoin de retourner au pays.
-Todos haremos lo mesmo -respondieron los cabreros-; y echaremos suertes a quién ha de quedar a guardar las cabras de todos. – Nous ferons tous de même, répondirent les chevriers, et nous tirerons au sort à qui gardera les chèvres des autres.
-Bien dices, Pedro, dijo uno de ellos , aunque no será menester usar de esa diligencia, que yo me quedaré por todos. Y no lo atribuyas a virtud y a poca curiosidad mía, sino a que no me deja andar el garrancho que el otro día me pasó este pie. – Tu as raison, Pédro, reprit l′un d′eux ; mais il ne sera pas besoin de se donner cette peine, car je resterai pour tous ; et ne crois pas que ce soit vertu de ma part, ou manque de curiosité c′est que l′épine qui me traversa le pied l′autre jour ne me laisse pas faire un pas.
-Con todo eso, te lo agradecemos -respondió Pedro. – Nous ne t′en sommes pas moins obligés, » répondit Pédro.
Y don Quijote rogó a Pedro le dijese qué muerto era aquél y qué pastora aquélla; a lo cual Pedro respondió que lo que sabía era que el muerto era un hijodalgo rico, vecino de un lugar que estaba en aquellas sierras, el cual había sido estudiante muchos años en Salamanca, al cabo de los cuales había vuelto a su lugar, con opinión de muy sabio y muy leído . Alors, Don Quichotte pria celui-ci de lui dire quel était ce mort et quelle était cette bergère. À quoi Pédro répondit que tout ce qu′il savait, c′est que ce mort était un fils d′hidalgo, fort riche, qui habitait un bourg de ces montagnes ; qu′il avait passé plusieurs années étudiant à Salamanque, au bout desquelles il était revenu dans son pays, avec la réputation d′être très-savant et grand liseur de livres.
-«Principalmente, decían que sabía la ciencia de las estrellas, y de lo que pasan allá en el cielo el sol y la luna , porque puntualmente nos decía el cris del sol y de la luna.. « On dit, ajouta Pédro, qu′il savait principalement la science des étoiles, et tout ce que font là-haut dans le ciel le soleil et la lune car il nous annonçait ponctuellement les éclisses de la lune et du soleil.
-Eclipse se llama, amigo, que no cris, el escurecerse esos dos luminares mayores -dijo don Quijote. – C′est éclipses, mon ami, et non éclisses, interrompit don Quichotte, que s′appelle l′obscurcissement momentané de ces deux grandes lumières célestes. »
Mas Pedro, no reparando en niñerías, prosiguió su cuento diciendo: » Mais Pédro, qui ne regardait pas à ces bagatelles, poursuivit son conte en disant :
-«Asimesmo adevinaba cuándo había de ser el año abundante o estil.» « Il devinait tout de même quand l′année devait être abondante ou strile.
-Estéril queréis decir, amigo -dijo don Quijote. – Stérile, vous voulez dire, mon ami, interrompit de nouveau don Quichotte.
-Estéril o estil -respondió Pedro-, todo se sale allá. «Y digo que con esto que decía se hicieron su padre y sus amigos, que le daban crédito, muy ricos, porque hacían lo que él les aconsejaba, diciéndoles: ′′Sembrad este año cebada, no trigo; en éste podéis sembrar garbanzos y no cebada; el que viene será de guilla de aceite , los tres siguientes no se cogerá gota′′.» – Stérile ou strile, reprit Pédro, c′est tout un, et je dis donc que de ce qu′il leur disait, ses parents et ses amis s′enrichirent, ceux du moins qui avaient confiance en lui, et qui suivaient ses conseils. Cette année, leur disait-il, semez de l′orge et non du froment ; celle-ci, vous pouvez semer des pois, mais pas d′orge ; celle qui vient sera d′une grande abondance en huile, et les trois suivantes on n′en récoltera pas une goutte.
-Esa ciencia se llama astrología -dijo don Quijote. – Cette science s′appelle astrologie, dit don Quichotte.
-No sé yo cómo se llama -replicó Pedro-, mas sé que todo esto sabía, y aún más. «Finalmente, no pasaron muchos meses, después que vino de Salamanca, cuando un día remaneció vestido de pastor, con su cayado y pellico , habiéndose quitado los hábitos largos que como escolar traía; y juntamente se vistió con él de pastor otro su grande amigo, llamado Ambrosio, que había sido su compañero en los estudios. Olvidábaseme de decir como Grisóstomo, el difunto, fue grande hombre de componer coplas; tanto, que él hacía los villancicos para la noche del Nacimiento del Señor, y los autos para el día de Dios , que los representaban los mozos de nuestro pueblo, y todos decían que eran por el cabo. Cuando los del lugar vieron tan de improviso vestidos de pastores a los dos escolares, quedaron admirados, y no podían adivinar la causa que les había movido a hacer aquella tan estraña mudanza. Ya en este tiempo era muerto el padre de nuestro Grisóstomo, y él quedó heredado en mucha cantidad de hacienda, ansí en muebles como en raíces, y en no pequeña cantidad de ganado, mayor y menor, y en gran cantidad de dineros; de todo lo cual quedó el mozo señor desoluto, y en verdad que todo lo merecía, que era muy buen compañero y caritativo y amigo de los buenos, y tenía una cara como una bendición. Después se vino a entender que el haberse mudado de traje no había sido por otra cosa que por andarse por estos despoblados en pos de aquella pastora Marcela que nuestro zagal nombró denantes, de la cual se había enamorado el pobre difunto de Gri sóstomo.» Y quiéroos decir agora, porque es bien que lo sepáis, quién es esta rapaza; quizá, y aun sin quizá, no habréis oído semejante cosa en todos los días de vuestra vida, aunque viváis más años que sarna. – Je ne sais comment elle s′appelle, répliqua Pédro, mais je sais qu′il savait tout cela, et bien d′autres choses. Finalement, il ne s′était pas encore passé bien des mois depuis son retour de Salamanque, quand, un beau matin, il s′éveilla vêtu en berger avec sa houlette et sa veste de peau, ayant jeté aux orties le long manteau d′étudiant. Et en même temps, son grand ami Ambroise, qui avait été son camarade d′étude, s′habilla aussi en berger. J′oubliais de dire que Chrysostome le défunt fut un fameux homme pour composer des chansons, tellement qu′il faisait les noëls qui se chantent pour la naissance du Seigneur, et les comédies de la Fête-Dieu, que représentaient les garçons de notre village, et tout le monde disait que c′était d′un beau achevé. Quand ceux du village virent tout à coup en bergers les deux étudiants, ils restèrent bien étonnés, et personne ne pouvait deviner pour quelle raison ils avaient fait une si drôle de transformation. Dans ce temps-là, le père de notre Chrysostome venait de mourir ; de manière qu′il resta héritier d′une bien jolie fortune, tant en meubles qu′en biens-fonds, sans compter bon nombre de têtes de bétail gros et menu, et une grande quantité d′argent comptant. De tout cela, le jeune homme resta maître absolu et dissolu ; et il le méritait bien, en vérité ; car c′était un bon compagnon, charitable, ami des braves gens, et il avait une figure de bénédiction. Ensuite, on vint à reconnaître que ce changement d′habit ne s′était fait que pour courir dans les déserts de ces montagnes après cette bergère Marcelle que notre camarade a nommée tout à l′heure, et de qui s′était amouraché le pauvre défunt Chrysostome. « Et je veux vous dire à présent, parce qu′il faut que vous le sachiez, quelle est cette créature ; peut-être, et même sans peut-être, vous n′aurez rien entendu de pareil dans tous les jours de votre vie, dussiez-vous vivre plus d′années que Mathieu Salé .
-Decid Sarra -replicó don Quijote, no pudiendo sufrir el trocar de los vocablos del cabrero. – Dites Mathusalem, interrompit don Quichotte, qui ne pouvait souffrir les équivoques du chevrier.
-Harto vive la sarna -respondió Pedro-; y si es, señor, que me habéis de andar zaheriendo a cada paso los vocablos, no acabaremos en un año. – Salem ou Salé, la distance n′est pas grande, répliqua Pédro, et si vous vous mettez, seigneur, à éplucher toutes mes paroles, nous n′aurons pas fini au bout de l′année.
-Perdonad, amigo -dijo don Quijote-; que por haber tanta diferencia de sarna a Sarra os lo dije; pero vos respondistes muy bien, porque vive más sarna que Sarra , y proseguid vuestra historia, que no os replicaré más en nada. < – Pardon, mon ami, reprit don Quichotte, la distance est plus grande que vous ne pensez ; mais continuez votre histoire, et je ne vous reprendrai plus sur rien.
-«Digo, pues, señor mío de mi alma -dijo el cabrero-, que en nuestra aldea hubo un labrador aún más rico que el padre de Grisóstomo, el cual se llamaba Guillermo, y al cual dio Dios, amén de las muchas y grandes riquezas, una hija, de cuyo parto murió su madre, que fue la más honrada mujer que hubo en todos estos contornos; no parece sino que ahora la veo con aquella cara que del un cabo tenía el sol y del otro la luna; y, sobre todo, hacendosa y amiga de los pobres, por lo que creo que debe de estar su ánima a la hora de ahora gozando de Dios en el otro mundo. De pesar de la muerte de tan buena mujer murió su marido Guillermo, dejando a su hija Marcela, muchacha y rica, en poder de un tío suyo sacerdote y beneficiado en nuestro lugar. Creció la niña con tanta belleza, que nos hacía acordar de la de su madre, que la tuvo muy grande; y, con todo esto, se juzgaba que le había de pasar la de la hija. Y así fue, que, cuando llegó a edad de catorce a quince años, nadie la miraba que no bendecía a Dios, que tan hermosa la había criado, y los más quedaban enamorados y perdidos por ella. Guardábala su tío con mucho recato y con mucho encerramiento; pero, con todo esto, la fama de su mucha hermosura se estendió de manera que, así por ella como por sus muchas riquezas, no solamente de los de nuestro pueblo, sino de los de muchas leguas a la redonda, y de los mejores dellos, era rogado, solicitado e importunado su tío se la diese por mujer. Mas él, que a las derechas es buen cristiano, aunque quisiera casarla luego, así como la vía de edad , no quiso hacerlo sin su consentimiento, sin tener ojo a la ganancia y granjería que le ofrecía el tener la hacienda de la moza, dilatando su casamiento. Y a fe que se dijo esto en más de un corrillo en el pueblo, en alabanza del buen sacerdote.» Que quiero que sepa, señor andante, que en estos lugares cortos de todo se trata y de todo se murmura; y tened para vos, como yo tengo para mí, que debía de ser demasiadamente bueno el clérigo que obliga a sus feligreses a que digan bien dél, especialmente en las aldeas. – Je disais donc, seigneur de mon âme, reprit le chevrier, qu′il y eut dans notre village un laboureur encore plus riche que le père de Chrysostome, qui s′appelait Guillaume, et auquel Dieu donna, par-dessus toutes ses grandes richesses, une fille dont la mère mourut en la mettant au monde. Cette mère était bien la plus respectable femme qu′il y eût dans tous les environs. Il me semble que je la vois encore, avec cette figure qui était la moitié du soleil et la moitié de la lune ; et surtout elle était bonne ménagère et bonne amie des pauvres, si bien que je crois qu′au jour d′aujourd′hui son âme est dans la gloire de Dieu. Du chagrin de la mort d′une si brave femme, son mari Guillaume en mourut, laissant sa fille Marcelle toute petite, mais grandement riche, au pouvoir d′un sien oncle, prêtre et bénéficier dans le pays. L′enfant grandit en âge, et grandit en beauté, tellement qu′elle nous rappelait sa mère, qui en avait eu beaucoup, et l′on jugeait même que la fille passerait un jour la mère. Et il en fut ainsi, car dès qu′elle eut atteint quatorze à quinze ans, personne ne pouvait la voir sans bénir Dieu de l′avoir créée si belle, et la plupart s′en retournaient fous d′amour. Son oncle la gardait dans la retraite et le recueillement ; mais néanmoins la renommée de sa grande beauté s′étendit de telle façon qu′à cause d′elle et de sa richesse, non-seulement les jeunes gens du pays, mais ceux de plusieurs lieues à la ronde, et les plus huppés, sollicitaient et importunaient l′oncle afin qu′il la leur donnât pour femme. Mais lui, qui va droit son chemin comme un bon chrétien, quoiqu′il eût voulu la marier dès qu′il la vit en âge de l′être, il ne voulut pas pourtant forcer son consentement, et cela, sans prendre garde au bénéfice qu′il trouvait à garder la fortune de la petite tant qu′il différait son mariage. Et, par ma foi, c′est ce qu′on a dit à plus d′une veillée du village à la louange du bon prêtre. Et je veux que vous sachiez, seigneur errant, que, dans ces petits pays, on parle de tout et on mord sur tout ; et vous pouvez bien vous mettre dans la tête comme je me le suis mis, qu′un curé doit être bon hors de toute mesure pour obliger ses paroissiens à dire du bien de lui, surtout dans les villages.
-Así es la verdad -dijo don Quijote-, y proseguid adelante, que el cuento es muy bueno, y vos, buen Pedro, le contáis con muy buena gracia. – C′est bien la vérité, s′écria don Quichotte ; mais continuez, je vous prie, car l′histoire est bonne, et vous la contez, bon Pédro, avec fort bonne grâce.
-La del Señor no me falte, que es la que hace al caso. «Y en lo demás sabréis que, aunque el tío proponía a la sobrina y le decía las calidades de cada uno en particular, de los muchos que por mujer la pedían, rogándole que se casase y escogiese a su gusto, jamás ella respondió otra cosa sino que por entonces no quería casarse, y que, por ser tan muchacha, no se sentía hábil para poder llevar la carga del matrimonio. Con estas que daba al parecer justas escusas , dejaba el tío de importunarla, y esperaba a que entrase algo más en edad y ella supiese escoger compañía a su gusto. Porque decía él, y decía muy bien, que no habían de dar los padres a sus hijos estado contra su voluntad. Pero hételo aquí , cuando no me cato, que remanece un día la melindrosa Marcela hecha pastora; y, sin ser parte su tío ni todos los del pueblo, que se lo desaconsejaban, dio en irse al campo con las demás zagalas del lugar, y dio en guardar su mesmo ganado. Y, así como ella salió en público y su hermosura se vio al descubierto, no os sabré buenamente decir cuántos ricos mancebos, hidalgos y labradores han tomado el traje de Grisóstomo y la andan requebrando por esos campos. Uno de los cuales, como ya está dicho, fue nuestro difunto, del cual decían que la dejaba de querer, y la adoraba. Y no se piense que porque Marcela se puso en aquella libertad y vida tan suelta y de tan poco o de ningún recogimiento, que por eso ha dado indicio, ni por semejas, que venga en menoscabo de su honestidad y recato; antes es tanta y tal la vigilancia con que mira por su honra, que de cuantos la sirven y solicitan ninguno se ha alabado, ni con verdad se podrá alabar, que le haya dado alguna pequeña esperanza de alcanzar su deseo. Que, puesto que no huye ni se esquiva de la compañía y conversación de los pastores, y los trata cortés y amigablemente, en llegando a descubrirle su intención cualquiera dellos, aunque sea tan justa y santa como la del matrimonio, los arroja de sí como con un trabuco . Y con esta manera de condición hace más daño en esta tierra que si por ella entrara la pestilencia; porque su afabilidad y hermosura atrae los corazones de los que la tratan a servirla y a amarla, pero su desdén y desengaño los conduce a términos de desesperarse; y así, no saben qué decirle, sino llamarla a voces cruel y desagradecida, con otros títulos a éste semejantes, que bien la calidad de su condición manifiestan. Y si aquí estuviésedes, señor, algún día, veríades resonar estas sierras y estos valles con los lamentos de los desengañados que la siguen . No está muy lejos de aquí un sitio donde hay casi dos docenas de altas hayas, y no hay ninguna que en su lisa corteza no tenga grabado y escrito el nombre de Marcela; y encima de alguna, una corona grabada en el mesmo árbol, como si más claramente dijera su amante que Marcela la lleva y la merece de toda la hermosura humana. Aquí suspira un pastor , allí se queja otro; acullá se oyen amorosas canciones, acá desesperadas endechas. Cuál hay que pasa todas las horas de la noche sentado al pie de alguna encina o peñasco, y allí, sin plegar los llorosos ojos, embebecido y transportado en sus pensamientos, le halló el sol a la mañana; y cuál hay que, sin dar vado ni tregua a sus suspiros, en mitad del ardor de la más enfadosa siesta del verano, tendido sobre la ardiente arena, envía sus quejas al piadoso cielo. Y déste y de aquél, y de aquéllos y de éstos, libre y desenfadadamente triunfa la hermosa Marcela; y todos los que la conocemos estamos esperando en qué ha de parar su altivez y quién ha de ser el dichoso que ha de venir a domeñar condición tan terrible y gozar de hermosura tan estremada.» Por ser todo lo que he contado tan averiguada verdad, me doy a entender que también lo es la que nuestro zagal dijo que se decía de la causa de la muerte de Grisóstomo. Y así, os aconsejo, señor, que no dejéis de hallaros mañana a su entierro, que será muy de ver, porque Grisóstomo tiene muchos amigos, y no está de este lugar a aquél donde manda enterrarse media legua. – Que celle du Seigneur ne me manque pas, reprit Pédro, c′est celle qui importe le plus. « Et vous saurez, du reste, que l′oncle proposait bien exactement à la nièce chacun des partis qui se présentaient, en lui vantant leurs qualités et en la pressant de choisir un mari de son goût ; elle, jamais ne lui répondit autre chose, sinon qu′alors elle ne voulait pas se marier, et qu′étant si jeune, elle se sentait trop faible pour porter le fardeau d′un ménage. Avec ces excuses, qui lui semblaient raisonnables, l′oncle cessait de l′importuner, et attendait qu′elle eût pris un peu d′âge, et qu′elle sût choisir une compagnie de son goût « Car, disait-il, et il disait fort bien, il ne faut pas que les parents engagent les enfants contre leur gré. » « Mais ne voilà-t-il pas qu′un beau matin, sans que personne s′y fût attendu, la dédaigneuse Marcelle se fait et se montre bergère ; et, sans que son oncle et tous les gens du pays pussent l′en dissuader, la voilà qui s′en va aux champs avec les autres filles du village, et garde elle-même son troupeau ; et, par ma foi, dès qu′elle se fit voir en public et que sa beauté parut au grand jour, je ne saurais plus vous dire combien de riches jeunes gens, hidalgos ou laboureurs, ont pris le costume de Chrysostome, et s′en vont lui faire la cour à travers les champs. « Un d′eux, comme vous le savez déjà, était notre défunt, duquel on disait qu′il ne l′aimait pas, mais qu′il l′adorait. Et qu′on ne pense pas que, pour s′être mise en cette vie si libre et si relâchée, Marcelle ait rien fait, même en apparence, qui fût au détriment de sa chasteté ; au contraire, elle garde son honneur avec tant de vigilance, que, de tous ceux qui la servent et la sollicitent, aucun n′a pu ni ne pourra se flatter qu′elle lui ait laissé la plus petite espérance d′agréer ses désirs, et, bien qu′elle ne fuie ni la compagnie ni la conversation des bergers, et qu′elle les traite fort amicalement, dès que l′un d′eux s′avise de lui découvrir son intention, quoique juste et sainte autant que l′est celle du mariage, elle le chasse bien loin d′elle comme avec un mousquet. De manière qu′avec cette humeur et cette façon d′être, elle fait plus de mal dans ce pays que si une contagion de peste s′y était déclarée, car sa douceur et sa beauté attirent les cœurs de tous ceux qui la voient ils s′empressent de la servir, de l′aimer, et bientôt son indifférence et sa rigueur les mènent au désespoir. Aussi ne savent-ils faire autre chose que de l′appeler à grands cris ingrate et cruelle, et de lui donner d′autres noms semblables qui peignent bien son genre de caractère, et si vous deviez rester ici quelques jours, vous entendriez, seigneur, résonner ces montagnes et ces vallées des plaintes de ces amants rebutés qui la suivent. « Près de ces huttes est un endroit où sont réunis presque deux douzaines de grands hêtres, et il n′y en a pas un qui n′ait sur sa lisse écorce le nom de Marcelle écrit et gravé ; quelquefois une couronne est gravée au-dessus du nom, comme si son amant avait voulu dire qu′elle mérite et porte la couronne de la beauté. Ici soupire un berger, là se plaint un autre ; par ici on entend des chants d′amour ; par là, des stances de tristesse et de désespoir. Tel passe toutes les heures de la nuit assis au pied d′un chêne ou d′un rocher, et le soleil le trouve, au matin, absorbé dans ses pensées, sans qu′il ait fermé ses paupières humides ; tel autre, pendant la plus insupportable ardeur de l′été, reste étendu sur la poussière brûlante pour envoyer ses plaintes au ciel compatissant. De l′un, de l′autre et de tous ensemble se moque et triomphe la belle Marcelle. Nous tous qui la connaissons, nous sommes curieux de voir où aboutira sa fierté, et quel sera l′heureux prétendant qui doit venir à bout de dompter une humeur si farouche, de posséder une beauté si parfaite. Et, comme tout ce que j′ai dit est la vérité la plus avérée, je me figure qu′il en est de même de ce qu′a conté notre compagnon sur la mort de Chrysostome. Je vous conseille donc, seigneur, de ne pas manquer de vous trouver à son enterrement c′est une chose à voir, car Chrysostome a bien des amis, et d′ici à l′endroit où il a ordonné qu′on l′enterrât, il n′y a pas une demi-lieue.
-En cuidado me lo tengo -dijo don Quijote-, y agradézcoos el gusto que me habéis dado con la narración de tan sabroso cuento. – J′en fais mon affaire, répondit don Quichotte, et je vous remercie du plaisir que vous m′avez fait en me contant une si intéressante histoire.
-¡Oh! -replicó el cabrero-, aún no sé yo la mitad de los casos sucedidos a los amantes de Marcela, mas podría ser que mañana topásemos en el camino algún pastor que nos los dijese. Y, por ahora, bien será que os vais a dormir debajo de techado, porque el sereno os podría dañar la herida, puesto que es tal la medicina que se os ha puesto, que no hay que temer de contrario acidente. – Oh ! ma foi, répliqua le chevrier, je ne sais pas la moitié des aventures arrivées aux amants de Marcelle ; mais il se pourrait que, chemin faisant, nous rencontrassions demain quelque berger qui nous contât le reste. Quant à présent, vous ferez bien d′aller dormir sous l′abri d′un toit ; car le serein pourrait faire mal à votre blessure, bien que le remède qu′on y a mis soit tel qu′il n′y ait plus d′accident à craindre. »
Sancho Panza, que ya daba al diablo el tanto hablar del cabrero, solicitó, por su parte, que su amo se entrase a dormir en la choza de Pedro. Hízolo así, y todo lo más de la noche se le pasó en memorias de su señora Dulcinea, a imitación de los amantes de Marcela. Sancho Panza se acomodó entre Rocinante y su jumento, y durmió, no como enamorado desfavorecido, sino como hombre molido a coces . Sancho Panza, qui donnait au diable le chevrier et ses bavardages, pressa son maître d′aller se coucher dans la cabane de Pédro. Don Quichotte à la fin céda ; mais ce fut pour donner le reste de la nuit au souvenir de sa dame Dulcinée, à l′imitation des amants de Marcelle. Quant à Sancho, il s′arrangea sur la paille, entre Rossinante et son âne, et dormit, non comme un amant rebuté, mais comme un homme qui a l′estomac plein et le dos roué de coups.






I. Capítulo XIII. Donde se da fin al cuento de la pastora marcela, con otros sucesos

Chapitre XIII Où se termine l′histoire de la bergère Marcelle avec d′autres événements

Mas, apenas comenzó a descubrirse el día por los balcones del oriente, cuando los cinco de los seis cabreros se levantaron y fueron a despertar a don Quijote, y a decille si estaba todavía con propósito de ir a ver el famoso entierro de Grisóstomo, y que ellos le harían compañía. Don Quijote, que otra cosa no deseaba, se levantó y mandó a Sancho que ensillase y enalbardase al momento, lo cual él hizo con mucha diligencia, y con la mesma se pusieron luego todos en camino. Y no hubieron andado un cuarto de legua, cuando, al cruzar de una senda, vieron venir hacia ellos hasta seis pastores, vestidos con pellicos negros y coronadas las cabezas con guirnaldas de ciprés y de amarga adelfa. Traía cada uno un grueso bastón de acebo en la mano. Venían con ellos, asimesmo, dos gentiles hombres de a caballo, muy bien aderezados de camino, con otros tres mozos de a pie que los acompañaban. En llegándose a juntar, se saludaron cortesmente, y, preguntándose los unos a los otros dónde iban, supieron que todos se encaminaban al lugar del entierro; y así, comenzaron a caminar todos juntos. Mais à peine l′aurore commençait à se montrer, comme disent les poëtes, sur les balcons de l′Orient, que cinq des six chevriers se levèrent, furent appeler don Quichotte, et lui dirent, s′il avait toujours l′intention d′aller voir l′enterrement de Chrysostome, qu′ils étaient prêts à lui tenir compagnie. Don Quichotte, qui ne désirait pas autre chose, se leva, et ordonna à Sancho de mettre à leurs bêtes la selle et le bât. Sancho obéit en diligence, et, sans plus de retard, toute la troupe se mit en chemin. Ils n′eurent pas fait un quart de lieue, qu′à la croisière du sentier ils virent venir de leur côté six à sept bergers vêtus de vestes de peaux noires, la tête couronnée de guirlandes de cyprès et de laurier-rose, et tenant chacun à la main un fort bâton de houx. Après eux venaient deux gentilshommes à cheval, en bel équipage de route, avec trois valets qui les accompagnaient. En s′abordant, les deux troupes se saluèrent avec courtoisie, et s′étant demandé les uns aux autres où ils allaient, ils surent que tous se rendaient au lieu de l′enterrement ; ils se mirent donc à cheminer tous de compagnie.
Uno de los de a caballo, hablando con su compañero, le dijo. Un des cavaliers, s′adressant à son compagnon
-Paréceme, señor Vivaldo, que habemos de dar por bien empleada la tardanza que hiciéremos en ver este famoso entierro, que no podrá dejar de ser famoso, según estos pastores nos han contado estra ñezas, ansí del muerto pastor como de la pastora homicida. « Il me semble, seigneur Vivaldo, lui dit-il, que nous n′aurons point à regretter le retard que nous coûtera le spectacle de cette fameuse cérémonie, qui ne pourra manquer d′être fameuse, d′après les choses étranges que nous ont contées ces bonnes gens, aussi bien du berger défunt que de la bergère homicide.
-Así me lo parece a mí -respondió Vivaldo-; y no digo yo hacer tardanza de un día, pero de cuatro la hiciera a trueco de verle. – C′est ce que je pense aussi, répondit Vivaldo, et j′aurais retardé mon voyage, non d′un jour, mais de quatre, pour en être témoin. »
Preguntóles don Quijote qué era lo que habían oído de Marcela y de Grisóstomo. El caminante dijo que aquella madrugada habían encontrado con aquellos pastores , y que, por haberles visto en aquel tan triste traje, les habían preguntado la ocasión por que iban de aquella manera; que uno dellos se lo contó, contando la extrañeza y hermosura de una pastora llamada Marcela, y los amores de muchos que la recuestaban, con la muerte de aquel Grisóstomo a cuyo entierro iban. Finalmente, él contó todo lo que Pedro a don Quijote había contado. Don Quichotte alors leur demanda ce qu′ils avaient ouï dire de Marcelle et de Chrysostome. Le voyageur répondit que, ce matin même, ils avaient rencontré ces bergers, et que, les voyant en ce triste équipage, ils leur avaient demandé pour quelle cause ils allaient ainsi costumés ; que l′un d′eux la leur conta, ainsi que la beauté et l′étrange humeur d′une bergère appelée Marcelle, la multitude d′amoureux qui la recherchaient, et la mort de ce Chrysostome à l′enterrement duquel ils allaient assister. Finalement, il répéta tout ce qu′avait conté Pédro à Don Quichotte.
Cesó esta plática y comenzóse otra, preguntando el que se llamaba Vivaldo a don Quijote qué era la ocasión que le movía a andar armado de aquella manera por tierra tan pacífica. A lo cual respondió don Quijote. Cet entretien fini, un autre commença, le cavalier qui se nommait Vivaldo ayant demandé à don Quichotte quel était le motif qui le faisait voyager armé de la sorte, en pleine paix et dans un pays si tranquille. À cela, don Quichotte répondit
-La profesión de mi ejercicio no consiente ni permite que yo ande de otra manera. El buen paso , el regalo y el reposo, allá se inventó para los blandos cortesanos; mas el trabajo, la inquietud y las armas sólo se inventaron e hicieron para aquellos que el mundo llama caballeros andantes, de los cuales yo, aunque indigno, soy el menor de todos . « La profession que j′exerce et les vœux que j′ai faits ne me permettent point d′aller d′une autre manière. Le repos, la bonne chère, les divertissements furent inventés pour d′efféminés gens de cour ; mais les fatigues, les veilles et les armes ne furent inventées que pour ceux que le monde appelle chevaliers errants, desquels, quoique indigne et le moindre de tous, j′ai l′honneur de faire partie. »
Apenas le oyeron esto, cuando todos le tuvieron por loco; y, por averiguarlo más y ver qué género de locura era el suyo, le tornó a preguntar Vivaldo que qué quería decir caballeros andantes . Dès qu′on entendit sa réponse, tout le monde le tint pour fou ; mais, afin de s′en assurer davantage, et de voir jusqu′au bout de quelle espèce était sa folie, Vivaldo, revenant à la charge, lui demanda ce qu′on entendait par chevaliers errants.
-¿No han vuestras mercedes leído -respondió don Quijote- los anales e historias de Ingalaterra, donde se tratan las famosas fazañas del rey Arturo, que continuamente en nuestro romance castellano llamamos el rey Artús , de quien es tradición antigua y común en todo aquel reino de la Gran Bretaña que este rey no murió, sino que, por arte de encantamento, se convirtió en cuervo, y que, andando los tiempos, ha de volver a reinar y a cobrar su reino y cetro; a cuya causa no se probará que desde aquel tiempo a éste haya ningún inglés muerto cuervo alguno? . Pues en tiempo de este buen rey fue instituida aquella famosa orden de caballería de los caballeros de la Tabla Redonda , y pasaron, sin faltar un punto, los amores que allí se cuentan de don Lanzarote del Lago con la reina Ginebra, siendo medianera dellos y sabidora aquella tan honrada dueña Quintañona, de donde nació aquel tan sabido romance, y tan decantado en nuestra España, de. « Vos Grâces n′ont-elles jamais lu, répondit don Quichotte, les chroniques et les annales d′Angleterre, où il est question des fameux exploits du roi Arthur, que dans notre idiome castillan nous appelons le roi Artus, et duquel une antique tradition, reçue dans tout le royaume de la Grande-Bretagne, raconte qu′il ne mourut pas, mais qu′il fut, par art d′enchantement, changé en corbeau, et que, dans la suite des temps, il doit venir reprendre sa couronne et son sceptre ; ce qui fait que, depuis cette époque jusqu′à nos jours, on ne saurait prouver qu′aucun Anglais ait tué un corbeau . Eh bien ! c′est dans le temps de ce bon roi que fut institué ce fameux ordre de chevalerie appelé la Table Ronde , et que se passèrent de point en point, comme on les conte, les amours de don Lancelot du Lac et de la reine Genièvre, amours dont la confidente et la médiatrice était cette respectable duègne Quintagnonne, pour laquelle fut fait ce romance si connu et si répété dans notre Espagne
Nunca fuera caballero .
de damas tan bien servido
como fuera Lanzarot.
cuando de Bretaña vino;
« Onc chevalier ne fut sur terre
Des dames si bien accueilli,
Qu′à son retour de l′Angleterre
Don Lancelot n′en fût servi”
con aquel progreso tan dulce y tan suave de sus amorosos y fuertes fechos. Pues desde entonces de mano en mano fue aquella orden de caballería estendiéndose y dilatándose por muchas y diversas partes del mundo; y en ella fueron famosos y conocidos por sus fechos el valiente Amadís de Gaula, con todos sus hijos y nietos hasta la quinta generación, y el valeroso Felixmarte de Hircania, y el nunca como se debe alabado Tirante el Blanco, y casi que en nuestros días vimos y comunicamos y oímos al invencible y valeroso caballero don Belianís de Grecia. Esto, pues, señores, es ser caballero andante, y la que he dicho es la or den de su caballería; en la cual, como otra vez he dicho, yo, aunque pecador, he hecho profesión, y lo mesmo que profesaron los caballeros referidos profeso yo. Y así, me voy por estas soledades y despoblados buscando las aventuras, con ánimo deliberado de ofrecer mi brazo y mi persona a la más peligrosa que la suerte me deparare, en ayuda de los flacos y menesterosos . ainsi que cette progression si douce et si charmante de ses hauts faits amoureux et guerriers. Depuis lors, et de main en main, cet ordre de chevalerie alla toujours croissant et s′étendant aux diverses parties du monde. Ce fut en son sein que se rendirent fameux et célèbres par leurs actions le vaillant Amadis de Gaule, avec tous ses fils et petits-fils, jusqu′à la cinquième génération, et le valeureux Félix-Mars d′Hyrcanie, et cet autre qu′on ne peut jamais louer assez, Tirant le Blanc ; et qu′enfin, presque de nos jours, nous avons vu, entendu et connu l′invincible chevalier don Bélianis de Grèce. Voilà, seigneur, ce que c′est que d′être chevalier errant ; voilà de quel ordre de chevalerie je vous ai parlé, ordre dans lequel, quoique pécheur, j′ai fait profession, professant tout ce qu′ont professé les chevaliers dont je viens de faire mention. Voilà pourquoi je vais par ces solitudes et ces déserts, cherchant les aventures, bien déterminé à risquer mon bras et ma vie dans la plus périlleuse que puisse m′envoyer le sort, si c′est au secours des faibles et des affligés. »
Por estas razones que dijo, acabaron de enterarse los caminantes que era don Quijote falto de juicio, y del género de locura que lo señoreaba, de lo cual recibieron la mesma admiración que recibían todos aquellos que de nuevo venían en conocimiento della. Y Vivaldo, que era persona muy discreta y de alegre condición, por pasar sin pesadumbre el poco camino que decían que les faltaba, al llegar a la sierra del entierro, quiso darle ocasión a que pasase más adelante con sus disparates. Y así, le dijo. Il n′en fallut pas davantage pour achever de convaincre les voyageurs que don Quichotte avait le jugement à l′envers, et pour leur apprendre de quelle espèce de folie il était possédé ; ce qui leur causa le même étonnement qu′à tous ceux qui, pour la première fois, en prenaient connaissance. Vivaldo, qui avait l′esprit vif et l′humeur enjouée, désirant passer sans ennui le peu de chemin qui leur restait à faire pour arriver à la colline de l′enterrement, voulut lui offrir l′occasion de poursuivre ses extravagants propos
-Paréceme, señor caballero andante, que vuestra merced ha profesado una de las más estrechas profesiones que hay en la tierra, y tengo para mí que aun la de los frailes cartujos no es tan estrecha. « Il me semble, seigneur chevalier errant, lui dit-il, que Votre Grâce a fait profession dans un des ordres les plus rigoureux qu′il y ait sur la terre ; et, si je ne m′abuse, la règle même des frères chartreux n′est pas si étroite.
-Tan estrecha bien podía ser -respondió nuestro don Quijote-, pero tan necesaria en el mundo no estoy en dos dedos de ponello en duda . Porque, si va a decir verdad, no hace menos el soldado que pone en ejecución lo que su capitán le manda que el mesmo capitán que se lo ordena. Quiero decir que los religiosos, con toda paz y sosiego, piden al cielo el bien de la tierra; pero los soldados y caballeros ponemos en ejecución lo que ellos piden, de fendiéndola con el valor de nuestros brazos y filos de nuestras espadas; no debajo de cubierta, sino al cielo abierto, puestos por blanco de los insufribles rayos del sol en verano y de los erizados yelos del invierno. Así que, somos ministros de Dios en la tierra, y brazos por quien se ejecuta en ella su justicia. Y, como las cosas de la guerra y las a ellas tocantes y concernientes no se pueden poner en ejecución sino sudando, afanando y trabajando excesivamente , síguese que aquellos que la profesan tienen, sin duda, mayor trabajo que aquellos que en sosegada paz y reposo están rogando a Dios favorezca a los que poco pueden. No quiero yo decir, ni me pasa por pensamiento, que es tan buen estado el de caballero andante como el del encerrado religioso; sólo quiero inferir, por lo que yo padezco, que, sin duda, es más trabajoso y más aporreado, y más hambriento y sediento, miserable, roto y piojoso , porque no hay duda sino que los caballeros andantes pasados pasaron mucha malaventura en el discurso de su vida. Y si algunos subieron a ser emperadores por el valor de su brazo, a fe que les costó buen porqué de su sangre y de su sudor; y que si a los que a tal grado subieron les faltaran encantadores y sabios que los ayudaran , que ellos quedaran bien defraudados de sus deseos y bien engañados de sus esperanzas. – Aussi étroite, c′est possible, répondit notre don Quichotte ; mais aussi nécessaire au monde, c′est une chose que je suis à deux doigts de mettre en doute ; car, s′il faut parler vrai, le soldat qui exécute ce que lui ordonne son capitaine ne fait pas moins que le capitaine qui a commandé. Je veux dire que les religieux, en tout repos et en toute paix, demandent au ciel le bien de la terre ; mais nous, soldats et chevaliers, nous mettons en pratique ce qu′ils mettent en prière, faisant ce bien par la valeur de nos bras et le tranchant de nos épées, non point à l′abri des injures du temps, mais à ciel découvert, en butte aux insupportables rayons du soleil d′été, et aux glaces hérissées de l′hiver. Ainsi, nous sommes les ministres de Dieu sur la terre, et les bras par qui s′y exerce sa justice. Et, comme les choses de la guerre et toutes celles qui s′y rattachent ne peuvent être mises à exécution que par le travail excessif, la sueur et le sang, il suit de là que ceux qui en font profession accomplissent, sans aucun doute, une œuvre plus grande que ceux qui, dans le calme et la sécurité, se contentent d′invoquer Dieu pour qu′il prête son aide à ceux qui en ont besoin. Je ne veux pas dire pour cela (rien n′est plus loin de ma pensée) que l′état de chevalier errant soit aussi saint que celui de moine cloîtré ; je veux seulement inférer des fatigues et des privations que j′endure, qu′il est plus pénible, plus laborieux, plus misérable, plus sujet à la faim, à la soif, à la nudité, à la vermine. Il n′est pas douteux, en effet, que les chevaliers errants des siècles passés n′aient éprouvé bien des souffrances dans le cours de leur vie ; et si quelques-uns s′élevèrent par la valeur de leur bras jusqu′à devenir empereurs , il leur en a coûté, par ma foi, un bon prix payé en sueur et en sang ; encore, si ceux qui montèrent jusqu′à ce haut degré eussent manqué d′enchanteurs et de sages qui les protégeassent, ils seraient restés bien déçus dans leurs espérances et bien frustrés dans leurs vœux.
-De ese parecer estoy yo -replicó el caminante-; pero una cosa, entre otras muchas, me parece muy mal de los caballeros andantes, y es que, cuando se ven en ocasión de acometer una grande y peligrosa aventura, en que se vee manifiesto peligro de perder la vida, nunca en aquel instante de acome tella se acuerdan de encomendarse a Dios, como cada cristiano está obligado a hacer en peligros semejantes; antes, se encomiendan a sus damas, con tanta gana y devoción como si ellas fueran su Dios: cosa que me parece que huele algo a gentilidad . – C′est assurément mon avis, répliqua le voyageur ; mais une chose qui, parmi beaucoup d′autres, me choque de la part des chevaliers errants, c′est que, lorsqu′ils se trouvent en occasion d′affronter quelque grande et périlleuse aventure, où ils courent manifestement risque de la vie, jamais, en ce moment critique, ils ne se souviennent de recommander leur âme à Dieu, comme tout bon chrétien est tenu de le faire en semblable danger ; au contraire, ils se recommandent à leurs dames avec autant d′ardeur et de dévotion que s′ils en eussent fait leur Dieu ; et cela, si je ne me trompe, sent quelque peu le païen .
-Señor -respondió don Quijote-, eso no puede ser menos en ninguna manera, y caería en mal caso el caballero andante que otra cosa hiciese; que ya está en uso y costumbre en la caballería andantesca que el caballero andante que, al acometer algún gran fecho de armas, tuviese su señora delante, vuelva a ella los ojos blanda y amorosamente, como que le pide con ellos le favorezca y ampare en el dudoso trance que acomete; y aun si nadie le oye, está obligado a decir algunas palabras entre dientes, en que de todo corazón se le encomiende ; y desto tenemos innumerables ejemplos en las historias. Y no se ha de entender por esto que han de dejar de encomendarse a Dios ; que tiempo y lugar les queda para hacerlo en el discurso de la obra. – Seigneur, répondit don Quichotte, il n′y a pas moyen de faire autrement ; et le chevalier qui ferait autre chose se mettrait dans un mauvais cas. Il est reçu en usage et passé en coutume dans la chevalerie errante, que le chevalier errant qui est en présence de sa dame au moment d′entreprendre quelque grand fait d′armes, tourne vers elle amoureusement les yeux, comme pour lui demander par son regard qu′elle le secoure et le favorise dans le péril qui le presse ; et même lorsque personne ne peut l′entendre, il est tenu de murmurer quelques mots entre les dents pour se recommander à elle de tout son cœur ; et de cela nous avons dans les histoires d′innombrables exemples. Mais il ne faut pas croire cependant que les chevaliers s′abstiennent de recommander leur âme à Dieu ; ils trouveront temps et lieu pour le faire pendant la besogne .
-Con todo eso -replicó el caminante-, me queda un escrúpulo, y es que muchas veces he leído que se traban palabras entre dos andantes caballeros, y, de una en otra, se les viene a encender la cólera, y a volver los caballos , y tomar una buena pieza del campo, y luego, sin más ni más, a todo el correr dellos, se vuelven a encontrar; y, en mitad de la corrida, se encomiendan a sus damas; y lo que suele suceder del encuentro es que el uno cae por las ancas del caballo, pasado con la lanza del contrario de parte a parte, y al otro le viene también que, a no tenerse a las cri nes del suyo, no pudiera dejar de venir al suelo . Y no sé yo cómo el muerto tuvo lugar para encomendarse a Dios en el discurso de esta tan acelerada obra. Mejor fuera que las palabras que en la carrera gastó encomendándose a su dama las gastara en lo que debía y estaba obligado como cristiano. Cuanto más, que yo tengo para mí que no todos los caballeros andantes tienen damas a quien encomendarse, porque no todos son enamorados. – Avec tout cela, répliqua le voyageur, il me reste un scrupule. J′ai lu bien des fois que deux chevaliers errants en viennent aux gros mots, et, de parole en parole, voilà que leur colère s′enflamme, qu′ils font tourner leurs chevaux pour prendre du champ, et que tout aussitôt, sans autre forme de procès, ils reviennent se heurter à bride abattue, se recommandant à leurs dames au milieu de la carrière. Et ce qui arrive le plus ordinairement de ces rencontres, c′est que l′un des chevaliers tombe à bas de son cheval, percé d′outre en outre par la lance de son ennemi, et que l′autre, à moins de s′empoigner aux crins, descendrait aussi par terre. Or comment le mort a-t-il eu le temps de recommander son âme à Dieu dans le cours d′une besogne si vite expédiée ? Ne vaudrait-il pas mieux que les paroles qu′il emploie pendant la course à se recommander à sa dame fussent employées à ce qu′il est tenu de faire comme bon chrétien ? d′autant plus que j′imagine, à part moi, que les chevaliers errants n′ont pas tous des dames à qui se recommander, car enfin ils ne sont pas tous amoureux.
-Eso no puede ser -respondió don Quijote-: digo que no puede ser que haya caballero andante sin dama, porque tan proprio y tan natural les es a los tales ser enamorados como al cielo tener estrellas, y a buen seguro que no se haya visto historia donde se halle caballero andante sin amores ; y por el mesmo caso que estuviese sin ellos, no sería tenido por legítimo caballero, sino por bastardo, y que entró en la fortaleza de la caballería dicha, no por la puerta, sino por las bardas, como salteador y ladrón. – Cela ne peut être, s′écria don Quichotte ; je dis que cela ne peut être, et qu′il est impossible qu′il y ait un chevalier errant sans dame pour eux tous, il est aussi bien de nature et d′essence d′être amoureux, que pour le ciel d′avoir des étoiles. À coup sûr vous n′avez jamais vu d′histoires où se rencontre un chevalier errant sans amours, car, par la raison même qu′il n′en aurait point, il ne serait pas tenu pour légitime chevalier, mais pour bâtard, et l′on dirait qu′il est entré dans la forteresse de l′ordre, non par la grande porte, mais par-dessus les murs, comme un larron et un brigand .
-Con todo eso -dijo el caminante-, me parece, si mal no me acuerdo, haber leído que don Galaor, hermano del valeroso Amadís de Gaula, nunca tuvo dama señalada a quien pudiese encomendarse; y, con todo esto, no fue tenido en menos, y fue un muy valiente y famoso caballero. – Néanmoins, reprit le voyageur, il me semble, si j′ai bonne mémoire, avoir lu que don Galaor, frère du valeureux Amadis de Gaule, n′eut jamais de dame attitrée, de laquelle il pût se réclamer dans les périls ; et pourtant il n′en fut pas moins tenu pour un vaillant et fameux chevalier. »
A lo cual respondió nuestro don Quijote.
-Señor, una golondrina sola no hace verano. Cuanto más, que yo sé que de secreto estaba ese caballero muy bien enamorado; fuera que, aquello de querer a todas bien cuantas bien le parecían , era condición natural, a quien no podía ir a la mano. Pero, en resolución, averiguado está muy bien que él tenía una sola a quien él había hecho señora de su voluntad, a la cual se encomendaba muy a menudo y muy secretamente, porque se preció de secreto caballero . « Seigneur, une seule hirondelle ne fait pas le printemps ; d′ailleurs, je sais de bonne source qu′en secret ce chevalier était réellement amoureux. En outre, cette manie d′en conter à toutes celles qu′il trouvait à son gré, c′était une complexion naturelle et particulière qu′il ne pouvait tenir en bride. Mais néanmoins, il est parfaitement avéré qu′il n′avait qu′une seule dame maîtresse de sa volonté et de ses pensées, à laquelle il se recommandait mainte et mainte fois, mais très-secrètement, car il se piquait d′être amant discret .
-Luego, si es de esencia que todo caballero andante haya de ser enamorado -dijo el caminante-, bien se puede creer que vuestra merced lo es, pues es de la profesión. Y si es que vuestra merced no se precia de ser tan secreto como don Galaor, con las veras que puedo le suplico, en nombre de toda esta compañía y en el mío, nos diga el nombre, patria, calidad y hermosura de su dama; que ella se tendría por dichosa de que todo el mundo sepa que es querida y servida de un tal caballero como vuestra merced parece. – Puisqu′il est de l′essence de tout chevalier errant d′être amoureux, reprit le voyageur, on peut bien croire que Votre Grâce n′a point dérogé à cette règle de l′état qu′elle professe, et si Votre Grâce ne se pique pas d′être aussi discret que don Galaor, je vous supplie ardemment, au nom de toute cette compagnie et au mien propre, de nous apprendre le nom, la patrie, la qualité et les charmes de votre dame. Elle ne peut manquer de tenir à grand bonheur que tout le monde sache qu′elle est aimée et servie par un chevalier tel que nous paraît Votre Grâce. »
Aquí dio un gran suspiro don Quijote, y dijo: -Yo no podré afirmar si la dulce mi enemiga gusta, o no, de que el mundo sepa que yo la sirvo; sólo sé decir, respondiendo a lo que con tanto comedimiento se me pide, que su nombre es Dulcinea; su patria, el Toboso, un lugar de la Mancha; su calidad, por lo menos, ha de ser de princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve, y las partes que a la vista humana encubrió la honestidad son tales , según yo pienso y entiendo, que sólo la discreta consideración puede encarecerlas, y no compa rarlas. À ces mots don Quichotte poussa un grand soupir : « Je ne pourrais affirmer, dit-il, si ma douce ennemie désire ou craint que le monde sache que je suis son serviteur ; seulement je puis dire, en répondant à la prière qui m′est faite avec tant de civilité, que son nom est Dulcinée ; sa patrie, le Toboso, village de la Manche ; sa qualité, au moins celle de princesse, puisqu′elle est ma reine et ma dame ; et ses charmes, surhumains, car en elle viennent se réaliser et se réunir tous les chimériques attributs de la beauté que les poëtes donnent à leurs maîtresses. Ses cheveux sont des tresses d′or, son front des champs élyséens, ses sourcils des arcs-en-ciel, ses yeux des soleils, ses joues des roses, ses lèvres du corail, ses dents des perles, son cou de l′albâtre, son sein du marbre, ses mains de l′ivoire, sa blancheur celle de la neige, et ce que la pudeur cache aux regards des hommes est tel, je m′imagine, que le plus judicieux examen pourrait seul en reconnaître le prix, mais non pas y trouver des termes de comparaison.
-El linaje, prosapia y alcurnia querríamos saber -replicó Vivaldo. – Maintenant, reprit Vivaldo,
A lo cual respondió don Quijote.
-No es de los antiguos Curcios, Cayos y Cipiones romanos, ni de los modernos Colonas y Ursinos ; ni de los Moncadas y Requesenes de Cataluña, ni menos de los Rebellas y Villanovas de Valencia; Palafoxes, Nuzas, Rocabertis, Corellas, Lunas, Alagones, Urreas, Foces y Gurreas de Aragón; Cerdas, Manriques, Mendozas y Guzmanes de Castilla; Alencastros, Pallas y Meneses de Portogal; pero es de los del Toboso de la Mancha, linaje, aunque moderno, tal, que puede dar generoso principio a las más ilustres familias de los venideros siglos. Y no se me replique en esto, si no fuere con las condiciones que puso Cervino al pie del trofeo de las armas de Orlando, que decía. – Elle ne descend pas, répondit don Quichotte, des Curtius, Caïus et Scipion de l′ancienne Rome, ni des Colonna et Ursini de la moderne, ni des Moncada et Réquésen de Catalogne, ni des Rébella et Villanova de Valence, ni des Palafox, Nuza, Rocaberti, Corella, Luna, Alagon, Urréa, Foz et Gurréa d′Aragon ; ni des Cerda, Manrique, Mendoza et Guzman de Castille ; ni des Alencastro, Palha et Ménesès de Portugal ; elle est de la famille du Toboso de la Manche, race nouvelle, il est vrai, mais telle qu′elle peut être le généreux berceau des plus illustres races des siècles à venir. Et qu′à cela l′on ne réplique rien, si ce n′est aux conditions que Zerbin écrivit au pied du trophée des armes de Roland
nadie las mueva.
que estar no pueda
con Roldán a prueba.
Que nul de les toucher ne soit si téméraire,
S′il ne veut de Roland affronter la colère .
-Aunque el mío es de los Cachopines de Laredo , respondió el caminante, no le osaré yo poner con el del Toboso de la Mancha, puesto que, para decir verdad, semejante apellido hasta ahora no ha llegado a mis oídos. – Quoique ma famille, répondit le voyageur, soit des Cachopin de Larédo, je n′oserais point la mettre en parallèle avec celle du Toboso de la Manche ; et pourtant, à vrai dire, ce nom et ce titre n′étaient pas encore arrivés jusqu′à mes oreilles.
-¡Como eso no habrá llegado! -replicó don Quijote. – C′est pour cela qu′ils n′y sont point arrivés , » répondit don Quichotte.
Con gran atención iban escuchando todos los demás la plática de los dos, y aun hasta los mesmos cabreros y pastores conocieron la demasiada falta de juicio de nuestro don Quijote. Sólo Sancho Panza pensaba que cuanto su amo decía era verdad, sabiendo él quién era y habiéndole conocido desde su nacimiento; y en lo que dudaba algo era en creer aquello de la linda Dulcinea del Toboso, porque nunca tal nombre ni tal princesa había llegado jamás a su noticia, aunque vivía tan cerca del Toboso. Cet entretien des deux interlocuteurs, tous les autres l′écoutaient avec une grande attention, si bien que les chevriers et les bergers eux-mêmes reconnurent le vide qu′il y avait dans la cervelle de notre héros. Le seul Sancho Panza s′imaginait que tout ce que disait son maître était pure vérité, et cela parce qu′il savait de longue main quel homme c′était, l′ayant connu depuis sa première enfance. Si pourtant quelque chose éveillait ses doutes et lui semblait difficile à croire, c′était cette invention de la charmante Dulcinée du Toboso ; car, demeurant si près de ce village, jamais il n′avait eu connaissance de tel nom ni de telle princesse.
En estas pláticas iban, cuando vieron que, por la quiebra que dos altas montañas hacían, bajaban hasta veinte pastores, todos con pellicos de negra lana vestidos y coronados con guirnaldas, que, a lo que después pareció, eran cuál de tejo y cuál de ciprés . Entre seis dellos traían unas andas, cubiertas de mucha diversidad de flores y de ramos. Lo cual visto por uno de los cabreros, dijo. Ils cheminaient discourant ainsi, quand ils virent descendre, par un ravin creusé entre deux hautes montagnes, une vingtaine de bergers, tous vêtus de longues vestes de laine noire, et couronnés de guirlandes, qu′ensuite on reconnut être, les unes d′if, les autres de cyprès. Six d′entre eux portaient un brancard couvert d′une infinité de fleurs et de branches vertes. En les apercevant, un des chevriers s′écria
-Aquellos que allí vienen son los que traen el cuerpo de Grisóstomo, y el pie de aquella montaña es el lugar donde él mandó que le enterrasen. « Voici venir ceux qui apportent le corps de Chrysostome, et c′est au pied de cette montagne qu′il a ordonné qu′on l′enterrât. »
Por esto se dieron priesa a llegar, y fue a tiempo que ya los que venían habían puesto las andas en el suelo; y cuatro dellos con agudos picos estaban cavando la sepultura a un lado de una dura peña. Cela fit hâter la marche, et toute la troupe arriva au moment où les autres avaient déjà déposé leur brancard à terre, et où quatre d′entre eux s′occupaient, avec des pieux aigus, à creuser la sépulture au pied d′une roche vive.
Recibiéronse los unos y los otros cortesmente; y luego don Quijote y los que con él venían se pusieron a mirar las andas, y en ellas vieron cubierto de flores un cuerpo muerto, vestido como pastor, de edad, al parecer, de treinta años; y, aunque muerto, mostraba que vivo había sido de rostro hermoso y de disposición gallarda. Alrededor dél tenía en las mesmas andas algunos libros y muchos papeles, abiertos y cerrados. Y así los que esto miraban, como los que abrían la sepultura, y todos los demás que allí había, guardaban un maravilloso silencio, hasta que uno de los que al muerto trujeron dijo a otro. Ils s′abordèrent courtoisement les uns les autres ; puis, les saluts échangés, don Quichotte et ceux qui l′accompagnaient se mirent à considérer le brancard, sur lequel était étendu, tout couvert de fleurs, un cadavre vêtu en berger auquel on pouvait donner trente ans d′âge. Quoique mort, il montrait avoir été, pendant la vie, de belle tournure et de beau visage. Autour de lui, et sur le brancard même, on avait placé quelques livres et plusieurs papiers ouverts ou pliés. Ceux qui l′examinaient, comme ceux qui creusaient la fosse, et tous les autres assistants, gardaient un merveilleux silence ; enfin un de ceux qui l′avaient apporté dit à l′un de ses compagnons
-Mirá bien, Ambrosio, si es éste el lugar que Grisóstomo dijo, ya que queréis que tan puntualmente se cumpla lo que dejó mandado en su testamento. « Regarde, Ambroise, si c′est bien là l′endroit qu′a désigné Chrysostome, puisque tu veux si ponctuellement accomplir ce qu′il a ordonné dans son testament.
-Éste es -respondió Ambrosio-; que muchas veces en él me contó mi desdichado amigo la his toria de su desventura. Allí me dijo él que vio la vez primera a aquella enemiga mortal del linaje humano, y allí fue también donde la primera vez le declaró su pensamiento, tan honesto como enamorado, y allí fue la última vez donde Marcela le acabó de desengañar y desdeñar, de suerte que puso fin a la tragedia de su miserable vida. Y aquí, en memoria de tantas desdichas, quiso él que le depositasen en las entrañas del eterno olvido . – C′est bien là, répondit Ambroise ; car mon malheureux ami cent fois m′y a conté sa déplorable histoire. C′est là, m′a-t-il dit, qu′il vit pour la première fois cette mortelle ennemie du genre humain ; là que, pour la première fois, il lui déclara son amour aussi pur que passionné ; là, enfin, que Marcelle acheva de le désespérer par son indifférence et ses dédains, et l′obligea de mettre une fin tragique au misérable drame de sa vie ; c′est là qu′en souvenir de tant d′infortunes, il a voulu qu′on le déposât dans le sein d′un éternel oubli. »
Y, volviéndose a don Quijote y a los caminantes, prosiguió diciendo. Se tournant alors vers don Quichotte et les voyageurs, il continua de la sorte
-Ese cuerpo, señores , que con piadosos ojos estáis mirando, fue depositario de un alma en quien el cielo puso infinita parte de sus riquezas. Ése es el cuerpo de Grisóstomo, que fue único en el ingenio, solo en la cortesía, estremo en la gentileza, fénix en la amistad, magnífico sin tasa, grave sin presunción, alegre sin bajeza, y, finalmente, primero en todo lo que es ser bueno, y sin segundo en todo lo que fue ser desdichado. Quiso bien, fue aborrecido; adoró, fue desdeñado; rogó a una fiera, importunó a un mármol, corrió tras el viento, dio voces a la soledad, sirvió a la ingratitud, de quien alcanzó por premio ser despojos de la muerte en la mitad de la carrera de su vida, a la cual dio fin una pastora a quien él procuraba eternizar para que viviera en la memoria de las gentes, cual lo pudieran mostrar bien esos papeles que estáis mirando, si él no me hubiera mandado que los entregara al fuego en habiendo entregado su cuerpo a la tierra. « Ce corps, seigneurs, que vous regardez avec des yeux attendris, fut le dépositaire d′une âme en qui le ciel avait mis une grande partie de ses plus riches dons. C′est le corps de Chrysostome, qui fut unique pour l′esprit et pour la courtoisie, extrême pour la grâce et la noblesse, phénix en amitié, généreux et magnifique sans calcul, grave sans présomption, joyeux sans bassesse ; finalement, le premier en tout ce qui s′appelle être bon, et sans second en tout ce qui s′appelle être malheureux. Il aima, et fut haï ; il adora, et fut dédaigné ; il voulut adoucir une bête féroce, attendrir un marbre, poursuivre le vent, se faire entendre du désert ; il servit enfin l′ingratitude, et le prix qu′il en reçut, ce fut d′être la proie de la mort au milieu du cours de sa vie, à laquelle mit fin une bergère qu′il voulait faire vivre éternellement dans la mémoire des hommes. C′est ce que prouveraient au besoin ces papiers sur lesquels vous portez les regards, s′il ne m′avait enjoint de les livrer au feu dès que j′aurais livré son corps à la terre.
-De mayor rigor y crueldad usaréis vos con ellos -dijo Vivaldo- que su mesmo dueño, pues no es justo ni acertado que se cumpla la voluntad de quien lo que ordena va fuera de todo razonable discurso; y no le tuviera bueno Augusto César , si consintiera que se pusiera en ejecución lo que el divino Mantuano dejó en su testamento mandado. Ansí que, señor Ambrosio, ya que deis el cuerpo de vuestro amigo a la tierra, no queráis dar sus escritos al olvido; que si él ordenó como agraviado, no es bien que vos cumpláis como indiscreto. Antes haced, dando la vida a estos papeles, que la tenga siempre la crueldad de Marcela, para que sirva de ejemplo, en los tiempos que están por venir, a los vivientes, para que se aparten y huyan de caer en semejantes despeñaderos; que ya sé yo, y los que aquí venimos, la historia deste vuestro enamorado y desesperado amigo, y sabemos la amistad vuestra, y la ocasión de su muerte, y lo que dejó mandado al acabar de la vida; de la cual lamentable historia se puede sacar cuánto haya sido la crueldad de Marcela, el amor de Grisóstomo, la fe de la amistad vuestra, con el paradero que tienen los que a rienda suelta corren por la senda que el desvariado amor delante de los ojos les pone. Anoche supimos la muerte de Grisóstomo, y que en este lugar había de ser enterrado; y así, de curiosidad y de lástima, dejamos nuestro derecho viaje, y acordamos de venir a ver con los ojos lo que tanto nos había lastimado en oíllo. Y, en pago desta lástima y del deseo que en nosotros nació de remedialla si pudiéramos, te rogamos, ¡oh discreto Ambrosio! (a lo menos, yo te lo suplico de mi parte), que, dejando de abrasar estos papeles, me dejes llevar algunos dellos. – Mais, seigneur, reprit Vivaldo, ce serait les traiter avec plus de rigueur et de cruauté que leur auteur lui-même. Il n′est ni juste ni raisonnable d′exécuter à la lettre la volonté de celui qui commande des choses hors de toute raison. Qu′aurait fait Auguste s′il eût consenti qu′on exécutât ce qu′ordonnait par son testament le divin chantre de Mantoue ? Ainsi donc, seigneur Ambroise, c′est assez de donner le corps de votre ami à la terre ; ne donnez pas encore ses œuvres à l′oubli. Ce qu′il ordonna en homme outragé, ne l′accomplissez pas en instrument aveugle. Au contraire, en rendant la vie à ses écrits, rendez-la de même pour toujours à la cruauté de Marcelle, afin que, dans les temps à venir, elle serve d′exemple aux hommes, pour qu′ils évitent de tomber dans de semblables abîmes. Nous savons, en effet, nous tous qui vous entourons, l′histoire des amours et du désespoir de votre ami ; nous savons l′affection que vous lui portiez, la raison de sa mort, et ce qu′il ordonna en mettant fin à sa vie ; et de cette lamentable histoire nous pouvons inférer combien furent grands l′amour de Chrysostome, la cruauté de Marcelle, la foi de votre amitié, et quel terme fatal attend ceux qui, séduits par l′amour, se précipitent sans frein dans le sentier de perdition où il les entraîne. Hier au soir, en apprenant la mort de Chrysostome, nous avons su que son enterrement devait se faire en cet endroit ; et non moins remplis de compassion que de curiosité, nous avons résolu de quitter notre droit chemin pour venir voir de nos propres yeux ce dont le seul récit nous avait si vivement touchés. Pour prix de cette compassion, et du désir que nous avons formé de remédier, si nous avions pu, à cette infortune, nous vous prions, ô discret Ambroise, et moi, du moins, je vous supplie que renonçant à brûler ses écrits, vous m′en laissiez enlever quelques-uns. »
Y, sin aguardar que el pastor respondiese, alargó la mano y tomó algunos de los que más cerca estaban; viendo lo cual Ambrosio, dijo. Sans attendre la réponse du berger, Vivaldo étendit la main et saisit quelques papiers, de ceux qui se trouvaient le plus à sa portée. Voyant cela, Ambroise lui dit
-Por cortesía consentiré que os quedéis, señor, con los que ya habéis tomado; pero pensar que dejaré de abrasar los que quedan es pensamiento vano. « Par courtoisie, je consentirai, seigneur, à ce que vous gardiez ceux que vous avez pris ; mais espérer que je renonce à jeter le reste au feu, c′est une espérance vaine. »
Vivaldo, que deseaba ver lo que los papeles decían, abrió luego el uno dellos y vio que tenía por título: Canción desesperada. Oyólo Ambrosio y dijo. Vivaldo, qui brûlait de savoir ce que contenaient ces papiers, en ouvrit un précipitamment, et il vit qu′il avait pour titre Chant de désespoir. Quand Ambroise l′entendit citer
-Ése es el último papel que escribió el desdichado; y, porque veáis, señor, en el término que le tenían sus desventuras, leelde de modo que seáis oído; que bien os dará lugar a ello el que se tardare en abrir la sepultura. « Voilà, s′écria-t-il, les derniers vers qu′écrivit l′infortuné ; et, pour que vous voyiez, seigneur, en quelle situation l′avait réduit sa disgrâce, lisez-les de manière que vous soyez entendu vous en aurez bien le temps pendant qu′on achèvera de creuser la tombe.
-Eso haré yo de muy buena gana -dijo Vivaldo. – C′est ce que je ferai de bon cœur, » répondit Vivaldo ;
Y, como todos los circunstantes tenían el mesmo deseo, se le pusieron a la redonda; y él, leyendo en voz clara, vio que así decía: et comme tous les assistants partageaient son envie, ils se mirent en cercle autour de lui, et voici ce qu′il leur lut d′une voix haute et sonore.






I. Capítulo XIV. Donde se ponen los versos desesperados del difunto pastor, con otros no esperados sucesos.

Chapitre XIV Où sont rapportés les vers désespérés du berger défunt, avec d′autres événements inespérés

CANCIÓN DE GRISÓSTOMO
Ya que quieres, cruel, que se publique,
de lengua en lengua y de una en otra gente,
del áspero rigor tuyo la fuerza,
haré que el mesmo infierno comunique
al triste pecho mío un son doliente,
con que el uso común de mi voz tuerza.
Y al par de mi deseo, que se esfuerza
a decir mi dolor y tus hazañas,
de la espantable voz irá el acento,
y en él mezcladas, por mayor tormento,
pedazos de las míseras entrañas.
Escucha, pues, y presta atento oído,
no al concertado son, sino al rüido
que de lo hondo de mi amargo pecho,
llevado de un forzoso desvarío,
por gusto mío sale y tu despecho.
El rugir del león, del lobo fiero
el temeroso aullido, el silbo horrendo
de escamosa serpiente, el espantable
baladro de algún monstruo, el agorero
graznar de la corneja, y el estruendo
del viento contrastado en mar instable;
del ya vencido toro el implacable
bramido, y de la viuda tortolilla
el sentible arrullar; el triste canto
del envidiado búho , con el llanto
de toda la infernal negra cuadrilla,
salgan con la doliente ánima fuera ,
mezclados en un son, de tal manera
que se confundan los sentidos todos,
pues la pena cruel que en mí se halla
para contalla pide nuevos modos .
De tanta confusión no las arenas
del padre Tajo oirán los tristes ecos,
ni del famoso Betis las olivas:
que allí se esparcirán mis duras penas
en altos riscos y en profundos huecos,
con muerta lengua y con palabras vivas
o ya en escuros valles, o en esquivas
playas, desnudas de contrato humano,
o adonde el sol jamás mostró su lumbre,
o entre la venenosa muchedumbre
de fieras que alimenta el Libio llano ;
que, puesto que en los páramos desiertos
los ecos roncos de mi mal, inciertos,
suenen con tu rigor tan sin segundo,
por privilegio de mis cortos hados,
serán llevados por el ancho mundo.
Mata un desdén, atierra la paciencia ,
o verdadera o falsa, una sospecha;
matan los celos con rigor más fuerte;
desconcierta la vida larga ausencia;
contra un temor de olvido no aprovecha
firme esperanza de dichosa suerte.
En todo hay cierta, inevitable muerte;
mas yo, ¡milagro nunca visto!, vivo
celoso, ausente, desdeñado y cierto
de las sospechas que me tienen muerto;
y en el olvido en quien mi fuego avivo,
y, entre tantos tormentos, nunca alcanza
mi vista a ver en sombra a la esperanza,
ni yo, desesperado, la procuro;
antes, por estremarme en mi querella ,
estar sin ella eternamente juro.
¿Puédese, por ventura, en un instante
esperar y temer, o es bien hacello,
siendo las causas del temor más ciertas?
¿Tengo, si el duro celo está delante ,
de cerrar estos ojos, si he de vello
por mil heridas en el alma abiertas?
¿Quién no abrirá de par en par las puertas
a la desconfianza, cuando mira
descubierto el desdén, y las sospechas,
¡oh amarga conversión!, verdades hechas,
y la limpia verdad vuelta en mentira?
¡Oh, en el reino de amor fieros tiranos
celos, ponedme un hierro en estas manos!
Dame, desdén, una torcida soga.
Mas, ¡ay de mí!, que, con cruel vitoria,
vuestra memoria el sufrimiento ahoga.
Yo muero, en fin; y, porque nunca espere
buen suceso en la muerte ni en la vida,
pertinaz estaré en mi fantasía.
Diré que va acertado el que bien quiere,
y que es más libre el alma más rendida
a la de amor antigua tiranía.
Diré que la enemiga siempre mía
hermosa el alma como el cuerpo tiene,
y que su olvido de mi culpa nace,
y que, en fe de los males que nos hace,
amor su imperio en justa paz mantiene.
Y, con esta opinión y un duro lazo ,
acelerando el miserable plazo
a que me han conducido sus desdenes,
ofreceré a los vientos cuerpo y alma,
sin lauro o palma de futuros bienes.
Tú, que con tantas sinrazones muestras
la razón que me fuerza a que la haga
a la cansada vida que aborrezco,
pues ya ves que te da notorias muestras
esta del corazón profunda llaga ,
de cómo, alegre, a tu rigor me ofrezco,
si, por dicha, conoces que merezco
que el cielo claro de tus bellos ojos
en mi muerte se turbe, no lo hagas;
que no quiero que en nada satisfagas,
al darte de mi alma los despojos.
Antes, con risa en la ocasión funesta,
descubre que el fin mío fue tu fiesta;
mas gran simpleza es avisarte desto,
pues sé que está tu gloria conocida
en que mi vida llegue al fin tan presto.
Venga, que es tiempo ya, del hondo abismo
Tántalo con su sed; Sísifo venga
con el peso terrible de su canto;
Ticio traya su buitre, y ansimismo
con su rueda Egïón no se detenga,
ni las hermanas que trabajan tanto;
y todos juntos su mortal quebranto
trasladen en mi pecho, y en voz baja
-si ya a un desesperado son debidas-
canten obsequias tristes , doloridas,
al cuerpo a quien se niegue aun la mortaja.
Y el portero infernal de los tres rostros,
con otras mil quimeras y mil monstros ,
lleven el doloroso contrapunto;
que otra pompa mejor no me parece
que la merece un amador difunto.
Canción desesperada, no te quejes
cuando mi triste compañía dejes;
antes, pues que la causa do naciste
con mi desdicha augmenta su ventura,
aun en la sepultura no estés triste.
« Puisque tu veux, cruelle, que l′on publie
de bouche en bouche et de pays en pays
l′âpre violence de ta rigueur,
je ferai en sorte que l′enfer lui-même communique
à ma triste poitrine un accent lamentable
qui change l′ordinaire accent de ma voix.
Et, au gré de mon désir, qui s′efforce
de raconter ma douleur et tes prouesses,
il en sortira un effroyable cri,
auquel seront mêlés,
pour plus de tourment,
des morceaux de mes misérables entrailles.
Écoute donc, et prête une oreille attentive,
non pas au son harmonieux, mais au bruit confus
qui, pour ma satisfaction et pour ton dépit,
s′exhale du fond de ma poitrine amère :
« Que le rugissement du lion,
le féroce hurlement du loup,
le sifflement horrible du serpent écailleux,
l′effroyable cri de quelque monstre,
le croassement augural de la corneille,
le vacarme du vent qui agite la mer,
l′implacable mugissement du taureau vaincu,
le plaintif roucoulement de la tourterelle veuve,
le chant sinistre du hibou,
et les gémissements de toute la noire troupe de l′enfer accompagnent la plainte de mon âme,
et se mêlent en un son qui trouble tous les sens ;
car la peine qui me déchire a besoin,
pour être contée, de moyens nouveaux.
« Ce ne sont point les sables dorés du Tage,
ni les oliviers du fameux Bétis,
qui entendront les échos de cette étrange confusion :
c′est sur le sommet des rochers
et dans la profondeur des abîmes que,
d′une langue morte, mais de paroles toujours vivantes,
se répandront mes déchirantes peines ;
ou dans d′obscurs vallons,
ou sur des plages arides,
ou dans des lieux que le soleil n′éclaira jamais de sa lumière,
ou parmi la multitude de bêtes venimeuses
que nourrit le limon du Nil.
Et, tandis que, dans les déserts sauvages,
les échos sourds et incertains résonneront
de mon mal et de ta rigueur sans pareille,
par privilège de mon misérable destin,
ils seront portés dans l′immensité du monde.
« Un dédain donne la mort ; un soupçon faux
ou vrai met à bout la patience ;
la jalousie tue d′une pointe cruelle ;
une longue absence trouble la vie,
et à la crainte de l′oubli ne résiste
nulle espérance d′un sort heureux ;
en tout se montre la mort inévitable.
Mais moi, prodige inouï ! je vis jaloux, absent,
dédaigné, et certain des soupçons qui me tuent.
Dans l′oubli où mon feu s′avive,
et parmi tant de tourments,
ma vue ne peut atteindre l′ombre de l′espérance,
et, dans mon désespoir, je ne la désire pas ;
au contraire, pour me plonger
et m′opiniâtrer dans ma plainte,
je jure de la fuir éternellement.
« Peut-on, par hasard, dans le même instant,
espérer et craindre ? ou est-ce bien de le faire,
quand les raisons de craindre sont les plus certaines ?
Dois-je, si la cruelle jalousie se présente à moi,
dois-je fermer les yeux,
quand je ne peux manquer de la voir
à travers les mille blessures dont mon âme est percée ?
Qui n′ouvrirait toutes grandes les portes
à la méfiance et à la crainte,
quand il voit l′indifférence à découvert,
ses soupçons devenus, par une amère conviction,
des vérités palpables,
et la vérité nue déguisée en mensonge ?
Ô jalousie, tyran du royaume d′Amour,
mets-moi des fers à ces deux mains !
Donne-moi, Dédain, la corde du supplice !
Mais, hélas ! par une cruelle victoire,
la Souffrance étouffe votre souvenir !
« Toi qui fais voir, par tant de traitements cruels,
la raison qui m′oblige à traiter de même la vie
qui me lasse et que j′abhorre ;
puisque cette profonde blessure de mon cœur
te donne d′éclatantes preuves de la joie
qu′il sent à s′offrir aux coups de ta rigueur,
si, par bonheur, tu me reconnais
digne que le pur ciel de tes beaux yeux
soit troublé par la mort, n′en fais rien :
je ne veux pas que tu me donnes un regret
en échange des dépouilles de mon âme.
Au contraire, que ton rire, dans le moment funeste,
prouve que ma fin est une fête pour toi.
Mais c′est une grande simplicité
de te donner cet avis,
sachant que tu mets ta gloire
à ce que ma vie arrive
si promptement à son terme.
« Viennent donc, puisque l′heure a sonné,
viennent du profond de l′abîme, Tantale avec sa soif,
Sisyphe avec le poids de son rocher ;
que Prométhée amène son vautour,
qu′Ixion n′arrête point sa roue,
ni les cinquante Sœurs leur interminable travail ;
que tous ensemble transportent
dans mon cœur leur mortel supplice, et qu′à voix basse
(si l′on en doit à celui qui meurt de sa main)
ils chantent de tristes obsèques à ce corps
auquel on refusera un saint linceul ;
que le portier de l′enfer, aux trois têtes,
que mille autres chimères et mille autres monstres
fassent à ce concert un douloureux contre-point :
il me semble que nulle autre pompe
ne peut mieux convenir aux funérailles
d′un homme mort d′amour.
« Chant de désespoir, n′éclate pas en plaintes
quand tu abandonneras ma triste compagnie ;
au contraire, puisque la cause qui t′a fait naître
augmente de mon malheur son bonheur,
garde-toi, même en la sépulture,
de montrer ta tristesse. »
Bien les pareció, a los que escuchado habían, la canción de Grisóstomo, puesto que el que la leyó dijo que no le parecía que conformaba con la relación que él había oído del recato y bondad de Marcela, porque en ella se quejaba Grisóstomo de celos, sospechas y de ausencia, todo en perjuicio del buen crédito y buena fama de Marcela. A lo cual respondió Ambrosio, como aquel que sabía bien los más escondidos pensamientos de su amigo. Bons furent trouvés les vers de Chrysostome par ceux qui en avaient entendu la lecture. Toutefois Vivaldo fit remarquer qu′ils ne paraissaient pas d′accord avec ce qu′on lui avait raconté de la modestie et de la vertu de Marcelle ; Chrysostome, en effet, s′y plaignait de jalousie, de soupçons, d′absences, toutes choses fort au détriment de la bonne et pure renommée de son amante. Mais Ambroise, comme un homme qui avait su les plus secrètes pensées de son ami, répondit aussitôt :
-Para que, señor, os satisfagáis desa duda, es bien que sepáis que cuando este desdichado escribió esta canción estaba ausente de Marcela, de quien él se había ausentado por su voluntad, por ver si usaba con él la ausencia de sus ordinarios fueros. Y, como al enamorado ausente no hay cosa que no le fatigue ni temor que no le dé alcance, así le fatigaban a Grisóstomo los celos imaginados y las sospechas temidas como si fueran verdaderas. Y con esto queda en su punto la verdad que la fama pregona de la bondad de Marcela; la cual, fuera de ser cruel y un poco arrogante y un mucho desdeñosa, la mesma envidia ni debe ni puede ponerle falta alguna. « Il faut que vous sachiez, seigneur, pour éclaircir votre doute, qu′au moment où cet infortuné écrivit les vers que vous venez de lire, il était loin de Marcelle, qu′il avait volontairement quittée pour essayer si l′absence userait avec lui de son ordinaire pouvoir, et comme, pour l′amant absent, il n′est soupçon qui ne le poursuive ni crainte qui ne l′assiége, de même Chrysostome souffrait les tourments trop réels d′une jalousie imaginaire. Ainsi demeure hors de toute atteinte la vérité que publie la renommée sur la vertu de Marcelle, à laquelle, au défaut près d′être cruelle, un peu arrogante et très-dédaigneuse, l′envie même ne pourrait reprocher ni découvrir la moindre tache. »
-Así es la verdad -respondió Vivaldo. Vivaldo lui répondit qu′il avait raison ;
Y, queriendo leer otro papel de los que había reservado del fuego, lo estorbó una maravillosa visión -que tal parecía ella- que improvisamente se les ofreció a los ojos; y fue que, por cima de la peña donde se cavaba la sepultura, pareció la pastora Marcela , tan hermosa que pasaba a su fama su hermosura. Los que hasta entonces no la habían visto la miraban con admiración y silencio, y los que ya estaban acostumbrados a verla no quedaron menos suspensos que los que nunca la habían visto. Mas, apenas la hubo visto Ambrosio, cuando, con muestras de ánimo indignado, le dijo. et, comme il voulait lire un autre papier de ceux qu′il avait sauvés du feu, il en fut empêché par une merveilleuse vision (tel en paraissait du moins l′objet) qui tout à coup s′offrit à leurs yeux. Sur la roche au pied de laquelle se creusait la sépulture apparut la bergère Marcelle, si belle, que sa beauté passait sa renommée. Ceux qui ne l′avaient point encore vue la regardaient dans le silence de l′admiration, et ceux qui avaient l′habitude de la voir ne restèrent pas moins étonnés que les autres. Mais dès qu′Ambroise l′eut aperçue, il s′écria avec l′accent d′une âme indignée :
-¿Vienes a ver, por ventura, ¡oh fiero basilisco destas montañas!, si con tu presencia vierten sangre las heridas deste miserable a quien tu crueldad quitó la vida? ¿O vienes a ufanarte en las crueles hazañas de tu condición, o a ver desde esa altura, como otro despiadado Nero , el incendio de su abrasada Roma, o a pisar, arrogante, este desdichado cadáver, como la ingrata hija al de su padre Tarquino? Dinos presto a lo que vienes, o qué es aquello de que más gustas; que, por saber yo que los pensamientos de Grisóstomo jamás dejaron de obedecerte en vida, haré que, aun él muerto, te obedezcan los de todos aquellos que se llamaron sus amigos. « Viens-tu par hasard, sauvage basilic de ces montagnes, dont le seul regard empoisonne, viens-tu voir si ta présence fera couler le sang des blessures de ce malheureux que ta cruauté a privé de la vie ? Viens-tu t′applaudir et te glorifier des cruelles prouesses de ta bizarre humeur ? ou bien voir, du haut de cette colline, comme un autre impitoyable Néron, l′incendie de sa Rome en flammes, ou fouler aux pieds ce misérable cadavre, comme la fille dénaturée de Tarquin foula celui de son père< ? Dis-nous vite ce qui t′amène, et ce que tu souhaites de nous ; car, sachant que jamais la volonté de Chrysostome ne cessa de t′obéir durant sa vie, je ferai en sorte, après sa mort, que tu sois également obéie par les volontés de tous ceux qui s′appelèrent ses amis.
-No vengo, ¡oh Ambrosio! , a ninguna cosa de las que has dicho -respondió Marcela-, sino a volver por mí misma, y a dar a entender cuán fuera de razón van todos aquellos que de sus penas y de la muerte de Grisóstomo me culpan; y así, ruego a todos los que aquí estáis me estéis atentos, que no será menester mucho tiempo ni gastar muchas palabras para persuadir una verdad a los discretos . – Je ne viens, ô Ambroise, répondit Marcelle, pour aucune des choses que tu as dites ; je viens prendre moi-même ma défense, et prouver combien ont tort ceux qui m′accusent de leurs peines et de la mort de Chrysostome. Je vous prie donc, vous tous qui êtes ici présents, de m′écouter avec attention ; il ne faut dépenser ni beaucoup de temps ni beaucoup de paroles pour démontrer une vérité aux esprits intelligents.
»Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura; y, por el amor que me mostráis, decís, y aun queréis, que esté yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. Y más, que podría acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y, siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir ′′Quiérote por hermosa; hasme de amar aunque sea feo′′. Pero, puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, que no todas hermosuras enamoran; que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad; que si todas las bellezas enamorasen y rindiesen, sería un andar las voluntades confusas y descaminadas, sin saber en cuál habían de parar; porque, siendo infinitos los sujetos hermosos, infinitos habían de ser los deseos. Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? Si no, decidme: si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades? Cuanto más, que habéis de considerar que yo no escogí la hermosura que tengo; que, tal cual es, el cielo me la dio de gracia, sin yo pedilla ni escogella. Y, así como la víbora no merece ser culpada por la ponzoña que tiene, puesto que con ella mata, por habérsela dado naturaleza, tampoco yo merezco ser reprehendida por ser hermosa; que la hermosura en la mujer honesta es como el fuego apartado o como la espada aguda, que ni él quema ni ella corta a quien a ellos no se acerca. La honra y las virtudes son adornos del alma, sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe de parecer hermoso. Pues si la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y al alma más adornan y hermosean, ¿por qué la ha de perder la que es amada por hermosa, por corresponder a la intención de aquel que, por sólo su gusto, con todas sus fuerzas e industrias procura que la pierda. « Le ciel, à ce que vous dites, m′a faite belle, de telle sorte que, sans pouvoir vous en défendre, ma beauté vous force de m′aimer ; et, en retour de l′amour que vous avez pour moi, vous dites et vous prétendez que je suis tenue de vous aimer. Je reconnais bien, par l′intelligence naturelle que Dieu m′a donnée, que tout ce qui est beau est aimable ; mais je ne puis comprendre que, par la raison qu′il est aimable, ce qui est aimé comme beau soit tenu d′aimer ce qui l′aime, d′autant mieux qu′il pourrait arriver que ce qui aime le beau fût laid : or le laid étant digne de haine, il vient mal à propos de dire : Je t′aime parce que tu es belle ; tu dois m′aimer quoique je sois laid. Mais supposons que les beautés soient égales : ce n′est pas une raison pour que les désirs soient égaux, car de toutes les beautés ne naît pas l′amour : il y en a qui réjouissent la vue sans soumettre la volonté. Si toutes les beautés touchaient et forçaient les cœurs, le monde serait une confusion où les volontés se croiseraient et s′entrechoqueraient sans savoir où se prendre et se fixer ; car, rencontrant des beautés en nombre infini, les désirs seraient également infinis ; et l′amour véritable, à ce que j′ai ouï dire, ne se divise point : il doit être volontaire et non forcé`. S′il en est ainsi, comme je le crois, pourquoi voulez-vous que mon cœur cède à la contrainte, et seulement parce que vous dites que vous m′aimez bien ? Mais, dites-moi, si le ciel, au lieu de me faire belle, m′eût faite laide, serait-il juste que je me plaignisse de vous parce que vous ne m′aimeriez pas ? D′ailleurs, vous devez considérer que la beauté que j′ai, je ne l′ai pas choisie ; telle qu′elle est, le ciel me l′a donnée par pure grâce, sans prière, sans choix de ma part ; et, de même que la vipère ne mérite pas d′être accusée du venin qu′elle porte dans sa bouche, bien que ce venin cause la mort, parce que la nature le lui a donné, de même je ne mérite pas de reproches pour être née belle. La beauté, dans la femme honnête, est comme le feu éloigné, comme l′épée immobile ; ni l′un ne brûle, ni l′autre ne blesse ceux qui ne s′en approchent point. L′honneur et la vertu sont des ornements de l′âme, sans lesquels le corps peut, mais ne doit point paraître beau. Eh bien, si l′honnêteté est un des mérites qui ornent et embellissent le plus le corps et l′âme, pourquoi la femme qu′on aime pour ses charmes devrait-elle la perdre, afin de correspondre aux désirs de l′homme qui, pour son plaisir seul, essaye, par tous les moyens, de la lui enlever ?
»Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos. Los árboles destas montañas son mi compañía, las claras aguas destos arroyos mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras. Y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Grisóstomo ni a otro alguno, el fin de ninguno dellos bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad. Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos, y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que, cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad, y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura; y si él, con todo este desengaño, quiso porfiar contra la esperanza y navegar contra el viento, ¿qué mucho que se anegase en la mitad del golfo de su desatino? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hiciera contra mi mejor intención y prosupuesto. Porfió desengañado, desesperó sin ser aborrecido: mirad ahora si será razón que de su pena se me dé a mí la culpa . Quéjese el engañado , desespérese aquel a quien le faltaron las prometidas esperanzas, confíese el que yo llamare, ufánese el que yo admitiere; pero no me llame cruel ni homicida aquel a quien yo no prometo, engaño, llamo ni admito. Libre je suis née, et, pour pouvoir mener une vie libre, j′ai choisi la solitude des champs. Les arbres de ces montagnes sont ma compagnie, les eaux claires de ces ruisseaux, mes miroirs ; c′est aux arbres et aux ruisseaux que je communique mes pensées et mes charmes. Je suis un feu éloigné, une épée mise hors de tout contact. Ceux que j′ai rendus amoureux par ma vue, je les ai détrompés par mes paroles ; et si les désirs ne s′alimentent que d′espérance, n′en ayant jamais donné la moindre ni à Chrysostome ni à nul autre, on peut dire que c′est plutôt son obstination que ma cruauté qui lui a donné la mort. Si l′on m′objecte que ses désirs étaient honnêtes, et que, pour cela, j′étais obligée de m′y rendre, je répondrai que quand, dans ce même endroit où l′on creuse à présent sa fosse, il me découvrit l′honnêteté de son intention, je lui dis que la mienne était de vivre en perpétuelle solitude, et que la terre seule possédât les dépouilles intactes de ma beauté ; que si, malgré cet avis qui devait lui dessiller les yeux, il voulut s′obstiner contre l′espérance et naviguer contre le vent, est-il étonnant qu′il ait fait naufrage au milieu du golfe de son imprudence ? Si je l′avais abusé, j′aurais été fausse ; si je l′avais satisfait, j′aurais manqué à ma sainte résolution. Il s′opiniâtra, quoique détrompé ; il se désespéra, sans être haï. Voyez maintenant s′il est juste qu′on m′accuse de ses tourments. Ai-je trompé quelqu′un, qu′il se plaigne ; ai-je manqué à mes promesses, qu′il se désespère ; l′ai-je appelé, qu′il prenne confiance ; l′ai-je admis à mes faveurs, qu′il se glorifie. Mais doit-il me nommer cruelle et homicide, celui que je n′ai point trompé, point appelé, point choisi ?
»El cielo aún hasta ahora no ha querido que yo ame por destino, y el pensar que tengo de amar por elección es escusado. Este general desengaño sirva a cada uno de los que me solicitan de su particular provecho ; y entiéndase, de aquí adelante, que si alguno por mí muriere, no muere de celoso ni desdichado, porque quien a nadie quiere, a ninguno debe dar celos; que los desengaños no se han de tomar en cuenta de desdenes. El que me llama fiera y basilisco, déjeme como cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata, no me sirva; el que desconocida, no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera, este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida, ni los buscará, servirá, conocerá ni seguirá en ninguna manera. Que si a Grisóstomo mató su impaciencia y arrojado deseo, ¿por qué se ha de culpar mi honesto proceder y recato? Si yo conservo mi limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda el que quiere que la tenga con los hombres? Yo, como sabéis, tengo riquezas propias y no codicio las ajenas; tengo libre condición y no gusto de sujetarme: ni quiero ni aborrezco a nadie. No engaño a éste ni solicito aquél, ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera. Le ciel, jusqu′à présent, n′a pas voulu que j′aimasse par fatalité ; croire que j′aimerai par choix, c′est une erreur. Que cet avertissement général serve à tous ceux qui me sollicitent pour leur goût particulier, et que l′on sache dorénavant que, si quelqu′un meurt pour moi, ce ne sera ni de jalousie ni de dédain ; car celle qui n′aime personne ne peut donner de jalousie à personne, et détromper les gens n′est pas les dédaigner. Celui qui m′appelle basilic et bête féroce, qu′il me fuie comme une chose haïssable et dangereuse ; celui qui m′appelle ingrate, qu′il ne me serve pas ; étrange et impénétrable, qu′il ne cherche point à me connaître ; cruelle, elle, cette impénétrable, ne veut les chercher, les suivre, les servir et les connaître en aucune façon. Si ses impatiences et ses ardents désirs ont fait périr Chrysostome, la faute en est-elle à ma conduite honnête et à ma circonspection ? Si je conserve ma vertu parmi les arbres de ces solitudes, pourquoi veut-il me la faire perdre, celui qui veut que je la garde parmi les hommes ? J′ai, comme vous le savez, des biens à moi ; je ne convoite pas ceux des autres ; ma situation me rend libre, et il ne me plaît pas de me faire esclave. Je n′aime ni ne hais personne. On ne peut dire que je trompe celui-ci, que je flatte celui-là, que je me raille de l′un et m′adoucis avec l′autre. L′honnête compagnie des bergères de ces villages et le soin de mes chèvres suffisent à mes plaisirs. Ces montagnes forment tout le domaine de mes désirs, et si parfois ils en franchissent les limites, c′est pour contempler la beauté du ciel, où l′âme doit diriger ses pas, comme à son premier et dernier séjour. »
Y, en diciendo esto, sin querer oír respuesta alguna, volvió las espaldas y se entró por lo más cerrado de un monte que allí cerca estaba, dejando admirados, tanto de su discreción como de su hermosura, a todos los que allí estaban. Y algunos dieron muestras -de aquellos que de la poderosa flecha de los rayos de sus bellos ojos estaban heridos- de quererla seguir, sin aprovecharse del manifiesto desengaño que habían oído. Lo cual visto por don Quijote , pare ciéndole que allí venía bien usar de su caballería, socorriendo a las doncellas menesterosas, puesta la mano en el puño de su espada, en altas e inteligibles voces, dijo. En achevant ces mots, et sans attendre aucune réponse, la bergère se retourna, et disparut dans le plus épais d′un bois qui couvrait la montagne, laissant dans l′admiration, aussi bien de son esprit que de sa beauté, tous ceux qui l′avaient entendue. Quelques-uns de ceux qu′avait blessés la puissante flèche des rayons de ses beaux yeux firent mine de vouloir la suivre, sans mettre à profit l′avertissement qu′elle venait de leur donner. Mais aussitôt que don Quichotte s′aperçut de leur intention, il lui sembla que l′occasion était belle d′exercer sa chevalerie, en portant secours aux demoiselles qui en avaient besoin. Mettant la main à la garde de son épée, d′une voix haute et intelligible, il s′écria :
-Ninguna persona, de cualquier estado y condición que sea, se atreva a seguir a la hermosa Marcela, so pena de caer en la furiosa indignación mía. Ella ha mostrado con claras y suficientes razones la poca o ninguna culpa que ha tenido en la muerte de Grisóstomo, y cuán ajena vive de condescender con los deseos de ninguno de sus amantes, a cuya causa es justo que, en lugar de ser seguida y perseguida, sea honrada y estimada de todos los buenos del mundo, pues muestra que en él ella es sola la que con tan honesta intención vive . « Que personne, de quelque état et condition que ce soit, ne s′avise de suivre la belle Marcelle, sous peine d′éveiller mon indignation et d′encourir ma colère. Elle a prouvé, par d′éclatantes raisons, qu′elle est à peu près, ou plutôt tout à fait innocente de la mort de Chrysostome ; elle a prouvé combien elle est éloignée de condescendre aux vœux d′aucun de ses amants. Au lieu donc d′être suivie et poursuivie, il est juste qu′elle soit estimée et honorée de toutes les âmes honnêtes qui peuplent le monde ; car elle y est sans doute la seule femme qui passe sa vie en de si pures intentions. »
O ya que fuese por las amenazas de don Quijote, o porque Ambrosio les dijo que concluyesen con lo que a su buen amigo debían, ninguno de los pastores se movió ni apartó de allí hasta que, acabada la sepultura y abrasados los papeles de Grisóstomo, pusieron su cuerpo en ella, no sin muchas lágrimas de los circunstantes. Cerraron la sepultura con una gruesa peña, en tanto que se acababa una losa que, según Ambrosio dijo, pensaba mandar hacer, con un epitafio que había de decir desta manera. Soit que les menaces de don Quichotte leur imposassent, soit qu′Ambroise les priât de remplir jusqu′au bout leur devoir envers son ami, aucun des bergers ne fit un pas pour s′éloigner jusqu′à ce que, la fosse creusée, et les papiers de Chrysostome brûlés, ils eussent déposé son corps dans la tombe : ce qui ne s′acheva point sans arracher des larmes à tous les assistants. On couvrit la fosse d′un large éclat de rocher, en attendant qu′on eût achevé une pierre tumulaire sur laquelle, à ce que dit Ambroise, il pensait faire graver ces vers pour épitaphe :
Yace aquí de un amador
el mísero cuerpo helado,
que fue pastor de ganado,
perdido por desamor.
Murió a manos del rigor
de una esquiva hermosa ingrata,
con quien su imperio dilata
la tiranía de su amor.
« Ci-gît le corps glacé
d′un amant malheureux,
qui fut un berger de troupeaux,
et que perdit un refus d′amour .
« Il mourut sous les coups de la rigueur
d′une ingrate beauté
par qui l′Amour étend
la tyrannie de son empire. »

Luego esparcieron por cima de la sepultura muchas flores y ramos, y, dando todos el pésame a su amigo Ambrosio, se despidieron dél. Lo mesmo hicieron Vivaldo y su compañero, y don Quijote se despidió de sus huéspedes y de los caminantes, los cuales le rogaron se viniese con ellos a Sevilla, por ser lugar tan acomodado a hallar aventuras , que en cada calle y tras cada esquina se ofrecen más que en otro alguno. Don Quijote les agradeció el aviso y el ánimo que mostraban de hacerle merced, y dijo que por entonces no quería ni debía ir a Sevilla, hasta que hubiese despojado todas aquellas sierras de ladrones malandrines, de quien era fama que todas estaban llenas. Viendo su buena determinación, no quisieron los caminantes importunarle más, sino, tornándose a despedir de nuevo, le dejaron y prosiguieron su camino, en el cual no les faltó de qué tratar, así de la historia de Marcela y Grisóstomo como de las locuras de don Quijote. El cual determinó de ir a buscar a la pastora Marcela y ofrecerle todo lo que él podía en su servicio. Mas no le avino como él pensaba, según se cuenta en el discurso desta verdadera historia, dando aquí fin la segunda parte .
On répandit ensuite sur la sépulture une infinité de fleurs et de branchages, et tous les bergers, ayant témoigné à leur ami Ambroise la part qu′ils prenaient à sa douleur, lui dirent successivement adieu. Vivaldo et son compagnon en firent autant, et, de son côté, don Quichotte prit congé de ses hôtes et des voyageurs, lesquels le conviaient à les accompagner à Séville, lieu si fécond en aventures, lui disaient-ils, qu′on en trouve plus au coin de chaque rue qu′en nulle autre ville du monde. Don Quichotte les remercia de leur conseil et de la bonne grâce qu′ils montraient à lui rendre service ; mais il ajouta qu′il ne voulait ni ne devait aller à Séville avant qu′il eût purgé toutes ces montagnes des bandits dont elles passaient pour être infestées. Les voyageurs, le voyant en cette bonne résolution, ne voulurent pas l′importuner davantage. Au contraire, après lui avoir dit une autre fois adieu, ils poursuivirent leur chemin, pendant lequel les sujets d′entretien ne leur manquèrent pas, ayant à converser sur l′histoire de Marcelle et de Chrysostome, et sur les folies de don Quichotte. Celui-ci résolut d′aller à la recherche de la bergère Marcelle, et de s′offrir à son service. Mais les choses n′arrivèrent point comme il l′imaginait, ainsi qu′on le verra dans la suite de cette véridique histoire, dont la seconde partie se termine en cet endroit.






I. Capítulo XV. Donde se cuenta la desgraciada aventura que se tops Don Quijote en topar con unos desalmados yangüeses

Chapitre XV Où l′on raconte la disgracieuse aventure que rencontra don Quichotte en rencontrant quelque Yangois dénaturés

Cuenta el sabio Cide Hamete Benengeli que, así como don Quijote se despidió de sus huéspedes y de todos los que se hallaron al entierro del pastor Grisóstomo, él y su escudero se entraron por el mesmo bosque donde vieron que se había entrado la pastora Marcela; y, habiendo andado más de dos horas por él, buscándola por todas partes sin poder hallarla, vinieron a parar a un prado lleno de fresca yerba, junto del cual corría un arroyo apacible y fresco; tanto, que convidó y forzó a pasar allí las horas de la siesta , que rigurosamente comenzaba ya a entrar. Le sage Cid Hamet Ben-Engeli raconte qu′aussitôt que don Quichotte eut pris congé de ses hôtes et de tous ceux qui s′étaient trouvés à l′enterrement de Chrysostome, il entra, suivi de son écuyer, dans le bois où ils avaient vu disparaître la bergère Marcelle ; mais, après avoir erré çà et là pendant deux heures, la cherchant de toutes parts, sans avoir pu la rencontrer, ils arrivèrent à une prairie couverte d′herbe fraîche, au milieu de laquelle coulait un doux et limpide ruisseau. Conviés par la beauté du lieu, ils résolurent d′y passer les heures de la sieste ; car l′ardeur de midi commençait à se faire rudement sentir.
Apeáronse don Quijote y Sancho , y, dejando al jumento y a Rocinante a sus anchuras pacer de la mucha yerba que allí había, dieron saco a las alforjas, y, sin cerimonia alguna, en buena paz y compañía, amo y mozo comieron lo que en ellas hallaron. Don Quichotte et Sancho mirent pied à terre, et, laissant l′âne et Rossinante paître tout à leur aise l′herbe abondante que le pré leur offrait, ils donnèrent l′assaut au bissac, et, sans cérémonie, en paix et en bonne société, maître et valet se mirent à manger ensemble ce qu′ils y trouvèrent.
No se había curado Sancho de echar sueltas a Rocinante, seguro de que le conocía por tan manso y tan poco rijoso que todas las yeguas de la dehesa de Córdoba no le hicieran tomar mal siniestro. Ordenó, pues, la suerte, y el diablo, que no todas veces duerme, que andaban por aquel valle paciendo una manada de hacas galicianas de unos arrieros gallegos, de los cuales es costumbre sestear con su recua en lugares y sitios de yerba y agua; y aquel donde acertó a hallarse don Quijote era muy a propósito de los gallegos .
Sucedió, pues, que a Rocinante le vino en deseo de refocilarse con las señoras facas; y saliendo, así como las olió, de su natural paso y costumbre, sin pedir licencia a su dueño, tomó un trotico algo picadillo y se fue a comunicar su necesidad con ellas. Mas ellas, que, a lo que pareció, debían de tener más gana de pacer que de ál, recibiéronle con las herraduras y con los dientes, de tal manera que, a poco espacio, se le rompieron las cinchas y quedó, sin silla, en pelota. Pero lo que él debió más de sentir fue que, viendo los arrieros la fuerza que a sus yeguas se les hacía, acudieron con estacas, y tantos palos le dieron que le derribaron malparado en el suelo.
Sancho n′avait pas songé à mettre des entraves à Rossinante ; car il le connaissait pour si bonne personne et si peu enclin au péché de la chair, que toutes les juments des herbages de Cordoue ne lui auraient pas donné la moindre tentation. Mais le sort ordonna, et le diable aussi, qui ne dort pas toujours, que justement dans ce vallon se trouvassent à paître un troupeau de juments galiciennes que menaient des muletiers yangois, lesquels ont coutume de faire la sieste avec leurs bêtes dans les endroits où se trouvent l′herbe et l′eau. Celui où s′était arrêté don Quichotte était donc fort à leur convenance. Or, il arriva que Rossinante sentit tout à coup le désir d′aller folâtrer avec mesdames les juments, et sortant, dès qu′il les eut flairées, de ses habitudes et de ses allures naturelles, sans demander permission à son maître, il prit un petit trot coquet, et s′en alla leur communiquer son amoureuse envie. Mais les juments, qui avaient sans doute plus besoin de paître que d′autre chose, le reçurent à coups de pieds et à coups de dents, si bien qu′en un moment elles rompirent les sangles de la selle, et le laissèrent tout nu sur le pré. Mais une autre disgrâce l′attendait, plus cuisante encore : les muletiers, voyant qu′il voulait faire violence à leurs juments, recoururent aux pieux qui servaient à les attacher, et lui assenèrent une telle bastonnade, qu′ils l′eurent bientôt jeté les quatre fers en l′air.
Ya en esto don Quijote y Sancho, que la paliza de Rocinante habían visto, llegaban ijadeando; y dijo don Quijote a Sancho. Cependant don Quichotte et Sancho, qui voyaient la déconfiture de Rossinante, accouraient tout haletants, et don Quichotte dit à son écuyer :
-A lo que yo veo, amigo Sancho, éstos no son caballeros, sino gente soez y de baja ralea. Dígolo porque bien me puedes ayudar a tomar la debida venganza del agravio que delante de nuestros ojos se le ha hecho a Rocinante. « À ce que je vois, ami Sancho, ces gens-là ne sont pas des chevaliers, mais de la vile et basse canaille. Ainsi, tu peux, en toute sûreté de conscience, m′aider à tirer une vengeance légitime de l′outrage qu′ils ont fait devant nos yeux à Rossinante.
-¿Qué diablos de venganza hemos de tomar -respondió Sancho-, si éstos son más de veinte y nosotros no más de dos, y aun, quizá, nosotros sino uno y medio?. – Quelle diable de vengeance avons-nous à tirer, répondit Sancho, s′ils sont plus de vingt, et nous seulement deux, ou plutôt un et demi ?
-Yo valgo por ciento -replicó don Quijote. – Moi, j′en vaux cent, » répliqua don Quichotte ;
Y, sin hacer más discursos, echó mano a su espada y arremetió a los gallegos, y lo mesmo hizo Sancho Panza, incitado y movido del ejemplo de su amo. Y, a las primeras, dio don Quijote una cuchillada a uno, que le abrió un sayo de cuero de que venía vestido, con gran parte de la espalda. et, sans plus de discours, il mit l′épée à la main et fondit sur les Yangois. Sancho fit de même, excité par l′exemple de son maître. À la première attaque, don Quichotte porta à l′un des muletiers un si grand coup d′épée, qu′il lui fendit un pourpoint de cuir, dont il était vêtu, et, de compagnie, un bon morceau de l′épaule.
Los gallegos, que se vieron maltratar de aquellos dos hombres solos, siendo ellos tantos, acudieron a sus estacas, y, cogiendo a los dos en medio, comenzaron a menudear sobre ellos con grande ahínco y vehemencia. Verdad es que al segundo toque dieron con Sancho en el suelo, y lo mesmo le avino a don Quijote, sin que le valiese su destreza y buen ánimo; y quiso su ventura que viniese a caer a los pies de Rocinante, que aún no se había levantado; donde se echa de ver la furia con que machacan estacas puestas en manos rústicas y enojadas. Les Yangois, qui se virent malmener par deux hommes seuls, étant si nombreux, accoururent avec leurs gourdins, et, enfermant au milieu de la troupe les deux téméraires, se mirent à jouer du bâton sur leurs reins avec une merveilleuse diligence. Il est vrai qu′à la seconde décharge ils avaient jeté Sancho sur le carreau, et que don Quichotte, en dépit de son adresse et de son courage, n′avait pas été quitte à meilleur marché. Son étoile voulut même qu′il allât tomber aux pieds de Rossinante, qui ne s′était pas encore relevé : tableau qui démontre bien avec quelle fureur officie le bâton entre des mains grossières et courroucées.
Viendo, pues, los gallegos el mal recado que habían hecho, con la mayor presteza que pudieron, cargaron su recua y siguieron su camino, dejando a los dos aventureros de mala traza y de peor talante. Les Yangois, voyant donc la méchante besogne qu′ils avaient faite, se dépêchèrent de charger leurs bêtes, et s′éloignèrent en toute hâte, laissant les deux aventuriers en mauvaise mine et en pire état.
El primero que se resintió fue Sancho Panza; y, hallándose junto a su señor, con voz enferma y lastimada, dijo. Le premier qui reprit ses sens fut Sancho Panza, lequel, se trouvant tout auprès de son maître, lui dit d′une voix plaintive et dolente :
-¡Señor don Quijote! ¡Ah, señor don Quijote. « Seigneur don Quichotte, aïe ! aïe ! seigneur don Quichotte !
-¿Qué quieres, Sancho hermano? -respondió don Quijote con el mesmo tono afeminado y doliente que Sancho. – Que veux-tu, mon frère Sancho ? répondit le chevalier d′un accent aussi lamentable.
-Querría, si fuese posible -respondió Sancho Panza-, que vuestra merced me diese dos tragos de aquella bebida del feo Blas , si es que la tiene vuestra merced ahí a mano. Quizá será de provecho para los quebrantamientos de huesos como lo es para las feridas. – Je voudrais bien, si c′était possible, répondit Sancho, que Votre Grâce me donnât deux gorgées de ce breuvage du Fier-Blas, si elle en a par hasard sous la main ; peut-être sera-t-il aussi bon pour les os rompus que pour la chair ouverte.
-Pues, a tenerla yo aquí, desgraciado yo , ¿qué nos faltaba? -respondió don Quijote-. Mas yo te juro, Sancho Panza, a fe de caballero andante, que antes que pasen dos días, si la fortuna no ordena otra cosa, la tengo de tener en mi poder, o mal me han de andar las manos. – Ah ! si j′en avais, malheureux que je suis, répondit don Quichotte, que nous manquerait-il ? Mais je te jure, Sancho Panza, foi de chevalier errant, que deux jours ne se passeront pas, si la fortune n′ordonne autre chose, sans que j′aie ce baume en mon pouvoir, ou j′aurai perdu l′usage des mains.
-Pues, ¿en cuántos le parece a vuestra merced que podremos mover los pies? -replicó Sancho Panza. – Deux jours ! répliqua Sancho ; mais en combien donc Votre Grâce croit-elle que nous aurons recouvré l′usage des pieds ?
-De mí sé decir -dijo el molido caballero don Quijote- que no sabré poner término a esos días. Mas yo me tengo la culpa de todo, que no había de poner mano a la espada contra hombres que no fuesen armados caballeros como yo; y así, creo que, en pena de haber pasado las leyes de la caballería , ha permitido el dios de las batallas que se me diese este castigo. Por lo cual, Sancho Panza, conviene que estés advertido en esto que ahora te diré, porque importa mucho a la salud de entrambos; y es que, cuando veas que semejante canalla nos hace algún agravio, no aguardes a que yo ponga mano al espada para ellos, porque no lo haré en ninguna manera , sino pon tú mano a tu espada y castígalos muy a tu sabor; que si en su ayuda y defensa acudieren caballeros, yo te sabré defender y ofendellos con todo mi poder; que ya habrás visto por mil señales y experiencias hasta adónde se estiende el valor de este mi fuerte brazo. – Pour mon compte, reprit le moulu chevalier, je ne pourrais trop en dire le nombre. Mais je crois que de ce malheur toute la faute est à moi : je ne devais pas tirer l′épée contre des hommes qui ne fussent pas armés chevaliers ; et c′est pour avoir violé les lois de la chevalerie que le Dieu des batailles a permis que je reçusse ce châtiment. C′est pourquoi, mon frère Sancho, il est bon que je t′avertisse d′une chose qui importe beaucoup au salut de tous deux ; à savoir, que, dès que tu verras qu′une semblable canaille nous fait insulte, tu n′attendes pas que je tire l′épée pour les châtier, ce que je ne ferai plus d′aucune façon ; mais toi, mets l′épée à la main, et châtie-les tout à ton aise ; et si des chevaliers accourent à leur aide et défense, alors je saurai bien te défendre et les repousser de la bonne manière, car tu as vu déjà, par mille preuves et expériences, jusqu′où s′étendent la force et la valeur de ce bras invincible. »
Tal quedó de arrogante el pobre señor con el vencimiento del valiente vizcaíno. Mas no le pareció tan bien a Sancho Panza el aviso de su amo que dejase de responder, diciendo. Tant le pauvre gentilhomme avait conservé d′arrogance depuis sa victoire sur le vaillant Biscayen ! Mais Sancho ne trouva pas tellement bon l′avis de son maître, qu′il ne crût devoir y répondre :
-Señor, yo soy hombre pacífico, manso, sosegado, y sé disimilar cualquiera injuria, porque tengo mujer y hijos que sustentar y criar. Así que, séale a vuestra merced también aviso, pues no puede ser mandato, que en ninguna manera pondré mano a la espada, ni contra villano ni contra caballero; y que, desde aquí para delante de Dios, perdono cuantos agravios me han hecho y han de hacer: ora me los haya hecho , o haga o haya de hacer, persona alta o baja, rico o pobre, hidalgo o pechero, sin eceptar estado ni condición alguna. « Seigneur, dit-il, je suis un homme doux, calme et pacifique, et je sais dissimuler toute espèce d′injures, parce que j′ai une femme à nourrir et des enfants à élever. Ainsi, que Votre Grâce reçoive également cet avis, puisque je ne peux dire cet ordre, que je ne mettrai d′aucune manière l′épée à la main, ni contre vilain, ni contre chevalier, et que, dès à présent jusqu′au jugement dernier, je pardonne toutes les offenses qu′on m′a faites ou qu′on pourra me faire, qu′elles soient venues, viennent ou doivent venir de personne haute ou basse, de riche ou de pauvre, d′hidalgo ou de manant, sans excepter aucun état ni condition. »
Lo cual oído por su amo, le respondió. Quand il entendit cela, son maître répondit :
-Quisiera tener aliento para poder hablar un poco descansado, y que el dolor que tengo en esta costilla se aplacara tanto cuanto, para darte a entender, Panza, en el error en que estás . Ven acá, pecador ; si el viento de la fortuna, hasta ahora tan contrario, en nuestro favor se vuelve, llevándonos las velas del deseo para que seguramente y sin contraste alguno tomemos puerto en alguna de las ínsulas que te tengo prometida, ¿qué sería de ti si, ganándola yo, te hiciese señor della? Pues ¿lo vendrás a imposibilitar por no ser caballero, ni quererlo ser, ni tener valor ni intención de vengar tus injurias y defender tu señorío? Porque has de saber que en los reinos y provincias nuevamente conquistados nunca están tan quietos los ánimos de sus naturales, ni tan de parte del nuevo señor que no se tengan temor de que han de hacer alguna novedad para alterar de nuevo las cosas , y volver, como dicen, a probar ventura; y así, es menester que el nuevo posesor tenga entendimiento para saberse gobernar, y valor para ofender y defenderse en cualquiera acontecimiento. « Je voudrais avoir assez d′haleine pour parler posément, et que la douleur dont je souffre à cette côte brisée se calmât un peu, pour te faire comprendre, ô Panza ! dans quelle erreur tu es. Or çà, pécheur impénitent, si le vent de la fortune, jusqu′à présent si contraire, tourne en notre faveur et remplit les voiles de notre désir, pour nous faire, sans plus de tempêtes, prendre port en quelqu′une des îles que je t′ai promises, qu′arrivera-t-il de toi, si, quand j′aurai conquis cette île, je veux t′en faire seigneur ? Tu vas m′en empêcher, parce que tu ne seras pas chevalier, et que tu ne veux pas l′être, et que tu n′as ni courage ni point d′honneur pour venger tes injures et défendre ta seigneurie : car il faut que tu saches que, dans les provinces ou royaumes nouvellement conquis, les esprits des naturels ne sont pas tellement tranquilles, ni tellement dans le parti de leur nouveau maître, qu′on ne doive craindre qu′ils ne veuillent encore brouiller les affaires, et, comme on dit, tenter fortune. Il faut donc que le nouveau possesseur ait assez d′entendement pour savoir se gouverner, et assez de valeur pour prendre, en tout événement, l′offensive et la défensive.
-En este que ahora nos ha acontecido -respondió Sancho-, quisiera yo tener ese entendimiento y ese valor que vuestra merced dice; mas yo le juro, a fe de pobre hombre, que más estoy para bizmas que para pláticas. Mire vuestra merced si se puede levantar, y ayudaremos a Rocinante, aunque no lo merece, porque él fue la causa principal de todo este molimiento. Jamás tal creí de Rocinante, que le tenía por persona casta y tan pacífica como yo . En fin, bien dicen que es menester mucho tiempo para venir a conocer las personas, y que no hay cosa segura en esta vida. ¿Quién dijera que tras de aquellas tan grandes cuchilladas como vuestra merced dio a aquel desdichado caballero andante, había de venir, por la posta y en seguimiento suyo, esta tan grande tempestad de palos que ha descargado sobre nuestras espaldas. – Dans celui qui vient de nous arriver, répondit Sancho, j′aurais bien voulu avoir cet entendement et cette valeur que vous dites. Mais je vous jure, foi de pauvre homme, qu′à cette heure j′ai plus besoin d′emplâtres que de sermons. Voyons, que Votre Grâce essaye de se lever, et nous aiderons ensuite Rossinante, bien qu′il ne le mérite guère, car c′est lui qui est la cause principale de toute cette pluie de coups. Jamais je n′aurais cru cela de Rossinante, que je tenais pour une personne chaste et pacifique autant que moi. Enfin, on a bien raison de dire qu′il faut bien du temps pour connaître les gens, et que rien n′est sûr en cette vie. Qui aurait dit qu′après les grands coups d′épée que Votre Grâce a donnés à ce malheureux errant, viendrait si vite à leur suite cette grande tempête de coups de bâton qui est venue fondre sur nos épaules ?
-Aun las tuyas, Sancho -replicó don Quijote-, deben de estar hechas a semejantes nublados; pero las mías, criadas entre sinabafas y holandas , claro está que sentirán más el dolor desta desgracia. Y si no fuese porque imagino..., ¿qué digo imagino?, sé muy cierto, que todas estas incomodidades son muy anejas al ejercicio de las armas, aquí me dejaría morir de puro enojo. – Encore les tiennes, Sancho, répliqua don Quichotte, sont-elles faites à de semblables averses ; mais pour les miennes, élevées dans la fine toile de Hollande, il est clair qu′elles sentiront bien plus longtemps la douleur de cette triste aventure ; et si je n′imaginais, que dis-je, imaginer ! si je n′étais certain que toutes ces incommodités sont attachées forcément à la profession des armes, je me laisserais mourir à cette place de honte et de dépit. »
A esto replicó el escudero. À cela l′écuyer répondit :
-Señor, ya que estas desgracias son de la cosecha de la caballería, dígame vuestra merced si suceden muy a menudo, o si tienen sus tiempos limitados en que acaecen; porque me parece a mí que a dos cosechas quedaremos inútiles para la tercera, si Dios, por su infinita misericordia, no nos socorre. « Seigneur, puisque ces disgrâces sont dans les revenus de la chevalerie, pourriez-vous me dire si elles arrivent tout le long de l′année, ou si elles ont des époques fixes, comme les moissons ? car il me semble que si nous faisons deux récoltes comme celle-ci, nous ne serons guère en état d′en faire une troisième, à moins que Dieu ne nous prête le secours de son infinie miséricorde.
-Sábete, amigo Sancho -respondió don Quijote-, que la vida de los caballeros andantes está sujeta a mil peligros y desventuras; y, ni más ni menos, está en potencia propincua de ser los caballeros andantes reyes y emperadores, como lo ha mostrado la experiencia en muchos y diversos caballeros, de cuyas historias yo tengo entera noticia. Y pudiérate contar agora, si el dolor me diera lugar, de algunos que, sólo por el valor de su brazo, han subido a los altos grados que he contado; y estos mesmos se vieron antes y después en diversas calamidades y miserias. Porque el valeroso Amadís de Gaula se vio en poder de su mortal enemigo Arcaláus el encantador, de quien se tiene por averiguado que le dio, teniéndole preso, más de docientos azotes con las riendas de su caballo, atado a una coluna de un patio. Y aun hay un autor secreto, y de no poco crédito, que dice que, habiendo cogido al Caballero del Febo con una cierta trampa que se le hundió debajo de los pies , en un cierto castillo, y al caer, se halló en una honda sima debajo de tierra, atado de pies y manos, y allí le echaron una destas que llaman melecinas, de agua de nieve y arena, de lo que llegó muy al cabo; y si no fuera socorrido en aquella gran cuita de un sabio grande amigo suyo, lo pasara muy mal el pobre caballero . Ansí que, bien puedo yo pasar entre tanta buena gente; que mayores afrentas son las que éstos pasaron, que no las que ahora nosotros pasamos. Porque quiero hacerte sabidor , Sancho, que no afrentan las heridas que se dan con los instrumentos que acaso se hallan en las manos; y esto está en la ley del duelo, escrito por palabras expresas: que si el zapatero da a otro con la horma que tiene en la mano, puesto que verdaderamente es de palo, no por eso se dirá que queda apaleado aquel a quien dio con ella. Digo esto porque no pienses que, puesto que que damos desta pendencia molidos, quedamos afrentados; porque las armas que aquellos hombres traían, con que nos machacaron, no eran otras que sus estacas, y ninguno dellos, a lo que se me acuerda, tenía estoque, espada ni puñal. – Sache donc, ami Sancho, répondit don Quichotte, que la vie des chevaliers errants est sujette à mille dangers et à mille infortunes ; mais aussi qu′ils sont incessamment en passe de devenir rois et empereurs, comme l′a prouvé l′expérience en divers chevaliers, dont je sais parfaitement les histoires ; et je pourrais maintenant, si la douleur me le permettait, te conter celles de quelques-uns d′entre eux qui, par la seule valeur de leur bras, sont montés jusqu′au trône. Eh bien ! ces mêmes chevaliers s′étaient vus avant et se virent depuis plongés dans les malheurs et les misères. Ainsi le valeureux Amadis de Gaule se vit au pouvoir de son mortel ennemi, l′enchanteur Archalaüs, et l′on tient pour avéré que celui-ci, le tenant prisonnier, lui donna plus de deux cents coups de fouet avec les rênes de son cheval, après l′avoir attaché à une colonne de la cour de son château . Il y a même un auteur secret et fort accrédité qui raconte que le chevalier de Phébus, ayant été pris dans une certaine trappe qui s′enfonça sous ses pieds dans un certain château, se trouva en tombant dans un profond souterrain, les pieds et les mains attachés ; que là, on lui administra un remède d′eau de neige et de sable, qui le mit à deux doigts de la mort ; et que s′il n′eût été secouru dans cette transe par un sage, son grand ami, c′en était fait du pauvre chevalier. Ainsi je puis bien passer par les mêmes épreuves que de si nobles personnages ; car ils eurent à souffrir de plus grands affronts que celui que nous essuyons à cette heure. Et je veux en effet t′apprendre, Sancho, que les blessures faites avec les instruments qui se trouvent sous la main ne causent point d′affront, et cela se trouve écrit en termes exprès dans la loi du duel. « Si le cordonnier, y est-il dit, en frappe un autre avec la forme qu′il tient à la main, bien que véritablement cette forme soit de bois, on ne dira pas que celui qui a reçu le coup soit bâtonné. » Je te dis cela pour que tu ne t′avises pas de penser qu′ayant été moulus dans cette rencontre, nous ayons aussi été outragés ; car les armes que portaient ces hommes, et avec lesquelles ils nous ont assommés, n′étaient autre chose que leurs pieux, et nul d′entre eux, si j′ai bonne mémoire, ne portait épée, poignard ou coutelas.
-No me dieron a mí lugar -respondió Sancho- a que mirase en tanto; porque, apenas puse mano a mi tizona , cuando me santiguaron los hombros con sus pinos, de manera que me quitaron la vista de los ojos y la fuerza de los pies, dando conmigo adonde ahora yago, y adonde no me da pena alguna el pensar si fue afrenta o no lo de los estacazos, como me la da el dolor de los golpes, que me han de quedar tan impresos en la memoria como en las espaldas. – Ma foi, répondit Sancho, ils ne m′ont pas donné le temps d′y regarder de si près ; car à peine eus-je mis ma tisonne au vent, qu′ils me chatouillèrent les épaules avec leurs rondins, tellement qu′ils m′ôtèrent la vue des yeux et la force des pieds, et qu′ils me jetèrent juste à l′endroit où je suis encore gisant ; et ce qui m′y donne de la peine, ce n′est pas de penser si les coups de pieux m′ont ou non causé d′outrage, mais bien la douleur que m′ont laissée ces coups, qui resteront aussi longtemps gravés dans ma mémoire que sur mes épaules.
-Con todo eso, te hago saber, hermano Panza -replicó don Quijote-, que no hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que muerte no le consuma. – Avec tout cela, répondit don Quichotte, je dois te rappeler, mon frère Panza, qu′il n′y a point de ressentiment que le temps n′efface, ni de douleur que la mort ne guérisse.
-Pues, ¿qué mayor desdicha puede ser -replicó Panza- de aquella que aguarda al tiempo que la consuma y a la muerte que la acabe? Si esta nuestra desgracia fuera de aquellas que con un par de bizmas se curan, aun no tan malo; pero voy viendo que no han de bastar todos los emplastos de un hospital para ponerlas en buen término siquiera. – Oui-da, répliqua Sancho ; mais quel plus grand mal peut-il y avoir que celui qui doit attendre le temps pour s′effacer et la mort pour se guérir ? Si du moins notre mal d′aujourd′hui était de ceux que guérit une paire d′emplâtres, patience ; mais je commence à croire que tous les cataplasmes d′un hôpital ne suffiraient pas seulement pour nous remettre sur pied.
-Déjate deso y saca fuerzas de flaqueza, Sancho -respondió don Quijote-, que así haré yo, y veamos cómo está Rocinante; que, a lo que me parece, no le ha cabido al pobre la menor parte desta desgracia. – Allons, Sancho, reprit don Quichotte, cesse de te plaindre, et fais contre fortune bon cœur ; je te donnerai l′exemple. Et voyons un peu comment se porte Rossinante ; car il me semble que le pauvre animal a reçu sa bonne part de l′orage.
-No hay de qué maravillarse deso -respondió Sancho-, siendo él tan buen caballero andante; de lo que yo me maravillo es de que mi jumento haya quedado libre y sin costas donde nosotros salimos sin costillas. – Il n′y a pas de quoi s′en étonner, répondit Sancho, puisqu′il est aussi chevalier errant. Mais ce qui m′étonne, c′est que mon âne en soit sorti sain et sauf, et qu′il n′ait pas perdu un poil où nous avons, comme on dit, laissé la toison.
-Siempre deja la ventura una puerta abierta en las desdichas, para dar remedio a ellas -dijo don Quijote-. Dígolo porque esa bestezuela podrá suplir ahora la falta de Rocinante, llevándome a mí desde aquí a algún castillo donde sea curado de mis feridas . Y más, que no tendré a deshonra la tal caballería, porque me acuerdo haber leído que aquel buen viejo Sileno , ayo y pedagogo del alegre dios de la risa, cuando entró en la ciudad de las cien puertas iba, muy a su placer, caballero sobre un muy hermoso asno. – Dans le malheur, reprit don Quichotte, la fortune laisse toujours une porte ouverte pour en sortir. Je dis cela, parce que cette bonne bête pourra suppléer au défaut de Rossinante, et me porter d′ici à quelque château où je sois pansé de mes blessures. D′autant plus que je ne tiendrai pas une telle monture à déshonneur ; car je me rappelle avoir lu que ce bon vieux Silène, le père nourricier du dieu de la joie, se prélassait à cheval sur un bel âne quand il fit son entrée dans la ville aux cent portes.
-Verdad será que él debía de ir caballero, como vuestra merced dice -respondió Sancho-, pero hay grande diferencia del ir caballero al ir atravesado como costal de basura. – Il devait être à cheval, en effet, comme dit Votre Grâce, répondit Sancho ; mais il y a bien de la différence entre aller de cette manière, jambe de çà, jambe de là, ou bien être étendu de travers comme un sac de farine.
A lo cual respondió don Quijote: Don Quijote a repondit.
-Las feridas que se reciben en las batallas, antes dan honra que la quitan . Así que, Panza amigo, no me repliques más, sino, como ya te he dicho, levántate lo mejor que pudieres y ponme de la manera que más te agradare encima de tu jumento, y vamos de aquí antes que la noche venga y nos saltee en este despoblado. – Les blessures qui se reçoivent dans les batailles, repartit gravement don Quichotte, donnent de l′honneur loin de l′ôter. Ainsi donc, ami Panza, ne réplique pas davantage ; mais, au contraire, comme je te l′ai dit, lève-toi du mieux qu′il te sera possible, mets-moi sur ton âne de la manière qu′il te conviendra le plus, et partons d′ici, avant que la nuit nous surprenne dans cette solitude.
-Pues yo he oído decir a vuestra merced -dijo Panza- que es muy de caballeros andantes el dormir en los páramos y desiertos lo más del año, y que lo tienen a mucha ventura. – Mais j′ai souvent ouï dire à Votre Grâce, répondit Sancho, qu′il est très-habituel aux chevaliers errants de coucher dans les déserts à la belle étoile, et qu′ils s′en font un vrai plaisir.
-Eso es -dijo don Quijote- cuando no pueden más, o cuando están enamorados; y es tan verdad esto, que ha habido caballero que se ha estado sobre una peña, al sol y a la sombra, y a las inclemencias del cielo, dos años, sin que lo supiese su señora. Y uno déstos fue Amadís, cuando, llamándose Beltenebros, se alojó en la Peña Pobre, ni sé si ocho años o ocho meses , que no estoy muy bien en la cuenta: basta que él estuvo allí haciendo penitencia, por no sé qué sinsabor que le hizo la señora Oriana. Pero dejemos ya esto, Sancho, y acaba, antes que suceda otra desgracia al jumento, como a Rocinante. – Cela arrive, reprit don Quichotte, quand ils ne peuvent faire autrement, ou quand ils sont amoureux. Et tu as si bien dit vrai, qu′il y a eu tel chevalier qui est resté sur une roche, exposé au soleil, à l′ombre et à toutes les inclémences du ciel, pendant deux années entières, sans que sa dame le sût. Et l′un de ceux-là fut Amadis, lorsque s′étant appelé Beau-Ténébreux , il se gîta sur la Roche-Pauvre, et y passa je ne sais pas trop si ce fut huit ans ou huit mois, car le compte m′en est échappé ; il suffit de savoir qu′il y resta en pénitence pour je ne sais quelle rebuffade qu′il avait essuyée de sa dame Oriane. Mais laissons tout cela, Sancho, et finissons-en, avant qu′une autre disgrâce arrive à l′âne comme à Rossinante.
-Aun ahí sería el diablo -dijo Sancho. – Ce serait bien le diable, » répliqua Sancho ;
Y, despidiendo treinta ayes, y sesenta sospiros, y ciento y veinte pésetes y reniegos de quien allí le había traído, se levantó, quedándose agobiado en la mitad del camino, como arco turquesco, sin poder acabar de enderezarse; y con todo este trabajo aparejó su asno, que también había andado algo destraído con la demasiada libertad de aquel día. Levantó luego a Rocinante, el cual, si tuviera lengua con que quejarse, a buen seguro que Sancho ni su amo no le fueran en zaga. puis, poussant trente soupirs, soixante aïe ! aïe ! et cent vingt jurons ou malédictions contre qui l′avait amené là, il finit par se mettre sur pied ; mais, s′arrêtant à mi-chemin de la besogne, il resta ployé comme un arc, sans pouvoir achever de se redresser. Dans cette douloureuse posture, il lui fallut rattraper et harnacher l′âne, qui avait pris aussi quelque distraction, à la faveur des libertés de cette journée. Ensuite il releva Rossinante, lequel, s′il eût eu une langue pour se plaindre, aurait bien tenu tête au maître et au valet.
En resolución, Sancho acomodó a don Quijote sobre el asno y puso de reata a Rocinante; y, llevando al asno de cabestro, se encaminó, poco más a menos, hacia donde le pareció que podía estar el camino real. Y la suerte, que sus cosas de bien en mejor iba guiando , aún no hubo andado una pequeña legua, cuando le deparó el camino, en el cual descubrió una venta que, a pesar suyo y gusto de don Quijote, había de ser castillo. Porfiaba Sancho que era venta, y su amo que no, sino castillo; y tanto duró la porfía, que tuvieron lugar, sin acabarla, de llegar a ella , en la cual Sancho se entró, sin más averiguación, con toda su recua. Finalement, Sancho accommoda don Quichotte sur la bourrique, attacha Rossinante en arrière-garde, et, tirant sa bête par le licou, il s′achemina du côté où il lui semblait que pouvait se trouver le grand chemin. En effet, au bout d′une petite heure de marche, la fortune, qui menait de mieux en mieux ses affaires, lui présenta tout à coup la grande route, sur laquelle il découvrit une hôtellerie, qui, malgré lui, mais au gré de don Quichotte, devait être un château. Sancho soutenait que c′était une hôtellerie, et don Quichotte un château ; et la querelle dura si longtemps, qu′avant de l′avoir terminée, ils étaient à la porte de la maison, où Sancho entra, sans autre vérification, avec toute sa caravane.






I. Capítulo XVI. De lo que le sucedis al ingenioso hidalgo en la venta que il imaginaba ser castillo

Chapitre XVI De ce qui arriva à l′ingénieux hidalgo dans l′hôtellerie qu′il prenait pour un château

El ventero, que vio a don Quijote atravesado en el asno, preguntó a Sancho qué mal traía. Sancho le respondió que no era nada, sino que había dado una caída de una peña abajo, y que venía algo brumadas las costillas. Tenía el ventero por mujer a una, no de la condición que suelen tener las de semejante trato, porque naturalmente era caritativa y se dolía de las calamidades de sus prójimos; y así, acudió luego a curar a don Quijote y hizo que una hija suya, doncella, muchacha y de muy buen parecer, la ayudase a curar a su huésped. Servía en la venta, asimesmo, una moza asturiana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta y del otro no muy sana. Verdad es que la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas: no tenía siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas, que algún tanto le cargaban, la hacían mirar al suelo más de lo que ella quisiera. Esta gentil moza, pues, ayudó a la doncella, y las dos hicieron una muy mala cama a don Quijote en un camaranchón que, en otros tiempos, daba manifiestos indicios que había servido de pajar muchos años . En la cual también alojaba un arriero, que tenía su cama hecha un poco más allá de la de nuestro don Quijote. Y, aunque era de las enjalmas y mantas de sus machos, hacía mucha ventaja a la de don Quijote, que sólo contenía cuatro mal lisas tablas, sobre dos no muy iguales bancos, y un colchón que en lo sutil parecía colcha, lleno de bodoques, que, a no mostrar que eran de lana por algunas roturas, al tiento, en la dureza, semejaban de guijarro, y dos sábanas hechas de cuero de adarga , y una frazada, cuyos hilos, si se quisieran contar, no se perdiera uno solo de la cuenta. L′hôtelier qui vit don Quichotte mis en travers sur un âne, demanda à Sancho quel mal s′était fait cet homme. Sancho répondit que ce n′était rien ; qu′il avait roulé du haut d′une roche en bas, et qu′il venait avec les reins tant soit peu meurtris. Cet hôtelier avait une femme qui, bien au rebours de celles d′un semblable métier, était naturellement charitable et s′apitoyait sur les afflictions du prochain. Aussi elle accourut bien vite pour panser don Quichotte, et se fit aider par une fille qu′elle avait, jeune personne avenante et de fort bonne mine. Il y avait encore, dans la même hôtellerie, une servante asturienne, large de face, plate du chignon, camuse du nez, borgne d′un œil et peu saine de l′autre. À la vérité, l′élégance du corps suppléait aux défauts du visage. Elle n′avait pas sept palmes des pieds à la tête, et ses épaules, qui chargeaient et voûtaient quelque peu son dos, lui faisaient baisser les yeux à terre plus souvent qu′elle n′aurait voulu. Cette gentille personne vint aider la fille de la maison, et toutes deux dressèrent un méchant lit à don Quichotte dans un galetas qui, selon toutes les apparences, avait servi de longues années de grenier à paille. Dans la même pièce logeait aussi un muletier, qui avait son lit un peu plus loin que celui de notre don Quichotte ; et, quoique le lit du manant fût fait des bâts et des couvertures de ses mules, il valait cent fois mieux que celui du chevalier : car c′étaient tout bonnement quatre planches mal rabotées posées sur deux bancs inégaux ; un matelas, si mince qu′il avait l′air d′une courtepointe, tout couvert d′aspérités qu′on aurait prises au toucher pour des cailloux, si l′on n′eût vu, par quelques trouées, que c′étaient des tapons de laine ; deux draps en cuir de buffle, et une couverture dont on aurait compté les fils, sans en échapper un seul.
En esta maldita cama se acostó don Quijote, y luego la ventera y su hija le em plastaron de arriba abajo, alumbrándoles Maritornes , que así se llamaba la asturiana; y, como al bizmalle viese la ventera tan acardenalado a partes a don Quijote, dijo que aquello más parecían golpes que caída. Ce fut dans ce méchant grabat que s′étendit don Quichotte ; et tout aussitôt l′hôtesse et sa fille vinrent l′oindre d′onguent des pieds à la tête, à la lueur d′une lampe que tenait Maritornes, car c′est ainsi que s′appelait l′Asturienne. Pendant l′opération, l′hôtesse, voyant don Quichotte noir et meurtri en tant d′endroits : « Ceci, dit-elle, ressemble plus à des coups qu′à une chute.
-No fueron golpes -dijo Sancho-, sino que la peña tenía muchos picos y tropezones. – Ce ne sont pourtant pas des coups, répondit Sancho ; mais la roche où il est tombé avait beaucoup de pointes,
Y que cada uno había hecho su cardenal. Y también le dijo. et chacune a marqué sa place. »Puis il ajouta :
-Haga vuestra merced, señora, de manera que queden algunas estopas, que no faltará quien las haya menester; que también me duelen a mí un poco los lomos. « Faites en sorte, madame, s′il plaît à Votre Grâce, qu′il reste quelques étoupes ; je sais quelqu′un qui saura bien en tirer parti, car les reins me cuisent aussi quelque peu.
-Desa manera -respondió la ventera-, también debistes vos de caer. – Vous êtes donc aussi tombé ? demanda l′hôtesse.
-No caí -dijo Sancho Panza-, sino que del sobresalto que tomé de ver caer a mi amo, de tal manera me duele a mí el cuerpo que me parece que me han dado mil palos. – Non vraiment, répliqua Sancho ; mais de la frayeur et de la secousse que j′ai eues en voyant tomber mon maître, le corps me fait si mal qu′on dirait que j′ai reçu cent coups de bâton.
-Bien podrá ser eso -dijo la doncella-; que a mí me ha acontecido muchas veces soñar que caía de una torre abajo y que nunca acababa de llegar al suelo, y, cuando despertaba del sueño, hallarme tan molida y quebrantada como si verdaderamente hubiera caído. – Cela pourrait bien être, interrompit la jeune fille ; car il m′est arrivé souvent de rêver que je tombais du haut d′une tour en bas, et que je ne finissais jamais d′arriver jusqu′à terre ; et, quand je me réveillais, j′étais aussi lasse et aussi brisée que si je fusse tombée réellement.
-Ahí está el toque, señora -respondió Sancho Panza-: que yo, sin soñar nada, sino estando más despierto que ahora estoy, me hallo con pocos menos cardenales que mi señor don Quijote. – Voilà justement l′affaire, mademoiselle, s′écria Sancho ; et moi, sans rien rêver du tout, et plus éveillé que je ne le suis à présent, je me trouve presque autant de marques noires et bleues sur le corps que mon seigneur don Quichotte.
-¿Cómo se llama este caballero? -preguntó la asturiana Maritornes. – Comment appelez-vous ce cavalier ? demanda l′Asturienne Maritornes.
-Don Quijote de la Mancha -respondió Sancho Panza-, y es caballero aventurero, y de los mejores y más fuertes que de luengos tiempos acá se han visto en el mundo. – Don Quichotte de la Manche, répondit Sancho Panza ; c′est un chevalier errant, l′un des plus braves et des plus dignes qu′on ait vus de longtemps sur la terre.
-¿Qué es caballero aventurero? -replicó la moza. – Qu′est-ce qu′un chevalier errant ? répliqua la gracieuse servante.
-¿Tan nueva sois en el mundo que no lo sabéis vos? -respondió Sancho Panza-. Pues sabed , hermana mía, que caballero aventurero es una cosa que en dos palabras se ve apaleado y emperador. Hoy está la más desdichada criatura del mundo y la más menesterosa, y mañana tendría dos o tres coronas de reinos que dar a su escudero. – Quoi ! reprit Sancho, vous êtes si neuve en ce monde que vous ne le sachiez pas ? Eh bien ! sachez, ma sœur, qu′un chevalier errant est quelque chose qui, en un tour de main, est bâtonné ou empereur ; aujourd′hui, c′est la plus malheureuse créature du monde, et la plus affamée ; demain, il aura trois ou quatre couronnes de royaumes à donner à son écuyer.
-Pues, ¿cómo vos, siéndolo deste tan buen señor -dijo la ventera-, no tenéis, a lo que parece, siquiera algún condado. – Comment alors, interrompit l′hôtesse, puisque vous êtes celui de ce bon seigneur, n′avez-vous pas au moins quelque comté ?
-Aún es temprano -respondió Sancho-, porque no ha sino un mes que andamos buscando las aventuras, y hasta ahora no hemos topado con ninguna que lo sea. Y tal vez hay que se busca una cosa y se halla otra. Verdad es que, si mi señor don Quijote sana desta herida o caída y yo no quedo contrecho della, no trocaría mis esperanzas con el mejor título de España. – Il est de bonne heure encore, répondit Sancho ; car il n′y a pas plus d′un mois que nous sommes à chercher les aventures, et, jusqu′à présent, nous n′en avons pas encore rencontré qui valût la peine de s′appeler ainsi. Il arrive quelquefois de chercher une chose et d′en trouver une autre. Mais que mon seigneur don Quichotte guérisse de cette blessure, ou de cette chute, et que je n′en reste pas moi-même estropié, et je ne troquerais pas mes espérances pour la meilleure seigneurie d′Espagne. »
Todas estas pláticas estaba escuchando, muy atento, don Quijote, y, sentándose en el lecho como pudo, tomando de la mano a la ventera, le dijo. Tout cet entretien, don Quichotte l′écoutait de son lit avec grande attention ; se mettant comme il put sur son séant, il prit tendrement la main de l′hôtesse, et lui dit :
-Creedme, fermosa señora, que os podéis llamar venturosa por haber alojado en este vuestro castillo a mi persona, que es tal, que si yo no la alabo, es por lo que suele decirse que la alabanza propria envilece; pero mi escudero os dirá quién soy. Sólo os digo que tendré eternamente escrito en mi memoria el servicio que me habedes fecho, para agradecéroslo mientras la vida me durare; y pluguiera a los altos cielos que el amor no me tuviera tan rendido y tan sujeto a sus leyes, y los ojos de aquella hermosa ingrata que digo entre mis dientes; que los desta fermosa doncella fueran señores de mi libertad. « Croyez-moi, belle et noble dame, vous pouvez vous appeler heureuse pour avoir recueilli dans votre château ma personne, qui est telle que, si je ne la loue pas, c′est parce qu′on a coutume de dire que la louange propre avilit ; mais mon écuyer vous dira qui je suis. Je veux seulement vous dire que j′aurai éternellement gravé dans la mémoire le service que vous m′avez rendu, pour vous en garder reconnaissance autant que durera ma vie. Et plût au ciel que l′amour ne me tînt pas assujetti à ses lois, et ne m′eût pas fait l′esclave des yeux de cette belle ingrate que je nomme entre mes dents ; car ceux de cette aimable damoiselle seraient maintenant les maîtres de ma liberté. »
Confusas estaban la ventera y su hija y la buena de Maritornes oyendo las razones del andante caballero, que así las entendían como si hablara en griego, aunque bien alcanzaron que todas se encaminaban a ofrecimiento y requiebros; y, como no usadas a semejante lenguaje, mirábanle y admirábanse, y parecíales otro hombre de los que se usaban; y, agradeciéndole con venteriles razones sus ofrecimientos, le dejaron; y la asturiana Maritornes curó a Sancho, que no menos lo había menester que su amo. L′hôtesse, sa fille et la bonne Maritornes restaient toutes confuses aux propos du chevalier errant, qu′elles n′entendaient pas plus que s′il eût parlé grec. Elles devinaient bien pourtant que tout cela tirait à des remercîments et à des galanteries ; mais, peu faites à semblable langage, elles le regardaient et se regardaient, et don Quichotte leur semblait un tout autre homme que les autres. Après l′avoir remercié de ses politesses en propos d′hôtellerie, elles le quittèrent, et Maritornes alla panser Sancho, qui n′en avait pas moindre besoin que son maître.
Había el arriero concertado con ella que aquella noche se refocilarían juntos, y ella le había dado su palabra de que, en estando sosegados los huéspedes y durmiendo sus amos, le iría a buscar y satisfacerle el gusto en cuanto le mandase. Y cuéntase desta buena moza que jamás dio semejantes palabras que no las cumpliese, aunque las diese en un monte y sin testigo alguno; porque presumía muy de hidalga , y no tenía por afrenta estar en aquel ejercicio de servir en la venta, porque decía ella que desgracias y malos sucesos la habían traído a aquel estado. Or il faut savoir que le muletier et l′Asturienne avaient comploté de prendre ensemble cette nuit leurs ébats. Celle-ci lui avait donné sa parole qu′aussitôt que les hôtes seraient retirés et ses maîtres endormis, elle irait le trouver pour lui faire plaisir en tout ce qu′il lui commanderait. Et l′on raconte de cette bonne fille que jamais elle ne donna semblable parole sans la tenir, l′eût-elle donnée au fond d′un bois, et sans aucun témoin ; car elle se piquait d′avoir du sang d′hidalgo dans les veines, et ne se tenait pas pour avilie d′être servante d′auberge, disant que des malheurs et des revers de fortune l′avaient jetée dans cet état
El duro, estrecho, apocado y fementido lecho de don Quijote estaba primero en mitad de aquel estrellado establo , y luego, junto a él, hizo el suyo Sancho, que sólo contenía una estera de enea y una manta, que antes mostraba ser de anjeo tundido que de lana. Sucedía a estos dos lechos el del arriero, fabricado, como se ha dicho, de las enjalmas y todo el adorno de los dos mejores mulos que traía, aunque eran doce, lucios, gordos y famosos, porque era uno de los ricos arrieros de Arévalo , según lo dice el autor desta historia, que deste arriero hace particular mención, porque le conocía muy bien, y aun quieren decir que era algo pariente suyo. Fuera de que Cide Mahamate Benengeli fue historiador muy curioso y muy puntual en todas las cosas; y échase bien de ver, pues las que quedan referidas, con ser tan mínimas y tan rateras, no las quiso pasar en silencio; de donde podrán tomar ejemplo los historiadores graves, que nos cuentan las acciones tan corta y sucintamente que apenas nos llegan a los labios, dejándose en el tintero, ya por descuido, por malicia o ignorancia, lo más sustancial de la obra. ¡Bien haya mil veces el autor de Tablante de Ricamonte , y aquel del otro libro donde se cuenta los hechos del conde Tomillas ; y con qué puntualidad lo describen todo. Le lit dur, étroit, chétif et traître sur lequel reposait don Quichotte, se trouvait le premier au milieu de cet appartement d′où l′on voyait les étoiles. Auprès de lui, Sancho fit le sien, tout bonnement avec une natte de jonc et une couverture qui semblait plutôt de crin que de laine. À ces deux lits succédait celui du muletier, fabriqué, comme on l′a dit, avec les bâts et tout l′attirail de ses deux meilleurs mulets ; et il en menait douze, tous gras, brillants et vigoureux, car c′était un des riches muletiers d′Arevalo, à ce que dit l′auteur de cette histoire, lequel fait dudit muletier mention particulière, parce qu′il le connaissait très-intimement, et l′on assure même qu′il était tant soit peu son parent. Cid Hamet Ben-Engeli fut, en effet, un historien très-curieux et très-ponctuel en toutes choses, ce que prouvent assez celles qu′il a rapportées jusqu′à présent, puisque, si communes et chétives qu′elles soient, il n′a pas voulu les passer sous silence. De lui pourront prendre exemple les historiens sérieux et graves, qui nous racontent les actions de leurs personnages d′une façon si courte et si succincte, qu′à peine le goût nous en touche les lèvres, et qui laissent dans l′encrier, par négligence, ignorance ou malice, le plus substantiel de l′ouvrage. Loué soit mille fois l′auteur de Tablante de Ricamonte, et celui du livre qui rapporte les faits et gestes du Comte Tomillas ! Avec quelle exactitude tout est décrit par eux !
Digo, pues, que después de haber visitado el arriero a su recua y dádole el segundo pienso, se tendió en sus enjalmas y se dio a esperar a su puntualísima Maritornes. Ya estaba Sancho bizmado y acostado, y, aunque procuraba dormir, no lo consentía el dolor de sus costillas; y don Quijote, con el dolor de las suyas, tenía los ojos abiertos como liebre . Toda la venta estaba en silencio, y en toda ella no había otra luz que la que daba una lámpara que colgada en medio del portal ardía. Je dis donc, pour en revenir à notre histoire, que le muletier, après avoir visité ses bêtes et leur avoir donné la seconde ration d′orge, s′étendit sur ses harnais, et se mit à attendre sa ponctuelle Maritornes. Sancho Panza était bien graissé et couché ; mais, quoiqu′il fît tout ce qu′il put pour dormir, la douleur de ses côtes l′en tenait empêché, et quant à don Quichotte, avec la douleur des siennes, il avait les yeux ouverts comme un lièvre. Toute l′hôtellerie était ensevelie dans le silence, et il n′y avait pas, dans la maison entière, d′autre lumière que celle d′une lampe qui brûlait suspendue sous le portail.
Esta maravillosa quietud, y los pensamientos que siempre nuestro caballero traía de los sucesos que a cada paso se cuentan en los libros autores de su desgracia, le trujo a la imaginación una de las estrañas locuras que buenamente imaginarse pueden. Y fue que él se imaginó haber llegado a un famoso castillo -que, como se ha dicho, castillos eran a su parecer todas las ventas donde alojaba-, y que la hija del ventero lo era del señor del castillo, la cual, vencida de su gentileza, se había enamorado dél y prometido que aquella noche, a furto de sus padres, vendría a yacer con él una buena pieza; y, teniendo toda esta quimera, que él se había fabricado, por firme y valedera, se comenzó a acui tar y a pensar en el peligroso trance en que su honestidad se había de ver, y propuso en su corazón de no cometer alevosía a su señora Dulcinea del Toboso, aunque la mesma reina Ginebra con su dama Quintañona se le pusiesen delante. Cette merveilleuse tranquillité, et les pensées qu′entretenait toujours en l′esprit de notre chevalier le souvenir des événements qui se lisent à chaque page dans les livres auteurs de sa disgrâce, lui firent naître en l′imagination l′une des plus étranges folies que de sang-froid l′on pût imaginer. Il se persuada qu′il était arrivé à un fameux château, puisque toutes les hôtelleries où il logeait étaient autant de châteaux à ses yeux, et que la fille de l′hôtelier était la fille du châtelain, laquelle, vaincue par sa bonne grâce, s′était éprise d′amour pour lui, et résolue à venir cette nuit même, en cachette de ses parents, le visiter dans son alcôve. Prenant toute cette chimère, qu′il avait fabriquée, pour réelle et véritable, il commença à se troubler et à s′affliger, en pensant à l′imminent péril que sa chasteté courait ; mais il résolut au fond de son cœur de ne commettre aucune déloyauté contre sa dame Dulcinée du Toboso, quand la reine Genièvre elle-même, assistée de sa duègne Quintagnonne, viendrait l′en solliciter.
Pensando, pues, en estos disparates, se llegó el tiempo y la hora -que para él fue menguada - de la venida de la asturiana, la cual, en camisa y descalza, cogidos los cabellos en una albanega de fustán , con tácitos y atentados pasos , entró en el aposento donde los tres alojaban en busca del arriero. Pero, apenas llegó a la puerta, cuando don Quijote la sintió, y, sentándose en la cama, a pesar de sus bizmas y con dolor de sus costillas, tendió los brazos para recebir a su fermosa doncella. La asturiana, que, toda recogida y callando, iba con las manos delante buscando a su querido, topó con los brazos de don Quijote, el cual la asió fuertemente de una muñeca y, tirándola hacía sí, sin que ella osase hablar palabra , la hizo sentar sobre la cama. Tentóle luego la camisa, y, aunque ella era de harpillera, a él le pareció ser de finísimo y delgado cendal. Traía en las muñecas unas cuentas de vidro, pero a él le dieron vislumbres de preciosas perlas orientales. Los cabellos, que en alguna manera tiraban a crines, él los marcó por hebras de lucidísimo oro de Arabia, cuyo resplandor al del mesmo sol escurecía . Y el aliento , que, sin duda alguna, olía a ensalada fiambre y trasnochada, a él le pareció que arrojaba de su boca un olor suave y aromático; y, finalmente, él la pintó en su imaginación de la misma traza y modo que lo había leído en sus libros de la otra princesa que vino a ver el mal ferido caballero, vencida de sus amores , con todos los adornos que aquí van puestos. Y era tanta la ceguedad del pobre hidalgo, que el tacto, ni el aliento, ni otras cosas que traía en sí la buena doncella, no le desengañaban , las cuales pudieran hacer vomitar a otro que no fuera arriero; antes, le parecía que tenía entre sus brazos a la diosa de la hermosura. Y, teniéndola bien asida, con voz amorosa y baja le comenzó a decir. En continuant de rêver à ces extravagances, le temps passa, et l′heure arriva, pour lui fatale, où devait venir l′Asturienne, laquelle, en chemise et pieds nus, les cheveux retenus dans une coiffe de futaine, se glissa à pas de loup dans l′appartement où logeaient les trois hôtes, à la quête de son muletier. Mais à peine eut-elle passé la porte, que don Quichotte l′entendit, et, s′asseyant sur son lit, en dépit de ses emplâtres et de son mal de reins, il étendit les bras pour recevoir sa charmante damoiselle l′Asturienne, qui, toute ramassée et retenant son haleine, allait les mains en avant, cherchant à tâtons son cher ami. Elle vint donner dans les bras de don Quichotte, qui la saisit fortement par un poignet, et, la tirant vers lui sans qu′elle osât souffler mot, la fit asseoir sur son lit. Il tâta sa chemise, qui lui sembla, bien qu′elle fût de toile à faire des sacs, de la plus fine percale de lin. Elle portait aux bras des espèces de bracelets en boules de verre qui lui parurent avoir le reflet des perles orientales ; ses cheveux, qui tiraient un peu sur la nature et la couleur du crin, il les prit pour des tresses d′or fin d′Arabie, dont l′éclat obscurcissait celui du soleil, et son haleine, qui sentait assurément la salade à l′ail marinée de la veille, lui parut répandre une odeur suave et parfumée. Finalement, il se la peignit dans son imagination avec les mêmes charmes et les mêmes atours que cette autre princesse qu′il avait lu dans ses livres être venue visiter de nuit le chevalier blessé, vaincue par l′amour dont elle s′était éprise. Tel était l′aveuglement du pauvre hidalgo, que rien ne pouvait le détromper, ni le toucher, ni l′haleine, ni certaines autres choses qui distinguaient la pauvre fille, lesquelles auraient pourtant fait vomir les entrailles à tout autre qu′un muletier ; au contraire, il croyait serrer dans ses bras la déesse des amours, et, la tenant amoureusement embrassée, il lui dit d′une voix douce et tendre :
-Quisiera hallarme en términos , fermosa y alta señora, de poder pagar tamaña merced como la que con la vista de vuestra gran fermosura me habedes fecho, pero ha querido la fortuna, que no se cansa de perseguir a los buenos, ponerme en este lecho, donde yago tan molido y quebrantado que, aunque de mi voluntad quisiera satisfacer a la vuestra, fuera imposible. Y más, que se añade a esta imposibilidad otra mayor, que es la prometida fe que tengo dada a la sin par Dulcinea del Toboso, única señora de mis más escondidos pensamientos; que si esto no hubiera de por medio, no fuera yo tan sandio caballero que dejara pasar en blanco la venturosa ocasión en que vuestra gran bondad me ha puesto. « Je voudrais bien, haute et charmante dame, me trouver en passe de payer une faveur infinie comme celle que, par la vue de votre extrême beauté, vous m′avez octroyée ; mais la fortune, qui ne se lasse pas de persécuter les bons, a voulu me jeter dans ce lit, où je gis moulu et brisé, tellement que si ma volonté voulait correspondre à la vôtre, elle n′en aurait pas le pouvoir. Mais à cette impossibilité s′en ajoute une plus grande : c′est la foi que j′ai promise et donnée à la sans pareille Dulcinée du Toboso, unique dame de mes plus secrètes pensées. Certes, si ces obstacles ne venaient pas à la traverse, je ne serais pas un assez niais chevalier pour laisser passer en fumée l′heureuse occasion que m′offre votre infinie bonté. »
Maritornes estaba congojadísima y trasudando, de verse tan asida de don Quijote, y, sin entender ni estar atenta a las razones que le decía, procuraba, sin hablar palabra, desasirse. El bueno del arriero, a quien tenían despierto sus malos deseos, desde el punto que entró su coima por la puerta, la sintió; estuvo atentamente escuchando todo lo que don Quijote decía, y, celoso de que la asturiana le hubiese faltado la palabra por otro, se fue llegando más al lecho de don Quijote, y estúvose quedo hasta ver en qué paraban aquellas razones, que él no podía entender. Pero, como vio que la moza forcejaba por desasirse y don Quijote trabajaba por tenella, pareciéndole mal la burla, enarboló el brazo en alto y descargó tan terrible puñada sobre las estrechas quijadas del enamorado caballero, que le bañó toda la boca en sangre; y, no contento con esto, se le subió encima de las costillas, y con los pies más que de trote, se las paseó todas de cabo a cabo. El lecho, que era un poco endeble y de no firmes fundamentos, no pudiendo sufrir la añadidura del arriero, dio consigo en el suelo, a cuyo gran ruido despertó el ventero, y luego imaginó que debían de ser pendencias de Maritornes, porque, habiéndola llamado a voces, no respondía. Con esta sospecha se levantó, y, encendiendo un candil, se fue hacia donde había sentido la pelaza . La moza, viendo que su amo venía, y que era de condición terrible, toda medrosica y alborotada, se acogió a la cama de Sancho Panza, que aún dormía , y allí se acorrucó y se hizo un ovillo. El ventero entró diciendo: Maritornes était dans une mortelle angoisse de se voir retenue si fortement par don Quichotte, et, ne prêtant nulle attention aux propos qu′il lui tenait, elle faisait, sans dire mot, tous les efforts possibles pour se dégager. Le bon muletier, que tenaient éveillé ses méchants désirs, avait aussi entendu sa nymphe dès qu′elle eut passé le seuil de la porte. Il écouta très-attentivement tout ce que disait don Quichotte, et, jaloux de ce que l′Asturienne lui eût manqué de parole pour un autre, il se leva, s′approcha davantage du lit de don Quichotte, et se tint coi pour voir où aboutiraient ces propos qu′il ne pouvait entendre. Mais quand il vit que la pauvre fille travaillait à se dépêtrer, tandis que don Quichotte s′efforçait de la retenir, le jeu lui déplut ; il éleva le bras tout de son long, et déchargea un si terrible coup de poing sur les étroites mâchoires de l′amoureux chevalier, qu′il lui mit la bouche tout en sang ; et, non content de cette vengeance, il lui monta sur la poitrine, et, d′un pas un peu plus vite que le trot, il lui parcourut toutes les côtes du haut en bas. Le lit, qui était de faible complexion et de fondements peu solides, ne pouvant supporter la surcharge du muletier, s′enfonça et tomba par terre. Au bruit de ses craquements, l′hôtelier s′éveilla, et bientôt il s′imagina que ce devait être quelque démêlé de Maritornes, car, quoiqu′il l′appelât à tue-tête, elle ne répondait pas. Dans ce soupçon, il se leva, alluma sa lampe à bec, et s′avança du côté d′où venait le tapage. La servante, entendant venir son maître, dont elle connaissait l′humeur terrible, toute troublée et tremblante, alla se réfugier dans le lit de Sancho Panza, qui dormait encore, et s′y tapit, recoquillée comme un peloton. L′hôtelier entra en disant :
-¿Adónde estás, puta? A buen seguro que son tus cosas éstas. « Où es-tu, carogne ? car, à coup sûr, ce sont ici de tes équipées. »
En esto, despertó Sancho, y, sintiendo aquel bulto casi encima de sí, pensó que tenía la pesadilla , y comenzó a dar puñadas a una y otra parte, y entre otras alcanzó con no sé cuántas a Maritornes, la cual, sentida del dolor, echando a rodar la honestidad, dio el retorno a Sancho con tantas que, a su despecho, le quitó el sueño; el cual, viéndose tratar de aquella manera y sin saber de quién, alzándose como pudo, se abrazó con Maritornes, y comenzaron entre los dos la más reñida y graciosa escaramuza del mundo. En ce moment, Sancho entr′ouvrit les yeux, et, sentant cette masse sur son estomac, il crut qu′il avait le cauchemar ; il se mit donc à allonger des coups de poing de droite et de gauche dont la meilleure partie attrapèrent Maritornes, laquelle, excitée par la douleur, et perdant avec la patience toute retenue, rendit à Sancho la monnaie de sa pièce, et si dru, qu′elle eut bientôt achevé de l′éveiller. Sancho, se voyant traiter ainsi, sans savoir par qui ni pourquoi, se releva du mieux qu′il put, et, prenant Maritornes à bras le corps, ils commencèrent entre eux la plus acharnée et la plus gracieuse escarmouche qu′on ait jamais vue.
Viendo, pues, el arriero, a la lumbre del candil del ventero, cuál andaba su dama, dejando a don Quijote, acudió a dalle el socorro necesario. Lo mismo hizo el ventero , pero con intención diferente, porque fue a castigar a la moza, creyendo sin duda que ella sola era la ocasión de toda aquella armonía . Y así como suele decirse: el gato al rato, el rato a la cuerda, la cuerda al palo, daba el arriero a Sancho , Sancho a la moza, la moza a él, el ventero a la moza, y todos menudeaban con tanta priesa que no se daban punto de reposo; y fue lo bueno que al ventero se le apagó el candil, y, como quedaron ascuras, dábanse tan sin compasión todos a bulto que, a doquiera que ponían la mano, no dejaban cosa sana. Cependant le muletier, voyant à la lueur de la lampe la transe où se trouvait sa dame, laissant enfin don Quichotte, accourut lui porter le secours dont elle avait tant besoin. L′hôtelier fit de même, mais dans une intention différente, car il voulait châtier l′Asturienne, croyant bien qu′elle était l′unique cause de cette diabolique harmonie. Et de même qu′on a coutume de dire le chien au chat, et le chat au rat, le muletier tapait sur Sancho, Sancho sur la fille, la fille sur Sancho et l′hôte sur la fille ; et tous les quatre y allaient de si bon cœur et de si bon jeu, qu′ils ne se donnaient pas un instant de répit. Le meilleur de l′affaire, c′est que la lampe de l′hôtelier s′éteignit, et, comme ils se trouvèrent tout à coup dans les ténèbres, les coups donnés à tâtons roulaient si impitoyablement à tort et à travers, que, partout où portaient leurs mains, ils ne laissaient ni chair saine ni morceau de chemise.
Alojaba acaso aquella noche en la venta un cuadrillero de los que llaman de la Santa Hermandad Vieja de Toledo , el cual, oyendo ansimesmo el estraño estruendo de la pelea, asió de su media vara y de la caja de lata de sus títulos , y entró ascuras en el aposento, diciendo: Par hasard logeait cette nuit dans l′hôtellerie un archer de ceux qu′on appelle de la Sainte-Hermandad vieille de Tolède . Quand il entendit l′étrange vacarme de la bataille, il empoigna sa verge noire et la boîte de fer-blanc qui contenait ses titres ; puis, entrant à tâtons dans la pièce où se livrait le combat :
-¡Ténganse a la justicia! ¡Ténganse a la Santa Hermandad. « Holà ! s′écria-t-il, arrêtez au nom de la justice, au nom de la Sainte-Hermandad ! »
Y el primero con quien topó fue con el apuñeado de don Quijote, que estaba en su derribado lecho, tendido boca arriba, sin sentido alguno, y, echándole a tiento mano a las barbas, no cesaba de decir. Le premier qu′il rencontra sous sa main fut le déplorable don Quichotte, qui était encore sur les débris de sa couche, étendu la bouche en l′air, et sans aucune connaissance. L′archer, l′empoignant par la barbe, ne cessait de crier :
-¡Favor a la justicia! « Main-forte à la justice ! »
Pero, viendo que el que tenía asido no se bullía ni meneaba, se dio a entender que estaba muerto, y que los que allí dentro estaban eran sus matadores; y con esta sospecha reforzó la voz, diciendo. Mais, voyant que celui qu′il tenait à poignée ne bougeait ni ne remuait le moins du monde, il s′imagina qu′il était mort et que les autres étaient ses meurtriers. Dans cette croyance, il haussa encore la voix, et s′écria :
-¡Ciérrese la puerta de la venta! ¡Miren no se vaya nadie, que han muerto aquí a un hombre. « Qu′on ferme la porte de la maison, et qu′on ait soin que personne ne s′échappe. On vient de tuer un homme ici. »
Esta voz sobresaltó a todos, y cada cual dejó la pendencia en el grado que le tomó la voz. Retiróse el ventero a su aposento, el arriero a sus enjalmas, la moza a su rancho; solos los desventurados don Quijote y Sancho no se pudieron mover de donde estaban. Soltó en esto el cuadrillero la barba de don Quijote , y salió a buscar luz para buscar y prender los delincuentes; mas no la halló, porque el ventero, de industria, había muerto la lámpara cuando se retiró a su estancia, y fuele forzoso acudir a la chimenea, donde, con mucho trabajo y tiempo, encendió el cuadrillero otro candil. Ce cri effraya tous les combattants ; chacun d′eux laissa la bataille indécise, et justement au point où l′avait trouvée la voix de l′archer. L′hôtelier se retira dans sa chambre, la servante dans son taudis, le muletier sur ses harnais entassés ; les deux malheureux don Quichotte et Sancho furent les seuls qui ne purent bouger de la place. L′archer, lâchant enfin la barbe de don Quichotte, sortit pour aller chercher de la lumière et revenir arrêter les coupables ; mais il n′en trouva pas une étincelle, l′hôtelier ayant exprès éteint la lampe du portail en se retirant. L′archer fut donc obligé de recourir à la cheminée, où ce ne fut qu′à force de patience et de temps perdu qu′il trouva moyen de rallumer une autre mèche.






I. Capítulo XVII. Donde se prosiguen los innumerables trabajos que el bravo don Quijote y su buen escudero Sancho Panza pasaron en la venta que, por su mal, pensó que era castillo .

Chapitre XVII Où se poursuit l′histoire des innombrables travaux qu′eut à supporter le brave don Quichotte avec son bon écuyer Sancho Panza, dans l′hôtellerie qu′il avait crue, pour son malheur, être un château

Había ya vuelto en este tiempo de su parasismo don Quijote, y, con el mesmo tono de voz con que el día antes había llamado a su escudero, cuando estaba tendido en el val de las estacas , le comenzó a llamar, diciendo. Dans cet intervalle, don Quichotte était enfin revenu de son évanouissement ; et, de ce même accent plaintif avec lequel il avait appelé la veille son écuyer, quand il était étendu dans la vallée des Gourdins, il se mit à l′appeler de nouveau :
-Sancho amigo, ¿duermes? ¿Duermes, amigo Sancho. « Sancho, mon ami, dors-tu ? Dors-tu, mon ami Sancho ?
-¿Qué tengo de dormir, pesia a mí -respondió Sancho, lleno de pesadumbre y de despecho-; que no parece sino que todos los diablos han andado conmigo esta noche. – Que diable voulez-vous que je dorme, répondit Sancho, plein de désespoir et de dépit, si tous les démons de l′enfer se sont déchaînés cette nuit contre moi ?
-Puédeslo creer ansí, sin duda -respondió don Quijote-, porque, o yo sé poco, o este castillo es encantado . Porque has de saber... Mas, esto que ahora quiero decirte hasme de jurar que lo tendrás secreto hasta después de mi muerte. – Ah ! tu peux bien le croire en effet, reprit don Quichotte ; car, ou je ne sais pas grand′chose, ou ce château est enchanté. Il faut que tu saches… Mais, avant de parler, je veux que tu me jures que tu tiendras secret ce que je vais te dire, jusqu′après ma mort.
-Sí juro -respondió Sancho. – Oui, je le jure, répondit Sancho.
-Dígolo -replicó don Quijote-, porque soy enemigo de que se quite la honra a nadie. – Je te demande ce serment, reprit don Quichotte, parce que je hais de faire tort à l′honneur de personne.
-Digo que sí juro -tornó a decir Sancho- que lo callaré hasta después de los días de vuestra merced, y plega a Dios que lo pueda descubrir mañana. – Puisque je vous dis que je le jure, répéta Sancho, et que je tairai la chose jusqu′à la fin de vos jours ! Mais plût à Dieu que je pusse la découvrir dès demain !
-¿Tan malas obras te hago, Sancho -respondió don Quijote-, que me querrías ver muerto con tanta brevedad. – Est-ce que je me conduis si mal envers toi, Sancho, répondit don Quichotte, que tu veuilles me voir sitôt trépassé ?
-No es por eso -respondió Sancho-, sino porque soy enemigo de guardar mucho las cosas, y no querría que se me pudriesen de guardadas. – Ce n′est pas pour cela, répliqua Sancho, c′est que je n′aime pas garder beaucoup les secrets : je craindrais qu′ils ne se pourrissent dans mon estomac d′être trop gardés.
-Sea por lo que fuere -dijo don Quijote-; que más fío de tu amor y de tu cortesía; y así, has de saber que esta noche me ha sucedido una de las más estrañas aventuras que yo sabré encarecer; y, por contártela en breve, sabrás que poco ha que a mí vino la hija del señor deste castillo, que es la más apuesta y fermosa doncella que en gran parte de la tierra se puede hallar. ¿Qué te podría decir del adorno de su persona? ¿Qué de su gallardo entendimiento? ¿Qué de otras cosas ocultas, que, por guardar la fe que debo a mi señora Dulcinea del Toboso, dejaré pasar intactas y en silencio? Sólo te quiero decir que, envidioso el cielo de tanto bien como la ventura me había puesto en las manos, o quizá, y esto es lo más cierto, que, como tengo dicho, es encantado este castillo, al tiempo que yo estaba con ella en dulcísimos y amorosísimos coloquios , sin que yo la viese ni supiese por dónde venía, vino una mano pegada a algún brazo de algún descomunal gigante y asentóme una puñada en las quijadas, tal, que las tengo todas bañadas en sangre; y después me molió de tal suerte que estoy peor que ayer cuando los gallegos, que, por demasías de Rocinante, nos hicieron el agravio que sabes. Por donde conjeturo que el tesoro de la fermosura desta doncella le debe de guardar algún encantado moro, y no debe de ser para mí. – Que ce soit pour une raison ou pour une autre, reprit don Quichotte, je me confierai plus encore à ton affection et à ta courtoisie. Eh bien ! sache donc qu′il m′est arrivé cette nuit une des plus étranges aventures dont je puisse tirer gloire ; et, pour te la conter le plus brièvement possible, tu sauras qu′il y a peu d′instants je vis venir près de moi la fille du seigneur de ce château, qui est bien la plus accorte et la plus ravissante damoiselle qu′on puisse trouver sur une grande partie de la terre. Que pourrais-je te dire des charmes de sa personne, des grâces de son esprit, et d′autres attraits cachés que, pour garder la foi que je dois à ma dame Dulcinée du Toboso, je laisserai passer sans y toucher, et sans en rien dire ! Je veux te dire seulement que, le ciel se trouvant envieux du bonheur extrême que m′envoyait la fortune, ou peut-être, ce qui est plus certain, ce château, comme je viens de dire, étant enchanté, au moment où j′étais avec elle dans le plus doux, le plus tendre et le plus amoureux entretien, voilà que, sans que je la visse, ou sans que susse d′où elle venait, une main qui pendait au bras de quelque géant démesuré m′assena un si grand coup de poing sur les mâchoires, qu′elles sont encore toutes baignées de sang ; puis ensuite le géant me battit et me moulut de telle sorte, que je suis en pire état qu′hier, lorsque les muletiers, à propos de l′incontinence de Rossinante, nous firent l′affront que tu sais bien. D′où je conjecture que le trésor de la beauté de cette damoiselle doit être confié à la garde de quelque More enchanté, et qu′il n′est pas réservé pour moi.
-Ni para mí tampoco -respondió Sancho-, porque más de cuatrocientos moros me han aporreado a mí, de manera que el molimiento de las estacas fue tortas y pan pintado . Pero dígame, señor, ¿cómo llama a ésta buena y rara aventura, habiendo quedado della cual quedamos? Aun vuestra merced menos mal, pues tuvo en sus manos aquella incomparable fermosura que ha dicho, pero yo, ¿qué tuve sino los mayores porrazos que pienso recebir en toda mi vida? ¡Desdichado de mí y de la madre que me parió, que ni soy caballero andante, ni lo pienso ser jamás, y de todas las malandanzas me cabe la mayor parte. – Ni pour moi non plus, s′écria Sancho ; car plus de quatre cents Mores m′ont tanné la peau de telle manière que la mouture d′hier sous les gourdins n′était que pain bénit en comparaison. Mais dites-moi, seigneur, comment appelez-vous belle et rare cette aventure qui nous laisse dans l′état où nous sommes ? Encore, pour Votre Grâce, le mal n′a pas été si grand, puisqu′elle a tenu dans ses bras cette incomparable beauté. Mais moi, qu′ai-je attrapé, bon Dieu, sinon les plus effroyables gourmades que je pense recevoir en toute ma vie ? Malheur à moi et à la mère qui m′a mis au monde ! Je ne suis pas chevalier errant, et je n′espère jamais le devenir ; et de toutes les mauvaises rencontres j′attrape la meilleure part !
-Luego, ¿también estás tú aporreado? -respondió don Quijote. – Comment, on t′a donc aussi gourmé ? demanda don Quichotte.
-¿No le he dicho que sí, pesia a mi linaje? -dijo Sancho. – Qu′il en cuise à ma race ! s′écria Sancho ; qu′est-ce que je viens donc de vous dire ?
-No tengas pena, amigo -dijo don Quijote-, que yo haré agora el bálsamo precioso con que sanaremos en un abrir y cerrar de ojos. – Ne te mets pas en peine, ami, reprit don Quichotte ; je vais préparer tout à l′heure le baume précieux avec lequel nous guérirons en un clin d′œil. »
Acabó en esto de encender el candil el cuadrillero, y entró a ver el que pensaba que era muerto; y, así como le vio entrar Sancho, viéndole venir en camisa y con su paño de cabeza y candil en la mano, y con una muy mala cara, preguntó a su amo. En ce moment, l′archer de la Sainte-Hermandad, qui venait d′allumer sa lampe, rentra pour visiter celui qu′il pensait avoir été tué. Quand Sancho le vit entrer, en chemise, un mouchoir roulé sur la tête, sa lampe à la main, et, pardessus le marché, ayant une figure d′hérétique, il demanda à son maître :
-Señor, ¿si será éste, a dicha, el moro encantado , que nos vuelve a castigar, si se dejó algo en el tintero? « Seigneur, ne serait-ce pas là, par hasard, le More enchanté qui revient achever la danse, si les mains et les pieds lui démangent encore ?
-No puede ser el moro -respondió don Quijote-, porque los encantados no se dejan ver de nadie. – Non, répondit don Quichotte, ce ne peut être le More, car les enchantés ne se font voir de personne.
-Si no se dejan ver, déjanse sentir -dijo Sancho-; si no, díganlo mis espaldas. – Ma foi, reprit Sancho, s′ils ne se font pas voir, ils se font bien sentir ; sinon, qu′on en demande des nouvelles à mes épaules.
-También lo podrían decir las mías -respondió don Quijote-, pero no es bastante indicio ése para creer que este que se vee sea el encantado moro. – Les miennes pourraient en donner aussi, répondit don Quichotte ; mais ce n′est pas un indice suffisant pour croire que celui que nous voyons soit le More enchanté. »
Llegó el cuadrillero, y, como los halló hablando en tan sosegada conversación, quedó suspenso. Bien es verdad que aún don Quijote se estaba boca arriba, sin poderse menear, de puro molido y emplastado. Llegó se a él el cuadrillero y díjole: L′archer s′approcha, et, le trouvant en si tranquille conversation, s′arrêta tout surpris. Il est vrai que don Quichotte était encore la bouche en l′air, sans pouvoir bouger, de ses coups et de ses emplâtres. L′archer vint à lui.
-Pues, ¿cómo va, buen hombre?. « Eh bien, dit-il, comment vous va, bonhomme ?
-Hablara yo más bien criado -respondió don Quijote-, si fuera que vos. ¿Úsase en esta tierra hablar desa suerte a los caballeros andantes, majadero. – Je parlerais plus courtoisement, reprit don Quichotte, si j′étais à votre place. Est-il d′usage, dans ce pays, de parler ainsi aux chevaliers errants, malotru ? »
El cuadrillero, que se vio tratar tan mal de un hombre de tan mal parecer, no lo pudo sufrir, y, alzando el candil con todo su aceite, dio a don Quijote con él en la cabeza, de suerte que le dejó muy bien descalabrado; y, como todo quedó ascuras, salióse luego; y Sancho Panza dijo. L′archer, qui s′entendit traiter de la sorte par un homme de si pauvre mine, ne put souffrir son arrogance ; et, levant la lampe qu′il tenait à la main, il l′envoya avec toute son huile sur la tête de don Quichotte, qui en fut à demi trépané ; puis, laissant tout dans les ténèbres, il s′enfuit aussitôt.
-Sin duda, señor, que éste es el moro encantado, y debe de guardar el tesoro para otros, y para nosotros sólo guarda las puñadas y los candilazos. « Sans aucun doute, seigneur, dit Sancho Panza, c′est bien là le More enchanté : il doit garder le trésor pour d′autres ; mais pour nous, il ne garde que les coups de poing et les coups de lampe.
-Así es -respondió don Quijote-, y no hay que hacer caso destas cosas de encantamentos, ni hay para qué tomar cólera ni enojo con ellas; que, como son invisibles y fantásticas, no hallaremos de quién vengarnos, aunque más lo procuremos. Levántate, Sancho, si puedes, y llama al alcaide desta fortaleza, y procura que se me dé un poco de aceite, vino, sal y romero para hacer el salutífero bálsamo; que en verdad que creo que lo he bien menester ahora, porque se me va mucha sangre de la herida que esta fantasma me ha dado. – Ce doit être ainsi, répondit don Quichotte ; mais il ne faut faire aucun cas de tous ces enchantements, ni prendre contre eux dépit ou colère : comme ce sont des êtres invisibles et fantastiques, nous chercherions vainement de qui nous venger. Lève-toi, Sancho, si tu peux ; appelle le commandant de cette forteresse, et fais en sorte qu′il me donne un peu d′huile, de vin, de sel et de romarin, pour en composer le baume salutaire. En vérité, je crois que j′en ai grand besoin maintenant, car je perds beaucoup de sang par la blessure que m′a faite ce fantôme. »
Levántose Sancho con harto dolor de sus huesos, y fue ascuras donde estaba el ventero; y, encontrándose con el cuadrillero, que estaba escuchando en qué paraba su enemigo, le dijo. Sancho se leva, non sans douleur de la moelle de ses os, et s′en fut à tâtons chercher l′hôte ; et, rencontrant sur son chemin l′archer, qui s′était arrêté près de la porte, inquiet de savoir ce que devenait son ennemi blessé :
-Señor, quien quiera que seáis , hacednos merced y beneficio de darnos un poco de romero, aceite, sal y vino, que es menester para curar uno de los mejores caballeros andantes que hay en la tierra, el cual yace en aquella cama, malferido por las manos del encantado moro que está en esta venta. « Seigneur, lui dit-il, qui que vous soyez, faites-nous la grâce et la charité de nous donner un peu de romarin, d′huile, de vin et de sel, dont nous avons besoin pour panser un des meilleurs chevaliers errants qu′il y ait sur toute la surface de la terre, lequel gît à présent dans ce lit, grièvement blessé par les mains du More enchanté qui habite cette hôtellerie. »
Cuando el cuadrillero tal oyó, túvole por hombre falto de seso; y, porque ya comenzaba a amanecer, abrió la puerta de la venta, y, llamando al ventero, le dijo lo que aquel buen hombre quería. El ventero le proveyó de cuanto quiso, y Sancho se lo llevó a don Quijote, que estaba con las manos en la cabeza, quejándose del dolor del candilazo, que no le había hecho más mal que levantarle dos chichones algo crecidos, y lo que él pensaba que era sangre no era sino sudor que sudaba con la congoja de la pasada tormenta. Quand l′archer entendit de semblables propos, il prit Sancho pour un cerveau timbré ; mais, le jour commençant à poindre, il alla ouvrir la porte de l′hôtellerie, et appela l′hôte pour lui dire ce que ce bonhomme voulait. L′hôte pourvut Sancho de toutes les provisions qu′il était venu chercher, et celui-ci les porta bien vite à don Quichotte, qu′il trouva la tête dans ses deux mains, se plaignant du mal que lui avait causé le coup de lampe, qui ne lui en avait causé d′autre pourtant que de lui faire pousser au front deux bosses assez renflées ; car ce qu′il prenait pour du sang n′était que l′huile de la lampe mêlée à la sueur qu′avaient fait couler de son front les angoisses de la tempête passée.
En resolución, él tomó sus simples, de los cuales hizo un compuesto, mezclándolos todos y cociéndolos un buen espacio , hasta que le pareció que estaban en su punto. Pidió luego alguna redoma para echallo, y, como no la hubo en la venta, se resolvió de ponello en una alcuza o aceitera de hoja de lata, de quien el ventero le hizo grata donación . Y luego dijo sobre la alcuza más de ochenta paternostres y otras tantas avemarías, salves y credos, y a cada palabra acompañaba una cruz, a modo de bendición; a todo lo cual se hallaron presentes Sancho, el ventero y cuadrillero; que ya el arriero sosegadamente andaba entendiendo en el beneficio de sus machos. Finalement, il prit ses drogues, les mêla dans une marmite et les fit bouillir sur le feu jusqu′à ce qu′il lui semblât qu′elles fussent à leur point de cuisson. Il demanda ensuite quelque fiole pour y verser cette liqueur ; mais, comme on n′en trouva point dans toute l′hôtellerie, il se décida à la mettre dans une burette d′huile en fer-blanc, dont l′hôte lui fit libéralement donation. Puis il récita sur la burette plus de quatre-vingts Pater noster, autant d′Ave Maria, de Salve et de Credo, accompagnant chaque parole d′un signe de croix en manière de bénédiction. À cette cérémonie se trouvaient présents Sancho, l′hôte et l′archer, car le muletier avait repris paisiblement le soin et le gouvernement de ses mulets.
Hecho esto, quiso él mesmo hacer luego la esperiencia de la virtud de aquel precioso bálsamo que él se imaginaba; y así, se bebió, de lo que no pudo caber en la alcuza y quedaba en la olla donde se había cocido, casi media azumbre; y apenas lo acabó de beber, cuando comenzó a vomitar de manera que no le quedó cosa en el estómago; y con las ansias y agitación del vómito le dio un sudor copiosísimo, por lo cual mandó que le arropasen y le dejasen solo. Hiciéronlo ansí, y quedóse dormido más de tres horas, al cabo de las cuales despertó y se sintió aliviadísimo del cuerpo, y en tal manera mejor de su quebrantamiento que se tuvo por sano; y verdaderamente creyó que había acertado con el bálsamo de Fierabrás, y que con aquel remedio podía acometer desde allí adelante, sin temor alguno, cualesquiera ruinas , batallas y pendencias, por peligrosas que fuesen. Cela fait, don Quichotte voulut aussitôt expérimenter par lui-même la vertu de ce baume, qu′il s′imaginait si précieux. Il en but donc, de ce qui n′avait pu tenir dans la burette et qui restait encore dans la marmite où il avait bouilli, plus d′une bonne demi-pinte. Mais à peine eut-il fini de boire qu′il commença de vomir, de telle manière qu′il ne lui resta rien au fond de l′estomac ; et les angoisses du vomissement lui causant, en outre, une sueur abondante, il demanda qu′on le couvrît bien dans son lit et qu′on le laissât seul. On lui obéit, et il dormit paisiblement plus de trois grandes heures, au bout desquelles il se sentit, en s′éveillant, le corps tellement soulagé et les reins si bien remis de leur foulure, qu′il se crut entièrement guéri ; ce qui, pour le coup, lui fit penser qu′il avait vraiment trouvé la recette du baume de Fierabras, et qu′avec un tel remède il pouvait désormais affronter sans crainte toute espèce de rencontres, de querelles et de batailles, quelque périlleuses qu′elles fussent.
Sancho Panza, que también tuvo a milagro la mejoría de su amo, le rogó que le diese a él lo que quedaba en la olla, que no era poca cantidad. Concedióselo don Quijote, y él, tomándola a dos manos, con buena fe y mejor talante, se la echó a pechos, y envasó bien poco menos que su amo. Es, pues, el caso que el estómago del pobre Sancho no debía de ser tan delicado como el de su amo, y así, primero que vomitase, le dieron tantas ansias y bascas, con tantos trasudores y desmayos que él pensó bien y verdaderamente que era llegada su última hora; y, viéndose tan afligido y congojado, maldecía el bálsamo y al ladrón que se lo había dado. Viéndole así don Quijote, le dijo. Sancho Panza, tenant aussi à miracle le soulagement de son maître, le pria de lui laisser prendre ce qui restait dans la marmite, et qui n′était pas une faible dose. Don Quichotte le lui abandonna, et Sancho, prenant le pot à deux anses de la meilleure foi du monde, comme de la meilleure grâce, s′en versa dans le gosier presque autant que son maître. Or, il arriva que l′estomac du pauvre Sancho n′avait pas sans doute toute la délicatesse de celui de son seigneur ; car, avant de vomir, il fut tellement pris de sueurs froides, de nausées, d′angoisses et de haut-le-cœur, qu′il pensa bien véritablement que sa dernière heure était venue ; et, dans son affliction, il maudissait, non-seulement le baume, mais le gredin qui le lui avait fait prendre. Don Quichotte, le voyant en cet état, lui dit gravement :
-Yo creo, Sancho, que todo este mal te viene de no ser armado caballero , porque tengo para mí que este licor no debe de aprovechar a los que no lo son. « Je crois, Sancho, que tout ce mal te vient de ce que tu n′es pas armé chevalier, car j′ai l′opinion que cette liqueur ne doit pas servir à ceux qui ne le sont pas.
-Si eso sabía vuestra merced -replicó Sancho-, ¡mal haya yo y toda mi parentela!, ¿para qué consintió que lo gustase. – Malédiction sur moi et sur toute ma race ! s′écria Sancho ; si Votre Grâce savait cela d′avance, pourquoi donc me l′a-t-elle seulement laissé goûter ? »
En esto, hizo su operación el brebaje, y comenzó el pobre escudero a desaguarse por entrambas canales, con tanta priesa que la estera de enea, sobre quien se había vuelto a echar, ni la manta de anjeo con que se cubría, fueron más de provecho. Sudaba y trasudaba con tales parasismos y accidentes, que no solamente él, sino todos pensaron que se le acababa la vida. Duróle esta borrasca y mala andanza casi dos horas, al cabo de las cuales no quedó como su amo, sino tan molido y quebrantado que no se podía tener. En ce moment, le breuvage fit enfin son opération, et le pauvre écuyer commença à se vider par les deux bouts, avec tant de hâte et si peu de relâche, que la natte de jonc sur laquelle il s′était recouché, et la couverture de toile à sac qui le couvrait furent à tout jamais mises hors de service. Il faisait, cependant, de tels efforts et souffrait de telles convulsions, que non-seulement lui, mais tous les assistants, crurent qu′il y laisserait la vie. Cette bourrasque et ce danger durèrent presque deux heures, au bout desquelles il ne se trouva pas soulagé comme son maître, mais, au contraire, si fatigué et si rompu, qu′il ne pouvait plus se soutenir.
Pero don Quijote, que, como se ha dicho, se sintió aliviado y sano, quiso partirse luego a buscar aventuras, pareciéndole que todo el tiempo que allí se tardaba era quitársele al mundo y a los en él menesterosos de su favor y amparo; y más con la seguridad y confianza que llevaba en su bálsamo. Y así, forzado deste deseo, él mismo ensilló a Rocinante y enalbardó al jumento de su escudero, a quien también ayudó a vestir y a subir en el asno. Púsose luego a caballo, y, llegándose a un rincón de la venta, asió de un lanzón que allí estaba, para que le sirviese de lanza. Mais don Quichotte, qui se sentait, comme on l′a dit, guéri radicalement, voulut aussitôt se remettre en route à la recherche des aventures ; car il lui semblait que tout le temps qu′il perdait en cet endroit, c′était le faire perdre au monde et aux malheureux qui attendaient son secours, surtout joignant à cette habituelle pensée la confiance qu′il mettait désormais en son baume. Aussi, dans son impatient désir, il mit lui-même la selle à Rossinante, le bât à l′âne de Sancho ; puis aida Sancho à se hisser sur l′âne, après l′avoir aidé à se vêtir. Ayant ensuite enfourché son cheval, il s′avança dans un coin de la cour de l′hôtellerie, et prit une pique de messier qui était là pour qu′elle lui servît de lance.
Estábanle mirando todos cuantos había en la venta, que pasaban de más de veinte personas ; mirábale también la hija del ventero, y él también no quitaba los ojos della , y de cuando en cuando arrojaba un sospiro que parecía que le arrancaba de lo profundo de sus entrañas, y todos pensaban que debía de ser del dolor que sentía en las costillas; a lo menos, pensábanlo aquellos que la noche antes le habían visto bizmar. Tous les gens qui se trouvaient dans l′hôtellerie, et leur nombre passait vingt personnes, s′étaient mis à le regarder. La fille de l′hôte le regardait aussi, et lui ne cessait de tenir les yeux sur elle, jetant de temps à autre un soupir qu′il tirait du fond de ses entrailles ; mais tout le monde croyait que c′était la douleur qui le lui arrachait, ceux du moins qui l′avaient vu graisser et emplâtrer la veille.
Ya que estuvieron los dos a caballo, puesto a la puerta de la venta, llamó al ventero, y con voz muy reposada y grave le dijo. Dès qu′ils furent tous deux à cheval, don Quichotte, s′arrêtant à la porte de la maison, appela l′hôtelier, et lui dit d′une voix grave et posée :
-Muchas y muy grandes son las mercedes, señor alcaide, que en este vuestro castillo he recebido , y quedo obligadísimo a agradecéroslas todos los días de mi vida. Si os las puedo pagar en haceros vengado de algún soberbio que os haya fecho algún agravio, sabed que mi oficio no es otro sino valer a los que poco pueden, y vengar a los que reciben tuertos, y castigar alevosías. Recorred vuestra memoria, y si halláis alguna cosa deste jaez que encomendarme, no hay sino decilla; que yo os prometo, por la orden de caballero que recebí, de faceros satisfecho y pagado a toda vuestra voluntad. « Grandes et nombreuses, seigneur châtelain, sont les grâces que j′ai reçues dans votre château, et je suis étroitement obligé à vous en être reconnaissant tous les jours de ma vie. Si je puis les reconnaître et les payer en tirant pour vous vengeance de quelque orgueilleux qui vous ait fait quelque outrage, sachez que ma profession n′est pas autre que de secourir ceux qui sont faibles, de venger ceux qui reçoivent des offenses, et de châtier les félonies. Consultez donc votre mémoire, et, si vous trouvez quelque chose de cette espèce à me recommander, vous n′avez qu′à le dire, et je vous promets, par l′ordre de chevalerie que j′ai reçu, que vous serez pleinement quitte et satisfait. »
El ventero le respondió con el mesmo sosiego. L′hôte lui répondit avec le même calme et la même gravité :
-Señor caballero, yo no tengo necesidad de que vuestra merced me vengue ningún agravio, porque yo sé tomar la venganza que me parece, cuando se me hacen. Sólo he menester que vuestra merced me pague el gasto que esta noche ha hecho en la venta, así de la paja y cebada de sus dos bestias, como de la cena y camas. « Je n′ai nul besoin, seigneur chevalier, que Votre Grâce me venge d′aucun affront ; car, lorsque j′en reçois, je sais bien moi-même en tirer vengeance. J′ai seulement besoin que Votre Grâce me paye la dépense qu′elle a faite cette nuit dans l′hôtellerie, aussi bien de la paille et de l′orge données à ses deux bêtes que des lits et du souper.
-Luego, ¿venta es ésta? -replicó don Quijote. – Comment ! c′est donc une hôtellerie ? s′écria don Quichotte.
-Y muy honrada -respondió el ventero. – Et de très-bon renom, répondit l′hôtelier.
-Engañado he vivido hasta aquí -respondió don Quijote-, que en verdad que pensé que era castillo, y no malo; pero, pues es ansí que no es castillo sino venta, lo que se podrá hacer por agora es que perdonéis por la paga , que yo no puedo contravenir a la orden de los caballeros andantes, de los cuales sé cierto, sin que hasta ahora haya leído cosa en contrario , que jamás pagaron posada ni otra cosa en venta donde estuviesen, porque se les debe de fuero y de derecho cualquier buen acogimiento que se les hiciere, en pago del insufrible trabajo que padecen buscando las aventuras de noche y de día, en invierno y en verano, a pie y a caballo, con sed y con hambre, con calor y con frío, sujetos a todas las inclemencias del cielo y a todos los incómodos de la tierra. – En ce cas, reprit don Quichotte, j′ai vécu jusqu′ici dans l′erreur ; car, en vérité, j′ai pensé que c′était un château, et non des plus mauvais. Mais, puisque c′est une hôtellerie et non point un château, ce qu′il y a de mieux à faire pour le moment, c′est que vous renonciez au payement de l′écot ; car je ne puis contrevenir à la règle des chevaliers errants, desquels je sais de science certaine, sans avoir jusqu′à ce jour lu chose contraire, que jamais aucun d′eux ne paya logement, nourriture, ni dépense d′auberge. En effet, on leur doit, par droit et privilège spécial, bon accueil partout où ils se présentent, en récompense des peines insupportables qu′ils se donnent pour chercher les aventures de nuit et de jour, en hiver et en été, à pied et à cheval, avec la soif et la faim, sous le chaud et le froid, sujets enfin à toutes les inclémences du ciel et à toutes les incommodités de la terre.
-Poco tengo yo que ver en eso -respondió el ventero-; págueseme lo que se me debe, y dejémonos de cuentos ni de caballerías, que yo no tengo cuenta con otra cosa que con cobrar mi hacienda. – Je n′ai rien à voir là dedans, répondit l′hôtelier : qu′on me paye ce qu′on me doit, et trêve de chansons : tout ce qui m′importe, c′est de faire mon métier et de recouvrer mon bien.
-Vos sois un sandio y mal hostalero -respondió don Quijote. – Vous êtes un sot et un méchant gargotier, » repartit don Quichotte ;
Y, poniendo piernas al Rocinante y ter ciando su lanzón, se salió de la venta sin que nadie le detuviese, y él, sin mirar si le seguía su escudero, se alongó un buen trecho. puis, piquant des deux à Rossinante, et croisant sa pique, il sortit de l′hôtellerie sans que personne le suivît ; et, sans voir davantage si son écuyer le suivait, il gagna champ à quelque distance.
El ventero, que le vio ir y que no le pagaba, acudió a cobrar de Sancho Panza , el cual dijo que, pues su señor no había querido pagar, que tampoco él pagaría; porque, siendo él escudero de caballero andante, como era, la mesma regla y razón corría por él como por su amo en no pagar cosa alguna en los mesones y ventas. Amohinóse mucho desto el ventero, y amenazóle que si no le pagaba, que lo cobraría de modo que le pesase. A lo cual Sancho respondió que, por la ley de caballería que su amo había recebido, no pagaría un solo cornado , aunque le costase la vida; porque no había de perder por él la buena y antigua usanza de los caballeros andantes, ni se habían de quejar dél los escuderos de los tales que estaban por venir al mundo, reprochándole el quebrantamiento de tan justo fuero. L′hôtelier, voyant qu′il s′en allait et ne le payait point, vint réclamer son dû à Sancho Panza, lequel répondit que, puisque son maître n′avait pas voulu payer, il ne le voulait pas davantage ; et qu′étant écuyer de chevalier errant, il devait jouir du même bénéfice que son maître pour ne payer aucune dépense dans les auberges et hôtelleries. L′hôte eut beau se fâcher, éclater, et menacer, s′il ne le payait pas, de lui faire rendre gorge d′une façon qui lui en cuirait, Sancho jura, par la loi de chevalerie qu′avait reçue son maître, qu′il ne payerait pas un maravédi, dût-il lui en coûter la vie. « Car, disait-il, ce n′est point par mon fait que doit se perdre cette antique et excellente coutume des chevaliers errants, et je ne veux pas que les écuyers de ceux qui sont à venir au monde aient à se plaindre de moi pour me reprocher la violation d′un si juste privilège »
Quiso la mala suerte del desdichado Sancho que, entre la gente que estaba en la venta, se hallasen cuatro perailes de Segovia , tres agujeros del Potro de Córdoba y dos vecinos de la Heria de Sevilla, gente alegre, bien intencionada, maleante y juguetona, los cuales, casi como instigados y movidos de un mesmo espíritu, se llegaron a Sancho, y, apeándole del asno, uno dellos entró por la manta de la cama del huésped, y, echándole en ella, alzaron los ojos y vieron que el techo era algo más bajo de lo que habían menester para su obra, y determinaron salirse al corral, que tenía por límite el cielo. Y allí, puesto Sancho en mitad de la manta, comen zaron a levantarle en alto y a holgarse con él como con perro por carnestolendas . La mauvaise étoile de l′infortuné Sancho voulut que, parmi les gens qui avaient couché dans l′hôtellerie, se trouvassent quatre drapiers de Ségovie, trois merciers de Cordoue et deux marchands forains de Séville, tous bons diables et bons vivants, aimant les niches et la plaisanterie. Ces neuf gaillards, comme poussés d′un même esprit, s′approchèrent de Sancho, le firent descendre de son âne, et, l′un d′eux ayant couru chercher la couverture du lit de l′hôtesse, on jeta dedans le pauvre écuyer. Mais, en levant les yeux, ils s′aperçurent que le plancher du portail était trop bas pour leur besogne. Ils résolurent donc de sortir dans la basse-cour, qui n′avait d′autre toit que le ciel ; et là, ayant bien étendu Sancho sur la couverture, ils commencèrent à l′envoyer voltiger dans les airs, se jouant de lui comme on fait d′un chien dans le temps du carnaval .
Las voces que el mísero manteado daba fueron tantas, que llegaron a los oídos de su amo; el cual, determinándose a escuchar atentamente, creyó que alguna nueva aventura le venía, hasta que claramente conoció que el que gritaba era su escudero; y, volviendo las riendas, con un penado galope llegó a la venta, y, hallándola cerrada, la rodeó por ver si hallaba por donde entrar; pero no hubo llegado a las paredes del corral, que no eran muy altas, cuando vio el mal juego que se le hacía a su escudero. Viole bajar y subir por el aire, con tanta gracia y presteza que, si la cólera le dejara, tengo para mí que se riera. Probó a subir desde el caballo a las bardas, pero estaba tan molido y quebrantado que aun apearse no pudo; y así, desde encima del caballo, comenzó a decir tantos denuestos y baldones a los que a Sancho manteaban, que no es posible acertar a escribillos; mas no por esto cesaban ellos de su risa y de su obra, ni el volador Sancho dejaba sus quejas, mezcladas ya con amenazas, ya con ruegos; mas todo aprovechaba poco, ni aprovechó, hasta que de puro cansados le dejaron. Trujéronle allí su asno, y, subiéndole encima, le arroparon con su gabán. Y la compasiva de Maritornes, viéndole tan fatigado, le pareció ser bien socorrelle con un jarro de agua, y así, se le trujo del pozo, por ser más frío. Tomóle Sancho, y llevándole a la boca, se paró a las voces que su amo le daba, diciendo. Les cris que poussait le malheureux berné étaient si perçants, qu′ils arrivèrent jusqu′aux oreilles de son maître, lequel, s′arrêtant pour écouter avec attention, crut d′abord qu′il lui arrivait quelque nouvelle aventure ; mais il reconnut bientôt que c′était son écuyer qui jetait ces cris affreux. Tournant bride aussitôt, il revint de tout le pesant galop de son cheval à l′hôtellerie, et, la trouvant fermée, il en fit le tour pour voir s′il ne rencontrerait pas quelque passage. Mais il ne fut pas plutôt arrivé devant les murs de la cour, qui n′étaient pas fort élevés, qu′il aperçut le mauvais jeu qu′on faisait jouer à son écuyer. Il le vit monter et descendre à travers les airs, avec tant de grâce et d′agilité, que, si la colère ne l′eût suffoqué, je suis sûr qu′il aurait éclaté de rire. Il essaya de grimper de son cheval sur le mur ; mais il était si moulu et si harassé, qu′il ne put pas seulement mettre pied à terre. Ainsi, du haut de son cheval, il commença à proférer tant d′injures et de défis à ceux qui bernaient Sancho, qu′il n′est pas possible de parvenir à les rapporter. Mais, en dépit de ses malédictions, les berneurs ne cessaient ni leur besogne ni leurs éclats de rire, et le voltigeur Sancho ne cessait pas non plus ses lamentations, qu′il entremêlait tantôt de menaces et tantôt de prières ; rien n′y faisait, et rien n′y fit, jusqu′à ce qu′ils l′eussent laissé de pure lassitude. On lui ramena son âne, et l′ayant remis dessus, on le couvrit bien de son petit manteau. Le voyant si harassé, la compatissante Maritornes crut lui devoir le secours d′une cruche d′eau, et l′alla tirer du puits pour qu′elle fût plus fraîche. Sancho prit la cruche, et l′approcha de ses lèvres ; mais il s′arrêta aux cris de son maître, qui lui disait :
-¡Hijo Sancho, no bebas agua! ¡Hijo, no la bebas, que te matará! ¿Ves? Aquí tengo el santísimo bálsamo -y enseñábale la alcuza del brebaje-, que con dos gotas que dél bebas sanarás sin duda. « Sancho, mon fils, ne bois pas de cette eau ; n′en bois pas, mon enfant, elle te tuera. Vois-tu, j′ai ici le très-saint baume (et il lui montrait sa burette) ; avec deux gouttes que tu boiras, tu seras guéri sans faute. »
A estas voces volvió Sancho los ojos, como de través, y dijo con otras mayores: À ces cris, Sancho tourna les yeux tant soit peu de travers, et répondit en criant plus fort :
-¿Por dicha hásele olvidado a vuestra merced como yo no soy caballero, o quiere que acabe de vomitar las entrañas que me quedaron de anoche? Guárdese su licor con todos los diablos y déjeme a mí. « Est-ce que, par hasard, Votre Grâce oublie déjà que je ne suis pas chevalier, et veut-elle que j′achève de vomir le peu d′entrailles qui me restent d′hier soir ? Gardez votre liqueur, de par tous les diables ! et laissez-moi tranquille. »
Y el acabar de decir esto y el comenzar a beber todo fue uno; mas, como al primer trago vio que era agua, no quiso pasar adelante, y rogó a Maritornes que se le trujese de vino, y así lo hizo ella de muy buena voluntad, y lo pagó de su mesmo dinero; porque, en efecto, se dice della que, aunque estaba en aquel trato, tenía unas sombras y lejos de cristiana. Achever de dire ces mots et commencer de boire, ce fut tout un ; mais voyant, à la première gorgée, que c′était de l′eau, il ne voulut pas continuer, et pria Maritornes de lui apporter du vin, ce qu′elle fit aussitôt de très-bonne grâce, et même elle le paya de sa poche ; car on dit d′elle, en effet, que quoiqu′elle fût réduite à cet état, elle avait encore quelque ombre éloignée de vertu chrétienne.
Así como bebió Sancho, dio de los carcaños a su asno, y, abriéndole la puerta de la venta de par en par , se salió della, muy contento de no haber pagado nada y de haber salido con su intención, aunque había sido a costa de sus acostumbrados fiadores, que eran sus espaldas. Verdad es que el ventero se quedó con sus alforjas en pago de lo que se le debía; mas Sancho no las echó menos, según salió turbado . Quiso el ventero atrancar bien la puerta así como le vio fuera, mas no lo consintieron los manteadores, que eran gente que, aunque don Quijote fuera verdaderamente de los caballeros andantes de la Tabla Redonda, no le estimaran en dos ardites. >~ Dès que Sancho eut achevé de boire, il donna du talon à son âne, et, lui faisant ouvrir toute grande la porte de l′hôtellerie, il sortit, enchanté de n′avoir rien payé du tout, et d′être venu à bout de sa résolution, bien que c′eût été aux dépens de ses cautions ordinaires, c′est-à-dire de ses épaules. Il est vrai que l′hôtelier garda son bissac en payement de ce qui lui était dû ; mais Sancho s′était enfui si troublé qu′il ne s′aperçut pas de cette perte. Dès qu′il le vit dehors, l′hôtelier voulut barricader la porte, mais les berneurs l′en empêchèrent ; car c′étaient de telles gens que, si don Quichotte eût été réellement un des chevaliers de la Table-Ronde, ils n′en auraient pas fait cas pour deux liards de plus.






I. Capítulo XVIII. Donde se cuentan las razones que pasó Sancho Panza con su señor Don Quijote, con otras aventuras dignas de ser contadas

Chapitre XVIII Où l′on raconte l′entretien qu′eurent Sancho Panza et son seigneur don Quichotte, avec d′autres aventures bien dignes d′être rapportées

Llegó Sancho a su amo marchito y desmayado; tanto, que no podía arrear a su jumento. Cuando así le vio don Quijote, le dijo. Sancho rejoignit son maître, si abattu, si affaissé, qu′il ne pouvait plus seulement talonner son âne. Quand don Quichotte le vit en cet état :
-Ahora acabo de creer, Sancho bueno, que aquel castillo o venta, de que es encantado sin duda; porque aquellos que tan atrozmente tomaron pasatiempo contigo, ¿qué podían ser sino fantasmas y gente del otro mundo? Y confirmo esto por haber visto que, cuando estaba por las bardas del corral mirando los actos de tu triste tragedia, no me fue posible subir por ellas, ni menos pude apearme de Rocinante, porque me debían de tener encantado; que te juro, por la fe de quien soy, que si pudiera subir o apearme, que yo te hiciera vengado de manera que aquellos follones y malandrines se acordaran de la burla para siempre, aunque en ello supiera contravenir a las leyes de la caballería, que, como ya muchas veces te he dicho, no consienten que caballero ponga mano contra quien no lo sea, si no fuere en defensa de su propria vida y persona, en caso de urgente y gran necesidad. « Pour le coup, bon Sancho, lui dit-il, j′achève de croire que ce château, ou hôtellerie si tu veux, est enchanté sans aucun doute. Car enfin ceux qui se sont si atrocement joués de toi, que pouvaient-ils être, sinon des fantômes et des gens de l′autre monde ? Ce qui me confirme dans cette pensée, c′est que, tandis que je regardais les actes de ta déplorable tragédie par-dessus l′enceinte de la cour, il ne me fut possible ni de monter sur les murs, ni de les franchir, ni même de descendre de cheval. Sans doute ils me tenaient moi-même enchanté ; car je te jure, par la foi d′un homme tel que je suis, que si j′avais pu monter au mur ou mettre pied à terre, je t′aurais si bien vengé de ces félons et mauvais garnements, qu′ils auraient à tout jamais gardé le souvenir de leur méchant tour, quand bien même j′eusse dû, pour les châtier, contrevenir aux lois de la chevalerie, qui ne permettent pas, comme je te l′ai déjà dit maintes fois, qu′un chevalier porte la main sur celui qui ne l′est pas, sinon pour la défense de sa propre vie et en cas d′urgente nécessité.
-También me vengara yo si pudiera, fuera o no fuera armado caballero, pero no pude; aunque tengo para mí que aquellos que se holgaron conmigo no eran fantasmas ni hombres encantados, como vuestra merced dice, sino hombres de carne y hueso como nosotros; y todos, según los oí nombrar cuando me volteaban, tenían sus nombres: que el uno se llamaba Pedro Martínez, y el otro Tenorio Hernández, y el ventero oí que se llamaba Juan Palomeque el Zurdo. Así que, señor, el no poder saltar las bardas del corral, ni apearse del caballo, en ál estuvo que en encantamentos. Y lo que yo saco en limpio de todo esto es que estas aventuras que andamos buscando, al cabo al cabo, nos han de traer a tantas desventuras que no sepamos cuál es nuestro pie derecho. Y lo que sería mejor y más acertado, según mi poco entendimiento, fuera el volvernos a nuestro lugar, ahora que es tiempo de la siega y de entender en la hacienda, dejándonos de andar de Ceca en Meca y de zoca en colodra , como dicen. – Chevalier ou non, répondit Sancho, je me serais, pardieu ! bien vengé moi-même, si j′avais pu, mais le mal est que je ne pouvais pas. Et pourtant je jurerais bien que ces gens-là qui se sont divertis à mes dépens n′étaient ni fantômes ni hommes enchantés, comme dit Votre Grâce, mais bien de vrais hommes de chair et d′os tout comme nous ; et je le sais bien, puisque je les entendais s′appeler l′un l′autre pendant qu′ils me faisaient voltiger, et que chacun d′eux avait son nom. L′un s′appelait Pedro Martinez ; l′autre, Tenorio Fernandez, et l′hôtelier, Jean Palomèque le gaucher. Ainsi donc, seigneur, si vous n′avez pu sauter la muraille, ni seulement mettre pied à terre, cela venait d′autre chose que d′un enchantement. Quant à moi, ce que je tire au clair de tout ceci, c′est que ces aventures que nous allons cherchant nous mèneront à la fin des fins à de telles mésaventures, que nous ne saurons plus reconnaître quel est notre pied droit. Ce qu′il y a de mieux à faire et de plus raisonnable, selon mon faible entendement, ce serait de nous en retourner au pays, maintenant que c′est le temps de la moisson, et de nous occuper de nos affaires, au lieu de nous en aller, comme on dit, de fièvre en chaud mal, et de l′alguazil au corregidor.
-¡Qué poco sabes, Sancho -respondió don Quijote-, de achaque de caballería! Calla y ten paciencia, que día vendrá donde veas por vista de ojos cuán honrosa cosa es andar en este ejercicio. Si no, dime: ¿qué mayor contento puede haber en el mundo, o qué gusto puede igualarse al de vencer una batalla y al de triunfar de su enemigo? Ninguno, sin duda alguna. – Que tu sais peu de chose, Sancho, répondit don Quichotte, en fait de chevalerie errante ! Tais-toi, et prends patience : un jour viendra où tu verras par la vue de tes yeux quelle grande et noble chose est l′exercice de cette profession. Sinon, dis-moi, quelle plus grande joie, quel plus doux ravissement peut-il y avoir dans ce monde, que celui de remporter une victoire et de triompher de son ennemi ? Aucun, sans doute.
-Así debe de ser -respondió Sancho-, puesto que yo no lo sé; sólo sé que, después que somos caballeros andantes, o vuestra merced lo es (que yo no hay para qué me cuente en tan honroso número), jamás hemos vencido batalla alguna, si no fue la del vizcaíno, y aun de aquélla salió vuestra merced con media oreja y media celada menos; que, después acá, todo ha sido palos y más palos, puñadas y más puñadas, llevando yo de ventaja el manteamiento y haberme sucedido por personas encantadas, de quien no puedo vengarme, para saber hasta dónde llega el gusto del vencimiento del enemigo, como vuestra merced dice. – Cela peut bien être, repartit Sancho, encore que je n′en sache rien ; mais tout ce que je sais, c′est que, depuis que nous sommes chevaliers errants, ou Votre Grâce du moins, car je ne mérite pas de me compter en si honorable confrérie, nous n′avons jamais remporté de victoire, si ce n′est pourtant contre le Biscayen : encore Votre Grâce en est-elle sortie en y laissant une moitié d′oreille et une moitié de salade. Depuis lors, tout a été pour nous coups de poing sur coups de bâton, et coups de bâton sur coups de poing ; mais j′ai reçu, pardessus le marché, les honneurs du bernement, et encore de gens enchantés, dont je ne pourrais tirer vengeance pour savoir jusqu′où s′étend, comme dit Votre Grâce, le plaisir de vaincre son ennemi.
-Ésa es la pena que yo tengo y la que tú debes tener, Sancho -respondió don Quijote-; pero, de aquí adelante, yo procuraré haber a las manos alguna espada hecha por tal maestría, que al que la trujere consigo no le puedan hacer ningún género de encantamentos; y aun podría ser que me deparase la ventura aquella de Amadís, cuando se llamaba el Caballero de la Ardiente Espada , que fue una de las mejores espadas que tuvo caballero en el mundo, porque, fuera que tenía la virtud dicha, cortaba como una navaja, y no había armadura, por fuerte y encantada que fuese, que se le parase delante . – C′est bien la peine que je ressens, répondit don Quichotte, et celle que tu dois ressentir aussi. Mais sois tranquille ; je vais dorénavant faire en sorte d′avoir aux mains une épée forgée avec tant d′art, que celui qui la porte soit à l′abri de toute espèce d′enchantement. Il se pourrait même bien que la fortune me fît présent de celle que portait Amadis quand il s′appelait le chevalier de l′Ardente-Épée, laquelle fut une des meilleures lames que chevalier posséda jamais au monde ; car, outre qu′elle avait la vertu dont je viens de parler, elle coupait comme un rasoir, et nulle armure, quelque forte ou enchantée qu′elle fût, ne résistait à son tranchant.
-Yo soy tan venturoso -dijo Sancho- que, cuando eso fuese y vuestra merced viniese a hallar espada semejante, sólo vendría a servir y aprovechar a los armados caballeros, como el bálsamo; y los escuderos, que se los papen duelos . – Je suis si chanceux, moi, reprit l′écuyer, que, quand même ce bonheur vous arriverait, et qu′une semblable épée tomberait en vos mains, elle ne pourrait servir et profiter qu′aux chevaliers dûment armés tels, tout de même que le baume ; et quant aux écuyers, bernique.
-No temas eso, Sancho -dijo don Quijote-, que mejor lo hará el cielo contigo. – N′aie pas cette crainte, Sancho, reprit don Quichotte ; le ciel en agira mieux avec toi. »
Es estos coloquios iban don Quijote y su escudero, cuando vio don Quijote que por el camino que iban venía hacia ellos una grande y espesa polvareda; y, en viéndola, se volvió a Sancho y le dijo. Les deux aventuriers s′entretenaient ainsi, quand, sur le chemin qu′ils suivaient, don Quichotte aperçut un épais nuage de poussière qui se dirigeait de leur côté. Dès qu′il le vit, il se tourna vers Sancho, et lui dit :
-Éste es el día, ¡oh Sancho!, en el cual se ha de ver el bien que me tiene guardado mi suerte; éste es el día, digo, en que se ha de mostrar, tanto como en otro alguno, el valor de mi brazo, y en el que tengo de hacer obras que queden escritas en el libro de la Fama por todos los venideros siglos. ¿Ves aquella polvareda que allí se levanta, Sancho? Pues toda es cuajada de un copiosísimo ejército que de diversas e innumerables gentes por allí viene marchando. « Voici le jour, ô Sancho, où l′on va voir enfin la haute destinée que me réserve la fortune ; voici le jour, dis-je encore, où doit se montrer, autant qu′en nul autre, la valeur de mon bras ; où je dois faire des prouesses qui demeureront écrites dans le livre de la Renommée pour l′admiration de tous les siècles à venir. Tu vois bien, Sancho, ce tourbillon de poussière ? eh bien ! il est soulevé par une immense armée qui s′avance de ce côté, formée d′innombrables et diverses nations.
-A esa cuenta, dos deben de ser -dijo Sancho-, porque desta parte contraria se levanta asimesmo otra semejante polvareda. – En ce cas, reprit Sancho, il doit y en avoir deux ; car voilà que, du côté opposé, s′élève un autre tourbillon. »
Volvió a mirarlo don Quijote, y vio que así era la verdad; y, alegrándose sobremanera, pensó, sin duda alguna, que eran dos ejércitos que venían a embestirse y a encontrarse en mitad de aquella espaciosa llanura; porque tenía a todas horas y momentos llena la fantasía de aquellas batallas, encantamentos, sucesos, desatinos, amores, desafíos, que en los libros de caballerías se cuentan, y todo cuanto hablaba, pensaba o hacía era encaminado a cosas semejantes. Y la polvareda que había visto la levantaban dos grandes manadas de ovejas y carneros que, por aquel mesmo camino, de dos diferentes partes venían, las cuales, con el polvo, no se echaron de ver hasta que llegaron cerca. Y con tanto ahínco afirmaba don Quijote que eran ejércitos, que Sancho lo vino a creer y a decirle. Don Quichotte se retourna tout empressé, et, voyant que Sancho disait vrai, il sentit une joie extrême, car il s′imagina sur-le-champ que c′étaient deux armées qui venaient se rencontrer et se livrer bataille au milieu de cette plaine étendue. Il avait, en effet, à toute heure et à tout moment, la fantaisie pleine de batailles, d′enchantements, d′aventures, d′amours, de défis, et de toutes les impertinences que débitent les livres de chevalerie errante, et rien de ce qu′il faisait, disait ou pensait, ne manquait de tendre à de semblables rêveries. Ces tourbillons de poussière qu′il avait vus étaient soulevés par deux grands troupeaux de moutons qui venaient sur le même chemin de deux endroits différents, mais si bien cachés par la poussière, qu′on ne put les distinguer que lorsqu′ils furent arrivés tout près. Don Quichotte affirmait avec tant d′insistance que c′étaient des armées, que Sancho finit par le croire.
-Señor, ¿pues qué hemos de hacer nosotros. « Eh bien ! seigneur, lui dit-il, qu′allons-nous faire, nous autres ?
-¿Qué? -dijo don Quijote-: favorecer y ayudar a los menesterosos y desvalidos. Y has de saber, Sancho, que este que viene por nuestra frente le conduce y guía el grande emperador Alifanfarón , señor de la grande isla Trapobana; este otro que a mis espaldas marcha es el de su enemigo, el rey de los garamantas , Pentapolén del Arremangado Brazo, porque siempre entra en las batallas con el brazo derecho desnudo. – Qu′allons-nous faire ? reprit don Quichotte : porter notre aide et notre secours aux faibles et aux abandonnés. Or, il faut que tu saches, Sancho, que cette armée que nous avons en face est conduite et commandée par le grand empereur Alifanfaron, seigneur de la grande île Taprobana, et que cette autre armée qui vient par derrière nous est celle de son ennemi le roi des Garamantes, Pentapolin au bras retroussé, qu′on appelle ainsi parce qu′il entre toujours dans les batailles avec le bras droit nu jusqu′à l′épaule.
-Pues, ¿por qué se quieren tan mal estos dos señores? -preguntó Sancho. – Et pourquoi, demanda Sancho, ces deux seigneurs-là s′en veulent-ils ainsi ?
-Quierénse mal -respondió don Quijote- porque este Alefanfarón es un foribundo pagano y está enamorado de la hija de Pentapolín, que es una muy fermosa y además agraciada señora, y es cristiana, y su padre no se la quiere entregar al rey pagano si no deja primero la ley de su falso profeta Mahoma y se vuelve a la suya . – Ils s′en veulent, répondit don Quichotte, parce que cet Alifanfaron est un furieux païen qui est tombé amoureux de la fille de Pentapolin, très-belle et très-accorte dame, laquelle est chrétienne, et son père ne la veut pas donner au roi païen, à moins que celui-ci ne renonce d′abord à la loi de son faux prophète Mahomet pour embrasser celle de sa fiancée.
-¡Para mis barbas -dijo Sancho-, si no hace muy bien Pentapolín, y que le tengo de ayudar en cuanto pudiere. – Par ma barbe ! s′écria Sancho, je jure que Pentapolin a bien raison, et que je l′aiderai de bon cœur du mieux que je pourrai.
-En eso harás lo que debes, Sancho -dijo don Quijote-, porque, para entrar en batallas semejantes, no se requiere ser armado caballero. – Tu ne feras en cela que ce que tu dois, Sancho, reprit don Quichotte ; car pour prendre part à de semblables batailles, il n′est pas requis et nécessaire d′être armé chevalier.
-Bien se me alcanza eso -respondió Sancho-, pero, ¿dónde pondremos a este asno que estemos ciertos de hallarle después de pasada la refriega? Porque el entrar en ella en semejante caballería no creo que está en uso hasta agora. – J′entends bien cela, répondit Sancho ; mais où mettrons-nous cet âne, pour être sûrs de le retrouver après la fin de la mêlée ? car s′y fourrer sur une telle monture, je ne crois pas que cela se soit vu jusqu′à présent.
-Así es verdad -dijo don Quijote-. Lo que puedes hacer dél es dejarle a sus aventuras, ora se pierda o no, porque serán tantos los caballos que tendremos, después que salgamos vencedores, que aun corre peligro Rocinante no le trueque por otro. Pero estáme atento y mira, que te quiero dar cuenta de los caballeros más principales que en estos dos ejércitos vienen. Y, para que mejor los veas y notes, retirémonos a aquel altillo que allí se hace, de donde se deben de descubrir los dos ejércitos. – C′est vrai, reprit don Quichotte ; mais ce que tu peux faire de lui, c′est de le laisser aller à la bonne aventure, qu′il se perde ou se retrouve ; car, après la victoire, nous aurons tant et tant de chevaux à choisir, que Rossinante lui-même court grand risque d′être troqué pour un autre. Mais fais silence, regarde, et prête-moi toute ton attention. Je veux te désigner et te dépeindre les principaux chevaliers qui viennent dans les deux armées ; et pour que tu les voies et distingues plus facilement, retirons-nous sur cette éminence, d′où l′on doit aisément découvrir l′une et l′autre. »
Hiciéronlo ansí, y pusierónse sobre una loma, desde la cual se vieran bien las dos manadas que a don Quijote se le hicieron ejército, si las nubes del polvo que levantaban no les turbara y cegara la vista ; pero, con todo esto, viendo en su imaginación lo que no veía ni había, con voz levantada comenzó a decir: Ils quittèrent le chemin, et gravirent une petite hauteur, de laquelle on aurait, en effet, parfaitement distingué les deux troupeaux que don Quichotte prenait pour des armées, si les nuages de poussière qui se levaient sous leurs pieds n′en eussent absolument caché la vue. Mais enfin, voyant dans son imagination ce qu′il ne pouvait voir de ses yeux et ce qui n′existait pas, don Quichotte commença d′une voix élevée :
-Aquel caballero que allí ves de las armas jaldes, que trae en el escudo un león coronado, rendido a los pies de una doncella , es el valeroso Laurcalco, señor de la Puente de Plata; el otro de las armas de las flores de oro, que trae en el escudo tres coronas de plata en campo azul, es el temido Micocolembo, gran duque de Quirocia; el otro de los miembros giganteos, que está a su derecha mano, es el nunca medroso Brandabarbarán de Boliche, señor de las tres Arabias , que viene armado de aquel cuero de serpiente , y tiene por escudo una puerta que, según es fama, es una de las del templo que derribó Sansón, cuando con su muerte se vengó de sus enemigos. Pero vuelve los ojos a estotra parte y verás delante y en la frente destotro ejército al siempre vencedor y jamás vencido Timonel de Carcajona, príncipe de la Nueva Vizcaya, que viene armado con las armas partidas a cuarteles, azules, verdes, blancas y amarillas, y trae en el escudo un gato de oro en campo leonado, con una letra que dice: Miau , que es el principio del nombre de su dama, que, según se dice, es la sin par Miulina, hija del duque Alfeñiquén del Algarbe; el otro, que carga y oprime los lomos de aquella poderosa alfana , que trae las armas como nieve blancas y el escudo blanco y sin empresa alguna, es un caballero novel, de nación francés, llamado Pierres Papín , señor de las baronías de Utrique; el otro, que bate las ijadas con los herrados carcaños a aquella pintada y ligera cebra , y trae las armas de los veros azules , es el poderoso duque de Nerbia, Espartafilardo del Bosque, que trae por empresa en el escudo una esparraguera, con una letra en castellano que dice así: Rastrea mi suerte. « Ce chevalier que tu vois là-bas, avec des armes dorées, qui porte sur son écu un lion couronné, rendu aux pieds d′une jeune damoiselle, c′est le valeureux Laurcalco, seigneur du Pont-d′Argent. Cet autre, aux armes à fleurs d′or, qui porte sur son écu trois couronnes d′argent en champ d′azur, c′est le redoutable Micocolembo, grand-duc de Quirocie. Cet autre, aux membres gigantesques, qui se trouve à sa main droite, c′est le toujours intrépide Brandabarbaran de Boliche, seigneur des trois Arabies ; il a pour cuirasse une peau de serpent, et pour écu une porte, qu′on dit être une de celles du temple que renversa Samson de fond en comble, quand, au prix de sa vie, il se vengea des Philistins ses ennemis . Mais tourne maintenant les yeux de ce côté, et tu verras, à la tête de cette autre armée, le toujours vainqueur et jamais vaincu Timonel de Carcaxona, prince de la Nouvelle-Biscaye ; il est couvert d′armes écartelées d′azur, de sinople, d′argent et d′or, et porte sur son écu un chat d′or, en champ lionné, avec ces quatre lettres : Miou, qui forment le commencement du nom de sa dame, laquelle est, à ce qu′on assure, l′incomparable Mioulina, fille du duc Alfégniquen des Algarves. Cet autre, qui charge et fait plier les reins de cette puissante cavale, dont les armes sont blanches comme la neige et l′écu sans aucune devise, c′est un chevalier novice, Français de nation, qu′on appelle Pierre Papin, seigneur des baronnies d′Utrique. Cet autre, qui de ses larges étriers bat les flancs mouchetés de ce zèbre rapide, et porte des armes parsemées de coupes d′azur, c′est le puissant duc de Nerbie, Espartafilardo du Boccage, dont l′emblème, peint sur son écu, est un champ d′asperges, avec cette devise espagnole : Rastrea mi suerte . »
Y desta manera fue nombrando muchos caballeros del uno y del otro escuadrón, que él se imaginaba, y a todos les dio sus armas, colores, empresas y motes de improviso, llevado de la imaginación de su nunca vista locura ; y, sin parar, prosiguió diciendo. Don Quichotte continua de la même manière à nommer une foule de chevaliers qu′il s′imaginait voir dans l′une et l′autre armée, leur donnant à chacun, sans hésiter, les armes, les couleurs et les devises que lui fournissait son intarissable folie ; puis, sans s′arrêter un instant, il poursuivit de la sorte :
-A este escuadrón frontero forman y hacen gentes de diversas naciones: aquí están los que bebían las dulces aguas del famoso Janto ; los montuosos que pisan los masílicos campos ; los que criban el finísimo y menudo oro en la felice Arabia ; los que gozan las famosas y frescas riberas del claro Termodonte; los que sangran por muchas y diversas vías al dorado Pactolo; los númidas, dudosos en sus promesas ; los persas, arcos y flechas famosos; los partos, los medos , que pelean huyendo; los árabes, de mudables casas ; los citas, tan crueles como blancos; los etiopes , de horadados labios, y otras infinitas naciones, cuyos rostros conozco y veo, aunque de los nombres no me acuerdo. En estotro escuadrón vienen los que beben las corrientes cristalinas del olivífero Betis ; los que tersan y pulen sus rostros con el licor del siempre rico y dorado Tajo; los que gozan las provechosas aguas del divino Genil ; los que pisan los tartesios campos , de pastos abundantes; los que se alegran en los elíseos jerezanos prados ; los manchegos, ricos y coronados de rubias espigas ; los de hierro vestidos, reliquias antiguas de la sangre goda ; los que en Pisuerga se bañan, famoso por la mansedumbre de su corriente; los que su ganado apacientan en las estendidas dehesas del tortuoso Guadiana , celebrado por su escondido curso; los que tiemblan con el frío del silvoso Pirineo y con los blancos copos del levantado Apenino; finalmente, cuantos toda la Europa en sí contiene y encierra . « Ces escadrons que tu vois en face de nous sont formés d′une infinité de nations diverses. Voici ceux qui boivent les douces eaux du fleuve appelé Xante par les dieux, et par les hommes Scamandre ; ici sont les montagnards qui foulent les champs massyliens ; là, ceux qui criblent la fine poudre d′or de l′heureuse Arabie ; là, ceux qui jouissent des fraîches rives du limpide Thermodon ; là, ceux qui épuisent, par mille saignées, le Pactole au sable doré ; là, les Numides, de foi douteuse et inconstante ; les Perses, fameux par leur adresse à tirer de l′arc ; les Parthes et les Mèdes, qui combattent en fuyant ; les Arabes, aux tentes nomades ; les Scythes, aussi cruels de cœur que blancs de peau ; les Éthiopiens, qui s′attachent des anneaux aux lèvres ; et enfin cent autres nations dont je vois bien et reconnais les visages, mais dont les noms m′ont échappé. Dans cette autre armée, voici venir ceux qui s′abreuvent au liquide cristal du Bétis, père des oliviers ; ceux qui lavent et polissent leurs visages dans les ondes dorées que le Tage roule toujours à pleins bords ; ceux qui jouissent des eaux fertilisantes du divin Génil ; ceux qui foulent les champs tartésiens aux gras pâturages ; ceux qui folâtrent dans les prés élyséens de Xérès ; les riches Manchois couronnés de blonds épis ; ceux qui se couvrent de fer, antiques restes du sang des Gots ; ceux qui se baignent dans la Pisuerga, fameuse par la douceur de ses courants ; ceux qui paissent d′innombrables troupeaux dans les vastes pâturages qu′enserre en ses détours le tortueux Guadiana, célèbre par son cours souterrain ; ceux qui tremblent de froid sous les vents qui sifflent dans les vallons des Pyrénées, ou sous les flocons de neige qui blanchissent le sommet de l′Apennin ; finalement, toutes les nations diverses que l′Europe renferme en son sein populeux. »
¡Válame Dios, y cuántas provincias dijo, cuántas naciones nombró, dándole a cada una, con maravillosa presteza, los atributos que le pertenecían, todo absorto y empapado en lo que había leído en sus libros mentirosos. Qui pourrait redire toutes les provinces que cita don Quichotte et tous les peuples qu′il nomma, en donnant à chacun d′eux, avec une merveilleuse célérité, ses attributs les plus caractéristiques, tout absorbé qu′il était par le souvenir de ses livres mensongers ?
Estaba Sancho Panza colgado de sus palabras, sin hablar ninguna, y, de cuando en cuando, volvía la cabeza a ver si veía los caballeros y gigantes que su amo nombraba ; y, como no descubría a ninguno, le dijo. Sancho Panza restait, comme on dit, pendu à ses paroles, sans trouver moyen d′en placer une seule ; seulement, de temps à autre, il tournait la tête pour voir s′il apercevait les géants et les chevaliers que désignait son maître ; et comme il ne pouvait en découvrir aucun :
-Señor, encomiendo al diablo hombre, ni gigante, ni caballero de cuantos vuestra merced dice parece por todo esto; a lo menos, yo no los veo; quizá todo debe ser encantamento, como las fantasmas de anoche. « Par ma foi ! seigneur, s′écria-t-il enfin, je me donne au diable, si homme, géant ou chevalier paraît de tous ceux que vous avez nommés là ; du moins, je n′en vois pas la queue d′un, et tout cela doit être des enchantements comme les fantômes d′hier soir.
-¿Cómo dices eso? -respondió don Quijote-. ¿No oyes el relinchar de los caballos, el tocar de los clarines, el ruido de los atambores?. – Comment peux-tu parler ainsi ? répondit don Quichotte ; n′entends-tu pas les hennissements des chevaux, le son des trompettes, le bruit des tambours ?
-No oigo otra cosa -respondió Sancho- sino muchos balidos de ovejas y carneros. – Je n′entends rien autre chose, répliqua Sancho, sinon des bêlements d′agneaux et de brebis. »
Y así era la verdad, porque ya llegaban cerca los dos rebaños. Ce qui était parfaitement vrai, car les deux troupeaux s′étaient approchés assez près pour être entendus.
-El miedo que tienes -dijo don Quijote- te hace, Sancho, que ni veas ni oyas a derechas ; porque uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son; y si es que tanto temes, retírate a una parte y déjame solo, que solo basto a dar la victoria a la parte a quien yo diere mi ayuda. « C′est la peur que tu as, reprit don Quichotte, qui te fait, Sancho, voir et entendre tout de travers ; car l′un des effets de cette triste passion est de troubler les sens, et de faire paraître les choses autrement qu′elles ne sont. Mais, si ta frayeur est si grande, retire-toi à l′écart, et laisse-moi seul ; seul, je donnerai la victoire au parti où je porterai le secours de mon bras. »
Y, diciendo esto, puso las espuelas a Rocinante, y, puesta la lanza en el ristre, bajó de la costezuela como un rayo. Diole voces Sancho, diciéndole. En disant ces mots, il enfonce les éperons à Rossinante, et, la lance en arrêt, descend comme un foudre du haut de la colline. Sancho lui criait de toutes ses forces :
-¡Vuélvase vuestra merced, señor don Quijote, que voto a Dios que son carneros y ovejas las que va a embestir! ¡Vuélvase, desdichado del padre que me engendró! ¿Qué locura es ésta? Mire que no hay gigante ni caballero alguno, ni gatos, ni armas, ni escudos partidos ni enteros, ni veros azules ni endiablados. ¿Qué es lo que hace? ¡Pecador soy yo a Dios . « Arrêtez ! seigneur don Quichotte, arrêtez ! Je jure Dieu que ce sont des moutons et des brebis que vous allez attaquer. Revenez donc, par la vie du père qui m′a engendré. Quelle folie est-ce là ? Mais regardez qu′il n′y a ni géant, ni chevalier, ni chat, ni asperges, ni champ, ni écu d′azur, ni quartier d′écu, ni diable, ni rien. Par les péchés que je dois à Dieu, qu′est-ce que vous allez faire ? »
Ni por ésas volvió don Quijote; antes, en altas voces, iba diciendo. Ces cris n′arrêtaient point don Quichotte, lequel, au contraire, criait encore plus haut :
-¡Ea, caballeros, los que seguís y militáis debajo de las banderas del valeroso emperador Pentapolín del Arremangado Brazo, seguidme todos: veréis cuán fácilmente le doy venganza de su enemigo Alefanfarón de la Trapobana. « Courage ! chevaliers qui combattez sous la bannière du valeureux empereur Pentapolin au bras retroussé ; courage ! suivez-moi tous, et vous verrez avec quelle facilité je tirerai pour lui vengeance de son ennemi, Alifanfaron de Taprobana. »
Esto diciendo, se entró por medio del escuadrón de las ovejas, y comenzó de alanceallas con tanto coraje y denuedo como si de veras alanceara a sus mortales enemigos. Los pastores y ganaderos que con la manada venían dábanle voces que no hiciese aquello; pero, viendo que no aprovechaban, desciñéronse las hondas y comenzaron a saludalle los oídos con piedras como el puño. Don Quijote no se curaba de las piedras; antes, discurriendo a todas partes, decía: En disant cela, il se jette à travers l′escadron des brebis, et commence à les larder à coups de lance, avec autant d′ardeur et de rage que s′il eût réellement frappé ses plus mortels ennemis. Les pâtres qui menaient le troupeau lui crièrent d′abord de laisser ces pauvres bêtes ; mais, voyant que leurs avis ne servaient de rien, ils délièrent leurs frondes, et se mirent à lui saluer les oreilles avec des cailloux gros comme le poing. Don Quichotte, sans se soucier des pierres qui pleuvaient sur lui, courait çà et là, et disait :
-¿Adónde estás , soberbio Alifanfuón? Vente a mí; que un caballero solo soy , que desea, de solo a solo, probar tus fuerzas y quitarte la vida, en pena de la que das al valeroso Pentapolín Garamanta . « Où donc es-tu, superbe Alifanfaron ? Viens à moi, c′est un seul chevalier qui veut éprouver tes forces corps à corps, et t′ôter la vie en peine de la peine que tu causes au valeureux Garamante Pentapolin. »
Llegó en esto una peladilla de arroyo, y, dándole en un lado, le sepultó dos costillas en el cuerpo. Viéndose tan maltrecho, creyó sin duda que estaba muerto o mal ferido, y, acordándose de su licor, sacó su alcuza y púsosela a la boca, y comenzó a echar licor en el estómago; mas, antes que acabase de envasar lo que a él le parecía que era bastante, llegó otra almendra y diole en la mano y en el alcuza tan de lleno que se la hizo pedazos, llevándole de camino tres o cuatro dientes y muelas de la boca, y machucándole malamente dos dedos de la mano. En cet instant arrive une amande de rivière qui, lui donnant droit dans le côté, lui ensevelit deux côtes au fond de l′estomac. À ce coup, il se crut mort ou grièvement blessé ; et, se rappelant aussitôt son baume, il tire la burette, la porte à ses lèvres, et commence à se verser dans le corps la précieuse liqueur. Mais, avant qu′il eût fini d′avaler ce qui lui en semblait nécessaire, voilà qu′une seconde dragée lui arrive, qui frappe si en plein sur sa main et sur sa burette, qu′elle fait voler celle-ci en éclats, lui écrase deux doigts horriblement, et lui emporte, chemin faisant, trois ou quatre dents de la bouche.
Tal fue el golpe primero, y tal el segundo, que le fue forzoso al pobre caballero dar consigo del caballo abajo. Llegáronse a él los pastores y creyeron que le habían muerto; y así, con mucha priesa, recogieron su ganado, y cargaron de las reses muertas , que pasaban de siete, y, sin averiguar otra cosa, se fueron . Telle fut la roideur du premier coup, et telle celle du second, que force fut au pauvre chevalier de se laisser tomber de son cheval en bas. Les pâtres s′approchèrent de lui, et, croyant qu′ils l′avaient tué, ils se dépêchèrent de rassembler leurs troupeaux, chargèrent sur leurs épaules les brebis mortes, dont le nombre passait six à huit, et, sans autre enquête, s′éloignèrent précipitamment.
Estábase todo este tiempo Sancho sobre la cuesta, mirando las locuras que su amo hacía, y arrancábase las barbas , maldiciendo la hora y el punto en que la fortuna se le había dado a conocer. Viéndole, pues, caído en el suelo, y que ya los pastores se habían ido, bajó de la cuesta y llegóse a él, y hallóle de muy mal arte, aunque no había perdido el sentido, y díjole: Sancho était resté tout ce temps sur la hauteur, d′où il contemplait les folies que faisait son maître, s′arrachant la barbe à pleines mains et maudissant l′heure où la fortune avait permis qu′il en fît la connaissance. Quand il le vit par terre et les bergers loin, il descendit de la colline, s′approcha de lui, et le trouva dans un piteux état, quoiqu′il n′eût pas perdu le sentiment.
-¿No le decía yo, señor don Quijote, que se volviese, que los que iba a acometer no eran ejércitos, sino manadas de carneros. « Eh bien, seigneur don Quichotte, lui dit-il, ne vous disais-je pas bien de revenir, et que vous alliez attaquer, non pas des armées, mais des troupeaux de moutons ?
-Como eso puede desparecer y contrahacer aquel ladrón del sabio mi enemigo . Sábete, Sancho, que es muy fácil cosa a los tales hacernos parecer lo que quieren, y este maligno que me persigue, envidioso de la gloria que vio que yo había de alcanzar desta batalla, ha vuelto los escuadrones de enemigos en manadas de ovejas. Si no, haz una cosa, Sancho, por mi vida, porque te desengañes y veas ser verdad lo que te digo: sube en tu asno y síguelos bonitamente, y verás cómo, en alejándose de aquí algún poco, se vuelven en su ser primero, y, dejando de ser carneros, son hombres hechos y derechos, como yo te los pinté primero... Pero no vayas agora, que he menester tu favor y ayuda; llégate a mí y mira cuántas muelas y dientes me faltan, que me parece que no me ha quedado ninguno en la boca. – C′est ainsi, répondit don Quichotte, qu′a fait disparaître et changer les choses ce larron de sage enchanteur, mon ennemi. Car apprends, ô Sancho, qu′il est très-facile à ces gens-là de nous faire apparaître ce qu′ils veulent ; et ce malin nécromant qui me persécute, envieux de la gloire qu′il a bien vu que j′allais recueillir dans cette bataille, a changé les escadrons de soldats en troupeaux de brebis. Sinon, Sancho, fais une chose, par ma vie ! Pour que tu te détrompes et que tu voies la vérité de ce que je dis, monte sur ton âne, et suis-les, sans faire semblant de rien ; dès qu′ils se seront éloignés quelque peu, ils reprendront leur forme naturelle, et, cessant d′être moutons, redeviendront hommes faits et parfaits, tout comme je te les ai dépeints d′abord. Mais non, n′y va pas à présent : j′ai trop besoin de ton secours et de tes services. Approche et regarde combien il me manque de dents ; car je crois, en vérité, qu′il ne m′en reste pas une seule dans la bouche. »
Llegóse Sancho tan cerca que casi le metía los ojos en la boca, y fue a tiempo que ya había obrado el bálsamo en el estómago de don Quijote; y, al tiempo que Sancho llegó a mirarle la boca, arrojó de sí, más recio que una escopeta, cuanto dentro tenía, y dio con todo ello en las barbas del compasivo escudero . Sancho s′approcha de son maître, et si près, qu′il lui mettait presque les yeux dans le gosier. C′était alors que le baume venait d′opérer dans l′estomac de don Quichotte ; au moment où Sancho se mettait à regarder l′état de ses mâchoires, l′autre leva le cœur, et, plus violemment que n′aurait fait une arquebuse, lança tout ce qu′il avait dans le corps à la barbe du compatissant écuyer.
-¡Santa María! -dijo Sancho-, ¿y qué es esto que me ha sucedido? Sin duda, este pecador está herido de muerte, pues vomita sangre por la boca. « Sainte Vierge ! s′écria Sancho, qu′est-ce qui vient de m′arriver là ? Sans doute que ce pécheur est blessé à mort, puisqu′il vomit le sang par la bouche. »
Pero, reparando un poco más en ello, echó de ver en la color, sabor y olor, que no era sangre, sino el bálsamo de la alcuza que él le había visto beber; y fue tanto el asco que tomó que, revolviéndosele el estómago, vomitó las tripas sobre su mismo señor, y quedaron entrambos como de perlas. Acudió Sancho a su asno para sacar de las alforjas con qué limpiarse y con qué curar a su amo; y, como no las halló , estuvo a punto de perder el juicio. Maldíjose de nuevo, y propuso en su corazón de dejar a su amo y volverse a su tierra, aunque perdiese el salario de lo servido y las esperanzas del gobierno de la prometida ínsula. Mais dès qu′il eut regardé de plus près, il reconnut, à la couleur, odeur et saveur, que ce n′était pas du sang, mais bien le baume de la burette qu′il lui avait vu boire. Alors il fut pris d′une horrible nausée, que, le cœur aussi lui tournant, il vomit ses tripes au nez de son seigneur, et qu′ils restèrent tous deux galamment accoutrés. Sancho courut à son âne pour prendre de quoi s′essuyer et panser son maître ; mais, ne trouvant plus le bissac, il fut sur le point d′en perdre l′esprit. Il se donna de nouveau mille malédictions, et résolut, dans le fond de son cœur, d′abandonner son maître pour regagner le pays, dût-il perdre ses gages et les espérances du gouvernement de l′île tant promise.
Levantóse en esto don Quijote, y, puesta la mano izquierda en la boca, porque no se le acabasen de salir los dientes, asió con la otra las riendas de Rocinante, que nunca se había movido de junto a su amo -tal era de leal y bien acondicionado-, y fuese adonde su escudero estaba, de pechos sobre su asno, con la mano en la mejilla, en guisa de hombre pensativo además. Y, viéndole don Quijote de aquella manera, con muestras de tanta tristeza, le dijo. Don Quichotte se leva cependant, et, tenant ses mâchoires de la main droite pour empêcher de tomber le reste de ses dents, il prit la bride de Rossinante, lequel n′avait pas bougé des côtés de son maître, tant il était fidèle et loyal serviteur ; puis il s′en alla trouver son écuyer qui, la poitrine appuyée sur son âne et la joue sur sa main, se tenait comme un homme accablé de tristesse. En voyant sa posture et ses marques de profond chagrin, don Quichotte lui dit :
-Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca. Así que, no debes congojarte por las desgracias que a mí me suceden, pues a ti no te cabe parte dellas. « Apprends, ô Sancho, qu′un homme n′est pas plus qu′un autre, s′il ne fait plus qu′un autre. Tous ces orages dont nous sommes assaillis sont autant de signes que le temps va enfin reprendre sa sérénité, et nos affaires un meilleur cours ; car il est impossible que le bien ou le mal soient durables : d′où il suit que le mal ayant beaucoup duré, le bien doit être proche. Ainsi tu ne dois pas t′affliger outre mesure des disgrâces qui m′arrivent, puisque tu n′en prends aucune part.
-¿Cómo no? -respondió Sancho-. Por ventura, el que ayer mantearon, ¿era otro que el hijo de mi padre? Y las alforjas que hoy me faltan, con todas mis alhajas, ¿son de otro que del mismo. – Comment non ? répondit Sancho ; est-ce que par hasard celui qu′on faisait danser hier sur la couverture était un autre que le fils de mon père ? Et le bissac qui me manque aujourd′hui, avec tout mon bagage, était-il à d′autres qu′au même ?
-¿Que te faltan las alforjas, Sancho? -dijo don Quijote. – Quoi ! tu n′as plus le bissac ? s′écria douloureusement don Quichotte.
-Sí que me faltan -respondió Sancho. – Non, je ne l′ai plus, répliqua Sancho.
-Dese modo, no tenemos qué comer hoy -replicó don Quijote. – En ce cas nous n′avons rien à manger aujourd′hui, reprit don Quichotte.
-Eso fuera -respondió Sancho- cuando faltaran por estos prados las yerbas que vuestra merced dice que conoce, con que suelen suplir semejantes faltas los tan malaventurados andantes caballeros como vuestra merced es. – Ce serait vrai, répondit Sancho, si ces prés manquaient des plantes que Votre Grâce dit connaître si bien, et avec lesquelles ont coutume de suppléer à de telles privations d′aussi malencontreux chevaliers errants que vous l′êtes.
-Con todo eso -respondió don Quijote-, tomara yo ahora más aína un cuartal de pan , o una hogaza y dos cabezas de sardinas arenques, que cuantas yerbas describe Dioscórides, aunque fuera el ilustrado por el doctor Laguna . Mas, con todo esto, sube en tu jumento, Sancho el bueno, y vente tras mí; que Dios, que es proveedor de todas las cosas, no nos ha de faltar, y más andando tan en su servicio como andamos, pues no falta a los mosquitos del aire, ni a los gusanillos de la tierra, ni a los renacuajos del agua; y es tan piadoso que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y llueve sobre los injustos y justos . – Avec tout cela, reprit don Quichotte, j′aimerais mieux, à l′heure qu′il est, un quartier de pain bis avec deux têtes de harengs, que toutes les plantes que décrit Dioscorides, fût-il commenté par le docteur Laguna . Mais allons, bon Sancho, monte sur ton âne, et viens-t′en derrière moi ; Dieu, qui pourvoit à toutes choses, ne nous manquera pas, surtout travaillant, comme nous le faisons, si fort à son service : car il ne manque ni aux moucherons de l′air, ni aux vermisseaux de la terre, ni aux insectes de l′eau ; il est si miséricordieux, qu′il fait luire son soleil sur les bons et les méchants, et tomber sa pluie sur le juste et l′injuste.
-Más bueno era vuestra merced -dijo Sancho- para predicador que para caballero andante. – En vérité, répondit Sancho, vous étiez plus fait pour devenir prédicateur que chevalier errant.
-De todo sabían y han de saber los caballeros andantes, Sancho -dijo don Quijote-, porque caballero andante hubo en los pasados siglos que así se paraba a hacer un sermón o plática, en mitad de un campo real , como si fuera graduado por la Universidad de París ; de donde se infiere que nunca la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza . – Les chevaliers errants, Sancho, reprit don Quichotte, savaient et doivent savoir de tout ; et tel d′entre eux, dans les siècles passés, s′arrêtait à faire un sermon au milieu du grand chemin, comme s′il eût pris ses licences à l′université de Paris. Tant il est vrai que jamais l′épée n′émoussa la plume, ni la plume l′épée.
-Ahora bien, sea así como vuestra merced dice -respondió Sancho-, vamos ahora de aquí, y procuremos donde alojar esta noche , y quiera Dios que sea en parte donde no haya mantas, ni manteadores, ni fantasmas, ni moros encantados; que si los hay, daré al diablo el hato y el garabato. – À la bonne heure, répondit Sancho, qu′il en soit comme veut Votre Grâce. Allons-nous-en de là, et tâchons de trouver un gîte pour la nuit ; mais que Dieu veuille que ce soit en tel lieu qu′il n′y ait ni berne, ni berneur, ni fantômes, ni Mores enchantés : car, si j′en retrouve, j′envoie à tous les diables le manche après la cognée.
-Pídeselo tú a Dios, hijo -dijo don Quijote-, y guía tú por donde quisieres, que esta vez quiero dejar a tu eleción el alojarnos. Pero dame acá la mano y atiéntame con el dedo, y mira bien cuántos dientes y muelas me faltan deste lado derecho de la quijada alta, que allí siento el dolor. – Demandes-en la grâce à Dieu, mon fils, répliqua don Quichotte, et mène-nous où tu voudras ; je veux, cette fois-ci, laisser à ton choix le soin de notre logement. Mais, avant tout, donne voir ta main, et tâte avec le doigt pour savoir combien de dents me manquent de ce côté droit de la mâchoire supérieure ; car c′est là que je sens le plus de mal. »
Metió Sancho los dedos, y, estándole tentando , le dijo. Sancho lui mit la main dans la bouche, et tâtant de haut en bas :
-¿Cuántas muelas solía vuestra merced tener en esta parte. « Combien de dents, lui demanda-t-il, aviez-vous l′habitude d′avoir de ce côté ?
-Cuatro -respondió don Quijote-, fuera de la cordal, todas enteras y muy sanas. – Quatre, répondit don Quichotte, sans compter l′œillère, toutes bien entières et bien saines.
-Mire vuestra merced bien lo que dice, señor -respondió Sancho. – Faites attention à ce que vous dites, seigneur, reprit Sancho.
-Digo cuatro, si no eran cinco -respondió don Quijote-, porque en toda mi vida me han sacado diente ni muela de la boca, ni se me ha caído ni comido de neguijón ni de reuma alguna. – Je dis que j′en avais quatre, si ce n′est même cinq, répondit don Quichotte ; car en toute ma vie, on ne m′a pas tiré une dent de la bouche, et je n′en ai perdu ni de carie ni de pituite.
-Pues en esta parte de abajo -dijo Sancho- no tiene vuestra merced más de dos muelas y media, y en la de arriba, ni media ni ninguna, que toda está rasa como la palma de la mano. – Eh bien ! à ce côté d′en bas, di Sancho, Votre Grâce n′a plus que deux dents et demie, et, à celui d′en haut, ni demie ni entière : tout est ras et plat comme la paume de la main.
-¡Sin ventura yo! -dijo don Quijote, oyendo las tristes nuevas que su escudero le daba-, que más quisiera que me hubieran derribado un brazo, como no fuera el de la espada; porque te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como molino sin piedra, y en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante. Mas a todo esto estamos sujetos los que profesamos la estrecha orden de la caballería. Sube, amigo, y guía, que yo te seguiré al paso que quisieres. – Oh ! malheureux que je suis ! s′écria don Quichotte aux tristes nouvelles que lui donnait son écuyer ; j′aimerais mieux qu′ils m′eussent enlevé un bras, pourvu que ce ne fût pas celui de l′épée : car il faut que tu saches, Sancho, qu′une bouche sans dents est comme un moulin sans meule, et qu′on doit mille fois plus estimer une dent qu′un diamant. Mais enfin, ce sont des disgrâces auxquelles nous sommes sujets, nous tous qui avons fait profession dans l′ordre austère de la chevalerie errante. Allons, monte sur ton âne, ami, et conduis-nous ; je te suivrai au train que tu voudras. »
Hízolo así Sancho, y encaminóse hacia donde le pareció que podía hallar acogimiento, sin salir del camino real, que por allí iba muy seguido . Sancho fit ce qu′ordonnait son maître, et s′achemina du côté où il lui parut plus sûr de trouver un gîte, sans s′écarter toutefois du grand chemin, qui, là, se dirigeait en ligne droite.
Yéndose, pues, poco a poco, porque el dolor de las quijadas de don Quijote no le dejaba sosegar ni atender a darse priesa, quiso Sancho entretenelle y divertille diciéndole alguna cosa; y, entre otras que le dijo, fue lo que se dirá en el siguiente capítulo. Comme ils s′en allaient ainsi l′un devant l′autre et pas à pas, parce que la douleur des mâchoires ne laissait à don Quichotte ni repos ni envie de se hâter beaucoup, Sancho, voulant endormir son mal et le divertir en lui contant quelque chose, lui dit ce qu′on verra dans le chapitre suivant.






I. Capítulo XIX. De las discretas razones que Sancho pasaba con su amo, y de la aventura que le sucedió con un cuerpo muerto, con otros acontecimientos famosos

Chapitre XIX Des ingénieux propos que Sancho tint à son maître, et de l′aventure arrivée à celui-ci avec un corps mort, ainsi que d′autres événements fameux

-Paréceme, señor mío, que todas estas desventuras que estos días nos han sucedido, sin duda alguna han sido pena del pecado cometido por vuestra merced contra la orden de su caballería, no habiendo cumplido el juramento que hizo de no comer pan a manteles ni con la reina folgar, con todo aquello que a esto se sigue y vuestra merced juró de cumplir, hasta quitar aquel almete de Malandrino , o como se llama el moro, que no me acuerdo bien. « Il me semble, seigneur, que toutes ces mésaventures qui nous sont arrivées depuis quelques jours doivent être la peine du péché que Votre Grâce a commis contre l′ordre de sa chevalerie, en manquant d′accomplir le serment que vous aviez fait de ne pas manger pain sur nappe, ni badiner avec la reine, ni tout ce qui s′ensuit, et que vous aviez juré d′accomplir jusqu′à ce que vous ayez enlevé cet armet de Malandrin, ou comme s′appelle le More, car je ne me souviens pas très-bien de son nom.
-Tienes mucha razón, Sancho -dijo don Quijote-; mas, para decirte verdad, ello se me había pasado de la memoria; y también puedes tener por cierto que por la culpa de no habérmelo tú acordado en tiempo te sucedió aquello de la manta; pero yo haré la enmienda, que modos hay de composición en la orden de la caballería para todo . – Tu as vraiment raison, Sancho, répondit don Quichotte ; mais, à vrai dire, cela m′était tout à fait sorti de la mémoire. Et tu peux bien être assuré de même que c′est pour la faute que tu as commise en manquant de m′en faire ressouvenir à temps, que tu as attrapé l′aventure de la berne. Mais je vais réparer la mienne ; car il y a aussi, dans l′ordre de la chevalerie, des compositions sur toutes sortes de péchés.
-Pues, ¿juré yo algo, por dicha? -respondió Sancho. – Est-ce que, par hasard, j′ai juré quelque chose, moi ? reprit Sancho.
-No importa que no hayas jurado -dijo don Quijote-: basta que yo entiendo que de participantes no estás muy seguro, y, por sí o por no, no será malo proveernos de remedio. – Peu importe que tu n′aies pas juré, répliqua don Quichotte : il suffit que tu ne sois pas très à l′abri du reproche de complicité. Ainsi, pour oui ou pour non, il vaut mieux nous pourvoir de dispenses.
-Pues si ello es así -dijo Sancho-, mire vuestra merced no se le torne a olvidar esto, como lo del juramento; quizá les volverá la gana a las fantasmas de solazarse otra vez conmigo, y aun con vuestra merced si le ven tan pertinaz. – Ma foi, s′il en est ainsi, reprit Sancho, que Votre Grâce prenne garde à ne pas oublier ce nouveau serment comme l′autre ; car les fantômes pourraient bien reprendre l′envie de se divertir encore avec moi, et même avec Votre Grâce, s′ils la voient en rechute. »
En estas y otras pláticas les tomó la noche en mitad del camino, sin tener ni descubrir donde aquella noche se recogiesen; y lo que no había de bueno en ello era que perecían de hambre; que, con la falta de las alforjas, les faltó toda la despensa y matalotaje . Y, para acabar de confirmar esta desgracia, les sucedió una aventura que, sin artificio alguno, verdaderamente lo parecía. Y fue que la noche cerró con alguna escuridad ; pero, con todo esto, caminaban, creyendo Sancho que, pues aquel camino era real, a una o dos leguas, de buena razón, hallaría en él alguna venta. Durant ces entretiens et d′autres semblables, la nuit les surprit au milieu du chemin, sans qu′ils sussent comment avoir ni comment découvrir où se mettre à l′abri ; et le pis de l′affaire, c′est qu′ils mouraient de faim, car avec le bissac s′était envolée toute la provision. Pour achever pleinement leur disgrâce, il leur arriva une aventure qui cette fois, et sans artifice, pouvait bien s′appeler ainsi. La nuit était venue, et fort obscure ; cependant ils cheminaient toujours, Sancho croyant que, de bon compte, on ne pouvait faire plus d′une à deux lieues sur la grande route sans rencontrer quelque hôtellerie.
Yendo, pues, desta manera, la noche escura, el escudero hambriento y el amo con gana de comer, vieron que por el mesmo camino que iban venían hacia ellos gran multitud de lumbres, que no parecían sino estrellas que se movían. Pasmóse Sancho en viéndolas, y don Quijote no las tuvo todas consigo; tiró el uno del cabestro a su asno, y el otro de las riendas a su rocino, y estuvieron quedos, mirando atentamente lo que podía ser aquello, y vieron que las lumbres se iban acercando a ellos, y mientras más se llegaban, mayores parecían; a cuya vista Sancho comenzó a temblar como un azogado , y los cabellos de la cabeza se le erizaron a don Quijote; el cual, animándose un poco, dijo: Or donc, pendant qu′ils marchaient ainsi par la nuit noire, l′écuyer mourant de faim, et le chevalier avec grand appétit, voilà qu′ils aperçurent venir, sur le chemin qu′ils suivaient, une grande multitude de lumières qui semblaient autant d′étoiles mouvantes. À cette vue, Sancho perdit la carte, et son maître sentit un peu la chair de poule. L′un tira son âne par le licou, l′autre son bidet par la bride, et tous deux se tinrent cois, regardant avec grande attention ce que ce pouvait être. Ils virent que les lumières venaient droit de leur côté, et que plus elles s′approchaient, plus elles semblaient grandes. Pour le coup, Sancho se mit à trembler de tous ses membres, comme un épileptique, et les cheveux se dressèrent sur la tête de don Quichotte, lequel, s′animant néanmoins un peu :
-Ésta, sin duda, Sancho, debe de ser grandísima y peligrosísima aventura, donde será necesario que yo muestre todo mi valor y esfuerzo. « Voici sans doute, dit-il, une grande et périlleuse aventure, où il va falloir, Sancho, que je montre toute ma force et tout mon courage.
-¡Desdichado de mí! -respondió Sancho-; si acaso esta aventura fuese de fantasmas, como me lo va pareciendo, ¿adónde habrá costillas que la sufran. – Malheureux que je suis ! répondit Sancho, si c′est une aventure de fantômes, comme elle m′en a tout l′air, où trouver des côtes pour y suffire ?
-Por más fantasmas que sean -dijo don Quijote-, no consentiré yo que te toque en el pelo de la ropa; que si la otra vez se burlaron contigo, fue porque no pude yo saltar las paredes del corral, pero ahora estamos en campo raso, donde podré yo como quisiere esgremir mi espada. – Tout fantômes qu′ils puissent être, s′écria don Quichotte, je ne permettrai pas qu′ils te touchent seulement au poil du pourpoint. S′ils t′ont fait un mauvais tour l′autre fois, c′est que je n′ai pu sauter les murs de la basse-cour ; mais nous sommes maintenant en rase campagne, où je pourrai jouer de l′épée tout à mon aise.
-Y si le encantan y entomecen, como la otra vez lo hicieron -dijo Sancho-, ¿qué aprovechará estar en campo abierto o no. – Mais s′ils vous enchantent et vous engourdissent comme la fois passée, répliqua Sancho, que vous servira-t-il d′avoir ou non la clef des champs ?
-Con todo eso -replicó don Quijote-, te ruego, Sancho, que tengas buen ánimo, que la experiencia te dará a entender el que yo tengo. – En tout cas, reprit don Quichotte, je te supplie, Sancho, de reprendre courage ; l′expérience te fera voir quel est le mien.
-Sí tendré, si a Dios place -respondió Sancho. – Eh bien ! oui, j′en aurai, s′il plaît à Dieu, » répondit Sancho.
Y, apartándose los dos a un lado del camino, tornaron a mirar atentamente lo que aquello de aquellas lumbres que caminaban podía ser; y de allí a muy poco descubrieron muchos encamisados , cuya temerosa visión de todo punto remató el ánimo de Sancho Panza, el cual comenzó a dar diente con diente, como quien tiene frío de cuartana; y creció más el batir y dentellear cuando distintamente vieron lo que era, porque descubrieron hasta veinte encamisados, todos a caballo, con sus hachas encendidas en las manos; detrás de los cuales venía una litera cubierta de luto, a la cual seguían otros seis de a caballo, enlutados hasta los pies de las mulas; que bien vieron que no eran caballos en el sosiego con que caminaban. Iban los encamisados murmurando entre sí, con una voz baja y compasiva. Esta estraña visión, a tales horas y en tal despoblado , bien bastaba para poner miedo en el corazón de Sancho, y aun en el de su amo; y así fuera en cuanto a don Quijote , que ya Sancho había dado al través con todo su esfuerzo. Lo contrario le avino a su amo, al cual en aquel punto se le representó en su imaginación al vivo que aquélla era una de las aventuras de sus libros . Et tous deux, se détournant un peu du chemin, se remirent à considérer attentivement ce que pouvaient être ces lumières qui marchaient. Ils aperçurent bientôt un grand nombre d′hommes enchemisés dans des robes blanches , et cette effrayante vision acheva si bien d′abattre le courage de Sancho Panza, qu′il commença à claquer des dents comme dans un accès de fièvre tierce ; mais la peur et le claquement augmentèrent encore quand ils virent enfin distinctement ce que c′était. Ils découvrirent au moins une vingtaine de ces gens en chemise, tous à cheval, tenant à la main des torches allumées, derrière lesquels venait une litière tendue en deuil, que suivaient six autres cavaliers habillés de noir jusqu′aux pieds de leurs mules, car on voyait bien, au calme de l′allure de ces bêtes, que ce n′étaient pas des chevaux. Ces fantômes blancs cheminaient en murmurant d′inintelligibles paroles d′une voix basse et plaintive. Cette étrange apparition, à une telle heure et dans un tel lieu désert, suffisait bien pour faire pénétrer l′effroi jusqu′au cœur de Sancho, et même jusqu′à celui de son maître. Néanmoins, tandis que toute la résolution de Sancho faisait naufrage, le contraire arriva pour don Quichotte, auquel sa folle imagination représenta sur-le-champ que c′était une des aventures de ses livres.
Figurósele que la litera eran andas donde debía de ir algún mal ferido o muerto caballero, cuya venganza a él solo estaba reservada; y, sin hacer otro discurso, enristró su lanzón, púsose bien en la silla, y con gentil brío y continente se puso en la mitad del camino por donde los encamisados forzosamente habían de pasar, y cuando los vio cerca alzó la voz y dijo. Il se figura que la litière était un brancard où l′on portait quelque chevalier mort ou grièvement blessé, dont la vengeance était réservée à lui seul. Sans plus de réflexion, il s′affermit bien sur la selle, met en arrêt sa pique de messier, et, d′une contenance assurée, va se planter au beau milieu du chemin où devaient forcément passer les gens aux blancs manteaux. Dès qu′il les vit s′approcher, il leur cria d′une voix terrible :
-Deteneos, caballeros, o quienquiera que seáis, y dadme cuenta de quién sois, de dónde venís, adónde vais, qué es lo que en aquellas andas lleváis; que, según las muestras, o vosotros habéis fecho, o vos han fecho, algún desaguisado, y conviene y es menester que yo lo sepa, o bien para castigaros del mal que fecistes, o bien para vengaros del tuerto que vos ficieron. « Halte-là, chevaliers ! qui que vous soyez, halte-là ! Dites-moi qui vous êtes, d′où vous venez, où vous allez, et ce que vous menez sur ce brancard. Selon toutes les apparences, ou vous avez fait, ou l′on vous a fait quelque tort et grief ; il convient donc et il est nécessaire que j′en sois instruit, soit pour vous châtier du mal que vous avez fait, soit pour vous venger de celui qu′on vous a fait.
-Vamos de priesa -respondió uno de los encamisados- y está la venta lejos, y no nos podemos detener a dar tanta cuenta como pedís. – Nous sommes pressés, et l′hôtellerie est loin, répondit un des hommes en chemise ; nous n′avons pas le temps de vous rendre tous les comptes que vous demandez ; » et, piquant sa mule, il voulut passer outre.
Y, picando la mula, pasó adelante. Sintióse desta respuesta grandemente don Quijote, y, trabando del freno, dijo: Mais don Quichotte s′était grandement irrité de cette réponse ; saisissant la mule par le mors :
-Deteneos y sed más bien criado, y dadme cuenta de lo que os he preguntado; si no, conmigo sois todos en batalla . « Halte-là ! vous dis-je, et soyez plus poli. Qu′on réponde à ce que j′ai demandé, ou sinon je vous déclare la guerre à tous, et vous livre bataille. »
Era la mula asombradiza, y al tomarla del freno se espantó de manera que, alzándose en los pies, dio con su dueño por las ancas en el suelo. Un mozo que iba a pie, viendo caer al encamisado, comenzó a denostar a don Quijote, el cual, ya encolerizado, sin esperar más, enristrando su lanzón, arremetió a uno de los enlutados, y, mal ferido, dio con él en tierra ; y, revolviéndose por los demás, era cosa de ver con la presteza que los acometía y desbarataba ; que no parecía sino que en aquel instante le habían nacido alas a Rocinante, según andaba de ligero y orgulloso. La mule était ombrageuse : se sentant prise au mors, elle se cabra et se renversa par terre sur son cavalier. Un valet, qui marchait à pied, voyant tomber son maître, se mit à injurier don Quichotte, lequel, déjà enflammé de colère, baisse sa lance sans attendre davantage, et fondant sur un des habillés de noir, l′envoie rouler sur la poussière atteint d′un mauvais coup ; puis, se ruant à travers la troupe, c′était merveille de voir avec quelle promptitude il les attaquait et les culbutait l′un après l′autre ; l′on eût dit qu′il avait en cet instant poussé des ailes à Rossinante, tant il se montrait fier et léger.
Todos los encamisados era gente medrosa y sin armas , y así, con facilidad, en un momento dejaron la refriega y comenzaron a correr por aquel campo con las hachas encendidas, que no parecían sino a los de las máscaras que en noche de regocijo y fiesta corren. Los enlutados, asimesmo, revueltos y envueltos en sus faldamentos y lobas, no se podían mover; así que, muy a su salvo, don Quijote los apaleó a todos y les hizo dejar el sitio mal de su grado, porque todos pensaron que aquél no era hombre, sino diablo del infierno que les salía a quitar el cuerpo muerto que en la litera llevaban. Tous ces manteaux blancs étaient des gens timides et sans armes ; dès les premiers coups, ils lâchèrent pied, et se mirent à courir à travers champs avec leurs torches allumées, si bien qu′on les aurait pris pour une des mascarades qui courent les nuits de carnaval. Quant aux manteaux noirs, ils étaient si empêtrés dans leurs longues jupes qu′ils ne pouvaient remuer. Don Quichotte put donc les bâtonner et les chasser tout devant lui, restant à bon marché maître du champ de bataille ; car ils imaginaient tous que ce n′était pas un homme, mais bien le diable en personne qui était venu de l′enfer les attendre au passage, pour leur enlever le corps mort qu′ils menaient dans la litière.
Todo lo miraba Sancho, admirado del ardimiento de su señor, y decía entre sí. Sancho, cependant, regardait tout cela, admirant l′intrépidité de son seigneur, et il disait dans sa barbe :
-Sin duda este mi amo es tan valiente y esforzado como él dice. « Sans aucun doute, ce mien maître-là est aussi brave et vaillant qu′il le dit. »
Estaba una hacha ardiendo en el suelo, junto al primero que derribó la mula, a cuya luz le pudo ver don Quijote; y, llegándose a él, le puso la punta del lanzón en el rostro , diciéndole que se rindiese; si no, que le mataría. A lo cual respondió el caído. Une torche était restée, brûlant par terre, auprès du premier qu′avait renversé la mule. Don Quichotte, l′apercevant à cette lueur, s′approcha de lui, et, lui posant la pointe de sa lance sur la gorge, il lui cria de se rendre, ou, sinon, qu′il le tuerait.
-Harto rendido estoy, pues no me puedo mover, que tengo una pierna quebrada ; suplico a vuestra merced, si es caballero cristiano, que no me mate ; que cometerá un gran sacrilegio, que soy licenciado y tengo las primeras órdenes. « Je ne suis que trop rendu, répondit l′homme à terre, puisque je ne puis bouger, et que j′ai, je crois, la jambe cassée. Mais, si vous êtes gentilhomme et chrétien, je supplie Votre Grâce de ne pas me tuer ; elle commettrait un sacrilège, car je suis licencié et j′ai reçu les premiers ordres.
-Pues, ¿quién diablos os ha traído aquí -dijo don Quijote-, siendo hombre de Iglesia. – Et qui diable, étant homme d′Église, vous a conduit ici ? s′écria don Quichotte.
-¿Quién, señor? -replicó el caído-: mi desventura. – Qui, seigneur ? répondit l′autre ; mon malheur.
-Pues otra mayor os amenaza -dijo don Quijote-, si no me satisfacéis a todo cuanto primero os pregunté. – Eh bien ! répliqua don Quichotte, un autre plus grand vous menace, si vous ne répondez sur-le-champ à toutes les questions que je vous ai faites.
-Con facilidad será vuestra merced satisfecho -respondió el licenciado-; y así, sabrá vuestra merced que, aunque denantes dije que yo era licenciado, no soy sino bachiller, y llámome Alonso López; soy natural de Alcobendas ; vengo de la ciudad de Baeza con otros once sacerdotes , que son los que huyeron con las hachas; vamos a la ciudad de Segovia acompañando un cuerpo muerto, que va en aquella litera, que es de un caballero que murió en Baeza, donde fue depositado; y ahora, como digo, llevábamos sus huesos a su sepultura, que está en Segovia, de donde es natural. – Vous allez être aisément satisfait, reprit le licencié ; et d′abord Votre Grâce saura que, bien que j′aie dit tout à l′heure que j′avais les licences, je ne suis encore que bachelier. Je m′appelle Alonzo Lopez, et suis natif d′Alcovendas. Je viens de la ville de Baéza, en compagnie d′onze autres prêtres, ceux qui fuyaient avec des torches. Nous allons à Ségovie, accompagnant un corps mort qui est dans cette litière : ce corps mort est celui d′un gentilhomme qui mourut à Baéza, où il a été quelque temps déposé au cimetière ; mais, comme je vous ai dit, nous portons ses os à Ségovie, où est la sépulture de sa famille.
-¿Y quién le mató? -preguntó don Quijote. – Et qui l′a tué ? demanda don Quichotte.
-Dios, por medio de unas calenturas pestilentes que le dieron -respondió el bachiller. – Dieu, par le moyen d′une fièvre maligne qu′il lui a envoyée, répondit le bachelier.
-Desa suerte -dijo don Quijote-, quitado me ha Nuestro Señor del trabajo que había de tomar en vengar su muerte si otro alguno le hubiera muerto; pero, habiéndole muerto quien le mató, no hay sino callar y encoger los hombros , porque lo mesmo hiciera si a mí mismo me matara. Y quiero que sepa vuestra reverencia que yo soy un caballero de la Mancha, llamado don Quijote, y es mi oficio y ejercicio andar por el mundo enderezando tuertos y desfaciendo agravios. – En ce cas, reprit don Quichotte, le Seigneur m′a dispensé de la peine que j′aurais prise de venger sa mort, si tout autre l′eût tué. Mais, étant frappé de telle main, je n′ai plus qu′à me taire et à plier les épaules, ce que je ferais s′il m′eût frappé moi-même. Mais je veux apprendre à Votre Révérence que je suis un chevalier de la Manche, appelé don Quichotte, et que ma profession est d′aller par le monde redressant les torts et réparant les injustices.
-No sé cómo pueda ser eso de enderezar tuertos -dijo el bachiller-, pues a mí de derecho me habéis vuelto tuerto, dejándome una pierna quebrada, la cual no se verá derecha en todos los días de su vida; y el agravio que en mí habéis deshecho ha sido dejarme agraviado de manera que me quedaré agraviado para siempre; y harta desventura ha sido topar con vos, que vais buscando aventuras . – Je ne sais trop, répondit le bachelier, comment vous entendez le redressement des torts, car de droit que j′étais, vous m′avez fait tordu, me laissant avec une jambe cassée, qui ne se verra plus droite en tous les jours de sa vie ; et l′injustice que vous avez réparée en moi, ç′a été de m′en faire une irréparable, et nulle plus grande mésaventure ne pouvait m′arriver que de vous rencontrer cherchant des aventures.
-No todas las cosas -respondió don Quijote- suceden de un mismo modo. El daño estuvo, señor bachiller Alonso López, en venir, como veníades, de noche, vestidos con aquellas sobrepellices, con las hachas encendidas, rezando, cubiertos de luto, que propiamente semejábades cosa mala y del otro mundo; y así, yo no pude dejar de cumplir con mi obligación acometiéndoos, y os acometiera aunque verdaderamente supiera que érades los memos satanases del infierno, que por tales os juzgué y tuve siempre . – Toutes les choses ne se passent point de la même façon, répliqua don Quichotte ; le mal est venu, seigneur bachelier Alonzo Lopez, de ce que vous cheminiez la nuit, vêtus de surplis blancs, des torches à la main, marmottant entre vos lèvres et couverts de deuil, tels enfin que vous ressembliez à des fantômes et à des gens de l′autre monde. Aussi je n′ai pu me dispenser de remplir mon devoir en vous attaquant, et je n′aurais pas manqué de le faire, quand bien même vous auriez été réellement, comme je n′ai cessé de le croire, une troupe de démons échappés de l′enfer.
-Ya que así lo ha querido mi suerte -dijo el bachiller-, suplico a vuestra merced, señor caballero andante (que tan mala andanza me ha dado), me ayude a salir de debajo desta mula, que me tiene tomada una pierna entre el estribo y la silla. – Puisque ainsi l′a voulu ma mauvaise fortune, reprit le bachelier, je vous supplie, seigneur chevalier errant, qui m′empêcherez pour longtemps d′errer, de m′aider à me dégager de cette mule, sous laquelle ma jambe est prise entre la selle et l′étrier.
-¡Hablara yo para mañana ! -dijo don Quijote-. Y ¿hasta cuándo aguardábades a decirme vuestro afán. – Vous parliez donc pour demain, à ce qu′il paraît ? répondit don Quichotte. Et que diable attendiez-vous pour me conter votre souci ? »
Dio luego voces a Sancho Panza que viniese; pero él no se curó de venir, porque andaba ocupado desvalijando una acémila de repuesto que traían aquellos buenos señores, bien bastecida de cosas de comer. Hizo Sancho costal de su gabán, y, recogiendo todo lo que pudo y cupo en el talego , cargó su jumento, y luego acudió a las voces de su amo y ayudó a sacar al señor bachiller de la opresión de la mula; y, poniéndole encima della, le dio la hacha, y don Quijote le dijo que siguiese la derrota de sus compañeros, a quien de su parte pidiese perdón del agravio, que no había sido en su mano dejar de haberle hecho. Díjole también Sancho. Il cria aussitôt à Sancho de venir ; mais celui-ci n′avait garde de se presser, parce qu′il s′occupait à dévaliser un mulet de bât que ces bons prêtres menaient chargé d′excellentes provisions de bouche. Sancho fit de son manteau une manière de havre-sac, et l′ayant farci de tout ce qu′il put y faire entrer, il en chargea son âne, puis il accourut aux cris de son maître, auquel il prêta la main pour tirer le seigneur bachelier de dessous sa mule. Ils parvinrent à le remettre en selle, lui rendirent sa torche, et don Quichotte lui dit de suivre le chemin qu′avaient pris ses compagnons, en le chargeant de leur demander de sa part pardon de l′offense qu′il n′avait pu s′empêcher de leur faire. Sancho lui dit encore :
-Si acaso quisieren saber esos señores quién ha sido el valeroso que tales los puso, diráles vuestra merced que es el famoso , que por otro nombre se llama el Caballero de la Triste Figura . « Si par hasard ces messieurs veulent savoir quel est le brave qui les a mis en déroute, vous n′avez qu′à leur dire que c′est le fameux don Quichotte de la Manche, autrement appelé le chevalier de la Triste-Figure. »
Con esto, se fue el bachiller; y don Quijote preguntó a Sancho que qué le había movido a llamarle el Caballero de la Triste Figura, más entonces que nunca. Le bachelier s′éloigna sans demander son reste, et don Quichotte alors s′informa de Sancho pour quel motif il l′avait appelé le chevalier de la Triste-Figure, plutôt à cette heure qu′à toute autre.
-Yo se lo diré -respondió Sancho-: porque le he estado mirando un rato a la luz de aquella hacha que lleva aquel malandante, y verdaderamente tiene vuestra merced la más mala figura, de poco acá, que jamás he visto; y débelo de haber causado, o ya el cansancio deste combate, o ya la falta de las muelas y dientes. « Je vais vous le dire, répondit Sancho : c′est que je vous ai un moment considéré à la lueur de cette torche que porte ce pauvre boiteux ; et véritablement Votre Grâce a bien la plus mauvaise mine que j′aie vue depuis longues années : ce qui doit venir sans doute, ou des fatigues de ce combat, ou de la perte de vos dents.
-No es eso -respondió don Quijote-, sino que el sabio, a cuyo cargo debe de estar el escribir la historia de mis hazañas, le habrá parecido que será bien que yo tome algún nombre apelativo, como lo tomaban todos los caballeros pasados: cuál se llamaba el de la Ardiente Espada; cuál, el del Unicornio ; aquel, de las Doncellas; aquéste, el del Ave Fénix; el otro, el Caballero del Grifo; estotro, el de la Muerte; y por estos nombres e insignias eran conocidos por toda la redondez de la tierra. Y así, digo que el sabio ya dicho te habrá puesto en la lengua y en el pensamiento ahora que me llamases el Caballero de la Triste Figura, como pienso llamarme desde hoy en adelante; y, para que mejor me cuadre tal nombre, determino de hacer pintar, cuando haya lugar, en mi escudo una muy triste figura. – Ce n′est pas cela, répondit don Quichotte ; mais le sage auquel est confié le soin d′écrire un jour l′histoire de mes prouesses aura trouvé bon que je prenne quelque surnom significatif, comme en prenaient tous les chevaliers du temps passé. L′un s′appelait le chevalier de l′Ardente-Épée ; l′autre, de la Licorne ; celui-ci, des Demoiselles ; celui-là, du Phénix ; cet autre, du Griffon ; et cet autre, de la Mort ; et c′est par ces surnoms et ces insignes qu′ils étaient connus sur toute la surface de la terre. Ainsi donc, dis-je, le sage dont je viens de parler t′aura mis dans la pensée et sur la langue ce nom de chevalier de la Triste-Figure, que je pense bien porter désormais ; et pour que ce nom m′aille mieux encore, je veux faire peindre sur mon écu, dès que j′en trouverai l′occasion, une triste et horrible figure.
-No hay para qué gastar tiempo y dineros en hacer esa figura -dijo Sancho-, sino lo que se ha de hacer es que vuestra merced descubra la suya y dé rostro a los que le miraren; que, sin más ni más, y sin otra imagen ni escudo, le llamarán el de la Triste Figura; y créame que le digo verdad, porque le prometo a vuestra merced, señor, y esto sea dicho en burlas, que le hace tan mala cara la hambre y la falta de las muelas, que, como ya tengo dicho, se podrá muy bien escusar la triste pintura. – Par ma foi, seigneur, reprit Sancho, il est bien inutile de dépenser du temps et de l′argent à faire peindre cette figure-là. Votre Grâce n′a qu′à montrer la sienne, et à regarder en face ceux qui la regarderont, et je vous réponds que, sans autre image et sans nul écu, ils vous appelleront tout de suite le chevalier de la Triste-Figure. Et croyez bien que je vous dis vrai ; car je vous assure, soit dit en badinage, que la faim et le manque de dents vous donnent une si piteuse mine qu′on peut, comme je l′ai dit, très-aisément épargner la peinture. »
Rióse don Quijote del donaire de Sancho, pero, con todo, propuso de llamarse de aquel nombre en pudiendo pintar su escudo, o rodela , como había imaginado. Don Quichotte se mit à rire de la saillie de son écuyer, mais pourtant n′en résolut pas moins de prendre ce surnom, en faisant peindre son bouclier comme il l′entendait.
En esto volvió el bachiller y le dijo a don Quijote. « Sais-tu bien, Sancho, lui dit-il ensuite,
-Olvidábaseme de decir que advierta vuestra merced que queda descomulgado por haber puesto las manos violentamente en cosa sagrada: juxta illud: Si quis suadente diabolo, etc . que me voilà excommunié pour avoir violemment porté les mains sur une chose sainte, suivant le texte : Si quis, suadente diabolo, etc. ?
-No entiendo ese latín -respondió don Quijote-, mas yo sé bien que no puse las manos, sino este lanzón; cuanto más, que yo no pensé que ofendía a sacerdotes ni a cosas de la Iglesia, a quien respeto y adoro como católico y fiel cristiano que soy, sino a fantasmas y a vestiglos del otro mundo; y, cuando eso así fuese, en la memoria tengo lo que le pasó al Cid Ruy Díaz, cuando quebró la silla del embajador de aquel rey delante de Su Santidad del Papa , por lo cual lo descomulgó, y anduvo aquel día el buen Rodrigo de Vivar como muy honrado y valiente caballero. Et cependant, à vrai dire, je n′ai pas porté les mains, mais cette pique ; et d′ailleurs je ne pensais guère offenser des prêtres et des choses de l′Église, que je respecte et que j′adore comme fidèle chrétien catholique que je suis, mais au contraire des fantômes et des spectres de l′autre monde. Et quand il en serait ainsi, je n′ai pas oublié ce qui arriva au Cid Ruy-Diaz quand il brisa la chaise de l′ambassadeur d′un certain roi devant Sa Sainteté le pape, qui l′excommunia pour ce fait ; ce qui n′empêcha pas que le bon Rodrigo de Vivar n′eût agi ce jour-là en loyal et vaillant chevalier. »
En oyendo esto el bachiller, se fue, como queda dicho , sin replicarle palabra. Quisiera don Quijote mirar si el cuerpo que venía en la litera eran huesos o no, pero no lo consintió Sancho, diciéndole. Le bachelier s′étant éloigné sur ces entrefaites, don Quichotte avait envie de voir si le corps qui venait dans la litière était de chair ou d′os ; mais Sancho ne voulut jamais y consentir.
-Señor, vuestra merced ha acabado esta peligrosa aventura lo más a su salvo de todas las que yo he visto; esta gente, aunque vencida y desbaratada, podría ser que cayese en la cuenta de que los venció sola una persona, y, corridos y avergonzados desto, volviesen a rehacerse y a buscarnos, y nos diesen en qué entender. El jumento está como conviene, la montaña cerca, la hambre carga, no hay que hacer sino retirarnos con gentil compás de pies, y, como dicen, váyase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza . « Seigneur, lui dit-il, Votre Grâce a mis fin à cette aventure à moins de frais que toutes celles que j′ai vues jusqu′à présent. Il ne faut pas tenter le diable. Ces gens, quoique vaincus et mis en déroute, pourraient bien cependant s′apercevoir qu′une seule personne les a battus ; la honte et le dépit pourraient bien les ramener sur nous prendre leur revanche, et ils nous donneraient du fil à retordre. Croyez-moi, l′âne est pourvu, la montagne est près, la faim nous talonne : il n′y a rien de mieux à faire que de nous en aller bravement les pieds l′un devant l′autre ; et, comme on dit, que le mort aille à la sépulture et le vivant à la pâture. »
Y, antecogiendo su asno, rogó a su señor que le siguiese; el cual, pareciéndole que Sancho tenía razón, sin volverle a replicar, le siguió. Y, a poco trecho que caminaban por entre dos montañuelas, se hallaron en un espacioso y escondido valle, donde se apearon; y Sancho alivió el jumento, y, tendidos sobre la verde yerba, con la salsa de su hambre, almorzaron, comieron, merendaron y cenaron a un mesmo punto, satisfaciendo sus estómagos con más de una fiambrera que los señores clérigos del difunto -que pocas veces se dejan mal pasar - en la acémila de su repuesto traían. Là-dessus, prenant son âne par le licou, il pria son maître de le suivre, lequel obéit, voyant que Sancho avait la raison de son côté. Après avoir cheminé quelque temps entre deux coteaux, ils arrivèrent dans un large et frais vallon, où ils mirent pied à terre. Sancho soulagea bien vite son âne ; puis, maître et valet, étendus sur l′herbe verte, ayant toute la sauce de leur appétit, déjeunèrent, dînèrent, goûtèrent et soupèrent tout à la fois, pêchant dans plus d′un panier de viandes froides que messieurs les prêtres du défunt, gens qui rarement oublient les soins d′ici-bas, avaient eu l′attention de charger sur les épaules du mulet.
Mas sucedióles otra desgracia, que Sancho la tuvo por la peor de todas , y fue que no tenían vino que beber, ni aun agua que llegar a la boca; y, acosados de la sed, dijo Sancho , viendo que el prado donde estaban estaba colmado de verde y menuda yerba, lo que se dirá en el siguiente capítulo. Mais il leur arriva une autre disgrâce, que Sancho trouva la pire de toutes : c′est qu′ils n′avaient pas de vin à boire, pas même une goutte d′eau pour se rafraîchir la bouche. La soif à son tour les tourmentait, et Sancho, voyant que le pré sur lequel ils étaient assis avait beaucoup d′herbe fraîche et menue, dit à son maître ce qui se dira dans le chapitre suivant.






I. Capítulo XX. De la jamás vista ni oída aventura que con más poco peligro fue acabada de famoso caballero en el mundo, como la que acabó el valeroso don Quijote de la Mancha.

Chapitre XX De l′aventure inouïe que mit à fin le valeureux don Quichotte, avec moins de péril que n′en courut en nulle autre nul fameux chevalier

-No es posible, señor mío, sino que estas yerbas dan testimonio de que por aquí cerca debe de estar alguna fuente o arroyo que estas yerbas humedece; y así, será bien que vamos un poco más adelante, que ya toparemos donde podamos mitigar esta terrible sed que nos fatiga, que, sin duda, causa mayor pena que la hambre. « Il est impossible, mon seigneur, que ce gazon vert ne rende pas témoignage qu′ici près coule quelque fontaine ou ruisseau qui le mouille et le rafraîchit. Nous ferons donc bien d′avancer un peu, car nous trouverons sans doute de quoi calmer cette terrible soif qui nous obsède, et dont le tourment est pire encore que celui de la faim. »
Parecióle bien el consejo a don Quijote, y, tomando de la rienda a Rocinante, y Sancho del cabestro a su asno, después de haber puesto sobre él los relieves que de la cena quedaron, comenzaron a caminar por el prado arriba a tiento, porque la escuridad de la noche no les dejaba ver cosa alguna; mas, no hubieron andado docientos pasos, cuando llegó a sus oídos un grande ruido de agua, como que de algunos grandes y levantados riscos se despeñaba. Alegróles el ruido en gran manera, y, parándose a escuchar hacia qué parte sonaba, oyeron a deshora otro estruendo que les aguó el contento del agua , especialmente a Sancho, que naturalmente era medroso y de poco ánimo. Digo que oyeron que daban unos golpes a compás, con un cierto crujir de hierros y cadenas, que, acompañados del furioso estruendo del agua, que pusieran pavor a cualquier otro corazón que no fuera el de don Quijote. Don Quichotte approuva cet avis : il prit Rossinante par la bride, et Sancho son âne par le licou, après lui avoir mis sur le dos les débris du souper ; puis ils commencèrent à cheminer en remontant la prairie à tâtons, car l′obscurité de la nuit ne laissait pas apercevoir le moindre objet. Ils n′eurent pas fait deux cents pas que leurs oreilles furent frappées par un grand bruit d′eau, comme serait celui d′une cascade qui tomberait du haut d′un rocher. Ils sentirent à ce bruit une joie infinie, et s′étant arrêtés pour écouter attentivement d′où il partait, ils entendirent tout à coup un autre vacarme qui calma tout à la fois leur joie et leur soif, surtout pour Sancho, naturellement poltron. Ils entendirent de grands coups sourds, frappés en cadence, et accompagnés d′un certain cliquetis de fer et de chaînes, qui, joint au bruit du torrent, aurait jeté l′effroi dans tout autre cœur que celui de don Quichotte.
Era la noche, como se ha dicho, escura, y ellos acertaron a entrar entre unos árboles altos, cuyas hojas, movidas del blando viento, hacían un temeroso y manso ruido; de manera que la soledad, el sitio, la escuridad, el ruido del agua con el susurro de las hojas, todo causaba horror y espanto, y más cuando vieron que ni los golpes cesaban, ni el viento dormía, ni la mañana llegaba; añadiéndose a todo esto el ignorar el lugar donde se hallaban. Pero don Quijote, acompañado de su intrépido corazón, saltó sobre Rocinante, y, embrazando su rodela, terció su lanzón y dijo. La nuit, comme je viens de le dire, était très-obscure, et le hasard les avait amenés sous un bouquet de grands arbres, dont les feuilles, agitées par la brise, faisaient un autre bruit à la fois doux et effrayant ; si bien que la solitude, le site, l′obscurité, le bruit de l′eau et le murmure des feuilles, tout répandait l′horreur et l′épouvante. Ce fut pis encore quand ils virent que les coups ne cessaient de frapper, ni le vent de souffler, et que le jour tardait à poindre pour leur apprendre du moins où ils se trouvaient. Mais don Quichotte, soutenu par son cœur intrépide, sauta sur Rossinante, embrassa son écu, et, croisant sa lance :
-Sancho amigo, has de saber que yo nací, por querer del cielo, en esta nuestra edad de hierro, para resucitar en ella la de oro, o la dorada, como suele llamarse. Yo soy aquél para quien están guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos. Yo soy, digo otra vez, quien ha de resucitar los de la Tabla Redonda, los Doce de Francia y los Nueve de la Fama , y el que ha de poner en olvido los Platires , los Tablantes, Olivantes y Tirantes, los Febos y Belianises, con toda la caterva de los famosos caballeros andantes del pasado tiempo, haciendo en este en que me hallo tales grandezas, estrañezas y fechos de armas, que escurezcan las más claras que ellos ficieron. Bien notas, escudero fiel y legal , las tinieblas desta noche, su estraño silencio, el sordo y confuso estruendo destos árboles, el temeroso ruido de aquella agua en cuya busca venimos, que parece que se despeña y derrumba desde los altos montes de la luna , y aquel incesable golpear que nos hiere y lastima los oídos; las cuales cosas, todas juntas y cada una por sí, son bastantes a infundir miedo, te mor y espanto en el pecho del mesmo Marte, cuanto más en aquel que no está acostumbrado a semejantes acontecimientos y aventuras. Pues todo esto que yo te pinto son incentivos y despertadores de mi ánimo, que ya hace que el corazón me reviente en el pecho, con el deseo que tiene de acometer esta aventura, por más dificultosa que se muestra. Así que, aprieta un poco las cinchas a Rocinante y quédate a Dios, y espérame aquí hasta tres días no más , en los cuales, si no volviere, puedes tú volverte a nuestra aldea, y desde allí, por hacerme merced y buena obra , irás al Toboso, donde dirás a la incomparable señora mía Dulcinea que su cautivo caballero murió por acometer cosas que le hiciesen digno de poder llamarse suyo . « Ami Sancho, s′écria-t-il, apprends que je suis né, par la volonté du ciel, dans notre âge de fer, pour y ressusciter l′âge d′or. C′est à moi que sont réservés les périls redoutables, les prouesses éclatantes et les vaillants exploits. C′est moi, dis-je encore une fois, qui dois ressusciter les vingt-cinq de la Table-Ronde, les douze de France et les neuf de la Renommée ; qui dois mettre en oubli les Platir, les Phébus, les Bélianis, les Tablant, Olivant et Tirant, et la foule innombrable des fameux chevaliers errants des siècles passés, faisant en ce siècle où je me trouve de si grands et de si merveilleux faits d′armes, qu′ils obscurcissent les plus brillants dont les autres aient à se vanter. Remarque bien, écuyer loyal et fidèle, les ténèbres de cette nuit et son profond silence, le bruit sourd et confus de ces arbres, l′effroyable tapage de cette eau que nous étions venus chercher, et qui semble se précipiter du haut des montagnes de la Lune ; enfin le vacarme incessant de ces coups redoublés qui nous déchirent les oreilles ; toutes choses qui, non-seulement ensemble, mais chacune en particulier, sont capables de jeter la surprise, la peur et l′effroi dans l′âme même du dieu Mars, à plus forte raison de celui qui n′est pas fait à de tels événements. Eh bien ! toutes ces choses que je viens de te peindre sont autant d′aiguillons qui réveillent mon courage, et déjà le cœur me bondit dans la poitrine du désir que j′éprouve d′affronter cette aventure, toute périlleuse qu′elle s′annonce. Ainsi donc, Sancho, serre un peu les sangles de Rossinante, et reste à la garde de Dieu. Tu m′attendras ici l′espace de trois jours, au bout desquels, si je ne reviens pas, tu pourras t′en retourner à notre village, et de là, pour faire une bonne œuvre et me rendre service, tu iras au Toboso, où tu diras à Dulcinée, mon incomparable dame, que son captif chevalier est mort pour accomplir des choses mémorables qui le rendissent digne de se nommer ainsi. »
Cuando Sancho oyó las palabras de su amo, comenzó a llorar con la mayor ternura del mundo y a decille: Lorsque Sancho entendit son maître parler de la sorte, il se prit à pleurer avec le plus profond attendrissement.
-Señor, yo no sé por qué quiere vuestra merced acometer esta tan temerosa aventura: ahora es de noche, aquí no nos vee nadie , bien podemos torcer el camino y desviarnos del peligro, aunque no bebamos en tres días; y, pues no hay quien nos vea, menos habrá quien nos note de cobardes; cuanto más, que yo he oído predicar al cura de nuestro lugar, que vuestra merced bien conoce, que quien busca el peligro perece en él; así que, no es bien tentar a Dios acometiendo tan desaforado hecho, donde no se puede escapar sino por milagro; y basta los que ha hecho el cielo con vuestra merced en librarle de ser manteado, como yo lo fui, y en sacarle vencedor, libre y salvo de entre tantos enemigos como acompañaban al difunto. Y, cuando todo esto no mueva ni ablande ese duro corazón, muévale el pensar y creer que apenas se habrá vuestra merced apartado de aquí, cuando yo, de miedo, dé mi ánima a quien quisiere llevarla. Yo salí de mi tierra y dejé hijos y mujer por venir a servir a vuestra merced, creyendo valer más y no menos; pero, como la cudicia rompe el saco, a mí me ha rasgado mis esperanzas, pues cuando más vivas las tenía de alcanzar aquella negra y malhadada ínsula que tantas veces vuestra merced me ha prometido, veo que, en pago y trueco della, me quiere ahora dejar en un lugar tan apartado del trato humano. Por un solo Dios, señor mío, que non se me faga tal desaguisado ; y ya que del todo no quiera vuestra merced desistir de acometer este fecho, dilátelo, a lo menos, hasta la mañana; que, a lo que a mí me muestra la ciencia que aprendí cuando era pastor , no debe de haber desde aquí al alba tres horas, porque la boca de la Bocina está encima de la cabeza , y hace la media noche en la línea del brazo izquierdo. « Seigneur, lui dit-il, je ne sais pourquoi Votre Grâce veut absolument s′engager dans une si périlleuse aventure. Il est nuit à cette heure, personne ne nous voit ; nous pouvons bien changer de route et échapper au danger, dussions-nous ne pas boire de trois jours ; et puisqu′il n′y a personne pour nous voir, il n′y en aura pas davantage pour nous traiter de poltrons. Et d′ailleurs, j′ai souvent entendu prêcher au curé de notre endroit, ce curé que Votre Grâce connaît bien, que quiconque cherche le péril y succombe. Ainsi donc il ne serait pas bien de tenter Dieu, en se jetant dans une si effroyable affaire qu′on ne pût s′en tirer que par miracle. C′est bien assez de ceux qu′a faits le ciel en votre faveur, lorsqu′il vous a préservé d′être berné comme moi, et qu′il vous a donné pleine victoire sans qu′il vous en coûtât la moindre égratignure, sur tous ces ennemis qui accompagnaient le corps du défunt. Mais si tout cela ne peut toucher ni attendrir ce cœur de rocher, qu′il s′attendrisse du moins en pensant qu′à peine Votre Grâce aura fait un pas pour s′éloigner d′ici, je rendrai de frayeur mon âme à qui voudra la prendre. J′ai quitté mon pays, j′ai laissé ma femme et mes enfants pour suivre et servir Votre Grâce, croyant valoir plutôt plus que moins. Mais, comme on dit, l′envie d′y trop mettre rompt le sac : elle a détruit mes espérances ; car, au moment où je comptais le plus attraper enfin cette île malencontreuse que Votre Grâce m′a tant de fois promise, voilà qu′en échange et en payement de mes services, vous voulez maintenant me laisser tout seul dans un lieu si éloigné du commerce des hommes. Ah ! par un seul Dieu, mon seigneur, n′ayez pas à mon égard tant de cruauté. Et si Votre Grâce ne veut pas absolument renoncer à courir cette aventure, attendez au moins jusqu′au matin ; car, à ce que m′apprend la science que j′ai apprise quand j′étais berger, il ne doit pas y avoir trois heures d′ici à l′aube du jour : en effet, la bouche de la petite Ourse est par-dessus la tête de la Croix, tandis que minuit se marque à la ligne du bras gauche .
-¿Cómo puedes tú, Sancho -dijo don Quijote-, ver dónde hace esa línea, ni dónde está esa boca o ese colodrillo que dices, si hace la noche tan escura que no parece en todo el cielo estrella alguna. – Mais, Sancho, répondit don Quichotte, comment peux-tu voir cette ligne, ni où sont la bouche et la tête, puisque la nuit est si obscure qu′on ne distingue pas une seule étoile ?
-Así es -dijo Sancho-, pero tiene el miedo muchos ojos y vee las cosas debajo de tierra, cuanto más encima en el cielo; puesto que, por buen discurso, bien se puede entender que hay poco de aquí al día . – C′est bien vrai, répliqua Sancho ; mais la peur a de bons yeux, et puisqu′elle voit, à ce qu′on dit, sous la terre, elle peut bien voir en haut dans le ciel ; d′ailleurs il est aisé de conjecturer qu′il n′y a pas loin d′ici au jour.
-Falte lo que faltare -respondió don Quijote-; que no se ha de decir por mí, ahora ni en ningún tiempo, que lágrimas y ruegos me apartaron de hacer lo que debía a estilo de caballero; y así, te ruego, Sancho, que calles; que Dios, que me ha puesto en corazón de acometer ahora esta tan no vista y tan temerosa aventura, tendrá cuidado de mirar por mi salud y de consolar tu tristeza. Lo que has de hacer es apretar bien las cinchas a Rocinante y quedarte aquí, que yo daré la vuelta presto, o vivo o muerto . – Qu′il vienne tôt ou qu′il vienne tard, reprit don Quichotte, il ne sera pas dit, à cette heure ni dans aucun temps, que des larmes ou des prières m′aient empêché de faire ce que je dois en qualité de chevalier. Je te prie donc, Sancho, de te taire. Dieu, qui m′a mis dans le cœur l′envie d′affronter cette aventure inouïe et formidable, aura soin de veiller à mon salut et de consoler ton affliction. Ce que tu as à faire, c′est de bien serrer les sangles de Rossinante, et de te tenir ici ; je te promets d′être bientôt de retour, mort ou vif. »
Viendo, pues, Sancho la última resolución de su amo y cuán poco valían con él sus lágrimas, consejos y ruegos , determinó de aprovecharse de su industria y hacerle esperar hasta el día, si pudiese; y así, cuando apretaba las cinchas al caballo, bonitamente y sin ser sentido, ató con el cabestro de su asno ambos pies a Rocinante , de manera que cuando don Quijote se quiso partir, no pudo, porque el caballo no se podía mover sino a saltos. Viendo Sancho Panza el buen suceso de su embuste, dijo. Sancho, voyant l′inébranlable résolution de son maître et le peu d′influence qu′avaient sur lui ses conseils, ses prières et ses larmes, résolut de recourir à son adresse, et de lui faire, s′il était possible, attendre le jour bon gré mal gré. Pour cela, tandis qu′il serrait les sangles du cheval, sans faire semblant de rien et sans être aperçu, il attacha avec le licou de l′âne les deux pieds de Rossinante, de façon que, lorsque don Quichotte voulut partir, il n′en put venir à bout, car le cheval ne pouvait bouger, si ce n′est par sauts et par bonds. Voyant le succès de sa ruse, Sancho Panza lui dit aussitôt :
-Ea, señor, que el cielo, conmovido de mis lágrimas y plegarias, ha ordenado que no se pueda mover Rocinante; y si vos queréis porfiar, y espolear, y dalle, será enojar a la fortuna y dar coces, como dicen, contra el aguijón. « Eh bien ! seigneur, vous le voyez : le ciel, touché de mes pleurs et de mes supplications, ordonne que Rossinante ne puisse bouger de là, et si vous vous opiniâtrez, si vous tourmentez cette pauvre bête, ce sera vouloir fâcher la fortune, et donner, comme on dit, du poing contre l′aiguillon. »
Desesperábase con esto don Quijote, y, por más que ponía las piernas al caballo , menos le podía mover; y, sin caer en la cuenta de la ligadura, tuvo por bien de sosegarse y esperar, o a que amaneciese, o a que Rocinante se menease, creyendo, sin duda, que aquello venía de otra parte que de la industria de Sancho; y así, le dijo. Cependant don Quichotte se désespérait ; mais, plus il frappait son cheval de l′éperon, moins il le faisait avancer. Enfin, sans se douter de la ligature, il trouva bon de se calmer et d′attendre, ou que le jour vînt, ou que Rossinante remuât. Toutefois, attribuant son refus de marcher à toute autre cause que l′industrie de Sancho :
-Pues así es, Sancho, que Rocinante no puede moverse, yo soy contento de esperar a que ría el alba, aunque yo llore lo que ella tardare en venir. « Puisqu′il en est ainsi, lui dit-il, et que Rossinante ne veut pas avancer, il faut bien me résigner à attendre que l′aube nous rie, quoique j′aie à pleurer tout le temps qu′elle va tarder à poindre.
-No hay que llorar -respondió Sancho-, que yo entretendré a vuestra merced contando cuentos desde aquí al día, si ya no es que se quiere apear y echarse a dormir un poco sobre la verde yerba, a uso de caballeros andantes, para hallarse más descansado cuando llegue el día y punto de acometer esta tan desemejable aventura que le espera. – Il n′y a pas de quoi pleurer, répondit Sancho ; j′amuserai Votre Grâce en lui contant des contes jusqu′au jour ; à moins pourtant que vous n′aimiez mieux descendre de cheval, et dormir un peu sur le gazon, à la mode des chevaliers errants, pour vous trouver demain mieux reposé, et plus en état d′entreprendre cette furieuse aventure qui vous attend.
-¿A qué llamas apear o a qué dormir? -dijo don Quijote-. ¿Soy yo, por ventura, de aquellos caballeros que toman reposo en los peligros? Duerme tú, que naciste para dormir, o haz lo que quisieres, que yo haré lo que viere que más viene con mi pretensión. – Qu′appelles-tu descendre, qu′appelles-tu dormir ? s′écria don Quichotte. Suis-je par hasard de ces chevaliers musqués qui prennent du repos dans les périls ? Dors, toi qui es né pour dormir, et fais tout ce que tu voudras ; mais je ferai, moi, ce qui convient le plus à mes desseins.
No se enoje vuestra merced, señor mío -respondió Sancho-, que no lo dije por tanto. – Que votre Grâce ne se fâche pas, mon cher seigneur, répondit Sancho ; j′ai dit cela pour rire. »
Y, llegándose a él, puso la una mano en el arzón delantero y la otra en el otro, de modo que quedó abrazado con el muslo izquierdo de su amo, sin osarse apartar dél un dedo: tal era el miedo que tenía a los golpes, que todavía alternativamente sonaban. Díjole don Quijote que contase algún cuento para entretenerle, como se lo había prometido, a lo que Sancho dijo que sí hiciera si le dejara el temor de lo que oía. Et, s′approchant de lui, il mit une main sur l′arçon de devant, passa l′autre sur l′arçon de derrière, de sorte qu′il se tint embrassé à la cuisse gauche de son maître, sans oser s′en éloigner d′une seule ligne, tant sa frayeur était grande au bruit des coups qui continuaient à frapper alternativement. Don Quichotte dit alors à Sancho de lui conter un conte, comme il le lui avait promis.
-Pero, con todo eso, yo me esforzaré a decir una historia que, si la acierto a contar y no me van a la mano, es la mejor de las historias; y estéme vuestra merced atento, que ya comienzo. «Érase que se era, el bien que viniere para todos sea, y el mal, para quien lo fuere a buscar ...» Y advierta vuestra merced, señor mío, que el principio que los antiguos dieron a sus consejas no fue así comoquiera, que fue una sentencia de Catón Zonzorino , romano, que dice: "Y el mal, para quien le fuere a buscar", que viene aquí como anillo al dedo, para que vuestra merced se esté quedo y no vaya a buscar el mal a ninguna parte, sino que nos volvamos por otro camino, pues nadie nos fuerza a que sigamos éste, donde tantos miedos nos sobresaltan. « Je le ferais de bon cœur, répondit l′écuyer, si la peur me laissait la parole ; et cependant je vais m′efforcer de vous dire une histoire telle, que, si je parviens à la conter et si je n′en oublie rien, ce sera la meilleure de toutes les histoires. Que Votre Grâce soit donc attentive, je vais commencer. « Il y avait un jour ce qu′il y avait… que le bien qui vient soit pour tout le monde, et le mal pour celui qui l′est allé chercher … Et je vous prie de remarquer, mon seigneur, le commencement que les anciens donnaient à leurs contes de la veillée ; ce n′était pas le premier venu, mais bien une sentence de Caton, l′encenseur romain, qui dit : « Et le mal pour celui qui l′est allé chercher. » Laquelle sentence vient ici comme une bague au doigt, pour que Votre Grâce reste tranquille, et pour qu′elle n′aille chercher le mal d′aucun côté ; mais bien plutôt pour que nous prenions un autre chemin, puisque personne ne nous force à continuer celui où nous assaillent tant de frayeurs.
-Sigue tu cuento, Sancho -dijo don Quijote-, y del camino que hemos de seguir déjame a mí el cuidado. – Continue ton conte, Sancho, dit don Quichotte ; et du chemin que nous devons prendre, laisse-m′en le souci.
-«Digo, pues -prosiguió Sancho-, que en un lugar de Estremadura había un pastor cabrerizo (quiero decir que guardaba cabras), el cual pastor o cabrerizo, como digo, de mi cuento, se llamaba Lope Ruiz; y este Lope Ruiz andaba enamorado de una pastora que se llamaba Torralba, la cual pastora llamada Torralba era hija de un ganadero rico, y este ganadero rico.... – Je dis donc, continua Sancho, que, dans un endroit de l′Estrémadure, il y avait un pâtre chevrier, c′est-à-dire qui gardait les chèvres, lequel pâtre ou chevrier, comme dit mon histoire, s′appelait Lope Ruiz, et ce Lope Ruiz était amoureux d′une bergère qui s′appelait Torralva, laquelle bergère appelée Torralva était fille d′un riche propriétaire de troupeaux, et ce riche propriétaire de troupeaux…
-Si desa manera cuentas tu cuento, Sancho -dijo don Quijote-, repitiendo dos veces lo que vas diciendo, no acabarás en dos días ; dilo seguidamente y cuéntalo como hombre de entendimiento, y si no, no digas nada. – Mais si c′est ainsi que tu contes ton histoire, Sancho, interrompit don Quichotte, répétant deux fois ce que tu as à dire, tu ne finiras pas en deux jours. Conte-la tout uniment, de suite, et comme un homme d′intelligence ; sinon, tais-toi, et n′en dis pas davantage.
-De la misma manera que yo lo cuento -respondió Sancho-, se cuentan en mi tierra todas las consejas, y yo no sé contarlo de otra, ni es bien que vuestra merced me pida que haga usos nuevos. – De la manière que je la conte, répondit Sancho, se content dans mon pays toutes les histoires de veillées ; je ne sais pas la conter autrement, et il n′est pas juste que Votre Grâce exige que je fasse des modes nouvelles.
-Di como quisieres -respondió don Quijote-; que, pues la suerte quiere que no pueda dejar de escucharte, prosigue . – Conte donc comme tu voudras, s′écria don Quichotte, et, puisque le sort m′a réduit à t′écouter, continue.
-«Así que, señor mío de mi ánima -prosiguió Sancho-, que, como ya tengo dicho, este pastor andaba enamorado de Torralba , la pastora, que era una moza rolliza, zahareña y tiraba algo a hombruna, porque tenía unos pocos de bigotes, que parece que ahora la veo .. – Vous saurez donc, seigneur de mon âme, poursuivit Sancho, que, comme j′ai déjà dit, ce berger était amoureux de Torralva la bergère, laquelle était une fille joufflue et rebondie, assez farouche et même un peu hommasse, car elle avait quelques poils de moustache, si bien que je crois la voir d′ici.
-Luego, ¿conocístela tú? -dijo don Quijote. – Tu l′as donc connue quelque part ? demanda don Quichotte.
-No la conocí yo -respondió Sancho-, pero quien me contó este cuento me dijo que era tan cierto y verdadero que podía bien, cuando lo contase a otro, afirmar y jurar que lo había visto todo. «Así que, yendo días y viniendo días, el diablo, que no duerme y que todo lo añasca, hizo de manera que el amor que el pastor tenía a la pastora se volviese en omecillo y mala voluntad ; y la causa fue, según malas lenguas, una cierta cantidad de celillos que ella le dio, tales que pasaban de la raya y llegaban a lo vedado; y fue tanto lo que el pastor la aborreció de allí adelante que, por no verla, se quiso ausentar de aquella tierra e irse donde sus ojos no la viesen jamás. La Torralba, que se vio desdeñada del Lope, luego le quiso bien, mas que nunca le había querido.. – Non, je ne l′ai pas connue, reprit Sancho ; mais celui qui m′a conté l′histoire m′a dit qu′elle était si véritable et si certaine, que, quand je la raconterais à un autre, je pourrais bien jurer et affirmer que j′avais vu tout ce qui s′y passe. Or donc, les jours allant et venant, comme on dit, le diable qui ne s′endort pas et qui se fourre partout pour tout embrouiller, fit si bien, que l′amour qu′avait le berger pour la bergère se changea en haine et en mauvais vouloir ; et la cause en fut, selon les mauvaises langues, une certaine quantité de petites jalousies qu′elle lui donna les unes sur les autres, et telles, ma foi, qu′elles passaient la plaisanterie. Depuis ce temps, la haine du berger devint si forte, que, pour ne plus voir la bergère, il résolut de quitter son pays, et d′aller jusqu′où ses yeux ne pussent jamais la revoir. La Torralva, tout aussitôt qu′elle se vit dédaignée de Lope, l′aima bien plus fort que lui ne l′avait jamais aimée.
-Ésa es natural condición de mujeres -dijo don Quijote-: desdeñar a quien las quiere y amar a quien las aborrece. Pasa adelante, Sancho. – C′est la condition naturelle des femmes, interrompit don Quichotte, de dédaigner qui les aime, et d′aimer qui les dédaigne. Continue, Sancho.
-«Sucedió -dijo Sancho- que el pastor puso por obra su determinación, y, antecogiendo sus cabras, se encaminó por los campos de Estremadura, para pasarse a los reinos de Portugal. La Torralba, que lo supo, se fue tras él, y seguíale a pie y descalza desde lejos, con un bordón en la mano y con unas alforjas al cuello, donde llevaba, según es fama, un pedazo de espejo y otro de un peine, y no sé qué botecillo de mudas para la cara ; mas, llevase lo que llevase, que yo no me quiero meter ahora en averiguallo, sólo diré que dicen que el pastor llegó con su ganado a pasar el río Guadiana, y en aquella sazón iba crecido y casi fuera de madre, y por la parte que llegó no había barca ni barco, ni quien le pasase a él ni a su ganado de la otra parte, de lo que se congojó mucho, porque veía que la Torralba venía ya muy cerca y le había de dar mucha pesadumbre con sus ruegos y lágrimas; mas, tanto anduvo mirando, que vio un pescador que tenía junto a sí un barco , tan pequeño que solamente podían caber en él una persona y una cabra; y, con todo esto, le habló y concertó con él que le pasase a él y a trecientas cabras que llevaba. Entró el pescador en el barco, y pasó una cabra; volvió, y pasó otra; tornó a volver, y tornó a pasar otra.» Tenga vuestra merced cuenta en las cabras que el pescador va pasando, porque si se pierde una de la memoria, se acabará el cuento y no será posible contar más palabra dél. «Sigo, pues, y digo que el desembarcadero de la otra parte estaba lleno de cieno y resbaloso, y tardaba el pescador mucho tiempo en ir y volver. Con todo esto, volvió por otra cabra, y otra, y otra.... – Il arriva donc, reprit Sancho, que le berger mit en œuvre son projet, et, poussant ses chèvres devant lui, il s′achemina dans les champs de l′Estrémadure, pour passer au royaume de Portugal. La Torralva, qui eut vent de sa fuite, se mit aussitôt à ses trousses ; elle le suivait de loin, à pied, ses souliers dans une main, un bourdon dans l′autre, et portant à son cou un petit bissac qui contenait, à ce qu′on prétend, un morceau de miroir, la moitié d′un peigne, et je ne sais quelle petite boîte de fard à farder pour le visage. Mais, qu′elle portât ces choses ou d′autres, ce que je n′ai pas envie de vérifier à présent, toujours est-il que le berger arriva avec son troupeau pour passer le Guadiana, dans le temps où les eaux avaient tellement crû, que la rivière sortait presque de son lit ; et du côté où il arriva, il n′y avait ni barque, ni bateau, ni batelier, pour le passer lui et ses chèvres, ce qui le fit bien enrager, parce qu′il voyait déjà la Torralva sur ses talons, et qu′elle allait lui faire passer un mauvais quart d′heure avec ses pleurs et ses criailleries. Mais il regarda tant de côté et d′autre, qu′à la fin il aperçut un pêcheur qui avait auprès de lui un petit bateau, mais si petit qu′il ne pouvait y tenir qu′une chèvre et une personne. Et pourtant il l′appela, et fit marché pour qu′il le passât à l′autre bord, lui et trois cents chèvres qu′il conduisait. Le pêcheur se met dans la barque, vient prendre une chèvre et la passe ; puis revient et en passe une autre, puis revient encore et en passe encore une autre… Ah çà ! que Votre Grâce fasse bien attention de compter les chèvres que passe le pêcheur ; car si vous en échappez une seule, le conte finira sans qu′on puisse en dire un mot de plus. Je continue donc, et je dis que la rive de l′autre côté était escarpée, argileuse et glissante, de sorte que le pêcheur tardait beaucoup pour aller et venir. Il revint pourtant chercher une autre chèvre, puis une autre, puis une autre encore.
-Haz cuenta que las pasó todas -dijo don Quijote-: no andes yendo y viniendo desa manera, que no acabarás de pasarlas en un año. – Eh, pardieu ! suppose qu′il les a toutes passées ! s′écria don Quichotte, et ne te mets pas à aller et venir de cette manière, car tu ne finirais pas de les passer en un an.
-¿Cuántas han pasado hasta agora? -dijo Sancho. – Combien y en a-t-il de passées jusqu′à cette heure ? demanda Sancho.
-¡Yo qué diablos sé! -respondió don Quijote-. – Et qui diable le sait ? répondit don Quichotte.
-He ahí lo que yo dije: que tuviese buena cuenta. Pues, por Dios, que se ha acabado el cuento, que no hay pasar adelante. – Je vous le disais bien, pourtant, d′en tenir bon compte, reprit Sancho. Eh bien ! voilà que l′histoire est finie, et qu′il n′y a plus moyen de la continuer.
-¿Cómo puede ser eso? -respondió don Quijote-. ¿Tan de esencia de la historia es saber las cabras que han pasado, por estenso, que si se yerra una del número no puedes seguir adelante con la historia. – Comment cela peut-il être ? s′écria don Quichotte ; est-il donc si essentiel à ton histoire de savoir par le menu le nombre de chèvres qui ont passé, que, si l′on se trompe d′une seule, tu ne puisses en dire un mot de plus ?
-No señor, en ninguna manera -respondió Sancho-; porque, así como yo pregunté a vuestra merced que me dijese cuántas cabras habían pasado y me respondió que no sabía, en aquel mesmo instante se me fue a mí de la memoria cuanto me quedaba por decir, y a fe que era de mucha virtud y contento. – Non, seigneur, en aucune façon, répondit Sancho ; car, au moment où je demandais à Votre Grâce combien de chèvres avaient passé, et que vous m′avez répondu que vous n′en saviez rien, tout aussitôt ce qui me restait à dire s′en est allé de ma mémoire, et c′était, par ma foi, le meilleur et le plus divertissant.
-¿De modo -dijo don Quijote- que ya la historia es acabada. – De façon, reprit don Quichotte, que l′histoire est finie ?
-Tan acabada es como mi madre -dijo Sancho. – Comme la vie de ma mère, répondit Sancho.
-Dígote de verdad -respondió don Quijote- que tú has contado una de las más nuevas consejas , cuento o historia, que nadie pudo pensar en el mundo; y que tal modo de contarla ni dejarla, jamás se podrá ver ni habrá visto en toda la vida, aunque no esperaba yo otra cosa de tu buen discurso ; mas no me maravillo, pues quizá estos golpes, que no cesan, te deben de tener turbado el entendimiento. – Je t′assure, en vérité, répliqua don Quichotte, que tu viens de conter là l′un des plus merveilleux contes, histoires ou historiettes, qu′on puisse inventer dans ce monde, et qu′une telle manière de le conter et de le finir ne s′est vue et ne se verra jamais. Je ne devais pas, au surplus, attendre autre chose de ta haute raison. Mais pourquoi m′étonner ? Peut-être que ces coups, dont le bruit ne cesse pas, t′ont quelque peu troublé la cervelle ?
-Todo puede ser -respondió Sancho-, mas yo sé que en lo de mi cuento no hay más que decir: que allí se acaba do comienza el yerro de la cuenta del pasaje de las cabras. – Tout est possible, répondit Sancho ; mais, à propos de mon histoire, je sais qu′il n′y a plus rien à dire, et qu′elle finit juste où commence l′erreur du compte des chèvres qui passent.
-Acabe norabuena donde quisiere -dijo don Quijote-, y veamos si se puede mover Rocinante. – À la bonne heure, répondit don Quichotte, qu′elle finisse où tu voudras. Mais voyons si maintenant Rossinante peut remuer. »
Tornóle a poner las piernas, y él tornó a dar saltos y a estarse quedo: tanto estaba de bien atado. En disant cela, il se remit à lui donner de l′éperon, et le cheval se remit à faire un saut de mouton, sans bouger de place, tant il était bien attaché.
En esto, parece ser, o que el frío de la mañana, que ya venía , o que Sancho hubiese cenado algunas cosas lenitivas, o que fuese cosa natural -que es lo que más se debe creer-, a él le vino en voluntad y deseo de hacer lo que otro no pudiera hacer por él; mas era tanto el miedo que había entrado en su corazón, que no osaba apartarse un negro de uña de su amo. Pues pensar de no hacer lo que tenía gana, tampoco era posible; y así, lo que hizo, por bien de paz , fue soltar la mano derecha, que tenía asida al arzón trasero, con la cual, bonitamente y sin rumor alguno, se soltó la lazada corrediza con que los calzones se sostenían, sin ayuda de otra alguna, y, en quitándosela, dieron luego abajo y se le quedaron como grillos. Tras esto, alzó la camisa lo mejor que pudo y echó al aire entrambas posaderas, que no eran muy pequeñas. Hecho esto -que él pensó que era lo más que tenía que hacer para salir de aquel terrible aprieto y angustia-, le sobrevino otra mayor, que fue que le pareció que no podía mudarse sin hacer estrépito y ruido, y comenzó a apretar los dientes y a encoger los hombros, recogiendo en sí el aliento todo cuanto podía; pero, con todas estas diligencias, fue tan desdichado que, al cabo al cabo, vino a hacer un poco de ruido, bien diferente de aquel que a él le ponía tanto miedo. Oyólo don Quijote y dijo. En ce moment il arriva, soit à cause de la fraîcheur du matin qui commençait à se faire sentir, soit parce que Sancho avait mangé la veille au soir quelque chose de laxatif, soit enfin, ce qui est le plus probable, que la nature opérât en lui, il arriva qu′il se sentit envie de déposer une charge dont personne ne pouvait le soulager. Mais telle était la peur qui s′était emparée de son âme, qu′il n′osait pas s′éloigner de son maître de l′épaisseur d′un ongle. D′une autre part, essayer de remettre ce qu′il avait à faire était impossible. Dans cette perplexité, il imagina de lâcher la main droite avec laquelle il se tenait accroché à l′arçon de derrière ; puis, sans faire ni bruit ni mouvement, il détacha l′aiguillette qui soutenait ses chausses, lesquelles lui tombèrent aussitôt sur les talons, et lui restèrent aux pieds comme des entraves ; ensuite il releva doucement le pan de sa chemise, et mit à l′air les deux moitiés d′un postérieur qui n′était pas de mince encolure. Cela fait, et lorsqu′il croyait avoir achevé le plus difficile pour sortir de cette horrible angoisse, un autre embarras lui survint, plus cruel encore ; il lui sembla qu′il ne pouvait commencer sa besogne sans laisser échapper quelque bruit, et le voilà, serrant les dents et pliant les épaules, qui retient son souffle de toute la force de ses poumons. Mais en dépit de tant de précautions, il fut si peu chanceux, qu′à la fin il fit un léger bruit, fort différent de celui qui causait sa frayeur. Don Quichotte l′entendit.
-¿Qué rumor es ése, Sancho. « Quel est ce bruit ? demanda-t-il aussitôt.
-No sé, señor -respondió él-. Alguna cosa nueva debe de ser, que las aventuras y desventuras nunca comienzan por poco . – Je ne sais, seigneur, répondit l′autre ; mais ce doit être quelque chose de nouveau, car les aventures et mésaventures ne commencent jamais pour un peu. »
Tornó otra vez a probar ventura, y sucedióle tan bien que, sin más ruido ni alboroto que el pasado, se halló libre de la carga que tanta pesadumbre le había dado. Mas, como don Quijote tenía el sentido del olfato tan vivo como el de los oídos, y Sancho estaba tan junto y cosido con él que casi por línea recta subían los vapores hacia arriba, no se pudo escusar de que algunos no llegasen a sus narices; y, apenas hubieron llegado, cuando él fue al socorro, apretándolas entre los dos dedos; y, con tono algo gangoso, dijo: Puis il se remit à tenter la fortune, et cette fois avec tant de succès, que, sans plus de scandale ni d′alarme, il se trouva délivré du fardeau qui l′avait si fort mis à la gêne. Mais, comme don Quichotte avait le sens de l′odorat tout aussi fin que celui de l′ouïe, et comme Sancho était si près et si bien cousu à ses côtés que les vapeurs lui montaient à la tête presque en ligne droite, il ne put éviter que quelques-unes n′arrivassent jusqu′à ses narines. Dès qu′il les eut senties, il appela ses doigts au secours de son nez, qu′il serra étroitement entre le pouce et l′index.
-Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo. « Il me semble, Sancho, dit-il alors d′un ton nasillard, que tu as grand′peur en ce moment.
-Sí tengo -respondió Sancho-; mas, ¿en qué lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca? – C′est vrai, répondit Sancho ; mais à quoi Votre Grâce s′aperçoit-elle que ma peur est plus grande à présent que tout à l′heure ?
-En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar -respondió don Quijote. – C′est qu′à présent tu sens plus fort que tout à l′heure, reprit don Quichotte, et ce n′est pas l′ambre, en vérité.
-Bien podrá ser -dijo Sancho-, mas yo no tengo la culpa, sino vuestra merced, que me trae a deshoras y por estos no acostumbrados pasos. – C′est encore possible, répliqua Sancho ; mais la faute n′en est pas à moi : elle est à Votre Grâce, qui m′amène à ces heures indues dans ces parages abandonnés.
-Retírate tres o cuatro allá, amigo -dijo don Quijote (todo esto sin quitarse los dedos de las narices)-, y desde aquí adelante ten más cuenta con tu persona y con lo que debes a la mía; que la mucha conversación que tengo contigo ha engendrado este menosprecio. – Retire-toi deux ou trois pas, mon ami, reprit don Quichotte sans lâcher les doigts qui lui tenaient le nez ; et désormais prends un peu plus garde à ta personne et à ce que tu dois à la mienne ; c′est sans doute de la grande liberté que je te laisse prendre avec moi qu′est née cette irrévérence.
-Apostaré -replicó Sancho- que piensa vuestra merced que yo he hecho de mi persona alguna cosa que no deba. – Je gagerais, répliqua Sancho, que Votre Grâce s′imagine que j′ai fait de ma personne quelque chose que je ne devais point faire.
-Peor es meneallo, amigo Sancho -respondió don Quijote. – Laisse, laisse, ami Sancho, s′écria don Quichotte : ce sont matières qu′il vaut mieux ne pas agiter. »
En estos coloquios y otros semejantes pasaron la noche amo y mozo. Mas, viendo Sancho que a más andar se venía la mañana, con mucho tiento desligó a Rocinante y se ató los calzones. Como Rocinante se vio libre, aunque él de suyo no era nada brioso, parece que se resintió , y comenzó a dar manotadas; porque corvetas -con perdón suyo- no las sabía hacer . Viendo, pues, don Quijote que ya Rocinante se movía, lo tuvo a buena señal, y creyó que lo era de que acometiese aquella temerosa aventura. Ce fut en ces entretiens et d′autres semblables que le maître et le valet passèrent le reste de la nuit. Dès que Sancho vit que l′aube allait poindre, il détacha tout doucement les liens de Rossinante et releva ses chausses. Se voyant libre, Rossinante se sentit, à ce qu′il parut, un peu de cœur au ventre. Quoiqu′il ne fût nullement fougueux de sa nature, il se mit à piétiner du devant, car, quant à faire des courbettes, je lui en demande bien pardon, mais il n′en était pas capable. Don Quichotte, voyant qu′enfin Rossinante remuait, en tira bon augure, et vit là le signal d′entreprendre cette aventure redoutable.
Acabó en esto de descubrirse el alba y de parecer distintamente las cosas, y vio don Quijote que estaba entre unos árboles altos, que ellos eran castaños, que hacen la sombra muy escura. Sintió también que el golpear no cesaba, pero no vio quién lo podía causar; y así, sin más detenerse, hizo sentir las espuelas a Rocinante, y, tornando a despedirse de Sancho, le mandó que allí le aguardase tres días, a lo más largo, como ya otra vez se lo había dicho; y que, si al cabo dellos no hubiese vuelto, tuviese por cierto que Dios había sido servido de que en aquella peligrosa aventura se le acabasen sus días. Tornóle a referir el recado y embajada que había de llevar de su parte a su señora Dulcinea, y que, en lo que tocaba a la paga de sus servicios, no tuviese pena, porque él había dejado hecho su testamento antes que saliera de su lugar, donde se hallaría gratificado de todo lo tocante a su salario, rata por cantidad, del tiempo que hubiese servido; pero que si Dios le sacaba de aquel peligro sano y salvo y sin cautela, se podía tener por muy más que cierta la prometida ínsula. Pendant ce temps, le jour achevait de venir, et les objets se montraient distinctement. Don Quichotte vit qu′il était sous un groupe de hauts châtaigniers, arbres qui donnent une ombre très-épaisse ; mais, quant au bruit des coups, qui ne cessaient pas un instant, il ne put en découvrir la cause. Ainsi donc, sans attendre davantage, il fit sentir l′éperon à Rossinante, et, prenant encore une fois congé de son écuyer, il lui ordonna de l′attendre en cet endroit trois jours au plus, comme il lui avait dit précédemment, au bout desquels, si Sancho ne le voyait pas revenir, il pourrait tenir pour certain qu′il avait plu à Dieu de lui faire laisser la vie dans cette périlleuse aventure. Il lui rappela ensuite l′ambassade qu′il devait présenter de sa part à sa dame Dulcinée ; enfin il ajouta que Sancho ne prît aucun souci du payement de ses gages, parce que lui don Quichotte, avant de quitter le pays, avait laissé son testament, où se trouvait l′ordre de lui payer gages et gratifications au prorata du temps qu′il l′avait servi. « Mais, continua-t-il, s′il plaît à Dieu de me tirer de ce péril sain et sauf et sans encombre, tu peux regarder comme bien plus que certaine la possession de l′île que je t′ai promise. »
De nuevo tornó a llorar Sancho, oyendo de nuevo las lastimeras razones de su buen señor, y determinó de no dejarle hasta el último tránsito y fin de aquel negocio. Quand Sancho entendit les touchants propos de son bon seigneur, il se remit à pleurer, et résolut de ne plus le quitter jusqu′à l′entière et complète solution de l′affaire.
Destas lágrimas y determinación tan honrada de Sancho Panza saca el autor desta historia que debía de ser bien nacido, y, por lo menos, cristiano viejo . Cuyo sentimiento enterneció algo a su amo, pero no tanto que mostrase flaqueza alguna; antes, disimulando lo mejor que pudo, comenzó a caminar hacia la parte por donde le pareció que el ruido del agua y del golpear venía. De ces pleurs et de cette honorable détermination, l′auteur de notre histoire tire la conséquence que Sancho Panza devait être bien né, et tout au moins vieux chrétien . Son affliction attendrit quelque peu son maître, mais pas assez pour qu′il montrât la moindre faiblesse. Au contraire, dissimulant du mieux qu′il put, il s′achemina sans retard du côté d′où semblait venir le bruit continuel de l′eau et des coups frappés.
Seguíale Sancho a pie, llevando, como tenía de costumbre, del cabestro a su jumento, perpetuo compañero de sus prósperas y adversas fortunas; y, habiendo andado una buena pieza por entre aquellos castaños y árboles sombríos, dieron en un pradecillo que al pie de unas altas peñas se hacía, de las cuales se precipitaba un grandísimo golpe de agua. Al pie de las peñas, estaban unas casas mal hechas, que más parecían ruinas de edificios que casas, de entre las cuales advirtieron que salía el ruido y estruendo de aquel golpear, que aún no cesaba. Sancho le suivit à pied, selon sa coutume, menant par le licou son âne, éternel compagnon de sa bonne et de sa mauvaise fortune. Quand ils eurent marché quelque temps sous le feuillage de ces sombres châtaigniers, ils arrivèrent dans une petite prairie, au pied de quelques roches élevées, d′où tombait avec grand bruit une belle chute d′eau. Au bas de ces roches étaient quelques mauvaises baraques, plus semblables à des ruines qu′à des maisons, du milieu desquelles ils s′aperçurent que partait le bruit de ces coups redoublés qui continuaient toujours.
Alborotóse Rocinante con el estruendo del agua y de los golpes, y, sosegándole don Quijote, se fue llegando poco a poco a las casas, encomendándose de todo corazón a su señora, suplicándole que en aquella temerosa jornada y empresa le favoreciese, y de camino se encomendaba también a Dios , que no le olvidase. No se le quitaba Sancho del lado, el cual alargaba cuanto podía el cuello y la vista por entre las piernas de Rocinante, por ver si vería ya lo que tan suspenso y medroso le tenía. Rossinante s′effraya du bruit que faisaient les coups et la chute de l′eau. Mais don Quichotte, après l′avoir calmé de la voix et de la main, s′approcha peu à peu des masures, se recommandant du profond de son cœur à sa dame, qu′il suppliait de lui accorder faveur en cette formidable entreprise, et, chemin faisant, invoquant aussi l′aide de Dieu. Pour Sancho, qui ne s′éloignait pas des côtés de son maître, il étendait tant qu′il pouvait le cou et la vue par-dessous le ventre de Rossinante, pour voir s′il apercevrait ce qui le tenait depuis si longtemps en doute et en émoi.
Otros cien pasos serían los que anduvieron, cuando, al doblar de una punta, pareció descubierta y patente la misma causa, sin que pudiese ser otra, de aquel horrísono y para ellos espantable ruido , que tan suspensos y medrosos toda la noche los había tenido. Y eran -si no lo has, ¡oh lector!, por pesadumbre y enojo- seis mazos de batán, que con sus alternativos golpes aquel estruendo formaban. Ils avaient fait encore une centaine de pas dans cette posture, lorsqu′enfin, au détour d′un rocher, se découvrit manifestement à leurs yeux la cause de cet infernal tapage qui, pendant la nuit tout entière, leur avait causé de si mortelles alarmes. Et c′était tout bonnement, si cette découverte, ô lecteur, ne te donne ni regret ni dépit, six marteaux de moulin à foulon, qui, de leurs coups alternatifs, faisaient tout ce vacarme.
Cuando don Quijote vio lo que era, enmudeció y pasmóse de arriba abajo . Miróle Sancho, y vio que tenía la cabeza inclinada sobre el pecho, con muestras de estar corrido. Miró también don Quijote a Sancho, y viole que tenía los carrillos hinchados y la boca llena de risa, con evidentes señales de querer reventar con ella, y no pudo su melanconía tanto con él que, a la vista de Sancho, pudiese dejar de reírse; y, como vio Sancho que su amo había comenzado, soltó la presa de manera que tuvo necesidad de apretarse las ijadas con los puños, por no reventar riendo. Cuatro veces sosegó, y otras tantas volvió a su risa con el mismo ímpetu que primero; de lo cual ya se daba al diablo don Quijote, y más cuando le oyó decir, como por modo de fisga. À cette vue, don Quichotte devint muet ; il pâlit et défaillit du haut en bas. Sancho le regarda, et vit qu′il avait la tête baissée sur sa poitrine, comme un homme confus et consterné. Don Quichotte aussi regarda Sancho : il le vit les deux joues enflées, et la bouche tellement pleine d′envie de rire qu′il semblait vouloir en étouffer ; et toute sa mélancolie ne pouvant tenir contre la comique grimace de Sancho, il se laissa lui-même aller à sourire. Dès que Sancho vit que son maître commençait, il lâcha la bonde, et s′en donna de si bon cœur, qu′il fut obligé de se serrer les rognons avec les poings pour ne pas crever de rire. Quatre fois il se calma, et quatre fois il se reprit avec la même impétuosité que la première. Don Quichotte s′en donnait au diable, surtout quand il l′entendit s′écrier, par manière de figue, et contrefaisant sa voix et ses gestes :
-«Has de saber, ¡oh Sancho amigo!, que yo nací, por querer del cielo, en esta nuestra edad de hierro, para resucitar en ella la dorada, o de oro. Yo soy aquél para quien están guardados los peligros, las hazañas grandes, los valerosos fechos.... « Apprends, ami Sancho, que je suis né, par la volonté du ciel, dans notre âge de fer pour y ressusciter l′âge d′or : c′est à moi que sont réservés les périls redoutables, les prouesses éclatantes et les vaillants exploits ; »
Y por aquí fue repitiendo todas o las más razones que don Quijote dijo la vez primera que oyeron los temerosos golpes. continuant de répéter ainsi les propos que lui avait tenus son maître lorsqu′il entendit pour la première fois le bruit des coups de marteau.
Viendo, pues, don Quijote que Sancho hacía burla dél, se corrió y enojó en tanta manera, que alzó el lan zón y le asentó dos palos, tales que, si, como los recibió en las espaldas , los recibiera en la cabeza, quedara libre de pagarle el salario, si no fuera a sus herederos. Viendo Sancho que sacaba tan malas veras de sus burlas, con temor de que su amo no pasase adelante en ellas, con mucha humildad le dijo. Voyant donc que Sancho se moquait de lui décidément, don Quichotte fut saisi d′une telle colère, qu′il leva le manche de sa pique, et lui en assena deux coups si violents, que, s′ils eussent frappé sur la tête aussi bien que sur les épaules, son maître était quitte de lui payer ses gages, à moins que ce ne fût à ses héritiers. Quand Sancho vit que ses plaisanteries étaient payées de cette monnaie, craignant que son maître ne doublât la récompense, il prit une contenance humble et un ton contrit :
-Sosiéguese vuestra merced; que, por Dios, que me burlo. « Que Votre Grâce s′apaise ! lui dit-il ; ne voyez-vous pas que je plaisante ?
-Pues, porque os burláis, no me burlo yo -respondió don Quijote-. Venid acá, señor alegre: ¿paréceos a vos que, si como éstos fueron mazos de batán, fueran otra peligrosa aventura, no había yo mostrado el ánimo que convenía para emprendella y acaballa? ¿Estoy yo obligado, a dicha, siendo, como soy, caballero, a conocer y destinguir los sones y saber cuáles son de batán o no? Y más, que podría ser, como es verdad, que no los he visto en mi vida, como vos los habréis visto, como villano ruin que sois , criado y nacido entre ellos. Si no, haced vos que estos seis mazos se vuelvan en seis jayanes, y echádmelos a las barbas uno a uno, o todos juntos, y, cuando yo no diere con todos patas arriba, haced de mí la burla que quisiéredes. – Et c′est justement parce que vous plaisantez que je ne plaisante pas, répondit don Quichotte. Venez ici, monsieur le rieur, et répondez. Vous semble-t-il, par hasard, que si ces marteaux à foulon eussent été aussi bien une périlleuse aventure, je n′avais pas montré assez de courage pour l′entreprendre et la mettre à fin ? et suis-je obligé, par hasard, chevalier que je suis, à distinguer les sons, et à reconnaître si le bruit que j′entends vient de marteaux à foulon ou d′autre chose ? et ne pourrait-il pas arriver, comme c′est la vérité toute pure, que je n′en aie jamais entendu de ma vie, comme vous les avez vus et entendus, vous, rustre et vilain que vous êtes, né et élevé dans leur voisinage ? Sinon, faites voir un peu que ces six marteaux se changent en six géants, et jetez les-moi à la barbe l′un après l′autre, ou tous ensemble ; et si je ne les mets pas tous les six les quatre fers en l′air, alors je vous permets de vous moquer de moi tout à votre aise.
-No haya más, señor mío -replicó Sancho-, que yo confieso que he andado algo risueño en demasía. Pero dígame vuestra merced, ahora que estamos en paz (así Dios le saque de todas las aventuras que le sucedieren tan sano y salvo como le ha sacado désta), ¿no ha sido cosa de reír, y lo es de contar, el gran miedo que hemos tenido? A lo menos, el que yo tuve; que de vuestra merced ya yo sé que no le conoce, ni sabe qué es temor ni espanto. – En voilà bien assez, mon cher seigneur, répliqua Sancho ; je confesse que j′ai trop lâché la bride à ma bonne humeur. Mais, dites-moi, maintenant que nous sommes quittes et que la paix est faite (que Dieu vous tire de toutes les aventures aussi sain et aussi sauf que de celle-ci !), dites-moi, n′y a-t-il pas de quoi rire, et aussi de quoi conter, dans cette grande frayeur que nous avons eue ? dans la mienne, je veux dire, car je sais bien que Votre Grâce n′a jamais connu le nom même de la peur.
-No niego yo -respondió don Quijote- que lo que nos ha sucedido no sea cosa digna de risa, pero no es digna de contarse; que no son todas las personas tan discretas que sepan poner en su punto las cosas. – Je ne nie pas, répondit don Quichotte, que dans ce qui nous est arrivé, il n′y ait réellement matière à rire ; mais je ne pense pas qu′il y ait matière à conter, car tous les gens qui vous écoutent n′ont pas assez de sens et d′esprit pour mettre les choses à leur vrai point.
-A lo menos -respondió Sancho-, supo vuestra merced poner en su punto el lanzón, apuntándome a la cabeza, y dándome en las espaldas, gracias a Dios y a la diligencia que puse en ladearme. Pero vaya, que todo saldrá en la colada ; que yo he oído decir: "Ése te quiere bien, que te hace llorar"; y más, que suelen los principales señores, tras una mala palabra que dicen a un criado, darle luego unas calzas; aunque no sé lo que le suelen dar tras haberle dado de palos, si ya no es que los caballeros andantes dan tras palos ínsulas o reinos en tierra firme. – Tout au moins, reprit Sancho, vous avez su mettre à son vrai point le manche de la lance ; car, en me visant sur la tête, vous m′avez donné sur les épaules, grâce à Dieu et au soin que j′ai pris de gauchir à droite. Mais passe : tout s′en va, comme on dit, dans la lessive, et j′ai souvent ouï dire encore : Celui-là t′aime bien qui te fait pleurer ; et d′autant plus que les grands seigneurs, après une mauvaise parole dite à leurs valets, ont coutume de leur donner une nippe. Je ne sais trop ce qu′ils leur donnent quand ils leur ont donné des coups de bâton ; mais j′imagine que les chevaliers errants donnent après le bâton des îles ou des royaumes en terre ferme.
-Tal podría correr el dado -dijo don Quijote- que todo lo que dices viniese a ser verdad; y perdona lo pasado, pues eres discreto y sabes que los primeros movimientos no son en mano del hombre , y está advertido de aquí adelante en una cosa, para que te abstengas y reportes en el hablar demasiado conmigo; que en cuantos libros de caballerías he leído, que son infinitos, jamás he hallado que ningún escudero hablase tanto con su señor como tú con el tuyo. Y en verdad que lo tengo a gran falta, tuya y mía: tuya, en que me estimas en poco; mía, en que no me dejo estimar en más . Sí, que Gandalín, escudero de Amadís de Gaula, conde fue de la ínsula Firme ; y se lee dél que siempre hablaba a su señor con la gorra en la mano, inclinada la cabeza y doblado el cuerpo more turquesco . Pues, ¿qué diremos de Gasabal, escudero de don Galaor, que fue tan callado que, para declararnos la excelencia de su maravilloso silencio, sola una vez se nombra su nombre en toda aquella tan grande como verda dera historia? De todo lo que he dicho has de inferir, Sancho, que es menester hacer diferencia de amo a mozo, de señor a criado y de caballero a escudero. Así que, desde hoy en adelante, nos hemos de tratar con más respeto, sin darnos cordelejo, porque, de cualquiera manera que yo me enoje con vos, ha de ser mal para el cántaro . Las mercedes y beneficios que yo os he prometido llegarán a su tiempo; y si no llegaren, el salario, a lo menos, no se ha de perder, como ya os he dicho. – La chance pourrait tourner de telle sorte, répondit don Quichotte, que tout ce que tu dis vînt à se vérifier. Et d′abord, pardonne le passé : tu es raisonnable, et tu sais que les premiers mouvements ne sont pas dans la main de l′homme. Mais je veux aussi que tu sois désormais informé d′une chose, afin que tu te contiennes et t′abstiennes de trop parler avec moi : c′est que, dans tous les livres de chevalerie que j′ai lus, et le nombre en est infini, jamais je n′ai vu qu′aucun écuyer bavardât avec son seigneur aussi hardiment que tu bavardes avec le tien. Et, à vrai dire, nous avons aussi grand tort l′un que l′autre : toi, parce que tu ne me respectes pas assez ; moi, parce que je ne me fais pas assez respecter. Voilà Gandalin, l′écuyer d′Amadis, qui devint comte de l′Île-Ferme ; eh bien ! on dit de lui que jamais il ne parlait à son seigneur, sinon le bonnet à la main, la tête penchée et le corps incliné, more turquesco. Mais que dirons-nous de Gasabal, l′écuyer de don Galaor, lequel fut si discret, que, pour nous instruire de son merveilleux talent à garder le silence, son nom n′est cité qu′une fois dans tout le cours de cette grande et véridique histoire ? De tout ce que je viens de dire tu dois inférer, Sancho, qu′il est nécessaire de faire la différence du maître au valet, du seigneur au vassal, du chevalier à l′écuyer. Ainsi donc désormais nous devrons nous traiter avec plus de respect, sans prendre trop de corde et nous permettre trop de badinage. Car enfin, de quelque manière que je vienne à me fâcher contre vous, ce sera toujours tant pis pour la cruche . Les récompenses et les bienfaits que je vous ai promis viendront à leur temps, et s′ils ne viennent pas, du moins, comme je vous l′ai dit, votre salaire ne se perdra point.
-Está bien cuanto vuestra merced dice -dijo Sancho-, pero querría yo saber, por si acaso no llegase el tiempo de las mercedes y fuese necesario acudir al de los salarios, cuánto ganaba un escudero de un caballero andante en aquellos tiempos, y si se concertaban por meses, o por días, como peones de albañil . – Tout ce que dit Votre Grâce est parfaitement bien, répondit Sancho ; mais je voudrais savoir, si le temps des récompenses ne devait jamais venir, et qu′il fallût s′en tenir aux gages, combien gagnait dans ce temps-là un écuyer de chevalier errant, et s′il faisait marché au mois ou à la journée, comme les goujats des maçons.
-No creo yo -respondió don Quijote- que jamás los tales escuderos estuvieron a salario, sino a merced. Y si yo ahora te le he señalado a ti en el testamento cerrado que dejé en mi casa , fue por lo que podía suceder; que aún no sé cómo prueba en estos tan calamitosos tiempos nuestros la caballería, y no querría que por pocas cosas penase mi ánima en el otro mundo. Porque quiero que sepas, Sancho, que en él no hay estado más peligroso que el de los aventureros . – À ce que je crois, répliqua don Quichotte, les écuyers de ce temps-là n′étaient pas à gages, mais à merci ; et si je t′ai assigné des gages dans le testament clos que j′ai laissé chez moi, c′est en vue de ce qui pourrait arriver. Car, en vérité, je ne sais pas encore comment prendra la chevalerie dans les siècles calamiteux où nous sommes, et je ne voudrais pas que, pour si peu de chose, mon âme fût en peine dans l′autre monde. Il faut en effet que tu saches, ami Sancho, qu′en celui-ci, il n′est pas d′état plus scabreux et plus périlleux que celui des coureurs d′aventures.
-Así es verdad -dijo Sancho-, pues sólo el ruido de los mazos de un batán pudo alborotar y desasosegar el corazón de un tan valeroso andante aventurero como es vuestra merced. Mas, bien puede estar seguro que, de aquí adelante, no despliegue mis labios para hacer donaire de las cosas de vuestra merced, si no fuere para honrarle, como a mi amo y señor natural. – Je le crois bien, reprit Sancho, puisque le seul bruit des marteaux à foulon a pu troubler et désarçonner le cœur d′un errant aussi valeureux que Votre Grâce. Au reste, vous pouvez être bien certain que désormais je ne desserrerai plus les dents pour badiner sur vos affaires, mais seulement pour vous honorer comme mon maître et seigneur naturel.
-Desa manera -replicó don Quijote-, vivirás sobre la haz de la tierra ; porque, después de a los padres, a los amos se ha de respetar como si lo fuesen. – En ce cas, répliqua don Quichotte, tu vivras, comme on dit, sur la face de la terre ; car, après les parents, ce sont les maîtres qu′on doit respecter le plus, et comme s′ils avaient les mêmes droits et la même qualité. »






I. Capítulo XXI. Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero

Chapitre XXI Qui traite de la haute aventure et de la riche conquête de l′armet de Mambrin ainsi que d′autres choses arrivées à notre invincible chevalier

En esto, comenzó a llover un poco, y quisiera Sancho que se entraran en el molino de los batanes; mas habíales cobrado tal aborrecimiento don Quijote, por la pesada burla, que en ninguna manera quiso entrar dentro; y así, torciendo el camino a la derecha mano, dieron en otro como el que habían llevado el día de antes. En ce moment, il commença de tomber un peu de pluie, et Sancho aurait bien voulu se mettre à l′abri en entrant dans les moulins à foulon. Mais don Quichotte les avait pris en telle aversion pour le mauvais tour qu′ils venaient de lui jouer, qu′il ne voulut en aucune façon consentir à y mettre le pied. Il tourna bride brusquement à main droite, et tous deux arrivèrent à un chemin pareil à celui qu′ils avaient suivi la veille.
De allí a poco, descubrió don Quijote un hombre a caballo, que traía en la cabeza una cosa que relumbraba como si fuera de oro, y aún él apenas le hubo visto, cuando se volvió a Sancho y le dijo. À peu de distance, don Quichotte découvrit de loin un homme à cheval, portant sur sa tête quelque chose qui luisait et brillait comme si c′eût été de l′or. À peine l′avait-il aperçu qu′il se tourna vers Sancho, et lui dit :
-Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero , porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: "Donde una puerta se cierra, otra se abre ". Dígolo porque si anoche nos cerró la ventura la puerta de la que buscábamos, engañándonos con los batanes, ahora nos abre de par en par otra, para otra mejor y más cierta aventura; que si yo no acertare a entrar por ella, mía será la culpa, sin que la pueda dar a la poca noticia de batanes ni a la escuridad de la noche. Digo esto porque, si no me engaño, hacia nosotros viene uno que trae en su cabeza puesto el yelmo de Mambrino , sobre que yo hice el juramento que sabes . « Il me semble, Sancho, qu′il n′y a point de proverbe qui n′ait un sens véritable ; car que sont-ils, sinon des sentences tirées de l′expérience même, qui est la commune mère de toutes les sciences ? Cela est vrai spécialement du proverbe qui dit : Quand une porte se ferme, une autre s′ouvre. En effet, si la fortune hier soir nous a fermé la porte de l′aventure que nous cherchions, en nous abusant sur le bruit des marteaux à foulon, voilà maintenant qu′elle nous ouvre à deux battants la porte d′une autre aventure meilleure et plus certaine ; et cette fois, si je ne réussis pas à en trouver l′entrée, ce sera ma faute, sans que je puisse m′excuser sur mon ignorance des moulins à foulon, ni sur l′obscurité de la nuit. Je dis tout cela, parce que, si je ne me trompe, voilà quelqu′un qui vient de notre côté portant coiffé sur sa tête cet armet de Mambrin à propos duquel j′ai fait le serment que tu n′as pas oublié.
-Mire vuestra merced bien lo que dice, y mejor lo que hace -dijo Sancho-, que no querría que fuesen otros batanes que nos acabasen de abatanar y aporrear el sentido. – Pour Dieu ! seigneur, répondit Sancho, prenez bien garde à ce que vous dites, et plus encore à ce que vous faites ; je ne voudrais pas que ce fussent d′autres marteaux à foulon qui achevassent de nous fouler et de nous marteler le bon sens.
-¡Válate el diablo por hombre! -replicó don Quijote-. ¿Qué va de yelmo a batanes. – Que le diable soit de l′homme ! s′écria don Quichotte. Qu′a de commun l′armet avec les marteaux ?
-No sé nada -respondió Sancho-; mas, a fe que si yo pudiera hablar tanto como solía , que quizá diera tales razones que vuestra merced viera que se engañaba en lo que dice. – Je n′en sais rien, répondit Sancho ; mais, par ma foi, si je pouvais parler comme j′en avais l′habitude, je vous donnerais de telles raisons, que Votre Grâce verrait bien qu′elle se trompe en ce qu′elle dit.
-¿Cómo me puedo engañar en lo que digo, traidor escrupuloso? -dijo don Quijote-. Dime, ¿no ves aquel caballero que hacia nosotros viene, sobre un caballo rucio rodado , que trae puesto en la cabeza un yelmo de oro. – Comment puis-je me tromper en ce que je dis, traître méticuleux ? reprit don Quichotte. Dis-moi, ne vois-tu pas ce chevalier qui vient à nous, monté sur un cheval gris pommelé, et qui porte sur la tête un armet d′or ?
-Lo que yo veo y columbro -respondió Sancho- no es sino un hombre sobre un asno pardo, como el mío, que trae sobre la cabeza una cosa que relumbra. – Ce que j′avise et ce que je vois, répondit Sancho, ce n′est rien autre qu′un homme monté sur un âne gris comme le mien, et portant sur la tête quelque chose qui reluit.
-Pues ése es el yelmo de Mambrino -dijo don Quijote-. Apártate a una parte y déjame con él a solas: verás cuán sin hablar palabra, por ahorrar del tiempo, concluyo esta aventura y queda por mío el yelmo que tanto he deseado. – Eh bien ! ce quelque chose, c′est l′armet de Mambrin, reprit don Quichotte. Range-toi de côté, et laisse-moi seul avec lui. Tu vas voir comment, sans dire un mot, pour ménager le temps, j′achève cette aventure, et m′empare de cet armet que j′ai tant souhaité.
-Yo me tengo en cuidado el apartarme -replicó Sancho-, mas quiera Dios, torno a decir, que orégano sea, y no batanes . – De me ranger à l′écart, c′est mon affaire, répondit Sancho ; mais Dieu veuille, dis-je encore, que ce soit de la fougère et non des foulons.
-Ya os he dicho, hermano, que no me mentéis, ni por pienso, más eso de los batanes -dijo don Quijote-; que voto..., y no digo más, que os batanee el alma. – Je vous ai déjà dit, frère, s′écria don Quichotte, que vous cessiez de me rebattre les oreilles de ces foulons ; car je jure de par tous les…, vous m′entendez bien, que je vous foulerai l′âme au fond du corps. »
Calló Sancho, con temor que su amo no cumpliese el voto que le había echado, redondo como una bola. Sancho se tut aussitôt, craignant que son maître n′accomplît son serment, car il l′avait assaisonné à se déchirer la bouche.
Es, pues, el caso que el yelmo, y el caballo y caballero que don Quijote veía, era esto: que en aquel contorno había dos lugares, el uno tan pequeño que ni tenía botica ni barbero, y el otro, que estaba junto a él, sí; y así, el barbero del mayor servía al menor, en el cual tuvo necesidad un enfermo de sangrarse y otro de hacerse la barba, para lo cual venía el barbero, y traía una bacía de azófar; y quiso la suerte que, al tiempo que venía, comenzó a llover, y, porque no se le manchase el sombrero, que debía de ser nuevo, se puso la bacía sobre la cabeza; y, como estaba limpia, desde media legua relumbraba. Venía sobre un asno pardo, como Sancho dijo, y ésta fue la ocasión que a don Quijote le pareció caballo rucio rodado, y caballero, y yelmo de oro; que todas las cosas que veía, con mucha facilidad las acomodaba a sus desvariadas caballerías y malandantes pensamientos. Y cuando él vio que el pobre caballero llegaba cerca, sin ponerse con él en razones, a todo correr de Rocinante le enristró con el lanzón bajo, llevando intención de pasarle de parte a parte; mas cuando a él llegaba, sin detener la furia de su carrera, le dijo. Or, voici ce qu′étaient cet armet, ce cheval et ce chevalier que voyait don Quichotte. Il y avait dans ces environs deux villages voisins : l′un si petit qu′il n′avait ni pharmacie ni barbier ; et l′autre plus grand, ayant l′une et l′autre. Le barbier du grand village desservait le petit, dans lequel un malade avait besoin d′une saignée, et un autre habitant de se faire la barbe. Le barbier s′y rendait pour ces deux offices, portant un plat à barbe en cuivre rouge ; le sort ayant voulu que la pluie le prît en chemin, pour ne pas tacher son chapeau qui était neuf sans doute, il mit par-dessus son plat à barbe, lequel, étant bien écuré, reluisait d′une demi-lieue. Il montait un âne gris, comme avait dit Sancho ; et voilà pourquoi don Quichotte crut voir un cheval pommelé, un chevalier et un armet d′or : car toutes les choses qui frappaient sa vue, il les arrangeait aisément à son délire chevaleresque et à ses mal-errantes pensées. Dès qu′il vit que le pauvre chevalier s′approchait, sans entrer en pourparlers, il fondit sur lui, la lance basse, de tout le galop de Rossinante, bien résolu à le traverser d′outre en outre ; mais, au moment de l′atteindre, et sans ralentir l′impétuosité de sa course, il lui cria :
-¡Defiéndete, cautiva criatura , o entriégame de tu voluntad lo que con tanta razón se me debe. « Défends-toi, chétive créature, ou livre-moi de bonne grâce ce qui m′est dû si justement. »
El barbero, que, tan sin pensarlo ni temerlo, vio venir aquella fantasma sobre sí, no tuvo otro remedio, para poder guardarse del golpe de la lanza , si no fue el dejarse caer del asno abajo; y no hubo tocado al suelo, cuando se levantó más ligero que un gamo y comenzó a correr por aquel llano, que no le alcanzara el viento. Dejóse la bacía en el suelo, con la cual se contentó don Quijote, y dijo que el pagano había andado discreto y que había imitado al castor , el cual, viéndose acosado de los cazadores, se taraza y arpa con los dientes aquéllo por lo que él, por distin to natural, sabe que es perseguido. Mandó a Sancho que alzase el yelmo, el cual, tomándola en las manos, dijo. Le barbier, qui, sans y penser ni le prévoir, vit tout à coup fondre sur lui ce fantôme, ne trouva d′autre moyen de se garer du coup de lance que de se laisser choir en bas de son âne ; puis, dès qu′il eut touché la terre, il se releva plus agile qu′un daim, et se mit à courir si légèrement à travers la plaine, que le vent même n′eût pu l′attraper. Il laissa son bassin par terre, et c′est tout ce que demandait don Quichotte, lequel s′écria que le païen n′était pas bête, et qu′il avait imité le castor, qui, se voyant pressé par les chasseurs, coupe de ses propres dents ce que son instinct naturel lui apprend être l′objet de leurs poursuites. Il ordonna ensuite à Sancho de ramasser l′armet, et celui-ci, le pesant dans la main :
-Por Dios, que la bacía es buena y que vale un real de a ocho como un maravedí. « Pardieu ! dit-il, ce plat à barbe est bon, et vaut une piastre comme un maravédi. »
Y, dándosela a su amo, se la puso luego en la cabeza , rodeándola a una parte y a otra, buscándole el encaje; y, como no se le hallaba, dijo. Puis il le donna à son maître, qui le mit aussitôt sur sa tête, le tournant et le retournant de tous côtés pour en trouver l′enchâssure ; et comme il ne pouvait en venir à bout :
-Sin duda que el pagano, a cuya medida se forjó primero esta famosa celada, debía de tener grandísima cabeza, y lo peor dello es que le falta la mitad. « Il faut, s′écria-t-il, que ce païen, à la mesure duquel on a forgé pour la première fois cette fameuse salade, ait eu la tête bien grosse ; et le pis, c′est qu′il en manque la moitié. »
Cuando Sancho oyó llamar a la bacía celada, no pudo tener la risa; mas vínosele a las mientes la cólera de su amo, y calló en la mitad della . Quand Sancho entendit appeler salade un plat à barbe, il ne put retenir un grand éclat de rire ; mais la colère de son maître lui revenant en mémoire, il fit halte à mi-chemin.
-¿De qué te ríes, Sancho? -dijo don Quijote. « De quoi ris-tu, Sancho ? lui demanda don Quichotte.
-Ríome -respondió él- de considerar la gran cabeza que tenía el pagano dueño deste almete , que no semeja sino una bacía de barbero pintiparada. – Je ris, répondit-il, en considérant quelle grosse tête devait avoir le païen, premier maître de cet armet, qui ressemble à un bassin de barbier comme une mouche à l′autre.
-¿Sabes qué imagino, Sancho? Que esta famosa pieza deste encantado yelmo, por algún estraño acidente, debió de venir a manos de quien no supo conocer ni estimar su valor, y, sin saber lo que hacía, viéndola de oro purísimo, debió de fundir la otra mitad para aprovecharse del precio, y de la otra mitad hizo ésta, que parece bacía de barbero, como tú dices. Pero, sea lo que fuere; que para mí que la conozco no hace al caso su trasmutación; que yo la aderezaré en el primer lugar donde haya herrero , y de suerte que no le haga ventaja, ni aun le llegue, la que hizo y forjó el dios de las herrerías para el dios de las batallas ; y, en este entretanto, la traeré como pudiere, que más vale algo que no nada; cuanto más, que bien será bastante para defenderme de alguna pedrada . – Sais-tu ce que j′imagine, Sancho ? reprit don Quichotte : que cette pièce fameuse, cet armet enchanté, a dû, par quelque étrange accident, tomber aux mains de quelqu′un qui ne sut ni connaître ni estimer sa valeur, et que ce nouveau maître, sans savoir ce qu′il faisait, et le voyant de l′or le plus pur, s′imagina d′en fondre la moitié pour en faire argent ; de sorte que l′autre moitié est restée sous cette forme, qui ne ressemble pas mal, comme tu dis, à un plat de barbier. Mais qu′il en soit ce qu′il en est ; pour moi qui le connais, sa métamorphose m′importe peu ; je le remettrai en état au premier village où je rencontrerai un forgeron, et de telle façon qu′il n′ait rien à envier au casque même que fourbit le dieu des fournaises pour le dieu des batailles. En attendant, je le porterai comme je pourrai, car mieux vaut quelque chose que rien du tout, et d′ailleurs il sera bien suffisant pour me défendre d′un coup de pierre.
-Eso será -dijo Sancho- si no se tira con honda, como se tiraron en la pelea de los dos ejércitos, cuando le santiguaron a vuestra merced las muelas y le rompieron el alcuza donde venía aquel benditísimo brebaje que me hizo vomitar las asaduras.along – Oui, répondit Sancho, pourvu qu′on ne les lance pas avec une fronde, comme dans la bataille des deux armées, quand on vous rabota si bien les mâchoires, et qu′on mit en morceaux la burette où vous portiez ce bienheureux breuvage qui m′a fait vomir la fressure.
-No me da mucha pena el haberle perdido, que ya sabes tú, Sancho -dijo don Quijote-, que yo tengo la receta en la memoria. – Je n′ai pas grand regret de l′avoir perdu, reprit don Quichotte ; car tu sais bien, Sancho, que j′en ai la recette dans la mémoire.
-También la tengo yo -respondió Sancho-, pero si yo le hiciere ni le probare más en mi vida, aquí sea mi hora . Cuanto más, que no pienso ponerme en ocasión de haberle menester, porque pienso guardarme con todos mis cinco sentidos de ser ferido ni de ferir a nadie. De lo del ser otra vez manteado, no digo nada, que semejantes desgracias mal se pueden prevenir, y si vienen, no hay que hacer otra cosa sino encoger los hombros, detener el aliento, cerrar los ojos y dejarse ir por donde la suerte y la manta nos llevare. – Moi aussi, je la sais par cœur, répondit Sancho ; mais si je le fais ou si je le goûte une autre fois en ma vie, que ma dernière heure soit venue. Et d′ailleurs, je ne pense pas me mettre davantage en occasion d′en avoir besoin ; au contraire, je pense me garer, avec toute la force de mes cinq sens, d′être blessé et de blesser personne. Quant à être une autre fois berné, je n′en dis rien : ce sont de ces malheurs qu′on ne peut guère prévenir ; et quand ils arrivent, il n′y a rien de mieux à faire que de plier les épaules, de retenir son souffle, de fermer les yeux, et de se laisser aller où le sort et la couverture vous envoient.
-Mal cristiano eres, Sancho -dijo, oyendo esto, don Quijote-, porque nunca olvidas la injuria que una vez te han hecho; pues sábete que es de pechos nobles y generosos no hacer caso de niñerías. ¿Qué pie sacaste cojo, qué costilla quebrada, qué cabeza rota, para que no se te olvide aquella burla? Que, bien apurada la cosa, burla fue y pasatiempo; que, a no entenderlo yo ansí, ya yo hubiera vuelto allá y hubiera hecho en tu venganza más daño que el que hicieron los griegos por la robada Elena. La cual, si fuera en este tiempo, o mi Dulcinea fuera en aquél , pudiera estar segura que no tuviera tanta fama de hermosa como tiene. – Tu es un mauvais chrétien, Sancho, dit don Quichotte lorsqu′il entendit ces dernières paroles ; car jamais tu n′oublies l′injure qu′on t′a faite. Apprends donc qu′il est d′un cœur noble et généreux de ne faire aucun cas de tels enfantillages. Dis-moi, de quel pied boites-tu ? Quelle côte enfoncée, ou quelle tête rompue as-tu tirée de la bagarre, pour ne pouvoir oublier cette plaisanterie ? Car enfin, en examinant la chose, il est clair que ce ne fut qu′une plaisanterie et un passe-temps. Si je ne l′entendais pas ainsi, je serais déjà retourné là-bas, et j′aurais fait pour te venger plus de ravage que n′en firent les Grecs pour venger l′enlèvement d′Hélène ; laquelle, si elle fût venue dans cette époque, ou ma Dulcinée dans la sienne, pourrait bien être sûre de n′avoir pas une si grande réputation de beauté. »
Y aquí dio un sospiro, y le puso en las nubes. Y dijo Sancho. En disant cela, il poussa un profond soupir, qu′il envoya jusqu′aux nuages.
-Pase por burlas , pues la venganza no puede pasar en veras; pero yo sé de qué calidad fueron las veras y las burlas, y sé también que no se me caerán de la memoria, como nunca se qui tarán de las espaldas . Pero, dejando esto aparte, dígame vuestra merced qué haremos deste caballo rucio rodado, que parece asno pardo, que dejó aquí desamparado aquel Martino que vuestra merced derribó; que, según él puso los pies en polvorosa y cogió las de Villadiego, no lleva pergenio de volver por él jamás; y ¡para mis barbas, si no es bueno el rucio. « Eh bien ! reprit Sancho, que ce soit donc pour rire, puisqu′il n′y a pas moyen de les en faire pleurer ; mais je sais bien, quant à moi, ce qu′il y avait pour rire et pour pleurer, et ça ne s′en ira pas plus de ma mémoire que de la peau de mes épaules. Mais laissons cela de côté, et dites-moi, s′il vous plaît, seigneur, ce que nous ferons de ce cheval gris pommelé, qui semble un âne gris, et qu′a laissé à l′abandon ce Martin que Votre Grâce a si joliment flanqué par terre. Au train dont il a pendu ses jambes à son cou, pour prendre la poudre d′escampette, il n′a pas la mine de revenir jamais le chercher ; et, par ma barbe, le grison n′a pas l′air mauvais.
-Nunca yo acostumbro -dijo don Quijote- despojar a los que venzo, ni es uso de caballería quitarles los caballos y dejarlos a pie, si ya no fuese que el vencedor hubiese perdido en la pendencia el suyo; que, en tal caso, lícito es tomar el del vencido, como ganado en guerra lícita. Así que, Sancho, deja ese caballo, o asno, o lo que tú quisieres que sea, que, como su dueño nos vea alongados de aquí, volverá por él. – Je n′ai jamais coutume, répondit don Quichotte, de dépouiller ceux que j′ai vaincus ; et ce n′est pas non plus l′usage de la chevalerie de leur enlever les chevaux et de les laisser à pied, à moins pourtant que le vainqueur n′ait perdu le sien dans la bataille ; car alors il lui est permis de prendre celui du vaincu, comme gagné de bonne guerre. Ainsi donc, Sancho, laisse ce cheval, ou âne, ou ce que tu voudras qu′il soit, car dès que son maître nous verra loin d′ici, il viendra le reprendre.
-Dios sabe si quisiera llevarle -replicó Sancho-, o, por lo menos, trocalle con este mío, que no me parece tan bueno. Verdaderamente que son estrechas las leyes de caballería, pues no se estienden a dejar trocar un asno por otro; y querría saber si podría trocar los aparejos siquiera. – Dieu sait pourtant si je voudrais l′emmener, répliqua Sancho, ou tout au moins le troquer contre le mien, qui ne me semble pas si bon. Et véritablement les lois de votre chevalerie sont bien étroites, puisqu′elles ne s′étendent pas seulement à laisser troquer un âne contre un autre. Mais je voudrais savoir si je pourrais tout au moins troquer les harnais.
-En eso no estoy muy cierto -respondió don Quijote-; y, en caso de duda, hasta estar mejor informado, digo que los trueques, si es que tienes dellos necesidad estrema. – C′est un cas dont je ne suis pas très-sûr, répondit don Quichotte ; de façon que, dans le doute, et jusqu′à une plus ample information, je permets que tu les échanges, si tu en as un extrême besoin.
-Tan estrema es -respondió Sancho- que si fueran para mi misma persona , no los hubiera menester más. – Si extrême, répliqua Sancho, que si ces harnais étaient pour ma propre personne, je n′en aurais pas un besoin plus grand. »
Y luego, habilitado con aquella licencia, hizo mutatio caparum y puso su jumento a las mil lindezas, dejándole mejorado en tercio y quinto. Aussitôt, profitant de la licence, il fit mutatio capparum, comme disent les étudiants, et para si galamment son âne, qu′il lui en parut avantagé du quart et du tiers.
Hecho esto, almorzaron de las sobras del real que del acémila despojaron , bebieron del agua del arroyo de los batanes, sin volver la cara a mirallos: tal era el aborrecimiento que les tenían por el miedo en que les habían puesto. Cela fait, ils déjeunèrent avec les restes des dépouilles prises sur le mulet des bons pères, et burent de l′eau du ruisseau des moulins à foulon, mais sans tourner la tête pour les regarder, tant ils les avaient pris en aversion pour la peur qu′ils en avaient eue.
Cortada, pues, la cólera , y aun la malenconía, subieron a caballo, y, sin tomar determinado camino, por ser muy de caballeros andantes el no tomar ninguno cierto , se pusieron a caminar por donde la voluntad de Rocinante quiso , que se llevaba tras sí la de su amo, y aun la del asno, que siempre le seguía por dondequiera que guiaba, en buen amor y compañía. Con todo esto, volvieron al camino real y siguieron por él a la ventura, sin otro disignio alguno. Enfin, la colère étant passée avec l′appétit, et même la mauvaise humeur, ils montèrent à cheval, et, sans prendre aucun chemin déterminé, pour se mieux mettre à l′unisson des chevaliers errants, ils commencèrent à marcher par où les menait la volonté de Rossinante ; car celle du maître se laissait entraîner, et même celle de l′âne, qui le suivait toujours en bon camarade quelque part que l′autre voulût le conduire. De cette manière, ils revinrent sur le grand chemin, qu′ils suivirent à l′aventure, et sans aucun parti pris.
Yendo, pues, así caminando , dijo Sancho a su amo. Tandis qu′ils cheminaient ainsi tout droit devant eux, Sancho dit à son maître :
-Señor, ¿quiere vuestra merced darme licencia que departa un poco con él? Que, después que me puso aquel áspero mandamiento del silencio, se me han podrido más de cuatro cosas en el estómago, y una sola que ahora tengo en el pico de la lengua no querría que se mal lograse. « Seigneur, Votre Grâce veut-elle me donner permission de deviser un peu avec elle ? Depuis que vous m′avez imposé ce rude commandement du silence, plus de quatre bonnes choses m′ont pourri dans l′estomac, et j′en ai maintenant une sur le bout de la langue, une seule, que je ne voudrais pas voir perdre ainsi.
-Dila -dijo don Quijote-, y sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo. – Dis-la, répondit don Quichotte ; et sois bref dans tes propos ; aucun n′est agréable s′il est long.
-Digo, pues, señor -respondió Sancho-, que, de algunos días a esta parte, he considerado cuán poco se gana y granjea de andar buscando estas aventuras que vuestra merced busca por estos desiertos y encrucijadas de caminos, donde, ya que se venzan y acaben las más eligrosas, no hay quien las vea ni sepa; y así, se han de quedar en perpetuo silencio, y en perjuicio de la intención de vuestra merced y de lo que ellas merecen. Y así, me parece que sería mejor, salvo el mejor parecer de vuestra merced, que nos fuésemos a servir a algún emperador, o a otro príncipe grande que tenga alguna guerra, en cuyo servicio vuestra merced muestre el valor de su persona, sus grandes fuerzas y mayor entendimiento; que, visto esto del señor a quien sirviéremos, por fuerza nos ha de remunerar, a cada cual según sus méritos, y allí no faltará quien ponga en escrito las hazañas de vuestra merced, para perpetua memoria. De las mías no digo nada, pues no han de salir de los límites escuderiles; aunque sé decir que, si se usa en la caballería escribir hazañas de escuderos, que no pienso que se han de quedar las mías entre renglones . – Je dis donc, seigneur, reprit Sancho, que, depuis quelques jours, j′ai considéré combien peu l′on gagne et l′on amasse à chercher ces aventures que Votre Grâce cherche par ces déserts et ces croisières de grands chemins, où, quels que soient les dangers qu′on affronte et les victoires qu′on remporte, comme il n′y a personne pour les voir et les savoir, vos exploits restent enfouis dans un oubli perpétuel, au grand détriment des bonnes intentions de Votre Grâce et de leur propre mérite. Il me semble donc qu′il vaudrait mieux, sauf le meilleur avis de Votre Grâce, que nous allassions servir un empereur, ou quelque autre grand prince, qui eût quelque guerre à soutenir, au service duquel Votre Grâce pût montrer la valeur de son bras, ses grandes forces et son intelligence plus grande encore. Cela vu du seigneur que nous servirons, force sera qu′il nous récompense, chacun selon ses mérites. Et là se trouveront aussi des clercs pour coucher par écrit les prouesses de Votre Grâce, et pour en garder mémoire. Des miennes je ne dis rien, parce qu′elles ne doivent pas sortir des limites de la gloire écuyère ; et pourtant j′ose dire que, s′il était d′usage dans la chevalerie d′écrire les prouesses des écuyers, je crois bien que les miennes ne resteraient pas entre les lignes.
-No dices mal, Sancho -respondió don Quijote-; mas, antes que se llegue a ese término, es menester andar por el mundo, como en aprobación, buscando las aventuras, para que, acabando algunas, se cobre nombre y fama tal que, cuando se fuere a la corte de algún gran monarca, ya sea el caballero conocido por sus obras; y que, apenas le hayan visto entrar los muchachos por la puerta de la ciudad, cuando todos le sigan y rodeen, dando voces, diciendo: ′′Éste es el Caballero del Sol′′, o de la Sierpe , o de otra insignia alguna , debajo de la cual hubiere acabado grandes hazañas. ′′Éste es -dirán- el que venció en singular batalla al gigantazo Brocabruno de la Gran Fuerza; el que desencantó al Gran Mameluco de Persia del largo encantamento en que había estado casi novecientos años ′′. Así que, de mano en mano, irán pregonando tus hechos , y luego, al alboroto de los muchachos y de la demás gente, se parará a las fenestras de su real palacio el rey de aquel reino , y así como vea al caballero, conociéndole por las armas o por la empresa del escudo , forzosamente ha de decir: ′′¡Ea, sus! ¡Salgan mis caballeros , cuantos en mi corte están, a recebir a la flor de la caballería, que allí viene !′′ A cuyo mandamiento saldrán todos, y él llegará hasta la mitad de la escalera, y le abrazará estrechísimamente, y le dará paz besándole en el rostro ; y luego le llevará por la mano al aposento de la señora reina, adonde el caballero la hallará con la infanta, su hija, que ha de ser una de las más fermosas y acabadas doncellas que, en gran parte de lo descubierto de la tierra, a duras penas se pueda hallar. Sucederá tras esto, luego en continente, que ella ponga los ojos en el caballero y él en los della , y cada uno parezca a otro cosa más divina que humana; y, sin saber cómo ni cómo no, han de quedar presos y enlazados en la intricable red amorosa, y con gran cuita en sus corazones por no saber cómo se han de fablar para descubrir sus ansias y sentimientos. Desde allí le llevarán, sin duda, a algún cuarto del palacio, ricamente aderezado, donde, habiéndole quitado las armas, le traerán un rico manto de escarlata con que se cubra; y si bien pareció armado, tan bien y mejor ha de parecer en farseto . Venida la noche, cenará con el rey, reina e infanta, donde nunca quitará los ojos della, mirándola a furto de los circustantes , y ella hará lo mesmo con la mesma sagacidad, porque, como tengo dicho, es muy discreta doncella . Levantarse han las tablas, y entrará a deshora por la puerta de la sala un feo y pequeño enano con una fermosa dueña, que, entre dos gigantes, detrás del enano viene, con cierta aventura, hecha por un antiquísimo sabio, que el que la acabare será tenido por el mejor caballero del mundo. Mandará luego el rey que todos los que están presentes la prueben, y ninguno le dará fin y cima sino el caballero huésped, en mucho pro de su fama , de lo cual quedará contentísima la infanta, y se tendrá por contenta y pagada además, por haber puesto y colocado sus pensamientos en tan alta parte. Y lo bueno es que este rey, o príncipe, o lo que es, tiene una muy reñida guerra con otro tan poderoso como él, y el caballero huésped le pide (al cabo de algunos días que ha estado en su corte) licencia para ir a servirle en aquella guerra dicha. Darásela el rey de muy buen talante, y el caballero le besará cortesmente las manos por la merced que le face. Y aquella noche se despedirá de su señora la infanta por las rejas de un jardín, que cae en el aposento donde ella duerme, por las cuales ya otras muchas veces la había fablado, siendo medianera y sabidora de todo una doncella de quien la infanta mucho se fiaba. Sospirará él, desmayaráse ella, traerá agua la doncella, acuitaráse mucho porque viene la mañana, y no querría que fuesen descubiertos, por la honra de su señora. Finalmente, la infanta volverá en sí y dará sus blancas manos por la reja al caballero, el cual se las besará mil y mil veces y se las bañará en lágrimas . Quedará concertado entre los dos del modo que se han de hacer saber sus buenos o malos sucesos, y rogarále la princesa que se detenga lo menos que pudiere; prometérselo ha él con muchos juramentos; tórnale a besar las manos, y despídese con tanto sentimiento que estará poco por acabar la vida . Vase desde allí a su aposento, échase sobre su lecho, no puede dormir del dolor de la partida, madruga muy de mañana, vase a despedir del rey y de la reina y de la infanta; dícenle, habiéndose despedido de los dos, que la señora infanta está mal dispuesta y que no puede recebir visita; piensa el caballero que es de pena de su partida, traspásasele el corazón, y falta poco de no dar indicio manifiesto de su pena. Está la doncella media nera delante, halo de notar todo, váselo a decir a su señora, la cual la recibe con lágrimas y le dice que una de las mayores penas que tiene es no saber quién sea su caballero , y si es de linaje de reyes o no; asegúrala la doncella que no puede caber tanta cortesía, gentileza y valentía como la de su caballero sino en subjeto real y grave ; consuélase con esto la cuitada; procura consolarse , por no dar mal indicio de sí a sus padres, y, a cabo de dos días, sale en público. Ya se es ido el caballero: pelea en la guerra, vence al enemigo del rey, gana muchas ciudades , triunfa de muchas batallas , vuelve a la corte, ve a su señora por donde suele, conciértase que la pida a su padre por mujer en pago de sus servicios. No se la quiere dar el rey, porque no sabe quién es; pero, con todo esto, o robada o de otra cualquier suerte que sea, la infanta viene a ser su esposa y su padre lo viene a tener a gran ventura, porque se vino a averiguar que el tal caballero es hijo de un valeroso rey de no sé qué reino, porque creo que no debe de estar en el mapa . Muérese el padre, hereda la infanta, queda rey el caballero en dos palabras. Aquí entra luego el hacer mercedes a su escudero y a todos aquellos que le ayudaron a subir a tan alto estado: casa a su escudero con una doncella de la infanta, que será, sin duda, la que fue tercera en sus amores, que es hija de un duque muy principal . – Tu n′as pas mal parlé, Sancho, répondit don Quichotte ; mais avant que d′en arriver là, il faut d′abord aller par le monde, comme en épreuves, cherchant les aventures, afin de gagner par ces hauts faits nom et renom, tellement que, dès qu′il se présente à la cour d′un grand monarque, le chevalier soit déjà connu par ses œuvres, et qu′à peine il ait franchi les portes de la ville, tous les petits garçons le suivent et l′entourent, criant après lui : « Voici le chevalier du Soleil, ou bien du Serpent, ou de quelque autre marque distinctive sous laquelle il sera connu pour avoir fait de grandes prouesses ; voici, diront-ils, celui qui a vaincu en combat singulier l′effroyable géant Brocabruno de la grande force, celui qui a désenchanté le grand Mameluk de Perse d′un long enchantement où il était retenu depuis bientôt neuf cents années. » Ainsi, de proche en proche, ils iront publiant ses hauts faits ; et bientôt, au tapage que feront les enfants et le peuple tout entier, le roi de ce royaume se mettra aux balcons de son royal palais ; et, dès qu′il aura vu le chevalier, qu′il reconnaîtra par la couleur des armes et la devise de l′écu, il devra forcément s′écrier : « Or sus, que tous les chevaliers qui se trouvent à ma cour sortent pour recevoir la fleur de la chevalerie qui s′avance ! » À cet ordre, ils sortiront tous, et lui-même descendra jusqu′à la moitié de l′escalier, puis il embrassera étroitement son hôte, et lui donnera le baiser de paix au milieu du visage ; aussitôt il le conduira par la main dans l′appartement de la reine, où le chevalier la trouvera avec l′infante sa fille, qui ne peut manquer d′être une des plus belles et des plus parfaites jeunes personnes qu′à grand′peine on pourrait trouver sur une bonne partie de la face de la terre. Après cela, il arrivera tout aussitôt que l′infante jettera les yeux sur le chevalier, et le chevalier sur l′infante, et chacun d′eux paraîtra à l′autre plutôt une chose divine qu′humaine ; et, sans savoir pourquoi ni comment, ils resteront enlacés et pris dans les lacs inextricables de l′amour, et le cœur percé d′affliction de ne savoir comment se parler pour se découvrir leurs sentiments, leurs désirs et leurs peines. De là, sans doute, on conduira le chevalier dans quelque salle du palais richement meublée, où, après lui avoir ôté ses armes, on lui présentera une riche tunique d′écarlate pour se vêtir ; et s′il avait bonne mine sous ses armes, il l′aura meilleure encore sous un habit de cour. La nuit venue, il soupera avec le roi, la reine et l′infante, et n′ôtera pas les yeux de celle-ci, la regardant en cachette des assistants, ce qu′elle fera de même et avec autant de sagacité ; car c′est, comme je l′ai dit, une très-discrète personne. Le repas desservi, on verra tout à coup entrer par la porte de la salle un petit vilain nain, et, derrière lui, une belle dame entre deux géants, laquelle vient proposer une certaine aventure préparée par un ancien sage, et telle que celui qui en viendra à bout sera tenu pour le meilleur chevalier du monde . Aussitôt le roi ordonnera que tous les chevaliers de sa cour en fassent l′épreuve ; mais personne ne pourra la mettre à fin, si ce n′est le chevalier étranger, au grand accroissement de sa gloire, et au grand contentement de l′infante, qui se tiendra satisfaite et même récompensée d′avoir placé en si haut lieu les pensées de son âme. Le bon de l′affaire, c′est que ce roi, ou prince, ou ce qu′il est enfin, soutient une guerre acharnée contre un autre prince aussi puissant que lui, et le chevalier, son hôte, après avoir passé quelques jours dans son palais, lui demandera permission d′aller le servir dans cette guerre. Le roi la lui donnera de très-bonne grâce, et le chevalier lui baisera courtoisement les mains pour la faveur qui lui est octroyée. Et cette nuit même, il ira prendre congé de l′infante sa maîtresse, à travers le grillage d′un jardin sur lequel donne sa chambre à coucher. Il l′a déjà entretenue plusieurs fois en cet endroit, par l′entremise d′une demoiselle, leur confidente, à qui l′infante confie tous ses secrets . Il soupire, elle s′évanouit ; la damoiselle apporte de l′eau, et s′afflige de voir venir le jour, ne voulant pas, pour l′honneur de sa maîtresse, qu′ils soient découverts. Finalement, l′infante reprend connaissance, et tend à travers la grille ses blanches mains au chevalier, qui les couvre de mille baisers et les baigne de ses larmes ; ils se concertent sur la manière de se faire savoir leurs bonnes ou mauvaises fortunes, et la princesse le supplie d′être absent le moins longtemps possible ; il lui en fait la promesse avec mille serments, et, après lui avoir encore une fois baisé les mains, il s′arrache d′auprès d′elle avec de si amers regrets, qu′il est près de laisser là sa vie ; il regagne son appartement, se jette sur son lit, mais ne peut dormir du chagrin que lui cause son départ ; il se lève de grand matin, va prendre congé du roi, de la reine et de l′infante ; mais les deux premiers, en recevant ces adieux, lui disent que l′infante est indisposée et ne peut recevoir de visite. Le chevalier pense alors que c′est de la peine de son éloignement ; son cœur est navré, et peu s′en faut qu′il ne laisse éclater ouvertement son affliction. La confidente est témoin de la scène, elle remarque tout, et va le conter à sa maîtresse, qui l′écoute en pleurant, et lui dit qu′un des plus grands chagrins qu′elle éprouve, c′est de ne savoir qui est son chevalier, s′il est ou non de sang royal. La damoiselle affirme que tant de grâce, de courtoisie, de vaillance ne peuvent se trouver ailleurs que dans une personne royale et de qualité. La princesse affligée accepte cette consolation ; elle essaye de cacher sa tristesse pour ne pas donner une mauvaise opinion d′elle à ses parents, et au bout de deux jours elle reparaît en public. Cependant le chevalier est parti ; il prend part à la guerre, combat et défait l′ennemi du roi, emporte plusieurs villes, gagne plusieurs victoires. Il revient à la cour, voit sa maîtresse à leur rendez-vous d′habitude, et convient avec elle qu′il la demandera pour femme à son père, en récompense de ses services ; le roi ne le veut pas accepter pour gendre, ne sachant qui il est ; et pourtant, soit par enlèvement, soit d′autre manière, l′infante devient l′épouse du chevalier, et son père finit par tenir cette union à grand honneur, parce qu′on vient à découvrir que ce chevalier est fils d′un vaillant roi de je ne sais quel royaume, car il ne doit pas se trouver sur la carte. Le père meurt, l′infante hérite, et voilà le chevalier roi. C′est alors le moment de faire largesse à son écuyer et à tous ceux qui l′ont aidé à s′élever si haut. Il marie son écuyer avec une damoiselle de l′infante, qui sera sans doute la confidente de ses amours, laquelle est fille d′un duc de première qualité.
-Eso pido, y barras derechas -dijo Sancho-; a eso me atengo, porque todo, al pie de la letra, ha de suceder por vuestra merced, llamándose el Caballero de la Triste Figura. – C′est cela ! s′écria Sancho ; voilà ce que je demande, et vogue la galère ! Oui, je m′en tiens à cela, et tout va nous arriver au pied de la lettre, pourvu que Votre Grâce s′appelle le chevalier de la Triste-Figure.
-No lo dudes, Sancho -re plicó don Quijote-, porque del mesmo y por los mesmos pasos que esto he contado suben y han subido los caballeros andantes a ser reyes y emperadores. Sólo falta agora mirar qué rey de los cristianos o de los paganos tenga guerra y tenga hija hermosa; pero tiempo habrá para pensar esto, pues, como te tengo dicho, primero se ha de cobrar fama por otras partes que se acuda a la corte. También me falta otra cosa; que, puesto caso que se halle rey con guerra y con hija hermosa, y que yo haya cobrado fama increíble por todo el universo, no sé yo cómo se podía hallar que yo sea de linaje de reyes, o, por lo menos, primo segundo de emperador; porque no me querrá el rey dar a su hija por mujer si no está primero muy enterado en esto, aunque más lo merezcan mis famosos hechos. Así que, por esta falta, temo perder lo que mi brazo tiene bien merecido. Bien es verdad que yo soy hijodalgo de solar conocido, de posesión y propriedad y de devengar quinientos sueldos ; y podría ser que el sabio que escribiese mi historia deslindase de tal manera mi parentela y decendencia , que me hallase quinto o sesto nieto de rey . Porque te hago saber, Sancho, que hay dos maneras de linajes en el mundo: unos que traen y derriban su decendencia de príncipes y monarcas, a quien poco a poco el tiempo ha deshecho, y han acabado en punta, como pirámide puesta al revés; otros tuvieron principio de gente baja, y van subiendo de grado en grado, hasta llegar a ser grandes señores. De manera que está la diferencia en que unos fueron, que ya no son, y otros son, que ya no fueron; y podría ser yo déstos que, después de averiguado, hubiese sido mi principio grande y famoso, con lo cual se debía de contentar el rey, mi suegro , que hubiere de ser. Y cuando no, la infanta me ha de querer de manera que, a pesar de su padre, aunque claramente sepa que soy hijo de un azacán , me ha de admitir por señor y por esposo; y si no, aquí entra el roballa y llevalla donde más gusto me diere; que el tiempo o la muerte ha de acabar el enojo de sus padres. – N′en doute pas, Sancho, répondit don Quichotte, car c′est par les mêmes degrés et de la même manière que je viens de te conter que montaient et que montent encore les chevaliers errants jusqu′au rang de rois ou d′empereurs . Il ne manque plus maintenant que d′examiner quel roi des chrétiens ou des païens a sur les bras une bonne guerre et une belle fille. Mais nous avons le temps de penser à cela ; car, ainsi, que je te l′ai dit, il faut d′abord acquérir ailleurs de la renommée avant de se présenter à la cour. Pourtant, il y a bien encore une chose qui me manque : en supposant que nous trouvions un roi avec une guerre et une fille, et que j′aie gagné une incroyable renommée dans l′univers entier je ne sais pas trop comment il pourrait se faire que je me trouvasse issu de roi, ou pour le moins cousin issu de germain d′un empereur. Car enfin, avant d′en être bien assuré, le roi ne voudra pas me donner sa fille pour femme, quelque prix que méritent mes éclatants exploits ; et voilà que, par ce manque de parenté royale, je vais perdre ce que mon bras a bien mérité. Il est vrai que je suis fils d′hidalgo, de souche connue, ayant possession et propriété, et bon pour exiger cinq cents sous de réparation . Il pourrait même se faire que le sage qui écrira mon histoire débrouillât et arrangeât si bien ma généalogie, que je me trouvasse arrière-petit-fils de roi, à la cinquième ou sixième génération. Car il est bon, Sancho, que je t′apprenne une chose : il y a deux espèces de descendances et de noblesses. Les uns tirent leur origine de princes et de monarques ; mais le temps, peu à peu, les a fait déchoir, et ils finissent en pointe comme les pyramides ; les autres ont pris naissance en basse extraction, et vont montant de degré en degré jusqu′à devenir de grands seigneurs. De manière qu′entre eux il y a cette différence, que les uns ont été ce qu′ils ne sont plus, et que les autres sont ce qu′ils n′avaient pas été ; et, comme je pourrais être de ceux-là, quand il serait bien avéré que mon origine est grande et glorieuse, il faudrait à toute force que cela satisfît le roi mon futur beau-père : sinon l′infante m′aimerait si éperdument, qu′en dépit de son père, et sût-il à n′en pouvoir douter que je suis fils d′un porteur d′eau, elle me prendrait encore pour son époux et seigneur. Sinon, enfin, ce serait le cas de l′enlever et de l′emmener où bon me semblerait, jusqu′à ce que le temps ou la mort eût apaisé le courroux de ses parents.
-Ahí entra bien también -dijo Sancho- lo que algunos desalmados dicen: "No pidas de grado lo que puedes tomar por fuerza"; aunque mejor cuadra decir: "Más vale salto de mata que ruego de hombres buenos". Dígolo porque si el señor rey, suegro de vuestra merced, no se quisiere domeñar a entregalle a mi señora la infanta, no hay sino, como vuestra merced dice, roballa y trasponella. Pero está el daño que, en tanto que se hagan las paces y se goce pacíficamente el reino, el pobre escudero se podrá estar a diente en esto de las mercedes. Si ya no es que la doncella tercera, que ha de ser su mujer, se sale con la infanta, y él pasa con ella su mala ventura, hasta que el cielo ordene otra cosa; porque bien podrá, creo yo, desde luego dársela su señor por ligítima esposa. – C′est aussi le cas de dire, reprit Sancho, ce que disent certains vauriens : Ne demande pas de bon gré ce que tu peux prendre de force. Quoique cependant cet autre dicton vienne plus à propos : Mieux vaut le saut de la haie que la prière des braves gens. Je dis cela parce que si le seigneur roi, beau-père de Votre Grâce, ne veut pas se laisser fléchir jusqu′à vous donner Madame l′infante, il n′y a pas autre chose à faire, comme dit Votre Grâce, que de l′enlever et de la mettre en lieu sûr. Mais le mal est qu′en attendant que la paix soit faite, et que vous jouissiez paisiblement du royaume, le pauvre écuyer pourra bien rester avec ses dents au crochet dans l′attente des faveurs promises ; à moins pourtant que la damoiselle confidente, qui doit devenir sa femme, ne soit partie à la suite de l′infante, et qu′il ne passe avec elle sa pauvre vie, jusqu′à ce que le ciel en ordonne autrement ; car, à ce que je crois, son seigneur peut bien la lui donner tout de suite pour légitime épouse.
-Eso no hay quien la quite -dijo don Quijote. – Et qui l′en empêcherait ? répondit don Quichotte.
-Pues, como eso sea -respondió Sancho-, no hay sino encomendarnos a Dios, y dejar correr la suerte por donde mejor lo encaminare. – En ce cas, reprit Sancho, nous n′avons qu′à nous recommander à Dieu, et laisser courir le sort comme soufflera le vent.
-Hágalo Dios -respondió don Quijote- como yo deseo y tú, Sancho, has menester; y ruin sea quien por ruin se tiene. – Oui, répliqua don Quichotte, que Dieu fasse ce qui convient à mon désir et à ton besoin, Sancho, et que celui-là ne soit rien qui ne s′estime pour rien.
-Sea par Dios -dijo Sancho-, que yo cristiano viejo soy, y para ser conde esto me basta. – À la main de Dieu ! s′écria Sancho ; je suis vieux chrétien, et pour être comte, c′est tout assez.
-Y aun te sobra -dijo don Quijote-; y cuando no lo fueras, no hacía nada al caso, porque, siendo yo el rey, bien te puedo dar nobleza, sin que la compres ni me sirvas con nada. Porque, en haciéndote conde, cátate ahí caballero, y digan lo que dijeren; que a buena fe que te han de llamar señoría, mal que les pese. – Et c′est même trop, reprit don Quichotte ; tu ne le serais pas que cela ne ferait rien à l′affaire. Une fois que je serai roi, je puis bien te donner la noblesse, sans que tu l′achètes ou que tu la gagnes par tes services ; car, si je te fais comte, te voilà du coup gentilhomme, et, quoi que disent les mauvaises langues, par ma foi, ils seront bien obligés, malgré tout leur dépit, de te donner de la seigneurie.
-Y ¡montas que no sabría yo autorizar el litado! -dijo Sancho. – Et quand même ! s′écria Sancho, croit-on que je ne saurais pas faire valoir mon litre ?
-Dictado has de decir, que no litado -dijo su amo. – Titre il faut dire, et non litre, reprit son maître.
-Sea ansí -respondió Sancho Panza-. Digo que le sabría bien acomodar, porque, por vida mía, que un tiempo fui muñidor de una cofradía , y que me asentaba tan bien la ropa de muñidor, que decían todos que tenía presencia para poder ser prioste de la mesma cofradía. Pues, ¿qué será cuando me ponga un ropón ducal a cuestas, o me vista de oro y de perlas, a uso de conde estranjero ? Para mí tengo que me han de venir a ver de cien leguas. – Volontiers, dit Sancho ; et je dis que je saurais bien m′en affubler, car j′ai été, dans un temps, bedeau d′une confrérie, et, par ma vie, la robe de bedeau m′allait si bien, que tout le monde disait que j′avais bonne mine pour être marguillier. Que sera-ce, bon Dieu, quand je me mettrai un manteau ducal sur le dos, et que je serai tout habillé d′or et de perles, à la mode d′un comte étranger ! J′ai dans l′idée qu′on me viendra voir de cent lieues.
-Bien parecerás -dijo don Quijote-, pero será menester que te rapes las barbas a menudo; que, según las tienes de espesas, aborrascadas y mal puestas, si no te las rapas a navaja, cada dos días por lo menos, a tiro de escopeta se echará de ver lo que eres. – Assurément tu auras bonne mine, répondit don Quichotte, mais il sera bon que tu te râpes souvent la barbe ; car tu l′as si épaisse, si emmêlée et si crasseuse, que, si tu n′y mets pas le rasoir au moins tous les deux jours, on reconnaîtra qui tu es à une portée d′arquebuse.
-¿Qué hay más -dijo Sancho-, sino tomar un barbero y tenelle asalariado en casa? Y aun, si fuere menester, le haré que ande tras mí, como caballerizo de grande. – Eh bien ! répliqua Sancho, il n′y a qu′à prendre un barbier et l′avoir à gages à la maison ; et même, si c′est nécessaire, je le ferai marcher derrière moi comme l′écuyer d′un grand seigneur.
-Pues, ¿cómo sabes tú -preguntó don Quijote- que los grandes llevan detrás de sí a sus caballerizos. – Et comment sais-tu, demanda don Quichotte, que les grands seigneurs mènent derrière eux leurs écuyers ?
-Yo se lo diré -respondió Sancho-: los años pasados estuve un mes en la corte , y allí vi que, paseándose un señor muy pequeño, que decían que era muy grande , un hombre le seguía a caballo a todas las vueltas que daba, que no parecía sino que era su rabo. Pregunté que cómo aquel hombre no se juntaba con el otro, sino que siempre andaba tras dél. Respondiéron me que era su caballerizo y que era uso de los grandes llevar tras sí a los tales . Desde entonces lo sé tan bien que nunca se me ha olvidado. – Je vais vous le dire, répondit Sancho. Il y a des années que j′ai été passer un mois à la cour ; et là, je vis à la promenade un seigneur qui était très-petit, et tout le monde disait qu′il était très-grand . Un homme le suivait à cheval à tous les tours qu′il faisait, si bien qu′on aurait dit que c′était sa queue. Je demandai pourquoi cet homme ne rejoignait pas l′autre et restait toujours derrière lui. On me répondit que c′était son écuyer, et que les grands avaient coutume de se faire suivre ainsi de ces gens. Voilà comment je le sais depuis ce temps-là, car je n′ai jamais oublié l′aventure.
-Digo que tienes razón -dijo don Quijote-, y que así puedes tú llevar a tu barbero; que los usos no vinieron todos juntos, ni se inventaron a una, y puedes ser tú el primero conde que lleve tras sí su barbero; y aun es de más confianza el hacer la barba que ensillar un caballo. – Je dis que tu as pardieu raison, reprit don Quichotte, et que tu peux fort bien mener ton barbier à ta suite. Les modes ne sont pas venues toutes à la fois ; elles s′inventent l′une après l′autre, et tu peux bien être le premier comte qui se fasse suivre de son barbier. D′ailleurs c′est plutôt un office de confiance, celui de faire la barbe, que celui de seller le cheval.
-Quédese eso del barbero a mi cargo -dijo Sancho-, y al de vuestra merced se quede el procurar venir a ser rey y el hacerme conde. – Pour ce qui est du barbier, dit Sancho, laissez-m′en le souci ; et gardez celui de faire en sorte d′arriver à être roi et à me faire comte.
-Así será -respondió don Quijote. – C′est ce qui sera, avec l′aide de Dieu, » répondit don Quichotte ;
Y, alzando los ojos, vio lo que se dirá en el siguiente capítulo . et, levant les yeux, il aperçut ce qu′on dira dans le chapitre suivant.






I. Capítulo XXII. De la libertad que dio don Quijote a muchos desdichados que, mal de su grado, los llevaban donde no quisieran ir

Chapitre XXII De la liberté que rendit don Quichotte à quantité de malheureux que l′on conduisait, contre leur gré, où ils eussent été bien aises de ne pas aller

Cuenta Cide Hamete Benengeli, autor arábigo y manchego , en esta gravísima, 1altisonante, mínima, dulce e imaginada historia que, después que entre el famoso don Quijote de la Mancha y Sancho Panza, su escudero, pasaron aquellas razones que en el fin del capítulo veinte y uno quedan referidas, que don Quijote alzó los ojos y vio que por el camino que llevaba venían hasta doce hombres a pie, ensartados, como cuentas, en una gran cadena de hierro por los cuellos, y todos con esposas a las manos. Venían ansimismo con ellos dos hombres de a caballo y dos de a pie; los de a caballo, con escopetas de rue da , y los de a pie, con dardos y espadas; y que así como Sancho Panza los vido, dijo. Cid Hamet Ben-Engeli, auteur arabe et manchois, raconte, dans cette grave, douce, pompeuse, humble et ingénieuse histoire, qu′après que le fameux don Quichotte de la Manche et Sancho Panza, son écuyer, eurent échangé les propos qui sont rapportés à la fin du chapitre XXI, don Quichotte leva les yeux, et vit venir, sur le chemin qu′il suivait, une douzaine d′hommes à pied, enfilés par le cou à une longue chaîne de fer, comme les grains d′un chapelet, et portant tous des menottes aux bras. Ils étaient accompagnés de deux hommes à cheval et de deux hommes à pied, ceux à cheval portant des arquebuses à rouet, ceux à pied, des piques et des épées. Dès que Sancho les aperçut, il s′écria :
-Ésta es cadena de galeotes, gente forzada del rey, que va a las galeras. « Voilà la chaîne des galériens, forçats du roi, qu′on mène ramer aux galères.
-¿Cómo gente forzada? -preguntó don Quijote-. ¿Es posible que el rey haga fuerza a ninguna gente. – Comment ! forçats ? répondit don Quichotte. Est-il possible que le roi fasse violence à personne ?
-No digo eso -respondió Sancho-, sino que es gente que, por sus delitos, va condenada a servir al rey en las galeras de por fuerza. – Je ne dis pas cela, reprit Sancho ; je dis que ce sont des gens condamnés, pour leurs délits, à servir par force le roi dans les galères.
-En resolución -replicó don Quijote-, comoquiera que ello sea, esta gente, aunque los llevan, van de por fuerza, y no de su voluntad. – Finalement, répliqua don Quichotte, et quoi qu′il en soit, ces gens que l′on conduit vont par force et non de leur plein gré ?
-Así es -dijo Sancho. – Rien de plus sûr, répondit Sancho.
-Pues desa manera -dijo su amo-, aquí encaja la ejecución de mi oficio: desfacer fuerzas y socorrer y acudir a los miserables. – Eh bien ! alors, reprit son maître, c′est ici que se présente l′exécution de mon office, qui est d′empêcher les violences et de secourir les malheureux.
-Advierta vuestra merced -dijo Sancho- que la justicia, que es el mesmo rey, no hace fuerza ni agravio a semejante gente, sino que los castiga en pena de sus delitos. – Faites attention, dit Sancho, que la justice, qui est la même chose que le roi, ne fait ni violence ni outrage à de semblables gens, mais qu′elle les punit en peine de leurs crimes. »
Llegó, en esto, la cadena de los galeotes, y don Quijote, con muy corteses razones, pidió a los que iban en su guarda fuesen servidos de informalle y decille la causa, o causas, por que llevan aquella gente de aquella manera. Sur ces entrefaites, la chaîne des galériens arriva près d′eux, et don Quichotte, du ton le plus honnête, pria les gardiens de l′informer de la cause ou des causes pour lesquelles ils menaient de la sorte ces pauvres gens.
Una de las guardas de a caballo respondió que eran galeotes, gente de Su Majestad que iba a galeras, y que no había más que decir, ni él tenía más que saber. « Ce sont des forçats, répondit un des gardiens à cheval, qui vont servir Sa Majesté sur les galères. Je n′ai rien de plus à vous dire, et vous rien de plus à demander.
-Con todo eso -replicó don Quijote-, querría saber de cada uno dellos en particular la causa de su desgracia. – Cependant, répliqua don Quichotte, je voudrais bien savoir sur chacun d′eux en particulier la cause de leur disgrâce. »
Añadió a éstas otras tales y tan comedidas razones, para moverlos a que dijesen lo que deseaba, que la otra guarda de a caballo le dijo. À cela il ajouta d′autres propos si polis pour les engager à l′informer de ce qu′il désirait tant savoir, que l′autre gardien lui dit enfin :
-Aunque llevamos aquí el registro y la fe de las sentencias de cada uno destos malaventurados, no es tiempo éste de detenerles a sacarlas ni a leellas; vuestra merced llegue y se lo pregunte a ellos mes mos, que ellos lo dirán si quisieren, que sí querrán, porque es gente que recibe gusto de hacer y decir bellaquerías. « Nous avons bien ici le registre où sont consignées les condamnations de chacun de ces misérables ; mais ce n′est pas le moment de nous arrêter pour l′ouvrir et en faire lecture. Approchez-vous, et questionnez-les eux-mêmes ; ils vous répondront s′ils en ont envie, et bien certainement ils l′auront, car ce sont des gens qui prennent également plaisir à faire et à raconter des tours de coquins. »
Con esta licencia, que don Quijote se tomara aunque no se la dieran, se llegó a la cadena, y al primero le preguntó que por qué pecados iba de tan mala guisa. Él le respondió que por enamorado iba de aquella manera. Avec cette permission, que don Quichotte aurait bien prise si on ne la lui eût accordée, il s′approcha de la chaîne, et demanda au premier venu pour quels péchés il allait en si triste équipage. « Pour avoir été amoureux, répondit l′autre.
-¿Por eso no más? -replicó don Quijote-. Pues, si por enamorados echan a galeras, días ha que pudiera yo estar bogando en ellas. – Quoi ! pas davantage ? s′écria don Quichotte. Par ma foi ! si l′on condamne les gens aux galères pour être amoureux, il y a longtemps que je devrais y ramer.
-No son los amores como los que vuestra merced piensa -dijo el galeote-; que los míos fueron que quise tanto a una canasta de colar, atestada de ropa blanca, que la abracé conmigo tan fuertemente que, a no quitármela la justicia por fuerza, aún hasta agora no la hubiera dejado de mi voluntad. Fue en fragante, no hubo lugar de tormento ; concluyóse la causa, acomodáronme las espaldas con ciento , y por añadidura tres precisos de gurapas , y acabóse la obra. – Oh ! mes amours ne sont pas de ceux qu′imagine Votre Grâce, répondit le galérien. Quant à moi, j′aimai si éperdument une corbeille de lessive remplie de linge blanc, et je la serrai si étroitement dans mes bras, que, si la justice ne me l′eût arrachée par force, je n′aurais pas encore, à l′heure qu′il est, cessé mes caresses. Je fus pris en flagrant ; il n′était pas besoin de question ; la cause fut bâclée : on me chatouilla les épaules de cent coups de fouet, et quand j′aurai, de surcroît, fauché le grand pré pendant trois ans, l′affaire sera faite.
-¿Qué son gurapas? -preguntó don Quijote. – Qu′est-ce que cela, faucher le grand pré ? demanda don Quichotte.
-Gurapas son galeras -respondió el galeote. – C′est ramer aux galères, » répondit le forçat,
El cual era un mozo de hasta edad de veinte y cuatro años, y dijo que era natural de Piedrahíta. Lo mesmo preguntó don Quijote al segundo , el cual no respondió palabra, según iba de triste y malencónico; mas respondió por él el primero, y dijo. qui était un jeune homme d′environ vingt-quatre ans, natif, à ce qu′il dit, de Piédraïta. Don Quichotte fit la même demande au second, qui ne voulut pas répondre un mot, tant il marchait triste et mélancolique. Mais le premier répondit pour lui :
-Éste, señor, va por canario ; digo, por músico y cantor. « Celui-là, seigneur, va aux galères en qualité de serin de Canarie, je veux dire de musicien et de chanteur.
-Pues, ¿cómo -repitió don Quijote-, por músicos y cantores van también a galeras. – Comment donc ! s′écria don Quichotte, envoie-t-on aussi les musiciens et les chanteurs aux galères ?
-Sí, señor -respondió el galeote-, que no hay peor cosa que cantar en el ansia. – Oui, seigneur, répondit le forçat ; il n′y a rien de pire au monde que de chanter dans le tourment.
-Antes, he yo oído decir -dijo don Quijote- que quien canta sus males espanta. – Mais, au contraire, reprit don Quichotte ; j′avais toujours entendu dire, avec le proverbe : Qui chante, ses maux enchante.
-Acá es al revés -dijo el galeote-, que quien canta una vez llora toda la vida. – Eh bien ! c′est tout au rebours ici, repartit le galérien ; qui chante une fois pleure toute sa vie.
-No lo entiendo -di jo don Quijote. – Je n′y comprends rien, » dit don Quichotte.
Mas una de las guardas le dijo. Mais un des gardiens lui dit :
-Señor caballero, cantar en el ansia se dice, entre esta gente non santa , confesar en el tormento. A este pecador le dieron tormento y confesó su delito, que era ser cuatrero , que es ser ladrón de bestias, y, por haber confesado, le condenaron por seis años a galeras, amén de docientos azotes que ya lleva en las espaldas. Y va siempre pensativo y triste, porque los demás ladrones que allá quedan y aquí van le maltratan y aniquilan, y escarnecen y tienen en poco, porque confesó y no tuvo ánimo de decir nones . Porque dicen ellos que tantas letras tiene un no como un sí, y que harta ventura tiene un delincuente, que está en su lengua su vida o su muerte , y no en la de los testigos y probanzas; y para mí tengo que no van muy fuera de camino . « Seigneur cavalier, parmi ces gens de bien, chanter dans le tourment veut dire confesser à la torture. Ce drôle a été mis à la question, et a fait l′aveu de son crime, qui est d′avoir été voleur de bestiaux ; et, sur son aveu, on l′a condamné à six ans de galères, sans compter deux cents coups de fouet qu′il porte déjà sur les épaules. Il marche toujours triste et honteux, à cause que les autres voleurs, aussi bien ceux qu′il laisse là-bas que ceux qui l′accompagnent ici, le méprisent, le bafouent et le maltraitent, parce qu′il a confessé le délit, et n′a pas eu le courage de tenir bon pour le nier ; car ils disent qu′il n′y a pas plus de lettres dans un non que dans un oui, et que c′est trop de bonheur pour un accusé d′avoir sur sa langue sa vie ou sa mort, et non pas sur la langue des témoins et des preuves ; et, quant à cela, je trouve que tout le tort n′est pas de leur côté.
-Y yo lo entiendo así -respondió don Quijote. – C′est bien aussi ce que je pense, » répondit don Quichotte,
El cual, pasando al tercero, preguntó lo que a los otros; el cual , de presto y con mucho desenfado, respondió y dijo. lequel, passant au troisième, lui fit la même question qu′aux autres ; et celui-ci, sans se faire tirer l′oreille, répondit d′un ton dégagé :
-Yo voy por cinco años a las señoras gurapas por faltarme diez ducados. « Moi, je vais faire une visite de cinq ans à mesdames les galères faute de dix ducats.
-Yo daré veinte de muy buena gana -dijo don Quijote- por libraros desa pesadumbre. – J′en donnerais bien vingt de bon cœur pour vous préserver de cette peine, s′écria don Quichotte.
-Eso me parece -respondió el galeote- como quien tiene dineros en mitad del golfo y se está muriendo de hambre, sin tener adonde comprar lo que ha menester. Dígolo porque si a su tiempo tuviera yo esos veinte ducados que vuestra merced ahora me ofrece, hubiera untado con ellos la péndola del escribano y avivado el ingenio del procurador, de manera que hoy me viera en mitad de la plaza de Zocodover , de Toledo, y no en este camino, atraillado como galgo; pero Dios es grande: paciencia y basta. – Cela ressemble, reprit le galérien, à celui qui a sa bourse pleine au milieu de la mer, et qui meurt de faim, ne pouvant acheter ce qui lui manque. Je dis cela, parce que, si j′avais eu en temps opportun les vingt ducats que m′offre à présent Votre Grâce, j′aurais graissé la patte du greffier, avivé l′esprit et la langue de mon avocat, de manière que je me verrais aujourd′hui au beau milieu de la place de Zocodover à Tolède, et non le long de ce chemin, accouplé comme un chien de chasse. Mais Dieu est grand, la patience est bonne, et tout est dit. »
Pasó don Quijote al cuarto, que era un hombre de venerable rostro con una barba blanca que le pasaba del pecho; el cual, oyéndose preguntar la causa por que allí venía, comenzó a llorar y no respondió palabra; mas el quinto condenado le sirvió de lengua , y dijo. Don Quichotte passa au quatrième. C′était un homme de vénérable aspect, avec une longue barbe blanche qui lui couvrait toute la poitrine ; lequel, s′entendant demander pour quel motif il se trouvait à la chaîne, se mit à pleurer sans répondre un mot ; mais le cinquième condamné lui servit de truchement.
-Este hombre honrado va por cuatro años a galeras, habiendo paseado las acostumbradas vestido en pompa y a caballo. « Cet honnête barbon, dit-il, va pour quatre ans aux galères, après avoir été promené en triomphe dans les rues, à cheval et magnifiquement vêtu.
-Eso es -dijo Sancho Panza-, a lo que a mí me parece, haber salido a la vergüenza. – Cela veut dire, si je ne me trompe, interrompit Sancho, qu′il a fait amende honorable, et qu′il est monté au pilori.
-Así es -replicó el galeote-; y la culpa por que le dieron esta pena es por haber sido corredor de oreja , y aun de todo el cuerpo. En efecto, quiero decir que este caballero va por alcahuete, y por tener asimesmo sus puntas y collar de hechicero . – Tout justement, reprit le galérien ; et le délit qui lui a valu cette peine, c′est d′avoir été courtier d′oreille, et même du corps tout entier ; je veux dire que ce gentilhomme est ici en qualité de Mercure galant, et parce qu′il avait aussi quelques pointes et quelques grains de sorcellerie.
-A no haberle añadido esas puntas y collar -dijo don Quijote-, por solamente el alcahuete limpio, no merecía él ir a bogar en las galeras, sino a mandallas y a ser general dellas ; porque no es así comoquiera el oficio de alcahuete, que es oficio de discretos y necesarísimo en la república bien ordenada, y que no le debía ejercer sino gente muy bien nacida; y aun había de haber veedor y examinador de los tales, como le hay de los demás oficios, con número deputado y conocido, como corredores de lonja; y desta manera se escusarían muchos males que se causan por andar este oficio y ejercicio entre gente idiota y de poco entendimiento, como son mujercillas de poco más a menos, pajecillos y truhanes de pocos años y de poca experiencia, que, a la más necesaria ocasión y cuando es menester dar una traza que importe, se les yelan las migas entre la boca y la mano y no saben cuál es su mano derecha. Quisiera pasar adelante y dar las razones por que convenía hacer elección de los que en la república habían de tener tan necesario oficio, pero no es el lugar acomodado para ello: algún día lo diré a quien lo pueda proveer y remediar. Sólo digo ahora que la pena que me ha causado ver estas blancas canas y este rostro venerable en tanta fatiga, por alcahuete, me la ha quitado el adjunto de ser hechicero; aunque bien sé que no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples piensan; que es libre nuestro albedrío, y no hay yerba ni encanto que le fuerce. Lo que suelen hacer algunas mujercillas simples y algunos embusteros bellacos es algunas misturas y venenos con que vuelven locos a los hombres, dando a entender que tienen fuerza para hacer querer bien, siendo, como digo, cosa imposible forzar la voluntad. – De ces pointes et de ces grains, je n′ai rien à dire, répondit don Quichotte ; mais, quant à la qualité de Mercure galant tout court, je dis que cet homme ne mérite pas d′aller aux galères, si ce n′est pour y commander et pour en être le général. Car l′office d′entremetteur d′amour n′est pas comme le premier venu ; c′est un office de gens habiles et discrets, très-nécessaire dans une république bien organisée, et qui ne devrait être exercé que par des gens de bonne naissance et de bonne éducation. On devrait même créer des inspecteurs et examinateurs pour cette charge comme pour les autres, et fixer le nombre des membres en exercice, ainsi que pour les courtiers de commerce. De cette manière on éviterait bien des maux, dont la seule cause est que trop de gens se mêlent du métier ; gens sans tenue et sans intelligence, femmelettes, petits pages, drôles de peu d′années et de nulle expérience, qui, dans l′occasion la plus pressante, et quand il faut prendre un parti, ne savent plus reconnaître leur main droite de la gauche, et laissent geler leur soupe de l′assiette à la bouche. Je voudrais pouvoir continuer ce propos, et démontrer pourquoi il conviendrait de faire choix des personnes qui exerceraient dans l′État cet office si nécessaire ; mais ce n′est ici ni le lieu ni le temps. Quelque jour j′en parlerai à quelqu′un qui puisse y pourvoir. Je dis seulement aujourd′hui que la peine que m′a causée la vue de ces cheveux blancs et de ce vénérable visage, mis à si rude épreuve pour quelques messages d′amour, s′est calmée à cette autre accusation de sorcellerie. Je sais bien pourtant qu′il n′y a dans le monde ni charmes ni sortilèges qui puissent contraindre ou détourner la volonté, comme le pensent quelques simples. Nous avons parfaitement notre libre arbitre : ni plantes ni enchantements ne peuvent lui faire violence. Ce que font quelques femmelettes par simplicité, ou quelques fripons par fourberie, ce sont des breuvages, des mixtures, de vrais poisons avec lesquels ils rendent les hommes fous, faisant accroire qu′ils ont le pouvoir de les rendre amoureux, tandis qu′il est, comme je le dis, impossible de contraindre la volonté .
-Así es -dijo el buen viejo-, y, en verdad, señor, que en lo de hechicero que no tuve culpa; en lo de alcahuete, no lo pude negar. Pero nunca pensé que hacía mal en ello: que toda mi intención era que todo el mundo se holgase y viviese en paz y quietud, sin pendencias ni penas; pero no me aprovechó nada este buen deseo para dejar de ir adonde no espero volver, según me cargan los años y un mal de orina que llevo, que no me deja reposar un rato. – Cela est bien vrai, s′écria le bon vieillard. Et en vérité, seigneur, quant à la sorcellerie, je n′ai point de faute à me reprocher : je ne puis nier quant aux entremises d′amour ; mais jamais je n′ai cru mal faire en cela. Ma seule intention était que tout le monde se divertît, et vécût en paix et en repos, sans querelles comme sans chagrins. Mais ce désir charitable ne m′a pas empêché d′aller là d′où je pense bien ne plus revenir, tant je suis chargé d′années, et tant je souffre d′une rétention d′urine qui ne me laisse pas un instant de répit. »
Y aquí tornó a su llanto, como de primero; y túvole Sancho tanta compasión, que sacó un real de a cuatro del seno y se le dio de limosna. À ces mots, le bonhomme se remit à pleurer de plus belle, et Sancho en prit tant de pitié, qu′il tira de sa poche une pièce de quatre réaux, et lui en fit l′aumône.
Pasó adelante don Quijote, y preguntó a otro su delito, el cual respondió con no menos, sino con mucha más gallardía que el pasado. Don Quichotte, continuant son interrogatoire, demanda au suivant quel était son crime ; celui-ci, d′un ton non moins vif et dégagé que le précédent, répondit :
-Yo voy aquí porque me burlé demasiadamente con dos primas hermanas mías, y con otras dos hermanas que no lo eran mías; finalmente, tanto me burlé con todas, que resultó de la burla crecer la parentela, tan intricadamente que no hay diablo que la declare. Probóseme todo, faltó favor , no tuve dineros, víame a pique de perder los tragaderos, sentenciáronme a galeras por seis años, consentí: castigo es de mi culpa; mozo soy: dure la vida, que con ella todo se alcanza. Si vuestra merced, señor caballero, lleva alguna cosa con que socorrer a estos pobretes, Dios se lo pagará en el cielo, y nosotros tendremos en la tierra cuidado de rogar a Dios en nuestras oraciones por la vida y salud de vuestra merced, que sea tan larga y tan buena como su buena presencia merece. « Je suis ici pour avoir trop folâtré avec deux de mes cousines germaines, et avec deux autres cousines qui n′étaient pas les miennes. Finalement, nous avons si bien joué tous ensemble aux petits jeux innocents, qu′il en est arrivé un accroissement de famille tel et tellement embrouillé, qu′un faiseur d′arbres généalogiques n′aurait pu s′y reconnaître. Je fus convaincu par preuves et témoignages ; la faveur me manqua, l′argent aussi, et je fus mis en danger de périr par la gorge. On m′a condamné à six ans de galères ; je n′ai point appelé : c′est la peine de ma faute. Mais je suis jeune, la vie est longue, et tant qu′elle dure, il y a remède à tout. Si Votre Grâce, seigneur chevalier, a de quoi secourir ces pauvres gens, Dieu vous le payera dans le ciel, et nous aurons grand soin sur la terre de prier Dieu dans nos oraisons pour la santé et la vie de Votre Grâce, afin qu′il vous les donne aussi bonne et longue que le mérite votre respectable personne. »
Éste iba en hábito de estudiante, y dijo una de las guardas que era muy grande hablador y muy gentil latino . Celui-ci portait l′habit d′étudiant, et l′un des gardiens dit qu′il était très-élégant discoureur, et fort avancé dans le latin.
Tras todos éstos, venía un hombre de muy buen parecer, de edad de treinta años, sino que al mirar metía el un ojo en el otro un poco. Venía diferentemente atado que los demás , porque traía una cadena al pie, tan grande que se la liaba por todo el cuerpo, y dos argollas a la garganta, la una en la cadena, y la otra de las que llaman guardaamigo o piedeamigo, de la cual decendían dos hierros que llegaban a la cintura, en los cuales se asían dos esposas, donde llevaba las manos, cerradas con un grueso candado, de manera que ni con las manos podía llegar a la boca, ni podía bajar la cabeza a llegar a las manos. Preguntó don Quijote que cómo iba aquel hombre con tantas prisiones más que los otros. Respondióle la guarda porque tenía aquel solo más delitos que todos los otros juntos, y que era tan atrevido y tan grande bellaco que, aunque le llevaban de aquella manera, no iban seguros dél, sino que temían que se les había de huir. Derrière tous ceux-là venait un homme d′environ trente ans, bien fait et de bonne mine, si ce n′est cependant que lorsqu′il regardait il mettait l′un de ses yeux dans l′autre. Il était attaché bien différemment de ses compagnons ; car il portait au pied une chaîne si longue, qu′elle lui faisait, en remontant, le tour du corps, puis deux forts anneaux à la gorge, l′un rivé à la chaîne, l′autre comme une espèce de carcan duquel partaient deux barres de fer qui descendaient jusqu′à la ceinture et aboutissaient à deux menottes où il avait les mains attachées par de gros cadenas ; de manière qu′il ne pouvait ni lever ses mains à sa tête, ni baisser sa tête à ses mains. Don Quichotte demanda pourquoi cet homme portait ainsi bien plus de fers que les autres. Le gardien répondit que c′était parce qu′il avait commis plus de crimes à lui seul que tous les autres ensemble, et que c′était un si hardi et si rusé coquin, que, même en le gardant de cette manière, ils n′étaient pas très-sûrs de le tenir, et qu′ils avaient toujours peur qu′il ne vînt à leur échapper.
-¿Qué delitos puede tener -dijo don Quijote-, si no han merecido más pena que echalle a las galeras. « Mais quels grands crimes a-t-il donc faits, demanda don Quichotte, s′ils ne méritent pas plus que les galères ?
-Va por diez años -replicó la guarda-, que es como muerte cevil . No se quiera saber más, sino que este buen hombre es el famoso Ginés de Pasamonte, que por otro nombre llaman Ginesillo de Parapilla. – Il y est pour dix ans, répondit le gardien, ce qui emporte la mort civile. Mais il n′y a rien de plus à dire, sinon que c′est le fameux Ginès de Passamont, autrement dit Ginésille de Parapilla.
-Señor comisario -dijo entonces el galeote-, váyase poco a poco, y no andemos ahora a deslindar nombres y sobrenombres. Ginés me llamo y no Ginesillo, y Pasamonte es mi alcurnia, y no Parapilla, como voacé dice; y cada uno se dé una vuelta a la redonda, y no hará poco. – Holà ! seigneur commissaire, dit alors le galérien, tout doucement, s′il vous plaît, et ne nous amusons pas à épiloguer sur les noms et surnoms. Je m′appelle Ginès et non Ginésille ; et Passamont est mon nom de famille, non point Parapilla, comme vous dites. Et que chacun à la ronde se tourne et s′examine, et ce ne sera pas mal fait.
-Hable con menos tono -replicó el comisario-, señor ladrón de más de la marca , si no quiere que le haga callar, mal que le pese. – Parlez un peu moins haut, seigneur larron de la grande espèce, répliqua le commissaire, si vous n′avez envie que je vous fasse taire par les épaules.
-Bien parece -respondió el galeote- que va el hombre como Dios es servido, pero algún día sabrá alguno si me llamo Ginesillo de Parapilla o no. – On voit bien, reprit le galérien, que l′homme va comme il plaît à Dieu ; mais, quelque jour, quelqu′un saura si je m′appelle ou non Ginésille de Parapilla.
-Pues, ¿no te llaman ansí, embustero? -dijo la guarda. – N′est-ce pas ainsi qu′on t′appelle, imposteur ? s′écria le gardien.
-Sí llaman -respondió Ginés-, mas yo haré que no me lo llamen, o me las pelaría donde yo digo entre mis dientes. Señor caballero, si tiene algo que darnos, dénoslo ya, y vaya con Dios, que ya enfada con tanto querer saber vidas ajenas; y si la mía quiere saber, sepa que yo soy Ginés de Pasamonte, cuya vida está escrita por estos pulgares . – Oui, je le sais bien, reprit le forçat ; mais je ferai en sorte qu′on ne me donne plus ce nom, ou bien je m′arracherai la barbe, comme je le dis entre mes dents. Seigneur chevalier, si vous avez quelque chose à nous donner, donnez-nous-le vite, et allez à la garde de Dieu, car tant de questions sur la vie du prochain commencent à nous ennuyer ; et si vous voulez connaître la mienne, sachez que je suis Ginès de Passamont, dont l′histoire est écrite par les cinq doigts de cette main.
-Dice verdad -dijo el comisario-: que él mesmo ha escrito su historia, que no hay más, y deja empeñado el libro en la cárcel en docientos reales. – Il dit vrai, reprit le commissaire ; lui-même a écrit sa vie, et si bien, qu′on ne peut rien désirer de mieux. Mais il a laissé le livre en gage dans la prison pour deux cents réaux.
-Y le pienso quitar -dijo Ginés-, si quedara en docientos ducados. – Et je pense bien le retirer, s′écria Ginès, fût-il engagé pour deux cents ducats.
-¿Tan bueno es? -dijo don Quijote. – Est-il donc si bon ? demanda don Quichotte.
-Es tan bueno -respondió Ginés- que mal año para Lazarillo de Tormes y para todos cuantos de aquel género se han escrito o escribieren. Lo que le sé decir a voacé es que trata verdades, y que son verdades tan lindas y tan donosas que no pueden haber mentiras que se le igualen. – Si bon, reprit le galérien, qu′il fera la barbe à Lazarille de Tormès, et à tous ceux du même genre écrits ou à écrire. Ce que je puis dire à Votre Grâce, c′est qu′il rapporte des vérités, mais des vérités si gracieuses et si divertissantes, qu′aucun mensonge ne peut en approcher.
-¿Y cómo se intitula el libro? -preguntó don Quijote. – Et quel est le titre du livre ? demanda don Quichotte.
-La vida de Ginés de Pasamonte -respondió el mismo. – La vie de Ginès de Passamont, répondit l′autre.
-¿Y está acabado? -preguntó don Quijote. – Est-il fini ? reprit don Quichotte.
-¿Cómo puede estar acabado -respondió él-, si aún no está acabada mi vida? Lo que está escrito es desde mi nacimiento hasta el punto que esta última vez me han echado en galeras. – Comment peut-il être fini, répliqua Ginès, puisque ma vie ne l′est pas ? Ce qui est écrit comprend depuis le jour de ma naissance jusqu′au moment où l′on m′a condamné cette dernière fois aux galères.
-Luego, ¿otra vez habéis estado en ellas? -dijo don Quijote. – Vous y aviez donc été déjà ? reprit don Quichotte.
-Para servir a Dios y al rey, otra vez he estado cuatro años, y ya sé a qué sabe el bizcocho y el corbacho -respondió Ginés-; y no me pesa mucho de ir a ellas, porque allí tendré lugar de acabar mi libro , que me quedan muchas cosas que decir, y en las galeras de España hay mas sosiego de aquel que sería menester, aunque no es menester mucho más para lo que yo tengo de escribir , porque me lo sé de coro. – Pour servir Dieu et le roi, répondit Ginès, j′y ai déjà fait quatre ans une autre fois, et je connais le goût du biscuit et du nerf de bœuf, et je n′ai pas grand regret d′y retourner encore, car j′aurai le temps d′y finir mon livre ; il me reste une foule de bonnes choses à dire, et, dans les galères d′Espagne, on a plus de loisir que je n′en ai besoin, d′autant plus qu′il ne m′en faut pas beaucoup pour ce qui me reste à écrire, car je le sais déjà par cœur .
-Hábil pareces -dijo don Quijote. – Tu as de l′esprit, lui dit don Quichotte.
-Y desdichado -respondió Ginés-; porque siempre las desdichas persiguen al buen ingenio. – Et du malheur, répondit Ginès, car le malheur poursuit toujours l′esprit.
-Persiguen a los bellacos -dijo el comisario. – Poursuit toujours la scélératesse ! s′écria le gardien.
-Ya le he dicho, señor comisario -respondió Pasamonte-, que se vaya poco a poco, que aquellos señores no le dieron esa vara para que maltratase a los pobretes que aquí vamos, sino para que nos guiase y llevase adonde Su Majestad manda. Si no, ¡por vida de...! ¡Basta!, que podría ser que saliesen algún día en la colada las manchas que se hicieron en la venta ; y todo el mundo calle, y viva bien, y hable mejor y caminemos, que ya es mucho regodeo éste. – Je vous ai déjà dit, seigneur commissaire, répliqua Passamont, de parler plus doux. Ces messieurs de la chancellerie ne vous ont pas mis cette verge noire en main pour maltraiter les pauvres gens qui sont ici, mais pour nous conduire où l′ordonne Sa Majesté. Sinon, et par la vie de… Mais suffit. Quelque jour les taches faites dans l′hôtellerie pourraient bien s′en aller à la lessive ; que chacun se taise, et vive bien, et parle mieux encore ; et suivons notre chemin, car c′est bien assez de fadaises comme cela. »
Alzó la vara en alto el comisario para dar a Pasamonte en respuesta de sus amenazas, mas don Quijote se puso en medio y le rogó que no le maltratase, pues no era mucho que quien llevaba tan atadas las manos tuviese algún tanto suelta la lengua . Y, volviéndose a todos los de la cadena, dijo. Le commissaire leva sa baguette pour donner à Passamont la réponse à ses menaces ; mais don Quichotte, se jetant au-devant du coup, le pria de ne point le frapper : « Ce n′est pas étonnant, lui dit-il, que celui qui a les mains si bien attachées ait du moins la langue un peu libre. » Puis, s′adressant à tous les forçats de la chaîne, il ajouta :
-De todo cuanto me habéis dicho, hermanos carísimos, he sacado en limpio que, aunque os han castigado por vuestras culpas, las penas que vais a padecer no os dan mucho gusto, y que vais a ellas muy de mala gana y muy contra vuestra voluntad; y que podría ser que el poco ánimo que aquél tuvo en el tormento, la falta de dineros déste, el poco favor del otro y, finalmente, el torcido juicio del juez, hubiese sido causa de vuestra perdición y de no haber salido con la justicia que de vuestra parte teníades. Todo lo cual se me representa a mí ahora en la memoria de manera que me está diciendo, persuadiendo y aun forzando que muestre con vosotros el efeto para que el cielo me arrojó al mundo, y me hizo profesar en él la orden de caballería que profeso, y el voto que en ella hice de favorecer a los menesterosos y opresos de los mayores. Pero, porque sé que una de las partes de la prudencia es que lo que se puede hacer por bien no se haga por mal, quiero rogar a estos señores guardianes y comisario sean servidos de desataros y dejaros ir en paz, que no faltarán otros que sirvan al rey en mejores ocasiones; porque me parece duro caso hacer esclavos a los que Dios y naturaleza hizo libres . Cuanto más, señores guardas -añadió don Quijote-, que estos pobres no han cometido nada contra vosotros. Allá se lo haya cada uno con su pecado; Dios hay en el cielo, que no se descuida de castigar al malo ni de premiar al bueno, y no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello. Pido esto con esta mansedumbre y sosiego, porque tenga, si lo cumplís, algo que agradeceros; y, cuando de grado no lo hagáis, esta lanza y esta espada, con el valor de mi brazo, harán que lo hagáis por fuerza. -¡Donosa majadería! -respondió el comisario- ¡Bueno está el donaire con que ha salido a cabo de rato! ¡Los forzados del rey quiere que le dejemos, como si tuviéramos autoridad para soltarlos o él la tuviera para mandárnoslo! Váyase vuestra merced, señor, norabuena, su camino adelante, y enderécese ese bacín que trae en la cabeza, y no ande buscando tres pies al gato. « De tout ce que vous venez de me dire, mes très-chers frères, je découvre clairement que, bien qu′on vous ait punis pour vos fautes, les châtiments que vous allez subir ne sont pas fort à votre goût, et qu′enfin vous allez aux galères tout à fait contre votre gré. Je découvre aussi que le peu de courage qu′a montré l′un dans la question, le manque d′argent pour celui-ci, pour celui-là le manque de faveur, et, finalement, l′erreur ou la passion du juge, ont été les causes de votre perdition, et vous ont privés de la justice qui vous était due. Tout cela maintenant s′offre à ma mémoire pour me dire, me persuader et me certifier que je dois montrer à votre égard pourquoi le ciel m′a mis au monde, pourquoi il a voulu que je fisse profession dans l′ordre de chevalerie dont je suis membre, et pourquoi j′ai fait vœu de porter secours aux malheureux et aux faibles qu′oppriment les forts. Mais, comme je sais qu′une des qualités de la prudence est de ne pas faire par la violence ce qui peut se faire par la douceur, je veux prier messieurs les gardiens et monsieur le commissaire de vouloir bien vous détacher et vous laisser aller en paix ; d′autres ne manqueront pas pour servir le roi en meilleures occasions, et c′est, à vrai dire, une chose monstrueuse de rendre esclaves ceux que Dieu et la nature ont faits libres. Et d′ailleurs, seigneurs gardiens, continua don Quichotte, ces pauvres diables ne vous ont fait nulle offense ; eh bien ! que chacun d′eux reste avec son péché : Dieu est là-haut dans le ciel, qui n′oublie ni de châtier le méchant ni de récompenser le bon, et il n′est pas bien que des hommes d′honneur se fassent les bourreaux d′autres hommes, quand ils n′ont nul intérêt à cela. Je vous prie avec ce calme et cette douceur, afin d′avoir, si vous accédez à ma demande, à vous remercier de quelque chose. Mais, si vous ne le faites de bonne grâce, cette lance et cette épée, avec la valeur de mon bras, vous feront bien obéir par force. – Voilà, pardieu, une gracieuse plaisanterie ! s′écria le commissaire ; c′était bien la peine de tant lanterner pour accoucher de cette belle idée. Tiens ! ne veut-il pas que nous laissions aller les forçats du roi, comme si nous avions le pouvoir de les lâcher, ou qu′il eût celui de nous en donner l′ordre ! Allons donc, seigneur, passez votre chemin, et redressez un peu le bassin que vous avez sur la tête, sans vous mêler de chercher cinq pattes à notre chat.
-¡Vos sois el gato, y el rato, y el bellaco! -respondió don Quijote. – C′est vous qui êtes le chat, le rat et le goujat ! » s′écria don Quichotte.
Y, diciendo y haciendo, arremetió con él tan presto que, sin que tuviese lugar de ponerse en defensa, dio con él en el suelo, malherido de una lanzada; y avínole bien, que éste era el de la escopeta . Las demás guardas quedaron atónitas y suspensas del no esperado acontecimiento; pero, volviendo sobre sí, pusieron mano a sus espadas los de a caballo, y los de a pie a sus dardos, y arremetieron a don Quijote, que con mucho sosiego los aguardaba; y, sin duda, lo pasara mal si los galeotes, viendo la ocasión que se les ofrecía de alcanzar libertad, no la procuraran, procurando romper la cadena donde venían ensartados. Fue la revuelta de manera que las guardas, ya por acudir a los galeotes, que se desataban, ya por acometer a don Quijote, que los acometía , no hicieron cosa que fuese de provecho. Et sans dire gare, il s′élance sur lui avec tant de furie, qu′avant que l′autre ait eu le temps de se mettre en garde, il le jette sur le carreau grièvement blessé d′un coup de lance. Le bonheur voulut que ce fût justement l′homme à l′arquebuse. Les autres gardes restèrent d′abord étonnés et stupéfaits à cette attaque inattendue ; mais, reprenant bientôt leurs esprits, ils empoignèrent, ceux à cheval leurs épées, ceux à pied leurs piques, et assaillirent tous ensemble don Quichotte, qui les attendait avec un merveilleux sang-froid. Et sans doute il eût passé un mauvais quart d′heure, si les galériens, voyant cette belle occasion de recouvrer la liberté, n′eussent fait tous leurs efforts pour rompre la chaîne où ils étaient attachés côte à côte. La confusion devint alors si grande, que les gardiens, tantôt accourant aux forçats qui se détachaient, tantôt attaquant don Quichotte, dont ils étaient attaqués, ne firent enfin rien qui vaille.
Ayudó Sancho, por su parte, a la soltura de Ginés de Pasamonte, que fue el primero que saltó en la campaña libre y desembarazado, y, arremetiendo al comisario caído, le quitó la espada y la escopeta, con la cual, apuntando al uno y señalando al otro, sin disparalla jamás, no quedó guarda en todo el campo, porque se fueron huyendo, así de la escopeta de Pasamonte como de las muchas pedradas que los ya sueltos galeotes les tiraban. Sancho aidait de son côté à délivrer Ginès de Passamont, qui prit le premier la clef des champs ; et celui-ci, dès qu′il se vit libre, sauta sur le commissaire abattu, lui prit son épée et son arquebuse, avec laquelle, visant l′un, visant l′autre, sans tirer jamais, il eut bientôt fait vider le champ de bataille à tous les gardes, qui échappèrent, en fuyant, aussi bien à l′arquebuse de Passamont qu′aux pierres que leur lançaient sans relâche les autres galériens délivrés.
Entristecióse mucho Sancho deste suceso , porque se le representó que los que iban huyendo habían de dar noticia del caso a la Santa Hermandad, la cual, a campana herida , saldría a buscar los delincuentes, y así se lo dijo a su amo, y le rogó que luego de allí se partiesen y se emboscasen en la sierra, que estaba cerca. Sancho s′affligea beaucoup de ce bel exploit, se doutant bien que ceux qui se sauvaient à toutes jambes allaient rendre compte de l′affaire à la Sainte-Hermandad, laquelle se mettrait, au son des cloches et des tambours, à la poursuite des coupables. Il communiqua cette crainte à son maître, le priant de s′éloigner bien vite du chemin et de s′enfoncer dans la montagne qui était proche.
-Bien está eso -dijo don Quijote-, pero yo sé lo que ahora conviene que se haga. « C′est fort bien, répondit don Quichotte, mais je sais ce qu′il convient de faire avant tout. »
Y, llamando a todos los galeotes, que andaban alborotados y habían despojado al comisario hasta dejarle en cueros, se le pusieron todos a la redonda para ver lo que les mandaba, y así les dijo. Appelant alors tous les galériens qui couraient pêle-mêle, et qui avaient dépouillé le commissaire jusqu′à la peau, ces honnêtes gens se mirent en rond autour de lui pour voir ce qu′il leur voulait. Don Quichotte leur tint ce discours :
-De gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben, y uno de los pecados que más a Dios ofende es la ingratitud. Dígolo porque ya habéis visto, señores, con manifiesta experiencia, el que de mí habéis recebido; en pago del cual querría, y es mi voluntad, que, cargados de esa cadena que quité de vuestros cuellos, luego os pongáis en camino y vais a la ciudad del Toboso, y allí os presentéis ante la señora Dulcinea del Toboso y le digáis que su caballero, el de la Triste Figura, se le envía a encomendar, y le contéis, punto por punto, todos los que ha tenido esta famosa aventura hasta poneros en la deseada libertad; y, hecho esto, os podréis ir donde quisiéredes a la buena ventura. « Il est d′un homme bien né d′être reconnaissant des bienfaits qu′il reçoit, et l′un des péchés qui offensent Dieu davantage, c′est l′ingratitude. Je dis cela, parce que vous avez vu, seigneurs, par manifeste expérience, le bienfait que vous avez reçu de moi en payement duquel je désire, ou plutôt telle est ma volonté, que, chargés de cette chaîne dont j′ai délivré vos épaules, vous vous mettiez immédiatement en chemin pour vous rendre à la cité du Toboso ; que là vous vous présentiez devant ma dame, Dulcinée du Toboso, à laquelle vous direz que son chevalier, celui de la Triste-Figure, lui envoie ses compliments, et vous lui conterez mot pour mot tous les détails de cette fameuse aventure, jusqu′au moment où je vous ai rendu la liberté si désirée. Après quoi vous pourrez vous retirer, et vous en aller chacun à la bonne aventure. »
Respondió por todos Ginés de Pasamonte, y dijo. Ginès de Passamont, se chargeant de répondre pour tous, dit à don Quichotte :
-Lo que vuestra merced nos manda, señor y libertador nuestro, es imposible de toda imposibilidad cumplirlo, porque no podemos ir juntos por los caminos, sino solos y divididos, y cada uno por su parte, procurando meterse en las entrañas de la tierra, por no ser hallado de la Santa Hermandad, que, sin duda alguna, ha de salir en nuestra busca. Lo que vuestra merced puede hacer, y es justo que haga, es mudar ese servicio y montazgo de la señora Dulcinea del Toboso en alguna cantidad de avemarías y credos, que nosotros diremos por la intención de vuestra merced; y ésta es cosa que se podrá cumplir de noche y de día, huyendo o reposando, en paz o en guerra; pero pensar que hemos de volver ahora a las ollas de Egipto, digo, a tomar nuestra cadena y a ponernos en camino del Toboso, es pensar que es ahora de noche, que aún no son las diez del día, y es pedir a nosotros eso como pedir peras al olmo . « Ce que Votre Grâce nous ordonne, seigneur chevalier notre libérateur, est impossible à faire, de toute impossibilité ; car nous ne pouvons aller tous ensemble le long de ces grands chemins, mais, au contraire, seuls, isolés, chacun tirant à part soi, et s′efforçant de se cacher dans les entrailles de la terre, pour n′être pas rencontrés par la Sainte-Hermandad, qui va sans aucun doute lâcher ses limiers à nos trousses. Ce que Votre Grâce peut faire, et ce qu′il est juste qu′elle fasse, c′est de commuer ce service et cette obligation de passage devant cette dame Dulcinée du Toboso en quelques douzaines de Credo et d′Ave Maria, que nous dirons en votre intention. C′est du moins une pénitence qu′on peut faire, de nuit et de jour, pendant la fuite comme pendant le repos, en paix comme en guerre. Mais penser que nous allons maintenant retourner en terre d′Égypte, je veux dire que nous allons reprendre notre chaîne et suivre le chemin du Toboso, c′est penser qu′il fait nuit à présent, quoiqu′il ne soit pas dix heures du matin ; et nous demander une telle folie, c′est demander des poires à l′ormeau.
-Pues ¡voto a tal ! -dijo don Quijote, ya puesto en cólera-, don hijo de la puta , don Ginesillo de Paropillo, o como os llamáis, que habéis de ir vos solo, rabo entre piernas , con toda la cadena a cuestas. – Eh bien ! je jure Dieu, s′écria don Quichotte, s′enflammant de colère, don fils de mauvaise maison, don Ginésille de Paropillo, ou comme on vous appelle, que vous irez tout seul, l′oreille basse et la queue entre les jambes, avec toute la chaîne sur le dos. »
Pasamonte, que no era nada bien sufrido, estando ya enterado que don Quijote no era muy cuerdo, pues tal disparate había cometido como el de querer darles libertad , viéndose tratar de aquella manera, hizo del ojo a los compañeros , y, apartándose aparte, comenzaron a llover tantas piedras sobre don Quijote, que no se daba manos a cubrirse con la rodela; y el pobre de Rocinante no hacía más caso de la espuela que si fuera hecho de bronce. Sancho se puso tras su asno, y con él se defendía de la nube y pedrisco que sobre entrambos llovía. No se pudo escudar tan bien don Quijote que no le acertasen no sé cuántos guijarros en el cuerpo, con tanta fuerza que dieron con él en el suelo; y apenas hubo caído, cuando fue sobre él el estudiante y le quitó la bacía de la cabeza, y diole con ella tres o cuatro golpes en las espaldas y otros tantos en la tierra, con que la hizo pedazos . Quitáronle una ropilla que traía sobre las armas, y las medias calzas le querían quitar si las grebas no lo estorbaran. A Sancho le quitaron el gabán, y, dejándole en pelota, repartiendo entre sí los demás despojos de la batalla, se fueron cada uno por su parte, con más cuidado de escaparse de la Hermandad, que temían, que de cargarse de la cadena e ir a presentarse ante la señora Dulcinea del Toboso. Passamont, qui n′était pas fort endurant de sa nature, et qui n′était plus à s′apercevoir que la cervelle de don Quichotte avait un faux pli, puisqu′il avait commis une aussi grande extravagance que celle de leur rendre la liberté, se voyant traiter si cavalièrement, cligna de l′œil à ses compagnons, lesquels, s′éloignant tout d′une volée, firent pleuvoir sur don Quichotte une telle grêle de pierres, qu′il n′avait pas assez de mains pour se couvrir de sa rondache ; et quant au pauvre Rossinante, il ne faisait pas plus de cas de l′éperon que s′il eût été coulé en bronze. Sancho se jeta derrière son âne, et se défendit avec cet écu du nuage de pierres qui crevait sur tous les deux. Mais don Quichotte ne put pas si bien s′abriter, que je ne sais combien de cailloux ne l′atteignissent dans le milieu du corps, et si violemment, qu′ils l′emmenèrent avec eux par terre. Dès qu′il fut tombé, l′étudiant lui sauta dessus, et lui ôta de la tête son plat à barbe, dont il lui donna trois ou quatre coups sur les épaules, qu′il frappa ensuite autant de fois sur la terre, et qu′il mit presque en morceaux. Ces vauriens prirent ensuite au pauvre chevalier un pourpoint à doubles manches qu′il portait par-dessus ses armes, et lui auraient enlevé jusqu′à ses bas, si l′armure des grèves n′en eût empêché. Ils débarrassèrent aussi Sancho de son manteau court, et le laissèrent en justaucorps ; puis, ayant partagé entre eux tout le butin de la bataille, ils s′échappèrent chacun de son côté, ayant plus de soin d′éviter la Sainte-Hermandad, dont ils avaient grand′peur, que de se mettre la chaîne au cou, et de se présenter en cet état devant madame Dulcinée du Toboso.
Solos quedaron jumento y Rocinante, Sancho y Don Quijote ; el jumento, cabizbajo y pensativo, sacudiendo de cuando en cuando las orejas, pensando que aún no había cesado la borrasca de las piedras, que le perseguían los oídos; Rocinante, tendido junto a su amo, que también vino al suelo de otra pedrada; Sancho, en pelota y temeroso de la Santa Hermandad; don Quijote, mohinísimo de verse tan malparado por los mismos a quien tanto bien había hecho. Il ne resta plus sur la place que l′âne, Rossinante, Sancho et don Quichotte : l′âne, pensif et tête basse, secouant de temps en temps les oreilles, comme si l′averse de pierres n′eût pas encore cessé ; Rossinante, étendu le long de son maître, car une autre décharge l′avait aussi jeté sur le carreau ; Sancho, en manches de chemise, et tremblant à l′idée de la Sainte-Hermandad ; enfin don Quichotte, l′âme navrée de se voir ainsi maltraité par ceux-là mêmes qui lui devaient un si grand bienfait.






I. Capítulo XXIII. De lo que le aconteció al famoso don Quijote en Sierra Morena , que fue una de las más raras aventuras que en esta verdadera historia se cuenta.

Chapitre XXIII De ce qui arriva au fameux don Quichotte dans la Sierra Moréna, l′une des plus rares aventures que rapporte cette véridique histoire

Viéndose tan malparado don Quijote, dijo a su escudero. Don Quichotte, se voyant en si triste état, dit à son écuyer :
-Siempre, Sancho, lo he oído decir, que el hacer bien a villanos es echar agua en la mar. Si yo hubiera creído lo que me dijiste, yo hubiera escusado esta pesadumbre; pero ya está hecho: paciencia, y escarmentar para desde aquí adelante. « Toujours, Sancho, j′ai entendu dire que faire du bien à de la canaille, c′est jeter de l′eau dans la mer. Si j′avais cru ce que tu m′as dit, j′aurais évité ce déboire ; mais la chose est faite, prenons patience pour le moment, et tirons expérience pour l′avenir.
-Así escarmentará vuestra merced -respondió Sancho- como yo soy turco; pero, pues dice que si me hubiera creído se hubiera escusado este daño, créame ahora y escusará otro mayor; porque le hago saber que con la Santa Hermandad no hay usar de caballerías, que no se le da a ella por cuantos caballeros andantes hay dos maravedís; y sepa que ya me parece que sus saetas me zumban por los oídos . – Vous tirerez expérience, répondit Sancho, tout comme je suis Turc. Mais, puisque vous dites que, si vous m′aviez cru, vous eussiez évité ce malheur, croyez-moi maintenant, et vous en éviterez un bien plus grand encore. Car je vous déclare qu′avec la Sainte-Hermandad il n′y a pas de chevalerie qui tienne, et qu′elle ne fait pas cas de tous les chevaliers errants du monde pour deux maravédis. Tenez, il me semble déjà que ses flèches me sifflent aux oreilles.
-Naturalmente eres cobarde, Sancho -dijo don Quijote-, pero, porque no digas que soy contumaz y que jamás hago lo que me aconsejas, por esta vez quiero tomar tu consejo y apartarme de la furia que tanto temes; mas ha de ser con una condición: que jamás, en vida ni en muerte, has de decir a nadie que yo me retiré y aparté deste peligro de miedo, sino por complacer a tus ruegos; que si otra cosa dijeres, mentirás en ello, y desde ahora para entonces, y desde entonces para ahora, te desmiento, y digo que mientes y mentirás todas las veces que lo pensares o lo dijeres. Y no me repliques más, que en sólo pensar que me aparto y retiro de algún peligro, especialmente déste, que parece que lleva algún es no es de sombra de miedo, estoy ya para quedarme, y para aguardar aquí solo, no solamente a la Santa Hermandad que dices y temes, sino a los hermanos de los doce tribus de Israel, y a los siete Macabeos , y a Cástor y a Pólux y aun a todos los hermanos y hermandades que hay en el mundo. – Tu es naturellement poltron, Sancho, reprit don Quichotte ; mais, afin que tu ne dises pas que je suis entêté, et que je ne fais jamais ce que tu me conseilles, pour cette fois, je veux suivre ton avis, et me mettre à l′abri de ce courroux qui te fait si peur. Mais c′est à une condition : que jamais, en la vie ou en la mort, tu ne diras à personne que je me suis éloigné et retiré de ce péril par frayeur, mais bien pour complaire à tes supplications. Si tu dis autre chose, tu en auras menti, et dès à présent pour alors, comme alors pour dès à présent, je te donne un démenti, et dis que tu mens et mentiras toutes les fois que tu diras ou penseras pareille chose. Et ne me réplique rien, car, de penser seulement que je m′éloigne d′un péril, de celui-ci principalement, où il me semble que je montre je ne sais quelle ombre de peur, il me prend envie de rester là, et d′y attendre seul, non-seulement cette Sainte-Hermandad ou confrérie qui t′épouvante, mais encore les frères des douze tribus d′Israël, et les sept frères Macchabées, et les jumeaux Castor et Pollux, et tous les frères, confrères et confréries qu′il y ait au monde.
-Señor -respondió Sancho-, que el retirar no es huir , ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza, y de sabios es guardarse hoy para mañana y no aventurarse todo en un día. Y sepa que, aunque zafio y villano, todavía se me alcanza algo desto que llaman buen gobierno; así que, no se arrepienta de haber tomado mi consejo, sino suba en Rocinante, si puede, o si no yo le ayudaré, y sígame, que el caletre me dice que hemos menester ahora más los pies que las manos. – Seigneur, répondit Sancho, se retirer n′est pas fuir, et attendre n′est pas sagesse quand le péril surpasse l′espérance et les forces. Il est d′un homme sage de se garder aujourd′hui pour demain, et de ne pas s′aventurer tout entier en un jour. Et sachez que, tout rustre et vilain que je suis, j′ai bien quelque idée pourtant de ce qu′on appelle se bien gouverner. Ainsi, ne vous repentez pas d′avoir suivi mon conseil ; montez plutôt sur Rossinante, si vous pouvez, ou sinon je vous aiderai ; et suivez-moi, car le cœur me dit que nous avons plus besoin maintenant de nos pieds que de nos mains. »
Subió don Quijote, sin replicarle más palabra, y, guiando Sancho sobre su asno, se entraron por una parte de Sierra Morena, que allí junto estaba, llevando Sancho intención de atravesarla toda e ir a salir al Viso, o a Almodóvar del Campo , y esconderse algunos días por aquellas asperezas, por no ser hallados si la Hermandad los buscase. Animóle a esto haber visto que de la refriega de los galeotes se había escapado libre la despensa que sobre su asno venía, cosa que la juzgó a milagro . según fue lo que llevaron y buscaron los galeotes. Don Quichotte monta sur sa bête, sans répliquer un mot ; et, Sancho prenant les devants sur son âne, ils entrèrent dans une gorge de la Sierra-Moréna, dont ils étaient proches. L′intention de Sancho était de traverser toute cette chaîne de montagnes, et d′aller déboucher au Viso ou bien à Almodovar del Campo, après s′être cachés quelques jours dans ces solitudes, pour échapper à la Sainte-Hermandad, si elle se mettait à leur piste. Ce qui l′encouragea dans ce dessein, ce fut de voir que le sac aux provisions qu′il portait sur son âne avait échappé au pillage des galériens, chose qu′il tint à miracle, tant ces honnêtes gens avaient bien fureté, et pris tout ce qui leur convenait.
Aquella noche llegaron a la mitad de las entrañas de Sierra Morena, adonde le pareció a Sancho pasar aquella noche y aun otros algunos días, a lo menos todos aquellos que durase el matalotaje que llevaba, y así hicieron noche entre dos peñas y entre muchos alcornoques. Pero la suerte fatal, que según opinión de los que no tiene lumbre de la verdadera fe, todo lo guía, guisa y compone a su modo, ordenó que Ginés de Pasamonte, el famoso embustero y ladrón, que de la cadena por virtud y locura de Don Quijote se había escapado, llevado del miedo de la Santa Hermandad (de quien con justa razón temía) acordó de esconderse en aquellas montañas, y llevóle su suerte y su miedo a la misma parte donde había llevado a Don Quijote y Sancho Panza, a hora y tiempo que los pudo conocer, y a punto que los dejó dormir: y como siempre los malos son desagradecidos, y la necesidad sea ocasión de acudir a lo que no se debe , y el remedio presente venza a lo por venir, Ginés, que no era ni agradecido ni bien intencionado, acordó hurtar el asno a Sancho Panza, no curándose de Rocinante por ser prenda tan mala para empeñada como para vendida. Dormía Sancho Panza, hurtóle su jumento , y, antes que amaneciese, se halló bien lejos de poder ser hayado. Salió el aurora alegrando la tierra y entristeciendo a Sancho Panza, porque halló menos su rucio; el cual , viéndose sin él, comenzó a hacer el más triste y doloroso llanto del mundo, y fue de manera que Don Quijote despertó a las voces , y oyó que en ellas decía: «¡Oh hijo de mis entrañas, nacido en mi mesma casa, brinco de mis hijos , regalo de mi mujer, envidia de mis vecinos, alivio de mis cargas, y finalmente sustendador de la mitad de mi persona, porque con veinte y seis maravedís que ganabas cada día, mediaba yo mi despensa» .
Don Quijote, que vio el llanto y supo la causa, consoló a Sancho con las mejores razones que pudo, y le rogó que tuviese pacienca, prometiéndole de darle una cédula de cambio, para que le diesen tres en su casa, de cinco que había dejado en ella . Consolóse Sancho con esto, y limpió sus lágrimas, templó sus solloaos, y agradeció a Don Quijote la merced que le hacía; al cual como entró por aquellas montañas, se le alegró el corazón, pareciéndole aquellos lugares acomodados para las aventuras que buscaba. Reducíansele a la memoria los maravillosos acaecimientos que en semejantes soledades y asperezas habían sucedido a caballeros andantes. Iba pensando en estas cosas, tan embebecido y trasportado en ellas que de ninguna otra se acordaba. Ni Sancho llevaba otro cuidado -después que le pareció que caminaba por parte segura- sino de satisfacer su estómago con los relieves que del despojo clerical habían quedado ; y así, iba tras su amo sentado a la mujeriega sobre su jumento, sacando de un costal y embaulando en su panza; y no se le diera por hallar otra ventura, entretanto que iba de aquella manera, un ardite.
Les deux voyageurs arrivèrent cette nuit même au cœur de la Sierra-Moréna, où Sancho trouva bon de faire halte, et même de passer quelques jours, au moins tant que dureraient les vivres. Ils s′arrangèrent donc pour la nuit entre deux roches et quantité de grands liéges. Mais la destinée, qui, selon l′opinion de ceux que n′éclaire point la vraie foi, ordonne et règle tout à sa fantaisie, voulut que Ginès de Passamont, cet insigne voleur qu′avaient délivré de la chaîne la vertu et la folie de don Quichotte, poussé par la crainte de la Sainte-Hermandad, qu′il redoutait avec juste raison, eût aussi songé à se cacher dans ces montagnes. Elle voulut de plus que sa frayeur et son étoile l′eussent conduit précisément où s′étaient arrêtés don Quichotte et Sancho Panza, qu′il reconnut aussitôt, et qu′il laissa paisiblement s′endormir. Comme les méchants sont toujours ingrats, comme la nécessité est l′occasion qui fait le larron, et que le présent fait oublier l′avenir, Ginès, qui n′avait pas plus de reconnaissance que de bonnes intentions, résolut de voler l′âne de Sancho Panza, se souciant peu de Rossinante, qui lui parut un aussi mauvais meuble à vendre qu′à mettre en gage. Sancho dormait ; Ginès lui vola son âne, et, avant que le jour vînt, il était trop loin pour qu′on pût le rattraper. L′aurore parut, réjouissant la terre, et attristant le bon Sancho Panza ; car, ne trouvant plus son âne, et se voyant sans lui, il se mit à faire les plus tristes et les plus douloureuses lamentations, tellement que don Quichotte s′éveilla au bruit de ses plaintes, et l′entendit qui disait en pleurant : « Ô fils de mes entrailles, né dans ma propre maison, jouet de mes enfants, délices de ma femme, envie de mes voisins, soulagement de mes charges, et finalement nourricier de la moitié de ma personne, car, avec vingt-six maravédis que tu gagnais par jour, tu fournissais à la moitié de ma dépense ! » Don Quichotte, qui vit les pleurs de Sancho et en apprit la cause, le consola par les meilleurs raisonnements qu′il put trouver, et lui promit de lui donner une lettre de change de trois ânons sur cinq qu′il avait laissés dans son écurie. À cette promesse, Sancho se consola, sécha ses larmes, calma ses sanglots, et remercia son maître de la faveur qu′il lui faisait. Celui-ci, dès qu′il eut pénétré dans ces montagnes, qui lui semblaient des lieux tout à fait propres aux aventures qu′il cherchait, s′était senti le cœur bondir de joie. Il repassait en sa mémoire ces merveilleux événements qui, dans de semblables lieux, âpres et solitaires, étaient arrivés à des chevaliers errants, et ces pensées l′absorbaient et le transportaient au point qu′il oubliait toute autre chose. Quant à Sancho, il n′avait d′autre souci, depuis qu′il croyait cheminer en lieu sûr, que de restaurer son estomac avec les débris qui restaient du butin fait sur les prêtres du convoi. Il s′en allait donc derrière son maître, chargé de tout ce qu′aurait dû porter le grison, et tirant du sac pour mettre en son ventre ; et il se trouvait si bien de cette manière d′aller, qu′il n′aurait pas donné une obole pour rencontrer toute autre aventure.
En esto, alzó los ojos y vio que su amo estaba parado, procurando con la punta del lanzón alzar no sé qué bulto que estaba caído en el suelo, por lo cual se dio priesa a llegar a ayudarle si fuese menester; y cuando llegó fue a tiempo que alzaba con la punta del lanzón un cojín y una maleta asida a él , medio podridos, o podridos del todo, y deshechos; mas, pesaba tanto, que fue necesario que Sancho se apease a tomarlos, y mandóle su amo que viese lo que en la maleta venía. En ce moment il leva les yeux, et vit que son maître, s′étant arrêté, essayait de soulever avec la pointe de sa lance je ne sais quel paquet qui gisait par terre. Se hâtant alors d′aller lui aider, s′il en était besoin, il arriva au moment où don Quichotte soulevait sur le bout de sa pique un coussin et une valise attachés ensemble, tous deux en lambeaux et à demi pourris. Mais le paquet pesait tant que Sancho fut obligé de l′aller prendre à la main, et son maître lui dit de voir ce qu′il y avait dans la valise.
Hízolo con mucha presteza Sancho, y, aunque la maleta venía cerrada con una cadena y su candado, por lo roto y podrido della vio lo que en ella había, que eran cuatro camisas de delgada holanda y otras cosas de lienzo, no menos curiosas que limpias , y en un pañizuelo halló un buen montoncillo de escudos de oro; y, así como los vio, dijo: Sancho s′empressa d′obéir, et, quoiqu′elle fût fermée avec une chaîne et son cadenas, il lui fut facile, par les trous qu′avait faits la pourriture, de voir ce qu′elle contenait. C′étaient quatre chemises de fine toile de Hollande, et d′autres hardes aussi élégantes que propres ; et de plus, Sancho trouva dans un mouchoir un bon petit tas d′écus d′or. Dès qu′il les vit :
-¡Bendito sea todo el cielo, que nos ha deparado una aventura que sea de provecho. « Béni soit le ciel tout entier, s′écria-t-il, qui nous envoie enfin une aventure à gagner quelque chose. »
Y buscando más, halló un librillo de memoria, ricamente guarnecido. Éste le pidió don Quijote, y mandóle que guardase el dinero y lo tomase para él. Besóle las manos Sancho por la merced, y, desvalijando a la valija de su lencería, la puso en el costal de la despensa. Todo lo cual visto por don Quijote, dijo. Il se remit à chercher, et trouva un petit livre de poche richement relié. « Donne-moi ce livre, lui dit don Quichotte ; quant à l′argent, garde-le, je t′en fais cadeau. » Sancho lui baisa les mains pour le remercier de cette faveur, et, dévalisant la valise, il mit la lingerie dans le sac aux provisions. À la vue de toutes ces circonstances, don Quichotte dit à son écuyer :
-Paréceme, Sancho, y no es posible que sea otra cosa, que algún caminante descaminado debió de pasar por esta sierra, y, salteándole malandrines, le debieron de matar, y le trujeron a enterrar en esta tan escondida parte. « Il me semble, Sancho, et ce ne peut être autre chose, que quelque voyageur égaré aura voulu traverser ces montagnes, et que des brigands, l′ayant surpris au passage, l′auront assassiné, et seront venus l′enterrer dans cet endroit désert.
-No puede ser eso -respondió Sancho-, porque si fueran ladrones, no se dejaran aquí este dinero. – Cela ne peut pas être, répondit Sancho ; car des voleurs n′auraient point laissé l′argent.
-Verdad dices -dijo don Quijote-, y así, no adivino ni doy en lo que esto pueda ser; mas, espérate: veremos si en este librillo de memoria hay alguna cosa escrita por donde podamos rastrear y venir en conocimiento de lo que deseamos . – Tu as raison, reprit don Quichotte, et je ne devine vraiment pas ce que ce peut être. Mais attends, nous allons voir s′il n′y a pas dans ces tablettes quelque note d′où nous puissions dépister et découvrir ce que nous désirons savoir. »
Abrióle, y lo primero que halló en él escrito, como en borrador, aunque de muy buena letra, fue un soneto, que, leyéndole alto porque Sancho también lo oyese , vio que decía desta manera. Il ouvrit le petit livre, et la première chose qu′il vit écrite, comme en brouillon, quoique d′une belle écriture, fut un sonnet qu′il lut à haute voix pour que Sancho l′entendît. Ce sonnet disait :
Soneto
O le falta al Amor conocimiento,
o le sobra crueldad, o no es mi pena
igual a la ocasión que me condena
al género más duro de tormento.
Pero si Amor es dios, es argumento
que nada ignora, y es razón muy buena
que un dios no sea cruel. Pues, ¿quién ordena
el terrible dolor que adoro y siento?
Si digo que sois vos, Fili, no acierto;
que tanto mal en tanto bien no cabe,
ni me viene del cielo esta rüina.
Presto habré de morir, que es lo más cierto;
que al mal de quien la causa no se sabe
milagro es acertar la medicina.

« Ou l′amour n′a point assez de discernement, ou il a trop de cruauté, ou bien ma peine n′est point en rapport avec la faute qui me condamne à la plus dure espèce de tourment.

« Mais, si l′amour est un dieu, personne n′ignore, et la raison le veut ainsi, qu′un dieu ne peut être cruel. Qui donc ordonne l′amère douleur que j′endure et que j′adore ?

« Si je dis que c′est vous, Philis, je me trompe ; car tant de mal ne peut sortir de tant de bien, et ce n′est pas du ciel que me vient cet enfer.

« Il faut donc mourir, voilà le plus certain : car au mal dont la cause est inconnue, ce serait miracle de trouver le remède. »
-Por esa trova -dijo Sancho- no se puede saber nada, si ya no es que por ese hilo que está ahí se saque el ovillo de todo. « Cette chanson-là ne nous apprend rien, dit Sancho ; à moins pourtant que, par ce fil dont il y est question, nous ne tirions le peloton de toute l′aventure.
-¿Qué hilo está aquí? -dijo don Quijote. – De quel fil parles-tu ? demanda don Quichotte.
-Paréceme -dijo Sancho- que vuestra merced nombró ahí hilo. – Il me semble, répondit Sancho, que Votre Grâce a parlé de fil.
-No dije sino Fili -respondió don Quijote-, y éste, sin duda, es el nombre de la dama de quien se queja el autor deste soneto; y a fe que debe de ser razonable poeta , o yo sé poco del arte. – De Philis j′ai parlé, reprit don Quichotte, et c′est sans doute le nom de la dame dont se plaint l′auteur de ce sonnet ; et, par ma foi ! ce doit être un poëte passable, ou je n′entends rien au métier.
-Luego, ¿también -dijo Sancho- se le entiende a vuestra merced de trovas. – Comment donc ! s′écria Sancho ; est-ce que Votre Grâce s′entend aussi à composer des vers ?
-Y más de lo que tú piensas -respondió don Quijote-, y veráslo cuando lleves una carta, escrita en verso de arriba abajo, a mi señora Dulcinea del Toboso. Porque quiero que sepas, Sancho, que todos o los más caballeros andantes de la edad pasada eran grandes trovadores y grandes músicos ; que estas dos habilidades, o gracias, por mejor decir , son anexas a los enamorados andantes. Verdad es que las coplas de los pasados caballeros tienen más de espíritu que de primor. – Et plus que tu ne penses, répondit don Quichotte. C′est ce que tu verras bientôt, quand tu porteras à madame Dulcinée du Toboso une lettre écrite en vers du haut en bas. Il faut que tu saches, Sancho, que tous, ou du moins la plupart des chevaliers errants des temps passés, étaient de grands troubadours, c′est-à-dire de grands poëtes et de grands musiciens : car ces deux talents, ou ces deux grâces, pour les mieux nommer, sont essentielles aux amoureux errants. Il est vrai que les strophes des anciens chevaliers ont plus de vigueur que de délicatesse .
-Lea más vuestra merced -dijo Sancho-, que ya hallará algo que nos satisfaga. – Lisez autre chose, dit Sancho ; peut-être trouverez-vous de quoi nous satisfaire. »
Volvió la hoja don Quijote y dijo: Don Quichotte tourna la page.
-Esto es prosa, y parece carta. « Ceci est de la prose, dit-il, et ressemble à une lettre.
-¿Carta misiva , señor? -preguntó Sancho. – À une lettre missive ? demanda Sancho.
-En el principio no parece sino de amores -respondió don Quijote. – Elle ne me semble, au commencement, qu′une lettre d′amour, répondit don Quichotte.
-Pues lea vuestra merced alto -dijo Sancho-, que gusto mucho destas cosas de amores. – Eh bien ! que Votre Grâce ait la bonté de lire tout haut, reprit Sancho ; j′aime infiniment ces histoires d′amour.
-Que me place -dijo don Quijote. – Volontiers, » dit don Quichotte ;
Y, leyéndola alto, como Sancho se lo había rogado, vio que decía desta manera. et, lisant à haute voix, comme Sancho l′en avait prié, il trouva ce qui suit :
Tu falsa promesa y mi cierta desventura me llevan a parte donde antes volverán a tus oídos las nuevas de mi muerte que las razones de mis quejas. Desechásteme, ¡oh ingrata!, por quien tiene más, no por quien vale más que yo; mas si la virtud fuera riqueza que se estimara, no envidiara yo dichas ajenas ni llorara desdichas propias. Lo que levantó tu hermosura han derribado tus obras: por ella entendí que eras ángel, y por ellas conozco que eres mujer. Quédate en paz, causadora de mi guerra, y haga el cielo que los engaños de tu esposo estén siempre encubiertos, porque tú no quedes arrepentida de lo que heciste y yo no tome venganza de lo que no deseo. « La fausseté de tes promesses et la certitude de mon malheur me conduisent en un lieu d′où arriveront plus tôt à tes oreilles les nouvelles de ma mort que les expressions de mes plaintes. Tu m′as trahi, ingrate, pour un homme qui a plus, mais qui ne vaut pas plus que moi. Si la vertu était estimée une richesse, je n′envierais pas le bonheur d′autrui, je ne pleurerais pas mon propre malheur. Ce qu′avait édifié ta beauté, tes actions l′ont détruit. Par l′une, je te crus un ange ; par les autres, j′ai reconnu que tu étais une femme. Reste en paix, toi qui me fais la guerre ; et fasse le ciel que les perfidies de ton époux demeurent toujours cachées, afin que tu ne te repentes point de ce que tu as fait, et que je ne tire pas vengeance de ce que je ne désire plus. »
Acabando de leer la carta, dijo don Quijote: Quand don Quichotte eut achevé de lire cette lettre :
-Menos por ésta que por los versos se puede sacar más de que quien la escribió es algún desdeñado amante. « Elle nous en apprend encore moins que les vers, dit-il, si ce n′est pourtant que celui qui l′a écrite est quelque amant rebuté. »
Y, hojeando casi todo el librillo, halló otros versos y cartas, que algunos pudo leer y otros no ; pero lo que todos contenían eran quejas, lamentos, desconfianzas, sabores y sinsabores, favores y desdenes, solenizados los unos y llorados los otros. Feuilletant ensuite le livre entier, il y trouva d′autres poésies et d′autres lettres, tantôt lisibles, tantôt effacées. Mais elles ne contenaient autre chose que des plaintes, des lamentations, des reproches, des plaisirs et des peines, des faveurs et des mépris, célébrant les unes et déplorant les autres.
En tanto que don Quijote pasaba el libro, pasaba Sancho la maleta, sin dejar rincón en toda ella, ni en el cojín, que no buscase, escudriñase e inquiriese, ni costura que no deshiciese, ni 11R vedija de lana que no escarmenase, porque no se quedase nada por diligencia ni mal recado: tal golosina habían despertado en él los hallados escudos, que pasaban de ciento. Y, aunque no halló mas de lo hallado, dio por bien empleados los vuelos de la manta , el vomitar del brebaje, las bendiciones de las estacas , las puñadas del arriero, la falta de las alforjas, el robo del gabán y toda la hambre, sed y cansancio que había pasado en servicio de su buen señor, pareciéndole que estaba más que rebién pagado con la merced recebida de la entrega del hallazgo. Pendant que don Quichotte faisait l′examen des tablettes, Sancho faisait celui de la valise, sans y laisser, non plus que dans le coussin, un coin qu′il ne visitât, un repli qu′il ne furetât, une couture qu′il ne rompît, un flocon de laine qu′il ne triât soigneusement, pour que rien ne se perdît faute de diligence et d′attention : tant lui avaient éveillé l′appétit les écus d′or déjà trouvés, et dont le nombre passait la centaine ! Bien qu′il ne rencontrât rien de plus que cette trouvaille, il donna pour bien employés les sauts sur la couverture, les vomissements du baume de Fierabras, les caresses des gourdins, les coups de poing du muletier, l′enlèvement du bissac, le vol du manteau, et toute la faim, la soif et la fatigue qu′il avait souffertes au service de son bon seigneur, trouvant qu′il en était plus que payé et récompensé par l′abandon du trésor découvert.
Con gran deseo quedó el Caballero de la Triste Figura de saber quién fuese el dueño de la maleta, conjeturando, por el soneto y carta, por el dinero en oro y por las tan buenas camisas, que debía de ser de algún principal enamorado, a quien desdenes y malos tratamientos de su dama debían de haber conducido a algún desesperado término. Pero, como por aquel lugar inhabitable y escabroso no parecía persona alguna de quien poder informarse, no se curó de más que de pasar adelante, sin llevar otro camino que aquel que Rocinante quería, que era por donde él podía caminar, siempre con imaginación que no podía faltar por aquellas malezas alguna estraña aventura. Le chevalier de la Triste-Figure conservait un grand désir de savoir quel était le maître de la valise, conjecturant par le sonnet et la lettre, par la monnaie d′or et par les chemises fines, qu′elle devait avoir appartenu à quelque amoureux de haut étage, que les dédains et les perfidies de sa dame avaient conduit à quelque fin désespérée. Mais, comme en cet endroit âpre et sauvage il ne se trouvait personne dont il pût recueillir des informations, il ne pensa qu′à passer outre, sans prendre d′autre chemin que celui qui convenait à Rossinante, c′est-à-dire où la pauvre bête pouvait mettre un pied devant l′autre, et s′imaginant toujours qu′au travers de ces broussailles devait enfin s′offrir quelque étrange aventure.
Yendo, pues, con este pensamiento, vio que, por cima de una montañuela que delante de los ojos se le ofrecía, iba saltando un hombre, de risco en risco y de mata en mata, con estraña ligereza. Figurósele que iba desnudo, la barba negra y espesa, los cabellos muchos y rabultados, los pies descalzos y las piernas sin cosa alguna; los muslos cubrían unos calzones, al parecer de terciopelo leo nado, mas tan hechos pedazos que por muchas partes se le descubrían las carnes. Traía la cabeza descubierta, y, aunque pasó con la ligereza que se ha dicho, todas estas menudencias miró y notó el Caballero de la Triste Figura; y, aunque lo procuró, no pudo seguille, porque no era dado a la debilidad de Rocinante andar por aquellas asperezas, y más siendo él de suyo pisacorto y flemático. Luego imaginó don Quijote que aquél era el dueño del cojín y de la maleta, y propuso en sí de buscalle, aunque supiese andar un año por aquellas montañas hasta hallarle; y así, mandó a Sancho que se apease del asno y atajase por la una parte de la montaña, que él iría por la otra y podría ser que topasen, con esta diligencia, con aquel hombre que con tanta priesa se les había quitado de delante. Tandis qu′il cheminait dans ces pensées, il aperçut tout à coup, à la cime d′un monticule qui se trouvait en face de lui, un homme qui allait sautant de roche en roche et de buisson en buisson avec une étonnante légèreté. Il crut reconnaître qu′il était à demi-nu, la barbe noire et touffue, les cheveux longs et en désordre, la tête découverte, les pieds sans chaussures, et les jambes sans aucun vêtement. Des chausses, qui semblaient de velours jaune, lui couvraient les cuisses, mais tellement en lambeaux, qu′elles laissaient voir la chair en plusieurs endroits. Bien qu′il eût passé avec la rapidité de l′éclair, cependant tous ces détails furent remarqués et retenus par le chevalier de la Triste-Figure. Celui-ci aurait bien voulu le suivre ; mais il n′était pas donné aux faibles jarrets de Rossinante de courir à travers ces pierrailles, ayant d′ailleurs de sa nature le pas court et l′humeur flegmatique. Don Quichotte s′imagina aussitôt que ce devait être le maître de la valise, et il résolut à part soi de se mettre à sa poursuite, dû-t-il, pour le trouver, courir toute une année par ces montagnes. Il ordonna donc à Sancho de prendre par un côté du monticule, tandis qu′il prendrait par l′autre, espérant, à la faveur d′une telle manœuvre, rencontrer cet homme qui avait disparu si vite à leurs yeux.
-No podré hacer eso -respondió Sancho-, porque, en apartándome de vuestra merced, luego es conmigo el miedo, que me asalta con mil géneros de sobresaltos y visiones. Y sírvale esto que digo de aviso, para que de aquí adelante no me aparte un dedo de su presencia. « Je ne puis faire ce que vous commandez, répondit Sancho ; car, dès que je quitte Votre Grâce, la peur est avec moi, qui m′assaille de mille espèces d′alarmes et de visions. Et ce que je dis là doit vous servir d′avis pour que dorénavant vous ne m′éloigniez pas d′un doigt de votre présence.
-Así será -dijo el de la Triste Figura-, y yo estoy muy contento de que te quieras valer de mi ánimo, el cual no te ha de faltar, aunque te falte el ánima del cuerpo. Y vente ahora tras mí poco a poco, o como pudieres, y haz de los ojos lanternas; rodearemos esta serrezuela: quizá toparemos con aquel hombre que vimos, el cual, sin duda alguna, no es otro que el dueño de nuestro hallazgo. – J′y consens, reprit le chevalier de la Triste-Figure, et je suis ravi que tu aies ainsi confiance en mon courage, qui ne te manquera pas, quand même l′âme te manquerait au corps. Viens donc derrière moi, pas à pas, ou comme tu pourras, et fais de tes yeux des lanternes. Nous ferons le tour de ces collines, et peut-être tomberons-nous sur cet homme que nous venons d′entrevoir, et qui sans aucun doute n′est autre que le maître de notre trouvaille.
A lo que Sancho respondió: – En ce cas, répondit Sancho,
-Harto mejor sería no buscalle , porque si le hallamos y acaso fuese el dueño del dinero, claro está que lo tengo de restituir; y así, fuera mejor, sin hacer esta inútil diligencia, poseerlo yo con buena fe hasta que, por otra vía menos curiosa y diligente, pareciera su verdadero señor; y quizá fuera a tiempo que lo hubiera gastado, y entonces el rey me hacía franco. il vaut bien mieux ne pas le chercher ; car si nous le trouvons, et s′il est par hasard le maître de l′argent, il est clair que me voilà contraint de le lui restituer. Mieux vaut, dis-je, sans faire ces inutiles démarches, que je reste en possession de bonne foi, jusqu′à ce que, sans tant de curiosité et de diligence, le véritable propriétaire vienne à se découvrir. Ce sera peut-être après que j′aurai dépensé l′argent, et alors le roi m′en fera quitte.
-Engáñaste en eso, Sancho -respondió don Quijote-; que, ya que hemos caído en sospecha de quién es el dueño, cuasi delante , estamos obligados a buscarle y volvérselos; y, cuando no le buscásemos, la vehemente sospecha que tenemos de que él lo sea nos pone ya en tanta culpa como si lo fuese. Así que, Sancho amigo, no te dé pena el buscalle, por la que a mí se me quitará si le hallo. – Tu te trompes en cela, Sancho, répondit don Quichotte. Dès que nous soupçonnons que c′est le maître de cet argent que nous avons eu devant les yeux, nous sommes obligés de le chercher et de lui faire restitution ; et si nous ne le cherchions pas, la seule puissante présomption qu′il en est le maître nous mettrait dans la même faute que s′il l′était réellement. Ainsi donc, ami Sancho, n′aie pas de peine de le chercher, car ce sera m′en ôter une grande si je le trouve. »
Y así, picó a Rocinante, y siguióle Sancho con su acostumbrado jumento; y, habiendo rodeado parte de la montaña, hallaron en un arroyo, caída, muerta y medio comida de perros y picada de grajos, una mula ensillada y enfrenada; todo lo cual confirmó en ellos más la sospecha de que aquel que huía era el dueño de la mula y del cojín. Cela dit, il donna de l′éperon à Rossinante, et Sancho le suivit à pied, portant la charge de l′âne, grâce à Ginès de Passamont. Quand ils eurent presque achevé le tour de la montagne, ils trouvèrent, au bord d′un ruisseau, le cadavre d′une mule portant encore la selle et la bride, à demi dévoré par les loups et les corbeaux : ce qui confirma davantage leur soupçon que ce fuyard était le maître de la valise et de la mule.
Estándola mirando, oyeron un silbo como de pastor que guardaba ganado, y a deshora, a su siniestra mano, parecieron una buena cantidad de cabras, y tras ellas, por cima de la montaña, pareció el cabrero que las guardaba, que era un hombre anciano. Diole voces don Quijote, y rogóle que bajase donde estaban. Él respondió a gritos que quién les había traído por aquel lugar, pocas o ningunas veces pisado sino de pies de cabras o de lobos y otras fieras que por allí andaban. Respondióle Sancho que bajase, que de todo le darían buena cuenta. Bajó el cabrero, y, en llegando adonde don Quijote estaba, dijo. Pendant qu′ils la considéraient, ils entendirent un coup de sifflet, comme ceux des pâtres qui appellent leurs troupeaux ; puis tout à coup, à leur main gauche, ils virent paraître une grande quantité de chèvres, et derrière elles parut, sur le haut de la montagne, le chevrier qui les gardait, lequel était un homme d′âge. Don Quichotte l′appela aussitôt à grands cris, et le pria de descendre auprès d′eux. L′autre répondit en criant de même, et leur demanda comment ils étaient venus dans un lieu qui n′était guère foulé que par le pied des chèvres, ou des loups et d′autres bêtes sauvages. Sancho lui répliqua qu′il n′avait qu′à descendre, et qu′on lui rendrait bon compte de toute chose. Le chevrier descendit donc, et en arrivant auprès de don Quichotte, il lui dit :
-Apostaré que está mirando la mula de alquiler que está muerta en esa hondonada. Pues a buena fe que ha ya seis meses que está en ese lugar. Díganme: ¿han topado por ahí a su dueño. « Je parie que vous êtes à regarder la mule de louage qui est morte dans ce ravin. Eh bien ! de bonne foi, il y a bien six mois qu′elle est à la même place. Mais, dites-moi, avez-vous rencontré par là son maître ?
-No hemos topado a nadie -respondió don Quijote-, sino a un cojín y a una maletilla que no lejos deste lugar hallamos. – Nous n′avons rencontré personne, répondit don Quichotte, mais seulement un coussin et une valise que nous avons trouvés près d′ici.
-También la hallé yo -respondió el cabrero-, mas nunca la quise alzar ni llegar a ella, temeroso de algún desmán y de que no me la pidiesen por de hurto; que es el diablo sotil, y debajo de los pies se levanta allombre cosa donde tropiece y caya, sin saber cómo ni cómo no. – Je l′ai bien aussi trouvée, moi, cette valise, repartit le chevrier ; mais je n′ai voulu ni la relever ni m′en approcher tant seulement, craignant quelque malheur, et qu′on ne m′accusât de l′avoir eue par vol, car le diable est fin, et il jette aux jambes de l′homme de quoi le faire trébucher et tomber, sans savoir pourquoi ni comment.
-Eso mesmo es lo que yo digo -respondió Sancho -: que también la hallé yo, y no quise llegar a ella con un tiro de piedra; allí la dejé y allí se queda como se estaba, que no quiero perro con cencerro . – C′est justement ce que je disais, répondit Sancho ; moi aussi, je l′ai trouvée, mais je n′ai pas voulu m′en approcher d′un jet de pierre. Je l′ai laissée là-bas, où elle est comme elle était, car je n′aime pas attacher des grelots aux chiens.
-Decidme, buen hombre -dijo don Quijote-, ¿sabéis vos quién sea el dueño destas prendas? – Dites-moi, bonhomme, reprit don Quichotte, savez-vous, par hasard, quel est le maître de ces objets ?
-Lo que sabré yo decir -dijo el cabrero- es que «habrá al pie de seis meses, poco más a menos , que llegó a una majada de pastores, que estará como tres leguas deste lugar, un mancebo de gentil talle y apostura, caballero sobre esa mesma mula que ahí está muerta, y con el mesmo cojín y maleta que decís que hallastes y no tocastes. Preguntónos que cuál parte desta sierra era la más áspera y escondida; dijímosle que era esta donde ahora estamos; y es ansí la verdad, porque si entráis media legua más adentro, quizá no acertaréis a salir; y estoy maravillado de cómo habéis podido llegar aquí, porque no hay camino ni senda que a este lugar encamine. Digo, pues, que, en oyendo nuestra respuesta el mancebo, volvió las riendas y encaminó hacia el lugar donde le señalamos, dejándonos a todos contentos de su buen talle, y admirados de su demanda y de la priesa con que le víamos caminar y volverse hacia la sierra; y desde entonces nunca más le vimos, hasta que desde allí a algunos días salió al camino a uno de nuestros pastores, y, sin decille nada, se llegó a él y le dio muchas puñadas y coces, y luego se fue a la borrica del hato y le quitó cuanto pan y queso en ella traía; y, con estraña ligereza, hecho esto, se volvió a emboscar en la sierra. Como esto supimos algunos cabreros, le anduvimos a buscar casi dos días por lo más cerrado desta sierra, al cabo de los cuales le hallamos metido en el hueco de un grueso y valiente alcornoque. Salió a nosotros con mucha mansedumbre, ya roto el vestido, y el rostro disfigurado y tostado del sol, de tal suerte que apenas le conocíamos, sino que los vestidos, aunque rotos, con la noticia que dellos teníamos, nos dieron a entender que era el que buscábamos. Saludónos cortesmente , y en pocas y muy buenas razones nos dijo que no nos maravillásemos de verle andar de aquella suerte, porque así le convenía para cumplir cierta penitencia que por sus muchos pecados le había sido impuesta. Rogámosle que nos dijese quién era, mas nunca lo pudimos acabar con él. Pedímosle también que, cuando hubiese menester el sustento, sin el cual no podía pasar, nos dijese dónde le hallaríamos, porque con mucho amor y cuidado se lo llevaríamos ; y que si esto tampoco fuese de su gusto, que, a lo menos, saliese a pedirlo, y no a quitarlo a los pastores. Agradeció nuestro ofrecimiento, pidió perdón de los asaltos pasados, y ofreció de pedillo de allí adelante por amor de Dios, sin dar molestia alguna a nadie. En cuanto lo que tocaba a la estancia de su habitación, dijo que no tenía otra que aquella que le ofrecía la ocasión donde le tomaba la noche; y acabó su plática con un tan tierno llanto, que bien fuéramos de piedra los que escuchado le habíamos, si en él no le acompañáramos, considerándole cómo le habíamos visto la vez primera, y cuál le veíamos entonces. Porque, como tengo dicho, era un muy gentil y agraciado mancebo, y en sus corteses y concertadas razones mostraba ser bien nacido y muy cortesana persona; que, puesto que éramos rústicos los que le escuchábamos, su gentileza era tanta, que bastaba a darse a conocer a la mesma rusticidad. Y, estando en lo mejor de su plática, paró y enmudecióse; clavó los ojos en el suelo por un buen espacio, en el cual todos estuvimos quedos y suspensos, esperando en qué había de parar aquel embelesamiento, con no poca lástima de verlo; porque, por lo que hacía de abrir los ojos, estar fijo mirando al suelo sin mover pestaña gran rato, y otras veces cerrarlos, apretando los labios y enarcando las cejas, fácilmente conocimos que algún accidente de locura le había sobrevenido. Mas él nos dio a entender presto ser verdad lo que pensábamos, porque se levantó con gran furia del suelo, donde se había echado, y arremetió con el primero que halló junto a sí, con tal denuedo y rabia que, si no se le quitáramos, le matara a puñadas y a bocados; y todo esto hacía, diciendo: ′′¡Ah, fementido Fernando! ¡Aquí, aquí me pagarás la sinrazón que me heciste: estas manos te sacarán el corazón, donde albergan y tienen manida todas las maldades juntas, principalmente la fraude y el engaño!′′ Y a éstas añadía otras razones, que todas se encaminaban a decir mal de aquel Fernando y a tacharle de traidor y fementido. Quitámossele, pues, con no poca pesadumbre, y él, sin decir más palabra, se apartó de nosotros y se emboscó corriendo por entre estos jarales y malezas, de modo que nos imposibilitó el seguille. Por esto conjeturamos que la locura le venía a tiempos, y que alguno que se llamaba Fernando le debía de haber hecho alguna mala obra, tan pesada cuanto lo mostraba el término a que le había conducido. Todo lo cual se ha confirmado después acá con las veces, que han sido muchas, que él ha salido al camino, unas a pedir a los pastores le den de lo que llevan para comer y otras a quitárselo por fuerza; porque cuando está con el accidente de la locura, aunque los pastores se lo ofrezcan de buen grado, no lo admite, sino que lo toma a puñadas; y cuando está en su seso, lo pide por amor de Dios, cortés y comedidamente, y rinde por ello muchas gracias, y no con falta de lágrimas. Y en verdad os digo, señores -prosiguió el cabrero-, que ayer determinamos yo y cuatro zagales, los dos criados y los dos amigos míos, de buscarle hasta tanto que le hallemos, y, después de hallado, ya por fuerza ya por grado, le hemos de llevar a la villa de Almodóvar , que está de aquí ocho leguas, y allí le curaremos, si es que su mal tiene cura, o sabremos quién es cuando esté en sus seso, y si tiene parientes a quien dar noticia de su desgracia ». Esto es, señores, lo que sabré deciros de lo que me habéis preguntado; y entended que el dueño de las prendas que hallastes es el mesmo que vistes pasar con tanta ligereza como desnudez -que ya le había dicho don Quijote cómo había visto pasar aquel hombre saltando por la sierra. – Ce que je saurai vous dire, répondit le chevrier, c′est qu′il y a au pied de six mois environ qu′à des huttes de bergers, qui sont comme à trois lieues d′ici, arriva un jeune homme de belle taille et de bonne façon, monté sur cette même mule qui est morte par là, et avec cette même valise que vous dites avoir trouvée et n′avoir pas touchée. Il nous demanda quel était l′endroit de la montagne le plus âpre et le plus désert. Nous lui dîmes que c′était celui où nous sommes à présent ; et c′est bien la vérité, car si vous entriez une demi-lieue plus avant, peut-être ne trouveriez-vous plus moyen d′en sortir, et je m′émerveille que vous ayez pu pénétrer jusqu′ici, car il n′y a ni chemin ni sentier qui conduise en cet endroit. Je dis donc qu′en écoutant notre réponse, le jeune homme tourna bride et s′achemina vers le lieu que nous lui avions indiqué, nous laissant tous ravis de sa bonne mine et de la hâte qu′il se donnait à s′enfoncer dans le plus profond de la montagne. Et depuis lors nous ne le vîmes plus jamais, jusqu′à ce que, quelques jours après, il coupa le chemin à un de nos pâtres ; et, sans lui rien dire, il s′approcha de lui, et lui donna une quantité de coups de pied et de coups de poing. Ensuite, il s′en fut à la bourrique aux provisions, prit tout le pain et le fromage qu′elle portait, et, cela fait, il s′enfuit et rentra dans la montagne plus vite qu′un cerf. Quand nous apprîmes cette aventure, nous nous mîmes, quelques chevriers et moi, à le chercher, presque pendant deux jours, dans le plus épais des bois de la montagne, au bout desquels nous le trouvâmes blotti dans le creux d′un gros liège. Il vint à nous avec beaucoup de douceur, mais les habits déjà en pièces, et le visage si défiguré, si brûlé du soleil, qu′à peine nous le reconnaissions ; si bien que ce furent ses habits, tout déchirés qu′ils étaient, qui, par le souvenir que nous en avions gardé, nous firent entendre que c′était bien là celui que nous cherchions. Il nous salua très-poliment ; puis, en de courtes mais bonnes raisons, il nous dit de ne pas nous étonner de le voir aller et vivre de la sorte, que c′était pour accomplir certaine pénitence que lui avaient fait imposer ses nombreux péchés. Nous le priâmes de nous dire qui il était ; mais nous ne pûmes jamais l′y décider. Nous lui dîmes aussi, quand il aurait besoin de nourriture et de provisions, de nous indiquer où nous le trouverions, parce que nous lui en porterions de bon cœur et très-exactement ; et, si cela n′était pas plus de son goût, qu′il vînt les demander, mais non les prendre de force aux bergers. Il nous remercia beaucoup de nos offres, nous demanda pardon des violences passées, et nous promit de demander dorénavant sa nourriture pour l′amour de Dieu, sans faire aucun mal à personne. Quant à son habitation, il nous dit qu′il n′en avait pas d′autre que celle qu′il pouvait rencontrer où la nuit le surprenait ; enfin, après ces demandes et ces réponses, il se mit à pleurer si tendrement, que nous aurions été de pierre, nous tous qui étions à l′écouter, si nous n′eussions fondu en larmes. Il suffisait de considérer comment nous l′avions vu la première fois, et comment nous le voyions alors ; car, ainsi que je vous l′ai dit, c′était un gentil et gracieux jeune homme, et qui montrait bien, dans la politesse de ses propos, qu′il était de bonne naissance et richement élevé, si bien que nous étions tous des rustres, et que, pourtant, sa gentillesse était si grande, qu′elle se faisait reconnaître même par la rusticité. Et tout à coup pendant qu′il était au milieu de sa conversation, le voilà qui s′arrête, qui devient muet, qui cloue ses yeux en terre un bon morceau de temps, et nous voilà tous étonnés, inquiets, attendant comment allait finir cette extase, et prenant de lui grande pitié ; en effet, comme tantôt il ouvrait de grands yeux, tantôt les fermait, tantôt regardait à terre sans ciller, puis serrait les lèvres et fronçait les sourcils, nous reconnûmes facilement qu′il était pris de quelque accident de folie. Mais il nous fit bien vite voir que nous pensions vrai ; car il se releva tout à coup, furieux, de la terre où il s′était couché, et se jeta sur le premier qu′il trouva près de lui, avec tant de vigueur et de rage, que si nous ne le lui eussions arraché des mains, il le tuait à coups de poing et à coups de dents. Et tout en le frappant il disait : « Ah ! traître de Fernand ! c′est ici, c′est ici que tu me payeras le tour infâme que tu m′as joué ; ces mains vont t′arracher le cœur où logent et trouvent asile toutes les perversités réunies, principalement la fraude et la trahison ; » et il ajoutait à cela d′autres propos qui tendaient tous à mal parler de ce Fernand, et à l′appeler traître et perfide. Enfin, nous lui ôtâmes, non sans peine, notre pauvre camarade, et alors, sans dire un mot, il s′éloigna de nous à toutes jambes, et disparut si vite entre les roches et les broussailles qu′il nous fut impossible de le suivre. Nous avons de là conjecturé que la folie le prenait par accès, et qu′un particulier nommé Fernand a dû lui faire quelque méchant tour, aussi cruel que le montre l′état où il l′a réduit. Et tout cela s′est confirmé depuis par le nombre de fois qu′il est venu à notre rencontre, tantôt pour demander aux bergers de lui donner une part de leurs provisions, tantôt pour la leur prendre de force ; car, quand il est dans ses accidents de folie, les bergers ont beau lui offrir de bon cœur ce qu′ils ont, il ne veut rien recevoir, mais il prend à coups de poing. Au contraire, quand il est dans son bon sens, il demande pour l′amour de Dieu, avec beaucoup de politesse ; et quand il a reçu, il fait tout plein de remerciements, sans manquer de pleurer aussi. Et je puis vous dire, en toute vérité, seigneurs, continua le chevrier, qu′hier nous avons résolu, moi et quatre bergers, dont deux sont mes pâtres et deux mes amis, de le chercher jusqu′à ce que nous le trouvions, et, quand nous l′aurons trouvé, de le conduire, de gré ou de force, à la ville d′Almodovar, qui est à huit lieues d′ici ; et là nous le ferons guérir si son mal peut être guéri, ou du moins nous saurons qui il est, quand il aura son bon sens, et s′il a des parents auxquels nous puissions donner avis de son malheur. Voilà, seigneurs, tout ce que je puis vous dire touchant ce que vous m′avez demandé, et comptez bien que le maître des effets que vous avez trouvés est justement le même homme que vous avez vu passer avec d′autant plus de légèreté que ses habits ne le gênent guère. » Don Quichotte, qui avait dit, en effet, au chevrier comment il avait vu courir cet homme à travers les broussailles,
El cual quedó admirado de lo que al cabrero había oído, y quedó con más deseo de saber quién era el desdichado loco; y propuso en sí lo mesmo que ya tenía pensado: de buscalle por toda la montaña, sin dejar rincón ni cueva en ella que no mirase, hasta hallarle. Pero hízolo mejor la suerte de lo que él pensaba ni esperaba, porque en aquel mesmo instante pareció, por entre una quebrada de una sierra que salía donde ellos estaban, el mancebo que buscaba, el cual venía hablando entre sí cosas que no podían ser entendidas de cerca, cuanto más de lejos . Su traje era cual se ha pintado, sólo que, llegando cerca, vio don Quijote que un coleto hecho pedazos que sobre sí traía era de ámbar ; por donde acabó de entender que persona que tales hábitos traía no debía de ser de ínfima calidad. resta tout surpris de ce qu′il venait d′entendre ; et, sentant s′accroître son désir de savoir qui était ce malheureux fou, il résolut de poursuivre sa première pensée, et de le chercher par toute la montagne, sans y laisser une caverne, une fente, un trou qu′il ne visitât jusqu′à ce qu′il l′eût trouvé. Mais la fortune arrangea mieux les choses qu′il ne l′espérait ; car, en ce même instant, parut dans une gorge de la montagne qui débouchait sur eux, le jeune homme qu′il voulait chercher. Celui-ci s′avançait en marmottant dans ses lèvres des paroles qu′il n′eût pas même été possible d′entendre de près. Son costume était tel qu′on l′a dépeint ; seulement, lorsqu′il fut proche, don Quichotte s′aperçut qu′un pourpoint en lambeaux qu′il portait sur les épaules était de peau de daim parfumée d′ambre : ce qui acheva de le convaincre qu′une personne qui portait de tels habits ne pouvait être de basse condition.
En llegando el mancebo a ellos, les saludó con una voz desentonada y bronca, pero con mucha cortesía. Don Quijote le volvió las saludes con no menos comedimiento, y, apeándose de Rocinante, con gentil continente y donaire, le fue a abrazar y le tuvo un buen espacio estrechamente entre sus brazos, como si de luengos tiempos le hubiera conocido. El otro, a quien podemos llamar el Roto de la Mala Figura -como a don Quijote el de la Triste-, después de haberse dejado abrazar, le apartó un poco de sí, y, puestas sus manos en los hombros de don Quijote, le estuvo mirando, como que quería ver si le conocía; no menos admirado quizá de ver la figura, talle y armas de don Quijote, que don Quijote lo estaba de verle a él. En resolución, el primero que habló después del abrazamiento fue el Roto, y dijo lo que se dirá adelante. Quand le jeune homme arriva près d′eux, il les salua d′une voix rauque et brusque, mais avec beaucoup de courtoisie. Don Quichotte lui rendit ses saluts avec non moins de civilité, et, mettant pied à terre, il alla l′embrasser avec une grâce affectueuse, et le tint quelques minutes étroitement serré sur sa poitrine, comme s′il l′eût connu depuis longues années. L′autre, que nous pouvons appeler le Déguenillé de la mauvaise mine, comme don Quichotte le chevalier de la Triste-Figure, après s′être laissé donner l′embrassade, l′écarta un peu de lui, et, posant ses deux mains sur les épaules de don Quichotte, il se mit à le regarder comme s′il eût voulu chercher à le reconnaître, n′étant peut-être pas moins surpris de voir la figure, l′air et les armes de don Quichotte, que don Quichotte ne l′était de le voir lui-même en cet état. Finalement le premier qui parla, après leur longue accolade, ce fut le Déguenillé, qui dit ce que nous rapporterons plus loin.






I. Capítulo XXIV. Donde se prosigue la aventura de la Sierra Morena

Chapitre XXIV Où se continue l′histoire de la Sierra-Moréna

Dice la historia que era grandísima la atención con que don Quijote escuchaba al astroso Caballero de la Sierra , el cual, prosiguiendo su plática, dijo. L′histoire rapporte que don Quichotte écoutait avec une extrême attention le misérable chevalier de la Montagne, lequel, poursuivant l′entretien, lui dit :
-Por cierto, señor, quienquiera que seáis, que yo no os conozco, yo os agradezco las muestras y la cortesía que conmigo habéis usado; y quisiera yo hallarme en términos que con más que la voluntad pudiera servir la que habéis mostrado tenerme en el buen acogimiento que me habéis hecho, mas no quiere mi suerte darme otra cosa con que corresponda a las buenas obras que me hacen, que buenos deseos de satisfacerlas. « Assurément, seigneur, qui que vous soyez, car je ne vous connais pas, je vous rends grâce des marques de courtoisie et d′affection que vous me donnez ; et je voudrais me trouver en position de répondre autrement que par ma bonne volonté à celle que vous me témoignez dans l′aimable accueil que je reçois de vous. Mais ma triste destinée ne me donne rien autre chose, pour correspondre aux bons offices qui me sont rendus, que de bons désirs de les reconnaître.
-Los que yo tengo -respondió don Quijote- son de serviros; tanto, que tenía determinado de no salir destas sierras hasta hallaros y saber de vos si el dolor que en la estrañeza de vuestra vida mostráis tener se podía hallar algún género de remedio; y si fuera menester buscarle, buscarle con la diligencia posible. Y, cuando vuestra desventura fuera de aquellas que tienen cerradas las puertas a todo género de consuelo, pensaba ayudaros a llorarla y plañirla como mejor pudiera, que todavía es consuelo en las desgracias hallar quien se duela dellas. Y, si es que mi buen intento merece ser agradecido con algún género de cortesía, yo os suplico, señor, por la mucha que veo que en vos se encierra, y juntamente os conjuro por la cosa que en esta vida más habéis amado o amáis , que me digáis quién sois y la causa que os ha traído a vivir y a morir entre estas soledades como bruto animal , pues moráis entre ellos tan ajeno de vos mismo cual lo muestra vuestro traje y persona. Y juro -añadió don Quijote-, por la orden de caballería que recebí, aunque indigno y pecador, y por la profesión de caballero andante, que si en esto, señor, me complacéis, de serviros con las veras a que me obliga el ser quien soy: ora remediando vuestra desgracia, si tiene remedio, ora ayudándoos a llorarla, como os lo he prometido. – Les miens, repartit don Quichotte, sont de vous servir, tellement que j′avais résolu de ne pas sortir de ces montagnes jusqu′à ce que je vous eusse découvert, et que j′eusse appris de votre bouche si la douleur dont l′étrangeté de votre vie montre que vous êtes atteint peut trouver quelque espèce de remède, pour le chercher, dans ce cas, avec toute la diligence possible. Et si votre malheur est de ceux qui tiennent la porte fermée à toute espèce de consolation, je voulais du moins vous aider à le supporter, en mêlant aux vôtres mes gémissements et mes pleurs ; car, enfin, c′est un soulagement dans les peines que de trouver quelqu′un qui s′y montre sensible. Si donc mes bonnes intentions méritent d′être récompensées par quelque preuve de courtoisie, je vous supplie, seigneur, par celle que je vois briller en vous, et je vous conjure aussi par l′objet que vous avez aimé, ou que vous aimez le plus au monde, de me dire qui vous êtes, et quel motif vous a poussé à vivre et à mourir comme une bête brute au milieu de ces solitudes, où vous séjournez si différent de vous-même, ainsi que le prouvent les dehors de votre personne. Je jure, continua don Quichotte, par l′ordre de chevalerie que j′ai reçu, quoique pécheur indigne, et par la profession de chevalier errant, que si vous consentez, seigneur, à me complaire en cela, je vous servirai avec toute l′ardeur et le dévouement auxquels je suis tenu, étant ce que je suis, soit en soulageant votre disgrâce, s′il s′y trouve quelque remède, soit, comme je vous l′ai promis, en vous aidant à la pleurer. »
El Caballero del Bosque, que de tal manera oyó hablar al de la Triste Figura, no hacía sino mirarle, y remirarle y tornarle a mirar de arriba abajo; y, después que le hubo bien mirado, le dijo. Le chevalier de la Forêt, qui entendait parler de cette façon celui de la Triste-Figure, ne faisait autre chose que le regarder, l′examiner, le considérer du haut en bas, et quand il l′eut contemplé tout à son aise :
-Si tienen algo que darme a comer, por amor de Dios que me lo den; que, después de haber comido, yo haré todo lo que se me manda, en agradecimiento de tan buenos deseos como aquí se me han mostrado. « Si l′on a, dit-il, quelque chose à me donner à manger, qu′on me le donne pour l′amour de Dieu ; et quand j′aurai mangé, je ferai et je dirai tout ce qu′on voudra, en reconnaissance des bonnes intentions qui me sont témoignées. »
Luego sacaron, Sancho de su costal y el cabrero de su zurrón, con que satisfizo el Roto su hambre , comiendo lo que le dieron como persona atontada, tan apriesa que no daba espacio de un bocado al otro, pues antes los engullía que tragaba; y, en tanto que comía, ni él ni los que le miraban hablaban palabra. Como acabó de comer, les hizo de señas que le siguiesen, como lo hicieron, y él los llevó a un verde pradecillo que a la vuelta de una peña poco desviada de allí estaba. En llegando a él se tendió en el suelo, encima de la yerba, y los demás hicieron lo mismo; y todo esto sin que ninguno hablase, hasta que el Roto, después de haberse acomodado en su asiento, dijo. Aussitôt Sancho tira de son bissac et le chevrier de sa panetière ce qu′il fallait au Déguenillé pour apaiser sa faim. Celui-ci se jeta sur ce qu′on lui offrit, comme un être abruti et stupide, et se mit à manger avec tant de voracité, qu′une bouchée n′attendait pas l′autre, et qu′il semblait plutôt les engloutir que les avaler. Tant qu′il mangea, ni lui ni ceux qui le regardaient ne soufflèrent mot ; mais dès qu′il eut fini son repas, il leur fit signe de le suivre, et les conduisit dans une petite prairie verte et fraîche, qui se trouvait près de là au détour d′un rocher. En arrivant à cet endroit, il s′étendit sur l′herbe, les autres firent de même, et tout cela sans rien dire, jusqu′à ce qu′enfin le chevalier Déguenillé, s′étant bien arrangé dans sa place, leur parla de la sorte :
-Si gustáis, señores, que os diga en breves razones la inmensidad de mis desventuras, habéisme de prometer de que con ninguna pregunta, ni otra cosa, no interromperéis el hilo de mi triste historia; porque en el punto que lo hagáis, en ése se quedará lo que fuere contando. « Si vous voulez, seigneur, que je vous conte en peu de mots l′immensité de mes malheurs, il faut que vous me promettiez que, par aucune question, par aucun geste, vous n′interromprez le fil de ma triste histoire ; car, à l′instant où vous le feriez, ce que je raconterais en resterait là. »
Estas razones del Roto trujeron a la memoria a don Quijote el cuento que le había contado su escudero, cuando no acertó el número de las cabras que habían pasado el río y se quedó la historia pendiente. Pero, volviendo al Roto, prosiguió diciendo. Ce préambule du chevalier Déguenillé rappela aussitôt à la mémoire de don Quichotte l′histoire que lui avait contée son écuyer, et qui resta suspendue faute d′avoir trouvé le nombre de chèvres qui avaient passé la rivière. Cependant le Déguenillé poursuivit :
-Esta prevención que hago es porque querría pasar brevemente por el cuento de mis desgracias; que el traerlas a la memoria no me sirve de otra cosa que añadir otras de nuevo, y, mientras menos me preguntáredes, más presto acabaré yo de decillas, puesto que no dejaré por contar cosa alguna que sea de importancia para no satisfacer del todo a vuestro deseo. « Si je prends cette précaution, dit-il, c′est parce que je voudrais passer rapidement sur l′histoire de mes infortunes ; car les rappeler à ma mémoire ne peut servir à rien qu′à m′en causer de nouvelles ; et moins vous m′interrogerez, plus tôt j′aurai fait de les dire : mais je n′omettrai rien toutefois de ce qui a quelque importance pour satisfaire pleinement votre curiosité. »
Don Quijote se lo prometió, en nombre de los demás, y él, con este seguro, comenzó desta manera. Don Quichotte lui fit, au nom de tous, la promesse qu′il ne serait point interrompu ; et lui, sur cette assurance, commença de la sorte :
-«Mi nombre es Cardenio; mi patria, una ciudad de las mejores desta Andalucía ; mi linaje, noble; mis padres, ricos; mi desventura, tanta que la deben de haber llorado mis padres y sentido mi linaje, sin poderla aliviar con su riqueza; que para remediar desdichas del cielo poco suelen valer los bienes de fortuna. Vivía en esta mesma tierra un cielo , donde puso el amor toda la gloria que yo acertara a desearme: tal es la hermosura de Luscinda, doncella tan noble y tan rica como yo, pero de más ventura y de menos firmeza de la que a mis honrados pensamientos se debía. A esta Luscinda amé, quise y adoré desde mis tiernos y primeros años, y ella me quiso a mí con aquella sencillez y buen ánimo que su poca edad permitía. Sabían nuestros padres nuestros intentos, y no les pesaba dello, porque bien veían que, cuando pasaran adelante, no podían tener otro fin que el de casarnos, cosa que casi la concertaba la igualdad de nuestro linaje y riquezas. Creció la edad, y con ella el amor de entrambos, que al padre de Luscinda le pareció que por buenos respetos estaba obligado a negarme la entrada de su casa, casi imitando en esto a los padres de aquella Tisbe tan decantada de los poetas. Y fue esta negación añadir llama a llama y deseo a deseo, porque, aunque pusieron silencio a las lenguas, no le pudieron poner a las plumas, las cuales, con más libertad que las lenguas, suelen dar a entender a quien quieren lo que en el alma está encerrado; que muchas veces la presencia de la cosa amada turba y enmudece la intención más determinada y la lengua más atrevida. ¡Ay cielos, y cuántos billetes le escribí! ¡Cuán regaladas y honestas respuestas tuve! ¡Cuántas canciones compuse y cuántos enamorados versos, donde el alma declaraba y trasladaba sus sentimientos, pintaba sus encendidos deseos, entretenía sus memorias y recreaba su voluntad. « Mon nom est Cardénio, mon pays une des principales villes de l′Andalousie, ma famille noble, mes parents riches, et mon malheur si grand, que mes parents l′auront pleuré et que ma famille l′aura ressenti, sans que leur richesse puisse l′adoucir ; car pour remédier aux maux que le ciel envoie, les biens de la fortune ont peu de puissance. Dans ce même pays vivait un ange du ciel, en qui l′amour avait placé toutes les perfections, toutes les gloires qu′il me fût possible d′ambitionner. Telle était la beauté de Luscinde, demoiselle aussi noble, aussi riche que moi, mais plus heureuse, et moins constante que ne méritaient mes honnêtes sentiments. Cette Luscinde, je l′aimai, je l′adorai dès mes plus tendres années. Elle aussi, elle m′aima avec cette innocence et cette naïveté que permettait son jeune âge. Nos parents s′étaient aperçus de notre mutuelle affection, mais sans regret, car ils voyaient bien qu′en continuant au delà de l′enfance, elle ne pouvait avoir d′autre fin que le mariage, chose que semblait arranger d′avance l′égalité de notre noblesse et de nos fortunes. « Pour tous deux, en effet, l′amour grandit avec l′âge, et le père de Luscinde crut devoir, par bienséance, me refuser l′entrée de sa maison, imitant ainsi les parents de cette Thisbé, tant de fois célébrée par les poëtes. Cette défense de nous voir ne fit qu′ajouter un désir au désir, une flamme à la flamme ; car, bien qu′elle imposât silence à nos lèvres, elle ne put l′imposer à nos plumes, lesquelles savent, plus librement que la langue, faire entendre à qui l′on veut les sentiments que l′âme renferme, puisque souvent la présence de l′objet aimé trouble la résolution la mieux arrêtée, et rend muette la langue la plus hardie. Ô ciel ! combien de billets je lui écrivis ! combien de réponses je reçus, honnêtes et tendres ! combien de chansons je composai, et de vers amoureux, où mon âme déclarait ses sentiments secrets, peignait ses désirs brûlants, entretenait ses souvenirs, et se délassait de ses transports !
»En efeto, viéndome apurado, y que mi alma se consumía con el deseo de verla, determiné poner por obra y acabar en un punto lo que me pareció que más convenía para salir con mi deseado y merecido premio; y fue el pedírsela a su padre por legítima esposa, como lo hice; a lo que él me respondió que me agradecía la voluntad que mostraba de honralle, y de querer honrarme con prendas suyas, pero que, siendo mi padre vivo, a él tocaba de justo derecho hacer aquella demanda; porque, si no fuese con mucha voluntad y gusto suyo, no era Luscinda mujer para tomarse ni darse a hurto. « À la fin, me voyant réduit au désespoir, et sentant que mon âme se consumait dans l′envie de revoir Luscinde, je résolus de tenter et de mettre en œuvre ce qui me semblait le plus convenable pour atteindre le prix si désiré et si mérité de mon amour, c′est-à-dire de la demander à son père pour légitime épouse. Je le fis en effet ; il me répondit qu′il était sensible à l′intention que je montrais de vouloir l′honorer de mon alliance et m′honorer de la sienne ; mais que mon père vivant encore, c′était à lui qu′il appartenait à juste droit de faire cette demande ; car, si cette union n′était pleinement de son agrément et de son goût, Luscinde n′était point une femme à prendre un mari et à se donner pour épouse à la dérobée. Comme il me parut avoir raison en tout ce qu′il disait, je lui rendis grâce de ses bonnes intentions, et j′espérai que mon père donnerait son consentement dès que je le lui demanderais.
»Yo le agradecí su buen intento, pareciéndome que llevaba razón en lo que decía, y que mi padre vendría en ello como yo se lo dijese; y con este intento, luego en aquel mismo instante, fui a decirle a mi padre lo que deseaba. Y, al tiempo que entré en un aposento donde estaba, le hallé con una carta abierta en la mano, la cual, antes que yo le dijese palabra, me la dio y me dijo: ′′Por esa carta verás, Cardenio, la voluntad que el duque Ricardo tiene de hacerte merced′′.» Este duque Ricardo, como ya vosotros, señores, debéis de saber, es un grande de España que tiene su estado en lo mejor desta Andalucía. «Tomé y leí la carta, la cual venía tan encarecida que a mí mesmo me pareció mal si mi padre dejaba de cumplir lo que en ella se le pedía, que era que me enviase luego donde él estaba ; que quería que fuese compañero, no criado, de su hijo el mayor, y que él tomaba a cargo el ponerme en estado que correspondiese a la estimación en que me tenía. Leí la carta y enmudecí leyéndola, y más cuando oí que mi padre me decía: ′′De aquí a dos días te partirás, Cardenio, a hacer la voluntad del duque; y da gracias a Dios que te va abriendo camino por donde alcances lo que yo sé que mereces′′. Añadió a éstas otras razones de padre consejero. « Dans cet espoir, j′allai à l′instant même dire à mon père quel était mon désir. Mais, au moment où j′entrai dans son appartement, je le trouvai tenant à la main une lettre ouverte, qu′il me remit avant que je lui eusse dit une parole. « Cardénio, me dit-il, tu verras par cette lettre que le duc Ricardo te veut du bien. » Le duc Ricardo, comme vous devez le savoir, seigneurs, est un grand d′Espagne qui a ses terres dans la plus belle contrée de l′Andalousie. Je pris la lettre, je la lus, et je vis qu′elle était conçue en termes tels, qu′à moi-même il me parut impossible que mon père manquât de condescendre à ce qui lui était demandé. Le duc le priait de m′envoyer aussitôt où il résidait, disant qu′il voulait que je fusse, non point attaché à la personne de son fils aîné, mais son compagnon, et qu′il se chargeait de me placer en une situation qui répondît à l′estime qu′il avait pour moi. Je devins muet à la lecture de cette lettre, et surtout quand j′entendis mon père ajouter : « D′ici à deux jours, Cardénio, tu partiras pour obéir à la volonté du duc, et rends grâces à Dieu, qui t′ouvre un chemin par lequel tu dois atteindre à ce que tu mérites. » À ces propos, il ajouta les conseils que donne un père en cette occasion.
»Llegóse el término de mi partida, hablé una noche a Luscinda, díjele todo lo que pasaba, y lo mesmo hice a su padre, suplicándole se entretuviese algunos días y dilatase el darle estado hasta que yo viese lo que Ricardo me quería Él me lo prometió y ella me lo confirmó con mil juramentos y mil desmayos. Vine, en fin, donde el duque Ricardo estaba. Fui dél tan bien recebido y tratado, que desde luego comenzó la envidia a hacer su oficio, teniéndomela los criados antiguos, pareciéndoles que las muestras que el duque daba de hacerme merced habían de ser en perjuicio suyo. Pero el que más se holgó con mi ida fue un hijo segundo del duque, llamado Fernando, mozo gallardo, gentilhombre, liberal y enamorado, el cual, en poco tiempo, quiso que fuese tan su amigo, que daba que decir a todos; y, aunque el mayor me quería bien y me hacía merced, no llegó al estremo con que don Fernando me quería y trataba. « Le moment de mon départ arriva. J′avais entretenu Luscinde la nuit précédente, et lui avais conté tout ce qui se passait. J′en avais également rendu compte à son père, en le suppliant de me garder quelque temps sa parole, et de différer de prendre un parti pour sa fille, au moins jusqu′à ce que je susse ce que Ricardo voulait de moi. Il m′en fit la promesse, et Luscinde la confirma par mille serments, par mille défaillances. Je me rendis enfin auprès du duc Ricardo, et je reçus de lui un accueil si bienveillant, qu′aussitôt l′envie s′éveilla parmi les gens de sa maison, car il leur sembla que les marques d′intérêt dont me comblait le duc étaient à leur préjudice. Mais celui de tous qui témoigna le plus de joie de mon arrivée, ce fut son second fils, appelé don Fernand, beau jeune homme, de nobles manières, libéral, et facile à s′éprendre, lequel voulut bientôt que je fusse à tel point son ami, que notre liaison fit gloser tout le monde. L′aîné m′aimait sans doute, et me traitait avec distinction, mais sans avoir pour moi, néanmoins, l′affection et l′intimité de don Fernand.
»Es, pues, el caso que, como entre los amigos no hay cosa secreta que no se comunique, y la privanza que yo tenía con don Fernando dejada de serlo por ser amistad, todos sus pensamientos me declaraba, especialmente uno enamorado, que le traía con un poco de desasosiego . Quería bien a una labradora, vasalla de su padre (y ella los tenía muy ricos), y era tan hermosa, recatada, discreta y honesta que nadie que la conocía se determinaba en cuál destas cosas tuviese más excelencia ni más se aventajase. Estas tan buenas partes de la hermosa labradora redujeron a tal término los deseos de don Fernando, que se determinó, para poder alcanzarlo y conquistar la entereza de la labradora, darle palabra de ser su esposo, porque de otra manera era procurar lo imposible. Yo, obligado de su amistad, con las mejores razones que supe y con los más vivos ejemplos que pude , procuré estorbarle y apartarle de tal propósito. Pero, viendo que no aprovechaba, determiné de decirle el caso al duque Ricardo, su padre. Mas don Fernando, como astuto y discreto, se receló y temió desto, por parecerle que estaba yo obligado, en vez de buen criado , no tener encubierta cosa que tan en perjuicio de la honra de mi señor el duque venía; y así, por divertirme y engañarme , me dijo que no hallaba otro mejor remedio para poder apartar de la memoria la hermosura que tan sujeto le tenía, que el ausentarse por algunos meses; y que quería que el ausencia fuese que los dos nos viniésemos en casa de mi padre , con ocasión que darían al duque que venía a ver y a feriar unos muy buenos caballos que en mi ciudad había, que es madre de los mejores del mundo. Or il arriva que, comme entre amis rien n′est secret, et que la privauté dont je jouissais auprès de don Fernand avait cessé de s′appeler ainsi pour devenir amitié, il me confiait toutes ses pensées, entre autres un sentiment amoureux qui lui causait quelque souci. Il aimait une jeune paysanne, vassale de son père, dont les parents étaient très-riches, et si belle, si spirituelle, si sage, que ceux qui la connaissaient ne savaient en laquelle de ces qualités elle excellait davantage. Tant d′attraits réunis en la belle paysanne enflammèrent à tel point les désirs de don Fernand, qu′il résolut, pour faire sa conquête, et tout autre moyen demeurant sans succès, de lui donner parole de l′épouser. Pour répondre à l′amitié qu′il me portait, je me crus obligé de chercher, par les plus puissantes raisons et les exemples les plus frappants que je pus trouver, à le détourner d′un tel dessein ; et, voyant que mes remontrances étaient vaines, je résolus de tout découvrir au duc son père. Mais don Fernand, adroit et fin, se douta que je prendrais ce parti : car il vit bien qu′en serviteur loyal je ne pouvais tenir cachée une chose si déshonorante pour le duc mon seigneur. Aussi, voulant me distraire et me tromper, il me dit qu′il ne trouvait pas de meilleur remède pour écarter de son souvenir la beauté qui l′avait soumis que de s′absenter quelques mois, et qu′il voulait en conséquence que nous vinssions tous deux chez mon père, en donnant au duc le prétexte d′aller acheter quelques bons chevaux dans ma ville natale, où s′élèvent les meilleurs de l′univers.
»Apenas le oí yo decir esto, cuando, movido de mi afición , aunque su determinación no fuera tan buena, la aprobara yo por una de las más acertadas que se podían imaginar, por ver cuán buena ocasión y coyuntura se me ofrecía de volver a ver a mi Luscinda. Con este pensamiento y deseo, aprobé su parecer y esforcé su propósito, diciéndole que lo pusiese por obra con la brevedad posible, porque, en efeto, la ausencia hacía su oficio, a pesar de los más firmes pensamientos. Ya cuando él me vino a decir esto, según después se supo , había gozado a la labradora con título de esposo, y esperaba ocasión de descubrirse a su salvo, temeroso de lo que el duque su padre haría cuando supiese su disparate. Quand je l′entendis ainsi parler, poussé par ma tendresse, j′aurais approuvé sa résolution, fût-elle moins sage, comme la plus judicieuse qui se pût imaginer, en voyant quelle occasion elle m′offrait de revoir ma Luscinde. Dans cette pensée et dans ce désir, j′approuvai son avis, je l′affermis en son dessein, et lui conseillai de le mettre en pratique sans retard, disant que l′absence, en dépit des plus fermes sentiments, a d′infaillibles effets. Mais, comme je l′appris ensuite, don Fernand ne m′avait fait cette proposition qu′après avoir abusé de la jeune paysanne sous le faux titre de son époux, et il cherchait une occasion de se mettre en sûreté avant d′être découvert, craignant le courroux que ferait éclater son père en apprenant sa faute.
»Sucedió, pues, que, como el amor en los mozos, por la mayor parte, no lo es, sino apetito, el cual, como tiene por último fin el deleite, en llegando a alcanzarle se acaba y ha de volver atrás aquello que parecía amor, porque no puede pasar adelante del término que le puso naturaleza, el cual término no le puso a lo que es verdadero amor...; quiero decir que , así como don Fernando gozó a la labradora, se le aplacaron sus deseos y se resfriaron sus ahíncos; y si primero fingía quererse ausentar, por remediarlos, ahora de veras procuraba irse, por no ponerlos en ejecución. Diole el duque licencia, y mandóme que le acompañase. Venimos a mi ciudad, recibióle mi padre como quien era; vi yo luego a Luscinda, tornaron a vivir, aunque no habían estado muertos ni amortiguados, mis deseos, de los cuales di cuenta, por mi mal, a don Fernando, por parecerme que, en la ley de la mucha amistad que mostraba, no le debía encubrir nada. Alabéle la hermosura, donaire y discreción de Luscinda de tal manera, que mis alabanzas movieron en él los deseos de querer ver doncella de tantas buenas partes adornada. Cumplíselos yo, por mi corta suerte, enseñándosela una noche, a la luz de una vela, por una ventana por donde los dos solíamos hablarnos. Viola en sayo, tal, que todas las bellezas hasta entonces por él vistas las puso en olvido. Enmudeció, perdió el sentido, quedó absorto y, finalmente, tan enamorado cual lo veréis en el discurso del cuento de mi desventura. Y, para encenderle más el deseo, que a mí me celaba y al cielo a solas descubría , quiso la fortuna que hallase un día un billete suyo pidiéndome que la pidiese a su padre por esposa, tan discreto, tan honesto y tan enamorado que, en leyéndolo, me dijo que en sola Luscinda se encerraban todas las gracias de hermosura y de entendimiento que en las demás mujeres del mundo estaban repartidas. Comme, chez la plupart des jeunes gens, l′amour ne mérite pas ce nom, que c′est un désir passager qui n′a d′autre but que le plaisir, et qu′une fois celui-ci obtenu l′autre s′éteint, ce qui n′arrive point à l′amour véritable, aussitôt que don Fernand eut possédé la paysanne, ses désirs s′apaisèrent, et sa flamme s′éteignit ; tellement que, s′il avait d′abord feint de vouloir s′éloigner pour éviter de prendre un engagement, il voulait s′éloigner alors pour éviter de le tenir. Le duc lui donna la permission de partir, et me chargea de l′accompagner. « Nous arrivâmes dans ma ville, où mon père le reçut comme l′exigeait la qualité d′un tel hôte. Je revis bientôt Luscinde, et mes feux renaquirent, sans avoir été ni morts ni refroidis. Pour mon malheur, je les fis connaître à don Fernand, car il me semblait que la loi de notre amitié m′obligeait à ne lui garder aucun secret. Je lui vantai les charmes, les grâces et l′esprit de Luscinde, avec une telle passion, que mes louanges lui donnèrent l′envie de voir une personne ornée de tant d′attraits. Mon triste sort voulut que je satisfisse son désir ; une nuit, je la lui fis voir à la lumière d′une bougie, par une fenêtre où nous avions coutume de nous entretenir. Il la vit, et toutes les beautés qu′il avait vues jusqu′alors furent mises en oubli. Il resta muet, absorbé, insensible, et, finalement, épris d′amour au point où vous le verrez dans le cours de ma triste histoire. Pour enflammer davantage son désir, qu′il me cachait à moi, et ne découvrait qu′au ciel, la destinée voulut qu′il trouvât un jour un billet qu′elle m′écrivait pour m′engager à demander sa main à son père, billet si plein de grâce, de pudeur et d′amour, qu′après l′avoir lu il me dit qu′en la seule Luscinde se trouvaient réunis tous les charmes de l′esprit et de la beauté répartis dans le reste des femmes.
»Bien es verdad que quiero confesar ahora que, puesto que yo veía con cuán justas causas don Fernando a Luscinda alababa, me pesaba de oír aquellas alabanzas de su boca, y comencé a temer y a recelarme dél, porque no se pasaba momento donde no quisiese que tratásemos de Luscinda, y él movía la plática, aunque la trujese por los cabellos; cosa que despertaba en mí un no sé qué de celos, no porque yo temiese revés alguno de la bondad y de la fe de Luscinda, pero, con todo eso, me hacía temer mi suerte lo mesmo que ella me aseguraba . Procuraba siempre don Fernando leer los papeles que yo a Luscinda enviaba y los que ella me respondía, a título que de la discreción de los dos gustaba mucho. Acaeció, pues, que, habiéndome pedido Luscinda un libro de caballerías en que leer, de quien era ella muy aficionada, que era el de Amadís de Gaula.... Il est bien vrai, et je veux l′avouer à présent, que, tout en voyant avec quels justes motifs don Fernand faisait l′éloge de Luscinde, j′étais fâché d′entendre de telles louanges dans sa bouche, et je commençai justement à me défier de lui. En effet, à tous moments il voulait que nous parlassions de Luscinde, et sans cesse il ramenait l′entretien sur son compte, dût-il le tirer par les cheveux. Tout cela éveillait en mon âme quelque soupçon de jalousie, non que je craignisse aucun revers de la constance et de la loyauté de Luscinde, et pourtant ma destinée me faisait craindre précisément ce qu′elle me préparait. Don Fernand cherchait toujours à lire les billets que j′envoyais à Luscinde et ceux qu′elle me répondait, sous le motif qu′il prenait un grand plaisir à l′ingénieuse expression de notre tendresse. « Un jour, il arriva que Luscinde m′ayant demandé à lire un livre de chevalerie pour lequel elle avait beaucoup de goût, l′Amadis de Gaule… »
No hubo bien oído don Quijote nombrar libro de caballerías, cuando dijo. À peine don Quichotte eut-il entendu prononcer le mot de livre de chevalerie, qu′il s′écria :
-Con que me dijera vuestra merced, al principio de su historia, que su merced de la señora Luscinda era aficionada a libros de caballerías, no fuera menester otra exageración para darme a entender la alteza de su entendimiento, porque no le tuviera tan bueno como vos, señor, le habéis pintado, si careciera del gusto de tan sabrosa leyenda : así que, para conmigo, no es menester gastar más palabras en declararme su hermosura, valor y entendimiento; que, con sólo haber entendido su afición, la confirmo por la más hermosa y más discreta mujer del mundo . Y quisiera yo, señor, que vuestra merced le hubiera enviado junto con Amadís de Gaula al bueno de Don Rugel de Grecia, que yo sé que gustara la señora Luscinda mucho de Daraida y Geraya , y de las discre ciones del pastor Darinel y de aquellos admirables versos de sus bucólica , cantadas y representadas por él con todo donaire, discreción y desenvoltura. Pero tiempo podrá venir en que se enmiende esa falta, y no dura más en hacerse la enmienda de cuanto quiera vuestra merced ser servido de venirse conmigo a mi aldea, que allí le podré dar más de trecientos libros , que son el regalo de mi alma y el entretenimiento de mi vida; aunque tengo para mí que ya no tengo ninguno, merced a la malicia de malos y envidiosos encantadores. Y perdóneme vuestra merced el haber contravenido a lo que prometimos de no interromper su plática, pues, en oyendo cosas de caballerías y de caballeros andantes, así es en mi mano dejar de hablar en ellos, como lo es en la de los rayos del sol dejar de calentar, ni humedecer en los de la luna . Así que, perdón y proseguir, que es lo que ahora hace más al caso. « Si Votre Grâce m′eût dit, au commencement de son histoire, que Sa Grâce Mlle Luscinde avait du goût pour les livres de chevalerie, vous n′auriez eu nul besoin d′autre éloge pour me faire apprécier l′élévation de son intelligence, qui ne pouvait être ornée d′autant de mérite que vous, seigneur, nous l′avez dépeinte, si elle eût manqué de goût pour une si exquise et si savoureuse lecture. Aussi, quant à moi, n′est-il plus besoin d′entrer en dépense de paroles pour me vanter ses charmes, son mérite et son esprit ; il m′a suffi d′apprendre où se dirigent ses goûts pour la déclarer la plus belle et la plus spirituelle des femmes de ce monde. Seulement j′aurais voulu, seigneur, que Votre Grâce lui eût envoyé, en même temps qu′Amadis de Gaule, ce bon don Rugel de Grèce, car je suis sûr que Mlle Luscinde se fût beaucoup divertie de Daraïda et Garaya, et des élégants propos du pasteur Darinel, et des admirables vers de ses bucoliques, qu′il chantait et jouait avec tant de grâce, d′esprit et d′enjouement ; mais le temps viendra de réparer facilement cette faute ; et ce sera dès que Votre Grâce voudra bien s′en venir avec moi dans mon village : car là, je pourrai lui donner plus de trois cents volumes qui font les délices de mon âme et les délassements de ma vie, bien que je croie me rappeler que je n′en ai plus aucun, grâce à la malice et à l′envie des méchants enchanteurs. Et que Votre Grâce me pardonne si j′ai contrevenu à la promesse que nous lui avions faite de ne point interrompre son récit ; mais dès que j′entends parler de chevalerie et de chevaliers errants, il n′est pas plus en mon pouvoir de m′empêcher d′y joindre mon mot qu′il n′est possible aux rayons du soleil de cesser de répandre la chaleur, ou à ceux de la lune, l′humidité. Ainsi donc, excusez, et poursuivez, ce qui viendra maintenant le plus à propos. »
En tanto que don Quijote estaba diciendo lo que queda dicho, se le había caído a Cardenio la cabeza sobre el pecho, dando muestras de estar profundamente pensativo. Y, puesto que dos veces le dijo don Quijote que prosiguiese su historia, ni alzaba la cabeza ni respondía palabra; pero, al cabo de un buen espacio, la levantó y dijo. Pendant que don Quichotte débitait le discours qui vient d′être rapporté, Cardénio avait laissé tomber sa tête sur sa poitrine, dans l′attitude d′un homme qui rêve profondément. Et, bien que, par deux fois, don Quichotte l′eût prié de continuer son histoire, il ne voulait ni relever la tête ni répondre un mot. Mais enfin, après un long silence, il se redressa et dit :
-No se me puede quitar del pensamiento, ni habrá quien me lo quite en el mundo, ni quien me dé a entender otra cosa (y sería un majadero el que lo contrario entendiese o creyese), sino que aquel bellaconazo del maestro Elisabat estaba amancebado con la reina Madésima. « Je ne puis m′ôter une chose de la pensée, et personne au monde ne me l′en ôtera, et celui-là serait un grand maraud qui croirait ou ferait croire le contraire : c′est que ce bélître insigne de maître Élisabad vivait en concubinage avec la reine Madasime.
-Eso no, ¡voto a tal! -respondió con mucha cólera don Quijote (y arrojóle, como tenía de costumbre )-; y ésa es una muy gran malicia, o bellaquería, por mejor decir: la reina Madásima fue muy principal señora, y no se ha de presumir que tan alta princesa se había de amancebar con un sacapotras ; y quien lo contrario entendiere, miente como muy gran bellaco. Y yo se lo daré a entender, a pie o a caballo, armado o desarmado, de noche o de día, o como más gusto le diere. – Oh ! pour cela non, de par tous les diables ! s′écria don Quichotte enflammé de colère, et donnant un démenti assaisonné comme de coutume ; c′est une grande malignité, ou plutôt une grande coquinerie de parler ainsi. La reine Madasime fut une noble et vertueuse dame, et l′on ne peut supposer qu′une si haute princesse s′avisât de faire l′amour avec un guérisseur de hernies. Et qui dira le contraire en a menti comme un misérable coquin ; et c′est ce que je lui ferai voir à pied ou à cheval, armé ou désarmé, de jour ou de nuit, et de telle manière qu′il lui fera plaisir. »
Estábale mirando Cardenio muy atentamente, al cual ya había venido el accidente de su locura y no estaba para proseguir su historia; ni tampoco don Quijote se la oyera, según le había disgustado lo que de Madásima le había oído. ¡Estraño caso; que así volvió por ella como si verdaderamente fuera su verdadera y natural señora: tal le tenían sus descomulgados libros! Digo, pues, que, como ya Cardenio estaba loco y se oyó tratar de mentís y de bellaco, con otros denuestos semejantes, parecióle mal la burla, y alzó un guijarro que halló junto a sí, y dio con él en los pechos tal golpe a don Quijote que le hizo caer de espaldas. Sancho Panza, que de tal modo vio parar a su señor, arremetió al loco con el puño cerrado; y el Roto le recibió de tal suerte que con una puñada dio con él a sus pies, y luego se subió sobre él y le brumó las costillas muy a su sabor. El cabrero, que le quiso defender, corrió el mesmo peligro. Y, después que los tuvo a todos rendidos y molidos, los dejó y se fue, con gentil sosiego, a emboscarse en la montaña. Cependant Cardénio le regardait fixement, car il venait d′être repris d′un accès de folie, et n′était pas plus en état de continuer son histoire que don Quichotte de l′entendre, tant celui-ci s′était piqué de l′injure faite à Madasime. Chose étrange ! il avait pris parti pour elle, tout comme si elle eût été réellement sa véritable et légitime souveraine : tellement il s′était entêté de ses excommuniés de livres ! Or donc, Cardénio étant redevenu fou, dès qu′il s′entendit donner un démenti et traiter de coquin, avec d′autres gentillesses semblables, il prit mal la plaisanterie, et, ramassant un gros caillou qui se trouvait à ses pieds, il en donna un tel coup dans la poitrine à don Quichotte, qu′il le culbuta sur le dos. Sancho Panza, qui vit ainsi traiter son seigneur, se jeta sur le fou le poing fermé ; mais le fou le reçut de telle sorte que, d′une gourmade, il l′envoya par terre ; et, lui montant sur l′estomac, il lui foula les côtes tout à plaisir. Le chevrier, qui voulut défendre Sancho, courut la même chance, et après les avoir tous trois moulus et rendus, le fou les laissa, et s′en fut, avec un merveilleux sang-froid, regagner les bois de la montagne.
Levantóse Sancho, y, con la rabia que tenía de verse aporreado tan sin merecerlo, acudió a tomar la venganza del cabrero, diciéndole que él tenía la culpa de no haberles avisado que a aquel hombre le tomaba a tiempos la locura; que, si esto supieran, hubieran estado sobre aviso para poderse guardar. Respondió el cabrero que ya lo había dicho, y que si él no lo había oído, que no era suya la culpa. Replicó Sancho Panza, y tornó a replicar el cabrero, y fue el fin de las réplicas asirse de las barbas y darse tales puñadas que, si don Quijote no los pusiera en paz, se hicieran pedazos. Decía Sancho, asido con el cabrero. Sancho se releva ; mais, dans la rage qu′il avait de se voir ainsi rossé sans raison, il s′en prit au chevrier, lui disant que c′était sa faute, puisqu′il ne les avait pas avertis que cet homme avait de temps en temps des accès de folie, et que, s′ils l′eussent su, ils se seraient tenus sur leurs gardes. Le chevrier répondit qu′il avait dit cela précisément, et que, si l′autre ne l′avait pas entendu, ce n′était pas sa faute. Sancho repartit, le chevrier répliqua, et la fin des reparties et des répliques fut de s′empoigner à la barbe, et de se donner de telles gourmades, que si don Quichotte ne les eût séparés, ils se mettaient en pièces. Sancho disait, tenant le chevrier à la poignée :
-Déjeme vuestra merced, señor Caballero de la Triste Figura, que en éste, que es villano como yo y no está armado caballero, bien puedo a mi salvo satisfacerme del agravio que me ha hecho, peleando con él mano a mano, como hombre honrado. « Laisse-moi faire, seigneur chevalier de la Triste-Figure ; celui-ci est vilain comme moi, et n′est pas armé chevalier ; et je puis bien tout à mon aise me venger du tort qu′il m′a fait, en combattant avec lui main à main, comme un homme d′honneur.
-Así es -dijo don Quijote-, pero yo sé que él no tiene ninguna culpa de lo sucedido. – C′est vrai, répondit don Quichotte ; mais je sais qu′il n′y a nullement de sa faute dans ce qui nous est arrivé. »
Con esto los apaciguó, y don Quijote volvió a preguntar al cabrero si sería posible hallar a Cardenio, porque quedaba con grandísimo deseo de saber el fin de su historia. Díjole el cabrero lo que primero le había dicho, que era no saber de cierto su manida ; pero que, si anduviese mucho por aquellos contornos, no dejaría de hallarle, o cuerdo o loco. En disant cela, il leur fit faire la paix ; puis il demanda de nouveau au chevrier s′il serait possible de trouver Cardénio, car il mourait d′envie de savoir la fin de son histoire. Le chevrier lui répéta ce qu′il lui avait déjà dit, qu′il ne savait au juste où Cardénio faisait sa demeure, mais que, s′il parcourait avec soin ces alentours, il ne manquerait pas de le rencontrer, ou raisonnable ou fou.






I. Capítulo XXV. Que trata de las estrañas cosas que en Sierra Morena sucedieron al valiente caballero de la Mancha, y de la imitación que hizo a la penitencia de Beltenebros

Chapitre XXV Qui traite des choses étranges qui arrivèrent dans la SierraMoréna au vaillant chevalier de la Manche, et de la pénitence qu′il fit à l′imitation du Beau-Ténébreux

Despidióse del cabrero don Quijote, y, subiendo otra vez sobre Rocinante, mandó a Sancho que le siguiese, el cual lo hizo, con su jumento, de muy mala gana. Íbanse poco a poco entrando en lo más áspero de la montaña, y Sancho iba muerto por razonar con su amo, y deseaba que él comenzase la plática, por no contravenir a lo que le tenía mandado; mas, no pudiendo sufrir tanto silencio, le dijo. Don Quichotte, ayant fait ses adieux au chevrier, remonta sur Rossinante, et donna ordre à Sancho de le suivre ; lequel obéit, mais de mauvaise grâce, forcé qu′il était d′aller à pied. Ils pénétraient peu à peu dans le plus âpre de la montagne, et Sancho mourait d′envie de deviser, tout en marchant, avec son maître, mais il aurait voulu que celui-ci engageât la conversation, pour ne pas contrevenir aux ordres qu′il en avait reçus. À la fin, ne pouvant supporter un aussi long silence, il lui dit :
-Señor don Quijote, vuestra merced me eche su bendición y me dé licencia; que desde aquí me quiero volver a mi casa, y a mi mujer y a mis hijos, con los cuales, por lo menos, hablaré y departiré todo lo que quisiere; porque querer vuestra merced que vaya con él por estas soledades, de día y de noche, y que no le hable cuando me diere gusto es enterrarme en vida. Si ya quisiera la suerte que los animales hablaran, como hablaban en tiempos de Guisopete , fuera menos mal, porque departiera yo con mi jumento lo que me viniera en gana, y con esto pasara mi mala ventura; que es recia cosa, y que no se puede llevar en paciencia, andar buscando aventuras toda la vida y no hallar sino coces y manteamientos, ladrillazos y puñadas, y, con todo esto, nos hemos de coser la boca, sin osar decir lo que el hombre tiene en su corazón, como si fuera mudo. « Seigneur don Quichotte, que Votre Grâce veuille bien me donner sa bénédiction et mon congé ; je veux m′en aller d′ici, et retourner à ma maison pour y trouver ma femme et mes enfants, avec lesquels je pourrai du moins parler et converser tout à mon aise ; car enfin, prétendre que j′aille avec Votre Grâce à travers ces solitudes, de jour et de nuit, sans que je puisse lui parler quand l′envie m′en prend, c′est m′enterrer tout vif. Encore, si le sort voulait que les animaux parlassent, comme au temps d′Isope, le mal ne serait pas si grand, car je causerais avec mon âne de tout ce qui me passerait par l′esprit, et je prendrais ainsi mon mal en patience. Mais c′est une rude chose, et qu′on ne peut bonnement supporter, que de s′en aller cherchant des aventures toute sa vie, sans trouver autre chose que des coups de poing, des coups de pied, des coups de pierre et des sauts de couverture ; et avec tout cela, il faut se coudre la bouche, sans oser lâcher ce qu′on a sur le cœur, comme si l′on était muet.
-Ya te entiendo, Sancho -respondió don Quijote-: tú mueres porque te alce el entredicho que te tengo puesto en la lengua. Dale por alzado y di lo que quisieres, con condición que no ha de durar este alzamiento más de en cuanto anduviéremos por estas sierras. – Je t′entends, Sancho, répondit don Quichotte : tu meurs d′envie que je lève l′interdit que j′ai jeté sur ta langue. Eh bien ! tiens-le pour levé, et dis tout ce que tu voudras, mais à condition que cette suspension de l′interdit ne durera pas au delà du temps que nous passerons dans ces montagnes.
-Sea ansí -dijo Sancho-: hable yo ahora, que después Dios sabe lo que será; y, comenzando a gozar de ese salvoconduto, digo que ¿qué le iba a vuestra merced en volver tanto por aquella reina Magimasa, o como se llama? O, ¿qué hacía al caso que aquel abad fuese su amigo o no? Que, si vuestra merced pasara con ello, pues no era su juez, bien creo yo que el loco pasara adelante con su historia, y se hubieran ahorrado el golpe del guijarro, y las coces, y aun más de seis torniscones. – Soit, dit Sancho ; pourvu que je parle maintenant, Dieu sait ce qui viendra plus tard. Et pour commencer à jouir de ce sauf-conduit, je vous demanderai à quel propos Votre Grâce s′avisait de prendre le parti de cette reine Marcassine, ou comme elle s′appelle ? Et que diable vous importait que cet Élie l′abbé fût ou non son bon ami ? Je crois que si vous aviez laissé passer ce point, dont vous n′étiez pas juge, le fou aurait passé plus avant dans son histoire, et nous aurions évité, vous le caillou dans l′estomac, moi plus de dix soufflets sur la face et autant de coups de pied sur le ventre.
-A fe, Sancho -respondió don Quijote-, que si tú supieras, como yo lo sé, cuán honrada y cuán principal señora era la reina Madásima, yo sé que dijeras que tuve mucha paciencia, pues no quebré la boca por donde tales blasfemias salieron; porque es muy gran blasfemia decir ni pensar que una reina esté amancebada con un cirujano. La verdad del cuento es que aquel maestro Elisabat, que el loco dijo, fue un hombre muy prudente y de muy sanos consejos, y sirvió de ayo y de médico a la reina; pero pensar que ella era su amiga es disparate digno de muy gran castigo. Y, porque veas que Cardenio no supo lo que dijo, has de advertir que cuando lo dijo ya estaba sin juicio . – Par ma foi, Sancho, répondit don Quichotte, si tu savais aussi bien que je le sais quelle noble et respectable dame fut cette reine Madasime, je sais que tu dirais que ma patience a été grande de ne pas briser la bouche d′où étaient sortis de tels blasphèmes, et c′est un grand blasphème de dire ou de penser qu′une reine vive en concubinage avec un chirurgien. La vérité de l′histoire est que ce maître Élisabad dont le fou a parlé était un homme très-prudent et de bon conseil, et qu′il servit autant de gouverneur que de médecin à la reine ; mais s′imaginer qu′elle était sa bonne amie, c′est une insolence digne du plus sévère châtiment. Et d′ailleurs, pour que tu conviennes que Cardénio ne savait ce qu′il disait, tu dois observer que, lorsqu′il parlait ainsi, il était déjà retombé dans ses accès.
-Eso digo yo -dijo Sancho-: que no había para qué hacer cuenta de las palabras de un loco, porque si la buena suerte no ayudara a vuestra merced y encaminara el guijarro a la cabeza , como le encaminó al pecho, buenos quedáramos por haber vuelto por aquella mi señora, que Dios cohonda . Pues, ¡montas que no se librara Cardenio por loco. – C′est justement ce que je dis, reprit Sancho, et qu′il ne fallait faire aucun cas des paroles d′un fou : car enfin, si votre bonne étoile ne vous eût secouru, et si le caillou, au lieu de s′acheminer à l′estomac, eût pris la route de la tête, nous serions frais maintenant pour avoir voulu défendre cette belle dame que Dieu a mise en pourriture.
-Contra cuerdos y contra locos está obligado cualquier caballero andante a volver por la honra de las mujeres, cualesquiera que sean, cuanto más por las reinas de tan alta guisa y pro como fue la reina Madásima, a quien yo tengo particular afición por sus buenas partes ; porque, fuera de haber sido fermosa, además fue muy prudente y muy sufrida en sus calami dades, que las tuvo muchas; y los consejos y compañía del maestro Elisabat le fue y le fueron de mucho provecho y alivio para poder llevar sus trabajos con prudencia y paciencia. Y de aquí tomó ocasión el vulgo ignorante y mal intencionado de decir y pensar que ella era su manceba ; y mienten, digo otra vez, y mentirán otras docientas, todos los que tal pensaren y dijeren. – Eh bien ! Sancho, répliqua don Quichotte, mets-toi dans la tête que sa folie même ne pouvait absoudre Cardénio. Contre les sages et contre les fous, tout chevalier errant est obligé de prendre parti pour l′honneur des femmes, quelles qu′elles puissent être ; à plus forte raison des princesses de haut étage, comme le fut la reine Madasime, à laquelle je porte une affection toute particulière pour ses rares qualités ; car, outre qu′elle était prodigieusement belle, elle se montra prudente, patiente et courageuse dans les nombreux malheurs qui l′accablèrent. C′est alors que les conseils et la société de maître Élisabad lui furent d′un grand secours pour l′aider à supporter ses peines avec prudence et fermeté. De là le vulgaire ignorant et malintentionné prit occasion de dire et de croire qu′elle était sa maîtresse. Mais ils en ont menti, dis-je encore, et ils en auront encore menti deux cents autres fois, tous ceux qui oseront dire ou penser telle chose.
-Ni yo lo digo ni lo pienso -respondió Sancho-: allá se lo hayan; con su pan se lo coman. Si fueron amancebados, o no, a Dios habrán dado la cuenta. De mis viñas vengo, no sé nada; no soy amigo de saber vidas ajenas; que el que compra y miente, en su bolsa lo siente. Cuanto más, que desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; mas que lo fuesen, ¿qué me va a mí? Y muchos piensan que hay tocinos y no hay estacas . Mas, ¿quién puede poner puertas al campo? Cuanto más, que de Dios dijeron. – Je ne le dis ni ne le pense, moi, répondit Sancho ; et que ceux qui mordent à ce conte le mangent avec leur pain. S′ils ont ou non couché ensemble, c′est à Dieu qu′ils en auront rendu compte. Moi, je viens de nos vignes, je ne sais rien de rien ; et je n′aime pas à m′enquérir de la vie d′autrui ; et celui qui achète et ment, dans sa bourse le sent. D′ailleurs, nu je suis né, nu je me trouve ; je ne perds ni ne gagne. Mais eussent-ils été bons amis, que n′importe à moi ? Bien des gens croient qu′il y a des quartiers de lard où il n′y a pas seulement de crochets pour les pendre. Mais qui peut mettre des portes aux champs ? n′a-t-on pas glosé de Dieu lui-même ?
-¡Válame Dios -dijo don Quijote-, y qué de necedades vas, Sancho, ensartando! ¿Qué va de lo que tratamos a los refranes que enhilas? Por tu vida, Sancho, que calles; y de aquí adelante, entremétete en espolear a tu asno, y deja de hacello en lo que no te importa. Y entiende con todos tus cinco sentidos que todo cuanto yo he hecho, hago e hiciere, va muy puesto en razón y muy conforme a las reglas de caballería, que las sé mejor que cuantos caballeros las profesaron en el mundo. – Ah ! sainte Vierge, s′écria don Quichotte, combien de niaiseries enfiles-tu, Sancho, les unes au bout des autres ! Eh ! quel rapport y a-t-il entre l′objet qui nous occupe et les proverbes que tu fais ainsi défiler ? Par ta vie, Sancho, tais-toi une fois pour toutes, et ne t′occupe désormais que de talonner ton âne, sans te mêler de ce qui ne te regarde pas, et mets-toi bien dans la tête, avec l′aide de chacun de tes cinq sens, que tout ce que je fis, fais et ferai, est d′accord avec la droite raison, et parfaitement conforme aux lois de la chevalerie, que je connais mieux que tous les chevaliers qui en ont fait profession dans le monde.
-Señor -respondió Sancho-, y ¿es buena regla de caballería que andemos perdidos por estas montañas, sin senda ni camino, buscando a un loco, el cual, después de hallado, quizá le vendrá en voluntad de acabar lo que dejó comenzado, no de su cuento, sino de la cabeza de vuestra merced y de mis costillas, acabándonoslas de romper de todo punto. – Mais, seigneur, répondit Sancho, est-ce une bonne règle de chevalerie que nous allions ainsi par ces montagnes comme des enfants perdus, sans chemin ni sentier, et cherchant un fou, auquel, dès que nous l′aurons trouvé, il pourrait bien prendre envie de finir ce qu′il a commencé, non de son histoire, mais de la tête de Votre Grâce et de mes côtes à moi, je veux dire d′achever de nous les rompre ?
-Calla, te digo otra vez, Sancho -dijo don Quijote-; porque te hago saber que no sólo me trae por estas partes el deseo de hallar al loco, cuanto el que tengo de hacer en ellas una hazaña con que he de ganar perpetuo nombre y fama en todo lo descubierto de la tierra; y será tal, que he de echar con ella el sello a todo aquello que puede hacer perfecto y famoso a un andante caballero. – Tais-toi, Sancho, je te le répète, reprit don Quichotte ; car il faut que tu saches que ce qui m′amène dans ces lieux déserts, ce n′est pas seulement le désir de rencontrer le fou, mais bien aussi celui que j′ai d′y faire une prouesse capable d′éterniser mon nom et de répandre ma renommée sur toute la surface de la terre, telle enfin qu′elle doit mettre le sceau à tous les mérites qui rendent parfait et fameux un chevalier errant.
-Y ¿es de muy gran peligro esa hazaña? -preguntó Sancho Panza. – Et cette prouesse est-elle bien périlleuse ? demanda Sancho.
-No -respondió el de la Triste Figura-, puesto que de tal manera podía correr el dado , que echásemos azar en lugar de encuentro; pero todo ha de estar en tu diligencia. – Non, répondit le chevalier de la Triste-Figure, bien que le dé puisse tourner de manière que nous ayons, au lieu de chance, du guignon. Mais tout dépendra de ta diligence.
-¿En mi diligencia? -dijo Sancho. – Comment, de ma diligence ? reprit Sancho.
-Sí -dijo don Quijote-, porque si vuelves presto de adonde pienso enviarte, presto se acabará mi pena y presto comenzará mi gloria. Y, porque no es bien que te tenga más suspenso, esperando en lo que han de parar mis razones, quiero, Sancho, que sepas que el famoso Amadís de Gaula fue uno de los más perfectos caballeros andantes. No he dicho bien fue uno: fue el solo, el primero, el único, el señor de todos cuantos hubo en su tiempo en el mundo. Mal año y mal mes para don Belianís y para todos aquellos que dijeren que se le igualó en algo, porque se engañan, juro cierto. Digo asimismo que, cuando algún pintor quiere salir famoso en su arte, procura imitar los originales de los más únicos pintores que sabe; y esta mesma regla corre por todos los más oficios o ejercicios de cuenta que sirven para adorno de las repúblicas. Y así lo ha de hacer y hace el que quiere alcanzar nombre de prudente y sufrido, imitando a Ulises, en cuya persona y trabajos nos pinta Homero un retrato vivo de prudencia y de sufrimiento; como también nos mostró Virgilio , en persona de Eneas, el valor de un hijo piadoso y la sagacidad de un valiente y entendido capitán, no pintándolo ni descubriéndolo como ellos fueron, sino como habían de ser, para quedar ejemplo a los venideros hombres de sus virtudes. Desta mesma suerte, Amadís fue el norte, el lucero, el sol de los valientes y enamorados caballeros, a quien debemos de imitar todos aquellos que debajo de la bandera de amor y de la caballería militamos. Siendo, pues, esto ansí, como lo es, hallo yo, Sancho amigo, que el caballero andante que más le imitare estará más cerca de alcanzar la perfeción de la caballería. Y una de las cosas en que más este caballero mostró su prudencia , valor, valentía, sufrimiento, firmeza y amor, fue cuando se retiró, desdeñado de la señora Oriana, a hacer penitencia en la Peña Pobre , mudado su nombre en el de Beltenebros , nombre, por cierto, significativo y proprio para la vida que él de su voluntad había escogido. Ansí que, me es a mí más fácil imitarle en esto que no en hender gigantes, descabezar serpientes, matar endriagos , desbaratar ejércitos, fracasar armadas y deshacer encantamentos. Y, pues estos lugares son tan acomodados para semejantes efectos, no hay para qué se deje pasar la ocasión, que ahora con tanta comodidad me ofrece sus guedejas . – Oui, reprit don Quichotte : car si tu reviens vite d′où je vais t′envoyer, vite finira ma peine et vite commencera ma gloire. Mais comme il n′est pas juste que je te tienne davantage en suspens et dans l′attente du sujet de mes propos, je veux que tu saches, ô Sancho, que le fameux Amadis de Gaule fut un des plus parfaits chevaliers errants : que dis-je ? un des plus parfaits ! le seul, l′unique, le premier, le seigneur de tous les chevaliers qui étaient au monde de son temps. J′en suis bien fâché pour don Bélianis, et pour tous ceux qui disent qu′il l′égala en quelque chose, car ils se trompent, sur ma foi. Je dis, d′un autre côté, que, lorsqu′un peintre veut devenir célèbre dans son art, il essaye d′imiter les originaux des meilleurs peintres qu′il connaisse ; et la même règle doit courir pour tous les métiers, pour toutes les professions qui servent à la splendeur des républiques. C′est encore ce que doit faire et ce que fait celui qui veut gagner une réputation de prudence et de patience : il imite Ulysse, dans la personne et les travaux duquel Homère nous a tracé un portrait vivant de l′homme prudent et ferme dans le malheur, de même que Virgile nous a montré, dans la personne d′Énée, la valeur d′un fils pieux et la sagacité d′un vaillant capitaine ; les peignant tous deux, non tels qu′ils furent, mais tels qu′ils devaient être, afin de laisser aux hommes à venir un modèle achevé de leurs vertus. De la même manière, Amadis fut le nord, l′étoile et le soleil des chevaliers vaillants et amoureux, et c′est lui que nous devons imiter, nous tous qui sommes engagés sous les bannières de l′amour et de la chevalerie. Cela donc étant ainsi, il me paraît, Sancho, que le chevalier errant qui l′imitera le mieux sera le plus près d′atteindre à la perfection de la chevalerie. Or, l′une des choses où ce chevalier fit le plus éclater sa prudence, sa valeur, sa fermeté, sa patience et son amour, ce fut quand il se retira, dédaigné par sa dame Oriane, pour faire pénitence sur la Roche-Pauvre, après avoir changé son nom en celui du Beau-Ténébreux, nom significatif, à coup sûr, et bien propre à la vie qu′il s′était volontairement imposée. Ainsi, comme il m′est plus facile de l′imiter en cela qu′à pourfendre des géants, à décapiter des andriaques, à défaire des armées, à disperser des flottes et à détruire des enchantements ; comme, d′ailleurs, ces lieux sauvages sont admirablement propres à de tels desseins, je n′ai pas envie de laisser passer sans la saisir l′occasion qui m′offre si commodément les mèches de ses cheveux.
-En efecto -dijo Sancho-, ¿qué es lo que vuestra merced quiere hacer en este tan remoto lugar. – En fin de compte, demanda Sancho, qu′est-ce que Votre Grâce prétend faire dans cet endroit si écarté ?
-¿Ya no te he dicho -respondió don Quijote- que quiero imitar a Amadís, haciendo aquí del desespe rado, del sandio y del furioso, por imitar juntamente al valiente don Roldán , cuando halló en una fuente las señales de que Angélica la Bella había cometido vileza con Medoro , de cuya pesadumbre se volvió loco y arrancó los árboles, enturbió las aguas de las claras fuentes, mató pastores, destruyó ganados, abrasó chozas, derribó casas, arrastró yeguas y hizo otras cien mil insolencias, dignas de eterno nombre
y escritura? Y, puesto que yo no pienso imitar a Roldán, o Orlando, o Rotolando (que todos estos tres nombres tenía) , parte por parte en todas las locuras que hizo, dijo y pensó, haré el bosquejo, como mejor pudiere, en las que me pareciere ser más esenciales. Y podrá ser que viniese a contentarme con sola la imitación de Amadís, que sin hacer locuras de daño, sino de lloros y sentimientos, alcanzó tanta fama como el que más.
– Ne t′ai-je pas dit, répondit don Quichotte, que je veux imiter Amadis, faisant le désespéré, l′insensé, le furieux, afin d′imiter en même temps le valeureux don Roland, quand il trouva sur les arbres d′une fontaine les indices qu′Angélique la belle s′était avilie dans les bras de Médor, ce qui lui donna tant de chagrin qu′il en devint fou, et qu′il arracha des arbres, troubla l′eau des claires fontaines, tua des bergers, détruisit des troupeaux, incendia des chaumières, renversa des maisons, traîna sa jument, et fit cent mille autres extravagances dignes d′éternelle renommée ? Il est vrai que je ne pense pas imiter Roland, ou Orland, ou Rotoland (car il avait ces trois noms à la fois) de point en point, dans toutes les folies qu′il fit, dit ou pensa. Mais j′ébaucherai du moins de mon mieux celles qui me sembleront les plus essentielles. Peut-être même viendrai-je à me contenter tout simplement de l′imitation d′Amadis, qui, sans faire de folies d′éclat et de mal, mais seulement de pleurs et de désespoir, obtint autant de gloire que personne.
-Paréceme a mí -dijo Sancho- que los caballeros que lo tal ficieron fueron provocados y tuvieron causa para hacer esas necedades y penitencias, pero vuestra merced, ¿qué causa tiene para volverse loco? ¿Qué dama le ha desdeñado, o qué señales ha hallado que le den a entender que la señora Dulcinea del Toboso ha hecho alguna niñería con moro o cristiano. – Quant à moi, dit Sancho, il me semble que les chevaliers qui en agirent de la sorte y furent provoqués, et qu′ils avaient des raisons pour faire ces sottises et ces pénitences. Mais vous, mon seigneur, quelle raison avez-vous de devenir fou ? quelle dame vous a rebuté ? ou quels indices avez-vous trouvés qui fissent entendre que ma dame Dulcinée du Toboso ait fait quelque enfantillage avec More ou chrétien ?
-Ahí esta el punto -respondió don Quijote- y ésa es la fineza de mi negocio; que volverse loco un caballero andante con causa, ni grado ni gracias : el toque está desatinar sin ocasión y dar a entender a mi dama que si en seco hago esto, ¿qué hiciera en mojado? Cuanto más, que harta ocasión tengo en la larga ausencia que he hecho de la siempre señora mía Dulcinea del Toboso; que, como ya oíste decir a aquel pastor de marras, Ambro sio : quien está ausente todos los males tiene y teme. Así que, Sancho amigo, no gastes tiempo en aconsejarme que deje tan rara, tan felice y tan no vista imitación. Loco soy, loco he de ser hasta tanto que tú vuelvas con la respuesta de una carta que contigo pienso enviar a mi señora Dulcinea; y si fuere tal cual a mi fe se le debe, acabarse ha mi sandez y mi penitencia; y si fuere al contrario, seré loco de veras, y, siéndolo, no sentiré nada. Ansí que, de cualquiera manera que responda, saldré del conflito y trabajo en que me dejares, gozando el bien que me trujeres, por cuerdo, o no sintiendo el mal que me aportares , por loco. Pero dime, Sancho, ¿traes bien guardado el yelmo de Mambrino?; que ya vi que le alzaste del suelo cuando aquel desagradecido le quiso hacer pedazos. Pero no pudo, donde se puede echar de ver la fineza de su temple. – Eh ! par Dieu, voilà le point, répondit don Quichotte ; et c′est là justement qu′est le fin de mon affaire. Qu′un chevalier errant devienne fou quand il en a le motif, il n′y a là ni gré ni grâce ; le mérite est de perdre le jugement sans sujet, et de faire dire à ma dame : « S′il fait de telles choses à froid, que ferait-il donc à chaud ? » D′ailleurs, n′ai-je pas un motif bien suffisant dans la longue absence qui me sépare de ma dame et toujours maîtresse Dulcinée du Toboso ? car, ainsi que tu l′as entendu dire à ce berger de l′autre jour, Ambroise : Qui est absent, tous les maux craint ou ressent. Ainsi donc, ami Sancho, ne perds pas en vain le temps à me conseiller que j′abandonne une imitation si rare, si heureuse, si inouïe. Fou je suis, et fou je dois être jusqu′à ce que tu reviennes avec la réponse d′une lettre que je pense te faire porter à ma dame Dulcinée. Si cette réponse est telle que la mérite ma foi, aussitôt cesseront ma folie et ma pénitence ; si le contraire arrive, alors je deviendrai fou tout de bon, et, l′étant, je n′aurai plus nul sentiment. Ainsi, de quelque manière qu′elle réponde, je sortirai de la confusion et du tourment où tu m′auras laissé, jouissant du bien que tu m′apporteras, à la faveur de ma raison, ou cessant de sentir le mal, à la faveur de ma folie. Mais, dis-moi, Sancho, as-tu bien précieusement gardé l′armet de Mambrin ? J′ai vu que tu l′as relevé de terre quand cet ingrat voulut le mettre en pièces, et ne put en venir à bout ; ce qui démontre bien clairement toute la finesse de sa trempe. »
A lo cual respondió Sancho. À cela Sancho répondit :
-Vive Dios, señor Caballero de la Triste Figura, que no puedo sufrir ni llevar en paciencia algunas cosas que vuestra merced dice, y que por ellas vengo a imaginar que todo cuanto me dice de caballerías y de alcanzar reinos e imperios, de dar ínsulas y de hacer otras mercedes y grandezas, como es uso de caballeros andantes , que todo debe de ser cosa de viento y mentira, y todo pastraña , o como lo llamáremos. Porque quien oyere decir a vuestra merced que una bacía de barbero es el yelmo de Mambrino, y que no salga de este error en más de cuatro días , ¿qué ha de pensar, sino que quien tal dice y afirma debe de tener güero el juicio? La bacía yo la llevo en el costal, toda abollada, y llévola para aderezarla en mi casa y hacerme la barba en ella, si Dios me diere tanta gracia que algún día me vea con mi mujer y hijos. « Vive Dieu ! seigneur chevalier de la Triste-Figure, je ne puis souffrir ni porter en patience certaines choses que dit Votre Grâce. Elles me font imaginer à la fin que tout ce que vous me dites d′aventures de chevalerie, de gagner des royaumes et des empires, de donner des îles et de faire d′autres faveurs et générosités à la mode des chevaliers errants, que tout cela, dis-je, n′est que vent et mensonge, et autant de contes à dormir debout. Car, enfin, quiconque entendrait dire à Votre Grâce qu′un plat à barbe de barbier est l′armet de Mambrin, et ne vous verrait pas sortir de cette erreur en plus de quatre jours, qu′est-ce qu′il devrait penser, sinon que celui qui dit et affirme une telle chose doit avoir le cerveau timbré ? Le plat à barbe, je l′ai dans mon bissac, tout aplati et tout bossué, et je l′emporte pour le redresser à la maison, et m′y faire la barbe, si Dieu me fait assez de grâce pour que je me retrouve un jour avec ma femme et mes enfants.
-Mira, Sancho, por el mismo que denantes juraste, te juro -dijo don Quijote- que tienes el más corto entendimiento que tiene ni tuvo escudero en el mundo. ¿Que es posible que en cuanto ha que andas conmigo no has echado de ver que todas las cosas de los caballeros andantes parecen quimeras, necedades y desatinos, y que son todas hechas al revés? Y no porque sea ello ansí, sino porque andan entre nosotros siempre una caterva de encantadores que todas nuestras cosas mudan y truecan y les vuelven según su gusto, y según tienen la gana de favorecernos o destruirnos; y así, eso que a ti te parece bacía de barbero, me parece a mí el yelmo de Mambrino, y a otro le parecerá otra cosa. Y fue rara providencia del sabio que es de mi parte hacer que parezca bacía a todos lo que real y verdaderamente es yelmo de Mambrino, a causa que, siendo él de tanta estima, todo el mundo me perseguirá por quitármele; pero, como ven que no es más de un bacín de barbero, no se curan de procuralle, como se mostró bien en el que quiso rompelle y le dejó en el suelo sin llevarle; que a fe que si le conociera, que nunca él le dejara. Guárdale, amigo, que por ahora no le he menester; que antes me tengo de quitar todas estas armas y quedar desnudo como cuando nací, si es que me da en voluntad de seguir en mi penitencia más a Roldán que a Amadís. – Vois-tu, Sancho, reprit don Quichotte, par le même Dieu au nom duquel tu viens de jurer, je te jure que tu as le plus étroit entendement qu′écuyer eut jamais au monde. Est-il possible que, depuis le temps que tu marches à ma suite, tu ne te sois pas encore aperçu que toutes les choses des chevaliers errants semblent autant de chimères, de billevesées et d′extravagances, et qu′elles vont sans cesse au rebours des autres ? Ce n′est point parce qu′il en est ainsi, mais parce qu′au milieu de nous s′agite incessamment une tourbe d′enchanteurs qui changent nos affaires, les troquent, les dénaturent et les bouleversent à leur gré, selon qu′ils ont envie de nous nuire ou de nous prêter faveur. Voilà pourquoi cet objet, qui te paraît à toi un plat à barbe de barbier, me paraît à moi l′armet de Mambrin, et à un autre paraîtra toute autre chose. Et ce fut vraiment une rare précaution du sage qui est de mon parti, de faire que tout le monde prît pour un plat à barbe ce qui est bien réellement l′armet de Mambrin, car cet objet étant de si grande valeur, tout le monde me poursuivrait pour me l′enlever. Mais, comme on voit que ce n′est rien autre chose qu′un bassin de barbier, personne ne s′en met en souci. C′est ce qu′a bien prouvé celui qui voulait le rompre, et qui l′a laissé par terre sans l′emporter ; car, ma foi, s′il eût connu ce que c′était, il ne serait pas parti les mains vides. Garde-le, ami ; à présent je n′en ai nul besoin, car je dois au contraire me dépouiller de toutes ces armes, et rester nu comme lorsque je sortis du ventre de ma mère, s′il me prend fantaisie d′imiter dans ma pénitence plutôt Roland qu′Amadis. »
Llegaron, en estas pláticas, al pie de una alta montaña que, casi como peñón tajado, estaba sola entre otras muchas que la rodeaban. Corría por su falda un manso arroyuelo, y hacíase por toda su redondez un prado tan verde y vicioso, que daba contento a los ojos que le miraban. Había por allí muchos árboles silvestres y algunas plantas y flores, que hacían el lugar apacible. Este sitio escogió el Caballero de la Triste Figura para hacer su penitencia; y así, en viéndole, comenzó a decir en voz alta, como si estuviera sin juicio. Ils arrivèrent, tout en causant ainsi, au pied d′une haute montagne qui s′élevait seule, comme une roche taillée à pic, au milieu de plusieurs autres dont elle était entourée. Sur son flanc courait un ruisseau limpide, et tout alentour s′étendait une prairie si verte et si molle qu′elle faisait plaisir aux yeux qui la regardaient. Beaucoup d′arbres dispersés çà et là et quelques fleurs des champs embellissaient encore cette douce retraite. Ce fut le lieu que choisit le chevalier de la Triste-Figure pour faire sa pénitence. Dès qu′il l′eut aperçu, il se mit à s′écrier à haute voix comme s′il eût déjà perdu la raison :
-Éste es el lugar, ¡oh cielos! , que diputo y escojo para llorar la desventura en que vosotros mesmos me habéis puesto. Éste es el sitio donde el humor de mis ojos acrecentará las aguas deste pequeño arroyo, y mis continos y profundos sospiros moverán a la contina las hojas destos montaraces árboles, en testimonio y señal de la pena que mi asendereado corazón padece. ¡Oh vosotros, quienquiera que seáis, rústicos dioses que en este inhabitable lugar tenéis vuestra morada, oíd las quejas deste desdichado amante, a quien una luenga ausencia y unos imaginados celos han traído a lamentarse entre estas asperezas, y a quejarse de la dura condición de aquella ingrata y bella, término y fin de toda humana hermosura! ¡Oh vosotras, napeas y dríadas, que tenéis por costumbre de habitar en las espesuras de los montes, así los ligeros y lascivos sátiros, de quien sois, aunque en vano, amadas, no perturben jamás vuestro dulce sosiego, que me ayudéis a lamentar mi desventura, o, a lo menos, no os canséis de oílla! ¡Oh Dulcinea del Toboso, día de mi noche, gloria de mi pena, norte de mis caminos, estrella de mi ventura, así el cielo te la dé buena en cuanto acertares a pedirle, que consideres el lugar y el estado a que tu ausencia me ha conducido, y que con buen término correspondas al que a mi fe se le debe! ¡Oh solitarios árboles, que desde hoy en adelante habéis de hacer compañía a mi soledad, dad indicio, con el blando movimiento de vuestras ramas, que no os desagrade mi presencia! ¡Oh tú, escudero mío, agradable compañero en más prósperos y adversos sucesos, toma bien en la memoria lo que aquí me verás hacer, para que lo cuentes y recetes a la causa total de todo ello. « Voici l′endroit, ô ciel ! que j′adopte et choisis pour pleurer l′infortune où vous-même m′avez fait descendre ; voici l′endroit où les pleurs de mes yeux augmenteront les eaux de ce petit ruisselet, où mes profonds et continuels soupirs agiteront incessamment les feuilles de ces arbres sauvages, en signe et en témoignage de l′affliction qui déchire mon cœur outragé. Ô vous, qui que vous soyez, dieux rustiques, qui faites votre séjour dans ces lieux inhabités, écoutez les plaintes de ce misérable amant qu′une longue absence et d′imaginaires motifs de jalousie ont réduit à venir se lamenter dans ces déserts, et à se plaindre des rigueurs de cette belle ingrate, modèle et dernier terme de l′humaine beauté. Ô vous ! napées et dryades, qui habitez d′ordinaire dans les profondeurs des montagnes, puissent les légers et lascifs satyres dont vous êtes vainement adorées ne troubler jamais votre doux repos, pourvu que vous m′aidiez à déplorer mes infortunes, ou du moins que vous ne vous lassiez pas d′entendre mes plaintes ! Ô Dulcinée du Toboso, jour de mes nuits, gloire de mes peines, nord de mes voyages, étoile de ma bonne fortune, puisse le ciel te la donner toujours heureuse en tout ce qu′il te plaira de lui demander, si tu daignes considérer en quels lieux et en quel état m′a conduit ton absence, et répondre par un heureux dénoûment à la constance de ma foi ! Ô vous, arbres solitaires, qui allez désormais tenir compagnie à ma solitude, faites connaître par le doux bruissement de votre feuillage que ma présence ne vous déplaît pas . Et toi, ô mon écuyer, agréable et fidèle compagnon de ma bonne et mauvaise fortune, retiens bien dans ta mémoire ce qu′ici tu me verras faire, pour que tu le transmettes et le racontes à celle qui en est la cause unique. »
Y, diciendo esto, se apeó de Rocinante, y en un momento le quitó el freno y la silla; y, dándole una palmada en las ancas, le dijo. En disant ces derniers mots, il mit pied à terre, se hâta d′ôter le mors et la selle à Rossinante, et, le frappant doucement sur la croupe avec la paume de la main :
-Libertad te da el que sin ella queda , ¡oh caballo tan estremado por tus obras cuan desdichado por tu suerte! Vete por do quisieres, que en la frente llevas escrito que no te igualó en ligereza el Hipogrifo de Astolfo , ni el nombrado Frontino, que tan caro le costó a Bradamante . « Reçois la liberté, lui dit-il, de celui qui l′a perdue, ô coursier aussi excellent par tes œuvres que malheureux par ton sort ; va-t′en, prends le chemin que tu voudras, car tu portes écrit sur le front que nul ne t′a égalé en légèreté et en vigueur, ni l′hippogriffe d′Astolphe, ni le renommé Frontin, qui coûta si cher à Bradamante. »
Viendo esto Sancho, dijo. Sancho, voyant cela :
-Bien haya quien nos quitó ahora del trabajo de desenalbardar al rucio; que a fe que no faltaran palmadicas que dalle, ni cosas que decille en su alabanza; pero si él aquí estuviera, no consintiera yo que nadie le desalbardara, pues no había para qué, que a él no le tocaban las generales de enamorado ni de desesperado , pues no lo estaba su amo, que era yo, cuando Dios quería . Y en verdad, señor Caballero de la Triste Figura, que si es que mi partida y su locura de vuestra merced va de veras, que será bien tornar a ensillar a Rocinante, para que supla la falta del rucio, porque será ahorrar tiempo a mi ida y vuelta; que si la hago a pie, no sé cuándo llegaré ni cuándo volveré, porque, en resolución, soy mal caminante. « Pardieu ! s′écria-t-il, bien en a pris vraiment à celui qui nous a ôté la peine de débâter le grison ; on ne manquerait, par ma foi, ni de caresses à lui faire, ni de belles choses à dire à sa louange. Mais s′il était ici, je ne permettrais point que personne le débâtât ; car, à quoi bon ? Il n′avait que voir aux noms d′amoureux et de désespéré, puisque son maître n′était ni l′un ni l′autre, lequel maître était moi, quand il plaisait à Dieu. En vérité, seigneur chevalier de la Triste-Figure, si mon départ et votre folie ne sont pas pour rire, mais tout de bon, il sera fort à propos de resseller Rossinante, pour qu′il supplée au défaut du grison ; ce sera gagner du temps sur l′allée et le retour ; car si je fais à pied le chemin, je ne sais ni quand j′arriverai ni quand je reviendrai, tant je suis pauvre marcheur.
-Digo, Sancho -respondió don Quijote-, que sea como tú quisieres, que no me parece mal tu designio; y digo que de aquí a tres días te partirás , porque quiero que en este tiempo veas lo que por ella hago y digo, para que se lo digas. – Je dis, Sancho, répondit don Quichotte, que tu fasses comme tu voudras, et que ton idée ne me semble pas mauvaise. Et j′ajoute que tu partiras dans trois jours, afin que tu voies d′ici là tout ce que je fais et dis pour elle, et que tu puisses le lui répéter.
-Pues, ¿qué más tengo de ver -dijo Sancho- que lo que he visto. – Et qu′est-ce que j′ai à voir, reprit Sancho, de plus que je n′ai vu ?
-¡Bien estás en el cuento! -respondió don Quijote-. Ahora me falta rasgar las vestiduras, esparcir las armas y darme de calabazadas por estas peñas, con otras cosas deste jaez que te han de admirar. – Tu n′es pas au bout du compte, répondit don Quichotte. À présent ne faut-il pas que je déchire mes vêtements, que je disperse les pièces de mon armure, et que je fasse des culbutes la tête en bas sur ces rochers, ainsi que d′autres choses de même espèce qui vont exciter ton admiration ?
-Por amor de Dios -dijo Sancho-, que mire vuestra merced cómo se da esas calabazadas; que a tal peña podrá llegar, y en tal punto, que con la primera se acabase la máquina desta penitencia; y sería yo de parecer que, ya que vuestra merced le parece que son aquí necesarias calabazadas y que no se puede hacer esta obra sin ellas, se contentase, pues todo esto es fingido y cosa contrahecha y de burla, se contentase, digo, con dárselas en el agua, o en alguna cosa blanda, como algodón; y déjeme a mí el cargo, que yo diré a mi señora que vuestra merced se las daba en una punta de peña más dura que la de un diamante. – Pour l′amour de Dieu, reprit Sancho, que Votre Grâce prenne bien garde à la manière de faire ces culbutes ; vous pourriez tomber sur telle roche et en telle posture, qu′au premier saut se terminerait toute la machine de cette pénitence. Moi, je suis d′avis que, puisque Votre Grâce trouve ces culbutes tout à fait nécessaires, et que l′œuvre ne peut s′en passer, vous vous contentiez, tout cela n′étant qu′une chose feinte et pour rire, vous vous contentiez, dis-je, de les faire dans l′eau, ou sur quelque chose de doux, comme du coton ; et laissez-moi me charger du reste : je saurai bien dire à ma dame Dulcinée que Votre Grâce faisait ces culbutes sur une pointe de rocher plus dure que celle d′un diamant.
-Yo agradezco tu buena intención, amigo Sancho -respondió don Quijote-, mas quiérote hacer sabidor de que todas estas cosas que hago no son de burlas, sino muy de veras; porque de otra manera, sería contravenir a las órdenes de caballería, que nos mandan que no digamos mentira alguna , pena de relasos , y el hacer una cosa por otra lo mesmo es que mentir. Ansí que, mis calabazadas han de ser verdaderas, firmes y valederas, sin que lleven nada del sofístico ni del fantástico . Y será necesario que me dejes algunas hilas para curarme, pues que la ventura quiso que nos faltase el bálsamo que perdimos. – Je suis reconnaissant de ta bonne intention, ami Sancho, répondit don Quichotte ; mais je veux te faire savoir que toutes ces choses que je fais ici, loin d′être pour rire, sont très-réelles et très-sérieuses : car, d′une autre manière, ce serait contrevenir aux règlements de la chevalerie, qui nous défendent de dire aucun mensonge, sous la peine des relaps ; et faire une chose pour une autre, c′est la même chose que mentir. Ainsi donc mes culbutes doivent être franches, sincères et véritables, sans mélange de sophistique ou de fantastique. Il sera même nécessaire que tu me laisses quelques brins de charpie pour me panser, puisque le sort a voulu que nous perdissions le baume.
-Más fue perder el asno -respondió Sancho-, pues se perdieron en él las hilas y todo. Y ruégole a vuestra merced que no se acuerde más de aquel maldito brebaje; que en sólo oírle mentar se me revuelve el alma, no que el estómago. Y más le ruego: que haga cuenta que son ya pasados los tres días que me ha dado de término para ver las locuras que hace, que ya las doy por vistas y por pasadas en cosa juzgada , y diré maravillas a mi señora; y escriba la carta y despácheme luego, porque tengo gran deseo de volver a sacar a vuestra merced deste purgatorio donde le dejo. – Ça été bien pis de perdre l′âne, reprit Sancho, car avec lui s′en est allée la charpie et toute la boutique. Et je supplie Votre Grâce de ne plus se rappeler ce maudit breuvage ; il suffit que j′en entende le nom pour me mettre toute l′âme à l′envers, et l′estomac sens dessus dessous. Je vous supplie, en outre, de tenir pour passés les trois jours de délai que vous m′avez accordés afin de voir quelles folies vous faites ; je les donne pour dûment vues et pour passées en force de chose jugée. J′en dirai des merveilles à ma dame ; mais écrivez la lettre, et dépêchez-moi vite, car j′ai la meilleure envie de revenir tirer Votre Grâce de ce purgatoire où je la laisse.
-¿Purgatorio le llamas, Sancho? -dijo don Quijote-. Mejor hicieras de llamarle infierno , y aun peor, si hay otra cosa que lo sea. – Purgatoire, dis-tu, Sancho ? reprit don Quichotte. Tu ferais mieux de l′appeler enfer, et pire encore s′il y a quelque chose de pire.
-Quien ha infierno -respondió Sancho-, nula es retencio , según he oído decir. – Qui est en enfer, répliqua Sancho, nulla est retentio, à ce que j′ai ouï dire.
-No entiendo qué quiere decir retencio -dijo don Quijote. – Je n′entends pas ce que veut dire retentio, reprit don Quichotte.
-Retencio es -respondió Sancho- que quien está en el infierno nunca sale dél, ni puede. Lo cual será al revés en vuestra merced, o a mí me andarán mal los pies, si es que llevo espuelas para avivar a Rocinante; y póngame yo una por una en el Toboso, y delante de mi señora Dulcinea, que yo le diré tales cosas de las necedades y locuras, que todo es uno, que vuestra merced ha hecho y queda haciendo, que la venga a poner más blanda que un guante, aunque la halle más dura que un alcornoque; con cuya respuesta dulce y melificada volveré por los aires, como brujo, y sacaré a vuestra merced deste purgatorio, que parece infierno y no lo es, pues hay esperanza de salir dél, la cual, como tengo dicho, no la tienen de salir los que están en el infierno, ni creo que vuestra merced dirá otra cosa. – Retentio veut dire, repartit Sancho, que qui est en enfer n′en sort plus jamais, et n′en peut plus sortir ; ce qui sera tout au rebours pour Votre Grâce, ou ma foi, je ne saurais plus jouer des talons, au cas que je porte des éperons pour éveiller Rossinante. Et plantez-moi une bonne fois pour toutes dans le Toboso, et en présence de ma dame Dulcinée ; je lui ferai un tel récit des bêtises et des folies (c′est tout un) que Votre Grâce a faites et qui lui restent encore à faire, que je finirai par la rendre plus souple qu′un gant, dussé-je la trouver plus dure qu′un tronc de liége. Avec cette réponse douce et mielleuse, je reviendrai à travers les airs, comme un sorcier, et je tirerai Votre Grâce de ce purgatoire, qui paraît un enfer, bien qu′il ne le soit pas, puisqu′il y a grande espérance d′en sortir, ce que n′ont pas, comme je l′ai dit, ceux qui sont en enfer ; et je ne crois pas que Votre Grâce dise autre chose.
-Así es la verdad -dijo el de la Triste Figura-; pero, ¿qué haremos para escribir la carta. – Oui, c′est la vérité, répondit le chevalier de la Triste-Figure ; mais comment ferons-nous pour écrire la lettre ?
-Y la libranza pollinesca también -añadió Sancho. – Et puis aussi la lettre de change des ânons, ajouta Sancho.
-Todo irá inserto -dijo don Quijote-; y sería bueno, ya que no hay papel , que la escribiésemos, como hacían los antiguos, en hojas de árboles, o en unas tablitas de cera; aunque tan dificultoso será hallarse eso ahora como el papel. Mas ya me ha venido a la memoria dónde será bien, y aun más que bien, escribilla: que es en el librillo de memoria que fue de Cardenio; y tú tendrás cuidado de hacerla trasladar en papel, de buena letra, en el primer lugar que hallares, donde haya maestro de escuela de muchachos, o si no, cualquiera sacristán te la trasladará; y no se la des a trasladar a ningún escribano, que hacen letra procesada , que no la entenderá Satanás. – Tout y sera compris, répondit don Quichotte. Et, puisque le papier manque, il serait bon que nous l′écrivissions, comme faisaient les anciens, sur des feuilles d′arbre, ou sur des tablettes de cire, quoiqu′à vrai dire il ne serait pas plus facile de trouver de la cire que du papier. Mais voilà qu′il me vient à l′esprit où il sera bien et plus que bien de l′écrire : c′est sur le livre de poche qu′a perdu Cardénio. Tu auras soin de la faire transcrire sur une feuille de papier en bonne écriture, dans le premier village où tu trouveras un maître d′école, ou sinon, le premier sacristain venu te la transcrira ; mais ne t′avise pas de la faire transcrire par un notaire : ces gens-là ont une écriture de chicane que Satan lui-même ne déchiffrerait pas.
-Pues, ¿qué se ha de hacer de la firma? -dijo Sancho. – Et que faut-il faire de la signature ? demanda Sancho.
-Nunca las cartas de Amadís se firman -respondió don Quijote. – Jamais Amadis n′a signé ses lettres, répondit don Quichotte.
-Está bien -respondió Sancho-, pero la libranza forzosamente se ha de firmar, y ésa, si se traslada, dirán que la firma es falsa y quedaréme sin pollinos . – C′est très-bien, répliqua Sancho, mais la lettre de change doit être signée forcément. Si je la fais transcrire, on dira que la signature est fausse, et je resterai sans ânons.
-La libranza irá en el mesmo librillo firmada; que, en viéndola, mi sobrina no pondrá dificultad en cumplilla. Y, en lo que toca a la carta de amores, pondrás por firma: "Vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste Figura". Y hará poco al caso que vaya de mano ajena, porque, a lo que yo me sé acordar, Dulcinea no sabe escribir ni leer, y en toda su vida ha visto letra mía ni carta mía, porque mis amores y los suyos han sido siempre platónicos, sin estenderse a más que a un honesto mirar. Y aun esto tan de cuando en cuando, que osaré jurar con verdad que en doce años que ha que la quiero más que a la lumbre destos ojos que han de comer la tierra , no la he visto cuatro ve ces ; y aun podrá ser que destas cuatro veces no hubiese ella echado de ver la una que la miraba: tal es el recato y encerramiento con que sus padres, Lorenzo Corchuelo, y su madre, Aldonza Nogales , la han criado. – La lettre de change, reprit don Quichotte, sera faite et signée sur le livre de poche lui-même, et quand ma nièce la verra, elle ne fera nulle difficulté d′y faire honneur. Quant à la lettre d′amour, tu mettras pour signature : À vous jusqu′à la mort, le chevalier de la Triste-Figure. Il importera peu qu′elle soit écrite d′une main étrangère ; car, si je m′en souviens bien, Dulcinée ne sait ni lire ni écrire, et de toute sa vie n′a vu lettre de ma main. En effet, mes amours et les siens ont toujours été platoniques, sans s′étendre plus loin qu′à une honnête œillade, et encore tellement de loin en loin, que j′oserais jurer d′une chose en toute sûreté de conscience : c′est que, depuis douze ans au moins que je l′aime plus que la prunelle de ces yeux que doivent manger un jour les vers de la terre, je ne l′ai pas vue quatre fois ; encore, sur ces quatre fois, n′y en a-t-il peut-être pas une où elle ait remarqué que je la regardais, tant sont grandes la réserve et la retraite où l′ont élevée son père Lorenzo Corchuelo et sa mère Aldonza Nogalès.
-¡Ta, ta! -dijo Sancho -. ¿Que la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada por otro nombre Aldonza Lorenzo? . – Comment, comment ! s′écria Sancho, c′est la fille de Lorenzo Corchuelo qui est à cette heure ma dame Dulcinée du Toboso, celle qu′on appelle, par autre nom, Aldonza Lorenzo ?
-Ésa es -dijo don Quijote-, y es la que merece ser señora de todo el universo. – C′est elle-même, répondit don Quichotte, celle qui mérite de régner sur tout l′univers.
-Bien la conozco -dijo Sancho-, y sé decir que tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador , que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho , y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar , que la tuviere por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y, aunque estaban de allí más de media legua , así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre. Y lo mejor que tiene es que no es nada melindrosa, porque tiene mucho de cortesana : con todos se burla y de todo hace mueca y donaire. Ahora digo, señor Caballero de la Triste Figura, que no solamente puede y debe vuestra merced hacer locuras por ella, sino que, con justo título, puede desesperarse y ahorcarse; que nadie habrá que lo sepa que no diga que hizo demasiado de bien, puesto que le lleve el diablo. Y querría ya verme en camino, sólo por vella; que ha muchos días que no la veo, y debe de estar ya trocada, porque gasta mucho la faz de las mujeres andar siempre al campo, al sol y al aire. Y confieso a vuestra merced una verdad, señor don Quijote: que hasta aquí he estado en una grande ignorancia; que pensaba bien y fielmente que la señora Dulcinea debía de ser alguna princesa de quien vuestra merced estaba enamorado, o alguna persona tal, que mereciese los ricos presentes que vuestra merced le ha enviado: así el del vizcaíno como el de los galeotes, y otros muchos que deben ser, según deben de ser muchas las vitorias que vuestra merced ha ganado y ganó en el tiempo que yo aún no era su escudero. Pero, bien considerado, ¿qué se le ha de dar a la señora Aldonza Lorenzo, digo, a la señora Dulcinea del Toboso, de que se le vayan a hincar de rodillas delante della los vencidos que vuestra merced le envía y ha de enviar? Porque podría ser que, al tiempo que ellos llegasen, estuviese ella rastrillando lino, o trillando en las eras, y ellos se corriesen de verla, y ella se riese y enfadase del presente. – Oh ! je la connais bien, reprit Sancho, et je puis dire qu′elle jette aussi bien la barre que le plus vigoureux gars de tout le village. Tudieu ! c′est une fille de tête, faite et parfaite, et de poil à l′estomac, propre à faire la barbe et le toupet à tout chevalier errant qui la prendra pour dame. Peste ! quelle voix elle a, et quel creux de poitrine ! Je puis dire qu′un jour elle monta au clocher du village pour appeler des valets de ferme qui travaillaient dans un champ de son père ; et quoiqu′il y eût de là plus d′une demi-lieue, ils l′entendirent aussi bien que s′ils eussent été au pied de la tour. Et ce qu′elle a de mieux, c′est qu′elle n′est pas du tout bégueule ; elle a des façons de grande dame ; elle badine avec tout le monde, et fait la nique à tout propos. À présent, seigneur chevalier de la Triste-Figure, je dis que non-seulement Votre Grâce peut et doit faire des folies pour elle, mais que vous pouvez à juste titre vous désespérer et vous pendre, et que de ceux qui l′apprendront, il n′y a personne qui ne dise que vous avez bien fait, dût le diable vous emporter. Oh ! je voudrais déjà me trouver en chemin, seulement pour le plaisir de la revoir, car il y a longtemps que je l′ai vue ; et vraiment elle doit être bien changée. Rien ne gâte plus vite le teint des femmes que d′être toujours à travers les champs, à l′air et au soleil. Il faut pourtant que je confesse à Votre Grâce une vérité, seigneur don Quichotte ; car jusqu′à présent j′étais resté dans une grande ignorance. Je pensais bien innocemment que ma dame Dulcinée devait être quelque princesse dont Votre Grâce s′était éprise, ou quelque personne de haut rang, et telle qu′elle méritât les riches présents que vous lui avez envoyés, à savoir : celui du Biscayen vaincu, ou celui des galériens délivrés, et beaucoup d′autres encore, aussi nombreux que les victoires que doit avoir remportées Votre Grâce dans le temps que je n′étais pas encore son écuyer. Mais, tout bien considéré, que diable peut gagner ma dame Aldonza Lorenzo, je veux dire ma dame Dulcinée du Toboso, à voir venir s′agenouiller devant elle les vaincus que Votre Grâce lui envoie, ou lui doit envoyer ? Car il pourrait bien arriver qu′au moment où ils paraîtraient, elle fût à peigner du chanvre ou à battre du blé dans la grange, et qu′en la voyant, ces gens-là se missent en colère, tandis qu′elle se moquerait ou se fâcherait aussi du cadeau.
-Ya te tengo dicho antes de agora muchas veces, Sancho -dijo don Quijote-, que eres muy grande hablador, y que, aunque de ingenio boto, muchas veces despuntas de agudo . Mas, para que veas cuán necio eres tú y cuán discreto soy yo, quiero que me oyas un breve cuento. «Has de saber que una viuda hermosa, moza, libre y rica, y, sobre todo, desenfadada, se enamoró de un mozo motilón , rollizo y de buen tomo. Alcanzólo a saber su mayor , y un día dijo a la buena viuda, por vía de fraternal reprehensión: ′′Maravillado estoy, señora, y no sin mucha causa, de que una mujer tan principal, tan hermosa y tan rica como vuestra merced, se haya enamorado de un hombre tan soez, tan bajo y tan idiota como fulano, habiendo en esta casa tantos maes tros , tantos presentados y tantos teólogos, en quien vuestra merced pudiera escoger como entre peras, y decir: "Éste quiero, aquéste no quiero"′′. Mas ella le respondió, con mucho donaire y desenvoltura: ′′Vuestra merced, señor mío, está muy engañado, y piensa muy a lo antiguo si piensa que yo he escogido mal en fulano , por idiota que le parece, pues, para lo que yo le quiero, tanta filosofía sabe, y más, que Aristóteles ′′». Así que, Sancho, por lo que yo quiero a Dulcinea del Toboso, tanto vale como la más alta princesa de la tierra. Sí, que no todos los poetas que alaban damas, debajo de un nombre que ellos a su albedrío les ponen, es verdad que las tienen. ¿Piensas tú que las Amariles, las Filis, las Silvias, las Dianas, las Galateas, las Alidas y otras tales de que los libros, los romances, las tiendas de los barberos, los teatros de las comedias, están llenos, fueron verdaderamente damas de carne y hueso, y de aquéllos que las celebran y celebraron? No, por cierto, sino que las más se las fingen, por dar subjeto a sus versos y porque los tengan por enamorados y por hombres que tienen valor para serlo. Y así, bástame a mí pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta; y en lo del linaje importa poco, que no han de ir a hacer la información dél para darle algún hábito, y yo me hago cuenta que es la más alta princesa del mundo. Porque has de saber, Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar más que otras , que son la mucha hermosura y la buena fama; y estas dos cosas se hallan consumadamente en Dulcinea, porque en ser hermosa ninguna le iguala, y en la buena fama, pocas le llegan. Y para con cluir con todo, yo imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni falte nada; y píntola en mi imaginación como la deseo, así en la belleza como en la principalidad , y ni la llega Elena, ni la alcanza Lucrecia , ni otra alguna de las famosas mujeres de las edades pretéritas, griega, bárbara o latina . Y diga cada uno lo que quisiere; que si por esto fuere reprehendido de los ignorantes, no seré castigado de los rigurosos. – Je t′ai déjà dit bien des fois, Sancho, répondit don Quichotte, que tu es un grand bavard, et qu′avec un esprit obtus et lourd tu te mêles souvent de badiner et de faire des pointes. Mais pour que tu reconnaisses combien tu es sot et combien je suis sage, je veux que tu écoutes une petite histoire. Apprends donc qu′une jeune veuve, belle, libre et riche, et surtout fort amie de la joie, s′amouracha d′un frère lai, gros garçon, frais, réjoui et de large encolure. Son aîné vint à le savoir, et dit un jour à la bonne veuve, en manière de semonce fraternelle : Je suis étonné, madame, et non sans raison, qu′une femme aussi noble, aussi belle, aussi riche que Votre Grâce, aille s′amouracher d′un homme d′aussi bas étage et d′aussi pauvre esprit qu′un tel, tandis qu′il y a dans la même maison tant de docteurs, de maîtres et de théologiens, parmi lesquels vous pourriez choisir comme au milieu d′un cent de poires, et dire : « Celui-ci me convient, celui-là me déplaît. » Mais la dame lui répondit avec beaucoup d′aisance et d′abandon : « Vous êtes bien dans l′erreur, mon très-cher seigneur et frère, et vous pensez à la vieille mode, si vous imaginez que j′ai fait un mauvais choix en prenant un tel, quelque idiot qu′il vous paraisse ; car, pour ce que j′ai à faire de lui, il sait autant et plus de philosophie qu′Aristote. » De la même manière, Sancho, pour ce que j′ai à faire de Dulcinée, elle vaut autant que la plus haute princesse de la terre. Il ne faut pas croire que tous les poëtes qui chantent des dames sous des noms qu′ils leur donnent à leur fantaisie les aient réellement pour maîtresses. Penses-tu que les Amaryllis, les Philis, les Sylvies, les Dianes, les Galathées et d′autres semblables, dont sont remplis les livres, les romances, les boutiques de barbiers et les théâtres de comédie, fussent de vraies créatures en chair et en os, et les dames de ceux qui les ont célébrées ? Non, vraiment ; la plupart des poëtes les imaginent pour donner un sujet à leurs vers, et pour qu′on les croie amoureux, ou du moins capables de l′être. Ainsi donc, il me suffit de penser et de croire que la bonne Aldonza Lorenzo est belle et sage. Quant à la naissance, elle importe peu ; nous n′en sommes pas à faire une enquête pour lui conférer l′habit de chanoinesse, et je me persuade, moi, qu′elle est la plus haute princesse du monde. Car il faut que tu saches, Sancho, si tu ne le sais pas encore, que deux choses par-dessus tout excitent à l′amour : ce sont la beauté et la bonne renommée. Or, ces deux choses se trouvent dans Dulcinée au degré le plus éminent, car en beauté personne ne l′égale, et en bonne renommée bien peu lui sont comparables. Et pour tout dire en un mot, j′imagine qu′il en est ainsi, sans qu′il faille rien ôter ni rien ajouter, et je la peins dans mon imagination telle que je la désire, aussi bien pour la noblesse que pour les attraits ; à ce point, que nulle femme n′approche d′elle, ni les Hélènes, ni les Lucrèces, ni toutes les héroïnes des siècles passés, grecques, romaines ou barbares. Que chacun en dise ce qu′il voudra ; si je suis blâmé par les ignorants, je ne serai pas du moins puni par les gens austères.
-Digo que en todo tiene vuestra merced razón -respondió Sancho-, y que yo soy un asno. Mas no sé yo para qué nombro asno en mi boca, pues no se ha de mentar la soga en casa del ahorcado. Pero venga la carta, y a Dios, que me mudo . – Et moi je dis, reprit Sancho, qu′en toutes choses Votre Grâce a raison, et que je ne suis qu′un âne. Et je ne sais pourquoi ce nom me vient à la bouche, car il ne faut point parler de corde dans la maison d′un pendu. Mais donnez-moi la lettre, et que je déménage. »
Sacó el libro de memoria don Quijote, y, apartándose a una parte, con mucho sosiego comenzó a escribir la carta; y, en acabándola, llamó a Sancho y le dijo que se la quería leer, porque la tomase de memoria, si acaso se le perdiese por el camino , porque de su desdicha todo se podía temer. A lo cual respondió Sancho. Don Quichotte prit les tablettes de Cardénio, et, se mettant à l′écart, il commença d′un grand sang-froid à écrire la lettre. Quand il l′eut finie, il appela Sancho, et lui dit qu′il voulait la lui lire pour qu′il l′apprît par cœur dans le cas où elle se perdrait en route, car il fallait tout craindre de sa mauvaise étoile.
-Escríbala vuestra merced dos o tres veces ahí en el libro y démele, que yo le llevaré bien guardado, porque pensar que yo la he de tomar en la memoria es disparate: que la tengo tan mala que muchas veces se me olvida cómo me llamo. Pero, con todo eso, dígamela vuestra merced, que me holgaré mucho de oílla , que debe de ir como de molde . « Votre Grâce ferait mieux, répondit Sancho, de l′écrire deux ou trois fois, là, dans le livre, et de me le donner après : je saurai bien le garder ; mais penser que j′apprenne la lettre par cœur, c′est une sottise. J′ai la mémoire si mauvaise, que j′oublie souvent comment je m′appelle. Toutefois, lisez-la-moi, je serai bien aise de l′entendre, car elle doit être faite comme en lettres moulées.
-Escucha, que así dice -dijo don Quijote: – Écoute donc, reprit don Quichotte ; voici comment elle est conçue :
Carta de don Quijote a Dulcinea del Toboso. LETTRE DE DON QUICHOTTE À DULCINÉE DU TOBOSO.
Soberana y alta señora .
El ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él no tiene. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita, que, además de ser fuerte, es muy duradera. Mi buen escudero Sancho te dará entera relación, ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo. Si gustares de acorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto; que, con acabar mi vida, habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo.
Tuyo hasta la muerte.
El Caballero de la Triste Figura.
« Haute et souveraine dame, « Le piqué au vif des pointes de l′absence, le blessé dans l′intime région du cœur, dulcissime Dulcinée du Toboso, te souhaite la bonne santé dont il ne jouit plus. Si ta beauté me dédaigne, si tes mérites cessent d′être portés en ma faveur, et si tes rigueurs entretiennent mes angoisses, bien que je sois passablement rompu à la souffrance, mal pourrai-je me maintenir en une transe semblable, qui n′est pas seulement forte, mais durable à l′avenant. Mon bon écuyer Sancho te fera une relation complète, ô belle ingrate, ô ennemie adorée, de l′état où je me trouve en ton intention. S′il te plaît de me secourir, je suis à toi ; sinon, fais à ta fantaisie, car, en terminant mes jours, j′aurai satisfait à mon désir et à ta cruauté.
« À toi jusqu′à la mort,
« Le chevalier de la TRISTE-FIGURE. »
-Por vida de mi padre -dijo Sancho en oyendo la carta-, que es la más alta cosa que jamás he oído. ¡Pesia a mí, y cómo que le dice vuestra merced ahí todo cuanto quiere, y qué bien que encaja en la firma El Caballero de la Triste Figura! Digo de verdad que es vuestra merced el mesmo diablo, y que no haya cosa que no sepa. – Par la vie de mon père ! s′écria Sancho, quand il eut entendu lire cette lettre, voilà bien la plus haute et la plus merveilleuse pièce que j′aie jamais entendue ! Peste ! comme Votre Grâce lui dit bien là tout ce qu′elle veut lui dire ! et comme vous avez joliment enchâssé dans le parafe le chevalier de la Triste-Figure ! Je le dis en vérité, vous êtes le diable lui-même, il n′y a rien que vous ne sachiez.
-Todo es menester -respondió don Quijote- para el oficio que trayo. – Tout est nécessaire, reprit don Quichotte, pour la profession que j′exerce.
-Ea, pues -dijo Sancho-, ponga vuestra merced en esotra vuelta la cédula de los tres pollinos y fírmela con mucha claridad , porque la conozcan en viéndola. – Or çà, reprit Sancho, mettez maintenant au revers de la page la cédule pour les trois ânons, et signez-la très-clairement, pour qu′en la voyant on reconnaisse votre écriture.
-Que me place -dijo don Quijote. – Volontiers, » dit don Quichotte.
Y, habiéndola escrito,se la leyó; que decía ansí: Et, l′ayant écrite, il lui en lut ensuite le contenu :
Mandará vuestra merced, por esta primera de pollinos , señora sobrina, dar a Sancho Panza, mi escudero, tres de los cinco que dejé en casa y están a cargo de vuestra merced. Los cuales tres pollinos se los mando librar y pagar por otros tantos aquí recebidos de contado, que consta, y con su carta de pago serán bien dados. Fecha en las entrañas de Sierra Morena, a veinte y dos de agosto deste presente año. « Veuillez, madame ma nièce, payer sur cette première d′ânons, à Sancho Panza, mon écuyer, trois des cinq que j′ai laissés à la maison, et qui sont confiés aux soins de Votre Grâce ; lesquels trois ânons je lui fais payer et délivrer pour un égal nombre reçus ici comptant, et qui, sur cette lettre et sur sa quittance, seront dûment acquittés. Fait dans les entrailles de la Sierra-Moréna, le 27 août de la présente année. »
-Buena está -dijo Sancho-; fírmela vuestra merced. « C′est très-bien ! s′écria Sancho, Votre Grâce n′a plus qu′à signer.
-No es menester firmarla -dijo don Quijote-, sino solamente poner mi rúbrica, que es lo mesmo que firma , y para tres asnos, y aun para trecientos, fuera bastante. – Il n′est pas besoin de signature, répondit don Quichotte ; je vais mettre seulement mon parafe, ce qui vaudra tout autant que la signature, non pour trois ânes, mais pour trois cents.
-Yo me confío de vuestra merced -respondió Sancho-. Déjeme, iré a ensillar a Rocinante, y aparéjese vuestra merced a echarme su bendición, que luego pienso partirme, sin ver las sandeces que vuestra merced ha de hacer, que yo diré que le vi hacer tantas que no quiera más. – Je me fie en Votre Grâce, reprit Sancho. Laissez maintenant que j′aille seller Rossinante, et préparez-vous à me donner votre bénédiction ; car je veux me mettre en route tout à l′heure, sans voir les extravagances que vous avez à faire, et je saurai bien dire que je vous en ai vu faire à bouche que veux-tu.
-Por lo menos quiero, Sancho, y porque es menester ansí, quiero, digo, que me veas en cueros, y hacer una o dos docenas de locuras, que las haré en menos de media hora, porque, habiéndolas tú visto por tus ojos, puedas jurar a tu salvo en las demás que quisieres añadir; y asegúrote que no dirás tú tantas cuantas yo pienso hacer. – Pour le moins, je veux, Sancho, repartit don Quichotte, et c′est tout à fait nécessaire, je veux, dis-je, que tu me voies tout nu, sans autre habit que la peau, faire une ou deux douzaines de folies. Ce sera fini en moins d′une demi-heure ; mais quand tu auras vu celles-là de tes propres yeux, tu pourras jurer en conscience pour toutes celles qu′il te plaira d′ajouter, et je t′assure bien que tu n′en diras pas autant que je pense en faire.
-Por amor de Dios, señor mío, que no vea yo en cueros a vuestra merced, que me dará mucha lástima y no podré dejar de llorar; y tengo tal la cabeza, del llanto que anoche hice por el rucio , que no estoy para meterme en nuevos lloros; y si es que vuestra merced gusta de que yo vea algunas locuras, hágalas vestido, breves y las que le vinieren más a cuento. Cuanto más, que para mí no era menester nada deso, y, como ya tengo dicho, fuera ahorrar el camino de mi vuelta, que ha de ser con las nuevas que vuestra merced desea y merece. Y si no, aparéjese la señora Dulcinea; que si no responde como es razón, voto hago solene a quien puedo que le tengo de sacar la buena respuesta del estómago a coces y a bofetones. Porque, ¿dónde se ha de sufrir que un caballero andante, tan famoso como vuestra merced, se vuelva loco, sin qué ni para qué, por una...? No me lo haga decir la señora, porque por Dios que despotrique y lo eche todo a doce, aunque nunca se venda . ¡Bonico soy yo para eso! ¡Mal me conoce! ¡Pues, a fe que si me conociese, que me ayunase!
-A fe, Sancho -dijo don Quijote-, que, a lo que parece, que no estás tú más cuerdo que yo.
– Par l′amour de Dieu, mon bon seigneur, s′écria Sancho, que je ne voie pas la peau de Votre Grâce ! j′en aurais trop de compassion, et ne pourrais m′empêcher de pleurer ; et pour avoir pleuré hier soir le pauvre grison, j′ai la tête si malade que je ne suis pas en état de me remettre à de nouveaux pleurs. Si Votre Grâce veut à toute force que je voie quelques-unes de ses folies, faites-les tout habillé, courtes et les premières venues. D′ailleurs, quant à moi, rien de cela n′est nécessaire, et, comme je vous l′ai dit, ce serait abréger le voyage et hâter mon retour, qui doit vous rapporter d′aussi bonnes nouvelles que Votre Grâce les désire et les mérite. Sinon, par ma foi, que ma dame Dulcinée se tienne bon ! Si elle ne répond pas comme la raison l′exige, je fais vœu solennel à qui m′entend de lui arracher la bonne réponse de l′estomac à coups de pied et à coups de poing. Car enfin qui peut souffrir qu′un chevalier errant aussi fameux que Votre Grâce aille devenir fou sans rime ni raison pour une… Que la bonne dame ne me le fasse pas dire, car, au nom de Dieu, je lâche ma langue et lui crache son fait à la figure. Ah ! je suis bon, vraiment, pour ces gentillesses ! Elle ne me connaît guère, et, si elle me connaissait, elle me jeûnerait comme la veille d′un saint . – Par ma foi, Sancho, interrompit don Quichotte, à ce qu′il paraît, tu n′es guère plus sage que moi.
-No estoy tan loco -respondió Sancho-, mas estoy más colérico. Pero, dejando esto aparte, ¿qué es lo que ha de comer vuestra merced en tanto que yo vuelvo? ¿Ha de salir al camino, como Cardenio, a quitárselo a los pastores. – Je ne suis pas si fou, reprit Sancho, mais je suis plus colère. Maintenant, laissant cela de côté, qu′est-ce que Votre Grâce va manger en attendant que je revienne ? Allez-vous, comme Cardénio, vous mettre en embuscade et prendre de force votre nourriture aux bergers ?
-No te dé pena ese cuidado -respondió don Quijote-, porque, aunque tuviera, no comiera otra cosa que las yerbas y frutos que este prado y estos árboles me dieren, que la fineza de mi negocio está en no comer y en hacer otras asperezas equivalentes. – Que cela ne te donne pas de souci, répondit don Quichotte ; quand même j′aurais des vivres en abondance, je ne mangerais pas autre chose que les herbes et les fruits que me fourniront cette prairie et ces arbres. La fin de mon affaire est de ne pas manger du tout, et de souffrir bien d′autres austérités.
-A Dios, pues. Pero, ¿sabe vuestra merced qué temo? Que no tengo de acertar a volver a este lugar donde agora le dejo, según está de escondido. – À propos, dit Sancho, savez-vous ce que crains ? c′est de ne plus retrouver mon chemin pour revenir en cet endroit où je vous laisse, tant il est désert et caché.
-Toma bien las señas, que yo procuraré no apartarme destos contornos -dijo don Quijote-, y aun tendré cuidado de subirme por estos más altos riscos, por ver si te descubro cuando vuelvas. Cuanto más, que lo más acertado será, para que no me yerres y te pierdas, que cortes algunas retamas de las muchas que por aquí hay y las vayas poniendo de trecho a trecho, hasta salir a lo raso, las cuales te servirán de mojones y señales para que me halles cuando vuelvas , a imitación del hilo del laberinto de Teseo . -Así lo haré -respondió Sancho Panza. – Prends-en bien toutes les enseignes, répondit don Quichotte ; je ferai en sorte de ne pas m′éloigner de ces alentours, et même j′aurai soin de monter sur les plus hautes de ces roches, pour voir si je te découvre quand tu reviendras. Mais, au reste, dans la crainte que tu ne me manques et ne te perdes, ce qu′il y a de mieux à faire, c′est que tu coupes des branches de ces genêts, dont nous sommes entourés, et que tu les déposes de distance en distance jusqu′à ce que tu arrives à la plaine. Ces branches te serviront d′indices et de guides pour que tu me retrouves à ton retour, à l′imitation du fil qu′employa Persée dans le labyrinthe . – C′est ce que je vais faire, » répondit Sancho.
Y, cortando algunos, pidió la bendición a su señor, y, no sin muchas lágrimas de entrambos, se despidió dél. Y, subiendo sobre Rocinante, a quien don Quijote encomendó mucho , y que mirase por él como por su propria persona
, se puso en camino del llano , esparciendo de trecho a trecho los ramos de la retama, como su amo se lo había aconsejado. Y así, se fue, aunque todavía le importunaba don Quijote que le viese siquiera hacer dos locuras. Mas no hubo andado cien pasos, cuando volvió y dijo.
Et dès qu′il eut coupé quelques broussailles, il vint demander à son seigneur sa bénédiction, et, non sans avoir beaucoup pleuré tous deux, il prit congé de lui. Après être monté sur Rossinante, que don Quichotte lui recommanda tendrement, l′engageant d′en prendre soin comme de sa propre personne, Sancho se mit en route pour la plaine, semant de loin en loin des branches de genêt, comme son maître le lui avait conseillé, et bientôt s′éloigna, au grand déplaisir de don Quichotte, qui aurait voulu lui faire voir au moins une couple de folies. Mais Sancho n′avait pas encore fait cent pas qu′il revint, et dit à son maître :
-Digo, señor, que vuestra merced ha dicho muy bien : que, para que pueda jurar sin cargo de conciencia que le he visto hacer locuras, será bien que vea siquiera una, aunque bien grande la he visto en la quedada de vuestra merced. « Je dis, seigneur, que Votre Grâce avait raison ; pour que je puisse jurer en repos de conscience que je lui ai vu faire des folies, il sera bon que j′en voie pour le moins une, bien que, Dieu merci, j′en aie vu une assez grosse dans votre envie de rester là.
-¿No te lo decía yo? -dijo don Quijote-. Espérate, Sancho, que en un credo las haré .Y, desnudándose con toda priesa las calzones, quedó en carnes y en pañales, y luego, sin más ni más, dio dos zapatetas en el aire y dos tumbas, la cabeza abajo y los pies en alto, descubriendo cosas que, por no verlas otra vez, volvió Sancho la rienda a Rocinante y se dio por contento y satisfecho de que podía jurar que su amo quedaba loco. Y así, le dejaremos ir su camino, hasta la vuelta, que fue breve. – Ne te l′avais-je pas dit ? s′écria don Quichotte. Attends, Sancho ; en moins d′un credo, ce sera fait. » Aussitôt, tirant ses chausses en toute hâte, il resta nu en pan de chemise ; puis, sans autre façon, il se donna du talon dans le derrière, fit deux cabrioles en l′air et deux culbutes, la tête en bas et les pieds en haut, découvrant de telles choses que, pour ne les pas voir davantage, Sancho tourna bride, et se tint pour satisfait de pouvoir jurer que son maître demeurait fou. Maintenant nous le laisserons suivre son chemin jusqu′au retour, qui ne fut pas long.






I. Capítulo XXVI. Donde se prosiguen las finezas que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena

Chapitre XXVI Où se continuent les fines prouesses d′amour que fit don Quichotte dans la Sierra-Moréna

Y, volviendo a contar lo que hizo el de la Triste Figura después que se vio solo, dice la historia que, así como don Quijote acabó de dar las tumbas o vueltas, de medio abajo desnudo y de medio arriba vestido, y que vio que Sancho se había ido sin querer aguardar a ver más sandeces, se subió sobre una punta de una alta peña y allí tornó a pensar lo que otras muchas veces había pensado, sin haberse jamás resuelto en ello. Y era que cuál sería mejor y le estaría más a cuento: imitar a Roldán en las locuras desaforadas que hizo, o Amadís en las malencónicas. Y, hablando entre sí mesmo, decía: Et revenant à conter ce que fit le chevalier de la Triste-Figure quand il se vit seul, l′histoire dit qu′à peine don Quichotte eut achevé ses sauts et ses culbutes, nu de la ceinture en bas, et vêtu de la ceinture en haut, voyant que Sancho s′en était allé sans vouloir attendre d′autres extravagances, il gravit jusqu′à la cime d′une roche élevée, et là se remit à réfléchir sur une chose qui avait déjà maintes fois occupé sa pensée, sans qu′il eût encore pu prendre une résolution : c′était de savoir lequel serait le meilleur et lui conviendrait le mieux, d′imiter Roland dans ses folies dévastatrices, ou bien Amadis dans ses folies mélancoliques ; et, se parlant à lui-même, il disait :
-Si Roldán fue tan buen caballero y tan valiente como todos dicen, ¿qué maravilla?, pues, al fin, era encantado y no le podía matar nadie si no era metiéndole un alfiler de a blanca por la planta del pie, y él traía siempre los zapatos con siete suelas de hierro . Aunque no le valieron tretas contra Bernardo del Carpio , que se las entendió y le ahogó entre los brazos, en Roncesvalles. Pero, dejando en él lo de la valentía a una parte, vengamos a lo de perder el juicio, que es cierto que le perdió, por las señales que halló en la fontana y por las nuevas que le dio el pastor de que Angélica había dormido más de dos siestas con Medoro, un morillo de cabellos enrizados y paje de Agramante ; y si él entendió que esto era verdad y que su dama le había cometido desaguisado, no hizo mucho en volverse loco. Pero yo, ¿cómo puedo imitalle en las locuras, si no le imito en la ocasión dellas? Porque mi Dulcinea del Toboso osaré yo jurar que no ha visto en todos los días de su vida moro alguno, ansí como él es, en su mismo traje , y que se está hoy como la madre que la parió ; y haríale agravio manifiesto si, imaginando otra cosa della, me volviese loco de aquel género de locura de Roldán el furioso. Por otra parte, veo que Amadís de Gaula, sin perder el juicio y sin hacer locuras, alcanzó tanta fama de enamorado como el que más; porque lo que hizo, según su historia, no fue más de que, por verse desdeñado de su señora Oriana, que le había mandado que no pareciese ante su presencia hasta que fuese su voluntad , de que se retiró a la Peña Pobre en compañía de un ermitaño, y allí se hartó de llorar y de encomendarse a Dios, hasta que el cielo le acorrió, en medio de su mayor cuita y necesidad. Y si esto es verdad, como lo es, ¿para qué quiero yo tomar trabajo agora de desnudarme del todo, ni dar pesadumbre a estos árboles, que no me han hecho mal alguno? Ni tengo para qué enturbiar el agua clara destos arroyos, los cuales me han de dar de beber cuando tenga gana. Viva la memoria de Amadís, y sea imitado de en todo lo que pudiere; del cual se dirá lo que del otro se dijo : que si no acabó grandes cosas, murió por acometellas; y si yo no soy desechado ni desdeñado de Dulcinea del Toboso, bástame, como ya he dicho , estar ausente della. Ea, pues, manos a la obra: venid a mi memoria, cosas de Amadís, y enseñadme por dónde tengo de comenzar a imitaros. Mas ya sé que lo más que él hizo fue rezar; y así lo haré yo: y sirviéndole de rosario unas agallas grandes de un alcornoque, que ensartó, de que hizo un diez y lo que le fatigaba mucho era no hallar por allí otro ermitaño que le confesase y con quien consolarse. Y así, se entretenía paseándose por el pradecillo, escribiendo y grabando por las cortezas de los árboles y por la menuda arena muchos versos , todos acomodados a su tristeza, y algunos en alabanza de Dulcinea. Mas los que se pudieron hallar enteros y que se pudiesen leer, después que a él allí le hallaron, no fueron más que estos que aquí se siguen. « Que Roland ait été aussi brave et vaillant chevalier que tout le monde le dit, qu′y a-t-il à cela de merveilleux ? car enfin, il était enchanté, et personne ne pouvait lui ôter la vie, si ce n′est en lui enfonçant une épingle noire sous la plante du pied. Or, il portait toujours à ses souliers six semelles de fer . Et pourtant toute sa magie ne servit de rien contre Bernard del Carpio, qui découvrit la feinte, et l′étouffa entre ses bras dans la gorge de Roncevaux. Mais, laissant à part la question de sa vaillance, venons à celle de sa folie, car il est certain qu′il perdit le jugement sur les indices qu′il trouva aux arbres de la fontaine, et sur la nouvelle que lui donna le pasteur qu′Angélique avait dormi plus de deux siestes avec Médor, ce petit More aux cheveux bouclés, page d′Agramont . Et certes, s′il s′imagina que cette nouvelle était vraie, et que la dame lui avait joué ce tour, il n′eut pas grand mérite à devenir fou. Mais moi, comment puis-je l′imiter dans les folies, ne l′ayant point imité dans le sujet qui les fit naître ? car, pour ma Dulcinée du Toboso, j′oserais bien jurer qu′en tous les jours de sa vie elle n′a pas vu l′ombre d′un More, en chair et en costume, et qu′elle est encore aujourd′hui comme la mère qui l′a mise au monde. Je lui ferais donc une manifeste injure, si, croyant d′elle autre chose, j′allais devenir fou du genre de folie qu′eut Roland le Furieux. D′un autre côté, je vois qu′Amadis de Gaule, sans perdre l′esprit et sans faire d′extravagances, acquit en amour autant et plus de renommée que personne. Et pourtant, d′après son histoire, il ne fit rien de plus, en se voyant dédaigné de sa dame Oriane, qui lui avait ordonné de ne plus paraître en sa présence contre sa volonté, que de se retirer sur la Roche-Pauvre, en compagnie d′un ermite ; et là, il se rassasia de pleurer, jusqu′à ce que le ciel le secourût dans l′excès de son affliction et de ses angoisses. Si telle est la vérité, et ce l′est à coup sûr, pourquoi me donnerais-je à présent la peine de me déshabiller tout à fait, et de faire du mal à ces pauvres arbres qui ne m′en ont fait aucun ? Et qu′ai-je besoin de troubler l′eau claire de ces ruisseaux, qui doivent me donner à boire quand l′envie m′en prendra ? Vive, vive la mémoire d′Amadis, et qu′il soit imité en tout ce qui est possible par don Quichotte de la Manche, duquel on dira ce qu′on a dit d′un autre, que, s′il ne fit pas de grandes choses, il périt pour les avoir entreprises ! Et si je ne suis ni outragé ni dédaigné par ma Dulcinée, ne me suffit-il pas, comme je l′ai déjà dit, d′être séparé d′elle par l′absence ? Courage donc, les mains à la besogne ! venez à mon souvenir, belles actions d′Amadis, enseignez-moi par où je dois commencer à vous imiter. Mais je sais que ce qu′il fit la plupart du temps, ce fut de réciter ses prières, et c′est ce que je vais faire aussi. » Alors, pour lui servir de chapelet, don Quichotte prit de grosses pommes de liège, qu′il enfila, et dont il fit un rosaire à dix grains. Mais ce qui le contrariait beaucoup, c′était de ne pas avoir sous la main un ermite qui le confessât et lui donnât des consolations. Aussi passait-il le temps, soit à se promener dans la prairie, soit à écrire et à tracer sur l′écorce des arbres ou sur le sable menu une foule de vers, tous accommodés à sa tristesse, et quelques-uns à la louange de Dulcinée. Mais les seuls qu′on put retrouver entiers, et qui fussent encore lisibles quand on vint à sa recherche, furent les strophes suivantes :
-Arboles, yerbas y plantas
que en aqueste sitio estáis,
tan altos, verdes y tantas,
si de mi mal no os holgáis,
escuchad mis quejas santas.
Mi dolor no os alborote,
aunque más terrible sea,
pues, por pagaros escote,
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
del Toboso.

Es aquí el lugar adonde
el amador más leal
de su señora se esconde,
y ha venido a tanto mal
sin saber cómo o por dónde.
Tráele amor al estricote ,
que es de muy mala ralea;
y así, hasta henchir un pipote ,
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
del Toboso.

Buscando las aventuras
por entre las duras peñas,
maldiciendo entrañas duras,
que entre riscos y entre breñas
halla el triste desventuras,
hirióle amor con su azote,
no con su blanda correa;
y, en tocándole el cogote ,
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
del Toboso.
« Arbres, plantes et fleurs,
qui vous montrez en cet endroit
si hauts, si verts et si brillants,
écoutez, si vous ne prenez plaisir à mon malheur,
écoutez mes plaintes respectables.
Que ma douleur ne vous trouble point,
quelque terrible qu′elle éclate ;
car, pour vous payer sa bienvenue,
ici pleura don Quichotte
l′absence de Dulcinée
du Toboso.

« Voici le lieu où
l′amant le plus loyal
se cache loin de sa dame,
arrivé à tant d′infortune
sans savoir ni comment ni pourquoi.
Un amour de mauvaise engeance
le ballotte et se joue de lui :
aussi, jusqu′à remplir un baril,
ici pleura don Quichotte
l′absence de Dulcinée
du Toboso.

« Cherchant les aventures
à travers de durs rochers,
et maudissant de plus dures entrailles,
sans trouver
parmi les broussailles et les rocs
autre chose que des mésaventures,
l′Amour le frappa de son fouet acéré,
non de sa douce bandelette,
et, blessé sur le chignon,
ici pleura don Quichotte
l′absence de Dulcinée
du Toboso. »
No causó poca risa en los que hallaron los versos referidos el añadidura del Toboso al nombre de Dulcinea, porque imaginaron que debió de imaginar don Quijote que si, en nombrando a Dulcinea, no decía también del Toboso, no se podría entender la copla; y así fue la verdad, como él después confesó. Otros muchos escribió, pero, como se ha dicho, no se pudieron sacar en limpio, ni ente ros, más destas tres coplas. En esto, y en suspirar y en llamar a los faunos y silvanos de aquellos bosques, a las ninfas de los ríos, a la dolorosa y húmida Eco, que le respondiese, consolasen y escuchasen , se entretenía, y en buscar algunas yerbas con que sustentarse en tanto que Sancho volvía; que, si como tardó tres días , tardara tres semanas, el Caballero de la Triste Figura quedara tan desfigurado que no le conociera la madre que lo parió. Ce ne fut pas un petit sujet de rire, pour ceux qui firent la trouvaille des vers qu′on vient de citer, que cette addition du Toboso faite hors ligne au nom de Dulcinée ; car ils pensèrent que don Quichotte s′était imaginé que si, en nommant Dulcinée, il n′ajoutait aussi du Toboso, la strophe ne pourrait être comprise ; et c′est, en effet, ce qu′il avoua depuis lui-même, il écrivit bien d′autres poésies ; mais, comme on l′a dit, ces trois strophes furent les seules qu′on put déchiffrer. Tantôt l′amoureux chevalier occupait ainsi ses loisirs, tantôt il soupirait, appelait les faunes et les sylvains de ces bois, les nymphes de ces fontaines, la plaintive et vaporeuse Écho, les conjurant de l′entendre, de lui répondre et de le consoler ; tantôt il cherchait quelques herbes nourrissantes pour soutenir sa vie en attendant le retour de Sancho. Et si, au lieu de tarder trois jours à revenir, celui-ci eût tardé trois semaines, le chevalier de la Triste-Figure serait resté si défiguré, qu′il n′eût pas été reconnu même de la mère qui l′avait mis au monde.
Y será bien dejalle, envuelto entre sus suspiros y versos, por contar lo que le avino a Sancho Panza en su mandadería . Y fue que, en saliendo al camino real, se puso en busca del Toboso, y otro día llegó a la venta donde le había sucedido la desgracia de la manta; y no la hubo bien visto , cuando le pareció que otra vez andaba en los aires, y no quiso entrar dentro, aunque llegó a hora que lo pudiera y debiera hacer, por ser la del comer y llevar en deseo de gustar algo caliente ; que había grandes días que todo era fiambre. Mais il convient de le laisser absorbé dans ses soupirs et ses poésies, pour conter ce que devint Sancho, et ce qui lui arriva dans son ambassade. Dès qu′il eut gagné la grand′route, il se mit en quête du Toboso, et atteignit le lendemain l′hôtellerie où lui était arrivée la disgrâce des sauts sur la couverture. À peine l′eut-il aperçue, qu′il s′imagina voltiger une seconde fois par les airs, et il résolut bien de ne pas y entrer, quoiqu′il fût justement l′heure de le faire, c′est-à-dire l′heure du dîner, et qu′il eût grande envie de goûter quelque chose de chaud, n′ayant depuis bien des jours rien mangé que des provisions froides.
Esta necesidad le forzó a que llegase junto a la venta, todavía dudoso si entraría o no. Y, estando en esto, salieron de la venta dos personas que luego le conocieron; y dijo el uno al otro. Son estomac le força donc à s′approcher de l′hôtellerie, encore incertain s′il entrerait ou brûlerait l′étape. Tandis qu′il était en suspens, deux hommes sortirent de la maison, et, dès qu′ils l′eurent aperçu, l′un d′eux dit à l′autre :
-Dígame, señor licenciado, aquel del caballo, ¿no es Sancho Panza, el que dijo el ama de nuestro aventurero que había salido con su señor por escudero? . « Dites-moi, seigneur licencié, cet homme à cheval, n′est-ce pas Sancho Panza, celui que la gouvernante de notre aventurier prétend avoir suivi son maître en guise d′écuyer ?
-Sí es -dijo el licenciado-; y aquél es el caballo de nuestro don Quijote. – C′est lui-même, répondit le licencié, et voilà le cheval de notre don Quichotte. »
Y conociéronle tan bien como aquellos que eran el cura y el barbero de su mismo lugar, y los que hicieron el escrutinio y acto general de los libros . Los cuales, así como acabaron de conocer a Sancho Panza y a Rocinante, deseosos de saber de don Quijote, se fueron a él; y el cura le llamó por su nombre, diciéndole. Ils avaient, en effet, reconnu facilement l′homme et sa monture ; car c′étaient le curé et le barbier du village, ceux qui avaient fait le procès et l′auto-da-fé des livres de chevalerie. Aussitôt qu′ils eurent achevé de reconnaître Sancho et Rossinante, désirant savoir des nouvelles de don Quichotte, ils s′approchèrent du cavalier, et le curé, l′appelant par son nom :
-Amigo Sancho Panza, ¿adónde queda vuestro amo. « Ami Sancho Panza, lui dit-il, qu′est-ce que fait votre maître ? »
Conociólos luego Sancho Panza, y determinó de encubrir el lugar y la suerte donde y como su amo quedaba; y así, les respondió que su amo quedaba ocupado en cierta parte y en cierta cosa que le era de mucha importancia, la cual él no podía descubrir, por los ojos que en la cara tenía . Sancho les reconnut aussitôt, mais il résolut de leur cacher le lieu et l′état où il avait laissé son seigneur ; il leur répondit donc que celui-ci était occupé en un certain endroit, à une certaine chose qui lui était d′une extrême importance, mais qu′il ne pouvait découvrir, au prix des yeux qu′il avait dans sa tête.
-No, no -dijo el barbero-, Sancho Panza; si vos no nos decís dónde queda, imaginaremos, como ya imaginamos, que vos le habéis muerto y robado, pues venís encima de su caballo. En verdad que nos habéis de dar el dueño del rocín, o sobre eso, morena . « Non, non, Sancho Panza, s′écria le barbier, si vous ne nous dites point où il est et ce qu′il fait, nous croirons, comme nous avons déjà droit de le croire, que vous l′avez assassiné et volé, car enfin vous voilà monté sur son cheval. Et, par Dieu ! vous nous rendrez compte du maître de la bête, ou gare à votre gosier.
-No hay para qué conmigo amenazas , que yo no soy hombre que robo ni mato a nadie: a cada uno mate su ventura, o Dios, que le hizo. Mi amo queda haciendo penitencia en la mitad desta montaña, muy a su sabor. – Oh ! répondit Sancho, il n′y a pas de menace à me faire, et je ne suis pas homme à tuer ni voler personne. Que chacun meure de sa belle mort, à la volonté de Dieu qui l′a créé. Mon maître est au beau milieu de ces montagnes, à faire pénitence tout à son aise. »
Y luego, de corrida y sin parar, les contó de la suerte que quedaba, las aventuras que le habían sucedido y cómo llevaba la carta a la señora Dulcinea del Toboso, que era la hija de Lorenzo Corchuelo, de quien estaba enamorado hasta los hígados. Et sur-le-champ il leur conta, d′un seul trait et sans prendre haleine, en quel état il l′avait laissé, les aventures qui leur étaient arrivées, et comment il portait une lettre à Mme Dulcinée du Toboso, qui était la fille de Lorenzo Corchuelo, dont son maître avait le cœur épris jusqu′au foie.
Quedaron admirados los dos de lo que Sancho Panza les contaba; y, aunque ya sabían la locura de don Quijote y el género della, siempre que la oían se admiraban de nuevo. Pidiéronle a Sancho Panza que les enseñase la carta que llevaba a la señora Dulcinea del Toboso. Él dijo que iba escrita en un libro de memoria y que era orden de su señor que la hiciese trasladar en papel en el primer lugar que llegase; a lo cual dijo el cura que se la mostrase, que él la trasladaría de muy buena letra. Metió la mano en el seno Sancho Panza, buscando el librillo, pero no le halló, ni le podía hallar si le buscara hasta agora, porque se había quedado don Quijote con él y no se le había dado, ni a él se le acordó de pedírsele . Les deux questionneurs restèrent tout ébahis de ce que leur contait Sancho ; et, bien qu′ils connussent déjà la folie de don Quichotte et l′étrange nature de cette folie, leur étonnement redoublait toutes les fois qu′ils en apprenaient des nouvelles. Ils prièrent Sancho Panza de leur montrer la lettre qu′il portait à Mme Dulcinée du Toboso. Celui-ci répondit qu′elle était écrite sur un livre de poche, et qu′il avait ordre de son seigneur de la faire transcrire sur du papier dans le premier village qu′il rencontrerait ; à quoi le curé répliqua que Sancho n′avait qu′à la lui faire voir, et qu′il la transcrirait lui-même en belle écriture. Sancho Panza mit aussitôt la main dans son sein pour y chercher le livre de poche ; mais il ne le trouva point, et n′avait garde de le trouver, l′eût-il cherché jusqu′à cette heure, car don Quichotte l′avait gardé sans songer à le lui remettre, et sans que Sancho songeât davantage à le lui demander.
Cuando Sancho vio que no hallaba el libro, fuésele parando mortal el rostro; y, tornándose a tentar todo el cuerpo muy apriesa , tornó a echar de ver que no le hallaba; y, sin más ni más, se echó entrambos puños a las barbas y se arrancó la mitad de ellas, y luego, apriesa y sin cesar, se dio media docena de puñadas en el rostro y en las narices, que se las bañó todas en sangre. Visto lo cual por el cura y el barbero, le dijeron que qué le había sucedido, que tan mal se paraba. Quand le bon écuyer vit que le livre ne se trouvait point, il fut pris d′une sueur froide et devint pâle comme un mort ; puis il se mit en grande hâte à se tâter tout le corps de haut en bas, et, voyant qu′il ne trouvait toujours rien, il s′empoigna, sans plus de façon, la barbe à deux mains, s′en arracha la moitié, et tout d′une haleine s′appliqua cinq à six coups de poing sur les mâchoires et sur le nez, si bien qu′il se mit tout le visage en sang. Voyant cela, le curé et le barbier lui demandèrent à la fois ce qui lui était arrivé pour se traiter d′une si rude façon.
-¿Qué me ha de suceder -respondió Sancho-, sino el haber perdido de una mano a otra, en un estante, tres pollinos, que cada uno era como un castillo? . « Ce qui m′est arrivé ! s′écria Sancho, que j′ai perdu de la main à la main trois ânons dont le moindre était comme un château.
-¿Cómo es eso? -replicó el barbero. – Comment cela ? répliqua le barbier.
-He perdido el libro de memoria -respondió Sancho-, donde venía carta para Dulcinea y una cédula firmada de su señor, por la cual mandaba que su sobrina me diese tres pollinos, de cuatro o cinco que estaban en casa. – C′est que j′ai perdu le livre de poche, reprit Sancho, où se trouvait la lettre à Dulcinée, et de plus une cédule signée de mon seigneur, par laquelle il ordonnait à sa nièce de me donner trois ânons sur quatre ou cinq qui sont à l′écurie. »
Y, con esto, les contó la pérdida del rucio. Consolóle el cura, y díjole que, en hallando a su señor, él le haría revalidar la manda y que tornase a hacer la libranza en papel, como era uso y costumbre, porque las que se hacían en libros de memoria jamás se acetaban ni cumplían. Et là-dessus Sancho leur conta la perte du grison. Le curé le consola, en lui disant que, dès qu′il trouverait son maître, il lui ferait renouveler la donation, et que cette fois le mandat serait écrit sur du papier, selon la loi et la coutume, attendu que les mandats écrits sur des livres de poche ne peuvent jamais être acceptés ni payés.
Con esto se consoló Sancho, y dijo que, como aquello fuese ansí, que no le daba mucha pena la pérdida de la carta de Dulcinea, porque él la sabía casi de memoria, de la cual se podría trasladar donde y cuando quisiesen. Sancho, sur ce propos, se sentit consolé, et dit qu′en ce cas il se souciait fort peu d′avoir perdu la lettre à Dulcinée, puisqu′il la savait presque par cœur, et qu′on pourrait la transcrire de sa mémoire, où et quand on en prendrait l′envie.
-Decildo, Sancho, pues -dijo el barbero-, que después la trasladaremos. « Eh bien ! dites-la donc, Sancho, s′écria le barbier, et nous vous la transcrirons. »
Paróse Sancho Panza a rascar la cabeza para traer a la memoria la carta, y ya se ponía sobre un pie, y ya sobre otro; unas veces miraba al suelo, otras al cielo; y, al cabo de haberse roído la mitad de la yema de un dedo, teniendo suspensos a los que esperaban que ya la dijese, dijo al cabo de grandísimo rato. Sancho s′arrêta tout court, et se gratta la tête pour rappeler la lettre à son souvenir ; tantôt il se tenait sur un pied, tantôt sur l′autre ; tantôt il regardait le ciel, tantôt la terre ; enfin, après s′être rongé plus qu′à la moitié l′ongle d′un doigt, tenant en suspens ceux qui attendaient sa réponse, il s′écria, au bout d′une longue pause :
-Por Dios, señor licenciado, que los diablos lleven la cosa que de la carta se me acuerda; aunque en el principio decía: «Alta y sobajada señora». « Par le saint nom de Dieu, seigneur licencié, je veux bien que le diable emporte ce que je me rappelle de la lettre ! Pourtant, elle disait pour commencer : « Haute et souterraine dame. »
-No diría -dijo el barbero- sobajada, sino sobrehumana o soberana señora. – Oh ! non, interrompit le barbier, il n′y avait pas souterraine, mais surhumaine ou souveraine dame.
-Así es -dijo Sancho-. Luego, si mal no me acuerdo , proseguía..., si mal no me acuerdo: «el llego y falto de sueño, y el ferido besa a vuestra merced las manos, ingrata y muy desconocida hermosa», y no sé qué decía de salud y de enfermedad que le enviaba, y por aquí iba escurriendo , hasta que acababa en «Vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste Figura». – C′est cela même, s′écria Sancho ; ensuite, si je m′en souviens bien, elle continuait en disant… si je ne m′en souviens pas mal… Le blessé et manquant de sommeil… et le piqué baise à Votre Grâce les mains, ingrate et très-méconnaissable beauté. Puis je ne sais trop ce qu′il disait de bonne santé et de maladie qu′il lui envoyait ; puis il s′en allait discourant jusqu′à ce qu′il vint à finir par : À vous jusqu′à la mort, le chevalier de la Triste-Figure. »
No poco gustaron los dos de ver la buena memoria de Sancho Panza, y alabáronsela mucho , y le pidieron que dijese la carta otras dos veces, para que ellos, ansimesmo, la tomasen de memoria para trasladalla a su tiempo. Tornóla a decir Sancho otras tres veces, y otras tantas volvió a decir otros tres mil disparates. Tras esto, contó asimesmo las cosas de su amo, pero no habló palabra acerca del manteamiento que le había sucedido en aquella venta, en la cual rehusaba entrar. Dijo también como su señor, en trayendo que le trujese buen despacho de la señora Dulcinea del Toboso, se había de poner en camino a procurar cómo ser emperador, o, por lo menos, monarca; que así lo tenían concertado entre los dos, y era cosa muy fácil venir a serlo, según era el valor de su persona y la fuerza de su brazo; y que, en siéndolo, le había de casar a él, porque ya sería viudo, que no podía ser menos, y le había de dar por mujer a una doncella de la emperatriz, heredera de un rico y grande estado de tierra firme, sin ínsulos ni ínsulas, que ya no las quería. Les deux auditeurs s′amusèrent beaucoup à voir quelle bonne mémoire avait Sancho Panza ; ils lui en firent compliment, et le prièrent de répéter la lettre encore deux fois, pour qu′ils pussent eux-mêmes l′apprendre par cœur, et la transcrire à l′occasion. Sancho la répéta donc trois autres fois, et trois fois répéta trois autres mille impertinences. Après cela, il se mit à conter les aventures de son maître ; mais il ne souffla mot de la berne qu′il avait essuyée dans cette hôtellerie où il refusait toujours d′entrer. Il ajouta que son seigneur, dès qu′il aurait reçu de favorables dépêches de sa dame Dulcinée du Toboso, allait se mettre en campagne pour tâcher de devenir empereur, ou monarque pour le moins, ainsi qu′ils en étaient convenus entre eux ; et que c′était une chose toute simple et très-facile, tant étaient grandes la valeur de sa personne et la force de son bras ; puis, qu′aussitôt qu′il serait monté sur le trône, il le marierait, lui Sancho, qui serait alors veuf, parce qu′il ne pouvait en être autrement, et qu′il lui donnerait pour femme une suivante de l′impératrice, héritière d′un riche et grand État en terre ferme, n′ayant pas plus d′îles que d′îlots, desquels il ne se souciait plus.
Decía esto Sancho con tanto reposo, limpiándose de cuando en cuando las narices, y con tan poco juicio, que los dos se admiraron de nuevo, considerando cuán vehemente había sido la locura de don Quijote, pues había llevado tras sí el juicio de aquel pobre hombre. No quisieron cansarse en sacarle del error en que estaba, pareciéndoles que, pues no le dañaba nada la conciencia, mejor era dejarle en él, y a ellos les sería de más gusto oír sus necedades. Y así, le dijeron que rogase a Dios por la salud de su señor, que cosa contingente y muy agible era venir, con el discurso del tiempo, a ser emperador, como él decía, o, por lo menos, arzobispo, o otra dignidad equivalente. A lo cual respondió Sancho. Sancho débitait tout cela d′un air si grave, en s′essuyant de temps en temps le nez et la barbe, et d′un ton si dénué de bon sens, que les deux autres tombaient de leur haut, considérant quelle violence devait avoir eue la folie de don Quichotte, puisqu′elle avait emporté après elle le jugement de ce pauvre homme. Ils ne voulurent pas se fatiguer à le tirer de l′erreur où il était, car il leur parut que, sa conscience n′étant point en péril, le mieux était de l′y laisser, et qu′il serait bien plus divertissant pour eux d′entendre ses extravagances. Aussi lui dirent-ils de prier Dieu pour la santé de son seigneur, et qu′il était dans les futurs contingents et les choses hypothétiques qu′avec le cours du temps il devînt empereur ou pour le moins archevêque, ou dignitaire d′un ordre équivalent.
-Señores, si la fortuna rodease las cosas de manera que a mi amo le viniese en voluntad de no ser emperador , sino de ser arzobispo, querría yo saber agora qué suelen dar los arzobispos andantes a sus escuderos. « En ce cas, seigneur, répondit Sancho, si la fortune embrouillait les affaires de façon qu′il prît fantaisie à mon maître de ne plus être empereur, mais archevêque, je voudrais bien savoir dès à présent ce qu′ont l′habitude de donner à leurs écuyers les archevêques errants .
-Suélenles dar -respondió el cura- algún beneficio, simple o curado, o alguna sacristanía, que les vale mucho de renta rentada , amén del pie de altar, que se suele estimar en otro tanto. – Ils ont l′habitude, répondit le curé, de leur donner, soit un bénéfice simple, soit un bénéfice à charge d′âmes, soit quelque sacristie qui leur rapporte un bon revenu de rente fixe, sans compter le casuel, qu′il faut estimer autant.
-Para eso será menester -replicó Sancho- que el escudero no sea casado y que sepa ayudar a misa, por lo menos; y si esto es así, ¡desdichado de yo , que soy casado y no sé la primera letra del ABC! ¿Qué será de mí si a mi amo le da antojo de ser arzobispo, y no emperador, como es uso y costumbre de los caballeros andantes. – Mais pour cela, répondit Sancho, il sera nécessaire que l′écuyer ne soit pas marié, et qu′il sache tout au moins servir la messe. S′il en est ainsi, malheur à moi qui suis marié pour mes péchés, et qui ne sais pas la première lettre de l′A B C ! Que sera-ce de moi, bon Dieu ! si mon maître se fourre dans la tête d′être archevêque et non pas empereur, comme c′est la mode et la coutume des chevaliers errants ?
-No tengáis pena, Sancho amigo -dijo el barbero-, que aquí rogaremos a vuestro amo y se lo aconsejaremos, y aun se lo pondremos en caso de conciencia, que sea emperador y no arzobispo, porque le será más fácil, a causa de que él es más valiente que estudiante. – Ne vous mettez pas en peine, ami Sancho, reprit le barbier ; nous aurons soin de prier votre maître, et nous lui en donnerons le conseil, et nous lui en ferons au besoin un cas de conscience, de devenir empereur, et non archevêque, ce qui lui sera plus facile, car il est plus brave que savant.
-Así me ha parecido a mí -respondió Sancho-, aunque sé decir que para todo tiene habilidad . Lo que yo pienso hacer de mi parte es rogarle a Nuestro Señor que le eche a aquellas partes donde él más se sirva y adonde a mí más mercedes me haga. – C′est bien aussi ce que j′ai toujours cru, répondit Sancho, quoique je puisse dire qu′il est propre à tout. Mais ce que je pense faire de mon côté, c′est de prier Notre-Seigneur qu′il l′envoie justement là où il trouvera le mieux son affaire, et le moyen de m′accorder les plus grandes faveurs.
-Vos lo decís como discreto -dijo el cura- y lo haréis como buen cristiano. Mas lo que ahora se ha de hacer es dar orden como sacar a vuestro amo de aquella inútil penitencia que decís que queda haciendo; y, para pensar el modo que hemos de tener, y para comer, que ya es hora, será bien nos entremos en esta venta. – Vous parlez en homme sage, reprit le curé, et vous agirez en bon chrétien. Mais ce qui importe à présent, c′est de chercher à tirer votre maître de cette utile pénitence qu′il s′amuse à faire là-bas, à ce que vous dites. Et pour réfléchir au moyen qu′il faut prendre, aussi bien que pour dîner, car il en est l′heure, nous ferons bien d′entrer dans cette hôtellerie. »
Sancho dijo que entrasen ellos, que él esperaría allí fuera y que después les diría la causa por que no entraba ni le convenía entrar en ella; mas que les rogaba que le sacasen allí algo de comer que fuese cosa caliente, y, ansimismo, cebada para Rocinante. Ellos se entraron y le dejaron, y, de allí a poco, el barbero le sacó de comer. Después, habiendo bien pensado entre los dos el modo que tendrían para conseguir lo que deseaban, vino el cura en un pensamiento muy acomodado al gusto de don Quijote y para lo que ellos querían. Y fue que dijo al barbero que lo que había pensado era que él se vestiría en hábito de doncella andante, y que él procurase ponerse lo mejor que pudiese como escudero, y que así irían adonde don Quijote estaba, fingiendo ser ella una doncella afligida y menesterosa, y le pediría un don, el cual él no podría dejársele de otorgar, como valeroso caballero andante. Y que el don que le pensaba pedir era que se viniese con ella donde ella le llevase, a desfacelle un agravio que un mal caballero le tenía fecho; y que le suplicaba, ansimesmo, que no la mandase quitar su antifaz, ni la demandase cosa de su facienda , fasta que la hubiese fecho derecho de aquel mal caballero; y que creyese, sin duda, que don Quijote vendría en todo cuanto le pidiese por este término; y que desta manera le sacarían de allí y le llevarían a su lugar, donde procurarían ver si tenía algún remedio su estraña locura. Sancho répondit qu′ils y entrassent, que lui resterait dehors, et qu′il leur dirait ensuite quelle raison l′empêchait d′entrer ; mais qu′il les suppliait de lui faire apporter quelque chose à manger, de chaud bien entendu, ainsi que de l′orge pour Rossinante. Les deux amis entrèrent, le laissant là, et, peu de moments après, le barbier lui apporta de quoi dîner. Ensuite, ils se mirent à disserter ensemble sur les moyens qu′il fallait employer pour réussir dans leur projet, et le curé vint à s′arrêter à une idée parfaitement conforme au goût de don Quichotte, ainsi qu′à leur intention. « Ce que j′ai pensé, dit-il au barbier, c′est de prendre le costume d′une damoiselle errante, tandis que vous vous arrangerez le mieux possible en écuyer. Nous irons ensuite trouver don Quichotte ; et puis, feignant d′être une damoiselle affligée et quêtant du secours, je lui demanderai un don, qu′il ne pourra manquer de m′octroyer, en qualité de valeureux chevalier errant, et ce don que je pense réclamer, c′est qu′il m′accompagne où il me plaira de le conduire, pour défaire un tort que m′a fait un chevalier félon. Je le supplierai aussi de ne point me faire lever mon voile, ni de m′interroger sur mes affaires, jusqu′à ce qu′il m′ait rendu raison de ce discourtois chevalier. Je ne doute point que don Quichotte ne consente à tout ce qui lui sera demandé sous cette forme, et nous pourrons ainsi le tirer de là, pour le ramener au pays, où nous essayerons de trouver quelque remède à son étrange folie.






I. Capítulo XXVII. De cómo salieron con su intención el Cura y el Barbero, con otras cosas dignas de que se cuenten en esta grande historia

Chapitre XXVII Comment le curé et le barbier vinrent à bout de leur dessein, avec d′autres choses dignes d′être rapportées dans cette grande histoire

No le pareció mal al barbero la invención del cura, sino tan bien, que luego la pusieron por obra. Pidiéronle a la ventera una saya y unas tocas , dejándole en prendas una sotana nueva del cura. El barbero hizo una gran barba de una cola rucia o roja de buey, donde el ventero tenía colgado el peine. Preguntóles la ventera que para qué le pedían aquellas cosas. El cura le contó en breves razones la locura de don Quijote, y cómo convenía aquel disfraz para sacarle de la montaña, donde a la sazón estaba. Cayeron luego el ventero y la ventera en que el loco era su huésped, el del bálsamo, y el amo del manteado escudero, y contaron al cura todo lo que con él les había pasado, sin calle modo que no había más que ver: púsole una saya de paño, llena de fajas de terciopelo negro de un palmo en ancho, todas acuchilladas, y unos corpiños de terciopelo verde, guarnecidos con unos ribetes de raso blanco, que se debieron de hacer, ellos y la saya, en tiempo del rey Wamba . No consintió el cura que le tocasen , sino púsose en la cabeza un birretillo de lienzo colchado que llevaba para dormir de noche, y ciñóse por la frente una liga de tafetán negro, y con otra liga hizo un antifaz , con que se cubrió muy bien las barbas y el rostro; encasquetóse su sombrero , que era tan grande que le podía servir de quitasol, y, cubriéndose su herreruelo , subió en su mula a mujeriegas, y el barbero en la suya, con su barba que le llegaba a la cintura, entre roja y blanca, como aquella que, como se ha dicho, era hecha de la cola de un buey barroso. Le barbier ne trouva rien à redire à l′invention du curé ; elle lui parut si bonne, qu′ils la mirent en œuvre sur-le-champ. Ils demandèrent à l′hôtesse de leur prêter une jupe et des coiffes, en lui laissant pour gages une soutane neuve du curé. Le barbier se fit une grande barbe avec une queue de vache, toute rousse, aux poils de laquelle l′hôte accrochait son peigne. L′hôtesse les pria de lui dire pour quoi faire ils demandaient ces nippes. Le curé lui conta en peu de mots la folie de don Quichotte, et comment ils avaient besoin de ce déguisement pour le tirer de la montagne où il était encore abandonné. L′hôtelier et sa femme devinèrent aussitôt que ce fou était leur hôte, le faiseur de baume et le maître de l′écuyer berné ; aussi contèrent-ils au curé tout ce qui s′était passé chez eux, sans taire ce que taisait si bien Sancho. Finalement, l′hôtesse accoutra le curé de la plus divertissante manière. Elle lui mit une jupe de drap chamarrée de bandes de velours noir d′un palme de large, et toute tailladée, avec un corsage de velours vert, garni d′une bordure de satin blanc, corsage et jupe qui devaient avoir été faits du temps du bon roi Wamba . Le curé ne voulut pas permettre qu′on lui mît des coiffes ; mais il se couvrit la tête d′un petit bonnet de toile piquée, qu′il portait la nuit pour dormir ; puis il se serra le front avec une large jarretière de taffetas noir, et fit de l′autre une espèce de voile qui lui cachait fort bien la barbe et tout le visage. Par-dessus le tout, il enfonça son chapeau clérical, qui était assez grand pour lui servir de parasol, et se couvrant les épaules de son manteau, il monta sur sa mule à la manière des femmes, tandis que le barbier enfourchait la sienne, avec une barbe qui lui tombait sur la ceinture, moitié rousse et moitié blanche, car elle était faite de la queue d′une vache rouane.
Despidiéronse de todos, y de la buena de Maritornes, que prometió de rezar un rosario, aunque pecadora , porque Dios les diese buen suceso en tan arduo y tan cristiano negocio como era el que habían emprendido. Ils prirent congé de tout le monde, même de la bonne Maritornes, qui promit de réciter un chapelet, bien que pécheresse, pour que Dieu leur donnât bonne chance dans une entreprise si difficile et si chrétienne.
Mas, apenas hubo salido de la venta, cuando le vino al cura un pensamiento: que hacía mal en haberse puesto de aquella manera, por ser cosa indecente que un sacerdote se pusiese así, aunque le fuese mucho en ello; y, diciéndoselo al barbero, le rogó que trocasen trajes, pues era más justo que él fuese la doncella menesterosa, y que él haría el escudero , y que así se profanaba menos su dignidad; y que si no lo quería hacer, determinaba de no pasar adelante, aunque a don Quijote se le llevase el diablo. Mais le curé n′eut pas plutôt passé le seuil de l′hôtellerie, qu′il lui vint un scrupule à la pensée. Il trouva que c′était mal à lui de s′être accoutré de la sorte, et chose indécente pour un prêtre, bien que ce fût à bonne intention. « Mon compère, dit-il au barbier, en lui faisant part de sa réflexion, changeons de costume, je vous prie ; il est plus convenable que vous fassiez la damoiselle quêteuse ; moi je ferai l′écuyer, et je profanerai moins ainsi mon caractère ; si vous refusez, je suis résolu à ne point passer outre, dût le diable emporter don Quichotte. »
En esto, llegó Sancho, y de ver a los dos en aquel traje no pudo tener la risa. En efeto, el barbero vino en todo aquello que el cura quiso, y, trocando la invención, el cura le fue informando el modo que había de tener y las palabras que había de decir a don Quijote para moverle y forzarle a que con él se viniese, y dejase la querencia del lugar que había escogido para su vana penitencia. El barbero respondió que, sin que se le diese lición, él lo pondría bien en su punto. No quiso vestirse por entonces, hasta que estuviesen junto de donde don Quijote estaba; y así, dobló sus vestidos, y el cura acomodó su barba, y siguieron su camino, guiándolos Sancho Panza ; el cual les fue contando lo que les aconteció con el loco que hallaron en la sierra, encubriendo, empero, el hallazgo de la maleta y de cuanto en ella venía; que, maguer que tonto, era un poco codicioso el mancebo . Sancho arriva dans ce moment, et ne put s′empêcher de rire en les voyant tous deux en cet équipage. Le barbier consentit à tout ce que voulut le curé, et celui-ci, changeant de rôle, se mit à instruire son compère sur la manière dont il fallait s′y prendre, et sur les paroles qu′il fallait dire à don Quichotte, pour l′engager et le contraindre à ce qu′il s′en vînt avec eux et laissât le gîte qu′il avait choisi pour sa vaine pénitence. Le barbier répondit que, sans recevoir de leçon, il saurait bien s′acquitter de son rôle. Il ne voulut pas se déguiser pour le moment, préférant attendre qu′ils fussent arrivés près de don Quichotte ; il plia donc ses habits, tandis que le curé ajustait sa barbe, et ils se mirent en route, guidés par Sancho Panza. Celui-ci leur conta, chemin faisant, ce qui était arrivé à son maître et à lui avec le fou qu′ils avaient rencontré dans la montagne, mais en cachant toutefois la trouvaille de la valise et de ce qu′elle renfermait ; car, si benêt qu′il fût, le jeune homme n′était pas mal intéressé.
Otro día llegaron al lugar donde Sancho había dejado puestas las señales de las ramas para acertar el lugar donde había dejado a su señor; y, en reconociéndole, les dijo como aquélla era la entrada, y que bien se podían vestir, si era que aquello hacía al caso para la libertad de su señor; porque ellos le habían dicho antes que el ir de aquella suerte y vestirse de aquel modo era toda la importancia para sacar a su amo de aquella mala vida que había escogido, y que le encargaban mucho que no dijese a su amo quien ellos eran, ni que los conocía; y que si le preguntase, como se lo había de preguntar, si dio la carta a Dulcinea, dijese que sí, y que, por no saber leer, le había respondido de palabra , diciéndole que le mandaba, so pena de la su desgracia, que luego al momento se viniese a ver con ella, que era cosa que le importaba mucho; porque con esto y con lo que ellos pensaban decirle tenían por cosa cierta reducirle a mejor vida, y hacer con él que luego se pusiese en camino para ir a ser emperador o monarca; que en lo de ser arzobispo no había de qué temer. Le jour suivant, ils arrivèrent à l′endroit où Sancho avait semé les branches de genêt pour retrouver en quelle place son maître était resté. Dès qu′il l′eut reconnu, il leur dit qu′ils étaient à l′entrée de la montagne, et qu′ils n′avaient qu′à s′habiller, si leur déguisement devait servir à quelque chose pour la délivrance de son seigneur. Ceux-ci, en effet, lui avaient dit auparavant, que d′aller ainsi en compagnie et de se déguiser de la sorte, était de la plus haute importance, pour tirer son maître de la méchante vie à laquelle il s′était réduit. Ils lui avaient en outre recommandé de ne point dire à son maître qui ils étaient, ni qu′ils les connut, et que, si don Quichotte lui demandait, comme c′était inévitable, s′il avait remis la lettre à Dulcinée, il répondît que oui, mais que la dame, ne sachant pas lire, s′était contentée de répondre de vive voix qu′elle ordonnait, sous peine d′encourir sa disgrâce, de venir, à l′instant même, se présenter devant elle, chose qui lui importait essentiellement. Enfin, ils avaient ajouté qu′avec cette réponse et ce qu′ils pensaient lui dire de leur côté, ils avaient la certitude de le ramener à meilleure vie, et de l′obliger à se mettre incontinent en route pour devenir empereur ou monarque ; car il n′y avait plus à craindre qu′il voulût se faire archevêque.
Todo lo escuchó Sancho, y lo tomó muy bien en la memoria, y les agradeció mucho la intención que tenían de aconsejar a su señor fuese emperador y no arzobispo, porque él tenía para sí que, para hacer mercedes a sus escuderos, más podían los emperadores que los arzobispos andantes. También les dijo que sería bien que él fuese delante a buscarle y darle la respuesta de su señora, que ya sería ella bastante a sacarle de aquel lugar , sin que ellos se pusiesen en tanto trabajo. Parecióles bien lo que Sancho Panza decía, y así, determinaron de aguardarle hasta que volviese con las nuevas del hallazgo de su amo. Sancho écouta très-attentivement leurs propos, se les mit bien dans la mémoire, et les remercia beaucoup de l′intention qu′ils témoignaient de conseiller à son maître qu′il se fit empereur et non pas archevêque, car il tenait, quant à lui, pour certain, qu′en fait de récompenses à leurs écuyers, les empereurs pouvaient plus que les archevêques errants. « Il sera bon, ajouta-t-il, que j′aille en avant retrouver mon seigneur, et lui donner la réponse de sa dame : peut-être suffira-t-elle pour le tirer de là, sans que vous vous donniez tant de peine. » L′avis de Sancho leur parut bon, et ils résolurent de l′attendre jusqu′à ce qu′il rapportât la nouvelle de la découverte de son maître.
Entróse Sancho por aquellas quebradas de la sierra, dejando a los dos en una por donde corría un pequeño y manso arroyo, a quien hacían sombra agradable y fresca otras peñas y algunos árboles que por allí estaban. El calor, y el día que allí llegaron, era de los del mes de agosto , que por aquellas partes suele ser el ardor muy grande; la hora, las tres de la tarde: todo lo cual hacía al sitio más agradable, y que convidase a que en él esperasen la vuelta de Sancho, como lo hicieron. Sancho s′enfonça dans les gorges de la montagne, laissant ses deux compagnons au milieu d′une étroite vallée, où courait en murmurant un petit ruisseau, et que couvraient d′une ombre rafraîchissante de hautes roches et quelques arbres qui croissaient sur leurs flancs. On était alors au mois d′août, temps où, dans ces parages, la chaleur est grande, et il pouvait être trois heures de l′après-midi. Tout cela rendait le site plus agréable, et conviait nos voyageurs à y attendre le retour de Sancho. Ce fut aussi le parti qu′ils prirent.
Estando, pues, los dos allí, sosegados y a la sombra, llegó a sus oídos una voz que, sin acompañarla son de algún otro instrumento, dulce y regaladamente sonaba, de que no poco se admiraron, por parecerles que aquél no era lugar donde pudiese haber quien tan bien cantase. Porque, aunque suele decirse que por las selvas y campos se hallan pastores de voces estremadas, más son encarecimientos de poetas que verdades; y más, cuando advirtieron que lo que oían cantar eran versos, no de rústicos ganaderos, sino de discretos cortesanos . Y confirmó esta verdad haber sido los versos que oyeron éstos. Mais tandis qu′ils étaient tous deux assis paisiblement à l′ombre, tout à coup une voix parvint à leurs oreilles, qui, sans s′accompagner d′aucun instrument, faisait entendre un chant doux, pur et délicat. Ils ne furent pas peu surpris, n′ayant pu s′attendre à trouver dans ce lieu quelqu′un qui chantât de la sorte. En effet, bien qu′on ait coutume de dire qu′on rencontre au milieu des champs et des forêts, et parmi les bergers, de délicieuses voix, ce sont plutôt des fictions de poëtes que des vérités. Leur étonnement redoubla quand ils s′aperçurent que ce qu′ils entendaient chanter étaient des vers, non de grossiers gardeurs de troupeaux, mais bien d′ingénieux citadins. Voici, du reste, les vers tels qu′ils les recueillirent :
¿Quién menoscaba mis bienes?
Desdenes.
Y ¿quién aumenta mis duelos.
Los celos.
Y ¿quién prueba mi paciencia.
Ausencia.
De ese modo, en mi dolencia.
ningún remedio se alcanza.
pues me matan la esperanz.
desdenes, celos y ausencia.
¿Quién me causa este dolor.
Amor.
Y ¿quién mi gloria repugna.
Fortuna.
Y ¿quién consiente en mi duelo.
El cielo
De ese modo, yo recel.
morir deste mal estraño.
pues se aumentan en mi daño.
amor, fortuna y el cielo.
¿Quién mejorará mi suerte.
La muerte.
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
Mudanza.
Y sus males, ¿quién los cura.
Locura.
De ese modo, no es cordur.
querer curar la pasió.
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.
« Qui cause le tourment de ma vie ?
le dédain.
Et qui augmente mon affliction ?
la jalousie.
Et qui met ma patience à l′épreuve ?
l′absence.
De cette manière,
aucun remède ne peut être apporté au mal qui me consume,
puisque toute espérance est tuée par
le dédain, la jalousie et l′absence.
« Qui m′impose cette douleur ?
l′amour.
Et qui s′oppose à ma félicité ?
la fortune.
Et qui permet mon affliction ?
le ciel.
De cette manière, je dois
appréhender de mourir de ce mal étrange,
puisqu′à mon détriment s′unissent
l′amour, la fortune et le ciel.
« Qui peut améliorer mon sort ?
la mort.
Et le bonheur d′amour, qui l′obtient ?
l′inconstance.
Et ses maux, qui les guérit ?
la folie.
De cette manière,
il n′est pas sage de vouloir guérir une passion,
quand les remèdes sont
la mort, l′inconstance et la folie. »
La hora, el tiempo, la soledad, la voz y la destreza del que cantaba causó admiración y contento en los dos oyentes, los cuales se estuvieron quedos, esperando si otra alguna cosa oían; pero, viendo que duraba algún tanto el silencio, determinaron de salir a buscar el músico que con tan buena voz cantaba. Y, queriéndolo poner en efeto, hizo la mesma voz que no se moviesen, la cual llegó de nuevo a sus oídos, cantando este soneto. L′heure, le temps, la solitude, la belle voix et l′habileté du chanteur, tout causait à la fois à ses auditeurs de l′étonnement et du plaisir. Ceux-ci se tinrent immobiles dans l′espoir qu′ils entendraient encore autre chose. Enfin, voyant que le silence du musicien durait assez longtemps, ils résolurent de se mettre à sa recherche, et de savoir qui chantait si bien. Mais, comme ils se levaient, la même voix les retint à leur place en se faisant entendre de nouveau. Elle chantait le sonnet suivant :
Soneto
Santa amistad , que con ligeras alas.
tu apariencia quedándose en el suelo.
entre benditas almas, en el cielo.
subiste alegre a las impíreas salas.

desde allá, cuando quieres, nos señala.
la justa paz cubierta con un velo.
por quien a veces se trasluce el cel.
de buenas obras que, a la fin, son malas.

Deja el cielo, ¡oh amistad!, o no permita.
que el engaño se vista tu librea.
con que destruye a la intención sincera.

que si tus apariencias no le quitas.
presto ha de verse el mundo en la pele.
de la discorde confusión primera.
Sonnet
« Sainte amitié,
qui, laissant ton apparence sur la terre,
t′es envolée d′une aile légère vers les âmes bienheureuses du ciel,
et résides, joyeuses, dans les demeures de l′empyrée ;

« De là, quand il te plaît, tu nous montres
ton aimable visage couvert d′un voile
à travers lequel brille parfois
l′ardeur des bonnes œuvres, qui deviennent mauvaises à la fin.

« Quitte le ciel, ô amitié, et ne permets pas
que l′imposture revête ta livrée,
pour détruire l′intention sincère ;

« Si tu ne lui arraches tes apparences,
bientôt le monde se verra
dans la mêlée de la discorde et du chaos. »
El canto se acabó con un profundo suspiro, y los dos, con atención, volvieron a esperar si más se cantaba; pero, viendo que la música se había vuelto en sollozos y en lastimeros ayes, acordaron de saber quién era el triste, tan estremado en la voz como doloroso en los gemidos; y no anduvieron mucho, cuando, al volver de una punta de una peña, vieron a un hombre del mismo talle y figura que Sancho Panza les había pintado cuando les contó el cuento de Cardenio; el cual hombre, cuando los vio, sin sobresaltarse, estuvo quedo, con la cabeza inclinada sobre el pecho a guisa de hombre pensativo, sin alzar los ojos a mirarlos más de la vez primera, cuando de improviso llegaron. Ce chant fut terminé par un profond soupir, et les auditeurs écoutaient toujours avec la même attention si d′autres chants le suivraient encore. Mais, voyant que la musique s′était changée en plaintes et en sanglots, ils s′empressèrent de savoir quel était le triste chanteur dont les gémissements étaient aussi douloureux que sa voix était délicieuse. Ils n′eurent pas à chercher longtemps : au détour d′une pointe de rocher, ils aperçurent un homme de la taille et de la figure que Sancho leur avait dépeintes quand il leur conta l′histoire de Cardénio. Cet homme, en les voyant, ne montra ni trouble ni surprise ; il s′arrêta, et laissa tomber sa tête sur sa poitrine, dans la posture d′une personne qui rêve profondément, sans avoir levé les yeux pour les regarder, si ce n′est la première fois, lorsqu′ils parurent à l′improviste devant lui.
El cura, que era hombre bien hablado (como el que ya tenía noticia de su desgracia, pues por las señas le había conocido), se llegó a él, y con breves aunque muy discretas razones le rogó y persuadió que aquella tan miserable vida dejase, porque allí no la perdiese, que era la desdicha mayor de las desdichas. Estaba Cardenio entonces en su entero juicio, libre de aquel furioso accidente que tan a menudo le sacaba de sí mismo; y así, viendo a los dos en traje tan no usado de los que por aquellas soledades andaban, no dejó de admirarse algún tanto, y más cuando oyó que le habían hablado en su negocio como en cosa sabida -porque las razones que el cura le dijo así lo dieron a entender-; y así, respondió desta manera. Le curé, qui était un homme d′élégante et courtoise parole, l′ayant reconnu au signalement qu′en avait donné Sancho, s′approcha de lui, et, comme quelqu′un au fait de sa disgrâce, il le pria, en termes courts mais pressants, de quitter la vie si misérable qu′il menait en ce désert, crainte de l′y perdre enfin, ce qui est, de tous les malheurs, le plus grand. Cardénio se trouvait alors avec tout son bon sens, et libre de ces accès furieux qui le mettaient si souvent hors de lui. Aussi, quand il vit ces deux personnes dans un costume si peu à l′usage de ceux qui fréquentent ces âpres solitudes, il ne laissa pas d′éprouver quelque surprise, surtout lorsqu′il les entendit lui parler de son histoire comme d′une chose à leur connaissance ; car les propos du curé ne lui laissaient pas de doute à cet égard. Il leur répondit en ces termes :
-Bien veo yo, señores , quienquiera que seáis, que el cielo, que tiene cuidado de socorrer a los buenos, y aun a los malos muchas veces, sin yo merecerlo, me envía, en estos tan remotos y apartados lugares del trato común de las gentes, algunas personas que, poniéndome delante de los ojos con vivas y varias razones cuán sin ella ando en hacer la vida que hago, han procurado sacarme désta a mejor parte; pero, como no saben que sé yo que en saliendo deste daño he de caer en otro mayor, quizá me deben de tener por hombre de flacos discursos, y aun, lo que peor sería, por de ningún juicio. Y no sería maravilla que así fuese, porque a mí se me trasluce que la fuerza de la imaginación de mis desgracias es tan intensa y puede tanto en mi perdición que, sin que yo pueda ser parte a estobarlo, vengo a quedar como piedra, falto de todo buen sentido y conocimiento; y vengo a caer en la cuenta desta verdad, cuando algunos me dicen y muestran señales de las cosas que he hecho en tanto que aquel terrible accidente me señorea, y no sé más que dolerme en vano y maldecir sin provecho mi ventura, y dar por disculpa de mis locuras el decir la causa dellas a cuantos oírla quieren; porque, viendo los cuerdos cuál es la causa, no se maravillarán de los efetos, y si no me dieren remedio, a lo menos no me darán culpa, convirtiéndoseles el enojo de mi desenvoltura en lástima de mis desgracias. Y si es que vosotros, señores, venís con la mesma intención que otros han venido , antes que paséis adelante en vuestras discretas persuasiones, os ruego que escuchéis el cuento, que no le tiene, de mis desventuras; porque quizá, después de entendido, ahorraréis del trabajo que tomaréis en consolar un mal que de todo consuelo es incapaz. « Je vois bien, seigneurs, qui que vous soyez, que le ciel, dans le soin qu′il prend de secourir les bons, et maintes fois aussi les méchants, m′envoie sans que je mérite cette faveur, en ces lieux si éloignés du commerce des hommes, des personnes qui, retraçant à mes yeux, sous les plus vives images, quelle est ma démence à mener la vie que je mène, essayent de me tirer de cette triste retraite pour me ramener en un meilleur séjour. Mais, comme elles ne savent point ce que je sais, moi, qu′en sortant du mal présent j′aurais à tomber dans un pire, elles doivent sans doute me tenir pour un homme de faible intelligence, et peut-être même privé de tout jugement. Ce ne serait point une chose surprenante qu′il en fût ainsi, car je m′aperçois bien moi-même que le souvenir de mes malheurs est si continuel et si pesant, et qu′il a tant d′influence pour ma perdition, que, sans pouvoir m′en défendre, je reste quelquefois comme une pierre, privé de tout sentiment et de toute connaissance. Il faut bien que je reconnaisse cette vérité, quand on me dit, en m′en montrant les preuves, ce que j′ai fait pendant que ces terribles accès se sont emparés de moi. Alors je ne sais qu′éclater en plaintes inutiles, que maudire sans profit ma mauvaise étoile, et, pour excuse de ma folie, j′en raconte l′origine à tous ceux qui veulent l′entendre. De cette manière, quand les gens sensés apprennent la cause, ils ne s′étonnent plus des effets ; s′ils ne trouvent point de remède à m′offrir, du moins ne trouvent-ils pas de faute à m′imputer, et l′horreur de mes extravagances se change en pitié de mes malheurs. Si vous venez donc, seigneurs, dans la même intention que d′autres sont venus, je vous en supplie, avant de continuer vos sages et charitables conseils, écoutez ma fatale histoire. Peut-être, après l′avoir entendue, vous épargnerez-vous la peine que vous prendriez à consoler une infortune à laquelle est fermée toute consolation. »
Los dos, que no deseaban otra cosa que saber de su mesma boca la causa de su daño, le rogaron se la contase, ofreciéndole de no hacer otra cosa de la que él quisiese, en su remedio o consuelo; y con esto, el triste caballero comenzó su lastimera historia, casi por las mesmas palabras y pasos que la había contado a don Quijote y al cabrero pocos días atrás, cuando, por ocasión del maestro Elisabat y puntualidad de don Quijote en guardar el decoro a la caballería, se quedó el cuento imperfeto, como la historia lo deja contado. Pero ahora quiso la buena suerte que se detuvo el accidente de la locura y le dio lugar de contarlo hasta el fin; y así, llegando al paso del billete que había hallado don Fernando entre el libro de Amadís de Gaula, dijo Cardenio que le tenía bien en la memoria, y que decía desta manera. Les deux amis, qui ne désiraient autre chose que d′apprendre de sa bouche même la cause de son mal, le prièrent instamment de la leur conter, et lui promirent de ne faire rien de plus qu′il ne voudrait pour le guérir ou le soulager. Le triste chevalier commença donc sa déplorable histoire à peu près dans les mêmes termes et avec les mêmes détails qu′il l′avait déjà contée à don Quichotte et au chevrier, peu de jours auparavant, lorsque, à l′occasion de maître Élisabad, et par la ponctualité de don Quichotte à remplir les devoirs de la chevalerie, le récit, comme on l′a vu, en resta inachevé. Mais à présent un heureux hasard permit que l′accès de furie ne reprît point Cardénio, et lui laissât le temps de continuer jusqu′au bout. Quand il fut arrivé à l′endroit du billet que don Fernand trouva dans un volume d′Amadis de Gaule : « J′en ai parfaitement conservé le souvenir, ajouta-t-il, et voici comment il était conçu :
«Luscinda a Cardenio. LUSCINDE À CARDÉNIO
Cada día descubro en vos valores que me obligan y fuerzan a que en más os estime; y así, si quisiéredes sacarme desta deuda sin ejecutarme en la honra, lo podréis muy bien hacer. Padre tengo, que os conoce y que me quiere bien, el cual, sin forzar mi voluntad, cumplirá la que será justo que vos tengáis, si es que me estimáis como decís y como yo creo. « Chaque jour je découvre en vous des mérites qui m′obligent à vous estimer davantage. Si donc vous voulez que j′acquitte ma dette, sans que ce soit aux dépens de l′honneur, vous pourrez facilement réussir. J′ai un père qui vous connaît et qui m′aime, lequel, sans contraindre ma volonté, satisfera celle qu′il est juste que vous ayez, s′il est vrai que vous m′estimiez comme vous me le dites, et comme je le crois. »
-»Por este billete me moví a pedir a por esposa, como ya os he contado, y éste fue por quien quedó Luscinda en la opinión de don Fernando por una de las más discretas y avisadas mujeres de su tiempo; y este billete fue el que le puso en deseo de destruirme, antes que el mío se efetuase. Díjele yo a don Fernando en lo que reparaba el padre de Luscinda, que era en que mi padre se la pidiese, lo cual yo no le osaba decir, temeroso que no vendría en ello, no porque no tuviese bien conocida la calidad , bondad, virtud y hermosura de Luscinda, y que tenía partes bastantes para enoblecer cualquier otro linaje de España, sino porque yo entendía dél que deseaba que no me casase tan presto, hasta ver lo que el duque Ricardo hacía conmigo. En resolución, le dije que no me aventuraba a decírselo a mi padre, así por aquel inconveniente como por otros muchos que me acobardaban, sin saber cuáles eran, sino que me parecía que lo que yo desease jamás había de tener efeto. « C′est ce billet qui m′engagea à demander la main de Luscinde, comme je vous l′ai conté ; c′est ce billet qui la fit passer, dans l′opinion de don Fernand, pour une des femmes les plus spirituelles et les plus adroites de son temps, et qui fit naître en lui l′envie de me perdre avant que mes désirs fussent comblés. Je confiai à don Fernand que le père de Luscinde exigeait que le mien la lui demandât, et que je n′osais en prier mon père, dans la crainte qu′il ne voulût pas y consentir, non qu′il ne connût parfaitement la qualité, les vertus et les charmes de Luscinde, bien capables d′anoblir toute autre maison d′Espagne, mais parce que je supposais qu′il ne voudrait point me laisser marier avant de savoir ce que le duc Ricardo voulait faire de moi. Finalement, je lui dis que je ne me hasarderais point à m′ouvrir à mon père, tant à cause de cet obstacle que de plusieurs autres que j′entrevoyais avec effroi, sans savoir quels ils fussent, et seulement parce qu′il me semblait que jamais mes désirs ne seraient satisfaits.
»A todo esto me respondió don Fernando que él se encargaba de hablar a mi padre y hacer con él que hablase al de Luscinda. ¡Oh Mario ambicioso, oh Catilina cruel , oh Sila facinoroso, oh Galalón embustero , oh Vellido traidor , oh Julián vengativo , oh Judas codicioso! Traidor, cruel, vengativo y embustero, ¿qué deservicios te había hecho este triste, que con tanta llaneza te descubrió los secretos y contentos de su corazón? ¿Qué ofensa te hice? ¿Qué palabras te dije, o qué consejos te di, que no fuesen todos encaminados a acrecentar tu honra y tu provecho? Mas, ¿de qué me quejo?, ¡desventurado de mí!, pues es cosa cierta que cuando traen las desgracias la corriente de las estrellas , como vienen de alto a bajo, despeñándose con furor y con violencia, no hay fuerza en la tierra que las detenga, ni industria humana que prevenirlas pueda. ¿Quién pudiera imaginar que don Fernando, caballero ilustre, discreto, obligado de mis servicios, poderoso para alcanzar lo que el deseo amoroso le pidiese dondequiera que le ocupase, se había de enconar, como suele decirse, en tomarme a mí una sola oveja , que aún no poseía? Pero quédense estas consideraciones aparte, como inútiles y sin provecho, y añudemos el roto hilo de mi desdichada historia. À tout cela don Fernand me répondit qu′il se chargeait, lui, de parler à mon père, et de le décider à parler pour moi au père de Luscinde . Traître ami, homme ingrat, perfide et cruel, que t′avait fait cet infortuné qui te découvrait avec tant d′abandon les secrets et les joies de son cœur ? Quelle offense as-tu reçue de moi ? quelle parole t′ai-je dite, quel conseil t′ai-je donné, qui n′eussent pour but unique ton intérêt et ton illustration ? Mais pourquoi me plaindre, hélas ! N′est-ce point une chose avérée que, lorsque le malheur nous vient d′une fatale étoile, comme il se précipite de haut en bas avec une irrésistible violence, il n′y a nulle force sur la terre qui puisse l′arrêter, nulle prudence humaine qui puisse le prévenir ? Qui aurait pu s′imaginer que don Fernand, cavalier de sang illustre et d′esprit distingué, mon obligé par mes services, assez puissant pour obtenir tout ce qu′un désir amoureux lui faisait souhaiter, quelque part qu′il s′adressât, irait se mettre en tête de me ravir, à moi, ma seule brebis, que même je ne possédais pas encore ? Mais laissons de côté ces considérations inutiles, et renouons le fil rompu de ma triste histoire.
»Digo, pues, que, pareciéndole a don Fernando que mi presencia le era inconveniente para poner en ejecución su falso y mal pensamiento, determinó de enviarme a su hermano mayor, con ocasión de pedirle unos dineros para pagar seis caballos, que de industria, y sólo para este efeto de que me ausentase (para poder mejor salir con su dañado intento), el mesmo día que se ofreció hablar a mi padre los compró, y quiso que yo viniese por el dinero. ¿Pude yo prevenir esta traición? ¿Pude, por ventura, caer en imaginarla? No, por cierto; antes, con grandísimo gusto, me ofrecí a partir luego, contento de la buena compra hecha. Aquella noche hablé con Luscinda, y le dije lo que con don Fernando quedaba concertado, y que tuviese firme esperanza de que tendrían efeto nuestros buenos y justos deseos. Ella me dijo, tan segura como yo de la traición de don Fernando , que procurase volver presto, porque creía que no tardaría más la conclusión de nuestras voluntades que tardase mi padre de hablar al suyo. No sé qué se fue, que, en acabando de decirme esto, se le llenaron los ojos de lágrimas y un nudo se le atravesó en la garganta , que no le dejaba hablar palabra de otras muchas que me pareció que procuraba decirme. « Don Fernand, qui trouvait dans ma présence un obstacle à l′exécution de son infâme dessein, résolut de m′envoyer auprès de son frère aîné : ce fut sous le prétexte de demander quelque argent à celui-ci, pour payer six chevaux qu′à dessein, et dans le seul but de m′éloigner pour laisser le champ libre à sa perfidie, il avait achetés le jour même qu′il s′offrit de parler à mon père. Pouvais-je, hélas ! prévenir cette trahison ? pouvait-elle seulement tomber dans ma pensée ? Non, sans doute : au contraire, je m′offris de bon cœur à partir aussitôt, satisfait de ce marché. Dans la nuit, je parlai à Luscinde ; je lui dis ce que nous avions concerté, don Fernand et moi, et j′ajoutai qu′elle eût la ferme espérance de voir combler bientôt nos justes et saints désirs. Elle me répondit, aussi peu défiante que moi de la trahison de don Fernand, que je fisse en sorte de revenir bien vite, parce qu′elle croyait aussi que nos souhaits ne tarderaient à s′accomplir qu′autant que mon père tarderait à parler au sien. Je ne sais ce qui lui prit en ce moment ; mais, comme elle achevait de me dire ce peu de mots, ses yeux se remplirent de larmes, sa voix s′éteignit ; il sembla qu′un nœud qui lui serrait la gorge ne lui laissait plus articuler les paroles qu′elle s′efforçait de me dire encore.
»Quedé admirado deste nuevo accidente, hasta allí jamás en ella visto, porque siempre nos hablábamos, las veces que la buena fortuna y mi diligencia lo concedía , con todo regocijo y contento, sin mezclar en nuestras pláticas lágrimas, suspiros, celos, sospechas o temores. Todo era engrandecer yo mi ventura, por habérmela dado el cielo por señora: exageraba su belleza, admirábame de su valor y entendimiento. Volvíame ella el recambio , alabando en mí lo que, como enamorada, le parecía digno de alabanza. Con esto, nos contábamos cien mil niñerías y acaecimientos de nuestros vecinos y conocidos, y a lo que más se entendía mi desenvoltura era a tomarle, casi por fuerza, una de sus bellas y blancas manos , y llegarla a mi boca, según daba lugar la estrecheza de una baja reja que nos dividía. Pero la noche que precedió al triste día de mi partida, ella lloró, gimió y suspiró, y se fue, y me dejó lleno de confusión y sobresalto, espantado de haber visto tan nuevas y tan tristes muestras de dolor y sentimiento en Luscinda. Pero, por no destruir mis esperanzas, todo lo atribuí a la fuerza del amor que me tenía y al dolor que suele causar la ausencia en los que bien se quieren. Je restai stupéfait de ce nouvel accident, qui jamais ne lui était arrivé. En effet, chaque fois qu′un heureux hasard ou mon adresse nous permettaient de nous entretenir, c′était toujours avec allégresse et contentement, sans que jamais nos entretiens fussent mêlés de pleurs, de soupirs, de jalousie ou de soupçons. Je ne faisais, de mon côté, qu′exalter mon bonheur de ce que le ciel me l′avait donnée pour dame et maîtresse ; je vantais les attraits de sa personne et les charmes de son esprit. Elle, alors, me rendait ingénument la pareille, louant en moi ce que son amour lui faisait paraître digne d′éloge. Au milieu de tout cela, nous nous contions mille enfantillages, et les aventures de nos voisins ou de nos connaissances ; et jamais ma hardiesse n′allait plus loin qu′à prendre, presque de force, une de ses belles mains blanches, que j′approchais de ma bouche autant que le permettaient les étroits barreaux d′une fenêtre basse par lesquels nous étions séparés. Mais la nuit qui précéda le fatal jour de mon départ, elle pleura, elle gémit, et s′en fut, me laissant plein de trouble et d′alarmes, effrayé d′avoir vu chez Luscinde ces nouveaux et tristes témoignages de regret et d′affliction. Toutefois, pour ne pas détruire moi-même mes espérances, j′attribuai tout à la force de l′amour qu′elle me portait et à la douleur que cause toujours l′absence à ceux qui s′aiment avec ardeur.
»En fin, yo me partí triste y pensativo, llena el alma de imaginaciones y sospechas, sin saber lo que sospechaba ni imaginaba: claros indicios que me mostraban el triste suceso y desventura que me estaba guardada. Llegué al lugar donde era enviado. Di las cartas al hermano de don Fernando. Fui bien recebido, pero no bien despachado, porque me mandó aguardar, bien a mi disgusto, ocho días, y en parte donde el duque, su padre, no me viese, porque su hermano le escribía que le enviase cierto dinero sin su sabiduría . Y todo fue invención del falso don Fernando, pues no le faltaban a su hermano dineros para despacharme luego. Orden y mandato fue éste que me puso en condición de no obedecerle , por parecerme imposible sustentar tantos días la vida en el ausencia de Luscinda, y más, habiéndola dejado con la tristeza que os he contado; pero, con todo esto, obedecí, como buen criado, aunque veía que había de ser a costa de mi salud. Enfin je partis, triste et pensif, l′âme remplie de soupçons et de frayeur, sans savoir ce qu′il fallait soupçonner et craindre : manifestes indices du coup affreux qui m′attendait. « J′arrivai au pays où j′étais envoyé ; je remis les lettres au frère de don Fernand ; je fus bien reçu de lui, mais non pas bien promptement dépêché, car il me fit attendre, à mon grand déplaisir, huit jours entiers, et dans un endroit où le duc ne pût me voir, parce que don Fernand écrivait qu′on lui envoyât de l′argent sans que son père en eût connaissance. Tout cela fut une ruse du perfide, puisque, l′argent ne manquant pas à son frère, il pouvait m′expédier sur-le-champ. Cet ordre imprévu m′autorisait à lui désobéir, car il me semblait impossible de supporter la vie tant de jours en l′absence de Luscinde, surtout l′ayant laissée dans la tristesse que je vous ai dépeinte. Cependant je me résignai à obéir, en bon serviteur, bien que je visse que ce serait aux dépens de mon repos et de ma santé.
»Pero, a los cuatro días que allí llegué, llegó un hombre en mi busca con una carta, que me dio, que en el sobrescrito conocí ser de Luscinda, porque la letra dél era suya. Abríla, temeroso y con sobresalto, creyendo que cosa grande debía de ser la que la había movido a escribirme estando ausente, pues presente pocas veces lo hacía. Preguntéle al hombre, antes de leerla, quién se la había dado y el tiempo que había tardado en el camino. Díjome que acaso, pasando por una calle de la ciudad a la hora de medio día, una señora muy hermosa le llamó desde una ventana, los ojos llenos de lágrimas, y que con mucha priesa le dijo: ′′Hermano: si sois cristiano, como parecéis , por amor de Dios os ruego que encaminéis luego luego esta carta al lugar y a la persona que dice el sobrescrito, que todo es bien conocido, y en ello haréis un gran servicio a nuestro Señor; y, para que no os falte comodidad de poderlo hacer, tomad lo que va en este pañuelo′′. ′′Y, diciendo esto, me arrojó por la ventana un pañuelo, donde venían atados cien reales y esta sortija de oro que aquí traigo, con esa carta que os he dado. Y luego, sin aguardar respuesta mía, se quitó de la ventana; aunque primero vio cómo yo tomé la carta y el pañuelo, y, por señas, le dije que haría lo que me mandaba. Y así, viéndome tan bien pagado del trabajo que podía tomar en traérosla y conociendo por el sobrescrito que érades vos a quien se enviaba, porque yo, señor, os conozco muy bien, y obligado asimesmo de las lágrimas de aquella hermosa señora, determiné de no fiarme de otra persona, sino venir yo mesmo a dárosla; y en diez y seis horas que ha que se me dio, he hecho el camino, que sabéis que es de diez y ocho leguas′′. Au bout de quatre jours, un homme arrive, me cherchant pour me remettre une lettre que je reconnus être de Luscinde à l′écriture de l′adresse. Je l′ouvre, tout saisi d′effroi, pensant bien que quelque grand motif l′avait seul décidée à m′écrire pendant l′absence, car, présente, elle le faisait rarement. Mais, avant de lire cette lettre, je demande à l′homme quelle personne la lui avait donnée et quel temps il avait mis à faire le chemin. Il me répond que, passant par hasard dans une rue de la ville vers l′heure de midi, une très-belle dame l′avait appelé d′une fenêtre, les yeux baignés de larmes, et qu′elle lui avait dit en grande hâte : « Mon frère, si vous êtes chrétien comme vous le paraissez, je vous supplie, pour l′amour de Dieu, de porter vite, vite, cette lettre au pays et à la personne qu′indique l′adresse, et que tout le monde connaît ; vous ferez une bonne œuvre devant Notre-Seigneur. Et, pour que vous puissiez commodément la faire, prenez ce que contient ce mouchoir. » En disant cela, ajouta le messager, elle jeta par la fenêtre un mouchoir où se trouvaient enveloppés cent réaux, cette bague d′or que je porte, et cette lettre que vous tenez ; puis aussitôt, sans attendre ma réponse, elle s′éloigna de la fenêtre, après avoir vu pourtant que j′avais ramassé le mouchoir et la lettre, et quand je lui eus dit par signes que je ferais ce qu′elle m′avait prescrit. Me voyant donc si bien payé de la peine que j′allais prendre, et connaissant à l′adresse de la lettre qu′on m′envoyait auprès de vous, seigneur, que je connais bien, Dieu merci ; touché surtout des larmes de cette belle dame, je résolus de ne me fier à personne, et de venir moi-même vous apporter la lettre : aussi, depuis seize heures qu′elle me l′a donnée, j′ai fait le chemin, qui est, comme vous savez, de dix-huit lieues. »
»En tanto que el agradecido y nuevo correo esto me decía, estaba yo colgado de sus palabras, temblándome las piernas de manera que apenas podía sostenerme. En efeto, abrí la carta y vi que contenía estas razones: « Tandis que le reconnaissant messager me donnait ces détails, j′étais, comme on dit, pendu à ses paroles, et les jambes me tremblaient si fort que je pouvais à peine me soutenir. Enfin, j′ouvris la lettre, et je vis qu′elle contenait ce peu de mots :
La palabra que don Fernando os dio de hablar a vuestro padre para que hablase al mío, la ha cumplido más en su gusto que en vuestro provecho . Sabed, señor, que él me ha pedido por esposa, y mi padre, llevado de la ventaja que él piensa que don Fernando os hace, ha venido en lo que quiere, con tantas veras que de aquí a dos días se ha de hacer el desposorio, tan secreto y tan a solas, que sólo han de ser testigos los cielos y alguna gente de casa. Cual yo quedo, imaginaldo; si os cumple venir, veldo ; y si os quiero bien o no, el suceso deste negocio os lo dará a entender. A Dios plega que ésta llegue a vuestras manos antes que la mía se vea en condición de juntarse con la de quien tan mal sabe guardar la fe que promete. « La parole que vous avait donnée don Fernand de parler à votre père pour qu′il parlât au mien, il l′a remplie plus à son contentement qu′à votre profit. Sachez, seigneur, qu′il a demandé ma main ; et mon père, aveuglé par les avantages qu′il pense qu′a sur vous don Fernand, consent à la lui donner. La chose est tellement sérieuse, que, d′ici à deux jours, les fiançailles doivent se faire, mais si secrètement, qu′elles n′auront d′autres témoins que le ciel et quelques gens de la maison. En quel état je suis, imaginez-le ; s′il vous importe d′accourir, jugez-en ; et si je vous aime ou non, l′événement vous le fera connaître. Plaise à Dieu que ce billet arrive en vos mains avant que la mienne se voie contrainte de s′unir à celle d′un homme qui sait si mal garder la foi qu′il engage ! »
»Éstas, en suma, fueron las razones que la carta contenía y las que me hicieron poner luego en camino, sin esperar otra respuesta ni otros dineros; que bien claro conocí entonces que no la compra de los caballos, sino la de su gusto, había movido a don Fernando a enviarme a su hermano. El enojo que contra don Fernando concebí, junto con el temor de perder la prenda que con tantos años de servicios y deseos tenía granjeada, me pusieron alas, pues, casi como en vuelo, otro día me puse en mi lugar , al punto y hora que convenía para ir a hablar a Luscinda. Entré secreto , y dejé una mula en que venía en casa del buen hombre que me había llevado la carta; y quiso la suerte que entonces la tuviese tan buena que hallé a Luscinda puesta a la reja, testigo de nuestros amores. Conocióme Luscinda luego, y conocíla yo; mas no como debía ella conocerme y yo conocerla. Pero, ¿quién hay en el mundo que se pueda alabar que ha penetrado y sabido el confuso pensamiento y condición mudable de una mujer? Ninguno, por cierto. « Telles furent en substance les expressions de la lettre. À peine eus-je achevé de la lire, que je partis à l′instant même, sans attendre ni argent ni réponse à ma mission, car je reconnus bien alors que ce n′était pas pour acheter des chevaux, mais pour laisser le champ libre à ses désirs, que don Fernand m′avait envoyé à son frère. La juste fureur que je conçus contre cet ami déloyal, et la crainte de perdre un cœur que j′avais gagné par tant d′années d′amour et de soumission, me donnèrent des ailes. J′arrivai le lendemain dans ma ville, juste à l′heure convenable pour entretenir Luscinde. J′y entrai secrètement, et je laissai la mule que j′avais montée chez le brave homme qui m′avait apporté la lettre. Un heureux hasard permit que je trouvasse Luscinde à la fenêtre basse si longtemps témoin de nos amours. Elle me reconnut aussitôt, et moi je la reconnus aussi ; mais non point comme elle devait me revoir, ni moi la retrouver. Y a-t-il, hélas ! quelqu′un au monde qui puisse se flatter d′avoir sondé l′abîme des confuses pensées et de la changeante condition d′une femme ? personne assurément.
»Digo, pues, que, así como Luscinda me vio, me dijo: ′′Cardenio, de boda estoy vestida; ya me están aguardando en la sala don Fernando el traidor y mi padre el codicioso, con otros testigos, que antes lo serán de mi muerte que de mi desposorio. No te turbes, amigo, sino procura hallarte presente a este sacrificio, el cual si no pudiere ser estorbado de mis razones, una daga llevo escondida que podrá estorbar más determinadas fuerzas , dando fin a mi vida y principio a que conozcas la voluntad que te he tenido y tengo ′′. Yo le respondí turbado y apriesa, temeroso no me faltase lugar para responderla: ′′Hagan, señora, tus obras verdaderas tus palabras; que si tú llevas daga para acreditarte, aquí llevo yo espada para defenderte con ella o para matarme si la suerte nos fuere contraria′′. No creo que pudo oír todas estas razones, porque sentí que la llamaban apriesa, porque el desposado aguardaba. Cerróse con esto la noche de mi tristeza, púsoseme el sol de mi alegría: quedé sin luz en los ojos y sin discurso en el entendimiento. No acertaba a entrar en su casa, ni podía moverme a parte alguna; pero, considerando cuánto importaba mi presencia para lo que suceder pudiese en aquel caso, me animé lo más que pude y entré en su casa. Y, como ya sabía muy bien todas sus entradas y salidas, y más con el alboroto que de secreto en ella andaba , nadie me echó de ver. Así que, sin ser visto, tuve lugar de ponerme en el hueco que hacía una ventana de la mesma sala, que con las puntas y remates de dos tapices se cubría , por entre las cuales podía yo ver, sin ser visto, todo cuanto en la sala se hacía. Dès que Luscinde me vit : « Cardénio, me dit-elle, je suis vêtue de mes habits de noces ; déjà m′attendent dans le salon don Fernand le traître et mon père l′ambitieux, avec d′autres témoins qui seront plutôt ceux de ma mort que de mes fiançailles. Ne te trouble point, ami, mais tâche de te trouver présent à ce sacrifice ; si mes paroles n′ont pas le pouvoir de l′empêcher, un poignard est caché là, qui saura me soustraire à toute violence, qui empêchera que mes forces ne succombent, et qui, en mettant fin à ma vie, mettra le sceau à l′amour que je t′ai voué. » Je lui répondis, plein de trouble et de précipitation, craignant de n′avoir plus le temps de me faire entendre : « Que tes œuvres, ô Luscinde, justifient tes paroles ; si tu portes un poignard pour accomplir ta promesse, j′ai là une épée pour te défendre, ou pour me tuer si le sort nous est contraire. » Je ne crois pas qu′elle pût entendre tous mes propos, car on vint l′appeler en grande hâte pour la mener où le fiancé l′attendait. Alors, je puis le dire ainsi, le soleil de ma joie se coucha, et la nuit de ma tristesse acheva de se fermer ; je demeurai les yeux sans vue et l′intelligence sans raison, ne pouvant ni trouver l′entrée de sa demeure ni me mouvoir d′aucun côté. Mais enfin, considérant combien ma présence importait dans une circonstance si critique et si solennelle, je me ranimai du mieux que je pus, et j′entrai dans la maison. Comme j′en connaissais dès longtemps toutes les issues, j′y pénétrai, sans que personne me vît, à la faveur du trouble et de la confusion qui régnaient ; je parvins à me glisser jusque dans un recoin que formait une fenêtre du salon même, et que couvraient de leurs plis deux rideaux en tapisserie, à travers lesquels je pouvais voir, sans être vu, tout ce qui se passait dans l′appartement.
» ¿Quién pudiera decir ahora los sobresaltos que me dio el corazón mientras allí estuve, los pensamientos que me ocurrieron, las consideraciones que hice?, que fueron tantas y tales, que ni se pueden decir ni aun es bien que se digan. Basta que sepáis que el desposado entró en la sala sin otro adorno que los mesmos vestidos ordinarios que solía. Traía por padrino a un primo hermano de Luscinda, y en toda la sala no había persona de fuera, sino los criados de casa. De allí a un poco, salió de una recámara Luscinda, acompañada de su madre y de dos doncellas suyas, tan bien aderezada y compuesta como su calidad y hermosura merecían, y como quien era la perfeción de la gala y bizarría cortesana. No me dio lugar mi suspensión y arrobamiento para que mirase y notase en particular lo que traía vestido; sólo pude advertir a las colores, que eran encarnado y blanco, y en las vislumbres que las piedras y joyas del tocado y de todo el vestido hacían, a todo lo cual se aventajaba la belleza singular de sus hermosos y rubios cabellos; tales que, en competencia de las preciosas piedras y de las luces de cuatro hachas que en la sala estaban, la suya con más resplandor a los ojos ofrecían. ¡Oh memoria, enemiga mortal de mi descanso! ¿De qué sirve representarme ahora la incomparable belleza de aquella adorada enemiga mía? ¿No será mejor, cruel memoria, que me acuerdes y representes lo que entonces hizo, para que, movido de tan manifiesto agravio, procure, ya que no la venganza, a lo menos perder la vida?» No os canséis, señores, de oír estas digresiones que hago; que no es mi pena de aquellas que puedan ni deban contarse sucintamente y de paso, pues cada circunstancia suya me parece a mí que es digna de un largo discurso. Qui pourrait dire à présent quelles alarmes firent battre mon cœur tout le temps que je passai dans cette retraite ! quelles pensées m′assaillirent ! quelles résolutions je formai ! Elles furent telles qu′il est impossible et qu′il serait mal de les redire. Il suffit que vous sachiez que le fiancé entra dans la salle, sans autre parure que ses habits ordinaires. Il avait pour parrain de mariage le cousin germain de Luscinde, et, dans tout l′appartement, il n′y avait personne que les serviteurs de la maison. Un peu après, Luscinde sortit d′un cabinet de toilette, accompagnée de sa mère et de deux suivantes, vêtue et parée comme l′exigeaient sa naissance et sa beauté, et comme l′avait pu faire la perfection de son bon goût. L′égarement où j′étais ne me permit pas de remarquer les détails de son costume ; j′en aperçus seulement les couleurs, qui étaient le rouge et le blanc, et les reflets que jetaient les riches bijoux dont sa coiffure et tous ses habits étaient ornés. Mais rien n′égalait la beauté singulière de ses cheveux blonds, qui brillaient aux yeux d′un éclat plus vif que les pierres précieuses, plus vif que les quatre torches qui éclairaient la salle. Ô souvenir, ennemi mortel de mon repos ! à quoi sert-il de me représenter maintenant les incomparables attraits de cette ennemie adorée ? Ne vaut-il pas mieux, cruel souvenir, que tu me rappelles et me représentes ce qu′elle fit alors, afin qu′un si manifeste outrage me fasse chercher, sinon la vengeance, au moins le terme de ma vie ? Ne vous lassez point, seigneurs, d′entendre les digressions auxquelles je me laisse aller ; mais ma douloureuse histoire n′est pas de celles qui se peuvent conter succinctement, à la hâte ; et chacune de ses circonstances me semble, à moi, digne d′un long discours. »
A esto le respondió el cura que no sólo no se cansaban en oírle, sino que les daba mucho gusto las menudencias que contaba, por ser tales, que merecían no pasarse en silencio, y la mesma atención que lo principal del cuento. Le curé lui répondit que non-seulement ils ne se lassaient point de l′entendre, mais qu′ils prenaient au contraire grand intérêt à tous ces détails, qui méritaient la même attention que le fond même du récit.
-« Digo, pues -prosiguió Cardenio-, que, estando todos en la sala, entró el cura de la parroquia, y, tomando a los dos por la mano para hacer lo que en tal acto se requiere, al decir: ′′¿Queréis, señora Luscinda, al señor don Fernando, que está presente, por vuestro legítimo esposo, como lo manda la Santa Madre Iglesia?′′, yo saqué toda la cabeza y cuello de entre los tapices, y con atentísimos oídos y alma turbada me puse a escuchar lo que Luscinda respondía, esperando de su respuesta la sentencia de mi muerte o la confirmación de mi vida. ¡Oh, quién se atreviera a salir entonces, diciendo a voces!: ′′¡Ah Luscinda, Luscinda, mira lo que haces, considera lo que me debes, mira que eres mía y que no puedes ser de otro! Advierte que el decir tú sí y el acabárseme la vida ha de ser todo a un punto. ¡Ah traidor don Fernando, robador de mi gloria, muerte de mi vida! ¿Qué quieres? ¿Qué pretendes? Considera que no puedes cristianamente llegar al fin de tus deseos, porque Luscinda porque Luscinda es mi esposa y yo soy su marido′′. ¡Ah, loco de mí, ahora que estoy ausente y lejos del peligro, digo que había de hacer lo que no hice! ¡Ahora que dejé robar mi cara prenda, maldigo al robador, de quien pudiera vengarme si tuviera corazón para ello como le tengo para quejarme! En fin, pues fui entonces cobarde y necio, no es mucho que muera ahora corrido, arrepentido y loco. Cardénio continua donc : « Aussitôt, dit-il, que tout le monde fut réuni dans la salle, on fit entrer le curé de la paroisse, lequel prit les deux fiancés par la main, pour faire ce qu′exige une telle cérémonie. Lorsqu′il prononça ces mots sacramentels : « Voulez-vous, madame, prendre le seigneur don Fernand, ici présent, pour votre légitime époux, comme l′ordonne la sainte mère Église ? » je passai toute la tête et le cou hors de la tapisserie, et me mis, d′une oreille attentive et d′une âme troublée, à écouter ce que répondrait Luscinde, attendant de sa réponse l′arrêt de ma mort ou la confirmation de ma vie. Oh ! pourquoi n′ai-je pas alors quitté ma retraite ? pourquoi ne me suis-je pas écrié : « Luscinde ! Luscinde ! vois ce que tu fais, vois ce que tu me dois ; considère que tu es à moi et ne peux être à un autre ; que prononcer le oui et m′ôter la vie, ce sera l′affaire du même instant. Et toi, traître don Fernand, ravisseur de mon bien, meurtrier de ma vie, que veux-tu ? que prétends-tu ? ne vois-tu pas que tu ne peux chrétiennement satisfaire tes désirs, puisque Luscinde est ma femme, et que je suis son époux ? » Malheureux insensé ! à présent que je suis loin du péril, je dis bien ce que je devais faire et ce que je ne fis pas ; à présent que j′ai laissé ravir mon plus cher trésor, je maudis vainement le ravisseur, dont j′aurais pu me venger, si j′avais eu autant de cœur pour frapper que j′en ai maintenant pour me plaindre ! Enfin, puisque je fus alors imbécile et lâche, il est juste que je meure maintenant honteux, repentant et insensé.
» Estaba esperando el cura la respuesta de Luscinda, que se detuvo un buen espacio en darla, y, cuando yo pensé que sacaba la daga para acreditarse, o desataba la lengua para decir alguna verdad o desengaño que en mi provecho redundase, oigo que dijo con voz desmayada y flaca: ′′Sí quiero′′; y lo mesmo dijo don Fernando; y, dándole el anillo, quedaron en disoluble nudo ligados. Llegó el desposado a abrazar a su esposa, y ella, poniéndose la mano sobre el corazón, cayó desmayada en los brazos de su madre. Resta ahora decir cuál quedé yo viendo, en el sí que había oído, burladas mis esperanzas, falsas las palabras y promesas de Luscinda: imposibilitado de cobrar en algún tiempo el bien que en aquel instante había perdido. Quedé falto de consejo, desamparado, a mi parecer, de todo el cielo, hecho enemigo de la tierra que me sustentaba, negándome el aire aliento para mis suspiros y el agua humor para mis ojos; sólo el fuego se acrecentó de manera que todo ardía de rabia y de celos. Le curé attendait toujours la réponse de Luscinde, qui resta fort longtemps à la faire ; et, lorsque je pensais qu′elle allait tirer son poignard pour tenir sa promesse, ou délier sa langue pour déclarer la vérité et parler dans mes intérêts, j′entends qu′elle prononce, d′une voix faible et tremblante : Oui, je le prends. Don Fernand dit la même parole, lui mit au doigt l′anneau de mariage, et ils furent unis d′un indissoluble nœud. Le marié s′approcha pour embrasser son épouse ; mais elle, posant la main sur son cœur, tomba évanouie dans les bras de sa mère. « Il me reste à dire maintenant en quel état je me trouvai lorsque, dans ce oui fatal que j′avais entendu, je vis la perte de mes espérances, la fausseté des promesses et de la parole de Luscinde, et l′impossibilité de recouvrer, en aucun temps, le bien que cet instant venait de me faire perdre. Je restai privé de sens, me croyant abandonné du ciel et devenu pour la terre un objet d′inimitié ; car l′air ne fournissait plus d′haleine à mes soupirs, ni l′eau de matière à mes larmes ; le feu seul s′était accru, et tout mon cœur brûlait de jalousie et de rage.
» Alborotáronse todos con el desmayo de Luscinda, y, desabrochándole su madre el pecho para que le diese el aire, se descubrió en él un papel cerrado, que don Fernando tomó luego y se le puso a leer a la luz de una de las hachas; y, en acabando de leerle, se sentó en una silla y se puso la mano en la mejilla, con muestras de hombre muy pensativo, sin acudir a los remedios que a su esposa se hacían para que del desmayo volviese. Yo, viendo alborotada toda la gente de casa, me aventuré a salir, ora fuese visto o no, con determinación que si me viesen, de hacer un desatino tal, que todo el mundo viniera a entender la justa indignación de mi pecho en el castigo del falso don Fernando, y aun en el mudable de la desmayada traidora. Pero mi suerte, que para mayores males, si es posible que los haya, me debe tener guardado, ordenó que en aquel punto me sobrase el entendimiento que después acá me ha faltado; y así, sin querer tomar venganza de mis mayores enemigos (que, por estar tan sin pensamiento mío, fuera fácil tomarla), quise tomarla de mi mano y ejecutar en mí la pena que ellos merecían; y aun quizá con más rigor del que con ellos se usara si entonces les diera muerte, pues la que se recibe repentina presto acaba la pena; mas la que se dilata con tormentos siempre mata, sin acabar la vida. L′évanouissement de Luscinde avait mis en émoi toute l′assemblée ; et sa mère l′ayant délacée pour lui donner de l′air, on découvrit sur son sein un papier cacheté que don Fernand saisit aussitôt, et qu′il se mit à lire à la lueur d′une des torches. Dès qu′il eut achevé cette lecture, il se jeta sur une chaise, et resta la tête appuyée sur sa main, dans la posture d′un homme rêveur, sans se mêler aux soins qu′on prodiguait à sa femme pour la faire revenir de son évanouissement. Pour moi, quand je vis toute la maison dans cette confusion et ce trouble, je me hasardai à sortir, sans me soucier d′être vu, et bien déterminé, dans ce cas, à faire un si sanglant éclat, que tout le monde connût la juste indignation qui poussait mon cœur au châtiment du traître, et même à celui de l′inconstante, encore évanouie. Mais mon étoile, qui me réservait sans doute pour de plus grands maux, s′il est possible qu′il y en ait, ordonna que j′eusse alors trop de jugement, elle qui, depuis, m′en a complètement privé. Ainsi, sans vouloir tirer vengeance de mes plus grands ennemis, ce qui m′était facile, puisque nul ne pensait à moi, j′imaginai de la tirer de moi-même, et de m′infliger la peine qu′ils avaient méritée ; et sans doute avec plus de rigueur que je n′en aurais exercé contre eux, si je leur eusse en ce moment donné la mort, car celle qui frappe à l′improviste a bientôt terminé le supplice, tandis que celle qui se prolonge en tourments interminables tue perpétuellement sans ôter la vie.
» En fin, yo salí de aquella casa y vine a la de aquél donde había dejado la mula; hice que me la ensillase, sin despedirme dél subí en ella, y salí de la ciudad, sin osar, como otro Lot, volver el rostro a miralla; y cuando me vi en el campo solo, y que la escuridad de la noche me encubría y su silencio convidaba a quejarme, sin respeto o miedo de ser escuchado ni conocido, solté la voz y desaté la lengua en tantas maldiciones de Luscinda y de don Fernando, como si con ellas satisficiera el agravio que me habían hecho. Dile títulos de cruel, de ingrata, de falsa y desagradecida; pero, sobre todos, de codiciosa, pues la riqueza de mi enemigo la había cerrado los ojos de la voluntad, para quitármela a mí y entregarla a aquél con quien más liberal y franca la fortuna se había mostrado; y, en mitad de la fuga destas maldiciones y vituperios, la desculpaba, diciendo que no era mucho que una doncella recogida en casa de sus padres, hecha y acostumbrada siempre a obedecerlos, hubiese querido condecender con su gusto, pues le daban por esposo a un caballero tan principal, tan rico y tan gentil hombre que, a no querer recebirle, se podía pensar, o que no tenía juicio, o que en otra parte tenía la voluntad: cosa que redundaba tan en perjuicio de su buena opinión y fama. Luego volvía diciendo que, puesto que ella dijera que yo era su esposo, vieran ellos que no había hecho en escogerme tan mala elección, que no la disculparan, pues antes de ofrecérseles don Fernando no pudieran ellos mesmos acertar a desear, si con razón midiesen su deseo, otro mejor que yo para esposo de su hija; y que bien pudiera ella, antes de ponerse en el trance forzoso y último de dar la mano, decir que ya yo le había dado la mía; que yo viniera y concediera con todo cuanto ella acertara a fingir en este caso. Enfin, je m′échappai de cette maison, et me rendis chez l′homme où j′avais laissé ma mule. Je la fis aussitôt seller ; et, sans prendre congé de lui, je quittai la ville, n′osant pas, comme un autre Loth, tourner la tête pour la regarder. Quand je me vis seul, au milieu de la campagne, couvert par l′obscurité de la nuit, et invité par son silence à donner cours à mes plaintes, sans crainte d′être écouté ou reconnu, je déliai ma langue et j′éclatai en malédictions contre Luscinde et Fernand, comme si j′eusse ainsi vengé l′outrage que j′avais reçu d′eux. Je m′attachais surtout à elle, lui donnant les noms de cruelle, d′ingrate, de fausse et de parjure, mais par-dessus tout d′intéressée et d′avaricieuse, puisque c′était la richesse de mon ennemi qui avait ébloui ses yeux, et lui avait fait préférer celui envers qui la fortune s′était montrée plus libérale de ses dons ; puis au milieu de la fougue de ces emportements et de ces malédictions, je l′excusais en disant : « Peut-on s′étonner qu′une jeune fille, élevée dans la retraite, auprès de ses parents, accoutumée à leur obéir toujours, ait voulu condescendre à leur désir, lorsqu′ils lui donnaient pour époux un gentilhomme si noble, si riche, si bien fait de sa personne, qu′en le refusant elle aurait fait croire ou qu′elle avait perdu l′esprit, ou qu′elle avait déjà donné son cœur, ce qui eût porté une grave atteinte à sa bonne réputation ? » Puis, je revenais au premier sentiment, et me disais : Pourquoi n′a-t-elle pas dit que j′étais son époux ? on aurait vu qu′elle n′avait pas fait un choix si indigne qu′elle ne pût s′en justifier ; car, avant que don Fernand s′offrît, ses parents eux-mêmes ne pouvaient, s′ils eussent mesuré leur désir sur la raison souhaiter mieux que moi pour époux de leur fille. Ne pouvait-elle donc, avant de s′engager dans ce dernier et terrible pas, avant de donner sa main, dire qu′elle avait déjà reçu la mienne, puisque je me serais prêté, dans ce cas, à tout ce qu′elle eût voulu feindre ? »
» En fin, me resolví en que poco amor, poco juicio, mucha ambición y deseos de grandezas hicieron que se olvidase de las palabras con que me había engañado, entretenido y sustentado en mis firmes esperanzas y honestos deseos. Con estas voces y con esta inquietud caminé lo que quedaba de aquella noche, y di al amanecer en una entrada destas sierras, por las cuales caminé otros tres días, sin senda ni camino alguno, hasta que vine a parar a unos prados, que no sé a qué mano destas montañas caen, y allí pregunté a unos ganaderos que hacia dónde era lo más áspero destas sierras. Dijéronme que hacia esta parte. Luego me encaminé a ella, con intención de acabar aquí la vida, y, en entrando por estas asperezas, del cansancio y de la hambre se cayó mi mula muerta, o, lo que yo más creo, por desechar de sí tan inútil carga como en mí llevaba. Yo quedé a pie, rendido de la naturaleza, traspasado de hambre, sin tener, ni pensar buscar, quien me socorriese. Enfin, je me convainquis que peu d′amour, peu de jugement, beaucoup d′ambition et de désir de grandeur, lui avaient fait oublier les promesses dont elle m′avait bercé, trompé et entretenu dans mon honnête et fidèle espoir. Pendant cette agitation et ces entretiens avec moi-même, je cheminai tout le reste de la nuit, et me trouvai, au point du jour, à l′une des entrées de ces montagnes. J′y pénétrai, et continuai de marcher devant moi trois jours entiers, sans suivre aucun chemin ; enfin, j′arrivai à une prairie, dont je ne sais trop la situation, et je demandai à des bergers qui s′y trouvaient où était l′endroit le plus désert et le plus âpre de ces montagnes. Ils m′indiquèrent celui-ci ; je m′y acheminai aussitôt avec le dessein d′y finir ma vie. En entrant dans cette affreuse solitude, ma mule tomba morte de faim et de fatigue, ou plutôt, à ce que je crois, pour se débarrasser d′une charge aussi inutile que celle qu′elle portait en ma personne. Je restai à pied, accablé de lassitude, exténué de besoin, sans avoir et sans vouloir chercher personne qui me secourût.
» De aquella manera estuve no sé qué tiempo, tendido en el suelo, al cabo del cual me levanté sin hambre, y hallé junto a mí a unos cabreros, que, sin duda, debieron ser los que mi necesidad remediaron, porque ellos me dijeron de la manera que me habían hallado, y cómo estaba diciendo tantos disparates y desatinos, que daba indicios claros de haber perdido el juicio; y yo he sentido en mí, después acá, que no todas veces le tengo cabal, sino tan desmedrado y flaco que hago mil locuras, rasgándome los vestidos, dando voces por estas soledades, maldiciendo mi ventura y repitiendo en vano el nombre amado de mi enemiga, sin tener otro discurso ni intento entonces que procurar acabar la vida voceando; y cuando en mí vuelvo, me hallo tan cansado y molido, que apenas puedo moverme. Mi más común habitación es en el hueco de un alcornoque, capaz de cubrir este miserable cuerpo. Los vaqueros y cabreros que andan por estas montañas, movidos de caridad, me sustentan, poniéndome el manjar por los caminos y por las peñas por donde entienden que acaso podré pasar y hallarlo; y así, aunque entonces me falte el juicio, la necesidad natural me da a conocer el mantenimiento, y despierta en mí el deseo de apetecerlo y la voluntad de tomarlo. Otras veces me dicen ellos, cuando me encuentran con juicio, que yo salgo a los caminos y que se lo quito por fuerza, aunque me lo den de grado, a los pastores que vienen con ello del lugar a las majadas. Après être demeuré de la sorte je ne sais combien de temps, étendu par terre, je me levai, n′ayant plus faim, et je vis auprès de moi quelques chevriers, ceux qui avaient sans doute pourvu à mes extrêmes besoins. Ils me racontèrent, en effet, comment ils m′avaient trouvé, et comment je leur avais dit tant de niaiseries et d′extravagances que j′annonçais clairement avoir perdu l′esprit. Hélas ! j′ai bien senti moi-même, depuis ce moment, que je ne l′ai pas toujours libre et sain ; mais, au contraire, si affaibli, si troublé, que je fais mille folies, déchirant mes habits, parlant tout haut au milieu de ces solitudes, maudissant ma fatale étoile, et répétant sans cesse le nom chéri de mon ennemie, sans avoir alors d′autre intention que celle de laisser exhaler ma vie avec mes cris. Quand je reviens à moi, je me trouve si fatigué, si rendu, qu′à peine puis-je me soutenir. Ma plus commune habitation est le creux d′un liége, capable de couvrir ce misérable corps. Les pâtres et les chevriers qui parcourent ces montagnes avec leurs troupeaux, émus de pitié, me donnent ma nourriture, en plaçant des vivres sur les chemins et sur les rochers où ils pensent que je pourrai les trouver en passant ; car, même dans mes accès de démence, la nécessité parle, et l′instinct naturel me donne le désir de chercher à manger, et la volonté de satisfaire ma faim. D′autres fois, à ce qu′ils me disent quand ils me rencontrent en mon bon sens, je m′embusque sur les chemins, et j′enlève de force, quoiqu′ils me les offrent de bon cœur, les provisions que des bergers apportent du village à leurs cabanes.
» Desta manera paso mi miserable y estrema vida, hasta que el cielo sea servido de conducirle a su último fin, o de ponerle en mi memoria, para que no me acuerde de la hermosura y de la traición de Luscinda y del agravio de don Fernando; que si esto él hace sin quitarme la vida, yo volveré a mejor discurso mis pensamientos; donde no, no hay sino rogarle que absolutamente tenga misericordia de mi alma, que yo no siento en mí valor ni fuerzas para sacar el cuerpo desta estrecheza en que por mi gusto he querido ponerle» . Ésta es, ¡oh señores!, la amarga historia de mi desgracia: decidme si es tal, que pueda celebrarse con menos sentimientos que los que en mí habéis visto; y no os canséis en persuadirme ni aconsejarme lo que la razón os dijere que puede ser bueno para mi remedio, porque ha de aprovechar conmigo lo que aprovecha la medicina recetada de famoso médico al enfermo que recebir no la quiere. Yo no quiero salud sin Luscinda; y, pues ella gustó de ser ajena, siendo, o debiendo ser, mía, guste yo de ser de la desventura, pudiendo haber sido de la buena dicha. Ella quiso, con su mudanza, hacer estable mi perdición; yo querré, con procurar perderme, hacer contenta su voluntad, y será ejemplo a los por venir de que a mí solo faltó lo que a todos los desdichados sobra, a los cuales suele ser consuelo la imposibilidad de tenerle, y en mí es causa de mayores sentimientos y males, porque aun pienso que no se han de acabar con la muerte. C′est ainsi que je passe le reste de ma misérable vie, jusqu′à ce qu′il plaise au ciel de la conduire à son dernier terme, ou de m′ôter la mémoire, afin que je perde tout souvenir des charmes et du parjure de Luscinde, et des outrages de don Fernand. S′il me faisait cette grâce sans m′ôter la vie, je ramènerais sans doute mes pensées vers la droite raison ; sinon je n′ai plus qu′à le prier de traiter mon âme avec miséricorde, car je ne sens en moi ni le courage ni la force de tirer mon corps des austérités où l′a condamné mon propre choix. Voilà, seigneurs, l′amère histoire de mes infortunes. Dites-moi s′il est possible de la conter avec moins de regret et d′affliction que je ne vous en ai montré ; surtout, ne vous fatiguez point à me vouloir persuader, par vos conseils, ce que la raison vous suggérera pour remédier à mes maux ; ils ne me seraient pas plus utiles que n′est le breuvage ordonné par un savant médecin au malade qui ne veut pas le prendre. Je ne veux point de guérison sans Luscinde ; et, puisqu′il lui a plu d′appartenir à un autre, étant ou devant être à moi, il me plaît d′appartenir à l′infortune, ayant pu être au bonheur. Elle a voulu, par son inconstance, rendre stable ma perdition ; eh bien ! je voudrai, en me perdant, contenter ses désirs. Et l′on dira désormais qu′à moi seul a manqué ce qu′ont pour dernière ressource tous les malheureux, auxquels sert de consolation l′impossibilité même d′être consolés ; c′est au contraire, pour moi, la cause de plus vifs regrets et de plus cruelles douleurs, car j′imagine qu′ils doivent durer même au-delà de la mort. »
Aquí dio fin Cardenio a su larga plática y tan desdichada como amorosa historia. Y, al tiempo que el cura se prevenía para decirle algunas razones de consuelo, le suspendió una voz que llegó a sus oídos, que en lastimados acentos oyeron que decía lo que se dirá en la cuarta parte desta narración, que en este punto dio fin a la tercera el sabio y atentado historiador Cide Hamete Benengeli. Ici, Cardénio termina le long récit de sa triste et amoureuse histoire ; et, comme le curé se préparait à lui adresser quelques mots de consolation, il fut retenu par une voix qui frappa tout à coup leurs oreilles, et qui disait, en plaintifs accents, ce que dira la quatrième partie de cette narration ; car c′est ici que mit fin à la troisième le sage et diligent historien Cid Hamed Ben-Engeli.






I. Capítulo XXVIII. Que trata de la nueva y agradable aventura que al cura y barbero sucedió en la mesma sierra

Chapitre XXVIII Qui traite de la nouvelle et agréable aventure qu′eurent le curé et le barbier dans la Sierra-Moréna

Felicísimos y venturosos fueron los tiempos donde se echó al mundo el audacísimo caballero don Quijote de la Mancha, pues por haber tenido tan honrosa determinación como fue el querer resucitar y volver al mundo la ya perdida y casi muerta orden de la andante caballería, gozamos ahora, en esta nuestra edad, necesitada de alegres entretenimientos , no sólo de la dulzura de su verdadera historia, sino de los cuentos y episodios della, que, en parte, no son menos agradables y artificiosos y verdaderos que la misma historia; la cual, prosiguiendo su rastrillado, torcido y aspado hilo, cuenta que, así como el cura comenzó a prevenirse para consolar a Cardenio, lo impidió una voz que llegó a sus oídos , que, con tristes acentos, decía desta manera: -¡Ay Dios! ¿Si será posible que he ya hallado lugar que pueda servir de escondida sepultura a la carga pesada deste cuerpo, que tan contra mi voluntad sostengo? Sí será, si la soledad que prometen estas sierras no me miente. ¡Ay, desdichada, y cuán más agradable compañía harán estos riscos y malezas a mi intención, pues me darán lugar para que con quejas comunique mi desgracia al cielo, que no la de ningún hombre humano, pues no hay ninguno en la tierra de quien se pueda esperar consejo en las dudas, alivio en las quejas, ni remedio en los males. Heureux, trois fois heureux furent les temps où vint au monde l′audacieux chevalier don Quichotte de la Manche ! En effet, parce qu′il prit l′honorable détermination de ressusciter l′ordre éteint et presque mort de la chevalerie errante, nous jouissons maintenant, dans notre âge si nécessiteux de divertissements et de gaieté, non-seulement des douceurs de son histoire véridique, mais encore des contes et des épisodes qu′elle renferme, non moins agréables, pour la plupart, non moins ingénieux et véritables que l′histoire elle-même. Celle-ci, poursuivant le fil peigné, retors et dévidé de son récit, raconte qu′au moment où le curé se disposait à consoler de son mieux Cardénio, une voix l′en empêcha, en frappant leurs oreilles de ses tristes accents. « Ô mon Dieu, disait cette voix, est-il possible qu′enfin j′aie trouvé un lieu qui puisse servir de sépulture cachée à ce corps dont je porte si fort contre mon gré la charge pesante ? Oui, je le crois, à moins que la solitude que promettent ces montagnes ne viennent à mentir aussi. Hélas ! combien ces rochers et ces broussailles, qui me laissent confier par mes plaintes mes malheurs au ciel, me tiendront une plus agréable compagnie que celle d′aucun homme de ce monde, car il n′en est aucun sur la terre de qui l′on puisse attendre un conseil dans les perplexités, un soulagement dans la tristesse, un remède dans les maux ! »
Todas estas razones oyeron y percibieron el cura y los que con él estaban, y por parecerles, como ello era, que allí junto las decían, se levantaron a buscar el dueño, y no hubieron andado veinte pasos, cuando detrás de un peñasco vieron, sentado al pie de un fresno, a un mozo vestido como labrador, al cual, por tener inclinado el rostro, a causa de que se lavaba los pies en el arroyo que por allí corría, no se le pudieron ver por entonces. Y ellos llegaron con tanto silencio que dél no fueron sentidos , ni él estaba a otra cosa atento que a lavarse los pies, que eran tales, que no parecían sino dos pedazos de blanco cristal que entre las otras piedras del arroyo se habían nacido. Suspendióles la blancura y belleza de los pies, pareciéndoles que no estaban hechos a pisar terrones, ni a andar tras el arado y los bueyes, como mostraba el hábito de su dueño; y así, viendo que no habían sido sentidos, el cura, que iba delante, hizo señas a los otros dos que se agazapasen o escondiesen detrás de unos pedazos de peña que allí había, y así lo hicieron todos, mirando con atención lo que el mozo hacía; el cual traía puesto un capotillo pardo de dos haldas, muy ceñido al cuerpo con una toalla blanca. Traía, ansimesmo, unos calzones y polainas de paño pardo, y en la cabeza una montera parda. Tenía las polainas levantadas hasta la mitad de la pierna, que, sin duda alguna, de blanco alabastro parecía . Acabóse de lavar los hermosos pies, y luego, con un paño de tocar, que sacó debajo de la montera, se los limpió; y, al querer quitársele, alzó el rostro, y tuvieron lugar los que mirándole estaban de ver una hermosura incomparable; tal, que Cardenio dijo al cura, con voz baja. Ces tristes propos furent entendus par le curé et ceux qui se trouvaient avec lui ; et, comme il leur parut qu′on les avait prononcés tout près d′eux, ils se levèrent aussitôt pour chercher qui se plaignait de la sorte. Ils n′eurent pas fait vingt pas, qu′au détour du rocher ils aperçurent, assis au pied d′un frêne, un jeune garçon, vêtu en paysan, dont ils ne purent voir alors le visage, parce qu′il l′inclinait en se baignant les pieds dans un ruisseau qui coulait en cet endroit. Ils étaient arrivés avec tant de silence que le jeune garçon ne les entendit point ; celui-ci, d′ailleurs, n′était attentif qu′à se laver les pieds, qu′il avait tels, qu′on aurait dit des morceaux de blanc cristal de roche mêlés parmi les autres pierres du ruisseau. Tant de beauté et tant de blancheur les surprit étrangement, car ces pieds ne leur semblaient pas faits pour fouler les mottes de terre derrière une charrue et des bœufs, comme l′indiquaient les vêtements de l′inconnu. Voyant qu′ils ne s′étaient pas fait entendre, le curé, qui marchait devant, fit signe aux deux autres de se blottir derrière des quartiers de roche qui se trouvaient là. Ils s′y cachèrent tous trois, épiant curieusement le jeune garçon. Celui-ci portait un mantelet à deux pans, serré autour des reins par une épaisse ceinture blanche. Il avait aussi de larges chausses en drap brun, et, sur la tête, une montera de même étoffe. Ses chausses étaient retroussées jusqu′à la moitié des jambes, qui semblaient, assurément, faites de blanc albâtre. Quand il eut fini de laver ses beaux pieds, il prit, pour se les essuyer, un mouchoir sous sa montera, et, voulant soulever sa coiffure, il releva la tête ; alors ceux qui l′observaient eurent occasion de voir une beauté si incomparable, que Cardénio dit à voix basse au curé :
-Ésta, ya que no es Luscinda, no es persona humana, sino divina . « Puisque ce n′est pas Luscinde, ce n′est pas non plus une créature humaine. »
El mozo se quitó la montera, y, sacudiendo la cabeza a una y a otra parte, se comenzaron a descoger y desparcir unos cabellos, que pudieran los del sol tenerles envidia. Con esto conocieron que el que parecía labrador era mujer, y delicada, y aun la más hermosa que hasta entonces los ojos de los dos habían visto, y aun los de Cardenio , si no hubieran mirado y conocido a Luscinda; que después afirmó que sola la belleza de Luscinda podía contender con aquélla. Los luengos y rubios cabellos no sólo le cubrieron las espaldas, mas toda en torno la escondieron debajo de ellos; que si no eran los pies, ninguna otra cosa de su cuerpo se parecía: tales y tantos eran. En esto, les sirvió de peine unas manos, que si los pies en el agua habían parecido pedazos de cristal, las manos en los cabellos semejaban pedazos de apretada nieve ; todo lo cual, en más admiración y en más deseo de saber quién era ponía a los tres que la miraban. Le jeune homme ôta sa montera, et, secouant la tête d′un et d′autre côté, il fit tomber et déployer des cheveux dont ceux du soleil même devaient être jaloux. Alors nos trois curieux reconnurent que celui qu′ils avaient pris pour un paysan était une femme, jeune et délicate, la plus belle qu′eussent encore vue les yeux des deux amis de don Quichotte, et même ceux de Cardénio, s′il n′eût pas connu Luscinde, car il affirma depuis que la seule beauté de Luscinde pouvait le disputer à celle-là. Ces longs et blonds cheveux, non-seulement lui couvrirent les épaules, mais la cachèrent tout entière sous leurs tresses épaisses, tellement que de tout son corps on n′apercevait plus que ses pieds. Pour les démêler, elle n′employa d′autre peigne que les doigts des deux mains, telles que, si les pieds avaient paru dans l′eau des morceaux de cristal, les mains ressemblaient dans les cheveux à des flocons de neige. Tout cela redoublant l′admiration des trois spectateurs et leur désir de savoir qui elle était, ils résolurent enfin de se montrer.
Por esto determinaron de mostrarse, y, al movimiento que hicieron de ponerse en pie, la hermosa moza alzó la cabeza, y, apartándose los cabellos de delante de los ojos con entrambas manos, miró los que el ruido hacían; y apenas los hubo visto, cuando se levantó en pie, y, sin aguardar a calzarse ni a recoger los cabellos, asió con mucha presteza un bulto, como de ropa, que junto a sí tenía, y quiso ponerse en huida, llena de turbación y sobresalto; mas no hubo dado seis pasos cuando, no pudiendo sufrir los delicados pies la aspereza de las piedras, dio consigo en el suelo. Lo cual visto por los tres, salieron a ella, y el cura fue el primero que le dijo. Mais, au mouvement qu′ils firent en se levant, la belle jeune fille tourna la tête, et, séparant avec ses deux mains les cheveux qui lui couvraient le visage, elle regarda d′où partait le bruit. Dès qu′elle eut aperçu ces trois hommes, elle se leva précipitamment ; puis, sans prendre le temps de se chausser et de rassembler ses cheveux, elle saisit un petit paquet de hardes qui se trouvait près d′elle, et se mit à fuir, pleine de trouble et d′effroi. Mais elle n′eut pas fait quatre pas que, ses pieds délicats ne pouvant souffrir les aspérités des rocailles, elle se laissa tomber par terre. À cette vue, les trois amis accoururent auprès d′elle, et le curé, prenant le premier la parole :
-Deteneos, señora, quienquiera que seáis, que los que aquí veis sólo tienen intención de serviros. No hay para qué os pongáis en tan impertinente huida, porque ni vuestros pies lo podrán sufrir ni nosotros consentir. « Arrêtez-vous, madame, lui dit-il ; qui que vous soyez, sachez que nous n′avons d′autre intention que de vous servir. Ainsi n′essayez pas vainement de prendre la fuite ; vos pieds ne sauraient vous le permettre, et nous ne pouvons nous-mêmes y consentir. »
A todo esto, ella no respondía palabra, atónita y confusa. Llegaron, pues, a ella, y, asiéndola por la mano el cura, prosiguió diciendo. À ces propos elle ne répondait mot, stupéfaite et confuse. Ils s′approchèrent, et le curé, la prenant par la main, continua de la sorte :
-Lo que vuestro traje, señora, nos niega, vuestros cabellos nos descubren : señales claras que no deben de ser de poco momento las causas que han disfrazado vuestra belleza en hábito tan indigno, y traídola a tanta soledad como es ésta, en la cual ha sido ventura el hallaros, si no para dar remedio a vuestros males, a lo menos para darles consejo, pues ningún mal puede fatigar tanto, ni llegar tan al estremo de serlo, mientras no acaba la vida, que rehúya de no escuchar siquiera el consejo que con buena intención se le da al que lo padece. Así que, señora mía, o señor mío, o lo que vos quisierdes ser, perded el sobresalto que nuestra vista os ha causado y contadnos vuestra buena o mala suerte; que en nosotros juntos, o en cada uno, hallaréis quien os ayude a sentir vuestras desgracias. « Ce que nous cachent vos habits, madame, vos cheveux nous l′ont découvert : clairs indices que ce ne sont pas de faibles motifs qui ont travesti votre beauté sous ce déguisement indigne d′elle, et qui vous ont amenée au fond de cette solitude, où nous sommes heureux de vous trouver, sinon pour donner un remède à vos maux, au moins pour vous offrir des conseils. Aucun mal, en effet, ne peut, tant que la vie dure, arriver à cette extrémité que celui qui l′éprouve ne veuille pas même écouter l′avis qui lui est offert avec bonne intention. Ainsi donc, ma chère dame, ou mon cher monsieur, ou ce qu′il vous plaira d′être, remettez-vous de l′effroi que vous a causé notre vue, et contez-nous votre bonne ou mauvaise fortune, sûre qu′en nous tous ensemble, et en chacun de nous, vous trouverez qui vous aide à supporter vos malheurs en les partageant. »
En tanto que el cura decía estas razones, estaba la disfrazada moza como embelesada, mirándolos a todos, sin mover labio ni decir palabra alguna: bien así como rústico aldeano que de improviso se le muestran cosas raras y dél jamás vistas. Mas, volviendo el cura a decirle otras razones al mesmo efeto encaminadas, dando ella un profundo suspiro, rompió el silencio y dijo. Pendant que le curé parlait ainsi, la belle travestie demeurait interdite et comme frappée d′un charme ; elle les regardait tour à tour, sans remuer les lèvres et sans dire une parole, semblable à un jeune paysan auquel on montre à l′improviste des choses rares et qu′il n′a jamais vues. Enfin, le curé continuant ses propos affectueux, elle laissa échapper un profond soupir et rompit le silence :
-Pues que la soledad destas sierras no ha sido parte para encubrirme, ni la soltura de mis descompuestos cabellos no ha permitido que sea mentirosa mi lengua, en balde sería fingir yo de nuevo ahora lo que, si se me creyese, sería más por cortesía que por otra razón alguna. Presupuesto esto, digo, señores, que os agradezco el ofrecimiento que me habéis hecho, el cual me ha puesto en obligación de satisfaceros en todo lo que me habéis pedido, puesto que temo que la relación que os hiciere de mis desdichas os ha de causar, al par de la compasión, la pesadumbre, porque no habéis de hallar remedio para remediarlas ni consuelo para entretenerlas. Pero, con todo esto, porque no ande vacilando mi honra en vuestras intenciones , habiéndome ya conocido por mujer y viéndome moza, sola y en este traje, cosas todas juntas, y cada una por sí, que pueden echar por tierra cualquier honesto crédito, os habré de decir lo que quisiera callar si pudiera. « Puisque la solitude de ces montagnes, dit-elle, n′a pu me cacher aux regards, et que mes cheveux en s′échappant ne permettent plus à ma langue de mentir, en vain voudrais-je feindre à présent, et dire ce qu′on ne croirait plus que par courtoisie. Cela posé, je dis, seigneurs, que je vous suis très-obligée des offres de service que vous m′avez faites, et qu′elles m′ont mise dans l′obligation de vous satisfaire en tout ce que vous m′avez demandé. Je crains bien, à vrai dire, que la relation de mes infortunes, telle que je vous la ferai, ne vous cause autant de contrariété que de compassion, car vous ne trouverez ni remède pour les guérir, ni consolation pour en adoucir l′amertume. Mais néanmoins, pour que mon honneur ne soit pas compromis dans votre pensée, après que vous m′avez reconnue pour femme, que vous m′avez vue jeune, seule et dans cet équipage, toutes choses qui peuvent, ensemble ou séparément, détruire tout crédit d′honnêteté, je me décide à vous dire ce que j′aurais voulu qu′il me fût possible de taire. »
Todo esto dijo sin parar la que tan hermosa mujer parecía, con tan suelta lengua, con voz tan suave, que no menos les admiró su discreción que su hermosura. Y, tornándole a hacer nuevos ofrecimientos y nuevos ruegos para que lo prometido cumpliese, ella, sin hacerse más de rogar, calzándose con toda honestidad y recogiendo sus cabellos, se acomodó en el asiento de una piedra, y, puestos los tres alrededor della, haciéndose fuerza por detener algunas lágrimas que a los ojos se le venían, con voz reposada y clara, comenzó la historia de su vida desta manera. Ce petit discours fut adressé tout d′une haleine par cette charmante fille aux trois amis, avec une voix si douce et tant d′aisance de langage, que la grâce de son esprit ne leur causa pas moins de surprise que sa beauté. Ils répétèrent leurs offres de service, et lui firent de nouvelles instances pour qu′elle remplît ses promesses ; elle alors, sans se faire prier davantage, après avoir décemment remis sa chaussure et relevé ses cheveux, prit pour siège une grosse pierre, autour de laquelle s′assirent les trois auditeurs, puis, se faisant violence pour retenir quelques larmes qui lui venaient aux yeux, d′une voix sonore et posée, elle commença ainsi l′histoire de sa vie :
-«En esta Andalucía hay un lugar de quien toma título un duque , que le hace uno de los que llaman grandes en España. Éste tiene dos hijos: el mayor, heredero de su estado, y, al parecer, de sus buenas costumbres; y el menor, no sé yo de qué sea heredero, sino de las traiciones de Vellido y de los embustes de Galalón . Deste señor son vasallos mis padres, humildes en linaje, pero tan ricos que si los bienes de su naturaleza igualaran a los de su fortuna, ni ellos tuvieran más que desear ni yo temiera verme en la desdicha en que me veo; porque quizá nace mi poca ventura de la que no tuvieron ellos en no haber nacido ilustres. Bien es verdad que no son tan bajos que puedan afrentarse de su estado, ni tan altos que a mí me quiten la imaginación que tengo de que de su humildad viene mi desgracia. Ellos, en fin, son labradores, gente llana, sin mezcla de alguna raza mal sonante, y, como suele decirse, cristianos viejos ranciosos; pero tan ricos que su riqueza y magnífico trato les va poco a poco adquiriendo nombre de hidalgos, y aun de caballeros. Puesto que de la mayor riqueza y nobleza que ellos se preciaban era de tenerme a mí por hija; y, así por no tener otra ni otro que los heredase como por ser padres, y aficionados , yo era una de las más regaladas hijas que padres jamás regalaron. Era el espejo en que se miraban, el báculo de su vejez, y el sujeto a quien encaminaban, midiéndolos con el cielo, todos sus deseos; de los cuales, por ser ellos tan buenos, los míos no salían un punto. Y del mismo modo que yo era señora de sus ánimos, ansí lo era de su hacienda: por mí se recebían y despedían los criados; la razón y cuenta de lo que se sembraba y cogía pasaba por mi mano; los molinos de aceite, los lagares de vino, el número del ganado mayor y menor, el de las colmenas. Finalmente, de todo aquello que un tan rico labrador como mi padre puede tener y tiene, tenía yo la cuenta, y era la mayordoma y señora, con tanta solicitud mía y con tanto gusto suyo, que buenamente no acertaré a encarecerlo. Los ratos que del día me quedaban, después de haber dado lo que convenía a los mayorales, a capataces y a otros jornaleros, los entretenía en ejercicios que son a las doncellas tan lícitos como necesarios, como son los que ofrece la aguja y la almohadilla, y la rueca muchas veces; y si alguna, por recrear el ánimo, estos ejercicios dejaba, me acogía al entretenimiento de leer algún libro devoto, o a tocar una arpa, porque la experiencia me mostraba que la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu. « Dans cette Andalousie qui nous avoisine, est une petite ville dont un duc prend son titre, et qui le met au rang de ceux qu′on appelle grands d′Espagne. Ce duc a deux fils : l′aîné, héritier de ses États, l′est aussi, selon toute apparence, de ses belles qualités ; quant au cadet, je ne sais de quoi il est héritier, si ce n′est des ruses de Ganelon ou des trahisons de Vellido . De ce seigneur mes parents sont vassaux, humbles de naissance, mais tellement pourvus de richesses que, si les biens de la nature eussent égalé pour eux ceux de la fortune, ils n′auraient pu rien désirer davantage, et moi, je n′aurais pas eu non plus à craindre de tomber dans la détresse où je me vois réduite, car tout mon malheur naît peut-être de ce qu′ils n′ont pas eu le bonheur de naître illustres. Il est vrai qu′ils ne sont pas d′extraction si basse qu′ils aient à rougir de leur condition ; mais elle n′est pas si haute non plus qu′on ne puisse m′ôter de la pensée que de leur humble naissance viennent toutes mes infortunes. Ils sont laboureurs enfin, mais de sang pur, sans aucun mélange de race malsonnante, et, comme on dit, vieux chrétiens de la vieille roche, et si vieux, en effet, que leurs richesses et leur somptueux train de vie leur acquièrent peu à peu le nom d′hidalgos et même de gentilshommes. Cependant la plus grande richesse et la plus grande noblesse dont ils se fissent gloire, c′était de m′avoir pour fille. Aussi, comme ils n′ont pas d′autres enfants pour hériter d′eux, et qu′ils m′ont toujours tendrement chérie, j′étais bien une des filles les plus doucement choyées que jamais choyèrent de bons parents. J′étais le miroir où ils se miraient, le bâton où s′appuyait leur vieillesse, le but unique où tendaient tous leurs désirs, qu′ils mesuraient sur la volonté du ciel, et dont les miens, en retour de leur bonté, ne s′écartaient sur aucun point. Et de la même manière que j′étais maîtresse de leurs cœurs, je l′étais aussi de leurs biens. C′est moi qui admettais ou congédiais les domestiques, et le compte de tout ce qui était semé ou récolté passait par mes mains. Les moulins d′huile, les pressoirs de vin, les troupeaux de grand et de petit bétail, les ruches d′abeilles, finalement tout ce que peut avoir un riche laboureur comme mon père, était remis à mes soins. J′étais le majordome et la dame, et j′en remplissais les fonctions avec tant de sollicitude et tant à leur satisfaction, que je ne saurais parvenir à vous l′exprimer. Les moments de la journée qui me restaient, après avoir donné les ordres aux contremaîtres, aux valets de ferme et aux journaliers, je les employais aux exercices permis et commandés à mon sexe, l′aiguille, le tambour à broder, et le rouet bien souvent. Si, pour me récréer, je laissais ces travaux, je me donnais le divertissement de lire quelque bon livre, ou de jouer de la harpe, car l′expérience m′a fait voir que la musique repose les esprits fatigués et soulage du travail de l′intelligence.
»Ésta, pues, era la vida que yo tenía en casa de mis padres, la cual, si tan particularmente he contado, no ha sido por ostentación ni por dar a entender que soy rica, sino porque se advierta cuán sin culpa me he venido de aquel buen estado que he dicho al infelice en que ahora me hallo . Es, pues, el caso que, pasando mi vida en tantas ocupaciones y en un encerramiento tal que al de un monesterio pudiera compararse, sin ser vista, a mi parecer, de otra persona alguna que de los criados de casa, porque los días que iba a misa era tan de mañana, y tan acompañada de mi madre y de otras criadas, y yo tan cubierta y recatada que apenas vían mis ojos más tierra de aquella donde ponía los pies; y, con todo esto, los del amor, o los de la ociosidad, por mejor decir, a quien los de lince no pueden igualarse , me vieron, puestos en la solicitud de don Fernando, que éste es el nombre del hijo menor del duque que os he contado». Voilà quelle était la vie que je menais dans la maison paternelle ; et si je vous l′ai contée avec tant de détails, ce n′est point par ostentation, pour vous faire entendre que je suis riche, mais pour que vous jugiez combien c′est sans ma faute que je suis tombée de cette heureuse situation au triste état où je me trouve à présent réduite. En vain je passais ma vie au milieu de tant d′occupations, et dans une retraite si sévère qu′elle pourrait se comparer à celle d′un couvent, n′étant vue de personne, à ce que j′imaginais, si ce n′est des gens de la maison, car les jours que j′allais à la messe, c′était de si grand matin, accompagnée de ma mère et de mes femmes, si bien voilée d′ailleurs et si timide, qu′à peine mes yeux voyaient plus de terre que n′en foulaient mes pieds. Et néanmoins les yeux de l′amour, ou de l′oisiveté, pour mieux dire, plus perçants que ceux du lynx, me livrèrent aux poursuites de don Fernand. C′est le nom du second fils de ce duc dont je vous ai parlé. »
No hubo bien nombrado a don Fernando la que el cuento contaba, cuando a Cardenio se le mudó la color del rostro , y comenzó a trasudar, con tan grande alteración que el cura y el barbero, que miraron en ello, temieron que le venía aquel accidente de locura que habían oído decir que de cuando en cuando le venía. Mas Cardenio no hizo otra cosa que trasudar y estarse quedo, mirando de hito en hito a la labradora, imaginando quién ella era; la cual, sin advertir en los movimientos de Cardenio , prosiguió su historia, diciendo. À peine ce nom de don Fernand fut-il sorti de la bouche de celle qui racontait son histoire, que Cardénio changea de visage et se mit à frémir de tout son corps avec une si visible altération, que le curé et le barbier, ayant jeté les yeux sur lui, craignirent qu′il ne fût pris de ces accès de folies dont ils avaient ouï dire qu′il était de temps en temps attaqué. Mais Cardénio, pourtant, ne fit pas autre chose que de suer et de trembler, sans bouger de place, et d′attacher fixement ses regards sur la belle paysanne, imaginant bien qui elle était. Celle-ci, sans prendre garde aux mouvements convulsifs de Cardénio, continua de la sorte son récit :
-«Y no me hubieron bien visto cuando, según él dijo después, quedó tan preso de mis amores cuanto lo dieron bien a entender sus demostraciones. Mas, por acabar presto con el cuento, que no le tiene, de mis desdichas , quiero pasar en silencio las diligencias que don Fernando hizo para declararme su voluntad. Sobornó toda la gente de mi casa, dio y ofreció dádivas y mercedes a mis parientes. Los días eran todos de fiesta y de regocijo en mi calle; las noches no dejaban dormir a nadie las músicas. Los billetes que, sin saber cómo, a mis manos venían, eran infinitos, llenos de enamoradas razones y ofrecimientos, con menos letras que promesas y juramentos. Todo lo cual no sólo no me ablandaba, pero me endurecía de manera como si fuera mi mortal enemigo, y que todas las obras que para reducirme a su voluntad hacía, las hiciera para el efeto contrario; no porque a mí me pareciese mal la gentileza de don Fernando, ni que tuviese a demasía sus solicitudes; porque me daba un no sé qué de contento verme tan querida y estimada de un tan principal caballero, y no me pesaba ver en sus papeles mis alabanzas: que en esto, por feas que seamos las mujeres, me parece a mí que siempre nos da gusto el oír que nos llaman hermosas. « Ses yeux ne m′eurent pas plutôt aperçue, qu′il se sentit, comme il le dit ensuite, enflammé de ce violent amour dont il donna bientôt des preuves. Mais, pour arriver plus vite au terme de l′histoire de mes malheurs, je veux passer sous silence les démarches que fit don Fernand pour me déclarer ses désirs. Il suborna tous les gens de ma maison, il fit mille cadeaux et offrit mille faveurs à mes parents ; les jours étaient de perpétuelles fêtes dans la rue que j′habitais, et, pendant la nuit, les sérénades ne laissaient dormir personne ; les billets en nombre infini qui, sans que je susse comment, parvenaient en mes mains, étaient remplis d′amoureux propos, et contenaient moins de syllabes que de promesses et de serments. Tout cela, cependant, loin de m′attendrir, m′endurcissait, comme s′il eût été mon plus mortel ennemi, et que tous les efforts qu′il faisait pour me séduire, il les eût faits pour m′irriter. Ce n′est pas que je ne reconnusse tout le mérite personnel de don Fernand, et que je tinsse à outrage les soins qu′il me rendait ; j′éprouvais, au contraire, je ne sais quel contentement à me voir estimée et chérie par un si noble cavalier, et je n′avais nul déplaisir à lire mes louanges dans ses lettres : car il me semble qu′à nous autres femmes, quelque laides que nous soyons, il est toujours doux de nous entendre appeler jolies.
»Pero a todo esto se opone mi honestidad y los consejos continuos que mis padres me daban, que ya muy al descubierto sabían la voluntad de don Fernando, porque ya a él no se le daba nada de que todo el mundo la supiese. Decíanme mis padres que en sola mi virtud y bondad dejaban y depositaban su honra y fama, y que considerase la desigualdad que había entre mí y don Fernando, y que por aquí echaría de ver que sus pensamientos, aunque él dijese otra cosa, mas se encaminaban a su gusto que a mi provecho; y que si yo quisiese poner en alguna manera algún inconveniente para que él se dejase de su injusta pretensión, que ellos me casarían luego con quien yo más gustase: así de los más principales de nuestro lugar como de todos los circunvecinos, pues todo se podía esperar de su mucha hacienda y de mi buena fama. Con estos ciertos prometimientos, y con la verdad que ellos me decían, fortificaba yo mi entereza, y jamás quise responder a don Fernando palabra que le pudiese mostrar, aunque de muy lejos, esperanza de alcanzar su deseo. Mais ce qui m′empêchait de fléchir, c′était le soin de mon honneur, c′étaient les continuels conseils que me donnaient mes parents, lesquels avaient bien facilement découvert l′intention de don Fernand, qui ne se mettait d′ailleurs point en peine que tout le monde la connût. Ils me disaient qu′en ma vertu seule reposaient leur honneur et leur considération ; que je n′avais qu′à mesurer la distance qui me séparait de don Fernand, pour reconnaître que ses vues, bien qu′il dît le contraire, se dirigeaient plutôt vers son plaisir que vers mon intérêt ; ils ajoutaient que si je voulais y mettre un obstacle et l′obliger à cesser ses offensantes poursuites, ils étaient prêts à me marier sur-le-champ avec qui je voudrais choisir non-seulement dans notre ville, mais dans celles des environs, puisqu′on pouvait tout espérer de leur grande fortune et de ma bonne renommée. Ces promesses et leurs avis, dont je sentais la justesse, fortifiaient si bien ma résolution, que jamais je ne voulus répondre à don Fernand un mot qui pût lui montrer, même au loin, l′espérance de voir ses prétentions satisfaites.
»Todos estos recatos míos, que él debía de tener por desdenes, debieron de ser causa de avivar más su lascivo apetito, que este nombre quiero dar a la voluntad que me mostraba; la cual, si ella fuera como debía, no la supiérades vosotros ahora, porque hubiera faltado la ocasión de decírosla. Finalmente, don Fernando supo que mis padres andaban por darme estado, por quitalle a él la esperanza de poseerme, o, a lo menos, porque yo tuviese más guardas para guardarme; y esta nueva o sospecha fue causa para que hiciese lo que ahora oiréis. Y fue que una noche, estando yo en mi aposento con sola la compañía de una doncella que me servía, teniendo bien cerradas las puertas, por temor que, por descuido, mi honestidad no se viese en peligro , sin saber ni imaginar cómo, en medio destos recatos y prevenciones, y en la soledad deste silencio y encierro , me le hallé delante, cuya vista me turbó de manera que me quitó la de mis ojos y me enmudeció la lengua; y así, no fui poderosa de dar voces, ni aun él creo que me las dejara dar, porque luego se llegó a mí, y, tomándome entre sus brazos (porque yo, como digo, no tuve fuerzas para defenderme, según estaba turbada), comenzó a decirme tales razones, que no sé cómo es posible que tenga tanta habilidad la mentira que las sepa componer de modo que parezcan tan verdaderas . Hacía el traidor que sus lágrimas acreditasen sus palabras y los suspiros su intención. Yo, pobrecilla, sola entre los míos, mal ejercitada en casos semejantes, comencé, no sé en qué modo, a tener por verdaderas tantas falsedades, pero no de suerte que me moviesen a compasión menos que buena sus lágrimas y suspiros. Toutes ces précautions de ma vigilance, qu′il prenait sans doute pour des dédains, durent enflammer davantage ses coupables désirs ; c′est le seul nom que je puisse donner à l′amour qu′il me témoignait, car, s′il eût été ce qu′il devait être, je n′aurais pas eu l′occasion de vous en parler à cette heure. Finalement, don Fernand apprit que mes parents cherchaient à m′établir, afin de lui ôter l′espoir de me posséder, ou du moins que j′eusse plus de gardiens pour me défendre. Cette nouvelle ou ce soupçon suffit pour lui faire entreprendre ce que je vais vous raconter. « Une nuit, j′étais seule dans mon appartement, sans autre compagnie que celle d′une femme de chambre, ayant eu soin de bien fermer les portes, dans la crainte que la moindre négligence ne mît mon honneur en péril. Tout à coup, sans pouvoir imaginer comment cela se fit, au milieu de tant de précautions, dans la solitude et le silence de ma retraite, tout à coup il parut devant moi. Cette vue me troubla de manière qu′elle m′ôta la lumière des yeux et la parole de la langue ; je ne pus pas même jeter des cris pour appeler au secours, et je crois qu′il ne m′aurait pas laissé le temps de crier, car aussitôt il s′approcha de moi, et me prenant dans ses bras, puisque je n′avais pas la force de me défendre, tant j′étais troublée, il se mit à tenir de tels propos, que je ne sais comment le mensonge peut être assez habile pour les arranger de manière à les faire croire des vérités. Le traître faisait d′ailleurs en sorte que les larmes donnassent crédit à ses paroles, et les soupirs à ses intentions. Moi, pauvre enfant, seule parmi les miens, et sans expérience de semblables rencontres, je commençai, ne sachant comment, à tenir pour vraies toutes ces faussetés, non de façon, cependant, qu′elles me donnassent plus qu′une simple compassion pour ses soupirs et ses pleurs.
»Y así, pasándoseme aquel sobresalto primero, torné algún tanto a cobrar mis perdidos espíritus, y con más ánimo del que pensé que pudiera tener, le dije: ′′Si como estoy, señor, en tus brazos, estuviera entre los de un león fiero y el librarme dellos se me asegurara con que hiciera, o dijera, cosa que fuera en perjuicio de mi honestidad, así fuera posible hacella o decilla como es posible dejar de haber sido lo que fue. Así que, si tú tienes ceñido mi cuerpo con tus brazos, yo tengo atada mi alma con mis buenos deseos, que son tan diferentes de los tuyos como lo verás si con hacerme fuerza quisieres pasar adelante en ellos. Tu vasalla soy, pero no tu esclava; ni tiene ni debe tener imperio la nobleza de tu sangre para deshonrar y tener en poco la humildad de la mía; y en tanto me estimo yo, villana y labradora, como tú, señor y caballero. Conmigo no han de ser de ningún efecto tus fuerzas, ni han de tener valor tus riquezas, ni tus palabras han de poder engañarme, ni tus suspiros y lágrimas enternecerme. Si alguna de todas estas cosas que he dicho viera yo en el que mis padres me dieran por esposo, a su voluntad se ajustara la mía, y mi voluntad de la suya no saliera; de modo que, como quedara con honra, aunque quedara sin gusto, de grado te entregara lo que tú, señor, ahora con tanta fuerza procuras. Todo esto he dicho porque no es pensar que de mí alcance cosa alguna el que no fuere mi ligítimo esposo′′. ′′Si no reparas más que en eso, bellísima Dorotea -(que éste es el nombre desta desdichada), dijo el desleal caballero-, ves: aquí te doy la mano de serlo tuyo, y sean testigos desta verdad los cielos, a quien ninguna cosa se asconde, y esta imagen de Nuestra Señora que aquí tienes′′.. Aussi, revenant un peu de ma première alarme, je retrouvai mes esprits éperdus, et je lui dis avec plus de courage que je n′avais cru pouvoir en conserver : « Si, comme je suis dans vos bras, seigneur, j′étais entre les griffes d′un lion furieux, et qu′il fallût, pour m′en délivrer avec certitude, faire ou dire quelque chose au détriment de ma vertu, il ne me serait pas plus possible de le faire ou de le dire qu′il n′est possible que ce qui a été ne fût pas. Ainsi donc, si vous tenez mon corps enserré dans vos bras, moi, je tiens mon âme retenue par mes bons sentiments, qui sont aussi différents des vôtres que vous le verriez, s′il vous convenait d′user de violence pour les satisfaire. Je suis votre vassale, mais non votre esclave ; la noblesse de votre sang ne vous donne pas le droit de mépriser, de déshonorer l′humilité du mien ; et je m′estime autant, moi paysanne et vilaine, que vous gentilhomme et seigneur. Vos forces n′ont aucune prise sur moi, ni vos richesses aucune influence ; vos paroles ne peuvent me tromper, ni vos soupirs et vos larmes m′attendrir. Mais, si je voyais quelqu′une des choses que je viens d′énumérer dans celui que mes parents ne donneraient pour époux, alors ma volonté se plierait à la sienne, et lui serait vouée à jamais. De manière que, même à contre-cœur, pourvu que mon honneur fût intact, je vous livrerais volontairement, seigneur, ce que vous voulez maintenant m′arracher par la violence. C′est vous dire que jamais personne n′obtiendra de moi la moindre faveur qu′il ne soit mon légitime époux. – S′il ne faut que cela pour te satisfaire, me répondit le déloyal chevalier, vois, charmante Dorothée (c′est le nom de l′infortunée qui vous parle), je t′offre ma main, et je jure d′être ton époux, prenant pour témoins de mon serment les cieux, auxquels rien n′est caché, et cette sainte image de la mère de Dieu, que voilà devant nous. »
Cuando Cardenio le oyó decir que se llamaba Dorotea, tornó de nuevo a sus sobresaltos y acabó de confirmar por verdadera su primera opinión; pero no quiso interromper el cuento, por ver en qué venía a parar lo que él ya casi sabía; sólo dijo: Au moment où Cardénio l′entendit se nommer Dorothée, il fut repris de ses mouvements convulsifs, et acheva de se confirmer dans la première opinion qu′il avait eue d′elle. Mais, ne voulant pas interrompre l′histoire dont il prévoyait et savait presque la fin, il lui dit seulement :
-¿Que Dorotea es tu nombre, señora? Otra he oído yo decir del mesmo, que quizá corre parejas con tus desdichas. Pasa adelante, que tiempo vendrá en que te diga cosas que te espanten en el mesmo grado que te lastimen. « Quoi ! madame, Dorothée est votre nom ? J′ai ouï parler d′une personne qui le portait, et dont les malheurs vont de pair avec les vôtres. Mais continuez votre récit : un temps viendra où je vous dirai des choses qui ne vous causeront pas moins d′étonnement que de pitié. »
Reparó Dorotea en las razones de Cardenio y en su estraño y desastrado traje, y rogóle que si alguna cosa de su hacienda sabía, se la dijese luego; porque si algo le había dejado bueno la fortuna, era el ánimo que tenía para sufrir cualquier desastre que le sobreviniese, segura de que, a su parecer, ninguno podía llegar que el que tenía acrecentase un punto. À ces propos de Cardénio, Dorothée jeta les yeux sur lui, considéra son étrange et misérable accoutrement, puis le pria, s′il savait quelque chose qui la concernât, de le dire aussitôt. « Tout ce que la fortune m′a laissé, ajouta-t-elle, c′est le courage de souffrir et de résister à quelque désastre qui m′atteigne, bien assurée qu′il n′en est aucun dont mon infortune puisse s′accroître.
-No le perdiera yo, señora -respondió Cardenio-, en decirte lo que pienso, si fuera verdad lo que imagino; y hasta ahora no se pierde coyuntura, ni a ti te importa nada el saberlo. – Je n′aurais pas perdu un instant, madame, à vous dire ce que je pense, répondit Cardénio, si j′étais sûr de ne pas me tromper dans mes suppositions ; mais l′occasion de les dire n′est pas venue, et il ne vous importe nullement encore de les connaître.
-Sea lo que fuere -respondió Dorotea-, «lo que en mi cuento pasa fue que, tomando don Fernando una imagen que en aquel aposento estaba, la puso por testigo de nuestro desposorio. Con palabras eficacísimas y juramentos estraordinarios, me dio la palabra de ser mi marido, puesto que, antes que acabase de decirlas, le dije que mirase bien lo que hacía y que considerase el enojo que su padre había de recebir de verle casado con una villana vasalla suya; que no le cegase mi hermosura, tal cual era, pues no era bastante para hallar en ella disculpa de su yerro, y que si algún bien me quería hacer, por el amor que me tenía, fuese dejar correr mi suerte a lo igual de lo que mi calidad podía, porque nunca los tan desiguales casamientos se gozan ni duran mucho en aquel gusto con que se comienzan. – Comme il vous plaira, reprit Dorothée ; je reviens à mon histoire. « Don Fernand, saisissant une image de la Vierge, qui se trouvait dans ma chambre, la plaça devant nous pour témoin de nos fiançailles, et m′engagea, sous les serments les plus solennels et les plus formidables, sa parole d′être mon mari. Cependant, avant qu′il achevât de les prononcer, je lui dis qu′il prît bien garde à ce qu′il allait faire ; qu′il considérât le courroux que son père ne manquerait pas de ressentir en le voyant épouser une paysanne, sa vassale ; qu′il ne se laissât point aveugler par la beauté que je pouvais avoir, puisqu′il n′y trouverait pas une excuse suffisante de sa faute, et que, si son amour le portait à me vouloir quelque bien, il laissât plutôt mon sort se modeler sur ma naissance : car jamais des unions si disproportionnées ne réussissent, et le bonheur qu′elles donnent au commencement n′est pas de longue durée.
»Todas estas razones que aquí he dicho le dije, y otras muchas de que no me acuerdo, pero no fueron parte para que él dejase de seguir su intento, bien ansí como el que no piensa pagar, que, al concertar de la barata , no repara en inconvenientes. Yo, a esta sazón, hice un breve discurso conmigo, y me dije a mí mesma: ′′Sí, que no seré yo la primera que por vía de matrimonio haya subido de humilde a grande estado, ni será don Fernando el primero a quien hermosura, o ciega afición, que es lo más cierto, haya hecho tomar compañía desigual a su grandeza. Pues si no hago ni mundo ni uso nuevo, bien es acudir a esta honra que la suerte me ofrece, puesto que en éste no dure más la voluntad que me muestra de cuanto dure el cumplimiento de su deseo; que, en fin, para con Dios seré su esposa. Y si quiero con desdenes despedille, en término le veo que, no usando el que debe, usará el de la fuerza y vendré a quedar deshonrada y sin disculpa de la culpa que me podía dar el que no supiere cuán sin ella he venido a este punto. Porque, ¿qué razones serán bastantes para persuadir a mis padres, y a otros, que este caballero entró en mi aposento sin consentimiento mío?′. Je lui exposai toutes ces raisons que vous venez d′entendre, et bien d′autres encore dont je ne me souviens plus ; mais elles ne purent l′empêcher de poursuivre son dessein, de la même manière que celui qui emprunte, pensant ne pas payer, ne regarde guère aux conditions du contrat. Dans ce moment, je fis, à part moi, un rapide discours, et je me dis à moi-même : « Non, je ne serai pas la première que le mariage élève d′une humble à une haute condition ; et don Fernand ne sera pas le premier auquel les charmes de la beauté, ou plutôt une aveugle passion, aient fait prendre une compagne disproportionnée à la grandeur de sa naissance. Puisque je ne veux ni changer le monde, ni faire de nouveaux usages, j′aurai raison de saisir cet honneur que m′offre la fortune : car, dût l′affection qu′il me témoigne ne pas durer au delà de l′accomplissement de ses désirs, enfin je serai son épouse devant Dieu. Au contraire, si je veux l′éloigner par mes dédains et mes rigueurs, je le vois en un tel état, qu′oubliant toute espèce de devoir, il usera de violence, et je resterai, non-seulement sans honneur, mais sans excuse de la faute que pourra me reprocher quiconque ne saura pas combien j′en suis exempte. Quelles raisons auraient, en effet, le pouvoir de persuader à mes parents et aux autres que ce gentilhomme est entré dans ma chambre sans mon consentement ? »
»Todas estas demandas y respuestas revolví yo en un instante en la imaginación; y, sobre todo, me comenzaron a hacer fuerza y a inclinarme a lo que fue, sin yo pensarlo, mi perdición: los juramentos de don Fernando, los testigos que ponía, las lágrimas que derramaba, y, finalmente, su dispusición y gentileza, que, acompañada con tantas muestras de verdadero amor, pudieran rendir a otro tan libre y recatado corazón como el mío . Llamé a mi criada, para que en la tierra acompañase a los testigos del cielo; tornó don Fernando a reiterar y confirmar sus juramentos; añadió a los primeros nuevos santos por testigos; echóse mil futuras maldiciones, si no cumpliese lo que me prometía; volvió a humedecer sus ojos y a acrecentar sus suspiros; apretóme más entre sus brazos, de los cuales jamás me había dejado; y con esto, y con volverse a salir del aposento mi doncella, yo dejé de serlo y él acabó de ser traidor y fementido. Toutes ces demandes et ces réponses, mon imagination se les fit en un instant ; mais ce qui commença surtout à m′ébranler et à me pousser, sans que je le susse, à ma perdition, ce furent les serments et les imprécations de don Fernand, les témoins qu′il invoquait, les larmes qu′il répandait en abondance, et finalement les charmes de sa bonne mine, qui, soutenus par tant de véritable amour, auraient pu vaincre tout autre cœur aussi libre, aussi sage que le mien. J′appelai la fille qui me servait, pour qu′elle se joignît sur la terre aux témoins invoqués dans le ciel ; don Fernand renouvela et confirma ses premiers serments ; il prit de nouveaux saints à témoin ; il se donna mille malédictions s′il ne remplissait point sa promesse ; ses yeux se mouillèrent encore de larmes, sa bouche s′enflamma de soupirs ; il me serra davantage entre ses bras, dont je n′avais pu me dégager un seul instant ; enfin, quand ma servante eut de nouveau quitté l′appartement, il mit le comble à mon déshonneur et à sa trahison.
»El día que sucedió a la noche de mi desgracia se venía aun no tan apriesa como yo pienso que don Fernando deseaba, porque, después de cumplido aquello que el apetito pide, el mayor gusto que puede venir es apartarse de donde le alcanzaron . Digo esto porque don Fernando dio priesa por partirse de mí, y, por industria de mi doncella, que era la misma que allí le había traído, antes que amaneciese se vio en la calle. Y, al despedirse de mí, aunque no con tanto ahínco y vehemencia como cuando vino, me dijo que estuviese segura de su fe y de ser firmes y verdaderos sus juramentos; y, para más confirmación de su palabra, sacó un rico anillo del dedo y lo puso en el mío. En efecto, él se fue y yo quedé ni sé si triste o alegre; esto sé bien decir: que quedé confusa y pensativa, y casi fuera de mí con el nuevo acaecimiento, y no tuve ánimo, o no se me acordó, de reñir a mi doncella por la traición cometida de encerrar a don Fernando en mi mismo aposento, porque aún no me determinaba si era bien o mal el que me había sucedido. Díjele, al partir, a don Fernando que por el mesmo camino de aquélla podía verme otras noches , pues ya era suya, hasta que, cuando él quisiese, aquel hecho se publicase. Pero no vino otra alguna, si no fue la siguiente, ni yo pude verle en la calle ni en la iglesia en más de un mes; que en vano me cansé en solicitallo, puesto que supe que estaba en la villa y que los más días iba a caza, ejercicio de que él era muy aficionado. « Le jour qui succéda à la nuit de ma perte ne venait point, à ce que je crois, aussi vite que le souhaitait don Fernand : car, après avoir assouvi un désir criminel, il n′en est pas de plus vif que celui de s′éloigner des lieux où on l′a satisfait. C′est du moins ce que je pensai quand je vis don Fernand mettre tant de hâte à partir. Cette même servante qui l′avait amené jusqu′en ma chambre le conduisit hors de la maison avant que le jour parut. Quand il me fit ses adieux, il me répéta, quoique avec moins d′empressement et d′ardeur qu′à son arrivée, que je fusse tranquille sur sa foi, que je crusse ses serments aussi valables que sincères ; et, pour donner plus de poids à ses paroles, il tira de son doigt un riche anneau qu′il mit au mien. Enfin, il me quitta, et moi, je restai, je ne sais trop si ce fut triste ou gaie. Ce que je puis dire, c′est que je demeurai confuse et rêveuse, et presque hors de moi d′un tel événement, sans avoir le courage ou même la pensée de gronder ma fille de compagnie pour la trahison qu′elle avait commise en cachant don Fernand dans ma propre chambre ; car je ne pouvais encore décider si ce qui venait de m′arriver était un bien ou un mal. J′avais dit à don Fernand, au moment de son départ, qu′il pourrait employer la même voie pour me visiter d′autres nuits secrètement, puisque j′étais à lui, jusqu′à ce qu′il lui convînt de publier notre mariage. Mais il ne revint plus, si ce n′est la nuit suivante, et je ne pus plus le voir, ni dans la rue, ni à l′église, pendant tout un mois que je me fatiguai vainement à le chercher, bien que je susse qu′il n′avait pas quitté la ville, et qu′il se livrait la plupart du temps à l′exercice de la chasse, qu′il aimait avec passion.
»Estos días y estas horas bien sé yo que para mí fueron aciagos y menguadas, y bien sé que comencé a dudar en ellos, y aun a descreer de la fe de don Fernando; y sé también que mi doncella oyó entonces las palabras que en reprehensión de su atrevimiento antes no había oído; y sé que me fue forzoso tener cuenta con mis lágrimas y con la compostura de mi rostro, por no dar ocasión a que mis padres me preguntasen que de qué andaba descontenta y me obligasen a buscar mentiras que decilles. Pero todo esto se acabó en un punto, llegándose uno donde se atropellaron respectos y se acabaron los honrados discursos, y adonde se perdió la paciencia y salieron a plaza mis secretos pensamientos. Y esto fue porque, de allí a pocos días, se dijo en el lugar como en una ciudad allí cerca se había casado don Fernando con una doncella hermosísima en todo estremo, y de muy principales padres, aunque no tan rica que, por la dote, pudiera aspirar a tan noble casamiento. Díjose que se llamaba Luscinda, con otras cosas que en sus desposorios sucedieron dignas de admiración.. Je sais, hélas ! combien ces jours me parurent longs et ces heures amères ; je sais que je commençai à douter de sa bonne foi, et même à cesser d′y croire ; je sais aussi que ma servante entendit alors les reproches que je ne lui avais pas faits auparavant pour me plaindre de son audace ; je sais enfin qu′il me fallut me faire violence pour retenir mes pleurs et composer mon visage, afin de ne pas obliger mes parents à me demander le sujet de mon affliction, et de ne pas être obligée moi-même de recourir avec eux au mensonge. Mais cet état forcé dura peu. Le moment vint bientôt où je perdis toute patience, où je foulai aux pieds toute considération et toute retenue, où je fis enfin éclater mon courroux au grand jour. Ce fut lorsque, au bout de quelque temps, on répandit chez nous la nouvelle que, dans une ville voisine, don Fernand s′était marié avec une jeune personne d′une beauté merveilleuse et de noble famille, mais pas assez riche, néanmoins, pour avoir pu prétendre, avec sa seule dot, à si haute union. On disait qu′elle se nommait Luscinde, et l′on racontait aussi des choses étranges arrivées pendant la cérémonie des fiançailles. »
Oyó Cardenio el nombre de Luscinda, y no hizo otra cosa que encoger los hombros, morderse los labios, enarcar las cejas y dejar de allí a poco caer por sus ojos dos fuentes de lágrimas. Mas no por esto dejó Dorotea de seguir su cuento, diciendo. Quand il entendit le nom de Luscinde, Cardénio ne fit autre chose que de plier les épaules, froncer le sourcil, se mordre les lèvres, et laisser bientôt couler sur ses joues deux ruisseaux de larmes. Dorothée n′interrompit point pour cela le fil de son histoire, et continua de la sorte :
-«Llegó esta triste nueva a mis oídos, y, en lugar de helárseme el corazón en oílla , fue tanta la cólera y rabia que se encendió en él, que faltó poco para no salirme por las calles dando voces, publicando la alevosía y traición que se me había hecho. Mas templóse esta furia por entonces con pensar de poner aquella mesma noche por obra lo que puse: que fue ponerme en este hábito, que me dio uno de los que llaman zagales en casa de los labradores, que era criado de mi padre, al cual descubrí toda mi desventura , y le rogué me acompañase hasta la ciudad donde entendí que mi enemigo estaba. Él, después que hubo reprehendido mi atrevimiento y afeado mi determinación, viéndome resuelta en mi parecer, se ofreció a tenerme compañía , como él dijo, hasta el cabo del mundo. Luego, al momento, encerré en una almohada de lienzo un vestido de mujer, y algunas joyas y dineros, por lo que podía suceder. Y en el silencio de aquella noche, sin dar cuenta a mi traidora doncella, salí de mi casa, acompañada de mi criado y de muchas imaginaciones, y me puse en camino de la ciudad a pie, llevada en vuelo del deseo de llegar, ya que no a estorbar lo que tenía por hecho, a lo menos a decir a don Fernando me dijese con qué alma lo había hecho. « Cette triste nouvelle arriva promptement jusqu′à moi ; mais, au lieu de se glacer en l′apprenant, mon cœur s′enflamma d′une telle rage, qu′il s′en fallut peu que je ne sortisse de la maison, et ne parcourusse à grands cris les rues de la ville pour publier l′infâme trahison dont j′étais victime. Mais cette fureur se calma par la pensée qui me vint d′un projet que je mis en œuvre dès la nuit suivante. Je m′habillai de ces vêtements, que me donna un domestique de mon père, de ceux qu′on appelle zagals chez les laboureurs, auquel j′avais découvert toute ma funeste aventure, et que j′avais prié de m′accompagner jusqu′à la ville, où j′espérais rencontrer mon ennemi. Ce zagal, après m′avoir fait des remontrances sur l′audace et l′inconvenance de ma résolution, m′y voyant bien déterminée, s′offrit, comme il le dit, à me tenir compagnie jusqu′au bout du monde. Aussitôt j′enfermai dans un sac de toile un habillement de femme, ainsi que de l′argent et des bijoux pour me servir au besoin, et, dans le silence de la nuit, sans rien dire de mon départ à la perfide servante, je quittai la maison, accompagnée du zagal, et assaillie de mille pensées confuses. Je pris à pied le chemin de la ville ; mais le désir d′arriver me donnait des ailes, afin de pouvoir, sinon empêcher ce que je croyais achevé sans retour, au moins demander à don Fernand de quel front il en avait agi de la sorte.
»Llegué en dos días y medio donde quería , y, en entrando por la ciudad, pregunté por la casa de los padres de Luscinda, y al primero a quien hice la pregunta me respondió más de lo que yo quisiera oír. Díjome la casa y todo lo que había sucedido en el desposorio de su hija, cosa tan pública en la ciudad, que se hace en corrillos para contarla por toda ella. Díjome que la noche que don Fernando se desposó con Luscinda, después de haber ella dado el sí de ser su esposa, le había tomado un recio desmayo, y que, llegando su esposo a desabrocharle el pecho para que le diese el aire, le halló un papel escrito de la misma letra de Luscinda, en que decía y declaraba que ella no podía ser esposa de don Fernando, porque lo era de Cardenio, que, a lo que el hombre me dijo, era un caballero muy principal de la mesma ciudad; y que si había dado el sí a don Fernando, fue por no salir de la obediencia de sus padres. En resolución, tales razones dijo que contenía el papel, que daba a entender que ella había tenido intención de matarse en acabándose de desposar, y daba allí las razones por que se había quitado la vida. Todo lo cual dicen que confirmó una daga que le hallaron no sé en qué parte de sus vestidos. Todo lo cual visto por don Fernando, pareciéndole que Luscinda le había burlado y escarnecido y tenido en poco, arremetió a ella, antes que de su desmayo volviese, y con la misma daga que le hallaron la quiso dar de puñaladas; y lo hiciera si sus padres y los que se hallaron presentes no se lo estorbaran. Dijeron más: que luego se ausentó don Fernando, y que Luscinda no había vuelto de su parasismo hasta otro día, que contó a sus padres cómo ella era verdadera esposa de aquel Cardenio que he dicho. Supe más : que el Cardenio, según decían, se halló presente en los desposorios, y que, en viéndola desposada, lo cual él jamás pensó, se salió de la ciudad desesperado, dejándole primero escrita una carta, donde daba a entender el agravio que Luscinda le había hecho, y de cómo él se iba adonde gentes no le viesen. J′arrivai en deux jours et demi au but de mon voyage, et, tout en entrant dans la ville, je m′informai de la maison des parents de Luscinde. Le premier auquel j′adressai cette question me répondit plus que je n′aurais voulu en apprendre. Il m′indiqua leur maison, et me raconta tout ce qui s′était passé aux fiançailles de leur fille, chose tellement publique dans la ville, qu′elle faisait la matière de tous les entretiens et de tous les caquets. Il me dit que la nuit où fut célébré le mariage de don Fernand avec Luscinde, celle-ci, après avoir prononcé le oui de le prendre pour époux, avait été saisie d′un long évanouissement, et que son époux, l′ayant voulu délacer pour lui donner de l′air, trouva un billet écrit de la main même de Luscinde, où elle déclarait qu′elle ne pouvait être l′épouse de don Fernand, parce qu′elle était celle de Cardénio (un noble cavalier de la même ville, à ce que me dit cet homme), et que, si elle avait donné à don Fernand le oui conjugal, c′était pour ne point désobéir à ses parents. Enfin, ce billet faisait entendre, dans le reste de son contenu, qu′elle avait pris la résolution de se tuer à la fin des épousailles, et donnait les raisons qui l′obligeaient à s′ôter la vie. Cette intention était, dit-on, clairement confirmée d′ailleurs par un poignard qu′on trouva caché sous ses habits de noce. À cette vue, don Fernand, se croyant joué et outragé par Luscinde, se jeta sur elle avant qu′elle fût revenue de son évanouissement, et voulut la percer de ce même poignard qu′on avait trouvé dans son sein ; ce qu′il aurait fait, si les parents et les assistants ne l′eussent retenu. On ajoute que don Fernand sortit aussitôt, et que Luscinde ne revint à elle que le lendemain ; qu′alors elle conta à ses parents comment elle était la véritable épouse de ce Cardénio dont je viens de parler. J′appris encore, d′après les bruits qui couraient, que Cardénio s′était trouvé présent aux fiançailles, et que, voyant sa maîtresse mariée, ce qu′il n′avait jamais cru possible, il avait quitté la ville en désespéré, après avoir écrit une lettre où, se plaignant de l′affront que Luscinde lui faisait, il annonçait qu′on ne le verrait plus.
»Esto todo era público y notorio en toda la ciudad, y todos hablaban dello; y más hablaron cuando supieron que Luscinda había faltado de casa de sus padres y de la ciudad, pues no la hallaron en toda ella, de que perdían el juicio sus padres y no sabían qué medio se tomar para hallarla. Esto que supe puso en bando mis esperanzas , y tuve por mejor no haber hallado a don Fernando, que no hallarle casado, pareciéndome que aún no estaba del todo cerrada la puerta a mi remedio, dándome yo a entender que podría ser que el cielo hubiese puesto aquel impedimento en el segundo matrimonio, por atraerle a conocer lo que al primero debía, y a caer en la cuenta de que era cristiano y que estaba más obligado a su alma que a los respetos humanos. Todas estas cosas revolvía en mi fantasía , y me consolaba sin tener consuelo , fingiendo unas esperanzas largas y desmayadas, para entretener la vida, que ya aborrezco. Tout cela était de notoriété publique dans la ville, et l′on n′y parlait pas d′autre chose. Mais on parla bien davantage encore, quand on sut que Luscinde avait disparu de la maison de son père, et même de la ville, car on l′y chercha vainement ; et ses malheureux parents en perdaient l′esprit, ne sachant quel moyen prendre pour la retrouver. Toutes ces nouvelles ranimèrent un peu mes espérances, et je me crus plus heureuse de n′avoir pas trouvé don Fernand que de l′avoir trouvé marié. Il me sembla, en effet, que mon malheur n′était pas sans remède, et je m′efforçais de me persuader que peut-être le ciel avait mis cet obstacle imprévu au second mariage pour lui rappeler les engagements pris au premier, pour le faire réfléchir à ce qu′il était chrétien, et plus intéressé au salut de son âme qu′à toutes les considérations humaines. Je roulais toutes ces pensées dans ma tête, me consolant sans sujet de consolation, et rêvant de lointaines espérances, pour soutenir une vie que j′ai prise en haine à présent.
»Estando, pues, en la ciudad, sin saber qué hacerme, pues a don Fernando no hallaba, llegó a mis oídos un público pregón, donde se prometía grande hallazgo a quien me hallase , dando las señas de la edad y del mesmo traje que traía; y oí decir que se decía que me había sacado de casa de mis padres el mozo que conmigo vino, cosa que me llegó al alma, por ver cuán de caída andaba mi crédito, pues no bastaba perderle con mi venida, sino añadir el con quién , siendo subjeto tan bajo y tan indigno de mis buenos pensamientos. Al punto que oí el pregón, me salí de la ciudad con mi criado, que ya comenzaba a dar muestras de titubear en la fe que de fidelidad me tenía prometida , y aquella noche nos entramos por lo espeso desta montaña , con el miedo de no ser hallados. Pero, como suele decirse que un mal llama a otro, y que el fin de una desgracia suele ser principio de otra mayor, así me sucedió a mí, porque mi buen criado , hasta entonces fiel y seguro, así como me vio en esta soledad, incitado de su mesma bellaquería antes que de mi hermosura, quiso aprovecharse de la ocasión que, a su parecer, estos yermos le ofrecían; y, con poca vergüenza y menos temor de Dios ni respeto mío, me requirió de amores; y, viendo que yo con feas y justas palabras respondía a las desvergüenzas de sus propósitos , dejó aparte los ruegos, de quien primero pensó aprovecharse, y comenzó a usar de la fuerza. Pero el justo cielo, que pocas o ningunas veces deja de mirar y favorecer a las justas intenciones , favoreció las mías, de manera que con mis pocas fuerzas, y con poco trabajo, di con él por un derrumbadero, donde le dejé, ni sé si muerto o si vivo; y luego, con más ligereza que mi sobresalto y cansancio pedían , me entré por estas montañas, sin llevar otro pensamiento ni otro disignio que esconderme en ellas y huir de mi padre y de aquellos que de su parte me andaban buscando. « Tandis que je parcourais la ville sans savoir que résoudre, puisque je n′avais pas rencontré don Fernand, j′entendis le crieur public annoncer dans les rues une grande récompense pour qui me trouverait, donnant le signalement de mon âge, de ma taille, des habits dont j′étais vêtue. J′entendis également rapporter, comme un ouï-dire, que le valet qui m′accompagnait m′avait enlevée de la maison paternelle. Ce nouveau coup m′alla jusqu′à l′âme ; je vis avec désespoir à quel degré de flétrissure était tombée ma réputation, puisqu′il ne suffisait pas que je l′eusse perdue par ma fuite, et qu′on me donnait pour complice un être si vil et si indigne de fixer mes pensées. Aussitôt que j′entendis publier ce ban, je quittai la ville, suivie de mon domestique, qui commençait à montrer quelque hésitation dans la fidélité à toute épreuve qu′il m′avait promise. La même nuit, dans la crainte d′être découverts, nous pénétrâmes jusqu′au plus profond de ces montagnes ; mais, comme on dit, un malheur en appelle un autre, et la fin d′une infortune est d′ordinaire le commencement d′une plus grande. C′est ce qui m′arriva ; car dès que mon bon serviteur, jusque-là si sûr et si fidèle, se vit seul avec moi dans ce désert, poussé de sa perversité plutôt que de mes attraits, il voulut saisir l′occasion que semblait lui offrir notre solitude absolue. Sans respect pour moi et sans crainte de Dieu, il osa me tenir d′insolents discours ; et, voyant avec quel juste mépris je repoussais ses imprudentes propositions, il cessa les prières dont il avait d′abord essayé, et se mit en devoir d′employer la violence. Mais le ciel, juste et secourable, qui manque rarement d′accorder son regard et son aide aux bonnes intentions, favorisa si bien les miennes, que, malgré l′insuffisance de mes forces, je le fis, sans grand peine, rouler dans un précipice, où je le laissai, mort ou vif. Aussitôt, et plus rapidement que ma fatigue et mon effroi ne semblaient le permettre, je m′enfonçai dans ces montagnes, sans autre dessein que de m′y cacher, et d′échapper à mes parents ou à ceux qu′ils enverraient à ma poursuite. Il y a de cela je ne sais combien de mois.
»Con este deseo, ha no sé cuántos meses que entré en ellas, donde hallé un ganadero que me llevó por su criado a un lugar que está en las entrañas desta sierra, al cual he servido de zagal todo este tiempo, procurando estar siempre en el campo por encubrir estos cabellos que ahora, tan si pensarlo, me han descubierto. Pero toda mi industria y toda mi solicitud fue y ha sido de ningún provecho, pues mi amo vino en conocimiento de que yo no era varón, y nació en él el mesmo mal pensamiento que en mi criado; y, como no siempre la fortuna con los trabajos da los remedios, no hallé derrumbadero ni barranco de donde despeñar y despenar al amo , como le hallé para el criado; y así, tuve por menor inconveniente dejalle y asconderme de nuevo entre estas asperezas que probar con él mis fuerzas o mis disculpas . Digo, pues, que me torné a emboscar, y a buscar donde sin impedimento alguno pudiese con suspiros y lágrimas rogar al cielo se duela de mi desventura y me dé industria y favor para salir della, o para dejar la vida entre estas soledades, sin que quede memoria desta triste, que tan sin culpa suya habrá dado materia para que de ella se hable y murmure en la suya y en las ajenas tierras.. Je rencontrai presque aussitôt un gardien de troupeaux, qui me prit pour berger, et m′emmena dans un hameau, au cœur de la montagne. Je l′ai servi depuis ce temps, faisant en sorte d′être aux champs tout le jour, pour cacher ces cheveux qui viennent, bien à mon insu, de me découvrir. Mais toute mon adresse et toute ma sollicitude furent vaines à la fin. Mon maître vint à s′apercevoir que je n′étais pas homme, et ressentit les mêmes désirs coupables que mon valet. Comme la fortune ne donne pas toujours la ressource à côté du danger, et que je ne trouvais point de précipice pour y jeter le maître après le serviteur, je crus plus prudent de fuir encore et de me cacher une seconde fois dans ces âpres retraites, que d′essayer avec lui mes forces ou mes remontrances. Je revins donc chercher, parmi ces rochers et ces bois, un endroit où je pusse sans obstacle offrir au ciel mes soupirs et mes larmes, où je pusse le prier de prendre en pitié mes infortunes, et de me faire la grâce, ou d′en trouver le terme, ou de laisser ma vie dans ces solitudes, et d′y ensevelir la mémoire d′une infortunée qui a donné si innocemment sujet à la malignité de la poursuivre et de la déchirer. »






I. Capítulo XXIX. Que trata del gracioso artificio y orden que se tuvo en sacar a nuesrtro enamorado caballero de la asperísima penitencia en que se había puesto.

Chapitre XXIX Qui traite du gracieux artifice qu′on employa pour tirer notre amoureux chevalier de la rude pénitence qu′il accomplissait

-Esta es, señores, la verdadera historia de mi tragedia: mirad y juzgad ahora si los suspiros que escuchastes, las palabras que oístes y las lágrimas que de mis ojos salían, tenían ocasión bastante para mostrarse en mayor abundancia; y, considerada la calidad de mi desgracia, veréis que será en vano el consuelo, pues es imposible el remedio della. Sólo os ruego (lo que con facilidad podréis y debéis hacer) que me aconsejéis dónde podré pasar la vida sin que me acabe el temor y sobresalto que tengo de ser hallada de los que me buscan; que, aunque sé que el mucho amor que mis padres me tienen me asegura que seré dellos bien recebida, es tanta la vergüenza que me ocupa sólo el pensar que, no como ellos pensaban, tengo de parecer a su presencia, que tengo por mejor desterrarme para siempre de ser vista que no verles el rostro, con pensamiento que ellos miran el mío ajeno de la honestidad que de mí se debían de tener prometida. « Telle est, seigneurs, la véritable histoire de mes tragiques aventures. Voyez et jugez maintenant si les soupirs que vous avez entendus s′échapper avec mes paroles, si les larmes que vous avez vues couler de mes yeux, n′avaient pas de suffisants motifs pour éclater avec plus d′abondance. En considérant la nature de mes disgrâces, vous reconnaîtrez que toute consolation est superflue, puisque tout remède est impossible. Je ne vous demande qu′une chose, qu′il vous sera facile de m′accorder : apprenez-moi où je pourrai passer ma vie sans être exposée à la perdre à tout instant par la crainte et les alarmes, tant je redoute que ceux qui me cherchent ne me découvrent à la fin. Je sais bien que l′extrême tendresse qu′ont pour moi mes parents me promet d′eux un bon accueil ; mais j′éprouve une telle honte, seulement à penser que je paraîtrais en leur présence autrement qu′ils ne devaient l′espérer, que j′aime mieux m′exiler pour jamais de leur vue plutôt que de lire sur leur visage la pensée qu′ils ne trouvent plus sur le mien la pureté et l′innocence qu′ils attendaient de leur fille. »
Calló en diciendo esto, y el rostro se le cubrió de un color que mostró bien claro el sentimiento y vergüenza del alma. En las suyas sintieron los que escuchado la habían tanta lástima como admiración de su desgracia; y, aunque luego quisiera el cura consolarla y aconsejarla, tomó primero la mano Cardenio, diciendo: Elle se tut en achevant ces paroles, et la rougeur qui couvrit alors son visage fit clairement connaître les regrets et la confusion dont son âme était remplie. Ce fut au fond des leurs que ceux qui avaient écouté le récit de ses infortunes ressentirent l′étonnement et la compassion qu′elle inspirait. Le curé voulait aussitôt lui donner des consolations et des avis, mais Cardénio le prévint :
-En fin, señora, que tú eres la her mosa Dorotea , la hija única del rico Clenardo. « Quoi ! madame, s′écria-t-il, vous êtes la belle Dorothée, la fille unique du riche Clenardo ! »
Admirada quedó Dorotea cuando oyó el nombre de su padre, y de ver cuán de poco era el que le nombraba, porque ya se ha dicho de la mala manera que Cardenio estaba vestido; y así, le dijo. Dorothée resta toute surprise quand elle entendit le nom de son père, et qu′elle vit la chétive apparence de celui qui le nommait, car on sait déjà de quelle manière était vêtu Cardénio.
-Y ¿quién sois vos, hermano , que así sabéis el nombre de mi padre? Porque yo, hasta ahora, si mal no me acuerdo, en todo el discurso del cuento de mi desdicha no le he nombrado. « Qui êtes-vous, mon ami, lui dit-elle, pour savoir ainsi le nom de mon père ? Jusqu′à présent, si j′ai bonne mémoire, je ne l′ai pas nommé une seule fois dans le cours de mon récit.
-Soy -respondió Cardenio- aquel sin ventura que, según vos, señora, habéis dicho, Luscinda dijo que era su esposa. Soy el desdichado Cardenio, a quien el mal término de aquel que a vos os ha puesto en el que estáis me ha traído a que me veáis cual me veis : roto, desnudo, falto de todo humano consuelo y, lo que es peor de todo, falto de juicio, pues no le tengo sino cuando al cielo se le antoja dármele por algún breve espacio. Yo, Teodora, soy el que me hallé presente a las sinrazones de don Fernando , y el que aguardó oír el sí que de ser su esposa pronunció Luscinda. Yo soy el que no tuvo ánimo para ver en qué paraba su desmayo, ni lo que resultaba del papel que le fue hallado en el pecho, porque no tuvo el alma sufrimiento para ver tantas desventuras juntas; y así, dejé la casa y la paciencia, y una carta que dejé a un huésped mío , a quien rogué que en manos de Luscinda la pusiese, y víneme a estas soledades, con intención de acabar en ellas la vida, que desde aquel punto aborrecí como mortal enemiga mía. Mas no ha querido la suerte quitármela, contentándose con quitarme el juicio, quizá por guardarme para la buena ventura que he tenido en hallaros; pues, siendo verdad, como creo que lo es, lo que aquí habéis contado, aún podría ser que a entrambos nos tuviese el cielo guardado mejor suceso en nuestros desastres que nosotros pensamos. Porque, presupuesto que Luscinda no puede casarse con don Fernando, por ser mía, ni don Fernando con ella, por ser vuestro, y haberlo ella tan manifiestamente declarado, bien podemos esperar que el cielo nos restituya lo que es nuestro, pues está todavía en ser, y no se ha enajenado ni deshecho. Y, pues este consuelo tenemos, nacido no de muy remota esperanza, ni fundado en desvariadas imaginaciones, suplícoos, señora, que toméis otra resolución en vuestros honrados pensamientos, pues yo la pienso tomar en los míos, acomodándoos a esperar mejor fortuna; que yo os juro, por la fe de caballero y de cristiano, de no desampararos hasta veros en poder de don Fernando, y que, cuando con razones no le pudiere atraer a que conozca lo que os debe, de usar entonces la libertad que me concede el ser caballero , y poder con justo título desafialle, en razón de la sinrazón que os hace, sin acordarme de mis agravios, cuya venganza dejaré al cielo por acudir en la tierra a los vuestros. – Je suis, répondit Cardénio, cet infortuné, que, suivant vous, madame, Luscinde a dit être son époux ; je suis le malheureux Cardénio, que la perfidie du même homme qui vous a mise en l′état où vous êtes, a réduit à l′état où vous me voyez, nu, déchiré, privé de toute consolation sur la terre, et, ce qui est pire encore, privé de raison, car je n′en ai plus l′usage que lorsqu′il plaît au ciel de me l′accorder pour quelques instants. Oui, Dorothée, c′est moi qui fus le témoin et la victime des perversités de don Fernand ; c′est moi qui attendis jusqu′à ce que Luscinde, le prenant pour époux, eût prononcé le oui fatal ; mais qui n′eus pas assez de courage pour voir où aboutirait son évanouissement et la découverte du billet caché dans son sein, car mon âme n′eut pas assez de force pour supporter tant de malheurs à la fois. Je quittai la maison quand je perdis patience, et, laissant à mon hôte une lettre que je le priai de remettre aux mains de Luscinde, je m′en vins dans ce désert avec l′intention d′y finir ma vie, que j′ai détestée depuis lors comme mon ennemie mortelle. Mais le ciel n′a pas voulu me l′ôter, se bornant à m′ôter la raison, et me gardant peut-être pour le bonheur qui m′arrive de vous rencontrer aujourd′hui. Car, si tout ce que vous avez raconté est vrai, comme je le crois, il est possible que le ciel ait réservé pour tous deux une meilleure fin que nous ne pensons à nos désastres. S′il est vrai que Luscinde ne peut épouser don Fernand, parce qu′elle est à moi, comme elle l′a hautement déclaré, ni don Fernand l′épouser, parce qu′il est à vous, nous pouvons encore espérer que le ciel nous restitue ce qui nous appartient, puisque ces objets existent, et qu′ils ne sont ni aliénés ni détruits. Maintenant que cette consolation nous reste, non fondée sur de folles rêveries et de chimériques espérances, je vous supplie, madame, de prendre, en vos honnêtes pensées, une résolution nouvelle, telle que je pense la prendre moi-même, et de vous résigner à l′espoir d′un meilleur avenir. Quant à moi, je vous jure, foi de gentilhomme et de chrétien, de ne plus vous abandonner que vous ne soyez rendue à don Fernand. Si je ne pouvais, par le raisonnement, l′amener à reconnaître vos droits, j′userais alors de celui que me donne ma qualité de gentilhomme, pour le provoquer à juste titre au combat, en raison du tort qu′il vous cause, mais sans me rappeler mes propres offenses, dont je laisserai la vengeance au ciel, pour ne m′occuper que de celle des vôtres sur la terre. »
Con lo que Cardenio dijo se acabó de admirar Dorotea, y, por no saber qué gracias volver a tan grandes ofrecimientos, quiso tomarle los pies para besárselos ; mas no lo consintió Cardenio, y el licenciado respondió por entrambos, y aprobó el buen discurso de Cardenio, y, sobre todo, les rogó, aconsejó y persuadió que se fuesen con él a su aldea, donde se podrían reparar de las cosas que les faltaban, y que allí se daría orden cómo buscar a don Fernando, o cómo llevar a Dorotea a sus padres, o hacer lo que más les pareciese conveniente. Cardenio y Dorotea se lo agradecieron, y acetaron la merced que se les ofrecía. El barbero, que a todo había estado suspenso y callado, hizo también su buena plática y se ofreció con no menos voluntad que el cura a todo aquello que fuese bueno para servirles. Ce que venait de dire Cardénio accrut tellement la surprise de Dorothée, que, ne sachant quelles grâces rendre à de telles offres de service, elle voulut se jeter à ses genoux et les embrasser, mais Cardénio l′en empêcha. Le bon licencié prit la parole pour tous deux, approuva le sage projet de Cardénio, et leur persuada par ses conseils et ses prières de l′accompagner à son village, où ils pourraient se fournir des choses qui leur manquaient, et prendre un parti pour chercher don Fernand, ramener Dorothée à la maison paternelle, ou faire enfin ce qui semblerait le plus convenable. Cardénio et Dorothée acceptèrent son offre avec des témoignages de reconnaissance. Le barbier, qui jusqu′alors avait écouté sans rien dire, fit aussi son petit discours, et s′offrit d′aussi bonne grâce que le curé à les servir autant qu′il en était capable.
Contó asimesmo con brevedad la causa que allí los había traído, con la estrañeza de la locura de don Quijote, y cómo aguardaban a su escudero, que había ido a buscalle. Vínosele a la memoria a Cardenio, como por sueños, la pendencia que con don Quijote había tenido y contóla a los demás, mas no supo decir por qué causa fue su quistión. Par la même occasion, il conta brièvement le motif qui les avait amenés en cet endroit, ainsi que l′étrange folie de don Quichotte, dont ils attendaient l′écuyer, qu′ils avaient envoyé à sa recherche. Cardénio se ressouvint alors, mais comme en un songe, du démêlé qu′il avait eu avec don Quichotte, et raconta cette aventure, sans pouvoir toutefois indiquer le motif de la querelle.
En esto, oyeron voces, y conocieron que el que las daba era Sancho Panza, que, por no haberlos hallado en el lugar donde los dejó, los llamaba a voces. Saliéronle al encuentro, y, preguntándole por don Quijote, les dijo cómo le había hallado desnudo en camisa, flaco, amarillo y muerto de hambre, y suspirando por su señora Dulcinea; y que, puesto que le había dicho que ella le mandaba que saliese de aquel lugar y se fuese al del Toboso, donde le quedaba esperando, había respondido que estaba determinado de no parecer ante su fermosura fasta que hobiese fecho fazañas que le ficiesen digno de su gracia. Y que si aquello pasaba adelante, corría peligro de no venir a ser emperador, como estaba obligado, ni aun arzobispo, que era lo menos que podía ser. Por eso, que mirasen lo que se había de hacer para sacarle de allí. En ce moment, des cris se firent entendre ; le curé et le barbier reconnurent aussitôt la voix de Sancho Panza, qui, ne les trouvant point dans l′endroit où il les avait laissés, les appelait à tue-tête. Ils allèrent tous à sa rencontre, et, comme ils lui demandaient avec empressement des nouvelles de don Quichotte, Sancho leur conta comment il l′avait trouvé, nu, en chemise, sec, maigre, jaune et mort de faim, mais soupirant toujours pour sa dame Dulcinée. « Je lui ai bien dit, ajouta-t-il, qu′elle lui ordonnait de quitter cet endroit et de s′en aller au Toboso, où elle restait à l′attendre ; il m′a répondu qu′il était décidé à ne point paraître en présence de ses charmes, jusqu′à ce qu′il eût fait des prouesses qui le rendissent méritant de ses bonnes grâces. Mais, en vérité, si cela dure encore un peu, mon maître court grand risque de ne pas devenir empereur, comme il s′y est obligé, ni même archevêque, ce qui est bien le moins qu′il puisse faire. Voyez donc, au nom du ciel, comment il faut s′y prendre pour le tirer de là. »
El licenciado le respondió que no tuviese pena, que ellos le sacarían de allí, mal que le pesase. Contó luego a Cardenio y a Dorotea lo que tenían pensado para remedio de don Quijote, a lo menos para llevarle a su casa. A lo cual dijo Dorotea que ella haría la doncella menesterosa mejor que el barbero, y más, que tenía allí vestidos con que hacerlo al natural, y que la dejasen el cargo de saber representar todo aquello que fuese menester para llevar adelante su intento, porque ella había leído muchos libros de caballerías y sabía bien el estilo que tenían las doncellas cuitadas cuando pedían sus dones a los andantes caballeros. Le licencié répondit à Sancho qu′il ne se mît pas en peine, et qu′on saurait bien l′arracher à sa pénitence, quelque dépit qu′il en eût. Aussitôt il conta à Cardénio et à Dorothée le moyen qu′ils avaient imaginé pour la guérison de don Quichotte, ou du moins pour le ramener à sa maison. Dorothée s′offrit alors de bonne grâce à jouer elle-même le rôle de la damoiselle affligée, qu′elle remplirait, dit-elle, mieux que le barbier, puisqu′elle avait justement des habits de femme qui lui permettaient de le faire au naturel, ajoutant qu′on pouvait se reposer sur elle du soin de représenter ce personnage comme il convenait au succès de leur dessein, parce qu′elle avait lu assez de livres de chevalerie pour savoir en quel style les damoiselles désolées demandaient un don aux chevaliers errants.
-Pues no es menester más -dijo el cura- sino que luego se ponga por obra; que, sin duda, la buena suerte se muestra en favor nuestro , pues, tan sin pensarlo, a vosotros, señores, se os ha comenzado a abrir puerta para vuestro remedio y a nosotros se nos ha facilitado la que habíamos menester. « À la bonne heure, donc, s′écria le curé ; il n′est plus besoin que de se mettre à l′œuvre. En vérité, la fortune se déclare en notre faveur ; car, sans penser à vous le moins du monde, madame et seigneur, voilà qu′elle commence par notre moyen à rouvrir une porte à votre espérance, et qu′elle nous fait trouver en vous l′aide et le secours dont nous avions besoin. »
Sacó luego Dorotea de su almohada una saya entera de cierta telilla rica y una mantellina de otra vistosa tela verde, y de una cajita un collar y otras joyas, con que en un instante se adornó de manera que una rica y gran señora parecía. Todo aquello, y más, dijo que había sacado de su casa para lo que se ofreciese, y que hasta entonces no se le había ofrecido ocasión de habello menester. A todos contentó en estremo su mucha gracia, donaire y hermosura, y confirmaron a don Fernando por de poco conocimiento, pues tanta belleza desechaba. Dorothée tira sur-le-champ de son paquet une jupe entière de fine et riche étoffe, ainsi qu′un mantelet de brocart vert, et, d′un écrin, un collier de perles avec d′autres bijoux. En un instant, elle fut parée de manière à passer pour une riche et grande dame. Tous ces ajustements, elle les avait, dit-elle, emportés de la maison de ses parents pour s′en servir au besoin ; mais elle n′avait encore eu nulle occasion d′en faire usage. Ils furent tous enchantés de sa grâce parfaite et de sa beauté singulière, et achevèrent de tenir don Fernand pour un homme de peu de sens, puisqu′il dédaignait tant d′attraits.
Pero el que más se admiró fue Sancho Panza, por parecerle -como era así verdad- que en todos los días de su vida había visto tan hermosa criatura; y así, preguntó al cura con grande ahínco le dijese quién era aquella tan fermosa señora , y qué era lo que buscaba por aquellos andurriales. Mais celui qui éprouvait le plus de surprise et d′admiration, c′était Sancho Panza. Jamais, en tous les jours de sa vie, il n′avait vu une si belle créature. Aussi demanda-t-il avec empressement au curé qui était cette si charmante dame, et qu′est-ce qu′elle cherchait à travers ces montagnes.
-Esta hermosa señora -respondió el cura-, Sancho hermano, es, como quien no dice nada, es la heredera por línea recta de varón del gran reino de Micomicón , la cual viene en busca de vuestro amo a pedirle un don, el cual es que le desfaga un tuerto o agravio que un mal gigante le tiene fecho; y, a la fama que de buen caballero vuestro amo tiene por todo lo descubierto, de Guinea ha venido a buscarle esta princesa. « Cette belle dame, mon ami Sancho, répondit le curé, est tout bonnement, sans que cela paraisse, l′héritière en droite ligne, et de mâle en mâle, du grand royaume de Micomicon : elle vient à la recherche de votre maître pour le prier de lui octroyer un don, lequel consiste à défaire un tort que lui a fait un déloyal géant ; et c′est au bruit de la renommée de bon chevalier qu′a votre maître sur toute la surface de la terre, que cette princesse s′est mise en quête de lui depuis les côtes de la Guinée.
-Dichosa buscada y dichoso hallazgo -dijo a esta sazón Sancho Panza-, y más si mi amo es tan venturoso que desfaga ese agravio y enderece ese tuerto, matando a ese hideputa dese gigante que vuestra merced dice; que sí matará si él le encuentra, si ya no fuese fantasma, que contra las fantasmas no tiene mi señor poder alguno . Pero una cosa quiero suplicar a vuestra merced, entre otras, señor licenciado, y es que, porque a mi amo no le tome gana de ser arzobispo , que es lo que yo temo, que vuestra merced le aconseje que se case luego con esta princesa, y así quedará imposibilitado de recebir órdenes arzobispales y vendrá con facilidad a su imperio y yo al fin de mis deseos; que yo he mirado bien en ello y hallo por mi cuenta que no me está bien que mi amo sea arzobispo, porque yo soy inútil para la Iglesia, pues soy casado, y andarme ahora a traer dispensaciones para poder tener renta por la Iglesia, teniendo, como tengo, mujer y hijos, sería nunca acabar. Así que, señor, todo el toque está en que mi amo se case luego con esta señora, que hasta ahora no sé su gracia , y así, no la llamo por su nombre. – Heureuse quête et heureuse trouvaille ! s′écria Sancho transporté, surtout si mon maître est assez chanceux pour venger cette offense et redresser ce tort, en tuant ce méchant drôle de géant que Votre Grâce vient de dire. Et oui, pardieu, il le tuera s′il le rencontre, à moins pourtant que ce ne soit un fantôme ; car, contre les fantômes, mon seigneur est sans pouvoir. Mais, seigneur licencié, je veux, entre autres choses, vous demander une grâce. Pour qu′il ne prenne pas fantaisie à mon maître de se faire archevêque, car c′est là tout ce que je crains, vous feriez bien de lui conseiller de se marier tout de suite avec cette princesse : il se trouvera ainsi dans l′impossibilité de recevoir les ordres épiscopaux, et se décidera facilement à s′en tenir au titre d′empereur, ce qui sera le comble de mes souhaits. Franchement, j′y ai bien réfléchi, et je trouve, tout compté, qu′il ne me convient pas que mon maître soit archevêque ; car enfin, je ne suis bon à rien pour l′Église, puisque je suis marié ; et m′en aller maintenant courir après des dispenses pour que je puisse toucher le revenu d′une prébende, ayant, comme je les ai, femme et enfants, ce serait à n′en jamais finir. Ainsi donc, seigneur, tout le joint de l′affaire, c′est que mon maître se marie tout de suite avec cette dame, que je ne peux nommer par son nom, ne sachant pas encore comment elle s′appelle.
-Llámase -respondió el cura- la princesa Micomicona, porque, llamándose su reino Micomicón, claro está que ella se ha de llamar así. – Elle s′appelle, répondit le curé, la princesse Micomicona, car, son royaume s′appelant Micomicon, il est clair qu′elle doit s′appeler ainsi.
-No hay duda en eso -respondió Sancho-, que yo he visto a muchos tomar el apellido y alcurnia del lugar donde nacieron , llamándose Pedro de Alcalá, Juan de Úbeda y Diego de Valladolid; y esto mesmo se debe de usar allá en Guinea: tomar las reinas los nombres de sus reinos. – Sans aucun doute, reprit Sancho, et j′ai vu bien des gens prendre pour nom de famille et de terre celui du lieu où ils sont nés, s′appelant Pedro de Alcala, ou Juan de Ubéda, ou Diégo de Valladolid ; et ce doit être aussi l′usage, par là en Guinée, que les reines prennent le nom de leur royaume.
-Así debe de ser -dijo el cura-; y en lo del casarse vuestro amo, yo haré en ello todos mis poderíos . – C′est probable, répondit le curé ; et, quant au mariage de votre maître, croyez que j′y emploierai toutes les ressources de mon éloquence. »
Con lo que quedó tan contento Sancho cuanto el cura admirado de su simplicidad, y de ver cuán encajados tenía en la fantasía los mesmos disparates que su amo, pues sin alguna duda se daba a entender que había de venir a ser emperador. Sancho demeura aussi satisfait de cette promesse que le curé surpris de sa simplicité, en voyant que les contagieuses extravagances de son maître s′étaient si bien nichées dans sa cervelle, qu′il croyait très-sérieusement le voir devenir empereur quelque beau jour.
Ya, en esto, se había puesto Dorotea sobre la mula del cura y el barbero se había acomodado al rostro la barba de la cola de buey, y dijeron a Sancho que los guiase adonde don Quijote estaba; al cual advirtieron que no dijese que conocía al licenciado ni al barbero, porque en no conocerlos consistía todo el toque de venir a ser emperador su amo; puesto que ni el cura ni Cardenio quisieron ir con ellos, porque no se le acordase a don Quijote la pendencia que con Cardenio había tenido, y el cura porque no era menester por entonces su presencia. Y así, los dejaron ir delante, y ellos los fueron siguiendo a pie, poco a poco. No dejó de avisar el cura lo que había de hacer Dorotea; a lo que ella dijo que descuidasen, que todo se haría, sin faltar punto, como lo pedían y pintaban los libros de caballerías. Pendant cet entretien, Dorothée s′était mise à cheval sur la mule du curé, et le barbier avait ajusté à son menton la barbe de queue de vache. Ils dirent alors à Sancho de les conduire où se trouvait don Quichotte, mais en l′avertissant bien qu′il ne fît pas semblant de connaître le curé et le barbier, car c′était en cela que consistait tout le prestige pour faire devenir son maître empereur. Pour le curé et Cardénio, ils ne voulurent pas les accompagner, Cardénio dans la crainte que don Quichotte ne se rappelât leur querelle, et le curé parce que sa présence n′était alors d′aucune utilité. Ils les laissèrent prendre les devants, et les suivirent à pied sans presser leur marche. Le curé avait cru prudent d′enseigner à Dorothée comment elle devait s′y prendre ; mais celle-ci lui avait répondu d′être sans crainte à cet égard, et que tout se ferait exactement comme l′exigeaient les descriptions et les récits des livres de chevalerie.
Tres cuartos de legua habrían andado, cuando descubrieron a don Quijote entre unas intricadas peñas, ya vestido, aunque no armado; y, así como Dorotea le vio y fue informada de Sancho que aquél era don Quijote, dio del azote a su palafrén , siguiéndole el bien barbado barbero . Y, en llegando junto a él, el escudero se arrojó de la mula y fue a tomar en los brazos a Dorotea, la cual, apeándose con grande desenvoltura, se fue a hincar de rodillas ante las de don Quijote ; y, aunque él pugnaba por levantarla, ella, sin levantarse, le fabló en esta guisa . Après avoir fait environ trois quarts de lieue, elle et ses deux compagnons découvrirent don Quichotte au milieu d′un groupe de roches amoncelées, habillé déjà, mais non point armé. Dès que Dorothée l′eut aperçu, et qu′elle eut appris de Sancho que c′était don Quichotte, elle pressa son palefroi, suivi du barbu barbier. En arrivant près de lui, l′écuyer sauta de sa mule et prit Dorothée dans ses bras, laquelle ayant mis pied à terre avec beaucoup d′aisance, alla se jeter à genoux aux pieds de don Quichotte, et, bien que celui-ci fît tous ses efforts pour la relever, elle, sans vouloir y consentir, lui parla de la sorte :
-De aquí no me levantaré, ¡oh valeroso y esforzado caballero!, fasta que la vuestra bondad y cortesía me otorgue un don, el cual redundará en honra y prez
de vuestra persona, y en pro de la más desconsolada y agraviada doncella que el sol ha visto. Y si es que el valor de vuestro fuerte brazo corresponde a la voz de vuestra inmortal fama, obligado estáis a favorecer a la sin ventura que de tan lueñes tierras viene, al olor de vuestro famoso nombre, buscándoos para remedio de sus desdichas.
« D′ici je ne me lèverai plus, ô valeureux et redoutable chevalier, que votre magnanime courtoisie ne m′ait octroyé un don, lequel tournera à l′honneur et gloire de votre personne et au profit de la plus offensée et plus inconsolable damoiselle que le soleil ait éclairée jusqu′à présent. Et, s′il est vrai que la valeur de votre invincible bras réponde à la voix de votre immortelle renommée, vous êtes obligé de prêter aide et faveur à l′infortunée qui vient de si lointaines régions, à la trace de votre nom célèbre, vous chercher pour remède à ses malheurs.
-No os responderé palabra, fermosa señora -respondió don Quijote-, ni oiré más cosa de vuestra facienda , fasta que os levantéis de tierra. – Je ne vous répondrai pas un mot, belle et noble dame, répondit don Quichotte, et n′écouterai rien de vos aventures que vous ne soyez relevée de terre.
-No me levantaré, señor -respondió la afligida doncella-, si primero , por la vuestra cortesía, no me es otorgado el don que pido. – Et moi, je ne me relèverai point, seigneur, répliqua la damoiselle affligée, avant que, par votre courtoisie, me soit octroyé le don que j′implore.
-Yo vos le otorgo y concedo -respondió don Quijote-, como no se haya de cumplir en daño o mengua de mi rey, de mi patria y de aquella que de mi corazón y libertad tiene la llave . – Je vous l′octroie et concède, répondit don Quichotte, pourvu qu′il ne doive pas s′accomplir au préjudice et au déshonneur de mon roi, de ma patrie et de celle qui tient la clef de mon cœur et de ma liberté.
-No será en daño ni en mengua de los que decís, mi buen señor -replicó la dolorosa doncella. – Ce ne sera ni au préjudice ni au déshonneur de ceux que vous venez de nommer, mon bon seigneur, » reprit la dolente damoiselle.
Y, estando en esto, se llegó Sancho Panza al oído de su señor y muy pasito le dijo . Mais, comme elle allait continuer, Sancho s′approcha de l′oreille de son maître, et lui dit tout bas :
-Bien puede vuestra merced, señor, concederle el don que pide, que no es cosa de nada : sólo es matar a un gigantazo, y esta que lo pide es la alta princesa Micomicona, reina del gran reino Micomicón de Etiopía . « Par ma foi, seigneur, Votre Grâce peut bien lui accorder le don qu′elle réclame ; c′est l′affaire de rien ; il ne s′agit que de tuer un gros lourdaud de géant ; et celle qui vous demande ce petit service est la haute princesse Micomicona, reine du grand royaume de Micomicon en Éthiopie.
-Sea quien fuere -respondió don Quijote-, que yo haré lo que soy obligado y lo que me dicta mi conciencia, conforme a lo que profesado tengo . – Qui qu′elle soit, répondit don Quichotte, je ferai ce que je suis obligé de faire et ce que me dicte ma conscience, d′accord avec les lois de ma profession. »
Y, volviéndose a la doncella, dijo. Puis se tournant vers la damoiselle :
-La vuestra gran fermosura se levante, que yo le otorgo el don que pedirme quisiere. « Que votre extrême beauté se lève, lui dit-il ; je lui octroie le don qu′il lui plaira de me demander.
-Pues el que pido es -dijo la doncella- que la vuestra magnánima persona se venga luego conmigo donde yo le llevare, y me prometa que no se ha de entremeter en otra aventura ni demanda alguna hasta darme venganza de un traidor que, contra todo derecho divino y humano, me tiene usurpado mi reino. – Eh bien donc, s′écria la damoiselle, celui que je vous demande, c′est que votre magnanime personne s′en vienne sur-le-champ avec moi où je la conduirai, et qu′elle me promette de ne s′engager en aucune aventure, de ne s′engager en aucune querelle jusqu′à ce qu′elle m′ait vengée d′un traître qui, contre tout droit du ciel et des hommes, tient mon royaume usurpé.
-Digo que así lo otorgo -respondió don Quijote-, y así podéis, señora, desde hoy más, desechar la malenconía que os fatiga y hacer que cobre nuevos bríos y fuerzas vuestra desmayada esperanza; que, con el ayuda de Dios y la de mi brazo, vos os veréis presto restituida en vuestro reino y sentada en la silla de vuestro antiguo y grande estado, a pesar y a despecho de los follones que contradecirlo quisieren. Y manos a labor, que en la tardanza dicen que suele estar el peligro. – Je répète que je vous l′octroie, reprit don Quichotte ; ainsi vous pouvez dès aujourd′hui, madame, chasser la mélancolie qui vous oppresse, et faire reprendre courage à votre espérance évanouie. Avec l′aide de Dieu et celle de mon bras, vous vous verrez bientôt de retour dans votre royaume, et rassise sur le trône des grands États de vos ancêtres, en dépit de tous les félons qui voudraient y trouver à redire. Allons donc, la main à la besogne ! car c′est, comme on dit, dans le retard que gît le péril. »
La menesterosa doncella pugnó, con mucha porfía, por besarle las manos, mas don Quijote, que en todo era comedido y cortés caballero, jamás lo consintió ; antes, la hizo levantar y la abrazó con mucha cortesía y comedimiento, y mandó a Sancho que requiriese las cinchas a Rocinante y le armase luego al punto. Sancho descolgó las armas, que, como trofeo, de un árbol estaban pen dientes, y, requiriendo las cinchas, en un punto armó a su señor; el cual, viéndose armado, dijo. La nécessiteuse damoiselle fit alors mine de vouloir lui baiser les mains ; mais don Quichotte, qui était en toute chose un galant et courtois chevalier, ne voulut jamais y consentir. Au contraire, il la fit relever et l′embrassa respectueusement ; puis il ordonna à Sancho de bien serrer les sangles à Rossinante, et de l′armer lui-même sans délai. L′écuyer détacha les armes, qui pendaient comme un trophée aux branches d′un chêne, et, après avoir ajusté la selle du bidet, il arma son maître en un tour de main. Celui-ci, se voyant en équipage de guerre, s′écria :
-Vamos de aquí, en el nombre de Dios , a favorecer esta gran señora. « Allons maintenant, avec l′aide de Dieu, prêter la nôtre à cette grande princesse. »
Estábase el barbero aún de rodillas, teniendo gran cuenta de disimular la risa y de que no se le cayese la barba, con cuya caída quizá quedaran todos sin conseguir su buena intención; y, viendo que ya el don estaba concedido y con la diligencia que don Quijote se alistaba para ir a cumplirle, se levantó y tomó de la otra mano a su señora , y entre los dos la subieron en la mula. Luego subió don Quijote sobre Rocinante, y el barbero se acomodó en su cabalgadura, quedándose Sancho a pie, donde de nuevo se le renovó la pérdida del rucio , con la falta que entonces le hacía; mas todo lo llevaba con gusto, por parecerle que ya su señor estaba puesto en camino, y muy a pique, de ser emperador; porque sin duda alguna pensaba que se había de casar con aquella princesa, y ser, por lo menos, rey de Micomicón. Sólo le daba pesadumbre el pensar que aquel reino era en tierra de negros, y que la gente que por sus vasallos le diesen habían de ser todos negros; a lo cual hizo luego en su imaginación un buen remedio , y díjose a sí mismo. Le barbier se tenait encore à genoux, prenant grand soin de ne pas éclater de rire ni de laisser tomber sa barbe, dont la chute aurait pu ruiner de fond en comble leur bonne intention. Quand il vit que le don était octroyé, et avec quelle diligence don Quichotte s′apprêtait à l′aller accomplir, il se leva, prit sa maîtresse de la main qui n′était pas occupée, et la mit sur sa mule, avec l′aide du chevalier. Celui-ci enfourcha légèrement Rossinante, et le barbier s′arrangea sur sa monture ; mais le pauvre Sancho resta sur ses pieds, ce qui renouvela ses regrets et lui fit de nouveau sentir la perte du grison. Toutefois, il prenait son mal en patience, parce qu′il lui semblait que son maître était en bonne voie de se faire empereur, n′ayant plus aucun doute qu′il ne se mariât avec cette princesse, et qu′il ne devînt ainsi pour le moins roi de Micomicon. Une seule chose le chagrinait : c′était de penser que ce royaume était en terre de nègres, et que les gens qu′on lui donnerait pour vassaux seraient tout noirs. Mais son imagination lui fournit bientôt une ressource, et il se dit à lui-même :
-¿Qué se me da a mí que mis vasallos sean negros? ¿Habrá más que cargar con ellos y traerlos a España, donde los podré vender, y adonde me los pagarán de contado, de cuyo dinero podré comprar algún título o algún oficio con que vivir descansado todos los días de mi vida? ¡No, sino dormíos, y no tengáis ingenio ni habilidad para disponer de las cosas y para vender treinta o diez mil vasallos en dácame esas pajas ! Par Dios que los he de volar, chico con grande, o como pudiere, y que, por negros que sean, los he de volver blancos o amarillos . ¡Llegaos, que me mamo el dedo. « Eh ! que m′importe, après tout, que mes vassaux soient des nègres ? Qu′ai-je à faire, sinon de les emballer et de les charrier en Espagne, où je les pourrai vendre à bon argent comptant ? et de cet argent je pourrai m′acheter quelque titre ou quelque office qui me fera vivre sans souci tout le reste de ma vie et de mes jours. C′est cela ; croyez-vous donc qu′on dorme des deux yeux, et qu′on n′ait ni talent, ni esprit pour tirer parti des choses, et pour vendre trente ou dix mille vassaux comme on brûle un fagot de paille ? Ah ! pardieu, petit ou grand, je saurai bien en venir à bout, et les rendre blancs ou jaunes dans ma poche, fussent-ils noirs comme l′âme du diable. Venez, venez, et vous verrez si je suce mon pouce. »
Con esto, andaba tan solícito y tan contento que se le olvidaba la pesadumbre de caminar a pie. Plein de ces beaux rêves, Sancho marchait si occupé et si content qu′il oubliait le désagrément d′aller à pied.
Todo esto miraban de entre unas breñas Cardenio y el cura, y no sabían qué hacerse para juntarse con ellos; pero el cura, que era gran tracista , imaginó luego lo que harían para conseguir lo que deseaban; y fue que con unas tijeras que traía en un estuche quitó con mucha presteza la barba a Cardenio, y vistióle un capotillo pardo que él traía y diole un herreruelo negro, y él se quedó en calzas y en jubón; y quedó tan otro de lo que antes parecía Cardenio, que él mesmo no se conociera, aunque a un espejo se mirara. Hecho esto, puesto ya que los otros habían pasado adelante en tanto que ellos se disfrazaron, con facilidad salieron al camino real antes que ellos, porque las malezas y malos pasos de aquellos lugares no concedían que anduviesen tanto los de a caballo como los de a pie. En efeto, ellos se pusieron en el llano, a la salida de la sierra, y, así como salió della don Quijote y sus camaradas, el cura se le puso a mirar muy de espacio, dando señales de que le iba reconociendo; y, al cabo de haberle una buena pieza estado mirando, se fue a él abiertos los brazos y diciendo a voces. Toute cette étrange scène, Cardénio et le curé l′avaient regardée à travers les broussailles, et ne savaient quel moyen prendre pour se réunir au reste de la troupe. Mais le curé, qui était grand trameur d′expédients, imagina bientôt ce qu′il fallait faire pour sortir d′embarras. Avec une paire de ciseaux qu′il portait dans un étui, il coupa fort habilement la barbe à Cardénio, puis il lui mit un mantelet brun dont il était vêtu, ainsi qu′un collet noir, ne gardant pour lui que ses hauts-de-chausses et son pourpoint. Cardénio fut si changé par cette toilette qu′il ne se serait pas reconnu lui-même, se fût-il regardé dans un miroir. Cela fait, et bien que les autres eussent pris les devants pendant qu′ils se déguisaient, les deux amis purent atteindre avant eux le grand chemin, car les roches et les broussailles qui embarrassaient le passage ne permettaient pas aux cavaliers d′aller aussi vite que les piétons. Ceux-ci, ayant une fois gagné la plaine, s′arrêtèrent à la sortie de la montagne ; et, dès que le curé vit venir don Quichotte suivi de ses compagnons, il se mit à le regarder fixement, montrant par ses gestes qu′il cherchait à le reconnaître ; puis, après l′avoir longtemps examiné, il s′en fut à lui, les bras ouverts, et s′écriant de toute la force de ses poumons :
-Para bien sea hallado el espejo de la caballería, el mi buen compatriote don Quijote de la Mancha, la flor y la nata de la gentileza, el amparo y remedio de los menesterosos, la quintaesencia de los caballeros andantes. « Qu′il soit le bienvenu et le bien trouvé, le miroir de la chevalerie, mon brave compatriote don Quichotte de la Manche, la fleur et la crème de la galanterie, le rempart et l′appui des affligés, la quintessence des chevaliers errants ! »
Y, diciendo esto, tenía abrazado por la rodilla de la pierna izquierda a don Quijote; el cual, espantado de lo que veía y oía decir y hacer aquel hombre, se le puso a mirar con atención, y, al fin, le conoció y quedó como espantado de verle, y hizo grande fuerza por apearse; mas el cura no lo consintió, por lo cual don Quijote decía. En disant ces mots, il se tenait embrassé au genou de la jambe gauche de don Quichotte, lequel, stupéfait de ce qu′il voyait faire et entendait dire à cet homme, se mit à le considérer avec attention, et le reconnut à la fin. Étrangement surpris de le rencontrer là, don Quichotte fit aussitôt tous ses efforts pour mettre pied à terre ; mais le curé ne voulait pas y consentir.
-Déjeme vuestra merced, señor licenciado, que no es razón que yo esté a caballo, y una tan reverenda persona como vuestra merced esté a pie. « Eh ! seigneur licencié, s′écria-t-il alors, que Votre Grâce me laisse faire ; il n′est pas juste que je reste à cheval, tandis que Votre Révérence est à pied.
-Eso no consentiré yo en ningún modo -dijo el cura-: estése la vuestra grandeza a caballo, pues estando a caballo acaba las mayores fazañas y aventuras que en nuestra edad se han visto; que a mí, aunque indigno sacerdote, bastaráme subir en las ancas de una destas mulas destos señores que con vuestra merced caminan, si no lo han por enojo. Y aun haré cuenta que voy caballero sobre el caballo Pegaso , o sobre la cebra o alfana en que cabalgaba aquel famoso moro Muzaraque, que aún hasta ahora yace encantado en la gran cuesta Zulema, que dista poco de la gran Compluto . – Je ne le souffrirai en aucune manière, répondit le curé ; que Votre Grandeur reste à cheval, puisque c′est à cheval qu′elle affronte les plus grandes aventures et fait les plus merveilleuses prouesses dont notre âge ait eu le spectacle. Pour moi, prêtre indigne, il me suffira de monter en croupe d′une des mules de ces gentilshommes qui cheminent en compagnie de Votre Grâce, s′ils le veulent bien permettre, et je croirai tout au moins avoir pour monture le cheval Pégase, ou le zèbre sur lequel chevauchait ce fameux More Musaraque, qui, maintenant encore, gît enchanté dans la grande caverne Zuléma, auprès de la grande ville de Compluto .
-Aún no caía yo en tanto, mi señor licenciado -respondió don Quijote-; y yo sé que mi señora la princesa será servida, por mi amor, de mandar a su escudero dé a vuestra merced la silla de su mula, que él podrá acomodarse en las ancas, si es que ella las sufre. – Je ne m′en avisais pas, en effet, seigneur licencié, reprit don Quichotte ; mais je suis sûr que madame la princesse voudra bien, pour l′amour de moi, ordonner à son écuyer qu′il cède à Votre Grâce la selle de sa mule, et qu′il s′accommode de la croupe, si tant est que la bête souffre un second cavalier.
-Sí sufre, a lo que yo creo -respondió la princesa-; y también sé que no será menester mandárselo al señor mi escudero, que él es tan cortés y tan cortesano que no consentirá que una persona eclesiástica vaya a pie, pudiendo ir a caballo. – Oui, vraiment, à ce que je crois, répondit la princesse ; mais je sais bien aussi qu′il ne sera pas nécessaire que je donne des ordres au seigneur mon écuyer, car il est si courtois et si fait aux beaux usages de la cour, qu′il ne souffrira pas qu′un ecclésiastique aille à pied, pouvant aller à cheval.
-Así es -respondió el barbero. – Assurément non, » ajouta le barbier ;
Y, apeándose en un punto, convidó al cura con la silla, y él la tomó sin hacerse mucho de rogar. Y fue el mal que al subir a las ancas el barbero, la mula, que, en efeto, era de alquiler, que para decir que era mala esto basta, alzó un poco los cuartos traseros y dio dos coces en el aire, que, a darlas en el pecho de maese Nicolás, o en la cabeza, él diera al diablo la venida por don Quijote. Con todo eso, le sobresaltaron de manera que cayó en el suelo, con tan poco cuidado de las barbas, que se le cayeron en el suelo; y, como se vio sin ellas, no tuvo otro remedio sino acudir a cubrirse el rostro con ambas manos y a quejarse que le habían derribado las muelas. Don Quijote, como vio todo aquel mazo de barbas, sin quijadas y sin sangre, lejos del rostro del escudero caído, dijo. et, mettant aussitôt pied à terre, il offrit la selle au curé, qui l′accepta sans beaucoup de façons. Mais le mal est que c′était une mule de louage, ce qui veut assez dire une méchante bête ; et, quand le barbier voulut monter en croupe, elle leva le train de derrière, et lança en l′air deux ruades, telles que, si elle les eût appliquées sur l′estomac ou sur la tête de maître Nicolas, il aurait bien pu donner au diable la venue de don Quichotte en ce monde. Ces ruades toutefois l′ébranlèrent si bien qu′il tomba par terre assez rudement, et avec si peu de souci de sa barbe qu′elle tomba d′un autre côté. S′apercevant alors qu′il l′avait perdue, il ne trouva rien de mieux à faire que de se cacher le visage dans les deux mains et de se plaindre que la maudite bête lui eût cassé les mâchoires. Quand don Quichotte vit ce paquet de poils, n′ayant après eux ni chair ni sang, loin du visage de l′écuyer tombé :
-¡Vive Dios, que es gran milagro éste! ¡Las barbas le ha derribado y arrancado del rostro, como si las quitaran aposta. « Vive Dieu, s′écria-t-il, voici bien un grand miracle ! elle lui a enlevé et arraché la barbe du menton comme on l′aurait tranchée d′un revers. »
El cura, que vio el peligro que corría su invención de ser descubierta, acudió luego a las barbas y fuese con ellas adonde yacía maese Nicolás, dando aún voces todavía , y de un golpe, llegándole la cabeza a su pecho, se las puso, murmurando sobre él unas palabras, que dijo que era cierto ensalmo apropiado para pegar barbas , como lo verían; y, cuando se las tuvo puestas, se apartó, y quedó el escudero tan bien barbado y tan sano como de antes, de que se admiró don Quijote sobremanera, y rogó al cura que cuando tuviese lugar le enseñase aquel ensalmo; que él entendía que su virtud a más que pegar barbas se debía de estender, pues estaba claro que de donde las barbas se quitasen había de quedar la carne llagada y maltrecha, y que, pues todo lo sanaba, a más que barbas aprovechaba. Le curé, qui vit le danger que son invention courait d′être découverte, se hâta de ramasser la barbe, et la porta où gisait encore maître Nicolas, qui continuait à jeter des cris étouffés ; puis, lui prenant la tête contre son estomac, il la lui rajusta d′un seul nœud, en marmottant sur lui quelques paroles qu′il dit être un certain charme très-propre à faire reprendre une barbe, comme on allait le voir. En effet, dès qu′il eut attaché la queue, il s′éloigna, et l′écuyer se trouva aussi bien portant et aussi bien barbu qu′auparavant. Don Quichotte fut émerveillé d′une telle guérison, et pria le curé de lui apprendre, dès qu′il en trouverait le temps, les paroles de ce charme, dont la vertu lui semblait devoir s′étendre plus loin qu′à recoller des barbes ; car il était clair que, dans les occasions où les barbes sont arrachées, la chair aussi doit être meurtrie, et que, si le charme guérissait le tout à la fois, il devait servir à la chair comme au poil.
-Así es -dijo el cura, y prometió de enseñársele en la primera ocasión. Le curé en convint, et promit de lui enseigner le charme à la première occasion.
Concertáronse que por entonces subiese el cura, y a trechos se fuesen los tres mudando , hasta que llegasen a la venta, que estaría hasta dos leguas de allí. Puestos los tres a caballo, es a saber, don Quijote, la princesa y el cura, y los tres a pie, Cardenio, el barbero y Sancho Panza, don Quijote dijo a la doncella: Il fut alors arrêté que le curé monterait sur la mule, et que, de loin en loin, le barbier et Cardénio se relayeraient pour prendre sa place, jusqu′à ce qu′on fût arrivé à l′hôtellerie, qui pouvait être à deux lieues de là. Trois étant donc à cheval, à savoir, don Quichotte, le curé et la princesse, et trois à pied, Cardénio, le barbier et Sancho Panza, le chevalier dit à la damoiselle :
-Vuestra grandeza, señora mía, guíe por donde más gusto le diere. « Que Votre Grandeur, madame, nous guide maintenant où il lui plaira. »
Y, antes que ella respondiese, dijo el licenciado. Mais, avant qu′elle répondît, le licencié prit la parole :
-¿Hacia qué reino quiere guiar la vuestra señoría? ¿Es, por ventura, hacia el de Micomicón? ; que sí debe de ser, o yo sé poco de reinos. « Vers quel royaume veut nous guider Votre Seigneurie ? Est-ce, par hasard, vers celui de Micomicon ? C′est bien ce que j′imagine, ou, par ma foi, j′entends peu de chose en fait de royaumes. »
Ella, que estaba bien en todo, entendió que había de responder que sí; y así, dijo. Dorothée, dont l′esprit était prêt à tout, comprit bien ce qu′elle devait répondre :
-Sí, señor, hacia ese reino es mi camino. « Justement, seigneur, lui dit-elle, c′est vers ce royaume que je me dirige.
-Si así es -dijo el cura-, por la mitad de mi pueblo hemos de pasar, y de allí tomará vuestra merced la derrota de Cartagena , donde se podrá embarcar con la buena ventura; y si hay viento próspero, mar tranquilo y sin borrasca, en poco menos de nueve años se podrá estar a vista de la gran laguna Meona, digo, Meótides , que está poco más de cien jornadas más acá del reino de vuestra grandeza. – En ce cas, reprit le curé, il faut que nous passions au beau milieu de mon village ; de là, Votre Grâce prendra le chemin de Carthagène, où elle pourra s′embarquer à la garde de Dieu ; si le vent est bon, la mer tranquille et le ciel sans tempêtes, en un peu moins de neuf ans vous serez en vue du grand lac Méona, je veux dire des Palus-Méotides, qui sont encore à cent journées de route en deçà du royaume de Votre Grandeur.
-Vuestra merced está engañado, señor mío -dijo ella-, porque no ha dos años que yo partí dél, y en verdad que nunca tuve buen tiempo, y, con todo eso, he llegado a ver lo que tanto deseaba, que es al señor don Quijote de la Mancha, cuyas nuevas llegaron a mis oídos así como puse los pies en España, y ellas me movieron a buscarle, para encomendarme en su cortesía y fiar mi justicia del valor de su invencible brazo. – Votre Grâce, seigneur, me semble se tromper, répondit-elle, car il n′y a pas deux ans que j′en suis partie, sans avoir eu jamais le temps favorable, et cependant je suis parvenue à rencontrer l′objet de mes désirs, le seigneur don Quichotte de la Manche, dont la renommée a frappé mon oreille dès que j′eus mis le pied sur la terre d′Espagne. C′est le bruit de ses exploits qui m′a décidée à me mettre à sa recherche, pour me recommander à sa courtoisie, et confier la justice de ma cause à la valeur de son bras invincible.
-No más: cesen mis alabanzas -dijo a esta sazón don Quijote-, porque soy enemigo de todo género de adulación; y, aunque ésta no lo sea , todavía ofenden mis castas orejas semejantes pláticas. Lo que yo sé decir, señora mía, que ora tenga valor o no, el que tuviere o no tuviere se ha de emplear en vuestro servicio hasta perder la vida; y así, dejando esto para su tiempo, ruego al señor licenciado me diga qué es la causa que le ha traído por estas partes, tan solo, y tan sin criados, y tan a la ligera, que me pone espanto. – Assez, assez, madame, s′écria don Quichotte ; faites trêve à mes louanges ; je suis ennemi de toute espèce de flatterie, et, n′eussiez-vous pas cette intention, de tels discours néanmoins offensent mes chastes oreilles. Ce que je puis vous dire, madame, que j′aie ou non du courage, c′est que celui que j′ai ou que je n′ai pas, je l′emploierai à votre service jusqu′à perdre la vie. Et maintenant, laissant cela pour son temps, je prie le seigneur licencié de vouloir bien me dire quel motif l′a conduit en cet endroit, seul, sans valet, et vêtu tellement à la légère que j′en suis effrayé.
-A eso yo responderé con brevedad -respondió el cura-, porque sabrá vuestra merced, señor don Quijote, que yo y maese Nicolás, nuestro amigo y nuestro barbero, íbamos a Sevilla a cobrar cierto dinero que un pariente mío que ha muchos años que pasó a Indias me había enviado, y no tan pocos que no pasan de sesenta mil pesos ensayados, que es otro que tal; y, pasando ayer por estos lugares, nos salieron al encuentro cuatro salteadores y nos quitaron hasta las barbas; y de modo nos las quitaron, que le convino al barbero ponérselas postizas; y aun a este mancebo que aquí va -señalando a Cardenio- le pusieron como de nuevo. Y es lo bueno que es pública fama por todos estos contornos que los que nos saltearon son de unos galeotes que dicen que libertó, casi en este mesmo sitio, un hombre tan valiente que, a pesar del comisario y de las guardas, los soltó a todos; y, sin duda alguna, él debía de estar fuera de juicio, o debe de ser tan grande bellaco como ellos, o algún hombre sin alma y sin conciencia, pues quiso soltar al lobo entre las ovejas, a la raposa entre las gallinas, a la mosca entre la miel ; quiso defraudar la justicia, ir contra su rey y señor natural, pues fue contra sus justos mandamientos. Quiso, digo, quitar a las galeras sus pies , poner en alboroto a la Santa Hermandad, que había muchos años que reposaba; quiso, finalmente, hacer un hecho por donde se pierda su alma y no se gane su cuerpo. – À cette question, je répondrai brièvement, repartit le curé. Vous saurez donc, seigneur don Quichotte, que moi et maître Nicolas, notre ami et notre barbier, nous allions à Séville toucher certaine somme d′argent que vient de m′envoyer un mien parent qui est passé aux Indes, il y a bien des années ; et vraiment la somme n′est pas à dédaigner, car elle monte à soixante mille piastres de bon aloi ; et, comme nous passions hier dans ces lieux écartés, nous avons été surpris par quatre voleurs de grands chemins, qui nous ont enlevé jusqu′à la barbe, et si bien jusqu′à la barbe, que le barbier a trouvé bon de s′en mettre une postiche ; et, quant à ce jeune homme qui nous suit (montrant Cardénio), ils l′ont mis comme s′il venait de naître. Ce qu′il y a de curieux, c′est que le bruit court dans tous les environs, que ces gens qui nous ont dévalisés sont des galériens qu′a mis en liberté, presque au même endroit, un homme si valeureux, qu′en dépit du commissaire et des gardiens, il leur a donné à tous la clef des champs. Sans nul doute cet homme avait perdu l′esprit, ou ce doit être un aussi grand scélérat que ceux qu′il a délivrés, un homme, enfin, sans âme et sans conscience, puisqu′il a voulu lâcher le loup au milieu des brebis, le renard parmi les poules et le frelon sur le miel ; il a voulu frustrer la justice, se révolter contre son roi et seigneur naturel, dont il a violé les justes commandements ; il a voulu, dis-je, ôter aux galères les bras qui les font mouvoir, et mettre sur pied la Sainte-Hermandad, qui reposait en paix depuis longues années ; il a voulu finalement faire un exploit où se perdît son âme sans que son corps eût rien à gagner. »
Habíales contado Sancho al cura y al barbero la aventura de los galeotes, que acabó su amo con tanta gloria suya, y por esto cargaba la mano el cura refiriéndola, por ver lo que hacía o decía don Quijote; al cual se le mudaba la color a cada palabra, y no osaba decir que él había sido el libertador de aquella buena gente. Sancho avait raconté au curé et au barbier l′aventure des galériens dont son maître s′était tiré avec tant de gloire, et c′est pour cela que le curé appuyait si fort en la rapportant, afin de voir ce que ferait ou dirait don Quichotte. Le pauvre chevalier changeait de visage à chaque parole, et n′osait avouer qu′il était le libérateur de cette honnête engeance.
-Éstos, pues -dijo el cura-, fueron los que nos robaron; que Dios, por su misericordia, se lo perdone al que no los dejó llevar al debido suplicio . « Voilà, continua le curé, quelles gens nous ont détroussés et mis en cet état. Dieu veuille, en son infinie miséricorde, pardonner à celui qui ne les a pas laissé conduire au supplice qu′ils avaient mérité!»






I. Capítulo XXX. Que trata de la discreción de la hermosa Dorotea, con otras cosas de mucho gusto y pasatiempo

Chapitre XXX Qui traite de la finesse d′esprit que montra la belle Dorothée, ainsi que d′autres choses singulièrement divertissantes

No hubo bien acabado el cura, cuando Sancho dijo. Le curé n′avait pas fini de parler, que Sancho lui dit :
-Pues mía fe, señor licenciado, el que hizo esa fazaña fue mi amo, y no porque yo no le dije antes y le avisé que mirase lo que hacía, y que era pecado darles libertad, porque todos iban allí por grandísimos bellacos. « Par ma foi, seigneur licencié, savez-vous qui a fait cette belle prouesse ? c′est mon maître. Et pourtant je ne m′étais pas fait faute de lui dire, par avance, qu′il prît garde à ce qu′il allait faire, et que c′était un péché mortel que de leur rendre la liberté, puisqu′on les envoyait tous aux galères comme de fieffés coquins.
-¡Majadero! -dijo a esta sazón don Quijote-, a los caballeros andantes no les toca ni atañe averiguar si los afligidos, encadenados y opresos que encuentran por los caminos van de aquella manera, o están en aquella angustia, por sus culpas o por sus gracias; sólo le toca ayudarles como a menesterosos, poniendo los ojos en sus penas y no en sus bellaquerías. Yo topé un rosario y sarta de gente mohína y desdichada, y hice con ellos lo que mi religión me pide, y lo demás allá se avenga; y a quien mal le ha parecido, salvo la santa dignidad del señor licenciado y su honrada persona, digo que sabe poco de achaque de caballería, y que miente como un hideputa y mal nacido; y esto le haré conocer con mi espada, donde más largamente se contiene . – Imbécile, s′écria don Quichotte, est-ce, par hasard, aux chevaliers errants à vérifier si les affligés, les enchaînés et les opprimés qu′ils trouvent sur les grands chemins, vont en cet état et dans ces tourments pour leurs fautes ou pour leurs mérites ? Ils n′ont rien à faire qu′à les secourir à titre de malheureux, n′ayant égard qu′à leurs misères et non point à leurs méfaits. J′ai rencontré un chapelet de pauvres diables, tristes et souffrants, et j′ai fait pour eux ce qu′exige le serment de mon ordre : advienne que pourra. Quiconque y trouverait à redire, sauf toutefois le saint caractère du seigneur licencié et sa vénérable personne, je lui dirai qu′il n′entend rien aux affaires de la chevalerie, et qu′il ment comme un rustre mal-appris ; je le lui ferai bien voir avec la lance ou l′épée, à pied ou à cheval, ou de telle manière qu′il lui plaira. »
Y esto dijo afirmándose en los estribos y calándose el morrión; porque la bacía de barbero, que a su cuenta era el yelmo de Mambrino, llevaba colgado del arzón delantero, hasta adobarla del mal tratamiento que la hicieron los galeotes. En disant cela, don Quichotte s′affermit sur ses étriers, et enfonça son morion jusqu′aux yeux ; car, pour le plat à barbe, qui était à son compte l′armet de Mambrin, il le portait pendu à l′arçon de sa selle, en attendant qu′il le remît des mauvais traitements que lui avaient fait essuyer les galériens.
Dorotea, que era discreta y de gran donaire, como quien ya sabía el menguado humor de don Quijote y que todos hacían burla dél, sino Sancho Panza, no quiso ser para menos, y, viéndole tan enojado, le dijo. Dorothée, qui était pleine de discrétion et d′esprit, connaissant déjà l′humeur timbrée de don Quichotte, dont elle savait bien que tout le monde se raillait, hormis Sancho Panza, ne voulut point demeurer en reste ; et, le voyant si courroucé :
-Señor caballero, miémbresele a la vuestra merced el don que me tiene prometido, y que, conforme a él, no puede entremeterse en otra aventura, por urgente que sea; sosiegue vuestra merced el pecho, que si el señor licenciado supiera que por ese invicto brazo habían sido librados los galeotes, él se diera tres puntos en la boca, y aun se mordiera tres veces la lengua, antes que haber dicho palabra que en despecho de vuestra merced redundara. « Seigneur chevalier, lui dit-elle, que Votre Grâce ne perde pas souvenance du don qu′elle m′a promis sur sa parole, en vertu de laquelle vous ne pouvez vous entremettre en aucune aventure, quelque pressante qu′elle puisse être. Calmez votre cœur irrité ; car, assurément, si le seigneur licencié eût su que c′était à ce bras invincible que les galériens devaient leur délivrance, il aurait mis trois fois le doigt sur sa bouche, et se serait même mordu trois fois la langue, plutôt que de lâcher une parole qui pût causer à Votre Grâce le moindre déplaisir.
-Eso juro yo bien -dijo el cura-, y aun me hubiera quitado un bigote . – Oh ! je le jure, sur ma foi, s′écria le curé, et je me serais plutôt arraché la moustache.
-Yo callaré, señora mía -dijo don Quijote-, y reprimiré la justa cólera que ya en mi pecho se había levantado, y iré quieto y pacífico hasta tanto que os cumpla el don prometido; pero, en pago deste buen deseo, os suplico me digáis, si no se os hace de mal, cuál es la vuestra cuita y cuántas, quiénes y cuáles son las personas de quien os tengo de dar debida, satisfecha y entera venganza . – Je me tairai donc, madame, répondit don Quichotte ; je réprimerai la juste colère qui s′était allumée dans mon âme, et me tiendrai tranquille et pacifique, jusqu′à ce que j′aie satisfait à la promesse que vous avez reçue de moi. Mais, en échange de ces bonnes intentions, je vous supplie de me dire, si toutefois vous n′y trouvez nul déplaisir, quel est le sujet de votre affliction, quels et combien sont les gens de qui je dois vous donner une légitime, satisfaisante et complète vengeance.
-Eso haré yo de gana -respondió Dorotea-, si es que no os enfadan oír lástimas y desgracias. – C′est ce que je ferai de bien bon cœur, répondit Dorothée, s′il ne vous déplaît pas d′entendre des malheurs et des plaintes.
-No enfadará, señora mía -respondió don Quijote. – Non, sans doute, répliqua don Quichotte.
A lo que respondió Dorotea. – En ce cas, reprit Dorothée,
-Pues así es, esténme vuestras mercedes atentos. que Vos Grâces me prêtent leur attention. »
No hubo ella dicho esto, cuando Cardenio y el barbero se le pusieron al lado, deseosos de ver cómo fingía su historia la discreta Dorotea; y lo mismo hizo Sancho, que tan engañado iba con ella como su amo. Y ella, después de haberse puesto bien en la silla y prevenídose con toser y hacer otros ademanes, con mucho donaire, comenzó a decir desta manera: À peine eut-elle ainsi parlé, que Cardénio et le barbier se placèrent à côté d′elle, désireux de voir comment la discrète Dorothée conterait sa feinte histoire ; et Sancho fit de même, aussi abusé que son maître sur le compte de la princesse. Pour elle, après s′être bien affermie sur sa selle, après avoir toussé et pris les précautions d′un orateur à son début, elle commença de la sorte, avec beaucoup d′aisance et de grâce :
-«Primeramente, quiero que vuestras mercedes sepan, señores míos, que a mí me llaman.... « Avant tout, mes seigneurs, je veux faire savoir à Vos Grâces qu′on m′appelle… »
Y detúvose aquí un poco, porque se le olvidó el nombre que el cura le había puesto; pero él acudió al remedio, porque entendió en lo que reparaba, y dijo. Ici, elle hésita un moment, ne se souvenant plus du nom que le curé lui avait donné ; mais celui-ci, comprenant d′où partait cette hésitation, vint à son aide et lui dit :
-No es maravilla, señora mía, que la vuestra grandeza se turbe y empache contando sus desventuras, que ellas suelen ser tales, que muchas veces quitan la memoria a los que maltratan, de tal manera que aun de sus mesmos nombres no se les acuerda, como han hecho con vuestra gran señoría, que se ha olvidado que se llama la princesa Micomicona , legítima heredera del gran reino Micomicón; y con este apuntamiento puede la vuestra grandeza reducir ahora fácilmente a su lastimada memoria todo aquello que contar quisiere. « Il n′est pas étrange, madame, que Votre Grandeur se trouble et s′embarrasse dans le récit de ses infortunes. C′est l′effet ordinaire du malheur d′ôter parfois la mémoire à ceux qu′il a frappés, tellement qu′ils oublient jusqu′à leurs propres noms, comme il vient d′arriver à Votre Seigneurie, qui semble ne plus se souvenir qu′elle s′appelle la princesse Micomicona, légitime héritière du grand royaume de Micomicon. Avec cette simple indication, Votre Grandeur peut maintenant rappeler à sa triste mémoire tout ce qu′il lui plaira de nous raconter.
-Así es la verdad -respondió la doncella-, y desde aquí adelante creo que no será menester apuntarme nada, que yo saldré a buen puerto con mi verdadera historia. «La cual es que el rey mi padre, que se llama Tinacrio el Sabidor , fue muy docto en esto que llaman el arte mágica, y alcanzó por su ciencia que mi madre, que se llamaba la reina Jaramilla, había de morir primero que él, y que de allí a poco tiempo él también había de pasar desta vida y yo había de quedar huérfana de padre y madre. Pero decía él que no le fatigaba tanto esto cuanto le ponía en confusión saber, por cosa muy cierta, que un descomunal gigante , señor de una grande ínsula, que casi alinda con nuestro reino, llamado Pandafilando de la Fosca Vista (porque es cosa averiguada que, aunque tiene los ojos en su lugar y derechos, siempre mira al revés, como si fuese bizco, y esto lo hace él de maligno y por poner miedo y espanto a los que mira); digo que supo que este gigante, en sabiendo mi orfandad, había de pasar con gran poderío sobre mi reino y me lo había de quitar todo, sin dejarme una pequeña aldea donde me recogiese; pero que podía escusar toda esta ruina y desgracia si yo me quisiese casar con él; mas, a lo que él entendía, jamás pensaba que me vendría a mí en voluntad de hacer tan desigual casamiento; y dijo en esto la pura verdad, porque jamás me ha pasado por el pensamiento casarme con aquel gigante, pero ni con otro alguno , por grande y desaforado que fuese. Dijo también mi padre que, después que él fuese muerto y viese yo que Pandafilando comenzaba a pasar sobre mi reino, que no aguardase a ponerme en defensa, porque sería destruirme, sino que libremente le dejase desembarazado el reino , si quería escusar la muerte y total destruición de mis buenos y leales vasallos, porque no había de ser posible defenderme de la endiablada fuerza del gigante ; sino que luego, con algunos de los míos, me pusiese en camino de las Españas, donde hallaría el remedio de mis males hallando a un caballero andante, cuya fama en este tiempo se estendería por todo este reino, el cual se había de llamar, si mal no me acuerdo, don Azote o don Gigote.» – Ce que vous dites est bien vrai, répondit la damoiselle ; mais je crois qu′il ne sera plus désormais nécessaire de me rien indiquer ni souffler, et que je mènerai à bon port ma véridique histoire. La voici donc : « Le roi mon père, qui se nommait Tinacrio le Sage, fut très-versé dans la science qu′on appelle magie. Il découvrit, à l′aide de son art, que ma mère, nommée la reine Xaramilla, devait mourir avant lui, et que lui-même, peu de temps après, passerait de cette vie dans l′autre, de sorte que je resterais orpheline de père et de mère. Il disait toutefois que cette pensée ne l′affligeait pas autant que de savoir, de science certaine, qu′un effroyable géant, seigneur d′une grande île qui touche presque à notre royaume, nommé Pantafilando de la Sombre-Vue (car il est avéré que, bien qu′il ait les yeux à leur place, et droits l′un et l′autre, il regarde toujours de travers, comme s′il était louche, ce qu′il fait par malice, pour faire peur à ceux qu′il regarde) ; mon père, dis-je, sut que ce géant, dès qu′il apprendrait que j′étais orpheline, devait venir fondre avec une grande armée sur mon royaume, et me l′enlever tout entier pièce à pièce, sans me laisser le moindre village où je pusse trouver asile ; mais que je pourrais éviter ce malheur et cette ruine si je consentais à me marier avec lui. Du reste, mon père voyait bien que jamais je ne pourrais me résoudre à un mariage si disproportionné ; et c′était bien la vérité qu′il annonçait : car jamais il ne m′est venu dans la pensée d′épouser ce géant, ni aucun autre, si grand et si colossal qu′il pût être. Mon père dit aussi qu′après qu′il serait mort, et que je verrais Pantafilando commencer à envahir mon royaume, je ne songeasse aucunement à me mettre en défense, ce qui serait courir à ma perte ; mais que je lui abandonnasse librement la possession du royaume, si je voulais éviter la mort et la destruction totale de mes bons et fidèles vassaux, puisqu′il m′était impossible de résister à la force diabolique de ce géant. Il ajouta que je devais sur-le-champ prendre avec quelques-uns des miens le chemin des Espagnes, où je trouverais le remède à mes maux dans la personne d′un chevalier errant, dont la renommée s′étendrait alors dans tout ce royaume, et qui s′appellerait, si j′ai bonne mémoire, don Fricote, ou don Gigote…
-Don Quijote diría, señora -dijo a esta sazón Sancho Panza-, o, por otro nombre, el Caballero de la Triste Figura. – C′est don Quichotte qu′il aura dit, madame, interrompit en ce moment Sancho Panza, autrement dit le chevalier de la Triste-Figure.
-Así es la verdad -dijo Dorotea-. «Dijo más: que había de ser alto de cuerpo, seco de rostro, y que en el lado derecho, debajo del hombro izquierdo , o por allí junto, había de tener un lunar pardo con ciertos cabellos a manera de cerdas .. – Justement, reprit Dorothée ; il ajouta qu′il devait être haut de stature, sec de visage, et que, du côté droit, sous l′épaule gauche, ou près de là, il devait avoir une envie de couleur brune, avec quelques poils en manière de soies de sanglier.
En oyendo esto don Quijote, dijo a su escudero: – Approche ici, mon fils Sancho, dit aussitôt don Quichotte à son écuyer ;
-Ten aquí, Sancho, hijo, ayúdame a desnudar, que quiero ver si soy el caballero que aquel sabio rey dejó profetizado . viens m′aider à me déshabiller, car je veux voir si je suis le chevalier qu′annonce la prophétie de ce sage roi.
-Pues, ¿para qué quiere vuestra merced desnudarse? -dijo Dorotea. – Et pourquoi Votre Grâce veut-elle se déshabiller ainsi ? demanda Dorothée.
-Para ver si tengo ese lunar que vuestro padre dijo -respondió don Quijote. – Pour voir si j′ai bien cette envie dont votre père a parlé, répondit don Quichotte.
-No hay para qué desnudarse -dijo Sancho-, que yo sé que tiene vuestra merced un lunar desas señas en la mitad del espinazo, que es señal de ser hombre fuerte. – Il n′est pas besoin de vous déshabiller pour cela, interrompit Sancho ; je sais que Votre Grâce a justement une envie de cette espèce au beau milieu de l′épine du dos, ce qui est un signe de force dans l′homme.
-Eso basta -dijo Dorotea-, porque con los amigos no se ha de mirar en pocas cosas, y que esté en el hombro o que esté en el espinazo, importa poco; basta que haya lunar, y esté donde estuviere, pues todo es una mesma carne; y, sin duda, acertó mi buen padre en todo, y yo he acertado en encomendarme al señor don Quijote, que él es por quien mi padre dijo, pues las señales del rostro vienen con las de la buena fama que este caballero tiene no sólo en España, pero en toda la Mancha , pues apenas me hube desembarcado en Osuna, cuando oí decir tantas hazañas suyas, que luego me dio el alma que era el mesmo que venía a buscar. – Cela suffit, reprit Dorothée ; entre amis, il ne faut pas y regarder de si près. Qu′elle soit sur l′épaule, qu′elle soit sur l′échine, qu′elle soit où bon lui semble, qu′importe, pourvu que l′envie s′y trouve ? après tout, c′est la même chair. Sans aucun doute, mon bon père a rencontré juste ; et moi aussi, j′ai bien rencontré en m′adressant au seigneur don Quichotte, qui est celui dont mon père a parlé, car le signalement de son visage concorde avec celui de la grande renommée dont jouit ce chevalier, non-seulement en Espagne, mais dans toute la Manche. En effet, j′étais à peine débarquée à Osuna, que j′entendis raconter de lui tant de prouesses, qu′aussitôt le cœur me dit que c′était bien celui que je venais chercher.
-Pues, ¿cómo se desembarcó vuestra merced en Osuna, señora mía -preguntó don Quijote-, si no es puerto de mar. – Mais comment Votre Grâce est-elle débarquée à Osuna, interrompit don Quichotte, puisque cette ville n′est pas un port de mer ? »
Mas, antes que Dorotea respondiese, tomó el cura la mano y dijo. Avant que Dorothée répondît, le curé prit la parole :
-Debe de querer decir la señora princesa que, después que desembarcó en Málaga, la primera parte donde oyó nuevas de vuestra merced fue en Osuna . « Madame la princesse, dit-il, a sûrement voulu dire qu′après être débarquée à Malaga, le premier endroit où elle entendit raconter de vos nouvelles, ce fut Osuna.
-Eso quise decir -dijo Dorotea. – C′est bien cela que j′ai voulu dire, reprit Dorothée.
-Y esto lleva camino -dijo el cura-, y prosiga vuestra majestad adelante. – Et maintenant rien n′est plus clair, ajouta le curé. Votre Majesté peut poursuivre son récit.
-No hay que proseguir -respondió Dorotea-, sino que, finalmente, mi suerte ha sido tan buena en hallar al señor don Quijote, que ya me cuento y tengo por reina y señora de todo mi reino, pues él, por su cortesía y magnificencia, me ha prometido el don de irse conmigo dondequiera que yo le llevare, que no será a otra parte que a ponerle delante de Pandafilando de la Fosca Vista, para que le mate y me restituya lo que tan contra razón me tiene usurpado : que todo esto ha de suceder a pedir de boca , pues así lo dejó profetizado Tinacrio el Sabidor, mi buen padre; el cual también dejó dicho y escrito en letras caldeas, o griegas , que yo no las sé leer, que si este caballero de la profecía, después de haber degollado al gigante, quisiese casarse conmigo, que yo me otorgase luego sin réplica alguna por su legítima esposa, y le diese la posesión de mi reino, junto con la de mi persona . – Je n′ai plus rien à poursuivre, répondit Dorothée, sinon qu′à la fin ç′a été une si bonne fortune de rencontrer le seigneur don Quichotte, que déjà je me regarde et me tiens pour reine et maîtresse de tout mon royaume ; car, dans sa courtoisie et sa munificence, il m′a octroyé le don de me suivre où il me plairait de le mener, ce qui ne sera pas ailleurs qu′en face de Pantafilando de la Sombre-Vue, pour qu′il lui ôte la vie et me fasse restituer ce que ce traître a usurpé contre tout droit et toute raison. Tout cela doit arriver au pied de la lettre, comme l′a prophétisé Tinacrio le Sage, mon bon père, lequel a également laissé par écrit, en lettres grecques ou chaldéennes (je n′y sais pas lire), que si le chevalier de la prophétie, après avoir coupé la tête au géant, voulait se marier avec moi, je devais, sans réplique, me livrer à lui pour sa légitime épouse, et lui donner la possession de mon royaume en même temps que celle de ma personne.
-¿Qué te parece, Sancho amigo? -dijo a este punto don Quijote-. ¿No oyes lo que pasa? ¿No te lo dije yo? Mira si tenemos ya reino que mandar y reina con quien casar . – Eh bien ! que t′en semble, ami Sancho ! dit à cet instant don Quichotte ; ne vois-tu pas ce qui se passe ? ne te l′avais-je pas dit ? Regarde si nous n′avons pas maintenant royaume à gouverner et reine à épouser ?
-¡Eso juro yo -dijo Sancho - para el puto que no se casare en abriendo el gaznatico al señor Pandahi lado! Pues, ¡monta que es mala la reina! ¡Así se me vuelvan las pulgas de la cama . – J′en jure par ma barbe, s′écria Sancho, et nargue du bâtard qui ne se marierait pas dès qu′il aurait ouvert le gosier au seigneur Pend-au-fil-en-dos. La reine est peut-être un laideron, hein ! Que toutes les puces de mon lit ne sont-elles ainsi faites ! »
Y, diciendo esto, dio dos zapatetas en el aire, con muestras de grandísimo contento, y luego fue a tomar las riendas de la mula de Dorotea, y, haciéndola detener, se hincó de rodillas ante ella, suplicándole le diese las manos para besárselas, en señal que la recibía por su reina y señora . ¿Quién no había de reír de los circustantes, viendo la locura del amo y la simplicidad del criado? En efecto, Dorotea se las dio, y le prometió de hacerle gran señor en su reino, cuando el cielo le hiciese tanto bien que se lo dejase cobrar y gozar. Agradecióselo Sancho con tales palabras que renovó la risa en todos. En disant cela, il fit en l′air deux gambades, se frappant le derrière du talon, avec tous les signes d′une grande joie ; puis il s′en fut prendre par la bride la mule de Dorothée, la fit arrêter, et se mettant à genoux devant la princesse, il la supplia de lui donner ses mains à baiser, en signe qu′il la prenait pour sa reine et maîtresse. Qui des assistants aurait pu s′empêcher de rire, en voyant la folie du maître et la simplicité du valet ? Dorothée, en effet, présenta sa main à Sancho, et lui promit de le faire grand seigneur dans son royaume, dès que le ciel lui aurait accordé la grâce d′en recouvrer la paisible possession. Sancho lui offrit ses remercîments en termes tels qu′il fit éclater de nouveaux rires.
-Ésta, señores -prosiguió Dorotea-, es mi historia: sólo resta por deciros que de cuanta gente de acompañamiento saqué de mi reino no me ha quedado sino sólo este buen barbado escudero, porque todos se anegaron en una gran borrasca que tuvimos a vista del puerto, y él y yo salimos en dos tablas a tierra, como por milagro; y así, es todo milagro y misterio el discurso de mi vida, como lo habréis notado. Y si en alguna cosa he andado demasiada, o no tan acertada como debiera, echad la culpa a lo que el señor licenciado dijo al principio de mi cuento: que los trabajos continuos y extraordinarios quitan la memoria al que los padece. « Voilà, seigneur, poursuivit Dorothée, ma fidèle histoire. Je n′ai plus rien à vous dire, si ce n′est que de tous les gens venus de mon royaume à ma suite, il ne me reste que ce bon écuyer barbu : tous les autres se sont noyés dans une grande tempête que nous essuyâmes en vue du port. Lui et moi, nous arrivâmes à terre sur deux planches, et comme par miracle, car tout est miracle et mystère dans le cours de ma vie, ainsi que vous l′aurez observé. Si j′ai dit des choses superflues, si je n′ai pas toujours rencontré aussi juste que je le devais, il faut vous en prendre à ce qu′a dit le seigneur licencié au commencement de mon récit, que les peines extraordinaires et continuelles ôtent la mémoire à ceux qui les endurent.
-Ésa no me quitarán a mí, ¡oh alta y valerosa señora! -dijo don Quijote-, cuantos yo pasare en serviros, por grandes y no vistos que sean; y así, de nuevo confirmo el don que os he prometido, y juro de ir con vos al cabo del mundo, hasta verme con el fiero enemigo vuestro, a quien pienso, con el ayuda de Dios y de mi brazo, tajar la cabeza soberbia con los filos desta... no quiero decir buena espada, merced a Ginés de Pasamonte, que me llevó la mía . – Elles ne me l′ôteront point à moi, haute et valeureuse princesse, s′écria don Quichotte, quelque grandes et inouïes que soient celles que je doive endurer à votre service. Ainsi, je confirme de nouveau le don que je vous ai octroyé, et je jure de vous suivre au bout du monde, jusqu′à ce que je me voie en face de votre farouche ennemi, auquel j′espère bien, avec l′aide de Dieu et de mon bras, trancher la tête orgueilleuse sous le fil de cette… je n′ose dire bonne épée, grâce à Ginès de Passamont, qui m′a emporté la mienne. »
Esto dijo entre dientes, y prosiguió diciendo. Don Quichotte dit ces derniers mots entre ses dents, et continua de la sorte :
-Y después de habérsela tajado y puéstoos en pacífica posesión de vuestro estado, quedará a vuestra voluntad hacer de vuestra persona lo que más en talante os viniere; porque, mientras que yo tuviere ocupada la memoria y cautiva la voluntad, perdido el entendimiento , a aquella..., y no digo más, no es posible que yo arrostre , ni por pienso, el casarme, aunque fuese con el ave fénix . « Après que je lui aurai tranché la tête, et que je vous aurai remise en paisible possession de vos États, vous resterez avec pleine liberté de faire de votre personne tout ce que bon vous semblera ; car, tant que j′aurai la mémoire occupée, la volonté captive et l′entendement assujetti par celle… Je ne dis rien de plus, et ne saurais envisager, même en pensée, le projet de me marier, fût-ce avec l′oiseau phénix. »
Parecióle tan mal a Sancho lo que últimamente su amo dijo acerca de no querer casarse, que, con grande enojo, alzando la voz, dijo. Sancho se trouva si choqué des dernières paroles de son maître, et de son refus de mariage, que, plein de courroux, il s′écria en élevant la voix :
-Voto a mí, y juro a mí, que no tiene vuestra merced, señor don Quijote, cabal juicio. Pues, ¿cómo es posible que pone vuestra merced en duda el casarse con tan alta princesa como aquésta? ¿Piensa que le ha de ofrecer la fortuna, tras cada cantillo, semejante ventura como la que ahora se le ofrece? ¿Es, por dicha, más hermosa mi señora Dulcinea? No, por cierto, ni aun con la mitad, y aun estoy por decir que no llega a su zapato de la que está delante . Así, noramala alcanzaré yo el condado que espero, si vuestra merced se anda a pedir cotufas en el golfo . Cásese, cásese luego, encomiéndole yo a Satanás, y tome ese reino que se le viene a las manos de vobis, vobis , y, en siendo rey, hágame marqués o adelantado, y luego, siquiera se lo lleve el diablo todo. « Je jure Dieu, et je jure diable, seigneur don Quichotte, que Votre Grâce n′a pas maintenant le sens commun ! Comment est-il possible que vous hésitiez à épouser une aussi haute princesse que celle-là ? Pensez-vous que la fortune va vous offrir à chaque bout de champ une bonne aventure comme celle qui se présente ? est-ce que par hasard Mme Dulcinée est plus belle ? Non, par ma foi, pas même de moitié, et j′ai envie de dire qu′elle n′est pas digne de dénouer les souliers de celle qui est devant nous. J′attraperai, pardieu, bien le comté que j′attends, si Votre Grâce se met à chercher des perles dans les vignes ! Mariez-vous, mariez-vous vite, de par tous les diables, et prenez ce royaume qui vous tombe dans la main comme vobis, vobis ; et quand vous serez roi, faites-moi marquis, ou gouverneur, et qu′ensuite Satan emporte tout le reste. »
Don Quijote, que tales blasfemias oyó decir contra su señora Dulcinea, no lo pudo sufrir, y, alzando el lanzón, sin hablalle palabra a Sancho y sin decirle esta boca es mía, le dio tales dos palos que dio con él en tierra; y si no fuera porque Dorotea le dio voces que no le diera más, sin duda le quitara allí la vida. Don Quichotte, qui entendit proférer de tels blasphèmes contre sa Dulcinée, ne put se contenir. Il leva sa pique par le manche, et sans adresser une parole à Sancho, sans crier gare, il lui déchargea sur les reins deux coups de bâton tels qu′il le jeta par terre, et que, si Dorothée ne lui eût crié de finir, il l′aurait assurément tué sur la place.
-¿Pensáis -le dijo a cabo de rato-, villano ruin, que ha de haber lugar siempre para ponerme la mano en la horcajadura , y que todo ha de ser errar vos y perdonaros yo? Pues no lo penséis, bellaco descomulgado, que sin duda lo estás, pues has puesto lengua en la sin par Dulcinea . ¿Y no sabéis vos, gañán, faquín, belitre , que si no fuese por el valor que ella infunde en mi brazo , que no le tendría yo para matar una pulga? Decid, socarrón de lengua viperina, ¿y quién pensáis que ha ganado este reino y cortado la cabeza a este gigante, y héchoos a vos marqués, que todo esto doy ya por hecho y por cosa pasada en cosa juzgada , si no es el valor de Dulcinea, tomando a mi brazo por instrumento de sus hazañas? Ella pelea en mí, y vence en mí, y yo vivo y respiro en ella, y tengo vida y ser. ¡Oh hideputa bellaco, y cómo sois desagradecido: que os veis levantado del polvo de la tierra a ser señor de título , y correspondéis a tan buena obra con decir mal de quien os la hizo. « Pensez-vous, lui dit-il au bout d′un instant, misérable vilain, qu′il soit toujours temps pour vous de me mettre la main dans l′enfourchure, et que nous n′ayons d′autre chose à faire que vous de pécher et moi de pardonner ? N′en croyez rien, coquin excommunié ; et sans doute tu dois l′être, puisque tu as porté la langue sur la sans pareille Dulcinée. Et ne savez-vous plus, maraud, bélître, vaurien, que si ce n′était la valeur qu′elle prête à mon bras, je n′aurais pas la force de tuer une puce ? Dites-moi, railleur à langue de vipère, qui donc pensez-vous qui ait gagné ce royaume, et coupé la tête au géant, et fait de vous un marquis (car tout cela je le donne pour accompli et passé en force de chose jugée), si ce n′est la valeur de Dulcinée, laquelle a pris mon bras pour instrument de ses prouesses ? C′est elle qui combat et qui triomphe en moi ; et moi, je vis et je respire en elle, et j′y puise l′être et la vie. Ô rustre mal né et malappris, que vous êtes ingrat ! On vous lève de la poussière des champs pour vous faire seigneur titré, et vous répondez à cette bonne œuvre en disant du mal de qui vous fait du bien ! »
No estaba tan maltrecho Sancho que no oyese todo cuanto su amo le decía, y, levantándose con un poco de presteza, se fue a poner detrás del palafrén de Dorotea, y desde allí dijo a su amo. Sancho n′était pas si maltraité qu′il n′eût fort bien entendu tout ce que son maître lui disait. Il se releva le plus promptement qu′il put, alla se cacher derrière le palefroi de Dorothée, et, de là, répondit à son maître :
-Dígame, señor: si vuestra merced tiene determinado de no casarse con esta gran princesa, claro está que no será el reino suyo; y, no siéndolo, ¿qué mercedes me puede hacer? Esto es de lo que yo me quejo; cásese vuestra merced una por una con esta reina, ahora que la tenemos aquí como llovida del cielo, y después puede volverse con mi señora Dulcinea; que reyes debe de haber habido en el mundo que hayan sido amancebados . En lo de la hermosura no me entremeto; que, en verdad, si va a decirla, que entrambas me parecen bien, puesto que yo nunca he visto a la señora Dulcinea. « Dites-moi, seigneur, si Votre Grâce est bien décidée à ne pas se marier avec cette grande princesse, il est clair que le royaume ne sera point à vous, et, s′il n′est pas à vous, quelle faveur pouvez-vous me faire ? C′est de cela que je me plains. Croyez-moi, mariez-vous une bonne fois pour toutes avec cette reine, que nous avons ici comme tombée du ciel ; ensuite vous pourrez retourner à Mme Dulcinée ; car il doit s′être trouvé des rois dans le monde qui aient eu, outre leur femme, des maîtresses. Quant à la beauté, je ne m′en mêle pas ; et s′il faut dire la vérité, toutes deux me paraissent assez bien, quoique je n′aie jamais vu Mme Dulcinée.
-¿Cómo que no la has visto, traidor blasfemo? -dijo don Quijote-. Pues, ¿no acabas de traerme ahora un recado de su parte. – Comment ? tu ne l′as jamais vue, traître blasphémateur ! s′écria don Quichotte. Ne viens-tu pas à présent de me rapporter une commission de sa part ?
-Digo que no la he visto tan despacio -dijo Sancho- que pueda haber notado particularmente su hermosura y sus buenas partes punto por punto; pero así, a bulto, me parece bien. – Je veux dire, répondit Sancho, que je ne l′ai pas vue assez à mon aise pour avoir observé ses attraits en détail et l′un après l′autre ; mais comme cela, en masse, elle me semble bien.
-Ahora te disculpo -dijo don Quijote-, y perdóname el enojo que te he dado, que los primeros movimientos no son en manos de los hombres. – À présent, je te pardonne, reprit don Quichotte, et pardonne-moi aussi le petit déplaisir que je t′ai causé : les premiers mouvements ne sont pas dans la main de l′homme.
-Ya yo lo veo -respondió Sancho-; y así, en mí la gana de hablar siempre es primero movimiento , y no puedo dejar de decir, por una vez siquiera, lo que me viene a la lengua. – Je le vois bien, répondit Sancho ; mais chez moi le premier mouvement est toujours une envie de parler, et je ne peux m′empêcher de dire une bonne fois ce qui me vient sur la langue.
-Con todo eso -dijo don Quijote-, mira, Sancho, lo que hablas, porque tantas veces va el cantarillo a la fuente..., y no te digo más. – Avec tout cela, répliqua don Quichotte, prends garde, Sancho, aux paroles que tu dis, car, tant va la cruche à l′eau… je ne t′en dis pas davantage.
-Ahora bien -respondió Sancho-, Dios está en el cielo, que ve las trampas, y será juez de quién hace más mal: yo en no hablar bien, o vuestra merced en obrallo . – C′est très-bien, reprit Sancho, Dieu est dans le ciel qui voit les tricheries, et il jugera entre nous qui fait le plus de mal, ou de moi en ne parlant pas bien, ou de Votre Grâce en n′agissant pas mieux.
-No haya más -dijo Dorotea-: corred, Sancho, y besad la mano a vuestro señor, y pedilde perdón, y de aquí adelante andad más atentado en vuestras alabanzas y vituperios , y no digáis mal de aquesa señora Tobosa, a quien yo no conozco si no es para servilla, y tened confianza en Dios, que no os ha de faltar un estado donde viváis como un príncipe. – Que ce soit fini, interrompit Dorothée ; courez, Sancho, allez baiser la main de votre seigneur, et demandez-lui pardon ; et désormais soyez plus circonspect dans vos éloges et dans vos critiques, et surtout ne parlez jamais mal de cette dame Tobosa, que je ne connais point, si ce n′est pour la servir, et prenez confiance en Dieu, qui ne vous laissera pas manquer d′une seigneurie où vous puissiez vivre comme un prince. »
Fue Sancho cabizbajo y pidió la mano a su señor, y él se la dio con reposado continente ; y, después que se la hubo besado, le echó la bendición, y dijo a Sancho que se adelantasen un poco, que tenía que preguntalle y que departir con él cosas de mucha importancia. Hízolo así Sancho y apartáronse los dos algo adelante, y díjole don Quijote. Sancho s′en alla, humble et tête basse, demander la main à son seigneur, qui la lui présenta d′un air grave et posé. Quand l′écuyer lui eut baisé la main, don Quichotte lui donna sa bénédiction, et lui dit de le suivre un peu à l′écart, qu′il avait des questions à lui faire et qu′il désirait causer de choses fort importantes. Sancho obéit, et quand ils eurent tous deux pris les devants, don Quichotte lui dit :
-Después que veniste, no he tenido lugar ni espacio para preguntarte muchas cosas de particularidad acerca de la embajada que llevaste y de la respuesta que trujiste; y ahora, pues la fortuna nos ha concedido tiempo y lugar, no me niegues tú la ventura que puedes darme con tan buenas nuevas. « Depuis que tu es de retour, je n′ai eu ni le temps ni l′occasion de t′interroger en détail sur l′ambassade que tu as remplie et sur la réponse que tu m′as apportée. Maintenant que la fortune nous accorde cette occasion et ce loisir, ne me refuse pas la satisfaction que tu peux me donner par de si heureuses nouvelles.
-Pregunte vuestra merced lo que quisiere -respondió Sancho-, que a todo daré tan buena salida como tuve la entrada. Pero suplico a vuestra merced, señor mío, que no sea de aquí adelante tan vengativo. – Votre Grâce peut demander ce qu′il lui plaira, répondit Sancho ; tout sortira de ma bouche comme il sera entré par mon oreille. Mais, je vous en supplie, ne soyez pas à l′avenir si vindicatif.
-¿Por qué lo dices, Sancho? -dijo don Quijote. – Pourquoi dis-tu cela, Sancho ? répliqua don Quichotte.
-Dígolo -respondió- porque estos palos de agora más fueron por la pendencia que entre los dos trabó el diablo la otra noche , que por lo que dije contra mi señora Dulcinea, a quien amo y reverencio como a una reliquia, aunque en ella no lo haya, sólo por ser cosa de vuestra merced. – Je dis cela, reprit-il, parce que les coups de bâton de tout à l′heure me viennent bien plutôt de la querelle que le diable alluma l′autre nuit entre nous deux, que de mes propos sur Mme Dulcinée, laquelle j′aime et révère comme une relique, quand même elle ne serait pas bonne à en faire, et seulement parce qu′elle appartient à Votre Grâce.
-No tornes a esas pláticas, Sancho, por tu vida -dijo don Quijote-, que me dan pesadumbre; ya te perdoné entonces, y bien sabes tú que suele decirse: a pecado nuevo, penitencia nueva. – Ne reprends pas ce sujet, Sancho, par ta vie, répondit don Quichotte ; il me déplaît et me chagrine. Je t′ai pardonné tout à l′heure, et tu sais bien ce qu′on a coutume de dire : à péché nouveau, pénitence nouvelle. »
Mientras esto pasaba, vieron venir por el camino donde ellos iban a un hombre, caballero sobre un jumento, y cuando llegó cerca les pareció que era gitano; pero Sancho Panza, que doquiera que vía asnos se le iban los ojos y el alma, apenas hubo visto al hombre, cuando conoció que era Ginés de Pasamonte, y por el hilo del gitano sacó el ovillo de su asno , como era la verdad, pues era el rucio sobre que Pasamonte venía: el cual por no ser conocido y por vender el asno, se había puesto en traje de gitano, cuya lengua y otras muchas sabía muy bien hablar como si fueran naturales suyas. Vióle Sancho y conocióle, y apenas hubo visto y conocido, cuando a grandes voces le dijo:
-¡Ah, ladrón Ginesillo, deja mi prenda, suelta mi vida, no te empaches con mi descanso, deja mi asno, deja mi regalo, huye, puto, auséntate, ladrón, y desampara lo que no es tuyo!
No fueron menester tantas palabras ni baldones, porque a la primera saltó Ginés, y tomando un trote que parecía carrera, en un punto se ausentó y alejó de todos. Sancho llegó a su rucio, y abrazándole le dijo: ¿Có mo has estado, bien mío, rucio de mis ojos, compañero mío? Y con esto le besaba y acariciaba como si fuera persona. El asno callaba, y se dejaba besar y acariciar de Sancho sin responderle palabra alguna .
Llegaron todos, y diéronle el parabién del hallazgo del rucio, especialmente Don Quijote, el cual le dijo que no por eso anulaba la póliza de los tres pollinos. Sancho se lo agradeció. En tanto que los dos iban en estas pláticas, dijo el cura a Dorotea que había andado muy discreta, así en el cuento como en la brevedad dél, y en la similitud que tuvo con los de los libros de caballerías. Ella dijo que muchos ratos se había entretenido en leellos, pero que no sabía ella dónde eran las provincias ni puertos de mar, y que así había dicho a tiento que se había desembarcado en Osuna.
Tandis qu′ils en étaient là de leur entretien, ils virent venir, le long du chemin qu′ils suivaient, un homme monté sur un âne, lequel, en s′approchant, leur parut être un bohémien. Mais Sancho Panza, qui ne pouvait voir un âne sans que son âme s′y portât tout entière avec ses yeux, n′eut pas plutôt aperçu l′homme, qu′il reconnut Ginès de Passamont, et par le fil du bohémien il tira le peloton de son âne, et c′était bien, en effet, le grison que Passamont avait pour monture. Celui-ci, pour n′être point reconnu, et pour vendre l′âne à son aise, s′était déguisé sous le costume des bohémiens, gens dont le jargon lui était familier, aussi bien que d′autres langues qu′il parlait comme la sienne propre. Sancho le vit et le reconnut ; il se mit à lui crier à plein gosier : « Ah ! voleur de Ginésille, laisse mon bien, lâche ma vie, descends de mon lit de repos, rends-moi mon âne, rends-moi ma joie et mon orgueil ; fuis, garnement ; décampe, larron, et restitue ce qui n′est pas à toi. » Il ne fallait ni tant de paroles, ni tant d′injures ; car, au premier mot, Ginès sauta par terre, et prenant un trot qui ressemblait fort au galop de course, il fut bientôt loin de la compagnie. Sancho courut à son âne, l′embrassa et lui dit : « Eh bien ! comment t′es-tu porté, mon enfant, mon compagnon, cher grison de mes yeux et de mes entrailles ? » Et, tout en disant cela, il le baisait et le caressait comme si c′eût été une personne raisonnable. L′âne se taisait, ne sachant que dire, et se laissait baiser et caresser par Sancho, sans lui répondre une seule parole. Toute la compagnie arriva, et chacun fit compliment à Sancho de ce qu′il avait retrouvé le grison ; don Quichotte, entre autres, qui lui dit qu′il n′annulerait pas pour cela la lettre de change des trois ânons : générosité dont Sancho lui témoigna sa gratitude. Pendant que le chevalier et l′écuyer s′entretenaient à part, le curé avait complimenté Dorothée sur le tact et l′esprit qu′elle avait montrés, aussi bien dans l′invention de son conte que dans sa brièveté, et dans la ressemblance qu′elle avait su lui donner avec les livres de chevalerie. Elle répondit qu′elle s′était fort souvent amusée à en lire, mais que, ne sachant pas aussi bien où étaient les provinces et les ports de mer, elle avait dit à tout hasard qu′elle avait débarqué à Osuna.
-Yo lo entendí así -dijo el cura-, y por eso acudí luego a decir lo que dije, con que se acomodó todo. Pero, ¿no es cosa estraña ver con cuánta facilidad cree este desventurado hidalgo todas estas invenciones y mentiras, sólo porque llevan el estilo y modo de las necedades de sus libros. « Je m′en suis aperçu, reprit le curé, et c′est pour cela que je me suis empressé de dire ce que j′ai dit, et qui a tout réparé. Mais n′est-ce pas une chose étrange que de voir avec quelle facilité ce malheureux gentilhomme donne tête baissée dans toutes ces inventions et dans tous ces mensonges, seulement parce qu′ils ont l′air et le style des niaiseries de ses livres ?
-Sí es -dijo Cardenio-, y tan rara y nunca vista, que yo no sé si queriendo inventarla y fabricarla mentirosamente, hubiera tan agudo ingenio que pudiera dar en ella. – Oui, certes, ajouta Cardénio, c′est une folie tellement bizarre, tellement inouïe, que je ne sais si, voulant l′inventer et la fabriquer à plaisir, on trouverait un esprit assez ingénieux pour l′imaginer.
-Pues otra cosa hay en ello -dijo el cura-: que fuera de las simplicidades que este buen hidalgo dice tocantes a su locura, si le tratan de otras cosas, discurre con bonísimas razones y muestra tener un entendimiento claro y apacible en todo. De manera que, como no le toquen en sus caballerías, no habrá nadie que le juzgue sino por de muy buen entendimiento. – Mais il y a, reprit le curé, une autre chose encore plus étrange : c′est que hors des extravagances que dit ce bon gentilhomme à propos de sa monomanie, on n′a qu′à traiter un autre sujet, il va discourir très-pertinemment, et montrera une intelligence claire et sensée en toutes choses. De sorte que, si l′on ne touche à la corde de la chevalerie errante, il n′y aura personne qui ne le prenne pour un homme de bon sens et de droite raison. »
En tanto que ellos iban en esta conversación, prosiguió don Quijote con la suya y dijo a Sancho. Tandis que ceux-ci s′entretenaient de la sorte, don Quichotte continuait sa conversation avec Sancho.
-Echemos, Panza amigo, pelillos a la mar en esto de nuestras pendencias, y dime ahora, sin tener cuenta con enojo ni rencor alguno: ¿Dónde, cómo y cuándo hallaste a Dulcinea? ¿Qué hacía? ¿Qué le dijiste? ¿Qué te respondió? ¿Qué rostro hizo cuando leía mi carta? ¿Quién te la trasladó? Y todo aquello que vieres que en este caso es digno de saberse, de preguntarse y satisfacerse, sin que añadas o mientas por darme gusto, ni menos te acortes por no quitármele. « Ami Panza, lui dit-il, oublions nos querelles, faisons la paix, et dis-moi maintenant, sans garder ni dépit ni rancune, où, quand et comment tu as trouvé Dulcinée. Que faisait-elle ? que lui as-tu dit ? que t′a-t-elle répondu ? quelle mine a-t-elle faite à la lecture de ma lettre ? qui te l′avait transcrite ? enfin, tout ce qui te semblera digne, en cette aventure, d′être demandé et d′être su, dis-le-moi sans faire de mensonges, sans rien allonger pour augmenter mon plaisir, mais aussi sans rien accourcir pour me le diminuer.
-Señor -respondió Sancho-, si va a decir la verdad, la carta no me la trasladó nadie, porque yo no llevé carta alguna. – Seigneur, s′il faut dire la vérité, personne ne m′a transcrit la lettre, car je n′en ai pas porté du tout.
-Así es como tú dices -dijo don Quijote-, porque el librillo de memoria donde yo la escribí le hallé en mi poder a cabo de dos días de tu partida, lo cual me causó grandísima pena, por no saber lo que habías tú de hacer cuando te vieses sin carta, y creí siempre que te volvieras desde el lugar donde la echaras menos. – C′est comme tu le dis, reprit don Quichotte ; car, deux jours après ton départ, j′ai trouvé le livre de poche où je l′avais écrite, ce qui me causa une peine extrême, ne sachant ce que tu allais faire quand tu te verrais sans la lettre ; et je croyais toujours que tu reviendrais la chercher dès que tu te serais aperçu qu′elle te manquait.
-Así fuera -respondió Sancho-, si no la hubiera yo tomado en la memoria cuando vuestra merced me la leyó, de manera que se la dije a un sacristán, que me la trasladó del entendimiento , tan punto por punto, que dijo que en todos los días de su vida, aunque había leído muchas cartas de descomunión, no había visto ni leído tan linda carta como aquélla. – C′est bien ce que j′aurais fait, répondit Sancho, si je ne l′avais apprise par cœur quand Votre Grâce m′en fit la lecture, de manière que je la récitai à un sacristain, qui me la transcrivit de mémoire sur le papier, si bien mot pour mot, qu′il me dit qu′en tous les jours de sa vie, et bien qu′il eût vu force billets d′enterrement, il n′avait jamais lu si gentille lettre que celle-là.
-Y ¿tiénesla todavía en la memoria, Sancho? -dijo don Quijote. – Et la sais-tu encore par cœur, Sancho ? demanda don Quichotte.
-No, señor -respondió Sancho-, porque después que la di , como vi que no había de ser de más provecho, di en olvidalla. Y si algo se me acuerda, es aquello del sobajada, digo, del soberana señora, y lo último: Vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste Figura. Y, en medio destas dos cosas, le puse más de trecientas almas, y vidas, y ojos míos. – Non, seigneur, répondit Sancho ; car, dès que je l′eus donnée au sacristain, comme je vis qu′il ne me servait à rien de la retenir, je me mis à l′oublier. Si quelque chose m′en est resté dans la mémoire, c′est le commencement, la souterraine, je veux dire la souveraine dame, et la fin, à vous jusqu′à la mort, le chevalier de la Triste-Figure. Et, entre ces deux choses, j′ai mis plus de trois cents âmes, vies et beaux yeux.






I. Capítulo XXXI. De los sabrosos razonamientos que pasaron entre don Quijote y Sancho Panza su escudero, con otros sucesos

Chapitre XXXI De l′exquise conversation qu′eut don Quichotte avec Sancho Panza, son écuyer, ainsi que d′autres aventures

-Todo eso no me descontenta; prosigue adelante -dijo don Quijote-. Llegaste, ¿y qué hacía aquella reina de la hermosura? A buen seguro que la hallaste ensartando perlas, o bordando alguna empresa con oro de cañutillo para este su cautivo caballero. – Tout ceci ne me déplaît pas, reprit don Quichotte ; continue ton récit. Quand tu es arrivé près d′elle, que faisait cette reine de beauté ? À coup sûr, tu l′auras trouvée enfilant un collier de perles, ou brodant avec un fil d′or quelque devise amoureuse, pour ce chevalier son captif.
-No la hallé -respondió Sancho- sino ahechando dos hanegas de trigo en un corral de su casa. – Je l′ai trouvée, répondit Sancho, qui vannait deux setiers de blé dans sa basse-cour.
-Pues haz cuenta -dijo don Quijote- que los granos de aquel trigo eran granos de perlas, tocados de sus manos. Y si miraste, amigo, el trigo ¿era candeal, o trechel? – Eh bien ! reprit don Quichotte, tu peux compter que, touchés par ses mains, les grains de ce blé se convertissaient en grains de perles. Mais as-tu fait attention si c′était du pur froment, bien lourd et bien brun ?
-No era sino rubión -respondió Sancho. – Ce n′était que du seigle blond, répliqua Sancho.
-Pues yo te aseguro -dijo don Quijote- que, ahechado por sus manos, hizo pan candeal, sin duda alguna. Pero pasa adelante: cuando le diste mi carta, ¿besóla? ¿Púsosela sobre la cabeza? ¿Hizo alguna ceremonia digna de tal carta, o qué hizo. – Je t′assure pourtant, reprit don Quichotte, qu′après avoir été vanné par ses mains, ce seigle aura fait du pain de fine fleur de froment. Mais passons outre. Quand tu lui as donné ma lettre, l′a-t-elle baisée ? l′a-t-elle élevée sur sa tête ? a-t-elle fait quelque cérémonie digne d′une telle épître ? Qu′a-t-elle fait enfin ?
-Cuando yo se la iba a dar -respondió Sancho-, ella estaba en la fuga del meneo de una buena parte de trigo que tenía en la criba, y díjome: ′′Poned, amigo, esa carta sobre aquel costal, que no la puedo leer hasta que acabe de acribar todo lo que aquí está′′. – Au moment où j′allais la lui remettre, répondit Sancho, elle était dans toute la fougue de son opération, et secouant une bonne poignée de blé qui remplissait son van ; alors elle me dit : « Mon garçon, mettez cette lettre sur ce sac ; je ne pense pas la lire que je n′aie fini de vanner tout ce qui est là. »
-¡Discreta señora! -dijo don Quijote-. Eso debió de ser por leerla despacio y recrearse con ella. Ade lante, Sancho: y, en tanto que estaba en su menester, ¿qué coloquios pasó contigo? ¿Qué te preguntó de mí? Y tú, ¿qué le respondiste? Acaba, cuéntamelo todo; no se te quede en el tintero una mínima . – Ô discrète personne ! s′écria don Quichotte, c′était pour la lire à son aise, et en savourer toutes les expressions. Continue, Sancho. Pendant qu′elle achevait sa tâche, quel entretien eûtes-vous ensemble ? quelles questions te fit-elle à mon sujet ? et que lui répondis-tu ? achève, enfin, conte-moi tout, sans me faire tort d′une syllabe.
-Ella no me preguntó nada -dijo Sancho-, mas yo le dije de la manera que vuestra merced, por su servicio, quedaba haciendo penitencia, desnudo de la cintura arriba , metido entre estas sierras como si fuera salvaje, durmiendo en el suelo, sin comer pan a manteles ni sin peinarse la barba , llorando y maldiciendo su fortuna. – Elle ne m′a rien demandé, répliqua Sancho ; mais moi, je lui ai dit de quelle manière Votre Grâce était restée à faire pénitence pour son service, que vous étiez nu de la ceinture au cou, perdu au fond des montagnes et des rochers, comme un vrai sauvage, couchant sur la terre, sans manger pain sur table, et sans vous peigner la barbe, mais pleurant, soupirant et maudissant votre fortune.
-En decir que maldecía mi fortuna dijiste mal -dijo don Quijote-, porque antes la bendigo y bendeciré todos los días de mi vida, por haberme hecho digno de merecer amar tan alta señora como Dulcinea del Toboso. – En disant que je maudissais ma fortune, tu as mal dit, reprit don Quichotte ; car, au contraire, je la bénis et la bénirai tous les jours de ma vie, de ce qu′elle m′a rendu digne de mériter d′aimer une aussi grande dame que Dulcinée du Toboso.
-Tan alta es -respondió Sancho-, que a buena fe que me lleva a mí más de un coto. – Elle est si grande, en effet, répondit Sancho, qu′en bonne conscience elle me passe la tête de trois doigts.
-Pues, ¿cómo, Sancho? -dijo don Quijote-. ¿Haste medido tú con ella. – Mais comment le sais-tu, Sancho ! reprit don Quichotte ; tu t′es donc mesuré avec elle ?
-Medíme en esta manera -respondió Sancho-: que, llegándole a ayudar a poner un costal de trigo sobre un jumento, llegamos tan juntos que eché de ver que me llevaba más de un gran palmo. – Je me suis mesuré de cette façon, répondit Sancho, qu′en m′approchant pour l′aider à charger un sac de blé sur un âne, nous nous trouvâmes si près l′un de l′autre que je pus bien voir qu′elle avait la tête de plus que moi.
-Pues ¡es verdad -replicó don Quijote- que no acompaña esa grandeza y la adorna con mil millones y gracias del alma! Pero no me negarás, Sancho, una cosa: cuando llegaste junto a ella, ¿no sentiste un olor sabeo , una fragancia aromática, y un no sé qué de bueno, que yo no acierto a dalle nombre? Digo, ¿un tuho o tufo como si estuvieras en la tienda de algún curioso guantero. – Mais n′est-il pas vrai, ajouta don Quichotte, qu′elle accompagne et pare cette grandeur du corps par un million de grâces de l′esprit ? Il est une chose, du moins, que tu ne me nieras pas, Sancho : quand tu t′es approché tout près d′elle, n′as-tu pas senti une odeur exquise, un parfum d′aromates, je ne sais quoi de doux et d′embaumé, une exhalaison délicieuse, comme si tu eusses été dans la boutique d′un élégant parfumeur ?
-Lo que sé decir -dijo Sancho- es que sentí un olorcillo algo hombruno; y debía de ser que ella, con el mucho ejercicio, estaba sudada y algo correosa. – Tout ce que je puis dire, répondit Sancho, c′est que j′ai senti une petite odeur un peu hommasse, et c′était sans doute parce qu′à force d′exercice elle suait à grosses gouttes.
-No sería eso -respondió don Quijote-, sino que tú debías ` – Ce n′est pas cela, répliqua don Quichotte : c′est que tu étais enrhumé du cerveau, ou bien tu te sentais toi-même ; car je sais, Dieu merci, ce que sent cette rose parmi les épines, ce lis des champs, cet ambre délayé.
-Todo puede ser -respondió Sancho-, que muchas veces sale de mí aquel olor que entonces me pareció que salía de su merced de la señora Dulcinea; pero no hay de qué maravillarse, que un diablo parece a otro . – Ça peut bien être, répondit Sancho, car souvent je sens sortir de moi cette même odeur qui me semblait s′échapper de Sa Grâce Mme Dulcinée. Mais il n′y a pas de quoi s′étonner, un diable et un diable se ressemblent.
-Y bien -prosiguió don Quijote-, he aquí que acabó de limpiar su trigo y de enviallo al molino. ¿Qué hizo cuando leyó la carta. – Eh bien, continua don Quichotte, maintenant qu′elle a fini de nettoyer son blé et qu′elle l′a envoyé au moulin, que fit-elle quand elle lut ma lettre ?
-La carta -dijo Sancho- no la leyó, porque dijo que no sabía leer ni escribir; antes, la rasgó y la hizo menudas piezas, diciendo que no la quería dar a leer a nadie, porque no se supiesen en el lugar sus secretos, y que bastaba lo que yo le había dicho de palabra acerca del amor que vuestra merced le tenía y de la penitencia extraordinaria que por su causa quedaba haciendo. Y, finalmente, me dijo que dijese a vuestra merced que le besaba las manos, y que allí quedaba con más deseo de verle que de escribirle; y que, así, le suplicaba y mandaba que, vista la presente, saliese de aquellos matorrales y se dejase de hacer disparates, y se pusiese luego luego en camino del Toboso, si otra cosa de más importancia no le sucediese , porque tenía gran deseo de ver a vuestra merced. Rióse mucho cuando le dije como se llamaba vuestra merced el Caballero de la Triste Figura. Preguntéle si había ido allá el vizcaíno de marras; díjome que sí, y que era un hombre muy de bien. También le pregunté por los galeotes, mas díjome que no había visto hasta entonces alguno. – La lettre, répondit Sancho, elle ne l′a pas lue, parce qu′elle a dit, dit-elle, qu′elle ne savait ni lire ni écrire ; mais, au contraire, elle la déchira et la mit en petits morceaux, disant qu′elle ne voulait pas que personne pût la lire, afin qu′on ne sût pas ses secrets dans le pays, et que c′était bien assez de ce que je lui avais dit verbalement touchant l′amour que Votre Grâce a pour elle, et la pénitence exorbitante que vous faites à son intention. Et finalement, elle me dit de dire à Votre Grâce qu′elle lui baise les mains, et qu′elle a plus envie de vous voir que de vous écrire ; et qu′ainsi elle vous supplie et vous ordonne qu′au reçu de la présente vous quittiez ces broussailles, et que vous cessiez de faire des sottises, et que vous preniez sur-le-champ le chemin du Toboso, si quelque affaire plus importante ne vous en empêche, car elle meurt d′envie de vous voir. Elle a ri de bon cœur quand je lui ai conté comme quoi Votre Grâce s′appelait le chevalier de la Triste-Figure. Je lui ai demandé si elle avait reçu la visite du Biscayen de l′autre fois ; elle m′a dit que oui et que c′était un fort galant homme. Je lui ai fait aussi la même question à propos des galériens, mais elle m′a dit qu′aucun d′eux n′avait encore paru.
-Todo va bien hasta agora -dijo don Quijote-. Pero dime: ¿qué joya fue la que te dio, al des pedirte, por las nuevas que de mí le llevaste? Porque es usada y antigua costumbre entre los caballeros y damas andantes dar a los escuderos, doncellas o enanos que les llevan nuevas , de sus damas a ellos, a ellas de sus andantes, alguna rica joya en albricias, en agradecimiento de su recado . – Tout va bien jusqu′ici, continua don Quichotte ; mais dis-moi, quand tu pris congé d′elle, de quel bijou te fit-elle présent pour les nouvelles que tu lui portais de son chevalier ? car c′est une ancienne et inviolable coutume parmi les errants et leurs dames de donner aux écuyers, damoiselles ou nains, qui portent des nouvelles aux chevaliers de leurs dames et aux dames de leurs chevaliers, quelque riche bijou en étrennes, pour récompense du message.
-Bien puede eso ser así, y yo la tengo por buena usanza; pero eso debió de ser en los tiempos pasados, que ahora sólo se debe de acostumbrar a dar un pedazo de pan y queso, que esto fue lo que me dio mi señora Dulcinea, por las bardas de un corral, cuando della me despedí; y aun, por más señas, era el queso ovejuno . – Cela peut bien être, répondit Sancho, et je tiens, quant à moi, la coutume pour bonne ; mais sans doute elle ne se pratiquait que dans les temps passés, et l′usage doit être aujourd′hui de donner tout bonnement un morceau de pain et de fromage, car c′est cela que m′a donné Mme Dulcinée, par-dessus le mur de la basse-cour, quand j′ai pris congé d′elle, à telles enseignes que c′était du fromage de brebis.
-Es liberal en estremo -dijo don Quijote-, y si no te dio joya de oro, sin duda debió de ser porque no la tendría allí a la mano para dártela; pero buenas son mangas después de Pascua: yo la veré, y se satisfará todo. ¿Sabes de qué estoy maravillado, Sancho? De que me parece que fuiste y veniste por los aires, pues poco más de tres días has tardado en ir y venir desde aquí al Toboso, habiendo de aquí allá más de treinta leguas; por lo cual me doy a entender que aquel sabio nigromante que tiene cuenta con mis cosas y es mi amigo (porque por fuerza le hay, y le ha de haber, so pena que yo no sería buen caballero andante); digo que este tal te debió de ayudar a caminar, sin que tú lo sintieses; que hay sabio déstos que coge a un caballero andante durmiendo en su cama, y, sin saber cómo o en qué manera, amanece otro día más de mil leguas de donde anocheció. Y si no fuese por esto, no se podrían socorrer en sus peligros los caballeros andantes unos a otros, como se socorren a cada paso. Que acaece estar uno peleando en las sierras de Arme nia con algún endriago , o con algún fiero vestiglo, o con otro caballero, donde lleva lo peor de la batalla y está ya a punto de muerte, y cuando no os me cato, asoma por acullá , encima de una nube, o sobre un carro de fuego, otro caballero amigo suyo, que poco antes se hallaba en Ingalaterra, que le favorece y libra de la muerte, y a la noche se halla en su posada, cenando muy a su sabor; y suele haber de la una a la otra parte dos o tres mil leguas. Y todo esto se hace por industria y sabiduría destos sabios encantadores que tienen cuidado destos valerosos caballeros. Así que, amigo Sancho, no se me hace dificultoso creer que en tan breve tiempo hayas ido y venido desde este lugar al del Toboso, pues, como tengo dicho, algún sabio amigo te debió de llevar en volandillas, sin que tú lo sintieses. – Elle est libérale au plus haut degré, dit don Quichotte, et, si tu n′as pas reçu d′elle quelque joyau d′or, c′est qu′elle n′en avait point là sous la main pour t′en faire cadeau. Mais ce qui est différé n′est pas perdu ; je la verrai et tout s′arrangera. Sais-tu de quoi je suis émerveillé, Sancho ? c′est qu′il me semble que tu as fait par les airs ton voyage d′allée et de venue, car tu n′as mis guère plus de trois jours pour aller et venir de ces montagnes au Toboso, et, d′ici là, il y a trente bonnes lieues au moins. Cela me fait penser que ce sage magicien qui prend soin de mes affaires, et qui est mon ami, car il faut bien qu′à toute force j′en aie un, sous peine de ne point être un bon et vrai chevalier errant, ce magicien, dis-je, a dû t′aider à cheminer sans que tu t′en aperçusses. En effet, il y a de ces sages qui vous prennent un chevalier errant au chaud du lit, et, sans savoir comment la chose s′est faite, celui-ci s′éveille le lendemain à mille lieues de l′endroit où il s′était couché. S′il n′en était pas ainsi, jamais les chevaliers errants ne pourraient se secourir les uns les autres dans leurs périls, comme ils se secourent à tout propos. Il arrivera que l′un d′eux est à combattre dans les montagnes de l′Arménie contre quelque vampire ou quelque andriaque, ou bien contre un autre chevalier, et que dans la bataille il court danger de mort, et voilà que tout à coup, quand il y pense le moins, arrive sur un nuage ou sur un char de feu quelque autre chevalier de ses amis, qui se trouvait peu d′heures auparavant en Angleterre ; celui-ci prend sa défense, lui sauve la vie, et, à la nuit venue, se retrouve en son logis, assis à table et soupant tout à son aise ; et pourtant, d′un endroit à l′autre, il y a bien deux ou trois mille lieues. Tout cela se fait par la science et l′adresse de ces sages enchanteurs, qui veillent sur ces valeureux chevaliers. Aussi, ami Sancho, ne fais-je aucune difficulté de croire que tu sois réellement allé et venu d′ici au Toboso ; ainsi que je te le disais, quelque sage de mes amis t′aura porté à vol d′oiseau sans que tu t′en sois aperçu.
-Así sería -dijo Sancho-; porque a buena fe que andaba Rocinante como si fuera asno de gitano con azogue en los oídos . – C′est bien possible, répondit Sancho, car Rossinante allait, par ma foi, d′un tel train qu′on aurait dit un âne de bohémien avec du vif-argent dans les oreilles.
-Y ¡cómo si llevaba azogue! -dijo don Quijote-, y aun una legión de demonios, que es gente que camina y hace caminar, sin cansarse, todo aquello que se les antoja. Pero, dejando esto aparte, ¿qué te parece a ti que debo yo de hacer ahora cerca de lo que mi señora me manda que la vaya a ver?; que, aunque yo veo que estoy obligado a cumplir su mandamiento, véome también imposibilitado del don que he prometido a la princesa que con nosotros viene, y fuérzame la ley de caballería a cumplir mi palabra antes que mi gusto. Por una parte, me acosa y fatiga el deseo de ver a mi señora; por otra, me incita y llama la prometida fe y la gloria que he de alcanzar en esta empresa. Pero lo que pienso hacer será ca minar apriesa y llegar presto donde está este gigante, y, en llegando, le cortaré la cabeza, y pondré a la princesa pacíficamente en su estado, y al punto daré la vuelta a ver a la luz que mis sentidos alumbra, a la cual daré tales disculpas que ella venga a tener por buena mi tardanza, pues verá que todo redunda en aumento de su gloria y fama, pues cuanta yo he alcanzado, alcanzo y alcanzare por las armas en esta vida, toda me viene del favor que ella me da y de ser yo suyo. – Que dis-tu ? du vif-argent ! s′écria don Quichotte ; c′était bien une légion de diables, gens qui cheminent et font cheminer les autres, sans jamais se lasser, autant qu′ils en ont fantaisie. Mais, laissant cela de côté, dis-moi, qu′est-ce qu′il te semble que je doive faire maintenant touchant l′ordre que m′envoie ma dame d′aller lui rendre visite ? Je vois bien que je suis dans l′obligation d′obéir à son commandement ; mais alors je me vois aussi dans l′impossibilité d′accomplir le don que j′ai octroyé à la princesse qui nous accompagne, et les lois de la chevalerie m′obligent à satisfaire plutôt à ma parole qu′à mon plaisir. D′une part, me presse et me sollicite le désir de revoir ma dame ; d′une autre part, m′excitent et m′appellent la foi promise et la gloire dont cette entreprise doit me combler. Mais voici ce que je pense faire : je vais cheminer en toute hâte et me rendre bien vite où se trouve ce géant ; en arrivant, je lui couperai la tête, et je rétablirai paisiblement la princesse dans ses États ; cela fait, je pars et viens revoir cet astre, dont la lumière illumine mes sens. Alors je lui donnerai de telles excuses que, loin de s′irriter, elle s′applaudira de mon retard, voyant qu′il tourne au profit de sa gloire et de sa renommée, car toute celle que j′ai acquise, que j′acquiers et que j′acquerrai par les armes dans le cours de cette vie, vient de la faveur qu′elle m′accorde et de ce que je lui appartiens.
-¡Ay -dijo Sancho-, y cómo está vuestra merced lastimado de esos cascos! Pues dígame, señor: ¿piensa vuestra merced caminar este camino en balde, y dejar pasar y perder un tan rico y tan principal casamiento como éste, donde le dan en dote un reino , que a buena verdad que he oído decir que tiene más de veinte mil leguas de contorno, y que es abundantísimo de todas las cosas que son necesarias para el sustento de la vida humana, y que es mayor que Portugal y que Castilla juntos? Calle, por amor de Dios, y tenga vergüenza de lo que ha dicho, y tome mi consejo, y perdóneme, y cásese luego en el primer lugar que haya cura; y si no, ahí está nuestro licenciado, que lo hará de perlas. Y advierta que ya tengo edad para dar consejos, y que este que le doy le viene de molde, y que más vale pájaro en mano que buitre volando, porque quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoja no se venga . – Sainte Vierge ! s′écria Sancho, que Votre Grâce est faible de cervelle ! Mais dites-moi, seigneur, est-ce que vous pensez faire tout ce chemin-là pour prendre l′air ? est-ce que vous laisserez passer et perdre l′occasion d′un si haut mariage, où la dot est un royaume qui a plus de vingt mille lieues de tour, à ce que je me suis laissé dire, qui regorge de toutes les choses nécessaires au soutien de la vie humaine, et qui est enfin plus grand que le Portugal et la Castille ensemble ? Ah ! taisez-vous, pour l′amour de Dieu, et rougissez de ce que vous avez dit, et suivez mon conseil, et pardonnez-moi, et mariez-vous dans le premier village où nous trouverons un curé ; et sinon, voici notre licencié qui en fera l′office à merveille ; et prenez garde que je suis d′âge à donner des avis, et que celui que je vous donne vous va comme un gant, car mieux vaut le passereau dans la main que la grue qui vole au loin, et quand on te donne l′anneau, tends le doigt.
-Mira, Sancho -respondió don Quijote-: si el consejo que me das de que me case es porque sea luego rey, en matando al gigante, y tenga cómodo para hacerte mercedes y darte lo prometido, hágote saber que sin casarme podré cumplir tu deseo muy fácilmente, por que yo sacaré de adahala , antes de entrar en la batalla, que, saliendo vencedor della, ya que no me case, me han de dar una parte del reino, para que la pueda dar a quien yo quisiere; y, en dándomela, ¿a quién quieres tú que la dé sino a ti. – Prends garde toi-même, Sancho, répondit don Quichotte : si tu me donnes le conseil de me marier, pour que je sois roi dès que j′aurai tué le géant, et que j′aie alors toutes mes aises pour te faire des grâces et te donner ce que je t′ai promis, je t′avertis que, sans me marier, je puis très-facilement accomplir ton souhait. Avant de commencer la bataille, je ferai la clause et condition que, si j′en sors vainqueur, on devra, que je me marie ou non, me donner une partie du royaume, pour que je puisse la donner à qui me conviendra ; et quand on me l′aura donnée, à qui veux-tu que je la donne, si ce n′est à toi ?
-Eso está claro -respondió Sancho-, pero mire vuestra merced que la escoja hacia la marina, porque, si no me contentare la vivienda, pueda embarcar mis negros vasallos y hacer dellos lo que ya he dicho . Y vuestra merced no se cure de ir por agora a ver a mi señora Dulcinea, sino váyase a matar al gigante, y concluyamos este negocio; que por Dios que se me asienta que ha de ser de mucha honra y de mucho provecho . – Voilà qui est clair, reprit Sancho ; mais que Votre Grâce fasse bien attention de choisir ce morceau de royaume du côté de la mer, afin que, si le séjour ne m′en plaît pas, je puisse embarquer mes vaisseaux nègres, et faire d′eux ce que j′ai déjà dit. Et ne prenez pas souci d′aller faire pour le moment visite à Mme Dulcinée ; mais allez vite tuer le géant, et finissons cette affaire, qui me semble, en bonne foi de Dieu, de grand honneur et de grand profit.
-Dígote, Sancho -dijo don Quijote-, que estás en lo cierto, y que habré de tomar tu consejo en cuanto el ir antes con la princesa que a ver a Dulcinea. Y avísote que no digas nada a nadie, ni a los que con nosotros vienen, de lo que aquí hemos departido y tratado; que, pues Dulcinea es tan recatada que no quiere que se sepan sus pensamientos, no será bien que yo, ni otro por mí, los descubra. – Je te dis, Sancho, répondit don Quichotte, que tu es dans le vrai de la chose, et je suivrai ton conseil quant à ce qui est d′aller plutôt avec la princesse qu′auprès de Dulcinée ; mais je t′avertis de ne rien dire à personne, pas même à ceux qui viennent avec nous, de ce dont nous venons de jaser et de convenir : car, puisque Dulcinée a tant de modestie et de réserve qu′elle ne veut pas qu′on sache rien de ses secrets, il serait fort mal qu′on les sût par moi ou par un autre à ma place.
-Pues si eso es así -dijo Sancho-, ¿cómo hace vuestra merced que todos los que vence por su brazo se vayan a presentar ante mi señora Dulcinea, siendo esto firma de su nombre que la quiere bien y que es su enamorado? Y, siendo forzoso que los que fueren se han de ir a hincar de finojos ante su presencia, y decir que van de parte de vuestra merced a dalle la obediencia, ¿cómo se pueden encubrir los pensamientos de entrambos? – Mais s′il en est ainsi, répliqua Sancho, comment Votre Grâce s′avise-t-elle d′envoyer tous ceux que son bras a vaincus se présenter devant Mme Dulcinée ? N′est-ce pas signer de votre nom que vous l′aimez bien, et que vous êtes son amoureux ? et puisque vous obligez tous ces gens-là à s′aller jeter à deux genoux devant elle, et à lui dire qu′ils viennent de votre part lui prêter obéissance, comment seront gardés vos secrets à tous deux ?
-¡Oh, qué necio y qué simple que eres! -dijo don Quijote-. ¿Tú no ves, Sancho, que eso todo redunda en su mayor ensalzamiento? Porque has de saber que en este nues tro estilo de caballería es gran honra tener una dama muchos caballeros andantes que la sirvan , sin que se estiendan más sus pensamientos que a servilla, por sólo ser ella quien es, sin esperar otro premio de sus muchos y buenos deseos, sino que ella se contente de acetarlos por sus caballeros. – Oh ! que tu es simple et benêt ! s′écria don Quichotte ; ne vois-tu pas, Sancho, que tout cela tourne à sa gloire, à son élévation ? Sache donc que, dans notre style de chevalerie, c′est un grand honneur pour une dame d′avoir plusieurs chevaliers errants à son service, sans que leurs pensées aillent plus loin que le plaisir de la servir, seulement parce que c′est elle, et sans espérer d′autre récompense de leurs vœux et de leurs bons offices, sinon qu′elle veuille bien les admettre pour ses chevaliers.
-Con esa manera de amor -dijo Sancho- he oído yo predicar que se ha de amar a Nuestro Señor, por sí solo, sin que nos mueva esperanza de gloria o temor de pena. Aunque yo le querría amar y servir por lo que pudiese. – Mais, reprit Sancho, c′est de cette façon d′amour que j′ai entendu prêcher qu′il fallait aimer Notre-Seigneur, pour lui-même, sans que nous y fussions poussés par l′espérance du paradis ou par la crainte de l′enfer, bien que je me contentasse, quant à moi, de l′aimer et de le servir pour quelque raison que ce fût.
-¡Válate el diablo por villano -dijo don Quijote-, y qué de discreciones dices a las veces! No parece sino que has estudiado. – Diable soit du vilain ! s′écria don Quichotte ; quelles heureuses saillies il a parfois ! on dirait vraiment que tu as étudié à Salamanque.
-Pues a fe mía que no sé leer -respondió Sancho. – Eh bien ! ma foi, je ne sais pas seulement lire, » répondit Sancho.
En esto, les dio voces maese Nicolás que esperasen un poco, que querían detenerse a beber en una fontecilla que allí estaba. Detúvose don Quijote, con no poco gusto de Sancho, que ya estaba cansado de mentir tanto y temía no le cogiese su amo a palabras; porque, puesto que él sabía que Dulcinea era una labradora del Toboso, no la había visto en toda su vida . En ce moment, maître Nicolas leur cria d′attendre un peu, parce que ses compagnons voulaient se désaltérer à une fontaine qui se trouvait sur le bord du chemin. Don Quichotte s′arrêta, au grand plaisir de Sancho, qui se sentait déjà las de tant mentir, et qui avait grand′peur que son maître ne le prît sur le fait ; car, bien qu′il sût que Dulcinée était une paysanne du Toboso, il ne l′avait vue de sa vie.
Habíase en este tiempo vestido Cardenio los vestidos que Dorotea traía cuando la hallaron, que, aunque no eran muy buenos, hacían mucha ventaja a los que dejaba. Apeáronse junto a la fuente, y con lo que el cura se acomodó en la venta satisficieron , aunque poco, la mucha hambre que todos traían. Pendant cet intervalle, Cardénio s′était vêtu des habits que portait Dorothée quand ils la rencontrèrent ; lesquels, quoiqu′ils ne fussent pas fort bons, valaient dix fois mieux que ceux qu′il ôtait. Ils mirent tous pied à terre auprès de la fontaine, et des provisions que le curé avait prises à l′hôtellerie ils apaisèrent quelque peu le grand appétit qui les talonnait.
Estando en esto, acertó a pasar por allí un muchacho que iba de camino, el cual, poniéndose a mirar con mucha atención a los que en la fuente estaban, de allí a poco arremetió a don Quijote, y, abrazándole por las piernas, comenzó a llorar muy de propósito, diciendo. Pendant leur collation, un jeune garçon vint à passer sur le chemin. Il s′arrêta pour regarder attentivement ceux qui étaient assis à la fontaine, puis accourut tout à coup vers don Quichotte, et, lui embrassant les jambes, il se mit à pleurer à chaudes larmes.
-¡Ay, señor mío! ¿No me cono ce vuestra merced? Pues míreme bien, que yo soy aquel mozo Andrés que quitó vuestra merced de la encina donde estaba atado. « Ah ! mon bon seigneur, s′écria-t-il, est-ce que Votre Grâce ne me reconnaît pas ? Regardez-moi bien : je suis ce pauvre André que Votre Grâce délia du chêne où il était attaché. »
Reconocióle don Quijote, y, asiéndole por la mano, se volvió a los que allí estaban y dijo: À ces mots don Quichotte le reconnut, et, le prenant par la main, se tourna gravement vers la compagnie.
-Porque vean vuestras mercedes cuán de importancia es haber caballeros andantes en el mundo, que desfagan los tuertos y agravios que en él se hacen por los insolentes y malos hombres que en él viven, sepan vuestras mercedes que los días pasados, pasando yo por un bosque, oí unos gritos y unas voces muy lastimosas, como de persona afligida y menesterosa; acudí luego, llevado de mi obligación, hacia la parte donde me pareció que las lamentables voces sonaban, y hallé atado a una encina a este muchacho que ahora está delante (de lo que me huelgo en el alma, porque será testigo que no me dejará mentir en nada); digo que estaba atado a la encina, desnudo del medio cuerpo arriba, y estábale abriendo a azotes con las riendas de una yegua un villano, que después supe que era amo suyo; y, así como yo le vi, le pregunté la causa de tan atroz vapulamiento; respondió el zafio que le azotaba porque era su criado, y que ciertos descuidos que tenía nacían más de ladrón que de simple; a lo cual este niño dijo: ′′Señor, no me azota sino porque le pido mi salario′′. El amo replicó no sé qué arengas y disculpas, las cuales, aunque de mí fueron oídas, no fueron admitidas. En resolución, yo le hice desatar, y tomé juramento al villano de que le llevaría consigo y le pagaría un real sobre otro, y aun sahumados. ¿No es verdad todo esto, hijo Andrés? ¿No notaste con cuánto imperio se lo mandé, y con cuánta humil dad prometió de hacer todo cuanto yo le impuse, y notifiqué y quise? Responde; no te turbes ni dudes en nada: di lo que pasó a estos señores, porque se vea y considere ser del provecho que digo haber caballeros andantes por los caminos. « Afin que Vos Grâces, leur dit-il, voient clairement de quelle importance il est qu′il y ait au monde des chevaliers errants, pour redresser les torts et les griefs qu′y commettent les hommes insolents et pervers, il faut que vous sachiez qu′il y a quelques jours, passant auprès d′un bois, j′entendis des cris et des accents plaintifs, comme d′une personne affligée et souffrante. J′accourus aussitôt, poussé par mon devoir, vers l′endroit d′où partaient ces plaintes lamentables, et je trouvai, attaché à un chêne, ce jeune garçon qui est maintenant devant nous ; ce dont je me réjouis au fond de l′âme, car c′est un témoin qui ne me laissera pas accuser de mensonge. Je dis donc qu′il était attaché à un chêne, nu de la tête à la ceinture, et qu′un rustre, que je sus, depuis, être son maître, lui déchirait la peau à coups d′étrivières avec les sangles d′une jument. Dès que ce spectacle frappa mes yeux, je demandai au paysan la cause d′un traitement aussi atroce. Le vilain me répondit que c′était son valet, et qu′il le fouettait ainsi parce que certaines négligences qu′il avait à lui reprocher sentaient plus le larron que l′imbécile. À cela cet enfant s′écria : « Seigneur, il ne me fouette que parce que je lui demande mes gages. » Le maître répliqua par je ne sais quelles harangues et quelles excuses, que je voulus bien entendre, mais non pas accepter. À la fin, je fis détacher le pauvre garçon et jurer par serment au vilain qu′il l′emmènerait chez lui et lui payerait ses gages un réal sur l′autre, même avec intérêts. N′est-ce pas vrai, tout ce que je viens de dire, André, mon enfant ? N′as-tu pas remarqué avec quel empire je commandai à ton maître, avec quelle humilité il me promit de faire tout ce que lui imposait et notifiait ma volonté ? Réponds sans te troubler, sans hésiter en rien ; dis à ces seigneurs comment la chose s′est passée, afin qu′on voie bien s′il n′est pas utile, comme je le dis, qu′il y ait des chevalier errants sur les grands chemins.
-Todo lo que vuestra merced ha dicho es mucha verdad -respondió el muchacho-, pero el fin del negocio sucedió muy al revés de lo que vuestra merced se imagina. – Tout ce que Votre Grâce a dit est la pure vérité, répondit le jeune garçon ; mais la fin de l′affaire a tourné bien au rebours de ce que vous imaginez.
-¿Cómo al revés? -replicó don Quijote-; luego, ¿no te pagó el villano. – Comment au rebours ? s′écria don Quichotte ; est-ce que ce vilain ne t′a pas payé ?
-No sólo no me pagó -respondió el muchacho-, pero, así como vuestra merced traspuso del bosque y quedamos solos, me volvió a atar a la mesma encina, y me dio de nuevo tantos azotes que quedé hecho un San Bartolomé desollado; y, a cada azote que me daba, me decía un donaire y chufeta acerca de hacer burla de vuestra merced, que, a no sentir yo tanto dolor, me riera de lo que decía. En efeto: él me paró tal, que hasta ahora he estado curándome en un hospital del mal que el mal villano entonces me hizo. De todo lo cual tiene vuestra merced la culpa , porque si se fuera su camino adelante y no viniera donde no le llamaban, ni se entremetiera en negocios ajenos, mi amo se contentara con darme una o dos docenas de azotes, y luego me soltara y pagara cuanto me debía. Mas, como vuestra merced le deshonró tan sin propósito y le dijo tantas villanías, encendiósele la cólera, y, como no la pudo vengar en vuestra merced, cuando se vio solo descargó sobre mí el nublado, de modo que me parece que no seré más hombre en toda mi vida. – Non-seulement il ne m′a pas payé, répliqua le jeune homme ; mais, dès que Votre Grâce fut sortie du bois et que nous fûmes restés seuls, il me prit, me rattacha au même chêne, et me donna de nouveau tant de coups d′étrivières, qu′il me laissa écorché comme un saint Barthélemi ; et chaque coup qu′il m′appliquait, il l′assaisonnait d′un badinage ou d′une raillerie, pour se moquer de Votre Grâce, tellement que, sans la douleur de mes côtes, j′aurais ri de bon cœur de ce qu′il disait. Enfin, il me mit en tel état que, depuis ce temps, je suis resté à l′hôpital pour me guérir du mal que ce méchant homme me fit alors. Et de tout cela, c′est Votre Grâce qui en a la faute ; car, si vous aviez suivi votre chemin, sans venir où l′on ne vous appelait pas, et sans vous mêler des affaires d′autrui, mon maître se serait contenté de me donner une ou deux douzaines de coups de fouet, puis il m′aurait lâché et m′aurait payé tout ce qu′il me devait. Mais Votre Grâce vint l′insulter si mal à propos, et lui dire tant d′impertinences, que la colère lui monta au nez, et, comme il ne put se venger sur vous, c′est sur moi que le nuage a crevé, si bien qu′à ce que je crois je ne deviendrai homme en toute ma vie.
-El daño estuvo -dijo don Quijote- en irme yo de allí; que no me había de ir hasta dejarte pagado, porque bien debía yo de saber, por luengas experiencias, que no hay villano que guarde palabra que tiene, si él vee que no le está bien guardalla. Pero ya te acuerdas, Andrés, que yo juré que si no te pagaba, que había de ir a buscarle, y que le había de hallar, aunque se escondiese en el vientre de la ballena . – Le mal fut, dit don Quichotte, que je m′éloignai trop tôt, et que je ne restai pas jusqu′à ce que tu fusses payé. J′aurais dû savoir, en effet, par longue expérience, que jamais vilain ne garde sa promesse, à moins qu′il ne trouve son compte à la garder. Mais tu te rappelles bien, André, que j′ai juré, s′il ne te payait pas, de revenir le chercher, et que je le trouverais, se fût-il caché dans le ventre de la baleine.
-Así es la verdad -dijo Andrés-, pero no aprovechó nada. – Oui, c′est vrai, répondit André, mais ça n′a servi de rien.
-Ahora verás si aprovecha -dijo don Quijote. – Maintenant tu vas voir si ça sert à quelque chose, » s′écria don Quichotte ;
Y, diciendo esto, se levantó muy apriesa y mandó a Sancho que enfrenase a Rocinante, que estaba paciendo en tanto que ellos comían. et, disant cela, il se leva brusquement, appela Sancho, et lui commanda de seller Rossinante, qui s′était mise à paître pendant que les autres mangeaient.
Preguntóle Dorotea qué era lo que hacer quería. Él le respondió que quería ir a buscar al villano y castigalle de tan mal término, y hacer pagado a Andrés hasta el último maravedí, a despecho y pesar de cuantos villanos hubiese en el mundo. A lo que ella respondió que advirtiese que no podía, conforme al don prometido, entremeterse en ninguna empresa hasta acabar la suya; y que, pues esto sabía él mejor que otro alguno, que sosegase el pecho hasta la vuelta de su reino. Dorothée demanda alors à don Quichotte ce qu′il pensait faire. Celui-ci répondit qu′il pensait aller chercher le vilain, le châtier de sa brutalité, et faire payer André jusqu′au dernier maravédi, en dépit de tous les vilains du monde qui voudraient y trouver à redire. Mais elle lui répliqua qu′il prît garde que, d′après le don promis, il ne pouvait s′entremettre en aucune entreprise avant qu′il eût mis la sienne à fin, et que, sachant cela mieux que personne, il devait calmer cette juste indignation jusqu′au retour de son royaume.
-Así es verdad -respondió don Quijote-, y es forzoso que Andrés tenga paciencia hasta la vuelta, como vos, señora, decís; que yo le torno a jurar y a prometer de nuevo de no parar hasta hacerle vengado y pagado. « J′en conviens, répondit don Quichotte ; il faut bien qu′André prenne patience jusqu′à mon retour, comme vous dites, madame ; mais je jure de nouveau et promets par serment de ne plus reposer alors qu′il ne soit dûment vengé et payé.
-No me creo desos juramentos -dijo Andrés-; más quisiera tener agora con qué llegar a Sevilla que todas las venganzas del mundo: déme, si tiene ahí, algo que coma y lleve, y quédese con Dios su merced y todos los caballeros andantes; que tan bien andantes sean ellos para consigo como lo han sido para conmigo. – Je me soucie peu de ces jurements, reprit André, et j′aimerais mieux tenir maintenant de quoi me rendre à Séville que toutes les vengeances du monde. Donnez-moi, si vous en avez là, quelque chose à manger ou à mettre dans ma poche, et que Dieu vous conserve, ainsi que tous les chevaliers errants, auxquels je souhaite aussi bonne chance pour eux-mêmes qu′ils l′ont eue pour moi. »
Sacó de su repuesto Sancho un pedazo de pan y otro de queso, y, dándoselo al mozo, le dijo. Sancho tira de son bissac un quartier de pain et un morceau de fromage, et les présentant au jeune homme :
-Tomá, herma no Andrés, que a todos nos alcanza parte de vuestra desgracia. « Tenez, lui dit-il, mon frère André ; de cette manière chacun de nous attrapera une part de votre disgrâce.
-Pues, ¿qué parte os alcanza a vos? -preguntó Andrés. – Et quelle part attrapez-vous ? demanda André.
-Esta parte de queso y pan que os doy -respondió Sancho-, que Dios sabe si me ha de hacer falta o no; porque os hago saber, amigo, que los escuderos de los caballeros andantes estamos sujetos a mucha hambre y a mala ventura, y aun a otras cosas que se sienten mejor que se dicen. – Cette part de fromage et de pain que je vous donne, répondit Sancho. Dieu sait si elle doit ou non me faire faute, car il faut que vous sachiez, mon ami, que nous autres écuyers de chevaliers errants nous sommes sujets à endurer la faim et la misère, et d′autres choses encore qui se sentent mieux qu′elles ne se disent. »
Andrés asió de su pan y queso, y, viendo que nadie le daba otra cosa, abajó su cabeza y tomó el camino en las manos, como suele decirse. Bien es verdad que, al partirse, dijo a don Quijote. André prit le pain et le fromage ; et, voyant que personne ne se disposait à lui donner autre chose, il baissa la tête, tourna le dos, et, comme on dit, pendit ses jambes à son cou. Toutefois il se retourna en partant, et dit à don Quichotte :
-Por amor de Dios, señor caballero andante, que si otra vez me encontrare, aunque vea que me hacen pedazos, no me socorra ni ayude, sino déjeme con mi desgracia; que no será tanta, que no sea mayor la que me vendrá de su ayuda de vuestra merced, a quien Dios maldiga, y a todos cuantos caballeros andantes han nacido en el mundo. « Pour l′amour de Dieu, seigneur chevalier errant, si vous me rencontrez une autre fois, bien que vous me voyiez mettre en morceaux, ne prenez pas l′envie de me secourir, mais laissez-moi dans ma disgrâce, qui ne pourra jamais être pire que celle qui me viendrait du secours de Votre Seigneurie, que je prie Dieu de confondre et de maudire avec tous les chevaliers errants que le monde ait vus naître. »
Íbase a levantar don Quijote para castigalle, mas él se puso a correr de modo que ninguno se atrevió a seguille. Quedó corridísimo don Quijote del cuento de Andrés, y fue menester que los demás tuviesen mucha cuenta con no reírse, por no acaballe de correr del todo. Don Quichotte se levait pour châtier ce petit insolent ; mais l′autre se mit à courir de façon que personne n′eût l′idée de le suivre. Notre chevalier resta donc sur la place, tout honteux de l′histoire d′André, et les autres eurent besoin de faire grande attention à ne point éclater de rire, pour ne pas achever de le fâcher tout de bon.






I. Capítulo XXXII. Que trata de lo que sucedió en la venta a toda la cuadrilla de don Quijote

Chapitre XXXII Qui traite de ce qui arriva dans l′hôtellerie à toute la quadrille de don Quichotte

Acabóse la buena comida , ensillaron luego, y, sin que les sucediese cosa digna de contar, llegaron otro día a la venta , espanto y asombro de Sancho Panza; y, aunque él quisiera no entrar en ella, no lo pudo huir. La ventera, ventero, su hija y Maritornes, que vieron venir a don Quijote y a Sancho, les salieron a recebir con muestras de mucha alegría, y él las recibió con grave continente y aplauso , y díjoles que le aderezasen otro mejor lecho que la vez pasada; a lo cual le respondió la huéspeda que como la pagase mejor que la otra vez, que ella se la daría de príncipes . Don Quijote dijo que sí haría, y así, le aderezaron uno razonable en el mismo caramanchón de marras, y él se acostó luego, porque venía muy quebrantado y falto de juicio . Le splendide festin terminé, on remit bien vite les selles aux montures, et, sans qu′il se passât aucun événement digne d′être conté, toute la troupe arriva le lendemain à l′hôtellerie, épouvante de Sancho Panza. Celui-ci aurait bien voulu n′y pas mettre les pieds ; mais il ne put éviter ce mauvais pas. L′hôte, l′hôtesse, leur fille et Maritornes, qui virent de loin venir don Quichotte et Sancho, sortirent à leur rencontre, et les accueillirent avec de grands témoignages d′allégresse. Notre chevalier les reçut d′un air grave et solennel, et leur dit de lui préparer un lit meilleur que la première fois. L′hôtesse répondit que, pourvu qu′il payât mieux, il trouverait une couche de prince. Don Quichotte l′ayant promis, on lui dressa un lit passable dans ce même galetas qui lui avait déjà servi d′appartement, et sur-le-champ il alla se coucher, car il avait le corps en aussi mauvais état que l′esprit.
No se hubo bien encerrado, cuando la huéspeda arremetió al barbero, y, asiéndole de la barba, dijo: Dès qu′il eut fermé sa porte, l′hôtesse s′approcha du barbier, lui sauta au visage, et prenant sa barbe à deux mains :
-Para mi santiguada, que no se ha aún de aprovechar más de mi rabo para su barba, y que me ha de volver mi cola; que anda lo de mi marido por esos suelos, que es vergüenza; digo, el peine, que solía yo colgar de mi buena cola. « Par ma foi, dit-elle, vous ne ferez pas plus longtemps une barbe de ma queue, et vous allez me la rendre sur l′heure. Depuis qu′elle est partie, les saletés de mon mari traînent par terre que c′est une honte, je veux dire le peigne que j′accrochais à ma bonne queue. »
No se la quería dar el barbero, aunque ella más tiraba, hasta que el licenciado le dijo que se la diese, que ya no era menester más usar de aquella industria, sino que se descubriese y mostrase en su misma forma, y dijese a don Quijote que cuando le despojaron los ladrones galeotes se habían venido a aquella venta huyendo; y que si preguntase por el escudero de la princesa, le dirían que ella le había enviado adelante a dar aviso a los de su reino como ella iba y llevaba consigo el libertador de todos. Con esto, dio de buena gana la cola a la ventera el barbero, y asimismo le volvieron todos los adherentes que había prestado para la libertad de don Quijote. Espantáronse todos los de la venta de la hermosura de Dorotea, y aun del buen talle del zagal Cardenio. Hizo el cura que les aderezasen de comer de lo que en la venta hubiese, y el huésped, con esperanza de mejor paga, con diligencia les aderezó una razonable comida; y a todo esto dormía don Quijote, y fueron de parecer de no despertalle, porque más provecho le haría por entonces el dormir que el comer. Mais l′hôtesse avait beau tirer, le barbier ne voulait pas se laisser arracher la barbe ; enfin le curé lui dit qu′il pouvait la rendre, qu′il n′avait plus besoin de continuer la ruse, et qu′il pouvait se montrer sous sa forme ordinaire : « Vous direz à don Quichotte, ajouta-t-il, qu′après avoir été dépouillé par les galériens, vous êtes venu en fuyant vous réfugier dans cette hôtellerie, et, s′il s′informe de ce qu′est devenu l′écuyer de la princesse, on lui dira qu′elle lui a fait prendre les devants pour annoncer aux gens de son royaume qu′elle s′y rendait accompagnée de leur commun libérateur. » Sur cela, le barbier rendit de bon cœur la queue à l′hôtesse, et on lui restitua de même toutes les nippes qu′elle avait prêtées pour la délivrance de don Quichotte. Tous les gens de la maison étaient restés émerveillés de la beauté de Dorothée, et même de la bonne mine du berger Cardénio. Le curé fit préparer à dîner avec ce qui se trouvait à l′hôtellerie, et, dans l′espoir d′être grassement payé, l′hôte leur servit en diligence un passable repas. Cependant don Quichotte continuait de dormir, et l′on fut d′avis de ne point l′éveiller, le lit devant lui faire plus de bien que la table.
Trataron sobre comida, estando delante el ventero, su mujer, su hija, Maritornes, todos los pasajeros, de la estraña locura de don Quijote y del modo que le habían hallado. La huéspeda les contó lo que con él y con el arriero les había acontecido, y, mirando si acaso estaba allí Sancho, como no le viese, contó todo lo de su manteamiento, de que no poco gusto recibieron. Y, como el cura dijese que los libros de caballerías que don Quijote había leído le habían vuelto el juicio, dijo el ventero: Au dessert, on s′entretint devant l′hôtelier, sa femme, sa fille, Maritornes et tous les voyageurs, de l′étrange folie du pauvre don Quichotte, et de l′état où on l′avait trouvé dans la montagne. L′hôtesse raconta ce qui lui était arrivé avec le muletier galant, et, voyant que Sancho n′était pas là pour l′entendre, elle conta aussi l′aventure de sa berne, ce qui divertit fort toute la compagnie. Le curé prenant occasion de dire que c′étaient les livres de chevalerie qu′avait lus don Quichotte qui lui avaient tourné la tête :
-No sé yo cómo puede ser eso; que en verdad que, a lo que yo entiendo, no hay mejor letrado en el mundo , y que tengo ahí dos o tres dellos, con otros papeles, que verdaderamente me han dado la vida, no sólo a mí, sino a otros muchos. Porque, cuando es tiempo de la siega, se recogen aquí, las fiestas, muchos segadores , y siempre hay algunos que saben leer, el cual coge uno destos libros en las manos, y rodeámonos dél más de treinta, y estámosle escuchando con tanto gusto que nos quita mil canas ; a lo menos, de mí sé decir que cuando oyo decir aquellos furibundos y terribles golpes que los caballeros pegan, que me toma gana de hacer otro tanto, y que querría estar oyéndolos noches y días. « Je ne sais comment cela peut se faire, s′écria l′hôtelier ; car, pour mon compte, en vérité, je ne connais pas de meilleure lecture au monde. J′ai là deux ou trois de ces livres qui m′ont souvent rendu la vie, non-seulement à moi, mais à bien d′autres. Dans le temps de la moisson, quantité de moissonneurs viennent se réunir ici les jours de fête, et, parmi eux, il s′en trouve toujours quelqu′un qui sait lire, et celui-là prend un de ces livres à la main, et nous nous mettons plus de trente autour de lui, et nous restons à l′écouter avec tant de plaisir, qu′il nous ôte plus de mille cheveux blancs. Du moins, je puis dire de moi que, quand j′entends raconter ces furieux et terribles coups d′épée que vous détachent les chevaliers, il me prend grande envie d′en faire autant, et je voudrais entendre lire les jours et les nuits.
-Y yo ni más ni menos -dijo la ventera-, porque nunca tengo buen ra to en mi casa sino aquel que vos estáis escuchando leer: que estáis tan embobado, que no os acordáis de reñir por entonces. – Et moi tout de même, ajouta l′hôtesse, puisque je n′ai de bons moments dans ma maison que ceux que vous passez à entendre lire, car vous êtes alors si occupé, si ébahi, que vous ne vous souvenez pas seulement de gronder.
-Así es la verdad -dijo Maritornes-, y a buena fe que yo también gusto mucho de oír aquellas cosas, que son muy lindas; y más, cuando cuentan que se está la otra señora debajo de unos naranjos abrazada con su caballero, y que les está una dueña haciéndoles la guarda, muerta de envidia y con mucho sobresalto. Digo que todo esto es cosa de mieles . – Oh ! c′est bien vrai, continua Maritornes, et, en bonne foi de Dieu, j′ai grand plaisir aussi à écouter ces choses, qui sont fort jolies ; surtout quand on raconte que l′autre dame est sous des orangers, embrassant son chevalier tout à l′aise, tandis qu′une duègne monte la garde, morte d′envie et pleine d′effroi. Je dis que tout cela est doux comme miel.
-Y a vos ¿qué os parece, señora doncella? -dijo el cura, hablando con la hija del ventero. – Et à vous, que vous en semble, ma belle demoiselle ? dit le curé, s′adressant à la fille de l′hôtesse.
-No sé, señor, en mi ánima -respondió ella-; también yo lo escucho, y en verdad que, aunque no lo entiendo, que recibo gusto en oíllo; pero no gusto yo de los golpes de que mi padre gusta, sino de las lamentaciones que los caballeros hacen cuando están ausentes de sus señoras: que en verdad que algunas veces me hacen llorar de compasión que les tengo. – Sur mon âme, seigneur, je ne sais trop, répondit-elle ; mais j′écoute comme les autres, et, bien que je ne comprenne guère, en vérité, je me divertis aussi d′entendre. Mais ce ne sont pas les coups dont mon père s′amuse tant, qui m′amusent, moi ; ce sont les lamentations que font les chevaliers quand ils sont loin de leurs dames, et vraiment j′en pleure quelquefois de la pitié qu′ils me donnent.
-Luego, ¿bien las remediárades vos, señora doncella -dijo Dorotea-, si por vos lloraran. – Ainsi, mademoiselle, reprit Dorothée, vous ne les laisseriez pas se lamenter longtemps, si c′était pour vous qu′ils fussent à pleurer ?
-No sé lo que me hiciera -respondió la moza-; sólo sé que hay algunas señoras de aquéllas tan crueles, que las llaman sus caballeros tigres y leones y otras mil inmundicias. Y, ¡Jesús!, yo no sé qué gente es aquélla tan desalmada y tan sin conciencia, que por no mirar a un hombre honrado, le dejan que se muera, o que se vuelva loco. Yo no sé para qué es tanto melindre: si lo hacen de honradas, cásense con ellos, que ellos no desean otra cosa. – Je ne sais trop ce que je ferais, répondit la jeune fille ; mais je sais bien qu′il y en a parmi ces dames de si cruelles, que leurs chevaliers les appellent tigres, panthères et autres immondices. Ah ! Jésus ! quelle espèce de gens est-ce donc, sans âme et sans conscience, qui, pour ne pas regarder un honnête homme, le laissent mourir ou devenir fou ? Je ne sais pas pourquoi tant de façons ; si elles font tout cela par sagesse, que ne se marient-elles avec eux, puisqu′ils ne demandent pas autre chose ?
-Calla, niña -dijo la ventera-, que parece que sabes mucho destas cosas, y no está bien a las doncellas saber ni hablar tanto. – Taisez-vous, petite fille, s′écria l′hôtesse ; on dirait que vous en savez long sur ce sujet, et il ne convient pas à votre âge de tant savoir et de tant babiller.
-Como me lo pregunta este señor -respondió ella-, no pude dejar de respondelle. – Puisque ce seigneur m′interrogeait, répondit-elle, il fallait bien lui répondre.
-Ahora bien -dijo el cura-, traedme, señor huésped, aquesos libros, que los quiero ver. – Maintenant, dit le curé, apportez-moi ces livres, seigneur hôtelier, je voudrais les voir.
-Que me place -respondió él. – Très-volontiers, » répliqua celui-ci ;
Y, entrando en su aposento, sacó dél una maletilla vieja, cerrada con una cadenilla, y, abriéndola, halló en ella tres libros grandes y unos papeles de muy buena letra, escritos de mano. El primer libro que abrió vio que era Don Cirongilio de Tracia ; y el otro, de Felixmarte de Hircania; y el otro, la Historia del Gran Capitán Gonzalo Hernández de Córdoba, con la vida de Diego García de Paredes. Así como el cura leyó los dos títulos primeros, volvió el rostro al barbero y dijo. et, passant dans sa chambre, il en rapporta une vieille malle fermée d′un cadenas, qu′il ouvrit, et de laquelle il tira trois gros volumes, avec quelques papiers écrits à la main d′une belle écriture. Le curé prit les volumes, et vit en les ouvrant que le premier était Don Cirongilio de Thrace, l′autre, Félix-Mars d′Hyrcanie, et le troisième, l′Histoire du grand capitaine Gonzalve de Cordoue, avec la Vie de Diégo Garcia de Parédès. Après avoir lu le titre des deux premiers ouvrages, le curé se tourna vers le barbier :
-Falta nos hacen aquí ahora el ama de mi amigo y su sobrina. « Compère, lui dit-il, la gouvernante et la nièce de notre ami nous font faute en ce moment.
-No hacen -respondió el barbero-, que también sé yo llevallos al corral o a la chimenea; que en verdad que hay muy buen fuego en ella. – Oh ! que non, répondit le barbier ; je saurai aussi bien qu′elles les porter à la basse-cour, ou, sans aller plus loin, les jeter dans la cheminée, car il y a vraiment un bon feu.
-Luego, ¿quiere vuestra merced quemar más libros? -dijo el ventero. – Est-ce que Votre Grâce veut brûler mes livres ? s′écria l′hôtelier.
-No más -dijo el cura- que estos dos: el de Don Cirongilio y el de Felixmarte. – Seulement ces deux-ci, répondit le curé : le Don Cirongilio et le Félix-Mars.
-Pues, ¿por ventura -dijo el ventero- mis libros son herejes o flemáticos, que los quiere quemar. – Allons donc, reprit l′hôte, est-ce que mes livres sont hérétiques ou flegmatiques, que vous voulez les jeter au feu ?
-Cismáticos queréis decir, amigo -dijo el barbero-, que no flemáticos. – Schismatiques, vous voulez dire, mon ami, interrompit le barbier, et non flegmatiques.
-Así es -replicó el ventero-; mas si alguno quiere quemar, sea ese del Gran Capitán y dese Diego García, que antes dejaré quemar un hijo que dejar quemar ninguno desotros. – Comme il vous plaira, répondit l′hôtelier ; mais si vous voulez en brûler quelqu′un, que ce soit du moins celui de ce grand capitaine, et de ce Diégo Garcia ; car je laisserais plutôt brûler ma femme et mes enfants qu′aucun des deux autres.
-Hermano mío -dijo el cura-, estos dos libros son mentirosos y están llenos de disparates y devaneos; y este del Gran Capitán es historia verdadera, y tiene los hechos de Gonzalo Hernández de Córdoba, el cual, por sus muchas y grandes hazañas, mereció ser llamado de todo el mundo Gran Capitán , renombre famoso y cla ro, y dél sólo merecido. Y este Diego García de Paredes fue un principal caballero, natural de la ciudad de Trujillo, en Estremadura, valentísimo soldado, y de tantas fuerzas naturales que detenía con un dedo una rueda de molino en la mitad de su furia; y, puesto con un montante en la entrada de una puente, detuvo a todo un innumerable ejército , que no pasase por ella; y hizo otras tales cosas que, como si él las cuenta y las escribe él asimismo, con la modestia de caballero y de coronista propio , las escribiera otro, libre y desapasionado, pusieran en su olvido las de los Hétores, Aquiles y Roldanes. – Mais, frère, répondit le curé, ces deux livres sont des contes mensongers, tous farcis de sottises et d′extravagances ; l′autre, au contraire, est une histoire véritable. Il rapporte les faits et gestes de Gonzalve de Cordoue, qui, par ses grands et nombreux exploits, mérita d′être appelé dans tout l′univers le Grand Capitaine, surnom illustre, clair, et que lui seul a mérité. Quant à ce Diégo Garcia de Parédès, ce fut un noble chevalier, natif de la ville de Truxillo en Estrémadure, guerrier de haute valeur, et de si grande force corporelle, qu′avec un doigt il arrêtait une roue de moulin dans sa plus grande furie. Un jour, s′étant placé à l′entrée d′un pont avec une épée à deux mains, il ferma le passage à toute une armée innombrable, et fit d′autres exploits tels, que si, au lieu de les écrire et de les raconter lui-même avec la modestie d′un chevalier qui est son propre chroniqueur , il les eût laissé écrire plus librement par un autre, ces exploits mettraient en oubli ceux des Hector, des Achille et des Roland.
-¡Tomaos con mi padre! -dijo el dicho ventero-. ¡Mirad de qué se espanta: de detener una rueda de molino! Por Dios, ahora había vuestra merced de leer lo que hizo Felixmarte de Hircania, que de un revés solo partió cinco gigantes por la cintura, como si fueran hechos de habas, como los frailecicos que hacen los niños . Y otra vez arremetió con un grandísimo y poderosísimo ejército, donde llevó más de un millón y seiscientos mil soldados , todos armados desde el pie hasta la cabeza, y los desbarató a todos, como si fueran manadas de ovejas. Pues, ¿qué me dirán del bueno de don Cirongilio de Tracia, que fue tan valiente y animoso como se verá en el libro, donde cuenta que, navegando por un río, le salió de la mitad del agua una serpiente de fuego, y él, así como la vio, se arrojó sobre ella, y se puso a horcajadas encima de sus escamosas espaldas, y le apretó con ambas manos la garganta, con tanta fuerza que, viendo la serpiente que la iba ahogando, no tuvo otro remedio sino dejarse ir a lo hondo del río, llevándose tras sí al caballero, que nunca la quiso soltar? Y, cuando llegaron allá bajo , se halló en unos palacios y en unos jardines tan lindos que era maravilla; y luego la sierpe se volvió en un viejo anciano , que le dijo tantas de cosas que no hay más que oír. Calle, señor, que si oyese esto, se volvería loco de placer. ¡Dos higas para el Gran Capitán y para ese Diego García que dice. – Ah ! pardieu ! vous me la donnez belle ! s′écria l′hôtelier. Voilà bien de quoi s′étonner, que d′arrêter une roue de moulin ! Faites-moi donc le plaisir de lire maintenant ce que j′ai ouï dire de Félix-Mars d′Hyrcanie, qui, d′un seul revers, coupait cinq géants par le milieu du corps, tout de même que s′ils eussent été faits de chair de rave, comme les petits moinillons que font les enfants ; et, une autre fois, il attaqua tout seul une très-grande et très-puissante armée, où l′on comptait plus d′un million six cent mille soldats, tous armés de pied en cap, et il vous les tailla en pièces comme si c′eût été des troupeaux de moutons. Et que me direz-vous de ce brave don Cirongilio de Thrace, qui fut si vaillant et si téméraire, comme vous le verrez dans son livre, où l′on raconte qu′un jour, tandis qu′il naviguait sur une rivière, voilà que du milieu de l′eau sort un dragon de feu, et, dès qu′il le voit, don Cirongilio lui saute dessus, et se met à califourchon sur ses épaules écailleuses, et lui serre des deux mains la gorge avec tant de force, que le dragon voyant qu′il allait l′étrangler, n′eut d′autre ressource que de se laisser aller au fond de la rivière, emmenant avec lui le chevalier, qui ne voulut jamais lâcher prise ? et, quand ils furent arrivés là-bas au fond, il se trouva dans un grand palais, et dans des jardins si jolis que c′était un délice ; et le dragon se changea en un beau vieillard, qui lui dit tant de choses qu′il ne faut qu′ouvrir les oreilles. Allez, allez, seigneur, si vous entendiez lire tout cela, vous deviendriez fou de plaisir ; et deux figues, par ma foi, pour ce grand capitaine que vous dites, et pour ce Diégo Garcia. »
Oyendo esto Dorotea, dijo callando a Cardenio. Quand Dorothée entendit ce beau discours, elle se pencha vers Cardénio, et lui dit tout bas :
-Poco le falta a nuestro huésped para hacer la segunda parte de don Quijote . « Il s′en faut peu que notre hôte ne fasse la paire avec don Quichotte.
-Así me parece a mí -respondió Cardenio-, porque, según da indicio, él tiene por cierto que todo lo que estos libros cuentan pasó ni más ni menos que lo escriben, y no le harán creer otra cosa frailes descalzos . – C′est ce qui me semble, répondit Cardénio : car, à l′entendre, il tient pour article de foi que tout ce que disent ses livres est arrivé au pied de la lettre, comme ils le racontent, et je défie tous les carmes déchaussés de lui faire croire autre chose.
-Mirad, hermano -tornó a decir el cura-, que no hubo en el mundo Felixmarte de Hircania, ni don Cirongilio de Tracia, ni otros caballeros semejantes que los libros de caballerías cuentan, porque todo es compostura y ficción de ingenios ociosos, que los compusieron para el efeto que vos decís de entretener el tiempo, como lo entretienen leyéndolos vuestros segadores; porque realmente os juro que nunca tales caballeros fueron en el mundo, ni tales hazañas ni disparates acontecieron en él. – Mais prenez garde, frère, répétait cependant le curé, qu′il n′y a jamais eu au monde de Félix-Mars d′Hyrcanie, ni de Cirongilio de Thrace, ni d′autres chevaliers de même trempe, tels que les dépeignent les livres de chevalerie. Tout cela n′est que mensonge et fiction ; ce ne sont que des fables inventées par des esprits oisifs, qui les composèrent dans le but que vous dites, celui de faire passer le temps, comme le passent, en les lisant, vos moissonneurs ; et je vous jure, en vérité, que jamais il n′y eut de tels chevaliers dans ce monde, et que jamais ils n′y firent de tels exploits ni de telles extravagances.
-¡A otro perro con ese hueso! -respondió el ventero-. ¡Como si yo no supiese cuántas son cinco y adónde me aprieta el zapato! No piense vuestra merced darme papilla , porque por Dios que no soy nada blanco. ¡Bueno es que quiera darme vuestra merced a entender que todo aquello que estos buenos libros dicen sea disparates y mentiras, estando impreso con licencia de los señores del Consejo Real , como si ellos fueran gente que habían de dejar imprimir tanta mentira junta, y tantas batallas y tantos encantamentos que quitan el juicio. – À d′autres, s′écria l′hôtelier ; trouvez un autre chien pour ronger votre os : est-ce que je ne sais pas où le soulier me blesse, et combien il y a de doigts dans la main ? Ne pensez pas me faire avaler de la bouillie, car je ne suis plus au maillot. Vous me la donnez belle, encore une fois, de vouloir me faire accroire que tout ce que disent ces bons livres en lettres moulées n′est qu′extravagance et mensonge, tandis qu′ils sont imprimés avec licence et permission de messieurs du conseil royal ! comme si c′étaient des gens capables de laisser imprimer tant de mensonges à la douzaine, tant de batailles et d′enchantements qu′on en perd la tête !
-Ya os he dicho, amigo -replicó el cura-, que esto se hace para entretener nuestros ociosos pensamientos; y, así como se consiente en las repúblicas bien concertadas que haya juegos de ajedrez, de pelota y de trucos, para entretener a algunos que ni tienen, ni deben, ni pueden trabajar, así se consiente imprimir y que haya tales libros, creyendo, como es verdad , que no ha de haber alguno tan ignorante que tenga por historia verdadera ninguna destos libros. Y si me fuera lícito agora, y el auditorio lo requiriera, yo dijera cosas acerca de lo que han de tener los libros de caballerías para ser buenos, que quizá fueran de provecho y aun de gusto para algunos; pero yo espero que vendrá tiempo en que lo pueda comunicar con quien pueda remediallo , y en este entretanto creed, señor ventero, lo que os he dicho, y tomad vuestros libros, y allá os avenid con sus verdades o mentiras, y buen provecho os hagan, y quiera Dios que no cojeéis del pie que cojea vuestro huésped don Quijote. – Mais je vous ai déjà dit, mon ami, répliqua le curé, que tout cela s′écrit pour amuser nos moments perdus ; et, de même que, dans les républiques bien organisées, on permet les jeux d′échecs, de paume, de billard, pour occuper ceux qui ne veulent, ne peuvent ou ne doivent point travailler, de même on permet d′imprimer et de vendre de tels livres, parce qu′on suppose qu′il ne se trouvera personne d′assez ignorant et d′assez simple pour croire véritable aucune des histoires qui s′y racontent. Si j′en avais le temps aujourd′hui et un auditoire à propos, je dirais de telles choses sur les romans de chevalerie et ce qui leur manque pour être bons, qu′elles ne seraient peut-être ni sans profit ni même sans plaisir ; mais un temps viendra, je l′espère, où je pourrai m′en entendre avec ceux qui peuvent y mettre ordre. En attendant, seigneur hôtelier, croyez à ce que je viens de dire ; reprenez vos livres ; arrangez-vous de leurs vérités ou de leurs mensonges ; et grand bien vous en fasse ; Dieu veuille que vous ne clochiez pas du même pied que votre hôte don Quichotte !
-Eso no -respondió el ventero-, que no seré yo tan loco que me haga caballero andante: que bien veo que ahora no se usa lo que se usaba en aquel tiempo, cuando se dice que andaban por el mundo estos famosos caballeros. – Oh ! pour cela, non, répondit l′hôtelier, je ne serai pas assez fou pour me faire chevalier errant ; je vois bien que les choses ne se passent point à présent comme elles se passaient alors, quand ces fameux chevaliers couraient, à ce qu′on dit, par le monde. »
A la mitad desta plática se halló Sancho presente, y quedó muy confuso y pensativo de lo que había oído decir que ahora no se usaban caballeros andantes, y que todos los libros de caballerías eran necedades y mentiras, y propuso en su corazón de es perar en lo que paraba aquel viaje de su amo, y que si no salía con la felicidad que él pensaba, determinaba de dejalle y volverse con su mujer y sus hijos a su acostumbrado trabajo. Sancho, qui s′était trouvé présent à la dernière partie de cet entretien, demeura tout surpris et tout pensif d′entendre dire que les chevaliers errants n′étaient plus de mode, et que tous les livres de chevalerie n′étaient que sottises et mensonges ; aussi se proposa-t-il, au fond de son cœur, d′attendre seulement à quoi aboutirait le voyage actuel de son maître, bien décidé, si l′issue n′en était point aussi heureuse qu′il l′avait imaginé, de retourner à sa femme et à ses enfants, et de reprendre avec eux ses travaux habituels.
Llevábase la maleta y los libros el ventero, mas el cura le dijo. Cependant l′hôtelier emportait sa malle et ses livres. Mais le curé lui dit :
-Esperad, que quiero ver qué papeles son esos que de tan buena letra están escritos. « Attendez un peu ; je veux voir ce que sont ces papiers écrits d′une si belle main. »
Sacólos el huésped, y, dándoselos a leer, vio hasta obra de ocho pliegos escritos de mano, y al principio tenían un título grande que decía: Novela del curioso impertinente. Leyó el cura para sí tres o cuatro renglones y dijo. L′hôtelier les tira du coffre, et, les donnant à lire au curé, celui-ci vit qu′ils formaient un cahier de huit feuilles manuscrites, et que, sur la première page, était écrit en grandes lettres le titre suivant : Nouvelle du curieux malavisé. Le curé ayant lu tout bas trois ou quatre lignes :
-Cierto que no me parece mal el título desta novela, y que me viene voluntad de leella toda. « En vérité, s′écria-t-il, le titre de cette nouvelle me tente, et j′ai envie de la lire tout entière.
A lo que respondió el ventero. – Votre Révérence fera bien, répondit l′hôtelier,
-Pues bien puede leella su reverencia, porque le hago saber que algunos huéspedes que aquí la han leído les ha contentado mucho, y me la han pedido con muchas veras; mas yo no se la he querido dar, pensando volvérsela a quien aquí dejó esta maleta olvidada con estos libros y esos papeles; que bien puede ser que vuelva su dueño por aquí algún tiempo, y, aunque sé que me han de hacer falta los libros, a fe que se los he de volver: que, aunque ventero, todavía soy cristiano . car il faut que vous sachiez que quelques-uns de mes hôtes, qui l′ont lue ici, l′ont trouvée très-agréable, et me l′ont instamment demandée ; mais je n′ai jamais voulu la céder, pensant la rendre à celui qui a oublié chez moi cette malle avec les livres et les papiers. Il pourrait se faire que leur maître revînt un beau jour par ici, et, bien qu′assurément les livres me fissent faute, par ma foi, je les lui rendrais, car enfin, quoique hôtelier, je suis chrétien.
-Vos tenéis mucha razón, amigo -dijo el cura-, mas, con todo eso, si la novela me contenta, me la habéis de dejar trasladar. – Vous avez grandement raison, mon ami, reprit le curé ; mais pourtant si la nouvelle me plaît, vous me la laisserez bien copier ?
-De muy buena gana -respondió el ventero. – Oh ! très-volontiers, » répliqua l′hôte.
Mientras los dos esto decían, había tomado Cardenio la novela y comenzado a leer en ella; y, pareciéndole lo mismo que al cura, le rogó que la leyese de modo que todos la oyesen. Pendant cette conversation, Cardénio avait pris la nouvelle, et s′étant mis à lire quelques phrases, il en eut la même opinion que le curé, et le pria de la lire à haute voix pour que tout le monde l′entendît.
-Sí leyera -dijo el cura-, si no fuera mejor gastar este tiempo en dormir que en leer. « Je la lirais de bon cœur, répondit le curé, s′il ne valait pas mieux employer le temps au sommeil qu′à la lecture.
-Harto reposo será para mí -dijo Dorotea- entretener el tiempo oyendo algún cuento, pues aún no tengo el espíritu tan sosegado que me conceda dormir cuando fuera razón. – Pour moi, dit Dorothée, ce sera bien assez de repos que de passer une heure ou deux à écouter quelque histoire, car je n′ai pas encore l′esprit assez calme pour dormir à mon gré.
-Pues desa manera -dijo el cura-, quiero leerla, por curiosidad siquiera; quizá tendrá alguna de gusto . – S′il en est ainsi, reprit le curé, je veux bien la lire, ne fût-ce que par curiosité ; peut-être la nôtre ne sera-t-elle pas trompée. »
Acudió maese Nicolás a rogarle lo mesmo, y Sancho también; lo cual visto del cura, y entendiendo que a todos daría gusto y él le recibiría, dijo. Maître Nicolas, et jusqu′à Sancho, vinrent aussi lui adresser la même prière ; alors le curé voyant qu′il ferait plaisir à tous les assistants, et pensant d′ailleurs ne point perdre sa peine :
-Pues así es, esténme todos atentos, que la novela comienza desta manera: « Eh bien donc ! s′écria-t-il, soyez tous attentifs ; voici de quelle manière commence la nouvelle : »






I. Capítulo XXXIII. Donde se cuenta la novela del curioso impertinente

Chapitre XXXIII Où l′on raconte l′aventure du curieux malavisé

«En Florencia, ciudad rica y famosa de Italia, en la provincia que llaman Toscana, vivían Anselmo y Lotario, dos caballeros ricos y principales, y tan amigos que, por excelencia y antonomasia, de todos los que los conocían los dos amigos eran llamados. Eran solteros, mozos de una misma edad y de unas mismas costumbres; todo lo cual era bastante causa a que los dos con recíproca amistad se correspondiesen. Bien es verdad que el Anselmo era algo más inclinado a los pasatiempos amorosos que el Lotario, al cual llevaban tras sí los de la caza; pero, cuando se ofrecía, dejaba Anselmo de acudir a sus gustos por seguir los de Lotario, y Lotario dejaba los suyos por acudir a los de Anselmo; y, desta manera, andaban tan a una sus voluntades, que no había concertado reloj que así lo anduviese. À Florence, riche et fameuse ville d′Italie, dans la province qu′on appelle Toscane, vivaient deux gentilshommes d′illustre famille, Anselme et Lothaire, liés ensemble d′une si étroite amitié, que tous ceux dont ils étaient connus les appelaient, par excellence, les deux amis. Tous deux étaient jeunes et garçons ; tous deux avaient le même âge et les mêmes goûts, ce qui suffisait pour qu′ils répondissent l′un à l′autre par une mutuelle affection. Il est bien vrai qu′Anselme était plus enclin aux passe-temps amoureux, et Lothaire plus emporté par les plaisirs de la chasse ; mais, à l′occasion, Anselme sacrifiait ses goûts pour suivre ceux de Lothaire, et Lothaire, à son tour, renonçait aux siens pour se livrer à ceux d′Anselme : de cette façon, leurs volontés marchaient si parfaitement d′accord, qu′une horloge bien réglée n′offrait pas la même harmonie.
»Andaba Anselmo perdi do de amores de una doncella principal y hermosa de la misma ciudad, hija de tan buenos padres y tan buena ella por sí, que se determinó, con el parecer de su amigo Lotario, sin el cual ninguna cosa hacía, de pedilla por esposa a sus padres, y así lo puso en ejecución; y el que llevó la embajada fue Lotario, y el que concluyó el negocio tan a gusto de su amigo, que en breve tiempo se vio puesto en la posesión que deseaba, y Camila tan contenta de haber alcanzado a Anselmo por esposo, que no cesaba de dar gracias al cielo, y a Lotario, por cuyo medio tanto bien le había venido. Anselme était éperdument épris d′une noble et belle personne de la même ville, fille de parents si recommandables, et si digne elle-même d′estime, qu′il résolut, avec l′approbation de son ami Lothaire, sans l′avis duquel il ne faisait rien, de la demander en mariage. Ce projet fut aussitôt mis à exécution, et celui qui porta l′ambassade fut Lothaire, lequel conduisit la négociation tellement au gré de son ami, qu′en peu de temps Anselme se vit en possession de l′objet de ses désirs, et Camille si satisfaite de l′avoir obtenu pour époux, qu′elle ne cessait de rendre grâce au ciel, ainsi qu′à Lothaire, par l′entremise duquel lui était venu tant de bonheur.
»Los primeros días, como todos los de boda suelen ser alegres, continuó Lotario, como solía, la casa de su amigo Anselmo, procurando honralle, festejalle y regocijalle con todo aquello que a él le fue posible; pero, acabadas las bodas y sosegada ya la frecuencia de las visitas y parabienes, comenzó Lotario a descuidarse con cuidado de las idas en casa de Anselmo , por parecerle a él -como es razón que parezca a todos los que fueren discretos- que no se han de visitar ni continuar las casas de los amigos casados de la misma manera que cuando eran solteros; porque, aunque la buena y verdadera amistad no puede ni debe de ser sospechosa en nada, con todo esto, es tan delicada la honra del casado, que parece que se puede ofender aun de los mesmos hermanos, cuanto más de los amigos. Dans les premiers jours (ceux des noces sont toujours brillants et joyeux), Lothaire continua, comme d′habitude, à fréquenter la maison de son ami, pour l′honorer et le fêter de son mieux ; mais dès qu′on eut achevé les noces, dès que les visites et les félicitations se furent calmées, Lothaire commença à ralentir peu à peu, par réflexion, ses allées et venues dans la maison de son ami. Il lui semblait, et ce doit être l′opinion de tous les hommes sages et prudents, qu′il ne faut plus visiter un ami marié de la même manière qu′un ami garçon : car, bien que la bonne et franche amitié ne puisse et ne doive concevoir aucun soupçon, l′honneur d′un mari est une chose si délicate, qu′il peut être blessé même par les frères, à plus forte raison par les amis.
»Notó Anselmo la remisión de Lotario, y formó dél quejas grandes, diciéndole que si él supiera que el casarse había de ser parte para no comunicalle como solía , que jamás lo hubiera hecho, y que si, por la buena correspondencia que los dos tenían mientras él fue soltero, habían alcanzado tan dulce nombre como el de ser llamados los dos amigos, que no permitiese, por querer hacer del circunspecto, sin otra ocasión alguna, que tan famoso y tan agradable nombre se perdiese; y que así, le suplicaba, si era lícito que tal término de hablar se usase entre ellos, que volviese a ser señor de su casa, y a entrar y salir en ella como de antes, asegurándole que su esposa Camila no tenía otro gusto ni otra voluntad que la que él quería que tuviese, y que, por haber sabido ella con cuántas veras los dos se amaban, estaba confusa de ver en él tanta esquiveza. Anselme s′aperçut bientôt du refroidissement de Lothaire. Il lui en fit les plaintes les plus vives, disant que, s′il eût su que son mariage pouvait rompre leur habitude de se voir chaque jour, jamais il ne l′aurait conclu, et que, si la mutuelle affection qu′ils avaient l′un pour l′autre, tant qu′il était resté garçon, leur avait mérité ce doux surnom des deux amis, il ne fallait point permettre, par une circonspection mal entendue et sans objet, qu′un nom si rare et si précieux vînt à se perdre ; qu′il le suppliait donc, si ce mot pouvait s′employer entre eux, de redevenir maître de sa maison, d′y entrer et d′en sortir sans gêne comme auparavant, l′assurant que son épouse Camille n′avait d′autre volonté que celle qu′il voulait qu′elle eût, et que, sachant quelle tendre amitié les avait unis, elle était surprise et peinée de voir maintenant régner entre eux tant de froideur.
»A todas estas y otras muchas razones que Anselmo dijo a Lotario para persuadille volviese como solía a su casa, respondió Lotario con tanta prudencia, discreción y aviso, que Anselmo quedó satisfecho de la buena intención de su amigo, y quedaron de concierto que dos días en la semana y las fiestas fuese Lotario a comer con él; y, aunque esto quedó así concertado entre los dos, propuso Lotario de no hacer más de aquello que viese que más convenía a la honra de su amigo, cuyo crédito estimaba en más que el suyo proprio. Decía él, y decía bien, que el casado a quien el cielo había concedido mujer hermosa, tanto cuidado había de tener qué amigos llevaba a su casa como en mirar con qué amigas su mujer conversaba, porque lo que no se hace ni concierta en las plazas, ni en los templos, ni en las fiestas públicas, ni estaciones -cosas que no todas veces las han de negar los maridos a sus mujeres-, se concierta y facilita en casa de la amiga o la parienta de quien más satisfación se tiene. À toutes ces raisons et d′autres encore que fit valoir Anselme pour persuader à Lothaire de reprendre ses anciennes habitudes, Lothaire répondit avec tant de prudence et de discrétion, qu′Anselme demeura satisfait des bonnes intentions de son ami. Ils convinrent que, deux fois par semaine et les jours de fête, Lothaire irait dîner chez lui. Mais, bien qu′il s′y fût engagé, Lothaire se proposa de ne rien faire de plus que ce qu′autorisait l′honneur de son ami, dont la réputation lui était plus chère que la sienne propre. Il disait, et il disait bien, que le mari à qui le ciel a donné une femme belle, doit être aussi prudent sur le choix des amis qu′il reçoit dans sa maison, que sur celui des amies que fréquente sa femme ; car ce qui ne peut ni se faire ni se comploter dans les promenades, dans les temples, dans les stations dévotes et les fêtes publiques (chose que les maris ne doivent pas toujours refuser à leurs femmes), se complote et se facilite chez l′amie ou la parente dont on se croit le mieux assuré.
»También decía Lotario que te nían necesidad los casados de tener cada uno algún amigo que le advirtiese de los descuidos que en su procede. Lothaire disait aussi que les maris auraient besoin d′avoir chacun quelque ami qui les avertît des négligences qu′ils pourraient commettre ;
hiciese , porque suele acontecer que con el mucho amor que el marido a la mujer tiene, o no le advierte o no le dice, por no enojalla, que haga o deje de hacer algunas cosas, que el hacellas o no, le sería de honra o de vituperio; de lo cual, siendo del amigo advertido, fácilmente pondría remedio en todo. Pero, ¿dónde se hallará amigo tan discreto y tan leal y verdadero como aquí Lotario le pide? No lo sé yo, por cierto; sólo Lotario era éste, que con toda solicitud y advertimiento miraba por la honra de su amigo y procuraba dezmar, frisar y acortar los días del concierto del ir a su casa, porque no pareciese mal al vulgo ocioso y a los ojos vagabundos y maliciosos la entrada de un mozo rico, gentilhombre y bien nacido, y de las buenas partes que él pensaba que tenía, en la casa de una mujer tan hermosa como Camila; que, puesto que su bondad y valor podía poner freno a toda maldiciente lengua, todavía no quería poner en duda su crédito ni el de su amigo, y por esto los más de los días del concierto los ocupaba y entretenía en otras cosas, que él daba a entender ser inexcusables. Así que, en quejas del uno y disculpas del otro se pasaban muchos ratos y partes del día. car il arrive d′habitude que le grand amour qu′un mari porte à sa femme l′empêche, soit par aveuglement, soit par crainte de l′affliger, de lui recommander qu′elle fasse ou cesse de faire certaines choses qui méritent l′éloge ou le blâme : défaut que corrigeraient aisément les conseils d′un ami. Mais où se trouvera-t-il, cet ami, aussi discret, aussi loyal, aussi dévoué que le demande Lothaire ? Pour moi, je n′en sais rien assurément. Lothaire seul pouvait l′être, lui qui veillait avec tous les soins de sa prudence sur l′honneur de son ami, lui qui s′efforçait d′éloigner par toutes sortes de prétextes les jours convenus pour ses visites, afin que les yeux oisifs et les langues malicieuses ne trouvassent point à redire sur la trop fréquente admission d′un jeune et riche gentilhomme, doué de toutes les qualités qu′il savait avoir, dans la maison d′une aussi belle personne que Camille ; car, bien que la vertu de celle-ci pût mettre un frein à toute médisance, il ne voulait exposer ni sa bonne renommée ni l′honneur de son mari. En conséquence, la plupart des jours convenus, il les employait à d′autres choses qu′il disait être indispensables ; aussi les plaintes de l′un, les excuses de l′autre, prenaient-elles une grande partie de leur temps.
»Sucedió, pues, que uno que los dos se andaban paseando por un prado fuera de la ciudad, Anselmo dijo a Lotario las semejantes razones . Un jour qu′ils se promenaient tous deux dans une prairie hors de la ville, Anselme prit Lothaire à part, et lui parla de la sorte :
»-Pensabas, amigo Lotario, que a las mercedes que Dios me ha hecho en hacerme hijo de tales padres como fueron los míos y al darme, no con mano escasa, los bienes, así los que llaman de naturaleza como los de fortuna, no puedo yo corresponder con agradecimiento que llegue al bien recebido, y sobre al que me hizo en darme a ti por amigo y a Camila por mujer propria: dos prendas que las estimo , si no en el grado que debo, en el que puedo. Pues con todas estas partes, que suelen ser el todo con que los hombres suelen y pueden vivir contentos , vivo yo el más despechado y el más desabrido hombre de todo el universo mundo ; porque no sé qué días a esta parte me fatiga y aprieta un deseo tan estraño, y tan fuera del uso común de otros, que yo me maravillo de mí mismo, y me culpo y me riño a solas, y procuro callarlo y encubrirlo de mis proprios pensamientos; y así me ha sido posible salir con este secreto como si de industria procurara decillo a todo el mundo. Y, pues que, en efeto, él ha de salir a plaza,quiero que sea en la del archivo de tu secreto, confiado que, con él y con la diligencia que pondrás, como mi amigo verdadero, en remediarme, yo me veré presto libre de la angustia que me causa, y llegará mi alegría por tu solicitud al grado que ha llegado mi descontento por mi locura. « N′aurais-tu point pensé, ami Lothaire, que je dusse répondre par une gratitude sans bornes aux grâces que Dieu m′a faites en me faisant naître de parents tels que les miens, en me prodiguant d′une main libérale les biens de la nature et ceux de la fortune, surtout à la grâce plus grande encore qu′il a ajoutée en me donnant toi pour ami, et Camille pour femme, deux bonheurs que j′estime, sinon autant qu′ils le méritent, du moins autant que je le puis ? Eh bien ! avec tous ces avantages dont se forme l′ensemble de satisfactions qui peuvent et doivent rendre les hommes heureux, je passe la vie de l′homme le plus triste, le plus abattu, le plus désespéré qu′il y ait dans l′univers. Depuis je ne sais combien de jours, un désir me presse et me tourmente, si étrange, si bizarre, si hors de l′usage commun, que je m′étonne de moi-même, que je m′accuse et me gronde, que je voudrais le taire et le cacher à mes propres pensées. Mais, ne pouvant plus contenir ce secret, je veux du moins le confier en dépôt à ta discrétion, dans l′espoir que, par les soins que tu mettras à me guérir, en ami véritable, je me verrai bientôt délivré des angoisses qu′il me cause, et que ma joie reviendra par ta sollicitude au point où ma tristesse est arrivée par ma folie. »
»Suspenso tenían a Lotario las razones de Anselmo, y no sabía en qué había de parar tan larga prevención o preámbulo; y, aunque iba revolviendo en su imaginación qué deseo podría ser aquel que a su amigo tanto fatigaba, dio siempre muy lejos del blanco de la verdad; y, por salir presto de la agonía que le causaba aquella suspensión, le dijo que hacía notorio agravio a su mucha amistad en andar buscando rodeos para decirle sus más encubiertos pensamientos, pues tenía cier to que se podía prometer dél, o ya consejos para entretenellos, o ya remedio para cumplillos. Lothaire écoutait avec étonnement les paroles d′Anselme, ne sachant à quoi tendait un si long préambule ; et, bien qu′il cherchât et roulât dans son imagination quel désir pouvait être celui qui tourmentait à ce point son ami, les coups portaient toujours loin du blanc de la vérité. Enfin, pour sortir promptement de l′agonie où le tenait cette incertitude, il lui dit que c′était faire outrage à sa vive amitié que de chercher tant de détours pour lui exposer ses plus secrètes pensées, puisqu′il pouvait se promettre de trouver en lui, ou des conseils pour les diriger, ou des ressources pour les accomplir.
»-Así es la verdad -respondió Anselmo-, y con esa confianza te hago saber, amigo Lotario, que el deseo que me fatiga es pensar si Camila, mi esposa, es tan buena y tan perfeta como yo pienso ; y no puedo enterarme en esta verdad, si no es probándola de manera que la prueba manifieste los quilates de su bondad, como el fuego muestra los del oro. Porque yo tengo para mí, ¡oh amigo!, que no es una mujer más buena de cuanto es o no es solicitada, y que aquella sola es fuerte que no se dobla a las promesas, a las dádivas , a las lágrimas y a las continuas importunidades de los solícitos amantes. Porque, ¿qué hay que agradecer -decía él- que una mujer sea buena, si nadie le dice que sea mala? ¿Qué mucho que esté recogida y temerosa la que no le dan ocasión para que se suelte, y la que sabe que tiene marido que, en cogiéndola en la primera desenvoltura, la ha de quitar la vida? Ansí que, la que es buena por temor, o por falta de lugar, yo no la quiero tener en aquella estima en que tendré a la solicitada y perseguida que salió con la corona del vencimiento. De modo que, por estas razones y por otras muchas que te pudiera decir para acreditar y fortalecer la opinión que tengo, deseo que Camila, mi esposa, pase por estas dificultades y se acrisole y quilate en el fuego de verse requerida y solicitada, y de quien tenga valor para poner en ella sus deseos; y si ella sale, como creo que saldrá, con la palma desta batalla, tendré yo por sin igual mi ventura; podré yo decir que está colmo el vacío de mis deseos ; diré que me cupo en suerte la mujer fuerte, de quien el Sabio dice que ¿quién la hallará? Y, cuando esto suceda al revés de lo que pienso, con el gusto de ver que acerté en mi opinión, llevaré sin pena la que de razón podrá causarme mi tan costosa experiencia. Y, prosupuesto que ninguna cosa de cuantas me dijeres en contra de mi deseo ha de ser de algún provecho para dejar de ponerle por la obra, quiero, ¡oh amigo Lotario!, que te dispongas a ser el instrumento que labre aquesta obra de mi gusto; que yo te daré lugar para que lo hagas, sin faltarte todo aquello que yo viere ser necesario para solicitar a una mujer honesta, honrada, recogida y desinteresada. Y muéveme, entre otras cosas, a fiar de ti esta tan ardua empresa, el ver que si de ti es vencida Camila, no ha de llegar el vencimiento a todo trance y rigor, sino a sólo a tener por hecho lo que se ha de hacer, por buen respeto ; y así, no quedaré yo ofendido más de con el deseo, y mi injuria quedará escondida en la virtud de tu silencio, que bien sé que en lo que me tocare ha de ser eterno como el de la muerte. Así que, si quieres que yo tenga vida que pueda decir que lo es, desde luego has de entrar en esta amorosa batalla, no tibia ni perezosamente, sino con el ahínco y diligencia que mi deseo pide, y con la confianza que nuestra amistad me asegura. « Tu as raison, répondit Anselme, et, dans cette confiance, je veux t′apprendre, ami Lothaire, que le désir qui me poursuit, c′est de savoir si Camille, mon épouse, est aussi vertueuse, aussi parfaite que je me l′imagine. Or, je ne peux m′assurer de la vérité sur ce point qu′en l′éprouvant de manière que l′épreuve démontre la pureté de sa vertu, comme le feu prouve celle de l′or. Je pense en effet, ô mon ami, qu′une femme n′est vertueuse que selon qu′elle est ou n′est pas sollicitée, et que celle-là seulement peut s′appeler forte, qui ne plie ni aux promesses, ni aux dons, ni aux larmes, ni aux continuelles importunités d′un amant empressé. Quel mérite y a-t-il à ce qu′une femme reste sage, si personne ne l′engage à cesser de l′être ? est-il étrange qu′elle soit réservée et craintive, celle à qui l′on ne laisse aucune occasion de s′échapper, celle qui connaît assez son mari pour savoir qu′elle payera de sa vie la première faute où il la surprendra ? Aussi la femme vertueuse par crainte ou faute d′occasion, je ne veux pas la tenir en même estime que celle qui est sollicitée, poursuivie, et qui sort des tentations avec la couronne de la victoire. Enfin, par toutes ces raisons, et beaucoup d′autres que je pourrais ajouter à l′appui de mon opinion, je désire que mon épouse Camille passe par ces difficultés, et qu′elle soit mise au creuset des poursuites et des adorations d′un homme digne de prétendre à ses faveurs. Si, comme je l′espère, elle sort de cette bataille avec la palme du triomphe, alors je tiendrai mon bonheur pour sans égal, je pourrai dire que le vide de mes désirs est comblé, et que j′ai reçu en partage la femme forte, celle dont le sage a dit : Qui la trouvera ? Mais, quand même l′événement serait au rebours de ce que j′imagine, le plaisir de voir que je ne m′étais pas trompé dans mon opinion me fera supporter la peine que pourra me causer à bon droit une si coûteuse expérience. Il y a plus : comme rien de ce que tu pourras me dire à l′encontre de cette fantaisie ne saurait me détourner de la mettre en œuvre, je veux, ô mon ami Lothaire, que tu te disposes à être l′instrument qui élèvera l′édifice de ma satisfaction. Je te donnerai les occasions d′agir, et rien ne te manquera de ce qui me semblera nécessaire pour ébranler une femme honnête, modeste, chaste et désintéressée. Ce qui me décide, entre autres choses, à te confier plutôt qu′à tout autre une entreprise si épineuse, c′est de savoir que, si Camille est vaincue par toi, la victoire n′ira pas jusqu′à ses dernières exigences, mais seulement à tenir pour fait ce qu′il était possible de faire. De cette manière, je ne serai offensé que par l′intention, et mon outrage restera enseveli dans le secret de ton silence, qui, je le sais, sera, pour ce qui me regarde, éternel comme celui de la mort. Ainsi donc, si tu veux que je goûte une vie qui se puisse appeler de ce nom, il faut que tu ouvres sans délai cette campagne amoureuse, non point avec lenteur et timidité, mais avec autant d′empressement et de zèle qu′en exige mon désir et qu′en attend ma confiance en ton amitié. »
»Éstas fueron las razones que Anselmo dijo a Lotario, a todas las cuales estuvo tan atento, que si no fueron las que quedan escritas que le dijo, no desplegó sus labios hasta que hubo acabado; y, viendo que no decía más, después que le estuvo mirando un buen espacio, como si mirara otra cosa que jamás hubiera visto, que le causara admiración y espanto, le dijo. Tels furent les propos que tint Anselme à Lothaire, et celui-ci les écoutait avec tant d′attention et de surprise, qu′il n′ouvrit pas les lèvres avant que son ami eût cessé de parler. S′apercevant qu′il gardait le silence, il se mit d′abord à le regarder fixement, comme il aurait regardé quelque autre chose inconnue pour lui jusqu′alors, et dont la vue exciterait son étonnement et son effroi. Enfin, au bout d′une longue pause, il lui dit :
»-No me puedo persuadir, ¡oh amigo Anselmo!, a que no sean burlas las cosas que me has dicho; que, a pensar que de veras las decías, no consintiera que tan adelante pasaras, porque con no escucharte previniera tu larga arenga. Sin duda imagino, o que no me conoces, o que yo no te conozco. Pero no; que bien sé que eres Anselmo, y tú sabes que yo soy Lotario; el daño está en que yo pienso que no eres el Anselmo que solías, y tú debes de haber pensado que tampoco yo soy el Lotario que debía ser, porque las cosas que me has dicho, ni son de aquel Anselmo mi amigo, ni las que me pides se han de pedir a aquel Lotario que tú conoces; porque los buenos amigos han de probar a sus amigos y valerse dellos, como dijo un poeta, usque ad aras; que quiso decir que no se habían de valer de su amistad en cosas que fuesen contra Dios. Pues, si esto sintió un gentil de la amistad, ¿cuánto mejor es que lo sienta el cristiano, que sabe que por ninguna humana ha de perder la amistad divina? Y cuando el amigo tirase tanto la barra que pusiese aparte los respetos del cielo por acudir a los de su amigo, no ha de ser por cosas ligeras y de poco momento, sino por aquellas en que vaya la honra y la vida de su amigo. Pues dime tú ahora, Anselmo: ¿cuál destas dos cosas tienes en peligro para que yo me aventure a complacerte y a hacer una cosa tan detestable como me pides? Ninguna, por cierto; antes, me pides, según yo entiendo, que procure y solicite quitarte la honra y la vida, y quitármela a mí juntamente. Porque si yo he de procurar quitarte la honra, cla ro está que te quito la vida, pues el hombre sin honra peor es que un muerto; y, siendo yo el instrumento, como tú quieres que lo sea, de tanto mal tuyo, ¿no vengo a quedar deshonrado, y, por el mesmo consiguiente, sin vida? Escucha, amigo Anselmo, y ten paciencia de no responderme hasta que acabe de decirte lo que se me ofreciere acerca de lo que te ha pedido tu deseo; que tiempo quedará para que tú me repliques y yo te escuche. « Je ne peux me persuader, ami Anselme, que tout ce que tu viens de dire ne soit pas une plaisanterie ; certes, si j′avais pensé que tu parlais sérieusement, je ne t′aurais pas laissé finir ; en cessant de t′écouter, j′aurais coupé court à ta longue harangue. J′imagine, ou que tu ne me connais point, ou que je ne te connais point. Mais non : je sais bien que tu es Anselme, et tu sais bien que je suis Lothaire. Par malheur, je pense que tu n′es plus le même Anselme, et que tu dois avoir aussi pensé que je ne suis pas non plus le même Lothaire ; car, ni les choses que tu m′as dites ne sont de cet Anselme, mon ami, ni celles que tu me demandes ne s′adressent à ce Lothaire que tu connais. Les bons amis, en effet, doivent mettre leurs amis à l′épreuve usque ad aras, comme a dit un poëte, c′est-à-dire qu′ils ne doivent pas exiger de leur amitié des choses qui soient contre les préceptes de Dieu. Mais si un gentil a pensé cela de l′amitié, à combien plus forte raison doit le penser un chrétien, qui sait que, pour nulle affection humaine, on ne doit perdre l′affection divine ! et si l′ami pousse les choses au point d′oublier ses devoirs envers le ciel pour ses devoirs envers l′amitié, ce ne doit pas être sur de frivoles motifs, mais uniquement quand il y va de l′honneur ou de la vie de son ami. Or, dis-moi, Anselme, laquelle de ces deux choses est en danger chez toi, pour que je me hasarde à te complaire et à faire une action détestable comme celle que tu me demandes ? Aucune, assurément. Tu me demandes, au contraire, à ce que j′aperçois, que j′essaye, que je m′efforce de t′ôter l′honneur et la vie, et de me les ôter en même temps ; car enfin, si je t′ôte l′honneur, il est clair que je t′ôte la vie, puisqu′un homme déshonoré est pire qu′un homme mort ; et si je suis, comme tu le veux, l′instrument de ton malheur, je deviens également déshonoré, et partant sans vie. Écoute, ami Anselme, prends patience, et ne m′interromps point, jusqu′à ce que j′aie fini de te dire tout ce qui me viendra dans la pensée à l′égard de ta fantaisie. Le temps ne nous manquera point ensuite, à toi pour me répondre, à moi pour t′écouter.
»-Que me place -dijo Anselmo-: di lo que quisieres. – Très-volontiers, reprit Anselme, dis ce que tu voudras. »
»Y Lotario prosiguió diciendo. Lothaire, alors, poursuivit de la sorte :
»-Paréceme, ¡oh Anselmo!, que tienes tú ahora el ingenio como el que siempre tienen los moros, a los cuales no se les puede dar a entender el error de su secta con las acotaciones de la Santa Escritura, ni con razones que consistan en especulación del entendimiento, ni que vayan fundadas en artículos de fe, sino que les han de traer ejemplos palpables, fáciles, intelegibles , demonstrativos, indubitables, con demostraciones matemáticas que no se pueden negar, como cuando dicen: "Si de dos partes iguales quitamos partes iguales, las que quedan también son iguales"; y, cuando esto no entiendan de palabra, como, en efeto, no lo entienden, háseles de mostrar con las manos y ponérselo delante de los ojos , y, aun con todo esto, no basta nadie con ellos a persuadirles las verdades de mi sacra religión. Y este mesmo término y modo me convendrá usar contigo, porque el deseo que en ti ha nacido va tan descaminado y tan fuera de todo aquello que tenga sombra de razonable, que me parece que ha de ser tiempo gastado el que ocupare en darte a entender tu simplici dad, que por ahora no le quiero dar otro nombre, y aun estoy por dejarte en tu desatino, en pena de tu mal deseo; mas no me deja usar deste rigor la amistad que te tengo, la cual no consiente que te deje puesto en tan manifiesto peligro de perderte. Y, porque claro lo veas, dime, Anselmo: ¿tú no me has dicho que tengo de solicitar a una retirada, persuadir a una honesta, ofrecer a una desinteresada, servir a una prudente? Sí que me lo has dicho. Pues si tú sabes que tienes mujer retirada, honesta, desinteresada y prudente, ¿qué buscas? Y si piensas que de todos mis asaltos ha de salir vencedora, como saldrá sin duda , ¿qué mejores títulos piensas darle después que los que ahora tiene, o qué será más después de lo que es ahora? O es que tú no la tienes por la que dices, o tú no sabes lo que pides. Si no la tienes por lo que dices, ¿para qué quieres probarla, sino, como a mala, hacer della lo que más te viniere en gusto? Mas si es tan buena como crees, impertinente cosa será hacer experiencia de la mesma verdad, pues, después de hecha, se ha de quedar con la estimación que primero tenía. Así que, es razón concluyente que el intentar las cosas de las cuales antes nos puede suceder daño que provecho es de juicios sin discurso y temerarios, y más cuando quieren intentar aquellas a que no son forzados ni compelidos, y que de muy lejos traen descubierto que el intentarlas es manifiesta locura. Las cosas dificultosas se intentan por Dios, o por el mundo, o por entrambos a dos: las que se acometen por Dios son las que acometieron los santos, acometiendo a vivir vida de ángeles en cuerpos humanos; las que se acometen por respeto del mun do son las de aquellos que pasan tanta infinidad de agua, tanta diversidad de climas, tanta estrañeza de gentes, por adquirir estos que llaman bienes de fortuna. Y las que se intentan por Dios y por el mundo juntamente son aquellas de los valerosos soldados, que apenas veen en el contrario muro abierto tanto espacio cuanto es el que pudo hacer una redonda bala de artillería, cuando, puesto aparte todo temor, sin hacer discurso ni advertir al manifiesto peligro que les amenaza, llevados en vuelo de las alas del deseo de volver por su fe, por su nación y por su rey, se arrojan intrépidamente por la mitad de mil contrapuestas muertes que los esperan. Estas cosas son las que suelen intentarse, y es honra, gloria y provecho intentarlas, aunque tan llenas de inconvenientes y peligros. Pero la que tú dices que quieres intentar y poner por obra, ni te ha de alcanzar gloria de Dios, bienes de la fortuna, ni fama con los hombres; porque, puesto que salgas con ella como deseas, no has de quedar ni más ufano, ni más rico, ni más honrado que estás ahora; y si no sales, te has de ver en la mayor miseria que imaginarse pueda, porque no te ha de aprovechar pensar entonces que no sabe nadie la desgracia que te ha sucedido, porque bastará para afligirte y deshacerte que la sepas tú mesmo. Y, para confirmación desta verdad, te quiero decir una estancia que hizo el famoso poeta Luis Tansilo , en el fin de su primera parte de Las lágrimas de San Pedro, que dice así. « Il me semble, ô Anselme, que tu as à présent l′esprit comme l′ont toujours eu les musulmans, auxquels on ne peut faire entendre la fausseté de leur secte, ni par des citations de la sainte Écriture, ni par des déductions tirées des raisonnements de l′intelligence ou fondées sur des articles de foi ; il faut leur apporter des exemples palpables, intelligibles, indubitables ; des démonstrations mathématiques qui ne se puissent nier, comme lorsqu′on dit : « Si de deux parties égales nous ôtons des parties égales, celles qui restent sont encore égales ; » et, comme ils n′entendent même pas cela sur de simples paroles, il faut le leur mettre sous les yeux, le leur démontrer avec les mains ; et pourtant personne ne peut venir à bout de les convaincre des vérités de notre sainte religion. C′est précisément ce moyen que je suis obligé d′employer avec toi ; car le désir qui est né dans ton cœur s′éloigne tellement du chemin de tout ce qui a une ombre de raison, que ce serait assurément du temps perdu, celui que je dépenserais à te faire connaître ta simplicité, à laquelle je veux bien, quant à présent, ne pas donner d′autre nom. Et j′ai même envie de te laisser, pour t′en punir, dans ton extravagance ; mais l′amitié que je te porte ne me permet point d′user de tant de rigueur à ton égard : elle m′oblige, au contraire, à te tirer du péril imminent que tu cours. Et pour que tu le voies bien à découvert, réponds-moi, Anselme : ne m′as-tu pas dit qu′il me fallait solliciter une femme vivant dans la retraite ? émouvoir une femme honnête ? offrir des dons à une femme désintéressée ? rendre de bons offices à une femme prudente ? Oui, tu m′as dit tout cela. Eh bien, si tu sais que tu as une femme retirée, honnête, désintéressée et prudente, que cherches-tu donc ? Si tu penses qu′elle sortira victorieuse de tous les assauts que je lui livrerai, quels noms, quels titres espères-tu lui donner après, plus grands et plus précieux que ceux qu′elle a dès maintenant ? Sera-t-elle meilleure, enfin, alors qu′aujourd′hui ? Ou tu ne la tiens pas pour ce que tu dis, ou tu ne sais pas ce que tu demandes : dans le premier cas, pourquoi veux-tu l′éprouver ? Il vaut mieux la traiter en mauvaise femme, et comme il te plaira. Mais si elle est aussi bonne, aussi sûre que tu le crois, ce serait être malavisé que d′éprouver la vérité même, puisque, l′épreuve faite, elle aurait tout juste la même estime et le même prix qu′auparavant. Il est donc de stricte conclusion que vouloir tenter les choses desquelles il doit résulter plutôt du mal que du profit, c′est d′un esprit étourdi et téméraire, surtout lorsque rien n′y force ou n′y engage, surtout lorsqu′il apparaît clairement que la tentative est une manifeste folie. Les choses difficiles s′entreprennent pour Dieu, pour le monde, ou pour tous deux à la fois. Celles qu′on entreprend pour Dieu sont ce qu′ont fait les saints, qui ont voulu vivre de la vie des anges avec des corps d′hommes ; celles qu′on entreprend pour le monde sont ce que font ces gens qui traversent tant de mers immenses, tant de climats divers, tant de pays étrangers, pour acquérir ce qu′on appelle les biens de la fortune ; enfin celles qui s′entreprennent pour Dieu et pour le monde à la fois sont les actions de ces vaillants soldats qui, en voyant aux murailles de l′ennemi un espace ouvert, grand comme a pu le faire un boulet d′artillerie, secouant toute crainte, sans raisonner, sans voir le péril évident qui les menace, et emportés sur les ailes du désir de bien mériter de leur foi, de leur nation et de leur roi, s′élancent intrépidement au milieu de mille morts qui les attendent en face. Voilà les choses qu′on a coutume d′entreprendre avec honneur, gloire et profit, bien qu′offrant tant d′inconvénients et de périls. Mais celle que tu veux tenter et mettre en pratique ne saurait te faire acquérir ni mérite aux yeux de Dieu, ni biens de la fortune, ni renommée parmi les hommes. Car enfin, si le succès répond à ton désir, tu n′en seras ni plus glorieux, ni plus riche, ni plus honoré qu′à présent, et, si l′issue était autre, tu te verrais dans la plus profonde affliction qui se puisse imaginer. Rien ne te servirait, en effet, de penser que personne ne connaît ta disgrâce ; il suffirait pour te déchirer le cœur, que tu la connusses toi-même. En preuve de cette vérité, je veux te citer une strophe du fameux poëte Luigi Tansilo, à la fin de la première partie des Larmes de saint Pierre . Elle est ainsi conçue :
Crece el dolor y crece la vergüenza
en Pedro, cuando el día se ha mostrado;
y, aunque allí no ve a nadie, se avergüenza
de sí mesmo, por ver que había pecado:
que a un magnánimo pecho a haber vergüenza
no sólo ha de moverle el ser mirado;
que de sí se avergüenza cuando yerra,
si bien otro no vee que cielo y tierra .
« La douleur augmente, et avec elle augmente la honte
dans l′âme de Pierre, quand le jour a paru.
Et, bien qu′il ne soit aperçu de personne, il a honte de
lui-même en voyant qu′il a péché :
car, pour un cœur magnanime, ce ne sont pas
seulement les yeux d′autrui qui excitent la honte ;
ne serait-il vu que du ciel
et de la terre, il a honte de lui dès qu′il est en faute. »
Así que, no escusarás con el secreto tu dolor; antes, tendrás que llorar contino, si no lágrimas de los ojos, lágrimas de sangre del corazón, como las lloraba aquel simple doctor que nuestro poeta nos cuenta que hizo la prueba del vaso , que, con mejor discurso, se escusó de hacerla el prudente Reinaldos; que, puesto que aquello sea ficción poética, tiene en sí encerrados secretos morales dignos de ser advertidos y entendidos e imitados . Cuanto más que, con lo que ahora pienso decirte, acabarás de venir en conocimiento del grande error que quieres cometer. Dime, Anselmo, si el cielo, o la suerte buena, te hubiera hecho señor y legítimo posesor de un finísimo diamante, de cuya bondad y quilates estuviesen satisfechos cuantos lapidarios le viesen, y que todos a una voz y de común parecer dijesen que llegaba en quilates, bondad y fineza a cuanto se podía estender la naturaleza de tal piedra, y tú mesmo lo creyeses así, sin saber otra cosa en contrario, ¿sería justo que te viniese en deseo de tomar aquel diamante, y ponerle entre un ayunque y un martillo , y allí, a pura fuerza de golpes y brazos, probar si es tan duro y tan fino como dicen? Y más, si lo pusieses por obra ; que, puesto caso que la piedra hiciese resistencia a tan necia prueba, no por eso se le añadiría más valor ni más fama; y si se rompiese, cosa que podría ser, ¿no se perdería todo? Sí, por cierto, dejando a su dueño en estimación de que todos le tengan por simple . Pues haz cuenta, Anselmo amigo, que Camila es fínisimo diamante, así en tu estimación como en la ajena, y que no es razón ponerla en contingencia de que se quiebre, pues, aunque se quede con su entereza, no puede subir a más valor del que ahora tiene; y si faltase y no resistiese, considera desde ahora cuál quedarías sin ella, y con cuánta razón te podrías quejar de ti mesmo, por haber sido causa de su perdición y la tuya. Mira que no hay joya en el mundo que tanto valga como la mujer casta y honrada, y que todo el honor de las mujeres consiste en la opinión buena que dellas se tiene; y, pues la de tu esposa es tal que llega al estremo de bondad que sabes, ¿para qué quieres poner esta verdad en duda? Mira, amigo, que la mujer es animal imperfecto, y que no se le han de poner embarazos donde tropiece y caiga, sino quitárselos y despejalle el camino de cualquier inconveniente, para que sin pesadumbre corra ligera a alcanzar la perfeción que le falta, que consiste en el ser virtuosa . Cuentan los naturales que el arminio es un animalejo que tiene una piel blanquísima, y que cuando quieren cazarle, los cazadores usan deste artificio: que, sabiendo las partes por donde suele pasar y acudir, las atajan con lodo, y después, ojeándole, le encaminan hacia aquel lugar, y así como el arminio llega al lodo, se está quedo y se deja prender y cautivar, a trueco de no pasar por el cieno y perder y ensuciar su blancura, que la estima en más que la libertad y la vida. La honesta y casta mujer es arminio, y es más que nieve blanca y limpia la virtud de la honestidad; y el que quisiere que no la pierda, antes la guarde y conserve, ha de usar de otro estilo diferente que con el arminio se tiene, porque no le han de poner delante el cieno de los regalos y servicios de los importunos amantes, porque quizá, y aun sin quizá, no tiene tanta virtud y fuerza natural que pueda por sí mesma atropellar y pasar por aquellos embarazos , y es necesario quitárselos y ponerle delante la limpieza de la virtud y la belleza que encierra en sí la buena fama. Es asimesmo la buena mujer como espejo de cristal luciente y claro; pero está sujeto a empañarse y escurecerse con cualquiera aliento que le toque. Hase de usar con la honesta mujer el estilo que con las reliquias: adorarlas y no tocarlas. Hase de guardar y estimar la mujer buena como se guarda y estima un hermoso jardín que está lleno de flores y rosas, cuyo dueño no consiente que nadie le pasee ni manosee; basta que desde lejos, y por entre las verjas de hierro, gocen de su fragrancia y hermosura. Finalmente, quiero decirte unos versos que se me han venido a la memoria, que los oí en una comedia moderna, que me parece que hacen al propósito de lo que vamos tratando. Aconsejaba un prudente viejo a otro, padre de una doncella, que la recogiese, guardase y encerrase, y entre otras razones, le dijo éstas. « Ainsi, le secret ne saurait t′épargner la douleur : au contraire, tu auras à pleurer sans cesse, non les larmes qui coulent des yeux, mais les larmes de sang qui coulent du cœur, comme les pleurait ce crédule docteur que notre poëte nous raconte avoir fait l′épreuve du vase qu′avec plus de sagesse le prudent Renaud s′abstint de tenter ; et, bien que ce soit une fiction poétique, encore renferme-t-elle des secrets moraux dignes d′être compris et imités. Mais d′ailleurs ce que je vais te dire à présent achèvera de te faire connaître la grande faute que tu veux commettre. Dis-moi, Anselme, si le ciel, ou une faveur de la fortune, t′avait fait maître et possesseur légitime d′un diamant le plus fin, d′un diamant dont les qualités satisfissent tous les lapidaires qui l′auraient vu ; si, d′une voix unanime, tous déclaraient que, pour l′éclat et la pureté de l′eau, il est aussi parfait que permet de l′être la nature de cette pierre précieuse, et que tu en eusses toi-même une opinion semblable, sans rien savoir qui pût te l′ôter ; dis-moi, serait-il raisonnable qu′il te prît fantaisie d′apporter ce diamant, de le mettre entre une enclume et un marteau, et là, d′essayer à tour de bras s′il est aussi dur et aussi fin qu′on le dit ? serait-il plus raisonnable que tu misses en œuvre cette fantaisie ? Si la pierre résistait à une si sotte épreuve, elle n′y gagnerait ni valeur, ni célébrité ; et si elle se brisait, chose qui pourrait arriver, n′aurait-on pas tout perdu ? oui, certes, et de plus son maître passerait dans l′esprit de chacun pour un niais imprudent. Eh bien, mon cher Anselme, sache que Camille est ce fin diamant, dans ton estime et dans celle d′autrui, et qu′il n′est pas raisonnable de l′exposer au hasard de se briser, puisque, restât-elle intacte, elle ne peut hausser de prix ; mais si elle ne résistait point, et venait à céder, considère dès à présent ce qu′elle deviendrait après avoir perdu sa pureté, et comme tu pourrais à bon droit te plaindre toi-même, pour avoir été cause de sa perdition et de la tienne. Fais bien attention qu′il n′y a point en ce monde de bijou qui vaille autant qu′une femme chaste et vertueuse, et que tout l′honneur des femmes consiste dans la bonne opinion qu′on a d′elles ; et, puisque ton épouse possède l′extrême degré de sagesse que tu lui connais, pourquoi veux-tu mettre en doute cette vérité ? Prends garde, ami, que la femme est un être imparfait ; que, loin de lui susciter des obstacles qui la fassent trébucher et tomber, il faut, au contraire, les éloigner avec soin, et débarrasser son chemin de tout encombre, pour qu′elle marche d′un pas sûr et facile vers la perfection qui lui manque, et qui consiste dans la vertu. Les naturalistes racontent que l′hermine est un petit animal qui a la peau d′une éclatante blancheur, et que les chasseurs emploient pour la prendre un artifice assuré. Quand ils connaissent les endroits où elle a coutume de passer, ils les ferment avec de la boue ; puis, la poussant devant eux, ils la dirigent sur ces endroits ; dès que l′hermine arrive auprès de la boue, elle s′arrête et se laisse prendre, plutôt que de passer dans la fange, plutôt que de souiller sa blancheur, qu′elle estime plus que la liberté et la vie. La femme honnête et chaste est une hermine, sa vertu est plus blanche que la neige ; celui donc qui veut qu′elle ne la perde pas, mais qu′elle la garde et la conserve précieusement, ne doit point agir avec elle comme les chasseurs avec l′hermine : qu′il se garde bien de mettre sur son passage la fange des cadeaux et des galanteries d′amants empressés, car peut-être, et même sans peut-être, elle n′a point en elle-même assez de force et de vertu naturelle pour renverser tous ces obstacles. On doit les aplanir, et ne placer devant elle que la pureté de la vertu, que la beauté qu′enferme la bonne renommée. La femme vertueuse est comme un miroir de cristal, clair et brillant, mais qui se tache et s′obscurcit au moindre souffle qui l′atteint. Il faut en user avec la femme vertueuse comme avec les reliques, l′adorer sans la toucher ; il faut la garder comme un beau jardin rempli de roses et de toutes sortes de fleurs, où le maître ne permet de porter ni les pas ni la main : c′est assez que les passants puissent, de loin et par une grille de fer, jouir de sa vue et de ses parfums. Finalement, je veux te citer des vers qui me reviennent à la mémoire, et que j′entendis réciter dans une comédie moderne ; ils viennent tout à point pour le sujet qui nous occupe. Un prudent vieillard conseille à un autre, père d′une jeune fille, de la tenir dans la retraite et de la garder soigneusement sous clef ; entre autres propos, il lui dit :
Es de vidrio la mujer;
pero no se ha de probar
si se puede o no quebrar,
porque todo podría ser.
Y es más fácil el quebrarse,
y no es cordura ponerse
a peligro de romperse
lo que no puede soldarse.
Y en esta opinión estén
todos, y en razón la fundo:
que si hay Dánaes en el mundo,
hay pluvias de oro también. [
« La femme est fragile comme le verre ;
mais il ne faut pas éprouver
si elle peut se briser ou non,
car tout pourrait bien arriver.
« Et comme la brisure est probable,
il y aurait folie de s′exposer
au péril de rompre
ce qui ne peut plus se souder.
« Telle est l′opinion commune,
et bien fondée en raison ;
car s′il y a des Danaé dans le monde,
il y a aussi des pluies d′or. »
Cuanto hasta aquí te he dicho, ¡oh Anselmo!, ha sido por lo que a ti te toca; y ahora es bien que se oiga algo de lo que a mí me conviene; y si fuere largo, perdóname, que todo lo requiere el laberinto donde te has entrado y de donde quieres que yo te saque. Tú me tienes por amigo y quieres quitarme la honra, cosa que es contra toda amistad; y aun no sólo pretendes esto, sino que procuras que yo te la quite a ti. Que me la quieres quitar a mí está claro, pues, cuando Camila vea que yo la solicito, como me pides, cierto está que me ha de tener por hombre sin honra y mal mirado, pues intento y hago una cosa tan fuera de aquello que el ser quien soy y tu amistad me obliga. De que quieres que te la quite a ti no hay duda, porque, viendo Camila que yo la solicito, ha de pensar que yo he visto en ella alguna liviandad que me dio atrevimiento a descubrirle mi mal deseo; y, teniéndose por deshonrada, te toca a ti, como a cosa suya, su mesma deshonra. Y de aquí nace lo que comúnmente se platica : que el marido de la mujer adúltera, puesto que él no lo sepa ni haya dado ocasión para que su mujer no sea la que debe, ni haya sido en su mano, ni en su descuido y poco recato estorbar su desgracia , con todo, le llaman y le nombran con nombre de vituperio y bajo; y en cierta manera le miran, los que la maldad de su mujer saben, con ojos de menosprecio, en cambio de mirarle con los de lástima, viendo que no por su culpa, sino por el gusto de su mala compañera, está en aquella desventura. Pero quiérote decir la causa por que con justa razón es deshonrado el marido de la mujer mala, aunque él no sepa que lo es, ni tenga culpa, ni haya sido parte, ni dado ocasión, para que ella lo sea. Y no te canses de oírme, que todo ha de redundar en tu provecho. Cuando Dios crió a nuestro primero padre en el Paraíso terrenal, dice la Divina Escritura que infundió Dios sueño en Adán, y que, estando durmiendo, le sacó una costilla del lado siniestro , de la cual formó a nuestra madre Eva; y, así como Adán despertó y la miró, dijo: ′′Ésta es carne de mi carne y hueso de mis huesos′′ . Y Dios dijo: ′′Por ésta dejará el hombre a su padre y madre, y serán dos en una carne misma′′. Y entonces fue instituido el divino sacramento del matrimonio, con tales lazos que sola la muerte puede desatarlos. Y tiene tanta fuerza y virtud este milagroso sacramento, que hace que dos diferentes personas sean una mesma carne; y aún hace más en los buenos casados, que, aunque tienen dos almas, no tienen más de una voluntad. Y de aquí viene que, como la carne de la esposa sea una mesma con la del esposo, las manchas que en ella caen, o los defectos que se procura , redundan en la carne del marido, aunque él no haya dado, como queda dicho, ocasión para aquel daño. Porque, así como el dolor del pie o de cualquier miembro del cuerpo humano le siente todo el cuerpo, por ser todo de una carne mesma, y la cabeza siente el daño del tobillo, sin que ella se le haya causado, así el marido es participante de la deshonra de la mujer, por ser una mesma cosa con ella . Y como las honras y deshonras del mundo sean todas y nazcan de carne y sangre, y las de la mujer mala sean deste género, es forzoso que al marido le quepa parte dellas , y sea tenido por deshonrado sin que él lo sepa. Mira, pues, ¡oh Anselmo!, al peligro que te pones en querer turbar el sosiego en que tu buena esposa vive. Mira por cuán vana e impertinente curiosidad quieres revolver los humores que ahora están sosegados en el pecho de tu casta esposa. Advierte que lo que aventuras a ganar es poco, y que lo que perderás será tanto que lo dejaré en su punto, porque me faltan palabras para encarecerlo. Pero si todo cuanto he dicho no basta a moverte de tu mal propósito, bien puedes buscar otro instrumento de tu deshonra y desventura, que yo no pienso serlo, aunque por ello pierda tu amistad, que es la mayor pérdida que imaginar puedo. « Tout ce que je t′ai dit jusqu′à présent, ô Anselme ! n′a eu trait qu′à ce qui te touche ; il est bon maintenant de te faire entendre quelque chose de ce qui me regarde ; et, si je suis long, excuse-moi ; c′est ce qu′exige le labyrinthe où tu t′es engagé et d′où tu veux que je te tire. Tu me tiens pour ton ami, et cependant tu veux m′ôter l′honneur, chose contraire à toute amitié ; ce n′est pas tout : tu veux encore que je te l′ôte à toi-même. Que tu veuilles me l′ôter, rien de plus clair : car, dès que Camille verra que je la courtise comme tu me le demandes, elle devra certes me tenir pour un homme sans honneur et sans pudeur, puisque je ferais une chose si éloignée de ce qu′exigent et ce que je suis et ce que tu es pour moi. Que tu veuilles que je te l′ôte, il n′y a pas plus de doute, puisque en voyant que je la sollicite, Camille doit penser que j′ai découvert en elle quelque faiblesse qui m′a donné l′audace de lui révéler mes désirs coupables ; et, si elle se tient pour déshonorée, son déshonneur te touche, toi à qui elle appartient. C′est de là que naît cette commune opinion sur le mari de la femme adultère : il a beau ne point le savoir, ou n′avoir donné nulle occasion, nul prétexte pour que sa femme lui manque, on ne l′appelle pas moins d′un nom bas et injurieux, et ceux qui connaissent la mauvaise conduite de sa femme le regardent avec des yeux de mépris plutôt qu′avec des yeux de pitié, tout en voyant que ce n′est point par sa faute, mais par le caprice de sa coupable compagne, que ce malheur l′a frappé. Mais je veux te dire pourquoi le mari de la femme infidèle est à bon droit déshonoré, bien qu′il n′en sache rien, bien qu′il n′y ait de sa part aucune faute, et qu′il n′ait donné aucune occasion pour qu′elle ait péché. Et ne te lasse pas de m′entendre, car tout cela doit tourner à ton profit. Quand Dieu créa notre premier père dans le paradis terrestre, la divine Écriture dit qu′il le jeta dans un profond sommeil, et que, tandis qu′Adam dormait, il lui enleva une côte du côté gauche, dont il forma notre mère Ève. Dès qu′Adam se réveilla et l′eut aperçue, il s′écria : « Voilà la chair de ma chair et les os de mes os. » Et Dieu dit : « Pour cette femme, l′homme quittera son père et sa mère, et ils seront deux dans la même chair. » C′est alors que fut institué le divin sacrement du mariage, dont les liens sont si forts, que la mort seule peut les rompre. Telle est la force et la vertu de ce miraculeux sacrement, que par lui deux personnes distinctes ne font plus qu′une seule et même chair. Il fait plus encore dans les bons ménages, où les époux, bien qu′ils aient deux âmes, n′ont qu′une seule volonté. De là vient que, comme la chair de l′épouse ne fait qu′une même chose avec celle de l′époux, les taches qui la souillent ou les défauts qui la déparent retombent sur la chair du mari, bien qu′il n′ait donné, comme je le disais, aucune occasion, aucun prétexte à ce grief : car, de même que la douleur du pied, ou de tout autre membre du corps humain, est ressentie par le corps tout entier, parce que c′est une seule et même chair ; de même que la tête sent le mal de la cheville, quoiqu′elle ne l′ait pas causé ; de même le mari participe au déshonneur de la femme, parce qu′il ne fait qu′une même chose avec elle. Or, comme tous les honneurs et les déshonneurs du monde naissent de la chair et du sang, et que ceux de la femme infidèle sont de cette espèce, force est au mari d′en prendre sa part, et, sans même qu′il le sache, d′être tenu pour déshonoré . Vois donc, ô Anselme ! vois le péril auquel tu t′exposes en voulant troubler le calme où vit ta vertueuse compagne ; vois pour quelle vaine et imprudente curiosité tu veux éveiller les passions endormies dans son chaste cœur. Fais attention que ce que tu hasardes de gagner est bien petit, et ce que tu hasardes de perdre, si grand que je n′en dis rien de plus, car les paroles me manquent pour l′exprimer. Mais, si tout ce que je viens de dire ne suffit pas pour te détourner de ce mauvais dessein, tu peux chercher un autre instrument de ton déshonneur et de ton infortune ; car, pour moi, je ne veux point l′être, dussé-je perdre ton affection, ce qui est la plus grande perte et que je puisse imaginer. »
»Calló, en diciendo esto, el virtuoso y prudente Lotario, y Anselmo quedó tan confuso y pensativo que por un buen espacio no le pudo responder palabra; pero, en fin, le dijo. Le prudent et vertueux Lothaire se tut après avoir ainsi parlé, et Anselme demeura si troublé, si rêveur, que de longtemps il ne put répondre un mot. Enfin s′étant remis :
»-Con la atención que has visto he escuchado, Lotario amigo, cuanto has querido decirme, y en tus razones, ejemplos y comparaciones he visto la mucha discreción que tienes y el estremo de la verdadera amistad que alcanzas; y ansimesmo veo y confieso que si no sigo tu parecer y me voy tras el mío, voy huyendo del bien y corriendo tras el mal. Prosupuesto esto, has de considerar que yo padezco ahora la enfermedad que suelen tener algunas mujeres, que se les antoja comer tierra, yeso, carbón y otras cosas peores, aun asquerosas para mirarse, cuanto más para comerse; así que, es menester usar de algún artificio para que yo sane, y esto se podía hacer con facilidad, sólo con que comiences, aunque tibia y fingidamente, a solicitar a Camila, la cual no ha de ser tan tierna que a los primeros encuentros dé con su honestidad por tierra; y con solo este principio quedaré contento y tú habrás cumplido con lo que debes a nuestra amistad, no solamente dándome la vida, sino persuadiéndome de no verme sin honra . Y estás obligado a hacer esto por una razón sola; y es que, estando yo, como estoy, determinado de poner en plática esta prueba, no has tú de consentir que yo dé cuenta de mi desatino a otra persona, con que pondría en aventura el honor que tú procuras que no pierda; y, cuando el tuyo no esté en el punto que debe en la intención de Camila en tanto que la solicitares, importa poco o nada, pues con brevedad, viendo en ella la entereza que esperamos, le podrás decir la pura verdad de nuestro artificio, con que volverá tu crédito al ser primero. Y, pues tan poco aventuras y tanto contento me puedes dar aventurándote, no lo dejes de hacer, aunque más inconvenientes se te pongan delante, pues, como ya he dicho, con sólo que comiences daré por concluida la causa. « Tu as vu, dit-il, ami Lothaire, avec quelle attention j′ai écouté tout ce qu′il t′a plu de me dire ; dans tes raisonnements, tes exemples et tes comparaisons, j′ai reconnu l′esprit judicieux dont le ciel t′a doué, et le comble de la véritable amitié où tu es parvenu. Je reconnais encore et je confesse que, si je m′éloigne de ton avis pour continuer à suivre le mien, je fuis le bien et cours après le mal. Cela convenu, tu dois me regarder comme attaqué d′une de ces maladies qu′éprouvent quelquefois les femmes enceintes, lorsqu′elles prennent fantaisie de manger de la terre, du plâtre, du charbon, et des choses pires encore, répugnantes à la seule vue, à plus forte raison au goût. Il faut donc employer quelque artifice pour me guérir, et cela n′est pas difficile. Que tu commences seulement, même avec mollesse, même avec dissimulation à solliciter Camille, laquelle n′est pas si tendre aux tentations que sa vertu succombe au premier choc : de ce seul essai je serai satisfait, et tu auras ainsi tenu ce que tu dois à notre amitié, non-seulement en me rendant la vie, mais en me convainquant que je ne perdrai point l′honneur. Tu es forcé de te rendre par une seule raison : c′est qu′étant déterminé comme je le suis à mettre en œuvre cette épreuve, tu ne peux pas consentir à ce que je révèle mon extravagant projet à une autre personne, ce qui me ferait risquer cet honneur que tu veux m′empêcher de perdre. Quant à ce que le tien peut être compromis dans l′opinion de Camille pendant que tu la solliciteras, peu importe vraiment, puisque, bientôt après, trouvant chez elle la résistance que nous espérons, tu pourras lui dire notre artifice et la vérité, ce qui te rendra sa première estime. Ainsi donc, puisque tu hasardes si peu, et qu′en le hasardant tu peux me donner tant de satisfaction, ne refuse plus de le faire, quelques obstacles que tu y trouves, certain, comme je te l′ai dit, qu′à peine commenceras-tu, je tiendrai le procès pour gagné. »
»Viendo Lotario la resoluta voluntad de Anselmo, y no sabiendo qué más ejemplos traerle ni qué más razones mostrarle para que no la siguiese, y viendo que le amenazaba que daría a otro cuenta de su mal deseo, por evitar mayor mal, determinó de contentarle y hacer lo que le pedía, con propósito e intención de guiar aquel negocio de modo que, sin alterar los pensamientos de Camila, quedase Anselmo satisfecho; y así, le respondió que no comunicase su pensamiento con otro alguno, que él tomaba a su cargo aquella empresa, la cual comenzaría cuando a él le diese más gusto. Abrazóle Anselmo tierna y amorosamente, y agradecióle su ofrecimiento, como si alguna grande merced le hubiera hecho; y quedaron de acuerdo entre los dos que desde otro día siguiente se comenzase la obra; que él le daría lugar y tiempo como a sus solas pudiese hablar a Camila , y asimesmo le daría dineros y joyas que darla y que ofrecerla . Aconsejóle que le diese músicas, que escribiese versos en su alabanza, y que, cuando él no quisiese tomar trabajo de hacerlos, él mesmo los haría . A todo se ofreció Lotario, bien con diferente intención que Anselmo pensaba. Lothaire, voyant le parti pris d′Anselme, et ne sachant plus quels exemples rappeler, ni quels raisonnements faire valoir pour l′en détourner ; voyant aussi que son ami le menaçait de confier à un autre sa mauvaise pensée, résolut, pour éviter un plus grand mal, de le contenter et de lui obéir, avec la ferme intention de conduire cette affaire de façon que, sans troubler l′âme de Camille, Anselme restât satisfait. Il lui répondit donc de ne communiquer à nul autre son dessein, qu′il se chargeait, lui, de cette entreprise, et la commencerait dès qu′il le trouverait bon. Anselme le serra tendrement dans ses bras, et le remercia de son offre comme s′il lui eût fait une faveur insigne. Ils convinrent tous deux ensuite de se mettre à l′œuvre dès le lendemain. Anselme promit à Lothaire de lui fournir le temps et l′occasion d′entretenir Camille tête à tête, ainsi que l′argent et les bijoux qu′il emploierait en moyens de séduction ; il lui conseilla de donner des sérénades à sa femme, et d′écrire des vers à sa louange, s′offrant, s′il ne voulait prendre cette peine, de les composer lui-même. Lothaire consentit à tout, mais avec une intention bien différente de celle que lui supposait Anselme.
»Y con este acuerdo se volvieron a casa de Anselmo, donde hallaron a Camila con ansia y cuidado, esperando a su esposo, porque aquel día tardaba en venir más de lo acostumbrado. Après ces arrangements, ils retournèrent chez ce dernier, où ils trouvèrent Camille attendant avec inquiétude le retour de son époux, qui avait, ce jour-là, plus tardé que de coutume.
»Fuese Lotario a su casa, y Anselmo quedó en la suya, tan contento como Lotario fue pensativo, no sabiendo qué traza dar para salir bien de aquel impertinente negocio. Pero aquella noche pensó el modo que tendría para engañar a Anselmo, sin ofender a Camila; y otro día vino a comer con su amigo, y fue bien recebido de Camila, la cual le recebía y regalaba con mucha voluntad, por entender la buena que su esposo le tenía. Lothaire regagna sa maison, et Anselme demeura dans la sienne, celui-ci aussi satisfait que l′autre s′en allait pensif, ne sachant quel parti prendre pour sortir honorablement de cette impertinente affaire. Dans la nuit, toutefois, il imagina un moyen de tromper Anselme sans offenser Camille. Le lendemain, il alla dîner chez son ami, et fut bien reçu de sa femme, qui l′accueillait toujours affectueusement, en considération de l′amitié que lui portait son mari.
»Acabaron de comer, levantaron los manteles y Anselmo dijo a Lotario que se quedase allí con Camila, en tanto que él iba a un negocio forzoso, que dentro de hora y media volvería. Rogóle Camila que no se fuese y Lotario se ofreció a hacerle compañía, más nada aprovechó con Anselmo; antes, importunó a Lotario que se quedase y le aguardase, porque tenía que tratar con él una cosa de mucha importancia. Dijo también a Camila que no dejase solo a Lotario en tanto que él volviese. En efeto, él supo tan bien fingir la necesidad, o necedad, de su ausencia , que nadie pudiera entender que era fingida. Fuese Anselmo, y quedaron solos a la mesa Camila y Lotario, porque la demás gente de casa toda se había ido a comer. Viose Lotario puesto en la estacada que su amigo deseaba y con el enemigo delante, que pudiera vencer con sola su hermosura a un escuadrón de caballeros armados: mirad si era razón que le temiera Lotario. Le repas achevé, on desservit, et Anselme pria Lothaire de rester à l′attendre avec Camille tandis qu′il sortirait pour une affaire pressante qui le tiendrait dehors une heure ou deux. Camille voulut retenir son mari, et Lothaire s′offrit à l′accompagner ; mais Anselme n′écouta ni l′un ni l′autre : au contraire, il exigea de Lothaire qu′il restât et l′attendît, voulant plus tard traiter avec lui d′une chose de haute importance. Il recommanda également à Camille de ne point laisser Lothaire seul jusqu′à son retour. Enfin, il sut feindre si bien la nécessité de son absence, que personne n′aurait pu croire qu′elle était feinte. Anselme sortit, Camille et Lothaire restèrent seuls à table, car tous les gens de la maison avaient été dîner. Voilà donc Lothaire entré dans le champ clos où son ami désirait le voir aux prises ; voilà l′ennemi en présence : un ennemi dont la beauté seule aurait pu vaincre un escadron de chevaliers armés. Qu′on juge si Lothaire le craignait à bon droit !
»Pero lo que hizo fue poner el codo sobre el brazo de la silla y la mano abierta en la mejilla, y, pidiendo perdón a Camila del mal comedimiento, dijo que quería reposar un poco en tanto que Anselmo volvía. Camila le respondió que mejor reposaría en el estrado que en la silla, y así, le rogó se entrase a dormir en él. No quiso Lotario, y allí se quedó dormido hasta que volvió Anselmo, el cual, como halló a Camila en su aposento y a Lotario durmiendo, creyó que, como se había tardado tanto, ya habrían tenido los dos lugar para hablar, y aun para dormir, y no vio la hora en que Lotario despertase, para volverse con él fuera y preguntarle de su ventura. Ce qui fit alors, ce fut d′appuyer le coude sur le bras de son fauteuil, puis sa joue sur sa main ouverte, et, demandant pardon à Camille d′une telle impolitesse, il lui dit qu′il voulait reposer un peu en attendant le retour d′Anselme. Camille lui répondit qu′il dormirait plus à son aise sur des coussins que sur une chaise, et l′engagea à passer dans son estrade. Mais Lothaire ne voulut point y consentir, et resta endormi à sa place jusqu′à ce qu′Anselme revînt. Quand celui-ci trouva Camille dans sa chambre et Lothaire dormant, croyant qu′il avait assez tardé pour leur laisser à tous deux le temps de parler, et même de dormir, il attendit impatiemment que Lothaire s′éveillât pour sortir avec lui et l′interroger sur la situation des choses.
»Todo le sucedió como él quiso: Lotario despertó, y luego salieron los dos de casa, y así, le preguntó lo que deseaba, y le respondió Lotario que no le había parecido ser bien que la primera vez se descubriese del todo; y así, no había hecho otra cosa que alabar a Camila de hermosa, diciéndole que en toda la ciudad no se trataba de otra cosa que de su hermosura y discreción, y que éste le había parecido buen principio para entrar ganando la voluntad, y disponiéndola a que otra vez le escuchase con gusto, usando en esto del artificio que el demonio usa cuando quiere engañar a alguno que está puesto en atalaya de mirar por sí : que se transforma en ángel de luz, siéndolo él de tinieblas, y, poniéndole delante apariencias buenas, al cabo descubre quién es y sale con su intención, si a los principios no es descubierto su engaño. Todo esto le contentó mucho a Anselmo, y dijo que cada día daría el mesmo lugar, aunque no saliese de casa, porque en ella se ocuparía en cosas que Camila no pudiese venir en conocimiento de su artificio. Tout arriva comme il le désirait. Lothaire s′éveilla, et tous deux aussitôt quittèrent la maison. Anselme alors le questionna, et Lothaire répondit qu′il lui avait paru peu convenable de se découvrir entièrement dès la première entrevue ; qu′ainsi il n′avait rien fait de plus que de louer Camille sur ses attraits, lui disant que, dans toute la ville, on ne parlait que de son esprit et de sa beauté.« Cela m′a semblé, ajouta-t-il, un heureux début pour gagner peu à peu ses bonnes grâces et la disposer à m′entendre volontiers ; j′ai usé de l′artifice qu′emploie le démon quand il veut tromper une âme qui est sur ses gardes : il se transforme en ange de lumière, lui, esprit des ténèbres, et se cache derrière de belles apparences ; puis, à la fin, il découvre qui il est, et triomphe, si, dès le principe, sa supercherie n′a point été reconnue. » Tout cela satisfit pleinement Anselme, qui promit à Lothaire de lui donner chaque jour la même occasion d′entretenir sa femme, quand bien même il ne sortirait pas de la maison, où il saurait s′occuper de façon que Camille ne s′aperçût point de la ruse.
»Sucedió, pues, que se pasaron muchos días que, sin decir Lotario palabra a Camila, respondía a Anselmo que la hablaba y jamás podía sacar della una pequeña muestra de venir en ninguna cosa que mala fuese, ni aun dar una señal de sombra de esperanza ; antes, decía que le amenazaba que si de aquel mal pensamiento no se quitaba, que lo había de decir a su esposo. Plusieurs jours se passèrent ainsi, sans que Lothaire adressât une parole à Camille ; et cependant il assurait Anselme que, chaque fois, il lui parlait d′une manière plus pressante, mais qu′il n′avait pu obtenir d′elle ni la plus légère faveur, ni la moindre ombre d′espérance, et qu′elle le menaçait, au contraire, s′il ne chassait ces mauvaises pensées, de tout révéler à son mari.
»-Bien está -dijo Anselmo-. Hasta aquí ha resistido Camila a las palabras; es menester ver cómo resiste a las obras : yo os daré mañana dos mil escudos de oro para que se los ofrezcáis, y aun se los deis, y otros tantos para que compréis joyas con que cebarla; que las mujeres suelen ser aficionadas, y más si son hermosas, por más castas que sean, a esto de traerse bien y andar galanas; y si ella resiste a esta tentación , yo quedaré satisfecho y no os daré más pesadumbre. « Cela va bien, dit Anselme ; jusqu′ici Camille a résisté aux paroles, il faut voir comment elle résistera aux œuvres. Je te donnerai demain deux mille écus d′or, que tu lui offriras en cadeau, et deux autres mille pour acheter des joyaux et des pierreries dont l′appât puisse l′attirer : car toutes les femmes, surtout quand elles sont belles, et si chastes qu′elles soient, aiment avec passion à se parer et à se montrer dans leurs atours. Si elle résiste à cette nouvelle tentation, je serai satisfait, et ne te causerai plus d′ennui. »
»Lotario respondió que ya que había comenzado, que él llevaría hasta el fin aquella empresa, puesto que entendía salir della cansado y vencido. Otro día recibió los cuatro mil escudos, y con ellos cuatro mil confusiones, porque no sabía qué decirse para mentir de nuevo; pero, en efeto, determinó de decirle que Camila estaba tan entera a las dádivas y promesas como a las palabras, y que no había para qué cansarse más, porque todo el tiempo se gastaba en balde. Lothaire répondit que, puisqu′il avait commencé, il mènerait jusqu′au bout son entreprise, bien qu′il fût certain d′en sortir épuisé et vaincu. Le lendemain, il reçut les quatre mille écus d′or, et avec eux quatre mille confusions, car il ne savait plus quelle invention trouver pour soutenir son mensonge. Toutefois, il résolut de dire à son ami que Camille était aussi inaccessible aux promesses et aux présents qu′aux paroles, et qu′il était inutile de pousser plus loin l′épreuve, puisque c′était perdre son temps.
»Pero la suerte, que las cosas guiaba de otra manera, ordenó que, habiendo dejado Anselmo solos a Lotario y a Camila, como otras veces solía, él se encerró en un aposento y por los agujeros de la cerradura estuvo mirando y escuchando lo que los dos trataban, y vio que en más de media hora Lotario no habló palabra a Camila, ni se la hablara si allí estuviera un siglo, y cayó en la cuenta de que cuanto su amigo le había dicho de las respuestas de Camila todo era ficción y mentira. Y, para ver si esto era ansí, salió del aposento, y, llamando a Lotario aparte, le preguntó qué nuevas había y de qué temple estaba Camila. Lotario le respondió que no pensaba más darle puntada en aquel negocio, porque respondía tan áspera y desabridamente, que no tendría ánimo para volver a decirle cosa alguna. Mais le sort, qui menait les choses d′une autre façon, voulut qu′un jour Anselme, ayant laissé comme d′habitude Lothaire seul avec Camille, s′enfermât dans une chambre voisine, et se mît à regarder par le trou de la serrure ce qui se passait entre eux. Or, il vit qu′en plus d′une demi-heure Lothaire ne dit pas un mot à Camille, et qu′il ne lui en aurait pas dit davantage, fût-il demeuré un siècle auprès d′elle. Il comprit donc que tout ce que lui rapportait son ami des réponses de Camille n′était que fictions et mensonges. Pour s′en assurer, il sortit de la chambre, et, prenant Lothaire à part, il lui demanda quelles nouvelles il avait à lui donner, et de quelle humeur se montrait Camille. Lothaire répondit qu′il ne voulait plus faire un pas dans cette affaire, parce qu′elle venait de le traiter avec tant d′aigreur et de dureté qu′il n′aurait plus le courage de lui adresser désormais la parole.
»-¡Ah! -dijo Anselmo-, Lotario, Lotario, y cuán mal correspondes a lo que me debes y a lo mucho que de ti confío! Ahora te he estado mirando por el lugar que concede la entrada desta llave, y he visto que no has dicho palabra a Camila, por donde me doy a entender que aun las primeras le tienes por decir; y si esto es así, como sin duda lo es, ¿para qué me engañas, o por qué quieres quitarme con tu industria los medios que yo podría hallar para conseguir mi deseo. « Ah ! Lothaire, Lothaire, s′écria Anselme, que tu tiens mal ta promesse, et que tu réponds mal à l′extrême confiance que j′ai mise en toi ! Je viens de te regarder par le jour que me livrait cette clef, et j′ai vu que tu n′as pas dit une seule parole à Camille, d′où je dois conclure que tu es encore à lui dire le premier mot. S′il en est ainsi, comme je ne puis en douter, pourquoi donc me trompes-tu, ou pourquoi veux-tu m′ôter par ta ruse les moyens que je pourrais trouver de satisfaire mon désir ? »
»No dijo más Anselmo , pero bastó lo que había dicho para dejar corrido y confuso a Lotario; el cual, casi como tomando por punto de honra el haber sido hallado en mentira, juró a Anselmo que desde aquel momento tomaba tan a su cargo el contentalle y no mentille, cual lo vería si con curiosidad lo espiaba; cuanto más, que no sería menester usar de ninguna diligencia, porque la que él pensaba poner en satisfacelle le quitaría de toda sospecha. Creyóle Anselmo, y para dalle comodidad más segura y menos sobresaltada, determinó de hacer ausencia de su casa por ocho días, yéndose a la de un amigo suyo, que estaba en una aldea, no lejos de la ciudad, con el cual amigo concertó que le enviase a llamar con muchas veras, para tener ocasión con Camila de su partida. Anselme n′en dit pas davantage ; mais ce peu de mots suffirent pour rendre Lothaire honteux et confus. Se faisant comme un point d′honneur d′avoir été surpris en mensonge, il jura à Anselme que, dès cet instant, il prenait à sa charge le soin de le contenter, et sans plus lui mentir. « Tu pourras t′en assurer, lui dit-il, si tu m′épies avec curiosité ; mais, au reste, toute diligence de ta part est inutile, et celle que je vais mettre à te satisfaire aura bientôt dissipé tes soupçons. » Anselme le crut, et, pour lui laisser le champ libre avec plein repos et pleine commodité, il résolut de faire une absence de huit jours, et d′aller passer ce temps chez un de ses amis qui demeurait à la campagne, non loin de la ville. Il se fit même inviter formellement par cet ami, pour avoir auprès de Camille un motif à son départ.
»¡Desdichado y mal advertido de ti, Anselmo! ¿Qué es lo que haces? ¿Qué es lo que trazas? ¿Qué es lo que ordenas? Mira que haces contra ti mismo, trazando tu deshonra y ordenando tu perdición. Buena es tu esposa Camila, quieta y sosegadamente la posees, nadie sobresalta tu gusto, sus pensamientos no salen de las paredes de su casa, tú eres su cielo en la tierra, el blanco de sus deseos, el cumplimiento de sus gustos y la medida por donde mide su voluntad, ajustándola en todo con la tuya y con la del cielo. Pues si la mina de su honor, hermosura, honestidad y recogimiento te da sin ningún trabajo toda la riqueza que tiene y tú puedes desear, ¿para qué quieres ahondar la tierra y buscar nuevas vetas de nuevo y nunca visto tesoro, poniéndote a peligro que toda venga abajo, pues, en fin, se sustenta sobre los débiles arrimos de su flaca naturaleza? Mira que el que busca lo imposible es justo que lo posible se le niegue, como lo dijo mejor un poeta, diciendo. Imprudent et malheureux Anselme ! qu′est-ce que tu fais, qu′est-ce que tu trames, qu′est-ce que tu prépares ? Prends garde que tu agis contre toi-même en tramant ton déshonneur et en préparant ta perdition. Ton épouse Camille est vertueuse, tu la possèdes en paix ; personne ne te cause d′alarmes ; ses pensées ne vont point au delà des murs de sa maison ; tu es son ciel sur la terre, le but de ses désirs, l′accomplissement de ses joies, la mesure où se règle sa volonté, qu′elle ajuste en toutes choses sur la tienne et sur celle du ciel : eh bien ! si la mine de son honneur, de sa beauté, de sa vertu, te donne, sans aucun travail, toutes les richesses qu′elle renferme et que tu puisses désirer, pourquoi veux-tu creuser encore la terre, et chercher de nouveaux filons d′un trésor inconnu, en courant le risque de la faire écrouler tout entière, puisque enfin elle ne repose que sur les faibles étais de sa fragile nature ? Prends garde que celui qui cherche l′impossible se voit à bon droit refuser le possible, comme l′a mieux exprimé un poëte lorsqu′il a dit :
Busco en la muerte la vida,
salud en la enfermedad,
en la prisión libertad,
en lo cerrado salida
y en el traidor lealtad.

Pero mi suerte, de quien
jamás espero algún bien,
con el cielo ha estatuido
que, pues lo imposible pido,
lo posible aun no me den.
« Je cherche dans la mort la vie,
dans la maladie la santé,
dans la prison la liberté,
dans l′enfermé une issue,
dans le traître la loyauté.

« Mais ma destinée,
de qui je n′espère jamais aucun bien,
a réglé d′accord avec le ciel,
que, puisque je demande l′impossible,
le possible même me sera refusé. »
»Fuese otro día Anselmo a la aldea, dejando dicho a Camila que el tiempo que él estuviese ausente vendría Lotario a mirar por su casa y a comer con ella; que tuviese cuidado de tratalle como a su mesma persona. Afligióse Camila, como mujer discreta y honrada, de la orden que su marido le dejaba, y díjole que advirtiese que no estaba bien que nadie, él ausente, ocupase la silla de su mesa , y que si lo hacía por no tener confianza que ella sabría gobernar su casa, que probase por aquella vez, y vería por experiencia como para mayores cuidados era bastante. Anselmo le replicó que aquél era su gusto, y que no tenía más que hacer que bajar la cabeza y obedecelle. Camila dijo que ansí lo haría, aunque contra su voluntad. Anselme partit le lendemain pour la campagne, après avoir dit à Camille que, pendant son absence, Lothaire viendrait prendre soin de ses affaires et dîner avec elle, et après lui avoir recommandé de le traiter comme lui-même. Camille, en femme honnête et prudente, s′affligea de l′ordre que lui donnait son mari ; elle le pria de remarquer qu′il n′était pas convenable que, lui absent, personne occupât son fauteuil à table ; que s′il en agissait ainsi par manque de confiance, et dans la crainte qu′elle ne gouvernât pas bien sa maison, il n′avait qu′à la mettre cette fois à l′épreuve, et qu′il verrait par expérience qu′elle pouvait suffire à des soins plus graves. Anselme répliqua que tel était son bon plaisir, et qu′elle n′avait rien de mieux à faire que de courber la tête et d′obéir, ce que Camille promit de faire, bien que contre son gré.
»Partióse Anselmo, y otro día vino a su casa Lotario, donde fue rescebido de Camila con amoroso y honesto acogimiento; la cual jamás se puso en parte donde Lotario la viese a solas, porque siempre andaba rodeada de sus criados y criadas, especialmente de una doncella suya, llamada Leonela, a quien ella mucho quería, por haberse criado desde niñas las dos juntas en casa de los padres de Camila, y cuando se casó con Anselmo la trujo consigo. Anselme partit : Lothaire vint dès le lendemain s′installer dans sa maison, où il reçut de Camille un affectueux et honnête accueil. Mais elle s′arrangea de façon à n′être jamais en tête-à-tête avec Lothaire, car elle marchait toujours accompagnée de ses gens, et surtout d′une camériste appelée Léonella, qu′elle affectionnait beaucoup, parce qu′elles avaient été élevées ensemble depuis l′âge le plus tendre dans la maison paternelle, et qu′elle l′avait amenée avec elle lors de son mariage.
»En los tres días primeros nunca Lotario le dijo nada, aunque pudiera, cuando se levantaban los manteles y la gente se iba a comer con mucha priesa, porque así se lo tenía mandado Camila. Y aun tenía orden Leonela que comiese primero que Camila, y que de su lado jamás se quitase; mas ella, que en otras cosas de su gusto tenía puesto el pensamiento y había menester aquellas horas y aquel lugar para ocuparle en sus contentos, no cumplía todas veces el mandamiento de su señora; antes, los dejaba solos, como si aquello le hubieran mandado. Mas la honesta presencia de Camila, la gravedad de su rostro, la compostura de su persona era tanta, que ponía freno a la lengua de Lotario. Pendant les trois premiers jours, Lothaire ne lui dit rien, bien qu′il eût pu parler lorsqu′on desservait la table, et que les gens allaient manger en toute hâte, comme l′exigeait leur maîtresse. Léonella avait même reçu l′ordre de dîner avant Camille, afin d′être toujours à ses côtés ; mais la camériste, qui avait la tête occupée d′autres choses plus de son goût, et qui avait justement besoin de ces heures-là pour les employer à sa guise, ne remplissait pas toujours le commandement de sa maîtresse. Au contraire, elle la laissait le plus souvent seule avec son hôte, comme si ce fût là ce qu′elle lui avait ordonné. Mais le chaste maintien de Camille, la gravité de son visage, la modestie de toute sa personne, étaient tels, qu′ils mettaient un frein à la langue de Lothaire.
»Pero el provecho que las muchas virtudes de Camila hicieron, poniendo silencio en la lengua de Lotario, redundó más en daño de los dos, porque si la lengua callaba, el pensamiento discurría y tenía lugar de contemplar, parte por parte, todos los estremos de bondad y de hermosura que Camila tenía, bastantes a enamorar una estatua de mármol, no que un corazón de carne. Toutefois, cet avantage que donnaient à tous deux les vertus de Camille, en imposant silence à Lothaire, finit par tourner à leur détriment : car, si la langue se taisait, l′imagination avait le champ libre ; elle pouvait contempler à loisir tous les charmes dont Camille était pourvue, capables de toucher une statue de marbre, et non-seulement un cœur de chair.
»Mirábala Lotario en el lugar y espacio que había de hablarla, y consideraba cuán digna era de ser amada; y esta consideración comenzó poco a poco a dar asaltos a los respectos que a Anselmo tenía, y mil veces quiso ausentarse de la ciudad y irse donde jamás Anselmo le viese a él, ni él viese a Camila; mas ya le hacía impedimento y detenía el gusto que hallaba en mirarla. Hacíase fuerza y peleaba consigo mismo por desechar y no sentir el contento que le llevaba a mirar a Camila. Culpábase a solas de su desatino, llamábase mal amigo y aun mal cristiano; hacía discursos y comparaciones entre él y Anselmo, y todos paraban en decir que más había sido la locura y confianza de Anselmo que su poca fidelidad , y que si así tuviera disculpa para con Dios como para con los hombres de lo que pensaba hacer, que no temiera pena por su culpa. Lothaire la regardait, pendant le temps qu′il aurait pu lui parler, et considérait à quel point elle était digne d′être aimée. Cette réflexion commença peu à peu à donner l′assaut aux égards qu′il devait à son ami ; cent fois il voulut s′éloigner de la ville, et fuir si loin qu′Anselme ne le vît plus, et qu′il ne vît plus Camille ; mais déjà il se sentait comme arrêté et retenu par le plaisir qu′il trouvait à la regarder. Il combattait contre lui-même, il se faisait violence pour repousser et ne point sentir la joie que lui causait la vue de Camille. Il s′accusait, dans la solitude, de sa folle inclination, il s′appelait mauvais ami et même mauvais chrétien ; puis la réflexion le ramenait à faire des comparaisons entre Anselme et lui, qui toutes se terminaient par dire qu′il fallait moins accuser son manque de fidélité que la folie et l′aveugle confiance de son ami, et que, s′il avait auprès de Dieu les mêmes excuses qu′auprès des hommes, il n′aurait à craindre aucun châtiment pour sa faute.
»En efecto, la hermosura y la bondad de Camila, juntamente con la ocasión que el ignorante marido le había puesto en las manos, dieron con la lealtad de Lotario en tierra. Y, sin mirar a otra cosa que aquella a que su gusto le inclinaba, al cabo de tres días de la ausencia de Anselmo, en los cuales estuvo en continua batalla por resistir a sus deseos, comenzó a requebrar a Camila, con tanta turbación y con tan amorosas razones que Camila quedó suspensa, y no hizo otra cosa que levantarse de donde estaba y entrarse a su aposento, sin respondelle palabra alguna. Mas no por esta sequedad se desmayó en Lotario la esperanza, que siempre nace juntamente con el amor; antes, tuvo en más a Camila. La cual, habiendo visto en Lotario lo que jamás pensara, no sabía qué hacerse. Y, pareciéndole no ser cosa segura ni bien hecha darle ocasión ni lugar a que otra vez la hablase, determinó de enviar aquella mesma noche, como lo hizo, a un criado suyo con un billete a Anselmo, donde le escribió estas razones: > ~ Bref, le mérite et les attraits de Camille, en même temps que l′occasion que lui avait fournie l′imprudent mari, triomphèrent enfin de la loyauté de Lothaire. Trois jours après le départ d′Anselme, pendant lesquels il fut en lutte continuelle pour résister à ses désirs, ne voyant plus que l′objet vers qui l′entraînait sa passion, il la découvrit à Camille, et lui fit une déclaration d′amour avec tant de trouble, avec de si vives instances, que Camille resta confondue, et ne sut faire autre chose que se lever de la place qu′elle occupait et rentrer dans sa chambre sans lui répondre un seul mot. Mais ce froid dédain n′ôta pas à Lothaire l′espérance, qui naît en même temps que l′amour ; au contraire, il en estima davantage la conquête de Camille. Celle-ci, quand elle vit cette action de Lothaire, à laquelle elle s′attendait si peu, ne savait à quoi se résoudre. Enfin, comme il lui parut qu′il n′était ni sûr ni convenable de laisser à l′infidèle ami le temps et l′occasion de l′entretenir une seconde fois, elle résolut d′envoyer cette nuit même un de ses gens à Anselme, avec un billet ainsi conçu :






I. Capítulo XXXIV. Donde se prosigue la novela del Curioso impertinente

Chapitre XXXIV Où se continue la nouvelle du curieux malavisé

»Así como suele decirse que parece mal el ejército sin su general y el castillo sin su castellano, digo yo que parece muy peor la mujer casada y moza sin su marido, cuando justísimas ocasiones no lo impiden. Yo me hallo tan mal sin vos, y tan imposibilitada de no poder sufrir esta ausencia , que si presto no venís, me habré de ir a entretener en casa de mis padres, aunque deje sin guarda la vuestra; porque la que me dejastes, si es que quedó con tal título, creo que mira más por su gusto que por lo que a vos os toca ; y, pues sois discreto, no tengo más que deciros, ni aun es bien que más os diga. « Comme on a coutume de dire que mal sied l′armée sans son général, et le château sans son châtelain, je dis que plus mal encore sied la femme mariée et jeune sans son mari, quand de justes motifs ne les tiennent pas séparés. Je me trouve si mal loin de vous, et tellement hors d′état de supporter votre absence, que, si vous ne revenez au plus tôt, je serai forcée de me réfugier dans la maison de mes parents, dussé-je laisser la vôtre sans gardien ; car celui que vous m′avez laissé, si toutefois il mérite ce nom, vise, à ce que je crois, plus à son plaisir qu′à vos intérêts. Vous êtes intelligent : je ne vous dis rien de plus, et même il ne convient pas que j′en dise davantage . »
»Esta carta recibió Anselmo, y entendió por ella que Lotario había ya comenzado la empresa, y que Camila debía de haber respondido como él deseaba; y, alegre sobremanera de tales nuevas, respondió a Camila, de palabra, que no hiciese mudamiento de su casa en modo ninguno, porque él volvería con mucha brevedad. Admirada quedó Camila de la respuesta de Anselmo, que la puso en más confusión que primero, porque ni se atrevía a estar en su casa, ni menos irse a la de sus padres; porque en la quedada corría peligro su honestidad, y en la ida iba contra el mandamiento de su esposo. En recevant cette lettre, Anselme comprit que Lothaire avait enfin commencé l′entreprise, et que Camille devait l′avoir reçu comme il désirait qu′elle le fît. Ravi de semblable nouvelle, il fit répondre verbalement à Camille qu′elle ne quittât sa maison pour aucun motif, et qu′il reviendrait très-promptement. Camille fut fort étonnée de cette réponse d′Anselme, qui la mit dans un plus grand embarras qu′auparavant, car elle n′osait ni rester dans sa maison, ni moins encore s′en aller chez ses parents. À rester, elle voyait sa vertu en péril ; à s′en aller, elle désobéissait aux ordres de son mari.
»En fin, se resolvió en lo que le estuvo peor , que fue en el quedarse, con determinación de no huir la presencia de Lotario, por no dar que decir a sus criados; y ya le pesaba de haber escrito lo que escribió a su esposo, temerosa de que no pensase que Lotario había visto en ella alguna desenvoltura que le hubiese movido a no guardalle el decoro que debía. Pero, fiada en su bondad, se fió en Dios y en su buen pensamiento , con que pensaba resistir callando a todo aquello que Lotario decirle quisiese, sin dar más cuenta a su marido, por no ponerle en alguna pendencia y trabajo. Y aun andaba buscando manera como disculpar a Lotario con Anselmo, cuando le preguntase la ocasión que le había movido a escribirle aquel papel. Con estos pensamientos, más honrados que acertados ni provechosos, estuvo otro día escuchando a Lotario, el cual cargó la mano de manera que comenzó a titubear la firmeza de Camila, y su honestidad tuvo harto que hacer en acudir a los ojos, para que no diesen muestra de alguna amorosa compasión que las lágrimas y las razones de Lotario en su pecho habían despertado. Todo esto notaba Lotario, y todo le encendía. Enfin, dans le doute, elle prit le plus mauvais parti, celui de rester, et de plus la résolution de ne point fuir la présence de Lothaire, afin de ne point donner à ses gens matière à causer. Déjà même elle se repentait d′avoir écrit à son époux, dans la crainte qu′il n′imaginât que Lothaire avait vu chez elle quelque hardiesse qui l′avait poussé à manquer au respect qu′il lui devait. Mais, confiante en la solidité de sa vertu, elle se mit sous la garde de Dieu et de sa ferme intention, espérant bien résister, par le silence, à tout ce qu′il plairait à Lothaire de lui dire, sans rien révéler de plus à son mari, pour ne pas le jeter dans les embarras d′une querelle. Elle chercha même un moyen de disculper Lothaire auprès d′Anselme, quand ce dernier lui demanderait le motif qui lui avait fait écrire son billet. Dans ces pensées, plus honnêtes que sages, elle resta le lendemain à écouter Lothaire, lequel pressa tellement son attaque, que le fermeté de Camille commença à fléchir, et que sa vertu eut assez à faire de veiller sur ses yeux, pour qu′ils ne donnassent pas quelque indice de l′amoureuse compassion qu′avaient éveillée dans son sein les propos et les pleurs de Lothaire. Rien n′échappait à celui-ci, qui s′en enflammait davantage.
»Finalmente, a él le pareció que era menester, en el espacio y lugar que daba la ausencia de Anselmo, apretar el cerco a aquella fortaleza. Y así, acometió a su presunción con las alabanzas de su hermosura, porque no hay cosa que más presto rinda y allane las encastilladas torres de la vanidad de las hermosas que la mesma vanidad, puesta en las lenguas de la adulación . En efecto, él, con toda diligencia, minó la roca de su entereza, con tales pertrechos que, aunque Camila fuera toda de bronce, viniera al suelo. Lloró, rogó, ofreció, aduló, porfió, y fingió Lotario con tantos sentimientos, con muestras de tantas veras, que dio al través con el recato de Camila y vino a triunfar de lo que menos se pensaba y más deseaba . Finalement, il lui sembla nécessaire, pendant le temps que laissait encore l′absence d′Anselme, de pousser vivement le siége de cette forteresse. Il attaqua le côté de sa présomption par des louanges à sa beauté ; car rien ne bat mieux en brèche, et ne renverse plus vite les tours de la vanité d′une belle, que cette même vanité employée par la langue de l′adulation. En effet, il sut si adroitement miner le roc de sa chasteté, et faire jouer de telles machines de guerre, que Camille, fût-elle toute de bronze, ne pouvait manquer de succomber. Lothaire pria, supplia, pleura, adula, pressa, témoigna tant d′ardeur et de sincérité, qu′à la fin il renversa les remparts de la vertu de Camille, et conquit ce qu′il espérait le moins et désirait le plus.
»Rindióse Camila, Camila se rindió; pero, ¿qué mucho, si la amistad de Lotario no quedó en pie? Ejemplo claro que nos muestra que sólo se vence la pasión amorosa con huilla, y que nadie se ha de poner a brazos con tan poderoso enemigo, porque es menester fuerzas divinas para vencer las suyas humanas. Sólo supo Leonela la flaqueza de su señora, porque no se la pudieron encubrir los dos malos amigos y nuevos amantes. No quiso Lotario decir a Camila la pretensión de Anselmo, ni que él le había dado lugar para llegar a aquel punto, porque no tuviese en menos su amor y pensase que así, acaso y sin pensar, y no de propósito, la había solicitado. Camille se rendit, Camille fut vaincue. Mais qu′y a-t-il d′étrange ? l′amitié de Lothaire avait-elle tenu bon ? exemple frappant qui nous montre que l′unique manière de vaincre l′amour, c′est de le fuir, et que personne ne doit se prendre corps à corps avec un si puissant ennemi ; car, pour résister à ses efforts humains, il faudrait des forces divines. Léonella connut seule la faute de sa maîtresse, parce que les deux mauvais amis et nouveaux amants ne purent la lui cacher. Lothaire se garda bien de révéler à Camille le projet qu′avait eu Anselme, et de lui dire que c′était de son mari lui-même qu′il avait tenu les moyens de réussir auprès d′elle, de peur qu′elle ne cessât d′estimer autant son amour, et qu′elle ne vînt à penser que c′était par hasard, par occasion et sans dessein qu′il l′avait sollicitée.
»Volvió de allí a pocos días Anselmo a su casa, y no echó de ver lo que faltaba en ella, que era lo que en menos tenía y más estimaba . Fuese luego a ver a Lotario, y hallóle en su casa; abrazáronse los dos, y el uno preguntó por las nuevas de su vida o de su muerte. Au bout de quelques jours, Anselme revint dans sa maison ; mais il ne vit pas ce qui y manquait, bien que ce fût ce qu′il estimait et ce qu′il devait regretter le plus. Il alla sans délai voir Lothaire, qu′il trouva chez lui. Les deux amis s′embrassèrent, et le nouveau venu demanda aussitôt à l′autre des nouvelles de sa vie ou de sa mort.
»-Las nuevas que te podré dar, ¡oh amigo Anselmo! -dijo Lotario-, son de que tienes una mujer que dignamente puede ser ejemplo y corona de todas las mujeres buenas. Las palabras que le he dicho se las ha llevado el aire, los ofrecimientos se han tenido en poco, las dádivas no se han admitido, de algunas lágri mas fingidas mías se ha hecho burla notable. En resolución, así como Camila es cifra de toda belleza, es archivo donde asiste la honestidad y vive el comedimiento y el recato, y todas las virtudes que pueden hacer loable y bien afortunada a una honrada mujer. Vuelve a tomar tus dineros, amigo, que aquí los tengo, sin haber tenido necesidad de tocar a ellos; que la entereza de Camila no se rinde a cosas tan bajas como son dádivas ni promesas. Conténtate, Anselmo, y no quieras hacer más pruebas de las hechas; y, pues a pie enjuto has pasado el mar de las dificultades y sospechas que de las mujeres suelen y pueden tenerse, no quieras entrar de nuevo en el profundo piélago de nuevos inconvenientes, ni quieras hacer experiencia con otro piloto de la bondad y fortaleza del navío que el cielo te dio en suerte para que en él pasases la mar deste mundo, sino haz cuenta que estás ya en seguro puerto, y aférrate con las áncoras de la buena consideración, y déjate estar hasta que te vengan a pedir la deuda que no hay hidalguía humana que de pagarla se escuse . « Les nouvelles que j′ai à te donner, ô mon ami ! répondit Lothaire, sont que tu as une femme qui peut être, avec justice, l′exemple et la gloire de toutes les femmes vertueuses. Les paroles que je lui ai dites, le vent les a emportées ; les offres, elle les a repoussées ; les présents, elle ne les a point admis ; mes larmes feintes, elle en a fait l′objet de ses railleries. En un mot, de même que Camille est le sommaire de toute beauté, c′est le temple où l′honnêteté a son autel, où résident à la fois la politesse et la pudeur, et toutes les vertus qui peuvent parer une femme de bien. Reprends, ami, reprends ton argent et tes bijoux ; ils sont là sans que j′aie eu besoin d′y toucher, car l′intégrité de Camille ne se rend pas à d′aussi vils objets que les cadeaux et les promesses. Sois satisfait, Anselme, et ne pense plus à tenter d′autre épreuve. Puisque tu as passé à pied sec la mer des embarras et des soupçons que les femmes ont coutume de donner, ne t′embarque plus sur l′océan de nouvelles tempêtes ; ne fais plus, avec un autre pilote, l′expérience de la solidité du navire que le ciel t′a donné en partage pour faire la traversée de ce monde : mais persuade-toi, tout au contraire, que tu es arrivé à bon port ; affermis-toi bien sur les ancres de la bonne considération, et reste en panne jusqu′à ce qu′on vienne te réclamer la dette dont aucune noblesse humaine n′a le privilège d′éviter le payement. »
»Contentísimo quedó Anselmo de las razones de Lotario, y así se las creyó como si fueran dichas por algún oráculo. Pero, con todo eso, le rogó que no dejase la empresa, aunque no fuese más de por curiosidad y entretenimiento, aunque no se aprovechase de allí adelante de tan ahincadas diligencias como hasta entonces; y que sólo quería que le escribiese algunos versos en su alabanza, debajo del nombre de Clori, porque él le daría a entender a Camila que andaba enamorado de una dama, a quien le había puesto aquel nombre por poder celebrarla con el deco ro que a su honestidad se le debía; y que, cuando Lotario no quisiera tomar trabajo de escribir los versos, que él los haría. Anselme fut ravi des paroles de Lothaire, et les crut comme si quelque oracle les eût prononcées. Cependant il le pria de ne pas abandonner complètement l′entreprise, quand même il ne la suivrait que par curiosité et passe-temps, sans faire d′aussi pressantes démarches que par le passé. « Je veux seulement, lui dit-il, que tu écrives quelques vers à sa louange, sous le nom de Chloris, et je ferai croire à Camille que tu es amoureux d′une dame à laquelle tu as donné ce nom, afin de pouvoir célébrer ses attraits sans manquer aux égards qui lui sont dus. Et si tu ne veux pas te donner la peine d′écrire ces vers, je me charge de les composer.
»-No será menester eso -dijo Lotario-, pues no me son tan enemigas las musas que algunos ratos del año no me visiten. Dile tú a Camila lo que has dicho del fingimiento de mis amores, que los versos yo los haré; si no tan buenos como el subjeto merece, serán, por lo menos, los mejores que yo pudiere. – Cela est inutile, reprit Lothaire ; les Muses ne me sont pas tellement ennemies qu′elles ne me fassent quelques visites dans le cours de l′année. Parle à Camille de mes feintes amours ; mais quant aux vers, je les ferai, sinon tels que le mérite leur sujet, au moins du mieux que je pourrai. »
»Quedaron deste acuerdo el impertinente y el traidor amigo; y, vuelto Anselmo a su casa, preguntó a Camila lo que ella ya se maravillaba que no se lo hubiese preguntado: que fue que le dijese la ocasión por que le había escrito el papel que le envió. Camila le respondió que le había parecido que Lotario la miraba un poco más desenvueltamente que cuando él estaba en casa; pero que ya estaba desengañada y creía que había sido imaginación suya, porque ya Lotario huía de vella y de estar con ella a solas. Díjole Anselmo que bien podía estar segura de aquella sospecha, porque él sabía que Lotario andaba enamorado de una doncella principal de la ciudad, a quien él celebraba debajo del nombre de Clori, y que, aunque no lo estuviera, no había que temer de la verdad de Lotario y de la mucha amistad de entrambos. Y, a no estar avisada Camila de Lotario de que eran fingidos aquellos amores de Clori, y que él se lo había dicho a Anselmo por poder ocuparse algunos ratos en las mismas alabanzas de Camila, ella, sin duda, cayera en la desesperada red de los celos; mas, por estar ya advertida, pasó aquel sobresalto sin pesadumbre. Les deux amis, l′imprudent et le traître, ainsi tombés d′accord, Anselme, de retour à sa maison, fit à Camille la question qu′elle s′étonnait de ne point avoir reçue déjà : à savoir, quel motif lui avait fait écrire ce billet qu′elle lui avait adressé. Camille répondit qu′il lui avait semblé que Lothaire la regardait un peu moins respectueusement que lorsque son mari était à la maison ; mais qu′elle était déjà détrompée, et voyait bien que c′était pure imagination de sa part, puisque Lothaire fuyait sa présence et les occasions de se trouver seul avec elle. Anselme lui dit qu′elle pouvait être bien remise de ce soupçon ; car il savait que Lothaire était violemment épris d′une noble demoiselle de la ville, qu′il célébrait sous le nom de Chloris ; mais que, dans le cas même où son cœur fût libre, il n′y avait rien à craindre de sa loyale amitié. Si Camille n′eût pas été avisée par Lothaire que cet amour pour Chloris était simulé, et qu′il ne l′avait dit à Anselme qu′afin de pouvoir s′occuper quelques instants à célébrer les louanges de Camille elle-même, sans aucun doute elle serait tombée dans les filets cuisants de la jalousie ; mais, étant prévenue, elle reçut cette confidence sans alarme.
»Otro día, estando los tres sobre mesa, rogó Anselmo a Lotario dijese alguna co sa de las que había compuesto a su amada Clori; que, pues Camila no la conocía, seguramente podía decir lo que quisiese. Le lendemain, comme ils étaient tous trois à table, après le dessert, Anselme pria Lothaire de réciter quelqu′une des poésies qu′il avait composées pour sa bien-aimée Chloris, lui faisant observer que, puisque Camille ne la connaissait pas, il pouvait en dire tout ce qu′il lui plairait.
»-Aunque la conociera -respondió Lotario-, no encubriera yo nada, porque cuando algún amante loa a su dama de hermosa y la nota de cruel, ningún oprobrio hace a su buen crédito. Pero, sea lo que fuere, lo que sé decir, que ayer hice un soneto a la ingratitud desta Clori, que dice ansí:

Soneto
En el silencio de la noche, cuando
ocupa el dulce sueño a los mortales,
la pobre cuenta de mis ricos males
estoy al cielo y a mi Clori dando.

Y, al tiempo cuando el sol se va mostrando
por las rosadas puertas orientales,
con suspiros y acentos desiguales,
voy la antigua querella renovando.

Y cuando el sol, de su estrellado asiento,
derechos rayos a la tierra envía,
el llanto crece y doblo los gemidos.

Vuelve la noche, y vuelvo al triste cuento,
y siempre hallo, en mi mortal porfía,
al cielo, sordo; a Clori, sin oídos.
« Encore qu′elle la connût, reprit Lothaire, je n′aurais rien à cacher ; car, lorsqu′un amant loue sa dame de ses attraits et lui reproche sa cruauté, il ne fait nulle injure à sa bonne renommée. Mais, quoi qu′il en soit, voici le sonnet que j′ai fait hier sur l′ingratitude de Chloris. »

SONNET
« Dans le silence de la nuit,
quand le doux sommeil règne sur les mortels,
je rends au ciel et à Chloris
le pauvre compte de mes riches douleurs ;

« Dès que le soleil commence à se montrer
aux portes rosées de l′orient,
avec des soupirs et des accents entrecoupés,
je renouvelle mon ancienne plainte ;

« Et quand le soleil, du haut de son trône étoilé,
lance sur la terre de perpendiculaires rayons,
mes pleurs augmentent et mes gémissements redoublent.

« La nuit revient, et je reviens à ma triste lamentation ;
mais toujours, dans cette lutte mortelle,
je trouve le ciel sourd et Chloris insensible. »
»Bien le pareció el soneto a Camila, pero mejor a Anselmo, pues le alabó, y dijo que era demasiadamente cruel la dama que a tan claras verdades no correspondía. A lo que dijo Camila. Le sonnet plut à Camille, et plus encore à Anselme, qui le loua, et dit que la dame était trop cruelle, puisqu′elle ne répondait point à de si sincères aveux.
»-Luego, ¿todo aquello que los poetas enamorados dicen es verdad. « En ce cas, s′écria Camille, tout ce que disent les poëtes amoureux est donc la vérité ?
»-En cuanto poetas, no la dicen -respondió Lotario-; mas, en cuanto enamorados, siempre quedan tan cortos como verdaderos. – Comme poëtes, ils ne la disent pas, répondit Lothaire ; mais comme amoureux, ils sont toujours aussi insuffisants que véridiques.
»-No hay duda deso -replicó Anselmo, todo por apoyar y acreditar los pensamientos de Lotario con Camila, tan descuidada del artificio de Anselmo como ya enamorada de Lotario. – Cela ne fait pas le moindre doute, » reprit Anselme, qui semblait vouloir expliquer la pensée de Lothaire à Camille, aussi peu soucieuse de l′artifice d′Anselme qu′éperdument éprise de Lothaire.
»Y así, con el gusto que de sus cosas tenía, y más, teniendo por entendido que sus deseos y escritos a ella se encaminaban, y que ella era la verdadera Clori, le rogó que si otro soneto o otros versos sabía, los dijese. Camille, sachant bien que les vœux et les vers de son amant s′adressaient à elle, et qu′elle était la véritable Chloris, le pria, s′il savait quelque autre sonnet, de le dire encore.
»-Sí sé -respondió Lotario-, pero no creo que es tan bueno como el primero, o, por mejor decir, menos malo. Y podréislo bien juzgar, pues es éste. « Oui, j′en sais bien un, répondit Lothaire ; mais je le crois moins bon que le premier, ou, pour mieux dire, plus mauvais. Au reste, vous allez en juger. »
Soneto
Yo sé que muero; y si no soy creído,
es más cierto el morir, como es más cierto
verme a tus pies, ¡oh bella ingrata!, muerto,
antes que de adorarte arrepentido .

Podré yo verme en la región de olvido,
de vida y gloria y de favor desierto,
y allí verse podrá en mi pecho abierto
cómo tu hermoso rostro está esculpido.

Que esta reliquia guardo para el duro
trance que me amenaza mi porfía,
que en tu mismo rigor se fortalece.

¡Ay de aquel que navega, el cielo escuro,
por mar no usado y peligrosa vía,
adonde norte o puerto no se ofrece!
SONNET
« Je sais bien que je meurs ; et si je ne suis pas écouté,
ma mort est aussi certaine qu′il est certain
que je me verrais plutôt mort à tes pieds, ô belle ingrate !
que repentant de t′adorer.

« Je pourrai me voir dans la région de l′oubli,
déserté par la vie, la gloire et la faveur ;
alors on pourra voir, dans mon cœur ouvert,
comment ton beau visage y est gravé.

« C′est une relique que je garde pour la crise terrible
dont me menace ma constance,
qui se fortifie de ta rigueur même.

« Malheur à qui navigue, par un ciel obscur,
sur une mer inconnue et dangereuse,
où nulle étoile, nul port ne s′offrent à sa vue ! »
»También alabó este segundo soneto Anselmo, como había hecho el primero, y desta manera iba añadiendo eslabón a eslabón a la cadena con que se enlazaba y trababa su deshonra, pues cuando más Lotario le deshonraba, entonces le decía que estaba más honrado; y, con esto, todos los escalones que Camila bajaba hacia el centro de su menosprecio, los subía, en la opinión de su marido, hacia la cumbre de la virtud y de su buena fama. Anselme loua ce second sonnet, comme il avait fait du premier, ajoutant, de cette manière, un anneau sur l′autre à la chaîne avec laquelle il enlaçait et serrait son déshonneur. En effet, plus Lothaire le déshonorait, plus il lui disait qu′il était honoré, et chacun des degrés que descendait Camille vers le fond de son avilissement, elle le montait, dans l′opinion de son mari, vers le faîte de la vertu et de la bonne renommée.
»Sucedió en esto que, hallándose una vez, entre otras, sola Camila con su doncella, le dijo. Un jour que Camille se trouvait seule avec sa camériste, elle lui dit :
»-Corrida estoy, amiga Leonela, de ver en cuán poco he sabido estimarme, pues siquiera no hice que con el tiempo comprara Lotario la entera posesión que le di tan presto de mi voluntad. Temo que ha de estimar mi presteza o ligereza, sin que eche de ver la fuerza que él me hizo para no poder resistirle. « Je suis confuse, amie Léonella, de voir combien peu j′ai su m′estimer, puisque je n′ai pas même fait acheter par le temps à Lothaire l′entière possession que je lui ai si vite donnée de ma volonté. Je crains qu′il n′accuse ma précipitation ou ma légèreté, sans voir que je n′ai pu résister à sa pressante ardeur.
»-No te dé pena eso, señora mía -respondió Leonela-, que no está la monta, ni es causa para menguar la estimación, darse lo que se da presto , si, en efecto, lo que se da es bueno, y ello por sí digno de estimarse. Y aun suele decirse que el que luego da, da dos veces. – Que cela ne vous cause point de peine, ma chère dame, répondit Léonella ; la chose que l′on donne n′est pas dépréciée pour être donnée vite, si elle est par elle-même précieuse et digne d′être estimée. On a même coutume de dire que celui qui donne vite donne deux fois.
»-También se suele decir -dijo Camila- que lo que cuesta poco se estima en menos . – Oui, reprit Camille ; mais on dit aussi que ce qui coûte peu s′estime encore moins.
»-No corre por ti esa razón -respondió Leonela-, porque el amor, según he oído decir, unas veces vuela y otras anda, con éste corre y con aquél va despacio, a unos entibia y a otros abrasa, a unos hiere y a otros mata, en un mesmo punto comienza la carrera de sus deseos y en aquel mesmo punto la acaba y concluye, por la mañana suele poner el cerco a una fortaleza y a la noche la tiene rendida, porque no hay fuerza que le resista. Y, siendo así, ¿de qué te espantas, o de qué te mes, si lo mismo debe de haber acontecido a Lotario, habiendo tomado el amor por instrumento de rendirnos la ausencia de mi señor? Y era forzoso que en ella se concluyese lo que el amor tenía determinado, sin dar tiempo al tiempo para que Anselmo le tuviese de volver, y con su presencia quedase imperfecta la obra. Porque el amor no tiene otro mejor ministro para ejecutar lo que desea que es la ocasión: de la ocasión se sirve en todos sus hechos, principalmente en los principios. Todo esto sé yo muy bien, más de experiencia que de oídas, y algún día te lo diré, señora, que yo también soy de carne y de sangre moza. Cuanto más, señora Camila, que no te entregaste ni diste tan luego, que primero no hubieses visto en los ojos, en los suspiros, en las razones y en las promesas y dádivas de Lotario toda su alma, viendo en ella y en sus virtudes cuán digno era Lotario de ser amado. Pues si esto es ansí, no te asalten la imaginación esos escrupulosos y melindrosos pensamientos, sino asegúrate que Lotario te estima como tú le estimas a él, y vive con contento y satisfación de que, ya que caíste en el lazo amoroso, es el que te aprieta de valor y de estima. Y que no sólo tiene las cuatro eses que dicen que han de tener los buenos enamorados , sino todo un ABC entero: si no, escúchame y verás como te le digo de coro. Él es, según yo veo y a mí me parece, agradecido, bueno, caballero, dadivoso, enamorado, firme, gallardo, honrado, ilustre, leal, mozo, noble, onesto, principal, quantioso, rico, y las eses que dicen; y luego, tácito, verdadero. La X no le cuadra, porque es letra áspera ; la Y ya está dicha; la Z, zelador de tu honra. – Ce n′est pas à vous que s′adresse ce dicton, repartit Léonella : car l′amour, à ce que j′ai ouï dire, tantôt vole, tantôt marche ; il court avec celui-là, se traîne avec celui-ci, refroidit l′un, enflamme l′autre, blesse à gauche, tue à droite. Quelquefois il entreprend la carrière de ses désirs, et au même instant il arrive au bout ; le matin, il met le siége à une forteresse, et le soir la fait capituler, car aucune force ne résiste à la sienne. S′il en est ainsi, pourquoi craindre ? Lothaire a dû se dire la même chose, puisque l′amour a pris pour instrument de votre défaite l′absence de notre seigneur. Il fallait que, pendant cette absence, l′amour achevât ce qu′il avait résolu, sans donner, comme on dit, le temps au temps, pour qu′Anselme n′eût pas celui de revenir, et de laisser par sa présence l′ouvrage imparfait : car l′amour n′a pas, pour accomplir ses volontés, de meilleur ministre que l′occasion ; c′est de l′occasion qu′il se sert pour tous ses exploits, et surtout dans le début. Tout cela, je le sais fort bien, et plus encore par expérience que par ouï-dire, ainsi que je vous le conterai quelque jour, car je suis de chair aussi, et j′ai du sang jeune dans les veines. Et d′ailleurs, madame, vous ne vous êtes pas rendue sitôt, que vous n′ayez d′abord vu toute l′âme de Lothaire dans ses regards, dans ses soupirs, dans ses propos, dans ses présents ; que vous n′ayez enfin reconnu combien il était digne d′être aimé. S′il en est ainsi, ne vous laissez pas assaillir l′imagination par ces scrupules et ces pensées de prude ; mais soyez assurée que Lothaire vous estime autant que vous l′estimez, et vivez joyeuse et satisfaite de ce qu′étant tombée dans les lacs de l′amour, celui qui vous y retient mérite son triomphe. En effet, il n′a pas seulement les quatre S S S S que doivent avoir, à ce qu′on, dit, tous les amants parfaits, mais même un alphabet tout entier. Écoutez-moi, et vous allez voir comme je le sais par cœur. Il est, à ce que je vois et ce que j′imagine : AIMANT BON – COURAGEUX DISCRET – EMPRESSÉ – FIDÈLE GÉNÉREUX HABILE – ILLUSTRE JEUNE – LOYAL – MODESTE NOBLE ONNÊTE – PRUDENT – QUALIFIÉ RICHE puis les quatre S – S – S – S que nous venons de dire, puis TENDRE – et – VÉRIDIQUE ; l′X ne lui va, c′est une lettre rude ; l′Y n′a rien qui lui convienne ; enfin ZÉLÉ pour votre bonheur. »
»Rióse Camila del ABC de su doncella, y túvola por más plática en las cosas de amor que ella decía; y así lo confesó ella, descubriendo a Camila como trataba amores con un mancebo bien nacido, de la mesma ciudad; de lo cual se turbó Camila, temiendo que era aquél camino por donde su honra podía correr riesgo. Apuróla si pasaban sus pláticas a más que serlo. Ella, con poca vergüenza y mucha desenvoltura, le respondió que sí pasaban; porque es cosa ya cierta que los descuidos de las señoras quitan la vergüenza a las criadas, las cuales, cuando ven a las amas echar traspiés, no se les da nada a ellas de cojear, ni de que lo sepan. Camille rit beaucoup de l′alphabet de sa suivante, et la tint pour plus versée dans les choses d′amour qu′elle ne voulait le paraître. L′autre en fit l′aveu, et découvrit à sa maîtresse qu′elle était engagée dans une intrigue amoureuse avec un jeune homme bien né de la même ville. À cette confidence, Camille se troubla, craignant que ce ne fût une voie ouverte à son déshonneur. Elle pressa de questions Léonella, pour savoir si ces entrevues allaient plus loin que la conversation. Celle-ci, perdant toute retenue, lui répondit effrontément qu′elle ne s′amusait plus aux paroles. Il est, en effet, certain que les fautes des dames ôtent jusqu′à la honte aux suivantes, lesquelles, en voyant leurs maîtresses faire un faux pas, ne s′inquiètent plus de boiter des deux pieds, ni même qu′on s′en aperçoive.
»No pudo hacer otra cosa Camila sino rogar a Leonela no dijese nada de su hecho al que decía ser su amante, y que tratase sus cosas con secreto, porque no viniesen a noticia de Anselmo ni de Lotario. Leonela respondió que así lo haría, mas cumpliólo de manera que hizo cierto el temor de Camila de que por ella había de perder su crédito. Porque la deshonesta y atrevida Leonela, después que vio que el proceder de su ama no era el que solía, atrevióse a entrar y poner dentro de casa a su amante , confiada que, aunque su señora le viese, no había de osar descubrille; que este daño acarrean, entre otros, los pecados de las señoras: que se hacen esclavas de sus mesmas criadas y se obligan a encubrirles sus deshonestidades y vilezas, como aconteció con Camila; que, aunque vio una y muchas veces que su Leonela estaba con su galán en un aposento de su casa, no sólo no la osaba reñir, mas dábale lugar a que lo encerrase, y quitábale todos los estorbos, para que no fuese visto de su marido. Camille ne put faire autre chose que prier Léonella de ne rien révéler de son aventure à celui qu′elle disait être son amant, et de conduire sa propre intrigue dans le plus grand secret, pour qu′il n′en vînt rien à la connaissance d′Anselme ou de Lothaire. Léonella le lui promit bien ; mais elle tint parole de manière à confirmer Camille dans la crainte que, par elle, sa réputation ne se perdît. La coupable et audacieuse Léonella ne vit pas plutôt que sa maîtresse avait succombé, qu′elle eut l′effronterie d′introduire son amant dans la maison, bien assurée que sa maîtresse, le vît-elle, n′oserait pas le découvrir. Telle est, avec beaucoup d′autres, la triste suite qu′ont les faiblesses des dames : elles deviennent esclaves de leurs propres servantes, et se voient forcées de couvrir jusqu′aux méfaits de ces créatures. C′est ce qu′éprouva Camille, qui, bien qu′elle sût maintes fois que sa Léonella s′était enfermée en compagnie dans un appartement de la maison, non-seulement n′osait pas l′en gronder, mais, au contraire, prêtait les mains à l′arrivée du galant, et veillait à ce qu′il ne fût pas découvert par son mari.
»Pero no los pudo quitar que Lotario no le viese una vez salir, al romper del alba; el cual, sin conocer quién era, pensó primero que debía de ser alguna fantasma; mas, cuando le vio caminar, embozarse y encubrirse con cuidado y recato, cayó de su simple pensamiento y dio en otro, que fuera la perdición de todos si Camila no lo remediara. Pensó Lotario que aquel hombre que había visto salir tan a deshora de casa de Anselmo no había entrado en ella por Leonela, ni aun se acordó si Leonela era en el mundo; sólo creyó que Camila, de la misma manera que había sido fácil y ligera con él, lo era para otro ; que estas añadiduras trae consigo la maldad de la mujer mala: que pierde el crédito de su honra con el mesmo a quien se entregó rogada y persuadida, y cree que con mayor facilidad se entrega a otros, y da infalible crédito a cualquiera sospecha que desto le venga. Y no parece sino que le faltó a Lotario en este punto todo su buen entendimiento, y se le fueron de la memoria todos sus advertidos discursos, pues, sin hacer alguno que bueno fuese, ni aun razonable, sin más ni más, antes que Anselmo se levantase, impaciente y ciego de la celosa rabia que las entrañas le roía, muriendo por vengarse de Camila, que en ninguna cosa le había ofendido, se fue a Anselmo y le dijo: Toutefois elle ne sut pas si bien faire la garde, que Lothaire, un jour, ne vît sortir l′amant à l′aube du matin. Ne sachant qui ce pouvait être, il le prit d′abord pour quelque fantôme ; mais quand il le vit marcher, s′envelopper dans son mnteau et s′échapper avec précaution, il rejeta bien vite cette pensée d′enfant pour s′arrêter à une autre qui devait les perdre tous, si Camille n′eût réparé le mal. Lothaire s′imagina que cet homme qu′il venait de voir sortir à une heure si indue de la maison d′Anselme n′y était pas entré pour Léonella ; se rappelait-il même qu′il y eût une Léonella dans le monde ? Il crut seulement que, de la même manière qu′elle avait été facile et inconstante pour lui, Camille l′était devenue pour un autre ; car c′est encore une des conséquences qu′entraîne la mauvaise conduite de la femme adultère : elle perd le crédit de son honneur aux yeux de celui-là même à qui elle l′a livré, vaincue par ses poursuites ; il croit, à son tour, qu′elle le livre à d′autres avec encore plus de facilité, et donne infailliblement croyance à tout soupçon de cette espèce qui vient l′assaillir. Il sembla qu′en ce moment Lothaire eût perdu tout son bon sens, et que toutes ses prudentes résolutions lui fussent sorties de la mémoire. Sans raisonner, sans réfléchir, impatient, fougueux, aveuglé par la rage de jalousie qui lui rongeait les entrailles, et brûlant de se venger de Camille, qui ne l′avait nullement offensé, il courut chez Anselme avant l′heure de son lever.
»-Sábete, Anselmo , que ha muchos días que he andado peleando conmigo mesmo, haciéndome fuerza a no decirte lo que ya no es posible ni justo que más te encubra. Sábete que la fortaleza de Camila está ya rendida y sujeta a todo aquello que yo quisiere hacer della; y si he tarda do en descubrirte esta verdad, ha sido por ver si era algún liviano antojo suyo, o si lo hacía por probarme y ver si eran con propósito firme tratados los amores que, con tu licencia, con ella he comenzado. Creí, ansimismo, que ella, si fuera la que debía y la que entrambos pensábamos, ya te hubiera dado cuenta de mi solicitud, pero, habiendo visto que se tarda, conozco que son verdaderas las promesas que me ha dado de que, cuando otra vez hagas ausencia de tu casa, me hablará en la recámara, donde está el repuesto de tus alhajas -y era la verdad, que allí le solía hablar Camila-; y no quiero que precipitosamente corras a hacer alguna venganza, pues no está aún cometido el pecado sino con pensamiento, y podría ser que, desde éste hasta el tiempo de ponerle por obra, se mudase el de Camila y naciese en su lugar el arrepentimiento. Y así, ya que, en todo o en parte, has seguido siempre mis consejos, sigue y guarda uno que ahora te diré, para que sin engaño y con medroso advertimento te satisfagas de aquello que más vieres que te convenga. Finge que te ausentas por dos o tres días, como otras veces sueles, y haz de manera que te quedes escondido en tu recámara, pues los tapices que allí hay y otras cosas con que te puedas encubrir te ofrecen mucha comodidad, y entonces verás por tus mismos ojos, y yo por los míos, lo que Camila quiere; y si fuere la maldad que se puede temer antes que esperar , con silencio, sagacidad y discreción podrás ser el verdugo de tu agravio. « Apprends, lui dit-il, apprends, Anselme, que depuis plusieurs jours je lutte avec moi-même, me faisant violence pour ne point t′avouer ce qu′il n′est ni possible ni juste de te cacher davantage ; apprends que la forteresse de Camille a capitulé, qu′elle est rendue et prête à faire tout ce qu′il me plaira. Si j′ai tardé à te découvrir cette vérité fatale, c′est que je voulais voir si c′était de sa part un coupable caprice, ou bien si elle ne feignait de se rendre que pour m′éprouver et s′assurer que je menais sérieusement l′attaque amoureuse commencée avec ta permission. J′ai cru également que, si elle eût été ce qu′elle devait être, et ce que nous pensions tous deux, elle t′aurait déjà révélé mes poursuites. Mais, voyant qu′elle tarde à t′en faire l′aveu, je dois tenir pour sincère la promesse qu′elle m′a faite de me recevoir, la première fois que tu t′absenterais de chez toi, dans le cabinet qui te sert de garde-robe (et c′était là, en effet, que se rencontraient Camille et Lothaire). Toutefois, je ne veux pas que tu coures précipitamment tirer quelque vengeance de l′infidèle, puisque le péché n′est encore commis que par pensée, et qu′il pourrait arriver que, d′ici au moment de le commettre par action, cette pensée de Camille vînt à changer et qu′à sa place naquît le repentir ; ainsi, comme jusqu′à présent tu as ponctuellement suivi mes conseils, hors en un point, suis encore un avis que je veux te donner maintenant pour que tu lèves tes doutes sans erreur possible, et que tu puisses agir en pleine connaissance de cause. Feins de t′absenter pour deux ou trois jours, comme cela t′est maintes fois arrivé, et fais en sorte de rester enfermé dans ta garde-robe, où les tapisseries et les meubles t′offriront un commode moyen de te cacher. Alors, tu verras par tes propres yeux, ainsi que moi par les miens, ce que veut Camille. Si son intention est coupable, comme c′est à craindre plus que le contraire à espérer, sans bruit, avec discrétion et sagacité, tu pourras être le vengeur de ton outrage. »
»Absorto, suspenso y admirado quedó Anselmo con las razones de Lotario, porque le cogieron en tiempo donde menos las esperaba oír, porque ya tenía a Camila por vencedora de los fingidos asaltos de Lotario y comenzaba a gozar la gloria del vencimiento. Callando estuvo por un buen espacio, mirando al suelo sin mover pestaña, y al cabo dijo. Le pauvre Anselme resta stupéfait et comme anéanti à cette confidence de Lothaire. Elle venait, en effet, le surprendre au moment où il s′y attendait le moins, car il croyait pieusement Camille victorieuse des feintes attaques de Lothaire, et commençait lui-même à goûter les joies du triomphe. Il demeura longtemps les yeux fixés à terre, immobile et silencieux ; enfin il s′écria :
»-Tú lo has hecho, Lotario, como yo esperaba de tu amistad; en todo he de seguir tu consejo: haz lo que quisieres y guarda aquel secreto que ves que conviene en caso tan no pensado. « Tu as agi, Lothaire, comme je l′attendais de ton amitié ; en toutes choses j′ai suivi ton conseil ; fais maintenant ce qui te semblera bon et surtout garde le secret qu′exige un événement si inattendu. »
»Prometióselo Lotario, y, en apartándose dél, se arrepintió totalmente de cuanto le había dicho, viendo cuán neciamente había andado, pues pudiera él vengarse de Camila, y no por camino tan cruel y tan deshonrado. Maldecía su entendimiento, afeaba su ligera determinación, y no sabía qué medio tomarse para deshacer lo hecho, o para dalle alguna razonable salida. Al fin, acordó de dar cuenta de todo a Camila; y, como no faltaba lugar para poderlo hacer, aquel mismo día la halló sola, y ella, así como vio que le podía hablar, le dijo. Lothaire le lui promit, et, dès qu′il se fut éloigné, il se repentit amèrement de tout ce qu′il venait de dire, voyant avec quelle impardonnable étourderie il avait agi, puisqu′il aurait pu se venger lui-même de Camille, sans prendre une voie si cruelle et si déshonorante. Il maudissait son peu de jugement, se reprochait sa précipitation, et ne savait quel moyen prendre pour défaire ce qu′il avait fait, ou trouver au moins à sa sottise une raisonnable issue. À la fin il résolut de tout révéler à Camille, et, comme les occasions ne lui manquaient pas de la voir en secret, il alla ce jour même la trouver. Dès qu′elle l′aperçut, elle lui dit :
»-Sabed, amigo Lotario, que tengo una pena en el corazón que me le aprieta de suerte que parece que quiere reventar en el pecho, y ha de ser maravilla si no lo hace, pues ha llegado la desvergüenza de Leonela a tanto, que cada noche encierra a un galán suyo en esta casa y se está con él hasta el día, tan a costa de mi crédito cuanto le quedará campo abierto de juzgarlo al que le viere salir a horas tan inusitadas de mi casa. Y lo que me fatiga es que no la puedo castigar ni reñir: que el ser ella secretario de nuestros tratos me ha puesto un freno en la boca para callar los suyos, y temo que de aquí ha de nacer algún mal suceso. « Sachez, ami Lothaire, que j′ai au fond du cœur un chagrin qui me le déchire et le fera quelque jour éclater dans ma poitrine. L′effronterie de Léonella en est venue à ce point que, toutes les nuits, elle fait entrer un galant dans cette maison, et le garde auprès d′elle jusqu′au jour ; jugez quel danger court ma réputation, et quel champ libre aurait pour m′accuser celui qui le verrait sortir de chez moi à ces heures indues. Mais ce qui m′afflige le plus, c′est que je ne peux ni la chasser ni la réprimander ; car de ce qu′elle est la confidente de notre intrigue, j′ai la bouche fermée sur la sienne, et je crains bien que cela n′amène quelque catastrophe. »
»Al principio que Camila esto decía creyó Lotario que era artificio para desmentille que el hombre que había visto salir era de Leonela, y no suyo ; pero, viéndola llorar y afligirse, y pedirle remedio, vino a creer la verdad, y, en creyéndola, acabó de estar confuso y arrepentido del todo. Pero, con todo esto, respondió a Camila que no tuviese pena, que él ordenaría remedio para atajar la insolencia de Leonela. Díjole asimismo lo que, instigado de la furiosa rabia de los celos , había dicho a Anselmo, y cómo estaba concertado de esconderse en la recámara, para ver desde allí a la clara la poca lealtad que ella le guardaba. Pidióle perdón desta locura, y consejo para poder remedialla y salir bien de tan revuelto laberinto como su mal discurso le había puesto. Aux premières paroles de Camille, Lothaire crut que c′était un artifice pour lui persuader que l′homme qu′il avait vu sortir était venu pour Léonella et non pour elle ; mais quand il la vit pleurer, se désoler, et lui demander son secours pour la tirer d′embarras, il reconnut enfin la vérité, ce qui accrut encore son repentir et sa confusion. Cependant il répondit à Camille qu′elle cessât de s′affliger, et qu′il trouverait bien moyen de mettre ordre à l′impudence de Léonella. Ensuite il lui confia tout ce que, dans le transport d′une fureur jalouse, il avait révélé à Anselme, et le complot qu′ils avaient tramé pour que celui-ci se cachât dans sa garde-robe et pût voir clairement de quelle déloyauté sa tendresse était payée. Il lui demanda pardon de cette folie, puis conseil pour la réparer et sortir de l′inextricable labyrinthe où les avait jetés sa fatale irréflexion.
»Espantada quedó Camila de oír lo que Lotario le decía, y con mucho enojo y muchas y discretas razones le riñó y afeó su mal pensamiento y la simple y mala determinación que había tenido. Pero, como naturalmente tiene la mujer ingenio presto para el bien y para el mal más que el varón, puesto que le va faltando cuando de propósito se pone a hacer discursos, luego al instante halló Camila el modo de remediar tan al parecer inremediable negocio, y dijo a Lotario que procurase que otro día se escondiese Anselmo donde decía, porque ella pensaba sacar de su escondimiento comodidad para que desde allí en adelante los dos se gozasen sin sobresalto alguno; y, sin declararle del todo su pensamiento, le advirtió que tuviese cuidado que, en estando Anselmo escondido, él viniese cuando Leonela le llamase, y que a cuanto ella le dijese le respondiese como respondiera aunque no supiera que Anselmo le escuchaba. Porfió Lotario que le acabase de declarar su intención, porque con más seguridad y aviso guardase todo lo que viese ser necesario. Camille fut épouvantée à l′aveu que faisait Lothaire, et commença par lui reprocher, avec un tendre dépit, et sa mauvaise pensée, et la résolution plus mauvaise encore qu′elle lui avait fait prendre. Mais, comme naturellement la femme a l′esprit plus tôt prêt que l′homme pour le bien et pour le mal, esprit qui lui échappe lorsqu′elle veut réfléchir mûrement, Camille trouva sur-le-champ le moyen de remédier à une faute si irrémédiable en apparence. Elle dit à Lothaire de faire en sorte qu′Anselme se cachât le lendemain, comme ils en étaient convenus, parce qu′elle espérait tirer de cette épreuve même une facilité pour que leur amour pût désormais se satisfaire sans alarme et sans effroi. Quoiqu′elle refusât de lui révéler entièrement son dessein, elle l′avertit qu′il ne manquât pas, lorsque Anselme serait dans sa cachette, d′entrer dès que Léonella l′appellerait, et qu′il prît garde de répondre à tout ce qu′elle pourrait lui dire, comme il ferait s′il ne savait pas qu′Anselme était caché près d′eux. Lothaire la pressa vainement d′achever de lui expliquer son intention, pour qu′il pût agir avec plus de prudence et de sûreté ; Camille se borna seulement à lui répéter qu′il n′avait autre chose à faire qu′à répondre aux questions qui lui seraient adressées.
»-Digo -dijo Camila- que no hay más que guardar, si no fuere responderme como yo os preguntare (no queriendo Camila darle antes cuenta de lo que pensaba hacer, temerosa que no quisiese seguir el parecer que a ella tan bueno le parecía, y siguiese o buscase otros que no podrían ser tan buenos). Elle ne voulait pas le mettre plus au courant de ce qu′elle pensait faire, dans la crainte qu′il ne refusât d′exécuter un projet qu′elle trouvait excellent, et qu′il n′en cherchât d′autres beaucoup moins profitables.
»Con esto, se fue Lotario; y Anselmo, otro día, con la escusa de ir aquella aldea de su amigo, se partió y volvió a esconderse: que lo pudo hacer con comodidad, porque de industria se la dieron Camila y Leonela. Lothaire s′éloigna ; et, le lendemain, sous prétexte d′aller à la maison de campagne de son ami, Anselme partit et revint aussitôt se cacher, ce qu′il put faire aisément, Camille et Léonella lui en ayant avec adresse préparé les moyens.
»Escondido, pues, Anselmo, con aquel sobresalto que se puede imaginar que tendría el que esperaba ver por sus ojos hacer notomía de las entrañas de su honra, íbase a pique de perder el sumo bien que él pensaba que tenía en su querida Camila. Seguras ya y ciertas Camila y Leonela que Anselmo estaba escondido, entraron en la recámara; y apenas hubo puesto los pies en ella Camilia, cuando, dando un grande suspiro, dijo: Anselme donc, établi dans sa cachette, avec ces angoisses qu′on peut supposer à l′homme qui va voir de ses propres yeux faire la dissection des entrailles de son honneur, se croyait sur le point de perdre le souverain bien, qu′il plaçait en sa chère Camille. Une fois que celle-ci et Léonella furent bien assurées qu′Anselme était caché, elles entrèrent toutes deux dans le cabinet, et, dès qu′elle y eut mis le pied, Camille s′écria, en laissant échapper un grand soupir :
»-¡Ay, Leonela amiga! ¿No sería mejor que, antes que llegase a poner en ejecución lo que no quiero que sepas, porque no procures estorbarlo, que tomases la daga de Anselmo, que te he pedido, y pasases con ella este infame pecho mío? Pero no hagas tal, que no será razón que yo lleve la pena de la ajena culpa. Primero quiero saber qué es lo que vieron en mí los atrevidos y deshonestos ojos de Lotario que fuese causa de darle atrevimiento a descubrirme un tan mal deseo como es el que me ha descubierto, en desprecio de su amigo y en deshonra mía. Ponte, Leonela, a esa ventana y llámale, que, sin duda alguna, él debe de estar en la calle, esperando poner en efeto su mala intención. Pero primero se pondrá la cruel cuanto honrada mía. « Hélas ! amie Léonella, ne vaudrait-il pas mieux, avant que je me décide à mettre en œuvre ce que je ne veux pas te dire, de peur que tu ne m′empêches de le faire, que tu prisses cette épée d′Anselme que je t′ai demandée, pour percer le cœur infâme qui bat dans ma poitrine ? Mais non, il ne serait pas juste que je portasse la peine de la faute d′autrui. Je veux d′abord savoir qu′est-ce qu′ont vu en moi les yeux effrontés de Lothaire pour lui donner l′audace de me découvrir un désir aussi coupable que celui qu′il n′a pas eu honte de me témoigner, au mépris de mon honneur et de son amitié pour Anselme. Ouvre cette fenêtre, Léonella, et donne-lui le signal : sans doute il est dans la rue, espérant bien satisfaire sa perverse intention ; mais auparavant, je satisferai la mienne, cruelle autant qu′honorable.
»-¡Ay, señora mía! -respondió la sagaz y advertida Leonela-, y ¿qué es lo que quieres hacer con esta daga? ¿Quieres por ventura quitarte la vida o quitársela a Lotario? Que cualquiera destas cosas que quieras ha de redundar en pérdida de tu crédito y fama. Mejor es que disimules tu agravio, y no des lugar a que este mal hombre entre ahora en esta casa y nos halle solas. Mira, señora, que somos flacas mujeres, y él es hombre y determinado; y, como viene con aquel mal propósito, ciego y apasionado, quizá antes que tú pongas en ejecución el tuyo, hará él lo que te estaría más mal que quitarte la vida. ¡Mal haya mi señor Anselmo, que tanto mal ha querido dar a este desuellacaras en su casa! Y ya, señora, que le mates, como yo pienso que quieres hacer, ¿qué hemos de hacer dél después de muerto. – Ah ! ma chère dame ! répondit aussitôt l′habile Léonella, qui savait bien son rôle ; que pensez-vous faire de cette épée ? Voulez-vous, par hasard, vous tuer ou tuer Lothaire ? mais l′une ou l′autre de ces extrémités doit également compromettre votre bonne réputation. Il vaut bien mieux dissimuler votre outrage, et ne pas permettre que ce méchant homme entre à présent et nous trouve seules dans la maison. Faites attention que nous sommes de faibles femmes, qu′il est homme et déterminé, et que, venant poussé par son aveugle passion, il pourrait bien, avant que vous missiez votre projet en œuvre, vous faire pis que vous ôter la vie. Maudite soit la confiance de mon seigneur Anselme, qui a laissé prendre pied dans sa maison à ce fat débauché ! Mais, madame, si vous le tuez, comme je vois que vous en avez l′envie, qu′est-ce que nous ferons de lui quand il sera mort ?
»-¿Qué, amiga? -respondió Camila-: dejarémosle para que Anselmo le entierre, pues será justo que tenga por descanso el trabajo que tomare en poner debajo de la tierra su misma infamia. Llámale, acaba, que todo el tiempo que tardo en tomar la debida venganza de mi agravio parece que ofendo a la lealtad que a mi esposo debo. – Ce que nous ferons ? reprit Camille, nous le laisserons là pour qu′Anselme l′enterre : car il est juste qu′il tienne à récréation la peine qu′il prendra pour ensevelir sous terre son propre déshonneur. Appelons ce traître, enfin ; tout le temps que je tarde à tirer de mon outrage une légitime vengeance, il me semble que j′offense la loyauté que je dois à mon époux. »
»Todo esto escuchaba Anselmo, y, a cada palabra que Camila decía, se le mudaban los pensamientos; mas, cuando entendió que estaba resuelta en matar a Lotario, quiso salir y descubrirse, porque tal cosa no se hiciese; pero detúvole el deseo de ver en qué paraba tanta gallardía y honesta resolución , con propósito de salir a tiempo que la estorbase. Anselme écoutait toute cette conversation, et chaque parole que disait Camille renversait toutes ses pensées. Mais quand il entendit qu′elle était résolue à tuer Lothaire, il voulut sortir de sa retraite et se montrer, pour l′empêcher de commettre une telle action. Toutefois il fut retenu par le désir de voir où aboutirait une résolution si énergique et si vertueuse, prêt à paraître à temps pour prévenir toute catastrophe.
»Tomóle en esto a Camila un fuerte des mayo, y, arrojándose encima de una cama que allí estaba, comenzó Leonela a llorar muy amargamente y a decir. En cet instant, Camille parut atteinte d′un évanouissement profond, et sa camériste, l′ayant jetée sur un lit qui se trouvait là, se mit à pleurer amèrement.
»-¡Ay, desdichada de mí si fuese tan sin ventura que se me muriese aquí entre mis brazos la flor de la honestidad del mundo, la corona de las buenas mujeres, el ejemplo de la castidad...! « Ah ! malheureuse ! s′écriait-elle ; est-ce que je suis destinée à voir mourir entre mes bras cette fleur de chasteté,
»Con otras cosas a éstas semejantes, que ninguno la escuchara que no la tuviera por la más lastimada y leal doncella del mundo, y a su señora por otra nueva y perseguida Penélope . Poco tardó en volver de su desmayo Camila; y, al volver en sí, dijo. cet exemple de vertu, ce modèle des femmes ! » continuant sur le même ton, de manière à faire croire qu′elle était la plus affligée et la plus loyale des suivantes, et que sa maîtresse était une autre Pénélope. Camille revint bientôt de sa pâmoison, et s′écria tout en ouvrant les yeux :
»-¿Por qué no vas, Leonela, a llamar al más leal amigo de amigo que vio el sol o cubrió la noche? Acaba, corre, aguija, camina, no se esfogue con la tardanza el fuego de la cólera que tengo, y se pase en amenazas y maldiciones la justa venganza que espero. « Pourquoi, Léonella, ne vas-tu pas appeler le plus déloyal ami d′ami véritable que le soleil ait éclairé et que la nuit ait couvert ? Cours, vole, hâte-toi, pour que le retard n′éteigne pas le feu de la colère qui m′enflamme, et que ma juste vengeance ne se passe point en menaces et en malédictions.
»-Ya voy a llamarle, señora mía -dijo Leonela-, mas hasme de dar primero esa daga, porque no hagas cosa, en tanto que falto, que dejes con ella que llorar toda la vida a todos los que bien te quieren. – Je vais l′appeler, madame, reprit Léonella ; mais auparavant donnez-moi cette épée, pour qu′en mon absence vous ne fassiez pas une chose qui laisserait à pleurer toute la vie à ceux qui vous aiment.
»-Ve segura, Leonela amiga, que no haré -respondió Camila-; porque, ya que sea atrevida y simple a tu parecer en volver por mi honra, no lo he de ser tanto como aquella Lucrecia de quien dicen que se mató sin haber cometido error alguno, y sin haber muerto primero a quien tuvo la causa de su desgracia. Yo moriré, si muero, pero ha de ser vengada y satisfecha del que me ha dado ocasión de venir a este lugar a llorar sus atrevimientos, nacidos tan sin culpa mía. – Sois sans crainte, amie Léonella, répondit Camille ; quelque simple et quelque hardie que je te paraisse à prendre ainsi la défense de mon honneur, je ne le serai pas autant que cette Lucrèce qui se tua, dit-on, sans avoir commis aucune faute, et sans avoir tué d′abord celui qui causa son infortune. Je mourrai, si je meurs, bien vengée de celui qui m′a fait en ce lieu pleurer sur ses hardiesses, dont je suis si peu coupable. »
»Mucho se hizo de rogar Leonela antes que saliese a llamar a Lotario, pero, en fin, salió; y, entre tanto que volvía, quedó Camilia diciendo, como que hablaba consigo misma: Léonella se fit encore prier avant de sortir pour appeler Lothaire ; mais enfin elle quitta l′appartement ; et, en attendant son retour, Camille, restée seule, disait, comme se parlant à elle-même :
»-¡Válame Dios! ¿No fuera más acertado haber despedido a Lotario, como otras muchas veces lo he hecho, que no ponerle en condición, como ya le he puesto, que me tenga por deshonesta y mala, siquiera este tiempo que he de tardar en desengañarle? Mejor fuera, sin duda; pero no quedara yo vengada, ni la honra de mi marido satisfecha, si tan a manos lavadas y tan a paso llano se volviera a salir de donde sus malos pensamientos le entraron. Pague el traidor con la vida lo que intentó con tan lascivo deseo: sepa el mundo, si acaso llegare a saberlo, de que Camila no sólo guardó la lealtad a su esposo, sino que le dio venganza del que se atrevió a ofendelle. Mas, con todo, creo que fuera mejor dar cuenta desto a Anselmo, pero ya se la apunté a dar en la carta que le escribí al aldea, y creo que el no acudir él al remedio del daño que allí le señalé, debió de ser que, de puro bueno y confiado, no quiso ni pudo creer que en el pecho de su tan firme amigo pudiese caber género de pensamiento que contra su honra fuese; ni aun yo lo creí después, por muchos días, ni lo creyera jamás, si su insolencia no llegara a tanto, que las manifiestas dádivas y las largas promesas y las continuas lágrimas no me lo manifestaran. Mas, ¿para qué hago yo ahora estos discursos? ¿Tiene, por ventura, una resulución gallarda necesidad de consejo alguno? No, por cierto. ¡Afuera, pues, traidores; aquí, venganzas! ¡Entre el falso, venga, llegue, muera y acabe , y suceda lo que sucediere! Limpia entré en poder del que el cielo me dio por mío, limpia he de salir dél; y, cuando mucho, saldré bañada en mi casta sangre, y en la impu ra del más falso amigo que vio la amistad en el mundo. « Dieu me pardonne ! n′aurait-il pas été plus prudent de congédier comme j′ai fait tant d′autres fois, plutôt que de lui donner le droit de me tenir pour une femme légère et impudique, ne fût-ce que le temps que je dois mettre à le désabuser ? Oui, ç′aurait été mieux, sans doute ; mais serais-je vengée, et l′honneur de mon mari satisfait, si le traître sortait ainsi, en s′en lavant les mains, du pas où l′ont engagé ses pensées infâmes ? Non ; qu′il paye de sa vie l′audace de ses désirs, et que le monde apprenne, s′il doit le savoir, que non-seulement Camille a gardé la foi due à son époux, mais qu′elle l′a vengé de celui qui osait lui faire outrage. Cependant, ne vaudrait-il pas mieux tout révéler à Anselme ? Mais, déjà, je lui ai bien assez clairement parlé dans la lettre qu′il a reçue à la campagne, et je crois que, s′il n′a sur-le-champ mis ordre au mal que je lui signalais, c′est que, par excès de confiance et de bonté, il n′a pu croire que le cœur de son indigne ami renfermât la moindre pensée tournée contre son honneur ; moi-même je n′ai pu le croire de longtemps après, et jamais je ne l′aurais cru, si son insolence n′en fût venue au point d′éclater par les riches cadeaux, les promesses sans bornes et les larmes continuelles. Mais à quoi bon faire ces réflexions maintenant ? Est-ce qu′une énergique résolution a besoin d′être si mûrement pesée ? Non, certes. Eh bien donc ! hors d′ici, trahison ! à moi, vengeance ! Vienne le traître ; qu′il entre, qu′il meure, puis advienne que pourra. Pure je suis entrée au pouvoir de celui que le ciel m′a donné pour époux, et pure je dois en sortir ; dussé-je le faire baigner dans mon chaste sang et dans le sang impur du plus déloyal ami qui ait jamais profané dans le monde le nom de l′amitié. »
»Y, diciendo esto, se paseaba por la sala con la daga desenvainada, dando tan desconcertados y desaforados pasos, y haciendo tales ademanes, que no parecía sino que le faltaba el juicio, y que no era mujer delicada, sino un rufián desesperado . Tandis qu′elle parlait ainsi, Camille parcourait l′appartement, l′épée nue à la main, d′un pas si brusque, et faisant des gestes si furieux, qu′elle semblait avoir perdu l′esprit et s′être changée de femme délicate en bravache désespéré.
»Todo lo miraba Anselmo, cubierto detrás de unos tapices donde se había escondido, y de todo se admiraba, y ya le parecía que lo que había visto y oído era bastante satisfación para mayores sospechas; y ya quisiera que la prueba de venir Lotario faltara, temeroso de algún mal repentino suceso. Y, estando ya para manifestarse y salir, para abrazar y desengañar a su esposa, se detuvo porque vio que Leonela volvía con Lotario de la mano; y, así como Camila le vio, haciendo con la daga en el suelo una gran raya delante della, le dijo. Anselme, couvert par une tapisserie derrière laquelle il s′était blotti, voyait et entendait tout cela. Surpris, émerveillé, il lui semblait que ce qu′il avait vu et entendu était bien suffisant pour détruire des soupçons plus grands même que les siens ; aussi désirait-il déjà que l′épreuve de l′arrivée de Lothaire vînt à manquer, dans la crainte de quelque fâcheux accident. Comme il se disposait à quitter sa retraite pour embrasser et désabuser son épouse, il fut retenu par le retour de Léonella, qu′il vit entrer amenant Lothaire par la main. Aussitôt que Camille l′aperçut, elle fit avec la pointe de l′épée une grande raie devant elle sur le plancher, et lui parla de la sorte :
»-Lotario, advierte lo que te digo: si a dicha te atrevieres a pasar desta raya que ves, ni aun llegar a ella, en el punto que viere que lo intentas, en ese mismo me pasaré el pecho con esta daga que en las manos tengo. Y, antes que a esto me respondas palabra, quiero que otras algunas me escuches; que después responderás lo que más te agradare. Lo primero, quiero, Lotario, que me digas si conoces a Anselmo, mi marido, y en qué opinión le tienes; y lo segundo, quiero saber también si me conoces a mí. Respóndeme a esto, y no te turbes, ni pienses mucho lo que has de responder, pues no son dificultades las que te pregunto. « Lothaire, prends bien garde à ce que je vais te dire. Si par malheur tu as l′audace de passer cette raie que tu vois à terre, ou même de t′en approcher, à l′instant je me perce le cœur avec cette épée que je tiens à la main. Avant qu′à cette injonction tu répondes une seule parole, je veux t′en dire quelques-unes, et je veux que tu m′écoutes en silence. Après, tu répondras ce qui te semblera bon. Avant tout, je veux, Lothaire, que tu me dises si tu connais Anselme, mon époux, et quelle opinion tu as de lui ; puis ensuite, je veux également savoir si tu me connais, moi qui te parle. Réponds d′abord à cela sans te troubler, sans hésiter, car ce ne sont pas, j′imagine, des difficultés que je te propose à résoudre. »
»No era tan ignorante Lotario que, desde el primer punto que Camila le dijo que hiciese esconder a Anselmo, no hubiese dado en la cuenta de lo que ella pensaba ha cer; y así, correspondió con su intención tan discretamente, y tan a tiempo, que hicieran los dos pasar aquella mentira por más que cierta verdad; y así, respondió a Camila desta manera: Lothaire n′était pas si simple que, dès le premier instant où Camille lui avait dit de faire cacher Anselme, il n′eût compris le tour qu′elle pensait jouer. Aussi se trouva-t-il prêt à répondre à son intention avec tant d′adresse et d′à-propos qu′ils auraient pu, entre eux deux, faire passer ce mensonge pour la plus évidente vérité. Voici de quelle manière il répondit :
»-No pensé yo, hermosa Camila, que me llamabas para preguntarme cosas tan fuera de la intención con que yo aquí vengo. Si lo haces por dilatarme la prometida merced, desde más lejos pudieras entretenerla, porque tanto más fatiga el bien deseado cuanto la esperanza está más cerca de poseello; pero, porque no digas que no respondo a tus preguntas, digo que conozco a tu esposo Anselmo, y nos conocemos los dos desde nuestros más tiernos años; y no quiero decir lo que tú tan bien sabes de nuestra amistad, por no me hacer testigo del agravio que el amor hace que le haga, poderosa disculpa de mayores yerros. A ti te conozco y tengo en la misma posesión que él te tiene ; que, a no ser así, por menos prendas que las tuyas no había yo de ir contra lo que debo a ser quien soy y contra las santas leyes de la verdadera amistad, ahora por tan poderoso enemigo como el amor por mí rompidas y violadas. « Je ne pensais pas, belle Camille, que tu me ferais appeler pour m′adresser des questions si étrangères à l′intention qui m′amène ici. Si tu le fais pour éloigner encore la récompense promise à mes feux, tu aurais bien pu t′y prendre de plus loin ; car le désir du bonheur me presse et me tourmente d′autant plus que l′espérance de l′atteindre est plus proche. Mais pour que tu ne dises pas que je refuse de répondre à tes questions, je réponds que je connais ton époux Anselme, que nous nous connaissons tous deux depuis notre tendre enfance ; mais je ne veux rien dire de plus de notre amitié, que tu connais aussi bien que nous-mêmes, pour ne pas rendre témoignage de l′offense que l′amour me force à lui faire, l′amour, puissante excuse pour de plus grandes fautes. Je te connais également, et je regarde ta possession comme aussi précieuse qu′il la voit lui-même ; s′il n′en était pas ainsi, irais-je, pour de moindres attraits que les tiens, manquer à ce que je me dois à moi-même, étant qui je suis, et trahir les saintes lois de l′amitié, aujourd′hui violées en moi et foulées aux pieds par un aussi redoutable ennemi que l′amour ?
»-Si eso confiesas -respondió Camila-, enemigo mortal de todo aquello que justamente merece ser amado, ¿con qué rostro osas parecer ante quien sabes que es el espejo donde se mira aquel en quien tú te debieras mirar, para que vieras con cuán poca ocasión le agravias? Pero ya cayo, ¡ay, desdichada de mí!, en la cuenta de quién te ha hecho tener tan poca con lo que a ti mismo debes, que debe de haber sido alguna de senvoltura mía, que no quiero llamarla deshonestidad, pues no habrá procedido de deliberada determinación, sino de algún descuido de los que las mujeres que piensan que no tienen de quién recatarse suelen hacer inadvertidamente. Si no, dime: ¿cuándo, ¡oh traidor!, respondí a tus ruegos con alguna palabra o señal que pudiese despertar en ti alguna sombra de esperanza de cumplir tus infames deseos? ¿Cuándo tus amorosas palabras no fueron deshechas y reprehendidas de las mías con rigor y con aspereza? ¿Cuándo tus muchas promesas y mayores dádivas fueron de mí creídas, ni admitidas? Pero, por parecerme que alguno no puede perseverar en el intento amoroso luengo tiempo, si no es sustentado de alguna esperanza, quiero atribuirme a mí la culpa de tu impertinencia, pues, sin duda, algún descuido mío ha sustentado tanto tiempo tu cuidado; y así, quiero castigarme y darme la pena que tu culpa merece. Y, porque vieses que, siendo conmigo tan inhumana, no era posible dejar de serlo contigo, quise traerte a ser testigo del sacrificio que pienso hacer a la ofendida honra de mi tan honrado marido, agraviado de ti con el mayor cuidado que te ha sido posible, y de mí también con el poco recato que he tenido del huir la ocasión, si alguna te di, para favorecer y canonizar tus malas intenciones . Torno a decir que la sospecha que tengo que algún descuido mío engendró en ti tan desvariados pensamientos es la que más me fatiga, y la que yo más deseo castigar con mis propias manos, porque, castigándome otro verdugo, quizá sería más pública mi culpa; pero, antes que esto haga, quiero matar muriendo, y llevar conmigo quien me acabe de satisfacer el deseo de la venganza que espero y tengo, viendo allá, dondequiera que fuere, la pena que da la justicia desinteresada y que no se dobla al que en términos tan desesperados me ha puesto. – Si c′est là ce que tu confesses, reprit Camille, mortel ennemi de tout ce qui mérite justement d′être aimé, de quel front oses-tu te montrer devant celle que tu sais bien être le miroir où se mire celui sur qui tu aurais dû porter tes regards pour voir avec quelle injustice tu l′outrages ! Mais, hélas ! malheureuse que je suis ! je me rends compte à présent de ce qui t′a fait perdre le respect que tu te dois à toi-même. Ce doit être quelque trop grande liberté de ma part, que je ne veux pas appeler indécence, puisqu′elle ne provient pas de propos délibéré, mais de ces étourderies auxquelles se laissent aller les femmes lorsqu′elles pensent n′avoir à se tenir en garde contre personne : sinon, dis-moi, traître, quand est-ce que j′ai répondu à tes prières par un mot, par un geste, qui pût éveiller en toi la moindre espérance de voir exaucer tes infâmes désirs ? Quand est-ce que tes propos d′amour n′ont pas été repoussés, réprimandés par les miens avec rigueur et dureté ? Quand est-ce que j′ai donné croyance à tes mille promesses, ou accepté tes dons séduisants ? Mais, comme je ne peux croire qu′on s′obstine longtemps dans une poursuite amoureuse sans être soutenu par quelque espoir, il faut bien que je rejette sur moi la faute de ton impertinence ; sans doute quelque involontaire négligence de ma part aura soutenu si longtemps ton volontaire projet de séduction. Aussi, je veux me punir et faire tomber sur moi le châtiment que mérite ta faute. Mais, afin que tu voies qu′étant si cruelle avec moi-même, je ne peux manquer de l′être également avec toi, j′ai voulu t′amener ici pour être témoin du sacrifice que je pense faire à l′honneur offensé de mon digne époux, outragé par toi aussi profondément qu′il t′a été possible ; et par moi aussi, qui n′ai pas mis assez de soin à fuir toute occasion d′éveiller et d′encourager tes criminelles intentions. C′est ce soupçon, je le répète, que quelque inadvertance de ma part a pu faire naître en toi de si odieuses pensées, qui m′afflige et me tourmente le plus ; c′est lui que je veux punir de mes propres mains : car, si je cherchais un autre bourreau que moi-même, peut-être ma faute en serait-elle plus publique. Mais je n′entends pas mourir seule ; je veux emmener avec moi celui dont la mort complétera ma vengeance, et qui apprendra, quelque part qu′il aille, que la justice atteint toujours la perversité. »
»Y, diciendo estas razones, con una increíble fuerza y ligereza arremetió a Lotario con la daga desenvainada, con tales muestras de querer enclavársela en el pecho , que casi él estuvo en duda si aquellas demostraciones eran falsas o verdaderas, porque le fue forzoso valerse de su industria y de su fuerza para estorbar que Camila no le diese. La cual tan vivamente fingía aquel estraño embuste y fealdad que, por dalle color de verdad, la quiso matizar con su misma sangre; porque, viendo que no podía haber a Lotario, o fingiendo que no podía, dijo. En achevant ces mots, Camille, avec une force et une légèreté incroyables, se précipita, l′épée nue, sur Lothaire ; elle paraissait si résolue à lui percer le cœur, qu′il fut presque à douter si ces démonstrations étaient feintes ou véritables, et qu′il se vit contraint d′employer son adresse et sa force pour éviter les coups qu′elle lui portait. Camille mettait tant d′ardeur dans son étrange artifice, que, pour lui donner encore davantage la couleur de la vérité, elle voulut le teindre de son propre sang. Voyant qu′elle ne pouvait atteindre Lothaire, ou plutôt feignant qu′elle ne le pouvait point :
»-Pues la suerte no quiere satisfacer del todo mi tan justo deseo, a lo menos, no será tan poderosa que, en parte, me quite que no le satisfaga. « Puisque le sort, s′écria-t-elle, ne veut pas que je satisfasse entièrement mon juste désir, il ne sera pas du moins assez puissant pour m′empêcher de le satisfaire à demi. »
Y, haciendo fuerza para soltar la mano de la daga, que Lotario la tenía asida, la sacó , y, guiando su punta por parte que pudiese herir no profundamente, se la entró y escondió por más arriba de la islilla del lado izquierdo , junto al hombro, y luego se dejó caer en el suelo, como desmayada. Faisant effort pour dégager des mains de Lothaire l′épée qu′il avait saisie, elle la tourna contre elle, et la dirigeant à une place où l′arme ne pouvait entrer profondément, elle en enfonça la pointe au-dessus du sein gauche, près de l′épaule ; puis elle se laissa tomber par terre, comme sans connaissance.
»Estaban Leonela y Lotario suspensos y atónitos de tal suceso, y todavía dudaban de la verdad de aquel hecho, viendo a Camila tendida en tierra y bañada en su sangre. Acudió Lotario con mucha presteza, despavorido y sin aliento, a sacar la daga, y, en ver la pequeña herida, salió del temor que hasta entonces tenía, y de nuevo se admiró de la sagacidad, prudencia y mucha discreción de la hermosa Camila ; y, por acudir con lo que a él le tocaba, comenzó a hacer una larga y triste lamentación sobre el cuerpo de Camila, como si estuviera difunta, echándose muchas maldiciones, no sólo a él, sino al que había sido causa de habelle puesto en aquel término. Y, como sabía que le escuchaba su amigo Anselmo, decía cosas que el que le oyera le tuviera mucha más lástima que a Camila, aunque por muerta la juzgara. Lothaire et Léonella étaient également frappés de surprise et de crainte à la vue d′une telle aventure, et ne savaient qu′en croire, lorsqu′ils virent Camille étendue à terre, baignée dans son sang. Hors de lui, sans haleine, Lothaire se précipita pour arracher l′épée ; mais quand il vit combien la blessure était légère, il perdit tout effroi, et admira de nouveau l′adresse et la sagacité de la belle Camille. Du reste, pour remplir également son rôle, il se mit à faire une longue et triste lamentation sur le corps de Camille, comme si elle fût trépassée, s′accablant de malédictions, et non-seulement lui, mais encore celui qui était la première cause de la catastrophe. Et comme il savait que son ami Anselme était à l′écouter, il disait de telles choses, que quiconque les aurait entendues aurait eu plus pitié de lui que de Camille, même la croyant morte.
»Leonela la tomó en brazos y la puso en el lecho, suplicando a Lotario fuese a buscar quien secretamente a Camila curase; pedíale asimismo consejo y parecer de lo que dirían a Anselmo de aquella herida de su señora, si acaso viniese antes que estuviese sana. Él respondió que dijesen lo que quisiesen, que él no estaba para dar consejo que de provecho fuese; sólo le dijo que procurase tomarle la sangre, porque él se iba adonde gentes no le viesen. Y, con muestras de mucho dolor y sentimiento, se salió de casa; y, cuando se vio solo y en parte donde nadie le veía, no cesaba de hacerse cruces, maravillándose de la industria de Camila y de los ademanes tan proprios de Leonela. Consideraba cuán enterado había de quedar Anselmo de que tenía por mujer a una segunda Porcia , y deseaba verse con él para celebrar los dos la mentira y la verdad más disimulada que jamás pudiera imaginarse. Léonella, qui la prit dans ses bras, la posa sur le lit, en suppliant Lothaire d′aller chercher quelqu′un pour la panser en secret. Elle lui demandait aussi conseil sur ce qu′il fallait dire à son maître de la blessure de sa maîtresse, s′il était de retour avant qu′elle fût guérie. Lothaire lui répondit de dire tout ce qu′il lui plairait, car il n′était guère en état de donner un conseil profitable ; il ajouta seulement qu′elle essayât d′arrêter le sang qui coulait, et que, pour lui, il allait où personne ne pourrait le voir. Alors, avec de grands témoignages de douleur, il quitta précipitamment la maison. Dès qu′il se vit seul, et que personne ne put l′apercevoir, il se mit à faire des signes de croix par douzaines, émerveillé qu′il était de l′adresse de Camille et du jeu parfait de Léonella. Il considérait combien Anselme devait être persuadé qu′il avait pour femme une seconde Porcia, et brûlait de le trouver pour célébrer avec lui la vérité la mieux dissimulée et le mensonge le mieux ourdi que jamais on pût imaginer.
»Leonela tomó, como se ha dicho , la sangre a su señora, que no era más de aquello que bastó para acreditar su embuste; y, lavando con un poco de vino la herida, se la ató lo mejor que supo, diciendo tales razones, en tanto que la curaba, que, aunque no hubieran precedido otras, bastaran a hacer creer a Anselmo que tenía en Camila un simulacro de la honestidad . Léonella, cependant, étanchait le sang de sa maîtresse, qui n′avait coulé que justement assez pour donner crédit à sa ruse. Après avoir lavé la blessure avec un peu de vin, elle la banda le mieux qu′elle put, en répétant de tels propos, tant que dura le pansement, qu′ils auraient suffi, sans que d′autres les eussent précédés, pour faire croire à Anselme qu′il possédait dans Camille l′image vivante de la vertu.
»Juntáronse a las palabras de Leonela otras de Camila, llamándose cobarde y de poco ánimo, pues le había faltado al tiempo que fuera más necesario tenerle, para quitarse la vida, que tan aborrecida tenía. Pedía consejo a su doncella si daría, o no, todo aquel suceso a su querido esposo; la cual le dijo que no se lo dijese, porque le pondría en obligación de vengarse de Lotario, lo cual no podría ser sin mucho riesgo suyo, y que la buena mujer estaba obligada a no dar ocasión a su marido a que riñese, sino a quitalle todas aquellas que le fuese posible. Aux paroles de Léonella vinrent se joindre celles de Camille, qui s′accusait de lâcheté, puisqu′elle avait manqué de cœur au moment où il lui était le plus nécessaire d′en avoir pour s′ôter une vie qu′elle avait en horreur. Elle demandait conseil à sa suivante pour savoir s′il fallait ou non révéler toute l′aventure à son cher époux ; mais Léonella lui dit de s′en bien garder, parce qu′elle le mettrait dans l′obligation de se venger de Lothaire, ce qu′il ne pouvait faire qu′au péril de sa vie ; et que la bonne épouse, loin de donner à son mari des occasions de querelle, doit l′en préserver autant qu′elle le peut.
»Respondió Camila que le parecía muy bien su parecer y que ella le seguiría; pero que en todo caso convenía buscar qué decir a Anselmo de la causa de aquella herida, que él no podría dejar de ver; a lo que Leonela respondía que ella, ni aun burlando, no sabía mentir. Camille répondit que cet avis lui semblait bon, et qu′elle le suivrait ; mais qu′il fallait, en tout cas, chercher que dire à Anselme sur la cause de cette blessure qu′il ne pouvait manquer de voir. À cela Léonella répondit que, même à bonne intention, elle ne savait pas mentir.
»-Pues yo, hermana -replicó Camila-, ¿qué tengo de saber, que no me atreveré a forjar ni sustentar una mentira, si me fuese en ello la vida? Y si es que no hemos de saber dar salida a esto, mejor será decirle la verdad desnuda, que no que nos alcance en mentirosa cuenta. « Et moi, s′écria Camille, le sais-je davantage ? Je n′oserais pas forger ni soutenir un mensonge, quand il s′agirait de ma vie. Si nous ne savons trouver une issue à ces embarras, il vaut mieux lui dire la vérité toute nue que de nous laisser prendre en délit de mensonge.
»-No tengas pena, señora: de aquí a mañana -respondió Leonela- yo pensaré qué le digamos, y quizá que, por ser la herida donde es, la podrás encubrir sin que él la vea, y el cielo será servido de favorecer a nuestros tan justos y tan honrados pensamientos. Sosiégate, señora mía, y procura sosegar tu alteración, porque mi señor no te halle sobresaltada, y lo de más déjalo a mi cargo, y al de Dios, que siempre acude a los buenos deseos. – Allons, madame, reprit Léonella, ne vous affligez pas ainsi ; d′ici à demain je penserai à ce qu′il convient de lui dire : peut-être, à cause de la place où elle est, pourrons-nous cacher la blessure sans qu′il l′aperçoive, et le ciel daignera favoriser nos honnêtes desseins. Calmez-vous, madame, et tâchez de vous remettre, afin que mon seigneur ne vous retrouve pas dans cette agitation. Pour le reste, laissez-le à mes soins et à la bonté de Dieu, qui vient toujours en aide aux bonnes intentions. »
»Atentísimo había estado Anselmo a escuchar y a ver representar la tragedia de la muerte de su honra; la cual con tan estraños y eficaces afectos la representaron los personajes della, que pareció que se habían transformado en la misma verdad de lo que fingían. Deseaba mucho la noche, y el tener lugar para salir de su casa, y ir a verse con su buen amigo Lotario, congratulándose con él de la margarita preciosa que había hallado en el desengaño de la bondad de su esposa . Tuvieron cuidado las dos de darle lugar y comodidad a que saliese, y él, sin perdella, salió y luego fue a buscar a Lotario, el cual hallado, no se puede buenamente contar los abrazos que le dio, las cosas que de su contento le dijo, las alabanzas que dio a Camila. Todo lo cual escuchó Lotario sin poder dar muestras de alguna alegría, porque se le representaba a la memoria cuán engañado estaba su amigo y cuán injustamente él le agraviaba. Y, aunque Anselmo veía que Lotario no se alegraba, creía ser la causa por haber dejado a Camila herida y haber él sido la causa; y así, entre otras razones, le dijo que no tuviese pena del suceso de Camila, porque, sin duda, la herida era ligera, pues quedaban de concierto de encubrírsela a él; y que, según esto, no había de qué temer, sino que de allí adelante se gozase y alegrase con él, pues por su industria y medio él se veía levantado a la más alta felicidad que acertara desearse, y quería que no fuesen otros sus entretenimientos que en hacer versos en alabanza de Camila, que la hiciesen eterna en la memoria de los siglos venideros. Lotario alabó su buena determinación y dijo que él, por su parte, ayudaría a levantar tan ilustre edificio. Anselme, comme on le pense bien, avait mis une attention extrême à entendre à voir représenter la tragédie de la mort de son honneur, tragédie dont les personnages avaient joué leurs rôles avec tant de naturel et de vérité, qu′on aurait dit qu′ils s′étaient transformés réellement en ce qu′ils feignaient d′être. Il attendait impatiemment la nuit, afin de trouver l′occasion de quitter sa retraite et d′aller visiter Lothaire, son excellent ami, pour qu′ils pussent se féliciter mutuellement de la pierre précieuse qu′il avait trouvée dans l′épreuve de la vertu de sa femme. Les deux comédiennes ne manquèrent pas de lui offrir un moyen commode de s′échapper, et lui, saisissant l′occasion, courut aussitôt à la demeure de Lothaire ; il le trouva chez lui, et l′on ne saurait convenablement raconter et les embrassements qu′il lui donna, et les choses qu′il dit sur son bonheur, et les louanges dont il accabla Camille. Lothaire écoutait tout cela sans pouvoir donner aucun signe de joie, car sa conscience lui représentait dans quelle erreur était son ami, et lui reprochait de l′avoir offensé. Anselme voyait bien que Lothaire ne répondait point à son allégresse ; mais il attribuait cette froideur à ce que son ami avait laissé Camille grièvement blessée, et qu′il était la cause de son mal. Aussi, parmi tous ces propos, il lui dit de n′avoir aucune inquiétude sur l′accident de Camille, et que sa blessure sans doute était légère, puisqu′elle était convenue avec sa suivante de la lui cacher. « Ainsi donc, ajouta-t-il, n′aie rien à craindre sur ce point ; il ne te reste plus qu′à te réjouir avec moi, puisque c′est par ton entremise et ton adresse que je me vois élevé au comble de la plus haute félicité dont j′aie pu concevoir le désir. Je veux désormais que tous mes passe-temps ne soient plus occupés qu′à faire des vers à la louange de Camille, pour lui donner une éternelle renommée dans la mémoire des siècles à venir. » Lothaire loua beaucoup l′heureuse détermination de son ami, et lui promit de l′aider, pour sa part, à construire cet illustre édifice à la gloire de sa femme.
»Con esto quedó Anselmo el hombre más sabrosamente engañado que pudo haber en el mundo: él mismo llevó por la mano a su casa, creyendo que llevaba el instrumento de su gloria, toda la perdición de su fama. Recebíale Camila con rostro, al parecer, torcido, aunque con alma risueña. Duró este engaño algunos días, hasta que, al cabo de pocos meses, volvió Fortuna su rueda y salió a plaza la maldad con tanto artificio hasta allí cubierta, y a Anselmo le costó la vida su impertinente curiosidad.» Après cette aventure, Anselme resta le mari le plus délicieusement trompé qu′on pût rencontrer dans le monde ; lui-même conduisait par la main à sa maison, croyant y mener l′instrument de sa gloire, celui qui était l′instrument de son déshonneur, et Camille recevait celui-ci avec un visage courroucé, mais avec une âme riante et gracieuse. Cette supercherie réussit encore quelque temps ; enfin, au bout de peu de mois, la fortune tourna sa roue ; l′infamie, jusque-là si bien dissimulée, parut au grand jour, et Anselme paya de sa vie son imprudente curiosité.






I. Capítulo XXXV. Que trata de la brava y descomunal batalla que don Quijote tuvo con unos cueros de vino tinto, y se da fin a la novela del Curioso Impertinente

Chapitre XXXV Qui traite de l′effroyable bataille que livra don Quichotte à des outres de vin rouge, et où se termine la nouvelle du curieux malavisé

Poco más quedaba por leer de la novela, cuando del caramanchón donde reposaba don Quijote salió Sancho Panza todo alborotado, diciendo a voces. Il ne restait que peu de pages à lire de la nouvelle, lorsque tout à coup, du gatelas où couchait don Quichotte, Sancho Panza sortit tout effaré, en criant à pleine gorge :
-Acudid, señores, presto y socorred a mi señor, que anda envuelto en la más reñida y trabada batalla que mis ojos han visto. ¡Vive Dios, que ha dado una cuchillada al gigante enemigo de la señora princesa Micomicona, que le ha tajado la cabeza, cercen a cercen, como si fuera un nabo. « Au secours, seigneurs, au secours ! venez à l′aide de mon seigneur, qui est engagé dans la plus formidable et la plus sanglante bataille que mes yeux aient jamais vue. Vive Dieu ! il a porté un tel revers au géant ennemi de madame la princesse Micomicona, qu′il lui a tranché la tête à rasibus des épaules, comme si c′eût été un navet.
-¿Qué dices, hermano? -dijo el cura, dejando de leer lo que de la novela quedaba-. ¿Estáis en vos, Sancho? ¿Cómo diablos puede ser eso que decís, estando el gigante dos mil leguas de aquí. – Que dites-vous là, frère ? s′écria le curé, interrompant sa lecture. Avez-vous perdu l′esprit ? comment diable serait-ce possible, puisque le géant est à plus de deux mille lieues d′ici ? »
En esto, oyeron un gran ruido en el aposento, y que don Quijote decía a voces. En ce moment, un grand bruit se fit entendre dans le taudis de don Quichotte, et sa voix par-dessus le bruit.
-¡Tente, ladrón, malandrín, follón, que aquí te tengo, y no te ha de valer tu cimitarra . Y parecía que daba grandes cuchilladas por las paredes. Y dijo Sancho. « Arrête, larron ! s′écriait-il ; arrête, félon, bandit, détrousseur de passants ; je te tiens ici, et ton cimeterre ne te sera bon à rien. » Puis on entendait résonner les coups d′épée qui tombaient sur les murailles.
-No tienen que pararse a escuchar, sino entren a despartir la pelea, o a ayudar a mi amo; aunque ya no será menester, porque, sin duda alguna, el gigante está ya muerto, y dando cuenta a Dios de su pasada y mala vida , que yo vi correr la sangre por el suelo, y la cabeza cortada y caída a un lado, que es tamaña como un gran cuero de vino. « Il ne s′agit pas, reprit Sancho, de rester là les bras croisés et l′oreille au guet ; entrez bien vite séparer les combattants, ou secourir mon maître ; encore n′en est-il pas grand besoin, et sans doute le géant est mort à l′heure qu′il est, et rend compte à Dieu de sa mauvaise vie passée : car j′ai vu le sang couler par terre, et la tête coupée qui roulait dans un coin, grosse, par ma foi, comme une grosse outre de vin.
-Que me maten -dijo a esta sazón el ventero- si don Quijote, o don diablo, no ha dado alguna cuchillada en alguno de los cueros de vino tinto que a su cabecera estaban llenos, y el vino derramado debe de ser lo que le parece sangre a este buen hombre. – Que je sois pendu, s′écria aussitôt l′hôtelier, si don Quichotte ou don diable m′a donné quelque coup d′estoc au travers d′une des outres de vin rouge qui sont rangées toutes pleines à la tête de son lit ! et c′est le vin qui en coule que ce bonhomme aura pris pour du sang. »
Y, con esto, entró en el aposento, y todos tras él, y hallaron a don Quijote en el más estraño traje del mundo: estaba en camisa, la cual no era tan cumplida que por delante le acabase de cubrir los muslos, y por detrás tenía seis dedos menos; las piernas eran muy largas y flacas, llenas de vello y no nada limpias; tenía en la cabeza un bonetillo colorado, grasiento, que era del ventero; en el brazo izquierdo tenía revuelta la manta de la cama, con quien tenía ojeriza Sancho, y él se sabía bien el porqué ; y en la derecha, desenvainada la espada, con la cual daba cuchilladas a todas partes, diciendo palabras como si verdaderamente estuviera peleando con algún gigante. Y es lo bueno que no tenía los ojos abiertos, porque estaba durmiendo y soñando que estaba en batalla con el gigante; que fue tan intensa la imaginación de la aventura que iba a fenecer, que le hizo soñar que ya había llegado al reino de Micomicón, y que ya estaba en la pelea con su enemigo. Y había dado tantas cuchilladas en los cueros, creyendo que las daba en el gigante, que todo el aposento estaba lleno de vino; lo cual visto por el ventero, tomó tanto enojo que arremetió con don Quijote, y a puño cerrado le comenzó a dar tantos golpes que si Cardenio y el cura no se le quitaran, él acabara la guerra del gigante; y, con todo aquello, no despertaba el pobre caballero, hasta que el barbero trujo un gran caldero de agua fría del pozo y se le echó por todo el cuerpo de golpe, con lo cual despertó don Quijote; mas no con tanto acuerdo que echase de ver de la manera que estaba. Tout en disant cela, l′hôte courait au galetas, où le suivit toute la compagnie ; et ils y trouvèrent don Quichotte dans le plus étrange accoutrement du monde. Il n′avait que sa chemise, dont les pans n′étaient pas assez longs pour lui couvrir les cuisses plus qu′à la moitié par devant, tandis que, par derrière, elle avait six doigts de moins. Ses jambes étaient longues, sèches, velues, et de propreté douteuse ; il portait sur la tête un petit bonnet de couleur rouge, qui avait longtemps ramassé la graisse sur celle de l′hôtelier ; à son bras gauche était roulée cette couverture de lit à laquelle Sancho gardait rancune, pour des raisons à lui connues, et de la main droite il tenait une épée nue, avec laquelle il s′en allait frappant de tous côtés d′estoc et de taille, tout en prononçant des paroles, comme s′il eût réellement combattu quelque géant ennemi. Le bon de l′affaire, c′est qu′il avait les yeux fermés, car il dormait, et c′était en dormant qu′il livrait bataille au géant. Son imagination avait été tellement frappée de l′aventure qu′il allait entreprendre, qu′elle lui fit rêver qu′il était arrivé au royaume de Micomicon, et qu′il se mesurait avec son ennemi. Aussi avait-il donné tant de coups d′épée dans les outres, croyant frapper le géant, que toute la chambre était pleine de vin. Quand l′hôtelier vit ce dégât, il entra dans une telle fureur, qu′il se jeta sur don Quichotte, les poings fermés, et commença à son tour à lui donner tant de gourmades que, si Cardénio et le curé ne le lui eussent ôté des mains, il mettait fin à la guerre du géant. Et cependant, malgré cette pluie de coups, le pauvre chevalier ne se réveillait pas. Il fallut que le barbier apportât du puits un grand chaudron d′eau froide, qu′il lui lança d′un seul jet sur le corps. Alors don Quichotte s′éveilla, mais non toutefois si complètement qu′il s′aperçût de l′état où il était.
Dorotea, que vio cuán corta y sotilmente estaba vestido, no quiso entrar a ver la batalla de su ayudador y de su contrario. Dorothée, qui le vit si légèrement et si court vêtu, ne voulut point entrer pour assister à la bataille entre son défenseur et son ennemi.
Andaba Sancho buscando la cabeza del gigante por todo el suelo, y, como no la hallaba, dijo. Quant à Sancho, il marchait à quatre pattes, cherchant dans tous les coins la tête du géant, et comme il ne la trouvait pas :
-Ya yo sé que todo lo desta casa es encantamento ; que la otra, en este mesmo lugar donde ahora me hallo, me dieron muchos mojicones y porrazos, sin saber quién me los daba, y nunca pude ver a nadie; y ahora no parece por aquí esta cabeza que vi cortar por mis mismísimos ojos, y la sangre corría del cuerpo como de una fuente. « Je savais déjà bien, s′écria-t-il, que dans cette maudite maison tout est enchantement ; l′autre fois, au même endroit où je me trouve à présent, on m′a roué de coups de poing et de coups de pied, sans que j′aie su qui me les donnait, et sans que j′aie pu voir personne ; et voilà que maintenant cette tête ne paraît pas, moi qui l′ai vu couper de mes propres yeux, si bien que le sang coulait du corps comme d′une fontaine.
-¿Qué sangre ni qué fuente dices, enemigo de Dios y de sus santos? -dijo el ventero-. ¿No vees, ladrón, que la sangre y la fuente no es otra cosa que estos cueros que aquí están horadados y el vino tinto que nada en este aposento, que nadando vea yo el alma en los infiernos de quien los horadó?. – De quel sang et de quelle fontaine parles-tu, ennemi de Dieu et des saints ? s′écria l′hôtelier ; ne vois-tu pas, larron, que le sang et la fontaine ne sont autre chose que ces outres criblées de trous et le vin rouge qui nage dans la chambre ? Puissé-je voir nager dans l′enfer l′âme de celui qui les a crevées !
-No sé nada -respondió Sancho-; sólo sé que vendré a ser tan desdichado que, por no hallar esta cab eza, se me ha de deshacer mi condado como la sal en el agua. – Je n′y entends plus rien, répondit Sancho ; tout ce que je sais, c′est que, faute de trouver cette tête, mon comté va se fondre comme le sel dans l′eau. »
Y estaba peor Sancho despierto que su amo durmiendo: tal le tenían las promesas que su amo le había hecho. El ventero se desesperaba de ver la flema del escudero y el maleficio del señor, y juraba que no había de ser como la vez pasada, que se le fueron sin pagar; y que ahora no le habían de valer los previlegios de su caballería para dejar de pagar lo uno y lo otro , aun hasta lo que pudiesen costar las botanas que se habían de echar a los rotos cueros. Sancho était pire, éveillé, que son maître dormant, tant les promesses de don Quichotte lui avaient troublé la cervelle. L′hôtelier se désespérait en voyant le sang-froid de l′écuyer, après les dégâts du seigneur ; il jurait bien qu′il n′en serait pas de cette fois-ci comme de l′autre, où ils étaient partis sans payer l′écot, et que maintenant les privilèges de leur chevalerie ne leur serviraient à rien pour se dispenser de payer le tout à la fois, même les coutures et les rapiéçages qu′il faudrait faire aux peaux de bouc.
Tenía el cura de las manos a don Quijote, el cual, creyendo que ya había acabado la aventura, y que se hallaba delante de la princesa Micomicona, se hincó de rodillas delante del cura, diciendo. Le curé tenait par la main don Quichotte, lequel, croyant qu′il avait achevé l′aventure et qu′il se trouvait en présence de la princesse Micomicona, se mit à genoux devant le curé, et lui dit :
-Bien puede la vuestra grandeza, alta y famosa señora, vivir, de hoy más, segura que le pueda hacer mal esta mal nacida criatura; y yo también, de hoy más, soy quito de la palabra que os di, pues, con el ayuda del alto Dios y con el favor de aquella por quien yo vivo y respiro, tan bien la he cumplido . « De ce jour, Votre Grandeur, haute et charmante dame, peut vivre en sécurité, sans craindre aucun mal de cette créature mal née, et de ce jour aussi je suis quitte de la parole que je vous donnai, puisque avec l′aide de Dieu et la faveur de celle pour qui je vis et respire, je l′ai si heureusement accomplie.
-¿No lo dije yo? -dijo oyendo esto Sancho-. Sí que no estaba yo borracho: ¡mirad si tiene puesto ya en sal mi amo al gigante! ¡Ciertos son los toros: mi condado está de molde!. – Ne l′avais-je pas dit ? s′écria Sancho, dès qu′il entendit ces paroles. Hein ! j′étais ivre peut-être ? Voyez ! est-ce que mon maître n′a pas mis le géant dans le sel ? Pardieu, l′enfant est au monde, et mon comté dans son moule. »
¿Quién no había de reír con los disparates de los dos, amo y mozo? Todos reían sino el ventero, que se daba a Satanás. Pero, en fin, tanto hicieron el barbero, Cardenio y el cura que, con no poco trabajo, dieron con don Quijote en la cama, el cual se quedó dormido , con muestras de grandísimo cansancio. Dejáronle dormir, y saliéronse al portal de la venta a consolar a Sancho Panza de no haber hallado la cabeza del gigante; aunque más tuvieron que hacer en aplacar al ventero, que estaba desesperado por la repentina muerte de sus cueros. Y la ventera decía en voz y en grito. Qui n′aurait éclaté de rire à toutes les extravagances de cette paire de fous, maître et valet ? Aussi tout le monde riait, sauf l′hôtelier, qui se donnait au diable. À la fin, tant firent le barbier, le curé et Cardénio, qu′ils parvinrent, non sans grand travail, à remettre en son lit don Quichotte, qui se rendormit aussitôt, comme un homme accablé de fatigue. Ils le laissèrent dormir, et revinrent sous le portail de l′hôtellerie consoler Sancho Panza de ce qu′il n′avait pas trouvé la tête du géant. Mais ils eurent plus de peine encore à calmer l′hôte, désespéré de la mort subite de ses outres. L′hôtesse disait aussi, criant et gesticulant :
-En mal punto y en hora menguada entró en mi casa este caballero andante, que nunca mis ojos le hubieran visto, que tan caro me cuesta. La vez pasada se fue con el costo de una noche, de cena, cama, paja y cebada, para él y para su escudero , y un rocín y un jumento, diciendo que era caballero aventurero (que mala ventura le dé Dios a él y a cuantos aventureros hay en el mundo) y que por esto no estaba obligado a pagar nada, que así estaba escrito en los aranceles de la caballería andantesca. Y ahora, por su respeto, vino estotro señor y me llevó mi cola, y hámela vuelto con más de dos cuartillos de daño , toda pelada, que no puede servir para lo que la quiere mi marido. Y, por fin y remate de todo, romperme mis cueros y derramarme mi vino; que derramada le vea yo su sangre. ¡Pues no se piense; que, por los huesos de mi padre y por el siglo de mi madre, si no me lo han de pagar un cuarto sobre otro, o no me llamaría yo como me llamo ni sería hija de quien soy. « À la male heure est entré chez moi ce maudit chevalier errant, qui me coûte si cher. L′autre fois, il s′en est allé emportant la dépense d′une nuit, souper, lit, paille et orge, pour lui, son écuyer, un bidet et un âne, disant qu′il était chevalier aventurier (Dieu lui donne mauvaise aventure, à lui et à tous les aventuriers qui soient au monde !), qu′ainsi il n′était tenu à rien payer, parce que c′est écrit dans les tarifs de sa chevalerie errante. Et voilà maintenant qu′à propos de lui, cet autre beau monsieur vient, qui m′emporte ma queue, et me la rend diminuée de moitié, toute pelée qu′elle est, et qui ne peut plus servir à ce qu′en faisait mon mari. Puis, pour couronner l′œuvre, il me crève mes outres et me répand mon vin. Que ne vois-je aussi répandre mon sang ! Mais par les os de mon père et l′éternité de ma grand′mère ! qu′il ne pense pas s′en aller cette fois sans me payer tout ce qu′il doit, un denier sur l′autre, ou, pardieu, je ne m′appellerais pas comme je m′appelle, et je ne serais pas la fille de qui m′a mise au monde. »
Estas y otras razones tales decía la ventera con grande enojo, y ayudábala su buena criada Maritornes. La hija callaba, y de cuando en cuando se sonreía. El cura lo sosegó todo, prometiendo de satisfacerles su pérdida lo mejor que pudiese, así de los cueros como del vino, y principalmente del menoscabo de la cola, de quien tanta cuenta hacían. Dorotea consoló a Sancho Panza diciéndole que cada y cuando que pareciese haber sido verdad que su amo hubiese descabezado al gigante, le prometía, en viéndose pacífica en su reino, de darle el mejor condado que en él hubiese. Consolóse con esto Sancho, y aseguró a la princesa que tuviese por cierto que él había visto la cabeza del gigante, y que, por más señas, tenía una barba que le llegaba a la cintura ; y que si no parecía, era porque todo cuanto en aquella casa pasaba era por vía de encantamento, como él lo había probado otra vez que había posado en ella. Dorotea dijo que así lo creía, y que no tuviese pena, que todo se haría bien y sucedería a pedir de boca . À ces propos, que débitait l′hôtesse avec emportement, sa bonne servante Maritornes faisait l′écho ; la fille seule ne disait rien, et souriait de temps en temps. Enfin, le curé calma cette tempête en promettant de rembourser tout le dégât, tant des outres crevées que du vin répandu, et surtout le déchet de la queue, dont l′hôtesse faisait si grand bruit. Dorothée consola Sancho Panza, en lui disant que, puisqu′il paraissait vrai que son maître avait coupé la tête au géant, elle lui promettait de lui donner, dès qu′elle se verrait pacifiquement rétablie dans son royaume, le meilleur comté qui s′y trouvât. Cette promesse consola Sancho, qui supplia la princesse de tenir pour certain qu′il avait vu la tête du géant, à telles enseignes qu′elle avait une barbe qui lui descendait jusqu′à la ceinture, et que, si on ne la retrouvait pas, c′est que tout se faisait dans cette maison par voie d′enchantement, comme il en avait fait l′épreuve à ses dépens la dernière fois qu′il y avait logé. Dorothée répondit qu′elle n′avait pas de peine à le croire : qu′il cessât donc de s′affliger, et que tout s′arrangerait à bouche que veux-tu.
Sosegados todos, el cura quiso acabar de leer la novela, porque vio que faltaba poco. Cardenio, Dorotea y todos los demás le rogaron la acabase. Él, que a todos quiso dar gusto, y por el que él tenía de leerla, prosiguió el cuento, que así decía. La paix rétablie et tout le monde content, le curé voulut achever le peu qui restait à lire de la nouvelle. C′est ce que lui demandèrent Cardénio, Dorothée et le reste de la compagnie. Voulant donc leur faire plaisir, et satisfaire aussi celui qu′il trouvait à cette lecture, il continua l′histoire en ces termes :
«Sucedió, pues , que, por la satisfación que Anselmo tenía de la bondad de Camila, vivía una vida contenta y descuidada, y Camila, de industria, hacía mal rostro a Lotario, porque Anselmo entendiese al revés de la voluntad que le tenía; y, para más confirmación de su hecho, pidió licencia Lotario para no venir a su casa , pues claramente se mostraba la pesadumbre que con su vista Camila recebía; mas el engañado Anselmo le dijo que en ninguna manera tal hiciese. Y, desta manera, por mil maneras era Anselmo el fabricador de su deshonra, creyendo que lo era de su gusto. Ce qui arriva de l′aventure, c′est qu′Anselme, rassuré désormais sur la vertu de sa femme, passait une vie heureuse et tranquille. Camille faisait avec intention mauvaise mine à Lothaire, afin qu′Anselme comprît au rebours les sentiments qu′elle lui portait ; et, pour accréditer la ruse de sa complice, Lothaire pria son ami de trouver bon qu′il ne revînt plus chez elle, parce qu′il voyait clairement le déplaisir qu′éprouvait Camille à sa vue. Mais, toujours dupe, Anselme ne voulut aucunement y consentir, se faisant ainsi de mille façons l′artisan de son déshonneur, tandis qu′il croyait l′être de sa félicité.
»En esto, el que tenía Leonela de verse cualificada, no de con sus amores, llegó a tanto que, sin mirar a otra cosa, se iba tras él a suelta rienda, fiada en que su señora la encubría, y aun la advertía del modo que con poco recelo pudiese ponerle en ejecución. En fin, una noche sintió Anselmo pasos en el aposento de Leonela, y, queriendo entrar a ver quién los daba, sintió que le detenían la puerta, cosa que le puso más voluntad de abrirla; y tanta fuerza hizo, que la abrió, y entró dentro a tiempo que vio que un hombre saltaba por la ventana a la calle; y, acudiendo con presteza a alcanzarle o conocerle, no pudo conseguir lo uno ni lo otro, porque Leonela se abrazó con él, diciéndole. Cependant Léonella, dans la joie que lui donnaient ses amours de qualité, s′y livrait chaque jour avec moins de mesure, confiante en sa maîtresse, qui fermait les yeux sur ses déportements, et prêtait même la main à cette intrigue. Une nuit enfin, Anselme entendit marcher dans la chambre de Léonella, et, voulant entrer pour savoir qui faisait ce bruit, il s′aperçut qu′on retenait la porte. Irrité de cette résistance, il fit tant d′efforts qu′il parvint à ouvrir, et il entra justement lorsqu′un homme sautait par la fenêtre dans la rue. Anselme s′élança pour le saisir, ou du moins le reconnaître ; mais il en fut empêché par Léonella, qui, se jetant au devant de lui, le tenait embrassé.
»-Sosiégate, señor mío, y no te alborotes, ni sigas al que de aquí saltó; es cosa mía, y tanto, que es mi esposo. « Calmez-vous, mon seigneur, disait-elle, ne faites pas de bruit, et ne suivez pas celui qui vient de s′échapper. Il me touche de près, et de si près que c′est mon époux. »
»No lo quiso creer Anselmo; antes, ciego de enojo, sacó la daga y quiso herir a Leonela, diciéndole que le dijese la verdad, si no, que la mataría. Ella, con el miedo, sin saber lo que se decía, le dijo. Anselme ne voulut pas croire à cette défaite : au contraire, transporté de fureur, il tira sa dague, et fit mine d′en frapper Léonella, en lui disant que, si elle ne déclarait la vérité, il la tuait sur place. L′autre, épouvantée, et ne sachant ce qu′elle disait :
»-No me mates, señor, que yo te diré cosas de más importancia de las que puedes imaginar. « Oh ! ne me tuez pas, seigneur, s′écria-t-elle ; je vous dirai des choses plus importantes que vous ne pouvez l′imaginer.
»-Dilas luego -dijo Anselmo-; si no, muerta eres. – Dis-les sur-le-champ, répondit Anselme, ou sinon tu es morte.
»-Por ahora será imposible -dijo Leonela-, según estoy de turbada; déjame hasta mañana, que entonces sabrás de mí lo que te ha de admirar; y está seguro que el que saltó por esta ventana es un mancebo desta ciudad, que me ha dado la mano de ser mi esposo. – À présent, ce serait impossible, reprit Léonella, tant je suis troublée. Mais laissez-moi jusqu′à demain, et je vous apprendrai des choses qui vous étonneront. Et soyez assuré que celui qui a sauté par la fenêtre est un jeune homme de la ville qui m′a donné parole d′être mon mari. »
»Sosegóse con esto Anselmo y quiso aguardar el término que se le pedía, porque no pensaba oír cosa que contra Camila fuese, por estar de su bondad tan satisfecho y seguro; y así, se salió del aposento y dejó encerrada en él a Leonela, diciéndole que de allí no saldría hasta que le dijese lo que tenía que decirle. Ce peu de mots apaisèrent Anselme, qui voulut bien accorder le délai que demandait Léonella, ne pensant guère entendre des révélations contre Camille, dont il ne pouvait plus suspecter la vertu. Il quitta la chambre, où il laissa Léonella bien enfermée sous clef, après lui avoir dit qu′elle n′en sortirait plus qu′il n′eût reçu les confidences qu′elle avait à lui faire.
»Fue luego a ver a Camila y a decirle, como le dijo , todo aquello que con su doncella le había pasado, y la palabra que le había dado de decirle grandes cosas y de importancia. Si se turbó Camila o no, no hay para qué decirlo, porque fue tanto el temor que cobró, creyendo verdaderamente -y era de creer- que Leonela había de decir a Anselmo todo lo que sabía de su poca fe, que no tuvo ánimo para esperar si su sospecha salía falsa o no. Y aquella mesma noche, cuando le pareció que Anselmo dormía, juntó las mejores joyas que tenía y algunos dineros, y, sin ser de nadie sentida, salió de casa y se fue a la de Lotario, a quien contó lo que pasaba, y le pidió que la pusiese en cobro, o que se ausentasen los dos donde de Anselmo pudiesen estar seguros. La confusión en que Camila puso a Lotario fue tal, que no le sabía responder palabra, ni menos sabía resolverse en lo que haría. Puis il se rendit en toute hâte auprès de Camille, pour lui conter tout ce qui venait de lui arriver avec sa camériste, ajoutant qu′elle lui avait donné sa parole de lui révéler des choses de grande importance. Si Camille fut ou non troublée à ce coup inattendu, il est superflu de le dire. L′épouvante qu′elle ressentit fut telle, en s′imaginant, comme c′était à croire, que Léonella découvrirait à Anselme tout ce qu′elle savait de sa trahison, qu′elle ne se sentit même pas assez de courage pour attendre que ce soupçon fût confirmé. Cette nuit même, dès qu′elle crut qu′Anselme dormait, elle rassembla ses bijoux les plus précieux, prit quelque argent, puis, sans être entendue de personne, elle sortit de la maison, et courut chez Lothaire. Arrivé là, elle lui conta ce qui venait de se passer, et lui demanda de la mettre en lieu sûr, ou de partir avec elle pour échapper tous deux au courroux d′Anselme. La confusion où la visite de Camille jeta Lothaire fut si grande qu′il ne savait que répondre, ni moins encore quel parti prendre.
»En fin, acordó de llevar a Camila a un monesterio, en quien era priora una su hermana. Consintió Camila en ello, y, con la presteza que el caso pedía, la llevó Lotario y la dejó en el monesterio, y él, ansimesmo, se ausentó luego de la ciudad, sin dar parte a nadie de su ausencia. Enfin il proposa de conduire Camille dans un couvent dont sa sœur était abbesse. Camille y consentit, et Lothaire, avec toute la célérité qu′exigeait la circonstance, conduisit sa complice à ce couvent, où il la laissa. Quant à lui, il s′éloigna sur-le-champ de la ville, sans avertir personne de son départ.
»Cuando amaneció, sin echar de ver Anselmo que Camila faltaba de su lado, con el deseo que tenía de saber lo que Leonela quería decirle, se levantó y fue adonde la había dejado encerrada. Abrió y entró en el aposento, pero no halló en él a Leonela: sólo halló puestas unas sábanas añudadas a la ventana, indicio y señal que por allí se había descolgado e ido. Volvió luego muy triste a decírselo a Camila, y, no hallándola en la cama ni en toda la casa, quedó asombrado.Preguntó a los criados de casa por ella, pero nadie le supo dar razón de lo que pedía . Dès que le jour parut, Anselme, sans s′apercevoir que Camille n′était plus à ses côtés, se leva, pressé par le désir d′apprendre ce qu′avait à lui confier Léonella, et courut à la chambre où il l′avait enfermée. Il ouvrit, entra, mais ne trouva plus la camériste ; seulement des draps de lit noués à la fenêtre lui apprirent qu′elle s′était échappée par ce chemin. Il revint tristement raconter à Camille sa mésaventure ; mais, ne la trouvant plus, ni dans le lit ni dans toute la maison, il resta stupéfait, anéanti. Vainement il questionna tous les gens de la maison, personne ne put lui donner de ses nouvelles.
»Acertó acaso, andando a buscar a Camila, que vio sus cofres abiertos y que dellos faltaban las más de sus joyas, y con esto acabó de caer en la cuenta de su desgracia, y en que no era Leonela la causa de su desventura. Y, ansí como estaba, sin acabarse de vestir, triste y pensativo, fue a dar cuenta de su desdicha a su amigo Lotario. Mas, cuando no le halló, y sus criados le dijeron que aquella noche había faltado de casa y había llevado consigo todos los dineros que tenía, pensó perder el juicio. Y, para acabar de concluir con todo, volviéndose a su casa, no halló en ella ninguno de cuantos criados ni criadas tenía, sino la casa desierta y sola. Tandis qu′il cherchait Camille de chambre en chambre, le hasard fit qu′il s′aperçut que ses coffres étaient ouverts et que la plupart de ses bijoux ne s′y trouvaient plus. Alors la fatale vérité lui apparut tout entière, et ce ne fut plus Léonella qu′il accusa de son infortune. Sans achever même de se vêtir, il courut, triste et pensif, confier ses chagrins à son ami Lothaire ; mais, ne le trouvant pas, et apprenant de ses domestiques qu′il était parti dans la nuit avec tout l′argent qu′il possédait, Anselme pensa perdre l′esprit. Pour achever de le rendre fou, lorsqu′il revint chez lui, il ne trouva plus aucun des valets et des servantes qu′il y avait laissés : la maison était abandonnée et déserte.
»No sabía qué pensar, qué decir, ni qué hacer, y poco a poco se le iba volviendo el juicio. Contemplábase y mirábase en un instante sin mujer, sin amigo y sin criados; desamparado, a su parecer, del cielo que le cubría, y sobre todo sin honra, porque en la falta de Camila vio su perdición. Pour le coup, il ne sut plus que penser, ni que dire, ni que faire ; et peu à peu il sentait sa tête s′en aller. Il contemplait sa situation, et se voyait, en un instant, sans femme, sans ami, sans domestiques, abandonné du ciel et de la nature entière, et pardessus tout déshonoré ; car, dans la fuite de Camille, il vit bien sa perdition.
»Resolvióse, en fin, a cabo de una gran pieza, de irse a la aldea de su amigo, donde había estado cuando dio lugar a que se maquinase toda aquella desventura. Cerró las puertas de su casa, subió a caballo, y con desmayado aliento se puso en camino; y, apenas hubo andado la mitad, cuando, acosado de sus pensamientos, le fue forzoso apearse y arrendar su caballo a un árbol, a cuyo tronco se dejó caer, dando tiernos y dolorosos suspiros, y allí se estuvo hasta casi que anochecía; y aquella hora vio que venía un hombre a caballo de la ciudad, y, después de haberle saludado, le preguntó qué nuevas había en Florencia. El ciudadano respondió. Enfin, après une longue incertitude, il résolut d′aller à la maison de campagne de cet ami, chez lequel il avait passé le temps que lui-même avait donné pour la machination de son infortune. Il ferma les portes de sa maison, monta à cheval, et se mit en route, pouvant à peine respirer. Mais il n′eut pas fait la moitié du chemin, qu′assailli et vaincu par ses tristes pensées, force lui fut de mettre pied à terre et d′attacher son cheval à un arbre, au pied duquel il se laissa tomber, en poussant de plaintifs et douloureux soupirs. Il resta là jusqu′à la chute du jour. Alors vint à passer un homme à cheval qui venait de la ville, et, après l′avoir salué, Anselme lui demanda quelles nouvelles on disait à Florence.
»-Las más estrañas que muchos días ha se han oído en ella; porque se dice públicamente que Lotario, aquel grande amigo de Anselmo el rico, que vivía a San Juan , se llevó esta noche a Camila, mujer de Anselmo, el cual tampoco parece. Todo esto ha dicho una criada de Ca mila , que anoche la halló el gobernador descolgándose con una sábana por las ventanas de la casa de Anselmo. En efeto, no sé puntualmente cómo pasó el negocio; sólo sé que toda la ciudad está admirada deste suceso, porque no se podía esperar tal hecho de la mucha y familiar amistad de los dos, que dicen que era tanta, que los llamaban los dos amigos. « Les plus étranges, répondit le passant, qu′on y ait depuis longtemps entendues. On dit publiquement que Lothaire, cet intime ami d′Anselme le riche, qui demeure auprès de Saint-Jean, a enlevé cette nuit Camille, la femme d′Anselme, et que celui-ci a également disparu. C′est ce qu′a raconté une servante de Camille, que le gouverneur a trouvée hier soir se glissant avec des draps de lit d′une fenêtre de la maison d′Anselme. Je ne sais pas exactement comment s′est passée l′affaire ; mais je sais bien que toute la ville est étonnée d′un tel événement, car on ne pouvait guère l′attendre de l′étroite amitié qui unissait Anselme et Lothaire, si grande qu′on les appelait, dit-on, les deux amis.
»-¿Sábese, por ventura -dijo Anselmo-, el camino que llevan Lotario y Camila. – Savez-vous par hasard, demanda Anselme, quel chemin ont pris Lothaire et Camille ?
»-Ni por pienso -dijo el ciudadano-, puesto que el gobernador ha usado de mucha diligencia en buscarlo. – Pas le moins du monde, répondit le Florentin, bien que le gouverneur ait mis toute la diligence possible à découvrir leurs traces.
»-A Dios vais , señor -dijo Anselmo. – Allez avec Dieu, seigneur, reprit Anselme.
»-Con Él quedéis -respondió el ciudadano, y fuese. – Restez avec lui, » répliqua le passant ; et il piqua des deux.
»Con tan desdichadas nuevas, casi casi llegó a términos Anselmo, no sólo de perder el juicio, sino de acabar la vida. Levantóse como pudo y llegó a casa de su amigo, que aún no sabía su desgracia; mas, como le vio llegar amarillo, consumido y seco, entendió que de algún grave mal venía fatigado. Pidió luego Anselmo que le acostasen, y que le diesen aderezo de escribir. Hízose así, y dejáronle acostado y solo, porque él así lo quiso, y aun que le cerrasen la puerta. Viéndose, pues, solo, comenzó a cargar tanto la imaginación de su desventura, que claramente conoció que se le iba acabando la vida; y así, ordenó de dejar noticia de la causa de su estraña muerte; y, comenzando a escribir, antes que acabase de poner todo lo que quería, le faltó el aliento y dejó la vida en las manos del dolor que le causó su curiosidad impertinente. À de si terribles nouvelles, le pauvre Anselme fut sur le point de perdre non-seulement l′esprit, mais encore la vie. Il se leva comme il put, et se traîna jusqu′à la maison de son ami, qui ne savait point encore son malheur. Quand celui-ci le vit arriver pâle, effaré, tremblant, il le crut atteint de quelque mal dangereux. Anselme aussitôt pria qu′on le mît au lit, et qu′on lui donnât de quoi écrire. On s′empressa de faire ce qu′il demandait ; puis on le laissa couché et seul en sa chambre, dont il avait même exigé qu′on fermât les portes. Dès qu′il se vit seul, la pensée de son infortune l′accabla de telle sorte, qu′il reconnut clairement, aux angoisses mortelles qui brisaient son cœur, que la vie allait lui échapper. Voulant laisser une explication de sa mort prématurée, il se hâta de prendre la plume ; mais avant d′avoir écrit tout ce qu′il voulait, le souffle lui manqua, et il expira sous les coups de la douleur que lui avait causée son imprudente curiosité.
»Viendo el señor de casa que era ya tarde y que Anselmo no llamaba, acordó de entrar a saber si pasaba adelante su indisposición, y hallóle tendido boca abajo, la mi tad del cuerpo en la cama y la otra mitad sobre el bufete, sobre el cual estaba con el papel escrito y abierto, y él tenía aún la pluma en la mano. Llegóse el huésped a él, habiéndole llamado primero; y, trabándole por la mano, viendo que no le respondía y hallándole frío, vio que estaba muerto. Admiróse y congojóse en gran manera, y llamó a la gente de casa para que viesen la desgracia a Anselmo sucedida; y, finalmente, leyó el papel, que conoció que de su mesma mano estaba escrito, el cual contenía estas razones: Le lendemain, voyant qu′il était tard, et qu′Anselme n′appelait point, le maître de la maison se décida à entrer dans sa chambre, pour savoir si son indisposition continuait. Il le trouva étendu sans mouvement, la moitié du corps dans le lit, et l′autre moitié sur le bureau, ayant devant lui un papier ouvert, et tenant encore à la main la plume avec laquelle il avait écrit. Son hôte s′approcha, l′appela d′abord, et, ne recevant point de réponse, le prit par la main, qu′il trouva froide, et reconnut enfin qu′il était mort. Surpris et désespéré, il appela les gens de sa maison pour qu′ils fussent témoins de la catastrophe. Finalement, il lut le papier, qu′il reconnut bien écrit de la main d′Anselme, et qui contenait ce peu de mots :
Un necio e impertinente deseo me quitó la vida. Si las nuevas de mi muerte llegaren a los oídos de Camila, sepa que yo la perdono, porque no estaba ella obligada a hacer milagros, ni yo tenía necesidad de querer que ella los hiciese; y, pues yo fui el fabricador de mi deshonra, no hay para qué... « Un sot et impertinent désir m′ôte la vie. Si la nouvelle de ma mort arrive aux oreilles de Camille, qu′elle sache que je lui pardonne : elle n′était pas tenue de faire un miracle, et je ne devais pas exiger qu′elle le fît. Ainsi, puisque j′ai été moi-même l′artisan de mon déshonneur, il ne serait pas juste… »
»Hasta aquí escribió Anselmo, por donde se echó de ver que en aquel punto, sin poder acabar la razón, se le acabó la vida. Otro día dio aviso su amigo a los parientes de Anselmo de su muerte, los cuales ya sabían su desgracia, y el monesterio donde Camila estaba, casi en el término de acompañar a su esposo en aquel forzoso viaje, no por las nuevas del muerto esposo, mas por las que supo del ausente amigo. Dícese que, aunque se vio viuda, no quiso salir del monesterio, ni, menos, hacer profesión de monja, hasta que, no de allí a muchos días, le vinieron nuevas que Lotario había muerto en una batalla que en aquel tiempo dio monsiur de Lautrec al Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba en el reino de Nápoles, donde había ido a parar el tarde arrepentido amigo; lo cual sabido por Camila, hizo profesión, y acabó en breves días la vida a las rigurosas manos de tristezas y melancolías. Éste fue el fin que tuvieron todos, nacido de un tan desatinado principio.. Anselme n′en avait pas écrit davantage, ce qui fit voir qu′en cet endroit, sans pouvoir terminer sa phrase, il avait terminé sa vie. Le lendemain, son ami informa de sa mort les parents d′Anselme, lesquels savaient déjà son infortune ; ils connaissaient aussi le monastère où Camille était près de suivre son mari dans l′inévitable voyage, par suite des nouvelles qu′elle avait reçues, non de l′époux mort, mais de l′ami absent. On dit que, bien que veuve, elle ne voulut pas quitter le monastère, mais qu′elle ne voulut pas davantage y faire ses vœux, jusqu′à ce que, peu de temps après, elle eut appris que Lothaire avait été tué dans une bataille que livra M. de Lautrec au grand capitaine Gonzalve de Cordoue , dans le royaume de Naples, où s′était rendu l′ami trop tard repentant. À cette nouvelle, Camille se fit religieuse, et termina bientôt sa vie dans les regrets et les larmes. Telle fut la fin déplorable qu′eut pour tous trois un commencement insensé.
-Bien -dijo el cura- me parece esta novela , pero no me puedo persuadir que esto sea verdad; y si es fingido, fingió mal el autor, porque no se puede imaginar que haya marido tan necio que quiera hacer tan costosa experiencia como Anselmo. Si este caso se pusiera entre un galán y una dama, pudiérase llevar, pero entre marido y mujer, algo tiene del imposible; y, en lo que toca al modo de contarle, no me descontenta . « Cette nouvelle, dit le curé, ne me semble pas mal ; mais je ne puis me persuader qu′elle ait un fond véritable. Si c′est une invention, l′auteur a mal inventé, car on ne peut croire qu′il se trouve un mari assez sot pour faire une aussi périlleuse expérience que celle d′Anselme. Que l′aventure ait été supposée entre un galant et sa belle, passe encore ; mais entre mari et femme, elle a quelque chose d′impossible ; quant à la façon de la raconter, je n′en suis pas mécontent. »






I. Capítulo XXXVI. Que trata de otros raros sucesos que en la venta le sucedieron

Chapitre XXXVI Qui traite d′autres étranges aventures, arrivées dans l′hôtellerie

Estando en esto, el ventero, que estaba a la puerta de la venta, dijo: En ce moment, l′hôtelier, qui était sur le seuil de sa porte, s′écria :
-Esta que viene es una hermosa tropa de huéspedes: si ellos paran aquí, gaudeamus tenemos. « Vive Dieu ! voici venir une belle troupe d′hôtes ; s′ils s′arrêtent ici, nous aurons du gaudeamus.
-¿Qué gente es? -dijo Cardenio. – Quels sont ces voyageurs ? demanda Cardénio.
-Cuatro hombres -respondió el ventero- vienen a caballo, a la jineta, con lanzas y adargas , y todos con antifaces negros; y junto con ellos viene una mujer vestida de blanco, en un sillón, ansimesmo cubierto el rostro, y otros dos mozos de a pie. – Ce sont, répondit l′hôtelier, quatre hommes montés à cheval à l′écuyère, avec des lances et des boucliers, et portant tous quatre des masques noirs ; au milieu d′eux se trouve une dame vêtue de blanc, assise sur une selle en fauteuil, et le visage pareillement masqué ; puis deux valets de pied par derrière.
-¿Vienen muy cerca? -preguntó el cura. – Et sont-ils bien près ? demanda le curé.
-Tan cerca -respondió el ventero-, que ya llegan. – Si près, répondit l′hôtelier, qu′ils arrivent à la porte. »
Oyendo esto Dorotea, se cubrió el rostro, y Cardenio se entró en el aposento de don Quijote ; y casi no habían tenido lugar para esto, cuando entraron en la venta todos los que el ventero había dicho; y, apeándose los cuatro de a caballo, que de muy gentil talle y disposición eran, fueron a apear a la mujer que en el sillón venía; y, tomándola uno dellos en sus brazos, la sentó en una silla que estaba a la entrada del aposento donde Cardenio se había escondido. En todo este tiempo, ni ella ni ellos se habían quitado los antifaces, ni hablado palabra alguna; sólo que, al sentarse la mujer en la silla, dio un profundo suspiro y dejó caer los brazos, como persona enferma y desmayada. Los mozos de a pie llevaron los caballos a la caballeriza. Quand Dorothée entendit cela, elle se couvrit aussitôt le visage, et Cardénio s′empressa d′entrer dans la chambre où dormait don Quichotte. À peine avaient-ils eu le temps de prendre l′un et l′autre ces précautions, que toute la troupe qu′avait annoncée l′hôtelier entra dans l′hôtellerie. Les quatre cavaliers, gens de bonne mine et de riche apparence, ayant mis pied à terre, allèrent descendre la dame de la selle où elle était assise, et l′un d′eux, la prenant dans ses bras, la porta sur une chaise qui se trouvait à l′entrée de la chambre où Cardénio s′était caché. Pendant tout ce temps, ni elle ni eux n′avaient quitté leurs masques, ni prononcé le moindre mot ; seulement, lorsqu′on la posa sur sa chaise, la dame poussant un profond soupir, laissa tomber ses bras, comme une personne malade et défaillante. Les valets de pied menèrent les chevaux à l′écurie.
Viendo esto el cura, deseoso de saber qué gente era aquella que con tal traje y tal silencio estaba, se fue donde estaban los mozos, y a uno dellos le preguntó lo que ya deseaba; el cual le respondió: À la vue de ce qui se passait, le curé, désireux de savoir quels étaient ces gens qui gardaient si soigneusement le silence et l′incognito, s′en alla trouver les valets de pied, et questionna l′un d′eux sur ce qu′il avait envie de savoir.
-Pardiez, señor, yo no sabré deciros qué gente sea ésta; sólo sé que muestra ser muy principal, especialmente aquel que llegó a tomar en sus brazos a aquella señora que habéis visto; y esto dígolo porque todos los demás le tienen respeto, y no se hace otra cosa más de la que él ordena y manda. « Pardine, seigneur, répondit celui-ci, je serais bien embarrassé de vous dire qui sont ces cavaliers ; seulement ça m′a l′air de gens de distinction, principalement celui qui est venu prendre dans ses bras cette dame que vous avez vue, et si je le dis, c′est parce que tous les autres lui portent respect, et ne font rien que ce qu′il ordonne.
{"> -Y la señora, ¿quién es? -preguntó el cura. – Et la dame, qui est-elle ? demanda le curé.
-Tampoco sabré decir eso -respondió el mozo-, porque en todo el camino no la he visto el rostro; suspirar sí la he oído muchas veces, y dar unos gemidos que parece que con cada uno dellos quiere dar el alma. Y no es de maravillar que no sepamos más de lo que habemos dicho, porque mi compañero y yo no ha más de dos días que los acompañamos; porque, habiéndolos encontrado en el camino, nos rogaron y persuadieron que viniésemos con ellos hasta el Andalucía , ofreciéndose a pagárnoslo muy bien. – Je ne vous le dirai pas davantage, répondit le valet ; car, en toute la route, je ne lui ai pas vu un coin de la figure. Pour ce qui est de soupirer, oh ! ça, je l′ai entendue bien des fois, et pousser des gémissements si tristes, qu′on dirait qu′avec chacun d′eux elle veut rendre l′âme. Mais il n′est pas étonnant que nous n′en sachions, mon camarade et moi, pas plus long que je ne vous en dis, car il n′y a pas plus de deux jours que nous les accompagnons. Ils nous ont rencontrés sur le chemin, et nous ont priés et persuadés de les suivre jusqu′en Andalousie, en nous promettant de nous bien payer.
-¿Y habéis oído nombrar a alguno dellos? -preguntó el cura. – Avez-vous entendu nommer quelqu′un d′entre eux ? demanda le curé.
-No, por cierto -respondió el mozo-, porque todos caminan con tanto silencio que es maravilla, porque no se oye entre ellos otra cosa que los suspiros y sollozos de la pobre señora, que nos mueven a lástima; y sin duda tenemos creído que ella va forzada dondequiera que va, y, según se puede colegir por su hábito, ella es monja, o va a serlo, que es lo más cierto, y quizá porque no le debe de nacer de voluntad el monjío, va triste, como parece. – Non, par ma foi, répondit l′autre ; ils cheminent tous en si grand silence, qu′on dirait qu′ils en ont fait vœu. On n′entend rien autre chose que les soupirs et les sanglots de cette pauvre dame, que c′est à vous fendre le cœur, et nous croyons sans aucun doute qu′elle va contre son gré et par violence, en quelque part qu′on la mène. Autant qu′on peut en juger par sa robe monastique, elle est religieuse, ou va bientôt le devenir, ce qui est le plus probable, et peut-être est-elle triste parce qu′elle n′a pas de goût pour le couvent.
-Todo podría ser -dijo el cura. – Tout cela peut bien être, » reprit le curé ; et, quittant l′écurie, il revint trouver Dorothée.
Y, dejándolos, se volvió adonde estaba Dorotea, la cual, como había oído suspirar a la embozada, movida de natural compasión, se llegó a ella y le dijo. Celle-ci, dès qu′elle eut entendu soupirer la dame voilée, émue de la compassion naturelle à son sexe, s′approcha d′elle et lui dit :
-¿Qué mal sentís, señora mía? Mirad si es alguno de quien las mujeres suelen tener uso y experiencia de curarle, que de mi parte os ofrezco una buena voluntad de serviros. « Qu′avez-vous, madame ? quel mal sentez-vous ? Si c′était quelqu′un de ceux que les femmes ont l′habitude et l′expérience de soigner, je me mets de bien grand cœur à votre service. »
A todo esto callaba la lastimada señora; y, aunque Dorotea tornó con mayores ofrecimientos, todavía se estaba en su silencio, hasta que llegó el caballero embozado que dijo el mozo que los demás obedecían, y dijo a Dorotea. À tout cela, la plaintive dame se taisait et ne répondait mot, et, bien que Dorothée renouvelât ses offres avec plus d′empressement, elle continuait de garder le silence. Enfin, le cavalier masqué, auquel, d′après le dire du valet de pied, obéissaient tous les autres, revint auprès d′elle, et dit à Dorothée :
-No os canséis, señora , en ofrecer nada a esa mujer, porque tiene por costumbre de no agradecer cosa que por ella se hace, ni procuréis que os responda, si no queréis oír alguna mentira de su boca. « Ne perdez pas votre temps, madame, à faire des offres de service à cette femme : elle est habituée à n′avoir nulle reconnaissance de ce qu′on fait pour elle, et n′essayez pas davantage d′obtenir d′elle une réponse, à moins que vous ne vouliez entendre sortir de sa bouche un mensonge.
-Jamás la dije -dijo a esta sazón la que hasta allí había estado callando-; antes, por ser tan verdadera y tan sin trazas mentirosas, me veo ahora en tanta desventura; y desto vos mesmo quiero que seáis el testigo, pues mi pura verdad os hace a vos ser falso y mentiroso. – Jamais je n′en ai dit, s′écria vivement celle qui s′était tue jusqu′alors ; au contraire, c′est pour avoir été trop sincère, trop ennemie de tout artifice, que je me vois aujourd′hui si cruellement malheureuse ; et s′il faut en prendre quelqu′un à témoin, je veux vous choisir vous-même, puisque c′est mon pur amour de la vérité qui vous a rendu, vous, faux et menteur. »
Oyó estas razones Cardenio bien clara y distintamente, como quien estaba tan junto de quien las decía que sola la puerta del aposento de don Quijote estaba en medio; y, así como las oyó, dando una gran voz dijo: Cardénio entendit clairement et distinctement ces propos, car il était si près de celle qui venait de parler, que la seule porte de la chambre de don Quichotte les séparait. Aussitôt jetant un cri perçant :
-¡Válgame Dios! ¿Qué es esto que oigo? ¿Qué voz es esta que ha llegado a mis oídos. « Ô mon Dieu ! s′écria-t-il, que viens-je d′entendre ? quelle est cette voix qui a frappé mon oreille ? »
Volvió la cabeza a estos gritos aquella señora, toda sobresaltada, y, no viendo quién las daba, se levantó en pie y fuese a entrar en el aposento; lo cual visto por el caballero, la detuvo, sin dejarla mover un paso. A ella, con la turbación y desasosiego, se le cayó el tafetán con que traía cubierto el rostro, y descubrió una hermosura incomparable y un rostro milagroso, aunque descolorido y asombrado, porque con los ojos andaba rodeando todos los lugares donde alcanzaba con la vista, con tanto ahínco, que parecía persona fuera de juicio; cuyas señales, sin saber por qué las hacía , pusieron gran lástima en Dorotea y en cuantos la miraban. Teníala el caballero fuertemente asida por las espaldas, y, por estar tan ocupado en tenerla, no pudo acudir a alzarse el embozo, que se le caía, como, en efeto, se le cayó del todo; y, alzando los ojos Dorotea, que abrazada con la señora estaba, vio que el que abrazada ansimesmo la tenía era su esposo don Fernando; y, apenas le hubo conocido, cuando, arrojando de lo íntimo de sus entrañas un luengo y tristísimo ′′¡ay!′′, se dejó caer de espaldas desmayada; y, a no hallarse allí junto el barbero, que la recogió en los brazos, ella diera consigo en el suelo. À ces cris, la dame tourna la tête, pleine de surprise et de trouble ; et, ne voyant personne, elle se leva pour entrer dans la chambre voisine ; mais le cavalier, qui épiait ses mouvements, l′arrêta sans lui laisser faire un pas de plus. Dans son agitation, elle fit tomber le masque de taffetas qui lui cachait la figure, et découvrit une incomparable beauté, un visage céleste, bien que décoloré et presque hagard, car ses yeux se portaient tour à tour et sans relâche sur tous les endroits où sa vue pouvait atteindre. Elle avait le regard si inquiet, si troublé, qu′elle semblait privée de raison, et ces signes de folie, quoiqu′on en ignorât la cause, excitèrent la pitié dans l′âme de Dorothée et de tous ceux qui la regardaient. Le cavalier la tenait fortement des deux mains par les épaules, et, tout occupé de la retenir, il ne put relever son masque, qui se détachait et finit par tomber entièrement. Levant alors les yeux, Dorothée, qui soutenait la dame dans ses bras, vit que celui qui la tenait également embrassée était son époux don Fernand. Dès qu′elle l′eut reconnu, poussant du fond de ses entrailles un long et douloureux soupir, elle se laissa tomber à la renverse, complètement évanouie ; et, si le barbier ne se fût trouvé près d′elle pour la retenir dans ses bras, elle aurait frappé la terre.
Acudió luego el cura a quitarle el embozo, para echarle agua en el rostro, y así como la descubrió la conoció don Fernando, que era el que estaba abrazado con la otra, y quedó como muerto en verla; pero no porque dejase, con todo esto, de tener a Luscinda, que era la que procuraba soltarse de sus brazos; la cual había conocido en el suspiro a Cardenio, y él la había conocido a ella. Oyó asimesmo Cardenio el ¡ay! que dio Dorotea cuando se cayó desmayada, y, creyendo que era su Luscinda, salió del aposento despavorido, y lo primero que vio fue a don Fernando, que tenía abrazada a Luscinda. También don Fernando conoció luego a Cardenio; y todos tres, Luscinda, Cardenio y Dorotea, quedaron mudos y suspensos, casi sin saber lo que les había acontecido. Le curé, accourant aussitôt, lui ôta son voile pour lui jeter de l′eau sur le visage ; don Fernand la reconnut alors, car c′était bien lui qui tenait l′autre femme embrassée, et il resta comme mort à cette vue. Cependant il ne lâchait point prise, et continuait à retenir Luscinde (c′était elle qui s′efforçait de s′échapper de ses bras), laquelle avait reconnu Cardénio à ses cris, lorsqu′il la reconnaissait lui-même. Cardénio entendit aussi le gémissement que poussa Dorothée en tombant évanouie ; et, croyant que c′était sa Luscinde, il s′élança de la chambre tout hors de lui. La première chose qu′il vit fut don Fernand, qui tenait encore Luscinde embrassée. Don Fernand reconnut aussi sur-le-champ Cardénio, et tous quatre restèrent muets de surprise, ne pouvant comprendre ce qui leur arrivait.
Callaban todos y mirábanse todos : Dorotea a don Fernando, don Fernando a Cardenio, Cardenio a Luscinda y Luscinda a Cardenio. Mas quien primero rompió el silencio fue Luscinda, hablando a don Fernando desta manera. Tous se taisaient, et tous se regardaient : Dorothée avait les yeux sur don Fernand, don Fernand sur Cardénio, Cardénio sur Luscinde, et Luscinde sur Cardénio. La première personne qui rompit le silence fut Luscinde, laquelle, s′adressant à don Fernand, lui parla de la sorte :
-Dejadme, señor don Fernando, por lo que debéis a ser quien sois, ya que por otro respeto no lo hagáis; dejadme llegar al muro de quien yo soy yedra, al arrimo de quien no me han podido apartar vuestras importunaciones, vuestras amenazas, vuestras promesas ni vuestras dádivas. Notad cómo el cielo, por desusados y a nosotros encubiertos caminos, me ha puesto a mi verdadero esposo delante. Y bien sabéis por mil costosas experiencias que sola la muerte fuera bastante para borrarle de mi memoria. Sean, pues, parte tan claros desengaños para que volváis, ya que no podáis hacer otra cosa, el amor en rabia, la voluntad en despecho, y acabadme con él la vida; que, como yo la rinda delante de mi buen esposo, la daré por bien empleada: quizá con mi muerte quedará satisfecho de la fe que le mantuve hasta el último trance de la vida. « Laissez-moi, seigneur don Fernand, au nom de ce que vous devez à ce que vous êtes, si nul autre motif ne vous y décide ; laissez-moi retourner au chêne dont je suis le lierre, à celui duquel n′ont pu me séparer vos importunités, vos menaces, vos promesses et vos dons. Voyez par quels chemins étranges, et pour nous inconnus, le ciel m′a ramenée devant mon véritable époux. Vous savez déjà, par mille épreuves pénibles, que la mort seule aurait la puissance de l′effacer de ma mémoire. Eh bien ! que vos illusions si clairement détruites changent votre amour en haine, votre bienveillance en fureur. Ôtez-moi la vie ; pourvu que je rende le dernier soupir aux yeux de mon époux bien-aimé, je tiendrai ma mort pour heureuse et bien employée. Peut-être y verra-t-il la preuve de la fidélité que je lui ai gardée jusqu′au dernier souffle de ma vie. »
Había en este entretanto vuelto Dorotea en sí, y había estado escuchando todas las razones que Luscinda dijo, por las cuales vino en conocimiento de quién ella era; que, viendo que don Fernando aún no la dejaba de los brazos, ni respondía a sus razones, esforzándose lo más que pudo, se levantó y se fue a hincar de rodillas a sus pies; y, derramando mucha cantidad de hermosas y lastimeras lágrimas, así le comenzó a decir. Dorothée, cependant, ayant repris connaissance, avait entendu ces paroles de Luscinde, dont le sens lui avait fait deviner qui elle était. Voyant que don Fernand ne la laissait pas échapper de ses bras et ne répondait rien à de si touchantes prières, elle fit un effort, se leva, alla se jeter à genoux devant les pieds de son séducteur, et, versant de ses beaux yeux deux ruisseaux de larmes, elle lui dit d′une voix entrecoupée :
-Si ya no es, señor mío, que los rayos deste sol que en tus brazos eclipsado tienes te quitan y ofuscan los de tus ojos, ya habrás echado de ver que la que a tus pies está arrodillada es la sin ventura, hasta que tú quieras, y la desdichada Dorotea. Yo soy aquella labradora humilde a quien tú, por tu bondad o por tu gusto, quisiste levantar a la alteza de poder llamarse tuya. Soy la que, encerrada en los límites de la honestidad, vivió vida contenta hasta que, a las voces de tus importunidades, y, al parecer, justos y amorosos sentimientos, abrió las puertas de su recato y te entregó las llaves de su libertad: dádiva de ti tan mal agradecida, cual lo muestra bien claro haber sido forzoso hallarme en el lugar donde me hallas, y verte yo a ti de la manera que te veo. Pero, con todo esto, no querría que cayese en tu imaginación pensar que he venido aquí con pasos de mi deshonra, habiéndome traído sólo los del dolor y sentimiento de verme de ti olvidada. Tú quisiste que yo fuese tuya, y quisístelo de manera que, aunque ahora quieras que no lo sea, no será posible que tú dejes de ser mío. Mira, señor mío, que puede ser recompensa a la hermosura y nobleza por quien me dejas la incomparable voluntad que te tengo. Tú no puedes ser de la hermosa Luscinda, porque eres mío, ni ella puede ser tuya, porque es de Cardenio; y más fácil te será, si en ello miras, reducir tu voluntad a querer a quien te adora, que no encaminar la que te aborrece a que bien te quiera. Tú solicitaste mi descuido, tú rogaste a mi entereza, tú no ignoraste mi calidad, tú sabes bien de la manera que me entregué a toda tu voluntad: no te queda lugar ni acogida de llamarte a engaño. Y si esto es así, como lo es, y tú eres tan cristiano como caballero, ¿por qué por tantos rodeos dilatas de hacerme venturosa en los fines, como me heciste en los principios? Y si no me quieres por la que soy, que soy tu verdadera y legítima esposa, quiéreme, a lo menos, y admíteme por tu esclava; que, como yo esté en tu poder, me tendré por dichosa y bien afortunada. No permitas, con dejarme y desampararme, que se hagan y junten corrillos en mi deshonra; no des tan mala vejez a mis padres, pues no lo merecen los leales servicios que, como buenos vasallos, a los tuyos siempre han hecho. Y si te parece que has de aniquilar tu sangre por mezclarla con la mía, considera que pocas o ninguna nobleza hay en el mundo que no haya corrido por este camino, y que la que se toma de las mujeres no es la que hace al caso en las ilustres decendencias; cuanto más, que la verdadera nobleza consiste en la virtud, y si ésta a ti te falta, ne gándome lo que tan justamente me debes, yo quedaré con más ventajas de noble que las que tú tienes. En fin, señor, lo que últimamente te digo es que, quieras o no quieras, yo soy tu esposa: testigos son tus palabras, que no han ni deben ser mentirosas , si ya es que te precias de aquello por que me desprecias ; testigo será la firma que hiciste , y testigo el cielo, a quien tú llamaste por testigo de lo que me prometías. Y, cuando todo esto falte, tu misma conciencia no ha de faltar de dar voces callando en mitad de tus alegrías, volviendo por esta verdad que te he dicho y turbando tus mejores gustos y contentos . « Si les rayons de ce soleil, que tu tiens éclipsé dans tes bras, ne t′ôtent plus, ô mon seigneur, la lumière des yeux, tu auras reconnu que celle qui s′agenouille à tes pieds est l′infortunée, tant qu′il te plaira qu′elle le soit, et la triste Dorothée. Oui, c′est moi qui suis cette humble paysanne que, par ta bonté, ou pour ton plaisir, tu as voulu élever assez haut pour qu′elle pût se dire à toi ; je suis cette jeune fille qui passait, dans les limites de l′innocence, une vie heureuse et paisible, jusqu′au moment où, à la voix de tes importunités, de tes propos d′amour, si sincères en apparence, elle ouvrit les portes à toute retenue et te livra les clefs de sa liberté : présent bien mal agréé par toi, puisque tu m′as réduite à me trouver en ce lieu où tu me trouves à présent, et à t′y voir dans l′état où je te vois. Mais avant tout, je ne voudrais pas qu′il te vînt à l′imagination que je suis venue ici sur les pas de mon déshonneur, tandis que je n′y ai été conduite que par ma douleur et le regret de me voir oubliée de toi. Tu as voulu que je fusse à toi, et tu l′as voulu de telle sorte, qu′en dépit du désir que tu peux en avoir à présent, il ne t′est plus possible de cesser d′être à moi. Prends garde, mon seigneur, que l′incomparable affection que je te porte peut bien compenser la beauté et la noblesse pour lesquelles tu m′abandonnes. Tu ne peux être à la belle Luscinde, puisque tu es à moi ; ni elle à toi, puisqu′elle est à Cardénio. Fais-y bien attention : il te sera plus facile de te réduire à aimer celle qui t′adore que de réduire à t′aimer celle qui te déteste. Tu as surpris mon innocence, tu as triomphé de ma vertu ; ma naissance t′étais connue, et tu sais bien à quelles conditions je me suis livrée à tes vœux ; il ne te reste donc aucune issue, aucun moyen d′invoquer l′erreur et de te prétendre abusé. S′il en est ainsi, et si tu n′es pas moins chrétien que gentilhomme, pourquoi cherches-tu tant de détours pour éviter de me rendre aussi heureuse à la fin que tu l′avais fait au commencement ? Si tu ne veux pas de moi pour ce que je suis, ta véritable et légitime épouse, prends-moi du moins pour ton esclave ; pourvu que je sois en ton pouvoir, je me tiendrai pour heureuse et bien récompensée. Ne permets pas, en m′abandonnant, que mon honneur périsse sous d′injurieux propos ; ne donne pas une si triste vieillesse à mes parents, car ce n′est pas ce que méritent les loyaux services qu′en bons vassaux ils ont toujours rendus aux tiens. S′il te semble que tu vas avilir ton sang en le mêlant au mien, considère qu′il y a peu de noblesse au monde qui n′aient passé par ce chemin, et que ce n′est pas celle des femmes qui sert à relever les illustres races. Et d′ailleurs, c′est dans la vertu que consiste la vraie noblesse ; si celle-là vient à te manquer, par ton refus de me rendre ce qui m′appartient, je resterai plus noble que toi. Enfin, seigneur, ce qui me reste à te dire, c′est que, bon gré, mal gré, je suis ton épouse. J′en ai pour garant tes paroles, qui ne peuvent être menteuses, si tu te vantes encore de ce pour quoi tu me méprises, la signature que tu m′as donnée, le ciel que tu as pris à témoin de tes promesses ; et quand même tout cela me manquerait, ce qui ne me manquera pas, c′est ta propre conscience, qui élèvera ses cris silencieux au milieu de tes coupables joies, qui prendra la défense de cette vérité que je proclame, et troublera désormais toutes tes jouissances. »
Estas y otras razones dijo la lastimada Dorotea, con tanto sentimiento y lágrimas, que los mismos que acompañaban a don Fernando, y cuantos presentes estaban, la acompañaron en ellas. Escuchóla don Fernando sin replicalle palabra, hasta que ella dio fin a las suyas y principio a tantos sollozos y suspiros, que bien había de ser corazón de bronce el que con muestras de tanto dolor no se enterneciera. Mirándola estaba Luscinda, no menos lastimada de su sentimiento que admirada de su mucha discreción y hermosura; y, aunque quisiera llegarse a ella y decirle algunas palabras de consuelo, no la dejaban los brazos de don Fernando, que apretada la tenían. El cual, lleno de confusión y espanto, al cabo de un buen espacio que atentamente estuvo mirando a Dorotea, abrió los brazos y, dejando libre a Luscinda, dijo. Ces paroles, et d′autres encore, la plaintive Dorothée les prononça d′un ton si touchant, et en versant tant de larmes, que tous ceux qui étaient présents à cette scène, même les cavaliers de la suite de Fernand, sentirent aussi se mouiller leurs yeux. Don Fernand l′écouta sans répondre un seul mot, jusqu′à ce qu′elle eût fini de parler, et que sa voix fût étouffée par tant de soupirs et de sanglots, qu′il aurait fallu un cœur de bronze pour n′être point attendri des témoignages d′une si profonde douleur. Luscinde aussi la regardait, non moins touchée de son affliction qu′étonnée de son esprit et de sa beauté. Elle aurait voulu s′approcher d′elle et lui dire quelques paroles de consolation ; mais les bras de don Fernand la retenaient encore. Celui-ci, plein de trouble et de confusion, après avoir quelque temps fixé ses regards en silence sur Dorothée, ouvrit enfin les bras, et rendant la liberté à Luscinde :
-Venciste, hermosa Dorotea, venciste; porque no es posible tener ánimo para negar tantas verdades juntas. « Tu as vaincu, s′écria-t-il, belle Dorothée, tu as vaincu ! Comment aurait-on le courage de résister à tant de vérités réunies ? »
Con el desmayo que Luscinda había tenido, así como la dejó don Fernando, iba a caer en el suelo; mas, hallándose Cardenio allí junto, que a las espaldas de don Fernando se había puesto porque no le conociese , prosupuesto todo temor y aventurando a todo riesgo, acudió a sostener a Luscinda, y, cogiéndola entre sus brazos, le dijo: Encore mal remise de son évanouissement, Luscinde ne se fut pas plutôt dégagée, qu′elle défaillit et fut sur le point de tomber à terre ; mais près d′elle était Cardénio, qui se tenait derrière don Fernand pour n′être pas reconnu de lui. Oubliant toute crainte, et se hasardant à tout risque, il s′élança pour soutenir Luscinde ; et la recevant dans ses bras :
-Si el piadoso cielo gusta y quiere que ya tengas algún descanso, leal, firme y hermosa señora mía, en ninguna parte creo yo que le tendrás más seguro que en estos brazos que ahora te reciben, y otro tiempo te recibieron , cuando la fortuna quiso que pudiese llamarte mía. « Si le ciel miséricordieux, lui dit-il, permet que tu retrouves quelque repos, belle, constante et loyale dame, nulle part tu ne l′auras plus sûr et plus tranquille que dans les bras qui te reçoivent aujourd′hui et qui te reçurent dans un autre temps, alors que la fortune me permettait de te croire à moi. »
A estas razones, puso Luscinda en Cardenio los ojos, y, habiendo comenzado a conocerle, primero por la voz, y asegurándose que él era con la vista, casi fuera de sentido y sin tener cuenta a ningún honesto respeto, le echó los brazos al cuello, y, juntando su rostro con el de Cardenio, le dijo: À ces mots, Luscinde jeta les yeux sur Cardénio ; elle avait commencé à le reconnaître par la voix ; par la vue elle s′assura que c′était bien lui. Hors d′elle-même, et foulant aux pieds toute convenance, elle jeta ses deux bras au cou de Cardénio ; et, collant son visage au sien :
-Vos sí, señor mío, sois el verdadero dueño desta vuestra captiva, aunque más lo impida la contraria suerte, y, aunque más amenazas le hagan a esta vida que en la vuestra se sustenta. « C′est vous, mon seigneur, s′écria-t-elle ; oh ! oui, c′est bien vous qui êtes le véritable maître de cette esclave qui vous appartient, en dépit du destin contraire, en dépit des menaces faites à une vie qui dépend de la vôtre. »
Estraño espectáculo fue éste para don Fernando y para todos los circunstantes, admirándose de tan no visto suceso. Parecióle a Dorotea que don Fernando había perdido la color del rostro y que hacía ademán de querer vengarse de Cardenio, porque le vio encaminar la mano a ponella en la espada; y, así como lo pensó, con no vista presteza se abrazó con él por las rodillas, besándoselas y teniéndole apretado, que no le dejaba mover, y, sin cesar un punto de sus lágrimas, le decía. Ce fut un spectacle étrange pour don Fernand, et pour tous les assistants, qu′étonnait un événement si nouveau. Dorothée s′aperçut que don Fernand changeait de couleur et qu′il semblait vouloir tirer vengeance de Cardénio, car elle lui vit avancer la main vers la garde de son épée. Aussitôt, rapide comme l′éclair, elle se jeta à ses genoux, les embrassa, les couvrit de baisers et de pleurs, et, le tenant si étroitement serré qu′elle ne le laissait pas mouvoir :
-¿Qué es lo que piensas hacer, único refugio mío, en este tan impensado trance? Tú tienes a tus pies a tu esposa, y la que quieres que lo sea está en los brazos de su marido. Mira si te estará bien o te será posible deshacer lo que el cielo ha hecho, o si te convendrá querer levantar a igualar a ti mismo a la que, pospuesto todo inconveniente, confirmada en su verdad y firmeza , delante de tus ojos tiene los suyos, bañados de licor amoroso el rostro y pecho de su verdadero esposo. Por quien Dios es te ruego, y por quien tú eres te suplico, que este tan notorio desengaño no sólo no acreciente tu ira, sino que la mengüe en tal manera, que con quietud y sosiego permitas que estos dos amantes le tengan, sin impedimiento tuyo, todo el tiempo que el cielo quisiere concedérsele; y en esto mostrarás la generosidad de tu ilustre y noble pecho, y verá el mundo que tiene contigo más fuerza la razón que el apetito. « Que penses-tu faire, lui disait-elle, ô mon unique refuge, dans cette rencontre inattendue ? Tu as à tes pieds ton épouse, et celle que tu veux qui le soit est dans les bras de son mari. Vois : te sera-t-il possible de défaire ce que le ciel a fait ? Ne vaut-il pas mieux que tu consentes à élever jusqu′à la rendre ton égale celle qui, malgré tant d′obstacles, et soutenue par sa constance, a les yeux sur tes yeux, et baigne de larmes amoureuses le visage de son véritable époux ? Je t′en conjure, au nom de ce qu′est Dieu, au nom de ce que tu es toi-même, que cette vue, qui te désabuse, n′excite point ta colère ; qu′elle la calme au contraire à tel point, que tu laisses ces deux amants jouir en paix de leur bonheur, tout le temps que leur en accordera le ciel. Tu montreras ainsi la générosité de ton noble cœur, et le monde verra que la raison a sur toi plus d′empire que tes passions. »
En tanto que esto decía Dorotea, aunque Cardenio tenía abrazada a Luscinda, no quitaba los ojos de don Fernando, con determinación de que, si le viese hacer algún movimiento en su perjuicio, procurar defenderse y ofender como mejor pudiese a todos aquellos que en su daño se mostrasen, aunque le costase la vida. Pero a esta sazón acudieron los amigos de don Fernando, y el cura y el barbero, que a todo habían estado presentes, sin que faltase el bueno de Sancho Panza , y todos rodeaban a don Fernando, suplicándole tuviese por bien de mirar las lágrimas de Dorotea; y que, siendo verdad, como sin duda ellos creían que lo era, lo que en sus razones había dicho, que no permitiese quedase defraudada de sus tan justas esperanzas. Que considerase que, no acaso, como parecía, sino con particular providencia del cielo, se habían todos junta do en lugar donde menos ninguno pensaba; y que advirtiese -dijo el cura- que sola la muerte podía apartar a Luscinda de Cardenio; y, aunque los dividiesen filos de alguna espada , ellos tendrían por felicísima su muerte; y que en los lazos inremediables era suma cordura, forzándose y venciéndose a sí mismo, mostrar un generoso pecho, permitiendo que por sola su voluntad los dos gozasen el bien que el cielo ya les había concedido; que pusiese los ojos ansimesmo en la beldad de Dorotea, y vería que pocas o ninguna se le podían igualar, cuanto más hacerle ventaja, y que juntase a su hermosura su humildad y el estremo del amor que le tenía; y, sobre todo, advirtiese que si se preciaba de caballero y de cristiano, que no podía hacer otra cosa que cumplille la palabra dada, y que, cumpliéndosela, cumpliría con Dios y satisfaría a las gentes discretas, las cuales saben y conocen que es prerrogativa de la hermosura, aunque esté en sujeto humilde, como se acompañe con la honestidad, poder levantarse e igualarse a cualquiera alteza, sin nota de menoscabo del que la levanta e iguala a sí mismo; y, cuando se cumplen las fuertes leyes del gusto, como en ello no intervenga pecado, no debe de ser culpado el que las sigue. Tandis que Dorothée parlait ainsi, Cardénio, sans cesser de tenir Luscinde étroitement embrassée, ne quittait par Fernand des yeux, bien résolu, s′il lui voyait faire quelque geste menaçant, à se défendre de son mieux contre lui et contre tous ceux qui voudraient l′attaquer, dût-il lui en coûter la vie. Mais, en ce même instant, les amis de don Fernand accoururent d′un côté ; de l′autre, le curé et le barbier, qui s′étaient trouvés présents à toute la scène, sans qu′il y manquât le bon Sancho Panza : tous entouraient don Fernand, le suppliant de prendre pitié des larmes de Dorothée, et de ne point permettre, si, comme ils en étaient convaincus, elle avait dit la vérité, que ses justes espérances fussent déçues. « Considérez, seigneur, ajouta le curé, que ce n′est point le hasard, ainsi que cela paraît être, mais une disposition particulière de la providence, qui vous a tous réunis dans un endroit où, certes, chacun de vous y pensait le moins ; considérez que la mort seule peut enlever Luscinde à Cardénio, et que, dût-on les séparer avec le tranchant d′une épée, la mort leur semblerait douce en mourant ensemble. Dans les cas désespérés, irrémédiables, c′est le comble de la raison de se vaincre soi-même, et de montrer un cœur généreux. Permettez donc, par votre propre volonté, que ces deux époux jouissent d′un bonheur que le ciel leur accorde déjà. D′ailleurs, jetez aussi les yeux sur la beauté de Dorothée ; voyez-vous beaucoup de femmes qui puissent, non la surpasser en attraits, mais seulement l′égaler ? À sa beauté se joignent encore son humilité touchante et l′extrême amour qu′elle vous porte. Enfin, considérez surtout que, si vous vous piquez d′être gentilhomme et chrétien, vous ne pouvez faire autre chose que tenir la parole engagée. C′est ainsi que vous apaiserez Dieu et que vous satisferez les gens éclairés, qui savent très-bien reconnaître que c′est une prérogative de la beauté, lorsque la vertu l′accompagne, de pouvoir s′élever au niveau de toute noblesse, sans faire déroger celui qui l′élève à sa hauteur, et qui savent aussi qu′en cédant à l′empire de la passion, lorsqu′on ne pèche point pour la satisfaire, on demeure à l′abri de tout reproche. »
En efeto, a estas razones añadieron todos otras, tales y tantas, que el valeroso pecho de don Fernando (en fin, como alimentado con ilustre sangre) se ablandó y se dejó vencer de la verdad, que él no pudiera negar aunque quisiera; y la señal que dio de haberse rendido y entregado al buen parecer que se le había propuesto fue abajarse y abrazar a Dorotea, diciéndole. À ces raisons, chacun ajouta la sienne, si bien que le noble cœur de don Fernand, où battait enfin un sang illustre, se calma, s′attendrit, se laissa vaincre par la puissance de la vérité. Pour témoigner qu′il s′était rendu et qu′il cédait aux bons avis, il se baissa, prit Dorothée dans ses bras, et lui dit :
-Levantaos, señora mía, que no es justo que esté arrodillada a mis pies la que yo tengo en mi alma; y si hasta aquí no he dado muestras de lo que digo, quizá ha sido por orden del cielo, para que, viendo yo en vos la fe con que me amáis, os sepa estimar en lo que merecéis. Lo que os ruego es que no me reprehendáis mi mal término y mi mucho descuido, pues la misma ocasión y fuerza que me movió para acetaros por mía, esa misma me impelió para procurar no ser vuestro. Y que esto sea verdad, volved y mirad los ojos de la ya contenta Luscinda, y en ellos hallaréis disculpa de todos mis yerros; y, pues ella halló y alcanzó lo que deseaba, y yo he hallado en vos lo que me cumple, viva ella segura y contenta luengos y felices años con su Cardenio, que yo rogaré al cielo que me los deje vivir con mi Dorotea. « Levez-vous, madame ; il n′est pas juste que je laisse agenouiller à mes pieds celle que je porte en mon âme ; et si, jusqu′à présent, je ne vous ai pas prouvé ce que je viens de dire, c′est peut-être par un ordre exprès du ciel, qui a voulu qu′en voyant avec quelle constance vous m′aimiez, je susse vous estimer autant que vous en êtes digne. Je vous demande une chose : c′est de ne pas me reprocher l′abandon et l′oubli dont vous avez été victime ; car la même force qui me contraignit à faire en sorte que vous fussiez à moi, m′a poussé ensuite à tâcher de n′être plus à vous. Si vous en doutez, tournez les yeux et regardez ceux de Luscinde, maintenant satisfaite ; vous y trouverez l′excuse de toutes mes fautes. Puisqu′elle a trouvé ce qu′elle désirait, et moi ce qui m′appartient, qu′elle vive, tranquille et contente, de longues années avec son Cardénio ; moi, je prierai le ciel à genoux qu′il m′en laisse vivre autant avec ma Dorothée. »
Y, diciendo esto, la tornó a abrazar y a juntar su rostro con el suyo, con tan tierno sentimiento, que le fue necesario tener gran cuenta con que las lágrimas no acabasen de dar indubitables señas de su amor y arrepentimiento. No lo hicieron así las de Luscinda y Cardenio , y aun las de casi todos los que allí presentes estaban, porque comenzaron a derramar tantas, los unos de contento proprio y los otros del ajeno, que no parecía sino que algún grave y mal caso a todos había sucedido. Hasta Sancho Panza lloraba, aunque después dijo que no lloraba él sino por ver que Dorotea no era , como él pensaba, la reina Micomicona, de quien él tantas mercedes esperaba. Duró algún espacio, junto con el llanto, la admiración en todos, y luego Cardenio y Luscinda se fueron a poner de rodillas ante don Fernando, dándole gracias de la merced que les había hecho con tan corteses razones, que don Fernando no sabía qué responderles; y así, los levantó y abrazó con muestras de mucho amor y de mucha cortesía. En disant ces mots, il la serra de nouveau dans ses bras, et joignit son visage au sien avec un si tendre transport, qu′il lui fallut se faire violence pour que les larmes ne vinssent pas aussi donner leur témoignage de son amour et de son repentir. Luscinde et Cardénio ne retinrent point les leurs, non plus que ceux qui se trouvaient présents, et tout le monde se mit à bien pleurer, les uns de leur propre joie, les autres de la joie d′autrui, qu′on aurait dit que quelque grave et subit accident les avait tous frappés. Sancho lui-même fondait en larmes, mais il avoua depuis qu′il n′avait pleuré que parce que Dorothée n′était pas, comme il l′avait cru, la reine Micomicona, de laquelle il attendait tant de faveurs. Pendant quelque temps, les pleurs durèrent, ainsi que la surprise et l′admiration. Enfin Luscinde et Cardénio allèrent se jeter aux genoux de don Fernand, et lui rendirent grâce de la faveur qu′il leur accordait, en termes si touchants, que don Fernand ne savait que répondre, et que, les ayant fait relever, il les embrassa avec les plus vifs témoignages de courtoisie et d′affection.
Preguntó luego a Dorotea le dijese cómo había venido a aquel lugar tan lejos del suyo. Ella, con breves y discretas razones, contó todo lo que antes había contado a Cardenio, de lo cual gustó tanto don Fernando y los que con él venían , que quisieran que durara el cuento más tiempo: tanta era la gracia con que Dorotea contaba sus desventuras. Y, así como hubo acabado, dijo don Fernando lo que en la ciudad le había acontecido después que halló el papel en el seno de Luscinda, donde declaraba ser esposa de Cardenio y no poderlo ser suya. Dijo que la quiso matar, y lo hiciera si de sus padres no fuera impedido; y que así, se salió de su casa, despechado y corrido, con determinación de vengarse con más comodidad; y que otro día supo como Luscinda había faltado de casa de sus padres, sin que nadie supiese decir dónde se había ido, y que, en resolución, al cabo de algunos meses vino a saber como estaba en un monesterio , con voluntad de quedarse en él toda la vida, si no la pudiese pasar con Cardenio; y que, así como lo supo, escogiendo para su compañía aquellos tres caballeros, vino al lugar donde estaba, a la cual no había querido hablar, temeroso que, en sabiendo que él estaba allí, había de haber más guarda en el monesterio; y así, aguardando un día a que la portería estuviese abierta, dejó a los dos a la guarda de la puerta, y él, con otro, habían entrado en el monesterio buscando a Luscinda, la cual hallaron en el claustro hablando con una monja; y, arrebatándola, sin darle lugar a otra cosa, se habían venido con ella a un lugar donde se acomodaron de aquello que hubieron menester para traella. Todo lo cual habían podido hacer bien a su salvo, por estar el monesterio en el campo, buen trecho fuera del pueblo. Dijo que, así como Luscinda se vio en su poder, perdió todos los sentidos; y que, después de vuelta en sí, no había hecho otra cosa sino llorar y suspirar, sin hablar palabra alguna; y que así, acompañados de silencio y de lágrimas, habían llegado a aquella venta, que para él era haber llegado al cielo, donde se rematan y tienen fin todas las desventuras de la tierra. Ensuite il pria Dorothée de lui dire comment elle était venue en un endroit si éloigné de son pays natal. Dorothée lui conta, en termes succincts et élégants, tout ce qu′elle avait précédemment raconté à Cardénio ; et don Fernand, ainsi que les cavaliers qui l′accompagnaient, furent si charmés de son récit, qu′ils auraient voulu qu′il durât davantage, tant la belle paysanne avait de grâce à conter ses infortunes. Dès qu′elle eut fini, don Fernand raconta à son tour ce qui lui était arrivé dans la ville après avoir trouvé sur le sein de Luscinde le papier où elle déclarait qu′elle était l′épouse de Cardénio et ne pouvait être la sienne. « Je voulus la tuer, dit-il, et je l′aurais fait si ses parents ne m′eussent retenu ; alors je quittai sa maison, confus et courroucé, avec le dessein de me venger d′une manière éclatante. Le lendemain, j′appris que Luscinde s′était échappée de chez ses parents, sans que personne pût dire où elle était allée. Enfin, au bout de plusieurs mois, je sus qu′elle s′était retirée dans un couvent, témoignant la volonté d′y rester toute sa vie, si elle ne pouvait la passer avec Cardénio. Dès que je sus cela, je choisis pour m′accompagner ces trois gentilshommes, et je me rendis au monastère où elle s′était réfugiée. Sans vouloir lui parler, dans la crainte que, sachant mon arrivée, on ne fît bonne garde au couvent, j′attendis qu′un jour le parloir fût ouvert ; alors, laissant deux de mes compagnons garder la porte, j′entrai avec l′autre pour chercher Luscinde dans la maison. Nous la trouvâmes au cloître, causant avec une religieuse, et, l′enlevant par force, sans lui donner le temps d′appeler au secours, nous la conduisîmes au premier village où nous pûmes nous munir de ce qui était nécessaire pour l′emmener. Tout cela s′était fait aisément, le couvent étant isolé au milieu de la campagne et loin des habitations. Quand Luscinde se vit en mon pouvoir, elle perdit d′abord connaissance ; et depuis qu′elle fut revenue de cet évanouissement, elle n′a fait autre chose que verser des larmes et pousser des soupirs, sans vouloir prononcer un mot. C′est ainsi, dans le silence et les larmes, que nous sommes arrivés à cette hôtellerie, qui est pour moi comme si je fusse arrivé au ciel, où se terminent et s′oublient toutes les disgrâces de la terre. »






I. Capítulo XXXVII. Donde se prosigue la historia de la famosa infanta Micomicona, con otras graciosas aventuras

Chapitre XXXVII Où se poursuit l′histoire de la fameuse infante Micomicona, avec d′autres gracieuses aventures

Todo esto escuchaba Sancho, no con poco dolor de su ánima, viendo que se le desparecían e iban en humo las esperanzas de su ditado , y que la linda princesa Micomicona se le había vuelto en Dorotea, y el gigante en don Fernando, y su amo se estaba durmiendo a sueño suelto, bien descuidado de todo lo sucedido. No se podía asegurar Dorotea si era soñado el bien que poseía. Cardenio estaba en el mismo pensamiento, y el de Luscinda corría por la misma cuenta. Don Fernando daba gracias al cielo por la merced recebida y haberle sacado de aquel intricado laberinto, donde se hallaba tan a pi que de perder el crédito y el alma; y, finalmente, cuantos en la venta estaban, estaban contentos y gozosos del buen suceso que habían tenido tan trabados y desesperados negocios. Sancho écoutait tous ces propos, non sans avoir l′âme navrée, car il voyait s′en aller en fumée les espérances de sa dignité, depuis que la charmante princesse Micomicona s′était changée en Dorothée et le géant Pantafilando en don Fernand ; et cela, tandis que son maître dormait comme un bienheureux, sans se douter de tout ce qui se passait. Dorothée ne pouvait se persuader que son bonheur ne fût pas un songe ; Cardénio avait la même pensée, que Luscinde partageait aussi. Pour don Fernand, il rendait grâce au ciel de la faveur qu′il lui avait faite, en le tirant de ce labyrinthe inextricable, où il courait si grand risque de son honneur et de son salut. Finalement, tous ceux qui se trouvaient dans l′hôtellerie faisaient éclater leur joie de l′heureux dénoûment qu′avaient eu à la fois tant d′aventures enlacées ensemble, et qui paraissaient désespérées.
Todo lo ponía en su punto el cura, como discreto, y a cada uno daba el parabién del bien alcanzado; pero quien más jubilaba y se contentaba era la ventera , por la promesa que Cardenio y el cura le habían hecho de pagalle todos los daños e intereses que por cuenta de don Quijote le hubiesen venido . Sólo Sancho, como ya se ha dicho , era el afligido, el desventurado y el triste; y así, con malencónico semblante, entró a su amo, el cual acababa de despertar, a quien dijo. Le curé, en homme d′esprit, faisait ressortir ce miraculeux enchaînement, et félicitait chacun de la part qu′il avait acquise dans ce bonheur général. Mais c′était encore l′hôtesse qui se réjouissait le plus haut, à cause de la promesse que lui avaient faite le curé et Cardénio de lui payer tous les dommages et intérêts auxquels Don Quichotte lui avait donné droit.
-Bien puede vuestra merced, señor Triste Figura , dormir todo lo que quisiere, sin cuidado de matar a ningún gigante, ni de volver a la princesa su reino: que ya todo está hecho y concluido. « Votre Grâce, seigneur Triste-Figure, peut bien dormir tant qu′il lui plaira, sans se mettre en peine de tuer le géant, ni de rendre à la princesse son royaume, car tout est fait et conclu.
-Eso creo yo bien -respondió don Quijote-, porque he tenido con el gigante la más descomunal y desaforada batalla que pienso tener en todos los días de mi vida; y de un revés, ¡zas! , le derribé la cabeza en el suelo, y fue tanta la sangre que le salió, que los arroyos corrían por la tierra como si fueran de agua. – Je le crois pardieu bien, répondit don Quichotte, puisque j′ai livré au géant la plus démesurée et la plus épouvantable bataille que je pense jamais avoir à soutenir en tous les jours de ma vie ; et d′un revers, crac, je lui ai fait voler la tête, et le sang a jailli en telle abondance, que des ruisseaux en coulaient par terre comme si c′eût été de l′eau.
-Como si fueran de vino tinto , pudiera vuestra merced decir mejor -respondió Sancho-, porque quiero que sepa vuestra merced, si es que no lo sabe, que el gigante muerto es un cuero horadado , y la sangre, seis arrobas de vino tinto que encerraba en su vientre; y la cabeza cortada es la puta que me parió, y llévelo todo Satanás. – Vous feriez mieux de dire comme si c′eût été du vin, repartit Sancho ; car il faut que Votre Grâce apprenne, si elle ne le sait pas encore, que le géant mort est une outre crevée, que le sang répandu sont les trente pintes de vin rouge qu′elle avait dans le ventre, et que la tête coupée est la gueuse qui m′a mis au monde ; et maintenant, que la machine s′en aille à tous les diables !
-Y ¿qué es lo que dices, loco? -replicó don Quijote-. ¿Estás en tu seso. – Que dis-tu là, fou ! s′écria don Quichotte ; as-tu perdu l′esprit ?
-Levántese vuestra merced -dijo Sancho-, y verá el buen recado que ha hecho, y lo que tenemos que pagar; y verá a la reina convertida en una dama particular, llamada Dorotea, con otros sucesos que, si cae en ellos, le han de admirar. – Levez-vous, seigneur, répondit Sancho, vous verrez la belle besogne que vous avez faite, et que nous avons à payer. Et vous verrez aussi la reine Micomicona changée en une simple dame qui s′appelle Dorothée, et d′autres aventures encore qui vous étonneront, si vous y comprenez quelque chose.
-No me maravillaría de nada deso -replicó don Quijote-, porque, si bien te acuerdas, la otra vez que aquí estuvimos te dije yo que todo cuanto aquí sucedía eran cosas de encantamento, y no sería mucho que ahora fuese lo mesmo. – Rien de cela ne m′étonnerait, reprit don Quichotte ; car, si tu as bonne mémoire, l′autre fois que nous nous sommes arrêtés dans ce logis, ne t′ai-je pas dit que tout ce qui s′y passait était chose de magie et d′enchantement ? Il ne serait pas étonnant qu′il en fût de même cette fois.
-Todo lo creyera yo -respondió Sancho-, si también mi manteamiento fuera cosa dese jaez, mas no lo fue, sino real y verdaderamente ; y vi yo que el ventero que aquí está hoy día tenía del un cabo de la manta, y me empujaba hacia el cielo con mucho donaire y brío, y con tanta risa como fuerza; y donde interviene conocerse las personas, tengo para mí, aunque simple y pecador, que no hay encantamento alguno, sino mucho molimiento y mucha mala ventura. – Je pourrais croire à tout cela, répondit Sancho, si ma berne avait été de la même espèce ; mais elle fut, par ma foi, bien réelle et bien véritable. J′ai vu, de mes deux yeux, que l′hôtelier, le même qui est là au jour d′aujourd′hui, tenait un coin de la couverture, et qu′il me faisait sauter vers le ciel, riant et se gaussant de moi, avec autant de gaieté que de vigueur. Et je m′imagine, tout simple et pêcheur que je suis, qu′où l′on reconnaît les gens il n′y a pas plus d′enchantement que sur ma main, mais seulement des coups à recevoir et des marques à garder.
-Ahora bien, Dios lo remediará -dijo don Quijote-. Dame de vestir y déjame salir allá fuera, que quiero ver los sucesos y transformaciones que dices. – Allons, mon enfant, dit don Quichotte, Dieu saura bien y remédier ; mais donne que je m′habille, et laisse-moi sortir d′ici pour aller voir ces aventures et ces transformations dont tu parles. »
Diole de vestir Sancho, y, en el entretanto que se vestía, contó el cura a don Fernando y a los demás las locuras de don Quijote, y del artificio que habían usado para sacarle de la Peña Pobre, donde él se imaginaba estar por desdenes de su señora. Contóles asimismo casi todas las aventuras que Sancho había contado, de que no poco se admiraron y rieron, por parecerles lo que a todos parecía: ser el más estraño género de locura que podía caber en pensamiento desparatado . Dijo más el cura: que, pues ya el buen suceso de la señora Dorotea impi día pasar con su disignio adelante, que era menester inventar y hallar otro para poderle llevar a su tierra. Ofrecióse Cardenio de proseguir lo comenzado, y que Luscinda haría y representaría la persona de Dorotea. Sancho lui donna ses habits, et pendant qu′il lui aidait à les mettre, le curé conta à don Fernand et à ses compagnons les folies de don Quichotte, ainsi que la ruse qu′on avait employée pour le tirer de la Roche-Pauvre, où il s′imaginait avoir été conduit par les rigueurs de sa dame. Il leur conta aussi presque toutes les aventures qu′il avait apprises de Sancho, ce qui les surprit et les amusa beaucoup, car il leur sembla, comme il semblait à tout le monde, que c′était la plus étrange espèce de folie qui pût entrer dans une cervelle dérangée. Le curé ajouta que l′heureuse métamorphose de la princesse ne permettant plus de mener à bout leur dessein, il fallait chercher et inventer quelque autre artifice pour pouvoir ramener don Quichotte jusque chez lui. Cardénio s′offrit à continuer la pièce commencée, dans laquelle Luscinde pourrait convenablement jouer le personnage de Dorothée.
-No -dijo don Fernando-, no ha de ser así: que yo quiero que Dorotea prosiga su invención; que, como no sea muy lejos de aquí el lugar deste buen caballero, yo holgaré de que se procure su remedio. « Non, non, s′écria don Fernand, il n′en sera point ainsi ; je veux que Dorothée continue son rôle, et, si le pays de ce bon gentilhomme n′est pas trop loin, je serai ravi de servir à sa guérison.
-No está más de dos jornadas de aquí. – Il n′y a pas d′ici plus de deux journées de marche, dit le curé.
-Pues, aunque estuviera más, gustara yo de caminallas, a trueco de hacer tan buena obra. – Quand même il y en aurait davantage, reprit don Fernand, je les ferais volontiers en échange de cette bonne œuvre. »
Salió, en esto, don Quijote, armado de todos sus pertrechos, con el yelmo, aunque abollado, de Mambrino en la cabeza, embrazado de su rodela y arrimado a su tronco o lanzón . Suspendió a don Fernando y a los demás la estraña presencia de don Quijote, viendo su rostro de media legua de andadura, seco y amarillo, la desigualdad de sus armas y su mesurado continente, y estuvieron callando hasta ver lo que él decía, el cual, con mucha gravedad y reposo, puestos los ojos en la hermosa Dorotea, dijo. En cet instant, don Quichotte parut armé de toutes pièces, l′armet de Mambrin sur sa tête, bien que tout bossué, sa rondache au bras, et dans la main sa pique de messier. Cette étrange apparition frappa de surprise don Fernand et tous les nouveaux venus. Ils regardaient avec étonnement ce visage d′une demi-lieue de long, sec et jaune, l′assemblage de ces armes dépareillées, cette contenance calme et fière, et ils attendaient en silence ce qu′il allait leur dire. Don Quichotte, d′un air grave et d′une voix lente, fixant les yeux sur Dorothée, lui parla de la sorte :
-Estoy informado, hermosa señora, deste mi escudero que la vuestra grandeza se ha aniquilado, y vuestro ser se ha deshecho, porque de reina y gran señora que solíades ser os habéis vuelto en una particular doncella. Si esto ha sido por orden del rey nigromante de vuestro padre, temeroso que yo no os diese la necesaria y debida ayuda, digo que no supo ni sabe de la misa la media, y que fue poco versado en las historias caballerescas, porque si él las hubiera leído y pasado tan aten tamente y con tanto espacio como yo las pasé y leí, hallara a cada paso cómo otros caballeros de menor fama que la mía habían acabado cosas más dificultosas, no siéndolo mucho matar a un gigantillo, por arrogante que sea; porque no ha muchas horas que yo me vi con él, y... quiero callar, porque no me digan que miento; pero el tiempo, descubridor de todas las cosas, lo dirá cuando menos lo pensemos. « Je viens d′apprendre, belle et noble dame, par mon écuyer ici présent, que Votre Grandeur s′est annihilée, que votre être s′est anéanti, puisque, de reine et grande dame que vous aviez coutume d′être, vous vous êtes changée en une simple damoiselle. Si cela s′est fait par ordre du roi nécromant votre père, dans la crainte que je ne vous donnasse pas l′assistance convenable, je dis qu′il n′a jamais su et ne sait pas encore la moitié de la messe, et qu′il fut peu versé dans la connaissance des histoires de chevalerie : car, s′il les avait lues et relues avec autant d′attention et aussi souvent que j′ai eu le soin de les lire et de les relire, il aurait vu, à chaque pas, comment les chevaliers d′un renom moindre que le mien avaient mis fin à des entreprises plus difficiles. Ce n′est pas grand′chose, en effet, que de tuer un petit bout de géant, quelque arrogant qu′il soit ; il n′y a pas bien des heures que je me suis vu tête à tête avec lui, et… Je ne veux rien dire de plus, pour qu′on ne dise pas que j′en ai menti ; mais le temps, qui découvre toutes choses, le dira pour moi, quand nous y penserons le moins.
-Vístesos vos con dos cueros, que no con un gigante -dijo a esta sazón el ventero. – C′est avec deux outres, et non un géant, que vous vous êtes vu tête à tête, » s′écria l′hôtelier,
Al cual mandó don Fernando que callase y no interrumpiese la plática de don Quijote en ninguna manera; y don Quijote prosiguió diciendo. auquel don Fernand ordonna aussitôt de se taire et de ne plus interrompre le discours de don Quichotte.
-Digo, en fin, alta y desheredada señora, que si por la causa que he dicho vuestro padre ha hecho este metamorfóseos en vuestra persona, que no le deis crédito alguno , porque no hay ningún peligro en la tierra por quien no se abra camino mi espada, con la cual, poniendo la cabeza de vuestro enemigo en tierra, os pondré a vos la corona de la vuestra en la cabeza en breves días. « Je dis enfin, dit-il, haute dame déshéritée, que si c′est pour une telle raison que votre père a fait cette métamorphose en votre personne, vous ne devez lui prêter aucune croyance, car il n′y a nul péril sur la terre à travers lequel cette épée ne s′ouvre un chemin, cette épée qui, mettant à vos pieds la tête de votre ennemi, vous remettra en même temps votre couronne sur la tête. »
No dijo más don Quijote, y esperó a que la princesa le respondiese, la cual, como ya sabía la determinación de don Fernando de que se prosiguiese adelante en el engaño hasta llevar a su tierra a don Quijote, con mucho donaire y gravedad, le respondió. Don Quichotte n′en dit pas davantage, et attendit la réponse de la princesse. Dorothée, qui savait la résolution qu′avait prise don Fernand de continuer la ruse jusqu′à ce qu′on eût ramené don Quichotte dans son pays, lui répondit avec beaucoup d′aisance, et non moins de gravité :
-Quienquiera que os dijo, valeroso caballero de la Triste Figura, que yo me había mudado y trocado de mi ser, no os dijo lo cierto, porque la misma que ayer fui me soy hoy. Verdad es que alguna mudanza han hecho en mí ciertos acaecimientos de buena ventura, que me la han dado la mejor que yo pudiera desearme, pero no por eso he dejado de ser la que antes y de tener los mesmos pensamientos de valerme del valor de vuestro valeroso e invenerable brazo que siempre he tenido. Así que, señor mío, vuestra bondad vuelva la honra al padre que me engendró, y téngale por hombre advertido y prudente, pues con su ciencia halló camino tan fácil y tan verdadero para remediar mi desgracia; que yo creo que si por vos, señor, no fuera, jamás acertara a tener la ventura que tengo; y en esto digo tanta verdad como son buenos testigos della los más destos señores que están presentes. Lo que resta es que mañana nos pongamos en camino, porque ya hoy se podrá hacer poca jornada , y en lo demás del buen suceso que espero, lo dejaré a Dios y al valor de vuestro pecho. « Qui que ce soit, valeureux chevalier de la Triste-Figure, qui vous ait dit que j′avais changé d′être, ne vous a pas dit la vérité ; car ce que j′étais hier, je le suis encore aujourd′hui. Il est vrai que quelque changement s′est fait en moi, à la faveur de certains événements d′heureuse conjoncture, qui m′ont donné tout le bonheur que je pouvais souhaiter. Mais, toutefois, je n′ai pas cessé d′être celle que j′étais auparavant, ni d′avoir la pensée que j′ai toujours eue de recourir à la valeur de votre invincible bras. Ainsi donc, mon seigneur, ayez la bonté de faire réparation d′honneur au père qui m′engendra, et tenez-le désormais pour un homme prudent et avisé, puisqu′il a trouvé, par sa science, un moyen si facile et si sûr de remédier à mes malheurs ; car je crois, en vérité, seigneur, qu′à moins d′avoir fait votre rencontre, jamais je n′aurais atteint le bonheur où je suis parvenue. Je dis si vrai, que je prends à témoin de mes paroles la plupart des seigneurs que voici présents. Ce qui reste à faire, c′est de nous mettre en route demain matin : aujourd′hui l′étape serait trop courte, et, pour l′heureuse issue de l′entreprise, je l′abandonne à Dieu et à la vaillance de votre noble cœur. »
Esto dijo la discreta Dorotea, y, en oyéndolo don Quijote, se volvió a Sancho, y, con muestras de mucho enojo, le dijo. La gentille Dorothée cessa de parler, et don Quichotte, se tournant vers Sancho avec un visage courroucé :
-Ahora te digo, Sanchuelo, que eres el mayor bellacuelo que hay en España. Dime, ladrón vagamundo, ¿no me acabaste de decir ahora que esta princesa se había vuelto en una doncella que se llamaba Dorotea, y que la cabeza que entiendo que corté a un gigante era la puta que te parió, con otros disparates que me pusieron en la mayor confusión que jamás he estado en todos los días de mi vida? ¡Voto... -y miró al cielo y apretó los dientes- que estoy por hacer un estrago en ti, que ponga sal en la mollera a todos cuantos mentirosos escuderos hubiere de caballeros andantes, de aquí adelante, en el mundo. « Maintenant, mon petit Sancho, lui dit-il, j′affirme que vous êtes le plus grand maraud qu′il y ait dans toute l′Espagne. Dis-moi, larron vagabond, ne viens-tu pas de me dire que cette princesse s′était changée en une damoiselle du nom de Dorothée, et que la tête que j′imagine bien avoir coupée au géant était la gueuse qui t′a mis au monde, avec cent autres extravagances qui m′ont jeté dans la plus horrible confusion où je me sois vu en tous les jours de ma vie ? Par le Dieu !… (et il regardait le ciel en grinçant des dents) je ne sais qui me tient de faire sur toi un tel ravage que le souvenir en mette du plomb dans la tête à tout autant d′écuyers menteurs qu′il y en aura désormais par le monde au service des chevaliers errants.
-Vuestra merced se sosiegue, señor mío -respondió Sancho-, que bien podría ser que yo me hubiese engañado en lo que toca a la mu tación de la señora princesa Micomicona; pero, en lo que toca a la cabeza del gigante, o, a lo menos, a la horadación de los cueros y a lo de ser vino tinto la sangre, no me engaño, ¡vive Dios!, porque los cueros allí están heridos, a la cabecera del lecho de vuestra merced, y el vino tinto tiene hecho un lago el aposento; y si no, al freír de los huevos lo verá; quiero decir que lo verá cuando aquí su merced del señor ventero le pida el menoscabo de todo. De lo demás, de que la señora reina se esté como se estaba, me regocijo en el alma, porque me va mi parte, como a cada hijo de vecino. – Que Votre Grâce s′apaise, mon cher seigneur, répondit Sancho ; il se pourrait bien que je me fusse trompé quant à ce qui regarde la transformation de madame la princesse Micomicona ; mais quant à ce qui regarde la tête du géant, ou plutôt la décollation des outres, et à dire que le sang était du vin rouge, oh ! vive Dieu ! je ne me trompe pas, car les peaux de bouc sont encore au chevet de votre lit, percées de part en part, et la chambre est un lac de vin. Sinon, vous le verrez quand il faudra faire frire les œufs, je veux dire quand Sa Grâce le seigneur hôtelier viendra vous demander le payement de tout le dégât. Du reste, je me réjouis au fond de l′âme de ce que madame la reine soit restée ce qu′elle était ; car j′ai ma part du profit comme chaque enfant de la commune.
-Ahora yo te digo, Sancho -dijo don Quijote-, que eres un mentecato; y perdóname , y basta. – Eh bien ! Sancho, reprit don Quichotte, je dis seulement que tu es un imbécile : pardonne-moi et n′en parlons plus.
-Basta -dijo don Fernando-, y no se hable más en esto; y, pues la señora princesa dice que se camine mañana, porque ya hoy es tarde, hágase así, y esta noche la podremos pasar en buena conversación hasta el venidero día, donde todos acompañaremos al señor don Quijote, porque queremos ser testigos de las valerosas e inauditas hazañas que ha de hacer en el discurso desta grande empresa que a su cargo lleva. – C′est cela, s′écria don Fernand ; qu′il n′en soit plus question ; et, puisque madame la princesse veut qu′on ne se mette en marche que demain, parce qu′il est trop tard aujourd′hui, faisons ce qu′elle ordonne. Nous pourrons passer la nuit en agréable conversation, jusqu′à l′arrivée du jour. Alors nous accompagnerons tous le seigneur don Quichotte, parce que nous voulons être témoins des exploits inouïs qu′accomplira sa valeur dans le cours de cette grande entreprise dont il a bien voulu prendre le fardeau.
-Yo soy el que tengo de serviros y acompañaros -respondió don Quijote-, y agradezco mucho la merced que se me hace y la buena opinión que de mí se tiene, la cual procuraré que salga verdadera, o me costará la vida, y aun más, si más costarme puede. – C′est moi qui dois vous accompagner et vous servir, répondit don Quichotte ; et je suis très-sensible à la grâce qui m′est faite, et très-obligé de la bonne opinion qu′on a de moi, laquelle je m′efforcerai de ne pas démentir, dût-il m′en coûter la vie, et plus encore, s′il est possible. »
Muchas palabras de comedimiento y muchos ofrecimientos pasaron entre don Quijote y don Fernando; pero a todo puso silencio un pasajero que en aquella sazón entró en la venta, el cual en su traje mostraba ser cristiano recién venido de tierra de mo ros, porque venía vestido con una casaca de paño azul, corta de faldas, con medias mangas y sin cuello ; los calzones eran asimismo de lienzo azul, con bonete de la misma color; traía unos borceguíes datilados y un alfanje morisco, puesto en un tahelí que le atravesaba el pecho. Entró luego tras él, encima de un jumento, una mujer a la morisca vestida, cubierto el rostro con una toca en la cabeza; traía un bonetillo de brocado, y vestida una almalafa, que desde los hombros a los pies la cubría. Era el hombre de robusto y agraciado talle, de edad de poco más de cuarenta años, algo moreno de rostro, largo de bigotes y la barba muy bien puesta. En resolución, él mostraba en su apostura que si estuviera bien vestido, le juzgaran por persona de calidad y bien nacida. Don Quichotte et don Fernand continuaient à échanger des politesses et des offres de service, lorsqu′ils furent interrompus par l′arrivée d′un voyageur qui entra tout à coup dans l′hôtellerie, et dont la vue fit taire tout le monde. Son costume annonçait un chrétien nouvellement revenu du pays des Mores. Il portait un justaucorps de drap bleu, avec des pans très-courts et des demi-manches, mais sans collet ; les hauts-de-chausse étaient également de drap bleu, et le bonnet de la même étoffe. Il portait aussi des brodequins jaunes, et un cimeterre moresque pendu à un baudrier de cuir qui lui passait sur la poitrine. Derrière lui entra, assise sur un âne, une femme vêtue à la moresque, le visage voilé, et la tête enveloppée d′une large coiffe. Elle portait, par-dessous, une petite toque de brocart, et une longue robe arabe la couvrait des épaules jusqu′aux pieds. L′homme était d′une taille robuste et bien prise ; son âge semblait dépasser un peu quarante ans ; il avait le visage brun, la moustache longue et la barbe élégamment disposée. En somme, il montrait dans toute sa tenue qu′avec de meilleurs vêtements on l′eût pris pour un homme de qualité.
Pidió, en entrando, un aposento, y, como le dijeron que en la venta no le había, mostró recebir pesadumbre; y, llegándose a la que en el traje parecía mora, la apeó en sus brazos. Luscinda, Dorotea, la ventera, su hija y Maritornes, llevadas del nuevo y para ellas nunca visto traje, rodearon a la mora, y Dorotea, que siempre fue agraciada, comedida y discreta, pareciéndole que así ella como el que la traía se congojaban por la falta del aposento, le dijo. Il demanda, en entrant, une chambre particulière, et parut fort contrarié quand on lui dit qu′il n′en restait aucune dans l′hôtellerie. S′approchant néanmoins de celle qui semblait à son costume une femme arabe, il la prit dans ses bras, et la mit à terre. Aussitôt Luscinde, Dorothée, l′hôtesse, sa fille et Maritornes, attirées par ce nouveau costume qu′elles n′avaient jamais vu, entourèrent la Moresque ; et Dorothée, qui était toujours accorte et prévenante, s′apercevant qu′elle semblait partager le déplaisir qu′avait son compagnon de ne point trouver une chambre, lui dit avec bonté :
-No os dé mucha pena, señora mía, la incomodidad de regalo que aquí falta , pues es proprio de ventas no hallarse en ellas; pero, con todo esto, si gustáredes de pasar con nosotras -señalando a Luscinda-, quizá en el discurso de este camino habréis hallado otros no tan buenos acogimientos. « Ne vous affligez point, madame, du peu de commodité qu′offre cette maison : c′est le propre des hôtelleries de n′en avoir aucune. Mais, cependant, s′il vous plaisait de partager notre gîte (montrant du doigt Luscinde), peut-être que, dans le cours de votre voyage, vous n′auriez pas souvent trouvé meilleur accueil. »
No respondió nada a esto la embozada, ni hizo otra cosa que levantarse de donde sentado se había, y, puestas entrambas manos cruzadas sobre el pecho, inclinada la cabeza, dobló el cuerpo en señal de que lo agradecía. Por su silencio imaginaron que, sin duda alguna, debía de ser mora, y que no sabía hablar cristiano . Llegó, en esto, el cautivo, que entendiendo en otra cosa hasta entonces había estado, y, viendo que todas tenían cercada a la que con él venía, y que ella a cuanto le decían callaba, dijo. L′étrangère, toujours voilée, ne répondit rien ; mais elle se leva du siége où on avait assise, et, croisant ses deux mains sur sa poitrine, elle baissa la tête et plia le corps, en signe de remercîment. Son silence acheva de faire croire qu′elle était Moresque, et qu′elle ne savait pas la langue des chrétiens. En ce moment revint le captif, qui s′était jusqu′alors occupé d′autres choses. Voyant que toutes ces femmes entouraient celle qu′il avait amenée avec lui, et que celle-ci ne répondait mot à tout ce qu′on lui disait :
-Señoras mías, esta doncella apenas entiende mi lengua, ni sabe hablar otra ninguna sino conforme a su tierra, y por esto no debe de haber respondido, ni responde, a lo que se le ha preguntado. « Mesdames, leur dit-il, cette jeune fille entend à peine notre langue, et ne sait parler que celle de son pays : c′est pour cela qu′elle n′a pas pu répondre à ce que vous lui avez demandé.
-No se le pregunta otra cosa ninguna -respondió Luscinda- sino ofrecelle por esta noche nuestra compañía y parte del lugar donde nos acomodáremos, donde se le hará el regalo que la comodidad ofreciere, con la voluntad que obliga a servir a todos los estranjeros que dello tuvieren necesidad, especialmente siendo mujer a quien se sirve. – Nous ne lui demandons rien autre chose, répondit Luscinde, que de vouloir bien accepter notre compagnie pour cette nuit, et de partager la chambre où nous la passerons. Elle y sera reçue aussi bien que le permet un tel lieu, et avec tous les égards qu′on doit à des étrangers, surtout lorsque c′est une femme qui en est l′objet.
-Por ella y por mí -respondió el captivo- os beso, señora mía, las manos, y estimo mucho y en lo que es razón la merced ofrecida; que en tal ocasión, y de tales personas como vuestro parecer muestra, bien se echa de ver que ha de ser muy grande. – Pour elle et pour moi, madame, répliqua le captif, je vous baise les mains, et j′estime à son prix la faveur que vous m′offrez ; dans une telle occasion, et de personnes telles que vous, elle ne peut manquer d′être grande.
-Decidme, señor -dijo Dorotea-: ¿esta señora es cristiana o mora? Porque el traje y el silencio nos hace pensar que es lo que no querríamos que fuese. – Dites-moi, seigneur, interrompit Dorothée, cette dame est-elle chrétienne ou musulmane ? Son costume et son silence nous font penser qu′elle est ce que nous ne voudrions pas qu′elle fût.
-Mora es en el traje y en el cuerpo, pero en el alma es muy grande cristiana, porque tiene grandísimos deseos de serlo. – Par le costume et par le corps, répondit le captif, elle est musulmane ; mais dans l′âme elle est grandement chrétienne, car elle a grand désir de l′être.
-Luego, ¿no es baptizada? -replicó Luscinda. – Elle n′est donc pas baptisée ? reprit Luscinde.
-No ha habido lugar para ello -respondió el captivo- después que salió de Argel, su patria y tierra, y hasta agora no se ha visto en peligro de muerte tan cercana que obligase a baptizalla sin que supiese primero todas las ceremonias que nuestra Madre la Santa Iglesia manda ; pero Dios será servido que presto se bautice con la decencia que la calidad de su persona merece, que es más de lo que muestra su hábito y el mío. – Pas encore, répliqua le captif ; elle n′a pas eu l′occasion de l′être depuis notre départ d′Alger, sa patrie ; et jusqu′à présent elle ne s′est pas trouvée en péril de mort si imminent qu′il ait fallu la baptiser avant qu′elle eût appris les cérémonies qu′exige notre sainte mère l′Église. Mais Dieu permettra qu′elle soit bientôt baptisée avec toute la décence que mérite la qualité de sa personne, plus grande que ne l′annoncent son costume et le mien. »
Con estas razones puso gana en todos los que escuchándole estaban de saber quién fuese la mora y el captivo, pero nadie se lo quiso preguntar por entonces, por ver que aquella sazón era más para procurarles descanso que para preguntarles sus vidas. Dorotea la tomó por la mano y la llevó a sentar junto a sí, y le rogó que se quitase el embozo. Ella miró al cautivo, como si le preguntara le dijese lo que decían y lo que ella haría. Él, en lengua arábiga, le dijo que le pedían se quitase el embozo, y que lo hiciese; y así, se lo quitó, y descubrió un rostro tan hermoso que Dorotea la tuvo por más hermosa que a Luscinda, y Luscinda por más hermosa que a Dorotea, y todos los circustantes conocieron que si alguno se podría igualar al de las dos, era el de la mora, y aun hubo algunos que le aventajaron en alguna cosa . Y, como la hermosura tenga prerrogativa y gracia de reconciliar los ánimos y atraer las voluntades, luego se rindieron todos al deseo de servir y acariciar a la hermosa mora. Ces propos donnèrent à tous ceux qui les avaient entendus le désir de savoir qui étaient la Moresque et le captif ; mais personne n′osa le demander pour l′instant, voyant bien qu′il était plus opportun de leur procurer du repos que de les questionner sur leur histoire. Dorothée prit l′étrangère par la main, et, la faisant asseoir auprès d′elle, elle la pria d′ôter son voile. Celle-ci regarda le captif, comme pour lui demander ce qu′on venait de lui dire et ce qu′il fallait faire. Il répondit en langue arabe qu′on la priait d′ôter son voile, et qu′elle ferait bien d′obéir. Aussitôt elle le détacha, et découvrit un visage si ravissant, que Dorothée la trouva plus belle que Luscinde, et Luscinde plus belle que Dorothée ; et tous les assistants convinrent que, si quelque femme pouvait égaler l′une et l′autre par ses attraits, c′était la Moresque ; il y en eut même qui lui donnèrent sur quelques points la préférence. Et, comme la beauté a toujours le privilège de se concilier les esprits et de s′attirer les sympathies, tout le monde s′empressa de servir et de fêter la belle Arabe.
Preguntó don Fernando al captivo cómo se llamaba la mora, el cual respondió que lela Zoraida; y, así como esto oyó, ella entendió lo que le habían preguntado al cristiano, y dijo con mucha priesa, llena de congoja y donaire. Don Fernand demanda au captif comment elle s′appelait, et il répondit : Lella Zoraïda ; mais, dès qu′elle entendit son nom, elle comprit ce qu′avait demandé le chrétien, et s′écria sur-le-champ, pleine à la fois de dépit et de grâce :
-¡No, no Zoraida: María, María! -dando a entender que se llamaba María y no Zoraida. No, no, Zoraïda ; Maria, Maria, voulant faire entendre qu′elle s′appelait Marie, et non Zoraïde.
Estas palabras, el grande afecto con que la mora las dijo, hicieron derramar más de una lágrima a algunos de los que la escucharon, especialmente a las mujeres, que de su naturaleza son tiernas y compasivas. Abrazóla Luscinda con mucho amor, diciéndole. Ces paroles, et l′accent pénétré avec lequel la Moresque les prononça, firent répandre plus d′une larme à quelques-uns de ceux qui l′écoutaient, surtout parmi les femmes, qui sont de leur nature plus tendres et plus compatissantes. Luscinde l′embrassa avec transport, en lui disant :
-Sí, sí: María, María. « Oui, oui, Marie, Marie ; »
A lo cual respondió la mora. et la Moresque répondit :
-¡Sí, sí: María; Zoraida macange! -que quiere decir no. Si, si, Maria. Zoraïda macangé ; c′est-à-dire plus de Zoraïde.
Ya en esto llegaba la noche, y, por orden de los que venían con don Fernando, había el ventero puesto diligencia y cuidado en aderezarles de cenar lo mejor que a él le fue posible. Llegada, pues, la hora, sentáronse todos a una larga mesa, como de tinelo , porque no la había redonda ni cuadrada en la venta, y dieron la cabecera y principal asiento, puesto que él lo rehusaba, a don Quijote, el cual quiso que estuviese a su lado la señora Micomicona, pues él era su aguardador . Luego se sentaron Luscinda y Zoraida, y frontero dellas don Fernando y Cardenio, y luego el cautivo y los demás caballeros, y, al lado de las señoras, el cura y el barbero. Y así, cenaron con mucho contento, y acrecentóseles más viendo que, dejando de comer don Quijote, movido de otro semejante espíritu que el que le movió a hablar tanto como habló cuando cenó con los cabreros, comenzó a decir. Cependant la nuit approchait, et, sur l′ordre des compagnons de don Fernand, l′hôtelier avait mis tous ses soins et toute sa diligence à préparer le souper de ses hôtes le mieux qu′il lui fut possible. L′heure venue, ils s′assirent tous alentour d′une longue table étroite, faite comme pour un réfectoire, car il n′y en avait ni ronde ni carrée dans toute la maison. On offrit le haut bout à don Quichotte, qui essaya vainement de refuser cet honneur, et voulut qu′on mît à ses côtés la princesse Micomicona, puisqu′il était son chevalier gardien. Ensuite s′assirent Luscinde et Zoraïde, et, en face d′elles, don Fernand et Cardénio ; au-dessous d′eux, le captif et les autres gentilshommes ; puis, à la suite des dames, le curé et le barbier. Ils soupèrent ainsi avec appétit et gaieté, et leur joie s′accrut quand ils virent que don Quichotte, cessant de manger, et poussé du même esprit qui lui fit autrefois adresser aux chevriers un si long discours, s′apprêtait à parler :
-Verdaderamente, si bien se considera, señores míos, grandes e inauditas cosas ven los que profesan la orden de la andante caballería. Si no, ¿cuál de los vivientes habrá en el mundo que ahora por la puerta deste castillo entrara, y de la suerte que estamos nos viere, que juzgue y crea que nosotros somos quien somos? ¿Quién podrá decir que esta señora que está a mi lado es la gran reina que todos sabemos, y que yo soy aquel Caballero de la Triste Figura que anda por ahí en boca de la fama? Ahora no hay que dudar, sino que esta arte y ejercicio excede a todas aquellas y aquellos que los hombres inventaron, y tanto más se ha de tener en estima cuanto a más peligros está sujeto. Quítenseme delante los que dijeren que las letras hacen ventaja a las armas, que les diré, y sean quien se fueren, que no saben lo que . Porque la razón que los tales suelen decir, y a lo que ellos más se atienen, es que los trabajos del espíritu exceden a los del cuerpo, y que las armas sólo con el cuerpo se ejercitan, como si fuese su ejercicio oficio de ganapanes, para el cual no es menester más de buenas fuerzas; o como si en esto que llamamos armas los que las profesamos no se encerrasen los actos de la fortaleza, los cuales piden para ejecutallos mucho entendimiento; o como si no trabajase el ánimo del guerrero que tiene a su cargo un ejército, o la defensa de una ciudad sitiada, así con el espíritu como con el cuerpo. Si no, véase si se alcanza con las fuerzas corporales a saber y conjeturar el intento del enemigo, los disignios, las estratagemas, las dificultades, el prevenir los daños que se temen; que todas estas cosas son acciones del entendimiento, en quien no tiene parte alguna el cuerpo. Siendo pues ansí, que las armas requieren espíritu , como las letras, veamos ahora cuál de los dos espíritus, el del letrado o el del guerrero, trabaja más. Y esto se vendrá a conocer por el fin y paradero a que cada uno se encamina, porque aquella intención se ha de estimar en más que tiene por objeto más noble fin. Es el fin y paradero de las letras..., y no hablo ahora de las divinas, que tienen por blanco llevar y encaminar las almas al cielo, que a un fin tan sin fin como éste ninguno otro se le puede igualar; hablo de las letras humanas, que es su fin poner en su punto la justicia distributiva y dar a cada uno lo que es suyo, entender y hacer que las buenas leyes se guarden. Fin, por cierto, generoso y alto y digno de grande alabanza, pero no de tanta como merece aquel a que las armas atienden, las cuales tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta vida. Y así, las primeras buenas nuevas que tuvo el mundo y tuvieron los hombres fueron las que dieron los ángeles la noche que fue nuestro día , cuando cantaron en los aires: ′′Gloria sea en las alturas , y paz en la tierra, a los hombres de buena voluntad′′; y a la salutación que el mejor maestro de la tierra y del cielo enseñó a sus allegados y favoridos, fue decirles que cuando entrasen en alguna casa , dijesen: ′′Paz sea en esta casa′′; y otras muchas veces les dijo: ′′Mi paz os doy, mi paz os dejo: paz sea con vosotros′′, bien como joya y prenda dada y dejada de tal mano; joya que sin ella, en la tierra ni en el cielo puede haber bien alguno. Esta paz es el verdadero fin de la guerra, que lo mesmo es decir armas que guerra. Prosupuesta, pues , esta verdad, que el fin de la guerra es la paz, y que en esto hace ventaja al fin de las letras, vengamos ahora a los trabajos del cuerpo del letrado y a los del profesor de las armas, y véase cuáles son mayores. « En vérité, dit-il, mes seigneurs, il faut convenir que ceux qui ont fait profession dans l′ordre de la chevalerie errante voient des choses étranges, merveilleuses, inouïes. Sinon, dites-moi, quel être vivant y a-t-il au monde, qui, entrant à l′heure qu′il est par la porte de ce château, et nous voyant attablés de la sorte, pourrait juger et croire que nous sommes qui nous sommes ? Qui dirait que cette dame assise à mes côtés est la grande reine que nous connaissons tous, et que je suis ce chevalier de la Triste-Figure, dont la bouche de la Renommée répand le nom sur la terre ? À présent, il n′en faut plus douter, cet exercice, ou plutôt cette profession surpasse toutes celles qu′ont jamais inventées les hommes, et il faut lui porter d′autant plus d′estime qu′elle est sujette à plus de dangers. Qu′on ôte de ma présence ceux qui prétendraient que les lettres l′emportent sur les armes ; car je leur dirais, quels qu′ils fussent, qu′ils ne savent ce qu′ils disent . En effet, la raison que ces gens ont coutume de donner, et dont ils ne sortent jamais, c′est que les travaux de l′esprit surpassent ceux du corps, et que, dans les armes, le corps seul fonctionne : comme si cet exercice était un vrai métier de portefaix qui n′exigeât que de bonnes épaules ; ou comme si, dans ce que nous appelons les armes, nous dont c′est la profession, n′étaient pas comprises les actions de l′art militaire, lesquelles demandent la plus haute intelligence ; ou comme si le guerrier qui commande une armée en campagne, et celui qui défend une place assiégée, ne travaillaient point de l′esprit comme du corps. Est-ce, par hasard, avec les forces corporelles qu′on parvient à pénétrer les intentions de l′ennemi, à deviner ses projets, ses stratagèmes, ses embarras, à prévenir le mal qu′on redoute, toutes choses qui sont du ressort de l′entendement, et où le corps n′a, certes, rien à voir ? Maintenant, s′il est vrai que les armes exigent, comme les lettres, la coopération de l′esprit, voyons lequel des deux esprits a le plus à faire, celui de l′homme de lettres, ou celui de l′homme de guerre. Cela sera facile à connaître par la fin et le but que se proposent l′un et l′autre, car l′intention qui se doit le plus estimer est celle qui a le plus noble objet. La fin et le but des lettres (je ne parle point à présent des lettres divines, dont la mission est de conduire et d′acheminer les âmes au ciel ; car, à une fin sans fin comme celle-là, nulle autre ne peut se comparer ; je parle des lettres humaines ), c′est, dis-je, de faire triompher la justice distributive, de rendre à chacun ce qui lui appartient, d′appliquer et de faire observer les bonnes lois. Cette fin, assurément, est grande, généreuse et digne d′éloge ; mais non pas autant, toutefois, que celle des armes, lesquelles ont pour objet et pour but la paix, c′est-à-dire le plus grand bien que puissent désirer les hommes en cette vie. Ainsi, les premières bonnes nouvelles que reçut le monde furent celles que donnèrent les anges, dans cette nuit qui devint notre jour, lorsqu′ils chantaient au milieu des airs : Gloire soit à Dieu dans les hauteurs célestes, et paix sur la terre aux hommes de bonne volonté ! De même, le meilleur salut qu′enseigna à ses disciples bien-aimés le plus grand maître de la terre et du ciel, ce fut de dire, lorsqu′ils entreraient chez quelqu′un : Que la paix soit en cette maison ! Et maintes fois encore il leur a dit : Je vous donne ma paix, je vous laisse ma paix, que la paix soit avec vous, comme le plus précieux bijou que pût donner et laisser une telle main, bijou sans lequel, ni sur la terre, ni dans le ciel, il ne peut exister aucun bonheur. Or, cette paix est la véritable fin de la guerre, et la guerre est la même chose que les armes. Une fois cette vérité admise, que la fin de la guerre c′est la paix, et qu′en cela elle l′emporte sur la fin des lettres, venons maintenant aux travaux de corps du lettré et à ceux de l′homme qui fait profession des armes, et voyons quels sont les plus rudes. »
De tal manera, y por tan buenos términos, iba prosiguiendo en su plática don Quijote que obligó a que, por entonces, ninguno de los que escuchándole estaban le tuviese por loco; antes, como todos los más eran caballeros, a quien son anejas las armas, le escuchaban de muy buena gana; y él prosiguió diciendo: Don Quichotte poursuivait son discours avec tant de méthode et en si bons termes, qu′il forçait alors tous ceux qui l′entendaient à ne plus le prendre pour un fou ; au contraire, comme ils étaient, pour la plupart, des gentilshommes destinés par leur naissance à l′état des armes, ils l′écoutaient avec beaucoup de plaisir.
-Digo, pues, que los trabajos del estudiante son éstos: principalmente pobreza (no porque todos sean pobres, sino por poner este caso en todo el estremo que pueda ser); y, en haber dicho que padece pobreza, me parece que no había que decir más de su mala ventura, porque quien es pobre no tiene cosa buena. Esta pobreza la padece por sus partes, ya en hambre, ya en frío, ya en desnudez, ya en todo junto; pero, con todo eso, no es tanta que no coma, aunque sea un poco más tarde de lo que se usa, aunque sea de las sobras de los ricos; que es la mayor miseria del estudiante éste que entre ellos llaman andar a la sopa ; y no les falta algún ajeno brasero o chimenea, que, si no callenta, a lo menos entibie su frío, y, en fin, la noche duermen debajo de cubierta. No quiero llegar a otras menudencias, conviene a saber, de la falta de camisas y no sobra de zapatos, la raridad y poco pelo del vestido, ni aquel ahitarse con tanto gusto, cuando la buena suerte les depara algún banquete. Por este camino que he pintado, áspero y dificultoso, tropezando aquí, cayendo allí, levantándose acullá, tornando a caer acá , llegan al grado que desean; el cual alcanzado, a muchos hemos visto que, habiendo pasado por estas Sirtes y por estas Scilas y Caribdis , como llevados en vuelo de la favorable fortuna, digo que los hemos visto mandar y gobernar el mundo desde una silla, trocada su hambre en hartura , su frío en refrigerio, su desnudez en galas, y su dormir en una estera en reposar en holandas y damascos: premio justamente merecido de su virtud. Pero, contrapuestos y comparados sus trabajos con los del mílite guerrero , se quedan muy atrás en todo, como ahora diré. « Je dis donc, continua-t-il, que voici les travaux et les peines de l′étudiant : d′abord, et par-dessus tout, la pauvreté, non pas que tous les étudiants soient pauvres, mais pour prendre leur condition dans tout ce qu′elle a de pire. Quand j′ai dit que l′étudiant souffre la pauvreté, il me semble que je n′ai rien de plus à dire de son triste sort : car qui est pauvre n′a rien de bon au monde. Cette pauvreté, il la souffre quelquefois par parties ; tantôt c′est la faim, tantôt le froid, tantôt la nudité, quelquefois aussi ces trois choses à la fois. Cependant il n′est jamais si pauvre qu′il ne trouve à la fin quelque chose à manger, bien que ce soit un peu plus tard que l′heure ; bien que ce ne soient que les restes des riches ; et c′est là la plus grande misère de l′étudiant, ce qu′ils appellent entre eux aller à la soupe . D′une autre part, ils ne manquent pas de quelque cheminée de cuisine, de quelque brasero dans la chambre d′autrui, où ils puissent, sinon se réchauffer, au moins se dégourdir un peu ; et enfin, la nuit venue, ils dorment tous sous des toits de maisons. Je ne veux pas descendre jusqu′à d′autres menus détails, à savoir, le manque de chemises et la non-abondance de souliers, la vétusté et la maigreur de l′habit, et ce goût pour s′empiffrer jusqu′à la gorge quand la bonne fortune leur envoie quelque banquet. » C′est par ce chemin que je viens de peindre, âpre et difficile, qu′en bronchant par-ci et tombant par-là, se relevant d′un côté pour retomber de l′autre, ils arrivent aux degrés qu′ils ambitionnent. Une fois ce but atteint, nous en avons vu beaucoup qui, après avoir passé à travers ces écueils, entre ces Charybde et ces Scylla, arrivent, comme emportés par le vol de la fortune favorable, à gouverner le monde du haut d′un fauteuil, ayant changé leur faim en satiété, leur froid en douce fraîcheur, leur nudité en habits de parade, et leur natte de jonc en draps de toile de Hollande et en rideaux de damas : prix justement mérité de leur science et de leur vertu. Mais si l′on compare et si l′on balance leurs travaux avec ceux du guerrier, de combien ils restent en arrière ! C′est ce que je vais facilement démontrer. »






I. Capítulo XXXVIII. Que trata del curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras.

Chapitre XXXVIII Où se continue le curieux discours que fit don Quichotte sur les armes et les lettres

Prosiguiendo don Quijote, dijo. Don Quichotte prit haleine un moment, et continua de la sorte :
-Pues comenzamos en el estudiante por la pobreza y sus partes, veamos si es más rico el soldado. Y veremos que no hay ninguno más pobre en la misma pobreza, porque está atenido a la miseria de su paga, que viene o tarde o nunca, o a lo que garbeare por sus manos, con notable peligro de su vida y de su conciencia. Y a veces suele ser su desnudez tanta, que un coleto acuchillado le sirve de gala y de camisa, y en la mitad del invierno se suele reparar de las inclemencias del cielo, estando en la campaña rasa, con sólo el aliento de su boca, que, como sale de lugar vacío, tengo por averiguado que debe de salir frío, contra toda naturaleza. Pues esperad que espere que llegue la noche, para restaurarse de todas estas incomodidades, en la cama que le aguarda, la cual, si no es por su culpa, jamás pecará de estrecha; que bien puede medir en la tierra los pies que quisie re, y revolverse en ella a su sabor, sin temor que se le encojan las sábanas. Lléguese, pues, a todo esto, el día y la hora de recebir el grado de su ejercicio; lléguese un día de batalla, que allí le pondrán la borla en la cabeza, hecha de hilas , para curarle algún balazo, que quizá le habrá pasado las sienes , o le dejará estropeado de brazo o pierna. Y, cuando esto no suceda, sino que el cielo piadoso le guarde y conserve sano y vivo, podrá ser que se quede en la mesma pobreza que antes estaba, y que sea menester que suceda uno y otro rencuentro, una y otra batalla, y que de todas salga vencedor, para medrar en algo; pero estos milagros vense raras veces. Pero, decidme, señores, si habéis mirado en ello: ¿cuán menos son los premiados por la guerra que los que han perecido en ella? Sin duda, habéis de responder que no tienen comparación, ni se pueden reducir a cuenta los muertos, y que se podrán contar los premiados vivos con tres letras de guarismo . Todo esto es al revés en los letrados; porque, de faldas, que no quiero decir de mangas , todos tienen en qué entretenerse. Así que, aunque es mayor el trabajo del soldado, es mucho menor el premio. Pero a esto se puede responder que es más fácil premiar a dos mil letrados que a treinta mil soldados, porque a aquéllos se premian con darles oficios, que por fuerza se han de dar a los de su profesión, y a éstos no se pueden premiar sino con la mesma hacienda del señor a quien sirven; y esta imposibilidad fortifica más la razón que tengo. Pero dejemos esto aparte, que es laberinto de muy dificultosa salida, sino volvamos a la preemi nencia de las armas contra las letras, materia que hasta ahora está por averiguar , según son las razones que cada una de su parte alega. Y, entre las que he dicho, dicen las letras que sin ellas no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes y está sujeta a ellas, y que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados. A esto responden las armas que las leyes no se podrán sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos, se despejan los mares de cosarios ; y, finalmente, si por ellas no fuese, las repúblicas, los reinos, las monarquías, las ciudades, los caminos de mar y tierra estarían sujetos al rigor y a la confusión que trae consigo la guerra el tiempo que dura y tiene licencia de usar de sus previlegios y de sus fuerzas. Y es razón averiguada que aquello que más cuesta se estima y debe de estimar en más. Alcanzar alguno a ser eminente en letras le cuesta tiempo, vigilias, hambre, desnudez, váguidos de cabeza, indigestiones de estómago, y otras cosas a éstas adherentes, que, en parte, ya las tengo referidas; mas llegar uno por sus términos a ser buen soldado le cuesta todo lo que a el estudiante, en tanto mayor grado que no tiene comparación, porque a cada paso está a pique de perder la vida. Y ¿qué temor de necesidad y pobreza puede llegar ni fatigar al estudiante, que llegue al que tiene un soldado, que, hallándose cercado en alguna fuerza , y estando de posta, o guarda, en algún revellín o caballero , siente que los enemigos están minando hacia la parte donde él está, y no pue de apartarse de allí por ningún caso, ni huir el peligro que de tan cerca le amenaza? Sólo lo que puede hacer es dar noticia a su capitán de lo que pasa, para que lo remedie con alguna contramina, y él estarse quedo, temiendo y esperando cuándo improvisamente ha de subir a las nubes sin alas y bajar al profundo sin su voluntad. Y si éste parece pequeño peligro, veamos si le iguala o hace ventajas el de embestirse dos galeras por las proas en mitad del mar espacioso, las cuales enclavijadas y trabadas, no le queda al soldado más espacio del que concede dos pies de tabla del espolón; y, con todo esto, viendo que tiene delante de sí tantos ministros de la muerte que le amenazan cuantos cañones de artillería se asestan de la parte contraria, que no distan de su cuerpo una lanza, y viendo que al primer descuido de los pies iría a visitar los profundos senos de Neptuno; y, con todo esto, con intrépido corazón, llevado de la honra que le incita, se pone a ser blanco de tanta arcabucería, y procura pasar por tan estrecho paso al bajel contrario. Y lo que más es de admirar: que apenas uno ha caído donde no se podrá levantar hasta la fin del mundo , cuando otro ocupa su mesmo lugar; y si éste también cae en el mar, que como a enemigo le aguarda, otro y otro le sucede, sin dar tiempo al tiempo de sus muertes: valentía y atrevimiento el mayor que se puede hallar en todos los trances de la guerra. Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos endemoniados instrumentos de la artillería, a cuyo inventor tengo para mí que en el infierno se le está dando el premio de su diabólica invención, con la cual dio cau sa que un infame y cobarde brazo quite la vida a un valeroso caballero, y que, sin saber cómo o por dónde, en la mitad del coraje y brío que enciende y anima a los valientes pechos, llega una desmandada bala , disparada de quien quizá huyó y se espantó del resplandor que hizo el fuego al disparar de la maldita máquina, y corta y acaba en un los pensamientos y vida de quien la merecía gozar luengos siglos. Y así, considerando esto, estoy por decir que en el alma me pesa de haber tomado este ejercicio de caballero andante en edad tan detestable como es esta en que ahora vivimos; porque, aunque a mí ningún peligro me pone miedo, todavía me pone recelo pensar si la pólvora y el estaño me han de quitar la ocasión de hacerme famoso y conocido por el valor de mi brazo y filos de mi espada, por todo lo descubierto de la tierra. Pero haga el cielo lo que fuere servido, que tanto seré más estimado, si salgo con lo que pretendo, cuanto a mayores peligros me he puesto que se pusieron los caballeros andantes de los pasados siglos. « Puisque nous avons commencé, à propos de l′étudiant, par la pauvreté et ses diverses parties, examinons si le soldat est plus riche, et nous verrons qu′il n′y a personne de plus pauvre que lui dans la pauvreté même. En effet, il est toujours réduit, ou à la misère de sa solde, qui arrive tard ou jamais, ou à ce qu′il pille de ses mains, au notable péril de sa vie et de son âme. Quelquefois son dénûment arrive à ce point qu′un justaucorps de peau tailladé lui sert à la fois d′uniforme et de chemise ; et, au beau milieu de l′hiver, étant en rase campagne, qu′a-t-il pour se défendre de l′inclémence du ciel ? Uniquement le souffle de sa bouche, lequel, sortant d′un lieu vide, doit infailliblement en sortir froid, selon toutes les règles de la nature. Maintenant, que la nuit vienne, pour qu′il puisse réparer les souffrances du jour dans le lit qui l′attend. Par ma foi, ce sera bien sa faute si ce lit pêche par défaut de largeur, car il peut mesurer sur la terre autant de pieds qu′il lui en faut, puis s′y tourner et retourner tout à son aise, sans crainte de chiffonner les draps. Vienne à présent le jour et l′heure de recevoir les degrés de sa profession, c′est-à-dire vienne un jour de bataille ; on lui mettra sur la tête, en guise de bonnet de docteur, une compresse de charpie pour lui panser quelques blessures de balle qui lui aura peut-être traversé les deux tempes, ou bien qui le laissera estropié d′une jambe ou d′un bras. Si cela n′arrive point ; si le ciel, en sa miséricorde, le conserve vivant et sain de tous ses membres, il pourra bien se faire qu′il reste dans la même pauvreté qu′auparavant ; il faudra que d′autres rencontres se présentent, que d′autres batailles se livrent, et qu′il en sorte toujours vainqueur pour arriver à quelque chose : ce sont des miracles qui ne se voient pas souvent. Mais, dites-moi, seigneurs, si vous y avez jamais fait attention, combien sont moins nombreux ceux qu′a récompensés la guerre, que ceux qui ont péri dans ses hasards ! Sans doute vous allez me répondre qu′il n′y a point de comparaison à faire, que les morts sont innombrables, et que les vivants récompensés peuvent se compter avec trois chiffres. Tout cela est au rebours chez les lettrés ; car, avec le pan de leur robe, je ne veux pas dire avec leurs manches, ils trouvent toujours de quoi vivre ; ainsi, bien que la peine du soldat soit beaucoup plus grande, la récompense l′est beaucoup moins. À cela, l′on ne manquera pas de répondre qu′il est plus facile de rémunérer convenablement deux mille lettrés que trente mille soldats, car on récompense les premiers en leur conférant des offices qui doivent à toute force appartenir aux gens de leur profession, tandis que les autres ne peuvent être récompensés qu′aux dépens du seigneur qu′ils servent ; mais cette impossibilité fortifie d′autant plus la raison que j′ai pour moi. Au reste, laissons cela de côté, car c′est un labyrinthe de fort difficile issue, et revenons à la prééminence des armes sur les lettres. La question est encore à décider, entre les raisons que chacune des parties allègue en sa faveur. Les lettres disent, pour leur part, que, sans elles, les armes ne pourraient subsister, car la guerre aussi a ses lois, auxquelles elle est soumise, et toutes les lois tombent dans le domaine des lettres et des lettrés. À cela les armes répondent que, sans elles, les lois ne pourraient pas subsister davantage, car c′est avec les armes que les républiques se défendent, que les royaumes se conservent, que les villes se gardent, que les chemins deviennent sûrs, que les mers sont purgées de pirates ; finalement, sans leur secours, les républiques, les royaumes, les monarchies, les cités, les chemins de terre et de mer seraient perpétuellement en butte aux excès et à la confusion qu′entraîne la guerre, tout le temps qu′elle dure et qu′elle use de ses privilèges et de ses violences. C′est un fait reconnu que, plus une chose coûte, plus elle s′estime et doit s′estimer. Or, pour qu′on devienne éminent dans les lettres, qu′en coûte-t-il ? du temps, des veilles, la faim, la nudité, des maux de tête, des indigestions d′estomac, et d′autres choses de même espèce que j′ai déjà rapportées en partie. Mais à celui qui veut devenir au même degré bon soldat, il en coûte autant de souffrances qu′à l′étudiant, sauf qu′elles sont incomparablement plus grandes, puisqu′à chaque pas il court risque de la vie. Quelle crainte du dénûment ou de la pauvreté peut tourmenter un étudiant, qui approche de celle que ressent un soldat, lorsque, se trouvant enfermé dans une place assiégée, et faisant sentinelle à l′angle de quelque ravelin, il entend que l′ennemi creuse une mine dans la direction de son poste, et qu′il ne peut remuer de là pour rien au monde, ni fuir le péril qui le menace de si près ? Tout ce qu′il peut faire, c′est d′avertir son capitaine de ce qui se passe, pour qu′on remédie au danger par une contre-mine ; et lui reste là, attendant que tout à coup l′explosion le fasse voler aux nues sans ailes, et retomber dans l′abîme sans sa volonté. Si ce péril ne semble pas encore assez formidable, voyons s′il n′est pas surpassé dans l′abordage de deux galères qui s′accrochent par leurs proues au milieu du vaste Océan, ne laissant, dans leur enlacement mutuel, d′autre espace au soldat que les deux pieds de la planche d′éperon. Il voit devant lui autant de ministres de la mort qu′il y a de bouches de canon et d′arquebuses braquées sur le pont ennemi, à la longueur d′une lance ; il voit qu′au premier faux pas, il ira visiter les profondeurs de l′empire de Neptune ; et cependant, d′un cœur intrépide, emporté par l′honneur qui l′excite, il s′offre pour but à toute cette mousqueterie, et tâche de s′élancer par cet étroit passage sur la galère opposée. Et ce qu′il faut le plus admirer, c′est qu′un soldat n′est pas plutôt tombé là d′où il ne se relèvera plus qu′à la fin du monde, qu′un autre aussitôt le remplace ; si celui-là tombe aussi à la mer, qui l′attend comme une proie, un autre lui succède, puis un autre encore, sans leur laisser le temps de mourir : audace et vaillance que rien ne peut surpasser dans les chances de la guerre. Oh ! bienheureux les siècles qui ne connaissaient point la furie épouvantable de ces instruments de l′artillerie, dont je tiens l′inventeur pour damné au fond des enfers, où il reçoit le prix de sa diabolique invention ! C′est elle qui est cause qu′un bras infâme et lâche ôte la vie au plus valeureux chevalier ; que, sans savoir ni d′où, ni comment, au milieu de l′ardeur et du transport qui enflamment un cœur magnanime, arrive une balle égarée, tirée peut-être par tel qui s′est enfui, épouvanté du feu de sa maudite machine : et voilà qu′elle détruit les pensées et tranche la vie de tel autre qui méritait d′en jouir de longues années . Aussi, quand j′y fais réflexion, il me prend envie de dire que je regrette au fond de l′âme d′avoir embrassé cette profession de chevalier errant, dans un âge aussi détestable que celui où nous avons le malheur de vivre. Certes, aucun péril ne me fait sourciller ; mais cependant il me chagrine de penser qu′un peu de poudre et de plomb va m′ôter l′occasion de me rendre célèbre sur toute la face de la terre par la valeur de mon bras et le tranchant de mon épée. Mais que le ciel fasse ce qu′il lui plaira ; si j′arrive où je prétends, je serai d′autant plus digne d′estime, que j′aurai affronté de plus grands périls que ceux qu′affrontèrent les chevaliers errants des siècles passés. »
Todo este largo preámbulo dijo don Quijote, en tanto que los demás cenaban, olvidándose de llevar bocado a la boca, puesto que algunas veces le había dicho Sancho Panza que cenase, que después habría lugar para decir todo lo que quisiese. En los que escuchado le habían sobrevino nueva lástima de ver que hombre que, al parecer, tenía buen entendimiento y buen discurso en todas las cosas que trataba, le hubiese perdido tan rematadamente, en tratándole de su negra y pizmienta caballería. El cura le dijo que tenía mucha razón en todo cuanto había dicho en favor de las armas, y que él, aunque letrado y graduado, estaba de su mesmo parecer. Toute cette longue harangue, don Quichotte la débita pendant que les autres soupaient, oubliant lui-même de porter, comme on dit, bouchée à la bouche, bien que Sancho Panza lui eût rappelé à plusieurs reprises de souper aussi, et qu′ensuite il aurait le temps de prêcher autant qu′il lui plairait. Quant à ceux qui l′avaient écouté, ils éprouvèrent une nouvelle compassion en voyant qu′un homme d′une si saine intelligence, et qui discourait si bien sur tous les sujets, eût perdu l′esprit sans ressource à propos de sa maudite et fatale chevalerie. Le curé lui dit qu′il avait eu parfaitement raison en tout ce qu′il avait avancé à l′avantage des armes, et que lui-même, quoique lettré et gradué, était précisément du même avis.
Acabaron de cenar, levantaron los manteles, y, en tanto que la ventera, su hija y Maritornes aderezaban el camaranchón de don Quijote de la Mancha, donde habían determinado que aquella noche las mujeres solas en él se recogiesen, don Fernando rogó al cautivo les contase el discurso de su vida, porque no podría ser sino que fuese peregrino y gustoso, según las muestras que había comenzado a dar, viniendo en compañía de Zoraida. A lo cual respondió el cautivo que de muy buena gana haría lo que se le mandaba, y que sólo temía que el cuento no había de ser tal, que les diese el gusto que él deseaba; pero que, con todo eso, por no faltar en obedecelle, le contaría. El cura y todos los demás se lo agradecieron, y de nuevo se lo rogaron; y él, viéndose rogar de tantos, dijo que no eran menester ruegos adonde el mandar tenía tanta fuerza. Le souper fini, on leva la nappe, et pendant que l′hôtesse, sa fille et Maritornes arrangeaient le galetas de don Quichotte, où l′on avait décidé que les dames se réfugieraient ensemble pour la nuit, don Fernand pria le captif de raconter l′histoire de sa vie. Elle ne pouvait, disait-il, manquer d′être intéressante et curieuse, à en juger par l′échantillon qu′en donnait la compagne qu′il ramenait avec lui. Le captif répondit qu′il ferait de bon cœur ce qu′on lui demandait ; qu′il craignait seulement que son histoire ne leur causât point autant de plaisir qu′il souhaitait ; mais qu′après tout, pour ne point leur désobéir, il était prêt à la conter. Le curé et les autres assistants le remercièrent et le prièrent de nouveau. Alors, se voyant sollicité par tant de monde : « Il n′est pas besoin de prières, dit le captif, à qui peut donner des ordres.
-Y así, estén vuestras mercedes atentos , y oirán un discurso verdadero, a quien podría ser que no llegasen los mentirosos que con curioso y pensado artificio suelen componerse. Que Vos Grâces me prêtent leur attention ; vous entendrez une relation véritable, dont n′approchent pas peut-être les fables que l′on compose avec des efforts étudiés d′imagination. »
Con esto que dijo, hizo que todos se acomodasen y le prestasen un grande silencio; y él, viendo que ya callaban y esperaban lo que decir quisiese, con voz agradable y reposada, comenzó a decir desta manera: À ces mots tous les assistants s′arrangèrent sur leurs siéges, et firent bientôt un grand silence. Quand le captif vit que tout le monde se taisait, attendant qu′il parlât, d′un son de voix agréable et mesuré, il commença de la sorte :






I. Capítulo XXXIX. Donde el cautivo cuenta su vida y sucesos

Chapitre XXXIX Où le captif raconte sa vie et ses aventures

-«En un lugar de las Montañas de León tuvo principio mi linaje, con quien fue más agradecida y liberal la naturaleza que la fortuna, aunque, en la estrecheza de aquellos pueblos, todavía alcanzaba mi padre fama de rico, y verdaderamente lo fuera si así se diera maña a conservar su hacienda como se la daba en gastalla. Y la condición que tenía de ser liberal y gastador le procedió de haber sido soldado los años de su joventud, que es escuela la soldadesca donde el mezquino se hace franco, y el franco, pródigo; y si algunos soldados se hallan miserables, son como monstruos, que se ven raras veces. Pasaba mi padre los términos de la liberalidad, y rayaba en los de ser pródigo: cosa que no le es de ningún provecho al hombre casado, y que tiene hijos que le han de suceder en el nombre y en el ser. Los que mi padre tenía eran tres, todos varones y todos de edad de poder elegir estado. Viendo, pues, mi padre que, según él decía, no podía irse a la mano contra su condición, quiso privarse del instrumento y causa que le hacía gastador y dadivoso, que fue privarse de la hacienda, sin la cual el mismo Alejandro pareciera estrecho. C′est dans une bourgade des montagnes de Léon qu′est la souche de ma famille, pour qui la nature se montra plus libérale que la fortune. Néanmoins, au milieu de ces pays pauvres, mon père avait acquis la réputation d′être riche, et réellement il l′aurait été, s′il eût mis autant de diligence à conserver son patrimoine qu′il en mettait à le dissiper. Cette humeur généreuse et dépensière, il l′avait prise étant soldat, pendant les années de sa jeunesse : car l′état militaire est une école où le chiche devient libéral, et le libéral prodigue ; et si quelque soldat se montre avare, c′est comme un de ces phénomènes qui se voient bien rarement. Pour mon père, il passait les limites de la libéralité, et touchait à celles de la profusion, ce qui ne peut que nuire à un homme marié, qui a des enfants pour lui succéder dans son nom et dans son existence. Mon père en avait trois, tous garçons, et tous d′âge à prendre un état. Voyant donc, comme il le disait lui-même, qu′il ne pouvait résister à son penchant, il voulut se priver de la cause qui le rendait si prompt à la dépense et aux largesses ; il voulut se dépouiller de son bien, chose sans laquelle Alexandre lui-même ne semblerait qu′un ladre.
»Y así, llamándonos un día a todos tres a solas en un aposento, nos dijo unas razones semejantes a las que ahora diré: ′′Hijos, para deciros que os quiero bien, basta saber y decir que sois mis hijos; y, para entender que os quiero mal , basta saber que no me voy a la mano en lo que toca a conservar vuestra hacienda. Pues, para que entendáis desde aquí adelante que os quiero como padre, y que no os quiero destruir como padrastro, quiero hacer una cosa con vosotros que ha muchos días que la tengo pensada y con madura consideración dispuesta. Vosotros estáis ya en edad de tomar estado, o, a lo menos, de elegir ejercicio, tal que, cuando mayores, os honre y aproveche. Y lo que he pensado es hacer de mi hacienda cuatro partes: las tres os daré a vosotros, a cada uno lo que le tocare, sin exceder en cosa alguna, y con la otra me quedaré yo para vivir y sustentarme los días que el cielo fuere servido de darme de vida. Pero querría que, después que cada uno tuviese en su poder la parte que le toca de su hacienda, siguiese uno de los caminos que le diré. Hay un refrán en nuestra España, a mi parecer muy verdadero, como todos lo son, por ser sentencias breves sacadas de la luenga y discreta experiencia; y el que yo digo dice: "Iglesia, o mar, o casa real" , como si más claramente dijera: "Quien quisiere valer y ser rico, siga o la Iglesia, o navegue, ejercitando el arte de la mercancía, o entre a servir a los reyes en sus casas"; porque dicen: "Más vale migaja de rey que merced de señor". Digo esto porque querría, y es mi voluntad , que uno de vosotros siguiese las letras, el otro la mercancía, y el otro sirviese al rey en la guerra, pues es dificultoso entrar a servirle en su casa; que, ya que la guerra no dé muchas riquezas, suele dar mucho valor y mucha fama. Dentro de ocho días, os daré toda vuestra parte en dineros, sin defraudaros en un ardite, como lo veréis por la obra. Decid me ahora si queréis seguir mi parecer y consejo en lo que os he propuesto′′. Y, mandándome a mí, por ser el mayor, que respondiese, después de haberle dicho que no se deshiciese de la hacienda, sino que gastase todo lo que fuese su voluntad, que nosotros éramos mozos para saber ganarla , vine a concluir en que cumpliría su gusto, y que el mío era seguir el ejercicio de las armas, sirviendo en él a Dios y a mi rey. El segundo hermano hizo los mesmos ofrecimientos, y escogió el irse a las Indias, llevando empleada la hacienda que le cupiese. El menor, y, a lo que yo creo, el más discreto, dijo que quería seguir la Iglesia, o irse a acabar sus comenzados estudios a Salamanca. Así como acabamos de concordarnos y escoger nuestros ejercicios, mi padre nos abrazó a todos, y, con la brevedad que dijo, puso por obra cuanto nos había prometido; y, dando a cada uno su parte, que, a lo que se me acuerda, fueron cada tres mil ducados, en dineros (porque un nuestro tío compró toda la hacienda y la pagó de contado, porque no saliese del tronco de la casa), en un mesmo día nos despedimos todos tres de nuestro buen padre; y, en aquel mesmo, pareciéndome a mí ser inhumanidad que mi padre quedase viejo y con tan poca hacienda, hice con él que de mis tres mil tomase los dos mil ducados, porque a mí me bastaba el resto para acomodarme de lo que había menester un soldado. Mis dos hermanos, movidos de mi ejemplo, cada uno le dio mil ducados: de modo que a mi padre le quedaron cuatro mil en dineros, y más tres mil, que, a lo que parece, valía la hacienda que le cupo, que no quiso vender, sino quedarse con ella en raíces. Digo, en fin, que nos despedimos dél y de aquel nuestro tío que he dicho, no sin mucho sentimiento y lágrimas de todos, encargándonos que les hiciésemos saber , todas las veces que hubiese comodidad para ello, de nuestros sucesos, prósperos o adversos. Prometímosselo, y, abrazándonos y echándonos su bendición, el uno tomó el viaje de Salamanca, el otro de Sevilla y yo el de Alicante, adonde tuve nuevas que había una nave ginovesa que cargaba allí lana para Génova. Un jour donc, nous ayant appelés tous trois et enfermés dans sa chambre, il nous tint à peu près le discours que je vais rapporter : « Mes chers fils, pour comprendre que je veux votre bien, il suffit de dire et de savoir que vous êtes mes enfants ; d′un autre côté, pour croire que je veux votre mal, il suffit de voir que je ne sais pas tenir la main à la conservation de votre patrimoine. Eh bien ! pour que vous soyez désormais persuadés que je vous aime comme un père, et ne peux désirer votre ruine, je veux faire à votre égard une chose à laquelle il y a longtemps que je pense, et que j′ai mûrement préparée. Vous voilà tous trois en âge de prendre un état dans le monde, ou du moins de choisir une profession qui vous donne, lorsque vous serez tout à fait hommes, honneur et profit. Ce que j′ai pensé, c′est de faire quatre parts de mon bien. Je vous en donnerai trois, à chacun la sienne parfaitement égale, et je garderai l′autre pour vivre le reste des jours qu′il plaira au ciel de m′accorder. Seulement, je voudrais que chacun de vous, après avoir reçu la part de fortune qui lui reviendra, suivît une des carrières que je vais dire. Il y a dans notre Espagne un vieux proverbe, à mon avis sage et véridique, comme ils le sont tous, puisque ce sont de courtes maximes tirées d′une longue expérience ; celui-là dit : Église, ou mer, ou maison du roi, ce qui signifie plus clairement : qui veut réussir et devenir riche doit entrer dans l′Église, ou naviguer pour faire le commerce, ou se mettre au service des rois dans leurs palais ; car on dit encore : Mieux vaut miette de roi que grâce de seigneur. Je voudrais donc, et telle est ma volonté, que l′un de vous suivît les lettres, un autre le négoce, et que le troisième servît le roi dans ses armées, puisqu′il est fort difficile de le servir dans sa maison, et que si la guerre ne donne pas beaucoup de richesse, en revanche elle procure beaucoup de lustre et de renommée. D′ici à huit jours, je vous donnerai toutes vos parts en argent comptant, sans vous faire tort d′un maravédi, comme les comptes vous le prouveront ; maintenant, dites-moi si vous consentez à suivre mon opinion et mon conseil au sujet de la proposition que je vous ai faite. » Mon père, alors, m′ordonna de répondre, comme étant l′aîné. Après l′avoir engagé à ne pas se défaire de son bien et à en dépenser tout ce qu′il lui plairait ; après lui avoir dit que nous étions assez jeunes pour avoir le temps d′en gagner, j′ajoutai que j′obéirais à son désir, et que le mien était de suivre le métier des armes, pour y servir Dieu et le roi. Mon second frère fit les mêmes offres, et choisit d′aller aux Indes pour y porter en marchandises la somme qui formerait son lot. Le plus jeune, et, je le crois aussi, le mieux avisé, répondit qu′il voulait suivre la carrière de l′Église, ou du moins aller terminer ses études à Salamanque. Dès que nous eûmes fini de nous mettre d′accord et de choisir nos professions, mon père nous embrassa tendrement, et mit en œuvre, avec autant de célérité qu′il l′avait dit, tout ce qu′il venait de nous promettre. Il donna à chacun sa part, qui fut (je ne l′ai pas oublié) de trois mille ducats, et en argent, parce qu′un de nos oncles, ayant acheté tout le patrimoine pour qu′il ne sortît pas de la famille, le paya comptant. Nous prîmes tous trois ensemble congé de notre bon père, et, ce même jour, trouvant qu′il y aurait de l′inhumanité à laisser mon père avec si peu de bien pour ses vieux jours, je lui fis prendre deux mille ducats sur mes trois mille, le reste suffisant pour me munir de tout ce qui est nécessaire à un soldat. Mes deux frères, poussés par mon exemple, lui donnèrent chacun mille ducats, de façon qu′il resta quatre mille ducats en argent à mon père, outre les trois mille que valait la portion de patrimoine qu′il avait voulu conserver en biens-fonds ; enfin nous prîmes congé de lui et de cet oncle dont j′ai parlé, non sans regrets et sans larmes mutuelles. Ils nous engagèrent, surtout, à leur faire connaître, chaque fois que nous en aurions l′occasion, notre bonne ou mauvaise fortune. Nous le promîmes, et, quand ils nous eurent donné le baiser d′adieu et leur bénédiction, l′un de nous prit le chemin de Salamanque, l′autre celui de Séville, et moi celui d′Alicante, où j′avais appris que se trouvait un vaisseau génois faisant un chargement de laine pour retourner en Italie.
»Éste hará veinte y dos años que salí de casa de mi padre, y en todos ellos, puesto que he escrito algunas cartas, no he sabido dél ni de mis hermanos nueva alguna. Y lo que en este discurso de tiempo he pasado lo diré brevemente . Embarquéme en Alicante, llegué con próspero viaje a Génova, fui desde allí a Milán, donde me acomodé de armas y de algunas galas de soldado, de donde quise ir a asentar mi plaza al Piamonte ; y, estando ya de camino para Alejandría de la Palla , tuve nuevas que el gran duque de Alba pasaba a Flandes. Mudé propósito, fuime con él, servíle en las jornadas que hizo, halléme en la muerte de los condes de Eguemón y de Hornos , alcancé a ser alférez de un famoso capitán de Guadalajara, llamado Diego de Urbina ; y, a cabo de algún tiempo que llegué a Flandes, se tuvo nuevas de la liga que la Santidad del Papa Pío Quinto, de felice recordación, había hecho con Venecia y con España, contra el enemigo común, que es el Turco; el cual, en aquel mesmo tiempo, había ganado con su armada la famosa isla de Chipre , que estaba debajo del dominio del veneciano: y pérdida lamenta ble y desdichada. Súpose cierto que venía por general desta liga el serenísimo don Juan de Austria, hermano natural de nuestro buen rey don Felipe . Divulgóse el grandísimo aparato de guerra que se hacía. Todo lo cual me incitó y conmovió el ánimo y el deseo de verme en la jornada que se esperaba; y, aunque tenía barruntos, y casi promesas ciertas , de que en la primera ocasión que se ofreciese sería promovido a capitán, lo quise dejar todo y venirme, como me vine, a Italia. Y quiso mi buena suerte que el señor don Juan de Austria acababa de llegar a Génova, que pasaba a Nápoles a juntarse con la armada de Venecia, como después lo hizo en Mecina . Il y a, cette année, vingt-deux ans que j′ai quitté la maison de mon père, et pendant tout ce long intervalle, bien que j′aie écrit plusieurs lettres, je n′ai reçu aucune nouvelle de lui ni de mes frères. Maintenant, je vais brièvement raconter ce qui m′est arrivé depuis cette époque. Je m′embarquai au port d′Alicante ; j′arrivai à Gênes, après une heureuse traversée ; de là, je me rendis à Milan, où j′achetai des armes et quelques équipements de soldat, et je voulus aller faire mon enrôlement dans les troupes du Piémont ; mais, tandis que j′étais en route pour Alexandrie, j′appris que le grand-duc d′Albe passait en Flandre. Aussitôt, changeant d′avis, je partis à sa suite ; je le servis dans les batailles qu′il livra, j′assistai à la mort des comtes de Horn et d′Egmont, et parvins à être nommé enseigne d′un fameux capitaine, natif de Guadalaxara, qu′on appelait Diégo de Urbina . Quelque temps après mon arrivée en Flandre, on y apprit la ligue formée par Sa Sainteté le pape Pie V, d′heureuse mémoire, avec Venise et l′Espagne, contre l′ennemi commun de la chrétienté, le Turc, qui venait d′enlever avec sa flotte la fameuse île de Chypre, appartenant aux Vénitiens, perte fatale et lamentable. On eut la certitude que le général de cette ligue serait le sérénissime infant don Juan d′Autriche, frère naturel de notre grand roi Philippe II. La nouvelle se répandit aussi des immenses préparatifs de guerre qui se faisaient. Tout cela me donna une si extrême envie de prendre part à la campagne navale qui allait s′ouvrir, que, bien que j′eusse l′espoir et l′assurance d′être promu au grade de capitaine à la première occasion, j′aimai mieux tout abandonner et m′en aller en Italie ; ce que je fis en effet. Ma bonne étoile permit que j′y arrivasse au moment où le seigneur don Juan d′Autriche, ayant débarqué à Gênes, se rendait à Naples pour s′y réunir à la flotte de Venise, jonction qui eut lieu plus tard à Messine.
»Digo, en fin, que yo me hallé en aquella felicísima jornada, ya hecho capitán de infantería , a cuyo honroso cargo me subió mi buena suerte, más que mis merecimientos. Y aquel día, que fue para la cristiandad tan dichoso, porque en él se desengañó el mundo y todas las naciones del error en que estaban , creyendo que los turcos eran invencibles por la mar: en aquel día, digo, donde quedó el orgullo y soberbia otomana quebrantada, entre tantos venturosos como allí hubo (porque más ventura tuvieron los cristianos que allí murieron que los que vivos y vencedores quedaron), yo solo fui el desdichado, pues, en cambio de que pudiera esperar, si fuera en los romanos siglos, alguna naval corona, me vi aquella noche que siguió a tan famoso día con cadenas a los pies y esposas a las manos. Que dirai-je enfin ? Devenu capitaine d′infanterie, honorable emploi que me valut mon bonheur plutôt que mes mérites, je me trouvai à cette grande et mémorable journée de Lépante. Mais en ce jour, si heureux pour la chrétienté, puisque toutes les nations du monde furent désabusées de l′erreur qui leur faisait croire les Turcs invincibles sur mer ; en ce jour où fut brisé l′orgueil ottoman, parmi tant d′heureux qu′il fit (car les chrétiens qui y périrent eurent plus de bonheur encore que ceux qui restèrent vivants et vainqueurs), moi seul je fus malheureux. Au lieu de recevoir, comme au siècle de Rome, une couronne navale, je me vis, dans la nuit qui suivit cette fameuse journée, avec des fers aux pieds et des menottes aux mains.
»Y fue desta suerte: que, habiendo el Uchalí, rey de Argel, atrevido y venturoso cosario , embestido y rendido la capita na de Malta, que solos tres caballeros quedaron vivos en ella , y éstos malheridos, acudió la capitana de Juan Andrea a socorrella , en la cual yo iba con mi compañía; y, haciendo lo que debía en ocasión semejante, salté en la galera contraria, la cual, desviándose de la que la había embestido, estorbó que mis soldados me siguiesen, y así, me hallé solo entre mis enemigos, a quien no pude resistir, por ser tantos; en fin, me rindieron lleno de heridas. Y, como ya habréis, señores, oído decir que el Uchalí se salvó con toda su escuadra, vine yo a quedar cautivo en su poder, y solo fui el triste entre tantos alegres y el cautivo entre tantos libres; porque fueron quince mil cristianos los que aquel día alcanzaron la deseada libertad, que todos venían al remo en la turquesca armada. Voici comment m′arriva cette cruelle disgrâce ; Uchali, roi d′Alger, heureux et hardi corsaire, ayant attaqué et pris à l′abordage la galère capitane de Malte, où trois chevaliers restèrent seuls vivants, et tous trois grièvement blessés, la capitane de Jean-André Doria vint à son secours. Je montais cette galère avec ma compagnie, et, faisant ce que je devais en semblable occasion, je sautai sur le pont de la galère ennemie ; mais elle s′éloigna brusquement de celle qui l′attaquait, et mes soldats ne purent me suivre. Je restai seul, au milieu des ennemis, dans l′impuissance de résister longtemps à leur nombre. Ils me prirent, à la fin, couvert de blessures, et comme vous savez, seigneurs, qu′Uchali parvint à s′échapper avec toute son escadre, je restai son prisonnier. Ainsi, je fus le seul triste parmi tant d′heureux, et le seul captif parmi tant de délivrés, puisqu′en ce jour quinze mille chrétiens qui ramaient sur les bancs des galères turques recouvrèrent leur chère liberté.
»Lleváronme a Costantinopla, donde el Gran Turco Selim hizo general de la mar a mi amo, porque había hecho su deber en la batalla, habiendo llevado por muestra de su valor el estandarte de la religión de Malta. Halléme el segundo año, que fue el de setenta y dos, en Navarino , bogando en la capitana de los tres fanales . Vi y noté la ocasión que allí se perdió de no coger en el puerto toda el armada turquesca, porque todos los leventes y jenízaros que en ella venían tuvieron por cierto que les habían de embestir dentro del mesmo puerto, y tenían a punto su ropa y pasamaques, que son sus zapatos, para huirse luego por tierra, sin esperar ser combatidos: tanto era el miedo que habían cobrado a nuestra armada. Pero el cielo lo ordenó de otra manera, no por culpa ni descuido del general que a los nuestros regía , sino por los pecados de la cristiandad, y porque quiere y permite Dios que tengamos siempre verdugos que nos castiguen. On me conduisit à Constantinople, où le Grand Seigneur Sélim fit mon maître général de la mer, parce qu′il avait fait son devoir dans la bataille, ayant remporté pour trophée de sa valeur l′étendard de l′ordre de Malte. Je me trouvai l′année suivante, qui était 1572, à Navarin, ramant dans la capitane appelée les Trois-Fanaux. Là, je fus témoin de l′occasion qu′on perdit de prendre dans le port toute la flotte turque, puisque les Levantins et les janissaires qui se trouvaient là sur les bâtiments, croyant être attaqués dans l′intérieur même du port, préparèrent leurs hardes et leurs babouches pour s′enfuir à terre, sans attendre le combat, tant était grande la peur qu′ils avaient de notre flotte. Mais le ciel en ordonna d′une autre façon, non par la faiblesse ou la négligence du général qui commandait les nôtres, mais à cause des péchés de la chrétienté, et parce que Dieu permet que nous ayons toujours des bourreaux prêts à nous punir.
»En efeto, el Uchalí se recogió a Modón, que es una isla que está junto a Navarino, y, echando la gente en tierra, fortificó la boca del puerto, y estúvose quedo hasta que el señor don Juan se volvió. En este viaje se tomó la galera que se llamaba La Presa, de quien era capitán un hijo de aquel famoso cosario Barbarroja. Tomóla la capitana de Nápoles, llamada La Loba , regida por aquel rayo de la guerra, por el padre de los soldados, por aquel venturoso y jamás vencido capitán don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz. Y no quiero dejar de decir lo que sucedió en la presa de La Presa . Era tan cruel el hijo de Barbarroja , y trataba tan mal a sus cautivos, que, así como los que venían al remo vieron que la galera Loba les iba entrando y que los alcanzaba, soltaron todos a un tiempo los remos, y asieron de su capitán, que estaba sobre el estanterol gritando que bogasen apriesa, y pasándole de banco en banco, de popa a proa, le dieron bocados, que a poco más que pasó del árbol ya había pasado su ánima al infierno: tal era, como he dicho, la crueldad con que los trataba y el odio que ellos le tenían. En effet, Uchali se réfugia à Modon, qui est une île près de Navarin ; puis, ayant jeté ses troupes à terre, il fit fortifier l′entrée du port, et se tint en repos jusqu′à ce que Don Juan se fût éloigné. C′est dans cette campagne que tomba au pouvoir des chrétiens la galère qu′on nommait la Prise, dont le capitaine était un fils du fameux corsaire Barberousse. Elle fut emportée par la capitane de Naples appelée la Louve, que commandait ce foudre de guerre, ce père des soldats, cet heureux et invincible capitaine don Alvaro de Bazan, marquis de SantaCruz . Je ne veux pas manquer de vous dire ce qui se passa à cette prise de la Prise. Le fils de Barberousse était si cruel et traitait si mal ses captifs, que ceux qui occupaient les bancs de sa chiourme ne virent pas plutôt la galère la Louve se diriger sur eux et prendre de l′avance, qu′ils lâchèrent tous à la fois les rames, et saisirent leur capitaine, qui leur criait du gaillard d′arrière de ramer plus vite ; puis se le passant de banc en banc, de la poupe à la proue, ils lui donnèrent tant de coups de dents, qu′avant d′avoir atteint le mât, il avait rendu son âme aux enfers, tant étaient grandes la cruauté de ses traitements et la haine qu′il inspirait .
»Volvimos a Constantinopla, y el año siguiente, que fue el de setenta y tres, se supo en ella cómo el señor don Juan había ganado a Túnez, y quitado aquel reino a los turcos y puesto en posesión dél a Muley Hamet, cortando las esperanzas que de volver a reinar en él tenía Muley Hamida, el moro más cruel y más valiente que tuvo el mundo. Sintió mucho esta pérdida el Gran Turco, y, usando de la sagacidad que todos los de su casa tienen, hizo paz con venecianos, que mucho más que él la deseaban; y el año siguiente de setenta y cuatro acometió a la Goleta y al fuerte que junto a Túnez había dejado medio levantado el señor don Juan. En todos estos trances andaba yo al remo, sin esperanza de libertad alguna; a lo menos, no esperaba tenerla por rescate, porque tenía determinado de no escribir las nuevas de mi desgracia a mi padre. Nous retournâmes à Constantinople, et l′année suivante, 1573, on y apprit que le seigneur don Juan d′Autriche avait emporté Tunis d′assaut, et qu′il avait livré cette ville à Muley-Hamet, ôtant ainsi toute espérance d′y recouvrer le trône à Muley-Hamida, le More le plus cruel et le plus vaillant qu′ait vu le monde . Le Grand Turc sentit vivement cette perte, et avec la sagacité naturelle à tous les gens de sa famille, il demanda la paix aux Vénitiens, qui la désiraient plus que lui. L′année suivante, 1574, il attaqua la Goulette et le fort que don Juan avait élevé auprès de Tunis, le laissant à demi construit. Pendant tous ces événements de la guerre, je restai attaché à la rame sans nul espoir de recouvrer la liberté, du moins par ma rançon, car j′étais bien résolu de ne pas écrire à mon père la nouvelle de mes malheurs.
»Perdióse, en fin, la Goleta; perdióse el fuerte, sobre las cuales plazas hubo de soldados turcos, pagados, setenta y cinco mil, y de moros, y alárabes de toda la Africa, más de cuatrocientos mil, acompañado este tan gran número de gente con tantas municiones y pertrechos de guerra, y con tantos gastadores, que con las manos y a puñados de tierra pudieran cubrir la Goleta y el fuerte. Perdióse primero la Goleta, tenida hasta entonces por inexpugnable ; y no se perdió por culpa de sus defensores, los cuales hicieron en su defensa todo aquello que debían y podían, sino porque la experiencia mostró la facilidad con que se podían levantar trincheas en aquella desierta arena, porque a dos palmos se hallaba agua, y los turcos no la hallaron a dos varas ; y así, con muchos sacos de arena levantaron las trincheas tan altas que sobrepujaban las murallas de la fuerza; y, tirándoles a caballero , ninguno podía parar, ni asistir a la defensa. Fue común opinión que no se habían de encerrar los nuestros en la Goleta, sino esperar en campaña al desembarcadero ; y los que esto dicen hablan de lejos y con poca experiencia de casos semejantes, porque si en la Goleta y en el fuerte apenas había siete mil soldados, ¿cómo podía tan poco número, aunque más esforzados fuesen, salir a la campaña y quedar en las fuerzas , contra tanto como era el de los enemigos?; y ¿cómo es posible dejar de perderse fuerza que no es socorrida, y más cuando la cercan enemigos muchos y porfiados, y en su mesma tierra? Pero a muchos les pareció, y así me pareció a mí, que fue particular gracia y merced que el cielo hizo a España en permitir que se asolase aquella oficina y capa de maldades, y aquella gomia o esponja y polilla de la infinidad de dineros que allí sin provecho se gastaban, sin servir de otra cosa que de conservar la memoria de haberla ganado la felicísima del invictísimo Carlos Quinto ; como si fuera menester para hacerla eterna, como lo es y será, que aquellas piedras la sustentaran. Enfin, la Goulette fut prise, puis le fort. On compta à l′attaque de ces deux places jusqu′à 65 000 soldats turcs payés, et plus de 400 000 Mores et Arabes, venus de toute l′Afrique. Cette foule innombrable de combattants traînaient tant de munitions et de matériel de guerre, ils étaient suivis de tant de maraudeurs, qu′avec leurs seules mains et des poignées de terre ils auraient pu couvrir la Goulette et le fort. Ce fut la Goulette qui tomba la première au pouvoir de l′ennemi, elle qu′on avait crue jusqu′alors imprenable, et non par la faute de sa garnison, qui fit pour la défendre tout ce qu′elle devait et pouvait faire, mais parce que l′expérience montra combien il était facile d′élever des tranchées dans ce désert de sable, où l′on prétendait que l′eau se trouvait à deux pieds du sol, tandis que les Turcs n′en trouvèrent pas à deux aunes. Aussi, avec une immense quantité de sacs de sable, ils élevèrent des tranchées tellement hautes, qu′elles dominaient les murailles de la forteresse, et, comme ils tiraient du terre-plein, personne ne pouvait se montrer ni veiller à sa défense. L′opinion commune fut que les nôtres n′auraient pas dû s′enfermer dans la Goulette, mais attendre l′ennemi en rase campagne et au débarquement. Ceux qui parlent ainsi parlent de loin, et n′ont guère l′expérience de semblables événements, puisque, dans la Goulette et dans le fort, il y avait à peine sept mille soldats. Comment, en si faible nombre, eussent-ils été plus braves encore, pouvaient-ils s′aventurer en plaine, et en venir aux mains avec une foule comme celle de l′ennemi ? et comment est-il possible de conserver une forteresse qui n′est point secourue, quand elle est enveloppée de tant d′ennemis acharnés, et dans leur propre pays ? Mais il parut à bien d′autres, et à moi tout le premier, que ce fut une grâce particulière que fit le ciel à l′Espagne, en permettant la destruction totale de ce réceptacle de perversités, de ce ver rongeur, de cette insatiable éponge qui dévorait tant d′argent dépensé sans fruit, rien que pour servir à conserver la mémoire de sa prise par l′invincible Charles-Quint, comme s′il était besoin, pour la rendre éternelle, que ces pierres la rappelassent.
»Perdióse también el fuerte; pero fuéronle ganando los turcos palmo a palmo, porque los soldados que lo defendían pelearon tan valerosa y fuertemente, que pasaron de veinte y cinco mil enemigos los que mataron en veinte y dos asaltos generales que les dieron. Ninguno cautivaron sano de trecientos que quedaron vivos, señal cierta y clara de su esfuerzo y valor, y de lo bien que se habían defendido y guardado sus plazas. Rindióse a partido un pequeño fuerte o torre que estaba en mitad del estaño, a cargo de don Juan Zanoguera , caballero valenciano y famoso soldado. Cautivaron a don Pedro Puertocarrero , general de la Goleta, el cual hizo cuanto fue posible por defender su fuerza; y sintió tanto el haberla perdido que de pesar murió en el camino de Constantinopla, donde le llevaban cautivo. Cautivaron ansimesmo al general del fuerte, que se llamaba Gabrio Cervellón , caballero milanés, grande ingeniero y valentísimo soldado. Murieron en estas dos fuerzas muchas personas de cuenta, de las cuales fue una Pagán de Oria , caballero del hábito de San Juan, de condición generoso, como lo mostró la summa liberalidad que usó con su hermano, el famoso Juan de Andrea de Oria; y lo que más hizo lastimosa su muerte fue haber muerto a manos de unos alárabes de quien se fió , viendo ya perdido el fuerte, que se ofrecieron de llevarle en hábito de moro a Tabarca , que es un portezuelo o casa que en aquellas riberas tienen los ginoveses que se ejercitan en la pesquería del coral; los cuales alárabes le cortaron la cabeza y se la trujeron al general de la armada turquesca, el cual cumplió con ellos nuestro refrán castellano: "Que aunque la traición aplace, el traidor se aborrece"; y así, se dice que mandó el general ahorcar a los que le trujeron el presente , porque no se le habían traído vivo. On perdit aussi le fort ; mais du moins les Turcs ne l′emportèrent que pied à pied. Les soldats qui le défendaient combattirent avec tant de valeur et de constance, qu′ils tuèrent plus de vingt-cinq mille ennemis, en vingt-deux assauts généraux qui leur furent livrés. Aucun ne fut pris sain et sauf des trois cents qui restèrent en vie : preuve claire et manifeste de leur indomptable vaillance, et de la belle défense qu′ils firent pour conserver ces places. Un autre petit fort capitula : c′était une tour bâtie au milieu de l′île de l′Estagno, où commandait don Juan Zanoguera, gentilhomme valencien et soldat de grand mérite. Les Turcs firent prisonnier don Pedro Puertocarrero, général de la Goulette, qui fit tout ce qui était possible pour défendre cette place forte, et regretta tellement de l′avoir laissé prendre, qu′il mourut de chagrin dans le trajet de Constantinople, où on le menait captif. Ils prirent aussi le général du fort, appelé Gabrio Cervellon, gentilhomme milanais, célèbre ingénieur et vaillant guerrier . Bien des gens de marque périrent dans ces deux places, entre autres Pagano Doria, chevalier de Saint-Jean, homme de caractère généreux, comme le montra l′extrême libéralité dont il usa envers son frère, le fameux Jean-André Doria. Ce qui rendit sa mort plus douloureuse encore, c′est qu′il périt sous les coups de quelques Arabes, auxquels il s′était confié, voyant le fort perdu sans ressource, et qui s′étaient offerts pour le conduire, sous un habit moresque, à Tabarca, petit port qu′ont les Génois sur ce rivage pour la pêche du corail. Ces Arabes lui tranchèrent la tête et la portèrent au général de la flotte turque. Mais celui-ci accomplit sur eux notre proverbe castillan, bien que la trahison plaise, le traître déplaît, car on dit qu′il fit pendre tous ceux qui lui présentèrent ce cadeau, pour les punir de ne lui avoir pas amené le prisonnier vivant.
»Entre los cristianos que en el fuerte se perdieron, fue uno llamado don Pedro de Aguilar, natural no sé de qué lugar del Andalucía, el cual había sido alférez en el fuerte, soldado de mucha cuenta y de raro entendimiento: especialmente tenía particular gracia en lo que llaman poesía . Dígolo porque su suerte le trujo a mi galera y a mi banco, y a ser esclavo de mi mesmo patrón; y, antes que nos partiésemos de aquel puerto, hizo este caballero dos sonetos, a manera de epitafios, el uno a la Goleta y el otro al fuerte. Y en verdad que los tengo de decir, porque los sé de memoria y creo que antes causarán gusto que pesadumbre . Parmi les chrétiens qui furent pris dans le fort, il s′en trouva un, nommé don Pedro de Aguilar, natif de je ne sais quelle ville d′Andalousie, qui avait été porte-enseigne du fort : c′était un soldat de grande bravoure et de rare intelligence, doué surtout d′un talent particulier pour ce qu′on appelle la poésie. Je puis le dire, car son mauvais sort l′amena dans ma galère et sur mon banc, esclave du même patron que moi ; et, avant que nous quittassions ce port, il composa deux sonnets en manière d′épitaphes, l′un sur la Goulette et l′autre sur le fort. En vérité, j′ai même envie de vous les dire, car je les sais par cœur, et je crois qu′ils vous donneront plus de plaisir que d′ennui. »
En el punto que el cautivo nombró a don Pedro de Aguilar, don Fernando miró a sus camaradas, y todos tres se sonrieron; y, cuando llegó a decir de los sonetos, dijo el uno. Au moment où le captif prononça le nom de don Pedro de Aguilar, don Fernand regarda ses compagnons, qui, tous trois, se mirent à sourire, et quand il vint à parler des sonnets, l′un d′eux lui dit :
-Antes que vuestra merced pase adelante, le suplico me diga qué se hizo ese don Pedro de Aguilar que ha dicho. « Avant que Votre Grâce continue, je vous supplie de me dire ce qu′est devenu ce don Pedro de Aguilar, dont vous parlez.
-Lo que sé es -respondió el cautivo- que, al cabo de dos años que estuvo en Constantinopla, se huyó en traje de arnaúte con un griego espía , y no sé si vino en libertad , puesto que creo que sí, porque de allí a un año vi yo al griego en Constantinopla, y no le pude preguntar el suceso de aquel viaje. – Tout ce que je sais, répondit le captif, c′est qu′après avoir passé deux ans à Constantinople, il s′enfuit en costume d′Arnaute, avec un espion grec ; mais j′ignore s′il parvint à recouvrer sa liberté, bien que je le suppose : car, moins d′un an après, je revis ce Grec à Constantinople, mais sans pouvoir lui demander des nouvelles de leur voyage.
-Pues lo fue -respondió el caballero-, porque ese don Pedro es mi hermano, y está ahora en nuestro lugar, bueno y rico, casado y con tres hijos. – Eh bien ! je puis vous en donner, répliqua le gentilhomme, car ce don Pedro est mon frère ; il est maintenant dans notre pays, bien portant, riche, marié et père de trois enfants.
-Gracias sean dadas a Dios -dijo el cautivo- por tantas mercedes como le hizo; porque no hay en la tierra, conforme mi parecer, contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida . – Grâces soient rendues à Dieu, reprit le captif, pour tant de faveurs qu′il lui a faites ! car, à mon avis, il n′y a pas sur la terre de contentement égal à celui de recouvrer la liberté perdue.
-Y más -replicó el caballero-, que yo sé los sonetos que mi hermano hizo. – Au reste, continua le gentilhomme, je sais également les sonnets qu′a faits mon frère.
-Dígalos, pues, vuestra merced -dijo el cautivo-, que los sabrá decir mejor que yo. – Alors, répondit le captif, je les laisserai dire à Votre Grâce, qui saura les citer mieux que moi.
-Que me place -respondió el caballero-; y el de la Goleta decía así – Volontiers, répondit le gentilhomme ; voici celui de la Goulette :






I. Capítulo XL. Donde se prosigue la historia del cautivo


Soneto
Almas dichosas que del mortal velo
libres y esentas , por el bien que obrastes,
desde la baja tierra os levantastes
a lo más alto y lo mejor del cielo,

y, ardiendo en ira y en honroso celo,
de los cuerpos la fuerza ejercitastes,
que en propia y sangre ajena colorastes
el mar vecino y arenoso suelo;

primero que el valor faltó la vida
en los cansados brazos, que, muriendo,
con ser vencidos, llevan la vitoria.

Y esta vuestra mortal, triste caída
entre el muro y el hierro, os va adquiriendo
fama que el mundo os da, y el cielo gloria.

-Desa mesma manera le sé yo -dijo el cautivo.
-Pues el del fuerte, si mal no me acuerdo -dijo el caballero-, dice así :
Soneto
De entre esta tierra estéril, derribada ,
destos terrones por el suelo echados,
las almas santas de tres mil soldados
subieron vivas a mejor morada,

siendo primero, en vano, ejercitada
la fuerza de sus brazos esforzados,
hasta que, al fin, de pocos y cansados,
dieron la vida al filo de la espada.

Y éste es el suelo que continuo ha sido
de mil memorias lamentables lleno
en los pasados siglos y presentes.

Mas no más justas de su duro seno
habrán al claro cielo almas subido,
ni aun él sostuvo cuerpos tan valientes.

Chapitre XL Où se continue l′histoire du captif

SONNET
« Âmes heureuses, qui, libres, par vos belles actions,
de l′enveloppe mortelle, vous êtes élevées
de la bassesse de la terre
à la hauteur du ciel ;

« Vous qui, brûlant de zèle et de noble colère,
avez exercé la force de vos corps ;
qui de votre sang et du sang d′autrui avez rougi
les flots de la mer et le sable du sol ;

« La vie a manqué avant la valeur
à vos bras fatigués, qui, en mourant,
tout vaincus qu′ils sont, remportent la victoire ;

« Et, dans cette triste chute mortelle,
vous avez acquis, entre la muraille et le fer,
la renommée que donne le monde, et la gloire éternelle des cieux. »

– C′est précisément ainsi que je le sais, dit le captif.
– Quant à celui du fort, reprit le gentilhomme, si j′ai bonne mémoire, voici comment il est conçu :
SONNET
« Du milieu de cette terre stérile et bouleversée,
du milieu de ces bastions renversés à terre,
les saintes âmes de trois mille soldats
montèrent vivantes à un meilleur séjour ;

« Ils avaient d′abord vainement exercé
la force de leurs bras courageux,
jusqu′à ce qu′enfin, de lassitude et de petit nombre,
ils rendirent la vie au fil de l′épée.

« Voilà le sol qu′ont incessamment rempli
mille souvenirs lamentables,
dans les siècles passés et dans le temps présent.

« Mais jamais, dans son âpre sein,
de plus pures âmes n′auront monté au ciel,
et jamais il n′aura porté des corps plus vaillants. »
No parecieron mal los sonetos, y el cautivo se alegró con las nuevas que de su camarada le dieron; y, prosiguiendo su cuento, dijo. Les sonnets ne furent pas trouvés mauvais, et le captif, après s′être réjoui des bonnes nouvelles qu′on lui donnait de son compagnon, reprit le fil de son histoire.
-«Rendidos, pues, la Goleta y el fuerte , los turcos dieron orden en desmantelar la Goleta, porque el fuerte quedó tal, que no hubo qué poner por tierra, y para hacerlo con más brevedad y menos trabajo, la minaron por tres partes; pero con ninguna se pudo volar lo que parecía menos fuerte, que eran las murallas viejas; y todo aquello que había quedado en pie de la fortificación nueva que había hecho el Fratín , con mucha facilidad vino a tierra. En resolución, la armada volvió a Constantinopla, triunfante y vencedora: y de allí a pocos meses murió mi amo el Uchalí, al cual llamaban Uchalí Fartax, que quiere decir, en lengua turquesca, el renegado tiñoso, porque lo era ; y es costumbre entre los turcos ponerse nombres de alguna falta que tengan, o de alguna virtud que en ellos haya. Y esto es porque no hay entre ellos sino cuatro apellidos de linajes, que decienden de la casa Otomana, y los demás, como tengo dicho, toman nombre y apellido ya de las tachas del cuerpo y ya de las virtudes del ánimo. Y este Tiñoso bogó el remo, siendo esclavo del Gran Señor, catorce años, y a más de los treinta y cuatro de sus edad renegó, de despecho de que un turco, estando al remo, le dio un bofetón, y por poderse vengar dejó su fe; y fue tanto su valor que, sin subir por los torpes medios y caminos que los más privados del Gran Turco suben, vino a ser rey de Argel, y después, a ser general de la mar, que es el tercero cargo que hay en aquel señorío . Era calabrés de nación, y moralmente fue un hombre de bien, y trataba con mucha humanidad a sus cautivos , que llegó a tener tres mil, los cuales, después de su muerte, se repartieron, como él lo dejó en su testamento, entre el Gran Señor (que también es hijo heredero de cuantos mueren, y entra a la parte con los más hijos que deja el difunto) y entre sus renegados; y yo cupe a un renegado veneciano que, siendo grumete de una nave, le cautivó el Uchalí , y le quiso tanto, que fue uno de los más regalados garzones suyos , y él vino a ser el más cruel renegado que jamás se ha visto. Llamábase Azán Agá , y llegó a ser muy rico, y a ser rey de Argel; con el cual yo vine de Constantinopla, algo contento, por estar tan cerca de España, no porque pensase escribir a nadie el desdichado suceso mío, sino por ver si me era más favorable la suerte en Argel que en Constantinopla, donde ya había probado mil maneras de huirme, y ninguna tuvo sazón ni ventura; y pensaba en Argel buscar otros medios de alcanzar lo que tanto deseaba, porque jamás me desamparó la esperanza de tener libertad; y cuando en lo que fabricaba, pensaba y ponía por obra no correspondía el suceso a la intención, luego, sin abandonarme, fingía y buscaba otra esperanza que me sustentase, aunque fuese débil y flaca. Après la reddition de la Goulette et du fort, dit-il, les Turcs ordonnèrent que la Goulette fût démantelée ; car pour le fort, il n′en restait plus rien à jeter par terre. Afin d′aller plus vite en besogne, on la mina par trois côtés ; mais on ne put en aucun endroit faire sauter ce qui semblait le moins solide, c′est-à-dire les murailles antiques, tandis que toutes les nouvelles fortifications qu′avait élevées le Fratin furent aisément abattues. Finalement, la flotte, victorieuse et triomphante, regagna Constantinople, où, peu de temps après, mourut mon maître Uchali. On l′appelait Uchali Fartax, qui veut dire, en langue turque, le renégat teigneux, parce qu′il l′était effectivement, et c′est l′usage parmi les Turcs de donner aux gens les noms des défauts ou des qualités qu′ils peuvent avoir. Chez eux, en effet, il n′y a que quatre noms de famille, qui viennent également de la maison ottomane ; les autres, comme je l′ai dit, prennent leurs noms des vices du corps ou des vertus de l′âme. Ce teigneux, étant esclave, avait ramé quatorze ans sur les galères du Grand Seigneur, et, quand il eut trente-quatre ans passés, il se fit renégat, de dépit de ce qu′un Turc lui avait donné un soufflet pendant qu′il ramait ; et, pour s′en pouvoir venger, il renia sa foi. Sa valeur fut si grande que, sans passer par les routes viles et basses que prennent pour s′élever la plupart des favoris du Grand Seigneur, il devint roi d′Alger , et ensuite général de la mer, ce qui est la troisième charge de l′empire. Il était Calabrais de nation, et fut moralement homme de bien ; il traitait avec beaucoup d′humanité ses captifs, dont le nombre s′éleva jusqu′à trois mille. Après sa mort, et suivant l′ordre qu′il en donna dans son testament, ceux-ci furent répartis entre ses renégats et le Grand Seigneur (qui est aussi l′héritier de tous ceux qui meurent, et qui prend part comme tous les autres enfants à la succession du défunt). Je tombai en partage à un renégat vénitien, qu′Uchali avait fait prisonnier étant mousse sur un vaisseau chrétien, et qu′il aima tant, qu′il en fit un de ses plus chers mignons. Celui-ci, le plus cruel renégat qu′on vît jamais, s′appelait Hassan-Aga : il devint très-riche, et fut fait roi d′Alger. Je le suivis de Constantinople à cette ville, satisfait d′être si près de l′Espagne ; non que je pensasse à écrire à personne ma douloureuse situation, mais pour voir si la fortune ne me serait pas plus favorable à Alger qu′à Constantinople, où j′avais, de mille manières, essayé de m′enfuir, sans qu′aucune eût réussi. Je pensais, dans Alger, chercher d′autres moyens d′arriver à ce que je désirais tant, car jamais l′espoir de recouvrer ma liberté ne m′abandonna ; et quand, en ce que j′imaginais ou mettais en œuvre, le succès ne répondait pas à l′intention, aussitôt, sans m′abandonner à la douleur, je me forgeais une autre espérance qui, si faible qu′elle fût, soutînt mon courage.
»Con esto entretenía la vida, encerrado en una prisión o casa que los turcos llaman baño , donde encierran los cautivos cristianos, así los que son del rey como de algunos particulares; y los que llaman del almacén , que es como decir cautivos del concejo, que sirven a la ciudad en las obras públicas que hace y en otros oficios, y estos tales cautivos tienen muy dificultosa su libertad, que, como son del común y no tienen amo par ticular, no hay con quien tratar su rescate, aunque le tengan. En estos baños, como tengo dicho, suelen llevar a sus cautivos algunos particulares del pueblo, principalmente cuando son de rescate, porque allí los tienen holgados y seguros hasta que venga su rescate. También los cautivos del rey que son de rescate no salen al trabajo con la demás chusma, si no es cuando se tarda su rescate; que entonces, por hacerles que escriban por él con más ahínco, les hacen trabajar y ir por leña con los demás, que es un no pequeño trabajo. C′est ainsi que j′occupais ma vie, enfermé dans la prison que les Turcs appellent bagne, où ils gardent tous les captifs chrétiens, aussi bien ceux du roi que ceux des particuliers, et ceux encore qu′on appelle de l′almacen, comme on dirait de la municipalité, parce qu′ils appartiennent à la ville, et servent aux travaux publics. Pour ces derniers, il est difficile que la liberté leur soit rendue ; car, étant à tout le monde et n′ayant point de maître particulier, ils ne savent avec qui traiter de leur rançon, même quand ils en auraient une. Dans ces bagnes, comme je l′ai dit, beaucoup de particuliers conduisent leurs captifs, surtout lorsque ceux-ci sont pour être rachetés, parce qu′ils les y tiennent en repos et en sûreté jusqu′au rachat. Il en est de même des captifs du roi quand ils traitent de leur rançon ; ils ne vont point au travail de la chiourme, à moins que la rançon ne tarde à venir, parce qu′alors, pour les forcer d′écrire d′une manière plus pressante, on les fait travailler, et on les envoie comme les autres chercher du bois, ce qui n′est pas une petite besogne.
»Yo, pues, era uno de los de rescate; que, como se supo que era capitán, puesto que dije mi poca posibilidad y falta de hacienda, no aprovechó nada para que no me pusiesen en el número de los caballeros y gente de rescate. Pusiéronme una cadena, más por señal de rescate que por guardarme con ella; y así, pasaba la vida en aquel baño, con otros muchos caballeros y gente principal, señalados y tenidos por de rescate. Y, aunque la hambre y desnudez pudiera fatigarnos a veces, y aun casi siempre, ninguna cosa nos fatigaba tanto como oír y ver, a cada paso, las jamás vistas ni oídas crueldades que mi amo usaba con los cristianos. Cada día ahorcaba el suyo, empalaba a éste, desorejaba aquél ; y esto, por tan poca ocasión, y tan sin ella, que los turcos conocían que lo hacía no más de por hacerlo, y por ser natural condición suya ser homicida de todo el género humano . Sólo libró bien con él un soldado español , llamado tal de Saavedra, el cual, con haber hecho cosas que quedarán en la memoria de aquellas gentes por mu chos años, y todas por alcanzar libertad, jamás le dio palo, ni se lo mandó dar, ni le dijo mala palabra; y, por la menor cosa de muchas que hizo, temíamos todos que había de ser empalado, y así lo temió él más de una vez; y si no fuera porque el tiempo no da lugar, yo dijera ahora algo de lo que este soldado hizo, que fuera parte para entreteneros y admiraros harto mejor que con el cuento de mi historia . J′étais donc parmi les captifs du rachat ; car, lorsqu′on sut que j′étais capitaine, j′eus beau déclarer que je n′avais ni ressources ni fortune, cela n′empêcha point qu′on ne me rangeât parmi les gentilshommes et les gens à rançon. On me mit une chaîne, plutôt en signe de rachat que pour me tenir en esclavage, et je passais ma vie dans ce bagne, avec une foule d′hommes de qualité désignés aussi pour le rachat. Bien que la faim et le dénûment nous tourmentassent quelquefois, et même à peu près toujours, rien ne nous causait autant de tourment que d′être témoins des cruautés inouïes que mon maître exerçait sur les chrétiens. Chaque jour il en faisait pendre quelqu′un ; on empalait celui-là, on coupait les oreilles à celui-ci, et cela pour si peu de chose, ou plutôt tellement sans motif, que les Turcs eux-mêmes reconnaissaient qu′il ne faisait le mal que pour le faire, et parce que son humeur naturelle le portait à être le meurtrier de tout le genre humain . Un seul captif s′en tira bien avec lui : c′était un soldat espagnol, nommé un tel de Saavedra, lequel fit des choses qui resteront de longues années dans la mémoire des gens de ce pays, et toutes pour recouvrer sa liberté. Cependant jamais Hassan-Aga ne lui donna un coup de bâton, ni ne lui en fit donner, ni ne lui adressa une parole injurieuse, tandis qu′à chacune des nombreuses tentatives que faisait ce captif pour s′enfuir, nous craignions tous qu′il ne fût empalé, et lui-même en eut la peur plus d′une fois. Si le temps me le permettait, je vous dirais à présent quelqu′une des choses que fit ce soldat ; cela suffirait pour vous intéresser et pour vous surprendre bien plus assurément que le récit de mon histoire. Mais il faut y revenir.
»Digo, pues, que encima del patio de nuestra prisión caían las ventanas de la casa de un moro rico y principal, las cuales, como de ordinario son las de los moros, más eran agujeros que ventanas , y aun éstas se cubrían con celosías muy espesas y apretadas. Acaeció, pues, que un día, estando en un terrado de nuestra prisión con otros tres compañeros, haciendo pruebas de saltar con las cadenas, por entretener el tiempo, estando solos, porque todos los demás cristianos habían salido a trabajar, alcé acaso los ojos y vi que por aquellas cerradas ventanillas que he dicho parecía una caña, y al remate della puesto un lienzo atado, y la caña se estaba blandeando y moviéndose, casi como si hiciera señas que llegásemos a tomarla. Miramos en ello, y uno de los que conmigo estaban fue a ponerse debajo de la caña, por ver si la soltaban, o lo que hacían; pero, así como llegó, alzaron la caña y la movieron a los dos lados, como si dijeran no con la cabeza. Volvióse el cristiano, y tornáronla a bajar y hacer los mesmos movimientos que primero. Fue otro de mis compañeros, y sucedióle lo mesmo que al primero. Finalmente, fue el tercero y avínole lo que al primero y al segundo. Viendo yo esto, no quise dejar de probar la suerte, y, así como llegué a ponerme debajo de la caña, la dejaron caer, y dio a mis pies dentro del baño. Acudí luego a desatar el lienzo, en el cual vi un nudo, y dentro dél venían diez cianíis, que son unas monedas de oro bajo que usan los moros, que cada una vale diez reales de los nuestros . Si me holgué con el hallazgo, no hay para qué decirlo, pues fue tanto el contento como la admiración de pensar de donde podía venirnos aquel bien , especialmente a mí, pues las muestras de no haber querido soltar la caña sino a mí claro decían que a mí se hacía la merced. Tomé mi buen dinero , quebré la caña, volvíme al terradillo, miré la ventana, y vi que por ella salía una muy blanca mano, que la abrían y cerraban muy apriesa. Con esto entendimos, o imaginamos, que alguna mujer que en aquella casa vivía nos debía de haber hecho aquel beneficio; y, en señal de que lo agradecíamos, hecimos zalemas a uso de moros , inclinando la cabeza, doblando el cuerpo y poniendo los brazos sobre el pecho. De allí a poco sacaron por la mesma ventana una pequeña cruz hecha de cañas, y luego la volvieron a entrar. Esta señal nos confirmó en que alguna cristiana debía de estar cautiva en aquella casa, y era la que el bien nos hacía; pero la blancura de la mano, y las ajorcas que en ella vimos, nos deshizo este pensamiento , puesto que imaginamos que debía de ser cristiana renegada, a quien de ordinario suelen tomar por legítimas mujeres sus mesmos amos, y aun lo tienen a ventura, porque las estiman en más que las de su nación. Au-dessus de la cour de notre prison donnaient les fenêtres de la maison d′un More riche et de haute naissance. Selon l′usage du pays, c′étaient plutôt des lucarnes rondes que des fenêtres ; encore étaient-elles couvertes par des jalousies épaisses et serrées. Un jour je me trouvais sur une terrasse de notre prison avec trois de mes camarades, essayant, pour passer le temps, de sauter avec nos chaînes, et seuls alors, car tous les autres chrétiens étaient allés au travail. Je levai les yeux par hasard, et je vis sortir, par l′une de ces lucarnes si bien fermées, une canne de jonc au bout de laquelle pendait un petit paquet ; et le jonc s′agitait de haut en bas, comme si l′on nous eût fait signe de venir le prendre. Nous regardâmes attentivement, et l′un de ceux qui se trouvaient avec moi alla se mettre sous la canne, pour voir ce que l′on ferait, et si on la laisserait tomber. Mais dès qu′il fut près de la muraille, on releva la canne, et on la remua de droite à gauche, comme si l′on eût dit non par un signe de tête. Le chrétien s′en revint près de nous, et l′on recommença à baisser la canne avec les mêmes mouvements que d′abord. Un autre de mes compagnons alla tenter l′épreuve, et il lui arriva comme au premier ; le troisième ensuite, qui ne fut pas plus heureux que les deux autres. Quand je vis cela, je voulus à mon tour courir la chance, et je ne fus pas plutôt arrivé sous la canne de jonc, qu′on la laissa tomber à mes pieds dans le bagne. Je courus aussitôt détacher le petit paquet, et j′y trouvai un mouchoir noué qui contenait dix cianis, monnaie d′or de bas aloi dont les Mores font usage, et qui valent chacun dix de nos réaux. Combien me réjouit la trouvaille, il est inutile de le dire ; car ma joie fut égale à la surprise que j′éprouvai en pensant d′où pouvait nous venir cette bonne fortune, ou plutôt à moi, puisqu′en ne voulant lâcher la canne qu′à mon approche, on avait clairement fait entendre que c′était à moi que s′adressait le bienfait. Je pris mon précieux argent, je brisai le jonc, je retournai sur la terrasse pour regarder de nouveau la fenêtre, et j′en vis sortir une très-blanche main, qui l′ouvrit et la ferma précipitamment. Cela nous fit comprendre, ou du moins imaginer, que c′était de quelque femme habitant cette maison que nous avions reçu cette aumône, et en signe de reconnaissance nous fîmes des révérences à la manière moresque, en inclinant la tête, pliant le corps, et croisant les bras sur la poitrine. Un moment après, on fit paraître par la même lucarne une petite croix faite de morceaux de jonc, que l′on retira aussitôt. Ce signe nous confirma dans la pensée que quelque chrétienne devait être esclave en cette maison, et que c′était elle qui nous faisait ce bien. Mais la blancheur de la main et les bracelets dont elle était ornée détruisirent cette supposition. Alors nous imaginâmes que ce devait être une chrétienne renégate, de celles que leurs maîtres eux-mêmes ont coutume de prendre pour épouses légitimes, chose qu′ils tiennent à grand bonheur, car ils les estiment plus que les femmes de leur nation.
»En todos nuestros discursos dimos muy lejos de la verdad del caso; y así, todo nuestro entretenimiento desde allí adelante era mirar y tener por norte a la ventana donde nos había aparecido la estrella de la caña; pero bien se pasaron quince días en que no la vimos, ni la mano tampoco, ni otra señal alguna. Y, aunque en este tiempo procuramos con toda solicitud saber quién en aquella casa vivía, y si había en ella alguna cristiana renegada , jamás hubo quien nos dijese otra cosa, sino que allí vivía un moro principal y rico, llamado Agi Morato, alcaide que había sido de La Pata , que es oficio entre ellos de mucha calidad. Mas, cuando más descuidados estábamos de que por allí habían de llover más cianíis, vimos a deshora parecer la caña, y otro lienzo en ella, con otro nudo más crecido; y esto fue a tiempo que estaba el baño, como la vez pasada, solo y sin gente. Hecimos la acostumbrada prueba, yendo cada uno primero que yo, de los mismos tres que estábamos , pero a ninguno se rindió la caña sino a mí, porque, en llegando yo, la dejaron caer. Desaté el nudo, y hallé cuarenta escudos de oro españoles y un papel escrito en arábigo, y al cabo de lo escrito hecha una grande cruz. Besé la cruz, tomé los escudos , volvíme al terrado, hecimos todos nuestras zalemas, tornó a parecer la mano, hice señas que leería el papel, cerraron la ventana. Quedamos todos confusos y alegres con lo sucedido; y, como ninguno de nosotros no entendía el arábigo, era grande el deseo que teníamos de entender lo que el papel contenía, y mayor la dificultad de buscar quien lo leyese. Dans toutes nos conjectures, nous donnions bien loin de la vérité ; et, depuis lors, notre unique occupation était de regarder la fenêtre, ce pôle où nous était apparue l′étoile de la canne de roseau. Mais il se passa bien quinze jours sans que nous la revissions, ni la main non plus, ni signal d′aucune espèce. Et bien que, dans cet intervalle, nous eussions mis tous nos soins, toute notre sollicitude à savoir qui habitait cette maison, et s′il s′y trouvait quelque chrétienne renégate, nous ne pûmes rencontrer personne qui nous dît autre chose, sinon que là demeurait un More riche et de qualité, appelé Agi-Morato, qui avait été kayd du fort de Bata, emploi de haute importance dans le pays . Mais, quand nous étions le plus loin de croire que d′autres cianis viendraient à pleuvoir par là, nous vîmes tout à coup reparaître la canne de jonc, avec un autre paquet au bout, plus gros que le premier. C′était un jour que le bagne se trouvait, comme la fois précédente, complètement vide. Nous fîmes l′épreuve accoutumée, chacun de mes trois compagnons allant se présenter avant moi ; mais le jonc ne se rendit à aucun d′eux, et ce fut seulement quand j′approchai qu′on le laissa tomber à terre. Je trouvai dans le mouchoir quarante écus d′or espagnols, et un billet écrit en arabe, à la fin duquel on avait fait une grande croix. Je baisai la croix, je pris les écus, je revins à la terrasse ; nous fîmes tous nos révérences, la main se montra de nouveau, puis je fis signe que je lirais le billet, et l′on ferma la fenêtre. Nous restâmes tous étonnés et ravis de l′événement ; mais comme aucun de nous n′entendait l′arabe, si notre désir était grand de savoir ce que contenait le papier, plus grande encore était la difficulté de trouver quelqu′un qui pût le lire.
»En fin, yo me determiné de fiarme de un renegado, natural de Murcia , que se había dado por grande amigo mío, y puesto prendas entre los dos, que le obligaban a guardar el secreto que le encargase; porque suelen algunos renegados, cuando tienen intención de volverse a tierra de cristianos, traer consigo algunas firmas de cautivos principales, en que dan fe, en la forma que pueden, como el tal renegado es hombre de bien, y que siempre ha hecho bien a cristianos, y que lleva deseo de huirse en la primera ocasión que se le ofrezca. Algunos hay que procuran estas fees con buena intención, otros se sirven dellas acaso y de industria: que, viniendo a robar a tierra de cristianos, si a dicha se pierden o los cautivan, sacan sus firmas y dicen que por aquellos papeles se verá el propósito con que venían, el cual era de quedarse en tierra de cristianos, y que por eso venían en corso con los demás turcos. Con esto se escapan de aquel primer ímpetu, y se reconcilian con la Iglesia, sin que se les haga daño; y, cuando veen la suya, se vuelven a Berbería a ser lo que antes eran. Otros hay que usan destos papeles, y los procuran, con buen intento, y se quedan en tierra de cristianos. Enfin je résolus de me confier à un renégat, natif de Murcie, qui s′était donné pour mon grand ami, et duquel j′avais pris des garanties qui l′obligeassent à garder le secret que je lui confierais. Il y a des renégats, en effet, qui ont coutume, lorsqu′ils ont l′intention de retourner en pays de chrétiens, d′emporter avec eux quelques attestations des captifs de qualité, où ceux-ci certifient, dans la forme qu′ils peuvent employer, que ce renégat est homme de bien, qu′il a rendu service aux chrétiens, et qu′il a l′intention de s′enfuir à la première occasion favorable. Il y en a qui recherchent ces certificats avec bonne intention ; d′autres, par adresse et pour en tirer parti. Ils viennent voler en pays chrétiens ; et, s′ils font naufrage, ou s′ils sont arrêtés, ils tirent leurs certificats, et disent qu′on verra par ces papiers qu′ils avaient le dessein de revenir à la foi chrétienne, et que c′est pour cela qu′ils étaient venus en course avec les autres Turcs. Ils se préservent ainsi du premier mouvement d′horreur, se réconcilient avec l′Église, sans qu′il leur en coûte rien ; et, dès qu′ils trouvent leur belle, ils retournent en Berbérie faire le même métier qu′auparavant. D′autres font réellement usage de ces papiers, les recherchent à bonne intention, et restent dans les pays chrétiens.
»Pues uno de los renegados que he dicho era este mi amigo, el cual tenía firmas de todas nuestras camaradas, donde le acreditábamos cuanto era posible; y si los moros le hallaran estos papeles, le quemaran vivo. Supe que sabía muy bien arábigo, y no solamente hablarlo, sino escribirlo; pero, antes que del todo me declarase con él, le dije que me leyese aquel papel, que acaso me había hallado en un agujero de mi rancho. Abrióle, y estuvo un buen espacio mirándole y construyéndole, murmurando entre los dientes . Preguntéle si lo entendía; díjome que muy bien, y, que si quería que me lo declarase palabra por palabra, que le diese tinta y pluma, porque mejor lo hiciese. Dímosle luego lo que pedía, y él poco a poco lo fue traduciendo; y, en acabando, dijo: ′′Todo lo que va aquí en romance, sin faltar letra, es lo que contiene este papel morisco; y hase de advertir que adonde dice Lela Marién quiere decir Nuestra Señora la Virgen María′′. Un de ces renégats était l′ami dont je viens de parler, lequel avait des attestations de tous nos camarades, où nous rendions de lui le meilleur témoignage qu′il fût possible. Si les Mores eussent trouvé sur lui ces papiers, ils l′auraient brûlé tout vif. J′appris qu′il savait assez bien l′arabe, non-seulement pour le parler, mais pour l′écrire. Toutefois, avant de m′ouvrir entièrement à lui, je le priai de me lire ce papier que j′avais par hasard trouvé dans une fente de mon hangar. Il l′ouvrit, le regarda quelque temps avec soin, et se mit à l′épeler entre ses dents ; je lui demandai s′il le comprenait. « Très-bien, me dit-il, et, si vous voulez que je vous le traduise mot pour mot, donnez-moi une plume et de l′encre, ce me sera plus facile. » Nous lui donnâmes aussitôt ce qu′il demandait, et il se mit à traduire peu à peu. Quand il eut fini : « Tout ce qui est ici en espagnol, dit-il, c′est ce que contient le papier, sans qu′il y manque une lettre. Il faut seulement prendre garde qu′où il y a Lella Maryem, cela veut dire Notre-Dame la vierge Marie. »
»Leímos el papel, y decía así. Nous lûmes alors le billet, qui était ainsi conçu :
Cuando yo era niña, tenía mi padre una esclava, la cual en mi lengua me mostró la zalá cristianesca, y me dijo muchas cosas de Lela Marién. La cristiana murió, y yo sé que no fue al fuego, sino con Alá, porque después la vi dos veces, y me dijo que me fuese a tierra de cristianos a ver a Lela Marién, que me quería mucho. No sé yo cómo vaya: muchos cristianos he visto por esta ventana, y ninguno me ha parecido caballero sino tú. Yo soy muy hermosa y muchacha, y tengo muchos dineros que llevar conmigo: mira tú si puedes hacer cómo nos vamos , y serás allá mi marido, si quisieres, y si no quisieres, no se me dará nada, que Lela Marién me dará con quien me case. Yo escribí esto; mira a quién lo das a leer: no te fíes de ningún moro, porque son todos marfuces . Desto tengo mucha pena: que quisiera que no te descubrieras a nadie, porque si mi padre lo sabe, me echará luego en un pozo, y me cubrirá de piedras. En la caña pondré un hilo: ata allí la respuesta; y si no tienes quien te escriba arábigo, dímelo por señas, que Lela Marién hará que te entienda. Ella y Alá te guarden , y esa cruz que yo beso muchas veces; que así me lo mandó la cautiva. « Quand j′étais enfant, mon père avait une esclave qui m′apprit dans ma langue l′azala chrétienne, et qui me dit bien des choses de Lella Maryem ; la chrétienne mourut, et je sais qu′elle n′est point allée au feu, mais auprès d′Allah, car depuis je l′ai vue deux fois, et elle m′a dit d′aller en pays de chrétiens pour voir Lella Maryem, qui m′aime beaucoup. Je ne sais comment y aller. J′ai vu bien des chrétiens par cette fenêtre, mais aucun ne m′a paru gentilhomme, si ce n′est toi. Je suis belle et jeune, et j′ai beaucoup d′argent à emporter avec moi. Vois si tu peux faire en sorte que nous nous en allions ; là tu seras mon mari, si tu veux l′être ; et, si tu ne veux pas, cela me sera égal, car Lella Maryem me donnera bien quelqu′un avec qui me marier. C′est moi qui écris cela, mais prends garde à qui tu le feras lire, et ne te fie à aucun More, car ils sont tous trompeurs. Cela me fait grand′peine, et je voudrais que tu ne te découvrisses à personne ; car, si mon père le sait, il me jettera sur-le-champ dans un puits et me couvrira de pierres. Je mettrai un fil au jonc, attaches-y ta réponse, et si tu n′as personne qui te l′écrive en arabe, fais-la-moi par signes : Lella Maryem fera que je t′entendrai. Qu′elle et Allah te conservent, ainsi que cette croix, que je baise souvent, comme me l′a recommandé la captive. »
»Mirad, señores, si era razón que las razones deste papel nos admirasen y alegrasen. Y así, lo uno y lo otro fue de manera que el renegado entendió que no acaso se había hallado aquel papel, sino que realmente a alguno de nosotros se había escrito; y así, nos rogó que si era verdad lo que sospechaba, que nos fiásemos dél y se lo dijésemos, que él aventuraría su vida por nuestra libertad. Y, diciendo esto, sacó del pecho un crucifijo de metal, y con muchas lágrimas juró por el Dios que aquella imagen representaba, en quien él, aunque pecador y malo, bien y fielmente creía, de guardarnos lealtad y secreto en todo cuanto quisiésemos descubrirle, porque le parecía, y casi adevinaba que, por medio de aquella que aquel papel había escrito, había él y todos nosotros de tener libertad , y verse él en lo que tanto deseaba, que era reducirse al gremio de la Santa Iglesia, su madre, de quien como miembro podrido estaba dividido y apartado por su ignorancia y pecado. Maintenant, seigneurs, voyez s′il était juste que le contenu de ce billet surprît et nous enchantât. Notre étonnement et notre joie éclatèrent de façon que le renégat s′aperçût bien que ce papier n′avait pas été trouvé par hasard, mais qu′il avait été réellement écrit à l′un de nous. Il nous conjura donc, si ce qu′il soupçonnait était la vérité, de nous fier et de nous ouvrir à lui, nous promettant de hasarder sa vie pour notre délivrance. En parlant ainsi, il tira de son sein un petit crucifix de métal, et, versant d′abondantes larmes, il nous jura, par le Dieu que représentait cette image, et auquel, bien que pécheur et méchant, il avait fidèlement conservé sa croyance, de nous garder le plus loyal secret sur tout ce qu′il nous plairait de lui découvrir. Il lui semblait, à ce qu′il nous dit, ou plutôt il pressentait que, par le moyen de celle qui avait écrit ce billet, nous devions tous obtenir notre liberté, et lui, l′objet de ses ardents désirs, qui était de rentrer dans le giron de la sainte Église sa mère, dont il s′était séparé comme un membre pourri, par son ignorance et son péché.
»Con tantas lágrimas y con muestras de tanto arrepentimiento dijo esto el renegado, que todos de un mesmo parecer consentimos, y venimos en declararle la verdad del caso; y así, le dimos cuenta de todo, sin encubrirle nada. Mostrámosle la ventanilla por donde parecía la caña, y él marcó desde allí la casa, y quedó de tener especial y gran cuidado de informarse quién en ella vivía. Acordamos, ansimesmo, que sería bien responder al billete de la mora; y, como teníamos quien lo supiese hacer, luego al momento el renegado escribió las razones que yo le fui notando, que puntualmente fueron las que diré, porque de todos los puntos sustanciales que en este suceso me acontecieron, ninguno se me ha ido de la memoria, ni aun se me irá en tanto que tuviere vida. C′était avec tant de larmes et avec de telles marques de repentir que le renégat parlait de la sorte, que tous, d′un commun avis, nous consentîmes à lui révéler la vérité de l′aventure, et nous lui en rendîmes en effet un compte exact, sans lui rien cacher. Nous lui fîmes voir la petite fenêtre par où se montrait le bâton de roseau, et lui, remarquant bien la maison, promit qu′il mettrait tous ses soins à s′informer des gens qui l′habitaient. Nous pensâmes aussi qu′il serait bon de répondre sur-le-champ au billet de la Moresque, et, comme nous avions maintenant quelqu′un qui savait le faire, le renégat écrivit aussitôt la réponse que je lui dictai, et dont je vais vous dire ponctuellement les propres expressions : car, de tous les détails importants de cette aventure, aucun ne m′est sorti de la mémoire, ni ne m′en sortira tant qu′il me restera un souffle de vie.
»En efeto, lo que a la mora se le respondió fue esto. Voici donc ce que je répondis à la Moresque :
El verdadero Alá te guarde, señora mía, y aquella bendita Marién, que es la verdadera madre de Dios y es la que te ha puesto en corazón que te vayas a tierra de cristianos, porque te quiere bien. Ruégale tú que se sirva de darte a entender cómo podrás poner por obra lo que te manda, que ella es tan buena que sí hará. De mi parte y de la de todos estos cristianos que están conmigo, te ofrezco de hacer por ti todo lo que pudiéremos, hasta morir. No dejes de escribirme y avisarme lo que pensares hacer, que yo te responderé siempre; que el grande Alá nos ha dado un cristiano cautivo que sabe hablar y escribir tu lengua tan bien como lo verás por este papel. Así que, sin tener miedo, nos puedes avisar de todo lo que quisieres. A lo que dices que si fueres a tierra de cristianos, que has de ser mi mujer, yo te lo prometo como buen cristiano; y sabe que los cristianos cumplen lo que prometen mejor que los moros. Alá y Marién, su madre, sean en tu guarda, señora mía. « Que le véritable Allah te conserve, madame, ainsi que cette bienheureuse Maryem, qui est la véritable mère de Dieu, et celle qui t′a mis dans le cœur de t′en aller en pays de chrétiens, parce qu′elle t′aime tendrement. Prie-la de vouloir bien te révéler comment tu pourras mettre en œuvre ce qu′elle t′ordonne ; elle est si bonne, qu′elle le fera. De ma part, et de celle de tous les chrétiens qui se trouvent avec moi, je t′offre de faire pour toi tout ce que nous pourrons jusqu′à mourir. Ne manque pas de m′écrire pour m′informer de ce que tu penses faire ; je te répondrai toujours. Le grand Allah nous a donné un chrétien captif qui sait parler et écrire ta langue aussi bien que tu le verras par ce billet. Ainsi, sans avoir aucune inquiétude, tu peux nous informer de tout ce que tu voudras. Quant à ce que tu dis que, si tu arrives en pays de chrétiens, tu dois être ma femme, je te le promets comme bon chrétien, et tu sais que les chrétiens tiennent mieux que les Mores ce qu′ils promettent. Qu′Allah et Maryem, sa mère, t′aient en leur sainte garde. »
»Escrito y cerrado este papel, aguardé dos días a que estuviese el baño solo, como solía, y luego salí al paso acostumbrado del terradillo , por ver si la caña parecía, que no tardó mucho en asomar. Así como la vi, aunque no podía ver quién la ponía, mostré el papel, como dando a entender que pusiesen el hilo, pero ya venía puesto en la caña, al cual até el papel, y de allí a poco tornó a parecer nuestra estrella, con la blanca bandera de paz del atadillo. Dejáronla caer, y alcé yo, y hallé en el paño, en toda suerte de moneda de plata y de oro, más de cincuenta escudos, los cuales cincuenta veces más doblaron nuestro contento y confirmaron la esperanza de tener libertad. Quand ce billet fut écrit et cacheté, j′attendis deux jours que le bagne fût vide, comme d′habitude, et j′allai aussitôt à la promenade ordinaire de la terrasse, pour voir si la canne de jonc paraîtrait ; elle ne tarda pas beaucoup à se montrer. Dès que je la vis, bien que je ne pusse voir qui la tenait, je montrai le papier, comme pour faire entendre qu′on attachât le fil. Mais déjà il pendait au bâton. J′y liai le billet, et peu de moments après nous vîmes paraître de nouveau notre étoile, avec sa blanche bannière de paix, le petit mouchoir. On le laissa tomber ; j′allai le ramasser aussitôt, et nous y trouvâmes, en toutes sortes de monnaies d′or et d′argent, plus de cinquante écus, lesquels doublèrent cinquante fois notre allégresse, et nous affermirent dans l′espoir de la délivrance.
»Aquella misma noche volvió nuestro renegado, y nos dijo que había sabido que en aquella casa vivía el mesmo moro que a nosotros nos habían dicho que se llamaba Agi Morato, riquísimo por todo estremo, el cual tenía una sola hija, heredera de toda su hacienda, y que era común opinión en toda la ciudad ser la más hermosa mujer de la Berbería ; y que muchos de los virreyes que allí venían la habían pedido por mujer, y que ella nunca se había querido casar; y que también supo que tuvo una cristiana cautiva, que ya se había muerto ; todo lo cual concertaba con lo que venía en el papel. Entramos luego en consejo con el renegado, en qué orden se tendría para sacar a la mora y venirnos todos a tierra de cristianos, y, en fin, se acordó por entonces que esperásemos el aviso segundo de Zoraida, que así se llamaba la que ahora quiere llamarse María; porque bien vimos que ella, y no otra alguna era la que había de dar medio a todas aquellas dificultades . Después que quedamos en esto, dijo el renegado que no tuviésemos pena, que él perdería la vida o nos pondría en libertad. Cette même nuit, notre renégat revint au bagne. Il nous dit qu′il avait appris que, dans cette maison, vivait en effet le More qu′on nous avait indiqué, nommé Agi-Morato ; qu′il était prodigieusement riche ; qu′il avait une fille unique, héritière de tous ses biens, qui passait unanimement dans la ville pour la plus belle femme de toute la Berbérie, et que plusieurs des vice-rois qui étaient venus dans la province l′avaient demandée pour femme , mais qu′elle n′avait jamais voulu se marier ; enfin, qu′elle avait eu longtemps une esclave chrétienne, morte depuis peu. Tout cela se rapportait parfaitement au contenu du billet. Nous tînmes ensuite conseil avec le renégat sur le parti qu′il fallait prendre pour enlever de chez elle la Moresque, et venir tous en pays chrétien. Il fut d′abord résolu qu′on attendrait le second avis de Zoraïde (c′est ainsi que s′appelait celle qui veut à présent s′appeler Marie), car nous reconnûmes bien qu′elle seule, et personne autre, pouvait trouver une issue à ces difficultés. Après nous être arrêtés à cela, le renégat nous dit de prendre courage, et qu′il perdrait la vie ou nous rendrait la liberté.
»Cuatro días estuvo el baño con gente, que fue ocasión que cuatro días tardase en parecer la caña; al cabo de los cuales, en la acostumbrada soledad del baño, pareció con el lienzo tan preñado, que un felicísimo parto prometía. Inclinóse a mí la caña y el lienzo, hallé en él otro papel y cien escudos de oro, sin otra moneda alguna. Estaba allí el renegado, dímosle a leer el papel dentro de nuestro rancho, el cual dijo que así decía. Pendant quatre jours entiers le bagne resta plein de monde, ce qui fut cause que le bâton de jonc tarda quatre jours à paraître. Au bout de ce temps, et dans la solitude accoutumée, il se montra enfin, avec un paquet si gros, qu′il promettait une heureuse portée. Le jonc s′inclina devant moi, et je trouvai dans le mouchoir un autre billet avec cent écus d′or, sans aucune monnaie. Le renégat se trouvait présent ; nous lui donnâmes à lire le papier dans notre chambrée. Voici ce qu′il contenait :
Yo no sé, mi señor, cómo dar orden que nos vamos a España, ni Lela Marién me lo ha dicho, aunque yo se lo he preguntado. Lo que se podrá hacer es que yo os daré por esta ventana muchísimos dineros de oro: rescataos vos con ellos y vuestros amigos, y vaya uno en tierra de cristianos, y compre allá una barca y vuelva por los demás ; y a mí me hallarán en el jardín de mi padre, que está a la puerta de Babazón , junto a la marina, donde tengo de estar todo este verano con mi padre y con mis criados. De allí, de noche, me podréis sacar sin miedo y llevarme a la barca; y mira que has de ser mi marido, porque si no, yo pediré a Marién que te castigue. Si no te fías de nadie que vaya por la barca, rescátate tú y ve, que yo sé que volverás mejor que otro, pues eres caballero y cristiano. Procura saber el jardín, y cuando te pasees por ahí sabré que está solo el baño, y te daré mucho dinero. Alá te guarde, señor mío. « Je ne sais, mon seigneur, quel parti prendre pour que nous allions en Espagne, et Lella Maryem ne me l′a pas dit, bien que je le lui eusse demandé. Ce qui pourra se faire, c′est que je vous donne par cette fenêtre beaucoup de pièces d′or. Rachetez-vous avec cet argent, toi et tes amis, et qu′un de vous s′en aille en pays de chrétiens, qu′il y achète une barque, et qu′il revienne chercher les autres. On me trouvera, moi, dans le jardin de mon père, qui est à la porte de Bab-Azoun, près du bord de la mer. où je passerai tout l′été avec mon père et mes serviteurs. De là, pendant la nuit, vous pourrez m′enlever facilement et me conduire à la barque . Et fais bien attention que tu dois être mon mari ; car sinon, je prierai Mayrem qu′elle te punisse. Si tu ne te fies à personne assez pour l′envoyer chercher la barque, rachète-toi, et vas-y ; je sais que tu reviendras plutôt qu′un autre, puisque tu es gentilhomme et chrétien. Tâche de savoir où est le jardin ; quand tu viendras te promener par là, je saurai qu′il n′y a personne au bagne, et je te donnerai beaucoup d′argent. Qu′Allah te conserve, mon seigneur. »
»Esto decía y contenía el segundo papel. Lo cual visto por todos, cada uno se ofreció a querer ser el rescatado , y prometió de ir y volver con toda puntualidad, y también yo me ofrecí a lo mismo; a todo lo cual se opuso el renegado, diciendo que en ninguna manera consentiría que ninguno saliese de libertad hasta que fuesen todos juntos, porque la experiencia le había mostrado cuán mal cumplían los libres las palabras que daban en el cautiverio; porque muchas veces habían usado de aquel remedio algunos principales cautivos, rescatando a uno que fuese a Valencia, o Mallorca, con dineros para poder armar una barca y volver por los que le habían rescatado, y nunca habían vuelto ; porque la libertad alcanzada y el temor de no volver a perderla les borraba de la memoria todas las obligaciones del mundo. Y, en confirmación de la verdad que nos decía, nos contó brevemente un caso que casi en aquella mesma sazón había acaecido a unos caballeros cristianos, el más estraño que jamás sucedió en aquellas partes, donde a cada paso suceden cosas de grande espanto y de admiración. Tel était le contenu du second billet ; et, dès que nous en eûmes tous pris connaissance, chacun s′offrit pour être racheté et remplir la mission, promettant d′aller et de revenir avec la plus grande ponctualité. Moi-même je m′offris comme les autres. Mais le renégat s′opposa à toutes ces propositions, disant qu′il ne permettrait pas qu′aucun de nous fût mis en liberté avant que tous les autres le fussent en même temps, parce que l′expérience lui avait appris combien, une fois libre, on tenait mal les paroles données dans l′esclavage. « Très-souvent, disait-il, des captifs de grande naissance avaient employé ce moyen, rachetant quelqu′un de leurs compagnons pour qu′il allât, avec de l′argent, à Valence ou à Mayorque, armer une barque et revenir chercher ceux qui lui avaient fourni sa rançon ; mais jamais on ne les avait revus, parce que le bonheur d′avoir recouvré la liberté et la crainte de la perdre encore effaçaient de leur souvenir toutes les obligations du monde. » Pour preuve de cette vérité, il nous raconta brièvement une aventure qui était arrivée depuis peu à des gentilshommes chrétiens, la plus étrange qu′on ait ouï conter dans ces parages, où chaque jour se passent des choses étonnantes .
»En efecto, él vino a decir que lo que se podía y debía hacer era que el dinero que se había de dar para rescatar al cristiano, que se le diese a él para comprar allí en Argel una barca, con achaque de hacerse mercader y tratante en Tetuán y en aquella costa; y que, siendo él señor de la barca, fácilmente se daría traza para sacarlos del baño y embarcarlos a todos. Cuanto más, que si la mora, como ella decía, daba dineros para rescatarlos a todos , que, estando libres, era facilísima cosa aun embarcarse en la mitad del día; y que la dificultad que se ofrecía mayor era que los moros no consienten que renegado alguno compre ni tenga barca, si no es bajel grande para ir en corso, porque se temen que el que compra barca, principalmente si es español, no la quiere sino para irse a tierra de cristianos; pero que él facilitaría este inconveniente con hacer que un moro tagarino fuese a la parte con él en la compañía de la barca y en la ganancia de las mercancías, y con esta sombra él vendría a ser señor de la barca, con que daba por acabado todo lo demás. Enfin il finit par nous dire que ce qu′il fallait faire c′était de lui donner, à lui, l′argent destiné à la rançon du chrétien, pour acheter une barque à Alger même, sous prétexte de se faire marchand et de négocier avec Tétouan et les villes de la côte ; et que, lorsqu′il serait maître de la barque, il trouverait facilement le moyen de nous tirer du bagne et de nous mettre tous à bord. « D′ailleurs, ajoutait-il, si la Moresque, ainsi qu′elle le promet, donne assez d′argent pour vous racheter tous, rien ne sera plus facile, une fois libres, que de vous embarquer au beau milieu du jour. La plus grande difficulté qui s′offre, c′est que les Mores ne permettent à aucun renégat d′acheter ou d′avoir une barque en sa possession, mais seulement de grands navires pour aller en course, parce qu′ils craignent que celui qui achète une barque, surtout s′il est Espagnol, ne la veuille avoir uniquement pour se sauver en pays chrétien. Mais je lèverai cet obstacle en mettant un More tagarin de moitié dans l′acquisition de la barque et les bénéfices du négoce. Sous l′ombre de son nom, je deviendrai maître de la barque, et je tiens dès lors tout le reste pour accompli. »
»Y, puesto que a mí y a mis camaradas nos había parecido mejor lo de enviar por la barca a Mallorca, como la mora decía, no osamos contradecirle, temerosos que, si no hacíamos lo que él decía, nos había de descubrir y poner a peligro de perder las vidas, si descubriese el trato de Zoraida, por cuya vida diéramos todos las nuestras. Y así, determinamos de ponernos en las manos de Dios y en las del renegado, y en aquel mismo punto se le respondió a Zoraida, diciéndole que haríamos todo cuanto nos aconsejaba, porque lo había advertido tan bien como si Lela Marién se lo hubiera dicho, y que en ella sola estaba dilatar aquel negocio, o ponello luego por obra. Ofrecímele de nuevo de ser su esposo , y, con esto, otro día que acaeció a estar solo el baño , en diversas veces, con la caña y el paño, nos dio dos mil escudos de oro, y un papel donde decía que el primer jumá, que es el viernes, se iba al jardín de su padre, y que antes que se fuese nos daría más dinero, y que si aquello no bastase, que se lo avisásemos, que nos daría cuanto le pidiésemos: que su padre tenía tantos, que no lo echaría menos, cuanto más, que ella tenía la llaves de todo. Bien qu′il nous eût paru préférable, à mes compagnons et à moi, d′envoyer chercher la barque à Mayorque, ainsi que le disait la Moresque, nous n′osâmes point contredire le renégat, dans la crainte que, si nous ne faisions pas ce qu′il demandait, il ne nous découvrît, et ne mît en danger de mort nous et Zoraïde, pour la vie de qui nous aurions donné toutes les nôtres. Ainsi nous résolûmes de remettre notre sort dans les mains de Dieu et dans celles du renégat. On répondit à l′instant même à Zoraïde, en lui disant que nous ferions tout ce qu′elle nous conseillait, parce que son idée était aussi bonne que si Lella Maryem la lui eût communiquée, et que c′était à elle seule qu′il appartenait d′ajourner ce projet ou de le mettre immédiatement en œuvre. Je renouvelai enfin, à la suite de cette lettre, la promesse d′être son époux ; et, un autre jour que le bagne se trouvait solitaire, elle nous descendit, en différentes fois, avec la canne et le mouchoir, jusqu′à deux mille écus d′or. Elle disait, dans un billet, que le prochain dgiuma, qui est le vendredi, elle allait au jardin de son père ; mais qu′avant de partir elle nous donnerait encore de l′argent ; que, si cela ne suffisait pas, nous n′avions qu′à l′en avertir, qu′elle nous en donnerait autant que nous lui en demanderions, parce que son père en avait tant qu′il n′y ferait pas attention, et que d′ailleurs elle tenait les clefs de toutes choses.
»Dimos luego quinientos escudos al renegado para comprar la barca; con ochocientos me rescaté yo, dan do el dinero a un mercader valenciano que a la sazón se hallaba en Argel, el cual me rescató del rey, tomándome sobre su palabra, dándola de que con el primer bajel que viniese de Valencia pagaría mi rescate; porque si luego diera el dinero, fuera dar sospechas al rey que había muchos días que mi rescate estaba en Argel, y que el mercader, por sus granjerías, lo había callado. Finalmente, mi amo era tan caviloso que en ninguna manera me atreví a que luego se desembolsase el dinero. El jueves antes del viernes que la hermosa Zoraida se había de ir al jardín, nos dio otros mil escudos y nos avisó de su partida, rogándome que, si me rescatase, supiese luego el jardín de su padre, y que en todo caso buscase ocasión de ir allá y verla. Respondíle en breves palabras que así lo haría, y que tuviese cuidado de encomendarnos a Lela Marién, con todas aquellas oraciones que la cautiva le había enseñado. Nous remîmes aussitôt cinq cents écus au renégat pour l′achat de la barque. Avec huit cents écus je me rachetai. J′avais donné l′argent à un marchand valencien qui se trouvait en ce moment à Alger . Celui-ci me racheta du roi, mais sur parole, et en s′engageant à payer ma rançon à l′arrivée du premier vaisseau qui viendrait de Valence : car, s′il eût aussitôt déboursé l′argent, ç′aurait été donner au roi le soupçon que ma rançon était depuis plusieurs jours à Alger, et que, pour faire un bénéfice, le marchand n′en avait rien dit. Finalement, mon maître était si madré que je n′osai point lui faire compter l′argent tout d′abord. La veille du vendredi où la belle Zoraïde devait aller au jardin d′été, elle nous donna encore mille écus d′or, et nous informa de son prochain départ, en me priant, dès que je serais racheté, de me faire indiquer le jardin de son père, et de chercher, en tout cas, l′occasion d′y aller et de la voir. Je lui répondis en peu de mots que je ne manquerais pas de faire ainsi, et qu′elle eût bien soin de nous recommander à Lella Maryem, avec toutes les oraisons que l′esclave lui avait enseignées.
»Hecho esto, dieron orden en que los tres compañeros nuestros se rescatasen, por facilitar la salida del baño, y porque, viéndome a mí rescatado, y a ellos no, pues había dinero, no se alborotasen y les persuadiese el diablo que hiciesen alguna cosa en perjuicio de Zoraida; que, puesto que el ser ellos quien eran me podía asegurar deste temor, con todo eso, no quise poner el negocio en aventura , y así, los hice rescatar por la misma orden que yo me rescaté, entregando todo el dinero al mercader, para que, con certeza y seguridad, pudiese hacer la fianza; al cual nunca descubrimos nuestro trato y secreto, por el peligro que había. Cela fait, on prit des mesures pour que nos trois compagnons se rachetassent aussi, afin de faciliter leur sortie du bagne, et que, me voyant racheté et eux non, tandis qu′il y avait de l′argent pour le faire, le diable n′allât pas leur monter la tête, et leur persuader de faire quelque sottise au détriment de Zoraïde. Bien que leur qualité pût me préserver de cette crainte, cependant je ne voulus pas laisser courir une telle chance à l′affaire. Je les fis donc racheter par le même moyen que j′avais pris pour moi, en remettant d′avance l′argent de la rançon au marchand, pour qu′il pût s′engager en toute sécurité ; mais jamais nous ne lui découvrîmes notre secret complot : cette confidence eût été trop dangereuse.






I. Capítulo XLI. Donde todavía prosigue el cautivo su suceso

Chapitre XLI Où le captif continue son histoire

»No se pasaron quince días, cuando ya nuestro renegado tenía comprada una muy buena barca, capaz de más de treinta personas: y, para asegurar su hecho y dalle color, quiso hacer, como hizo, un viaje a un lugar que se llamaba Sargel , que está treinta leguas de Argel hacia la parte de Orán, en el cual hay mucha contratación de higos pasos . Dos o tres veces hizo este viaje, en compañía del tagarino que había dicho. Tagarinos llaman en Berbería a los moros de Aragón, y a los de Granada, mudéjares; y en el reino de Fez llaman a los mudéjares elches , los cuales son la gente de quien aquel rey más se sirve en la guerra. Quinze jours ne se passèrent point sans que notre renégat eût acheté une bonne barque, capable de tenir trente personnes. Pour colorer la chose et prévenir tout soupçon, il résolut de faire, et fit en effet le voyage d′un pays appelé Sargel, qui est à vingt lieues d′Alger, du côté d′Oran, où il se fait un grand commerce de figues sèches . Il recommença deux ou trois fois ce voyage, en compagnie du Tagarin dont il nous avait parlé. On appelle Tagarins, en Berbérie, les Mores de l′Aragon, et Mudejarès ceux de Grenade . Ces derniers se nomment Elchès dans le royaume de Fez, et ce sont eux que le roi de ce pays emploie le plus volontiers à la guerre.
»Digo, pues, que cada vez que pasaba con su barca daba fondo en una caleta que estaba no dos tiros de ballesta del jardín donde Zoraida esperaba; y allí, muy de propósito, se ponía el renegado con los morillos que bogaban el remo , o ya a hacer la zalá, o a como por ensayarse de burlas a lo que pensaba hacer de veras; y así, se iba al jardín de Zoraida y le pedía fruta , y su padre se la daba sin conocelle; y, aunque él quisiera hablar a Zoraida, como él después me dijo, y decille que él era el que por orden mía le había de llevar a tierra de cristianos, que estuviese contenta y segura, nunca le fue posible, porque las moras no se dejan ver de ningún moro ni turco, si no es que su marido o su padre se lo manden. De cristianos cautivos se dejan tratar y comunicar, aun más de aquello que sería razonable ; y a mí me hubiera pesado que él la hubiera hablado, que quizá la alborotara, viendo que su negocio andaba en boca de renegados. Pero Dios, que lo ordenaba de otra manera, no dio lugar al buen deseo que nuestro renegado tenía; el cual, viendo cuán seguramente iba y venía a Sargel, y que daba fondo cuando y como y adonde quería, y que el tagarino, su compañero, no tenía más voluntad de lo que la suya ordenaba, y que yo estaba ya rescatado, y que sólo faltaba buscar algunos cristianos que bogasen el remo, me dijo que mirase yo cuáles quería traer conmigo, fuera de los rescatados, y que los tuviese hablados para el primer viernes, donde tenía determinado que fuese nuestra partida. Viendo esto, hablé a doce españoles, todos valientes hombres del remo, y de aquellos que más libremente podían salir de la ciudad; y no fue poco hallar tantos en aquella coyuntura, porque estaban veinte bajeles en corso, y se habían llevado toda la gente de remo, y éstos no se hallaran, si no fuera que su amo se quedó aquel verano sin ir en corso, a acabar una galeota que tenía en astillero. A los cuales no les dije otra cosa, sino que el primer viernes en la tarde se saliesen uno a uno, disimuladamente, y se fuesen la vuelta del jardín de Agi Morato, y que allí me aguardasen hasta que yo fuese. A cada uno di este aviso de por sí, con orden que, aunque allí viesen a otros cristianos, no les dijesen sino que yo les había mandado esperar en aquel lugar. Chaque fois que le renégat passait avec sa barque, il jetait l′ancre dans une petite cale qui n′était pas à deux portées d′arquebuse du jardin où demeurait Zoraïde. Là, avec les jeunes Mores qui ramaient dans son bâtiment, il se mettait à dessein, tantôt à dire l′azala, tantôt à essayer, comme pour rire, ce qu′il pensait faire tout de bon. Ainsi, il allait au jardin de Zoraïde demander des fruits, et le père lui en donnait sans le connaître. Il aurait bien voulu parler à Zoraïde, comme il me le confia depuis, pour lui dire que c′était lui qui devait, par mon ordre, la mener en pays chrétien, et qu′elle attendît patiemment, en toute confiance ; mais il ne put jamais y parvenir, parce que les femmes moresques ne se laissent voir d′aucun More, ni Turc, à moins que ce ne soit par ordre de leur père ou de leur mari. Quant aux captifs chrétiens, elles se laissent voir et entretenir par eux peut-être plus qu′il ne serait raisonnable. Pour moi, j′aurais été fâché qu′il lui eût parlé, car elle se serait effrayée sans doute en voyant son sort confié à la langue d′un renégat. Mais Dieu, qui ordonnait les choses d′autre façon, ne donna point au désir du renégat l′occasion de se satisfaire. Celui-ci, voyant qu′il allait et venait en toute sûreté, dans ses voyages à Sargel ; qu′il jetait l′ancre où, quand et comme il lui plaisait ; que son associé le Tagarin n′avait d′autre volonté que la sienne ; qu′enfin j′étais racheté, et qu′il ne manquait plus que de trouver des chrétiens pour le service des rames, me dit de choisir ceux que je voulais emmener avec moi, outre les gentilshommes rachetés, et de les tenir prévenus pour le premier vendredi, jour où il avait décidé qu′aurait lieu notre départ. En conséquence, je parlai à douze Espagnols, tous vigoureux rameurs, et de ceux qui pouvaient le plus librement sortir de la ville. Ce n′était pas facile d′en trouver autant à cette époque, car vingt bâtiments étaient sortis en course, et l′on avait emmené tous les hommes des chiourmes. Ceux-ci ne se rencontrèrent que parce que leur maître ne s′était pas mis en course de toute la saison, ayant à terminer une galiote qui était sur le chantier. Je ne leur dis rien autre chose, sinon que, le premier vendredi, dans le tantôt, ils sortissent secrètement un à un, et qu′ils prissent le chemin du jardin d′Agi-Morato, où ils m′attendraient jusqu′à ce que j′arrivasse. Je donnai à chacun cet avis en particulier, en leur recommandant, s′ils voyaient là d′autres chrétiens, de leur dire simplement que je leur avais commandé de m′attendre en cet endroit.
»Hecha esta diligencia, me fal taba hacer otra, que era la que más me convenía: y era la de avisar a Zoraida en el punto que estaban los negocios , para que estuviese apercebida y sobre aviso, que no se sobresaltase si de improviso la asaltásemos antes del tiempo que ella podía imaginar que la barca de cristianos podía volver. Y así, determiné de ir al jardín y ver si podría hablarla; y, con ocasión de coger algunas yerbas, un día, antes de mi partida , fui allá, y la primera persona con quién encontré fue con su padre, el cual me dijo, en lengua que en toda la Berbería, y aun en Costantinopla, se halla entre cautivos y moros, que ni es morisca, ni castellana, ni de otra nación alguna, sino una mezcla de todas las lenguas con la cual todos nos entendemos; digo, pues, que en esta manera de lenguaje me preguntó que qué buscaba en aquel su jardín, y de quién era. Respondíle que era esclavo de Arnaúte Mamí (y esto, porque sabía yo por muy cierto que era un grandísimo amigo suyo) , y que buscaba de todas yerbas , para hacer ensalada. Preguntóme, por el consiguiente, si era hombre de rescate o no, y que cuánto pedía mi amo por mí. Estando en todas estas preguntas y respuestas, salió de la casa del jardín la bella Zoraida, la cual ya había mucho que me había visto; y, como las moras en ninguna manera hacen melindre de mostrarse a los cristianos, ni tampoco se esquivan, como ya he dicho, no se le dio nada de venir adonde su padre conmigo estaba; antes, luego cuando su padre vio que venía, y de espacio, la llamó y mandó que llegase. Cette démarche faite, il m′en restait une autre à faire qui me convenait encore davantage : c′était d′informer Zoraïde de l′état où se trouvaient nos affaires, pour qu′elle fût prête et sur le qui-vive, et qu′elle ne s′effrayât point si nous l′enlevions à l′improviste avant le temps que, dans sa pensée, devait mettre à revenir la barque des chrétiens. Je résolus donc d′aller au jardin, et de voir si je pourrais lui parler. Sous prétexte d′aller cueillir quelques herbages, j′y entrai la veille de mon départ, et la première personne que j′y rencontrai fut son père, lequel s′adressa à moi dans cette langue qu′on parle entre captifs et Mores, sur toutes les côtes de Berbérie, et même à Constantinople, qui n′est ni l′arabe, ni le castillan, ni la langue d′aucune nation, mais un mélange de toutes les langues, avec lequel nous parvenions à nous entendre tous . Il me demanda donc, en cette manière de langage, qui j′étais, et ce que je cherchais dans son jardin. Je lui répondis que j′étais esclave d′Arnaute Mami (et cela, parce que je savais que c′était un de ses amis les plus intimes), et que je cherchais des herbes pour faire une salade. Il me demanda ensuite si j′étais ou non un homme de rachat, et combien mon maître exigeait pour ma rançon. Pendant ces questions et ces réponses, la belle Zoraïde sortit de la maison du jardin. Il y avait déjà longtemps qu′elle ne m′avait vu, et, comme les Moresques, ainsi que je l′ai dit, ne font aucune façon de se montrer aux chrétiens, et ne cherchent pas davantage à les éviter, rien ne l′empêcha de s′avancer auprès de nous. Au contraire, voyant qu′elle venait à petits pas, son père l′appela et la fit approcher.
»Demasiada cosa sería decir yo agora la mu cha hermosura, la gentileza, el gallardo y rico adorno con que mi querida Zoraida se mostró a mis ojos: sólo diré que más perlas pendían de su hermosísimo cuello , orejas y cabellos, que cabellos tenía en la cabeza. En las gargantas de los sus pies, que descubiertas, a su usanza, traía, traía dos carcajes (que así se llamaban las manillas o ajorcas de los pies en morisco) de purísimo oro, con tantos diamantes engastados, que ella me dijo después que su padre los estimaba en diez mil doblas, y las que traía en las muñecas de las manos valían otro tanto. Las perlas eran en gran cantidad y muy buenas, porque la mayor gala y bizarría de las moras es adornarse de ricas perlas y aljófar, y así, hay más perlas y aljófar entre moros que entre todas las demás naciones; y el padre de Zoraida tenía fama de tener muchas y de las mejores que en Argel había, y de tener asimismo más de docientos mil escudos españoles, de todo lo cual era señora esta que ahora lo es mía. Si con todo este adorno podía venir entonces hermosa, o no, por las reliquias que le han quedado en tantos trabajos se podrá conjeturar cuál debía de ser en las prosperidades. Porque ya se sabe que la hermosura de algunas mujeres tiene días y sazones, y requiere accidentes para diminuirse o acrecentarse; y es natural cosa que las pasiones del ánimo la levanten o abajen, puesto que las más veces la destruyen. Ce serait chose impossible que de vous dire à présent avec quelle extrême beauté, quelle grâce parfaite et quels riches atours parut à mes yeux ma bien-aimée Zoraïde. Je dirai seulement que plus de perles pendaient à son beau cou, à ses oreilles, à ses boucles de cheveux, qu′elle n′avait de cheveux sur la tête. Au-dessus des cous-de-pied, qu′elle avait nus et découverts à la mode de son pays, elle portait deux carcadj (c′est ainsi qu′on appelle en arabe les anneaux ou bracelets des pieds), d′or pur, avec tant de diamants incrustés, que son père, à ce qu′elle m′a dit depuis, les estimait dix mille doublons, et les bracelets qu′elle portait aux poignets des mains valaient une somme égale. Les perles étaient très-fines et très-nombreuses, car la plus grande parure des femmes moresques est de se couvrir de perles en grains ou en semence. Aussi y a-t-il plus de perles chez les Mores que chez toutes les autres nations. Le père de Zoraïde avait la réputation d′en posséder un grand nombre, et des plus belles qui fussent à Alger. Il passait aussi pour avoir dans son trésor plus de deux cent mille écus espagnols, et c′est de tout cela qu′était maîtresse celle qui l′est à présent de moi. Si elle se montrait belle avec tous ses ornements, on peut se faire idée, par les restes de beauté que lui ont laissés tant de souffrances et de fatigues, de ce qu′elle devait être en ces temps de prospérité. On sait que la beauté de la plupart des femmes a ses jours et ses époques ; que les accidents de leur vie la diminuent ou l′augmentent, et qu′il est naturel que les passions de l′âme l′élèvent ou l′abaissent, bien que d′ordinaire elles la flétrissent.
»Digo, en fin, que entonces llegó en todo estremo aderezada y en todo estremo hermosa, o, a lo menos, a mí me pareció serlo la más que hasta entonces había visto; y con esto, viendo las obligaciones en que me había puesto, me parecía que tenía delante de mí una deidad del cielo, venida a la tierra para mi gusto y para mi remedio. Así como ella llegó, le dijo su padre en su lengua como yo era cautivo de su amigo Arnaúte Mamí, y que venía a buscar ensalada. Ella tomó la mano , y en aquella mezcla de lenguas que tengo dicho me preguntó si era caballero y qué era la causa que no me rescataba. Yo le respondí que ya estaba rescatado, y que en el precio podía echar de ver en lo que mi amo me estimaba, pues había dado por mí mil y quinientos zoltanís . A lo cual ella respondió: ′′En verdad que si tú fueras de mi padre, que yo hiciera que no te diera él por otros dos tantos, porque vosotros, cristianos, siempre mentís en cuanto decís, y os hacéis pobres por engañar a los moros′′. ′′Bien podría ser eso, señora -le respondí-, mas en verdad que yo la he tratado con mi amo, y la trato y la trataré con cuantas personas hay en el mundo′′. ′′Y ¿cuándo te vas?′′, dijo Zoraida. ′′Mañana, creo yo -dije-, porque está aquí un bajel de Francia que se hace mañana a la vela, y pienso irme en él′′. ′′¿No es mejor -replicó Zoraida-, esperar a que vengan bajeles de España, y irte con ellos, que no con los de Francia, que no son vuestros amigos?′′ ′′No -respondí yo-, aunque si como hay nuevas que viene ya un bajel de España, es verdad , todavía yo le aguardaré, puesto que es más cierto el partirme mañana; porque el deseo que tengo de verme en mi tierra, y con las personas que bien quiero, es tanto que no me dejará esperar otra comodidad, si se tarda, por mejor que sea′′. ′′Debes de ser, sin duda, casado en tu tierra -dijo Zoraida-, y por eso deseas ir a verte con tu mujer′′. ′′No soy -respondí yo- casado, mas tengo dada la palabra de casarme en llegando allá′′. ′′Y ¿es hermosa la dama a quien se la diste?′′, dijo Zoraida. ′′Tan hermosa es -respondí yo- que para encarecella y decirte la verdad, te parece a ti mucho′′. Desto se riyó muy de veras su padre, y dijo: ′′Gualá , cristiano, que debe de ser muy hermosa si se parece a mi hija, que es la más hermosa de todo este reino. Si no, mírala bien, y verás cómo te digo verdad′′. Servíanos de intérprete a las más de estas palabras y razones el padre de Zoraida, como más ladino ; que, aunque ella hablaba la bastarda lengua que, como he dicho, allí se usa, más declaraba su intención por señas que por palabras. Enfin, elle se montra parée et belle au dernier point ; du moins elle me parut la plus riche et la plus ravissante femme qu′eussent encore vue mes yeux. Et, joignant à cela les sentiments de la reconnaissance que m′avaient inspirés ses bienfaits, je crus avoir devant moi une divinité du ciel descendue sur la terre pour mon plaisir et mon salut. Dès qu′elle approcha, son père lui dit dans sa langue que j′étais esclave de son ami Arnaute Mami, et que je venais chercher une salade. Elle prit alors la parole, et, dans cette langue mêlée dont je vous ai parlé, elle me demanda si j′étais gentilhomme, et pourquoi je ne m′étais pas encore racheté ; je lui répondis que je venais de l′être et qu′elle pouvait voir, par le prix de ma rançon, combien mon maître m′estimait, puisqu′il avait exigé et touché quinze cents zoltanis . « En vérité, dit-elle, si tu avais appartenu à mon père, j′aurais fait en sorte qu′il ne te donnât pas pour deux fois autant ; car vous autres chrétiens, vous mentez en tout ce que vous dites, et vous vous faites pauvres pour tromper les Mores. – Cela peut bien être, madame, répondis-je ; mais je proteste que j′ai dit à mon maître la vérité, que je la dis et la dirai à toutes les personnes que je rencontre en ce monde. – Et quand t′en vas-tu ? demanda Zoraïde. – Demain, à ce que je crois, lui dis-je. Il y a ici un vaisseau de France qui met demain à la voile, et je pense partir avec lui. – Ne vaudrait-il pas mieux, répliqua Zoraïde, attendre qu′il arrivât des vaisseaux d′Espagne pour t′en aller avec eux, plutôt qu′avec des Français, qui ne sont pas vos amis ? – Non, répondis-je ; si toutefois il y avait des nouvelles certaines qu′un bâtiment arrive d′Espagne, je me déciderais à l′attendre ; mais il est plus sûr de m′en aller dès demain : car le désir que j′ai de me voir en mon pays, auprès des personnes que j′aime, est si fort, qu′il ne me laissera pas attendre une autre occasion, pour peu qu′elle tarde, quelque bonne qu′elle puisse être. – Tu dois sans doute être marié dans ton pays ? demanda Zoraïde ; et c′est pour cela que tu désires tant aller revoir ta femme. – Non, répondis-je, je ne suis pas marié : mais j′ai donné ma parole de me marier en arrivant. – Est-elle belle, la dame à qui tu l′as donnée ? demanda Zoraïde. – Si belle, répliquai-je, que, pour la louer dignement et te dire la vérité, j′affirme qu′elle te ressemble beaucoup. » À ces mots, le père de Zoraïde se mit à rire de bon cœur, et me dit : « Par Allah, chrétien, elle doit être bien belle, en effet, si elle ressemble à ma fille, qui est la plus belle personne de tout ce royaume ; si tu en doutes, regarde-la bien, et tu verras que je t′ai dit la vérité. » C′était Agi-Morato qui nous servait d′interprète dans le cours de cet entretien, comme plus habile à parler cette langue bâtarde dont on fait usage en ce pays ; car Zoraïde, quoiqu′elle l′entendît également, exprimait plutôt ses pensées par signes que par paroles.
»Estando en estas y otras muchas razones, llegó un moro corriendo, y dijo, a grandes voces, que por las bardas o paredes del jardín habían saltado cuatro turcos, y andaban cogiendo la fruta, aunque no estaba madura. Sobresaltóse el viejo, y lo mesmo hizo Zoraida, porque es común y casi natural el miedo que los moros a los turcos tienen, especialmente a los soldados, los cuales son tan insolentes y tienen tanto imperio sobre los moros que a ellos están sujetos, que los tratan peor que si fuesen esclavos suyos . Digo, pues, que dijo su padre a Zoraida: ′′Hija, retírate a la casa y enciérrate, en tanto que yo voy a hablar a estos canes; y tú, cristiano, busca tus yerbas, y vete en buen hora, y llévete Alá con bien a tu tierra′′. Yo me incliné, y él se fue a buscar los turcos, dejándome solo con Zoraida, que comenzó a dar muestras de irse donde su padre la había mandado. Pero, apenas él se encubrió con los árboles del jardín, cuando ella, volviéndose a mí, llenos los ojos de lágrimas, me dijo: ′′Ámexi , cristiano, ámexi′′; que quiere decir: "¿Vaste, cristiano, vaste?" Yo la respondí: ′′Señora, sí, pero no en ninguna manera sin ti: el primero jumá me aguarda, y no te sobresaltes cuando nos veas; que sin duda alguna iremos a tierra de cristianos′′. Tandis que la conversation continuait ainsi, arrive un More tout essoufflé, disant à grands cris que quatre Turcs ont sauté par-dessus les murs du jardin, et qu′ils cueillent les fruits, bien que tout verts encore. À cette nouvelle, le vieillard tressaillit de crainte, et sa fille aussi, car les Mores ont une peur générale et presque naturelle des Turcs, surtout des soldats de cette nation, qui sont si insolents et exercent un tel empire sur les Mores leurs sujets, qu′ils les traitent plus mal que s′ils étaient leurs esclaves. Agi-Morato dit aussitôt à Zoraïde : « Fille, retourne vite à la maison, et renferme-toi pendant que je vais parler à ces chiens ; toi, chrétien, cherche tes herbes à ton aise, et qu′Allah te ramène heureusement en ton pays. » Je m′inclinai, et il alla chercher les Turcs, me laissant seul avec Zoraïde, qui fit mine d′abord d′obéir à son père ; mais, dès qu′il eut disparu derrière les arbres du jardin, elle revint auprès de moi et me dit, les yeux pleins de larmes : « Ataméji, chrétien, ataméji ? » ce qui veut dire : « Tu t′en vas, chrétien, tu t′en vas ? – Oui, madame, lui répondis-je ; mais jamais sans toi. Attends-moi le premier dgiuma ; et ne t′effraye pas de nous voir, car, sans aucun doute, nous t′emmènerons en pays de chrétiens. »
»Yo le dije esto de manera que ella me entendió muy bien a todas las razones que entrambos pasamos; y, echándome un brazo al cuello, con desmayados pasos comenzó a caminar hacia la casa; y quiso la suerte, que pudiera ser muy mala si el cielo no lo ordenara de otra manera, que, yendo los dos de la manera y postura que os he contado, con un brazo al cuello, su padre, que ya volvía de hacer ir a los turcos, nos vio de la suerte y manera que íbamos, y nosotros vimos que él nos había visto; pero Zoraida, advertida y discreta, no quiso quitar el brazo de mi cuello, antes se llegó más a mí y puso su cabeza sobre mi pecho, doblando un poco las rodillas, dando claras señales y muestras que se desmayaba, y yo, ansimismo, di a entender que la sostenía contra mi voluntad. Su padre llegó corriendo adonde estábamos, y, viendo a su hija de aquella manera, le preguntó que qué tenía; pero, como ella no le respondiese, dijo su padre: ′′Sin duda alguna que con el sobresalto de la entrada de estos canes se ha desmayado′′. Y, quitándola del mío, la arrimó a su pecho; y ella, dando un suspiro y aún no enjutos los ojos de lágrimas, volvió a decir: ′′Ámexi, cristiano, ámexi′′ : "Vete, cristiano, vete". A lo que su padre respondió: ′′No importa, hija, que el cristiano se vaya , que ningún mal te ha hecho, y los turcos ya son idos. No te sobresalte cosa alguna, pues ninguna hay que pueda darte pesadumbre, pues, como ya te he dicho, los turcos, a mi ruego, se volvieron por donde entraron′′. ′′Ellos, señor, la sobresaltaron, como has dicho -dije yo a su padre-; mas, pues ella dice que yo me vaya, no la quiero dar pesadumbre: quédate en paz, y, con tu licencia, volveré, si fuere menester, por yerbas a este jardín; que, según dice mi amo, en ninguno las hay mejores para ensalada que en él′′. ′′Todas las que quisieres podrás volver -respondió Agi Morato-, que mi hija no dice esto porque tú ni ninguno de los cristianos la enojaban, sino que, por decir que los turcos se fuesen, dijo que tú te fueses, o porque ya era hora que buscases tus yerbas′′. Je lui dis ce peu de mots de façon qu′elle me comprît trèsbien, ainsi que d′autres propos que nous échangeâmes. Alors, jetant un bras autour de mon cou, elle commença d′un pas tremblant à cheminer vers la maison. Le sort voulut, et ce pouvait être pour notre perte, si le ciel n′en eût ordonné autrement, que, tandis que nous marchions ainsi embrassés, son père, qui venait déjà de renvoyer les Turcs, nous vît dans cette posture, et nous vîmes bien aussi qu′il nous avait aperçus. Mais Zoraïde, adroite et prudente, ne voulut pas ôter les bras de mon cou ; au contraire, elle s′approcha de plus près encore, et posa sa tête sur ma poitrine, en pliant un peu les genoux, et donnant tous les signes d′un évanouissement complet. Moi, de mon côté, je feignis de la soutenir contre mon gré. Son père vint en courant à notre rencontre, et voyant sa fille en cet état, il lui demanda ce qu′elle avait ; mais comme elle ne répondait pas : « Sans doute, s′écria-t-il, que l′effroi que lui a donné l′arrivée de ces chiens l′aura fait évanouir. » Alors, l′ôtant de dessus ma poitrine, il la pressa contre la sienne. Elle jeta un soupir, et, les yeux encore mouillés de larmes, se tourna de mon côté et me dit : « Améji, chrétien, améji, » c′est-à-dire : « Va-t′en, chrétien, va-t′en. » À quoi son père répondit : « Peu importe, fille, que le chrétien s′en aille, car il ne t′à point fait de mal ; et les Turcs sont partis. Que rien ne t′effraye maintenant, et que rien ne te chagrine, puisque les Turcs, ainsi que je te l′ai dit, se sont, à ma prière, en allés par où ils étaient venus. – Ce sont eux, seigneur, dis-je à son père, qui l′ont effrayée, comme tu l′as pensé. Mais puisqu′elle dit que je m′en aille, je ne veux pas lui causer de peine. Reste en paix, et, avec ta permission, je reviendrai, au besoin, cueillir des herbes dans le jardin ; car, à ce que dit mon maître, on n′en saurait trouver en aucun autre de meilleures pour la salade. – Tu pourras revenir toutes les fois qu′il te plaira, répondit Agi-Morato ; ma fille ne dit pas cela parce que ta vue ou celle des autres chrétiens la fâche ; c′était pour dire que les Turcs s′en allassent qu′elle t′a dit de t′en aller, ou bien parce qu′il était temps de chercher tes herbes. »
»Con esto, me despedí al punto de entrambos; y ella, arrancándosele el alma, al parecer, se fue con su padre; y yo, con achaque de buscar las yerbas, rodeé muy bien y a mi placer todo el jardín: miré bien las entradas y salidas, y la fortaleza de la casa, y la comodidad que se podía ofrecer para facilitar todo nuestro negocio. Hecho esto, me vine y di cuenta de cuanto había pasado al renegado y a mis compañeros; y ya no veía la hora de verme gozar sin sobresalto del bien que en la hermosa y bella Zoraida la suerte me ofrecía. À ces mots, je pris sur-le-champ congé de tous les deux, et Zoraïde, qui semblait à chaque pas se sentir arracher l′âme, s′éloigna avec son père. Moi, sous prétexte de chercher les herbes de ma salade, je parcourus à mon aise tout le jardin ; je remarquai bien les entrées et les sorties, le fort et le faible de la maison, et les facilités qui se pouvaient offrir pour le succès de notre entreprise. Cela fait, je revins, et rendis compte de tout ce qui s′était passé au renégat et à mes compagnons, soupirant après l′heure où je me verrais en paisible jouissance du bonheur que m′offrait le ciel dans la belle et charmante Zoraïde.
»En fin, el tiempo se pasó, y se llegó el día y plazo de nosotros tan deseado; y, siguiendo todos el orden y parecer que, con discreta consideración y largo discurso, muchas veces habíamos dado, tuvimos el buen suceso que deseábamos; porque el viernes que se siguió al día que yo con Zoraida hablé en el jardín, nuestro renegado, al anochecer , dio fondo con la barca casi frontero de donde la hermosísima Zoraida estaba. Ya los cristianos que habían de bogar el remo estaban prevenidos y escondidos por diversas partes de todos aquellos alrededores. Todos estaban suspensos y alborozados, aguardándome, deseosos ya de embestir con el bajel que a los ojos tenían; porque ellos no sabían el concierto del renegado, sino que pensaban que a fuerza de brazos habían de haber y ganar la libertad, quitando la vida a los moros que dentro de la barca estaban. Enfin, le temps s′écoula, et amena le jour par nous si désiré. Nous suivîmes ponctuellement tous ensemble l′ordre arrêté dans nos conciliabules après de mûres réflexions, et le succès répondit pleinement à notre espoir. Le vendredi qui suivit le jour où j′avais entretenu Zoraïde dans le jardin, le renégat vint, à l′entrée de la nuit, jeter l′ancre avec sa barque presque en face de la demeure où nous attendait l′aimable fille d′Agi-Morato. Déjà les chrétiens qui devaient occuper les bancs des rameurs étaient avertis et cachés dans divers endroits des environs. Ils étaient tous vigilants et joyeux dans l′attente de mon arrivée, et impatients d′attaquer le navire qu′ils avaient devant les yeux ; car, ne sachant point la convention faite avec le renégat, ils croyaient que c′était par la force de leurs bras qu′il fallait gagner la liberté, en ôtant la vie aux Mores qui occupaient la barque.
»Sucedió, pues, que, así como yo me mostré y mis compañeros, todos los demás escondidos que nos vieron se vinieron llegando a nosotros. Esto era ya a tiempo que la ciudad estaba ya cerrada, y por toda aquella campaña ninguna persona parecía. Como estuvimos juntos, dudamos si sería mejor ir primero por Zoraida, o rendir primero a los moros bagarinos que bogaban el remo en la barca. Y, estando en esta duda, llegó a nosotros nuestro renegado diciéndonos que en qué nos deteníamos, que ya era hora, y que todos sus moros estaban descuidados, y los más dellos durmiendo. Dijímosle en lo que reparábamos, y él dijo que lo que más importaba era rendir primero el bajel, que se podía hacer con grandísima facilidad y sin peligro alguno, y que luego podíamos ir por Zoraida. Pareciónos bien a todos lo que decía, y así, sin detenernos más, haciendo él la guía, llegamos al bajel, y, saltando él dentro primero, metió mano a un alfanje, y dijo en morisco: ′′Ninguno de vosotros se mueva de aquí, si no quiere que le cueste la vida′′. Ya, a este tiempo, habían entrado dentro casi todos los cristianos. Los moros, que eran de poco ánimo, viendo hablar de aquella manera a su arráez, quedáronse espantados, y sin ninguno de todos ellos echar mano a las armas, que pocas o casi ningunas tenían, se dejaron, sin hablar alguna palabra, maniatar de los cristianos, los cuales con mucha presteza lo hicieron, amenazando a los moros que si alzaban por alguna vía o manera la voz, que luego al punto los pasarían todos a cuchillo. Il arriva donc qu′à peine je me fus montré avec mes compagnons, tous les autres qui étaient cachés, guettant notre arrivée, accoururent auprès de nous. C′était l′heure où les portes de la ville venaient d′être fermées, et personne n′apparaissait dans toute cette campagne. Quand nous fûmes réunis, nous hésitâmes pour savoir s′il valait mieux aller d′abord chercher Zoraïde, ou faire, avant tout, prisonniers les Mores bagarins qui ramaient dans la barque. Pendant que nous étions encore à balancer, arriva notre renégat, qui nous demanda à quoi nous perdions le temps, ajoutant que l′heure était venue d′agir, et que tous ses Mores, la plupart endormis, ne songeaient guère à se tenir sur leurs gardes. Nous lui dîmes ce qui causait notre hésitation ; mais il répondit que ce qui importait le plus, c′était d′abord de s′emparer de la barque, chose très-facile et sans nul danger, puis qu′ensuite nous pourrions aller enlever Zoraïde. Son avis fut unanimement approuvé, et, sans tarder davantage, guidés par lui, nous arrivâmes au petit navire. Il sauta le premier à bord, saisit son cimeterre, et s′écria en langue arabe : « Que personne de vous ne bouge, s′il ne veut qu′il lui en coûte la vie. » En ce moment, presque tous les chrétiens étaient entrés à sa suite. Les Mores, qui n′étaient pas gens de résolution, furent frappés d′effroi en écoutant ainsi parler leur arraez, et, sans qu′aucun d′eux étendît la main sur le peu d′armes qu′ils avaient, ils se laissèrent en silence garrotter par les chrétiens. Ceux-ci firent leur besogne avec célérité, menaçant les Mores, si l′un d′eux élevait la voix, de les passer au fil de l′épée.
»Hecho ya esto, quedándose en guardia dellos la mitad de los nuestros, los que quedábamos, haciéndonos asimismo el renegado la guía, fuimos al jardín de Agi Morato, y quiso la buena suerte que, llegando a abrir la puerta, se abrió con tanta facilidad como si cerrada no estuviera; y así, con gran quietud y silencio, llegamos a la casa sin ser sentidos de nadie. Estaba la bellísima Zoraida aguardándonos a una ventana, y, así como sintió gente, preguntó con voz baja si éramos nizarani , como si dijera o preguntara si éramos cristianos. Yo le respondí que sí, y que bajase. Cuando ella me conoció, no se detuvo un punto, porque, sin responderme palabra, bajó en un instante, abrió la puerta y mostróse a todos tan hermosa y ricamente vestida que no lo acierto a encarecer. Luego que yo la vi, le tomé una mano y la comencé a besar, y el renegado hizo lo mismo, y mis dos camaradas; y los demás, que el caso no sabían, hicieron lo que vieron que nosotros hacíamos, que no parecía sino que le dábamos las gracias y la reconocíamos por señora de nuestra libertad. El renegado le dijo en lengua morisca si estaba su padre en el jardín. Ella respondió que sí y que dormía. ′′Pues será menester despertalle -replicó el renegado-, y llevárnosle con nosotros, y todo aquello que tiene de valor este hermoso jardín.′′ ′′No -dijo ella-, a mi padre no se ha de tocar en ningún modo, y en esta casa no hay otra cosa que lo que yo llevo, que es tanto, que bien habrá para que todos quedéis ricos y contentos; y esperaros un poco y lo veréis′′. Y, diciendo esto, se volvió a entrar, diciendo que muy presto volvería; que nos estuviésemos quedos, sin hacer ningún ruido. Preguntéle al renegado lo que con ella había pasado, el cual me lo contó, a quien yo dije que en ninguna cosa se había de hacer más de lo que Zoraida quisiese; la cual ya que volvía cargada con un cofrecillo lleno de escudos de oro , tantos, que apenas lo podía sustentar, quiso la mala suerte que su padre despertase en el ínterin y sintiese el ruido que andaba en el jardín; y, asomándose a la ventana, luego conoció que todos los que en él estaban eran cristianos; y, dando muchas, grandes y desaforadas voces, comenzó a decir en arábigo: ′′¡Cristianos, cristianos! ¡Ladrones, ladrones!′′; por los cuales gritos nos vimos todos puestos en grandísima y temerosa confusión. Pero el renegado, viendo el peligro en que estábamos, y lo mucho que le importaba salir con aquella empresa antes de ser sentido, con grandísima presteza, subió donde Agi Morato estaba, y juntamente con él fueron algunos de nosotros; que yo no osé desamparar a la Zoraida, que como desmayada se había dejado caer en mis brazos. En resolución, los que subieron se dieron tan buena maña que en un momento bajaron con Agi Morato, trayéndole atadas las manos y puesto un pañizuelo en la boca, que no le dejaba hablar palabra, amenazándole que el hablarla le había de costar la vida. Cuando su hija le vio, se cubrió los ojos por no verle, y su padre quedó espantado, ignorando cuán de su voluntad se había puesto en nuestras manos. Mas, entonces siendo más necesarios los pies, con diligencia y presteza nos pusimos en la barca; que ya los que en ella habían quedado nos esperaban, temerosos de algún mal suceso nuestro. Quand cela fut fait, la moitié de nos gens restèrent pour les garder, et je revins avec les autres, ayant toujours le renégat pour guide, au jardin d′Agi-Morato. Le bonheur voulut qu′en arrivant à la porte nous l′ouvrissions avec autant de facilité que si elle n′eût pas été fermée. Nous approchâmes donc en grand silence jusque auprès de la maison, sans donner l′éveil à personne. La belle Zoraïde nous attendait à une fenêtre, et, dès qu′elle entendit que quelqu′un était là, elle demanda d′une voix basse si nous étions nazarani , c′est-à-dire chrétiens. Je lui répondis que oui, et qu′elle n′avait qu′à descendre. Quand elle me reconnut, elle n′hésita pas un moment ; sans répliquer un mot, elle descendit en toute hâte, ouvrit la porte et se fit voir à tous les yeux, si belle et si richement vêtue, que je ne pourrais l′exprimer. Dès que je la vis, je lui pris une main, et je la baisai ; le renégat fit de même, ainsi que mes deux compagnons, et les autres aussi, qui, sans rien savoir de l′aventure, firent ce qu′ils nous virent faire, si bien qu′il semblait que tous nous lui rendissions grâce, et la reconnussions pour maîtresse de notre liberté. Le renégat lui demanda en langue moresque si son père était dans le jardin. Elle répondit que oui et qu′il dormait. « Alors il faudra l′éveiller, reprit le renégat, et l′emmener avec nous, ainsi que tout ce qu′il y a de précieux dans ce beau jardin. – Non, s′écria-t-elle, on ne touchera point à un cheveu de mon père ; et dans cette maison il n′y a rien de plus que ce que j′emporte, et c′est bien assez pour que vous soyez tous riches et contents. Attendez un peu, et vous allez voir. » À ces mots, elle rentra chez elle, en disant qu′elle reviendrait aussitôt, et que nous restassions tranquilles, sans faire aucun bruit. Je questionnai le renégat sur ce qui venait de se passer entre eux, et quand il me l′eut conté, je lui dis qu′il fallait ne faire en toute chose que la volonté de Zoraïde. Celle-ci revenait déjà, chargée d′un coffret si plein d′écus d′or, qu′elle pouvait à peine le soutenir. La fatalité voulut que son père s′éveillât en ce moment, et qu′il entendît le bruit qui se faisait dans le jardin. Il s′approcha de la fenêtre, et reconnut sur-le-champ que tous ceux qui entouraient sa maison étaient chrétiens. Aussitôt, jetant des cris perçants, il se mit à dire en arabe : « Aux chrétiens, aux chrétiens ! aux voleurs, aux voleurs ! » Ces cris nous mirent tous dans une affreuse confusion. Mais le renégat, voyant le péril que nous courions, et combien il lui importait de terminer l′entreprise avant que l′éveil fût donné, monta, en courant à toutes jambes, à l′appartement d′Agi-Morato. Quelques-uns des nôtres le suivirent, car je n′osais, quant à moi, abandonner Zoraïde, qui était tombée comme évanouie dans mes bras. Finalement, ceux qui étaient montés mirent si bien le temps à profit, qu′un moment après ils descendirent, amenant Agi-Morato, les mains liées et un mouchoir attaché sur la bouche, et le menaçant de lui faire payer un seul mot de la vie. Quand sa fille l′aperçut, elle se couvrit les yeux pour ne point le voir, et lui resta frappé de stupeur, ne sachant pas avec quelle bonne volonté elle s′était remise en nos mains. Mais comme alors les pieds étaient le plus nécessaires, nous regagnâmes en toute hâte notre barque, où ceux qui étaient restés nous attendaient, fort inquiets qu′il ne nous fût arrivé quelque malheur.
»Apenas serían dos horas pasadas de la noche, cuando ya estábamos todos en la barca , en la cual se le quitó al padre de Zoraida la atadura de las manos y el paño de la boca; pero tornóle a decir el renegado que no hablase palabra, que le quitarían la vida. Él, como vio allí a su hija, comenzó a suspirar ternísimamente, y más cuando vio que yo estrechamente la tenía abrazada, y que ella sin defender, quejarse ni esquivarse, se estaba queda; pero, con todo esto, callaba, porque no pusiesen en efeto las muchas amenazas que el renegado le hacía. Viéndose, pues, Zoraida ya en la barca, y que queríamos dar los remos al agua, y viendo allí a su padre y a los demás moros que atados estaban, le dijo al renegado que me dijese le hiciese merced de soltar a aquellos moros y de dar libertad a su padre, porque antes se arrojaría en la mar que ver delante de sus ojos y por causa suya llevar cautivo a un padre que tanto la había querido. El renegado me lo dijo; y yo respondí que era muy contento; pero él respondió que no convenía, a causa que, si allí los dejaban apellidarían luego la tierra y alborotarían la ciudad, y serían causa que saliesen a buscallos con algunas fragatas ligeras, y les tomasen la tierra y la mar, de manera que no pudiésemos escaparnos; que lo que se podría hacer era darles libertad en llegando a la primera tierra de cristianos. En este parecer venimos todos, y Zoraida, a quien se le dio cuenta, con las causas que nos movían a no hacer luego lo que quería, también se satisfizo; y luego, con regocijado silencio y alegre diligencia, cada uno de nuestros valientes remeros tomó su remo, y comenzamos, encomendándonos a Dios de todo corazón, a navegar la vuelta de las islas de Mallorca, que es la tierra de cristianos más cerca. À peine deux heures de la nuit s′étaient écoulées que nous étions tous réunis dans la barque. On ôta au père de Zoraïde les liens des mains et le mouchoir de la bouche ; mais le renégat lui répéta encore que, s′il disait un mot, c′en était fait de lui. Dès qu′il aperçut là sa fille, Agi-Morato commença à pousser de plaintifs sanglots, surtout quand il vit que je la tenais étroitement embrassée, et qu′elle, sans se plaindre, sans se défendre, sans chercher à s′échapper, demeurait tranquille entre mes bras ; mais toutefois il gardait le silence, dans la crainte que le renégat ne mît ses menaces à effet. Au moment où nous allions jeter les rames à l′eau, Zoraïde, voyant dans la barque son père et les autres Mores qui étaient attachés, dit au renégat de me demander que je lui fisse la grâce de relâcher ces Mores, et de rendre à son père la liberté, parce qu′elle se précipiterait plutôt dans la mer, que de voir devant ses yeux, et par rapport à elle, emmener captif un père qui l′avait si tendrement aimée. Le renégat me transmit sa prière, et je répondis que j′étais prêt à la contenter. Mais il répliqua que cela n′était pas possible. « Si nous les laissons ici, me dit-il, ils vont appeler au secours, mettre la ville en rumeur, et ils seront cause qu′on enverra de légères frégates à notre poursuite, qu′on nous cernera par terre et par mer, et que nous ne pourrons nous échapper. Ce qu′on peut faire, c′est de leur donner la liberté en arrivant au premier pays chrétien. » Nous nous rendîmes tous à cet avis, et Zoraïde, à laquelle on expliqua les motifs qui nous obligeaient à ne point faire sur-le-champ ce qu′elle désirait, s′en montra satisfaite. Aussitôt, en grand silence, mais avec une joyeuse célérité, chacun de nos vigoureux rameurs saisit son aviron, et nous commençâmes, en nous recommandant à Dieu du profond de nos cœurs, à voguer dans la direction des îles Baléares, qui sont le pays chrétien le plus voisin.
»Pero, a causa de soplar un poco el viento tramontana y estar la mar algo picada , no fue posible seguir la derrota de Mallorca, y fuenos forzoso dejarnos ir tierra a tierra la vuelta de Orán, no sin mucha pesadumbre nuestra, por no ser descubiertos del lugar de Sargel, que en aquella costa cae sesenta millas de Argel. Y, asimismo, temíamos encontrar por aquel paraje alguna galeota de las que de ordinario vienen con mercancía de Tetuán, aunque cada uno por sí, y todos juntos, presumíamos de que, si se encontraba galeota de mercancía, como no fuese de las que andan en corso, que no sólo no nos perderíamos, mas que tomaríamos bajel donde con más seguridad pudiésemos acabar nuestro viaje. Iba Zoraida, en tanto que se navegaba, puesta la cabeza entre mis manos, por no ver a su padre, y sentía yo que iba llamando a Lela Marién que nos ayudase. Mais comme le vent d′est soufflait assez fort et que la mer était un peu houleuse, il devint impossible de suivre la route de Mayorque, et nous fûmes obligés de longer le rivage du côté d′Oran, non sans grande inquiétude d′être découverts de la petite ville de Sargel, qui, sur cette côte, n′est pas à plus de soixante milles d′Alger. Nous craignions aussi de rencontrer dans ces parages quelque galiote de celles qui amènent des marchandises de Tétouan, bien que chacun de nous comptât assez sur lui et sur les autres pour espérer, si nous rencontrions une galiote de commerce qui ne fût point armée en course, non-seulement de ne pas être pris, mais, au contraire, de prendre un bâtiment où nous pourrions achever plus sûrement notre voyage. Tandis qu′on naviguait ainsi, Zoraïde restait à mes côtés, la tête cachée dans mes mains pour ne pas voir son père, et j′entendais qu′elle appelait tout bas Lella Maryem, en la priant de nous assister.
»Bien habríamos navegado treinta millas, cuando nos amaneció, como tres tiros de arcabuz desviados de tierra, toda la cual vimos desierta y sin nadie que nos descubriese; pero, con todo eso, nos fuimos a fuerza de brazos entrando un poco en la mar, que ya estaba algo más sosegada; y, habiendo entrado casi dos leguas, diose orden que se bogase a cuarteles en tanto que comíamos algo, que iba bien proveída la barca, puesto que los que bogaban dijeron que no era aquél tiempo de tomar reposo alguno, que les diesen de comer los que no bogaban, que ellos no querían soltar los remos de las manos en manera alguna. Hízose ansí, y en esto comenzó a soplar un viento largo, que nos obligó a hacer luego vela y a dejar el remo, y enderezar a Orán, por no ser posible poder hacer otro viaje. Todo se hizo con muchísima presteza; y así, a la vela, navegamos por más de ocho millas por hora, sin llevar otro temor alguno sino el de encontrar con bajel que de corso fuese. Nous avions fait environ trente milles quand le jour commença de poindre ; mais nous étions à peine à trois portées d′arquebuse de la terre, que nous vîmes entièrement déserte et sans personne qui pût nous découvrir. Cependant, à force de rames, nous gagnâmes la pleine mer, qui s′était un peu calmée, et, quand nous fûmes à deux lieues environ de la côte, on donna l′ordre de ramer de quart pendant que nous prendrions quelque nourriture, car la barque était abondamment pourvue. Mais les rameurs répondirent qu′il n′était pas encore temps de prendre du repos, qu′on pouvait donner à manger à ceux qui n′avaient point affaire, et qu′ils ne voulaient pour rien au monde déposer les rames. On leur obéit, et, presque au même instant, un grand vent s′éleva, qui nous força d′ouvrir les voiles et de laisser la rame, en mettant le cap sur Oran, car il n′était pas possible de suivre une autre direction. Cette manœuvre se fit avec rapidité, et nous naviguâmes à la voile, faisant plus de huit milles à l′heure, sans autre crainte que celle de rencontrer un bâtiment armé en course.
»Dimos de comer a los moros bagarinos, y el renegado les consoló diciéndoles como no iban cautivos, que en la primera ocasión les darían libertad. Lo mismo se le dijo al padre de Zoraida, el cual respondió: ′′Cualquiera otra cosa pudiera yo esperar y creer de vuestra liberalidad y buen término, ¡oh cristianos!, mas el darme libertad, no me tengáis por tan simple que lo imagine; que nunca os pusistes vosotros al peligro de quitármela para volverla tan liberalmente, especialmente sabiendo quién soy yo, y el interese que se os puede seguir de dármela; el cual interese, si le queréis poner nombre, desde aquí os ofrezco todo aquello que quisiéredes por mí y por esa desdichada hija mía, o si no, por ella sola, que es la mayor y la mejor parte de mi alma′′. En diciendo esto, comenzó a llorar tan amargamente que a todos nos movió a compasión , y forzó a Zoraida que le mirase; la cual, viéndole llorar, así se enterneció que se levantó de mis pies y fue a abrazar a su padre, y, juntando su rostro con el suyo, comenzaron los dos tan tierno llanto que muchos de los que allí íbamos le acompañamos en él. Pero, cuando su padre la vio adornada de fiesta y con tantas joyas sobre sí, le dijo en su lengua: ′′¿Qué es esto, hija, que ayer al anochecer, antes que nos sucediese esta terrible desgracia en que nos vemos, te vi con tus ordinarios y caseros vestidos, y agora, sin que hayas tenido tiempo de vestirte y sin haberte dado alguna nueva alegre de solenizalle con adornarte y pulirte, te veo compuesta con los mejores vestidos que yo supe y pude darte cuando nos fue la ventura más favorable? Respóndeme a esto, que me tiene más suspenso y admirado que la misma desgracia en que me hallo′′. Nous donnâmes à manger aux Mores bagarins, que le renégat consola en leur disant qu′ils n′étaient point captifs, et qu′à la première occasion la liberté leur serait rendue. Il tint le même langage au père de Zoraïde ; mais le vieillard répondit : « Je pourrais, ô chrétiens, attendre tout autre chose de votre générosité et de votre courtoisie ; mais ne me croyez pas assez simple pour imaginer que vous allez me donner la liberté. Vous ne vous êtes pas exposés assurément aux périls qu′il y avait à me l′enlever pour me la rendre si libéralement, surtout sachant qui je suis et quels avantages vous pouvez retirer en m′imposant une rançon. S′il vous plaît d′en fixer le prix, je vous offre dès maintenant tout ce que vous voudrez pour moi et pour cette pauvre enfant, qui est la meilleure et la plus chère partie de mon âme. » En achevant ces mots, il se mit à pleurer si amèrement, qu′il nous fit à tous compassion, et qu′il força Zoraïde à jeter la vue sur lui. Quand elle le vit ainsi pleurer, elle s′attendrit, se leva de mes genoux pour aller embrasser son père, et, collant son visage au sien, ils commencèrent tous deux à fondre en larmes d′une manière si touchante, que la plupart d′entre nous sentaient aussi leurs yeux se mouiller de pleurs. Mais lorsque Agi-Morato la vit en habit de fête et chargée de tant de bijoux, il lui dit dans sa langue : « Qu′est-ce que cela, ma fille ? hier, à l′entrée de la nuit, avant que ce terrible malheur nous arrivât, je t′ai vue avec tes habits ordinaires de la maison ; et maintenant, sans que tu aies eu le temps de te vêtir, et sans que je t′aie donné aucune nouvelle joyeuse à célébrer en pompe et en cérémonie, je te vois parée des plus riches atours dont j′aie pu te faire présent pendant notre plus grande prospérité ? Réponds à cela, car j′en suis plus surpris et plus inquiet que du malheur même où je me trouve. »
»Todo lo que el moro decía a su hija nos lo declaraba el renegado, y ella no le respondía palabra. Pero, cuando él vio a un lado de la barca el cofrecillo donde ella solía tener sus joyas, el cual sabía él bien que le había dejado en Argel, y no traídole al jardín, quedó más confuso, y preguntóle que cómo aquel cofre había venido a nuestras manos, y qué era lo que venía dentro. A lo cual el renegado, sin aguardar que Zoraida le respon diese, le respondió: ′′No te canses, señor, en preguntar a Zoraida, tu hija, tantas cosas, porque con una que yo te responda te satisfaré a todas; y así, quiero que sepas que ella es cristiana, y es la que ha sido la lima de nuestras cadenas y la libertad de nuestro cautiverio; ella va aquí de su voluntad, tan contenta, a lo que yo imagino, de verse en este estado, como el que sale de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida y de la pena a la gloria′′. ′′¿Es verdad lo que éste dice, hija?′′, dijo el moro. ′′Así es′′, respondió Zoraida. ′′¿Que, en efeto -replicó el viejo-, tú eres cristiana, y la que ha puesto a su padre en poder de sus enemigos?′′ A lo cual respondió Zoraida: ′′La que es cristiana yo soy, pero no la que te ha puesto en este punto, porque nunca mi deseo se estendió a dejarte ni a hacerte mal, sino a hacerme a mí bien′′. ′′Y ¿qué bien es el que te has hecho, hija?′′ ′′Eso -respondió ella- pregúntaselo tú a Lela Marién, que ella te lo sabrá decir mejor que no yo′′. Tout ce que le More disait à sa fille, le renégat nous le transmettait, et Zoraïde ne répondait pas un mot. Mais quand Agi-Morato vit dans un coin de la barque le coffret où elle avait coutume d′enfermer ses bijoux, et qu′il savait bien avoir laissé dans sa maison d′Alger, ne voulant pas l′apporter au jardin, il fut bien plus surpris encore, et lui demanda comment ce coffre était tombé en nos mains, et qu′est-ce qu′il y avait dedans. Alors le renégat, sans attendre la réponse de Zoraïde, répondit au vieillard : « Ne te fatigue pas, seigneur, à demander tant de choses à ta fille Zoraïde ; je vais t′en répondre une seule, qui pourra satisfaire à toutes tes questions. Sache donc qu′elle est chrétienne, que c′est elle qui a été la lime de nos chaînes et la délivrance de notre captivité. Elle est venue ici de son plein gré, aussi contente, à ce que je suppose, de se voir en cette situation, que celui qui passe des ténèbres à la lumière, de la mort à la vie, et de l′enfer au paradis. – Est-ce vrai, ma fille, ce que dit celui-là ? s′écria le More. – Il en est ainsi, répondit Zoraïde. – Quoi ! répliqua le vieillard, tu es chrétienne, et c′est toi qui as mis ton père au pouvoir de ses ennemis ? – Chrétienne, oui, je le suis, reprit Zoraïde, mais non celle qui t′a mis en cet état, car jamais mon désir n′a été de t′abandonner, ni de te faire du mal, mais seulement de faire mon bien. – Et quel bien t′es-tu fait, ma fille ? – Pour cela, répondit-elle, demande-le à Lella Maryem ; elle saura te le dire mieux que moi. »
»Apenas hubo oído esto el moro, cuando, con una increíble presteza, se arrojó de cabeza en la mar, donde sin ninguna duda se ahogara, si el vestido largo y embarazoso que traía no le entretuviera un poco sobre el agua. Dio voces Zoraida que le sacasen, y así, acudimos luego todos, y, asiéndole de la almalafa , le sacamos medio ahogado y sin sentido, de que recibió tanta pena Zoraida que, como si fuera ya muerto, hacía sobre él un tierno y doloroso llanto. Volvímosle boca abajo, volvió mucha agua, tornó en sí al cabo de dos horas, en las cuales, habiéndose trocado el viento, nos convino volver hacia tierra, y hacer fuerza de remos, por no embestir en ella; mas quiso nuestra buena suerte que llegamos a una cala que se hace al lado de un pequeño promontorio o cabo que de los moros es llamado el de La Cava Rumía, que en nuestra lengua quiere decir La mala mujer cristiana ; y es tradición entre los moros que en aquel lugar está enterrada la Cava, por quien se perdió España, porque cava en su lengua quiere decir mujer mala, y rumía, cristiana; y aun tienen por mal agüero llegar allí a dar fondo cuando la necesidad les fuerza a ello, porque nunca le dan sin ella; puesto que para nosotros no fue abrigo de mala mujer, sino puerto seguro de nuestro remedio, según andaba alterada la mar. À peine le More eut-il entendu cette réponse, qu′avec une incroyable célérité il se jeta dans l′eau la tête la première, et il se serait infailliblement noyé si le long vêtement qu′il portait ne l′eût un peu soutenu sur les flots. Aux cris de Zoraïde nous accourûmes tous, et, le saisissant par son cafetan, nous le retirâmes à demi noyé et sans connaissance ; ce qui causa une si vive douleur à Zoraïde qu′elle se mit, comme s′il eût été sans vie, à pousser sur son corps les plus tendres et les plus douloureux sanglots. Nous le pendîmes la tête en bas ; il rendit beaucoup d′eau, et revint à lui au bout de deux heures. Pendant ce temps le vent ayant changé, nous fûmes obligés de nous rapprocher de terre, et de faire force de rames pour ne pas être jetés à la côte. Mais notre bonne étoile permit que nous arrivassions à une cale que forme un petit promontoire appelé par les Mores cap de la Cava rhoumia, qui veut dire en notre langue de la Mauvaise femme chrétienne. C′est une tradition parmi eux qu′en cet endroit est enterrée cette Cava qui causa la perte de l′Espagne, parce qu′en leur langue cava veut dire mauvaise femme, et rhoumia, chrétienne. Ils tiennent même à mauvais augure de jeter l′ancre dans cette cale quand la nécessité les y force, car ce n′est jamais sans nécessité qu′ils y abordent. Pour nous, ce ne fut pas un gîte de mauvaise femme, mais bien un heureux port de salut, tant la mer était furieuse.
»Pusimos nuestras centinelas en tierra, y no dejamos jamás los remos de la mano; comimos de lo que el renegado había proveído, y rogamos a Dios y a Nuestra Señora, de todo nuestro corazón, que nos ayudase y favoreciese para que felicemente diésemos fin a tan dichoso principio. Diose orden, a suplicación de Zoraida, como echásemos en tierra a su padre y a todos los demás moros que allí atados venían, porque no le bastaba el ánimo, ni lo podían sufrir sus blandas entrañas, ver delante de sus ojos atado a su padre y aquellos de su tierra presos. Prometímosle de hacerlo así al tiempo de la partida, pues no corría peligro el dejallos en aquel lugar , que era despoblado. No fueron tan vanas nuestras oraciones que no fuesen oídas del cielo; que, en nuestro favor, luego volvió el viento, tranquilo el mar , convidándonos a que tornásemos alegres a proseguir nuestro comenzado viaje. Nous plaçâmes nos sentinelles à terre, et, sans quitter un moment les rames, nous mangeâmes des provisions qu′avait faites le renégat : après quoi nous priâmes, du fond de nos cœurs, Dieu et Notre-Dame de nous prêter leur assistance et leur faveur pour mener à bonne fin un si heureux commencement. On se prépara, pour céder aux supplications de Zoraïde, à mettre à terre son père et les autres Mores qui étaient encore attachés ; car le cœur lui manquait, et ses tendres entrailles étaient déchirées à la vue de son père lié comme un malfaiteur, et de ses compatriotes prisonniers. Nous promîmes de lui obéir au moment du départ, puisqu′il n′y avait nul danger à les laisser en cet endroit, qui était complètement désert. Nos prières ne furent pas si vaines que le ciel ne les entendît ; en notre faveur, le vent changea, la mer devint tranquille, et tout nous invita à continuer joyeusement notre voyage.
»Viendo es to, desatamos a los moros, y uno a uno los pusimos en tierra, de lo que ellos se quedaron admirados; pero, llegando a desembarcar al padre de Zoraida, que ya estaba en todo su acuerdo, dijo: ′′¿Por qué pensáis, cristianos, que esta mala hembra huelga de que me deis libertad? ¿Pensáis que es por piedad que de mí tiene? No, por cierto, sino que lo hace por el estorbo que le dará mi presencia cuando quiera poner en ejecución sus malos deseos; ni penséis que la ha movido a mudar religión entender ella que la vuestra a la nuestra se aventaja, sino el saber que en vuestra tierra se usa la deshonestidad más libremente que en la nuestra′′. Y, volviéndose a Zoraida, teniéndole yo y otro cristiano de entrambos brazos asido, porque algún desatino no hiciese, le dijo: ′′¡Oh infame moza y mal aconsejada muchacha! ¿Adónde vas, ciega y desatinada, en poder destos perros , naturales enemigos nuestros? ¡Maldita sea la hora en que yo te engendré, y malditos sean los regalos y deleites en que te he criado!′′ Pero, viendo yo que llevaba término de no acabar tan presto, di priesa a ponelle en tierra, y desde allí, a voces, prosiguió en sus maldiciones y lamentos, rogando a Mahoma rogase a Alá que nos destruyese, confundiese y acabase; y cuando, por habernos hecho a la vela, no podimos oír sus palabras, vimos sus obras, que eran arrancarse las barbas, mesarse los cabellos y arrastrarse por el suelo; mas una vez esforzó la voz de tal manera que podimos entender que decía: ′′¡Vuelve, amada hija, vuelve a tierra, que todo te lo perdono; entrega a esos hombres ese dinero, que ya es su yo, y vuelve a consolar a este triste padre tuyo, que en esta desierta arena dejará la vida, si tú le dejas!′′ Todo lo cual escuchaba Zoraida, y todo lo sentía y lloraba, y no supo decirle ni respondelle palabra, sino: ′′Plega a Alá, padre mío, que Lela Marién, que ha sido la causa de que yo sea cristiana, ella te consuele en tu tristeza. Alá sabe bien que no pude hacer otra cosa de la que he hecho, y que estos cristianos no deben nada a mi voluntad, pues, aunque quisiera no venir con ellos y quedarme en mi casa, me fuera imposible, según la priesa que me daba mi alma a poner por obra ésta que a mí me parece tan buena como tú, padre amado, la juzgas por mala′′. Esto dijo, a tiempo que ni su padre la oía, ni nosotros ya le veíamos; y así, consolando yo a Zoraida, atendimos todos a nuestro viaje, el cual nos le facilitaba el proprio viento, de tal manera que bien tuvimos por cierto de vernos otro día al amanecer en las riberas de España . Voyant l′instant favorable, nous déliâmes les Mores, et, à leur grand étonnement, nous les mîmes à terre un à un. Mais quand on descendit le père de Zoraïde, qui avait repris toute sa connaissance, il nous dit : « Pourquoi pensez-vous, chrétiens, que cette méchante femelle se réjouisse de ce que vous me rendez la liberté ? croyez-vous que c′est parce qu′elle a pitié de moi ? Non, certes ; c′est pour se délivrer de la gêne que lui causerait ma présence quand elle voudra satisfaire ses désirs criminels. N′allez pas imaginer que ce qui l′a fait changer de religion, c′est d′avoir cru que la vôtre vaut mieux que la nôtre ; non, c′est d′avoir appris que chez vous on se livre à l′impudicité plus librement que dans notre pays. » Puis, se tournant vers Zoraïde, tandis qu′avec un autre chrétien je le retenais par les deux bras, pour qu′il ne fît pas quelque extravagance : « Ô jeune fille infâme et pervertie ! s′écria-t-il, où vas-tu, aveugle et dénaturée, au pouvoir de ces chiens, nos ennemis naturels ? Maudite soit l′heure où je t′ai engendrée, et maudits soient les tendres soins que j′ai pris de ton enfance ! » Quand je vis qu′il prenait le chemin de n′en pas finir de sitôt, je me hâtai de le descendre à terre, et là il continuait à grands cris ses malédictions et ses plaintes, suppliant Mahomet de prier Allah de nous détruire et de nous abîmer. Lorsque, après avoir mis à la voile, nous ne pûmes plus entendre ses paroles, nous vîmes encore ses actions ; il s′arrachait les cheveux, se frappait le visage et se roulait par terre. Mais, dans un moment, il éleva si fort la voix, que nous pûmes distinctement l′entendre : « Reviens, ma fille bien-aimée, disait-il, descends à terre ; je te pardonne tout. Donne à ces hommes ton argent, qui est déjà le leur, et reviens consoler ton triste père, qui, si tu le laisses, laissera la vie sur cette plage déserte. » Zoraïde entendait tout cela, et, le cœur brisé, pleurait amèrement. Elle ne sut rien trouver de mieux à lui répondre que ce peu de paroles : « Allah veuille, ô mon père, que Lella Maryem, qui m′a rendue chrétienne, te console dans ta tristesse. Allah sait bien que je n′ai pu m′empêcher de faire ce que j′ai fait, et que ces chrétiens ne doivent rien à ma volonté. Quand même j′aurais voulu les laisser partir et les laisser à la maison, cela ne m′aurait pas été possible, tant mon âme avait hâte de mettre en œuvre cette résolution, qui me semble aussi sainte qu′à toi, mon bon père, elle paraît coupable. » Zoraïde parlait ainsi quand son père ne pouvait plus l′entendre, et que déjà nous le perdions de vue. Tandis que je la consolais, tout le monde se remit à l′ouvrage, et nous recommençâmes à voguer avec un vent si favorable, que nous étions persuadés de nous voir, au point du jour, sur les côtes d′Espagne.
»Mas, como pocas veces, o nunca, viene el bien puro y sencillo, sin ser acompañado o seguido de algún mal que le turbe o sobresalte, quiso nuestra ventura , o quizá las maldiciones que el moro a su hija había echado, que siempre se han de temer de cualquier padre que sean; quiso, digo, que estando ya engolfados y siendo ya casi pasadas tres horas de la noche, yendo con la vela tendida de alto baja, frenillados los remos, porque el próspero viento nos quitaba del trabajo de haberlos menester, con la luz de la luna, que claramente resplandecía, vimos cerca de nosotros un bajel redondo, que, con todas las velas tendidas, llevando un poco a orza el timón , delante de nosotros atravesaba; y esto tan cerca, que nos fue forzoso amainar por no embestirle, y ellos, asimesmo, hicieron fuerza de timón para darnos lugar que pasásemos. Mais comme rarement, ou plutôt jamais, le bien ne vient pur et complet, sans qu′il soit accompagné ou suivi de quelque mal qui le trouble et l′altère, notre mauvaise étoile, ou peut-être les malédictions que le More avait données à sa fille (car il faut les craindre de quelque père que ce soit), vinrent troubler notre allégresse. Nous étions en pleine mer, à plus de trois heures de la nuit, marchant voile déployée et les rames au crochet, car le vent prospère nous dispensait du travail de la chiourme, quand tout à coup, à la clarté de la lune, nous aperçûmes un vaisseau rond, qui, toutes voiles dehors et penché sur le flanc, traversait devant nous. Il était si proche, que nous fûmes obligés de carguer à la hâte pour ne point le heurter, et lui, de son côté, fit force de timon pour nous laisser le chemin libre.
»Habíanse puesto a bordo del bajel a preguntarnos quién éramos, y adónde navegábamos, y de dónde veníamos; pero, por preguntarnos esto en lengua francesa, dijo nuestro renegado: ′′Ninguno responda; porque éstos, sin duda, son cosarios franceses, que hacen a toda ropa′′. Por este advertimiento, ninguno respondió palabra; y, habiendo pasado un poco delante, que ya el bajel quedaba sotavento, de improviso soltaron dos piezas de artillería, y, a lo que parecía, ambas venían con cadenas , porque con una cortaron nuestro árbol por medio, y dieron con él y con la vela en la mar; y al momento, disparando otra pieza, vino a dar la bala en mitad de nuestra barca, de modo que la abrió toda, sin hacer otro mal alguno; pero, como nosotros nos vimos ir a fondo, comenzamos todos a grandes voces a pedir socorro y a rogar a los del bajel que nos acogiesen, porque nos anegábamos. Amainaron entonces, y, echando el esquife o barca a la mar, entraron en él hasta doce franceses bien armados, con sus arcabuces y cuerdas encendidas , y así llegaron junto al nuestro; y, viendo cuán pocos éramos y cómo el bajel se hundía, nos recogieron, diciendo que, por haber usado de la descortesía de no respondelles, nos había sucedido aquello. Nuestro renegado tomó el cofre de las riquezas de Zoraida, y dio con él en la mar, sin que ninguno echase de ver en lo que hacía. En resolución, todos pasamos con los fran ceses, los cuales, después de haberse informado de todo aquello que de nosotros saber quisieron, como si fueran nuestros capitales enemigos, nos despojaron de todo cuanto teníamos, y a Zoraida le quitaron hasta los carcajes que traía en los pies. Pero no me daba a mí tanta pesadumbre la que a Zoraida daban, como me la daba el temor que tenía de que habían de pasar del quitar de las riquísimas y preciosísimas joyas al quitar de la joya que más valía y ella más estimaba. Pero los deseos de aquella gente no se estienden a más que al dinero, y desto jamás se vee harta su codicia; lo cual entonces llegó a tanto, que aun hasta los vestidos de cautivos nos quitaran si de algún provecho les fueran. Y hubo parecer entre ellos de que a todos nos arrojasen a la mar envueltos en una vela, porque tenían intención de tratar en algunos puertos de España con nombre de que eran bretones , y si nos llevaban vivos, serían castigados, siendo descubierto su hurto. Mas el capitán, que era el que había despojado a mi querida Zoraida, dijo que él se contentaba con la presa que tenía, y que no quería tocar en ningún puerto de España, sino pasar el estrecho de Gibraltar de noche, o como pudiese, y irse a la Rochela, de donde había salido ; y así, tomaron por acuerdo de darnos el esquife de su navío, y todo lo necesario para la corta navegación que nos quedaba, como lo hicieron otra día, ya a vista de tierra de España, con la cual vista, todas nuestras pesadumbres y pobre zas se nos olvidaron de todo punto, como si no hubieran pasado por nosotros: tanto es el gusto de alcanzar la libertad perdida. On se mit alors, du tillac de ce vaisseau, à nous demander qui nous étions, où nous allions et d′où nous venions. Mais comme ces questions nous étaient faites en langue française, le renégat s′écria bien vite : « Que personne ne réponde : ce sont sans doute des corsaires français, qui font prise de tout. » Sur cet avis, personne ne dit mot, et, prenant un peu d′avance, nous laissâmes le vaisseau sous le vent. Mais aussitôt on nous lâcha deux coups de canon, sans doute à boulets enchaînés, car la première volée coupa par la moitié notre mât, qui tomba dans la mer avec sa voile ; et le second coup, tiré presque au même instant, porta dans le corps de notre barque, qu′il perça de part en part, sans atteindre personne. Mais, nous sentant couler à fond, nous nous mîmes tous à demander secours à grands cris, et à prier les gens du vaisseau de nous recueillir, s′ils ne voulaient nous voir sombrer. Ils mirent alors en panne, et jetant la chaloupe en mer, douze Français, armés de leurs arquebuses, s′approchèrent, mèches allumées, de notre bâtiment. Quand ils virent notre petit nombre, et que réellement nous coulions bas, ils nous prirent à leur bord, disant que c′était l′impolitesse que nous leur avions faite en refusant de répondre qui nous valait cette leçon. Notre renégat prit alors le coffre qui contenait les richesses de Zoraïde, et le jeta dans la mer, sans que personne prît garde à ce qu′il faisait. Finalement, tous nous passâmes sur le navire des Français, qui s′informèrent d′abord de tout ce qu′il leur plut de savoir de nous ; puis, comme s′ils eussent été nos ennemis mortels, ils nous dépouillèrent de tout ce que nous portions ; ils prirent à Zoraïde jusqu′aux anneaux qu′elle avait aux jambes. Mais j′étais bien moins tourmenté des pertes dont s′affligeait Zoraïde que de la crainte de voir ces pirates passer à d′autres violences, et lui enlever, après ces riches et précieux bijoux, celui qui valait plus encore et qu′elle estimait davantage. Mais, par bonheur, les désirs de ces gens ne vont pas plus loin que l′argent et le butin, dont ne peut jamais se rassasier leur avarice, qui se montra, en effet, si insatiable, qu′ils nous auraient enlevé jusqu′à nos habits de captifs, s′ils eussent pu en tirer parti. Quelques-uns d′entre eux furent d′avis de nous jeter tous à la mer, enveloppés dans une voile, parce qu′ils avaient l′intention de trafiquer dans quelques ports d′Espagne sous pavillon breton, et que, s′ils nous eussent emmenés vivants, on aurait découvert et puni leur vol. Mais le capitaine, qui avait dépouillé ma chère Zoraïde, dit qu′il se contentait de sa prise, et qu′il ne voulait toucher à aucun port d′Espagne, mais continuer sa route au plus vite, passer le détroit de Gibraltar, de nuit et comme il pourrait, et regagner la Rochelle, d′où il était parti. Ils résolurent en conséquence, de nous donner la chaloupe de leur vaisseau, et tout ce qu′il fallait pour la courte navigation qui nous restait à faire ; ce qu′ils exécutèrent le lendemain, en vue de la terre d′Espagne : douce et joyeuse vue, qui nous fit oublier tous nos malheurs, toutes nos misères, comme si d′autres que nous les eussent essuyés : tant est grand le bonheur de recouvrer la liberté perdue !
»Cerca de mediodía podría ser cuando nos echaron en la barca, dándonos dos barriles de agua y algún bizcocho; y el capitán, movido no sé de qué misericordia, al embarcarse la hermosísima Zoraida, le dio hasta cuarenta escudos de oro, y no consintió que le quitasen sus soldados estos mesmos vestidos que ahora tiene puestos. Entramos en el bajel; dímosles las gracias por el bien que nos hacían, mostrándonos más agradecidos que quejosos; ellos se hicieron a lo largo, siguiendo la derrota del estrecho; nosotros, sin mirar a otro norte que a la tierra que se nos mostraba delante, nos dimos tanta priesa a bogar que al poner del sol estábamos tan cerca que bien pudiéramos , a nuestro parecer, llegar antes que fuera muy noche; pero, por no parecer en aquella noche la luna y el cielo mostrarse escuro, y por ignorar el paraje en que estábamos, no nos pareció cosa segura embestir en tierra, como a muchos de nosotros les parecía, diciendo que diésemos en ella, aunque fuese en unas peñas y lejos de poblado, porque así aseguraríamos el temor que de razón se debía tener que por allí anduviesen bajeles de cosarios de Tetuán, los cuales anochecen en Berbería y amanecen en las costas de España, y hacen de ordinario presa, y se vuelven a dormir a sus casas. Pero, de los contrarios pareceres, el que se tomó fue que nos llegásemos poco a poco, y que si el sosiego del mar lo concediese, desembarcásemos donde pudiésemos. Il pouvait être à peu près midi quand ils nous mirent dans la chaloupe, en nous donnant deux barils d′eau et quelques biscuits ; le capitaine, touché de je ne sais quelle compassion, donna même à la belle Zoraïde, au moment de l′embarquer, quarante écus d′or, et ne permit point que ses soldats lui ôtassent les vêtements qu′elle porte aujourd′hui. Nous descendîmes dans la barque, et nous leur rendîmes grâce du bien qu′ils nous faisaient, montrant plus de reconnaissance que de rancune. Ils prirent aussitôt le large, dans la direction du détroit ; et nous, sans regarder d′autre boussole que la terre qui s′offrait à nos yeux, nous nous mîmes à ramer avec tant d′ardeur, qu′au coucher du soleil nous étions assez près, à ce qu′il nous sembla, pour aborder avant que la nuit fût bien avancée. Mais la lune était cachée et le ciel obscur ; et, comme nous ignorions en quels parages nous étions arrivés, il ne nous parut pas prudent de prendre terre. Cependant plusieurs d′entre nous étaient de cet avis ; ils voulaient que nous abordassions, fût-ce sur des rochers et loin de toute habitation, parce que, disaient-ils, c′était le seul moyen d′être à l′abri de la crainte que nous devions avoir de rencontrer quelques navires des corsaires de Tétouan, lesquels quittent la Berbérie à l′entrée de la nuit, arrivent au point du jour sur les côtes d′Espagne, font quelque prise, et retournent dormir chez eux. Enfin, parmi les avis contraires, on s′arrêta à celui d′approcher peu à peu, et, si le calme de la mer le permettait, de débarquer où nous pourrions.
»Hízose así, y poco antes de la media noche sería cuando llegamos al pie de una disformísima y alta montaña , no tan junto al mar que no concediese un poco de espacio para poder desembarcar cómodamente. Embestimos en la arena, salimos a tierra, besamos el suelo, y, con lágrimas de muy alegrísimo contento , dimos todos gracias a Dios, Señor Nuestro, por el bien tan incomparable que nos había hecho . Sacamos de la barca los bastimentos que tenía, tirámosla en tierra, y subímonos un grandísimo trecho en la montaña, porque aún allí estábamos, y aún no podíamos asegurar el pecho, ni acabábamos de creer que era tierra de cristianos la que ya nos sostenía. Amaneció más tarde, a mi parecer, de lo que quisiéramos . Acabamos de subir toda la montaña, por ver si desde allí algún poblado se descubría, o algunas cabañas de pastores; pero, aunque más tendimos la vista, ni poblado, ni persona, ni senda, ni camino descubrimos. Con todo esto, determinamos de entrarnos la tierra adentro , pues no podría ser menos sino que presto descubriésemos quien nos diese noticia della. Pero lo que a mí más me fatigaba era el ver ir a pie a Zoraida por aquellas asperezas, que, puesto que alguna vez la puse sobre mis hombros, más le cansaba a ella mi cansancio que la reposaba su reposo; y así, nunca más quiso que yo aquel trabajo tomase; y, con mucha paciencia y muestras de ale gría, llevándola yo siempre de la mano, poco menos de un cuarto de legua debíamos de haber andado, cuando llegó a nuestros oídos el son de una pequeña esquila, señal clara que por allí cerca había ganado; y, mirando todos con atención si alguno se parecía, vimos al pie de un alcornoque un pastor mozo, que con grande reposo y descuido estaba labrando un palo con un cuchillo. Dimos voces, y él, alzando la cabeza, se puso ligeramente en pie, y, a lo que después supimos, los primeros que a la vista se le ofrecieron fueron el renegado y Zoraida, y, como él los vio en hábito de moros, pensó que todos los de la Berbería estaban sobre él; y, metiéndose con estraña ligereza por el bosque adelante, comenzó a dar los mayores gritos del mundo diciendo: ′′¡Moros, moros hay en la tierra! ¡Moros, moros! ¡Arma, arma!′. C′est ce que nous fîmes, et il n′était pas encore minuit quand nous arrivâmes au pied d′une haute montagne, non si voisine de la mer qu′il n′y eût un peu d′espace où l′on pût commodément aborder. Nous échouâmes notre barque sur le sable, et, sautant à terre, nous baisâmes à genoux le sol de la patrie ; puis, les yeux baignés des douces larmes de la joie, nous rendîmes grâces à Dieu, notre Seigneur, du bien incomparable qu′il nous avait fait pendant notre voyage. Nous ôtâmes ensuite de la barque les provisions qu′elle contenait, et l′ayant tirée sur le rivage, nous gravîmes une grande partie du flanc de la montagne ; car, même arrivés là, nous ne pouvions calmer l′agitation de nos cœurs, ni nous persuader que cette terre qui nous portait fût bien une terre de chrétiens. Le jour parut plus tard que nous ne l′eussions désiré, et nous achevâmes de gagner le sommet de la montagne pour voir si de là on découvrirait un village ou des cabanes de bergers. Mais, quelque loin que nous étendissions la vue, nous n′aperçûmes ni habitation, ni sentier, ni être vivant. Toutefois, nous résolûmes de pénétrer plus avant dans le pays, certains de rencontrer bientôt quelqu′un qui nous fît connaître où nous étions. Ce qui me tourmentait le plus, c′était de voir Zoraïde marcher à pied sur cet âpre terrain ; je la pris bien un moment sur mes épaules, mais ma fatigue la fatiguait plus que son repos ne la reposait : aussi ne voulut-elle plus me laisser prendre cette peine, et elle cheminait, en me donnant la main, avec patience et gaieté. Nous avions à peine fait un quart de lieue, que le bruit d′une clochette frappa nos oreilles. À ce bruit qui annonçait le voisinage d′un troupeau, nous regardâmes attentivement si quelqu′un se montrait, et nous aperçûmes, au pied d′un liége, un jeune pâtre qui s′amusait paisiblement à tailler un bâton avec son couteau. Nous l′appelâmes, et lui, tournant la tête, se leva d′un bond. Mais, à ce que nous sûmes depuis, les premiers qu′il aperçut furent Zoraïde et le renégat, et, comme il les vit en habit moresque, il crut que tous les Mores de la Berbérie étaient à ses trousses. Se sauvant donc de toute la vitesse de ses jambes à travers le bois, il se mit à crier à tue-tête : « Aux Mores ! aux Mores ! Les Mores sont dans le pays ! Aux Mores ! aux armes ! aux armes ! »
»Con estas voces quedamos todos confusos, y no sabíamos qué hacernos; pero, considerando que las voces del pastor habían de alborotar la tierra, y que la caballería de la costa había de venir luego a ver lo que era, acordamos que el renegado se desnudase las ropas del turco y se vistiese un gilecuelco o casaca de cautivo que uno de nosotros le dio luego, aunque se quedó en camisa; y así, encomendándonos a Dios, fuimos por el mismo camino que vimos que el pastor llevaba, esperando siempre cuándo había de dar sobre nosotros la caballería de la costa. Y no nos engañó nuestro pensamiento, porque, aún no habrían pasado dos horas cuando, habiendo ya salido de aquellas malezas a un llano, descubrimos hasta cincuenta caballeros , que con gran ligereza, corriendo a media rienda, a nosotros se venían, y así como los vimos, nos estuvimos quedos aguardándolos; pero, como ellos llegaron y vieron, en lugar de los moros que buscaban, tanto pobre cristiano, quedaron confusos, y uno dellos nos preguntó si éramos nosotros acaso la ocasión por que un pastor había apellidado al arma. ′′Sí′′, dije yo; y, queriendo comenzar a decirle mi suceso, y de dónde veníamos y quién éramos, uno de los cristianos que con nosotros venían conoció al jinete que nos había hecho la pregunta, y dijo, sin dejarme a mí decir más palabra: ′′¡Gracias sean dadas a Dios, señores, que a tan buena parte nos ha conducido!, porque, si yo no me engaño, la tierra que pisamos es la de Vélez Málaga, si ya los años de mi cautiverio no me han quitado de la memoria el acordarme que vos, señor, que nos preguntáis quién somos, sois Pedro de Bustamante, tío mío′′. Apenas hubo dicho esto el cristiano cautivo, cuando el jinete se arrojó del caballo y vino a abrazar al mozo, diciéndole: ′′Sobrino de mi alma y de mi vida, ya te conozco, y ya te he llorado por muerto yo, y mi hermana, tu madre, y todos los tuyos, que aún viven; y Dios ha sido servido de darles vida para que gocen el placer de verte: ya sabíamos que estabas en Argel, y por las señales y muestras de tus vestidos, y la de todos los desta compañía, comprehendo que habéis tenido milagrosa libertad′′. ′′Así es -respondió el mozo-, y tiempo nos quedará para contároslo todo′′. À ces cris, nous demeurâmes tous fort déconcertés, et nous ne savions que faire ; mais, considérant que le pâtre, en criant de la sorte, allait répandre l′alarme dans le pays, et que la cavalerie garde-côte viendrait bientôt nous reconnaître, nous fîmes ôter au renégat ses vêtements turcs, et il mit une veste ou casaque de captif, qu′un des nôtres lui donna, restant les bras en chemise ; puis, après nous être recommandés à Dieu, nous suivîmes le même chemin qu′avait pris le berger, attendant que la cavalerie de la côte vînt fondre sur nous. Notre pensée ne nous trompa point : deux heures ne s′étaient pas écoulées, lorsqu′en débouchant des broussailles dans la plaine, nous découvrîmes une cinquantaine de cavaliers qui venaient au grand trot à notre rencontre. Dès que nous les aperçûmes, nous fîmes halte pour les attendre. Quand ils furent arrivés, et qu′au lieu de Mores qu′ils cherchaient, ils virent tant de pauvres chrétiens, ils s′arrêtèrent tout surpris, et l′un d′eux nous demanda si c′était par hasard à propos de nous qu′un pâtre avait appelé aux armes. « Oui, » lui répondis-je ; et, comme je voulais commencer à lui raconter mon aventure, à lui dire d′où nous venions et qui nous étions, un chrétien de ceux qui venaient avec nous reconnut le cavalier qui m′avait fait la question ; et, sans me laisser dire un mot de plus, il s′écria : « Grâces soient rendues à Dieu, qui nous a conduits en si bon port ! car, si je ne me trompe, la terre que nous foulons est celle de Velez-Malaga, à moins que les longues années de ma captivité ne m′aient ôté la mémoire au point de ne plus me rappeler que vous, seigneur, qui nous demandez qui nous sommes, vous êtes mon oncle don Pedro de Bustamante. » À peine le captif chrétien eut-il dit ces mots, que le cavalier sauta de son cheval, et vint serrer le jeune homme dans ses bras. « Ah ! s′écria-t-il, je te reconnais, neveu de mon âme et de ma vie, toi que j′ai pleuré pour mort, ainsi que ma sœur, ta mère, et tous les tiens, qui sont encore vivants. Dieu leur a fait la grâce de leur conserver la vie pour qu′ils jouissent du plaisir de te revoir. Nous venions d′apprendre que tu étais à Alger, et je comprends, à tes habits et à ceux de toute cette compagnie, que vous avez miraculeusement recouvré la liberté. – Rien de plus vrai, reprit le jeune homme, et le temps ne nous manquera pas pour vous conter toutes nos aventures. »
»Luego que los jinetes entendieron que éramos cristianos cautivos, se apearon de sus caballos, y cada uno nos convidaba con el suyo para llevarnos a la ciudad de Vélez Málaga, que legua y media de allí estaba . Algunos dellos volvieron a llevar la barca a la ciudad, diciéndoles dónde la habíamos dejado; otros nos subieron a las ancas, y Zoraida fue en las del caballo del tío del cristiano. Saliónos a recebir todo el pueblo, que ya de alguno que se había adelantado sabían la nueva de nuestra venida. No se admiraban de ver cautivos libres, ni moros cautivos, porque toda la gente de aquella costa está hecha a ver a los unos y a los otros; pero admirábanse de la hermosura de Zoraida, la cual en aquel instante y sazón estaba en su punto, ansí con el cansancio del camino como con la alegría de verse ya en tierra de cristianos, sin sobresalto de perderse; y esto le había sacado al rostro tales colores que, si no es que la afición entonces me engañaba, osaré decir que más hermosa criatura no había en el mundo; a lo menos, que yo la hubiese visto. Quand les cavaliers entendirent que nous étions des captifs chrétiens, ils mirent tous pied à terre, et chacun nous offrit son cheval pour nous mener à la ville de Velez-Malaga, qui était à une lieue et demie. Quelques-uns d′entre eux, auxquels nous dîmes où nous avions laissé notre barque, retournèrent la chercher pour la porter à la ville. Les autres nous firent monter en croupe, et Zoraïde s′assit sur le cheval de l′oncle de notre compagnon. Toute la population de la ville, ayant appris notre arrivée par quelqu′un qui avait pris les devants, sortit à notre rencontre. Ces gens ne s′étonnaient pas de voir des captifs délivrés, ni des Mores captifs, puisque sur tout ce rivage ils sont habitués à voir des uns et des autres ; mais ils s′étonnaient de la beauté de Zoraïde, qui était alors dans tout son éclat : car la fatigue de la marche et la joie de se voir enfin, sans crainte de disgrâce, en pays de chrétiens, animaient son visage de si vives couleurs, que, si la tendresse ne m′aveuglait point, j′aurais osé dire qu′il n′y avait pas dans le monde entier une plus belle créature.
»Fuimos derechos a la iglesia, a dar gracias a Dios por la merced recebida; y, así como en ella entró Zoraida, dijo que allí había rostros que se parecían a los de Lela Marién. Dijímosle que eran imágines suyas, y como mejor se pudo le dio el renegado a entender lo que significaban, para que ella las adorase como si verdaderamente fueran cada una dellas la misma Lela Marién que la había hablado. Ella, que tiene buen entendimiento y un natural fácil y claro , entendió luego cuanto acerca de las imágenes se le dijo. Desde allí nos llevaron y repartieron a todos en diferentes casas del pueblo; pero al renegado, Zoraida y a mí nos llevó el cristiano que vino con nosotros, y en casa de sus padres, que medianamente eran acomodados de los bienes de fortuna, y nos regalaron con tanto amor como a su mismo hijo. Nous allâmes tout droit à l′église, rendre grâces à Dieu de la faveur qu′il nous avait faite, et Zoraïde, en entrant dans le temple, s′écria qu′il y avait là des figures qui ressemblaient à celle de Lella Maryem. Nous lui dîmes que c′étaient ses images, et le renégat lui fit comprendre du mieux qu′il put ce que ces images signifiaient, afin qu′elle les adorât, comme si réellement chacune d′elles eût été la même Lella Maryem qui lui était apparue. Zoraïde, qui a l′intelligence vive et un esprit naturel pénétrant, comprit aussitôt tout ce qu′on lui dit à propos des images . De là nous fûmes ramenés dans la ville, et distribués tous en différentes maisons. Mais le chrétien qui était du pays nous conduisit, le renégat, Zoraïde et moi, dans celle de ses parents, qui jouissaient d′une honnête aisance, et qui nous accueillirent avec autant d′amour que leur propre fils.
»Seis días estuvimos en Vélez, al cabo de los cuales el renegado, hecha su información de cuanto le convenía, se fue a la ciudad de Granada, a reducirse por medio de la Santa Inquisición al gremio santísimo de la Iglesia; los demás cristianos libertados se fueron cada uno donde mejor le pareció; solos quedamos Zoraida y yo, con solos los escudos que la cortesía del francés le dio a Zoraida, de los cuales compré este animal en que ella viene; y, sirviéndola yo hasta agora de padre y escudero, y no de esposo, vamos con intención de ver si mi padre es vivo, o si alguno de mis hermanos ha tenido más próspera ventura que la mía, puesto que, por haberme hecho el cielo compañero de Zoraida, me parece que ninguna otra suerte me pudiera venir, por buena que fuera, que más la estimara. La paciencia con que Zoraida lleva las incomodidades que la pobreza trae consigo, y el deseo que muestra tener de verse ya cristiana es tanto y tal, que me admira y me mueve a servirla todo el tiempo de mi vida, puesto que el gusto que tengo de verme suyo y de que ella sea mía me lo turba y deshace no saber si hallaré en mi tierra algún rincón donde recogella, y si habrán hecho el tiempo y la muerte tal mudanza en la hacienda y vida de mi padre y hermanos que apenas halle quien me conozca, si ellos faltan.» No tengo más, señores, que deciros de mi historia; la cual, si es agradable y peregri na, júzguenlo vuestros buenos entendimientos; que de mí sé decir que quisiera habérosla contado más brevemente, puesto que el temor de enfadaros más de cuatro circustancias me ha quitado de la lengua . Nous restâmes six jours à Velez, au bout desquels le renégat, ayant fait dresser une enquête, se rendit à Grenade pour rentrer, par le moyen de la sainte Inquisition, dans le saint giron de l′Église. Les autres chrétiens délivrés s′en allèrent chacun où il leur plut. Nous restâmes seuls, Zoraïde et moi, n′ayant que les écus qu′elle devait à la courtoisie du capitaine français. J′en achetai cet animal qui fait sa monture, et, lui servant jusqu′à cette heure de père et d′écuyer, mais non d′époux, je la mène à mon pays, dans l′intention de savoir si mon père est encore vivant, ou si quelqu′un de mes frères a trouvé plus que moi la fortune favorable, bien que le ciel, en me donnant Zoraïde pour compagne, ait rendu mon sort tel, que nul autre, quelque heureux qu′il pût être, ne me semblerait aussi désirable. La patience avec laquelle Zoraïde supporte toutes les incommodités, toutes les privations qu′entraîne après soi la pauvreté, et le désir qu′elle montre de se voir enfin chrétienne, sont si grands, si admirables, que j′en suis émerveillé et que je me consacre à la servir tout le reste de ma vie. Cependant le bonheur que j′éprouve à penser que je suis à elle et qu′elle est à moi est troublé par une autre pensée : je ne sais si je trouverai dans mon pays quelque humble asile où la recueillir, si le temps et la mort n′auront pas fait tant de ravages dans la fortune et la vie de mon père et de mes frères, que je ne trouve, à leur place, personne qui daigne seulement me reconnaître. Voilà, seigneurs, tout ce que j′avais à vous dire de mon histoire ; si elle est agréable et curieuse, c′est à vos intelligences éclairées qu′il appartient d′en juger. Quant à moi, j′aurais voulu la conter plus brièvement, bien que la crainte de vous fatiguer m′ait fait taire plus d′une circonstance et plus d′un détail .






I. Capítulo XLII. Que trata de lo que más sucedió en la venta y de otras muchas cosas dignas de saberse.

Chapitre XLII Qui traite de ce qui arriva encore dans l′hôtellerie, et de plusieurs autres choses dignes d′être connues

Calló, en diciendo esto, el cautivo, a quien don Fernando dijo. Après ces dernières paroles, le captif se tut, et don Fernand lui dit :
-Por cierto, señor capitán, el modo con que habéis contado este estraño suceso ha sido tal, que iguala a la novedad y estrañeza del mesmo caso. Todo es peregrino y raro, y lleno de accidentes que maravillan y suspenden a quien los oye; y es de tal manera el gusto que hemos recebido en escuchalle, que, aunque nos hallara el día de mañana entretenidos en el mesmo cuento, holgáramos que de nuevo se comenzara. « En vérité, seigneur capitaine, la manière dont vous avez raconté ces étranges aventures a été telle, qu′elle égale la nouveauté et l′intérêt des aventures mêmes. Tout y est curieux, extraordinaire, plein d′incidents qui surprennent et ravissent ceux qui les entendent ; et nous avons eu tant de plaisir à vous écouter, que, dût le jour de demain nous trouver encore occupés à la même histoire, nous nous réjouirions de l′entendre conter une seconde fois. »
Y, en diciendo esto, don Fernando y todos los demás se le ofrecieron, con todo lo a ellos posible para servirle, con palabras y razones tan amorosas y tan verdaderas que el capitán se tuvo por bien satisfecho de sus voluntades. Especialmente, le ofreció don Fernando que si quería volverse con él, que él haría que el marqués, su hermano, fuese padrino del bautismo de Zoraida, y que él, por su parte, le acomodaría de manera que pudiese entrar en su tierra con el autoridad y cómodo que a su persona se debía. Todo lo agradeció cortesísimamente el cautivo, pero no quiso acetar ninguno de sus liberales ofrecimientos. Cela dit, Cardénio et tous les autres convives se mirent au service du capitaine captif avec des propos si affectueux et si sincères, qu′il n′eut qu′à s′applaudir de leur bienveillance. Don Fernand lui offrit, entre autres choses, s′il voulait revenir avec lui, de faire en sorte que son frère le marquis fût parrain de Zoraïde ; il lui offrit également de le mettre en état d′arriver dans son pays avec les commodités et la considération que méritait sa personne. Le captif le remercia courtoisement, mais ne voulut accepter aucune de ses offres libérales.
En esto, llegaba ya la noche , y, al cerrar della, llegó a la venta un coche, con algunos hombres de a caballo. Pidieron posada; a quien la ventera respondió que no había en toda la venta un palmo desocupado. Cependant le jour baissait, et quand la nuit fut venue, un carrosse s′arrêta devant la porte de l′hôtellerie, entouré de quelques hommes à cheval, qui demandèrent à loger. L′hôtesse répondit qu′il n′y avait pas un pied carré de libre dans toute la maison.
-Pues, aunque eso sea -dijo uno de los de a caballo que habían entrado-, no ha de faltar para el señor oidor que aquí viene. « Parbleu ! s′écria l′un des cavaliers qui avait déjà mis pied à terre, quoi qu′il en soit, il y aura bien place pour monsieur l′auditeur , qui vient dans cette voiture. »
A este nombre se turbó la güéspeda, y dijo. À ce nom, l′hôtesse se troubla :
-Señor, lo que en ello hay es que no tengo camas: si es que su merced del señor oidor la trae, que sí debe de traer, entre en buen hora, que yo y mi marido nos saldremos de nuestro aposento por acomodar a su merced. « Seigneur, reprit-elle, ce qu′il y a, c′est que je n′ai pas de lits. Si Sa Grâce monsieur l′auditeur en apporte un, comme je le suppose, qu′il soit le bienvenu. Mon mari et moi nous quitterons notre chambre, pour que Sa Grâce s′y établisse.
-Sea en buen hora -dijo el escudero. – À la bonne heure ! » dit l′écuyer.
Pero, a este tiempo, ya había salido del coche un hombre, que en el traje mostró luego el oficio y cargo que tenía, porque la ropa luenga, con las mangas arrocadas, que vestía, mostraron ser oidor, como su criado había dicho. Traía de la mano a una doncella, al parecer de hasta diez y seis años, vestida de camino, tan bizarra, tan hermosa y tan gallarda que a todos puso en admiración su vista; de suerte que, a no haber visto a Dorotea y a Luscinda y Zoraida, que en la venta estaban, creyeran que otra tal hermosura como la desta doncella difícilmente pudiera hallarse. Hallóse don Quijote al entrar del oidor y de la doncella, y, así como le vio, dijo. En ce moment descendait du carrosse un homme dont le costume annonçait de quel emploi il était revêtu. Sa longue robe aux manches tailladées faisait assez connaître qu′il était auditeur, comme l′avait dit son valet. Il conduisait par la main une jeune fille d′environ seize ans, en habit de voyage, si élégante, si fraîche et si belle, que sa vue excita l′admiration de tout le monde, au point que, si l′on n′eût pas eu sous les yeux Dorothée, Luscinde et Zoraïde, qui se trouvaient ensemble dans l′hôtellerie, on aurait cru qu′il était difficile de rencontrer une beauté comparable à celle de cette jeune personne. Don Quichotte se trouvait présent à l′arrivée de l′auditeur. Dès qu′il le vit entrer avec la demoiselle, il lui dit :
-Seguramente puede vuestra merced entrar y espaciarse en este castillo, que, aunque es estrecho y mal acomodado, no hay estrecheza ni incomodidad en el mundo que no dé lugar a las armas y a las letras, y más si las armas y letras traen por guía y adalid a la fermosura, como la traen las letras de vuestra merced en esta fermosa doncella, a quien deben no sólo abrirse y manifestarse los castillos, sino apartarse los riscos , y devidirse y abajarse las montañas, para dalle acogida. Entre vuestra merced, digo, en este paraíso, que aquí hallará estrellas y soles que acompañen el cielo que vuestra merced trae consigo; aquí hallará las armas en su punto y la hermosura en su estremo. « C′est en toute assurance que Votre Grâce peut entrer et prendre ses ébats dans ce château. Il est étroit et assez mal fourni ; mais il n′y a ni gêne ni incommodité dans ce monde qui ne cèdent aux armes et aux lettres, surtout quand les armes et les lettres ont la beauté pour compagne et pour guide, comme l′ont justement les lettres de Votre Grâce dans cette belle damoiselle, devant qui non-seulement les châteaux doivent ouvrir leurs portes, mais les rochers se fendre et les montagnes s′aplanir pour lui livrer passage. Que Votre Grâce, dis-je, entre dans ce paradis : elle y trouvera des étoiles et des astres dignes de faire compagnie au soleil que Votre Grâce conduit par la main ; elle y trouvera les armes à leur poste, et la beauté dans toute son excellence. »
Admirado quedó el oidor del razonamiento de don Quijote, a quien se puso a mirar muy de propósito, y no menos le admiraba su talle que sus palabras; y, sin hallar ningunas con que respondelle, se tornó a admirar de nuevo cuando vio delante de sí a Luscinda, Dorotea y a Zoraida, que, a las nuevas de los nuevos güéspedes y a las que la ventera les había dado de la hermosura de la doncella, habían venido a verla y a recebirla. Pero don Fernando, Cardenio y el cura le hicieron más llanos y más cortesanos ofrecimientos. En efecto, el señor oidor entró confuso, así de lo que veía como de lo que escuchaba, y las hermosas de la venta dieron la bienllegada a la hermosa doncella. L′auditeur demeura tout interdit de la harangue de don Quichotte, qu′il se mit à considérer des pieds à la tête, aussi étonné de son aspect que de ses paroles ; et, sans en trouver une seule à lui répondre, il tomba dans une autre surprise quand il vit paraître Luscinde, Dorothée et Zoraïde, qui, à la nouvelle de l′arrivée de nouveaux hôtes, et au récit que leur avait fait l′hôtesse des attraits de la jeune fille, étaient accourues pour la voir et lui faire accueil. Don Fernand, Cardénio et le curé firent au seigneur auditeur de plus simples politesses et des offres de meilleur ton. Après quoi il entra dans l′hôtellerie, aussi confondu de ce qu′il voyait que de ce qu′il avait entendu, et les beautés de la maison souhaitèrent la bienvenue à la belle voyageuse.
En resolución, bien echó de ver el oidor que era gente principal toda la que allí estaba; pero el talle, visaje y la apostura de don Quijote le desatinaba; y, habiendo pasado entre todos corteses ofrecimientos y tanteado la comodidad de la venta , se ordenó lo que antes estaba ordenado : que todas las mujeres se entrasen en el camaranchón ya referido, y que los hombres se quedasen fuera, como en su guarda. Y así, fue contento el oidor que su hija, que era la doncella, se fuese con aquellas señoras, lo que ella hizo de muy buena gana. Y con parte de la estrecha cama del ventero, y con la mitad de la que el oidor traía, se acomodaron aquella noche mejor de lo que pensaban. Finalement, l′auditeur reconnut aussitôt qu′il n′y avait là que des gens de qualité ; mais l′aspect, le visage et le maintien de don Quichotte le déconcertaient. Quand ils eurent tous échangé des courtoisies et des offres de service, quand ils eurent reconnu et mesuré les commodités que présentait l′hôtellerie, on s′arrêta au parti déjà pris précédemment de faire entrer toutes les dames dans le galetas tant de fois mentionné, tandis que les hommes resteraient dehors pour leur faire garde. L′auditeur consentit volontiers à ce que sa fille (car la jeune personne l′était en effet) s′en allât avec ces dames, ce qu′elle fit de très-bon cœur. Avec une partie du chétif lit de l′hôtelier et de celui qu′apportait l′auditeur ; elles s′arrangèrent pour la nuit mieux qu′elles ne l′avaient espéré.
El cautivo, que, desde el punto que vio al oidor , le dio saltos el corazón y barruntos de que aquél era su hermano, preguntó a uno de los criados que con él venían que cómo se llamaba y si sabía de qué tierra era. El criado le respondió que se llamaba el licenciado Juan Pérez de Viedma, y que había oído decir que era de un lugar de las montañas de León. Con esta relación y con lo que él había visto se acabó de confirmar de que aquél era su hermano, que había seguido las letras por consejo de su padre; y, alborotado y contento , llamando aparte a don Fernando, a Cardenio y al cura, les contó lo que pasaba, certificándoles que aquel oidor era su hermano. Habíale dicho también el criado como iba proveído por oidor a las Indias, en la Audiencia de Méjico. Supo también como aquella doncella era su hija, de cuyo parto había muerto su madre, y que él había quedado muy rico con el dote que con la hija se le quedó en casa. Pidióles consejo qué modo tendría para descubrirse, o para conocer primero si, después de descubierto, su hermano, por verle pobre, se afrentaba o le recebía con buenas entrañas. Pour le captif, dès le premier regard jeté sur l′auditeur, le cœur lui avait dit, par de secrets mouvements, que c′était son frère. Il alla questionner l′un des écuyers qui l′accompagnaient, et lui demanda comment s′appelait ce magistrat, et s′il savait quel était son pays. L′écuyer répondit que son maître s′appelait le licencié Juan Perez de Viedma, natif, à ce qu′il avait ouï dire, d′un bourg des montagnes de Léon. Ce récit, joint à ce qu′il voyait, acheva de confirmer le captif dans la pensée que l′auditeur était celui de ses frères qui, par le conseil de leur père, avait suivi la carrière des lettres. Ému et ravi de cette rencontre, il prit à part don Fernand, Cardénio et le curé, pour leur conter ce qui lui arrivait, en les assurant que cet auditeur était bien son frère. L′écuyer lui avait dit également qu′il allait à Mexico, revêtu d′une charge d′auditeur des Indes à l′audience de cette capitale. Enfin, il avait appris que la jeune personne qui l′accompagnait était sa fille, dont la mère, morte en la mettant au monde, avait laissé son mari fort riche par la dot restée en héritage à la fille. Le captif leur demanda conseil sur la manière de se découvrir, ou plutôt d′éprouver d′abord si, lorsqu′il se serait découvert, son frère le repousserait, en le voyant pauvre, ou l′accueillerait avec des entrailles fraternelles.
-Déjeseme a mí el hacer esa experiencia -dijo el cura-; cuanto más, que no hay pensar sino que vos, señor capitán, seréis muy bien recebido; porque el valor y prudencia que en su buen parecer descubre vuestro hermano no da indicios de ser arrogante ni desconocido, ni que no ha de saber poner los casos de la fortuna en su punto. « Laissez-moi, dit le curé, le soin de faire cette expérience. D′ailleurs, il n′y a point à douter, seigneur capitaine, que vous ne soyez bien accueilli, car le mérite et la prudence que montre votre frère dans ses manières et son maintien n′indiquent point qu′il soit arrogant ou ingrat, et qu′il ne sache pas apprécier les coups de la fortune.
-Con todo eso -dijo el capitán- yo querría, no de improviso, sino por rodeos, dármele a conocer . – Cependant, reprit le capitaine, je voudrais me faire connaître, non pas brusquement, mais par un détour.
-Ya os digo -respondió el cura- que yo lo trazaré de modo que todos quedemos satisfechos. – Je vous répète, répliqua le curé, que j′arrangerai les choses de façon que nous soyons tous satisfaits. »
Ya, en esto, estaba aderezada la cena , y todos se sentaron a la mesa, eceto el cautivo y las señoras, que cenaron de por sí en su aposento. En la mitad de la cena dijo el cura. En ce moment, le souper venait d′être servi. Tous les hôtes s′assirent à la table commune, excepté le captif, et les dames, qui soupèrent seules dans leur appartement. Au milieu du repas, le curé prit la parole :
-Del mesmo nombre de vuestra merced, señor oidor, tuve yo una camarada en Costantinopla, donde estuve cautivo algunos años; la cual camarada era uno de los valientes soldados y capitanes que había en toda la infantería española, pero tanto cuanto tenía de esforzado y valeroso lo tenía de desdichado. « Du même nom que Votre Grâce, seigneur auditeur, dit-il, j′ai eu un camarade à Constantinople, où je suis resté captif quelques années. Ce camarade était un des plus vaillants soldats, un des meilleurs capitaines qu′il y eût dans toute l′infanterie espagnole ; mais, autant il était brave et plein de cœur, autant il était malheureux.
-Y ¿cómo se llamaba ese capitán, señor mío? -preguntó el oidor. – Et comment s′appelait ce capitaine, seigneur licencié ? demanda l′auditeur.
-Llamábase -respondió el cura- Ruy Pérez de Viedma, y era natural de un lugar de las montañas de León, el cual me contó un caso que a su padre con sus hermanos le había sucedido, que, a no contármelo un hombre tan verdadero como él, lo tuviera por conseja de aquellas que las viejas cuentan el invierno al fuego . Porque me dijo que su padre había dividido su hacienda entre tres hijos que tenía, y les había dado ciertos consejos, mejores que los de Catón. Y sé yo decir que el que él escogió de venir a la guerra le había sucedido tan bien que en pocos años, por su valor y esfuerzo, sin otro brazo que el de su mucha virtud, subió a ser capitán de infantería, y a verse en camino y predicamento de ser presto maestre de campo . Pero fuele la fortuna contraria, pues donde la pudiera esperar y tener buena, allí la perdió, con perder la libertad en la felicísima jornada donde tantos la cobraron, que fue en la ba talla de Lepanto. Yo la perdí en la Goleta, y después, por diferentes sucesos, nos hallamos camaradas en Costantinopla. Desde allí vino a Argel, donde sé que le sucedió uno de los más estraños casos que en el mundo han sucedido. – Il s′appelait, reprit le curé, Rui Perez de Viedma, et il était natif d′un bourg des montagnes de Léon. Il me raconta une aventure qui lui était arrivée avec son père et ses frères, telle que, si elle m′eût été rapportée par un homme moins sincère et moins digne de foi, je l′aurais prise pour une de ces histoires que les vieilles femmes content l′hiver au coin du feu. Il me dit, en effet, que son père avait divisé sa fortune entre trois fils qu′il avait, en leur donnant certains conseils meilleurs que ceux de Caton. Ce que je puis dire, c′est que le choix qu′avait fait ce gentilhomme de la carrière des armes lui avait si bien réussi, qu′en peu d′années, par sa valeur et sa belle conduite, et sans autre appui que son mérite éclatant, il parvint au grade de capitaine d′infanterie, et se vit en passe d′être promu bientôt à celui de mestre de camp. Mais alors la fortune lui devint contraire ; car, justement comme il devait attendre toutes ses faveurs, il éprouva ses rigueurs les plus cruelles. En un mot, il perdit la liberté dans l′heureuse et célèbre journée où tant d′autres la recouvrèrent, à la bataille de Lépante. Moi, je la perdis à la Goulette, et depuis, par une série d′événements divers, nous fûmes camarades à Constantinople. De là il fut conduit à Alger, où je sais qu′il lui arriva une des plus étranges aventures qui se soient jamais passées au monde. »
De aquí fue prosiguiendo el cura, y, con brevedad sucinta , contó lo que con Zoraida a su hermano había sucedido; a todo lo cual estaba tan atento el oidor, que ninguna vez había sido tan oidor como entonces. Sólo llegó el cura al punto de cuando los franceses despojaron a los cristianos que en la barca venían, y la pobreza y necesidad en que su camarada y la hermosa mora habían quedado; de los cuales no había sabido en qué habían parado , ni si habían llegado a España, o llevádolos los franceses a Francia. Le curé, continuant de la sorte, raconta succinctement l′histoire de Zoraïde et du capitaine. À tout ce récit, l′auditeur était si attentif que jamais il n′avait été aussi auditeur qu′en ce moment. Le curé, toutefois, n′alla pas plus loin que le jour où les pirates français dépouillèrent les chrétiens qui montaient la barque ; il s′arrêta à la pauvre et triste condition où son camarade et la belle Moresque étaient restés réduits, ajoutant qu′il ignorait ce qu′ils étaient devenus ; s′ils avaient pu aborder en Espagne, ou si les Français les avaient emmenés avec eux.
Todo lo que el cura decía estaba escuchando, algo de allí desviado, el capitán, y notaba todos los movimientos que su hermano hacía; el cual, viendo que ya el cura había llegado al fin de su cuento, dando un grande suspiro y llenándosele los ojos de agua, dijo. Ce que disait le curé était écouté fort attentivement par le capitaine, qui, d′un lieu à l′écart, examinait tous les mouvements que faisait son frère. Celui-ci, quand il vit que le curé avait achevé son histoire, poussa un profond soupir et s′écria, les yeux mouillés de larmes :
-¡Oh, señor, si supiésedes las nuevas que me habéis contado, y cómo me tocan tan en parte que me es forzoso dar muestras dello con estas lágrimas que, contra toda mi discreción y recato, me salen por los ojos! Ese capitán tan valeroso que decís es mi mayor hermano, el cual, como más fuerte y de más altos pensamientos que yo ni otro hermano menor mío, escogió el honroso y digno ejercicio de la guerra, que fue uno de los tres caminos que nuestro padre nos propuso, según os dijo vuestra camarada en la conseja que, a vuestro parecer, le oístes. Yo seguí el de las letras, en las cuales Dios y mi diligencia me han pues to en el grado que me veis. Mi menor hermano está en el Pirú , tan rico que con lo que ha enviado a mi padre y a mí ha satisfecho bien la parte que él se llevó, y aun dado a las manos de mi padre con que poder hartar su liberalidad natural; y yo, ansimesmo, he podido con más decencia y autoridad tratarme en mis estudios y llegar al puesto en que me veo. Vive aún mi padre, muriendo con el deseo de saber de su hijo mayor, y pide a Dios con continuas oraciones no cierre la muerte sus ojos hasta que él vea con vida a los de su hijo; del cual me maravillo, siendo tan discreto, cómo en tantos trabajos y afliciones, o prósperos sucesos, se haya descuidado de dar noticia de sí a su padre; que si él lo supiera, o alguno de nosotros, no tuviera necesidad de aguardar al milagro de la caña para alcanzar su rescate. Pero de lo que yo agora me temo es de pensar si aquellos franceses le habrán dado libertad, o le habrán muerto por encubrir su hurto. Esto todo será que yo prosiga mi viaje , no con aquel contento con que le comencé, sino con toda melancolía y tristeza. ¡Oh buen hermano mío, y quién supiera agora dónde estabas; que yo te fuera a buscar y a librar de tus trabajos, aunque fuera a costa de los míos! ¡Oh, quién llevara nuevas a nuestro viejo padre de que tenías vida, aunque estuvieras en las mazmorras más escondidas de Berbería; que de allí te sacaran sus riquezas, las de mi hermano y las mías! ¡Oh Zoraida hermosa y liberal, quién pudiera pagar el bien que a un hermano hiciste!; ¡quién pudiera hallarse al renacer de tu alma, y a las bodas, que tanto gusto a todos nos dieran. « Oh ! seigneur, si vous saviez à qui s′adressent les nouvelles que vous venez de me conter, et comment elles me touchent dans un endroit tellement sensible, qu′en dépit de toute ma réserve et toute ma prudence, elles m′arrachent les pleurs dont vous voyez mes yeux se remplir ! Ce capitaine si valeureux, c′est mon frère aîné, lequel, comme doué d′une âme plus forte et de plus hautes pensées que moi et mon autre cadet, choisit le glorieux exercice de la guerre, l′une des trois carrières que notre père nous proposa, ainsi que vous le rapporta votre camarade, dans cette histoire qui vous semblait un conte de bonne femme. Moi j′ai suivi la carrière des lettres, où Dieu et ma diligence m′ont fait arriver à l′emploi dont vous me voyez revêtu. Mon frère cadet est au Pérou, si riche que, de ce qu′il nous a envoyé à mon père et à moi, non-seulement il a bien rendu la part de fortune qu′il avait emportée, mais qu′il a donné aux mains de mon père le moyen de rassasier leur libéralité naturelle ; et j′ai pu moi-même suivre mes études avec plus de décence et de considération, et parvenir plus aisément au poste où je me vois. Mon père vit encore, mais mourant du désir de savoir ce qu′est devenu son fils aîné, et suppliant Dieu, dans de continuelles prières, que la mort ne ferme pas ses yeux qu′il n′ait vu vivants ceux de son fils. Ce qui m′étonne, c′est que mon frère, sage et avisé comme il est, n′ait point songé, au milieu de tant de traverses, d′afflictions et d′événements heureux, à donner de ses nouvelles à sa famille. Certes, si mon père ou quelqu′un de nous eût connu son sort, il n′aurait pas eu besoin d′attendre le miracle de la canne de jonc pour obtenir son rachat. Maintenant, ce qui cause ma crainte, c′est de savoir si ces Français lui auront rendu la liberté, ou s′ils l′auront mis à mort pour cacher leur vol. Cela sera cause que je continuerai mon voyage, non plus joyeusement comme je l′ai commencé, mais plein de mélancolie et de tristesse. Ô mon bon frère, qui pourrait me dire où tu es à présent, pour que j′aille te chercher et te délivrer de tes peines, fût-ce même au prix des miennes ? Oh ! qui portera à notre vieux père la nouvelle que tu es encore vivant, fusses-tu dans les cachots souterrains les plus profonds de la Berbérie ! car ses richesses, celles de mon frère et les miennes, sauront bien t′en tirer. Et toi, belle et généreuse Zoraïde, que ne puis-je te rendre le bien que tu as fait à mon frère ! que ne puis-je assister à la renaissance de ton âme, et à ces noces qui nous combleraient tous de bonheur ! »
Estas y otras semejantes palabras decía el oidor, lleno de tanta compasión con las nuevas que de su hermano le habían dado, que todos los que le oían le acompañaban en dar muestras del sentimiento que tenían de su lástima . C′était par ces propos et d′autres semblables que l′auditeur exprimait ses sentiments aux nouvelles qu′il recevait de son frère, avec une tendresse si touchante, que ceux qui l′écoutaient montraient aussi la part qu′ils prenaient à son affliction.
Viendo, pues, el cura que tan bien había salido con su intención y con lo que deseaba el capitán, no quiso tenerlos a todos más tiempo tristes, y así, se levantó de la mesa, y, entrando donde estaba Zoraida, la tomó por la mano, y tras ella se vinieron Luscinda, Dorotea y la hija del oidor. Estaba esperando el capitán a ver lo que el cura quería hacer, que fue que, tomándole a él asimesmo de la otra mano, con entrambos a dos se fue donde el oidor y los demás caballeros estaban, y dijo. Le curé, voyant quelle heureuse issue avaient eue sa ruse et le désir du capitaine, ne voulut pas les tenir plus longtemps dans la tristesse. Il se leva de table, et entra dans l′appartement où se trouvait Zoraïde, qu′il ramena par la main, suivie de Luscinde, de Dorothée et de la fille de l′auditeur. Le capitaine attendait encore ce qu′allait faire le curé. Celui-ci le prit de l′autre main, et, les conduisant tous deux à ses côtés, il revint dans la chambre où étaient l′auditeur et les autres convives.
-Cesen, señor oidor, vuestras lágrimas, y cólmese vuestro deseo de todo el bien que acertare a desearse, pues tenéis delante a vuestro buen hermano y a vuestra buena cuñada. Éste que aquí veis es el capitán Viedma, y ésta, la hermosa mora que tanto bien le hizo. Los franceses que os dije los pusieron en la estrecheza que veis, para que vos mostréis la liberalidad de vuestro buen pecho. « Séchez vos larmes, seigneur auditeur, lui dit-il, et que vos désirs soient pleinement comblés. Voici devant vous votre digne frère et votre aimable belle-sœur. Celui-ci, c′est le capitaine Viedma ; celle-là, c′est la belle Moresque dont il a reçu tant de bienfaits ; et les pirates français les ont mis dans la pauvreté où vous les voyez, pour que vous montriez à leur égard la générosité de votre noble cœur. »
Acudió el capitán a abrazar a su hermano, y él le puso ambas manos en los pechos por mirarle algo más apartado; mas, cuando le acabó de conocer, le abrazó tan estrechamente, derramando tan tiernas lágrimas de contento, que los más de los que presentes estaban le hubieron de acompañar en ellas. Las palabras que entrambos hermanos se dijeron, los sentimientos que mostraron, apenas creo que pueden pensarse, cuanto más escribirse. Allí, en breves razones, se dieron cuenta de sus sucesos; allí mostraron puesta en su punto la buena amistad de dos hermanos; allí abrazó el oidor a Zoraida; allí la ofreció su ha cienda; allí hizo que la abrazase su hija; allí la cristiana hermosa y la mora hermosísima renovaron las lágrimas de todos. Le capitaine accourut aussitôt embrasser son frère, qui, dans sa surprise, lui mit d′abord les deux mains sur l′estomac pour l′examiner à distance ; mais, dès qu′il eut achevé de le reconnaître, il le serra si étroitement dans ses bras, en versant des larmes de joie et de tendresse, que la plupart des assistants ne purent retenir les leurs. Quant aux paroles que se dirent les deux frères et aux sentiments qu′ils se témoignèrent, à peine, je crois, peut-on les imaginer, à plus forte raison les écrire. Tantôt ils se racontaient brièvement leurs aventures, tantôt ils faisaient éclater la bonne amitié de deux frères ; l′auditeur embrassait Zoraïde, puis il lui offrait sa fortune, puis il la faisait embrasser par sa fille ; puis la jolie chrétienne et la belle Moresque arrachaient de nouveau, par leurs transports, des larmes à tout le monde.
Allí don Quijote estaba atento , sin hablar palabra, considerando estos tan estraños sucesos, atribuyéndolos todos a quimeras de la andante caballería. Allí concertaron que el capitán y Zoraida se volviesen con su hermano a Sevilla y avisasen a su padre de su hallazgo y libertad, para que, como pudiese, viniese a hallarse en las bodas y bautismo de Zoraida, por no le ser al oidor posible dejar el camino que llevaba, a causa de tener nuevas que de allí a un mes partía la flota de Sevilla a la Nueva España, y fuérale de grande incomodidad perder el viaje. D′un côté, don Quichotte considérait avec attention, et sans mot dire, ces événements étranges, qu′il attribuait tous aux chimères de sa chevalerie errante ; de l′autre, on décidait que le capitaine et Zoraïde retourneraient avec leur frère à Séville, et qu′ils informeraient leur père de la délivrance et de la rencontre de son fils, pour qu′il accourût, comme il pourrait, aux noces et au baptême de Zoraïde. Il n′était pas possible à l′auditeur de changer de route ou de retarder son voyage, parce qu′il avait appris qu′à un mois de là une flotte partait de Séville pour la Nouvelle-Espagne, et qu′il lui aurait été fort préjudiciable de perdre cette occasion.
En resolución, todos quedaron contentos y alegres del buen suceso del cautivo; y, como ya la noche iba casi en las dos partes de su jornada , acordaron de recogerse y reposar lo que de ella les quedaba. Don Quijote se ofreció a hacer la guardia del castillo , porque de algún gigante o otro mal andante follón no fuesen acometidos, codiciosos del gran tesoro de hermosura que en aquel castillo se encerraba. Agradeciéronselo los que le conocían, y dieron al oidor cuenta del humor estraño de don Quijote, de que no poco gusto recibió. Finalement, tout le monde fut ravi et joyeux de l′heureuse aventure du captif, et, comme la nuit avait presque fait les deux tiers de son chemin, chacun résolut d′aller reposer le peu de temps qui restait jusqu′au jour. Don Quichotte s′offrit à faire la garde du château, afin que quelque géant, ou quelque autre félon malintentionné, attiré par l′appât du trésor de beautés que ce château renfermait, ne vînt les y troubler. Ceux qui le connaissaient lui rendirent grâce de son offre, et apprirent à l′auditeur l′étrange humeur de don Quichotte, ce qui le divertit beaucoup.
Sólo Sancho Panza se desesperaba con la tardanza del recogimiento, y sólo él se acomodó mejor que todos , echándose sobre los aparejos de su jumento, que le costaron tan caros como adelante se dirá. Le seul Sancho Panza se désespérait de veiller si tard, et seul il s′arrangea pour la nuit mieux que tous les autres, en se couchant sur les harnais de son âne, qui faillirent lui coûter si cher, comme on le verra dans la suite.
Recogidas, pues, las damas en su estancia, y los demás acomodádose como menos mal pudieron, don Quijote se salió fuera de la venta a hacer la centinela del castillo, como lo había prometido. Les dames rentrées dans leur appartement, et les hommes s′arrangeant du moins mal qu′il leur fut possible, don Quichotte sortit de l′hôtellerie pour se mettre en sentinelle, et faire, comme il l′avait promis, la garde du château.
Sucedió, pues, que faltando poco por venir el alba, llegó a los oídos de las damas una voz tan entonada y tan buena, que les obligó a que todas le prestasen atento oído, especialmente Dorotea, que despierta estaba, a cuyo lado dormía doña Clara de Viedma, que ansí se llamaba la hija del oidor. Nadie podía imaginar quién era la persona que tan bien cantaba, y era una voz sola, sin que la acompañase instrumento alguno. Unas veces les parecía que cantaban en el patio ; otras, que en la caballeriza; y, estando en esta confusión muy atentas, llegó a la puerta del aposento Cardenio y dijo. Or, il arriva qu′au moment où l′aube du jour allait poindre, les dames entendirent tout à coup une voix si douce et si mélodieuse, qu′elles se mirent toutes à l′écouter attentivement, surtout Dorothée, qui s′était éveillée la première, tandis que doña Clara de Viedma, la fille de l′auditeur, dormait à ses côtés. Aucune d′elles ne pouvait imaginer quelle était la personne qui chantait si bien ; c′était une voix seule, que n′accompagnait aucun instrument. Il leur semblait qu′on chantait, tantôt dans la cour, tantôt dans l′écurie. Pendant qu′elles étaient ainsi non moins étonnées qu′attentives, Cardénio s′approcha de la porte de leur appartement :
-Quien no duerme, escuche; que oirán una voz de un mozo de mulas, que de tal manera canta que encanta. « Si l′on ne dort pas, dit-il, qu′on écoute, et l′on entendra la voix d′un garçon muletier qui de telle sorte chante, qu′il enchante.
-Ya lo oímos, señor -respondió Dorotea. – Nous sommes à l′écouter, seigneur, » répondit Dorothée, et Cardénio s′éloigna.
Y, con esto, se fue Cardenio; y Dorotea, poniendo toda la atención posible, entendió que lo que se cantaba era esto Alors Dorothée, prêtant de plus en plus toute son attention, entendit qu′on chantait les couplets suivants :






I. Capítulo XLIII. Donde se cuenta la agradable historia del mozo de mulas , con otros estraños acaecimientos en la venta sucedidos
-Marinero soy de amor,
y en su piélago profundo
navego sin esperanza
de llegar a puerto alguno.
Siguiendo voy a una estrella
que desde lejos descubro,
más bella y resplandeciente
que cuantas vio Palinuro .
Yo no sé adónde me guía,
y así, navego confuso,
el alma a mirarla atenta,
cuidadosa y con descuido .
Recatos impertinentes,
honestidad contra el uso,
son nubes que me la encubren
cuando más verla procuro.
¡Oh clara y luciente estrella,
en cuya lumbre me apuro!;
al punto que te me encubras,
será de mi muerte el punto.

Chapitre XLIII Où l′on raconte l′agréable histoire du garçon muletier, avec d′autres étranges événements, arrivés dans l′hôtellerie
« Je suis marinier de l′Amour, et, sur son océan profond, je navigue sans espérance de rencontrer aucun port. « Je vais à la suite d′une étoile que je découvre de loin, plus belle et plus resplendissante qu′aucune de celles qu′aperçut Palinure. « Je ne sais point où elle me conduit ; aussi navigué-je incertain, ayant l′âme attentive à la regarder, soucieuse et sans autre souci. « D′importunes précautions, une honnêteté contre l′usage, sont les nuages qui me la cachent, quand je fais le plus d′efforts pour la voir. « Ô claire et brillante étoile, dont je me consume à suivre la lumière, l′instant où je te perdrai de vue sera l′instant de ma mort. » /br

Llegando el que cantaba a este punto, le pareció a Dorotea que no sería bien que dejase Clara de oír una tan buena voz; y así, moviéndola a una y a otra parte, la despertó diciéndole. Le chanteur en était arrivé là, quand Dorothée vint à penser qu′il serait mal que Clara fût privée d′entendre une si belle voix. Elle la secoua légèrement d′un et d′autre côté, et lui dit en l′éveillant :
-Perdóname, niña, que te despierto, pues lo hago porque gustes de oír la mejor voz que quizá habrás oído en toda tu vida. « Pardonne-moi, jeune fille, si je t′éveille, car je le fais pour que tu aies le plaisir d′entendre la plus charmante voix que tu aies peut-être entendue dans toute ta vie. »
Clara despertó toda soñolienta, y de la primera vez no entendió lo que Dorotea le decía; y, volviéndoselo a preguntar, ella se lo volvió a decir, por lo cual estuvo atenta Clara. Pero, apenas hubo oído dos versos que el que cantaba iba prosiguiendo, cuando le tomó un temblor tan estraño como si de algún grave accidente de cuartana estuviera enferma, y, abrazándose estrechamente con Teodora, le dijo: Clara, à demi éveillée, se frotta les yeux, et, n′ayant pas compris la première fois ce que lui disait Dorothée, elle la pria de le lui répéter. Celle-ci lui redit la même chose, ce qui rendit aussitôt Clara fort attentive ; mais à peine eut-elle entendu deux ou trois des vers que continuait à chanter le jeune homme, qu′elle fut prise tout à coup d′un tremblement de tous ses membres, comme si elle eût éprouvé un accès de violente fièvre quarte ; et, se jetant au cou de Dorothée :
-¡Ay señora de mi alma y de mi vida!, ¿para qué me despertastes?; que el mayor bien que la fortuna me podía hacer por ahora era tenerme cerrados los ojos y los oídos, para no ver ni oír a ese desdichado músico. « Ah ! dame de mon âme et de ma vie, s′écria-t-elle, pourquoi m′as-tu réveillée ? Le plus grand bien que pouvait me faire la fortune en ce moment, c′était de me tenir les yeux et les oreilles fermés pour m′empêcher de voir et d′entendre cet infortuné musicien.
-¿Qué es lo que dices, niña?; mira que dicen que el que canta es un mozo de mulas. – Que dis-tu là, jeune fille ? répondit Dorothée. Pense donc que le chanteur est, à ce qu′on dit, un garçon muletier.
-No es sino señor de lugares -respondió Clara-, y el que le tiene en mi alma con tanta seguridad que si él no quiere dejalle, no le será quitado eternamente. – C′est un seigneur de terres et d′âmes, reprit Clara, et si bien seigneur de la mienne, que, s′il ne veut pas s′en défaire, elle lui restera toute l′éternité. »
Admirada quedó Dorotea de las sentidas razones de la muchacha, pareciéndole que se aventajaban en mucho a la discreción que sus pocos años prometían; y así, le dijo. Dorothée demeura toute surprise des propos passionnés de la jeune personne, trouvant qu′ils surpassaient de beaucoup la portée d′intelligence qu′on devait attendre de son âge.
-Habláis de modo, señora Clara, que no puedo entenderos: declaraos más y decidme qué es lo que decís de alma y de lugares, y deste músico, cuya voz tan inquieta os tiene. Pero no me digáis nada por ahora , que no quiero perder, por acudir a vuestro sobresalto, el gusto que recibo de oír al que canta; que me parece que con nuevos versos y nuevo tono torna a su canto. « Vous parlez de telle sorte, lui dit-elle, que je ne puis vous comprendre. Expliquez-vous plus clairement : que voulez-vous dire de ces âmes et de ces terres, et de ce musicien dont la voix vous a causé tant d′émotion ? Mais non, ne me dites rien à présent ; je ne veux pas, pour m′occuper de vos alarmes, perdre le plaisir que j′éprouve à écouter le chanteur, qui commence, à ce qu′il me semble, de nouveaux vers et un nouvel air.
-Sea en buen hora -respondió Clara. – Comme il vous plaira, » répondit la fille de l′auditeur ;
Y, por no oílle, se tapó con las manos entrambos oídos, de lo que también se admiró Dorotea; la cual, estando atenta a lo que se cantaba, vio que proseguían en esta manera: et, pour ne point entendre, elle se boucha les oreilles avec les deux mains. Dorothée s′étonna de nouveau ; mais prêtant toute son attention à la voix du chanteur, elle entendit qu′il continuait de la sorte :
-Dulce esperanza amía,
que, rompiendo imposibles y malezas,
sigues firme la vía
que tú mesma te finges y aderezas:
no te desmaye el verte
a cada paso junto al de tu muerte.
No alcanzan perezosos
honrados triunfos ni vitoria alguna,
ni pueden ser dichosos
los que, no contrastando a la fortuna,
entregan, desvalidos,
al ocio blando todos los sentidos.
Que amor sus glorias venda
caras, es gran razón, y es trato justo,
pues no hay más rica prenda
que la que se quilata por su gusto ;
y es cosa manifiesta
que no es de estima lo que poco cuesta.
Amorosas porfías
tal vez alcanzan imposibles cosas;
y ansí, aunque con las mías
sigo de amor las más dificultosas,
no por eso recelo
de no alcanzar desde la tierra el cielo.
« Ô ma douce espérance, qui, surmontant les obstacles et les impossibilités, suis avec constance la route que tu te traces et t′ouvres toi-même, ne t′évanouis point en te voyant à chaque pas près du pas de ta mort. « Ce ne sont point des indolents qui remportent d′honorables triomphes, d′éclatantes victoires ; et ceux-là ne parviennent point au bonheur, qui, sans faire face à la fortune, livrent nonchalamment tous leurs sens à la molle oisiveté. « Que l′amour vende cher ses gloires, c′est grande raison et grande justice, car il n′est pas de plus précieux bijou que celui qui se contrôle au titre de son plaisir ; et c′est une chose évidente, que ce qui coûte peu ne s′estime pas beaucoup. « L′opiniâtreté de l′amour parvient quelquefois à des choses impossibles ; ainsi, bien que la mienne poursuive les plus difficiles, toutefois je ne perds pas l′espoir de m′élever de la terre au ciel. »
Aquí dio fin la voz, y principio a nuevos sollozos Clara . Todo lo cual encendía el deseo de Dorotea, que deseaba saber la causa de tan suave canto y de tan triste lloro. Y así, le volvió a preguntar qué era lo que le quería decir denantes . Entonces Clara, temerosa de que Luscinda no la oyese, abrazando estrechamente a Dorotea, puso su boca tan junto del oído de Dorotea, que seguramente podía hablar sin ser de otro sentida, y así le dijo. En cet endroit, la voix mit fin à son chant, et Clara recommença ses soupirs. Tout cela enflammait le désir de Dorothée, qui voulait savoir la cause de chants si doux et de pleurs si amers. Aussi s′empressa-t-elle de lui demander une autre fois ce qu′elle avait voulu dire. Alors Clara, dans la crainte que Luscinde ne l′entendît, serrant étroitement Dorothée dans ses bras, mit sa bouche si près de l′oreille de sa compagne, qu′elle pouvait parler avec toute confiance, sans être entendue de nulle autre.
-Este que canta, señora mía, es un hijo de un caballero natural del reino de Aragón, señor de dos lugares, el cual vivía frontero de la casa de mi padre en la Corte ; y, aunque mi padre tenía las ventanas de su casa con lienzos en el invierno y celosías en el verano, yo no sé lo que fue, ni lo que no, que este caballero, que andaba al estudio, me vio, ni sé si en la iglesia o en otra parte. Finalmente, él se enamoró de mí, y me lo dio a entender desde las ventanas de su casa con tantas señas y con tantas lágrimas, que yo le hube de creer, y aun querer, sin saber lo que me quería. Entre las señas que me hacía, era una de juntarse la una mano con la otra, dándome a entender que se casaría conmigo; y, aunque yo me holgaría mucho de que ansí fuera, como sola y sin madre, no sabía con quién comunicallo, y así, lo dejé estar sin dalle otro favor si no era, cuando estaba mi padre fuera de casa y el suyo también, alzar un poco el lienzo o la celosía y dejarme ver toda, de lo que él hacía tanta fiesta, que daba señales de volverse loco. Llegóse en esto el tiempo de la partida de mi padre, la cual él supo, y no de mí, pues nunca pude decírselo. Cayó malo, a lo que yo entiendo, de pesadum bre; y así, el día que nos partimos nunca pude verle para despedirme dél, siquiera con los ojos. Pero, a cabo de dos días que caminábamos, al entrar de una posada, en un lugar una jornada de aquí , le vi a la puerta del mesón, puesto en hábito de mozo de mulas, tan al natural que si yo no le trujera tan retratado en mi alma fuera imposible conocelle. Conocíle, admiréme y alegréme; él me miró a hurto de mi padre, de quien él siempre se esconde cuando atraviesa por delante de mí en los caminos y en las posadas do llegamos ; y, como yo sé quién es, y considero que por amor de mí viene a pie y con tanto trabajo, muérome de pesadumbre, y adonde él pone los pies pongo yo los ojos. No sé con qué intención viene, ni cómo ha podido escaparse de su padre, que le quiere estraordinariamente, porque no tiene otro heredero, y porque él lo merece, como lo verá vuestra merced cuando le vea. Y más le sé decir: que todo aquello que canta lo saca de su cabeza; que he oído decir que es muy gran estudiante y poeta. Y hay más: que cada vez que le veo o le oigo cantar, tiemblo toda y me sobresalto, temerosa de que mi padre le conozca y venga en conocimiento de nuestros deseos. En mi vida le he hablado palabra, y, con todo eso, le quiero de manera que no he de poder vivir sin él. Esto es, señora mía, todo lo que os puedo decir deste músico, cuya voz tanto os ha contentado; que en sola ella echaréis bien de ver que no es mozo de mulas, como decís, sino señor de almas y lugares, como yo os he dicho. « Celui qui chante, ma chère dame, lui dit-elle, est fils d′un gentilhomme du royaume d′Aragon, seigneur de deux seigneuries. Il demeurait en face de la maison de mon père, à Madrid, et, bien que mon père eût soin de fermer les fenêtres de sa maison avec des rideaux de toile en hiver, et des jalousies en été, je ne sais comment cela se fit, mais ce jeune gentilhomme, qui faisait ses études, m′aperçut, à l′église ou autre part. Finalement, il devint amoureux de moi, et me le fit comprendre des fenêtres de sa maison, avec tant de signes et tant de larmes, que je fus bien obligée de le croire, et même de l′aimer, sans savoir ce qu′il me voulait. Parmi les signes qu′il me faisait, l′un des plus fréquents était de joindre une de ses mains avec l′autre, pour me faire entendre qu′il se marierait avec moi. Et moi j′aurais été bien contente qu′il en fût ainsi ; mais, seule et sans mère, je ne savais à qui confier mon aventure. Aussi, je le laissais continuer, sans lui accorder aucune faveur, si ce n′est, quand mon père et le sien étaient hors de la maison, de soulever un peu les rideaux ou la jalousie, et de me laisser voir tout entière, ce qui lui faisait tellement fête, qu′il paraissait en devenir fou. Dans ce temps arriva l′ordre du départ de mon père, que ce jeune homme apprit, mais non de moi, car je ne pus jamais le lui dire. Il tomba malade de chagrin, à ce que j′imagine, et, le jour que nous partîmes, je ne pus parvenir à le voir pour lui dire adieu, au moins avec les yeux. Mais, au bout de deux jours que nous faisions route, en entrant dans l′auberge d′un village qui est à une journée d′ici, je le vis sur la porte de cette auberge, en habits de garçon muletier, et si bien déguisé que, si je n′avais eu son portrait gravé dans l′âme, il ne m′eût pas été possible de le reconnaître. Je le reconnus, je m′étonnai et je me réjouis. Lui me regarde en cachette de mon père, dont il évite les regards, chaque fois qu′il passe devant moi dans les chemins ou dans les auberges où nous arrivons. Comme je sais qui il est, et que je considère que c′est pour l′amour de moi qu′il fait la route à pied, avec tant de fatigue, je meurs de chagrin, et, partout où il met les pieds, moi je mets les yeux. Je ne sais pas quelle est son intention en venant de la sorte, ni comment il a pu s′échapper de la maison de son père, qui l′aime passionnément, parce que c′est son unique héritier, et qu′il mérite d′ailleurs d′être aimé, comme Votre Grâce en jugera dès qu′elle pourra le voir. Je puis vous dire encore que toutes ces choses qu′il chante, il les tire de sa tête, car j′ai ouï dire qu′il est grand poëte et étudiant. Et de plus, chaque fois que je le vois ou que je l′entends, je tremble de la tête aux pieds, dans la crainte que mon père ne le reconnaisse et ne vienne à deviner nos désirs. De ma vie je ne lui ai dit une parole, et pourtant je l′aime de telle sorte que je ne peux vivre sans lui. Voilà, ma chère dame, tout ce que je puis vous dire de ce musicien, dont la voix vous a si fort satisfaite, et par laquelle vous reconnaîtrez bien qu′il n′est pas garçon muletier, comme vous dites, mais seigneur d′âmes et de terres, comme je vous ai dit.
-No digáis más , señora doña Clara -dijo a esta sazón Dorotea, y esto, besándola mil ve ces-; no digáis más, digo, y esperad que venga el nuevo día, que yo espero en Dios de encaminar de manera vuestros negocios, que tengan el felice fin que tan honestos principios merecen. – C′est assez, doña Clara, s′écria Dorothée en lui donnant mille baisers, c′est assez, dis-je. Attendez que le nouveau jour paraisse, car j′espère, avec l′aide de Dieu, conduire vos affaires de telle sorte qu′elles aient une aussi heureuse fin que le méritent de si honnêtes commencements.
-¡Ay señora! -dijo doña Clara-, ¿qué fin se puede esperar, si su padre es tan principal y tan rico que le parecerá que aun yo no puedo ser criada de su hijo, cuanto más esposa? Pues casarme yo a hurto de mi padre, no lo haré por cuanto hay en el mundo. No querría sino que este mozo se volviese y me dejase; quizá con no velle y con la gran distancia del camino que llevamos se me aliviaría la pena que ahora llevo, aunque sé decir que este remedio que me imagino me ha de aprovechar bien poco. No sé qué diablos ha sido esto, ni por dónde se ha entrado este amor que le tengo, siendo yo tan muchacha y él tan muchacho, que en verdad que creo que somos de una edad mesma, y que yo no tengo cumplidos diez y seis años; que para el día de San Miguel que vendrá dice mi padre que los cumplo. – Hélas ! ma bonne dame, reprit doña Clara, quelle fin se peut-il espérer, quand son père est si noble et si riche qu′il lui semblera que je ne suis pas digne, je ne dis pas d′être femme, mais servante de son fils ? et quant à me marier en cachette de mon père, je ne le ferais pas pour tout ce que renferme le monde. Je voudrais seulement que ce jeune homme me laissât et s′en retournât chez lui ; peut-être qu′en ne le voyant plus, et lorsque nous serons séparés par la grande distance du chemin qui me reste à faire, la peine que j′éprouve maintenant s′adoucira quelque peu, bien que je puisse dire que ce remède ne me fera pas grand effet. Et pourtant, je ne sais comment le diable s′en est mêlé, ni par où m′est entré cet amour que j′ai pour lui, étant, moi, si jeune fille, et lui, si jeune garçon : car, en vérité, je crois que nous sommes du même âge, et je n′ai pas encore mes seize ans accomplis ; du moins, à ce que dit mon père, je ne les aurai que le jour de la Saint-Michel. »
No pudo dejar de reírse Dorotea, oyendo cuán como niña hablaba doña Clara, a quien dijo. Dorothée ne put s′empêcher de rire en voyant combien doña Clara parlait encore en enfant.
-Reposemos, señora, lo poco que creo queda de la noche, y amanecerá Dios y medraremos, o mal me andarán las manos. « Reposons, lui dit-elle, pendant le peu qui reste de la nuit ; Dieu nous enverra le jour, et nous en profiterons, ou je n′aurais ni mains ni langue à mon service. »
Sosegáronse con esto, y en toda la venta se guardaba un grande silencio; solamente no dormían la hija de la ventera y Maritornes, su criada, las cuales, como ya sabían el humor de que pecaba don Quijote, y que estaba fuera de la venta armado y a caballo haciendo la guarda, determinaron las dos de hacelle alguna burla, o, a lo menos, de pasar un poco el tiempo oyéndole sus disparates. Elles s′endormirent après cet entretien, et dans toute l′hôtellerie régnait le plus profond silence. Il n′y avait d′éveillé que la fille de l′hôtesse et sa servante Maritornes, lesquelles sachant déjà de quel pied clochait don Quichotte, et qu′il était à faire sentinelle autour de la maison, armé de pied en cap et à cheval, résolurent entre elles de lui jouer quelque tour, ou du moins de passer un peu le temps à écouter ses extravagances.
Es, pues, el caso que en toda la venta no había ventana que saliese al campo, sino un agujero de un pajar, por donde echaban la paja por defuera. A este agujero se pusieron las dos semidoncellas, y vieron que don Quijote estaba a caballo, recostado sobre su lanzón , dando de cuando en cuando tan dolientes y profundos suspiros que parecía, que con cada uno se le arrancaba el alma. Y asimesmo oyeron que decía con voz blanda, regalada y amorosa. Or, il faut savoir qu′il n′y avait pas, dans toute l′hôtellerie, une seule fenêtre qui donnât sur les champs, mais uniquement une lucarne de grenier par laquelle on jetait la paille dehors. C′est à cette lucarne que vinrent se mettre les deux semi-demoiselles. Elles virent que don Quichotte était à cheval, immobile et appuyé sur le bois de sa lance, poussant de temps à autre de si profonds et de si lamentables soupirs, qu′on eût dit qu′à chacun d′eux son âme allait s′arracher. Elles entendirent aussi qu′il disait d′une voix douce, tendre et amoureuse :
-¡Oh mi señora Dulcinea del Toboso, estremo de toda hermosura, fin y remate de la discreción, archivo del mejor donaire, depósito de la honestidad, y, ultimadamente , idea de todo lo provechoso, honesto y deleitable que hay en el mundo! Y ¿qué fará agora la tu merced? ¿Si tendrás por ventura las mientes en tu cautivo caballero, que a tantos peligros, por sólo servirte, de su voluntad ha querido ponerse? Dame tú nuevas della, ¡oh luminaria de las tres caras! Quizá con envidia de la suya la estás ahora mirando; que, o paseándose por alguna galería de sus suntuosos palacios, o ya puesta de pechos sobre algún balcón, está considerando cómo, salva su honestidad y grandeza, ha de amansar la tormenta que por ella este mi cuitado corazón padece, qué gloria ha de dar a mis penas, qué sosiego a mi cuidado y, finalmente, qué vida a mi muerte y qué premio a mis servicios. Y tú, sol, que ya debes de estar apriesa ensillando tus caballos, por madrugar y salir a ver a mi señora, así como la veas, suplícote que de mi parte la saludes; pero guárdate que al verla y saludarla no le des paz en el rostro, que tendré más celos de ti que tú los tuviste de aquella ligera ingrata que tanto te hizo sudar y correr por los llanos de Tesalia, o por las riberas de Peneo, que no me acuerdo bien por dónde corriste entonces celoso y enamorado. « Ô ma dame Dulcinée du Toboso, extrême de toute beauté, comble de l′esprit, faîte de la raison, archives des grâces, dépôt des vertus, et finalement, abrégé de tout ce qu′il y a dans le monde de bon, d′honnête et de délectable, que fait en ce moment Ta Grâce ? Aurais-tu, par hasard, souvenance de ton chevalier captif, qui, seulement pour te servir, à tant de périls s′est volontairement exposé ? Oh ! donne-moi de ses nouvelles, astre aux trois visages, qui peut-être, envieux du sien, t′occupes à présent à la regarder, soit qu′elle se promène en quelque galerie de ses palais somptueux, soit qu′appuyée sur quelque balcon, elle considère quel moyen s′offre d′adoucir, sans péril pour sa grandeur et sa chasteté, la tempête qu′éprouve à cause d′elle mon cœur affligé, ou quelle félicité elle doit à mes peines, quel repos à mes fatigues, quelle récompense à mes services, et, finalement, quelle vie à ma mort. Et toi, soleil qui te hâtes sans doute de seller tes coursiers pour te lever de bon matin et venir revoir ma dame, je t′en supplie, dès que tu la verras, salue-la de ma part ; mais garde-toi bien, en la saluant, de lui donner un baiser de paix sur le visage ; je serais plus jaloux de toi que tu ne le fus de cette légère ingrate qui te fit tant courir et tant suer dans les plaines de Thessalie, ou sur les rives du Pénée , car je ne me rappelle pas bien où tu courus alors, amoureux et jaloux. »
A este punto llegaba entonces don Quijote en su tan lastimero razonamiento, cuando la hija de la ventera le comenzó a cecear y a decirle: Don Quichotte en était là de son touchant monologue, quand la fille de l′hôtesse se mit à l′appeler du bout des lèvres, et lui dit enfin :
-Señor mío, lléguese acá la vuestra merced si es servido. « Mon bon seigneur, ayez la bonté, s′il vous plaît, de vous approcher d′ici. »
A cuyas señas y voz volvió don Quijote la cabeza, y vio, a la luz de la luna, que entonces estaba en toda su claridad , cómo le llamaban del agujero que a él le pareció ventana, y aun con rejas doradas, como conviene que las tengan tan ricos castillos como él se imaginaba que era aquella venta; y luego en el instante se le representó en su loca imaginación que otra vez, como la pasada, la doncella fermosa, hija de la señora de aquel castillo, vencida de su amor, tornaba a solicitarle; y con este pensamiento, por no mostrarse descortés y desagradecido, volvió las riendas a Rocinante y se llegó al agujero, y, así como vio a las dos mozas, dijo. À ces signes et à ces paroles, don Quichotte tourna la tête, et vit, à la clarté de la lune, qui brillait alors de tout son éclat, qu′on l′appelait à la lucarne, qui lui semblait une fenêtre, et même avec des barreaux dorés, comme devait les avoir un aussi riche château que lui paraissait l′hôtellerie ; puis, au même instant, il se persuada, dans sa folle imagination, que la jolie damoiselle, fille de la dame de ce château, vaincue par l′amour dont elle s′était éprise pour lui, venait, comme l′autre fois, le tenter et le solliciter. Dans cette pensée, pour ne pas se montrer ingrat et discourtois, il tourna la bride à Rossinante, et s′approcha de la lucarne. Dès qu′il eut aperçu les deux jeunes filles :
-Lástima os tengo, fermosa señora, de que hayades puesto vuestras amorosas mientes en parte donde no es posible corresponderos conforme merece vuestro gran valor y gentileza; de lo que no debéis dar culpa a este miserable andante caballero, a quien tiene amor imposibilitado de poder entregar su voluntad a otra que aquella que, en el punto que sus ojos la vieron, la hizo señora absoluta de su alma . Perdonadme, buena señora, y recogeos en vuestro aposento, y no queráis, con significarme más vuestros deseos, que yo me muestre más desagradecido; y si del amor que me tenéis halláis en mí otra cosa con que satisfaceros, que el mismo amor no sea, pedídmela; que yo os juro, por aquella ausente enemiga dulce mía, de dárosla en continente, si bien me pidiésedes una guedeja de los cabellos de Medusa , que eran todos culebras, o ya los mesmos rayos del sol encerrados en una redoma . « Je vous plains sincèrement, dit-il, ô charmante dame, d′avoir placé vos pensées amoureuses en un lieu où l′on ne peut répondre comme le méritent votre grâce et vos attraits. Mais vous ne devez pas en imputer la faute à ce misérable chevalier errant, que l′amour tient dans l′impossibilité de rendre les armes à nulle autre qu′à celle qu′il a faite, au moment où ses yeux la virent, maîtresse absolue de son âme. Pardonnez-moi donc, aimable damoiselle, et retirez-vous dans vos appartements, sans vouloir, en me témoignant plus clairement vos désirs, que je me montre encore plus ingrat ; et, si l′amour que vous me portez vous fait trouver en moi quelque chose en quoi je puisse vous satisfaire, pourvu que ce ne soit pas l′amour lui-même, demandez-la-moi ; et je jure, par cette douce ennemie dont je pleure l′absence, de vous la donner incontinent, dussiez-vous me demander une mèche des cheveux de Méduse, qui n′étaient que des couleuvres, ou même des rayons du soleil enfermés dans une fiole .
-No ha menester nada deso mi señora, señor caballero -dijo a este punto Maritornes. – Ce n′est pas de tout cela qu′a besoin ma maîtresse, seigneur chevalier, dit alors Maritornes.
-Pues, ¿qué ha menester, discreta dueña , vuestra señora? -respondió don Quijote. – Eh bien, discrète duègne, répondit don Quichotte, de quoi donc votre maîtresse a-t-elle besoin ?
-Sola una de vuestras hermosas manos -dijo Maritornes-, por poder deshogar con ella el gran deseo que a este agujero la ha traído, tan a peligro de su honor que si su señor padre la hubiera sentido, la menor tajada della fuera la oreja . – Seulement d′une de vos belles mains, répondit Maritornes, afin de pouvoir rassasier sur elle l′extrême désir qui l′a conduite à cette lucarne, tellement au péril de son honneur, que si le seigneur son père l′eût entendue, il en aurait fait un tel hachis que la plus grosse tranche de toute sa personne eût été l′oreille.
-¡Ya quisiera yo ver eso! -respondió don Quijote-; pero él se guardará bien deso, si ya no quiere hacer el más desastrado fin que padre hizo en el mundo, por haber puesto las manos en los delicados miembros de su enamorada hija. – Je voudrais bien voir cela, reprit don Quichotte ; mais il s′en gardera bien, s′il ne veut faire la fin la plus désastreuse que fît jamais père au monde, pour avoir porté la main sur les membres délicats de son amoureuse fille. »
Parecióle a Maritornes que sin duda don Quijote daría la mano que le habían pedido, y, proponiendo en su pensamiento lo que había de hacer, se bajó del agujero y se fue a la caballeriza, donde tomó el cabestro del jumento de Sancho Panza, y con mucha presteza se volvió a su agujero, a tiempo que don Quijote se había puesto de pies sobre la silla de Rocinante, por alcanzar a la ventana enrejada, donde se imaginaba estar la ferida doncella; y, al darle la mano, dijo. Maritornes pensa bien que, sans nulle doute, don Quichotte donnerait la main qui lui était demandée, et réfléchissant à ce qu′elle devait faire, elle quitta la lucarne et descendit à l′écurie, où elle prit le licou de l′âne de Sancho ; puis elle remonta rapidement au grenier, dans l′instant où don Quichotte s′était levé tout debout sur la selle de Rossinante pour atteindre à la fenêtre grillée où il s′imaginait qu′était la demoiselle au cœur blessé. En lui tendant la main :
-Tomad, señora, esa mano , o, por mejor decir, ese verdugo de los malhechores del mundo; tomad esa mano, digo, a quien no ha tocado otra de mujer alguna, ni aun la de aquella que tiene entera posesión de todo mi cuerpo. No os la doy para que la be séis, sino para que miréis la contestura de sus nervios, la trabazón de sus músculos, la anchura y espaciosidad de sus venas; de donde sacaréis qué tal debe de ser la fuerza del brazo que tal mano tiene. « Prenez, madame, lui dit-il, prenez cette main, ou plutôt ce bourreau des malfaiteurs du monde ; prenez cette main, dis-je, qu′aucune main de femme n′a touchée, pas même celle de la beauté qui a pris de tout mon corps entière possession. Je ne vous la donne pas pour que vous la baisiez, mais pour que vous regardiez la contexture des nerfs, l′entrelacement des muscles, la largeur et l′épaisseur des veines, d′où vous jugerez quelle doit être la force du bras auquel appartient une telle main.
-Ahora lo veremos -dijo Maritornes. – C′est ce que nous allons voir, » dit Maritornes ;
Y, haciendo una lazada corrediza al cabestro, se la echó a la muñeca, y, bajándose del agujero, ató lo que quedaba al cerrojo de la puerta del pajar muy fuertemente. Don Quijote, que sintió la aspereza del cordel en su muñeca, dijo. et faisant du licou un nœud coulant, elle le lui passa autour du poignet ; puis quittant aussitôt la lucarne, elle attacha solidement l′autre bout au verrou de la porte du grenier. Don Quichotte sentit à son poignet la dureté du cordeau.
-Más parece que vuestra merced me ralla que no que me regala la mano; no la tratéis tan mal, pues ella no tiene la culpa del mal que mi voluntad os hace, ni es bien que en tan poca parte venguéis el todo de vuestro enojo. Mirad que quien quiere bien no se venga tan mal . « Il me semble, dit-il, que Votre Grâce m′égratigne plutôt qu′elle ne me caresse la main ; ne la traitez pas si durement, car elle n′est point coupable du mal que vous fait ma volonté, et il ne serait pas bien non plus que vous vengeassiez sur un si petite partie de ma personne toute la grandeur de votre dépit. Faites attention d′ailleurs que qui aime bien ne se venge pas si méchamment. »
Pero todas estas razones de don Quijote ya no las escuchaba nadie, porque, así como Maritornes le ató, ella y la otra se fueron, de risa, y le dejaron asido de manera que fue imposible soltarse. Mais tous ces propos de don Quichotte, personne ne les écoutait plus ; car dès que Maritornes l′eut attaché, elle et l′autre fille se sauvèrent mourant de rire, et le laissèrent si bien pris au piège, qu′il lui fut impossible de se dégager.
Estaba, pues, como se ha dicho, de pies sobre Rocinante, metido todo el brazo por el agujero y atado de la muñeca, y al cerrojo de la puerta, con grandísimo temor y cuidado, que si Rocinante se desviaba a un cabo o a otro, había de quedar colgado del brazo; y así, no osaba hacer movimiento alguno, puesto que de la paciencia y quietud de Rocinante bien se podía esperar que estaría sin moverse un siglo entero. Il était donc, comme on l′a dit, tout debout sur le dos de Rossinante, le bras passé dans la lucarne, et attaché par le poignet au verrou de la porte ; ayant une frayeur extrême que son cheval, en s′écartant d′un côté ou de l′autre, ne le laissât pendu par le bras. Aussi n′osait-il faire aucun mouvement, bien que le calme et la patience de Rossinante lui promissent qu′il serait tout un siècle sans remuer.
En resolución, viéndose don Quijote atado, y que ya las damas se habían ido, se dio a imaginar que todo aquello se hacía por vía de encantamento, como la vez pasada, cuando en aquel mesmo castillo le molió aquel moro encantado del arriero; y maldecía entre sí su poca discreción y discurso, pues, habiendo salido tan mal la vez primera de aquel castillo, se había aventurado a entrar en él la segunda, siendo advertimiento de caballeros andantes que, cuando han probado una aventura y no salido bien con ella, es señal que no está para ellos guardada, sino para otros; y así, no tienen necesidad de probarla segunda vez. Con todo esto, tiraba de su brazo, por ver si podía soltarse; mas él estaba tan bien asido, que todas sus pruebas fueron en vano. Bien es verdad que tiraba con tiento, porque Rocinante no se moviese; y, aunque él quisiera sentarse y ponerse en la silla, no podía sino estar en pie, o arrancarse la mano. Finalement, quand don Quichotte se vit bien attaché, et que les dames étaient parties, il se mit à imaginer que tout cela se faisait par voie d′enchantement, comme la fois passée, lorsque, dans ce même château, ce More enchanté de muletier le roua de coups. Il maudissait donc tout bas son peu de prudence et de réflexion, puisque, après être sorti si mal, la première fois, des épreuves de ce château, il s′était aventuré à y entrer encore, tandis qu′il est de notoriété parmi les chevaliers errants que, lorsqu′ils ont éprouvé une aventure et qu′ils n′y ont pas réussi, c′est signe qu′elle n′est point gardée pour eux, mais pour d′autres ; et dès lors ils ne sont nullement tenus de l′éprouver une seconde fois. Néanmoins, il tirait son bras pour voir s′il pourrait le dégager ; mais le nœud était si bien fait, que toutes ses tentatives furent vaines. Il est vrai qu′il tirait avec ménagement, de peur que Rossinante ne remuât, et, bien qu′il eût voulu se rasseoir en selle, il fallait rester debout ou s′arracher la main.
Allí fue el desear de la espada de Amadís, contra quien no tenía fuerza de encantamento alguno ; allí fue el maldecir de su fortuna; allí fue el exagerar la falta que haría en el mundo su presencia el tiempo que allí estuviese encantado, que sin duda alguna se había creído que lo estaba; allí el acordarse de nuevo de su querida Dulcinea del Toboso; allí fue el llamar a su buen escudero Sancho Panza, que, sepultado en sueño y tendido sobre el albarda de su jumento, no se acordaba en aquel instante de la madre que lo había parido; allí llamó a los sabios Lirgandeo y Alquife, que le ayudasen; allí invocó a su buena amiga Urganda , que le socorriese, y, finalmente, allí le tomó la mañana, tan desesperado y confuso que bramaba como un toro; porque no esperaba él que con el día se remediara su cuita, porque la tenía por eterna, teniéndose por encantado. Y hacíale creer esto ver que Rocinante poco ni mucho se movía, y creía que de aquella suerte, sin comer ni beber ni dormir, habían de estar él y su caballo, hasta que aquel mal influjo de las estrellas se pasase, o hasta que otro más sabio encantador le desencantase. C′est alors qu′il se mit à désirer l′épée d′Amadis, contre laquelle ne prévalait aucun enchantement ; c′est alors qu′il maudit son étoile, qu′il mesura dans toute son étendue la faute que ferait au monde son absence tout le temps qu′il demeurerait enchanté, car il croyait l′être bien réellement ; c′est alors qu′il se souvint plus que jamais de sa bien-aimée Dulcinée du Toboso ; qu′il appela son bon écuyer Sancho Panza, lequel, étendu sur le bât de son âne et enseveli dans le sommeil, ne se rappelait guère en ce moment la mère qui l′avait enfanté ; c′est alors qu′il appela à son aide les sages Alquife et Lirgandée ; qu′il invoqua sa bonne amie Urgande, pour qu′elle vînt le secourir. Finalement, l′aube du jour le surprit, si confondu, si désespéré, qu′il mugissait comme un taureau, n′espérant plus que le jour remédiât à son affliction, car il la tenait pour éternelle, se tenant pour enchanté. Ce qui lui donnait surtout cette pensée, c′était de voir que Rossinante ne remuait ni peu ni beaucoup. Aussi croyait-il que de la sorte, sans manger, sans boire, sans dormir, ils allaient rester, lui et son cheval, jusqu′à ce que cette méchante influence des étoiles se fût passée, ou qu′un autre plus savant enchanteur le désenchantât.
Pero engañóse mucho en su creencia, porque, apenas comenzó a amanecer, cuando llegaron a la venta cuatro hombres de a caballo, muy bien puestos y aderezados, con sus escopetas sobre los arzones. Llamaron a la puerta de la venta, que aún estaba cerrada, con grandes golpes; lo cual, visto por don Quijote desde donde aún no dejaba de hacer la centinela, con voz arrogante y alta dijo. Mais il se trompa grandement dans sa croyance. En effet, à peine le jour commençait-il à poindre, que quatre hommes à cheval arrivèrent à l′hôtellerie, bien tenus, bien équipés, et portant leurs escopettes pendues à l′arçon. Ils frappèrent à grands coups à la porte de l′hôtellerie, qui n′était pas encore ouverte. Mais don Quichotte, les apercevant de la place où il ne cessait de faire sentinelle, leur cria d′une voix haute et arrogante :
-Caballeros, o escuderos, o quienquiera que seáis: no tenéis para qué llamar a las puertas deste castillo; que asaz de claro está que a tales horas, o los que están dentro duermen, o no tienen por costumbre de abrirse las fortalezas hasta que el sol esté tendido por todo el suelo. Desviaos afuera, y esperad que aclare el día, y entonces veremos si será justo o no que os abran. « Chevaliers, ou écuyers, ou qui que vous soyez, vous avez tort de frapper aux portes de ce château, car il est clair qu′à de telles heures ceux qui l′habitent sont endormis ; et d′ailleurs on n′a pas coutume d′ouvrir les forteresses avant que le soleil étende ses rayons sur la terre entière. Éloignez-vous un peu, et attendez que le jour ait paru ; nous verrons alors s′il convient ou non de vous ouvrir.
-¿Qué diablos de fortaleza o castillo es éste -dijo uno-, para obligarnos a guardar esas ceremonias? Si sois el ventero, mandad que nos abran, que somos caminantes que no queremos más de dar cebada a nuestras cabalgaduras y pasar adelante, porque vamos de priesa. – Quelle diable de forteresse ou de château y a-t-il ici, dit l′un des cavaliers, pour nous obliger à tant de cérémonies ? Si vous êtes l′aubergiste, faites-nous ouvrir ; nous sommes des voyageurs, et nous ne demandons qu′à donner de l′orge à nos montures pour continuer notre chemin, car nous sommes pressés.
-¿Paréceos, caballeros, que tengo yo talle de ventero? -respondió don Quijote. – Vous semble-t-il, chevalier, que j′aie la mine d′un aubergiste ? répondit don Quichotte.
-No sé de qué tenéis talle -respondió el otro-, pero sé que decís disparates en llamar castillo a esta venta. – Je ne sais de quoi vous avez la mine, reprit l′autre ; mais je sais que vous dites une sottise en appelant château cette hôtellerie.
-Castillo es -replicó don Quijote-, y aun de los mejores de toda esta provincia; y gente tiene dentro que ha tenido cetro en la mano y corona en la cabeza. – C′est un château, répliqua don Quichotte, et même des meilleurs de cette province, et il y a dedans telle personne qui a porté sceptre à la main et couronne sur la tête.
-Mejor fuera al revés -dijo el caminante-: el cetro en la cabeza y la corona en la mano. Y será, si a mano viene, que debe de estar dentro alguna compañía de representantes, de los cuales es tener a menudo esas coronas y cetros que decís, porque en una venta tan pequeña, y adonde se guarda tanto silencio como ésta, no creo yo que se alojan personas dignas de corona y cetro. – Ce serait mieux au rebours, reprit le voyageur, le sceptre sur la tête et la couronne à la main. Sans doute, si nous venons au fait, il y aura là dedans quelque troupe de comédiens, parmi lesquels sont communs ces sceptres et ces couronnes que vous dites ; car, dans une hôtellerie si chétive et où l′on garde un si grand silence, je ne crois guère qu′il s′y héberge des gens à sceptre et à couronne.
-Sabéis poco del mundo -replicó don Quijote-, pues ignoráis los casos que suelen acontecer en la caballería andante. – Vous savez peu des choses de ce monde, répliqua don Quichotte, puisque vous ignorez les événements qui se passent dans la chevalerie errante. »
Cansábanse los compañeros que con el preguntante venían del coloquio que con don Quijote pasaba, y así, tornaron a llamar con grande furia; y fue de modo que el ventero despertó, y aun todos cuantos en la venta estaban; y así, se levantó a preguntar quién llamaba. Sucedió en este tiempo que una de las cabalgaduras en que venían los cuatro que llamaban se llegó a oler a Rocinante, que, melancólico y triste, con las orejas caídas, sostenía sin moverse a su estirado señor; y como, en fin, era de carne, aunque parecía de leño, no pudo dejar de resentirse y tornar a oler a quien le llegaba a hacer caricias; y así, no se hubo movido tanto cuanto, cuando se desviaron los juntos pies de don Quijote, y, resbalando de la silla, dieran con él en el suelo, a no quedar colgado del brazo: cosa que le causó tanto dolor que creyó o que la muñeca le cortaban, o que el brazo se le arrancaba; porque él quedó tan cerca del suelo que con los estremos de las puntas de los pies besaba la tierra , que era en su perjuicio, porque, como sentía lo poco que le faltaba para poner las plantas en la tierra, fatigábase y estirábase cuanto podía por alcanzar al suelo: bien así como los que están en el tormento de la garrucha , puestos a toca, no toca, que ellos mesmos son causa de acrecentar su dolor, con el ahínco que ponen en estirarse, engañados de la esperanza que se les representa, que con poco más que se estiren llegarán al suelo . Mais les compagnons du questionneur, s′ennuyant du dialogue qu′il continuait avec don Quichotte, se remirent à frapper à la porte avec tant de furie, que l′hôtelier s′éveilla, ainsi que tous les gens de sa maison, et qu′il se leva pour demander qui frappait. En ce moment, il arriva qu′un des chevaux qu′amenaient les quatre cavaliers vint flairer Rossinante, qui, tout triste et les oreilles basses, soutenait sans bouger le corps allongé de son maître ; et, comme enfin il était de chair, bien qu′il parût de bois, il ne laissa pas de se ravigoter, et flaira à son tour l′animal qui venait lui faire des caresses. Mais à peine eut-il fait le moindre mouvement que les deux pieds manquèrent à don Quichotte, qui, glissant de la selle, fût tombé à terre s′il n′eût été pendu par le bras. Sa chute lui causa une si vive douleur qu′il crut, ou qu′on lui coupait le poignet, ou que son bras s′arrachait. Il était, en effet, resté si près de terre, qu′avec la pointe des pieds il baisait celle des herbes ; et c′était pour son mal, car, en voyant le peu qui lui manquait pour mettre les pieds à plat, il s′allongeait et se tourmentait de toutes ses forces pour atteindre la terre. Ainsi les malheureux qui souffrent la torture de la poulie accroissent eux-mêmes leur supplice en s′efforçant de s′allonger, trompés par l′espérance de toucher enfin le sol.






I. Capítulo XLIV. Donde se prosiguen los inauditos sucesos de la venta

Chapitre XLIV Où se poursuivent encore les événements inouïs de l′hôtellerie

En efeto, fueron tantas las voces que don Quijote dio, que, abriendo de presto las puertas de la venta, salió el ventero, despavorido, a ver quién tales gritos daba, y los que estaban fuera hicieron lo mesmo . Maritornes, que ya había despertado a las mismas voces, imaginando lo que podía ser, se fue al pajar y desató, sin que nadie lo viese, el cabestro que a don Quijote sostenía, y él dio luego en el suelo, a vista del ventero y de los caminantes, que, llegándose a él, le preguntaron qué tenía, que tales voces daba. Él, sin responder palabra, se quitó el cordel de la muñeca, y, levantándose en pie, subió sobre Rocinante, embrazó su adarga , enristró su lanzón, y, tomando buena parte del campo, volvió a medio galope, diciendo. Enfin, aux cris perçants que jetait don Quichotte, l′hôte, ouvrant à la hâte les portes de l′hôtellerie, sortit tout effaré pour voir qui criait de la sorte, et ceux qui étaient dehors accoururent aussi. Maritornes, que le même bruit avait éveillée, imaginant aussitôt ce que ce pouvait être, monta au grenier, et détacha, sans que personne la vît, le licou qui tenait don Quichotte. Le chevalier tomba par terre à la vue de l′hôte et des voyageurs, qui, s′approchant de lui tous ensemble, lui demandèrent ce qu′il avait pour jeter de semblables cris. Don Quichotte, sans répondre un mot, s′ôta le cordeau du poignet, se releva, monta sur Rossinante, embrassa son écu, mit sa lance en arrêt, et s′étant éloigné pour prendre du champ, revint au petit galop, en disant :
-Cualquiera que dijere que yo he sido con justo título encantado, como mi señora la princesa Micomicona me dé licencia para ello, yo le desmiento, le rieto y desafío a singular batalla. « Quiconque dira que j′ai été à juste titre enchanté, pourvu que madame la princesse Micomicona m′en accorde la permission, je lui donne un démenti, et je le défie en combat singulier. »
Admirados se quedaron los nuevos caminantes de las palabras de don Quijote, pero el ventero les quitó de aquella admiración , diciéndoles que era don Quijote, y que no había que hacer caso dél, porque estaba fuera de juicio. Les nouveaux venus restèrent tout ébahis à ces paroles ; mais l′hôtelier les tira de cette surprise en leur disant qui était don Quichotte, et qu′il ne fallait faire aucun cas de lui, puisqu′il avait perdu le jugement.
Preguntáronle al ventero si acaso había llegado a aquella venta un muchacho de hasta edad de quince años, que venía vestido como mozo de mulas, de tales y tales señas, dando las mesmas que traía el amante de doña Clara. El ventero respondió que había tanta gente en la venta, que no había echado de ver en el que preguntaban. Pero, habiendo visto uno dellos el coche donde había venido el oidor, dijo: Ils demandèrent à l′hôtelier si par hasard il ne serait pas arrivé dans sa maison un jeune homme de quinze à seize ans, vêtu en garçon muletier, de telle taille et de tel visage, donnant enfin tout le signalement de l′amant de doña Clara, L′hôtelier répondit qu′il y avait tant de monde dans l′hôtellerie, qu′il n′avait pas pris garde au jeune homme qu′on demandait. Mais l′un des cavaliers, ayant aperçu le carrosse de l′auditeur, s′écria :
-Aquí debe de estar sin duda, porque éste es el coche que él dicen que sigue; quédese uno de nosotros a la puerta y entren los demás a buscarle; y aun sería bien que uno de nosotros rodease toda la venta, porque no se fuese por las bardas de los corrales. « Il est ici, sans aucun doute, car voilà le carrosse qu′on dit qu′il accompagne. Qu′un de nous reste à la porte, et que les autres entrent pour le chercher. Encore sera-t-il bon qu′un de nous fasse aussi la ronde autour de l′hôtellerie, afin qu′il ne se sauve point par-dessus les murs de la cour.
-Así se hará -respondió uno dellos. – C′est ce qu′on va faire, » répondit un des cavaliers ;
Y, entrándose los dos dentro, uno se quedó a la puerta y el otro se fue a rodear la venta; todo lo cual veía el ventero, y no sabía atinar para qué se hacían aquellas diligencias, puesto que bien creyó que buscaban aquel mozo cuyas señas le habían dado. et, tandis que deux d′entre eux pénétraient dans la maison, un autre resta à la porte, et le dernier alla faire le tour de l′hôtellerie. L′hôtelier voyait tout cela sans pouvoir deviner à quel propos se prenaient ces mesures, bien qu′il crût que ces gens cherchaient le jeune homme dont ils lui avaient donné le signalement.
Ya a esta sazón aclaraba el día; y, así por esto como por el ruido que don Quijote había hecho, estaban todos despiertos y se levantaban, especialmente doña Clara y Dorotea, que la una con sobresalto de tener tan cerca a su amante, y la otra con el deseo de verle, habían podido dormir bien mal aquella noche. Don Quijote, que vio que ninguno de los cuatro caminantes hacía caso dél, ni le respondían a su demanda, moría y rabiaba de despecho y saña; y si él hallara en las ordenanzas de su caballería que lícitamente podía el caballero andante tomar y emprender otra empresa, habiendo dado su palabra y fe de no ponerse en ninguna hasta acabar la que había prome tido , él embistiera con todos, y les hiciera responder mal de su grado. Pero, por parecerle no convenirle ni estarle bien comenzar nueva empresa hasta poner a Micomicona en su reino, hubo de callar y estarse quedo, esperando a ver en qué paraban las diligencias de aquellos caminantes; uno de los cuales halló al mancebo que buscaba, durmiendo al lado de un mozo de mulas, bien descuidado de que nadie ni le buscase, ni menos de que le hallase . El hombre le trabó del brazo y le dijo: Cependant le jour arrivait, et, à sa venue, ainsi qu′au tapage qu′avait fait don Quichotte, tout le monde s′était éveillé, surtout doña Clara et Dorothée, qui, l′une par l′émotion d′avoir son amant si près d′elle, l′autre par le désir de le voir, n′avaient guère pu dormir de toute la nuit. Don Quichotte, voyant qu′aucun des voyageurs ne faisait cas de lui et ne daignait seulement répondre à son défi, se sentait suffoqué de dépit et de rage ; et certes, s′il eût trouvé, dans les règlements de sa chevalerie, qu′un chevalier pût entreprendre une autre entreprise, ayant donné sa parole et sa foi de ne se mêler d′aucune autre jusqu′à ce qu′il eût achevé celle qu′il avait promis de mettre à fin, il les aurait attaqués tous, et les aurait bien fait répondre, bon gré mal gré. Mais comme il lui semblait tout à fait inconvenant de se jeter dans une entreprise nouvelle avant d′avoir replacé Micomicona sur son trône, il lui fallut se taire et se tenir tranquille, attendant, les bras croisés, où aboutiraient les démarches de ces voyageurs. Un de ceux-ci trouva le jeune homme qu′il cherchait, dormant à côté d′un garçon de mules, et ne songeant guère, ni qu′on le cherchât, ni surtout qu′on dût le trouver. L′homme le secoua par le bras, et lui dit :
-Por cierto, señor don Luis, que responde bien a quien vos sois el hábito que tenéis , y que dice bien la cama en que os hallo al regalo con que vuestra madre os crió. « Assurément, seigneur don Luis, l′habit que vous portez sied bien à qui vous êtes ! et le lit où je vous trouve ne répond pas moins à la façon dont vous a choyé votre mère ! »
Limpióse el mozo los soñolientos ojos y miró de espacio al que le tenía asido, y luego conoció que era criado de su padre, de que recibió tal sobresalto, que no acertó o no pudo hablarle palabra por un buen espacio. Y el criado prosiguió diciendo. Le jeune homme frotta ses yeux endormis, et, regardant avec attention celui qui le secouait, il reconnut aussitôt que c′était un serviteur de son père. Cette vue le troubla de telle sorte qu′il ne put de quelque temps parvenir à répondre un mot. Le domestique continua :
-Aquí no hay que hacer otra cosa, señor don Luis, sino prestar paciencia y dar la vuelta a casa, si ya vuestra merced no gusta que su padre y mi señor la dé al otro mundo , porque no se puede esperar otra cosa de la pena con que queda por vuestra ausencia. « Ce qui vous reste à faire, seigneur don Luis, c′est de vous résigner patiemment, et de reprendre le chemin de la maison, si Votre Grâce ne veut pas que son père, mon seigneur, prenne celui de l′autre monde ; car on ne peut attendre autre chose de la peine que lui cause votre absence.
-Pues, ¿cómo supo mi padre -dijo don Luis- que yo venía este camino y en este traje. – Mais comment mon père a-t-il su, interrompit don Luis, que j′avais pris ce chemin, et en cet équipage ?
-Un estudiante -respondió el criado- a quien distes cuenta de vuestros pensamientos fue el que lo descubrió, movido a lástima de las que vio que hacía vuestro padre al punto que os echó de menos; y así, despachó a cuatro de sus criados en vuestra busca, y todos estamos aquí a vuestro servicio, más contentos de lo que imaginar se puede, por el buen despa cho con que tornaremos, llevándoos a los ojos que tanto os quieren. – C′est un étudiant, répondit le valet, à qui vous avez confié votre dessein, qui a tout découvert, ému de pitié à la vue du chagrin que montra votre père quand il ne vous trouva plus. Il dépêcha aussitôt quatre de ses domestiques à votre recherche, et nous sommes tous quatre ici à votre service, plus contents qu′on ne peut l′imaginer de la bonne œuvre que nous aurons faite en vous ramenant aux yeux qui vous aiment si tendrement.
-Eso será como yo quisiere, o como el cielo lo ordenare -respondió don Luis. – Ce sera, répondit don Luis, comme je voudrai, ou comme en ordonnera le ciel.
-¿Qué habéis de querer , o qué ha de ordenar el cielo, fuera de consentir en volveros?; porque no ha de ser posible otra cosa. – Que pouvez-vous vouloir, répliqua l′autre, ou que peut ordonner le ciel, si ce n′est de consentir à ce que vous reveniez ? Toute autre chose est impossible. »
Todas estas razones que entre los dos pasaban oyó el mozo de mulas junto a quien don Luis estaba; y, levantándose de allí, fue a decir lo que pasaba a don Fernando y a Cardenio, y a los demás, que ya vestido se habían; a los cuales dijo cómo aquel hombre llamaba de don a aquel muchacho, y las razones que pasaban, y cómo le quería volver a casa de su padre, y el mozo no quería. Y con esto, y con lo que dél sabían de la buena voz que el cielo le había dado , vinieron todos en gran deseo de saber más particularmente quién era, y aun de ayudarle si alguna fuerza le quisiesen hacer; y así, se fueron hacia la parte donde aún estaba hablando y porfiando con su criado. Le garçon muletier auprès duquel était couché don Luis avait entendu tout cet entretien ; et, s′étant levé, il alla dire ce qui se passait à don Fernand, à Cardénio et aux autres, qui venaient de s′habiller. Il leur conta comment cet homme appelait ce jeune garçon par le titre de don, comment il voulait le ramener à la maison de son père et comment l′autre ne le voulait pas. À cette nouvelle, et sachant déjà du jeune homme ce qu′en annonçait la belle voix que le ciel lui avait donnée, ils eurent tous un grand désir de savoir plus en détail qui il était, et même de l′assister si on voulait lui faire quelque violence. Ils se dirigèrent donc du côté où il était encore, parlant et disputant avec son domestique.
Salía en esto Dorotea de su aposento, y tras ella doña Clara, toda turbada; y, llamando Dorotea a Cardenio aparte, le contó en breves razones la historia del músico y de doña Clara, a quien él también dijo lo que pasaba de la venida a buscarle los criados de su padre, y no se lo dijo tan callando que lo dejase de oír Clara; de lo que quedó tan fuera de sí que, si Dorotea no llegara a tenerla, diera consigo en el suelo. Cardenio dijo a Dorotea que se volviesen al aposento, que él procuraría poner remedio en todo, y ellas lo hicieron. En ce moment, Dorothée sortit de sa chambre, et derrière elle doña Clara toute troublée. Prenant à part Cardénio, Dorothée lui conta brièvement l′histoire du musicien et de doña Clara. À son tour, Cardénio lui annonça l′arrivée des gens de son père qui venaient le chercher ; mais il ne dit pas cette nouvelle à voix si basse que doña Clara ne pût l′entendre, ce qui la mit tellement hors d′elle-même, que, si Dorothée ne l′eût soutenue, elle se laissait tomber à terre. Cardénio engagea Dorothée à la ramener dans sa chambre, ajoutant qu′il allait faire en sorte d′arranger tout cela, et les deux amies suivirent son conseil.
Ya estaban todos los cuatro que venían a buscar a don Luis dentro de la venta y rodeados dél , persuadiéndole que luego, sin detenerse un punto, volviese a consolar a su padre. Él respondió que en ninguna manera lo podía hacer hasta dar fin a un negocio en que le iba la vida, la honra y el alma. Apretáronle entonces los criados, diciéndole que en ningún modo volverían sin él, y que le llevarían, quisiese o no quisiese. Au même instant, les quatre cavaliers venus à la recherche de don Luis étaient entrés dans l′hôtellerie, et, le tenant au milieu d′eux, essayaient de lui persuader de revenir sur-le-champ consoler son père. Il répondit qu′il ne pouvait en aucune façon suivre leur avis avant d′avoir terminé une affaire où il y allait de sa vie, de son honneur et de son âme. Les domestiques le pressèrent alors davantage, disant qu′ils ne reviendraient pas sans lui, et qu′ils le ramèneraient, même contre son gré.
-Eso no haréis vosotros -replicó don Luis-, si no es llevándome muerto; aunque, de cualquiera manera que me llevéis, será llevarme sin vida. « Vous ne me ramènerez que mort, répliqua don Luis ; aussi bien, de quelque manière que vous m′emmeniez, ce sera toujours m′emmener sans vie. »
Ya a esta sazón habían acudido a la porfía todos los más que en la venta estaban, especialmente Cardenio, don Fernando, sus camaradas, el oidor, el cura, el barbero y don Quijote, que ya le pareció que no había necesidad de guardar más el castillo. Cardenio, como ya sabía la historia del mozo, preguntó a los que llevarle querían que qué les movía a querer llevar contra su voluntad aquel muchacho. Cependant le bruit de la querelle avait attiré la plupart de ceux qui se trouvaient dans l′hôtellerie, notamment Cardénio, don Fernand, ses compagnons, l′auditeur, le curé, le barbier et don Quichotte, auquel il avait semblé qu′il n′était pas nécessaire de garder plus longtemps le château. Cardénio, qui connaissait déjà l′histoire du garçon muletier, demanda à ceux qui voulaient l′entraîner de force quel motif ils avaient d′emmener ce jeune homme contre sa volonté.
-Muévenos -respondió uno de los cuatro- dar la vida a su padre, que por la ausencia deste caballero queda a peligro de perderla. « Notre motif, répondit l′un des quatre, c′est de rendre la vie au père de ce gentilhomme, que son absence met en péril de la perdre.
A esto dijo don Luis. – Il est inutile, interrompit don Luis,
-No hay para qué se dé cuenta aquí de mis cosas: yo soy libre, y volveré si me diere gusto, y si no, ninguno de vosotros me ha de hacer fuerza. de rendre ici compte de mes affaires. Je suis libre, et je m′en irai s′il me plaît ; sinon, aucun de vous ne me fera violence.
-Harásela a vuestra merced la razón -respondió el hombre-; y, cuando ell. – C′est la raison qui vous la fera, répondit l′homme ;
no bastare con vuestra merced, bastará con nosotros para hacer a lo que venimos y lo que somos obligados. et si elle ne suffit pas à Votre Grâce, elle nous suffira à nous, pour faire ce pour quoi nous sommes venus, et à quoi nous sommes tenus.
-Sepamos qué es esto de raíz -dijo a este tiempo el oidor. – Sachons la chose à fond, » dit l′auditeur.
Pero el hombre, que lo conoció, como vecino de su casa, respondió. Mais l′homme, qui le reconnut pour un voisin de sa maison, répondit aussitôt :
-¿No conoce vuestra merced, señor oidor, a este caballero, que es el hijo de su vecino, el cual se ha ausentado de casa de su padre en el hábito tan indecente a su calidad como vuestra merced puede ver. « Est-ce que Votre Grâce, seigneur auditeur, ne reconnaît pas ce gentilhomme ? c′est le fils de votre voisin, qui s′est échappé de la maison de son père, dans ce costume si peu convenable à sa naissance, comme Votre Grâce peut s′en assurer. »
Miróle entonces el oidor más atentamente y conocióle; y, abrazándole, dijo: L′auditeur se mit alors à le considérer plus attentivement, et l′ayant reconnu, il le prit dans ses bras :
-¿Qué niñerías son éstas, señor don Luis, o qué causas tan poderosas, que os hayan movido a venir desta manera, y en este traje, que dice tan mal con la calidad vuestra. « Quel enfantillage est-ce là, seigneur don Luis, lui dit-il, ou quels motifs si puissants vous ont fait partir de la sorte, dans cet équipage qui sied si mal à votre qualité ? »
Al mozo se le vinieron las lágrimas a los ojos, y no pudo responder palabra. El oidor dijo a los cuatro que se sosegasen, que todo se haría bien; y, tomando por la mano a don Luis, le apartó a una parte y le preguntó qué venida había sido aquélla. Le jeune homme sentit les larmes lui venir aux yeux ; il ne put répondre un seul mot à l′auditeur, qui dit aux quatre domestiques de se calmer, et qu′il arrangerait l′affaire ; puis, prenant don Luis par la main, il le conduisit à part pour l′interroger sur son escapade.
Y, en tanto que le hacía esta y otras preguntas, oyeron grandes voces a la puerta de la venta, y era la causa dellas que dos huéspedes que aquella noche habían alojado en ella, viendo a toda la gente ocupada en saber lo que los cuatro buscaban, habían intentado a irse sin pagar lo que debían; mas el ventero, que atendía más a su negocio que a los ajenos, les asió al salir de la puerta y pidió su paga, y les afeó su mala intención con tales palabras, que les movió a que le respondiesen con los puños; y así, le comenzaron a dar tal mano, que el pobre ventero tuvo necesidad de dar voces y pedir socorro. La ventera y su hija no vieron a otro más desocupado para poder socorrerle que a don Quijote, a quien la hija de la ventera dijo. Tandis qu′il lui faisait cette question et d′autres encore, on entendit de grands cris à la porte de l′hôtellerie. Voici quelle en était la cause : deux hôtes qui s′étaient hébergés cette nuit dans la maison, voyant que tout le monde était occupé à savoir ce que cherchaient les quatre cavaliers, avaient tenté de déguerpir sans payer ce qu′ils devaient. Mais l′hôtelier, qui était plus attentif à ses affaires qu′à celles d′autrui, les arrêta au seuil de la porte, et leur demanda l′écot, en gourmandant leur malhonnête intention avec de telles paroles qu′il finit par les exciter à lui répondre avec les poings fermés. Ils commencèrent donc à le gourmer de telle sorte que le pauvre hôtelier fut contraint de crier au secours. L′hôtesse et sa fille ne virent personne plus inoccupé et plus à portée de le secourir que don Quichotte, auquel la fille de l′hôtesse accourut dire :
-Socorra vuestra merced, señor caballero, por la virtud que Dios le dio , a mi pobre padre, que dos malos hombres le están moliendo como a cibera. « Secourez vite, seigneur chevalier, par la vertu que Dieu vous a donnée, secourez vite mon pauvre père, que ces deux méchants hommes sont à battre comme plâtre. »
A lo cual respondió don Quijote, muy de espacio y con mucha flema. À cela don Quichotte répondit d′une voix lente et du plus grand sang-froid :
-Fermosa doncella, no ha lugar por ahora vuestra petición, porque estoy impedido de entremeterme en otra aventura en tanto que no diere cima a una en que mi palabra me ha puesto. Mas lo que yo podré hacer por serviros es lo que ahora diré: corred y decid a vuestro padre que se entretenga en esa batalla lo mejor que pudiere, y que no se deje vencer en ningún modo, en tanto que yo pido licencia a la princesa Micomicona para poder socorrerle en su cuita; que si ella me la da, tened por cierto que yo le sacaré della. « Votre pétition, belle damoiselle, ne peut être accueillie en ce moment : je suis dans l′impossibilité de m′entremettre en aucune autre aventure jusqu′à ce que j′aie mis fin à celle où m′a engagé ma parole. Mais ce que je puis faire pour votre service, le voici : courez, et dites à votre père qu′il se soutienne dans cette bataille le mieux qu′il pourra, et qu′il ne se laisse vaincre en aucune façon, tandis que j′irai demander à la princesse Micomicona la permission de le secourir en son angoisse ; si elle me la donne, soyez certaine que je saurai bien l′en tirer.
-¡Pecadora de mí! -dijo a esto Maritornes, que estaba delante-: primero que vuestra merced alcance esa licencia que dice, estará ya mi señor en el otro mundo. – Ah ! pécheresse que je suis, s′écria Maritornes, qui se trouvait là ; avant que Votre Grâce ait obtenu cette permission, mon maître sera dans l′autre monde.
-Dadme vos, señora, que yo alcance la licencia que digo -respondió don Quijote-; que, como yo la tenga, poco hará al caso que él esté en el otro mundo; que de allí le sacaré a pesar del mismo mundo que lo contradiga; o, por lo menos, os daré tal venganza de los que allá le hubieren enviado, que quedéis más que medianamente satisfechas. – Eh bien ! madame, reprit don Quichotte, faites que j′obtienne cette permission dont j′ai besoin. Dès que je l′aurai, il importera peu qu′il soit dans l′autre monde ; car je l′en tirerai, en dépit de ce monde-ci, qui voudrait y trouver à redire, ou du moins je tirerai telle vengeance de ceux qui l′y auront envoyé, que vous en serez plus que médiocrement satisfaite. »
Y sin decir más se fue a poner de hinojos ante Dorotea, pidiéndole con palabras caballerescas y andantescas que la su grandeza fuese servida de darle licencia de acorrer y socorrer al castellano de aquel castillo, que estaba puesto en una grave mengua. La princesa se la dio de buen talante, y él luego, embrazando su adarga y poniendo mano a su espada, acudió a la puerta de la venta, adonde aún todavía traían los dos huéspedes a mal traer al ventero; pero, así como llegó, embazó y se estuvo quedo, aunque Maritornes y la ventera le decían que en qué se detenía, que socorriese a su señor y marido. Et, sans parler davantage, il alla se mettre à deux genoux devant Dorothée, pour lui demander, avec des expressions chevaleresques et errantes, que Sa Grandeur daignât lui donner permission de courir et de secourir le châtelain de ce château qui se trouvait en une grave extrémité. La princesse la lui donna de bon cœur, et aussitôt embrassant son écu et mettant l′épée à la main, il accourut à la porte de l′hôtellerie, où les deux hôtes étaient encore à malmener l′hôtelier. Mais, dès qu′il arriva, il s′arrêta tout court et se tint immobile, malgré les reproches de Maritornes et de l′hôtesse, qui lui demandaient qu′est-ce qui le retenait en place, au lieu de secourir leur maître et mari.
-Deténgome -dijo don Quijote- porque no me es lícito poner mano a la espada contra gente escuderil; pero llamadme aquí a mi escudero Sancho, que a él toca y atañe esta defensa y venganza. « Ce qui me retient ? répondit don Quichotte ; c′est qu′il ne m′est pas permis de mettre l′épée à la main contre des gens de bas étage ; mais appelez mon écuyer Sancho, c′est lui que regarde cette défense et cette vengeance. »
Esto pasaba en la puerta de la venta, y en ella andaban las puñadas y mojicones muy en su punto, todo en daño del ventero y en rabia de Maritornes, la ventera y su hija, que se desesperaban de ver la cobardía de don Quijote, y de lo mal que lo pasaba su marido, señor y padre. Voilà ce qui se passait à la porte de l′hôtellerie, où roulaient les coups de poing et les gourmades, le tout au préjudice de l′hôtelier et à la rage de Maritornes, de l′hôtesse et de sa fille, qui se désespéraient de la lâcheté de don Quichotte et du mauvais quart d′heure que passait leur maître, père et mari.
Pero dejémosle aquí, que no faltará quien le socorra, o si no, sufra y calle el que se atreve a más de a lo que sus fuerzas le prometen , y volvámonos atrás cincuenta pasos, a ver qué fue lo que don Luis respondió al oidor, que le dejamos aparte, preguntándole la causa de su venida a pie y de tan vil traje vestido. A lo cual el mozo, asiéndole fuertemente de las manos, como en señal de que algún gran dolor le apretaba el corazón, y derramando lágrimas en grande abundancia, le dijo. Mais laissons-le en cet état, car sans doute quelqu′un viendra le secourir ; sinon, tant pis pour celui qui se hasarde à plus que ses forces ne permettent : qu′il souffre et ne dise mot. Revenons maintenant, à cinquante pas en arrière, voir ce que don Luis répondit à l′auditeur, que nous avons laissé l′ayant pris à part pour lui demander la cause de son voyage, à pied et dans un si vil équipage. Le jeune homme, lui saisissant les mains avec force, comme si quelque grande affliction lui eût serré le cœur, et versant un torrent de larmes, lui répondit :
-Señor mío, yo no sé deciros otra cosa sino que desde el punto que quiso el cielo y facilitó nuestra vecindad que yo viese a mi señora doña Clara, hija vuestra y señora mía, desde aquel instante la hice dueño de mi voluntad; y si la vuestra, verdadero señor y padre mío, no lo impide, en este mesmo día ha de ser mi esposa. Por ella dejé la casa de mi padre, y por ella me puse en este traje, para seguirla dondequiera que fuese, como la saeta al blanco, o como el marinero al norte . Ella no sabe de mis deseos más de lo que ha podido entender de algunas veces que desde lejos ha visto llorar mis ojos. Ya, señor, sabéis la riqueza y la nobleza de mis padres, y como yo soy su único heredero: si os parece que éstas son partes para que os aventuréis a hacerme en todo venturoso, recebidme luego por vuestro hijo; que si mi padre, llevado de otros disignios suyos, no gustare deste bien que yo supe buscarme, más fuerza tiene el tiempo para deshacer y mudar las cosas que las humanas voluntades. « Je ne sais, mon seigneur, vous dire autre chose, si ce n′est que, le jour où le ciel a voulu et où notre voisinage a permis que je visse doña Clara, votre fille et ma dame, dès cet instant je l′ai faite maîtresse de ma volonté ; et si la vôtre, mon véritable seigneur et père, n′y met obstacle, aujourd′hui même elle sera mon épouse. C′est pour elle que j′ai abandonné la maison de mon père, pour elle que j′ai pris ce costume, afin de la suivre partout où elle irait comme la flèche suit le but, et le marinier l′étoile polaire. Elle ne sait de mes désirs rien de plus que n′ont pu lui faire entendre les pleurs qu′elle a vus de loin couler de mes yeux. Vous connaissez déjà, seigneur, la fortune et la noblesse de mes parents, vous savez que je suis leur unique héritier. Si ces avantages vous semblent suffisants pour que vous vous hasardiez à me rendre complètement heureux, agréez-moi dès maintenant pour votre fils. Que si mon père, occupé d′autres vues personnelles, n′était point satisfait du bien que j′ai su trouver pour moi, le temps n′a pas moins de force pour changer les volontés humaines que les choses de ce monde. »
Calló, en diciendo esto, el enamorado mancebo, y el oidor quedó en oírle suspenso, confuso y admirado , así de haber oído el modo y la discreción con que don Luis le había descubierto su pensamiento, como de verse en punto que no sabía el que poder tomar en tan repentino y no esperado negocio; y así, no respondió otra cosa sino que se sosegase por entonces, y entretuviese a sus criados, que por aquel día no le volviesen, porque se tuviese tiempo para considerar lo que mejor a todos estuviese. Besóle las manos por fuerza don Luis, y aun se las bañó con lágrimas, cosa que pudiera enternecer un corazón de mármol, no sólo el del oidor, que, como discreto, ya había conocido cuán bien le estaba a su hija aquel matrimonio; puesto que, si fuera posible, lo quisiera efetuar con voluntad del padre de don Luis, del cual sabía que pretendía hacer de título a su hijo . À ces mots, l′amoureux jeune homme cessa de parler, et l′auditeur demeura non moins surpris de la manière délicate et touchante dont il lui avait découvert ses pensées, qu′indécis sur le parti qu′il devait prendre dans une affaire si soudaine et si grave. Tout ce qu′il put lui répondre, ce fut qu′il se calmât pour le moment, et qu′il obtînt que ses domestiques ne l′emmenassent pas ce jour même, afin d′avoir le temps de considérer ce qui conviendrait le mieux à chacun. Don Luis voulut par force lui baiser les mains, et même les baigna de ses larmes, chose qui aurait attendri un cœur de pierre, et non pas seulement celui de l′auditeur, qui, en homme habile, avait vu du premier coup d′œil combien ce mariage était avantageux à sa fille. Toutefois, il aurait voulu, si c′eût été possible, l′effectuer avec le consentement du père de don Luis, qu′il savait prétendre à faire de son fils un seigneur titré.
Ya a esta sazón estaban en paz los huéspedes con el ventero, pues, por persuasión y buenas razones de don Quijote, más que por amenazas, le habían pagado todo lo que él quiso, y los criados de don Luis aguardaban el fin de la plática del oidor y la resolución de su amo, cuando el demonio, que no duerme , ordenó que en aquel mesmo punto entró en la venta el barbero a quien don Quijote quitó el yelmo de Mambrino y Sancho Panza los aparejos del asno, que trocó con los del suyo; el cual barbero, llevando su jumento a la caballeriza, vio a Sancho Panza que estaba aderezando no sé qué de la albarda, y así como la vio la conoció, y se atrevió a arremeter a Sancho, diciendo. En ce moment, les hôtes querelleurs avaient fait la paix avec l′hôtelier, après avoir consenti, plutôt par la persuasion et les bons propos de don Quichotte que par ses menaces, à lui payer ce qu′il demandait ; d′un autre côté, les domestiques de don Luis attendaient patiemment la fin de son entretien avec l′auditeur et la résolution de leur maître, quand le diable, qui ne dort jamais, fit entrer à cette heure même dans l′hôtellerie le barbier auquel don Quichotte avait enlevé l′armet de Mambrin, et Sancho Panza les harnais de son âne, pour les troquer contre ceux du sien. Ce barbier, menant son âne à l′écurie, vit Sancho qui raccommodait je ne sais quoi de son bât. Dès qu′il vit ce bât, il le reconnut, et, prenant bravement Sancho par le collet, il lui dit :
-¡Ah don ladrón, que aquí os tengo! ¡Venga mi bacía y mi albarda, con todos mis aparejos que me robastes. « Ah ! don larron, je vous tiens ici ; rendez-moi vite mon plat à barbe, et mon bât, et tous les harnais que vous m′avez volés. »
Sancho, que se vio acometer tan de improviso y oyó los vituperios que le decían, con la una mano asió de la albarda, y con la otra dio un mojicón al barbero que le bañó los dientes en sangre; pero no por esto dejó el barbero la presa que tenía hecha en el albarda ; antes, alzó la voz de tal manera que todos los de la venta acudieron al ruido y pendencia, y decía. Sancho, qui se vit prendre à la gorge si à l′improviste, et qui entendit les injures qu′on lui disait, saisit le bât d′une main, et de l′autre donna une telle gourmade au barbier, qu′il lui mit les mâchoires en sang. Mais, néanmoins, le barbier ne lâchait pas prise et tenait bon son bât ; au contraire, il éleva la voix de telle sorte, que tous les gens de l′hôtellerie accoururent au bruit et à la bataille.
-¡Aquí del rey y de la justicia, que, sobre cobrar mi hacienda, me quiere matar este ladrón salteador de caminos. « Au nom du roi et de la justice, criait-il, parce que je reprends mon bien, il veut me tuer, ce larron, voleur de grands chemins.
-Mentís -respondió Sancho-, que yo no soy salteador de caminos; que en buena guerra ganó mi señor don Quijote estos despojos. – Tu en as menti, répondit Sancho, je ne suis pas voleur de grands chemins ; et c′est de bonne guerre que mon seigneur don Quichotte a gagné ces dépouilles. »
Ya estaba don Quijote delante, con mucho contento de ver cuán bien se defendía y ofendía su escudero, y túvole desde allí adelante por hombre de pro, y propuso en su corazón de armalle caballero en la primera ocasión que se le ofreciese, por parecerle que sería en él bien empleada la orden de la caballería. Entre otras cosas que el barbero decía en el discurso de la pendencia, vino a decir. Celui-ci, qui était promptement accouru, se trouvait déjà présent à la querelle, enchanté de voir avec quelle vigueur son écuyer prenait la défensive et l′offensive. Il le tint même désormais pour homme de cœur, et se proposa, dans le fond de son âme, de l′armer chevalier à la première occasion qui s′offrirait, pensant que l′ordre de chevalerie serait fort bien placé sur sa tête. Parmi toutes les choses que le barbier débitait dans le courant de la dispute, il vint à dire :
-Señores, así esta albarda es mía como la muerte que debo a Dios , y así la conozco como si la hubiera parido; y ahí está mi asno en el establo, que no me dejará mentir; si no, pruébensela , y si no le viniere pintiparada, yo quedaré por infame. Y hay más: que el mismo día que ella se me quitó, me quitaron también una bacía de azófar nueva, que no se había estrenado, que era señora de un escudo. « Ce bât est à moi, comme la mort que je dois à Dieu, et je le connais comme si je l′avais mis au monde ; et voilà mon âne qui est dans l′étable, qui ne me laissera pas mentir. Sinon, qu′on lui essaye le bât, et, s′il ne lui va pas comme un gant, je passerai pour infâme. Et il y a plus, c′est que le même jour qu′ils me l′ont pris, ils m′ont enlevé aussi un plat à barbe de rosette, tout neuf, qui n′avait pas encore été étrenné de sa vie, et qui m′avait coûté un bel et bon écu. »
Aquí no se pudo contener don Quijote sin responder: y, poniéndose entre los dos y apartándoles, depositando la albarda en el suelo, que la tuviese de manifiesto hasta que la verdad se aclarase, dijo. En cet endroit don Quichotte ne put se retenir ; il se mit entre les deux combattants, les sépara, et, déposant le bât par terre pour que tout le monde le vît jusqu′à ce que la vérité fût reconnue, il s′écria :
-¡Porque vean vuestras mercedes clara y manifiestamente el error en que está este buen escudero, pues llama bacía a lo que fue, es y será yelmo de Mambrino, el cual se lo quité yo en buena guerra, y me hice señor dél con ligítima y lícita posesión! En lo del albarda no me entremeto, que lo que en ello sabré decir es que mi escudero Sancho me pidió licencia para quitar los jaeces del caballo deste vencido cobarde, y con ellos adornar el suyo; yo se la di, y él los tomó, y, de haberse convertido de jaez en albarda, no sabré dar otra razón si no es la ordinaria: que como esas transformaciones se ven en los sucesos de la caballería; para confirmación de lo cual, corre, Sancho hijo, y saca aquí el yelmo que este buen hombre dice ser bacía. « Vos Grâces vont voir clairement et manifestement l′erreur où est ce bon écuyer quand il appelle plat à barbe ce qui est, fut et sera l′armet de Mambrin, que je lui ai enlevé de bonne guerre, et dont je me suis rendu maître en tout bien tout honneur. Quant au bât, je ne m′en mêle point ; et tout ce que je peux dire, c′est que mon écuyer Sancho me demanda permission pour ôter les harnachements du cheval de ce poltron vaincu, et pour en parer le sien. Je lui donnai la permission, il prit les harnais, et de ce que la selle s′est changée en bât, je ne puis donner d′autre raison que l′ordinaire, c′est-à-dire que ces métamorphoses se voient dans les événements de la chevalerie. Pour preuve et confirmation de ce que j′avance, cours vite, mon fils Sancho, apporte ici l′armet que ce brave homme dit être un plat à barbe.
-¡Pardiez, señor -dijo Sancho-, si no tenemos otra prueba de nuestra intención que la que vuestra merced dice, tan bacía es el yelmo de Malino como el jaez deste buen hombre albarda. – Pardine, seigneur, répliqua Sancho, si nous n′avons pas d′autre preuve à faire valoir pour nous justifier que celle qu′offre Votre Grâce, nous voilà frais. Aussi plat à barbe est l′armet de Mambrin que la selle de ce bon homme est bât.
-Haz lo que te mando -replicó don Quijote-, que no todas las cosas deste castillo han de ser guiadas por encantamento. – Fais ce que je te commande, reprit don Quichotte ; peut-être que toutes les choses qui arrivent en ce château ne doivent pas se passer par voie d′enchantement. »
Sancho fue a do estaba la bacía y la trujo; y, así como don Quijote la vio, la tomó en las manos y dijo. Sancho alla chercher le plat à barbe, l′apporta, et, dès que don Quichotte le lui eût pris des mains, il s′écria :
-Miren vuestras mercedes con qué cara podía decir este escudero que ésta es bacía, y no el yelmo que yo he dicho; y juro por la orden de caballería que profeso que este yelmo fue el mismo que yo le quité, sin haber añadido en él ni quitado cosa alguna. « Regardez un peu, seigneurs : de quel front cet écuyer pourra-t-il dire que ceci est un plat à barbe, et non l′armet que j′ai nommé ? Et je jure, par l′ordre de chevalerie dont je fais profession, que cet armet est tel que je l′ai pris, sans en avoir ôté, sans y avoir ajouté la moindre chose.
-En eso no hay duda -dijo a esta sazón Sancho-, porque desde que mi señor le ganó hasta agora no ha hecho con él más de una batalla , cuando libró a los sin ventura encadenados; y si no fuera por este baciyelmo, no lo pasara entonces muy bien, porque hubo asaz de pedradas en aquel trance. – En cela, interrompit Sancho, il n′y a pas le plus petit doute : car, depuis que mon seigneur l′a gagné jusqu′à cette heure, il n′a livré avec lui qu′une seule bataille, lorsqu′il délivra ces malheureux enchaînés ; et, ma foi, sans l′assistance de ce plat-armet, il aurait passé un mauvais moment, car, dans cette mêlée, les pierres pleuvaient à verse. »






I. Capítulo XLV. Donde se acaba de averiguar la duda del yelmo de Mambrino y de la albarda, y otras aventuras sucedidas, con toda verdad.

Chapitre XLV Où l′on achève d′éclaircir les doutes à propos du bât et de l′armet de mambrin, avec d′autres aventures arrivées en toute vérité.

-¿Qué les parece a vuestras mercedes, señores -dijo el barbero-, de lo que afirman estos gentiles hombres, pues aún porfían que ésta no es bacía, sino yelmo. « Que vous semble, seigneurs, s′écria le barbier, de ce qu′affirment ces gentilshommes, puisqu′ils s′opiniâtrent à dire que ceci n′est pas un plat à barbe, mais un armet ?
-Y quien lo contrario dijere -dijo don Quijote-, le haré yo conocer que miente, si fuere caballero, y si escudero, que remiente mil veces. – Et qui dira le contraire, interrompit don Quichotte, je lui ferai savoir qu′il ment, s′il est chevalier, et, s′il est écuyer, qu′il en a menti mille fois. »
Nuestro barbero, que a todo estaba presente, como tenía tan bien conocido el humor de don Quijote, quiso esforzar su desatino y llevar adelante la burla para que todos riesen, y dijo, hablando con el otro barbero. Notre barbier, maître Nicolas, qui se trouvait présent à la bagarre, connaissant si bien l′humeur de don Quichotte, voulut exciter encore son extravagance, et pousser plus loin la plaisanterie, pour donner de quoi rire à tout le monde. Il dit donc, parlant à l′autre barbier :
-Señor barbero, o quien sois, sabed que yo también soy de vuestro oficio, y tengo más ha de veinte años carta de examen , y conozco muy bien de todos los instrumentos de la barbería, sin que le falte uno; y ni más ni menos fui un tiempo en mi mocedad soldado, y sé también qué es yelmo, y qué es morrión, y celada de encaje , y otras cosas tocantes a la milicia, digo, a los géneros de armas de los soldados; y digo, salvo mejor parecer, remitiéndome siempre al mejor entendimiento, que esta pieza que está aquí delante y que este buen señor tiene en las manos, no sólo no es bacía de barbero, pero está tan lejos de serlo como está lejos lo blanco de lo negro y la verdad de la mentira; también digo que éste, aunque es yelmo, no es yelmo entero. « Seigneur barbier, ou qui que vous soyez, sachez que je suis du même état que vous ; que j′ai reçu, il y a plus de vingt ans, mon diplôme d′examen, et que je connais parfaitement tous les instruments et ustensiles du métier de la barbe, sans en excepter un seul ; sachez de plus que, dans le temps de ma jeunesse, j′ai été soldat, et que je ne connais pas moins bien ce que c′est qu′un armet, un morion, une salade, et autres choses relatives à la milice, c′est-à-dire aux espèces d′armes que portent les soldats. Et je dis maintenant, sauf meilleur avis, car je m′en remets toujours à celui d′un meilleur entendement, que cette pièce qui est ici devant nous, et que ce bon seigneur tient à la main, non-seulement n′est pas un plat à barbe de barbier, mais qu′elle est aussi loin de l′être que le blanc est loin du noir, et la vérité du mensonge. Et je dis aussi que bien que ce soit un armet, ce n′est pas un armet entier.
-No, por cierto -dijo don Quijote-, porque le falta la mitad, que es la babera. – Non certes, s′écria don Quichotte, car il lui manque une moitié, qui est la mentonnière.
-Así es -dijo el cura, que ya había entendido la intención de su amigo el barbero. – C′est cela justement, » ajouta le curé, qui avait compris l′intention de son ami, maître Nicolas ;
Y lo mismo confirmó Cardenio, don Fernando y sus camaradas ; y aun el oidor, si no estuviera tan pensativo con el negocio de don Luis, ayudara, por su parte, a la burla; pero las veras de lo que pensaba le tenían tan suspenso, que poco o nada atendía a aquellos donaires. et leur avis fut aussitôt confirmé par Cardénio, don Fernand et ses compagnons. L′auditeur lui-même, s′il n′eût été si préoccupé de l′aventure de don Luis, aurait aidé, pour sa part, à la plaisanterie ; mais les choses sérieuses auxquelles il pensait l′avaient tellement absorbé, qu′il ne faisait guère attention à ces badinages.
-¡Válame Dios! -dijo a esta sazón el barbero burlado-; ¿que es posible que tanta gente honrada diga que ésta no es bacía, sino yelmo? Cosa parece ésta que puede poner en admiración a toda una Universidad, por discreta que sea. Basta: si es que esta bacía es yelmo, también debe de ser esta albarda jaez de caballo, como este señor ha dicho. « Sainte Vierge ! s′écria en ce moment le barbier mystifié, est-il possible que tant d′honnêtes gens disent que ceci n′est pas un plat à barbe, mais un armet ! Voilà de quoi jeter dans l′étonnement toute une université, si savante qu′elle soit. À ce train-là, si ce plat à barbe est un armet, ce bât d′âne doit être aussi une selle de cheval, comme ce seigneur l′a prétendu.
-A mí albarda me parece -dijo don Quijote-, pero ya he dicho que en eso no me entremeto. – À moi, il me paraît un bât, reprit don Quichotte ; mais j′ai déjà dit que je ne me mêlais point de cela.
-De que sea albarda o jaez -dijo el cura- no está en más de decirlo el señor don Quijote ; que en estas cosas de la caballería todos estos señores y yo le damos la ventaja. – Que ce soit un bât ou une selle, dit le curé, c′est au seigneur don Quichotte à le décider ; car, en affaire de chevalerie, ces seigneurs et moi nous lui cédons la palme.
-Por Dios, señores míos -dijo don Quijote-, que son tantas y tan estrañas las cosas que en este castillo, en dos veces que en él he alojado, me han sucedido, que no me atreva a decir afirmativamente ninguna cosa de lo que acerca de lo que en él se contiene se preguntare, porque imagino que cuanto en él se trata va por vía de encantamento. La primera vez me fatigó mucho un moro encantado que en él hay, y a Sancho no le fue muy bien con otros sus secuaces ; y anoche estuve colgado deste brazo casi dos horas, sin saber cómo ni cómo no vine a caer en aquella desgracia. Así que, ponerme yo agora en cosa de tanta confusión a dar mi parecer, será caer en juicio temerario. En lo que toca a lo que dicen que ésta es bacía, y no yelmo, ya yo tengo respondido; pero, en lo de declarar si ésa es albarda o jaez, no me atrevo a dar sentencia difinitiva: sólo lo dejo al buen parecer de vuestras mercedes. Quizá por no ser armados caballeros, como yo lo soy, no tendrán que ver con vuestras mercedes los encantamentos deste lugar, y tendrán los entendimientos libres, y podrán juzgar de las cosas deste castillo como ellas son real y verdaderamente, y no como a mí me parecían. – Pardieu, mes seigneurs, s′écria don Quichotte, de si étranges aventures me sont arrivées dans ce château, en deux fois que j′y fus hébergé, que je n′ose plus rien décider affirmativement sur les questions qu′on me ferait à propos de ce qu′il renferme ; car je m′imagine que tout ce qui s′y passe se règle par voie d′enchantement. La première fois, je fus fort ennuyé des visites d′un More enchanté qui se promène en ce château, et Sancho n′eut guère plus à se louer des gens de sa suite ; puis, hier soir, je suis resté pendu par ce bras presque deux heures entières sans savoir pourquoi ni comment j′étais tombé dans cette disgrâce. Ainsi, me mettre à présent, au milieu d′une telle confusion, à donner mon avis, ce serait m′exposer à un jugement téméraire. En ce qui touche cette singulière prétention de vouloir que ceci soit un plat à barbe et non un armet, j′ai déjà répondu ; mais quant à déclarer si cela est un bât ou une selle, je n′ose point rendre une sentence définitive, et j′aime mieux laisser la question au bon sens de Vos Grâces. Peut-être que, n′étant point armés chevaliers comme moi, vous n′aurez rien à démêler avec les enchantements de céans, et qu′ayant les intelligences parfaitement libres, vous pourrez juger des choses de ce château comme elles sont en réalité, et non comme elles me paraissent.
-No hay duda -respondió a esto don Fernando-, sino que el señor don Quijote ha dicho muy bien hoy que a nosotros toca la difinición deste caso; y, porque vaya con más fundamento, yo tomaré en secreto los votos destos señores, y de lo que resultare daré entera y clara noticia. – Il n′y a pas de doute, répondit à cela don Fernand ; le seigneur don Quichotte a parlé comme un oracle, et c′est à nous qu′appartient la solution de cette difficulté ; et, pour qu′elle soit rendue avec plus de certitude, je vais recueillir en secret les voix de ces seigneurs, et du résultat de ce vote je rendrai un compte exact et fidèle. »
Para aquellos que la tenían del humor de don Quijote, era todo esto materia de grandísima risa; pero, para los que le ignoraban, les parecía el mayor disparate del mundo, especialmente a los cuatro criados de don Luis, y a don Luis ni más ni menos, y a otros tres pasajeros que acaso habían llegado a la venta, que tenían parecer de ser cuadrilleros , como, en efeto, lo eran. Pero el que más se desesperaba era el barbero, cuya bacía, allí delante de sus ojos, se le había vuelto en yelmo de Mambrino, y cuya albarda pensaba sin duda alguna que se le había de volver en jaez rico de caballo; y los unos y los otros se reían de ver cómo andaba don Fernando tomando los votos de unos en otros, hablándolos al oído para que en secreto declarasen si era albarda o jaez aquella joya sobre quien tanto se había peleado. Y, después que hubo tomado los votos de aquellos que a don Quijote conocían, dijo en alta voz: Pour ceux qui connaissaient l′humeur de don Quichotte, toute cette comédie était une intarissable matière à rire ; mais ceux qui n′étaient pas au fait n′y voyaient que la plus grande bêtise du monde, surtout les quatre domestiques de don Luis, et don Luis lui-même, ainsi que trois autres voyageurs qui venaient par hasard d′arriver à l′hôtellerie, et qui paraissaient des archers de la Sainte-Hermandad, comme ils l′étaient en effet. Mais celui qui se désespérait le plus, c′était le barbier, dont le plat à barbe s′était changé, devant ses yeux, en armet de Mambrin, et dont le bât, à ce qu′il pensait bien, allait sans aucun doute se changer aussi en un riche harnais de cheval. Tous les autres spectateurs riaient de voir don Fernand qui allait prendre les voix de l′un à l′autre, leur parlant tout bas à l′oreille, pour qu′ils déclarassent en secret si ce beau bijou sur lequel on avait tant disputé était un bât ou une selle. Après qu′il eut recueilli les votes de tous ceux qui connaissaient don Quichotte, il dit à haute voix :
-El caso es, buen hombre, que ya yo estoy cansado de tomar tantos pareceres, porque veo que a ninguno pregunto lo que deseo saber que no me diga que es disparate el decir que ésta sea albarda de jumento, sino jaez de caballo, y aun de caballo castizo ; y así, habréis de tener paciencia, porque, a vuestro pesar y al de vuestro asno, éste es jaez y no albarda, y vos habéis alegado y probado muy mal de vuestra parte. « Le cas est, brave homme, que je suis vraiment fatigué de prendre tant d′avis, car je ne demande à personne ce que je désire savoir, qu′on ne me réponde aussitôt qu′il y a folie à dire que ce soit un bât d′âne, et que c′est une selle de cheval, et même d′un cheval de race. Ainsi, prenez patience, car en dépit de vous et de votre âne, ceci est une selle, et non un bât, et vous avez fort mal prouvé votre allégation.
-No la tenga yo en el cielo -dijo el sobrebarbero- si todos vuestras mercedes no se engañan, y que así parezca mi ánima ante Dios como ella me parece a mí albarda, y no jaez; pero allá van leyes... , etcétera; y no digo más; y en verdad que no estoy borracho: que no me he desayunado, si de pecar no . – Que je perde ma place en paradis, s′écria le pauvre barbier, si toutes Vos Grâces ne se trompent pas ; et que mon âme paraisse aussi bien devant Dieu que ce bât me paraît un bât, et non une selle ! Mais, ainsi vont les lois … et je ne dis rien de plus. Et pourtant je ne suis pas ivre, en vérité, car je n′ai pas même rompu le jeûne aujourd′hui, si ce n′est par mes péchés. »
No menos causaban risa las necedades que decía el barbero que los disparates de don Quijote, el cual a esta sazón dijo: Les naïvetés que débitait le barbier ne faisaient pas moins rire que les extravagances de don Quichotte, lequel dit en ce moment :
-Aquí no hay más que hacer, sino que cada uno tome lo que es suyo, y a quien Dios se la dio, San Pedro se la bendiga. « Ce qu′il y a de mieux à faire ici, c′est que chacun reprenne son bien ; et, comme on dit : ce que Dieu t′a donné, que saint Pierre le bénisse. »
Uno de los cuatro dijo . Alors, un des quatre domestiques s′approchant :
-Si ya no es que esto sea burla pesada, no me puedo persuadir que hombres de tan buen entendimiento como son, o parecen, todos los que aquí están, se atrevan a decir y afirmar que ésta no es bacía, ni aquélla albarda; mas, como veo que lo afirman y lo dicen, me doy a entender que no carece de misterio el porfiar una cosa tan contraria de lo que nos muestra la misma verdad y la misma experiencia; porque, ¡voto a tal! -y arrojóle redondo-, que no me den a mí a entender cuantos hoy viven en el mundo al revés de que ésta no sea bacía de barbero y ésta albarda de asno. « Si ce n′est pas, dit-il, un tour fait à plaisir, je ne puis me persuader que des hommes d′aussi sage entendement que le sont ou le paraissent tous ceux qui se trouvent ici, osent bien dire et affirmer que cela n′est point un bât ni ceci un plat à barbe. Mais comme je vois qu′on l′affirme et qu′on le prétend, je m′imagine qu′il y a quelque mystère dans cet entêtement à dire une chose si opposée à ce que nous démontrent la vérité et l′expérience même. Car je jure bien (et son jurement était à pleine bouche) que tous ceux qui vivent dans le monde à l′heure qu′il est ne me feraient pas confesser que cela est autre chose qu′un plat à barbe de barbier, et ceci un bât d′âne.
-Bien podría ser de borrica -dijo el cura. – Ce pourrait être un bât de bourrique, interrompit le curé.
-Tanto monta -dijo el criado-, que el caso no consiste en eso, sino en si es o no es albarda, como vuestras mercedes dicen. – Tout de même, reprit le domestique ; ce n′est pas là qu′est la question, mais à savoir si c′est un bât, oui ou non, comme Vos Grâces le prétendent. »
Oyendo esto uno de los cuadrilleros que habían entrado, que había oído la pendencia y quistión, lleno de cólera y de enfado, dijo. À ces propos, un des archers nouveaux venus dans l′hôtellerie, qui avait entendu la fin de la querelle, ne put retenir son dépit et sa mauvaise humeur.
-Tan albarda es como mi padre; y el que otra cosa ha dicho o dijere debe de estar hecho uva. « C′est un bât, s′écria-t-il, comme mon père est un homme, et qui a dit ou dira le contraire doit être aviné comme une grappe de raisin.
-Mentís como bellaco villano -respondió don Quijote. – Tu en as menti comme un maraud de vilain, » répondit don Quichotte.
Y, alzando el lanzón, que nunca le dejaba de las manos, le iba a descargar tal golpe sobre la cabeza, que, a no desviarse el cuadrillero, se le dejara allí tendido. El lanzón se hizo pedazos en el suelo, y los demás cuadrilleros, que vieron tratar mal a su compañero, alzaron la voz pidiendo favor a la Santa Hermandad. Et levant sa lance, qu′il ne quittait jamais, il lui en déchargea un tel coup sur la tête, que, si l′archer ne se fût détourné, il l′étendait tout de son long. La lance se brisa par terre, et les autres archers, voyant maltraiter leur camarade, élevèrent la voix pour demander main-forte à la Sainte-Hermandad.
El ventero, que era de la cuadrilla , entró al punto por su varilla y por su espada, y se puso al lado de sus compañeros; los criados de don Luis rodearon a don Luis, porque con el alboroto no se les fuese; el barbero, viendo la casa revuelta, tornó a asir de su albarda, y lo mismo hizo Sancho; don Quijote puso mano a su espada y arremetió a los cuadrilleros. Don Luis daba voces a sus criados que le dejasen a él y acorriesen a don Quijote, y a Cardenio, y a don Fernando, que todos favorecían a don Quijote. El cura daba voces, la ventera gritaba, su hija se afligía, Maritornes lloraba, Dorotea estaba confusa, Luscinda suspensa y doña Clara desmayada. El barbero aporreaba a Sancho, Sancho molía al barbero; don Luis, a quien un criado suyo se atrevió a asirle del brazo porque no se fuese, le dio una puñada que le bañó los dientes en sangre; el oidor le defendía, don Fernando tenía debajo de sus pies a un cuadrillero, midiéndole el cuerpo con ellos muy a su sabor. El ventero tornó a reforzar la voz, pidiendo favor a la Santa Hermandad: de modo que toda la venta era llantos, voces, gritos, confusiones, temores, sobresaltos, desgracias, cuchilladas, mojicones, palos, coces y efusión de sangre . Y, en la mitad deste caos, máquina y laberinto de cosas, se le representó en la memoria de don Quijote que se veía metido de hoz y de coz en la discordia del campo de Agramante ; y así dijo, con voz que atronaba la venta. L′hôtelier, qui était de la confrérie, courut chercher sa verge et son épée, et se rangea aux côtés de ses compagnons ; les domestiques de don Luis entourèrent leur maître, pour qu′il ne pût s′échapper à la faveur du tumulte : le barbier, voyant la maison sens dessus dessous, alla reprendre son bât, que Sancho ne lâchait pas d′un ongle ; don Quichotte mit l′épée à la main, et fondit sur les archers ; don Luis criait à ses valets de le laisser, et d′aller secourir don Quichotte, ainsi que don Fernand et Cardénio, qui avaient pris sa défense ; le curé haranguait de tous ses poumons, l′hôtesse jetait des cris, sa fille soupirait, Maritornes pleurait, Dorothée était interdite, Luscinde épouvantée, et doña Clara évanouie. Le barbier gourmait Sancho, Sancho rossait le barbier ; don Luis, qu′un de ses valets osa saisir par le bras pour qu′il ne se sauvât pas, lui donna un coup de poing qui lui mit les mâchoires en sang ; l′auditeur le défendait ; don Fernand tenait un des archers sous ses talons, et lui mesurait le corps avec les pieds tout à son aise ; l′hôtelier criait de nouveau pour demander main-forte à la Sainte-Hermandad ; enfin, l′hôtellerie n′était que pleurs, sanglots, cris, terreurs, alarmes, disgrâces, coups d′épée, coups de poing, coups de pied, coups de bâton, meurtrissures et effusion de sang. Tout à coup, au milieu de cette confusion, de ce labyrinthe, de ce chaos, une idée frappe l′imagination de don Quichotte : il se croit, de but en blanc, transporté au camp d′Agramant ; et, d′une voix de tonnerre qui ébranlait l′hôtellerie :
-¡Ténganse todos; todos envainen; todos se sosieguen; óiganme todos, si todos quieren quedar con vida. « Que tout le monde s′arrête, s′écrie-t-il, que tout le monde dépose les armes, que tout le monde s′apaise, que tout le monde m′écoute, si tout le monde veut rester en vie. »
A cuya gran voz, todos se pararon, y él prosiguió diciendo. À ces cris, en effet, tout le monde s′arrêta, et lui poursuivit de la sorte :
-¿No os dije yo, señores, que este castillo era encantado, y que alguna región de demonios debe de habitar en él? En confirmación de lo cual, quiero que veáis por vuestros ojos cómo se ha pasado aquí y trasladado entre nosotros la discordia del campo de Agramante. Mirad cómo allí se pelea por la espada, aquí por el caballo, acullá por el águila, acá por el yelmo , y todos peleamos, y todos no nos entendemos. Venga, pues, vuestra merced, señor oidor, y vuestra merced, señor cura, y el uno sirva de rey Agramante, y el otro de rey Sobrino, y pónganos en paz; porque por Dios Todopoderoso que es gran bellaquería que tanta gente principal como aquí estamos se mate por causas tan livianas. « Ne vous ai-je pas dit, seigneurs, que ce château était enchanté, et qu′une légion de diables l′habitait ? En preuve de cela, je veux que vous voyiez par vos propres yeux comment est passée et s′est transportée parmi nous la discorde du camp d′Agramant. Regardez : ici on combat pour l′épée, là pour le cheval, de ce côté pour l′aigle blanche, de celui-ci pour l′armet, et tous nous nous battons, et tous sans nous entendre. Venez ici, seigneur auditeur, et vous aussi, seigneur curé ; que l′un serve de roi Agramant, et l′autre de roi Sobrin, et mettez-nous en paix : car, au nom du Dieu tout-puissant, c′est une grande vilenie que tant de gens de qualité, comme nous sommes ici, s′entre-tuent pour de si piètres motifs. »
Los cuadrilleros, que no entendían el frasis de don Quijote, y se veían malparados de don Fernando, Cardenio y sus camaradas, no querían sosegarse; el barbero sí, porque en la pendencia tenía deshechas las barbas y el albarda; Sancho, a la más mínima voz de su amo, obedeció como buen criado; los cuatro criados de don Luis también se estuvieron quedos, viendo cuán poco les iba en no estarlo. Sólo el ventero porfiaba que se habían de castigar las insolencias de aquel loco, que a cada paso le alborotaba la venta. Finalmente, el rumor se apaciguó por entonces, la albarda se quedó por jaez hasta el día del juicio, y la bacía por yelmo y la venta por castillo en la imaginación de don Quijote. Les archers, qui n′entendaient rien à la rhétorique de don Quichotte et qui se voyaient fort malmenés par don Fernand, Cardénio et leurs compagnons, ne voulaient pas se calmer. Le barbier, oui, car, dans la bataille, on lui avait mis en pièces aussi bien la barbe que le bât. Sancho, en bon serviteur, obéit au premier mot de son maître ; les quatre domestiques de don Luis se tinrent également tranquilles, voyant combien peu ils gagnaient à ne pas l′être ; le seul hôtelier s′obstinait à prétendre qu′il fallait châtier les impertinences de ce fou, qui, à chaque pas, troublait et bouleversait la maison. En définitive, le tapage s′apaisa pour le moment, le bât resta selle jusqu′au jour du jugement dernier, le plat à barbe armet, et l′hôtellerie château, dans l′imagination de don Quichotte.
Puestos, pues, ya en sosiego, y hechos amigos todos a persuasión del oidor y del cura, volvieron los criados de don Luis a porfiarle que al momento se viniese con ellos; y, en tanto que él con ellos se avenía, el oidor comunicó con don Fernando, Cardenio y el cura qué debía hacer en aquel caso, contándoseles con las razones que don Luis le había dicho. En fin, fue acordado que don Fernando dijese a los criados de don Luis quién él era y cómo era su gusto que don Luis se fuese con él al Andalucía, donde de su hermano el marqués sería estimado como el valor de don Luis merecía ; porque desta manera se sabía de la intención de don Luis que no volvería por aquella vez a los ojos de su padre, si le hiciesen pedazos. Entendida, pues, de los cuatro la calidad de don Fernando y la intención de don Luis, determinaron entre ellos que los tres se volviesen a contar lo que pasaba a su padre, y el otro se quedase a servir a don Luis, y a no dejalle hasta que ellos volviesen por él, o viese lo que su padre les ordenaba. Le calme enfin rétabli, et la paix faite à l′instigation persuasive de l′auditeur et du curé, les domestiques de don Luis revinrent à la charge pour l′emmener à l′instant même ; et, tandis qu′il se débattait avec eux, l′auditeur consulta don Fernand, Cardénio et le curé sur le parti qu′il devait prendre en une telle occurrence, après leur avoir conté la confidence que don Luis venait de lui faire. À la fin, on décida que don Fernand se fît connaître aux domestiques de don Luis, et qu′il leur dît que c′était son plaisir d′emmener ce jeune homme en Andalousie, où son frère le marquis le recevrait comme il méritait de l′être, parce qu′il était facile de voir, à l′intention de don Luis, qu′il se laisserait plutôt mettre en morceaux que de retourner cette fois auprès de son père. Quand les quatre domestiques connurent la qualité de don Fernand et la résolution de don Luis, ils résolurent que trois d′entre eux retourneraient conter à son père ce qui s′était passé, tandis que l′autre resterait avec don Luis pour le servir, et qu′il ne le perdrait point de vue que les autres ne fussent revenus le chercher, ou qu′on ne sût ce qu′ordonnerait son père.
Desta manera se apaciguó aquella máquina de pendencias, por la autoridad de Agramante y prudencia del rey Sobrino ; pero, viéndose el enemigo de la concordia y el émulo de la paz menospreciado y burlado, y el poco fruto que había granjeado de haberlos puesto a todos en tan confuso laberinto, acordó de probar otra vez la mano, resucitando nuevas pendencias y desasosiegos. C′est ainsi que s′apaisèrent ce monceau de querelles par l′autorité d′Agramant et la prudence du roi Sobrin. Mais quand le démon, ennemi de la concorde et rival de la paix, se vit méprisé et bafoué ; quand il reconnut le peu de fruit qu′il avait retiré de les avoir enfermés tous dans ce labyrinthe inextricable, il résolut de tenter encore une fois la fortune en suscitant de nouveaux troubles et de nouvelles disputes.
Es, pues, el caso que los cuadrilleros se sosegaron, por haber entreoído la calidad de los que con ellos se habían combatido, y se retiraron de la pendencia, por parecerles que, de cualquiera manera que sucediese, habían de llevar lo peor de la batalla; pero uno dellos, que fue el que fue molido y pateado por don Fernando, le vino a la memoria que, entre algunos mandamientos que traía para prender a algunos delincuentes, traía uno contra don Quijote, a quien la Santa Hermandad había mandado prender, por la libertad que dio a los galeotes, y como Sancho, con mucha razón, había temido. Or, il arriva que les archers avaient quitté la partie parce qu′ils eurent vent de la qualité de ceux contre lesquels ils combattaient, et qu′ils s′étaient retirés de la mêlée, reconnaissant bien que, quoi qu′il arrivât, ils auraient à porter les coups ; mais l′un d′eux, celui-là même que don Fernand avait si bien moulu sous ses talons, vint à se rappeler que, parmi divers mandats dont il était porteur pour arrêter des délinquants, il s′en trouvait un contre don Quichotte, que la Sainte-Hermandad avait ordonné de saisir par corps, à propos de la délivrance des galériens, comme Sancho l′avait craint avec tant de raison.
Imaginando, pues, esto, quiso certificarse si las señas que de don Quijote traía venían bien, y, sacando del seno un pergamino , topó con el que buscaba; y, poniéndosele a leer de espacio, porque no era buen lector, a cada palabra que leía ponía los ojos en don Quijote, y iba cotejando las señas del mandamiento con el rostro de don Quijote, y halló que, sin duda alguna, era el que el mandamiento rezaba . Y, apenas se hubo certificado, cuando, recogiendo su pergamino, en la izquierda tomó el mandamiento , y con la derecha asió a don Quijote del cuello fuertemente, que no le dejaba alentar, y a grandes voces decía. Frappé de cette idée, l′archer voulut vérifier si le signalement donné dans le mandat d′arrêt cadrait bien avec celui de don Quichotte. Il tira de son sein un rouleau de parchemin, trouva le papier qu′il cherchait ; et, se mettant à lire très-posément, car il n′était pas fort lecteur, à chaque mot qu′il épelait, il jetait les yeux sur don Quichotte, et comparait le signalement du mandat avec le visage du chevalier. Il reconnut que, sans nul doute, c′était bien lui que désignait le mandat. À peine s′en fut-il assuré que, serrant son rouleau de parchemin, il prit le mandat de la main gauche, et de la droite empoigna don Quichotte au collet, si fortement qu′il ne lui laissait pas prendre haleine. En même temps il criait à haute voix :
-¡Favor a la Santa Hermandad! Y, para que se vea que lo pido de veras, léase este mandamiento, donde se contiene que se prenda a este salteador de caminos. « Main-forte à la Sainte-Hermandad ! et, pour qu′on voie que cette fois-ci je la demande sérieusement, on n′a qu′à lire ce mandat, où il est ordonné d′arrêter ce voleur de grands chemins. »
Tomó el mandamiento el cura, y vio como era verdad cuanto el cuadrillero decía, y cómo convenía con las señas con don Quijote ; el cual, viéndose tratar mal de aquel villano malandrín, puesta la cólera en su punto y crujiéndole los huesos de su cuerpo, como mejor pudo él, asió al cuadrillero con entrambas manos de la garganta, que, a no ser socorrido de sus compañeros, allí dejara la vida antes que don Quijote la presa. El ventero, que por fuerza había de favorecer a los de su oficio, acudió luego a dalle favor. La ventera, que vio de nuevo a su marido en pendencias, de nuevo alzó la voz, cuyo tenor le llevaron luego Maritornes y su hija, pidiendo favor al cielo y a los que allí estaban. Sancho dijo, viendo lo que pasaba. Le curé prit le mandat, et reconnut qu′effectivement l′archer disait vrai, et que le signalement s′appliquait à don Quichotte. Quand celui-ci se vit maltraiter par ce coquin de manant, enflammé de colère au point que les os du corps lui craquaient, il saisit du mieux qu′il put, avec ses deux mains, l′archer à la gorge, lequel, si ses camarades ne l′eussent secouru, aurait plutôt laissé la vie que don Quichotte n′eût lâché prise. L′hôtelier, qui devait forcément donner assistance à ceux de son office, accourut aussitôt leur prêter main-forte. L′hôtesse, en voyant de nouveau son mari fourré dans les querelles, jeta de nouveau les hauts cris, et ce bruit lui amena Maritornes et sa fille, qui l′aidèrent à demander le secours du ciel et de tous ceux qui se trouvaient là. Sancho s′écria, à la vue de ce qui se passait :
-¡Vive el Señor, que es verdad cuanto mi amo dice de los encantos deste castillo, pues no es posible vivir una hora con quietud en él. « Vive le seigneur ! rien de plus vrai que ce que dit mon maître des enchantements de ce château, car il est impossible d′y vivre une heure en paix. »
Don Fernando despartió al cuadrillero y a don Quijote, y, con gusto de entrambos, les desenclavijó las manos, que el uno en el collar del sayo del uno, y el otro en la garganta del otro, bien asidas tenían; pero no por esto cesaban los cuadrilleros de pedir su preso, y que les ayudasen a dársele atado y entregado a toda su voluntad, porque así convenía al servicio del rey y de la Santa Hermandad, de cuya parte de nuevo les pedían socorro y favor para hacer aquella prisión de aquel robador y salteador de sendas y de carreras . Reíase de oír decir estas razones don Quijote; y, con mucho sosiego, dijo. Don Fernand sépara l′archer de don Quichotte, et, fort à la satisfaction de tous deux, il leur fit mutuellement lâcher prise, car ils accrochaient les ongles de toute leur force, l′un dans le collet du pourpoint de l′autre, et l′autre à la gorge du premier. Mais toutefois la quadrille des archers ne cessait de réclamer leur détenu ; ils criaient qu′on le leur livrât pieds et poings liés, puisque ainsi l′exigeait le service du roi et de la Sainte-Hermandad, au nom desquels ils demandaient secours et main-forte pour arrêter ce brigand, ce voleur de grands chemins et de petits sentiers. Don Quichotte souriait dédaigneusement à ces propos, et, gardant toute sa gravité, il se contenta de répondre :
-Venid acá, gente soez y malnacida: ¿saltear de caminos llamáis al dar libertad a los encadenados, soltar los presos, acorrer a los miserables, alzar los caídos, remediar los menesterosos? ¡Ah gente infame, digna por vuestro bajo y vil entendimiento que el cielo no os comunique el valor que se encierra en la caballería andante, ni os dé a entender el pecado e ignorancia en que estáis en no reverenciar la sombra, cuanto más la asistencia, de cualquier caballero andante! Venid acá, ladrones en cuadrilla , que no cuadrilleros, salteadores de caminos con licencia de la Santa Hermandad; decidme: ¿quién fue el ignorante que firmó mandamiento de prisión contra un tal caballero como yo soy? ¿Quién el que ignoró que son esentos de todo judicial fuero los caballeros andantes, y que su ley es su espada; sus fueros, sus bríos; sus premáticas, su voluntad? ¿Quién fue el mentecato, vuelvo a decir, que no sabe que no hay secutoria de hidalgo con tantas preeminencias, ni esenciones, como la que adquiere un caballero andante el día que se arma caballero y se entrega al duro ejercicio de la caballería? ¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina, moneda forera, portazgo ni barca? ¿Qué sastre le llevó hechura de vestido que le hiciese? ¿Qué castellano le acogió en su castillo que le hiciese pagar el escote? ¿Qué rey no le asentó a su mesa? ¿Qué doncella no se le aficionó y se le entregó rendida, a todo su talante y voluntad? Y, finalmente, ¿qué caballero andante ha habido, hay ni habrá en el mundo, que no tenga bríos para dar él solo cuatrocientos palos a cuatrocientos cuadrilleros que se le pongan delante? « Approchez, venez ici, canaille mal née et mal-apprise. Rendre la liberté à ceux qu′on tient à la chaîne, délivrer les prisonniers, relever ceux qui sont à terre, secourir les misérables et soulager les nécessiteux, c′est là ce que vous appelez voler sur les grands chemins ! Ah ! race infâme, race indigne, par la bassesse de votre intelligence, que le ciel vous révèle la valeur que renferme en soi la chevalerie errante, et vous laisse seulement comprendre le péché que vous commettez en refusant votre respect à la présence, que dis-je, à l′ombre de tout chevalier errant ! Venez ici, larrons en quadrilles plutôt qu′archers de maréchaussée, détrousseurs de passants avec licence de la Sainte-Hermandad ; dites-moi, quel est donc l′ignorant qui a signé un mandat d′arrêt contre un chevalier tel que moi ? Qui ne sait pas que les chevaliers errants sont hors de toute juridiction criminelle, qu′ils n′ont de loi que leur épée, de règlements que leurs prouesses, de code souverain que leur volonté ? Quel est donc l′imbécile, dis-je encore, qui peut ignorer qu′aucunes lettres de noblesse ne confèrent autant d′immunités et de privilèges que n′en acquiert un chevalier errant le jour où il est armé chevalier et s′adonne au dur exercice de la chevalerie ? Quel chevalier errant a jamais payé gabelle, corvées, dîmes, octrois, douanes, chaîne de route ou bac de rivière ? Quel tailleur lui a demandé la façon d′un habit ? Quel châtelain, l′ayant recueilli dans son château, lui a fait payer l′écot de la couchée ? Quel roi ne l′a fait asseoir à sa table ? Quelle demoiselle ne s′est éprise de lui, et ne lui a livré, avec soumission, le trésor de ses charmes ? Enfin, quel chevalier errant vit-on, voit-on et verra-t-on jamais dans le monde, qui n′ait assez de force et de courage pour donner à lui seul quatre cents coups de bâton à quatre cents archers en quadrilles qui oseraient lui tenir tête ? »






I. Capítulo XLVI. De la notable aventura de los cuadrilleros , y la gran ferocidad de nuestro buen caballero don Quijote

Chapitre XLVI De la notable aventure des archers de la Sainte-Hermandad, et de la grande férocité de notre bon ami don Quichotte

En tanto que don Quijote esto decía, estaba persuadiendo el cura a los cuadrilleros como don Quijote era falto de juicio, como lo veían por sus obras y por sus palabras, y que no tenían para qué llevar aquel negocio adelante, pues, aunque le prendiesen y llevasen, luego le habían de dejar por loco; a lo que respondió el del mandamiento que a él no tocaba juzgar de la locura de don Quijote, sino hacer lo que por su mayor le era mandado , y que una vez preso, siquiera le soltasen trecientas. Tandis que don Quichotte débitait cette harangue, le curé s′occupait à faire entendre aux archers que don Quichotte avait l′esprit à l′envers, comme ils le voyaient bien à ses paroles et à ses œuvres, et qu′ainsi rien ne les obligeait à pousser plus loin l′affaire, puisque, parvinssent-ils à le prendre et à l′emmener, il faudrait bien incontinent le relâcher en qualité de fou. Mais l′homme au mandat répondit que ce n′était point à lui à juger de la folie de don Quichotte ; qu′il devait seulement exécuter ce que lui commandaient ses supérieurs, et que, le fou une fois arrêté, on pourrait le relâcher trois cents autres fois.
-Con todo eso -dijo el cura-, por esta vez no le habéis de llevar, ni aun él dejará llevarse, a lo que yo entiendo. « Néanmoins, reprit le curé, ce n′est pas cette fois-ci que vous devez l′emmener, et, si je ne me trompe, il n′est pas d′humeur à se laisser faire. »
En efeto, tanto les supo el cura decir, y tantas locuras supo don Quijote hacer, que más locos fueran que no él los cuadrilleros si no conocieran la falta de don Quijote; y así, tuvieron por bien de apaciguarse, y aun de ser medianeros de hacer las paces entre el barbero y Sancho Panza, que todavía asistían con gran rancor a su pendencia. Finalmente, ellos, como miembros de justicia, mediaron la causa y fueron árbitros della, de tal modo que ambas partes quedaron, si no del todo contentas, a lo menos en algo satisfechas, porque se trocaron las albardas, y no las cinchas y jáquimas; y en lo que tocaba a lo del yelmo de Mambrino, el cura, a socapa y sin que don Quijote lo entendiese, le dio por la bacía ocho reales, y el barbero le hizo una cédula del recibo y de no llamarse a engaño por entonces, ni por siempre jamás amén. Finalement, le curé sut leur parler et les persuader si bien, et don Quichotte sut faire tant d′extravagances, que les archers auraient été plus fous que lui s′ils n′eussent reconnu sa folie. Ils prirent donc le parti de s′apaiser, et se firent même médiateurs entre le barbier et Sancho Panza, qui continuaient encore leur querelle avec une implacable rancune. À la fin, comme membres de la justice, ils arrangèrent le procès en amiables compositeurs, de telle façon que les deux parties restèrent satisfaites, sinon complètement, du moins en quelque chose, car il fut décidé que l′échange des bâts aurait lieu, mais non celui des sangles et des licous. Quant à l′affaire de l′armet de Mambrin, le curé, en grande cachette et sans que don Quichotte s′en aperçût, donna huit réaux du plat à barbe, et le barbier lui en fit un récépissé en bonne forme, par lequel il promettait de renoncer à toute réclamation, pour le présent et dans les siècles des siècles, amen.
Sosegadas, pues, estas dos pendencias, que eran las más principales y de más tomo, restaba que los criados de don Luis se contentasen de volver los tres , y que el uno quedase para acompañarle donde don Fernando le quería llevar; y, como ya la buena suerte y mejor fortuna había comenzado a romper lanzas y a facilitar dificultades en favor de los amantes de la venta y de los valientes della, quiso llevarlo al cabo y dar a todo felice suceso, porque los criados se contentaron de cuanto don Luis quería; de que recibió tanto contento doña Clara, que ninguno en aquella sazón la mirara al rostro que no conociera el regocijo de su alma. Une fois ces deux querelles apaisées (c′étaient les plus envenimées et les plus importantes), il ne restait plus qu′à obtenir des valets de don Luis que trois d′entre eux s′en retournassent, et que l′autre demeurât pour accompagner leur maître où don Fernand voudrait l′emmener. Mais le destin moins rigoureux et la fortune plus propice, ayant commencé de prendre parti pour les amants et les braves de l′hôtellerie, voulurent mener la chose à bonne fin. Les valets de don Luis se résignèrent à tout ce qu′il voulut, ce qui donna tant de joie à doña Clara, que personne ne l′aurait alors regardée au visage sans y lire l′allégresse de son âme.
Zoraida, aunque no entendía bien todos los sucesos que había visto, se entristecía y alegraba a bulto, conforme veía y notaba los semblantes a cada uno, especialmente de su español, en quien tenía siempre puestos los ojos y traía colgada el alma. El ventero, a quien no se le pasó por alto la dádiva y recompensa que el cura había hecho al barbero, pidió el escote de don Quijote, con el menoscabo de sus cueros y falta de vino, jurando que no saldría de la venta Rocinante, ni el jumento de Sancho, sin que se le pagase primero hasta el último ardite. Todo lo apaciguó el cura, y lo pagó don Fernando, puesto que el oidor, de muy buena voluntad, había también ofrecido la paga; y de tal manera quedaron todos en paz y sosiego, que ya no parecía la venta la discordia del campo de Agramante, como don Quijote había dicho, sino la misma paz y quietud del tiempo de Otaviano ; de todo lo cual fue común opinión que se debían dar las gracias a la buena intención y mucha elocuencia del señor cura y a la incomparable liberalidad de don Fernando . Zoraïde, sans comprendre parfaitement tous les événements qui se passaient sous ses yeux, s′attristait ou se réjouissait suivant ce qu′elle observait sur les traits de chacun, et notamment de son capitaine espagnol, sur qui elle avait les yeux fixés et l′âme attachée. Pour l′hôtelier, auquel n′avaient point échappé le cadeau et la récompense qu′avait reçus le barbier, il réclama l′écot de don Quichotte, ainsi que le dommage de ses outres et la perte de son vin, jurant que ni Rossinante ni l′âne de Sancho ne sortiraient de l′hôtellerie qu′on ne lui eût tout payé, jusqu′à la dernière obole. Tout cela fut encore arrangé par le curé, et payé par don Fernand, bien que l′auditeur en eût aussi offert le payement de fort bonne grâce. Enfin la paix et la tranquillité furent si complètement rétablies, que l′hôtellerie ne ressemblait plus, comme l′avait dit don Quichotte, à la discorde du camp d′Agramant, mais à la paix universelle du règne d′Octavien, et la commune opinion fut qu′il fallait en rendre grâces aux bonnes intentions du curé, secondées par sa haute éloquence, ainsi qu′à l′incomparable libéralité de don Fernand.
Viéndose, pues, don Quijote libre y desembarazado de tantas pendencias, así de su escudero como suyas, le pareció que sería bien seguir su comenzado viaje y dar fin a aquella grande aventura para que había sido llamado y escogido ; y así, con resoluta determinación se fue a poner de hinojos ante Dorotea, la cual no le consintió que hablase palabra hasta que se levantase; y él, por obedecella, se puso en pie y le dijo. Quand don Quichotte se vit ainsi libre et débarrassé de toutes ces querelles, tant de son écuyer que des siennes propres, il lui sembla qu′il était temps de poursuivre son voyage et de mettre fin à cette grande aventure, pour laquelle il fut appelé et élu. Il alla donc, avec une ferme résolution, plier les genoux devant Dorothée, qui ne voulut pas lui laisser dire un mot jusqu′à ce qu′il se fût relevé. Pour lui obéir, il se tint debout et lui dit :
-Es común proverbio, fermosa señora, que la diligencia es madre de la buena ventura, y en muchas y graves cosas ha mostrado la experiencia que la solicitud del negociante trae a buen fin el pleito dudoso; pero en ningunas cosas se muestra más esta verdad que en las de la guerra, adonde la celeridad y presteza previene los discursos del enemigo, y alcanza la vitoria antes que el contrario se ponga en defensa. Todo esto digo, alta y preciosa señora , porque me parece que la estada nuestra en este castillo ya es sin provecho, y podría sernos de tanto daño que lo echásemos de ver algún día; porque, ¿quién sabe si por ocultas espías y diligentes habrá sabido ya vuestro enemigo el gigante de que yo voy a destruille?; y, dándole lugar el tiempo, se fortificase en algún inexpugnable castillo o fortaleza contra quien valiesen poco mis diligencias y la fuerza de mi incansable brazo. Así que, señora mía, prevengamos, como tengo dicho, con nuestra diligencia sus designios, y partámonos luego a la buena ventura; que no está más de tenerla vuestra grandeza como desea, de cuanto yo tarde de verme con vuestro contrario. « C′est un commun adage, ô belle princesse, que la diligence est la mère de la bonne fortune ; et l′expérience a montré, en des cas nombreux et graves, que l′empressement du plaideur mène à bonne fin le procès douteux. Mais en aucune chose cette vérité n′éclate mieux que dans celle de la guerre, où la célérité et la promptitude, prévenant les desseins de l′ennemi, remportent la victoire, avant même qu′il se soit mis en défense. Tout ce que je dis là, haute et précieuse dame, c′est parce qu′il me semble que notre séjour dans ce château n′est plus d′aucune utilité, tandis qu′il pourrait nous devenir si nuisible, que nous eussions quelque jour à nous en repentir ; car, enfin, qui sait si, par le moyen d′habiles espions, votre ennemi le géant n′aura point appris que je vais l′exterminer, et s′il n′aura pu, favorisé par le temps que nous lui laissons, se fortifier dans quelque citadelle inexpugnable, contre laquelle ne prévaudront ni mes poursuites ni la force de mon infatigable bras ? Ainsi donc, princesse, prévenons, comme je l′ai dit, ses desseins par notre diligence, et partons incontinent à la bonne aventure, car Votre Grandeur ne tardera pas plus à l′avoir telle qu′elle la désire, que je ne tarderai à me trouver en face de votre ennemi. »
Calló y no dijo más don Quijote, y esperó con mucho sosiego la respuesta de la fermosa infanta; la cual, con ademán señoril y acomodado al estilo de don Quijote, le respondió desta manera. Don Quichotte se tut à ces mots, et attendit gravement la réponse de la belle infante. Celle-ci, prenant des airs de princesse accommodés au style de don Quichotte, lui répondit en ces termes :
-Yo os agradezco, señor caballero, el deseo que mostráis tener de favorecerme en mi gran cuita, bien así como caballero, a quien es anejo y concerniente favorecer los huérfanos y menesterosos; y quiera el cielo que el vuestro y mi deseo se cumplan, para que veáis que hay agradecidas mujeres en el mundo. Y en lo de mi partida, sea luego ; que yo no tengo más voluntad que la vuestra: disponed vos de mí a toda vuestra guisa y talante; que la que una vez os entregó la defensa de su persona y puso en vuestras manos la restauración de sus señoríos no ha de querer ir contra lo que la vuestra prudencia ordenare. « Je vous rends grâces, seigneur chevalier, du désir que vous montrez de me prêter faveur en ma grande affliction ; c′est agir en chevalier auquel il appartient de protéger les orphelins et de secourir les nécessiteux. Et plaise au ciel que notre commun souhait s′accomplisse, pour que vous confessiez qu′il y a dans le monde des femmes reconnaissantes ! Quant à mon départ, qu′il ait lieu, sur-le-champ, car je n′ai de volonté que la vôtre. Disposez de moi selon votre bon plaisir ; celle qui vous a remis une fois la défense de sa personne, et qui a confié à votre bras la restauration de ses droits royaux, ne peut vouloir aller contre ce qu′ordonne votre prudence.
-A la mano de Dios -dijo don Quijote-; pues así es que una señora se me humilla, no quiero yo perder la ocasión de levantalla y ponella en su heredado trono. La partida sea luego, porque me va poniendo espuelas al deseo y al camino lo que suele decirse que en la tardanza está el peligro. Y, pues no ha criado el cielo, ni visto el infierno, ninguno que me espante ni acobarde, ensilla, Sancho, a Rocinante, y apareja tu jumento y el palafrén de la reina, y despidámonos del castellano y destos señores, y vamos de aquí luego al punto. – À la main de Dieu ! s′écria don Quichotte ; puisqu′une princesse s′humilie devant moi, je ne veux pas perdre l′occasion de la relever, et de la remettre sur son trône héréditaire. Partons sur-le-champ, car le désir et l′éloignement m′éperonnent, et, comme on dit, le péril est dans le retard. Et puisque le ciel n′a pu créer, ni l′enfer vomir aucun être qui m′épouvante ou m′intimide, selle vite, Sancho, selle Rossinante, ton âne et le palefroi de la reine ; prenons congé du châtelain et de ces seigneurs, et quittons ces lieux au plus vite. »
Sancho, que a todo estaba presente, dijo, meneando la cabeza a una parte y a otra. Sancho, qui était présent à toute la scène, s′écria, en hochant la tête de droite et de gauche :
-¡Ay señor, señor , y cómo hay más mal en el aldegüela que se suena , con perdón sea dicho de las tocadas honradas. « Ah ! seigneur, seigneur, il y a plus de mal au hameau que n′en imagine le bedeau, soit dit sans offenser les honnêtes coiffes.
-¿Qué mal puede haber en ninguna aldea, ni en todas las ciudades del mundo, que pueda sonarse en menoscabo mío, villano. – Quel mal, interrompit don Quichotte, peut-il y avoir en aucun hameau et dans toutes les villes du monde réunies, qui puisse atteindre ma réputation, manant que tu es ?
-Si vuestra merced se enoja -respondió Sancho-, yo callaré, y dejaré de decir lo que soy obligado como buen escudero, y como debe un buen criado decir a su señor. – Si Votre Grâce se fâche, dit Sancho, je me tairai et me dispenserai de dire ce que je dois lui révéler en bon écuyer, ce que tout bon serviteur doit dire à son maître.
-Di lo que quisieres -replicó don Quijote-, como tus palabras no se encaminen a ponerme miedo; que si tú le tienes, haces como quien eres, y si yo no le tengo, hago como quien soy. – Dis ce que tu voudras, répondit don Quichotte, pourvu que tes paroles n′aient point pour objet de m′intimider ; si tu as peur, fais comme qui tu es : moi, qui suis sans crainte, je ferai comme qui je suis.
-No es eso, ¡pecador fui yo a Dios! -respondió Sancho-, sino que yo tengo por cierto y por averiguado que esta señora que se dice ser reina del gran reino Micomicón no lo es más que mi madre; porque, a ser lo que ella dice, no se anduviera hocicando con alguno de los que están en la rueda, a vuelta de cabeza y a cada traspuesta. – Ce n′est pas cela, par les péchés que j′ai commis devant Dieu ! repartit Sancho ; ce qu′il y a, c′est que je tiens pour certain et pour dûment vérifié que cette dame, qui se dit être reine du grand royaume de Micomicon, ne l′est pas plus que ma mère. Car si elle était ce qu′elle dit, elle n′irait pas se becquetant avec quelqu′un de la compagnie dès qu′on tourne la tête, et à chaque coin de mur. »
Paróse colorada con las razones de Sancho Dorotea, porque era verdad que su esposo don Fernando, alguna vez, a hurto de otros ojos, había cogido con los labios parte del premio que merecían sus deseos (lo cual había visto Sancho, y pareciéndole que aquella desenvoltura más era de dama cortesana que de reina de tan gran reino), y no pudo ni quiso responder palabra a Sancho, sino dejóle proseguir en su plática, y él fue diciendo. À ce propos de Sancho, Dorothée rougit jusqu′au blanc des yeux : car il était bien vrai que, maintes fois en cachette, son époux don Fernand avait touché avec les lèvres un acompte sur le prix que méritaient ses désirs. Sancho l′avait surprise, et il lui avait paru qu′une telle familiarité était plutôt d′une courtisane que de la reine d′un si grand royaume. Dorothée ne trouva pas un mot à lui répondre, et le laissa continuer :
-Esto digo, señor, porque, si al cabo de haber andado caminos y carreras, y pasado malas noches y peores días, ha de venir a coger el fruto de nuestros trabajos el que se está holgando en esta venta, no hay para qué darme priesa a que ensille a Rocinante, albarde el jumento y aderece al palafrén, pues será mejor que nos estemos quedos, y cada puta hile, y comamos. « Je vous dis cela, seigneur, ajouta-t-il, parce que, à la fin des fins, quand nous aurons fait tant de voyages, quand nous aurons passé de mauvaises nuits et de pires journées, si ce gaillard qui se divertit dans cette hôtellerie vient cueillir le fruit de nos travaux, pour quoi faire, ma foi, me tant dépêcher à seller Rossinante, à bâter le grison et à brider le palefroi ? Il vaut mieux rester tranquilles, et que chaque femelle file sa quenouille, et allons-nous-en dîner. »
¡Oh, válame Dios, y cuán grande que fue el enojo que recibió don Quijote, oyendo las descompuestas palabras de su escudero! Digo que fue tanto, que, con voz atropellada y tartamuda lengua, lanzando vivo fuego por los ojos, dijo. Miséricorde ! quelle effroyable colère ressentit don Quichotte quand il entendit les insolentes paroles de son écuyer ! elle fut telle que, lançant des flammes par les yeux, il s′écria d′une voix précipitée et d′une langue que faisait bégayer la rage :
-¡Oh bellaco villano, mal mirado, descompuesto, ignorante, infacundo, deslenguado , atrevido, murmurador y maldiciente! ¿Tales palabras has osado decir en mi presencia y en la destas ínclitas señoras, y tales deshonestidades y atrevimientos osaste poner en tu confusa imaginación? ¡Vete de mi presencia, monstruo de naturaleza, depositario de mentiras, almario de embustes, silo de bellaquerías, inventor de maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro que se debe a las reales personas! ¡Vete; no parezcas delante de mí, so pena de mi ira. « Ô manant, ô brutal, effronté, impudent, téméraire, calomniateur et blasphémateur ! Comment oses-tu prononcer de telles paroles en ma présence et devant ces illustres dames ? Comment oses-tu mettre de telles infamies dans ta stupide imagination ? Va-t′en loin de moi, monstre de nature, dépositaire de mensonges, réceptacle de fourberies, inventeur de méchancetés, publicateur de sottises, ennemi du respect qu′on doit aux royales personnes ; va-t′en, ne parais plus devant moi, sous peine de ma colère. »
Y, diciendo esto, enarcó las cejas, hinchó los carrillos, miró a todas partes, y dio con el pie derecho una gran patada en el suelo, señales todas de la ira que encerraba en sus entrañas. A cuyas palabras y furibundos ademanes quedó Sancho tan encogido y medroso, que se holgara que en aquel instante se abriera debajo de sus pies la tierra y le tragara. Y no supo qué hacerse, sino volver las espaldas y quitarse de la enojada presencia de su señor. Pero la discreta Dorotea, que tan entendido tenía ya el humor de don Quijote, dijo, para templarle la ira. En disant cela, il fronça les sourcils, enfla les joues, regarda de travers, frappa la terre du pied droit, signes évidents de la rage qui lui rongeait les entrailles. À ces paroles, à ces gestes furieux, Sancho demeura si atterré, si tremblant, qu′il aurait voulu qu′en cet instant même la terre se fût ouverte sous ses pieds pour l′engloutir. Il ne sut faire autre chose que se retourner bien vite, et s′éloigner de la présence de son courroucé seigneur. Mais la discrète Dorothée, qui connaissait si bien maintenant l′humeur de don Quichotte, dit aussitôt pour calmer sa colère :
-No os despechéis, señor Caballero de la Triste Figura, de las sandeces que vuestro buen escudero ha dicho, porque quizá no las debe de decir sin ocasión, ni de su buen entendimiento y cristiana conciencia se puede sospechar que levante testimonio a nadie; y así, se ha de creer, sin poner duda en ello, que, como en este castillo, según vos, señor caballero, decís, todas las cosas van y suceden por modo de encantamento, podría ser, digo, que Sancho hubiese visto por esta diabólica vía lo que él dice que vio, tan en ofensa de mi honestidad. « Ne vous fâchez point, seigneur chevalier de la Triste-Figure, des impertinences qu′a dites votre bon écuyer ; peut-être ne les a-t-il pas dites sans motif, et l′on ne peut soupçonner sa conscience chrétienne d′avoir porté faux témoignage contre personne. Il faut donc croire, sans conserver le moindre doute à ce sujet, que, puisqu′en ce château, comme vous le dites, seigneur chevalier, toutes choses vont et se passent à la façon des enchantements, il peut bien arriver que Sancho ait vu par cette voie diabolique ce qu′il dit avoir vu de si contraire et de si offensant à ma vertu.
-Por el omnipotente Dios juro -dijo a esta sazón don Quijote-, que la vuestra grandeza ha dado en el punto, y que alguna mala visión se le puso delante a este pecador de Sancho , que le hizo ver lo que fuera imposible verse de otro modo que por el de encantos no fuera; que sé yo bien de la bondad e inocencia deste desdichado, que no sabe levantar testimonios a nadie. – Par le Dieu tout-puissant ! s′écria don Quichotte, je jure que Votre Grandeur a touché le but. Oui, c′est quelque mauvaise vision qui est arrivée à ce pécheur de Sancho, pour lui faire voir ce qu′il était impossible qu′il vît autrement que par des sortilèges. Je connais trop bien la bonté et l′innocence de ce malheureux pour croire qu′il sache porter faux témoignage contre personne.
-Ansí es y ansí será -dijo don Fernando-; por lo cual debe vuestra merced, señor don Quijote, perdonalle y reducille al gremio de su gracia , sicut erat in principio, antes que las tales visiones le sacasen de juicio. – Voilà ce qui est et ce qui sera, reprit don Fernand ; dès lors, seigneur don Quichotte, vous devez lui pardonner et le rappeler au giron de Votre Grâce, sicut erat in principio, avant que ses maudites visions lui eussent tourné l′esprit. »
Don Quijote respondió que él le perdonaba, y el cura fue por Sancho, el cual vino muy humilde, y, hincándose de rodillas, pidió la mano a su amo; y él se la dio, y, después de habérsela dejado besar, le echó la bendición, diciendo. Don Quichotte ayant répondu qu′il lui pardonnait, le curé alla quérir Sancho, lequel vint humblement se mettre à genoux devant son maître et lui demander sa main. L′autre se la laissa prendre et baiser, puis il lui donna sa bénédiction, et lui dit :
-Agora acabarás de conocer, Sancho hijo, ser verdad lo que yo otras muchas veces te he dicho de que todas las cosas deste castillo son hechas por vía de encantamento. « Maintenant, mon fils Sancho, tu achèveras de reconnaître à quel point était vrai ce que je t′ai dit mainte et mainte fois, que toutes les choses de ce château arrivent par voie d′enchantement.
-Así lo creo yo -dijo Sancho-, excepto aquello de la manta, que realmente sucedió por vía ordinaria. – Je le crois sans peine, répondit Sancho, excepté toutefois l′histoire de la couverture, qui est réellement arrivée par voie ordinaire.
-No lo creas -respondió don Quijote-; que si así fuera, yo te vengara entonces, y aun agora; pero ni entonces ni agora pude ni vi en quién tomar venganza de tu agravio. – N′en crois rien, répliqua don Quichotte ; s′il en était ainsi, je t′aurais alors vengé et je te vengerais encore à présent. Mais ni alors, ni à présent, je n′ai pu voir sur qui tirer vengeance de ton outrage. »
Desearon saber todos qué era aquello de la manta , y el ventero lo contó, punto por punto: la volatería de Sancho Panza, de que no poco se rieron todos; y de que no menos se corriera Sancho, si de nuevo no le asegurara su amo que era encantamento; puesto que jamás llegó la sandez de Sancho a tanto, que creyese no ser verdad pura y averiguada, sin mezcla de engaño alguno, lo de haber sido manteado por personas de carne y hueso, y no por fantasmas soñadas ni imaginadas, como su señor lo creía y lo afirmaba. Tous les assistants voulurent savoir ce que c′était que cette histoire de la couverture, et l′hôtelier leur conta de point en point les voyages aériens de Sancho Panza, ce qui les fit beaucoup rire, et ce qui n′aurait pas moins fâché Sancho, si son maître ne lui eût affirmé de nouveau que c′était un pur enchantement. Toutefois la simplicité de Sancho n′alla jamais jusqu′au point de douter que ce ne fût une vérité démontrée, sans mélange d′aucune supercherie, qu′il avait été bien et dûment berné par des personnages de chair et d′os, et non par des fantômes de rêve et d′imagination, comme le croyait et l′affirmait son seigneur.
Dos días eran ya pasados los que había que toda aquella ilustre compañía estaba en la venta; y, pareciéndoles que ya era tiempo de partirse, dieron orden para que, sin ponerse al trabajo de volver Dorotea y don Fernando con don Quijote a su aldea, con la invención de la libertad de la reina Micomicona, pudiesen el cura y el barbero llevársele, como deseaban, y procurar la cura de su locura en su tierra. Y lo que ordenaron fue que se concertaron con un carretero de bueyes que acaso acertó a pasar por allí, para que lo llevase en esta forma: hicieron una como jaula de palos enrejados, capaz que pudiese en ella caber holgadamente don Quijote; y luego don Fernando y sus camaradas, con los criados de don Luis y los cuadrilleros, juntamente con el ventero, todos por orden y parecer del cura, se cubrieron los rostros y se disfrazaron, quién de una manera y quién de otra, de modo que a don Quijote le pareciese ser otra gente de la que en aquel castillo había visto. Il y avait déjà deux jours que tous les membres de cette illustre société habitaient l′hôtellerie, et, comme il leur parut qu′il était bien temps de partir, ils cherchèrent un moyen pour que, sans que Dorothée et don Fernand prissent la peine d′accompagner don Quichotte jusqu′à son village en continuant la délivrance de la reine Micomicona, le curé et le barbier pussent l′y conduire, comme ils le désiraient, et tenter la guérison de sa folie. Ce qu′on arrêta d′un commun accord, ce fut de faire prix avec le charretier d′une charrette à bœufs, que le hasard fit passer par là, pour qu′il l′emmenât de la manière suivante : On fit une espèce de cage avec des bâtons entrelacés, où don Quichotte pût tenir à l′aise ; puis aussitôt, sur l′avis du curé, don Fernand avec ses compagnons, les valets de don Luis, et les archers réunis à l′hôte, se couvrirent tous le visage, et se déguisèrent, celui-ci d′une façon, celui-là d′une autre, de manière qu′ils parussent à don Quichotte d′autres gens que ceux qu′il avait vus dans ce château.
Hecho esto, con grandísimo silencio se entraron adonde él estaba durmiendo y descansando de las pasadas refriegas. Llegáronse a él, que libre y seguro de tal acontecimiento dormía , y, asiéndole fuertemente, le ataron muy bien las manos y los pies, de modo que, cuando él despertó con sobresalto, no pudo menearse, ni hacer otra cosa más que admirarse y suspenderse de ver delante de sí tan estraños visajes; y luego dio en la cuenta de lo que su continua y desvariada imaginación le representaba, y se creyó que todas aquellas figuras eran fantasmas de aquel encantado castillo, y que, sin duda alguna, ya estaba encantado, pues no se podía menear ni defender: todo a punto como había pensado que sucedería el cura, trazador desta máquina. Sólo Sancho, de todos los presentes, estaba en su mesmo juicio y en su mesma figura; el cual, aunque le faltaba bien poco para tener la mesma enfermedad de su amo, no dejó de conocer quién eran todas aquellas contrahechas figuras; mas no osó descoser su boca, hasta ver en qué paraba aquel asalto y prisión de su amo, el cual tampoco hablaba palabra, atendiendo a ver el paradero de su desgracia; que fue que, trayendo allí la jaula, le encerraron dentro, y le clavaron los maderos tan fuertemente que no se pudieran romper a dos tirones. Cela fait, ils entrèrent en grand silence dans la chambre où il était couché, se reposant des alertes passées. Ils s′approchèrent du pauvre chevalier, qui dormait paisiblement, sans méfiance d′une telle aventure, et, le saisissant tous ensemble, ils lui lièrent si bien les mains et les pieds, que, lorsqu′il s′éveilla en sursaut, il ne put ni remuer, ni faire autre chose que de s′étonner et de s′extasier en voyant devant lui de si étranges figures. Il tomba sur-le-champ dans la croyance que son extravagante imagination lui rappelait sans cesse : il se persuada que tous ces personnages étaient des fantômes de ce château enchanté, et que, sans nul doute, il était enchanté lui-même, puisqu′il ne pouvait ni bouger ni se défendre. C′était justement ainsi que le curé, inventeur de la ruse et de la machination, avait pensé que la chose arriverait. De tous les assistants, le seul Sancho avait conservé son même bon sens et sa même figure ; et, quoiqu′il s′en fallût de fort peu qu′il ne partageât la maladie de son maître, il ne laissa pourtant pas de reconnaître qui étaient tous ces personnages contrefaits. Mais il n′osa pas découdre les lèvres avant d′avoir vu comment se termineraient cet assaut et cette arrestation de son seigneur, lequel n′avait pas plus envie de dire mot, dans l′attente du résultat qu′aurait sa disgrâce. Ce résultat fut qu′on apporta la cage auprès de son lit, qu′on l′enferma dedans, et qu′on cloua les madriers si solidement qu′il aurait fallu plus de deux tours de reins pour les briser.
Tomáronle luego en hombros, y, al salir del aposento, se oyó una voz temerosa, todo cuanto la supo formar el barbero, no el del albarda, sino el otro, que decía. On le prit ensuite à dos d′homme, et, lorsqu′il sortait de l′appartement, on entendit une voix effroyable, autant du moins que put la faire le barbier, non celui du bât, mais l′autre, qui parlait de la sorte :
-¡Oh Caballero de la Triste Figura! , no te dé afincamiento la prisión en que vas, porque así conviene para acabar más presto la aventura en que tu gran esfuerzo te puso; la cual se acabará cuando el furibundo león manchado con la blanca paloma tobosina yoguieren en uno, ya después de humilladas las altas cervices al blando yugo matrimoñesco; de cuyo inaudito consorcio saldrán a la luz del orbe los bravos cachorros, que imitarán las rumpantes garras del valeroso padre . Y esto será antes que el seguidor de la fugitiva ninfa faga dos vegadas la visita de las lucientes imágines con su rápido y natural curso . Y tú, ¡oh, el más noble y obediente escudero que tuvo espada en cinta, barbas en rostro y olfato en las narices!, no te desmaye ni descontente ver llevar ansí delante de tus ojos mesmos a la flor de la caballería andante; que presto, si al plasmador del mundo le place, te verás tan alto y tan sublimado que no te conozcas, y no saldrán defraudadas las promesas que te ha fecho tu buen señor. Y asegúrote, de parte de la sabia Mentironiana, que tu salario te sea pagado, como lo verás por la obra; y sigue las pisadas del valeroso y encantado caballero, que conviene que vayas donde paréis entrambos. Y, porque no me es lícito decir otra cosa, a Dios quedad, que yo me vuelvo adonde yo me sé . « Ô chevalier de la Triste-Figure, n′éprouve aucun déconfort de la prison où l′on t′emporte ; il doit en être ainsi pour que tu achèves plus promptement l′aventure que ton grand cœur t′a fait entreprendre, laquelle aventure se terminera quand le terrible lion manchois et la blanche colombe tobosine gîteront dans le même nid, après avoir courbé leurs fronts superbes sous le joug léger d′un doux hyménée. De cette union inouïe sortiront, aux regards du monde étonné, les vaillants lionceaux qui hériteront des griffes rapaces d′un père valeureux. Cela doit arriver avant que le dieu qui poursuit la nymphe fugitive ait, dans son cours rapide et naturel, rendu deux fois visite aux brillantes images du Zodiaque. Et toi, ô le plus noble et le plus obéissant écuyer qui eût jamais l′épée à la ceinture, la barbe au menton et l′odorat aux narines, ne te laisse pas troubler et évanouir en voyant enlever sous tes yeux mêmes la fleur de la chevalerie errante. Bientôt, s′il plaît au grand harmonisateur des mondes, tu te verras emporté si haut, que tu ne pourras plus te reconnaître, et qu′ainsi seront accomplies les promesses de ton bon seigneur. Je t′assure même, au nom de la sage Mentironiana, que tes gages te seront payés, comme tu le verras à l′œuvre. Suis donc les traces du vaillant et enchanté chevalier, car il convient que tu ailles jusqu′à l′endroit où vous ferez halte ensemble, et, puisqu′il ne m′est pas permis d′en dire davantage, que la grâce de Dieu reste avec vous ; je m′en retourne où seul je le sais. »
Y, al acabar de la profecía, alzó la voz de punto, y diminuyóla después, con tan tierno acento, que aun los sabidores de la burla estuvieron por creer que era verdad lo que oían. À la fin de la prédiction, le prophète éleva la voix en fausset, puis la baissa peu à peu avec une si touchante modulation, que ceux même qui étaient au fait de la plaisanterie furent sur le point de croire à ce qu′ils avaient entendu.
Quedó don Quijote consolado con la escuchada profecía, porque luego coligió de todo en todo la significación de ella; y vio que le prometían el verse ayuntados en santo y debido matrimonio con su querida Dulcinea del Toboso, de cuyo felice vientre saldrían los cachorros, que eran sus hijos, para gloria perpetua de la Mancha. Y, creyendo esto bien y firmemente, alzó la voz, y, dando un gran suspiro, dijo. Don Quichotte se sentit consolé en écoutant la prophétie, car il en démêla de point en point le sens et la portée. Il comprit qu′on lui promettait de se voir engagé dans les liens d′un saint et légitime mariage avec sa bien-aimée Dulcinée du Toboso, dont les flancs heureux mettraient bas les lionceaux, ses fils, pour l′éternelle gloire de la Manche. Plein d′une ferme croyance à ce qu′il venait d′entendre, il s′écria en poussant un profond soupir :
-¡Oh tú, quienquiera que seas, que tanto bien me has pronosticado!, ruégote que pidas de mi parte al sabio encantador que mis cosas tiene a cargo, que no me deje perecer en esta prisión donde agora me llevan, hasta ver cumplidas tan alegres e incomparables promesas como son las que aquí se me han hecho; que, como esto sea, tendré por gloria las penas de mi cárcel, y por alivio estas cadenas que me ciñen, y no por duro campo de batalla este lecho en que me acuestan, sino por cama blanda y tálamo dichoso. Y, en lo que toca a la consolación de Sancho Panza, mi escudero, yo confío de su bondad y buen proceder que no me dejará en buena ni en mala suerte; porque, cuando no suceda, por la suya o por mi corta ventura, el poderle yo dar la ínsula, o otra cosa equivalente que le tengo prometida, por lo menos su salario no podrá perderse; que en mi testamento, que ya está hecho, dejo declarado lo que se le ha de dar, no conforme a sus muchos y buenos servicios, sino a la posibilidad mía. « Ô toi, qui que tu sois, qui m′as prédit tant de bonheur, je t′en supplie, demande de ma part au sage enchanteur qui s′est chargé du soin de mes affaires, qu′il ne me laisse point périr en cette prison où l′on m′emporte à présent, jusqu′à ce que je voie s′accomplir d′aussi joyeuses, d′aussi incomparables promesses. Qu′il en soit ainsi, et je tiendrai pour célestes jouissances les peines de ma prison, pour soulagement les chaînes qui m′enveloppent, et ce lit de planches sur lequel on m′étend, loin de me sembler un dur champ de bataille, sera pour moi la plus douce et la plus heureuse couche nuptiale. Quant à la consolation que doit m′offrir la compagnie de Sancho Panza, mon écuyer, j′ai trop de confiance en sa droiture et en sa bonté pour craindre qu′il ne m′abandonne en la bonne ou en la mauvaise fortune ; car, s′il arrivait, par la faute de son étoile ou de la mienne, que je ne pusse lui donner cette île tant promise, ou autre chose équivalente, ses gages, du moins, ne seront pas perdus, puisque, dans mon testament, qui est déjà fait, j′ai déclaré par écrit ce qu′on doit lui donner, non suivant ses nombreux et loyaux services, mais suivant mes faibles moyens. »
Sancho Panza se le inclinó con mucho comedimiento, y le besó entrambas las manos, porque la una no pudiera, por estar atadas entrambas. À ces mots, Sancho Panza lui fit une révérence fort courtoise, et lui baisa les deux mains, car lui en baiser une n′était pas possible, puisqu′elles étaient attachées ensemble.
Luego tomaron la jaula en hombros aquellas visiones, y la acomodaron en el carro de los bueyes. Ensuite les fantômes prirent la cage sur leurs épaules, et la chargèrent sur la charrette à bœufs .






I. Capítulo XLVII. Del estraño modo con que fue encantado don Quijote de la Mancha, con otros famosos sucesos

Chapitre XLVII De l′étrange manière dont fut enchanté don Quichotte de la Manche, avec d′autres fameux événements

Cuando don Quijote se vio de aquella manera enjaulado y encima del carro, dijo. Lorsque don Quichotte se vit engagé de cette façon et hissé sur la charrette, il se mit à dire :
-Muchas y muy graves historias he yo leído de caballeros andantes, pero jamás he leído, ni visto, ni oído, que a los caballeros encantados los lleven desta manera y con el espacio que prometen estos perezosos y tardíos animales; porque siempre los suelen llevar por los aires, con estraña ligereza, encerrados en alguna parda y escura nube, o en algún carro de fuego, o ya sobre algún hipogrifo o otra bestia semejante ; pero que me lleven a mí agora sobre un carro de bueyes, ¡vive Dios que me pone en confusión! Pero quizá la caballería y los encantos destos nuestros tiempos deben de seguir otro camino que siguieron los antiguos. Y también podría ser que, como yo soy nuevo caballero en el mundo, y el primero que ha resucitado el ya olvidado ejercicio de la caballería aventurera, también nuevamente se hayan inventado otros géneros de encantamentos y otros modos de llevar a los encantados. ¿Qué te parece desto, Sancho hijo. « J′ai lu bien des histoires de chevaliers errants, de bien graves et de bien authentiques ; mais jamais je n′ai lu, ni vu, ni ouï dire qu′on emmenât ainsi les chevaliers enchantés, avec la lenteur que promet le pas de ces paresseux et tardifs animaux. En effet, on a toujours coutume de les emporter par les airs avec une excessive rapidité, enfermés dans quelque nuage obscur, ou portés sur un char de feu, ou montés sur quelque hippogriffe. Mais me voir maintenant emmené sur une charrette à bœufs, vive Dieu ! j′en suis tout confus. Néanmoins, peut-être que la chevalerie et les enchantements de nos temps modernes suivent une autre voie que ceux des temps anciens ; peut-être aussi, comme je suis nouveau chevalier dans le monde, et le premier qui ait ressuscité la profession déjà oubliée de la chevalerie aventurière, a-t-on nouvellement inventé d′autres espèces d′enchantements et d′autres manières de conduire les enchantés. Que t′en semble, mon fils Sancho ?
-No sé yo lo que me parece -respondió Sancho-, por no ser tan leído como vuestra merced en las escrituras andantes; pero, con todo eso, osaría afirmar y jurar que estas visiones que por aquí andan, que no son del todo católicas. – Je ne sais trop ce qu′il m′en semble, répondit Sancho, car je n′ai pas tant lu que Votre Grâce dans les écritures errantes ; mais, cependant, j′oserais affirmer et jurer que toutes ces visions qui vont et viennent ici autour ne sont pas entièrement catholiques.
-¿Católicas? ¡Mi padre! -respondió don Quijote-. ¿Cómo han de ser católicas si son todos demonios que han tomado cuerpos fantásticos para venir a hacer esto y a ponerme en este estado? Y si quieres ver esta verdad, tócalos y pálpalos, y verás como no tienen cuerpo sino de aire, y como no consiste más de en la apariencia. – Catholiques, bon Dieu ! s′écria don Quichotte ; comment seraient-elles catholiques, puisque ce sont autant de démons qui ont pris des corps fantastiques pour venir faire cette belle œuvre, et me mettre dans ce bel état ? Et si tu veux t′assurer de cette vérité, touche-les, palpe-les, et tu verras qu′ils n′ont d′autres corps que l′air, et qu′ils ne consistent qu′en l′apparence.
-Par Dios, señor -replicó Sancho-, ya yo los he tocado; y este diablo que aquí anda tan solícito es rollizo de carnes, y tiene otra propiedad muy diferente de la que yo he oído decir que tienen los demonios; porque, según se dice, todos huelen a piedra azufre y a otros malos olores; pero éste huele a ámbar de media legua. – Pardieu, seigneur, repartit Sancho, je les ai déjà touchés ; tenez, ce diable-là, qui se trémousse tant, a le teint frais comme une rose, et une autre propriété bien différente de celle qu′ont les démons : car, à ce que j′ai ouï dire, ils sentent tous la pierre de soufre et d′autres mauvaises odeurs ; mais celui-ci sent l′ambre à une demi-lieue. »
Decía esto Sancho por don Fernando, que, como tan señor, debía de oler a lo que Sancho decía. Sancho disait cela de don Fernand, qui, en qualité de grand seigneur, devait sentir comme il le disait.
-No te maravilles deso, Sancho amigo -respondió don Quijote-, porque te hago saber que los diablos saben mucho, y, puesto que traigan olores consigo, ellos no huelen nada, porque son espíritus, y si huelen, no pueden oler cosas buenas, sino malas y hidiondas. Y la razón es que como ellos, dondequiera que están, traen el infierno consigo, y no pueden recebir género de alivio alguno en sus tormentos, y el buen olor sea cosa que deleita y contenta, no es posible que ellos huelan cosa buena. Y si a ti te parece que ese demonio que dices huele a ámbar, o tú te engañas, o él quiere engañarte con hacer que no le tengas por demonio. « Que cela ne t′étonne point, ami Sancho, répondit don Quichotte, car je t′avertis que les diables en savent long, et, bien qu′ils portent des odeurs avec eux, par eux-mêmes ils ne sentent rien, car ce sont des esprits, et s′ils sentent, ce ne peut être que de puantes exhalaisons. La raison en est simple : comme, quelque part qu′ils aillent, ils portent l′enfer avec eux, et ne peuvent trouver aucun soulagement à leur supplice ; comme, d′un autre côté, une bonne odeur délecte et satisfait, il est impossible qu′ils sentent jamais bon. Et s′il semble, à toi, que ce démon dont tu parles sent l′ambre, c′est que tu te trompes, ou qu′il veut te tromper pour que tu ne le croies pas un démon. »
Todos estos coloquios pasaron entre amo y criado; y, temiendo don Fernando y Cardenio que Sancho no viniese a caer del todo en la cuenta de su invención, a quien andaba ya muy en los alcances, determinaron de abreviar con la partida ; y, llamando aparte al ventero, le ordenaron que ensillase a Rocinante y enalbardase el jumento de Sancho; el cual lo hizo con mucha presteza. Tout cet entretien se passait entre le maître et le serviteur. Mais don Fernand et Cardénio, craignant que Sancho ne finît par dépister entièrement leur invention, qu′il flairait déjà de fort près, résolurent de hâter le départ. Appelant à part l′hôtelier, ils lui ordonnèrent de seller Rossinante et de bâter le grison, ce qu′il fit avec diligence.
Ya en esto, el cura se había concertado con los cuadrilleros que le acompañasen hasta su lugar, dándoles un tanto cada día. Colgó Cardenio del arzón de la silla de Rocinante, del un cabo la adarga y del otro la bacía, y por señas mandó a Sancho que subiese en su asno y tomase de las riendas a Rocinante, y puso a los dos lados del carro a los dos cuadrilleros con sus escopetas. Pero, antes que se moviese el carro, salió la ventera , su hija y Maritornes a despedirse de don Quijote, fingiendo que lloraban de dolor de su desgracia; a quien don Quijote dijo. En même temps, le curé faisait marché avec les archers de la Sainte-Hermandad pour qu′ils l′accompagnassent jusqu′à son village, en leur donnant tant par jour. Cardénio attacha aux arçons de la selle de Rossinante, d′un côté l′écu de don Quichotte, et de l′autre son plat à barbe ; il ordonna par signes à Sancho de monter sur son âne et de prendre Rossinante par la bride, puis il plaça de chaque côté de la charrette les deux archers avec leurs arquebuses. Mais avant que la charrette se mît en mouvement, l′hôtesse sortit du logis, avec sa fille et Maritornes, pour prendre congé de don Quichotte, dont elles feignaient de pleurer amèrement la disgrâce. Don Quichotte leur dit :
-No lloréis, mis buenas señoras, que todas estas desdichas son anexas a los que profesan lo que yo profeso; y si estas calamidades no me acontecieran, no me tuviera yo por famoso caballero andante; porque a los caballeros de poco nombre y fama nunca les suceden semejantes casos, porque no hay en el mundo quien se acuerde dellos. A los valerosos sí, que tienen envidiosos de su virtud y valentía a muchos príncipes y a muchos otros caballeros, que procuran por malas vías destruir a los buenos. Pero, con todo eso, la virtud es tan poderosa que, por sí sola, a pesar de toda la nigromancia que supo su primer inventor, Zoroastes , saldrá vencedora de todo trance, y dará de sí luz en el mundo, como la da el sol en el cielo. Perdonadme, fermosas damas, si algún desaguisado, por descuido mío, os he fecho, que, de voluntad y a sabiendas, jamás le di a nadie ; y rogad a Dios me saque destas prisiones, donde algún mal intencionado encantador me ha puesto ; que si de ellas me veo libre, no se me caerá de la memoria las mercedes que en este castillo me habedes fecho, para gratificallas, servillas y recompensallas como ellas merecen. « Ne pleurez pas, mes excellentes dames ; tous ces malheurs sont attachés à la profession que j′exerce, et si telles calamités ne m′arrivaient point, je ne me tiendrais pas pour un fameux chevalier errant. En effet, aux chevaliers de faible renom, jamais rien de semblable n′arrive, et il n′y a personne au monde qui se souvienne d′eux ; c′est le lot des plus renommés, dont la vertu et la vaillance excitent l′envie de beaucoup de princes et d′autres chevaliers qui s′efforcent, par de mauvaises voies, de perdre les bons. Et cependant la vertu est si puissante, que, par elle seule, et malgré toute la magie qu′a pu savoir son premier inventeur Zoroastre, elle sortira victorieuse de la lutte, et répandra sa lumière dans le monde, comme le soleil la répand dans les cieux. Pardonnez-moi, tout aimables dames, si, par négligence ou par oubli, je vous ai fait quelque offense ; car, volontairement et en connaissance de cause, jamais je n′offensai personne. Priez Dieu qu′il me tire de cette prison où m′a enfermé quelque enchanteur malintentionné. Si je me vois libre un jour, je ne laisserai pas sortir de ma mémoire les grâces que vous m′avez faites dans ce château, voulant les reconnaître et les payer de retour comme elles le méritent. »
En tanto que las damas del castillo esto pasaban con don Quijote, el cura y el barbero se despidieron de don Fernando y sus camaradas, y del capitán y de su hermano y todas aquellas contentas señoras, especialmente de Dorotea y Luscinda. Todos se abrazaron y quedaron de darse noticia de sus sucesos, diciendo don Fernando al cura dónde había de escribirle para avisarle en lo que paraba don Quijote, asegurándole que no habría cosa que más gusto le diese que saberlo; y que él, asimesmo, le avisaría de todo aquello que él viese que podría darle gusto, así de su casamiento como del bautismo de Zoraida, y suceso de don Luis, y vuelta de Luscinda a su casa. El cura ofreció de hacer cuanto se le mandaba, con toda puntualidad. Tornaron a abrazarse otra vez, y otra vez tornaron a nuevos ofrecimientos. Pendant que cette scène se passait entre don Quichotte et les dames du château, le curé et le barbier prirent congé de don Fernand et de ses compagnons, du capitaine et de son frère auditeur, et de toutes ces dames, à présent si contentes, notamment de Dorothée et de Luscinde. Ils s′embrassèrent tous, et promirent de se donner mutuellement de leurs nouvelles. Don Fernand indiqua au curé où il devait lui écrire pour l′informer de ce que deviendrait don Quichotte, affirmant que rien ne lui ferait plus de plaisir que de le savoir. Il s′engagea, de son côté, à le tenir au courant de tout ce qu′il croirait devoir lui être agréable, tant de son mariage que du baptême de Zoraïde, de l′aventure de don Luis et du retour de Luscinde chez ses parents. Le curé s′offrit à faire tout ce qui lui était demandé, avec une ponctuelle exactitude. Ils s′embrassèrent de nouveau, et de nouveau échangèrent des offres et des promesses de service.
El ventero se llegó al cura y le dio unos papeles, diciéndole que los había hallado en un aforro de la maleta donde se halló la Novela del curioso impertinente, y que, pues su dueño no había vuelto más por allí, que se los llevase todos; que, pues él no sabía leer, no los quería. El cura se lo agradeció, y, abriéndolos luego, vio que al principio de lo escrito decía: Novela de Rinconete y Cortadillo , por donde entendió ser alguna novela y coligió que, pues la del Curioso impertinente había sido buena, que también lo sería aquélla, pues podría ser fuesen todas de un mesmo autor; y así, la guardó, con prosupuesto de leerla cuando tuviese comodidad. L′hôte s′approcha du curé, et lui remit quelques papiers qu′il avait, disait-il, trouvés dans la doublure de la malle où s′était rencontrée la nouvelle du Curieux malavisé. « Leur maître, ajouta-t-il, n′ayant plus reparu, vous pouvez les emporter tous ; puisque je ne sais pas lire, ils ne me servent à rien. » Le curé le remercia, et les ayant aussitôt déroulés, il vit qu′en tête se trouvait écrit le titre suivant : Nouvelle de Rinconété et Cortadillo, d′où il comprit que ce devrait être quelque nouvelle ; et, comme celle du Curieux malavisé lui avait semblé bonne, il imagina que celle-ci ne le serait pas moins, car il se pouvait qu′elle fût du même auteur . Il la conserva donc dans le dessein de la lire dès qu′il en aurait l′occasion.
Subió a caballo, y también su amigo el barbero, con sus antifaces , porque no fuesen luego conocidos de don Quijote, y pusiéronse a caminar tras el carro. Y la orden que llevaban era ésta: iba primero el carro, guiándole su dueño; a los dos lados iban los cuadrilleros, como se ha dicho, con sus escopetas; seguía luego Sancho Panza sobre su asno, llevando de rienda a Rocinante. Detrás de todo esto iban el cura y el barbero sobre sus poderosas mulas, cubiertos los rostros, como se ha dicho, con grave y reposado continente, no caminando más de lo que permitía el paso tardo de los bueyes. Don Quijote iba sentado en la jaula, las manos atadas, tendidos los pies, y arrimado a las verjas, con tanto silencio y tanta paciencia como si no fuera hombre de carne, sino estatua de piedra. Montant à cheval, ainsi que son ami le barbier, tous deux avec leur masque sur la figure, pour n′être point immédiatement reconnus de don Quichotte, ils se mirent en route à la suite du char à bœufs, dans l′ordre suivant : au premier rang marchait la charrette, conduite par le charretier ; de chaque côté, comme on l′a dit, les archers avec leurs arquebuses ; Sancho suivait, monté sur son âne, et tirant Rossinante par la bride ; enfin, derrière le cortége, venaient le curé et le barbier sur leurs puissantes mules, le visage masqué, la démarche lente et grave, ne cheminant pas plus vite que ne le permettait la tardive allure des bœufs. Don Quichotte se laissait aller, assis dans la cage, les pieds étendus, le dos appuyé sur les barreaux, gardant le même silence et la même immobilité que s′il eût été, non point un homme de chair et d′os, mais une statue de pierre.
Y así, con aquel espacio y silencio caminaron hasta dos leguas, que llegaron a un valle, donde le pareció al boyero ser lugar acomodado para reposar y dar pasto a los bueyes; y, comunicándolo con el cura, fue de parecer el barbero que caminasen un poco más, porque él sabía, detrás de un recuesto que cerca de allí se mostraba, había un valle de más yerba y mucho mejor que aquel donde parar querían. Tomóse el parecer del barbero, y así, tornaron a proseguir su camino. Ayant fait environ deux lieues de chemin, avec cette lenteur et dans ce silence ininterrompu, ils arrivèrent à un vallon qui parut au bouvier un endroit convenable pour donner à ses bœufs un peu de repos et de pâture. Il en avertit le curé ; mais le barbier fut d′avis qu′on allât un peu plus loin, parce qu′il savait qu′au détour d′une colline qui s′offrait à leurs yeux, il y avait un autre vallon plus frais et mieux pourvu d′herbe que celui où l′on voulait faire halte. On suivit le conseil du barbier, et toute la caravane se remit en marche.
En esto, volvió el cura el rostro, y vio que a sus espaldas venían hasta seis o siete hombres de a caballo, bien puestos y aderezados, de los cuales fueron presto alcanzados, porque caminaban no con la flema y reposo de los bueyes, sino como quien iba sobre mulas de canónigos y con deseo de llegar presto a sestear a la venta, que menos de una legua de allí se parecía. Llegaron los diligentes a los perezosos y saludáronse cortesmente; y uno de los que venían, que, en resolución, era canónigo de Toledo y señor de los demás que le acompañaban, viendo la concertada procesión del carro, cuadrilleros, Sancho, Rocinante, cura y barbero, y más a don Quijote, enjaulado y aprisionado, no pudo dejar de preguntar qué significaba llevar aquel hombre de aquella manera; aunque ya se había dado a entender, viendo las insignias de los cuadrilleros , que debía de ser algún facinoroso salteador, o otro delincuente cuyo castigo tocase a la Santa Hermandad. Uno de los cuadrilleros, a quien fue hecha la pregunta, respondió ansí. À ce moment le curé tourna la tête et vit venir, derrière eux, six à sept hommes à cheval, fort bien équipés. Ceux-ci les eurent bientôt rejoints, car ils cheminaient, non point avec le flegme et la lenteur des bœufs, mais comme gens montés sur des mules de chanoines, et talonnés par le désir d′aller promptement faire la sieste dans une hôtellerie qui se montrait à moins d′une lieue de là. Les diligents rattrapèrent donc les paresseux, et, en s′abordant, ils se saluèrent avec courtoisie. Mais un des nouveaux venus, qui était finalement chanoine de Tolède, et le maître de ceux qui l′accompagnaient, ne put voir cette régulière procession de la charrette, des archers, de Sancho, de Rossinante, du curé et du barbier, et surtout don Quichotte emprisonné dans sa cage, sans demander ce que cela signifiait, et pourquoi l′on emmenait cet homme d′une telle façon. Cependant il s′était imaginé déjà, en voyant les insignes des archers, que ce devait être quelque brigand de grands chemins, ou quelque autre criminel dont le châtiment appartenait à la Sainte-Hermandad. Un des archers, à qui la question fut faite, répondit de la sorte :
-Señor, lo que significa ir este caballero desta manera, dígalo él, porque nosotros no lo sabemos. « Seigneur, ce que signifie la manière dont voyage ce gentilhomme, qu′il vous le dise lui-même, car nous ne le savons pas. »
Oyó don Quijote la plática, y dijo. Don Quichotte entendit la conversation :
-¿Por dicha vuestras mercedes, señores caballeros, son versados y perictos en esto de la caballería andante? Porque si lo son, comunicaré con ellos mis desgracias, y si no, no hay para qué me canse en decillas. « Est-ce que par hasard, dit-il, Vos Grâces sont instruites et versées dans ce qu′on appelle la chevalerie errante ? En ce cas, je vous confierai mes disgrâces ; sinon, il est inutile que je me fatigue à les conter. »
Y, a este tiempo, habían ya llegado el cura y el barbero, viendo que los caminantes estaban en pláticas con don Quijote de la Mancha, para responder de modo que no fuese descubierto su artificio. En ce moment, le curé et le barbier étaient accourus, voyant que la conversation s′engageait entre les voyageurs et don Quichotte, pour répondre de façon que leur artifice ne fût pas découvert.
El canónigo, a lo que don Quijote dijo, respondió. Le chanoine avait répondu à don Quichotte :
-En verdad, hermano, que sé más de libros de caballerías que de las Súmulas de Villalpando . Así que, si no está más que en esto, seguramente podéis comunicar conmigo lo que quisiéredes. « En vérité, frère, je sais un peu plus des livres de chevalerie que des éléments de logique du docteur Villalpando. Si donc il ne faut pas autre chose, vous pouvez me confier tout ce qu′il vous plaira.
-A la mano de Dios -replicó don Quijote-. Pues así es, quiero, señor caballero, que sepades que yo voy encantado en esta jaula, por envidia y fraude de malos encantadores; que la virtud más es perseguida de los malos que amada de los buenos. Caballero andante soy, y no de aquellos de cuyos nombres jamás la Fama se acordó para eternizarlos en su memoria, sino de aquellos que, a despecho y pesar de la mesma envidia, y de cuantos magos crió Persia, bracmanes la India, ginosofistas la Etiopía , ha de poner su nombre en el templo de la inmortalidad para que sirva de ejemplo y dechado en los venideros siglos, donde los caballeros andantes vean los pasos que han de seguir, si quisieren llegar a la cumbre y alteza honrosa de las armas. – À la grâce de Dieu, répliqua don Quichotte. Eh bien ! sachez donc, seigneur chevalier, que je suis enchanté dans cette cage par envie et par surprise de méchants enchanteurs ; car la vertu est encore plus persécutée des méchants que chérie des bons. Je suis chevalier errant, et non pas de ceux dont jamais la renommée ne s′est rappelé les noms pour les éterniser dans sa mémoire, mais bien de ceux desquels, en dépit de l′envie même, en dépit de tous les mages de la Perse, de tous les brahmanes de l′Inde, de tous les gymnosophistes de l′Éthiopie, elle doit graver les noms dans le temple de l′immortalité, afin qu′ils servent d′exemples et de modèles aux siècles futurs, et que les chevaliers errants des âges à venir y voient le chemin qu′ils doivent suivre pour arriver au faîte de la gloire militaire.
-Dice verdad el señor don Quijote de la Mancha -dijo a esta sazón el cura-; que él va encantado en esta carreta, no por sus culpas y pecados, sino por la mala intención de aquellos a quien la virtud enfada y la valentía enoja. Éste es, señor, el Caballero de la Triste Figura, si ya le oístes nombrar en algún tiempo , cuyas valerosas hazañas y grandes hechos serán escritas en bronces duros y en eternos mármoles, por más que se canse la envidia en escurecerlos y la malicia en ocultarlos. – Le seigneur don Quichotte dit parfaitement vrai, interrompit en ce moment le curé. Il marche enchanté sur cette charrette, non par sa faute et ses péchés, mais par la mauvaise intention de ceux qu′offusque la vertu et que fâche la vaillance. C′est en un mot, seigneur, le chevalier de la Triste-Figure, si déjà vous ne l′avez entendu nommer quelque part, dont les valeureuses prouesses et les grands exploits seront gravés sur le bronze impérissable et sur le marbre d′éternelle durée, quelques efforts que fassent l′envie pour les obscurcir et la malice pour les cacher. »
Cuando el canónigo oyó hablar al preso y al libre en semejante estilo, estuvo por hacerse la cruz , de admirado, y no podía saber lo que le había acontencido; y en la mesma admiración cayeron todos los que con él venían. En esto, Sancho Panza, que se había acercado a oír la plática, para adobarlo todo, dijo. Quand le chanoine entendit parler en un semblable style l′homme en prison et l′homme en liberté, il fut sur le point de se signer de surprise ; il ne pouvait deviner ce qui lui arrivait, et tous ceux dont il était accompagné tombèrent dans le même étonnement. En cet instant, Sancho Panza, qui s′était approché pour entendre la conversation, ajouta pour tout raccommoder :
-Ahora, señores, quiéranme bien o quiéranme mal por lo que dijere, el caso de ello es que así va encantado mi señor don Quijote como mi madre; él tiene su entero juicio, él come y bebe y hace sus necesidades como los demás hombres, y como las hacía ayer, antes que le enjaulasen. Siendo esto ansí, ¿cómo quieren hacerme a mí entender que va encantado? Pues yo he oído decir a muchas personas que los encantados ni comen, ni duermen, ni hablan , y mi amo, si no le van a la mano, hablará más que treinta procuradores. « Ma foi, seigneur, qu′on me veuille bien, qu′on me veuille mal pour ce que je vais dire, le cas est que mon seigneur don Quichotte est enchanté comme ma mère. Il a tout son jugement, il boit, il mange, il fait ses nécessités aussi bien que les autres hommes, et comme il les faisait hier avant qu′on le mît en cage. Et puisqu′il en est ainsi, comment veut-on me faire croire à moi qu′il est enchanté ? J′ai ouï dire à bien des personnes que les enchantés ne peuvent ni manger, ni dormir, ni parler, et mon maître, si on ne lui ferme la bouche, parlera plus que trente procureurs. »
Y, volviéndose a mirar al cura, prosiguió diciendo. Puis, tournant les yeux sur le curé, Sancho ajouta :
-¡Ah señor cura, señor cura! ¿Pensaba vuestra merced que no le conozco, y pensará que yo no calo y adivino adónde se encaminan estos nuevos encantamentos? Pues sepa que le conozco, por más que se encubra el rostro, y sepa que le entiendo, por más que disimule sus embustes. En fin, donde reina la envidia no puede vivir la virtud, ni adonde hay escaseza la liberalidad . !Mal haya el diablo!; que, si por su reverencia no fuera, ésta fuera ya la hora que mi señor estuviera casado con la infanta Micomicona, y yo fuera conde, por lo menos, pues no se podía esperar otra cosa, así de la bondad de mi señor el de la Triste Figura como de la grandeza de mis servicios. Pero ya veo que es verdad lo que se dice por ahí: que la rueda de la Fortuna anda más lista que una rueda de molino, y que los que ayer estaban en pinganitos hoy están por el suelo. De mis hijos y de mi mujer me pesa , pues cuando podían y debían esperar ver entrar a su padre por sus puertas hecho gobernador o visorrey de alguna ínsula o reino, le verán entrar hecho mozo de caballos. Todo esto que he dicho, señor cura, no es más de por encarecer a su paternidad haga conciencia del mal tratamiento que a mi señor se le hace, y mire bien no le pida Dios en la otra vida esta prisión de mi amo, y se le haga cargo de todos aquellos socorros y bienes que mi señor don Quijote deja de hacer en este tiempo que está preso. « Ah ! monsieur le curé, monsieur le curé, est-ce que Votre Grâce s′imagine que je ne la connais pas ? Est-ce que vous pensez que je ne démêle et ne devine pas fort bien où tendent ces nouveaux enchantements ? Eh bien ! sachez que je vous connais, si bien que vous vous cachiez le visage, et sachez que je vous comprends, si bien que vous dissimuliez vos fourberies. Enfin, où règne l′envie, la vertu ne peut vivre, ni la libéralité à côté de l′avarice. En dépit du diable, si Votre Révérence ne s′était mise à la traverse, à cette heure-ci mon maître serait déjà marié avec l′infante Micomicona, et je serais comte pour le moins, puisqu′on ne pouvait attendre autre chose, tant de la bonté de mon seigneur de la Triste-Figure, que de la grandeur de mes services. Mais je vois bien qu′il n′y a rien de plus vrai que ce qu′on dit dans mon pays, que la roue de la fortune tourne plus vite qu′une roue de moulin, et que ceux qui étaient hier sur le pinacle sont aujourd′hui dans la poussière. Ce qui me fâche, ce sont ma femme et mes enfants : car, lorsqu′ils pouvaient et devaient espérer de voir entrer leur père par les portes de sa maison, devenu gouverneur de quelque île ou vice-roi de quelque royaume, ils le verront revenir palefrenier. Tout ce que je viens de dire, seigneur curé, c′est seulement pour faire entendre à Votre Paternité qu′elle se fasse conscience des mauvais traitements qu′endure mon bon seigneur. Prenez garde qu′un jour, dans l′autre vie, Dieu ne vous demande compte de cet emprisonnement de mon maître, et qu′il ne mette à votre charge tous les secours et tous les bienfaits que mon seigneur don Quichotte manque de donner aux malheureux, tout le temps qu′il est en prison.
-¡Adóbame esos candiles! -dijo a este punto el barbero-. ¿También vos, Sancho, sois de la cofradía de vuestro amo? ¡Vive el Señor, que voy viendo que le habéis de tener compañía en la jaula , y que habéis de quedar tan encantado como él, por lo que os toca de su humor y de su caballería! En mal punto os empreñastes de sus promesas , y en mal hora se os entró en los cascos la ínsula que tanto deseáis. – Allons, remettez-moi cette jambe ! s′écria en ce moment le barbier. Comment, Sancho, vous êtes aussi de la confrérie de votre maître ? Vive Dieu ! je vois que vous avez besoin de lui faire compagnie dans la cage, et qu′il faut vous tenir enchanté comme lui, puisque vous tenez aussi de son humeur chevaleresque. À la male heure vous vous êtes laissé engrosser de ses promesses, et fourrer dans la cervelle cette île que vous convoitez, et qui doit avorter.
-Yo no estoy preñado de nadie -respondió Sancho-, ni soy hombre que me dejaría empreñar, del rey que fuese; y, aunque pobre, soy cristiano viejo, y no debo nada a nadie; y si ínsulas deseo, otros desean otras cosas peores; y cada uno es hijo de sus obras; y, debajo de ser hombre, puedo venir a ser papa, cuanto más gobernador de una ínsula, y más pudiendo ganar tantas mi señor que le falte a quien dallas. Vuestra merced mire cómo habla, señor barbero; que no es todo hacer barbas, y algo va de Pedro a Pedro. Dígolo porque todos nos conocemos, y a mí no se me ha de echar dado falso. Y en esto del encanto de mi amo, Dios sabe la verdad; y quédese aquí, porque es peor meneallo. – Je ne suis gros de personne, répondit Sancho, et ne suis pas homme à me laisser engrosser, même par un roi ; et quoique pauvre, je suis vieux chrétien ; et je ne dois rien à âme qui vive ; et si je convoite des îles, d′autres convoitent de pires choses ; et chacun est fils de ses œuvres ; et puisque je suis un homme, je peux devenir pape, à plus forte raison gouverneur d′une île, et surtout lorsque mon seigneur en peut gagner tant qu′il ne sache à qui les donner. Prenez garde comment vous parlez, seigneur barbier ; il y a quelque différence de pierre à Pierre. Je dis cela parce que nous nous connaissons tous, et ce n′est pas à moi qu′il faut jeter un dé pipé. Quant à l′enchantement de mon maître, Dieu sait ce qui en est ; et laissons l′ordure en son coin, car il ne fait pas bon la remuer. »
No quiso responder el barbero a Sancho, porque no descubriese con sus simplicidades lo que él y el cura tanto procuraban encubrir; y, por este mesmo temor, había el cura dicho al canónigo que caminasen un poco delante: que él le diría el misterio del enjaulado, con otras cosas que le diesen gusto. Hízolo así el canónigo, y adelantóse con sus criados y con él: estuvo atento a todo aquello que decirle quiso de la condición, vida, locura y costumbres de don Quijote, contándole brevemente el principio y causa de su desvarío, y todo el progreso de sus sucesos, hasta haberlo puesto en aquella jaula, y el disignio que llevaban de llevarle a su tierra, para ver si por algún medio hallaban remedio a su locura. Admiráronse de nuevo los criados y el canónigo de oír la peregrina historia de don Quijote, y, en acabándola de oír, dijo. Le barbier ne voulut plus répondre à Sancho, de peur que celui-ci ne découvrît par ses balourdises ce que le curé et lui faisaient tant d′efforts pour tenir caché. Dans ce même sentiment de crainte, le curé avait dit au chanoine de marcher un peu en avant, et qu′il lui dirait le mystère de cet homme en cage, avec d′autres choses qui le divertiraient. Le chanoine, en effet, prit les devants avec lui, suivi de ses serviteurs, et écouta fort attentivement tout ce qu′il plut au curé de lui dire sur la qualité, la vie, les mœurs et la folie de don Quichotte. Le curé conta succinctement le principe et la cause de sa démence, et tout le cours de ses aventures jusqu′à sa mise en cage, ainsi que le dessein qu′ils avaient de l′emmener de force dans son pays, pour essayer de trouver là quelque remède à sa folie. Le chanoine et ses domestiques redoublèrent de surprise en écoutant l′étrange histoire de don Quichotte, et quand il eut achevé d′en entendre le récit :
-Verdaderamente, señor cura , yo hallo por mi cuenta que son perjudiciales en la república estos que llaman libros de caballerías; y, aunque he leído, llevado de un ocioso y falso gusto, casi el principio de todos los más que hay impresos, jamás me he podido acomodar a leer ninguno del principio al cabo, porque me parece que, cuál más, cuál menos, todos ellos son una mesma cosa , y no tiene más éste que aquél, ni estotro que el otro. Y, según a mí me parece, este género de escritura y composición cae debajo de aquel de las fábulas que llaman milesias , que son cuentos disparatados, que atienden solamente a deleitar, y no a enseñar: al contrario de lo que hacen las fábulas apólogas, que deleitan y enseñan juntamente. Y, puesto que el principal intento de semejantes libros sea el deleitar, no sé yo cómo puedan conseguirle, yendo llenos de tantos y tan desaforados disparates ; que el deleite que en el alma se concibe ha de ser de la hermosura y concordancia que vee o contempla en las cosas que la vista o la imaginación le ponen delante; y toda cosa que tiene en sí fealdad y descompostura no nos puede causar contento alguno. Pues, ¿qué hermosura puede haber, o qué proporción de partes con el todo y del todo con las partes, en un libro o fábula donde un mozo de diez y seis años da una cuchillada a un gigante como una torre, y le divide en dos mitades, como si fuera de alfeñique ; y que, cuando nos quieren pintar una batalla, después de haber dicho que hay de la parte de los enemigos un millón de competientes, como sea contra ellos el señor del libro, forzosamente, mal que nos pese, habemos de entender que el tal caballero alcanzó la vitoria por solo el valor de su fuerte brazo? Pues, ¿qué diremos de la facilidad con que una reina o emperatriz heredera se conduce en los brazos de un andante y no conocido caballero? ¿Qué ingenio, si no es del todo bárbaro e inculto, podrá contentarse leyendo que una gran torre llena de caballeros va por la mar adelante, como nave con próspero viento, y hoy anochece en Lombardía, y mañana amanezca en tierras del Preste Juan de las Indias , o en otras que ni las descubrió Tolomeo ni las vio Marco Polo? Y, si a esto se me respondiese que los que tales libros componen los escriben como cosas de mentira, y que así, no están obligados a mirar en delicadezas ni verdades, responderles hía yo que tanto la mentira es mejor cuanto más parece verdadera, y tanto más agrada cuanto tiene más de lo dudoso y posible . Hanse de casar las fábulas mentirosas con el entendimiento de los que las leyeren, escribiéndose de suerte que, facilitando los imposibles, allanando las grandezas, suspendiendo los ánimos, admiren, suspendan, alborocen y entretengan, de modo que anden a un mismo paso la admiración y la alegría juntas; y todas estas cosas no podrá hacer el que huyere de la verisimilitud y de la imitación, en quien consiste la perfeción de lo que se escribe. No he visto ningún libro de caballerías que haga un cuerpo de fábula entero con todos sus miembros, de manera que el medio corresponda al principio, y el fin al principio y al medio; sino que los componen con tantos miembros, que más parece que llevan intención a formar una quimera o un monstruo que a hacer una figura proporcionada. Fuera desto, son en el estilo duros; en las hazañas, increíbles ; en los amores, lascivos ; en las cortesías, mal mirados; largos en las batallas, necios en las razones, disparatados en los viajes, y, finalmente, ajenos de todo discreto artificio, y por esto dignos de ser desterrados de la república cristiana, como a gente inútil . « Véritablement, seigneur curé, dit le chanoine, je trouve, pour mon compte, que ces livres qu′on appelle de chevalerie sont un vrai fléau dans l′État. Bien que l′oisiveté et leur faux attrait m′aient fait lire le commencement de presque tous ceux qui ont été jusqu′à ce jour imprimés, jamais je n′ai pu me décider à en lire un seul d′un bout à l′autre, parce qu′il me semble que, tantôt plus, tantôt moins, ils sont tous la même chose ; que celui-ci n′a rien de plus que celui-là, ni le dernier que le premier. Il me semble encore que cette espèce d′écrit et de composition rentre dans le genre des anciennes fables milésiennes, c′est-à-dire de contes extravagants, qui avaient pour objet d′amuser et non d′instruire, au rebours des fables apologues, qui devaient amuser et instruire tout à la fois. Maintenant, si le but principal de semblables livres est d′amuser, je ne sais, en vérité, comment ils peuvent y parvenir, remplis comme ils le sont de si nombreuses et si énormes extravagances. La satisfaction, le délice que l′âme éprouve doivent provenir de la beauté et de l′harmonie qu′elle voit, qu′elle admire, dans les choses que lui présente la vue ou l′imagination, et toute autre chose qui réunit en soi laideur et dérèglement ne peut causer aucun plaisir. Eh bien ! quelle beauté peut-il y avoir, ou quelle proportion de l′ensemble aux parties et des parties à l′ensemble, dans un livre, ou bien dans une fable, si l′on veut, où un damoiseau de seize ans donne un coup d′épée à un géant haut comme une tour, et le coupe en deux comme s′il était fait de pâte à massepains ? Et qu′arrive-t-il quand on veut nous décrire une bataille, après avoir dit qu′il y a dans l′armée ennemie un million de combattants ? Pourvu que le héros du livre soit contre eux, il faut, bon gré, mal gré, nous résigner à ce que ce chevalier remporte la victoire par la seule valeur et la seule force de son bras. Que dirons-nous de la facilité avec laquelle une reine ou une impératrice héréditaire se laisse aller dans les bras d′un chevalier errant et inconnu ? Quel esprit, s′il n′est entièrement inculte et barbare, peut s′amuser en lisant qu′une grande tour pleine de chevaliers glisse et chemine sur la mer comme un navire avec le bon vent ; que le soir elle quitte les côtes de Lombardie, et que le matin elle aborde aux terres du Preste-Jean des Indes ou en d′autres pays que n′a jamais décrits Ptolomée, ni vus Marco-Polo ? Si l′on me répondait que ceux qui composent de tels livres les écrivent comme des choses d′invention et de mensonge, et que dès lors ils ne sont pas obligés de regarder de si près aux délicatesses de la vérité, je répliquerais, moi, que le mensonge est d′autant meilleur qu′il semble moins mensonger, et qu′il plaît d′autant plus qu′il s′approche davantage du vraisemblable et du possible. Il faut que les fables inventées épousent en quelque sorte l′entendement de ceux qui les lisent ; il faut qu′elles soient écrites de telle façon que, rendant l′impossible croyable, et aplanissant les monstruosités, elles tiennent l′esprit en suspens, qu′elles l′étonnent, l′émeuvent, le ravissent, et lui donnent à la fois la surprise et la satisfaction. Or, toutes ces choses ne pourront se trouver sous la plume de celui qui fuit la vraisemblance et l′imitation de la nature, en quoi consiste la perfection d′un récit. Je n′ai jamais vu de livre de chevalerie qui formât un corps de fable entier, avec tous ses membres, de manière que le milieu répondît au commencement, et la fin au commencement et au milieu. Les auteurs les composent, au contraire, de tant de membres dépareillés, qu′on dirait qu′ils ont eu plutôt l′intention de fabriquer une chimère, un monstre, que de faire une figure proportionnée. Outre cela, ils sont durs et grossiers dans le style, incroyables dans les prouesses, impudiques dans les amours, malséants dans les courtoisies, longs et lourds dans les batailles, niais dans les dialogues, extravagants dans les voyages, finalement dépourvus de tact, d′art et d′intelligente invention, et dignes, par tous ces motifs, d′être exilés de la république chrétienne comme gens désœuvrés et dangereux. »
El cura le estuvo escuchando con grande atención, y parecióle hombre de buen entendimiento, y que tenía razón en cuanto decía; y así, le dijo que, por ser él de su mesma opinión y tener ojeriza a los libros de caballerías, había quemado todos los de don Quijote , que eran muchos. Y contóle el escrutinio que dellos había hecho, y los que había condenado al fuego y dejado con vida, de que no poco se rió el canónigo, y dijo que, con todo cuanto mal había dicho de tales libros, hallaba en ellos una cosa buena : que era el sujeto que ofrecían para que un buen entendimiento pudiese mostrarse en ellos, porque daban largo y espacioso campo por donde sin empacho alguno pudiese correr la pluma, descubriendo naufragios, tormentas, rencuentros y batallas; pintando un capitán valeroso con todas las partes que para ser tal se requieren, mostrándose prudente previniendo las astucias de sus enemigos, y elocuente orador persuadiendo o disuadiendo a sus soldados, maduro en el consejo, presto en lo determinado, tan valiente en el esperar como en el acometer; pintando ora un lamentable y trágico suceso, ahora un alegre y no pensado acontecimiento; allí una hermosísima dama, honesta, discreta y recatada; aquí un caballero cristiano, valiente y comedido; acullá un desaforado bárbaro fanfarrón; acá un príncipe cortés, valeroso y bien mirado; representando bondad y lealtad de vasallos, grandezas y mercedes de señores. Ya puede mostrarse astrólogo, ya cosmógrafo excelente, ya músico, ya inteligente en las materias de estado, y tal vez le vendrá ocasión de mostrarse nigromante , si quisiere. Puede mostrar las astucias de Ulixes , la piedad de Eneas, la valentía de Aquiles, las desgracias de Héctor, las traiciones de Sinón, la amistad de Eurialio, la liberalidad de Alejandro, el valor de César, la clemencia y verdad de Trajano, la fidelidad de Zopiro, la prudencia de Catón; y, finalmente, todas aquellas acciones que pueden hacer perfecto a un varón ilustre, ahora poniéndolas en uno solo, ahora dividiéndolas en muchos. Notre curé, qui avait écouté fort attentivement le chanoine, le tint pour homme de bon entendement, et trouva qu′il avait raison en tout ce qu′il disait. Aussi lui répondit-il qu′ayant la même opinion, et portant la même haine aux livres de chevalerie, il avait brûlé tous ceux de don Quichotte, dont le nombre était grand. Alors il lui raconta l′enquête qu′il avait faite contre eux, ceux qu′il avait condamnés au feu, ceux auxquels il avait fait grâce de la vie, ce qui divertit singulièrement le chanoine. Celui-ci, reprenant son propos, ajouta que, malgré tout le mal qu′il avait dit de ces livres, il y trouvait pourtant une bonne chose, à savoir, le canevas qu′ils offraient pour qu′une bonne intelligence pût se montrer et se déployer tout à l′aise. « En effet, dit-il, il ouvre une longue et spacieuse carrière, où, sans nul obstacle, la plume peut librement courir, peut décrire des naufrages, des tempêtes, des rencontres, des batailles ; peut peindre un vaillant capitaine, avec toutes les qualités qu′exige une telle renommée, habile et prudent, déjouant les ruses de l′ennemi, éloquent orateur pour persuader ou dissuader ses soldats, mûr dans le conseil, rapide dans l′exécution, aussi patient dans l′attente que brave dans l′attaque. L′auteur racontera, tantôt une lamentable et tragique aventure, tantôt un événement joyeux et imprévu : là, il peindra une noble dame, belle, honnête, spirituelle ; ici, un gentilhomme, chrétien, vaillant et de belles manières ; d′un côté, un impertinent et barbare fanfaron ; de l′autre, un prince courtois, affable et valeureux ; il représentera la loyauté de fidèles vassaux, les largesses de généreux seigneurs ; il peut se montrer tantôt astronome, tantôt géographe, tantôt homme d′État, et même, s′il en a l′envie, l′occasion ne lui manquera pas de se montrer nécromant. Il peut successivement offrir les ruses d′Ulysse, la piété d′Énée, la valeur d′Achille, les infortunes d′Hector, les trahisons de Sinon, l′amitié d′Euryale, la libéralité d′Alexandre, la bravoure de César, la clémence de Trajan, la fidélité de Zopire, la prudence de Caton, et finalement toutes les actions qui peuvent faire un héros parfait, soit qu′il les réunisse sur un seul homme, soit qu′il les divise sur plusieurs.
-Y, siendo esto hecho con apacibilidad de estilo y con ingeniosa invención, que tire lo más que fuere posible a la verdad, sin duda compondrá una tela de varios y hermosos lazos tejida, que, después de acabada, tal perfeción y hermosura muestre, que consiga el fin mejor que se pretende en los escritos, que es enseñar y deleitar juntamente, como ya tengo dicho. Porque la escritura desatada destos libros da lugar a que el autor pueda mostrarse épico, lírico, trágico, cómico, con todas aquellas partes que encierran en sí las dulcísimas y agradables ciencias de la poesía y de la oratoria; que la épica también puede escrebirse en prosa como en verso. Si cela est écrit d′un style pur, facile, agréable, et composé avec un art ingénieux, qui rapproche autant que possible l′invention de la vérité, alors l′auteur aura tissé sa toile de fils variés et précieux, et son ouvrage, une fois achevé, offrira tant de beauté, tant de perfection, qu′il atteindra le dernier terme auquel puissent tendre les écrits, celui d′instruire en amusant. En effet, la libre allure de ces livres permet à l′auteur de s′y montrer tour à tour épique, lyrique, tragique, comique, et d′y réunir toutes les qualités que renferment en soi les douces et agréables sciences de l′éloquence et de la poésie, car l′épopée peut aussi bien s′écrire en prose qu′en vers. »






I. Capítulo XLVIII. Donde prosigue el canónigo la materia de los libros de caballerías con otras cosas dignas de su ingenio

-Chapitre XLVIII Où le chanoine continue à discourir sur les livres de chevalerie avec d′autres choses dignes de son esprit

-Así es como vuestra merced dice, señor canónigo -dijo el cura-, y por esta causa son más dignos de reprehensión los que hasta aquí han compuesto semejantes libros sin tener advertencia a ningún buen discurso, ni al arte y reglas por donde pudieran guiarse y hacerse famosos en prosa, como lo son en verso los dos príncipes de la poesía griega y latina. -« Votre Grâce, seigneur chanoine, reprit le curé, a parfaitement raison, et c′est là ce qui rend plus dignes de blâme ceux qui ont jusqu′à présent composé de semblables livres, sans réflexion, sans jugement, sans s′attacher à l′art et aux règles qui auraient pu, en les guidant, les rendre aussi fameux en prose que l′ont été en vers les deux princes de la poésie grecque et latine.
-Yo, a lo menos -replicó el canónigo-, he tenido cierta tentación de hacer un libro de caballerías, guardando en él todos los puntos que he significado; y si he de confesar la verdad, tengo escritas más de cien hojas. Y para hacer la experiencia de si correspondían a mi estimación, las he comunicado con hombres apasionados desta leyenda, dotos y discretos, y con otros ignorantes, que sólo atienden al gusto de oír disparates, y de todos he hallado una agradable aprobación; pero, con todo esto, no he proseguido adelante, así por parecerme que hago cosa ajena de mi profesión, como por ver que es más el número de los simples que de los prudentes; y que, puesto que es mejor ser loado de los pocos sabios que burlado de los muchos necios, no quiero sujetarme al confuso juicio del desvanecido vulgo, a quien por la mayor parte toca leer semejantes libros. Pero lo que más me le quitó de las manos , y aun del pensamiento, de acabarle, fue un argumento que hice conmigo mesmo, sacado de las comedias que ahora se representa, diciendo: ′′Si estas que ahora se usan, así las imaginadas como las de historia , todas o las más son conocidos disparates y cosas que no llevan pies ni cabeza, y, con todo eso, el vulgo las oye con gusto, y las tiene y las aprueba por buenas, estando tan lejos de serlo, y los autores que las componen y los actores que las representan dicen que así han de ser, porque así las quiere el vulgo , y no de otra manera; y que las que llevan traza y siguen la fábula como el arte pide, no sirven sino para cuatro discretos que las entienden, y todos los demás se quedan ayunos de entender su artificio, y que a ellos les está mejor ganar de comer con los muchos, que no opinión con los pocos, deste modo vendrá a ser un libro , al cabo de haberme quemado las cejas por guardar los preceptos referidos, y vendré a ser el sastre del cantillo′′ . Y, aunque algunas veces he procurado persuadir a los actores que se engañan en tener la opinión que tienen, y que más gente atraerán y más fama cobrarán representando comedias que hagan el arte que no con las disparatadas, y están tan asidos y encorporados en su parecer, que no hay razón ni evidencia que dél los saque. Acuérdome que un día dije a uno destos pertinaces: ′′Decidme, ¿no os acordáis que ha pocos años que se representaron en España tres tragedias que compuso un famoso poeta destos reinos, las cuales fueron tales, que admiraron, alegraron y suspendieron a todos cuantos las oyeron, así simples como prudentes, así del vulgo como de los escogidos, y dieron más dineros a los representantes ellas tres solas que treinta de las mejores que después acá se han hecho?′′ ′′Sin duda -respondió el autor que digo-, que debe de decir vuestra merced por La Isabela, La Filis y La Alejandra′′ . ′′Por ésas digo -le repliqué yo-; y mirad si guardaban bien los preceptos del arte, y si por guardarlos dejaron de parecer lo que eran y de agradar a todo el mundo. Así que no está la falta en el vulgo , que pide disparates, sino en aquellos que no saben representar otra cosa. Sí, que no fue disparate La ingratitud vengada, ni le tuvo La Numancia, ni se le halló en la del Mercader amante, ni menos en La enemiga favorable , ni en otras algunas que de algunos entendidos poetas han sido compuestas, para fama y renombre suyo, y para ganancia de los que las han representado′′. Y otras cosas añadí a éstas, con que, a mi parecer, le dejé algo confuso, pero no satisfecho ni convencido para sacarle de su errado pensamiento. -– Pour moi, du moins, répliqua le chanoine, j′ai eu certaine tentation d′écrire un livre de chevalerie, en y gardant toutes les conditions dont je viens de faire l′analyse. S′il faut même confesser la vérité, je dois dire qu′il y en a bien cent feuilles d′écrites ; et, pour m′assurer par expérience si elles méritaient la bonne opinion que j′en ai, je les ai communiquées à des hommes passionnés pour cette lecture, mais doctes et spirituels, et à d′autres, ignorants, qui ne cherchent que le plaisir d′entendre conter des extravagances. Chez les uns comme chez les autres, j′ai trouvé une agréable approbation. Néanmoins, je n′ai pas poussé plus loin ce travail : d′abord, parce qu′il m′a paru que je faisais une chose étrangère à ma profession ; ensuite, parce que le nombre des gens simples est plus grand que celui des gens éclairés, et que, bien qu′il vaille mieux être loué du petit nombre des sages que moqué du grand nombre des sots, je ne veux pas me soumettre au jugement capricieux de l′impertinent vulgaire, auquel appartient principalement la lecture de semblables livres. Mais ce qui me l′ôta surtout des mains, et m′enleva jusqu′à la pensée de le terminer, ce fut un raisonnement que je fis en moi-même, à propos des comédies qu′on représente aujourd′hui. Si ces comédies à la mode, me dis-je, aussi bien celles d′invention que celles tirées de l′histoire, ne sont, pour la plupart, que d′évidentes extravagances, qui n′ont réellement ni pieds ni tête ; si pourtant le vulgaire les écoute avec plaisir, les approuve et les tient pour bonnes, quand elles sont si loin de l′être ; si les auteurs qui les composent et les acteurs qui les jouent disent qu′elles doivent être ainsi, parce qu′ainsi le veut le public ; que celles qui respectent et suivent les règles de l′art ne sont bonnes que pour quatre hommes d′esprit qui les entendent, quand tous les autres ne comprennent rien à leur mérite, et qu′il leur convient mieux de gagner de quoi vivre avec la multitude, que de la réputation avec le petit nombre ; la même chose arrivera à mon livre, quand je me serai brûlé les sourcils pour garder les préceptes, et je deviendrai, comme on dit, le tailleur de Campillo, qui fournissait le fil et la façon. J′ai tâché quelquefois de persuader aux auteurs qu′ils se trompent dans leur opinion, qu′ils attireraient plus de monde et gagneraient plus de renommée en représentant des comédies régulières que des pièces extravagantes ; mais ils sont si obstinés, si profondément ancrés dans leur avis, qu′il n′y a plus ni raisonnement ni évidence qui puisse les en faire revenir. Je me rappelle qu′un jour je dis à l′un de ces entêtés : « Ne vous souvient-il pas qu′il y a peu d′années, l′on représenta en Espagne trois tragédies composées par un célèbre poëte de ces royaumes, telles toutes les trois qu′elles étonnèrent et ravirent tous ceux qui les virent jouer, les simples comme les sages, et qu′elles rapportèrent à elles seules plus d′argent aux comédiens que trente des meilleures qu′on ait faites depuis ? – Sans doute, répondit l′auteur dont je parle, que Votre Grâce veut faire allusion à l′Isabelle, à la Philis et à l′Alexandra ? – Justement, répliquai-je, c′est d′elles qu′il s′agit. Elles suivaient assurément les préceptes de l′art ; eh bien ! voyez : pour les avoir suivis, ont-elles manqué de paraître ce qu′elles étaient, et de plaire à tout le monde ? La faute n′est donc pas au public, qui demande des sottises, mais à ceux qui ne savent pas lui servir autre chose. On ne trouve pas plus d′extravagance dans l′Ingratitude vengée, dans la Numancia, dans le Marchand amoureux, moins encore dans l′Ennemie favorable , ni dans quelques autres que composèrent des poëtes habiles au profit de leur renommée et de la bourse des acteurs qui les jouèrent. » J′ajoutai encore d′autres choses qui le laissèrent un peu confus, un peu ébranlé, mais non pas assez convaincu pour le tirer de son erreur.
-En materia ha tocado vuestra merced, señor canónigo -dijo a esta sazón el cura-, que ha despertado en mí un antiguo rancor que tengo con las comedias que agora se usan, tal, que iguala al que tengo con los libros de caballerías; porque, habiendo de ser la comedia, según le parece a Tulio, espejo de la vida humana , ejemplo de las costumbres y imagen de la verdad, las que ahora se representan son espejos de disparates, ejemplos de necedades e imágenes de lascivia . Porque, ¿qué mayor disparate puede ser en el sujeto que tratamos que salir un niño en mantillas en la primera cena del primer acto, y en la segunda salir ya hecho hombre barbado? Y ¿qué mayor que pintarnos un viejo valiente y un mozo cobarde, un lacayo rectórico, un paje consejero, un rey ganapán y una princesa fregona? ¿Qué diré, pues, de la observancia que guardan en los tiempos en que pueden o podían suceder las acciones que representan, sino que he visto comedia que la primera jornada comenzó en Europa, la segunda en Asia, la tercera se acabó en Africa, y ansí fuera de cuatro jornadas , la cuarta acababa en América , y así se hubiera hecho en todas las cuatro partes del mundo? Y si es que la imitación es lo principal que ha de tener la comedia, ¿cómo es posible que satisfaga a ningún mediano entendimiento que, fingiendo una acción que pasa en tiempo del rey Pepino y Carlomagno, el mismo que en ella hace la persona principal le atribuyan que fue el emperador Heraclio, que entró con la Cruz en Jerusalén, y el que ganó la Casa Santa, como Godofre de Bullón, habiendo infinitos años de lo uno a lo otro; y fundándose la comedia sobre cosa fingida, atribuirle verdades de historia, y mezclarle pedazos de otras sucedidas a diferentes personas y tiempos, y esto, no con trazas verisímiles, sino con patentes errores de todo punto inexcusables? Y es lo malo que hay ignorantes que digan que esto es lo perfecto, y que lo demás es buscar gullurías . Pues, ¿qué si venimos a las comedias divinas? : ¡qué de milagros falsos fingen en ellas, qué de cosas apócrifas y mal entendidas, atribuyendo a un santo los milagros de otro! Y aun en las humanas se atreven a hacer milagros, sin más respeto ni consideración que parecerles que allí estará bien el tal milagro y apariencia, como ellos llaman , para que gente ignorante se admire y venga a la comedia; que todo esto es en perjuicio de la verdad y en menoscabo de las historias, y aun en oprobrio de los ingenios españoles; porque los estranjeros, que con mucha puntualidad guardan las leyes de la comedia, nos tienen por bárbaros e ignorantes, viendo los absurdos y disparates de las que hacemos. Y no sería bastante disculpa desto decir que el principal intento que las repúblicas bien ordenadas tienen, permitiendo que se hagan públicas comedias, es para entretener la comunidad con alguna honesta recreación, y divertirla a veces de los malos humores que suele engendrar la ociosidad; y que, pues éste se consigue con cualquier comedia, buena o mala, no hay para qué poner leyes, ni estrechar a los que las componen y representan a que las hagan como debían hacerse, pues, como he dicho, con cualquiera se consigue lo que con ellas se pretende . A lo cual respondería yo que este fin se conseguiría mucho mejor, sin comparación alguna, con las comedias buenas que con las no tales; porque, de haber oído la comedia artificiosa y bien ordenada, saldría el oyente alegre con las burlas, enseñado con las veras, admirado de los sucesos, discreto con las razones, advertido con los embustes, sagaz con los ejemplos, airado contra el vicio y enamorado de la virtud; que todos estos afectos ha de despertar la buena comedia en el ánimo del que la escuchare, por rústico y torpe que sea; y de toda imposibilidad es imposible dejar de alegrar y entretener, satisfacer y contentar, la comedia que todas estas partes tuviere mucho más que aquella que careciere dellas, como por la mayor parte carecen estas que de ordinario agora se representan . Y no tienen la culpa desto los poetas que las componen , porque algunos hay dellos que conocen muy bien en lo que yerran, y saben estremadamente lo que deben hacer; pero, como las comedias se han hecho mercadería vendible, dicen, y dicen verdad, que los representantes no se las comprarían si no fuesen de aquel jaez; y así, el poeta procura acomodarse con lo que el representante que le ha de pagar su obra le pide. Y que esto sea verdad véase por muchas e infinitas comedias que ha compuesto un felicísimo ingenio destos reinos , con tanta gala, con tanto donaire, con tan elegante verso, con tan buenas razones, con tan graves sentencias y, finalmente, tan llenas de elocución y alteza de estilo, que tiene lleno el mundo de su fama. Y, por querer acomodarse al gusto de los representantes, no han llegado todas , como han llegado algunas, al punto de la perfección que requieren. Otros las componen tan sin mirar lo que hacen, que después de representadas tienen necesidad los recitantes de huirse y ausentarse, temerosos de ser castigados, como lo han sido muchas veces , por haber representado cosas en perjuicio de algunos reyes y en deshonra de algunos linajes. Y todos estos inconvinientes cesarían, y aun otros muchos más que no digo, con que hubiese en la Corte una persona inteligente y discreta que examinase todas las comedias antes que se representasen (no sólo aquellas que se hiciesen en la Corte, sino todas las que se quisiesen representar en España), sin la cual aprobación, sello y firma, ninguna justicia en su lugar dejase representar comedia alguna; y, desta manera, los comediantes tendrían cuidado de enviar las comedias a la Corte, y con seguridad podrían representallas, y aquellos que las componen mirarían con más cuidado y estudio lo que hacían, temorosos de haber de pasar sus obras por el riguroso examen de quien lo entiende; y desta manera se harían buenas comedias y se conseguiría felicísimamente lo que en ellas se pretende: así el entretenimiento del pueblo, como la opinión de los ingenios de España, el interés y seguridad de los recitantes y el ahorro del cuidado de castigallos. Y si diese cargo a otro, o a este mismo, que examinase los libros de caballerías que de nuevo se compusiesen, sin duda podrían salir algunos con la perfección que vuestra merced ha dicho, enriqueciendo nuestra lengua del agradable y precioso tesoro de la elocuencia, dando ocasión que los libros viejos se escureciesen a la luz de los nuevos que saliesen, para honesto pasatiempo, no solamente de los ociosos, sino de los más ocupados; pues no es posible que esté continuo el arco armado , ni la condición y flaqueza humana se pueda sustentar sin alguna lícita recreación. -– Votre Grâce, seigneur chanoine, reprit alors le curé, vient de toucher un sujet qui a réveillé chez moi l′ancienne rancune que je porte aux comédies à la mode aujourd′hui, et non moins forte que celle qui m′anime contre les livres de chevalerie. Lorsque la comédie, au dire de Cicéron, doit être le miroir de la vie humaine, l′exemple des mœurs et l′image de la vérité, celles qu′on joue à présent ne sont que des miroirs d′extravagance, des exemples de sottise et des images d′impudicité. En effet, quelle plus grande extravagance peut-il y avoir dans la matière qui nous occupe que de faire paraître un enfant au maillot à la première scène du premier acte, et de le ramener, à la seconde, homme fait avec de la barbe au menton ? Quelle plus grande sottise que de nous peindre un vieillard bravache, un jeune homme poltron, un laquais rhétoricien, un page conseiller, un roi crocheteur, et une princesse laveuse de vaisselle ? Que dirai-je ensuite de l′observation du temps pendant lequel pouvaient arriver les événements que l′on représente ? N′ai-je pas vu telle comédie dont le premier acte commence en Europe, le second se continue en Asie, le troisième finit en Afrique ; et, s′il y avait quatre actes, le quatrième se terminerait en Amérique, de façon que la pièce se serait passée dans les quatre parties du monde ? Si l′imitation historique est la principale qualité de la comédie, comment la plus médiocre intelligence pourrait-elle être satisfaite lorsque, dans une action qui arrive au temps de Pépin ou de Charlemagne, on attribue au personnage principal d′avoir porté, comme l′empereur Héraclius, la croix à Jérusalem, et d′avoir conquis le saint sépulcre sur les Sarrasins, comme Godefroy de Bouillon, tandis qu′un si grand nombre d′années séparent ces personnages ? Si, au contraire, la comédie est toute de fiction, comment lui prêter certaines vérités de l′histoire, comment y mêler des événements arrivés à différentes personnes et à différentes époques, et cela, non point avec l′art d′un arrangement vraisemblable, mais avec des erreurs inexcusables de tous points ? Ce qu′il y a de pis, c′est qu′il se trouve des ignorants qui prétendent que cela seul est parfait, et que vouloir toute autre chose, c′est avoir des envies de femme grosse. Que sera-ce, bon Dieu ! si nous arrivons aux comédies divines ? Que de faux miracles, que de faits apocryphes, que d′actions d′un saint attribuées à un autre ! Même dans les comédies humaines, on ose faire des miracles, sans autre excuse, sans autre motif que de dire : en cet endroit viendrait bien un miracle, ou un coup de théâtre, comme ils disent, pour que les imbéciles s′étonnent et accourent voir la comédie. Tout cela, certes, est au préjudice de la vérité, au détriment de l′histoire, et même à la honte des écrivains espagnols ; car les étrangers, qui gardent ponctuellement les lois de la comédie, nous appellent des barbares et des ignorants en voyant les absurdités de celles que nous écrivons . Ce ne serait pas une suffisante excuse de dire que le principal objet qu′ont les gouvernements bien organisés, en permettant la représentation des comédies, c′est de divertir le public par quelque honnête récréation, et de le préserver des mauvaises humeurs qu′engendre habituellement l′oisiveté ; qu′ainsi, cet objet étant rempli par la première comédie venue, bonne ou mauvaise, il n′y a point de raison pour établir des lois, pour contraindre ceux qui les composent et les jouent à les faire comme elles devraient être faites, puisque toute comédie accomplit ce qu′on attend d′elle. À cela, je répondrais que ce but serait sans comparaison bien mieux atteint par les bonnes comédies que par celles qui ne le sont pas : car, après avoir assisté à une comédie régulière et ingénieuse, le spectateur sortirait amusé par les choses plaisantes, instruit par les choses sérieuses, étonné par les événements, réformé par le bon langage, mieux avisé par les fourberies, plus intelligent par les exemples, courroucé contre le vice et passionné pour la vertu. Tous ces sentiments, la bonne comédie doit les éveiller dans l′âme de l′auditeur, si rustique et si lourdaud qu′il soit. De même, il est impossible qu′une comédie réunissant toutes ces qualités ne plaise, ne réjouisse et ne satisfasse bien plus que celle qui en sera dépourvue, comme le sont la plupart des pièces qu′on représente aujourd′hui. La faute n′en est pas aux poëtes qui les composent, car plusieurs d′entre eux connaissent fort bien en quoi ils pèchent, et ne savent pas moins ce qu′ils devraient faire. Mais, comme les comédies sont devenues une marchandise à vendre, ils disent, et avec raison, que les acteurs ne les achèteraient pas si elles n′étaient taillées à la mode. Ainsi le poëte est contraint de se plier à ce qu′exige le comédien, qui doit lui payer son ouvrage. Veut-on une preuve de cette vérité ? qu′on voie les comédies en nombre infini qu′a composées un heureux génie de ces royaumes, avec tant de fécondité, tant d′esprit et de grâce, un vers si élégant, un dialogue si bien assaisonné de saillies plaisantes et de graves maximes, qu′il remplit le monde de sa renommée . Eh bien, parce qu′il cède aux exigences des comédiens, elles ne sont pas arrivées toutes, comme quelques-unes d′entre elles, au degré de perfection qu′elles devaient atteindre. D′autres auteurs écrivent leurs pièces tellement à l′étourdie, qu′après les avoir jouées, les comédiens sont obligés de fuir et de s′expatrier, dans la crainte d′être punis, comme cela est arrivé mainte et mainte fois, pour avoir représenté des choses irrévérencieuses pour quelques souverains, ou déshonorantes pour quelques nobles lignages. Tous ces inconvénients cesseraient, et bien d′autres encore que je passe sous silence, s′il y avait à la cour une personne éclairée, habile et discrète, chargée d′examiner toutes les comédies avant leur représentation, non-seulement celles qu′on jouerait dans la capitale, mais toutes celles qu′on aurait envie de jouer dans le reste de l′Espagne. Il faudrait que, sans l′approbation, la signature et le sceau de cet examinateur, aucune autorité locale ne laissât représenter aucune comédie dans son pays. De cette manière, les comédiens auraient soin d′envoyer leurs pièces à la cour, et pourraient ensuite les représenter en toute sûreté. Ceux qui les composent y mettraient aussi plus de soin, de travail et d′étude, dans la crainte de l′examen rigoureux et éclairé que devraient subir leurs ouvrages. Enfin, l′on ferait de bonnes comédies, et l′on atteindrait heureusement le but qu′on se propose, aussi bien le divertissement du public que la gloire des écrivains de l′Espagne et l′intérêt bien entendu des comédiens, qu′on serait dispensé de surveiller et de punir. Si, de plus, on chargeait une autre personne, ou la même, d′examiner les livres de chevalerie qui seraient composés désormais, sans doute il en paraîtrait quelques-uns qui auraient toute la perfection dont parle Votre Grâce. Ils enrichiraient notre langue d′un agréable et précieux trésor d′éloquence ; ils permettraient enfin que les livres anciens s′obscurcissent à la lumière des livres nouveaux, qui se publieraient pour l′honnête passe-temps, non-seulement des oisifs, mais encore des hommes les plus occupés : car il est impossible que l′arc soit toujours tendu, et l′humaine faiblesse a besoin de se retremper dans des récréations permises. »
A este punto de su coloquio llegaban el canónigo y el cura, cuando, adelantándose el barbero, llegó a ellos, y dijo al cura. -Le chanoine et le curé en étaient là de leur entretien, quand le barbier, prenant les devants, s′approcha d′eux, et dit au curé :
-Aquí, señor licenciado, es el lugar que yo dije que era bueno para que, sesteando nosotros, tuviesen los bueyes fresco y abundoso pasto. -« Voici, seigneur licencié, l′endroit où j′ai dit que nous serions bien pour faire la sieste, tandis que les bœufs trouveraient une fraîche et abondante pâture.
-Así me lo parece a mí -respondió el cura. -– C′est aussi ce qu′il me semble, » répondit le curé.
Y, diciéndole al canónigo lo que pensaba hacer, él también quiso quedarse con ellos, convidado del sitio de un hermoso valle que a la vista se les ofrecía. Y, así por gozar dél como de la conversación del cura, de quien ya iba aficionado, y por saber más por menudo las hazañas de don Quijote, mandó a algunos de sus criados que se fuesen a la venta, que no lejos de allí estaba, y trujesen della lo que hubiese de comer, para todos, porque él determinaba de sestear en aquel lugar aquella tarde; a lo cual uno de sus criados respondió que el acémila del repuesto, que ya debía de estar en la venta, traía recado bastante para no obligar a no tomar de la venta más que cebada. -Et, dès qu′il eut fait part de son projet au chanoine, celui-ci résolut de s′arrêter avec eux, convié par le charme d′un joli vallon qui s′offrait à leur vue. Pour jouir de ce beau paysage, ainsi que de la conversation du curé, qu′il commençait à prendre en affection, et pour savoir plus en détail les prouesses de don Quichotte, il ordonna à quelques-uns de ses domestiques d′aller à l′hôtellerie, qui n′était pas fort éloignée, et d′en rapporter ce qu′ils y trouveraient pour le dîner de toute la compagnie, parce qu′il se décidait à passer la sieste en cet endroit. L′un des domestiques répondit que le mulet aux provisions, qui devait être déjà dans l′hôtellerie, était assez bien chargé pour qu′on n′eût rien à y prendre que l′orge.
-Pues así es -dijo el canónigo-, llévense allá todas las cabalgaduras, y haced volver la acémila. -« En ce cas, reprit le chanoine, conduisez-y toutes nos montures, et faites revenir le mulet. »
En tanto que esto pasaba, viendo Sancho que podía hablar a su amo sin la continua asistencia del cura y el barbero, que tenía por sospechosos, se llegó a la jaula donde iba su amo, y le dijo. -Pendant que cet ordre s′exécutait, Sancho, voyant qu′il pouvait enfin parler à son maître sans la continuelle surveillance du curé et du barbier, qu′il tenait pour suspects, s′approcha de la cage où gisait don Quichotte, et lui dit :
-Señor, para descargo de mi conciencia, le quiero decir lo que pasa cerca de su encantamento; y es que aquestos dos que vienen aquí cubiertos los rostros son el cura de nuestro lugar y el barbero; y imagino han dado esta traza de llevalle desta manera, de pura envidia que tienen como vuestra merced se les adelanta en hacer famosos hechos. Presupuesta, pues, esta verdad, síguese que no va encantado, sino embaído y tonto. Para prueba de lo cual le quiero preguntar una cosa; y si me responde como creo que me ha de responder, tocará con la mano este engaño y verá como no va encantado, sino trastornado el juicio. -« Seigneur, pour la décharge de ma conscience, je veux vous dire ce qui se passe au sujet de votre enchantement. D′abord ces deux hommes qui vous accompagnent, avec des masques sur la figure, sont le curé et le barbier de notre village ; et j′imagine qu′ils ont ourdi la trame de vous emmener de cette façon, par pure envie, et parce qu′ils sont jaloux de ce que vous les surpassez à faire de fameux exploits. Cette vérité une fois admise, il s′ensuit que vous n′êtes pas enchanté dans cette cage, mais mystifié comme un benêt. En preuve de ce que je vous dis, je veux vous faire une question, et, si vous me répondez comme je crois que vous allez me répondre, vous toucherez du doigt cette fourberie, et vous reconnaîtrez que vous n′êtes pas enchanté, mais que vous avez l′esprit à l′envers.
-Pregunta lo que quisieres, hijo Sancho -respondió don Quijote-, que yo te satisfaré y responderé a toda tu voluntad. Y en lo que dices que aquellos que allí van y vienen con nosotros son el cura y el barbero, nuestros compatriotos y conocidos, bien podrá ser que parezca que son ellos mesmos; pero que lo sean realmente y en efeto, eso no lo creas en ninguna manera. Lo que has de creer y entender es que si ellos se les parecen, como dices, debe de ser que los que me han encantado habrán tomado esa apariencia y semejanza; porque es fácil a los encantadores tomar la figura que se les antoja, y habrán tomado las destos nuestros amigos, para darte a ti ocasión de que pienses lo que piensas, y ponerte en un laberinto de imaginaciones, que no aciertes a salir dél, aunque tuvieses la soga de Teseo . Y también lo habrán hecho para que yo vacile en mi entendimiento, y no sepa atinar de dónde me viene este daño; porque si, por una parte, tú me dices que me acompañan el barbero y el cura de nuestro pueblo, y, por otra, yo me veo enjaulado, y sé de mí que fuerzas humanas, como no fueran sobrenaturales , no fueran bastantes para enjaularme, ¿qué quieres que diga o piense sino que la manera de mi encantamento excede a cuantas yo he leído en todas las historias que tratan de caballeros andantes que han sido encantados? Ansí que, bien puedes darte paz y sosiego en esto de creer que son los que dices, porque así son ellos como yo soy turco. Y, en lo que toca a querer preguntarme algo, di, que yo te responderé, aunque me preguntes de aquí a mañana. -– Voyons, répondit don Quichotte, demande ce que tu voudras, mon fils Sancho ; je suis prêt à te donner toute satisfaction. Quant à ce que tu dis que ceux qui vont et viennent autour de nous sont le curé et le barbier, nos compatriotes et nos connaissances, il est bien possible qu′il te semble que ce soit eux-mêmes ; mais que ce soit eux réellement et en effet, ne t′avise de le croire en aucune façon. Ce que tu dois croire et comprendre, c′est que, s′ils leur ressemblent, comme tu le dis, ceux qui m′ont enchanté auront pris cette forme et cette ressemblance. En effet, il est facile aux enchanteurs de prendre la figure qui leur convient, et ils auront revêtu celle de nos amis pour te donner occasion de penser ce que tu penses, et pour te jeter dans un labyrinthe de doutes et d′incertitudes dont le fil de Thésée ne parviendrait pas à te faire sortir. Ils auront également pris cette apparence pour que j′hésite dans ma conviction, et que je ne puisse deviner d′où me vient ce grief. Car enfin, si, d′une part, on me dit que ceux qui nous accompagnent sont le barbier et le curé de notre pays ; si, d′une autre part, je me vois encagé, sachant fort bien qu′aucune force humaine, à moins d′être surnaturelle, ne serait capable de me mettre en cage, que veux-tu que je dise ou que je pense, si ce n′est que la façon de mon enchantement surpasse toutes celles que j′ai lues dans toutes les histoires qui traitent des chevaliers errants qu′on a jusqu′à présent enchantés ? Ainsi, tu peux bien te calmer et te rendre le repos en ce qui est de croire que ces gens sont ce que tu dis, car ils ne le sont pas plus que je ne suis Turc ; et quant à me demander quelque chose, parle, je te répondrai, dusses-tu me faire des questions jusqu′à demain matin.
-¡Válame Nuestra Señora! -respondió Sancho, dando una gran voz-. Y ¿es posible que sea vuestra merced tan duro de celebro, y tan falto de meollo , que no eche de ver que es pura verdad la que le digo, y que en esta su prisión y desgracia tiene más parte la malicia que el encanto? Pero, pues así es, yo le quiero probar evidentemente como no va encantado. Si no, dígame, así Dios le saque desta tormenta, y así se vea en los brazos de mi señora Dulcinea cuando menos se piense... -– Par le nom de Notre-Dame, s′écria Sancho en jetant un grand cri, est-il possible que Votre Grâce soit assez dure de cervelle, assez dépourvue de moelle sous le crâne, pour ne pas reconnaître que ce que je dis est la vérité pure, et que, dans cet emprisonnement qu′on vous fait subir, il entre plus de malice que d′enchantement ? Mais, puisqu′il en est ainsi, je veux vous prouver avec la dernière évidence que vous n′êtes pas enchanté. Dites-moi voir un peu… Puisse Dieu vous tirer de ce tourment, et puissiez-vous tomber dans les bras de madame Dulcinée quand vous y penserez le moins !…
-Acaba de conjurarme -dijo don Quijote-, y pregunta lo que quisieres; que ya te he dicho que te responderé con toda puntualidad. -– Achève tes exorcismes, s′écria don Quichotte, et demande ce qui te fera plaisir ; je t′ai déjà dit que je suis prêt à répondre avec toute ponctualité !
-Eso pido -replicó Sancho-; y lo que quiero saber es que me diga, sin añadir ni quitar cosa ninguna, sino con toda verdad, como se espera que la han de decir y la dicen todos aquellos que profesan las armas, como vuestra merced las profesa, debajo de título de caballeros andantes... -– Voilà justement ce que je veux, répondit Sancho. Or, ce que je désire savoir, c′est que vous me disiez, sans mettre ni omettre la moindre chose, mais en toute vérité, comme on doit l′attendre de la bouche de tous ceux qui font, comme Votre Grâce, profession des armes sous le titre de chevaliers errants…
-Digo que no mentiré en cosa alguna -respondió don Quijote-. Acaba ya de preguntar, que en verdad que me cansas con tantas salvas, plegarias y prevenciones, Sancho. -– Je te répète, reprit don Quichotte, que je ne mentirai en quoi que ce soit. Mais voyons, parle, demande ; car, en vérité, Sancho, tu me fatigues avec tant de préambules, d′ambages et de circonlocutions.
-Digo que yo estoy seguro de la bondad y verdad de mi amo; y así, porque hace al caso a nuestro cuento, pregunto, hablando con acatamiento, si acaso después que vuestra merced va enjaulado y, a su parecer, encantado en esta jaula, le ha venido gana y voluntad de hacer aguas mayores o menores, como suele decirse. -– Je dis, répliqua Sancho, que je suis parfaitement sûr de la franchise et de la véracité de mon maître ; et dès lors, comme cela vient fort à point pour notre histoire, j′oserai lui faire une question, parlant par respect. Depuis que Votre Grâce est encagée, ou plutôt enchantée dans cette cage, est-ce que, par hasard, il lui serait venu l′envie de faire, comme on dit, le petit ou le gros ?
-No entiendo eso de hacer aguas, Sancho; aclárate más, si quieres que te responda derechamente. -– Je n′entends rien, Sancho, répondit don Quichotte, à ces paroles de petit et de gros. Explique-toi plus clairement, si tu veux que je te réponde avec précision.
-¿Es posible que no entiende vuestra merced de hacer aguas menores o mayores? Pues en la escuela destetan a los muchachos con ello. Pues sepa que quiero decir si le ha venido gana de hacer lo que no se escusa . -– Est-il possible, reprit Sancho, que Votre Grâce n′entende pas ce que c′est que le gros et le petit ? Mais c′est avec cela qu′on sèvre les enfants à l′école. Eh bien ! sachez donc que je veux dire s′il vous est venu quelque envie de faire ce que personne ne peut faire à votre place.
-¡Ya, ya te entiendo, Sancho! Y muchas veces; y aun agora la tengo. ¡Sácame deste peligro, que no anda todo limpio! -– J′y suis, j′y suis, Sancho, s′écria don Quichotte. Oh ! oui, bien des fois, et maintenant encore. Tire-moi de ce péril, si tu ne veux que je me trouve dans de beaux draps. »






I. Capítulo XLIX. Donde se trata del discreto coloquio que Sancho Panza tuvo con su señor don Quijote

Chapitre XLIX Qui traite du gracieux entretien qu′eut Sancho Panza avec son seigneur don Quichotte

-¡Ah -dijo Sancho-; cogido le tengo! Esto es lo que yo deseaba saber, como al alma y como a la vida . comúnmente suele decirse por ahí cuando una persona está de mala voluntad : "No sé qué tiene fulano, que ni come, ni bebe, ni duerme, ni responde a propósito a lo que le preguntan, que no parece sino que está encantado"? De donde se viene a sacar que los que no comen, ni beben, ni duermen, ni hacen las obras naturales que yo digo, estos tales están encantados; pero no aquellos que tienen la gana que vuestra merced tiene y que bebe cuando se lo dan, y come cuando lo tiene, y responde a todo aquello que le preguntan. « Ah ! par ma foi, vous voilà pris, s′écria Sancho ; c′est justement là ce que je voulais savoir, aux dépens de mon âme et de ma vie. Dites donc, seigneur, pourrez-vous nier ce qu′on dit communément dans le pays, lorsque quelqu′un est de mauvaise humeur : Je ne sais ce qu′a un tel, il ne mange, ni ne boit, ni ne dort ; il répond de travers à ce qu′on lui demande ; on dirait qu′il est enchanté. D′où il faut conclure que ceux qui ne mangent, ni ne boivent, ni ne dorment, ni ne font les œuvres naturelles dont je viens de parler, ceux-là sont enchantés véritablement ; mais non pas ceux qui ont les envies qu′a Votre Grâce, qui boivent quand on leur donne à boire, qui mangent quand ils ont à manger, et qui répondent à tout ce qu′on leur demande.
Verdad dices, Sancho -respondió don Quijote-, pero ya te he dicho que hay muchas maneras de encantamentos, y podría ser que con el tiempo se hubiesen mudado de unos en otros, y que agora se use que los encantados hagan todo lo que yo hago, aunque antes no lo hacían. De manera que contra el uso de los tiempos no hay que argüir ni de qué hacer consecuencias. Yo sé y tengo para mí que voy encantado, y esto me basta para la seguridad de mi conciencia; que la formaría muy grande si yo pensase que no estaba encantado y me dejase estar en esta jaula, perezoso y cobarde, defraudando el socorro que podría dar a muchos menesterosos y necesitados que de mi ayuda y amparo deben tener a la hora de ahora precisa y estrema necesidad. – Tu dis vrai, Sancho, répondit don Quichotte ; mais je t′ai déjà dit qu′il y avait bien des façons d′enchantement : il se pourrait faire qu′avec le temps la mode eût changé, et qu′il fût maintenant d′usage que les enchantés fassent tout ce que je fais ou veux faire, bien qu′ils ne l′eussent pas fait auparavant. Or, contre la mode des temps, il n′y a pas à argumenter, ni à tirer de conséquences. Je sais et je tiens pour certain que je suis enchanté ; cela suffit pour mettre ma conscience en repos : car je me ferais, je t′assure, un grand cas de conscience, si je doutais que je fusse enchanté, de rester en cette cage, lâche et fainéant, frustrant du secours de mon bras une foule d′affligés et de malheureux qui doivent, à l′heure qu′il est, avoir le plus pressant besoin de mon aide et de ma faveur.
-Pues, con todo eso -replicó Sancho-, digo que, para mayor abundancia y satisfación, sería bien que vuestra merced probase a salir desta cárcel, que yo me obligo con todo mi poder a facilitarlo, y aun a sacarle della, y probase de nuevo a subir sobre su buen Rocinante, que también parece que va encantado, según va de malencólico y triste; y, hecho esto, probásemos otra vez la suerte de buscar más aventuras; y si no nos sucediese bien, tiempo nos queda para volvernos a la jaula, en la cual prometo, a ley de buen y leal escudero, de encerrarme juntamente con vuestra merced, si acaso fuere vuestra merced tan desdichado, o yo tan simple, que no acierte a salir con lo que digo. – Avec tout cela, répliqua Sancho, je répète que, pour plus de satisfaction et de sûreté, il serait bon que Votre Grâce essayât de sortir de cette prison. Moi, je m′oblige à vous seconder de tout mon pouvoir, et même à vous en tirer ; vous essayerez ensuite de remonter sur ce bon Rossinante, qui a l′air aussi d′être enchanté, tant il marche triste et mélancolique ; et puis nous courrons encore une fois la chance de chercher des aventures. Si elles tournent mal, nous aurons toujours le temps de nous en revenir à la cage ; alors je promets, foi de bon et loyal écuyer, de m′y enfermer avec Votre Grâce, si vous êtes, par hasard, assez malheureux, ou moi assez imbécile, pour que nous ne parvenions pas à faire ce que je dis.
-Yo soy contento de hacer lo que dices, Sancho hermano -replicó don Quijote-; y cuando tú veas coyuntura de poner en obra mi libertad, yo te obedeceré en todo y por todo; pero tú, Sancho, verás como te engañas en el conocimiento de mi desgracia. – Soit, répliqua don Quichotte, j′y consens et j′y donne les mains. Dès que tu saisiras quelque heureuse conjoncture pour mettre en œuvre ma délivrance, je t′obéirai en tout et pour tout. Mais tu verras, Sancho, combien tu te trompes dans l′appréciation de mon infortune. »
En estas pláticas se entretuvieron el caballero andante y el mal andante escudero, hasta que llegaron donde, ya apeados, los aguardaban el cura, el canónigo y el barbero. Desunció luego los bueyes de la carreta el boyero, y dejólos andar a sus anchuras por aquel verde y apacible sitio, cuya frescura convidaba a quererla gozar, no a las personas tan encantadas como don Quijote, sino a los tan advertidos y discretos como su escudero; el cual rogó al cura que permitiese que su señor saliese por un rato de la jaula, porque si no le dejaban salir, no iría tan limpia aquella prisión como requiría la decencia de un tal caballero como su amo. Entendióle el cura, y dijo que de muy buena gana haría lo que le pedía si no temiera que, en viéndose su señor en libertad, había de hacer de las suyas, y irse donde jamás gentes le viesen. Cet entretien conduisit le chevalier errant et son maugréant écuyer jusqu′à l′endroit où les attendaient, ayant déjà mis pied à terre, le curé, le chanoine et le barbier. Le bouvier détela aussitôt les bœufs de sa charrette, et les laissa prendre leurs ébats dans cette vaste prairie, dont la fraîcheur et le calme invitaient à jouir de ses attraits, non-seulement les gens aussi enchantés que don Quichotte, mais aussi fins et avisés que son écuyer. Celui-ci pria le curé de permettre que son seigneur sortît un moment de la cage, parce qu′autrement cette prison courrait grand risque de ne pas rester aussi propre que l′exigeaient la décence et la dignité d′un chevalier tel que lui. Le curé comprit la chose, et répondit à Sancho que de bon cœur il consentirait à ce qui lui était demandé, s′il ne craignait qu′en se voyant libre, son seigneur ne fît des siennes, et ne se sauvât où personne ne le reverrait.
-Yo le fío de la fuga -respondió Sancho. « Je me rends caution de sa fuite, répliqua Sancho.
-Y yo y todo -dijo el canónigo-; y más si él me da la palabra, como caballero, de no apartarse de nosotros hasta que sea nuestra voluntad. – Moi de même, ajouta le chanoine, et de tout ce qui en peut résulter, surtout s′il m′engage sa parole de chevalier qu′il ne s′éloignera point de nous sans notre permission.
-Sí doy -respondió don Quijote, que todo lo estaba escuchando-; cuanto más, que el que está encantado, como yo, no tiene libertad para hacer de su persona lo que quisiere, porque el que le encantó le puede hacer que no se mueva de un lugar en tres siglos; y si hubiere huido, le hará volver en volandas. -Y que, pues esto era así, bien podían soltalle, y más, siendo tan en provecho de todos; y del no soltalle les protestaba que no podía dejar de fatigalles el olfato, si de allí no se desviaban. – Oui, je la donne, s′écria don Quichotte, qui avait écouté tout ce dialogue. Et d′ailleurs, celui qui est enchanté comme moi n′est pas libre de faire ce qu′il veut de sa personne, car le magicien qui l′a enchanté peut vouloir qu′il ne bouge de la même place trois siècles durant ; et si l′enchanté s′enfuyait, l′enchanteur le ferait revenir à tire-d′aile. Puisqu′il en est ainsi, vous pouvez bien me lâcher ; ce sera profit pour tout le monde : car, si vous ne me lâchez pas, je vous proteste qu′à moins de vous tenir à l′écart, je ne saurais m′empêcher de vous chatouiller désagréablement l′odorat. »
Tomóle la mano el canónigo, aunque las tenía atadas, y, debajo de su buena fe y palabra, le desenjaularon, de que él se alegró infinito y en grande manera de verse fuera de la jaula. Y lo primero que hizo fue estirarse todo el cuerpo, y luego se fue donde estaba Rocinante, y, dándole dos palmadas en las ancas, dijo. Le chanoine lui fit étendre la main, bien qu′il eût les deux poignets attachés, et, sous la foi de sa parole, on lui ouvrit la porte de sa cage, ce qui lui causa le plus vif plaisir. La première chose qu′il fit dès qu′il se vit hors de la cage, fut d′étirer, l′un après l′autre, tous les membres de son corps ; puis il s′approcha de Rossinante, et, lui donnant sur la croupe deux petits coups du plat de la main, il lui dit tendrement :
-Aún espero en Dios y en su bendita Madre, flor y espejo de los caballos, que presto nos hemos de ver los dos cual deseamos; tú, con tu señor a cuestas; y yo, encima de ti, ejercitando el oficio para que Dios me echó al mundo. « J′espère toujours en Dieu et en sa sainte mère, fleur et miroir des coursiers, que bientôt nous nous reverrons comme nous désirons être, toi, portant ton seigneur, et moi, monté sur tes flancs, exerçant ensemble la profession pour laquelle Dieu m′a jeté dans le monde. »
Y, diciendo esto, don Quijote se apartó con Sancho en remota parte, de donde vino más aliviado y con más deseos de poner en obra lo que su escudero ordenase. Après avoir ainsi parlé, don Quichotte gagna, suivi de Sancho, un lieu bien à l′écart, d′où il revint fort soulagé, et plus désireux qu′auparavant de mettre en œuvre le projet de Sancho.
Mirábalo el canónigo, y admirábase de ver la estrañeza de su grande locura, y de que, en cuanto hablaba y respondía, mostraba tener bonísimo entendimiento: solamente venía a perder los estribos , como otras veces se ha dicho, en tratándole de caballería. Y así, movido de compasión, después de haberse sentado todos en la verde yerba, para esperar el repuesto del canónigo, le dijo. Le chanoine le regardait et s′émerveillait de la grande étrangeté de sa folie. Il était étonné surtout que ce pauvre gentilhomme montrât, en tout ce qu′il disait ou répondait, une intelligence parfaite, et qu′il ne perdît les étriers, comme on l′a dit mainte autre fois, que sur le chapitre de la chevalerie. Ému de compassion, il lui adressa la parole quand tout le monde se fut assis sur l′herbe verte pour attendre les provisions :
-¿Es posible, señor hidalgo, que haya podido tanto con vuestra merced la amarga y ociosa letura de los libros de caballerías, que le hayan vuelto el juicio de modo que venga a creer que va encantado, con otras cosas deste jaez, tan lejos de ser verdaderas como lo está la mesma mentira de la verdad? Y ¿cómo es posible que haya entendimiento humano que se dé a entender que ha habido en el mundo aquella infinidad de Amadises , y aquella turbamulta de tanto famoso caballero, tanto emperador de Trapisonda , tanto Felixmarte de Hircania, tanto palafrén, tanta doncella andante, tantas sierpes, tantos endriagos, tantos gigantes , tantas inauditas aventuras , tanto género de encantamentos, tantas batallas, tantos desaforados encuentros, tanta bizarría de trajes, tantas princesas enamoradas, tantos escuderos condes, tantos enanos graciosos , tanto billete, tanto requiebro, tantas mujeres valientes ; y, finalmente, tantos y tan disparatados casos como los libros de caballerías contienen? De mí sé decir que, cuando los leo, en tanto que no pongo la imaginación en pensar que son todos mentira y liviandad, me dan algún contento; pero, cuando caigo en la cuenta de lo que son, doy con el mejor dellos en la pared, y aun diera con él en el fuego si cerca o presente le tuviera, bien como a merecedores de tal pena, por ser falsos y embusteros, y fuera del trato que pide la común naturaleza, y como a inventores de nuevas sectas y de nuevo modo de vida, y como a quien da ocasión que el vulgo ignorante venga a creer y a tener por verdaderas tantas necedades como contienen. Y aun tienen tanto atrevimiento , que se atreven a turbar los ingenios de los discretos y bien nacidos hidalgos, como se echa bien de ver por lo que con vuestra merced han hecho, pues le han traído a términos que sea forzoso encerrarle en una jaula, y traerle sobre un carro de bueyes, como quien trae o lleva algún león o algún tigre, de lugar en lugar, para ganar con él dejando que le vean. ¡Ea, señor don Quijote, duélase de sí mismo, y redúzgase al gremio de la discreción, y sepa usar de la mucha que el cielo fue servido de darle, empleando el felicísimo talento de su ingenio en otra letura que redunde en aprovechamiento de su conciencia y en aumento de su honra! Y si todavía, llevado de su natural inclinación, quisiere leer libros de hazañas y de caballerías, lea en la Sacra Escritura el de los Jueces; que allí hallará verdades grandiosas y hechos tan verdaderos como valientes. Un Viriato tuvo Lusitania; un César, Roma; un Anibal, Cartago; un Alejandro, Grecia; un conde Fernán González, Castilla; un Cid, Valencia; un Gonzalo Fernández, Andalucía; un Diego García de Paredes, Estremadura; un Garci Pérez de Vargas, Jerez; un Garcilaso, Toledo; un don Manuel de León, Sevilla, cuya leción de sus valerosos hechos puede entretener, enseñar, deleitar y admirar a los más altos ingenios que los leyeren. Ésta sí será letura digna del buen entendimiento de vuestra merced, señor don Quijote mío, de la cual saldrá erudito en la historia, enamorado de la virtud, enseñado en la bondad, mejorado en las costumbres, valiente sin temeridad, osado sin cobardía, y todo esto, para honra de Dios, provecho suyo y fama de la Mancha; do, según he sabido, trae vuestra merced su principio y origen. « Est-il possible, seigneur hidalgo, lui dit-il, que cette oiseuse et lecture des livres de chevalerie ait eu sur Votre Grâce assez de puissance pour vous tourner l′esprit au point que vous veniez à croire que vous êtes enchanté, ainsi que d′autres choses du même calibre, aussi loin d′être vraies que le mensonge l′est de la vérité même ? Comment peut-il exister un entendement humain capable de se persuader qu′il y ait eu dans le monde cette multitude d′Amadis et cette tourbe infinie de fameux chevaliers ? qu′il y ait eu tant d′empereurs de Trébisonde, tant de Félix-Mars d′Hyrcanie, tant de coursiers et de palefrois, tant de damoiselles errantes, tant de serpents et de dragons, tant d′andriaques, tant de géants, tant d′aventures inouïes, tant d′espèces d′enchantements, tant de batailles, tant d′effroyables rencontres, tant de costumes et de parures, tant de princesses amoureuses, tant d′écuyers devenus comtes, tant de nains beaux parleurs, tant de billets doux, tant de galanteries, tant de femmes guerrières, et finalement tant de choses extravagantes comme en contiennent les livres de chevalerie ? Pour moi, je peux dire que, quand je les lis, tant que mon imagination ne s′arrête pas à la pensée que tout cela n′est que mensonge et dérèglement d′esprit, ils me donnent, je l′avoue, quelque plaisir ; mais, dès que je réfléchis à ce qu′ils sont, j′envoie le meilleur d′entre eux contre la muraille, et je le jetterais au feu si j′avais là des tisons. Oui, car ils méritent tous cette peine, pour être faux et menteurs, et hors des lois de la commune nature ; ils la méritent comme fauteurs de nouvelles sectes, et inventeurs de nouvelles façons de vivre, comme donnant occasion au vulgaire ignorant de croire et de tenir pour vraies toutes les rêveries qu′ils renferment. Ils ont même assez d′audace pour oser troubler les esprits d′hidalgos bien nés et bien élevés, comme on le voit par ce qu′ils ont fait sur Votre Grâce, puisqu′ils vous ont conduit à ce point qu′il a fallu vous enfermer dans une cage et vous mener sur une charrette à bœufs, comme on mène de village en village un lion ou un tigre, pour gagner de quoi vivre en le faisant voir. Allons, seigneur don Quichotte, prenez pitié de vous-même, et revenez au giron du bon sens. Faites usage de celui que le ciel a bien voulu vous départir, en employant l′heureuse étendue de votre esprit à d′autres lectures qui tournent au profit de votre conscience et de votre bonne renommée. Si toutefois, poussé par votre inclination naturelle, vous persistez à lire des histoires d′exploits chevaleresques, lisez, dans la sainte Écriture, le livre des Juges : vous y trouverez de pompeuses vérités, et des hauts faits non moins certains qu′éclatants. La Lusitanie eut un Viriatès, Rome un César, Carthage un Annibal, la Grèce un Alexandre, la Castille un comte Fernan-Gonzalez, Valence un Cid, l′Andalousie un Gonzalve de Cordoue, l′Estrémadure un Diego Garcia de Parédès, Xerès un Garci-Perez de Vargas, Tolède un Garcilaso , Séville un don Manuel Ponce de Léon ; le récit de leurs vaillants exploits suffit pour amuser, pour instruire, pour ravir et pour étonner les plus hauts génies qui en fassent la lecture. Voilà celle qui est digne de votre intelligence, mon bon seigneur don Quichotte ; elle vous laissera, quand vous l′aurez faite, érudit dans l′histoire, amoureux de la vertu, instruit aux bonnes choses, fortifié dans les bonnes mœurs, vaillant sans témérité, prudent sans faiblesse ; et tout cela pour la gloire de Dieu, pour votre propre intérêt et pour l′honneur de la Manche, d′où je sais que Votre Grâce tire son origine. »
Atentísimamente estuvo don Quijote escuchando las razones del canónigo; y, cuando vio que ya había puesto fin a ellas, después de haberle estado un buen espacio mirando, le dijo. Don Quichotte avait écouté avec la plus scrupuleuse attention les propos du chanoine. Quand il s′aperçut que celui-ci cessait de parler, après l′avoir d′abord regardé fixement et en silence, il lui répondit :
-Paréceme, señor hidalgo , que la plática de vuestra merced se ha encaminado a querer darme a entender que no ha habido caballeros andantes en el mundo, y que todos los libros de caballerías son falsos, mentirosos, dañadores e inútiles para la república; y que yo he hecho mal en leerlos, y peor en creerlos, y más mal en imitarlos, habiéndome puesto a seguir la durísima profesión de la caballería andante, que ellos enseñan, negándome que no ha habido en el mundo Amadises, ni de Gaula ni de Grecia, ni todos los otros caballeros de que las escrituras están llenas . « Si je ne me trompe, seigneur hidalgo, le discours que vient de m′adresser Votre Grâce avait pour objet de vouloir me faire entendre qu′il n′y a jamais eu de chevaliers errants dans le monde ; que tous les livres de chevalerie sont faux, menteurs, inutiles et nuisibles à la république ; qu′enfin j′ai mal fait de les lire, plus mal de les croire, et plus mal encore de les imiter, en me décidant à suivre la dure profession de chevalier errant qu′ils enseignent, parce que vous niez qu′il ait jamais existé des Amadis de Gaule et de Grèce, ni cette multitude d′autres chevaliers dont les livres sont pleins.
-Todo es al pie de la letra como vuestra merced lo va relatando -dijo a está sazón el canónigo. – Tout est au pied de la lettre, comme Votre Grâce l′énumère, » reprit en ce moment le chanoine.
A lo cual respondió don Quijote. Don Quichotte continua :
-Añadió también vuestra merced, diciendo que me habían hecho mucho daño tales libros, pues me habían vuelto el juicio y puéstome en una jaula, y que me sería mejor hacer la enmienda y mudar de letura, leyendo otros más verdaderos y que mejor deleitan y enseñan. « Votre Grâce a, de plus, ajouté que ces livres m′avaient fait un grand tort, puisque, après m′avoir dérangé l′esprit, ils ont fini par me mettre en cage ; et que je ferais beaucoup mieux de m′amender, de changer de lecture, et d′en lire d′autres plus véridiques, plus faits pour amuser et pour instruire.
-Así es -dijo el canónigo. – C′est cela même, répondit le chanoine.
-Pues yo -replicó don Quijote- hallo por mi cuenta que el sin juicio y el encantado es vuestra merced, pues se ha puesto a decir tantas blasfemias contra una cosa tan recebida en el mundo, y tenida por tan verdadera, que el que la negase, como vuestra merced la niega, merecía la mesma pena que vuestra merced dice que da a los libros cuando los lee y le enfadan. Porque querer dar a entender a nadie que Amadís no fue en el mundo, ni todos los otros caballeros aventureros de que están colmadas las historias, será querer persuadir que el sol no alumbra, ni el yelo enfría, ni la tierra sustenta; porque, ¿qué ingenio puede haber en el mundo que pueda persuadir a otro que no fue verdad lo de la infanta Floripes y Guy de Borgoña, y lo de Fierabrás con la puente de Mantible , que sucedió en el tiempo de Carlomagno; que voto a tal que es tanta verdad como es ahora de día? Y si es mentira, también lo debe de ser que no hubo Héctor, ni Aquiles , ni la guerra de Troya, ni los Doce Pares de Francia, ni el rey Artús de Ingalaterra, que anda hasta ahora convertido en cuervo y le esperan en su reino por momentos . Y también se atreverán a decir que es mentirosa la historia de Guarino Mezquino, y la de la demanda del Santo Grial, y que son apócrifos los amores de don Tristán y la reina Iseo, como los de Ginebra y Lanzarote, habiendo personas que casi se acuerdan de haber visto a la dueña Quintañona, que fue la mejor escanciadora de vino que tuvo la Gran Bretaña. Y es esto tan ansí, que me acuerdo yo que me decía una mi agüela de partes de mi padre, cuando veía alguna dueña con tocas reverendas: ′′Aquélla, nieto, se parece a la dueña Quintañona′′; de donde arguyo yo que la debió de conocer ella o, por lo menos, debió de alcanzar a ver algún retrato suyo. Pues, ¿quién podrá negar no ser verdadera la historia de Pierres y la linda Magalona, pues aun hasta hoy día se vee en la armería de los reyes la clavija con que volvía al caballo de madera, sobre quien iba el valiente Pierres por los aires, que es un poco mayor que un timón de carreta? Y junto a la clavija está la silla de Babieca, y en Roncesvalles está el cuerno de Roldán, tamaño como una grande viga: de donde se infiere que hubo Doce Pares, que hubo Pierres, que hubo Cides, y otros caballeros semejantes, déstos que dicen las gentes que a sus aventuras van. – Eh bien ! moi, répliqua don Quichotte, je trouve, à mon compte, que l′insensé et l′enchanté c′est vous-même, puisque vous n′avez pas craint de proférer tant de blasphèmes contre une chose tellement reçue dans le monde, tellement admise pour véritable, que celui qui la nie, comme le fait Votre Grâce, mériterait la même peine que vous infligez aux livres dont la lecture vous ennuie et vous fâche. En effet, vouloir faire accroire à personne qu′Amadis n′a pas été de ce monde, pas plus que tous les autres chevaliers d′aventure dont les histoires sont remplies toutes combles, c′est vouloir persuader que le soleil n′éclaire pas, que la gelée ne refroidit pas, que la terre ne nous porte pas. Quel esprit peut-il y avoir en ce monde capable de persuader à un autre que l′histoire de l′infante Floripe avec Guy de Bourgogne n′est pas vraie, non plus que l′aventure de Fiérabras au pont de Mantible, qui arriva du temps de Charlemagne ? Je jure Dieu que c′est aussi bien la vérité qu′il est maintenant jour. Si c′est un mensonge, alors il doit être de même d′Hector et d′Achille, et de la guerre de Troie, et des douze pairs de France, et du roi Arthus d′Angleterre, qui est encore à présent transformé en corbeau, et que ses sujets attendent d′heure en heure. Osera-t-on dire aussi que l′histoire de Guarino Mezquino est mensongère, ainsi que celle de la conquête du Saint-Grial ; que les amours de Tristan et de la reine Iseult sont apocryphes, aussi bien que ceux de la reine Geneviève et de Lancelot, tandis qu′il y a des gens qui se rappellent presque d′avoir vu la duègne Quintagnone, laquelle fut le meilleur échanson de vin qu′eut la grande-Bretagne. Cela est si vrai que je me souviens qu′une de mes grand′mères, celle du côté de mon père, me disait, quand elle rencontrait quelque duègne avec de respectables coiffes : « Celle-ci, mon enfant, ressemble à la duègne Quintagnone ; » d′où je conclus qu′elle dut la connaître elle-même, ou du moins en avoir vu quelque portrait. Qui pourra nier que l′histoire de Pierre et de la jolie Magalone ne soit parfaitement exacte, puisqu′on voit encore aujourd′hui, dans la galerie d′armes de nos rois, la cheville qui faisait tourner et mouvoir le cheval de bois sur lequel le vaillant Pierre de Provence traversait les airs, cheville qui est un peu plus grosse qu′un timon de charrette à bœufs ? À côté d′elle est la selle de Babiéca, la jument du Cid, et, dans la gorge de Roncevaux, on voit encore la trompe de Roland, aussi longue qu′une grande poutre . D′où l′on doit inférer qu′il y eut douze pairs de France, qu′il y eut un Pierre, qu′il y eut un Cid, et d′autres chevaliers de la même espèce, de ceux dont les gens disent qu′ils vont à leurs aventures.
Si no, díganme también que no es verdad que fue caballero andante el valiente lusitano Juan de Merlo, que fue a Borgoña y se combatió en la ciudad de Ras con el famoso señor de Charní, llamado mosén Pierres, y después, en la ciudad de Basilea, con mosén Enrique de Remestán, saliendo de entrambas empresas vencedor y lleno de honrosa fama; y las aventuras y desafíos que también acabaron en Borgoña los valientes españoles Pedro Barba y Gutierre Quijada (de cuya alcurnia yo deciendo por línea recta de varón), venciendo a los hijos del conde de San Polo. Niéguenme, asimesmo, que no fue a buscar las aventuras a Alemania don Fernando de Guevara, donde se combatió con micer Jorge, caballero de la casa del duque de Austria; digan que fueron burla las justas de Suero de Quiñones, del Paso; las empresas de mosén Luis de Falces contra don Gonzalo de Guzmán, caballero castellano, con otras muchas hazañas hechas por caballeros cristianos, déstos y de los reinos estranjeros, tan auténticas y verdaderas, que torno a decir que el que las negase carecería de toda razón y buen discurso. Sinon il faut nier aussi que le vaillant Portugais Juan de Merlo ait été chevalier errant, qu′il soit allé en Bourgogne, qu′il ait combattu dans la ville de Ras contre le fameux seigneur de Charny, appelé Moïse-Pierre ; puis, dans la ville de Bâle, contre Moïse-Henri de Remestan, et qu′il soit sorti deux fois de la lice vainqueur et couvert de gloire. Il faut nier encore les aventures et les combats que livrèrent également en Bourgogne les braves Espagnols Pedro Barba et Gutierre Quixada (duquel je descends en ligne droite de mâle en mâle), qui vainquirent les fils du comte de Saint-Pol. Que l′on nie donc aussi que don Fernando de Guevara soit allé chercher des aventures en Allemagne, où il combattit messire Georges, chevalier de la maison du duc d′Autriche ; qu′on dise enfin que ce sont des contes pour rire, les joutes de Suéro de Quiñones, celui du pas de l′Orbigo, les défis de Mosen-Luis de Falcès à don Gonzalo de Guzman, chevalier castillan, et tant d′autres exploits faits par des chevaliers chrétiens de ces royaumes et des pays étrangers, si authentiques, si véritables, que celui qui les nie, je le répète, est dépourvu de toute intelligence et de toute raison. »
Admirado quedó el canónigo de oír la mezcla que don Quijote hacía de verdades y mentiras, y de ver la noticia que tenía de todas aquellas cosas tocantes y concernientes a los hechos de su andante caballería; y así, le respondió: Le chanoine fut étrangement surpris d′entendre le singulier mélange de vérités et de mensonges que faisait don Quichotte, et de voir quelle connaissance complète il avait de toutes les choses relatives à sa chevalerie errante. Il lui répondit donc :
-No puedo yo negar, señor don Quijote, que no sea verdad algo de lo que vuestra merced ha dicho, especialmente en lo que toca a los caballeros andantes españoles; y, asimesmo, quiero conceder que hubo Doce Pares de Francia, pero no quiero creer que hicieron todas aquellas cosas que el arzobispo Turpín dellos escribe; porque la verdad dello es que fueron caballeros escogidos por los reyes de Francia, a quien llamaron pares por ser todos iguales en valor, en calidad y en valentía; a lo menos, si no lo eran, era razón que lo fuesen y era como una religión de las que ahora se usan de Santiago o de Calatrava, que se presupone que los que la profesan han de ser, o deben ser, caballeros valerosos, valientes y bien nacidos; y, como ahora dicen caballero de San Juan, o de Alcántara, decían en aquel tiempo caballero de los Doce Pares, porque no fueron doce iguales los que para esta religión militar se escogieron. En lo de que hubo Cid no hay duda, ni menos Bernardo del Carpio, pero de que hicieron las hazañas que dicen, creo que la hay muy grande. En lo otro de la clavija que vuestra merced dice del conde Pierres, y que está junto a la silla de Babieca en la armería de los reyes, confieso mi pecado; que soy tan ignorante, o tan corto de vista, que, aunque he visto la silla, no he echado de ver la clavija, y más siendo tan grande como vuestra merced ha dicho. « Je ne puis nier, seigneur don Quichotte, qu′il n′y ait quelque chose de vrai dans ce qu′a dit Votre Grâce, principalement en ce qui touche les chevaliers errants espagnols. Je veux bien concéder encore qu′il y eut douze pairs de France ; mais je me garderai bien de croire qu′ils firent tout ce que raconte d′eux l′archevêque Turpin . Ce qu′il y a de vrai, c′est que ce furent des chevaliers choisis par les rois de France, qu′on appela pairs, parce qu′ils étaient tous égaux en valeur et en qualité ; du moins, s′ils ne l′étaient pas, il était à désirer qu′ils le fussent. C′était un ordre militaire, à la façon de ceux qui existent à présent, comme les ordres de Saint-Jacques et de Calatrava, où l′on suppose que ceux qui font profession sont tous des chevaliers braves et bien nés ; et, comme on dit à cette heure chevalier de Saint-Jean ou d′Alcantara, on disait alors chevalier des Douze Pairs, parce qu′on en choisissait douze, égaux en mérite, pour cet ordre militaire. Qu′il y ait eu un Cid et un Bernard del Carpio, nul doute ; mais qu′ils aient fait toutes les prouesses qu′on leur prête, c′est autre chose. Quant à la cheville du comte Pierre, dont Votre Grâce a parlé, et qui est auprès de la selle de Babiéca, dans la galerie royale, je confesse mon péché : je suis si gauche, ou j′ai la vue si courte, que, bien que j′aie vu distinctement la selle, je n′ai pu apercevoir la cheville, quoiqu′elle soit aussi grosse que l′a dit Votre Grâce.
-Pues allí está, sin duda alguna -replicó don Quijote-; y, por más señas, dicen que está metida en una funda de vaqueta, porque no se tome de moho. – Elle y est pourtant, sans aucun doute, répliqua don Quichotte ; à telles enseignes qu′on la tient enfermée dans un fourreau de cuir pour qu′elle ne prenne pas le moisi.
-Todo puede ser -respondió el canónigo-; pero, por las órdenes que recebí, que no me acuerdo haberla visto. Mas, puesto que conceda que está allí, no por eso me obligo a creer las historias de tantos Amadises, ni las de tanta turbamulta de caballeros como por ahí nos cuentan; ni es razón que un hombre como vuestra merced, tan honrado y de tan buenas partes, y dotado de tan buen entendimiento, se dé a entender que son verdaderas tantas y tan estrañas locuras como las que están escritas en los disparatados libros de caballerías. – C′est bien possible, reprit le chanoine ; mais, par les ordres sacrés que j′ai reçus, je ne me rappelle pas l′avoir vue. Et, quand je concéderais qu′elle est en cet endroit, serais-je obligé de croire aux histoires de tous ces Amadis, et de cette multitude de chevaliers sur lesquels on nous fait tant de contes ? et serait-ce une raison pour qu′un homme comme Votre Grâce, si plein d′honneur et de qualités, et doué d′un si bon entendement, s′avisât de prendre pour autant de vérités tant de folies étranges qui sont écrites dans ces extravagants livres de chevalerie ? »






I. Capítulo L. De las discretas altercaciones que don Quijote y el Canónigo tuvieron, con otros sucesos

Chapitre L De la spirituelle altercation qu′eurent don Quichotte et le chanoine, ainsi que d′autres événements

-¡Bueno está eso! -respondió don Quijote-. Los libros que están impresos con licencia de los reyes y con aprobación de aquellos a quien se remitieron, y que con gusto general son leídos y celebrados de los grandes y de los chicos, de los pobres y de los ricos, de los letrados e ignorantes, de los plebeyos y caballeros, finalmente, de todo género de personas, de cualquier estado y condición que sean, ¿habían de ser mentira?; y más llevando tanta apariencia de verdad, pues nos cuentan el padre, la madre, la patria, los parientes, la edad, el lugar y las hazañas, punto por punto y día por día, que el tal caballero hizo, o caballeros hicieron. Calle vuestra merced, no diga tal blasfemia (y créame que le aconsejo en esto lo que debe de hacer como discreto), sino léalos, y verá el gusto que recibe de su leyenda. Si no, dígame: ¿hay mayor contento que ver, como si dijésemos: aquí ahora se muestra delante de nosotros un gran lago de pez hirviendo a borbollones, y que andan nadando y cruzando por él muchas serpientes, culebras y lagartos, y otros muchos géneros de animales feroces y espantables, y que del medio del lago sale una voz tristísima que dice: ′′Tú, caballero, quienquiera que seas, que el temeroso lago estás mirando, si quieres alcanzar el bien que debajo destas negras aguas se encubre, muestra el valor de tu fuerte pecho y arrójate en mitad de su negro y encendido licor; porque si así no lo haces, no serás digno de ver las altas maravillas que en sí encierran y contienen los siete castillos de las siete fadas que debajo desta negregura yacen?′′ ¿Y que, apenas el caballero no ha acabado de oír la voz temerosa , cuando, sin entrar más en cuentas consigo, sin ponerse a considerar el peligro a que se pone, y aun sin despojarse de la pesadumbre de sus fuertes armas, encomendándose a Dios y a su señora, se arroja en mitad del bullente lago , y, cuando no se cata ni sabe dónde ha de parar, se halla entre unos floridos campos , con quien los Elíseos no tienen que ver en ninguna cosa? Allí le parece que el cielo es más transparente, y que el sol luce con claridad más nueva ; ofrécesele a los ojos una apacible floresta de tan verdes y frondosos árboles compuesta, que alegra a la vista su verdura, y entretiene los oídos el dulce y no aprendido canto de los pequeños, infinitos y pintados pajarillos que por los intricados ramos van cruzando. Aquí descubre un arroyuelo, cuyas frescas aguas, que líquidos cristales parecen, corren sobre menudas arenas y blancas pedrezuelas, que oro cernido y puras perlas semejan; acullá vee una artificiosa fuente de jaspe variado y de liso mármol compuesta; acá vee otra a lo brutesco adornada, adonde las menudas conchas de las almejas, con las torcidas casas blancas y amarillas del caracol, puestas con orden desordenada, mezclados entre ellas pedazos de cristal luciente y de contrahechas esmeraldas, hacen una variada labor, de manera que el arte, imitando a la naturaleza, parece que allí la vence. Acullá de improviso se le descubre un fuerte castillo o vistoso alcázar, cuyas murallas son de macizo oro, las almenas de diamantes, las puertas de jacintos; finalmente, él es de tan admirable compostura que, con ser la materia de que está formado no menos que de diamantes, de carbuncos , de rubíes, de perlas, de oro y de esmeraldas, es de más estimación su hechura. Y ¿hay más que ver, después de haber visto esto, que ver salir por la puerta del castillo un buen número de doncellas , cuyos galanos y vistosos trajes, si yo me pusiese ahora a decirlos como las historias nos los cuentan, sería nunca acabar; y tomar luego la que parecía principal de todas por la mano al atrevido caballero que se arrojó en el ferviente lago, y llevarle, sin hablarle palabra, dentro del rico alcázar o castillo, y hacerle desnudar como su madre le parió, y bañarle con templadas aguas, y luego untarle todo con olorosos ungüentos, y vestirle una camisa de cendal delgadísimo, toda olorosa y perfumada, y acudir otra doncella y echarle un mantón sobre los hombros, que, por lo menos menos, dicen que suele valer una ciudad , y aun más? ¿Qué es ver, pues, cuando nos cuentan que, tras todo esto, le llevan a otra sala, donde halla puestas las mesas, con tanto concierto, que queda suspenso y admirado?; ¿qué, el verle echar agua a manos, toda de ámbar y de olorosas flores distilada?; ¿qué, el hacerle sentar sobre una silla de marfil? ; ¿qué, verle servir todas las doncellas , guardando un maravilloso silencio?; ¿qué, el traerle tanta diferencia de manjares, tan sabrosamente guisados, que no sabe el apetito a cuál deba de alargar la mano? ¿Cuál será oír la música que en tanto que come suena, sin saberse quién la canta ni adónde suena? ¿Y, después de la comida acabada y las mesas alzadas, quedarse el caballero recostado sobre la silla, y quizá mondándose los dientes, como es costumbre, entrar a deshora por la puerta de la sala otra mucho más hermosa doncella que ninguna de las primeras, y sentarse al lado del caballero, y comenzar a darle cuenta de qué castillo es aquél , y de cómo ella está encantada en él, con otras cosas que suspenden al caballero y admiran a los leyentes que van leyendo su historia? No quiero alargarme más en esto, pues dello se puede colegir que cualquiera parte que se lea, de cualquiera historia de caballero andante, ha de causar gusto y maravilla a cualquiera que la leyere. Y vuestra merced créame, y, como otra vez le he dicho, lea estos libros, y verá cómo le destierran la melancolía que tuviere, y le mejoran la condición, si acaso la tiene mala. De mí sé decir que, después que soy caballero andante, soy valiente, comedido, liberal, bien criado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufridor de trabajos, de prisiones, de encantos; y, aunque ha tan poco que me vi encerrado en una jaula, como loco, pienso, por el valor de mi brazo, favoreciéndome el cielo y no me siendo contraria la fortuna, en pocos días verme rey de algún reino, adonde pueda mostrar el agradecimiento y liberalidad que mi pecho encierra. Que, mía fe, señor, el pobre está inhabilitado de poder mostrar la virtud de liberalidad con ninguno, aunque en sumo grado la posea; y el agradecimiento que sólo consiste en el deseo es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras . Por esto querría que la fortuna me ofreciese presto alguna ocasión donde me hiciese emperador, por mostrar mi pecho haciendo bien a mis amigos, especialmente a este pobre de Sancho Panza, mi escudero, que es el mejor hombre del mundo, y querría darle un condado que le tengo muchos días ha prometido, sino que temo que no ha de tener habilidad para gobernar su estado. « Voilà, parbleu, qui est bon ! répondit don Quichotte. Comment ! les livres qui sont imprimés avec la licence des rois et l′approbation des examinateurs ; ces livres, qui, à la satisfaction générale, sont lus et vantés des grands et des petits, des riches et des pauvres, des lettrés et des ignorants, des vilains et des gentilshommes, enfin de toute espèce de gens, de quelque état et condition que ce soit ; ces livres, dis-je, seraient pur mensonge, tandis qu′ils ont si bien le cachet de la vérité, qu′on y désigne le père, la mère, le pays, les parents, l′âge, le lieu et les exploits, point pour point et jour par jour, que firent tels ou tels chevaliers ? Allons donc, taisez-vous, seigneur ; ne dites pas un si grand blasphème, et croyez-moi, car je vous donne à cet égard le meilleur conseil que puisse suivre un homme d′esprit. Sinon, lisez-les, et vous verrez quel plaisir vous en donnera la lecture. Dites-moi donc un peu : y a-t-il un plus grand ravissement que de voir, comme qui dirait là, devant nous, un grand lac de poix-résine bouillant à gros bouillons, dans lequel nagent et s′agitent une infinité de serpents, de couleuvres, de lézards, et mille autres espèces d′animaux féroces et épouvantables ? Tout à coup, du fond de ce lac, sort une lamentable voix qui dit : « Toi, chevalier, qui que tu sois, qui es à regarder ce lac effroyable, si tu veux obtenir le trésor qu′il cache sous ses noires eaux, montre la valeur de ton cœur invincible, jette-toi au milieu de ce liquide enflammé. Si tu ne le fais pas, tu ne seras pas digne de voir les hautes et prodigieuses merveilles que renferment les sept châteaux des sept fées qui gisent sous cette noire épaisseur. » Le chevalier n′a pas encore achevé d′entendre la voix redoutable, que déjà, sans entrer en calcul avec lui-même, sans considérer le péril qu′il affronte, sans même se dépouiller de ses armes pesantes, mais en se recommandant à Dieu et à sa dame, il se précipite tête baissée au milieu du lac bouillonnant ; et, quand il se doute le moins de ce qu′il va devenir, le voilà qui se trouve au milieu d′une campagne fleurie, à laquelle les Champs-Élysées n′ont rien de comparable. Là, il lui semble que l′air est plus transparent, que le soleil brille d′une clarté nouvelle . Un bois paisible s′offre à sa vue ; il est planté d′arbres si verts et si touffus que leur feuillage réjouit les yeux, tandis que l′oreille est doucement frappée des chants suaves et naturels d′une infinité de petits oiselets aux nuances brillantes, qui voltigent gaiement sous les rameaux entrelacés. Ici se découvre un ruisseau, dont les eaux fraîches, semblables à un liquide cristal, courent sur une fine arène et de blancs cailloux, qui paraissent un lit d′or criblé de perles orientales. Là il aperçoit une élégante fontaine artiste ment formée de jaspe aux mille couleurs et de marbre poli ; plus loin il en voit une autre, élevée à la façon rustique, où les fins coquillages de la moule et les tortueuses maisons blanches et jaunes de l′escargot, ordonnés sans ordre et mêlés de brillants morceaux de cristal, forment un ouvrage varié, où l′art, imitant la nature, semble la vaincre cette fois. De ce côté paraît tout à coup un formidable château fort ou un élégant palais, dont les murailles sont d′or massif, les créneaux de diamants, les portes de hyacinthes, et finalement dont l′architecture est si admirable que, bien qu′il ne soit formé que d′or, de diamants, d′escarboucles, de rubis, de perles et d′émeraudes, la façon, toutefois, est plus précieuse que la matière. Et que peut-on désirer de plus, quand on a vu cela, que de voir sortir par la porte du château un grand nombre de damoiselles, dont les riches et galantes parures sont telles, que, si je me mettais à les décrire, comme font les histoires, je n′aurais jamais fini ? Aussitôt, celle qui paraît la principale de la troupe, vient prendre par la main l′audacieux chevalier qui s′est jeté dans les flots bouillants du lac, et le conduit, sans dire un mot, dans l′intérieur de la forteresse ou du palais. Après l′avoir déshabillé, nu comme sa mère l′a mis au monde, elle le baigne dans des eaux tièdes, le frotte d′onguents de senteur, et le revêt d′une chemise de fine percale, toute parfumée d′odeurs exquises ; puis une autre damoiselle survient, qui lui jette sur les épaules une tunique qui vaut au moins, à ce qu′on dit, une ville tout entière, et même davantage. Quoi de plus charmant, quand on nous conte ensuite qu′après cela ces dames le mènent dans une autre salle, où il trouve la table mise avec tant de magnificence qu′il en reste tout ébahi ! quand on lui verse sur les mains une eau toute distillée d′ambre et de fleurs odorantes ! quand on lui offre un fauteuil d′ivoire ! quand toutes les damoiselles le servent en gardant un merveilleux silence ! quand on lui apporte tant de mets variés et succulents que l′appétit ne sait où choisir et tendre la main ! quand on entend la musique, qui joue tant qu′il mange, sans qu′on sache ni qui la fait ni d′où elle vient ! et quand enfin, lorsque le repas est fini et le couvert enlevé, lorsque le chevalier, nonchalamment penché sur le dos de son fauteuil, est peut-être à se curer les dents, selon l′usage, voilà que tout à coup la porte s′ouvre et laisse entrer une autre damoiselle plus belle que toutes les autres, qui vient s′asseoir auprès du chevalier, et commence à lui raconter quel est ce château, et comment elle y est enchantée ; avec une foule d′autres choses qui étonnent le chevalier, et ravissent les lecteurs qui sont à lire son histoire ! Je ne veux pas m′étendre davantage sur ce sujet ; mais de ce que j′ai dit on peut inférer que, quelque page qu′on ouvre de quelque histoire de chevalier errant que ce soit, elle causera sûrement plaisir et surprise à quiconque la lira. Que Votre Grâce m′en croie : lisez ces livres, ainsi que je vous l′ai dit, et vous verrez comme ils chasseront la mélancolie dont vous pourriez être atteint, et comme ils guériront votre mauvaise humeur, si par hasard vous l′avez mauvaise. Quant à moi, je peux dire que, depuis que je suis chevalier errant, je me trouve valeureux, libéral, poli, bien élevé, généreux, affable, intrépide, doux, patient, souffrant avec résignation les fatigues, les douleurs, les prisons, les enchantements ; et, quoiqu′il y ait si peu de temps que je me suis vu enfermé dans une cage comme un fou, je pense bien que, par la valeur de mon bras, si le ciel me favorise et que la fortune ne me soit pas contraire, je me verrai sous peu de jours roi de quelque royaume, où je pourrai montrer la gratitude et la libéralité dont mon cœur est pourvu. Car, par ma foi, seigneur, le pauvre est hors d′état de faire voir sa vertu de libéralité, en quelque degré qu′il la possède ; et la reconnaissance qui ne consiste que dans le désir est chose morte, comme la foi sans les œuvres. Voilà pourquoi je voudrais que la fortune m′offrît bientôt quelque occasion de devenir empereur, pour que mon cœur se montrât tel qu′il est par le bien que je ferais à mes amis, surtout à ce pauvre Sancho Panza, mon écuyer, qui est le meilleur homme du monde ; oui, je voudrais lui donner un comté, que je lui ai promis il y a plusieurs jours ; mais je crains seulement qu′il n′ait pas toute l′habileté nécessaire pour bien gouverner ses États. »
Casi estas últimas palabras oyó Sancho a su amo, a quien dijo: Sancho entendit ces dernières paroles de son maître, et lui répondit sur-le-champ :
-Trabaje vuestra merced, señor don Quijote, en darme ese condado, tan prometido de vuestra merced como de mí esperado, que yo le prometo que no me falte a mí habilidad para gobernarle; y, cuando me faltare, yo he oído decir que hay hombres en el mundo que toman en arrendamiento los estados de los señores, y les dan un tanto cada año, y ellos se tienen cuidado del gobierno, y el señor se está a pierna tendida, gozando de la renta que le dan, sin curarse de otra cosa. « Travaillez, seigneur don Quichotte, à me donner ce comté, autant promis par Votre Grâce qu′attendu par moi, et je vous promets que l′habileté ne me manquera pas pour le gouverner. Si elle me manque, j′ai ouï dire qu′il y a des gens qui prennent en fermage les seigneuries des seigneurs ; ils leur donnent tant par an de revenu, et se chargent des soins du gouvernement ; et le seigneur reste les bras croisés, touchant et dépensant la rente qu′on lui paye, sans prendre souci d′autre chose.
y así haré yo, y no repararé en tanto más cuanto, sino que luego me desistiré de todo, y me gozaré mi renta como un duque , y allá se lo hayan. C′est justement ce que je ferai : au lieu de me rompre la cervelle, je me désisterai de l′emploi, et je jouirai de mes rentes comme un duc, sans me soucier du qu′en dira-t-on.
-Eso, hermano Sancho -dijo el canónigo-, entiéndese en cuanto al gozar la renta; empero, al administrar justicia, ha de atender el señor del estado, y aquí entra la habilidad y buen juicio, y principalmente la buena intención de acertar; que si ésta falta en los principios, siempre irán errados los medios y los fines; y así suele Dios ayudar al buen deseo del simple como desfavorecer al malo del discreto. – Ceci, mon frère Sancho, dit le chanoine, s′entend fort bien quant à la jouissance du revenu, mais non quant à l′administration de la justice, qui n′appartient qu′au seigneur de la seigneurie. C′est là que sont nécessaires l′habileté et le droit jugement, et surtout la bonne intention de rencontrer juste ; car, si celle-là manque dans le principe, les moyens et la fin iront tout de travers. Aussi Dieu a-t-il coutume de donner son aide au bon désir de l′homme simple, et de le retirer au méchant désir de l′homme habile.
-No sé esas filosofías -respondió Sancho Panza-; mas sólo sé que tan presto tuviese yo el condado como sabría regirle; que tanta alma tengo yo como otro, y tanto cuerpo como el que más, y tan rey sería yo de mi estado como cada uno del suyo; y, siéndolo, haría lo que quisiese; y, haciendo lo que quisiese, haría mi gusto; y, haciendo mi gusto, estaría contento; y, en estando uno contento, no tiene más que desear; y, no teniendo más que desear, acabóse; y el estado venga, y a Dios y veámonos, como dijo un ciego a otro. – Je n′entends rien à toutes ces philosophies, reprit Sancho ; mais ce que je sais, c′est que je voudrais avoir le comté aussitôt que je serais capable de le gouverner ; car enfin j′ai autant d′âme qu′un autre, et autant de corps que celui qui en a le plus ; et je serais aussi bien roi de mes États qu′un autre l′est des siens ; et l′étant, je ferais tout ce que je voudrais ; et faisant ce que je voudrais, je ferais à mon goût ; et faisant à mon goût, je serais content ; et quand on est content, on n′a plus rien à désirer ; et quand on n′a plus rien à désirer, tout est fini. Adieu donc ; que le comté vienne, et que Dieu vous bénisse, et au revoir, bonsoir, comme dit un aveugle à son camarade.
-No son malas filosofías ésas, como tú dices, Sancho ; pero, con todo eso, hay mucho que decir sobre esta materia de condados. – Ce ne sont pas là de mauvaises philosophies, comme vous dites, Sancho, reprit le chanoine ; mais cependant il y a bien des choses à dire sur ce chapitre des comtés.
A lo cual replicó don Quijote. Don Quijote replique
-Yo no sé que haya más que decir; sólo me guío por el ejemplo que me da el grande Amadís de Gaula, que hizo a su escudero conde de la Ínsula Firme ; y así, puedo yo, sin escrúpulo de conciencia, hacer conde a Sancho Panza, que es uno de los mejores escuderos que caballero andante ha tenido. – Je ne sais trop ce qui reste à dire, interrompit don Quichotte ; seulement je me guide sur l′exemple que m′a donné le grand Amadis de Gaule, lequel fit son écuyer comte de l′Île-Ferme ; ainsi je puis bien, sans scrupule de conscience, faire comte Sancho Panza, qui est un des meilleurs écuyers qu′ait jamais eus chevalier errant. »
Admirado quedó el canónigo de los concertados disparates que don Quijote había dicho, del modo con que había pintado la aventura del Caballero del Lago, de la impresión que en él habían hecho las pensadas mentiras de los libros que había leído; y, finalmente, le admiraba la necedad de Sancho, que con tanto ahínco deseaba alcanzar el condado que su amo le había prometido. Le chanoine resta confondu des extravagances raisonnables (si l′extravagance admet la raison) qu′avait dites don Quichotte, de la manière dont il avait dépeint l′aventure du chevalier du Lac, de l′impression profonde qu′avaient faite sur son esprit les rêveries mensongères des livres qu′il avait lus, et finalement de la crédulité de Sancho, qui soupirait avec tant d′ardeur après le comté que son maître lui avait promis.
Ya en esto, volvían los criados del canónigo, que a la venta habían ido por la acémila del repuesto, y, haciendo mesa de una alhombra y de la verde yerba del prado, a la sombra de unos árboles se sentaron, y comieron allí, porque el boyero no perdiese la comodidad de aquel sitio, como queda dicho. Y, estando comiendo, a deshora oyeron un recio estruendo y un son de esquila, que por entre unas zarzas y espesas matas que allí junto estaban sonaba , y al mesmo instante vieron salir de entre aquellas malezas una hermosa cabra, toda la piel manchada de negro, blanco y pardo. Tras ella venía un cabrero dándole voces, y diciéndole palabras a su uso, para que se detuviese, o al rebaño volviese. La fugitiva cabra, temerosa y despavorida, se vino a la gente, como a favorecerse della, y allí se detuvo. Llegó el cabrero, y, asiéndola de los cuernos, como si fuera capaz de discurso y entendimiento, le dijo. En ce moment, les valets du chanoine, revenant de l′hôtellerie, amenaient le mulet aux provisions. Ils dressèrent la table avec un tapis étendu sur l′herbe de la prairie, et tous les convives, s′étant assis à l′ombre de quelques arbres, dînèrent en cet endroit, pour que le bouvier ne perdît pas, comme on l′a dit, la commodité du pâturage. Tandis qu′ils étaient paisiblement à manger, ils entendirent tout à coup le bruit aigu d′un sifflet qui partait d′un massif de ronces et de broussailles dont ils étaient proches, et presque au même instant ils virent sortir de ces broussailles une jolie chèvre, qui avait la peau toute mouchetée de noir, de blanc et de fauve. Derrière elle venait un chevrier qui l′appelait de loin, en lui disant les mots à leur usage, pour qu′elle s′arrêtât et rejoignît le troupeau. La bête fugitive accourut tout effrayée vers les voyageurs, comme pour leur demander protection, et s′arrêta près d′eux. Le chevrier arriva, la prit par les cornes, et, comme si elle eût été douée d′intelligence et de réflexion, il lui dit :
-¡Ah cerrera, cerrera , Manchada, Manchada, y cómo andáis vos estos días de pie cojo! ¿Qué lobos os espantan, hija? ¿No me diréis qué es esto, hermosa? Mas ¡qué puede ser sino que sois hembra, y no podéis estar sosegada; que mal haya vuestra condición, y la de todas aquellas a quien imitáis! Volved, volved, amiga; que si no tan contenta, a lo menos, estaréis más segura en vuestro aprisco, o con vuestras compañeras; que si vos que las habéis de guardar y encaminar andáis tan sin guía y tan descaminada, ¿en qué podrán parar ellas. « Ah ! montagnarde ! ah ! bariolée ! et qu′avez-vous donc depuis quelques jours à ne plus marcher qu′à cloche-pied ? quelle mouche vous pique, ou quel loup vous fait peur, ma fille ? ne me direz-vous pas ce que c′est, mignonne ? Mais qu′est-ce que ce peut être, sinon que vous êtes femelle, et que vous ne pouvez rester en repos ? Maudite soit votre humeur et l′humeur de toutes celles que vous imitez ! Revenez, revenez, ma mie ; si vous n′êtes pas aussi joyeuse, au moins vous serez plus en sûreté dans la bergerie et parmi vos compagnes ; car si vous, qui devez les guider et les diriger, vous allez ainsi sans guide et sans direction, qu′est-ce qu′il arrivera d′elles ? »
Contento dieron las palabras del cabrero a los que las oyeron, especialmente al canónigo, que le dijo. Les paroles du chevrier réjouirent fort ceux qui les entendirent, notamment le chanoine, qui lui dit :
-Por vida vuestra, hermano, que os soseguéis un poco y no os acuciéis en volver tan presto esa cabra a su rebaño; que, pues ella es hembra, como vos decís, ha de seguir su natural distinto , por más que vos os pongáis a estorbarlo. Tomad este bocado y bebed una vez, con que templaréis la cólera, y en tanto, descansará la cabra. « Par votre vie, frère, calmez-vous un peu, et ne vous hâtez pas tant de ramener cette chèvre au troupeau. Puisqu′elle est femelle, comme vous dites, il faut bien qu′elle suive son instinct naturel, quelques efforts que vous fassiez pour l′en empêcher. Tenez, prenez ce morceau, et buvez un coup ; vous apaiserez votre colère, et la chèvre s′en reposera d′autant. »
Y el decir esto y el darle con la punta del cuchillo los lomos de un conejo fiambre, todo fue uno. Tomólo y agradeciólo el cabrero; bebió y sosegóse, y luego dijo. En disant cela, il lui tendait avec la pointe du couteau un râble de lapin froid. Le chevrier prit, remercia, but, s′adoucit, et dit ensuite :
-No querría que por haber yo hablado con esta alimaña tan en seso, me tuviesen vuestras mercedes por hombre simple; que en verdad que no carecen de misterio las palabras que le dije. Rústico soy, pero no tanto que no entienda cómo se ha de tratar con los hombres y con las bestias. « Je ne voudrais pas vraiment que, pour m′avoir entendu parler avec tant de sérieux à ce petit animal, Vos Grâces me prissent pour un imbécile ; car, en vérité, il y a bien quelque mystère sous les paroles que j′ai dites. Je suis un rustre, mais pas tant néanmoins que je ne sache comment il faut s′y prendre avec les gens et avec les bêtes.
-Eso creo yo muy bien -dijo el cura-, que ya yo sé de esperiencia que los montes crían letrados y las cabañas de los pastores encierran filósofos . – Je le crois bien vraiment, répondit le curé ; car je sais déjà, par expérience, que les bois nourrissent des poëte, et que les cabanes de bergers abritent des philosophes.
-A lo menos, señor -replicó el cabrero-, acogen hombres escarmentados; y para que creáis esta verdad y la toquéis con la mano, aunque parezca que sin ser rogado me convido , si no os enfadáis dello y queréis, señores, un breve espacio prestarme oído atento, os contaré una verdad que acredite lo que ese señor (señalando al cura) ha dicho, y la mía. – Du moins, seigneur, répliqua le chevrier, elles recueillent des hommes devenus sages à leurs dépens. Pour que vous croyiez à cette vérité, et que vous la touchiez du doigt, je veux, bien qu′il semble que je m′invite sans être prié, si cela toutefois ne vous ennuie pas et que vous consentiez à me prêter un moment d′attention, je veux, dis-je, vous conter une aventure véritable, et qui viendra en preuve de ce qu′a dit ce seigneur (montrant le curé), et de ce que j′ai dit moi-même. »
A esto respondió don Quijote. Don Quichotte répondit sur-le-champ :
-Por ver que tiene este caso un no sé qué de sombra de aventura de caballería, yo, por mi parte, os oiré, hermano, de muy buena gana, y así lo harán todos estos señores, por lo mucho que tienen de discretos y de ser amigos de curiosas novedades que suspendan, alegren y entretengan los sentidos, como, sin duda, pienso que lo ha de hacer vuestro cuento. Comenzad, pues, amigo, que todos escucharemos. « Comme ceci m′a l′air d′avoir je ne sais quelle ombre d′aventure de chevalerie, pour ma part, frère, je vous écouterai de grand cœur, et c′est ce que feront aussi ces messieurs, parce qu′ils sont gens d′esprit et fort amis des nouveautés curieuses qui étonnent, amusent et ravissent les sens, comme je ne doute pas que va faire votre histoire. Commencez donc, mon ami, nous vous écoutons tous.
-Saco la mía -dijo Sancho- ; que yo a aquel arroyo me voy con esta empanada, donde pienso hartarme por tres días; porque he oído decir a mi señor don Quijote que el escudero de caballero andante ha de comer, cuando se le ofreciere, hasta no poder más, a causa que se les suele ofrecer entrar acaso por una selva tan intricada que no aciertan a salir della en seis días; y si el hombre no va harto, o bien proveídas las alforjas, allí se podrá quedar, como muchas veces se queda , hecho carne momia. – Je retire mon enjeu, s′écria Sancho ; pour moi, je vais au ruisseau avec ce pâté, dont je pense me soûler pour trois jours, car j′ai ouï dire à mon seigneur don Quichotte qu′un écuyer de chevalier errant doit manger, quand il en trouve l′occasion, jusqu′à n′en pouvoir plus, parce qu′il pourrait bien lui arriver d′entrer par hasard dans une forêt si inextricable, qu′il ne puisse trouver de six jours à en sortir ; et, ma foi, si le pauvre homme ne va pas bien repu, ou le bissac bien rempli, il pourrait fort bien rester là, comme il lui arrive mainte et mainte fois, devenu chair de momie.
-Tú estás en lo cierto, Sancho -dijo don Quijote-: vete adonde quisieres, y come lo que pudieres; que yo ya estoy satisfecho, y sólo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento deste buen hombre. – Tu es toujours pour le positif, Sancho, lui dit don Quichotte ; va t′en où tu voudras, et mange ce que tu pourras ; moi, j′ai déjà l′estomac satisfait, et il ne me manque plus que de donner à l′âme sa collation, comme je me la donnerai en écoutant l′histoire de ce brave homme.
-Así las daremos todos a las nuestras -dijo el canónigo. – Nous la donnerons aussi à toutes nos âmes, » ajouta le chanoine.
Y luego, rogó al cabrero que diese principio a lo que prometido había. El cabrero dio dos palmadas sobre el lomo a la cabra, que por los cuernos tenía, diciéndole. Et il pria sur-le-champ le chevrier de commencer le récit qu′il venait de leur promettre. Le chevrier donna deux petits coups de la main sur les flancs de la chèvre, qu′il tenait toujours par les cornes, en lui disant :
-Recuéstate junto a mí, Manchada, que tiempo nos queda para volver a nuestro apero . « Couche-toi près de moi, bariolée, nous avons du temps de reste pour retourner à la bergerie. »
Parece que lo entendió la cabra, porque, en sentándose su dueño, se tendió ella junto a él con mucho sosiego, y, mirándole al rostro, daba a entender que estaba atenta a lo que el cabrero iba diciendo, el cual comenzó su historia desta manera: On aurait dit que la chèvre l′eût entendu ; car, dès que son maître se fut assis, elle se coucha fort paisiblement à ses côtés, et, le regardant au visage, elle faisait croire qu′elle était attentive à ce que disait le chevrier, lequel commença son histoire de la sorte :






I. Capítulo LI. Que trata de lo que contó el cabrero a todos los que llevaban a don Quijote

Chapitre LI Qui traite de ce que raconta le chevrier à tous ceux qui emmenaient don Quichotte

-«Tres leguas deste valle está una aldea que, aunque pequeña, es de las más ricas que hay en todos estos contornos; en la cual había un labrador muy honrado, y tanto, que, aunque es anexo al ser rico el ser honrado, más lo era él por la virtud que tenía que por la riqueza que alcanzaba. Mas lo que le hacía más dichoso , según él decía, era tener una hija de tan estremada hermosura, rara discreción, donaire y virtud, que el que la conocía y la se admiraba de ver las estremadas partes con que el cielo y la naturaleza la habían enriquecido. Siendo niña fue hermosa, y siempre fue creciendo en belleza, y en la edad de diez y seis años fue hermosísima. La fama de su belleza se comenzó a estender por todas las circunvecinas aldeas, ¿qué digo yo por las circunvecinas no más, si se estendió a las apartadas ciudades, y aun se entró por las salas de los reyes, y por los oídos de todo género de gente; que, como a cosa rara, o como a imagen de milagros , de todas partes a verla venían? Guardábala su padre, y guardábase ella; que no hay candados, guardas ni cerraduras que mejor guarden a una doncella que las del recato proprio. À trois lieues de ce vallon est un hameau, qui, bien que fort petit, est un des plus riches qu′il y ait dans tous ces environs. Là demeurait un laboureur, homme très-honorable, et tellement que, bien qu′il soit comme inhérent au riche d′être honoré, celui-là l′était plus encore pour sa vertu que pour ses richesses. Mais ce qui le rendait surtout heureux, à ce qu′il disait lui-même, c′était d′avoir une fille de beauté si parfaite, de si rare intelligence, de tant de grâce et de vertu, que tous ceux qui la voyaient s′étonnaient de voir de quelles merveilleuses qualités le ciel et la nature l′avaient enrichie. Toute petite, elle était belle ; et, grandissant toujours en attraits, à seize ans c′était un prodige de beauté. La renommée de ses charmes commença à s′étendre dans les villages voisins ; que dis-je, dans les villages ? elle arriva jusqu′aux villes éloignées ; elle pénétra jusque dans le palais des rois, et dans l′oreille de toutes sortes de gens, qui venaient de tous côtés la voir comme une chose surprenante, ou comme une image miraculeuse. Son père la gardait soigneusement, et elle se gardait elle-même, car il n′y a ni serrures, ni cadenas, ni verrous, qui puissent garder une jeune fille mieux que sa propre sagesse.
»La riqueza del padre y la belleza de la hija movieron a muchos, así del pueblo como forasteros, a que por mujer se la pidiesen; mas él, como a quien tocaba disponer de tan rica joya, andaba confuso, sin saber determinarse a quién la entregaría de los infinitos que le importunaban. Y, entre los muchos que tan buen deseo tenían, fui yo uno, a quien dieron muchas y grandes esperanzas de buen suceso conocer que el padre conocía quien yo era, el ser natural del mismo pueblo, limpio en sangre, en la edad floreciente, en la hacienda muy rico y en el ingenio no menos acabado . Con todas estas mismas partes la pidió también otro del mismo pueblo, que fue causa de suspender y poner en balanza la voluntad del padre, a quien parecía que con cualquiera de nosotros estaba su hija bien empleada; y, por salir desta confusión, determinó decírselo a Leandra, que así se llama la rica que en miseria me tiene puesto, advirtiendo que, pues los dos éramos iguales, era bien dejar a la voluntad de su querida hija el escoger a su gusto: cosa digna de imitar de todos los padres que a sus hijos quieren poner en estado: no digo yo que los dejen escoger en cosas ruines y malas, sino que se las propongan buenas, y de las buenas, que escojan a su gusto. No sé yo el que tuvo Leandra; sólo sé que el padre nos entretuvo a entrambos con la poca edad de su hija y con palabras generales, que ni le obligaban, ni nos desobligaba tampoco. Llámase mi competidor Anselmo, y yo Eugenio, porque vais con noticia de los nombres de las personas que en esta tragedia se contienen , cuyo fin aún está pendiente; pero bien se deja entender que será desastrado. La richesse du père et la beauté de la fille engagèrent bien des jeunes gens, tant du village que d′autres pays, à la lui demander pour femme. Mais lui, auquel il appartenait de disposer d′un si riche bijou, demeurait irrésolu, sans pouvoir décider à qui des nombreux prétendants qui le sollicitaient il en ferait le cadeau. J′étais du nombre, et vraiment, pour avoir de grandes espérances d′un bon succès, il me suffisait de savoir que le père savait qui j′étais, c′est-à-dire né dans le même pays, de pur sang chrétien, à la fleur de l′âge, riche en patrimoine, et non moins bien partagé du côté de l′esprit. Un autre jeune homme du même village, et doué des mêmes qualités, fit aussi la demande de sa main, ce qui tint en suspens la volonté du père, auquel il semblait qu′avec l′un ou l′autre de nous deux, sa fille serait également bien établie. Pour sortir de cette incertitude, il résolut de tout confier à Léandra (c′est ainsi que s′appelle la riche beauté qui m′a réduit à la misère), faisant réflexion que, puisque nous étions égaux, il ferait bien de laisser à sa fille chérie le droit de choisir à son goût : chose digne d′être imitée de tous les parents qui ont des enfants à marier. Je ne dis pas qu′ils doivent les laisser choisir entre de mauvais partis, mais leur en proposer de bons et de sortables, et les laisser ensuite prendre à leur gré. Je ne sais quel choix fit Léandra ; je sais seulement que le père nous amusa tous les deux avec la grande jeunesse de sa fille, et d′autres paroles générales qui, sans l′obliger, ne nous désobligeaient pas non plus. Mon rival se nomme Anselme, et moi je m′appelle Eugène, afin que vous preniez connaissance des noms des personnages qui figurent dans cette tragédie, dont le dénoûment n′est pas encore venu, mais qui ne peut manquer d′être sanglant et désastreux.
»En esta sazón, vino a nuestro pueblo un Vicente de la Roca , hijo de un pobre labrador del mismo lugar; el cual Vicente venía de las Italias, y de otras diversas partes, de ser soldado. Llevóle de nuestro lugar, siendo muchacho de hasta doce años, un capitán que con su compañía por allí acertó a pasar, y volvió el mozo de allí a otros doce, vestido a la soldadesca, pintado con mil colores, lleno de mil dijes de cristal y sutiles cadenas de acero. Hoy se ponía una gala y mañana otra; pero todas sutiles, pintadas, de poco peso y menos tomo . La gente labradora, que de suyo es maliciosa, y dándole el ocio lugar es la misma malicia, lo notó, y contó punto por punto sus galas y preseas, y halló que los vestidos eran tres, de diferentes colores, con sus ligas y medias; pero él hacía tantos guisados e invenciones dellas, que si no se los contaran, hubiera quien jurara que había hecho muestra de más de diez pares de vestidos y de más de veinte plumajes . Y no parezca impertinencia y demasía esto que de los vestidos voy contando, porque ellos hacen una buena parte en esta historia. À cette époque, il arriva dans notre village un certain Vincent de la Roca, fils d′un pauvre paysan de l′endroit, lequel Vincent revenait des Italies et d′autres pays où il avait servi à la guerre. Il n′avait pas plus d′une douzaine d′années quand il fut emmené du village par un capitaine qui vint à passer avec sa compagnie, et, douze ans plus tard, le jeune homme revint au pays, habillé à la militaire, chamarré de mille couleurs, et tout historié de joyaux de verroteries et de chaînettes d′acier. Aujourd′hui il mettait une parure, demain une autre ; mais c′étaient toujours des fanfreluches de faible poids et de moindre valeur. Les gens de la campagne, qui sont naturellement malicieux, et plus que la malice même quand le loisir ne leur manque pas, notèrent et comptèrent point à point ses hardes et ses bijoux : ils trouvèrent que, de compte fait, il avait trois habillements de différentes couleurs, avec les bas et les jarretières ; mais il en faisant tant de mélanges et de combinaisons, que, si on ne les eût pas comptés, on aurait bien juré qu′il avait étalé à la file au moins dix paires d′habits et plus de vingt panaches. Et n′allez pas croire qu′il y ait de l′indiscrétion et du bavardage en ce que je vous conte de ses habits, car ils jouent un grand rôle dans cette histoire.
»Sentábase en un poyo que debajo de un gran álamo está en nuestra plaza, y allí nos tenía a todos la boca abierta, pendientes de las hazañas que nos iba contando. No había tierra en todo el orbe que no hubiese visto, ni batalla donde no se hubiese hallado; había muerto más moros que tiene Marruecos y Túnez, y entrado en más singulares desafíos, según él decía, que Gante y Luna, Diego García de Paredes y otros mil que nombraba ; y de todos había salido con vitoria, sin que le hubiesen derramado una sola gota de sangre . Por otra parte, mostraba señales de heridas que, aunque no se divisaban, nos hacía entender que eran arcabuzazos dados en diferentes rencuentros y faciones. Finalmente, con una no vista arrogancia, llamaba de vos a sus iguales y a los mismos que le conocían, y decía que su padre era su brazo, su linaje, sus obras, y que debajo de ser soldado, al mismo rey no debía nada . Añadiósele a estas arrogancias ser un poco músico y tocar una guitarra a lo rasgado, de manera que decían algunos que la hacía hablar; pero no pararon aquí sus gracias, que también la tenía de poeta, y así, de cada niñería que pasaba en el pueblo, componía un romance de legua y media de escritura. Il s′asseyait sur un banc de pierre qui est sous le grand peuplier de la place, et il nous tenait tous la bouche ouverte, au récit des exploits qu′il se mettait à nous raconter. Il n′y avait pas de pays sur la terre entière qu′il n′eût vu, pas de bataille où il ne se fût trouvé. Il avait tué plus de Mores, à ce qu′il disait, que n′en contiennent Maroc et Tunis, et livré plus de combats singuliers que Gante y Luna, plus que Diégo Garcia de Parédès, plus que mille autres guerriers qu′il nommait ; et de tous ces combats il était sorti victorieux, sans qu′on lui eût tiré une seule goutte de sang. D′un autre côté, il nous montrait des marques de blessures auxquelles personne ne voyait rien, mais qu′il disait être des coups d′arquebuse reçus en diverses rencontres. Finalement, avec une arrogance inouïe, il tutoyait ses égaux et ceux même qui le connaissaient ; il disait que son bras était son père, et ses œuvres sa noblesse, et qu′en qualité de soldat il ne devait rien au roi lui-même. Il faut ajouter à ces impertinences qu′il était un peu musicien, et qu′il raclait d′une guitare, de façon qu′aucuns disaient qu′il la faisait parler. Mais ce n′est pas encore la fin de ses mérites : il était poëte par-dessus le marché, et de chaque enfantillage qui se passait au pays, il composait une complainte qui avait une lieue et demie d′écriture.
»Este soldado, pues, que aquí he pintado, este Vicente de la Rosa, este bravo, este galán, este músico, este poeta fue visto y mirado muchas veces de Leandra, desde una ventana de su casa que tenía la vista a la plaza. Enamoróla el oropel de sus vistosos trajes, encantáronla sus romances, que de cada uno que componía daba veinte traslados, llegaron a sus oídos las hazañas que él de sí mismo había referido, y, finalmente, que así el diablo lo debía de tener ordenado, ella se vino a enamorar dél, antes que en él naciese presunción de solicitalla. Y, como en los casos de amor no hay ninguno que con más facilidad se cumpla que aquel que tiene de su parte el deseo de la dama, con facilidad se concertaron Leandra y Vicente; y, primero que alguno de sus muchos pretendientes cayesen en la cuenta de su deseo, ya ella le tenía cumplido, habiendo dejado la casa de su querido y amado padre, que madre no la tiene, y ausentádose de la aldea con el soldado, que salió con más triunfo desta empresa que de todas las muchas que él se aplicaba. Enfin donc, ce soldat que je viens de vous dépeindre, ce Vincent de la Roca, ce brave, ce galant, ce musicien, ce poëte, fut maintes fois aperçu et regardé par Léandra, d′une fenêtre de sa maison qui donnait sur la place. Voilà que les oripeaux de ses riches uniformes la séduisent, que ses complaintes l′enchantent, et qu′elle donne pleine croyance aux prouesses qu′il rapportait de lui-même. Finalement, puisque le diable, sans doute, l′ordonnait de la sorte, elle s′amouracha de lui avant qu′il eût seulement senti naître la présomptueuse envie de la courtiser. Et comme, dans les affaires d′amour, il n′en est point qui s′arrange plus facilement que celle où provoque le désir de la dame, Léandra et Vincent se mirent bientôt d′accord. Avant qu′aucun des nombreux prétendants de la belle pût avoir vent de son projet, il était déjà réalisé ; elle avait quitté la maison de son cher et bien-aimé père (sa mère n′existe plus), et s′était enfuie du village avec le soldat, qui sortit plus triomphant de cette entreprise que de toutes celles dont il s′appliquait la gloire.
»Admiró el suceso a toda el aldea, y aun a todos los que dél noticia tuvieron; yo quedé suspenso, Anselmo, atónito, el padre triste, sus parientes afrentados, solícita la justicia, los cuadrilleros listos; tomáronse los caminos, escudriñáronse los bosques y cuanto había, y, al cabo de tres días, hallaron a la antojadiza Leandra en una cueva de un monte, desnuda en camisa, sin muchos dineros y preciosísimas joyas que de su casa había sacado. Volviéronla a la presencia del lastimado padre; preguntáronle su desgracia; confesó sin apremio que Vicente de la Roca la había engañado, y debajo de su palabra de ser su esposo la persuadió que dejase la casa de su padre; que él la llevaría a la más rica y más viciosa ciudad que había en todo el universo mundo, que era Nápoles; y que ella, mal advertida y peor engañada, le había creído; y, robando a su padre, se le entregó la misma noche que había faltado; y que él la llevó a un áspero monte, y la encerró en aquella cueva donde la habían hallado. Contó también como el soldado, sin quitalle su honor, le robó cuanto tenía, y la dejó en aquella cueva y se fue: suceso que de nuevo puso en admiración a todos. L′événement surprit tout le village, et même tous ceux qui en eurent ailleurs connaissance. Je restai stupéfait, Anselme confondu, le père triste, les parents outragés, la justice éveillée, et les archers en campagne. On battit les chemins, on fouilla les bois ; et enfin, au bout de trois jours, on trouva la capricieuse Léandra dans le fond d′une caverne de la montagne, nue en chemise, et dépouillée de la somme d′argent et des précieux bijoux qu′elle avait emportés de chez elle. On la ramena devant son déplorable père, et là elle fut interrogée sur sa disgrâce. Elle avoua sans contrainte que Vincent de la Roca l′avait trompée ; que, sous le serment d′être son mari, il lui avait persuadé d′abandonner la maison de son père, lui promettant de la conduire à la plus riche et à la plus délicieuse ville de tout l′univers, qui est Naples ; qu′elle alors, imprudente et séduite, crut à ses paroles, et qu′après avoir volé son père, elle se livra au pouvoir du soldat la nuit même où elle avait disparu ; que celui-ci la mena au plus âpre de la montagne, et qu′il l′enferma où on l′avait trouvée. Elle conta alors comment le soldat, sans lui ôter l′honneur, l′avait dépouillée de tout ce qu′elle possédait, et, la laissant dans la caverne, avait disparu : événement qui redoubla la surprise de tout le monde.
»Duro se nos hizo de creer la continencia del mozo, pero ella lo afirmó con tantas veras, que fueron parte para que el desconsolado padre se consolase, no haciendo cuenta de las riquezas que le llevaban, pues le habían dejado a su hija con la joya que, si una vez se pierde, no deja esperanza de que jamás se cobre. El mismo día que pareció Leandra la despareció su padre de nuestros ojos, y la llevó a encerrar en un monesterio de una villa que está aquí cerca, esperando que el tiempo gaste alguna parte de la mala opinión en que su hija se puso. Los pocos años de Leandra sirvieron de disculpa de su culpa, a lo menos con aquellos que no les iba algún interés en que ella fuese mala o buena; pero los que conocían su discreción y mucho entendimiento no atribuyeron a ignorancia su pecado, sino a su desenvoltura y a la natural inclinación de las mujeres, que, por la mayor parte, suele ser desatinada y mal compuesta. Certes, seigneurs, il n′était pas facile de croire à la continence du jeune homme ; mais elle affirma et jura si solennellement qu′il ne s′était livré à nulle violence, que cela suffit pour consoler le désolé père, lequel ne regretta plus les richesses qu′on lui emportait, puisqu′on avait laissé à sa fille le bijou qui, une fois perdu, ne se retrouve jamais. Le même jour que Léandra fut ramenée, son père la fit disparaître à tous les regards ; il alla l′enfermer dans un couvent d′une ville qui est près d′ici, espérant que le temps affaiblirait la mauvaise opinion que sa fille avait fait naître sur son compte. La jeunesse de Léandra servit d′excuse à sa faute, du moins aux yeux des gens qui n′ont nul intérêt à la trouver bonne ou mauvaise ; pour ceux qui connaissaient son esprit et son intelligence éveillée, ils n′attribuèrent point son péché à l′ignorance, mais à sa légèreté et à l′inclination naturelle des femmes, qui est, la plupart du temps, au rebours de la sagesse et du bon sens.
»Encerrada Leandra, quedaron los ojos de Anselmo ciegos, a lo menos sin tener cosa que mirar que contento le diese; los míos en tinieblas, sin luz que a ninguna cosa de gusto les encaminase; con la ausencia de Leandra, crecía nuestra tristeza, apocábase nuestra paciencia, maldecíamos las galas del soldado y abominábamos del poco recato del padre de Leandra. Finalmente, Anselmo y yo nos concertamos de dejar el aldea y venirnos a este valle, donde él, apacentando una gran cantidad de ovejas suyas proprias, y yo un numeroso rebaño de cabras, también mías, pasamos la vida entre los árboles, dando vado a nuestras pasiones, o cantando juntos alabanzas o vituperios de la hermosa Leandra, o suspirando solos y a solas comunicando con el cielo nuestras querellas. Léandra une fois enfermée, les yeux d′Anselme devinrent aveugles, ou du moins n′eurent plus rien à voir qui leur causât du plaisir. Les miens restèrent aussi dans les ténèbres, sans aucune lumière qui leur montrât quelque chose d′agréable. En l′absence de Léandra, notre tristesse s′augmentait à mesure que s′épuisait notre patience ; nous maudissions les parures du soldat, nous détestions l′imprudence et l′aveuglement du père. Finalement, Anselme et moi nous tombâmes d′accord de quitter le village et de nous en venir à ce vallon. Il y fait paître une grande quantité de moutons qui sont à lui, et moi, un nombreux troupeau de chèvres qui m′appartient également, et nous passons la vie au milieu de ces arbres, tantôt donnant carrière à notre amoureuse passion, tantôt chantant ensemble les louanges ou le blâme de la belle Léandra, tantôt soupirant dans la solitude, et confiant nos plaintes au ciel insensible.
»A imitación nuestra, otros muchos de los pretendientes de Leandra se han venido a estos ásperos montes, usando el mismo ejercicio nuestro; y son tantos, que parece que este sitio se ha convertido en la pastoral Arcadia , según está colmo de pastores y de apriscos, y no hay parte en él donde no se oiga el nombre de la hermosa Leandra. Éste la maldice y la llama antojadiza, varia y deshonesta; aquél la condena por fácil y ligera; tal la absuelve y perdona, y tal la justicia y vitupera; uno celebra su hermosura, otro reniega de su condición, y, en fin, todos la deshonran, y todos la adoran, y de todos se estiende a tanto la locura, que hay quien se queje de desdén sin haberla jamás hablado, y aun quien se lamente y sienta la rabiosa enfermedad de los celos, que ella jamás dio a nadie; porque, como ya tengo dicho, antes se supo su pecado que su deseo. No hay hueco de peña, ni margen de arroyo, ni sombra de árbol que no esté ocupada de algún pastor que sus desventuras a los aires cuente; el eco repite el nombre de Leandra dondequiera que pueda formarse: Leandra resuenan los montes , Leandra murmuran los arroyos, y Leandra nos tiene a todos suspensos y encantados, esperando sin esperanza y temiendo sin saber de qué tememos . Entre estos disparatados, el que muestra que menos y más juicio tiene es mi competidor Anselmo, el cual, teniendo tantas otras cosas de que quejarse, sólo se queja de ausencia; y al son de un rabel, que admirablemente toca, con versos donde muestra su buen entendimiento, cantando se queja. Yo sigo otro camino más fácil, y a mi parecer el más acertado, que es decir mal de la ligereza de las mujeres, de su inconstancia , de su doble trato, de sus promesas muertas, de su fe rompida, y, finalmente, del poco discurso que tienen en saber colocar sus pensamientos e intenciones que tienen.» Y ésta fue la ocasión, señores, de las palabras y razones que dije a esta cabra cuando aquí llegué; que por ser hembra la tengo en poco, aunque es la mejor de todo mi apero. Ésta es la historia que prometí contaros; si he sido en el contarla prolijo, no seré en serviros corto: cerca de aquí tengo mi majada, y en ella tengo fresca leche y muy sabrosísimo queso , con otras varias y sazonadas frutas, no menos a la vista que al gusto agradables. À notre imitation, beaucoup d′autres amants de Léandra sont venus se réfugier en ces âpres montagnes, et s′y adonner au même exercice que nous ; ils sont tellement nombreux, qu′on dirait que cet endroit est devenu la pastorale Arcadie, tant il est rempli de bergers et d′étables, et nulle part on ne cesse d′y entendre le nom de la belle Léandra. Celui-ci la charge de malédictions, l′appelle capricieuse, légère, évaporée ; celui-là lui reproche sa coupable facilité ; tel l′absout et lui pardonne ; tel la blâme et la condamne ; l′un célèbre sa beauté, l′autre maudit son humeur ; en un mot, tous la flétrissent de leurs injures et tous l′adorent, et leur folie s′étend si loin, que tel se plaint de ses dédains, sans lui avoir jamais parlé, et tel autre se lamente en éprouvant la poignante rage de la jalousie, sans que jamais elle en eût donné à personne, puisque son péché, comme je l′ai dit, fut connu avant son désir de le commettre. Il n′y a pas une grotte, pas un trou de rocher, pas un bord de ruisseau, pas une ombre d′arbre, où l′on ne trouve quelque berger qui raconte aux vents ses infortunes. L′écho, partout où il se forme, redit le nom de Léandra ; Léandra, répètent les montagnes ; Léandra, murmurent les ruisseaux, et Léandra nous tient tous indécis, tous enchantés, tous espérant sans espérance, et craignant sans savoir ce que nous avons à craindre. Parmi tous ces hommes en démence, celui qui montre à la fois le plus et le moins de jugement, c′est mon rival Anselme : ayant à se plaindre de tant de choses, il ne se plaint que de l′absence ; et, au son d′une viole dont il joue à ravir, en des vers où se déploient les grâces de son esprit, il se plaint en chantant. Moi, je suis un chemin plus commode et plus sage, à mon avis : celui de médire hautement de la légèreté des femmes, de leur inconstance, de leur duplicité, de leurs promesses trompeuses, de leur foi violée, enfin du peu de goût et de tact qu′elles montrent en plaçant leurs pensées et leurs affections. Voilà, seigneurs, à quels propos me sont venues à la bouche les paroles que j′ai dites, en arrivant, à cette chèvre, qu′en sa qualité de femelle j′estime peu, bien que ce soit la meilleure de tout mon troupeau. Voilà l′histoire que j′ai promis de vous raconter. Si j′ai été trop long à la dire, je ne serai pas court à vous offrir mes services. Ici près est ma bergerie ; j′y ai du lait frais, du fromage exquis et des fruits divers non moins agréables à la vue que savoureux au goût .






I. Capítulo LII. De la pendencia que don Quijote tuvo con el cabrero, con la rara aventura de los deceplinantes, a quien dio felice fin a costa de su sudor

Chapitre LII Du démêlé qu′eut don Quichotte avec le chevrier, et de la surprenante aventure des pénitents blancs, qu′il termina glorieusement à la sueur de son front

General gusto causó el cuento del cabrero a todos los que escuchado le habían ; especialmente le recibió el canónigo, que con estraña curiosidad notó la manera con que le había contado, tan lejos de parecer rústico cabrero cuan cerca de mostrarse discreto cortesano; y así, dijo que había dicho muy bien el cura en decir que los montes criaban letrados . Todos se ofrecieron a Eugenio; pero el que más se mostró liberal en esto fue don Quijote, que le dijo. L′histoire du chevrier fit grand plaisir à ceux qui l′avaient entendue. Le chanoine surtout en parut ravi. Il avait curieusement remarqué la manière dont s′était exprimé le conteur, beaucoup plus loin de paraître en son récit un rustique chevrier, que près de s′y montrer un élégant homme de cour. Aussi s′écria-t-il que le curé avait dit à bon droit que les bois et les montagnes nourrissent aussi des gens lettrés. Tout le monde fit compliment à Eugène. Mais celui qui se montra le plus libéral en offres de service, ce fut don Quichotte :
-Por cierto, hermano cabrero, que si yo me hallara posibilitado de poder comenzar alguna aventura, que luego luego me pusiera en camino porque vos la tuviérades buena; que yo sacara del monesterio, donde, sin duda alguna, debe de estar contra su voluntad, a Leandra, a pesar de la abadesa y de cuantos quisieran estorbarlo, y os la pusiera en vuestras manos, para que hiciérades della a toda vuestra voluntad y talante, guardando, pero, las leyes de la caballería, que mandan que a ninguna doncella se le sea fecho desaguisado alguno; aunque yo espero en Dios Nuestro Señor que no ha de poder tanto la fuerza de un encantador malicioso , que no pueda más la de otro encantador mejor intencionado, y para entonces os prometo mi favor y ayuda, como me obliga mi profesión, que no es otra si no es favorecer a los desvalidos y menesterosos. « Certes, lui dit-il, frère chevrier, si je me trouvais en position de pouvoir entreprendre quelque aventure, je me mettrais bien vite à l′œuvre pour vous en donner une bonne. J′irais tirer du couvent (où sans doute elle est contre son gré) votre belle Léandra, en dépit de l′abbesse et de tous ceux qui voudraient s′y opposer ; puis je la remettrais en vos mains, pour que vous fissiez d′elle tout ce qui vous semblerait bon, en gardant toutefois les lois de la chevalerie, qui ordonnent qu′à aucune damoiselle il ne soit fait aucune violence. Mais j′espère, avec l′aide de Dieu Notre Seigneur, que la force d′un enchanteur malicieux ne prévaudra pas toujours contre celle d′un autre enchanteur mieux intentionné. Je vous promets pour lors ma faveur et mon appui, comme l′exige ma profession, qui n′est autre que de prêter secours aux nécessiteux et aux abandonnés. »
Miróle el cabrero, y, como vio a don Quijote de tan mal pelaje y catadura , admiróse y preguntó al barbero, que cerca de sí tenía. Le chevrier regarda don Quichotte, et, comme il le vit de si pauvre pelage et de si triste carrure, il se tourna, tout surpris, vers le barbier, qui était à son côté :
-Señor, ¿quién es este hombre, que tal talle tiene y de tal manera habla. « Seigneur, lui dit-il, quel est cet homme qui a une si étrange mine et qui parle d′une si étrange façon ?
-¿Quién ha de ser -respondió el barbero- sino el famoso don Quijote de la Mancha, desfacedor de agravios , enderezador de tuertos, el amparo de las doncellas, el asombro de los gigantes y el vencedor de las batallas. – Qui pourrait-ce être, répondit le barbier, sinon le fameux don Quichotte de la Manche, le défaiseur de griefs, le redresseurs de torts, le soutien des damoiselles, l′effroi des géants et le vainqueur des batailles ?
-Eso me semeja -respondió el cabrero- a lo que se lee en los libros de caballeros andantes, que hacían todo eso que de este hombre vuestra merced dice; puesto que para mí tengo, o que vuestra merced se burla, o que este gentil hombre debe de tener vacíos los aposentos de la cabeza. – Cela ressemble fort, reprit le chevrier, à ce qu′on lit dans les livres des chevaliers errants, qui faisaient, ma foi, tout ce que vous me dites que fait celui-ci ; mais cependant je m′imagine, à part moi, ou que Votre Grâce s′amuse et raille, ou que ce galant homme a des chambres vides dans la tête.
-Sois un grandísimo bellaco -dijo a esta sazón don Quijote-; y vos sois el vacío y el menguado, que yo estoy más lleno que jamás lo estuvo la muy hideputa puta que os parió . – Vous êtes un grandissime faquin ! s′écria don Quichotte : c′est vous qui êtes le vide et le timbré ; et j′ai la tête plus pleine que ne le fut jamais le ventre de la carogne qui vous a mis au monde. »
Y, diciendo y haciendo , arrebató de un pan que junto a sí tenía, y dio con él al cabrero en todo el rostro, con tanta furia, que le remachó las narices; mas el cabrero, que no sabía de burlas, viendo con cuántas veras le maltrataban, sin tener respeto a la alhombra, ni a los manteles, ni a todos aquellos que comiendo estaban, saltó sobre don Quijote, y, asiéndole del cuello con entrambas manos, no dudara de ahogalle, si Sancho Panza no llegara en aquel punto, y le asiera por las espaldas y diera con él encima de la mesa, quebrando platos, rompiendo tazas y derramando y esparciendo cuanto en ella estaba. Don Quijote, que se vio libre, acudió a subirse sobre el cabrero; el cual, lleno de sangre el rostro, molido a coces de Sancho, andaba buscando a gatas algún cuchillo de la mesa para hacer alguna sanguinolenta venganza, pero estorbábanselo el canónigo y el cura; mas el barbero hizo de suerte que el cabrero cogió debajo de sí a don Quijote, sobre el cual llovió tanto número de mojicones , que del rostro del pobre caballero llovía tanta sangre como del suyo. Puis, sans plus de façon, il sauta sur un pain qui se trouvait auprès de lui, et le lança au visage du chevrier avec tant de furie, qu′il lui aplatit le nez sous le coup. Le chevrier, qui n′entendait rien à la plaisanterie, voyant avec quel sérieux on le maltraitait, sans respecter ni le tapis, ni la nappe, ni tous ceux qui dînaient alentour, se jeta sur don Quichotte, et le saisit à la gorge avec les deux mains. Il l′étranglait, sans aucun doute, si Sancho Panza, arrivant sur ces entrefaites, n′eût pris le chevrier par les épaules et ne l′eût jeté à la renverse sur la table, cassant les assiettes, brisant les verres, et bouleversant tout ce qui s′y trouvait. Don Quichotte, se voyant libre, accourut grimper sur l′estomac du chevrier, qui, le visage plein de sang, et moulu de coups par Sancho, cherchait à tâtons un couteau sur la table pour tirer quelque sanglante vengeance. Mais le chanoine et le curé l′en empêchèrent. Pour le barbier, il fit en sorte que le chevrier mît à son tour sous lui don Quichotte, sur lequel il fit pleuvoir un tel déluge de coups de poing, que le visage du pauvre chevalier n′était pas moins baigné de sang que le sien.
Reventaban de risa el canónigo y el cura , saltaban los cuadrilleros de gozo, zuzaban los unos y los otros, como hacen a los perros cuando en pendencia están trabados; sólo Sancho Panza se desesperaba, porque no se podía desasir de un criado del canónigo, que le estorbaba que a su amo no ayudase. Le chanoine et le curé riaient à se tenir les côtes, les archers dansaient de joie, et les uns comme les autres criaient xi, xi, comme on fait aux chiens qui se battent@308]. Le seul Sancho Panza se désespérait, parce qu′il ne pouvait se débarrasser d′un valet du chanoine qui l′empêchait d′aller secourir son maître.
En resolución, estando todos en regocijo y fiesta, sino los dos aporreantes que se carpían , oyeron el son de una trompeta , tan triste que les hizo volver los rostros hacia donde les pareció que sonaba; pero el que más se alborotó de oírle fue don Quijote, el cual, aunque estaba debajo del cabrero, harto contra su voluntad y más que medianamente molido, le dijo. Enfin, pendant qu′ils étaient tous dans ces ravissements de joie, hormis les deux athlètes qui se gourmaient, ils entendirent tout à coup le son d′une trompette, si triste et si lugubre, qu′il leur fit tourner la tête du côté d′où venait le bruit. Mais celui qui s′émut le plus en l′entendant, ce fut don Quichotte, lequel, bien qu′il fût encore gisant sous le chevrier, fort contre son gré et plus qu′à demi moulu, lui dit aussitôt :
-Hermano demonio , que no es posible que dejes de serlo, pues has tenido valor y fuerzas para sujetar las mías, ruégote que hagamos treguas, no más de por una hora; porque el doloroso son de aquella trompeta que a nuestros oídos llega me parece que a alguna nueva aventura me llama. « Frère démon, car il n′est pas possible que tu sois autre chose, puisque tu as eu assez de forces pour dompter les miennes, je t′en prie, faisons trêve, seulement pour une heure ; il me semble que le son douloureux de cette trompette qui vient de frapper mes oreilles m′appelle à quelque aventure. »
El cabrero, que ya estaba cansado de moler y ser molido, le dejó luego, y don Quijote se puso en pie, volviendo asimismo el rostro adonde el son se oía, y vio a deshora que por un recuesto bajaban muchos hombres vestidos de blanco, a modo de diciplinantes . Le chevrier, qui se lassait de battre et d′être battu, le lâcha bien vite, et don Quichotte, se remettant sur pied, tourna les yeux vers l′endroit où le bruit s′entendait. Il vit descendre sur la pente d′une colline un grand nombre d′hommes vêtus de robes blanches à la manière des pénitents.
Era el caso que aquel año habían las nubes negado su rocío a la tierra, y por todos los lugares de aquella comarca se hacían procesiones, rogativas y diciplinas, pidiendo a Dios abriese las manos de su misericordia y les lloviese ; y para este efecto la gente de una aldea que allí junto estaba venía en procesión a una devota ermita que en un recuesto de aquel valle había. Le cas est que, cette année, les nuages avaient refusé leur rosée à la terre, et dans tous les villages de la banlieue on faisait des processions et des rogations, pour demander à Dieu qu′il ouvrît les mains de sa miséricorde et les trésors de ses pluies. Dans cet objet, les habitants d′un hameau voisin venaient en procession à un saint ermitage qu′il y avait au sommet de l′un des coteaux de ce vallon.
Don Quijote, que vio los estraños trajes de los diciplinantes, sin pasarle por la memoria las muchas veces que los había de haber visto, se imaginó que era cosa de aventura, y que a él solo tocaba, como a caballero andante, el acometerla ; y confirmóle más esta imaginación pensar que una imagen que traían cubierta de luto fuese alguna principal señora que llevaban por fuerza aquellos follones y descomedidos malandrines; y, como esto le cayó en las mientes, con gran ligereza arremetió a Rocinante, que paciendo andaba, quitándole del arzón el freno y el adarga, y en un punto le enfrenó, y, pidiendo a Sancho su espada , subió sobre Rocinante y embrazó su adarga, y dijo en alta voz a todos los que presentes estaban. Don Quichotte, qui vit les étranges costumes des pénitents, sans se rappeler les mille et une fois qu′il devait en avoir vu de semblables, s′imagina que c′était matière d′aventure, et qu′à lui seul, comme chevalier errant, il appartenait de l′entreprendre. Ce qui le confirma dans cette rêverie, ce fut de penser qu′une sainte image qu′on portait couverte de deuil était quelque haute et puissante dame qu′emmenaient par force ces félons discourtois. Dès que cette idée lui fut tombée dans l′esprit, il courut à toutes jambes rattraper Rossinante, qui était à paître, et, détachant de l′arçon le mors et la rondache, il le brida en un clin d′œil ; puis, ayant demandé son épée à Sancho, il sauta sur Rossinante, embrassa son écu, et dit d′une voix haute à tous ceux qui le regardaient faire :
-Agora, valerosa compañía, veredes cuánto importa que haya en el mundo caballeros que profesen la orden de la andante caballería; agora digo que veredes , en la libertad de aquella buena señora que allí va cautiva, si se han de estimar los caballeros andantes. « À présent, vaillante compagnie, vous allez voir combien il importe qu′il y ait dans le monde des chevaliers professant l′ordre de la chevalerie errante ; à présent, dis-je, vous allez voir, par la délivrance de cette bonne dame que l′on emmène captive, si l′on doit faire estime des chevaliers errants. »
Y, en diciendo esto, apretó los muslos a Rocinante, porque espuelas no las tenía, y, a todo galope, porque carrera tirada no se lee en toda esta verdadera historia que jamás la diese Rocinante, se fue a encontrar con los diciplinantes, bien que fueran el cura y el canónigo y barbero a detenelle; mas no les fue posible, ni menos le detuvieron las voces que Sancho le daba, diciendo. En disant ces mots, il serra les genoux aux flancs de Rossinante, puisqu′il n′avait pas d′éperons, et prenant le grand trot (car, pour le galop, on ne voit pas, dans tout le cours de cette véridique histoire, que Rossinante l′ait pris une seule fois), il marcha à la rencontre des pénitents. Le curé, le chanoine, le barbier essayèrent bien de le retenir, mais ce fut en vain. Il ne s′arrêtait pas davantage à la voix de Sancho, qui lui criait de toutes ses forces :
-¿Adónde va, señor don Quijote? ¿Qué demonios lleva en el pecho, que le incitan a ir contra nuestra fe católica? Advierta, mal haya yo, que aquélla es procesión de diciplinantes, y que aquella señora que llevan sobre la peana es la imagen benditísima de la Virgen sin mancilla; mire, señor, lo que hace, que por esta vez se puede decir que no es lo que sabe . « Où allez-vous, seigneur don Quichotte ? Quels diables avez-vous donc dans le corps, qui vous excitent à vous révolter contre notre foi catholique ? Prenez garde, malheur à moi ! que c′est une procession de pénitents, et que cette dame qu′on porte sur un piédestal est la très-sainte image de la Vierge sans tache. Voyez, seigneur, ce que vous allez faire ; car, pour cette fois, on peut bien dire que vous n′en savez rien. »
Fatigóse en vano Sancho, porque su amo iba tan puesto en llegar a los ensabanados y en librar a la señora enlutada, que no oyó palabra; y, aunque la oyera, no volviera, si el rey se lo mandara. Llegó, pues, a la procesión, y paró a Rocinante, que ya llevaba deseo de quietarse un poco, y, con turbada y ronca voz, dijo. Sancho se fatiguait vainement ; son maître s′était si bien mis dans la tête d′aborder les blancs fantômes et de délivrer la dame en deuil, qu′il n′entendit pas une parole, et, l′eût-il entendue, il n′en serait pas davantage retourné sur ses pas, même à l′ordre du roi. Il atteignit donc la procession, retint Rossinante, qui avait déjà grand désir de se calmer un peu, et, d′une voix rauque et tremblante, il s′écria :
-Vosotros, que, quizá por no ser buenos, os encubrís los rostros, atended y escuchad lo que deciros quiero. « Ô vous qui, peut-être à cause de vos méfaits, vous couvrez le visage, faites halte, et écoutez ce que je veux vous dire. »
Los primeros que se detuvieron fueron los que la imagen llevaban; y uno de los cuatro clérigos que cantaban las ledanías, viendo la estraña catadura de don Quijote, la flaqueza de Rocinante y otras circunstancias de risa que notó y descubrió en don Quijote, le respondió diciendo: Les premiers qui s′arrêtèrent furent ceux qui portaient l′image, et l′un des quatre prêtres qui chantaient les litanies, voyant la mine étrange de don Quichotte, la maigreur de Rossinante, et tant d′autres circonstances risibles qu′il découvrit dans le chevalier, lui répondit :
-Señor hermano, si nos quiere decir algo, dígalo presto, porque se van estos hermanos abriendo las carnes, y no podemos, ni es razón que nos detengamos a oír cosa alguna, si ya no es tan breve que en dos palabras se diga. « Seigneur frère, si vous voulez nous dire quelque chose, dites-le vite, car ces pauvres gens ont les épaules rompues, et nous ne pouvons nous arrêter pour rien entendre, à moins que ce ne soit si court qu′on puisse le dire en deux paroles.
-En una lo diré -replicó don Quijote-, y es ésta: que luego al punto dejéis libre a esa hermosa señora, cuyas lágrimas y triste semblante dan claras muestras que la lleváis contra su voluntad y que algún notorio desaguisado le habedes fecho; y yo, que nací en el mundo para desfacer semejantes agravios, no consentiré que un solo paso adelante pase sin darle la deseada libertad que merece. – En une seule je le dirai, répliqua don Quichotte, et la voici : rendez à l′instant même la liberté à cette dame, dont les larmes et le triste aspect font clairement connaître que vous l′emmenez contre son gré, et que vous lui avez fait quelque notable outrage. Et moi, qui suis venu au monde pour redresser de semblables torts, je ne souffrirai pas que vous fassiez un pas de plus, avant de lui avoir rendu la liberté qu′elle désire et mérite. »
En estas razones, cayeron todos los que las oyeron que don Quijote debía de ser algún hombre loco, y tomáronse a reír muy de gana; cuya risa fue poner pólvora a la cólera de don Quijote, porque, sin decir más palabra, sacando la espada, arremetió a las andas. Uno de aquellos que las llevaban, dejando la carga a sus compañeros, salió al encuentro de don Quijote, enarbolando una horquilla o bastón con que sustentaba las andas en tanto que descansaba; y, recibiendo en ella una gran cuchillada que le tiró don Quijote, con que se la hizo dos partes, con el último tercio, que le quedó en la mano , dio tal golpe a don Quijote encima de un hombro, por el mismo lado de la espada, que no pudo cubrir el adarga contra villana fuerza, que el pobre don Quijote vino al suelo muy mal parado. À ces propos, tous ceux qui les entendirent conçurent l′idée que don Quichotte devait être quelque fou échappé, et commencèrent à rire aux éclats. Mais ces rires mirent le feu à la colère de don Quichotte, lequel, sans dire un mot, tira son épée, et assaillit le brancard de la Vierge. Un de ceux qui le portaient, laissant la charge à ses compagnons, vint à la rencontre de don Quichotte, tenant à deux mains une fourche qui servait à soutenir le brancard dans les temps de repos. Il reçut sur le manche un grand coup de taille que lui porta don Quichotte et qui trancha la fourche en deux ; mais avec le tronçon qui lui restait dans la main, il assena un tel coup à don Quichotte sur l′épaule du côté de l′épée, côté que la rondache ne pouvait couvrir contre la force du manant, que le pauvre gentilhomme roula par terre en fort mauvais état.
Sancho Panza, que jadeando le iba a los alcances, viéndole caído, dio voces a su moledor que no le diese otro palo, porque era un pobre caballero encantado, que no había hecho mal a nadie en todos los días de su vida. Mas, lo que detuvo al villano no fueron las voces de Sancho, sino el ver que don Quijote no bullía pie ni mano ; y así, creyendo que le había muerto, con priesa se alzó la túnica a la cinta, y dio a huir por la campaña como un gamo. Sancho Panza, qui, tout haletant, lui courait sur les talons, le voyant tomber, cria à l′assommeur de ne pas relever son gourdin, parce que c′était un pauvre chevalier enchanté qui n′avait fait de mal à personne en tous les jours de sa vie. Mais ce qui retint la main du manant, ce ne furent pas les cris de Sancho ; ce fut de voir que don Quichotte ne remuait plus ni pied ni patte. Croyant donc qu′il l′avait tué, il retroussa le pan de sa robe dans sa ceinture, et se mit à fuir à travers champs aussi vite qu′un daim.
Ya en esto llegaron todos los de la compañía de don Quijote adonde él estaba; y más los de la procesión, que los vieron venir corriendo, y con ellos los cuadrilleros con sus ballestas, temieron algún mal suceso, y hiciéronse todos un remolino alrededor de la imagen; y, alzados los capirotes, empuñando las diciplinas, y los clérigos los ciriales, esperaban el asalto con determinación de defenderse, y aun ofender, si pudiesen, a sus acometedores; pero la fortuna lo hizo mejor que se pensaba, porque Sancho no hizo otra cosa que arrojarse sobre el cuerpo de su señor, haciendo sobre él el más doloroso y risueño llanto del mundo, creyendo que estaba muerto. En cet instant, tous les gens de la compagnie de don Quichotte accouraient auprès de lui. Mais ceux de la procession, qui les virent approcher en courant, et derrière eux les archers avec leurs arbalètes, craignant quelque méchante affaire, formèrent tous le carré autour de la sainte image. Les chaperons bas, et empoignant, ceux-ci les disciplines, ceux-là les chandeliers, ils attendaient l′assaut, bien résolus à se défendre, et même, s′ils le pouvaient, à prendre l′offensive contre les assaillants. Mais la fortune arrangea mieux les affaires qu′on ne le pensait ; car Sancho ne fit autre chose que de se jeter sur le corps de son seigneur, et, le croyant mort, de commencer la plus douloureuse et la plus riante lamentation du monde.
El cura fue conocido de otro cura que en la procesión venía , cuyo conocimiento puso en sosiego el concebido temor de los dos escuadrones . El primer cura dio al segundo, en dos razones, cuenta de quién era don Quijote, y así él como toda la turba de los diciplinantes fueron a ver si estaba muerto el pobre caballero, y oyeron que Sancho Panza, con lágrimas en los ojos, decía: Le curé fut reconnu par un de ses confrères qui se trouvait dans la procession, et cette reconnaissance apaisa l′effroi réciproque des deux escadrons. Le premier curé fit en deux mots au second l′histoire de don Quichotte, et aussitôt toute la foule des pénitents accourut pour voir si le pauvre gentilhomme était mort. Ils entendirent que Sancho, les larmes aux yeux, lui parlait ainsi :
-¡Oh flor de la caballería , que con solo un garrotazo acabaste la carrera de tus tan bien gastados años! ¡Oh honra de tu linaje, honor y gloria de toda la Mancha, y aun de todo el mundo , el cual, faltando tú en él, quedará lleno de malhechores, sin temor de ser castigados de sus malas fechorías! ¡Oh liberal sobre todos los Alejandros, pues por solos ocho meses de servicio me tenías dada la mejor ínsula que el mar ciñe y rodea! ¡Oh humilde con los soberbios y arrogante con los humildes, acometedor de peligros, sufridor de afrentas, enamorado sin causa, imitador de los buenos , azote de los malos, enemigo de los ruines, en fin, caballero andante, que es todo lo que decir se puede! « Ô fleur de la chevalerie, qui as vu trancher d′un seul coup de bâton la carrière de tes ans si bien employés ! ô honneur de ton lignage, gloire de la Manche et même du monde entier, lequel, toi lui manquant, va rester plein de malfaiteurs qui ne craindront plus le châtiment de leurs méfaits ! ô libéral par-dessus tous les Alexandres, puisque, pour huit mois de service et pas davantage, tu m′avais donné la meilleure île que la mer entoure de ses flots ! ô toi, humble avec les superbes et arrogant avec les humbles, affronteur de périls, endureur d′outrages, amoureux sans objet, imitateur des bons, fléau des méchants, ennemi des pervers, enfin, chevalier errant, ce qui est tout ce qu′on peut dire !… »
Con las voces y gemidos de Sancho revivió don Quijote, y la primer palabra que dijo fue. Aux cris et aux gémissements de Sancho, don Quichotte rouvrit les yeux, et la première parole qu′il prononça fut celle-ci :
-El que de vos vive ausente, dulcísima Dulcinea, a mayores miserias que éstas está sujeto. Ayúdame, Sancho amigo, a ponerme sobre el carro encantado, que ya no estoy para oprimir la silla de Rocinante, porque tengo todo este hombro hecho pedazos. « Celui qui vit loin de vous, dulcissime Dulcinée, est sujet à de plus grandes misères. Aide-moi, ami Sancho, à me remettre sur le char enchanté ; je ne suis pas en état d′étreindre la selle de Rossinante, car j′ai cette épaule en morceaux.
-Eso haré yo de muy buena gana, señor mío -respondió Sancho-, y volvamos a mi aldea en compañía destos señores, que su bien desean , y allí daremos orden de hacer otra salida que nos sea de más provecho y fama. – C′est ce que je ferai bien volontiers, mon cher seigneur, répondit Sancho ; et retournons à notre village, en compagnie de ces messieurs, qui veulent votre bien ; là, nous nous préparerons à faire une troisième sortie qui nous donne plus de profit et de réputation.
-Bien dices, Sancho -respondió don Quijote-, y será gran prudencia dejar pasar el mal influjo de las estrellas que agora corre. – Tu parles d′or, Sancho, répliqua don Quichotte : ce sera grande prudence à nous de laisser passer la méchante influence des étoiles qui court en ce moment. »
El canónigo y el cura y barbero le dijeron que haría muy bien en hacer lo que decía; y así, habiendo recebido grande gusto de las simplicidades de Sancho Panza, pusieron a don Quijote en el carro, como antes venía. La procesión volvió a ordenarse y a proseguir su camino; el cabrero se despidió de todos; los cuadrilleros no quisieron pasar adelante, y el cura les pagó lo que se les debía. El canónigo pidió al cura le avisase el suceso de don Quijote, si sanaba de su locura o si proseguía en ella, y con esto tomó licencia para seguir su viaje. En fin, todos se dividieron y apartaron, quedando solos el cura y barbero, don Quijote y Panza, y el bueno de Rocinante, que a todo lo que había visto estaba con tanta paciencia como su amo . Le chanoine, le curé et le barbier lui répétèrent à l′envi qu′il ferait très-sagement d′exécuter ce qu′il disait. Quand ils se furent amusés des simplicités de Sancho, ils placèrent don Quichotte sur la charrette, comme il y était auparavant. La procession se remit en ordre, et poursuivit sa marche à l′ermitage ; le chevrier prit congé de tout le monde ; les archers ne voulurent pas aller plus loin, et le curé leur paya ce qui leur était dû ; le chanoine pria le curé de lui faire savoir ce qui arriverait de don Quichotte, s′il guérissait de sa folie, ou s′il y persistait, et, quand il en eut reçu la promesse, il demanda la permission de continuer son voyage. Enfin, toute la troupe se divisa, et chacun s′en alla de son côté, laissant seuls le curé et le barbier, don Quichotte et Sancho Panza, ainsi que le bon Rossinante, qui gardait, à tout ce qu′il voyait faire, la même patience que son maître.
El boyero unció sus bueyes y acomodó a don Quijote sobre un haz de heno, y con su acostumbrada flema siguió el camino que el cura quiso, y a cabo de seis días llegaron a la aldea de don Quijote, adonde entraron en la mitad del día, que acertó a ser domingo , y la gente estaba toda en la plaza, por mitad de la cual atravesó el carro de don Quijote. Acudieron todos a ver lo que en el carro venía, y, cuando conocieron a su compatrioto, quedaron maravillados, y un muchacho acudió corriendo a dar las nuevas a su ama y a su sobrina de que su tío y su señor venía flaco y amarillo, y tendido sobre un montón de heno y sobre un carro de bueyes. Cosa de lástima fue oír los gritos que las dos buenas señoras alzaron, las bofetadas que se dieron, las maldiciones que de nuevo echaron a los malditos libros de caballerías; todo lo cual se renovó cuando vieron entrar a don Quijote por sus puertas. Le bouvier attela ses bœufs, arrangea don Quichotte sur une botte de foin, et suivit avec son flegme accoutumé la route que le curé désigna. Au bout de six jours, ils arrivèrent au village de don Quichotte. C′était au beau milieu de la journée, qui se trouva justement un dimanche, et tous les habitants étaient réunis sur la place que devait traverser la charrette de don Quichotte. Ils accoururent pour voir ce qu′elle renfermait, et, quand ils reconnurent leur compatriote, ils furent étrangement surpris. Un petit garçon courut à toutes jambes porter cette nouvelle à la gouvernante et à la nièce. Il leur dit que leur oncle et seigneur arrivait, maigre, jaune, exténué, étendu sur un tas de foin, dans une charrette à bœufs. Ce fut une pitié d′entendre les cris que jetèrent les deux bonnes dames, les soufflets qu′elles se donnèrent, et les malédictions qu′elles lancèrent de nouveau sur tous ces maudits livres de chevalerie, désespoir qui redoubla quand elles virent entrer don Quichotte par les portes de sa maison.
A las nuevas desta venida de don Quijote, acudió la mujer de Sancho Panza, que ya había sabido que había ido con él sirviéndole de escudero, y, así como vio a Sancho, lo primero que le preguntó fue que si venía bueno el asno. Sancho respondió que venía mejor que su amo. À la nouvelle du retour de don Quichotte, la femme de Sancho Panza accourut bien vite, car elle savait que son mari était parti pour lui servir d′écuyer. Dès qu′elle vit Sancho, la première question qu′elle lui fit, ce fut si l′âne se portait bien. Sancho répondit que l′âne était mieux portant que le maître.
-Gracias sean dadas a Dios -replicó ella -, que tanto bien me ha hecho; pero contadme agora, amigo: ¿qué bien habéis sacado de vuestras escuderías?, ¿qué saboyana me traes a mí?, ¿qué zapaticos a vuestros hijos. « Grâces soient rendues à Dieu, s′écria-t-elle, qui m′a fait une si grande faveur ! Mais maintenant, ami, contez-moi quelle bonne fortune vous avez tirée de vos fonctions écuyères ; quelle jupe à la savoyarde m′apportez-vous ? et quels souliers mignons à vos enfants ?
-No traigo nada deso -dijo Sancho-, mujer mía, aunque traigo otras cosas de más momento y consideración. – Je n′apporte rien de tout cela, femme, répondit Sancho ; mais j′apporte d′autres choses de plus de poids et de considération.
-Deso recibo yo mucho gusto -respondió la mujer-; mostradme esas cosas de más consideración y más momento, amigo mío, que las quiero ver, para que se me alegre este corazón, que tan triste y descontento ha estado en todos los siglos de vuestra ausencia. – J′en suis toute ravie, répliqua la femme ; montrez-moi vite, cher ami, ces choses de plus de considération et de poids ; je les veux voir pour qu′elles réjouissent ce pauvre cœur, qui est resté si triste et si inconsolable tous les siècles de votre absence.
-En casa os las mostraré , mujer -dijo Panza-, y por agora estad contenta, que, siendo Dios servido de que otra vez salgamos en viaje a buscar aventuras, vos me veréis presto conde o gobernador de una ínsula, y no de las de por ahí, sino la mejor que pueda hallarse. – Vous les verrez à la maison, femme, reprit Panza, et quant à présent, soyez contente : car, si Dieu permet que nous nous mettions une autre fois en voyage pour chercher des aventures, vous me verrez bientôt revenir comte, ou gouverneur d′une île, et non de la première venue, mais de la meilleure qui se puisse rencontrer.
-Quiéralo así el cielo, marido mío; que bien lo habemos menester. Mas, decidme: ¿qué es eso de ínsulas, que no lo entiendo. – Que le ciel y consente, mari, répondit la femme, car nous en avons grand besoin. Mais, dites-moi, qu′est-ce que c′est que ça, des îles ? Je n′y entends rien.
-No es la miel para la boca del asno -respondió Sancho-; a su tiempo lo verás, mujer, y aun te admirarás de oírte llamar Señoría de todos tus vasallos. – Le miel n′est pas pour la bouche de l′âne, répliqua Sancho ; au temps venu, tu le verras, femme, et même tu seras bien étonnée de t′entendre appeler Votre Seigneurie par tous tes vassaux.
-¿Qué es lo que decís, Sancho, de señorías, ínsulas y vasallos? -respondió Juana Panza, que así se llamaba la mujer de Sancho , aunque no eran parientes, sino porque se usa en la Mancha tomar las mujeres el apellido de sus maridos. – Que dites-vous là, Sancho, de vassaux, d′îles et de seigneuries ? reprit Juana Panza (ainsi s′appelait la femme de Sancho, non qu′ils fussent parents, mais parce qu′il est d′usage dans la Manche que les femmes prennent le nom de leurs maris@310]).
-No te acucie s, Juana, por saber todo esto tan apriesa; basta que te digo verdad, y cose la boca. Sólo te sabré decir, así de paso, que no hay cosa más gustosa en el mundo que ser un hombre honrado escudero de un caballero andante buscador de aventuras. Bien es verdad que las más que se hallan no salen tan a gusto como el hombre querría, porque de ciento que se encuentran, las noventa y nueve suelen salir aviesas y torcidas. Sélo yo de expiriencia, porque de algunas he salido manteado, y de otras molido; pero, con todo eso, es linda cosa esperar los sucesos atravesando montes, escudriñando selvas, pisando peñas, visitando castillos, alojando en ventas a toda discreción, sin pagar, ofrecido sea al diablo, el maravedí . – Ne te presse pas tant, Juana, de savoir tout cela d′un seul coup. Il suffit que je te dise la vérité, et bouche close. Seulement je veux bien te dire, comme en passant, qu′il n′y a rien pour un homme de plus délectable au monde que d′être l′honnête écuyer d′un chevalier errant chercheur d′aventures. Il est bien vrai que la plupart de celles qu′on trouve ne tournent pas si plaisamment que l′homme voudrait ; car, sur un cent que l′on rencontre en chemin, il y en a régulièrement quatre-vingt-dix-neuf qui tournent tout de travers. Je le sais par expérience, puisque, de quelques-unes, je me suis tiré berné, et d′autres moulu ; mais, avec tout cela, c′est une jolie chose que d′attendre les aventures, en traversant les montagnes, en fouillant les forêts, en grimpant sur les rochers, en visitant les châteaux, en s′hébergeant dans les hôtelleries, à discrétion, sans payer un maravédi d′écot, pas seulement l′aumône du diable. »
Todas estas pláticas pasaron entre Sancho Panza y Juana Panza, su mujer, en tanto que el ama y sobrina de don Quijote le recibieron, y le desnudaron, y le tendieron en su antiguo lecho. Mirábalas él con ojos atravesados, y no acababa de entender en qué parte estaba. El cura encargó a la sobrina tuviese gran cuenta con regalar a su tío, y que estuviesen alerta de que otra vez no se les escapase , contando lo que había sido menester para traelle a su casa. Aquí alzaron las dos de nuevo los gritos al cielo; allí se renovaron las maldiciones de los libros de caballerías, allí pidieron al cielo que confundiese en el centro del abismo a los autores de tantas mentiras y disparates. Finalmente, ellas quedaron confusas y temerosas de que se habían de ver sin su amo y tío en el mesmo punto que tuviese alguna mejoría; y sí fue como ellas se lo imaginaron. Pendant que ces entretiens occupaient Sancho Panza et Juana Panza sa femme, la gouvernante et la nièce de don Quichotte reçurent le chevalier, le déshabillèrent et l′étendirent dans son antique lit à ramages. Il les regardait avec des yeux hagards, et ne pouvait parvenir à se reconnaître. Le curé chargea la nièce d′avoir grand soin de choyer son oncle ; et, lui recommandant d′être sur le qui-vive, de peur qu′il ne leur échappât une autre fois, il lui conta tout ce qu′il avait fallu faire pour le ramener à la maison. Ce fut alors une nouvelle scène. Les deux femmes se remirent à jeter les hauts cris, à répéter leurs malédictions contre les livres de chevalerie, à prier le ciel de confondre au fond de l′abîme les auteurs de tant de mensonges et d′impertinences. Finalement, elles demeurèrent fort inquiètes et fort troublées par la crainte de se voir encore privées de leur oncle et seigneur dès que sa santé serait un peu rétablie ; et c′est ce qui arriva justement comme elles l′avaient imaginé.
Pero el autor desta historia, puesto que con curiosidad y diligencia ha buscado los hechos que don Quijote hizo en su tercera salida, no ha podido hallar noticia de ellas, a lo menos por escrituras auténticas; sólo la fama ha guardado, en las memorias de la Mancha, que don Quijote, la tercera vez que salió de su casa, fue a Zaragoza , donde se halló en unas famosas justas que en aquella ciudad hicieron, y allí le pasaron cosas dignas de su valor y buen entendimiento. Ni de su fin y acabamiento pudo alcanzar cosa alguna, ni la alcanzara ni supiera si la buena suerte no le deparara un antiguo médico que tenía en su poder una caja de plomo, que, según él dijo, se había hallado en los cimientos derribados de una antigua ermita que se renovaba; en la cual caja se habían hallado unos pergaminos escritos con letras góticas, pero en versos castellanos, que contenían muchas de sus hazañas y daban noticia de la hermosura de Dulcinea del Toboso, de la figura de Rocinante, de la fidelidad de Sancho Panza y de la sepultura del mesmo don Quijote, con diferentes epitafios y elogios de su vida y costumbres. Mais l′auteur de cette histoire, malgré toute la diligence qu′il a mise à rechercher curieusement les exploits que fit don Quichotte à sa troisième sortie, n′a pu en trouver nulle part le moindre vestige, du moins en des écritures authentiques. Seulement la renommée a conservé dans la mémoire des habitants de la Manche une tradition qui rapporte que, la troisième fois qu′il quitta sa maison, don Quichotte se rendit à Saragosse, où il assista aux fêtes d′un célèbre tournoi qui eut lieu dans cette ville@311], et qu′il lui arriva, en cette occasion, des choses dignes de sa haute valeur et de sa parfaite intelligence. Quant à la manière dont il termina sa vie, l′historien n′en put rien découvrir, et jamais il n′en aurait rien su, si le plus heureux hasard ne lui eût fait rencontrer un vieux médecin qui avait en son pouvoir une caisse de plomb, trouvée, à ce qu′il disait, sous les fondations d′un antique ermitage qu′on abattait pour le rebâtir@312]. Dans cette caisse on avait trouvé quelques parchemins écrits en lettres gothiques, mais en vers castillans, qui rapportaient plusieurs des prouesses de notre chevalier, qui rendaient témoignage de la beauté de Dulcinée du Toboso, de la tournure de Rossinante, de la fidélité de Sancho Panza, et qui faisaient connaître la sépulture de don Quichotte lui-même, avec diverses épitaphes et plusieurs éloges de sa vie et ses mœurs.
Y los que se pudieron leer y sacar en limpio fueron los que aquí pone el fidedigno autor desta nueva y jamás vista historia. El cual autor no pide a los que la leyeren, en premio del inmenso trabajo que le costó inquerir y buscar todos los archivos manchegos, por sacarla a luz, sino que le den el mesmo crédito que suelen dar los discretos a los libros de caballerías, que tan validos andan en el mundo; que con esto se tendrá por bien pagado y satisfecho, y se animará a sacar y buscar otras, si no tan verdaderas , a lo menos de tanta invención y pasatiempo. Les vers qu′on put lire et mettre au net sont ceux que rapporte ici le véridique auteur de cette nouvelle et surprenante histoire. Cet auteur ne demande à ceux qui la liront, en dédommagement de l′immense travail qu′il lui a fallu prendre pour compulser toutes les archives de la Manche avant de la livrer au grand jour de la publicité, rien de plus que de lui accorder autant de crédit que les gens d′esprit en accordent d′habitude aux livres de chevalerie, qui circulent dans ce monde avec tant de faveur. Moyennant ce prix, il se tiendra pour dûment payé et satisfait, tellement qu′il s′enhardira à chercher et à publier d′autres histoires, sinon aussi véritables, au moins d′égale invention et d′aussi gracieux passe-temps.
Las palabras primeras que estaban escritas en el pergamino que se halló en la caja de plomo eran éstas. Voici les premières paroles écrites en tête du parchemin qui se trouva dans la caisse de plomb:
LOS ACADÉMICOS DE LA ARGAMASILLA,
LUGAR DE LA MANCHA,
EN VIDA Y MUERTE DEL VALEROSO
DON QUIJOTE DE LA MANCHA,
HOC SCRIPSERUNT:
LES ACADÉMICIENS D′ARGAMASILLA,
BOURG DE LA MANCHE,
SUR LA VIE ET LA MORT DU VALEUREUX
DON QUICHOTTE DE LA MANCHE,
HOC SCRIPSERUNT.
EL MONICONGO ,
ACADÉMICO DE LA ARGAMASILLA,
A LA SEPULTURA DE DON QUIJOTE
Epitafio
El calvatrueno que adornó a la Mancha
de más despojos que Jasón decreta;
el jüicio que tuvo la veleta
aguda donde fuera mejor ancha,
el brazo que su fuerza tanto ensancha,
que llegó del Catay hasta Gaeta,
la musa más horrenda y más discreta
que grabó versos en la broncínea plancha,
el que a cola dejó los Amadises,
y en muy poquito a Galaores tuvo,
estribando en su amor y bizarría,
el que hizo callar los Belianises,
aquel que en Rocinante errando anduvo,
yace debajo desta losa fría.
LE MONICONGO,
ACADÉMICIEN D′ARGAMASILLA,
SUR LA SÉPULTURE DE DON QUICHOTTE.
ÉPITAPHE

« Le cerveau brûlé qui para la Manche de plus de dépouilles que Jason de Crète ; le jugement qui eut la girouette pointue, quand elle aurait mieux fait d′être plate ;

« Le bras qui étendit sa force tellement au loin, qu′il atteignit du Catay à Gaëte ; la muse la plus effroyable et la plus discrète qui grava jamais des vers sur une table d′airain ;

« Celui qui laissa les Amadis à l′arrière-garde, et se soucia fort peu des Galaors, appuyé sur les étriers de l′amour et de la valeur ;« Celui qui fit taire tous les Bélianis ; qui, sur Rossinante, erra à l′aventure, celui-là gît sous cette froide pierre. »
DEL PANIAGUADO ,
ACADÉMICO DE LA ARGAMASILLA,
In laudem Dulcineae del Toboso
SONETO
Esta que veis de rostro amondongado,
alta de pechos y ademán brioso,
es Dulcinea, reina del Toboso,
de quien fue el gran Quijote aficionado.

Pisó por ella el uno y otro lado
de la gran Sierra Negra, y el famoso
campo de Montïel, hasta el herboso
llano de Aranjüez, a pie y cansado.

Culpa de Rocinante, ¡oh dura estrella!,
que esta manchega dama, y este invito
andante caballero, en tiernos años,

ella dejó, muriendo, de ser bella;
y él, aunque queda en mármores escrito,
no pudo huir de amor, iras y engaños.
LE PANIAGUADO, ACADÉMICIEN D′ARGAMASILLA,IN LAUDEM DULCINAE DU TOBOSO
Sonnet.

« Celle que vous voyez au visage hommasse, aux fortes épaules, à la posture fière, c′est Dulcinée, reine du Toboso, dont le grand Don Quichotte fut épris.

» Pour elle, il foula l′un et l′autre flanc de la grande montagne Noire, et la fameuse campagne de Montiel, jusqu′à la plaine herbue d′Aranjuez, à pied et fatigué

» Par la faute de Rossinante. Oh ! quelle étoile influa sur cette dame manchoise et cet invincible chevalier errant ? Dans ses jeunes années,

» Elle cessa en mourant d′être belle, et lui, bien qu′il reste gravé sur le marbre, il ne put échapper à l′amour, aux ressentiments, aux fourberies. »
DEL CAPRICHOSO,
DISCRETÍSIMO ACADÉMICO DE LA ARGAMASILLA,
EN LOOR DE ROCINANTE,
CABALLO DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA
SONETO
En el soberbio trono diamantino
que con sangrientas plantas huella Marte ,
frenético, el Manchego su estandarte
tremola con esfuerzo peregrino.

Cuelga las armas y el acero fino
con que destroza, asuela, raja y parte:
¡nuevas proezas!, pero inventa el arte
un nuevo estilo al nuevo paladino.

Y si de su Amadís se precia Gaula,
por cuyos bravos descendientes Grecia
triunfó mil veces y su fama ensancha,
hoy a Quijote le corona el aula

do Belona preside , y dél se precia,
más que Grecia ni Gaula, la alta Mancha .

Nunca sus glorias el olvido mancha,
pues hasta Rocinante, en ser gallardo,
excede a Brilladoro y a Bayardo.
LE CAPRICHOSO,
TRÈS-SPIRITUEL ACADÉMICIEN D′ARGAMASILLA,
À LA LOUANGE DE ROSSINANTE,
CHEVAL DE DON QUICHOTTE DE LA MANCHE
Sonnet.

« Sur le superbe tronc diamanté que Mars foule de ses pieds sanglants, le frénétique Manchois arbore son étendard avec une vaillance inouïe.

» Il suspend les armes et le fin acier avec lequel il taille, il tranche, il éventre, il décapite. Nouvelles prouesses ! mais l′art invente un nouveau style pour le nouveau paladin.

» Si la Gaule vante son Amadis, dont les braves descendants firent mille fois triompher la Grèce, et étendirent sa gloire,

» Aujourd′hui, la cour où Bellone préside couronne Don Quichotte, et la Manche insigne se glorifie plus de lui que la Grèce et la Gaule.

» Jamais l′oubli ne souillera ses gloires, car Rossinante même excède en gaillardise Brillador et Bayard. »
DEL BURLADOR,
ACADÉMICO ARGAMASILLESCO,
A SANCHO PANZA
SONETO
Sancho Panza es aquéste, en cuerpo chico,
pero grande en valor, ¡milagro estraño!
Escudero el más simple y sin engaño
que tuvo el mundo, os juro y certifico.

De ser conde no estuvo en un tantico,
si no se conjuraran en su daño
insolencias y agravios del tacaño
siglo, que aun no perdonan a un borrico.

Sobre él anduvo -con perdón se miente-
este manso escudero, tras el manso
caballo Rocinante y tras su dueño.

¡Oh vanas esperanzas de la gente;
cómo pasáis con prometer descanso,
y al fin paráis en sombra, en humo, en sueño!
LE BURLADOR, ACADÉMICIEN ARGAMASILLESQUE, À SANCHO PANZA
SONNET
« Voilà Sancho Panza, petit de corps,
mais grand en valeur. Miracle étrange !
ce fut bien l′écuyer le plus simple et sans artifice
que vit le monde, je vous le jure et certifie.

« Il fut à deux doigts d′être comte,
et il l′aurait été, si pour sa ruine,
ne se fussent conjurées les impertinences du siècle vaurien,
qui ne pardonnent pas même à un âne.

« C′est sur un âne (parlant par respect) que marchait
ce doux écuyer,
derrière le doux cheval Rossinante et derrière son maître.

« Ô vaines espérances des humains !
vous passez en promettant le repos,
et vous vous perdez à la fin en ombre, en fumée, en songe. »
DEL CACHIDIABLO ,
ACADÉMICO DE LA ARGAMASILLA,
EN LA SEPULTURA DE DON QUIJOTE
Epitafio
Aquí yace el caballero,
bien molido y mal andante,
a quien llevó Rocinante
por uno y otro sendero.
Sancho Panza el majadero
yace también junto a él,
escudero el más fïel
que vio el trato de escudero.
LE CACHIDIABLO ,
ACADÉMICIEN D′ARGAMASILLA,
SUR LA SÉPULTURE DE DON QUICHOTTE.
Épitaphe
« Ci-gît le chevalier
bien moulu et mal errant
que porta Rossinante
par voies et par chemins.
« Gît également près
de lui Sancho Panza le nigaud,
écuyer le plus fidèle
que vit le métier d′écuyer. »
DEL TIQUITOC,
ACADÉMICO DE ARGAMASILLA,
EN LA SEPULTURA DE DULCINEA DEL TOBOSO
Epitafio
Reposa aquí Dulcinea;
y, aunque de carnes rolliza,
la volvió en polvo y ceniza
la muerte espantable y fea.
Fue de castiza ralea,
y tuvo asomos de dama;
del gran Quijote fue llama,
y fue gloria de su aldea.
DU TIQUITOC,
ACADÉMICIEN D′ARGAMASILLA,
SUR LA SÉPULTURE DE DULCINÉE DU
TOBOSO
Épitaphe
« Ici repose Dulcinée,
que, bien que fraîche et dodue,
la laide et épouvantable mort
a changée en poussière et en cendre.
« Elle naquit de chaste race
et se donna quelques airs de grande dame ;
elle fut la flamme du grand don Quichotte,
et la gloire de son village. »
Éstos fueron los versos que se pudieron leer; los demás, por estar carcomida la letra, se entregaron a un académico para que por conjeturas los declarase. Tiénese noticia que lo ha hecho, a costa de muchas vigilias y mucho trabajo, y que tiene intención de sacallos a luz, con esperanza de la tercera salida de don Quijote.

Forsi altro canterà con miglior plectro.

Ces vers étaient les seuls qu′on pût lire. Les autres, dont l′écriture était rongée des vers, furent remis à un académicien pour qu′il les expliquât par conjectures. On croit savoir qu′il y est parvenu à force de veilles et de travail, et qu′il a l′intention de publier ces vers, dans l′espoir de la troisième sortie de don Quichotte.

Forse altri canterà con miglior plettro.

Finis