Tirso de Molina
Escarmientos para el cuerdo

Personas que hablan en ella
    GARCIA de Sá, viejo
  • Don JUAN de Mascareñas
  • MANUEL de Sosa
  • Doña MARIA de Silva
  • SAFIDIN, Rey indio
  • BUNGA, negra
  • DIAGUITO, niño
  • CARBALLO, lacayo
  • BARBOSA
  • Doña LEONOR de Sá
  • Doña ISABEL
  • ROSAMBUCA, Reina india
  • CURGURU, negro
  • QUINGO, negro
  • MARINEROS
  • Dos CRIADOS
  • NEGROS
  • SOLDADOS
  


ACTO PRIMERO

Música de todos géneros y entran por un palenque con los instrumentos de un bautismo en fuentes de plata, gentileshombres bizarros en cuerpo; detrás de todos don JUAN, que lleva sobre una fuente un turbante y en él una corona, y en el remate una cruz. Luego vestido a lo turquesco, de blanco, el rey SAFIDIN, descubierta la cabeza; a su lado GARCIA de Sá, viejo, gobernador, bizarro, en cuerpo a lo antiguo. Por otro palenque SOLDADOS bizarros, uno de ellos con la banda de las Quinas de Portugal; y arcabuces, trompetas y cajas. Detrás, arrastrando una pica, MANUEL de Sosa, muy bizarro, y delante de él DIAGUITO con arcabuz pequeño, espada y daga. Arriba, en un balcón despejado y grande, la reina ROSAMBUCA a lo indio, coronada, y a su lado doña LEONOR, muy bizarra, y doña MARIA, de hombre, muy galán. Va a besar la mano MANUEL, a GARCIA, y tiénele

MANUEL:      A los triunfos portugueses,
   cuyas belicosas quinas,
   armas ya, primero estrellas,
   tiembla el Asia, Europa envidia,
   después que logró la iglesia 5
   las católicas vigilias
   de Enrique, glorioso infante,
   que ocasiona las primicias
   de este dilatado imperio
   y en diez lustros vio su silla, 10
   Portugal, triunfante en Goa,
   freno absoluto de la India;
   a sus triunfos, pues, eternos,
   añada Vueseñoría,
   gobernador generoso 15
   de tanto emporio y provincias,
   el que la fama le ofrece
   con la victoria más digna
   de perpetuarse en bronces
   que conservó el tiempo escritas. 20
   Quiso el gran Nuño de Acuña
   dar fin dichoso a sus días
   y gobierno, que en diez años
   honraron tantas conquistas,
   con la inexpugnable fuerza 25
   de Dío, que vio cumplida,
   a pesar de resistencias,
   ya idólatras, ya moriscas.
   Diola cuatrocientas brazas
   de ruedo, con perspectiva 30
   y figura triangular,
   y en sus ángulos fabrica
   tres célebres baluartes,
   sin otro, que predomina
   en medio la plaza de armas; 35
   y al cabo la fortifica
   de fosos, muros, torreones,
   portas, puentes levadizas,
   armas, bastimento y cuanto
   mostró el arte a la milicia. 40
   Llamóla Santo Tomé,
   apóstol que santifica
   con su sangre a Meliapor
   y a Oriente con sus relíquias.
   Presidióla con mil hombres; 45
   y dándome su alcaidía
   premió en mí, cuando no hazañas,
   lealtad que la califica.
   El Soldán de Cambayá,
   que a la libertad antigua 50
   de su imperio vio poner
   tal yugo en su tierra misma,
   e impaciente de que extraños
   le registren las salidas
   y entradas que al Indo mar 55
   nuestro fuerte le limitan,
   por tres años de gobierno
   que estuve en aquella isla
   procuró mi destrucción,
   ya en fe de paces fingidas, 60
   disimulando asechanzas,
   ya en peligrosas caricias,
   convidándome a sus fiestas
   y frecuentando visitas,
   ya, en fin, viendo mi cuidado 65
   con descubierta malicia,
   asaltándome de noche
   varias veces; mas perdida
   la esperanza de vencerme,
   habiendo llegado un día 70
   a Dío el gobernador
   don Nuño con dos cuadrillas
   de naves de guerra, apresta
   el bárbaro la infinita
   multitud de sus vasallos 75
   --en secreto apercibida--.
   De paz al puerto se acerca
   y con él concierta vistas
   que don Nuño rehusó
   diciéndole que venía 80
   indispuesto; dióle fe
   el Soldán, y con festivas
   demostraciones, creyendo
   hacer en él presa rica
   y enviarle en una jaula 85
   de hierro al Gran Turco, avisa
   al capitán general
   que sus gentes aperciba.
   Despachó luego un presente
   de diversas salvajinas, 90
   como corzos y venados
   al enfermo, y se convida
   a entrar a verle a su nave;
   mas antes de darle, quitan
   a la caza pies y manos, 95
   señal ordinaria en la India,
   cuando tal regalo se hace,
   de que ya es gente cautiva
   sin pies ni manos aquella
   a quien tal presente envían. 100
   Disimuló su soberbia,
   y admitiendo su visita
   le hicieron bélica salva
   bombardas y chirimías.
   Llegó en seis fustas el moro; 105
   pero apenas subió arriba
   por la escala al galeón
   cuando manda que le embistan
   trescientos juncos y paraos
   --naves son de la milicia 110
   indiana--con que en un punto
   el mar, que de tanta quilla
   se vió oprimido, espumando
   cólera, montes enrisca
   tan altos, que pudo en ellos 115
   volverse la luna ninfa.
   Seis mil flecheros disparan
   a un tiempo jaras y grita
   tanta, que sordos y ciegos
   temió el oído y la vista; 120
   pero haciéndose a la mar
   los nuestros, las naves viran,
   y, parteando preñeces
   de bronce, las olas limpian
   con las esconas de fuego, 125
   cuyas pelotas derriban
   mil cabezas para chazas
   de la fama que eternizan.
   Tembló la armada blasfema,
   huyendo las que fulminan 130
   nubes de metales roncos
   los Falaris de sus vidas,
   y el bárbaro que intentaba,
   mientras sus flechas granizan,
   prender al gobernador, 135
   viendo la mortal rÜina
   de sus indios, temeroso
   se arroja al agua, y encima
   de sus olas con los brazos
   lisonjas al mar dedica. 140
   Blanco de nuestros mosquetes,
   llegó con tantas heridas,
   que para escribir victorias
   su sangre al mar prestó tinta.
   Tomó puerto ya sin alma 145
   el cuerpo infiel, y a la orilla,
   en mausoleos de arena,
   no echó menos los de Libia.
   Saltamos en tierra todos,
   y barriendo la marina 150
   de la infinidad cobarde,
   la venganza hizo tal riza
   que, temerosas las almas
   de la estrecha compañía
   de sus cuerpos, diez mil moros 155
   a la muerte hicieron rica.
   Asaltamos la ciudad,
   que de nuestro fuerte dista
   dos leguas, y entrando en ella,
   ni la inocente puericia, 160
   ni la decrépita plata,
   ni el sexo hermoso que priva
   de las armas el furor
   y vence a la cortesía,
   admitió sus privilegios; 165
   porque igualmente la ira
   portuguesa añadió a Troya,
   si no lástimas, cenizas.
   Satisfizo su hambre el fuego,
   como su sed la codícia, 170
   con los robados despojos,
   y después que por tres días
   unos lloran y otros cantan,
   el gran Nuño fortifica
   la plaza; añade soldados 175
   a la fortaleza e isla;
   encarga a Antonio Silveira,
   persona tan noble y digna,
   de su gobierno, que puede
   serlo de esta monarquía. 180
   Cumplidos ya mis tres años,
   llevarme en su compañía
   quisiera el gobernador;
   pero la amistad antigua
   del nuevo alcaide Silveira 185
   pudo tanto, que me obliga
   a militar a su sombra,
   y la inclinación y estima
   que a Dío y su fortaleza
   tengo, pues fue hechura mía, 190
   y yo su primer caudillo,
   me compele a que le asista.
   Murió el gran Nuño, si muere
   quien, a pesar de la envidia,
   en archivos de la fama 195
   al tiempo se inmortaliza,
   y entró el gran don Juan de Castro,
   tercer virrey de la India,
   que cargado de victorias
   en flor la muerte marchita. 200
   Muerto, pues, el Soldán viejo,
   Baduz de la fuerte dicha,
   y siendo su sucesor
   un sobrino--que no estiman
   los hijos para herederos 205
   en estas anchas provincias,
   sino a los hijos de hermanas,
   pues de este modo averiguan
   ser su sangre y aborrecen
   sospechosas bastardías 210
   por las dudas de los padres,
   que en la mujer no peligran--
   deseando la venganza
   del tío, en secreto envía
   embajadores a Grecia 215
   que al Turco favor le pidan
   con que destierren del Asia
   las portuguesas reliquias,
   y sujetando el Oriente
   usurpe su monarquía. 220
   Es el bravo Solimán
   el que agora tiraniza
   el otomano gobierno;
   aquél que tembló en Hungría
   de la fortuna de Carlos, 225
   y afrentoso se retira
   de las águilas del César,
   luz de Austria y sol de Castilla.
   Este, pues, considerando
   que si codicioso esquilma 230
   las orientales riquezas,
   sus drogas y especierías,
   señor del globo terrestre
   será fácil su conquista
   y del un trópico al otro 235
   no habrá nación que no oprima,
   arroja al Bermejo mar
   por las riberas egipcias
   sesenta y cuatro galeras
   y en ellas turcos alista. 240
   Trece mil rumes--así
   a los turcos apellidan
   en estas partes, creyendo
   que de Roma se originan--
   genízaros los seis mil 245
   y esotra gente escogida,
   ejercitada en Europa,
   los más de su guardia misma;
   nómbrales por general
   el Bajá de Egipto, digna 250
   persona para tal cargo
   por la experiencia y noticia
   en las cosas militares;
   pero de tan peregrina
   crasitud y corpulencia, 255
   que dicen que le caía
   sobre los pechos la carne
   de la barba, y que las tripas
   con una faja al pescuezo
   atadas, le daba grita 260
   nuestra gente, y le llamaba
   ganapán de su barriga.
   Este, pues, aunque tan grueso,
   inmóvil en una silla,
   lo que en las fuerzas 265
   le falta equivale
   en lo que arbitra;
   desembarcó en Cambayá
   y recibióle en su orilla,
   con aplausos y lisonjas, 270
   el Soldán y su familia;
   y deseosos los dos
   de dejar la tierra limpia
   de lusitanos estorbos,
   marcharon al otro día, 275
   llevando en entrambos campos,
   sin chusma y gente baldía,
   cuarenta y siete mil hombres,
   los treinta de flechería,
   los demás ejercitados 280
   en el mosquete, la pica,
   y los demás que en Europa
   honra nuestra disciplina.
   Llegados por tierra y mar
   tercios y naves nos sitian, 285
   y luego al asalto tocan,
   porque no nos aperciban
   la prevención y el sosiego;
   pero al instante que arriman
   escalas a la muralla, 290
   las coronan por encima
   portugueses que, animosos,
   trescientos turcos derriban
   a la ruciada primera
   de nuestra mosquetería. 295
   Eramos sólo quinientos,
   cincuenta mil la enemiga
   multitud; contad ahora
   a qué tantos nos cabría.
   Matáronnos seis no más, 300
   y cobardes se retiran
   a las tiendas de Cogá,
   general de la provincia.
   Hubo entonces portugueses
   a quien el valor anima 305
   de suerte, que abren las puertas
   y la retaguardia pican
   hasta coger treinta de ellos,
   que con música festiva
   colgaron de las almenas, 310
   para mayor ignominia,
   con sus arcos a los cuellos,
   cimitarras en las cintas,
   turbantes en las cabezas,
   vestidos de telas ricas. 315
   Blasfemaba el bajá grueso,
   que nuestro valor admira;
   pero lo que sintió más
   es ver que el mar solemniza
   nuestra victoria de modo 320
   que, aplaudiendo nuestra dicha,
   montes de vidrio levanta
   por que en los cascos embistan.
   Chocaron unos con otros
   de suerte que, sumergidas 325
   seis galeras, las demás,
   destrozadas, se retiran
   al puerto de Madrefaba,
   cinco leguas más arriba
   de Dío, donde ancorando, 330
   cansancio y temor alivian.
   Atrincheróse en el cerco
   el campo; y la artillería,
   a caballero plantada,
   comenzó la batería; 335
   y porque nuestros reparos
   menos al esfuerzo sirvan,
   una máquina echó al agua,
   que puso al principio grima.
   Era un galeón cargado 340
   de pez, pólvora y resina,
   de salitre y alquitrán,
   que al fuerte del mar arriman,
   para que, dándole fuego,
   mientras le vuelven ceniza 345
   las llamas, les den entrada,
   y el humo que desatina
   estorbe nuestra defensa.
   La traza era peregrina,
   a no ser tan grande el peso, 350
   que aguardaron aguas vivas
   para poderle arrimar;
   pero osó la valentía
   de Francisco de Gobea,
   capitán de infantería, 355
   hacer una hazaña hasta hoy
   sin ejemplar e inaudita,
   española, temeraria,
   portuguesa, ejecutiva.
   Aguardó a la media noche, 360
   y arrojándose en camisa
   al agua con una mecha
   dentro un cañón encendida,
   y una bomba de alquitrán,
   al galeón se avecina, 365
   y en un instante le pega
   la contagiosa malicia,
   con que los tres elementos,
   aire, tierra y fuego, lidian
   sobre el cuarto de tal forma, 370
   que reventando en astillas,
   luminarias de esta hazaña
   fue que al turco atemoriza.
   Quedó el bárbaro asombrado;
   y ciego, al cuarto de prima, 375
   el castillo de Rumeo
   asalta, y a escala vista
   le entró, perdiendo los nuestros
   en su defensa las vidas,
   sin quererse dar jamás, 380
   y entre ellos la valentía
   de su capitán Pacheco,
   cuya muerte en bronce escrita,
   siendo herencia de la fama,
   a un tiempo alegra y lastima. 385
   Diez asaltos generales
   nos dieron en veinte días,
   sin dejarnos sosegar
   uno solo; pero diga
   si ardides y estratagemas, 390
   tiros, flechas, fosos, minas,
   hallaron la vigilancia
   de nuevo valor vestida.
   Treinta hombres quedamos
   solos de quinientos, mas suplía 395
   el ánimo cantidades,
   hasta que al fin nos animan
   veinte fustas de socorro
   que don Juan de Castro envía
   con armas y bastimentos, 400
   y de noche dieron vista
   a nuestro fuerte, trayendo
   con presencia ostentativa
   cada uno cuatro faroles.
   Oyeron sus culebrinas 405
   los turcos, y sospechando
   tener a toda la India
   sobre sí, pegando fuego
   a su alojamiento, guían
   a embarcar, tan temerosos, 410
   que el bagaje, artillería
   y cuatrocientos heridos
   dejó, por que no le sigan.
   Veinte mil le degollamos
   en dos meses, cuyas vidas 415
   nos costaron cuatrocientas,
   a cincuenta bien vendidas.
   Recogimos los despojos;
   y con fiestas y alegrías
   en procesión venerable 420
   dimos las gracias debidas
   a Dios y a su madre intacta.
   No cuento, por infinitas,
   hazañas particulares.
   Los extraños las escriban. 425
   Sólo digo que hubo esfuerzo
   --el ánimo desatina--
   de portugués que, faltando
   la munición, se derriba
   los dientes con el cañón 430
   --es loca la valentía--
   matando a turco por diente.
   Estime vueseñoría
   esta célebre victoria,
   y valerosa prosiga 435
   las hazañas portuguesas
   porque el Asia se nos rinda.
GARCIA:      Estando vuestro valor
   en Dío, Manuel de Sosa,
   la victoria era forzosa, 440
   por más difícil mejor.
   Safidín, rey de Tanor,
   --provincia es de Malabar--
   se ha venido a bautizar;
   que mientras reino conquisto 445
   en paz, también sabe Cristo
   coronas a su ley dar.
   El y la reina han honrado
   nuestra corte, y yo, padrino
   de Safidín, determino 450
   festejar tan gran soldado.
   A buen tiempo habéis llegado;
   ponga luminarias Goa,
   y de la mejor canoa
   hasta el mayor galeón, 455
   con festiva ostentación
   adornen de popa a proa.
MANUEL:      Déme a besar vuestra alteza
   la mano.
SAFIDIN:                      Las vuestras dan
   asombros a Solimán 460
   y a Cambayá fortaleza.
   Cristiano soy, la llaneza
   de Portugal es la mía;
   alistad desde este día,
   sin reverenciar mi estado, 465
   Manuel de Sosa, un soldado,
   hermano de don García.
   El nombre dejo primero
   con la ley.    Ya soy nuevo hombre;
   en las obras y en el nombre 470
   imitar vuestro rey quiero.
   Déme don Juan el Tercero
   con el suyo su valor;
   don Juan soy, gobernador;
   que este blasón inmortal 475
   como ilustra a Portugal
   ha de ilustrará Tanor.
   Cuando en el agua divina
   mi esposa vuelva a nacer,
   el nombre le ha de poner 480
   vuestra reina Catalina.
   A Dios la cerviz inclina,
   y a pesar del Alcorán,
   pues ley y nombre nos dan
   vuestros reyes, ¿ qué más fama, 485
   si Catalina se llama
   y el Rey Safidín don Juan ?
GARCIA:      Gracia, señor, significa;
   gracias al cielo se den,
   pues en vos los nuestros ven 490
   la gracia que os vivifica;
   en cuerpo real alma rica
   de virtudes; envidiar
   os pueden A un tiempo y dar
   parabienes mi contento: 495
   reinar sin Dios es tormento,
   servirá Dios es reinar.
JUAN:      Dadnos, capitán de Dío,
   los brazos, si merecemos
   los que vuestros triunfos vemos 500
   gozarlos.
MANUEL:                    ¡ Oh don Juan mío !
   El alma que alegre os fío
   con ellos es bien que os dé.
JUAN:      ¡ Grande valor !
MANUEL:                        Corto fue,
   y mis hazañas pequeñas 505
   sin don Juan de Mascareñas,
   columna de nuestra fe.
   Mucho traigo que contaros.
DIAGUITO:      Si mi pequeñez merece
   esa mano que ennoblece 510
   a cuantos llegan a hablaros,
   haga mis principios claros
   y honre vuestra señoría
   con ella la boca mía.
GARCIA:      ¿ Quién sois vos, rapaz hermoso, 515
   tan portugués en lo airoso,
   tan hombre en la bizarría ?
DIAGUITO:      Poca cosa en lo chiquito,
   si grande en lo portugués;
   hidalgo me dicen que es 520
   mi padre, y yo soy Diaguito.
GARCIA:      Manuel: ¿ es vuestro ?
MANUEL:                              Un delito
   amoroso en Portugal
   me le dejó por señal
   y pena de mi ignorancia. 525
GARCIA:      Qué, ¿ hijo es vuestro ?
MANUEL:                              Es de ganancia.
GARCIA:      Ganancia fué de caudal.
DIAGUITO:      Nadie diga que es mi padre;
   que a mí nadie me engendró
   en el mundo mientras yo 530
   no sepa quién es mi madre.
   Esa ganancia le cuadre
   al que es torpe mercader,
   y ninguno ose poner
   en mí, con viles empleos, 535
   que por o corpo de deos
   que os bofes lle he de comer.
CARBALLO:      Tomaos con el rapacito.
SAFIDIN:      ¿ Vióse donaire más bello ?
GARCIA:      Es portugués.    Basta sello; 540
   no haya más, señor Diaguito.
LEONOR:      Gusto me ha dado infinito.
MARIA:      Subid al balcón, amores.
GARCIA:      Las damas arrojan flores,
   hagámoslas cortesía. 545
MANUEL:      Plegue al cielo, Leonor mía,
   que no paren en rigores.

Entranse con música, como vinieron, y quedan CARBALLO y BARBOSA

BARBOSA:      Pues, Carballo, ¿ cómo ha ido
   allá con tanto rebato ?
CARBALLO:      Como tres con un zapato. 550
   Poetas habemos sido.
BARBOSA:      ¿ Cómo ?
CARBALLO:                    Hicimos maravillas.
   Entre los tiros diversos
   hay unos llamados versos
   que arrojaban redondillas. 555
   Otros de mayor estima
   que, porque si disparaban,
   a ocho los arrimaban,
   se llaman octava rima.
   Poetizaba un culebrón 560
   al turco de un parapeto
   que se llamaba soneto,
   mas dad al diablo su son;
   porque derribaba a bulto,
   echando su consonante, 565
   cuanto topaba delante.
BARBOSA:      Ese tal debe ser culto.
CARBALLO:      Otro de una cota armado
   con dos quintales de bola
   de catorce pies.
BARBOSA:                          ¿ Y cola ? 570
   Soneto fue estrambotado.
CARBALLO:      Pues ¿ qué ciertos falconcillos
   que enramados escupían
   balas y piedras ?
BARBOSA:                            Serían
   romances con estribillos. 575
CARBALLO:      De esto hubo abundantemente,
   y más que si disparaban
   todos ellos se preciaban
   de poetas de repente,
   asombrándose de vellos 580
   en llegándose a entender.
BARBOSA:      Sátiras debían de ser
   pues que todos huyen de ellos.
   Ahora bien, señor Carballo,
   si no tiene alojamiento, 585
   el mío estará contento
   de servirle y de hospedallo.
CARBALLO:      Beixo o as maos.
BARBOSA:                          La amistad premia
   con lo que tiene, y acá,
   si en versos de bronce da 590
   toda Goa es academia.

Vase.    Sale doña MARIA en hábito de hombre

   ¡ Ah fidalgo !
CARBALLO:                            Ese es mi nombre.
MARIA:      Una palabra entretanto
   que entran.
CARBALLO:                    ¡ Jesu, corpo santo !
   ¿ qué he visto ? ¿ Quién eres, hombre ? 595
MARIA:      ¡ Ah, Carballo ! ¿ quien podía
   ser, sino una desdichada
   sin honor y ya olvidada ?
CARBALLO:      Señora doña María,
   ¿ en la India vos ? ¿ Vos en Goa, 600
   y en traje tan indecente ?
MARIA:      Mujer amante, y ausente
   aborreciendo a Lisboa,
   donde promesas y engaños
   acaudalaron enojos, 605
   pagando en llanto los ojos
   olvido de tantos años;
   cuando llegué a aventurar
   lo menos, si ya perdí
   lo más, ¿ qué mucho que aquí 610
   me halléis ?
CARBALLO:                      ¿ Que el inmenso mar
   y sus peligros se atreva
   a pasar una mujer ?
MARIA:      ¿ Qué mar como el bien querer ?
   ¿ Qué golfos como hacer prueba 615
   en un hombre que olvidado
   de obligaciones de amor,
   cuando profesa valor,
   su valor ha amancillado ?
   Salí por ver si hallaría 620
   el que llama la confianza
   cabo de Buena Esperanza,
   mas no le tiene la mía.
   Y no me anegó la suma
   de tanto golfo y rigor; 625
   que no anega el mar a amor
   porque es nieto de su espuma.
   Hombre con obligaciones
   tan precisas de remedio,
   con un hijo de por medio, 630
   que suelen ser eslabones
   que encadena voluntades,
   y en él, el que trujo ha sido
   Leteo para su olvido,
   no para mis soledades. 635
   Sin escribirme en tres años
   siquiera una letra sola,
   registrando yo cada ola
   y engañando desengaños
   que apaciguaban deseos; 640
   y por la ribera abajo
   pidiendo cartas al Tajo,
   creyendo que eran correos
   las crecientes que a mis puertas
   ondas daban sucesivas, 645
   para todos aguas vivas
   y para mi sola muertas.
   Cansóse ya la paciencia;
   nombre me dio de su esposa
   mil veces Manuel de Sosa; 650
   tomó como tal licencia
   que aposesionaron ruegos.
   Partióse y llevó consigo
   de un año un solo testigo
   de mis disparates ciegos. 655
   Debiéronse de anegar
   entre inmensidad de espumas,
   palabras; que éstas y plumas
   lleva el viento; ¿ qué hará el mar ?
CARBALLO:      La guerra y tiempo divierte 660
   el ocio de esos cuidados;
   no es amor para soldados
   y la ausencia es otra muerte.
   Mucho os quiso mi señor,
   y viendo vuestra belleza 665
   realzada con la fineza
   de tanta lealtad y amor
   le obligará, cosa es clara,
   y si olvidarse es delito,
   hará las paces Diaguito, 670
   que es los ojos de su cara.
MARIA:      ¡ Hijo de mi corazón !
   Sus deseos solamente
   causa ha sido suficiente
   a mi peregrinación. 675
   ¿ Quién duda que de su madre
   olvidado, el capitán,
   aquí sus gustos tendrán
   empleo que más les cuadre ?
CARBALLO:      No sé, aunque tientan a pares 680
   las indianas hermosuras,
   que pruebe sus aventuras
   con las damas malabares;
   que en la India, porque se note,
   las caras que soplan brasas, 685
   unas son ciruelas pasas
   y otras son de chamelote.
   Las daifas más estimadas,
   y que aquí se solemnizan,
   si no negras, mulatizan 690
   y son ninfas nogueradas.
   Ninguna el rostro se adoba,
   no se perfuma ninguna,
   las más huelen a grajuna
   y todas son de caoba. 695
   ¿ Qué voluntad amarilla
   las ha de amar, si es discreta,
   habiendo dama con teta
   que la llega a la rodilla ?
   El gusto de mi señor 700
   es de noble portugués;
   llegad a hablarle después
   que deje al gobernador;
   que puesto que en su palacio
   se aposenta, tiempo habrá 705
   que amante os satisfará.
   Ellos vienen; más despacio
   podréis estimar, señora,
   finezas de vuestra fe;
   que si de repente os ve 710
   le alborotaréis ahora.

Vanse.    Salen el gobernador GARCIA de Sá y MANUEL de Sosa

GARCIA:      Cuando pasé ahora un año
   por Cambayá, y la aseguré del daño
   que Dío recelaba
   con el bárbaro cerco que esperaba, 715
   mi gobierno acabado
   en Caúl, fui de vos tan regalado,
   que mi Leonor no sabe
   sufrir conversación que no os alabe.
   Dice que lo que estuvo 720
   con vos en Dío, a nuestra patria tuvo
   de tal suerte olvidada,
   que, en vuestra compañía agasajada,
   ni echó menos a Goa
   ni supo si en el mundo había Lisboa. 725
   Ahora, pues, quisiera,
   capitán, hospedaros de manera,
   ya que os tiene en palacio,
   que descansando en él por espacio
   largo saliera de este empeño, 730
   que según le encarece no es pequeño.
   Su fiador he salido,
   y así, mientras gobierno la India, os pido
   que en nuestra compañia
   cumpláis con mi deseo y su porfía. 735
MANUEL:      Términos portugueses
   son pródigos en ella; por dos meses
   que merecí hospedaros
   en Dío y con deseos regalaros,
   que con obras ya vía 740
   que era imposible a vuesa señoría
   en una fortaleza
   tan pobre agasajar tanta nobleza,
   por término tan breve
   no es bien confiese deudas que no debe. 745
GARCIA:      Es muy agradecida,
   Leonor, y estáos, Manuel, reconocida;
   mas no tratando de esto,
   sabed, Manuel de Sosa, que he dispuesto
   darla seguro estado; 750
   yo estoy de canas y de vejez cargado;
   Leonor es mi heredera
   y única sucesora; en fin, quisiera
   que la honrara un esposo
   fidalgo en sangre, en obras generoso. 755
   Para esto había elegido
   a don Juan Mascareñas, conocido
   por su valor y hazañas,
   no sólo en su nación, en las extrañas;
   mas repúgnalo tanto 760
   que ofende su obediencia con su llanto.
   Dice que mientras vivo
   culpará mi crueldad si la cautivo,
   pues en mí la dio el cielo
   amparo, esposo y padre. Este desvelo 765
   me causa pesadumbre,
   y el dársela también, porque es la lumbre
   y objeto de mis ojos
   y llegárame a ellos darla enojos;
   vos podéis persuadirla, 770
   pues os tiene respeto, y reducirla
   a lo que yo no puedo.
MANUEL:      (¡ Ay cielos rigurosos !)              Aparte
GARCIA:                                    Ved que quedo
   en vos, Manuel, confiado.
   Don Juan es vuestro amigo, gran soldado, 775
   su edad en primavera,
   su sangre ilustre y que heredar espera
   un mayorazgo rico;
   galán, y en condición os certifico
   que un ángel me parece; 780
   decid que goce el bien que Dios la ofrece.
MANUEL:      Si en mis ruegos estriba
   el daros gusto a vos, mi persuasiva,
   señor, puesto que tosca,
   procurará que humilde reconozca 785
   lo mucho que en serviros
   interesa.
GARCIA:                      Venid a divertiros
   a la marina un rato
   conmigo, si gustáis, que ya su ornato
   la noche mercadera, 790
   ausente el sol su opuesto, saca afuera
   y apercibid mañana
   razones concluyentes, que si allana
   Leonor su resistencia
   y por vos califica su obediencia, 795
   deberáos don García,
   una alegre vejez.
MANUEL:                          (¡ Ay Leonor mía;        Aparte
   siendo ya vos mi esposa
   igualmente constante como hermosa
   qué desacierto ha sido 800
   hacer casamentero al que es marido !)

Vanse.    Salen doña LEONOR dando un papel a doña MARIA

Salen doña LEONOR dando un papel a doña MARIA

LEONOR:      Mira que de ti me fío,
   Acuña.
MARIA:                      Daré el papel
   puntÜal, secreto y fiel;
   pues siendo vos dueño mío 805
   y debiéndoos lo que os debo
   desde que os entré a servir,
   mi contento es asistir
   a vuestro gusto.
LEONOR:                          Me atrevo
   en fe de esa confianza 810
   a extrañas cosas por ti.
MARIA:      No fuera no hacerlo así
   tanta con vos mi privanza.
LEONOR:      Mi padre no hay que avisar,
   si eres discreto.
MARIA:                            Ni es justo; 815
   ¿ Llévoles cosas de gusto ?
LEONOR:      No son sino de pesar.
   Encárgole cierta cosa
   difícil y de importancia.
MARIA:      Perdónese mi ignorancia; 820
   creí que Manuel de Sosa
   era vuestro pretendiente
   dichoso y correspondido
   con asomos de marido.
LEONOR:      ¡ Jesús ! Es tan diferente 825
   de esto lo que le encomiendo,
   que antes ha de disuadir
   a mi padre e impedir
   pretensiones.
MARIA:                        Ya lo entiendo;
   no hay que declararos más; 830
   cumpliré mi comisión
   como tengo obligación.
LEONOR:      En el jardín me hallarás.

Vase

MARIA:      Billete doña Leonor
   para mi Manuel de Sosa, 835
   de su padre recelosa
   con tal secreto y temor.
   Sospechas si no es amor,
   ¿ qué puede ser ?
   ¡ Qué presto empiezo a temer ! 840
   Mas es del amor efeto,
   ¿ papel secreto
   sin verle yo y soy mujer ?
   Celos míos, eso no;
   que para desestimaros 845
   con indicios menos claros
   sospecho mis males yo;
   amor por oficio os dió
   andar inquietos
   y acechar siempre indiscretos 850
   lo que no alcanzáis a ver;
   donde hay mujer
   y celos nunca hay secretos.
   ¿ Yo, amante menospreciada;
   doña Leonor cuidadosa; 855
   papel a Manuel de Sosa;
   mi amor y fama olvidada,
   y qué no ha de saber nada
   don García ?
   No, celosa pena mía, 860
   más mal hay del que parece;
   esto merece
   mujer que en mujer se fía.

Rómepele. Lee

   "Permisiones de mi amor
   han dado causa a un delito 865
   que, por no ser para escrito,
   la pluma enfrena el temor.
   Vuestra vida con mi honor
   corren riesgo, don Manuel.
   La honra es siempre crÜel 870
   que sus agravios conoce,
   diréos viéndome a las doce
   lo que no osó este papel."
   ¡ Ay, ofendida esperanza !,
   ya de vos no hay que hacer cuenta; 875
   ten tierra, celos, tormenta ?
   ¿ En el mar, amor, bonanza ?
   Peligros de esta mudanza
   ya los temieron mis daños.
   ¿ Al cabo de tantos años 880
   me anegan agravios, cielos ?
   Sí, que no son donde hay celos,
   Santelmo los desengaños.
   ¿ Qué dudo, si por escrito
   confiesa doña Leonor 885
   permisiones de su amor
   que condena por delito ?
   Remedios que solicito
   mis desengaños los borren,
   riesgo le escribe que corren 890
   su honor y vida--¡ ay de mí !--
   mi amor los corre, eso sí,
   pues dichas no le socorren.
   ¿ Qué riesgos pueden correr
   sin terceros sus amores ? 895
   Mas amor que esconde flores
   mal puede el fruto esconder.
   Ceben de echarse de ver
   hurtos de su amor liviano;
   y de su padre, no en vano 900
   temerá la justa pena;
   mas pues sembró en tierra ajena
   que lo pague el hortelano.
   Palabra me dió de esposo
   y un hijo que en su resguardo 905
   no le ha de afrentar bastardo;
   don García es generoso;
   ya, secretos, es forzoso
   que os saque el peligro afuera;
   a hablarle voy aunque muera; 910
   que si se han dado los dos
   las manos, para con Dios,
   de palabras la primera.

Vase.    Salen don GARCIA y don JUAN

GARCIA:      Iréis, don Juan, con una escuadra mía
   de galeras, armadas para guarda 915
   del rey recién cristiano, cuando el día
   salude el alba con su luz gallarda;
   labraréis en Tanor la factoría
   que Safidín ofrece, y si se tarda,
   y su gente en negarla está resuelta, 920
   cargaréis la pimienta y daréis vuelta.
JUAN:      ............................. [-osa]
   ............................... -ida]
   ............................... -osa]
   ............................... -ida]. 925
   Si promete premiar, Leonor hermosa,
   por ti--¡ oh, señor !--la fe con que es querida,
   corto trabajo a largo premio mides.
   Los doce añade con que se honra Alcides.
   Iré a Tanor, y como se me encarga, 930
   persuadiré a su rey cuando le lleve,
   al tributo, al presidio y a la carga
   de especia y drogas que cumplirnos debe
   la dilación que amor juzgará larga;
   ya portugués Jacob, tendrá por breve 935
   mi esperanza, aumentando en sufrimientos,
   a mis servicios más merecimientos.
GARCIA:      Id, pues, don Juan amigo, a apercibiros,
   que quiere Safidín salir mañana
   antes que el sol.
JUAN:                          ¡ Oh golfo de zafiros ! 940
   Dad prisa al alba de jazmín y grana;
   no hay vientos que esperar donde hay suspiros;
   no hay mares que temer cuando se allana
   a quererme Leonor; de Alción los días
   serán al mar las esperanzas mías. 945

Vase.    Sale doña ISABEL a una puerta con un niño en los brazos

ISABEL:      Si está avisado, él será.
GARCIA:      ¿ Qué es esto, a tal hora abierta,
   cielos, del jardín la puerta ?
ISABEL:      Fidalgo, llegaos acá.
GARCIA:      Disimular es mejor. 950
ISABEL:      ¿ Sois Manuel de Sosa ?
GARCIA:                                  Sí.
ISABEL:      ¡ Qué presto le conocí !
   ¿ Dónde está el gobernador ?
GARCIA:      Rondando las portas.
ISABEL:                                  Bien;
   lo mismo Acuña me dijo. 955
   Poned en cobro este hijo
   de que os doy el parabién;
   que es tan parecido a vos
   que en él se verá su padre;
   riesgo ha corrido su madre, 960
   mas ya está mejor. Adiós.

Cierra y vase

GARCIA:      ¿ Sueño ? ¿ Estoy despierto o loco ?
   Durmiendo debo de estar;
   mas, temor, si esto es soñar,
   ¿ qué puede ser lo que toco ? 965
   A quimeras me provoco
   que desmienten mi sentido.
   ¿ Manuel de Sosa hoy venido
   y con hijo que nace hoy ?
   No, cielos, durmiendo estoy. 970
   Pero despierto y dormido
   a un tiempo no puede ser...
   ¡ Qué de sospechas colijo !
   "Poned en cobro este hijo."
   ¡ Y hoy venido, ausente ayer ! 975
   Donde es forzoso el creer
   excusado es el dudar,
   peligroso el sospechar,
   afrentoso el permitir,
   pusilánime el sufrir 980
   y cuerdo el averiguar.
   Nueve meses ha que en Dío
   su alcaide nos hospedó;
   ¿ si la posada pagó
   a mi costa el honor mío ? 985
   Cuanto más de Leonor fío
   menos hay que hacer caudal
   de la que es más principal,
   y más cordura el temer;
   que es el vicio en la mujer 990
   defecto trascendental.
   Mas no ofendamos su estima
   hasta aquí sólo iniciada;
   en Dío entró acompañada
   de doña Isabel, su prima. 995
   Menos la bala lastima
   que está del cañón más lejos;
   procuren sanar consejos
   lo que culpas informaron;
   que no en balde se estimaron 1000
   en más los médicos viejos.
   Mas nunca doña Isabel
   me alabó tan oficiosa
   y necia a Manuel de Sosa
   como Leonor siempre en él. 1005
   Si noble, sólo Manuel
   con la nobleza se alzó;
   si discreto, él se llevó
   la cátedra de los sabios...
   ¿ Siempre Manuel en los labios 1010
   y no en el alma ? Eso no.
   ¿ De qué sirve en mi porfía
   hacer discursos a obscuras,
   si todas mis conjeturas
   paran en deshonra mía ? 1015
   Mi sangre a Leonor envía,
   mi sangre, que no se infama;
   de mi sangre, Isabel, rama,
   corre también por mi cuenta;
   pues si cualquiera me afrenta, 1020
   ¿ qué está dudando mi fama ?
   ¡ Oh, quién en tal confusión
   sin riesgo de la prudencia,
   imitara la sentencia
   que hizo sabio a Salomón ! 1025
   Supiera en la partición
   del infante pleiteado
   por dos madres, mi cuidado,
   aunque dos partes le hiciera,
   quién era la verdadera 1030
   y quédase yo vengado.
   Pero yo sé que no osara
   dar la sentencia que dió,
   Salomón, si como yo
   su infamia participara. 1035
   Callemos, que si a la cara
   se asoma la enfermedad,
   ella dirá la verdad
   y yo vengaré mi mengua,
   pues la discreción sin lengua 1040
   veneró la antigÜedad.

Salen MANUEL de Sosa y CARBALLO

CARBALLO:      En paje se ha transformado;
   mira, al tiempo que has venido.
MANUEL:      ¡ Qué para poco que ha sido
   el mar, pues no la ha anegado ! 1045
   En todo soy desdichado.
CARBALLO:      Si con dos has de casarte,
   lo mejor será ausentarte.
GARCIA:      (Este es.)                          Aparte
MANUEL:                  ¡ Ay, Leonor hermosa !
GARCIA:      Capitán Manuel de Sosa, 1050
   una palabra aquí aparte.
MANUEL:      ¿ Quién sois ?
GARCIA:                          Estaráos mejor
   no saberlo.
MANUEL:                      ¿ Otro cuidado ?
GARCIA:      Esto para vos me han dado;
   guardáos del gobernador. 1055

Vase

MANUEL:      ¡ Ay, cielos !
CARBALLO:                    ¿ Hirióte ?
                         ¡ Ay, Leonor !
   Hijo es éste.    ¿ Hay más azares ?
CARBALLO:      ¿ Qué tienes ?
MANUEL:                        Nada. ¿ Pesares,
   tantos juntos ? No me sigas.
   Vete. 1060
CARBALLO:      Voime.
MANUEL:                      No lo digas.
CARBALLO:      (¡ Mujeres e hijos a pares !)          Aparte

Vanse, cada uno por su puerta


ACTO SEGUNDO

  

Salen doña MARIA, de hombre, y MANUEL de Sosa

MANUEL:      Son con tanto fundamento
   tus quejas, doña María;
   tan justo tu sentimiento, 1065
   tan grande la culpa mía,
   tanto mi arrepentimiento,
   que el silencio sólo puede
   responderte, pues en él,
   porque más confuso quede 1070
   de mi descuido crÜel,
   la pena el agravio excede.
   ¡ Seis años de amor perdidos,
   tus méritos ofendidos,
   tus favores mal pagados, 1075
   sin premio tantos cuidados
   y yo con tantos olvidos !
   Si disculpas les buscara,
   mayor mi delito hiciera,
   más tu enojo provocara 1080
   y mayores causas diera
   A que el mundo me afrentara.
   ¿ De qué servirá alegar
   olvidos de tanto amor
   con la ausencia y con el mar, 1085
   si hago mi culpa mayor,
   pudiéndome despertar
   un hijo en cuyo retrato
   contemplando cada rato
   su hermoso original veía ? 1090
   ¡ Ay, cara doña María,
   dame muerte por ingrato !
MARIA:      No digas más, que en quien ama,
   Manuel, disculpa menor
   basta a despertar su llama, 1095
   agravios perdona Amor,
   que por eso dios se llama.
   Siendo hombre tú, no me espanto
   que ausente no correspondas,
   a tus deudas y a mi llanto. 1100
   Tantos mares cuyas ondas
   sepultaron bajel tanto,
   ¿ qué mucho que puedan más
   que yo ? Disculpado estás,
   que ya de la ley salieras 1105
   de amante ausente si fueras
   más firme que los demás.
   Yo perdono lo pasado
   como enmiendes lo presente.
MANUEL:      No hay más amor bien logrado 1110
   que el que en belleza prudente
   hace fácil su cuidado.
   ¡ Qué discreta es tu hermosura,
   generosa en perdonar
   agravios de mi locura ! 1115
MARIA:      No hay ciencia para tornar
   atrás el tiempo, ni hay cura
   que remedie lo pasado
   sino sólo el escarmiento.
   Manuel, ya estás perdonado; 1120
   culpas venideras siento;
   sospechas me dan cuidado.
   Hermosa es doña Leonor,
   su padre gobernador,
   hombre tú, yo tu mujer; 1125
   la riqueza y el poder
   se oponen contra mi honor.
   En el papel que te escribe
   delitos de amor confiesa,
   y a peligros te apercibe; 1130
   la venganza portuguesa
   no en cera, en diamante vive;
   cosa que no es para escrita
   y que riesgos amenaza,
   mal su opinión acredita, 1135
   si del secreto hace plaza,
   que amor mostrar solicita.
   No es mujer doña Leonor
   que hiciera ofensa a su honor,
   menos que estando segura 1140
   de la fe con que procura
   burlar bellezas amor.
   Si ésta que cumplas espera
   y en ser tu esposa se funda,
   cristiano eres, considera 1145
   lo qué será la segunda
   viva la mujer primera;
   que tengo a Dios de mi parte
   y un hijo hermoso en que estriba
   mi acción para condenarte; 1150
   que es Diego, cédula viva
   de que no podrás librarte.
   Y si pagando mi amor
   dejas a doña Leonor,
   ¿ qué remedio han de tener 1155
   deshonras de una mujer,
   iras de un gobernador ?
MANUEL:      No he de negarte verdades
   que entre tantas confusiones
   acusan mis libertades. 1160
   Despeñáronme ocasiones,
   cegáronme mocedades;
   distancias de tu hermosura
   peligros atropellaron,
   que a plaza sacar procura 1165
   mi suerte.    ¿ Cuándo acertaron
   el amor y la locura ?
   En Dío fue huésped mío
   el gobernador, y en Dío,
   con haber, mi bien, tan poco 1170
   de Dío a Dios, mi amor loco
   al tirano señorío
   de la belleza rendido,
   sin resistencia al valor,
   sin prevención al sentido, 1175
   la conciencia sin temor
   y la mernoria en olvido,
   al inviolable respeto
   con que el huésped se asegura,
   me atreví; fié al secreto 1180
   delitos que mi locura
   saca en público. En efeto,
   persuasiones amorosas,
   frecuencias siempre dañosas,
   promesas, seguridades, 1185
   y entre ellas, conformidades
   de estrellas ya rigorosas,
   en dos meses alcanzaron
   conyugales permisiones
   que palabras engañaron, 1190
   que dispusieron traiciones
   y derechos profanaron.
   Partiéronse, y yo ignorante
   llegué ayer, porque hoy castigos
   padezca mi fe inconstante, 1195
   con dos hijos por testigos
   y dos esposas delante.
   Pero, en fin, doña María,
   escoja la suerte mía
   de dos daños el menor, 1200
   viviendo tú, no es Leonor
   mi esposa, ni mi osadía
   es bien que al cielo se atreva.
   Si te das a conocer
   harás en mi muerte prueba 1205
   del rigor de una mujer
   deshonrada con tal nueva.
   Sólo un medio se me ofrece
   con que este daño excusemos.
   Si difícil te parece 1210
   muera yo y acabaremos
   la pena que me enloquece.
MARIA:      Como perderte no sea,
   propón peligros, y vea
   el mundo en mi amor constante 1215
   sufrimientos de diamante
   que admire, aunque no los crea.
MANUEL:      Dentro de una hora, don Juan
   se ha de partir a Tanor,
   de una armada capitán, 1220
   cuya amistad y valor
   aliento a mis penas dan.
   De su nobleza fiado,
   haciéndole compañía,
   saliéramos de cuidado; 1225
   pero daré, esposa mía,
   sospechas, de ayer llegado,
   si hoy me ausento y me despido,
   regalado y persuadido
   de don García,que ignora 1230
   agravios de honor, y ahora
   que le asista me ha pedido.
   Doña Leonor, si la dejo,
   contará desesperada
   lo que ha ocultado el consejo 1235
   e impedirá mi jornada
   con mi vida airado el viejo.
   Vete con don Juan, amores,
   sin que descubras quién eres,
   que en pasando estos rigores, 1240
   cuando algún tiempo me esperes
   podrás con gustos mayores
   premios debidos gozar
   de mi amor, y yo mostrar,
   si mudable te ofendí, 1245
   que sé volver sobre mí
   como te supe olvidar.
MARIA:      ¿ Pues qué inconveniente tiene
   que yo me quede contigo ?
MANUEL:      Muchos, si a saberse viene 1250
   mi insulto, cuyo castigo
   será mortal; no conviene
   que tú participes de él.
   Don García es riguroso,
   la vejez es siempre cruel, 1255
   si sabe que soy tu esposo
   y a su noble sangre infiel,
   alcanzaráte el rigor
   de su enojo. Al darme el hijo,
   triste fruto de mi amor, 1260
   un hombre oculto me dijo,
   "Guárdaos del gobernador."
   Quien me avisa que me guarde
   de él, amores, ya hace alarde
   de que su agravio recela; 1265
   siempre es vieja la cautela
   como el delito cobarde.
   Muera yo si ya está dada
   la sentencia contra mí,
   y no muerte duplicada 1270
   con la tuya: quede en ti
   la imagen bella amparada
   de un hijo en quien resucito;
   luz hermosa que adoramos.
   Mi bien, ¿ no será delito 1275
   riguroso, si dejamos
   los dos huérfano a Diaguito ?
   Claro está; mejor podré
   ausentarme cuando esté
   libre de ti, del rigor 1280
   que temo. Vete a Tanor,
   que al punto te seguiré.
MARIA:      ¡ Ay, Manuel, que estoy dudosa
   de que quieres engañarme !
   En Goa Leonor hermosa; 1285
   tú mudable y yo ausentarme
   cuando se llama tu esposa
   con un hijo ? Si el postrero
   estiman los padres más,
   de tu olvido sólo espero 1290
   que ingrato añadir querrás
   segundo agravio al primero.
MANUEL:      Plegue a Dios, prenda querida,
   si llorases ofendida
   mi lealtad y fe constante 1295
   que vengativo levante
   peligros contra mi vida
   cuanto esta máquina encierra.
   Si navegase, la guerra
   del mar llevándome a pique 1300
   naufragios no notifique
   inauditos; si en la tierra,
   entre caribes adustos,
   abrasados arenales,
   tigres del monte robustos, 1305
   rayos de nubes mortales,
   rigores del cielo justos,
   todos juntos homicidas,
   verdugos de mis enojos,
   en las prendas más queridas 1310
   ceben su furia a mis ojos,
   porque me quiten más vidas.
MARIA:      Basta, mi bien, que me pones
   pasmo con las maldiciones
   que trueque en dichas el cielo. 1315
   Amoroso es mi recelo,
   grandes tus obligaciones.
   Haz de mí lo que gustares,
   que amante en todo te sigo;
   mas consuela mis pesares 1320
   con permitir que conmigo
   lleve a Diaguito.
MANUEL:                          Que ampares
   gusto yo en su compañía
   soledades de mi amor
   que peligran en la mía 1325
   si intenta el gobernador
   mi muerte. Hermosa María,
   a don Juan vamos a hablar.
MARIA:      En fin, ¿ me vuelvo a ausentar
   de ti ?
MANUEL:                Seguiréte luego. 1330
   A despedirme de Diego
   voy.
MARIA:                ¡ Qué de ello he de llorar !
MANUEL:      ¿ Y cuál, sin él y sin ti
   he de quedar ? En los dos
   toda el alma dividí. 1335
MARIA:      Bien mío, líbrete Dios
   de este peligro.
MANUEL:                          ¡ Ay de mí !

Vanse.    Salen GARCIA de Sá, CARBALLO y dos CRIADOS

GARCIA:      Cerrad con llave las puertas
   de todas aquestas salas.
CARBALLO:      (¿ Cerrar las puertas ? ¡ Qué malas            Aparte 1340
   nuevas !)
GARCIA:                      No dejéis abiertas
   las ventanas.
CARBALLO:                          (¿ Eso más ?)        Aparte
GARCIA:      A los dos nos dejad solos.
CARBALLO:      (Mal se ponen estos bolos;          Aparte
   Carballo, en peligro estás.) 1345
GARCIA:      En viniendo quien os dije
   traedle también aquí.

Vanse los dos CRIADOS

CARBALLO:      (Verdugo será, ¡ ay de mí !)                    Aparte
GARCIA:      Sosiégate ¿ qué te aflige ?
CARBALLO:      ¿ Yo afligirme ? Los culpados 1350
   se aflijan.
GARCIA:                      Temblando estás.
CARBALLO:      Algunos gatos verás
   que maúllan encerrados.
   Tengo condición gatuna;
   abran, porque yo, señor, 1355
   cerrado soy maullador
   y alíviame el ver la luna.
GARCIA:      Sosiégate.
CARBALLO:                      Ya sosiego.
GARCIA:      ¿ Eres bien nacido ?
CARBALLO:                              Sí;
   dicen que cuando nací 1360
   mama y taita dije luego,
   y que a las voces primeras
   desocupé la posada
   de una madre agallegada
   anchísima de caderas. 1365
GARCIA:      ¿ Gallego eres ?
CARBALLO:                            De a caballo;
   porque un rocín, aunque en pelo,
   me jubilaba del suelo.
GARCIA:      ¿ Cómo te llamas ?
CARBALLO:                          Carballo,
   porque no sé en qué fayancas 1370
   mi madre, ausente el marido,
   jugando pidió el partido
   --Son las gallegas muy francas--
   y un lencero algo molesto
   que el matrimonio terció 1375
   perdiendo se levantó
   y yo me quedé por resto.
   Volvió el propietario a casa,
   y como ausente de un año
   vio que el devantal de paño 1380
   se ahovaba, dijo, "¿ Esto pasa ?
   Mujer, ¿ cómo habéis podido,
   en doce meses de ausencia
   sufrir tanta corpulencia ?
   "Porque hogaño no ha llovido," 1385
   respondió, y según lo prueba,
   el pronóstico del cura,
   no ha de parirse criatura
   hogaño mientras no llueva."
   El, viendo que averiguallo 1390
   era ofender a su honor,
   dijo, "Escarballo es peor."
   Por eso el hijo es Carballo.
GARCIA:      Si sois gallego no dudo
   publiquéis cualquier secreto 1395
   en viéndoos en aprieto.
CARBALLO:      Ninguno allá nace mudo.
GARCIA:      Pues escuchad advertido
   aquellos golpes que dan
   allí fuera.
CARBALLO:                      Oigo que están 1400
   desahuciándome el oído.
   Sudando estoy por mil cabos.
   ¿ Majan granzas ganapanes ?
   ¿ Por dicha en casa hay batanes ?
   ¿ Muelen maíz ? ¿ Plantan nabos ? 1405
GARCIA:      Más riguroso es su oficio;
   allí os tienen de enterrar,
   si rehusáis el confesar,
   hasta el día del jÜicio.
CARBALLO:      No le ha de haber para mí. 1410
   Pues diga ¿ qué me faltara
   si yo jÜicio esperara ?
   Moriré como nací;
   porque en lo que toca al seso
   tengo el celebro algo angosto. 1415
   ¿ Confesar ? Sí; por agosto
   y cuaresma me confieso,
   que son cristianos respetos;
   y cuando no lo mandara
   la iglesia, me confesara 1420
   sólo por decir secretos.
   Mas yo ¿ por qué he de pagar,
   pecador de mí, señor,
   si mi sá doña Leonor
   tan bien supo aprovechar 1425
   cosechas de su hermosura,
   que lo que en Dío tomó
   con renta en Goa pagó
   colmado en una criatura ?
   Si yo no fui la comadre, 1430
   si yo no hice el cohombro,
   ¿ es bien que me le eche al hombro ?
   ¿ Que muera yo sin ser padre ?
   ¿ Que me azadonen en vida ?
   ¿ Que me maten sin testar ? 1435
   ¿ Y que haya yo de pasar
   dolores de la parida ?
GARCIA:      No digas más; basta, sobra;
   éntrate, villano, allí.
CARBALLO:      ¡ Plegue a Dios si te ofendí 1440
   por palabra, ni por obra... !
GARCIA:      Entra, infame,
CARBALLO:                            Aunque me entierren,
   los santos están mirando
   mi testamento. "Item: mando
   que en Cacabelos me entierren, 1445
   y no como a los caballos,
   sin clérigos y en corral,
   al cuero colateral,
   entierro de los Carballos."

Vase

GARCIA:      Sentenciad la información, 1450
   honra, de vuestros agravios;
   si a hijos matan padres sabios,
   ponedla en ejecución.
   En grado de apelación.
   es superior tribunal 1455
   la clemencia natural;
   declarad si la admitís.
   ¡ Ay, honra ! ¿ Que no, decís ?
   Pero sois de Portugal.
   Huésped que el honor profana 1460
   de quien en su casa vive,
   que infama a los que recibe
   sin ley divina ni humana;
   hija noble que liviana
   hace su afrenta mortal, 1465
   ¿ no es bien que con muerte igual
   hallen el castigo en mí ?
   ¿ Qué decís, venganza ? Sí;
   pero sois de Portugal.
   ¿ Qué proponéis vos, Amor, 1470
   porque lo segundo elija ?
   ¿ Que soy padre y que es mi hija
   única doña Leonor ?
   ¿ Que ha de acabarme el dolor
   de este irreparable mal ? 1475
   ¿ Que no hay juez tan pedernal
   que a sí se mate ? Está bien;
   no me espanto, que también
   sois amor de Portugal.
   Diga la prudencia ahora. 1480
   Si doy muerte a quien me infama,
   ¿ no queda viva la fama
   de afrentas publicadora ?
   Si se casan, ¿ no mejora
   mi discurso de consejo ? 1485
   Si está manchado el espejo,
   ¿ no es más cordura limpiarle
   que perderle por quebrarle ?
   Si a mi nieto infame dejo,
   ¿ a mí mismo no me infamo ? 1490
   ¿ Así no le legitimo ?
   Triste en él, ¿ no me lastimo
   si bastardo vil le llamo ?
   Dudoso aborrezco y amo;
   perdono a un tiempo y castigo; 1495
   soy padre y soy enemigo;
   soy el juez y soy el reo.
   Rehuso lo que deseo
   y huyo lo mismo que sigo.
   Venganza, sólo sois vos 1500
   ley del mundo sin prudencia;
   ley de Dios sois vos, clemencia,
   y yo el juez entre las dos.
   Seguir al mundo y no a Dios
   es necia temeridad; 1505
   rigor, filos embotad
   y adquirid con mi mudanza,
   no la honra en la venganza,
   sino la honra en la piedad.

Sale MANUEL de Sosa y échase a sus pies

MANUEL:      Señor, mi mudo silencio 1510
   trae en mi temor escrito
   procesos en mi delito.
   Contra mí mismo sentencio.
   Como juez te reverencio
   y como padre los labios 1515
   humildes, pero no sabios,
   te piden en culpa tanta.
GARCIA:      Levanta, Manuel, levanta,
   no despiertes mis agravios.
   Mejor sabes defender 1520
   castillos que inclinaciones.
   Vences bárbaras naciones
   y no te sabes vencer.
   Triunfa de ti una mujer,
   ¿ y haces de triunfos alarde ? 1525
   Ya llega el consejo tarde,
   tu misma culpa te afrente.
   Para los demás valiente,
   ¿ para ti mismo cobarde ?
   Espérame aquí encerrado, 1530
   no salga la fama fuera;
   aquí mi deshonra muera,
   yo piadoso y tú casado.
   Diversamente hospedado
   serás de mi cortesía 1535
   que yo de ti el triste día
   que me fue la suerte escasa:
   yo, sin honor en tu casa;
   tú, sucesor en la mía.

Vase

MANUEL:      Cerca conclusión incierta 1540
   del puerto le hallo más lejos,
   donde ni sondan consejos
   ni ve el discurso la puerta.
   No es en el golfo tan cierta
   la muerte como a la vista 1545
   de tierra, si el cielo alista
   vientos que entre obscuridades
   a escollos llevan crueldades
   en nave que los embista.
   Muerte merecida aguardo 1550
   si mi mal no determino,
   en mil se parte un camino
   y en cualquiera me acobardo.
   De dos a un hijo bastardo
   mi elección ha de ofender; 1555
   de dos dejo una mujer
   deshonrada, y en las dos
   a un padre ofendo o a Dios.
   Elección: ¿ qué hemos de hacer ?
   Si elijo a doña María 1560
   y a doña Leonor ofendo,
   el sepulcro están abriendo
   que encubra la ofensa mía;
   dicho me han que don García
   pretende--¡ terrible aprieto !-- 1565
   que en mí, en Leonor y en su nieto
   un castigo corresponda,
   una tierra nos esconda
   y nos encubra un secreto.
   Poco importara en mi vida 1570
   satisfacer su rigor;
   pero en la de mi Leonor
   inocente y persuadida,
   a mis engaños rendida,
   en mis palabras fiada 1575
   y en un hijo retratada,
   y que borre un daño igual
   la copia y original,
   no, Amor; no, Fortuna airada.
   Perdone mi hermosa ausente; 1580
   hijo natural es Diego;
   no es bien que en la elección ciego
   bastardo a su hermano afrente;
   si su madre olvidos siente,
   sabia, peligros consulte, 1585
   monasterios en que oculte
   la pena que la acongoja
   tiene Portugal; escoja
   uno que agravios sepulte.

Sale CARBALLO

CARBALLO:      ¿ Somos cristianos o moros ? 1590
   Cuerpo de Dios con la puerta.
MANUEL:      ¿ Qué es esto ?
CARBALLO:                        La puerta abierta,
   yo en encierro, y no de toros.
MANUEL:      ¿ Carballo ?
CARBALLO:                        ¿ Qué carballeas
   cuando lo que no comí 1595
   me cuentan ?
MANUEL:                    ¿ Qué haces aquí ?
CARBALLO:      Cera hilada; tú te empleas
   en gustos, y a mí, inocente,
   un azadón me da prisa,
   y sin responsos ni misa 1600
   vivo habrá cuerpo presente.
   ¿ Han de enterrarte a ti y todo ?
MANUEL:      ¡ Pluguiera, Carballo, a Dios !
CARBALLO:      Caminaremos los dos
   mejor; que ahora no hay lodo 1605
   al otro mundo a la sombra,
   sin riesgo de calenturas,
   en hilando sepulturas
   --sólo el pensarlo me asombra--
   por ventas cuando las haya, 1610
   en carnes y a la ligera,
   tú en tu muerte caballera
   y yo en mi muerte lacaya.
   Comiendo, en vez de perdices,
   sapos avaros y feos, 1615
   culebras, y por fideos
   gusanicos y lombrices.
   Mas las puertas abren ya;
   trocara yo esta ocasión
   en moneda de vellón: 1620
   nuestro verdugo será.

Salen el gobernador, don GARCIA de Sá y doña LEONOR

GARCIA:      La vergÜenza es provechosa
   antes de hacerse el pecado;
   tarde te has avergonzado.
   Llega, y da a Manuel de Sosa 1625
   la mano.
LEONOR:                      De aquesa suerte
   moriré, aunque desdichada,
   contenta a un tiempo y honrada.
CARBALLO:      ¿ Bodas hay, y luego muerte ?
   Pues cásenme a mí también, 1630
   no me entierren virginal.
GARCIA:      Daros quiero bien por mal,
   aunque indignos de este bien.
   A don Juan de Mascareñas
   escogía mi elección. 1635
   Ir contra la inclinación
   ocasiona no pequeñas
   dificultades después;
   que el matrimonio desdoran
   y necios los padres lloran 1640
   llevados de su interés.
   Mi jurisdicción no llega
   al alma, que el señorío
   tiene en él libre albedrío.
   Mientras que don Juan navega 1645
   honestad atrevimientos
   dándoos las manos los dos,
   y hallen los padres en vos,
   Leonor, sabios escarmientos.
   Hoy habéis de desposaros 1650
   y hoy también salir de Goa;
   un galeón a Lisboa
   despacho donde embarcaros
   podréis. Lo más de mi hacienda
   va en él, cuya estimación 1655
   llega a cerca de un millón;
   dote es vuestro, no me ofenda
   presencia que me ha quitado
   el honor así adquirido,
   hasta que encierre el olvido 1660
   enojos que me habéis dado
   y llegue mi sucesor.
   Cumpla así este medio sabio,
   desterrándoos, con mi agravio;
   desposándoos, con mi amor. 1665
CARBALLO:      Eso si despido al cura
   y pago en seco la cera;
   señores; ¿ habrá quién quiera
   comprarme la sepultura ?
MANUEL:      La justicia y la clemencia 1670
   en ti eternizan memorias;
   perpetúe el tiempo historias;
   dé estatuas a tu prudencia,
   y tú a nosotros los pies.
GARCIA:      Más vale que os deis las manos. 1675
MANUEL:      ¡ Jesús ! Tropecé; inhumanos
   pronósticos; si al través
   dais con mi dicha, ¿ qué intento ?
   Desnudóseme la espada.
GARCIA:      ¡ Manuel !, ¿ qué es eso ?
MANUEL:                                No es nada. 1680
   Turbación de mi contento.
   ¡ Ay cielos, dadme, Leonor,
   ese cristal !
LEONOR:                      Ya os rendí
   con ella el alma. ¡ Ay de mí !
   ¿ Qué es esto ? Mirad señor, 1685
   que os debéis de haber herido;
   la mano me ensangrentaste
   cuando a dármela llegaste.
MANUEL:      ¡ Ay, cielo, por mi ofendido !
   ¡ Ay esposa despreciada ! 1690
   Ya empiezan presagios tristes
   a vengaros.
GARCIA:                        ¿ Os heristes ?
MANUEL:      Un dedo al volver la espada.
LEONOR:      Ataos en él este lienzo.
MANUEL:      Esto es señal, mi Leonor, 1695
   que mezcla sangres amor,
   y en la que a daros comienzo
   veréis cuán unos los dos,
   al yugo de amor atados,
   la unidad de los casados 1700
   logramos, que dijo Dios.
GARCIA:      No hay que mirar agÜeros
   ni miedos supersticiosos;
   el cielo os haga dichosos;
   poco tiempo hay, disponeros 1705
   para el viaje es razón;
   ved lo que hay que apercibir,
   que esta noche ha de salir
   de la barra el galeón.
   Venid, que no es bien me venza 1710
   de llanto que afrentas da.
LEONOR:      ¡ Ay Dios ! ¿ qué fin tendrá
   boda que en sangre comienza ?
CARBALLO:      ¿ Vivo y sano y enterrar ?
   ¡ Oh trágicos azadones ! 1715
MANUEL:      María: mis maldiciones
   ya me empiezan a alcanzar.

Vanse.    Salen doña MARIA, de mujer, don JUAN y DIAGUITO

JUAN:      Aguardaréle en Tanor,
   aunque dilate esperanzas
   que martirizan tardanzas. 1720
   Ha de ser doña Leonor
   mi esposa, y es cada día
   siglo eterno mi deseo.
   Manuel de Sosa hizo empleo,
   hermosa doña María, 1725
   digno en vos de su nobleza.
   Encubrióme vuestro ser,
   mas no se puede esconder
   disfrazada la belleza.
   Más decente es ese traje, 1730
   hálleos en él quien os ama;
   respétoos como a su dama,
   si primero cono a paje
   de mi Leonor os tenía
   voluntad.
MARIA:                      Ya me prometo 1735
   dichas de feliz efeto
   en la noble compañía
   de amigo tan generoso.
   Quiéreos mucho Manuel.
JUAN:      Paga mi fe; pero de él 1740
   vengo no poco quejoso,
   pues no se fió de mí
   ni quien érades me dijo.
   Tal esposa y con tal hijo;
   yo tan su amigo, ¿ y así 1745
   encubrirme sus amores ?
MARIA:      La brevedad del viaje;
   el andar yo en ese traje
   y el riesgo de sus temores
   disculpa le pueden dar. 1750
JUAN:      ¿ Qué riesgo pudo temer
   esposo de tal mujer
   en Goa para ocultar
   seguridades de amor;
   y encubriéndolas así 1755
   querer que esperéis aquí ?
MARIA:      Hay quien le fía el honor
   en Goa, en fe de promesas
   imposibles de cumplir,
   que rotas han de surtir 1760
   en venganzas portuguesas.
   Tiene padre poderoso;
   y en belleza, sangre y fama
   es igual a vuestra dama.
   Ved, con esto, si es forzoso 1765
   excusar tan ciertos daños.
DIAGUITO:      ¿ Dama y padre y que a Leonor
   se iguala y fía su honor ?
   No hay voluntad sin engaños.
   Logre la vuestra y con bien 1770
   le traiga a Tanor el cielo.
JUAN:      Señor Diaguito, recelo
   que, según os halláis bien,
   con vuestra ya conocida
   madre, os habéis de olvidar 1775
   de vuestro padre y dejar
   de llorar por él.
MARIA:                              Mi vida,
   ¿ á quién queréis de los dos
   más ?
DIAGUITO:      Bueno es todo. A mi padre 1780
   como a cabeza; a mi madre
   como alma suya.
MARIA:                          Y que en vos
   logra toda su ventura.
   Mucho os quiere Safidín.
JUAN:      La reina, su esposa, en fin, 1785
   es vuestra dama.
DIAGUITO:                          Es figura.
MARIA:      ¿ No os regala ?
DIAGUITO:                          Sí; mas besa
   demasiado señora,
   y tiene el olor de mora.
   ¡ Si ella fuese portuguesa, 1790
   aún, vaya !
JUAN:                        ¿ Vaya ? Temprano;
   de tal árbol fruto tal;
   no os negará Portugal
   por lo tierno y cortesano.

Ruido de tiros

   ¡ Salva en la playa ! ¿ Qué es esto ? 1795

Sale CARBALLO

MARIA:      ¿ Naves nuevas ?
CARBALLO:                        Linda tierra;
   valle fértil, fresca sierra.
JUAN:      ¿ Carballo ?
CARBALLO:                    ¿ Señor ?
JUAN:                            ¿ Tan presto
   vos aquí ?
CARBALLO:                      Y con mi señor.
MARIA:      ¿ Qué dices ?
CARBALLO:                      La verdad pura: 1800
   altarimar cingladura,
   tomando puerto en Tanor,
   viento en popa y mar bonanza
   sesenta embocamos leguas.
MARIA:      Pesares, ya os daré treguas. 1805
   Amor, ya os daré esperanza.
CARBALLO:      ¿ Qué renunciación es ésa
   de traje, señora mía ?
   ¿ De Acuña en doña María ?
   ¿ De soldado en portuguesa ? 1810
MARIA:      Volver a mi natural,
   pues en mis dichas he vuelto.
CARBALLO:      Mi señor viene resuelto
   de vivir en Portugal.
   Capitán de un galeón 1815
   el gobernador le ha hecho;
   que no le ha visto, sospecho,
   tan grande nuestra nación.
   Desembarcará mañana
   con un presente que envía 1820
   a Safidín don García
   y a la reina, si es cristiana;
   que hoy ya es tarde, y así salgo
   a daros cuenta a los dos
   de esta venida, y a vos, 1825
   señora, a deciros algo
   que os regocije al oído.
MARIA:      Señal que albricias esperas.

Al oído

CARBALLO:      ¿ Viste todas las quimeras
   que los dos habéis temido 1830
   en Goa, la muerte al ojo
   al creer que don García
   el nieto parto sabía
   y que fulminara enojo ?
   Pues, no sólo no lo sabe, 1835
   pero juzgando a favor
   que el capitán, mi señor,
   lleve a Portugal su nave,
   el cargo le ha dado de ella,
   y está esperando a don Juan 1840
   para que esposo y galán
   de la Leonor, doncella
   al uso, alegre su padre,
   y aunque parió de esta traza
   correrá como otras plaza 1845
   la tal, de virgen y madre.
MARIA:      Todo lo dispone el cielo,
   a mis suspiros clemente.
   Mas doña Leonor, ¿ qué siente
   de eso ?
CARBALLO:                    Darála consuelo 1850
   el ver que secreto queda
   su atrevimiento amoroso,
   y que remudando esposo
   sirve a su padre y le hereda.
MARIA:      Buenas nuevas te dé Dios; 1855
   toma esta cadena.
CARBALLO:                            Buenas
   son nuevas que dan cadenas.

A todos

   Mientras que no os veis los dos,
   que será en amaneciendo,
   llevémosle allá a Diaguito 1860
   en vez de papel escrito,
   pues en él está leyendo
   el amor que le tenéis.
MARIA:      Mañana ¿ no le verá ?
CARBALLO:      Triste con su ausencia está. 1865
   Si este regalo le hacéis
   daréisle la mejor cena
   que se puede imaginar.
DIAGUITO:      Madre, llévenme a embarcar
   con mi padre.
MARIA:                          En hora buena. 1870
JUAN:      Yo le voy a prevenir
   refrescos, e iré con él
   a cenar.
CARBALLO:                    Amigo fiel,
   en fin.
JUAN:                  Débole servir.
MARIA:      Diego: ¿ en efecto, queréis 1875
   dejarme por vuestro padre ?
DIAGUITO:      Mañana vendremos, madre,
   a verla los dos.
MARIA:                            ¿ No veis
   cuán mal dormiré sin vos ?
DIAGUITO:      Madre, a fe que llore.
MARIA:                                  Andad, 1880
   y estos abrazos le dad
   de mi parte.
CARBALLO:                      Adiós.
DIAGUITO:                              Adiós.

Vanse don JUAN, CARBALLO y DIAGUITO

MARIA:      Esta es la primer ventura,
   cielos, que mi amor os debe.
   Ya que es sola, no sea breve, 1885
   pues no lo es la que no dura.
   ¡ Oh mar, tu golfo asegura,
   siquiera en fe de mostrar
   cuánto va de amor a mar,
   color de cielos y celos; 1890
   deja éstos, sé de los cielos
   retrato en no te mudar !

Salen don JUAN y CRIADOS

JUAN:      Una falúa prevén
   que me lleve al galeón,
   y en ella el refresco pon 1895
   que te apercibo.
CRIADO 1:                          Está bien.
JUAN:      Cúbrela de banderolas
   que el aire alegren inquietas;
   chirimías y trompetas
   hagan aplauso a sus olas. 1900
   ¿ Queréis que vamos los dos
   a verle esta noche ?
MARIA:                                Sí.
CRIADO 2:      Esta carta es para ti,
   y ésta también para vos.
   Al embarcarse, el criado 1905
   que ahora en tierra saltó
   que os las diese me rogó.
JUAN:      ¿ Cartas ? ¿ Cúyas ?
MARIA:                            ¡ Ay cuidado !
   Esta es de Manuel de Sosa.
JUAN:      Su letra es ésta y su firma. 1910
MARIA:      Nuevos recelos confirma
   mi desdicha rigurosa.
   Quien a la lengua del agua,
   pudiéndome ver, me escribe,
   nuevas penas apercibe, 1915
   nuevas desventuras fragua.
JUAN:      Aguardar quien las traía
   a embarcarse para darlas,
   y en tierra disimularlas
   viniendo a vernos, no fía 1920
   mucho su dueño de mí.
MARIA:      Toda soy desasosiego.
   ¿ Cartas y llevarme a Diego ?
   Leed, don Juan, ¡ ay de mi !

Lee

JUAN:      "En Dio logró el secreto, 1925
   don Juan, una coyuntura
   que dió en Goa a la hermosura
   fruto, de su causa efeto;
   don García tiene un nieto
   con que remoza sus años, 1930
   esposa yo, amor engaños,
   Leonor gusto, vos prudencia;
   cura el tiempo, olvido ausencia,
   y acuerdo los desengaños."
   ¡ Oh aleve ! ¡ Oh Leonor ingrata ! 1935
   ¡ Oh falso gobernador !
   ¡ Oh celos, que es lo peor,
   pues vuestro infierno me mata !
   No quede nave en el puerto
   que amarras no haga pedazos, 1940
   remos que a fuerza de brazos
   no sigan a quien me ha muerto.
   Velas que lleven venganza,
   pues mas que los vientos corren;
   balas, que esperanza borren 1945
   de quien me quita esperanza.
   Quejas que cielos obliguen,
   flechas que tiranos pasen,
   y celos que los abrasen,
   penas que ingratos castiguen. 1950

Vase

MARIA:      Mudos son mis sentimientos;
   que las ansias que aliviarse
   pueden, cielos, con quejarse
   no son ansias, no tormentos.
   Quítenme los instrumentos 1955
   con que el dolor se mitiga;
   no suspire, no prosiga
   lágrimas que salgan fuera,
   quien porque en sí misma muera,
   en sí misma se castiga. 1960
   Alma que su pena apoca
   en el cuerpo que la hospeda,
   sin darse muerte se queda
   o viviendo no está loca.
   Ciérrela el pesar la boca; 1965
   halle la salida escasa,
   en los ojos ponga tasa
   la pena, el llanto ya tarde,
   y abrásese por cobarde
   quien no osa salir de casa. 1970
   Veneno es este papel
   como el traidor que le escribe.
   Quien con tantas penas vive
   podrá ser vivo con él,
   a su fe y palabra infiel 1975
   e ingrato a Dios. ¿ Qué esperáis,
   alma, que no le miráis ?
   Si os es el vivir molesto,
   vedle, mas con presupuesto
   que muerte me deis y os vais. 1980

Lee

   "Aprietos de don García,
   inocencias de Leonor
   y un sepulcro que el rigor
   para tres cuerpos abría,
   prenda mía, ya no mía, 1985
   a mi pesar injuriada,
   mi fe castigan quebrada,
   mas para cortas venturas
   fundó el cielo en las clausuras
   presidios de gente honrada." 1990
   No lo serán para mí
   pues que sin honra me dejas,
   ni el cielo, a mis llantos sordo,
   pondrá en olvido su ofensa.
   Ya está la adúltera nave, 1995
   menospreciando firmezas,
   favoreciendo mudanzas
   que imita al traidor que lleva,
   sin recelo que les calme
   el viento, hinchadas las velas 2000
   las ayudan mis suspiros,
   que dan por la popa en ellas;
   para atormentarme más,
   las voces infames llegan
   de los ministros villanos 2005
   a mis confusas orejas.

Dentro

VOZ:      ¡ Iza, que el viento se alarga !

Dentro DIAGUITO

DIAGUITO:      ¡ Madre, señora ! Sin ella,
   ¿ dónde me lleva mi padre ?
MARIA:      ¡ Ay, cielo ! ¡ Ay, ansias ! ¡ Ay, penasl 2010
   ¡ Dejadme arrojar al agua,
   mi bien, mis ojos1 ¿ Qué intentan
   los que sin vos lastimosa
   mis desdichas acrecientan ?
   ¿ Que el rigor no me permita 2015
   este consuelo siquiera ?
   Diego mío, espejo hermoso,
   ¿ que aun no gusta que me vea
   en vos vuestro padre ingrato ?
   Mas si en vos se representa, 2020
   en vos veré ingratitudes,
   amores, querida prenda.
DIAGUITO:      Madrecita de mis ojos
   yo me echara al mar tras ella
   si estos hombres me dejaran. 2025
MARIA:      ¡ Cielos santosl ¿ No hay tormentas,
   no hay calmas, no hay huracanes,
   que ingratos al puerto vuelvan ?
   ¿ Todo ha de ser mar bonanza ?
   ¿ Todo viento en popa ? Vengan 2030
   borrascas que el leño embistan,
   piratas que le acometan,
   rayos que le despedacen,
   rémoras que le detengan,
   ballenas que le trastornen, 2035
   bajíos que le hagan piezas.
   ¡ Diego mío !

Muy lejos

DIAGUITO:                      Adiós, adiós.
MARIA:      ¡ Plegue al cielo que no tengas,
   crÜel, próspero viaje !
   El mar, enriscando sierras, 2040
   tus pilotos desatine;
   desmenuce tus entenas,
   tus velas al agua arroje,
   tus jarcias todas revuelva,
   no te quede mástil sano, 2045
   no te deje tabla entera;
   diluvios sobre ti caigan
   porque zozobres en ellos;
   en su piélago agonices,
   y si llegares a tierra, 2050
   estériles playas llore;
   encuentres Libias desiertas,
   caribes tu esposa agravien,
   indios roben tus riquezas,
   la sed mate a tus amigos, 2055
   de hambre tus ministros mueran.
   Las prendas que más estimes,
   ésas en pedazos veas
   pasto de hambrientos leones,
   de tigres mortales presas. 2060
   No sepan de ti las gentes,
   ni otra sepultura tengas
   que las silvestres entrañas
   de las más bárbaras fieras.
   Mas, ¡ ay, crÜel !, tus maldiciones mesmas 2065
   éstas, no te alcancen, que me llevas
   la prenda más querida;
   por ella ampare Dios tu ingrata vida.


ACTO TERCERO

Salen doña MARIA, don GARCIA y don JUAN

GARCIA:      No aumentan, doña María,
   mis ansias vuestros enojos, 2070
   que en vos salen por los ojos
   parando en el alma mía.
   No sabía
   que desposados los dos
   --¡ ay, honra ! ¡ ay, Dios !-- 2075
   cuando su fama ofendiera,
   se atreviera
   al cielo, a mi honor y a vos.
   ¿ Qué importa que para el mundo
   sea legítima esposa, 2080
   Leonor, de Manuel de Sosa ?
   Preso en tálamo segundo
   en Dios fundo
   el derecho verdadero,
   y así infiero 2085
   que es adúltero Manuel
   para con él,
   casado con vos primero.
   De un golpe sólo ha quitado
   seis honras, siete ofendido, 2090
   a Dios el yugo rompido
   que al hombre una esposa ha dado;
   a mí engañado,
   ignorante de este error,
   y a Leonor, 2095
   que ser única creía,
   y en un día
   pierde esposo, ser y honor.
   A vos, pues, os menosprecia,
   dejándoos con tal crueldad; 2100
   a don Juan, cuya amistad
   rompe, que un bárbaro precia.
   Leonor, necia,
   llorará bastardo un hijo;
   que colijo 2105
   de quien hidalgo se llama,
   y a su fama
   ofende... ¿ ni qué me aflijo ?
   Si yo el consejo siguiera
   de mi venganza, ocultara 2110
   mi agravio y los enterrara
   juntos, puesto que muriera.
   ¿ Y á qué espera
   padre que en su honor estriba,
   si se priva 2115
   de restaurar desaciertos ?
   A estar muertos
   no llorara infamia viva.
   Era la honra mi espejo;
   sienta el alma su destrozo; 2120
   su aumento procuré mozo,
   su pérdida lloro viejo.
   Vil consejo
   de piedad. Esto merece
   el que obedece 2125
   a su amor, porque enterrado
   el pecado
   ni deshonra ni padece.
   ¡ Qué bien guardará secretos
   un sepulcro vengativo ! 2130
   Ya mi agravio sucesivo
   pasará de hijos a nietos;
   ya respetos
   de honor el remedio es tardo,
   ya no aguardo 2135
   sino descendencia infame
   cuando llame
   mi nieto el mundo un bastardo.
JUAN:      Los sentimientos son vanos,
   perdóneme vueseñoría, 2140
   cuando la venganza envía
   sangre animosa a las manos.
   Mientras vive el ofensor
   no desmaye el ofendido;
   doña Leonor no ha perdido 2145
   un ápice de su honor.
   Si la deslealtad supiera
   del capitán, cosa es clara
   que la mano le negara,
   que la suya no admitiera. 2150
   No le juzgaba casado;
   su engaño creyó apacible,
   y la ignorancia invencible
   excusa todo pecado.
   Faltando el consentimiento 2155
   no hay culpa en la voluntad;
   no consintió su beldad
   sin conyugal sacramento
   que amor le aposesionase;
   y así no me espanto yo 2160
   que quien a ti engañó
   a una mujer engañase.
   Es crédula la belleza;
   ¿ qué mucho que en tal porfía
   se fiase de quien fía 2165
   el rey una fortaleza ?
   Manuel de Sosa, ése sí,
   que su lealtad atropella
   contra el cielo y Leonor bella,
   contra tu honra y contra mí. 2170
   Pero por eso el honor
   halló amparo en la venganza,
   menoscabo en la tardanza
   y padrino en el valor.
   Yo iré tras él, pues me toca 2175
   tanta parte de este mal,
   no sólo hasta Portugal,
   cuando falte alguna roca
   que alevosos despedace,
   por todo cuanto al sol mira 2180
   desde el sepulcro en que expira
   hasta la cuna en que nace.
   Yo le traeré a tu presencia,
   porque en ella amigo falso,
   el teatro de un cadahalso 2185
   represente la sentencia
   capital, que ya le intimo;
   y satisfecho tu honor
   la mano a doña Leonor
   daré, que no desestimo 2190
   yo inocencias engañadas
   de amorosas persuasiones.
   Tú que en las ocupaciones
   de aqueste gobierno atadas
   tienes las manos y pies 2195
   estorbando el ausentarte,
   permite, señor, vengarte
   la ira de un portugués
   que tu honor va a restaurar,
   y, aunque aborrecido, adora. 2200
   Tiende velas, desancora,
   alza amarras, vira al mar.

Vase

GARCIA:      ¡ Plegue a Dios que los alcances
   y que venciendo imposibles,
   surques golfos apacibles 2205
   victorioso de sus trances !
   ¡ Plegue a Dios que a mi presencia
   don Juan generoso, tornes
   con ellos, para que adornes
   armas que a tu descendencia 2210
   dejes, y escriban historias
   la fama de tu valor;
   que el restaurar un honor
   más vale que mil victorias !

Vase

MARIA:      ¡ Plegue a Dios que favorables 2215
   vientos, don Juan noble, lleves,
   porque faciliten leves
   sus piélagos formidables !
   ¡ Plegue a Dios que halles concordes
   olas de la mar sagrada, 2220
   y que a la primer jornada
   la nave adúltera abordes !
   Mas si un ingrato ha de ser
   de tu venganza despojos
   nunca--¡ plegue a Dios !--tus ojos 2225
   sus gavias merezcan ver.
   Diversa derrota sigas
   vientos tengas por la proa,
   nunca llegues a Lisboa,
   nunca tu intento consigas. 2230
   Dificultades inmensas
   se opongan a tu furor,
   porque más puede un amor
   si es firme, que mil ofensas.

Vase.    Aparécese una nave en lo alto, y en ella doña LEONOR, MANUEL de Sosa, CARBALLO y otros; zunchazos

LEONOR:      ¡ Favor, cielos piadosos ! 2235
   ¡ Ay, mi Manuel, que vientos tan furiosos !
MANUEL:      Calmó, Leonor, el Leste,
   persíguenos Sudueste con Nordeste;
   el mar al cielo llega.
CARBALLO:      Maldiga Dios el alma que navega. 2240
LEONOR:      ¡ Favor, cielo divino !
CARBALLO:      ¡ Agua de Satanás, tórnate vino !
   Servirá de sufragio
   en lugar de tormenta tu naufragio.
MANUEL:      Por junio en estos mares 2245
   estos dos vientos siempre dan pesares.
CARBALLO:      No vaya yo al infierno
   por agua, ni en paraje donde invierno
   es por junio y por mayo.
   Muerte aguada, ¿ qué quieres de un lacayo, 2250
   que en puras ocasiones
   trocaba tus espumas en jamones ?
MANUEL:      Distamos, Leonor mía,
   de la línea abrasada al medio día
   cerca de treinta grados; 2255
   por invierno y con vientos encontrados
   irémonos a pique;
   volvamos a Sofala o Mozambique
   e invernemos en ella.
TODOS:      Vira la proa.
CARBALLO:                        ¿ Qué maldita estrella 2260
   me sacó de Galicia ?
TODOS:      ¡ Jesús sea con nosotros !
CARBALLO:                                  Por justicia
   entre rayos airados,
   ya cocidos nos llevan, y ya asados,
   si peñascos, jigote 2265
   no hicieren de nosotros o almodrote.
   Gallego Ribadavia,
   ¿ dónde estás ?
TODOS:                      ¡ Jesús !
MANUEL:                              Arbol y gavia
   arrancó el mortal viento,
   aligera el navío.
CARBALLO:                            ¿ Ha tal tormento ? 2270
MANUEL:      Echa al agua esas cajas
   de drogas y pimienta.
CARBALLO:                                Con ventajas
   juega el mar si está airado,
   ¿ que hará después, señor, salpimentado ?
   Otras cosas le aplica 2275
   que la pimienta abrasa, enoja y pica.
   Echale dos poetas
   de estos que silba el vulgo y son maletas
   de Apolo; de estos bromas
   que hacen andar los versos por maromas. 2280
   Echale treinta suegras
   y en ellas cebarán sus olas negras.
   Echale diez madrastras,
   verás, si por sus sales las arrastras,
   cuán presto se sosiega. 2285
MARINERO 1:      El agua hasta las obras muertas llega
   sin que a fuerza de brazos
   sangrarla puedan bombas ni zunchazos.
   La tierra está cercana,
   varar en ella importa, aunque inhumana. 2290
MANUEL:      El cabo es formidable,
   que de Buena Esperanza hizo agradable
   el nombre lisonjero,
   si cabo Tormentoso fue primero;
   mortal su llano y sierra. 2295
TODOS:      ¡ Que nos vamos a pique !
MANUEL:                                Vara en tierra;
   echa el batel. Señora,
   la vida importa, no la hacienda ahora.
   Venid.

Vanse

CARBALLO:                ¿ Luego me dejas
   a que me torne congrio ? Oigan mis quejas; 2300
   sordos son, mas no mudos;
   romadizado el cielo da estornudos;
   no hay hijo para padre,
   flemas vomita el mar sin mal de madre.
   Cada cual tabla escoge 2305
   en que la vida como resto arroje;
   buscad una, Carballo,
   si sabéis por la mar ir a caballo;
   harta tu sed ahora
   con un millón que tu profundo dora, 2310
   sórbelo, mar traviesa,
   que en esto eres de casta ginovesa.

Vase.    Salen DIAGUITO, doña LEONOR, con un niño en los brazos y MANUEL DE SOSA

MANUEL:      Pues quedamos con las vidas
   démosle gracias a Dios;
   ¡ Señor, perdonadme vos 2315
   tantas culpas cometidas !
   Basten ya tantos trabajos;
   halle amparo en vos mi fe;
   perdí mi hacienda y hallé
   los venturosos atajos, 2320
   para vos, de la pobreza.
   Si la limosna os obliga,
   permitid, Señor, que diga,
   no soberbio, que es bajeza,
   sino alegando servicios 2325
   para que os doláis de mí,
   que a necesitado di
   remedio; que beneficios
   atajaron desconciertos
   de pobres que sustenté, 2330
   las huérfanas que casé,
   sacrificios que hice a muertos,
   religiosos amparados,
   hospitales socorridos
   y cautivos redimidos; 2335
   cuarenta y seis mil cruzados
   en vuestros libros de caja
   hallaréis, piadoso Dios,
   en partidas, donde vos,
   si premios de tal ventaja 2340
   ofrecéis, piadoso y largo,
   a quien el sediento envía
   sólo un vaso de agua fría,
   podréis librar mi descargo
   y asentar mi finiquito. 2345
   Si por pagado no os dais;
   si airado, Señor estáis,
   yo solo que hice el delito
   el castigo experimente
   que mi soberbia enfrenó; 2350
   yo pequé, páguelo yo;
   no, mi Dios, tanto inocente.
LEONOR:      Ea, mi bien, tu valor
   prueba la suerte importuna.
   No venciendo a la Fortuna 2355
   no te llames vencedor.
   Sorbió nuestra hacienda el mar,
   ¿ qué importa, si vida tienes ?
   No hay que hacer caso de bienes
   que son bienes al quitar. 2360
   Cleantes los arrojó
   voluntario y no forzado.
   Lo que hizo un gentil de grado,
   ¿ por qué he de sentirlo yo ?
   Si, como dices, me quieres, 2365
   tu caudal logras en mí.
MANUEL:      ¿ Tú me consuelas así,
   mi bien, sol de las mujeres ?
   ¿ Tú, que frágil necesitas
   el consuelo ? No te nombres 2370
   mujer, pues vences los hombres
   y tu valor acreditas.
   En los trabajos diamante,
   ni temerosa, ni opresa,
   eres en fin portuguesa, 2375
   no hay peligro que te espante.
   Diego, ¿ cómo venís vos ?
DIAGUITO:      Mojadillo, pero sano.
   Señora, déle a mi hermano
   de mamar.
LEONOR:                    Entre los dos, 2380
   Diego, mi amor repartido
   un mismo lugar tenéis;
   vos, porque lo merecéis,
   y él porque yo lo he parido.

Salen cuatro MARINEROS

MARINERO 1:      Del mal el menos.
MANUEL:                              ¡ Hermanos ! 2385
MARINERO 2:      Ciento diez hombres se quedan
   por la costa donde puedan
   servir a los inhumanos
   monstruos del mar de sustento;
   los cuarenta de ellos son 2390
   portugueses.
LEONOR:                        ¡ Compasión
   extraña !
MARINERO 2:                    Pero el aliento
   de ver la muerte a los ojos
   a quinientos animó.
MARINERO 3:      De la nave se sacó 2395
   alguna ropa y despojos,
   cien mosquetes, cien espadas
   y cosa de treinta picas.
MANUEL:      Estas son presas más ricas
   que las joyas más preciadas. 2400
MARINERO 3:      Pero está la munición
   hecha un agua.
LEONOR:                        Enjugaráse
   cuando esta tormenta pase.
MARINERO 3:      Lo demás y el galeón
   sorbióselo el mar ingrato. 2405
LEONOR:      Jugó Fortuna, ganónos;
   alzóse, en fin, y dejónos
   eso poco de barato;
   agradezcámoselo,
   que en el juego es ordinario 2410
   perder, y el tiempo es voltario,
   volverá lo que llevó.
MARINERO 4:      ¿ Hay tal ánimo ?
LEONOR:                          ¿ Qué tierra
   es ésta ?
MARINERO 1:                    Si hemos de dar
   fe a cartas de marear, 2415
   de cafres es esta tierra;
   los bárbaros más crÜeles
   de la Etiopía africana.
LEONOR:      Todo el esfuerzo lo allana;
   armas hay que abrasan pieles. 2420
MANUEL:      ¿ Cuánto habrá de aquí a Zafala ?
MARINERO 1:      Si hubiera en qué navegar
   doscientas leguas por mar;
   pero por costa tan mala
   su camino pone espanto. 2425
LEONOR:      Todo ha de vencerlo el brío
MARINERO 1:      Cien leguas de aquí está el río...
MANUEL:      Bien.
MARINERO 1:      ...del Espíritu Santo;
   y será posible hallar 2430
   portugueses que por él
   con esta gente crÜel
   marfil suelen rescatar
   por herramienta y espejos.
MANUEL:      Pues, amigos, imposibles 2435
   vencen pechos invencibles;
   no está el socorro tan lejos
   que en ese río esperamos
   que buscarle no podemos.
   Portugués valor tenemos, 2440
   quinientos hombres quedamos.
MARINERO 2:      Sí, mas ¿ qué hemos de comer ?
LEONOR:      Arboles hay por los riscos,
   y por la costa mariscos;
   hombres sois, mas yo mujer 2445
   que he de llevar la vanguarda;
   Manuel, dadme ese bastón.
MARINERO 1:      Si nos pone corazón
   tan hermoso ángel de guarda,
   ¿ quién ha de haber que peligre ? 2450
MANUEL:      Pues alto; a marchar, soldados.
MARINERO 2:      Vamos todos apiñados;
   que hay tanto león y tigre,
   que en desmandándose alguno
   bien pueden doblar por él. 2455
LEONOR:      ¡ Animo, pues, mi Manuel !
   No se descuide ninguno.
MANUEL:      Dejad, mi bien, que primero,
   de las tablas que ha arrojado
   el mar, con todos airado, 2460
   os hagan, aunque grosero,
   algún sillón en que os lleven.
LEONOR:      Correréme si eso mandas;
   a imágenes lleven andas,
   damas sus regalos prueben, 2465
   que yo he de ir a pie y delante.
MANUEL:      Dame esos brazos, valor
   de Portugal.
LEONOR:                      Soy Leonor
   León al nombre semejante.
MANUEL:      Traigan los negros de carga 2470
   lo que nos perdonó el mar.
LEONOR:      Señores, alto, a marchar,
   porque es la jornada larga.
   Cuando falte de comer
   cuentos y donaires tengo; 2475
   veréis cómo os entretengo
   el hambre.
MARINERO 2:                  ¡ No hay tal mujer !
   Por animarnos se ríe.
MARINERO 1:      Siempre hemos de ir playa a playa.
MANUEL:      Dios en nuestro amparo vaya; 2480
   el ángel santo nos guíe.

Vanse.    Salen BUNGA y QUINGO, negros

BUNGA:      ¿ Fuéronse los blancos ?
QUINGO:                                    Sí.
BUNGA:      Míralo bien.
QUINGO:                      Ya se han ido;
   desde aquel bosque escondido,
   hecho un escuadrón los vi, 2485
   que marchaban ordenados
   por la costa.
BUNGA:                        Fuego en ellos;
   que tanto miedo he de vellos
   con rayos desatinados,
   que ardiendo echan los bodoques 2490
   y alcanzan de a legua y más.
QUINGO:      De ellos se quedan atrás
   tal vez, Bunga, en que provoques
   el apetito.
BUNGA:                        Bien sabe
   la carne blanca, es muy tierna; 2495
   antaño comí una pierna
   porque se perdió una nave
   cerca de aquí, y de la gente
   que casi ahogada salió,
   medio blanco me tocó. 2500
QUINGO:      Viene mucha del poniente
   por el marfil que rescatan
   aquí cerca, hacia aquel río
   del rey de Bongo.

Sale CARBALLO

CARBALLO:                            ¡ Dios mío,
   favor ! 2505
BUNGA:      ¡ Ay !
CARBALLO:                    Que me maltratan
   aguas que nunca probé.
QUINGO:      ¿ Qué es eso ?
BUNGA:                      Un blanco arrojó
   el mar.
QUINGO:                ¿ Tiene rayo ?
BUNGA:                              No.
QUINGO:      Pues si no, le pasaré 2510
   con esta vara tostada,
   y tendremos que cenar.
BUNGA:      ¡ Oh, qué hartazgo me he de dar !
CARBALLO:      ¡ Ay, tras cada bocanada
   echo las tripas !
QUINGO:                            ¿ Le paso ? 2515
BUNGA:      Bien pasado el pobre está.
   Cojámosle vivo.
CARBALLO:                        Ya
   no hay, Carballo, que hacer caso
   de vos, ya estáis enjuagado;
   estómago que ha sufrido 2520
   tanta agua, de él me despido;
   no quiero vivir aguado.
BUNGA:      Agárrate, pues te alegras
   con tales presas.
QUINGO:                            Aquí.

Cógenle

CARBALLO:      ¡ Jesús, que vienen por mí 2525
   dos pájaros de uñas negras !
   ¡ Cata la cruz !
BUNGA:                          Tenle bien.
CARBALLO:      ¡ San Blas, San Arquitriclino,
   que volviste el agua en vino;
   San Pero González !
QUINGO:                              Ten. 2530
BUNGA:      ¡ Ay, cielos, qué linda cara
   tiene el blanco !
CARBALLO:                          ¡ San Domingo,
   San Miércoles !
BUNGA:                        Oye, Quingo,
   flaco está, si él engordara
   sabroso bocado fuera. 2535
QUINGO:      ¿ Pues hay más que le cebemos
   dos meses ?
BUNGA:                    Así lo haremos;
   agasájale, no muera
   de temor, porque seguro
   que no le hemos de matar 2540
   más fácil podrá engordar.
QUINGO:      Bien has dicho.
BUNGA:                        ¡ Guro, guro !
QUINGO:      Cugazú, morcí, morcí.
CARBALLO:      No os entiendo, no os entiendo;
   ¿ qué diablos me estáis diciendo ? 2545
BUNGA:      Jigo...
CARBALLO:                  ¿ Jigote de mí ?
   ¡ Ay, cielos, guisarme quieren !
QUINGO:      Morcí.............. -én]
   .....
CARBALLO:      Y morcillas también 2550
   si en vino no me cocieren.
BUNGA:      Asarú, jigo, quizú.
CARBALLO:      ¿ Asado y jigote yo ?
   ¡ mal haya quien me parió !
QUINGO:      Pastilay, Bunga mi zú. 2555
CARBALLO:      ¿ Que hay pastel en mí y buñuelos,
   dicen ?
BUNGA:      No quiere entender.
   Dile que yo soy mujer,
   que pierda el temor. ¡ Ay, cielos ! 2560
   que en él me estoy abrasando.
   Dile que no morirá.
QUINGO:      Pastilay.
CARBALLO:                    Pastel habrá
   y empanadas.
BUNGA:                    ¡ Qué temblando !
QUINGO:      Albongonzú.
CARBALLO:                        Albondiguillas 2565
   me quieren hacer también.
BUNGA:      Pastilay.
CARBALLO:                    ¡ No huelo bien,
   pues dice ésta que hay pastillas !
BUNGA:      Quingo, en mi tambo estará
   mejor si hemos de cebarle, 2570
   que yo sabré regalarle
   y así se asegurará.
   ¿ No te parece ?
QUINGO:                            Pues yo
   tengo más gusto que el tuyo.
BUNGA:      ¡ Ay, amor, si éste es mi cuyo 2575
   en buen punto acá salió.
   Bunga, yo, carní verí.
CARBALLO:      Ya me hacen carnero verde.
BUNGA:      Parece que el temor pierde.
CARBALLO:      Regalos me hace, ¡ ay de mí ! 2580
   Contemporizar, Carballo,
   por no morir.
BUNGA:                      Bongo, bongo.
CARBALLO:      Será fin de Monicongo,
   no te entiendo.
BUNGA:                          Bongo.
CARBALLO:                              Andallo.

Abrázale

   Abrazóme.
BUNGA:                      Si con él 2585
   me caso, no hay más placeres.
   Bongo.
CARBALLO:      ¿ Qué diablos me quieres,
   tarima de San Miguel ?
BUNGA:      Yo le hartaré de marfil. 2590
   Cocí, cocí.
CARBALLO:                      Ya entender.
   Dice que me han de cocer,
   ya yo llevo perejil.

Vanse.    Salen doña LEONOR, MANUEL, DIAGUITO y los cuatro MARINEROS

MANUEL:      El deseado río descubierto,
   no hallamos, Leonor mía, embarcaciones; 2595
   el hambre cuatrocientos nos ha muerto,
   pasto fatal de tigres y leones;
   infructífero y sólo este desierto,
   salada el agua y tantas maldiciones
   como me alcanzan, niegan la salida 2600
   la muerte al alma y al dolor la vida.
   Un vaso de agua cuesta cien escudos;
   premio mortal de aquél que va por ella;
   pues apenas se parte, que desnudos
   de ropas y crueldad le dan por ella 2605
   muerte los cafres bárbaros y mudos.
   Acabóse el sustento, esposa bella;
   un pellejo de cabra mis soldados
   comieron hoy, y costóme cien cruzados.
   El reyecillo vil de aquesta gente 2610
   nos ofrece en sus fuerzas hospedaje,
   entretanto que el cielo, más clemente,
   nos trae amigos que nos den pasaje;
   pero hallo en ello más inconveniente
   que en todo lo demás de este viaje, 2615
   porque las armas en rehenes pide,
   o si no se las damos nos despide.
   Dice que sus vasallos, asombrados
   de nuestros arcabuces, no aseguran
   sus vidas de nosotros si hospedados, 2620
   su pobre habitación darnos procuran,
   entre riscos incultos retirados,
   firmes en este tema todos juran
   que si nos desarmamos amigables,
   nos darán de sus frutos miserables. 2625
   Obligarles por fuerza es imposible
   si miráis de estos montes la aspereza;
   rendir las armas, condición terrible,
   pues no hay seguridad en su fiereza;
   morir de sed y hambre es cosa horrible, 2630
   mas será indubitable la certeza
   de nuestro lastimero fin, de modo
   que todo es peligroso, mortal todo.
   Pero de tantos males y trabajos
   el menor, si os parece, es bien que escoja; 2635
   simples son; con caricias y agasajos
   se amansa un tigre y su rigor se afloja;
   al remedio busquemos los atajos,
   alivie la prudencia a la congoja;
   mi voto, amigos, es que les rindamos 2640
   las armas que nos piden, y vivamos.
MARINERO 1:      Yo, a lo menos, morir armado quiero.
MARINERO 2:      Yo de idólatras bárbaros no fío.
MARINERO 3:      El plomo es mi defensa y el acero.
DIAGUITO:      Mataránnos sin armas, padre mío. 2645
MARINERO 4:      Quien las da no es fidalgo caballero.
LEONOR:      No os engañe, mi bien, tal desvarío.
   Sin armas y entre bárbaros tiranos,
   ¿ no es querer eso atarnos pies y manos ?

Salen los negros [BUNGA, QUINGO y CURGURU], y CARBALLO

CARBALLO:      "Mensajeros sois, amigos, 2650
   no merecéis culpa, no."
   Acá el rey negro me envía,
   --negra Pascua le de Dios--
   sentenciado por lo menos
   entre estos alanos dos, 2655
   corchetes del Limbo entrambos
   y obligados del carbón,
   vengo, si no concedéis
   con su gusto a un asador
   de palo, que no de hierro, 2660
   a título de lechón.
   Pesaránme por arreldes,
   que así lo notificó
   por señas un carnicero
   que allá se llama Sisón. 2665
   Dice, pues; va de embajada;
   que por hacernos favor,
   en fe de ser tan amigo
   de los de nuestra nación,
   que aquí suelen rescatar, 2670
   os ofrece desde hoy
   una vecindad de hollín
   en un reino de Plutón.
   Comeréis lindos regalos,
   cocos, plátanos y arroz, 2675
   jigote, mondongo humano
   y una pierna en salpicón.
   Gozaréis ninfas del Limbo
   cual su madre las parió,
   que se afeiten con zumaque 2680
   y es su solimán mejor.
   Por lo grajo, son grajea,
   y por las narices son
   dos valones sevillanos,
   muy ancho cada valón; 2685
   mas haos de costar todo esto
   las armas y munición,
   que la confitura nuestra
   no les hace buena pro.
   Sin azúcar temen balas 2690
   y confites de cañón,
   que no quieren, ayunando,
   que les demos colación.
   Todas las armas, en fin,
   el rey cordobán pidió, 2695
   si queréis vivir con ellos,
   y no dándolas, alón.
   Este sabe nuestra lengua
   bien que mal, porque trató
   en rescates portugueses 2700
   y él os lo dirá mejor.
CURGURU:      No tenemo má que habrá
   di como lo Embasalor
   lo que le mandamo el reye
   tomamos resilución. 2705
   Si arma damo, le hospedamo,
   turo como el culazón,
   si no damo despedimo.
   Mira qué queremo vos.
MANUEL:      Esto esfuerza, compañeros; 2710
   resolvámonos, Leonor.
   Su sencillez nos convida;
   muerte es toda dilación.
   ¿ De qué nos han de servir
   armas contra tan feroz 2715
   enemigo como el hambre ?
   Dios nos dará embarcación,
   presto ya el invierno pasa,
   no ha de ser todo rigor;
   presto vendrán portugueses 2720
   al rescate; lo mejor
   que el hombre tiene es la vida;
   seguid todos mi opinión,
   no muráis desesperados;
   ninguno diga de no. 2725
MARINERO 1:      Yo, a lo menos, si las diere,
   forzado será.
MARINERO 2:                        Pues yo,
   puesto que deseo servirte,
   dudo de hacer tal error.
LEONOR:      ¿ Las armas les quieres dar ? 2730
   Pues, mi Manuel, muerta voy;
   no esperes piedad en fieras
   sin discurso ni razón.
DIAGUITO:      Padre, mire lo que hace.
MANUEL:      Matadme, pues, ya que sois, 2735
   vuestros homicidas mismos
   y tan desdichado yo.
   Acabemos de una vez
   con tanta persecución;
   cumpla en mí el cielo presagios, 2740
   satisfaga su rigor.
CURGURU:      No tenemo que temé ya.
MANUEL:      Hijos, si no por mi amor,
   por el vuestro, que es perdernos
   esa desesperación. 2745
MARINERO 1:      Alto; si en tal tema das,
   que nos maten.
MARINERO 2:                        Por Dios,
   que es sentenciarnos a muerte.
   Mas vaya.
MARINERO 3:                    Arcabuz, sin vos
   no hago cuenta de la vida. 2750
MARINERO 4:      Ya yo sin armas estoy
   y despedido del mundo.
LEONOR:      El discurso te faltó,
   Manuel mío, al mejor tiempo.
MANUEL:      Dios, mi bien, lo hará mejor; 2755
   llevad las armas, tomadlas,
   y al rey decid que hizo hoy
   él solo más que han podido
   en Asia tanta nación,
   que nos dé salvoconducto. 2760
CARBALLO:      Escapéme del tajón
   de muerte, de albondiguillas,
   de la sartén y asador.
GURGURU:      Aguardámono un poquito
   que habramo con reye voy. 2765
   Arma damo para ya;
   ya no tenemo temó.

Vanse con las armas

Salen todos los NEGROS

LEONOR:      Mal hemos hecho, Manuel.
MANUEL:      De dos daños el menor
   es éste: así pasaremos, 2770
   mi bien, hasta otra ocasión.

Van saliendo los NEGROS arriba

NEGRO 1:      Mueran los blancos sin armas.
NEGRO 2:      Pasadlos de dos en dos
   con las varas y las flechas.
   ¡ Ea, cafres, vuestros son 2775
   sus despojos !
NEGRO 3:                      ¡ Mueran !
NEGRO 4:                              ¡ Mueran !
MANUEL:      ¡ Ay, cielos ! ¿ Esta traición
   consentís ?
LEONOR:                    Quien dió las armas
   ....................... -ó]
   esto y más merece.
MARINERO 2:                              Miren 2780
   si era buena mi opinión.
MANUEL:      ¿ Todo, cielos, desventura ?
   ¿ Todo, Fortuna, rigor ?
   ¿ Todo, desdicha, pesares ?
   ¿ Todo, en fin, persecución ? 2785
   Ea, arroje el cielo rayos,
   rompa limites veloz
   el mar, ábrase la tierra,
   cúmplase mi maldición.
MARINERO 1:      Huír que brotan los riscos 2790
   negros y flechas.
CARBALLO:                          Temor
   todo soy; pies, apostemos
   cuál corre más de los dos.
MANUEL:      Retiraos con esa gente,
   dulce esposa.    Vivid vos; 2795
   que quedaré entretanto
   por blanco de su furor.
   Mientras en mí lo quebrantan,
   escapaos, que muerto yo,
   tendrán fin tantas desdichas. 2800

Bajan los NEGROS

CURGURU:      A ellos, a ellos.
MANUEL:                          Traidor;
   moriré, pero vengado,
   que aún respira el corazón.
   Desesperado me animo,
   brazos tengo, Manuel soy. 2805

Vánse todos

CARBALLO:      Entre tanto que se ceban
   en los primeros, si sois
   para seguirme, corred,
   llevaréisme por guión.

Vase.    Vuelve a salir MANUEL con DIAGUITO en los brazos y doña LEONOR con el otro niño en los suyos, y pónele MANUEL en el suelo

MANUEL:      Esto es lo más escondido 2810
   de este bosque dilatado,
   los cafres se han retirado;
   que aquí me esperéis os pido.
   Buscaré los compañeros
   que, aunque sin armas están, 2815
   troncos de aquí cortarán
   con que suplan los aceros.
   Ningunos bárbaros queden,
   quememos su población,
   haga la desesperación 2820
   lo que las fuerzas no pueden.
   La militar disciplina
   vencerá su multitud.
LEONOR:      Desarmados no hay virtud,
   contra ellos, si no es divina. 2825
   ¡ Ay Manuel, qué deslumbrado
   anduviste !
MANUEL:                    Ya eso es hecho:
   el salir de tanto estrecho
   es lo que me da cuidado.
   Si de noche acometemos 2830
   su rústica población,
   del fuego y la confusión
   huyendo, restauraremos
   las armas; voy a buscar
   nuestra gente; luego vengo. 2835

Vase

LEONOR:      Ya de la vida no tengo
   qué defender ni esperar.
   ¡ Ay hijo, en qué mala estrella
   naciste !
DIAGUITO:                    Señora mía:
   si llora, el niño que cría 2840
   vendrá a morirse por ella.
   Calle, que yo espero en Dios
   que nos ha de socorrer.

Salen GURGURU y otro NEGRO

CURGURU:      Sola está aquí una mujer;
   desnudémosla los dos, 2845
   gocemos de sus despojos,
   y huyamos la sierra adentro.
   ¡ Un tigre sale al encuentro !

Sale un tigre y ase a DIAGUITO

DIAGUITO:      ¡ Padre mío de mis ojos,
   que me lleva a hacer pedazos ! 2850

Ase un NEGRO a LEONOR

CURGURU:      Tráela.
LEONOR:                  ¡ Cielo rigoroso,
   ¿ qué es esto ? ¡ Manuel, esposo !

Entranse con ella

CURGURU:      No la sueltes de los brazos.
LEONOR:      ¡ Manuel de Sosa, favor !

DIAGUITO en lo alto

DIAGUITO:      ¡ Socorro, padre, que muero ! 2855

Sale MANUEL de Sosa

MANUEL:      ¿ Qué es esto ? ¡ Ay cielos ! ¿ Qué espero ?
LEONOR:      ¡ Dulce esposo !
MANUEL:                        ¡ Mi Leonor !

LEONOR en lo alto

LEONOR:      Cuando no puedas mi vida,
   ven a defender mi fama.
DIAGUITO:      ¡ Señor padre !
MANUEL:                        ¿ Quién me llama ? 2860
DIAGUITO:      Cuando mi muerte no impida,
   écheme su bendición,
   que yo rogaré por él
   a Dios.
MANUEL:                ¡ Ay suerte crÜel !
   ¡ Ay trágica confusión ! 2865
   ¡ Ay cielos ! ¡ Ay hado impío !
   ¡ Hay más males, más enojos !
LEONOR:      ¡ Manuel !
MANUEL:                  ¡ Leonor de mis ojos !
DIAGUITO:      ¡ Señor padre !
MANUEL:                      ¡ Diego mío !
LEONOR:      ¡ Favor !
DIAGUITO:                    ¡ Socorro !
MANUEL:                              Divida 2870
   el alma esta adversidad;
   defienda cada mitad
   a la mitad de su vida.
   Bárbaros allí amenazan
   el honor de quien adoro; 2875
   allí tigres el tesoro
   de mi vida despedazan.
   ¿ Adónde iré ? ¿ qué he de hacer ?
   Mientras Leonor se defiende
   librar a mi hijo pretende 2880
   mi amor, mas no ha de poder,
   morir con él es mejor.
LEONOR:      Dueño ingrato, ¿ así me dejas ?
MANUEL:      Justas son aquellas quejas:
   socorramos a Leonor. 2885
DIAGUITO:      Padre mío, ¿ así me olvida ?
MANUEL:      Alma, allí el socorro os cuadre.
DIAGUITO:      ¡ Padre !
LEONOR:                ¡ Esposo !
MANUEL:                        Esposo y padre;
   aquí la honra, allí la vida,
   y uno yo; los daños dos, 2890
   los peligros divididos
   y para matarme unidos;
   ¿ y no hay remedio, mi Dios ?
   Pues no ha de haber desconcierto
   que a desesperar me obligue. 2895
   ¿ Todo el mundo me persigue ?
   Pues persiga. Ya habrá muerto
   a Diego el sangriento bruto;
   matemos, valor, muriendo,
   a mi esposa defendiendo, 2900
   al cielo obligando a luto,
   al mar que tarde se amanse,
   la tierra que nos sepulte,
   al monte a que nos oculte,
   la crueldad a que descanse. 2905
   Porque si por tantos modos,
   hombres, cielos, mar y tierra,
   todos nos hicieron guerra
   nos tengan lástima todos.

Salen GARCIA, don JUAN y doña MARIA

GARCIA:      ¡ Extraordinaria tormenta ! 2910
MARIA:      Viniendo embarcada yo,
   ¿ qué mucho ? Jamás me díó
   quietud la suerte violenta.
GARCIA:      ¿ Qué barra es ésta ?
JUAN:                                Este el río
   es del Espíritu Santo. 2915
GARCIA:      Descansaremos en tanto
   que sosiega el mar su brío.
   Entró por gobernador
   de la India Jorge Cabral,
   por el rey de Portugal 2920
   nombrado, y tráeme mi honor
   a remediar desatinos
   si tienen, habiendo en medio
   tanto imposible, remedio.
JUAN:      El cielo abrirá caminos 2925
   por medio de la venganza
   que aseguren tu sosiego.
GARCIA:      Si a Lisboa vivo llego,
   en mi rey tengo esperanza
   que, premiando mis servicios, 2930
   castigue al torpe Manuel
   de Sosa.
JUAN:                    Hallarás en él
   severidad para vicios
   y amparo para virtudes,
   y en mí un fiel ejecutor 2935
   porque restaures tu honor
   y en gozo tu pena mudes.
GARCIA:      ¿ Qué gente habita en la tierra ?
JUAN:      Negros torpes y bozales
   que entre fieros animales 2940
   son vecinos de esa sierra.
   Dióles el cielo abundancia
   de marfil, que portugueses,
   en fe de sus intereses,
   cargan con harta ganancia, 2945
   y estos bárbaros lo dan
   por vidrios y niñerías
   de poco precio.
GARCIA:                          ¿ Qué días
   nos pueden faltar, don Juan,
   para entrar con salvamento 2950
   en Lisboa ?
JUAN:                    Si doblamos
   este cabo donde estamos
   y nos favorece el viento,
   en dos meses.
GARCIA:                            Quiera Dios
   que apacible el mar hallemos, 2955
   y que fin alegre demos
   a nuestras penas los dos.

Sale CARBALLO como asustado

CARBALLO:      ¿ Portugueses ? ¡ Dicha mía !
   Carballo a la vida dad
   ensancha, si esto es verdad. 2960
GARCIA:      ¿ Carballo ?
CARBALLO:                    Gran don García
   ya tienen fin a tus pies
   mis desdichas; ya perdí
   el temor.
GARCIA:                      ¿ Qué haces aquí ?
CARBALLO:      Ya te lo diré después. 2965
   Ven a socorrer agora
   tus hijos, que si están vivos,
   entre esos cuervos cautivos,
   los comerán dentro un hora.
GARCIA:      ¿ Qué dices ?
MARIA:                          ¡ Ay, honra mía, 2970
   ya el cielo os allana estorbos !
CARBALLO:      Zampóse el mar en dos sorbos
   la nave y lo que traía,
   que nunca gasta otros huevos;
   quinientos vivos quedamos 2975
   que infierno o tierra tomamos
   para hallar peligros nuevos.
   De quinientos, ciento y treinta
   quedamos que tigre y hambre
   los demás, aunque en fiambre, 2980
   con ellos hicieron cuenta.
   No quedó perro ni gato
   que no supiese a conejos;
   cueros de cofre, pellejos,
   hasta suelas de zapato 2985
   nos comimos; y el remate
   de esta peregrinación
   fue entregar la munición,
   ropa y armas por rescate
   de comida a la grajuna 2990
   república de esta gente.
   Con nosotros insolente
   jugó después la Fortuna,
   de modo que nos desnudan
   antípodas alemanes 2995
   hasta que en los cordobanes
   nos dejan, y aun de esto dudan;
   porque con varas tostadas
   nos agarrochan, sin ser
   toros, y juran hacer 3000
   convites y borrachadas
   con nosotros, de manera,
   que si yo no me escapara,
   tripas negras caminara
   hasta la puerta trasera. 3005
   Pues traes gente y arcabuces,
   defiende a Manuel de Sosa,
   tu nieto, y su triste esposa
   de estos grifos avestruces.
GARCIA:      ¡ Válgame el cielo ! Llamad 3010
   mis soldados, que si viven,
   librándolos, aperciben
   mi venganza en mi piedad.
   Mueran los dos a mis manos
   y no entre bárbaros negros. 3015

Sale un MARINERO

MARINERO:      Diérate la bienvenida
   si llegaras a otro tiempo;
   pero pésames te doy
   del más trágico suceso
   que conservaron anales, 3020
   que desdichas escribieron.
   Ya, noble gobernador,
   maldiciones cumplió el cielo,
   vengó agravios, oyó lloros,
   y dio al prudente escarmientos. 3025
   Desnudaron sin piedad
   estos bárbaros hambrientos
   la hermosa doña Leonor,
   sin bastar llantos ni ruegos.
   Vio el sol la primera vez 3030
   los alabastros honestos
   que le ocultaron retiros
   del recato y del respeto.
   Pero no los gozó mucho;
   porque fueron los cabellos 3035
   vicevestidos hermosos
   que soles nieves cubrieron.
   Y lo que ellos no alcanzaron,
   relicario sirvió el suelo,
   viva abriendo su sepulcro 3040
   a la otra mitad del cuerpo.
   Con su compostura casta,
   la del monarca primero
   curioso alargó la toga
   hasta los pies; más espejo 3045
   de las matronas, Leonor,
   viva se entierra, escondiendo
   si avarienta, recatada,
   de su belleza secretos,
   reservados solamente 3050
   a amorosos himeneos.
   Hallóla Manuel de Sosa
   de esta suerte, ya entre hambrientos
   tigres, malogrado un hijo,
   y con el otro a los pechos. 3055
   Traspasóse de dolor,
   atajando el desconsuelo,
   para atormentarle más,
   llanto y suspiros sin seso.
   Se entró por entre esas selvas, 3060
   donde entre riscos soberbios,
   o intentará precipicios,
   o fieras le habrán deshecho.
   Satisfechas tus venganzas,
   ya puede el dolor paterno 3065
   las exequias funerales
   fiar a los sentimientos.
   Aquí si pueden los ojos
   sufrir del Scita fiero
   espectáculo tan triste, 3070
   está el teatro funesto

Descubre a doña LEONOR, ya difunta,    a DIAGUITO ensangrentado

   en que la ciega Fortuna
   tragedia eterniza el tiempo
   para escarmiento de amantes,
   y éste es el acto postrero. 3075
GARCIA:      Cerrad las puertas, dolor,
   al alma; ahóguese dentro
   de sí misma, no la alivien
   llantos ni suspiros tiernos.
   ¡ Ay, Leonor ! Nunca tomaran 3080
   tan a su cargo los cielos
   agravios de un padre airado,
   venganzas de un triste viejo.
   No hay vida que tanto sufra;
   muramos ya y acabemos 3085
   de una vez desdichas tantas.
MARIA:      ¡ Ay, Manuel ! ¡ Ay, caro Diego !
   ¡ Ay, mal logros de mi amor !
JUAN:      Mármol soy, absorto quedo,
   estatua en la admiración 3090
   de puro sentir no siento.
   A espectáculo tan triste
   eche Timantes el velo
   y sirva en la compasión
   de escarmientos para el cuerdo.


FIN DE LA COMEDIA