Pedro Calderón de la Barca (1600-1681)

LAS CADENAS DEL DEMONIO

PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA

  • San BARTOLOME
  • El REY Polemón
  • LICANORO, príncipe
  • CEUSIS, príncipe
  • El DEMONIO
  • Un SACERDOTE de Astarot
  • LIRON, villano
  • SILVIA, dama
  • FLORA, dama
  • LESBIA,villana
  • CRIADO
  • MUSICOS
  • CRIADOS
  • GENTE


JORNADA PRIMERA


Salen IRENE, y FLORA y SILVIA deteniéndola

 IRENE:           Dejadme las dos.   
 FLORA:                            Señora,   
               mira...   
 SILVIA:             Oye...   
 FLORA:                   Advierte...   
 IRENE:                             ¿ Qué tengo   
               de oír, advertir y mirar,   
               cuando miro, oigo y advierto   
               cuán desdichada he nacido,   5
               sólo para ser ejemplo   
               del rencor de la Fortuna   
               y de la saña del tiempo?   
               Dejad, pues, que con mis manos,   
               ya que otras armas no tengo,   10
               pedazos del corazón   
               arranque, o que de mi cuello,   
               sirviéndome ellas de lazo,   
               ataje el último aliento;   
               si ya es que, porque no queden   15
               de tan mísero sujeto   
               ni aun cenizas que ser puedan   
               leves átomos del viento,   
               no queráis que al mar me arroje   
               desde ese altivo soberbio   20
               homenaje, en fatal ruina   
               de la prisión que padezco.   
 SILVIA:       ¡ Sosiega!   
 FLORA:                ¡ Descansa!   
 SILVIA:                          ¡ Espera!   
 IRENE:        ¿ Qué descanso, qué sosiego   
               ha de tener quien no tiene   25
               ni esperanza de tenerlo?   
 SILVIA:       El entendimiento sabe   
               moderar los sentimientos.   
 IRENE:        Esa es opinión errada;   
               que antes el entendimiento   30
               aflige más cuanto más   
               discurre y piensa en los riesgos.   
 FLORA:        Es verdad, pero también...   
 IRENE:        No prosigas; que no quiero   
               desaprovechar mis iras   35
               ahora en tus argumentos.   
               Dejadme sola, dejadme,   
               idos, idos de aquí presto.   
 FLORA:        Dejémosla sola, pues      
               sabes que sólo es el medio   40
               de su furor el dejarla.   
              
Vanse FLORA y SILVIA
 IRENE:        Ya se han ido.  Ahora, cielos,   
               han de entrar con vuestras luces   
               en cuenta mis sentimientos.   
               ¿ Qué delito cometí   45
               contra vosotros naciendo,   
               que fue de un sepulcro a otro   
               pasar no más, cuando veo   
               que la fiera, el pez y el ave   
               gozan de los privilegios   50
               del nacer, siendo su estancia   
               la tierra, el agua y el viento?   
               ¿ A qué fin, dioses, echasteis   
               a mal en mi nacimiento   
               un alma con sus potencias   55
               y sus sentidos, haciendo   
               nueva enigma de la vida   
               gozarla y perderla, puesto   
               que la tengo y no la gozo,   
               o la gozo y no la tengo?   60
               O son justas o injustas   
               vuestras deidades, es cierto;   
               si justas, ¿ cómo no os mueve   
               la lástima de mis ruegos?   
               Y si son injustas, ¿ cómo   65
               las da adoración el pueblo?   
               Ved que por entrambas partes   
               os concluye el argumento.   
               Responded a él... pero no    
               respondáis; porque no quiero   70
               deberos esa piedad,   
               por no llegar a deberos   
               nada que esté en vuestra mano,   
               y de vosotros apelo   
               a los infernales dioses,   75
               a quien vida y alma ofrezco,   
               dando por la libertad   
               alma y vida.   
              
Sale el DEMONIO
 DEMONIO:                     Yo [la] acepto.   
 IRENE:        ¿ Quién eres, gallardo joven,   
               que, si las noticias creo   80
               de pintados simulacros   
               que en algunos cuadros tengo,   
               viva copia eres de aquel   
               ídolo que en nuestro templo,   
               con el nombre de Astarot,   85
               adora todo este reino,   
               cuya opinión acredita   
               haber penetrado el centro   
               de esta ignorada prisión   
               sobre las alas del viento?   90
 DEMONIO:      ¿ Qué mucho que a él me parezca,   
               Irene, si soy el mesmo,   
               pues las doy a sus estatuas   
               alma, vida, voz y aliento?   
               Yo soy el dios de Astarot,   95
               aquél a cuyo precepto   
               ilumina el sol, la luna   
               alumbra, los astros bellos   
               influyen, el cielo todo   
               se mueve y los elementos   100
               en lid se conservan, siempre   
               amigos y siempre opuestos.   
               Yo soy el que en toda el Asia,   
               por los extraños portentos   
               de mis milagros, estoy   105
               adorado, hallando a un tiempo   
               su amparo en mí el afligido   
               y su salud el enfermo.   
               Compadecido a tu llanto   
               y enternecido a tu ruego,   110
               concurriendo a tus conjuros,   
               a darte libertad vengo.   
               Y aunque yo sepa la causa,   
               oírla de tu boca quiero,   
               porque caiga nuestro pacto   115
               sobre mejor fundamento.   
               Dime, ¿ qué quieres de mí?   
 IRENE:        Tanto a tu voz me estremezco,   
               tanto a tu vista me asombro,   
               tanto a tu semblante tiemblo   120
               que no sé si formar pueda   
               razones; mas oye atento.   
               Esta provincia de Asia,   
               a quien los que dividieron   
               el mundo dieron por nombre   125
               inferior Armenia, imperio   
               es del grande Polemón,   
               de cuya corona y cetro   
               hija heredera nací,   
               si hubiese querido el cielo   130
               que se midieran iguales   
               fortuna y merecimiento.   
               Quiso mi padre que hiciesen   
               juicio de mi nacimiento   
               sus sabios y en él hallaron   135
               --¡ de imaginarlo reviento!--   
               que había de ser mi vida   
               el más extraño, el más nuevo   
               prodigio de cuantos dio   
               la fama a guardar al tiempo;   140
               pues de ella resultarían   
               para todo aqueste imperio   
               robos, muertes, disensiones,   
               bandos, tragedias, incendios,   
               lides, traiciones, insultos,   145
               ruinas y escándalos, siendo   
               en oprobio de los dioses   
               el principal instrumento   
               de otra nueva ley de un dios   
               superior a todos ellos.   150
               Con estos temores, dando,   
               entre tan raros sucesos,   
               crédito a los vaticinios   
               y opinión a los agüeros,   
               equivocando los nombres   155
               de piadoso y de severo,   
               dispuso mi padre el rey   
               que yo muriese en naciendo.   
               ¿ Quién vio más crüel, tirano,   
               injusto y torpe decreto   160
               que hacer los delitos él   
               porque yo no llegue a hacerlos?   
               De esta sentencia apelando   
               de su ira a su consejo,   
               él mismo mudó intención,   165
               tomando --¡ ay de mí!-- por medio   
               que en esta torre, fundada   
               en los ásperos desiertos   
               de Armenia, viva, si acaso   
               vive quien vive muriendo.   170
               Aquí con solas mujeres   
               me ha criado, de quien tengo,   
               por su relación, remotas   
               noticias del universo.   
               No sé hasta ahora cómo son   175
               sus repúblicas, sus pueblos,   
               sus políticas, sus leyes,   
               sus tratos y sus comercios.   
               El primer hombre que he visto,   
               si no me miente el objeto   180
               tuyo aparente, eres tú;   
               tan cerca --¡ ay de mí!-- y tan lejos   
               vivo de lo racional.   
               Y aun ya pasara por esto,   
               si hoy no me hubiera una dama<~   185
               dicho que mi padre --¡ ay cielos!--   
               a dos hijos de Astiages,   
               su hermano, trajo a su reino;   
               cuya desesperación   
               me hizo --¡ de cólera tiemblo!--   190
               salir de mí --¡ de ira rabio!--   
               hasta --¡ ahógame mi aliento!--   
               decir que en muerte y en vida   
               el alma le daré en precio   
               a cualquiera que me dé   195
               la libertad que apetezco.   
               Y así, si tú, enternecido   
               de mi llanto y de mis ruegos,   
               de mi pena y de mi agravio,   
               de mi voz y mi tormento,   200
               me la das, otra vez y otras   
               mil veces a decir vuelvo   
               que soy tuya, y lo seré   
               en vida y en muerte, haciendo   
               libre donación en vida   205
               y muerte de alma y de cuerpo,   
               para ver si así me libro   
               de esta prisión que padezco,   
               de esta esclavitud que lloro,   
               de esta sujeción que tengo,   210
               de esta envidia que publico   
               y de esta rabia que siento.   
 DEMONIO:      La lástima, hermosa Irene,   
               de tus extraños sucesos   
               me ha obligado a tomar hoy   215
               esta forma, concurriendo,   
               como dije, a tus conjuros;   
               y aunque puedan mis portentos   
               no sólo de aquí sacarte,   
               pero todo este soberbio   220
               edificio trasladar,   
               arrancado de su asiento,   
               a los más remotos climas   
               de todo el orbe, no quiero   
               que hoy en tu favor me ayuden   225
               tantos prodigiosos medios.   
               De medios más naturales   
               me he de valer.  (Y es que tengo   Aparte   
               limitada la licencia   
               de Dios, y así no me atrevo   230
               a más de lo que permiten   
               sus soberanos decretos.)   
               Yo te pondré en libertad,   
               revalidando el concierto   
               de que serás siempre mía.   235
 IRENE:        Otra y mil veces lo ofrezco.   
 DEMONIO:      Pues con esa condición   
               yo haré que tu padre mesmo   
               por ti envíe y que esos dos   
               sobrinos suyos que al reino   240
               aspiran, porque te juzgan   
               incapaz de su gobierno,   
               se pongan tan de tu parte   
               que ellos sean los primeros   
               que te ilustren y te adornen   245
               de la corona y el cetro   
               de toda Armenia.  Y porque   
               no te dé cuidado el verlos   
               hoy en tu corte, sabrás   
               de su venida el intento.   250
               Astiages, menor hermano   
               de Polemón, rey supremo   
               de algunas de las provincias   
               de Asia, tuvo tan a un tiempo   
               esos dos hijos que hasta hoy   255
               el mayor ignora de ellos;   
               porque al tiempo del nacer   
               las matronas, acudiendo   
               a su madre, olvidaron   
               de señalar el primero   260
               que vio las luces del sol,   
               perturbándose el derecho   
               que a la herencia de su padre   
               tenían; de cuyo yerro   
               nació dividirse en bandos   265
               sus vasallos, pretendiendo   
               cada uno para sí   
               merecer el valimiento.   
               Polemón, por excusar   
               lides, batallas y encuentros,   270
               llamó a los dos a su corte,   
               tomando por buen acuerdo   
               que el uno a su padre herede   
               y el otro al tío; advirtiendo   
               que él ha de hacer la elección   275
               del que ha de jurar su reino.   
               No temas que de ninguno   
               se agrade su entendimiento;   
               porque los dos son, Irene,   
               tan encontrados y opuestos   280
               en acciones y en costumbres,   
               en obras y en pensamientos,   
               que duda al que ha de fiar   
               la corona, conociendo   
               que ninguno de ellos es   285
               merecedor del gobierno.   
               Es el defecto de Ceusis   
               ser ambicioso, soberbio,   
               cruel, homicida, tirano,   
               lascivo, injusto y violento.   290
               De todo esto es al contrario   
               de Licanoro el afecto,   
               porque es de ánimo abatido,   
               postrado, humilde y sujeto.   
               Tanto a la lección se entrega,   295
               apurando y discurriendo   
               quién es causa de las causas,   
               que le deja desatento   
               para lo demás; de suerte   
               que, aplicando yo otros medios   300
               hoy a la neutralidad   
               que tu padre tiene, puedo   
               hacer que tú te corones,   
               bella Irene, y, siendo ellos   
               quien en tu frente y tu mano   305
               pongan la corona y cetro,   
               rendidos a tu hermosura,   
               para que acaben con esto   
               tus prisiones, tus ahogos,   
               tus llantos, tus desconsuelos,   310
               tus pasiones, tus desdichas,   
               tus penas, tus sentimientos.   
 IRENE:        ¡ Oye!  (¡ Ay de mí!)              Aparte   
 DEMONIO:                        ¿ Qué me quieres?   
 IRENE:        Tu poder no dudo inmenso.   
               Ya sabes cuánto es vehemente   315
               la cólera del deseo;   
               dame una señal de que   
               no es delirio, asombro o sueño   
               de mi loca fantasía   
               lo que estoy tocando y viendo.   320

  
 DEMONIO:      Sí haré.  ¿ Qué es lo que deseas   
               ver más del mundo?   
 IRENE:                          Aunque tengo   
               en mal formadas especies   
               retratados mil objetos   
               que me llevan la atención,   325
               a esos dos jóvenes, puesto   
               que ellos dices que han de ser   
               de mi libertad el medio,   
               quisiera ver.   
 DEMONIO:                    Pues yo haré   
               que los veas en los mesmos   330
               ejercicios que ahora están   
               divertidos. (Aquí, infiernos,          Aparte   
               he menester vuestra ayuda,   
               pues para la lid que espero   
               es necesario tener    335
               tan [pervertido] este reino   
               que en él no halle entrada aquella   
               nueva ley del Evangelio   
               que los apóstoles van   
               por todo el orbe esparciendo.)   340
               Vuelve los ojos, Irene;   
               verás lo que a este momento   
               tratando Ceusis está.   
              
Sale CEUSIS tras un CRIADO con la daga desnuda
 IRENE:        Ya le veo, ya le veo,   
               a cuyo asombro me admiro.   345
 CEUSIS:       ¡ Villano!  ¡ Viven los cielos,   
               que has de morir a mis manos!   
 CRIADO 1:     ¿ Yo, señor, qué culpa tengo   
               de que Marcela te trate   
               con desdenes y desprecios?   350
 CEUSIS:       Si tú de mí la dijeras   
               que he de ser yo el heredero   
               de Armenia, porque mi hermano   
               no tiene merecimientos   
               para competir conmigo,   355
               claro está que fueran menos   
               sus rigores.   
 CRIADO 1:                 Tanto adora   
               a su esposo que por eso     
               presumo que no te admite.   
 CEUSIS:       Añade, entre los que tengo   360
               de dar la muerte en reinando,   
               a ese atrevido, a ese necio   
               que con su propia mujer   
               se atreve a darme a mí celos.   
 CRIADO 1:     Teme, señor, que los dioses   365
               castiguen tu atrevimiento.   
 CEUSIS:       ¿ Qué dioses se han de atrever   
               a castigarme, si ellos   
               me dieron vista con que    
               mirase lo que apetezco?   370
               Acusen su providencia,   
               pues ella fue el instrumento   
               para mi culpa; o si no,   
               preciados de justicieros   
               quítenme la vista, si   375
               con la vista los ofendo.   
 DEMONIO:      (Aquí, para ser más malo,       Aparte   
               me importa parecer bueno;   
               y pues que me ha dado Dios   
               permisión, por sus decretos,   380
               para usar de naturales   
               causas, con ellas me atrevo   
               a entorpecerle los ojos,   
               con que dos nombres adquiero,   
               el de justiciero ahora   385
               y el de milagroso, luego   
               que a la vista que le turbo   
               le quite el impedimento.)   
 CRIADO 1:     ¿ Eso dices?   
 CEUSIS:                    Esto digo.   
              
Finge estar ciego
               Mas, ¡ ay infeliz!  ¿ Qué es esto?   390
               ¿ Qué se nos ha hecho el día,   
               que a media tarde, cubierto   
               de pardas nubes, fallece?   
               ¿ Dónde se ha ido el sol huyendo,   
               sin permitir que la luna   395
               substituya sus reflejos   
               en el horror de la noche?   
 CRIADO 1:     ¿ De qué haces tantos extremos?   
               ¿ Qué tienes?   
 CEUSIS:                    Perdí la luz,   
               y con mil sombras tropiezo.   400
               ¡ Ay de mí, rabiando vivo!   
               ¡ Ay de mí, rabiando muero!   
              
Vase CEUSIS, guiándole el CRIADO
 IRENE:        Confusa estoy y turbada.   
               A hablar --¡ ay de mí!-- no acierto.   
 DEMONIO:      Para quitarte ese horror,   405
               ve a Licanoro.  Arguyendo   
               con un sacerdote mío   
               está; escucha el argumento.   
              
Salen LICANORO y el SACERDOTE
 LICANORO:     Dime, puesto que tú eres   
               tan sabio, docto y maestro,   410
               ¿ qué libro es éste que acaso   
               hallé entre otros que tengo,   
               que, por más que en él estudio,   
               ni sus principios entiendo,   
               ni sus misterios alcanzo   415
               ni su doctrina comprendo?   
 SACERDOTE:    ¿ Cómo es el título?   
 LICANORO:                        El Génesis   
               se dice, voz que en hebreo   
               creación quiere decir.   
 SACERDOTE:    Pues ¿ cómo empieza?   
 LICANORO:                       Oye atento;   420
               "En el principio crió   
               Dios a la tierra y al cielo."   
 SACERDOTE:    No prosigas, si no dice   
               qué dios.   
 LICANORO:               Mi duda está en eso.   
               De un Dios habla solamente,   425
               poderoso, sabio, inmenso,   
               criador del cielo y la tierra.   
 SACERDOTE:    Pues no le leas, supuesto   
               que niega los demás dioses.   
 LICANORO:     Antes le estimo por eso;   430
               que no es posible que aquesta   
               fábrica del universo   
               sea obra de dos manos;   
               y más si el lugar advierto   
               del filósofo que dice   435
               lo que es ser Dios, infiriendo   
               que es sólo un poder y un solo   
               querer.  Prosigue diciendo,   
               "La tierra estaba vacía,   
               nada eran los elementos,   440
               y el espíritu de Dios   
               iba, estándose en sí mesmo,   
               llevado sobre las ondas."   
 SACERDOTE:    Ni lo alcanzo ni lo entiendo.   
 LICANORO:     Yo tampoco. De Dios dice   445
               que iba el espíritu inmenso   
               llevado sobre las ondas,   
               sin decir qué dios.   
 SACERDOTE:                       De ahí veo   
               cuán como rústico escribe   
               el autor que le ha compuesto,   450
               pues nada prueba.   
 LICANORO:                       Antes mucho.   
               Oye, a ver si te convenzo.   
 DEMONIO:      (Sí harás; que ya tu discurso       Aparte   
               por otros actos penetro.   
               Pero yo, antes que lo digas,   455
               impediré el instrumento   
               de tus voces.  Habla ahora,   
               que yo tu lengua entorpezco.)   
 SACERDOTE:    Pon el argumento, empieza;   
               que a todo responder pienso.   460
 LICANORO:     Quien dice dios, absoluto   
               poder dijo.   
 SACERDOTE:                No lo niego.   
               Prosigue.   
 LICANORO:               (No puedo hablar.)       Aparte   
              
Titubea
 SACERDOTE:    ¿ Qué tienes?   
 LICANORO:                  (No sé qué tengo;     Aparte   
               que el corazón a pedazos   465
               se quiere salir del pecho   
               al ver que muda la lengua   
               articula los acentos.)   
 SACERDOTE:    ¿ Qué tienes?--Por señas solas   
               habla, y con raros extremos   470
               al cielo y la tierra mira,   
               y va de mi vista huyendo.   
 LICANORO:     (¡ Ay de mí, rabiando vivo!       Aparte   
               ¡ Ay de mí, rabiando muero!)   
              
              
Vanse LICANORO y el SACERDOTE
 IRENE:        Con no menor pasmo --¡ ay triste!--   475
               me dejó aqueste suceso   
               que el pasado.   
 DEMONIO:                    Mis piedades   
               les darán la vista luego   
               y la voz que les quitaron,   
               porque hablaron con desprecio   480
               mío.  Mira a qué poder   
               te entregas.   
 IRENE:                     Yo me confieso   
               tuya, Astarot, en la vida   
               y en la muerte.   
 DEMONIO:                     Yo lo acepto.   
 IRENE:        ¡ Ay de mí, rabiando vivo!   485
               ¡ Ay de mí, rabiando muero!   
              
Vanse. Salen LESBIA y LIRON llorando
 LIRON:            ¡ Ay!   
 LESBIA:              ¿ Por qué lloras?   
 LIRON:                                  Probar   
               quisiera si conseguir   
               puedo en todo este lugar,   
               ya que a nadie hago reír,   
               hacer a alguno llorar;   490
                  pues si la causa te digo   
               del mal que traigo conmigo,   
               fuerza es que antes y después   
               lloren todos.   
 LESBIA:                    ¿ Qué mal es?   
 LIRON:         Estar casado contigo.   
 LESBIA:          Pues ¿ cuándo pensasteis vos   495
               tener mujer de esta cara?   
 LIRON:         Eso nunca; que--¡ por Dios!--   
               que si una vez lo pensara,   
               que no lo llorara dos.   
 LESBIA:          La causa saber espero.   
 LIRON:         ¿ Qué mayor, si considero   
               a cuán pocas satisfizo   500
               de las cuentas que me hizo   
               contigo el casamentero?   
                  Porque él me dijo, "Lirón,   
               casaos; que es mucha razón   
               el que tenga un hombre honrado   505
               casa, familia y estado.   
               Vos, con aquesa ración   
                  que tenéis de barrendero   
               de este tempro, y con tener   
               quien lo gobierne, si infiero   510
               que en manos de la mujer   
               luce doblado el dinero,   
                  lo pasaréis, craro está,   
               como un rey; porque es así,   
               que a eso se juntará   515
               su hacienda, y de aquí y de allí   
               la gracia de Dios vendrá."   
                  Caséme, viéndole habrar   
               tan sin duelo y sin mancilla,   
               y la honra que vine a hallar   520
               son mujer, casa y familia   
               que tener que sustentar.   
                  Lo que yo solo comía,   
               lo como ahora en compañía,   
               y el locirlo tú es engaño;   525
               pues no gano yo en un año   
               lo que gastas tú en un día.   
                  Sin que de aquí ni de allí   
               un pan me venga siquiera,   
               ni la gracia de Dios quiera   530
               más acordarse de mí   
               que si en el mundo no huera.   
                  Y así de aquesta africión,   
               pues que le barro su tempro,   
               le he de pedir a Astarón   535
               me libre; que, si contempro   
               cuántos sus milagros son,   
                  que sana al cojo, al tullido,   
               al manco, al ciego, al baldado,   
               mayor milagro habrá sido   540
               sanar a un hombre casado   
               del achaque de marido.   
 LESBIA:          Yo también al tempro iré,   
               y a Astarón le pediré   
               que, si en otra ha de empezar   545
               la grande obra de enviudar,   
               en mí sea; que yo sé   
                  que me oirá mijor a mí,   
               mentecato, que no a vos.   
 LIRON:         ¿ Por qué, Lesbia?   
 LESBIA:                         Porque sí.   
 LIRON:         Pues vamos juntos los dos   
               habrándole desde aquí.   550
 LESBIA:          Astarón de gran poder...   
 LIRON:         Dios adorado y querido...   
 LESBIA:       ...duélos mirar...   
 LIRON:                       ...duélaos ver...   
 LESBIA:       ...el talle de mi marido.   
 LIRON:         ...la cara de mi mujer.   
 LESBIA:          Dadme modo...   
 LIRON:                        Dadme traza...   
               de librarme de esta maza...   555
 LESBIA:       ...de quien él la mona ha sido...   
 LIRON:         ...que, si hacéis esto que os pido...   
 LESBIA:       ...que, si esto hacéis...   
              
              
Dentro
 VOCES:                             ¡ Plaza, plaza!   
 LIRON:            ¿ Qué ruido aquéste será?   
 LESBIA:       Yo la causa de él no dudo;   
               porque, viendo el rey que está   
               un príncipe de esos mudo   560
               y el otro ciego, querrá   
                  traerlos al tempro a ofrecer   
               sacrificio, para ver   
               si así en la gracia conquista   
               de Astarón su habra y su vista.   
 LIRON:         Pues no tenemos que her   565
                  por hoy mosotros, que tiene   
               mucho que her nuestro dios;   
               y así por hoy más conviene   
               [.......................ós?]   
               [......................ene?]   570
                  irnos.   
 LESBIA:                 No conviene tal;   
               que mijor es asistir   
               para ver en caso igual   
               cómo le hemos de pedir   
               la cura de mueso mal.   575
              
Abrese el templo, y salen el REY, CEUSIS, LICANORO, el SACERDOTE y MUSICOS
 REY:             Inmensa deidad bella   
               de esta patria felice, pues en ella   
               tu imagen venerada   
               se ve, en templos y altares colocada,   
               en ti la pena mía   580
               la fe con que te busca hallar confía   
               favores y piedades,   
               restituyendo al alma sus mitades.   
               Y, puesto que mi celo,   
               por excusarle la ojeriza al cielo,   585
               a Irene--¡ suerte esquiva!--   
               muerta la llora y la sepulta viva,   
               ya que otro arrimo ni descanso tengo   
               que estos báculos dos, en quien prevengo   
               descansar del prolijo   590
               peso del reino, con que ya me aflijo...   
 CEUSIS:       Si yo, por obligarle,   
               pudiera--¡ ay infeliz!--sacrificarle   
               vida y alma, lo hiciera,   
               porque a la luz del sol restituyera   595
               la ciega vista mía.   
               ¡ Oh cuán triste es la noche sin el día!   
 LIRON:         ¿ Esto es ser ciego?  ¡ Ay Dios, y quién lo fuera!   
 LESBIA:       ¿ Por qué? Di.   
 LIRON:                        Porque habrara, y no te viera.   
              
A LICANORO
 REY:          ¿ A los cielos me enseñas?   
               ¿ Qué me quieres decir con esas señas?   600
               Solo "uno" me señalas;   
               con tu dolor a mi dolor igualas.   
               ¿ Qué dices?  No te entiendo.   
 SACERDOTE:    Yo sí; que su concepto comprehendo.   
               Dice que, si él hubiera   605
               de pedir el remedio, le pidiera   
               al dios que solo es uno.   
 REY:          De oírlo se alegra.  ¿ Haber puede ninguno   
               de absoluto poder?  Ese es engaño.   
               Busca el remedio donde hallaste el daño.--   610
               Todos al templo entremos;   
               que no dudo que en él piedad hallemos.   
 SACERDOTE:    Ya desde aquí la imagen se termina,   
               y corren a sus aras la cortina.   
 REY:          Con músicas vosotros y con voces   615
               los altos cielos penetrad veloces.   
              
Cantan
 MUSICOS:          "Grande prodigio de Asia,   
               dios de la inferior Armenia,   
               nuestros lamentos escucha,   
               atiende a las voces nuestras;   
               pues deidades supremas   620
               ni esconden el rigor ni el favor niegan."   
              
Descúbrese el ídolo
 REY:             A ti, deidad soberana,   
               con dos aflicciones llega   
               quien más tu grandeza adora,   
               quien más tu culto venera;   625
               a Ceusis y a Licanoro,   
               gran dios, traigo a tu presencia,   
               uno ciego y otro mudo.   
               En mí y en ellos ostenta   
               lo sumo de tu poder,   630
               lo inmenso de tu grandeza.   
 CEUSIS:       Si pequé soberbio, humilde   
               ya el perdón te pido; muestra   
               que tiene la humildad premios,   
               si castigos la soberbia;   635
               pues tu dulce voz süave   
               nos advierte y nos enseña...   

  
Cantan
 MUSICOS:          "...que deidades supremas   
               ni esconden el rigor ni el favor niegan."   
              
Dentro el DEMONIO
 DEMONIO:      Quien a los dioses ultraja   
               justo es que sus iras sienta,   640
               y justo también que goce   
               sus piedades quien los ruega.   
               Y, porque veas que en mí   
               hay castigo y hay clemencia,   
               la luz del sol a tus ojos   645
               a restitüirse vuelva.   
 CEUSIS:       Gracias te den, dios inmenso,   
               a un tiempo el cielo y la tierra.   
               Feliz quien ver mereció   
               revocada tu sentencia.   650
 SACERDOTE:    ¡ Viva nuestro gran dios!   
 TODOS:                                ¡ Viva!   
 LESBIA:       ¡ Viva muy en hora buena!   
 LIRON:         ¡ Viva, como me descase,   
               pues que tan poco le cuestan   
               los milagros!   
 REY:                         Licanoro,   
               pide tú con vivas señas   655
               sus favores, y entretanto   
               la música a cantar vuelva.   
              
Cantan
 MUSICOS:          "...pues deidades supremas   
               ni esconden el rigor ni el favor niegan."   
              
 DEMONIO:      (Aunque las señas que hace        Aparte   
               nada conmigo merezcan,   660
               la voz le he de dar; pues más   
               me importa ocultar la ofensa   
               que limitar el poder.)   
               Quien mi majestad venera   
               con señas, es justo que   665
               ya con voces la engrandezca.   
 LICANORO:     Es engaño; porque yo   
               no te he pedido clemencia;   
               a la causa de las causas   
               la he pedido.   
 SACERDOTE:                  Porque veas   670
               que Astarot lo es, ha querido   
               darte como tal respuesta.   
               ¡ Viva nuestro gran dios!   
 TODOS:                                ¡ Viva!   
 LICANORO:     Aun con ver que me reserva   
               del dañado impedimento   675
               que tuvo atada mi lengua,   
               con mi duda quedé.   
 LIRON:                           ¿ Han visto   
               cuánto es a la estatua muesa   
               záfil el hacer milagros?   
               Lleguemos nosotros, Lesbia.   680
 LESBIA:       ¿ No ves que está el rey aquí,   
               y no querrá en su presencia   
               ocuparse en pocas cosas?   
 LIRON:         Yo bien sé cómo pudieras,   
               si el milagro es descasarnos,   
               hacerlo tú, sin que huera   685
               menester pedirlo a nadie.   
 LESBIA:       ¿ Cómo?   
 LIRON:                 Cayéndote muerta.   
 LESBIA:       ¡ Malos años para vos!   
 REY:          Divina deidad eterna,   
               ¿ qué víctima, qué holocausto,   690
               qué sacrificio, qué ofrenda   
               en hacimiento de gracias   
               puedo yo hacerte que sea    
               más acepto?   
 DEMONIO:                   Dar a Irene   
               libertad.   
 REY:                    Mi providencia   695
               pervertir quiso sus daños;   
               mas si eso mandas, por ella   
               vayan, señor, al momento.   
              
Vase el SACERDOTE. Dentro San BARTOLOME
BARTOLOME: ¡ Penitencia, penitencia!
 REY:          ¿ Qué triste y mísero acento   
               es el que en los aires suena?   700
 LICANORO:     Nunca se oyó en sus espacios   
               voz tan horrible y funesta.   
 CEUSIS:       El sonido de sus ecos   
               el corazón me atormenta.   
               ¡ Qué pavoroso rüido!   
 LIRON:         ¿ Cúya será esta voz, Lesbia?   705
 LESBIA:       A todos turba el oírla.   
 DEMONIO:      (Y más a mí el conocerla.       Aparte   
               Pero ¿ qué temo, qué temo,   
               que el apóstol de Dios venga,   
               si viene a tiempo que tengo,   710
               con las mentidas grandezas   
               de mis fingidos milagros,   
               toda esta gente suspensa?)   
 REY:          ¡ El corazón se estremece!   
               Gran dios, ¿ cúya voz es ésta?   715
 DEMONIO:      Yo te lo diré.  (Aquí importan  Aparte   
               mis engaños y cautelas.)   
               De un hombre, rey, que a tu corte   
               viene, que tirano intenta   
               quitar de tu mano el cetro   720
               y el laurel de tu cabeza.   
               Y aunque otra cosa te diga,   
               ni le escuches ni le creas,   
               y está advertido, porque   
               o le mates o le prendas.   725
 REY:          Esa palabra te doy.   
BARTOLOME:     ¡ Penitencia, penitencia!
 LICANORO:     ¿ Qué hombre, cielos será éste?   
              
Sale IRENE
 IRENE:        ¡ Aguarda, detente, espera!   
               Que, aunque debiera primero   
               rendir gracias y obediencias   730
               a dios que me da la vida,   
               y a ti que me la reservas,   
               de este hombre o de este monstruo   
               te quiero contar las señas,   
               ya que viniendo le vi   735
               entre el vulgo que le cerca,   
               a cuya vista quedé   
               ni bien viva ni bien muerta,   
               de ver que el gusto de verte   
               me embaracen estas nuevas.   740
 LICANORO:     (¡ Qué peregrina hermosura!)       Aparte   
 CEUSIS:       (¡ Qué soberana belleza!)               Aparte   
 IRENE:        Es su estatura mediana,   
               su barba y cabello en crencha   
               partida a lo nazareno   745
               y de cenizas cubierta,   
               afectando el desaliño   
               más su hipócrita modestia;   
               el rostro es grave, la voz,   
               bien como de una trompeta,   750
               armoniosamente dulce   
               y dulcemente tremenda;   
               vivo esqueleto de un vil   
               báculo que le sustenta,   
               es todo su adorno un saco   755
               ceñido con una cuerda.   
               Pero ¿ para qué repito    
               las señas suyas, si entra   
               ya en el templo?  A cuya voz   
               todo el edificio tiembla,   760
               cuando en pavoroso acento   
               dice atrevida su lengua...   
              
Sale San BARTOLOME
BARTOLOME: ¡ Cristo es el Dios verdadero!
               ¡ Penitencia, penitencia!   
 LIRON:         ¡ Ay qué voz y qué semblante!   
               Peor cara tiene que Lesbia.   
 LESBIA:       Sí; pero mejor que tú,   765
               por mala que te parezca.   
 REY:          Hombre, aborto de la espuma,   
               que esa marítima bestia   
               sorbió sin duda en el mar,   
               para escupirte en la tierra...   770
 LICANORO:     Parto de aquesas montañas   
               que, equivocando las señas,   
               para ser fiera, eres hombre,   
               para ser hombre, eres fiera...   
 CEUSIS:       Racional nube que el viento   775
               para rayo suyo engendra,   
               pues el trueno de tu voz   
               espeluza y amedrenta...   
 IRENE:        Prodigio, ilusión y asombro   
               que ha bosquejado la idea   780
               de algún informe concepto   
               de soñadas apariencias...   
 REY:          ...¿ qué mal entendido rumbo...   
 LICANORO:     ...¿ qué derrotada tormenta...   
 CEUSIS:       ...¿ qué deshecho terremoto...   785
 IRENE:        ...¿ qué fantástica quimera...   
 REY:          ...a estos puertos...   
 LICANORO:                      ...a estos montes...   
 CEUSIS:       ...te trae?   
 IRENE:                ...te arroja?   
 REY:                            ...te echa   
               o te forma para asombro?   
               ¿ Qué solicitas?   
 LICANORO:                    ¿ Qué intentas?   790
BARTOLOME:     La salud de tantas almas
               como cautivas y presas   
               de la injusta idolatría   
               tiene la ignorancia vuestra,   
               que dejáis de dar al Dios   
               que es criador de cielo y tierra   795
               las alabanzas que dais   
               al bronce, barro y madera   
               de que labráis vuestros dioses.   
               Este es único en esencia   
               y trino en personas; pues   800
               el Padre, que es la primera,   
               ni criado, ni engendrado   
               ni procedido se ostenta   
               de nadie, porque en sí mismo   
               sin fin ni principio reina;   805
               el Hijo, que es la segunda   
               de esta soberana esencia,   
               ni criado ni procedido,   
               sino engendrado se muestra   
               del Padre, cuyo concepto   810
               siempre incesable se engendra;   
               el Espíritu, que es   
               de aquesta esencia suprema   
               la tercera, ni criado   
               ni engendrado, es cosa cierta,   815
               sino procedido de ambos;   
               que, aunque tres personas sean,   
               no son tres dioses, un solo   
               Dios es no más, una mesma   
               voluntad, un querer mismo   820
               y una misma omnipotencia.   
               Uno es el Padre, uno el Hijo,   
               y de la misma manera   
               uno el Espíritu; pero   
               no son tres con diferencia,   825
               no es fingido simulacro,   
               en cuya errada asistencia   
               habla el espíritu impuro   
               del demonio.   
 REY:                       Ten la lengua;   
               que nuestros dioses infamas.   830
 IRENE:        No prosigas, cesa, cesa;   
               que su gran poder ofendes.   
 CEUSIS:       ¿ Qué imposibles sutilezas      
               son [a] las que nos persuades?   
 LICANORO:     Tente, Ceusis; no le ofendas,   835
               hasta entender sus razones.   
 REY:          ¿ Qué razones?  Todas ellas   
               son para darme la muerte.   
BARTOLOME:     No son sino vida eterna.
 REY:          Cuando eso fuera verdad,   
               ¿ cómo quieres que lo crea,   840
               que este simulacro hermoso   
               virtud divina no tenga,   
               si, cuando vienes, estamos   
               dándole gracias inmensas   
               de dos milagros tan grandes   845
               como dar su providencia   
               vista al ciego y voz al mudo?   
BARTOLOME:     Sabiendo que todas esas
               obras caben en la margen   
               de la gran Naturaleza,   
               habiendo puesto primero   850
               el impedimento en ella,   
               como angélica criatura,   
               capaz de todas las ciencias.   
               Prosigue sus sacrificios   
               y di, si de dios se precia,   855
               que, estando yo aquí, responda   
               a alguna pregunta vuestra.   
 DEMONIO:      Sí responderé.   
BARTOLOME:                    No harás;
               que yo con esta cadena   
               de fuego, en nombre de Dios,   860
               tengo de ligar tu lengua.   
               Habla ahora.-- Preguntadle;   
               decid que os dé la respuesta.   
              
Al báculo que trae BARTOLOME, que será a modo de cruz, se pondrá una bombilla y se encenderá por debajo
 CEUSIS:       Gran dios de Astarot, tu nombre   
               hoy se ilustre y engrandezca.   865
               Vuelve por ti, con decirnos   
               lo que este bárbaro intenta.   
 DEMONIO:      (No puedo hablar--¡ ay de mí!--     Aparte   
               porque cautivas y presas   
               con cadena están de fuego   870
               mis acciones y mis fuerzas.)   
               No me aflijas, no me aflijas,   
               Bartolomé; que ya deja   
               mi engaño este ídolo mudo,   
               faltándole mi asistencia.   875
               Y así cúbranme la faz   
               caliginosas tinieblas   
               que den al cielo pavor,   
               que den asombro a la tierra.   
              
Cubren el altar
BARTOLOME: ¿ Cuánto es más, quitar a un dios
               vista y voz, que no el que pueda   880
               dar a otros voz y vista?   
 CEUSIS:       Eso fuera, si no fuera   
               valido de los encantos   
               y mágicas apariencias   
               de que usáis los galileos   885
               todos, de hechizo y quimera.   
               ¡ Muera a mis manos quien viene   
               a alterar la patria!   
 TODOS:                             ¡ Muera!   
 LICANORO:     Dejadle; que hasta ahora no   
               sabemos que nos ofenda.   890
 IRENE:        Sí sabemos, pues que viene   
               a introducirnos ley nueva   
               de un dios que ignoramos, siendo   
               la gran provincia de Armenia   
               patrimonio de los dioses   895
               y de nosotros herencia,   
               desde que la primer nave   
               tomó en sus cumbres excelsas   
               puerto, sobre cuya cima   
               incorruptible se asienta.   900
BARTOLOME:     Y aun por eso aquí de Cam
               la réproba descendencia   
               obra con su idolatría   
               en vuestros pechos impresa.   
 REY:          No lo escuches.   
 CEUSIS:                      No le oigas.   
               ¡ Muera a nuestras manos!   
 TODOS:                                ¡ Muera!   905
BARTOLOME:     Para otra ocasión el cielo
               mi vida guarda y reserva.   
              
Quieren acometer a BARTOLOME, y él vuela
 LIRON:         Hecho una bestia he quedado.   
              
Vase
 LESBIA:       Siempre tú eres una bestia.   
              
Vase
 REY:          Seguidle todos, buscadle,   
               hasta traerle a mi presencia.   
              
Vase
 SACERDOTE:    Sacrificio le he de hacer   910
               de aquestas aras sangrientas.   
              
Vase
 IRENE:        La primera seré yo   
               que le dé la muerte fiera,   
               pues como esclava me toca   
               del dios de Astarot la ofensa.   915
              
Vase
 CEUSIS:       Yo bien quisiera seguirle,   
               mas la divina presencia   
               de Irene me lleva el alma.   
 LICANORO:     A mí también me la lleva,   
               y por eso no le sigo.   920
               (Aunque el seguirle yo fuera,      Aparte   
               no para darle la muerte,   
               mas para que luz me ofrezca   
               de si el dios que yo imagino   
               es como el dios que él enseña.)   925
              

FIN DE LA JORNADA PRIMERA

JORNADA SEGUNDA}>>

  

JORNADA SEGUNDA


Sale LICANORO
 LICANORO:        ¿ Qué pretende mi fortuna,   
               que tan enojosa y triste   
               con dos pasiones embiste,   
               pudiendo matar con una?   
               Y molesta e importuna   930
               darle dos muertes previene   
               al que una vida no tiene,   
               siendo causa de las dos   
               la investigación de un dios   
               y la hermosura de Irene.   935
              
Sale CEUSIS
 CEUSIS:          ¿ Qué solicita mi suerte,   
               que tirana y atrevida,   
               para quitarme una vida,   
               usa de una y otra muerte?   
               Justo celo, dolor fuerte   940
               ocasiona mi tristeza,   
               siendo causa la aspereza   
               de mi cólera y mi furia,   
               del dios de Astarot la injuria   
               y de Irene la belleza.   945
 LICANORO:        ¿ Adónde pudiera hallar   
               aquel hombre prodigioso,   
               porque de su misterioso   
               dios me volviese a informar?   
 CEUSIS:       ¿ Dónde pudiera encontrar   950
               aquel monstruo peregrino   
               que a nuestra provincia vino,   
               para que mi saña vea,   
               y víctima humana sea   
               de nuestro ídolo divino?   955

 LICANORO:        ................... [ -ós]   
               ......................   
               ......................   
               ...................... [ -ós]       
               Mas ¿ cómo pretendo--¡ ay Dios!--   960
               buscarle, si preso lucho   
               de Irene divina?   
 CEUSIS:                        Mucho   
               es mi mal, mi pena atroz.   
              
Suenan dentro los MUSICOS
 LICANORO:     Mas ¿ qué instrumento...?   
 CEUSIS:                             ¿ Qué voz...?   
 LICANORO:     ¿ ...es el que oigo?   
 CEUSIS:                      ¿ ...es la que escucho?   
              
Cantan
 MUSICOS:          "Sin mí, sin vos y sin Dios,   965
               triste y confuso me veo;   
               sin Dios, por lo que os deseo,   
               sin mí, porque estoy en vos,   
               sin vos, porque no os poseo."   
              
Sale IRENE
 IRENE:           No cantéis; que no permite   970
               esta necia pasión mía   
               que de su melancolía   
               nadie el mérito la quite.   
 LICANORO:     No, señora, solicite   
               vuestra tristeza estorbar   975
               lisonja tan singular   
               a quien de ella traído viene.   
               Mandad, bellísima Irene,   
               que otra vez vuelva a cantar   
                  ese bellísimo encanto.   980
 IRENE:        Mucho extraño que haya a quien   
               suene la música bien,   
               pudiendo escuchar el llanto.   
 CEUSIS:       Más extraño yo y me espanto   
               de veros con tal crueldad,   985
               después que vuestra beldad   
               de su libertad gozó.   
 IRENE:        Pues ¿ quién os dijo que yo   
               gozo de mi libertad?   
 CEUSIS:          El veros vivir, señora,   990
               en palacio lo confiesa.   
 IRENE:        ¿ Y qué sabéis vos, si esa   
               también es prisión ahora?   
 LICANORO:     ¿ De qué suerte?   
 CEUSIS:                      ¿ Cómo?   
 IRENE:                            ¡ Flora!   
              
Dentro FLORA
 FLORA:        ¿ Qué mandas?   
 IRENE:                    Vuelve a cantar.--   995
               Así pretendo atajar   
               vuestra plática, porqué   
               no pidáis que razón dé   
               de razón que no he de dar.   
              
Cantan
 MUSICOS:          "Sin mí, sin vos y sin Dios,       
               triste y confuso me veo;   1000
               sin Dios, por lo que os deseo,   
               sin mí, porque estoy en vos,   
               sin vos, porque no os poseo."   
              
 LICANORO:        Bien letra y tono parece   
               que compuso mi dolor,   1005
               viendo que el alma padece   
               un nuevo incendio de amor,   
               que nunca a ser mayor crece.   
                  Su objeto somos los dos,   
               y aun Dios, pues al irme a hallar,   1010
               sin mí me hallo, y no con vos;   
               con que me vengo a quedar   
               sin mí, sin vos y sin Dios.   
 CEUSIS:          Yo del imán soberano   
               de vuestros divinos ojos   1015
               contento estoy, aunque en vano   
               intento que los enojos   
               de mi dios vengue mi mano.   
                  Si ir tras su ofensa deseo,   
               mi muerte en mi ausencia veo,   1020
               y entre los discursos varios   
               de dos afectos contrarios,   
               triste y confuso me veo.   
 LICANORO:        Del dios que ignoro, hasta agora   
               principio ninguno hallé.   1025
               y aunque por saber de él llora   
               el alma, ciega es la fe   
               que a uno busca y a otro adora.   
                  Si a Dios busco, a vos no os veo;   
               si os veo a vos, a Dios ignoro;   1030
               y así está mi devaneo   
               sin vos, por lo que os adoro,   
               sin Dios, por lo que os deseo.   
 CEUSIS:          Desde el instante que os vi,   
               toda el alma os entregué;   1035
               y aunque el agravio sentí   
               de Astarot, también mi fe   
               me ha dejado a mí sin mí.   
                  Perdone su ofensa el dios,   
               y dé castigo a los dos;   1040
               pues me ha de hallar desde aquí   
               con vos, porque estáis en mí,   
               sin mí, porque estoy en vos.   
 LICANORO:        Tan corta es la dicha mía   
               que aun ser esperanza ignora.   1045
 CEUSIS:       La mía no; porque sería   
               mostrar, quien sin ella adora,   
               cuán poco al mérito fía.   
 LICANORO:        Yo no aspiro a tanto empleo...   
 CEUSIS:       Yo aspiro a cuanto deseo...   1050
 LICANORO:     ...y con gusto...   
 CEUSIS:                    ...y con pesar...   
 LICANORO:     ...he de vivir...   
 CEUSIS:                      ...he de estar...   
 LICANORO:     ...sin vos.   
 CEUSIS:                 ...porque no os poseo.   

 IRENE:           Si sois los que me habláis, dudo,   
               cuando a oír a los dos llego,   1055
               que a vos os jugzaba ciego   
               y a vos, Licanoro, mudo.   
 LICANORO:     Nunca con más causa pudo   
               juzgarlo vuestra hermosura.   
 CEUSIS:       Una razón lo asegura   1060
               bien en mí.   
 LICANORO:               Y en mí lo advierte   
               un ejemplo.   
 IRENE:                  ¿ De qué suerte?   
 CEUSIS:       Ciego es [a] aquel que la pura   
                  luz del sol falta.   
 IRENE:                              Es así.   
 CEUSIS:       Y ciego, Irene, también   1065
               viene a ser aquel a quien   
               la luz del sol ciega.   
 IRENE:                               Di.   
 CEUSIS:       [......................-í?]   
               Luego en mí este ejemplo cobra   
               fuerza; ciego estoy, pues obra   1070
               una experiencia tan alta,   
               allí porque luz me falta,   
               aquí porque luz me sobra.   
 LICANORO:        ¿ Que yo estoy más mudo ahora    
               que estuve entonces allí   1075
               probar no me toca?   
 IRENE:                            Sí.   
 LICANORO:     Pues oye atenta, señora.   
               Mudo es aquél--¿ quién lo ignora?--   
               que por falta de instrumento   
               no explica su sentimiento;   1080
               luego yo a estarlo me obligo;   
               pues cuando hablo más, no digo   
               lo menos de lo que siento.   
                  Y aunque entonces embargada   
               la voz, pude en algún modo   1085
               por señas decirlo todo,   
               ya ahora no digo nada;   
               luego si al mirarla atada   
               de otorgarme te desdeñas   
               aun lisonjas tan pequeñas,   1090
               más mudo vengo ahora a estar,   
               pues no me puedo explicar   
               ni con voces ni con señas.   

 IRENE:           Que estáis ciego y estáis mudo   
               los dos habéis pretendido   1095
               probar, valiéndoos a un tiempo   
               de cortesanos estilos;   
               y así, que vos estáis mudo   
               no he de creer, habiendo oído   
               atrevimientos tan mal   1100
               pensados como bien dichos.   
               Que estáis ciego vos creeré   
               más fácilmente, si miro   
               cuán ciego debe de estar   
               quien no ve que habla conmigo,   1105
               y para que no os parezca   
               por una parte mi juicio   
               tan fácil que le persuaden   
               sofísticos silogismos,   
               ni por otra tan grosero   1110
               que no os crea, determino   
               repartir entre los dos   
               las dudas y los designios.   
 LICANORO:     Si yo pensara enojaros,   
               mármol fuera helado y frío.   1115
 CEUSIS:       Lince fuera yo, aunque viera   
               vuestros enojos esquivos.   
 LICANORO:     Porque atento a no ofenderos...   
 CEUSIS:       Porque atento a conseguiros,   
               mi afecto os rindo postrado.   1120
 LICANORO:     ...yo os le doy, mas no os le rindo.--   
              
A CEUSIS
               Mucho el ver que me compitas   
               con esa arrogancia estimo.   
 CEUSIS:       Pues ¿ quién te ha dicho que yo,   
               Licanoro, te compito?   1125
 LICANORO:     Lo bien que a ti te estuviera   
               cualquiera igualdad conmigo.   
 CEUSIS:       Pues ¿ cuándo yo...?   
 IRENE:                         Bien está;   
               y ya que ostentar los bríos   
               intentáis, para que sea   1130
               en mejor lid, solicito   
               daros a entender la queja   
               que de los dos he tenido,   
               el valor de que me ofendo   
               y el amor de que me obligo.   1135
               Usa el gran dios de Astarot   
               con los dos de sus prodigios,   
               póneme a mí en libertad,   
               interrumpe el sacrificio   
               un hombre que al templo llega,   1140
               extranjero advenedizo,   
               abortado de esos mares,   
               y engendrado de esos riscos.   
               Enmudece nuestro dios,   
               publica el nombre de Cristo,   1145
               desaparece en el viento   
               y, usando de sus hechizos,   
               aunque le buscan en montes   
               y en ciudades los ministros   
               de mi padre, no le hallan;   1150
               y para mortal castigo,   
               enojado nuestro dios,   
               nos niega sus vaticinios.   
               Y cuando yo con tan grandes   
               penas me ahogo y me aflijo   1155
               con más causa, porque el dios   
               de Astarot es dueño mío,   
               después que le consagré   
               alma y vida en sacrificio,   
               antes de vengar su ofensa,   1160
               tan necios o inadvertidos   
               venís a decirme amores,   
               sin advertir cuánto ha sido   
               indigno de mi fineza   
               quien no es de mi pena digno.   1165
               [Mía] es la ofensa del dios   
               de Astarot;  a mí me hizo   
               aquel asombro el ultraje,   
               el desaire aquel prodigio.   
               Pues ¿ cómo, cómo queréis   1170
               que yo os premie, cuando os miro   
               tan desairados a vista   
               de los sentimientos míos?   
               Y si ostentar pretendéis   
               las altiveces, los bríos,   1175
               rendimientos y finezas,   
               idos de mi vista, idos;   
               y ninguno vuelva a ella   
               sin traerme algún indicio;   
               que a aquél que me le trajere   1180
               a favorecer me obligo   
               con la vida y con el alma,   
               que es ofrecerle lo mismo   
               que desagravio, supuesto   
               que por suyas las estimo.   1185
 CEUSIS:       ¿ Eso ofreces?   
 IRENE:                       Esto ofrezco.   
 LICANORO:     ¿ Eso dices?   
 IRENE:                     Esto digo.   
 CEUSIS:       Pues yo le traeré a tus plantas,   
               si sé por varios caminos   
               pisar montes, sulcar mares,   1190
               desde donde ese Narciso   
               de los cielos nace en flores,   
               hasta donde muere en vidrio.   
              
Vase
 LICANORO:     Yo no te ofrezco traerle.   
 IRENE:        ¿ Por qué?   
 LICANORO:               Porque no me animo   1195
               a tanta empresa, aunque pierda   
               de esa esperanza el alivio.   
 IRENE:        ¿ Cómo?   
 LICANORO:             Como hombre a quien guarda   
               su dios, señora, es preciso   
               seguro estar de nosotros,   1200
               aun entre nosotros mismos.   
               Y tengo a menos desaire   
               no ofrecer, amante y fino,   
               lo que no sé si podré   
               cumplir después de ofrecido.   1205
 IRENE:        ¡ Ay, Licanoro, mal haces!   
 LICANORO:     ¿ Cómo o por qué?   
 IRENE:                         No me animo   
               a decirlo yo tampoco;   
               que no me está bien decirlo.   
 LICANORO:     Peor me está a mí no entenderlo.   1210
 IRENE:        Pues partamos el camino;   
               yo te diré la mitad   
               de la razón que no digo;   
               adelanta tú al discurso   
               la otra mitad, y preciso   1215
               será que nos encontremos   
               a entenderlo sin decirlo.   
 LICANORO:     Has dicho bien.   
 IRENE:                       Pues yo empiezo.   
 LICANORO:     Y yo, señora, te sigo.   
 IRENE:        Al que me traiga a aquel hombre   1220
               favorecer he ofrecido.   
               Ya he dado yo el primer paso.   
 LICANORO:     Yo le doy ahora, y te pido   
               no me mandes eso solo,   
               y verás cómo te sirvo.   1225
 IRENE:        Mucho que tú le trajeras   
               estimara mi albedrío.   

  
 LICANORO:     No me atrevo contra un dios   
               que, aunque le ignoro, le estimo.   
 IRENE:        Muy lejos vas de encontrarme,   1230
               Licanoro.   
 LICANORO:               Fuerza ha sido,   
               Irene; porque los dos   
               seguimos rumbos distintos.   
 IRENE:        Con todo eso, quiero dar   
               otro paso.   
 LICANORO:               Y yo otro indicio.   1235
 IRENE:        El dios de Astarot está   
               enojado y ofendido.   
 LICANORO:     Luego quien pudo ofenderle   
               y agraviarle habrá podido   
               más que él.   
 IRENE:                  Su ofensa es mi ofensa.   1240
 LICANORO:     Dios es; vénguese a sí mismo.   
 IRENE:        Mira que vas, Licanoro,   
               dejando atrás el camino.   
 LICANORO:     Tú eres quien le pierde, Irene.   
 IRENE:        Pues volvamos al principio.   1245
               Quien a los dioses ultraja   
               fuerza es que quien me ha querido   
               desagravie.   
 LICANORO:               ¿ Quién a un dios   
               que dejarse agraviar quiso   
               desagraviará?   
 IRENE:                       Tú sólo.   1250
 LICANORO:     Es engaño.   
 IRENE:                  Eso es delirio.   
 LICANORO:     Esa ilusión.   
 IRENE:                     Eso miedo.   
 LICANORO:     Esa ignorancia.   
 IRENE:                       Es preciso;   
               y no nos busquemos más,   
               puesto que ya nos perdimos;   1255
               siendo yo tan desdichada   
               que, tú ingrato y Ceusis fino,   
               me ha de deber el favor   
               quien no me debió el cariño.   
              
Vase
 LICANORO:     ¡ Que sea en mí tan poderosa   1260
               esta aprehensión de que ha habido   
               primer causa de las causas,   
               dios sin fin y sin principio,   
               que no deja en mi discurso   
               razón, elección ni arbitrio   1265
               aun para amar, cuando más   
               a la hermosura me inclino   
               de Irene!  Pues por creer   
               que aquel Dios de quien ya dijo   
               el extranjero las señas   1270
               y el que yo adoro es el mismo,   
               a ofenderle no me atrevo.   
               ¡ Valedme, cielos benignos!   
               Que a tanto misterio falta   
               la razón, fallece el juicio.   1275
               Si tres personas y un dios   
               predica, y éstas han sido   
               el Padre y el Hijo amado   
               y el Espíritu divino,   
               ¿ cómo, no habiendo nombrado   1280
               otro dios que el Uno y Trino,   
               Cristo es verdadero Dios   
               dijo también?  ¿ Quién es Cristo   
               de estas tres personas?   
              
Dentro el SACERDOTE
 SACERDOTE:                             Presto   
               saldrás de ese laberinto   1285
               de dudas y confusiones.   
 LICANORO:     ¿ Dónde o cómo?  Mas ¿ qué miro?   
               El rey es, y tan suspenso   
               viene que aquí no me ha visto.   
               No le quiero hablar, porque   1290
               no embarace los motivos   
               de mis discursos.  Dad, cielos,   
               nueva luz a mis sentidos,   
               que entre un dios y una belleza   
               anda delirando el juicio.   1295
              
Vase. Salen el REY y el SACERDOTE
 REY:          No hay consuelo para mí.   
 SACERDOTE:    Presto, señor, como he dicho,   
               saldrás de esa confusión,   
               en firmando los edictos.   
               En ellos de todo el reino   1300
               avisarás los ministros   
               que a aquel hombre prendan, donde   
               quiera que tengan aviso   
               de él, por las señas que envías,   
               ensanchando tus distritos   1305
               hasta el reino de Astiages   
               tu hermano, de quien confío   
               que hará mayor diligencia.   
 REY:          Hasta que en el poder mío   
               le veo, y haga en las aras   1310
               de Astarot su sacrificio,   
               no ha de haber consuelo en mí,   
               por verle tan ofendido.   
               Pon aquí aquesos papeles,   
               y nadie entre mientras firmo.   1315
               Leer quiero en esta minuta   
               de los demás el estilo.   
              
Pone el SACERDOTE unos papeles que trae sobre un bufete y vase; y el REY, sentado junto al bufete, lee un papel
 REY:          "Nobles prefectos de Armenia,   
               jueces y legados míos,   
               sabed que a nuestra provincia   1320
               llegó un humano prodigio   
               que, alterando nuestras leyes,   
               las ceremonias y ritos,   
               un nuevo dios predicando,   
               turbó nuestros sacrificios.   1325
               Huyóse al punto; y así   
               conviene a nuestro servicio   
               que le busquéis y prendáis;   
               para cuyo efecto envío   
               sus señas.  Son pobres ropas,   1330
               y él un esqueleto vivo."   
               ¡ Ay de mí, que de acordarme   
               de él ahora tiemblo y me aflijo,   
               y tan presente le tengo   
               que parece que le miro!   1335
              
              
Sale San BARTOLOME
BARTOLOME: En vano, rey engañado,
               despachas contra mí edictos,   
               para que me busquen otros,   
               si yo me traigo a mí mismo.   
               Prosigue; que, porque no   
               yerres la copia, he venido   1340
               a que de mí la traslades.   
 REY:          Ilusión de mis sentidos,   
               sombra de mi devaneo,   
               de mi discurso delirio,   
               ¿ cómo has entrado hasta aquí?   1345
BARTOLOME:     Quien del cielo a abrirte vino
               las puertas bien es que abiertas   
               halle las de tu retiro.   
               ¿ Diligencias para hallarme   
               haces?  ¿ Qué me quieres?  Dilo;   
               que ya presente me tienes.   1350
 REY:          De tus encantos y hechizos   
               no menor efecto es   
               el haberte aquí venido   
               que el haberte allá ausentado;   
               y aunque es la verdad que quiso   1355
               mi deseo verte, ya   
               tomara no haberte visto.   
               ¿ Qué me quieres?  ¿ Qué me quieres?   
BARTOLOME:     Hacer al cielo testigo,
               al sol, la luna y estrellas,   
               astros, planetas y signos,   1360
               del gran poder de mi Dios,   
               cuya nueva ley publico;   
               porque soy uno de doce   
               discípulos escogidos   
               que a sembrar por todo el mundo   1365
               de su Evangelio venimos   
               la semilla; y nos envía   
               de fe y esperanza ricos.   
               Y así, en nombre suyo vengo   
               a aplazarte un desafío,   1370
               a cuyo duelo señalo   
               de aqueste gran templo el sitio,   
               por armas sola mi voz,   
               y por juez a tu dios mismo.   
               En él me hallarás.  A él   1375
               haz que vengan prevenidos   
               los sacerdotes, tus sabios,   
               todos a argüir conmigo,   
               en presencia de tu dios;   
               y el que quedare vencido   1380
               a manos del otro muera.   
 REY:          Tanto de mis dioses fío   
               y de mis sabios espero   
               que lo acepto y lo permito.   
BARTOLOME:     Pues en el templo te aguardo,
               y me hallarás en el sitio   1385
               armado de fe, que son   
               las armas con que yo lidio.   
              
Desaparece
 REY:          ¡ Espera, aguarda!--En el aire   
               se ha desaparecido.   
               Divinos dioses, ¿ es sueño,   1390
               es encanto o es delirio?--   
               ¡ Hola!   
              
Sale el SACERDOTE
 SACERDOTE:          Señor, ¿ qué me mandas?   
 REY:          ¿ No habéis visto, no habéis visto   
               aquel pasmo, aquel horror?   1395
 SACERDOTE:    ¿ Quién?   
 REY:                  El profeta de Cristo.   
 SACERDOTE:    Engaño es de tu deseo;   
               nadie ha entrado ni ha salido,   
               porque yo he estado a la puerta.   
 REY:          No es; que aquí estuvo conmigo,   1400
               yo le he visto, yo le he hablado,   
               por señas de que me ha dicho   
               que quiere hacer con mis sabios   
               certamen y desafío   
               de sus ciencias.  Y así al punto   1405
               se truequen estos edictos   
               en pregones que convoquen,   
               dando de esta lid aviso   
               a los sabios de mi reino;   
               que yo, postrado y rendido   1410
               al asombro de su voz,   
               de su semblante al prodigio,   
               en mis sombras tropezando,   
               voy huyendo de mí mismo.   
              
Vanse. Descúbrese el templo y sale LIRON
 LIRON:            "Mijor se puede pasar   
               todo el año sin moger   1415
               que dos días sin comer,"   
               dice un badajo vulgar;   
                  y cuando él no lo dijera,   
               pudiera decirlo yo,   
               que buen badajo me so.   1420
               ¡ Ay hambre terrible y fiera,   
                  cuánto tu vista me espanta!   
               Pescudaba un hombre un día   
               dónde cae el mediodía,   
               y otro dijo, "A la garganta."   1425
                  Dígalo yo; que dempués   
               que mueso dios perdió el habra,   
               y que sola una palabra   
               pronunciar no quiere, es   
                  tan poca la devoción   1430
               que con él la gente tiene   
               que nadie a su tempro viene;   
               con lo cual de la ración   
                  la quitación ha llegado;   
               que no hay tan sola una ofrenda,   1435
               que era mi mijor hacienda.   
               Pues pobres hemos quedado,   
                  remiendémonos los dos,   
               Astarón omnipotente,   
               y pues dicen comúnmente,   1440
               "Quien no habra, no le oye Dios,"   
                  no el rofián mudéis conmigo;   
               habrad sola una palabra,   
               que dirán que a Dios que no habra   
               tampoco le oye el bodigo.   1445
                  ¿ Aun no queréis?  Pues par Dios,   
               que habéis, ya que mudo estáis,   
               de habrar, aunque no queráis,   
               o yo he de habrar por vos,   
                  haciendo lo que he pensado.   1450
               Yo me tengo de esconder   
               detrás de la estatua y ser   
               dende hoy ídolo barbado.   
                  Que, viendo que habró Astarón,   
               y la habra cobró ya,   1455
               la devoción volverá   
               y volverá la ración.   
                  A ganar voy, no a perder;   
               y cuando me salgan malos,   
               tan sólo matarme a palos   1460
               es lo que pueden hacer.   
                  Y aunque no salga barato,   
               a quien su industria le vale,   
               barato el comer le sale.   
              
Dentro LESBIA
 LESBIA:       ¿ Adónde estáis, mentecato?   
 LIRON:            Lesbia es ésta.  Ella ha de ser   1465
               la que antes he de engañar.   
               Ahora bien, voyme a endiosar,   
               que es a tener que comer.   
              
Pónese en el altar detrás del ídolo. Sale LESBIA
 LESBIA:          ¿ Dónde estáis, que no os encuentro,   
               simpronazo?   Aun no responde   1470
               por su propio nombre.  ¿ Dónde   
               se habrá ido, que aquí dentro   
                  ni huera le puedo hallar?   
               Y quisiera yo saber   
               si ha de busca la mujer   1475
               la comida.   
              
Dentro
 LIRON:                     No hay dudar.   
 LESBIA:          ¿ Qué voz es ésta--¡ ay de mí!--   
               que en el mismo altar se oyó?   
               ¿ Quién es quien ahí habra?   
 LIRON:                                    Yo.   
 LESBIA:       ¿ Es el dios de Astarón?   
 LIRON:                                 Sí.   1480
 LESBIA:          Pues ¿ cómo os dignáis conmigo   
               de habrar hoy?   
 LIRON:                        Como me muero   
               de lo que he callado, y quiero   
               hartarme de habrar contigo.   
 LESBIA:          ¿ Que os merezca tal ventura   1485
               la mujer, señor, de vueso   
               barrendero?   
 LIRON:                    Y aun por eso,   
               que estó hecho una basura.   
 LESBIA:          Ya que afabre os llego a ver,   
               ¿ queréis enviudarme?   
 LIRON:                              No;   1490
               porque ese milagro yo   
               para mí lo he menester.   
 LESBIA:          Pues ¿ cómo podré pasar   
               con marido de aquel talle?   
 LIRON:         Tratando de regalalle.   
 LESBIA:       ¿ Con qué le he de regalar,   1495
                  si no tenemos los dos    
               manjares que satisfacen?   
 LIRON:         Buscadlos vos; que así hacen   
               otros mijores que vos.   
 LESBIA:          Por no ofenderos, confieso   
               que mil hambres padecí.   
 LIRON:         No las padezcáis; que a mí   1500
               no se me da nada de eso.   
               ......................   
 LESBIA:       Pues yo lo haré así.   
 LIRON:                             Haréis bien.   
              
Sale el SACERDOTE
 SACERDOTE:    ¿ Quién, dioses piadosos, quién   
               ........................   1505
                  creerá que aquella ilusión   
               tanto al rey ha persuadido   
               que manda que prevenido   
               el templo tenga, a ocasión   
                  de la lid que en él espera?   1510
 LESBIA:       ¿ Vos licencia me dais?   
 LIRON:                                 Sí.   
 SACERDOTE:    Mas ¿ quién es quien habla aquí?   
 LESBIA:       Yo soy, señor; y quisiera   
                  pedirte albricias.   
 SACERDOTE:                          ¿ De qué?   
 LESBIA:       De que ya Astarón habró.   1515
 SACERDOTE:    ¿ Quién, Lesbia, lo dice?   
 LIRON:                                  Yo.   
 SACERDOTE:    ¡ Felice, pues escuché   
                  su voz!  Sin duda ha querido,   
               viendo que el rey ha aceptado   
               el desafío aplazado,   1520
               volver por su honor perdido.   
                  A decirlo al rey iré,   
               para que el concurso sea   
               mayor, y este monstruo vea   
               sus maravillas;  aunqué   1525
                  el salir es excusado,   
               pues dice sonoro el viento   
               con cuánto acompañamiento   
               el rey en el templo ha entrado.   
                  Ya el velo puedo correr.   
              
Descúbrese el ídolo vestido como estaba el DEMONIO, y salen el REY, LICANORO, e IRENE y ACOMPAÑAMIENTO
 LIRON:         (¡ Si me ve, hoy muero!)             Aparte   
 SACERDOTE:                            Señor,   1530
               albricias de la mayor   
               fortuna que merecer   
                  pudo tu imperio.   
 REY:                              ¿ Qué ha sido?   
 SACERDOTE:    Ya el cielo vuelve por ti   
               y por tu causa; y así   1535
               nuestro gran dios ha querido   
                  dolerse de nuestro llanto.   
 LIRON:         (¡ Ay, que el rey mismo me adora!   Aparte   
               Estó por decir ahora   
               que no lo hice yo por tanto.   
                  Mas mijor es proseguir   1540
               el engaño, ya que en él   
               estó empeñado.)   
 SACERDOTE:                    Ya fiel   
               vuelve en su culto a lucir.--   
                  Llegad, preguntadle todos   
               y veréis si da este día   1545
               respuesta como solía.   
 LIRON:         (Distintos serán los modos;       Aparte   
                  mas al fin responderá   
               bien o mal, como saliere.)   
 REY:          Bello esplendor que prefiere   
               a la luz que el sol nos da,   1550
                  pues hoy ha de ser aquí   
               la lid de uno y otro dios,   
               volved, gran señor, por vos.   
 LIRON:         Yo me acordaré de mí.   

  
 REY:             No permitáis que ensalzado   
               en nuestras aras se vea   1555
               dios que ignoramos quién sea.   
 LIRON:         Yo me tengo harto cuidado.   
 REY:             ¿ No hablas, Licanoro?   
 LICANORO:                              No   
               quisiera, por excusar   
               lo que le he de preguntar.--   
               Cristo ¿ quién es?   
 LIRON:                           ¿ Qué sé yo?   1560
 SACERDOTE:       ¿ Dónde está, gran señor, di,   
               que mis ojos no lo ven,   
               el extranjero con quien   
               arguir nos mandas?   
              
Sale San BARTOLOME
BARTOLOME: Aquí;
                  que quien lidia voluntario   1565
               por su Dios no ha de hüir,   
               hasta vencer o morir,   
               la cara de su contrario.   
 REY:             Mira qué poco sirvió   
               aquella prisión de fuego,   1570
               pues habló la estatua luego.   
 LIRON:         (Gracias a por quien habró;       Aparte   
                  que a fe que se las debéis.   
               ¿ Qué va que vienen los palos   
               primero que los regalos?)   
 REY:          Ea, ya empezar podéis.   1575

 SACERDOTE:       Manda, señor, que la opinión asiente,   
               porque con fundamento se argumente.   
BARTOLOME:     Yo defiendo que un Dios...
              
Sale CEUSIS
 CEUSIS:                              Antes que empiece   
               la cuestión, si mi celo lo merece,   
               y das licencia, gran señor, te pido   
               que me escuches.   
 REY:                         ¿ Qué traes?  ¿ Qué ha sucedido?   1580
 CEUSIS:       En busca de esta fiera   
               que escandalosa toda el Asia altera,   
               penetraba los montes   
               que dividen al sol en horizontes,   
               cuando en lo más oculto   1585
               de las entrañas de un peñasco inculto   
               que, entreabierta la boca,   
               haciendo labios de una y otra roca,   
               parece, con pereza,   
               que el monte melancólico bosteza,   1590
               vi una mujer, si pudo   
               del traje lo vestido o lo desnudo   
               darme de serlo señas;   
               porque más parecía entre las peñas   
               bulto que inanimado   1595
               el acaso sin arte había formado;   
               cuya duda creyera,   
               si con humana voz no me dijera,   
               que aun ahora me aflige...   
              
Sale el DEMONIO en traje de mujer
 DEMONIO:      Aguarda; yo diré lo que te dije.   1600
               "Gallardo joven, engañado vienes   
               a buscar lo que ya en tu corte tienes;   
               pues ese monstruo humano   
               que de su nuevo dios intenta en vano   
               introducir el nombre,   1605
               predicándole Cristo, Dios y hombre,   
               ya de estos montes, que traidores fueron,   
               pues tres días oculto le tuvieron,   
               falta.  Yo lo he sabido,   
               porque no hay para mí centro escondido,   1610
               siendo yo Selenisa,   
               del gran dios de Astarot la pitonisa.   
               Estos páramos vivo,   
               donde observo mejor, mejor percibo   
               los humanos desvelos   1615
               en el rápido curso de los cielos.   
               Por mis observaciones he alcanzado   
               que a un duelo va aplazado   
               donde, si bien infiero   
               que el gran dios de Astarot parezca, quiero   1620
               entre sus sabios verme,   
               por ver así si a mí puede vencerme.   
               Esta la causa ha sido   
               de haber," dije, "a la luz del sol salido."   
               Mas él, que de mi acción mi ser colige,   1625
               me dijo...   
 CEUSIS:                Yo diré lo que te dije.   
               "Vente conmigo, adonde   
               tu ciencia, que a tu ingenio corresponde,   
               este prodigio venza.¯   
 DEMONIO:      Obedecíle, y pues cuando comienza   1630
               el argumento llego,   
               que me admitas a él, señor, te ruego.   
 REY:          De que tú a este concurso hayas venido   
               estoy a mi fortuna agradecido.   

 DEMONIO:         Pues yo, dándome, señor,   1635
               vuestra majestad licencia,   
               vos, serenísima infanta,   
               altos príncipes, nobleza   
               y plebe, porque a ese espanto   
               hoy todo tu pueblo vea,   1640
               que, siendo yo una mujer,   
               menos capaz de la ciencia,   
               basto para conclüirle,   
               le propondré la primera   
               cuestión, y podrán después   1645
               tomar la réplica de ella   
               con mayor autoridad   
               los que mejor la defiendan.   
 LIRON:         (Malo es ser dios en cuclillas;    Aparte   
               quebradas tengo las piernas.)   
 DEMONIO:      Tú, peregrino extranjero,   1650
               ¿ en tus principios asientas   
               un dios solo, y que éste es   
               tres personas y una esencia?   
BARTOLOME:     Sí.
 DEMONIO:           No es esa la cuestión,   
               aunque contra ésa pudiera   1655
               argüir, porque pretendo   
               tomarla desde más cerca.   
               Después de haber asentado   
               esa Trinidad inmensa,   
               asientas también que Cristo   1660
               es Dios; y así contra esta   
               parte de tus conclusiones   
               he de argüir.   
BARTOLOME:                   Fuerza era
               que contra la humanidad   
               te declarases, porque ella   1665
               fue en tu primera ojeriza   
               asunto de tu soberbia.   
               Ya te he conocido; di,   
               forma el silogismo, empieza.   
 DEMONIO:      Quien dice que hay sólo un dios   1670
               en tres personas y prueba   
               que éstas son el Padre, el Hijo   
               y el Espíritu, da muestra   
               que no hay más dios.   
BARTOLOME:                         Es verdad.
 DEMONIO:      Pues contra ti mismo enseñas   1675
               que Cristo es Dios verdadero.   
               Cristo es persona diversa;   
               luego son los dioses dos   
               o Cristo no es dios, o aquesas   
               personas, si es dios, son cuatro.   1680
BARTOLOME:     Distingo la consecuencia;
               que las personas sean tres   
               concedo; que una no sea   
               de ellas Cristo niego.   
 DEMONIO:                            Pruebo;   
               Cristo "ungido" manifiesta,   
               que es humanidad.   1685
BARTOLOME:                       Concedo
               la mayor.   
 DEMONIO:                Dios es eterna   
               divinidad.   
BARTOLOME:                 La menor
               concedo.   
 DEMONIO:                Luego evidencia   
               es que divino y humano,   
               que son distancias diversas,   1690
               implican contradicción.   
BARTOLOME:     No es.  Niego la consecuencia;
               que el Hijo, que es de las tres   
               segunda persona eterna,   
               es Dios y hombre verdadero.   
 DEMONIO:      ¿ Hombre y Dios?   1695
BARTOLOME:                    Sí. ¡ Aguarda, espera!
 DEMONIO:      Hombre es, pues fue concebido   
               de humana naturaleza.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues divinidad
               y humanidad une y mezcla.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues su misma madre   
               conoce de Adán la deuda.   1700
BARTOLOME:     Y Dios, pues al elegirla
               de la culpa la preserva.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues ella en efecto   
               en sus entrañas le engendra.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues su encarnación
               sin obra es de varón hecha.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues de ella nace,   1705
               tomando su carne mesma.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues queda en el parto
               antes y después doncella.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues sujeto nace   
               del tiempo a las inclemencias.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues que los pastores
               y tres reyes le veneran.   1710
 DEMONIO:      Hombre es, pues sus padres le   
               pierden del templo a la puerta.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues dentro le hallaron,
               leyendo divinas ciencias.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues de temor huye   
               a Egipto y su patria deja.   1715
BARTOLOME:     Y Dios, pues derriba huyendo
               cuantos ídolos encuentra.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues en el desierto   
               la hambre y sed le atormentan.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues cuarenta días
               les pudo hacer resistencia.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues que se le atreven   1720
               a tentar con duras piedras.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues con una voz
               tres tentaciones ahuyenta.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues de hombres se vale,   
               y ésos de suma pobreza.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues que la humildad
               elige por compañera.   1725
 DEMONIO:      Hombre es, pues uno de doce   
               trata de ponerle en venta.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues aun a ese mismo
               lava y consigo le asienta.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues sentencia oye   
               de muerte, y no la remedia.   1730
BARTOLOME:     Y Dios, pues, por darnos vida,
               se dispone a esa sentencia.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues en una cruz   
               clavado padece afrentas.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues el perdón pide
               de los que le han puesto en ella.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues espira y muere.   1735
BARTOLOME:     Y Dios, pues muriendo deja
               vencida la muerte, y hacen   
               sentimiento cielo y tierra.   
 DEMONIO:      Hombre es, pues desamparado   
               el cuerpo cadáver queda.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues de los infiernos
               baja a quebrantar las puertas.   1740
 DEMONIO:      Hombre es, pues de hombre dejó   
               en el mundo tantas prendas.   
BARTOLOME:     Y Dios, pues que Dios y hombre
               en los cielos vive y reina,   
               de donde vivos y muertos   
               vendrá a juzgar.   
              
Cae el DEMONIO a los pies de BARTOLOME
 DEMONIO:                     ¡ Cesa, cesa!   1745
               Que ya sé que hombre y Dios   
               está sentado a la diestra   
               del padre, hasta que por fuego   
               a juzgar el siglo venga.   
BARTOLOME:     Pues si tú mismo, tú mismo
               lo publicas y confiesas,   1750
               después que mudo en la estatua   
               quedaste por mi obediencia,   
               ella postrada también   
               a mi voz caiga y descienda;   
               no tenga altares estatua   1755
               que manda Dios que perezca.   
              
Húndese el altar con el ídolo y se descubre LIRON
 LIRON:         Cierto que so desgraciado   
               dios, por do bajar quijera;   
               pero echaréme a rodar,   
               y de su mano me tenga   
               el dios que esté más a mano.   1760
              
Echase a rodar, y vase
 CEUSIS:       ¡ Que esto los cielos consientan!   
 TODOS:        ¡ Viva Cristo!  ¡ Cristo viva!   
BARTOLOME:     Viendo, Señor, tus grandezas,
               tus maravillas y asombros,   
               ¿ quién no se rinde y sujeta?   
 DEMONIO:      Ni me sujeto ni rindo,   1765
               Bartolomé, pues me queda   
               otra viva estatua en quien   
               puedo hacerte mayor guerra   
               que la que me has hecho.  Dueño   
               soy de Irene; y así de ella   1770
               no podrás echarme, pues   
               posesión me dio ella mesma.   
BARTOLOME:     Tú no pudiste adquirir
               posesión segura y cierta   
               de Irene, cuyo albedrío   
               puede mejorar la senda.   1775
 DEMONIO:      Ya, mediante la justicia,   
               es mía, y tengo licencia   
               de Dios para que del pacto   
               así el castigo padezca.   
BARTOLOME:     Aunque la dé su justicia,
               la quitará su clemencia.   1780
 DEMONIO:      En tanto podré en su pecho   
               mover bandos, armar guerras,   
               pervertir buenos intentos,   
               alentar acciones fieras,   
               sembrar cizañas y errores.   1785
BARTOLOME:     No tanto bien te prometas,
               pues sabes que sus secretos   
               te ponen unas cadenas   
               a que siempre estés atado.   
 DEMONIO:      Tal vez podré, aunque ellas sean   
               las cadenas del demonio,    1790
               quebrantarlas y romperlas.   
              

FIN DE LA JORNADA SEGUNDA

JORNADA TERCERA}>>

  

JORNADA TERCERA


Sale el REY, y un CRIADO, quien trae en una fuente una púrpura y un cetro
 REY:             ¿ Llamaste ya al extranjero,   
               como mandé?   
 CRIADO 1:                  Sí, señor.   
              
Sale San BARTOLOME
BARTOLOME: Y yo, a tu voz obediente,
               humilde a tus pies estoy.   
 REY:          Alza del suelo, a mis brazos   1795
               llega, y oye la razón   
               que a llamarte me ha movido.   
BARTOLOME:     Para que sepas que estoy
               capaz de ella, ¿ quieres tú   
               que a ti te la diga yo?   
 REY:          ¿ Cómo puedes tú saber   1800
               mi oculta imaginación?   
BARTOLOME:     Como esos favores debo
               a la piedad de mi Dios.   
 REY:          Di.   
BARTOLOME:        Destruyendo las aras
               de tu falsa adoración,   
               cayó en tierra hecho pedazos   1805
               el ídolo de Astarot.   
               Alborotóse tu pueblo   
               y, con despecho y furor,   
               como si tuvieran culpa,   
               los sacerdotes hirió   1810
               de tu templo, cuyo estrago   
               pasara a incendio mayor,   
               si Irene, tu hija, tomando   
               de los ídolos la acción,   
               no se pusiera delante,   1815
               cuyo respeto y temor   
               bastó a parar el tumulto,   
               pero a deshacerle no.   
               Ceusis, siguiendo de aquella   
               parcialidad el error,   1820
               en defensa de sus dioses,   
               al lado de Irene, dio   
               aliento a sus cobardías,   
               al tiempo que con mejor   
               acuerdo iba Licanoro   1825
               publicando al nuevo Dios.   
               Encontráronse los bandos.   
               ¿ Quién nunca hasta entonces vio   
               que a la vista de su rey   
               batalla se diese atroz,   1830
               donde era fuerza que fuese   
               con equívoca facción   
               el vencedor el vencido,   
               y el vencido el vencedor?   
               Irene, en medio de todos,   1835
               era el rayo, era el furor   
               de sus iras, cuando, al tiempo   
               que ya uno y otro escuadrón   
               se embestían, los detuvo   
               lo tremendo de su voz.   1840
               "¡ Ay infelice de mí!"   
               dijo, y rendida cayó   
               en la tierra, cuyo pasmo,   
               cuyo asombro, cuyo horror   
               suspenso dejó al amago   1845
               y absorta a la ejecución;   
               en cuya neutralidad   
               se ha conservado hasta hoy.   
               Retiráronla, y apenas   
               volvió en sí, cuando volvió   1850
               tan furiosa que no hay   
               lazo, cadena, prisión   
               que no rompa y despedace,   
               y con despecho y furor   
               delirios son cuantos dice,   1855
               locuras cuanto hace son.   
               Tú, viendo tu reino todo   
               en tan mísera aflicción,   
               tus dos sobrinos opuestos,   
               y loca Irene, estás hoy,   1860
               no sin causa, persuadido   
               a que ya el cielo cumplió   
               del hado las amenazas,   
               que fueron de su opresión   
               causa, pues por ella ha sido   1865
               todo llanto y confusión,   
               todo ruinas, todo muertes,   
               todo asombro, todo horror.   
               Y así me enviaste a llamar,   
               pareciéndote que yo   1870
               puedo remediar a un tiempo   
               su desdicha y tu dolor.   
 REY:          Es verdad; de ti no más,   
               según admirado estoy   
               de oír los prodigios tuyos,   1875
               fiar quiero de mi pasión   
               la esperanza, y por ponerte   
               en mayor obligación,   
               quiero que en mi reino seas   
               mi privanza desde hoy,   1880
               y que, siendo muy amigos,   
               con más paz, con más amor   
               y más blandura me enseñes   
               la doctrina de tu Dios.   
              
Salen CEUSIS y LICANORO por dos lados
 LICANORO:     (Cielos, ¿ qué es esto que oigo?) Aparte   1885
 CEUSIS:       (¿ Qué es lo que mirando estoy?)  Aparte   
 LICANORO:     (¿ El rey le habla afable?)         Aparte   
 CEUSIS:                                (¿ El rey  Aparte   
               le honra?)   
 LICANORO:               (¡ Qué dicha!)               Aparte   
 CEUSIS:                           (¡ Qué horror!)    Aparte   
 REY:          Y así, en tanto que da el tiempo   
               a esta plática ocasión,   1890
               quiero que en mi corte seas   
               y en mis reinos otro yo,   
               y en muestra de la verdad,   
               estas insignias que son   
               púrpura, corona y cetro,   1895
               te ofrezco.  De ellas dispón   
               a tu arbitrio y, desnudando   
               la túnica que vistió   
               tu humildad, aquesta real   
               púrpura viste.   1900
BARTOLOME:                     Eso no.
               Los apóstoles de Cristo,   
               los discípulos de Dios   
               no a medrar, no a enriquecer   
               peregrinamos, señor;   
               a sólo adquirir venimos   1905
               almas; ellas solas son   
               nuestro triunfo, nuestro aplauso,   
               nuestra fama y nuestro honor.   
               Y así, con aquesta humilde   
               ropa más honrado estoy   1910
               y más galán que estuviera   
               con la púrpura mejor;   
               porque sé que es toda ella   
               majestad y ostentación,   
               vanidad de vanidades;   1915
               siendo la vida una flor   
               que con el sol amanece   
               y fallece con el sol.   
 LICANORO:     (¡ Qué generoso desprecio!)       Aparte   
 CEUSIS:       (¡ Qué hipócrita pretensión!)           Aparte   1920
 REY:          Ya que la púrpura real   
               desprecias, por vencedor   
               de aquesta pasada lid,   
               ciñe el sacro laurel.   
 LICANORO:                           Yo   
               seré el primero que acuda   1925
               a servirte en esta acción.   
 CEUSIS:       Yo el primero que a estorbarlo   
               acuda también; que no   
               es bien que un advenedizo   
               sea capaz de tanto honor.   1930
 LICANORO:     Suelta, Ceusis, el laurel.   
 CEUSIS:       Suéltale tú, pues mejor   
               estará en mis manos.    
              
Cae
                                     Pero   
               áspides en su valor   
               hay ocultos para mí.   1935
 LICANORO:     Suelta, que para mí no.   
BARTOLOME:     Es verdad; pues tú serás
               quien le goce de los dos.   
 CEUSIS:       Temiera tus profecías,   
               cuando mirándome estoy   
               a tus pies, si no creyera   1940
               que encantos tus obras son.   
              
San BARTOLOME alza a CEUSIS
BARTOLOME: Levanta ahora del suelo,
               sin apurar más razón   
               de que tú andas por caer   
               y por levantarte yo.   
 REY:          Pues ¿ cómo en presencia mía   1945
               os atrevéis...?   
 LICANORO:                   Yo, señor,   
               ¿ en qué te ofendo, si acudo   
               a tu misma pretensión?   
 CEUSIS:       Menos te ofendo yo, pues   
               cuidando de tu opinión,   1950
               te estorbo acción tan indigna.   
 LICANORO:     ¿ Indigna llamas la acción   
               de honrar a quien nos ha dado   
               noticias de un solo Dios?   
 CEUSIS:       Sí; pues de los demás dioses   1955
               viene a infamar el honor.   

  
 REY:          No te opongas a mi gusto,   
               Ceusis; y tú, Licanoro,   
               el sacro laurel le ciñe   
               en nombre mío.   1960
BARTOLOME:                    Aunque estoy
               al cielo reconocido   
               y agradecido al amor,   
               licencia de no admitirle   
               me has de dar; y porque no   
               pienses que esto es excusarme   1965
               de no servirte, te doy   
               la palabra de que a Irene   
               verás libre del furor   
               que la aflige y atormenta.   
              
Sale IRENE furiosa
 IRENE:        Pues ¿ qué poder tenéis vos   1970
               para darme a mí salud?   
BARTOLOME:     El que me ha dado mi Dios.
 IRENE:        Mucho me huelgo de oír   
               que tan buen médico sois,   
               pero curad otros males   
               que tengan remedio, y no   1975
               el mío, que no le tiene   
               mientras que Dios fuere Dios.   
 REY:          Extrañas locuras dice.   
 LICANORO:     ¡ Qué lástima, qué dolor!   
 IRENE:        ¿ Qué hay por acá, padre honrado?   1980
               ¡ Cuál vuestra imaginación   
               anda!   
 REY:                Que estáis loca ahora   
               creo con más ocasión   
               porque dicen que verdades   1985
               dicen los locos.   
 IRENE:                         Pues yo   
               más para decir mentiras,   
               que no verdades, estoy.--   
               ¿ También los dos por acá   
               estáis?  ¿ Cómo va de amor?   1990
 LICANORO:     Mal, viendo en ti mi desdicha.   
 CEUSIS:       Bien, viendo en ti mi pasión.   
 IRENE:        ¿ Oís, buen viejo?  Ved qué os digo;   
               estimad mucho a los dos;   
               mirad que entrambos me quieren   1995
               y a entrambos los quiero yo;   
               mas con una diferencia,   
               que a éste le quiero mejor   
               porque sé que éste es más mío;   
               pero es tal mi inclinación   2000
               que, por saber que éste está   
               seguro y aquéste no,   
               habéis de ver que a éste dejo   
               y tras esotro me voy.   
 LICANORO:     ¡ Que haya razón para celos   2005
               aun adonde no hay razón!   
 CEUSIS:       Pues tome el favor quien sabe   
               que aun es locura el favor.   
 REY:          De este delirio que ves   
               padece la sujeción;   2010
               y está ahora aun más templada   
               que otras veces; pues me dio   
               la palabra de librarla   
               tu verdad o tu valor,   
               duélete de ella y de mí.   2015
BARTOLOME:     Dame tu amparo, mi Dios,
               contra tu mismo enemigo.   
 CEUSIS:       ¡ Que se rinda tu valor   
               a tan loca confianza!   
 LICANORO:     Si obra el cielo, ¿ por qué no   
               quieres que alcance victoria?   2020
BARTOLOME:     ¿ Podré en tu nombre, Señor,
               entrar en esta lid?   
              
Dentro MUSICA
 MUSICA:                             Sí.   
BARTOLOME:     ¿ Vencerá el demonio?
 MUSICA:                             No.   
BARTOLOME:     Luego en esta confianza
               que me da tu inspiración,   
               bien podré atreverme.   
 MUSICA:                              Bien.   
BARTOLOME:     ¿ Quién será en mi ayuda?
 MUSICA:                                Dios.   
BARTOLOME:     Pues si El me ayuda, ¿ qué temo?--
               ¡ Irene, Irene!   
 IRENE:                       A tu voz   
               otra yo dentro de mí   2025
               parece que estremeció   
               mis sentidos.  ¿ Qué me quieres?   
               Que el verte me da temor.   
BARTOLOME:     Que en este báculo adores
               la cruz que en él está.   
 IRENE:                               ¿ Yo?   
               ¿ Yo adorar en un madero   2030
               que es del hombre redención,   
               de Dios la figura, habiendo   
               no adorado al mismo Dios?   
BARTOLOME:     Ya el torpe espíritu de
               su lengua se apoderó   
               y habla en ella.   
 IRENE:                        ¡ Quita, quita!   2035
               Y no te me acerques, no,   
               si no quieres que, arrancando   
               pedazos del corazón   
               de esta infelice mujer,   
               te los tire.   
 REY:                         Ya volvió   2040
               a su furiosa locura.   
 LICANORO:     ¡ Qué lástima, qué dolor!   
 IRENE:        ¡ Huid todos, huid de mí!   
 REY:          ¡ Tenedla!   
 LICANORO:               Es tal su furor   
               que no es posible.   2045
BARTOLOME:                        Sí es.
 CEUSIS:       ¿ Quién será bastante?   
BARTOLOME:                           Yo.--
               Rebelde espíritu que,   
               por divina permisión,   
               este sujeto atormentas,   
               da la humilde adoración   2050
               a aquesta sagrada insignia.   
 IRENE:        No quiero; y pues en mejor   
               estatua asisto ¿ qué quieres?   
               Déjame, en mi centro estoy;   
               pues es centro del demonio   2055
               el pecho del pecador.   
               Déjame, Bartolomé,   
               déjame en mi posesión.   
BARTOLOME:     Tú no pudiste adquirirla.
 IRENE:        Sí puedo; ella me la dio   
               en vida, en muerte y en alma   2060
               y en cuerpo.   
BARTOLOME:                 Todo es de Dios,
               y no pudo enajenarlo.   
 IRENE:        Sí pudo, puesto que usó   
               de su albedrío.   
BARTOLOME:                    También
               usa de él para el perdón.   2065
 IRENE:        No le pide.   
BARTOLOME:                Sí le pide.
 IRENE:        Ni le ha de pedir; que yo   
               la embargaré los alientos.   
 REY:          ¿ Quién tan nuevo caso vio   
               que hable ella y no sea ella?   2070
BARTOLOME:     En el nombre del Señor
               te mando que te retires   
               a la extremidad menor   
               de un cabello, y libre dejes   
               lengua, alma, discurso y voz.   
 IRENE:        ¡ Ah, con qué poder me mandas!   2075
BARTOLOME:     ¡ Irene!
 IRENE:              ¿ Quién llama?   
BARTOLOME:                         Yo.
               ¿ Cómo te sientes, señora?   
 IRENE:        Siéntome mucho mejor;   
               que parece que me falta   
               un áspid del corazón.   2080
BARTOLOME:     ¿ A quién el alma y la vida
               has ofrecido?   
 IRENE:                      A Astarot   
               la ofrecí, cuando ignoraba   
               los prodigios de tu Dios.   
BARTOLOME:     ¿ No te pesa?
 IRENE:                     Sí me pesa;   
               mas no me arrepiento, no;   
               que no puedo arrepentirme   2085
               de ningún delito yo.   
BARTOLOME:     Tarde volviste a ocupar
               el instrumento veloz   
               de su lengua.   
 IRENE:                     Nunca tardo.   
               Asiento y lugar me dio   
               la lengua de la mujer,   2090
               si yo la mentira soy.   
 CEUSIS:       Ya a su primer fuerza vuelve.   
               Miren si convaleció.   
BARTOLOME:     Supuesto que ya no es tuyo
               después que se arrepintió,   
               de este cuerpo miserable   2095
               deja la dura opresión.   
 IRENE:        Quita, quita aquesa cruz;   
               que ya me voy, ya me voy   
               a la cumbre de aquel monte,   
               desde donde mi furor   2100
               trastornará sus peñascos   
               sobre toda esta región.   
BARTOLOME:     Sin hacer daño ninguno
               en desierto, en población,   
               en personas, en ganados,   
               en mies, en fruto ni en flor,   2105
               desampara esta criatura.   
 IRENE:        Ya te obedezco, pues no   
               puedo romper las cadenas   
               que por ti me pone Dios.--   
               ¡ Ay infelice de mí!   2110
 REY:          Muerta en la tierra cayó.   
 LICANORO:     ¡ Qué lástima!   
 CEUSIS:                     Mira ahora   
               si encantos sus obras son.   
 LICANORO:     ¡ Gran señora!  ¡ Prima!  ¡ Irene!   
 IRENE:        ¿ Quién me llama?  ¿ Dónde estoy?   2115
               ¡ Qué de cosas han pasado   
               por mí!  ¿ No estaba ahora yo   
               animando los parciales   
               de los bandos de Astarot?   
 REY:          Ya ha muchos días que eso,   2120
               Irene, te sucedió.   
 IRENE:        Luego ¿ he vivido sin mí   
               todo ese tiempo?  ¡ Oh qué error   
               tan grande ha sido ignorar   
               tanta verdad hasta hoy   2125
               de otra nueva ley!  Supuesto   
               que se ha cumplido en lo atroz   
               de mi vida, en lo piadoso   
               se cumpla.  Cristo es el Dios   
               verdadero.   
 REY:                    ¡ Cristo viva!   2130
               Yo le ofrezco adoración.   
 LICANORO:     Yo templo y aras.   
              
Vase
 IRENE:                         Yo altares   
               y sacrificios.   
 CEUSIS:                      Yo no,   
               sino rayo desde aquí   
               ser de su persecución.   2135
 REY:          Ven tú conmigo, y al punto   
               se dé en mi corte un pregón   
               que muera por traidor quien   
               no dijere en alta voz,   
               "Cristo es el Dios verdadero,   2140
               Cristo es verdadero Dios."   
              
Vanse todos menos CEUSIS
 CEUSIS:       ¡ Cielo!  ¿ qué es esto que escucho?   
               Mas celos diré mejor,   
               supuesto que cielo y celos   
               mis dos enemigos son.   2145
               Saldréme al campo a dar voces   
               a solas con mi dolor.   
               ¡ Que pueda tanto un encanto!   
               Pues ¿ no bastó, no bastó   
               deshacer los simulacros   2150
               de mi antigua religión   
               sino quitarme también   
               la esperanza de mi amor?   
               ¿ Qué venganza mi tormento,   
               qué castigo mi dolor   2155
               tomará de este tirano?   
               ¿ Quién le dará a mi rencor   
               alivio?  ¿ Quién me dirá   
               cómo he de vengarme?   
              
Dentro el DEMONIO
 DEMONIO:                          Yo.   
 CEUSIS:       Errada voz que los vientos   2160
               discurres y con veloz   
               acento me atemorizas,   
               ¿ qué es del cuerpo de esta voz?   
               ¿ De esto que yo te dije eres   
               sombra acaso o ilusión   2165
               de mi ciega fantasía?   
               ¿ Tú, qué me respondes?   
 DEMONIO:                             No.   
              
Aparece el DEMONIO atado con una cadena
 CEUSIS:       Pues ¿ dónde estás?   
 DEMONIO:                        En el centro   
               de aqueste peñasco estoy.   
 CEUSIS:       Deja, deja el duro espacio   2170
               de esa lóbrega prisión.   
 DEMONIO:      No puedo; que aprisionado   
               con una cadena atroz   
               de fuego que me atormenta   
               me miro; y así...   
 CEUSIS:                      ¡ Qué horror!   2175
 DEMONIO:      Acércate a mí, pues que   
               a ti no me acerco yo.   
 CEUSIS:       No pudiéndose extender   
               tu corta jurisdicción,   
               ¿ puedes ayudarme?   
 DEMONIO:                        Sí;   2180
               porque tiene el pecador   
               en su albedrío tal vez   
               más ancha la permisión   
               que yo, pues puede acercarse   
               él a mí, pero yo a él no.   2185
 CEUSIS:       Pues, siendo así, yo me acerco.   
               ¿ Quién eres?   
 DEMONIO:                   Decir quién soy   
               no importa; basta saber   
               que soy quien a tu dolor   
               puede dar alivio.   
 CEUSIS:                        ¿ Cómo?   2190
 DEMONIO:      Oye atento.   
 CEUSIS:                 Ya lo estoy.   
 DEMONIO:      En el reino de Astiages   
               están foragidos hoy   
               algunos de los ministros   
               de Astarot.  Ve allá y dispón   2195
               tu venganza y su venganza.   
               Y, para poder mejor,   
               harás que a llamar le envíe   
               tu padre, a tu persuasión,   
               a este galileo, diciendo   2200
               que sus prodigios oyó,   
               y que quiere que en la corte   
               se admita su religión;   
               y, en yendo allá, dadle muerte,   
               con que cesará el error   2205
               de sus encantos, volviendo   
               a su antigua adoración   
               los dioses, y tú podrás,   
               desenojado Astarot,   
               gozar a Irene.   
 CEUSIS:                      Bien dices.   2210
               ¡ Oh quién pudiera veloz   
               cortar el aire!   
 DEMONIO:                      Yo haré   
               que a tu corte llegues hoy.   
 CEUSIS:       ¿ Cómo?   
 DEMONIO:             Toma aquesa antorcha;   
               que con ella exhalación   2215
               serás del viento.   
 CEUSIS:                        ¡ Ay de ti,   
               Bartolomé!  Que ya voy,   
               rayo contra ti flechado,   
               a ser tu persecución!   
              
Toma una hacha encendida y vuela
 DEMONIO:      Pues para que en todo sea   2220
               igual nuestra oposición,   
               ya que no puedo seguirle,   
               porque encarcelado estoy,   
               música también se escuche,   
               diciendo en sonora voz,   2225
               a pesar del cielo...   
              
              
Cantan
DEMONIO y MUSICA: ¡ Viva
               el ídolo de Astarot!   

  
 DEMONIO:         Aunque no esper[e] jamás   
               de que libre me veré,   
               ¿ dónde estás, Bartolomé?   2230
               ¿ Bartolomé, dónde estás?   

                  Ven a desatarme, ven   
               de aquesta cadena dura,   
               para que pueda tomar   
               venganza de mis injurias.   2235
               ¿ Qué aplauso te desvanece,   
               qué vencimiento te ilustra   
               si peleas sin contrario   
               y sin enemigo luchas?   
               Atadas mis manos tienes   2240
               con el poder de que usa   
               Dios contigo; señal es   
               de cuánto temes mi furia.   
               Si no la temieras, no   
               te valieras de su justa   2245
               piedad; luego vence en ti,   
               no el valor, sino la industria.   
               Justifique Dios su causa   
               conmigo, y no me reduzca   
               a estrecha prisión, si hacer   2250
               pretende tu fama augusta.   
               Desate de mi garganta   
               este lazo que la anuda,   
               y entonces será victoria;   
               que, donde tuve mi suma   2255
               idolatría, sus aras   
               coloques y sostituyas.   
               Pero ¿ qué voces ahora,   
               para más pena, se escuchan?   
              
Dentro la MUSICA. Cantan
 MUSICA:        ¡ Ay qué gran dicha!   
               Mas ¡ ay qué ventura!   2260
               Que el iris divino   
               la paz nos anuncia.   
 DEMONIO:      ¡ Oh cuánto, cielos, oh cuánto   
               debéis de temer la lucha   
               última de los dos, pues   2265
               tanto--¡ ay de mí!--lo rehusan   
               vuestras piedades!  Si así   
               estoy, ¿ qué mucho presuma   
               Bartolomé que hoy Armenia   
               a su nueva luz reduzca?   2270
               Desáteme Dios, verá   
               si son sus victorias muchas,   
               o alárgueme esta cadena,   
               si de verme vencer gusta.   
               Pero ¿ qué miro?  Parece   2275
               que a mi petición sus duras   
               argollas eslabonadas   
               se rompen, para que huya   
               de esta provincia, por más   
               que en ella la sombra impura   2280
               de mi error asiste, pues   
               ya el arco de paz la alumbra.   
               Y, pues Dios me da licencia   
               para que libre discurra,   
               yo haré que Bartolomé   2285
               no dilate más la suma   
               ley del Evangelio, dando   
               fin con la muerte que busca   
               a sus triunfos y victorias   
               con mis engaños y astucias.   2290
               Y, pues que ya en mi prisión   
               empezaron sus venturas,   
               en mi libertad comiencen   
               las persecuciones suyas.--   
              
Vase. Sale por otra parte
                  ¡ Ah del ínclito seno   2295
               que tanta gente esconde,   
               víbora racional de mi veneno!   
               ¿ Todos me oyen y nadie me responde?   
               ¿ Tan poco el fuego de mi voz inflama?   
               ¡ Ah del monte otra vez!   
              
Salen CEUSIS, el SACERDOTE y gente
 SACERDOTE:                         ¿ Quién va?   
 CEUSIS:                                    ¿ Quién llama?   2300
 DEMONIO:      Quien viene desterrado   
               hoy de su patria bella,   
               porque a Cristo adorar no quiso en ella.   
 CEUSIS:       Mal mis designios graves   
               te ocultaré, supuesto que los sabes.   2305
               Yo, rayo desatado   
               de gran mano, llegué donde, avisado   
               mi padre de sucesos tan extraños,   
               me dio palabra de enmendar sus daños.   
               A su hermano escribió que le enviara   2310
               a ese monstruo, porque comunicara   
               a su reino la luz de su doctrina   
               tan nueva, tan extraña y peregrina.   
 DEMONIO:      Pues ya ha llegado el día,   
               Ceusis, de tu venganza y de la mía;   2315
               que, habiendo consagrado   
               los templos y la gente bautizado,   
               ya del rey despedido,   
               su reino deja, sin haber querido   
               que nadie le acompañe,   2320
               para que más su hipocresía le engañe.   
               A pie y solo camina   
               a tu corte--¡ ay de mí!--donde imagina   
               sembrar de sus encantos   
               los sustos, los asombros, los espantos.   2325
               Mas ya llega.  A este paso   
               todos os retirad, porque, si acaso   
               nos ve, puede ayudarse   
               de sus mágicas ciencias y ocultarse.   
              
 SACERDOTE:    Dices bien.   
              
Todos se retiran
 DEMONIO:                  Pues yo llego,   2330
               hielo mis plantas son, mi pecho fuego.   
              
Sale San BARTOLOME
BARTOLOME: ¡ Felice yo que puedo
               ver desde aquí, sin que me cause miedo,   
               de Astarot el engaño,   
               reducido y en salvo aquel rebaño!        
               ¡ Oh cuánto, Armenia bella,   2335
               debes a las piedades de tu estrella!   
 DEMONIO:      (¡ Con cuánto gusto va!  Fervor le lleva;   Aparte   
               pero primero que de aquí se mueva,   
               probará los rigores de mi saña.)   
               Oh tú, que aquesta bárbara montaña   2340
               discurres peregrino,   
               ¿ no me dirás por dónde es el camino?   
BARTOLOME:     Sí diré; que mi celo
               es enseñar caminos para el cielo.   
               ¿ Cuándo no andas perdido   
               tú, infelice?   
 DEMONIO:                   Luego ¿ hasme conocido?   2345
BARTOLOME:     Sí; pues que vengo ahora a hacerte guerra
               y arrojarte también de aquesta tierra.   
 DEMONIO:      No harás; que ahora sin miedo   
               te tengo yo donde vencerte puedo.   
BARTOLOME:     ¿ Tú vencer?  ¿ De qué suerte?
 DEMONIO:                                 De esta suerte;   
               llegad todos, llegad a darle muerte;   
               porque a mí irme conviene   2350
               a repetir la posesión de Irene.   
              
Vase
BARTOLOME: Si la fe vive en ella,
               yo acudiré en ausencia a defendella.   
              
Salen CEUSIS, el SACERDOTE y gente
 CEUSIS:       A tus plantas rendido   
               un acaso me tuvo, y ha querido   
               desagraviar el cielo injurias tantas,   2355
               trayéndote a que estés puesto a mis plantas.   
BARTOLOME:     Sí; mas es con alguna
               diferencia ese trueco de fortuna;   
               que tu soberbia altiva   
               fue allí la que a mis plantas te derriba,   
               y aquí, para que más mi triunfo arguyas,   2360
               es humildad quien me arrojó a las tuyas.   
 CEUSIS:       Venid donde serán los justos cielos   
               testigos de mi celo y de mis celos.   
BARTOLOME:     De nada desconfío.
               Beber tu caliz ofrecí, Dios mío,   
               el fuego del amor que el pecho labra;   2365
               feliz voy a cumplirte la palabra.   
              
Vanse. Sale LICANORO
 LICANORO:        En notable soledad   
               Bartolomé nos dejó;   
               mas el ver que le ausentó   
               el celo, amor y piedad   2370
                  de llevar su nueva ley   
               a mi patria hacer pudiera   
               que yo consuelo tuviera.   
               ¡ Oh si ya mi padre el rey   
                  admitiese esta verdad!   2375
               Al punto escribirle iré   
               en favor suyo, porqué   
               no quiere mi voluntad   
                  que yo me aleje de aquí   
               un punto, sin que primero   2380
               a Irene vea, a quien quiero   
               más que al alma que la di.   
              
Córrese una cortina, y aparece IRENE en un estrado dormida
                  Pero en su estrado dormida   
               está.  ¡ Ay, dulce hermoso dueño!   
               ¿ Quién sino tú hacer al sueño   2385
               pudo imagen de la vida?   
               No para ser homicida   
               de indicios hagas crisol;   
               y pues basta un arrebol   
               de tu cielo soberano,   2390
               ¿ para qué es, amor tirano,   
               tanta flecha y tanto sol?   
                  Si, cuando sin alma estás,   
               estás, Irene, tan bella,   
               tú no vives más con ella,   2395
               mas con ella matas más.   
               Inútil muerte me das,   
               ya es tuyo mi corazón;   
               pues ¿ para qué, Irene, son   
               nevando abriles y mayos,   2400
               tanta munición de rayos        
               y tanto severo arpón?   

                  Lástima se me hace, cuando   
               tan blandamente descansa,   
               inquietarla.  Ya vendré,   2405
               en escribiendo las cartas.   
              
Vase y despierta IRENE
 IRENE:        ¿ Quién anda aquí?  Mas ¿ mi esposo   
               no es quien salió de esta sala?   
               Pues ¿ cómo--¡ ay Dios!--sin hablarme   
               vuelve a mi amor las espaldas?   2410
               ¡ Esposo, señor, mi dueño!   
              
Sale el DEMONIO
 DEMONIO:      ¿ Qué me quieres?   
 IRENE:                         ¡ Pena extraña!   
              
Sale LICANORO, y quédase al paño
 LICANORO:     A la voz de Irene vuelvo.   
               Mas--¡ ay de mí!--¿ con quién habla?   
 DEMONIO:      De ti pretendo saber   2415
               a quién, enemiga, llamas   
               señor y dueño que puedas   
               llamárselo con más causa?   
 IRENE:        A quien lo es.   
 DEMONIO:                     Yo lo soy,   
               pues me diste la palabra    2420
               de que siempre serías mía.   
 LICANORO:     (¡ Cielos! ¿ Qué escucho? ¡ Ah, tirana!) Aparte   
 IRENE:        Verdad es que te ofrecí   
               que te daría vida y alma   
               si me dabas libertad;   2425
               mas de esa deuda me saca   
               la nueva ley que profeso.   
 LICANORO:     (Ella--¡ desdicha tirana!--          Aparte   
               confiesa que le rindió   
               alma y vida.)   
 DEMONIO:                     En vano hallas   2430
               respuesta, pues aun lo mismo   
               que te disculpa te agravia.   
               ¿ Qué nueva ley pudo hacerte   
               no ser mía?   
 LICANORO:               (Honor, ¿ qué aguardas?       Aparte   
               Mas--¡ ay de mí!--que en tal pena   2435
               valor al valor le falta.)   
 IRENE:        La ley de Bartolomé,   
               en cuya fe y confianza   
               estoy de aquel pacto libre.   
 DEMONIO:      ¡ Calla, no prosigas, calla,   2440
               que ésta es la hora que a él   
               le rompen y despedazan   
               los verdugos de Astiages   
               el corazón, las entrañas,   
               viva imagen de la muerte!   2445
               Pues el pellejo le rasgan,   
               hasta que el sangriento filo   
               le divida la garganta.   
               ¡ Mira para tu socorro   
               si tienes buena esperanza!   2450
 LICANORO:     (¡ Cielos!  ¿ Otro dolor?  Pues       Aparte   
               el de los celos ¿ no basta?)   
 DEMONIO:      ¿ No fuiste mía?   
 LICANORO:                    (¡ Qué pena!        Aparte   
               Mas ¿ qué mi paciencia aguarda?)   
               ¡ Injusto, tirano dueño   2455
               de mi vida, honor y fama,   
               muere a mis manos!   
 DEMONIO:                         ¡ Al cielo   
               pluguiera que fuera tanta   
               mi dicha que yo pudiera    
               morir!  Mas ya que no alcanzan   2460
               victoria de esta mujer   
               por ahora mis venganzas,   
               dejarla en el ciego, el loco   
               poder de un celoso basta.   
              
Vase
 LICANORO:     ¿ Adónde de mi furor,   2465
               hombre o demonio, te escapas?   
               ¿ Eres de mis celos sombra?   
 IRENE:        ¡ Esposo, señor!   
 LICANORO:                     ¡ Aparta!   
               Que tu amor y tu respeto,   
               u otra más oculta causa   2470
               que ignoro, en prisión del hielo   
               mis pies y mis manos ata,   
               para no darte la muerte.   
 IRENE:        Pues  ¿ en qué te ofendo?   
 LICANORO:                            ¡ Ah ingrata!   
               Si antiguo dueño tenías,   2475
               a quien la vida y el alma   
               ofreciste antes que a mí,   
               ¿ para qué, traidora, falsa,   
               ofendiste tanto amor,   
               burlaste fineza tanta?   2480
 IRENE:        Verdad es...   
 LICANORO:               ¿ Que aun no lo niegas?   
 IRENE:        ...que yo...   
 LICANORO:               ¿ Qué aun no lo recatas?   
 IRENE:        ...ofrecí al dios de Astarot   
               alma y vida.   
 LICANORO:                   Calla, calla;   
               que el dios de Astarot no tiene   2485
               poder ya en vida ni en alma   
               para venirte a pedir   
               celos de mí.  Tú me engañas.   
 IRENE:        Verdad, Licanoro, digo.   
               Y si el irse--¡ ay Dios!--no basta   2490
               de aquí invisible, daré   
               otro testigo que haga   
               más fe en mi crédito.   
 LICANORO:                           ¿ Quién?   
 IRENE:        Bartolomé, a cuya instancia   
               estoy de aquel pacto libre.   2495
 LICANORO:     ¿ No has escuchado, tirana,   
               que mi padre--¡ ah dura pena!--   
               le dio muerte?  En vano trazas   
               valerte de su noticia   
               tan aprisa.   
 IRENE:                   Mi fe es tanta   2500
               que aun muerto he de esperar   
               que tus dudas satisfaga.   
 LICANORO:     ¿ Cómo es posible, si ya   
               la cólera me desata   
               las manos, para que tome   2505
               de tus agravios venganza?   
               ¡ Muere pues!   
 IRENE:                     ¡ Bartolomé,   
               tu amparo y favor me valga!   
              
Saca LICANORO la espada y, al ir a herirla, cantan dentro y él se suspende
 MUSICA:           "A quien con fe le llama,   
               siempre socorre y nunca desampara."   
              
 LICANORO:     ¿ Qué voces mi acción suspenden?   2510
 IRENE:        Las que mi inocencia guardan.   
              
Salen el REY, LESBIA, LIRON, un CRIADO y otro criados
 REY:          ¿ Qué música es ésta, cielos,   
               que suspende y arrebata   
               los sentidos?   
 CRIADO:                      Todo el aire   
               se puebla de luces claras.   2515
 REY:          Licanoro, ¿ contra quién   
               desnuda traéis la espada?   
 LICANORO:     Contra mí mismo primero   
               que contra quien la sacaba,   
               oyendo estas voces.   
 REY:                             Luego   2520
               ¿ oísteis las músicas varias?   
 LICANORO:     Sí, señor.  Y no eso sólo   
               nos admira y nos espanta,   
               sino el ver que allí una nube   
               hojas de púrpura y nácar   2525
               despliega, y un trono en ella,   
               sobre cuya ardiente basa,   
               triunfante Bartolomé,   
               los coros el viento rasgan.   
               Roja púrpura se viste,   2530
               y un monstruo trae a sus plantas,   
               a quien con una cadena   
               aprisionado acompaña.   
               Aladas divinas voces   
               dicen en cláusulas blandas...   
              
 MUSICA:           "A quien con fe le llama,   2535
               siempre socorre y nunca desampara."   
              
En un trono se descubre BARTOLOME, que trae al DEMONIO a los pies
BARTOLOME: Feliz imperio de Armenia,
               no sólo vuelvo a tu patria   
               en alas de serafines,   
               para que sepas la rara   
               crueldad que conmigo usaron,   2540
               habiéndome hecho mudara,   
               como culebra, el pellejo,   
               con ira y cólera extraña,   
               sino también para que    
               vivas, en mi confianza,   2545
               seguro de que esta fiera,   
               que atada traigo a mis plantas,   
               no perturbará tu paz.   
               Este es...   
 DEMONIO:                Yo lo diré, calla;   
               porque quiero que me sirvan   2550
               de veneno mis palabras.   
               Yo soy el dios de Astarot,   
               yo el que tuvo vuestra patria   
               idólatra tantos años,   
               dándome adoración falsa.   2555
               De esta esclavitud el cielo   
               hoy por Bartolomé os saca,   
               alumbrándoos en la ley   
               evangélica de gracia.   
               Irene, que un tiempo fue   2560
               de mis engaños esclava,   
               ya está libre.  Mas ¿ qué mucho   
               que ella y todo el mundo salga   
               de mi esclavitud, si el cielo   
               con estas cadenas ata   2565
               mis fuerzas, dando poder   
               a su apóstol de cortarlas?   
BARTOLOME:     Con esta declaración
               pública que has hecho, baja   
               al abismo, mientras yo   
               a esferas subo más altas.   2570
 DEMONIO:      Abra, para recibirme,   
               el infierno sus gargantas.   
              
Húndese
BARTOLOME: Y a mí sus puertas el cielo,
               para recibir mi alma.   
              
Vuela
 REY:          ¿ Quién, a tan grandes prodigios,   
               no le rinde al cielo gracias?   2575
 LICANORO:     ¿ A quién quedarán recelos,   
               viendo verdades tan claras?   
 LESBIA:       ¿ Y quién, viendo que en su mano   
               Bartolomé santo enlaza   
               las cadenas del demonio,   2580
               contra él no le invoca y llama?   
               Dando fin a esta comedia,   
               perdonad sus muchas faltas.   

FIN DE LA COMEDIA